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El empleo jugado al ajedrez.

Narciso Benbenaste.

Narciso Benbenaste es Director de la Maestría "Educación Psicoinformática". Profesor


regular de la UNLZ y UBA

En mayo del año en curso finalizó una tanda de seis partidas de ajedrez. En la cual Deep
Blue derrotó al campeón mundial: 3,1/2 a 2,1/2.

Es cierto que en ese match Garry Kasparov no jugó a su altura -lo muestra el abandono en
la 2a. partida que pudo ser tablas y su innovación en la séptima jugada de la 6a. partida le
provocó una catastrófica derrota. Aunque en el próximo enfrentamiento el campeón mundial
pueda revertir el resultado, a largo plazo la computadora le ganara a cualquiera. Esto porque
se trata de un luego formal: significa que por complejo que sea. Lo que allí puede ocurrir es
formalizadle y potencialmente manejable por la computadora.

Enfrentar a la computadora es jugar contra el cálculo que tiende a lo perfecto (noción


congruente sólo con el mundo formal), esto es, al barrido exhaustivo, a lo inexorable.

Los términos del ajedrez (reglas y movimientos de las piezas) son independientes respecto
a la materialidad con que estas se hallan revestidas y a sus eventuales contactos con los
contextos circunstanciales.

Por ahora Deep Blue no llegó a ese nivel de perfección, pero aumentó su performance
respecto al match anterior. A medida que se formalice, el ajedrez dejara de ser un juego -
como ya ocurre con las ‘damas y el ‘ta, te, ti’. Con la creciente formalización del ajedrez, va
quedando menos lugar para el valor de las decisiones heurísticas, para estrategias y
novedades. Aspectos estos que hacen a lo peculiar del proceso de pensamiento del humano
jugador.

La computadora

Siendo el ajedrez un sistema formal, la potencia del cálculo de la computadora terminara


‘barriendo’ exhaustivamente, en escaso tiempo, las diferentes opciones dables ante cada
posición.
Este progreso del barrido hacia lo total, depende -por ser el ajedrez un sistema formal- más
que de optimizar el algoritmo empleado, de un avance en la capacidad de almacenamiento
y velocidad de la máquina.

A manera de ilustración. Vale apuntar que la velocidad de procesamiento de los


microprocesadores aproximadamente se duplica cada dos años. Es cierto que esta
tendencia no podrá seguir en base a la técnica actual empleada para grabar los
microcircuitos, cuyo ancho es ya bastante menor a una centésima parte del grosor del
cabello humano). Sin embargo, decididamente desde 1993, se está trabajando con la
posibilidad de que cada bit (representable por 0 ó 1) sea manejable por el cambio de estado
de un átomo.
Cada cambio de estado —el más o menos excitado- representaría un bit. Este camino
significa contar con una tecnología fotónica y los aportes de la mecánica cuántica, hoy se
habla de la «cuántica computacional».
La automatización del trabajo

Así, el jugador profesional de ajedrez también, al igual que en otros oficios, está advertido
que su trabajo es automatizable; aún el campeón mundial es un virtual desempleado.
Kasparov ya sabe que con la máquina no se juega. Claro que hasta su retiro él cobrará
algunas sumas para ir certificando la defunción del ajedrez como juego. Por un corto lapso,
entre la caducidad del jugador humano y la perfección maquinal, el juego podría realizarse
entre las máquinas de las grandes firmas comerciales (en cuyo caso Kasparov podría tener
un nuevo empleo como asesor, pero también quien sabe si alcanza a jubilarse con ese
oficio).

Con la tecnología computacional, todas las actividades que son formalizables, virtualmente
pueden ser realizadas por la máquina.
La computarización está haciendo que tanto los juegos formales como las distintas
actividades laborales puedan automatizarse. Con el creciente papel de los procesos
computarizados, mismo las nuevas tareas y entornos productivos se van concibiendo
congruentes a lo ya computarizado o susceptible de digitalizar.

La producción se separa del trabajo y el trabajo del empleo

La automatización de los procesos laborales es el componente principal de una de las


tendencias contemporáneas: producir cada vez más con menos gente. El incremento de la
‘productividad’ es entonces solidario del menor trabajo presente.

Sin embargo, la tecnologización no se traduce en mantener el mismo salario con menos


horas laborales, sino en reducción de empleados.
Pero ese tipo de desempleo no se debe sólo al factor tecnológico, sino a que el aumento de
productividad es resignificado desde la lógica de la ganancia -que es la razón de ser de toda
empresa mercantil- y de la más acerba competitividad, que por el mismo crecimiento de
productividad se va verificando en el mercado mundial.

