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La Voluntad.

Una historia de la militancia revolucionaria en la


Argentina.
Tomo I (1966/1969).
Testimonio de Envar el Kadri.

Referencias:

 Resaltado en amarillo: importante.

Cap. III. 1955-1966.

Resistencia Peronista. Comienza a surgir la Juventud Peronista. Durante este período


aparece la guerrilla rural Uturuncos que respondía a las órdenes de J. W. Cooke.
Los “muchachos” que comenzaban a identificarse con la Juventud Peronista no
discutían demasiado de política, esta era asociada a lo electoral, es decir, a la
integración con el régimen. También a los “políticos democráticos”. Pensaban que lo
más importante era la acción: cómo traer al General. La acción era la fuente de todo
saber y justicia. Sus valores principales eran el arrojo y el heroísmo. En ese momento,
criticaban a Fidel Castro porque lo interpretaban como un político liberal demócrata que
había derrocado a Battista quien, a la distancia, era considerado como una suerte de
Perón cubano. La pelea se daba contra el partido socialista.
Tampoco se consideraban de derecha. La derecha era asimilada con el movimiento
Tacuara.
En 1963 El Kadri busca reorganizar la Juventud Peronista. Junto con Spina y Rulli
forman un triunvirato para reorganizar la juventud. Tenían ciertas diferencias: Envar
pensaba que la Juventud debía ser un ejército de cuadros que encabezara la lucha
armada y Rulli una organización de masas que organizara la insurrección popular.

Illia gana las elecciones. La clandestinidad era relativa. Se suponía que el clima debía
ser más democrático. Sin embargo, el peronismo seguía proscripto. El objetivo de la JP
era el retorno del líder. El Kadri viaja a Madrid a entrevistarse con Perón. El objetivo
era transmitirle a Perón las conclusiones derivadas del congreso realizado por la JP en
dónde se habían planificado una serie de acciones que consistían en volar monumentos
de Sarmiento en varios puntos del país. El objetivo era demostrarle a Perón el poder de
acción de la JP.
Durante la entrevista, el Kadri intenta dejar en claro que la JP posee una postura de
lucha y que tiene como objetivo fundamental la organización similar a la de Cuba o
Argelia. Sin embargo, Perón desalentó el plan. Su perspectiva no era la concordia sino
la pacificación. Envar intentó por todos los medios convencer al líder, sin resultados.
Esperarían a que pase el operativo retorno que Perón había planificado para 1964. Si
éste se frustraba, la JP organizaría para la lucha. Envar estaba desilusionado. Sin
embargo decidió acatar las ordenes dado que consideraba que Perón era la conducción
estratégica.
Por esa época, comienza a leer a Mao, entiende que Castro es un revolucionario del
pueblo y comenzó a admirar cada vez más al Che Guevara.
A comienzos de 1965, la idea de traer a Perón era definitiva. El operativo retorno había
fracasado y se sentían con plena libertad de acción para organizarse.
Cap. VI. Octubre/Diciembre de 1967.

El Kadri frente a la muerte del Che.

Cacho el Kadri, viejo militante peronista, recibe la noticia de la muerte de Guevara


puteando a Perón. “acá lo que hay que hacer es agarrar los fierros. El comandante
muerto en Bolivia y nosotros acá hablando boludeces y Perón postrado en Madrid”
1967. Cacho el Kadri comienza a armar el grupo que subirá un año después, al monte
tucumano en Taco Ralo (FAP).Varios militantes comienzan a acercarse: Verdinelli, que
había estado entrenándose en Cuba el año anterior y provenía del ARP de Cooke. Había
roto con ellos porque éstos sostenían que aún no estaban dadas las condiciones para
pasar a la acción. David Ramos y Amanda Peralta quienes provenían originariamente
del grupo de Bengochea –escisión de Palabra Obrera-. El Pata y Pedro, dos tacuaras-
tupamaros. Carlos Caride y algunos ex seminaristas.
El grupo crecía con muchas precauciones. Ese El Kadri se reunió con Abal Medina y
Ramus –proto Montoneros- Ante ellos repitió nuevamente la necesidad de pasar a la
acción. Que si no existían las condiciones objetivas había que crearlas con esfuerzo y
que de eso se trataba el foquismo: la confianza de los militantes en que su iniciativa
podía cambiar la situación general y llevarla a una etapa revolucionaria

Cap. VIII.

