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Ecosistemas
Los elementos dentro de un medio ambiente no existen de forma aislada, sino como parte
de un sistema de procesos que los vinculan entre sí. A los efectos de este documento,
ecosistema es definido como "un complejo dinámico de comunidades vegetales, animales y
microorganismos y el medio ambiente no viviente interactuando como una unidad
funcional.
Los seres humanos son una parte integral de los ecosistemas. Los ecosistemas varían
enormemente en tamaño; un estanque temporal en el hueco de un árbol y una cuenca
oceánica ambos pueden ser ecosistemas” (PNUMA). Ejemplos comunes de ecosistemas
son los humedales, costas y bosques. Dentro de cada ecosistema se pueden encontrar
ecosistemas más pequeños, por ejemplo, los ecosistemas de arrecifes suelen formar parte de
ecosistemas costeros más grandes.
Los ecosistemas son típicamente muy resilientes. Muchos de ellos han apoyado las
necesidades humanas de manera sostenible durante miles de años. Sin embargo, la
industrialización, el crecimiento demográfico, y la gestión no sostenible de los recursos
naturales han debilitado en gran medida muchos ecosistemas – en algunos casos más allá de
los límites de reparación. Un ejemplo de esto es la extensa deforestación de Haití, que ha
llevado a un estado casi constante de inseguridad alimenticia para muchas de sus
poblaciones más pobres.
Los ecosistemas dañados pueden ser rehabilitados. Además, nuevos enfoques y métodos
están siendo identificados e implementados para manejar las necesidades humanas de
recursos sin destruir los ecosistemas que los proveen. Sin embargo, restaurar un ecosistema
demanda un tiempo considerablemente mayor que para degradarlo, y una vez que la
capacidad de carga de un ecosistema se ha visto superada, puede tomar generaciones para +
regenerarse. En algunos casos puede que nunca lo haga.
Los seres humanos han intentado también, de forma sistemática, controlar la ocurrencia de
ciertos eventos peligrosos tales como inundaciones. Sin embargo, sin una comprensión
adecuada de las potenciales consecuencias directas e indirectas a lo largo y en todos los
ecosistemas, muchas de estas intervenciones sólo han agravado el problema, y en muchos
casos provocado una cadena de otros nuevos. Un conmovedor ejemplo de ello es la serie de
intervenciones para aprovechar el sistema del río Misisipi y el delta para la producción, que
en última instancia contribuyó a la devastación de la ciudad de Nueva Orleans, tras el
huracán
Katrina en el 2005.