Estos cambios en el proceso productivo-laboral, han determinado modificaciones en los


Estados (la creencia ingenua es que los grandes cambios se deben a la acción consciente
de los políticos). Uno de esos aspectos es en lo que se ha dado en llamar «flexibilización de
la legislación laboral». Esa flexibilización consiste en que los contratos colectivos por rama
de producción propios de la época Taylorista-Fordista son sustituidos por acuerdos en cada
empresa y en función de sus respectivas productividades. Ello ha ido acompañado de una
disminución en los costos patronales relativos a la indemnización de los empleados que se
hacen prescindibles.

La inseguridad del empleo es, la repercusión en los trabajadores de una similar situación de
las empresas en el concierto del mercado (es redundante ya hablar de mercado mundial).

La tecnologización creciente, "resignificada por la lógica mercantil, hace que la


«flexibilización de la legislación laboral» sea la antesala de una disolución del concepto de
‘empleado’2. Se marcha hacia la ‘empresa virtual'. Donde la relación con los operarios serán
eventuales contratos "por objetivos”. La renovación de esos contratos irá dependiendo de la
ubicación que la empresa consiga en el mercado y a su vez de cómo esos operarios se
mantengan vigentes en la ‘oferta laboral1.
La terciarización de la economía

En consonancia a la disminución del sector secundario, se da la ampliación del sector


terciario de la economía. Pero en este pasaje hay socialmente consideradas al menos cuatro
cuestiones a observar.

En primer lugar el tránsito no es instantáneo, hay un lapso entre la pérdida de empleo en las
actividades industriales respecto a la nueva ubicación en el plano de los servicios. Ese
interregno resulta cruel para muchos.

Una segunda cuestión es que no todos pueden recapacitarse, sea por la dificultad de
acceder a la capacitación o porque la edad los hace poco aptos para la clase de opciones
que genera el mercado.

Un tercer punto es que la recapacitación no es tampoco definitiva, dado una creciente


automatización de las tareas también en el sector terciario. Así la incertidumbre es parte de
la nueva situación psicosocial en la vida laboral.

Un cuarto término del problema es el aumento de las expectativas de vida y la disminución


proporcional de los aportes de la población laboral activa. Esto incrementa el espectro etario
en busca de empleo además de la inclusión cada vez más plena de la mujer y de la
necesidad de que en la familia trabaje más de uno para ahorrar en razón de la contingencia
de los empleos o de la necesidad de mayor consumo para mantenerse en el estrato social.

La peculiaridad argentina del desempleo

Podemos señalar al menos dos factores importantes que, en Argentina, agudizan el


desempleo ocasionado por la tendencia mundial a la tecnologización del trabajo
resignificado por la lógica de la propiedad privada mercantil.

Uno es el parasitismo que existía en el Estado. Mentalidad que en parte se debió a que el
ingreso al Estado fue utilizado para satisfacer el clientelismo de los partidos políticos o la
subalternidad ociosa de los gobiernos militares.

Se incentivo una mentalidad ‘regresiva’ para recibir, por lo tanto sujetos poco dispuestos al
trabajo, menos aún a desarrollarse.

Por eso las privatizaciones aunque bruscas y despiadadas fueron legitimadas por la
sociedad civil, pues dejó en la superficie la malignidad con que fue usado el Estado.

En realidad el Estado se hallaba privatizado por una forma de propiedad privada prevendaria
históricamente más atrasada que la propiedad privada mercantil que las desplazó.

Un segundo factor es el tipo de cambio adoptado en 1991. La fijeza del uno por uno, permitió
la importación de bienes de capital que, a mediano plazo, modernizó las empresas para que
desde el '95 se comenzara a notar un aumento significativo de las exportaciones.

Pero también ese tipo de cambio permitió la entrada de bienes de consumo masivo, que
fue un factor para el cierre de numerosas empresas y la consiguiente cesantía de personal
(ello se agravó en el '95 por el fenómeno «Tequila»),

Tendencias mundiales y modelo

Un punto para entender la dimensión del problema del desempleo así como las posibilidades
y formas de solución es distinguir lo que corresponde a tendencias mundiales respecto a lo
que es un modelo nacional.

Tendencias mundiales son la automatización creciente del trabajo y su resignificación


mercantil.
A lo que se le llama modelo es en rigor, la manera en que un cierto Estado-Nación se inscribe
en esa tendencia mundial, esto es el aumento de productividad refractado por la
característica estructural del capitalismo (resignificación de todos los fenómenos
psicosociales desde la mediación mercantil).

