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 PRESUPUESTOS DE LA RESPONSABILIDAD CIVIL

En el derecho de daños, la noción de responsabilidad civil es un concepto clave que implica la obligación
de indemnizar todo daño injustamente causado a otro. No hay responsabilidad sin daño.

Los presupuestos son aquellas condiciones de existencia necesaria y suficiente para configurar el
nacimiento de la obligación de reparar. También se ha dicho que los presupuestos de la responsabilidad
por daños son “los elementos que integran el supuesto fáctico condicionante de consecuencias
jurídicas con motivo de la producción de perjuicios"

Son:

 DAÑO
 NEXO CAUSAL
 FACTOR DE ATRIBUCIÓN
 ANTIJURIDICIDAD

1 El daño resarcible

El Código Civil y Comercial de la Nación, en el art. 1737, el concepto de daño resarcible: "Hay
daño cuando se lesiona un derecho o un interés no reprobado por el ordenamiento jurídico,
que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un derecho de incidencia colectiva".

Distinción entre daño e indemnización

Artículo 1737.- Concepto de daño. Hay daño cuando se lesiona un derecho o un interés no
reprobado por el ordenamiento jurídico, que tenga por objeto la persona, el patrimonio, o un
derecho de incidencia colectiva.

Artículo 1738.- Indemnización. La indemnización comprende la pérdida o disminución del


patrimonio de la víctima, el lucro cesante en el beneficio económico esperado de acuerdo a la
probabilidad objetiva de su obtención y la pérdida de chances. Incluye especialmente las
consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su integridad
personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan de la
interferencia en su proyecto de vida.
Personalísimos de la víctima, de su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones
espirituales legítimas, y las que resulten de la interferencia en su proyecto de vida.

Requisitos del daño resarcible: a) cierto; b) personal; c) subsistente

El Código Civil y Comercial, en su art. 1739, dispone que "Para la procedencia de la


indemnización debe existir un perjuicio directo o indirecto, actual o futuro, cierto y
subsistente”.

El daño debe ser cierto: el daño es cierto cuando puede constatarse su existencia en forma
cualitativa, aún cuando no pueda determinarse su magnitud con precisión. La exigencia de que
el daño sea cierto se refiere a su existencia y no a su actualidad o a la determinación de su
monto; el daño debe existir, es decir, debe ser real, efectivo, y no meramente conjetural o

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hipotético; en ello se diferencia del daño eventual, que sí es meramente hipotético, conjetural, de
incierta realización, y que, a criterio del juzgador, ofrece escasas posibilidades de ocurrencia, por
lo que no corresponde su resarcimiento.

El daño debe ser personal: Sólo la persona que sufre el perjuicio patrimonial o moral de modo
directo o indirecto se encuentra en posición de demandar la reparación. El daño personal puede
ser directo o indirecto.
Es directo cuando el titular del interés afectado es la víctima del ilícito, mientras que
Es indirecto: cuando el perjuicio propio alegado por el acto es consecuencia de una afectación a
bienes patrimoniales o extrapatrimoniales de otra persona. Un ejemplo de daño directo sería el
caso de que una persona reclame el resarcimiento por una lesión psicofísica que él mismo
experimentó; sería, en cambio, daño indirecto el caso de que una persona demandara por el daño
propio a raíz de la muerte de su hija.
Lesión a un simple interés no ilegítimo: para que el daño sea resarcible, éste deberá provenir
de la afectación a un interés no ilegítimo del damnificado. Según esta tesis basta un interés
simple sin necesidad de que se trate de un derecho subjetivo; basta con que el interés sea lícito.
Subsistencia del daño: el daño debe subsistir al momento de sentenciar. Por lo tanto, si
el daño ha sido indemnizado con anterioridad al dictado de la sentencia (sea por pago o por
cualquiera de los modos extintivos de las obligaciones), la pretensión de reparación no
corresponde.

Prueba: la prueba del daño patrimonial y de su cuantía pesa sobre quien alega su existencia.
Rige al respecto la amplitud en los medios probatorios. Se debe probar la cuantía y la
calidad del mismo.

Diferentes clases de daños : Daño patrimonial y Daño Extrapatrimonial

El daño experimentado por una persona puede ser de naturaleza patrimonial o extrapatrimonial,
también llamado moral. El daño resarcible, no es la lesión a un derecho de naturaleza patrimonial
o extrapatrimonial, ni a un interés de esa índole, sino el detrimento de valores económicos o
patrimoniales (daño patrimonial) o una minoración en la subjetividad de la persona de existencia
visible (daño extrapatrimonial o moral).
En un mismo hecho dañoso –como puede ser la mutilación de ambas piernas en un joven con
motivo de un accidente laboral- va a generar daño patrimonial consistente en el daño
emergente (gastos hospitalarios, prótesis, atención médica, etc.), lucro cesante (el salario
que deje de percibir), y el daño moral, consistente en la minoración subjetiva sufrida, el
detrimento en su forma de sentir y pensar.
En cambio, cuando la norma citada se refiere a los daños que tengan por objeto a la persona, es
decir, a las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos de la víctima, de su
integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales legítimas y las que resultan
de la interferencia en su proyecto de vida, estimamos que puede derivarse de la lesión a ellas,
tanto daño el patrimonial como el extrapatrimonial (Calvo Costa, 2015). No podemos olvidar
que la integridad psicofísica, la salud, el proyecto de vida, etc., son simplemente bienes jurídicos.
Nuestro derecho ya no acepta un concepto de daño que consista en la lesión a bienes jurídicos,

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puesto que –como vimos- dicha acepción ha sido ampliamente superada. Y la salud, al igual que
la estética, el proyecto de vida, la vida de relación, etc., representan bienes de carácter
personalísimo que resultan ser asientos de derechos subjetivos, pero que no pueden ni deben ser
resarcidos autónomamente y per se.
Un daño será tal en sentido jurídico, en la medida que, sin estar justificado, afecte algún interés
y, además, provoque consecuencias; caso contrario, nos encontraremos ante menoscabos, pero
no frente a un verdadero daño en sentido jurídico (Calvo Costa, 2015). En tal sentido, un daño
será patrimonial o no patrimonial (moral), según sea la índole del interés lesionado.
Finalmente, estimamos que, cuando el CCC se refiere al daño con consecuencias no
patrimoniales, se hace referencia al daño que provoca la lesión a intereses espirituales de un
sujeto, que produce en la persona consecuencias espirituales dañosas que se traducen en un modo
de estar diferente al que se encontraba con anterioridad al hecho lesivo, afectándola en sus
capacidades de entender, de querer y de sentir.

Daño Emergente y Lucro cesante

El daño emergente: consiste en el perjuicio o menoscabo efectivamente sufrido, en el


empobrecimiento disminución o minoración patrimonial que produjo el hecho dañoso. Así por
ejemplo en relación a las erogaciones que implica el daño material tenemos lo gastos médicos,
farmacéuticos y por transporte (daño emergente). Se admite el pago de los gastos aun cuando su
cuantificación no se encuentre específicamente acreditada.

Lucro cesante: se configura con la pérdida del enriquecimiento patrimonial razonablemente


esperado, entendido como una frustración de ventajas, utilidades o ganancias. Por ejemplo en
relación al daño a las personas, el Código entiende que corresponde su indemnización cuando se
trate de un disminución en la “aptitud laborativa o productiva”, o bien en casos en que haya
“incapacidad vital”. La incapacidad “laborativa” es entendida como aquella en la que se
computan “las potencialidades productivas del sujeto, es decir la dimensión económica o
material de su existencia” (Zavala de González, 1999, p. 295), o sea cuando el sujeto deje de
percibir efectivamente una ganancia o la posibilidad de un beneficio económico. Pero, además de
esta incapacidad laborativa, el Código entiende que corresponde resarcimiento aunque el
damnificado continúe ejerciendo una tarea remunerada. Esto quiere decir que se admite la
llamada incapacidad “vital o amplia”, que se proyecta a las restantes actividades o facetas de la
existencia de la persona...

Perdida de chances lo que se frustra es la probabilidad o expectativas de ganancias futuras.


Aquí no se indemniza todo el beneficio o ganancia esperada por la victima (pues eso es lucro
cesante) sino que el objeto es indemnizar la oportunidad perdida. Ejemplo de pérdida de chance
es el jugar de futbol que no puede continuar con su carrera profesional.

Daño actual o presente: es el ya ocurrido al tiempo en que se dicta la sentencia. Son los
perjuicios presentes o los que haya sufrido la víctima. Por ejemplo, los gastos médicos.

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Daño futuro: es el que todavía no ha sucedido y puede o no suceder; su futuro es incierto. Más
allá de que sea futuro, hay un alto grado de probabilidad de que suceda. Por ejemplo, la
disminución de alguna ganancia derivada de la incapacidad sufrida, como las sesiones de
fisioterapia que deberá abonar la víctima para recuperarse de la lesión.

Daño inmediato resulta del curso natural y ordinario de las cosas; el daño mediato resulta de la
conexión de un hecho con un acontecimiento distinto.

El daño es previsible: cuando, empleando la debida atención y conocimiento de la cosa, se haya


podido preverlo. Por el contrario, es imprevisible cuando no ha podido ser previsto. Los daños
previstos son los que el autor del acto ha considerado posibles al contraer la obligación o ejecutar
el acto.

Daños imprevistos: son los que no han sido considerados en los casos expuestos. Se analiza la
actuación concreta del sujeto. Esta relación tiene que ver con el análisis previo a la causación del
daño.

Daño Extrapatrimonial Definición: es la minoración en la subjetividad de la persona, que la


afecta dañosamente en el espíritu, en su desarrollo y en su capacidad de entender, querer o
sentir, con motivo de una lesión a un interés no patrimonial. En consecuencia, podemos decir
que la persona padece un modo de estar diferente y “anímicamente perjudicial”

Regulación del daño moral en el derecho privado argentino. El nuevo Código Civil y
Comercial

En el Código Civil derogado, conforme la reforma de la ley 17711, el art. 522 expresa “En los
casos de indemnizaciones por responsabilidad contractual el juez podrá condenar al responsable
a la reparación del agravio moral que hubiere causado, de acuerdo con la índole del hecho
generador de la responsabilidad y circunstancias del caso”. Dicho artículo fue introducido para
todos aquellos casos de reparación por incumplimiento contractual –obligacional-, es decir que,
en este supuesto, cabe la preexistencia de una convención entre partes, y de ella deviene el
nacimiento de obligación concreta, cualquiera sea su naturaleza.
Por otra parte, y abarcando la totalidad de los casos no comprendidos en el supuesto anterior y
que sean violatorios del deber jurídico preponderante en la materia de “no dañar a otro”, existía
el artículo 1078 del derogado Código Civil: “La obligación de resarcir el daño causado por los
actos ilícitos comprende, además de la indemnización de perdidas e intereses, la reparación del
agravio moral ocasionado a la víctima”. Este artículo había sido estipulado para los casos
en los que la obligación nueva de indemnizar era proveniente de hechos donde el dolo o la culpa
fuera su factor esencial.
Independientemente de la causa originaria de la obligación de indemnizar, ya sea que se trate de
hechos ilícitos o que tenga como fuente generadora un incumplimiento contractual, el daño
moral era reparable, para el Código Civil derogado.
En el CCC, el daño es no sólo la lesión de un derecho individual personalísimo o patrimonial o
de un derecho de incidencia colectiva, sino que también la lesión a un “interés no reprobado por
el ordenamiento jurídico”.

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Por otro lado, la indemnización comprende tanto el menoscabo patrimonial como el
extrapatrimonial.

Daño moral y legitimación


En torno a la legitimación, la restricción impuesta en el Código de Vélez en el art. 1078
implicaba una arbitraria discriminación en cuanto a la reparación de los perjuicios
extrapatrimoniales. Se admitía la reparación del denominado "daño moral" sólo para el
damnificado directo, y, en caso de su fallecimiento, se la concedía sólo a los herederos forzosos,
excluyendo a quienes experimentan un perjuicio a raíz del hecho y lo padecen por vía refleja.
En el art. 1741 del CCC queda claramente establecida una ampliación en la legitimación para
reclamar la reparación de las consecuencias no patrimoniales, lo que marca una clara diferencia
con el sistema anterior. Señala, en primer lugar, al damnificado directo (víctima del daño) como
regla en cuanto hace a la legitimación, pero incluye, en caso de muerte o padecimiento de una
grave discapacidad, según las circunstancias y a título personal, a los ascendientes,
descendientes, cónyuge y quienes convivían recibiendo trato familiar ostensible.
Ampliando la explicación, respecto de la reforma del CCC y la legitimación para reclamar daño
moral, en primer lugar podemos decir que es sólo directa (únicamente la victima) y
excepcionalmente será indirecta (art. 1741 del CCC).
Se efectuaron dos modificaciones relevantes en torno a la legitimación indirecta, que puede
analizarse en dos aristas.
1. En caso de fallecimiento de la víctima . La norma descarta la referencia a los “herederos
forzosos” a la que aludía el art. 1078 del CC derogado, e incluye ahora –de modo expreso- a los
ascendientes, descendientes, cónyuges y a quienes tuvieran un trato familiar ostensible. El
reemplazo de la figura de los herederos forzosos evita la discusión sobre el desplazamiento que,
por ejemplo, los descendientes generan sobre los ascendientes, lo que conducía a situaciones
injustas.
2. En caso de que la víctima subsista . Si bien, por regla, en este caso la legitimación está
limitada al damnificado directo, la novedad es que se admite la posibilidad de reclamo no sólo
ante el deceso de la víctima, sino también ante el sufrimiento de una “gran discapacidad”.
Desde hace tiempo, la doctrina, la jurisprudencia y destacados encuentros jurídicos plantean la
necesidad de una apertura de la legitimación para ejercer la pretensión resarcitoria, lo que fue
recogido por el nuevo ordenamiento civil y comercial. En efecto, el art. 1078 del Código Civil
derogado, en materia de legitimación activa del daño no patrimonial, conducía a soluciones
inequitativas que el ordenamiento jurídico no debe convalidar. Así por ejemplo, en el Código
derogado, los convivientes no tenían legitimación para reclamar daño moral en caso de
fallecimiento, lo que conduce a situaciones injustas.
El CCC, en su art. 1741, pone punto final a las diferentes interpretaciones que se formulan en el
ámbito doctrinario y jurisprudencial, no sólo en cuanto al término "herederos forzosos", sino
también respecto de la posibilidad de aplicar el art. 1079 del actual código en determinados casos
particulares. Se ha sostenido, y con adecuada razón, que no es justo excluir el resarcimiento del
daño no patrimonial a quienes no revisten la calidad de herederos forzosos.
En relación con el monto indemnizatorio, éste es claro y concreto; el art. 1741 afirma que debe
establecerse teniendo en cuenta las satisfacciones sustitutivas y compensatorias. Esto resulta

