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Idea principal en un texto de opinión: opinión del autor

SUPERESTRUCTURA
MACROESTRUCTURA
MICROESTRUCTURA

LAS 3 GRANDES PARTES DE LOS TEXTOS:


INTRODUCCIÓN Siempre al inicio – generalidades (no desarrolla, nombra en general)
CUERPO Desarrollo- Se defiende la idea con argumentos (ideas 2darias)
CONCLUSIÓN Repetición idea principal, la refuerza, se invita- síntesis de 2darias

2darias: Usadas para defender la idea principal

La oportunidad de la cultura
Por Mario Benedetti El País, 14 de marzo de 1988

1. Hace 40 años, en su célebre Discurso por la lengua, escribió Alfonso Reyes: “En el orden de la aptitud,
sólo la diferente oportunidad de la cultura puede diversificar a los hombres, y no la pigmentación de la piel u
otras pamplinas que la propaganda política arguye en defensa de sus intereses”. Riguroso como siempre en la
elección de la palabra, Reyes no hablaba, al mencionar una eventual clasificación, de la cultura en general, sino
de la oportunidad de la cultura.

2. Es evidente que la estructura política y social de un país determinado puede limitar o ampliar la
posibilidad de cada ciudadano para elevarse como hombre, pero también puede limitar o ampliar la posibilidad de
todo un pueblo para elevarse como comunidad. Es obvio que la oportunidad de la cultura puede llegar a constituir
un rasgo nacional solo cuando la organización social tiende a un tratamiento igualitario , sin prebendas ni
prioridades, y con parejas ocasiones para todos los sectores comunitarios. De lo contrario, la cultura será el
privilegio de quienes puedan pagársela.

3. En la mayoría de los países latinoamericanos, donde las élites de poder están formadas por
industriales, terratenientes, militares y profesionales, la posibilidad de la cultura es un rasgo tan distintivo de clase
como un paquete de acciones, un lujoso automóvil o una confortable residencia. Luego, en cada nueva promoción,
los aprendices de poderosos son reclutados en la misma clase social; sólo como rarísima excepción, el hijo de un
obrero o de un campesino se incorpora al equipo de quienes tienen poder de decisión.

4. Hay países de América Latina donde la educación es gratuita, y ese hecho, sin duda encomiable, es a
veces esgrimido como dato confirmatorio del carácter masivo, popular de un sistema educativo. Es claro que tales
países han alcanzado un sistema más justo y decantado que aquellos otros donde la instrucción secundaria y
universitaria debe ser rigurosamente pagada. Sin embargo, un sistema de educación gratuita no es de ningún
modo una inexpugnable garantía de que la oportunidad de la cultura alcance a todos . Siempre será
aplastantemente mayoritario el número de estudiantes que proviene de la burguesía o de la alta clase media. Es así
que la gratuidad de la enseñanza, con ser un rasgo altamente positivo, por lo común no es aprovechado por
sectores sociales que, dada su precaria situación económica, no pueden permitirse el lujo de estudiar.

5. Para ellos la cultura es un artículo tan suntuario como un yate, un caballo de carreras o un abrigo de
visón. La educación gratuita cumple su verdadera función sólo cuando se inscribe en un sistema de justicia social;
de lo contrario, cuando la gratuidad es un hecho aislado, un rasgo de progreso que no funciona como regla sino
como excepción, la principal consecuencia que trae aparejada no es exactamente que los hijos de los pobres
estudien, sino más bien que a los ricos no les cuesta nada la educación de sus hijos.

6. Por otra parte, la oportunidad de la cultura no se da tan sólo en los planificados niveles de la
educación propiamente dicha. Hay un juego dialéctico entre la oferta cultural y la demanda de cada individuo. Y
tal confrontación tiene lugar en múltiples terrenos desde la pantalla casi mágica de la televisión hasta el torrente
de palabras de la prensa diaria, desde los programas de radio hasta las formas visibles u ocultas de la propaganda,
desde las consignas de los murales hasta el espontaneísmo de los graffiti.
1
7. Cuando el gusto popular, así sea el más primitivo, logra expresarse sin cortapisas ni influencias
deformantes, a menudo consigue resultados más que aceptables e incluso asombrosos. Los notables artesanos
que, generación tras generación, surgen de las comunidades indígenas de México, Perú, Guatemala, Colombia,
Ecuador, etc., no necesitan, a pesar de ser casi siempre analfabetos, que nadie les enseñe a combinar formas y
colores para producir cerámicas y tejidos de una increíble belleza. Su mayor nivel de riesgo es que algún capitalista
los empuje a la producción vertiginosa y en serie. Las indias del Archipiélago de San Blas, en Panamá, que habían
conseguido estupendos diseños para sus molas, hoy, lamentablemente, las arruinan al sustituir sus símbolos
tradicionales por ciertas leyendas (Merry Christmas, Canal Zone, Coca Cola, etc) reclamadas, festejadas y bien
pagadas por los turistas norteamericanos que vienen a buscarlas junto al canal.

8. Tal vez son muestras aisladas, pero de todas maneras son eslabones de una deformación mayor. Es
obvio que, al contrario de lo que reclamaba Reyes, ciertas multinacionales representan hoy la oportunidad de la
incultura. Esto suele ser cierto aun en rubros de apariencia artística. La impresionante promoción de las llamadas
Best-sellers internacionales o de ciertos hits discográficos deja poco espacio para que el hombre de la calle elija en
libertad. Siempre hay un gerente, un técnico en publicidad, un artífice de derroche (como lo bautizara el sociólogo
norteamericano Vance Packard) que decide por él. Semejante oportunidad de la incultura acaba deformando el
gusto popular, imponiéndole una lección a la que jamás llegaría por sí mismo.

9. Cuando las multinacionales (que en América Latina manipulan buena parte de los mass media) nos
desinforman con una prolijidad y un tesón dignos de mejor causa, en realidad nos vuelven más incultos. Esa es, de
cualquier manera, su misión sublimal. Quiero agregar un solo botón de muestra. Cuando la propaganda de los
consorcios de alimentación convence a los inefables rioplatenses que deben celebrar la navidad con manjares de
ingentes calorías (tan adecuados para las calorías bajo cero de los diciembres neoyorquinos y tan impropios para
ser digeridos en plena canícula del Cono Sur) también contribuye a nuestra incultura. Porque cultura no es solo la
libresca; cultura es también lo que el hombre come, viste, baila, juega. Cultura es, asimismo, el estilo en que el
hombre y la mujer aman y odian por eso hay una cultura de la nieve y una cultura del sol; una cultura suntuaria
(cuyos valores suben y bajan como en la bolsa) y una cultura de la pobreza, siempre al margen de las cotizaciones.

10. Cada pueblo debe buscar, hallar y aprovechar la oportunidad de su propia cultura. Creer y crear en
ella. Y si bien los métodos y maniobras, los juicios y prejuicios de la cultura suntuaria rara vez se adecuan a la
cultura de la pobreza, ésta en cambio, cuando logra por fin desarrollarse y fructificar, no solo se ofrece al deleite y
la angustia del hombre, de todo hombre; también le abre caminos. ¿Hacia dónde? (Permítaseme apelar una vez
más al cauto optimismo de Alfonso Reyes mejicano universal). Digamos que hasta la “región donde reina la alegría
suficiente”.

La oportunidad de la cultura en Latinoamérica es limitada.

2-5= los factores que se necesitan para que haya oportunidad de culturizarse
Estructura política y educación
6-9= Las manifestaciones de la cultura, y sus resultados con o sin influencias.

