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El Yo en la Teoria de Freud

y en la Técnica Psicoanalítica

....
l'

.< •
EL SEMINARIO
DE ]ACQUES LACAN
LIBRO 2

EL YO EN LA TEORIA
DE FREUD e

Y EN LA TECNICA
PSICOANALITICA
1954-1955

TEXTO ESTABLECIDO POR


]ACQUES-ALAIN MILLER

EDICIONES PAIDOS
BUENOS AIRES - BARCELONA
MEXICO
Título del original:
Le Séminaire de Jacques Lacan, Livre 2
Le moi dans la théorie de Freud et dans la technique INDICE
de la psychanalyse, 1954-1955

© Éditions du Seuil, 1978

Traducción de Irene AgofT


INTRODUCCION

Psicología y metapsicología. 11
150.195 Lacan, Jacques
LAC El seminario de Jacques Lacan : libro 2 : el yo en
la teoría de Freud y en la técnica psicoanalítica.- l'
Saber, verdad, opinión 27
ed. 11" reimp.- Buenos Aires: Paidós, 2008.
488 p. ; 22x16 cm.- (El seminario de Jacques
Lacan)
Traducción de: Irene Agoff MAS ALLA DEL PRINCIPIO DEL PLACER, LA REPETICION

ISBN 978-95Q.12-3972·0
El universo simbólico 47
1. TItulo 1. Psicoanálisis
Una definición materialista del fenómeno de 67
conciencia
Homeostasis e insistencia 87
1" edición, 1983
11" reimpresión, 2008 Freud, Hegel y la máquina 103
Reservados todos los derechos. Quedan rigurosamente prohibida. sin la autorización escrita
de los titulares del copyright, bajo las sanciones establecidas en las leyes, la reproducción parcial o total
El circuito 123
de esta obra por cualquier medio o procedimiento, incluidos la reprografia y el tratamiento infonnático.

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Introducción al Entwurf 145
Juego de escrituras 159
Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723
Impreso en la Argentina - Printed in Argentina Del Entwurfala Traumdeutung 175
Impreso en Gráfica MPS, La censura no es la resistencia 189
Santiago del Estero 338, Lanús, en mayo de 2008
Tirada: 2000 ejemplares Los aprietos de la regresión 205

ISBN 978-950-12-3972-0
El sueño de la inyección de Irma 223
El sueño de la inyección de Irma (fin) . 245

7

MAS ALLA DE LO IMAGINARIO, LO SIMBOLICO,


.
O DEI<. PEQUENO AL GRAN OTRO

xv ¿Par o impar? Más allá de la intersubjetividad 263


XVI La carta robada 287
XVII Preguntas al que enseña 309
XVIII El deseo, la vida y la muerte 331
XIX Introducción del gran Otro 353 INTRODUCCION
XX El análisis objetivado 371 . •

XXI Sosia 387

FINAL

,
XXII ¿Dónde está la palabra? ¿Dónde está el lenguaje? 409
"

XXIII Psicoanálisis y cibernética, o de la naturaleza del len-



guaJe • 435
XXIV A, m, a, S 455

"

