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Agresión y Defensa

Ciclo 2017.1

Teoría – La respuesta inmune adaptativa (1). Activación de los linfocitos B.


Las inmunoglobulinas
Semana 11

Profesor responsable: Jorge H. Velásquez Pomar

I. INTRODUCCIÓN

Los linfocitos B, conjuntamente con los linfocitos T, son los mediadores de la respuesta inmune
adaptativa y se caracterizan por la presencia de inmunoglobulinas de superficie, las cuales
constituyen sus receptores para el reconocimiento de antígenos.

Representan entre el 5 al 15% de los linfocitos circulantes, siendo la producción de anticuerpos, la


presentación de antígenos y la generación de células memoria sus principales funciones.

Los linfocitos B adquieren durante su desarrollo


receptores denominados BCR (B cell receptor), de los
cuales existen millones de variedades con capacidad
para reconocer de manera específica tanto antígenos
solubles como aquellos presentes en la superficie de los
microorganismos, conformando su “repertorio
linfocitario”. Los BCR están constituidos por
inmunoglobulinas de superficie IgM e IgD asociadas a
un heterodímero formado por las cadenas Igα (CD79a)
e Igβ (CD79b).

Puesto que las inmunoglobulinas desempeñan un papel


central tanto en el reconocimiento de los antígenos
como en las funciones efectoras de los linfocitos B,
iniciaremos nuestra exposición recordando algunos de
los aspectos más importantes de la estructura de estas
moléculas.
II. ESTRUCTURA DE LAS INMUNOGLOBULINAS

Las inmunoglobulinas o anticuerpos son moléculas de glicoproteínas construidas a partir de una


unidad básica de 4 cadenas polipeptídicas: 2 cadenas ligeras (cadenas L) y dos cadenas pesadas
(cadenas H), las cuales se ensamblan en una estructura similar a una letra Y en la que cada una de
las cadenas L están unidas a una cadena H, y estas últimas están unidas entre sí por enlaces
covalentes disulfuro.

Las inmunoglobulinas poseen regiones


aminoterminales que son muy variables en la
secuencia de aminoácidos que las conforman
(hasta en un 70%), por lo que reciben el nombre
de regiones variables o regiones V. Tanto las
cadenas L como las H poseen regiones V.

Dentro de las regiones variables de las cadenas


H, existen además 3 regiones denominadas
“determinantes de complementariedad” (CDR 1,
2 y 3) en las cuales se expresa aún un mayor
grado de variabilidad en la secuencia de
aminoácidos, razón por lo que también son
conocidas como regiones hipervariables. Las CDR
de ambas cadenas H se ubican muy próximas entre sí.

Dos regiones variables V, una perteneciente a la cadena pesada y una perteneciente a la cadena
ligera, constituyen el sitio de unión a los antígenos, los mismos que se ubican en los fragmentos
de unión al antígeno Fab (Fragment antigen binding) que se obtienen cuando se somete a las
inmunoglobulinas a la acción de la papaína. Cada molécula de inmunoglobulina posee dos
fragmentos Fab que permiten el reconocimiento y la unión entre la inmunoglobulina y el antígeno
correspondiente.

El resto de la estructura de las inmunoglobulinas es más estable en lo concerniente a su


composición en aminoácidos, por lo que se le denomina región constante o región C. Las regiones
C incluyen en su composición tanto porciones de las cadenas L como H. Las secuencias de
aminoácidos de las regiones C de las cadenas H permiten definir en el hombre 5 clases diferentes
de estas, denominadas con las letras griegas gamma (ϒ), mu (µ), delta (δ), alfa (α) y epsilón (ε), las
que a su vez determinan cinco isotipos de inmunoglobulina: IgG, IgM, IgD, IgA e IgE
respectivamente. Las cadenas ligeras L en cambio solo poseen 2 clases: kappa (κ) y lambda (λ), no
habiéndose identificado a la fecha diferencias funcionales entre ambas.
La base de la Y de las moléculas de inmunoglobulina, que se obtiene igualmente por acción de la
papaína, está formada únicamente por dos cadenas pesadas H y recibe el nombre de fragmento
Fc (por fragmento cristalizable). El Fc es la parte efectora de las inmunoglobulinas pues se une a
las moléculas y células del sistema inmune.

