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JOAQUIN VILLANUEVA

Abogado-Mat. 2426

ALGUNAS REFLEXIONES SOBRE LAS SUSPENSIONES DE LA RELACIÓN


LABORAL Y EL ARTÍCULO 208 L.C.T.

La L.C.T. en el Título X trata la Suspensión de ciertos


efectos del Contrato de Trabajo.
Sobre el particular distintos autores han analizado el sentido
y alcances del concepto, brindando diferentes interpretaciones
y clasificaciones.
JUSTO LÓPEZ, entiende que no debería hablarse de suspensión ni
de interrupción de la relación o del contrato de trabajo, sino
de suspensión o interrupción de la exigibilidad de ciertos
deberes integrantes de la relación de trabajo (y sus
correlativos derechos).1 Para JUSTO LÓPEZ, estamos en
presencia de lo que llama CAUSAS DE JUSTIFICACIÓN del
incumplimiento de los deberes de prestación típicos de la
relación de trabajo, y esencialmente del deber de trabajar,
toda vez que si el trabajador tiene el deber de trabajar y
deja de hacerlo (sin causa justificada) lo que hay es
incumplimiento de él, y por lo tanto un acto contractualmente
ilícito. Lo propio de las causas de justificación es la
exclusión de la ilicitud de su comportamiento, por lo que,
dadas las situaciones previstas en el ordenamiento laboral, el
incumplimiento de los deberes emergentes del Contrato de
Trabajo resulta justificado.
Por su parte, GUILLERMO LÓPEZ, pone el acento en el hecho que
la relación pueda interrumpirse en su ejecución por diversas
causas, algunas de las cuales son independientes de la
voluntad de las partes ( enfermedad inculpable, servicio
militar) y otras en cambio, dependen exclusivamente de la
voluntad del empleador, para luego de analizar diversos
criterios clasificatorios considerar que lo determinante es
1
LEY DE CONTRATO DE TRABAJO COMENTADA, Justo López, Norberto Centeno,
Juan C. Fernández Madrid, pág.745

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que la suspensión de la relación de trabajo se origine en


hechos del dependiente o en hechos del empleador.2
VÁZQUEZ VIALARD, conceptúa la suspensión como el lapso
transitorio en que el trabajador no presta servicio por
causales previamente estipuladas en la ley, pudiendo o no
mantenerse el pago de la retribución. Entiende que en el
Derecho del Trabajo existen supuestos en que el trabajador no
presta servicio, no entrega su esfuerzo a la empresa, y sin
embargo el contrato laboral continúa vigente.
A su entender para la procedencia de la suspensión se
requieren dos condiciones fundamentales: a) que la causa
justifique la imposibilidad de cumplir las obligaciones
fundamentales: prestación de trabajo y pago de la
remuneración; b) que se trate de una situación momentánea o
transitoria, ya que resulta inadmisible que la suspensión sea
indefinida.
El principio pro operario es el germen del instituto de la
“suspensión”; nace ésta al considerar que el contrato de
trabajo es para el trabajador algo más que un simple vínculo
jurídico; es la realización práctica del “derecho al trabajo”
constitucionalmente impuesto, complementado por el deber del
empleador de brindar “ocupación efectiva” (artículo 78 LCT).3
Pero más allá de los distintos conceptos, lo fundamental es
que en todos los casos durante la suspensión el contrato de de
trabajo no se extingue, sino que cesan o se congregan
temporalmente algunos de sus efectos, los que vuelven a tener
plena eficacia una vez desaparecidas las circunstancias que la
4
motivaron.
En el Título X de la L.C.T. se tratan sólo ciertos casos de
“suspensión”, esto es: a) accidentes y enfermedades
2
LA SUSPENSIÓN DE LA RELACIÓN DE TRABAJO, Guillermo a. F. López, pág.29
3
TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.863 yss.
4
Conf. LEY DE CONTRATO DE TRABAJO Comentada y Concordada, ANTONIO
VÁZQUEZ Vialard, Tº III, pág72