8
FINAL

por la procesión civil y religiosa, el orden de precedencias, la XXIV


organización de la ciudad, que no es sino orden y jerarquía. Y
sin embargo los lingüistas me lo afirman, el número cardinal A, m,a, S
aparece antes.
La paradoja tiene que dejarnos maravillados. El hombre no
es aquí amo en su casa. Hay algo en lo cual él se integra y que
ya reina por medio de sus combinaciones. El paso del hombre
del orden de la naturaleza al orden de la cultura obedece a las
mismas combinaciones matemáticas que servirán para clasificar
y explicar. Claude Lévi-Strauss las llama estructuras elementa-
les del parentesco. Y sin embargo, no se supone que los hom-
bres primitivos fueron Pascal. El hombre está comprometido
Verbum y dabar.
por todo su ser en la procesión de los números, en un primitivo La máquina y la intuición .
simbolismo que se distingue de las representaciones imagina- Esquema de la cura.
rias. Es en medio de esto que algo del hombre tiene que hacerse Lo libidinal y lo simbólico.
reconocer. Pero lo que tiene que hacerse reconocer, nos enseña
Freud, no es expresado, sino reprimido. En el curso de nuestra penúltima reunión les interrogué con
Lo que en una máquina no llega a tiempo cae, simplemente, éxito y la sesión produjo efectos diferentes en las men-
y no reivindica nada. En el hombre no sucede lo mismo, la tes de quienes participaron en ella. Para mí fue modo
escansión tiene vida, y lo que no llegó a tiempo permanece acordar mi instrumento con lo que tenía que deCIrles en mI
suspendido. De esto se trata en la represión. conferencia sobre psicoanálisis y cibernética. Espero que tam-
No hay duda de que algo que no es expresado, no existe. bién a ustedes les haya sido útil.
Pero lo reprimido está siempre ahí, insistiendo, y demanda ser.
La relación fundamental del hombre con ese orden simbólico
es precisamente aquella que funda el orden simbólico mismo: la
relación del no-ser con el ser. 1
Lo que insiste para ser satisfecho no puede ser satisfecho
sino en el reconocimiento. El final del proceso simbólico es que
el no-ser llegue a ser, que sea porque ha hablado. Sin detenerme en ello en su momento, porque al ritmo en
que iban las cosas le habría un
de aberración, conservé en mI memo na su mtervenClOn sobre
22 DE JUNIO DE 1955. el hebreo. ¿Qué me quiso decir cuando me dijo que el verbum
del primer versículo de san Juan era el dabar hebreo? ¿En qué
se basa usted?
Esto no es una trampa. Hace una hora volví a pensar en ello y al
respecto no soy más ducho que usted, incluso seguramente menos.

454 455
FINAL
A, m, a, S

no puede carecer de efecto, de manera puntual, en el análisis


salvaje. Pero está lejos de ser general.
Por ese motivo pasamos a la segunda. etap.a, d?nde se
3
noce la necesidad de la integración en lo
que surjan, no simplemente la de la
sino propiamente habland? la es deCIr, el paso a
Trataré de llevar todas estas consideraciones al pequeño es-
