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¿De qué hablamos cuando nio Damasio escribe un libro cuyo título es,
hablamos de emociones? precisamente: El error de Descartes. Según
él, la idea más conocida y citada de Descar-
Pero, ¿qué son exactamente las emociones? tes: «Je pense donc je suis», ilustra exacta-
Si repasamos la historia de lo que se ha mente lo contrario de lo que piensa la neu-
dicho sobre las emociones encontraremos robiología a propósito de los orígenes de la
defi niciones bastante diversas. El trata- mente y sobre la relación entre la mente y
miento que se les da en filosofía o en psico- el cuerpo (Damasio, 2006 : 284). Porque
logía no tiene, por ejemplo, mucho que ver para Damasio la mente no es otra cosa que
con el que recibe por parte de la neurocien- la manera que el cuerpo tiene de organizar
cia. Descartes empieza, curiosamente, su sus movimientos. Y en esto las emociones
Tratado sobre las pasiones afi rmando sin desempeñan, precisamente, un papel pri-
tapujos: «No hay nada que nos enseñe me- mordial. Para Damasio, la emoción tiene,
jor hasta qué punto las ciencias de los anti- en efecto, mucho más que ver con los mo-
guos son defectuosas como lo que escribie- vimientos del cuerpo, con la externaliza-
ron sobre las pasiones» (Descartes, 1994 ción del comportamiento, con una cierta
: 82). A continuación, defi ne las emociones orquestación de reacciones por una causa
como afecciones pasivas causadas al alma dada, en un entorno determinado (Dama-
por el movimiento de los espíritus vitales; sio, 2000 : 70).
siendo la glándula pineal (situada en medio El camino que va de la definición de Aris-
del cerebro) la que desempeña un papel de- tóteles –según la cual «las pasiones son
terminante en su desarrollo. Dice: «un mo- aquellos fenómenos por los cuales se pro-
vimiento particular en esta glándula, que ducen cambios en cuanto a los juicios y de
la naturaleza ha establecido para hacer que los cuales se derivan la pena y el placer,
el alma sienta esta pasión. Y para relacio- como por ejemplo la cólera, la misericordia,
narse estos poros principalmente con los el miedo y todos los demás sentimientos»
pequeños nervios que sirven para reducir o (Aristóteles, 1985 : 149)– a la neurofi-
ampliar los orificios del corazón, ocurre que siología actual es largo y lleno de curvas.
el alma siente la pasión principalmente La frase de Sartre: «la emoción no es un
como si fuera en el corazón» ( Descartes, accidente sino una forma de existencia de
1994 : 104). La intuición sobre la importan- la conciencia» (Sartre, 1987 : 124) defi ne
cia de los circuitos neuronales en el interior la posición fi losófica y psicológica domi-
del cerebro en cuanto a las emociones es, nante, ya presente en Aristóteles, según la
de hecho, sorprendentemente avanzada. cual una emoción es un estado de concien-
Mucho menos avanzada resulta, por el con- cia producto de nuestras creencias. La neu-
trario, la descripción del sistema nervioso rofisiología actual insiste, en cambio, en
como un conjunto de conductos vacíos por que las emociones son mecanismos biológi-
donde circulan los espíritus del cuerpo. Pese cos de adaptación al medio, que se disparan
a que muchas de las ideas de Descartes y actúan sobre nuestro cuerpo incluso antes
representan un importante paso adelante de que podamos ser conscientes.
en cuanto a la comprensión y sistemati-
zación de las emociones, su descripción
–que se basa en la dualidad cuerpo-alma– Neurociencia y aprendizaje
resulta, en defi nitiva, inadecuada a los ojos
de la ciencia actual. La frase con la que em- Además de contribuir a aclarar y defi nir
pieza el Tratado de las pasiones se pue- mejor las emociones, algunos de los hallaz-
de aplicar, al fi n y al cabo, perfectamente a gos de la neurociencia actual pueden, en mi
él mismo. opinión, ayudar a mejorar notablemente
Años más tarde, el neurofisiólogo Anto- algunos aspectos fundamentales de la edu-
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cación artística. A continuación algunos argumento a favor de las tesis que piden
ejemplos que me han parecido significati- emoción real en el intérprete escénico como
vos: requisito para conseguir un efecto emotivo
en el espectador, y le darían la razón a Ho-
racio cuando en El arte poética dice: «Si
a) Las células espejo quieres que yo llore, es necesario que pri-
mero llores tú» (Horacio, 1984 : 269).