III. ONTOGENIA DE LOS LINFOCITOS B

Es el proceso de desarrollo y maduración que conduce desde los progenitores del linaje de B,
pasando por la generación de linfocitos portadores de inmunoglobulinas de membrana con
función de receptores, hasta las células efectoras plasmáticas secretoras de anticuerpos con
especificidad de receptores.

En el hombre, como en el resto de mamíferos, los linfocitos se forman en el hígado fetal durante
la etapa embrionaria de la vida, siendo posteriormente esta función asumida por la médula ósea.

Podemos dividir la ontogenia de los linfocitos B en dos fases principales:

 Una primera fase de diferenciación y maduración de los linfocitos B independiente del


antígeno, que se desarrolla en la médula ósea y culmina con la generación de linfocitos B
inmaduros que expresan inmunoglobulinas de superficie capaces de reconocer un
antígeno.
 Una segunda fase de activación y diferenciación final dependiente de los antígenos
(primero los propios y luego los extraños) que ocurre a nivel de los órganos linfoides
secundarios. Esto lleva a la formación de plasmocitos secretores de inmunoglobulinas y
de células B de memoria específica para un determinado antígeno.

Los cambios celulares que ocurren los linfocitos B durante las diferentes etapas de su desarrollo se
corresponden directamente a una secuencia de reordenamientos de genes (recombinación
somática) que tienen como objetivo primordial la producción de cadenas pesadas y ligeras
funcionales.
Fase independiente del antígeno

Los estadios del desarrollo de los linfocitos B en la médula ósea dependen estrictamente de las
células estromales (fibroblastos, adipocitos etc.), las cuales regulan su crecimiento, la maduración
y supervivencia mediante diversos factores solubles. Estos estadios de desarrollo son:

1. La célula progenitora linfocítica común, descendiente de las células madre


hematopoyéticas (Hematopoietic Stem Cells) da origen al linaje linfocítico que incluye a
los linfocitos B, T y células NK. A medida que avanza el proceso, en estas células se inician
los cambios moleculares que generarán las primeras células identificables como
pertenecientes al linaje del linfocito B: los prolinfocitos B.

2. En el Prolinfocito B (Pro-B) debido a la acción de las enzimas VDJ recombinasas,


codificadas por los genes activadores de recombinación RAG (recombination activating
gene), la recombinación somática permite en primer término la síntesis de cadenas
pesadas µ funcionales. Gracias a la acción de la interleuquina 7, secretadas por las células
estromales, los pro-B se multiplican y se diferencian en células precursoras de linfocitos B.

3. En la célula precursora de linfocitos B (Pre-B), un grupo de cadenas pesadas µ se expresa


en la superficie de las células asociadas a las proteínas λ5 y Vpre-B (cadena ligera
sustituta) conformando el pre-receptor de la célula B (Pre-BCR). La presencia en la
membrana celular de pre-BCRs señaliza a la célula para que detenga el reordenamiento de
los genes de cadena pesada y proceda a la recombinación somática de los genes de las
cadenas ligeras κ y λ.

4. En las células B inmaduras, la aparición de cadenas ligeras κ y λ unidas a cadenas pesadas


µ, lleva a la síntesis de IgM de superficie. De modo similar a lo ocurrido previamente en las
Pre-B, la aparición de receptores de inmunoglobulina M señaliza a la célula para que
detenga el reordenamiento de los genes de las cadenas ligeras.
Las células B inmaduras viven de 3 a 4 días, y durante este corto período de tiempo se
produce un proceso de selección negativa, en el que los linfocitos autorreactivos, esto es
aquellos que poseen inmunoglobulinas de membrana que reconocen antígenos del
propio organismo (autoantígenos), son eliminados mediante apoptosis con la finalidad de
evitar una respuesta inmune perjudicial que dañe nuestros propios tejidos.
Las células B inmaduras supervivientes a este proceso de selección negativa,
denominados autotolerantes, producirán a partir de ese momento no solo cadenas µ sino
tambiéns cadenas δ, lo que determinará la presencia simultánea de IgM e IgD en sus
membranas. Es entonces que los linfocitos B inmaduros abandonan la médula ósea y
comienzan a circular entre la sangre, los tejidos linfáticos y la linfa. Estos linfocitos B
circulantes son aún inmaduros, pues poseen en su superficie altos valores de IgM y bajos
de IgD, a diferencia de los linfocitos B maduros quienes presentan una relación inversa.
Los mecanismos de retroalimentación, en los cuales las cadenas producidas regulan la progresión
del reordenamiento genético, aseguran que cada linfocito B exprese únicamente una cadena
pesada y una ligera, y por tanto produzca inmunoglobulinas de una sola especificidad antigénica.

