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Pienso que es un error descartar las elaboraciones que nos puede ofrecer esta
técnica por el simple hecho de que no se consigue caducidad. En estos casos
hay que planteárselo como una técnica de cocción, no de conservación.
Siguiendo el ejemplo, cuando cocinamos un bacalao a temperaturas inferiores
a 65º C (entre 50 y 65ºC), y con tiempos muy breves (entre 5 y 12 minutos),
el resultado gastronómico es espectacular, pero debe consumirse
inmediatamente después de su extracción del baño María ¿Hemos de
privarnos de esta maravilla sólo porque no da caducidad? Definitivamente no.
1. MAXIMA HIGIENE.
La higiene máxima es necesaria en cualquier tipo de cocina, pero cuando
las técnicas de cocina aportan conservación en el tiempo, como es el caso
del vacío, hay que extremarla al máximo.
Básicamente habría que diferenciar tres aspectos:
a. La higiene personal, debemos ser muy pulcros, nuestro cuerpo debe
estar limpio en su totalidad. Tomaremos más precauciones con las
partes de nuestro cuerpo que tienen mayor posibilidad de contacto con
los alimentos: manos y brazos (contacto muy directo), y cara, orejas
y pelo (contacto indirecto).
b. La limpieza de nuestro vestuario de cocina, incluidos los complementos
como delantales, gorros, guantes, etc.…
c. Las instalaciones, deben estar perfectamente limpias, ordenadas y en
un estado de mantenimiento óptimo, con especial atención a los
lugares donde los alimentos mantienen un contacto largo y directo con
el producto: las mesas de trabajo y los utensilios, como plásticos o
contenedores de apoyo (empleados para guardar el producto mientras
espera su proceso), teflones y herramientas de corte, en definitiva,
cualquier elemento que pueda tocar los alimentos.
Las normativas deben cumplirse para que nuestras sabrosas
elaboraciones estén limpias y sin posibilidades de provocar una
toxiinfección alimentaria.
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Autor: Alberto Hernando
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Autor: Alberto Hernando
Productos:
Fruta
Verdura
Setas
Pescado
Marisco
Ave blanca
Conejo
Carne blanca
Carne roja
Ave roja
Caza
Foie gras
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Autor: Alberto Hernando
Fruta 35s
Verdura 35s
Setas 35s
Pescado 30s
Marisco 30s
Esta tabla refleja los tiempos necesarios para extraer todo el aire: una vez
cerrada la tapa, la bomba de nuestra máquina de vacío deberá funcionar
durante 35 segundos para la familia de frutas, verduras y setas, 30
segundos para pescados y mariscos…… y hasta el foie, que necesita nada
menos que 1 minuto.
El vacío máximo.
Este se consigue aplicando un vacío de 1 minuto a un producto, con
independencia de la potencia de nuestra máquina. De esta manera se
garantiza el vacío total. Cuando deseamos cocinar un producto al vacío y
queremos que la técnica actúe correctamente, hemos de garantizar la
extracción de todo su aire, como hemos dicho anteriormente. Para no
tener dudas, es aconsejable aplicar siempre un vacío de 1 minuto,
independientemente del producto, peso y tamaño, garantizando en un
porcentaje elevado el vacío total de todo producto y en cualquier máquina
de vacío provista de campana.
Los vacíos totales ayudan a determinar los vacios parciales.
Un vacio parcial es aquel al que no llegamos a extraer el aire en su
totalidad. Cuando deseamos envasar un producto crudo, debemos aplicar
un vacío parcial del 50 por 100, es decir, mantenemos la mitad del aire
que el producto contiene de manera natural.
¿Qué hacer para aplicar un vacío parcial del 50 por 100? Ahora se
empieza a descubrir la razón de ser de las tablas de vacío total: si el vacio
total de la familia de frutas, verduras y setas, según la tabla de tiempos
con bomba de 12m3, es de 35 segundos, para efectuar un vacío parcial
del 50 por 100 solo deberemos dividir el tiempo del vacío total entre dos,
consiguiendo extraer la mitad del aire.
La tabla siguiente nos ayudará.
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4. VACIO PERFECTO:
A pesar de lo pomposo del término, es extremadamente importante y a la
vez fácil de aplicar. Para hacerlo correctamente, únicamente hay que tener
en cuenta lo siguiente:
1. Asegurarse de que las bolsas a utilizar son las adecuadas (cocción,
conservación….).
2. Verificar la calidad de las bolsas antes de utilizarlas, observando
que no tengan ninguna rotura o defecto.