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problemático por iguales razones a las expuestas más arriba: la textura abierta del lenguaje. El
juez debe fundamentar de manera adecuada y conforme a la ley para el supuesto en que no
considere las mencionadas satisfacciones. El monto no debe guardar una correspondencia o
relación de proporción con la entidad del daño patrimonial, pero el magistrado, al tiempo de
sentenciar, debe valuar una acentuada apreciación de las circunstancias del caso que puedan
procurar las sumas que se otorguen por este daño.
Transmisibilidad de la acción resarcitoria: la admite a los sucesores universales sólo si ha sido
interpuesta por el legitimado.
Prueba del daño moral
En todos los casos, por la aplicación de los principios de prueba, el daño moral debe
probarse, en principio, por quien lo alega, sin más consideraciones respecto de su origen.
Dada la dificultad de producir una prueba directa sobre el perjuicio padecido, que es
interno y que no implica necesariamente las lágrimas o una exteriorización estereotipada, se
considera que la prueba es indirecta y que surge de los indicios y las presunciones hominis,
teniendo en cuenta el evento dañoso y las características del caso. De tal modo puede
determinarse la existencia del daño moral, la magnitud o, en su caso, la inexistencia del mismo.
En cuanto a la carga de la prueba del daño moral, en el nuevo Código, conforme el art. 1744, se
impone que todo daño deba ser acreditado por quien lo invoca, excepto imputación o presunción
legal o notoriedad (son ejemplo de esta presunción los gastos médicos del art. 1746 del CCC).
Con base en ello, la carga probatoria del daño moral recae invariablemente sobre el actor, quien
deberá acreditarlo mediante demostración activa cuando se afecte un bien de naturaleza
patrimonial. Opuestamente, cuando la afectación recaiga en un bien de entidad extrapatrimonial
(art. 1740, segundo supuesto del CCC), estará asistido por una presunción hominis, que deberá
ser desvirtuada por el accionado si pretende contrarrestar la pretensión ejercida.
Valoración y cuantificación del daño moral: Para lograr arribar a la determinación de la
entidad del daño moral, se debe tener en cuenta la gravedad objetiva del daño sufrido por
la víctima. Esto se logra considerando la modificación disvaliosa del espíritu, en el
desenvolvimiento de sus capacidades de sentir, querer y entender, y de su estado anímico. Todos
estos elementos deben ser ponderados prudencialmente por el magistrado.

LA ANTIJURIDICIDAD (ART 1717)


Una acción antijurídica es aquella que resulta contraria al ordenamiento jurídico integralmente
considerado.
La acción a la cual nos referimos es una conducta, ya sea comisiva u omisiva, que provoca un
resultado. Para ello no se requiere la voluntariedad de la persona. Dentro de este concepto
quedan incluidos los actos habituales e instintivos, y excluidos los actos reflejos o que
provengan de estados de inconsciencia o fuerza irresistible ( no depende de la voluntariedad del
agente ni de su culpabilidad)
El CCC en el art. 1717, "Cualquier acción u omisión que causa un daño a otro es
antijurídica si no está justificada".

En este sentido, el CCC se aparta de lo dispuesto por el art. 1066 del Código de Vélez, pues se
inclina de manera manifiesta por la llamada antijuridicidad material, según la cual la simple

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violación del neminen laedere implica ilicitud, salvo que la conducta o el perjuicio se encuentren
justificados.
Esta posición del Código Civil y Comercial implica receptar los postulados que viene
sosteniendo la CSJN en diversos pronunciamientos, según los cuales el alterum non laedere tiene
jerarquía constitucional.

La antijuridicidad material

La antijuridicidad formal: se manifiesta cuando la acción es contraria a una prohibición


jurídica, sea de comisión (hacer) u omisión (no hacer).
La antijuridicidad material tiene un sentido más amplio, ya que comprende no sólo las
prohibiciones expresas, sino también las que se infieren de principios fundamentales como el
orden público, la moral, las buenas costumbres, etc. Por ejemplo, en muchos casos, una conducta
puede ser “formalmente” adecuada, en tanto no contraría el ordenamiento jurídico, y sin
embargo, el espíritu, el contenido de tal acto lo convierte en antijurídico. Entre estos casos
podemos nombrar el fraude a la ley, el ejercicio abusivo del derecho, etc.

Antijuridicidad, imputabilidad y culpabilidad. El quid de la ilicitud subjetiva


Una postura considera que el acto ilícito civil requiere de la imputabilidad de la conducta del
agente, es decir que la ilicitud es subjetiva. La razón por la cual participan de estas ideas se funda
en la suposición de que, si la ilicitud no requiriera la voluntad del sujeto, los actos ilícitos no
debieran ser incluidos en la categoría de actos voluntarios en el Código Civil. Tanto en la norma
de Vélez como en el actual art. 1717 del CCC, se hace alusión a la responsabilidad civil desde
su función resarcitoria de un daño injusto. Esto no quiere decir que el acto involuntario no pueda
ser ilícito. En el nuevo Código, se dispone en el art. 1750: “Daños causados por actos
involuntarios”. El autor de un daño causado por un acto involuntario responde por razones de
equidad. Se aplica lo dispuesto en el art. 1742. El acto realizado por quien sufre fuerza
irresistible no genera responsabilidad para su autor, sin perjuicio de la que corresponde a título
personal a quien ejerce esa fuerza.
A su vez, en el art. 1742 se establece: Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la
indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la
situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en
caso de dolo del responsable.

El acto ilícito civil Caracterización: implica una violación a la ley que causa daño a otro
y que obliga a la reparación a quien resulte responsable en virtud de imputación o atribución
legal del perjuicio. En el ordenamiento jurídico argentino, la ilicitud constituye un elemento del
acto ilícito independiente de la culpa.

Antijuridicidad contractual y extracontractual. Los efectos de la unificación en la


antijuridicidad

El principio alterum non laedere, es decir la prohibición de dañar a otro, tiene base constitucional
y fue plasmado en la concepción de antijuridicidad del nuevo Código. Como consecuencia de

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ello, es antijurídica toda conducta comisiva u omisiva que cause un daño a otro, sin que medie
una causa de justificación.

La antijuridicidad en la responsabilidad objetiva

Se afirma que en la responsabilidad objetiva no se advierte la presencia de antijuridicidad, es


decir que se trataría de responsabilidad por actos lícitos. Estas ideas se fundamentan en la
existencia actual de numerosas actividades y cosas que generan una potencialidad dañosa
elevada hacia terceros, pero cuyo uso no podría ser eliminado sin que eso implique una
involución en la sociedad. De allí que muchos asuman que el hecho de reparar un daño que surja
de una actividad lícita (como puede ser conducir un automóvil) no sería suficiente para
convertirla en ilícita.

Sin embargo, esto no es así, por las siguientes razones:


a) La creación de un riesgo a través de una actividad socialmente válida puede ser lícita. Sin
embargo, no lo es el daño que se pueda generar.
b) Esta actividad riesgosa puede devenir en dañosa y es entonces cuando se transgrede el
principio de no dañar a otro.
c) La antijuridicidad no es exclusiva de la responsabilidad subjetiva.

Modos de obrar: actos antijurídicos de comisión, de comisión por omisión y de omisión


La conducta antijurídica puede ser positiva o negativa. En el primer supuesto, los actos
pueden tratarse de comisión de una actividad que se encuentra prohibida, por ejemplo,
causar lesiones a otra persona. Por el contrario, puede suceder que el ilícito consista en la
omisión de una conducta que ordena la ley (v. g., omitir prestar auxilio).

FACTOR DE ATRIBUCIÓN

El factor de atribución: constituye el elemento valorativo (axiológico) en virtud del cual el


ordenamiento jurídico dispone la imputación de las consecuencias dañosas del
incumplimiento obligacional o de un hecho ilícito stricto sensu a una determinada persona.

Los factores de atribución pueden ser clasificados en subjetivos u objetivos.


Factor Subjetivo: la culpa y el dolo,
Factores Objetivos: son el riesgo creado, la garantía, el deber calificado de seguridad y la
equidad.

Coexistencia de factores subjetivos y objetivos de atribución. La cuestión en el Código Civil


y Comercial
En efecto, si bien el CCC no enumera los factores objetivos, como sí lo hace para los subjetivos,
el legislador tipifica la responsabilidad objetiva extracontractual en el citado art. 1722. La
responsabilidad obligacional es objetiva, como dispone el citado art. 1723, en sentido
concordante con el profesional liberal que comprometió un resultado (art. 1768).

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Conforme el CCC, los factores objetivos –y los numerosos supuestos fácticos que abarcan-
quedan comprendidos en la ley en una fórmula amplia, por lo que la culpa, residualmente, es el
factor último de atribución y opera sólo en caso de ausencia de norma expresa y si no rige la
analogía por la existencia de laguna normativa. Es decir que ambos factores tienen la misma
jerarquía y la culpa reviste el carácter de norma implícita sólo en caso de silencio y de laguna
acerca del factor de atribución Ese es el sentido de la frase: "En ausencia de normativa, el factor
de atribución es la culpa".

Factores subjetivos de atribución (Art1724)

La voluntariedad del acto como presupuesto de la culpabilidad. La imputabilidad

Este concepto nos lleva a la necesidad de una imputabilidad de primer grado, es decir, aquella
que se asienta sobre la voluntariedad del acto y que requiere determinar previamente si el agente
ha actuado con intención, discernimiento y libertad (art.260 del CCC). Consecuentemente,
carecen de discernimiento y de reproche subjetivo los supuestos enumerados en el art. 261, que
define “acto involuntario” como:

a) el acto de quien, al momento de realizarlo, está privado de razón;


b) el acto ilícito de la persona menor de edad que no cumplió 10 años;
c) el acto lícito de la persona menor de edad que no cumplió los 13 años (como observáramos,
este último supuesto difiere del régimen del Código Civil que exige como mínimo los 14 años de
edad cumplidos para ser responsable directo por actos lícitos, conforme arts. 921 y 1076).
El discernimiento es una aptitud de la inteligencia que permite distinguir lo verdadero de lo
falso, lo justo de lo injusto, lo conveniente de lo inconveniente de las acciones humana. Son
causas obstativas la inmadurez de la persona en razón de su edad o de la alteración de las
facultades mentales. Por otra parte, el error o ignorancia de hecho que recae sobre el hecho
principal que constituye el acto ilícito (art. 265 y subsiguientes) y el error provocado (dolo) no
permiten la configuración de la intención del agente, con lo cual también obstaculizan la
imputabilidad de primer grado (art.271 y ss.). La intención supone la aptitud para comprender el
acto concreto que se realiza.
La fuerza irresistible y el temor fundado de sufrir un mal grave e inminente en la persona,
libertad, honra o bienes, o de su cónyuge, descendientes o ascendientes, legítimos o ilegítimos,
derivado de amenazas injustas impiden la libertad de acción del agente y configuran el vicio
de violencia (art. 276 y ss.). Aquí se afecta la libertad, entendida como la facultad de elegir entre
distintas alternativas, sin coacciones o intimidaciones.
Una vez que se configura la imputabilidad de primer grado, es dable formular la imputabilidad
de segundo grado, que pone acento en la reprochabilidad de la conducta y que se puede presentar
como dolo o culpa.

La culpa

Factores subjetivos: la culpa y el dolo.

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La culpa consiste en la omisión de la diligencia debida según la naturaleza de la obligación y las
circunstancias de las personas, el tiempo y el lugar. Comprende la imprudencia, la negligencia y
la impericia en el arte o profesión. En esta nueva definición se agregan las conductas que las
configuran el art dice: comprende la negligencia, la imprudencia yla impericia en el arte o

Requisitos de la culpa

 La omisión de realizar la conducta que exige la naturaleza de la obligación


 La ausencia de propósito deliberado de incumplir o de causar daño.
La culpa se puede manifestar como:
 Negligencia (art. 1724 CCC), la cual consiste en no prever lo que es previsible, o en caso
de hacerlo, no adoptar la diligencia necesaria para la evitación del daño. Es una conducta
omisiva de cierta actividad, que en caso de realizarla hubiera sido apta para evitar el
daño.
 Imprudencia: implica una conducta positiva, precipitada o irreflexiva que es llevada sin
prever sus consecuencias.
 Impericia: consiste en la incapacidad técnica para la ejecución de una determinada
función, profesión o arte.
Todas ellas pueden estar presentes, en tanto pueden combinarse entre sí.
La ausencia de propósito deliberado de incumplir o de causar un daño. La buena fe implica la
buena fe del deudor. Ésa es la principal diferencia que la misma tiene respecto del dolo.

Valoración de la conducta. Cuanto mayor sea el deber de obrar con prudencia y pleno
conocimiento de las cosas, mayor es la diligencia exigible al agente y la valoración de la
previsibilidad de las consecuencias. Cuando existe una confianza especial, se debe tener en
cuenta la naturaleza del acto y las condiciones particulares de las partes.

El dolo

El dolo es uno de los factores de atribución subjetivo (art. 1724 del CCC). El dolo se configura
por la producción de un daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los
intereses ajenos.