ANÁLISIS DEL TEXTO CON BASE EN EL PROCESO INTEGRAL DE LECTURA

I. PRIMER PASO: COMPRENSIÓN

1. Lea el texto sin detenerse, y capte el tema general.


2. ¿Quién es Mario Benedetti?: busque datos relevantes como: lugar de origen, premios otorgados, obras
escritas, ideología.
3. Identifique la idea central de cada párrafo y resáltela con azul oscuro
4. ¿En quién o quiénes se apoya el autor para fortalecer su punto de vista? (voces)
5. Las actitudes y emociones asumidas por el autor frente a lo que expresa, frente a las circunstancias
históricas de producción del texto y frente al interlocutor del mensaje, se pueden percibir por medio del
2
tono. El tono puede ser: familiar, jocoso, académico, lírico, grandilocuente, airado, polémico, conciliatorio,
burlón, peyorativo, panfletario, sarcástico, irónico, cálido, elogioso, de denuncia… Con base en lo anterior,
identifique qué clase de tono(s) utiliza el autor en su escrito.
6. El escritor, para ayudar al lector a encontrar el verdadero sentido del texto, utiliza diferentes estrategias
textuales como: descripciones, anécdotas, citas, narraciones, causas/efectos, definiciones, ejemplos,
comparaciones/contrastes, generalizaciones, enumeraciones, paráfrasis… Identifique, en el texto, cuáles
de estas estrategias utiliza el escritor.
7. Elabore la Macroestructura del texto. Recuerde:
a) identificar, el tema del cual se ocupa el autor.
b) la idea central alrededor de la cual gira todo el contenido del texto
c) Las ideas que utiliza para desarrollar la idea principal (ideas secundarias mayores).
d) Las ideas con que amplía y explica las secundarias mayores (ideas secundarias menores).
8. ¿Qué reacción o reacciones espera M. Benedetti provocar en sus posibles lectores? Explique.

II. SEGUNDO PASO: INTERPRETACIÓN

1. Relea el texto y colija el significado de las siguientes expresiones:


a) “En el orden de la aptitud (p.1)
b) Otras pamplinas (p.1)
c) la propaganda política arguye (p.1)
d) eventual clasificación (p.1)
e) constituir un rasgo nacional (p.2)
f) sin duda encomiable (p.4)
g) a veces esgrimido (p.4)
h) sistema más justo y decantado (p.4)
i) inexpugnable garantía (p.4)
j) juego dialéctico (p.6)
k) expresarse sin cortapisas (p.7)
l) diseños para sus molas (p.7)
m) eslabones de una deformación mayor (p.8)
n) nos desinforman con una prolijidad y un tesón dignos de mejor causa (p.9)
ñ) consorcios de alimentación (p.9)
o) inefables rioplatenses (p.9)
p) ingentes calorías (p.9)
q) cauto optimismo (p.10)

RESUMEN DE LA OPORTUNIDAD DE LA CULTURA

Mario Benedetti, en su ensayo “La oportunidad de la cultura”, expone, como idea principal, las posibilidades que
tiene el individuo latinoamericano para acceder a la cultura.

Para desarrollar lo anterior, Benedetti se vale de dos ideas: primero, plantea que para que el individuo latino pueda
acceder a la cultura, debe haber tratamiento social igualitario y educación gratuita dentro de un contexto de
justicia social. La segunda idea que expresa es que la cultura no solo se da en los planificados niveles de la
educación propiamente dicha, sino también en el juego dialéctico de la oferta cultural y la demanda de cada
individuo. En esta parte, muestra los efectos que se obtienen en ese juego dialéctico y dice que si el gusto popular
se expresa sin influencias, los resultados son maravillosos, pero que si hay influencia, los resultados son malos y es
cuando surge la oportunidad de la incultura.

Como conclusión, plantea que todo pueblo debe buscar, hallar y aprovechar la oportunidad de su propia cultura.
Que debe creer y crear en ella.

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LA PROCLAMA
POR UN PAÍS AL ALCANCE DE LOS NIÑOS

COMISIONADO: GABRIEL GARCÍA MÁRQUEZ

Para facilitar las tareas diseñadas, al texto original se le adicionaron algunos elementos: se numeraron los bloques,
se escribieron unas cuantas expresiones en negrillas, otras en bastardillas-negrillas, y unas pocas se subrayaron.

[1] Los primeros españoles que vinieron al Nuevo Mundo vivían aturdidos por el canto de los pájaros, se
mareaban con la pureza de los olores y agotaron en pocos años una especie exquisita de perros mudos que los
indígenas criaban para comer. Muchos de ellos, y otros que llegarían después, eran criminales rasos en libertad
condicional, que no tenían más razones para quedarse. Menos razones tendrían muy pronto los nativos para
querer que se quedaran.

Descripción de gabo de los que llegaron y lo que encontró

[2] Cristóbal Colón, respaldado por una carta de los reyes de España para el emperador de China, había
descubierto aquel paraíso por un error geográfico que cambió el rumbo de la historia. La víspera de su llegada,
antes de oír el vuelo de las primeras aves en la oscuridad del océano, había percibido en el viento una fragancia de
flores de la tierra que le pareció la cosa más dulce del mundo. En su diario de a bordo escribió que los nativos los
recibieron en la playa como sus madres los parieron, que eran hermosos y de buena índole, y tan cándidos de
natura, que cambiaban cuanto tenían por collares de colores y sonajas de latón. Pero su corazón perdió los
estribos cuando descubrió que sus narigueras eran de oro, al igual que las pulseras, los collares, los aretes y las
tobilleras; que tenían campanas de oro para jugar, y que algunos ocultaban sus vergüenzas con una cápsula de
oro. Fue aquel esplendor ornamental, y no sus valores humanos, lo que condenó a los nativos a ser
protagonistas del nuevo Génesis que empezaba aquel día. Muchos de ellos murieron sin saber de dónde habían
venido los invasores. Muchos de éstos murieron sin saber dónde estaban. Cinco siglos después, los descendientes
de ambos no acabamos de saber quiénes somos.
[3] Era un mundo más descubierto de lo que se creyó entonces. Los incas, con diez millones de habitantes, tenían
un estado legendario bien constituido, con ciudades monumentales en las cumbres andinas para tocar al dios solar.
Tenían sistemas magistrales de cuenta y razón, y archivos y memorias de uso popular, que sorprendieron a los
matemáticos de Europa, y un culto laborioso de las artes públicas, cuya obra magna fue el jardín del palacio
imperial, con árboles y animales de oro y plata en tamaño natural. Los aztecas y los mayas habían plasmado su
conciencia histórica en pirámides sagradas entre volcanes acezantes, y tenían emperadores clarividentes y
artesanos sabios que desconocían el uso industrial de la rueda, pero la utilizaban en los juegos de los niños.
[4] En la esquina de los grandes océanos se extendían cuarenta mil leguas cuadradas que Colón entrevió apenas en
su cuarto viaje, y que hoy lleva su nombre: Colombia. Lo habitaban desde hacía unos doce mil años varias
comunidades dispersas de lenguas diferentes y culturas distintas, y con sus identidades propias bien definidas. No
tenían una noción de estado, ni unidad política entre ellas, pero habían descubierto el prodigio político de vivir
como iguales en las diferencias. Tenían sistemas antiguos de ciencia y educación, y una rica cosmología vinculada a
sus obras de orfebres geniales y alfareros inspirados. Su madurez creativa se había propuesto incorporar el arte a
la vida cotidiana –que tal vez sea el destino superior de las artes--y lo consiguieron con aciertos memorables tanto
en los utensilios domésticos como en el modo de ser. El oro y las piedras preciosas no tenían para ellos un valor de
cambio sino un poder cosmológico y artístico, pero los españoles los vieron con los ojos de Occidente: oro y piedras
preciosas de sobra para dejar sin oficio a los alquimistas y empedrar los caminos del cielo con doblones de a cuatro.
Esa fue la razón y la fuerza de la Conquista y la Colonia, y el origen de lo que somos.