La decisión de formar las FAP estaba tomada ya a principios de 1968. Solo restaba
discutir si la guerrilla sería urbana o rural. El Kadri y sus compañeros habían estado con
los Tupamaros en Uruguay y sostenían la necesidad de que la guerrilla fuese urbana. En
cambio, Néstor Verdinelli se había formado en la guerrilla rural y prefería el monte. Al
cabo de varias reuniones llegaron a la conclusión de que tanto la guerrilla urbana como
la rural eran necesarias. Eran como las dos piernas: no se puede determinar cual de las
dos es más importante. La cuestión era ver con cual daban el primer paso. Finalmente
decidieron armar las dos estructuras de manera simultánea.
A mediados de 1968, El Kadri salió por diferentes provincias a reclutar militantes
peronistas dispuestos a subir al monte con la intención de contrarrestar posibles
acusaciones del gobierno que podría tildar al grupo como “comunistas” o “agentes de
Cuba” una vez que la acción esté en marcha. No fue conciente de que dichas firmas que
juntaba en pos del apoyo, serían la guía para que el gobierno los deschavase y
desmantelase la acción.
El lugar de entrenamiento elegido fue Tucumán, un terreno en Taco Ralo que
consiguieron comprar con el dinero recaudado en los asaltos, gracias a un contacto de El
Kadri.
Antes de subir al monte, uno de los compañeros: Pedro, entró en crisis personal y le
planteó al Pata y al Kadri la alternativa de abrirse. Ante esta situación, se abrió una
discusión al interior del grupo. Muchos alegaban que la situación no podría sostenerse,
que el compañero sabía demasiado, que había aceptado los riesgos al involucrarse y la
única alternativa sería la ejecución. Situación por la que debe pasar un revolucionario.
Sin embargo, El Kadri intervino en su defensa. Consideraba que no debía llegarse hasta
esa situación y propuso como alternativa exiliar al compañero hasta que pase la acción.
Finalmente, terminaron haciéndole caso.
El Kadri no iba a subir al monte. Sin embargo, por temor a que “las cosas salgan mal”
decidió ir, “aunque no estaba de acuerdo con la guerrilla rural”. Tenía en cuenta la
posibilidad de que lo mataran, pero tenía una idea heroica sobre la muerte y no le
preocupaba demasiado. Un compañero, ex seminarista, alistado en el primer grupo que
subiría al monte le pidió a El Kadri subir con el destacamento posterior. Esa fue la
posibilidad para que Cacho tome su lugar. El grupo discutió el nombre que le darían a la
organización hasta que finalmente se decidieron por Fuerzas Armadas Peronistas. El
nombre ya había sido usado anteriormente. Un grupo con Jorge Rulli había adoptado
tiempo antes ese nombre, pero cayeron pronto. Era la mejor alternativa si lo que querían
era ser una Fuerza Armada y eran peronistas.

