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MODERNISMO Y DESPUÉS

Este nuevo lenguaje, en combinación con un estudio del siglo 19 Poesía francés, formó la base de la
entrada de América en el siglo 20 en idioma Inglés modernismo poético .
EZRA POUND (1885-1972) Y TS ELIOT (1888-1965) fueron las principales figuras de la época,
con su rechazo a la forma poética tradicional y metro y de la dicción victoriana. Ambos dirigieron la
poesía americana hacia una mayor densidad, la dificultad y la opacidad, con un énfasis en técnicas
como la fragmentación, la elipsis, la alusión, la yuxtaposición, irónico y personae cambiantes, y el
paralelismo mítico. POUND, en particular, se abrió la poesía norteamericana a diversas influencias,
incluyendo las poesías tradicionales de China y Japón.Muchos otros poetas hicieron contribuciones
importantes en esta coyuntura revolucionaria, incluyendo GERTRUDE STEIN (1874-1946),
WALLACE STEVENS (1879-1955), WILLIAM CARLOS WILLIAMS (1883-1963), HILDA
DOOLITTLE (HD) (1886-1961), MARIANNE MOORE (1887-1972), EE CUMMINGS (1894-
1962), Y HART CRANE (1899-1932). El cerebral y escéptico romántica STEVENS ayudó a
revivir la lírica filosófica, y Williams iba a convertirse en ejemplo para muchos poetas posteriores
porque él, más que cualquiera de sus compañeros, se las ingenió para casarse hablado Inglés
Americano con verso libre ritmos. Cummings sigue siendo notable por sus experimentos con la
tipografía y la evocación de una visión espontánea, infantil de la realidad.
Mientras que estos poetas fueron inequívocamente alineados con alto modernismo, otros poetas
activos en los Estados Unidos en el primer tercio del siglo 20 no lo eran.

GERTRUDE STEIN (1874-1946)


Sí que quiero ser rica, pero no quiero hacer las cosas que hay que hacer para serlo (Gertrude
Stein), una de esas deliciosas butch sin la que no hubieran sido posibles las vanguardias tal y
como las conocemos pese a que, como es frecuente que les suceda a las creadoras, la historia
oficial de la literatura suela relegarla a un segundo plano.fue una escritora norteamericana
que pasó la mayor parte de su vida en Francia. Impulsora del modernismo, su vida estuvo
marcada por dos relaciones muy importantes: la que tenía con su hermano Leo Stein y la de
amor con su pareja de toda la vida, Alice B. Toklas.Fue amiga y maestra de figuras tan
importantes como Matisse, Picasso, Braque, Apollinaire, Gris o Hemingway, quienes la
admiraban y reverenciaban.Como nota curiosa, contaros que Alice y Gertrude estuvieron de
vacaciones en Mallorca en 1915.es autora de una de las primeras historias que relatan una
salida del armario, Q.E.D. Otro de sus escritos sobre sexualidad lésbica es Tender Buttons.La
artista estadounidense radicó por tres décadas en París, auto-exiliándose. Poseía un amor
propio que sobrepasaba los límites de la realidad, debido a su apariencia y estilo de vida.
Según varios críticos, llegó a afirmar que su obra era superior a la de Ulysses de James Joyce,
En busca del tiempo perdido de Marcel Proust o cualquiera de Sakespeare que se le diera a
leer; dicha sobrestima rayaba en la megalomanía, como una vez lo consideró su némesis
artístico Tristan Tzara, insinuando que Gertrude Stain debía estar confinada en un
manicomio y no formando parte de la alcurnia francesa. Sin embargo, esta actitud, a veces
pedante y orgullosa, no le impidió ganarse el aprecio de muchos artistas de su época, entre los
que figuraba el pintor Pablo Picasso y Juan Gris; los escritores Ernest Hemingway y Alice B.
Toklas, con quien sotuvo una prolífica relación homosexual.Gertrude Stein puede
considerarse como el tópico del artista del siglo XX que residió en París para alcanzar la
fama, aunque esto parezca verosímil, cabe mencionar que su trabajo consistió básicamente en
apoyar y darle difusión a las obras vanguardistas, que apenas en aquel entonces captaban la
atención del público. Podría decirse que sin Stein, la obra pictórica de Pablo Picasso, Juan
Gris, Sir Francis Rose, André Masson y George Braque no se hubieran dado a conocer con la
misma seriedad y acopio. Gertrude Stein aseguraría que después del cubismo, la pintura
pasaría a ser un arte menor. Sentencias como éstas le hicieron ganarse varias enemistades,
entre los que se cuentan a Tristan Tzara, Ezra Pound y James Joyce; pero su personalidad
transgresora, luminosa y llena de ideas logró también rodearla de artistas que simpatizaba
con ella, entre los que se encuentran: André Drain, Max Jacob, Jonh Dos Passos, René Crevel,
G. Apollinaire, F. Scott Fitzgerald y Henri Matisse, con quienes organizaba tertulias sabatinas
en su famoso Salón Stein, situado en la rue 27 de Fleumas. Gertrude fue la primera en llamar
“Generación perdida” a aquellos escritores que se auto-exiliaron después de la gran guerra en
París, por supuesto, ella también se contó como miembro activo de dicha generación.Como
diría Eulalia Piñero en su reflexión titulada París era una mujer: “la obra de Gertrude Stein
ha sido comparada frecuentemente con las obras de los matemáticos, y cierto crítico francés la
comparó con las obras de Bach” (1983, 264-265). Quiere decir que esta mujer estaba
obsesionada con la exactitud. Cubista de pocas palabras, Gertrude Stein debe ser
“considerada como el epicentro de una cultura de la alteridad y la transgresión”.
Experimentaba con los ritmos tanto poéticos como prosaicos, imponiendo la anáfora y las
repeticiones como un elemento detonador de su estilo lírico. Al igual que las intenciones
cubistas de plasmar la simultaneidad de perspectivas, Stein lo logró a través del lenguaje,
utilizando un ejercicio llamado “excitación del ser puro”. Esta forma de escribir, según ella,
representaba una respuesta a la “escritura automática” que ponderaban los dadistas y los
surrealistas. Stein siempre negó que su obra fuera producto de una escritura automática, más
bien se trataba de un “exceso de conciencia”.Además de poesía, Gertrude Stein cultivó el
género del teatro, el ensayo, la narración y otros ejercicios de alta calidad literaria. Sus obras
más famosas son: Q.E.D, un ensayo que reflexiona a profundidad la situación feminista en
París; Fernhurst; Three Lives, otro homenaje dedicado al pintor Cézanne; The Making of
Americans, cuya creación la convirtió en la escritora más aclamada de Estados Unidos; Word
Portraits y Tender Buttons, su libro más conocido. Pero quizá la obra más controversial de su
carrera fue la Biografía de Alice B. Toklas, que escribió valiéndose de una tercera voz
narrativa y diversas personificaciones para narrar los hechos reales de su vida en París. Los
especialistas en teorías literarias afirman que en esta biografía se encuentra todo el
entramado, la época de oro del cubismo.La importancia de Gertrude Stein linda entre el
ingenio y la desfachatez. Los artistas que compartieron con ella la misma escena la amaban o
la detestaban. Entre sus enemigos artísticos se encuentra Ezra Paund, a quien le profesó un
ferviente resentimiento, después de romperle una invaluable silla de su colección Stein.
También está el caso de James Joyce, quien después de publicar su obra Ulysses, captó la
atención de diversas editoras, amigas de Estein, quien aseguraba que su obra The Making of
Americans era mucho más experimental que la del escritor irlandés, y por lo tanto merecía
mejor acogimiento. Cierta ocasión, ambos escritores se encontraron frente a frente en una
fiesta; se limitaron a ignorarse a sabiendas de que no se soportarían por más de quince
minutos. De igual forma, Triztan Tzara la criticaba continuamente como una pseudo-artista
aristócrata quien, valiéndose de su fortuna y amistades influyentes, había logrado embaucar a
todas las generaciones que la admiraban.Hoy podemos hacernos una visión más amplia de la
figura de Estein y la importancia que tuvo para el periodo artístico denominado cubismo;
juzgándola o admirándola, continúa siendo una gran artista que rompió, junto con otras
mujeres revolucionarias, tales como Mina Loy, Djuna Barnes y Valentine Saint-Point, los
estereotipos establecidos por el mundo masculino de las vanguardias. Demostrando la
relevancia artística que las mujeres tuvieron a principios del siglo XX.
***
El aforismo "Rosa es una rosa es una rosa es una rosa" fue escrito por Gertrude Stein
formando parte del poema escrito 1913 "Sacred Emily" (Sagrada Emilia, juego de palabras
con Sagrada Familia), que apareció posteriormente en el libro publicado en 1922 Geography
and Plays (Geografía y representaciones). En este poema, la primera "Rosa" es el nombre de
una persona. Stein utilizó variaciones del aforismo en otros escrito, y "A rose is a rose is a
rose" es probablemente la cita más famosa de la autora. Su significado se ha interpretado con
frecuencia como "las cosas son lo que son", una expresión del principio de identidad, "A es
A". En el pensamiento de Stein, la frase expresa que tan solo empleando el nombre de una
cosa ya se invoca el imaginario y las emociones asociadas con el objeto. A medida que la cita
se difundía en sus propios escritos y en la cultura en gran medida, Stein llego a decir en un
momento: "¡Escúchenme ahora! No soy idiota. Sé que en la vida diaria no solemos decir esto
es esto es esto. Sí, no soy boba, pero pienso que con aquel verso la rosa se hizo roja por
primera vez en la historia de la poesía en inglés en cientos de años" (Four in America).El
aforismo "Rosa es una rosa es una rosa es una rosa" fue escrito por Gertrude Stein formando
parte del poema escrito 1913 "Sacred Emily" (Sagrada Emilia, juego de palabras con Sagrada
Familia), que apareció posteriormente en el libro publicado en 1922 Geography and Plays
(Geografía y representaciones). En este poema, la primera "Rosa" es el nombre de una
persona. Stein utilizó variaciones del aforismo en otros escritos, y "A rose is a rose is a rose"
es probablemente la cita más famosa de la autora. Su significado se ha interpretado con
frecuencia como "las cosas son lo que son", una expresión del principio de identidad, "A es
A". En el pensamiento de Stein, la frase expresa que tan solo empleando el nombre de una
cosa ya se invoca el imaginario y las emociones asociadas con el objeto. A medida que la cita
se difundía en sus propios escritos y en la cultura en gran medida, Stein llegó a decir en un
momento: " ¡Escúchenme ahora! No soy idiota. Sé que en la vida diaria no solemos decir esto
es esto es esto. Sí, no soy boba, pero pienso que con aquel verso la rosa se hizo roja por
primera vez en la historia de la poesía en inglés en cientos de años." (Four in America).1
También se cita el aforismo para ilustrar el principio de recursión.El poema hace alusión a los
versos de William Shakespeare en la obra Romeo y Julieta: "La rosa no dejaría de ser rosa, y
de esparcir su aroma, aunque se llamase de otro modo."

Amo a mi amor con v


porque así es
amo a mi amor con b
porque estoy cerca de aquello
un rey.
Amo a mi amor con a
porque es una reina
amo a mi amor y a es la mejor de ellos
piénsalo bien y sé un rey,
piénsalo más y piensa una vez más
amo a mi amor con vestido y con sombrero
amo a mi amor y no con esto o con aquello
amo a mi amor con y porque es mi prometida
ámola con una d porque está mi amor al lado
gracias por estar allí
a nadie le ha de importar
gracias por estar aquí
porque no estás allí
y con y sin mí lo que es y sin ella puede tardar
y entonces y cómo y todo alrededor pensamos y descubrimos que es
hora de llorar ella y yo.

YO SOY ROSA

Una rosa es una rosa es una rosa es una rosa


Yo soy Rosa mis ojos son azules
yo soy Rosa quién eres tú
yo soy Rosa y cuando canto
yo soy Rosa como toda cosa.

ESTANZAS EN MEDITACIÓN
VI

POR qué soy si yo soy inciertas razones puedes incluir.


Queda quedar proponer reponer escoger.
Llamo al descuido que la puerta está abierta
que si ellas pueden rehusar abrir
nadie puede correr a cerrar.
Sean pues mías por lo tanto.
Todos saben que escojo.
Por lo tanto si por lo tanto antes que cierre.
Yo por lo tanto ofreceré por lo tanto ofrezco esto.
Lo que si yo rehuso perder puede perderse es mío.
Yo seré bien bienvenida cuando venga.
Porque yo estoy viniendo..
Ciertamente yo vengo habiendo yo venido.

Estas estanzas han concluico

PARTE V, STANZA XXXVIII

Lo que quiero decir es esto:


no hay un comienzo para un fin
pero hay un comienzo y un fin
para el comienzo.
Bueno, sí por supuesto.
Cualquiera puede darse cuenta de que el norte por supuesto
no es solamente un norte sino el norte como norte
Por qué se preocupaban.
Lo que quiero decir es esto:
sí por supuesto.

SI YO LE DIJERA - RETRATO COMPLETO DE PICASSO

Si yo le dijera a él le gustaría. A él le gustaría si yo le dijera.


A él le gustaría gustaría Napoleón gustaría Napoleón gustaría a él le gustaría.
Si Napoleón si yo le dijera si yo le dijera si Napoleón. A él le gustaría si yo le dijera
si yo le dijera si Napoleón. A él le gustaría si Napoleón si Napoleón si yo le dijera.
Si yo le dijera si Napoleón si Napoleón si yo le dijera. Si yo le dijera a él le gustaría a él le
gustaría si yo le dijera.
Ahora.
Ahora no.
Y ahora.
Ahora.
Exactamente así como reyes.
Sintiéndose hartos de eso.
Exactitud como reyes.
Entonces rogándote como harto como de eso.
Exactamente o como reyes.
Cortinas cerradas y abiertas para que las reinas. Cortinas cerradas y cortinas y entonces
cortinas cerradas y cortinas y entonces y entonces cortinas y entonces cortinas cerradas y
entonces cortinas cerradas y cortinas y entonces. Y entonces cortinas cerradas y entonces y
también. Y también y entonces y entonces y también.
Exacta semejanza de exacta semejanza la exacta semejanza así exacta como la semejanza,
exactamente como semejante, exactamente semejante, exactamente en semejanza exactamente
una semejanza exactamente y semejanza. Por esto es entonces. Porque.
Ahora activamente repite todo, ahora activamente repite todo, ahora activamente repite todo.
Lo toma y lo escucha, activamente repite todo.
Yo juzgo juez.
Como a semejanza de él.
Quien vino primero. Napoleón el primero.
Quien vino también viene viene también, quien fue allá, como los que van comparten, quien
comparte todo, todo es como todo así como ahora o como ahora.
Ahora la fecha ahora la fecha. Ahora y ahora y la fecha y la fecha.
Quien vino Napoleón al principio. Quien vino primero Napoleón el primero. Quien vino
primero, Napoleón primero.
Actualmente.
Exactamente como lo hacen.
Primero exactamente.
Exactamente como lo hacen también.
Primero exactamente.
Y primero exactamente.
Exactamente como lo hacen.
Y primero exactamente y exactamente.
Y hacen lo hacen.
Al principio exactamente y al principio exactamente y hacen lo hacen.
El principio exactamente
Y hacen lo hacen.
El primero exactamente
Al principio exactamente.
Primero como exactamente.
Así primero como exactamente.
Actualmente.
Así actualmente.
Así como actualmente.
Él él él él y él y él y y él y él y él y y como y como él y como él y él. Él es como él es y como él es
y él es, él es y como él y él y como él es y él y él y y él y él.
Puede robar rizos puede citar rizos, citables.
Así actualmente.
Así la exactitud.
Así los trenes.
Tiene trenes.
Tiene trenes.
Así los trenes.
Así los trenes.
Actualmente.
Proporciones.
Actualmente.
Como las proporciones como actualmente.
Padre y lejano
Fue el rey o el cuarto.
Lejano y sí.
Era allí era allí era allí qué era allí era allí qué era allí era allí allí era allí.
Sí y por allí.
Como incluso lo dice.
Uno.
Yo la tierra.
Dos.
Yo la tierra.
Tres.
La tierra.
Tres.
La tierra.
Dos.
Yo la tierra.
Dos.
Yo la tierra.
Uno.
Yo la tierra.
Dos.
Yo la tierra.
Como así.
No pueden.
La nota.
No pueden.
El flotador.
No pueden.
La dotan.
No pueden.
Denotan.
Juegan milagros.
Juegan justamente.
Juegan justamente bien.
Bien.

Muy bien.
Así o como actualmente.
Déjenme recitar lo que la historia enseña. La historia enseña.

SAGRADA EMILIA

Compón compón camas.


Esposas de grandes hombres descansan tranquilas.
Ven anda quédate philip philip.
Huevo sed interesados.
Partes de sitio nueces.
Calcula veinte por céntimo.
Eso es rosa en gallina.
Ven un día.
Una firma terrible una firma terrible entorpeciendo, una firma entorpeciendo ten un rayo ni
alfiler ni.
Huevo en sitios.
Huevo insiste en poco.
En poner un sitio.
No estoy perdida.
Quien es un permiso.
Aprecio el honor y obedezco sí que aprecio el honor y obedezco sí.
La melancolía cantalabio.
Qué edad tiene él.
Murmullo mascota murmullo mascota murmullo.
Empujamar empujamar empujamar empujamar empujamar empujamar empujamar
empujamar.
Dulce y bueno y amable con todo.
Cabeza desgastándose.
Primo buen consejo.
Primo consejo.
Buen.
Cabeza desgastándose.
Déjanos sentarse
Sí que creo que terminará, sí que creo que terminará.
Pat tres patente, Pat tres patente.
Once y diez y ocho.
Tonto es tonto es.
Pájaros miden pájaros miden tiendas pájaros miden tiendas miden pájaros miden.
Bocados excepcionales firmes.
Cómo lo haces te perdono todo y no hay nada que perdonar.
Sin embargo.
Déjamelo a mí.
Malezas sin papeles.
Son necesarias malezas sin papeles.
Dejada otra vez dejada otra vez.
Consideraciones excepcionales.
Sin embargo ternura.
Cortina vaca descansando.
Alfiler toro descansando.
Cortina vaca descansando.
Alfiler toro descansando.
Cerca de un marco.
El único pelo sombrero.
Déjanos masa déjanos. Déjanos pasa. Déjanos.
Déjanos pasa déjanos.
Zumbando está.
Sin clima.
Qué es un tamaño.
Relajar todo lo que puedo hacer.
Marco de colores.
Pareja de enlatados.
Relajar todo lo que puedo hacer.
Zumbar hace como.
Zumbar hace como zumbar es.
Qué es un tamaño.
Sin clima.
Relajar todo lo que puedo hacer.
Lo daré, por favor para darlo.
Gusta darlo, por favor para darlo.
Vaya sorpresa.
No más pronto acaso.
Cordialmente suyo.
Pausa.
Cordialmente suyo.
No más pronto juntos.
Cordialmente suyo.
En desparrame, en desparrame.
Esa es la forma en que somos uno e indivisible.
Paga nueces renuncia.
Ahora sin darte vuelta.
Te los daré esta noche.
Astuto es y hace astucia es y hace las más hermosas notas.
Me gustaría mil más más.
Petunia picando al centro.
Eléctricos son ceñidos eléctricos son blancos eléctricos son un botón.
Apremio singular.
Dedal reciente.
Perlas ruidosas perla ruidosa abrigo.
Arreglar.
Arreglar un ancho opuesto.
Opuesto esto.
Helado de lirio.
Sin embargo.
Una mano es Willie.
Henry Henry Henry.
Una mano es Henry.
Henry Henry Henry.
Una mano es Willie.
Henry Henry Henry.
Todo el tiempo.
Un pecho vadeado.
Te importa.
Te importa Lizzie.
Ethel.
Ethel.
Ethel.
Cerca de barbero entierro.
Cerca de barbero entierro china.
Cerca de barbero entierro vidrio chino.
Cerca de barbero china y vidrio.
Cerca de barbero y china.
Cerca de barbero y vuelo.
Cerca de vuelo.
Cerca de vuelo y vidrio y china.
Cerca de vuelo y vidrio y vuelo.
Cerca de vuelo y vuelo.
Cerca de vuelo y vuelo.
Simples estuches para ver.
Te hago cosquillas cosquillas cosquillas por educación.
Un muy razonable pomelo.
Imagina una selección del reverso.
Primo para entristecer.
Un cuello de coral y un pequeño canto sumamente extra sumamente Susie.
Venga vaca venga vaca y venga y huele un poco.
Dibuja hermosamente.
Cerca de una floración.
Tramo pulcro.
Lugar lleno.
Coliflor
Coliflor.
Primo cortina.
Delantal.
Ni mejor puesto.
Acaso te hago caras como esa a ti.
Meñique.
No escribiendo no escribiendo otro.
Un otro.
Piensa.
Jack Rose Jack Rose
Patio.
Casi todos ellos.
Sí que lo cree.
Mide una medida mide una medida o.
Lo que es lindo lo que es lindo lo que es lindo.
Estar arriba.
Descuida a Waldberg.
De pronto di sepárate.
Tan grande tan grande Emily.
Ten tranque ten tranque Emily.
No hay un hechizo muy bien.
Anillo.
Pesa pedazos de libra.
Pasos envejecidos.
Paradas.
No hay un plan arco.
Porque es atando.
Pequeño portazo.
Melocotones de costura fría.
Rogando para expresar rogando para expresar rogando para expresar bien.
Rogando para expresar rogando para expresar rogando para expresar bien.
Ruedas se esconden ruedas se esconden.
Malevolencia.
El algodón podría simple menos.
Sin embargo.
Anne.
Análisis.
Del punto de vista de todo lo blanco una semana es no demasiado.
Coral rosa coral blanco, coral coral.
Feliz feliz feliz.
Todo el, elige.
Es una necesidad.
Necesidad.
Feliz feliz feliz todo el.
Feliz feliz feliz todo el.
Necesidad.
Permanecer sentado.
Vamos vamos vamos va.
Todo lo cerca.
Permanecer sentado.
Feliz.
Todo el.
Necesidad.
Permanecer sentado.
Todo el, cerca.
Websters y minas, websters y minas.
Websters y minas.
Adornos.
Espacio de oro espacio de oro de los dedos.
Doses, doses.
Clavado a la carta.
En acompañar.
En la compañía en.
Recibido.
Deber.
Cordón natural.
Gastar.
Gastar largo.
Gastar largo.
Minuciosamente largo.
Pulcritud.
Pulcritud Pulcritud.
Excelente cordaje.
Excelente cordaje corto cerca.
Cerca de.
Cuando.
Negro alfiler.
Tos o más.
Griterío.
Griterío.
Alfiler más pulcro.
Clavado a la carta
Era un espacio era un espacio era un espacio para ver.
Ni cosas.
Personas.
Transición.
Di di di.
Al norte del calendario.
Ventana.
Gentes descansan.
Conserva tiradas.
Apilador astuto.
Cerca de una casualidad.
Manzanas.
Manzanas.
Se fueron las manzanas.
Fue una casualidad predicar el domingo.
Por favor ven donde Susan.
Propósito propósito negro.
Plata extra simple.
Pantuflas furiosas.
Ten una razón.
Ten una razón de caramelo.
Puntos de sitios.
Pulcros Nezars.
Lo que es una crema, puede batir.
Tinta de papel apenas mío respira un hombro sano brilla.
Necesidad.
Cerca del vidrio.
Pon una estufa por una estufa ronca.
Si yo fuera sin duda si yo fuera sin duda.
Mira niña dice.
Todo igual de brillante.
Brillantez.
Cuando una mantequera de pronto dice cuando una mantequera dice de pronto.
Pobre odre por ciento.
Pequeñas ramas.
Claras.
Claras.
Claras.
Claras.
Claras.
Claras.
Claras.
Junto a suspiros.
Por favor tipos.
Ejemplo.
Ejemplo.
Dejar algo.
Dejar algo algún día.
Dejar algo en algún día.
Dejar algo en mi algún día.
En mi mano.
En mi mano derecha.
En mi mano-escrita.
Dejar algo algún día en mi mano-escrita.
Menos no necesario.
No obstante.
No obstante.
No pimienta.
No obstante tensión extra.
No obstante.
Ternura.
Mirada vieja.
Perlas.
Línea real.
Hombros.
Estados de arriba.
Simples colores.
Renuncia reciente.
Busca agujas.
Todo un llano muestra todo un llano.
Papeles blancos.
Pantuflas.
Pantuflas debajo.
Poco decir.
Yo pruebo.
Yo pruebo a.
Yo pruebo a a.
Yo pruebo a.
Que es una boda de invierno una boda de invierno.
Amuebla sillas.
Amablemente amuebla sillas.
Repite por favor.
Repite por favor por.
Repite por favor.
Ese es un nombre para Anna.
Cojines y peras.
La razón se frunce.
La razón se frunce para transmitir para transmitir alfombras.
El mármol es una vía pública.
Las nueces son escupideras.
Esa es una palabra.
Esa es una palabra descuidada.
Duraznos de papel.
Duraznos de papel son lágrimas.
Descansan en uvas.
Necesitados a conciencia.
Signos necesitados a conciencia.
Todos menos.
Aliviando aliviando.
Argonautas.
Eso es mucho.
Símbolo sajón astuto.
Símbolo de lo bello.
Dedal de todo.
Dedal de trébol astuto
Astuto de todo.
Astuto de trébol.
Astuto astuto.
Ubica las mascotas.
Pueblo de noche.
Pueblo de noche un vaso.
Color caoba.
Color centro de caoba.
Rosa es una rosa es una rosa es una rosa.
Gracia extrema.
Polaina extra.
Gracia extrema.
Dulcísima tarta.
Paginajada paginajada paginajada.
Barrido barrido cable cable.
Más dulce que duraznos y peras y crema.
Cableborrado cableborrado.
Extremo extra.
Pon mide tesoro
Mide tesoro.
Senda de mesas.
Amamantado.
Pasta.
Eso bastará.
Taza o taza o.
Excesivamente ilegítimo.
Gato gato gato qué qué.
Estornudos secretos actuales.
Siempre.
Piedad para un perro.
Medalla haz medalla.
Capaz capaz capaz.
Un ir al verde y una carta hablaron un ir al verde o elogio o
Cultos cultos cultos.
Puerta.
Puerto.
Mantel de mesa.
Moja estropea.
Moja estropea polainas y rodillas y pequeñas bobinas pequeñas bobinas o forros de seda
listos.
Supón pierdes pierdes.
Rizos a mantequilla.
Rizos.
Rizos.
Asienta estrías.
Ver en labrar.
Louise.
Soleada.
Vela o.
Vela o susurro.
Lamento en la mañana.
La manera de decir.
Golpeteo.
El acuerdo tiene un.
Ladrón.
Una b alta y una mirada perfecta.
Cosas pequeñas cantante.
Jane.
Apuntando.
No en descripción.
Día vía.
Un golpe es encantado.

WALLACE STEVENS
Poeta norteamericano nacido en Reading, Pennsylvania, en 1879.
Hijo de un prestigioso abogado, tuvo acceso a una esmerada educación en Reading Boys' High
School, en Harvard College, y posteriormente en New York Law School, donde se graduó
como abogado en 1903.Aunque algunos de sus mejores poemas están contenidos en
"Harmonium" 1923, "Ideas de orden" 1935, "El hombre con la guitarra azul" 1937, y "Las
auroras de otoño" 1950, sólo fue reconocido internacionalmente cuando publicó los "Poemas
completos" en 1954.En 1946 fue aclamado por el Instituto Nacional de Artes y Letras. Entre
los galardones obtenidos merecen destacarse el Premio Bollingen 1950, y los premios
Pulitzer y National Book Award en 1955.Falleció, víctima de un cáncer en agosto de 1955. ©
((Pensilvania), 1879 – (Connecticut), 1955) fue un poeta estadounidense, adscrito, como T. S.
Eliot, a la corriente vanguardista (modernism: modernismo anglosajón, que no debe
confundirse con el modernismo hispánico, anterior cronológicamente y con un programa
estético diverso) en lengua inglesa.Trabajó toda su vida como abogado de compañías de
seguros. En 1955 obtuvo el Premio Pulitzer de Literatura.Abogado, sobrio, casi gris en su
personaje, alejado tanto de la excentricidad del invisible como del estridente, Wallace Stevens
(1879-1955) fue un renovador de la poesía norteamericana sin abandonar jamás su trabajo de
oficina. Su credo: que la poesía es salud pero que no puede convertirse en un hospital.
A menudo el adjetivo “secreto” que se le pega a un autor es una artimaña marketinera. Se
sabe: el lector de suplementos literarios no sólo busca estar al tanto del último “secreto” que
todos consumen sino que, además, pretende vanidoso que su fruición sea exclusiva, privada.
Evitando pisar esta trampa, Wallace Stevens (1879-1955) supo ser más un poeta escondido
que un autor “secreto” y se las ingenió para proteger su poesía del parnaso de exhibicionismo
intelectual. “Soy abogado y vivo en Hartford. Estos hechos no son ni divertidos ni relevantes”,
fue la respuesta escrita que despachó al director de una revista que buscaba reportearlo.
Pionero en abstenerse del gallinero literario mediante la reclusión, deviene un antecedente de
Salinger. Pero menos crispado. Ni timidez ni afán de hacerse el raro. Stevens pensaba:
“Después de que se abandonó la creencia en dios, la poesía es esa esencia que ocupa su lugar
como la redención de la vida”. Entonces Stevens cuidaba religiosamente tanto su escritura
poética como las rosas del jardín de su casa. Al leerlo uno queda impregnado por la añoranza
de bosques y nevadas, el sonido de un búho, vestigios de una naturaleza perdida, la invasión
de una melancolía adánica. Pero estas impresiones se cortan enseguida con un relampagueo
de mordacidad que nos retorna a lo más elemental de lo diario. La poesía de Stevens,
consciente de su poder, mediante una vuelta de tuerca, un guiño, le avisa al lector que no debe
tomarse muy en serio.Si se observan sus retratos, todos sugieren un ejecutivo prolijo, pelo
corto, siempre de traje y corbata. Sin excesos de alcohol ni de alcoba, nada de paraísos
artificiales, la biografía de Stevens no presenta peripecias ni trasluce una tragedia íntima. Ni
un rastro de esa clase de conductas desbordadas que el lector biempensante atribuye con una
credulidad romántica a poetas más preocupados por construir la excentricidad del personaje
antes que una manera de decir. Este cliché exige que el poeta sea loco o, al menos, vidente.
Corriendo el riesgo de pasar por conservador, el innovador de la poesía norteamericana era
capaz de ahondar una y otra vez un tema y sus variaciones: “Seis paisajes significativos” o
bien “Trece formas de mirar un mirlo” son buenos ejemplos. Sus poemas más conocidos son
“El Emperador de los Helados” (“Deja que ser rime con parecer / El único emperador es el
Emperador de los Helados”) y “El hombre de la guitarra azul”, inspirado en un Picasso (“Que
pueda yo reducir el monstruo / a mí mismo, y después ser yo mismo / frente al monstruo”).
Wallace Stevens sostenía que “la poesía es salud”. Y redondeaba: “La poesía no puede
convertirse en un hospital”.Periodista al principio, se interesó por la poesía oriental y llegó a
escribir dos piezas de teatro Noh. Se recibió más tarde de abogado, se especializó en seguros y
éste fue su empleo de por vida. Empleo que, cabe acotar, mantuvo rechazando la posibilidad
que se le ofrecía de vivir como poeta profesional. Tuvo un solo matrimonio, una hija. Publicó
Harmonium, su primer libro de poemas, a los cuarenta. Con una tirada de apenas mil
ejemplares llamó la atención de los pares de su época. Tras leer Harmonium, Hart Crane le
escribió a un amigo: “Hay un tipo cuyo trabajo hace que todos los demás nos sintamos muy
poca cosa”. No obstante, por su reserva y la distancia que fijaba entre su oficio y el mundo, se
lo juzgó un diletante. Sin importarle el qué dirán, convencido de que “la lengua es un ojo” y
“toda poesía es experimental”, siguió escribiendo sin renunciar a su empleo rutinario. Se
divorció ya viejo y murió de cáncer. No hay mucho más que contar de su existencia. Indagar
en su biografía es un esfuerzo que frustra toda expectativa, lo cual tiene su mérito porque, tal
como quería, nos impulsa directamente a su obra. “Lo que pensamos no es nunca lo que
vemos”, escribió.Una anécdota muestra el celo con que preservaba su trabajo poético de toda
feria de vanidades: sus compañeros de la empresa de seguros se enteraron de que Wallie era
poeta cuando fue premiado y su notoriedad, inevitable. Entre los galardones que recibió
Stevens se cuentan el Bollingen, el National Book Awards y el Pulitzer. “Mañana de domingo”
parece sugerir su ideal: “El placer de ir en bata, ya muy entrado el día / El café y las naranjas,
en una silla al sol, / La verde libertad del loro/ Sobre un tapiz se funden para disipar / El
sagrado silencio de un sacrificio antiguo”. Porque para Stevens, la divinidad, si existe, debe
residir en lo cotidiano.Apartado por elección, Stevens se tomaba la poesía como un trabajo
riguroso y paciente en el que “las palabras tratan de cosas que no existen sin las palabras”. En
cierto aspecto, Stevens sigue a Wordsworth al elegir situaciones de la vida normal y probar el
uso de un lenguaje corriente. “La sensación excede a las metáforas”, dijo en otro poema.
Según Daniel Chirom, lo que diferencia a Stevens del británico Wordsworth está en el tono
irónico que lo distancia del sufrimiento y en una sensibilidad moderna que lo vuelve extraño
frente a la naturaleza. “Los paisajes, personas y objetos de Stevens no están ubicados en el
espacio sino en el tiempo”, señaló Chirom. “Soy lo que está a mi alrededor”, opinaba Stevens.
Y planteaba la tensión permanente entre imaginación y realidad, el desgarramiento entre la
conciencia y el mundo. “Las palabras son pensamientos y no sólo nuestros pensamientos sino
los pensamientos de hombres y mujeres que ignoran lo que ellos mismos están pensando”,
anotó. Los pocos artículos que publicó fueron reunidos con el título The Necessary Angel.
Pretenciosos, alambicados, estos ensayos parecen escritos por otro, un americano culto que se
fascina con la pompa de la cultura occidental. Pero, entre líneas, asoma una idea que vale la
pena recortar: “El entendimiento no ha agregado nada a la naturaleza humana. Es una
violencia interior que nos protege de la violencia exterior. Es la imaginación que vuelve a
presionar contra la presión de la realidad. Parece, en última instancia, tener algo que ver con
nuestra preservación. Y ésta es la razón, sin duda, de que su expresión, el sonido de las
palabras, nos ayude a vivir la vida.”Contemporáneo de T. S. Eliot, Ezra Pound, Wiliam
Carlos Williams y Marianne Moore, su poesía estuvo libre de influencias. Después de su
muerte, su marca se rastreará en Frank Carmode y John Ashbery. Harold Bloom lo
incorporará a su manual The Western Canon como heredero encubierto de Walt Whitman y
Emily Dickinson. De su primera difusión en nuestro país fue responsable Alberto Girri.
Menos secas y más afines al talento entre juguetón y visual de Stevens fueron las traducciones
de Chirom y, más acá, las inéditas de Esteban Moore.El libro donde Stevens desarrolla con
más precisión su credo es Adagia, publicado en forma póstuma. Se trata de una compilación
de aforismos subdivididos temáticamente: la poesía, el poema, el poeta, la imaginación, la
filosofía, el lenguaje, el arte, la vida, el hombre y la mente. Como suele ocurrir con esta clase
de escritura, cada idea formulada corre el peligro de disimular con el ingenio una ausencia de
profundidad. Pero Stevens, a esta altura de su vida, si no es sabio, está cerca de serlo.
Decantados, como flechas, con una síntesis y una agudeza destellante, cada uno de sus
aforismos, además de constituirse en un complemento clave para comprender la poesía en
general y la suya en particular, funciona como un arte poética de serenidad y transparencia
inusuales en un contexto donde ya se escuchan, entre Corea y Vietnam, los aullidos de Allen
Ginsberg. Casi todo lo que estaba por pasar después sería “sólo rock and roll”.
En 1922, escribió al director de una revista:Evíteme, por favor, contar los datos biográficos.
Soy abogado y vivo en Hartford. Estos hechos no son divertidos ni reveladores.Stevens estudió
en Harvard y New York City, y trabajó brevemente como periodista. Obtuvo el título de
abogado en la New York Law School, en 1903. Tras un largo noviazgo, contrajo matrimonio
con Elsie Viola Rachel, en 1909. Tuvieron una hija, Dolly Stevens, en 1924. El matrimonio
acabó distanciándose, pero nunca se divorció. La hija posteriormente publicaría las cartas de
su padre y una colección de poemas.En 1908 fue contratado por la American Bonding
Company.2 En 1914 era vicepresidente de la Equitable Surety Company, de St. Louis,
Missouri.3 Posteriormente, fue contratado por la Hartford Accident and Indemnity
Company,4 dejando New York City para vivir en Hartford, Connecticut, donde se asentaría
definitivamente. En 1934, fue nombrado vicepresidente de la compañía.5 Tras obtener el
Premio Pulitzer en 1955, se le propuso aceptara un puesto en Harvard, pero el poeta declinó
la oferta.Stevens fue bautizado como católico en 1955, mientras agonizaba de un cáncer
incurable.6 Esta conversión sería sin embargo desmentida por su hija.7 Tras abandonar el
hospital por un corto periodo, fue reingresado, falleciendo el 2 de agosto de 1955, a la edad de
75 años.Stevens es un ejemplo de poeta tardío, pues la parte más importante de su obra
apareció después de haber cumplido los 50 años, hecho destacado como casi único por el
crítico Harold Bloom.
POESÍA: IMAGINACIÓN Y REALIDAD
Stevens es un poeta de ideas, las cuales buceaban en las interrelaciones imaginación-realidad,
así como conciencia-mundo. Para Stevens, "imaginación" no es equivalente a conciencia,
como tampoco "realidad" se identifica con el mundo existente más allá de nuestra mente. La
realidad es producto de la imaginación, la cual conforma el mundo. Así, la realidad es una
actividad, no un concepto estático. Para dar sentido al mundo es preciso elaborar un punto de
vista a través de un ejercicio de la imaginación. Pero no se trata de un estéril esfuerzo
filosófico, sino del apasionado compromiso de otorgar a las cosas un orden y un significado.
Stevens sugiere que vivimos inmersos en una suerte de tensión entre las formas, a través de las
cuales establecemos el mundo y las ideas ordenadas que nuestra imaginación propone. El
mundo nos influye en toda esfera de actividad: «El vestido de una mujer de Lasa / en su lugar,
/ es elemento invisible de ese lugar / ya hecho visible.»
En su ensayo El valor de la imaginación ("Imagination as Value"), afirma: «la verdad parece
ser aquello que vivimos en conceptos de imaginación antes de que la razón los haya fijado».
La imaginación es el mecanismo a través del cual inconscientemente conceptuamos las
estructuras vitales, mientras que la razón es la forma en que elaboramos conscientemente
dichos esquemas.Este proceso de correspondencias o abstracción lírica («Yo tenía tres mentes,
/ como un árbol / en que hubiera tres mirlos.») es explicado por su traductor al español,
Andrés Sánchez Robayna: «De la herencia romántica y simbolista toma Stevens gran parte de
sus motivos e imágenes para llevarlos a una zona de abstracción y de teoría que ha venido
considerándose (extrañamente) como la parte más enigmática y compleja de su obra.»10
REPUTACIÓN E INFLUENCIA Desde que se dio a conocer, críticos y poetas han
reconocido el inmenso talento de Stevens. Hart Crane escribió a un amigo en 1919, tras leer
algunos de los poemas de Harmonium: «Hay un hombre cuyo trabajo hace que todos los
demás nos sintamos muy poca cosa».11 En los años 30, el crítico Yvor Winters censuró a
Stevens por hedonista decadente, pero reconociendo el gran valor poético de su obra. Al
principio de los años 40, el crítico Randall Jarrell afirmó que Stevens era uno de los mayores
poetas estadounidenses vivos.La obra de Stevens recibió más atención después de su muerte.
Harold Bloom, Helen Vendler y Frank Kermode están entre los que más la han valorado.
Muchos poetas –James Merrill y Donald Justice, en concreto– han reconocido su influencia,
visible también en otros como John Ashbery, Mark Strand, A. F. Moritz, John Hollander, etc.

