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CONSEJO DE ESTADO

SALA DE LO CONTENCIOSO ADMINISTRATIVO


SECCIÓN TERCERA

Bogotá D.C., veinte (20) de febrero de dos mil veinte (2020)


Radicación número: 76001 23 31 000 2010 00877 01 (48313)
Actor: NILSON RÚALES SANTACRUZ Y OTROS
Demandado: NACIÓN - RAMA JUDICIAL - MINISTERIO DE DEFENSA - POLICÍA NACIONAL Y
FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN
Referencia: ACCIÓN DE REPARACIÓN DIRECTA (APELACIÓN SENTENCIA)
Consejera ponente: MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO(E)

Se deciden los recursos de apelación formulados por la Nación – Ministerio de Defensa – Policía
Nacional y la Fiscalía General de la Nación contra la sentencia del 11 de diciembre de 2012,
proferida por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca, mediante la cual se accedió
parcialmente a las pretensiones de la demanda, en los siguientes términos (se transcribe conforme
obra, inclusive con errores):

“1. NIÉGANSE las pretensiones de la demanda respecto a la RAMA JUDICIAL –


CONSEJO SUPERIOR DE LA JUDICATURA, conforme lo expuesto.

“2. DECLÁRASE administrativamente responsables a la NACIÓN – MINISTERIO DE


DEFENSA – POLICÍA NACIONAL y a la FISCALÍA GENERAL DE LA NACIÓN, por la
detención injusta del señor NILSON RÚALES SANTACRUZ, ocurrida desde el 4 de
abril de 2008 hasta el 12 de mayo de 2008, conforme lo expuesto.

“3. Como consecuencia de la anterior declaración, CONDÉNASE a la NACIÓN –


MINISTERIO DE DEFENSA – POLICÍA NACIONAL y a la FISCALÍA GENERAL DE
LA NACIÓN a pagar por partes iguales y por concepto de perjuicios morales los
siguientes valores:

“- Para el señor NILSON RÚALES SANTACRUZ como directamente perjudicado la


suma de treinta (30) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

“- Para HUGO GONZALO RÚALEZ MELO como perjudicado indirecto la suma de


quince (15) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

“- Para MANRY ELI VELASCO SANTACRUZ como perjudicada indirecta la suma de


diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

“- Para la señora VICKI YURLEY RÚALES SANTACRUZ, como perjudicada indirecta


la suma de diez (10) salarios mínimos legales mensuales vigentes.

“(…).

“5. NIÉGANSE las demás pretensiones de la demanda”1.

I. ANTECEDENTES

1. La demanda

1
Folio 219 del cuaderno principal.
El 19 de julio de 2010, el señor Nilson Rúales Santacruz, Hugo Gonzalo Rúales Melo, Vicky
Yurley Rúales Santacruz, Manry Eli Velasco Santacruz y Mario Villota Martínez, por intermedio de
apoderado judicial y en ejercicio de la acción de reparación directa, presentaron demanda contra
la Nación - Rama Judicial - Ministerio de Defensa (Policía Nacional) y Fiscalía General de la
Nación, con el fin de que se les declare patrimonialmente responsables de los perjuicios que,
afirman, les fueron irrogados con la privación de la libertad de que fue víctima el primero de ellos,
durante el período comprendido entre el 4 de abril de 2008 y el 12 de mayo del mismo año.

Según los hechos de la demanda, el mencionado Nilson Rúales Santacruz fue objeto de medida
de aseguramiento por parte del Juzgado 25 Penal Municipal con Funciones de Control de
Garantías de la ciudad de Cali (Valle del Cauca), en un proceso penal adelantado en su contra y
en el que finalmente resultó absuelto por preclusión de la investigación, decretada por el Juzgado
Tercero Penal del Circuito Especializado con Funciones de Conocimiento de la misma ciudad.
Dicho demandante fue capturado por el ESMAD en medio de unas protestas que se presentaron
el 3 de abril de 2008 en las instalaciones de la Universidad del Valle.

Como pretensiones de condena, se pidieron los perjuicios morales causados, en cuantía de 100
SMLMV, para cada uno de los demandantes y se solicitó el monto de $10’000.000, como daño
emergente a favor del señor Nilson Rúales Santacruz (honorarios del abogado que asumió su
defensa dentro del proceso penal). También se pidió el lucro cesante por lo que dejó de percibir la
víctima directa mientas estuvo privada de su libertad, para lo cual se solicitó aplicar los parámetros
jurisprudenciales dispuestos por esta Corporación2.

2. La contestación de la demanda

La demanda fue admitida por el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca, mediante auto del 31
de agosto de 2010, el cual fue notificado en debida forma a las entidades demandadas 3.

2.1 La Fiscalía General de la Nación se opuso a las pretensiones formuladas en la demanda y, en


cuanto a los hechos, manifestó atenerse a lo que resultara probado.

Arguyó que la medida de aseguramiento fue razonable y necesaria, teniendo en cuenta que se
cumplieron los requisitos señalados en la ley penal para su procedencia.

Agregó que su actuación no podía considerarse constitutiva de falla en el servicio o defectuoso


funcionamiento de la administración de justicia, pues al momento de solicitar aquella medida
contaba con indicios serios que comprometían la responsabilidad penal del señor Nilson Rúales
Santacruz.

Señaló que, en relación con el restablecimiento del orden público, la ley permite la retención
preventiva de personas, el allanamiento y la requisa, razón por la cual cualquier perjuicio que
sufran los “ciudadanos”, en principio, están en el deber legal de soportarlos; en este sentido, indicó
2
Folios 47 y 49 del cuaderno 1.
3
Folio 65 del cuaderno 1.
que el señor Nilson Rúales Santacruz tenía la obligación de soportar el daño alegado en la
demanda, pues realizó los punibles de terrorismo y daño en bien ajeno durante las protestas
presentadas en la Universidad del Valle.

Alegó las excepciones que denominó: “falta de causa para demandar” y “falta de legitimidad en la
causa por pasiva”4, pues, respectivamente, la medida de aseguramiento se ajustó a derecho y fue
proferida exclusivamente por la Rama Judicial, sin que se advierta irregularidad alguna de su
parte5.

2.2 La Nación – Rama Judicial también se opuso a las pretensiones de la demanda, para lo cual
sostuvo que las actuaciones surtidas durante el proceso penal se enmarcaron dentro de los
parámetros de la Constitución y la ley, al tiempo que observaron las garantías de defensa del
procesado, sin que pueda afirmarse que se presentó una falla en el servicio o un error
jurisdiccional.

Formuló la excepción de “falta de legitimación en la causa por pasiva” 6, pues, en su criterio, las
actuaciones con las cuales se causaron los supuestos perjuicios fueron realizadas por la Fiscalía
General de la Nación, entidad que cuenta con autonomía administrativa y presupuestal; en ese
sentido, también arguyó que, de proferirse alguna condena, se haga con cargo al presupuesto de
esta última entidad7.

2.3 La Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional se opuso a las pretensiones de la


demanda e indicó atenerse a lo que resulte probado.