4
[5] Tuvo que transcurrir un siglo para que los españoles conformaran el estado colonial, con un solo nombre, una
sola lengua y un solo dios. Sus límites y su división política de doce provincias eran semejantes a los de hoy. Esto
dio por primera vez la noción de un país centralista y burocratizado, y creó la ilusión de una unidad nacional en el
sopor de la Colonia. Ilusión pura, en una sociedad que era un modelo oscurantista de discriminación racial y
violencia larvada, bajo el manto del Santo Oficio. Los tres o cuatro millones de indios que encontraron los
españoles estaban reducidos a un millón por la crueldad de los conquistadores y las enfermedades desconocidas
que trajeron consigo. Pero el mestizaje era ya una fuerza demográfica incontenible. Los miles de esclavos
africanos, traídos por la fuerza para los trabajos bárbaros de minas y haciendas, habían aportado una tercera
dignidad al caldo criollo, con nuevos rituales de imaginación y nostalgia, y otros dioses remotos. Pero las leyes de
Indias habían impuesto patrones milimétricos de segregación según el grado de sangre blanca dentro de cada raza:
mestizas de distinciones varias, negros esclavos, negros libertos, mulatos de distintas escalas. Llegaron a
distinguirse hasta dieciocho grados de mestizos, y los mismos blancos españoles segregaron a sus propios hijos
como blancos criollos.
[6] Los mestizos estaban descalificados para ciertos cargos de mando y gobierno y otros oficios públicos, o para
ingresar en colegios y seminarios. Los negros carecían de todo, inclusive de un alma; no tenían derecho a entrar en
el cielo ni en el infierno, y su sangre se consideraba impura hasta que fuera decantada por cuatro generaciones de
blancos. Semejantes leyes no pudieron aplicarse con demasiado rigor por la dificultad de distinguir las intrincadas
fronteras de las razas, y por la misma dinámica social del mestizaje, pero de todos modos aumentaron las tensiones
y la violencia raciales. Hasta hace pocos años no se aceptaban todavía en los colegios de Colombia a los hijos de
uniones libres. Los negros, iguales en la ley, padecen todavía de muchas discriminaciones además de las propias de
la pobreza.

Gabo expone la desigualdad racial de la época colonial para los nativos.

[7] La generación de la Independencia perdió la primera oportunidad de liquidar esa herencia abominable.
Aquella pléyade de jóvenes románticos inspirados en las luces de la revolución francesa, instauró una república
moderna de buenas intenciones, pero no logró eliminar los residuos de la Colonia. Ellos no estuvieron a salvo de
sus hados maléficos. Simón Bolívar, a los 35 años, había dado la orden de ejecutar ochocientos prisioneros
españoles, inclusive a los enfermos de un hospital. Francisco de Paula Santander, a los 28, hizo fusilar a los
prisioneros de la batalla de Boyacá, inclusive a su comandante. Algunos de los buenos propósitos de la república
propiciaron de soslayo nuevas tensiones sociales de pobres y ricos, obreros y artesanos y otros grupos marginales.
La ferocidad de las guerras civiles del siglo XIX no fue ajena a esas desigualdades, como no lo fueron las numerosas
conmociones políticas y civiles que han dejado un rastro de sangre a lo largo de nuestra historia.

Elaboración de una pequeña reseña histórica

[8] Dos dones naturales nos han ayudado a sortear ese sino funesto, a suplir los vacíos de nuestra condición
cultural y social, y a buscar a tientas nuestra identidad. Uno es el don de la creatividad, expresión superior de la
inteligencia humana. El otro es una arrasadora determinación de ascenso personal. Ambos, ayudados por una
astucia casi sobrenatural, y tan útil para el bien como para el mal, fueron un recurso providencial de los indígenas
contra los españoles desde el día mismo del desembarco.
[9] Para quitárselos de encima, mandaron a Colón de isla en isla siempre a la isla siguiente, en busca de un rey
vestido de oro que no había existido nunca. A los conquistadores convencidos por las novelas de caballería los
engatusaron con descripciones de ciudades fantásticas construidas en oro puro. A todos los descamisaron con la
fábula de El Dorado mítico que una vez al año se sumergía en su laguna sagrada con el cuerpo empolvado de oro.
Tres obras maestras de una epopeya nacional, utilizadas por los indígenas como un instrumento para sobrevivir.
Tal vez de esos talentos precolombinos nos viene también una plasticidad extraordinaria para asimilarnos con
rapidez a cualquier medio y aprender sin dolor oficios más disímiles: fakires en la India, camelleros en el Sahara o
maestros de inglés en Nueva York.
está dando ejemplo de esos dones naturales que poseemos
[10] Del lado hispánico, en cambio, tal vez nos venga el ser emigrantes congénitos con un espíritu de aventura que
no elude los riesgos. Todo lo contrario: los buscamos. De unos cinco millones de colombianos que viven en el
exterior, la inmensa mayoría se fue a buscar fortuna sin más recursos que la temeridad, y hoy están en todas
partes, por las buenas o por las malas razones, haciendo lo mejor o lo peor, pero nunca inadvertidos. La cualidad

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con que se les distingue en el folclore del mundo entero es que ningún colombiano se deja morir de hambre. Sin
embargo, la virtud que más se les nota es que nunca fueron tan colombianos como al sentirse lejos de Colombia.
[11] Así es. Han asimilado las costumbres y las lenguas de otros como las propias, pero nunca han podido
sacudirse del corazón las cenizas de la nostalgia, y no pierden ocasión de expresarlo con toda clase de actos
patrióticos para exaltar lo que añoran de la tierra distante, inclusive sus defectos. En las ciudades menos pensadas
de cualquier país puede encontrarse a la vuelta de una esquina la reproducción en vivo de una calle cualquiera de
Colombia: las casas de colores intensos, la fonda con el nombre de la ciudad amada, el salón de cine en español, la
escuela 20 de Julio junto a la cantina 7 de Agosto con sus chorros de músicas enloquecidas, la plaza de árboles
polvorientos todavía con las guirnaldas de papel del último viernes fragoroso.

Los dones que poseemos los colombianos


2 dones naturales de los indígenas
Creatividad y asenso personal
Un don de los hispanos
Ser emigrantes congénitos

[12] La paradoja es que estos conquistadores nostálgicos, como sus antepasados, nacieron en un país de puertas
cerradas. Los libertadores trataron de abrirlas a los nuevos vientos de Inglaterra y Francia, a las doctrinas jurídicas
y éticas de Bentham, a la educación de Lancaster, al aprendizaje de las lenguas, a la popularización de las ciencias y
las artes, para borrar los vicios de una España más papista que el papa y todavía escaldada por el acoso financiero
de los judíos y por ochocientos años de ocupación islámica. Los radicales del siglo XIX, y más tarde la Generación
del Centenario, volvieron a proponérselo con políticas de inmigraciones masivas para enriquecer la cultura del
mestizaje, pero unas y otras se frustraron por un temor casi teológico de los demonios exteriores. Aún hoy
estamos lejos de imaginar cuánto dependemos del vasto mundo que ignoramos.
[13] Somos conscientes de nuestros males, pero nos hemos desgastado luchando contra los síntomas mientras las
causas se eternizan. Nos han escrito y oficializado una versión complaciente de la historia, hecha más para
esconder que para clarificar, en la cual se perpetúan vicios originales, se ganan batallas que nunca se dieron y se
sacralizan glorias que nunca merecimos. Pues nos complacemos en el ensueño de que la historia no se parezca a la
Colombia en que vivimos, sino que Colombia termine por parecerse a su historia escrita.
[14] Por lo mismo, nuestra educación conformista y represiva parece concebida para que los niños se adapten por
la fuerza a un país que no fue pensado para ellos, en lugar de poner el país al alcance de ellos para que lo
transformen y engrandezcan. Semejante despropósito restringe la creatividad y la intuición congénitas, y contraría
la imaginación, la clarividencia precoz y la sabiduría del corazón, hasta que los niños olviden lo que sin duda saben
de nacimiento: que la realidad no termina donde dicen los textos, que su concepción del mundo es más acorde con
la naturaleza que la de los adultos, y que la vida sería más larga y feliz si cada quien pudiera trabajar en lo que le
gusta, y sólo en eso.

