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Tema 3 Sistemas de riego

TEMA 3
SISTEMAS DE RIEGO

1. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista del agricultor, el objetivo del riego debería ser poner a
disposición de los cultivos el agua necesaria, complementando la recibida por las
precipitaciones, para conseguir el máximo beneficio de forma sostenible. Este criterio
implica, además de una buena programación del riego, utilizar métodos que sean capaces
de aplicar el agua con una alta uniformidad, con pocas perdidas por escorrentía o
evaporación, con el mínimo coste posible, sin interferir la ejecución de otras faenas agrícolas
y sin dañar la fertilidad del suelo por erosión, lixiviación de fertilizantes, falta de drenaje o
por insuficiencia en el lavado de sales.

Los métodos de riego más extendidos los podemos clasificar en:

- Riegos de superficie o por gravedad: El agua se aplica en la superficie del suelo agrícola y
se distribuye en el campo por gravedad a la vez que se va infiltrando.

- Riego por aspersión: El agua se distribuye mediante conductos a presión, siendo


pulverizada desde los emisores (aspersores) y llegando al suelo en forma de una lluvia
artificial.

- Riegos localizados: El agua se distribuye en el campo a través de una red de tuberías a


baja presión, aplicándose en la proximidad de la planta a través de emisores con una
velocidad de salida pequeña y mojando sólo una fracción del suelo.

- Riegos subterráneos: Una capa freática próxima a la superficie del suelo sirve de fuente
para la absorción de agua por las raíces. Estos riegos están mucho menos extendidos.

La elección de los métodos de riego está impuesta por un gran número de factores.
Para proporcionar una visión en conjunto se resumen en la tabla 1.
Tabla 1. Factores que favorecen la elección del método de riego.

Factores Superficie Aspersión Localizado


Precio del agua Bajo Medio Alto
Suministro del agua Irregular Regular Continuo
Disponibilidad del agua Abundante Media Limitada
Pureza del agua No limitante Sin sólidos Elevada
Capacidad de infiltración del suelo Baja a media Media a alta Cualquiera
Capacidad almacenamiento en el
Alta Media a baja No limitante
suelo
Frecuencia de riegos Baja Media-Baja Alta
Topografía Plana y uniforme Relieve suave Irregular
Sensibilidad al déficit hídrico Baja Moderada Alta
Valor de la producción Bajo Medio Alto
Coste de la mano de obra Bajo Medio Alto
Coste de la energía Alto Bajo Moderado
Disponibilidad de capital Bajo Media a alta Alta
Interferencia con labores Bajo Media Alta
Exigencia en tecnología Limitada Media a alta Elevada

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2. RIEGOS POR SUPERFICIE


En estos riegos la tierra de cultivo debe haber sido estructurada con tablares o
canteros delimitados por lomos o caballones. Un caudal de agua, modulo de riego, es
desviado de la red de distribución y soltado en cabecera de los canteros. Los riegos en
canteros rectangulares planos donde el frente de avance del agua es ancho, a menudo se
denominan riegos a manta. En el caso de canteros estrechos y, sobre todo en la modalidad
del riego por surcos, el agua discurre por su fondo y una fracción notable de la tierra
cultivada es ocupada por la parte superior de los lomos, que no llega a ser cubierta por el
agua, es decir, el cubrimiento del suelo es parcial. No obstante todo el suelo afectado puede
beneficiarse de cierto grado de humectación gracias al efecto del potencial matricial en la
infiltración.

La existencia de un declive que active el avance superficial del agua que corre al
tiempo que se va infiltrando, bien sobre canteros planos o bien por surcos, justifica que este
método de riego sea denominado por escurrimiento, para diferenciarlo de los que se
denominan riegos por inundación, que se dan a suelos sin pendiente.

De conformidad con los comentarios que anteceden, cabe clasificar los principales
métodos de riego por superficie como aparecen en la tabla 2, aunque hay que notar que
esta clasificación tiene un carácter más teórico que real al poder encontrar todo tipo de
situaciones intermedias.

Tabla 2. Clasificación de los riegos por superficie

2.1. Fases del riego por superficie

El riego por superficie se divide en fases que separan procesos hidráulicos distintos y
que ayudan a la comprensión del movimiento del agua sobre la superficie del suelo. Las
fases del riego están separadas por tiempos característicos en los que se producen ciertas
singularidades del riego. Estos tiempos son:

-Tiempo de inicio del riego (ti). Es el momento en el que comienza a entrar agua en el tablar
o surco.

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-Tiempo de avance (ta). Es el tiempo en el que el agua cubre la totalidad del tablar o llega al
final del surco.
-Tiempo de corte (tc) . Es el momento en el que deja de entrar agua en el tablar o surco.
-Tiempo de vaciado (tv). Es el tiempo en el que una parte del tablar o surco queda al
descubierto después de infiltrarse toda el agua o desplazarse hacia otras zonas.
-Tiempo de receso (tr). Es el momento en que desaparece el agua de toda la superficie del
tablar o surco.

La duración entre estos tiempos característicos definen las fases típicas del riego por
superficie: avance, llenado, vaciado y receso (figura 1).

Figura 1. Tiempos y fases característicos del riego por superficie

El tiempo de contacto (T) es el tiempo que el agua permanece sobre un punto del
campo. Es decir, es el tiempo que va desde el avance hasta el receso en ese punto. Durante
ese tiempo, hay una lámina de agua sobre el suelo y por lo tanto esta agua tiene la
oportunidad de infiltrarse en el suelo al ritmo que éste lo admita.

Una forma de representar un riego de superficie es el diagrama de avance-receso


(figura 2), que presenta en abscisas la longitud o el porcentaje del cantero o surco que ha
sido cubierto por la lámina de agua en la fase de avance o que ha quedado descubierta por
la fase de receso, y en ordenadas el tiempo desde el inicio del riego (ti). En el gráfico se
unen con una curva los puntos correspondientes a los frentes de avance y receso.

Figura 2. Diagrama de avance-receso para un riego de escurrimiento en surcos.

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Este diagrama es una herramienta muy útil para el cálculo del tiempo de contacto y
para conocer la uniformidad y eficiencia del riego. Para que un riego sea uniforme, es
necesario que el tiempo de contacto sea similar a lo largo del tablar o surco.

Durante la fase de avance la infiltración comienza en cada punto cuando éste es


alcanzado por el frente de avance. En la figura 3 se puede ver el perfil típico del agua
superficial y la lámina infiltrada durante la fase de avance de un riego por superficie.

Figura 3. Esquema del frente de un riego por superficie.

La figura 4 (izquierda) presenta un ejemplo del cálculo del tiempo de contacto en dos
puntos de una parcela. Debido a la diferencia en los tiempos de contacto, los puntos
situados cercanos a la cabecera reciben más agua que los puntos cercanos a la cola. La
figura 4 (derecha) presenta una curva típica de tiempo de contacto e infiltración acumulada.

Figura 4. Cálculo del tiempo de contacto y de la lámina infiltrada en riego de un tablar por
escurrimiento.

En esta curva se aprecia como al inicio del proceso de infiltración la lámina infiltrada
crece muy rápidamente, mientras que al final el crecimiento es muy lento. Como
consecuencia, la diferencias entre las láminas infiltradas ZA y ZB es mucho menor que la
existente entre los tiempos de contacto tA y tB.

Debido a la alta tasa de infiltración (figura 5), en suelos arenosos es más difícil
conseguir una alta uniformidad que en uno arcilloso con baja tasa de infiltración. También la

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forma de la curva de infiltración acumulada hace que la uniformidad sea mayor con dosis de
riego altas. En los sistemas de riego por superficie es muy difícil dar dosis bajas a toda la
parcela.

350

300

250

200 arenoso
I (mm)

150

100
arcilloso

50

0
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500
Tiempo

Figura 5. Curvas de infiltración acumulada en suelos con diferente textura.

Para obtener una alta uniformidad es necesario que las curvas de avance y receso
sean lo más paralelas posible. Dado que la curva de receso suele ser más horizontal que la
de avance conviene que el agua avance lo más rápidamente posible para que haya pocas
diferencias en el tiempo que están cubiertos por el agua los diferentes puntos de la parcela.
Esto obliga a una velocidad lo mas alta posible del agua, siempre que no se produzca
erosión.

La velocidad con que avanza el agua en la parcela la podemos expresar con la


fórmula de Checy, V  C RS
Donde:
C = coeficiente de fricción que depende de la naturaleza y rugosidad de la superficie y de
la viscosidad del agua.
R = radio hidráulico. (Relación entre la sección y el perímetro de la conducción)
S = gradiente del potencial hidráulico (suma de las pendientes del terreno y de la lámina
de agua).
El radio hidráulico depende del caudal que se vierte, las dimensiones del cantero y de la
velocidad de infiltración del terreno.

2.2. Diseño del riego por superficie

Las variables que intervienen en la ejecución del riego son: la dosis a aplicar, la
velocidad de infiltración, dimensiones y pendiente de la parcela, caudal disponible (módulo
de aplicación), duración de la aplicación del agua, rugosidad de la superficie y
características del agua. Conviene observar que a fin de racionalizar la mecanización del
laboreo, reducir las atenciones de mano de obra requerida por el riego y aumentar la
superficie útil de cultivo, la longitud de cada cantero debe ser la máxima compatible con el
cumplimiento de posibles requisitos operativos impuestos al riego. Tradicionalmente, el
proyecto era esencialmente empírico, basado en medidas para suelos y terrenos
semejantes. Más tarde se pasó a la utilización de tablas y ábacos. Los modelos de

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simulación como el SIRMOD (2003) y el SRFR (1993) que resuelven las ecuaciones de
conservación de la masa y energía de diversas formas, pueden ser utilizados tanto en la
evaluación como en el proyecto de riegos por superficie. Sin embargo su uso es limitado,
dado que en muchas zonas no se dispone de los datos necesarios para parametrizar los
modelos, como sucede cuando las medidas de campo para caracterizar la infiltración son
muy limitadas. Además, la gran variabilidad espacial y temporal de las características del
suelo que gobiernan la infiltración genera dificultades en la capacidad de predicción de los
modelos.

A continuación se expondrán criterios que ofrecen ideas de interés práctico para los
principales tipos de riego por superficie.

