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Segunda Guerra Mundial vio el surgimiento de una nueva generación de poetas, muchos de los
cuales fueron influenciados por WALLACE STEVENS y RICHARD EBERHART (1904-2005).
KARL SHAPIRO (1913-2000), RANDALL JARRELL (1914-1965) Y JAMES DICKEY
(1923-1997) escribió poesía que todo surgió de la experiencia de service. Together activo con
ELIZABETH BISHOP (1911-1979), THEODORE ROETHKE (1908-1963) Y DELMORE
SCHWARTZ (1913-1966), que formó una generación de poetas que a diferencia de la generación
anterior a menudo escribieron en formas poéticas tradicionales.
Después de la guerra, una serie de nuevos poetas y movimientos poéticos surgió. JOHN
BERRYMAN (1914-1972) Y ROBERT LOWELL (1917-1977) fueron los principales luces en lo
que iba a ser conocido como EL MOVIMIENTO CONFESIONAL, que iba a tener una fuerte
influencia en los poetas posteriores como SYLVIA PLATH (1932-1963) Y ANNE SEXTON
(1928-1974). Aunque ambos BERRYMAN y LOWELL estaban íntimamente familiarizados con el
Modernismo, que estaban interesados principalmente en la exploración de sus propias experiencias
como el sujeto y un estilo que LOWELL se refiere como "cocinado" - es decir, de manera
consciente y cuidadosamente elaborado.
KARL SHAPIRO
Nació en Baltimore, Maryland, Estados Unidos en 1913 y murió en Nueva York en el año 2000.
Durante su vida él recibió numerosos honores, incluyendo el premio Pulitzer en 1945 por su
segundo volumen de versos, V-Letter and Other poems; el premio Bollingen en Poesía en 1969 por
su selección de poemas, una colección de trescientas treinta y tres páginas de treinta años de trabajo.
Nombrado Consultor en Poesía para la Biblioteca del Congreso y miembro en el Instituto Nacional
de Artes y Letras quizás su volumen mejor conocido sea “To Abolish Children an Other Essays”
(1968)
REPORTAJE LLEVADO A CABO POR ROBERT PHILLIPS
EN DICIEMBRE DE 1984
Después de vivir por décadas en California, Karl Shapiro ahora vive al menos la mitad del año en el
Upper West Side de New York, veinte blocks al norte de Zabar’s el emporio de la marca de comida,
y diez blocks al sur de la Universidad de Columbia. Este reportaje tuvo lugar en su Morningside
Heights departamento donde él vive con su tercer esposa, el traductora y editora Sophie Wilkins. La
vista del piso once es la de la enorme catedral de San John el Divino. En el momento del reportaje,
finales de diciembre de 1984, Shapiro estaba ocupado con dos proyectos- poner juntos sus treinta
libros de poemas y finalizar su autobiografía. Durante su vida él recibió numerosos honores,
incluyendo el premio Pulitzer en 1945 por su segundo volumen de versos, V-Letter and Other
poems; el premio Bollingen en Poesía en 1969 por su selección de poemas, una colección de
trescientas treinta y tres páginas de treinta años de trabajo. Nombrado Consultor en Poesía para la
Biblioteca del Congreso y miembro en el Instituto Nacional de Artes y Letras quizás su volumen
mejor conocido sea “To Abolish Children an Other Essays” (1968)
PHILLIPS- Estabas en el ejercito durante la segunda guerra mundial, cuando tus primeros dos
libros de poemas, “Person, Place and Thing “ y “V – Letter and Other poems aparecieron en
EE.UU. ¿Cuando regresaste de la guerra fue que entendiste lo de tener que volverte el portavoz
literario de tu generación?
SHAPIRO- Palabras como “portavoz” y “piedra de toque” me toman completamente de sopresa.
Por una razón real. No solamente estuve fuera del país cuando mis dos primeros libros fueron
publicados pues he estado siempre fuera del país en el sentido de que yo jamás he tenido lo que
ordinariamente es pensados como una vida literaria o ser parte de un grupo literario.
Lo que los psiquiatras de hoy en dia llaman un sistema de soporte. Nunca lo tuve y continúo sin
tener. Nunca me sentí magnetizado por un centro como Nueva York. Nunca pensé en vivir en New
York. Cuando comencé a publicar particularmente poemas el lugar donde pensé hacerlo fue
Chicago, de hecho el magazín de Poesía fue de ahí. Y no necesité vivir en Chicago para tener algo
impreso por ellos. Pensaba que Poetry era preferible a cualquier magazín que yo conocía de New
York excepto quizás el Partisan Review que era relativamente nuevo y no era específicamente de
poesía. Entonces, cuando estuve en el ejercito en New Guinea y finalmente tuve los comentarios
que las personas enviaban de mi primer libro, ellos fueron demasiados temerarios para mí. Usaban
palabras como “portavoz.” Estaba frustrado. No estaba seguro acerca de qué hablaban los
comentarios, nunca conocí un poeta antes de ganar el Pulitzer en 1945. Bueno, esto no es
estrictamente la verdad; cuando fui a la Johns Hopkins en 1939, W H Auden dio una lectura
privada a un grupo especial de estudiantes de literatura y yo fui uno. Nos dimos la mano. Así pasó
porque para ese tiempo él era mi ídolo, por encima de todos los otros como los poetas modernos y
esa experiencia fue verdaderamente sostenedora. Pero difícilmente puedo decir “lo conocí.”
PHILLIPS- ¿Cuantos años tenia Auden entonces?
SHAPIRO - Bueno, en 1939 – él nació en 1907, era bastante joven. Se veía así. E hizo algo que me
impresionó en el final. Leía en ese club llamado el Tudor y Stuart, en la Johns Hopkins y no tenía su
libro con él. Recitó casi todo el libro bellamente e incluyó la elegía de Freud y uno de Yeats ¡Eso
fue una magnifica experiencia! Pero desde mi punto de vista, hubo algo así como una rústica forma
de ir a la opera. En ése tiempo yo no había publicado ninguna cosa excepto un libro en forma
privada.
PHILLIPS-¿Es verdad que tu esposa puso tu primer y segundo libro juntos durante
la guerra y en tu ausencia?
SHAPIRO-Lo primero realmente fue una adaptación de un extenso grupo de poemas a los que
James Laughlin en “New Directions” edito en una antología llamada “Five Young American
Poets.” Estos fueron publicados justo en el tiempo en que yo habia sido enviado al extranjero y le
pedí a Laughlin que en lugar de eso publicara un libro mío separado de los de a antología. Bueno,
yo era desconocido y el no pudo hacerlo. El nunca hizo un libro mío. Pero esa antología fue la
ocasión de mis primeras revisiones y ellas estuvieron buenas. Después de ir al extranjero, mi
esposa, Evalyn, de hecho se movió de Baltimore a New York con el propósito de obtener más de mi
trabajo publicado. Ella trabajó como secretaria en alguna oficina de Baltimore y no tuvo contactos
reales. Tenia algunos amigos en Manhattan. Le envié a Evalyn poemas individuales cuando los
hube finalizado. No tuve forma de enviarlo a los magazines. Nos movimos todo el tiempo con el
correo duramente censurado y todos los correos por4 ese tiempo eran enviados por barco, lo que
tomaba tres o cuatro meses.No fue sino mas tarde en la guerra que ellos comenzaron a
fotografiar las cartas, esas cartas llamadas “V-Letters”,de quienes tomé el titulo para mi segunda
colección. Entonces el correo se volvió mucho más rápido. De todos modos Evalyn conoció a los
editores, especialmente a Reynal y Hitchcock que entonces estaban en una nueva firma. Albert
Erskine, mi editor de toda la vida, era el editor ahí y acepto el libro al que llamé “Person, Place and
Thing.”Y cuando esa firma expiró, seguí a Erskine a “Random House”
PHILLIPS-¿Cuáles fueron las circunstancias físicas de tus escritos durante la guerra? ¿Tuviste
mucho tiempo libre?
SHAPIRO -Fui reclutado un año antes de la guerra, como hubo un año de paz la gente olvidó como
ahora. Y yo estuve adentro casi un año cuando Pearl Harbor ocurrió, así que no pude salir. Pero
quizás porque era de Baltimore, fui enviado a los Cuerpos Médicos-a todos los que habíamos sido
reclutados en Baltimore, ese primer día se nos envió a los Cuerpos Médicos. Yo creo que ellos
sabían que la guerra venía y trataban de construirla hacia arriba. Muchos de nosotros fuimos
ordenanzas de hospitales pero hubo muchos clérigos, estenógrafos y así. Yo estaba estudiando en la
biblioteca escolar en ése momento, estaba buscando ser bibliotecario. Pero no pude tomar el
examen final porque fui reclutado. Nadie nunca escuchó de un estudiante aplazado en aquellos días.
Debido a mis antecedentes de dos años en la universidad en la Johns Hopkins, ellos me pusieron en
la oficina de la jefatura de la compañía y me dieron una máquina de escribir.
UN JARDÍN EN CHICAGO
En mitad de la ciudad, bajo un cielo oleoso,
Yazgo en un jardín verde oscuro
Que parece sedimento de la imaginación
Rodeado a la vuelta por las elegantes espigas de las cercas de hierro
Mi rostro se vuelve una luna de soles ausentes.
Un tenue calor golpea mi lectora cara;
Las rosas no son rosas en este lugar arenoso
Pero el azul gris de las lilas sostiene sus campanillas afuera.
Dura zinias y feas caléndulas
Y una dulce estatua de un niño apoyado.
Un fluir de poesía en el canalón del otro lado del patio
Me hace pensar que yo fui un pájaro de la prosa;
Por sobre la cabeza, en una pesada nube dorada
Cuelgan las gordas almas de los animales
Y engañan a mis ojos los brillantes puntos de las mariposas
Que se encienden y apagan como distantes señales de neon.
Asumiendo que este jardín continuará existiendo
Una anciana dama patrulla las zinias
( Ella lanza miradas como George Washington al atravesar el Delaware)
El portero da recorridas hasta el hierro del rail,
Los amontonamientos ampulosos del trafico están fuera de ahí,
Y a través de la calle, en un bar para negros
Con espejos de medianoche, el profesional
Toma su primer Whisky de la tarde.
INVIERNO EN CALIFORNIA
TAPAS DE CLOACAS
RANDALL JARRELL.
Publicó su primer poemario, Blood from a Stranger, en 1942, el mismo año en que se enlistó en la
Fuerza Aérea. Sus dos libros posteriores, Little Friend, Little Friend (1945) y Losses (1948), fueron
inspirados por su experiencias en la guerra. Su poema de guerra más famoso es The Death of the
Ball Turret Gunner, en el cual se presenta al soldado como una figura infantil señalando al "Estado"
como el culpable de la guerra.Sin embargo, durante el inicio de su carrera, Jarrell trabajó
principalmente como crítico y no como poeta. Con el apoyo de Edmund Wilson, quien publicaba
sus críticas en The New Republic, Jarrell se convirtió en un feroz crítico de sus compañeros poetas.
Durante el periodo de posguerra, su estilo empezó a cambiar, mostrando un énfasis más positivo.
Sus críticas a Robert Lowell, Elizabeth Bishop y William Carlos Williams ayudaron a establecer o
resucitar sus reputaciones como poetas estadounidenses de renombre.Jarrell también es conocido
por sus ensayos sobre Robert Frost (quien fue una de sus mayores influencias), Walt Whitman,
Marianne Moore, Wallace Stevens y otros escritores. Estos ensayos fueron publicados como Poetry
and the Age en 1953. Muchos expertos consideran a Jarrell como el crítico poético más astuto de su
generación.Su reputación como poeta no se estableció firmemente hasta 1960, cuando su poemario
The Woman at the Washington Zoo ganó el National Book Award. Su último poemario, The Lost
World (1965), cementó esa reputación y muchos críticos lo consideran su mejor trabajo. Jarrell
también publicó una novela satírica, Pictures from an Institution, en 1954 basado en su experiencias
en el Sarah Lawrance College. La novela estuvo nominada al National Book Award en 1955.
También escribió varios libros infantiles tales como The Bat-Poet (1964) y The Animal Family
(1965).Jarrell también tradujo varios poemas de Rainer Maria Rilke y otros poetas, una obra de
Antón Chéjov y varios cuentos de hadas de los hermanos Grimm. Jarrell trabajó como Asesor
Oficial sobre Poesía de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos entre 1956 y 1958.
Obras The Animal Family (1965) The Lost World (1965) The Bat-Poet (1964)
A Sad Heart at the Supermarket: Essays & Fables (1962) The Woman at the Washington Zoo
(1960) Selected Poems (1955) Pictures from an Institution (1954) Poetry and the Age (1953)
The Seven League Crutches (1951) Losses (1948) Little Friend, Little Friend (1945) Blood for A
Stranger (1942)
PÉRDIDAS
y despertamos
una mañana, sobre Inglaterra, en operaciones.
No fue diferente: pero si morimos
no fue por accidente sino por error
( pero un error muy fácil de cometer).
Leíamos nuestras cartas
y contábamos nuestros vuelos-
En bombarderos con nombres
de muchachas, incendiábamos
las ciudades que aprendimos en la escuela-
Hasta que se nos acabó la vida.
Nuestros cuerpos quedaron
con los de un pueblo que matamos
sin conocerlo.
Cuando duramos lo suficiente
nos dieron medallas;
cuando morimos dijeron:
"Nuestras bajas son pocas."
Dijeron: "Aquí están los mapas";
quemamos las ciudades.
No fue morir -no el tener que morir:
Pero la noche que morí soñé
que estaba muerto,
Y las ciudades me dijeron;
"Por qué estás muriendo?
Estamos contentas porque lo estás;
pero ¿por qué morí yo?
LA AMETRALLADORA
LA CARA
Ya no sirve, no es hermosa;
Ni siquiera joven.