La educación no es apta para los niños

[15] Esta encrucijada de destinos ha forjado una patria densa e indescifrable donde lo inverosímil es la única
medida de la realidad. Nuestra insignia es la desmesura. En todo: en lo bueno y en lo malo, en el amor y en el
odio, en el júbilo de un triunfo y en la amargura de una derrota. Destruimos a los ídolos con la misma pasión con
que los creamos. Somos intuitivos, autodidactas espontáneos y rápidos, y trabajadores encarnizados, pero nos
enloquece la sola idea del dinero fácil. Tenemos en el mismo corazón la misma cantidad de rencor político y de
olvido histórico. Un éxito resonante o una derrota deportiva pueden costarnos tantos muertos como un desastre
aéreo. Por la misma causa somos una sociedad sentimental en la que prima el gesto sobre la reflexión, el ímpetu
sobre la razón, el calor humano sobre la desconfianza. Tenemos un amor casi irracional por la vida, pero nos
matamos unos a otros por las ansias de vivir. Al autor de los crímenes más terribles lo pierde una debilidad
sentimental. De otro modo: al colombiano sin corazón lo pierde el corazón.
[16] Pues somos dos países a la vez: uno en el papel y otro en la realidad. Aunque somos precursores de las
ciencias en América, seguimos viendo a los científicos en su estado medieval de brujos herméticos, cuando ya
quedan muy pocas cosas en la vida diaria que no sean un milagro de la ciencia. En cada uno de nosotros cohabitan,
de la manera más arbitraria, la justicia y la impunidad: somos fanáticos del legalismo, pero llevamos bien despierto
en el alma un leguleyo de mano maestra para burlar las leyes sin violarlas, o para violarlas sin castigo. Amamos a
los perros, tapizamos de rosas el mundo, morimos de amor por la patria, pero ignoramos la desaparición de seis
especies de animales cada hora del día y de la noche por la devastación criminal de los bosques tropicales, y
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nosotros mismos hemos destruido sin remedio uno de los grandes ríos del planeta. Nos indigna la mala imagen del
país en el exterior, pero no nos atrevemos a admitir que la realidad es peor. Somos capaces de los actos más
nobles y de los más abyectos, de poemas sublimes y de asesinatos dementes, de funerales jubilosos y de parrandas
mortales. No porque unos seamos buenos y otros malos, sino porque todos participamos de ambos extremos.
Llegado el caso –y Dios nos libre-- todos somos capaces de todo.

Los males que padecemos

[17] Tal vez una reflexión más profunda nos permitiría establecer hasta qué punto este modo de ser nos viene de
que seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la Colonia. Tal vez
una más serena nos permitiría descubrir que nuestra violencia histórica es la dinámica sobrante de nuestra guerra
eterna contra la adversidad. Tal vez estemos pervertidos por un sistema que nos incita a vivir como ricos
mientras el cuarenta por ciento de la población malvive en la miseria y nos ha fomentado una noción instantánea y
resbaladiza de la felicidad: queremos siempre un poco más de lo que ya tenemos, más y más de lo que parecía
imposible, mucho más de lo que cabe dentro de la ley, y lo conseguimos como sea: aun contra la ley. Conscientes
de que ningún gobierno será capaz de complacer esta ansiedad, hemos terminado por ser incrédulos,
abstencionistas e ingobernables, y de un individualismo solitario por el que cada uno de nosotros piensa que sólo
depende de sí mismo. Razones de sobra para seguir preguntándonos quiénes somos, y cuál es la cara con que
queremos ser reconocidos en el tercer milenio.
[18] La Misión de Ciencia, Educación y Desarrollo no ha pretendido una respuesta, pero ha querido diseñar una
carta de navegación que tal vez ayude a encontrarla. Creemos que las condiciones están dadas como nunca para el
cambio social y que la educación será su órgano maestro. Una educación desde la cuna hasta la tumba,
inconforme y reflexiva, que nos inspire un nuevo modo de pensar y nos incite a descubrir quiénes somos en una
sociedad que se quiera más a sí misma. Que aproveche al máximo nuestra creatividad inagotable y conciba una
ética –y tal vez una estética-- para nuestro afán desaforado y legítimo de superación personal. Que integre las
ciencias y las artes a la canasta familiar, de acuerdo con los designios de un gran poeta de nuestro tiempo que pidió
no seguir amándolas por separado como a dos hermanas enemigas. Que canalice hacia la vida la inmensa energía
creadora que durante siglos hemos despilfarrado en la depredación y la violencia, y nos abra al fin la segunda
oportunidad sobre la tierra que no tuvo la estirpe desgraciada del coronel Aureliano Buendía. Por el país próspero
y justo que soñamos: al alcance de los niños.

Seguimos siendo en esencia la misma sociedad excluyente, formalista y ensimismada de la Colonia; pero
con una educación desde la cuna y reflexiva, Colombia podrá salir adelante.

LA EDUCACIÓN Y LA EMPRESA
Por Carlos Alberto Montaner

1 La sociedad española está escandalizada con sus escuelas y universidades. Los muchachos terminan el
bachillerato sin saber casi nada. Muchos son incapaces de escribir sin terribles faltas de ortografía. De historia no
conocen ni siquiera la de España. La mayor parte no puede expresarse coherentemente durante cinco minutos sin
recurrir a muletillas y palabrotas. Las pruebas de contraste demuestran que están peor preparados en matemáticas
y ciencias que los jóvenes de casi toda la Unión Europea. Y cuando se gradúan de la universidad, a otra escala, se
repite el mismo desolador panorama. La universidad también falla.

2. La revista Época lo sintetiza en portada reciente con un titular enorme “La enseñanza es un desastre”. Y la
inteligente ministra de Educación, Pilar del Castillo, la muy aguda y obsesivamente discreta funcionaria del gabinete
de Aznar, concuerda con este diagnóstico y trata desesperadamente de ponerle coto mediante una reforma que
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enfrenta la resistencia de unos burócratas empeñados en trabajar menos, unos sindicatos decididos a ganar más, y
unos estudiantes que rechazan cualquier demanda intelectual severa.

3. ¿Hay cura para estos males? Parece que sí y la medicina viene de la mano del mundo empresarial privado. Vale
la pena tomar buena nota de un par de casos espectaculares. En Estados Unidos, por ejemplo, comienza a
funcionar, con un éxito notable, la compañía neoyorquina Edison Schools, que cotiza en la Bolsa, y cuya función es
vender buena educación a precios competitivos. ¿Qué hace esta empresa? De la misma manera que los Hilton o los
Holliday Inn organizan y administran hoteles, Edison Schools organiza y administra escuelas públicas o privadas
desde el parvulario hasta el grado duodécimo.

4. Las dotan de un sistema pedagógico eficaz, readiestran a los maestros, redefinen el currículo, imponen la
disciplina, aumentan los períodos de clase y mejoran objetivamente los niveles de enseñanza. ¿Costo? El mismo
que el Estado les tenía asignado cuando eran operadas por el sector público. Lo que hace Edison Schools es utilizar
los recursos disponibles con mayor eficiencia, de manera que les sea posible competir con las buenas escuelas
privadas del país y, además, ganar dinero para distribuir entre los accionistas. ¿Resultado de esta gestión? Los
estudiantes de las escuelas Edison Schools están entre los mejor preparados del país. Lo que en 1995 se inició con
una escuela piloto, hoy maneja 113 escuelas públicas y 57000 estudiantes.