quema resumen sumativo que ya les presenté. lo imaginario. En ese continUO ImaginarIo que llamamos yo, .el
enfermo tiene que reintegrar, tiene que
Al comienzo tercer capítulo de Más allá del principio del
de él, tiene que integrar en su biografía, la serIe de las
placer, Freud explIca las etapas del progreso del análisis. Texto
ciones que desconocía. Sigo en este momento el comIenzo del
luminoso, cuya copia todos ustedes deberían llevar en el bolsi-
llo para remitirse a él en todo instante. tercer capítulo de Essais de psychanalyse. 1
Tercera etapa: se advierte que esto no alcanza, a saber, que
Primeramente, dice, apuntamos a la resolución del síntoma
hay una inercia propia de lo que ya está estructurado en lo
dando su significación. Mediante este proceder se obtuvieron
algunas luces, incluso algunos efectos. imaginarIo. .
Lo principal, a lo largo de estos esfuerzos, proSIgue el texto,
R. P. B EIRNAERT : - ¿Por qué? consigue recaer en las resistencias del enferm.0' Ahora el
está en descubrir tales resistencias lo más ráptdamente postble,
al enfermo y moverlo, impulsarlo mediante la in-
que les enseño no hace más que expresar la condición
fluencia humana a ir abandonando dichas Elpaso a
graCIas a la cual lo que Freud dice es posible. ¿Por qué?, pre-
la conciencia, el devenir consciente de lo mconsCtente, mcluso
gunta usted. Porque el síntoma es en sí mismo, de punta a
por esa vía, no siempre es posible de alcanzar por. completo.
punta, significación, esto es, verdad, verdad puesta en forma.
Todo ese recuerdo no es quizás estrictamente lo esenCtal, St no se
Se distingue del indicio natural por el hecho de que ya está
obtiene al mismo tiempo Uberzeugung, la convicción.
estructurado en términos de significado y significante, con lo
esto implica, o sea el juego de significantes. En el interior
Hay que leer el texto como yo lo leo, es decir, en alemán,
mIsmo de lo. del síntoma, ya hay precipitación
en un matenal sIgmfIcante. El síntoma es el revés de un dis- porque el texto francés -esto al arte pr:-
curso. senta un cariz grisáceo, polVOrIento, que dISImula la VIOlenCIa
del relieve de lo que Freud aporta.
Freud insiste en que después de la reducción de las resisten-
R. P. BEIRNA ERT : - Pero ¿de qué modo es eficaz la comu-
nicación inmediata al enfermo? cias hay un residuo que puede ser lo esencial. Intr?duce aqu.í la
noción de repetición, Wiederholung. esencIal-
mente, dice, en que del lado de lo que esta repnmIdo, del lado
La comunicación de la significación al enfermo cura en la
medida. ,9ue trae .apar.ejada en éste la Uberzeugung, esto es,
conVICCIOn. El SUjeto Integra, en el conjunto de las significa- 1. Se trata del capítulo III de Más allá del principio del placer, que
CIOnes que ya ha admitido, la explicación que usted le da, y esto junto con otras obras de Freud integra la edición francesa Essats de psycha-
nalyse, París, Payot. [T.]
47?
.1.7_7
FINAL A, m, a, S

