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TEMA 3
SISTEMAS DE RIEGO
1. INTRODUCCIÓN
Desde el punto de vista del agricultor, el objetivo del riego debería ser poner a
disposición de los cultivos el agua necesaria, complementando la recibida por las
precipitaciones, para conseguir el máximo beneficio de forma sostenible. Este criterio
implica, además de una buena programación del riego, utilizar métodos que sean capaces
de aplicar el agua con una alta uniformidad, con pocas perdidas por escorrentía o
evaporación, con el mínimo coste posible, sin interferir la ejecución de otras faenas agrícolas
y sin dañar la fertilidad del suelo por erosión, lixiviación de fertilizantes, falta de drenaje o
por insuficiencia en el lavado de sales.
- Riegos de superficie o por gravedad: El agua se aplica en la superficie del suelo agrícola y
se distribuye en el campo por gravedad a la vez que se va infiltrando.
- Riegos subterráneos: Una capa freática próxima a la superficie del suelo sirve de fuente
para la absorción de agua por las raíces. Estos riegos están mucho menos extendidos.
La elección de los métodos de riego está impuesta por un gran número de factores.
Para proporcionar una visión en conjunto se resumen en la tabla 1.
Tabla 1. Factores que favorecen la elección del método de riego.
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La existencia de un declive que active el avance superficial del agua que corre al
tiempo que se va infiltrando, bien sobre canteros planos o bien por surcos, justifica que este
método de riego sea denominado por escurrimiento, para diferenciarlo de los que se
denominan riegos por inundación, que se dan a suelos sin pendiente.
De conformidad con los comentarios que anteceden, cabe clasificar los principales
métodos de riego por superficie como aparecen en la tabla 2, aunque hay que notar que
esta clasificación tiene un carácter más teórico que real al poder encontrar todo tipo de
situaciones intermedias.
El riego por superficie se divide en fases que separan procesos hidráulicos distintos y
que ayudan a la comprensión del movimiento del agua sobre la superficie del suelo. Las
fases del riego están separadas por tiempos característicos en los que se producen ciertas
singularidades del riego. Estos tiempos son:
-Tiempo de inicio del riego (ti). Es el momento en el que comienza a entrar agua en el tablar
o surco.
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-Tiempo de avance (ta). Es el tiempo en el que el agua cubre la totalidad del tablar o llega al
final del surco.
-Tiempo de corte (tc) . Es el momento en el que deja de entrar agua en el tablar o surco.
-Tiempo de vaciado (tv). Es el tiempo en el que una parte del tablar o surco queda al
descubierto después de infiltrarse toda el agua o desplazarse hacia otras zonas.
-Tiempo de receso (tr). Es el momento en que desaparece el agua de toda la superficie del
tablar o surco.
La duración entre estos tiempos característicos definen las fases típicas del riego por
superficie: avance, llenado, vaciado y receso (figura 1).
El tiempo de contacto (T) es el tiempo que el agua permanece sobre un punto del
campo. Es decir, es el tiempo que va desde el avance hasta el receso en ese punto. Durante
ese tiempo, hay una lámina de agua sobre el suelo y por lo tanto esta agua tiene la
oportunidad de infiltrarse en el suelo al ritmo que éste lo admita.
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Este diagrama es una herramienta muy útil para el cálculo del tiempo de contacto y
para conocer la uniformidad y eficiencia del riego. Para que un riego sea uniforme, es
necesario que el tiempo de contacto sea similar a lo largo del tablar o surco.
La figura 4 (izquierda) presenta un ejemplo del cálculo del tiempo de contacto en dos
puntos de una parcela. Debido a la diferencia en los tiempos de contacto, los puntos
situados cercanos a la cabecera reciben más agua que los puntos cercanos a la cola. La
figura 4 (derecha) presenta una curva típica de tiempo de contacto e infiltración acumulada.
Figura 4. Cálculo del tiempo de contacto y de la lámina infiltrada en riego de un tablar por
escurrimiento.
En esta curva se aprecia como al inicio del proceso de infiltración la lámina infiltrada
crece muy rápidamente, mientras que al final el crecimiento es muy lento. Como
consecuencia, la diferencias entre las láminas infiltradas ZA y ZB es mucho menor que la
existente entre los tiempos de contacto tA y tB.
Debido a la alta tasa de infiltración (figura 5), en suelos arenosos es más difícil
conseguir una alta uniformidad que en uno arcilloso con baja tasa de infiltración. También la
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forma de la curva de infiltración acumulada hace que la uniformidad sea mayor con dosis de
riego altas. En los sistemas de riego por superficie es muy difícil dar dosis bajas a toda la
parcela.
