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1.

Ciclo hidrológico

El ciclo hidrológico o ciclo del agua es el proceso de circulación del agua entre los distintos
compartimentos que forman la hidrósfera. Se trata de un ciclo biogeoquímico en el que hay
una intervención mínima de reacciones químicas, porque el agua solo se traslada de unos
lugares a otros, o cambia de estado físico.1

El agua de la Tierra se encuentra en su mayor parte en forma líquida, en océanos y mares,


como agua subterránea, o formando lagos, ríos y arroyos en la superficie continental. La
segunda fracción, por su importancia, es la del agua acumulada como hielo sobre los casquetes
glaciares antártico y groenlandés, con una participación pequeña de los glaciares de montaña
de latitudes altas y medias, y de la banquisa2 Por último, una fracción menor está presente en
la atmósfera en estado gaseoso (como vapor) o en estado líquido, formando nubes. Esta
fracción atmosférica es muy importante para el intercambio entre los compartimentos para la
circulación horizontal del agua, de manera que se asegura un suministro permanente de agua
a las regiones de la superficie continental alejadas de los depósitos principales.

El agua de la hidrósfera procede de la desgasificación del manto, donde tiene una presencia
significativa, por los procesos del vulcanismo. Una parte del agua puede reincorporarse al
manto con los sedimentos oceánicos de los que forma parte cuando estos acompañan a la
litósfera en subducción.

El ciclo hidrológico es el conjunto de transferencias de agua entre la atmósfera, tierra y mar en


sus tres estados: Sólido, líquido y gaseoso en el que el motor de este movimiento es el Sol.

El ciclo comienza con la evaporación del agua desde la superficie del océano u otros cuerpos
de agua superficiales, como lagos y ríos. A medida que se eleva, el vapor se enfría y se
transforma en agua líquida, (en este proceso, puede haber recorrido distancias que alcanzan
los 1000 km). A este fenómeno se le llama condensación. El agua condensada da lugar a la
formación de nieblas y nubes. Cuando las gotas de agua caen por su propio peso se presenta el
fenómeno denominado precipitación. Si en la atmósfera hace mucho frío, el agua precipita en
estado sólido, es decir, como nieve o granizo (con estructura cristalina en el caso de la nieve y
granular en el caso del granizo). En cambio, cuando la temperatura de la atmósfera es más
bien cálida, el agua precipita en su estado líquido, o sea, en forma de lluvia.

2.

En el pasado, se ha centrado mucha investigación en cómo la gestión del agua afecta a


factores como la fragmentación y el desvío de los ríos, pero sólo recientemente se ha hecho
evidente la importancia de factores más discretos, como la evapotranspiración.

Los seres humanos pueden estar alterando el ciclo del agua incluso más de lo pensado, si se
cuentan los efectos en la evapotranspiración y la escorrentía de las estrategias locales de
gestión.
En el pasado, se ha centrado mucha investigación en cómo la gestión del agua afecta a factores
como la fragmentación y el desvío de los ríos, pero sólo recientemente se ha hecho evidente la
importancia de factores más discretos, como la evapotranspiración.

Fernando Jaramillo, de la Universidad de Gotemburgo, en Suecia, y Georgia Destouni, de la


Universidad de Estocolmo, en Suecia, trataron de determinar si las estrategias de gestión del
agua (por ejemplo, presas y riego) están afectando a la relación de la evapotranspiración con la
precipitación. Estos expertos analizaron los cambios físicos de cien cuencas entre dos periodos,
1901-1954 y 1955-2008.

Los resultados de sus modelos, publicados en 'Science'. revelan un aumento significativo de la


evapotranspiración en el último periodo, así como una disminución en las tasas de escorrentía
del agua. Este cambio en la evapotranspiración tenía más probabilidades de verse afectado por
la gestión local del agua de los seres humanos en comparación con otras variables analizadas,
como la ubicación geográfica de la cuenca o el cambio climático atmosférico.

Se encontró que estos cambios locales inducidos por el hombre en la evapotranspiración


teníaner un impacto significativo a nivel global, lo que aumenta el consumo humano promedio
de agua dulce en 3.563 km3/año o 18 por ciento más que una estimación reciente de la huella
hídrica global actual de la humanidad. Los autores sugieren que esta nueva estimación es un
nivel considerablemente más insostenible.

3. Riego y Drenaje

El riego consiste en aportar agua a los cultivos por medio del suelo para satisfacer sus
necesidades hídricas que no fueron cubiertos mediante la precipitación, o bien para
incrementar la producción agrícola al transformar zonas de agricultura de secano en zonas de
regadío. Se utiliza en la agricultura y en jardinería.

Tipos de riego

- Por goteo
- Riego Automático
- Riego Hidropónico
- Riego por Aspersión
- Riego por Micro aspersión
- Riego por Nebulización
- Sistemas de recirculados

Drenaje

La función principal de un sistema de drenaje es la de permitir la retirada de las aguas que se


acumulan en depresiones topográficas del terreno, causando inconvenientes ya sea a la
agricultura o en áreas urbanizadas o carreteras.

El origen de las aguas puede ser:

Por escurrimiento o escorrentía superficial


Por la elevación del nivel freático, causado por el riego, o por la elevación del nivel de un río
próximo

Directamente precipitadas en el área.

Otra función sumamente importante del sistema de drenaje es la de controlar, en los


perímetros de riego, la acumulación de sales en el suelo, lo que puede disminuir drásticamente
la productividad.

Principalmente, el sistema de drenaje está compuesto por una red de canales que recogen y
conducen las aguas a otra parte, fuera del área a ser drenada, impidiendo al mismo tiempo, la
entrada de las aguas externas. Típicamente estos sistemas se hacen necesarios en los amplios
estuarios de los grandes ríos y en los valles donde el drenaje natural es deficiente.