5. El otro caso notorio es el de la limeña Universidad Peruana de Ciencias Aplicadas. La UPC es una joven
universidad creada y administrada con un criterio empresarial privado, en un país en el que muchas cosas
funcionan mal, pero especialmente la enseñanza universitaria pública,

6. ¿Qué ha hecho diferente la UPC? Ante todo, admitir que se trata de una empresa que debe brindarles
beneficios a los accionistas mediante la venta de un servicio -educación superior- en medio de un mercado en el
que sus competidores más fuertes -las universidades públicas- prácticamente “regalan” un producto
supuestamente parecido. ¿Cómo competir? Muy sencillo y muy difícil a la vez: con calidad, conjugando los
objetivos instruccionales generales con las peculiaridades de los individuos, con una absoluta conexión entre lo
que se aprende en las aulas y lo que demanda la sociedad. Todo ello enseñado mediante acreditados métodos
pedagógicos utilizados por profesores que no poseen el estupefaciente privilegio de las cátedras vitalicias.

7. Como en cualquier empresa sujeta a la competencia, al profesor que no rinda lo que de él se espera –o el
rector o los decanos- se le despide. Exactamente lo mismo que les sucede a los estudiantes que fracasan o a los
alborotadores. ¿Consecuencias de este rigor? Mientras los egresados de las universidades públicas peruanas
difícilmente encuentran trabajo cuando se gradúan, el noventa por ciento de los graduados de la UPC son
contratados apenas se quitan la toga y el birrete. Las compañías saben que los arquitectos, los abogados,
administradores de empresas, ingenieros o comunicadores salidos de esta Universidad/Empresa son
profesionales competentes.

8. La lección que se desprende de estos dos ejemplos es muy clara: para superar el desastre educacional hay que
emplear métodos gerenciales aprendidos en el mercado, y resulta aconsejable apartar al Estado de la gestión
directa de los centros de enseñanza. Luis Bustamante Belaúnde, rector de la UPC, lo dice en un libro –La nueva
universidad- que ningún educador serio debería dejar de leer: “Si una universidad quiere estar a la altura y
responder a los retos de hoy debe parecerse más a las organizaciones empresariales del mañana que a los viejos
patrones del ayer”. Así es.

La privatización es la solución a los males de la educación actual.

la educación y los métodos empresariales

para superar el desastre educacional hay que emplear métodos gerenciales aprendidos en el
mercado, y resulta aconsejable apartar al Estado de la gestión directa de los centros de
enseñanza.

2daria: ejemplos justificativos


8
2 ejemplos

ESTO DE LA CULTURA
Por Antonio Caballero
1. Hay muchas almas cándidas que piensan que nos mataríamos menos si hubiera más cultura. Y que hay
que fomentar la educación y la cultura para que alcancemos la paz. Me parece que pensar así es tomar el rábano
por las hojas. Nos matamos a causa de la cultura; y no porque esta nos haga falta.

2. Recuerdo, de los tiempos de mi adolescencia, una información de prensa que me... ¿me estremeció? No:
mentiría si lo dijera. Pongamos que me llamó la atención, hasta el punto de que no la he olvidado. Se refería a ese
nudo central del alma humana en el que la cultura y la muerte se entrecruzan intrincadamente para producir -
¿más muerte? ¿Más cultura?-. Da igual: para seguir una y otra, una con otra, reproduciéndose en su
entrelazamiento inextricable. Decía la información de prensa aquella, que, en una taberna del centro de Bogotá, o,
para ser más exactos, en una tienda, dos borrachos que tomaban aguardiente se enzarzaron en una discusión
gramatical: la misma eterna discusión gramatical de los borrachos colombianos. Trataba, lo habrán adivinado mis
lectores, sobre si se debe decir “un vaso de agua”, o si la forma correcta es “un vaso con agua”. La cosa pasó a
mayores. El uno sacó cuchillo. El otro sacó revólver. Y, por lo que yo recuerdo, se mataron los dos, y tal vez resultó
muerto alguien más que pasaba por ahí.

3. (Algo en mí –un pistolero cultural- me dice al oído que ha debido morir sólo uno de los tres: el repelente
preciosista partidario del “vaso con agua”. Pero dejó abundante descendencia. Si no hubiera muerto entonces,
hoy estaría pidiendo que le colocaran agua en su vaso. Y la señora de la tienda, completamente desmoralizada ya
en el derrumbe cultural de Colombia, le estaría diciendo: “Cómo no, vecino, ya le ubico su agua”).

4. Si eso es así con la gramática, piensen ustedes cómo será con la religión, que es todavía más tercamente
cultural.

5. Digo todo esto a propósito de lo que estamos viendo, a través de la televisión y la prensa, en la batalla de
Nayaf, en Irak, entre los marines norteamericanos y las milicias del Mahdi que siguen a un joven clérigo. Los
combatientes muertos no se cuentan: simple carne de cañón, como lo han sido siempre. Pero tiembla el mundo
entero ante la posibilidad de que alguna bala perdida, algún obús perdido, algún cohete perdido, alguna bomba de
fragmentación perdida (todos ellos, como se ve, artefactos culturales), rasguñe en el zafarrancho los muros o las
cúpulas de la mezquita de Alí, donde desde hace mil trescientos años está enterrado el yerno del profeta Mahoma.
Las vidas humanas no importan. Importa ese vehículo de cultura –cultura religiosa, en este caso: pero la religión
es sin duda la más alta y terrible forma de cultura- que es la mezquita de Nayab, santa para decenas de millones
de musulmanes chiítas.

6. Algo muy parecido sucedió hace año y medio en Israel, en la basílica cristiana de la Natividad de Belén, donde se
hicieron fuerte unas cuantas docenas de militantes de la Intifada palestina cercados por el ejército israelí. La sangre
no importaba, pero ¿qué tal que un cañonazo dañara la Gruta Sacra donde nació el Redentor? Esa misma Intifada
había empezado a causa de un gesto de índole cultural de Ariel Sharon, que entonces no era todavía primer
ministro de Israel, y que violó deliberadamente la explanada de las mezquitas de Jerusalén para desafiar a los
árabes.

7. Hasta un hombre tan limitado como el presidente George W. Busch interpreta los acontecimientos políticos a
través de un prisma cultural, así sea involuntariamente, como el personaje de Moliere que hablaba en prosa sin
saberlo. Según él, el ataque que destruyó las Torres Gemelas de Nueva York de hace tres años iba dirigido contra
la libertad de América. Es decir, contra un concepto cultural, y no contra un objetivo estrictamente militar. El
World Trade Center era equivalente de la mezquita de Alí, o de la basílica de la Natividad.

8. La guerra misma, por supuesto, es un engendro cultural.


9
9. Porque la paz es un bien, sin duda. Y la cultura también, pero es otro muy distinto. Y confundir los dos es
muestra de incultura. O, si se prefiere, de creación cultural.

Ejemplos justificativos
Gramatical, religiosos y políticos.
Borrachos, Nayaf y Belén, torres gemelas

EL SALVAVIDAS
Por: Camilo Reinoso

1. La semana pasada, los médicos intensivistas de la Clínica Valle del Lili, en Cali, observaban con
preocupación un enfermo con sepsis severa, a quien se le aplicaba el tratamiento tradicional. A pesar de los
múltiples esfuerzos, el paciente no mejoraba. Entonces, los expertos decidieron experimentar con una nueva
medicina llamada Xigris, que se ha convertido en una poderosa herramienta para combatir estas infecciones.
Después de suministrarle el medicamento, el paciente empezó a recuperarse y fue posible ir bajando la dosis de las
demás drogas. Era la primera vez que se realizaba un tratamiento con esta proteína en Colombia.