No es mía.
¿Dónde está la de antes, las de antes?
Esas eran mías.
Así es la cosa: tengo fotos,
no tan viejas; la gente se comportaba
de otro modo entonces.Cuando me encuentran, me dicen:
No has cambiado.
Me dan ganas de decir: no has mirado.
Esto es lo que le pasa a todo el mundo.
Al principio uno se hace más grande, sabe más,
después algo empieza a andar mal.
Uno es y uno dice: yo soy;
y uno fue.Yo he sido demasiado tiempo.
Ya sé, de nada vale decir que no,
pero lo mismo uno lo dice. No.
REFUGIADOS
LLAMADA DE CORREO
EL CISNE NEGRO
ARTILLERO
PÉRDIDAS
de su sueño de vida,
me desperté ante una negra barrera antiaérea
RANDALL JARRELL
1914-1965 Causa de muerte Accidente Estadounidense
Escritor y crítico literarioDistinciones Beca GuggenheimPremio Nacional del Libro
Randall Jarrell (Nashville Tennessee, Estados Unidos, 6 de mayo de 1914 - Chapel Hill Carolina
del Norte, Estados Unidos, 14 de octubre de 1965) fue un escritor y crítico literario estadounidense.
Biografía Jarrell nació en Nashville (Tennessee) y estudió en la Universidad Vanderbilt. Allí
estuvo relacionado con el grupo poético Los Fugitivos. Posteriormente, Jarrell asistió al Kenyon
College, en donde fue alumno de John Crowe Ransom y escribió una tesis sobre la poesía de Alfred
Edward Housman. Allí también fue compañero de cuarto del poeta Robert Lowell, con quien
mantendría una amistad por el resto de su vida.Jarrell terminó su maestría en Vanderbilt en 1938 y
empezó a enseñar en la Universidad de Texas en Austin, en donde trabajó entre 1939 y 1942. Allí
conoció a su primera esposa, Mackie Langham. En 1942, abandonó la universidad para unirse a la
Fuerza Aérea. Sus primeros poemas se enfocan en su experiencia en la guerra con la Fuerza Aérea.
Luego de terminar su servicio en la Fuerza Aérea, Jarrell se unió a la facultad del Sarah Lawrence
College en Nueva York. Sin embargo, un año más renunció a su puesto para trabajar como profesor
asociado de Inglés en el Woman's College de la Universidad de Carolina del Norte en Chapel Hill.
El 14 de octubre de 1965, mientras caminaban por una calle de Chapel Hill durante el atardecer,
Jarrell fue arrollado por un automóvil y murió.
Carrera Jarrell publicó su primer poemario, Blood from a Stranger, en 1942, el mismo año en
que se enlistó en la Fuerza Aérea. Sus dos libros posteriores, Little Friend, Little Friend (1945) y
Losses (1948), fueron inspirados por su experiencias en la guerra. Su poema de guerra más famoso
es The Death of the Ball Turret Gunner, en el cual se presenta al soldado como una figura infantil
señalando al Estado como el culpable de la guerra.Sin embargo, durante el inicio de su carrera,
Jarrell trabajó principalmente como crítico y no como poeta. Con el apoyo de Edmund Wilson,
quien publicaba sus críticas en The New Republic, Jarrell se convirtió en un feroz crítico de sus
compañeros poetas. Durante el periodo de posguerra, su estilo empezó a cambiar, mostrando un
énfasis más positivo. Sus críticas a Robert Lowell, Elizabeth Bishop y William Carlos Williams
ayudaron a establecer o resucitar sus reputaciones como poetas estadounidenses de renombre.Jarrell
también es conocido por sus ensayos sobre Robert Frost (quien fue una de sus mayores influencias),
Walt Whitman, Marianne Moore, Wallace Stevens y otros escritores. Estos ensayos fueron
publicados como Poetry and the Age en 1953. Muchos expertos consideran a Jarrell como el crítico
poético más astuto de su generación.Su reputación como poeta no se estableció firmemente hasta
1960, cuando su poemario The Woman at the Washington Zoo ganó el National Book Award. Su
último poemario, The Lost World (1965), cementó esa reputación y muchos críticos lo consideran
su mejor trabajo. Jarrell también publicó una novela satírica, Pictures from an Institution, en 1954
basado en su experiencias en el Sarah Lawrance College. La novela estuvo nominada al National
Book Award en 1955. También escribió varios libros infantiles tales como The Bat-Poet (1964) y
The Animal Family (1965).Jarrell también tradujo varios poemas de Rainer Maria Rilke y otros
poetas, una obra de Antón Chéjov y varios cuentos de hadas de los hermanos Grimm.Jarrell trabajó
como Asesor Oficial sobre Poesía de la Biblioteca del Congreso de Estados Unidos entre 1956 y
1958.
Si bien Randall Jarrell ha sido y es conocido por sus poemas de la Segunda Guerra Mundial, en los
cuales pinta el miedo extremo y el esfuerzo de los soldados por pelear y morir, también ha sido
reconocida su labor como crítico.Principalmente influenciado por la producción poética del
Profesor John Crowe Ransom, los tempranos poemas de Jarrell muestran el esfuerzo por crecer, la
situación política que lo rodeaba y la presencia activa de la muerte.Luego Jarrell virara hacia el
tema de la muerte de los soldados como método orientado a entender la vida pues connsigue
describirla con un tono intencionadamente amargo.Jarrell nació en Nashville, Tennessee, en 1914.
En 195 su familia se movió hacia la costa oeste – Long Beach - donde Randall pasó la mayor parte
de su infanciaCuando tenía 11 años sus padres se divorciaron y él fue enviado a vivir con sus
abuelos. En la escuela secundaria tomó un curso sobre negocios pero pronto cedió bajo el peso de la
influencia de John Crowe Ransom cayendo en cuenta que quería escribir poesía.Asistió a la
Universidad de Vanderbilt y recibió un titulo de bachiller y una maestría.Luego de ello, marchó a
enseñar en la Universidad de Texas, Austin, donde conoció a su primer mujer, Mackie
Langham.Los primeros poemas de Randall comenzaron a aparecer en muchos diarios y revistas
como “The American Review”, “The Southern View” y en “Kenyon Review.”En 1942 Jarrell se
alista en un cuerpo de la Fuerza Aérea pero al rendir prueba como piloto es desestimado. De
cualquier modo, es aceptado como instructor de navegador celestial, posición desde donde es
testigo de la destrucción producida por la Segunda Guerra Mundial y que inspira muchos de sus
“World War II Poems.”Finalizada la guerra, continúa escribiendo poesía.Durante los últimos años
de su vida estuvo extremadamente enfermo y se le diagnosticó desordenes maníacos.Fue embestido
por un automóvil mientras caminaba por una calle oscura de Greensboro y murió el 14 de octubre
de 1965
EL CISNE NEGRO
LLAMADA DE CORREO
DE “Amiguito, amiguito”1945
ARTILLERO
PERDIDAS
LA AMETRALLADORA
LA CARA
Ya no sirve, no es hermosa;
Ni siquiera joven.
No es mía.
¿Dónde está la de antes, las de antes?
Esas eran mías.
PRISIONEROS
RANDALL JARRELL (1914-1965), versión de Alberto Girri, Poesía norteamericana del siglo
XX, selección de Mario Morales y Eugenio Lynch, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires,
1970
RANDALL JARRELL (1914-1965) ocupó el puesto a lo largo de veinte años Como era de
temerse, lo primero que hizo Dickey fue arremeter contra Jarrell en cuanto poeta: “(Sus Selected
Poems) son torpes más allá de toda torpeza de estupefacción o petrificación; al leerlos de principio a
fin, sé más del tedio de lo que saben los muertos En simple inglés americano que gatos y perros
pueden entender, estos poemas son los escritos más sin talento, sentimentales, autoindulgentes e
insensitivos que recuerdo; cuando los leo no puedo evitar reírme y llorar toda la noche, y no me
explico la reputación que pudo forjarse a partir de esta basura”
Un factoide, un hecho que jamás ocurrió pero que todos dan por sucedido, ha consagrado la leyenda
de que el crítico implacable no resistió la andanada de Dickey y entró en una depresión que lo
condujo al suicidio Es algo tan falso como la conseja de que Antonieta Rivas Mercado posó para el
“ángel” Quien se tome la molestia de leer Babel to Byzantiium: Poets & Poetry Now (1968 y 1981),
el libro que recopila las reseñas de Dickey, verá que la nota es de 1956, anterior en diez años a la
muerte de Jarrell Veterano de muchas guerras literarias, Pablo Neruda llegó a la conclusión de que
un escritor nunca debe atacar a otro Su contemporáneo WH Auden aconsejó al poeta ocuparse sólo
de lo que le gusta Si un libro es malo no vale la pena ensañarse contra él: por sí solo desaparecerá
en unos cuantos meses Si por lo contrario es bueno, el ataque no le hará ningún daño y uno quedará
como un imbécil y un envidioso, ávido de elogiarse indirectamente a sí mismo . Cuando Dickey dio
a conocer Puella, celebración de su matrimonio con una joven, Dana Gioia, a su vez excelente poeta
y crítico, lo liquidó en una reseña feroz, compilada en Can Poetry Matter? Essays on Poetry and
American Culture (1992) Sin embargo, el propio Dana Gioia reconoció que “James Dickey es
comprensiblemente uno de los poetas más leídos en Norteamérica Acaso ha hecho más que ningún
otro escritor vivo por ampliar los temas de nuestra poesía Sus aportaciones no provienen de
explorar zonas exóticas de la experiencia norteamericana sino de llevar al poema la mitología del
redneck sureño con todos sus lóbregos accesorios de ebriedad, brutalidad, sexualidad e ignorancia
Dickey creó un nuevo paisaje literario que, por poco atractivo que resulte sigue pareciendo creíble y
pertinente para los lectores contemporáneos La suya fue una poesía para norteamericanos que no
viajan al extranjero, excepto cuando los mandan como soldados, una poesía que encuentra cosas
más extrañas en los apartados bosques de Georgia que en lo más remoto de Asia Escribió sobre
gente que uno conoce en la vida pero que nunca antes había encontrado en los versos”
Ojalá los tres poemas aquí traducidos puedan servir de invitación a leer la poesía de James Dickey
En la década de 1970, JAMES DICKEY era uno de los escritores estadounidenses más
prestigiosos y famosos. Hoy está casi olvidado (y el casi parece estar de más). ¿Cómo puede ser?
¿Cómo puede ser que el segundo poeta en la historia de su país en ser invitado a escribir el poema
inaugural de una presidencia, la de Jimmy Carter, el escritor que tuvo un fenomenal éxito de crítica
y público a nivel mundial con la novela Deliverance, adaptada luego al cine, quien fuera Poeta
Laureado de la Nación entre 1966 y 1968, hoy no figure en el mapa de escritores que siguen siendo
leídos y recordados?A tanto ha llegado el olvido, que en los últimos días, informando sobre el
poema inaugural de la presidencia de Obama, escrito por la poeta negra Elizabeth Alexander, los
diarios más importantes de este país, incluido el New York Times, cometieron una enorme omisión
diciendo que únicamente tres poetas antes de Alexander habían tenido el honor de participar en la
toma de mando con un poema especialmente escrito para la ocasión.Mencionaron al venerable
Robert Frost, quien accedió a la invitación de John F. Kennedy en 1961, y a Maya Angelou y Miller
Williams, quienes honraron el inicio de la primera y segunda presidencia de Bill Clinton, en 1993 y
1997 respectivamente. Vaya uno a saber por qué (porque también los medios de prensa
supuestamente serios se equivocan), pero ningún diario mencionó a James Dickey, quien, repito,
fue el segundo poeta en escribir un poema “inaugural” complaciendo la invitación de Carter en
1977. Por cierto, el poema de Dickey, “The Strength of Fields”, debe ser el mejor de los cinco
poemas “presidenciales”.No es tan fácil encontrar el por qué, en caso de que lo haya. Le pregunté
días atrás a mi amigo el poeta Paul Christensen por qué Dickey está olvidado y me dijo que había
varias razones, pero no me dijo cuáles específicamente. Aunque también destacó que “pronto
volverá, porque en su obra hay demasiadas cosas buenas como para que caigan en el olvido”. Con
toda seguridad Christensen tiene razón, por más que resulta difícil vaticinar cuándo un escritor
valioso que ha caído en el olvido recobrará actualidad. Quizás pase tiempo, muchos años, antes de
que esto ocurra. Dickey, si lo viera, no podría creer.Cuando lo conocí, en noviembre de 1980,
Dickey era una estrella. Resulta extraño constatar que un poeta, figura casi siempre marginal de la
sociedad, pueda convertirse en actor protagónico de la misma, aunque a veces pasa. Y en el caso de
Dickey no tiene que ver exclusivamente con su poesía, pues fue la novela Deliverance, de 1970, la
que lo convirtió en escritor popular, condición a la que muy pocos poetas pueden acceder. Dickey
fue, conviene destacarlo, antes que nada poeta. Lo de novelista fue ocasional. Su fuerte fue el
lirismo, no la narración, aunque también fue un agudo crítico literario y sus ensayos autobiográficos
deberían ser recuperados. Así pues, Deliverance es una rareza en la obra del sureño, aunque, verdad
obliga, es una rareza que le trajo celebridad y dinero: la plata rápida que genera un libro cuando es
adaptado al cine y la película tiene repercusión masiva. En español se llamó La violencia está en
nosotros y también en Uruguay fue éxito de taquilla (al menos cuando la vi el cine estaba lleno).
