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Todo​ ​anda​ ​mal,​ ​nos​ ​sentimos

tan​ ​bien
Sobre​ ​emoción,​ ​optimismo​ ​e​ ​innovación
Laura​ ​Salcedo
Introducción

Durante el mes de noviembre tuvo lugar un hecho de gran impacto en la


atmósfera nacional. Después de 36 años la selección peruana de fútbol
volvería a clasificar a una copa mundial; y a pesar del carácter superficial
del evento, el aire estuvo saturado de un optimismo sin precedentes entre
la población. Es razonable cuestionar la causa de esta emoción, puesto
que es sencillo deducir que clasificar a un torneo mundial de balompié no
significaría un gran cambio positivo en la coyuntura del país. Sin
embargo, no puede desmerecerse del todo el bienestar generado por esta
clase de acontecimientos, porque la emoción y el optimismo colectivos
pueden​ ​ocasionar​ ​un​ ​impacto​ ​positivo​ ​en​ ​la​ ​sociedad.

El bienestar subjetivo se ha entendido tradicionalmente como la


consecución del placer y disfrute inmediato, pero desde un punto de
vista más amplio se podría definir como la sensación que tiene el
individuo de que su vida está desarrollándose de acuerdo a sus
metas, creencias, valores, deseos, lo que le proporciona una
sensación​ ​de​ ​tranquilidad​ ​interior.​ ​(J.,​ ​M.​ ​Q.,​ ​&​ ​Abella,​ ​M.​ ​C​ ​,​ ​2009)

De esta manera, las emociones positivas pueden convertirse en una


fuente de emociones positivas (valga la redundancia); porque facilitan
una serie de cogniciones y acciones que permiten al individuo construir
recursos personales y psicológicos que no sólo mejoran su afrontamiento
sino que repercuten nuevamente en la generación de emociones positivas
(Fredrickson, B. L., & Joiner, T. , 2002-03); guiando a un estado de
bienestar.

Entonces, ¿el bienestar colectivo podría compararse al bienestar subjetivo


pero a mayor escala? O en otras palabras, ¿la sensación de que como
sociedad somos capaces cumplir objetivos y lograr cosas buenas, puede
devenir en una especie de comodidad o percepción optimista de la
realidad y el futuro? Es posible, y tiene mucho sentido. Así, promover y
difundir emociones positivas en el entorno puede ser una manera sutil
pero efectiva de provocar un cambio provechoso en la actitud de las
personas que viven en él, e incluso podría significar un pequeño aporte al
desarrollo​ ​que​ ​perseguimos​ ​como​ ​sociedad.
Emoción​ ​de​ ​cada​ ​día

Como seres humanos nos diferenciamos del resto de animales por una
serie de factores evolutivos, uno de ellos es nuestra capacidad de razonar
y aprender, siendo esta la característica que ha recibido mayor énfasis
durante mucho tiempo; mientras que la emoción era considerada “un
vestigio evolutivo de nuestro origen animal” . Sin embargo, Norman
afirma​ ​lo​ ​siguiente:

Las emociones positivas son tan importantes como las negativas:


las positivas son esenciales para el aprendizaje, la curiosidad y el
pensamiento creativo, tanto es así que la investigación actualmente
en curso está prestando atención cada vez mayor a esta dimensión.
(p.35)

Estos datos sugieren la importancia que tienen las emociones y lo que las
generan en la rutina de un ser que es susceptible de interpretar y
aprender de su entorno diariamente; y ¿de qué forma puede interactuar
un individuo con lo que está a su alrededor si no es por medio de
utensilios u objetos? Es por este motivo que no solo es importante la
funcionalidad de estas herramientas, sino también la estética y su
atractivo mismo. Estos factores son los que propician y facilitan el interés
del usuario por el objeto con el que va a interactuar, y apelan
directamente a sus emociones. Esto demuestra que desde el diseño de
estos objetos no sólo deben tomarse en cuenta principios antropométricos
y ergonómicos, sino que es necesaria una perspectiva un poco más
intrínseca.

