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TÉCNICAS DE LA INVESTIGACIÓN HISTÓRICA

Ejercicio Nro 1

Mauricio Wiater.
1,619.409-3
Semestre impar, 2020. Turno Vespertino
1. Seleccionar un texto cualquiera (periodístico, ensayístico, académico, etc.) en
que el vocablo historia se emplee con sentidos diferentes y analizar
brevemente cada uno de los significados aludidos con ese término.

Utilizaré el siguiente texto publicado por el hoy diputado por el Partido Colorado, Ope
Pasquet, aoparecido en abril de 1999 en el semanario Búsqueda.

“Comparto pues, en líneas generales, las razones por las cuales, en 1883, el ministro Dr.
Carlos de Castro reclamó al Directo General de Instrucción Pública, Jacobo Varela, la
exclusión del “Bosquejo histórico” de Berra, como texto oficial para la enseñanza de la
historia en las escuelas públicas, en mérito a que dicha obra no contribuía a realzar la
figura de Artigas, que en esos mismos años emergía como símbolo de nuestra
nacionalidad. “La enseñanza de la historia de la República debe dirigirse a fortalecer el
sentimiento innato de la patria en almas juveniles que necesitan más de inspiraciones
elevadas que de criterio reflexivo para apreciar el desarrollo de los sucesos históricos.
Desde este punto de vista, es prematura y perjudicial toda tendencia que venga a
desvirtuar el juego de los elementos que han de radicar el carácter nacional.
Esta tesis más que centenaria sigue siendo, a mi juicio, la buena tesis y con arreglo a
ella debería seguir impartiendo la enseñanza escolar y liceal de la República.”
Ope Pasquet Iribarne
Semanario Búsqueda. 8 de abril de 1999. Montevideo.1

Hay en el texto en cuestión por lo menos tres sentidos al término historia.


En el primer caso, cuando Pasquet se refiere a “la enseñanza de la historia en las
escuelas públicas” se refierea lo que esencialmente constituye un curso de historia a
nivel lineal o escolar, estos es, una narración de hechos del pasado. Si bien, el carácter
pedagógico del curso implica, o debería implicar, el desarrollo de la capacidad analítica
y crítica de los alumnos, es claro que en los hechos un curso de esas características
privilegia el conocimiento del relato o la narración de diferentes sucesos. Por eso, en
este caso el término, en este caso, refriere al relato de algunos hechos del pasado.

1Tomado de VÁZQUEZ FRANCO, Guillermo. Francisco Berra: La historia prohibida. Ediciones


Mendrugo. Montevideo. 2011. Página 301.
Esto lo acerca a al sentido etimológico original que el mismo tenía en la Antigua
Grecia, más concretamente el la tercera acepción que le atribuye F Muller: “una
descripción exacta de los hechos”, realizada en este caso, de manera retrospectiva
(para los antiguos griegos, el término correspondía a la observación directa de los
hechos) Siguiendo con la línea etimológica, Historia en este caso, remite a los términos
medievales de anales y crónicas, referidos tanto a “un recuerdo de hechos importantes
como a una narración escrita”. También se asimila al sentido del término en latín,
“historiare”, que era sinónimo de narrare o dicere (narrar o decir)
En resumen, aquí el término historia, refiere a un resumen de diferentes investigaciones
historiográficas seleccionadas de acuerdo a los lineamientos generales de las autoridades
de la educación y del criterio o la interpretación de maestros y profesores.

El segundo sentido del término, se desprende de las declaraciones del ministro de la


época Dr Carlos de Castro, cuando se refiere a “los sucesos históricos” está refiriendo a
la Historia, como los hechos pasados en sí, o más precisamente, lo que Moradiellos
define como las acciones del pasado en sí mismas, (res gestae)

Por último cuando Pasquet menciona el “bosquejo histórico” de Berra, se refiere a la


obra, “Bosquejo histórico de la República Oriental del Uruguay” escrita por el abogado e
historiador Francisco José Berra y publicada por primera vez en 1881. Esta sí es una
investigación histórica, en sí. El término entonces refiere al sentido del término según
Herodóto, en cuanto a Historia como “indagación”, “investigación”, “pesquisa” o
“averiguación” de la verdad sobre los acontecimientos del pasado o como define, el
mismo Moradiellos, la indagación sobre las acciones realizadas por el hombre o “historia
rerum gestae” En este caso lo que Berra debió haber hecho para publicar su bosquejo,
fue estudiar las fuentes existentes en la época que le permitieron reconstruir su versión
de los hechos
2- Identificar y analizar aquellas características que diferencian al conocimiento
histórico de otras formas del conocimiento científico.

