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¿Sueñan los neoliberales con sujetos virtualizados?

Educación virtual y neoliberalismo


“progresista”

Por Gonzalo Basualdo y Matias Woiciechowski


¿Qué esconde el petitorio pidiendo liberar datos móviles en los barrios humildes, por parte del think tank neoliberal
Argentinos por la Educación? Detrás de esta filantrópica campaña el neoliberalismo acecha para imponer sus
propias reglas de juego en la educación argentina.

(En memoria de Ramona Medina, vecina y militante del Barrio Padre Mugica (CABA). Denunció la falta de agua
potable y murió enferma de coronavirus)

“(…) Educar se usó hace muchos años en un momento dado de la historia.


Ya pasaron 200 años, ya ahora lo que hay que hacer es recurrir
al superpoder del ser humano, que es el aprendizaje. El ser humano es autodidacta,
lo que necesita es un espacio amigable, las herramientas y guías
que no lo abandonen en su búsqueda. El verdadero maestro es el
que acompaña esa indagación y no el que dice andá por acá, anda por allá (…)
La educación argentina está en su peor momento.
Estoy hablando de los procesos artísticos, las ciencias,
las universidades, que por cierto, pronto no van a existir más (…)
el colegio es como la cárcel (…) tiene los celadores, los recreos,
las bandas, los que mandan y obedecen. ¿A quién se pone siempre en el centro del proceso?
[A].La currícula, no a los chicos”
CRIS MORENA, La Nación Revista, 26/08/2018