EL POETA DEL FIN DE LA MENTE


Ed. por Frank Kermode y Joan Richardson. The Library of America, Nueva York, 1998
El capítulo VIII de Las iluminaciones de la Meca de Ibn Arabi se titula «Sobre el
conocimiento de la Tierra que fue creada con el resto de la semilla de arcilla de Adán, y que es
la tierra de la Verdadera Realidad, con la mención de las sorpresas y maravillas que
contiene». Según Ibn Arabi, después de la creación de Adán, a Dios le quedó un poco de
arcilla en las manos, y con esta arcilla sobrante decidió crear la palmera. Y todavía después de
la creación de la palmera quedó un resto casi insignificante de arcilla, una cantidad invisible
(una «cantidad hechizada», diría Lezama) equivalente a una semilla de sésamo. Esta palmera,
que es verdaderamente «la hermana de Adán», esta semilla de sésamo, son la puerta a lo que
Ibn Arabi llama «la tierra de la Verdadera Realidad», la «Tierra Celeste», «Hurqalya», el
mundo intermedio, el intermundo donde habitan las imágenes, el país de la imaginación. La
palmera es, pues, el símbolo de este mundo de la imaginación y quizá su límite irradiante.
Conviene recordar aquí (lo cuenta Henry Corbin en su libro infinitamente fascinante Cuerpo
espiritual y Tierra celeste) que para los sufíes la imaginación crea un mundo intermedio entre
Yabarut, la esfera de las puras inteligencias querubínicas, el reino de las ideas puras (lo que
para nosotros sería la metafísica), y Mulk, la esfera de lo material y lo visible (el mundo
físico). Este mundo intermedio creado por Dios con la arcilla sobrante de Adán y del cual la
palmera es heraldo y símbolo, es Malakut, el mundo del alma y de las almas, la esfera de las
imágenes, el reino de la imaginación creadora. Malakut no es el más allá, no es el lugar donde
están los ángeles, pero tampoco está aquí mismo, en el mundo de lo material y lo mensurable.
Es el reino de la imaginación creadora (lo que Paracelso llamaba imaginatio vera para
diferenciarla de la mera fantasía), el reino intermedio entre lo visible y lo invisible.«La
palmera del final de la mente, / más allá del último pensamiento, se eleva / en el decorado de
bronce...», dicen los versos iniciales de «De simplemente ser», quizá el último poema de
Stevens (nada más terminarlo fue hospitalizado, se le diagnosticó un cáncer de estómago, fue
operado y murió a los pocos meses) que hasta ahora sólo podíamos leer en la antología de su
obra realizada por Holly Stevens, la hija del poeta, titulada precisamente «La palmera del
final de la mente». La palmera se eleva al fin de la mente y parece señalar, por tanto, la linde
de un mundo nuevo. Pero ¿por qué se eleva la palmera al final de la mente? ¿Qué puede
haber más allá de la mente? ¿Qué relación existe entre la mente y la imaginación? En las
líneas que siguen nos proponemos, entre otras cosas, dar una respuesta a estas tres preguntas.
Digamos ya, y para tenerlo presente de ahora en adelante, que en la palmera canta un pájaro:
«Un pájaro de plumas doradas / canta en la palmera, sin significado humano, / sin humano
sentimiento, una canción extranjera...». Digamos también que la imagen es indudablemente
deudora de Yeats («Navegando a Bizancio»).«Mente» e «imaginación» son dos de las grandes
palabras definitorias de la poesía de Stevens y también, junto con «romántico», «abstracto»,
«ficticio», «idea», «poesía» o «ser», uno de los términos que a él le gustaba más usar tanto en
poemas como en ensayos o aforismos. Podemos comprender toda la obra poética de Wallace
Stevens como un intento de decir tres cosas: decir qué es la poesía, decir qué es la
imaginación, decir qué es la mente (el pensamiento), pero decir en el sentido casi místico que
esta palabra tiene, por ejemplo, para el último Wittgenstein, decir como búsqueda de das
erlösende Wort, «la palabra que deshace los nudos», decir de forma absoluta, decir por fin,
decir para siempre. Desde luego, Stevens jamás llegó a ese imposible, y como era de esperar,
todos sus intentos fueron inútiles. El resultado de esos intentos inútiles es, por supuesto, su
extensa, caudalosa, majestuosa obra poética.«La realidad es una actividad de la más augusta
imaginación» reza el título de uno de los Últimos Poemas. El lenguaje de Stevens es el lenguaje
de la imaginación en el sentido de imaginatio vera, de imaginación como reino intermedio
entre el reino de la mente y el reino de la mística, de imaginación no como fantasía (que
«inventa sin descubrir», que es lo que sucede, según Stevens, en el surrealismo) sino como
lenguaje tendido entre nosotros y lo desconocido, entre la mente y la «canción extranjera» del
pájaro que canta en la palmera del fin de la mente. Intentemos sortear las dificultades
terminológicas y conceptuales de este paso peligroso con un mínimo de elegancia. Prestemos
atención. «Puesto que vivimos en la mente, vivimos con la imaginación» dice el poeta en «La
imaginación como valor» (El ángel necesario). Aquí «mente» e «imaginación» parecen
sinónimos. El «ángel necesario de la tierra» («Ángel rodeado de paisanos»), a través de cuyos
ojos podemos «ver el mundo de nuevo, limpio de la rigidez y testarudez de la costumbre
humana» se define a sí mismo como «un hombre de la mente». Aquí parece que la visión del
ángel de la tierra se realiza a través de la mente. Sin embargo, y éste es, precisamente, el
centro de nuestro argumento, toda la investigación de Stevens en la sustancia de la poesía, de
la imaginación y de la mente (es decir, del pensamiento) le condujo, inevitablemente, a esta
aseveración: que si bien es cierto que vivimos la gran aventura de la mente, la poesía nos
conduce a lo que está más allá de la mente. Decir esto resulta más bien extraño dentro de una
tradición que considera la mente sinónimo de «yo» y lugar natural de la presencia. Por eso
nos hemos permitido citar al principio de esta reseña a Ibn Arabi y a la tradición sufí de la
palmera hermana de Adán: porque dentro de la tradición de Descartes y su «pienso, luego
existo», el poema «De simplemente ser» no tiene el menor sentido.En «San Juan y el Dolor de
Espalda» (Las auroras de otoño), el tema aparece expuesto con radiante claridad. Dice San
Juan: «El mundo es presencia y no fuerza. / La presencia no es mente». Este es un Stevens
muy distinto a aquel que fue tan importante para la generación de nuestros «novísimos» y
cuyo verso «la poesía es el tema del poema» (de El hombre de la guitarra azul), tantas veces
citado, parecía ser la suma total de su aventura poética. Éste es un Stevens preocupado por la
presencia, la gran bestia negra del modernismo y no digamos ya del posmodernismo, un
Stevens que presiente que la presencia no está en la mente. «La presencia», sigue diciendo San
Juan, «llena todo el mundo antes de que la mente pueda pensar». Continúa elaborando el
tema de la presencia por medio de una serie de ilustraciones que «nos ayudan a enfrentarnos
al intrigante abismo / que existe entre nosotros y el objeto», y termina con la añoranza de «esa
pequeña ignorancia que lo es todo» y, finalmente, de «el nido posible en el árbol invisible».
Este «árbol invisible», no hace falta decirlo, es la palmera que se eleva al final de la mente, y el
«nido posible», el habitáculo del pájaro de plumas doradas.Pero ¿qué es lo que sucede con la
mente? ¿Por qué deberíamos ir más allá de la mente? ¿Por qué sentimos esa nostalgia de la
tierra de la palmera, por qué deseamos escuchar la «canción extranjera» del pájaro? «La
mente está embarrada», leemos en «Maestro del lodo» ( Ideas of Order). Y en «Esthétique du
Mal», en nuestra opinión el poema más intenso y más hermoso de Stevens: «El genio de la
desdicha / no es un sentimental. Es, más bien, / ese elemento maligno, ese mal en el yo, del
cual, / en gestos bruscos, huecos, desesperados, / cae la culpa sobre todas las cosas: el genio /
de la mente, que es nuestro ser, equivocado y equivocado, / el genio del cuerpo, que es nuestro
mundo, / gastado en las falsas ocupaciones de la mente». Existe en el Yo, dice Stevens, un
cierto elemento maligno que es el origen de la desdicha humana. Este elemento es la mente,
que se ha apoderado de nosotros hasta hacerse una con nosotros («que es nuestro ser») y se ha
apoderado también de nuestro cuerpo, que se gasta «en las falsas ocupaciones (engagements)
de la mente». Esto es lo que dice la personal «estética del mal» de Wallace Stevens: que la
mente, que se ha apoderado de nuestro pensamiento y de nuestro cuerpo, es el origen del mal.
Es una afirmación tan extraña, tan escandalosa, tan incomprensible para aquellos que
consideran que «la mente» y «el yo» son la misma cosa, que seguramente muchos lectores
preferirían no haberla leído. El tema reaparece en El búho en el sarcófago, uno de los más
misteriosos y lúgubres poemas de Stevens, y en opinión de Harold Bloom uno de los mejores.
El poema es una extraña y sombría descripción de dos criaturas, dos «hermanos», a los que
pronto se une una tercera que es (cito, mutatismutandis, según la traducción de Jenaro
Talens): «La madre de todos nosotros, / la madre terrena y la madre de los muertos», tres
sombras que «viven sin nuestra luz, / en un elemento que no sea la pensantez del tiempo, / en
el que la realidad es prodigio». Y he aquí los versos finales que, de nuevo, apenas requieren
comentarios: «Estas son las supremas imágenes de la muerte, / las puras perfecciones del
espacio paterno, / los hijos de un deseo que es voluntad, / incluso de muerte, los seres de la
mente / en el espacio de la mente que tiende hacia la luz, la llamarada florida... / Es un niño
que se arrulla a sí mismo / la mente, entre las criaturas que construye, / la gente, aquellos
junto a quienes vive y muere». La mente es inconsciente como un niño, dicen los extraños
versos de El búho en el sarcófago, y en su inconsciencia crea seres siniestros, criaturas sin
vida, imágenes de la muerte. Está claro que estas imágenes de la mente nada tienen que ver
con las imágenes nacidas de la imaginatio vera, las imágenes de Malakut, la tierra de la
palmera: todo lo contrario, son las criaturas sombrías que nos alejan de Malakut y nos
impiden alcanzar el estado de presencia que llamamos «el ángel». En «Puella parvula» (Las
auroras de otoño), donde la mente es de nuevo comparada con un niño (la «niña pequeña» del
título), se presenta ya de forma inequívoca el triunfo de la imaginación sobre la mente: «Sobre
todo esto triunfa la poderosa imaginación / como una trompeta, y dice: [...] / mantente
tranquila en el corazón, oh, perra salvaje, oh, mente / enloquecida, y sé lo que él te pide que
seas: Puella. / Escribe pax en el cristal de la ventana. Y luego / quédate quieta».Ya que éste es,
quizá, el centro del problema. La actividad incansable de la mente, su creación de imágenes
sin vida (por oposición a las imágenes vivas de Malakut), el hecho de que se haya apoderado
de nuestro ser y hasta de nuestro cuerpo, sólo podrá remediarse si hallamos una forma de
acallarla, una manera de calmar la mente. Ya en «El comediante como la letra C», el más
humorístico de los grandes poemas ( Harmonium), se preguntaba el poeta: «¿Puede un
hombre pensar una cosa y pensarla mucho tiempo?, / ¿puede un hombre ser una cosa y serla
mucho tiempo?». El tema de «pensar sólo una cosa» obsesionó a Stevens, y reaparece en
poema tras poema. Sería imposible no ponerlo en relación con la técnica de dhyana tal como
se explica en el tratado budista Abhidamma Sangha y que consiste en concentrar la mente en
una única imagen, o en lo que el yoga llama «mente fija en un punto», la técnica básica de la
meditación. En «Esthétique du Mal» hallamos el tema formulado en su vertiente musical:
«Cuando B. Se sentaba al piano y hacía / una transparencia en la que nosotros oíamos música,
hacía música, / en la cual oíamos sonidos transparentes, ¿tocaba / toda clase de notas? ¿O
tocaba sólo una / en un éxtasis de sus notas asociadas, / variaciones en los tonos de un único
sonido, / el último, o sonidos tan únicos que parecían uno?». En «El hombre bien vestido y con
barba» (Partes de un mundo ) se habla de que las «cosas rechazadas» y las «cosas negadas»
caen todas «por la catarata occidental», pero que «hay una, / una solamente, una cosa que está
firme, no más / que un pensamiento», y luego, con un suspiro: «con una cosa que quedara,
infalible, sería suficiente». El poema termina, significativamente, con este verso: «La mente no
puede quedar nunca satisfecha, jamás». Pero quizá sea en «Extractos de comunicados a la
Academia de Bellas Ideas» (Partes de un mundo), donde el tema halla su culminación. La
tercera parte del poema habla de un «mundo nuevo, en que todos los hombres son
sacerdotes». Y luego: «Todos ellos predican, y predican en una tierra / todavía no descrita.
Todos ellos predican en una época / todavía no descrita. ¿Evangelistas de qué? / Si pudieran
reunir todas sus tesis en una, / si pudieran reunir sus pensamientos en uno, / en un solo
pensamiento (...) / ¡Ah, si pudieran! ¿O es acaso la multitud de pensamientos, / como insectos
en las profundidades de la mente, lo que mata / al solo pensamiento?». Los «insectos de las
profundidades de la mente» son las criaturas sombrías de El búho en el sarcófago, las formas
de la muerte que matan el pensamiento que puede liberarnos y llevarnos a la tierra no
descrita, a la época todavía no descrita, la tierra de la palmera que los sufíes llamaron
Malakut. «¿En qué refugio podríamos nosotros, desnudos, estar / más allá del conocimiento
de la desnudez, como parte / de la realidad, más allá del conocimiento de lo que / es real, como
parte de una tierra más allá de la mente?»Se inicia así el movimiento que nos llevará al
encuentro con el ángel. En Owl's Clover leemos: «Hemos llegado a estar hartos del hombre
que piensa: / ya que piensa y no es verdad. El hombre de debajo / imagina, y es verdad, y es
como si pensara / por medio de la imaginación...». Pero ¿quién es ese «hombre de debajo» que
piensa por medio de la imaginación, que piensa por fuera de la mente? Stevens aclara que el
«hombre de debajo» «no es que haya nacido en otra tierra, / adornada con luces primitivas, y
que viva con nosotros / en vislumbres», es decir, no es ese «hombre ignorante» que aparece
tantas veces en los poemas (por ejemplo, al principio de «Notas para una ficción suprema») y
que es capaz de ver el mundo directamente y sin necesidad de conceptos, no, «este hombre
nació en nuestro interior como un segundo yo, / un yo nacido de padres que nunca han
muerto» y cuyas vidas regresan «en lo que vemos» y «en lo que oímos». Este segundo yo, este
«yo de debajo», es el yo del país de la palmera, el yo que está más allá de la mente, el yo que
vive en las imágenes del octavo clima, de Hurqalya, de Malakut. Este segundo yo es el ángel,
que tiene en la poesía de Stevens apenas un par de apariciones fugaces, pero de tal intensidad
que se quedan para siempre en nuestra memoria: el ángel de la ficción suprema y, sobre todo,
el ángel necesario de la tierra. Al fin de «Notas para una ficción suprema» leemos que para
llegar a lo real debemos arrancarnos todas las ficciones menos una, la ficción de un absoluto.
E inmediatamente aparece el ángel (cito según la traducción, magnífica por cierto, de Javier
Marías): «Ángel, / guarda silencio en tu luminosa nube y oye / la luminosa melodía del sonido
justo». Y luego: «¿Estoy yo que imagino a este ángel menos satisfecho? / ¿Son suyas las alas, el
aire asediado por lápides? / ¿Es él o soy yo quien experimenta esto? / Soy yo entonces quien
sigo diciendo que hay una hora / llena de expresable dicha...». ¿Quién es, pues el ángel? ¿Es él
o soy yo? El ángel soy yo, es decir, el ángel es el yo, pero no el yo de la mente. Es el yo que está
más allá de la mente. No es Adán, es su hermana, la palmera que crece al final de la mente. Es
Adán despertando a la sombra de la palmera. Y en «Ángel rodeado de paisanos», uno de los
poemas emblemáticos de Stevens, donde todo es tan hermoso, tan luminoso, tan nostálgico,
tan transparente, tan huidizo, tan puro, que desearíamos citar todo el poema verso por verso:
«Yo soy el ángel de la realidad», dice el ángel cuando aparece en la puerta, «Yo soy uno de
vosotros, y ser uno de vosotros / es lo mismo que ser y saber lo que sé y lo que soy. / Y sin
embargo soy el ángel necesario de la tierra, / ya que, en mis ojos, veis la tierra de nuevo, /
limpia de su rígido y testarudo hábito humano / y en mi oído, podéis oír su trágico murmullo /
elevándose líquido en líquidos remansos, / como ácueas palabras inundadas...».Observa
Herny Corbin, cuyo libro Cuerpo espiritual y Tierra celeste nos ha orientado en nuestro viaje
al país de la imaginación, que «la percepción del Ángel de la Tierra se efectuará en un
universo intermedio que no es ni el de las esencias de las que se ocupa la filosofía ni el de los
datos sensibles con que trabaja la ciencia positiva, sino un universo de Formas imaginales, el
mundus imaginalis». Corbin usa la palabra «imaginal» para diferenciarla bien de
«imaginario» e «imaginación», que en nuestra cultura tienen el sentido de algo inventado e
irreal. Se trata de la imaginatio vera a que hacíamos referencia más arriba, la imaginación
activa, lo que los alquimistas llamaban astrum in homine, la estrella en el hombre. «La
imaginación activa», nos dice Corbin, «es el órgano de las metamorfosis, y de su manera de
meditar la Tierra depende la transmutación de la Tierra en sustancia del cuerpo de
resurrección». Y eso es, precisamente, lo que nos ofrece el «ángel necesario de la tierra», que
no es un ángel del cielo, que no es un ángel con alas y aureola, que no es otro que el «yo de
debajo», el yo que despierta a la sombra de la palmera de más allá de la mente. Nos ofrece
transformar la tierra a través de sus ojos y de su oído, nos ofrece limpiar nuestra visión del
stiff, stubborn, man-locked set, «el hábito rígido, testarudo, cerrado con llave por el hombre»
para, a través de la imaginación, habitar la tierra de nuevo. Nos ofrece ser otros para así
poder ser nosotros, salir del yo para poder encontrar el yo, experimentar la extrañeza sublime
del lenguaje de la poesía (la «canción extranjera» del pájaro de plumas doradas, «sin
sentimiento ni significado humano») para librarnos de la costumbre del lenguaje y regresar,
así, al país de la verdadera realidad.Stevens, Poesía y prosa reunida, es el escueto título dado
por los editores al volumen de la Library of America que reúne la mayor parte de la
producción de nuestro autor y que es, por otra parte, la feliz excusa para la presente reseña.
Se trata de un volumen de poco más de mil páginas, impreso en papel sin ácido que cumple los
requisitos de duración del American National Standards Institute y encuadernado en una tela
azul de rayón llamada «Brillianta» y fabricada en Holanda. Una fina cinta de seda azul sirve
de marcador. En el forro aparece una fotografía de Stevens, sólido, corpulento, pelo blanco,
ojos fríos y claros, grandes manos cruzadas, dedos largos y expresivos, chaqueta y corbata. No
son unas obras completas de Wallace Stevens, sobre todo en lo que respecta a las cartas del
poeta, de las cuales aquí se da una muestra bastante escasa, pero sí unas obras casi completas.
Más importante: se reúnen aquí por primera vez en forma de libro innumerables poemas y
textos en prosa que, de otra manera, serían prácticamente imposibles de encontrar. La edición
ha estado al cuidado de Frank Kermode y Joan Richardson. Para cualquier admirador de la
obra de Stevens, el volumen que comentamos es un tesoro sin precio.Se reúnen por primera
vez en un volumen los poemas completos de Stevens en tres secciones: los seis libros
publicados por Stevens (aquí con la versión de Owl's Clover que incluyó en El hombre de la
guitarra azul y luego no se incluyó en las Obras Completas), además de La roca, que compone
la última sección de las Obras Completas, una sección de Poemas Tardíos, entre los que se
encuentran el último poema que es el hilo conductor de este artículo, «De meramente ser», y
una sección de Poemas no Recogidos en Libro. Es en esta última donde encontraremos,
seguramente, las joyas más raras y preciosas de todo el volumen. Son casi 120 páginas de
poesía donde se reúnen poemas aparecidos en revistas o que jamás vieron la imprenta
(muchos de ellos publicados en el tomo Opus Posthumous editado por Milton J. Bates en
1989), la versión original de Owl's Clover y 24 poemas tomados directamente de versiones
manuscritas o mecanografiadas. Hay un poco de todo, desde la serie de sonetos que Stevens
escribió como trabajo de clase cuando estaba en Harvard, hasta las colecciones de poemas que
solía ofrecer a Elsie como regalo al final de la primavera: A Book of Verses (junio de 1908) y
The Little June Book (junio de 1909; Wallace y Elsie se casaron en septiembre del mismo año)
o bien piezas tan deliciosas y ya tan características como «An Exercise for Professor X», una
de las primeras investigaciones de Stevens en la sustancia de la imaginación, o la curiosa serie
«Lettres d'un Soldat», colección de poemas inspirados por las cartas de un soldado francés de
la primera guerra mundial, alguno de los cuales, como «The Surprises of the Superhuman»
pasarían como poemas independientes a Harmonium, el primer libro publicado de Stevens.
En «This Vast Inelegance» , hallamos el lenguaje más rico, barroco y majestuoso del poeta, y
en «One of Those Hibiscuses of Damozels» el más absurdo, musical y humorístico: «She was
all of her airs, and for all of her airs, / She was all of her airs, and ears and hairs», cuya
música irresistible, tan tonta (o tan genial) como Lewis Carroll, puede percibirse, creo, hasta
sin saber una palabra de inglés. Pero sin duda la obra más interesante es la versión completa
de Owl's Clover tal como apareció en 1936, publicada por Alcestis Press como volumen
independiente y que es el poema más extenso que Stevens escribiera nunca. Es evidente que
Stevens no se sentía satisfecho con la obra: una versión significativamente abreviada apareció
al final de El hombre de la guitarra azul, pero incluso ésta fue eliminada de los Collected
Poems de 1954. Owl's Clover está compuesto por varias secciones donde las referencias a la
realidad se mezclan con delirantes visiones y la yuxtaposición de diferentes elementos
heterogéneos (en este caso «la mujer y la estatua», «el cielo», «África», «un pato para cenar»,
«un portento que se mueve a través del cielo», etc.) crea una extraña geometría de significados
cuyo sentido último parece que estamos todo el tiempo a punto de comprender, pero que huye
y se transforma sin cesar. La imagen recurrente es la de una estatua ecuestre en un parque y
una anciana que la contempla. En «El elemento irracional en la poesía», ensayo incluido en la
sección de Prosas no Recogidas en Libro, leemos que «la anciana es un símbolo de aquellos
que sufrieron durante la depresión y la estatua es un símbolo del arte». La observación es
interesante no porque revele nada del poema (ya que entender un poema, si es que tal cosa es
posible o incluso necesaria, no es, desde luego, conocer las intenciones de su autor), sino
porque nos permite entrever la forma en que Stevens leía su propia poesía. «El continente más
verde» es África. Aparece el tema del cielo, el cielo como paraíso y como cielo físico por el cual
«un portento se arrastra». ¿Leyó Pynchon «Owl's Clover»? ¿Es esta la fuente remota de una
de las imágenes recurrentes de El arco iris de la gravedad? (De cualquier modo, no hay duda
de que Pynchon leyó intensamente a Stevens: la prosa de V. no podría existir sin Esthétique
du Mal). Pero África no es el cielo: «desde sus tabernáculos, una vez más / los ángeles
vinieron, armados, para matar gloriosamente / a los negros y arruinar su trono sepulcral».
Los diplomáticos en los cafés toman queso, café y coñac y consideran que «fue un error pintar
a los dioses», ya que los dioses «no tienen lugar como colonizadores, no tienen lugar en
África». Aparece un búlgaro que habla de un pato cocinado con manzanas pero sin vino y
también de que los trabajadores «no se levantan, del mismo modo que Venus se levanta sobre
el mar color violeta» y aparece también un tal Basilewsky que en el kiosko de la banda
interpreta un «Concierto para aeroplano y pianoforte» que tiene mucho que ver con la música
vanguardista de la época (baste recordar aquel poema sinfónico de Honegger sobre una
máquina de tren o aquel ballet de Satie cuya instrumentación incluía máquinas de escribir). Y
aquí y allá vuelve a aparecer la imagen de la estatua, coronando los cielos, flotando entre las
nubes, y no, no es probable que la estatua sea un «símbolo del arte» como suponía Stevens. Es
probable que no sea un símbolo de nada, pero conviene recordar que Stevens era,
aparentemente, un apasionado de las estatuas ecuestres (ver, por ejemplo, la «Danza de los
ratones macabros» de Harmonium o el final del ensayo «La imaginación como valor» de El
ángel necesario), y que su idea de la sublimidad americana («El sublime americano»), sí,
querido lector, no era otra que la estatua ecuestre del general Jackson que se encuentra en
Washington frente a la Casa Blanca.La sección de Poemas no Incluidos en Libro termina con
otro delicado, nostálgico último poema donde Stevens hace un rápido repaso a su obra («el
poema sobre la piña, el otro / sobre la mente, que nunca se queda satisfecha, / aquel sobre el
héroe creíble, aquel / sobre el verano...»), que termina con estos serenos y hermosos versos: «Y
sin embargo, nada ha cambiado, excepto lo irreal, / y es como si nada hubiera cambiado en
absoluto».La prosa está representada por El ángel necesario y una extensísima selección de
textos, la mayor parte ellos no recogidos nunca en libro, donde se incluyen ensayos sobre
poesía, filosofía o pintura, homenajes, notas diversas, prólogos, respuestas a entrevistas,
discursos, conferencias o textos para catálogos de exposiciones. Incluso para los que no somos
muy devotos de la prosa de Stevens, que puede resultar enormemente farragosa y acusa a
menudo una tendencia casi amateur a la dispersión (y esto vale también para los afamados
ensayos de El ángel necesario), los materiales reunidos aquí resultan verdaderamente
fascinantes. Al lado de homenajes, discursos de agradecimiento para la entrega de diversos
premios literarios o un pequeño cuento que trata de una gallina que tenía tres pollitos («Había
una vez una madre gallina») encontramos uno de los ensayos más interesantes de Stevens,
«Dos o tres ideas», donde su deseo de sistematizar deja paso a una vena más lírica y
rapsódica, lo cual le permite decir cosas admirables. Después de preguntarse (ignoro si
Stevens había leído a Hölderlin o a Heidegger) «¿cuál es, entonces, la naturaleza de la poesía
en una época incrédula?», establece que «el estilo de un poema y el poema en sí son una y la
misma cosa». A continuación, y de forma completamente gratuita, relaciona a la poesía con
los dioses y termina por afirmar que «en una época de incredulidad [...] corresponde al poeta
la tarea de proporcionar las satisfacciones de la creencia», una de sus grandes obsesiones (el
tema lo hallamos ya pergeñado en una entrada de su diario de 1902, cuando tenía 23 años,
lugar donde afirma que se trata de una obsesión «antigua» en él). Y luego: «Así,
probablemente sea cierto que el estilo de un poema y los propios dioses son una y la misma
cosa; o que el estilo de los dioses y el de los hombres son una y la misma cosa; o que el estilo de
un poema y el estilo de los hombres es una y la misma cosa», para postular más tarde que si la
capacidad creativa de la mente humana fuera lo mismo que la creación en el mundo natural,
entonces sería posible hablar de «un planeta espiritual, parejo al sol» que daría vida y aliento
a nuestra imaginación del mismo modo que la luz y el calor de la primavera revitalizan
nuestras facultades físicas. Se incluyen también dos curiosísimos textos, Seguros y cambio
social y Surety and Fidelity Claims, que prueban fuera de toda duda que Stevens sentía un
genuino interés por su trabajo como presidente de la Hartford Accident & Indemnity
Company (Stevens siguió trabajando en la compañía varios años después de pasada la edad
de jubilación) y, entre muchos otros textos, «El elemento irracional en la poesía» mencionado
más arriba, «Una recopilación filosófica», que fue rechazada por el filósofo Paul Weiss para
su publicación en The Review of Metaphysics, y también las respuestas a los cuestionarios de
diversas revistas, llenos de interesantes observaciones sobre la poesía o el proceso creativo,
como por ejemplo el de la Partisan Review de 1939 donde aparece esta declaración, tantas
veces citada: «El material de la imaginación es la realidad, y la realidad no puede ser otra
cosa que el pasado utilizable».Las tres obras de teatro (Tres viajeros contemplan el amanecer,
Carlos entre las velas y Bol, Gato y Palo de Escoba), que Holly Stevens incluyó en la famosa
antología The Palm at the End of the Mind, donde no se recoge, por ejemplo, el texto completo
de «Notas hacia una ficción suprema», pueden parecernos hoy una mera curiosidad. Los
aforismos de los «cuadernos de notas», quizá lo más interesante de Stevens después de los
poemas, están representados por amplias selecciones de Adagia y por los aforismos originales
de Sur Plusieurs Beaux Sujets (curiosamente, de ambas obras existe traducción española)
junto con el texto completo de Schemata y Materia Poetica, entre otros textos. Para terminar,
una breve muestra de los diarios y 20 cartas, entre ellas algunas dirigidas a poetas como
Marianne Moore, William Carlos Williams o Allen Tate, junto con una muestra de la curiosa
y breve relación epistolar y amistosa que unió a nuestro autor con el escritor cubano Julio
Rodríguez Feo (que, como sabemos, fascinaba a Lezama con el relato de sus charlas con
Stevens) y dos cartas juveniles dedicadas a la que pronto sería su mujer, Elsie Moll. Una útil y
detallada cronología, una «Nota sobre los textos» que proporciona información sobre los
criterios de selección y sobre el origen de los textos y unas «Notas» dedicadas sobre todo a
dilucidar la selva de referencias y palabras exóticas de las obras de Stevens (y entre las que se
encuentra la monstruosa «nota» que contiene el texto completo de «Del diario de Crispin», la
versión original de «El comediante como la letra C») completan el volumen.Wallace Stevens
fue un hombre corpulento, seguro de sí mismo, jovial, con una visión de la vida enormemente
práctica. John Updike le describe así: «Robusto, paciente, leal y bienhumorado». Su
fascinación por el trópico, las «cosas orientales» o la cultura francesa son la consecuencia
lógica de una vida en la que apenas hay acontecimientos externos –si exceptuamos algunas
experiencias juveniles como corresponsal de prensa en Nueva York, algunos viajes por
lugares tropicales como La Habana, Florida o el canal de Panamá o una pelea a puñetazos con
Ernest Hemingway en el curso de la cual se partió la mano derecha por dos sitios y fue
finalmente derribado por el novelista. Nunca sabremos si su matrimonio con Elsie Moll fue
razonablemente feliz o moderadamente desgraciado (es imposible saber eso de otra persona).
La belleza de Elsie es proverbial y sabemos que en 1916 posó para el escultor que diseñó la
moneda de diez centavos con la efigie de la Libertad, pero también sabemos que nunca sintió
gran interés por la poesía de su marido y que le disgustaba que publicara sus libros. Holly
Stevens se queja de que su madre sufría un agudo complejo de persecución, y los diarios
severamente censurados del poeta mencionan, en algún lugar, que Elsie es «imposible de
manejar» o, bien, «difícil». Políticamente fue conservador. Recordaba con nostalgia el mundo
anterior a la guerra mundial como «un lugar en que el mar estaba lleno de yates y los yates
llenos de millonarios». A pesar de su sentido del humor, tan notorio en muchos de sus poemas,
hay en él, en su figura, en su icono, en sus fotografías, algo serio, desdeñoso, prosaico, que nos
asusta ligeramente. A la muerte de Dylan Thomas rehusó participar en un homenaje al poeta
galés arguyendo que éste le parecía «una persona absolutamente falta de previsión»,
observación en la que oímos más al ejecutivo de la compañía de seguros que al poeta. Nos
parece imposible que una persona así, alguien, por decirlo de una vez, tan espantosamente
diferente de Keats o de Rimbaud, fuera un verdadero poeta. Pero Wallace Stevens no sólo fue
un verdadero poeta, sino que fue, y es, uno de los más grandes poetas del siglo XX . Harold
Bloom, el autor de un famoso y ridículo «canon occidental» que no incluye a Garcilaso,
considera que Stevens es el poeta americano más importante después de Walt Whitman y
Emily Dickinson. Por una vez, estamos de acuerdo.
Sea casualidad o sea algo parecido a una improvisada minimoda, lo cierto es que nos llegan
ahora unas cuantas traducciones de la obra del poeta norteamericano Wallace Stevens (1879-
1955), del que ya nos hemos ocupado en otras ocasiones en estas mismas páginas (la primera
vez en el ya lejano 1994, cuando apareció en Visor una antología de su poesía traducida por
Jenaro Talens). Vamos por orden. Sánchez Robayna vuelve a publicar la misma antología que
publicara en 1980 en Plaza & Janés (aquella colección de poesía de pastas duras inimaginable
hoy; oh grandes editoriales de ayer convertidas en grandes grupos obsesionados con la cuenta
de resultados). Lo más curioso del caso es que no se nos avisa de que se trata estrictamente de
una reedición, con la misma selección de poemas, básicamente la misma traducción (corregida
ocasionalmente, eso sí, y las correcciones en general son soluciones mejores que las antiguas,
entre otras cosas porque subsanan claros errores de entonces), el mismo prólogo con algún
añadido y algún corte y un título distinto (ahora De la simple existencia; entonces
simplemente Poemas). Da la impresión de que se desea que se considere un trabajo
completamente nuevo lo que es básicamente un trabajo de ayer, de hace más de veinte años (y
ya ha llovido). Sea lo que sea, lo cierto es que ésta es una buena antología, en general bien
traducida (errores convenientemente corregidos, ya hemos dicho), muy respetuosa en la
actual versión con el original (como yo pienso que debe ser) y a la que únicamente cabe
achacar (grave objeción) la desproporción en la elección de los libros representados,
demasiados poemas del primer libro, Armonio, y muy pocos del resto de los libros (con la
excepción de El hombre de la guitarra azul, del que traduce íntegramente el poema
homónimo, que es la parte central de este libro). De ahí que hubiera sido sensato y útil que el
traductor se planteara una drástica reestructuración de su antología, sobre todo en este
aspecto de equilibrar proporciones y libros, teniendo en cuenta además que Stevens quiso
alejarse cada vez más del lado más lujosamente eufónico de su primer libro (el más
ampliamente representado aquí), como hemos dicho).Por su parte, Jiménez Heffernan, que ya
tradujo Armonio hace poco, traduce ahora dos libros, Ideas de orden (1936) yEl hombre de la
guitarra azul (1937), con los que Stevens rompió del todo su largo silencio desde 1923 (ya lo
había roto en parte al añadir nuevos poemas a la segunda edición de Armonio -1931-). Yo
jamás empezaría por El hombre de la guitarra azul (título picassiano, por cierto) con
cualquiera que quisiera entrar en el universo de este poeta, porque ciertamente se trata -en
algunos de sus fragmentos al menos- del Stevens más oscuro y abstracto, al que
probablemente más sólidas objeciones cabría hacer (de no ser que prescindamos por completo
de nuestra capacidad crítica y creamos igualmente válido todo lo que ha escrito un poeta al
que admiramos mucho). En cualquier caso, para Stevens era uno de sus poemas favoritos (lo
seleccionó él mismo para la antología de su poesía que le pidió la editorial londinense Faber &
Faber) y realmente -en sus mejores fragmentos, que los tiene- condensa partes esenciales de su
pensamiento poético, y no olvidemos que estamos ante un poeta fundamentalmente pensador,
un hombre que concibió la poesía como una forma de penetrar en las claves de la existencia
humana, concebida como un conflicto entre la realidad tal cual es y la realidad tal cual es
percibida por la imaginación (una forma del sentimiento que transforma la realidad para
conocerla mejor y para conocer los enigmas de quien así la ve). Sin embargo, y contra lo que
pudiera sugerir este libro áspero y críptico -Heffernan incluye en su edición las renuentes
explicaciones de Stevens a cada una de sus secuencias, un poco como Dámaso Alonso
explicaba a Góngora-, conviene resaltar que para Stevens la realidad, cualquiera que sea, es
esencialmente el arranque y el fundamento último de su poesía, el vivero esencial de las
grandes emociones sobre las que se construyen (oblicuamente, si se quiere) sus poemas. De ahí
que haya en ella constantes presencias de la naturaleza convertida en otra cosa (y esa otra
cosa es símbolo de la existencia humana), pero sin dejar de ser esencialmente ella misma,
naturaleza percibida y transmutada con descomunal capacidad sensitiva (esas prodigiosas
luces stevensianas, esos otoños tan misteriosamente esencializados, esos inviernos tan
acogedores e íntimos o radicalmente desolados y estériles, esas primaveras anheladas pero
demasiado efímeras, esos veranos colmados de mieses doradas como triunfos inatacables de la
vida, esos mares caribeños convertidos en plenitud total de la creación). Y la poesía es
realmente esas dos cosas, lo que existe como tal y lo que existe visto por un hombre que acude
al lenguaje para dejar constancia de su originaria y fecundante experiencia sensitiva
convertida después en necesidad pensativa. Grandes poemas en Ideas de orden (fabuloso el
titulado Idea de orden en Key West) y suculentas partes en El hombre de la guitarra azul
(otras sin duda desechables), pero lamento discrepar con la traducción de Heffernan, para mí
inaceptable en muchas de sus propuestas (el original debe marcar la pauta en todo, incluso en
sus más atrevidas audacias, porque la poesía está en él y no en otra parte).Por último, nos
llegan también, en edición exenta, una antología de los aforismos de Stevens (no los aforismos
completos como dice engañosamente el título, probablemente más de la editorial que del
compilador, Daniel Aguirre), casi todos ellos publicados póstumamente (con la excepción de
los que aparecieron en 1940 en la revista View con el título de Materia poética, 39 en total, de
los que aquí sólo se recogen siete). En ellos se encuentra la más explícita de las poéticas de
Stevens, si bien formulada como ráfagas de pensamiento que no siempre es coherente consigo
mismo. Stevens parece tantear territorios una y otra vez para conciliar visiones de la poesía
que podría caber en un mismo proyecto pero queda clara una cosa, insisto: su poesía no
sortea la realidad ni lo que podríamos llamar su percepción más aguda y profunda de la
misma, cuyo instrumento primordial es la imaginación (una forma del sentimiento humano:
"La poesía es realidad y pensamiento o sentimiento"). La poesía piensa más decisivamente y
reveladoramente sobre lo que se siente, tal como quería Wordsworth, y en ese sentido (sobre
todos) debemos interpretar la dimensión pensativa -fundamental, hemos dicho- de la poesía
de Stevens. Por eso debemos insistir en que Stevens es el poeta de los modernos en lengua
inglesa más profundamente dependiente de los descubrimientos románticos (¿cuál, si no, es el
origen de su omnipresente teoría de la imaginación?) y en ese sentido un poeta él mismo
profundamente romántico. Versos enteros que son calcos de Keats, emociones enteras que son
plenamente wordsworthianas y a veces whitmanianas; Shelley presente aquí y allá, Browning
-el raro posromántico- también lo visita asombrosamente (véase El hombre de la guitarra
azul), pero, eso sí, todo ello tocado y trocado por el aura del espíritu singularísimo que era el
poeta Wallace Stevens (el hombre Stevens era -recordémoslo- un abogado vicepresidente de
una gran compañía de seguros, en general muy solitario, bastante apartado de los medios
literarios y al final de su vida ampliamente premiado y reconocido). En ningún caso debemos
olvidar esa genealogía stevensiana, lo cual nos devuelve a otra lectura de Stevens, la que no
insiste exclusivamente en su abstracto intelectualismo dependiente del último Mallarmé o del
Valéry de La joven parca (que no el Valéry de El cementerio marino). Stevens es un poeta de
sensaciones profundas cuajadas en palabras deslumbrantes que regeneran la realidad hasta
dotarle del aura de una nueva creación. Y esta empresa sólo está al alcance de los grandes
poetas.
De sus Adagia (aforismos sobre poesía):
A la larga, la verdad no importa.
La poesía es una respuesta a la necesidad diaria de arreglar el mundo.
La poesía es un faisán que desaparece entre la maleza.
Bibliografía
Poesía
Harmonium (1923)Ideas of Order (1936)Owl's Clover (1923)The Man with the Blue Guitar
(1937)Parts of a World (1942)Transport to Summer (1947)The Auroras of Autumn
(1950)Collected Poems (1954)Opus Posthumous (1957)The Palm at the End of the Mind
(1972)Collected Poetry and Prose (1997)
Prosa
The Necessary Angel (ensayos) (1951)Letters of Wallace Stevens, editado por su hija Holly
Stevens (1966)Secretaries of the Moon: The Letters of Wallace Stevens & José Rodríguez Feo,
editado por Beverly Coyle y Alan Filreis (1986)Sur plusieurs beaux sujects: Wallace Stevens's
Commonplace Book, editado por Milton J. Bates (1989)The Contemplated Spouse: The Letter
of Wallace Stevens to Elsie, editado por D.J. Blount (2006)
EN CASTELLANO
Ideas de orden, Lumen (2011) Poemas tardíos, Lumen (2010)La roca, Lumen (2008) De la
simple existencia, Nuevas Ediciones Bolsillo (2006) El hombre de la guitarra azul: incluyendo
Ideas de orden, Icaria (2003) De la simple existencia: antología poética, Galaxia Gutenberg
(2003) Aforismos completos, Lumen (2002) Harmonium, Icaria (2002) Sur plusieurs beaux
sujects, Pre-Textos (1998) Notas para una ficción suprema, Pre-Textos (1996) El ángel
necesario, Machado Grupo (1994) Las auroras de otoño, Visor (1993)

DE "UN ANOCHECER CUALQUIERA EN NEW HAVEN",

II

Supongamos que estas casas estuvieran hechas


De nosotros y formaran parte de una ciudad intangible,
Llena de timbres intangibles, transparencias de sonido,

Sonando en transparentes moradas del ser,


Intangibles residencias que parecerían moverse
En los movimientos de los colores de la mente,

El fluir de un fuego lejano y campanas de conos difusos


Uniéndose en un sentido que nos mantiene en equilibrio,
Sin que importe el tiempo o donde estamos;

En la perpetua referencia, objeto


De la perpetua meditación, punto
Del amor perdurable y visionario,

Oscuros ya sea en los colores del sol o de la mente,


Inciertos en las campanas más claras,
Las palabras del espíritu, lo indefinido,

Confusas iluminaciones y sonoridades,


Tan nosotros mismos que no podemos distinguir
Ente la idea y el ser portador de la idea.
UN ANOCHECER CUALQUIERA EN NEW HAVE

[I.]

La versión simple del ojo es algo aparte,


La vulgata de la experiencia. Sobre esto
Pocas palabras, un y sin embargo, y sin embargo.

Como parte de la meditación interminable,


Parte de la pregunta que en sí misma es un gigante:
De qué está hecha esta casa si no de sol,

Estas casas, estos objetos difíciles, dilapidan


Apariencias de qué apariencias,
Palabras, líneas, no significados, no comunicación,

En definitiva, cosas oscuras sin un doble,


A menos que un segundo gigante mate al primero.
Un imaginar reciente de la realidad.

Muy parecido a una nueva réplica del sol,


Torrencial, surgente e inevitable,
Un poema mayor para una mayor audiencia,

Como si las crudas fetas se unieran en una sola,


Una forma mitológica, una esfera festiva,
Un gran seno, barba y ser, tan viejo y vivo.

HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS

¿Qué sería de nosotros sin el mito sexual,


el humano ensueño o el poema de la muerte?

Castrados en un amasijo hecho de luna. La vida consiste


en proposiciones acerca de la vida. El humano

ensueño es una soledad en la cual


componemos esas proposiciones, desgarrados por los sueños,

por los terribles sortilegios de las derrotas


y por el miedo a descubrir que derrotas y sueños son uno.

La raza entera es un poeta que escribe


las excéntricas proposiciones de su destino.

Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 - Hartford, Estados Unidos, 1955), Stevens,
Williams, Lowell, Poemas, versión y notas por Alberto Girri, Editorial Corregidor, Buenos
Aires, 1980 (La edición no es bilingüe) Nota del traductor En su estudio sobre Wallace
Stevens, William York Tindall se detiene en "Humanidad hecha de palabras", para destacar
una frase de la segunda estrofa del poema: La vida consiste / en proposiciones acerca de la
vida, calificando al autor de poeta del proceso y de la proposición. Relaciona dicha frase con el
procedimiento que emplea Stevens en uno de sus poemas extensos, "Notes Toward a Supreme
Fiction", dividido en tres secciones, cada una de las cuales comprende diez poemas que en su
mayoría comienzan con una proposición, o incluyen una en el texto; proposición, es decir, algo
que debe ser aceptado o rechazado, y que se elabora dentro del poema mediante metáforas.

SEIS PAISAJES SIGNIFICATIVOS


I
Un anciano sentado
A la sombra de un pino
En China.
Ve una espuela de dama,
Azul y blanca,
En el borde de la sombra.
Se mueve con el viento.
Su barba se mueve con el viento.
Así el agua fluye
Sobre los hierbajos.

II
La noche es del color
Del brazo de una mujer:
Noche, la hembra,
Oscura,
Fragante y flexible,
Se oculta.
Una charca brilla,
Como una pulsera
Que se sacude en una danza.

III
Me mido
Junto a un árbol alto.
Descubro que soy mucho más alto,
Porque alcanzo directamente el sol,
Con mis ojos;
Y alcanzo la orilla del mar
Con mis oídos.
Sin embargo, no me gusta
El modo en que las hormigas se arrastran
Dentro y fuera de mi sombra.

IV
Cuando mi sueño estaba cerca de la luna,
Los blancos pliegues de su vestido
Se llenaron de luz amarilla.
Las plantas de sus pies
Enrojecieron.
Su pelo se cubrió
De ciertas cristalizaciones azules
De las estrellas,
No muy lejanas.

V
Ni todos los cuchillos de las farolas,
Ni los cinceles de las largas calles,
Ni los mazos de las cúpulas
Y las altas torres
Pueden tallar
Lo que una estrella puede tallar
Brillando entre las hojas de parra.

VI
Los racionalistas, que llevan sombreros cuadrados,
Piensan, en habitaciones cuadradas,
Mirando al suelo,
Mirando al techo.
Se limitan
A triángulos rectángulos.
Si intentaran romboides,
Conos, curvas, elipses
-Como, por ejemplo, la elipse de la media luna-
Los racionalistas llevarían sombreros.

DOS FIGURAS EN LA DENSA LUZ VIOLETA

Tanto valdría ser abrazada por el portero del hotel


como no recibir del claro de luna
nada más que tu húmeda mano.

Sé en mis oídos la voz de la noche y de la Florida.


Emplea sombrías palabras y sombrías imágenes.
Oscurece tu lenguaje.

Habla, todavía, como si yo no te oyese hablar,


pero hablaste para ti perfectamente en mis pensamientos,
concibiendo palabras

como la noche concibe en silencio los sonidos del mar,


y con el zumbar de las sibilantes compone
una serenata.

Di, pueril, que los milanos se acuclillan en el palo de la tienda


y duermen con un ojo observando las estrellas
que caen detrás de Cayo Hueso.

Di que las palmeras son diáfanas en un azul absoluto,


son claras y son oscuras; que es noche;
que la luna resplandece.
Wallace Stevens (Reading, Estados Unidos, 1879 - Hartford, Estados Unidos, 1955), Stevens,
Williams, Lowell, Poemas, versión y notas por Alberto Girri, Editorial Corregidor, Buenos
Aires, 1980 (La edición no es bilingüe)

ESTUDIO DE DOS PERAS


I
Opusculum paedagogum.
Las peras no son violas,
desnudos ni botellas.
No se parecen a nada.

II
Son formas amarillas
compuestas por curvas
que se abomban hacia la base.
Son pinceladas rojas.

III
No son superficies planas
de contornos curvos.
Son redondas
y se ahusan hacia la punta.

IV
Tal como están modeladas
son trozos de azul.
Una hoja endurecida y seca cuelga
del tallo.

V
El amarillo reluce.
Reluce con amarillos diversos,
cidras, naranjas y verdes
florecen sobre la piel.

VI
Las sombras de las peras
son borrones sobre la tela verde.
Las peras no se ven
como el observador desea.

DE "LAS AURORAS DE OTOÑO" (1950):

I
Aquí es donde vive la serpiente, la sin cuerpo.
Su cabeza es aire. En cada cielo, por la noche,
Debajo de su cola se abren ojos que nos miran.

¿O esto es otro culebrear fuera del huevo,


Otra imagen al final de la caverna,
Otra sin cuerpo para la vieja piel?
Aquí es donde vive la serpiente. Éste es su nido,
Estos campos, estas colinas, estas teñidas distancias,
y los pinos encima, ya lo largo y al costado del mar.

Esto es forma engullendo lo informe,


Piel relampagueando hacia desapariciones anheladas,
Y el cuerpo de la serpiente relampagueando sin piel.

Ésta es la altura emergiendo y su base


Estas luces pueden finalmente alcanzar un polo
En la semi cerrada medianoche y encontrar la serpiente allí,

En otro nido, el amo del laberinto


De cuerpo y aire e imágenes y formas,
Inexorablemente en posesión de la felicidad.

Éste es su veneno: que hemos de desconfiar


Incluso de esto. Sus meditaciones en los helechos,
Cuando se movía tan apenas para estar segura del sol,

Nos hizo no menos seguros. Vimos en su cabeza,


Anillada de negro sobre la roca, el animal moteado,
La hierba móvil, el Indio en su claro del bosque.

II
Adiós a una idea... Una cabaña en pie,
Abandonada, sobre una playa. Es blanca,
Como de Costumbre o de acuerdo con

Un tema ancestral o como consecuencia


De un rumbo infinito. Las flores contra el muro
Son blancas, están mustias, una especie de marca

Recordando, intentando recordar una blancura


Que era diferente, otra cosa, el año pasado
O antes, no la blancura de una tarde al envejecer,

No sé si más fresca o más apagada, si de nube de invierno


O de cielo invernal, de un horizonte a otro.
El viento arrastra la arena por el suelo.

Aquí, ser visible es ser blanco,


Es tener la solidez del blanco, la realización
De un extremista en un ejercicio...

Cambia la estación. Un viento frío congela la playa.


Sus largas líneas se hacen más largas, y vacías,
Una oscuridad se acumula aunque no cae
Y la blancura crece menos vívida en el muro.
El hombre que camina se vuelve sobre la arena con estupor.
Observa cómo el norte siempre engrandece el cambio,

Con sus brillos helados, sus curvas rojiazules


Y ráfagas de grandes ascuas, su verde polar,
El color del hielo, del fuego y de la soledad.

IV
Adiós a una idea. ..Las cancelaciones, las negaciones
Nunca son definitivas. El padre está sentado en el espacio,
Dondequiera que sea, con aspecto no amable,

Como alguien que es fuerte en los arbustos de sus ojos.


Dice no al no y sí al sí. Dice sí
Al no; y al decir sí dice adiós.

Mide las velocidades del cambio.


Salta de cielo en cielo más rápidamente
Que los ángeles malos del cielo al infierno en llamas.

Pero ahora está sentado en un tranquilo y verde día.


Asume las grandes velocidades del espacio y las agita
De nube a cielo despejado, de cielo sin nubes a un claro glacial

En vuelos de oído y ojo, el ojo más alto


Y el más bajo oído, el profundo oído que discierne,
Al atardecer, cosas que lo asisten hasta que oye

Sus propios preludios sobrenaturales


En el momento en que el ojo angélico define
A sus actores, acercándose unidos, con sus máscaras.

Señor Oh señor sentado junto al fuego


Y aun así en el espacio, inmóvil y aun así
Origen siempre resplandeciente del movimiento,

Profundo, y aun así el rey y la corona,


Mira el trono presente. ¿Qué compañía, enmascarada,
Puede hacerle de coro con el viento desnudo?

VII
¿Existe una imaginación que entronizada reúna
Tan inexorable como benevolente, lo justo
Y lo injusto, que en medio del verano se detenga

Para imaginar el invierno? Cuando las hojas mueren,


¿Se asienta en el norte y se envuelve a sí misma,
Con la agilidad de una cabra, cristalizada y luminosa,

En la más alta noche? ¿Yesos cielos la adornan


Y la proclaman, la blanca creadora de negro, propulsada
Por extinciones, tal vez incluso de planetas,

Incluso de tierra, de mirada, en la nieve,


Excepto cuando es necesario a modo de majestad,
En el firmamento, como cábala de coronas y diamantes?

Salta a través nuestro, a través de todos nuestros cielos,


Extinguiendo nuestros planetas, uno a uno,
Dejando, de donde estábamos y mirábamos, de donde

Nos conocíamos unos a otros y pensábamos de cada uno,


Un residuo tembloroso, congelado y concluso,
Salvo esa corona y esta cábala mística.

Pero no se atreve a saltar por azar en su propia oscuridad.


Debe cambiar de destino a frágil capricho.
Y así, su impulsada tragedia, su estela

Y su forma y su fúnebre hacerse se mueven para hallar


Lo que deba o, al menos, pueda deshacerla,
Digamos, una ligera comunicación bajo la luna.

VIII
Siempre puede haber un tiempo de inocencia.
Nunca existe un lugar. O si no existe un tiempo,
Si no es cosa de tiempo, ni de espacio,

Existiendo, a solas, en su idea,


En el sentido contra la calamidad, no es por ello
Menos real. Para el filósofo más frío y más anciano

Hay o debe de haber un tiempo de inocencia


Como puro principio. Su naturaleza es su fin,
Que debería ser y no ser a un tiempo, una cosa

Que estimula la piedad de un hombre piadoso,


Como un libro al atardecer, hermoso pero falso.
Como un libro al alba, hermoso y verdadero.

Es como una cosa de éter que existe


Casi como predicado. Pero existe,
Existe, y es visible, existe, es.

Así, entonces, estas luces, no son un hechizo de luz,


Un refrán caído de una nube, sino inocencia.
Inocencia de la tierra y no un signo falso

O un símbolo de malicia. Que participamos


De eso mismo, yacemos como niños en esta santidad,
Como si, despiertos, yaciésemos en la quietud del sueño,
Como si la madre inocente cantase en la oscuridad
De la habitación y en un acordeón ¡ apenas oído,
Crease el tiempo y el espacio en el que respirábamos...

X
Gente infeliz en un mundo feliz-
Lee, rabino, las fases de esta diferencia.
Gente infeliz en un mundo infeliz-

Hay aquí demasiados espejos para la desdicha.


Gente feliz en un mundo infeliz-
No puede ser. No hay nada allí que lubrifique

La lengua expresiva, el colmillo descubridor.


Gente feliz en un mundo feliz-
¡Buffo! Una bar, una ópera, un baile.

Volver adonde estábamos al comienzo:


Gente infeliz en un mundo feliz.
Ahora, solemnizar las sílabas reservadas.

Leer a la congregación, para hoy


Y para mañana, esta extrema necesidad,
Este artilugio del espectro de las esferas,

Tramando un equilibrio para inventar un todo,


El genio vital que nunca flaquea,
Cumpliendo con sus meditaciones, grandes y pequeñas.

En éstas, infelices, él medita una totalidad,


El pleno de fortuna y el pleno de destino,
Como si viviera todas las vidas que pudiese conocer,

En el pasaje de la bruja, no el paraíso silencioso,


Para una disputa de viento y tiempo, junto a esas luces
Como una llamarada de paja estival, en el cenit del invierno.

TRECE MANERAS DE MIRAR UN MIRLO

1
Entre veinte cerros nevados
lo único que se movía
era el ojo de un mirlo.

2
Yo era de tres pareceres,
como un árbol
en el que hay tres mirlos.

3
En el viento de otoño giraba el mirlo.
Tenía un papel muy breve en la pantomima.

4
Un hombre y una mujer
son uno.
Un hombre y una mujer y un mirlo
son uno.

5
Yo no sé si prefiero
la belleza de las inflexiones
o la belleza de las insinuaciones,
si el nido silbando
o después.

6
El hielo cubría el ventanal
de cristales bárbaros.
La sombra del mirlo
lo cruzaba de un lado a otro.
La fantasía
trazaba en la sombra
una causa indescifrable.

7
Oh, delgados hombres de Haddam,
¿por qué imagináis pájaros dorados?
¿No veis cómo el mirlo
anda entre los pies
de las mujeres que os rodean?

8
Conozco nobles acentos
e inevitables ritmos lúcidos;
pero también conozco
que el mirlo anda complicado
en lo que conozco.

9
Cuando el mirlo se perdió de vista
señaló el límite
de un círculo entre otros muchos.

10
Al ver mirlos
volar en la luz verde,
hasta los charlatanes de la eufonía
gritarían agudamente.

11
Viajaba por Connecticut
en un coche de cristal.
Una vez le entró el miedo,
por haber confundido
la sombra de su equipaje
con mirlos.

12
El río se mueve.
Estará volando el mirlo.

13
Toda la tarde fue de noche.
Nevaba,
iba a seguir nevando.
El mirlo se detuvo
en la rama del cedro.

EL COMIENZO

Así llega al fin el verano hasta estas pocas manchas


Y al óxido y la podredumbre de la puerta por donde ella se fue.

La casa está vacía. Pero es aquí donde ella se sentaba


Para peinar su cabello húmedo de rocío, una luz intangible,

Perpleja por sus más oscuras iridiscencias.


Éste era el espejo donde solía mirar

Al ser momentáneo, sin historia,


La identidad del verano perfectamente percibido,

Y sentir su alegría campestre y sonreír


Yser sorprendida y temblar, mano y labio.

Ésta es la silla de la que recogía


Su vestido, el más esmerado y favorecedor de los tejidos

Al que un tejedor cosió doce campanas ...


El vestido yace, abandonado, sobre el suelo.

Ahora, los primeros tuteadores de tragedia,


Para empezar, hablan con suavidad en los aleros.

EL POEMA DE LA MENTE EN EL ACTO DE HALLAR...

El poema de la mente en el acto de hallar


Lo que habrá de bastarle. No siempre hubo de hallar:
La escena era precisa: repetía
Lo que había en el guión.
Entonces el teatro
Cambiaba en algo más. Y su pasado era un recuerdo.

Ha de vivir. Saber el habla del lugar.


Ha de encarar a los hombres del tiempo,
Hallar a las mujeres del tiempo; pensar acerca de la guerra
Y hallar lo que habrá de bastarle. He de
Edificar un escenario nuevo, estar sobre el escenario
Y, tal actor insaciable, lentamente y con
Meditación decir palabras que en el oído
En el más delicado oído de la mente, repitan
Exactamente lo que quiere oír, en cuyo
Sonido, un invisible auditorio escucha
No la pieza, sino a sí mismo, expresada en una
Emoción como de dos personas, como de
Dos emociones convirtiéndose en una. El acto r es
Un autor metafísico en lo oscuro, tañendo
Un instrumento, tañendo tensas cuerdas que producen
Sonidos que atraviesan súbita equidad, que contienen
En su totalidad la mente, debajo de la cual no puede
Descender, fuera de la que no habrá de subir. Debe
Ser el encuentro de una satisfacción, y
Quizá de un hombre patinando, una mujer que baila, una
Mujer peinándose. El poema del acto de la mente.

EL POEMA QUE OCUPÓ EL LUGAR DE UNA MONTAÑA

Allí estaba, palabra tras palabra,


El poema que ocupó el lugar de una montaña.

Él aspiraba de su oxígeno,
Incluso cuando el libro yacía del revés sobre el polvo, en su mesa.

Le trajo a la memoria cómo necesitó


De algún lugar para seguir su rumbo,

Cómo llegó a recomponer los pinos,


A trasladar las rocas, abrir camino entre las nubes,

Para una perspectiva que sería perfecta,


Donde él se consumase en una inexplicable consunción:

La exacta roca en donde sus inexactitudes


Descubriesen, al fin, el panorama hacia el que había tendido,

Donde pudiese yacer y, contemplando el mar,


Reconocer su hogar, único y solitario.

EN EL ELEMENTO DE ANTAGONISMOS

Si es un mundo sin genios, está bien


Ideado. Aquí, entonces,
Nos preguntamos qué significa más, todos los genios
O un hombre que, para nosotros, sea más grande que ellos,

Montado en su caballo de oro, como una bestia evocada,


Milagrosa, con su penacho y su relincho?

Los pájaros gorjean pandemoniums en torno


A la idea del chevaliers de los c;hevaliers,

El bien-compuesto en su bruñida soledad,


La torre, el acento antiguo, la dimensión glacial.

Y, ¡ay! el poderoso coturno del viento del norte


Parece caer en un excesivo corredor.

HOMUNCULUS ET LA BELLE ÈTOILE

En el mar de Vizcaya se adorna


la joven esmeralda, estrella de la tarde,
buena luz para los ebrios, las viudas, los poetas
y las damas próximas a casarse.
Por esta luz los peces salobres
se arquean en el mar como ramas de árboles,
mezclando muchos rumbos
hacia arriba, hacia abajo.
Qué plácida resulta una existencia
en la que esta esmeralda encanta a los filósofos,
hasta que negligentemente se inclinan
a bañar sus corazones en una luna tardía.
Sabiendo que pueden traer de vuelta el pensamiento
en la noche que ha de ser aún silenciosa,
reflejando esto o aquello,
antes del sueño.
Aun mejor será si, como escolares,
ellos piensan fuertemente en los puños oscuros
de capas voluminosas,
y se afeitan el cuerpo y la cabeza.
Puede bien ser que sus amantes
no sean flacos fantasmas huidizos.
Pueden después de todo ser frívolas,
fecundas,
exuberantemente bellas, ansiosas,
desde cuyo estar bajo las estrellas, en la margen del mar,
el íntimo bien de sus búsquedas
se vuelque en las más simples frases.
Es una buena luz, entonces,
para aquellos que conocen el Platón último,
tranquilizando con esta joya
los tormentos de la confusión.
LA MUJER AL SOL

Ocurre solamente que el movimiento y el calor


Son como el calor y el movimiento de una mujer.

