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El liderazgo constituye un fenómeno que ha ido cobrando mayor importancia y difusión en los
últimos años. Hoy, ya está presente en los diferentes ámbitos y sistemas como los
económicos, políticos, sociales, culturales y, desde luego, educativos.
Para hablar de liderazgo resulta conveniente definir qué se entiende por líder y quién puede
ser considerado un líder.
AUTOR DEFINICIÓN
Idalberto El liderazgo es la influencia interpersonal ejercida en una
Chiavenato situación, dirigida a través del proceso de comunicación
(2003) humana, a la consecución de uno o diversos objetivos
específicos.
Edward de El liderazgo puede definirse como el conjunto de
Bono procesos que orientan a las personas y a los equipos en
(1988) una determinada dirección, primordialmente por medios
no coercitivos, hacia el logro de la excelencia y el
aprendizaje organizacional, también se vincula con la
capacidad de generar procesos de sensibilización y
convocatoria a trabajar en colaboración con otros, en el
logro de los fines y los valores generalmente olvidados
por la cotidiana monotonía.
AUTOR DEFINICIÓN
Kenneth A. Poseer poder de consenso facilitándolo y manifestándolo
Leithwood a través de otras personas.
(1992)
Peter Concibe el liderazgo como la creación de un ámbito en el
Senge cual los seres humanos continuamente profundizan en su
(1998) comprensión de la realidad y se vuelven más capaces de
participar en el acontecer mundial, por lo que tiene que
ver con la creación de nuevas realidades.
Tabla 1. Definiciones de liderazgo.
Tomando como referencia los autores anteriormente citados, podemos deducir que hablar del
liderazgo es hablar de un concepto que puede ser abordado desde dos perspectivas:
La teoría de los rasgos parte de la idea de conocer si un líder ¿nace o se hace? Diversos
investigadores han realizado estudios que permitiesen dar respuesta a esta cuestión. Stogdill y
Ghiselli, investigadores americanos, se enfocaron en la búsqueda de rasgos de personalidad
comunes entre los líderes.
Stogdill identificó como «compartidos» los siguientes rasgos: inteligencia, confiabilidad,
responsabilidad, actividad social, status socioeconómico y gran originalidad. Derivado de estas
características señala que los líderes comparten algunas características comunes si
desarrollan rasgos físicos y sociales que están vinculados con las tareas que realizan de
personalidad, inteligencia y capacidades en general.
Esta teoría se centra en el estudio de una serie de conductas que realiza el líder, es decir,
busca diferenciar los estilos de liderazgos; por una parte los basados en la autoridad y por la
otra en la productividad.
En cuanto a las funciones de autoridad, se parte de la idea de que el líder goza de autoridad
para generar que sus dirigidos o seguidores logren ciertas metas de trabajo establecidas. Para
ello, se han clasificado varios tipos de liderazgo existentes:
Sin duda alguna, los estilos anteriormente abordados representan tres de las posiciones más
definidas del liderazgo. Así pues, la eficacia de un liderazgo respecto de otro estriba en los
factores y situaciones específicas en las que el líder ejerza su autoridad.
Por otra parte, tenemos «la rejilla administrativa» de Robert Blake y Jane Mouton, quienes
demostraron la importante relación que hay entre el interés del líder tanto en la producción
como en las personas. Cabe señalar que la producción debe entenderse no solo como el
objeto o resultado final, sino todos los procesos que se involucran en la producción del mismo,
tales como: las ideas para su elaboración, innovación, servicios de calidad prestados, número
de ventas...
Blake y Mouton partieron de la idea de que un gerente, administrador o líder tiene como tarea
fomentar actitudes y comportamientos que permitan que sus subalternos presenten un
desempeño eficiente, creativo, innovador e interactúen en un ambiente de aprendizaje
colaborativo. En este sentido, la rejilla busca explicar de qué manera se aplica la dirección o
liderazgo efectivo.
Esta rejilla revela diferentes estilos de liderazgo y dos dimensiones: una orientada a las
personas y otra orientada a la producción. Donde la «preocupación por la producción» indica que
el gerente o supervisor debe centrarse en que el trabajo sea planeado y organizado, y se
tengan objetivos claros y realistas para todos. Y la «preocupación por las personas» considera el
nivel de autoestima de los empleados, su compromiso personal para con las metas, la
confianza depositada en ellos y las condiciones óptimas de trabajo.
Cabe señalar que esta rejilla gerencial ha traspasado fronteras, pues ha sido aplicada de
manera exitosa en Norteamérica, Europa y Asia; así como en puestos que van desde la
supervisión hasta niveles ejecutivos en diferentes sectores de la administración, tanto pública
como privada.