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inculpables; b) servicio militar; c) desempeño de cargos


electivos; e) suspensiones por causas económicas o
disciplinarias y la suspensión preventiva.
CLASIFICACIÓN
GUILLERMO LÓPEZ, citando a DE LA CUEVA, distingue entre
suspensión Individual o Colectiva, según la cantidad de
operarios afectados; RUPRETCH por su parte las considera como
Absoluta o Relativa según que una o ambas partes dejen de
cumplir con sus obligaciones contractuales; finalmente, el
autor mencionado las diferencia según encuentren su causa en
hechos del dependiente o en la voluntad del empleador5.
EFECTOS
De acuerdo a lo expuesto, vemos entonces que durante la
suspensión el contrato de trabajo no se extingue, sino que
cesan o se congelan temporalmente algunos de sus efectos, los
que vuelven a tener plena eficacia una vez desaparecidas las
circunstancias que la motivaron. Cuando esas circunstancias
temporarias se tornan definitivas o perdurables en el tiempo,
no corresponde la aplicación del instituto de la Suspensión
sino el de la interrupción definitiva del mismo a través de la
extinción.
GARCÍA OVIEDO, citado por Vázquez Vialard en su tratado,
destaca los efectos del acto jurídico, en tanto la
“terminación” del contrato afecta a su existencia, mientras
que la “suspensión” se relaciona con su ejecución.6
En términos generales podemos afirmar que los efectos de la
suspensión afectan principalmente los presupuestos esenciales
de la Relación laboral, esto es, la prestación laboral, la
contraprestación o retribución económica por dicha prestación
y la ocupación efectiva.

5
LA SUSPENSIÓN DE LA RELACIÓN DE TRABAJO, Guillermo a. F. López, pág. 30
6
TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.867.

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En palabras de VÁZQUEZ Vialard, es un sistema de “vasos


comunicantes”: lo normal, habitual y regular es la prestación
del servicio y la contraprestación del salario; lo excepcional
es que tales obligaciones se “suspendan” o “interrumpan”, ya
7
en forma total (no prestación y no salario) o parcial (sólo
la abstención del trabajo, continuando con la percepción de la
remuneración).
Cada una de las tipologías previstas en la LCT referidas a las
causales de suspensión afectan en mayor o menor medida dichos
presupuestos, debiendo ser objeto de análisis en cada caso
concreto.
En nuestro caso, limitaremos las consideraciones a las
situaciones previstas en el Artículo 208 LCT, esto es, a los
Accidentes y Enfermedades Inculpables por tratarse del objeto
del presente trabajo.
ACCIDENTES Y ENFERMEDADES INCULPABLES
El Capítulo I del Título X de la L.C.T. regula la situación de
los trabajadores que sufren o padecen Accidentes y
Enfermedades Inculpables.
En palabras de MACHADO, el trabajador, en tanto persona, se
encuentra expuesto a los riesgos genéricos de la vida, lo que
conlleva la posibilidad cierta de sufrir patologías que
afecten la salud. A estas patologías, según el modo de
adquirirlas y manifestarse, se las ha clasificado
históricamente en accidentes (de ocurrencia súbita,
sorpresiva, traumática) y enfermedades, de evolución
paulatina, consonante con una sintomatología que se
exterioriza de una manera gradual.8
En la L.C.T. comentada y concordada de VÁZQUEZ Vialard se las
define como “aquellas contingencias ajenas a la

7
TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.868.
8
MACHADO JOSÉ DANIEL, El Doscientos Ocho. Revista Derecho Laboral ( 2003-1-
357)

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responsabilidad del empleador, o que se originan y/o


evolucionan por causas o factores ajenos al trabajo, y que
impiden al dependiente concurrir a trabajar”9
Para Vázquez Vialard son los que se producen por una causa
ajena a la labor realizada, pero que no hayan sido motivados
por culpa grave o dolo del trabajador; la causa de las
“inculpables” nada tiene que ver con la prestación del
trabajo; en cierta manera, responden al riesgo genérico y
propio de la vida.”10
De lo expuesto se infiere que el accidente o la enfermedad
inculpable es la dolencia que se produce durante la vigencia
del contrato o relación de trabajo, ajena a la voluntad o
intencionalidad del trabajador, como también extraña al
trabajo, que impide la normal prestación de servicio.
A juicio de distintos autores, la calificación de “inculpable”
es incorrecta y responde exclusivamente a una deformación
conceptual transmitida de generación en generación; la
doctrina moderna y la legislación de avanzada suprimen la
distinción entre enfermedades y accidentes inherentes o
extraños al trabajo, comprendiéndolas en la común denominación
de “dolencias”.
En orden a lo expuesto, deberá examinarse en cada caso
concreto la real ajenidad o inculpabilidad del trabajador en
la enfermedad contraída o en el accidente sufrido.
MACHADO sostiene que si adquiere importancia introducir
distinciones en cuanto a las diferentes consecuencias
jurídicas imputadas por el ordenamiento, según se tratare de
patologías atribuidas o no al trabajo. Agrega que en tal caso
se debe proceder por exclusión. Para la “Ley de Riesgos” su
ámbito de aplicación presupone que medie entre el daño y el