Tiene como actores protagónicos a Jon Voigt, y a un Burt Reynolds en la cima de su popularidad.El
filme, de 1972, fue dirigido con lúcido entendimiento de las circunstancias reales por el inglés John
Boorman. Pocas veces antes el cine presentó con mirada tan fidedigna el Deep South o Sur
profundo como en esa ocasión, y resulta hasta irónico que fuera un inglés quien tuviera la
efectividad y el buen tino para hacerlo. Claro está, el libro de Dickey le puso las cosas en bandeja.
La narración es un manifiesto testimonial de la condición sureña, de ese mundo machista y lleno de
prejuicios que convierte a la violencia soterrada y cotidiana en usina aterradora, como la escena
tantas veces citada cuando un hombre es violado. El propio Dickey tuvo un papel menor (cameo
appearance), interpretando al comisario Bullard. El filme, que consiguió tres nominaciones al Oscar
(mejor película, mejor director, mejor montaje), es considerado un clásico por el Archivo
Cinematográfico de la Biblioteca del Congreso. A Dickey le sirvió para ganar el dinero que ni todos
sus libros de poesía juntos le habían dejado, pero también para conseguir un extraño premio: el
Globo de Oro a mejor guión. El poeta que había publicado su primer libro diez años antes, Into the
Stone, en 1962, no podía creerlo, como tampoco creería el olvido en que hoy está sumido.Cuando
murió, cuatro días después de haberse jubilado como profesor de literatura de la Universidad de
Carolina del Sur, el obituario del New York Times, escrito por Albin Krebs, comenzaba diciendo:
“James Dickey, uno de los más distinguidos poetas y críticos modernos de la nación, conferenciante
y profesor, quizás más conocido por su áspera novela Deliverance, murió el domingo en Columbia,
Carolina del Sur. Tenía 73 años. Murió de complicaciones de una enfermedad pulmonar”. Nacido
en un país donde la gente del sur, incluidos escritores, es situada en una categoría de inferioridad
intelectual con respecto a la elite del noreste, Dickey resulta un caso excepcional para su contexto,
como también lo fue, aunque de manera diferente, Francis Scott Fitzgerald. Lector ávido, tuvo un
interés casi renacentista en distintas disciplinas, las cuales coincidían en el momento de la escritura
para resaltar una obra literaria de fina elaboración y poderoso contenido intelectual. Convirtió a
momentos en apariencia simples de la vida en lecciones de observación. Se destacó asimismo por su
gran exuberancia física (casi dos metros de altura), que le permitió destacarse en la universidad
como potente jugador de fútbol americano y asimismo en los años en que estuvo en la Fuerza
Aérea, durante la segunda guerra mundial y en la guerra de Corea. En ambos conflictos bélicos se
desempeñó como piloto de misiones nocturnas. Cuenta en alguna parte que entre misión y misión,
en las cuales se jugaba la vida, leía poesía moderna.Nacido en Buckhead, Georgia, suburbio de
Atlanta, el 2 de febrero de 1923, Dickey celebró la vida como lugar de conflicto y desafíos. Desde
otra perspectiva, una mucho más reflexiva y lírica, incluso más honesta pues su exhibicionismo de
virilidad careció de imposturas, Dickey retomó algunos de los temas que ya antes habían estado
presentes en la literatura de Hemingway, como el coraje del espíritu humano en situaciones
extremas y la resolución masculina de los conflictos de la existencia en apariencia menores y que
sin embargo resultan definidores del carácter de esta. Entre 1955 y 1961 Dickey trabajó como
creativo en agencias de publicidad de Nueva York y Atlanta (entre otras McCann-Ericson), un tipo
de trabajo que detestó por considerarlo banal y sobre el cual dijo en una oportunidad: “Durante el
día vendía mi alma al diablo y de noche trataba de comprarla nuevamente”. En horas nocturnas
escribía y bebía como un descosido, y fue el alcohol el que terminó minando su salud y su talento
literario, convirtiéndolo según muchos en un personaje arrogante y prepotente, aunque la vez que lo
conocí, esa inolvidable y única vez, me llevé una idea diferente. Me encontré con un tipo delirante,
inteligente y jovial (me dijo en un momento que siempre se vestía de jeans para atraer a mujeres
más jóvenes), un ser curioso y lleno de historias que cumplían a la perfección con la imagen que de
él tenía, sobre todo tras haber leído su antología “Poems 1957-1967”, donde hay varias obras
maestras en verso que no deberían caer en el mismo imperdonable olvido en que ha caído su autor:
héroe de guerra, cazador, novelista, profesor, periodista ocasional, mujeriego, deportista, espíritu
renacentista y, sobre todo, poeta.
James Dickey. NUEVA POESÍA U.S.A. Selección, traducción y prólogo de Marcelo Covián. Ediciones de la Flor, Buenos
Aires, Argentina, 1976.
NUBES NOCTURNAS
MEDITACIÓN
Un hombre sabio,
Mirando las estrellas cruzar el cielo,
Comentó:
En las capas superiores de la atmósfera
Las luciérnagas se mueven con mayor lentitud
Frente a mi ventana,
la luna, clara y redonda,
se abre paso a través de la noche de color ciruela.
No puede iluminar la ciudad:
es demasiado brillante.
Tiene farolas blancas,
y emite un resplandor frío.
ESTANQUE
SUPERSTICIÓN
OTOÑO
ÓPALO
EXTRAÑOS
Amy Lowell (Boston, 1874-1925), The Complete Poetical Works of Amy Lowell, Houghton Mifflin, Boston,
1983Versiones de Jonio González
DÉCADA
IN EXCELSIS
Tú, tú,
Tu sombra es un rayo de Sol sobre la vajilla de plata,
Tus huellas el lugar donde se siembran las lilas,
Tus manos en movimiento un repiqueteo de campanas
A través del viento.
INTERLUDIO
Entonces te veo
Parada bajo una corona de consólidas reales
Con una canasta de rosas en tu brazo;
Tú eres fresca como la plata
Y me sonríes;
Entonces siento que las campanas de Canterbury están tañendo
Pequeñas melodías.
OTOÑO
TAXI
Cuando me alejo de ti
El mundo palpita en silencio,
Cual relajado tambor
Grito por ti contra las distinguidas estrellas
Y grito en los caminos del viento.
VENUS
PLANTAS MARINAS
TARDE HELADA
RESPLANDOR
Peonías.
El extraño color rosa de las porcelanas chinas;
maravilloso, su brillo.
Pero, Querido, es el azul pálido de la espuela de
caballero
el que se balancea con fuerza sobre mi corazón.
Otros veranos.
Y un brillo chirriando en la hierba.
CIRCUNSTANCIA
LA POESÍA CONFESIONAL
La poesía confesional, también denominada en algunas ocasiones poesía sucia, es una corriente
poetica que surgió en Estados Unidos en la década de los 50 y 60. Es una poesía muy personal o del
“yo”. El contenido de los poemas es eminentemente autobiográfico y se encuentra marcado por
suponer una introducción profunda en una serie de materias que eran consideradas tabú en la época,
como las enfermedades mentales, la sexualidad o el suicidio. Por lo tanto, supuso toda una
innovación temática en la poesía de la época, muy polémica también por otra parte. El aspecto
psicológico se acentúa de una manera particular en algunos de los autores como Anne Sexton, que
comenzó a escribir esta poesía a propuesta de su terapeuta.Está asociada con poetas como Robert
Lowell, Sylvia Plath, Anne Sexton o W.D. Snodgrass. Precisamente podemos considerar a Lowell y
su obra “Life Studies” como la precursora de esta corriente. Plath y Sexton eran discípulas de
Lowell y es evidente la influencia de su obra en los trabajos de las dos (en el caso de Sylvia Plath
particularmente acentuado en “El Coloso”). La mayoría de estos autores tuvieron una vida bastante
atormentada.La línea iniciada por la poesía confesional ha ejercido una influencia crucial en las
generaciones posteriores, influencia que continúa hoy día. Podemos citar a Marie Howe y Sharon
Olds, dos poetas contemporáneas cuyos trabajos enlazan de una manera clara con sus experiencias
personales.
Apuntes breves sobre la poesía en inglés
Antes de entrar en la obra de Sylvia Plath creo que es necesario dar algunas notas acerca de la
poesía anglosajona desde un punto de vista formal, es decir, sobre la rima y la métrica.
En inglés, como en español, dos palabras riman si tienen cierta identidad de sonidos, aunque en este
caso, partiendo únicamente de la vocal acentuada e incluyendo tanto vocales como consonantes (por
ejemplo, sing y sting o hop y top). Dos versos riman si sus dos últimas palabras riman. Hasta aquí lo
sabemos todos y podemos identificarlo claramente con nuestra poesía en español, aunque
evidentemente se pierde al traducir. Sin embargo la particularidad de la poesía en inglés estriba en
que en muchísimas ocasiones la rima es interna, de manera que en estos casos, por muy buena
voluntad que ponga el traductor, es imposible de percibir en la traducción. Además debemos tener
en cuenta que la lengua inglesa no se presta como el español (o el francés o italiano) a la rima, dada
la abundancia de consonantes en el último lugar de la palabra. Juan A. Prieto Pablos en su libro
“Guía básica para estudiantes de literatura inglesa” afirma que “no es casual que la mejor poesía
dramática se haya escrito sin rima alguna”. El ritmo tiende a obtenerse de otro modo, alternando la
acentuación de las sílabas, generalmente una acentuada y otra no, pero hay también muchos otras
estructuras de acentuación de los versos que dan lugar a diferentes ritmos.En cuanto a la métrica,
también tenemos alguna particularidad. Los poetas en lengua inglesa no suelen ceñirse a la métrica,
es decir, no más que frecuentes las irregularidades en las estrofas. Ello se debe a las características
del idioma, ya que si se respetaran las estrofas establecidas en muchas ocasiones daría lugar a un
efecto demasiado repetitivo sin demasiado interés. Es muy frecuente por otra parte que los versos
no terminen sino que continúen en el siguiente, lo que se denomina encabalgamiento. Sylvia Plath
utiliza este recurso constantemente. Aunque claro, desde nuestra perspectiva hispanohablante y
desde nuestra cultura poética, el efecto a veces es raro.Todas estas características se plasman de una
manera clara en la poesía de Sylvia Plath. Su rima es muy ligera, prácticamente inapreciable para
nuestro oído. Muchas veces la consigue a través de la repetición de una serie de sonidos, como el
sonido agudo “u” en el poema Daddy. En sus poemas encontramos una gran variedad de estructuras
métricas, desde aquellas con versos más breves hasta los más largos.
La poesía de Sylvia Plath
Es cierto que a primera vista su obra poética puede resultar un tanto compleja. Las rimas no son
evidentes y en muchas ocasiones no entendemos de qué habla, porque utiliza las palabras de un
modo muy personal. Muchas de sus vivencias personales y cuestiones de su día a día están
reflejadas en sus poemas (desde la visita a una morgue hasta su operación de apendicitis) pero
aparecen “transmutadas” a una realidad lírica y es muy difícil identificar y comprender el
significado último del poema. Ayudan mucho las notas que acompañan a los poemas, para que
podamos ubicarlos temporalmente y también relacionarlos con alguna experiencia personal (más
abajo os muestro las ediciones que yo tengo, que os recomiendo). Si se conoce el momento vital en
el que se encontraba el poema adquiere significado.La poesía de Sylvia Plath está llena de
imágenes, esta es precisamente para mí su principal cualidad. Es una poesía muy plástica, aunque
requiere una profunda interpretación. Por otra parte está repleta de símbolos que tienden a repetirse,
como el negro, el blanco (como ausencia de color) y la luna representan la muerte, así como las
flores, el rojo o los animales manchados representan la pasión.
Sus obras
El Coloso
El Coloso fue publicado el 31 de octubre de 1960. En estos primero poemas Sylvia Plath aún
estaba buscando su propio estilo, aunque ya es evidente que nos encontramos ante una poeta muy
dotada por la precisión con la que maneja el idioma, su amplitud de vocabulario y su sensibilidad
para los ritmos sutiles de su lengua. En él encontramos un claro predominio de referencias naturales
(tanto reales como mitológicas), así encontramos descripciones de la luna, sangre, hospitales o
fetos. Sin embargo, ella acabó renegando en cierto modo de estos poemas diciendo que le
“aburrían”. En cuanto al nombre hace referencia a su padre, que falleció cuando ella sólo contaba
con nueve años. Este hecho le afectó de una manera crucial y la figura paterna sobrevuela en
muchos de sus versos (en particular en Daddy, incluido en Ariel).
Ariel
Portada de la primera edición
Ariel se publicó el 11 de marzo de 1965. La primera publicación de Ariel no respetaba el orden de
los poemas que había marcado Sylvia Plath. Al fallecer, Ted Hughes, todavía su marido a pesar de
que se habían separado, se encargó de la edición de su obra alterando completamente el orden que
ella había establecido en su proyecto. En posteriores ediciones dicha anomalía ha sido rectificada o,
por lo menos, señalada para que el lector lo tenga en cuenta. En la edición española de Hiperión
analizan esta cuestión claramente. El título se refiere a un caballo al que Sylvia montaba en la
escuela de equitación.Esta obra es la más importante de Sylvia Plath. En los poemas incluidos
dentro de ella la autora vuelca la rabia, desesperación, amor y odio que siente (acababa de ser
abandonada por su marido y además se acentuaban sus problemas psiquiátricos). Son poemas de
una intensidad excepcional, que han encumbrado a Sylvia Plath como un clásico contemporáneo de
las letras estadounidenses.Es aquí donde se incluye su conocidísimo poema Daddy, Papi, aunque
personalmente no es de mis preferidos, es cierto que es muy representativo. En él Sylvia Plath
escenifica la necesidad de librarse de su pasado para alcanza su propio yo, y para ello tiene que
“matar” la memoria de su padre que le oprime (el zapato negro representa aquí a su padre). En el
vídeo Sylvia Plath lee el poema.