La investigación sobre las llamadas células Si se demostrara fi nalmente que los hu-
o neuronas espejo pone de manifiesto que manos tienen más neuronas espejo que el
aprendemos viendo (o sintiendo) acciones resto de los seres vivos –lo cual, al parecer,
que hacen otras personas sin que haya que todavía está por ver– Aristóteles vería con-
realizarlas necesariamente de una manera fi rmada su idea, expresada en la Poética,
física.3 Los movimientos que estamos ob- según la cual el hombre se distingue de los
servando los realizamos, de hecho, mental- otros animales porque es más apto para la
mente, activando, en consecuencia, los cir- imitación (Aristóteles, 1985 : 318).
cuitos cerebrales que hacen posible su rea-
lización. El aprendizaje por imitación tiene
mucho que ver con este hecho; es decir, con b) Áreas y hemisferios en la interpretación
la respuesta automática de las llamadas cé- de una partitura
lulas espejo. El modelo del profesor es, por
lo tanto, un modelo constantemente inte- Según George Odam (1995), la interpreta-
riorizado por el alumno a un nivel incons- ción musical debería incluir una acción
ciente. Sus movimientos son la base sobre conjunta de los dos hemisferios o, en otras
la cual se irá construyendo la estructura de palabras, en los procesos de aprendizaje
movimiento del alumno. Y esto hay que te- musical conviene que las actividades cogni-
nerlo, por tanto, muy en cuenta. tivas y de respuesta sensorial estén debida-
Este entrenamiento a nivel neuronal se mente equilibradas. Un exceso de actividad
acentúa, además, cuando el observador co- analítica y de lectura e interpretación de
noce técnicamente los movimientos que símbolos (básicamente realizada por el he-
observa. Es decir, aquellas personas que misferio cerebral izquierdo) puede perjudi-
saben jugar a tenis «juegan más interior- car el necesario flujo de la actividad perfor-
mente a tenis» cuando ven a alguien jugan- mativa. Odam hace notar como la mayor
do que aquellas que desconocen los patro- parte de culturas no-occidentales basan el
nes técnicos que regulan esta destreza. Y lo aprendizaje musical en mecanismos auditi-
mismo pasa con la danza, la interpretación vos y reivindica, por lo tanto, ejercicios
de una pieza musical o de una obra de tea- pensados para hacer intervenir los dos he-
tro. La existencia de patrones motrices co- misferios. Resulta curioso que la expresión
dificados provoca una mayor activación de que utiliza Odam para referirse al aprendi-
células espejo. Una de las consecuencias de zaje a través de la improvisación sea «aná-
este hecho tendría que ver con la recomen- lisis a través de la acción»; es decir, la mis-
dación, por ejemplo, de la asistencia a clase, ma que utiliza la heredera directa de Sta-
como oyente, de un bailarín lesionado. Ir a nislavski, Maria Knebel (2006), cuando
ver clases comporta a nivel neuronal, por desarrolla el llamado método de las accio-
lo tanto, un aprendizaje real en cuanto a las nes físicas (l’analyse par l’action). Los dos
destrezas motrices. defienden, en todo caso, la necesidad de
La existencia de este tipo de resonadores llegar a la interpretación artística a través
internos explicaría, por otro lado, la exis- del movimiento corporal y la improvisa-
tencia de los fenómenos de empatía emo- ción, y nos previenen contra el aprendizaje
cional y sentimental, lo cual constituiría un maquinal basado en sistemas simbólicos de
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anotación (sea de la música sea del texto tal del cerebro (el área más recientemente
teatral). Sostienen que la verdadera vida incorporada y desarrollada de la corteza
escénica proviene más de los impulsos in- cerebral), cuya estimulación y desarrollo
ternos del artista y el flujo de sus sentimien- neuronal recomienda como base para una
tos que no de la tarea descodificadora de verdadera educación. Cuando el lóbulo
signos escritos. Interpretar leyendo no sería, frontal está activo, nos dice, tenemos más
por lo tanto, la mejor de las opciones. Esto, percepción voluntaria, atención, reflexión,
que de entre las artes escénicas sólo se da decisión, lucidez, alegría, adaptabilidad,
en la música y en las lecturas dramatizadas capacidad de corregir, capacidad de plani-
(nunca en la danza), significaría poner en ficar, capacidad para fortalecer la identi-
marcha circuitos neuronales que distraen dad, la disciplina, para mejorar, mantener
más que favorecen el discurso artístico. un ideal, realizar objetivos, concentrarnos
y anticiparnos (Dispenza, 2008 : 486).