de lo inconsciente, no hay ninguna resistencia, sólo hay ten- que hacemos ahí dentro es un corte a nivel de uno de esos aco-
dencia a repetirse. plamientos.
En este mismo texto Freud subraya la originalidad de su Nada se comprende si no es a partir de esto, que en toda la
nueva tópica. La simple connotación cualitativa inconsciente/ obra de Freud les es recordado y enseñado. Tomen el esquema
consciente no es aquí esencial. La línea de clivaje no pasa del aparato psíquico que figura en esos pequeños manuscritos
entre inconsciente y consciente sino entre, por una parte, algo que Freud enviaba a Fliess y también al final de La interpreta-
que está reprimido y sólo tiende a repetirse, es decir, la palabra ción de los sueños. Puede creerse que Freud trataba sImple-
que insiste, esa modulación inconsciente de la que les hablo, y, mente de formalizar en algo que podríamos llamar la simbólica
por la otra, algo que la obstruye y que está organizado de otra cientificista: nada más lejos de eso. El punto crucial de su
. manera, a saber, el yo. Si leen este texto a la luz de las nociones aporte es la idea, que no aparece en ninguna otra parte, en la
con las que pienso haberlos familiarizado, verán que el yo es que insiste principalmente en el VII: hay. verda-
situado estrictamente como siendo del orden de lo imaginario. dera oposición entre función conSCIente y funcIOno mcons-
y Freud subraya que toda resistencia procede, como tal, de ese ciente. Este punto de partida -justificado o no, poco Importa,
orden. estamos comentando a Freud-le parece esencial para explicar
Antes de dejarlos, y dado que es preciso puntuar, poner un lo concreto que sucede con los sujetos que tiene delante, para
punto final que les sirva de tabla de orientación, retomaré los comprender los dominios de la vida psíquica. Lo que sucede a
cuatro polos que inscribí más de una vez en la pizarra. nivel del puro consciente, a nivel del córtex donde ese
Comienzo por A, que es el Otro radical, el de la octava o reflejo del mundo que es lo consciente, es como tal mmedIata-
novena hipótesis del Parménides, que es también el polo real mente borrado, no deja huellas. Las huellas tienen lugar en otra
de la relación subjetiva y al que Freud vincula la relación con el parte. .
instinto de muerte. De aquí partieron muchos absurdos, por el
Luego tienen m, el yo, y a, el otro, que no es un otro en término profundidad, que Freud habría eVItar y que se
absoluto, ya que está esencialmente acoplado al yo, en una re- ha utilizado en forma tan desacertada. Esto qUiere deCir que, a
lación siempre reflexiva, intercambiable: el ego es siempre un fin de cuentas, el ser vivo no puede recibir, no puede registrar,
alter-ego. sino lo que está hecho para recibir: más que sus
Tienen aquí S, que es a la vez el sujeto, el símbolo, y tam- funciones están hechas mucho más para no recIbIr que para
bién el Es. La realización simbólica del sujeto, que es siempre recibir. El ser vivo no ve, no oye lo que no es útil para su
creación simbólica, es la relación que va de A a S. Ella es subya- subsistencia biológica. Sólo que el ser humano, por su parte, va
cente, inconsciente, esencial a toda situación subjetiva. más allá de lo real que le es biológicamente natural. Y ahí co-
Esta esquematización no parte de un sujeto aislado y abso- mienza el problema. . ..
luto. Todo está ligado al orden simbólico, desde que hay Todas las máquinas animales están estnctamente fIjadas a
hombres en el mundo y que ellos hablan. Y lo que se trans- las condiciones del medio exterior. Varían, se nos dice, en la
mite y tiende a constituirse es un inmenso mensaje donde medida en que varía ese medio exterior. Desde luego, es propio
todo lo real es poco a poco retransportado, recreado, rehe- de la mayoría de las especies animales no querer saber na.da con
cho. La simbolización de lo real tiende a ser equivalente al lo que las descompagina: antes reventar. Por eso reVIentan,
universo, y l.os sujetos no son allí sino relevos, soportes. Lo además, y por eso somos fuertes. La inspiración de Freud no es
FINAL A, m, a, S