Indicó que los hechos y la relación de causalidad no han sido probados y que el procedimiento
que adelantó fue legal y ajustado a derecho, pues se ciñó a lo dispuesto en los artículos 301 y 302
de la Ley 906 de 2004.

Formuló como excepciones las que denominó: “inexistencia de falla en el servicio” 8, “legalidad del
procedimiento de los funcionarios policiales”9 y “falta de legitimación en la causa por pasiva”10,
pues, según ella, no dictó medida de aseguramiento alguna en contra del procesado, razón
suficiente para descartar su responsabilidad en los hechos por los que se demanda.

3. Alegatos de conclusión en primera instancia

Vencido el período probatorio, se corrió traslado a las partes para alegar de conclusión y al
Ministerio Público para que rindiera concepto11.

4
Folio 82 del cuaderno 1.
5
Folios 77 a 83 del cuaderno 1.
6
Folio 108 del cuaderno 1.
7
Folios 105 a 109 del cuaderno 1.
8
Folio 95 del cuaderno 1.
9
Folio 96 del cuaderno 1.
10
Folio 97 del cuaderno 1.
11
Folio 134 del cuaderno 1.
3.1 La Fiscalía General de la Nación solicitó negar las pretensiones de la demanda, pues, según
ella, en el presente asunto no se demostró la existencia de falta o falla en el servicio que permita
estructurar su responsabilidad por los hechos expuestos en la misma -la demanda-.

Agregó que su objetivo era investigar los hechos y cumplir con sus funciones legales, razón por la
cual no podía, frente a las pruebas que obraban en su momento, omitir su obligación legal de
solicitar la imposición de la medida restrictiva de la libertad del procesado 12.

3.2 La Nación - Ministerio de Defensa - Policía Nacional también solicitó negar las pretensiones de
la demanda, para lo cual indicó que no tuvo participación directa en el daño causado a los
demandantes, en tanto no le compete la función de administrar justicia y mucho menos dictar
medida de aseguramiento.

Señaló que el rumbo de la investigación que se adelantó en contra del señor Nilson Rúales
Santacruz le correspondía a la Fiscalía y a la Rama Judicial, sin que pueda predicarse ninguna
responsabilidad de su parte13.

3.3 Por su parte, el extremo demandante y la Nación – Rama Judicial reiteraron los argumentos
expuestos en la demanda y su contestación, respectivamente 14.

4. La sentencia recurrida

En sentencia del 11 de diciembre de 2012, el Tribunal Administrativo del Valle del Cauca declaró la
responsabilidad de la Nación – Ministerio de Defesa – Policía Nacional y Fiscalía General de la
Nación, por cuanto, a su juicio, las pruebas con las que se capturó y se solicitó la medida de
aseguramiento en contra del señor Nilson Rúales Santacruz no eran suficientes para inferir
-razonablemente- su participación en los hechos por los cuales se le investigaba, terrorismo y daño
en bien ajeno. Ante tal panorama, indicó, se imponía la responsabilidad objetiva de las
demandadas y, como consecuencia, se condenó a dichas entidades en los términos descritos al
inicio de esta sentencia.

En cuanto a la Rama Judicial, dijo que no advertía acciones u omisiones de las que se pudiera
establecer su responsabilidad, razón por la cual se negaron las pretensiones respecto de ella.

Finalmente, negó las pretensiones del señor Mario Villota Martínez, pues no demostró su condición
de hermano de crianza del señor Nilson Rúales Santacruz, ni acreditó condición de tercero
damnificado15.

5. Los recursos de apelación

12
Folios 135 a 138 del cuaderno 1.
13
Folios 147 a 163 del cuaderno 1.
14
Folios 164 y 165 a 177 del cuaderno 1.
15
Folios 182 a 219 del cuaderno principal.
La Nación - Ministerio de Defensa - Policía Nacional y la Fiscalía General de la Nación formularon
sendos recursos de apelación.

En su recurso, la Nación - Ministerio de Defensa - Policía Nacional solicitó revocar la sentencia de


primera instancia, toda vez que en el presente asunto no se acreditó el nexo causal entre su
actuación y el daño alegado en la demanda.

Indicó que los hechos fueron externos, irresistibles e imprevisibles para ella, circunstancia que
excluye su responsabilidad, pues no era la encargada de dictar la medida de aseguramiento,
competencia única y exclusiva de la Fiscalía General de la Nación.

De otra parte, alegó la “culpa exclusiva de la víctima” 16 y el “hecho de un tercero”17, de la Fiscalía


General de la General, como causales de exoneración de responsabilidad 18.

Por su parte, la Fiscalía General de la Nación solicitó revocar la sentencia de primera instancia,
por cuanto no le cabe ninguna responsabilidad en los hechos por los que acá se demanda.
Señaló que se debía condenar a la Rama Judicial, pues la Fiscalía es un ente instructor de la
investigación penal y, de conformidad con lo dispuesto en la Ley 906 de 2004, “… las decisiones
de fondo son de responsabilidad del Juez [de Control] de Garantías, por ser quien tiene la facultad
de decidir si se profiere o no medida de aseguramiento” 19.

6. Trámite en segunda instancia

Celebrada la audiencia de conciliación 20, los recursos de apelación se admitieron por esta
Corporación mediante auto del 9 de octubre de 2013 y, el 26 de febrero de 2014, se corrió traslado
a las partes, para alegar de conclusión y al Ministerio Público, para que rindiera concepto 21.

6.1 La Nación – Ministerio de Defensa – Policía Nacional 22 y la Fiscalía General de la Nación 23


reiteraron los argumentos expuestos en sus respectivos recursos de apelación; no obstante, la
Policía Nacional agregó que estaría llamada a responder, “…siempre y cuando se demuestre que
su actuación fue deliberada e intencionalmente dirigida a hacer incurrir en error a la autoridad
judicial a través de maniobras engañosas, justificando evidencias u obteniendo pruebas por medios
ilegales, con el propósito de conseguir la privación de la libertad de una persona” 24, circunstancias
que, afirma, no ocurrieron en el presente asunto.

6.2 La parte demandante, la Rama Judicial y el Ministerio Público guardaron silencio 25.

II. CONSIDERACIONES
16
Folio 234 ibídem.
17
Folio 234 del cuaderno principal.
18
Folios 231 a 247 del cuaderno principal.
19
Folios 260 del cuaderno principal.
20
Folio 275 del cuaderno principal.
21
Folios 305 y 321 del cuaderno principal.
22
Folios 322 a 328 del cuaderno principal.
23
Folios 335 a 345 del cuaderno principal.
24
Folio 325 del cuaderno principal.
25
Folio 350 del cuaderno principal.
1. Competencia

La Sala es competente para conocer de los recursos de apelación, toda vez que, de conformidad
con el artículo 73 de la Ley 270 de 1996, Estatutaria de la Administración de Justicia y con el auto
proferido por la Sala Plena Contenciosa de esta Corporación el 9 de septiembre de 2008 26, de las
acciones de reparación directa relacionadas con el ejercicio de la administración de justicia
conocen, en primera instancia, los Tribunales Administrativos y, en segunda instancia, el Consejo
de Estado, sin tener en cuenta la cuantía del proceso.