Efectos

Existen supuestos en los cuales el daño sólo resulta jurídicamente resarcible en tanto y en cuanto
el autor del evento haya actuado con dolo. Sin perjuicio de las consideraciones precedentes, el
dolo genera efectos propios en numerosas situaciones:

a) Es inválida la dispensa anticipada que exime o limita la responsabilidad, total o parcialmente,


del daño sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales debe responder (art. 1743).
Aquí, el dolo se suma a la invalidez de las cláusulas cuando afectan derechos indisponibles,
atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas.
b) La invalidez de tales cláusulas no sólo alcanza al deudor, sino también a las personas por las
cuales debe responde; se impone la invalidez anticipada de la dispensa de toda cláusula que

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exima de responder a los dependientes, auxiliares o personas de las cuales se sirve el deudor
(arts. 1743 y 732).
Asimismo, permitir la dispensa anticipada es tolerar la mala fe y someter el acto a la sola
voluntad del deudor, el no cumplir.
No debe confundirse la dispensa anticipada con la renuncia del derecho de reclamar daños y
perjuicios por parte del acreedor, una vez operado el incumplimiento doloso.
c) No se beneficia con la atenuación de la responsabilidad en relación a la facultad del juez –al
fijar la indemnización- de disminuirla, por un fundamento de equidad y en función del
patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias de hecho del art.
1742. En este caso, la indemnización es plena (art. 1740).
d) La exclusión o limitación de la responsabilidad por la incidencia del hecho del damnificado en
la producción del daño, que se exceptúa cuando la ley o el contrato dispongan que debe tratarse
de su culpa, de su dolo o de cualquier otra circunstancia especial (art. 1729).
e) La responsabilidad por caso fortuito o por imposibilidad de cumplimiento. Si bien el inc. “d”
del art. 1733 refiere a la culpa, es aplicable si el caso fortuito o imposibilidad de cumplimiento
sobrevienen por su dolo.
f) En los daños causados por acusación calumniosa sólo se responde por dolo o culpa grave (art.
1771).

El dolo y la extensión del resarcimiento


El art. 1726 del nuevo Código establece que “son reparables las consecuencias dañosas que
tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal
en contrario, se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles. Se
introduce así el factor previsibilidad para éstas últimas, que no estaba en el texto del art. 901 del
Código de Vélez, respecto de las consecuencias mediatas.
Introduce el nuevo Código otra novedad en materia de consecuencias derivadas de los contratos,
al establecer la previsibilidad, donde, de acuerdo al art. 1728, se responde por las consecuencias
que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Aquí, la
relevancia está en la previsibilidad de las partes al momento de la celebración del acto
contractual o la posibilidad de haberlas previsto.
Pero, si existe dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias
al momento del incumplimiento. Es decir, además de las consecuencias previstas al momento de
la celebración, se le agregan las consecuencias dañosas al producirse el incumplimiento, lo que
cobra importancia en los contratos de duración. Cuando se cualifica a la conducta del deudor
como "culposa", éste debe las consecuencias previsibles al tiempo de celebración o nacimiento
del contrato; en tanto, cuando existe dolo del deudor, se extiende la reparación hasta las
consecuencias previsibles al tiempo del incumplimiento.
Si bien la norma refiere al dolo del deudor, resulta aplicable al dolo del acreedor, de acuerdo a lo
convenido contractualmente, con respaldo en el art. 1716.
Prueba: El dolo no se presume; por el contrario, el mismo debe ser alegado y probado.
Dicha tarea corresponde a quien invoca su existencia. Se aplican en esta temática los principios
generales, admitiéndose inclusive la prueba indiciaria o de presunciones, lo cual es cosa distinta
a decir que el dolo se presume.

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Dolo y culpa concurrente: en cuanto concurren, en el evento dañoso, ambas conductas (culpa y
dolo), por parte de víctima y victimario, debemos decir que las mismas no se neutralizan, sino
que deben ser analizadas cada una en el caso particular. pueden existir supuestos en los cuales
el daño derive de la culpa del demandado y de la víctima. En estos supuestos se distribuirán
entre ambos las consecuencias dañosas, soportando cada uno de ellos una carga proporcional a la
incidencia causal que hubieran aportado en la producción del daño.

Dolo concurrente en cuanto concurren, en el evento dañoso, ambas conductas, por parte de
víctima y victimario, deben ser analizadas ambas conductas en el caso concreto a los fines de la
eximente de responsabilidad civil. En caso de concurrencia de culpa, la víctima con el dolo del
demandado, éste último absorbe el hecho culpable o no de la víctima. De ese modo se considera
que el sindicado como responsable ha sido el único causante del daño. En la concurrencia del
dolo de la víctima y del demandado, procede la reparación del daño causado teniendo en cuenta
la incidencia de cada conducta dolosa en la producción del resultado.

Dispensa del dolo: Son nulas las cláusulas que anticipadamente dispensen al deudor de la
responsabilidad por el incumplimiento de la obligación (art. 1743 CCC), ya que esto atenta
contra la naturaleza misma del concepto de obligación. Asimismo, ello estaría reñido con el
principio de buena fe, con la moral y las buenas costumbres.

Factores objetivos: son los que no tienen en consideración la reprochabilidad de una conducta
para atribuir un daño.

Art 1722: El factor de atribución es objetivo cuando la culpa del agente es irrelevante a los
efectos de atribuir responsabilidad. En tales casos, el responsable se libera demostrando la causa
ajena, excepto disposición legal en contrario.

Los factores objetivos de atribución se caracterizan por:

a) Fundar la atribución del incumplimiento obligacional y la responsabilidad que de él deriva, o


la responsabilidad que emerge de hechos ilícitos stricto sensu, en parámetros objetivos de
imputación;
b) Con total abstracción de la idea de culpabilidad.

Clasificación
El CCC, en el Capítulo I –dedicado a la responsabilidad civil- contempla la responsabilidad
objetiva, con la doctrina (Galdos, 2012) podemos efectuar la siguiente distinción de supuestos:

 el riesgo y el vicio (designaciones, éstas, que son las más difundidas en la doctrina y
jurisprudencia) de las cosas y de las actividades riesgosas o peligrosas por su naturaleza,
por los medios empleados o por las circunstancias de su realización (arts. 1757, 1758,
1733 inc. “e”);
 la indemnización de equidad (art. 1742) y los daños causados por los actos involuntarios
(arts. 1750);

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 la garantía (aludiendo al fun6rtdamento de las responsabilidades indirectas) (art. 1753),
en la responsabilidad contractual objetiva (art. 1723) y en la responsabilidad profesional
por resultado (art. 1768);
 la responsabilidad del grupo en caso de actividad peligrosa y la responsabilidad del grupo
en caso de autoría anónima (arts. 1762 y 1761);
 la del dueño y ocupante de un edificio por las cosas arrojadas o caídas (art. 1760);
 el daño causado por animales (art. 1759);
 el daño derivado de los accidentes de tránsito (art. 1769);
 la responsabilidad de los padres y de los tutores, curadores y otras personas encargadas
de los menores e incapaces (arts. 1754, 1755, 1756);
 la de los titulares de los establecimientos educativos (art. 1767);
 la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (art. 1753);
 la responsabilidad por los hechos de quién se sirve para el cumplimiento de sus
obligaciones (art. 1753).
Pero a lo largo del Código se observa también la aplicación de factores de responsabilidad
objetiva, en enumeración no exhaustiva la doctrina (Galdos 2012) señala algunos de estos otros
supuestos:
 en la responsabilidad del tomador en el contrato de leasing (art. 1243);
 en el transporte de personas por los daños causados a las personas (art. 1286);
 en el transporte de cosas, el transportista se exime probando la causa ajena en caso de
pérdida o deterioro de las cosas transportadas y del equipaje del pasajero, salvo los
objetos de valor extraordinarios y los efectos que el pasajero lleva consigo (arts. 1286 y
1293);
 la responsabilidad del hotelero, conforme las normas del depósito necesario (arts. 1369,
1370, 1371, 1372), por los daños o pérdida de los efectos introducidos en el hotel, en el
vehículo guardado en lugares del establecimiento o puesto a disposición por el hotelero y
en las cosas dejadas en los vehículos, salvo "caso fortuito o fuerza mayor ajena a la
actividad hotelera" (arts. 1369, 1370, 1371, 1372, 1373, 1374, 1375 y concs.). Las
normas del depósito necesario se aplican a "los establecimientos y locales asimilables":
"los hospitales, sanatorios, casas de salud y deporte, restaurantes, garajes, lugares y
playas de estacionamiento y otros establecimientos similares que presten sus servicios a
título oneroso".
 en los casos de ruina o por daños que comprometen la solidez de la obra, y los que la
hacen impropia para su destino, el constructor se libera si prueba la causa ajena (art.
1373); y no es causa ajena el vicio del suelo ni de los materiales (art. 1273); esa
responsabilidad es extensible al subcontratista, proyectista, director de obra, y cualquier
profesional ligado al comitente, según la causa de los daños (art. 1274 inc. c).
 el fiduciario responde sobre la base de la responsabilidad objetiva de los arts. 1557 y
concs. cuando no contrató el seguro obligatorio contra la responsabilidad civil que cubra
los daños causados por las cosas objeto del fideicomiso, o cuando la cobertura de riesgos
o montos resulte irrazonable (art. 1685).
La teoría del riesgo. Distintas vertientes. Aplicaciones. Artículos 1757 y 1758 del Código Civil
y Comercial

13
La teoría del riesgo tiene origen en el derecho francés de fines del siglo XIX, y adquirió gran
reconocimiento a partir de la primera mitad del siglo XX. Esta doctrina intenta proveer
una explicación a la responsabilidad civil basada en el riesgo; sin embargo, se advierten
diferentes líneas de pensamiento:
a) La teoría del riesgo creado. Según esta teoría, quien es dueño o se sirve de cosas o realiza
actividades que, por su naturaleza o modo de empleo, producen riesgos potenciales a terceros,
debe responder por los daños que ellas ocasionen. En consecuencia, el factor de atribución que
rige es objetivo y es una contrapartida del riesgo creado.
b) La doctrina del riesgo-beneficio. Según esta doctrina, se debería responder objetivamente
por cualquier riesgo creado, siempre que permita alcanzar un beneficio. En consecuencia, si
dicho beneficio no está presente, no se debería responder objetivamente.
c) La doctrina del acto anormal. De acuerdo a esta línea de pensamiento, quien incorpora a la
sociedad un riesgo no debe responder objetivamente por todas las consecuencias perjudiciales
que deriven de él, sino por aquellas que excedan la “normalidad”.
De acuerdo a lo expuesto y ateniéndonos a nuestro ordenamiento jurídico, quedan incluidos en la
esfera del riesgo creado: los daños causados por el riesgo o vicio de la cosa (art. 1757 del CCC);
los daños causados al consumidor por el vicio o defecto de la cosa o en la prestación del servicio
(art. 40 de la ley 24240); los daños derivados de actividades riesgosas (art. 1757); los daños
derivados de residuos peligrosos; la responsabilidad del propietario de una mina (art. 58 del
Código de Minería); la responsabilidad del explotador o de quien usa una aeronave. Algunos
juristas también incluyen a la responsabilidad de las personas jurídicas y la del principal por el
hecho de sus dependientes.

La seguridad y la garantía. Proyecto de 1998 y Código Civil y Comercial

Cierta doctrina considera que la garantía constituye un factor de atribución objetivo autónomo.
Dentro de este esquema, se suelen mencionar, en el ámbito extracontractual, ( INDIR )la
responsabilidad del principal por el hecho del dependiente (art. 1753 del CCC) y la obligación de
seguridad, incluida con carácter general y accesorio, de manera tácita, en ciertos contratos, para
preservar a las personas y a su propiedad contra los daños que puedan ocasionarse al
momento de ejecutarlo (v. g., contrato de espectáculos deportivos, contratos médicos, etc.).
Esta obligación de garantía se encuentra presente en todos los contratos de consumo, sin
importar aquí la idea del contrato en sí misma. Lo que importa para la norma es la protección del
consumidor. Conforme lo cual, la responsabilidad será de tipo objetiva, sea que el daño tenga o
no origen en un contrato.

La equidad. Responsabilidad por daños involuntarios en el Código Civil y Comercial.

Este factor de atribución sigue el camino marcado en el Código Civil derogado, que tenía
aplicación en materia de daño involuntario (art. 921). Conforme la norma derogada, los daños
involuntarios, en principio, no generan responsabilidad civil. Sin embargo, existen dos
excepciones:

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a) Contenida en el art. 907 del CC, se funda en el principio del enriquecimiento sin causa. La
norma reza:
…cuando por los hechos involuntarios se causare a otro algún daño en su persona y bienes,
sólo se responderá con la indemnización correspondiente, si con el daño se enriqueció el autor
del hecho, y en tanto, en cuanto se hubiere enriquecido.
b) La segunda excepción constituye la indemnización de equidad contemplada en el texto
agregado por ley 17711 al art. 907 del CC. Dicha norma expresa: “Los jueces podrán
también disponer un resarcimiento a favor de la víctima del daño, fundados en razones
de equidad, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del autor del hecho y la situación
personal de la víctima”.
El Código Civil y Comercial recepta esta línea de pensamiento, en tanto, por regla, los daños
involuntarios no generan responsabilidad civil, salvo lo dispuesto por los arts. 1750 y 1742 del
CCC.
Según en el art. 1750 del CCC, se determina que el agente dañoso responde por "equidad" si el
daño fue causado por un "acto involuntario" (conf. art. 260 del CCC) y se reenvía al art. 1742,
que establece las características a tener en cuenta por el juzgador para fijar la indemnización.
El art. 1750 del CCC, por reenvío al art. 1742, prevé en forma similar a lo preceptuado en el art.
907 del Código Civil derogado para los daños causados por actos involuntarios, en el que se
faculta al juez a disponer un resarcimiento a favor del damnificado, fundado en razones de
equidad; la indemnización debe tener como base, para su fijación, el patrimonio del autor del
hecho, la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho, es decir que el juzgador
deberá balancear ambos patrimonios, el del agente dañoso y el del damnificado, y, al sopesar
ambos, si el del deudor del daño causado involuntariamente lo amerita, podrá trasladar a la
víctima una parte para cubrir al menos parcialmente el perjuicio sufrido, cumpliendo así con la
meta equitativa de la norma en los arts. 1742 y 1750 del CCC.
Como señaláramos antes, el CCC, en su art. 261, preceptúa qué se considera "acto involuntario",
disponiendo que es: 1) el acto de quien al momento de realizarlo está privado de razón, 2) el acto
ilícito de la persona menor de edad que no cumplió 10 años y 3) el acto lícito de la persona
menor de edad que no cumplió 13 años de edad. Como observáramos, este último supuesto
difiere del actual régimen, que exige como mínimo los 14 años de edad cumplidos para ser
responsable directo por actos lícitos (conf. arts. 921 y 1076 del CCC).