Durante la segunda mitad del siglo XIX, el imperialismo inglés no dudó cuando
decidió invertir millones de libras esterlinas en el montaje de líneas férreas a lo largo
de vastas zonas argentinas; todas ellas culminaban, como redes neuronales, en las
zonas portuarias de la provincia de Bs As, pero especialmente, en el puerto de la
ciudad unitaria. Ezequiel Martínez Estrada calificó ese enjambre como una cabeza con
hidrocefalia, un entuerto desmedido; en definitiva, la cabeza de Goliat.
Si pensamos sin perspicacia, y casi ingenuamente (como hacen ciertos
intelectuales de la bobera utópica), podríamos creer que en la actualidad estamos ante
una nueva instancia del capitalismo; hasta de una nueva derecha neoliberal: un
neoliberalismo progresista. El pedido que lleva a cabo la fundación Argentinos por la
Educación habría que pensarlo de la misma manera en que cierto mediopelo porteño
pudo haber imaginado las inversiones inglesas en territorio argentino, para la
realización de su sueño maquínico ferroviario. Es que uno hubiera estado obligado a
pensar que tamaña inversión era un costo muy duro para los inversores ingleses; que
ellos eran los que más arriesgaban: ¿a quién se le ocurría colocar cientos de miles de
kilómetros de vía férrea en un país de cuarta? Pues bien, esta fundación, con una
mochila de sacrosantos nombres de la educación argentina, se presenta como punta
de lanza de un emprendimiento filantrópico, y quien no lo entienda así es un
trasnochado que se quedó en el pasado que tan bien describió en pocas líneas la
pedagoga y creadora de “Chiquititas”.
El sueño neoliberal se hace realidad y las pesadillas de la razón educativa se
presentan ominosas. ¿Sueñan los docentes argentinos con estudiantes virtualizados?
Porque en definitiva la pregunta no debería ser si queremos la liberación de datos para
uso de plataformas, sino si queremos la epistemología, la metodología y la ética –en el
sentido político del término- que estas proponen de la mano del neoliberalismo. En
definitiva, un cambio de estas características siempre redunda en una concepción
determinada de la educación.
Desde hace unos días, circula por las redes un petitorio, impulsado por la
mencionada ONG Argentinos por la Educación, cuyo objetivo es alcanzar la
conectividad libre y gratuita en todo el país, de modo tal de garantizar el acceso
masivo a las plataformas educativas. Con el hashtag #sinconexionnohayeducacion, se
pide también el uso gratuito de mensajes de texto y audios de whatsapp en villas de
emergencia y asentamientos.
Lo curioso es que Argentinos por la Educación está integrada por exponentes
académicos del neoliberalismo, algunos con participación en los gobiernos de
Fernando De La Rúa y Mauricio Macri: el ex ministro de educación porteño Mariano
Narodowski; el ex ministro de educación de la nación, Juan José Llach; Mariano
Palamidessi, designado como rector de la UniCABA - la polémica universidad de
formación docente creada por Larreta sin consenso en la comunidad docente y
estudiantil de los profesorados de la ciudad-; y CEOS de diversos grupos económicos,
como Constanza Gorleri (Banco Galicia), Ricardo Torres (Pampa Energía, ligada a
Marcelo Mindlin), Eduardo Elsztain (Grupo Irsa), Karina Román (Grupo Román), etc. (La
información sobre esta ONG y el petitorio pueden verse en
www.argentinosporlaeducacion.org).
La ampliación del acceso a la conectividad, hasta llegar a su universalización, es
sin duda un objetivo a lograr, pero ¿Por qué los principales referentes académicos y
corporativos del neoliberalismo argentino se ocupan de plantear a la sociedad la
necesidad de ampliar el acceso a la conectividad, poniendo el énfasis en los barrios
populares?
Para determinadas empresas, la ampliación del acceso a la conectividad sería
una gran oportunidad para hacer negocios, haciendo realidad, además, viejos objetivos
neoliberales: imponer la flexibilización laboral, convirtiendo a los directivos de escuela
en pequeños “gerentes” (la docencia es uno de los pocos gremios argentinos que goza
de estabilidad laboral y que accede a los puestos de trabajo mediante concursos) e
incidir ideológicamente en los contenidos a enseñar. Si esta afirmación suena
exagerada o tendenciosa, debemos recordar que Narodowski, antes de su paso por la
gestión macrista, implementó las “escuelas charter”, una modalidad de
semiprivatización de la educación, en la provincia de San Luis, en los años 90. El mismo
Narodowski en un informe del año 2018 -promovido por Diálogo Interamericano y la
Organización de Estados Iberoamericanos- denominado Argentina: el estado de las
políticas públicas docentes (2018) aleccionaba sobre la situación de los directivos de las
escuelas públicas, quienes estarían inmersos en un contexto de “falta de autonomía
para decidir cuestiones de diversa índole, como ser la contratación de su propio
personal”. De esta manera, para el ex ministro macrista, sería necesario modificar las
leyes que regulan de forma transparente el ingreso y la forma de acceder a puestos de
dirección para, por lo tanto, destruir la carrera docente.
Para los exponentes políticos de la derecha, esta demanda por la conectividad
gratuita de los sectores más postergados es una oportunidad para correr “por
izquierda” al gobierno nacional; pero por otro, es la oportunidad para que este justo
pedido no sea incluido entre los derechos ciudadanos, sino dentro del reparto
caritativo por parte de las grandes corporaciones. El neoliberalismo se presenta en su
fachada de populismo progresista.
La crisis de la escuela moderna, desde el sentido común neoliberal, obedece
principalmente a la existencia de métodos de enseñanza y currículos obsoletos; a
formas organizativas arcaicas que deben ser transformadas. Y entonces, recuperando
el discurso de la Ley Federal menemista, se pretende imponer que “los expertos” sean
el sujeto de la transformación educativa. En la frase esgrimida por estos sectores, “Sin
conexión no hay educación”, se expresa que la educación es solo transmisión de
contenidos; no habría producción ni apropiación crítica del conocimiento por parte de
docentes y estudiantes; no sería necesario el encuentro áulico. La escuela como
espacio socializador es algo que parece carecer de vigencia. Por eso, el sueño
neoliberal es el de la constante propagación de información a partir del uso de la
virtualidad que, como se señaló en otro artículo (https://www.elcohetealaluna.com/la-
patria-de-la-plataforma/), es un reservorio mediatizado de discursos, producidos por
los aparatos de cultura del propio neoliberalismo. Suspender la escuela como ese
espacio de producción, discusión, socialización y de encuentro con otros discursos que
ponen en crisis el producto de los mencionados aparatos es abandonar la posibilidad
(necesaria) de configurar sujetos críticos. Los neoliberales sueñan con sujetos
virtualizados.
En el marco de la emergencia sanitaria actual, múltiples voces señalan la falta
de equipamiento adecuado, de conectividad y de capacitación, así como la enorme
voluntad y compromiso de los docentes para organizar espacios pedagógicos virtuales.
El neoliberalismo ofrece una “solución” para enfrentar tal adversidad y promover el
“cambio” de una escuela que va a “cambiar para siempre”. Lejos de sostener una
mirada conspirativa u hostil hacia las nuevas tecnologías, pensamos que la ampliación
de la conectividad debe ser una política pública y que las transformaciones educativas
deben hacerse con la participación de los trabajadores de la educación y las
organizaciones populares, pero poniendo por delante el sostenimiento de una
pedagogía emancipadora y no reproductora.

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