2.2.1. El riego por inundación.

a) Introducción
En este tipo de riego, se aplica un caudal importante en un tiempo corto, a un campo
horizontal rodeado de diques capaces de almacenar agua, y el agua se deja infiltrar durante
un tiempo muy superior al tiempo utilizado en el vertido (figura 6).
El riego por sumersión es el sistema de riego más sencillo, por lo que es el más
usado en cultivos que no sufren por una inundación periódica. En su aplicación práctica
presenta muchas variaciones, que atañen a la forma de dividir el terreno en los
compartimentos a inundar y a la forma en que se les suministra el agua.

Figura 6. Fases y diagrama de avance-receso para un riego por inundación.

Los métodos de inundación los podemos dividir en dos tipos:


- Los que pretenden únicamente suministrar el agua requerida para el uso consuntivo de
los cultivos. En estos sistemas la sumersión es temporal, generalmente durante un
periodo de tiempo corto para no provocar problemas de asfixia en los cultivos. Estos
métodos reciben el nombre de riegos por canteros, riego por estanques, riego a manta,
riego por bancales, etc. Son a los que nos vamos a referir en este tema.

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- Los que pretenden mantener la parcela inundada un período de tiempo largo, como es
el caso del arroz. En estos sistemas se mantiene una circulación del agua para que se
oxigene. No los vamos a estudiar.

b) Características de diseño.
Según ensayos realizados en EEUU la uniformidad es buena cuando se consigue
que el agua cubra toda la superficie del bancal en un tiempo inferior a la cuarta parte del
tiempo que se requiere para infiltrar la dosis proyectada.
Cuanto mayor sea el caudal disponible mayor podrán ser las dimensiones de los
bancales (tabla 3). Si el caudal es muy elevado, la entrada del agua en la parcela y los
diques de contención del agua deben estar preparados para soportarlo sin que haya rotura
ni erosión.
Cuanto menor sea la velocidad de infiltración, a igualdad de caudal, mayor podrán
ser las dimensiones del bancal; pues el tiempo necesario para que se infiltre la dosis será
mayor. Igualmente, cuanto mayor sea la dosis a aplicar mayores podrán ser las parcelas.

Tabla 3. Superficie recomendada de los bancales (ha)

Suelo
Caudal
Franco Franco-
(L/s) Arenoso Arcilloso
arenoso arcilloso
30 0,02 0,06 0,12 0,2
90 0,06 0,18 0,36 0,6
150 0,10 0,30 0,60 1,0
210 0,14 0,42 0,84 1,4
300 0,20 0,60 1,20 2,0

Lo ideal es que el terreno sea horizontal. En sentido longitudinal se admite hasta una
pendiente del 0,2%, con valores óptimos de 0,05 a 0,15%, para favorecer el avance del
agua y poder conseguir evacuar el exceso tras una lluvia importante, sobre todo en los
suelos muy poco permeables que podrían sufrir asfixia.

c) Variantes del sistema. Riego por


alcorques.
Es un sistema de inundación en que no se
moja todo el terreno sino solamente unos
alcorques alrededor del cultivo. Este sistema
se emplea en cultivos espaciados sobre todo
en frutales, el agua se lleva a estos alcorques
por medio de unos surcos (figura 7), en los
que también se produce una infiltración
importante. Con este sistema se pueden
emplear caudales bajos, que no se podrían
usar para el riego a manta.
En los cultivos sensibles al ataque de hongos,
los alcorques tienen que ser un anillo
concéntrico al tronco, no mojando nunca el
cuello de la planta.
Figura 7. Distribución de agua y esquema de los alcorques

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d) Adaptabilidad del sistema, ventajas e inconvenientes.


Es un sistema de riego adaptado a todos los cultivos que no sufren por una
inundación temporal.
Se adapta muy bien a los suelos con velocidades de infiltración media o baja.
En los suelos de infiltración alta, los bancales deben ser muy reducidos, por lo que la
mano de obra que requieren y las dificultades que imponen a la mecanización y labores lo
hacen prohibitivo para cultivos extensivos.
Tampoco permite dosis reducidas, por lo que en suelos con capa freática alta puede
producir problemas de asfixia. Con este sistema es muy difícil aplicar dosis pequeñas
(inferiores a 50 mm), pues obligan a la construcción de bancales muy pequeñas, incluso de
muy pocos metros, que encarecen el sistema al obligar a construir muchas redes de
distribución, dificultar las labores y la mecanización y requerir mucha mano de obra para
regar.
El sistema requiere caudales de aplicación altos para que las dimensiones de las
parcelas no sean muy reducidas.
Como todos los riegos por superficie, exige una buena nivelación pues afecta en
gran manera a la uniformidad del riego. La figura 8 es una representación de las fases de un
riego por inundación considerando la topografía del terreno. En ella se puede observar como
en las partes altas la recesión es más rápida mientras que en los puntos bajos se prolonga
el receso por la acumulación de agua. En la actualidad la nivelación guiada con rayo laser
permite obtener tablares con nivelación muy precisa, ya sea con pendiente cero o con
ligeras pendientes.
En suelos con pendientes elevadas, su implantación obligar a crear bancales
pequeños e irregulares difícilmente rentables en cultivos extensivos.

Figura 8. Riego por inundación con deficiente explanación del terreno.

En los sistemas en que se da salida al agua sobrante el planteamiento del riego


puede ser diferente. En éstos se admiten pendientes superiores a las comentadas; basta
con que el calado mínimo sea suficiente para que en la parte superior se infiltre el agua
requerida, provocando después el vaciado del agua de las partes bajas para que no existan
diferencias importantes de agua infiltrada entre los puntos más bajos y más altos. Estos
sistemas son menos eficientes y requieren más mano de obra y más cualificada para el
riego.

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Es un sistema sencillo con el que se puede obtener buena eficiencia si el caudal es


alto y el suelo no muy permeable.
Con elevados módulos y buena preparación del terreno su exigencia en mano de
obra puede ser muy pequeña.
Al circular el agua sobre el terreno se favorece la destrucción de la estructura
superficial y, en ciertos suelos, se puede producir encostramiento que dificulte la nascencia
y disminuya la porosidad y permeabilidad.

2.2.2. Riego por escorrentía en tablares abiertos.

a) Introducción.
El método de riego por escorrentía consiste en hacer que sobre un suelo en
pendiente corra una lámina de agua, guiada por unos caballones o albardillas, el tiempo
preciso para que se infiltre la dosis proyectada. El terreno comprendido entre los caballones
se llama tablar, amelga, faja, etc.
En este sistema de riego tiene que haber una buena sistematización del terreno,
pues si hay depresiones o vaguadas se acumula en ellas el agua; y si hay elevaciones,
como la lámina de agua que corre tiene un calado pequeño, se quedan sin regar.
En el típico riego por escorrentía la lámina de agua nunca se estanca, pues tiene
salida libre sobre un azarbe o desagüe al final del tablar.

Figura 9. Fases y diagrama de avance-receso para un riego por escorrentía en tablares


abiertos.

b) Características del diseño.


- La pendiente y el caudal.
Se necesita una pendiente mínima para conseguir que el agua discurra por los
tablares. Con una pendiente inferior al 0,15% no es posible regar bien, porque es muy difícil
conducir la lámina de agua; con pendientes tan pequeñas hay que recurrir a la inundación.
La pendiente óptima es aquella que nos permite fajas de la máxima longitud. Lo ideal
para ello es que el caudal que entre en la parcela sea el máximo posible y que el agua
circule rápido para alcanzar la máxima longitud antes de infiltrarse. Pero esta velocidad tiene
un límite, aquella velocidad en que comienza a erosionarse el suelo; por ello, para no pasar
de esa velocidad al principio de la parcela, cuando la pendiente aumenta hay que disminuir
el caudal.

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El caudal se expresar en términos de volumen de agua que entra en el tablar por


segundo y metro de anchura (caudal unitario); normalmente no se puede emplear caudales
superiores a 14 L s-1 m-1 (tabla 4) pues para contener el agua se necesitan caballones de
más de 20 cm de altura que son difíciles de construir y mantener y que dificultan las labores
de cultivo.

Tabla 4. Caudal máximo no erosionable en suelo desnudo

Pendiente Caudal Pendiente Caudal


(%) (L/s·m) (%) (L/s·m)
0,3 14 1,0 5,56
0,4 11,1 1,5 4,0
0,5 9,3 2,0 3,25
0,6 8 2,5 2,78
0,7 7,15 3,0 2,42
0,8 6,5 4,0 1,95
0,9 5,95 5,0 1,67

La pendiente ideal es del 0,3% en el caso de cultivos que dejan el suelo desprotegido
y del 0,5% en los cultivos densos que dificultan el movimiento del agua y protegen al suelo
de la erosión (tabla 5).

Tabla 5. Pendiente mínima, máxima y óptima de las fajas en función de la cobertura del suelo
Pendiente (%)
Mínima Máxima Óptima
Suelo desnudo 0,2 0,5 0,3
Cultivo denso 0,2 1,5 0,5
Praderas permanentes 0,3 4 0,6

En riegos por desbordamiento de regueras, con uniformidad baja y con cultivos


protectores, se emplea el sistema hasta con pendientes del 15%.

Lo normal es que, a lo largo de la faja, la pendiente sea uniforme o ligeramente


decreciente. A veces, los últimos 30 ó 50 metros de la faja carecen de pendiente,
permitiendo que en ellos se estanque el agua. Este sistema de riego en realidad es una
combinación del sistema típico de escorrentía y del de inundación. Cuando la pendiente
aumenta a lo largo del tablar el espesor de la lámina de agua disminuye mucho y es difícil
conseguir un riego uniforme.
En un sistema ideal no debería haber pendiente transversal dentro del tablar. Sin
embargo, se admite que haya una diferencia entre los dos caballones inferior a 1/4 del
calado. Así, cuanto mayor sea la pendiente longitudinal más pequeña será la pendiente
transversal permitida, pues al utilizar menos caudal el calado será más pequeño. La
pendiente transversal influirá en el ancho de los tablares; por ejemplo, si la pendiente
longitudinal es del 0,2% el calado medio suele ser de 12 cm, por lo que la diferencia de cota
permitida entre los dos caballones es de 3 cm, si la pendiente transversal es también del
0,2% la anchura máxima del tablar sería de l5 m.

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- Longitud de los tablares.