Fase dependiente del antígeno

De la médula ósea de un adulto joven sano promedio, salen diariamente hacia la circulación
general alrededor de 30 000 millones de linfocitos B inmaduros, los cuales se diferenciarán en
linfocitos B foliculares, implicados en la respuesta humoral a los antígenos proteínicos
dependiente de los linfocitos T, y en linfocitos de la zona marginal, relacionados con la respuesta
humoral a los antígenos no proteínicos independiente de los linfocitos T.

Maduración de los linfocitos B foliculares

La fase final en la maduración de los linfocitos B foliculares ocurre cuando estos ingresan en un
tejido linfático secundario (ganglio linfático, bazo o tejido linfoide asociado a las mucosas) en
donde competirán por ingresar a los folículos primarios a través de unas vénulas especializadas
llamadas de endotelio alto, atraídos por las quimioquinas CCL21 y CCL19 secretadas por las
células del estroma del tejido linfático y las células dendríticas allí presentes. En los folículos
linfáticos primarios, los linfocitos B inmaduros se encuentran inmersos en una red de células
estromales especializadas llamadas células dendríticas foliculares (FDC) a cuyo contacto maduran
y sobreviven gracias a la acción del factor activador de los linfocitos B (BAFF).

El linfocito B se desprende de las células dendríticas foliculares y sale del ganglio linfático para
continuar su circulación, pero convertido ya en un linfocito B maduro virgen. El tiempo de vida
media de estos linfocitos es de unos 50 días si no son capaces de encontrar finalmente el antígeno
correspondiente.

Cuando eventualmente el linfocito B maduro es confrontado a su antígeno proteínico específico,


lo internalizará y procesará, con el objeto de presentarlo al linfocito T CD4+ cooperador a través
del complejo principal de histoinmunocompatibilidad CPH de clase II, para lo cual migrará
enseguida a la zona de linfocitos T de los tejidos linfáticos secundarios.

La activación dependiente de T

En el caso de los antígenos proteínicos, el reconocimiento por parte de los receptores BCR no es
suficiente para la activación completa del linfocito B y se requiere la presencia de una segunda
señal. Esta segunda señal es transmitida por la interacción entre la molécula CD40L presente, tras
la presentación del antígeno, en la superficie del linfocito T CD4+ cooperador y de la molécula de
membrana CD40 del linfocito B.

La interacción CD40-CD40L estimula tanto al linfocito B en reposo como al linfocito T CD4+


cooperador (ahora Th1), el cual producirá las citoquinas Il-2 e Il-4. El estímulo combinado de
CD40L y citosinas permitirá la correcta activación del linfocito B, el cual proliferará y diferenciará,
sea en un plasmocito de vida corta productor de IgM, sea formando, bajo la influencia de los
linfocitos T foliculares (Tfh), centros germinativos. En estos centros germinativos, el linfocito B
atravesará aún por los procesos de hipermutación somática y de cambio de clase o isotipo antes
de convertirse en un plasmocito de vida larga con la capacidad de producir anticuerpos de
diferentes isotipos.

Tras todo este proceso de activación, proliferación, diferenciación y producción de anticuerpos de


diferentes isotipos, y cuando finalmente el antígeno va siendo eliminado (con el resultante
decrecimiento de la estimulación antigénica), los linfocitos B sufrirán apoptosis de la que solo
algunos de ellos se librarán mediante su transformación en linfocitos B de memoria.

Los linfocitos B memoria constituyen un grupo minoritario de células capaces de permanecer en


un estado quiescente no proliferativo de duración variable (meses a decenios). Generalmente no
expresan IgD y pueden tener localizaciones preferenciales como las mucosas (en el caso de que
produzcan IgA). Los linfocitos B memoria tienen la propiedad de responder muy rápidamente ante
la presencia de microorganismos patógenos, presentando el antígeno a los linfocitos T y
diferenciándose en plasmocitos (respuesta inmune secundaria).

Maduración de los linfocitos de la zona marginal

En el caso de los linfocitos B que reconocen antígenos no proteicos (como polisacáridos o lípidos),
a través de sus receptores BCR, las secuencias ITAM (Immunoreceptor Tyrosine Activating Motif)
actúan como moléculas de señalización, amplificando la señal y activando la producción de
promotores de la proliferación y diferenciación de los linfocitos B. Los linfocitos B así activados se
diferenciarán en linfocitos productores únicamente de inmunoglobulinas del isotipo M.