En el caso argentino, un rasgo decisivo del modelo es el tipo de cambio y su fijeza, instalada
desde 1991.

Hecha esta distinción -a menudo ignorada- se hace ocioso decir que, si se modificara el
modelo, subsistirían las implicancias básicas de la tendencia mundial a producir cada vez
más con menos gente resignificada en el capitalismo, es decir por un tipo de sociedad que
tiende a ser no otra cosa que mercado3

En rigor las mismas privatizaciones del Estado es sustantivamente un imperativo de la mayor


densidad alcanzada por el mercado mundial.
Es la naturaleza del mercado el que fuerza a que todo se devenga vendible y que las
mercancías se renueven con creciente frecuencia.

Las privatizaciones se hubieran efectuado aun cuando no se hubieran dado el parasitismo


y corrupción que se evidenciaban en el Estado. De hecho había empresas, caso Aerolíneas
Argentinas, que marchaban eficazmente.

También cabe distinguir entre Modelo y las formas que entorpecen su validez en Argentina.
De esa índole son la corrupción de tipo prebendaria, tales como las organizaciones mafiosas
que buscan establecer formas casi monopólicas en ciertos rubros, las importaciones
ilegales, la evasión impositiva o incluso las altas tasas de interés que se dan en el sistema
financiero del país.
Esto quiere decir que es perfectible el modelo. Pero por pulido que se halle, no anula los
efectos de la dinámica estructural del mercado, esto es de una dinámica advenida histórico-
inconscientemente. Estructural significa que nadie inventó los rasgos básicos y la lógica, en
este caso del mercado convertido en sociedad, lo que no obsta para que grupos poderosos
lo usufructúen.

Incluso los períodos económicos de las respectivas regiones dependen, cada vez más de
modo sustantivo, del grado de inversiones del capital financiero internacional.
Por ejemplo el informe de CEPAL 1996-1997, muestra un aumento de los PBI de varios
países del área, y también un aumento de la deuda externa así como del desempleo 4.

Medidas que solo pueden ser pasajeras

El fomentar actividades empleando mano de obra cuando históricamente esas tareas


pueden tecnologizarse, puede ser una medida solamente muy eventual. En verdad habría
que evitarla.
Pues porque -productivamente hablando- es un seguro social encubierto con más gastos;
hoy ya no funciona en el sentido Keynesiano. Por su electo psicosocial, legitima una
polarización social entre, quienes acceden a los desarrollos y aplicaciones del conocimiento
y quienes sólo tienen como meta subsistir ejerciendo como esclavos modernos.
Otra idea difundida y con mayor consenso entre los políticos, es el apoyo a las PYMES
mediante deferencias impositivas o créditos a menores tasas que el promedio mundial (lo
que no es igual respecto a las excesivas tasas imperantes en Argentina), es una medida
progresista.

Si esas medidas se efectivizaran más allá de un acotado momento social, a la larga se


produciría el mismo proceso que la tendencia general del mercado. Esto es, para competir
las PYMES se tecnologizarían acarreando un decreciente empleo de mano de obra. Ellas
también devendrían empresas de capital intensivo.

Entonces las pequeñas empresas se unificarían o bien se ¡rían eliminando, tal como ahora
les sucede en la realidad intensamente competitiva del mercado mundializado. En todo caso
habría espacio para el desarrollo de aquellas que logren ofrecer novedades, sea en
procesos, productos o servicios.

Desarrollo conceptual v racionalidad computacional

En la era precomputacional, las ciencias formales se conectaban con el mundo empírico a


través de las ciencias tácticas y sus aplicaciones. Ahora lo hacen también en forma directa
como tecno-lógica, la computadora es lógica a velocidad. La tecnologización de la lógica
marca la entrada en la era de lo formal, es decir de las ciencias formales como
mediatizadoras directas con el mundo empírico y entre los individuos.

Es peculiar a la especie la capacidad simbolizante, parte sustantiva de la misma es el


desarrollo del conocimiento científico. El desarrollo científico utiliza cada vez más
herramientas formalizantes o sistemas formalizados, pero los excede. En efecto, la ciencia
no solamente comprueba o refuta hipótesis sino que busca formular nuevas, busca ampliar
lo conceptualizado.

En ese cometido el ser humano pone en juego aspectos psíquicos no formalizados.


El trabajo científico, usa cada vez más lo formalizado y las herramientas formales, pero
siempre como parte de una dinámica conceptual que incluye otros aspectos sin los cuales
no habría avance, es decir «contexto de descubrimiento».