9
LEY DE CONTRATO DE TRABAJO Comentada y Concordada, ANTONIO VÁZQUEZ
Vialard, Tº III, pág73
10
TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.880

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trabajo una relación causal u ocasional por donde, no


habiéndola, y dadas las demás condiciones, se ingresa al
ámbito propio de las patologías inculpables reguladas por los
artículos 208 y siguientes de la L.C.T.11
Por su parte, el Régimen Legal aplicable a los accidentes o
enfermedades derivadas del trabajo es bien diferente, y se
encuentra regulado por una ley especial (24557), debiendo
atenerse a la relación de causalidad o de ocasionalidad
existente entre el trabajo y el daño para establecer el ámbito
de aplicación de la norma.
La L.R.T. supone distintos grados de intensidad causal, según
la contingencia de que se trate; así, para las enfermedades
profesionales, se requiere que haya causalidad directa y
exclusiva; para los accidentes, basta que el trabajo haya
intervenido como causalidad eficiente (por el hecho) e incluso
poniendo la condición de ocasionalidad, que resulta de la
exposición en razón del cumplimiento del contrato a
coordenadas de espacio y tiempo en que un factor ajeno al
trabajo en sí agrede a la víctima.12
Puede concluirse entonces, que el objeto de estudio del
presente, es “toda patología que no guarda con el trabajo
relación causal u ocasional, pero que afecta al contrato en
tanto impide, siquiera temporariamente, la prestación del
servicio”.13
Requisitos para la procedencia
En términos generales los autores condicionan la protección
legal a la concurrencia de los siguientes recaudos:
a) Que la enfermedad o accidente sea incapacitante;
b) Que sea inculpable y
c) Que se manifieste durante la relación laboral.

11
MACHADO JOSÉ DANIEL, ob.cit. pág.358
12
MACHADO JOSÉ DANIEL, ob.cit. p.359
13
MACHADO JOSÉ DANIEL, ob.cit. p.361

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Incapacitación
Para justificar la ausencia del trabajador con derecho al
cobro de salarios, bastará que la permanencia en el trabajo
atente contra la salud del trabajador o contra su posibilidad
de recuperación.
Para que la enfermedad o el accidente adquieran relevancia
jurídica laboral tiene que impedir realizar las tareas
habituales, es decir, tiene que imposibilitar concurrir al
trabajo.
La Ley de Contrato de Trabajo ha receptado estos principios al
disponer el amparo del accidente o enfermedad “que impidan la
prestación del servicio” (Art.208 LCT).
Inculpabilidad
La exigencia de que la enfermedad sea inculpable excluye con
claridad todo daño a la salud que provenga de un acto
intencional del propio trabajador, esto es, sin culpa o dolo
de la víctima.
La atención de la propia salud y de la seguridad personal
(integridad física) responde a principios elementales y
naturales y se concreta en términos que no es posible precisar
con validez general, pues depende de criterios subjetivos.
Dicha conducta cuando se la proyecta en el orden contractual
laboral y se la vincula con el derecho a la percepción de los
salarios por enfermedad, debe ajustarse a los principios de
buena fe, de colaboración y de solidaridad (arts.62 y 63
L.C.T.).
Como en el caso de los accidentes de trabajo, la
jurisprudencia mayoritaria interpreta el criterio de culpa con
sentido amplio, procurando beneficiar o amparar al trabajador,
y por lo tanto excluye la responsabilidad económica del
empleador únicamente en los casos de culpa grave, intención o
dolo.