2. Xigris es uno de los medicamentos más esperados por los médicos que trabajan en las unidades de
cuidados intensivos y su desarrollo ha sido revolucionario porque reduce sustancialmente las muertes por sepsis
severa, la infección más difícil de tratar. Esta condición se produce cuando una infección localizada se disemina
por el cuerpo –debido a debilidad del organismo o a la fuerza de la bacteria- a través del torrente sanguíneo y causa
inflamación en diferentes órganos. Los médicos tienen que atacar la infección con antibióticos, pero también deben
hacerle frente a la inflamación, para lo cual deben administrar droga, ventilación pulmonar, tratamiento de diálisis,
etc.
.
3. El problema, hasta hace poco, era que, a pesar de todos estos recursos, el tratamiento convencional
ofrecía resultados muy pobres. “Un paciente con sepsis era una moneda al aire, indica el intensivista de la
Fundación Santa Fe, Nel Carreño. No se sabía cuál de los infectados iba a fallecer y cuál iba a recuperarse” La
mortalidad por sepsis es del 30 al 50 por ciento. Se estima que a diario mueren cerca de 1400 personas por esta
condición en el mundo. Ahora con esta molécula, se espera que el panorama para estos pacientes cambie
radicalmente. Estudios clínicos han demostrado que con este medicamento la mortalidad disminuye en 20 por
ciento. Esto significa que de un grupo de 100 individuos con sepsis severa, hoy se salvan 20 % más.

4. Xigris no es un antibiótico sino una proteína llamada drotecogin alfa activado, que actúa como un
anticoagulante natural. En los casos de sepsis, los vasos sanguíneos microscópicos de los órganos se taponan e
impiden el libre paso de oxígeno. La droga evita que se formen esos trombos en dichos vasos, y de esta forma
disminuye el tiempo en que el órgano está inflamado. El beneficio es tal que la droga fue aprobada esta semana en
EE.UU., para ser incluida dentro del plan de salud de ese país. Según explicó Carreño, aunque es de alto costo por
ser novedosa, representa una gran economía, pues atender a un paciente con sepsis con el tratamiento
convencional, cuesta cerca de 20000 dólares diarios.

5. No en vano una de las angustias más grandes de un intensivista es tener a un paciente con sepsis severa.
“Lo más doloroso es observar cómo después de haberlo intentado todo, uno debe pararse con los brazos cruzados a
verlo morir”, dice Carreño. Con este nuevo medicamento, los médicos esperan tener una herramienta eficaz que
aleje esas angustias de las unidades de cuidados intensivos.

 Define Xegris
 Define Sepsis

Adiós a los libros


10
Carlos Alberto Montaner

1 Madrid -- Nací, crecí y he envejecido entre libros. Hace pocos meses, al cambiar de despacho, me vi obligado a
regalar unos ocho mil títulos a diversas bibliotecas. No fue un acto de generosidad, sino de desesperación: no
tenía dónde colocarlos. Pero no fue fácil. Me gusta como huelen los libros, el contacto con el papel y la extraña
vida que les dan a las habitaciones o a los pasillos. Sabía que jamás volvería a abrir el noventa y cinco por ciento de
esos libros, pero estaban ahí, en los anaqueles, dispuestos a servirme en cualquier momento, y eso siempre
conforta. Incluso, hace más de treinta años, cuando llegué exiliado a España, para ganarme la vida escogí la
profesión de editor. Era una forma de mezclar el placer y el trabajo.
2 La declaración anterior tiene un propósito muy claro. Lo que sigue está escrito con bastante melancolía: los
libros, como los conocemos, se acaban. Sé que el año pasado, sólo en España, se editaron o reeditaron sesenta y
dos mil títulos, pero eso no cambia las cosas. Es el canto del cisne. Los libros de cartón, papel y tinta están en su
etapa final. Serán sustituidos por los e-books. ¿Qué es eso? Es una liviana pantalla del tamaño y grosor de un libro
convencional que se alimenta mediante tarjetas electrónicas capaces de contener asombrosas cantidades de
información. En lugar de apilar --por ejemplo-- los 128 tomos de la obra de Balzac en una estantería encorvada por
el peso, todo este material, ``digitalizado'' en un CD-Rom del tamaño de una tarjeta de crédito, se coloca en una
ranura del e-book. Usted aprieta un botón y en la pantalla surge un índice. Marca La piel de zapa o Eugenia Grandet
y aparece la primera página. Cuando ha terminado de leerla, oprime un botón y pasa a la segunda o a la veinte. O
regresa a la primera. Con otro botón puede hacer anotaciones como en cualquier agenda electrónica. Y hasta
puede leer de noche, acostado, sin encender la luz: basta con la iluminación de la pantalla. Una biblioteca de veinte
mil volúmenes puede colocarse en un tarjetero de un metro de largo y veinte centímetros de ancho. Contra esa
inmensa facilidad tecnológica, expresada en precio y espacio, no hay amor por el libro capaz de resistir la
embestida.

Que son los ebooks y porque no tienen competencia

3 No es la primera vez que el hábito de leer es sacudido por cambios bruscos. Durante siglos, los seres humanos
escribieron en rollos o volvo (de donde viene nuestra palabra volumen) sobre hojas maceradas de papiro. Cuando
los egipcios --grandes productores de papiro-- prohibieron la exportación de este material ``estratégico'' a ciertas
ciudades griegas, una de ellas, Pérgamo, comenzó a curar la piel de los corderos para dedicarla a esos menesteres.
Surgió el pergamino. Varias centurias más tarde, en el siglo IV d. de C., comenzó a popularizarse otra forma de
lectura: los códex o códices, casi siempre escritos sobre pergamino, y encuadernados como nuestros libros.
Entonces hubo nostálgicos amantes de los rollos que quisieron resistir la innovación de los códices, pero las
ventajas para el copiado, transporte y almacenamiento de los nuevos libros eran imbatibles. Concurrió, además, un
inesperado elemento psicológico: como los códices coincidieron con la expansión del catolicismo, los rollos fueron
asimilados a las costumbres paganas. Esto contribuyó a liquidarlos.

4 La revolución siguiente ocurrió en el siglo octavo. Las tropas árabes entraron en Samarcanda, entonces
territorio chino, y pasaron a cuchillo a casi todos los varones, pero dejaron vivos a un par de ellos que despertaron
la curiosidad de los jefes. Eran los capataces de una extraña fábrica que convertía la lana en una sustancia sobre la
que se podía escribir: era el papel, nuestro papel. Desarmaron la maquinaria y se la llevaron. Fue un alivio. Para
copiar el Corán sobre pergamino eran necesarias las pieles de cien corderos.

5 Cuando Gutenberg perfeccionó la imprenta de tipos móviles --conocida por los coreanos quinientos años antes--
ya la industria del papel era importante en Europa. Hubo mucha resistencia a la invención del alemán de parte de
los copistas, y especialmente de la Iglesia, que vio reducirse sus ingresos, dado que una de las formas de obtener
indulgencias para los difuntos era encargar y pagar a los conventos buenas sumas por copias de bellos libros
religiosos, pero las ventajas que traía el artefacto eran inderrotables. En una generación todas las ciudades
europeas de tamaño mediano contaban con imprenta. Los viejos lectores, amantes de los textos manuscritos, se
quejaron con amargura de la producción industrial, plebeyamente uniforme, pero el precio y la rapidez acabaron
imponiéndose: los libros se hicieron veinte veces más baratos.

6 Estamos en una nueva era. La frase acuñada, ``Galaxia de Gutenberg'' --el mundo surgido por la revolución de la
imprenta--, dará paso a la ``Galaxia de los e-book''. La sustitución de la vieja forma de leer durará varias décadas,
pero paulatinamente se irá imponiendo. La venerable Enciclopedia Británica --treinta tomos de información

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precisa--, que me dio de comer cuando era estudiante y la vendía puerta-a-puerta, ya no se imprime. Se consulta
por medio de internet.