El ser humano es un sistema abierto no formalizado ni formalizable. Su complejidad


biológica hace que el papel de los instintos sea mucho menor que en relación a otras
especies. Los seres humanos solamente pueden madurar y existir en la intersubjetividad.
Únicamente sostenidos por la vida intersubjetiva, manifiesta y poco a poco también
interiorizada, se relacionan con el mundo empírico. Entonces el ser humano es un sistema
abierto porque su individualidad es intersubjetiva y siendo intersubjetivo se relaciona con la
infinitud potencial del universo a través de lo sensorial y del nivel de conocimiento alcanzado
(a su vez, como lo demostró Piaget5, éste último modela a la propia actividad perceptiva).

Hay que avisar sobre el peligro que implica identificar lo formalizado con el ideal de la
ciencia. Importantes propulsores de la «IA» (inteligencia Artificial) así como del Empirismo
Lógico, sustentan ese aserto.

Esa postura epistemológica conlleva, por lo pronto, una desvalorización de la especie


humana. Si el psiquismo es formalizable, puede sustituirse, computarizarse por completo (a
la manera que lo van siendo los distintos tipos de trabajo).

No se trata que deba aceptarse que nuestra especie arribó al punto omega de la evolución.
Tampoco desechar que su mejoría pueda hacerse, esto es lograble por vía no natural.
Según cómo se entienda la relación hombre-máquina se legitimará la marginación de una
parte y la devaluación general de la especie. A su vez esa relación depende de lo que se
entienda por ciencia y en especial sobre la peculiaridad y posibilidades del psiquismo.

Soluciones históricamente válidas: las dos medidas principales

El desempleo ya no es un problema encarable puntualmente, como algo en sí, salvo para


paliar la emergencia. El desempleo es inteligible como problema si se lo ubica como efecto
del progreso histórico de la capacidad productiva y de cómo esta se encuentra marcada por
las características estructurales de la sociedad contemporánea. Sociedad esta de mercado,
vale decir de la lógica de la ganancia e intensificación creciente de la competencia, pero no
por si misma sino bien para seguir existiendo, bien para buscar monopolizar la oferta en tal
o cuales rubros.

La automatización de las actividades laborales es un aspecto del ingreso a la era de lo


formal, otros de los cuales es la «IA».

Era que está dando lugar a importantes transformaciones y posibilidades, sus


consecuencias psicosociales se deben, en buena medida, a la manera con que estos
desarrollos están siendo significados por el mercado mundial.

Consecuencia de esta era de lo formal y de la mundialización del mercado que la resignifica,


es que las medidas para intentar soluciones a los problemas como el desempleo, sólo de
modo parcial pueden manejarse en cada país por separado. Por tanto, a la vez que intentar
lo posible dentro de cada país, es menester un trabajo para promover decisiones de alcance
mundial.

En rigor hay dos medidas principales -bien que acompañadas de otras suplementarias- que
pueden dar lugar a una gradual modificación en los rasgos de la estructura social que causa
esta marginación social llamada desempleo.

1) Una es la garantía de una asistencia básica a todos los que no obtienen ingresos en el
mercado.

Pero esa erogación debe ser solidaria de la exigencia para que quienes la reciben se
incorporen al proceso educacional.

Esta medida necesita al menos dos suplementarias. Una a nivel nacional y otra de alcance
internacional. La primera atañe a la mejora de la recaudación impositiva para garantizar un
constante crecimiento en la inversión educativa. Hay que entender que una transformación
educativa adecuada hará que sea claro el carácter de inversión y no de gasto, como lo es
cuando existe un tipo de formación incierta en sus efectos. Incertidumbre que no intenta
corregirse en profundidad en la medida que en la etapa actual del mercado sólo necesita
capacitaciones instrumentales.
La segunda, de carácter mundial, hace a la racionalidad del crecimiento demográfico.
2) La segunda medida es una transformación de los sistemas educativos.

Esa transformación educativa necesita ser cualitativamente diferente al modelo Taylorista-


Fordista' que hoy, con variantes modernizadas, impera en buena parte del mundo.

2.1. Algunos de los rasgos decisorios de esa transformación:

2.1.1. El tipo de transformación


a) una formación fuertemente científico-tecnológica,
b) una claridad sobre el concepto de ciencia y subsidiariamente sobre una didáctica de la
ciencia.
Estos criterios deben servir también para que equipos interdisciplinarios generen productos
didácticos.

c) Investigación y producción permanente en el seno del sistema educativo, para entender


y de cómo hacer didáctico los desarrollos de la ciencia.

d) Generar en el educando una actitud científica y una disposición empresarial.