350
300
250
200 arenoso
I (mm)
150
100
arcilloso
50
0
0 50 100 150 200 250 300 350 400 450 500
Tiempo
Para obtener una alta uniformidad es necesario que las curvas de avance y receso
sean lo más paralelas posible. Dado que la curva de receso suele ser más horizontal que la
de avance conviene que el agua avance lo más rápidamente posible para que haya pocas
diferencias en el tiempo que están cubiertos por el agua los diferentes puntos de la parcela.
Esto obliga a una velocidad lo mas alta posible del agua, siempre que no se produzca
erosión.
Las variables que intervienen en la ejecución del riego son: la dosis a aplicar, la
velocidad de infiltración, dimensiones y pendiente de la parcela, caudal disponible (módulo
de aplicación), duración de la aplicación del agua, rugosidad de la superficie y
características del agua. Conviene observar que a fin de racionalizar la mecanización del
laboreo, reducir las atenciones de mano de obra requerida por el riego y aumentar la
superficie útil de cultivo, la longitud de cada cantero debe ser la máxima compatible con el
cumplimiento de posibles requisitos operativos impuestos al riego. Tradicionalmente, el
proyecto era esencialmente empírico, basado en medidas para suelos y terrenos
semejantes. Más tarde se pasó a la utilización de tablas y ábacos. Los modelos de
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simulación como el SIRMOD (2003) y el SRFR (1993) que resuelven las ecuaciones de
conservación de la masa y energía de diversas formas, pueden ser utilizados tanto en la
evaluación como en el proyecto de riegos por superficie. Sin embargo su uso es limitado,
dado que en muchas zonas no se dispone de los datos necesarios para parametrizar los
modelos, como sucede cuando las medidas de campo para caracterizar la infiltración son
muy limitadas. Además, la gran variabilidad espacial y temporal de las características del
suelo que gobiernan la infiltración genera dificultades en la capacidad de predicción de los
modelos.
A continuación se expondrán criterios que ofrecen ideas de interés práctico para los
principales tipos de riego por superficie.
a) Introducción
En este tipo de riego, se aplica un caudal importante en un tiempo corto, a un campo
horizontal rodeado de diques capaces de almacenar agua, y el agua se deja infiltrar durante
un tiempo muy superior al tiempo utilizado en el vertido (figura 6).
El riego por sumersión es el sistema de riego más sencillo, por lo que es el más
usado en cultivos que no sufren por una inundación periódica. En su aplicación práctica
presenta muchas variaciones, que atañen a la forma de dividir el terreno en los
compartimentos a inundar y a la forma en que se les suministra el agua.
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- Los que pretenden mantener la parcela inundada un período de tiempo largo, como es
el caso del arroz. En estos sistemas se mantiene una circulación del agua para que se
oxigene. No los vamos a estudiar.
b) Características de diseño.
Según ensayos realizados en EEUU la uniformidad es buena cuando se consigue
que el agua cubra toda la superficie del bancal en un tiempo inferior a la cuarta parte del
tiempo que se requiere para infiltrar la dosis proyectada.
Cuanto mayor sea el caudal disponible mayor podrán ser las dimensiones de los
bancales (tabla 3). Si el caudal es muy elevado, la entrada del agua en la parcela y los
diques de contención del agua deben estar preparados para soportarlo sin que haya rotura
ni erosión.
Cuanto menor sea la velocidad de infiltración, a igualdad de caudal, mayor podrán
ser las dimensiones del bancal; pues el tiempo necesario para que se infiltre la dosis será
mayor. Igualmente, cuanto mayor sea la dosis a aplicar mayores podrán ser las parcelas.
Suelo
Caudal
Franco Franco-
(L/s) Arenoso Arcilloso
arenoso arcilloso
30 0,02 0,06 0,12 0,2
90 0,06 0,18 0,36 0,6
150 0,10 0,30 0,60 1,0
210 0,14 0,42 0,84 1,4
300 0,20 0,60 1,20 2,0
Lo ideal es que el terreno sea horizontal. En sentido longitudinal se admite hasta una
pendiente del 0,2%, con valores óptimos de 0,05 a 0,15%, para favorecer el avance del
agua y poder conseguir evacuar el exceso tras una lluvia importante, sobre todo en los
suelos muy poco permeables que podrían sufrir asfixia.
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a) Introducción.
El método de riego por escorrentía consiste en hacer que sobre un suelo en
pendiente corra una lámina de agua, guiada por unos caballones o albardillas, el tiempo
preciso para que se infiltre la dosis proyectada. El terreno comprendido entre los caballones
se llama tablar, amelga, faja, etc.
En este sistema de riego tiene que haber una buena sistematización del terreno,
pues si hay depresiones o vaguadas se acumula en ellas el agua; y si hay elevaciones,
como la lámina de agua que corre tiene un calado pequeño, se quedan sin regar.