La red de canales o azarbes debe ser periódicamente limpiada, eliminando el fango que se
deposita en ellos y las malezas que crecen en el fondo y en los taludes, caso contrario muy
fácilmente el flujo del agua se modificaría y se perdería la eficiencia del sistema.

Cuándo los terrenos que deben ser drenados están todos a una cota superior a la obra o
recipiente donde se quiere llevar el agua drenada, se puede aprovechar la declividad natural
del terreno y el sistema funciona perfectamente con la fuerza de la gravedad. Caso contrario
deberá implementarse una estación de bombeo.

Cuando la zona a ser saneada se encuentra a una cota inferior a las circundantes, y está
disponible un río con un considerable transporte sólido, se puede provocar el llenado de los
terrenos bajos, para permitir el depósito de los sedimentos y así elevar su nivel.

Esta operación se ha hecho mucho en el pasado, eliminando de esa forma extensas áreas de
tierras bajas. La concepción actual ya no considera conveniente este tipo de intervención.

En algunos casos se debe recurrir al bombeo de las aguas meteóricas, pues no existe la
posibilidad de que estas salgan naturalmente. Las primeras instalaciones de este tipo se dieron
en el siglo XIX, en Europa, con bombas movidas a vapor.

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6. El riego y el medio ambiente

El agua es uno de los más importantes componentes de todos los organismos


vivientes. Específicamente en las plantas, es el principal constituyente, ya que representa 80%
o más del peso de las plantas herbáceas y alrededor de un 50% de las leñosas. Además de ser
una parte fundamental, constituye el medio de transporte de los nutrientes que provienen del
suelo y en el proceso fotosintético el agua se combina con el dióxido de carbono para
constituir la biomasa, es decir la planta misma.
A pesar de que el agua es parte de la planta como ya se ha dicho, el consumo mayor de
este elemento no es en la formation de los tejidos vegetales, sino en el proceso de
transpiración. Se estima que en la mayoría de los cultivos el agua evapotranspirada durante su
desarrollo representa más del 95% del consumo de este elemento.

La transpiración de las plantas constituye un importante proceso en su desarrollo, el


cual se puede describir brevemente en la siguiente forma:

El agua almacenada en el suelo, dentro de la zona de exploración de las raíces de las


plantas, penetra a estas por los pelillos absorbentes de la raíz, debido a diferencia de potencial
hídrico, o diferencia de presión, la cual generalmente es mayor en el suelo que en la planta.
Posteriormente se mueve por el xilema de la planta, también por diferencia de potencial, hasta
llegar a las hojas y sale por los estomas (pequeños orificios que abundan principalmente en el
envés) , de donde se evapora por efecto de la energía radiante. Parte del agua almacenada en
el suelo, se evapora directamente de este, principalmente cuando la cubierta vegetal no lo
tapa en su totalidad, por esta razón se dice que los cultivos evapotranspiran.

La cantidad de agua que evapotranspira un cultivo depende de varios factores, como


se explicará con más detalle en el siguiente capítulo; sin embargo, se puede adelantar que el
flujo de agua del suelo a la atmósfera depende de la demanda, que por una parte establecen
los factores atmosféricos, como son la radiation solar, la temperatura del aire, su contenido de
vapor de agua y la velocidad del viento, y por otra, de la oferta de agua que depende del
contenido de humedad en el suelo, de sus características físicas y de las características
morfológicas y fisiológicas de las plantas. Es conveniente señalar que cuando la velocidad de
salida del agua por las hojas supera a la de entrada por la raíz, la planta toma agua de sus
tejidos y empieza a mostrar signos de marchitamiento, el cual puede ser irreversible si
continua este desbalance; sin embargo, como defensa a esta situación adversa, reduce la
apertura estomatal, con lo cual se reduce la velocidad de salida del líquido. Cuando sucede
esta situación, se dice que la planta sufre de un deficit de humedad, porque la demanda de
agua supera al abastecimiento.

7. aguas superficiales y subterráneas

Las aguas superficiales son las que se encuentran sobre la superficie de la corteza de la
tierra, como los océanos, los mares, arroyos, ríos o lagos. También pueden ser las placas de
hielo que hay en los picos de las montañas o las placas polares.

Por otro lado, las aguas subterráneas son aquellas que se almacenan bajo la superficie
terrestre.

Relación entre agua subterránea y superficial y sistema de tratamiento de agua

La relación entre las dos aguas, en la actualidad, se debe a que forman ambas parte del
mismo Ciclo Hidrológico, formando parte al ciclo general del agua. Este se inicia con la
evaporación del agua en mares y océanos por la energía solar y finalizando con la lluvia, hasta
que la precipitación penetra en la superficie de la corteza terrestre llenando poros y fisuras del
suelo.

Las aguas superficiales se generan a través de la precipitación atmosférica, pero


también de aflorar agua subterránea o por la fusión de placas de hielo. Contamos con tres
tipos de agua superficial: el agua que corre por escorrentías, la que se encuentra almacenada
en un lago natural o artificial y la que está en estuarios. En el caso de las aguas subterráneas
hablamos de aguas que forman parte del nivel freático, bien sea en un pozo o en acuífero bajo
tierra.

En definitiva, la relación entre ambas aguas es que las agua subterráneas van a parar
directa o indirectamente a un curso superficial. En el caso de las subterráneas, pueden
proceder de agua superficial. La diferencia es vital para un sistema de tratamiento de agua o
para realizar diversos estudios hidrogeológicos.

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