La muerte también tiene cabida en estos poemas. El poema Edge (Filo) fue el último que escribió
poco días antes de su muerte y parece una despedida. Como ejemplo de su tratamiento de la muerte,
os pongo unos versos del poema Lady Lazarus (Señora Lázaro)
[…]Dying [...]Morir
Is an art, like everything else. Es un arte, como todo
I do it exceptionally well. Y yo lo hago excepcionalmente bien
Cruzando el océano
Esta obra fue publicada en 1971, pero con importantes diferencias en la edición británica y en la
estadounidense. El título hace evoca un cambio de orilla y aunque podría referirse a su traslado al
Reino Unido en este caso los críticos piensan el cambio que sufre la poesía de Sylvia Plath, siendo
una especie de “puente” entre “El Coloso” y “Ariel”. De hecho la mayoría de los poemas incluidos
en él fueron compuestos en 1960 y 1961. En esta obra encontramos poemas acerca de su
perfeccionismo como Mirror (Espejo), sobre los primeros desencantos del amor, como en Love
Letter (Carta de amor) o también sobre la muerte, como en Last words (Últimas palabras), poema
este último muy estremecedor. Os destaco unos versos de I am vertical (Soy vertical), que
claramente muestra lo poco que estaba enraizada Sylvia Plath a la vida. Queda patente el tránsito en
esta obra utilizando todavía las imágenes de la naturaleza, y al mismo tiempo profundizando en la
temática.
I am vertical Soy vertical
But I would rather be horizontal. Pero preferiría ser horizontal
I am not a tree with my root in the soil No soy un árbol con hondas raíces
Sucking up minerals and motherly love En tierra sorbiendo minerales y amor
materno
So that each March I may gleam into leaf, Refloreciendo así de marzo en marzo
Nor am I the beauty of a garden bed Tampoco tengo la belleza de un parterre
Attracting my share of Ahs and spectaculary painted Blanco de admirativos gritos, muy
repintado
Unkowing I must soon unpetal. Ignorando que pronto perderá sus pétalos
Compared with me, a tree is immortal Comparado conmigo el árbol es inmortal
And a flower-head not tall, but more startling, Y las flores son más audaces
And I want the one’s longevity and the Y yo querría la edad de uno y las
temeridad
other's dating [...] de las otras
[...]
EL BEBÉ DE LA MUERTE
1. SUEÑOS
Fui un bebé de hielo.
Me volví azul celeste.
Mis lágrimas fueron dos mostacillas de vidrio.
Mi boca se petrificó en un aullido sordo.
Dicen que fue un sueño
pero yo recuerdo ese endurecimiento.
A los seis años mi hermana
soñaba cada noche con mi muerte:
"El bebé se convirtió en hielo.
Alguien lo puso en el refrigerador
y se endureció como un Helado."
Recuerdo la fetidez del paté.
Cómo me acostaron sobre una bandeja
entre la mayonesa y el tocino.
El ritmo del refrigerador
fue alterado.
La botella de leche siseó como una serpiente.
Los tomates vomitaron sus estómagos.
El caviar se transformó en lava.
Los pimientos se besaron cual cupidos.
Me moví como una langosta,
más y más despacio.
El aire era pequeño.
No servía.
*
Yo estaba en la fiesta de los perros.
Yo era su hueso.
Me habían tendido en su perrera
como un pavo fresco.
Este era el sueño de mi hermana
pero recuerdo esa división;
Recuerdo el olor a cama de enfermo
el del piso de aserrín, de los ojos rosados,
de las lenguas rosadas y los dientes, esas uñas.
Me llevaron como a Moisés
escondida por las patas
de diez bulterriers bostonianos,
diez toros furiosos
que saltaban como enormes cucarachas.
Al comienzo me lamieron
áspera como papel lija.
Quedé muy limpia.
Entonces desapareció mi brazo.
Me estaba desarmando.
Me amaron hasta
que me fui.
2. LA MUÑECA DY-DEE
Mi muñeca Dy-dee
murió dos veces.
Una vez cuando arranqué
su cabeza
y la dejé flotar en el excusado
y otra vez
bajo la luz de la lámpara
cuando se derritió
tratando de calentarse.
Era una miseria
con su carita abrazando
sus pequeños brazos torcidos.
Murió en plena sabiduría de goma.
3. SIETE VECES
4. MADONA*
Mi madre murió
sin nadie que la meciera, nadie.
Pasé semanas al lado de su lecho de muerte
viéndola abalanzarse contra los barrotes de metal
retorciéndose como un pez colgado de un anzuelo
bajoneada yo en sus momentos más lúcidos,
dejando que la sacerdotisa bailara sola,
queriendo poner mi cabeza sobre su falda
o hasta de algún modo tomarla en mis brazos
y juguetear con su rizado pelo gris.
Pero el caballo que la mecía era el dolor
con el vómito humeando desde su boca.
Su vientre estaba hinchado con otra criatura,
el bebé del cáncer, hinchado como una pelota de fútbol.
No podía tranquilizarme.
Con cada movimiento y corcoveo
disminuía Madona
hasta que aquel extraño trabajo de parto tomó posesión de ella.
Entonces el cuarto fue a la quiebra.
Ese fue el fin de su deuda.
* Madonna se refiere aquí tanto a María, la madre de Jesucristo, como a la madre de Anne
Sexton- María Gray.
5. MAX*
Max y yo
dos hermanas impúdicas,
dos escritoras impúdicas,
dos cargas agobiantes,
hicimos un pacto.
Acabar con la muerte a palos.
Hacernos cargo.
Construir nuestra muerte cual carpinteros.
Cuando ella estaba agobiada
construíamos su sueño cada noche.
Hablábamos pegadas al teléfono
hasta que sus párpados bajaban como persianas.
Y acordamos en esos largos y musitados llamados
que cuando llegue el momento
hablaremos tonterías,
no nos importará lo que digamos,
tomaremos las cosas como vengan.
Sí,
Cuando la muerte llegue con su capucha
no seremos respetuosas.
* Max es Maxine Kumin, Premio Pullitzer en poesía y la amiga más cercana de Anne Sexton a lo largo de
diecisiete años.
6. BEBÉ
Muerte
yaces en mis brazos cual querubín,
tan pesada como la masa del pan.
Tus alas lechosas están inertes como el plástico.
El pelo suave como la música.
El pelo del color de un arpa.
Y los ojos hechos de vidrio
tan frágiles como el cristal.
Cada vez que te mezco
pienso que te vas a quebrar.
Meciéndome.
Ojo de vidrio, ojo de hielo,
ojo primordial
ojo de lava
ojo de alfiler
ojo de quiebre
¡cómo me devuelves la mirada!
Cual mirada fija de niño pequeño
sabes todo acerca de mí.
Has usado mi ropa interior.
Has leído mi periódico.
Has visto a mi padre darme de latigazos.
Has visto como acaricio el látigo de mi padre.
Meciéndome.
Nos movemos hacia atrás y hacia adelante
reconfortándonos mutuamente.
Somos piedra.
Estamos talladas, una pietá
que se balancea y se balancea.
Afuera, el mundo es un ejército gélido.
Afuera el mar es obligado a ponerse de rodillas. Afuera,
Pakistán es devorado de un mordisco.
Meciéndome.
Tu eres mi niño de piedra
con ojos fijos como canicas.
Hay un bebé de la muerte
para cada uno de nosotros.
Somos su dueño.
Su aroma es nuestro aroma...
Cuidado. Cuidado.
Existe una ternura.
Existe un amor
para este necio viajero
que espera en su cobertor rosado.
Algún día,
cargada de cáncer o desastre
voy a mirar a Max
y le diré: Ha llegado la hora.
Entréguenme al bebé de la muerte
y entonces será
ese último mecer.
Es un pequeño Walden.
Ella está sola en su jadeo
mientras el cuerpo de él despega y vuela,
vuela tan derecho como una flecha.
Pero es una mala interpretación.
La luz del día no es amiga de nadie.
Dios llega como un amo
y enciende su lámpara de bronce.
Ahora ella se siente más o menos.
El coloca sus huesos de vuelta
retrasando una hora el reloj.
Ella conoce la carne, ese globo de piel,
los miembros sin dirección, las tablas,
el tejado, el cambiante tejado.
Ella es su selección, horario partido.
¡Ustedes también conocen la historia! Miren,
cuando esto termina él la cuelga
como un teléfono de vuelta en su lugar.
Anne Sexton (Newton, 1928-Boston, 1974), La Danza del Ratón N° 8, agosto de 1987
Versión de Jonio González
4. SANTA
Padre
el traje de Santa Claus
que compraste en Wolff Fonding Theatrical Supplies
mucho antes de que yo naciera,
está muerto.
La barba blanca con la que me engañabas
y el pelo como el de Moisés,
la lana gruesa y crespa
que solía susurrarme en el cuello,
está muerta.
Sí, mi rozagante Santa
haciendo sonar tu cencerro de bronce.
Con hollín de verdad sobre tu nariz
y nieve (a veces sacada del refrigerador)
sobre tus grandes hombros.
La habitación era como Florida.
Sacaste tantas naranjas de tu saco
y las esparciste en el salón,
riendo todo el tiempo con esa risa de Polo Norte.
Mamá te besaba
para ella esa era la altura.
Mamá podía abrazarte
porque no tenía miedo.
Los renos golpeaban sobre el techo
(Era mi Nana con un mazo en el altillo.
Para mis hijos era mi esposo
rompiendo cosas con una palanca).
El año que dejé de creer en ti
es el año en que estabas ebrio.
Mi hombre rojo y borrachín,
tu voz pastosa como el jabón,
estabas muy lejos de ser San Nico
con ese olor a coctel de papá.
Lloré y salí corriendo del cuarto
y tú dijiste, "¡Bien, gracias a Dios ésto terminó!"
Y así fue, hasta que llegaron los nietos.
Entonces te amarré las almohadas
a las 5:00 A.M. de la mañana de Cristo
y te ajusté la barba,
toda amarillenta con el tiempo,
y puse rouge sobre tus mejillas
y Blanco Tiza en tus cejas.
Eramos conspiradores,
actores secretos,
y te besé
porque era lo suficientemente alta.
Pero eso ya pasó.
La era se acaba
y hay niños grandes que cuelgan sus calcetas
y construyen un negro monumento a tu memoria.
Y tú, tú te esfumas
como un guardavías perdido
moviendo su linterna
ante el tren que ya no llega.
ELIZABETH BISHOP
1911-1979Causa de muerte Aneurisma
Movimientos Modernismo
Miembro deAcademia Estadounidense de las Artes y las Ciencias
Distinciones Premio Internacional Neustadt de LiteraturaPremio Nacional del Libro
Premio Pulitzer de Poesía (1956)Beca Guggenheim (1947)
una poetisa estadounidense, distinguida como poetisa laureada de los Estados Unidos (1949-1950) y
Premio Pulitzer de poesía en 1956.
JUVENTUD Después de que su padre muriera cuando ella tenía sólo ocho meses de edad, la madre
de la poetisa sufrió una enfermedad mental y fue enviada a una residencia psiquiátrica en 1916.
Aunque la madre de Bishop vivió hasta 1934 en un asilo, nunca más se encontraron. Huérfana
desde un punto de vista práctico, Bishop vivió con sus abuelos en Nueva Escocia, un período que
posteriormente idealizaría en sus poemarios.Años más tarde Bishop fue internada en Walnut Hill
School en Natick, Massachusetts, en donde publicó sus primeros poemas en una revista de
estudiantes gracias a su amigo Frani Blough.2 Se matriculó en Vassar College en el otoño de 1929,
justo antes del colapso bursátil. En 1933 fundó Con Spirito, una revista literaria independiente junto
con la escritora Mary McCarthy, Margaret Miller, y sus hermanas Eunice y Eleanor Clark.
ESCRITORA La escritura de Bishop estuvo fuertemente influída por la poetisa Marianne Moore.4
Fue presentada a Marianne por un bibliotecario de Vassar en 1934. Moore se interesó mucho por el
trabajo de Bishop y la llegó a disuadir de estudiar medicina en la Cornell Medical School, donde la
poetisa se había matriculado tras mudarse a Nueva York después de su graduación. Fue cuatro años
antes de que Bishop se dirigiera a la ‘Querida señora Moore’ como ‘Querida Marianne,’ y sólo
porque así se lo dijo Moore. La amistad entre las dos mujeres duró hasta la muerte de Moore en
1972. El libro de Bishop At the Fishhouses (1955) contiene varias alusiones al poema de Moore "A
Grave."Bishop viajó ampliamente y vivió en muchas ciudades y países, muchos de los cuales están
descritos en sus poemas. Vivió en Francia durante varios años a mitad de la década de los 30,
gracias en parte al patronazgo de una amiga de la universidad, Louise Crane. En 1938 Bishop
compró una casa con Crane en el 624 de White Street, en Key West, Florida. Mientras vivía allí,
Bishop se hizo amiga de Pauline Pfeiffer Hemingway, quien se había divorciado de Ernest
Hemingway en 1940.Fue presentada a Robert Lowell por Randall Jarrell en 1947. Escribió el
poema "Visits to St. Elizabeth's" en 1950 como recuerdo de sus visitas a Ezra Pound. También
conoció a James Merrill en 1947, y se hizo amiga de él en sus últimos años.En 1946, Marianne
Moore presentó personalmente a Bishop para el premio Houghton Mifflin de poesía, que Bishop
ganó. Su primer libro, North & South, fue publicado con mil ejemplares; Randall Jarrell escribió
sobre él que "todos sus poemas han sido escritos desde lo más profundo, lo he visto".Bishop, quien
tuvo problemas financieros a lo largo de casi toda su carrera, cada vez se mantenía más gracias a la
concesión de becas y premios. Tras recibir la importante cantidad de 2,500 dólares como beca para
viajes del Bryn Mawr College en 1951, Bishop partió a circunnavegar Sudamérica en barco. Llegó
a Santos, Brasil en Noviembre ese año. Bishop pensaba estar dos semanas pero permaneció durante
quince años.Mientras vivía en Brasil, recibió el premio Pulitzer en 1956 por su libro North & South
— A Cold Spring, que agrupaba varios poemarios. Posteriormente recibiría el National Book
Award y el National Book Critics Circle Award, así como dos becas de la Fundación Solomon R.