En el típico riego por escorrentía la lámina de agua nunca se estanca, pues tiene
salida libre sobre un azarbe o desagüe al final del tablar.
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La pendiente ideal es del 0,3% en el caso de cultivos que dejan el suelo desprotegido
y del 0,5% en los cultivos densos que dificultan el movimiento del agua y protegen al suelo
de la erosión (tabla 5).
Tabla 5. Pendiente mínima, máxima y óptima de las fajas en función de la cobertura del suelo
Pendiente (%)
Mínima Máxima Óptima
Suelo desnudo 0,2 0,5 0,3
Cultivo denso 0,2 1,5 0,5
Praderas permanentes 0,3 4 0,6
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La anchura del tablar vendrá condicionada por la pendiente transversal del tablar,
como ya hemos mencionado, por el cultivo y por la maquinaria, pues debe ser múltiplo del
ancho de trabajo para facilitar las labores con el mínimo coste.
Comúnmente se emplea anchuras de 15 a 20 m en campos relativamente llanos y de
18 a 12 m en campos con pendientes del orden del 0,3 al 0,4%.
La anchura del tablar depende del caudal disponible, pues es con la anchura de los
tablares como se puede regula el caudal unitario utilizado. Cuando los caudales son
pequeños la anchura del tablar tiene que ser muy reducida (tabla 6). Si el caudal es muy
grande, es preferible regar dos tablares a la vez que regar uno muy ancho, pues no se guía
bien el agua.
- El tiempo de riego.
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- Diseños recomendados.
En una primera aproximación se pueden utilizar los datos de las tablas, refinándolos
con experimentación local y uso de modelos.
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El sistema se adapta muy bien a todo tipo de cultivos, excepto los que requieren
inundación (arroz) o los que se ven afectados por el contacto con el agua (donde es
preferible el riego por surcos), y a todos los suelos, aunque en los suelos muy permeables la
longitud de las fajas tiene que ser muy corta y en los muy poco permeables es preferible el
sistema de inundación, ya que los campos muy largos y las corrientes muy pequeñas que se
necesitan no permiten cubrir bien las fajas.
La preparación para el riego de una parcela bien sistematizada no es muy grande,
pues los caballones se construyen con el tractor provisto de alomador y las fajas se adaptan
bien a la mecanización. El método de escorrentía es el que menos requerimiento en mano
de obra tiene.
La sistematización del suelo tiene que ser muy buena, debe ser un plano inclinado,
sin vaguadas ni elevaciones, ya que el calado es pequeño. Si está bien diseñado y
manejado tiene una eficiencia alta.
La velocidad a la que se infiltra el agua en el suelo es en este sistema de gran
importancia, como el agua está en movimiento constantemente, hay que regular la velocidad
de la corriente para que el tiempo que el agua esté sobre todos los puntos de la faja sea el
necesario para que se infiltre la dosis. Los suelos arenosos, con altas velocidades de
absorción y baja capacidad de retención, requieren un reparto rápido del agua sobre el
tablar. Los suelos arcillosos con baja velocidad de absorción y alta capacidad de retención
necesitan una lenta distribución. El diseño y manejo adecuado de este sistema de riego es
más difícil que el del sistema de inundación.
Para que el sistema sea versátil se requiere un módulo elevado, que permita al
regador regar varias fajas simultáneamente, para que pueda variar los caudales unitarios
conforme varían las características de diseño.
Es muy difícil con este sistema dar dosis inferiores a 50 mm de forma eficaz. Al cubrir
todo el terreno, en los suelos con tendencia al encostramiento se puede dificultar la
nascencia de las plántulas.
a) Introducción
En el riego por surcos no se moja la totalidad de la superficie del suelo, sino que el
agua se hace correr por pequeños canales entre unos lomos o caballones; infiltrándose el
agua tanto verticalmente como horizontalmente, hasta aportar al suelo la humedad deseada.
El método de riego por surcos es particularmente apropiado para regar las plantas
que sufren daños cuando se les moja y se adapta muy bien a todos los cultivos que se
plantan en línea.
En muchas zonas mediterráneas se riega con surcos a nivel, comportándose el surco
como un largo alcorque. En este sistema, como el caudal que se puede verter a un surco sin
desbordamiento no es muy grande, para mantener una eficiencia alta los surcos no pueden
ser muy largos.
En los riegos del bajo Guadalquivir, se tiende a surcos inclinados de mayor longitud,
siendo una variante del riego por escorrentía en que la anchura de la amelga se ve reducida
a un surco.
