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¿A qué tipo de discurso nos referimos cuando usamos el término parábola? Una parábola es
un relato que se refiere a algo que está por fuera de la misma parábola. Las parábolas de
Jesús hacen alusión al Reino de Dios.
El término parábola proviene del griego παραβολη; (parábolas) con una amplia gama de
sentido que incluye, por ejemplo, lo que llamamos adivinanzas. La palabra griega
παραβολη era traducida frecuentemente como ( מָ שָׁ לmšl) en las escrituras hebreas, pero este
término hebreo tiene además una gama de significados mucho más amplia que en griego,
de modo que מָ שָׁ לincluye también, los proverbios.
Aunque están relacionadas con otros tipos de discursos como adivinanzas y proverbios, las
parábolas enfatizan el relato como tal. Las parábolas de Jesús son relatos que se refieren al
ámbito del poder de Dios, al Reino de Dios.
En el Evangelio de Lucas, así como en los Evangelios de Mateo y Marcos, las parábolas de
Jesús tienen casi siempre un ambiente muy familiar y también suelen tener algún elemento
sorprendente que ponen «de cabezas» ese mundo tan familiar. Esto es lo que está haciendo
ahora el poder de Dios, según lo dicho por Jesús. ¿Cómo sucede esto con la parábola del
buen samaritano en el Evangelio de Lucas?
Lucas y parábolas
El buen samaritano es la primera parábola que ocurre en la gran sección de Lucas llamada
la narrativa de viaje (9:51-19:27). Jesús ha determinado ir a Jerusalén a pesar del creciente
conflicto al que se enfrenta (9.51-56; 13:31-35). Las enseñanzas de Jesús son enfatizadas en
esta sección (véase el artículo sobre Lucas.). La narrativa del viaje en Lucas incluye
veinticuatro parábolas de las veinte y nueve que contiene el Evangelio. En cambio, el
Evangelio de Mateo contiene veinte y tres parábolas y Marcos solo seis.
¿De dónde tomó Lucas las catorce parábolas de la narrativa de viajes que no aparecen ni en
Marcos ni en Q? ¿Muestran ellas signos de ser composición del mismo Lucas? No, no lo
muestran, pero Lucas es, primero que todo, un estilista y, estas catorce parábolas de Jesús
se deben calificar como propias de L.
Se ha afirmado que muchas de las parábolas de Jesús comunican la ipsissima verba (las
mismísimas palabras), o la ipsissima vox (la mismísima voz) o ipsissima structura (la
mismísima estructura) de la reconstrucción que un historiador hace de Jesús. No afirmamos
tal reconstrucción aquí pero estos esfuerzos nos recuerdan, sin lugar a duda, que los relatos
parabólicos de Jesús así como sus acciones parabólicas (comer con recaudadores de
impuestos, etc.) aportan un aspecto importante a la presentación que Lucas hace de Jesús.
¿Cuáles son las otras parábolas de la fuente L de Lucas en la narrativa de viaje? Aquí
hacemos una simple lista: el buen samaritano (10:30-35), el amigo a medianoche (11:5-8),
el joven rico (12:16-21), la higuera estéril (13:6-9), la puerta cerrada (13:24-30), los lugares
a la mesa (14:7-11), el constructor de la torre y el que va a la guerra (14:28-32), el
mayordomo injusto (16:1- 8), Lázaro y el hombre rico (16:19-31), la recompensa del siervo
(17:7-10), el juez injusto (18:1-8), el fariseo y el publicano (18:9-14).
La manera en que estas parábolas funcionan en la historia de Jesús que hace Lucas trae
aparejado dos efectos distintos: uno es un efecto de la parábola misma, el cuento tal cual es
con su mundo familiar y a menudo «de cabezas». La parábola sacude a los oyentes y les
muestra cómo el Reino de Dios está invadiendo su mundo de manera inesperada.
Una manera útil de distinguir los niveles de efecto es imaginar a Jesús diciendo la misma
parábola en contextos y en ocasiones diferentes. ¿Cuál es el efecto común que la parábola
tendría en los diferentes contextos? Eso sería nivel uno. Entonces en el Evangelio de Lucas
(o de Mateo o Marcos) ¿cómo el contexto particular cambia el efecto de la parábola? Seria
nivel dos. Ambos niveles pueden proporcionar importantes interpretaciones y reflexiones a
los oyentes y lectores.
El buen samaritano
El buen samaritano tiene dos niveles particulares de efecto en Lucas 10:25-37. Uno es el de
la parábola misma (Lucas 10:29b- 35) y el segundo el de la conversación de Jesús con el
maestro de la ley sobre el amar a Dios y a los compatriotas (Lucas 10:25-29a, 36-37).
«Un maestro de la ley fue a hablar con Jesús, y para ponerlo a prueba le preguntó: —
Maestro, ¿qué debo hacer para alcanzar la vida eterna?
El maestro de la ley contestó: —“Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu
alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente”; y, “ama a tu prójimo como a ti mismo”.
Pero el maestro de la ley, queriendo justificar su pregunta, dijo a Jesús: —¿Y quién es mi
prójimo?
Jesús entonces le contestó:
Pues bien, ¿cuál de esos tres te parece que se hizo prójimo del hombre asaltado por los
bandidos?
Nivel uno: la parábola describe primero un escenario muy familiar y negativo; alguien es
asaltado y lo dejan medio muerto, pero los líderes religiosos deciden no ayudarlo. Entonces,
¿qué pasa? Es un samaritano el que brinda ayuda; nadie se lleva bien con estos extranjeros.
¿Qué está sucediendo aquí? El reino de Dios hace que nuestra visión familiar del mundo se
voltee «de cabezas». La ayuda de Dios, la verdadera ayuda, proviene de una persona
totalmente inesperada. Ahora ¿Cómo vamos a actuar si esta es la manera en que está
llegando el Reino de Dios?
Nivel dos: la conversación de Jesús con el maestro de la ley tiene varios aspectos; incluye
conflicto, ley, Dios amoroso y compatriotas, juicio sobre quien es un verdadero compatriota
y otros aspectos. Después de la presentación de la parábola, las preguntas y las respuestas
ahora convierten la parábola en un ejemplo. «Ve y haz» significa además seguir el ejemplo
de quien ayudó. Ahora ¿cómo vamos a ayudar a alguien ignorado por otros?
Con muchas parábolas, el segundo nivel de efecto predomina y a veces suprime totalmente
el primer nivel de efecto. Esto es más cierto aún en Lucas que en Mateo o en Marcos. Por
lo tanto, observar la estructura propia del relato de Lucas con el contexto y la parábola es
abrirle la puerta a importantes efectos adicionales de la historia.