mística. Freud no cree que en la vida exista poder morfógeno, paso por lo imaginario hay una lámpara tríoda. Supongamos
en cuanto tal. Para el animal el tipo, la forma, están ligados a que una corriente pase al circuito. Si hay vacío, del cátodo al
una elección en el medio exterior, como el revés y el derecho. ánodo se produce un bombardeo electrónico gracias al cual la
¿Por qué con el ser humano pasa otra cosa? corriente pasa. Fuera del ánodo y del cátodo hay. un tercer
Muchas experiencias de laboratorio, extenuantes, por lo transversal. Pueden hacer pasar por él la cornente, pOSltlVI-
demás, muestran que basta con poner al pulpo o a cualquier zando, de tal forma que los electrones sean conducidos hacia el
otro animal ante el triángulo, con cierta tenacidad, para que ánodo, o bien negativizando, deteniendo en seco el proceso: lo
acabe por reconocerlo, es decir, por generalizar. La pregunta que emana del negativo se ve rechazado por el negativo que
de Valabrega debería ser contestada en el plano de lo general. ustedes interponen.
Pero en el hombre, lo nuevo es que algo se encuentra ya lo Esta es simplemente una nueva ilustración de la historia de
bastante abierto, imperceptiblemente desordenado en la coap- la puerta, historia que evoqué el otro día en razón del carácter
tación imaginaria, como para que pueda insertarse la utiliza- no homogéneo del auditorio. Digamos que es una puerta de
ción simbólica de la imagen. puerta, una puerta a la segunda potencia, una en el
En él hay que suponer cierta hiancia biológica, la que in- rior de la puerta. Lo imaginario está así en la pOSICIón de mte-
tento definir cuando les hablo del estadio del espejo. La capta- rrumpir, cortar, escandir lo que sucede a nivel del circuito.
ción total del deseo, de la atención, supone ya la falta. La falta Reparen que lo que sucede entre A y S posee un carácter en
está ya ahí cuando hablo del deseo del sujeto humano rela- sí mismo conflictivo. A lo sumo, el circuito se contraría, se
ción con su imagen, de esa relación imaginaria extremadamente para, se ·corta a sí mismo. Digo a .10 sumo, porque discurso
general que llaman narcisismo. universal es simbólico, viene de leJOS, no lo hemos mventado.
Los sujetos vivos animales son sensibles a la imagen de su No fuimos nosotros quienes inventamos el no-ser, sino que
tipo. Punto absolutamente esencial, al que se debe que toda la hemos caído en un rinconcito de no-ser. Y por lo que atañe a la
creación viviente no sea una inmensa orgía. Pero el ser humano transmisión de lo imaginario tenemos también lo nuestro, con
tiene una relación especial con la imagen que le es propia: rela- todas las fornicaciones de nuestros padres, abuelos, y otras his-
ción de hiancia, de tensión alienante. Ahí se inserta la posibili- torias escandalosas que son la sal del psicoanálisis.
dad del orden de la presencia y de la ausencia, es decir, del A partir de aquí las necesidades del lenguaje y las de la co-
orden simbólico. La tensión entre lo simbólico y lo real está ahí municación interhumana son fáciles de comprender. Conocen
subyacente. Es sustancial, si consienten ustedes en dar su sen- ustedes esos mensajes que el sujeto emite bajo una forma que
tido puramente etimológico al término sustancia. Es un upo- los estructura, los gramaticaliza, como procedentes del otro,
kei"menon. bajo una forma invertida. Cuando un sujeto le dice a otro eres
Para todos los sujetos humanos que existen, la relación en- mi maestro o eres mi mujer, esto quiere decir exactamente lo
tre el A Y el S siempre pasará por la intermediación de esos contrario. Esto pasa por A y por m, yen seguida llega al sujeto,
sustratos imaginarios que son el yo y el otro y que constituyen al que de golpe entroniza en la peligrosa y problemática posi-
los cimientos imaginarios del objeto: A, m, a; S, ción de esposo o de discípulo . .Así es como se expresan las pala-
Tratemos de hacer un poco de linterna mágica. ' Caeremos . bras fundamentales. .
en la baja mecánica, que es la enemiga del hombre, imaginando Pues bien, en el síntoma, dicho de otro modo, en una neu-
que en el punto de intersección de la dirección simbólica y el . rosis, ¿de qué se trata? Han podido observar que en el circuito,
FINAL A, m, a, S