Esos dos tipos de actitudes son opuestos a la ¡dea de educar para la ‘realidad’, que implica
una actitud anticientífica e históricamente atrasada respecto al mundo laboral que se está
perfilando.

Actitud anticientífica porque favorece en el educando una indiferenciación entre la instancia


gnoseológica y la instancia ontológica. Se hace creer que hoy existe una realidad absoluta
a la que se accede; sea esta por el aprendizaje de ciertas nociones por complejas que éstas
sean o aprendiendo aspectos instrumentales y roles para adaptarse a la realidad cotidiana.

Hay que decir que esa adaptación a la realidad cotidiana tiende a concebírsela de modo
moderno. Esto es a sabiendas que es cambiante. Sin embargo tal ‘modernización’ no cambia
el carácter de una formación fundamentalmente adaptativa en lugar de capacidad para
pensar y producir la realidad.

En las nuevas carreras y modernización educativa bajo el significante ‘educación1 hay un


desplazamiento hacia significarlo como ‘capacitación’, esto es saberes instrumentales, que
aunque a veces con cierta sofisticación, resultan una formación no conceptual. Por tanto
generan “sujetos unilaterales”, que pueden ‘calzar’ en una tarea o “desplazarse” a otras,
pero siempre sólo instrumentales y parciales, esto sin manejo conceptual de las leyes
científicas en que se basa la producción de la tecnología, ni menos conociendo las
implicancias sociales de lo que ‘saben hacer’.
Hay que decir, que aun en el campo estrictamente del mercado, en este caso de una
segmentación nombrada como ‘mercado laboral’, esa adaptación en función de los posibles
cambios de tareas que cada trabajador tendrá en la vida (la flexibilización de las
legislaciones laborales en el mundo es’ la contraparte legalizada de estos cambios), es casi
restringida al sector servicios. En efecto no contempla una formación para los más altos
niveles de producción científica (y tecnológica implicada) que compondrá el estrato social
decisorio sobre la orientación futura de la humanidad.

Esta modernización de la educación, es una modernización superficial, que sirve para


reubicar a buena parte de la nueva generación pero a la vez polarizando la sociedad entre
quienes van a producir lo más avanzado y la inmensa mayoría que servirá para instrumentar
las aplicaciones y brindar servicios.

Es una transformación educativa con vistas a generar una formación para producir no
solamente servicios, es decisivo generar una ‘actitud científica'. Una actitud para entender
que hay diferentes niveles de realidad según los tipos de interacción sujeto-objeto. Que en
el caso de la realidad cotidiana se trata de una interacción promovida por juicios de bajo
nivel de abstracción, habitualmente sólo sostenidos por las impresiones sensoriales en
“bruto”, pero que pueden construir otros niveles de interacción en base al empleo de un nivel
de abstracción creciente.
La ciencia entendida como el proceso de construcción de representaciones sobre la relación
sujeto-objeto, y en función de ello, el favorecimiento en el educando de una actitud científica,
es condición para una jerarquización social de la vida intersubjetiva. ¿Por qué?

Si el sentido ya no radica en representaciones idealizadas en las cuales basta creer, caso


de la vida en las sociedades mágicas, religiosas o fuertemente ideologizadas, entonces el
sentido yace en la calidad de las relaciones intersubjetivas. Según las condiciones sociales
para que la vida intersubjetiva sea un lugar de conocimiento y decisión o por el contrario de
un mero transcurrir, así será el grado de vacío o sentido de los miembros de esa sociedad.

Las construcciones de la ciencia son siempre sostén para nuevas posibilidades


cognoscentes. A su vez si no se generan condiciones sociales -esto es políticas dado que
no está en la dinámica espontánea del mercado-, la gran mayoría de la gente seguirá al
margen de la ciencia, aún siendo usuario o aplicador de las aplicaciones de la ciencia. En
ese caso se agudizará la polarización social a la par que la agudización del sinsentido de la
vida.

Por lo tanto la transformación educativa es la posibilidad de lograr la producción de sentido,


esto es, que la gente posea una formación tal que las relaciones intersubjetivas sean
percibidas como un lugar socialmente válido. Siendo la percepción del otro como alguien
con el que puede dialogarse desde las posibilidades de entender y decidir sobre los factores
principales que inciden sobre sus vidas, es entonces cuando lo intersubjetivo surge como
lugar de producción de sentido.