Los suelos que mejor se adaptan al riego en surcos son los de textura media, con
buena estructura, pues permiten surcos relativamente largos con una buena distribución del
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agua y sin problemas de erosión. Los suelos con velocidad de infiltración baja se riegan bien
con el sistema de surcos a nivel; con el sistema de surcos en pendiente se requiere recorte
del caudal o bien reutilización de las pérdidas de escorrentía que pueden ser importantes.
En los suelos arenosos la infiltración lateral puede ser insuficiente.
La mayor limitación de este sistema es su uso con aguas o suelos salinos; las sales
tienden a acumularse en los lomos del surco pudiendo afectar a la nascencia de los cultivos
(figura 12).
b) Características de diseño.
- Forma del surco.
La forma de los surcos y caballones pueden ejercer una influencia considerable
sobre la eficiencia del riego. Las formas típicas son o surcos en V o surcos parabólicos
(figura 13). Los surcos en V son los más fáciles de hacer con el aporcador, pero tienen el
inconveniente que al variar la altura de agua el perímetro mojado varía mucho. En los surcos
parabólicos esta variación es mucho más pequeña, llegando a ser despreciable en los
surcos muy anchos y poco profundos. En los suelos poco permeables son mejor los surcos
anchos a fin de aumentar el perímetro mojado.
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- Pendiente.
La pendiente longitudinal de los surcos estará comprendida entre los límites en que
el agua corre sin desbordarse y sin producir erosión.
La relación entre el caudal que se puede verter a un surco sin provocar erosión y su
pendiente queda reflejada en una primera aproximación en la ecuación:
0,6 = q. S
donde: S = pendiente en % y q = caudal en L/s
Para pendientes superiores al 2,5-3% los caudales que hay que emplear son tan
pequeños que en la práctica no se suelen usar. Con pendientes muy bajas los surcos deben
ser más profundos para permitir un caudal importante de agua sin rebasar los lomos.
La pendiente óptima oscila entre el 0,4 al 1,2%. En áreas donde el peligro de erosión
pluvial es importante, quizás sea necesario reducir la pendiente a 0,3 - 0,5%.
La pendiente transversal permitida será función de la profundidad del surco y del
caudal transportado. En suelos arenosos esta pendiente no podrá ser mayor del 5% pues el
riesgo de rotura de los caballones es grande. En terrenos que se agrietan esta pendiente
tendrá que ser muy reducida. En suelos estables, con encespado permanente, se ha
utilizado el sistema hasta con pendientes trasversales del 20%.
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Surcos en contorno
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Mientras que en el riego por superficie se utilizaba la superficie del suelo para la
distribución del agua, en los riegos por aspersión es el aire el medio utilizado. Esto trae
como consecuencia que, en estos riegos, no hay apenas requerimientos sobre el estado de
la superficie del suelo: no es necesario la nivelación del suelo, excepto la requerida para las
otras operaciones de cultivo, aunque las grandes pendientes, mayores del 5%, podrían en
algunos casos provocar escorrentía por lo que deberían evitarse. En un riego por aspersión
bien diseñado no debería producirse escorrentía, es decir cada gota de agua debe infiltrarse
en el mismo punto donde cae, por lo que la tasa de aplicación debe ser menor que la
velocidad de infiltración del suelo. Además el tamaño de gota de los aspersores debe ser tal
que no provoque erosión al caer al suelo. Cuanto mayor sea el tamaño de gota, con mayor
energía llegará al suelo, y en consecuencia la erosión podrá ser mayor.
Una vez que el agua ha salido por el aspersor queda fuera de control y a merced de
las condiciones climáticas. El viento es el elemento que tiene mayor influencia en la
distorsión del chorro de agua pulverizada, haciendo que el agua se distribuya irregularmente
sobre el suelo, lo que repercute disminuyendo la uniformidad de aplicación del agua y por
tanto el desarrollo homogéneo del cultivo. También influye en la cantidad de agua que llega
al suelo la evaporación directa en situaciones de ambiente muy cálido y seco, ya que las
gotas pueden evaporarse antes de llegar a caer al suelo. Aunque estas pérdidas no suelen
ser muy importantes, es conveniente tener en cuenta el tamaño de la gota, puesto que
cuando son muy pequeñas se evaporan fácilmente.
Otra diferencia importante con los sistemas de riego por superficie, es que los
sistemas de riego por aspersión necesitan una fuente externa de energía para: elevar el
agua a partir de su origen, balsa, pozo o río, y alimentar el sistema de riego con la presión
necesaria para el funcionamiento satisfactorio de los aspersores. Los aspersores son los
dispositivos que aplican el agua sobre el suelo y los cultivos en forma de gotas, imitando a la
lluvia, y que constituyen los elementos principales en el diseño de los sistemas de riego por
aspersión y en la calidad de su funcionamiento. Los aspersores deben distribuir las gotas de
forma uniforme y proporcionar a las mismas un tamaño adecuado.
