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Unidad I

Frente al mundo

Capítulo IV Hay cosas y cosas

– ¿Club de qué? –Álvaro estaba totalmente sorprendido de mi


invitación.
–«Club–de–los–Martes». Nos juntamos con Miguel y hablamos.
Conociéndolo, me parece que puede funcionar. La idea es que nosotros
propongamos los temas.
–Bueno… ¿a qué hora me dijiste? Ah, a las 4. Voy a ver si puedo. Oye, ¿ya
convenciste a Paco de que nos juntáramos a estudiar
Historia? Mira que no quiero empezar como el año pasado...
–Sin problemas, Salvaje, nos reunimos en casa después del Club… una
razón más para que nos acompañes.
–Bueno, pero sin obligación: si no me gusta me largo, ¿OK?
***
– ¿Estamos todos? Antes de que entremos en ritmo y de que ustedes
empiecen a pedir temas quiero completar lo que iniciamos la semana anterior.
Hablamos de nosotros... pero la realidad es que no estamos solos. A nuestro
alrededor hay cosas y personas. Por eso es necesario hablar sobre las cosas.
Resulta que somos tan importantes que se dice que somos «reyes de la
creación», «lo máximo en la naturaleza». ¿Por qué? ¿Cómo se dan cuenta
ustedes de que somos lo más logrado en la naturaleza?
–Porque pensamos –contestó Paco.
–Exacto. El pensar te ayuda a descubrir qué hay en tu interior. Pero
también puedes cambiar las cosas que te rodean y usarlas para vivir mejor.
–Pero el hombre, más que ayudar, sólo sabe destruir –se enganchó Álvaro
de inmediato.
–Parece que sí, ¿por qué?
–Porque quema los bosques y contamina la atmósfera y caza las ballenas y
muchas otras cosas de ese tipo...
–Pero eso no niega lo anterior. Es más, diría que lo reafirma: el que está
llamado a hacer el más grande bien, puede hacer en su lugar el más grande
mal. Así que es bueno que pensemos acerca de la relación que existe entre el
hombre y las cosas. Porque, lo éramos o no, tenemos –y me refiero a cada uno
de los que estamos aquí– una gran responsabilidad. Creo que eso ya lo
sabemos, pero a veces se nos olvida. Propongo una lectura y luego
espero oír sus comentarios.
La relación con las cosas
Lo primero que conviene destacar es que hay, por decirlo así, dos
tipos de cosas:

Se debe buscar
siempre hacer lo
que está bien
objetivamente.

Las naturales, que son las que el hombre se encontró cuando «llegó a la
tierra» (la naturaleza); y las culturales, que son todas las inventadas o
transformadas por el hombre.
Las cosas culturales pueden ser materiales y concretas, como un auto, una
casa, la televisión, una computadora, o también pautas, normas, leyes,
formas de actuar, costumbres, modas.
Todos estos son medios para que seamos mejores y nos comuniquemos
con otras personas. Por lo tanto, siempre la persona está en el centro,
es la medida de todo.

Actitudes frente a las cosas


Frente a la naturaleza tenemos que tener siempre una actitud de
mucho respeto pues estamos en el mundo para usarlo, pero con mucho
cuidado. Esto se llama tener «conciencia ecológica» o simplemente
responsabilidad.
Ahora bien, frente a las cosas culturales se da una doble vía: por un
lado, hay que tener en cuenta la forma en que te relacionas con ellas
y, por otro, cómo las cosas pueden influir en ti. Entre los dos puntos
debe haber equilibrio porque hay cosas como la televisión o las
computadoras que en principio son buenas; pero, dependiendo de la
actitud que tengas hacia ellas, pueden llegar a ser perjudiciales.
Por ejemplo cuando alguien se «encierra» mirando televisión para huir
de sus problemas o cuando nosotros mismos no sabemos diferenciar
cuándo escuchar música y cuándo hablar con la familia o ayudar en
casa.
Pero también se da la vía opuesta: a veces nosotros «salimos hacia las
cosas o las modas» con la mejor intención, pero las aceptamos sin
mucho análisis y terminan haciéndonos daño. Pongamos un ejemplo:
tener un auto. El auto es muy útil pero en algunos lugares se «impone»
la moda de cambiar de modelo cada año. Así, hay gente que gasta
hasta su último centavo en tener el modelo más reciente y privan a
sus familias de otras cosas más importantes y todo por estar a la
moda.

Principios para relacionarnos con las cosas


Por eso, a la hora de pensar cuál es la mejor forma de actuar, nos
pueden venir bien estos dos principios:

 En lo que sale de la persona (es decir en la forma en que nos


comportamos), se debe buscar siempre hacer lo
objetivamente bueno, tanto si se trata de la naturaleza como
de cosas hechas por el hombre.

 En cuanto a lo que «entra» en la persona (y deben pensar


sobre todo en las normas culturales que suelen influir tanto en
la forma en que se actúa), se debe analizar siempre todos los
detalles posibles, para que no ser engañados y cambiar una
posible actitud buena del comienzo.

– ¿Y cómo podemos relacionar esto con la sexualidad? Digo...


tú eres profesor de eso, ¿no? –interrumpió Edi.
–Muy buena pregunta, Edi. La sexualidad es algo natural a toda
persona humana y como tal debemos respetarla. Pero, a diferencia de los
animales, nosotros pensamos y somos libres. Por eso, lo natural en
nosotros involucra necesariamente la libertad. En el caso de la sexualidad,
la libertad nos lleva al amor.
– ¿Es decir que si la sexualidad no tiene amor... «no es natural»? –volvió a
preguntar Edi.
–Así es. Pero hay más: en torno a la sexualidad se generan pautas
culturales y modas que, o bien ayudan a que veamos las cosas como son,
o bien las deforman. Por eso, es necesario que ustedes siempre busquen
–sobre todo con sus padres– la verdad de la sexualidad para que nunca
se dejen engañar por modas y costumbres. El problema es que la mayor
parte de las veces las modas presentan una visión recortada y pobre (o
hasta francamente agresiva y completamente falsa) de la sexualidad.
Por más «moda» que pueda ser en un lugar, la pornografía siempre será
degradar tanto al hombre como a la mujer.
–Pero las modas no son solamente sobre el sexo –cuestioné.
–Lógicamente. Las actitudes que mencioné al principio: la de actuar
siempre objetivamente y la de analizar modas y costumbres para que no
nos cambien buenos hábitos, nos tienen que ayudar a valorar todo. Como
la sexualidad es «una parte» que tiene que ver con el todo que somos
como persona, nuestra actitud en general frente a las cosas será
también nuestra actitud frente a la sexualidad: si vamos por la vida
dejándonos engañar por la moda o por lo que dice la televisión, también
nos pasará lo mismo respecto a la sexualidad. Quedándote en lo que
está de moda difícilmente podrás conocer el verdadero amor. Sobre
todo cuando la moda es promovida por quienes lo único que quieren es
venderte algo. Si cada uno de ustedes ve la sexualidad como
verdaderamente es (más allá de lo que marque la moda o el momento), y
encuentra el sentido del verdadero amor –con todas sus ventajas y
exigencias– tengan por seguro que incluso podrán hacer a su alrededor
una moda sana y mejor.
Fue una buena continuación del grupo. Poco a poco nos íbamos soltando y
participábamos más. Por cierto, Álvaro se anotó para volver la siguiente
semana.

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