Esta teoría se considera próxima al enfoque conductual, pero también retoma aspectos de la
personalidad por lo que puede considerarse como un método combinado. Básicamente
contempla las dos categorías: roles de tarea y roles socio-afectivos.
Dicha teoría señala que los líderes, dentro de una organización, desempeñan ciertos roles que
los conducen a actuar de manera predeterminada; los líderes que ocupan los niveles más
altos están obligados a representar a la organización y ser el vínculo con el contexto exterior.
Mientras que dentro de la organización, los líderes deben procurar motivar, coordinar y
resolver conflictos entre los empleados, es decir, desempeñar un rol más socio-afectivo,
donde la relación más cercana con el equipo haga posible un liderazgo más efectivo.
Uno de los exponentes de esta teoría es Henry Mintzberg. Según él, el liderazgo empleado
será efectivo en función de los roles desempeñados en cada situación.
La teoría situacional se originó a partir de investigaciones cuyo objetivo era identificar los
modelos de estructuras organizacionales más eficaces, si el nivel de eficacia estaba
relacionado con la forma en que se dividía el trabajo, el amplio control y el nivel jerárquico que
ocupaban dentro de la organización.
Algunas investigaciones sobresalientes son las formuladas por Chandler; Burns y Stalker;
Lawrence y Lorsch; Woodward y Thompson; y Fiedler.
• Chandler señala que los distintos ambientes promueven que las empresas adopten
nuevas estrategias y, estas a su vez, generen cambios en la estructura organizacional
de las mismas.
• Burns y Stalker proponen una clasificación de empresas: mecanicista y orgánicas.
La primera posee una estructura burocrática, las decisiones son centralizadas, existe
un control rígido y el ambiente es estable. La segunda posee una estructura flexible,
sus decisiones son de carácter descentralizado, el control es flexible y el ambiente es
inestable.
• Paul Lawrence y Jay Lorsch, también conocidos como Teóricos de la
Contingencia, proponen un modelo basado en la relación que se establece entre una
organización y sus clientes. Explican la contingencia como algo incierto que puede o
no suceder de manera eventual en determinadas circunstancias.
Desde esta perspectiva, consideran que no se puede generalizar una sola forma de
organizar y administrar una empresa; pero si coinciden en que el objetivo de la
organización es atender las demandas sociales a través de la atención de sus propias
necesidades, es decir, de cumplir con las metas y objetivos de producción establecido
por las mismas empresas.
Dos de los elementos más importantes que componen las condiciones generales de la
organización son la tecnología y el ambiente (Koontz y Weihrich, 2004), cuyo intercambio
con los factores internos de la organización hace que esta adopte ciertas formas de
estructura y comportamiento para su adaptación al medio externo.
Una vez concluida la investigación se encontró que no existe una manera única ni
mejor de organizar, lo que es determinante es la relación de la organización con el
ambiente externo, es decir, la situación varía según el contexto en que se encuentra la
empresa.
Concluyó que el diseño organizacional depende del tipo de tecnología adoptada y del
grado de incertidumbre en la tarea. De manera que en empresas de producción
unitaria (tipo taller), la menor previsión del comportamiento del proceso daría lugar a
mayores niveles jerárquicos; en cambio, en empresas de producción mecanizada y
automatizada existirá una mayor previsión del proceso por lo que las jerarquías
disminuyen.
• Fred Fiedler desarrolló el modelo que lleva su nombre y que pertenece a la teoría de
contingencia. Este modelo parte de la idea de que existe cierto liderazgo que es más
eficaz en diferentes tipos de situaciones. La clave de este modelo estriba en definir
qué estilos de liderazgo son apropiados en situaciones muy específicas, de manera
que el líder pueda interactuar con sus subordinados y ejercer su control e influencia.
Adicionalmente, considera tres dimensiones de contingencia que definen las
situaciones que determinan la eficacia de un líder:
o Relación del líder con los miembros del grupo.
o Estructura de la tarea.
o Poder de la posición.
Teorías emergentes
• Teoría de los atributos o cualitativas. Esta teoría hace referencia al juicio y las
actitudes de los líderes presentes en situaciones específicas. Está basada en la
calidad del comportamiento de sus seguidores.
• Liderazgo Carismático. Esta propuesta teórica fue elaborada por House (1997), trató
de definir las características y conductas propias de los líderes. Entre los rasgos
detectados en líderes carismáticos se encuentran: la autoconfianza, un fuerte anhelo
de poder y tener convicciones sólidas. Así también, se definieron algunas conductas
típicas como: confianza en las habilidades y capacidades de sus seguidores, definición
de metas que permitan consolidar el compromiso de los demás y el manejo adecuado
de las impresiones que haga posible mantener la confianza de los seguidores.