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3.1.3. Aspersores de plato rotativo con boquilla de bajo arrastre de gotas por el
viento (LDN, Low Drift Nozzles)
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Figura 19. Aspersores “rotator” de plato rotativo y con boquilla de baja deriva.
Muy populares en los laterales móviles porque requieren una presión muy baja; el
agua se dispersa en un circulo al chocar el chorro con una placa que puede ser plana o
estriada, fija o balanceante (figura 20). Existe una gama muy variada de características,
tanto para el riego con ramales estacionarios como para laterales móviles.
Son los aspersores de medio alcance más empleados. Constan de una o dos toberas
con boquillas que pueden ser de formas diferentes. La rotación la provoca el golpeteo en el
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cuerpo del aspersor de una palanca unida al deflector y que recupera su posición por efecto
de un muelle (figura 21). Trabajan a presiones desde 1,5 a 4 kg/cm2, en general entre 2 y
3,5 kg/cm2. Los chorros tienen un alcance de 10 a 25 m y los caudales varían de 0,5 a 7,5
m3/h, con pluviometría de 2 a 15 mm/h.
3.1.6. Cañones
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Tabla 11. Caudales y diámetros mojados para un aspersor de impacto con diámetro de boquilla de
2,4 a 5,2 mm, con ángulos de la trayectoria entre 22º y 28º, y boquillas normales.
Diámetro de la boquilla, d(mm)
Presión en 2,4 3,2 4,0 4,8
el aspersor
(m c.a.) Caudal q (m3/h), y diámetro mojado, D(m)
q D q D q D Q D
14 0,26 19,2
17 0,29 19,5 0,51 23,2 0,8 25,0
20,5 0,32 19,8 0,56 23,5 0,88 25,9 1,20 27,8
24 0,34 20,1 0,61 23,8 0,94 26,5 1,36 28,7
27,5 0,37 20,4 0,65 24,1 1,01 26,8 1,45 29,3
31 0,39 20,7 0,69 24,4 1,07 27,1 1,54 29,9
34,5 0,41 21,0 0,73 24,7 1,13 27,4 1,63 30,5
38 0,43 21,3 0,77 25,0 1,19 27,7 1,71 30,8
41,5 0,45 21,6 0,80 25,3 1,24 28,0 1,78 31,1
45 0,83 25,6 1,29 28,3 1,86 31,4
58,5 1,34 28,6 1,93 31,7
Kd 0,069 0,123 0,191 0,278
Es la intensidad de lluvia que se aplica con una instalación de riego por aspersión,
suponiendo que el agua se reparte de manera completamente uniforme en el área asignada
al aspersor: Ia = q/S
(Donde: q = caudal vertido por el aspersor que intercepta con el suelo (L/s); S = Superficie
asignada al aspersor (m2).
Esta pluviometría debe ser suficientemente pequeña para que se pueda infiltrar en el
suelo y no se pierda por escorrentía provocando erosión y mala distribución del agua. El
tiempo de oportunidad de la infiltración decrece cuanto mayor es la pendiente del terreno y
menos obstáculos hay al movimiento del agua. Las precipitaciones máximas recomendadas
por el Servicio de Conservación de Suelos de USDA se recogen en la tabla 12.
Franco arenoso 44 25 32 20 25 15 19 10
Franco arenoso
sobre suelo 32 19 25 13 19 10 13 7,5
compacto
Franco 25 13 20 10 15 7,5 10 5
Franco sobre suelo
compacto
15 7,5 13 6,4 10 3,8 7,5 2,5
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Un aspersor produce una amplia gama de tamaños de gotas; generalmente entre 0,5
a 4 mm de diámetro. Las gotas de diámetro inferior caen cerca del aspersor, mientras que
las gotas grandes viajan a más distancia (Figura 23). Las gotas de grandes dimensiones
pueden dañar flores y frutos o hasta las hojas de cultivos delicados, y destruyen la
estructura superficial de los suelos que tengan estructura inestable, provocando la formación
de costra y reduciendo la tasa de infiltración. En tales casos solamente deben utilizarse
aspersores que produzcan gotas pequeñas que minimicen estos problemas. La presión de
uso de los aspersores está comprendida entre un máximo por encima de la cual la gota es
demasiado fina y un mínimo por debajo de la cual la gota es muy gruesa y la distribución
muy poco eficiente.
Con las presiones bajas las gotas son de mayor tamaño, mientras que, con
presiones mayores, tienden a ser más pequeñas, lo que puede dar lugar origen a pérdidas
importantes por acción del viento (arrastre) y por evaporación. En estas condiciones, cuando
los aspersores operen en climas áridos y ventosos habrá que evitar las combinaciones de
pequeña dimensión de boquilla y presión elevada que den origen a gotas de pequeño
tamaño. En el caso de los aspersores modernos de plato rotativo (LDN), existen modelos
adecuados para trabajar en condiciones ventosas.
