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Dios».104La muerte y la resurrección de Jesús son _las culmmac10nes visibles de la vida anticipada en el shalom escatológico hecho presente en la existencia temporal.
Sessio ad Dexteram Patris
Para el drama del Señor crucificado y resucitado, la ascensión es un
movimiento indispensable de la economía de redención de Dios. «Así que, exaltado a la diestra de Dios, y habiendo recibido del Padre la promesa del Espíritu Santo, ha derramado esto que vosotros veis y oís» (Hch. 2:33-34). La ascensión de Jesús es la continuación del drama de la resurrección: Jesús resucitó y asumió la vida como el definitivo y exaltado Señor de la vida. Para la cristología, la ascensión del Mesías resucitado y crucificado es la culminación de los actos históricos salvíficos de Jesús y el envío del Espíritu Santo. Como emisor del Espíritu y Señor sentado, es el Hijo glorioso que es el vere hamo y el telos prometido para toda la humanidad (Mt. 25:31-45). Él asciende a la plenitud del Padre para dar vida, alegría y esperanza a la humanidad (Le. 24:52-53; Ef. 6:9; Col. 4:1). 105 El evento es histórico y trascendente, un movimiento del glorioso Jesús hacia la presencia real y silenciosa del Padre. Jesús es sedet ad dexteram Patris, participando en la soberanía dada por el Padre (Mt. 28: 18; cf. Sal. 110: 1). En este movimiento, él «pone el trono de su gloria en el campo mismo de las luchas de la historia para acompañar a los más amenazados de la humanidad». tº6 Dios Padre levanta y entroniza a Jesús. El triunfo logrado mediante la entrega del Hijo en la cruz y la resurrección de los muertos en el Espíritu reúne los aspectos cósmicos e históricos de 1~ salvación. Él ha entrado en el santuario celestial como el sacerdote real UN rEsrIMu.N1v V J....,~ -
. tá sentado en el trono dijo: He aquí, yo ha
de todos. «Y el que es . go uevastodas las cosas» (Ap. 21.5). ., . n J sús asciende para nuestra salvac1on. La ascensi, Por lo tanto, e on , . indicador temporal del fin de la obra y la vida terrenal no es e1u.meo · 1 ·, , una revelación de su gloria; a ascens1on es también una de Jesus Y ., . 'd d de la economía de la sa 1vac1on: «s1 no me voy el neces1a . , Consoladorno vendrá a vosotros; pero s1 me voy, os lo enviaré» (Jn. 16:?).101 Este acontecimiento completa un drama de acción divina (Me. 14:62).En la santa mirada a la efusión del Espíritu santificador, el Hijo del Hombre y el Padre descansan en su mutua gloria, en el diálogoreal y en el juicio escatológico. La acción aquí es monumental: el viviente que descendió para convertirse en esclavo de todos- sentado con los pecadores, los pobres y los despreciados-ahora asciendey se sienta con el Padre como el Señor exaltado de todos. Jesús asciende para estar presente, manteniendo su promesa de comuniónininterrumpida con su comunidad. 108 La presencia duradera de Cristo se comunica por y a través del Espíritu. La presencia del Espíritues un don de Cristo, el enviado para ser consejero y aplicarlos beneficios de la obra de salvación. En esta actividad comunicativa,el Espíritu se revela como una persona trinitaria en la misión salvífica.El Espíritu comunica la presencia duradera de Jesús. Esta es la presencia de Jesús en su historia mesiánica su vida como autobasileiaque los dis~ípul~sson comisionados a pr~clamar y participar. Por esta razón, la identidad del Espíritu se analiza en modo trinitario con 1ª c~nStmccióngenitiva: es a la vez el Espíritu de Cristo Y el Espíritude Dios Padre· El kairas· , · grac1· para el florecimiento pneumattco oso de su pueblo' 1ª ecc1es1a, , ha llegado ahora, inaugurando un período de esperanza santa de por vida para el retomo del Señor. ' ·tu El Señor es el Espíritu: Jesús, la norma dramática del Espiri·