No es que exista ninguna imagen en el aire


Ni el principio o el fin de una forma:

Hay un vacío. Pero la mujer en un oro sin hebras


Nos quema con los cepillados de su traje

Y una disociada abundancia de ser,


Más categórica por lo que ella es-

Porque está desencarnada


Llevando los olores de los campos de estío,

Confesando el taciturno y aun así indiferente,


Invisiblemente claro, único amor.

MAÑANA DE DOMINGO

I. El placer de ir en bata, ya muy entrado el día,


El café y las naranjas, en una silla al sol,
La verde libertad del papagayo
Sobre un tapiz se funden para disipar
El sagrado silencio de un sacrificio antiguo.
Ella sueña un instante y siente
La oscura intromisión de esa vieja catástrofe
Como la calma se oscurece en las luces acuáticas.
Naranjas acres, y las brillantes alas
Verdes parecen cosas que en un cortejo fúnebre
Cruzan serpenteando un agua ancha, sin sonido.
El día es como un agua ancha, sin sonido,
Silenciado por el paso de sus pies soñadores
Por encima de océanos, hacia la silenciosa Palestina,
Dominio de la sangre y el sepulcro.

II. ¿Y por qué dar su tesoro a los muertos?


¿Qué es la divinidad si sólo acude
En sigilosas sombras y en el sueño?
¿No ha de hallar en el consuelo que da el sol, en los
Frutos acres, en las brillantes alas verdes,
U otro bálsamo o belleza terrena
Cosas que amar, como se ama el pensamiento
De los cielos? El dios debe habitar dentro de ella:
Pasiones de lluvia, o el ansia en la nieve que cae;
Dolores de soledad o un fervor insumiso
Cuando el bosque florece: algunas borrascosas emociones
Por húmedas carreteras en las noches de otoño;
Todo, placeres, penas, recordando
Las ramas del estío, los ramajes de invierno.
Éstas son las medidas de su alma.

III. Entre las nubes Júpiter fue a nacer, inhumano.


No amamantado por ninguna madre, ninguna tierra dulce
Dio porte distinguido a su mítica mente.
Anduvo entre nosotros como
Un rey magnífico y gruñón en medio de sus súbditos,
Hasta que nuestra sangre virginal, mezclada con el cielo
Satisfizo el deseo de tal modo que los súbditos mismos
Quisieron percibirle en una estrella.
¿Irá al fracaso nuestra sangre? ¿O se convertirá
En la sangre, tal vez, del paraíso? ¿Semejará la tierra
Todo lo que del paraíso hemos de conocer?
El firmamento será entonces más amistoso de lo que es ahora,
Una parte trabajo, otra parte, dolor,
y casi tan glorioso como un amor sin fin,
No este azul tan hostil e indiferente.

IV. Dice ella: "Me siento contenta cuando los pájaros al despertarse
y antes de alzar el vuelo, prueban la realidad
De neblinosos campos, con sus dulces preguntas;
Pero cuando se han ido y sus cálidos campos
Ya no regresan nunca, ¿dónde encontrar el paraíso?"
No existe guarida alguna para las profecías,
Ni la vieja quimera del sepulcro,
Tampoco el áureo subterráneo, ni melodiosa isla
En donde los espíritus vuelvan al hogar,
Ni visionario sur, ni sombría palmera que haya perdurado
Allá remota sobre alguna colina celestial
Lo que el verde de abril; o que perdure
Cuanto sus recuerdos de pájaros despiertos,
O su deseo de junio y del atardecer, anunciado
Por la consunción del vuelo de la golondrina.

V. Dice ella: "Sin embargo en la satisfacción aún siento


La falta de un deleite que jamás pereciese".
La muerte es madre de belleza; de ahí que sólo ella
Pueda hacer realizables nuestros sueños
y nuestros deseos, aunque nos esparza
Hojas de destrucción por los caminos,
El del negro dolor, los múltiples caminos
Donde tañía el triunfo sus metálicos sones
O el amor susurraba apenas de ternura,
Ella hace que el sauce tiemble al sol para aquellas muchachas
Que solían sentarse y, abandonadas, contemplar la hierba
Bajo sus pies. Induce a los muchachos
A amontonar las peras, las ciruelas maduras
Sobre una fuente descuidada. Las muchachas las prueban
y apasionadamente se dispersan sobre las hojas en desorden.
VI. ¿No habrá en el paraíso otro tipo de muerte?
¿No cae la fruta cuando madura, o cuelgan
Las ramas siempre grávidas en el cielo perfecto,
Inmutable, aunque tan parecido a nuestra tierra mortal,
Con ríos como los nuestros, siempre en busca de mares
Que nunca encuentran, de las mismas playas menguantes
Que nunca tocan con un dolor inexpresable?
¿Por qué plantar allí el peral, sobre aquellos ribazos,
O perfumar las playas con el aroma del ciruelo?
¡Ay, que luzcan allí nuestros colores,
La trama sedosa de nuestros atardeceres,
Y suenen las cuerdas de insípidos laúdes!...
La muerte es mística madre de belleza,
En cuyo seno ardiente inventamos
A nuestras madres terrenales, despiertas, esperando.

VII. Ágil y turbulento, un círculo de hombres


Cantará entre la orgía de una mañana de verano
Su borrascosa devoción al sol,
No como un dios, sino como podría ser un dios,
Desnudo entre ellos, como fuente salvaje.
Su canto habrá de ser canto de paraíso,
Salido de su sangre, de regreso al cielo;
y entrarán en su canto con cada una de las voces
El lago ventoso donde goza el señor,
Árboles como serafines y colinas con ecos
Que reverberan en coro hasta mucho después.
Ellos conocerán la amistad celestial
De los hombres que mueren y de la mañana de estío.
y el rocío sobre sus pies será el que muestre
De dónde vienen y hacia dónde van.

VIII. Ella escucha, sobre ese agua sin sonido,


Cómo grita una voz: "La tumba en Palestina
No es Pórtico de espíritus que se demoren.
Es tumba de Jesús, donde yació".
Vivimos en el viejo caos del sol,
O en la vieja dependencia del día y de la noche,
O en soledad de isla, libres y sin tutela
De esas anchas aguas de las que no podemos escapar.
Los ciervos recorren nuestros montes y la codorniz
Silba en torno a nosotros sus espontáneos gritos;
Dulces bayas maduran en el páramo,
Y en el cielo aislado, cuando cae la tarde,
Casuales bandadas de palomas describen
Equívocas ondulaciones, al hundirse en la sombra
Con las alas abiertas.

SEIS PAISAJES SIGNIFICATIVOS


I
Un hombre viejo está sentado
A la sombra de un pino
En China.
Ve una consólida,
Blanquiazul,
Al borde de la sombra,
Moverse con el viento.
Su barba ondea con el viento.
El pino ondea con el viento.
Así el agua fluye
Sobre la maleza.

II
La noche es del color
De un brazo de mujer:
Noche, la hembra,
Oscura
Fragante y flexible,
Se oculta.
Una charca brilla
Como un brazalete
Que se agita en la danza.

III
Me mido a mí mismo
En un árbol alto.
Descubro que yo soy mucho más alto,
Porque alcanzo directamente al sol,
Con mi ojo;
y alcanzo a la orilla del mar
Con mi oído.
Aún así, no me gusta
La forma en que las hormigas
Entran y salen de mi sombra.

IV
Cuando mi sueño estaba cerca de la luna
Los blancos pliegues de su falda
Se llenaron de luz amarilla.
Las plantas de sus pies
Enrojecieron.
Su cabellera se llenó
De azules cristalizaciones
Provenientes de estrellas
No lejanas.

V
Ni todas las cuchillas de los postes,
Ni los escoplos de las largas calles,
Ni los mazos de las cúpulas
Y altas torres
Pueden tallar
Lo que puede tallar una estrella
Cuando brilla a través de las hojas de parra.

VI
Los racionalistas, con sombreros cuadrados,
Piensan, en estancias cuadradas,
Mirando al suelo,
Mirando al techo.
Se limitan
A triángulos rectángulos.
Si intentasen romboides,
Conos, sinuosidades, elipses
-Como, por ejemplo, la elipse de la media luna-
Los racionalistas llevarían sombreros.

SOLILOQUIO FINAL DEL AMANTE INTERIOR

Luz, primera luz de la noche, como en un cuarto


En el que descansamos y, casi por nada, pensamos
Que el mundo imaginado es bien esencial.

Este es, por tanto, el más intenso rendez-vous.


Es en esta idea en la que nos recogemos,
Fuera de todas las indiferencias, en una sola cosa:

Dentro de una sola cosa, un solo chal


Que nos abriga bien, pues somos pobres, un calor,
Una luz, un poder, la milagrosa influencia.

Ahora, aquí, nos olvidamos el uno al otro y de nosotros.


Sentimos la oscuridad de un orden, una totalidad,
Un conocer, lo que arregló la cita,

Dentro de su vital circunscripción, en la mente.


Decimos: Dios y la imaginación son uno.
La candela más alta, que alta ilumina lo oscuro…

Y fuera de esta luz, de esta mente central,


Hacemos nuestra casa en el aire nocturno,
Donde estar los dos juntos es lo suficiente.

DEL MERO SER

La palmera al final de la mente,


pasado el último pensamiento, se eleva
en la decoración de bronce,

un pájaro de dorado plumaje


en la palmera canta, sin significado humano,
sin sentimiento humano, un extranjero son.
Sabes entonces que él no es la razón
que nos hace felices o infelices.
Canta el pájaro. Sus plumas brillan.

La palmera se alza al borde del espacio.


El viento pasa lento por las ramas.

El plumaje del pájaro, forjado a fuego, queda colgando.

EL VASO DE AGUA

Que el vaso en el calor se fundiría


Y que el agua en el frío se volvería hielo,
Demuestran que este objeto es tan sólo un estado,
Uno de muchos, entre dos polos.
También lo metafísico posee esos dos polos.

El vaso está en el centro. La luz


Es un león que ha bajado a beber. Allí,
Y en ese estado, el vaso es una charca.
Tiene rojos las garras y los ojos
Cuando la luz desciende a humedecer su quijada espumosa.

Y en el agua se mueve la cizaña arrancada.


Y allí y en otro estado –los reflejos,
La metaphysica, la zona plástica de los poemas,
Estallan en la mente. Pero, gordo Jocundo,
Que no te inquieta el vaso sino el centro.

En el centro de nuestras vidas, este tiempo y día,


Es un estado, primavera entre políticos
Que juegan a las cartas. En un pueblo de indígenas
Uno quisiera descansar. Entre perros y estiércol
Seguiría luchando con las propias ideas.

La casa estaba en silencio y el mundo en calma

La casa estaba en silencio y el mundo en calma.


El lector convirtióse en el libro; y la noche estival

Era como el ser consciente del libro.


La casa estaba en silencio y el mundo en calma.

Las palabras fueron dichas como si no hubiese libro,


fuera de que el lector inclinado sobre la página

deseaba inclinarse, deseaba ser


el erudito para el cual su libro es real, para el cual

la noche estival es como una perfección del pensamiento.


La casa estaba en silencio porque debía estarlo.
La quietud era parte del significado, parte de la mente:
el acceso a la perfección de la página.

Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo en calma,


donde no existe otro significado, él mismo

es calma, él mismo es verano y noche, él mismo


es el lector inclinándose hasta tarde y leyendo allí.

HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS

¿Qué seríamos nosotros sin el mito sexual,


el humano ensueño o el poema de la muerte?

Castrados en un amasijo hecho de luna. La vida consiste


en proposiciones acerca de la vida. El humano

ensueño es una soledad en la cual


componemos estas proposiciones, desgarrados por los sueños,

por los terribles sortilegios de las derrotas


y por el miedo a descubrir que derrotas y sueños son uno.

La raza entera es un poeta que escribe


las excéntricas proposiciones de su destino

CUATRO POEMAS DE WALLACE STEVENS


No es fácil leer, mucho menos traducir a Wallace Stevens (1879-1955). Harold Bloom lo
consideraba como la pieza fundamental de la poesía estadounidense del siglo XX, y a partir de
él construye una crítica de los autores modernos de ese país. Hay quien estará en desacuerdo
por muchas razones. A mí me gusta Stevens tanto como Merwin, Simic, Berryman, Anne
Carson o Sylvia Plath.Es innegable la fuerza poética de Stevens, su impresionante cadencia, la
gran profundidad de sus versos. La oscuridad y erudición de los temas, y la peculiar
musicalidad de su lenguaje hacen muy difícil la traducción. Así, mis dos poemas favoritos de
Stevens: “Notas a un oboe” y “Las auroras de otoño”, los considero intraducibles, al menos en
el sentido de que intentar traducirlos implica tasajear su ritmo y música. De los que seleccioné
para el Mexican Cultural Centre, no puedo hablar más que de aproximaciones. Los tres
primeros aparecen en The Collected Poems (Vintage Books, Nueva York, 1982), que es la
mejor recopilación de su obra. El último fue escrito en 1954, prácticamente en los últimos
meses de vida de Stevens, y apareció póstumo.En “Variaciones a un tema de Williams”, un
poeta discute con otro; casi podemos decir que Stevens le arrebata la palabra. De carreras
casi paralelas, Williams y Stevens estaban en constante pugna estética. Stevens toma el poema
de Williams y lo despoja de romanticismo para hacerle una crítica descarnada y altamente
estética.De “Credencias del verano”, un largo poema, escogí las tres primeras estrofas. No
pude dejar de pensar al leerlo y traducirlo en el Desayuno sobre la hierba de Manet. “Mundo
sin peculiaridad” pertenece al poemario Las auroras de otoño. Ahí vemos al Stevens más
maduro y a un hombre sabedor de la proximidad de su muerte. Stevens, muchas veces áspero,
pelea con su padre y su madre, que siente la inevitabilidad de su propio fin. La pobreza del
polvo, insiste el poeta; polvo en que se convertirá.Stevens encontraba paz y descanso en los
Cayos de la Florida. Esa fue, seguramente, la inspiración del último de estos poemas: Of Mere
Being, que me atrevo a traducir como “Apenas el ser”. Leo en este poema al Stevens
agonizante, quien se va despidiendo y del que apenas queda el lenguaje: ígneo y terrible.
Apunto al uso en mi traducción del término “ígneas” ante la virtual imposibilidad de traducir
el neologismo que inventa Stevens: “fire-fangled feathers”. Lo que importa para Stevens es
que el lenguaje sea la música, y ésta el vehículo de la imagen.

VARIACIONES A UN TEMA DE WILLIAMS

¡Es un extraño valor


el que me das, antigua estrella:

brillando sola en el alba


a la que no prestas nada!

I
Brilla sola, brilla al desnudo, brilla como el bronce
que no refleja mi faz ni ninguna otra parte
de mi ser, brilla como fuego, que nada refleja.

II
Nada prestes a ninguna humanidad
que te bañe en su propia luz.
No seas quimera de la mañana,
mitad hombre, mitad estrella.
No seas una inteligencia,
como el ave viuda
o un viejo caballo.

CREDENCIAS DEL VERANO

I
Ahora en mitad del verano con todos los tontos sacrificados
y las furias de la primavera consumidas y aún muy lejos
de las primeras inhalaciones del otoño, los polluelos
están en la hierba, las rosas cargadas con el peso
de su fragancia y la mente ha pospuesto sus tribulaciones.

Ahora la mente pospone sus tribulaciones y considera.


A esto llegan los sacudimientos de la memoria.
Hoy es el último día de un cierto año
más allá del cual nada queda del tiempo.
A esto llega, y a la vida imaginada.

Nada más fue inscrito ni pensado ni sentido


y esto debe reconfortar la corteza del corazón
contra falsos desastres —aquellos padres estacionarios,
aquellas madres que tocan, hablan, están cerca,
aquellos amantes que esperan sobre la seca, suave hierba.

MUNDO SIN PECULIARIDAD


Grande y fuerte es el día—
pero su padre era fuerte, aquél que yace ahora
en la pobreza del polvo.

Nada puede ser más discreto que la manera


en que la luna avanza hacia la noche.
Pero lo que fue su madre regresa y llora sobre su pecho.

La roja madurez de redondas hojas está cargada


de las especias del rojo verano.
Pero ella a quien él amó se enfría al menor de sus roces.

¿De qué sirve que la tierra esté justificada,


que esté completa, que sea un fin,
que en sí misma sea suficiente?

Es la tierra misma que es humanidad…


Él es el hijo inhumano y ella,
ella es la fatídica madre, a quien él no conoce.

Ella es el día, el paso de la luna


entre las jadeantes especias y, a veces,
él también es humano y la diferencia se esfuma.

Y la pobreza del polvo, esa cosa sobre su pecho,


esa detestable mujer, ese lugar sin sentido,
se vuelven un solo ser, firme y verdadero.

APENAS EL SER

La palmera al final de la mente,


más allá del último pensamiento, se yergue
en el broncíneo decorado.

Un ave de dorado plumaje


canta en la palmera, sin significado humano,
sin sentimiento humano, un canto foráneo.

Es ahí cuando sabes que no es la razón


la que nos hace felices o infelices.
El ave canta. Sus plumas brillan.

La palmera permanece al filo del espacio.


El viento se agita suavemente en el ramaje.
Penden las ígneas plumas del ave.

Poeta norteamericano nacido en Reading, Pennsylvania, en 1879.


Hijo de un prestigioso abogado, tuvo acceso a una esmerada educación en Reading Boys' High
School, en Harvard College, yposteriormente en New York LawSchool, donde se graduó como
abogado en 1903.Aunque algunos de sus mejores poemas están contenidos en "Harmonium"
1923, "Ideas de orden" 1935, "El hombre con la guitarra azul" 1937, y "Las auroras de
otoño" 1950, sólo fue reconocido internacionalmente cuando publicó los "Poemas completos"
en 1954.En 1946 fue aclamado por el Instituto Nacional de Artes y Letras. Entre los
galardones obtenidos merecen destacarse el Premio Bollingen 1950, y los premios Pulitzer y
National Book Award en 1955.Falleció, víctima de un cáncer en agosto de 1955.

DE LA SUPERFICIE DE LAS COSAS

I
EN mi cuarto, el mundo está más allá de mi comprensión;
Pero cuando camino veo que consiste en tres o cuatro colinas y una nube.

II
Leyendo donde he escrito
< La primavera es como una mujer desvistiéndose>

III
El árbol dorado es azul
El cantante se ha echado su capa a al cabeza.
La luna está en los pliegues de su capa.

EL EMPERADOR DE LOS HELADOS

LLAMA al que lía gruesos cigarrillos,


Al forzudo, y ofrécele batir
En tarros de cocina las concupiscentes cuajadas.
Deja que las sirvientas huelguen con los mismos vestidos.

Que suelen llevar, y deja que sus galanes


Lleven flores envueltas en periódicos del mes pasado.
Deja que ser rime con parecer.
El único emperador es el Emperador de los Helados.

Llévate algo del aparador


Donde faltan tres borlas de cristal, aquella sábana
Donde ella bordaba una vez fantasías
Extendiéndola luego para ocultar su cara.
Si sus callosos pies quedan fuera, llegan
A mostrar qué fría y muda está ella.
Deja fijar la lámpara a su viga
El único emperador es el Emperador de los Helados.

SOLDADO HAY UNA GUERRA

Soldado, hay una guerra entre la mente


y el cielo, entre el pensamiento y el día y la noche.
Por eso el poeta está siempre al sol,

remienda la luna en su habitación y la cose


a sus cadencias virgilianas, arriba abajo,
arriba abajo. Es una guerra que nunca acaba.

Sin embargo depende de la tuya. Las dos son una.


Son un plural, un derecha e izquierda, un par,
dos paralelas que se encuentran aunque sea solamente en

el encuentro de sus sombras o que se encuentran


en un libro en un cuartel, una carta de Malasia.
Pero tu guerra acaba. Y después regresas

con seis carnes y doce vinos o bien sin ellos


para andar por otra habitación... Monsieur y camarada,
el soldado es pobre sin los versos del poeta,

sus compendios insignificantes, los sonidos que se clavan,


inevitablemente modulantes, en la sangre.
Y guerra por guerra, tiene cada una su clase de valentía.

Qué sencillamente el héroe ficticio se vuelve el real;


qué alegremente con las palabras justas muere el soldado,
si ha de morir, o vive del sustento del habla fiel.

EL LECTOR

TODA la noche la pasé leyendo,


Sentado, leyendo en un libro
De páginas oscuras.

Era otoño y las estrellas caídas


Cubrían las formas encogidas
Inclinadas a la luz de la luna.

No había lámpara mientras leía,


Y una voz susurraba:
< Todo regresa al frío,

Incluso el almizcleño moscatel,


Los melones, las peras rojizas
Del jardín sin hojas.>

Las páginas oscuras no sufrieron huella


Excepto el trazo de estrellas ardientes
En el cielo helado.

LOS HOMBRES QUE CAEN

Para que el mundo duerma cantan Dios y los ángeles,


Ahora que la luna sale al calor

Y de nuevo os grillos chillan en la hierba, la luna


Arde sobre el espíritu en perdidos recuerdos.
Él yace, y ahora el viento nocturno sopla sobre él.
Crecen las campanas, No es sueño esto, Esto es deseo
Ah, sí, deseo... este apoyo en su cama,
Este apoyar los codos en su cama
Mirando , a medianoche, la almohada que es negra,
catastrófico cuarto... tras la desesperación,

como violento instinto, ¿ Qué es lo que desea?


Pero el hombre que piensa no puede saber esto.

Sino la misma vida, el cumplimiento del deseo,


Más que sudario, diciendo las palabras
De lo absoluto, lo incorpóreo, una cabeza
de labios gruesos por tumultos y gritos rebeldes,

La cabeza de uno de los hombres que caen, situada


En la almohada para reposar y hablar,

Hablar y decir las sílabas inmaculadas


Que dijo solamente por hacer lo que hizo.

Dios y todos los ángeles, esto era el deseo


De aquel cuya cabeza se borra, y por lo que murió.

Sabor de sangre en sus martirizados labios,


¡Oh pensionados, oh demagogos y pagadores!

Su fe era esta muerte, auque la muerte es piedra.


Este hombre amó la tierra, no el cielo, suficiente

Para morir. EL viento de la noche sopla sobre él, doblegó


Las palabras que son la voluble expresión de la vida.

SEIS PAISAJES DIFERENTES


I
UN viejo está sentado
A la sombra de un pino
En china
Contempla sus espuelas,
Blancas y azules,
Al borde de la sombra,
Movidas por el viento,
Su barba ondea al viento.
Así fluye el agua
Sobre la maleza.

II
La noche es del color
Del brazo de la mujer;
La noche, la hembra,
Oscura
Fragante y flexible,
Se esconde.
Un charco brilla
Como un brazalete
Agitado en una danza.

III
Me mido
Con un árbol alto.
Encuentro que soy mucho más alto,
Porque llego directamente al sol,
Con mi ojo;
Y alcanzo a la orilla del mar
Con mi oído.
Aun así, me disgusta
La forma en que se arrastraban las hormigas
Fuera y dentro de mi sombra.

IV
Cuando mi sueño estaba cerca de la luna,
Los blancos pliegues de su túnica
Se llenaron de luz amarilla.
Las plantas de sus pies
Enrojecieron.
Su pelo se llenó con ciertas azules cristalizaciones
De estrellas
No muy lejanas.

V
Ni todas las cuchillas de los postes,
Ni los cinceles de las largas calles,
Ni los mazos de las cúpulas
Y de las lastas torres
Pueden esculpir
Lo que puede esculpir una estrella
Brillando entre las hojas de una para.

VI
Los racionalistas, usando cuadrados sombreros,
Piensan, en cuadradas habitaciones,
Mirando al suelo
Mirando al techo
Se limitan
A triángulos rectángulos.
Si intentaran romboides,
Como conos, curvas, elipses-
Como por ejemplo , la elipse de medialuna-
Los racionalistas usarían sombreros.
EL HOMBRE DE LA GUITARRA AZUL (FRAGMENTO)
I
El hombre inclinado sobre su guitarra,
En pobre sastre. EL día era verde.

Dijeron >tienes una guitarra azul;


No tocas las cosas como son...>

EL hombre replicó Cambian en la guitarra azul...>

Y dijeron entonces Más allá de nosotros, que sea nosotros mismos,

Un aire en la guitarra azul


De las cosas exactamente como son..>

II
Llevar no puedo un mundo muy redondo
Aunque lo enmiendo como puedo.

Canto a la testa del héroe, bronce


Barbado y largo ojo, mas no al hombre,

Aunque le enmiendo como puedo


Y al hombre casi a su través alcanzo

Si cantar casi al hombre


Es evitar , con ello, las cosas como son,

Decid que es la serenata de un


Hombre que toca una guitarra azul.

III
Mover la daga en su corazón,

Extender su cerebro en la tabla


Y extraer los acres colores,

Clavetear su mente en la puerta,


Tocarlos, golpearlos, hacerlos realidad,

Golpearlos desde un salvaje azul


Rasgueando el metal de las cuerdas...

IV
¿Eso es la vida, pues, las cosas como son?
Es la guitarra escoge su camino

¿Un millón de personas en una


sola cuerda, y en ella todo su ademán,

y todo su ademán incierto y cierto


y todo su ademán, violento y delicado?

Los sentidos invocan loca y astutamente


Como un zumbar de insectos en el aire de otoño,

Y eso es la vida, pues, las cosas como son,


Este zumbar de la guitarra azul.

V
No nos hables de la grandeza de la poesía.
De antorchas alumbrando el subterráneo,

De las estructura de las bóvedas en un punto de luz.


En nuestro sol no hay sombras,

El día es deseo y la noche es sueño.


En ningún lado hay sombras

En nosotros la tierra es lisa y simple.


No hay sombras . La poesía,
Excediendo la música , tomará su lugar,
Su vacío firmamento y sus himnos,

Son poesía nosotros su lugar tomaremos,


Y aún con el rasgueo de tu guitarra

LA CASA ESTABA EN SILENCIO Y EL MUNDO EN CALMA

La casa estaba en silencio y el mundo en calma.


El lector convirtióse en el libro; y la noche estival

Era como el ser consciente del libro.


La casa estaba en silencio y el mundo en calma.

Las palabras fueron dichas como si no hubiese libro,


fuera de que el lector inclinado sobre la página

deseaba inclinarse, deseaba ser


el erudito para el cual su libro es real, para el cual

la noche estival es como una perfección del pensamiento.


La casa estaba en silencio porque debía estarlo.

La quietud era parte del significado, parte de la mente:


el acceso a la perfección de la página.

Y el mundo estaba en calma. La verdad en un mundo en calma,


donde no existe otro significado, él mismo

es calma, él mismo es verano y noche, él mismo


es el lector inclinándose hasta tarde y leyendo allí.
HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS

¿Qué seríamos nosotros sin el mito sexual,


el humano ensueño o el poema de la muerte?

Castrados en un amasijo hecho de luna. La vida consiste


en proposiciones acerca de la vida. El humano

ensueño es una soledad en la cual


componemos estas proposiciones, desgarrados por los sueños,

por los terribles sortilegios de las derrotas


y por el miedo a descubrir que derrotas y sueños son uno.

La raza entera es un poeta que escribe


las excéntricas proposiciones de su destino.

EL VASO DE AGUA
Que el vaso en el calor se fundiría
Y que el agua en el frío se volvería hielo,
Demuestran que este objeto es tan sólo un estado,
Uno de muchos, entre dos polos.
También lo metafísico posee esos dos polos.

El vaso está en el centro. La luz


Es un león que ha bajado a beber. Allí,
Y en ese estado, el vaso es una charca.
Tiene rojos las garras y los ojos
Cuando la luz desciende a humedecer su quijada espumosa.

Y en el agua se mueve la cizaña arrancada.


Y allí y en otro estado –los reflejos,
La metaphysica, la zona plástica de los poemas,
Estallan en la mente. Pero, gordo Jocundo,
Que no te inquieta el vaso sino el centro.

En el centro de nuestras vidas, este tiempo y día,


Es un estado, primavera entre políticos
Que juegan a las cartas. En un pueblo de indígenas
Uno quisiera descansar. Entre perros y estiércol
Seguiría luchando con las propias ideas.

LA POESÍA ES UNA FUERZA DESTRUCTIVA

La desgracia es
no tener en verdad nada.
Es tener o nada.
Es algo para tener,
un león, un buey en su pecho,
sentirla respirar allí.

El corazón, perro fornido,


buey joven, oso patizambo,
prueba la sangre de ellos, no la escupe.

Es como un hombre
en el cuerpo de una bestia violenta.
Sus músculos son los de él…

El león duerme al sol.


Su hocico sobre sus garras.
Puede matar a un hombre.

ADAGIA(FRAGMENTOS)

Los autores son actores, los libros son teatros.

Después de que se ha abandonado la creencia en Dios, la poesía es esa esencia que toma su
lugar como la redención de la vida.
Un tema grandioso no garantiza un efecto grandioso, sino, muy probablemente, lo opuesto.
La poesía y la materia poética son términos intercambiables.
Un nuevo significado es el equivalente de una nueva palabra.
Lo real sólo es la base, pero es la base.
Al menos en poesía, la imaginación no debe desligarse de la realidad.
Es la creencia y no el dios lo que cuenta.
Un viaje en el espacio es igual a un viaje en el tiempo.
La poesía incrementa el sentimiento de la realidad.
El poeta es el intermediario entre la gente y el mundo en que vive así como entre la gente
entre sí; pero no entre la gente y algún otro mundo.
El propósito de la poesía es hacer que la vida sea completa en sí misma.
La creencia superior es la de creer en una ficción sabiendo que es ficción, por no haber nada
más. La verdad exquisita es saber que se trata de una ficción y que uno cree voluntariamente
en ella.
En presencia de una extraordinaria realidad, la conciencia toma el lugar de la imaginación.
El poema es naturaleza creada por el poeta.
El poeta es el sacerdote de lo invisible.
La metáfora crea una nueva realidad desde la cual el original parece irreal.
Los ojos ven menos de lo que la lengua dice. La lengua dice menos de lo que la mente piensa.
El poeta es un dios, o el joven poeta es un dios. El viejo poeta es un vagabundo.
No se puede perder el tiempo en ser moderno cuando hay tantas cosas importantes que ser.
El mundo del poeta depende del mundo que ha contemplado.
La imaginación aplicada a la totalidad del mundo es insípida en comparación con la
imaginación aplicada al detalle.
Un poema no necesita tener un significado y, como muchas de las cosas de la naturaleza, a
menudo no lo tiene.
La poesía descubre la relación de los hombres con los hechos.

ANÉCDOTA DE HOMBRES POR MILLARES


El alma, dijo, está compuesta
del mundo exterior.
Hay hombres del Este, dijo,
que son el Este.
Hay hombres de una provincia
que son esa provincia.
Hay hombres de un valle
que son ese valle.

Hay hombres cuyas palabras


son como los sonidos naturales
de sus lugares,
como la cháchara de los tucanes
en el lugar de los tucanes.

La mandolina es el instrumento
de un lugar.

¿Hay mandolinas en las montañas occidentales?


¿Hay mandolinas en el claro de luna septentrional?

El vestido de una mujer de Lhassa,


en su lugar,
es un invisible elemento de ese lugar
hecho visible.

DEPRESIÓN PRIMAVERAL

Canta el gallo,
y la reina no despierta.

El pelo de mi rubia
reluce al sol,
como la baba del rumiante
flotando en el viento.

Oh, oh
el kikirikí
no obtiene el eco
del cocorocó.

La reina de verde brillante


vestida,
decide no hacer su aparición.

DE LA SIMPLE EXISTENCIA

La palmera al final de la mente


detrás del último pensamiento, crece,
en la distancia de oros brillantes,
un pájaro de plumas de oro
canta en la palmera, sin significado humano,
sin sentimiento humano, una canción extranjera;

entonces comprenderás que no es la razón


la que nos asiste en la felicidad o tristeza de los días.
El pájaro canta, sus plumas resplandecen.

La palmera se yergue al borde del vacío.


El viento baila en sus ramas,
las doradas plumas del pájaro caen lentamente,
suspendidas en el aire.

OTOÑO INMORTAL

Recito este poema con voz grave y monótona


en alabanza del otoño, del lejano y sinuoso otoño
alabo los campos sin flores alabo las nubes, las altas
/ramas silenciosas
donde el viento arranca sonidos, músicas sombrías.

Alabo el otoño ésta es la estación del hombre,


ahora el extraño sol no se entromete en nuestra tierra
no vigoriza el verde ni deshiela el suelo escarchado
y el invierno todavía no agobia con su silencio las ramas del pino.

En el otoño compartimos los días con los negros cuervos


el extendido mundo del año susurrante se ha marchado
hay más espacio para vivir el una vez secreto amanecer
llega la tarde con la luz del día y la oscuridad camina indefensa.

Entre el bravo y turbulento arder de las hojas


y el invierno que cubre nuestros corazones con su nieve pesada
estamos solos y no hallarás las nubes nocturnas
la luna las estrellas mansas giran alrededor de nuestros hogares.
Ésta es la estación humana en el aire estéril
las palabras pueden transportar el aliento y el sonido se arrastra
y continúa resonando
oímos el grito de un hombre muerto
desde un otoño que se ha ido hace mucho tiempo.

Te llamo y mi súplica se extiende mucho más allá de este aire amargo.

LA MUERTE DE UN SOLDADO

La vida se contrae,
al igual que en el otoño, se espera la muerte.
El soldado cae.

Y... no ha de ser, personaje del momento,


alimento de las comadres,
que reclaman para su memoria, pompa y homenaje.

La muerte es absoluta, desconoce ceremonias,


como en el otoño,
cuando el viento calla.

Sobre los cielos se detienen los vientos,


a pesar de todo,
las nubes siguen su camino.

EL SOL EN MARZO

El brillo extraordinario de este sol señala


la intensa oscuridad que me penetra.

Nuevamente ilumina las cosas que se embellecían


en el azul más extenso, y eran parte

de un espíritu que se transformaba en ser anterior;


también regresa desde el aire del invierno,

como una alucinación que deslumbra


la visión del ojo. Nuestro elemento;

el frío, allí estamos a gusto, el aire invernal


trae voces de leones que caen.

¡ Oh! rabino, guarda mi alma


y sé el sabio de esta confundida naturaleza.

METAMORFOSIS

Amarillito, amariiiilliiito,
Amariiiilliiiiiiiiito,
viejo gusano hermosas curvas
sep....tiem.......bre
en el viento.

El verano muere,
los pájaros han volado.
Oh, por favor recrea
oc... octu....octubre.

Las hojas descorteses caen,


la lluvia cae, el cielo cae,
se recuesta con los gusanos.

Los faroles de la calle


son aquellos que han sido colgados
balanceándose sin lógica
de aquí para allá
del cero al infinito, de la nada al limbo.

MAÑANA DE DOMINGO

I
Complacencias del batón, y tardío
Café y naranjas en una silla al sol,
Y la verde libertad de un papagayo,
Se mezclan en una alfombra para disipar
El sagrado silencio de los sacrificios antiguos.
Ella sueña un poco, y siente la oscura
Invasión de esa vieja catástrofe,
Como se oscurece una bonanza entre las luces del agua.
Las vívidas naranjas y las brillantes alas verdes
Parecen cosas en alguna procesión de los muertos,
Serpenteando por las anchurosas aguas, sin ruido,
El día es como un agua anchurosa, sin ruido,
Aquietado para que pasen sus pies que sueñan
Sobre los mares, hacia una silenciosa Palestina,
Dominio de la sangre y del sepulcro.

II
¿Por qué dará su dádiva a los muertos?
¿Qué es la divinidad si sólo llega
En silenciosas sombras y en sueño?
¿No encontrará en consuelos del sol,
En fruta vívida y en las brillantes alas verdes, o sino
En los bálsamos y bellezas de la tierra,
Cosas dignas de amor, como la imagen del cielo?
La divinidad tiene que vivir en ella misma:
Lamentos en la soledad, o indómitos
Entusiasmos cuando la selva florece; huracanadas
Emociones en caminos mojados por las noches de otoño;
Todos los placeres y todas las penas, recordando
La rama del verano y la rama invernal.
Tales son las medidas de su alma
III
Zeus tuvo en las nubes nacimiento inhumano.
Ninguna madre lo amamantó, ningún dulce país
Dio amplios ademanes a su mítica mente.
Anduvo entre nosotros, como un rey que murmura,
Magnífico, andaría entre sus corzas,
Hasta que nuestra sangre, conjugándose, virginal,
Con el cielo, trajo tal recompensa al deseo que
Hasta las corzas lo divisaron en una estrella.
¿Fracasará nuestra sangre? ¿Llegará a ser
La sangre del Paraíso? ¿Y se parecerá
Toda la tierra que conocemos al Paraíso?
El cielo entonces será más amistoso que ahora,
Participará en el trabajo y participará en el dolor,
Y próximo en la gloria al amor que perdura,
Y no este azul indiferente, que aleja.

IV
Ella dice: “Estoy contenta cuando los pájaros
Antes de volar, prueban la realidad
De los nublados campos con sus dulces preguntas;
Pero cuando los pájaros se han ido, y sus calientes campos
Ya no vuelven, ¿dónde está el Paraíso?”.
No hay morada para la profecía,
Ni antiguas quimeras del sepulcro,
Ni el áureo subterráneo, ni isla
Melodiosa, donde regresan los espíritus,
Ni un visionario sur, ni nebulosa palmera
Remota en una colina del cielo, que ha perdurado
Como perdura el verde de abril; o perdurará
Como su memoria de pájaros despiertos;
O su anhelo de junio y de la tarde, tocado
Por el agotamiento de las alas de la golondrina.

V
Ella dice: “Pero aun siento en el consuelo
La necesidad de una imperecedera ventura”.
La muerte es madre de la belleza; sólo de ella
Vendrá el cumplimiento de nuestros sueños
Y de nuestros deseos. Aunque desparrama las hojas
Del seguro olvido en nuestros senderos,
El sendero que la pena enferma tomó, los muchos senderos
Donde retumbó la crasa fanfarria del triunfo, o donde el amor
Movido por ternura susurró algo,
Hace que el sauce se estremezca en el sol
Para muchachas que solían sentarse y mirar
La hierba, abandonada a sus pies.
Hace que los muchachos apilen nuevas ciruelas y peras
En desdeñadas fuentes. Las muchachas prueban
Y apasionadamente se extravían en las hojas acumuladas.

VI
¿No habrá cambio de muerte en el Paraíso?
¿No cae jamás la fruta madura? ¿Cuelgan las ramas
Grávidas siempre contra el cielo perfecto,
Inmutable, pero tan parecido a nuestra tierra mortal,
Con ríos como los nuestros que buscan mares
Que nunca encuentran, las mismas playas que se alejan
Y que nunca se tocan, con inarticulado dolor?
¿A qué poner el fruto en estas márgenes
O embalsamar las costas con la flor?
Ay de nosotros, que allí usen nuestros colores,
Los tejidos de seda de nuestras tardes,
Y pulsen las cuerdas de nuestros insípidos laúdes.
La muerte es la madre de la belleza, mística,
En cuyo ardiente pecho imaginamos
Nuestras madres terrestres, esperando, insomnes.
VII
Ágil y turbulento, un círculo de hombres
Cantará, orgiástico, en una mañana de verano
Su estentórea devoción al sol,
No como un dios, sino como un dios podría estar
Desnudo entre ellos, como un manantial salvaje.
Su canto será un canto de Paraíso,
Salido de su sangre, volviendo al cielo;
Y en su canto entrarán, voz por voz,
El tempestuoso lago en el que su señor se deleita,
Los árboles como serafines y las retumbantes colinas
Que prolongan el coro mucho después,
Conocerán muy bien la celestial camaradería
De los hombres que mueren y de la mañana estival.
Y el rocío sobre sus pies manifestará
De dónde han venido y adónde van.

VIII
Ella escucha, sobre el agua silenciosa
Una voz que grita: “La sepultura de Palestina
No es el pórtico de los espíritus que se demoran.
Es la tumba de Jesús, donde yació”.
Vivimos en un viejo caos del sol,
O en una vieja dependencia del día y de la noche,
O en la soledad de una isla, sin tutela, libres,
De esa anchurosa agua, inescapable.
Recorren los ciervos nuestras montañas, y las codornices
Silban en torno a sus espontáneos gritos;
Las dulces frutillas maduran en la soledad;
Y, en el aislamiento del cielo,
Al atardecer, bandadas casuales de palomas trazan
Ambiguas ondulaciones cuando descienden
Hacia la oscuridad, con extendidas alas.

Wallace Stevens nació en 1879 en Reading, Pennsylvania, EEUU. Estudió leyes en la


universidad de Harvard, luego de obtener su título de abogado trabajó hasta su muerte en
1955 para una compañía de seguros en Connecticut.
Sus primeros poemas fueron publicados en la revista Poetry y en 1923 dio a conocer un
volumen de poemas, Harmonio, que incluyó el poema Trece maneras de observar a un mirlo.
Posteriormente publicaría, entre otros libros, Ideas de orden (1935) ; El hombre con la
guitarra azul y otros poemas (1937); Las auroras del otoño (1950) y en 1954 se editó su Obra
reunida.En la actualidad sus meditaciones sobre el orden, la imaginación, la realidad y el arte;
siempre enigmáticas, elegantes y conceptuales gozan de gran prestigio en la tradición poética
norteamericana. (De “Poesía Norteamericana”, libro que integra fascículos de una colección
que dirigió Jorge Lafforgue, Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1990. Wallace
Stevens nació en 1879 en Reading, Pensilvania, y murió en Hartford, Connecticut, en 1955.
Enrolado en el modernismo anglosajón, obtuvo el premio Pulitzer de Literatura. Escribió
también en prosa, aunque mantuvo a la vez su actividad de abogado. En poesía publicó su
primer libro en 1923, “Harmonium”, seguido entre otros por “Parts of a World”, y
“Transport tu Summer”. En 1957 se publicaron poemas inéditos, dos años después de su
fallecimiento. En 1997 apareció su obra completa en poesía y prosa. En el estudio
introductorio del libro citado, el poeta argentino Daniel Chirom escribió que la obra de
Stevens “se constituye en una de las que más lúcidamente se ha interrogado sobre el ser de la
poesía y cuál es su función”. Él fue, agrega, “un convencido militante de la poesía y pensaba
que, de alguna forma, ella podía ocupar el lugar de la creencia en Dios en el sentido de mito
que nos cree y refleje. Su esfuerzo fue titánico y basado en la firme convicción de la
potencialidad creativa del hombre”).
Los tres poemas aquí seleccionados pertenecen a su libro “La Roca”, traducido por Daniel
Aguirre (Editorial Lumen, España, 2008)

EL SENTIDO CLARO DE LAS COSAS

Tras la caída de las hojas, volvemos


a un sentido claro de las cosas. Es como si
hubiéramos llegado a un fin de la imaginación,
inanimado en un savoir inerte.

Se hace difícil hasta elegir adjetivo


para este simple frío, esta tristeza sin motivo.
Se ha convertido la gran estructura en una casa menor.
Ningún turbante pasa por los suelos disminuidos.

Nunca al invernadero le había hecho tanta falta pintura.


La chimenea tiene cincuenta años y se inclina hacia un lado.
Ha fracasado un esfuerzo fantástico, una repetición
en una repetitividad de hombres y moscas.

Sin embargo, la ausencia de la imaginación tenía


también que ser imaginada. La gran laguna,
la claridad de su sentido, sin reflejos, hojas,
barro, agua como cristal sucio, expresando silencio

de algún tipo, silencio de una rata que se ha asomado a ver,


la gran laguna y el desperdicio de sus lirios,
todo esto tenía que ser imaginado como un saber inevitable,
requerido, como requiere una necesidad.

EL POEMA QUE OCUPABA EL LUGAR DE UNA MONTAÑA

Allí estaba, palabra por palabra,


el poema que ocupaba el lugar de una montaña.

Él respiraba su oxígeno,
aun cuando el libro estaba vuelto sobre el polvo de su mesa.

Le recordaba cuánto había necesitado


un lugar al que ir por su propio camino,
cómo había vuelto a componer los pinos,
apartado las rocas y andado con cuidado entre las nubes,

hasta hallar la atalaya que fuera la adecuada,


donde estuviera él completo en un inexplicado completarse:

la roca exacta donde sus inexactitudes


descubrieran, por fin, la vista hacia la cual habían avanzado,

donde pudiera echarse y, fijando los ojos en el mar,


reconocer su única y solitaria casa.

UNA CALLADA VIDA NORMAL

Su sitio, sentado y pensando como estaba, en nada


estaba que él construyera, tan frágil,
tan poco iluminado, tan cubierto de sombra y nada,

como, por ejemplo, un mundo en que, como la nieve,


se volviera un habitante, obediente
a ideas nobles por parte del frío.

Estaba aquí. Este era el entorno y la época


del año. Aquí, en su casa y en su cuarto,
en su silla, el más tranquilo pensamiento culminaba

consumido, y el corazón más viejo y más cálido lo cortaban


ideas nobles por parte de la noche:
tarde y a solas, por encima de los acordes de los grillos,

balbuceando, cada uno, la unicidad de su sonido.


Furia no había en transcendentes formas.
Pero su vela verdadera llameaba con artificio.

DE LA POESÍA MODERNA

El poema de la mente en el acto de hallar


lo que haga falta. No siempre había tenido
algo que hallar: la escena estaba ya dispuesta; repetía
lo que decía el libreto.
Después cambiaron el teatro
por alguna otra cosa, y su pasado se volvió un souvenir.
Debe ser algo vivo, aprender cómo se habla en el lugar.
Debe pararse frente a los hombres de la época,
y conocer a las mujeres de la época. Debe ocuparse de la guerra
y debe hallar lo que haga falta. Debe
construir un escenario nuevo. Debe subir
a ese escenario, y como un actor insaciable, despacio y
meditadamente, debe decir palabras que, al oído,
al delicado oído de la mente, repitan
exactamente lo que éste quiera oír, a oídas
de lo cual, un público invisible, oiga ya no la obra
sino su propia voz, manifestada
en la emoción como de dos personas, como dos emociones
que se funden en una. El actor es
un metafísico en la oscuridad, que tañe
un instrumento, que rasguea una cuerda que
resuena al ser atravesada por súbitos aciertos,
que contiene a la mente por completo, debajo de la cual no puede rebajarse.
Más allá de la cual no tiene voluntad de alzarse.
Debe ser el hallazgo de una satisfacción, y puede
hablar de un hombre patinando, de una mujer bailando, de una mujer
peinándose. El poema del acto de la mente.

EL CONEJO COMO REY DE LOS FANTASMAS

Lo difícil de pensar al final del día,


cuando la sombra sin forma cubre al sol
y nada queda, excepto luz en tu pelaje-

ahí estaba el gato, salpicando su leche todo el día


gato gordo, lengua roja, mente verde, leche blanca
y Agosto el más pacífico mes.

Ser, en el pasto, en el momento más tranquilo,


sin ese monumento de gato,
el gato olvidado en la luna;

y sentir que la luz es una luz-conejo,


en la cual todo se ha hecho para ti
y nada necesita explicarse;

entonces no hay nada que pensar. Viene por sí mismo;


y el este apresura al oeste y el oeste se viene abajo,
no importa. El pasto está lleno

y está lleno de ti mismo. Los árboles a tu alrededor son para ti,


y toda la extensión de la noche es para ti,
un yo que alcanza todos los bordes,
Te has convertido en un yo que llena las cuatro esquinas de la noche.
El gato rojo se oculta en la luz-pelaje
Y ahí estás tú encorvándote hacia lo alto, encorvándote hacia arriba,

te encorvas más alto, más alto, negro como piedra-


te sientas con tu cabeza como esculpida en el espacio
y el pequeño gato verde es un insecto en el pasto.

UNA POSTAL DESDE EL VOLCÁN

Los niños que recogen nuestros huesos


nunca sabrán que éstos fueron una vez
tan rápidos como los zorros en el monte;
Y que en otoño, cuando las uvas
hacen al aire agrio más agrio con su olor,
ellos tenían un ser, un aliento congelado;

Y nunca han de adivinar que con nuestros huesos


dejamos mucho más, dejamos la todavía
apariencia de las cosas y dejamos los sentimientos

hacia lo que vimos. Las nubes de la primavera vuelan


sobre la mansión cerrada,
más allá de nuestra cerca y del cielo airoso

plañe una docta desesperanza.


Conocimos por mucho tiempo la apariencia de la mansión
y lo que dijimos sobre ella se ha convertido

en parte de lo que ahora es… Niños,


que todavía tejen guirnaldas como aureolas
hablarán nuestro lenguaje sin saberlo,

dirán de la mansión que parece


como si el que vivió ahí hubiera dejado
un espíritu atormentado en las paredes vacías,

una casa sucia en un mundo sin entrañas,


un jirón de sombras que despunta en blanco,
manchado con el oro del opulento sol.

DOMINGO A LA MAÑANA
I
El placer de estar en bata, y a una hora tardía el café y naranjas en una silla al sol, y la verde
libertad de un papagayo, sobre un tapiz fúndense para disipar el sagrado silencio del antiguo
sacrificio. Ella sueña un poco, y siente la oscura intromisión de esa vieja catástrofe, como
entre las luces del agua se ensombrece una calma. Las acres naranjas y las brillantes, verdes
alas, parten de un fúnebre cortejo, serpenteando a través del agua, sin ruido. El día es cual
anchurosa agua sin ruido, aquietado por el paso de ella con sus pies soñadores sobre los
mares, hacia la callada Palestina, reino de la sangre y del crepúsculo.
II
¿Por qué habría de dar su dádiva a los muertos? ¿Qué es la divinidad si solamente puede
llegar en sigilosas sombras y en sueños? ¿No encontrará en los consuelos del sol, en la fruta
acre y en las brillantes verdes alas, o en cualquier otro bálsamo o belleza de la tierra, cosas
que amar tanto como el pensamiento del cielo? La divinidad debe vivir dentro de ella:
pasiones de la lluvia, o estados de ánimo con el caer de la nieve, lamentos en soledad, o
insumisos entusiasmos cuando la selva florece, borrascosas emociones por caminos mojados
en noches de otoño; todos los goces y todas las penas, recordando la verde rama del verano y
el ramaje invernal. Tales son las medidas consagradas a su alma.

III
En las nubes tuvo Júpiter su inhumano nacimiento. Ninguna madre lo amamantó, ninguna
dulce tierra dio majestad a su mítica mente. Pasó entre nosotros como un gruñón y magnífico
rey pasaría entre sus siervos, hasta que nuestra sangre, mezclándose, virginal, con el cielo,
trajo al deseo recompensa tal que hasta los siervos lo reconocieron en una estrella. ¿Fracasará
nuestra sangre? ¿O tornaráse sangre del paraíso? ¿Y la tierra semejará al paraíso que
conocemos? El cielo será entonces más amistoso que ahora, una parte de esfuerzo y una parte
de dolor, y cercano en la gloria al amor perdurable, no este divisorio e indiferente azul.