La longitud de los tablares está inversamente relacionada con la velocidad de


infiltración; cuanto menor sea ésta, más tiempo tardará en infiltrarse la dosis de agua y más
lejos llegará en su recorrido el agua. Sin embargo, si la longitud es muy grande el calado del
agua puede ser muy reducido, y ante cualquier pequeño desnivel no cubrirá uniformemente
la parcela. En este caso es preferible acortar los tablares y recoger el agua que llega al final
en un azarbe o recurrir al recorte del caudal. No son aconsejables tablares de más de 300 ó
400 m, como se muestra en la tabla 6.
Con pendientes grandes el calado de la lámina de agua es muy pequeño y por
consiguiente las curvas de receso tienden a la horizontalidad, en estos casos lo ideal sería
acortar los tablares y recoger el agua que llega al final en un azarbe
La longitud de los tablares podrá ser mayor cuanto mayor sea la dosis a aplicar y
menor cuanto mayor sea la rugosidad o resistencia de la superficie al flujo del agua. La
resistencia al flujo del agua varía mucho según la densidad de la cubierta y la aspereza del
suelo. Así, para un mismo suelo y caudal, la velocidad puede ser dos veces mayor en un
pasto segado que en un pasto crecido y en éste el doble que en una tierra labrada. La tabla
7 recoge recomendaciones de dimensiones de tablares para riego de pastizales.
Si los campos son muy cortos las pérdidas por escorrentía al final de la parcela serán
importantes, en este caso sería mejor el riego por inundación. Cuando el agua de
escorrentía recogida en el azarbe se reincorpora al sistema, la eficiencia general no
disminuye: En este caso, aumenta la uniformidad al acortar los tablares, pero se necesitan
más conducciones, más mano de obra para regar y hay más impedimentos a la
mecanización al ser las parcelas más pequeñas, es decir, aumentan los costes de cultivo.

- Anchura del tablar.

La anchura del tablar vendrá condicionada por la pendiente transversal del tablar,
como ya hemos mencionado, por el cultivo y por la maquinaria, pues debe ser múltiplo del
ancho de trabajo para facilitar las labores con el mínimo coste.
Comúnmente se emplea anchuras de 15 a 20 m en campos relativamente llanos y de
18 a 12 m en campos con pendientes del orden del 0,3 al 0,4%.
La anchura del tablar depende del caudal disponible, pues es con la anchura de los
tablares como se puede regula el caudal unitario utilizado. Cuando los caudales son
pequeños la anchura del tablar tiene que ser muy reducida (tabla 6). Si el caudal es muy
grande, es preferible regar dos tablares a la vez que regar uno muy ancho, pues no se guía
bien el agua.

- El tiempo de riego.

El tiempo de entrada de agua en la parcela suele ser igual o ligeramente inferior al


que se requiere para que se infiltre la dosis; ya que al no haber agua estancada, ésta
desaparece aguas abajo al poco de parar el riego.
Si el sistema está bien diseñado y se emplea un caudal único, este tiempo suele
coincidir con el tiempo necesario para que el agua alcance las 3/4 partes del tablar. Si se
realiza recorte de caudal, el tiempo de riego es superior al tiempo empleado por el agua en
alcanzar el extremo inferior del tablar.
Con tablares de mayor longitud de lo recomendado, si se interrumpe el riego cuando
en la parte superior del tablar se ha infiltrado la dosis de proyecto, al final de la parcela el
agua infiltrada será muy baja, y si se alarga el tiempo para permitir que en la parte baja se
infiltre la dosis de proyecto, las pérdidas por percolación profunda al inicio de la parcela
serán importantes.

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Si el tablar es más corto de lo recomendado, el agua llegará antes al final de la


parcela y las pérdidas por escorrentía serán importantes a no ser que recurramos al recorte
del caudal. El recorte de caudal o empleo del segundo caudal consiste en reducir el caudal
cuando la corriente llega al final de la faja, de forma que se establezca un equilibrio entre lo
que entra y lo que se infiltra, sin que rebose hacia el azarbe mucha agua. Otra posible
solución para evitar pérdidas de agua en los sistemas de riego por escorrentía seria
reutilizar las aguas de escorrentía para regar aguas abajo.

Tabla 6. Dimensiones recomendadas de los tablares

Pendiente Caudal Dosis Longitud Anchura


Suelo
% L s-1 m-1 mm m m
0,2 - 0,4 10 - 14 100 60 - 90 12 - 30
Arenoso 0,4 - 0,6 9 - 10 100 60 - 90 9 - 12
0,6 - 1 5-8 100 75 6-9
0,2 - 0,4 6-8 125 75 - 150 12 - 30
Franco
0,4 - 0,6 4-7 125 75 - 150 9 - 12
arenoso
0,6 - 1 2-4 125 75 - 150 6
0,2 - 0,4 3-4 150 - 175 180 - 300 12 - 30
Franco
0,4 - 0,6 2-3 150 - 175 90 - 180 6 - 12
arcilloso
0,6 - 1 1-2 150 - 175 90 6
Arcilloso 0,2 - 0,3 2-4 175 350 12 - 30

Tabla 7. Tablares para riego de pastizales

Pendiente Caudal Dosis Longitud Anchura


Suelo
% L s-1 m-1 mm m m
0,15 - 0,6 6-8 50 - 100 90 - 180 5 - 18
Franco
0,6 - 1,5 4-7 50 - 100 90 - 180 5-6
arcilloso
1,5 - 4 2-4 50 - 100 90 5-6
0,15 - 0,6 3-4 100 - 150 180 - 300 5 - 18
Arcilloso 0,6 - 1,5 2-3 100 - 150 180 - 300 5-6
1,5 - 4 1-2 100 - 150 180 - 300 5-6

- Diseños recomendados.
En una primera aproximación se pueden utilizar los datos de las tablas, refinándolos
con experimentación local y uso de modelos.

c) Variantes del sistema.

Además de los sistemas de vertido en amelgas en declive, con el terreno


perfectamente sistematizado y los tablares diseñados para obtener una alta eficiencia, en
los que es de aplicación todo lo expuesto en los apartados anteriores, existen otros sistemas
que se adaptan a terrenos peor sistematizados a costa de disminuir la eficiencia en la
aplicación. Entre estos sistemas está el riego por regueras de contorno (figura 10).
El agua de riego se distribuye mediante acequias trazadas en sentido de la máxima
pendiente, de ellas parten regueras que se trazan, casi a nivel, con una pequeña pendiente.
El agua fluye de las regueras hacia abajo, siguiendo la pendiente hasta la otra reguera, que
a su vez sirve de azarbe. Este sistema se utiliza en suelos con pendientes entre 0,5 a 15%.

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Figura 10. Riego mediante regueras de contorno

Otra variante, es el riego por escorrentía en tablares cerrados que acaban en un


caballón donde se estanca el agua (figura 11). Realmente se puede considerar como una
mezcla del sistema de inundación y el de tablares abiertos.

Figura 11. Fases del riego por escurrimiento en tablares cerrados.

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d) Adaptabilidad del sistema.

El sistema se adapta muy bien a todo tipo de cultivos, excepto los que requieren
inundación (arroz) o los que se ven afectados por el contacto con el agua (donde es
preferible el riego por surcos), y a todos los suelos, aunque en los suelos muy permeables la
longitud de las fajas tiene que ser muy corta y en los muy poco permeables es preferible el
sistema de inundación, ya que los campos muy largos y las corrientes muy pequeñas que se
necesitan no permiten cubrir bien las fajas.
La preparación para el riego de una parcela bien sistematizada no es muy grande,
pues los caballones se construyen con el tractor provisto de alomador y las fajas se adaptan
bien a la mecanización. El método de escorrentía es el que menos requerimiento en mano
de obra tiene.
La sistematización del suelo tiene que ser muy buena, debe ser un plano inclinado,
sin vaguadas ni elevaciones, ya que el calado es pequeño. Si está bien diseñado y
manejado tiene una eficiencia alta.
La velocidad a la que se infiltra el agua en el suelo es en este sistema de gran
importancia, como el agua está en movimiento constantemente, hay que regular la velocidad
de la corriente para que el tiempo que el agua esté sobre todos los puntos de la faja sea el
necesario para que se infiltre la dosis. Los suelos arenosos, con altas velocidades de
absorción y baja capacidad de retención, requieren un reparto rápido del agua sobre el
tablar. Los suelos arcillosos con baja velocidad de absorción y alta capacidad de retención
necesitan una lenta distribución. El diseño y manejo adecuado de este sistema de riego es
más difícil que el del sistema de inundación.
Para que el sistema sea versátil se requiere un módulo elevado, que permita al
regador regar varias fajas simultáneamente, para que pueda variar los caudales unitarios
conforme varían las características de diseño.
Es muy difícil con este sistema dar dosis inferiores a 50 mm de forma eficaz. Al cubrir
todo el terreno, en los suelos con tendencia al encostramiento se puede dificultar la
nascencia de las plántulas.

2.2.3. El riego por surcos

a) Introducción

En el riego por surcos no se moja la totalidad de la superficie del suelo, sino que el
agua se hace correr por pequeños canales entre unos lomos o caballones; infiltrándose el
agua tanto verticalmente como horizontalmente, hasta aportar al suelo la humedad deseada.
El método de riego por surcos es particularmente apropiado para regar las plantas
que sufren daños cuando se les moja y se adapta muy bien a todos los cultivos que se
plantan en línea.
En muchas zonas mediterráneas se riega con surcos a nivel, comportándose el surco
como un largo alcorque. En este sistema, como el caudal que se puede verter a un surco sin
desbordamiento no es muy grande, para mantener una eficiencia alta los surcos no pueden
ser muy largos.
En los riegos del bajo Guadalquivir, se tiende a surcos inclinados de mayor longitud,
siendo una variante del riego por escorrentía en que la anchura de la amelga se ve reducida
a un surco.
Los suelos que mejor se adaptan al riego en surcos son los de textura media, con
buena estructura, pues permiten surcos relativamente largos con una buena distribución del

58
Tema 3 Sistemas de riego

agua y sin problemas de erosión. Los suelos con velocidad de infiltración baja se riegan bien
con el sistema de surcos a nivel; con el sistema de surcos en pendiente se requiere recorte
del caudal o bien reutilización de las pérdidas de escorrentía que pueden ser importantes.
En los suelos arenosos la infiltración lateral puede ser insuficiente.
La mayor limitación de este sistema es su uso con aguas o suelos salinos; las sales
tienden a acumularse en los lomos del surco pudiendo afectar a la nascencia de los cultivos
(figura 12).