• Teoría transaccional: se basa en la transacción, es decir, el líder otorga estímulos
positivos (premios, recompensas) o estímulos negativos (castigos) dependiendo de un
mayor o menor rendimiento acorde a lo que se espera que realicen como parte de sus
funciones dentro de la organización, según corresponda. Por lo que el líder se encarga
de motivar o promover en sus seguidores el desarrollo de capacidades y habilidades
que le son necesarias para un buen desempeño, de acuerdo a las necesidades de la
organización.
• Teoría Transformacional: estudiada por Bass y Avolio. Estos consideran que este
tipo de liderazgo resulta un recurso efectivo en diferentes ámbitos, tanto en
organizaciones civiles como militares.
o Bass describe este tipo de liderazgo tomando como referencia los efectos que
produce el líder sobre sus seguidores. Los líderes que se enmarcan en la
teoría transformacional, como su mismo nombre lo indica, provocan
transformaciones o cambios en sus seguidores o subalternos. A diferencia del
liderazgo transaccional, la influencia del líder va encaminada a hacerlos
conscientes de la importancia y el valor que tienen para la organización, y los
resultados que se obtienen de realizar las tareas que les corresponden. Ya que
esto se traduce en mayor confianza por parte de los seguidores, lo que les
motiva a dar más de lo que se espera.
La reconversión de los Sistemas Educativos requiere gestiones más eficientes y eficaces, por
lo que se busca promover y fortalecer la profesionalización docente y directiva ya que existe
una tendencia al envejecimiento de los directivos y de pocos profesionales interesados en
formarse para esta tarea.
Se reconoce la descentralización como una oportunidad para que cada institución promueva
sus propias mejoras, de acuerdo a las necesidades y contextos propios. Y se considera a los
centros educativos como unidades básicas en las que se toman decisiones encargadas de
operar el sistema y políticas educativas.
Antes de continuar sería conveniente definir qué entendemos por liderazgo educativo. Si partimos
de la idea de que el liderazgo es la acción de conducir o dirigir a un grupo de personas y el
líder es la persona quien realiza dicha acción, y que además, motiva y convence a otras
personas de seguirlo, tenemos, entonces, que el liderazgo educativo orienta o conduce a una
comunidad escolar o educativa a la consecución de mejoras en el futuro.
Tomando en cuenta que el liderazgo escolar, actualmente, es parte de una política educativa
mundial donde organismos internacionales como la Organización para la Cooperación y el
Desarrollo Económico (OCDE) decidierón, en 2007, retomar el liderazgo como un medio para
impulsar avances en el aprendizaje de los estudiantes, en el trabajo docente, en la
organización de los centros escolares y en el ambiente escolar. Este organismo elaboró un
programa denominado «Mejorar el liderazgo escolar» (Improving School Leadership) en el que
participaron 22 países, la mayoría de Europa y un solo país de América Latina, Chile.
Dicho programa obtuvo como resultado que los Sistemas Educativos de estos países
presentaron un informe detallado de los enfoques nacionales del liderazgo escolar. Además,
se elaboraron cinco casos de estudio sobre liderazgo orientados a la mejora del sistema y
ejemplos de práctica innovadora. Todo ello con la finalidad de analizar el nivel de desarrollo
entre los países y formular políticas innovadoras en este ámbito.
Como conclusión tenemos que la capacidad para mejorar un centro escolar depende, de
manera relevante, de equipos directivos con liderazgo que contribuyan a dinamizar, apoyar y
animar; y que aprenda a desarrollarse contribuyendo a construir la capacidad interna de
mejora. Así, el Informe McKinsey (Barber y Mourshed, 2007) y la propia OCDE (Pont, B.,
Nusche, D. y Moorman, H., 2008) sitúan el liderazgo educativo como el segundo factor interno
a la escuela que más relevancia tiene en los logros de aprendizaje, después de la acción
pedagógica ejercida por los docentes.
Así pues, el liderazgo escolar se ha convertido en una prioridad de los programas de política
educativa a nivel internacional. Desempeña una función decisiva en la mejora de los
resultados escolares al influir en las motivaciones y capacidades de los maestros, así como en
el entorno y ambiente escolares. El liderazgo escolar eficaz es indispensable para aumentar la
eficiencia y la equidad de la educación. «[...] Los responsables de política educativa necesitan
mejorar la calidad del liderazgo escolar y hacerlo viable» (Pont, B., Nusche, D. y Moorman, H.,
2008, pp. 9-19).