IV
Ella dice: “Me gusta cuando los pájaros, al despertar, antes de volar prueban con sus dulces
preguntas la realidad de los brumosos campos; pero cuando los pájaros se han ido y sus tibios
campos no vuelven más, ¿dónde está, entonces, el paraíso? No ronda ninguna profecía, ni
quimera alguna de la tumba, ni el dorado subterráneo, ni isla melodiosa donde los espíritus
retornan a su hogar, ni visionario sur, ni nebulosa palmera remota sobre la colina celestial,
que haya perdurado como perdura el verde de abril, o que perdure como el recuerdo de los
pájaros despiertos, o su ansia de junio y del atardecer, tocada por el extenuarse de las alas de
la golondrina.

V
Ella dice: “pero en la satisfacción siento aún la necesidad de una dicha imperecedera”. La
muerte es la madre de la belleza; por eso sólo de ella vendrá el cumplimiento de nuestros
sueños y nuestros deseos. Aunque ella esparce por nuestros senderos las hojas de la
destrucción, el sendero que tomó la doliente pena, los muchos senderos por donde el triunfo
hizo sonar su fanfarria descarada, o donde el amor impulsado por la ternura algo susurró.
Ella hace que el sauce tiemble al sol para las doncellas que solían sentarse y contemplar los
prados, abandonados a sus pies. Ella induce a los muchachos a amontonar más ciruelas y
peras en desdeñadas bandejas. Las doncellas prueban y se extravían apasionadamente por las
desordenadas hojas.

VI
¿No habrá en el paraíso otra muerte? ¿No cae jamás el fruto maduro? ¿O las ramas cuelgan
siempre henchidas bajo ese cielo perfecto, inmutable y sin embargo tan similar a nuestra
perecedera tierra con ríos como los nuestros, siempre en busca de inencontrables mares, y
playas que se alejan y que nunca tocan con articulado dolor? ¿Por qué plantar el peral en las
márgenes de esos ríos, o perfumar las playas con el aroma del ciruelo? ¡Ay, que luzcan allí
nuestros colores, la sedosa trama de nuestras tardes, y hagan vibrar las cuerdas de nuestros
insípidos laúdes! La muerte es la madre de la belleza, mística, y en su ardiente regazo
entrevemos a nuestras madres terrestres que esperan, insomnes.

ESTA SOLEDAD EN LAS CATARATAS

Nunca sintió dos veces lo mismo respecto del salpicado río, que seguía fluyendo y nunca dos
veces el mismo, fluyendo a través de muchos lugares, y como inmóvil en uno, fijo como un
lago donde se agitan los patos silvestres, rizando sus usuales reflejos, pensados Monadnocks.*
Parecía ser un apóstrofe que no fue dicho. Quiso que el río siguiese fluyendo de la misma
manera, que siguiese fluyendo. Quiso caminar a su lado, bajo los sicómoros, debajo de una
luna rápidamente enclavada. Quiso que su corazón dejara de latir, que su mente descansara
en una permanente comprensión, sin patos silvestres o montañas que no eran montañas, sólo
por saber cómo sería, sin las oscilaciones del paso planetario, respirando su aliento broncíneo
en el azulado centro del tiempo.
*Monadnocks es el nombre de una línea de montañas, y se usa ese término en geología para
indicar restos de antiguas zonas altas que se alza sobre un llano como una aislada masa rocosa.
(N. del T.)
LA POESÍA ES UNA FUERZA DESTRUCTIVA
La desgracia es no tener en verdad nada. Es tener o nada. Es algo para tener, un león, un
buey en su pecho, sentirla respirar allí. El corazón, perro fornido, buey joven, oso patizambo,
prueba la sangre de ellos, no la escupe. Es como un hombre en el cuerpo de una bestia
violenta. Sus músculos son los de él…

El león duerme al sol. Su hocico sobre sus garras. Puede matar a un hombre.

ADAGIA (fragmentos)
El poeta fabrica vestidos de seda con gusanos. Los autores son actores, los libros son teatros.
Después que se ha abandonado la creencia en Dios, la poesía es esa esencia que toma su lugar
como la redención de la vida. La exactitud de la observación es el equivalente de la exactitud
del pensamiento. La relación del arte con la vida es de primera importancia, especialmente en
una época escéptica, puesto que, en ausencia de la creencia en Dios, la mente se vuelve sobre
sus propias creaciones y las examina, no sólo desde el punto de vista estético, sino por lo que
ella revelan, por lo que validan o invalidan, por el apoyo que dan. Un tema grandioso no
garantiza un efecto grandioso, sino, muy probablemente lo opuesto. La poesía y la materia
poética son términos intercambiables. Un nuevo significado es el equivalente de una nueva
palabra. Lo real sólo es la base, pero es la base. Al menos en poesía, la imaginación no debe
desligarse de la realidad. Es la creencia y no el dios lo que cuenta. Un viajo en el espacio es
igual a un viaje en el tiempo. La poesía incrementa el sentimiento de la realidad. El poeta es el
intermediario entre la gente y el mundo en que vive así como entre la gente entre sí; pero no
entre la gente y algún otro mundo. El propósito de la poesía es hacer que la vida sea completa
en sí misma.
La creencia superior es la de creer en una ficción sabiendo que es ficción, por no haber nada
más. La verdad exquisita es saber que se trata de una ficción y que uno cree voluntariamente
en ella. En presencia de una extraordinaria realidad, la conciencia toma el lugar de la
imaginación. El poema es naturaleza creada por el poeta. El poeta es el sacerdote de lo
invisible. La metáfora crea una nueva realidad desde la cual el original parece irreal. Los ojos
ven menos de lo que la lengua dice. La lengua dice menos de lo que la mente piensa. Un
cambio de estilo es un cambio de tema. El poeta es un dios, o el joven poeta es un dios. El viejo
poeta es un vagabundo. No se puede perder el tiempo en ser moderno cuando hay tantas cosas
importantes que ser. El mundo del poeta depende del mundo que ha contemplado. La
imaginación aplicada a la totalidad del mundo es insípida en comparación con la imaginación
aplicada al detalla. Un poema no necesita tener un significado y, como muchas de las cosas de
la naturaleza, a menudo lo tiene. A la larga la verdad no debe importar. La poesía descubre la
relación de los hombres con los hechos.
Por alguna razón tomamos las últimas palabras de una persona, escritas o no, como su
voluntad más incuestionable, el gesto que da sentido a una vida. Con mayor razón, podemos
aventurar, cuando el testamento proviene de quien trabajó con y para el lenguaje. Los versos
encontrados en la última libreta de Pablo Neruda representan una serie de juegos de
palabras, aliteraciones y onomatopeyas inéditas en su obra. El poema que cierra la poesía
completa de T. S. Eliot es inusitadamente autorreferencial y directo. Aunque no son un
poema, las palabras de Celan en su lecho de muerte persisten como canto de cisne y poética
inescrutable. Ahora bien, Stevens moduló su tono a lo largo de los años, compactándolo,
profundizando en la forma, fiel a ciertos postulados suyos: la impersonalidad de la poesía, el
poema como experiencia compartida (no informe o invención, sino vivencia), la conciencia que
se desplaza a la manera de la imaginación para descubrir lo extraordinario.
El título del volumen resulta casi redundante. Agrupa los poemas postreros de quien publicó
su primer libro, Harmonium, a los cuarenta y cuatro años –edad a la que una teoría
comúnmente aceptada considera cerrada la producción central de un poeta. Lo cierto es que
el abogado y vicepresidente de una compañía de seguros dio a la luz pública una poesía que
maduró al margen de la vida literaria, y que prácticamente no conoció adolescencia.
Entonces, ¿qué podemos esperar de sus últimos poemas? Coherencia. Un Wallace Stevens que
ahonda en sus reflexiones barrocas, que subvierte el orden corriente de la poesía
norteamericana tan cercana a lo conversacional. Un Wallace Stevens que se reserva una duda
sobre la realidad generalmente aceptada. Y no busca sustituirla por una versión mejorada de
la misma, sino especular sobre lo que existe, intervenir con la reflexión activa (ficción
sinónimo de imaginación) el imperfecto trazo del continuum exterior que habitamos. No hay,
en estos poemas de despedida otra sorpresa que un poeta ahondando en sus asuntos de
siempre. Y eso de ninguna forma es poco: “Ahora, aquí, la nieve que tenía olvidada se torna //
parte de una realidad mayor, parte de / una apreciación de la realidad // y por lo tanto una
elevación, como si yo saliera / con una cosa que puedo tocar, tocar de todas las maneras.”
En Stevens lo central es esa teoría del mundo. El poeta va siempre tras los Grandes Temas, lo
trascendente, los propósitos puros. Los elementos narrativos (personajes, anécdotas)
transcurren a modo de ilustración, traducción a objetos del pensamiento abstracto. Los
instantes líricos se dan de bruces con elucubraciones ontológicas, con extrañas construcciones
filosóficas. Cada texto entraña la concretización de una inteligencia que parte de lo material
para acceder a los laberintos de la percepción. Por ello, los poemas presentan en la primera
lectura un innegable grado de opacidad. Pero este reto es una circunstancia calculada. El
autor no está dispuesto a desarmar sus incógnitas para mostrarle al lector solo los resultados
de sus indagaciones (“vivimos en una constelación / de trozos y de tonos, / no en un único
mundo, / de cosas bien dichas [...] Pensadores sin pensamientos finales / en un cosmos siempre
incipiente”). Por el contrario, si algo distingue a Stevens es su capacidad para llevar al papel
los vericuetos que su conciencia ha atravesado, sin aplanarle el terreno al lector, sino más bien
procurando que atraviese los mismos retos, que sus engranajes funcionen en armonía. En él,
la escritura sucede al mismo tiempo que la percepción. En sus Adagios, el autor propone: “El
poeta parece conferir su identidad al lector. Es más fácil reconocer esto cuando se oye música
–quiero decir este tipo de cosa: la transferencia.” No hay didáctica ni comunicación, sino
transmisión, identificación en el objeto verbal.Aunque en la “Nota del traductor” se advierte
lo que el lector habrá de esperar, algunas veces la versión dista de sonar con naturalidad (no
digo cadenciosamente, pues Stevens no ofrece ritmos amables, sino de acuerdo al ritmo y la
sintaxis de la lengua de recepción). Incluso lo abigarrado y arduo tiene revés y derecho.
Pronombres inoperantes en español, decisiones semánticas un tanto neutras, más de un verso
trasladado literalmente. Las eventualidades no resueltas de la lengua de partida dejan el
resultado a medio camino entre dos idiomas.

Para Stevens el concepto de Dios está perdido. La fe religiosa no ayuda a habitar la realidad.
En ese panorama, la experiencia estética y la revelación de la naturaleza ocupan el lugar de la
espiritualidad como “salud”, “cura” y “renovación de la experiencia” del mundo. La
identificación entre sujeto y entorno, entre el sujeto y la imagen (germen de todo mito), sucede
como apoteosis, experiencia mística en la que el ser se renueva:

Es la naturaleza de su creador
[acrecentado,
elevado. Es él, de nuevo, en una
[refrescada juventud
y es él en la sustancia de su región,
madera de sus bosques y piedra
[de sus campos
o de debajo de sus montes.
El poeta no desconfía de la realidad per se: descree de las aproximaciones fáciles. Propone
tomar el camino largo, el método profuso, para llegar a un estrato más pleno que incluya
dentro y fuera. Potenciar “el sentimiento de la realidad”. La escritura del poeta tuvo siempre
por destino el sitio donde “la realidad es una actividad de la más augusta imaginación”. Un
devenir donde forma y contenidos, hechos y posibilidades, construyan la fugaz, presentida
ficción suprema del Yo que se adentra en la Otredad. ~

WILLIAM CARLOS WILLIAMS /


(Rutherford, Nueva Jersey, 17 de septiembre de 1883 – ibídem, 4 de marzo de 1963) fue un
escritor estadounidense vinculado al modernismo y al imagismo. Es especialmente conocido
por su obra poética.Además de ejercer como médico y de escribir dramas y prosa variada,
Williams es uno de los poetas modernistas más innovadores y admirados. Fue condiscípulo de
los poetas Ezra Pound y Hilda Doolittle, y en los primeros poemas acusó la influencia del
imagismo.Más tarde se convirtió en impulsor del uso literario del habla coloquial. Su buen
oído para los ritmos naturales del inglés hablado le ayudó a liberar a la poesía de la métrica
que imperaba en la versificación en inglés desde el Renacimiento. Superada la tendencia
imagista, es un poeta de gran sencillez expresiva y de fácil comprensión, con cierto gusto por
la adivinanza, interesado en la constante experimentación y en la intimidad lírica. Como otros
modernistas, procura diluir la figura del poeta, dejando que hable el poema por sí mismo. No
busca los símbolos en las cosas sino más bien las propias cosas, que expresa imitando la
fluidez del habla.Williams cree que la realidad objetiva despierta la imaginación de quien la
percibe, y no el proceso inverso. Utiliza el verso libre y la disposición visual de las líneas
marca la estructura poética. En su obra Paterson, escrita a lo largo de varios años, mezcla
poesía, prosa y collage incluyendo incluso fragmentos de publicidad. Constituye una especie
de biografía épica de un doctor-poeta, pero formalmente consiste en un montaje de escenas y
de imágenes, con pocos verbos que las vinculen explícitamente.Cursó estudios en las
universidades de Pennsylvania y Leipzig (Alemania). Simultaneó su profesión de médico con
la literatura. Su obra recibió influencias del movimiento imaginista. Recibió el Premio
Nacional del Libro de Poesía en 1950. En 1963 le fue concedido el Premio Pulitzer a título
póstumo por su colección de poemas Cuadros de Brueghel y otros poemas.
Entre sus colecciones de poemas destacan Poemas (1909), The tempers (1913), Kora in hell
(1920) y Spring and all (1923). La obra que le dio celebridad fue Paterson (1946-1958). El
conjunto de su producción literaria se completa con The farmer's daughters (1961), selección
de sus relatos, la trilogía de novelas White mule, In the money y The build-up (1937-1952),
Many loves and other plays (1961), que recoge su obra teatral y Selected essays (1954),
reflexiones sobre su propia creación y sobre la de otros escritores contemporáneos.
WILLIAM CARLOS WILLIAMS fue en el primer tercio del pasado siglo, uno de los
exponentes que operó un cambio radical en las letras de lengua inglesa y que afectó por igual
al verso y a la prosa, a la sensibilidad y a la sintáxis, a la imaginación y a las cosas.
Dije en otro escrito que la poesía inglesa (de Inglaterra) le debe a los (norte) americanos
haberla liberado de la farfulla académica-metafísica y de los estertores de la agonía en que se
encontraba...Nada más cierto.Un reducido grupo de poetas operó ese cambio, a saber: Ezra
Pound y T.S.Eliot desterrados a voluntad en Londres y París, Wallace Stevens y
E.E.Cummings, dos espíritus cosmopolitas que deciden quedarse en USA, en fin, no quiero
dejar de olvidar a Robert y a Amy Lowell, parientes entre si, a Marianne Moore, a H.D.
(Hilda Doolitle) y a los posteriores herederos : James Laughlin, Allen Ginsberg, Creely,
Duncan, Zukofsky, etc.W.C.Williams es uno de ellos, retirado hasta su muerte en un apacible
pueblo de las afueras de N.Y, Rutherford desde donde "opera" (era médico) con su
imaginismo la realidad de las cosas...
IMAGISMO O MAGIA EN LA POESÍA.
Fue Ezra Pound, entrañable amigo de Williams, quien inicia a éste en la estética de
"imagismo", uno de los tantos "itsmos" que junto con Amy Lowell lideró Pound.Los
principios del movimiento "imagista" (o imaginismo) postulaban que el tema o asunto del
poema, no importa si de naturaleza objetiva o subjetiva, debía ser tratado de la manera más
directa posible, que se emplearan las palabras estrictamente imprecindibles acordes al tema
del mismo, y que el ritmo no fuera monótono sino que alcanzara el valor de una frase
musical.Era un movimiento en reacción contra la estética simbolista imperante en esos años, y
así Williams desde sus poemas más tempranos lo entendió definiendo su búsqueda,
"Componer : no ideas sino en las cosas".
Sólo que las cosas están siempre en el otro lado; la "cosa misma" es intocable, por ende
Williams parte de la sensación que las cosas provocan, y es allí donde se plantea el problema :
las sensaciones por si solas no construyen nada, son informes e instantáneas.
Williams debe transformar ese caos : y utiliza el lenguaje como agente de cambio haciendo
que la sensación acceda a la objetividad de las cosas metamorfoseando la sensación en cosa
misma, en objeto verbal.La sensación se convierte en cosa verbal gracias a la operación de
una fuerza irresistible : la imaginación.La imaginación dice Williams "es una fuerza creadora
que hace objetos", hace poemas que no son un doble de la sensación ni de la cosa. La
imaginación no representa, produce poesía que antes no estaba en la realidad, "... el poeta se
convierte en naturaleza y obra como ella..."

EL SENTIDO DEL RITMO.

En una reconciliación parcial entre el sentido y la cosa, el sentido se convierte para Williams
en la potencia activa al servicio de las cosas.
El sentido "hace" a los objetos, los trae al mundo real, el poema para W.C.Williams pasa a
ser una metáfora en la que los objetos hablan y las palabras no son ya ideas sino objetos
sensibles.
El ojo y la oreja : el objeto oído y la palabra dibujada; la imaginación no sólo ve, sino que oye,
no sólo oye, también dice.
A partir de su adhesión al "imaginismo", Williams se mantuvo fiel al verso libre durante toda
su vida, pero por vital que tal escuela fuera y para no volverse artificial, pasa a convertirse
con obstinada coherencia en un observador realista del mundo social y natural en que el
hombre vive, tratando de buscar en la observación e indagación de cada objeto, esto lo lleva a
enfrentarse a las cosas y presentarlas tal cual son, encontrando Williams en el verso libre un
eficaz instrumento.
Un verso que destaca un ritmo dócil e interno y adaptable a cualquier situación expresiva y
así, sin explicar nada, teniendo como meta la objetividad más extrema, logra poemas de una
frescura muy peculiar, plenos de dinamismo, realistas, como paisajes de un cuadro
instantáneo que enmarca la foto de una polaroid...
" cuánto depende / de una / carretilla / roja /bruñida por el agua / de la lluvia / junto a los
blancos / pollitos".
A veces, gracias a una observación detallista de un ojo implacable, logra transmitir una
emoción...
"El abrazo de las hojas / en los árboles / es un mundo / sin palabras /...
Es el beso / de las hojas / no de la hiedra o de la ortiga, el beso / de las hojas de encina / Aquel
que ha besado / una hoja / no tiene necesidad / de besar más".
UNA CANCIÓN DE AMOR

¿Qué tengo para decirte


Cuando nos encontremos?
Sin embargo-
Estoy acá pensando en vos.

La mancha del amor


Se extiende sobre el mundo.
Amarilla, amarilla, amarilla,
Devora entre las hojas,
Unta de azafrán
Las ramas enastadas que se inclinan
Pesadamente
Contra un cielo blando y violáceo.

No hay luz-
Sólo una mancha espesa como miel
Goteando de hoja en hoja
Y de rama en rama
Estropeando los colores
Del mundo entero.

Estoy solo.
El peso del amor
Me sostuvo
Hasta que mi cabeza
Dio contra el cielo.

¡Mirame!
Mi pelo chorrea néctar-
Los tordos se lo llevan
Sobre sus alas negras.
Mirá, mis brazos y
Mis manos por fin están
Sin hacer nada.

¿Cómo puedo decir


Si voy a volver a amarte como ahora
Alguna vez?

PAISAJE CON LA CAÍDA DE ÍCARO

Según Brueghel
cuando Ícaro cayó
era primavera

un granjero araba
su campo
y toda la pompa
del año
se despertaba
cosquilleando cerca

la orilla del mar


ocupada
en sí misma

sudando bajo el sol


que derretía
la cera de las alas

insignificante
más allá de la costa
hubo

un chapoteo casi imperceptible


esto era
Ícaro ahogándose.

LLEGADA

Y sin embargo uno llega de algún modo,


se encuentra desabrochando los botones
de su vestido
en una habitación desconocida--
siente al otoño
gotear sus hojas de seda y lino
entre los tobillos de ella.
El cuerpo sórdidamente venoso emerge
retorcido sobre sí
¡como un viento invernal..!

CANCIÓN DE VERANO

Luna vagabunda
sonriéndole con
apenas ironía
a esta
mañana de verano
brillante, húmeda de rocío,-
una sonrisa
distante, de indiferencia
somnolienta,
una sonrisa de vagabunda, -
Si comprara
una camisa
de tu color y
me pusiera una corbata
azul-cielo
¿A dónde me llevarían?
VENTISCA

Cae la nieve:
años de furia detrás de
horas que flotan perezosas--
la ventisca
arrastra su peso
más y más hondo por tres días
¿o sesenta años, eh? Después
¡el sol! una maraña de
copos azules y amarillos--
Árboles que parecen hirsutos
sobresalen en los callejones largos
por encima de una soledad salvaje.
El hombre se da vuelta y allí --
su huella solitaria extendida
sobre el mundo.

POSTLUDIO

Ahora que me desapasioné de tí


Hágase oro la mampostería opaca,
Los templos amansados por el sol hasta la ruina
Completamente dormidos.
Dame la mano para bailar,
Con las olas en Philae, yendo y viniendo,
Y los labios, mi Lesbiana,
Flores silvestres que una vez fueron llama.

Tu pelo es mi Cartago
Mis brazos el arco
Y nuestras palabras flechas
Para disparar a las estrellas
Que desde ese mar brumoso
Se congregan para destruirnos.

Pero tú que estás a mi lado-


Oh, ¿cómo desafiarte a tí,
Que me hieres en la noche
Con senos resplandecientes
Como Venus y Marte?
La noche que grita Jasón
Cuando los aleros ruidosos se agitan
Como olas encima de mí
Triste en la proa de mí deseo.

¡Oh, plegarias en la osuridad!


¡Oh, incienso para Poseidón!
Calma en la Atlántida.

EL LAMENTO DE LA VIUDA EN PRIMAVERA

El dolor es mi propio jardín


donde el pasto nuevo
arde como ardió antes
muchas veces pero no
con el fuego frío
que me envuelve este año.
Treinta y cinco años
viví con mi esposo.
Hoy el ciruelo está blanco
con racimos de flores.
Racimos de flores
pesan en las ramas del cerezo
y pintan algunos arbustos
de amarillo y un poco de rojo
pero la pena en mi corazón
es más fuerte que ellos
porque aunque fueron
mi alegría, hoy los veo
y aparto la mirada para olvidar.
Hoy mi hijo me contó
que en la pradera,
junto al bosque cerrado
a lo lejos, vio
árboles de flores blancas.
Siento que quisiera
ir ahí
y caer en esas flores
y hundirme junto a ellas, en el pantano.

ÁRBOLES DE INVIERNO

¡Todos los detalles complicados


del ataviarse
y desataviarse están completos!
Una luna líquida
avanza suavemente entre
las ramas largas.
Habiendo preparado así sus brotes
contra un viento seguro
los árboles sabios
duermen de pie en el frío.

EL ENCAJE DE LA REINA ANA

El cuerpo de ella no es tan blanco como


pétalo de anémona ni tan suave- ni
es una cosa tan distante. Es un prado
de zanahorias silvestres tomando
la tierra por la fuerza; el pasto
no le crece encima.
es innegable la blancura,
tan blanca como puede ser, con una mota púrpura
en el centro de cada flor.
Cada flor es un palmo
de su blancura. Donde sea
que él apoyó su mano hay
una mancha violeta diminuta. Cada parte
es un capullo bajo su tacto
al que las fibras de su ser
se extienden una por una, hasta el final,
hasta que el campo entero es
un deseo blanco, vacío, un solo tallo,
un racimo, flor por flor,
un deseo beato de superar la blancura-
o nada.

RETRATO DE UNA DAMA.

Tus muslos son manzanos


cuyas flores tocan el cielo.
¿ Qué cielo ? El cielo
donde Watteau colgó el escarpín
de una dama. Tus rodillas
son una brisa del Sud, o
una ráfaga de nieve. ¡ Ajá ! ¿ qué
clase de hombre era Fragonard ?
...como si eso respondiera
algo. Ah, sí : debajo
de las rodillas, puesto que de este modo
iniciamos la canción, es
uno de esos blancos días de verano,
la alta hierba de tus tobillos
ondula sobre la playa.
¿ Qué playa ?
la arena se pega a mis labios
¿ Qué playa ?
¡ Ajá !, pétalos quizás. ¿ Cómo
podría saberlo ?
¿ Qué playa ? ¿ Qué playa ?
Dije pétalos de un manzano.

LA CARRETILLA ROJA

cuánto depende
de una
carretilla
roja
bruñida por el agua
de la lluvia
junto a los blancos
polluelos.

LA ACACIA EN FLOR.

Entre
la verde
rígida
vieja
brillante
quebrada
rama
llega
el blanco
suave
mayo
nuevamente

LA CALLE SOLITARIA.

La escuela ha terminado. Hace excesivo


calor para vagabundear. Erran
en claros vestidos por las calles
para matar el tiempo.
Han crecido. Llevan
llamas rosadas en la mano derecha.
De blanco de la cabeza a los pies,
con oblicuas, perezosas mioradas;
en amarillas, sueltas telas,
cinturones y medias negras;
acariciando sus ávidas bocas
con palillos envueltos en azúcar rosada
_ cada una lo sostiene en la mano como un clavel _
suben por la calle solitaria.

PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA.


La vejez :
vuelo de pájaros
que pían
al rozar
pelados árboles
sobre la nieve tersa.
Los sacude
de aquí para allá
un viento oscuro__
¿ Y qué ?
Sobre varas ásperas
se posa la bandada,
la nieve
se cubre de cáscaras
de semillas,
un estridente
gorjeo de hartazgo
serena el viento.
Que la serpiente espere

" Que la serpiente espere bajo


su yerbal
y la escritura
sea de palabras lentas y rápidas, pronta
a morder, tranquilas en la espera,
insomnes,
- por la máscara reconciliar
a la gente con las piedras.
Compón. (No hay ideas
sino en las cosas). ¡Inventa!
Saxífraga es mi flor que parte
las rocas... "

UNA MUJER NEGRA

llevando un ramo de clavelones


envueltos
en un viejo periódico:
los lleva rectos,
con la cabeza descubierta,
el volumen
de sus muslos
haciéndola balancearse
conforme avanza
mirando
la vitrina de una tienda
que queda en su camino.
Qué es ella
sino una embajadora
de otro mundo
un mundo de lindos clavelones
de dos tonos
que ella anuncia
sin saber lo que hace
más
que caminar por las calles
sosteniendo las flores rectas
como una antorcha
tan temprano en la mañana.

LIBRO DOS
II
Domingo en el Parque
Uno mata
por dinero, pero no siempre lo obtiene.

Se apoya sobre el parapeto pensando, mientras


el predicador, superado en número, le habla
a las hojas de los pacientes árboles :

El gentil Cristo
hijo de Pericles
y femina practa

Dividido entre
Atenas y
los amphyoxus

El gentil Cristo—
maleza y valor
tristemente sincero

Llora y es
recordado como el
que salió de la tumba

—lo tiré con ambas manos. . hasta


que desapareció

—el hizo un amplio gesto con


ambas manos como si tirara dinero al viento—

—pero las riquezas que me fueron dadas


son incontables. Puedes revolearlas
descuidadamente a diestra y siniestra—y aun así
tendrás más. Porque Dios Todopoderso tiene
ilimitados recursos y nunca falla. No hay
fin para los tesoros de nuestro Señor Todopoderoso que
murió en la Cruz por nosotros para salvarnos.
Amén.

El Sistema de Reserva Federal es una empresa privada . . . un monopolio privado . . .


(con poder) . . . otorgado por un Congreso desarticulado . . . para emitir y regular
todo nuestro dinero.
Ellos hacen dinero de la nada y lo prestana empresas privadas (el mismo dinero una y otra vez a
altas tasas de interés), y también al Gobierno cada vez que necesita dinero en la guerra y la paz; por
el que nosotros, el pueblo, en representación del Gobierno (en este momento a cualquier costo)
debemos pagar intereses a los banco como altos impuestos.

El pájaro, el águila, se hicieron


pequeños—para meterse en el huevo engoznado
hasta desaparecer allí dentro, totalmente
menos una pata en la que una garra se abría
y se cerraba angustiosamente buscando
el aire, y no podría—pese a todo
el esfuerzo de la lucha, permanecer
dentro .

Al contemplar las Cataratas, Hamilton quedó impresionado por el show de lo que en esos tiempos
era poder avasallante . . . planificó un acueducto de piedra a continuación de un bulevar
proyectado, por el camino más directo, a Newark con outlets cada una o dos millas a lo largo del río
para los grupos de fábricas: La Sociedad de Manufacturas Útiles: SMU, la llamaron.
Los periódicos del día hablaban en términos entusiastas de las magníficas perspectivas de la
"Manufactura Nacional" donde estaban profundamente convencidos se producirían todo el algodón,
casimeres, papel tapiz, libros, sombreros de fieltro y de paja, carruajes, cerámica, ladrillos, ollas,
sartenes y botones necesarios en los Estados Unidos. Pero los planes de L'Enfant eran más
majestuosos que prácticos, y Peter Colt, Tesorero del Estado de Connecticut, fue elegido en su
lugar.
El destacado objetivo de la Sociedad era la manufactura de productos de algodón.

Washington en su acto inaugural


. . . . . . llevaba
un abrigo Barbour hecho a mano
en Paterson . . . . .

William Carlos Williams (Rutherford, 1883-1963), Paterson, New Directions, New York, 1963
Versión © Silvia Camerotto

/ Paterson, 19

Libro 2

II

Domingo en el Parque

Bloqueados.
(Haz una canción con eso: concretamente)
¿Por quién?

En medio se levantó una iglesia masiva . . Y entonces todo vino a mí—que aquellas pobres
almas no tenían nada en el mundo, salvo esa iglesia, entre ellos y la pétrea, malagradecida y poco
prometedora mugre en la que vivían . . . . . .

El efectivo es una estafa para ellos que otros vivan


seguros
. . y el conocimiento restringido.

Un aburrimiento orquestal cubre su mundo

Los veo—el Senado intenta bloquear Lilienthal y repartir “la bomba” entre unos pocos industriales.
No creo que tengan éxito pero . . eso es lo que quiero decir cuando me niego a exaltarme con el
grito ¡Comunista! que usan para enceguecernos. Es aterrador pensar con qué facilidad podemos ser
destruidos, unos pocos votos. Aun cuando el comunismo sea una amenaza, ¿son los comunistas
peores que los bastardos culpables de intentar socavarnos de este modo?

Saltamos de la cama y lo que vemos


nos mata .

¡Que el terror de vuelta el mundo!

Faitoute, hastiado de sus diversiones pero presuntuoso de las mujeres,


sus recompensas, parado de espaldas
al foso de los leones,

(donde los amantes


ebrios duermen, ahora, ambos)

indiferente,
comenzó a vagar otra vez—un pie detrás del otro hacia el exterior
hacia el vacío . .

Allá arriba.
El policía apunta.
Un cartel clavado
en un árbol: Mujeres.

Puedes ver figuras


moviéndose detrás de la Cortina de árboles y, a
mano, la música estalla de golpe.

Caminando —
se
dejó un área estrecha en la base de la atalaya cerca de los orinales. Esta
es la línea del Señor: Varios bancos rotos
distribuidos en una hilera curva contra los arbustos
de cara al suelo llano, bancos donde
algunos niños han sido prevenidos por otros
contra la huida .

Tres hombres de mediana edad con sonrisa de hierro


están parados detrás de los bancos—conteniendo (vigilando)
a los niños, los niños y varias mujeres—y
sosteniendo,
un cuerno, clarinete y trombón,
por separado, en sus manos, quietos.
También hay,
un órgano portátil tocado por una mujer . .

Frente a ellos un viejo,


con largo flequillo canoso, cabeza descubierta,
su cráneo calvo refleja la luz del
sol y en mangas de camisa, comienza ha
hablar—
¡llamando a los pájaros y a los árboles!

Saltando de alegría en su éxtasis sonríe


en el vacío azul, hacia el este, sobre el parapeto
hacia la ciudad . .
. . . . . .

/ Paterson, 14

Libro 2

Domingo en el parque

Fuera
fuera de mí
hay un mundo,
se quejó él, sometido a mis exploraciones
—un mundo

(para mí) en calma,


al que me acerco
concretamente—

El escenario es el Parque
sobre la roca,
femenina para la ciudad

—sobre cuyo cuerpo Paterson adiestra sus pensamientos


(concretamente)

—fines de primavera,
¡una tarde de domingo!

—y va por el sendero hacia el acantilado (contando:


la prueba)

él entre los otros,


—pisa las mismas rocas
donde sus pies resbalan mientras trepan,
¡al ritmo de sus perros!

riendo, llamándose entre ellos—

¡Espérenme!

. . las piernas feas de las muchachas,


¡pistones demasiado fuertes para la delicadeza! .
los brazos de los hombres, rojos, acostumbrados al calor y al frío,
a zarandear cuartos de res y .
¡Bah! ¡Bah! ¡Bah!¡Bah!

—superando

los riesgos:
¡cayendo a baldes!
¡Para la flor de un día!

Llegó sin aliento, luego de un difícil ascenso, él,


mira hacia atrás (¡bello pero costoso!) ¡a
las torres gris perla! Re-gresa
y comienza, posesivo, entre los árboles,

— ese amor,
que no es, no es en esos términos
en los que todavía creo
a pesar de todo;
la tierra seca, —pasiva-posesiva

Caminando —

Los matorrales se amontan en grupos de pinos de arena achaparrados,


prácticamente todos de la roca desnuda . .

—una diseminación de cedros altos como el hombre (piñas puntiagudas),


zumaque de astas .

—raíces, retorciéndose, en su mayoría


en la superficie
(¡tan cerca estamos de arruinar cada
día!)
buscando la yesca seca podrida

Caminando —

El cuerpo está ligeramente inclinado hacia delante de la posición básica


de pie y el peso echado sobre la planta del pie,
mientras que el otro muslo está levantado y la pierna y el brazo
contrario se balancean hacia adelante (fig. 6B). Muchos músculos, ayudados .

A pesar de haber dicho que nunca volvería a escribirte, lo hago ahora porque descubro, con el paso
del tiempo, que el resultado de mi fracaso contigo ha sido la maldición absoluta de todas mis
capacidades creativas de un modo particularmente desastroso como nunca antes experimenté.
Desde hace varias semanas (cada vez que intenté escribir poesía) cada pensamiento que apareció,
incluso cada sensación, se borraron de esa capa dura de mí mismo que comenzara a amontonarse
desde la primera vez que sentí que ignorabas los contenidos reales de las últimas cartas que te envié,
y que finalmente se congelaron, convirtiéndose en una sustancia impenetrable cuando me pediste
que dejara de escribirte sin siquiera una explicación.
Ese tipo de bloqueo, que lo exilia a uno de uno mismo—¿lo experimentaste alguna vez? Me
atrevo a decir que sí, de a ratos; y si así fuera, puedes comprender perfectamente el daño
psicológico que causa cuando se convierte en una condición permanente, día a día.

¿Cómo te amo? ¡Así!

(¡Él oye! ¡Voces . indefinidas! Las ve


moverse, en grupos, de a dos y de a cuatro — filtrándose
por medio de diferentes caminos.)

Le pregunté, ¿Qué haces?

Sonrió paciente, La clásica pregunta americana.


En Europa preguntarían, ¿Qué estás haciendo? O,
¿Qué estás haciendo ahora?

¿Qué hago? Escucho el agua caer (¡Ningún sonido


de ella aquí sino con el viento!) Esta es toda mi
ocupación.

/ Paterson, 9
Libro 1

Los delineamientos de los gigantes

II (Continuación)

El sol
envuelve la enredadera alrededor de un
arbusto; gusanos y jejenes, vida bajo de una piedra.
La serpiente detestable con su piel de mosaico
y su lengua iracunda. El caballo, el toro
todo el estruendo del pensamiento fracturado
mientras va cayendo metálico hasta convertirse en nada sobre las calles
y la dignidad absurda de una locomotora
arrastrando su carga—

Breves filosofías de
salidas y entradas cotidianas, con libros
soportando un extremo de la mesa inestable—
Las precisiones vagas de hechos bailando de dos
en dos con el lenguaje que nunca
superan—y amaneceres
enredados en la oscuridad—

El gigante en cuyas aberturas nosotros


cohabitamos, ignorantes de qué aire nos
sostiene—lo vago, lo particular
no menos vago

sus pensamientos, el torrente


y nosotros, nosotros dos, aislados en el torrente,
nosotros también: tres semejantes—

nos sentamos y hablamos


y deseo estar contigo en la cama, nosotros dos
como si la cama fuera la cama de un torrente
—tengo tanto qué decirte

Nos sentamos y hablamos,


serenos, con largos intervalos de silencio
y soy consciente de el torrente
que no tiene lenguaje, navegando
bajo del cielo calmo de
tus ojos

que no tiene habla; para


ir a la cama contigo, ir más allá
del momento del encuentro, mientras las
corrientes flotan inmóviles a medio cielo, para
caer—
contigo desde el borde, antes
del choque—

para atrapar el instante.

Nos sentamos y hablamos, sintiendo un poco


el rápido impacto de la violenta corriente
de los gigantes sometiéndonos, unos
breves instantes.

Si yo lo exigiera, como
lo exigieron otros
y me fuera otorgado prontamente, y tu
consintieras. Yo consentiría

Nos sentamos y hablamos y el


silencio habla de los gigantes
que murieron en el pasado y regresaron
a esas escenas insatisfechos
y aquel que no es insatisfecho, el
silente, Singac, el peñasco
emergiendo de las rocas—y los gigantes
viven otra vez en tu silencio y
deseo ignorado—

Y el aire que descansa sobre el agua


alza pequeñas olas, de hermano
a hermano, tocando como toca la mente,
contra corriente, río arriba
trayendo los campos, caliente y frío
en paralelo, pero sin mezclarse, uno que se gira
hacia atrás en el borde y se enrosca invisible
hacia arriba, llena el vacío, girando,
un acompañamiento—pero separado, observante de
la angustia, barriendo hacia arriba o hacia abajo despejando
la espuma—

trae rumores de mundos


separados, los pájaros contra los peces, la uva
a la verde maleza que se derrama ondulante
con la corriente en la baja marea junto a
la zarza en flor, la tormenta con el desborde—
canción y alas—

uno distinto al otro, gemelos


del otro, versados en excentricidades
lado a lado, llevando gotas de agua
y nieve, convergentes, el agua calmando al aire cuando
avanza entre las rocas con dificultad—

Mientras a 10,000 pies, descendiendo sobre


las sombrías montañas de Haiti, la bahía
rodeada por tierra allá en Puerto Príncipe, sulfato azul
surcado por corrientes más pálidas, gastadas como cabello
suelto, mal teñido—como desechos químicos
mezclados, devorando nuestras costas . . .

Paterson, 8
Libro 1

Los delineamientos de los gigantes

II (Continuación)

Patch saltó pero la señora Cumming gritó


y saltó —sin ser vista (aunque
había permanecido parada allí junto a su esposo media
hora y más, a veinte pies
del borde).

:un cuerpo hallado la siguiente primavera


congelado en un bloque de hielo; o un cuerpo
pescado al día siguiente de un remolino de lodo—

ambos callados, incomunicados

¡Sólo hace poco, hace poco! empecé a saber, a


saber claramente (como a través del hielo cristalino) de dónde
sacar mi aliento o cómo usarlo
claramente —si no bien:

¡Claramente!
Da el petirrojo su orden. ¡Claramente!
claramente!

—y observa, ¡ensimismado! una rama


del árbol en el borde de la catarata, una
rama moteada, retenida,
entre el vaivén de las ramas
del grueso sicomoro
hamacándose menos, entre las demás, separada, lentamente
con la torpeza de una jirafa, levemente
en un largo eje, tan leve
que apenas si se nota, en ella la tormenta:

Así

la primera esposa, con la torpeza de una jirafa


entre los gruesos rayos que apuñalan
el misterio de un hombre: en suma, un dormir, un
origen, un flagelo .

sobre un tronco, su cabello laqueado


atado como un nido de termitas (formando
líneas) y, sus viejas nalgas
aferradas al tronco en reverencia, que,
de una pieza, sostienen a las demás—
alerta: comienza a conocer la rama moteada
que canta .

definitivamente NO la universidad,
un brote verde caído sobre el pavimento su
dulce aliento suprimido: Divorcio (la
lengua tartamudea)

inexperta:

dos hermanas de cuyas bocas abiertas


nace la Pascua —gritan en lo alto,

¡Divorcio!

Mientras
el arbusto verde se mece: de allí
saco mi aliento, hamacándose, de una pieza,
separado, animándose brevemente, por un instante
sin temor . .

Lo que significa, aunque se lo diga


pobremente, que hay una primera esposa
y una primera belleza, compleja, ovada—
los sépalos leñosos detenidos bajo
el estrés de resistir allí, innato
una flor dentro de una flor cuya historia
(en la mente) se agazapa
entre las rocas con helechos, se ríe de los nombres
con que creen que la atraparán. ¡Escapa!
Nunca corriendo sino quedándose quieta—

Una historia que tiene, junta a su cueva en las


rocas, troncos y colmillos, su propio cañaveral
donde, medio escondida, cañas y vetas
doblándose, sonríe (desafiada la belleza)
no a favor de la enciclopedia.

Si estuviéramos lo suficientemente cerca su aliento podrido


nos derribaría. El templo sobre
la roca es su hermano, cuya majestad
anida en las selvas —lo hace saltar,
al disparo de la sabiduría: para matar

y moler esos huesos:

Esas terribles cosas que reflejan:


la nieve cayendo en el agua,
parte en la roca, parte en los juncos secos
y parte en el agua donde
desaparece —su forma no más lo que era:

el pájaro posándose, que empuja


sus patas hacia adelante para tomar impulso
y cae hacia delante de todos modos
entre las ramitas. La margarita de cuello débil
doblándose en el viento . . .

/ Paterson, 6
Libro 1

Los delineamientos de los gigantes


I (Continuación)
Pero aquel día, el hombre más feliz del pueblo era Timothy B. Crane, que estaba a cargo del puente.
Tim Crane era el encargado de un hotel y de una taberna del lado Manchester de las Cataratas. Su
establecimiento era un gran lugar de recreo para los hombres de circo. Lo visitaban cirqueros tan
famosos como Dan Rice y James Cooke, el gran jinete sin silla.
Tim Crane construyó el puente porque su rival, Fyfield, que tenía una taberna al otro lado de las
cataratas, obtenía beneficios de ‘la escalera de Jacobo’, como la llamaban a veces— ‘los cien
escalones’, una larga, rústica y escalera de caracol en el barranco que llevaba al otro lado del río—
facilitando el acceso a su establecimiento… Crane era un hombre muy robusto de más de seis pies
de altura. Usaba patillas. Era conocido por los otros habitantes como un hombre muy enérgico y de
no poca habilidad. A su modo se parecía a la alta e imponente figura de Sam Patch.
Cuando se dio la orden de tender un puente a través del barranco, la multitud hendió el aire con
ovaciones. Pero solo habían extendido la mitad cuando uno de los rodillos resbaló de las cuerdas y
cayó al agua.
Mientras todos esperaban ver el enorme y rudimentario puente desplomarse y caer en el barranco,
una forma saltó desde el punto más alto y cayendo ruidosamente en las oscuras aguas del fondo,
nadó hasta el rodillo de madera y lo trajo hasta la orilla. Esto fue el inicio de la famosa carrera de
clavadista de Sam Patch. Yo lo vi, dijo el viejo con satisfacción, y no creo que exista ningún otro
testigo en el pueblo de aquella escena. Estas fueron las palabras que Sam Patch dijo: «Ahora, el
viejo Tim Crane cree haber hecho algo grande, pero yo puedo superarlo». Y mientras lo decía, saltó.

¡No hay error en Sam Patch!

El agua todavía brotando


del borde de las rocas, llenando
sus oídos con el sonido, difícil de interpretar.
¡Un fenómeno!

Luego de este comienzo salió de gira al oeste, con la única compañía de un zorro y un oso que
recogió en sus viajes.
Saltó al Niágara desde una orilla rocosa de Goat Island. Más tarde anunció que antes de regresar a
las Jerseys iba a demostrar al oeste una última proeza. Saltaría 125 pies desde las cataratas del
Genesee River en noviembre 13 de 1829. Llegaron excursionistas desde muy lejos, de Estados
Unidos y Canadá para ver el fenómeno.
Se construyó una plataforma a orillas de las cataratas. Se tomó un trabajo enorme para calcular la
profundidad de las aguas. Incluso realizó un exitoso salto de prueba.
Ese día las multitudes se congregaron por todos lados. Se presentó y dio un breve discurso, tal como
se esperaba. ¡Un discurso! ¿Qué más podría decir sino que debía saltar con desesperación para
llevarlo a cabo? Y se arrojó a la corriente. Pero en lugar de descender con una caída en picada su
cuerpo osciló en el aire—el Discurso le había fallado. Estaba confundido. La palabra había sido
vaciada de significado. No hay error en Sam Patch. Golpeó contra el agua de costado y desapareció.
Se hizo un largo silencio mientras la multitud permanecía desconcertada.
Recién en la siguiente primavera encontraron su cuerpo congelado en un bloque de hielo.
En cierta ocasión lanzó su oso desde un acantilado sobre los rápidos del Niágara y luego lo rescató
corriente abajo.

Paterson, 11
Libro 1
Los delineamientos de los Gigantes
III

¡Qué raro eres, idiota!


¿Crees entonces que porque la rosa
es roja tendrás el dominio?
La rosa es verde y florecerá,
superándote, verde, verde
furioso cuando tú ya no hables, o
sientas o incluso seas. Toda mi vida
ha dependido demasiado tiempo de una victoria parcial.

Pero, criatura del tiempo, yo


no deseo ir más rápido de lo
necesario para ganar.
Musicalízalo para ti.

Tomó la horquilla del suelo


y la metió en su oído, escudriñándola
por dentro—

La nieve derretida
goteaba desde la cornisa de su ventana
90 golpes por minuto—

Vislumbró
en el linóleo a sus pies, una cara de
mujer, se olió las manos,

impregnadas con la loción que usaba


desde hacía poco, lavanda,
pasó el pulgar

sobre la punta de su dedo índice izquierdo


y observó cómo se humedecía cada vez,
como la cabeza

de un gato lamiéndose la pata, oyó el


leve sonido a lijadura que hacía: de
tierra sus oídos están llenos, no hay sonido

: Y sus pensamientos se elevaron


hasta la grandeza de los placeres imaginados
que él escudriñaría

como en la pupila de un ojo


como a través de un aro de fuego, y para emerger
envuelto en un manto

chorreando luz. ¿Qué heroico


despertar del deseo
se niega a sus pensamientos?

Son árboles
de cuyas hojas empapadas de lluvia
su mente bebe del deseo :

¿Quién es más joven que yo?


¿La ramita despreciable?
¿que fui? ¿estancado de mente
al que la mugre

recientemente abandonó? Frágil


al viento.
¿Grácil? Sin ocupar ningún lugar,
demasiado estrecho para ser grabado
en los mapas

de un mundo que nunca conoció,


los verdes y
grisáceos países de
la mente.

Una simple rama que tiene


veinte hojas
contra mis circunvoluciones.
¿En qué se convertirá

mocoso ignorante, que yo


no haya sido?
Lo encierro y
persisto, continúo.

Dejemos que se pudra, en mi centro.


¿El centro de quién?
Permanezco y supero
la debilidad de la juventud.

Mi superficie soy yo.


Bajo ella
compruebo que la juventud
está enterrada. ¿Raíces?

Todos tienen raíces.

Seguimos viviendo, nos permitimos


continuar— pero por supuesto
no para la universidad, lo que publican

por separado o en grupo: empleados


fuera de control que olvidan en su mayoría
con quién están en deuda.

escupiendo conceptos fijos como


cerdos al asador, salpicando, su gotas crepitando
en el fuego,

Algo más, algo más de lo mismo.

Paterson, 2
La primera parte de este poema aquí

Libro 1
Los delineamientos de los gigantes
I (Continuación)
Agitados como las aguas al acercarse
a la orilla, sus pensamientos
se entrelazan, repelen y debilitan allí abajo,
se elevan obstruidos por las rocas y giran
pero siempre tiran hacia delante — o chocan contra
un remolino y se enredan, señalados por una
hoja o la espesa espuma, pareciendo
olvidar.
Más tarde retoman la marcha y
son reemplazados por hordas sucesivas
que empujan hacia delante — con su ligereza
se unen ahora, lisos como el vidrio,
serenos o al parecer serenos ya que al final
se lanzan a una conclusión y
¡caen, caen al aire! como si
flotaran, lazos liberados de su peso,
divididos; aturdidos, ebrios
por la catástrofe de la caída
flotando sin sostén
para golpearse contra las rocas; contra un trueno
como si los hubiera partido un rayo

Perdida toda ingravidez, el peso es recuperado en


la repulsa, la furia de
la huida los lleva a rebotar
contra los que vienen después—
siguiendo la corriente de todos modos, ellos
retoman su curso, el aire lleno
de confusión y de espuma
connotativos del mismo aire, coetáneo,
llenando el vacío.

Y allí, ante él se extiende el monte.


El Parque es su cabeza, tallada, por encima de las Cataratas, junto al manso
río; Cristales de colores, el secreto de esas rocas;
granjas y estanques, el laurel y el austero cactus salvaje
de flores amarillas . . . frente a él, su
brazo sosteniéndola, en el Valle de las Rocas, dormida.
Perlas en sus tobillos, su monstruoso cabello
adornado con flores de manzano se desparrama sobre
la tierra remota, reavivando sus sueños —allí donde los ciervos corren
y los nidos de los patos joyuyos protegiendo su imponente plumaje.

En febrero 1857, David Hower, un zapatero pobre con una familia numerosa, sin trabajo ni dinero, recogió
una gran cantidad de almejas en Notch Brook, cerca de la ciudad de Paterson. Al comerlas encontró gran
cantidad de sustancias duras. Al principio las tiró, pero finalmente las entregó a un joyero que le dio entre
veinticinco y treinta dólares por el lote. Luego encontró más. Una perla de fino brillo fue vendida a Tiffany
por u$s 900 y más tarde a la emperatriz Eugenia for u$s 2000, conocida posteriormente como la «Perla
Reina», la mejor de su clase en el mundo hasta el día de hoy. La noticia de esta venta provocó tal alboroto
que se lanzaron a la búsqueda de perlas a lo largo del país. Los Unios (almejas) de Notch Brook y de otros
lugares fueron recolectados por millares y destruidos, a menudo, con poco o ningún resultado. Una perla
grande y redonda, que pesaba más de 400 gramos, que hubiera sido la más fina perla de todos los tiempos,
se arruinó al hervir la almeja para abrirla.