2. Oportunidad de la acción

De conformidad con el artículo 136 del Código Contencioso Administrativo, aplicable para la época
de los hechos27, la acción de reparación directa caduca al cabo de dos (2) años, contados a partir
del día siguiente al acaecimiento del hecho, omisión u operación administrativa o de ocurrida la
ocupación temporal o permanente del inmueble de propiedad ajena, por causa de trabajo público o
por cualquier otra causa.

En los eventos en los que se alega la privación injusta de la libertad como fuente del daño
indemnizable, esta Corporación ha sostenido de manera reiterada que el cómputo de la caducidad
de la acción de reparación directa inicia desde el momento en el cual el sindicado recupera la
libertad y/o la providencia absolutoria queda ejecutoriada -lo último que ocurra-28.

En el sub examine, el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado con Funciones de
Conocimiento dictó auto de preclusión en favor del señor Nilson Rúales Santacruz, en audiencia
del 12 de mayo de 2008, decisión que quedó ejecutoriada el mismo día 29.

Así las cosas, el plazo para demandar a través de la acción reparación directa vencía, en principio,
el 13 de mayo de 2010; sin embargo, el 8 de marzo del mismo año (faltando 2 meses y 5 días para
que feneciera el término de caducidad) se formuló solicitud de conciliación extrajudicial ante la
Procuraduría 18 Judicial II del Valle del Cauca, la cual se declaró fallida el 16 de junio del mismo
año.

Teniendo en cuenta que la constancia de la Procuraduría se expidió por fuera de los tres (3) meses
de que trata el artículo 3 del Decreto 1716 de 2009, el plazo para demandar se reactivó desde el 9
de junio de 2010 y vencía el 14 de agosto del mismo año –sumados aquellos dos meses y 5 días–.
En tales condiciones, dado que la demanda se presentó el 19 de julio de 2010, no hay duda de que
la misma se formuló en tiempo oportuno.

3. Valoración de la prueba trasladada

26
Expediente 2008 00009.
27
Ley 446 de 1998.
28
Entre otros, sentencias del 14 de febrero de 2002 (expediente 13.622) y del 11 de agosto de
2011 (expediente 21.801).
29
Folios 67 a 84 del cuaderno 2.
De conformidad con lo previsto en el artículo 185 del Código de Procedimiento Civil, las pruebas
practicadas válidamente en un proceso podrán trasladarse y valorarse en otro, siempre que en
aquel del que proceden se hubieran practicado a petición de la parte contra quien se aducen o con
audiencia de ella.

En el presente asunto obran copias de algunas piezas del proceso penal que se adelantó en contra
del señor Nilson Rúales Santacruz (solicitado por la parte actora) 30, por manera que debe
entenderse que fueron trasladadas al sub lite y, por ende, susceptibles de valoración, toda vez que
se practicaron con audiencia de la Fiscalía General de la Nación y de la Rama Judicial, al tiempo
que también fueron solicitadas por la Policía Nacional31.

Conviene aclarar que en este proceso el extremo demandado tuvo la oportunidad de impugnar y
cuestionar tales pruebas, sin que haya formulado ninguna objeción sobre el particular.

En las condiciones analizadas, los elementos de juicio obrantes en el proceso penal, al tenor de lo
dispuesto en el referido artículo 185 del Código de Procedimiento Civil, son “apreciables sin más
formalidades”, pues, como lo resalta la doctrina, ello es procedente cuando la prueba “…fue
practicada en el primer proceso con audiencia de la parte contra quien se aduce en el segundo,
tampoco se requiere su ratificación aun cuando quien la aduzca no haya sido parte en aquel
proceso por haber cursado o estar tramitándose entre ese oponente y otra persona, puesto que tal
circunstancia no altera la debida contradicción que allí tuvo por aquél”32.

4. Legitimación en la causa

La legitimación en la causa tiene dos dimensiones, la de hecho y la material. La primera surge de


la formulación de los hechos y de las pretensiones de la demanda, por manera que quien presenta
el escrito inicial se encuentra legitimado por activa, mientras que el sujeto a quien se le imputa el
daño ostenta legitimación en la causa por pasiva.

A su vez, la legitimación material es condición necesaria para, según corresponda, obtener


decisión favorable a las pretensiones y/o a las excepciones, punto que se define al momento de
estudiar el fondo del asunto, con fundamento en el material probatorio debidamente incorporado a
la actuación.

Tratándose del extremo pasivo, la legitimación en la causa de hecho se vislumbra a partir de la


imputación que la demandante hace al extremo demandado y la de carácter material únicamente
puede verificarse como consecuencia del estudio probatorio, dirigido a establecer si se configuró la
responsabilidad endilgada desde el libelo inicial.

30
Folio 59 del cuaderno 1.
31
Folio 109 del cuaderno 1.
32
DEVIS ECHANDÍA, Hernando. Compendio de Derecho Procesal. Tomo II, Pruebas Judiciales,
Bogotá: Editorial ABC, 1979, p. 123.
4.1 Legitimación en la causa por activa

La Subsección encuentra probada la legitimación material en la causa del señor Nilson Rúales
Santacruz, toda vez que en su contra se adelantó el proceso penal que dio origen a la presente
controversia y, de manera consecuente, a él se le impuso la medida de aseguramiento objeto de la
litis.

Se encuentra probada la legitimación en la causa por activa de los señores Hugo Gonzalo Rúales
Melo, en consideración a que, mediante la copia del registro civil de nacimiento del señor Nilson
Rúales Santacruz33, acreditó ser su padre.

También se encuentra probada la legitimación en la causa por activa de las señoras Vicky Yurley
Rúales Santacruz y Manry Eli Velasco Santacruz, quienes mediante la copia de los registros civiles
de nacimiento34, respectivamente, acreditaron ser hermanos del señor Nilson Rúales Santacruz.

Finalmente -como lo decidió el a quo- no se encuentra acreditada la legitimación en la causa por


activa del señor Mario Villota Martínez, pues, además de que tal aspecto se entiende zanjado con
la sentencia de primera instancia, la única prueba con la que pretendía acreditar tal legitimación –
como hermano de crianza del señor Nilson Rúales Santacruz– corresponde a una declaración
extra proceso rendida por la señora Matilde Santacruz 35, la cual, como lo ha sostenido
pacíficamente esta Corporación, no tiene eficacia probatoria 36.

4.2 Legitimación de las demandadas

En el caso bajo estudio, las acciones y omisiones invocadas a título de causa petendi en la
demanda permiten concluir que la Nación - Rama Judicial - Ministerio de Defensa (Policía
Nacional) y la Fiscalía General de la Nación se encuentran legitimadas en la causa por pasiva de
hecho, pues de lo narrado por la parte actora se concluye que dichas entidades fueron las que
adelantaron la captura, investigación y posterior proceso penal por el que ahora se demanda.