Guggenheim y otra de la Ingram Merrill Foundation. En 1976, se convirtió en la primera mujer en
recibir el premio internacional de literatura de Neustadt.Con frecuencia Bishop escribía artículos
para The New Yorker, y en 1964 escribió el obituario de Flannery O'Connor en The New York
Review of Books.Bishop fue conferenciante de universidades durante muchos años. Durante un
corto período de tiempo fue profesora de la University of Washington, antes de serlo en la
Universidad de Harvard durante siete años. También enseñó en la Universidad de nueva York, antes
de acabar en el Intituto Tecnológico de Massachusetts. Normalmente solía pasar los veranos en su
casa de Maine, en una isla llamada North Haven.
TRADUCTORA Durante su estancia en Brasil, Bishop comenzó a interesarse por las lenguas y
literaturas de Latinoamérica. Con el tiempo traduciría a muchos poetas al inglés, entre los que
destacan Octavio Paz, João Cabral de Melo Neto y Carlos Drummond de Andrade, de quien dijo:
No lo conocía de nada. Se suponía que él era muy tímido. Yo también soy muy tímida. Nos
encontramos una vez - una noche en una acera- Habíamos salido del mismo restaurante, y besó mi
mano educadamente cuando nos presentaron.
VIDA PERSONAL Elizabeth Bishop se ha convertido en un icono como poetisa lesbiana. Tuvo varias
relaciones con distintas mujeres y dos relaciones estables. La primera fue con la arquitecta socialista
brasileña Lota De Macedo Soares.7 8 9 Soares pertenecía a una familia importante desde el punto
de vista económico y político; las dos vivieron juntas durante un periodo de quince años. Sin
embargo, en los últimos años de su relación ésta se deterioró marcada por la depresión y el
alcoholismo. Bishop tuvo una relación con otra mujer y finalmente dejó a Lota y volvió a los
Estados Unidos. Soares, afectada por una profunda depresión, siguió a Bishop hasta los Estados
Unidos y se suicidó en 1967.La otra gran relación de Elizabeth fue con Alice Methfessel, a quien
Bishop conoció en 1971. Methfessel se convirtió en la pareja de Bishop y, tras su muerte, heredó los
derechos literarios de la obra de su pareja.
Muerte Bishop murió de una hemorragia cerebral en su casa de Lewis Wharf, Boston. Fue
enterrada en su ciudad natal, Worcester, Massachusetts.
I / CONVERSACIÓN
El tumulto en el corazón
sigue haciendo preguntas.
Y luego se detiene y se compromete a responder
en el mismo tono de voz.
Nadie puede notar la diferencia.
IV / OH, ALIENTO
CIUDAD NOCTURNA
No hay pie que lo pudiera resistir,
los zapatos son demasiado frágiles.
Cristal roto, botellas rotas,
que se queman a montones.
Sobre aquellos neumáticos
nadie podría caminar:
aquellos ácidos llameantes
y sangres jaspeadas.
La ciudad hace arder lágrimas.
Un lago acumulado
de aguamarina
comienza a humear.
La ciudad hace arder culpas.
—Para la eliminación de culpas
el calor central
debe ser de esa intensidad.
Diáfana linfa,
sangre turgente y brillante,
salpica
en coágulos dorados
adonde, fundidos, fluyen,
por los oscuros alrededores,
verdes y luminosos
ríos de silicio.
Un charco de asfalto
un magnate
lloró por sí mismo,
una luna ennegrecida.
Otro levantó
un rascacielos con su llanto.
¡Mira! Sus cables
chorrean, incandescentes.
La conflagración
lucha por aire
en medio de un vacío espantoso.
El cielo está muerto.
(Sin embargo, hay criaturas,
cuidadosas, más adelante.
Ponen sus pies en el suelo, caminan:
verde, roja; verde, roja.).
Canción para la estación de lluvias
Escondida, oh escondida
entre la alta niebla,
la casa donde vivimos,
bajo la roca magnética,
con lluvia, montada de arcoíris,
de donde las bromelias negro
sangre, líquenes,
búhos y las hilos de agua
de las cascadas se adhieren, familiares,
espontáneamente.
En una edad oscura
de agua
el arroyo canta estridente,
desde la caja torácica
de un helecho gigante; el vapor
trepa sin esfuerzo
por la tupida
maleza, se retuerce,
envolviendo a ambas,
roca y casa,
en una nube privada.
Por la noche, gotas ciegas
se arrastran sobre el tejado
y el búho comúnmente marrón
nos da pruebas de
que sabe contar:
cinco veces —siempre cinco—
patea y se va
después que las gordas ranas que,
croando de amor,
se encaraman y suben.
Casa, casa abierta
al blanco rocío
y el amanecer blanco como la leche
agradable a los ojos,
que pertenece a los pececillos de plata,
ratón, gusanos de libros,
grandes polillas; con un muro
para el ignorante
mapa del moho;
oscurecida y empañada
por el cálido toque
de la cálida aliento,
maculada, adorada,
regocíjate! Pues una época
futura será diferente.
( diferencia que mata,
o intimida, mucha
de toda nuestra pequeña vida
sombría!)
Sin agua
la gran roca quedará
desimantada, pelada,
no más tiempo llevando
ni arcoíris, ni lluvia,
ni el indulgente aire
ni la alta niebla disipada;
los búhos se marcharán
y las diversas cascadas
se secarán
bajo el continuo sol.
POR LA MAÑANA, LLUVIA
Un arte ( 4 VERSIONES )
Un arte
El arte de la pérdida no es difícil de aprender;
hay tantas cosas que parecen querer extraviarse
que perderlas no supone ninguna catástrofe.
Pierde algo cada día. Acepta el desconcierto
de las llaves perdidas, de las horas malgastadas.
El arte de la pérdida no es difícil de aprender.
A continuación, trata de perder hasta el extremo, perder más deprisa:
lugares, nombres y adondequiera que tuvieras planeado
viajar. Nada de ello provocará una catástrofe.
Perdí el reloj de mi madre. ¡Y mira! la última,
o penúltima, de mis tres queridas casas pasó.
El arte de la pérdida no es difícil de aprender.
Perdí dos ciudades adorables. Y, aún más inmensos,
algunos reinos que tuve, dos ríos, un continente.
Los echo de menos, pero no fue ninguna catástrofe.
-Ni siquiera al perderte a ti (la voz burlona,
ese gesto que adoro) debiera haber mentido. Es evidente
que el arte de la pérdida no es demasiado difícil de aprender
aunque pueda llegar a parecerse (¡escríbelo!) a una catástrofe.
EL ARTE DE PERDER.
.
El arte de perder no es difícil de aprender.
Tantas cosas buscan perderse que,
cuando al fin se pierden, nada pasa.
UN ARTE
Elizabeth Bishop (Worcester, Estados Unidos, 1911 - Boston, Estados Unidos, 1979), Poems:
North & South. A Cold Spring, Houghton Mifflin, Nueva York, 1955Versión de Jonio González
EN LA SALA DE ESPERA
En Worcester, Massachusetts
acompañé a la tía Consuelo
a su cita con el dentista
y me senté para esperarla
en la sala de espera.
Era invierno. Oscureció
temprano. La sala de espera
estaba llena de gente grande,
botas impermeables y sobretodos,
lámparas y revistas.
Mi tía estuvo adentro,
me pareció, mucho tiempo,
y mientras esperaba leía
una Nacional Geographic
(sabía leer) y cuidadosamente
estudiaba las fotos:
el interior de un volcán,
negro, lleno de cenizas;
que luego se desbordaba
en arroyos de fuego.
Osa y Martin Johnson
vestidos con pantalones de montar,
botas con cordones y cascos.
Un hombre muerto colgando de un poste
–“Cerdo largo”, decía el epígrafe.
Bebés con cabezas puntiagudas
envueltas con cuerdas;
mujeres negras y desnudas de cuellos
enroscados con alambre
como los cuellos de las bombitas de luz.
Sus tetas eran horribles.
La leí entera. Era muy tímida
como para detenerme.
Y después miré la tapa:
los márgenes amarillos, la fecha.
De repente, desde adentro,
escuché un ay! de dolor
–la voz de tía Consuelo–
no muy fuerte ni muy largo.
No me sorprendió para nada;
ya sabía que era una mujer
tímida y tonta.
Podría haberme sentido avergonzada,
pero no fue así. Lo que sí me sorprendió
fue que en realidad era yo:
mi voz, mi boca.
Casi sin pensarlo
yo era mi tía boba,
yo –las dos– estábamos cayendo, cayendo,
nuestros ojos pegados a la tapa
de la National Geographic,
Febrero, 1918.
Me dije a mí misma: en tres días
vas a tener siete años.
Lo decía para detener
la sensación de estar cayendo
del mundo redondo y girando
en un espacio frío y negro azulado.
Pero sentí: vos sos un yo,
sos una Elizabeth,
sos una de ellos.
¿Por qué tendrías que ser una también?
Apenas me atreví a mirar
para ver qué era lo que yo era.
Eché una ojeada
–no podía mirar más arriba–
a las rodillas grises,
pantalones, camisas y botas
y diferentes pares de manos
que estaban bajo las lámparas.
Sabía que nada más extraño
me había pasado nunca, que nada
más raro iba a sucederme jamás.
¿Por qué yo sería mi tía
o yo, o cualquier otro?
¿Qué similitudes
botas, manos, la voz familiar
que sentí en la garganta, o incluso
la Nacional Geographic
y esas horribles tetas colgantes,
nos sostenían unidos
o hacían de nosotros sólo uno?
Qué –no sabía ninguna palabra
para expresarlo– qué “absurdo”…
¿Cómo es que yo estaba acá,
como ellos, y escuché
ese grito de dolor que podría haber sido
más fuerte y peor pero no lo fue?
La sala de espera estaba muy iluminada
y hacía mucho calor. Se deslizaba
bajo una ola enorme y negra,
otra y otra más.
Después volví al mismo lugar.
Estábamos en guerra. Afuera,
en Worcester, Massachusetts,
era de noche, había nieve derretida y hacía frío
y todavía era el cinco
de febrero de 1918.
UN MILAGRO EN EL DESAYUNO
EL PEZ
El día siguiente
fue más cálido.
Por todas partes en el bosque surgieron arbustos de un blanco verdoso,
cada pétalo quemado, en apariencia, por la punta de un cigarrillo,
y el borroso y rojo capullo estaba tieso,
sin moverse a su lado, pero más como un movimiento
que como algún color reconocible.
Cuatro ciervos practicaban el salto sobre tus vallas.
Las infantiles hojas se mecían en el enjuto roble.
Los cantos de los gorriones tenían cuerda hasta el verano,
y en el arce se incorporaba el cardenal,
chasqueaba un látigo, y aquello que dormía despertaba
extendiendo miles de verdes ramas desde el sur.
Blanqueaban en su cápsula las lilas,
y caía un día como nieve.
Ahora, al atardecer,
viene una luna nueva.
Las colinas se vuelven más suaves.
Manojos de hierbas muestran
donde hubo una bosta de vaca.
Se oye la rana gigante,
fuertes pulgares rascando flojas cuerdas.
Bajo la luz, contra tu blanca puerta frontal,
las más pequeñas mariposas nocturnas, como abanicos chinos,
se agarran entre ellas, plata y plata dorada
sobre el pálido amarillo, naranja o gris.
Ahora, desde la espesa hierba, las luciérnagas comienzas a elevarse:
hacia arriba, hacia abajo después, después de nuevo arriba:
iluminando el ascendente vuelo,
amontonándose a la vez a la misma altura,
igual que las burbujas del champagne.
Más tarde llegarán a su punto más alto.
Y tu sombrío pasto ofrecerá
estos particulares, brillantes tributos
cada anochecer a lo largo del verano.
UN SUEÑO DE VERANO
Al hundido embarcadero
pocos barcos podían llegar.
La población se componía
de dos gigantes, un idiota, una enana,
un amable tendero
soñoliento detrás de su mostrador,
y nuestra amable patronazgo-la enana era su modista.
Junto al mar,
azul igual que una caballa,
nuestra casa de huéspedes estaba manchada
como si hubiese estado llorando.
Extraordinarios geranios
tapaban las ventanas,
los suelos brillaban
con variados linóleums.
Cada noche esperábamos oír
la lechuza cornuda.
Iluminado por la llama en forma de cuerno de lámpara,
el papel que cubría las paredes brillaba.
El gigante tartamudo
que era el hijo de la patrona
refunfuñaba en los peldaños
sobre una vieja gramática.
Estaba malhumorado,
pero ella era alegre.
El dormitorio estaba frío,
la cama de plumas cerca.
INSOMNIO
CALLE VARICK
DISCUSIÓN
Distancia:
¿recordar toda aquella tierra
bajo el avión;
aquella línea de la costa,
de anchas playas de arena con poca luz
alargándose sin poderlas distinguir
todo el trayecto,
todo el trayecto hacia donde terminan mis razones?
Días: y pienso
en todo este discordante montón de instrumentos,
uno por cada hecho,
una experiencia cancelando a otra;
cuánto se parecían
a algún horrible calendario
”Saludos de Nunca & Para Siempre, S.A.”.
El son intimidatorio
de estas voces
que hemos de descubrir por separado
puede y debe ser vencido:
Días y Distancia desconcertados de nuevo
y que ya han huido
para siempre desde el amable campo de batalla.