Junio 17, 2001

Los ebooks

Los cambios bruscos en la manera de leer

La identidad y los McDonald's

Carlos Alberto Montaner

1 Hace unos años, el francés José Bové, líder de los antiglobalizadores, saltó a las primeras páginas de los
periódicos cuando intentó destruir un McDonald's. No se trataba de un problema de odio a las calorías, sino de
patriotismo. Le parecía que el restaurante norteamericano, con sus emblemáticos arcos amarillos, era una
amenaza a la identidad de su país. Y no era la suya una conducta excéntrica: poco antes, y por razones parecidas,
Jack Lang, el ministro de Cultura de Francia, le había declarado la guerra al cine estadounidense con una pasión
similar a la que la Academia Francesa entonces ponía en combatir los americanismos que penetraban en el idioma.

2 Pero ni siquiera estábamos ante una moda venida de Francia. En España escuché razonamientos parecidos
cuando la empresa Disney se debatía entre crear un parque infantil en París o cerca de Barcelona. Mickey
Mouse, aparentemente, atentaba contra algo que tenía que ver con la esencia de España. Los empresarios
norteamericanos finalmente se decidieron por París y los nacionalistas culturales españoles respiraron aliviados,
aunque se perdieron dos millones de turistas anuales y quince mil puestos de trabajo permanentes.

3 En Estados Unidos, curiosamente, tienen otra visión mucho más inteligente de las influencias extranjeras. Es
verdad que el músculo empresarial norteamericano, para furia de los antiglobalizadores, ha creado en México 270
franquicias de McDonald's, pero, mientras tanto, sin una sola protesta, en Estados Unidos existen 6,000 Taco Bell
en los que se expende una versión apócrifa y menos picante de la cocina popular mexicana. Simultáneamente,
florecen las cadenas de comida japonesa, china, vietnamita, italiana o de cualquier lugar del planeta que tenga algo
que ofrecer al incansable paladar estadounidense.

4 La paradoja consiste en que mientras medio mundo lucha contra la influencia americana, como si peligrara la
identidad nacional, los norteamericanos absorben y metabolizan todas las influencias extranjeras, modificando
constantemente y sin miedo el propio perfil del país, sin perder un minuto en la absurda definición y defensa del
''ser americano'', entre otras razones, porque esa criatura, como el big foot de California, nunca ha podido ser
encontrada.

5 A nadie, con la excepción de unos cuantos racistas chiflados, se le ocurre definir cuál es la esencia del homo
americanus y dedicarse a proclamar sus virtudes o a defenderlo de los rasgos culturales o de los usos y
costumbres de otros pueblos. Por el contrario, deambulan por el país casi 300 millones de personas, procedentes
de todos los rincones de la tierra, coloreadas por todas las posibles combinaciones de acentos y dosis de melanina,
frágilmente vinculadas por las instituciones, la historia y los intereses, quienes libremente eligen el modo de buscar
la felicidad según les indican sus preferencias y su sentido común.
12
6 Intuitivamente --porque ni siquiera existe un debate nacional-- esa actitud es la que ha permitido que los
inmigrantes europeos trajeran el gran cine, los alemanes de la Bauhaus le colocaran su esbelto acento
arquitectónico a New York, o los músicos caribeños --con Paquito d'Rivera a la cabeza-- introdujeran o potenciaran
el jazz latino en el hambriento oído de una sociedad que con el mismo apetito musical se traga a los Beatles
británicos que al bossa nova de los brasileros. En suma, el fundamento en que descansa el país es muy simple: el
americano, como idea platónica, como abstracción, no existe. El americano es un ser dinámico, en constante
evolución, que sabe que su asombrosa vitalidad no es la consecuencia de las virtudes de una incontaminada cultura
primigenia, sino de la capacidad para adoptar y adaptar un talento ajeno que inmediatamente pasa a ser propio. Es
el genio del mestizaje cultural y no la exclusión lo que engrandece a la nación.

7 Es bueno que así sea. Hay pocas actividades más peligrosas que definir el ser nacional. Ese es el punto de
partida de todos los fascismos. La Alemania de los nazis no comenzó con Adolfo Hitler, sino con el nacionalismo
cultural, la Kulturkampf impulsada por Bismarck medio siglo antes. Cuando los grupos dominantes de una sociedad
definen el perímetro sagrado de la cultura propia, inevitablemente acabarán atropellando a quienes parcialmente
escapan o disienten de esa definición. Cuando orgullosamente creen haber identificado al arquetipo nacional,
molde y modelo del ciudadano perfecto, lo que realmente están haciendo es condenar a la muerte o a la
marginalidad a quienes se diferencian de esa peligrosa construcción. El horror del holocausto no sólo descansaba
en un monstruoso prejuicio sobre la supuesta naturaleza de los judíos, sino en la idealización del arquetipo
germano, suma y resumen de todas las virtudes y talentos. Se empieza, traviesamente, por tirarles piedras a los
cristales de los McDonald's. Se acaba creando campos de exterminio.

Octubre 26, 2003

La visión de estados unidos

Definición del ser americano

Beneficios que ha traído esta visión

La Peligrosa novedad de discurrir


Por: Carlos Alberto Montaner
En memoria de mi amigo Rolando Barral

1 Desde hace meses los españoles están enfrascados en una batalla político-cultural que puede
reproducirse fielmente en cada una de las naciones iberoamericanas. El problema es éste: el gobierno y el
conjunto de la sociedad están convencidos de que la enseñanza universitaria que se imparte en el país es
realmente mediocre. Los estudiantes de bachillerato que llegan a las aulas universitarias suelen tener un bajísimo
nivel, y cuando, al fin, tras varios años, consiguen graduarse, la inmensa mayoría se convierte en médicos,
abogados ingenieros, filósofos, o lo que sea, muy deficientemente preparados, para ejercer sus profesiones. Por
otra parte, los aportes de las universidades españolas al campo de la investigación científica son lamentables, pese
a tratarse de una nación rica, con cuarenta millones de habitantes, diecisiete mil dólares per cápita y una excelente
calidad de vida. Hay bolsones de talento creativo en algunos centros –Navarra, Barcelona, la Autónoma de Madrid-
pero son excepciones. Lo que prevalece es la mediocridad.

2 Ante este panorama, la Ministra de Educación, Pilar del Castillo, una profesora de ciencias políticas
enérgica e inteligente, ha conseguido, contra viento y marea, que el parlamento apruebe una ley que cambia
ciertos aspectos del mundo académico universitario. En síntesis, lo que la ley propone es descentralizar la
administración de las instituciones y crear un modo de contratación basado en el mérito y no en el compadrazgo.
Su propósito es introducir ciertos mecanismos de competencia y de comprobación de conocimientos que hagan
posible que sean los mejores quienes accedan a las cátedras. La idea tras la ley, difícilmente rebatible, es que si
mejora el personal docente y se instaura una suerte de meritocracia, la calidad de la enseñanza dará un salto
notable y en unos años España se colocará al nivel de Francia, Inglaterra o Alemania.

3 ¿Cómo es posible oponerse a semejante propósito? Naturalmente, por razones políticas. Es una ley
defendida por la nueva derecha, y los socialistas la combaten esparciendo informaciones sobre una supuesta
privatización de la enseñanza o la pérdida de la casi gratuidad de este servicio, rumores desgraciadamente falsos.

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La nueva derecha española hace años comprobó, con cierta melancolía, que la sociedad, amamantada por cuatro
décadas de franquismo, es estatista y antiliberal, así que no se toma el trabajo de tratar de cambiar la mentalidad
social del país. No es electoralmente rentable.