Para que se configure el segundo supuesto regulado (equidad), es necesario:

 Que exista un acto involuntario.


 Que cause daño a un tercero.
 Que medie relación causal adecuada entre ambos elementos.
El juez tiene la facultad de otorgar el resarcimiento, y, discrecionalmente, establecerá la
cuantía equitativa de la indemnización, teniendo en cuenta la importancia del patrimonio del
autor del hecho (demente o menor de diez años) y la situación personal del damnificado. Esta
reparación puede o no ser plena e integral.
Versa el artículo 1750: “Daños causados por actos involuntarios. El autor de un daño causado
por un acto involuntario responde por razones de equidad. Se aplica lo dispuesto en el artículo
1742” Por su parte, el art. 1742:

15
Atenuación de la responsabilidad. El juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es
equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las
circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable.

El art. 1723: “Responsabilidad objetiva. Cuando de las circunstancias de la obligación, o de lo


convenido por las partes, surge que el deudor debe obtener un resultado determinado, su
responsabilidad es objetiva”.

Nexo Causal:es la necesaria conexión fáctica que debe existir entre la acción humana y el
resultado dañoso producido. La relación de causalidad es el nexo que vincula materialmente y de
manera directa al incumplimiento obligacional o al acto ilícito con el daño, y en forma sucedánea
e indirecta, a éste con el factor de atribución
nos permite determinar si un resultado dañoso puede ser atribuido materialmente a una
persona. De igual modo, respecto de la función preventiva del daño, nos permite establecer
un vínculo razonable y necesario entre una amenaza de daño y el hecho generador.
El juicio que supone la relación de causalidad es neutro, ya que no valora la justicia o injusticia
de la acción, sino que se refiere a una cuestión meramente fáctica y objetiva: si existe un enlace
entre un hecho antecedente (causa) y el resultado (efecto).

La relación de causalidad tiene una doble importancia:


 Determinar la autoría. La relación de causalidad permite determinar, con rigor
científico, cuándo un daño es pasible de ser atribuido materialmente a la conducta de un
sujeto determinado. Esto se conoce como imputatio facti. Esta operación nos revela
la autoría del daño, lo cual permite determinar quién responderá por el daño causado.
 Adecuación. Provee, asimismo, los parámetros objetivos para determinar la extensión del
resarcimiento mediante un régimen predeterminado de imputación de consecuencias
(arts. 1726 y 1727 del CCC). De tal modo, se determina hasta qué punto debe
responder el autor material por el daño causado.

Distintas teorías sobre la relación de causalidad. La teoría de la causalidad adecuada y su


recepción por el Código Civil y Comercial. Articulo 1726
Elegir el criterio que determina cuál es la causa jurídica de un daño muchas veces constituye una
tarea compleja. Muchas teorías se han formulado tendientes a dilucidar cuál de los antecedentes
materiales es apto para provocar el resultado dañoso.

Teorías sobre la relación de causalidad

 T .De la equivalencia de la condiciones


o Atribuida a Stuart Mill, quien considera que la causa es el resultado de todas las
condiciones positivas y negativas que en conjunto contribuyen a producir el daño.
o -Toda condición que contribuye a producir el daño tiene igual valor.
o -Ha sido objeto de justas críticas, porque amplía la responsabilidad hasta el infinito; se
podría pensar en cuáles son las causas de las causas.
 T.de la causa próxima

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o Atribuida a Francis Bacon, busca una condición entre todas a fin de elevarla a la
categoría de causa. Considera que es tal, la condición más próxima al resultado en orden
cronológico.
o -Ha recibido diversas críticas, ya que, si bien es frecuente que la última condición sea la
causa, esto no siempre es cierto
 Teorías de la condición preponderante y de la condición eficiente
o Estas dos teorías se encuentran muy ligadas entre sí.
o -La teoría de la condición preponderante sostiene que es causa del daño aquella condición
que rompe con el equilibro entre los factores considerados favorables y adversos para su
producción, influyendo de modo preponderante en el resultado.
o -La teoría de la causa eficiente no difiere mayormente de la anterior, considerando la
causa a aquella condición que tenga mayor poder intrínseco de causación del fenómeno.
o -Se les critica a ambas teorías la imposibilidad de escindir materialmente un resultado
para atribuir a una condición per se un poder causal decisivo.
 Teoría d la causalidad adecuada
o Es la teoría de mayor predicamento en la actualidad.
o -Atribuida a Luis von Bar y desarrollada por von Kries.
o -La adecuación de la causa está ligada a la idea de regularidad, a lo que normalmente
acostumbra a suceder.
o -El juicio de probabilidad es realizado ex post facto y en abstracto.
o -Atiende a lo que sucede conforme al curso normal y ordinario de las cosas.
o -El juicio de probabilidad se realiza en abstracto. Sin embargo, la misma puede ser
agravada cuando la previsibilidad del agente sea superior (derogado art. 902 del CC y
actual art. 1722, primer párrafo, del CCC).

El CCC sigue los criterios más consolidados sobre el principio de la causalidad adecuada y la
extensión y simplificación de la responsabilidad a las consecuencias inmediatas y mediatas.
Reza el art. 1726: "Relación causal. Son reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo
adecuado de causalidad con el hecho productor del daño. Excepto disposición legal en contrario,
se indemnizan las consecuencias inmediatas y las mediatas previsibles".
Y el art. 1727: Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código "consecuencias
inmediatas". Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto, se llaman consecuencias "mediatas". Las consecuencias mediatas que no
pueden preverse se llaman "consecuencias casuales".
En síntesis: en materia de relación causal, el Código Civil y Comercial adopta como principio
general la teoría de la causalidad adecuada (art. 1726), que se funda en un parámetro objetivo
de comparación: hay que establecer, en cada caso, si era previsible que cierto hecho generara
determinado resultado, de acuerdo a lo que habría previsto un hombre medio en el momento del
hecho.
La recepción de la teoría de la causalidad adecuada en el Código Civil y Comercial

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La doctrina y jurisprudencia de nuestro país expresan que la teoría que mejor se adaptaba al
Código Civil derogado era la teoría de la causalidad adecuada, inspirado en esta materia en el
Código de Prusia de 1794.

El CCC recepta expresamente esta teoría: Así lo dispone el art. 1726. "Relación causal. Son
reparables las consecuencias dañosas que tienen nexo adecuado de causalidad con el hecho
productor del daño. Excepto disposición legal en contrario, se indemnizan las consecuencias
inmediatas y las mediatas previsibles".

En materia de responsabilidad civil- podemos observar los siguientes supuestos:

a) Responsabilidad por el hecho propio o responsabilidad directa. En estos casos, las


connotaciones son similares a las que rigen el derecho penal, ya que se observa la conexión
establecida entre la acción del agente y el daño (art. 1749 del CCC). Por ejemplo, quien, con un
golpe de puño, causa un daño a la víctima. En este caso, la relación de causalidad es muy simple
y vincula directamente al agente con el daño.
b) Responsabilidades reflejas. La responsabilidad por el hecho de terceros es el caso
establecido en la Sección 6ª "Responsabilidad por el hecho de terceros" (arts. 1753 a 1756 del
CCC). Se engloban las hipótesis de responsabilidad civil por el hecho de otros: por el actuar de
subordinados, hijos, delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental, tutelado, curado y
personas internadas. Para la responsabilidad refleja, se utiliza de ejemplo la responsabilidad de
los padres por los daños causados por sus hijos menores de edad (art. 1754 del CCC); se
considera que ellos son los autores mediatos del daño causado por los últimos. En consecuencia,
se considera que la causa inmediata es la acción del menor, mientras que la causa mediata es la
negligencia en la vigilancia por parte de los progenitores. El juicio de relación de causalidad
opera del siguiente modo: en primer lugar, se debe determinar si efectivamente fue el menor
quien causó el daño; una vez determinado este extremo, la relación de causalidad adecuada entre
la acción u omisión culpable de los padres y el acto ilícito cometido por el menor es presumida,
salvo que se pruebe lo contrario.
c) Responsabilidad objetiva por el hecho de un tercero. En estos casos (v. g., responsabilidad
del principal por el hecho del dependiente, art. 1753 CCC), la relación de causalidad debe
ser indagada en relación a la acción del dependiente y el daño. Si se acredita la misma, ésta se
traslada directamente al principal. Éste último no es un autor mediato, sino un garante de la
actuación del dependiente.
d) Responsabilidad por daños derivados de la intervención de cosas y de ciertas
actividades. En estos supuestos, la ley dispone que responden frente a la víctima del daño tanto
el guardián como el dueño de la cosa (art. 1758 CCC). Lo que primero debe cuestionarse es si el
daño fue provocado por el riesgo o vicio de la cosa (art.1757). Si se comprueba ese hecho, la ley
presume la relación de causalidad entre el daño y el riesgo creado por el dueño o el guardián de
la cosa. La única forma en que pueden liberarse estos últimos es por la acreditación de la
ruptura del nexo causal, tal como veremos más adelante, cuando estudiemos las eximentes.
e) La responsabilidad colectiva y anónima. el nuevo Código establece una sección específica –
la octava- con tres artículos destinados a regular estos supuestos. El primero de ellos –art.1760-
resuelve el supuesto de las cosas caídas o arrojadas de un edificio. La norma responsabiliza

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solidariamente a los dueños y ocupantes de la parte de donde cayó o fue arrojada la cosa y sólo
se libera quien demuestre que no participó en la producción del daño. El segundo de los artículos
–1761- norma un claro supuesto: el daño es cometido por un autor anónimo que pertenece a un
grupo identificado. El grupo está identificado pero no el sujeto. En este caso responden
solidariamente todos los integrantes, lo cual es razonable en tanto no está identificado el agente.
Pero regula una excepción, para quien demuestre que no ha contribuido a la producción del daño.
Finalmente, se incorpora en el art.1762 un supuesto trabajado en la doctrina es la barra brava del
fútbol. En este caso, la responsabilidad también es solidaria de todos los integrantes y sólo se
libera quien demuestra que no integraba el grupo.En estos tres casos de la relación de causalidad,
tratándose de una responsabilidad grupal, existe una presunción de causalidad a nivel de autoría,
por lo que se tendrían que probar, para la eximición total o parcial, algunas de las causales de
eximición descriptas en los arts. 1729, o 1730, o 1731 del CCC.

Clasificación de las consecuencias


Dice el art. 1727: Tipos de consecuencias. Las consecuencias de un hecho que acostumbran a
suceder según el curso natural y ordinario de las cosas, se llaman en este Código "consecuencias
inmediatas". Las consecuencias que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto, se llaman consecuencias "mediatas". Las consecuencias mediatas que no
pueden preverse se llaman "consecuencias casuales".

Consecuencias inmediatas: Son aquellas que acostumbran suceder según el curso normal
y ordinario de las cosas (art. 1727 del CC). La previsibilidad está implícita en ellas, ya que
existe un principio de regularidad del cual surge que una persona se representa necesariamente
dicha consecuencia al momento de desplegar determinada conducta.

Consecuencias mediatas: Son las que resultan solamente de la conexión de un hecho con un
acontecimiento distinto (art. 1727 del CCC). El vínculo no es directo en este caso, sino que debe
interferir otro hecho que coadyuva a la generación del resultado dañoso. Se trata de dos
consecuencias diferentes que tienen adecuada relación de causalidad entre el hecho y el daño a
las víctimas, con una diferencia causal en las consecuencias: Estas consecuencias son
imputables al autor del hecho cuando las hubiere podido prever o cuando, empleando
debida atención, hubiera podido evitarlas. Dicha previsibilidad debe ser apreciada en
abstracto.

Consecuencias casuales :Son las consecuencias mediatas que no pueden preverse (art. 1727
del CCC). Dado que corresponden a hechos que operan de modo inesperado o sobreviniente en
el proceso causal, interrumpen su desarrollo. Son producidas por un hecho fortuito y, por lo
tanto, imprevisibles. Dada la imposibilidad de preverlas, normalmente no son imputables al
autor, salvo cuando el mismo las hubiera previsto de manera concreta, en función de las
circunstancias del caso, y las hubiera tenido en miras al actuar (art. 1727 del CCC y 905 del
derogado CC).

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Consecuencias remotas: Son las consecuencias casuales que se hallan tan alejadas del hecho
que en ningún caso son imputables, decía el art. 906 del CC, hoy derogado. El actual Código no
establece este tipo de consecuencias.

Artículo1728.Previsibilidad contractual. En los contratos se responde por las consecuencias


que las partes previeron o pudieron haber previsto al momento de su celebración. Cuando existe
dolo del deudor, la responsabilidad se fija tomando en cuenta estas consecuencias también al
momento del incumplimiento.

EXIMENTES: son circunstancias que operan enervando la antijuridicidad, la relación de


causalidad o los factores de atribución. Las mismas poseen gran importancia, ya que pueden
aminorar o eximir la responsabilidad por daño al sindicado como responsable.

Clasificación:

Eximentes vinculadas con la antijuridicidad. Las causas de justificación

Las causas de justificación enervan la antijuridicidad de la conducta y, bajo


ciertas circunstancias, pueden actuar como eximentes de la responsabilidad (v. g., legítima
defensa) o justificar una reparación de equidad no plena o integral (v. g., estado de necesidad).
Entre ellas encontramos el ejercicio regular de un derecho, el cumplimiento de una obligación
legal, el estado de necesidad, la legítima defensa y el consentimiento del damnificado.
Las causas de justificación difieren de las causas de inimputabilidad. En tanto las primeras
obstan a la antijuridicidad de la conducta, estas últimas, sin provocar tal efecto, excluyen la
culpabilidad del agente, porque el agente obra sin discernimiento (arts. 260 y 261 del CCC).
El nuevo Código enumera y desarrolla los elementos negativos de la antijuridicidad conocidos
como causales de justificación. Las causales de justificación son una serie de motivos que
excluyen la antijuridicidad; se trata de supuestos excepcionales que, en principio, justifican la
violación del principio general de no dañar a otro.
El nuevo Código menciona como causales de justificación o elementos negativos de la
antijuridicidad, en los arts. 1718, 1719 y 1720:
Queda entonces regulado:
 legítima defensa;
 estado de necesidad;
 ejercicio regular de un derecho o el cumplimiento de un obligación legal;
 asunción de riesgos
 consentimiento del damnificado.
Clasificación
Ejercicio regular de un derecho: El primer párrafo del artículo 10 del CCC establece que “El
ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede
constituir como ilícito ningún acto”. Idéntico es el texto del art. 1071 del Código derogado.
La norma implica que el ejercicio regular de un derecho, dentro de los límites reconocidos por el
ordenamiento jurídico, se considera un obrar lícito. En consecuencia, en principio, la causación
de un daño a un tercero, en esas circunstancias, no sería indemnizable.