Figura 12. Distribución de las sales en un riego por surcos.

b) Características de diseño.
- Forma del surco.
La forma de los surcos y caballones pueden ejercer una influencia considerable
sobre la eficiencia del riego. Las formas típicas son o surcos en V o surcos parabólicos
(figura 13). Los surcos en V son los más fáciles de hacer con el aporcador, pero tienen el
inconveniente que al variar la altura de agua el perímetro mojado varía mucho. En los surcos
parabólicos esta variación es mucho más pequeña, llegando a ser despreciable en los
surcos muy anchos y poco profundos. En los suelos poco permeables son mejor los surcos
anchos a fin de aumentar el perímetro mojado.

Figura 13. Formas características d elos surcos en riegos por surcos

59
Tema 3 Sistemas de riego

- Separación entre los surcos.


La separación entre los surcos dependerá de las plantas a regar, de la maquinaria
agrícola empleada y de la relación entre el movimiento vertical y horizontal del agua (figura
14).
El movimiento lateral del agua debe mojar toda la zona radical sin producir pérdidas
por percolación profunda. En los suelos arenosos la separación entre surcos no debe ser
mayor de 40 o 50 cm. En los suelos arcillosos puede haber buena humectación lateral
incluso con surcos separados 2 m, en estos suelos la separación la suele fijar el tipo de
cultivo y la maquina a utilizar.

Figura 14 . Distribución lateral y horizontal del agua en suelos arenosos y arcillosos.

- Pendiente.
La pendiente longitudinal de los surcos estará comprendida entre los límites en que
el agua corre sin desbordarse y sin producir erosión.
La relación entre el caudal que se puede verter a un surco sin provocar erosión y su
pendiente queda reflejada en una primera aproximación en la ecuación:
0,6 = q. S
donde: S = pendiente en % y q = caudal en L/s

Para pendientes superiores al 2,5-3% los caudales que hay que emplear son tan
pequeños que en la práctica no se suelen usar. Con pendientes muy bajas los surcos deben
ser más profundos para permitir un caudal importante de agua sin rebasar los lomos.
La pendiente óptima oscila entre el 0,4 al 1,2%. En áreas donde el peligro de erosión
pluvial es importante, quizás sea necesario reducir la pendiente a 0,3 - 0,5%.
La pendiente transversal permitida será función de la profundidad del surco y del
caudal transportado. En suelos arenosos esta pendiente no podrá ser mayor del 5% pues el
riesgo de rotura de los caballones es grande. En terrenos que se agrietan esta pendiente
tendrá que ser muy reducida. En suelos estables, con encespado permanente, se ha
utilizado el sistema hasta con pendientes trasversales del 20%.

60
Tema 3 Sistemas de riego

- Longitud de los surcos


Con pendientes inferiores al 0,5%, a medida que aumenta la pendiente, aumenta la
velocidad de avance de la lámina de agua y los surcos pueden ser más largos. Con
pendientes superiores al 0,5% a medida que la pendiente aumenta hay que reducir el caudal
para evitar la erosión del cauce del surco, lo que obliga a acortar la longitud de los surcos.
La máxima uniformidad se consigue cuando el agua alcanza el final del surco en la
cuarta parte del tiempo requerido para que se infiltre toda la dosis. Sin embargo, esta
práctica no siempre es la más conveniente, ya que obliga a que los surcos sean cortos, lo
que encarece el sistema. En estas circunstancias o se realiza un recorte de caudal o las
pérdidas por escorrentía pueden ser apreciables (de un 35%). El recorte de caudal o empleo
del segundo caudal consiste en reducir el caudal cuando la corriente llega al final del surco
de forma que se establezca un equilibrio entre lo que entra y lo que se infiltra.
Si no se recurre a un segundo caudal ni se aprovechan las aguas de escorrentía al
final del surco, la mayor eficiencia se consigue cuando el tiempo necesario para que se
infiltre la dosis de proyecto es igual al tiempo necesario para que el agua llegue al final del
surco. Si el surco es más largo de lo adecuado, en la parte superior habrá pérdidas
importantes por percolación profunda, y si es más corto los gastos de cultivo serán mayores.
Aunque el diseño correcto se debe basar en la experimentación local, en la tabla 8 se
recoge la longitud máxima de los surcos recomendada en función de la pendiente y tipo de
suelo.

Tabla 8. Longitud máxima de los surcos (m).

Dosis Pendiente (%)


Suelo
mm 0,05 0,1 0,3 - 0,5 1 1,5 2
75 300 340 400 280 250 220
Arcilloso
150 400 440 500 400 340 270
50 120 180 280 250 220 180
Franco 100 270 340 400 300 280 250
150 400 440 500 370 340 300
50 60 90 150 90 80 60
Arenoso 75 90 120 220 150 120 90
100 150 190 280 220 190 150

61
Tema 3 Sistemas de riego

c) Variantes del sistema de riego por surcos.

Surcos en contorno

Este método es parecido al de regueras de contorno, en que las regueras se


sustituyen por surcos sin desbordamiento (figura 15). En terrenos ondulados con pendientes
no uniformes no se pueden utilizar surcos derechos de igual longitud, lo que complica su
ejecución. Debido a la pendiente transversal, para evitar que rebose el agua y produzca
erosión, el caudal que circula por el surco suele ser pequeño y por eso la longitud del surco
no puede ser muy larga.
Con el método de surcos en contorno se riega hasta en suelos con una pendiente del
20%, en cultivos leñosos con surcos con alomado fijo y bien protegidos contra la erosión. En
cultivos herbáceos no se suele pasar de pendientes del 8 al 10%. En los suelos de textura
gruesa puede haber peligro de rotura de los surcos cuando la pendiente pasa del 4%.

Figura 15. Sistema de riego en surcos en contorno.

- Riego por surcos en zigzag.


En explotaciones frutales del Suroeste de EEUU se emplean surcos en zigzag para
aumentar la longitud que recorre el agua. Al aumentar la longitud se reduce la pendiente
media y la velocidad de avance. Esta forma de los surcos dificulta mucho las labores.

- Riego por corrugaciones o surcos pequeños.


En este método se lleva el agua por pequeños surcos de unos 10 cm de profundidad
separados 40-75 cm. Se emplean en cultivos herbáceos densos como cereales, forrajes,
etc. En ocasiones se emplea en suelos que se encostran si se riega por inundación, lo que
dificulta la nascencia del cultivo; cuando las plantas ya están desarrolladas se sigue regando
por el método de inundación.

62
Tema 3 Sistemas de riego

Se adapta bien a suelos de textura media o fina con movimientos laterales


importantes de agua. Los suelos con velocidad de infiltración muy lenta son difíciles de regar
por este método, a no ser que sean de pendientes muy suaves y las corrugaciones
mantengan agua durmiente.
Los surcos deben hacerse en la dirección de la pendiente más acusada para evitar
desbordamientos y erosión transversal. La pendiente máxima permitida dependerá del suelo
y de la protección que el cultivo ejerza contra la erosión. En pastos se puede llegar hasta un
10 ó 12%, en cereales será mucho menor. Los surcos generalmente se hacen después de
sembrar. La tabla 9 recoge recomendaciones de longitud máxima de las corrugaciones en
función de la pendiente y la textura del suelo.

Tabla 9. Longitud máxima de las corrugaciones


Pendiente (%)
Suelo
2 4 6 8 10
Arcilloso 120 85 70 60 55
Franco 90 60 50 45 40
Arenoso 45 30

d) Adaptabilidad del sistema. Ventajas e inconvenientes.


El sistema de riego por surcos es el más exigente en mano de obra de los riegos por
gravedad, pero el uso de sifoncillos, tuberías con descargas, compuertas y otros dispositivos
de derivación facilitan el control de riego reduciendo el empleo de mano de obra.
Es el sistema que mejor se adapta a los suelos que se encostran al mojarse,
reduciendo la nascencia de los cultivos, y a las plantas sensibles a la inundación aunque
sea temporal.
Su coste de implantación es reducido y con un buen manejo los peligros de erosión
son reducidos.
La eficiencia del sistema no suele ser muy alta ya que el caudal y sección no es igual
en todos los surcos.
Los surcos pueden ser un impedimento para las labores que normalmente sólo se
pueden realizar en dirección de éstos.
Un procedimiento (se puede usar en distintas modalidades de riego por superficie
pero es usado principalmente en el riego por surco) para mejorar la uniformidad, basado en
que la velocidad de infiltración disminuye con el tiempo, es el sistema de riego por olas o
pulsaciones intermitentes (figura 16). Consiste en aportar agua durante un tiempo corto y
parar el riego. Cuando el agua se ha infiltrado se vuelve a dar otra “ola”, que llegará más
lejos, pues la superficie está mojada e infiltra menos y por el sellado que provocó la ola
anterior. Con ello, se reduce la velocidad de infiltración del suelo, aumentando el avance de
la lámina de agua sin que haya tanta infiltración. Algunos agricultores usan esta técnica para
poder completar el avance cuando la infiltración del terreno es excesiva para el modulo de
riego, lo que sucede generalmente en los primeros riegos de la estación. Actualmente se
comercializan válvulas que alternan el riego entre dos conjuntos de surcos, uno de estos
conjuntos permanece sin riego mientras es regado el otro conjunto.

63
Tema 3 Sistemas de riego

Figura 16. Avance y receso de un sistema de riego por pulsaciones intermitentes

2.3. Evaluación del riego por superficie


Una gran parte de los regadíos españoles utilizan riegos por superficie. Muchos de
estos regadíos no están siendo manejados de manera óptima. El primer paso para la mejora
del riego por superficie es la realización de evaluaciones de riego en parcelas
representativas de los regadíos en estudio.
Una evaluación del riego permite conocer la situación actual de la práctica del riego,
con el reparto del agua aplicada, y determinar los cambios que son necesarios para
introducir mejoras del manejo del riego con sus consiguientes ventajas económicas. Estas
mejoras en la práctica del riego tienen como fin el conseguir un riego más adecuado y
uniforme y se traducen en ahorro de mano de obra y mejora de los rendimientos de los
cultivos.
Las medidas que se deberían incluir en una evaluación de riego son las siguientes:
1) Caudal del riego. Normalmente medido en cabecera mediante aforadores.
2) Tiempos característicos del riego. Curvas de avance y receso.
3) Características de la tasa de infiltración del suelo. Difícil de medir. Debe determinarse
experimentalmente mediante ensayos de infiltración o por optimización de los
parámetros a partir de las curvas de avance y receso medidas. Esto último conocido
como técnica del problema inverso está basada en el uso de modelos de simulación,
donde el modelo funciona de forma iterativa hasta encontrar los parámetros de
infiltración y rugosidad que mejor describen las curvas de avance y receso
observadas.
4) Dimensiones y estado de nivelación de la parcela
5) Escorrentía superficial. Puede ser medida mediante aforadores.
6) Humedad del suelo antes y después del riego.