EL LAVADO
LLEGADA A SANTOS
CUESTIONES DE VIAJE
A. R. Lowel
Este es el hombre
que está en la casa de Bedlam.
Esta es la hora
del hombre trágico
que está en la casa de Bedlam.
Este es un marinero
que usa el reloj
que da la hora
del hombre tan enaltecido
que está en la casa de Bedlam.
EL ALCE
donde, si el río
entra o se retrae
en un ocre muro de espuma,
es según si encuentra
que la bahía viene,
o bien que la bahía no está en casa;
ininterrumpidamente
hablando, en la Eternidad:
nombres que se mencionan,
cuestiones aclaradas finalmente,
lo que él dijo, lo que ella dijo,
quién tenía pensión;
Un alce ha salido
del bosque impenetrable
y se planta ahí, amenazador,
en medio de la carretera.
Se acerca: olfatea
el caliente capó del autocar.
Algunos pasajeros
exclaman en voz baja,
pueriles, con dulzura:
“Son grandes criaturas, ciertamente”.
“Terriblemente simple”.
“¡Y mira! ¡Es una hembra!”.
Tomándose su tiempo,
ella observa el autobús de punta a punta,
magnífica, como de otro mundo.
¿Por qué, por qué sentimos
(y todos la sentimos) esta dulce
sensación de alegría?
“Curiosas criaturas”
dice nuestro tranquilo conductor,
arrastrando su r's*.
“Fíjense en esto”.
Después, pone la marcha.
Por un momento, todavía
mirando atrás,
se puede ver el alce
a la luz de la luna en el asfalto;
y después hay un débil
olor a alce, un acre
olor a gasolina.
NORTH HAVEN
1978
ELIZABETH BISHOP (De “Nuevos poemas, 1979)
El vals de mi papá
ORQUÍDEAS
Y de noche,
Cuando la luna desfallece entre enjalbegados vidrios,
Y el calor desciende,
Entonces el almizclado perfume se hace más intenso,
Goteando desde sus musgosas cunas.
¡Tantos voraces recién nacidos!
Muelles dedos luminiscentes,
Labios ni muertos ni vivos,
Sueltas bocas espectrales
Que respiran.
Dolor
Dolor
En un Oscuro Tiempo
CASA ABIERTA
La ira permanecerá,
Los actos dirán la verdad
En lenguaje exacto y puro
Detengo la engañadora boca:
La furia reduce mi más claro grito
A una agonía tonta.
INTERLUDIO
LO MÍNIMO
II
III
IV
VERDADERAMENTE hermosos.
Sus cuerpos no pueden mentir:
la flor pica a la abeja.
El suelo necesita del abismo,
Dicen las piedras, dicen los peces.
VI
ESTOY al acecho en una guarida,
Todo uno con la tétrica oscuridad.
¿Qué es el infierno sino un corazón helado?
¿ Pero quién , al enfrentarse con el rostro de ella,
No se regocijaría?
La Decisión
I
II
El hipopótamo
Vaciadero de flores
El diamante
Macabro epidérmico
Un campo de luz
1
Ven a los lagos, ven al agua estancada,
a los lagos donde flotan las hojas y el musgo,
a las plantas hundidas en la arena.
Escucha, amor.
La alondra henchida cantó en el campo;
yo toqué el suelo, el suelo que calentaron los chorlos,
los listones rieron y las piedras;
los helechos a su modo, y los lagartos pulsátiles,
y las plantas nuevas, todavía incómodas en el suelo,
Los amorosos diminutivos.
¡Pude mirar! ¡Pude mirar!
¡Vi la separación de todas las cosas!
Mi corazón se elevó con la hierba alta;
La maleza me creyó, y los pájaros que anidaban.
Había nubes en fuga cruzando un rompevientos de cedros,
y una abeja que salpicaba desde una madreselva empapada de lluvia.
Los gusanos se deleitaban como los reyezuelos.
Y yo anduve, anduve por el aire liviano,
pasando con la mañana.
En un momento oscuro
El despertar
Paseaba yo
a campo abierto,
había sol,
y el clima era feliz.
Un borde irregular
de margaritas se agitó;
No estaba solo
en un huerto de manzanos.
Lejos, en el bosque
suspiraba un pichón;
el rocío soltaba
sus olores matinales.
En un leve oleaje,
los peces se lanzan tal dedos centrífugos,
deseos lascivos,
y los placeres se alzan
al cerrarse los ojos.
A través del agua lúcida:
el pequeño guijarro, el lecho de arcilla clara,
la argentada concha. Todo es aparente, superficial.
¿Quién pedirá más atardeceres agostizos?
¿Quién cavará las minas y perseguirá las sombras?
“Yo lo haré” respondió un Corazón perforado
“levántate, haragán” (tembloroso labio inferior,
pálido rostro con su pedregosa ira),
“viejo error es la idea de sentarse quieto,
en el pasto, tendido, a la orilla del río,
bajo el tránsito, las consumibles sensaciones
una pausa en el tiempo
donde la tarde se quedaría.
No, la noche llega pronto
con sus montañas grises, con desolación,
a menos que el Amor erija su ciudad.”
Dinos, Freud, ¿puede acaso ser que los lindos niños tengan
Simples y repulsivos sueños sobre sus funciones corporales?
Y tú, Wordsworth: ¿se encuentran ellos realmente cubiertos
Por nubes de gloria, están iniciados en la Naturaleza oscura?
El perro que rastrea humildemente en la tierra,
El niño que da crédito a los sueños y teme la oscuridad,
Saben más y menos que ustedes: saben ellos muy bien,
Que ni los sueños ni la infancia a todo responden bien:
Son también ustedes extraños; los niños, shakespereanos.
* * *
CALMADAMENTE ATRAVESAMOS ESTE DÍA DE ABRIL
En Brooklyn, en 1916,
edad dos años, irracional.
3
Yo soy el padre de mi padre,
tú eres la culpa de tus hijos.
Para el individuo,
el que bebe té, el que se acatarra,
Generalícese la furia:
odio cosas abstractas.
4
Hermano y hermana rebotaban
el invicto balón obligado,
Y si pelean un poco
por culpa del balón
5
El jardín donde el balón rebota
es otro balón que retoza.
6
Ahora, en este octubre
de esta mala racha,
Somos terriblemente egoístas e injustos con los muertos. Quisiéramos cobijarlos al abrigo de
nuestros mejores recuerdos, y a cambio les ofrecemos una posteridad inmutable como una piedra,
donde paradójicamente quedan excluidos para siempre de ellos mismos. El caso de Delmore
Schwartz es emblemático al respecto: uno llega a él a través del recuerdo de otros escritores que lo
conocieron: Bellow, Berryman, Lowell, etc. Su obra parece secundaria en relación a su vida, y su
vida también ha quedado relegada a las sombras: no es suya sino que es “la vida de un poeta
americano” (de hecho, así se titula su biografía, escrita por James Atlas); la vida de un poeta
americano, vale decir: la vida de un mero epítome, de un expediente clínico o jurídico, de una
falacia ad hominem. ¿En qué punto un poeta deja de vivir su propia vida y empieza a vivir su
biografía literaria? ¿Y cómo habrá sido exactamente la vida de un poeta americano entre los años
cuarenta y cincuenta? En principio, tiene que haber crecido en un barrio pobre de Brooklyn, tiene
que ser judío con ciertas tendencias izquierdistas y con amplios conocimientos humanísticos acerca
de todo: desde el psicoanálisis y el cine, pasando por el automovilismo y los scores de la liga de
beisbol. Luego, debe tener una carrera literaria breve y fulminante, con éxitos definitivos y
prematuros, y sobre todo debe sobrellevar un magnífico descenso a los infiernos, nimbado de
ginebra y barbitúricos, largos litigios en tribunales y varias estadías en el manicomio. Una vida
ciertamente agitada, aunque bastante monótona a la larga, salvo que uno abandone la poesía a los
veinte años y se consagre a mercadear en el desierto, como hizo Rimbaud. No obstante, Delmore
no fue un velocista tan alígero como el adolescente de Charleville; todo lo contrario, al igual que
uno de sus grandes maestros, Scott Fitzgerald, quedó muy pronto a la zaga de su propia juventud y
prisionero de su propio mito, y debió cargar sobre sus hombros la eterna maldición del american
dream. A los treinta años estaba completamente acabado; quizás poseía aún las fibras elásticas y
explosivas de un corredor de velocidad, pero sus músculos y su alma eran los de un buey molido a
palos. Lo peor que le puede ocurrir a un poeta es perder su facultad de ser imprevisible, vivir una
vida prestada, convertirse en un estereotipo. Los muertos ya no pueden asombrarnos. Lo peor y lo
mejor que le pudo ocurrir a Delmore Schwartz fue “reencarnar” en Von Humboldt Fleisher, el
personaje de El legado de Humboldt, la célebre novela de Saul Bellow. Sin duda, este libro es un
lúcido y genial homenaje a la leyenda del poeta, pero es también un mausoleo asfixiante del que su
verdadera vida ya nunca podrá escapar. El mausoleo es América y el estereotipo es el más patético
de todos: el del artista fracasado y condenado a deambular como un zombi en los márgenes de una
sociedad despiadadamente materialista. La vida de un poeta americano es simplemente un calco de
lo que podría haber sido una vida verdadera, en ese minuto en que llega a ser efectivamente cierta y
que sólo puede traducirse en un anonimato tácito, y acaso, en muy contadas ocasiones, en un buen
poema. La única chance que tenemos para redimir a Delmore Schwartz de todo ese parloteo esnob
que rodea su figura, es asombrándonos con su poesía, que es un territorio virgen, o que casi no ha
sido explorado. Todo lo otro, como diría Enrique Lihn, no es más que un epílogo en el diccionario
total de la oscuridad.
Walter Cassara
EN ESTE MOMENTO
BAUDELAIRE
EL REINO DE LA POESÍA
Es como luz,
es luz,
necesaria mientras alumbra, mientras seduce y
fascina…
…Ciertamente, la poesía es
más atractiva, más valiosa
y mucho más seductora
que las Cataratas del Niágara, el Gran Cañón, el Océano Atlántico
y otros admirados fenómenos naturales.
Es necesaria mientras alumbra, y mientras es hermosa.
Es prepóstera
con precisión, hace que sea posible decir
que no se puede cargar con una montaña, aunque un poema puede cargarlo todo.
Es monstruosa
con amabilidad, porque puede decir, seriamente o en broma:
La poesía es ágil como un tigre, astuta como un gato, vívida como una naranja,
no obstante, nunca muere: es de hojas perennes y está siempre en flor;
aun mucho después que faraones y césares se han extinguido,
ella brilla y resiste más que los diamantes,
porque la poesía es la actualidad de la posibilidad. Es
la realidad de la imaginación
es la garganta de la exaltación,
la procesión de la posesión,
el movimiento del entendimiento y
el entendimiento de la mañana y
el dominio del entendimiento.
JOHN BERRYMAN
1914 se suicidó en 1972. Fue un poeta estadounidense. Se le considera como una de las mayores
figuras de la poesía estadounidense de la segunda mitad del siglo XX.
Berryman publicó su primera obra, titulada Poems, en 1942 durante la Segunda Guerra Mundial, y
una segunda, Dispossessed, seis años más tarde. La primera obra considerada como una de sus más
importantes fue Homage to Mistress Bradstreet, aparecida en 1956. En cuanto al público y la crítica,
fue sus Dream Songs, que aparecieron en serie desde 1964, las que mayor acogida obtuvieron.
El primer volumen de esta serie, titulada 77 Dream Songs, le permitieron ganar el Premio Pulitzer
de poesía, siendo la máxima distinción que puede recibir un profesional de la prensa en Estados
Unidos. El segundo volumen apareció en 1968, titulado His Toy, His Dream, His Rest. Un año más
tarde, los dos volúmenes fueron publicados en un sólo libro, The Dream Songs.
SUICIDIO Cuando John Berryman tenía apenas 10 años, en 1924, su padre, un banquero de
Florida, se suicidó, y él mismo sería el primero en encontrar el cadáver. Un tiempo más tarde, su
madre se vuelve a casar, y sería por el apellido de su padrastro que adoptaría el pseudónimo de
Berryman. La imagen del suicidio de su padre le influiría en sus poemas, ya que en varios de ellos
se trata este tema de forma indirecta.Berryman era alcohólico y algunos de sus amigos dijeron que
mientras estudiaba en la Universidad de Columbia parecía tener una doble personalidad. Su
alcoholismo y depresión le fueron alterando sus capacidades para escribir, hablar en público y
trabajar normalmente. Así, en 1972, su estado depresivo le lleva a seguir el ejemplo de su padre: se
suicida tirándose por el puente de la Avenida Washington en Minneapolis, en Minnesota.
John Berryman nació el 25 de octubre de 1914 en McAlester, en el estado de Oklahoma y se suicidó
el 7 de enero de 1972 arrojándose de un puente en Missisipi. Es una de las mayores figuras de la
poesía estadounidense de la segunda mitad del siglo XX. Junto a Robert Lowell, Sylvia Plath, Anne
Sexton y W. D. Snodgrass, es considerado un poeta de la denominada “poesía confesional”, término
acuñado por el crítico M. L. Rosenthal. Berryman publicó su primera obra, titulada Poems, en 1942
durante la Segunda Guerra Mundial y una segunda, Dispossessed, seis años más tarde. La primera
obra considerada como una de sus más importantes fue Homage to Mistress Bradstreet, aparecida
en 1956. En cuanto al público y la crítica, fueron sus Dream Songs —que aparecieron en serie
desde 1964— las que mayor acogida obtuvieron. El primer volumen de esta serie, titulada 77
Dream Songs, le permitió ganar el Premio Pulitzer de poesía, siendo esta la máxima distinción que
puede recibir un profesional de la prensa en Estados Unidos. El segundo volumen apareció en 1968,
titulado His Toy, His Dream, His Rest. Un año más tarde, los dos volúmenes fueron publicados en
un sólo libro, The Dream Songs. A continuación presentamos las traducciones de cinco poemas del
autor preparadas por Yanina Audisio.