ves peligros. Conocer nuestras respuestas cuencias patológicas, interfi riendo con las
corporales frente a las situaciones que nos funciones cognitivas e incluso causando le-
producen algún tipo de miedo puede orien- siones en el cerebro» (LeDoux, 1996 : 133).
tar nuestro entrenamiento y ayudarnos a Según LeDoux, la ansiedad y el miedo están
superar mejor sus efectos negativos. estrechamente relacionados. Podemos, de
Para Joseph LeDoux, los mecanismos hecho, entender la ansiedad como un miedo
biológicos del miedo son, en último térmi- no resuelto relacionado, por ejemplo, con
no, los responsables de buena parte de los un episodio traumático vivido anteriormen-
desórdenes mentales. Surgen cuando hay te. El estrés que esto puede provocar afecta,
que afrontar situaciones de peligro que pro- entre otros, a las neuronas del hipocampo
vienen de estímulos interiores y éstas se y, consiguientemente, a las funciones de la
vuelven excesivas. Pese a que el miedo for- memoria. La conexión entre estrés y pérdi-
ma parte de la vida cotidiana, un exceso de da de memoria parece, desde un punto de
miedo o un miedo inadecuado explican mu- vista neurológico, bastante demostrada.
chos de los problemas psiquiátricos habi- LeDoux concluye el capítulo que dedica a
tuales (LeDoux, 1996 : 130). Aun así, este la relación entre el miedo y los desórdenes
fenómeno no se da en el resto del mundo mentales en The Emotional Brain, diciendo
animal de una manera tan acentuada. Pa- que «tenemos más miedos de que los que
rece como si la emoción que más útil ha necesitamos, y parece que nuestro eficiente
sido a lo largo de la historia evolutiva aho- sistema condicionado del miedo, combi-
ra fuera la que más nos puede perjudicar nado con una poderosa habilidad para pen-
cuando, prolongada excesivamente en el sar sobre nuestros miedos y una carencia
tiempo, se transforma en estrés, ansiedad o de habilidad para controlarlos, es proba-
angustia. blemente insuficiente. [...] Hay esperanzas
Un estudio en profundidad de los meca- de que la evolución futura del cerebro hu-
nismos neurobiológicos del miedo nos po- mano tenga en cuenta este desequilibrio»
dría ayudar a entender mejor algunos de los (LeDoux, 1996 : 266). Sea como fuere, el
fenómenos habituales con relación a, por trabajo para ir avanzando hacia un nuevo
ejemplo, el pánico escénico. Los intérpretes equilibrio pasa por la conciencia corporal
de las artes del espectáculo deben ser capa- (poder detectar y reconocer los propios me-
ces de reconocer y saber gestionar adecua- canismos emocionales) y el entrenamiento
damente sus miedos, su ansiedad y su es- en técnicas de relajación. Un entrenamiento
trés. Y este no es un problema menor. Mu- que debería permitir que el córtex fuera re-
chas de sus habilidades artísticas e interpre- gulando de una manera cada vez más efi-
tativas se ven a menudo alteradas negativa- ciente los procesos emocionales automáti-
mente debido a las tensiones corporales que cos de la amígdala (LeDoux, 1996 : 265).
suele comportar el miedo escénico. Un en-
trenamiento adecuado en este sentido les
podría ahorrar muchos quebraderos de ca- Aportaciones de la neurociencia
beza. Actualmente sabemos, por ejemplo, a la paradoja del actor
que los «estímulos amenazantes causan que
la glándula pituitaria suelte la hormona El artista escénico es, tal y como dijo Ar-
adrenocorticotrópica (ACTH), lo cual pro- taud, un atleta de las emociones (o, en sus
voca la liberación de una hormona esteroi- palabras, de los afectos). Debe saber gestio-
de desde la glándula suprarrenal, que retor- nar sus propias emociones, no sólo desper-
na más tarde al cerebro. De entrada, estas tarlas. Debe saber jugar, en defi nitiva, con
hormonas ayudan al cuerpo a soportar el sus emociones y, sobre todo, comunicarlas
estrés, pero si el estrés se prolonga, la hor- eficazmente al espectador. Ahora bien, ¿se-
mona puede empezar a provocar conse- guro que para provocar cambios emocio-
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