Dos veces al mes, Paterson recibe


comunicados del Papa y de Jacques Barzun
(Isocrates). Sus trabajos
fueron traducidos al francés
y al portugués. Y los empleados de la oficina
de correos despegan las estampillas raras
de los paquetes y las roban para los
álbumes de sus hijos.

¡Dilo! No hay ideas sino en las cosas. El señor


Paterson se ha ido
a descansar y escribir. Uno puede ver sus pensamientos
sentados y parados en el autobús. Sus
pensamientos se bajan y se dispersan —

¿Quiénes son estas personas (qué complicada


matemática) entre las que me veo
en la vidriera regularmente ordenada
de sus pensamientos, brillando frente a zapatos y bicicletas?

Paterson, 20

Libro 2
II
Domingo en el Parque
Hay gente -especialmente entre las mujeres- que solo pueden hablar con una persona. Y yo soy una
de esas mujeres. No llego con facilidad a la confidencia (aunque a ti te parezca lo contrario). No
podría transmitir a ninguna de las personas que se han cruzado en mi camino en estos últimos
meses, esos momentos particulares de mi vida que han sido el tema de mis cartas para ti. Debo dejar
que me malinterpreten y me juzguen por todos mis desajustes económicos y sociales, antes que
tratar de explicar a cualquiera qué fue lo que te escribí. Entonces, habiéndote sobrecargado con
estas confidencias (no obstante lo agobiantes que haya sido o cuán lejos deba llegar en mi intento de
ser completamente honesto lo que es difícil para cualquiera) fue suficiente en sí como para hacer
que mi fracaso contigo tuviera un efecto tan desastroso sobre mí.

Mira, ¡allí está la ciudad!

—llamando de espaldas
a la insignificante congregación, llamando a los vientos;
una voz llamando, llamando .

Detrás de él los niños congregados a los que el traje


de primera comunión les sienta mal,
sin pestañear, bajo coacción, deben sentir
el dolor de sus trastes sobre las tablas mojadas
de los bancos.
Pero mientras descansa, ellos cantan—instigados—
mientras seca su frente prismática.
La luz
lo acaricia como si se inclinara para formar un halo—

Entonces él ríe:

Uno primero lo ve. Pocos escuchan.


O, de hecho, prestan
poca atención, caminando por ahí, a menos que algún polaco
con su boca abierta trate de descifrar,
como si fuera algún Demonio (mira a la cara
a una joven pareja que pasa, riendo
ambos, por alguna insinuación) ¿Qué clase de cura
es este? Alarmado, explota gruñendo, mirando
atrás.

¡Este es un protestante! Protestando—como si


el mundo fuera suyo .

—otro,
a veinte pies de distancia, absorto pasea su perro
por la parte superior del muro—atento al perro—
al borde del acantilado sobre una caída de cincuenta pies .

. . alternativamente la arenga, seguida


por el estruendo de los cornos tapando
otros sonidos . ahora se detienen
cuando la figura de un hombre embelesado asoma—

Pero su señuelo no atrae ningún pato—sólo


los niños con sus pequeñas mentes sucias
y felices non sequiturs.

Ninguna figura
las nubes pareciera sobrevolar cerca

Los detectives encontraron una nota sobre la mesa de la cocina dirigida a un soldado de Fort
Bragg, N.C.. El contenido de la carta demuestra que ella estaba enamorada del soldado, dijeron los
detectives.

Esto es lo que dijo el predicador: No piensen


en mí. Llámenme viejo tonto, está bien.
Sí, llámenme viejo aburrido que habla hasta
quedar ronco cuando nadie quiere oír. Esa
es la verdad. Soy un viejo tonto y lo sé.

PERO . !
¡No pueden ignorar las palabras de nuestro Señor Jesucristo
que murió en la Cruz por nosotros para que
tuviéramos Vida Eterna! Amén.
¡Amén! ¡Amén!

gritaron los discípulos de pie detrás de los


bancos. ¡Amén!

—el espíritu de nuestro Señor que da


a las palabras incluso de un simple, ignorante tipo
como yo un toque de Su Propia bendita dignidad y
fuerza entre ustedes . .

Les digo —elevando sus brazos—que traigo


las riquezas de todos los tiempos para ustedes hoy aquí.

No había viento y el sol calentaba


donde él estaba parado con la cabeza descubierta.

¡Las grandes riquezas serán vuestras!


Yo no he nacido aquí. Nací en lo que llamamos
el Viejo Continente. Pero es la misma
gente, la misma clase de gente que acá
y todos hacen las mismas trampas que
acá—solo que, no hay tanto dinero como
allá—eso hace la diferencia.

Mi familia era gente pobre. Entonces comencé a trabajar


cuando aun era muy joven.
—¡Oh, me llevó mucho tiempo! pero
un día me dije a mí mismo, Klaus, ese es mi nombre,
Klaus, me dije a mí mismo, eres un triunfador.
Has trabajado duro pero has tenido
suerte.

Eres
rico—y ahora vamos a divertirnos.

Hamilton percibió con mayor claridad que el resto la necesidad de un nuevo gobierno que
asumiera la autoridad sobre los Estados si quería sobrevivir. Él nunca confió en el pueblo, “la gran
bestia”, como él los veía y sostenía que Jefferson era un poco mejor, sino peor que cualquiera.

¡Y así llegué a América!

Paterson, 26
Libro Dos
III
Domingo en el Parque

Y Ella -
Las piedras nada inventan, solo el hombre inventa.
¿Qué responde la catarata? ¿llenando
la cuenca de piedras dentadas?
Y Él -
Sin duda, es lo nuevo, incomprendido, que
remodela lo viejo, derramándose .

Y Ella -
¡No ha sido representado en nuestra época!

Le
pauvre petit ministre, agitando sus brazos, se hunde
bajo la indiferente fragancia de los
tilos .

Mis sentimientos hacia ti son ahora de enojo e indignación; y me permiten decirte una cantidad de
cosas con franqueza, sin que mi lengua de rodeos como siempre.
Puedes llevarte también toda tu literatura y la del resto y arrojarla en uno de esos camiones de
basura enormes del Departamento de Sanidad, mientras la crema y nata de las mentes y las más
finas sensibilidades usen esas mentes y esas sensibilidades no para convertirse en seres humanos
más humanos que el común de la gente, sino como un medio de desligarse de responsabilidades que
lleven a una mayor comprensión de sus pares, solo en teoría- que no vale una mierda.

. ¡y ahí van los evangelistas! (su órgano


cargado en la parte trasera de su camioneta) velozmente
colina abajo . ¡los niños
al menos se divierten con eso!

Su enojo aumenta. Congelado hasta los huesos.


Cuando aparece un enano, horriblemente deformado-
ve las raíces retorcerse aplastadas
bajo el follaje de su mente por las muchedumbres
de domingo como bajo los pies del estresante
ministro. De sus ojos salen gorriones y
cantan. Sus orejas son hongos venenosos, sus dedos han
comenzado a dar hojas (su voz se ahoga
bajo las cataratas) .

¡Poeta, poeta! canta tu canto!, ¡rápido! o si no


los vulgares yuyos y no los insectos borrarán
tu especie.

Él solo cae . .

Y Ella -

¡Cásanos! ¡Cásanos!
O que te arrastren, arrastren
hacia abajo hasta que te pierdas

Ella estaba casada con palabras vacías:


mejor
tropezar en
el borde
para caer
caer
y quedar

-divorciada

de la exigencia de lugar-
del conocimiento,
del aprendizaje-los términos
ajenos, que no transmiten inmediatez, derramándose.

-divorciada
del tiempo (no más invento), calva como un
huevo .

y saltó (o cayó) sin un


lenguaje, muda
el lenguaje agotado.

El enano vivía ahí, cerca de la catarata-


a salvo por su color protector.

Vete a casa. Escribe. Compone .

¡Ja!

Reconcíliate, poeta, con tu mundo, ¡es


la única verdad!

¡Ja!

-el lenguaje está agotado.

Y Ella -
¡Me has abandonado!

-ante el mágico sonido de la corriente


se arrojó sobre el lecho-
¡un gesto lamentable! perdida entre palabras:
Inventa (si puedes) descubre o
nada estará claro-te vencerá
el repiqueteo en la cabeza. No habrá
nada claro, nada claro .

Él huyó perseguido por el clamor.

Setenta y cinco de los sabios líderes del mundo, poetas y filósofos se reunieron en Princeton la
semana pasada . . .

Faitoute clavó su tacón


con fuerza en la piedra:
Soleado hoy, con una temperatura máxima cercana a los 27 grados; vientos moderados del sur.
Parcialmente nublado y continuará templado mañana, con vientos moderados del sur.

Su vientre . su vientre es como


una nube . una nube
al atardecer .

La mente de él despertará otra vez:

Él ¡Yo con pantalones, saco y chaleco todavía puestos!

Ella ¡Y yo todavía con mis botas para la lluvia!

-el descenso sigue al ascenso-a la sabiduría


como a la desesperación.
Un hombre está bajo la más burda necesidad
de derribar los pináculos de sus humores
sin miedo -
a las bases; ¡base! a la escoria que grita
que conoció el aire limpio
Desde esa base, imperturbable, ¡para recuperar
el sol que besa las cúspides del amor!

-oscuramente
dando lugar al garabato . ¡y la guerra es ganada!

-diciéndose a sí mismo una canción escrita


previamente . tiende a creer
que ve, en la estructura, algo
interesante:

En esta noche la más voluptuosa del año


el período de la luna es amarillo sin luz
el aire es suave, el ave nocturna solo
tiene una nota, el cerezo en flor

es un manchón en los bosques, su perfume


apenas adivinado corre por la mente.
Ningún insecto está despierto, las hojas son pocas.
En los árboles arqueados no hay sueño.

La sangre está quieta e indiferente, la cara


no duele ni el sudor mancha ni la boca
tiene sed. Ahora el amor podría disfrutar su juego
sin que nada perturbe la octava de su escala.

Su vientre . su vientre es como una nube blanca . una


nube blanca al atardecer . ¡antes de la noche estremecida!

LLEGADA
Y uno de algún modo llega
se encuentra bajando las hombreras de
su vestido
en un dormitorio extraño–
siente el otoño
que deja caer sus hojas de seda y lino
sobre sus tobillos.
el cuerpo cursi y venoso emerge
retorcido sobre sí mismo
¡como viento de invierno…!

EL BRUTO DURMIENTE

Durante tres años al anochecer


ha venido el gorrión
a dormir bajo el tejado del porche.

¿Qué tiene esto que ver


con la guerra en Europa? Durante
tres años invierno

y verano el mismo gorrión


con la cabeza cubierta
dormido entre las sombras grises

POEMA

Cómo subió
el gato
al

armario de la mermelada
primero la pata delantera
derecha

con cuidado
luego bajó
las traseras

hasta el fondo
del florero
vacío

ACACIA EN FLOR

De
entre
la verde

tenaz
vieja y
brillante

rama
rota
surge

el blanco
y dulce
mayo

otra vez

EL DURO DE OÍDO

El emperador sin poder


se aburre solo
escribe poemas en un jardín
mientras sus ejércitos
matan y queman. Pero nosotros
en la pobreza, sin amor,
mantenemos alguna relación
con lo auténtico de la infelicidad
humana: hablamos
de las últimas flores, no dañadas
por los insectos, que esperan
sólo al frío.

POETA CON CABEZA DE CERDO

Todo lo que hago


todo lo que escribo
me aleja
de quienes quiero

Si es bueno
quedan confundidos
si es malo
avergonzados

Corro un riesgo enorme


hacia el amor que me tienen
camino descalzo
por arenas movedizas

LA ROSA

La quietud de la rosa
en tiempo de guerra
me recuerda
el largo sueño que acaba de empezar
ese gorrión
su cabeza protegida en reposo
sin inquietud sobre
la acera pulida o
las horas voluptuosas
con algún
libro arrebatador cuando
la quietud era una eternidad
comenzada hace tanto

EL ACTO

Allí estaban las rosas, bajo la lluvia.


No las cortes, supliqué.
No durarán, dijo ella
Pero están tan hermosas
donde están.
¡Bah!, todos fuimos hermosos una vez,
dijo,
y las cortó, y las puso
en mi mano.

EL TORDO

Hombre afortunado no es demasiado tarde


el tordo
vuela a mi jardín

antes que la nieve


me mira en silencio sin
moverse

su pecho moteado refleja


el trágico invierno
pensamientos mi amor a mí mismo

RETRATO DE UNA DAMA.


Tus muslos son manzanos
cuyas flores tocan el cielo.
¿ Qué cielo ? El cielo
donde Watteau colgó el escarpín
de una dama. Tus rodillas
son una brisa del Sud, o
una ráfaga de nieve. ¡ Ajá ! ¿ qué
clase de hombre era Fragonard ?
...como si eso respondiera
algo. Ah, sí : debajo
de las rodillas, puesto que de este modo
iniciamos la canción, es
uno de esos blancos días de verano,
la alta hierba de tus tobillos
ondula sobre la playa.
¿ Qué playa ?
la arena se pega a mis labios
¿ Qué playa ?
¡ Ajá !, pétalos quizás. ¿ Cómo
podría saberlo ?
¿ Qué playa ? ¿ Qué playa ?
Dije pétalos de un manzano.

PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA.


La vejez :
vuelo de pájaros
que pían
al rozar
pelados árboles
sobre la nieve tersa.
Los sacude
de aquí para allá
un viento oscuro__
¿ Y qué ?
Sobre varas ásperas
se posa la bandada,
la nieve
se cubre de cáscaras
de semillas,
un estridente
gorjeo de hartazgo
serena el viento.

QUE LA SERPIENTE ESPERE

" Que la serpiente espere bajo


su yerbal
y la escritura
sea de palabras lentas y rápidas, pronta
a morder, tranquilas en la espera,
insomnes,
- por la máscara reconciliar
a la gente con las piedras.
Compón. (No hay ideas
sino en las cosas). ¡Inventa!
Saxífraga es mi flor que parte
las rocas... "

LA COSA
cada vez que suena
pienso que es para
mí pero no es
para mí ni para
nadie simplemente
suena y nosotros
amargamente la servimos
juntos, ellos y yo

JUSTO ES DECIRLO
Me comí
las ciruelas
que había
en la nevera

y que
probablemente tú
reservabas
para desayunar

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías

El poema
Todo está en
el sonido. Una canción.
Muy rara vez una canción. Debiera
de ser una canción – compuesta de
detalles, una avispa,
una genciana – cosas
inmediatas, abiertas
tijeras, de una dama
los ojos – despertando
centrífuga, centrípeta
(sacado de zaindenwerg)

ENTRE PAREDES

las alas traseras


del

hospital en donde
nada

crece hay
cenizas

en las que brillan


los pedazos

rotos de una botella


verde.
A MARCO ANTONIO EN EL CIELO

Esta luz de mañana apacible


reflejada, cuantas veces,
en el pasto y los árboles y las nubes
entra en mi cuarto del norte
tocando las paredes con
pasto y nubes y árboles.
Antonio,
árboles y pasto y nubes.
¿Por qué seguiste
ese cuerpo amado
con tus barcos hasta Actium?
Espero que haya sido porque
lo conocías palmo a palmo
desde la punta de los pies, subiendo
hasta la raíz de su pelo
y bajando otra vez y
lo viste
por encima del furor de la batalla
nubes y árboles y pasto
Por eso ahora
estás escuchando en el cielo.

DANSE RUSSE

Si cuando mi mujer está durmiendo


y el bebé y Kathleen
duermen también
y el sol es un blanco disco de fuego
entre brumas sedosas
arriba de árboles resplandecientes;
si yo en mi cuarto del norte
bailo desnudo, grotescamente
ante mi espejo
haciendo flamear mi camisa alrededor de mi cabeza
mientras me canto en voz baja:
"Estoy solo, solo.
Nací para ser solitario,
¡Estoy mejor así!".
Y admiro mis brazos, mi cara,
mis hombros, flancos, nalgas
contra las cortinas amarillas que han sido bajadas.

¿Quien se atreverá a decir que no soy


El genio feliz de mi casa?

EL PENSADOR
Las nuevas pantuflas rosas de mi mujer
tienen unos alegres pompones.
Ni una sola mancha, ni una mota
en su puntera de raso o en los laterales.
Por la noche descansan juntas
bajo su lado de la cama.
Por la mañana, entre tiritones,
las entreveo y me sonrío.
Más tarde las miro
bajar por la escalera,
pasar apresuradas por las puertas
y trajinar en torno a la mesa,
moviéndose con decisión
¡y con un bamboleo
de sus alegres pompones!
Y colmado de felicidad hablo con ellas
en mis adentros.

LOS VIENTOS

que soplan de confín a confín


y reúnen sus filos limpios...
Los vientos de este marzo septentrional
remueven la corteza de los árboles,
la tierra del sembrado,
las melenas de las chicas,
las camisas en las espaldas
de los hombres, los tejados
de las casas, la cruz
de la iglesia, las nubes del cielo,
el pelo en los rostros
de las bestias, las pústulas
de los ojos costrosos, las escamas
de la mente y a los maridos de sus esposas.

LA DULCE CONTRARRÉPLICA

Es en días así cuando querría


dejar mi trabajo y unirme
a los viejos que en una ocasión vi
en el muelle de Villefranche
pescando caracoles de mar
con un palo en forma de “y”
en el bajío...

“Yo sé
de otra cosa que podrías atrapar
igual de fácil –me dijo ella–
esta primavera, si es que
quieres. Pero lo más probable
es que no quieras, ¿verdad?”

DESDE LOS CUADROS DE BRUEGHEL

DANZA NUPCIAL AL AIRE LIBRE

Disciplinados por el artista


para dar vueltas
y más vueltas

en ropa festiva
loco de alegría un tropel de
granjeros y sus

mozas de abundante trasero


llena
la plaza del mercado

ocupada por las mujeres con


sus almidonados
tocados blancos

brincan o van sin disimulo


hacia las lindes
del bosque

dando vueltas y más vueltas con


bastos zapatos y
pantalones de granjero

boquiabiertos
¡hala!
marcan el paso

ESCENAS DE CAZA

La imagen de conjunto es invernal


montañas heladas
al fondo el regreso

de la caza hacia el atardecer


de la izquierda
llegan robustos cazadores al frente

de su jauría el cartel de la venta


colgado de un
gozne roto es un ciervo un crucifijo

entre sus cuernos el frío


patio de la venta está
desierto aunque hay una inmensa fogata

que llamea al viento cuidada por


mujeres que se apiñan
alrededor a la derecha pasando

el monte evolucionan unos patinadores


Brueghel el pintor
interesado en todo ello ha escogido

un arbusto abatido por el invierno de


primer plano para
completar la imagen

PERPETUUM MOBILE

A todas las chicas


de todas las edades
que van y vienen por las calles

de esta ciudad
calladas o de cháchara
y posan

los pies en el suelo


primero uno luego el otro
uno dos

uno dos a veces


se paran a mirar
algún escaparate y de nuevo

forman la fila que va


de aquí a la China
por todas

partes de acá
para allá
de allá para acá

MAS BIEN SE HA VELADO TODO-CON EL PROPOSITO DE ATRAPARLO: ¡IDIOTA!


El propósito de la escritura es revelar.
No es enseñar, ni hacer publicidad, ni vender, ni aun comunicar
(porque para eso se necesitan dos) sino revelar, para lo cual no se necesita más
que el hombre mismo. Ni siquiera, después de todo, inventar,
salvo que para revelar hay que revelar algo y no nada —aunque eso sería mejor.
¿Revelar qué? Lo que está adentro de uno mismo. Por esta razón la idea del “fluir de la
conciencia”fue tan acertada y lo será de nuevo dentro de diez años, más o menos: reveló…
Dios sabe qué reveló,pero al menos esa idea estaba bien encaminada. Hizo a un lado la
“composición”tan vacía como la “perspectiva” en la pintura. Fue a la base del problema para
permitir que saliera algo, aunque no sabía bien qué, en ello consistió su debilidad:
precisamente en no saber qué. Pero apuntaba bien, su objetivo era la revelación,
sin abandono, sin impostura; quería abrir el pellejo.
La “filosofía de la escritura” se podría decir. Patético. Todo el mundo escribe para revelar su
alma,¿qué es eso? Hoy las almas están a cinco centavos la docena.
Aun los idiotas tienen un alma cuyo valor, para alguien, se mide en efectivo, para alguien de
importancia.Adivina quién… Hasta los monstruos… por un valor efectivo. ¿No es así?
Usted no quiere decir… ¿O realmente quiere decir? Es probable.
La cosa es que en la cabeza hay un relámpago que calcula, usted sabe.
Es lo que hizo que Shakespeare pareciera un intelectual. Funcionó.
Mírelo funcionar, la escritura sólo consiste en eso (si trabaja). Suéltelo.
Déjelo en un códice en la página. Eso es escritura, revelación… no tiene que ser demasiado
compacto.Pero habitualmente, cuando está mejor, desarrolla las más complicadas fórmulas
en unos pocos segundos y las transcribe: la mente corriendo a toda velocidad para tocar y
descifrar. Ponga una situación, una propuesta en la boca de entrada y véala salir
por el otro extremo —con una forma “hermosa”—. ¿Lo no racional, diremos?
Lo que revela, quizá lo que Randall Jarrell llama la manera “romántica” por oposición
a la manera clásica, el salto hacia la respuesta y no el trabajo lapidario.
En realidad es el cerebro profundo quien está haciendo su trabajo.
Arriba y abajo, minando las venas más hondas y no solamente las interrelaciones
de las superficies conscientes. O mejor, la superficie consciente en tanto
se relaciona con la mente más profunda, adelante y atrás, a la velocidad del relámpago,
gobernada por las profundidades. Lo que está “adentro” hace el trabajo,
y “trabajo” es lo que hace dando respuestas. Muchas veces da respuestas inoportunas.
Tome los diarios o una novela vendible o una obra de teatro.
No revelan nada porque sólo le dicen lo que usted ya sabe -si no, no la reconocería.
Esta sería una propuesta demasiado costosa. Le dicen “le dimos la clave del asesinato”
que usted ya había cometido cincuenta veces en su propia conciencia. ¿Es eso revelador?
Sería tonto pensarlo. O le dicen en historias de “misterio” la misma cosa
(tiene que ser la misma para conformar a presidentes y taquígrafos),
cosas en absoluto reveladoras, los discursos de Churchill y Stalin
y toda la charlatanería de la mente consciente, el pensamiento preparado, el concepto ya
ensayado.¡Imagine un sermón proselitista! Uno de ésos para “conmoverlo” y que intenta ser
una revelación.Y bien, la única razón por la que se conmovió es que usted no estaba ahí.
No lo estaba mirando. Estaba dirigido a usted. Usted no se daba cuenta pero él lo estaba
mirando.Lo tenía apuntado. Estaba (a su manera) acechándolo a usted
y cuando usted lo miró, ¡pum!, estaba atrapado.Nada se ha revelado, más bien se ha velado
todo —con el propósito de atraparlo; ¡idiota!Pero la revelación, cuando lo advierte a usted,
gira la cabeza —en dirección opuesta—.No se puede cazar mediante la decepción.
La diferencia entre el que revela y los demás es que aquél se revela a sí mismo, no a usted.
.
William Carlos Williams
Revelación

VUELTAS Y MAS VUELTAS


Disciplinados por el artista
para dar vueltas
y más vueltas

en ropa festiva
loco de alegría un tropel de
granjeros y sus

mozas de abundante trasero


llena
la plaza del mercado

ocupada por las mujeres con


sus almidonados
tocados blancos

brincan o van sin disimulo


hacia las lindes
del bosque

dando vueltas y más vueltas con


bastos zapatos y
pantalones de granjero

boquiabiertos
¡hala!
marcan el paso

Danza nupcial al aire libre

COSAS ASI ME DEJAN MUDO DE ASOMBRO

Los gorriones
brincan ingenuos
por la calzada
riñendo
con voces chillonas
por las cosas
que les interesan.
Pero nosotros somos más
listos –cada cual se
encierra en sí mismo
y ninguno sabe
qué intenciones, buenas
o malas, tiene
el otro.
Entretanto,
el anciano que va
recogiendo estiércol de perro
camina por el arroyo
sin alzar la vista
y con paso
más majestuoso que
el del pastor episcopal
al acercarse al púlpito
un domingo.
Cosas así
me dejan mudo de asombro.

Pastoral

CENIZAS, MUEBLES ROTOS


Cuando era más joven,
tenía claro
que debía hacer algo con mi vida.
Ahora, más viejo,
camino por callejuelas
admirando las casas
de los miserables:
techos desquiciados,
los patios cubiertos de
alambre viejo de corral, cenizas,
muebles descoyuntados;
las cercas y cobertizos
construidos con duelas
y tablas de cajón, todas,
con un poco de suerte,
tiznadas de un verde azulino
que con la debida pátina
me gusta más
que color alguno.

Nadie
creerá que esto
sea trascendental para la nación.

AQUI ALCANZO LA SOLEDAD FINAL

Este pedazo de tierra


frente a las aguas de esta ensenada
consagra la viviente presencia
de Emily Dickinson Wellcome
que nació en Inglaterra, se casó,
perdió a su marido y con su hijo
de cinco años se embarcó
en un barco de dos mástiles, rumboa
Nueva York, fue aventada hasta las Azores,
encalló en los bancos de la Isla del Fuego,
en una casa de huéspedes de Brooklin
encontró a su segundo marido,
se fue con él a Puerto Rico,
parió otros tres hijos, perdió
a su segundo marido, vivió
trabajosamente ocho años
en Santo Tomás y en Santo Domingo, siguió
a su hijo mayor a Nueva York, perdió
a su hija, a su “nene”,
recogió a los chicos del hijo mayor
de su segundo matrimonio, los crió—
quedaron huérfanos— peleó
por ellos con la otra abuela
y las tías, los trajo aquí
verano tras verano y aquí se defendió
contra pícaros, tormentas, sol, fuego,
contra las moscas, contra
las muchachas que venían a husmear,
contra la sequía, la cizaña, las marejadas,
los vecinos, las comadrejas ladronas
de gallinas, contra
la flaqueza de sus propias manos
y la fuerza creciente
de los muchachos, contra el viento,
las piedras, los intrusos, las grietas,
contra su propia alma.

Desenyerbó esta tierra con sus manos,


tiranizó desde esta parcela, puso
como trapo al hijo mayor
hasta que no la compró, aquí
vivió quince años, aquí
alcanzó la soledad final y—

Si no puedes traer nada sino


tu osamenta: quédate afuera.

ÉSTAS

son las semanas desoladas, oscuras


en las que la naturaleza iguala
en su aridez la estupidez del hombre.

El año se hunde en medio de la noche


y el corazón se hunde
más hondo que la noche
-
en un lugar vacío, surcado por los vientos
sin sol, luna o estrellas,
sino una luz particular como de un pensamiento
-
que hace crepitar un fuego oscuro –
tras arremolinarse sobre su propia llama,
en el aire glacial, se enciende
-
para hacer que un hombre se dé cuenta
de nada que ya sepa, ni siquiera la misma
soledad – ni siquiera un fantasma
-
podría concebirse– vaciedad,
desespero – (Pasan
silbando) entre
-
los fogonazos y el estruendo de la guerra;
casas en cuyos cuartos
hace un frío que excede lo pensable,

las personas que amábamos, ausentes,


las camas despobladas, los sillones
húmedos, y las sillas sin usar –-

Hay que esconderlo en algún lado


fuera de la mente, que eche raíces
y que crezca, lejos de los oídos

y los ojos celosos – para sí.


En éste que yo tengo vienen a hurgarlo – todo.
¿Será éste el recibo por la música
-
más dulce? La fuente de poesía que
al ver que se paró el reloj declara:
el reloj se paró
-
¿ese que ayer andaba lo más bien?
y oye el rumor del agua del lago
que salpica – que ahora es piedra.

WILLIAMS CARLOS WILLIAMS


Hace poco, buscando un dato sobre el poema “Música del desierto”1 de William Carlos
Williams en la red, me topé con un sitio curioso: Write An Instant William Carlos Williams
Poem. Parecía una gran oportunidad. Abrí la página y vi que para ejemplificar su
metodología el sitio usaba un poema breve e intensamente circunstancial de Williams,
incluido en la primera edición de sus Collected Poems de 1934:2

WILLIAM CARLOS WILLIAMS.


Ejerció como médico y escribió dramas y prosa antes de convertirse en uno de los poetas más innovadores
del siglo XX. Nació en Nueva Jersey, Estados Unidos, en 1883 y falleció en 1963. Se asocia en sus primeros
años al modernismo y al imaginismo, pero pronto abandona la veta experimental para jugar con las
posibilidades coloquiales del inglés. Su buen oído para los ritmos naturales del inglés, que se evidencia en
toda su obra, le permite liberarse de la métrica de la versificación y hacer al lenguaje fluir en el poema.Con
absoluta cotidianidad y sencillez, el poema transmite igualmente su cualidad de poema, que resulta
innegable. No habla de un tema rebuscado, no es hermético, no es trascendental, no es más que una nota que
podría encontrarse cualquier mañana en la nevera, y es más que eso: en la construcción del poema, la
selección de las palabras y el lenguaje, el ritmo y la estructura resalta la belleza de las mismas. Y así, brota
la poesía de la cotidianidad.

ESTO ES SÓLO PARA DECIR

Me he comido
las ciruelas
que estaban
en el refrigerador

y que
seguramente
habías apartado
para el desayuno

Perdóname
estaban deliciosas
tan dulces
y tan frías.

El procedimiento que proponía el sitio es muy simple:

Me he [verbo]
las/los [sustantivo(s)]
que [verbo] en
el/la [sustantivo]

y que
seguramente
habías apartado
para […………]

Perdóname
[verbo(s)] [adjetivo]
tan [adjetivo]
y tan [adjetivo].

No transcribiré aquí el resultado del ejercicio. Cada quien puede ensayar el suyo.
Inicialmente, este poema de Williams fue una especie de paradigma del movimiento de los
Imagists. A la luz de este juego, se revela literalmente como un asunto de piezas
intercambiables, quizás el ejemplo más burdo de aquella definición que dio Williams de la
poesía en 1944: “una máquina pequeña (o grande) hecha de palabras”. La estrofa, supongo,
sería el motor de la máquina o el lugar donde se pondrían a funcionar los significados. Ya
Williams, desde 1923, había insistido en “que escribir tiene que ver con palabras y sólo con
palabras y que todas las discusiones en torno a eso tienen que ver con palabras individuales y
con sus asociaciones en grupos”.Palabras para hablar de las palabras: por algo Williams
desencadenó una rebelión del silencio en caída libre por sus propios poemas. La poesía no es
música, dijo, y la acabó equiparando, al final de Paterson, su obra magna o al menos más
extensa, a los pasos de una danza:
No sabemos nada y no podemos saber nada salvo
la danza, danzar según la pauta
del contrapunto,
satíricamente, el pie trágico.

En 1957 lanzó una consigna melancólica: a falta de poesía todo lo que contiene el mundo
moriría sin haber tenido una voz. Según se siguen sus trazos, la máquina de Williams se va
revelando como un aparato en perpetua contradicción, lo cual la hace en cierto modo más
confiable. En 1950, en una carta a uno de sus discípulos, Williams escribió que había algo
malo, equívoco, en las lecturas públicas de poesía: “Ya sea que el salón no es adecuado o que
la gente que acude no es adecuada; o tal vez así lo parezca por la vergüenza mutua que surge
del intento de hablar en público de algo que por su misma naturaleza es muy personal.” O
quizás el escollo sea que los poemas –y por lo tanto, el mundo– no generan la voz que merecen,
sino que les toca sólo la que tienen. La de Williams –grabada numerosas veces– era aguda,
nasal, muy poco cantarina; tan deliberadamente norteamericana como eran gaélicas o
inglesas las de su amigo Ezra Pound o su contemporáneo T.S. Eliot.
La voz formaba parte de una ideología y luego de una militancia. Pound y Eliot inventaron
una entonación a la medida de sus destinos europeos. Williams, en cambio, lamentó siempre el
embeleso de los lectores y del público con el “estilo literario” inglés. Por esa causa, explicó en
la misma carta de 1950, no había ido a una de las lecturas que dio Dylan Thomas en su gira
por Estados Unidos ese año. El público, según él, no podía entender que la poesía
norteamericana era completamente diferente: “NO PODEMOS Y NO DEBEMOS
ESCRIBIR ASÍ”, enfatizó con mayúsculas. Por un lado, estaba la prosodia de la contingencia
(Estados Unidos) y, por el otro, la de la historia (Inglaterra). Williams no quería ser el
ventrílocuo de una tradición ajena. “Ellos [el público] me escuchan y huyen. No soy lo que
buscan, quieren aquello a lo que están acostumbrados, la vieja tradición, el virtuoso en una
modalidad reconocible. Quieren lo que no puedo y lo que no voy a darles.”
La figura de este drama fue triangular: en un ángulo Williams, nacido en 1883; en el otro
Pound, en 1885, y en el tercero Eliot, en 1888. Williams hizo el viaje ritual por Europa en
varias ocasiones, pero terminó por quedarse en Estados Unidos, en su tierra nativa de
Rutherford, donde ejerció de médico y poeta al mismo tiempo. Pound y Eliot tomaron rutas
centrífugas. Para Williams Pound se mantuvo siempre en la línea justa del contrincante y el
amigo; Eliot, en cambio, se convirtió en su némesis. En marzo de 1938, en una carta a Pound
sobre el poeta debutante Louis Zukofsky, Williams comentó: “Me da la impresión de que es
muy joven y que está bajo la influencia de T.S. Eliot. De inmediato le puse un alto,
advirtiéndole que volviera a la vida si quería que yo lo ayudara y que se despegara de Eliot
tan pronto pudiese.” En otra carta de 1944 declaró que a Eliot se le debería castigar por
ejercer la peor influencia en la literatura estadounidense. Más aun: “La tierra baldía fue la
gran catástrofe de nuestras letras.”
La defensa literaria del terruño local y nacional suele ser mezquina, pues desde su perspectiva
lo “extranjero” es casi cualquier cosa que se desvíe de lo que uno ya conoce. Leyendo uno
busca una confirmación íntima y autorizada: eso me recuerda quién soy y de dónde vengo.
Por fortuna, la poesía de Williams superó esta estructura elemental. A fin de cuentas, su lema
fue siempre: “Componer: no ideas sino en las cosas.” Y las cosas no poseen los rasgos de una
nacionalidad, al menos que uno opte por el folclore de ciertos nombres. Williams le atribuyó
más poderes a la imaginación que a la política; no obstante, libró una guerra de provincias:
Rutherford y Paterson contra el resto de la geografía. “Llevo una vida muy oscura –le escribió
a Pound en 1936– pero muy completa en mi propio mundito. Conozco sus olores y sus
perfumes.” De acuerdo con su fe, no podía haber nada más universal que lo que se
contemplaba desde su ventana. El poeta que vive localmente y cuyos sentidos se emplean en
las cosas más particulares es el hacedor de la verdadera cultura: “He ahí el trabajo del poeta
y el poeta vive donde trabaja, en su localidad.” Pound y, sobre todo, Eliot le dieron la espalda
precisamente a esa tierra, a esa intemperie silenciosa, carente de referencias, que estaba tan a
la mano. Pound al menos tuvo el pretexto de la desmesura; Eliot, por el contrario, puso toda
su voluntad en transformar la máscara del inglés, del cosmopolita, en su rostro verdadero.

Alrededor de 1948 Williams hizo un descubrimiento singular: lo que se hablaba y se escribía


en Estados Unidos era otro idioma, no el inglés. En una carta de ese año señala: “debemos
empezar por afirmar que hablamos (aquí) un idioma propio, diferente [...] y que no es el
inglés. Pues el inglés denota un pasado histórico del que deriva su prosodia, que nunca podrá
ser real para nosotros”. El peso de este descubrimiento fue abrumador para Williams y
moldeó la horma de sus obsesiones. Definir qué era aquel idioma importaba menos que el
hecho de ponerlo perpetuamente en crisis y transformarlo en una suerte de conciencia, de
mirada por encima del hombro. El Nuevo Mundo-Nuevo Lenguaje le sirvió a Williams para
generar una oposición donde la máquina de palabras se puso por fin en marcha contra las
costumbres más añejas del canon poético. Lo real sería esa estrofa-peñasco que practicó
Williams: la escritura y la lectura como experiencias de un vértigo no romántico, no
simbólico, sino inmediato, de los ojos mismos en su deslizamiento por el poema:

EL DESCENSO

hecho de desesperanzas
y sin consumación
vislumbra un nuevo despertar :
que es la revocación
de la desesperanza.
Por lo que no podemos consumar, [por lo que se le niega al amor,
por lo que hemos perdido
[en la anticipación:
sobreviene un descenso,
interminable e indestructible
Entre las palabras habría un juego de espejos: afuera y adentro se reflejarían en una misma
superficie y sin el menor lastre histórico o conceptual. El idioma nativo captado y oído por
Williams se vinculaba a la materialidad de las palabras en un territorio donde aún no habían
echado raíces ni engendrado muletillas o inercias y donde todo, forma y contenido, estaba por
hacerse. En otra carta, de 1932, la declaración contra la versificación tradicional fue
definitiva: “Personalmente, quisiera comenzar diciendo: no escribas sonetos. Ese verso está
muerto, no es apropiado para el lenguaje [...] La poesía es creación de nuevas formas [...] ya
no puede haber una labor seria en la poesía que se escriba con dicción ‘poética’.” Las
restricciones fueron liberadoras. No es que a Williams le faltara el bagaje cultural que les
permitió a Pound y a Eliot apropiarse de un territorio alternativo a Estados Unidos, sino que
resolvió escribir ignorando lo que ya sabía. Los términos de su batalla quizá tengan ahora
cierto dejo de ingenuidad, pero eso atañe menos a las ideas que a la vehemencia de su
expresión. Es difícil resucitar el contexto emotivo donde se desenvolvió la campaña
“americana” de Williams y concederle el valor de novedad y de urgencia que tuvo cuando él,
profeta y vanguardista del terruño, se atrevió a enunciarlo. En un principio fue tan personal
que pareció casi un delirio. Sin embargo, el nuevo idioma tuvo su epifanía: los poemas de
Williams, en los que era posible leer en esencia el universo de las cosas con una entonación y
una prosodia que concibieron su jardín de correspondencias, su memoria colectiva e incluso el
disparador de sus propios lugares comunes.
En las definiciones merodea la caricatura. En el caso de lo “estadounidense” sería ya una
meta-caricatura, donde cada generalización crea una parodia. Por ejemplo, según Joseph
Brodsky, “hay una diferencia entre la manera en que percibe la naturaleza un europeo y la
manera en que lo hace un estadounidense”. Y la describe: el europeo sale de su cabaña en el
campo y se topa con la cultura en pleno movimiento: un hostal, un amigo y todo
históricamente nombrado; el estadounidense, ser solitario, sale de su casucha y se halla frente
a un árbol: un encuentro entre iguales. “Hombre y árbol se confrontan en sus respectivos
poderes primarios, libres de referencias: ninguno de los dos tiene un pasado [...] Básicamente,
se trata de epidermis enfrentándose con corteza.” En la caricatura, a su vez, merodea la
sombra más noble de un mito fundacional. La tesis –y ahora prejuicio persistente– del
estadounidense como una criatura sin historia, sin densidad cultural, tuvo una primera etapa
fundamental para fraguar una suerte de contracultura. Thoreau dilucidó su itinerario arcaico
a campo traviesa; Emerson, su filosofía, y Whitman, su homenaje. A Williams le tocó, entre
otras cosas, bajarle de tono a la grandilocuencia que se había atrevido a identificar el mundo
con la primera persona, a conmemorar la arcadia en cada individuo. Contra Whitman señaló:
la poesía no es naturaleza; es poesía. Lo cual equivale a decirlo todo y a no decir nada. En la
tautología anida el misterio: las cosas son lo que son. Y ahí reside el poder absoluto de las
metáforas.
Según Octavio Paz, desde un inicio Williams manifestó desconfianza frente a las ideas.3
Aparte de su temor casi congénito a las abstracciones, sospecho que era más bien un conflicto
de autoría: quería las suyas, no las de los otros. Hasta cierto punto, Williams percibió
cualquier influencia como un padecimiento del que había que curarse. En una carta de 1932
aclaró que “los poetas franceses no han ejercido en mí la menor influencia”. Una negación tan
rotunda parece encubrir exactamente la condición opuesta. Sea como sea, la noción de
influencias nocivas o benéficas es tan inestable que bastaría esa inestabilidad para ponerla en
entredicho. Jorge Cuesta defendió el afrancesamiento de la cultura mexicana porque,
sostenía, era una manifestación completamente natural y las acusaciones en contra
demostraban sólo la pequeñez de la identidad nacionalista: “No les interesa el hombre, sino el
mexicano; ni la naturaleza, sino México; ni la historia, sino la anécdota local.” Los embates
son generacionales. Suele haber siempre guardianes de lo autóctono que denuncian las
transgresiones: el afrancesamiento o la norteamericanización o la argentinización o la
peruanización o cualquier versión de lo foráneo que inaugure un camino aún desconocido. No
hay garantías estéticas. A veces las ideas más estrechas le abren la puerta a poemas
extraordinarios que son manantiales de un contagio inusitado. Este en definitiva fue el caso de
Williams. Su “vuelta a lo americano” funcionó como el taller donde cada poema iba
construyendo una máquina de palabras de manera autónoma y sin conservar las cicatrices de
su origen. ~

_______________________

1. Próximamente se reeditarán las traducciones que hicieron, respectivamente, Gerardo Deniz


y Myriam Moscona de este poema de Williams.

2. He trasladado el ejercicio entero al español, pero puede consultarse el original en:


http://ettcweb.lr.k12.nj.us/forms/williams.htm

3. Prólogo al volumen Veinte poemas de William Carlos Williams publicado en 1973 y que se
acaba de reeditar en Era. Valdría la pena hacer una antología, o una bibliografía, de las
traducciones de Williams que se han hecho en México: de Pura López Colomé a Hugo García
Manríquez.

HILDA DOOLITTLE
10 de septiembre de 1886 Pennsylvania1961, 75 añosSuiza, Zúrich
Hilda Doolittle, más conocida por sus iniciales H.D. (Bethlehem, Pennsylvania, Estados
Unidos, 10 de septiembre de 1886–Zúrich, Suiza, 27 de septiembre de 1961), fue una poetisa,
escritora y cronista estadounidense.Se la reconoce principalmente por su asociación con las
figuras clave del avant-garde del siglo XX, especialmente el grupo de poetas imagistas, aunque
sus obras posteriores muestran un claro desvío del modelo imagista hacia una versión
distintivamente femenina de poesía y prosa modernista.
JUVENTUD Y OBRA
Hilda Doolittle nació en Bethlehem, Lehigh Valley, Pensilvania.1 Su padre, Charles Doolittle,
era profesor de astronomía en la Universidad de Lehigh, y su madre, Hellen Wolle, era
practicante en la Hermandad de Moravia y sentía un fuerte interés por la música.2 En 1895,
Charles Doolittle Fue nombrado “Flower Professor" de astronomía, título honorario que se
da al catedrático de astronomía en la Universidad de Pennsylvania, y la familia se trasladó a
una casa en Upper Darby, uno de los suburbios afluentes de Filadelfia
Doolittle fue al instituto Religious Society of Friends, situado en la Quince con Race, de dónde
se graduó en 1903. Un año antes conoció y se hizo amiga de Ezra Pound, el cual vendría a
jugar un papel muy importante tanto en su vida privada como en el desarrollo de sus ideas
literarias. En 1905, Pound le regaló un fajo de poemas de amor unidos por el título colectivo
Hilda’s Book.Ese mismo año, Doolittle asistió al Bryn Mawr College para estudiar literatura
griega clásica, pero abandonó después de tres trimestres a causa de su pobre salud y de sus
malas notas, aunque estando en la universidad, conoció a los poetas Marianne Moore y
William Carlos Williams. Su primer trabajo publicado, una colección de historias infantiles,
se publicaron en el periódico de una iglesia local entre 1909 y 1913, la mayoría bajo el
pseudónimo Edith Gray. En 1907, Hilda y Pound se comprometieron, a pesar de que su padre
no aprobaba la unión y para cuando Doolitle (padre) se iba hacia Europa el compromiso ya
estaba roto. Alrededor de este periodo, Hilda comenzó una relación con una joven estudiante
de arte, Frances Josepha Gregg, y después de vivir gran parte de 1910 en Greenwich Village,
se marchó a Europa con Gregg y la madre de ésta en 1911.
CONEXIÓN ENTRE SUS OBRAS Y SU VIDA PERSONAL
Doolittle era una de las figuras que lideraban la cultura bohemia en Londres durante las
primeras décadas del siglo. Su obra se reconoce por la utilización de modelos de la literatura
clásica y la exploración del conflicto entre la atracción y el amor lésbico y heterosexual,
estando estos temas fuertemente conectados con su vida. Aunque posteriormente se casaría y
tendría hijos, su bisexualidad resurge de forma intermitente a lo largo de su vida y de forma
regular buscó amantes de ambos sexos además del compañero/a que tuviese en ese momento.3
En su poesía más reciente explora también temas de la épica tradicional, como la violencia y
la guerra, pero desde un punto de vista feminista. H.D. fue la primera mujer en ser
galardonada con la medalla de la Academia Americana de las Artes y las Letras.
H.D. Imagiste Pound llevaba ya un tiempo viviendo en Londres, donde había empezado a
moverse en el círculo de poetas que se reunían en el restaurante Eiffel Tower en el Soho para
discutir sobre la reforma de la poesía contemporánea a través del verso libre, el tanka y el
haiku, así como de la necesidad de eliminar toda la verborrea innecesaria de los poemas.
Después de que H.D llegara a Inglaterra, mostró a Pound algunos de los poemas que había
escrito durante el periodo anterior y él se mostró impresionado por lo similares que eran las
ideas de H.D. con lo que él había estado argumentando en las discusionesdel círculo de poetas,
de modo que la presentó, junto con otro poeta, Richard Aldington, el cual se convertiría en su
marido. En 1912, durante una reunión con H.D. en la sala de té del Museo Británico, Pound
firmó una poesía de ésta con el nombre H.D. Imagiste, creando un nombre para la artista que
la acompañaría durante el resto de su carrera como escritora, a pesar de que más adelante ya
solo se quedara con las siglas. Ese mismo año, Harriet Monroe comezó a publicar la revista
Poetry y pidió a Pound que actuara como editor de los artículos traducidos. En octubre, éste
añadió tres poemas bajo el título “Imagistas” cortesía de H.D y Richard Aldington. En
noviembre, otros tres de poemas de Aldington aparecieron en la sección de Poesía y en junio
tres de H.D.: "Hermes of the Ways" ("Hermes de los caminos"), "Orchard" ("Huerto") y
"Epigram". El imagismo como movimiento literario fue lanzado proponiendo a H.D. como su
principal exponente.Aunque los modelos originales del pensamiento imagista se basaran en la
poesía japonesa, el modo de escribir de H.D. se acerca más al de la lírica grecolatina y
especialmente a los Poemas de Safo, que habían sido redescubiertos en aquella época, un
interés que compartía con Aldington y Pound, cada uno de los cuales compuso versiones de
las obras de los grandes poetas griegos. En 1915, H.D. y Aldington iniciaron la Serie
Traducciones de Poetas, panfletos con la traducción de los clásicos griegos y latinos menos
conocidos. En total, H.D. publicó tres volúmenes de traducciones del griego: Choruses from
the Iphigeneia in Aulis (Los coros de la Ifigenia de Aulis) (1916), Choruses from the Iphigenia
in Aulis and the Hippolytus of Euripides (Coros de la Ifigenia en Aulis y el Hipólito de
Eurípides) (1919) y El Ion de Eurípides (1937), así como una obra de teatro original basada en
el modelo griego llamada Hippolytus Temporizes (1927) H.D. continuó su asociación con el
grupo imagista hasta el último artículo de la antología Some Imagist Poets de 1917. Junto con
Aldington, se había encargado de la mayor parte del trabajo editorial de la antología de 1915.
Su obra también aparece en el trabajo de Aldington Imagist Anthology 1930. Toda su obra
poética hasta el final de los años 30 la escribió como imagista, lo que se caracerizaba por un
uso restringido del lenguaje, una estructura retórica basada en la analogía más que en la
metáfora, la comparación el simbolismo y una pureza clásica en la estructura exterior que
frecuentemente enmascara la energía dramática subyacente. Este estilo de escritura no estaba
libre de críticos. En un artículo especial sobre imagistas en la revista The Egoist en mayo de
1915, el poeta y crítico Harold Monro calificó las primeras obras de H.D. como «poesía
insignificante», que denotaba «o pobreza imaginativa o una contención innecesariamente
excesiva».Oréade, uno de sus primeros y más reconocidos poemas, el cual fue publicado en la
antología de 1915, sirve para ilustrar este primer estilo:

Oréade (traducción libre)


Revuélvete, mar—
Revuelve tus puntiagudos pinos.
Salpica tus grandes pinos
En nuestras rocas.
Lanza tu verdor sobre nosotros—
Cúbrenos con tus charcas de abeto.