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El cumplimiento de una obligación legal :Esta causa de justificación de carácter genérico
aparece igualmente en el art. 10 del CCC. Asimismo, individualiza ciertos supuestos del
Código Penal, el cumplimiento de un deber, el ejercicio de una autoridad o cargo (art. 34
inc. 4 del CP) y la obediencia debida (art. 34 inc. 5 del CP). En los supuestos mencionados, la
ley impone una determinada conducta al agente, y por tal razón, quien la ejecute sin incurrir
en excesos está justificado.

Estado de necesidad: En el inc. “c” del art. 1718 se hace referencia al estado de necesidad que
se configura cuando se causa un mal menor para evitar un mal mayor, según la clásica
definición. El inciso contempla la posibilidad de que el juez conceda una indemnización de
equidad.

Legítima Defensa: La actual norma del CCC la regula expresamente como causa de
justificación y exime de responsabilidad a quien causa un daño: …en legítima defensa propia o
de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a una agresión actual o inminente,
ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y sufre daños como consecuencia
de un hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a obtener una reparación plena.

Para que opere esta causa de justificación, es necesario:


a) Que exista una agresión ilegítima.
b) Que la misma recaiga sobre la persona o bienes materiales o morales de quien se defiende.
d) El medio utilizado para impedir o rechazar la acción debe ser razonable.
e) No debe haber existido provocación por parte de quien se defiende.
La aplicación de esta causa de justificación en materia obligacional es irrelevante.

Consentimiento del damnificado: Dice el artículo 1720 “Consentimiento del damnificado.


Sin perjuicio de disposiciones especiales, el consentimiento libre e informado del damnificado,
en la medida en que no constituya una cláusula abusiva, libera de la responsabilidad por los
daños derivados de la lesión de bienes disponibles”. En principio, el consentimiento del
damnificado excluye la antijuridicidad del comportamiento de autor del daño, salvo cuando éste
sea contrario a la ley, a la moral o a las buenas costumbres y al orden público.
Asunción de riesgo 1719: Si bien la incluimos en este punto, referido a las causales de
justificación que obstan la antijuridicidad, la asunción de riesgos no es causal de justificación, y
el legislador se encargó de dejarlo claro.
Asunción de riesgos. La exposición voluntaria por parte de la víctima a una situación de peligro
no justifica el hecho dañoso ni exime de responsabilidad a menos que, por las circunstancias del
caso, ella pueda calificarse como un hecho del damnificado que interrumpe total o parcialmente
el nexo causal.
Efectos: Las causas de justificación enervan la antijuridicidad de la conducta y,
bajo ciertas circunstancias, pueden actuar como eximentes de la responsabilidad (v. g.,
legítima defensa) o justificar una reparación de equidad no plena o integral (v. g., estado de
necesidad). Las causas de justificación obstan a la antijuridicidad de la conducta.

Eximentes vinculadas con el factor de atribución

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Las eximentes vinculadas con el factor de atribución se distinguen según se trate de un factor
objetivo o subjetivo.

Respecto de las eximentes vinculadas con el factor subjetivo de atribución, se admiten las
siguientes.

Las causas de inimputabilidad: Eximen de responsabilidad: el error de hecho esencial (art. 265
del CCC), el dolo y la violencia o intimidación (arts. 271 y 276 del CCC). Cuando se
comprueba alguna de estas circunstancias, el acto no posee intención ni libertad,
respectivamente, eliminándose la voluntariedad del acto, sobre la cual se asienta el
reproche de culpabilidad.
La no culpa o falta de culpa como eximente. Su diferencia con el caso fortuito o la fuerza mayor
La prueba de un actuar diligente, de acuerdo al objeto de la obligación y en función a las
circunstancias de persona, tiempo y lugar, puede constituirse en eximente (art. 1724). Dentro del
sistema de responsabilidad subjetiva, basado en la idea de culpa, debe alcanzar al sindicado
como responsable la prueba de la no culpa para liberarse. Por el contrario, en un esquema de
responsabilidad objetiva, la prueba de la no culpa es insuficiente, ya que el sindicado como
responsable deberá probar la ruptura del nexo causal para liberarse. Esto lo puede lograr
probando el caso fortuito, el hecho de un tercero extraño o del damnificado.
Eximentes convencionales:
 cláusulas limitativas de la responsabilidad.
 dispensa anticipada de la responsabilidad por dolo propio y por dolo de terceros por cuyo
hecho de debe responder;
 dispensa anticipada de la responsabilidad por culpa propia y por la culpa de terceros por
cuyo hecho se debe responder
El código de Vélez no regulaba las cláusulas de limitación o eximición de daños. Al respecto,
establece el nuevo Código: Dispensa anticipada de la responsabilidad . Son inválidas las
cláusulas que eximen o limitan la obligación de indemnizar cuando afectan derechos
indisponibles, atentan contra la buena fe, las buenas costumbres o leyes imperativas, o son
abusivas. Son también inválidas si liberan anticipadamente, en forma total o parcial, del daño
sufrido por dolo del deudor o de las personas por las cuales debe responder.

Eximentes vinculados con la relación de causalidad y los factores objetivos de atribución. La


causa ajena

La necesaria relación causal que debe existir entre la conducta y el daño puede verse suprimida o
aminorada en sus efectos por la presencia de factores externos. En el primer caso hablamos de
interrupción del nexo causal, mientras que en el segundo nos encontramos frente a una concausa.
En el caso de interrupción del nexo de causalidad, el sindicado como responsable se verá
eximido de responsabilidad civil, ya que él no habrá sido el autor del mismo. En el supuesto de
la concausalidad, ésta aminorará la responsabilidad civil del sindicado como responsable, ya que
el daño no será causado solamente por el actuar del mismo, sino por la concurrencia de su actuar
con otro factor (concausa). En efecto, la ausencia total o parcial de relación de causalidad
generará la ausencia total o parcial de responsabilidad civil.

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El nuevo Código Civil y Comercial regula las siguientes situaciones:

 Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por la


incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra
circunstancia especial.

Hecho del damnificado según el Código Civil y Comercial

El actual sistema del CCC retoma los recaudos que pudimos ver con anterioridad, identificados
con la necesidad de una incidencia causal y de que el hecho no sea imputable al agente. Pero con
la actual redacción del art. 1729 se descarta toda discusión al respecto, pues se alude al hecho del
damnificado y no de su culpa, salvo que la ley o la voluntad de las partes dispongan lo contrario.
Dice el art. 1729: Hecho del damnificado. La responsabilidad puede ser excluida o limitada por
la incidencia del hecho del damnificado en la producción del daño, excepto que la ley o el
contrato dispongan que debe tratarse de su culpa, de su dolo, o de cualquier otra circunstancia
especial.

 Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no
ha podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso
fortuito o fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este
Código emplea los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos. El
Código Civil y Comercial, al igual que el Código de Vélez, utiliza indistintamente los
términos caso fortuito y fuerza mayor, asignándoles idénticos efectos, siendo indiferente
la alusión a uno u otro vocablo. Al respecto dice la norma:

Caso fortuito. Fuerza mayor. Se considera caso fortuito o fuerza mayor al hecho que no ha
podido ser previsto o que, habiendo sido previsto, no ha podido ser evitado. El caso fortuito o
fuerza mayor exime de responsabilidad, excepto disposición en contrario. Este Código emplea
los términos “caso fortuito” y “fuerza mayor” como sinónimos.

 Hecho de un tercero. Para eximir de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de


un tercero por quien no se debe responder debe reunir los caracteres del caso fortuito”.
Conforme lo expuesto, la responsabilidad civil puede ser excluida total o parcialmente por
ciertas circunstancias que se agrupan bajo la denominación de “causa ajena” y son: el hecho de
la víctima, el hecho del tercero por quien no se deba responder y el caso fortuito o la fuerza
mayor. El nexo causal se interrumpe en forma total o parcial cuando se demuestra que el daño
obedece al hecho de un tercero extraño por el cual el agente no debe responder. En
dicho caso, la atribución material del menoscabo se realiza respecto del tercero.
Esta eximente aparece expresamente legislada en el art. 1731: “Hecho de un tercero. Para eximir
de responsabilidad, total o parcialmente, el hecho de un tercero por quien no se debe responder
debe reunir los caracteres del caso fortuito”.
Conforme la norma, el hecho de tercero constituye una causa ajena por la cual el agente no debe
responder. El tercero por quien no se debe responder debe ser una persona distinta del

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responsable presunto (demandado) y de la víctima. Puede ser una persona física o jurídica, de
carácter público o privado
Quedan al margen del concepto de tercero extraño por quien no se debe responder:
 Los daños causados por el dependiente en ejercicio o en ocasión de sus funciones,
respecto del principal.
 Los daños producidor por ciertas personas que, sin llegar a ser dependientes, tienen
contacto con la cosa por voluntad expresa o presunta del dueño o guardián.
 El fabricante de un producto elaborado no es tercero por quien el dueño o guardián no
deban responder cuando el daño se produce por un vicio de fabricación (art. 40 de la ley
24240).
 El guardián de la cosa no es un tercero por quien no deba responder el dueño.
 Aquellas personas por las que legalmente se debe responder (v. g., los menores de edad
respecto de los padres).
 Los auxiliares introducidos por el deudor para ejecutar la obligación.
En relaciona a la carga de la prueba, esta eximente no se presume; en consecuencia, deberá ser
probada por quien la invoca (art. 1736).
Para que opere esta eximente es necesaria la constatación de las siguientes circunstancias:
a) Que el hecho del tercero tenga incidencia causal (exclusiva o concurrente).
b) Respecto del debate sobre el hecho o la culpa del tercero, la doctrina mayoritaria considera
que es necesaria la culpa del tercero. La posición que compartimos es que alcanza el mero hecho
del tercero. Esta última posición fue la recogida por el Código Civil y Comercial.
c) El hecho del tercero no debe ser imputable al demandado.

Supuestos del artículo 1718 del Código Civil y Comercial de la Nación

ARTICULO 1718.-Legítima defensa, estado de necesidad y ejercicio regular de un derecho.


Está justificado el hecho que causa un daño:
a) en ejercicio regular de un derecho,
b) en legítima defensa propia o de terceros, por un medio racionalmente proporcionado, frente a
una agresión actual o inminente, ilícita y no provocada; el tercero que no fue agresor ilegítimo y
sufre daños como consecuencia de un hecho realizado en legítima defensa tiene derecho a
obtener una reparación plena;
c) para evitar un mal, actual o inminente, de otro modo inevitable, que amenaza al agente o a un
tercero, si el peligro no se origina en un hecho suyo; el hecho se halla justificado únicamente si
el mal que se evita es mayor que el que se causa. En este caso, el damnificado tiene derecho a ser
indemnizado en la medida en que el juez lo considere equitativo.

24
 FUNCIONES DEL DERECHO DE DAÑOS

Función Resarcitoria: La reparación del daño consiste en “el cumplimiento de una


obligación a cargo del responsable y a favor del damnificado, que tiene por objeto
resarcir el daño injustamente al acreedor” .
La finalidad de la reparación es netamente resarcitoria. En tal sentido, intenta resarcir el daño
compensando el menoscabo. En efecto, como regla, el daño material o moral sufrido constituye
el límite que no se puede superar, de suerte que no se genere un lucro para la víctima. El
fundamento del resarcimiento está dado por el principio de justicia que impone dar a cada uno lo
suyo, debiendo restablecer el equilibrio alterado por el perjuicio causado.

Caracteres:

 Patrimonialidad: La reparación del perjuicio tiene carácter patrimonial, sea que se


efectivice pecuniariamente o en especie.
 Resarcitoria: En principio, la función de la indemnización es meramente resarcitoria y
no sancionatoria El resarcimiento procede cuando no se respeta o viola el principio
jurídico del alterum non laedere, o bien, si se ha incumplido una obligación preexistente.

El principio de Reparación de Plena: con este principio se intenta que la víctima sea resarcida
en forma plena o integral y, a la vez, asegurar al responsable que no asumirá una obligación
mayor al daño que ha causado.

Cuatro son las reglas que se deben respetar:

 El daño debe ser fijado al momento de la decisión.


 La indemnización no debe ser inferior al perjuicio.
 La apreciación debe ser formulada en concreto.
 La reparación no debe ser superior al daño sufrido.

Modos de reparar el daño. Reparación Natura-Especie

Existen en nuestra legislación dos sistemas para la reparación del daño: Ambos aparecen
contemplados en nuestro Código Civil y Comercial, pues se alude al pago en dinero o en especie
(art. 1740).

La forma específica o también denominada in natura: La reparación específica en especie o


in natura consiste en la ejecución de una obligación (generalmente de hacer) que tiene por
finalidad la devolver las cosas al estado en que se hallaban antes de producirse el evento
dañoso. Para que ello pueda producirse, deberán existir las posibilidades materiales y jurídicas
que lo permitan.

La reparación por equivalente o en dinero: se traduce en la entrega de un equivalente a la


víctima (normalmente pecuniario) con entidad suficiente para la restauración del valor
perjudicado. Esta última forma de reparación es más dúctil y es la que se ha impuesto en la

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práctica judicial. En materia de daño moral, el resarcimiento tenderá netamente a la satisfacción
de la víctima, es decir, a la compensación, ya que no puede borrar los perjuicios ocasionados. Es
el ejemplo típico de reparación por equivalente.