La legitimación material de la parte demandada, por determinar el sentido de la sentencia


-denegatoria o condenatoria-, no se analizará ab initio, sino al adelantar el estudio que permita

33
Folio 5 del cuaderno 1.
34
Folios 7 y 9 del cuaderno 1.
35
Folio 6 del cuaderno 1.
36
En sentencia de 17 de junio de 2004, expediente 15183, esta Corporación expresó:

“[…] Sobre la prueba testimonial recibida extraproceso sin citación y asistencia de la parte contra
la cual se aduce, se advierte que ella carece por completo de eficacia probatoria, cuando no ha
sido ratificada en el proceso en el cual se pretende hacer valer, por el mismo testigo y previo el
juramento de ley, de acuerdo con lo dispuesto en los artículos 229, 298, 299 del Código de
Procedimiento Civil, salvo que esté destinada a servir de prueba sumaria en los casos en los que
la ley autoriza la aducción de este medio probatorio, como sucede comúnmente en los procesos
civiles como por ejemplo el de deslinde y amojonamiento y el de disolución, nulidad y liquidación
de sociedades (art. 461, 628 C. P. C). Por consiguiente como esas declaraciones fueron tomadas
extraproceso, sin la audiencia de la Nación, no fueron objeto de ratificación en este juicio, y
además la ley no la permite en esta clase de procesos, es claro que no puede valorarse”.
determinar si existió o no una participación efectiva en la producción del daño antijurídico alegado
por los demandantes.

5. Análisis de la responsabilidad

5.1 El daño

El primer elemento que se debe analizar es la existencia del daño, toda vez que, como lo ha
reiterado la jurisprudencia de esta Sala, no hay lugar a declarar responsabilidad sin daño y solo
ante su acreditación se puede explorar la posibilidad de imputación del mismo al Estado 37.

La Sala encuentra acreditado que, en contra del señor Nilson Rúales Santacruz, se adelantó un
proceso penal por los delitos de terrorismo y daño en bien ajeno, en el cual se resolvió dictar auto
de preclusión38 y permaneció recluido en establecimiento carcelario desde el 4 de abril de 2008
hasta el 12 de mayo del mismo año39 -1 mes y 8 días-.

Bajo este escenario, se concluye la existencia del daño alegado, pues el señor Nilson Rúales
Santacruz fue procesado penalmente y, con posterioridad, absuelto de los cargos formulados en su
contra.

5.2 La imputación

Establecida la existencia del daño, es necesario verificar si este es imputable o no a la entidad


demandada.

La Corte Constitucional, mediante la sentencia C-037 de 1996 40, analizó la constitucionalidad, entre
otros, del artículo 68 de la Ley Estatutaria de la Administración de Justicia y señaló que, en los
casos de privación injusta de la libertad, se debe examinar la actuación que dio lugar a la medida
restrictiva de este derecho fundamental, pues, en su criterio, no resulta viable la reparación
automática de los perjuicios en dichos eventos. Sobre el particular, consideró:

“Este artículo, en principio, no merece objeción alguna, pues su fundamento


constitucional se encuentra en los artículos 6o, 28, 29 y 90 de la Carta. Con todo,
conviene aclarar que el término ‘injustamente’ se refiere a una actuación abiertamente
desproporcionada y violatoria de los procedimientos legales, de forma tal que se torne

37
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencias de 13 de
agosto de 2008, exp. 16.516, C.P: Enrique Gil Botero; de 6 de junio de 2012, exp. 24.633, C.P:
Hernán Andrade Rincón, entre muchas otras.
38
Folios 67 a 84 del cuaderno 2.
39
Folios 58 y 130 del cuaderno 2.
40
M.P. Vladimiro Naranjo Mesa.
evidente que la privación de la libertad no ha sido ni apropiada, ni razonada ni
conforme a derecho, sino abiertamente arbitraria. Si ello no fuese así, entonces se
estaría permitiendo que en todos los casos en que una persona fuese privada de su
libertad y considerase en forma subjetiva, aún de mala fe, que su detención es injusta,
procedería en forma automática la reparación de los perjuicios, con grave lesión para
el patrimonio del Estado, que es el común de todos los asociados. Por el contrario, la
aplicabilidad de la norma que se examina y la consecuente declaración de la
responsabilidad estatal a propósito de la administración de justicia, debe contemplarse
dentro de los parámetros fijados y teniendo siempre en consideración el análisis
razonable y proporcionado de las circunstancias en que se ha producido la detención”.

De conformidad con el criterio expuesto por dicha Corporación, el carácter injusto de la privación
de la libertad debe analizarse a la luz de los criterios de razonabilidad, proporcionalidad y legalidad
de la medida de aseguramiento, de ahí que se deba determinar en cada caso si existía o no mérito
para proferir decisión en tal sentido.

Así mismo, la Corte Constitucional señaló, en la sentencia SU-072 de 2018 41, que ningún cuerpo
normativo -a saber, ni el artículo 90 de la Constitución Política, ni el artículo 68 de la Ley 270 de
1996, ni la sentencia C-037 de 1996- establece un régimen de responsabilidad específico aplicable
en los eventos de privación de la libertad, entonces, el juez es quien, en cada caso, debe realizar
un análisis para determinar si la privación de la libertad fue apropiada, razonable y/o
proporcionada, en otros términos, si devino o no en injusta.

Sobre el particular, indicó (transcripción literal):

“80. En ese orden, la Corte ha considerado que el artículo 90 Superior permite


acudir tanto a la falla del servicio como a un título de imputación objetivo, de
esa manera, para decidir diferentes casos ha matizado posturas rígidas afirmando
que el daño antijurídico no excluye la posibilidad de exigir la demostración de
una actuación irregular del Estado.

“81. De la misma forma, se anota que la Corte y el Consejo de Estado comparten


dos premisas: la primera, que la responsabilidad del Estado se deduce a partir de
la constatación de tres elementos: (i) el daño, (ii) la antijuridicidad de este y (iii) su
producción a partir de una actuación u omisión estatal (nexo de causalidad). La
segunda, que el artículo 90 de la Constitución no define un único título de
imputación, lo cual sugiere que tanto el régimen subjetivo de la falla del servicio,
coexiste con títulos de imputación de carácter objetivo como el daño especial y el
riesgo excepcional.

“(…)

“101. Ahora bien, el Consejo de Estado ha acudido a una fórmula en aras de


ofrecerle consistencia jurídica a los asuntos que se someten a su consideración
cuando su génesis lo es la privación injusta de la libertad y en esa tarea ha
señalado que es posible aplicar un sistema de responsabilidad objetivo o uno de

41
Corte Constitucional, sentencia SU 072 del 5 de julio de 2018, M.P. José Fernando Reyes
Cuartas.
falla del servicio. Tal formulación, en principio, coincide con la jurisprudencia
constitucional, la cual, se reitera, no impone un determinado régimen de
responsabilidad.

“Sin embargo, ha establecido esa alta Corporación que en cuatro eventos de


absolución, cuales son a saber: (i) que el hecho no existió; (ii) el sindicado no lo
cometió; (iii) la conducta no constituía hecho punible; o (iv) porque no se desvirtuó
la presunción de inocencia –principio in dubio pro reo- debe acudirse a un título de
imputación objetivo que está dado por la figura del daño especial.