Se puede estimar la proporción de agua que llega al suelo (Re) en función de la
deriva por viento y de las pérdidas por evaporación por la ecuación:
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Tema 3 Sistemas de riego
Re=0,976+0,005ETP-0,00017·ETP2+0,0012V-IG(0,00043ETP+0,00018V+0,000016ETP · V)
Figura 25. Perímetro mojado por un aspersor bajo diferentes velocidades del viento.
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Tema 3 Sistemas de riego
Los modelos principales de reparto del agua por los aspersores son tres, triangular,
elíptico y tipo rosquilla (figura 26). Este último es típico de los sistemas con una sola boquilla
o sistemas trabajando a presiones demasiado bajas en los que las gotas son demasiado
gruesas concentrándose a una cierta distancia del aspersor. Con este tipo de reparto la
uniformidad que se consigue es baja y muy sensible a las variaciones del marco de
distribución de los aspersores. El mejor reparto es el de tipo triangular, pues permite una alta
uniformidad con diferentes marcos de disposición de los aspersores.
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Tema 3 Sistemas de riego
Dado que la distribución de agua varía con la distancia al aspersor, para obtener una
uniformidad razonable, es necesario solapar los círculos mojados por aspersores
adyacentes, como muestra la figura 27. Hay que tener en cuenta que la uniformidad puede
ser mejorada con una colocación más próxima de los aspersores, pero ello conlleva unas
tasas de aplicación (mm/h) elevadas, un número de aspersores mayor y,
consecuentemente, un coste del sistema también más elevado.
Los catálogos de aspersores proporcionan los diámetros mojados para todas las
combinaciones de diámetro de la boquilla y presión de funcionamiento, con lo cual
podremos elegir el espaciamiento adecuado, siguiendo las sugerencias la tabla 13.
Tabla 13. Espaciamiento en porcentaje del diámetro mojado, sugeridos para sistemas esta-cionarios
y diversos modelos de distribución pluviométrica bajo velocidades de viento <5 km/h
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Los sistemas de aspersión los podemos dividir en dos grandes grupos según su
movilidad, sistemas estacionarios y sistemas que se mueven mientras riegan. Entre los
primeros tenemos:
- Sistemas móviles:
Se utilizan cuando se quiere dominar con el riego pequeñas superficies. Es un
sistema que requiere poca inversión pero necesita mucha mano de obra, 2,5 a 5 h/ha y
riego, según el sistema. Para facilitar el traslado se utilizan tubos ligeros de aluminio con
acople rápido. Los tubos están formados por tramos de 6 ó 9 m de longitud, por lo que los
marcos de distribución del agua es múltiplo de tres.
- Sistemas mecanizados:
Los traslados de aspersores y tuberías se puede mecanizar, trasladándolos sobre
ruedas o patines bien sea longitudinal o transversalmente a la tubería. La longitud de las
tuberías puede variar de 100 hasta 500 m. Normalmente no se usan de más de 300 m pues
al ser de gran diámetro encarece el sistema.
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- Cañones arrastrados:
Consta de un bastidor con un tambor en el cual se va enrollando una manguera que
arrastra el patín sobre el que va montado el aspersor de tipo cañón que riega un sector
circular de unos 200 a 220º. La velocidad de avance del patín puede regularse y es del
orden de 10 - 50 m/h. La longitud de la manguera puede llegar a 500 m, pero dado el
elevado consumo de energía que conlleva lo normal es que no exceda de 200 a 350 m. Se
riegan franjas de 50 a 100 m de ancho, ya que, aunque el alcance de los cañones es de 30
a 70 m., debe haber bastante solape. Las necesidades de energía son muy altas, pues,
además de las altas presiones necesarias para los cañones, las pérdidas de energía en las
mangueras y en el accionamiento del tambor son muy grandes, por lo que se necesita de 6
a 11 kg/cm2.
Laterales que se trasladan con un punto fijo ("pivot"). La tubería va sobre unas
torres móviles que la sustentan y elevan sobre los cultivos. Las torres van provistas de
ruedas autopropulsadas, espaciadas de 24 a 75 m, normalmente de 38 a 50 m. La longitud
de la tubería puede llegar a los 800 m., pero por encima de 400 o 450 m, el coste de energía
por las pérdidas de carga en la tubería y el tamaño de éstas encarece el sistema. Se adapta
a terrenos con pendientes hasta del 10 % si las torres están muy espaciadas (50 m) y hasta
pendientes radiales del 15 % y transversales del 30 % si las torres están próximas, para ello
las tuberías tienen juntas flexibles. El problema de regar en círculo se puede obviar regando
las esquinas con aspersores fijos o con sistemas que disponen de mecanismos para
adaptarse a las esquinas.