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En caso de duda, hay que resolver a favor del trabajador,


porque al empleador le corresponde demostrar la inexistencia
de la dolencia, o en su caso, que medió culpa o dolo por parte
del trabajador.14
Manifestación durante la relación laboral
La dolencia incapacitante derivada del accidente o enfermedad
debe manifestarse durante la relación de trabajo para que
opere la protección legal, es decir que procede únicamente
cuando el trabajador está en relación de dependencia con quien
debe oblar o responder económicamente.
La dolencia incapacitante debe exteriorizarse durante la
relación laboral resultando indiferente cuando se originó,
como así también si su origen se encuentra en otro empleo sea
por cuenta propia o en relación de dependencia.
Por el contrario, el trabajador se exime de responsabilidad si
la enfermedad se manifiesta una vez concluida la relación de
trabajo, aunque se haya originado durante la vida laboral.
Notificación de las dolencias
Amén de los requisitos descriptos, otros autores agregan como
natural derivado del principio de buena fe, que el trabajador
deba notificar al empleador la imposibilidad de concurrir a
sus tareas habituales (Art. 209 L.C.T.) a fin que éste
ejercite el correlativo derecho de verificar o constatar la
existencia de las mismas.
RÉGIMEN SALARIAL DURANTE EL IMPEDIMENTO
La imposición al empleador de la obligación de abonar salario
no obstante no tener a disposición el servicio, si bien altera
el sinalagma normal del contrato de trabajo, se funda en que
el legislador ha considerado necesario regular un mínimo
inderogable conforme al paradigma de relación querida que

14
conf. TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.884

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incluye deberes recíprocos fundados en una situación


cooperativa y solidaria.
Para MACHADO, el empleador debe pagar por la sencilla razón de
que mediante el contrato se ha obligado, en los términos del
derecho necesario, a prever la contingencia de incapacidad
inculpable de su dependiente como una vicisitud de las que
pueden acontecer en el desarrollo del vínculo. Partiendo de
dicha premisa, resulta claro que lo debido con motivo de la
incapacidad constituye remuneración.
La consecuencia de esta caracterización es que, a todos los
efectos laborales y provisionales, la prestación debida debe
ser tratada como salario, quedando sujeta a los pertinentes
descuentos y gozando de todas las prerrogativas propias de la
remuneración.15
Expresa en el artículo 208 de la Ley de Contrato de Trabajo
en su parte pertinente:
“La remuneración que en estos casos corresponda abonar al
trabajador se liquidará conforme a la que perciba en el
momento de la interrupción de los servicios, con más los
aumentos que durante el período de interrupción fueren
acordados a los de su misma categoría por aplicación de una
norma legal, convención colectiva de trabajo o decisión del
empleador.” Y más adelante agrega la norma en análisis: “no
pudiendo, en ningún caso, la remuneración del trabajador
enfermo o accidentado ser inferior a la que hubiese percibido
de no haberse operado el impedimento.”
Lo que la ley procura es que el nivel de ingresos del
trabajador enfermo o accidentado, sea el mismo que hubiese
percibido de no mediar el impedimento. La ley ha sido clara al
expresar que se trata de que el trabajador perciba “su
remuneración”, y por tanto los pagos efectuados durante este

15
Conf. MACHADO JOSÉ DANIEL, ob. cit. P.374

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período tendrán esa naturaleza, estando sujetos a las


disposiciones laborales, provisionales e impositivas que
resulten aplicables.16
A este principio se lo denomina como “de mantenimiento del
17 18
nivel salarial” o “garantía de indemnidad” y del mismo se
derivan distintas hipótesis de conflicto.
JUSTO LÓPEZ destaca la cuestión derivada de los aumentos
subsiguientes al comienzo de la licencia, expresando que la
misma se encuentra expresamente resuelta en la misma
normativa. Sostiene en tal sentido que el trabajador enfermo
debe ser tratado igual que los operarios en actividad
advirtiéndose la amplitud de la norma que no sólo ordena la
liquidación de aumentos generales obligatorios, sino también
los provenientes de decisiones espontáneas del empleador con
alcance en toda la empresa o en la categoría, o sector en que
se desempeñe el dependiente impedido. En definitiva, concluye
el autor citado, que rige en este caso el principio de
igualdad de trato previsto en el artículo 81 LCT.19
Para SARDEGNA se trata de la misma retribución que existiría
si el vínculo se mantuviera inalterado. Los aumentos
salariales generales o particulares y/o los nuevos beneficios
que se manifiestan durante la enfermedad y el período de
cobertura, deben ser reconocidos como si se laborara
normalmente.
Se plantea si corresponde incluir en el reconocimiento legal
el pago de horas extras o por servicios extraordinarios, que