Un primer aspecto a diferenciar, es el de la distinción entre las llamadas Ciencias


Naturales, Formales o “Duras” y las Ciencias Humanas entre las cuales se ubica a la
Historia. Diferente opiniones y no poca polémica se ha establecido en cuanto al criterio
para diferenciar entre unas y otras; pero se podría afirmar que las primera estudian
elementos que actúan según patrones mecánicos y recurrentes o rutinarios, lo que
permite otras posibilidades en cuanto a la experimentación y el establecimiento de leyes
y previsiones universales, objetivas y necesarias. Las segundas, estudian lo que puede
definirse como “sujetos operatorios” es decir, que ejecutan conductas de manera
intencionada, consciente, reflexiva, etc.

En cuanto a las características particulares de la Historia, es bueno acotar, que la


misma no constituye como comúnmente se supone, el estudio de los hechos del pasado,
por la simple razón que lo que sucedió alguna vez ya no existe, dicho esto en otras
palabras, la Historia no puede tener como sujeto de estudio algo que no existe. La
historia, por consiguiente, es el estudio de las fuentes, restos, documentos y demás
vestigios materiales, mediante los cuales, el historiador puede realizar su investigación
tendiente a construir su versión de ciertos hechos del pasado. Una característica
particular de la Historia como disciplina, es que el conocimiento se estableces a partir
de la homogeneidad entre el sujeto actual (el historiador) y el sujeto pretérito cuya
acción aconteció en el pasado. Es a partir de esta homogeneidad que el historiador pude
estudiar, clasificar y utilizar las fuentes y a partir de la labor heurística establecer un
relato histórico sobre el objeto de estudio.

Este tipo de metodología que se conoce como de tipo beta, es decir, procedimientos
mediante los cuales, el investigador o científico pretende explicar, reconstruir,
actualizar, comprender o explicar las acciones del sujeto de estudio, son consideradas
como “subjetivas” y por tanto, no pueden establecer leyes o versiones universales y
objetivas a la manera de las Ciencias Naturales (alineadas con metodología del tipo alfa)

Este carácter subjetivo de la Historia en cuanto disciplina, no implica el relativismo de


afirmar que todas las versiones posibles tienen el mismo valor; algunas investigaciones
históricas serán más verdaderas que otros o tendrán un mayor valor y aporte al
conocimiento, en función de la mayor o menor rigurosidad de su metodología.
Una investigación valedera, se deberá fundamentar en el mayor número posible de
pruebas y evidencias verificables por otros historiadores y debe ser coherente con el
resto de las versiones o conocimiento generalmente previamente.

Este último punto en cuanto a la objetividad y de la rigurosidad de la metodología, es


importante destacar, en cuanto a que el historiador no puede nunca desprenderse nunca
de su marco ideológico pero si puede y debe ser riguroso en cuanto a considerar, la
mayor cantidad posible de abordajes y estar dispuesto a que los mismos lo lleven a
contradecir o ratificar sus ideas o suposiciones previas.



3. Identificar y analizar aquellas características que diferencian al discurso
historiográfico de cualquier otra clase de discursos sobre el pasado.
Hay diferentes discursos o relatos sobre el pasado que no constituyen relatos
historiográficos en sí.

Distintos relatos acerca de hechos del pasado, no tienen en sí un carácter histórico, aun
cuando citen o aludan a hechos sucedidos. Un caso al respecto, puede ser el de los
relatos poéticos o las epopeyas épicas del pasado que mezclan algunos sucesos ocurridos
con leyendas y mitos. Otros, que por motivos religiosos o esotéricos incorporan la acción
de agentes externos como la acción divina, la providencia o la participación de
civilizaciones o individuos extraterrestres, etc. Un tercer tipo de relato, pueden ser
aquellos que es establecen en función de objetivos ideológicos o propagandísticos, muy
comunes en los regímenes autoritarios. Otros se van imponiendo en la tradición y la
cultura popular en base a la repetición de diferentes versiones que por distintas razones
cuentan con mayor adhesión y arraigo colectivo.
Pero el discurso historiográfico en sí para ser tal, debe contar con por lo menos, tres
condiciones,
A) Tal como afirmaba en la respuesta anterior, se debe establecer a partir de una
investigación realizada mediante una metodología rigurosa y se debe apoyar en
fuentes y en pruebas tangibles, existentes, disponibles y verificables. El discurso
además, debe ser coherente y asimilable con el resto de los discursos existentes y
obtenidos de las misma manera.
B) Debe observar el principio determinista que afirma que ningún acontecimiento puede
ser atribuido a la generación espontánea, a la magia o simplemente surgir de la
nada. Todo acontecimiento humano se genera a partir de la concatenación causal o
aleatoria de diferentes sucesos y es tarea del historiador explicar las causas o
antecedentes que dieron lugar a dichos acontecimientos.
C) El tercer componente del discurso historiógrafo debe ser su característica temporal
irreversible. Es decir, no se pueden establecer anacronismos o suponer vueltas atrás.
El tiempo, en relación al devenir de los acontecimientos, es lineal y acumulativo y
debe ser considerado como tal en el discurso histórico.Es a partir de esto último que
cuando observamos pinturas religiosas medievales y observamos imágenes de
antiguos hebreos vestidos a la usanza europea en ciudades y viviendas de estilo
europeo, las mismos se deben al estilo particular de la época en la que fueron
realizadas dichas obras y no un reflejo real de lo que acontecía en esa región en
aquellos tiempos.
4. .Referir las distintas formas en que se concibe la tarea de pensar históricamente.

Una de las primeras cuestiones que se plantean acerca del pensar históricamente, es la
de considerar si a partir de la Historia, se puede extraer aprendizajes del pasado para
actuar en el presente. En sus primeros tiempos como disciplina científica, esto es, a
partir del siglo XVIII, la Historia era considerada como una suerte de reserva de
experiencias a la cual los lectores o estudiosos podían recurrir para extraer ideas o
lecciones para aplicar en su propio tiempo. Esto llevaría a considerar a la naturaleza
humana como algo constante y uniforme así como también a los diferentes entornos en
los cuales interactúan los sujetos. Para el pensamiento ilustrado, la mutación radical
tanto a nivel de especies como de los procesos culturales, no era una idea demasiado
extendida.
Conceptos como la “Idea del Progreso” (que en realidad es un concepto antiguo que
cobró renovado impulso durante la Ilustración) parecía contradecir esta idea de
recurrencia. Sin embargo, la idea moderna de concebir la Historia no cómo algo único y
singular sino que como plural -“las historias- permitió de alguna manera conciliar ambas
ideas, concibiendo al progreso como una acumulación progresiva de experiencias y
saberes.
Una segunda versión acerca de lo mismo, el autor, Elías Palti define como “matriz
genética del pensar históricamente”, consiste en negar esta supuesta recurrencia entre
situaciones del pasado y del presente, aunque reconociendo una conexión estructural
entre ambos. Pasado y presente estarián ligados funcionando como una suerte de
proceso evolutivo que explica nuestro presente. Este concepto, se asimila con la idea
de la irreversibilidad temporal de la historia y que se entiende en analogía con el
proceso biológico, constituiría un camino hacia situaciones nuevas y desconocidas. No
quiere decir, que exista una suerte de camino determinado sino que por el contrario,
abren el camino para el concepto constructivista de la historia, tan extendido en el siglo
XIX, en pleno auge de las revoluciones.
Una tercera concepción, ya a finales del siglo XIX, supone una discontinuidad absoluta
entre pasado, presente y futuro, suponiendo que no existe ninguna continuidad o
prescripción del pasado sino que la sola acción humana sujeta a su propia contingencia.
La supuesta continuidad y el nexo con el pasado, no sería más que una ilusión, una
construcción retrospectiva y una manera de significar nuestro presente. Desde este
punto de vista, la idea de pensar históricamente resulta claramente inhibida, limitada al
decir de Rheodor Morsen a una función
“instructiva solamente en el sentido de que inspira y promueve el juicio independiente
creativo”.

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