3. Doblar la bolsa antes de proceder a su llenado, para así evitar
mancharla en la zona de sellado (en especial, con liquido y grasas).
4. Mantener la máquina limpia y con las barras de sellado en perfectas
condiciones, así como ajustar el tiempo de sellado al tipo de bolsas
que se utilizan.
5. Cerciorarse de que el sellado ha sido correcto, sin arrugas ni
dobleces, de soldadura demasiado suave o extremadamente
agresiva, sin partículas de producto en la zona de sellado, etc.….
6. Controlar siempre, una vez envasado un producto, que éste no haya
perforado la bolsa.
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6. ABATIMIENTO DE LA TEMPERATURA.
Una vez terminado el tiempo de cocción, a una bolsa de vacío se le debe
abatir la temperatura inmediatamente. Debemos conseguir una
temperatura de 3º C positivos en el núcleo del producto en menos de 2
horas.
Hay que tener en cuenta que sólo con el hecho de aplicar un vacío máximo
a un producto que vamos a cocinar ya hemos eliminado todos los
microorganismos aeróbicos (los que necesitan aire para vivir).
Si además lo sometemos a una temperatura mínima de 65 ºC durante 30
minutos en su núcleo, los pocos microorganismos que hemos introducido
en el interior de la bolsa (en este caso, los anaeróbicos, es decir, los que
no necesitan aire para vivir), siempre y cuando hayamos cumplido con las
normas básicas del vacío, no resisten dicho tiempo y temperatura;
entonces deben protegerse, de manera que adoptan el estado de espora,
quedándose como aletargados a la espera de que la temperatura sea
idónea para ellos. En este estado, los microorganismos no generan toxinas
(muchas veces más peligrosas que el propio microorganismo) ni tampoco
se multiplican. Todo esto significa que tenemos controlado el alimento
durante un determinado tiempo, a condición de que hayamos abatido la
temperatura.
¿Por qué?
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Autor: Alberto Hernando
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DECALOGO.
1. Aplicar las reglas básicas de higiene.
2. Elaborar la ficha de producción de cada receta.
3. Aplicar un vacio de 1 minuto a los productos sometidos a tratamiento
térmico.
4. Comprobar el cierre de la bolsa.
5. Rotular la bolsa con la fecha de elaboración y de caducidad y con el
nombre del producto.
6. Aplicar el proceso térmico de cocción (temperatura/tiempo) en función
del volumen.
7. Enfriar rápidamente y conservar a 3ºC el tiempo que fije el valor de
pasteurización o el recomendado en las recetas.
8. Realizar periódicamente análisis microbiológicos para comprobar que
se cumple la vida útil del producto.
9. Comprobar la caducidad de los productos elaborados antes del
ensamblaje final.
10.Efectuar el mantenimiento preventivo de los equipos.
GLOSARIO.
Abatidor: maquina utilizada para hacer descender las temperaturas
rápidamente.
Compactación: efecto producido al extraer el aire a un producto dentro de
una bolsa y sellarla. La presión que ejerce la bolsa justo cuando se abre la
campana de la máquina casi permite pegar un elemento con otro.
Elementos volátiles: sustancias en forma de gases o aromas que pueden
desprenderse de una elaboración al aplicar un proceso térmico.
Envasar: introducir los elementos que forman parte de una receta de vacío
en el interior de una bolsa, indicada para ello, y someterlo a un proceso de
vació y posterior sellado.
Extracción: efecto de evacuar el aire del interior de los productos por medio
de una máquina de vacío.
Infusionar: insertar un producto y un líquido en el interior de una bolsa de
vacío, aplicar un proceso de vacío y someter a una temperatura y a un tiempo
determinados, con el fin de que el líquido absorba el sabor, el aroma y el
color del producto elegido.
Maceración alcohólica: someter a un producto a un adobo con licores,
vinos, aguardientes y destilados.
Neopreno: cinta adhesiva con un grueso de neopreno que cumple la función
de válvula anti retorno del aire, permitiendo punzar la bolsa con una sonda
sin perder el vacío (la sonda se emplea para tomar la temperatura en el
núcleo del producto).
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TRUCOS:
1. Llenar una bolsa de líquido sin mojar la zona de sellado.
Hay varias maneras de llenar las bolsas sin ensuciar la zona de sellado, la
más habitual es doblar la bolsa unos centímetros hacia fuera, de manera
que, al introducir producto, éste no toque dicha zona. Sin embargo, en el
caso de los líquidos hay una solución fácil, rápida y segura.
1. Introducir un embudo de plástico en el interior de la bolsa, hasta
donde aquél se ensancha.