16
conf. LEY CE CONTRATO DE TRABAJO Comentada y Concordada, ANTONIO
VÁZQUEZ Vialard, Tº III, pág78
17
TRATADO PRACTICO DE DERECHO DEL TRABAJO, Fernández Madrid Juan
Carlos, tºII , pág.2095
18
Conf. MACHADO JOSÉ DANIEL, ob. cit. P.375
19
conf. LEY DE CONTRATO DE TRABAJO COMENTADA, Justo López, Norberto
Centeno, Juan C. Fernández Madrid, pág.760

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por tales no serían susceptibles de exigencia, ni de indudable


mensura, en su ausencia, ante la enfermedad o el accidente.20
Sobre el particular, resulta interesante el análisis que
formula JUSTO LÓPEZ al sostener que para efectuar el cómputo
debe incluirse la totalidad de las retribuciones percibidas
por el trabajador cualquiera sea su modalidad, incorporando
como integrante del salario computable las horas
suplementarias.
La inclusión en el salario de las remuneraciones
complementarias y de los incrementos resultantes de una mayor
dedicación del trabajador (adicionales y horas extras) se
justifica plenamente, pues esta es la única forma en que se
puede dar al trabajador enfermo la misma condición
remuneratoria que poseía cuando se encontraba en actividad, y
como principio de interpretación puede válidamente acudirse a
la solución que respecto del rubro horas extras se da en
materia de vacaciones (doctrina arts.11 y 155 LCT).21
Distinta es la opinión de Vázquez Vialard, quien considera que
durante la “suspensión” por razones de salud, el trabajador
conserva el salario que percibía al momento de iniciar la
licencia como también los futuros incrementos, con excepción
de las bonificaciones o premios en función de la asistencia o
rendimiento, en razón de que son ellos consecuencia del
cumplimiento de una condición, semejante a la retribución de
horas extras, y que el trabajador para percibirlas –aún en
actividad – debe cumplimentarlas; no constituyen “derecho
adquirido” por el simple transcurso del tiempo, como sería el
salario básico o el adicional por antigüedad, donde el
trabajador lo percibe en todos los casos salvo las
inasistencias injustificadas. Por tal motivo sería erróneo
20
SARDEGNA en ALTAMIRA GIGENA y otros, Ley de contrato de Trabajo comentada,
anotada y concordada, Tº 2, comentario al artículo 208, p.271
21
conf. LEY DE CONTRATO DE TRABAJO COMENTADA, Justo López, Norberto
Centeno, Juan C. Fernández Madrid, pág.761

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interpretar que el trabajador percibirá la misma cantidad que


si hubiese prestado servicio, porque debe diferenciarla del
salario sujeto al cumplimiento del esfuerzo.22
JUAN MANUEL ARIAS, en su análisis del artículo 208 L.C.T.
expresa sobre el particular: si bien en los casos de premios
tales como el presentismo o la asistencia perfecta la solución
parece oponerse a la lógica en tanto el requisito básico para
el devengamiento de esos conceptos salariales no se hallaría
cumplido, resultaría poco equitativo que el trabajador que
habitualmente tenía acceso a dichos premios vea disminuida su
remuneración por un hecho ajeno a su voluntad, salvo que se
acredite que durante el período previo el trabajador no
cumplía con los recaudos para obtener los mismos.23
El criterio expuesto es receptado por nuestros Tribunales
provinciales quienes al dictar sus sentencias han tenido
oportunidad de hacer efectiva la “garantía de indemnidad”; así
a modo de ejemplo, vemos que en los autos Nº 34.390, “CATALÁN
EDUARDO MARCELO c/ CITIBANK N.A. p/ DIFERENCIAS SALARIALES”,
originarios de la Segunda Cámara del Trabajo de Mendoza, el
Tribunal condena al pago de horas extras a pesar que el actor
no prestó servicios durante un período de tiempo. Y para
fundar tal decisión expresa: “según la doctrina que emerge del
artículo 208 L.C.T. que tiene como finalidad que el trabajador
perciba durante su licencia la misma remuneración que hubiera
cobrado en caso de haber trabajado. La jurisprudencia
mayoritaria se inclina en estos supuestos por aplicar la
garantía de indemnidad computando para ello las horas extras
invalores promedio cuando se demuestra –como en el caso en

22
conf. TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.
897/898.-
23
Conf. LEY CE CONTRATO DE TRABAJO Comentada y Concordada, ANTONIO
VÁZQUEZ Vialard, Tº III, pág78