“(…)

“En el caso de la privación injusta de la libertad la Corte, ciñéndose exclusivamente


al texto normativo y teniendo en cuenta las dos premisas señaladas, esto es, que el
artículo 90 de la Constitución no define un título de imputación y que, en todo caso,
la falla en el servicio es el título de imputación preferente, concluyó en la sentencia
C-037 de 1996 que el significado de la expresión ‘injusta’ necesariamente implica
definir si la providencia a través de la cual se restringió la libertad a una persona
mientras era investigada y/o juzgada fue proporcionada y razonada, previa la
verificación de su conformidad a derecho …

“(…)

“De esta manera, dependiendo de las particularidades del caso, es decir, en el


examen individual de cada caso, como lo han sostenido el Consejo de Estado y la
Corte Constitucional, el juez administrativo podrá elegir qué título de
imputación resulta más idóneo para establecer que el daño sufrido por el
ciudadano devino de una actuación inidónea, irrazonable y desproporcionada
y por ese motivo, no tenía por qué soportarse.

“105. Esta Corporación comparte la idea de que en dos de los casos deducidos por
el Consejo de Estado –el hecho no existió o la conducta era objetivamente
atípica- es posible predicar que la decisión de privar al investigado de su libertad
resulta irrazonable y desproporcionada, luego, para esos eventos es factible aplicar
un título de atribución de carácter objetivo en el entendido de que el daño
antijurídico se demuestra sin mayores esfuerzos. 

“(…)

“Nótese que en el primer evento basta con desplegar todo el aparato investigativo
para establecer si fenomenológicamente hubo una alteración de interés jurídico
penal. No puede, entonces, el juez o el fiscal imponer una medida privativa de la
libertad mientras constata esta información, dado que esta debe estar clara desde
los albores de la investigación. No en vano las diferentes normativas procesales han
elaborado un esquema del cual hace parte una fase de indagación encaminada,
entre otros propósitos, a establecer justamente si se presentó un hecho con
trascendencia en el derecho punitivo que pueda ascender a la categoría de
conducta punible. 

“El segundo evento es una tarea que reviste una mayor sencillez en tanto depende
solo de un criterio jurídico esencialmente objetivo; se trata de un cotejo entre la
conducta que se predica punible y las normas que la tipificarían; de esa manera,
muy pronto debe establecer el Fiscal o el juez si la conducta encaja en alguna de
las descripciones típicas contenidas en el catálogo punitivo. 

“(…)

“106. Así las cosas, los otros dos eventos definidos por el Consejo de Estado como
causas de responsabilidad estatal objetiva –el procesado no cometió la conducta y
la aplicación del in dubio pro reo- exigen mayores esfuerzos investigativos y
probatorios, pues a pesar de su objetividad, requiere del Fiscal o del juez mayores
disquisiciones para definir si existen pruebas que permitan vincular al investigado
con la conducta punible y presentarlo como el probable autor de la misma”
(resaltado del texto original).
Así las cosas, el hecho de que una persona resulte privada de la libertad dentro de un proceso
penal que termina con sentencia absolutoria, no resulta suficiente para declarar la responsabilidad
patrimonial del Estado, toda vez que se debe determinar si la medida restrictiva resultó injusta y, en
tal caso, generadora de un daño antijurídico imputable a la administración.

Pues bien, en el caso concreto se encuentra acreditado que, el 3 de abril de 2008, el Escuadrón
Móvil Antidisturbios de la Policía Nacional capturó al señor Nilson Rúales Santacruz en medio de
unas protestas en las instalaciones de la Universidad del Valle, quien posteriormente fue puesto a
disposición de la Fiscalía Segunda Especializada de Cali (Valle del Cauca) 42.

El 4 de abril de 2008, el Juzgado Veinticinco Penal Municipal con Funciones de Control de


Garantías resolvió la situación jurídica del señor Rúales Santacruz y decidió imponerle medida de
aseguramiento, sin beneficio de libertad provisional, como coautor de los delitos de terrorismo y
daño en bien ajeno43. Dicha decisión fue confirmada por el Juzgado Veinticinco Penal del Circuito
de Cali, en providencia del 22 de abril de 200844.

No obstante, el 2 de mayo de 2008, la Fiscalía Segunda Especializada de Cali solicitó la preclusión


a favor del señor Nilson Rúales Santacruz, por cuanto no era factible desvirtuar su presunción de
inocencia, teniendo en cuenta que después de efectuarse “…sendos programas metodológicos de
investigación… no se pudo verificar …quienes (sic) perpetraron los hechos”45. Dicha petición fue
acogida por el Juzgado Tercero Penal del Circuito Especializado con Funciones de Conocimiento
de Cali, el cual, en audiencia del 12 de mayo de 2008, decretó la preclusión a favor del
mencionado señor Rúales Santacruz; al respecto, indicó (se transcribe conforme obra, inclusive
con errores):

“Los acontecimientos que dieron lugar a estas diligencias fueron expuestos en forma
clara y precisa, lo que lo llevó al señor Fiscal Especializado a solicitar a esta
Especialidad se decretara la preclusión a favor de NILSON RUALES SANTACRUZ …,
habida cuenta la imposibilidad de desvirtuar su presunción de inocencia, dado que la
explicación dada por la subintendente y los indicios allegados a la investigación
no lograron desvirtuar el contenido de las entrevistas realizadas por la Fiscalía.

“De otro lado, se cuenta con la entrevista hecha al imputado NILSON RUALES
SANTACRUZ, en presencia de su defensor de confianza, a través de la cual se
estableció que la captura del mismo se suscitó cuando pretendía ocultarse de los
efectivos adscritos al ESMAD, precisando que había salido de clase a eso de las
nueve de la mañana, pero que se encontraba estudiando aún al interior del claustro
universitario para un parcial que tenía con uno de sus compañeros llamado, IVAN
DUQUE, escuchando a eso de las once y media de la mañana unas detonaciones que
lo hicieron desplazarse hacia lugares ubicados al interior de la universidad, hasta que
finalmente encontró un refugio en un taller de topografía donde se hallaban los otros
dos imputados y una muchacha, al igual que un guarda de seguridad, siendo en ese
momento capturados por los uniformados del ESMAD que de forma violenta lo
hicieron abordar el automotor de antimotines y conducidos hasta la estación policial
del Lido.
“Agrega que en ningún momento observó la patrulla de la policía quemada y menos
el momento en que acaecieron dichos sucesos, razón por la cual no entiende las
razones que ostentaba la sub intendente Zulmarina Amará Quintero para
vincularlo de unas acciones criminales de las que ni siquiera tuvo conocimiento
42
Folios 91 y 92 del cuaderno 2.
43
Folios 45 y 45 del cuaderno 2.
44
Folios 120 a 126 del cuaderno 2.
45
Folio 94 del cuaderno 2.
directo [dicha intendente levantó un informe policial, única prueba con la cual contaba la
Fiscalía y por la cual se vinculó, entre otros, al señor Nilson Rúales Santacruz a la investigación
y posterior proceso penal].