64
Tema 3 Sistemas de riego

3. RIEGO POR ASPERSION


El riego por aspersión consiste en aplicar el agua sobre la totalidad de la superficie
de cultivo en forma de lluvia artificial, utilizando para ello una red de riego que permite
conducir el agua con la presión adecuada hasta los elementos encargados de aplicarla, los
aspersores.

Mientras que en el riego por superficie se utilizaba la superficie del suelo para la
distribución del agua, en los riegos por aspersión es el aire el medio utilizado. Esto trae
como consecuencia que, en estos riegos, no hay apenas requerimientos sobre el estado de
la superficie del suelo: no es necesario la nivelación del suelo, excepto la requerida para las
otras operaciones de cultivo, aunque las grandes pendientes, mayores del 5%, podrían en
algunos casos provocar escorrentía por lo que deberían evitarse. En un riego por aspersión
bien diseñado no debería producirse escorrentía, es decir cada gota de agua debe infiltrarse
en el mismo punto donde cae, por lo que la tasa de aplicación debe ser menor que la
velocidad de infiltración del suelo. Además el tamaño de gota de los aspersores debe ser tal
que no provoque erosión al caer al suelo. Cuanto mayor sea el tamaño de gota, con mayor
energía llegará al suelo, y en consecuencia la erosión podrá ser mayor.

Una vez que el agua ha salido por el aspersor queda fuera de control y a merced de
las condiciones climáticas. El viento es el elemento que tiene mayor influencia en la
distorsión del chorro de agua pulverizada, haciendo que el agua se distribuya irregularmente
sobre el suelo, lo que repercute disminuyendo la uniformidad de aplicación del agua y por
tanto el desarrollo homogéneo del cultivo. También influye en la cantidad de agua que llega
al suelo la evaporación directa en situaciones de ambiente muy cálido y seco, ya que las
gotas pueden evaporarse antes de llegar a caer al suelo. Aunque estas pérdidas no suelen
ser muy importantes, es conveniente tener en cuenta el tamaño de la gota, puesto que
cuando son muy pequeñas se evaporan fácilmente.

Otra diferencia importante con los sistemas de riego por superficie, es que los
sistemas de riego por aspersión necesitan una fuente externa de energía para: elevar el
agua a partir de su origen, balsa, pozo o río, y alimentar el sistema de riego con la presión
necesaria para el funcionamiento satisfactorio de los aspersores. Los aspersores son los
dispositivos que aplican el agua sobre el suelo y los cultivos en forma de gotas, imitando a la
lluvia, y que constituyen los elementos principales en el diseño de los sistemas de riego por
aspersión y en la calidad de su funcionamiento. Los aspersores deben distribuir las gotas de
forma uniforme y proporcionar a las mismas un tamaño adecuado.

3.1. Clasificación de los aspersores

Los aspersores pueden ser clasificados como:

3.1.1. Tuberías perforadas

Llevan perforaciones de 1 mm de diámetro espaciadas 10-15 cm, proyectando chorros


muy finos con diferentes ángulos (figura 17). La presión de trabajo varía de 0,3 a 2 kg/cm2,
regando una anchura entre 5 y 16 m. La pluviometría oscila entre 10 y 80 mm/h. Sus
mayores inconvenientes son su elevada pluviometría y su alta sensibilidad a las
obturaciones. Los orificios simples se pueden sustituir por difusores con deflector de chorro,
lo que permite diámetros del orificio de hasta 3 mm, mucho menos sensibles a las
obturaciones, espaciando los orificios a lo largo de la tubería unos 0,5 m.
En otros sistemas, las tuberías van provistas de un mecanismo de giro, que le hace
oscilar mejorando la distribución del agua y mojando franjas de 15 a 20 m de ancho.

65
Tema 3 Sistemas de riego

Figura 17. Tuberías perforadas.

3.1.2. Aspersores rotativos de turbina

Disponibles en una amplia gama de diseños, donde la rotación se debe al


accionamiento de una pequeña turbina instalada en el mismo aspersor. Su uso en
agricultura es escaso, al contrario de lo que pasa en el riego de jardines, campo de golf y
otros espacios verdes (figura 18).

Figura 18. Aspersor de turbina en el riego de un parque.

3.1.3. Aspersores de plato rotativo con boquilla de bajo arrastre de gotas por el
viento (LDN, Low Drift Nozzles)

Son generalmente de baja presión y pequeño alcance, y que constituyen la


generación moderna de aspersores. En estos aspersores es posible utilizar diversas
combinaciones de boquillas y platos rotativos, ambos reconocidos por un color que se
relaciona con el caudal y la presión para los que fueron diseñados (figura 19).

66
Tema 3 Sistemas de riego

Figura 19. Aspersores “rotator” de plato rotativo y con boquilla de baja deriva.

3.1.4. Difusores, o aspersores estáticos

Muy populares en los laterales móviles porque requieren una presión muy baja; el
agua se dispersa en un circulo al chocar el chorro con una placa que puede ser plana o
estriada, fija o balanceante (figura 20). Existe una gama muy variada de características,
tanto para el riego con ramales estacionarios como para laterales móviles.

Figura 20. Difusores modernos para laterales móviles.

3.1.5. Aspersores rotativos con rotura de chorro de tipo oscilante

Son los aspersores de medio alcance más empleados. Constan de una o dos toberas
con boquillas que pueden ser de formas diferentes. La rotación la provoca el golpeteo en el

67
Tema 3 Sistemas de riego

cuerpo del aspersor de una palanca unida al deflector y que recupera su posición por efecto
de un muelle (figura 21). Trabajan a presiones desde 1,5 a 4 kg/cm2, en general entre 2 y
3,5 kg/cm2. Los chorros tienen un alcance de 10 a 25 m y los caudales varían de 0,5 a 7,5
m3/h, con pluviometría de 2 a 15 mm/h.

Figura 21. Aspersores rotativos con rotura de chorro de tipo oscilante

3.1.6. Cañones

Funcionan con presiones elevadas 4 - 7 kg/cm2. Están compuestos de una lanza


principal con boquillas de gran diámetro, cuyo chorro se rompe de diferentes formas según
el modelo. El chorro puede alcanzar hasta 70 m, con consumos de agua de 8 a 200 m 3/h y
pluviometría de 15 a 35 mm/h. Estos sistemas son muy sensibles al viento, y aportan gotas
de gran tamaño con baja uniformidad.

Figura 22. Cañones.

68
Tema 3 Sistemas de riego

3.2. Factores técnicos de los aspersores y de diseño

3.2.1. Características de los aspersores

Cada aspersor se caracteriza, esencialmente por:

- Presión de funcionamiento P (kPa) o altura de presión H (m) necesaria para


proporcionar la mejor distribución de agua. Puede ir de baja (<100 kPa) a alta (>350
kPa).
- El radio de alcance R (m). Variando de pequeño (<10 m) a grande (>50 m). También
el alcance puede venir dado por el diámetro de círculo mojado D (m)=2 R.
- El caudal q (L/s ó m3/h) correspondiente a la presión nominal de funcionamiento. De
pequeño (<100 L/h) a grande (>50 m3/h).
- La tasa de aplicación o pluviometría (mm/h). De baja (<5 mm/h) a alta (>15 mm/h)
- El área mojada. Cubriendo un círculo mojado completo o un solo sector circular; en
este caso, llamado aspersor sectorial.
- El numero de boquillas. 1 ó 2.
- El diámetro de la boquilla d (mm).
- El ángulo de chorro con la horizontal. Raso (<10º), para el riego por debajo de las
copas, normal (18º-21º) o alto (>25º).
La elección del aspersor tiene como objetivo encontrar la mejor combinación de las
características mencionadas para obtener la tasa de aplicación óptima y el mayor grado de
uniformidad. También hay que considerar la adaptabilidad del aspersor a las condiciones de
campo; en la tabla 10 se proporciona una referencia para su elección.

3.2.2. Relaciones P-q-R


El mismo aspersor puede ser utilizado para diferentes combinaciones P(kPa)-
q(m3/h), dependiendo del diámetro de boquilla, d (mm). Los catálogos de los aspersores
suministrados por los fabricantes deberán indicar cuáles son las mejores combinaciones P-
q-R para cada boquilla de diámetro d, como se muestra a título de ejemplo en la tabla 10
referida a un aspersor de impacto disponible en el mercado.
Las características P-q-R (o D) se relacionan entre sí como sigue:

q= Kd· P0,5 o´ q=Kd·H0,5

R=Kf·q0,5 o´ R=Kf Kd0,5 H0,25

69
Tema 3 Sistemas de riego

Tabla 10. Referencia para la elección de aspersores.

70
Tema 3 Sistemas de riego

Tabla 11. Caudales y diámetros mojados para un aspersor de impacto con diámetro de boquilla de
2,4 a 5,2 mm, con ángulos de la trayectoria entre 22º y 28º, y boquillas normales.
Diámetro de la boquilla, d(mm)
Presión en 2,4 3,2 4,0 4,8
el aspersor
(m c.a.) Caudal q (m3/h), y diámetro mojado, D(m)
q D q D q D Q D
14 0,26 19,2
17 0,29 19,5 0,51 23,2 0,8 25,0
20,5 0,32 19,8 0,56 23,5 0,88 25,9 1,20 27,8
24 0,34 20,1 0,61 23,8 0,94 26,5 1,36 28,7
27,5 0,37 20,4 0,65 24,1 1,01 26,8 1,45 29,3
31 0,39 20,7 0,69 24,4 1,07 27,1 1,54 29,9
34,5 0,41 21,0 0,73 24,7 1,13 27,4 1,63 30,5
38 0,43 21,3 0,77 25,0 1,19 27,7 1,71 30,8
41,5 0,45 21,6 0,80 25,3 1,24 28,0 1,78 31,1
45 0,83 25,6 1,29 28,3 1,86 31,4
58,5 1,34 28,6 1,93 31,7
Kd 0,069 0,123 0,191 0,278

3.2.3. Tasa de aplicación o pluviometría media Ia (mm/h)

Es la intensidad de lluvia que se aplica con una instalación de riego por aspersión,
suponiendo que el agua se reparte de manera completamente uniforme en el área asignada
al aspersor: Ia = q/S

(Donde: q = caudal vertido por el aspersor que intercepta con el suelo (L/s); S = Superficie
asignada al aspersor (m2).
Esta pluviometría debe ser suficientemente pequeña para que se pueda infiltrar en el
suelo y no se pierda por escorrentía provocando erosión y mala distribución del agua. El
tiempo de oportunidad de la infiltración decrece cuanto mayor es la pendiente del terreno y
menos obstáculos hay al movimiento del agua. Las precipitaciones máximas recomendadas
por el Servicio de Conservación de Suelos de USDA se recogen en la tabla 12.

Tabla 12. Precipitación máxima permitida de los aspersores (mm/h)


Pendiente

Suelo 0-5% 5–8% 8 - 12 % > 12 %


con con con con
desnudo desnudo desnudo desnudo
vegetación vegetación vegetación vegetación
Arenoso 50 50 50 38 38 25 25 12
Arenoso sobre suelo
compacto
44 38 31 25 25 19 19 10

Franco arenoso 44 25 32 20 25 15 19 10
Franco arenoso
sobre suelo 32 19 25 13 19 10 13 7,5
compacto
Franco 25 13 20 10 15 7,5 10 5
Franco sobre suelo
compacto
15 7,5 13 6,4 10 3,8 7,5 2,5

Franco arcilloso 7,5 5 5 3 3,5 2,5 3 2,5


Arcilloso 5 3,8 3,5 2,5 3 2 2,5 1,5

71
Tema 3 Sistemas de riego

3.2.4. Tamaño de gota

Un aspersor produce una amplia gama de tamaños de gotas; generalmente entre 0,5
a 4 mm de diámetro. Las gotas de diámetro inferior caen cerca del aspersor, mientras que
las gotas grandes viajan a más distancia (Figura 23). Las gotas de grandes dimensiones
pueden dañar flores y frutos o hasta las hojas de cultivos delicados, y destruyen la
estructura superficial de los suelos que tengan estructura inestable, provocando la formación
de costra y reduciendo la tasa de infiltración. En tales casos solamente deben utilizarse
aspersores que produzcan gotas pequeñas que minimicen estos problemas. La presión de
uso de los aspersores está comprendida entre un máximo por encima de la cual la gota es
demasiado fina y un mínimo por debajo de la cual la gota es muy gruesa y la distribución
muy poco eficiente.

Figura 23. Distribución de tamaño de gotas recogidas a intervalos de 2 m desde el aspersor.

El tamaño de gota puede ser controlado mediante la relación entre el diámetro de la


boquilla y la presión de funcionamiento. Se define el índice de grosor de la gota IG:
IG= 0,032 P1/3 / d

Donde: P = es la presión de funcionamiento de los aspersores (kPa); d = el


diámetro de la boquilla (mm). Tal que:

IG<7 7<IG<17 IG>17


Gota gruesa Gota media Gota fina

Con las presiones bajas las gotas son de mayor tamaño, mientras que, con
presiones mayores, tienden a ser más pequeñas, lo que puede dar lugar origen a pérdidas
importantes por acción del viento (arrastre) y por evaporación. En estas condiciones, cuando
los aspersores operen en climas áridos y ventosos habrá que evitar las combinaciones de
pequeña dimensión de boquilla y presión elevada que den origen a gotas de pequeño
tamaño. En el caso de los aspersores modernos de plato rotativo (LDN), existen modelos
adecuados para trabajar en condiciones ventosas.
Se puede estimar la proporción de agua que llega al suelo (Re) en función de la
deriva por viento y de las pérdidas por evaporación por la ecuación:

72
Tema 3 Sistemas de riego

Re=0,976+0,005ETP-0,00017·ETP2+0,0012V-IG(0,00043ETP+0,00018V+0,000016ETP · V)

donde: Re: Proporción de agua que llega al suelo.


ETP: Evapotranspiración potencial (mm/día)
V: Velocidad del viento (km/h)
IG: Índice de grosor de gota:

3.2.5. Uniformidad de aplicación

Los sistemas de aspersión deben procurar distribuir el agua uniformemente. En un


sistema de aspersión el modelo de distribución pluviométrico y el espaciamiento condicionan
ampliamente el grado de uniformidad alcanzable.

El modelo de distribución de agua se altera mucho por efecto de la presión


inadecuada y el viento. En condiciones de viento en calma la mayoría de los aspersores
depositan la precipitación en una zona circular, el máximo de agua se encuentra junto al
emisor para disminuir progresivamente cuanto más nos alejamos de él (figura 24). Un
aspersor funciona mejor cuando la presión está dentro de los límites especificados por el
fabricante. En caso contrario la distribución puede ser sustancialmente diferente a la
esperada.

Figura 24. Influencia de la presión en el modelo de distribución de agua.

El viento distorsiona y desvía el chorro, transforma el perímetro mojado desde una


circunferencia a una forma más ovoide, como muestra la figura 25, reduciendo el diámetro
mojado en la dirección perpendicular al viento y reduciendo considerablemente la
uniformidad en la distribución del agua. También como vimos anteriormente el viento afecta
al riego incrementando las perdidas por evaporación.

Figura 25. Perímetro mojado por un aspersor bajo diferentes velocidades del viento.

73
Tema 3 Sistemas de riego

Los modelos principales de reparto del agua por los aspersores son tres, triangular,
elíptico y tipo rosquilla (figura 26). Este último es típico de los sistemas con una sola boquilla
o sistemas trabajando a presiones demasiado bajas en los que las gotas son demasiado
gruesas concentrándose a una cierta distancia del aspersor. Con este tipo de reparto la
uniformidad que se consigue es baja y muy sensible a las variaciones del marco de
distribución de los aspersores. El mejor reparto es el de tipo triangular, pues permite una alta
uniformidad con diferentes marcos de disposición de los aspersores.

Figura 26. Principales modelos de reparto de agua en un aspersor.

74
Tema 3 Sistemas de riego

Dado que la distribución de agua varía con la distancia al aspersor, para obtener una
uniformidad razonable, es necesario solapar los círculos mojados por aspersores
adyacentes, como muestra la figura 27. Hay que tener en cuenta que la uniformidad puede
ser mejorada con una colocación más próxima de los aspersores, pero ello conlleva unas
tasas de aplicación (mm/h) elevadas, un número de aspersores mayor y,
consecuentemente, un coste del sistema también más elevado.

Figura 27. Solape entre círculos mojados por aspersores adyacentes.

Los catálogos de aspersores proporcionan los diámetros mojados para todas las
combinaciones de diámetro de la boquilla y presión de funcionamiento, con lo cual
podremos elegir el espaciamiento adecuado, siguiendo las sugerencias la tabla 13.
Tabla 13. Espaciamiento en porcentaje del diámetro mojado, sugeridos para sistemas esta-cionarios
y diversos modelos de distribución pluviométrica bajo velocidades de viento <5 km/h

Espaciamiento * de los aspersores (%D)


Modelos de distribución Cuadrangular Triangular Rectangular
pluviométrica (Tresbolillo)
Triangular 55 66 40 x 60
Eliptico 60 66 40 x 60 ó 65
Eliptico achatado 40 a 80 80 40 x 80
*A ser reducido un 2,5% por cada 1,6 km/h por encima de la velocidad del viento de 5 km/h.

El perfil elíptico achatado, que corresponde a una mayor uniformidad en la


pluviometría del aspersor, es característico de los aspersores de turbina y de plato rotativo
(LDN). La disposición rectangular se emplea en zonas donde son frecuentes las
perturbaciones por viento en una determinada dirección, aproximando los aspersores en la
dirección perpendicular a los vientos dominantes (figura 28).

Figura 28. Disposición rectangular de aspersores

75
Tema 3 Sistemas de riego

Es de reseñar que los espaciamientos obtenidos en la tabla deben ser redondeados


hasta la unidad en caso de utilizarse tuberías de plástico (PVC) o a múltiplos de 3 m en el
caso de tuberías móviles de aluminio, cuya longitud estándar es de múltiplos de 3 m. Este
redondeo se hace para los valores más bajos en condiciones ventosas y para cultivos
sensibles, y para los más altos, en caso de viento menos probable y cultivos menos
rentables.

3.3. Configuraciones de riegos por aspersión

Los sistemas de aspersión los podemos dividir en dos grandes grupos según su
movilidad, sistemas estacionarios y sistemas que se mueven mientras riegan. Entre los
primeros tenemos:
- Sistemas móviles:
Se utilizan cuando se quiere dominar con el riego pequeñas superficies. Es un
sistema que requiere poca inversión pero necesita mucha mano de obra, 2,5 a 5 h/ha y
riego, según el sistema. Para facilitar el traslado se utilizan tubos ligeros de aluminio con
acople rápido. Los tubos están formados por tramos de 6 ó 9 m de longitud, por lo que los
marcos de distribución del agua es múltiplo de tres.

- Sistema semifijo con aspersores sobre la tubería:


Igual que el anterior pero adaptado a mayores superficies, en él las tuberías
principales son fijas, generalmente enterradas, conectando las tuberías portaaspersores con
ellas a través de hidrantes. Las necesidades de mano de obra para traslados son de 2,5 a
3,5 h/ha y riego.

- Sistema semifijo con mangueras:


Los aspersores van sobre un soporte que se une a la tubería mediante una
manguera. Desde la misma posición de la tubería se pueden situar 5 ó 6 posiciones del
aspersor, por lo que las necesidades de mano de obra se reduce a 1,6 h/ha y riego. Si las
mangueras son largas, como su diámetro es reducido, provocan pérdidas de presión
importantes por lo que se consume más energía, también la inversión debe ser mayor.

- Sistema de cobertura total:


En este sistema las tuberías son fijas, trasladándose sólo los aspersores. Su
requerimiento en mano de obra se estima en 0,5 h/ha y riego. Hoy en día, con el uso de
aspersores de plástico, que son mucho más baratos que los metálicos, se tiende a que en
estos sistemas sean fijos no sólo las tuberías, sino también los aspersores; lo que permite
automatizar el riego y aplicar riegos frecuentes sin gastos en mano de obra por traslados. La
inversión es mayor, al necesitar muchos más elementos que en aquellos sistemas en que
éstos se trasladan de una zona a otra, aunque no excesivamente, pues permite utilizar
materiales menos consistentes, pero más baratos, como son tuberías de plástico. A veces,
el sistema se monta y desmonta al principio y final del ciclo de cultivo, utilizando tuberías de
plástico sobre el terreno.