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análisis – que la prestación era recibida regularmente por el


trabajador.”
Idéntico criterio se ve reflejado en la sentencia dictada en
los autos Nº 32.637, “ACOSTA ELSA ESTER c/ BANCO SUDAMERIS
S.A. p/ DESPIDO” originaria de la PRIMERA CÁMARA DEL TRABAJO;
allí la Cámara incluye a los efectos del cálculo del salario
promedio normal las horas extras trabajadas por el actor,
haciendo presente que no hay dudas que las mismas deben
computarse a los efectos del cálculo indemnizatorio a tenor
de la doctrina emergente del art.208 L.C.T.-
Aumentos subsiguientes
Los incrementos salariales (voluntarios, convencionales o
legales) otorgados durante el período de licencia paga deben
aplicarse al trabajador enfermo o accidentado, en las mismas
condiciones que rijan para el resto del personal.
Remuneraciones Variables
Agrega el artículo 208 en su parte pertinente:
“Si el salario estuviere integrado por remuneraciones
variables, se liquidará en cuento a esta parte según el
promedio de lo percibido en el último semestre de prestación
de servicios, no pudiendo, en ningún caso la remuneración del
trabajador enfermo o accidentado ser inferior a la que hubiese
percibido de no haberse operado el impedimento.”
Con el objeto de no afectar durante el plazo de licencia por
enfermedad o accidente el nivel de ingreso del trabajador, en
el caso en análisis, por ejemplo comisiones, debe obtenerse el
valor del ingreso diario promedio, calculado sobre la base de
los ingresos percibidos durante los 6 meses anteriores. Estos
salarios se dividen por la cantidad de días efectivamente
trabajador durante ese mismo período, y de ese modo se obtiene
una ganancia promedio que es la que se utiliza como parámetro
de ingreso durante el período que dure la licencia.

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Ajustes por inflación


Durante los períodos de alta inflación y a fin de mantener
incólume el poder adquisitivo del salario en moneda constante,
las remuneraciones que se devenguen durante la suspensión del
contrato, deben ser actualizadas mediante la aplicación de
índices correctores. La jurisprudencia Plenaria de las CNAT
reconocía que “en tiempo de inflación el pago de obligaciones
por su valor nominal vulnera el derecho de propiedad, de donde
surge que la reparación de dicho perjuicio nace directamente
de la fuente constitucional y no puede ser soslayada por los
jueces”.24
Sin perjuicio de lo expuesto, no debe perderse de vista que el
llamado “ajuste por inflación” o indexación de las deudas, se
encuentra expresamente vedado en virtud de lo dispuesto por la
ley 23928 por lo que el pretendido reajuste dependerá del
oportuno planteo de inconstitucionalidad de la referida norma.
Asignaciones familiares
Tratándose de prestaciones de la Seguridad Social, las cargas
no desaparecen durante el período de licencia paga, sino que
por el contrario durante este lapso es donde quizás adquiere
una relevancia aun mayor este tipo de ayuda social.
Feriados y días no laborables
En virtud de la doctrina que emerge del artículo 170 LCT,
cuando durante el transcurso de la licencia paga por
enfermedad existieran feriados o días no laborables, los
mismos se abonarán como si el trabajador hubiera estado en
actividad.
ALGUNAS VICISITUDES DURANTE EL PERIODO DE LICENCIA
La parte final del artículo en análisis expresa:
“La suspensión por causas económicas o disciplinarias
dispuesta por el empleador no afectará el derecho del
24
ROLDAN,ELIO c/ MANUFACTURA ALGODONERA ARGENTINA S.A., Plenario
231, D.T. 1982-A-180/188

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trabajador a percibir la remuneración por los plazos


previstos, sea que aquélla se dispusiera estando el trabajador
enfermo o accidentado, o que éstas circunstancias fuesen
sobrevivientes.”
En el supuesto en que la dolencia incapacitante fuera previa a
la sanción disciplinaria, la ley dispone que ésta no afectara
el derecho de percibir la remuneración por los plazos
previstos. Ahora bien, en el caso que la enfermedad o
accidente se produjese durante el curso de una suspensión
disciplinaria, el derecho a salarios no se pierde. Para
algunos autores, después de cesada la enfermedad puede
comenzar a correr la suspensión disciplinaria (25), mientras
que para otros, la solución adecuada sería suspender la
sanción disciplinaria e iniciar el cómputo de la licencia por
enfermedad, abonando los salarios correspondientes hasta su
alta, para luego retomar la medida disciplinaria hasta
completar el plazo de la sanción. (26)
De la misma manera, las cuestiones que puede suscitar la
situación del trabajador enfermo antes o durante una huelga
deben ser resueltas según la actitud que adopte el mismo
dependiente con motivo del conflicto, pues la participación en
la medida de fuerza es un acto de decisión personal. De tal
manera, si durante una huelga el trabajador huelguista
comunicara a su empleador su estado de enfermedad, debe
interpretarse que ha renunciado ala huelga y se ha acogido al
régimen de protección especial en análisis.
Etapas o períodos de suspensión
Expresa el artículo 208 L.C.T.

