Su nacimiento tuvo lugar el 01 de Enero de 1912, en Huancayo.
Sus padres, provenían de la zona
sur de nuestro valle, y se dedicaban al trabajo del campo. Debió ser en medio de los colores, paisajes y costumbres de la zona, que Guzmán Manzaneda, se enamoró de los Andes Mágicos y su cultura. Pero su interés por el arte, se le había revelado – según contó él mismo – viendo pintar a Julia Codesido en la Plaza Huamanmarca de Huancayo, quien se convertiría después, en su maestra preferida.
Ingresó a la Escuela de Bellas Artes
de Lima, en 1932, sin embargo, su desinterés por lo académico, hizo que abandonara sus estudios de pintura. Adrián Prieto Guzmán, sobrino del pintor nos comenta que para su tío el arte era simplemente arte, que no era necesario estudiarlo, que había que sentirlo, y eso hacía él, sentir dentro de sí, que esa era su pasión, pintar.
Era un pintor pobre, como casi todos
los artistas en algún momento, él mismo contaba que cuando estudiaba en Bellas Artes, plasmó sus pinceladas con las aglutinaciones de pigmentos que él mismo elaboraba, pues no tenía dinero para comprar acuarelas, tampoco para comprarse los caballetes, los que hacía juntando pedazos de madera y armándolos a su gusto. Con todo ello, lograba unos cuadros que mostraban colores fuertes, oscuros y terrenales de la serranía que él tanto quería. Esto demostró su esencia, la esencia de un ser humano que nació para ser artista rompiendo las barreras y los prejuicios de una sociedad que muchas veces veía una frívola realidad, mas no el misticismo, la belleza e ironía del Perú profundo.