- Sistemas mecanizados:
Los traslados de aspersores y tuberías se puede mecanizar, trasladándolos sobre
ruedas o patines bien sea longitudinal o transversalmente a la tubería. La longitud de las
tuberías puede variar de 100 hasta 500 m. Normalmente no se usan de más de 300 m pues
al ser de gran diámetro encarece el sistema.

76
Tema 3 Sistemas de riego

Entre los sistemas que riegan mientras se trasladan, podemos considerar:

- Cañones arrastrados:
Consta de un bastidor con un tambor en el cual se va enrollando una manguera que
arrastra el patín sobre el que va montado el aspersor de tipo cañón que riega un sector
circular de unos 200 a 220º. La velocidad de avance del patín puede regularse y es del
orden de 10 - 50 m/h. La longitud de la manguera puede llegar a 500 m, pero dado el
elevado consumo de energía que conlleva lo normal es que no exceda de 200 a 350 m. Se
riegan franjas de 50 a 100 m de ancho, ya que, aunque el alcance de los cañones es de 30
a 70 m., debe haber bastante solape. Las necesidades de energía son muy altas, pues,
además de las altas presiones necesarias para los cañones, las pérdidas de energía en las
mangueras y en el accionamiento del tambor son muy grandes, por lo que se necesita de 6
a 11 kg/cm2.

- Alas de riego que se trasladan mientras riegan.

Entre ellas podemos considerar:


Alas sobre un carro. Sobre un carro arrastrado va montada un ala de riego con
varios aspersores de media presión. El sistema de arrastre puede ser a través de un cable y
el agua ir por una manguera que se enrolla en un tambor igual al sistema anterior.

Laterales que se trasladan con un punto fijo ("pivot"). La tubería va sobre unas
torres móviles que la sustentan y elevan sobre los cultivos. Las torres van provistas de
ruedas autopropulsadas, espaciadas de 24 a 75 m, normalmente de 38 a 50 m. La longitud
de la tubería puede llegar a los 800 m., pero por encima de 400 o 450 m, el coste de energía
por las pérdidas de carga en la tubería y el tamaño de éstas encarece el sistema. Se adapta
a terrenos con pendientes hasta del 10 % si las torres están muy espaciadas (50 m) y hasta
pendientes radiales del 15 % y transversales del 30 % si las torres están próximas, para ello
las tuberías tienen juntas flexibles. El problema de regar en círculo se puede obviar regando
las esquinas con aspersores fijos o con sistemas que disponen de mecanismos para
adaptarse a las esquinas.

Laterales de avance frontal. Igual que el sistema anterior, pero no riegan


circularmente sino rectangularmente. El problema que supone el que la toma de agua se
desplace con el ala, se soluciona con el uso de mangueras de gran diámetro, lo que provoca
mayores pérdidas de energía que en el sistema "pivot". Otro problema es el mantener la
alineación, lo que se consigue por diversos procedimientos, es un sistema más sofisticado
que el anterior y por consiguiente más caro.

3.4. Evaluación de riegos por aspersión

La evaluación de un sistema de riego por aspersión es un proceso por el cual se


puede saber si la instalación y el manejo que se hace de ella reúnen las condiciones para
aplicar los riegos adecuadamente, esto es, cubriendo las necesidades del cultivo para la
obtención de las máximas producciones y al mismo tiempo minimizando las pérdidas de
agua.

Los principales aspectos a tener en cuenta en una evaluación serian:

- Comprobar el estado de los diferentes componentes de la instalación y si el


mantenimiento es adecuado.
- Determinar los caudales reales aplicados por los aspersores, la presión de trabajo y
la distribución del agua aplicada al suelo.

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Tema 3 Sistemas de riego

- Determinar la uniformidad de aplicación del agua


- Determinar la eficiencia de aplicación del riego.

Con los resultados obtenidos se deben detectar y analizar los problemas de


funcionamiento y plantear las soluciones.

La evaluación deberá realizarse en las condiciones normales de funcionamiento.


Para realizar la evaluación se usan pequeños pluviómetros dispuestos en malla cuadrada
entre los aspersores (figura 29). En los sistemas de aspersión móvil los pluviómetros
deberán situarse en línea, perpendicularmente a la dirección del movimiento del lateral o el
cañón. Para un determinado tiempo de riego, se mide el agua que recogen los pluviómetros,
lo que permite evaluar la uniformidad del riego y las pérdidas debidas a evaporación y
arrastre del viento (figura 30). También se medirá el caudal suministrado por el aspersor.

Figura 29. Esquema de la disposición de los vasos pluviométricos para la evaluación de un


sistema de riego por aspersión con cobertura total.

Figura 30. Esquema de pérdidas de agua en el riego por aspersión

La tabla 14 muestra valores indicativos de eficiencias de aplicación en distintos


sistemas de riego por aspersión.

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Tema 3 Sistemas de riego

Tabla 14. Valores indicativos de eficiencias de aplicación para sistemas bien


proyectados y mantenidos.

Sistema Eficiencia (%)


Sistemas estacionario de cobertura total 65-85
Sistemas estacionarios desplazables manualmente 65-80
Laterales con ruedas 65-80
Cañón enrollador o con cable 55-70
Laterales móviles, con pivote central 65-86

4. RIEGO LOCALIZADO
El método del riego localizado supone aplicar el agua sólo a una parte del suelo
(bulbo húmedo). Una de las consecuencias de no aprovechar la totalidad de la capacidad de
almacenamiento del suelo es la alta frecuencia con que deben ser aplicados.

Al igual que el riego por aspersión, el agua circula a presión por un sistema de
tuberías (principales, secundarias, terciarias y ramales) desplegado sobre la superficie del
suelo o enterrado en éste y finalmente sale por los emisores de riego localizado.

Dependiendo del tipo de emisor, podemos distinguir tres variantes:

- Riego por goteros: El agua es aplicada por goteros gota a gota, con caudales inferiores a
16 L/h. Suelen trabajar a presiones próximas a 1 atmósfera.

- Riego por tuberías emisoras: El agua es aplicada a lo largo de una tubería goteadora o
exudante creando una banda continua de suelo mojado. Los caudales suelen ser inferiores
a 16 L h-1 m-1 y la presión de trabajo suele ser inferior a 1 atmósfera.

- Riego por microaspersores y microdifusores: El agua se aplica en forma de lluvia muy fina.
En ambos casos suministran caudales de hasta 200 L/h con alcances de hasta tres
metros, soliendo trabajar a presiones de 1 a 2 atmósferas.

Una instalación tipo (figura 31) estará formada por una estación de bombeo que dote
de presión al agua, un cabezal donde se encuentran los equipos de filtrado (figura 33) y
fertirrigación (figura 34) y la red de tuberías.

Las tuberías principales y secundarias, que van enterradas y suelen ser de PVC,
son las encargadas de conducir el agua hasta las diferentes subunidades de riego. Éstas
son el conjunto de tuberías portaemisores, también llamadas laterales, que son alimentadas
desde una misma tubería portarramales, o terciaria; ambas terciarias y laterales, suelen ser
de polietileno. Las subunidades de riego suelen estar encabezadas por un regulador de
presión. El conjunto de subunidades que riegan simultáneamente se denomina sector o
Unidad de riego y está encabezada por una válvula.

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Tema 3 Sistemas de riego

Emisores

Figura 31. Esquema general de una instalación de riego localizado.

Los emisores se caracterizan por una curva de gasto que relaciona la presión del
agua (P) con el caudal suministrado por el emisor (q). Esta curva es del tipo:

q = K· Px

Figura 32. Curva de gasto (caudal-presión) de emisores de riego localizado.

Los parámetros K y x son diferentes para los distintos tipos de emisores. Un caso
particular son los goteros autocompensantes, los cuales mantienen el caudal constante en
un amplio intervalo de presiones. Esto trae consigo una mayor uniformidad aunque son más
caros y su funcionamiento autocompensante se deteriora con el tiempo. Su uso está
justificado en terrenos ondulados y laterales de gran longitud.

Los elementos de filtrado (figura 33) pretenden evitar la obturación de los emisores,
uno de los principales problemas de este sistema de riego.

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Tema 3 Sistemas de riego

Figura 33. Equipos típicos de filtrado para aguas proveniente de un embalse o depósito (arriba)
o de un pozo (abajo).

Figura 34. Distintos equipos de fertirrigación: a) venturi; b) tanques de fertilización;


c) Inyectores.

La fertirrigación o aplicación de fertilizantes con el riego es práctica habitual y muy


conveniente en riego localizado. El equipo de fertirriego (figura 34) se situará después del
sistema de filtrado basto (hidrociclón o filtro de arena) y antes de la unidad de filtrado de
malla o anillas.

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Tema 3 Sistemas de riego

El desarrollo de técnicas y equipos ha permitido una automatización de las


instalaciones en distintos grados, llegándose en ocasiones a un funcionamiento casi
autónomo de todo el sistema. De esta forma se consigue automatizar operaciones como
limpieza de equipos, apertura de válvulas, fertilización, etc., que producen un importante
ahorro de mano de obra.

4.1. Diseño agronómico de una instalación de riego localizado

El diseño de una instalación de riego localizado podemos dividirlo en dos fases:


- Diseño agronómico del riego
- Diseño hidráulico de la instalación.

El diseño agronómico consiste en determinar las necesidades totales de riego en la


época de máxima demanda, el número y disposición de los emisores y la frecuencia y
tiempo de riego, basándonos tanto en las características del tipo de suelo, como en el cultivo
de que se trate. De esta forma podremos determinar el caudal necesario en la época de
máxima demanda.

El diseño hidráulico consiste en determinar las dimensiones y ubicación de los


diferentes elementos (bomba, tuberías, filtros, etc.)

4.1.1. Necesidades netas de agua

A efectos del diseño de la instalación de riegos localizado, para el cálculo de las


necesidades netas diarias del cultivo adulto en la época de máxima demanda normalmente
no se tiene en cuenta la precipitación efectiva en esta época ni el aporte de agua por el
suelo, por lo que se parte de la evapotranspiración del cultivo.