el yo está separado del sujeto por la a minús- hecho para entrar en su juego, sino justamente con el Otre
cula, es decIr, por el otro. Y sin embargo, hay un vínculo. Yo radical que está enmascarado. La llamada transferencia acon·
soy yo, y ustedes también lo son, ustedes. Entre los dos, existe tece muy exactamente entre A y m, en la medida en que el a,
este dato estructurante: los sujetos están encarnados. En representado por el analista, no está.
efecto, lo que sucede a nivel del símbolo sucede en seres vivos. Como dice Freud en este texto de un modo admirable, S(
que está en S pasa para revelarse por el soporte corporal del trata de una Uberlegenheit -que en esta ocasión se traduce pOI
pasa por una realidad biológica que establece una divi- superioridad, pero sospecho que hay aquí un juego de palabras,
SIón entre la función imaginaria del viviente, una de cuyas for- como indica lo que sigue-, gracias a la cual la realidad qil(
mas es .el .-no tenemos tanto de qué quejar- aparece en la situación analítica es reconocida immer, siempre,
nos-o ' y la que es capaz de cumplir y que le als Spiegelung -término sorprendente- como el espejismo d(
conftere una pOSICIOn emmente frente a lo real. cierto pasado olvidado. El término Spiegel, espejo, está ahí. P,
Deci_r hay neurosis, decir que hay reprimido, que se partir del momento en que ya no existe la resistencia de la fun·
SIempre de retorno, equivale a decir que algo del ción imaginaria del yo, el A y. el m pueden en cierto modc
dIscurso que va de A a S pasa y al mismo tiempo no pasa. concordar, comunicarse en grado suficiente para que entre amo
. , L? que me.rece llamarse resistencia se debe a que el yo no es bos se establezca cierto isocronismo, cierta positivización si·
al sUJeto,. y que .es de la naturaleza del yo el multánea respecto a nuestra lámpara tríoda. La palabra funda·
en el c.IrcUlto Imagmario que condiciona las , inte- mental que va de A al S encuentra aquí una vibración armónica
rrupCIOnes del dISCurso fundamental. Sobre esa resistencia algo que, lejos de interferir, permite su paso. Incluso se puede
pone Freud. el a.c,ento cuando dice que toda resistencia procede dar a esa lámpara tríoda su papel real, que a menudo es el de ur
de orgamzacIOn del yo. Porque es en cuanto imaginario, y amplificador, y decir que el discurso fundamental hasta all
no SImplemente .cuanto existencia carnal, que el yo se en- censurado -por emplear el mejor término- se esclarece.
en el analIsIs, en la fuente de las interrupciones de un Este progreso se realiza por el efecto de transferencia, e
dISCurso que sólo pide pasar en actos, en palabras, o en Wie- cual pasa en otra parte que no es aquella donde pasa la tendenci.
derholen, es lo mismo. repetitiva. Lo que insiste, lo que sólo pasa, acontece entre A )
Cuando les digo que la única resistencia verdadera en el S. La transferencia, por su parte, pasa entre m y a. Y sólo en 1:
es la del esto significa que un análi- medida en que el m aprende paulatinamente, por así decir, ;
SIS solo es concebIble en la medIda en que el a está borrado. En ponerse en concordancia con el discurso fundamental, puedl
el debe cumplirse cierta purificación subjetiva -de lo ser tratado de la misma manera en que es tratado el A, es decir
contrano, ¿para qué todas esas ceremonias a las que nos entre- paulatinamente ligado al S.
de suerte que durante todo el tiempo de la experien- Esto no significa que un yo supuestamente autónomo en
CIa se confundir el polo a con el polo A. cuentre apoyo en el yo del analista, como escribe LowensteiI
El analIsta partIcIpa de la naturaleza radical del Otro en en un texto que hoy no les leeré, pero que había elegido escru
tanto es lo más .difícilmente accesible que hay. Desde ese :Uo- pulosamente, y devenga un yo cada vez más fuerte, integrant,
n: ento , y a de ese momento, lo que parte de lo imagina- y docto. Por el contrario, significa que el yo se convierte en le
no del yo del SUjeto se pone en concordancia, no con ese otro que no era, significa que llega al punto donde está el sujeto
al que está acostumbrado y que es su pareja, aquel que está No crean por ello que después de un análisis el yo se volati