Este último escenario, renovación de cuadros directivos, representa uno de los retos y desafíos
para la formación de los líderes del siglo XXI, tal como lo señalan Garbanzo y Orozco (2010)
en el siguiente cuadro comparativo que marca por un lado, las necesidades profesionales en
capacitación y por otro, las necesidades en la formación académica:
Necesidades Necesidades en la
profesionales en formación académica
capacitación
Legislación educativa Legislación laboral
Conocimiento de Aprovechamiento de
herramientas de tecnologías de la información
computación y comunicación
Indicadores de calidad Conocimientos actualizados
educativa en administración educativa
Formación ética y moral Formación ética y moral
Habilidades para Liderazgo académico
relacionarse con la
comunidad
Conocimiento sobre Gestión del currículo
enfoques curriculares
• Globalización.
• Tecnología e innovación.
• Crecimiento de la población.
• Administración de los Recursos Humanos.
• Protección del medio ambiente y responsabilidad social.
Partiremos de la idea de que a finales de la década del siglo XX y principios del siglo XXI se
gestó un cambio de paradigmas en los sistemas políticos, económicos, sociales, culturales y
tecnológicos en los distintos países del mundo. El fenómeno de la Globalización trajo consigo
oportunidades y amenazas para los gobiernos y comunidades en los diferentes contextos.
Estas han sido abordadas estratégicamente por parte de los líderes, lo que ha permitido un
crecimiento para las economías mundiales.
El tercero, crecimiento de la población, se debe en parte a los grandes avances científicos que
traen consigo más y mejores servicios productivos, de salud, educativos, de transporte,
tecnológicos y de comunicación, provocando que la población crezca vertiginosamente. Sin
embargo, este crecimiento requiere de líderes capaces de proponer estrategias y soluciones
para equilibrar las desigualdades entre los servicios y la población.
El cuarto, administración de los Recursos Humanos, tiene que ver con la capacidad nata o innata
del líder para poder aprovechar las competencias y habilidades de los recursos humanos con
los que cuenta la organización, a manera de mantener una ventaja competitiva en las
compañías.
El quinto y último reto, protección del medio ambiente y responsabilidad social, cobra relevancia ya
que el líder debe ser capaz de conducir a la organización hacia el logro de sus metas, sin
comprometer la responsabilidad socio-ambiental en las operaciones que realiza. A manera de
trabajar bajo un código de ética y valores que luchan contra los problemas de corrupción y
daño al medio ambiente.
Los cinco retos anteriormente señalados pueden fácilmente ser extrapolados al ámbito
educativo ya que su líder requiere hacer frente a las políticas educativas actuales, resultado
del cambio de paradigmas en educación; debe promover el uso y aprovechamiento de las TIC
para impulsar la innovación dentro de las instituciones; debe proponer estrategias para
atender el inminente crecimiento de alumnos que buscan un espacio o matrícula en el sistema
educativo formal; debe ser capaz de aprovechar las habilidades de los distintos miembros de
la comunidad escolar; y finalmente, actuar con ética y moral frente a la responsabilidad social
que implica educar.
Históricamente, el liderazgo en educación recae en la figura del director, director general o
rector según el tipo y nivel educativo que se atienda en la institución. Sin embargo, en la
actualidad podemos ver que el docente también es un líder dentro del aula y es el responsable
directo de promover el logro de mejoras significativas en el aprovechamiento y resultados
académicos de sus alumnos.
Practicar el liderazgo puede convertirse en una tarea titánica, pero no imposible de realizar.
Habrá que tomar en cuenta las prácticas clave para un liderazgo efectivo que propone el Centro
de Estudios de Políticas y Prácticas en Educación (CEPPE) y que se enmarcan en el
siguiente cuadro:
La primera categoría resulta altamente compatible con la teoría transformacional ya que señala
que el líder tiene una visión compartida de lo que se espera que logre la organización aunado
con las expectativas y aportaciones de los miembros de la organización.
Hoy por hoy se requieren directivos con mejor perfil, que estén a la altura de la complejidad de
los procesos a coordinar, liderar y dirigir; sobre todo líderes que impulsen cambios en los
diferentes ámbitos de incidencia y aporten sus potencialidades en beneficio de los propósitos
compartidos. Por lo que el reto se hace cada vez más grande, pero a la vez se abren
posibilidades para formar y desarrollar habilidades directivas en personas que estén
interesadas en aportar parte de su sabiduría y experiencia en cuanto al liderazgo educativo se
refiere.
Pont, B., Nusche, D. y Moorman, H. (2008). Mejorar el liderazgo escolar. Volumen 1: política y
práctica (pp. 9-19). OCDE, Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos.