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El cristiano Comprometido

COMPROMETIDOS CON EL SERVICIO A DIOS


Lucas 17:7-10
“¿Quién de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice:
Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya comido
y bebido; y después de esto, come y bebe tú? ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había
mandado? Pienso que no. Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado,
decid: Siervos inútiles somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”.

La falta de compromiso por parte de muchos creyentes, es lo que está abriendo en su vida la puerta al pecado,
trayendo dolor a la Iglesia de Cristo y deshonra al nombre de Dios.

Las Sagradas Escrituras nos presentan aquí, un tremendo ejemplo que nos enseña que a Dios tenemos que
servirle más allá de nuestras fuerzas, de forma tal que no seamos llamados siervos inútiles.

En el tiempo que nos ha tocado vivir nadie tolera la palabra siervo. Lo ve como algo bajo e indigno. Aun
dentro de la iglesia usamos ese término erróneamente. Nos llamamos siervos, pero nuestras actitudes y
acciones demuestran que estamos lejos del verdadero significado de lo que es un siervo. Encontramos muy
espiritual el término, y en ocasiones hasta nos enorgullece cuando nos llaman siervo. La realidad es que
estamos muy lejos de la verdadera realidad. Cuando la Biblia habla de siervos lo hace teniendo en cuenta el
verdadero significado de la palabra.

Pudiéramos decir que la palabra siervo es un disfraz para la palabra esclavo. Claro está que esa palabra es
despreciable, de muy poca estima y en algunos casos llega a ser ofensiva. La realidad es que los que hemos
sido llamados por el Señor somos sus siervos o sus esclavos. No importa cual palabra usemos siempre
terminaremos con la misma, esclavo (1 Co.7:22).

Sabemos que en Jesús tenemos el mejor ejemplo. Él nunca enseñó nada que no estuviera dispuesto a hacer.
Sus palabras siempre estaban respaldadas por sus acciones. Cuando él habla del deber del siervo sabemos
que él mismo era siervo de Dios. Versos como “Porque he descendido del cielo, no para hacer mi voluntad,
sino la voluntad del que me envió”(Jn.6:38), “...porque no busco mi voluntad, sino la voluntad del que me
envió, la del Padre” (Jn.5:30) nos dejan ver que lo que él pueda exigirnos no es imposible de cumplir porque ya
él lo hizo.

El Señor quiere que entendamos lo que implica ser un siervo suyo y nos enseña esto en pasajes como Salmo
2:11-12 - “Servid a Jehová con temor, y alegraos con temblor. Honrad al hijo, para que no se enoje, y
perezcáis en el camino; pues se inflama de pronto su ira. Bienaventurados todos los que en él confían”.

La orden de Dios es clara con respecto al servicio, y nadie podrá desoír la voz de Dios y quedar impune y, de
igual manera, salir victorioso del juicio de Dios. El Salmo 100 declara igualmente: “Cantad alegres a Dios,
habitantes de toda la tierra. Servid a Jehová con alegría; venid ante su presencia con regocijo. Reconoced
que Jehová es Dios; él nos hizo y no nosotros a nosotros mismos; pueblo suyo somos, y ovejas de su prado.
Entrad por sus puertas con acción de gracias, por sus atrios con alabanza; alabadle, bendecid su nombre.
Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia, y su verdad, por todas las generaciones”

La falta de compromiso con el Señor que nos salvó, tiene a muchos creyentes sirviendo a Dios de una manera
tibia y negligente, lo cual es aborrecido por el Señor. La vida del creyente, debe establecerse sobre la base de
un compromiso serio con el Señor.
El creyente que se siente estar comprometido con el Señor, enmarcara sus actuaciones dentro de la voluntad
de Dios, y dentro los propósitos de su vida, pondrá las siguientes determinaciones:

1. Compromiso con el servicio a Dios.


2. Compromiso para preservar su testimonio.
3. Compromiso con el amor fraternal.
4. Compromiso para guardar su santidad.
5. Compromiso para cumplir con la labor de hacer discípulos.
6. Compromiso para mantener su fidelidad al Señor.

I. EL CREYENTE COMPROMETIDO SIRVE ABORRECIENDO SER INÚTIL (Lc. 17:7-10)


A. EL CREYENTE COMPROMETIDO CONOCE A QUIEN SIRVE (vv. 7-8)

1. En el primer texto que nos ocupa la atención en este estudio es Lucas 17:7-10 el cual nos dice: “¿Quién
de vosotros, teniendo un siervo que ara o apacienta ganado, al volver él del campo, luego le dice:
Pasa, siéntate a la mesa? ¿No le dice más bien: Prepárame la cena, cíñete, y sírveme hasta que haya
comido y bebido; y después de esto, come y bebe tú?
2. El verdadero siervo conoce quién es su Señor y también conoce cual es su lugar delante de su Señor,
porque sirve sin esperar recompensas terrenales ni halagos de hombres. Sabe que su Señor le manda a
servir como Él lo hizo y lo enseñó diciendo: “Tu actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías,
no vine a ser servido sino a servir y a dar mi vida”. (Mt. 20:28)
3. Este siervo sabe cuál es su Señor y lo que su Señor espera de él, no se pierde en pensamientos irreales,
sino que sabe cuál es su realidad y se dispone a vivirla con el gozo del Señor a quien sirve, sabiendo y
estando convencido que “SERVIR ES DAR”.
Los siervos verdaderos siempre están disponibles para servir.
Los siervos verdaderos prestan atención a las necesidades.
Los siervos verdaderos hacen lo mejor con lo que tienen.
Los siervos verdaderos cumplen sus tareas con la misma dedicación.
Los siervos verdaderos son fieles a su ministerio.
Los siervos verdaderos mantienen un espíritu de humildad.

B. EL CREYENTE COMPROMETIDO SIRVE SIN ESPERAR AGRADECIMIENTO DE NADIE (v. 9)

1. El texto nos dice: “... ¿Acaso da gracias al siervo porque hizo lo que se le había mandado? Pienso que
no”. Es de notar que el siervo que da a su Señor lo que da, no está esperando agradecimientos ni
loores de su Señor, él sabe que es su obligación servir y no desmaya o se entristece cuando no le dan
las gracias.
2. Es triste ver la frustración de tantos hombres y mujeres en el pueblo de Dios que sirven “al ojo”, aun
viendo lo que nos enseñan las Sagradas Escrituras en Colosenses 3:22-24 cuando Pablo dice: “Siervos,
obedeced en todo a vuestros amos terrenales, no sirviendo al ojo, como los que quieren agradar a
los hombres, sino con corazón sincero, temiendo a Dios. Y todo lo que hagáis, hacedlo de corazón,
como para el Señor y no para los hombres; sabiendo que del Señor recibiréis la recompensa de la
herencia, porque a Cristo el Señor servís”.
3. Aunque Dios ha sido misericordioso y nos muestra en su Palabra las coronas que tiene reservadas para
los que son fieles, tenemos que entender que él nunca nos dio esperanza de que aquí en la tierra
tendremos que esperar algún tipo de recompensa o algún tipo de distinción humana.

C. EL CREYENTE COMPROMETIDO SIRVE ABORRECIENDO SER INÚTIL (v.10)

1. Este último verso es la conclusión a que debe llegar el creyente que entiende la naturaleza de su servicio a
Dios: “Así también vosotros, cuando hayáis hecho todo lo que os ha sido ordenado, decid: Siervos inútiles
somos, pues lo que debíamos hacer, hicimos”.

2. Es una tremenda realidad que nosotros como seres humanos no tendremos nunca la capacidad para poder
complacer a nuestro amo y Señor como Él realmente lo desea, es por tanto que nadie es suficiente para esto y
debe buscar la suficiencia en el Señor porque de lo contrario seremos siervos inútiles.
3. El Señor nos dice aquí, que aun cuando hayamos hecho lo que se nos ha ordenado, somos siervos inútiles,
porque la realidad es que Él siempre espera que vayamos más allá de lo que se nos pide, que tengamos
iniciativa, que nos apercibamos de antemano de aquello que a nuestro Señor le agrada para hacerlo sin que Él
lo pida.

CONCLUSIÓN Y APLICACIÓN: 

La preparación para el compromiso de servir al Señor, comienza en el hogar.

 Dios llama a los creyentes a una vida de compromiso con su obra.

 El servicio del creyente, debe ser fiel y continuado.

 El creyente debe estar en la disposición de sufrir por su Señor.

 En medio de un mundo tan consumista, los creyentes estamos permitiendo que las urgencias materiales,
reemplacen las prioridades espirituales.

 Es imposible ser neutral, cada persona tiene un amo: Dios o el mundo.

 Evite las excusas cuando Dios lo llama, cuando nos enfrentemos a situaciones que son muy difíciles o que
nos causan temor, debemos estar dispuestos a permitir que Dios nos ayude.

 Dios es nuestro amo, la espera que nosotros nos consagremos a servirle de todo corazón, con toda nuestra
mente y con todas nuestras fuerzas.

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