Primera Guerra Mundial y periodo posterior


Hilda y Pound comenzaron una relación antes de la Primera Guerra Mundial durante la cual
H.D. también mostró un interés romántico por una mujer llamada Frances Josepha Gregg.
Hilda, Gregg y la madre de Gregg viajaron a Europa, donde Hilda comenzó a tomarse más
seriamente su carrera como escritora. La relación con Gregg se enfrió y Hilda conoció a otra
mujer, Brigit Patmore. Patmore era una entusiasta de la escritura, y ambas mujeres
comenzaron una relación. Fue Patmore quien presentó a H. D. y Richard Aldington.
H.D. se casó con Aldington en 1913. su primer y único hijo en común, una niña, murió en el
parto en 1915, tras lo cual ambos se distanciaron y él se echó una amante. Poco después,
Aldington fue llamado a las armas para servir en el ejército y H.D. comenzó a relacionarse,
según las fuentes de forma platónica, con el escritor D.H. Lawrence. En 1916, aparece
publicada su primera obra, Sea Garden (Jardín junto mar), y se convierte en editora asistente
de la revista The Egoist, tomando el puesto de su marido. En 1918, su hermano Gilbert, que
era soldado, murió en el frente. H.D. se trasladó a vivir con un amigo de Lawrence, Cecil
Gray, y se quedó embarazada de él. Cuando Aldington volvió del servicio activo ya no era el
mismo hombre, la Guerra lo había cambiado y se separaron oficialmente.Hacia el final de la
Guerra, en 1918, H.D. había conocido a la escritora británica Bryher (Annie Winifred
Ellerman), la cual se convertiría en su amante durante el resto de su vida. Vivieron juntas
hasta 1946, aunque ambas buscaron amantes fuera de esa relación, frecuentemente
compartiendo a los hombres. En 1919, nace la hija de H.D., Frances Perdita Aldington
(aunque su padre no era Aldington, sino Gray) tras lo cual H.D. sobrevivió a una fuerte
afección de gripe española. Su padre, el cual nunca se recuperó de la muerte de Gilbert, murió
también. Durante esta época, H.D. escribió una de sus menos conocidas proclamas en poesía,
Notes on Thought and Vision, publicada en 1982. En ella, habla de los poetas, incluyéndose a
ella misma, como pertenecientes a un grupo de visionarios de élite con el poder de "cambiar
completamente la corriente del pensamiento humano".En esa época intentó rescatar su
relación con Aldington, pero él sufría de los efectos de la Guerra, posiblemente trastorno de
estrés postraumático, y se alejaron, viviendo vidas completamente separadas, pero sin
divorciarse hasta 1938. Desde 1920 en adelante, su relación lésbica con Bryher se hizo más
intensa y la pareja viajó por Egipto, Grecia y los Estados Unidos antes de instalarse
definitivamente en Suiza. En 1921, Bryher se vio envuelta en un matrimonio de conveniencia
con Robert McAlmon, lo que permitió a este poder financiar sus intentos de publicación en
París usando el dinero de su mujer para la imprenta de su revista Contact. Tanto Bryher
como H. D. tuvieron relaciones con McAlmon en este tiempo. Bryher y McAlmon se
divorciaron en 1927.
NOVELAS, PELÍCULAS Y PSICOANÁLISIS, SIGUIENTE ETAPA
A principios de los años 20, H.D. comenzó a escribir lo que había planeado como tres ciclos de
novelas. El primero de estos ciclos, Magna Graeca, consiste en las novelas Palimpsest (1921) y
Hedylus (1928). Estas obras exploran la vocación poética utilizando las herramientas típicas
de la literatura clásica, en particular las de una mujer en una cultura literaria patriarcal. El
siguiente ciclo sería el del Madrigal, que consiste en HERmione, Bid Me to Live ("Ofréceme
vivir"), Paint It Today y Asphodel ("La mujer del pirata" o "Asphodel").Estas obras son en
una gran parte autobiográficas y tratan temas como el desarrollo de la mujer artista y el
conflicto entre el deseo heterosexual y el lésbico. Probablemente a causa de su similitud con la
vida de la autora y con las vidas de sus amigos y amantes, la mayoría de estas novelas no
fueron publicados hasta después de su muerte. En cambio Kora and Ka y The Usual Star, dos
novelas del ciclo Borderline, fueron publicadas en 1933 1927 fue un año significativo en la
vida de H.D. Como escritora, completó la primera novela del ciclo Madrigal, HERmione, que
está basada en la atracción que ella sentía por el amor lésbico y el heterosexual. En lo que
respecta a su vida personal, su madre murió ese año, su amante lesbiana Bryher se divorció de
su marido, McAlmon, amante de ambas, sólo para casarse con el nuevo amante de H.D,
Kenneth Macpherson.Después de esto, H.D., Bryher y Macpherson vivieron juntos en lo que
la poeta y crítica Barbara Guest denominó un "ménage à trois" En noviembre de 1928, H.D.
descubrió que estaba embarazada pero decidió abortar.Entre ellos organizaron la revista
Close Up y formaron el grupo de cine "POOL" para escribir sobre películas y también crear
las suyas propias. Una sola película de ese grupo de cine ha perdurado completa, Borderline
(1930), en la que actúan H.D. y Paul Robeson. La obra tiene elementos en común con el ciclo
de novelas Borderline, explora los estados psíquicos extremos y su emergencia hacia la
realidad. Además de actuar en la película, H.D. escribió un panfleto explicativo para
complementarla, que fue publicado en Close Up.Problemas psicológicos, la paranoia ante otra
guerra mundial[editar]En 1933, H.D. viaja a Viena para acudir a un análisis con Sigmund
Freud.3 Hacía tiempo que estaba interesada por sus ideas, como es evidente en el panfleto
Borderline así como algunos de sus trabajos anteriores. Fue referida a través del psicoanalista
de Bryher a causa de su creciente paranoia acerca del advenimiento de la segunda guerra
mundial. La primera la había destrozado emocionalmente: su hermano muerto en la guerra,
su marido sufría trastorno de estrés postraumático a causa de las experiencias en combate, y
creía firmemente que el tumulto de la guerra había causado de forma indirecta la pérdida de
su bebé. Concretamente creía que había sido el shock ante la noticia del hundimiento del RMS
Lusitania lo que provocó de forma directa el aborto.La aparición de Adolf Hitler señalaba
otra guerra inmensa, idea que encontraba intolerable y que la causaba una cantidad
considerable de estrés. Escribió Writing on the Wall, las memorias de éste análisis, a la vez
que Trilogy y lo publicó 1944; en 1956 lo volvió a publicar junto a Advent, un diario del
análisis con el título Tribute to Freud.
DURANTE Y DESPUÉS DE LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL
H.D. y Bryher pasaron la totalidad de la segunda guerra mundial en Londres. Tiempo en el
cual H.D. escribió The Gift, una memoria de su infancia y vida familiar en Bethlehem,
Pennsylvania, en la cual reflexiona sobre la gente y los sucesos de su pasado que ayudaron a
convertirla en escritora. The Gift se publicó eventualmente en 1982. Escribió también Trilogy,
publicada como The Walls do not Fall ("Los muros no se hunden") en 1944, Tribute to the
Angels en 1945 y The Flowering of the Rod en 1946. Este poema en tres partes sobre su
experiencia en el bombardeo de Londres (The Blitz) forma parte del grupo de poemas
denominado junto con Pisan Cantos de Ezra Pound y Little Gidding de T.S. Eliot como uno
de los mayores exponentes de la literatura modernista en respuesta a la Guerra desde un
punto de vista civil. Los poemas también representan el primer fruto de su nueva manera de
escribir poesía, con un tono mucho más flexible y conversacional y empleando también la
dicción como enfoque general de la experiencia. Las líneas iniciales de The Walls do not Fall
señalan clara e inmediatamente la ruptura de H.D. con su poesía anterior: An incident here
and there, / and rails gone (for guns) / from your (and my) old town square. (Un incidente
aquí y allí/ y barandillas retiradas (para pistolas)/ de tu (y mi) vieja plaza del pueblo.)Después
de la guerra, H.D. y Bryher no siguieron viviendo juntas, a pesar de que siguieron en contacto
para encuentros ocasionales. H. D. se trasladó a Suiza donde, en la primavera de 1946, sufrió
un colapso nervioso severo y acabó acudiendo a una clínica hasta el otoño de ese mismo año.
Aparte de algunos viajes a Estados Unidos, H.D. permaneció el resto de su vida en Suiza. A
finales de los 50, volvió a recibir más tratamiento, esta vez bajo el psicoanalista Erich Heydt.
A petición suya, escribió End to Torment, una memoria de su relación con Ezra Pound, el
cual permitió que los poemas de Hilda's Book fueran incluidos en la publicación.
OBRAS FINALES
Durante ésta última década, se dedicó a escribir una cantidad considerable de poesía;
notablemente Helen in Egypt ("Elena en Egipto") (1952–54), una deconstrucción feminista de
la épica, tan centrada en el hombre, la cual usa la obra Elena de Eurípides como base para
una reinterpretación de la Guerra de Troya y, por extensión, la guerra en sí. Algunos críticos,
incluyendo a Jeffrey Twitchell-Waas consideran esta obra como una respuesta a la obra de
Pound Cantos, la cual ella admiraba.Los otros poemas de esta época son "Sagesse", "Winter
Love" y "Hermetic Definition". Los tres fueron publicados póstumamente bajo el título
colectivo Hermetic Definition (1972). "Hermetic Definition" (el poema) tiene como base su
amor por un hombre 30 años más joven que ella y la línea 'Tan lenta es la rosa en abrirse' del
"Canto 106" de Pound. Escribió "Sagesse" en la cama, tras haberse roto la cadera en una
caída, esta obra sirve en cierta manera como una conclusión a Trilogy, al estar parcialmente
escrito en la voz de una joven superviviente del bombardeo de Londres que se encuentra
aterrorizada ante la posibilidad de una bomba atómica. "Winter Love" escrito junto a End to
Torment usa a la Penélope de Homero como narradora para reinterpretar el material de la
historia en forma poética. Por una temporada, se planteó añadirlo como un apéndice a Helen
in Egypt.En 1960, H.D. estaba en EE.UU para recoger la medalla de la Academia Americana
de las Artes y las Letras. Mientras volvía a Suiza, sufrió un infarto en julio de 1961 y murió
un par de meses después en la Klinik Hirslanden de Zúrich. Sus cenizas fueron llevadas a
Bethlehem, y enterradas en el panteón de la familia en el cementerio de Nisky Hill el 28 de
octubre. El epitafio consiste en los siguientes versos de un poema de su primera etapa:
Puedes decir,
Flor griega; El éxtasis griego
Reclama para siempre
A aquéllos que murieron
Siguiendo la medida perdida
De intrincadas canciones.
LEGADO
El redescubrimiento de la obra de H.D. en los años 70 coincide y está impulsada por el
surgimiento del feminismo y de la crítica literaria feminista que encuentra mucho que
estudiar en el análisis de los papeles asignados a cada sexo, que tan típico es en las obras de
H.D. Concretamente, estos críticos que trabajaban en desafiar la lengua inglesa estándar
desde los entresijos de la literatura modernista, basándose en las obras de escritores como
Pound, Eliot o James Joyce, restauraron en su posición la importancia de H.D. en la historia
del movimiento.Su trabajo también ha servido recientemente como modelo para bastantes
mujeres poetas que trabajan siguiendo la tradición modernista en la actualidad. Algunos
ejemplos incluyen a Barbara Guest, Denise Levertov y a poetas del lenguaje como Susan
Howe. Sin embargo, su influencia no se limita a mujeres, muchos otros, incluyendo al poeta
Robert Duncan y Robert Creeley, han reconocido su deuda con ella.
BIBLIOGRAFÍA
POESÍA
Sea Garden (1916)The Tribute And Circe: Two Poems (1917)
Hymen (1921)Heliodora and Other Poems (1924)Collected Poems of H.D. (1925], nueva edición
1940)Red Roses for Bronze (1931)Trilogy The Walls do not Fall (1944)
Tribute to the Angels (1945)The Flowering of the Rod (1946]])By Avon River (1949)
Selected Poems of H.D. (1957)Helen in Egypt (1961)Hermetic Definition (1972)
Trilogy (edición revisada en un solo volumen, 1973)Collected Poems, 1912–1944 (1983 )
Novelas Palimpsest (1926)Hedylus (1928)
HERmione (escrita en 1927, publicada en 1981)Nights (1935)Bid Me to Live (escrita entre 1933–
1950, publicada en 1960)Paint It Today (publicada en 1992)Asphodel (publicada en 1992)Magic
Ring (póst. 2009)
Para niños The Hedgehog (1936)
Memorias The Gift (escritas entre 1941–1944, publicadas en 1982)
Tribute to Freud (escrita en 1944, publicadas entre 1945 y 1985)
End to Torment (escrita en 1958, publicada en 1979)

HILDA DOOLITLE (1886-1961) —mejor conocida como H. D.— fue una poeta
norteamericana que hizo parte central del imagismo, uno de los movimientos fundacionales
del modernismo en la tradición poética anglosajona. Su generación (repleta de reconocidas
figuras como Ezra Pound, William Carlos Williams o Marianne Moore) buscó, de manera
similar a las vanguardias en Hispanoamérica, cuestionar las formas, los temas y los sistemas
simbólicos preexistentes. Para el caso de Norteamérica, esto implicó alejarse de la poesía
victoriana imperante.Los dos poemas presentados a continuación son ejemplos claros del
imagismo y cuestionan la tradición victoriana de varias maneras. El manejo de palabras de
uso cotidiano, el claro alejamiento de la rimbombancia que demuestra su simplicidad, su
atención especial por lo particular en oposición a lo general y su búsqueda por la concreción y
el verso libre son características que claramente alejan a estos poemas de la poesía
preexistente tanto en términos formales como de contenido. De manera más específica, estos
poemas cuestionan el lenguaje victoriano de las flores y toda la simbología gastada y
sentimental que este contenía. En “Sea Poppies” y “Sea Rose” las flores se cargan de
connotaciones novedosas y vibrantes que, según algunos, no solamente cuestionan los símbolos
anticuados de las flores en sí sino las ideas de feminidad que estas contenían.

AMAPOLAS DE MAR

Cáscara de ámbar,
surcada de oro,
fruta en la arena
marcada con un grano abundante,

tesoro
derramado cerca de los arbustos de pinos
para blanquearse en los peñascos:

tu tallo ha echado raíz


entre guijarros mojados
y el montón arrojado por el mar
y conchas ralladas
y caparazones de concha escindidos.

Hermosa, extendida ampliamente,


fuego sobre hoja,
¿qué pradera ocasiona
tan fragante hoja
como tu radiante hoja?

ROSA DE MAR
Rosa, áspera rosa,
estropeada y de pocos pétalos,
flor magra, delgada,
escasa de hojas,

más preciosa
que una rosa mojada
única en un tallo
—sujeta a la deriva.

Atrofiada, con hoja pequeña,


eres arrojada a la arena,
eres alzada
en la crujiente arena
que se mueve en el viento.

¿Puede la rosa que es especia


gotear tan acre fragancia
endurecida en una hoja?

***
CALOR
Oh viento, desgarrá el calor,
abrí el calor
hacelo jirones.

Los frutos no caen


en este aire espeso-
los frutos no caen en el calor
que golpea y aplasta
las puntas de las peras
y hace redondas las uvas.
Cortá el calor-
abrite paso a través de él,
y dejalo correr a cada lado
de tu camino.

LEDA
Donde el río lento
se encuentra con la marea,
un cisne rojo alza sus alas rojas
y el pico más oscuro,
y debajo del morado, debajo
de su pecho suave
desenrosca su pata de coral.

A través del morado intenso


del calor que agoniza
del sol y de la niebla,
el rayo erecto de la luz solar
acaricia
al lirio de pecho oscuro
y esparce un oro más rico
en su cresta dorada.

Donde el ascenso lento


de la marea
flota hacia el río
y boga lentamente a la deriva
entre las cañas
alzando banderas amarillas,
flota
donde se encuentran río y marea.

Ah beso soberano--
nunca más el arrepentimiento
ni recuerdos antiguos
para arruinar el éxtasis;
donde los juncos bajos se espesan,
el lirio de un día, dorado
se despliega y descansa
bajo el aleteo suave
de las alas del cisne rojo
y el temblor tibio
de su pecho.

LETEO
Ni piel ni cuero ni vellón
te cubrirán,
Ni cortina de seda ni refugio
de cedro hallarás sobre vos,
Ni pino
Ni abeto.

Ni visión de aliaga o de espino


Ni de tejo de río,
Ni la fragancia del arbusto en flor,
ni la queja del tordo al despertar,
ni la del zorzal
ni la del pardillo.

Ni la palabra ni el contacto ni la vista


del amante en la noche
anhelarás sino ésto:
el rodar de la marea entera para cubrirte
sin preguntas
sin besos.

JARDÍN PROTEGIDO
Ya tuve suficiente.
Respiro con dificultad.

Todo camino termina, toda calle,


todo sendero conduce al final
a la cima de la colina –
así que aminorá el paso,
o encontrate con la misma pendiente del otro lado,
y lanzate.

Ya tuve suficiente –
claveles, clavelinas, siemprevivas,
hierbas, berros.

Oh por el latigazo de una rama--


en este lugar
no hay olor a resina
ni sabor a corteza, a pasto común,
aromático, astringente –
sólo hay canteros y canteros de claveles perfumados.

¿Acaso han visto bajo techo frutos


que busquen la luz?--
¿las peras envueltas en trapos
protegidas de la escarcha,
los melones, casi maduros,
asfixiados en paja?

¿Y por qué no dejar que las peras se aferren


a la rama vacía?
Tanta persuasión sólo dará
una fruta más amarga –
Déjenlas aferrarse, madurar por sí mismas,
demostrar su valor,
mordidas y marchitas por la escarcha
para caer, al final, hermosas
con su abrigo rojizo.

O al melón –
Déjenlo desteñir su amarillo
bajo la luz invernal,
aunque sepa ácido –
es mejor el sabor de la escarcha –
la escarcha exquisita –
que el de la paja de embalar.

Por esta belleza,


belleza sin fuerza,
la vida se ahoga.
Yo quiero que el viento rompa
y disperse estos tallos rosados,
que arranque su cabezas fragantes y
las arroje sobre las hojas secas –
que esparza las ramitas en los caminos,
los gajos rotos.
que arrastre las ramas grandes de los pinos
y las lance desde un bosque lejano
justo encima del huerto de melones,
que rompa las peras y los membrillos--
que deje los árboles por la mitad, destrozados, retorcidos
mostrando que la lucha fue valiente.

Oh que borre este jardín


para olvidar, para encontrar una belleza nueva
en un lugar atroz
atormentado por el viento.

Los misterios permanecen,


yo sigo el mismo
ciclo del tiempo de la siembra
y del sol y la lluvia;
como Démeter en la hierba,
multiplico,
renuevo y bendigo
como Baco en la viña,
sustento la ley,
abrazo los misterios verdaderos,
el primero de ellos
nombrar muertos a los vivos;
soy el pan y el vino.
abrazo la ley,
Sustento los misterios verdaderos,
yo soy la viña,
y las ramas, vos
y vos.

CIUDADES
Podemos creer- haciendo un esfuerzo
por consolar nuestros corazones:
que todo esto no es pérdida,
que no fue puesto aquí para ofender
calle tras calle,
todas siguiendo el mismo modelo,
sin elegancia que destaque
una casa entre cientos
amontonadas en un jardín.

Amontonadas – podemos creerlo,


sin completa desazón,
en irónico juego-
pero el hacedor de estas ciudades se desdibujaba
frente a la belleza del templo
y el espacio que antecede al templo,
arcada sobre perfecta arcada,
pilares y corredores que conducían
a patios y porches extraños
donde la luz del sol pisoteaba
las sombras del jacinto
oscureciéndolas contra la vereda.

Porque el hacedor de ciudades se desdibujaba


ante el esplendor de los palacios,
paralizado mientras las flores de incienso
de los árboles de incienso
caían sobre el piso de mármol,
lo pensó de otro modo, fabricándolas-
iguales, calle tras calle.

Porque, ay,
había amontonado de tal manera la ciudad
que los hombre no podían comprender la belleza,
la belleza los tapaba,
los atravesaba, los rodeaba,
sin siquiera una grieta vaciada de miel,
excepcional, inabarcable.
Entonces construyó una nueva ciudad,
ah, ¿podremos creerlo?, sin ironías
sino para un nuevo esplendor
construyó nueva gente
que se elevara tras un lento crecimiento
hacia una belleza hasta ahora sin igual-
y creó nuevas células,
horribles primero, horribles ahora-
esparció larvas sobre ellas,
no miel, sino furiosa vida.
Y estas oscuras células,
amontonadas calle tras calle,
almas vivas, todavía horribles-
desfiguradas o deformadas,
sin rastro de la belleza que
alguna vez los hombres poseyeron con tanta liviandad.

¿Podemos pensar que unas pocas viejas células


sobrevivieron –nosotros sobrevivimos-
gotas de miel,
viejo polvo de polen extraviado,
amortiguado en nuestras alas rotas,
y nos quedaron para recordar las viejas calles?

¿Es nuestra tarea menos dulce


que las larvas que aun duermen en sus células?
O que reptan para atacar nuestra frágil fortaleza:
eres inútil. Estamos vivos,
esperamos grandes acontecimientos.
Nos esparcimos a través de esta tierra.
Protegemos nuestra sólida raza.
Eres inútil.
Tu célula ocupa el lugar
de nuestra joven fuerza futura.

Aunque estén dormidas o despierten para atormentar


y deseen desplazar nuestras viejas células-
raro y fino oro-
que engorda sus larvas-
¿es nuestra tarea menos dulce?

Aunque vaguemos por ahí,


sin encontrar la miel de las flores en este desperdicio,
¿es nuestra tarea menos dulce-
para nosotros que recordamos el viejo esplendor,
esperando la nueva belleza de las ciudades?

La ciudad está poblada


de espíritus, no fantasmas, oh, amor mío:
Aunque se interpusieron entre nosotros
y usurparon el beso de mi boca
su aliento fue tu don,
su belleza, tu vida.

H.D (HILDA DOOLITTLE), Bethlehem, Pennsylvania, 1886 – Zurich, 1961


Tal vez no sea el poema más bello de H.D, sin embargo, está presente el caos que provocó en el
imaginario y también en la misma Doolittle, la desintegración de los sistemas simbólicos
tradicionales como resultado de la Gran Guerra, dejando una cultura en estado de quiebre, y
que diera lugar a uno de los movimientos literarios más potentes de la historia.
PERAL
Polvo de plata
levantado de la tierra,
más arriba de lo que mis brazos alcanzan,
te despliegas.
Plata,
más arriba de lo que mis brazos alcanzan,
nos enfrentas con tu masa ingente;

ninguna flor alguna vez abierta


ni tan firme hoja blanca,
ninguna flor alguna vez de plata desprendida
de tan extraña plata;

blanco peral,
los mechones de tus flores,
espesos en la rama,
atraen el verano y los frutos maduros
en sus corazones púrpuras.

LA VARA EN FLOR
De Trilogía, 1944-1946

Voy donde amo y soy amada


hacia la nieve;

Voy hacia aquello que amo


sin ningún pensamiento de deber o piedad;

Voy hacia donde pertenezco, inexorable,


como la lluvia que no ha cesado de caer

hacia los surcos; he dado


o podría haber dado

vida al grano;
pero si éste no crece o madura

con la lluvia de la hermosura,


la lluvia retornará a la nube,

quien cosecha afila su acero sobre piedra;


pero éste no es nuestro campo,

no lo hemos sembrado;
impiadosos, impiadosos, dejemos

el sitio de la calavera
para aquellos que lo compusieron.
...
Satisfechos, insatisfechos,
saciados o entumecidos de hambre,

he aquí la urgencia eterna,


la desesperación, el deseo de equilibrar

la variante eterna;
tú percibes este llamado insistente,

esta demanda de un cierto instante,


la vocación de gozar, de vivir,

no el mero afán de perdurar,


la vocación de vuelo, de consecución,

la vocación de reposo tras un largo vuelo;


pero ¿quién conoce la desesperada urgencia

de esos otros –verdaderos tal vez ahora


míticos pájaros—que buscan, infructuosos, reposo

hasta que se desploman desde el punto más alto de


la espiral
o caen del centro mismo de un círculo cada vez más estrecho?

pues ellos recuerdan, recuerdan, al mecerse y revolotear


lo que existió una vez –recuerdan, recuerdan—

ellos no se desviarán –han conocido la bienaventuranza


el fruto que satisface –han retornado—

¿y si las islas se perdiesen? ¿si las aguas


cubrieran las Hespérides? Mejor es que recuerden—

recuerden las manzanas doradas del árbol;


Oh, no los compadezcas, mientras los ves caer uno por uno,

pues caen exhaustos, adormecidos, ciegos,


pero en un cierto éxtasis,

pues de ellos es el hambre


del Paraíso.

*Poemas incluidos en el libro Poemas de Helena en Egipto, Ediciones Angria-Caracas,


Venezuela, 1992. Traducción: María Negroni y Sophie Black.
** Hilda Doolittle (1886-1961). Nació en Pennsylvania (Estados Unidos). Autora de diversos
libros de poemas (Sea Garden (1916), Hymen (1921), Heliodora (1924), Red roses for Bronze
(1931), Trilogía (1944-46), Helen in Egipto (1961), entre otros. También escribió prosa.

LAS ISLAS (1921)


I
¿Qué son las islas para mí,
qué es Grecia,
qué son Rodas, Samos, Chios,
Paros que mira a Occidente,
Creta?

¿Qué es Samotracia,
que asoma como un barco,
Imbros que desgarra con el pecho las olas
enfurecidas?

¿Qué son Naxos, Paros, Milos,


el círculo en torno a Licia,
las Cíclades
collar blanco?

¿Qué es Grecia-
Esparta, que asoma como roca,
Tebas, Atenas,
qué es Corinto?

¿Qué es Euboia
con sus lilas autóctonas
qué es Euboia, cubierta de pasto,
incrustada de súbitos bancos de arena,
qué es Creta?

¿Qué son las islas para mí,


qué es Grecia?

II
¿Qué puede darme el amor de la tierra
que tú no me hayas dado-
qué saben los altos espartanos,
y los pueblos más gentiles del Atica?

¿Qué poseen Esparta y sus mujeres


que importe más que esto?

¿Qué son las islas para mí


si te extravías-
qué es Naxos, Tinos, Andros,
y Delos, broche
del collar blanco?

III
¿Qué puede darme el amor de la tierra
que tú no me hayas dado,
qué puede quebrar en mí el amor de la contienda
que tú mismo no hayas destruido?

Bien puede Esparta penetrar en Atenas,


Tebas provocar la ruina de Esparta,
cada una cambia como el agua,
la sal, se eleva para sembrar el terror
y retrocede.

Hilda Doolittle (Pennsylvania 1886-Zurich, Suiza, 1961). Poeta, narradora y cronista


norteamericana. Estuvo vinculada a los poetas imagistas (Amy Lowell, Ezra Pound, T.S.
Eliot). A comienzos del siglo XX fue una figura destacada de la cultura bohemia en Londres.
En su obra tomó con frecuencia como referente la época clásica Griega y la lírica grecolatina.
En 1933 viajó a Viena para analizarse con Freud. Su amplia obra abarca poesía, novela,
teatro, traducciones.

EL MAESTRO
Por Hilda Doolittle

I
Era muy bello
el viejo,
y yo conocí la sabiduría,
hallé la verdad sin medida
en sus palabras,
su autoridad
era decisiva

(cómo era que comprendía?)

cuando viajé a Mileto


a buscar sabiduría
dejé todo atrás,
ayuné,
trabajé hasta tarde,
me levanté temprano;
usara ropas simples
o intrincadas,
nada se perdía,
cada vestido tenía significado,
"cada gesto es sabiduría",
me enseñaba;
"nada se pierde",
decía;
me acostara tarde
o temprano,
atrapaba el sueño
y me levantaba soñando,
y forjábamos filosofía con el contenido del sueño
y yo estaba contenida;

nada se perdía
pues Dios es todo
y el sueño es Dios
sólo para nosotros,
para nosotros
es pequeña la sabiduría
pero suficientemente grande
para conocer a Dios en todas partes;

Oh era justo,
aun cuando yo le arrojara sus palabras a la boca
me decía
"pronto estaré muerto,
debo aprender de los jóvenes";

su tiranía era absoluta,


pues yo tenía que amarlo entonces,
debía reconocer que él estaba más allá de cualquier hombre,
más cerca de Dios
(era tan viejo),
tenía que clamar
su perdón,
que él me concedía
con su vieja cabeza
tan sabia,
tan bello
con su boca tan joven
y sus ojos;

Oh dios,
deja que haya alguna sorpresa en el cielo para él,
pues nadie sino tú podría idear
algo adecuado
para él
tan bello.

MARIANNE MOORE
Nacimiento Estados Unidos, Misuri1887-1972, 84 años – Republicana Miembro de
Academia Estadounidense de las Artes y las Ciencias Distinciones Beca GuggenheimPremio
BollingenPremio Pulitzer de Poesía Premio Nacional del Libro nació en Kirkwood, Misuri en
la casa parroquial de la iglesia presbiteriana de la que su abuelo materno, John Riddle
Warner, era pastor. Era hija de un inventor e ingeniero, John Milton Moore, y su esposa,
Mary Warner. Creció en la casa de su abuelo, pues su padre había sido enviado a un hospital
psiquiátrico antes de su nacimiento. En 1905, Moore comenzó a asistir al Bryn Mawr College,
en Pensilvania y se graduó cuatro años después. Dio clases en la Carlisle Indian Industrial
School en Carlisle, Pensilvania, hasta 1915, año en que comenzó a escribir poesía de forma
profesional..Moore fue reconocida por autores tan diversos como Wallace Stevens, William
Carlos Williams, H.D., T. S. Eliot, o Ezra Pound quizá a raíz de sus viajes europeos antes de la
Primera guerra mundial. Desde 1925 hasta 1929, Moore trabajó como editora del diario
literario y cultural The Dial. Esto hizo que Moore tomara un papel similar al de Pound,
descubriendo a nuevos poetas como Elizabeth Bishop, Allen Ginsberg, John Ashbery o James
Merrill. Aparte de esta labor editorial, Moore retocó y editó sus propios trabajos
anteriores.En 1933 le fue otorgado un premio, el Helen Haire Levinson Prize, por la revista
Poetry. Su colección de poemas, Collected Poems, de 1951, es quizá su obra más valorada y la
que le hizo ganar el premio Pulitzer, el National Book Award, y el premio Bollingen. En los
círculos literarios neoyorquinos Moore se convirtió en una pequeña celebridad, sirviendo en
ocasiones como anfitriona a aquellos más prominentes. Moore asistía a combates de boxeo,
partidos de béisbol u otros eventos públicos vestida de una forma un tanto extravagante que
acabó convirtiéndose en su sello personal: un sombrero tricornio y una capa negra. Moore era
una entusiasta de los deportes y los deportístas, y admiraba especialmente a Muhammad Ali,
con quien colaboró en su álbum recitado I Am the Greatest! escribiendo algunas líneas.
Moore continuó publicando poemas en otros diarios, como The Nation, The New Republic y
Partisan Review, así como publicando varias obras y colecciones de poesía y crítica literaria.
También mantuvo correspondencia con W.H. Auden y Ezra Pound mientras este último
estuvo encarcelado.

MARIANNE MOORE / Los monos


A un caracol

Si "la compresión es la principal gracia del estilo",


tú la tienes. La contractilidad es una virtud
así como la modestia es una virtud.
No es la adquisición de alguna cosa
que pueda adornar,
o la incidental calidad que ocurre
como un concomitante de algo bien dicho,
lo que valoramos en el estilo,
sino el principio escondido:
a falta de pies, "un método de conclusiones";
"un conocimiento de los principios",
en el curioso fenómeno de tu cuerno occipital.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Collected Poems (1935)",
Complete poems, Penguin Books, Nueva York, 1994Versión: J. Aulicino

Silencio

Mi padre acostumbraba decir,


"La gente superior jamás hace largas visitas,
hay que mostrarles la tumba de Longfellow
o las flores de vidrio en Harvard.
Autosuficiente como el gato -
toma su presa en la intimidad,
la mustia cola del ratón, colgante como un cordón de su boca-
disfruta a veces de la soledad
y puede ser privada del habla
por la palabra que la ha deleitado.
El sentimiento más profundo se muestra siempre en silencio;
no en silencio, sino contenido."
Tampoco era insincero al decir: "Haga de mi casa su posada".
Posadas no son residencias.
Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Collected Poems (1935)",
Complete poems, Penguin Books, Nueva York, 1994Versión: J. Aulicino

En esta ocasión presentamos el poema “Silencio” de la poeta modernista norteamericana Marianne


Moore (Missouri, 1887- New York, 1972). Fue merecedora del premio Pulitzer, el National Book
Award, y el premio Bollingen por su Collected Poems publicado en 1951. La traducción corre a
cargo de Alejandro Abogado de la Serna.

SILENCIO
.

Mi padre solía decir:


–La gente superior no hace visitas largas.
No hace falta mostrarles la tumba de Longfellow,
ni las flores de vidrio en Harvard.
Son autosuficientes como el gato,
que se lleva a la presa a un lugar privado;
la cola del ratón colgando floja de la boca.
A veces disfrutan de la soledad
y pueden quedarse sin palabras
al escuchar palabras que disfruten.

El sentimiento más profundo emerge durante el silencio;


no en el silencio, sino en la prudencia. –
Y no era hipócrita al decir –Haz de mi casa tu posada–.
Una posada no es un domicilio.

En esta ocasión presentamos el poema “Silencio” de la poeta modernista norteamericana Marianne Moore
(Missouri, 1887- New York, 1972). Fue merecedora del premio Pulitzer, el National Book Award, y el premio
Bollingen por su Collected Poems publicado en 1951. La traducción corre a cargo de Alejandro Abogado de
la Serna.

SILENCIO
.
Mi padre solía decir:
–La gente superior no hace visitas largas.
No hace falta mostrarles la tumba de Longfellow,
ni las flores de vidrio en Harvard.
Son autosuficientes como el gato,
que se lleva a la presa a un lugar privado;
la cola del ratón colgando floja de la boca.
A veces disfrutan de la soledad
y pueden quedarse sin palabras
al escuchar palabras que disfruten.
El sentimiento más profundo emerge durante el silencio;
no en el silencio, sino en la prudencia. –
Y no era hipócrita al decir –Haz de mi casa tu posada–.
Una posada no es un domicilio.

EL RETIRO DEL MAGO


de moderada estatura
(lo he visto)
nublado pero brillante por dentro
como una piedra lunar
mientras destellaban un resplandor amarillo
en la rendija de un postigo,
y un azul resplandor en el farol
junto a la puerta cerrada del frente.
No dejó nada de qué quejarse,
nada más que obtener,
consumadamente claro.

La negra masa de un árbol que se elevaba detrás


casi tocando el alero
con el definitivo carácter de Magritte,
era sobre todo discreta.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Hitherto Uncollected", Complete
poems, Penguin Books, Nueva York, 1994Versión: J. Aulicino

Una botella egipcia de vidrio tirado* en forma de pez

Aquí tenemos sed


y paciencia, desde el principio,
y arte- como en una ola que se levantó para que viéramos
en su esencial perpendicularidad

no quebradizo
sino intenso -el espectro, este
espectacular y diestro animal, el pez,
cuyas escamas rechazan las espadas del sol con su pulido.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Selected Poems (1935)",
Complete poems, Penguin Books, Nueva York, 1994 Versión: J. Aulicino

guiñaban demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito –
trivial y monótono al ser examinado, destruyendo
cortezas y porciones de la comida que no podía comer.

Recuerdo su magnificencia, ya no más magnífica


sino difusa. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar las relaciones menores de
hace veinte años; pero no lo olvidaré
— aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros — aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando cáustico, “Ellos abusaron de nosotros con sus débiles
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que comprender el arte no es para nosotros; hallando
todo tan difícil, examinando la cosa

como si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubiera


sido esculpida en calcedonia
o mármol — rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles”.

Marianne Moore (Kirkwood, Estados Unidos, 1887-Nueva York, Estados Unidos, 1972), Moore.
Antología histórica de poemas de Marianne Moore traducidos en la Argentina, selección de Jorge
Aulicino, ediciones electrónicas de Op. Cit., Buenos AiresVersión inédita de Silvia Camerotto

Cuando compro cuadros


o, lo que es más exacto,
cuando miro aquello de lo que puedo considerarme dueña
imaginaria,
elijo lo que en mi cotidianidad podría darme gozo:
la sátira de una curiosidad en la que solo se discierne
la intensidad del estado anímico;
o bien lo opuesto: el viejo objeto, la sombrerera medieval
decorada
con galgos de cintura estrecha como la de un reloj de arena,
y ciervos y pájaros y gente sentada;
puede ser solo un cuadro de marquetería; quizá la biografía literal,
con letras ubicadas a un lado sobre un espacio como de
pergamino;
una alcachofa con seis matices de azul; las patas de agachadiza
en un jeroglífico triple;
la valla de plata protegiendo la tumba de Adán o Miguel cogiendo
a Adán por la muñeca.
El énfasis demasiado intelectual sobre esta o aquella cualidad
disminuye el goce.
No debe pretender demostrar nada; ni puede exaltarse el triunfo
fácilmente concedido:
eso que es grande porque otra cosa es pequeña.
Se reduce a esto: de la clase que sea, la obra
debe estar “iluminada con penetrantes destellos en la vida de las
cosas”.
debe confirmar la fuerza espiritual que la creó.

Marianne Moore (Kirkwood, Estados Unidos, 1887-Nueva York, Estados Unidos, 1972), Poesía
reunida 1915-1951, Hiperión, Madrid, 1996Traducción de Lidia Taillefer de Haya

Por disposición de los ángeles


¿Los mensajeros se parecen mucho a nosotros? Explicadlo.
¿La oscuridad hace explícita a la firmeza?
¿Y algo se oye con más claridad cuando no se está cerca?
Por encima de los detalles,
estos en absoluto detalles no pueden faltar a la alabanza.
Hemos comprobado, con firmeza sin decaimiento,
cómo la oscuridad perfecciona una estrella.

¿La estrella que no me pregunta si la veo?


¿El abeto que no querría que lo arrancara?
¿Y el habla que no me pregunta si la oigo?
Los misterios cuentan misterios.
Más firme que la firmeza, una estrella me deslumbra, viva y alegre,
no es necesario decirlo, cómo se parece a algunos que conocimos;
se parece mucho a ella, mucho a él, y un eterno estremecimiento.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), Poesía reunida.1915-1951,


traducción de Lidia Taillefer de Haya, Hiperión, Madrid, 1996Envío de Jonio González

El pasado es el presente

Si la acción externa está agotada


y la rima está pasada de moda,
volveré a ti,
Habacuc, como cuando en la clase de Biblia
el maestro nos hablaba de los versos sin rima.
El decía -y creo que repito sus exactas palabras-:
"La poesía hebrea es prosa
con una suerte de conciencia intensificada". El éxtasis proporciona
la ocasión y lo conveniente determina la forma.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Selected poems", 1935,
Complete Poems, Macmillian Publishing Company/Penguin Books, Nueva York, 1994Versión de J.
Aulicino

A una aplanadora

La ilustración
no es nada para ti sin la aplicación.
Te falta la mitad del sentido. Aplastas todas las partículas
en apretada conformidad, y vas y vienes sobre ellas.

Las centelleantes astillas de piedra


son aplastadas hasta el nivel del bloque original.
Si no fuera "el juicio impersonal en materia
estética una imposibilidad metafísica", tú

podrías limpiamente alcanzarlo.


En cuanto a las mariposas, apenas concibo
la atención de una sobre ti, pero interrogar
la congruencia del complemento es vano, si es que existe.
Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Selected poems", 1935,
Complete Poems, Macmillian Publishing Company/Penguin Books, Nueva York, 1994Versión de J.
Aulicino

Color prismático

En los días de color prismático

no en los días de Adán y Eva, sino cuando Adán


estaba solo; cuando no había humo y el color era
fino, no con el refinamiento
del arte primitivo, sino a causa
de su originalidad; sin nada que la modificara salvo la

niebla que subía, la oblicuidad era una varia-


ción de la perpendicular, simple de ver y
de explicar: ya no
lo es, ni tampoco la banda de incandescencia
azul-roja-amarilla, que era el color, conserva sus franjas; también es
una de esas cosas en las que mucho de peculiar puede
leerse: la complejidad no es un crimen, pero llévenla
hasta el punto de lo
sombrío y nada es simple. Más aún,
la complejidad que se ha comprometido con la oscuridad, en vez de
reconocerse a sí misma

como la pestilencia que es, gira en torno


como para aturdirnos con la funesta
falacia de que la insistencia
es la medida del logro y de que toda
verdad debe ser oscura. Principalmente garganta, la sofisticación está
donde

siempre ha estado -en las antípodas de las grandes


verdades iniciales. "Una parte se arrastraba, otra parte
estaba a punto de arrastrarse, el resto
estaba aletargado en su cubil." En el avance espasmódico
de piernas cortas, en el gorgoteo y todas las trivialidades -tenemos
la clásica

multitud de pies. ¡Con qué propósito! La verdad no es Apolo


Belvedere, ni algo formal. La ola puede pasarle por encima si
quiere
Sepan que estará allí cuando dice:
"Estaré allí cuando la ola haya pasado".

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), El reparador de agujas de


campanario y otros poemas, selección y traducción de Mirta Rosenberg y Hugo Padeletti, Centro
Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988
Suficiente
1969

¿Soy yo una fanática? Lo opuesto.


¿Y dónde me gustaría estar?
Sentada bajo el olivo de Platón
o apoyada en su viejo tronco grueso,

lejos de la controversia
o de cualquier colérico.

Si quieres ver piedras bien puestas, no amenazadas


por la argamasa (los albañiles dicen "barro"),
cuadradas y lisas, levántalas como se debe,
dijo Ben Jonson, o lo aludió.

En "Descubrimientos" también dijo:


"Representa la verdad. Es suficiente."

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Hitherto Uncollected", Complete
Poems, Macmillian Publishing Company/Penguin Books, Nueva York, 1994Versión de J. Aulicino

El espíritu es una cosa encantadora

es una cosa encantada


al igual que el lustre en un
ala de chicharra
subdividida por el sol
hastas que las redes son legión.
Al igual que Gieseking tocando Scarlatti;
al igual que la lezna del ápterix
como un pico o el
chal para la lluvia de kiwi
con sus plumas peludas, el espíritu
avanza tanteando como un ciego,
sigue su marcha con los ojos fijos en el suelo.
Tiene el oído de la memoria
que puede escuchar sin
tener que escuchar.
Al igual que la caída del giróscopo,
realmente inequívoca
porque la certifica una certeza reinante,
es un poder de
enérgico hechizo. Es
como el cuello
de la paloma animado por
el sol; es el ojo de la memoria.
Es una concienzuda inconsistencia.
Arranca el velo; rasga
la tentación, la
bruma que lleva el corazón,
en sus ojos; siempre que el corazón
tenga cara; desarma
el abatimiento. Es fuego en el cuello irisdicente
de la paloma; en las
inconsecuencias
de Scarlatti.
La no-confusión pone
a prueba su confusión; no
es un juramento de Herodes que no se puede cambiar.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), Poetas norteamericanos


contemporáneos, traducción de E.L. Revol, Ediciones Librerías Fausto, Buenos Aires, 1976 (de
Nevertheless, 1944)

¿Qué son los años?

¿Cuál es nuestra inocencia,


cuál es nuestra culpa? Todos estamos
desnudos, nadie está seguro. Por lo tanto,
es coraje: la pregunta sin contestar,
la duda firme,-
llamando muda, escuchando sorda- ¿eso
en la desgracia, hasta la muerte,
dando coraje a otros,
y en su derrota, alentando

al alma a ser fuerte? Ve


profundo y es alegre quien
accede a la mortalidad
y en su prisión se levanta
a sí mismo como
al mar en un abismo, luchando por ser
libre aunque es incapaz,
en su entrega,
de encontrar su continuidad.

Entonces quien fuertemente siente,


se comporta. El pájaro mismo,
se ensancha; acerado
en su forma, se endereza. Aunque está cautivo,
sus poderosos cantos
dice, la satisfacción es una cosa
humilde, como pura una cosa es alegría.
Eso es mortalidad,
eso es eternidad.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "What Are Years (1941)",
Complete poems, Penguin Books, Nueva York, 1994Versión: J. Aulicino

El tuátara
En otra parte, ciertos lagartos marinos ignoran
despreocupadamente a sus vecinos -mientras van congregándose
de tal modo que no dejan lugar ni para dar un paso, con las colas encimadas
al estilo de los cocodrilos -son rodeados por pájaros que entran y
salen dandos saltos. Así la vida social entre los reptiles y las aves es
apacible. El tuátara

le permitirá a un petrel
entrar en su cueva, donde guarda sus nueve
o diez huevos... que es la cantidad que ponen los dragones, ya que
"un auténtico dragón engendra nueves hijos". El camaleón de tres
cuernos y el lagarto de collar, de la clase que no tiene patas, no toman en serio

a ningún ser que no sea volador. En


Copenhague, la puerta principal
del Mercado de la Bolsa está techada con dos pares de dragones parados
sobre las cabezas, de modo que sus cuatro
colas verdes -trenzadas así por el arquitecto- se unen verticalmente
simbolizando el amparo de una seguridad cuadruplicada.

Marianne Moore (Missouri, 1887-Nueva York, 1972), El basilisco emplumado, Ediciones Jimmy
Jimmereeno, Buenos Aires, 1991. Bilingüe. Traducción de Ernesto Montequín.

Poesía

A mí también me digusta: hay cosas que son importantes


más allá de todo este desatino.
Empero, leyéndola con perfecto desprecio, uno
descubre en ella después de todo, un lugar para lo auténtico.

Manos que pueden agarrar


ojos que pueden dilatarse, cabellos que puede erizarse
si fuera necesario, estas cosas son importantes no porque

pueda dárseles una interpretación altisonante sino porque


son últiles. Cuando se vuelven tan secundarias que hasta
llegan a ser ininteligibles,
puede decirse lo mismo de todos nosotros
que no admiramos lo que
no podemos entender: el murciélago
sosteniéndose patas arriba o en busca de algo
para comer, elefantes que empujan, un caballo salvaje dando un rodeo, un incansable
lobo debajo
de un árbol, el impasible crítico crispando su piel como un
caballo que siente una pulga, el aficionado
al béisbol, el estadígrafo...
tampoco es válido
tener prejuicios contra los "documentos comerciales
y los textos escolares": todos estos fenómenos son importantes.
Sin embargo uno debe hacer una distinción:
cuando poetas a medias los arrastran para destacarlos
el resultado no es poesía,
ni la tendremos
hasta que nuestros poetas puedan ser
"literalistas de
la imaginación"... por encima
de la insolencia y la trivialidad y puedan presentar,
para ser inspeccionados, jardines imaginarios con sapos reales.

Entretanto, si por una parte exiges


la materia prima de la poesía en
toda su crudeza y
por la otra lo que es auténtico,
entonces estás interesado en la poesía.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972)

Alberto Girri, William Shand, Poesía norteamericana contemporánea,


Distribuidora Mexicana de Libros, México DF, 1976

O ser un dragón

Si yo, como Salomón,


pudiera obtener mi deseo—
mi deseo ... O ser un dragón,
un símbolo del poder del Cielo–
del tamaño de un gusano de seda
o inmenso; a veces invisible-
¡Fenómeno feliz!

Marianne Moore (Kirkwood, 1887- Nueva York, 1972)


Versión de Andrés Hax

A UN CARACOL

Si “la condensación es la principal gracia del estilo”,


tú la tienes. Lo contráctil es una virtud,
del mismo modo que lo es la modestia.

No es la adquisición de algunacosa

que sirva de adorno,


o la casual cualidad que acontece
en conjunción con algo bien dicho
lo que apreciamos en el estilo,
sino el principio oculto:
a falta de pies, “un método de conclusiones”;
“un conocimiento de los principios”
en el curioso fenómeno de tu cuerno occipital.
EL PASADO ES EL PRESENTE

Si se agotó la acción externa


y el ritmo pasó de moda,
me volveré hacia ti,
Habakkuk, tal como fui incitada a hacerlo hace poco, por XY, que hablaba de verso sin
rima.
Este hombre dijo –creo repetir exactamente
sus palabras:
“La poesía hebrea es
prosa con una especie de conciencia acrecentada. ‘El éxtasis
genera la ocasión y la conveniencia determina la forma.’”

POESÍA

A mí también me desagrada: hay cosas más importantes que esta fruslería.


Leyéndola, eso sí, con el más completo desdén, uno descubre que, después de todo, hay
en ella espacio para lo genuino.
Manos que pueden agarrar, ojos
que pueden dilatarse, pelos que se paran
si es necesario, estas cosas son importantes no porque una
interpretación altisonante puede imponérseles sino porque son
útiles; cuando se vuelven derivadas hasta lo ininteligible,
lo mismo puede decirse de todos nosotros, que
no admiramos lo que
no entendemos: el murciélago,
colgado cabeza abajo a la espera de algo que
comer, elefantes empujando, un caballo salvaje revolcándose, un lobo infatigable bajo un
árbol, el crítico inmutable crispando la piel como un caballo que siente una pulga, el
hincha del fútbol, el estadístico–
tampoco vale
ejercer la discriminación contra los “documentos de negocios y textos
escolares”; todos estos fenómenos son importantes. Uno debe distinguir,
empero: cuando la empujan hacia la notoriedad los poetastros, el resultado no es
poesía,
al menos no hasta que aquellos de entre nosotros que son poetas puedan ser
“literalistas de
la imaginación” –por sobre
la insolencia y la trivialidad y puedan presentar,
para ser inspeccionados, jardines imaginarios con sapos de verdad en ellos,
la tendremos. Por el momento, si solicitas por una parte
la materia prima de la poesía en
toda su crudeza y
por otra parte lo
genuino, entonces te interesa la poesía.

ALISMAN

En un mástil quebrado
por el mar arrojado
junto a la nave rota,
un pastor tropezó
y en la arena encontró
una gaviota

de lapizlázuli, fino
amuleto marino
con alones abiertos,

crispadas garras de coral


y pico en alto para saludar
a los marineros muertos

“En defensa de su mundo”


Su carne y su espíritu, en sentido literal, son nuestro escudo.
New York Times, 7 de junio de 1944

Me gustaría ver los azulejos, las habitaciones, los patios de piedra


y los pozos antiguos
de esa tierra (la patria de Rinando
Caramonica el remendón, de Frank Sblendorio
y Dominick Agelastro;
del tendero, del hombre del hielo y de la bailarina; de la bella
Miss Damiano), la Italia

de la sabiduría y de todos los ángeles, en el día de Navidad

de este año navideño.

Hay un piano silencioso,


una guerra inocente y el corazón que puede actuar contra sí mismo. Aquí,
todos diferentes aunque parecidos, que tanto
tropiezan, caen y se multiplican
hasta que los cuerpos cubren la tierra por donde pasar,)

contra esta forma de victoria podrían decir:


“Si Cristo y los apóstoles murieron en vano,
yo moriré en vano con ellos”
¡Aquel bosque de cruces blancas!
Mis ojos no se cerrarán ante él.

Todos preparados como animales para el sacrificio,


como Isaac en el monte,
eran su propio sacrificio.
¿Marchando hacia la muerte, hacia la vida?
“En defensa de su mundo”
cuyos espíritus y cuerpos,
en sentido literal, eran y siguen siendo
nuestro escudo.

Ellos combatieron al enemigo,


nosotros combatimos la vida superflua y la autoconmiseración ..
Luce, oh luce,
sol que nunca engañas, sobre este panorama enfermizo.

A un ave de rapiña
Me convienes, pues me puedes hacer reir
y no te ciegas la paja
que los vientos mandan –en remolino- desde el almiar.

Sabes pensar, lo que piensas lo dices


con mucho del orgullo de Sansón y de su desolado
remedio, por lo que nadie se atreve a mandarte callar.

El orgullo te sienta bien, pájaro colosal que tanto te pavoneas.


Ningún corral te hace parecer absurdo;
tus garras de bronce son firmes ante la derrota.

SILENCIO

Mi padre solía decir:


"La gente de clase jamás hace visitas largas,
hay que mostrarles la tumba de Longfellow

o las flores de vidrio en Harvard.