25
TRATADO PRACTICO DE DERECHO DEL TRABAJO, Fernández Madrid Juan
Carlos, Tº II , pág.2100.
26
Conf. LEY DE CONTRATO DE TRABAJO Comentada y Concordada, ANTONIO
VÁZQUEZ Vialard, Tº III, pág83.

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“Cada accidente o enfermedad inculpable que impida la


prestación del servicio no afectará el derecho del trabajador
a percibir su remuneración durante un período de tres meses,
si su antigüedad en el servicio fuere menor de cinco años, y
de seis meses si fuera mayor. En los casos en que el
trabajador tuviere cargas de familia y por las mismas
circunstancias se encontrara impedido de concurrir al trabajo,
los períodos durante los cuales tendrá derecho a percibir su
remuneración se extenderán a seis y doce meses
respectivamente, según si su antigüedad fuese inferior o
superior a cinco años.
Aun cuando no se exige una antigüedad previa en el empleo para
hacerse acreedor a la protección prevista en el artículo 208
LCT, la extensión de los plazos de la licencia por enfermedad
varía en función de la antigüedad del trabajador y de las
cargas de familia.
No se exige una antigüedad mínima y que, como principio, su
cómputo debe efectuarse en el momento del comienzo de la
licencia. Pero si durante la dolencia el trabajador adquiere
una antigüedad superior a cinco años, la solución debe ser
favorable al reconocimiento de un mayor período pago, pues la
antigüedad sigue su curso y todos los beneficios que de ella
se deriven también se incorporan al patrimonio del trabajador
La suspensión en análisis puede ser clasificada en tres etapas
o períodos.27
Primera etapa: paga
Es el lapso retribuido en que el trabajador no presta
servicios a causa de su dolencia, no obstante lo cual tiene
derecho a percibir su remuneración durante los plazos fijados
en la ley, subordinados a su antigüedad y cargas de familia.
Segunda etapa: reserva del cargo
27
Conf. TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.
897/900.-

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Si vencido el período pago, el trabajador continúa


imposibilitado para reintegrarse a sus tareas habituales o a
cualquier otra, el empleador deberá conservarle el empleo
“durante el plazo de un año contado desde el vencimiento de
aquellos” (art.211 LCT). Durante ese año, el trabajador no
presta servicios, pero tampoco percibe remuneración.
El año de espera debe computarse a partir del último día de la
licencia paga y corresponde por cada enfermedad o accidente
inculpable de trabajo o enfermedad profesional.
Tercera etapa: libertad de acción
Vencidos los 15,18 o 24 meses según los casos, es decir,
sumando el período retribuido y el de reserva sin
remuneración, si el trabajador continúa imposibilitado para
trabajar, las partes tienen derecho a: a) mantener el vínculo
laboral sine die; b) notificar a la parte contraria la
decisión de disolver la relación de trabajo.
Extensión de la protección legal
La norma transcripta precedentemente extiende su protección a
cada accidente o enfermedad inculpable que impida la
prestación del servicio, es decir que le otorga licencia al
trabajador (o suspende ciertos efectos del contrato) por cada
enfermedad o accidente. El goce de los beneficios no está
relacionado con períodos calendarios, sino en función de cada
enfermedad o accidente, lo que implica que dentro del año
puede sufrir distintos accidentes o padecer diferentes
enfermedades gozando en todos los casos la plenitud de las
licencias.28
Es decir que si el trabajador tuviese distintas dolencias de
origen inculpable, cada enfermedad o accidente contará por