La transformación educativa implica propender a que la población se halle en una


formación continua y cercana a las actividades productivas. Al decir actividades productivas
ahora se alude, no a formas de productos y servicios destinados al placer inmediatista, sino
a procesos y productos inductores de la mejoría de la capacidad simbolizante de la gente.

Así la transformación educativa no es una mera cuestión de capacitar para adaptar a las
demandas de cada etapa del mercado.

Parte de la formación es además de la actitud científica, la actitud empresarial. Esta debe


ser entendida como la formación para emprender, sean desarrollos de conocimiento como
de aplicaciones.

Significa que si se entiende que la noción de ‘empleado’ empieza a ser históricamente


obsoleta y que se dibuja una clara disociación entre ‘producción’ y “trabajo” entonces hay
que estar en condiciones de concebir nuevos desarrollos o procesos que implementen alto
nivel de conocimiento y tecnología. Pero también una capacidad de pensar las implicancias
sociales de los desarrollos encarados, esto es, un empresario responsable.

2.1.2 La estrategia de la transformación educativa

La formación docente para una transformación de envergadura, debe dividirse entre los
objetivos de corto y de mediano plazo. En este último se halla la clave. Se forma gente que
puede ser capaz de proseguir y asimilar los desarrollos del conocimiento sin esperar a
‘cursos’.
Simultáneamente son los que servirán de agentes multiplicadores para que, basado en la
preparación mínima dada en el corto plazo, puedan ir formando a los docentes como sujetos
del conocimiento.

Una tarea para efectivizar los objetivos de mediano plazo es constituir centros
interdisciplinarios de investigación y desarrollo. Centros para realizar productos didácticos
sobre ciencia implementando la tecnología, que puedan inyectarse en el sistema educativo
(tanto para docentes como para alumnos). Para esta actividad pueden servir de base las
universidades, pero desde una discusión sobre lo que significa generar productos didácticos
para la ciencia (pues la misma universidad necesita evolucionar).

Esos productos pueden intercambiarse, especialmente a través de las redes


computacionales a distancia, así se tornan fácilmente disponibles para las entidades
educativas más alejadas. Este procedimiento; al menos en parte, supera la contradicción
artesanal entre calidad y cantidad.

Esta producción sobre didáctica de la ciencia, es acordable para que se lleven a cabo en
distintos lugares de un país y en diferentes países. De este modo en muy pocos años es
dable un cúmulo de productos didácticos intercambiables -por ejemplo por INTERNET-
potenciando las transformaciones educativas en cada uno de los países y regiones.
En función de este tipo de transformación, una erogación presupuestaria creciente (a nivel
nacional esto depende de una mejoría de la recaudación impositiva, a nivel internacional de
cómo se destina presupuesto, una de cuyas fuentes debe ser lo cobrado por el sistema
financiero en concepto de “deudas externas” de los países con menor desarrollo).

La expectativa de vida creciente es otro factor para considerar lo indispensable de la calidad


y sentido de la transformación educativa.

2.2. Efectos sociales de la transformación educativa

2.2.1. Efectos en el mercado

Si se concretara una transformación educativa en los términos sinópticamente apuntados,


ello induciría una gradual modificación del mercado en un modo que implicaría la
disminución relativa de su hoy determinante papel sobre la vida social.

La mejor formación de la gente induciría a intercambios cada vez más conceptuales,


induciendo así a una modificación en el tipo de demanda hacia bienes relacionados al
conocimiento.

Con bienes del conocimiento se alude tanto a los resultados y procesos de la ciencia y
tecnología, que la mayor masa crítica y el cambio en la calidad educativa podría promover,
como a la generación de productos didácticos para formar a los educandos en una actitud
científica y el uso conceptual de la tecnología.

Un efecto que también se derivaría de este desplazamiento del tipo de demanda y bienes
sería la tendencia a que el capital se canalice en grandes obras y emprendimientos. Ello
llevaría a que el tiempo para la tasa de retorno se alargaría, pero también que ya no serian
los individuos los sujetos de la compra. Se debería entonces contar con acuerdos de los
gobernantes de los Estados o conjuntos de Estados asociados (caso de Mercosur en la
actualidad). Esto último, que es seguro para el futuro próximo, implicará un camino hacia
una sociedad tecnocrática salvo que, en efecto, se haya producido la transformación
educativa y la incorporación de toda la población a ese proceso.

2.2.2. Un sujeto democrático

No basta el sufragio en una sociedad para considerar que sus miembros son sujetos
democráticos. Si las personas conocen cada vez menos en relación a la sofisticación del
desarrollo, ¿qué están votando? Cuando no hay conocimiento suficiente hay un sujeto
potencial de la demagogia o bien gradualmente escéptico.