2. Traspasarlo a uno de los extremos de la bolsa, sujetando bolsa y
embudo.
3. Verter el líquido por el embudo.
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¿Cómo?
Para hacerlo bien debemos procurarnos los medios necesarios:
• Un rollo de neopreno con un lado adhesivo;
• Un termómetro de precisión aceptable, provista de una sonda de
calibre muy fino.
Procedimiento:
1. Una vez el producto se ha envasado con un vacío máximo, recortar
un trozo de neopreno.
2. Desprender el papel adhesivo del neopreno.
3. Pegar el neopreno en la bolsa, en la parte más ancha del producto.
4. Envasar de nuevo.
5. Aplicar el mismo vacio.
6. Poner un nuevo neopreno, justo sobre el primero.
7. Clavar la sonda hasta el núcleo del producto.
8. Introducir en el baño María o en horno de vapor.
9. Tomar el tiempo y la temperatura iniciales, y cronometrar el tiempo
que se ha fijado para la cocción hasta alcanzar la temperatura
objetivo.
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APLICACIONES.
A. EXTRACCION DE AIRE NO DESEADO.
En muchas elaboraciones, tanto de cocina como de pastelería, se
incorpora aire que en ocasiones no nos interesa. Las más habituales
ocurren en batidos, emulsiones, triturado, relleno, etc.… por ejemplo, al
emulsionar con un espesante un liquido de color intenso, podremos
obtener la textura que buscábamos, pero perdemos el color original por
el aire adquirido, si aplicamos el vacio utilizando un recipiente que entre
en nuestra maquina de vacío y nos permita cerrar la campana,
conseguiremos efectos sorprendentes.
El recipiente para aplicar el vacío continuo debe ser lo más largo, ancho y
alto posible, y que permita cerrar la maquina.
Es posible, así, aplicar un proceso de vacío, de manera que el aire añadido
y no deseado sea absorbido por la bomba, se recupere el color original y
dé una textura lisa y brillante.
Un ejemplo muy claro de esta situación es una ganache de chocolate. La
emulsión con la ayuda de un batidor eléctrico proporcionará una muy
buena textura, pero puede generar un exceso de burbujas en su interior,
más parecido a una mousse que a una ganache. La solución es muy fácil:
aplicar un vacío sin bolsa, es decir, poner el producto en la máquina, sin
envasarlo en un recipiente adecuado, aplicar un vacío continuo hasta que
apenas burbujee y cortar el vacío, a partir de ese momento se obtiene una
ganache lisa, brillante y sin aire.
En muchas ocasiones, ya sea por el aire que de manera natural contiene
un producto, por su densidad o por una temperatura no muy fría, al
intentar envasar al vacío con un tiempo de vacío de 1 minuto para
asegurar un vacío máximo, podemos tener problemas, ya que el producto
empieza a desarrollar volumen y se sale de la bolsa, impidiendo un
correcto vacío y haciendo imposible el sellado.
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6. ABRIR Y SERVIR.
Muchas veces hemos oído que una de las ventajas del vacío es que se
elabora, se envasa, se estoca, se abre y se sirve. Esto puede ser cierto,
pero no es tan fácil como se escribe, tiene puntos débiles que conviene
conocer.
Ya hemos hablado de lo que ocurre con los sabores y las oxidaciones.
Ahora deberíamos comentar lo que sucede con las texturas de las
salsas y con los aspectos de un producto cuando se pretende servir
directamente de la bolsa, sin hacer absolutamente nada más que
calentarlo.
Si partimos de una cocina donde nos apoyamos en productos de nueva
generación que nos ayude a sostener elaboraciones, podemos
encontrarnos con decepciones.
Para evitarlo aconsejo estos detalles que podrían parecer ridículos,
pero que cambiarán sutilmente estas recetas de abrir y servir:
a) Las salsas deben ser más espesas de lo habitual, ya que el vacío
pierde textura, entre otras cosas porque el producto sólido suele
desprender jugos con densidad muy floja que se mezclarán con la
salsa, debilitando su consistencia. (trasladar el producto a una
cazuela y calentar reduciendo o ligando ligeramente, si fuera
necesario, es la mejor solución, y aunque perdemos ventajas, no
se debe descartar hacerlo con las salsas que peor se comporten).
b) Si las guarniciones no forman parte de la elaboración del plato, es
preferible tenerlas en otra bolsa.
c) Es necesario tener muy clara la ración que se necesita y ponerla
justa. La opción idónea para gestionar el trabajo y su mecánica sería
abrir la bolsa, servir el plato y tirar la bolsa vacía, evitando bolsas
abiertas con restos.
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