El plan era simple. Casi precario. Llegarían a San Miguel de Tucumán en tren y allí los
estaría esperando el gordo Quito quien en una camioneta los llevaría al terreno en Taco
Ralo. Allí estarían alrededor de un mes, entrenándose, para luego emprender camino
hacia el río Cochuna. Primero enterrarían en diferentes lugares de la zona alimentos,
municiones y provisiones por si fuese necesario replegarse. Luego, ya como FAP
comenzarían a recorrer la zona, ya vestidos de uniforme, repartiendo volantes entre los
escasos pobladores para el 17 de Octubre tomar un puesto de policía que estaba sobre la
ruta nacional 38 y lanzar su proclama. Allí comenzaría las persecuciones oficiales. Sin
embargo, ya familiarizados con la zona y habiéndose contactado con los pobladores,
sería más fácil el esconderse, para luego volver a salir y atacar por sorpresa, replegarse
y volver a combatir cuando les conviniese. El objetivo era crear un foco guerrillero con
todas las reglas. Faltaba organizar un par de cosas. En esos días, El Kadri fue a ver a un
compañero del sindicato de Alimentación para que le haga una estampa que llevara la
foto de Perón y de Eva y una consigna que dijera: “Caiga quien Caiga. Patria o Muerte.
Destacamento Montonero 17 de Octubre de las Fuerzas Armadas Peronistas”.
El grupo guerrillero pretendía lograr liberar alguna zona de la provincia de Tucumán
teniendo la certeza de que en el transcurso de la acción se sumarían los trabajadores de
la FOTIA y alguna que otra organización. El objetivo era ir creando demás focos en
diferentes lugares del país: Salta, Jujuy, etc.
Si la operación salía mal, tenían pensado exiliar hacia Chile. La caminata era difícil,
pero no imposible. Igualmente, creían en el factor sorpresa: primero ocuparían un
puesto, después otro con el objetivo final de provocar una insurrección en la provincia.
Además estaba Perón. Uno de los objetivos de las FAP era traer a Perón de regreso.
La organización no se sentía sola. Pertenecían al Movimiento Peronista y lo
representaban. Se sentían parte de un gran conjunto. No eran una tentativa aislada ni un
grupo de vanguardia, sino que “surgían de las entrañas del movimiento”. Eran
peronistas. Tampoco tenían un proyecto claro para la sociedad que se construiría una
vez tomado el poder. Tenían el programa de las 62 Organizaciones de 1962 que daba
algunas precisiones como nacionalizar el petróleo, la siderurgia –es decir, los sectores
claves de la economía-, expropiar a la oligarquía sin ningún tipo de reparo, establecer el
control obrero sobre la producción, distribuir equitativamente la riqueza, etc. Sin
embargo, tampoco se habían ocupado de pensar dicho proyecto porque se sostenía que
esa era la función de Perón, siendo éste la dirección estratégica. Estaban convencidos de
que la lucha los iba a purificar y por ello, llegado al poder, Perón no estaría rodeado de
traidores pudiendo establecer una sociedad más justa, humanitaria, etc.
Transcurrida una quincena en Taco Ralo, el destacamento estaba organizado. Como
había previsto El Kadri –motivo por el cual había decidido subir al monte- había ciertas
tensiones entre aquellos militantes que provenían del MJP y los que provenían del ARP.
Sin embargo, dichas tensiones no llegaron a desarrollarse con plenitud, ni a ser
preocupantes. El grupo se había dividido en tres: vanguardia, centro y retaguardia. El
Kadri estaba a cargo de la vanguardia y Néstor Verdinelli de la organización en general.
A dos semanas y media de haber llegado a Taco Ralo, en la segunda semana de
Septiembre de 1968, cae el último intento de guerrilla rural peronista: La policía
tucumana había sospechado de los movimientos en el terreno, creyendo en un primer
momento estar detectando un grupo de narcotraficantes. El destacamento fue
sorprendido cuando regresaban al campamento. Después de haber sido rodeados los
hicieron subir a un camión policial. Entre ellos, decían que preferían la muerte a la
tortura.
Cacho el Kadri, además de un terrible golpe en la cabeza, tenía la sensación de una
derrota absoluta y se preguntaba como podía ser que estuvieran ahí, derrotados y vivos.
Habían pensado que serían la primer cachetada al régimen, la chispa que incendiara la
llanura, y ahora estaban ahí, presos y derrotados.
El día en que cayeron las FAP paradójicamente muere J. W. Cooke no solo gran
influencia ideológica para las FAP sino además líder de la Resistencia Peronista,
organizador del intento de “huelga general revolucionaria” a partir del conflicto en el
frigorífico Lisandro de la Torre y partícipe y mentor del primer intento de guerrilla rural
peronista: Uturuncos. En 1960 se exilió a Cuba y a partir de esa experiencia profundizó
la idea de que el peronismo era un movimiento de liberación nacional que implicaba una
revolución social. También terminó de convencerse de las bondades del foquismo, es
decir, el establecimiento de una vanguardia que con sus actos crearía las condiciones
para el proceso revolucionario. Cooke hacía énfasis en el carácter de movimiento de
clase del peronismo. Insistía en que había que dotarlo de un partido revolucionario con
una ideología bien definida, que estuviera mejor preparado para la toma del poder y
criticaba a la burocracia sindical y al “fetichismo del líder” “El peronismo es, por su
composición social y por sus luchas, revolucionario por esencia. Y si existe en su seno
el peronismo revolucionario es porque el régimen, mediante el manejo estatal y cultural,
demora la toma de conciencia de las masas respecto de las razones de la tragedia que
sufren y a la política que pueden ponerle fin” Cooke.