Bastándose a sí mismos como el gato
-quien se lleva su presa a un retiro,
colgante la cola fláccida del ratón como un cordón de su boca-
a veces disfrutan con la soledad
y pueden quedarse privados de habla
al oír palabras que los hayan deleitado.
El sentimiento más hondo se muestra siempre en el silencio;
no en el silencio sino en la sobriedad".
Tampoco era insincero él al decir: "haga Ud. de mi casa su posada".
Las posadas no son residencias.
Imagen de Globalia
En la desconfianza de los méritos
¿Afianzado en vivir, en morir
por medallas y victorias confiables?
Luchan, luchan, lucha el ciego
que cree ver, -
quien no puede ver que el esclavizador
está esclavizado; el odiador, dañado. Oh brillo,
oh firme estrella, oh tumultuoso
océano azotado hasta que las diminutas cosas van
como lo desean, la montañosa
onda nos hace conocer a quienes miramos
lo profundo. ¡Perdidos en el mar antes de luchar!
Oh estrella de David, estrella de Belén,
oh negro león imperial
del Señor – emblema
de un mundo levantado – sean juntados al fin, sean
juntados. Hay la corona del odio y debajo de ella todo es
muerte; hay la del amor sin la que nadie
es rey; los actos benditos santifican
el halo. Así como el contagio
de la enfermedad hace la enfermedad,
el contagio de la verdad puede hacer la confianza. Están
luchando en cavernas y desiertos, uno por
uno, en batallones o escuadrones;
ellos están luchando para que yo
pueda todavía curarme de la enfermedad, Mi
Yo; algunos están ligeramente enfermos; algunos morirán. "El hombre
lobo del hombre y nos devoramos
entre nosotros. El enemigo no hubiera
podido abrir una brecha mayor en nuestras
defensas. Alguien
que guía a un ciego puede hacerlo escapar, pero
Job descorazonado por el falso alivio supo
que nada puede derrotar tanto
como un ciego que
puede ver. Oh, vivos quienes están muertos, quienes están
satisfechos de no ver, oh, nimio polvo de la tierra
que camina tan arrogante,
la confianza engendra poder y la fe es
una cosa afectuosa. Juramos,
hacemos esta promesa
a los que luchan – es una promesa – "Jamás
odiaremos el negro, lo blanco, lo rojo, lo amarillo, al judío,
el gentil, al intocable". No somos
aptos para jurar.
Con las mandíbulas apretadas ellos luchan,
luchan, luchan, - amamos a algunos que conocemos,
amamos a algunos pero no los conocemos – para
que los corazones puedan sentir y no se entumezcan.
Eso me cura; ¿o soy yo lo que
no puede creer? Algunos
en la nieve, o en despeñaderos, otros en arenas movedizas,
poco a poco, mucho a mucho, ellos
luchan luchan luchan para que donde
había muerte pueda haber
vida. "Cuando un hombre es presa de la ira,
es movido por cosas exteriores; cuando se sostiene
en su sitio con paciencia paciencia
paciencia, eso es acción o
belleza", la defensa del soldado
y la más dura coraza para
la lucha. El mundo es el hogar de un huérfano. ¿Jamás
tendremos paz sin tristeza?
¿Sin las súplicas de los que mueren
por una ayuda que no ha de venir? Oh,
tranquila forma sobre el polvo, no puedo
mirar y sin embargo debo. Si estos grandes y pacientes
moribundos – todas estas agonías
y heridas soportadas y sangre derramada –
nos pueden enseñar cómo vivir, estos
moribundos no fueron en vano.
Corazón endurecido de odio, oh, corazón de hierro,
el hierro es hierro hasta hacerse herrumbre.
Jamás ha habido una guerra que no lo fuera
de adentro; debo
luchar hasta conquistar en mí lo que
causa la guerra, pero no lo creeré.
Yo en mis adentros nada hice.
¡Oh, crimen de Iscariote!
La belleza es eterna
y el polvo dura un rato.
Críticos y conocedores
Hay una gran cantidad de poesía en las inconscientes
afectaciones. Algunos objetos
Ming, las imperiales alfombras de coches
de ruedas amarillas, están muy bien donde están, pero yo
he visto algo
que me gusta más – un
simple y pueril intento de hacer que un imperfectamente
estable animal estuviera de pie,
un similar propósito al hacer que un cachorro
comiera en un plato.
Yo recuerdo un cisne bajo los sauces en Oxford,
con patas como hojas de arce
y color flamingo. Se desplazaba como un barco
de guerra. Incredulidad y consciente melindre eran
el ingrediente
fundamental de sus pocas ganas de moverse. Por último, su osadía
no era una prueba en contra
de su propensión a estimar enteramente los pedazos
de alimento que la corriente
le allegaba; se fue con lo que le di
para comer. He visto este cisne y
los he visto a ustedes; he visto la ambición
sin sutileza en una variedad de formas. Sucede que estando
cerca de un hormiguero, he visto
una escrupulosa hormiga llevar un tallo hacia el norte, al sur,
al este, al oeste, hasta que giró
sobre sí misma, caminar desde el lecho de flores
hacia el césped,
y volver al punto
desde el que había partido. Luego abandonó el tallo
como algo inútil y esforzando sus mandíbulas
con un pedazo de cal – diminuto
pero pesado, comenzó de nuevo el mismo camino.
¿Qué hay
en ser capaz
de decir que uno ha dominado la corriente
en una actitud de defensa propia;
en probar que uno ha tenido la experiencia
de cargar un tallo?
No hay cisne tan delicado
"No hay agua tan quieta como la
de las fuentes muertas de Versalles". Ni cisne
de turbia y ciega mirada recelosa
y patas gondoleras tan delicado
como el de china acharolada de ojos
castaño cervato y collar dentado
de oro donde se lee a quién perteneció el pájaro.

ALOJADO EN EL CANDELABRO

Luis XV con capullos pintados

de amaranto, dalias,
erizos marinos y siemprevivas,
montado en la ramificada espuma
de bruñidas flores esculpidas,cómodo y erguido. El rey ha muerto.

EL REFUGIO DEL MAGO

de moderada altura,
(lo he visto)
sombrío pero brillante por dentro
como una piedra lunar,
mientras un destello amarillo
desde la grieta de una contraventana
y un destello azul desde el farol
junto a la puerta principal brillaban.
No daba pie a ninguna queja,
no se podía pedir más,
consumadamente sencillo.

La mole negra de un rosal en la parte de atrás


casi tocando los aleros
con la exactitud de un Magritte,
era ante todo discreto.
Puedo, podría, debo
Traducción de Olivia de Miguel
Si me dices por qué el pantano
parece infranqueable, entonces
te diré por qué pienso que
puedo atravesarlo si lo intento.

ROMERO

La Belleza y el hijo de la Belleza y el romero


–en suma: Venus y Amor, su hijo–,
se supone nacidos del océano,
en Navidad, en mutua compañía
tejen una guirnalda festiva
aunque no siempre de romero –

desde que voló a Egipto, florece indiferente.


Con hojas como lanzas, verdes, pero plateadas por debajo
las flores –blancas originalmente–
se volvieron azules. La hierba del recuerdo,
que imita el manto azul de la Virgen María,
no es demasiado legendaria

para dar flores que a la vez son símbolo y aroma penetrante.


Tras brotar de las rocas junto al mar,
la estatura de Cristo a los treinta y tres años,
se nutre del rocío y con la abeja
“habla un lenguaje mudo”; en realidad
es una especie de árbol navideño.

El San Jerónimo (Leonardo da Vinci’s Saint Jerome)


de Leonardo da Vinci y su león
en esa ermita
de muros derrocados,
comparten refugio para un sabio
-marco idóneo para el apasionado y lúcido
Jerónimo versado en el lenguaje-
y para un león pariente de aquel en cuya piel
no dejó huella el garrote de Hércules.

La bestia, recibida como un huésped,


aunque algunos monjes huyeran
-con su pata curada
que una espina del desierto había enrojecido-
guardaba el asno del monasterio…
que desapareció –según Jerónimo pensó-
devorado por el guardián. Así el huésped, como un asno,
sin ofrecer resistencia, fue encargado de transportar la leña;

pero, poco después, el león reconoció


al asno y entregó toda la caravana de camellos
de sus aterrorizados
ladrones al afligido
san Jerónimo. La bestia absuelta y
el santo quedaron de esa suerte hermanados;
y desde entonces su similar aspecto y comportamiento
estableció su parentesco leonino.

Pacífico, aunque apasionado


-porque de no ser ambas cosas,
¿cómo podría ser grande?-
Jerónimo –debilitado por las pruebas sufridas-
la cintura afilada comiera lo que comiera,
nos dejó la Vulgata. Bajo el signo de Leo,
la crecida del Nilo ponía fin a la hambruna, lo que hizo
de la boca del león un elemento apropiado para las fuentes,
un emblema que si no es universal
al menos no es oscuro.
Y aquí, aunque solo sea un esbozo, la astronomía
o los pálidos colores hacen que la dorada pareja
en el dibujo de Leonardo da Vinci parezca
bronceada por el sol. Resplandece, cuadro,
santo, animal; y tú, León Haile Selassie, con tu escolta
de leones símbolo de soberanía.
Suficiente: 1969
¿Soy una fanática? Todo lo contrario.
Y ¿dónde me gustaría estar?
Sentada bajo el olivo de Platon
o apoyada contra su grueso tronco viejo,
Lejos de la controversia
o de cualquier ser colérico.
Si vieras piedras bien colocadas, indemnes
de agramasa (los albañiles dicen “morteros”)
cuadradas y lisas, déjalas que se alcen como quieran,
dijo Ben Jonson, o lo dio a entender.
En Discoveries, dijo además:
“Defiende la verdad. Con eso basta.”

LOS PECES

cruzan
vadeando el negro jade.
Entre las conchas de mejillón azul cuervo, una se queda
componiendo los montones de ceniza;
abriéndose y cerrándose como
un
abanico herido.
Los percebes incrustados al borde
de las olas no pueden ocultarse
allí porque los sumergidos rayos del

sol
se resquebrajan como lana
de vidrio, se mueven con ligereza de proyector
entre las grietas-
dentro y fuera, iluminando

el
mar turquesa
de cuerpos. El agua atraviesa cuña
de hierro por el borde de hierro
del acantilado, sobre el que las estrellas,
rosados
granos de arroz, medusas
salpicadas de tinta, cangrejos como lirios
verdes y hongos
submarinos se deslizan unos sobre otros.

Todos
los rasgos

externos del abuso están presentes en este


desafiante edificio,
todas las características físicas del

accidente: falta
de cornisa, estrías de dinamita, quemaduras y
golpes de destral, estas cosas se destacan
en él; el abismo está

muerto.
La envidencia
reiterada prueba que puede vivir
a costa de lo que no revive
su juventud. El mar envejece dentro de él.

A UNA APLANADORA

La ilustración
no es nada para ti sin la aplicación.
Te falta la mitad del sentido. Aplastas todas las partículas
en apretada conformidad, y vas y vienes sobre ellas.

Las centelleantes astillas de piedra


son aplastadas hasta el nivel del bloque original.
Si no fuera "el juicio impersonal en materia
estética una imposibilidad metafísica", tú

podrías limpiamente alcanzarlo.


En cuanto a las mariposas, apenas concibo
la atención de una sobre ti, pero interrogar
la congruencia del complemento es vano, si es que existe.

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), "Selected poems", 1935,
Complete Poems, Macmillian Publishing Company/Penguin Books, Nueva York, 1994

Esta mujer me atrapo con su definición de la poesía en tres líneas:


"A mi también me desagrada.
Sin embargo, al leerla con perfecto desprecio, se descubre
en ella,después de todo, un sitio para lo genuino"
El reparador de agujas de campanario
EL CAMPANERO

Durero habría encontrado motivos para vivir


en una ciudad como ésta, con ocho ballenas varadas
para contemplar; con el dulce aire marino llegando hasta la casa
en un día claro, desde el agua grabada
con olas tan formales como las escamas
de un pez.
De a una, de a dos, de a tres, las gaviotas no dejan
de sobrevolar de un lado a otro el reloj de la ciudad,
o de planear en torno al faro sin mover las alas
-elevándose firmemente con una leve
torsión del cuerpo- o de congregarse
graznando donde
un mar del púrpura del cuello de un pavorreal
se empalidece hasta el azul verdoso, del mismo modo que Durero cambió
el verde pino del Tirol por el azul pavorreal y el gris
guinea. Se puede ver una langosta
de veinticinco libras y redes de pesca
puestas a secar. El
remolino de pífano y tambor de la tormenta mece el salado
pastizal de la marisma, perturba a las estrellas del cielo
y a la estrella de la aguja; es un privilegio ver
tanta confusión.
El reparador de agujas, de rojo, ha dejado
caer una cuerda como una araña que hila una hebra;
podría ser parte de una novela, pero en la vereda
un cartel reza C.J. Poole, Reparador de agujas de campanario,
en blanco y negro; y otro en rojo
y blanco dice
Peligro. El pórtico de la iglesia tiene cuatro columnas
acanaladas, cada una de piedra de una pieza, vueltas
más modestas por el encalado. Sería adecuado refugio
de granujas, niños, animales, prisioneros,
y presidentes que han pagado
a senadores
propensos al pecado no acordándose de ellos. Se ve
una escuela, una estafeta postal en una
tienda, casas de peces, casas de aves, una goleta de tres palos
en construcción. El héroe, el estudiante,
el reparador de campanarios, cada uno a su manera,
se siente en su casa.

Difícilmente podría ser peligroso vivir


en una ciudad como ésta, de gente simple
que hace que el reparador de campanarios ponga avisos de peligro
junto a la iglesia cuando está dorando la sólida
estrella puntuda que, sobre la aguja,
representa la esperanza.

La poesía, para decirlo de una manera poética, está antes que las necesidades.
La belleza es eterna y el polvo sólo dura un tiempo.
El sentimiento más profundo se revela siempre en el silencio. ¿Cuál es nuestra inocencia?
¿Cuál es nuestra culpa? Todos estamos desnudos, nadie está a salvo.
Está en la naturaleza humana encontrarse en medio de algo.
Un escritor es desleal cuando no puede ser duro consigo mismo.
Usted no es varón o mujer, sino un plan en el corazón de un hombre.
Lo que no es posible forzar es imposible de obstaculizar.
Poesía son todos los nombres y verbos.
La poesía es el arte de crear jardines imaginarios con sapos reales.
Si la técnica no es de interés para un escritor, dudo que el escritor sea un artista.
La impaciencia es la marca de la independencia, no de la servidumbre.
Nunca ha existido una guerra que no fuera hacia dentro. Debo luchar hasta haber
conquistado dentro mío lo que causa la guerra.
Si me dices por qué un pantano parece impenetrable, te diré luego por qué creo que puedo
cruzarlo si lo intento.

CUANDO COMPRO CUADROS

Cuando compro cuadros


o- lo que está más cerca de la verdad-
cuando contemplo aquello de lo que me puedo imaginar dueña,
prefiero lo que podría darme placer en cualquier momento:
la sátira de la curiosidad en la que sólo es discernible
la intensidad del ánimo;
o justo lo contrario – la antigüedad, la sombrerera con adornos medievales
en la que aparecen sabuesos con cinturas que se estrechan como la del reloj de arena,
ciervos, aves y gente sentada.
Puede ser simplemente una losa, tal vez una biografía literal
(con letras espaciadas, sobre una especie de pergamino),
una alcachofa con seis tonos azules, el tripartito jeroglífico con patas de agachadiza,
la cerca de plata que protege la tumba de Adán o Miguel tomando a Adán por la muñeca.
El énfasis intelectual demasiado estricto sobre cual o tal cualidad
merma el placer.
No debe pretenderse desarmar nada, ni tampoco debe honrarse a la ligera el éxito
generalizado,
aquello que es grande por que otra cosa es pequeña.
En conclusión: sea lo que fuere,
debe estar “iluminado por miradas penetrantes en la vida de las cosas”,
debe reconocer las fuerzas espirituales que los crearon.

¡¡Ay, Ser un DragonN!!!


Si, como Salomón...,
yo pudiera cumplir mi deseo
-mi deseo... ¡ay, ser un dragón!,
símbolo del poder del cielo- del tamaño
del gusano de seda o inmenso; invisible a veces.
¡Extraordinario fenómeno!

ÉL HIZO ESTE BIOMBO


no de plata ni de cuerda
sino de laurel curtido por la intemperie.

Aquí, introdujo un mar


uniforme como tapiz;

aquí, una higuera; allá, una cara;


más allá; un dragón circundando el espacio;

apuntando aquí, una glorieta;


allá, una puntiaguda pasionaria.

TEMPORADA EN LA BALLENA

Intentando abrir puertas con una espada, enhebrando


agujas por la punta, plantando árboles de sombra

boca abajo; engullida por la opacidad de una a quien los mares


aman más que a ti, Irlanda,

has vivido y has sobrevivido a toda clase de escasez.


Los duendes te han obligado a hilar
paja en hebras de oro y has oído a los hombres decir:

" Es un temperamento femenino opuesto por completo al nuestro


el que la obliga a comportarse así. Circunscrita por una
herencia de ceguera y nativa
incompetencia, se volverá sensata y tendrá que rendirse.
Constreñida por la experiencia, retrocederá;
el agua busca su propio cauce".

Y tú has sonreído. "El agua en movimiento rebasa


el cauce." Tú la has visto, cuando los obstáculos bloqueaban
el camino, alzarse automáticamente.

En los días de color prismático


no en los días de Adán y Eva, sino cuando Adán
estaba solo; cuando no había humo y el color era
fino, no con el refinamiento
del arte primitivo, sino a causa
de su originalidad; sin nada que la modificara salvo la

niebla que subía, la oblicuidad era una variación de la perpendicular, simple de ver y
de explicar: ya no
lo es, ni tampoco la banda de incandescencia
azul-roja-amarilla, que era el color, conserva sus franjas; también es
una de esas cosas en las que mucho de peculiar puede
leerse: la complejidad no es un crimen, pero llévenla

hasta el punto de lo
sombrío y nada es simple. Más aún,
la complejidad que se ha comprometido con la oscuridad, en vez de
reconocerse a sí misma
como la pestilencia que es, gira en torno
como para aturdirnos con la funesta
falacia de que la insistencia
es la medida del logro y de que toda
verdad debe ser oscura. Principalmente garganta, la sofisticación está
donde
siempre ha estado -en las antípodas de las grandes
verdades iniciales. "Una parte se arrastraba, otra parte
estaba a punto de arrastrarse, el resto
estaba aletargado en su cubil." En el avance espasmódico
de piernas cortas, en el gorgoteo y todas las trivialidades -tenemos
la clásica
multitud de pies. ¡Con qué propósito! La verdad no es Apolo
Belvedere, ni algo formal. La ola puede pasarle por encima si
quiere
Sepan que estará allí cuando dice:
"Estaré allí cuando la ola haya pasado".

Marianne Moore (Kirkwood, Missouri, 1887-Nueva York, 1972), El reparador de agujas de


campanario y otros poemas, selección y traducción de Mirta Rosenberg y Hugo Padeletti,
Centro Editor de América Latina, Buenos Aires, 1988

LA CARIDAD TRIUNFANTE SOBRE LA ENVIDIA

¿Tienes tiempo para una historia


(representada en un tapiz)?
La Caridad, montando un elefante,
sobre un «mosaico de flores», se enfrenta a la Envidia,
las flores «en manojos, sin plantar».
La Envidia, sobre un perro, está agotada por la obsesión,
su codicia (ya que sólo una parte de la propiedad
ajena puede arrebatar). Arrastrándose ansiosa
sobre la floreada filigrana, entre la amplia maleza
dentada por conchas que se arremolinan,
pequeños girasoles aplastados,
tenues tallos arqueados de coral, y —horizontalmente acanaladas—
mechas verdes, la Envidia, sobre su perro,
levanta los ojos hacia el elefante,
recula agazapada, con la mejilla ligeramente rasguñada.
Dice: «¡Oh, Caridad, apiádate de mí, Diosa!
Oh, despiadado Destino,
¿qué será de mí,
tullida a manos de la Caridad —Caritas—, la espada desenvainada
sobre mí ya? La sangre mancha mi mejilla. Estoy herida».
Vestida con peto sobre cota de malla, una camisa de acero

hasta las rodillas, repite: «Estoy herida».

El elefante, al que la autocompasión no desanima en ningún momento


convence a la víctima
de que el Destino no consiste en tramar una conjura.

El problema está superado —insoportablemente


agotador cuando era amenazante.
La liberación explica lo que parece un axioma.
No es preciso cortar el nudo gordiano.

………………………………..

El pasado es el presente
Si se agotó la acción externa
y el ritmo pasó de moda,
me volveré hacia ti,
Habakkuk, tal como fui incitada a hacerlo hace poco, por XY, que hablaba de verso sin rima.

Este hombre dijo –creo repetir


exactamente sus palabras:
“La poesía hebrea esprosa con una especie de conciencia acrecentada.
‘El éxtasis genera
la ocasión y la conveniencia determina la forma.’

Eres como el producto realista de una búsqueda

idealista de oro al pie del arcoiris

Oculto en el follaje y fruto


augustos de la vid
lía
tu anatomía
en el tallo pulido y podado,
camaleón.
Fuego tendido
en la esmeralda larga
como la gema enorme del Oscuro Rey,
no podría atrapar al iris y engullirlo
como lo has hecho tú.

-------------------
Emperifollado o en cueros,
El hombre, el yo, el ser que llamamos humano, escriba
De este mundo, garabatea algo oscuro:
“Al semejante no le gusta lo semejante detestable”, y escribe
error con cuatro
erres. Entre los animales hay uno con sentido del humor.

El humor evita algunos pasos, evita años. Sabio


modesto, inconmovible, y todo emoción,
tiene un vigor inagotable
capacidad de crecer,
aunque hay pocas criaturas más capaces
acelerarnos la respiración y ponernos erguidos.

(“El pangolín”, Qué son los años, 1941)

Marianne recopiló citas de su madre en una libreta, pueden confundirse con Emerson,
Tolstoi, Plinio o Henry James, sin que el más avezado lector apenas lo note:

¡Ay! Los compañeros de Ulises son ahora políticos


y viven con desenfreno hasta ahogar el sentido de la proporción,
creen que la licencia emancipa, “esclavos de aquello
a lo que están condenados”
Autores desvergonzados, totalmente corrompidos,
Malogrados como si lo íntegro
Y excepcional fueran viejas posturas pseudos elegantes (…)

Bendito sea el hombre cuya fe es distinta


de la dominante – a la que moldea “la simple apariencia
de las cosas”,
que no concibe la derrota, demasiado entregado para
desanimarse,
cuyo ojo iluminado ha visto el rato que dora la torre del sultán.

(“Bendito sea el hombre”, Como un baluarte (1956)

http://trenzamocha.blogspot.com.es/2009/10/antipoetisa.html

y su resistencia a utilizar la pasión amorosa como material poético”. ¿Por qué imagino que
Marianne, ataviada con alguna de sus corbatas, habrá leído estas afirmaciones con una
sonrisa entre displicente y sobria en los labios?:

SEA LO QUE SEA ES UNA PASIÓN-

una demencia benigna que debería


engullir a América, alimentada de forma
opuesta al modo en que
se alimentó el Minotauro.
Es un Midas de ternura;
del corazón;
nada más. De alguien capaz
de soportar ser incomprendido-
de aceptar la censura con “nobleza
que es acción”, y que se identifica
con el entusiasmo de un pionero
sin arrogancia ni
pomposidad de raquítica
triviliadad pretenciosa.

Sea lo que sea, que viva sin


Afectación
Sí, sí, sí, sí

UNA TUMBA

Un hombre mira hacia el mar,


adoptando el punto de vista de aquellos que tienen tanto derecho
/a eso como vos,
está en la naturaleza humana pararse en el medio de algo,
pero no podés pararte en el medio de esto;
el mar no tiene nada para dar excepto una tumba bien cavada.
Los abetos se alzan en procesión, cada uno con una pata de

/pavo verde esmeralda en la punta,


reservados como sus contornos, sin decir nada;
la represión, sin embargo, no es la característica más obvia del mar;
el mar es un coleccionista, rápido en devolver una mirada voraz.
Hay otros además de vos que llevan esa mirada
cuya expresión ya no es más de protesta; los peces ya no

/los investigan
porque sus huesos no han perdurado:
hombres que arrojan redes, inconscientes del hecho de estar
profanando una tumba,
y se alejan remando rápido, las hojas de los remos
moviéndose juntas como patas de arañas de agua, como si no existiera algo como la muerte.
Los pliegues avanzan entre ellos en forma de falange,
/hermosos bajo
redes de espuma
y se desvanecen sin aliento mientras el mar crepita, entrando y saliendo de las algas;
los pájaros nadan por el aire a toda velocidad, emitiendo silbidos hasta entonces,
el caparazón de tortuga golpea contra el pie de los acantilados, meciéndose por debajo;
y el océano, con las pulsaciones de los faros y el ruido de las boyas,

avanza como siempre, como si no fuera ese océano donde las cosas que caen están destinadas a
hundirse, y si dan vueltas o se enredan, lo hacen sin voluntad y sin consciencia.

LOS TRABAJOS DE HERCULES

Popularizar la mula, cuyo neto exterior


expresa el principio de adaptación reducido a un mínimo:
persuadir al señor de gusto austero, orgulloso de su hogar y músico
de que el piano es campo libre para incisiones, de que sus "encantadoras notas de /renacuajo"
pertenecen al pasado cuando había tiempo para tocarlas:
persuadir a esos autoforjados Midas de la inteligencia
cuya ignorancia de catorce quilates aspira a llegar hasta el cielo
de que la conducta excesiva augura desengaño,
de que uno no debe colgarse una barba blanca prestada
y amenazar al curioso casual con la guadaña del tiempo:
enseñar al bardo de selectividad demasiado elástica
que el poder creativo se detecta por su capacidad de conquistar el desapego,
que mientras tenga más elasticidad que lógica,
sabe adónde va,
y vuela en línea recta como la electricidad
despoblando áreas que se jactan de remotas
para probar a los altos sacerdotes de la casta
que el esnobismo es estupidez,
la mejor cara exterior de la vieja adulonería,
que besa los pies del que está arriba
y patea la cara del que está abajo;
enseñar a los santos-patrones-para-ateos, al trovador
sensiblero del Coliseo (encontrémonos-a-solas-a-la-luz-de-la-luna)
que el gusto por los remiendos rápidos no es la vida
aunque tampoco son apropiados para la muerte -que estamos hartos de la tierra,
hartos de los chiqueros, de los gansos salvajes y de los hombres salvajes;
convencer a los controversistas encantadores de serpientes
de que una cosa es cambiar de opinión
y otra cosa erradicarla -que uno sigue sabiendo
"que el negro no es brutal,
que el judío no es codicioso,
que el oriental no es inmoral,
que el alemán no es un huno".

En EL REPARADOR DE AGUJAS DE CAMPANARIO Y OTROS POEMAS

LOS MONOS

Guiñaban demasiado los ojos y temían las serpientes. Las cebras, destacadas
en su anormalidad; los elefantes con su piel neblinosa
y sus apéndices rigurosamente prácticos
estaban allí, los pequeños gatos; y el periquito–
trivial y monótono cuando al examinarlo, destruyendo
las cortezas y porciones de la comida que no podía comer.

Recuerdo su magnificencia, ya no más magníficas


sino difusas. Es difícil recordar el ornamento,
el discurso, el modo preciso de eso que uno puede
llamar relaciones menores de
hace veinte años; pero no olvidaré
—aquel Gilgamesh entre
los peludos carnívoros— aquel gato con manchas
en sus patas con forma de cuña, de color pizarra y su cola concluyente,
comentando caústico, “Ellos abusaron de nosotros con sus burdas
declaraciones encubiertas, temblando
en desarticulado frenesí, diciendo
que no es para nosotros comprender el arte; encontrando
todo tan difícil, examinando la cosa
como si fuera incomprensiblemente arcana, —simétricamente frígida como si hubierasido
esculpida en calcedonia
o mármol— rígida en su tensión, maligna
en su poder sobre nosotros y más profunda
que el mar cuando adula a cambio de cannabis,
centeno, lino, caballos, platino, madera y pieles".
Marianne Moore, Kirkwood, 1887 - Nueva York, 1972

El espíritu es una cosa encantadora


es una cosa encantada
al igual que el lustre en un
ala de chicharra
subdividida por el sol
hastas que las redes son legión.
Al igual que Gieseking tocando Scarlatti;
al igual que la lezna del ápterix
como un pico o el
chal para la lluvia de kiwi
con sus plumas peludas, el espíritu
avanza tanteando como un ciego,
sigue su marcha con los ojos fijos en el suelo.
Tiene el oído de la memoria
que puede escuchar sin
tener que escuchar.
Al igual que la caída del giróscopo,
realmente inequívoca
porque la certifica una certeza reinante,
es un poder de
enérgico hechizo. Es
como el cuello
de la paloma animado por
el sol; es el ojo de la memoria.
Es una concienzuda inconsistencia.
Arranca el velo; rasga
la tentación, la
bruma que lleva el corazón,
en sus ojos; siempre que el corazón
tenga cara; desarma
el abatimiento. Es fuego en el cuello irisdicente
de la paloma; en las
inconsecuencias
de Scarlatti.
La no-confusión pone
a prueba su confusión; no
es un juramento de Herodes que no se puede cambiar.

EL HÉROE

Donde nos apetece, vamos.


Donde el suelo es áspero; donde hay
malas hierbas altas como frijoles,
dientes hipodérmicos de serpiente, o
el viento trae la «voz espantaniños»
desde el descuidado tejo con
los semipreciosos ojos felinos del búho-
despierto, dormido, «orejas erectas erguidas en finas puntas»-,
en tales lugares el amor no florecerá.

No nos gustan ciertas cosas, y al héroe


tampoco; ni las lápidas extravagantes
ni la incertidumbre,
ir donde no se desea
ir; sufrir y no decirlo;
quedarse escuchando donde algo
se oculta. El héroe se encoge ante
lo que se precipita con aleteo amortiguado y un par
de ojos amarillos –de aquí para allá-

con un trino vibrante y acuoso, bajo,


alto, con gorjeos en basso falsetto
hasta que la piel se eriza.
Jacob agonizante preguntó
a José: ¿Quiénes son estos? y bendijo
a ambos hijos, más al más joven, irritando a José.
Y a su vez, José irritaba a otros.
Y también Cincinato, Regulo y algunos de nuestros
compatriotas, se han sentido, aunque piadosos,

como Pilgrim obligado a caminar despacio


para encontrar su pergamino, cansados pero esperanzados-
sin que la esperanza sea esperanza
hasta que toda base para la esperanza se ha
desvanecido; e indulgentes, considerando
el error de sus semejantes con los
sentimientos de una madre-
mujer o gata. El correcto Negro de levita
junto a la gruta

contesta a la intrépida turista que visita el lugar


y pregunta al hombre que la acompaña: qué es esto,
qué es aquello, dónde está Marta
enterrada; «el general Washington,
allí; su señora, aquí»; hablando como
si representara un papel, sin verla; con
sentido de la dignidad humana
y reverencia por el misterio, de pie como la sombra
del sauce.

Moisés no sería nieto del faraón.


No es lo que como
mi alimento natural,
dice el héroe. Él no sale
a ver paisajes, sino cristal
de roca para ver –el asombroso Greco
rebosante de luz interior- que
no ambiciona nada de lo que ha dejado. A este lo reconoceréis
como el héroe.
***********
CABEZA DE CHORLITO (Bird-witted)

Con inocentes ojos abiertos de pingüino,


tres grandes sinsontes inexpertos bajo
el sauce
permanecen en fila,
ala con ala, delicadamente solemnes,
hasta que ven
a su madre tan grande
como ellos trayendo
algo que parcialmente
alimentará a uno.

Hacia el agudo crujido intermitente


de carro con ballestas rotas, que
emiten los tres cuerpecitos sumisos
moteados de prímulas,
ella se dirige; y cuando
del pico
de uno, el escarabajo
aún vivo cae
al suelo, ella lo recoge y se lo
vuelve a dar.

Permanece en la sombra hasta que ellos se peinan


su denso plumaje filamentoso,
recubierto del pálido manto del sauce,
extienden la cola y
las alas, mostrando, uno a uno,
la sencilla
raya blanca que recorre la
cola y atraviesa
el ala por debajo, y el
acordeón

se vuelve a cerrar. ¿Qué delicioso trino,


de rápidos e imprevistos sones
aflautados brotando de la garganta
del astuto
pájaro adulto, llega del
lejano
aire tibio
otoñal antes
de que la prole estuviera aquí? Qué áspera
se ha vuelto la voz del pájaro.

Un gato moteado los observa,


arrastrándose lento hacia el pulcro
trío sobre el tronco del árbol.
Como no lo conocen
los tres le hacen sitio, inquietante
y nueva dificultad.
Una pata que pende, perdido
el control, se levanta
y encuentra la ramita sobre la
que planeaba colgarse. La
madre como una saeta, animada por lo que hiela
la sangre y recompensada por la esperanza-
de la lucha- puesto que nada llena
las chirriantes bocas
hambrientas, emprende un combate a muerte
y medio mata
con pico de bayoneta y
alas despiadadas al
gato intelectual
que r e p t a cauteloso.

***********
INGLATERRA

con sus riachuelos y pueblos con abadía o catedral,


con voces –quizá una voz, resonando en el crucero- la
sabiduría de lo útil y lo conveniente; e Italia
con sus equilibradas costas, logrando un epicureísmo
del que se ha extirpado la vulgaridad;

y Grecia con sus cabras y calabazas,


cuna de moderados espejismos; y Francia,
«crisálida de la mariposa nocturna»,
en cuyos productos el misterio de la construcción
te distrae del propósito inicial:
solidez medular; y Oriente con sus caracoles, su emocional

taquigrafía y cucarachas de jade, el cristal de roca y su imperturbabilidad,


todo con calidad de museo; y América donde
en el sur conducen el pequeño, viejo y desvencijado victoria,
y en el norte fuman puros en la calle;
donde no hay lectores de galeradas, ni gusanos de seda, ni digresiones;

la tierra del salvaje; sin césped ni vínculos, país sin lengua en el que las letras
no se escriben
en español, griego, latín o taquigrafía,
¡sino en simple americano que perros y gatos saben leer!
La letra a en salmo y calmo,
pronunciada con el sonido de la a en candil, es claramente perceptible,

pero ¿por qué este hecho debería explicar


continentes de malentendidos?
¿Se deduce de esto que por haber hongos venenosos
parecidos al champiñón, ambos son venenosos?
De la vivacidad que se puede confundir con apetito,
de la vehemencia que puede parecer atolondramiento
no puede concluirse nada.
Haber malinterpretado el asunto es confesar que no se ha investigado
lo suficiente.

La sublimada sabiduría china, el discernimiento egipcio,


el devastador torrente de emoción
condensado en los verbos de la lengua hebrea,
los libros del hombre capaz de decir:
«No envidio a nadie excepto a él, y sólo a él,
mejor pescador que yo»,
la flor y el fruto de todo lo que indicaba superioridad,
si no se encontraban casualmente en América,
¿hay que imaginar que no existen allí?
Jamás estuvieron confinados a una localidad.

***********
EL SAN JERÓNIMO (LEONARDO DA VINCI’S SAINT JEROME)

de Leonardo da Vinci y su león


en esa ermita
de muros derrocados,
comparten refugio para un sabio
-marco idóneo para el apasionado y lúcido
Jerónimo versado en el lenguaje-
y para un león pariente de aquel en cuya piel
no dejó huella el garrote de Hércules.

La bestia, recibida como un huésped,


aunque algunos monjes huyeran
-con su pata curada
que una espina del desierto había enrojecido-
guardaba el asno del monasterio…
que desapareció –según Jerónimo pensó-
devorado por el guardián. Así el huésped, como un asno,
sin ofrecer resistencia, fue encargado de transportar la leña;

pero, poco después, el león reconoció


al asno y entregó toda la caravana de camellos
de sus aterrorizados
ladrones al afligido
san Jerónimo. La bestia absuelta y
el santo quedaron de esa suerte hermanados;
y desde entonces su similar aspecto y comportamiento
estableció su parentesco leonino.

Pacífico, aunque apasionado


-porque de no ser ambas cosas,
¿cómo podría ser grande?-
Jerónimo –debilitado por las pruebas sufridas-
la cintura afilada comiera lo que comiera,
nos dejó la Vulgata. Bajo el signo de Leo,
la crecida del Nilo ponía fin a la hambruna, lo que hizo
de la boca del león un elemento apropiado para las fuentes,
un emblema que si no es universal
al menos no es oscuro.
Y aquí, aunque solo sea un esbozo, la astronomía
o los pálidos colores hacen que la dorada pareja
en el dibujo de Leonardo da Vinci parezca
bronceada por el sol. Resplandece, cuadro,
santo, animal; y tú, León Haile Selassie, con tu escolta
de leones símbolo de soberanía.

E. E. CUMMINGS
Edward Estlin Cummings (14 de octubre de 1894 – 3 de septiembre de 1962), típicamente
abreviado e e cummings, fue un poeta, pintor, ensayista y dramaturgo estadounidense.
Aunque él no aprobaba la práctica, sus editores frecuentemente escribían su nombre con
minúsculas para representar su sintaxis inusual.Cummings es mejor conocido por sus poemas
que rompen con toda estructura, incluyendo usos poco ortodoxos de las mayúsculas y la
puntuación, en la que los puntos y comas podían incluso llegar a interrumpir oraciones y
hasta palabras. Muchos de sus poemas también están escritos sin respeto a los renglones y los
párrafos y algunos no parecen tener pies ni cabeza hasta que no son leídos en voz alta.A pesar
del gusto de Cummings por los estilos vanguardistas y la tipografía inusual, una buena parte
de su trabajo es tradicional. De hecho muchos de sus poemas son sonetos. La poesía de
Cummings frecuentemente trata los temas del amor y la naturaleza, así como la sátira y la
relación del individuo con las masas y el mundo.
Publicó más de 900 poemas, dos novelas, muchos ensayos y una gran cantidad de dibujos,
bocetos y pinturas. Es considerado una de las voces más importantes de la poesía del Siglo
XX.poeta pintor ensayista dramaturgo Miembro de Academia Estadounidense de las Artes y
las Letras Distinciones Beca Guggenheim (1933)
Shelley Memorial Award (1944) Premio Bollingen (1958)

ESTÁS CANSADA

Estás cansada
yo creo
del perpetuo enigma de vivir y sus afanes;
y yo también.

Ven conmigo, pues,


y partiremos muy lejos
sólo tú y yo, ¿comprendes?.

Tú has jugado
yo creo
y has roto tus juguetes más queridos,
y ahora estás algo cansada;
cansada de las cosas que se rompen,
cansada, eso es todo.
Yo también.
Pero vengo con un sueño en mis ojos esta noche,
y llamo con una rosa
a la desolada verja de tu corazón.
¡Ábreme!
Que yo te mostraré lugares que nadie conoce
y, si tú quieres,
las perfectas regiones del Sueño.

¡Ah, ven conmigo!


yo te encenderé esa maravillosa burbuja, la luna,
que perenne flota.
Te cantaré la canción jacinto
de las probables estrellas,
y buscaré en las apacibles estepas del Sueño,
hasta encotrar la Flor Única,
que sustentará yo creo tu tierno corazón
mientras la luna se eleva desde el mar.

PUEDO ACARICIARTE DIJO ÉL…

puedo acariciarte dijo él


gritaré dijo ella
sólo una vez dijo él
es divertido dijo ella

puedo tocarte dijo él


cuánto dijo ella
mucho dijo él
por qué no dijo ella

vámonos dijo él
no demasiado lejos dijo ella
qué es demasiado lejos dijo él
donde tu estás dijo ella

puedo quedarme dijo él


cómo dijo ella
así dijo él
si me das un beso dijo ella

puedo moverme dijo él


me quieres dijo ella
si lo estás deseando dijo él
pero me estás matando dijo ella

pero la vida es así dijo él


pero y tu mujer dijo ella
ahora dijo él
oh dijo ella
estupendo dijo él
no te detengas dijo ella
oh no dijo él
más despacio dijo ella

¿te corres? dijo él


ummm dijo ella
¡eres divina! dijo él
eres Mío dijo ella

QUIÉN SOIS, PEQUEÑO YO…

quién sois, pequeño yo


de cinco años o seis
mirando desde una alta
ventana: el oro de
la tarde de noviembre
pensando: que si el día
tiene que hacerse noche
ésta es una hermosa manera

MI NIÑA ES ALTA CON GRANDES OJOS SERIOS

Mi niña es alta con grandes ojos serios


tal como se para, con sus largas manos duras manteniendo
el silencio en su vestido, bueno para dormir
es su largo cuerpo duro lleno de sorpresa
como un blanco cable electrizante, cuando ella sonríe
una dura sonrisa larga que a veces hace
alegría limpia a través mi dolorosa cosquilla,
y el ruido débil de sus ojos fácilmente lijan
mi impaciencia hasta el borde—mi niña es alta
y tiesa, con piernas delgadas como una viña
que ha vivido por completo en la pared del jardín,
y que va a morir. Cuando siniestramente vamos a la cama
con estas piernas y ella empieza a levantarse y enroscarse
Sobre mí, y para besar mi cara y cabeza.

ME GUSTA MI CUERPO CUANDO…

Me gusta cuando mi cuerpo esta junto


al tuyo. Es algo tan nuevo.
Mejores músculos y más nervioso.
Me gusta tu cuerpo. Lo que hace,
sus modos. Me gusta sentir la columna
de tu cuerpo y sus huesos, y la tembladera
–firme- delicadeza y de la cual
vez y vez y vez
besare, me gusta besar esto y eso de ti,
me gusta, lentamente acariciar, la pelusa chocante
de tu piel eléctrica, y de lo-que-es que
viene sobre tu carne abierta. . . . Y los ojos grandes de amorosas migajas,

y posiblemente me gusta el encanto

bajo el mío del tuyo tan nuevo

SI TE GUSTAN MIS POEMAS, DÉJALOS…

si te gustan mis poemas, déjalos


caminar en el atardecer, un poco detrás de tí
entonces la gente dirá
“A lo largo de esta senda vi pasar a una princesa
en ruta a encontrarse con su amante era
hacia el anochecer con sirvientes altos e ignorantes.”

LLEVO TU CORAZÓN CONMIGO

Llevo tu corazón conmigo


lo llevo en mi corazón
nunca estoy sin él.
A donde quiera que voy vas tú mi amor;
Y donde aquello que hago yo sola
es gracias a tí, mi cielo.
No le temo al destino
ya que tu eres mi destino, cariño.
No quiero ningún mundo porque hermosa
tu eres mi mundo, mi bien.
Este es el secreto más profundo que nadie conoce…
Esta es la raíz de la raíz
y el brote del brote
y el cielo del cielo de un árbol llamado vida;
que crece mas alto de lo que el alma pueda esperar… o la mente ocultar
Es la maravilla que mantiene las estrellas separadas
Llevo tu corazón
lo llevo en mi corazon

TANTO SER DIVERSO...

Tanto ser diverso tantos dioses y demonios


éste más ávido que aquél es un hombre

tan fácilmente uno se esconde en otro;


y, no obstante, cada uno, siendo todos, no escapa de ninguno
tumulto tan vasto es el deseo más simple:
tan despiadada mortandad la esperanza
más inocente tan profundo el espíritu del cuerpo,
tan lúcido eso que la vigilia llama sueño

tan solitario y tan nunca el hombre solo


su más breve latido dura un año terrestre
sus más largos años el latido de un sol;
su más leve quietud lo lleva hasta la estrella más joven

¿Cómo podría ese tanto que se llama a sí mismo Yo


atreverse a comprender su innumerable Quién?

ESOS NIÑOS QUE CANTAN EN PIEDRA...


Esos niños que cantan en piedra un
silencio de piedra esos
pequeños hicieron flores
de piedra que se abren para

siempre esos niños silenciosa


mente pequeños son pétalos
su canción es una flor de
siempre sus flores

de piedra cantan
silenciosamente una canción
más silenciosa
que el silencio esos siempre

niños para siempre


cantan con guirnaldas de cantantes
flores niños de
piedra de ojos

florecidos
saben si un
pequeño
árbol oye

para siempre a los siempre niños


cantando para siempre
una canción de silencio de piedra
de canto.

EL FINADO BUFFALO BILL


El finado
Buffalo Bill
tenía por corcel
un semental plateado y suave
como el agua y tiraba al pichón...
uno dos tres cuatro cinco acertaba como si nada
¡Dios mío!
cuán apuesto era…
y me pregunto
si se lleva bien con su muchachito de ojos azules
Señor Muerte

ENCONTRANDOSE LOS EXTRAÑOS...


Encontrandose los extraños
comienza la vida
ni pobre ni rica
consciente apenas
ni amable
ni cruel
completa sólo
no yo tú no
no posible
sólo verdadera
verdaderamente, una vez
si los extraños que
profundos so nosotros
mos se tocan
para siempre
y tan oscuros

PORQUE EL SENTIMIENTO ESTÁ PRIMERO...


Porque el sentimiento está primero
quién preste atención
a la sintaxis de las cosas
nunca va a completamente besarte;

completamente ser un tonto


mientras la Primavera está en el mundo

mi sangre aprueba,
y los besos son un mejor destino
que la sabiduría
señora lo juro por todas las flores. No llores,
- el mejor gesto de mi cerebro es menos que
el revoloteo de tus párpados que dice

que somos para el otro; luego


ríe, recostándote en mis brazos
porque la vida no es un párrafo
Y la muerte yo creo no es ningún paréntesis

PORQUE TE AMO

¿porque te amo? la otra noche


ataviada en encaje de mar
se apareció ante mí
tu mente a la deriva
entre alegres despojos
de perlas algas piedras y corales;

se alzó y ante mis ojos


hundiéndose hacia el fondo se fugó; suavemente
con tu cara tus pechos tu sonrisa
la muerte se hizo gárgaras: ahogadas otra vez
sólo para volver a cuidadosamente surgir de lo profundo
éstas muñecas tuyas
tus muslos pies y manos

preparándose
para volver a desaparecer

corriendo dulcemente y ágilmente arrastrándose


a través de mi sueños la otra
noche, todo tu
cuerpo con su espíritu flotó,
ataviado tan sólo
en el agudo murmullo costurero de la marejada

LLEVO TU CORAZÓN

Llevo tu corazón conmigo,


lo llevo en mi corazón.
Nunca estoy sin él
donde quiera que voy, vas tú
amada mía,
y lo que sea que yo haga
es tu obra.
No temo al destino,
ya que tu eres mi destino.
No quiero ningún mundo,
porque tu eres mi mundo, mi certeza.
Y eso es lo que eres tú.
Lo que sea que una luna
siempre pretendió,
lo que sea que un sol quiera ser.
Este es el secreto más profundo
que nadie conoce.
Esta es la raíz de la raíz,
el brote del brote,
el cielo del cielo
de un árbol llamado vida,
que crece más alto
de lo que el alma puede esperar
o la mente ocultar.
Es la maravilla que mantiene
a las estrellas separadas.
Llevo tu corazón.
Lo llevo en mi corazón.

MI DULCE VIEJA ETCÉTERA

Mi dulce vieja etcétera,


tía Lucy, durante la reciente
guerra podía y, lo que
es más, solía decir precisamente
por
qué todo el mundo peleaba;
mi hermana
Isabel creaba cientos
(y
cientos) de escarpines para no
mencionar camisas a prueba de pulgas orejeras,
etcétera, puños, etcétera; mi
madre tenia esperanzas de que
yo muriera, etcétera,
valientemente, por supuesto; mi padre solía
enronquecer hablando de como era
un privilegio, y, ah, si el
pudiera; entretanto, mi
persona etcétera yacía tranquilamente
en el hondo lodo etcétera,
(sonando,
etcétera,
con
tu sonrisa,
ojos, rodillas y tu etcétera).

PUESTA DE SOL

Punzante
oro se enjambra
sobre los campanarios;
plata
canta las letanias, las
grandes campanas repican con rosa;
las lascivas obesas campanas
y un alto
viento
va arrastrando
elmar
con
sueño
—S.

IMPRESIÓN. IV

Las horas levántanse apagando estrellas, y es


el alba;
en la calle del cielo, la luz camina regando poemas;
en la tierra, una candela se
consume la ciudad
despierta
con un canto en su
boca, teniendo la muerte en sus ojos;
y es el alba;
el mundo
sale a matar sueños...
Miro en la calle, donde fuertes
hombres están cavando pan,
y veo las caras brutales de
gente contenta, horrenda, desesperada, cruel, feliz
Y es de día.
En el espejo
veo un frágil
hombre
soñando
sueños,
sueños en el espejo.
Y ya
es el ocaso... en la tierra,
una candela enciéndese,
y ya es de noche;
la gente está en sus casas;
el frágil hombre está en su cama;
la ciudad .
duerme con la muerte en la boca, teniendo un canto en sus
ojos.
Las horas descienden,
encendiendo estrellas...
En la calle del cielo, la noche camina regando poemas.

PARÍS; ESTATARDE DE ABRIL COMPLETAMENTE


PRONUNCIA

Paris; esta tarde de abril completamente pronuncia,


pronuncia sereno, en silencio, una catedral
ante cuya erguida, oblicua, magnifica cara
las calles rejuvenecen con lluvia.
Espirales acres de borroso rosa,
acumulado entre millas de cielo cobalto,
ceden al e inician
del crepúsculo (que grácil desciende,
lindamente), llevando en sus ojos las peligrosas primeras
estrellas.
La gente deambula, ama, apresúrase, en una gentilmente
arribante penumbra, y
ved (la luna nueva,
llena bruscamente de hirviente plata
estas rotas bolsas del cojo y mendicante color) mientras
allá y acá la floja indolente prostituta
noche, disputa
con ciertas casas.

EN ALGÚN SITIO ADONDE NO HE IDO NUNCA,


ALEGREMENTE MÁS ALLÁ

en algún sitio adonde no he ido nunca, alegremente más


allá
de toda experiencia, tus ojos tienen su silencio:
en tu gesto mas frágil hay cosas que me encierran,
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca
tu mirada mas leve fácilmente me abre
aunque yo me haya cerrado como dedos,
tú me abres siempre pétalo a pétalo como la primavera
abre
(tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa
o si tu deseo es cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy bellamente, repentinamente,
como cuando el corazón de esta flor se imagina
la nieve cuidadosamente por todas partes cayendo;
nada que podamos percibir en este mundo se iguala
al poder de tu intensa fragilidad; cuya textura
me compele con el color de sus países,
rindiendo muerte y para siempre en cada aliento
(yo no sé qué hay en ti que se cierra
y se abre; algo en mi entiende solamente
que la voz de tus ojos es más honda que las rosas)
nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas

CANCIÓN

tus dedos hacen flores frescas de


cada cosa.
Tu pelo es preferido de las horas:
una tersura que
canta, diciendo
(aunque amor dure un día)
no temas, niña, al mayo estamos yendo.
Tus pies muy blancos frágiles se están perdiendo.
Siempre
tu mirada mojada esta a los besos jugando,
cuya rareza tanto
dice; cantando
(aunque amor dure un día)
.a que muchacha flores vas llevando?
ser tus labios será una cosa dulce
y pequeña.
Muerte, riquísima te veré cuando
de esto solo seas dueña,
el resto dejando.
(Aunque amor dure un día
y la vida no sea nada, se vivirá besando)

MI AMOR

mi amor
tu cabello es un reino
cuyo rey es la sombra
tu frente es una bandada de flores
tu cabeza es un bosque vivo
lleno de pájaros dormidos
tus senos son enjambres de abejas blancas
en la rama de tu cuerpo
tu cuerpo es abril para mi
en cuyas axilas esta el arribo de la primavera
tus muslos son caballos blancos atados a una carroza de
reyes
son el tocar de un buen juglar
hay siempre entre ellos un dulce canto
mi amor
tu cabeza es el estuche
de la joya de tu mente
el cabello de tu cabeza es un guerrero solo
inocente de la derrota
tu cabello sobre tus hombros es un ejercito
con victoria y con trompetas
tus piernas son los árboles del sueño
cuyo fruto es el mismo alimento del olvido
tus labios son sátrapas de púrpura
en cuyo beso están las connivencias de los reyes
tus muñecas
son sagradas
son los guardianes de las llaves de tu sangre
tus pies en tus tobillos son flores en floreros de plata
en tu belleza está el dilema de las flautas
tus ojos son la perfidia
de campanas comprehendidas entre incienso

PRIMAVERA ES COMO UNAMANO DE QUIZÁS

Primavera es como una mano de quizás


(que viene meticulosamente
de Ninguna parte) arreglando
una vitrina, en la que la gente mira (mientras
la gente ve
arreglando y cambiando poniendo
meticulosamente algo extraño allí
algo conocido aquí) y
cambiando todo meticulosamente
primavera es como una mano de
quizás en una vitrina
(meticulosamente de
aquí para allá moviendo cosas Nuevas y
Viejas, mientras
la gente meticulosamente mira
moviendo una fracción de
quizás de flor aquí poniendo
una pulgada de aire allí) y
sin quebrar nada.
EN LAS SOMBRAS

en las sombras
de la lluvia el crepúsculo
ya en su vaina yo estoy sentado y
pienso en ti
la ciudad
santa que es tu rostro
tus pequeñas mejillas la calle
de las sonrisas
tus ojos mitad
tordos
mitad ángeles y tus soñolientos
labios donde flotan flores de besos
y
hay la suave pirueta tímida
tu pelo
y después
tu alma canción
de baile. Amada rara vez
una estrella íngrima es
pronunciada, y yo
pienso
en ti

AMOR ES UN LUGAR

amor es un lugar
& dentro de este lugar del
amor se mueven
(con luminosidad de espacio)
todos los lugares
si es un mundo
& en este mundo del
si existen
(prodigiosamente enrollados)
todos los mundos

HACE POQUITO

hace poquito
o bien una vida
caminando en la oscuridad
me encontré a Cristo
Jesús (mi corazón
me dio un vuelco
y se me paró
mientras pasaba) tan
cerca como yo estoy de ti
si más cerca
no hecho de nada
excepto soledad

NADIE, NI SIQUIERA LA LLUVIA.