4 Sin embargo, el enemigo mayor que tiene la ley –como ocurre siempre- no son los socialistas y
comunistas, sino la cultura prevaleciente. La verdad es que la universidad española no solamente es mediocre por
su burocracia y sus mecanismos de contratación, sino porque los estudiantes, profesores y administradores, con las
excepciones admirables de siempre, carecen de ciertos valores que uno encuentra con mayor profusión en otras
latitudes. Por ejemplo, la rigurosa búsqueda de la excelencia como un acto de amor propio y de compromiso con
los demás. Por ejemplo, el sentido de la responsabilidad y la honestidad intelectual. ¿Cuántos catedráticos se
toman en serio su trabajo formativo y cuántos se limitan a cumplir con las formalidades? ¿Cuántos estudiantes
acuden a la universidad con el deseo real de aprender y la intención de ser los mejores, y cuántos se conforman con
sacar como pueden las asignaturas y obtener un título? ¿Se podría implantar en una universidad española el honor
system, acuerdo entre profesores y estudiantes para que no haya trampas y los profesores se retiren de las aulas
cuando se imparten los exámenes?

5 La Universidad de Salamanca es tan vieja como Oxford y Cambridge. Todas se originaron en el medioevo
con pocas décadas de diferencia. Es más: los métodos de enseñanza de Oxford y Cambridge son más anticuados y
más apegados a la tradición escolástica que los de las universidades españolas. Pero los frutos académicos e
intelectuales de Cambridge o de Oxford, de cualquiera de las dos, son mayores que las del medio centenar de
universidades españolas juntas. ¿Por qué? Porque –especialmente en los niveles posgraduados- los investigadores
investigan con pasión, los profesores enseñan y dirigen, los estudiantes compiten por destacarse por los
conocimientos adquiridos. Insisto: lo que se hace en los grandes centros universitarios del planeta, se hace con
seriedad, con propósito, con rigor, con método, buscando la sustancia. En nuestro mundo, en cambio, donde todo
es virtual, nos conformamos con la apariencia, y la sociedad no es ajena a este juego de espejos: generalmente lo
que nos importa no es alcanzar metas nuevas por amor al conocimiento y a la gloria que ello implica, sino ocupar
un cargo prestigioso.

6 Se ha citado mil veces y hay que seguir haciéndolo: en 1827 las autoridades de la Universidad de Cervera le
escribían a Fernando VII, para dar fe de su patriotismo, que entonces era la sujeción incondicional al absolutismo
de este nefasto monarca, y dejaban escrita una frase tremenda: “Lejos de nosotros la peligrosa novedad de
discurrir”. Lo importante era repetir, no pensar, no arriesgarse. Uno comprende que los gobiernos solo pueden
hacer leyes, y uno entiende que Pilar Castillo tiene razón en su diagnóstico triste, pero es difícil esperar grandes
resultados de unas normas dictadas por un parlamento. Cambridge no es Cambridge porque una ley así lo decidió
o potenció. Cuando estudiantes, profesores y administradores llegan a las universidades ya es demasiado tarde.
“España y yo somos así, señora”, decía un escritor con cierta insolente resignación. ¡Qué le vamos a hacer! Tiene
otras virtudes.

La ley
Definición
Sus opositores
Cultura prevaleciente
Razones políticas

Tropezar mil veces con la misma piedra

Carlos Alberto Montaner

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1. América Latina retorna al pasado. Vuelve al estado-empresario que tanta felicidad les causa a los políticos
demagogos y tanto despilfarro y atraso les trae a los pueblos. Quien inauguró esta tendencia retro fue el
argentino Néstor Kirchner, pero luego lo han seguido con entusiasmo el boliviano Evo Morales y el venezolano
Hugo Chávez. Es muy probable que el ecuatoriano Rafael Correa también lo intente tan pronto como ocupe su
sillón presidencial. No sé qué hará Daniel Ortega. Llega al poder en Nicaragua con un grado tal de debilidad que tal
vez le ate las manos, al menos por cierto tiempo.

2. La idea central tras el estado-empresario es muy simple y está al alcance de cualquier formación política, sea o
no socialista: supuestamente, existen algunas actividades “estratégicas” de primer orden que son demasiado
importantes para dejarlas en las manos de empresarios codiciosos incapaces de velar por el bien común. Ése es el
caso de la electricidad, las comunicaciones, el suministro de agua, la extracción y comercialización de combustibles,
como sucede con el petróleo o el gas, y el transporte terrestre, aéreo y marítimo de personas y mercancías. En
algunos países, como la muy democrática Costa Rica, durante mucho tiempo se pensó que la banca y los seguros
también debían quedar en el ámbito del sector público. Posteriormente se corrigió ese innecesario disparate.

3. La primera alarma racional que despierta esta nueva ola estatizadora tiene que ver con el concepto de
“actividad estratégica”. Si por ello se entiende todo lo que es vital para la supervivencia de las personas ¿por qué
no estatizar cuanto tiene que ver con la producción y venta de alimentos, medicinas y ropas, elementos
imprescindibles para mantener vivo al ser humano? ¿Qué puede haber más “estratégico” que las viviendas en las
que nos protegemos de las inclemencias del tiempo? En ese caso, ¿por qué no dedicar también al Estado a fabricar
y mantener nuestras casas?

4. Menudo error. Durante muchas décadas, los latinoamericanos comprobaron hasta la desesperación el
desastre de los estados-empresarios. En la Argentina estatista fundada por Perón, implacablemente continuada
tras su desaparición, hasta finales de los años ochenta resultaba más fácil adquirir un gato con dos cabezas que una
línea telefónica: a veces tardaban diez años en concederla. Las empresas estatales, en todas partes, eran
sumamente corruptas, operaban con gran torpeza, se atrasaban en el terreno tecnológico, estaban repletas de
trabajadores innecesarios empleados por razones políticas, sin atender a méritos personales, y arrojaban pérdidas
que debían ser afrontadas mediante asignaciones especiales del presupuesto general de la nación. Eran,
simplemente, negocios ruinosos y absurdos que enfurecían a clientes y usuarios mientras empobrecían
progresivamente al conjunto de la población.

5. ¿Por qué fracasaban las empresas estatales? Primero, porque se dirigían con criterios políticos clientelistas y no
por métodos gerenciales racionales. Segundo, porque los precios se fijaban por razones electorales y no en función
de los costos. Tercero, porque el Estado suprimía la competencia y con ella cualquier estímulo dirigido a mejorar la
calidad de los bienes y servicios ofertados. Es verdad que los empresarios defienden sus intereses a capa y
espada, pero en un mercado abierto y competitivo eso quiere decir que deben empeñarse incesantemente en
producir mejores cosas y proponerlas a precios decrecientes, como se comprueba, por ejemplo, en el mundo de la
comunicación: donde la competencia es libre, los costos de los teléfonos y de las tarifas son cada día más baratos.

6. Europa que es en donde surgió y se afianzó la tendencia estatista del siglo XX acaudillada por Inglaterra, pues
hubo otra muy antigua, francesa, del siglo XVII, impuesta por Jean-Baptiste Colbert, el padre del mercantilismo
hace años aprendió su lección, y hoy uno de los requisitos para formar parte de la Unión Europea, o para
mantenerse dentro de ella, es privatizar las empresas públicas y alentar la competencia y el mercado, porque ya
nadie tiene la menor duda de que el estado-empresario es el camino más directo para empobrecer a los pueblos,
retrasar su desarrollo tecnológico, corromper aún al estamento político y envilecer las relaciones entre los
electores y los partidos.

7. ¿Por qué América Latina no es capaz de aprender de sus errores? La respuesta es muy descorazonadora. La vieja
definición del idiota nos describe a alguien que repite veinte veces el mismo experimento con la esperanza de
que alguna vez los resultados sean diferentes. Dentro de algunos meses, junto a Plinio Apuleyo Mendoza y Álvaro
Vargas Llosa trataremos de explicarlo en un libro titulado El regreso del idiota. ¿Servirá para algo? Ojalá.

Enero 14, 2007

Estado empresario

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Actividades estratégicas
Porque fracasa

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