***
CANCIÓN DEL SUEÑO 100
***
EL POEMA DE LA PELOTA
***
36
***
71
***
Nada malo me ha pasado últimamente
¿Cómo expreso eso? Yo te lo diré Mr Bones
Periodos o tu extraña sobriedad desconcertante
Sobrio como un hombre que nunca tiene chicas ni sus teléfonos
¿ Cómo pudo pasarle algo horrible a Mr Bones.
Si la vida es un fragmento de sandwich
En una modestia de la muerte me uní a mi padre
Que se atrevió a dejarme agonizando
Una bala en un pórtico de concreto
Cerca de un asfixiante mar del sur
– Usted tiene hambre Mr Bones
DREAM SONG 77
Henry egoísta se incorporo tímido en el mundo
& afeitado& balancearon sus halteras, Henry se paro
Y p.a. ´´ d pobres de las miles de personas en temas del hoy
Grandiosas para Henry, para esos ninguno
Con un libro en la mano
El está desnudo balanceándose
_ ven acá, Mr Bones
+++
DREAM SONG 74
“Kyoto Toledo
Benares – las ciudades Santas-
Y Cambridge destellante no se edifico
Para bien, el horror de la desilusión
Ni el sur de Paris, conduce en la primavera
Al siena y en…”
DREAM SONG 29
ÉL DIMITE
VISITANTES
La noche calurosa nos hace mantener abiertas las ventanas del dormitorio.
Nuestra magnolia florece. La vida comienza a acontecer,
mi excitado marido interrumpe sus discusiones hogareñas,
y recorre las calles de un lado a otro, en busca de prostitutas,
lanzándose por el filo de una navaja.
Ese insensato podría matar a su mujer, y luego jurar no beber más.
Oh la monótona bajeza de su lujuria. ..
Es la injusticia... él es tan injusto...
ciego de whisky, volviendo a casa a las cinco, fanfarroneando .
¿Qué lo mueve? Cada noche ato a mi muslo
diez dólares y la llave del auto...
Aguijoneado por la urgencia de su deseo
se desploma sobre mi como un elefante.
AGUA
OTOÑO 1961
¡Adelante y atrás!
Adelante y atrás, adelante y atrás—
¡mi único lugar de descanso
es el balanceante nido del oriol naranja y negro!
EN EL DORMITORIO DE MI PADRE
En el dormitorio de mi padre:
la fibra azul es delgada
como la escritura de una lapicera en el cubrecama;
azules descoloridos en las cortinas,
un kimono azul
sandalias chinas con azules correas de felpa.
La ancha tabla del piso
tiene una pulcra lijada.
La claridad de la lámpara de vidrio
con una pequeña y blanca tulipa que fuera levantada algunas
pulgadas para que descansen en el volumen
dos los oídos de Lafcadio.
Reflejo de un Japón no familiar.
Como el escondite de los rinocerontes,
sus combados olivos cubren
lo que fue castigado.
En el marcador del libro:
‘De Mamá para Robbie’.
Años mas tarde en el mismo lugar:
‘Este libro ha tenido un duro trato,
en el río Yangtsé, China.
En la tormenta él fue dejado bajo
una tronera abierta’.
ENTIERRO
El coronel Shaw
cabalga en su ilusión.
Espera
la bendición del descanso.
POEMAS
*
Durante mucho tiempo, empapado,
y a menudo tocando fondo
por el gran mar verde de los semáforos
que autorizaban nuestra navegación
encontré que mi fatiga era la luz del mundo.
*
Ciudad para matar, ciudad americana.
*
Tus libros son hileras de trajes vaciados.
*
Esa capacidad de corromper
que la poesía tiene, es la más genuina
voluntad de la voz, nunca perdida,
más llena de fantasmas, la voz que sobrevive
de forzar resistencias, descontrolada por la inspiración.
Desde tres adjetivos a un objeto
hay un salto imposible
*
Aunque escribo mis versos por la noche
soy muy poco sincero en mi discurso.
*
Si tuviera un sueño sobre el infierno
en esa pesadilla
me encontraría a mí mismo
embalando mi casa para mudarme,
con todos los demonios preguntando
eternamente impertinencias varias.
*
Lo que en realidad hice no fue mucho,
entonces, como ahora, fue muy poco.
Del fuego del infierno, en cambio,
no puedo apagar un simple fósforo.
*
Estoy ciego de ver.
*
Adiós, adiós a nada. Doy gracias,
muchas gracias.
OTOÑO 1961
Adelante y atrás, adelante y atrás
va el tock, tock, tock
de la anaranjada, suficiente, diplomática
faz de la luna
que hay en el reloj del abuelo.
¡Adelante y atrás!
Adelante y atrás, adelante y atrás—
¡mi único lugar de descanso
es el balanceante nido del oriol naranja y negro!
AGUA
AFEITÁNDOME
Tenemos suerte
de haber podido juntos realizar tantas cosas.
A LA VENTA
BUENOS AIRES
En la plaza principal
un obelisco de piedra blanca
se erguía como falo
sin piel ni pelo –
siempre mi faro
¡me dirigí a casa que es el hotel!
Mi aliento blanqueaba el aire invernal
abatido yo por el cansancio.
Cuando la negrura de la noche se disipó,
vi la luz de la madrugada
sobre una Buenos Aires llena
de un severo gentío almidonado.
La noche calurosa nos hace mantener abiertas las ventanas del dormitorio.
Nuestra magnolia florece. La vida comienza a acontecer,
mi excitado marido interrumpe sus discusiones hogareñas
y recorre las calles de un lado a otro, en busca de prostitutas,
lanzándose por el filo de la navaja.
Ese insensato podría matar a su mujer y luego jurar no beber más.
Oh la monótona bajeza de su lujuria...
Es la injusticia... él es tan injusto...
ciego de whisky volviendo a casa a las cinco, fanfarroneando.
¿Qué lo mueve? Cada noche ato a mi muslo
diez dólares y la llave del auto...
Aguijoneado por la urgencia de su deseo,
se desploma sobre mí como un elefante.
EPÍLOGO
PIELRROJA
En una foto, donde debe rondar los cuarenta, a Robert Lowell se lo ve como a un Clark Kent
poseído, con una mirada que radiografía, capaz de hurgar a fondo en sí mismo y en los demás, tan a
fondo que inspira temor. Nadie como él supo que era otro, que todos somos otro, y ese otro no es
precisamente un superhombre. Nada aconsejable para la salud mental mirar así. Alcohólico perdido,
sufrió más de veinte internaciones en distintos manicomios. Cuando de una universidad lo invitaban
como escritor residente pedía, además de una casa, un psiquiatra mínimamente competente.
Lowell había nacido en Boston en 1917. Su familia era patricia y calvinista. En el árbol genealógico
se destacaban algunos poetas. Muy joven, Lowell se convirtió al catolicismo. Y al escribir sus
primeros versos sus referencias fueron tanto los testamentos como los griegos. Sus obsesiones
serían, para siempre, la culpa, el castigo, el suicidio. Al estallar la Segunda Guerra se alistó en el
ejército, pero al conocerse los bombardeos aliados a poblaciones civiles se hizo objetor de
conciencia. “¿Cómo puede/ la guerra cambiar en mí/ el hombre antiguo en uno nuevo?”, escribió. Y
citando a Melville: “Todas las guerras son de muchachos”. La resistencia a combatir le acarreó una
condena a un año y un día de prisión. Muchos atribuyeron su locura a este período de encierro.La
resonancia de su primer trabajo, Lord Weary’s Castle, acuñando lecturas de Tucídides y Toynbee,
sacudió la mohosa poesía de su tiempo: “Chicos, la furiosa memoria se babea/ sobre la gloria de
estanques pasados”. Y también: “Diez mil Fords están aquí ociosos en busca/ de una tradición”.
Lowell planteaba: “Un poema es un acontecimiento, no su descripción”. En una entrevista de The
Paris Review declaró: “Cuando empecé a escribir muchos de los grandes escritores todavía no eran
populares. No habían siquiera entrado en las universidades y su difusión era ínfima. Era el tiempo
de Schöemberg, Picasso, Joyce, el primer Eliot. Entre nosotros los únicos que valían eran William
Carlos Williams y Marianne Moore”.Lowell adquirió repercusión crítica, ganó premios: el National
Book Award, el Pulitzer. Su voz se volvió influyente. Padre del confesionalismo, se lo etiquetó.
Tuvo discípulas como Sylvia Plath y Anne Sexton, tanto o más temibles que él. Ninguna sería más
afortunada que el maestro. Una mañana, después de llevarle el desayuno a sus hijos, Plath metió la
cabeza en el horno de la cocina. A Sexton, bellísima y borracha, con sus cócteles de psicofármacos,
no le iría mejor. Las dos siguieron sus pisadas: la poesía como escritura autobiográfica. Life Studies
puede considerarse un manifiesto íntimo. En sus poemas, auténticos estudios existenciales de un
obsesivo, Lowell no se expone sólo a sí mismo. También eviscera a quienes lo rodean: sus padres,
sus cónyuges, sus hijos. En un poema acusa a su madre por su frivolidad, los chismes que
provocaba y los estropicios pasionales que deterioraron a su padre. También la responsabiliza por
haberle creído a un psiquiatra de la familia el diagnóstico de locura que hizo de su hijo. El
psiquiatra convenció además al pequeño Lowell de que era un hijo no deseado. Más tarde el hijo se
enteraría de que su madre, además de socia en los negocios del psiquiatra, era su amante. “Mi
madre era bastante más idiota/ de lo que fueron todas mis mujeres”, escribió. Aunque insistió en
casarse tres veces, Lowell comparaba el matrimonio con la nada.En su poesía no se salva siquiera
Harriet, su hija adolescente. Adrienne Rich y Wystan Auden< no le perdonaron el extremismo
confesional. Seguramente a Auden lo irritaba que Lowell compusiera la poesía que él hubiera
querido escribir. Lowell no les llevaba el apunte a sus detractores. Estaba demasiado solo y metido
en su trabajo. Sin negar a Whitman y a Pound, su poesía se distancia del primitivismo de Robert
Frost y los aullidos contestatarios de Allen Ginsberg. Refinado y a la vez impiadoso, Lowell alterna
la cita culta con la cotidiana. “Se comienza a espesar la nevada de Boston/ como si se tratase de una
venda/quirúrgica, amarilla/ ¡Lo puta que es la vida!” Poemas como instantáneas, autorretratos cada
vez menos autocomplacientes. Lowell no les escapa ni al mito ni a la tragedia íntima, sabe conectar
la cuestión social con el infierno privado. Estas claves explican por qué su poesía sigue
conmoviendo. En la actualidad ostenta el rango de un clásico, pero incómodo. “Circe y Ulises”, el
poema que abre Día a día, apela al mito homérico. Utiliza a su mujer y a su hijo, Sheridan, presente
en la lectura pública del poema. Lo más recóndito de lo doméstico, después de Lowell, no volvería
a ser lo mismo en la poesía estadounidense. Su sombra habría de sobrevolar la poesía descarnada de
Raymond Carver.A los sesenta años, Lowell admitió: “Después de los cincuenta no hay reloj que se
pare”. En “Muerte de un crítico” apuntó: “Tediosos, antipáticos y a punto de extinguirse/ veía yo a
los viejos, / blanco preferido de mis burlas,/ hasta que el tiempo, que lo cura todo, me hizo como
ellos”. Lowell debía reconocerlo: “He llegado a ser mi propio fugitivo”. En 1977, escapando de las
ruinas de su tercer matrimonio, volviendo de un vuelo desde Londres, aterriza en el otoño de Nueva
York. Sube a un taxi, le da una dirección: la de su segunda esposa. Cuando el taxi llega, el pasajero
parece dormido. La mujer baja a la calle. Lowell está muerto. Hacía una semana terminaba de
publicar su último libro Day by day.El título recuerda el pacto que los adictos hacen consigo
mismos. Los adictos y cualquiera en estado de angustia. Pero, a la vez, el día a día remite los
poemas a un diario. Porque no había nada que no entrara en su registro. En más de un sentido,
puede arriesgarse, sus poemas son el equivalente en verso de los diarios de John Cheever.
La anguila
La anguila, la sirena
de mares fríos que abandona el Báltico
para llegar a nuestros mares,
nuestros estuarios y ríos,
que remonta desde lo profundo, bajo la corriente adversa,
de cauce en cauce,
hasta los riachuelos cada vez más angostos,
cada vez más adentro, en el corazón
de la piedra, filtrándose
en fangosos canales hasta que un día
una luz lanzada desde los castaños
enciende el resplandor en pozos
de agua estancada
en los fosos que descienden
desde los riscos de los Apeninos a la Romaña…
El original italiano está escrito en versos irregulares, casi siempre de siete u ocho sílabas, alternando
con líneas de once y doce. En castellano, la hemos puesto en versos libres, con alguna excepciones.