Estos linfocitos así activados, son esenciales, pues constituyen la primera línea de defensa contra
ciertas bacterias encapsuladas. Se trata de linfocitos de la zona marginal de la pulpa blanca del
bazo y de linfocitos B1, presentes principalmente en la cavidad peritoneal.

IV. ACCIÓN DE LOS ANTICUERPOS

Los anticuerpos llamados neutralizantes, son capaces de interactuar con los agentes infecciosos,
bloqueando su capacidad de reconocer sus receptores celulares e impidiendo el inicio de la
infección. Un mecanismo similar ocurre con las toxinas con el bloqueo de los sitios activos de las
mismas.

Los anticuerpos neutralizantes no requieren reclutar mecanismos adicionales con la finalidad de


protegernos, pero en muchos procesos infecciosos estos anticuerpos por si solos no son
suficientes para controlar la capacidad infecciosa/tóxica del microorganismo y se necesitará por
tanto reclutar otros mecanismos efectores como el sistema del complemento y la fagocitosis.

El cambio de isotipo de los anticuerpos que hemos descrito brevemente líneas arriba, diversifica
las funciones de los anticuerpos y los hace aptos para contribuir de diversas maneras a la
protección antimicrobiana en los distintos compartimentos de nuestro organismo. A continuación
describiremos algunas de las características funcionales más importantes de las cinco clases de
inmunoglobulinas presentes en el ser humano:

 Inmunoglobulina A:
- Producida por los plasmocitos presentes en la lamina propia, predominan en las
secreciones mucosas (saliva, calostro, leche materna, secreciones bronquiales,
intestinales y urogenitales).
- Se encuentran generalmente bajo su forma dimérica en las secreciones, y es esta forma
que asociada a la pieza secretora sintetizada por las células epiteliales, es transportada a
través de la barrera epitelial (transcistosis).
- En la circulación se encuentra en su forma monomérica.
- Actúa fundamentalmente como anticuerpo neutralizante inhibiendo la adhesión de los
patógenos y facilitando su eliminación mecánica.

 Inmunoglobulina M:
- Es el primer anticuerpo producido en la respuesta inmunitaria, el primero en aparecer en
la ontogenia del linfocito B y el único presente en todos los vertebrados.
- Puede ser producida como anticuerpo natural o como consecuencia de la exposición a
microorganismos y son predominantes en la respuesta inmune primaria.
- Como anticuerpo secretado posee una estructura pentamérica y se encuentra
generalmente confinado en el compartimiento intravascular (debido a su alto peso
molecular), el que solo abandona durante los procesos inflamatorios.
- Posee una notable capacidad para activar la vía clásica del complemento.

 Inmunoglobulina D:
- Se presenta en forma de monómero y constituye menos del 1% del total de
inmunoglobulinas circulantes.
- Se expresa conjuntamente con la IgM en la superficie de los linfocitos B maduros
cumpliendo funciones de receptor.

 Inmunoglobulina E:
- Presenta una estructura monomérica y es el isotipo de menor concentración plasmática.
- Su papel se centra en su capacidad para inducir la desgranulación de los mastocitos con
ocasión de un segundo encuentro con un antígeno.
- Desempeña un papel importante en la inmunidad antiparasitaria mediando potentes
mecanismos citotóxicos contra los helmintos.

 Inmunoglobulina G:
- Se distribuye y actúa tanto en el compartimiento vascular como el extravascular.
- Es la inmunoglobulina presente en mayor concentración plasmática y se encuentra
siempre en forma monomérica.
- Funciona tanto como anticuerpo neutralizante como activador de la respuesta
inflamatoria.
- Los anticuerpos de alta afinidad que se producen en las respuestas secundarias después
de que los linfocitos B han pasado por el centro germinal son muy eficaces para
neutralizar toxinas y microorganismos.
- Activa el complemento por la vía clásica e induce las respuestas celulares.
- Existen 4 subclases (IgG1 a IgG4) de las cuales todas excepto la Ig4 pueden activar la vía
clásica del complemento.
- Es la única inmunoglobulina capaz de atravesar la placenta, confiriendo inmunidad pasiva
al recién nacido.