Nn = ETc

No obstante, como se comentó en el tema anterior, en cultivos que soportan


desecaciones importantes del suelo con un profundo sistema radicular es preferible
aprovechar la capacidad de almacenamiento de agua del suelo aportando dosis inferiores a
estas necesidades, pero sin llegar a secar el suelo por debajo del umbral crítico, con ello se
diseñan instalaciones menos costosas y se aprovechan mejor las lluvias.

4.1.2. Necesidades totales de agua

Las necesidades totales a aplicar con el riego serán las necesidades netas más las
inevitables pérdidas por percolación y falta de uniformidad en el riego. En zonas secas se
establece un movimiento de agua entre el bulbo permanentemente húmedo creado por el
riego por goteo y el suelo más profundo y seco. Estas pérdidas denominadas relación de
transpiración (Rt) son, a veces, mayores que las requeridas para lavar el exceso de sales, y
deberán tenerse en cuenta. La tabla 15 muestra valores de relación de transpiración para
diferentes texturas y profundidades radiculares. Cuando el requerimiento de percolación
para el lavado de sales (RL) superé a Rt se considerarán aquéllas necesidades y no éstas.

Nt = Nn / (UD·Rt) si Rt<(1-RL)
Nt = Nn / (UD (1-RL)) si Rt>(1-RL)

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Tema 3 Sistemas de riego

Tabla 15. Valores de la relación de transpiración para diferentes texturas y profundidades*.

Profundidad de TEXTURA
raíces (m) Grava Arenosa Media Fina
<0,75 0,85 0,90 0,95 0,95
0,75-1,50 0,90 0,90 0,95 1,00
>1,50 0,95 0,95 1,00 1,00
* En riegos por difusión o microaspersión , disminuir estos valores 0,05 (por la evaporación)

4.1.3. Selección, localización y espaciamiento entre los emisores

Un aspecto fundamental a tener en cuenta al diseñar un riego localizado es que en


este tipo de riego el agua no se aporta a todo el suelo sino tan sólo a una parte del mismo.
En cultivos herbáceos, el tener que aportar agua a todas las plantas obliga a que este
porcentaje sea necesariamente elevado. El volumen mínimo de suelo que se debe
humedecer para que la planta se desarrolle adecuadamente se establece, normalmente
como el porcentaje de suelo mojado, referido o bien al área total o al área sombreada (figura
35).

Figura 35. Cálculo del porcentaje de suelo mojado por los emisores de riego localizado.

Para lograr al menos los porcentajes deseados, utilizaremos un determinado número


de emisores. El número mínimo de emisores (Nmin), será:

Nmin= Área a mojar/Área mojada por un emisor = (P’·As)/100/A1

Donde: As(m2) es el área sombreada, At (m2) y A1 (m2) el área mojada por un emisor.

La superficie de suelo mojado por un emisor, depende del tipo de suelo, en suelos
arcillosos el bulbo se ensancha y profundiza poco, mientras que en suelo arenoso se
extiende menos horizontalmente y más verticalmente. Igualmente el bulbo se extiende más
horizontalmente al aumentar el caudal (para el mismo volumen total), como muestra la figura
36.

Debemos asegurarnos que no tenemos más perdidas por percolación profunda que
la deseable como fracción de lavado. Por esa razón habría que utilizar más emisores en
suelos arenosos. En algunos suelos muy permeables el uso de goteros puede ser un
sistema prohibitivo, pues para cubrir la superficie mojada requerida necesitaríamos instalar
muchos emisores, y esto encarecería la instalación. En estas condiciones es más rentable

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Tema 3 Sistemas de riego

utilizar difusores que mojan más superficie. Para mojar más superficie también se puede
aumentar el caudal de los goteros. En el caso de cultivos en línea con marco de plantación
muy estrecho suele ser aconsejable tuberías emisoras que mojen una franja continua de
suelo ya que de otra forma requerirían una gran densidad de goteros, encareciendo la
instalación. En plantaciones de árboles jóvenes, es normal colocar al principio un número
de goteros menor que el definitivo, que se van aumentando a medida que los arboles se
desarrollan.

Figura 36. Situación del frente mojado con diferentes caudales y texturas

4.1.4. Tiempo de riego

El tiempo de riego (t) se puede calcular como:

N (emisores/m2) q (L/(h emisor)) t (horas/riego) = Nt (mm/dia) I (días/riego)

Dónde el número de goteros por metro cuadrado (N) debe ser tal que asegure el
área mojada, N≥Nmin, y el intervalo de riego debe ser tal que no haya pérdidas por filtración
profunda, I<Imax,. El Imax no puede ser muy grande, debido a la localización del riego.
Normalmente el intervalo máximo está entre 3-5 días dependiendo si el suelo es de textura
gruesa o fina, aunque generalmente en la fase de diseño se asume I = 1 día

4.1.5. Capacidad del sistema

Dependiendo del tiempo de riego, t, y el intervalo escogido, I, podemos plantearnos


hacer varios sectores, S (1,2,3,…un número entero), que rieguen sucesivamente. El número
mínimo de estos sectores ,Smin, estará limitado por el caudal disponible.

Smáx = I (día/riego) x 20(horas/dia) / t(horas /riego)·I

Smín = Qt / Qdisp

Donde Qt(L/s) es el caudal necesario para regar toda la parcela y Qdisp (L/s) el
caudal disponible. Se aconseja que el tiempo máximo de riego sea de 20 horas día en vez
de 24, pues deben quedar algunas horas libres dedicadas al mantenimiento de la
instalación, recarga de abonos y reparación de averías.

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Tema 3 Sistemas de riego

Una vez decidido el número de sectores el caudal necesario a la entrada de nuestro


sistema vendrá dado por la expresión.

Q(L/h) = (A (m2)/S)·n (emisores /m2)·q (L/h/emisor)

Donde A(m2) es la superficie total de la parcela, S el numero de sectores, n, el


número de goteros por metro cuadrado y q el caudal del emisor

4.2. Manejo de las sales en riego localizado

Una cuestión que diferencia a estos sistemas de riego es la distribución y movimiento


de sales en el suelo. Los gradientes de conductividad eléctrica dentro de los bulbos son
inversos a los de humedad, acumulándose las sales en su periferia y en la superficie del
suelo, donde pueden aparecer manchas concéntricas de sal, a modo de corona circular,
alrededor de los emisores cuando el agua es de baja calidad.

El movimiento del agua produce una distribución de sales que dependerá de los
mismos factores que determinaban la forma y tamaño del bulbo húmedo: permeabilidad,
caudal y tiempo de riego. Cerca del emisor, la concentración de la solución del suelo será
semejante a la del agua de riego, aumentando paulatinamente hasta el frente de mojadura
donde tenderá a ser la existente antes del riego (figura 37). El movimiento de los fertilizantes
solubles aplicados con el agua será semejante al descrito para las sales.

Esta distribución salina tendrá consecuencias agronómicas. Por una parte presenta
el efecto favorable de concentrar las raíces en la zona de mayor humedad y menor
salinidad, pero en cambio, en la periferia del bulbo establece una barrera al desarrollo de las
raíces, lo que dificulta que éstas exploren el suelo exterior al mismo. Ello intensifica la
localización y hace al cultivo mucho más dependiente del riego que en otros sistemas.

Figura 37. Distribución de sales alrededor del bulbo en riego por goteo superficial y subterráneo.

Es muy importante evitar que las sales acumuladas en los bordes se desplacen hacia
el interior del bulbo donde se concentran las raíces, ello se consigue asegurando de forma
permanente una mayor humedad dentro del bulbo. Por este motivo, durante una lluvia, poco
copiosa, es aconsejable poner en marcha el sistema de riego a fin de evitar los movimientos
de agua desde las zonas salinas hacia las raíces.

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Tema 3 Sistemas de riego

En los cultivos hortícolas anuales, donde no siempre es fácil que la nueva zona
radicular coincida con la del año anterior, es recomendable realizar un lavado
complementario de sales por gravedad o aspersión antes de la siembra o trasplante. Como
esto no siempre es posible, para asegurar el lavado de las sales se deben disponer los
emisores de manera que sus bulbos tengan un alto grado de solape, formando una banda
húmeda continua con un predominio de flujo vertical en su interior.

Como en todos los sistemas de riego, conviene determinar los requerimientos de


lavado. Al aire libre, y si los inviernos son húmedos, las lluvias suelen realizar un lavado
suficiente; pero bajo invernadero o en zonas áridas, es conveniente que cada riego aporte la
dosis de lavado necesaria.

4.3. Evaluación del riego localizado

Para evaluar la uniformidad de un sistema de riego localizado se elegirá al menos


una unidad de riego representativa de la instalación, dentro de ella se elegirá una
subunidad, también representativa.

Se calcula la uniformidad de caudales dentro de la subunidad eligiendo un número


determinado de emisores distribuidos uniformemente dentro de la subunidad, como muestra
la figura 38.

Presiones mas desfavorables en terciarias


válvula CABEZAL P1 P2 P3 P4
tubería
terciaria

X X X X

laterales
X X X X

X X X X

X X X X
tubería secundaria
X = emisores que se deben seleccionar para evaluar una subunidad de riego localizado.

Figura 38. Esquema de las medidas a realizar en una evaluación de riego localizado.

La uniformidad en la distribución de la unidad de riego se calcula teniendo en cuenta


las diferencias de presión de las subunidades que forman parte de la unidad que se está
evaluando.
UD = fc x UDsubunidad

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Tema 3 Sistemas de riego

Donde fc es un factor de corrección que depende de las diferencias de presiones.


Para calcular fc habrá que medir la presión más desfavorable en cada tubería terciaria de la
unidad. Para realizar esta medida deberá tenerse en cuenta si la tubería terciaria está
situada a favor o en contra de la pendiente, pues en estos casos la presión más
desfavorable se encontraría al final de la tubería o aproximadamente a 2/3 de su longitud
respectivamente.

fc = [Presión media del 25% de las terciarias con más baja presión/presión media de las
presiones medidas en las terciarias]x

Donde, x es el exponente de descarga de los emisores.

Dependiendo del valor del coeficiente de uniformidad obtenido, la calificación de la


instalación será la que aparece en la tabla 16.

Tabla 16. Calificación de las instalaciones de riego localizado en función del coeficiente de
uniformidad.

Valor del coeficiente de uniformidad Calificación


>94% Excelente
86-94% Buena
80-86% Aceptable
70-80% Pobre
<70% Inaceptable

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