En algún lugar al que nunca he viajado,


felizmente más allá de toda experiencia,
tus ojos tienen su silencio:
En tu gesto más frágil hay cosas que me encierran
o que no puedo tocar porque están demasiado cerca.

Con una ligera mirada me liberas.


Aunque me haya cerrado como un puño,
siempre abres, pétalo a pétalo, mi ser,
como la primavera abre con misteriosa destreza su primera rosa.

O si deseas cerrarme, yo y
mi vida nos cerraremos muy hermosa y súbitamente,
como cuando el corazón de esta flor imagina
la nieve cayendo cuidadosamente por doquier.

Nada que hayamos de percibir en este mundo iguala


la fuerza de tu intensa fragilidad, cuya textura
me somete con el color de sus campos,
retornando a la muerte y la eternidad con cada respiro.

(Ignoro tu destreza para cerrar y abrir,


solo algo en mí entiende
que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas)
Nadie, ni siquiera la lluvia tiene manos tan pequeñas.

"LA GUERRE"
I
el gran tamaño del cañón
es hábil

pero yo he visto
la voz enorme e inteligente de la muerte
que refugia una fragilidad
de amapolas.. .

digo que a veces


en estos largos animales parlanchines
se esconden puños de más silencio.

Yo he visto todo el silencio


lleno de vívidos muchachos sin ruido

en Roupy
he visto
entre barreras,

las absolutas y maduras y calladas niñas de la noche.

II
Oh dulce y espontánea
tierra cuántas veces
los
dedos
punteros de

lascivos filósofos te pincharon


y empujaron

el pícaro pulgar
de la ciencia vejó
tu

belleza cuántas
veces las religiones te han »
puesto sobre sus rodillas huesudas
apretándote y

pegándote para que pudieras concebir


dioses
(pero
fiel

a la incomparable
cama de la muerte tu
rítmico
amante
tú les contestaste

solamente con
la primavera)

UN HOMBRE O,SI LOS HOMBRES SON DIOSES;MAS SI LOS DIOSES HAN…

un hombre o,si los hombres son dioses;mas si los dioses han


de ser hombres,éste es a veces el único hombre
(el más común,pues toda angustia es su dolor;
y,dado que su alegría es más que alegría,el más singular)

un demonio,si los demonios dicen la verdad;si los ángeles se consumen

en su propia y generosa luz total,


un ángel;o(puesto que desdeñará varios mundos
antes que faltar a su insondable destino)
cobarde,payaso,traidor,idiota,soñador,bruto—

tal fue y será y es el poeta

—aquel que desvelará los abismos del horror para defender


con su vida la arquitectura de un rayo de sol:
y tallará inmortales selvas de desesperanza
para sostener en su mano el latido de una montaña

SI TE GUSTAN MIS POEMAS DÉJALOS…

si te gustan mis poemas déjalos


pasear por la tarde,
un poco detrás de ti

así la gente dirá


“Por esta carretera vi pasar a una princesa
para ver a su amante(era
al caer la noche)con sirvientes altos e ignorantes”.

PUEDO ACARICIARTE DIJO ÉL…

puedo acariciarte dijo él


gritaré dijo ella
sólo una vez dijo él
es divertido dijo ella

e-e-cummings55puedo tocarte dijo él


cuánto dijo ella
mucho dijo él
por qué no dijo ella

vámonos dijo él
no demasiado lejos dijo ella
qué es demasiado lejos dijo él
donde tu estás dijo ella

puedo quedarme dijo él


cómo dijo ella
así dijo él
si me das un beso dijo ella

puedo moverme dijo él


me quieres dijo ella
si lo estás deseando dijo él
pero me estás matando dijo ella

pero la vida es así dijo él


pero y tu mujer dijo ella
ahora dijo él
oh dijo ella
estupendo dijo él
no te detengas dijo ella
oh no dijo él
más despacio dijo ella

¿te corres? dijo él


ummm dijo ella
¡eres divina! dijo él
eres Mío dijo ella

(p.592; de 1 X 1)
la vida es más verdadera que lo que la razón engañará
(más secreta o que lo que la locura reveló)
más profunda es la vida que perder: más elevada que tener
-pero la belleza es más cada que vivir es todo

multiplicadas por infinitos sin si


las más poderosas meditaciones de la humanidad
son canceladas por una hoja simplemente abierta
(más allá de cuya cercanía no hay más allá)

¿o acaso algún ave más pequeña que lo que los ojos pueden aprender
mira buscando el silencio y canta completamente?
los futuros son obsoletos; los pasados son nonatos
(aquí menos que nada es más que todo)

la muerte,como la llaman los hombres,termina con lo que ellos llaman


[hombres
-pero la belleza es más ahora que morir es cuándo

(p.562; de 1 X 1)
ningún hombre,si los hombres son dioses;pero si los dioses deben
ser hombres,el a veces único hombre es éste
(muy común,porque cada angustia es su aflicción;
y,porque su gozo es más que gozo,muy raro)

un demonio,si los demonios hablan con la verdad;si los ángeles se queman

en su propia generosa completamente luz,


un ángel;o(como los diversos mundos que él rechazará
antes que fallarle al inconmensurable destino)
un cobarde,payaso,traidor,idiota,soñador,bestia-

eso fue un poeta y será y es

-el que resolverá las honduras del horror para defender


la arquitectura de un rayo de sol con su vida:
y tallará inmortales junglas de desesperación
para sostener el latido de una montaña en su mano
(p. 530; de 50 Poems)
amor es más más espeso que olvido
más más delgado que recuerdo
más raramente que una ola es mojado
más frecuente que fallar

es muy loco y lunarmente


y menos inserá
que todo el mar que sólo
es más profundo que el mar

amor es menos siempre que ganar


menos nunca que vivo
menos más grande que el mínimo comienzo
menos más pequeño que perdono

es muy cuerdo y solarmente


y más no puede morir
que todo el cielo que sólo
es más elevado que el cielo

(p.620; de XAIPE)
cuando las serpientes regateen por el derecho a reptar
y el sol declare la huelga pidiendo un salario digno-
cuando las espinas observen sus rosas con alarma
y los arcoiris tengan seguros de vejez

cuando cada zorzal no pueda cantar en ninguna luna nueva


si todas las lechuzas chillonas no aprobaron antes su voz
-y cualquier ola ponga su firma sobre la línea de puntos
para que no se obligue a un océano a cerrar

cuando el roble pida autorización al abedul


para hacer una bellota-los valles acusen
a sus montañas de tener altura-y agosto
denuncie a septiembre por saboteador

entonces creeremos en esa increíble


humanidad inanimal (y no hasta)

(p.290; de is 5)
puesto que sentir es lo primero
quien preste alguna atención
a la sintaxis de las cosas
nunca te besará del todo;

ser del todo un tonto


mientras la Primavera está en el mundo
mi sangre aprueba,
y los besos son un destino mejor
que la sabiduría
señora lo juro por todas las flores. No llores
-el mejor gesto de mi cerebro es menos
que el parpadeo de tus pestañas que dice

somos el uno para el otro: entonces


ríe, recostada entre mis brazos
porque la vida no es un párrafo

y la muerte pienso no es ningún paréntesis.

S(u

na
ho
ja

ca

e)
o
l

edad

IV
me gusta mi cuerpo cuando está con tu
cuerpo. Es así una cosa tan totalmente nueva.
Mejores músculos y nervios más,
me gusta tu cuerpo, me gusta lo que hace,

me gustan sus cómos, me gusta sentir la


columna
de tu cuerpo y sus huesos y la temblorosa
firme-suave idad y lo que he de
una y otra y otra vez

besar, me gusta besar esto y aquello de ti,


me gusta, acariciando lentamente la, pelusa
sacudida
de tu piel eléctrica, y lo-que-sea aparece
sobre la carne que se abre… Y los ojos
grandes migajas de amor,
y posiblemente me gusta la emoción
de bajo mí tú tan totalmente nueva

VI
puedo tocar dijo él
(voy a gritar dijo ella
sólo una vez dijo él)
es lindo dijo ella

(puedo palpar dijo él


cuánto dijo ella
un montón dijo él)
por qué no dijo ella

(vámonos dijo él
no demasiado lejos dijo ella
qué es demasiado lejos dijo él
donde estás dijo ella)

puedo quedarme dijo él


(en qué sentido dijo ella
así dijo él
si besas dijo ella

puedo moverme dijo él


es esto amor dijo ella)

XIV
ahora es un barco

cuyo capitán soy


sale navegando del dormir

maniobrando en busca del sueño

XXV
uno no es la mitad de dos. Es dos que son mitades de uno:
reintegrando esas mitades, no resultará
la muerte o alguna cantidad; sino algo verdadero
y mayor que las máximas cifras enumerables

atiende, omitiendo la milagrosa estela,


esta simple verdad: cuidado con los sin corazón
(dado un escalpelo, diseccionan un beso:
o, vendida la razón, insueñan un sueño)

una es la canción que ángeles y demonios cantan:


todas las mentiras asesinas dichas por mortales suman dos.
Que se marchiten los mentirosos, devolviendo a la vida lo prestado;
nosotros (por un don llamado muriendo nacer) debemos crecer

profundos en la mínima oscuridad, recordándonos


que el amor sólo conduce su año.

Perder todo, encontrarlo entero

XXXI
el poema su vientre me atravesó marchando
como un ejército. De la nariz hasta los pies

ella olía a silencio. El inspirado enganche

de su pierna gozosa juntó en un solo haz


mis aisladas lascivias
tenía el pelo como un gas
dañoso para oler. Y el abultado…

latir del corazón


con fiera dejadez quería repetir
aquella sincopada jugarreta Europea

-, Sentí una vez que me tocaba una montaña


llegándose hasta mí (tal vez nos separaban
nueve millas). Y
era la primavera

que atizaba el sol, dulcemente en el aire


lacerado
la multitud de yemas importaba, un valle me
asperjó
los ojos con su río cosquillante,
el muerto
mundo vibraba como cuerda herida.

XLII

Señora del Silencio


de la dulce jaula de
tu cuerpo
se alzó
en la sensitiva
noche
un
pájaro veloz

(tierna sobre
el prodigioso rostro de lo oscuro
tu
voz
extiende alas colmadas de
perfume
escoltando de pronto
con soleados
pies

la punzante belleza de la aurora)

XLIX
llevo tu corazón en mí (lo llevo
en el mío) no lo dejo (dondequiera
que voy tú vas, querida; y lo que hago
lo haces tú, queridísima)
no temo

al hado (dulce hado mío) no


quiero el mundo (tú lo eres, fiel belleza)
tú eres lo que una luna siempre ha sido
y lo que un sol entonará por siempre
he aquí el mayor secreto e ignorado
(aquí raíz de raíz brote del brote
sombra del árbol que se llama vida;
más alto que esperanza y pensamiento)
y tal prodigio rige las estrellas

TU CORAZÓN EN MÍ (VA CON EL MÍO)

Ya
que sentir

-está primero-
quien alguna

ó
n

preste

/a l a/

s i n . t a x i s de las cosas

no

t e

besará

nu n ca

-por completo-

*por completo ser un loco*

mientras la

Pri mavera

está en el mundo

e s

algo que

aprueba mi sangre;

que

mejordestinosonlosbesos

que

la sabiduría

lo juro

señora

por todas las flores.

No l`l`o`r`e`s

—el más perfecto


gesto de mi mente—

es (—) m-e-n-o-s que el temblor

de tus párpados que dice:

somos el uno para el otro.


Entonces

r í e,

entre mis brazos recostada

porque la vida no es un párrafo

Y la muerte

pienso no es un

( paré

tesis )

HART CRANE ( Nació en Ohio1899 - desapareció en aguas del Golfo de México en


1932.)
Hombre atormentado, poeta contradictorio. Hasta su muerte es contradictoria,, hay
biógrafos que afirman que se arrojo del barco a la vuelta de su viaje a Cuba , por una
supuesta paliza de marinos y otros dicen que fue debido a ver su fuerza poética acabada, sus
imaginación acabada ¿quién lo sabe? Hombre cuya juventud estuvo marcada por su
vagabundeo de un trabajo a otro de una ciudad a otra. Quizás ,o debido a ello, su
personalidad esquiva y cambiante, a la que no ayudó su alcoholismo.. En esa época aparece en
él uno de los temas más importante de su poesía, el mar.
VIDA Y OBRA: HART CRANE
Muerto por suicidio a los 32 años, su largo poema The Bridge, una “síntesis mística de la
historia de los Estados Unidos” con el puente de Brooklyn como su símbolo central, es –junto
a “La tierra baldía” de T.S. Eliot y los “Cantos” de Ezra Pound–, uno de los mayores poemas
de lengua inglesa del Siglo XX. Autodidacta, luchó contra las expectativas de su padre
empresario para forjar su obra en el contexto de una vida breve y tormentosa.Vida y Obra:
Hart Crane
Muerto por suicidio a los 32 años, su largo poema The Bridge, una “síntesis mística de la
historia de los Estados Unidos” con el puente de Brooklyn como su símbolo central, es –junto
a “La tierra baldía” de T.S. Eliot y los “Cantos” de Ezra Pound–, uno de los mayores poemas
de lengua inglesa del Siglo XX. Autodidacta, luchó contra las expectativas de su padre
empresario para forjar su obra en el contexto de una vida breve y tormentosa.

I.
Comencemos con esta imagen: Hart Crane suspendido en el aire a mitad de camino entre la
superficie del mar del Golfo de México y la baranda del barco a vapor de pasajeros, el USS
Orizaba. Estamos al norte de Habana. Es el 27 de abril de 1932 justo al mediodía. Hemos
frenado el tiempo, como pausando una película. El poeta Hart Crane esta por morir. Tiene
casi 33 años, pero parece mucho mayor. Las peleas, el alcoholismo y la angustia crónica lo han
envejecido. Tiene el pelo gris y la cara hinchada.
¿Sería posible entrar en la mente del poeta en este preciso instante? ¿Siente un enorme alivio
o un furioso arrepentimiento? ¿Compone, en un milisegundo, todos los versos que aun tiene
por escribir? O logra saber, purgando todas las dudas, que con lo que escribió fue suficiente
para lograr su anhelado fin: entrar en el palacio de la Poesía; ser hermano de Walt Whitman,
Herman Melville y Emily Dickinson; de escribir un poema lírico-épico que fuera un capítulo
de la historia de la eternidad.
Si pudiéramos, detendríamos la película, la rebobinaríamos y devolveríamos a Crane a la
cubierta del Orizaba. Allí esta su chaqueta blanca que él mismo dejó prolijamente doblada
sobre la baranda antes de tomar coraje, en solo un instante, y saltar. Le pediríamos que
estuviera tranquilo. Le aseguraríamos que tendría que estar en paz. Con lo que ya escribió es
hermano de Walt Whitman. Y de Rimbaud y de Keats también. Que logró la meta. Que tiene
que cuidarse y seguir escribiendo.
Pero las cosas no funcionan así. Hay que dejarlo caer al mar.
Segundos más tarde –el tiempo vuelve a correr– una señora se acerca a la baranda y ve a
Crane nadando, con ganas, hacía la nada. Su cuerpo no será recuperado.
Su tumba en Garrettsville, Ohio –el pequeño pueblo donde nació– dice solamente:

HAROLD HART CRANE 1899 – 1932


LOST AT SEA

II.
Hart Crane fue el único hijo de una pareja catastrófica. Su padre, C.A. Crane, era un exitoso
hombre de negocios que ganó una fortuna en la industria de chocolates y golosinas. Era el
inventor de un pequeño confite llamado Life Savers que tiene la forma de un salvavidas
circular. Aun son populares en los Estados Unidos. Su madre, Grace Hart Crane, era un
persona intensa, directamente histérica. El matrimonio no fue feliz. Tras una separación
temporal en 1908 se divorciaron definitivamente en 1917, cuando Crane tenía 18 años. A los
20, el poeta le escribió a su madre: “Creo que ya es hora que reconozcas que los últimos ocho
años de mi juventud ha sido un sangriento campo de batalla de la vida sexual y los problemas
entre tu y papá”.Crane cambió su nombre de pila de Harold a Hart para adoptar el apellido
materno de su madre. En marzo de 1917, tras haber publicado su primer poema –firmado
Harold Crane– en una revista llamada The Pagan, su madre le escribió: “¿Es tu intención
ignorar el lado de la familia de tu madre completamente? Es lo único que se me ocurre
criticar. Me parece que Hart, o por lo menos H. debe estar en algún lado”.Al tomar el nombre
Hart declaró su alianza en la batalla matrimonial. Su padre le seguirá diciendo Harold. Su
padre. Solamente acá hay material para hacer un largo capítulo de psicoanálisis básico. Crane
supo desde muy temprano que quiso ser poeta. Su confianza en sí mismo y su ambición fue tal
que abandonó la secundaria para dedicarse a su vocación. Su padre no lo entendía. Lo
aconsejaba que se dedicara a los negocios familiares y que dejara la escritura para sus
momentos libres. Que fuera un hobby, como el golf. Tras varios intentos de integrarlo a su
empresa hubo una ruptura final y Hart huyó a Nueva York. En Ohio se sentía solo, sin
vitalidad, lejos del centro de las cosas. Era homosexual. En Greenwich Village comenzó a
encontrarse a sí mismo, sexual y artísticamente.Pero ese encuentro fue violento. En muchas
cosas, tanto en su vida y su obra, Crane se parece a Rimbaud. La falta de dinero era una
pesadilla crónica; aunque no tuvo un Verlaine, sus relaciones con los hombres fueron choques
intensos y calamitosos. La borrachera se le convirtió en una forma de vida y lo llevó a
extremos visionarios. Como Rimbaud también, desdobló la sintaxis y descubrió metáforas
absolutamente originales en un intento de transmitir la experiencia pura en verso. A
diferencia de Rimbaud, sin embargo, nunca tuvo el deseo de abandonar la poesía.Aunque
eligió el arte por encima de la vida de los negocios, trabajó en varias agencias de publicidad.
Su vocación poética tampoco significaba un desdén por el pragmatismo del mundo de la
industria y el comercio. El crítico Langdon Hammer escribió: “No hay duda de que, como
poeta, Crane absorbió mucho del carácter y modo de pensar de su padre –su gravedad, su
franqueza con las personas y su creencia los valores americanos. En su memoria The
Awakening Twenties, Gorham Munson recordó la impresión que tuvo la primera vez que
escuchó a Crane hablar. La voz del poeta era vigorosa, característica del medio oeste de los
Estados Unidos, casi áspera como la de un vendedor”.En una larga carta escrita a su padre el
12 de enero de 1924, Crane explica por qué no puede volver a Ohio y trabajar en la empresa
familiar:“…me gustaría pedirte que te imaginaras trabajar en algo simplemente por el amor
de hacer algo bello –algo que tal vez no se pueda vender en sí mismo, o ser usado para vender
alguna otra cosa, pero que simplemente es una comunicación entre hombres, un lazo de
comprensión y de iluminación humana. Una obra de arte verdadera es eso. Si puedes entender
esto tal vez veas que después de todo no he sido tan imprudente en seguir lo que puede
parecer una estrella remota. Solo pido dejar detrás de mí algo que el futuro pueda considerar
valioso. Y requiere algo de sacrificio a veces para dar esa cosa que tú sabes que está dentro de
ti y que vale la pena dar. Haré todos los sacrificios necesarios por ese fin.”
III.
La obra poética que dejó Crane es compleja, hermética, eufórica e incomparable a la de
cualquier otro poeta. En su centro está el poema lírico épico “The Bridge” (El puente) –que
transforma el puente de Brooklyn en un emblema– o mejor dicho en una especie de
instrumento simbólico que genera una compleja historia secreta de los Estados Unidos. En
realidad, es difícil explicar literalmente de qué se trata “The Bridge”.El gran defensor y
evangelio de Crane es el venerado crítico Harold Bloom. Tal vez nadie lo ha entendido tan
bien. Vale la pena citarlo en detalle:“Crane es un poeta difícil, intensamente metafórico y
alusivo. Combinado con sus anhelos transcendentales y su alto estilo invocatorio, su lógica
metafórica da la sensación de una densidad impactada, a veces se resiste a ser desenredado.
Su autoconciencia y poder retórico puede ser extraordinario y sugiere afinidades con
Christopher Marlowe y Gerard Manley Hopkins como también con T.S. Eliot. A pesar de la
personalidad dionisíaca de Crane y su tendencia a la perdición, él revisaba su trabajo
obsesivamente”.Como verán, hasta las lúcidas explicaciones de Bloom parecieran necesitar, a
su vez, sus propias explicaciones. Crane, sin embargo, dejó una clave para su obra hermética.
Sus cartas lúcidas y amorosas son comparables con las de John Keats. Aunque nunca elaboró
una teoría formal poética en su correspondencia con poetas y críticos contemporáneos –y
también con amigos y familiares– Crane dejó un testamento clarísimo de sus intenciones
artísticas.En una carta a su amigo Gorham Munson del 18 de Febrero del 1923, Crane explica
sus intenciones al escribir “El puente”:“En términos generales se trata de una síntesis mística
de ‘América’. Historia y hechos, locaciones y etc. todos tienen que ser transfiguradas en una
forma abstracta que funcionaría casi de manera independiente de su temática en sí misma.
Los impulsos iniciales de nuestro pueblo tendrán que ser unidos hacía el clímax del puente –el
símbolo de nuestro futuro constructivo, nuestra identidad única, en el cual también están
incluidos nuestras esperanzas científicas y logros futuros. El augurio místico de todo esto ya
esta parpadeando en mi mente…pero el hecho de escribirlo, juntar las fuerzas para hacerlo,
me tomará meses, en el mejor de los casos. Y tal vez tendré que abandonarlo. Tal vez sea una
ambición imposible…”Crane es un poeta difícil porque demanda mucho de su lector. Leerlo
puede llevar una vida entera. Hay que confiar que él vio algo y sintió algo único, y que la
única manera de acceder a esa visión es a través de sus herméticas construcciones. Bloom, ese
lector supremo, lo descubrió a los 10 años y hoy, a los 83, lo sigue venerando. En más de 70
años de lectura no lo ha podido agotar. No podemos imaginarnos una mejor recomendación
para iniciar la lectura de Hart Crane, que hoy descansa en los mares…

TRAVESIA

DONDE las hojas del cedro dividen el cielo, oí el mar.


En las lizas de zafiro de las colinas
me prometieron una infancia mejorada.

Ceñuda, sancionando al sol,


dejé mi memoria en una hondonada-
fortuito piojo, que teje el alforjón,
rocas delantales, congregas peras
en fanegas iluminadas por la luna
y despierta callejuelas con una escondida tos.

Peligrosamente ardió el verano


(me había unido a los recreos del viento).
Las sombras de las peñas alargaron mi espalda:
a los gongs de bronce de mis mejillas
La lluvia se secó sin aroma.

mira donde la enredadera roja y negra


apuntaló valles> -: pero el viento
murió hablando a través de los tiempos que tú conoces.
Y abrazas, ¡corazón de hollín del hombre!
Así fui volteado de una lado a otro, como tu humo
compila una demasiado bien conocida biografía.

La noche era una lanza en la quebrada


Que medra a través de auténticos robles.¿y había yo andado
Los doce decimales particulares del viento?
Tocando un abierto laurel, hallé
A un ladrón debajo, con mi robado libro en la mano.
<¿Por qué estás de nuevo ahí –sonriendo a un ataúd de hierro?>
, repliqué
bajo la constante maravilla de tus hojos->

Cerro el libro. Y desde los Ptolomeos


la arena nos sumió en un resplandeciente abismo.
Una serpiente trazó un vértice para el sol
-en no holladas playas sacó su lengua y tamborileó.
¿Qué fuente escuche? ¿Qué helados discursos?
La memoria, confiada a la página, se había muerto.

Toda su vida fue un constante huir, sea físicamente , sea a través del alcohol . Su condición
homosexual , en aquella época, pudo contribuir a ello, pero no solo, porque Hart Crane huía
de hasta de aquellos que le podían ayudar, de su familia y amigos. Incluso su propio poder de
creación poética aparecía y desaparecía.
EMBLEMAS DE CONDUCTA

CERCA de una península el vagabundo se sentó y dibujó


las desiguales tumbas del valle. Mientras el apóstol daba
limosna a los pobres, el volcán estalló
con azufre y doradas rocas...
Porque el gozo cabalga en espléndidos ropajes
Atrayendo a los vivientes a las puertas principales.

Los oradores, siguen el universo,


y la radio, las completas leyes del pueblo.
El apóstol condice el pensamiento a través de la disciplina.
Tazones y copas llenas de adoraciones a los historiadores-
torpes labios conmemorando puertas espirituales.

El vagabundo escogió más tarde este lugar de reposo


donde nubes de mármol sostiene el mar
y donde finalmente nació el héroe escogido.
A la sazón, el verano y el humo habían pasado.
Los delfines aún jugaban, arqueando el horizonte,
pero sólo para levantar recuerdos de puertas espirituales.

Sus autores favoritos eran Donne , Marlowe, Rimbaud, T.S. Elliot , Melville, pero sobre todo
Whitman.

EN LA TUMBA DE MELVILLE

Lejos de este arrecife, a veces, bajo la ola


Los dados de los huesos de los muertos
Vio legar un mensaje, al contemplarlos
Batir la orilla, en polvo oscurecidos.

Sin campanas cruzaban barcos náufragos.


El cáliz de la muerte generosa
Devolvía un disperso, lívido jeroglífico,
Envuelto en espiral de caracolas.

Luego en la calma de una vasta espira,


amarras hechizadas, y en paz ya la malicia,
Había escarchados ojos que elevaron altares;
Por los astros reptaban las calladas respuestas.

Ni cuadrante ni brújula imaginan


Más distantes mareas... Y por la azul altura
El canto no despierta al marinero.
Que su mítica sombra sólo el mar la conserva.

Y sobre todo Whitman porque la obra cumbre de Hart Crane “ El Puente” es, de alguna
forma, la versión “modernizada” de “Hojas de Hierba” de Whitman . Modernizada porque
“El Puente” es una visión totalizadora. al igual que la maravillosa obra de Walt Whitman, de
Estados Unidos, tanto histórica como espiritualmente. "EL Puente" es la visión revisada, de la
visión de un poeta , pero desde la época de las máquinas ylos rascacielos. En unos de sus
poemas dice "...Oh Walt, dime , Walt Whitman, si será el infinito exactamente el mismo que
cuando caminabas por las playas de paumanok -enronda solitaria- y escuchaste el fantasma a
través del oleaje, su gorjeo iinsistente desgranándose allá...para ti los paisajes y esta raza de
torres, de ti el tema esculpido en el cantil..." Hart Crane quiso integrar todo esos temas en la
poesía, el mundo moderno debía aparecer entre las estrofas de la poesía.

El RIO

Pega tu nombre público a u letrero


hermano –en todas partes- hacia el oeste-joven
ciertos anuncios de tintes –Japalac- Ciertos Zahones
por amor de la tierra! Bajo el nuevo cartel rasgado
en la esquina garantizada –véase Bert Williams qué?

Cantores cuando robéis un pollo guardad para mí


el ala porque si no es Erie
no hay en millas a la redonda un
Mazda –y la noches telegráfica llegando Thomas

un Ediford .y silbando en el trabajo


un fanal de locomotora corriendo con el ruido-
podéis imaginarlo mientras un EXPRESO gana tiempo como

CIENCIA-COMERCIO Y EL ESPÍRITU SANTO


LA RADIO RUGE EN CADA HOGAR TEMEMOS EL POLO NORTE
WALLSTREET Y EL NACIMIENTO DE LA VIRGEN SIN PIEDRAS O
ALAMBRES O RADUDOS ARROYOS que conectan orejas
y no más ventanas de sermones destellando rugido
conmovedor –como queráis ¿eh?
Así el Siglo Xx –así
zumbó la Limitada –rugió cerca y dejó
tres hombres aún hambrientos en las vías , mirando
con afán las luces de cola secarse y converger,
huyendo , barrenadas y diestras, fuera de la vista.

Sin embargo esa idea de introducir el tiempo moderno (las máquinas, las antenas, las radios,
el metro, el hierro, los coches...) que pudiera considerarse , en principio, mera forma
decorativa dentro del “discurso” del poema va introduciendo una visión menos
esperanzadora, menos positiva del mundo moderno. Al contrario que Whitman que veía el
mundo abrirse en un futuro prometedor, con todas las posibilidades, donde todo debe ser
bueno para el hombre Hart Crane ya está en ese futuro y no es tan agradable y positivo para
el hombre. El poema de Crane va oscureciéndose con el paso de las estrofas.

EL TUNEL

FUNCIONES, surtidos, resúmenes –


Entre Times Square y Columbus Circle, las luces
Canalizan congresos, sesiones nocturnas
Reflejos de mil teatros, rostros –
Misteriosas cocinas....Lo buscarás todo.
Algún día aprenderás de memoria cada lugar famoso
Y verás cómo la cortina se levanta en el despacho del infierno;
encontraras el jardín en el muerto del tercer acto,
tecleando con los dedos sobre tus rodillas –desearas
estar en la cama con hojas que hablen de crímenes colgadas a la vista.

Entonces coge tu sombrero


y márchate.
Como siempre –también
bajando- exclama
de doce para arriba, dejando
un orgullo de suscripción
para lo que el tiempo mata

¿O no puedes del todo dedicarte a cabalgar;


es mejor antes caminar debajo de la L un soplo
unas diez manzanas? Pero te encontrarás
ensayando flexiones de pingüino con los brazos –
como siempre hallarás bostezando el escotillón:
bosteza el metro la más rápida esperanza del hogar.

Encógete entonces para nadar en los enjambres


de las luces brillantes de Square y de Circle –
evita los cristales de las puertas giratorias, a la derecha
en donde, encajonados solos, los ojos se asustan
-desprevenido vuelve desnudo hacía la luz:
y abajo, junto al torniquete, aprieta la moneda
dentro de la ranura. Los timbres ya suenan.

Y así
hablas de los metros
de las ciudades que corren
bajo cales y ríos..En el vagón,
la música del movimiento, su monotonía
es el sonido
de otros rostros, también subterráneos-

Ø Dame un lápiz Jimmy – viviendo ahora


en Floral Park
Flatbush –el día cuatro de Julio –
Como un sucio sueño de pichón –patatas
para arrancar del campo –viajando por la ciudad –también-
noche tras noche –la línea Claver-las
muchachas todas tan compuestas –solía ocurrir->

Y nuestras lenguas giran como veletas.


Esta respuesta vive como verdín , como cabellos
Mas allá de la muerte, de la extinción del hueso;
Y la repetición se hiela <¿qué
que es lo que quiere usted? ¿Se debilita en las cadenas?
Mi querido papá no pide el cambio -¿ ES LA
CALLE CATORCE? Son las seis y media dijo ella –si

a usted no le gusta mi pueta por qué


se mece en ella , por qué
se mecía en ella
de todos modos ->

Y de algún modo de todos modos se mece –

Los fonógrafos del Hades del cerebro


son túneles que se dan cuerda a ellos mismos, y el amor es
como una cerilla quemada patinando por un orinal-
después de la catorce TOME EL EXPRES
para borrar algún síntoma de dolor-

Pero yo quiero servicio de esta oficina SERVICIO


dije –después
del espectáculo ella lloró un poco pero->

¿Qué cabeza se mece hinchada correa?


¿Qué cuerpo humea en los rieles golpeados,
estalla de un fardo llameante a lo lejos detrás
en las bifurcaciones y grietas del cerebro-
soplos de un hendido muón a lo lejos detrás
en interseccionales fisuras de la mente...?

(...)

Y la Muerte arriba .y abajo, gigantesca


Escudriñando en tu –hacia mi ¡oh eternamente!
¡Cuándo arrastraron la arqueada carne,
tus temblorosas manos , aquella noche en Baltimore-
aquella última noche de elecciones, negaste
estremeciéndote , negaste tu billete, Poe?

Para Gravesand cambio en Chambers Street .


El anden corre a lo largo de una parada muerta.

La escalera mecánica sube una serenata


tranquila
de zapatos , paraguas , cada ojo atento a su zapato;
luego salta rápido a algún lugar de arriba donde las calles
estallan en lluvia...Los timbres suenan de nuevo:
codos y palancas, guardia y puerta silbante.
El trueno es galvotérmico aquí abajo...Las ruedas
del vagón libres. El tren rueda ,se inclina a gemir
tomando el nivel final para hundirse
bajo el río_
y algo más vacio que antes,
demente, durante un tenso segundo , se encorva
se suelta...hacia los rincones del piso
vuelan hojas de periódicos, giran y vuelan.
Negras ventanillas gargarizan señales en el bullicio.

(...)
las tinieblas , en alguna parte, arrancaron cristal de un cielo.
Y este puerto ¡oh ciudad! Yo lo he cruzado por debajo
Lanzando desde espiras de tictaqueantes torres... Mañana
y ser...aquí, junto al Río que es Este –
aquí cerca de la orilla, de las manos sueltan recuerdos;
sin sombra en aquel abismo, mienten sin fin.
¿ A qué distancia la estrella se ha juntado con el mar?
¿O deberán la manos ser arrastradas lejos para morir?’

beso de nuestra agonía . tu cosechaste


¡oh Mano de Fuego¡
cosechaste -

“El Puente” esta dividida en varias partes conformando la idea de Estados Unidos. Un puente
se ve a la vez por los dos extremos , dijo una vez Crane y une fuerzas antagónicas , uniéndose
sobre la fuerza de las aguas, sin violencia , en paz. Quizás mostraba , quería enseñar la
tranquilidad, la quietud, que él nunca tuvo.

AL PUENTE DE BROOKLYN (El Puente, 1930) de Hart Crane (*)

Cuántos amaneceres, frío tras su mecido descanso,


habrán de zambullirse las gaviotas a su alrededor
soltando anillos blancos de tumulto, erigiendo
la Libertad por encima del agua encadenada.

Luego, con limpia curva, apartamos los ojos,


espectrales como las velas que pasan por debajo,
de alguna hoja de cálculo que será archivada;
hasta que el ascensor nos libera de la jornada...

Pienso en los cines, esas vistas panorámicas


de multitudes inclinadas ante una escena trepidante
nunca mostrada, pero a la que pronto se apresuran,
anunciada a otros ojos en la misma pantalla.

Y tú, cruzando el puerto entre destellos de plata,


como si te alcanzase el sol, dejas
en tu andar cierto balanceo pendiente.
Tu misma libertad te sigue sosteniendo.

Desde algún túnel de metro, celda o altillo


un loco se apresura hacia tus parapetos,
se inclina un poco, su camisa chillona se hincha,
una broma se arroja desde la atónita caravana.
La luz del mediodía gotea en las vigas de Wall Street,
diente roto de celeste acetileno;
toda la tarde giran las grúas entre nubes...
Tus cables respiran aún el Atlántico Norte.

Oscuro como el cielo de los judíos


tu galardón... gracia concedida
de anonimia que el tiempo no disipa:
vibrante absolución, el perdón que nos otorgas.

Arpa y altar fundidos por la furia


(¡qué fuerza afinaría el coro de tu cordaje!),
umbral terrible de la promesa del profeta,
de la oración de paria y del gemido del amante.

De nuevo las luces del tráfico que rozan tu lenguaje,


veloz y sin cesuras, inmaculado suspiro de los astros,
salpican tu ruta, cifran la eternidad.
Hemos visto la noche alzada en tus brazos.

Bajo la sombra de tus pilares esperé;


sólo en la oscuridad tu sombra es clara.
Los iluminados bloques urbanos se han borrado,
ya la nieve sepulta todo un año de hierro...

Insomne como el río que pasa debajo de ti,


tú que abovedas el mar, hierba que sueña en las praderas,
ven a nosotros, los humildes, baja
y con tu curvatura ofrece un mito a Dios.

AL PUENTE DE BROOKLYN

Cuántas alboradas frías desde su ondeante nido


descenderían las alas de la gaviota para girar en torno,
esparciendo blancos anillos de tumulto, erigiendo en alto
a la Libertad sobre las aguas de la bahía encadenada;
luego, con inviolada curva, abandonarán nuestra mirada,
apariciones como velámenes que cruzan
alguna página de números que ha de ser archivada;
hasta que el ascensor nos deje caer de nuestro día…
Pienso en los cines, panorámicos artificios
con multitudes inclinadas hacia una escena titilante
nunca revelada, pero a la que se regresa apresuradamente,
augurada ante otros ojos en idéntica pantalla;
y tú, al otro lado del puerto, con plateados pasos,
como si el sol se apartara y sin embargo dejara
un movimiento nunca agotado en tu camino,-
¡allí deteniendo tu libertad implícita!
De la escotilla de algún subterráneo,celda o desván
un demente corre hasta tus parapetos,
por un momento se inclina, la chillona camisa inflada como un globo.
Una danza cae desde la caravana sin palabras.
En Wall Street el mediodía se filtra desde las vigas hasta la calle,
resquicio del acetileno del cielo;
toda la tarde giran los malacates de nubes voladoras…
Tus cables aún respiran el Atlántico del Norte.
Y sombría como aquel cielo de los judíos
es tu recompensa… Confieres un atributo
de anonimato que el tiempo no podría incrementar;
exhibes la remisión y el perdón siempre vibrantes.
Ay, arpa y altar, de la furia fusionados,
(¿cómo podría el mero esfuerzo alinear el coro de tus cuerdas?)
umbral tremendo de la promesa del profeta,
plegaria del paria, y clamor del enamorado,-
otra vez las luces de tránsito que rozan tu veloz
idioma sin fracturas, suspiro inmaculado de estrellas
que perlan tu sendero, la eternidad condensan:
y hemos visto a la noche erguida entre tus brazos.
Bajo tu sombra entre los muelles yo aguardaba:
tu sombra solo en la oscuridad es clara.
Con los feroces paquetes de la Ciudad desatados
la nieve ya sumerge un año férreo…
Ay, insomne como el río que hay debajo,
bóveda del mar y de la tierra de la pradera soñadora,
extiéndete alguna vez hacia nosotros los humildes, desciende,
y de la curvatura préstale un mito a Dios. **
Hart Crane (Garretsville, Ohio, 1899-Golfo de México 1932), “El puente”, Rolando Costa
Picazo, Hart Crane y El puente, Colihue, Buenos Aires, 2008
* El sentido de la cita se hace más complejo y significativo si se lee el versículo entero: “El
Señor le dijo: ‘¿De dónde vienes?’. El Adversario respondió al Señor: ‘De rondar por la
tierra, yendo de aquí para allá.’” Job:1:7, El Libro del Pueblo de Dios, La Biblia, Ediciones
Paulinas, Madrid, 1997

(*) El puente, de Hart Crane (1899-1932), constituye el último gran intento, en la literatura
norteamericana, de construir el mito de la Tierra Prometida, esa Nueva Jerusalén en la que
los hombres gozarían de las beatitudes del Cielo, augurada por Emerson y Thoreau. Es un
mito moderno, que abraza los avances de la tecnología y los valores de la sociedad
democrática, que conecta lo cósmico y lo industrial, lo telúrico y lo arquitectónico. El símbolo
que Crane eligió para encarnar esa utopía contemporánea fue el puente neoyorquino de
Brooklyn, una obra maestra de la ingeniería humana, inaugurado en 1883.
En una carta a su amigo Gorham Munson del 18 de Febrero del 1923, Crane explica sus
intenciones al escribir “El puente”:
“En términos generales se trata de una síntesis mística de ‘América’. Historia y hechos,
locaciones y etc. todos tienen que ser transfiguradas en una forma abstracta que funcionaría
casi de manera independiente de su temática en sí misma. Los impulsos iniciales de nuestro
pueblo tendrán que ser unidos hacía el clímax del puente –el símbolo de nuestro futuro
constructivo, nuestra identidad única, en el cual también están incluidos nuestras esperanzas
científicas y logros futuros. El augurio místico de todo esto ya esta parpadeando en mi
mente…pero el hecho de escribirlo, juntar las fuerzas para hacerlo, me tomará meses, en el
mejor de los casos. Y tal vez tendré que abandonarlo. Tal vez sea una ambición imposible…”
Muerto por suicidio a los 32 años, su largo poema The Bridge, una “síntesis mística de la
historia de los Estados Unidos” con el puente de Brooklyn como su símbolo central, es –junto
a “La tierra baldía” de T.S. Eliot y los “Cantos” de Ezra Pound–, uno de los mayores poemas
de lengua inglesa del Siglo XX. Autodidacta, luchó contra las expectativas de su padre
empresario para forjar su obra en el contexto de una vida breve y tormentosa.

INDICE

MODERNISMO Y DESPUÉS

GERTRUDE STEIN (1874-1946)


YO SOY ROSA
ESTANZAS EN MEDITACIÓN
VI
PARTE V, STANZA XXXVIII
SI YO LE DIJERA - RETRATO COMPLETO DE PICASSO
SAGRADA EMILIA

WALLACE STEVENS , (Estados Unidos, 1879 -, 1955)


DE "UN ANOCHECER CUALQUIERA EN NEW HAVEN",
UN ANOCHECER CUALQUIERA EN NEW HAVE
[I.]
HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS
SEIS PAISAJES SIGNIFICATIVOS
DOS FIGURAS EN LA DENSA LUZ VIOLETA
ESTUDIO DE DOS PERAS
DE "LAS AURORAS DE OTOÑO" (1950):
I – II-IV –VII –VIII - X
TRECE MANERAS DE MIRAR UN MIRLO
EL COMIENZO
EL POEMA DE LA MENTE EN EL ACTO DE HALLAR...
EL POEMA QUE OCUPÓ EL LUGAR DE UNA MONTAÑA
EN EL ELEMENTO DE ANTAGONISMOS
HOMUNCULUS ET LA BELLE ÈTOILE
LA MUJER AL SOL
MAÑANA DE DOMINGO
I – II –III-IV- VI- VII- VIII –
SEIS PAISAJES SIGNIFICATIVOS
SOLILOQUIO FINAL DEL AMANTE INTERIOR
DEL MERO SER
EL VASO DE AGUA
HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS
VARIACIONES A UN TEMA DE WILLIAMS
CREDENCIAS DEL VERANO
MUNDO SIN PECULIARIDAD
APENAS EL SER
DE LA SUPERFICIE DE LAS COSAS
EL EMPERADOR DE LOS HELADOS
SOLDADO HAY UNA GUERRA
EL LECTOR
LOS HOMBRES QUE CAEN
SEIS PAISAJES DIFERENTES
EL HOMBRE DE LA GUITARRA AZUL (FRAGMENTO)
LA CASA ESTABA EN SILENCIO Y EL MUNDO EN CALMA
HUMANIDAD HECHA DE PALABRAS
EL VASO DE AGUA
ADAGIA (FRAGMENTOS)
ANÉCDOTA DE HOMBRES POR MILLARES
DEPRESIÓN PRIMAVERAL
DE LA SIMPLE EXISTENCIA
OTOÑO INMORTAL
LA MUERTE DE UN SOLDADO
EL SOL EN MARZO
METAMORFOSIS
MAÑANA DE DOMINGO
EL SENTIDO CLARO DE LAS COSAS
EL POEMA QUE OCUPABA EL LUGAR DE UNA MONTAÑA
UNA CALLADA VIDA NORMAL
DE LA POESÍA MODERNA
EL CONEJO COMO REY DE LOS FANTASMAS
UNA POSTAL DESDE EL VOLCÁN
DOMINGO A LA MAÑANA
ESTA SOLEDAD EN LAS CATARATAS
LA POESÍA ES UNA FUERZA DESTRUCTIVA
ADAGIA (fragmentos)

WILLIAM CARLOS WILLIAMS


UNA CANCIÓN DE AMOR
PAISAJE CON LA CAÍDA DE ÍCARO
LLEGADA
CANCIÓN DE VERANO
VENTISCA
DOLENCIA
DESTRUCCIÓN COMPLETA
POSTLUDIO
EL LAMENTO DE LA VIUDA EN PRIMAVERA
ÁRBOLES DE INVIERNO
EL ENCAJE DE LA REINA ANA
RETRATO DE UNA DAMA.
LA CARRETILLA ROJA
LA ACACIA EN FLOR
LAMENTO
LA CALLE SOLITARIA.
CONSAGRACIÓN DE UN PEDAZO DE TIERRA.
PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA
UNA MUJER NEGRA
LIBRO DOS
/ Paterson, 19Libro 2
/ Paterson, 14Libro 2
/ Paterson, 9Libro 1
Paterson, 8Libro 1
/ Paterson, 6Libro 1
Paterson, 11Libro 1
Paterson, 2 Libro 1
Paterson, 20Libro 2
Paterson, 26Libro Dos
LLEGADA
EL BRUTO DURMIENTE
POEMA
ACACIA EN FLOR
EL DURO DE OÍDO
POETA CON C LA ROSA
ABEZA DE CERDO
EL ACTO
EL TORDO
RETRATO DE UNA DAMA
LAMENTO
PARA DESPERTAR A UNA ANCIANA.
QUE LA SERPIENTE ESPERE
LA COSA
JUSTO ES DECIRLO
ENTRE PAREDES
A MARCO ANTONIO EN EL CIELO
MATRIMONIO
DANSE RUSSE
PASTORAL
ESPÍRITU DEL 76
DESTRUCCIÓN ABSOLUTA
EL PENSADOR
LOS VIENTOS
LA DULCE CONTRARRÉPLICA
PAISAJE CON LA CAIDA DE ICARO
DANZA NUPCIAL AL AIRE LIBRE
ESCENAS DE CAZA
PERPETUUM MOBILE
LAS PEONÍAS ROBADAS
MAS BIEN SE HA VELADO TODO-CON EL PROPOSITO DE ATRAPARLO: ¡IDIOTA!
VUELTAS Y MAS VUELTAS
COSAS ASI ME DEJAN MUDO DE ASOMBRO
CENIZAS, MUEBLES ROTOS
AQUI ALCANZO LA SOLEDAD FINAL
ÉSTAS
ESTO ES SÓLO PARA DECIR

HILDA DOOLITTLE 1886 -1961


AMAPOLAS DE MAR
ROSA DE MAR
CALOR
LEDA
LETEO
JARDÍN PROTEGIDO
LOS MISTERIOS PERMANECEN
CIUDADES
PERAL
LA VARA EN FLOR
LAS ISLAS (1921)
EL MAESTRO
MARIANNE MOORE 1887-1972,
A UN CARACOL
EL PASADO ES EL PRESENTE
POESÍA
ALISMAN
SILENCIO
ALOJADO EN EL CANDELABRO
EL REFUGIO DEL MAGO
ROMERO
LOS PECES
A UNA APLANADORA
EL CAMPANERO
CUANDO COMPRO CUADROS
ÉL HIZO ESTE BIOMBO
TEMPORADA EN LA BALLENA
LA CARIDAD TRIUNFANTE SOBRE LA ENVIDIA
SEA LO QUE SEA ES UNA PASIÓN-
UNA TUMBA
LOS TRABAJOS DE HERCULES
LOS MONOS
EL HÉROE
CABEZA DE CHORLITO (Bird-witted)
INGLATERRA
EL SAN JERÓNIMO (LEONARDO DA VINCI’S SAINT JEROME)

E. E. CUMMINGS 1894 –1962


ESTÁS CANSADA
PUEDO ACARICIARTE DIJO ÉL…
QUIÉN SOIS, PEQUEÑO YO…
MI NIÑA ES ALTA CON GRANDES OJOS SERIOS
ME GUSTA MI CUERPO CUANDO…
SI TE GUSTAN MIS POEMAS, DÉJALOS…
LLEVO TU CORAZÓN CONMIGO
TANTO SER DIVERSO...
ESOS NIÑOS QUE CANTAN EN PIEDRA...
EL FINADO BUFFALO BILL
ENCONTRANDOSE LOS EXTRAÑOS...
PORQUE EL SENTIMIENTO ESTÁ PRIMERO...
PORQUE TE AMO
LLEVO TU CORAZÓN
MI DULCE VIEJA ETCÉTERA
PUESTA DE SOL
IMPRESIÓN. IV
PARÍS; ESTATARDE DE ABRIL COMPLETAMENTE
PRONUNCIA
EN ALGÚN SITIO ADONDE NO HE IDO NUNCA,
ALEGREMENTE MÁS ALLÁ
CANCIÓN
MI AMOR
PRIMAVERA ES COMO UNA MANO DE QUIZÁS
EN LAS SOMBRAS
AMOR ES UN LUGAR
HACE POQUITO
NADIE, NI SIQUIERA LA LLUVIA.
"LA GUERRE"
UN HOMBRE O,SI LOS HOMBRES SON DIOSES;MAS SI LOS DIOSES HAN…
SI TE GUSTAN MIS POEMAS DÉJALOS…
PUEDO ACARICIARTE DIJO ÉL…
(p.592; de 1 X 1)
(p.562; de 1 X 1)
(p.620; de XAIPE)
(p.290; de is 5)
I
IV
VI
XIV
XXV
XXXI
XLII
XLIX
TU CORAZÓN EN MÍ (VA CON EL MÍO)

HART CRANE 1899 -1932.


TRAVESIA
EMBLEMAS DE CONDUCTA
EN LA TUMBA DE MELVILLE
El RIO
EL TUNEL
AL PUENTE DE BROOKLYN (El Puente, 1930)

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