Capítulo XIX.

19 de septiembre de 1969: Los detenidos de Taco Ralo son trasladados a una comisaría
en San Miguel de Tucumán. Allí comienzan los interrogatorios y posteriormente la
tortura a Cacho el Kadri y a Néstor Verdinelli, quienes se habían declarado responsables
de la acción. El grupo había sido reconocido responsable de uno de los asaltos para
recaudar fondos en Temperley, donde había muerto por accidente un oficial. La tortura
fue in crescendo, pero ambos lograron soportar la picana sin “cantar”.
Después de veinticinco días de incomunicación, tortura y traslados, comenzaron a
formarse un grupo de abogados de la CGTA dispuestos a defenderlos. La presión de
afuera comenzaba a dar resultados. Los abogados consiguieron que se les realizase un
peritaje médico para la defensa. Dos días después, los médicos estaban en la Delegación
San Martín, dónde habían sido trasladados tiempo antes. Revisaron a El Kadri y
Verdinelli que estaban destruidos por la picana y demás golpizas. Luego de ello,
lograron trasladarlos a una Brigada de Investigaciones en La Plata dónde les aseguraron,
no les tocarían un pelo. Al llegar Cacho pidió ir al baño. Si le daban permiso,
significaba que “la mano venía blanda”. Se lo dieron. Allí encontró un diario de dos días
atrás. Al leerlo se enteró de los actos relámpagos del 8 de Octubre por la muerte del Che
Guevara y también, que en varias plazas de la ciudad jóvenes peronistas habían
realizado pintadas por el cumpleaños de Perón y habían declarado la solidaridad con los
compañeros de Taco Ralo. Se emocionó. Ello significaba, fundamentalmente, que no
estaban solos. Miembros de la CGTA declaraban a favor de ellos: afuera había gente
que seguía haciendo cosas y respetaba y valoraba su sacrificio. Los trasladaron a un
penal en La Plata.

Capítulo X.

A fines de 1968 el Kadri y sus 10 compañeros varones estaban instalados en el Penal


número 9 de la ciudad de La Plata. Amanda Peralta, la única compañera mujer, estaba
presa en la cárcel del Buen Pastor, en San Telmo. La llegada a la cárcel fue, en un
primer momento, un alivio: estaban en una institución legal, dónde no podrían ni
torturarlos ni matarlos. Igualmente las condiciones eran duras. Estaban aislados y no
podían hablar entre sí. Se comunicaban a través del código Morse. Las visitas recibidas
no podían establecer comunicación con los detenidos. Sólo la defensa legal podía
entablar comunicación y de esa manera, El Kadri pudo tener algún tipo de información
de afuera. Así se enteró de que cuando cayeron, los compañeros FAP que habían
quedado en la ciudad abandonaron las casas en dónde estaban e incluso una matriz para
fabricar armas que militantes rosarinos habían robado muchos años antes. El Kadri se
enojó al pensar que sus compañeros creyeran que los iban a cantar. Entre ellos tenían
una norma que establecía que si alguien caía tenía que resistir 24 horas para dar tiempo
a los demás de ponerse al cubierto.
Un tiempo después lograron que en el penal les permitiesen bañarse. En las duchas, los
militantes consiguieron comunicarse entre ellos y comenzaron a pensar en fugarse.
Debían estudiar el penal y para ello, sería fundamental que les permitiesen salir al patio.
Lo lograron. Reestablecida la comunicación, se enteraron de que Carlos Caride,
clandestino desde la caída en Taco Ralo, había caído preso. La noticia fue dura. Caride
había participado en Enero de 1969 de un congreso del sector que comenzaba a darse el
nombre de Tendencia Revolucionaria del Peronismo. Entre otros, estaban Gustavo
Rearte, Elorrio, Di Pascuale, Ongaro. Rearte decía que había que organizarse para
encarar la lucha armada y Caride contestó que la única forma de organizarla era
haciéndola. El encuentro se denominó Taco Ralo.
Con la caída de Caride, el plan de fuga para los detenidos en La Plata quedó frustrado.
En el departamento del militante se encontraron planos de las primeras ideas para
llevarla a acabo.

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