Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
1. Conceptos básicos
Modernamente debe entenderse que una ley no es solo una norma que regula la
conducta de las personas, sino que, como norma, puede establecer órganos, sus
competencias y procedimientos para que los actos de personas y entidades públicas y
privadas tengan validez y eficacia. En otras palabras, la ley no solo ordena y prohíbe
imperativamente, sino que también indica caminos o métodos para que los efectos
buscados por los individuos tengan valor jurídico.
Ejemplo de lo anterior: la ley nos dice cómo debe procederse para que un determinado
acto realizado por determinadas personas “signifique” que se hizo una venta, o un
contrato de trabajo, un matrimonio, una sentencia, un decreto, un nombramiento, una
sanción, etc., etc.
Bajo regímenes de facto nada de lo anterior se cumple, sino que la ley se dicta a
través de la fórmula de “decretos-leyes” emanados del poder autoritario. Con todo, las
dictaduras buscan legitimar sus actuaciones denominando “leyes” al producto
normativo generado autocráticamente.
2. La ley en la Constitución
El principio de supremacía constitucional señala que los órganos del Estado deben
someter su actuación a la Constitución y a las normas dictadas conforme a ella.
Por lo tanto, toda ley debe ajustarse a la Constitución, tanto en lo formal como en sus
contenidos de fondo.
- En lo formal: Toda ley debe ser creada por los órganos y a través de los
procedimientos establecidos para tales efectos en la propia Constitución.
- En el fondo: La ley debe ajustar sus contenidos sustantivos a la Constitución,
sin que el legislador esté autorizado para vulnerarlos.
- Leyes de quórum calificado: deben ser aprobadas por mayoría absoluta (la
mitad más uno) de diputaos y senadores en ejercicio.
- Decretos con fuerza de ley: Implican una delegación que el Congreso hace al
Ejecutivo para que este legisle una determinada materia mediante decreto
supremo.
3. Control de constitucionalidad
Además de los anteriores, otros proyectos de ley pueden ser objeto de una “cuestión
de constitucionalidad” en caso de que el Presidente de la República o un grupo de
parlamentarios presente un requerimiento al Tribunal Constitucional para que declare
inconstitucional ese proyecto.
Las normas del proyecto declaradas inconstitucionales no podrán ser parte de la ley
que luego se promulgue.
Dadas las facultades del Ejecutivo, se debe tener claro que en Chile el “poder
legislativo” está compuesto por dos órganos colegisladores: el Presidente de la
República y el Congreso Nacional.
La atribución de iniciar proyectos de ley está muy restringida para los miembros del
Congreso, ya que el Presidente de la República, en su función de colegislador, tiene
iniciativa exclusiva para hacerlo en un gran número de materias, trascendentales para
el gobierno del país.
En general, se trata de materias que implican gasto o inversión por parte del Estado,
creación de organismos estatales de todo tipo, establecimiento y fijación de
remuneraciones y asignaciones económicas a los funcionarios públicos y personal
contratado, fijación de impuestos, autorización de préstamos y obligaciones
económicas del Estado y otras que tienen que ver con la administración de las
finanzas públicas, incluyendo la de los organismos autónomos y las empresas del
Estado.
Por su parte, una ley sobre protección integral de derechos no es de iniciativa exclusiva del
Ejecutivo y, por lo tanto, podrían iniciarla los parlamentarios. Sin perjuicio de ello, un
sistema público de atención y protección de derechos que deriva de la aplicación de esta
ley, debe estar financiado por la ley anual de presupuestos o por glosas complementarias
que se aprueben en su caso, pues tal ley requerirá para su efectivo cumplimiento, efectuar
gastos estatales directos y pago de subvenciones y otras asignaciones a organismos
colaboradores que permitan llevar a efecto la finalidad de esta ley.
6. Tramitación de la ley
Todo proyecto de ley debe presentarse ante el Congreso Nacional. En Chile existe un
Congreso bicameral, conformado por la Cámara de Diputados y por el Senado. Por lo
tanto, el proyecto debe ser presentado y tendrá origen ante una de esas dos Cámaras.
En cada una de las tres primeras fases señaladas el proyecto de ley puede ser
aceptado, modificado o rechazado, lo que da lugar a distintas situaciones que se verán
más adelante.
Urgencias: Si bien la tramitación de una ley no tiene plazo, en cada una de sus
fases de tramitación el Presidente tiene la facultad exclusiva de poner un plazo
para que sea despachado el proyecto, lo que se denomina urgencia.
Se da el caso de proyectos que son tramitados durante largos años sin ser aprobados,
dependiendo su suerte de la voluntad política de los órganos colegisladores.
Las indicaciones no pueden apartarse de las ideas matrices del proyecto. Es decir,
deben versar sobre la misma materia, su inclusión debe ser pertinente en el proyecto
que se está discutiendo.
Comentario: El único espacio con que cuentan los ciudadanos y ciudadanas en Chile para
participar en la formación de la ley se da en las comisiones legislativas que estudian y
discuten los diversos proyectos de ley. En efecto, los parlamentarios pueden invitar a o
aprobar solicitudes de audiencia para que los interesados, sean personas, autoridades u
organizaciones, expongan sus planteamientos. Sin embargo, los parlamentarios no tienen
obligación de oír a los interesados y, al no estar regulada esta forma de participar ni sus
efectos, las opiniones de los distintos sectores queda entregada a su capacidad de llegada,
lobby e influencia ante los órganos del proceso legislativo, produciéndose una evidente
desigualdad de acceso a los legisladores y, en general, al poder estatal que decide estas
materias.
6) Aprobación o rechazo.
c) Rechazo total del proyecto. En este caso, el proyecto deberá ser considerado
por una comisión mixta de ambas cámaras.
9. Comisión Mixta
Está integrada por miembros de ambas Cámaras, en igual número y presidida por un
senador, elegido por la mayoría de sus integrantes. Tiene como función el proponer
una fórmula para resolver el desacuerdo producido entre ambas Cámaras.
Una vez aprobado por ambas Cámaras, el proyecto llega al Presidente de la República,
quien puede aprobarlo o desaprobarlo.
Por otra parte, si el Presidente rechaza un proyecto aprobado por ambas Cámaras
tiene la opción de formularle vetos u observaciones. En este caso, el proyecto debe
volver a la Cámara de origen dentro de un plazo de 30 días incluyendo el veto
presidencial. Si este proyecto es aprobado por ambas Cámaras, vuelve otra vez al
Presidente para que lo promulgue como ley.
Si las dos Cámaras rechazaren el veto u observaciones del Presidente, e insistieren por
los 2/3 de sus miembros presentes, el Presidente deberá promulgarlo como ley. Si no
se logra este quórum de 2/3, no habrá ley.
11.Promulgación de la ley
El Presidente debe promulgar la ley en un plazo de 10 días desde que sea procedente
(desde que queda totalmente tramitada, según las alternativas señaladas más arriba).
Una vez que entra en vigencia, nadie puede alegar ignorancia de la ley. Lo dice el
artículo 8º del Código Civil.