Sin embargo, esta emoción en sí no solo debería estar inmersa en el


componente estético de un producto, sino que podría formar parte de algo
aún​ ​mayor:
La actual expresión de innovación centrada en el usuario puede
observarse en el trabajo de firmas comerciales de diseño líderes,
cuyos proyectos comienzan con un estudio exhaustivo de factores
humanos y sociales previamente a cualquier planeamiento de
diseño técnico. (...) La investigación del equipo de diseño fue
apodada “Búsqueda del Alma” del usuario chino y tuvo como
objetivo ayudar a Lenovo a competir en algo más que el precio.
Lenovo y ZIBA profundizaron en la cultura del consumidor chino
para descubrir cuáles elementos de diseño tienen valor y significado
para grupos específicos de usuarios chinos. Pasaron meses
inmersos en música, historia y objetos de valor como celulares,
observando familias mientras vivían, trabajaban y jugaban.
Finalmente, el equipo pudo identificar 5 distintas “tribus
tecnológicas” en China y diseñó la Opti Desktop PC para aquellos
que buscan una salida al sumergirse en juegos online. (Perelman,
2007)

El camino para la “innovación centrada en el humano” y para poder


concebir no solo un objeto, sino un discurso atractivo que pueda ser
tangible y real y en el que el usuario pueda proyectar su identidad,
requiere​ ​el​ ​análisis​ ​del​ ​comportamiento​ ​colectivo.

Asimismo es obligatoria una noción positiva y humanista de lo que


significan términos como innovación y progreso, teniendo en cuenta el
impacto que pueden tener y la responsabilidad inminente que eso trae
como consecuencia. El cuidado y protección del medio ambiente, el
interés en el uso de recursos renovables, así como garantizar la calidad y
seguridad de los productos de consumo humano y medicamentos; han
cobrado una creciente importancia relacionada al aspecto de la innovación
a​ ​lo​ ​largo​ ​de​ ​los​ ​años.
ICH​ ​-​ ​Lima

La Victoria Lab es un laboratorio de innovación en la ciudad de Lima,


parte del grupo Intercorp en colaboración con IDEO. Su objetivo principal
es mejorar la calidad de vida de las familias de clase media peruanas,
entendiendo sus metas y motivaciones así como sus temores y
obstáculos.

Esta clase de enfoque es el que ha logrado un cambio en la concepción


del servicio ofrecido por empresas relacionadas al entretenimiento, salud,
educación, economía, entre otros, que son parte de este grupo. Arroja
una percepción más real de las personas en pequeños colectivos como lo
son las familias, y si bien aún está en proceso, el objetivo que persiguen
es claro y la relación entre entidades y usuarios podría volverse un poco
más​ ​horizontal.

No es complicado reconocer el componente emocional detrás de la


innovación centrada en las personas. Al promover y fomentar sensaciones
positivas por medio de la experiencia ofrecida al usuario es posible
garantizar su bienestar y disposición a la hora de interactuar con el
producto​ ​o​ ​servicio​ ​ofrecido.
Conclusión

De ser efectivo, en el futuro, el modelo de innovación centrada en el


humano podría replicarse y extenderse para tener un mayor alcance en el
entorno local tanto en sectores públicos como privados. De esta manera,
conociendo intrínsecamente a las personas que habitan en él se pueden
proponer soluciones reales y tangibles que puedan garantizar el bienestar
de​ ​las​ ​personas​ ​que​ ​habitan​ ​en​ ​este​ ​contexto.

Si logramos identificar los problemas recurrentes en entidades que


brindan un servicio público y darles un giro, planteando propuestas
pensadas hacias las personas, familias, comunidades, etc., puede llegar a
construirse un sistema un menos intimidante y de mayor accesibilidad.
Llegar a ese objetivo es una tarea colectiva en la que el diseñador
industrial puede encontrar un rol activo. Entonces, mejorando la
experiencia cotidiana de las personas con su entorno, volviéndola más
simple, intuitiva, y accesible, poco a poco podría favorecerse el bienestar
colectivo; y a pesar de no ser la solución a todos los problemas que como
sociedad enfrentamos, puede ser un pequeño paso a una sociedad más
optimista,​ ​tolerante​ ​y​ ​abierta​ ​al​ ​cambio.
Bibliografía

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