“… para esta juzgadora es claro que DANNY ANDRES LENIS VARGAS, NILSON
RUALES SANTACRUZ Y HOOVER HERNEY ASCARATE CASTRO, el día 3 de abril
de la presente anualidad estuvieron en las instalaciones de la Universidad del
Valle, porque era su obligación como estudiantes regulares de dicha institución,
estando atentos a sus deberes estudiantiles como el de asistir a sus cátedras
(clases) respectivas tal y como lo confirman los docentes Leonardo Fabio
Ordóñez Restrepo, Daniel Arbeláez Rojas y Eloina mesa Fuquen …

“Ahora bien, se dice dentro de la presente investigación que la subintendente de la


policía en ningún momento perdió de vista a los estudiantes y por tal motivo cuando
llegó el grupo de apoyo de los ESMAD, los identificó plenamente como las personas
que hacían parte de los encapuchados que le lanzaron las papas explosivas y las
bombas caceras a la radio patrulla de la policía, lo cual dista mucho de la realidad si
en cuenta se tiene el video que allegó el señor Fiscal Especializado donde a pesar
que no se observa a la Subintendente se dice que ella ingresó al centro comercial
UNICENTRO para poder ingresar a dicho centro debe dar la espalda a la Universidad
del Valle, momento en el cual pierde de vista a los encapuchados.

“Quiere ello decir que, la subintendente no tuvo siempre a la vista la escena en


que se desarrollaban los hechos, aunado a que tal como lo indicara la misma
oficial, los actores delictivos estaban encapuchados, haciéndose aún más difícil
su identificación.

“Todo lo que precede, sirve para precisar que los aquí imputados no eran
integrantes de los antisociales que atacaron la patrulla policial, pues se itera, con
las entrevistas realizadas a los docentes y que atrás fueron relievadas, queda claro
que los estudiantes no participaron en tan bochornosos actos, pues justo en esos
momentos se encontraban en sus respectivas aulas recibiendo las clases
correspondientes.

“… Es de allí que, se concluye que si bien es cierto la conducta ilícita investigada es


de mucha gravedad, dado que se atentó en contra de una institución pública
colocando en peligro la vida de los estudiantes y del mismo conglomerado social, no
por ello debe incriminarse de los mismos a los imputados por el solo hecho de tratarse
de alumnos de la Universidad del Valle, siendo necesario más bien que esta clase
de conductas no se sigan dando al interior de este claustro universitario y evitar
que de la participación de los mismos se acuse a los universitarios que la
integran, sin el cúmulo de pruebas idóneas para ello.

“Así las cosas, no cabe la menor duda para esta juzgadora que no se da la certeza
demandada en la norma que permita desvirtuar con fundamento y prueba sólida
la presunción de inocencia que le asiste a los imputados, pues nótese que lo
establecido hasta aquí es que los jóvenes DANNY ANDRES LENIS VARGAS,
NILSON RUALES SANTACRUZ y HOOVER HERNEY ASCARATE CASTRO, son
estudiantes reglares de la Universidad del Valle, matriculados en diferentes carreras,
que como estudiantes han mostrados unos perfiles excelentes y que el día de los
hechos donde varias personas encapuchadas prendieron fuego contra un
patrulla de la policía, la cual quedó inservible, se encontraban recibiendo sus
respectivas clases hasta que recibieron la orden de evacuación.

“En este orden de ideas, con base en lo expuesto, se itera, comparte esta Juez de
Conocimiento la solicitud de preclusión hecha por el señor Fiscal Especializado dada
la imposibilidad de desvirtuar la presunción de inocencia que le asiste a los señores
DANNY ANDRES LENIS VARGAS, NILSON RUALES SANTACRUZ Y HOOVER
HERNEY ASCARATE CASTRO, pues, se itera, que los citados son estudiantes de
la Universidad del Valle, que el día de los hechos se presentaron como todos los
días a recibir sus clases pero que precisamente por las manifestaciones de un
grupo de estudiantes de la misma institución no pudieron continuar recibiendo
las mismas” (se resalta)46.

46
Folios 75 a 84 del cuaderno 2.
Contra la decisión anterior no se formuló recurso alguno y quedó ejecutoriada el mismo 12 de
mayo de 200847.

Con fundamento en lo anterior, queda claro que la vinculación del señor Nilson Rúales Santacruz
al proceso penal se originó por señalamientos que hizo en su contra una subintendente de la
Policía Nacional, mediante un informe policivo, única prueba con la cual se le dictó medida de
aseguramiento.

La Sala reitera que los informes de policía, por sí solos, no tienen valor probatorio alguno, pues no
han sido objeto de contradicción, en su realización no ha intervenido el procesado y son producto
de aseveraciones de terceros, a veces indeterminados, que crean meras suposiciones; por tanto,
no pueden tenerse como única prueba para cimentar -siquiera- un indicio grave de responsabilidad
en contra del sindicado, dado que deben ser corroborados a través de pruebas que le permitan al
procesado ejercer su derecho de contradicción y defensa.

Sobre el particular, en reiterada jurisprudencia, se ha expresado (se transcribe literal):

“… En ningún caso los informes de la Policía Judicial y las versiones suministradas


por informantes tendrán valor probatorio … lo consignado en esos documentos
debe ser corroborado posteriormente dentro del proceso, con elementos de
convicción que puedan ser controvertidos por el investigado, pues, de otra manera,
el derecho de defensa, componente básico de la garantía fundamental al debido
proceso, se tornaría en la más cruel de las utopías, pues bastaría tener en cuenta el
contenido del informe para acusar e incluso condenar a la persona que allí se
señale como autora o partícipe de un delito, cuando lo que garantiza el artículo 29
de la Constitución Política, es que el procesado tiene el derecho de presentar
pruebas y de controvertir las que se alleguen en su contra, como presupuesto
dialéctico a la pretensión estatal de desvirtuar su inocencia.

“(…) En el asunto examinado, se reitera, lo manifestado en el informe en cuanto a la


posible intervención de los sindicados en la ejecución del punible de porte ilegal de
armas, no fue corroborado durante el trámite del sumario, y no puede decirse que
este propósito se cumple con los testimonios rendidos por los uniformados que
capturaron a …, pues sus relatos confrontan la versión que de los hechos rindió el
aprehendido, sin que la situación hubiese sido dilucidada por la funcionaria
instructora.

“Sin haber practicado las pruebas requeridas para verificar estas versiones, la
situación no podía definirse acudiendo caprichosamente al testimonio de los
policiales, por lo menos no sin desconocer el derecho a la controversia probatoria y
el principio de necesidad de la prueba, el cual demanda que toda providencia se
estructure en pruebas legal, regular y oportunamente allegadas a la actuación,
exigencia a la que, por supuesto, no escapa la acusación” 48 (se subraya).

Así las cosas, para la Sala es claro que la actuación de la Rama Judicial determinó que la
privación de la libertad de la cual fue víctima el señor Nilson Rúales Santacruz se tornara injusta,
pues tenía la obligación de verificar la eficacia del elemento probatorio que le fue presentado en la
audiencia de medida de aseguramiento -el informe policivo-; sin embargo, no lo hizo. Ninguna
actuación desplegó con el fin de cotejar y contrastar dicho informe, sino que, por el contrario, dio
por ciertas las afirmaciones allí contenidas, pese a que se trataba de un documento que carecía
de mérito probatorio.