El sufragio es condición necesaria, más no suficiente para la existencia de la democracia.


Se hace condición suficiente en tanto a través de ese mecanismo se efectivase -por ende
promueva cada vez más- a un tipo de sujeto “que pueda conocer los principales factores del
desarrollo y sus implicancias en la vida social”. Entonces ese sujeto elige o decide, pero en
base a conocimiento sobre el desarrollo y sus implicancias en las relaciones sociales.

Desde el punto de vista del conocimiento el sujeto del mercado constituye un avance
histórico respecto a sociedades que solamente inducían la función psíquica de la creencia.
En sociedades trascendentalistas, como la edad media en occidente, la mayoría no
evolucionaba racionalmente.

Existía una representación idealizada que inducía la función psíquica de la creencia y


cualquier inquietud racional se resolvía por la interpretación de lo ya escrito (escolástica).

En sociedades inmanentistas como el capitalismo (o lo mismo es decir sociedad de


mercado), el desarrollo racional es favorecido, pero muy condicionado por lo que es
vendible.
El sujeto ideal del mercado es un sujeto del placer inmediatista, que necesita cada vez
con mayor frecuencia renovar la compra. El sujeto del conocimiento es un sujeto del placer
mediato, esto es, capaz de distribuir el placer en las representaciones, tanto más si aspira a
altos niveles de abstracción.

El desarrollo de un sujeto del conocimiento con mayor plenitud que lo inducido por el
mercado, es un factor indispensable para la evolución de la democracia. Pero esa clase de
sujeto implica una tendencia a disminuir la frecuencia de las compras de bienes de placer
inmediatistas (consumismo). Cuanto más dependiente es el sujeto de la renovación
compulsiva del consumo de bienes de placer inmediatista, menos propenso al conocimiento
como estilo de vida, luego menor capacidad democrática.

El sujeto democrático, del modo aquí inteligido, si bien generaría un decremento, respecto
a la tendencia que se observa, en la producción de bienes de placer inmediatista, en cambio,
fruto de una vigorización en el conocimiento, induciría los grandes emprendimientos
científicos, tecnológicos y de transformación de la calidad de vida. Una de cuyas
realizaciones debería expresarse en la convergencia de recursos y gente para producir las
condiciones de una mayor longevidad del ser humano.

Dado que estos grandes emprendimientos tienen un tiempo distinto al de la producción de


bienes de placer inmediatistas, modificaría los tiempos de rotación del capital y en general
el ritmo entre la producción y el consumo en el mercado.

Se asistiría entonces a una disminución de las mediaciones mercantiles en la vida cotidiana,


pues si bien puede pensarse que esos desarrollos se financiarían, es decir, seguiría el papel
del dinero, sus concepciones y efectos irían llevando a una actividad social cada vez menos
regulada sólo por el mercado (que es lo mismo que decir economía o dinero) y en cambio
cada vez más por el conocimiento (o como dijimos, sin la transformación educativa
adecuada, a una tecnocracia).

Cabe ya una precisión. Ciencia debe entenderse no a la manera Positivista, esto es, sólo
contexto de validación. En el desarrollo de la ciencia se incluye el sujeto. Esta afirmación
supone al menos lo siguiente. Por una parte la preparación social para las condiciones del
contexto de descubrimiento, lo que significa un proceso educativo compenetrado con el
desarrollo de la ciencia. Por otra parte la inclusión en los modelos de desarrollos de las
implicancias sociales (algo que de manera post correctiva y acotada, se plantea con los
estudios de impacto ambientalista).

2.2.1. Un estilo de vida democrático

Las condiciones para un sujeto democrático implican que la noción de democracia no puede
solamente entenderse como lugar de negociación de intereses privados (lo que se nombra
como pluralismo y consenso democrático). Se trata de ir históricamente hacia un concepto
donde las distintas posiciones no lo son solamente respecto a la defensa de sus correlativos
intereses privados, sino distintas maneras de pensar la evolución de la intersubjetividad (lo
que habitualmente con poca precisión se llama el interés general).

Así promover este tipo de cambio social no es una solución ‘económica', pero tampoco
resultante de imperativos ideologistas ni de cambios bruscos. Es hacer política en sentido
fuerte, esto es, medidas cuyo norte es una sociedad civilizada, que bien mirado, es lo mismo
que decir democrática, o sea sociedad donde el desarrollo de conocimiento vaya
adquiriendo más importancia mediacional que el dinero.
Hay que señalar que este cambio puede iniciarse en algunos países pero requiere un
alcance crecientemente mundial. Es, como dijimos, una decisión política en sentido fuerte,
es decir, medidas que pueden ir más allá de lo marcado por la lógica espontánea del
mercado.