ANEXO:

LA DIVERSIDAD DE ANTICUERPOS

La cantidad de anticuerpos diferentes que podemos producir es casi ilimitada, un individuo es


capaz de producir 109 variedades diferentes de inmunoglobulinas, cada una con una especificidad
distinta, en lo que constituye el denominado repertorio de anticuerpos. Esta variedad de
anticuerpos viene determinada genéticamente gracias al proceso de recombinación aleatoria de
un conjunto limitado de secuencias ADN que codifican para las regiones variables V de las
cadenas pesadas y ligeras, así como la adición aleatoria de secuencias de nucleótidos a estos
genes. De esta manera, los millones de variaciones resultantes de las regiones variables V
determinan la especificidad del anticuerpo.

Los genes que codifican para las cadenas L y H de las inmunoglobulinas se encuentran en los
linfocitos B y poseen una organización particular conocida como segmentos génicos, los cuales no
pueden en un primer momento ser transcritos en ARNm debido a la fragmentación que les es
característica.

Los segmentos génicos contienen versiones alternativas diferentes de las regiones variables de las
inmunoglobulinas, tanto de las cadenas L como H. La región variable V de las cadenas L es
codificada por los segmentos génicos V (variable) y J (joining) mientras que la de las cadenas H lo
es por los segmentos V, D (diversity) y J.

Durante el desarrollo de las células B, los segmentos génicos que codifican para las cadenas L y H
serán recombinados y unidos de manera a constituir genes funcionales que serán en esas
condiciones transcritos en ARNm y podrán entonces expresarse. Debido a que existen múltiples
segmentos génicos V, D y J, y que estos pueden recombinarse de maneras distintas en genes
funcionales, se generarán muchas regiones variables V diferentes. Este proceso es conocido como
recombinación somática y ocurre en ausencia de antígeno.

El conjunto de enzimas implicadas en la recombinación somática son conocidas como


recombinasas VDJ, estas enzimas actúan de manera asociada y son responsables de las escisiones
del ADN comprometido en el proceso de recombinación. Dos enzimas críticas al inicio del proceso
son codificadas por los llamados genes RAG 1 y 2 (recombination activating gene) que solo se
expresan en los linfocitos durante sus estadios de desarrollo pero no en los linfocitos maduros.

Una vez ocurrida la recombinación somática, las cadenas L y H son sintetizadas y ensambladas
como moléculas de inmunoglobulinas, las mismas que permanecerán unidas a las membranas de
los linfocitos B como receptores o secretadas como anticuerpos.

Gran parte de la diversidad del repertorio de anticuerpos de los linfocitos B se genera durante la
recombinación somática pero existe aún otro mecanismo: la hipermutación somática.

La hipermutación somática, a diferencia de la recombinación somática, solo ocurre después de


estimulación antigénica. Este mecanismo genera diversidad adicional generando mutaciones en
las regiones V de las cadenas L y H. En algunos casos, estas mutaciones darán lugar a la producción
de anticuerpos con una afinidad a los antígenos aún mayor que los originales, y los linfocitos B que
los producen serán seleccionados preferencialmente para continuar su maduración hasta células
plasmáticas en la llamada la maduración de la afinidad.

V. BIBLIOGRAFÍA CONSULTADA

1. Immunology for Medical Students. Third Edition. Matthew Helbert. Elsevier. Philadelphia.
2017.
2. Roitt’s Essential Immunology. Thirteenth Edition. Peter J. Delves. Wiley Blackwell. Oxford
2017.
3. Basic Immunology. Fifth Edition. Abul K. Abbas. Elsevier. St. Louis. 2016.
4. How the Immune System Works. 5th Edition. Lauren Sompayrac. Wiley Blackwell. Oxford.
2016.
5. Inmunología. Cuarta Edición. Peter Parham. Editorial El Manual Moderno. México. 2016.
6. La forcé du Système Immunitaire. Jacques Thèze. Odile Jacob Sciences. Paris. 2015.
7. Imunologia do Básico ao Aplicado. 3ª Ed. Wilma Carvalho Neves Forte. Editora Atheneu.
Saô Paulo. 2015.
8. Biología celular biomédica. Alfonso Calvo. Elsevier. España. 2015.
9. Que es el Sistema Inmune. Jorge Geffner. Gabriel Rabinovich. Editorial Paidós. Buenos
Aires. 2014.
10. Méthodes en Immunologie. Collège des enseignants d’immunologie. Elsevier Masson.
Paris. 2014.
11. Immunologie fondamentale et immunopathologie. Collège des Enseignants
d’Immunologie. Elsevier Masson. France. 2013.

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