Cuando Montale habla de “nuestros mares” (nostri mari) se refiere al mar de su Liguria natal, el del
espléndido Golfo de Génova, la Spezia y todo lo demás. Hasta allí llega la anguila, para emplearse
después en seguir las difíciles corrientes que la llevará, después de recorrer cientos de kilómetros,
hasta las llanuras de Romaña. Hay un velado componente autobiográfico, una intimidad del paisaje,
una reiteración musical de la geografía itálica que Lowell, en su imitación, prefiere desechar. Estos
son los primeros versos de esta imitación traducidos a nuestro idioma:
Lowell se convierte aquí en el autor de otro texto, tal vez más comprometido con el “tono” del que
hablaba Pasternak, que con las intenciones de Montale. Se trata de otro poema, no se si mejor o no,
tengo la impresión de que no, y por lo tanto distinto al del italiano, quien no pretendía ninguna
insinuación teológica, como que los dioses de la remota Islandia se hayan muerto o permanezcan
indiferentes y en silencio. Pero esta es la esencia de la imitación, escribir algo nuevo a partir de lo
anterior, como había sugerido Ben Jonson cuando enumeraba las condiciones del poeta ideal Lo que
es innegable es la proyección de Imitations, uno de los libros más inquietantes de la lírica moderna
escrita en inglés. Para muchos de sus nuevos lectores, se trataría, y creo que no les falta razón, de
uno de los trabajos más permanentes de Lowell. En todo caso, en este siglo XXI de versiones y
revisiones, Imitations es una de las colecciones más influyentes entre los poetas de las nuevas
generaciones a ambos lados del Atlántico. Después de Imitations, Lowell publicó nuevas muestras
de su talento para la imitación. Recuerdo las de Horacio, Juvenal, Dante y Quevedo recogidas en
Cerca del oceáno, de 1968. Y la de otro poeta español, recogida en Notebook (1970), con el título
Will not come back, lo único que podía orientar al lector sobre la autoría del original. Sin duda, la
más lograda de sus imitaciones y una de las mejores expresiones de su talento como poeta:
Sexton fue una mujer reconocida y premiada en su tiempo, becada para escribir sus libros, profesora
titular en la Universidad de Boston, ganadora del Pulitzer de poesía en 1967 por su libro Live or Die
(Vive o muere), y luego jurado del prestigioso premio. También le fue otorgada, en agosto de 1959,
la beca Robert Frost para asistir a la conferencia de escritores de Bread Loaf, y en 1965 le fue
otorgado un viaje subvencionado por el Congreso por la Libertad de la Cultura.1 Su poesía
confesional la convirtió en una de las escritoras más famosas de su país.
Muerte
El 4 de octubre de 1974, Anne Sexton almorzó con Maxine Kumin para revisar las galeradas del
manuscrito de Sexton The Awful Rowing Toward God (El horrible remar hacia Dios), programado
para publicarse en marzo de 1975. Al volver a casa se puso el abrigo de piel de su madre, se quitó
sus anillos, se sirvió un vaso con vodka, se encerró en el garaje, y encendió el motor de su
automóvil, suicidándose por intoxicación por monóxido de carbono. Sus restos se hallan en el
cementerio-crematorio de Forest Hills, a las afueras de Boston.
Homenaje
El cantante y compositor Peter Gabriel le escribió en homenaje una canción titulada "Mercy Street"
(nombre que deriva de las obras de Sexton "45 Mercy Street" y "Mercy Street"), contenida en su
álbum So (1986).
Bibliografía Poesía, prosa, cartas y teatro
To Bedlam and Part Way Back (1960)The Starry Night (1961)All My Pretty Ones (1962)
Live or Die (1966) - Premio Pulitzer de poesía en 1967Love Poems (1969)
Mercy Street, obra en dos actos (1969), representada por The American Place Theatre
Transformations (1971)The Book of Folly (1972)The Death Notebooks (1974)
The Awful Rowing Toward God (1975, póstumo)45 Mercy Street (1976, póstumo)
Anne Sexton: A Self Portrait in Letters, editado por Linda Gray Sexton and Lois Ames (1977,
póstumo)Words for Dr. Y. (1978, póstumo)The Complete Poems, con prefacio de Maxine Kumin
(1981, póstumo)No Evil Star (selección de ensayos, entrevistas y prosa), editado por Steven E.
Colburn (1985, póstumo)
Anne Sexton (1928-1974) le escribiría esta carta a su hija, Linda, unos años antes de suicidarse.
Nació en Massachusetts en 1928 y a los 19 años se casó con Alfred Muller Sexton. Gran parte de su
vida luchó contra un trastorno mental que la llevó a internarse en numerosas ocasiones en
hospitales psiquiátricos; y aunque paradigmática, su incursión en la poesía fue parte de una terapia
médica que la llevó a ganarse el Pulitzer en 1969.Estudió en el taller de John Holmes, y
posteriormente con Robert Lowell, donde conoció a Silvya Plath; junto a estos dos últimos poetas
fue considerada una poeta confesional. En alguna ocasión, Sexton dijo que si algo la había
influenciado en la vida había sido el libro Heart’s Needle de W.D. Snodgrass, quien también fuera
alumno de Lowell y fundador de esta corriente, cuyo título, adjudicado a M.L. Rosenthal por su
ensayo «Poesía como confesión», repudió hasta morir en el año 2009. Snodgrass escribió este libro
para su hija después de divorciarse y pelear su custodia, fue un trabajo revolucionario que mostró
por primera vez la intimidad del hombre frente a su medio. A diferencia de los poetas modernistas
que abordaron los problemas de la modernidad como espectadores, a través de la figura del flâneur,
el caminante que va aprehendiendo su entorno a través de la observación, la poesía de Snodgrass
profundiza en los problemas de la masculinidad en ese contexto moderno.
Autoras como Anne Sexton y Silvya Plath representan esta trasgresión del poeta a partir de su
condición de mujeres suburbanas. La poesía confesional podría entenderse como una suerte de
transmutación de la condición del poeta con su poesía. Sin embargo, no se trataba de reducir la
experiencia a un asunto de intimidad –nadie puede negar que la poesía, en su construcción, lo sea–;
se trataba, sin esta consciencia de su vocación confesional, de romper con los paradigmas de lo que
se podía contar o no en un poema. Ambas poetas lo logran, con un trabajo mayoritariamente
autobiográfico, abordando temas tabúes como el aborto, el divorcio, la masturbación, etc.
Anne Sexton construyó un personaje y se mimetizó con él. Quizás ésta sea una de las razones por
las que tanto críticos como lectores vieron en su poesía una derivación de su propio
desbordamiento. A ella, como a cualquier otro poeta, también hay que leerla entre líneas.
Personalmente creo que su categorización como poeta confesional ha hecho que muchos detractores
apuesten por la literalidad de su obra. A diferencia de Snodgrass o del mismo Lowell, la poesía de
Sexton enciende todo el trayecto y más que en la supuesta arbitrariedad de su construcción, es en el
origen del incendio poético donde debemos prestar atención.Algunos de sus poemas más conocidos
y controversiales son: «La balada de la masturbadora solitaria» y «La celebración de mi útero». Sin
embargo, en esta muestra decidimos presentar: «Rezando en un boing 707», «Dice el poeta al
analista», «Divorcio», «Descalza» y «Vieja», porque consideramos que estos poemas nos abren la
puerta de algunas de sus mayores obsesiones: la lucha con su madre, su relación con Dios, su
matrimonio fallido, la imposibilidad de aprehender su entorno, el caos que esconde la cotidianidad y
su cuerpo como condicionante.En 1974, Anne Sexton se suicidó en el garaje de su casa. Ése no fue
su primer intento. La poesía la sostuvo en una lucha que libró para silenciar una voz interior que la
perturbó siempre. A pesar de la fuerza de sus versos, logró esconder esa fragilidad y su escaso
apego por la vida en la contundencia de su yo poético. Como recordaría al final de su vida, hasta los
28 años Anne «tenía una especie de yo enterrado que desconocía si sabía hacer algo más que salsas
y cambiar pañales. Era una víctima del sueño americano».Al leer su biografía y revisar su obra,
pareciera que el lector se convierte en un espectador, una suerte de voyerista que participa en una
consulta psiquiátrica donde el paciente entra en catarsis; pero a diferencia de éste, el lector sí puede
entrar y salir de ese laberinto de angustias personales con solo cambiar la página. Fue en esta
travesía en la que Anne dejó de distinguir el personaje creado en sus poemas para fusionarse con
ellos, en donde se sumió en un naufragio personal. Ya lo anticipaba a su hija Linda: «Algún día
volarás sola a alguna parte […] quizás yo ya haya muerto, y desearás hablar conmigo […] La vida
no es fácil. Es terriblemente solitaria. Yo lo sé.»
¿Quién es ella,
esa que está en tus brazos?
Yo ya sé quién es.
La has nombrado bastante.
EL BESO
+++
Cuando el hombre
penetra a la mujer,
como oleaje que rompe en la orilla,
una y otra vez,
y la mujer abre la boca de placer
y sus dientes relucen
como el abecedario,
aparece Logos ordeñando una estrella,
y el hombre
dentro de la mujer
hace un nudo
para que nunca
vuelvan a separarse
y la mujer
trepa a una flor
y se traga el tallo
y aparece Logos
a liberar sus ríos.
Este hombre,
esta mujer
con su hambre duplicada,
trataron de atravesar
la cortina de Dios
y por un instante lo lograron,
aunque Dios
en Su perversidad
desate el nudo.
LA ASESINA
Un subte
viaja a través de mi ballesta.
Tengo un cerrojo de sangre
y lo hice mío.
Con este hombre tomo el control
de su destino, con esta arma
tomo los diarios y
con mi fuego voy a tomarlo a él.
Va a doblarse ante mí
y las venas le van a salir
como hijos... Dame
su bandera y su ojo.
Dame su cáscara dura y su labio.
Él es mi manzana y mi mal
PALABRAS
Persona especial,
en tu lugar no le prestaría atención
a mis consejos,
un poco hechos de tus palabras
y un poco de las mías.
En colaboración.
No creo ni una palabra de lo que dije,
excepto algo,que te veo como un árbol joven
con las hojas pegadas y sé que vas a echar raíces
y entonces va a aparecer lo verde de verdad.
DEMONIO
Oh demonio interior,
Yo tengo miedo y rara vez me llevo la mano
a la boca y me la coso
ahogándote , escondiéndote
de los ojos voyeur
de las teclas de mi máquina de escribir.
¿Si te empeñase
cuántos lingotes me darían,
cuántos centavos, nadando en sus besos de cobre
cuántos pájaros en camino a perecer?
No.
No.
Yo te acepto,
Vos venís con los muertos que pueblan mis sueños,
que caminan por mi escritorio
(como la Madre, con el cáncer florecido en sus
tetas Mejor & Cía -
bailando el vals con su fantasma de papel tissue)
Los muertos que le dan caramelos a la diabética que hay en mí,
que les dan voltios
a los ataques de rosas
que a veces vuelan de y hacia mí.
Sí.
Sí.
Te acepto, demonio.
No voy a taparte la boca.
De ser el hombre que amo, impura y con la manzana en alto
de ser la mujer que amo, enferma dentro de su sangre,
sus gases almibarados y sus ramas caídas.
Demonio, manifiéstate
aunque fuese Dios a quien invoco,
parado como un cuervo
queriéndome comer,
empezando por los labios y la lengua.
Y yo intentando caer en Sus despojos,
yo tomo el pan y el vino
y el demonio pedorrea y se ríe
de mi Dios desalojado de mi boca
mujer anónima
en el altar anónimo.
Oh la negrura es homicida
y el pezón reboza
y cada máquina funciona
y yo voy a besarte cuando
acuchille a una docena de hombres nuevos
y vas a morir un poco,
una y otra vez.
Es por eso
tal vez, que una chica se quitó
sus prendas invernales y se ubicó
estratégicamente en la rama de un árbol
en un recodo del río.
Está echada en esa rama
sobre las casas de los peces
que nadan dentro y fuera de su reflejo
arriba y abajo por las escalinatas de sus piernas.
Su cuerpo lleva las nubes de vuelta a casa.
Ella contempla su rostro acuático
en el río donde los hombres ciegos
van a bañarse al mediodía.
Por eso
al suelo, esa pesadilla invernal,
se le curaron sus llagas y explota
de pájaros verdes y vitaminas.
Por eso
los árboles se meten en sus trincheras
y alzan copitas de lluvia
con sus dedos delgados.
Por eso
una mujer se para delante de su cocina
asando flores y cantando.
Acá todo es amarillo y verde.
ANNA LA LOCA
Anna, la loca,
tengo un cuchillo bajo el brazo.
Cuando me paro de puntas tipeo mensajes.
¿Soy una especie de infección?
¿Yo te hice volver loca?
¿Yo hice que los sonidos se pusieran rancios?
¿Yo te pedí que salieras por la ventana?
Perdón. Perdón.
Decí que no lo hice.
Decí que no.
Decí.
DESDE EL JARDÍN
Vení, mi amor,
fijate en los lirios.
Nosotros somos de poca fe.
Hablamos de más.
Dejá de lado tu montón de palabras
y vení conmigo a mirar
los lirios abiertos en ese campo,
creciendo como veleros,
orientando sus pétalos lentamente
sin enfermeras ni relojes.
Consideremos la vista:
una casa donde las nubes blancas
decoran los zaguanes embarrados.
Ah, dejá de lado tus buenas palabras
y tus malas palabras
¡Escupilas como piedras!
¡Vení! ¡Vení!
a comerte mis frutas complacientes.
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Sales con tus bla bla blas en bloque,
otra vez con el asunto de las cartas.
Si escribo un poema
tú das un reporte contable.
Si hago el amor
me das las frases más graciosas.
Señora Sarcasmo,
¿por qué no te queda ningún hijo?
Madre,
cada vez que le hablo a Dios
tú te entrometes.
Arriba en el avión,
bajo las nubes tan pequeñas como cachorros,
el fuego postrado en el sol,
hablé con Dios y le pedí
platicarle mis fracasos y mis éxitos,
le pedí que me hiciera un juicio moral
como lo hace.
Él dice
no has hecho,
no has hecho.
Madre,
tú y Dios
flotan con el mismo vientre
arriba.
***
DIJO EL POETA AL ANALISTA
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DIVORCIO
***
VIEJA