Ese crecimiento proporcional del tipo de bienes relacionados al conocimiento, en lugar de


un sujeto del placer inmediatista - ideal del mercado- iría promoviendo un sujeto del placer
mediato.
Sujeto capaz de distribuir el placer en un campo representacional de creciente envergadura,
condición para producir o asimilar conocimiento. El conocimiento pasa a ser no una tarea
para aplicarse en un compartimiento del mercado, sino una manera de que los individuos se
reconocen en la vida intersubjetiva, incluso estéticamente.

La construcción de ese tipo de sujeto es más decisiva en la vida contemporánea, pues hay
que entender un universo no restringido a cada país, sino a una sociedad mundializada y
crecientemente sofisticada en su desarrollo.

Ahora bien ese aumento proporcional de bienes relacionados al desarrollo del conocimiento
y el consiguiente aumento de su papel en las relaciones sociales, es la posibilidad real de
una disminución de la agresividad cotidiana.

A diferencia de las sociedades mágicas o trascendentalistas, en una sociedad inmanentista,


el sentido no está dado, se construye o no. Y el modo en que se lo puede construir es a
partir de la valorización social de la intersubjetividad, porque el psiquismo es
intersubjetividad internalizada.

La educación no es para el progreso -en la acepción positivista-, sino para que la forma del
desarrollo se halle implicada con una sociedad más civilizada, esto es, en una vida social
crecientemente culta.

Conclusiones

El desempleo debe entenderse no como fenómeno meramente coyuntural y puntual, sino


como parte de un devenir donde se superpone un desarrollo tecnológico, con una
resignificación mercantil de efectos crueles.
Si así es concebido el problema, entonces deben distinguirse las soluciones pasajeras de
las más decisivas; así como lo que puede hacerse en cada país, respecto a la necesidad de
ir tomando al mundo como unidad de análisis.

Se trata entonces de hacer política. Ello no implica posturas ideologistas. entendiendo por
tal a enunciados críticos globales, sin una responsabilidad para compatibilizar el tipo de
producción con las implicancias intersubjetivas. Si de una claridad cabal, no interesada-
privatista, sobre que es el mercado. Sus posibilidades y limitaciones históricas.

Sin merma de medidas transitorias y país por país, es la transformación educativa -en los
términos sinópticamente apuntados- y la incorporación creciente de toda la población, lo que
constituye una solución históricamente válida. Significa esto que el desempleo es en verdad
el problema de cómo encaminar a la población mundial para ocuparse crecientemente en
construir una sociedad cada vez más civilizada. Desde ese propósito extra económico, esto
es, producir sentido. Es concebible la reinserción laboral en términos de mercado. Lo que
quiere decir de una manera de reconversión que implica ir modificando gradualmente la
configuración misma del mercado, de un modo compatible con el crecimiento del status de
la política.

Por ello que la solución del desempleo no es un puro análisis económico, sino que incluye
a la economía.

Referencias Bibliográficas

Benbenaste, N. Autoritarismo Democrático, Ed. UNLZ. 1997.

Haugeland, J. La Inteligencia Artificial, Ed.Siglo XXI. 1988 ,


Seth Looyd, Computación mecánico-cuántica, Rev. Investigación y Ciencia. Diciembre 1995.
Balance Preliminar de la Economía de América Latina y el Caribe 1996 (CEPAL). Síntesis
Económica y Financiera. Ed. Banco Provincia de Buenos Aires. Febrero 1997.

Sokolowski, Robert, Natural and Artificial Intelligence, The Artificial Intelligence Debate. Ed.
Stephen R. Grabaubard. MIT Press Edition. 1990.

1 J. Haugeland La inteligencia Artificial, pg. 58. Ed. Siglo XXI. «Los sistemas formales son
independientes del medio en el cual se encuentran materializados».

2 Benbenaste, N. Sujeto: política y tecnología/MERCADO, Ed. CBC-UBA. 1992.

3 Ver el capitulo Mercado, en Sujeto: política MERCADO.

4 «Balance Preliminar de la Economía de América Latina y el Caribe 1996» (CEPAL).


Febrero 1997. Síntesis económica y Financiera. Ed. Banco Provincia de Buenos
Aires.

5 Ver Psicología de la inteligencia.

6 Weinberg, J. Fl.: Examen del Positivismo Lógico, Ed. Aguilar. Madrid. 1959.

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