La cuestión en el art. 1740 del Código Civil y Comercial

La ley1961 modificó el art. 1083 disponiendo: “El resarcimiento de daños consistirá en la


reposición de las cosas a su estado anterior, excepto si fuera imposible, en cuya caso la
indemnización se fijará en dinero. También podrá el damnificado optar por la indemnización en
dinero”.
La actual redacción del art. 1740 establece que la reparación plena consiste en la restitución de
la situación del damnificado al estado anterior al hecho dañoso, sea por “el pago en dinero o en
especie”. Pareciera ser que el legislador se limita a describir que recepta ambas formas de
resarcimiento: por equivalente o in natura. Sin embargo, luego, la norma otorga facultad a la
víctima para que pueda optar por el reintegro específico. Esto podría conducir a la idea que el
legislador dispuso como regla la reparación por equivalente, salvo que la víctima opte por la
reparación en especie.
En síntesis, la norma reafirma el principio de la reparación plena o completa del daño,
precisando que la indemnización puede ser en dinero o en especie; la opción corresponde al
deudor, y el límite es que esta indemnización en dinero resulte abusiva o excesivamente onerosa.
En este sentido, una innovación introducida por la norma tiene que ver con la opción ejercida por
la víctima (en especie), de la que venimos hablando. La norma dice que la reparación en especie
es procedente “excepto que sea parcial o totalmente imposible, excesivamente oneroso o
abusivo, en cuyo caso se debe fijar en dinero”.

Dice la norma que comentamos:

 La reparación del daño debe ser plena.


 para que proceda la reparación en especie, es necesario:

a) Petición de parte: conforme lo señalado, el damnificado podrá optar libremente por la


reparación en especie.
b) La reparación en especie debe ser posible: para que proceda la reparación en especie, la
misma debe ser posible material y jurídicamente. La posibilidad de reparación debe ser juzgada
con criterio amplio, pero a la vez prudente y ponderando no sólo los aspectos fácticos y
económicos, sino también la razonabilidad respecto del obligado.

Reparación del daño moral en especie o por equivalente no pecuniario.


Habíamos dicho que la reparación del daño moral se efectúa mediante el equivalente pecuniario.
Esta es la regla, pero nada obsta la viabilidad de condenar el pago de un equivalente no
pecuniario, consistente en la publicación de la sentencia o la retractación del ofensor como
medio de reparar a la victima el daño causado. Los métodos de reparación por equivalente no
pecuniario son variados. Uno de ellos es la retractación, que se configura cuando el ofensor se
desdice públicamente, admitiendo lo injustificado de su ataque; otro es la rectificación de errores

26
o falsedades difundidas en los medios de comunicación; la tercera posibilidad es la publicación
de la sentencia condenatoria al ofensor.
En materia de ilícitos, es factible esta reparación en los casos de lesiones contra el honor
causadas, por ejemplo, por los medio de comunicación, donde la publicación de la sentencia
condenatoria, o bien la publicación de la retractación del ofensor pueden tener virtualidad
resarcitoria idónea para eliminar o disminuir los efectos del daño.
En efecto, además de la indemnización pecuniaria –ante la constatación de un daño extra
patrimonial- puede resultar factible conferir al afectado el derecho a exigir –y obtener- el cese
inmediato de la violación o la eliminación del daño, de ser posible, sea mediante la retractación
por parte del ofensor o la publicación de la sentencia que así lo ordena.

La indemnización dineraria del daño moral. Valoración del daño moral. Pautas aplicables.
La cuantificación de la indemnización dineraria por daño moral. Las satisfacciones
sustitutivas y compensatorias
Dice Galdós (2015) que las satisfacciones sustitutivas y compensatorias a las que se refiere la
norma aluden al denominado “precio del consuelo” que procura "la mitigación del dolor de la
víctima a través de bienes deleitables que conjugan la tristeza, la desazón o las penurias" ;se trata
"de proporcionarle a la víctima recursos aptos para menguar el detrimento causado" (ibídem), o
permitirle "acceder a gratificaciones viables" (ibídem), confortando el padecimiento con bienes
idóneos para consolarlo, o sea para proporcionarle alegría, gozo, alivio, descanso de la pena. En
un conocido precedente dijo la Corte Suprema: Esta modalidad de reparación del daño no
patrimonial atiende a la idoneidad del dinero para compensar, restaurar o reparar el padecimiento
en la esfera no patrimonial mediante cosas, bienes, distracciones, actividades, etc., que le
permitan a la víctima obtener satisfacción, goces y distracciones para restablecer el equilibrio en
los bienes extrapatrimoniales.

Función preventiva del Derecho de Daños.

Definición: procede cuando una acción u omisión antijurídica hace previsible la producción de
un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún factor de
atribución (1711CCC).

Consagración del deber de no dañar y deber general de prevención. Art. 1710, incisos “a” y
“b” del Código Civil y Comercial

Articulo 1740 Deber de prevención del daño. Toda persona tiene el deber, en cuanto de ella
dependa, de:
a) evitar causar un daño no justificado;
b) adoptar, de buena fe y conforme a las circunstancias, las medidas razonables para evitar que
se produzca un daño, o disminuir su magnitud; si tales medidas evitan o disminuyen la magnitud
de un daño del cual un tercero sería responsable, tiene derecho a que éste le reembolse el valor
de los gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa;
c) no agravar el daño, si ya se produjo.

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Acción preventiva. La acción preventiva procede cuando una acción u omisión antijurídica hace
previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la
concurrencia de ningún factor de atribución.
Legitimación. Están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable en la
prevención del daño. (Art1712CCC).

Sentencia. La sentencia que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de
oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar, hacer o no hacer, según
corresponda; debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medio más idóneo
para asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad.
En definitiva, el deber general de acción u omisión se centra en evitar o impedir el daño futuro,
hacer cesar el daño actual, disminuir la magnitud y disminuir la extensión de las consecuencias
del daño que comenzó a producirse. La magnitud del daño se relaciona con el aspecto cualitativo
(la entidad o medida del perjuicio); la extensión, con el tiempo o su prolongación, por lo que se
advierte que la tutela comprende todas las etapas y supuestos posibles de evitación de la
dañosidad.
En el ámbito contractual, la prevención del daño comprende la tutela preventiva, ya que en caso
de que una parte sufriere "una amenaza grave de daño a sus derechos", la otra parte que "ha
sufrido un menoscabo significativo en su aptitud para cumplir o en su solvencia" puede
"suspender" el cumplimiento de la prestación, hasta que la otra parte cumpla su prestación o "dé
seguridades suficientes".
Procede contra actos u omisiones antijurídicas, por lo que el hecho generador debe ser, en
principio, ilícito.

Función Punitiva del Derecho de Daños: es la representada por la llamada “Sanción


Pecuniaria Disuasiva”

Definición: son sumas de dinero que los tribunales mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos
que se suman a las indemnizaciones por daños y perjuicios realmente experimentado por el
damnificado que están destinadas a punir graves inconductas del demandado y a prevenir hechos
similares en el futuro.

La doctrina propone –tanto en el derecho comparado como en el derecho argentino- la adopción


de normas que permitan la aplicación de penas privadas que condenen a pagar valores por
encima de los daños y perjuicios, cuyo destinatario puede ser el estado, organizaciones de bien
público o el propio damnificado.

La pena privada tiene gran vinculación con la idea de prevención, pero también con la idea de
punición y pleno desmantelamiento de los efectos de los ilícitos. Dada la gravedad de estos
últimos, requiere más que la indemnización de los perjuicios causados. Pizarro y Vallespinos
(2013, 246) señalan algunos supuestos:

 Enriquecimiento injusto obtenido mediante el ilícito. En muchas ocasiones se propicia


la aplicación de estas penas privadas en supuestos en los cuales el dañador actúa
deliberadamente con el objetivo de lograr un rédito a partir de esa actividad.

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 Casos en los que la repercusión socialmente disvaliosa es superior al daño
individualmente causado. Eso sucede cuando un productor de bienes y servicios
procede antijurídicamente generando múltiples microlesiones que, dado el carácter
extremadamente difuso, pueden afectar a muchísimas personas.
 Afectación a derechos de incidencia colectiva: daño ambiental y discriminación
arbitraria.

Sintetizando, un sistema adecuado de penas privadas tiene las siguientes funciones:

 Permite punir eficazmente graves inconductas.


 Permite prevenir futuras inconductas por temor a la sanción.
 Contribuye a restablecer el equilibrio emocional de la víctima.
 Refleja reprobación social a las graves inconductas.
 Protege el equilibrio del mercado.
 Contribuye al desmantelamiento eficaz de los efectos de ciertos ilícitos.

La función punitiva del derecho de daños en el anteproyecto de 2012 y el Código Civil y


Comercial

Las tres funciones del derecho de daños fueron limitadas a dos. Allí decíamos que la nueva
norma describe claramente que las funciones de la responsabilidad civil son la prevención y el
resarcimiento. Esto nos lleva a preguntarnos qué sucedió con la función punitiva.

La supresión de la sanción pecuniaria disuasiva

La función punitiva del derecho de dañoso representada por la llamada sanción pecuniaria
disuasiva. En efecto, el Congreso de la Nación eliminó del Proyecto la figura de la sanción
pecuniaria disuasiva al modificar el texto del art. 1708, suprimir el anterior art. 1714 y proceder a
mantener en lo esencial el texto del art. 1715 originario (referido a la punición excesiva),
transformándolo en los actuales arts. 1714 y 1715.

Aspectos que regulan los arts. 1714 y 1715 del Código Civil y Comercial

Conforme la supresión de la sanción pecuniaria disuasiva, el articulado del Código Civil y


Comercial quedó de la siguiente manera:

Punición excesiva. Si la aplicación de condenaciones pecuniarias administrativas, penales o


civiles respecto de un hecho provoca una punición irrazonable o excesiva, el juez debe
computarla a los fines de fijar prudencialmente su monto.

Facultades del juez. En el supuesto previsto en el artículo 1714 el juez puede dejar sin efecto,
total o parcialmente, la medida.

Daño directo. es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor, susceptible
de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes o sobre su persona,
como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o del prestador de servicios.
Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las indemnizaciones para

29
reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en los bienes objeto de la relación de
consumo. Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la administración que reúnan
los siguientes requisitos: a) La norma de creación les haya concedido facultades para resolver
conflictos entre particulares y la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para
otorgarles esa facultad es manifiesta; b) Estén dotados de especialización técnica, existe una
confusión entre las atribuciones de los jueces para aplicar las sanciones punitivas y las
atribuciones de la autoridad administrativa.

Los daños punitivos de la Ley de Defensa del Consumidor

Los denominados daños punitivos. -definido como …sumas de dinero que los tribunales
mandan a pagar a la víctima de ciertos ilícitos que se suman a las indemnizaciones por daños
realmente experimentados por el damnificado, que están destinados a punir graves
inconductas del demandado y a prevenir hechos similares en el futuro. En nuestro país tenemos
una sola experiencia respecto de los daños punitivos y está contemplada en el art. 52 bis de ley
24.240, que reza: Daño punitivo. Al proveedor que no cumpla sus obligaciones legales o
contractuales con el consumidor, a instancia del damnificado, el juez podrá aplicar una
multa civil a favor del consumidor, la que se graduará en función de la gravedad del hecho y
demás circunstancias del caso, independientemente de otras indemnizaciones que
correspondan. Cuando más de un proveedor sea responsable del incumplimiento
responderán todos solidariamente ante el consumidor, sin perjuicio de las acciones de
regreso que les correspondan. La multa civil que se imponga no podrá superar el máximo de la
sanción de multa prevista en el art. 47, inc. b de esta ley.
Con respecto al hecho generador, la norma establece la posibilidad de imposición de daños
punitivos al proveedor “que no cumpla sus obligaciones legales o contractuales con el
consumidor”, pareciera significar que cualquier incumplimiento contractual o legal daría lugar a
la posibilidad de imponer este tipo de pena pecuniaria. Esto no debe ser así. La laxitud de la
norma genera gran inseguridad y una respuesta desproporcionada para algunos casos (v. g.,
incumplimientos contractuales culposos) donde no parece lógico el uso de los daños punitivos,
ni ha sido la figura concebida en el derecho comparado para tales supuestos. Así es que la
doctrina ha reinterpretado (contra legis) la norma, considerando –con mejor criterio- que no
puede bastar el sólo incumplimiento; es necesario que se trate de una conducta grave que
manifieste dolo o culpa grave.
Por otro lado, se sostiene que debe existir un daño para la aplicación de los daños punitivos.
Esta interpretación surge de la palabra “damnificado” empleada por la norma, que supone la
existencia de un “daño” para que se erija el “acto ilícito punible”.
Respecto del monto de la multa, encontramos el art. 47, inc. “b” de la ley 26361, que pareciera
querer subsanar la situación al dejar establecido un parámetro dentro del cual deben estar fijados
los daños punitivos. Se predica la inconstitucionalidad de la norma.
Con respecto al destino de la multa, es la víctima quien lo percibe. Cuestión que ha sido también
criticada, por cuanto hubiera sido preferible que el destinatario sea el estado. Otro punto de la ley
es la pluralidad de responsables, ya que la ley establece que, en caso de que más de un
proveedor sea responsable por el incumplimiento, responderán todos solidariamente por la multa.

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 Responsabilidad Directa

Responsabilidad directa: en este tipo de responsabilidad existe una conexión entre la acción
del agente y el daño. Es responsable directo quien incumple una obligación u ocasiona un
daño injustificado por acción u omisión (art 1749).
Esta responsabilidad compromete al propio autor del hecho dañoso, ya sea que el daño lo
cause a través de la utilización de su cuerpo o de una cosa que está bajo su dominio.
La responsabilidad por el hecho propio puede ser objetiva o subjetiva.
La responsabilidad es subjetiva cuando se ve alcanzada por la presencia de culpabilidad
probada o presumida en la conducta del agente. Es objetiva cuando se fundamenta en un
factor de atribución de tal naturaleza.
La figura de la responsabilidad directa, parte desde la capacidad como regla de las personas,
en virtud de la cual, en principio todos somos responsables directos por nuestros hechos
dañosos, salvo que se demuestre la involuntariedad del acto, aunque, en este último supuesto,
se podrá ser responsable en función de la indemnización de equidad prevista en el art. 1750.
Las causales de justificación de la antijuridicidad para la responsabilidad directa –como para
el resto de las figuras- se establecen en el art. 1718 –
Responsabilidad por el cómplice :En caso de que un hecho existan pluralidad de participes,
la responsabilidad del complice surge del art 1751 que establece: Si varias personas
participan en la producción del daño que tiene una causa única, se aplican las reglas de las
obligaciones solidarias. Si la pluralidad deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las
obligaciones concurrentes.
Cuando el daño es causado por dos o más personas, el sistema de responsabilidad civil toma
partido en beneficio de quien sufre los perjuicios, si los mismos se produjeron por la
violación directo de la obligación de no dañar (alterum nom laedere), ya que determina que
cada uno de los agentes implicados es responsable por el todo.
El cómplice es solidario en la reparación de los daños porque claramente esta figura tiene un
compromiso anterior con el delito, conoce el hecho que se esta por realizar, y aunque su
cooperación sea menor que la del autor el sistema equipara su responsabilidad en materia de
responsabilidad civil.