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Tema 3 Sistemas de riego
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Tema 3 Sistemas de riego
4. RIEGO LOCALIZADO
El método del riego localizado supone aplicar el agua sólo a una parte del suelo
(bulbo húmedo). Una de las consecuencias de no aprovechar la totalidad de la capacidad de
almacenamiento del suelo es la alta frecuencia con que deben ser aplicados.
Al igual que el riego por aspersión, el agua circula a presión por un sistema de
tuberías (principales, secundarias, terciarias y ramales) desplegado sobre la superficie del
suelo o enterrado en éste y finalmente sale por los emisores de riego localizado.
- Riego por goteros: El agua es aplicada por goteros gota a gota, con caudales inferiores a
16 L/h. Suelen trabajar a presiones próximas a 1 atmósfera.
- Riego por tuberías emisoras: El agua es aplicada a lo largo de una tubería goteadora o
exudante creando una banda continua de suelo mojado. Los caudales suelen ser inferiores
a 16 L h-1 m-1 y la presión de trabajo suele ser inferior a 1 atmósfera.
- Riego por microaspersores y microdifusores: El agua se aplica en forma de lluvia muy fina.
En ambos casos suministran caudales de hasta 200 L/h con alcances de hasta tres
metros, soliendo trabajar a presiones de 1 a 2 atmósferas.
Una instalación tipo (figura 31) estará formada por una estación de bombeo que dote
de presión al agua, un cabezal donde se encuentran los equipos de filtrado (figura 33) y
fertirrigación (figura 34) y la red de tuberías.
Las tuberías principales y secundarias, que van enterradas y suelen ser de PVC,
son las encargadas de conducir el agua hasta las diferentes subunidades de riego. Éstas
son el conjunto de tuberías portaemisores, también llamadas laterales, que son alimentadas
desde una misma tubería portarramales, o terciaria; ambas terciarias y laterales, suelen ser
de polietileno. Las subunidades de riego suelen estar encabezadas por un regulador de
presión. El conjunto de subunidades que riegan simultáneamente se denomina sector o
Unidad de riego y está encabezada por una válvula.
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Tema 3 Sistemas de riego
Emisores
Los emisores se caracterizan por una curva de gasto que relaciona la presión del
agua (P) con el caudal suministrado por el emisor (q). Esta curva es del tipo:
q = K· Px
Los parámetros K y x son diferentes para los distintos tipos de emisores. Un caso
particular son los goteros autocompensantes, los cuales mantienen el caudal constante en
un amplio intervalo de presiones. Esto trae consigo una mayor uniformidad aunque son más
caros y su funcionamiento autocompensante se deteriora con el tiempo. Su uso está
justificado en terrenos ondulados y laterales de gran longitud.
Los elementos de filtrado (figura 33) pretenden evitar la obturación de los emisores,
uno de los principales problemas de este sistema de riego.
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Tema 3 Sistemas de riego
Figura 33. Equipos típicos de filtrado para aguas proveniente de un embalse o depósito (arriba)
o de un pozo (abajo).
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Tema 3 Sistemas de riego
Nn = ETc
Las necesidades totales a aplicar con el riego serán las necesidades netas más las
inevitables pérdidas por percolación y falta de uniformidad en el riego. En zonas secas se
establece un movimiento de agua entre el bulbo permanentemente húmedo creado por el
riego por goteo y el suelo más profundo y seco. Estas pérdidas denominadas relación de
transpiración (Rt) son, a veces, mayores que las requeridas para lavar el exceso de sales, y
deberán tenerse en cuenta. La tabla 15 muestra valores de relación de transpiración para
diferentes texturas y profundidades radiculares. Cuando el requerimiento de percolación
para el lavado de sales (RL) superé a Rt se considerarán aquéllas necesidades y no éstas.
Nt = Nn / (UD·Rt) si Rt<(1-RL)
Nt = Nn / (UD (1-RL)) si Rt>(1-RL)
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Tema 3 Sistemas de riego
Profundidad de TEXTURA
raíces (m) Grava Arenosa Media Fina
<0,75 0,85 0,90 0,95 0,95
0,75-1,50 0,90 0,90 0,95 1,00
>1,50 0,95 0,95 1,00 1,00
* En riegos por difusión o microaspersión , disminuir estos valores 0,05 (por la evaporación)
Figura 35. Cálculo del porcentaje de suelo mojado por los emisores de riego localizado.