28
Conf. TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.
893.-

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separado, y los plazos previstos en el artículo 208 se


computan desde que cada una de las mismas se haya manifestado.
La determinación acerca si una enfermedad o accidente es la
misma o distinta de otra anterior queda en manos de la
medicina. Pero lo que ha de tenerse presente es que para ser
distinto, cada caso debe tener una etiología propia, una causa
autónoma, sin que quepa confundirse con la simultaneidad o
coincidencia en el diagnóstico. Es decir que pueden
diagnosticarse a la misma vez dos enfermedades con causas
distintas, y también en forma sucesiva. Corresponderá aplicar
en esos casos la protección legal íntegramente computando los
plazos desde el comienzo.
Recidiva de la enfermedad inculpable
Al respecto el artículo 208 de la L.C.T. agrega:
“La recidiva de enfermedades crónicas no será considerada
enfermedad, salvo que se manifestara transcurridos los dos (2)
años.
El resurgimiento o recaída de una enfermedad no genera
derecho para el trabajador de gozar de un nuevo período de
licencia, sino que los plazos se acumulan, es decir, se
adicionan hasta completar los distintos períodos.
La L.C.T. continúa con el criterio de que en la misma dolencia
se adicionan los plazos, pero con un límite o “tope”, al
establecer que a los dos años la manifestación o
exteriorización de la enfermedad crónica se considera “una
nueva enfermedad” y por lo tanto los plazos reinician su
cómputo.29
Transcurridos dos años el derecho vuelve a recuperarse,
correspondiendo el otorgamiento de una nueva licencia íntegra,
y el pago de los salarios durante la misma.

29
Conf. TRATADO DEL DERECHO DEL TRABAJO, VÁZQUEZ Vialard, Tº 4, pág.
894.-

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En resumen, para que el trabajador tenga derecho a la licencia


retribuida en el supuesto de recidiva, la enfermedad debe
exteriorizarse con posterioridad a los dos años de la
enfermedad anterior. Se trata de enfermedades idénticas, pero
no se suma los plazos en razón de haberse exteriorizado
después de dos años a contar del fin de la primera licencia.
MACHADO considera ésta situación como una “dispensa” a la
regla general prevista por el artículo 208 L.C.T., ya que la
ley incorpora la ficción de tratarlas como si fueran una
enfermedad distinta a condición de que hubiera transcurrido un
30
lapso de dos años.
ANTONIO VÁZQUEZ Vialard postuló que el plazo se computa desde
el momento en que finaliza el amparo económico, es decir que
corresponde incluir en el interregno bienal el período que
eventualmente se hubiera consumido como mera “reserva del
puesto”31
ACKERMAN y compartiendo el criterio FERNÁNDEZ MADRID
retrotraen el inicio del cómputo al momento de la primera
exteriorización o manifestación incapacitante de la enfermedad
crónica, de modo que en esta versión el intervalo requerido
incluye todos los plazos de suspensión ya imputados (con o sin
goce de remuneración) a la misma enfermedad.32
MACHADO entiende que la ley no aclara el modo de computar
dicho plazo, inclinándose la doctrina por entender, con base
en el in dubio pro operario, que debe estarse a la fecha en
que se manifestó por última vez la incapacidad imputada a
dicha enfermedad y no a la que resultaría de considerar la
finalización de la licencia paga a que diera lugar la misma.33
30
Conf. MACHADO JOSÉ DANIEL, ob. cit. p.365
31
ANTONIO VÁZQUEZ Vialard, Derecho del Trabajo y de la Seguridad Social, Tº I,
p.371
32
ACKERMAN MARIO, Accidentes y Enfermedades Inculpables, Tº I Incapacidad
inculpable e infortunio laboral., p.215; FERNÁNDEZ MADRID, Juan Carlos, Ley de
Contrato de Trabajo Comentada, 1977, T.II, p.756
33
Conf. MACHADO JOSÉ DANIEL, ob. cit. p.365

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Y agrega luego que en su parecer, la ley ha querido dar una


solución transaccional entre la posibilidad de gravar
excesivamente al empleador que debiera internalizar totalmente
las consecuencias de una dolencia incurable, por una parte, y
la necesidad de dar razonable protección a quien, no obstante
padecerla, evidencia todavía por la 2amplitud de onda” de sus
manifestaciones incapacitantes que posee expectativas de
permanencia en el puesto de trabajo. Los dos años son la
magnitud tolerable de dicha “amplitud de onda”. Una frecuencia
de episodios incapacitantes que la exceda evidencia ya una
situación que linda con la incapacidad total y que, por lo
mismo, sitúa el caso antes en el escenario del artículo 212
que en el de la tutela salarial de un vínculo con vocación de
continuidad.34

34
Conf. MACHADO JOSÉ DANIEL, ob. cit. p.371

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