Artículo 1752 del Código Civil y Comercial

Encubrimiento: El encubridor responde en cuanto su cooperación ha causado daño.


El encubridor es el sujeto que nada ha prometido antes, pero que luego de la ejecución del
ilícito ayuda a eludir las investigaciones de la autoridad o a sustraerse de la acción de ella, u
omite denunciar estando obligado a hacerlo (art 277 Código Penal). Para que responda frente
al damnificado, es menester analizar la causalidad adecuada que aporta en la producción de
los perjuicios.
Pluralidad de Responsables: Se responsabiliza por el daño a los autores y a todos los que
cooperan al resultado dañoso como ser: consejeros, cómplices, instigadores, participes
necesarios.

31
Las concurrentes. Consisten en obligaciones que tienen un mismo acreedor e identidad de
objeto, aunque diversidad de causa y de deudor: así, las obligaciones que pesan sobre
el culpable de un incendio y sobre la compañía aseguradora que asumió el riesgo de la cosa
asegurada contra incendio. Hay un solo acreedor que es el dueño de la cosa incendiada: un
mismo objeto, la reparación del daño producido en la cosa por incendio; una distinta causa de
ambas obligaciones, que para el culpable del incendio es el hecho ilícito y para el asegurador
el contrato de seguro; y dos deudores diferentes, el autor del hecho ilícito y el asegurador.
Quien paga la totalidad de la deuda, puede ser el único responsable de haberla constituido:
así ocurre en el caso de incendio, cuando el incendiario es el que paga la totalidad del
resarcimiento a la víctima asegurada por ser el causante del daño, y no tiene acción recursiva
contra la compañía aseguradora. En el caso en que el resarcimiento hubiese sido abonado por
la aseguradora, ésta sí tiene la acción de regreso contra el incendiario por la totalidad de lo
que hubiere pagado.
Un contrato se puede celebrar entre un acreedor y varios deudores o entre un deudor y varios
acreedores, esta figura se   denomina obligación solidaria, en este tipo de obligación se puede
pedir el cumplimiento por parte del  acreedor a cualquiera de los deudores; o viceversa puede
el deudor pagarle a cualquiera de los acreedores según sea el caso.

Artículo 1751del Código Civil y Comercial


Pluralidad de responsables: Si varias personas participan en la producción del daño que
tiene una causa única, se aplican las reglas de las obligaciones solidarias. Si la pluralidad
deriva de causas distintas, se aplican las reglas de las obligaciones concurrentes.
Tenemos que tener en cuenta que tenemos dos tipos de eventos:
 Obligación solidaria: pluralidad de responsable con causa única. El que pago puede
repetir contra los que no pagaron.
 Obligación concurrente: pluralidad de causas. El que no tuvo la culpa puede repetir
contra el responsable directo si él se hizo cargo de la indemnización.

 Responsabilidad por el hecho de terceros

Articulo1753: Responsabilidad del principal por el hecho del dependiente:


El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su
dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus
obligaciones, cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones
encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad
del principal es concurrente con la del dependiente.

Caracterización Personas por las cuales se responde .Existen diversas personas por las
cuales se pueden responder:
 subordinados;

32
 hijos;
 delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental;
 tutelados, curados y personas internadas.

Responsabilidad por el hecho ajeno contractual y extracontractual. Efectos de la


unificación de régimen
Ante la unificación de ambos regímenes de responsabilidad civil, el régimen establecido se
aplicará tanto a los supuestos de –por ejemplo- subordinados que causen daños en el ámbito
del cumplimiento de una obligación –los terceros introducidos en la ejecución de la
prestación obligacional- como a las hipótesis de perjuicios originados fuera de todo vínculo
jurídico preexistente con el damnificado. Es decir, aun cuando en la práctica la
responsabilidad del dependiente puede derivar de una obligación preexistente o de un ilícito,
el régimen está unificado.

Responsabilidad del principal o comitente por el hecho del dependiente:


Ante la unificación de los regímenes de responsabilidad civil contractual y extracontractual
con el nuevo CCC, el art. 1753 previsto abarcará los dos supuestos, tanto los hechos dañosos
provocados por subordinados cuyo principal esté unido con el damnificado por un contrato,
como cuando no exista previamente esa relación preexistente entre las partes.
El principal responde objetivamente por los daños que causen los que están bajo su
dependencia, o las personas de las cuales se sirve para el cumplimiento de sus obligaciones,
cuando el hecho dañoso acaece en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas.
La falta de discernimiento del dependiente no excusa al principal. La responsabilidad del
principal es concurrente con la del dependiente.
En cuanto al concepto de dependiente, se continúa con la misma doctrina judicial imperante
para el primer párrafo del art. 1113 del Código derogado, entendiéndose por tal “al que actúa
bajo las órdenes y subordinación de otro, jurídica o fácticamente, ocasional o
transitoriamente, gratuita u onerosamente”.
Fundamento de la responsabilidad del principal
El art. 1753 del CCC es claro al determinar que el principal responde objetivamente por los
daños causados por su subordinado. Es decir que no se tiene en cuenta la conducta del
principal en el hecho, ya que ella es ajena al factor de atribución objetivo (conf. art. 1722 del
CCC). Ahora bien, la cuestión radica en discernir cuál es el factor objetivo de atribución de
la responsabilidad civil del principal por el hecho del subordinado. Entendemos que el factor
de atribución objetivo en la responsabilidad del principal por el hecho del dependiente lo
constituye la garantía, esto es, que el comitente garantiza que, si el dependiente causa un
daño en ejercicio o con ocasión de las funciones encomendadas, él responderá ante el
damnificado, sin perjuicio de la responsabilidad civil directa del propio agente dañoso, según
el art. 1749 del CCC.

Requisitos de la responsabilidad del principal


Entre los requisitos para que se torne procedente esta responsabilidad, se encuentra:
 el hecho ilícito del dependiente;

33
 la existencia de relación de dependencia o subordinación amplia entre el principal y el
subordinado;
 la relación entre la función encomendada y el hecho dañoso;
 la relación adecuada entre el evento y el daño;
 el daño sufrido por un tercero.

Carácter de la responsabilidad del comitente. Eximentes


Con la nueva norma queda claro que el principal podrá eximirse de responsabilidad, además
de poder demostrar que no era su dependiente el que causó el daño, que no existía entre él y
éste relación de dependencia y que no había vínculo entre la función encomendada y el daño,
porque éste había sido ocasionado fuera del ejercicio de la misma o fuera de la ocasión, que
el perjuicio se debió a una causa ajena que interrumpió total o parcialmente el nexo adecuado
de causalidad, por la causa ajena (el "hecho del damnificado", el "caso fortuito" o el "hecho
de un tercero" (Sagarna,2014).
Acción contra el principal y/o contra el dependiente
El damnificado podrá accionar contra el principal, quien responde por el hecho del tercero,
como contra el dependiente causante del perjuicio, quien responde en forma directa. La
víctima no se verá obligada de accionar contra el dependiente para responsabilizar al
responsable indirecto, es decir puede hacerlo sólo contra el principal, pero deberá demostrar
la responsabilidad civil del responsable directo para hacer responsable al indirecto .
Acción de regreso del principal contra el subordinado
Ante la ejecución de la sentencia contra uno de los coobligados, se posibilita la acción de
regreso del que afrontó la indemnización contra el otro obligado en la medida del
resarcimiento afrontado por él.
Responsabilidad del deudor por los auxiliares que utiliza en el cumplimiento de las
obligaciones
El deudor responde por la culpa de los dependientes y auxiliares que introduzca para ejecutar
la prestación por él debida. Con el titulo “Actuación de Auxiliares. Principio de
Equiparación”, el nuevo Código incorpora en forma expresa el principio general de la
responsabilidad obligacional por el hecho ajeno, cuestión no tratada en el texto de Vélez e
incluida en todos los proyectos de reforma elaborados en el último cuarto de siglo. El deber
de responder aparece, por un lado, como consecuencia de la inejecución –o ejecución
defectuosa- de las obligaciones asumidas, o bien por el perjuicio originado a otro durante el
desarrollo de las prestaciones.
Reza el art. 732: “Actuación de auxiliares. Principio de equiparación. El incumplimiento de
las personas de las que el deudor se sirve para la ejecución de la obligación se equipara al
derivado del propio hecho del obligado”. Este principio de equiparación implica que la
responsabilidad contractual del deudor por el hecho ajeno involucra la actividad de toda
persona introducida por el deudor para ejecutar el plan prestacional que comprende el
vínculo obligatorio, sea que el ejecutor pueda o no ser considerado como dependiente del
deudor, sin importar si éste posee algún poder de dirección o control sobre las acciones del
interpuesto.

34
Responsabilidad de los padres por los daños causados por sus hijos sometidos a la
patria potestad que habiten con ellos
Conforme la norma, los padres son solidariamente responsables por los daños causados por
los hijos que se encuentran bajo su responsabilidad parental y que habitan con ellos, sin
perjuicio de la responsabilidad personal y concurrente que pueda caber a los hijos.
Cesación de la responsabilidad paterna.
 La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto
bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente. No cesa en el supuesto
previsto en el artículo 643.
 Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.
 Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al
ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros.
Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por sus hijos.
Introducción. Denominación
El Código Civil y Comercial de la Nación trae dos normas referidas a la responsabilidad
paterna por el hecho de los hijos, los arts. 1754 y 1755, similares a los arts. 1114, 1115 y
1116 del Código derogado.
Fundamento de la responsabilidad de los progenitores
Art.1755: El fundamento de esta responsabilidad objetiva (en la que, como en la
responsabilidad civil del principal por el hecho del dependiente, no interesa la conducta del
legitimado pasivo) es la garantía. Los padres garantizan que, al ocasionarse un daño por sus
hijos, ellos responderán civilmente por el hecho ajeno. No se comprende en la norma el
supuesto de daños sufridos por los hijos, salvo que el causante del daño sea un hermano, en
donde esta norma resulta aplicable en las relaciones de familia.
Requisitos de la responsabilidad paterna
Son presupuestos de la responsabilidad objetiva de los progenitores por el hecho dañoso de
sus hijos:
 el hecho ilícito del hijo o, al menos, objetivamente antijurídico;
 que el descendiente sea menor de edad, es decir, menor de 18 años –por más que la
"responsabilidad parental" en cuanto a los alimentos se extienda hasta los 21 años de
edad
 que el menor se encuentre bajo la "responsabilidad parental";
 que el menor habite con el padre responsable, requiriéndose "convivencia" con los hijos
(salvo el segundo párrafo del art. 1755 (“Los padres no se liberan, aunque el hijo menor
de edad no conviva con ellos, si esta circunstancia deriva de una causa que les es
atribuible”);
 que entre el hecho del hijo y el daño a un tercero exista relación de causalidad.
Como se observa, se continúa con las condiciones exigidas en la actualidad para
responsabilizar a los progenitores por los hechos dañosos de sus hijos (conf. art. 1114 del
CC).
Carácter de la responsabilidad de los progenitores. Eximentes

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La responsabilidad de los padres entre si es solidaria (así lo expresa el propio art. 1754) y no
concurrente, debido a que ellos, sean de distinto o mismo sexo, responden por una única
causa fuente, esto es, por ser los progenitores del causante del perjuicio (conf. arts. 827 y 833
del CCC).
Pero la responsabilidad conjunta de los padres y del hijo causante del daño resulta
concurrente frente al damnificado.
Siendo la responsabilidad objetiva, los padres pueden eximirse total o parcialmente de
responsabilidad demostrando el:
- hecho del damnificado (art. 1729 del CCC),
- el caso fortuito (art. 1730) o
- el hecho de un tercero por quien no deben responder (art. 1731).
Es por ello que los padres no pueden liberarse de responsabilidad civil demostrando su falta
de culpa en el hecho, pues se trata de una responsabilidad basada en un factor de atribución
objetivo.
Cesación de la responsabilidad paterna
 La responsabilidad de los padres es objetiva, y cesa si el hijo menor de edad es puesto
bajo la vigilancia de otra persona, transitoria o permanentemente.
 Los padres no se liberan, aunque el hijo menor de edad no conviva con ellos, si esta
circunstancia deriva de una causa que les es atribuible.
 Los padres no responden por los daños causados por sus hijos en tareas inherentes al
ejercicio de su profesión o de funciones subordinadas encomendadas por terceros.
Tampoco responden por el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por sus hijos.
 La responsabilidad paterna se extingue por haber llegado el hijo a la mayoría de edad
(art. 25, 1er párr., CCC), como también si el menor se emancipa por matrimonio (art. 27,
1º y 2º párr., CCC).
 Esta responsabilidad cesa si el hijo menor de edad es puesto bajo la vigilancia de otra
persona, sea en forma transitoria o permanente (conf. art. 1755, 1er párrafo, del CCC).
Pero, razonablemente, los padres no se liberan si el hijo no convive con ellos debido a
una causa que les es atribuible (conf. art. 1755, 2º párrafo, del CCC).
 La responsabilidad paterna desaparece por los daños causados por los hijos en tareas
inherentes al ejercicio de su profesión (si la ejercen antes de cumplir la mayoría de edad a
los 18 años, porque posteriormente a esa edad se extingue esa responsabilidad) o de
funciones subordinadas encomendadas por otros (conf. art. 1755, 3er párrafo, 1ª parte, del
CCC), siendo responsables, en este último supuesto, estos terceros, en función de lo
previsto en el art. 1753 del CCC.
 Asimismo, la responsabilidad de los padres desaparece por los perjuicios provocados por
los hijos menores en el incumplimiento de obligaciones contractuales válidamente
contraídas por ellos (conf. art. 1755, 3er párrafo in fine, del CCC). Si el contrato no reúne
este requisito, los progenitores continúan siendo responsables.
No se suprime la responsabilidad paterna si se otorga la guarda judicialmente a un pariente,
pues esa responsabilidad queda en cabeza de los progenitores, quienes conservan los

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derechos y responsabilidades emergentes de esa titularidad y ejercicio (conf. art. 657 del
CCC).
Acción de la víctima: El damnificado podrá accionar tanto contra el progenitor como contra
el hijo menor, mayor de 10 años, por el daño causado por éste, por lo que resulta innecesario
demandar a este último para tener por responsable al primero (conf. art. 1773 del CCC);
aunque, si se pretende ejercer la acción contra el hijo, tendrá que demandárselo para
garantizar su ejercicio del derecho de defensa en juicio.
Una cuestión problemática implica la responsabilidad paterna por los daños causados por los
hijos, si mediare "plan de parentalidad" previsto en el art. 655 del CCC. Según la opinión de
la doctrina que venimos siguiendo (Sagarna, 2014) el plan de parentalidad resultará
inoponible ante los damnificados de daños por los hijos.