47
Folio 58 del cuaderno 2.
48
Corte Suprema de Justicia, Sala de Casación Penal, sentencia del 8 de septiembre de 2015,
radicación 39419.
En este orden de ideas, no se demostró que el señor Nilson Rúales Santacruz hubiera cometido
los delitos que le fueron endilgados, terrorismo y daño en bien ajeno, pues no hubo prueba en su
contra que sirviera para soportar la decisión de medida de aseguramiento que profirió la Rama
Judicial.

Bajo este escenario y teniendo en cuenta las circunstancias fácticas descritas, se impone concluir
que la parte actora no estaba en la obligación de soportar el daño que padeció y que el mismo
debe calificarse como antijurídico, lo cual determina la obligación para el Estado de indemnizar o
resarcir los perjuicios causados a los demandantes, por la actuación que desplegó el Juzgado
Veinticinco Penal Municipal con Funciones de Control de Garantías -constitutiva de falla en el
servicio- que condujo a la privación injusta de la libertad del señor Nilson Rúales Santacruz.

Ahora bien, como el informe policivo no debió ser objeto de debate procesal, dado su exiguo valor
probatorio, solo podía tenerse como guía o criterio orientador de la investigación penal y no como
evidencia de la presunta responsabilidad del señor Nilson Rúales Santacruz.

En tales condiciones, la Sala no puede pasar por alto que al ente investigador también le asistía el
deber mínimo de corroborar la información aportada por los miembros de la Policía Nacional y
cotejarla con otros medios de prueba previo a solicitar la medida de aseguramiento en contra del
procesado. Nada de ello se advierte en la actuación de la Fiscalía General de la Nación, pues se
observa que se solicitó la medida de aseguramiento y se fundamentó su decisión en el informe
policial, sin realizar ningún acto adicional tendiente a encontrar material probatorio que le
permitiera corroborar o establecer la responsabilidad del señor Nilson Rúales Santacruz en los
hechos punibles que se le endilgaron.

La Fiscalía General de la Nación contribuyó eficazmente a la producción del daño, toda vez que
durante la fase de investigación no desarrolló ninguna actividad probatoria tendiente a corroborar
las exculpaciones formuladas por el señor Nilson Rúales Santacruz y solicitó la medida de
aseguramiento ante el Juzgado 25 Penal con Funciones de Control de Garantías con fundamento
en un medio de convicción no idóneo, de lo cual resulta lógico concluir que también está llamada a
responder por los perjuicios ocasionados a los demandantes 49, pues incumplió con su deber de
investigación y valoró subjetivamente el informe policivo que le fue presentado, circunstancias que
la llevaron a solicitar una medida de aseguramiento de detención preventiva en contra del señor
Nilson Rúales Santacruz, sin el cumplimiento de los requisitos legales para ello 50.

Las circunstancias puestas de presente se erigen como constitutivas de falla del servicio, debido a
que la Fiscalía no contaba con elementos probatorios suficientes para solicitar la reclusión del
49
En este sentido consultar sentencia reciente del Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso
Administrativo, Sección Tercera, Subsección A, del 29 de noviembre de 2018, expediente 61061.
50
“Artículo 287. SITUACIONES QUE DETERMINAN LA FORMULACIÓN DE LA IMPUTACIÓN. El
fiscal hará la imputación fáctica cuando de los elementos materiales probatorios, evidencia física o
de la información legalmente obtenida, se pueda inferir razonablemente que el imputado es autor o
partícipe del delito que se investiga. De ser procedente, en los términos de este código, el fiscal
podrá solicitar ante el juez de control de garantías la imposición de la medida de aseguramiento
que corresponda”.
señor Nilson Rúales Santacruz, pues solo mediaba un informe policivo elaborado sin elementos o
evidencias adicionales que permitieran sustentar las incriminaciones formuladas en su contra. Se
exigía del ente mayor acuciosidad dirigida a confrontar la versión policiva en contra del ahora
demandante.

Con fundamento en lo anterior, se concluye la responsabilidad de la Fiscalía General de la Nación y


de la Rama Judicial por la privación de la libertad soportada por el señor Nilson Rúales Santacruz y,
habida cuenta de que en casos de Ley 906 de 2004 en principio cabe un mayor grado
responsabilidad a la Rama Judicial, por ser el juez de control de garantías la autoridad que decide
sobre la privación de la libertad, se atribuirá un porcentaje de responsabilidad del 40% a la Fiscalía
General de la Nación y del 60% a la Nación – Rama Judicial.

Finalmente, pese a que la Policía Nacional realizó el referido informe policivo, lo cierto es que la
Fiscalía y la Rama Judicial eran las competentes para verificar la licitud y la constitucionalidad de
dicha prueba, único elemento probatorio allegado al proceso penal en contra del señor Nilson
Rúales Santacruz.

Como consecuencia, respecto de dicha entidad se revocará la condena y se declarará la ausencia


de responsabilidad, pues el daño no es atribuible a su conducta y, por tanto, no deberá responder
patrimonialmente por el mismo.

6. Indemnización de perjuicios

De conformidad con la sentencia de unificación de la Sala Plena de la Sección Tercera del 6 de


abril de 2008 (expediente 46.005)51, la Sala revisará la liquidación de los perjuicios reconocidos por
el Tribunal de primera instancia para hacer las modificaciones a que haya lugar.

6.1 Perjuicios morales

Con fundamento en las máximas de la experiencia, es posible presumir que las personas
sometidas a una medida restrictiva de la libertad y que luego son exoneradas de responsabilidad
penal sufren perjuicios de carácter moral, deben ser indemnizadas, supuesto que también resulta
predicable de quienes concurren al proceso, debidamente acreditados, en condición de cónyuge,
compañero permanente y/o familiares hasta el segundo grado de consanguinidad o civil.

La indemnización a reconocer a la parte demandante estará determinada por los períodos en los
que la víctima directa del daño estuvo privada de su libertad, sin que, en principio, dicha operación

51
Siguiendo los parámetros de la providencia de unificación aludida, cuando se apela un aspecto
global de la sentencia, el juez adquiere competencia para revisar todos los asuntos que hacen
parte de ese aspecto más general, como lo son los respectivos perjuicios, aunque de manera
expresa no se haya referido a ellos el apelante único.
aritmética pueda superar el tope establecido por esta Corporación para el reconocimiento de
perjuicios morales para este tipo de asuntos -100 SMLMV-.

Es de anotar que el parentesco entre el señor Nilson Rúales Santacruz y los señores Hugo
Gonzalo Rúales Melo (padre), Vicky Yurley Rúales Santacruz y Manry Eli Velasco Santacruz
(hermanas), se encuentra acreditado según consta en los registros civiles de nacimiento allegados
al proceso52.