Donde: As(m2) es el área sombreada, At (m2) y A1 (m2) el área mojada por un emisor.
La superficie de suelo mojado por un emisor, depende del tipo de suelo, en suelos
arcillosos el bulbo se ensancha y profundiza poco, mientras que en suelo arenoso se
extiende menos horizontalmente y más verticalmente. Igualmente el bulbo se extiende más
horizontalmente al aumentar el caudal (para el mismo volumen total), como muestra la figura
36.
Debemos asegurarnos que no tenemos más perdidas por percolación profunda que
la deseable como fracción de lavado. Por esa razón habría que utilizar más emisores en
suelos arenosos. En algunos suelos muy permeables el uso de goteros puede ser un
sistema prohibitivo, pues para cubrir la superficie mojada requerida necesitaríamos instalar
muchos emisores, y esto encarecería la instalación. En estas condiciones es más rentable
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Tema 3 Sistemas de riego
utilizar difusores que mojan más superficie. Para mojar más superficie también se puede
aumentar el caudal de los goteros. En el caso de cultivos en línea con marco de plantación
muy estrecho suele ser aconsejable tuberías emisoras que mojen una franja continua de
suelo ya que de otra forma requerirían una gran densidad de goteros, encareciendo la
instalación. En plantaciones de árboles jóvenes, es normal colocar al principio un número
de goteros menor que el definitivo, que se van aumentando a medida que los arboles se
desarrollan.
Figura 36. Situación del frente mojado con diferentes caudales y texturas
Dónde el número de goteros por metro cuadrado (N) debe ser tal que asegure el
área mojada, N≥Nmin, y el intervalo de riego debe ser tal que no haya pérdidas por filtración
profunda, I<Imax,. El Imax no puede ser muy grande, debido a la localización del riego.
Normalmente el intervalo máximo está entre 3-5 días dependiendo si el suelo es de textura
gruesa o fina, aunque generalmente en la fase de diseño se asume I = 1 día
Smín = Qt / Qdisp
Donde Qt(L/s) es el caudal necesario para regar toda la parcela y Qdisp (L/s) el
caudal disponible. Se aconseja que el tiempo máximo de riego sea de 20 horas día en vez
de 24, pues deben quedar algunas horas libres dedicadas al mantenimiento de la
instalación, recarga de abonos y reparación de averías.
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Tema 3 Sistemas de riego
El movimiento del agua produce una distribución de sales que dependerá de los
mismos factores que determinaban la forma y tamaño del bulbo húmedo: permeabilidad,
caudal y tiempo de riego. Cerca del emisor, la concentración de la solución del suelo será
semejante a la del agua de riego, aumentando paulatinamente hasta el frente de mojadura
donde tenderá a ser la existente antes del riego (figura 37). El movimiento de los fertilizantes
solubles aplicados con el agua será semejante al descrito para las sales.
Esta distribución salina tendrá consecuencias agronómicas. Por una parte presenta
el efecto favorable de concentrar las raíces en la zona de mayor humedad y menor
salinidad, pero en cambio, en la periferia del bulbo establece una barrera al desarrollo de las
raíces, lo que dificulta que éstas exploren el suelo exterior al mismo. Ello intensifica la
localización y hace al cultivo mucho más dependiente del riego que en otros sistemas.
Figura 37. Distribución de sales alrededor del bulbo en riego por goteo superficial y subterráneo.
Es muy importante evitar que las sales acumuladas en los bordes se desplacen hacia
el interior del bulbo donde se concentran las raíces, ello se consigue asegurando de forma
permanente una mayor humedad dentro del bulbo. Por este motivo, durante una lluvia, poco
copiosa, es aconsejable poner en marcha el sistema de riego a fin de evitar los movimientos
de agua desde las zonas salinas hacia las raíces.
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Tema 3 Sistemas de riego
En los cultivos hortícolas anuales, donde no siempre es fácil que la nueva zona
radicular coincida con la del año anterior, es recomendable realizar un lavado
complementario de sales por gravedad o aspersión antes de la siembra o trasplante. Como
esto no siempre es posible, para asegurar el lavado de las sales se deben disponer los
emisores de manera que sus bulbos tengan un alto grado de solape, formando una banda
húmeda continua con un predominio de flujo vertical en su interior.
X X X X
laterales
X X X X
X X X X
X X X X
tubería secundaria
X = emisores que se deben seleccionar para evaluar una subunidad de riego localizado.
Figura 38. Esquema de las medidas a realizar en una evaluación de riego localizado.
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Tema 3 Sistemas de riego
fc = [Presión media del 25% de las terciarias con más baja presión/presión media de las
presiones medidas en las terciarias]x
Tabla 16. Calificación de las instalaciones de riego localizado en función del coeficiente de
uniformidad.
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