478 479
A, m, a, S
FINAL

El yo se inscribe en lo imaginario. Todo lo que es del yo se ins-


li.ce: sea ese análisis didáctico o terapéutico, no asciende uno al cribe en las tensiones imaginarias, como el resto de las tensiones
CIelO, desencarnado y puro símbolo. libidinales. Líbido Y yo están del mismo lado. El narcisismo es
" Toda experiencia analítica es una experiencia de significa- libidinal. El yo no es una potencia superior, ni un puro espíritu, ni
Una de l,as g:andes objeciones que nos han opuesto es la una instancia autónoma, ni una esfera sin conflictos-como se osa
sIgu.lente: ¿que sobrevendrá si se le revela al sujeto su escribir-sobre la cual tendríamos que tomar apoyo. ¿Qué es esa
su no-sé-qué, su vida homosexual? Dios sabe historia? ¿Debemos exigir de los sujetos que posean tendencias
SI, esta ?CaSlOn, los moralistas tienen al respecto algo que superiores a la verdad? ¿Qué es la tendencia trascendente a la su-
decIrnos .. S.m em?argo, la objeción es caduca y carente de va- blimación? Freud la repudia de la manera más formal en Más allá
lor. mclusive que se le revela al sujeto alguna ten- del principio del placer. En ninguna de las manifestaciones con-
que habrá podido ser apartada de él para siempre me- cretas e históricas de las funciones humanas ve la menor tenden-
dIante qué esfuerzo, lo que en el análisis se pone cia al progreso, y esto posee cabalmente su valor en aquel que
en tela de ,JUICIO no es la rev.elación al sujeto, de parte nuestra, inventó nuestro método. Todas las formas de la vida son igualmente
de .su .. En cIerta concepción del análisis de las sorprendentes, milagrosas; no hay tendencia hacia formas supe-
mscnb.e en buena medida en este registro. Pero
riores.
la exp'e nencla .auténtlca del análisis se opone a ello en forma Es aquí donde llegamos al orden simbólico, que no es el orden
absoluta: por intermedio del análisis su ver- libidinal en el que se inscriben tanto el yo como la totalidad de
dad, es decIr, la que cobran en su destino p'articu- las pulsiones. Tiende más allá del principio del placer, fuera de
lar datos de partIda que le son propios y que podemos los límites de la vida, y por eso Freud lo identifica al instinto de
decIr son lo que le tocó en suerte. muerte. Releerán ustedes el texto y verán si les parece digno de
Los seres humanos nacen con toda clase de disposicione:s aprobación. El orden simbólico es rechazado del orden libidinal
sumamente heterogéneas. Pero cualquiera que sea su que incluye todo el dominio de lo imaginario, comprendida la es-
su. biológica, lo que el análisis revela al tructura del yo. y el instinto de muerte no es sino la máscara del
SUjeto es su sIgmfIcaclón. Esa significación es función de cierta orden simbólico, en tanto que -Freud lo escribe- está mudo, es
palabra, que es y no es palabra del sujeto: él recibe esa palabra decir, en tanto que no se ha realizado. Mientras el reconocimiento
ya totalmente su punto de pasaje. No sé si se trata de simbólico no se haya establecido, por definición, el orden simbó-
la del Libro del Juicio, inscrito en la
lico está mudo.
rabmlca. No mIramos tan lejos, tenemos problemas Al orden simbólico, a la vez no-siendo e insistiendo en ser,
mas hmItados, pero en ellos los términos vocación y llamada apunta Freud cuando nos habla del instinto de muerte como 10 más
poseen todo su valor. fundamental: un orden simbólico naciendo, viniendo, insistiendo
. Si no palabra el sujeto, y que re-
en ser realizado.
plano sImbohco, no habna mngun conflicto con lo ima-
gmano, cual seguiría pura y simplemente su inclinación.
29 DE JUNIO DE 1955 .
nos que no es así. Freud nunca renun-
CIO ?uahs,mo esenCIal como constituyente del sujeto. Esto
no sIgmfIca mas que estos recruzamientos. Quisiera continuar-
los.
481
480
El Yo en la Teona de Freud
y en la Técnica Psicoanalítica
Encontré para usted una curiosa Estas cosas me parecen sugerir la
ordenanza de 1277. En esos existencia de una dimensión de
tiempos de tinieblas y fe, se eficacia que en nuestra época falta
estaba obligado a reprimir a la ostensiblemente.
gente que, en los bancos de la No es casual que les hable de los
escuela, en la Sorbona y otros dados y los haga jugar al juego de
sitios, blasfemaban abiertamente par o impar.
durante la misa contra el nombre Es con el simbolismo de este dado
de Jesús y de María. Ustedes ya no TEXTO que rueda que surge el deseo. No
hacen esas cosas .. . Por mi parte, ESTABLECIDO digo deseo humano porque, al fin Y
conocí personas encarnizadamente POR al cabo, el hombre que juega con
surrealistas que se habrian hecho JACgUES-ALAIN
MILLER
el dado es cautivo del deseo puesto
meter presas antes que publicar un así en juego. No conoce el origen
poema blasfematorio contra la de su deseo, que rueda con el
Virgen, pues creían que podia suce- símbolo escrito sobre las seis
derles algo. caras.
Los más severos castigos se
dictaban contra los que jugaban a (Extraído de los capítulos
los dados sobre el altar durante el XVII y XVIII)
santo sacrificio.

ISB N 978·950·12·39 72·0


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