Esta Sección ha precisado que, en los casos en los que la restricción de la libertad se prolonga por
un período superior a un (1) mes e inferior a tres (3), resulta razonable el reconocimiento por
concepto de perjuicios morales de: i) 35 salarios mínimos mensuales legales vigentes -SMMLV-
para la víctima directa, como para sus familiares dentro del primer grado de consanguinidad, su
cónyuge y/o compañero permanente53 y de ii) 17.5 SMMLV para los familiares que se encuentran
dentro del segundo grado de consanguinidad con el sujeto pasivo de la detención, verbigracia los
hermanos.

En consideración al tiempo total de privación de la libertad del señor Nilson Rúales Santacruz -1 mes y
8 días-, el a quo reconoció 30 SMLMV para el afectado directo, 15 SMLMV para su padre y 10
SMLMV para sus hermanas54.

Así las cosas, los montos reconocidos en primera instancia son inferiores a los que resultarían
teniendo en cuenta los criterios fijados por la actual jurisprudencia de esta Corporación; sin embargo,
esta Sala no podrá aumentar dicha condena, en aplicación del principio de la no reformatio in pejus,
dado que la parte demandante no apeló el fallo del Tribunal.

Bajo este escenario, se mantendrá intacta la condena impuesta en primera instancia, sin necesidad
de actualización, pero con la advertencia de que el pago se debe efectuar según el salario mínimo
legal mensual vigente al momento de ejecutoria de la presente sentencia.

6.2 Lucro cesante

De conformidad con la jurisprudencia reiterada 55 y unificada56 de esta Sección, el perjuicio material


a indemnizar, en la modalidad de lucro cesante, debe ser cierto y, por ende, edificarse en
situaciones reales, existentes al momento de ocurrencia del evento dañino, toda vez que el
perjuicio eventual o hipotético, por no corresponder a la prolongación real y directa del estado de
cosas producido por el daño, no es susceptible de reparación.

52
Registros civiles de nacimiento obrantes a folios 5, 7 y 9 del cuaderno 1.
53
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencias de: i) 28
de agosto de 2013, C.P. Enrique Gil Botero, radicación 25.022 y ii) 28 de agosto de 2014, C.P.
Hernán Andrade Rincón, radicación 36.149.
54
Ver, páginas 1 y 2 supra.
55
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencias de: i) 4
de diciembre de 2006, radicación: 13168, C.P. Mauricio Fajardo Gómez; ii) 12 de febrero de 2014,
radicación: 31583, C.P. Jaime Orlando Santofimio Gamboa, y iii) de 29 de mayo de 2014, C.P.
Hernán Andrade Rincón, radicación: 35930, entre otras.
56
Consejo de Estado, Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección Tercera, sentencia de 28 de
agosto de 2014, M.P. Hernán Andrade Rincón (E), radicación: 36.149.
El señor Nilson Rúales Santacruz solicitó, como lucro cesante, el pago de los salarios dejados de
percibir mientras estuvo privado de su libertad (entre el 4 de abril de 2008 y el 12 de mayo del mismo
año). Por su parte, el a quo nada dijo en relación con dicho pedimento, el cual tampoco se encuentra
acreditado en el presente asunto, razón por la cual se negará 57.

6.3 Daño emergente

Se solicitó en la demanda la suma de $10’000.000 a favor del señor Nilson Rúales Santacruz, por
concepto de honorarios del abogado que asumió su defensa dentro del proceso penal.

El Tribunal negó dicha indemnización, por no haberse demostrado su causación, decisión que
habrá de confirmarse en esta oportunidad, pues no se aportó ninguna prueba sobre el particular 58.

7. Costas

En consideración a que no se evidenció temeridad, ni mala fe en la actuación procesal de las partes,


la Sala se abstendrá de condenarlas en costas, de conformidad con lo establecido en el artículo 171
del C.C.A., modificado por el artículo 55 de la Ley 446 de 1998.

En mérito de lo expuesto, el Consejo de Estado, en Sala de lo Contencioso Administrativo, Sección


Tercera, Subsección A, administrando justicia en nombre de la República y por autoridad de la ley,

FALLA:

PRIMERO: MODIFICAR la sentencia del 11 de diciembre de 2012, dictada por el Tribunal


Administrativo del Valle del Cauca, la cual quedará así:

PRIMERO: Exonerar de responsabilidad a la Nación - Ministerio de Defensa - Policía


Nacional.

57
Esta Corporación abandonó la aplicación de la presunción según la cual una persona en edad
productiva ejerce necesariamente una actividad lucrativa de la cual deriva su sustento, para, en
cambio, requerir de una prueba directa que demuestre tal actividad u ocupación (Consejo de
Estado, Sección Tercera, sentencia del 18 de julio de 2019, actor: Orlando Correa Salazar y otros,
expediente 44572, C.P. Carlos Alberto Zambrano Barrera).

58
Para el reconocimiento de este perjuicio, en la sentencia de unificación del 18 de julio de 2019,
expediente 44.572, se dijo:

“Así, en armonía con las referidas normas tributarias, en los eventos de privación
injusta de la libertad, cuando el demandante pretenda obtener la indemnización
del daño emergente derivado del pago de honorarios profesionales cancelados al
abogado que asumió la defensa del afectado directo con la medida dentro del proceso
penal, quien haya realizado el pago deberá aportar: i) la prueba de la real prestación
de los servicios del abogado y ii) la respectiva factura o documento equivalente
expedido por éste, en la cual se registre el valor de los honorarios correspondientes a
su gestión y la prueba de su pago, de suerte que, si solo se aporta la factura o
solo se allega la prueba del pago de la misma y no ambas cosas, no habrá lugar
a reconocer la suma pretendida por concepto de este perjuicio”.
SEGUNDO: Declarar la responsabilidad patrimonial de la Nación - Rama Judicial y
Fiscalía General de la Nación, por la privación injusta de la libertad de que fue víctima
el señor Nilson Rúales Santacruz.

TERCERO: Condenar a la Nación - Rama Judicial y a la Fiscalía General de la


Nación a pagar, por concepto de perjuicios morales, las siguientes sumas:

 Nilson Rúales Santacruz: 30 SMLMV


 Hugo Gonzalo Rúales Melo: 15 SMLMV
 Vicky Yurley Rúales Santacruz: 10 SMLMV
 Manry Eli Velasco Santacruz: 10 SMLMV.

CUARTO: Negar las demás pretensiones de la demanda, de conformidad con las


razones expuestas en la parte motiva de esta sentencia.

QUINTO: Sin condena en costas.

SEXTO: La condena se cumplirá en los términos de los artículos 176 a 178 del Código
Contencioso Administrativo.

SÉPTIMO: Para el cumplimiento de esta sentencia expídanse copias con destino a las
partes con las precisiones del artículo 115 del Código de Procedimiento Civil y con
observancia de lo preceptuado en el artículo 37 del Decreto 359 de 22 de febrero de
1995. Las copias destinadas a la parte actora serán entregadas al apoderado judicial
que ha venido actuando.

OCTAVO: Ejecutoriada la presente providencia, por Secretaría devolver el


expediente al Tribunal de origen.

CÓPIESE, NOTIFÍQUESE Y CÚMPLASE

MARÍA ADRIANA MARÍN MARTA NUBIA VELÁSQUEZ RICO

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