Las eximentes respecto al quiebre del ligamen causal son iguales, pero difieren las otras
excusas liberatorias en uno y otro supuesto.
- Responsabilidad de otras personas encargadas:
- la situación de los delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental,
- los curadores y tutores
Otras personas encargadas: En el art. 1756, 1er párrafo, del CCC, se incluye la
responsabilidad de los "delegados en el ejercicio de la responsabilidad parental", "tutores" y
"curadores" por los daños causados por las personas bajo ese ejercicio, bajo tutela o curatela.
Si bien, en esta hipótesis, se mantiene la responsabilidad objetiva de los delegados en el
ejercicio de la responsabilidad parental, de los tutores y curadores, se anexa como eximente
de responsabilidad la posibilidad de demostrar que les ha sido imposible evitar el daño,
imposibilidad que no puede surgir de haber ocurrido el hecho dañoso fuera de su presencia
(art. 1756, 2º párrafo, del CCC). También podrán eximirse de responsabilidad acreditando la
intervención total o parcial en el hecho de una causa ajena (arts. 1729, 1730 y 1731 del
CCC). El art. 1756, 3er párrafo, del CCC trae como novedad la responsabilidad civil de los
establecimientos que tienen personas internadas transitoria o permanentemente, los que
responden por la negligencia en el cuidado de las mismas que ocasionaron daños por ese
descuido.

 Responsabilidad civil derivada de la intervención de cosas y


ciertas actividades

En el CCCN la responsabilidad por riesgo o vicio de la cosa esta legislada en los artículos
1757 y 1758.
Art. 1757. Hecho de las cosas y actividades riesgosas. Toda persona responde por el daño
causado por el riesgo o vicio de las cosas, o de las actividades que sean riesgosas o peligrosas
por su naturaleza, por los medios empleados o por las circunstancias de su realización.
La responsabilidad es objetiva. No son eximentes la autorización administrativa para el uso
de la cosa o la realización de la actividad, ni el cumplimiento de las técnicas de prevención.

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Art. 1758. Sujetos responsables. El dueño y el guardián son responsables concurrentes de!
Daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o por terceros, el
uso, la dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de ella. El dueño y el
guardián no responden si prueban que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o
presunta.
En caso de actividad riesgosa o peligrosa responde quien la realiza, se sirve u obtiene
provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación especial.
Sintesis:
 Se establece en el CCCN una sección bajo el título “Responsabilidad derivada de
la intervención de las cosas y ciertas actividades”
 Se elimina la categoría del anterior Código Civil de daño con la cosa
 No se genera una presunción de culpa contraria al dueño y al guardián de la cosa,
por lo tanto la culpa tiene que ser probada por el pretendiente
 Los supuestos de daños con la cosa incluye a los daños causados por el riesgo o
vicio de la cosa e incluye los daños causados por el ejercicio de actividades
riesgosas y peligrosas.

Supuestos contemplados en los artículos 1757 y 1758 del Código Civil y Comercial de la
Nación
Daños causados por el riesgo o vicio de la cosa:
 No se define riesgo o vicio de la cosas, quedando estos conceptos en manos de la
doctrina y jurisprudencia.
 En estos casos la cosa escapa total o parcialmente del dominio o control del
guardián, no respondiendo a la voluntad del que la emplea o utiliza
 En estos casos se desdibuja el carácter de autor del sujeto ya que la cosa adquiere
protagonismo al desprenderse de su control
 Se debe entender como el vicio de la cosa, al defecto de fabricación,
funcionamiento, conservación, o información que la torna inepta para la función
que debe cumplir por su naturaleza.

Daños causados por el ejercicio de actividades riesgosas y peligrosas


La actividad es riesgosa cuando en el desarrollo de operaciones o tareas se potencia la
eventualidad dañosa por su propia naturaleza (por ejemplo residuos peligrosos) o por las
circunstancias de su realización (por ejemplo espectáculos públicos).
Las actividades riesgosas son expresamente reconocidas en el CCCN
 Se les confiere el mismo régimen que al de la responsabilidad por riesgo o vicio
de la cosa
 Responden por el ejercicio de las actividades riesgosas o peligrosas quien las
realiza, se sirve u obtiene provecho de ellas .

Supuesto previsto en la Ley de Defensa del Consumidor. Daño directo


En la Ley de Defensa del Consumidor se prevé en su art. 40 bis el daño directo
considerándolo de la siguiente manera:

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 Daño directo: Es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o consumidor,
susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre sus bienes
o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de bienes o
del prestador de servicios.
 Los organismos de aplicación, mediante actos administrativos, fijarán las
indemnizaciones para reparar los daños materiales sufridos por el consumidor en los
bienes objeto de la relación de consumo.
 Esta facultad sólo puede ser ejercida por organismos de la Administración que tenga la
autorización legal (Organismos de Defensa del Consumidor).
 Las decisiones de los organismos que aplican el daño directo están sujetas a control
judicial amplio y suficiente.
 Monto de las multas: de $ 100 a $ 5.000.000 -

Dentro del marco legislativo vigente, las pautas que aporta el nueco CCC, en materia de
daños derivados de las cosas, se integran al sistema de protección juridica de los
consumidores, junto a la Constitución Nacional (arts 42 y 43) y a la ley especial 24240 y sus
normas modificatorias.
En relación a ésta última, el supuesto de responsabilidad objetiva lo encontramos en sus arts
40 y 40bis. Artículo 40. — Responsabilidad solidaria. Si el daño al consumidor resulta del
vicio o riesgo de la cosa o de la prestación del servicio, responderán el productor, el
fabricante, el importador, el distribuidor, el proveedor, el vendedor y quien haya puesto su
marca en la cosa o servicio. El transportista responderá por los daños ocasionados a la cosa
con motivo o en ocasión del servicio. La responsabilidad es solidaria, sin perjuicio de las
acciones de repetición que correspondan. Sólo se liberará total o parcialmente quien
demuestre que la causa del daño le ha sido ajena.
Artículo 40 bis. — Daño directo: es todo perjuicio o menoscabo al derecho del usuario o
consumidor, susceptible de apreciación pecuniaria, ocasionado de manera inmediata sobre
sus bienes o sobre su persona, como consecuencia de la acción u omisión del proveedor de
bienes o del prestador de servicios. Los organismos de aplicación, mediante actos
administrativos, fijarán las indemnizaciones para reparar los daños materiales sufridos por el
consumidor en los bienes objeto de la relación de consumo. Esta facultad sólo puede ser
ejercida por organismos de la administración que reúnan los siguientes requisitos:
 La norma de creación les haya concedido facultades para resolver conflictos entre
particulares y la razonabilidad del objetivo económico tenido en cuenta para otorgarles
esa facultad es manifiesta;
 Estén dotados de especialización técnica, independencia e imparcialidad indubitadas;
 Sus decisiones estén sujetas a control judicial amplio y suficiente
Este artículo no se aplica a las consecuencias de la violación de los derechos personalísimos
del consumidor, su integridad personal, su salud psicofísica, sus afecciones espirituales
legítimas, las que resultan de la interferencia en su proyecto de vida ni, en general, a las
consecuencias no patrimoniales.
Factor de atribución objetivo / eximentes. El fundamento de la obligación de resarcir que
pesa sobre los legitimados pasivos es de carácter objetivo, basado en la idea de riesgo de

39
empresa. En consecuencia, la liberación de los sindicados como responsables se producirá
solamente en caso de que logren acreditar la existencia de una causa ajena que interrumpa el
nexo causal (caso fortuito, hecho del tercero extraño, y hecho de la víctima), por lo general,
el hecho de ciertos terceros por quienes no debe responder o el uso abusivo o irrazonable del
producto por la víctima.
Acerca del derecho del consumidor. -Muchas veces, los productos y servicios concebidos
para satisfacer en mayor o menor grado las necesidades y exigencias de los consumidores, se
tornan inaptos para su destino debido a ciertas deficiencias que pueden presentar, entre las
que se distinguen normalmente tres tipologías básicas de peligrosidad:
 los vicios de fabricación;
 los vicios de concepción (diseño, proyecto y construcción);
 los vicios de comercialización (instrucciones o información). Cuando a consecuencia de
ellas, se producen daños a los consumidores, usuarios o a terceras personas, se genera la
obligación del productor de alertar al consumidor en caso de ser conocida, retirar el
producto del mercado y/o indemnizar los daños generados, según el caso.

Responsabilidad por actividad riesgosa Supuestos contemplados en los artículos 1757 y


1758 del Código Civil y Comercial de la Nación Daños causados por el ejercicio de
actividades riesgosas y peligrosas
La actividad es riesgosa cuando en el desarrollo de operaciones o tareas se potencia la
eventualidad dañosa por su propia naturaleza (por ejemplo residuos peligrosos) o por las
circunstancias de su realización (por ejemplo espectáculos públicos).
 Las actividades riesgosas son expresamente reconocidas en el CCCN
 Se les confiere el mismo régimen que al de la responsabilidad por riesgo o vicio
de la cosa
 Responden por el ejercicio de las actividades riesgosas o peligrosas quien las
realiza, se sirve u obtiene provecho de ellas.
El carácter riesgoso de la actividad se origina en circunstancias extrínsecas, de persona,
tiempo y lugar, que la convierten en peligrosa para terceros.
El fundamento: radica en el riesgo creado o de empresa.
Legitimación pasiva: La responsabilidad recae sobre quien genera, fiscaliza, supervisa,
controla o potencia en forma autónoma la actividad riesgosa.
En caso que la legitimación pasiva sea plural (de modo simultáneo, compartido o sucesivo)
todos responden concurrentemente frente al damnificado (art. 1758 del CCC), salvo que la
solidaridad esté establecida por ley (art. 40, ley 24240).

Artículos 1757 y 1758 del Código Civil y Comercial de la Nación.


La primera norma establece dos supuestos de responsabilidad objetiva por la intervención de
cosas: las derivadas de su riesgo y el vicio. El riesgo supone la eventualidad –posibilidad- de
que una cosa llegue a causar un daño. El vicio constituye un defecto de fabricación o
funcionamiento que la hace impropia para su destino normal.
A su vez, resulta relevante y novedosa la incorporación en la norma de la actividad riesgosa
y peligrosa. Son aquellas que pueden ocasionar un daño. De este modo, se incorpora la idea

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del “riesgo de empresa”, pues la actividad es vista como algo complejo, un proceso de
actividades conjuntas que conjuga elementos humanos, es decir, la intervención del hombre,
como también elementos mecánicos (maquinarias) y materiales (como pueden ser sustancias)
En cuanto a los sujetos responsables, se admite que el dueño y el guardián son responsables
indistintamente del daño causado por las cosas. Se considera guardián a quien ejerce, por sí o
por terceros, el uso, la dirección y el control de la cosa, o a quien obtiene un provecho de
ella. El dueño no responde si prueba que la cosa fue usada en contra de su voluntad expresa o
presunta. En caso de actividad riesgosa o peligrosa, responde quien la realiza, se sirve u
obtiene provecho de ella, por sí o por terceros, excepto lo dispuesto por la legislación
especial. Se trata de criterios sostenidos por la doctrina jurídica argentina durante muchos
años.

 Responsabilidades Especiales.

Responsabilidad del Estado: De acuerdo al art. 1765 la Responsabilidad del Estado se


rige por las normas y principios del derecho administrativo nacional o local según
corresponda.
La responsabilidad del Estado se rige por las normas y principios del derecho administrativo
nacional o local según corresponda, por lo que cada provincia e incluso cada municipalidad
podrían regular su propia responsabilidad patrimonial. El CCCN no es aplicado ni siquiera
subsidiariamente.
Art. 1764 - Inaplicabilidad de normas. Las disposiciones del Capítulo 1 de este Título no
son aplicables a la responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria.
Art 1765 - Responsabilidad del Estado. La responsabilidad del Estado se rige por las
normas y principios del derecho administrativo nacional o local según corresponda.
1766- Responsabilidad del funcionario y del empleado público. Los hechos y las
omisiones de los funcionarios públicos en el ejercicio de sus funciones por no cumplir sino
de una manera irregular las obligaciones legales que les están impuestas se rigen por las
normas y principios del derecho administrativo nacional o local, según corresponda.
Como complemento de los artículos del Código Civil que remiten a las normas de derecho
administrativo, se dictó una ley marco que rige la responsabilidad estatal:
Ley 26944
Artículo 1° — Esta ley rige la responsabilidad del Estado por los daños que su actividad o
inactividad les produzca a los bienes o derechos de las personas. -La responsabilidad del
Estado es objetiva y directa. -Las disposiciones del Código Civil no son aplicables a la
responsabilidad del Estado de manera directa ni subsidiaria. -La sanción pecuniaria disuasiva
es improcedente contra el Estado, sus agentes y funcionarios.
Articulo 2° — Se exime de responsabilidad al Estado en los siguientes casos: - Por los daños
y perjuicios que se deriven de casos fortuitos o fuerza mayor, salvo que sean asumidos por el
Estado expresamente por ley especial; - Cuando el daño se produjo por el hecho de la víctima
o de un tercero por quien el Estado no debe responder.

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Articulo 3° — Son requisitos de la responsabilidad del Estado por actividad e inactividad
ilegítima: - Daño cierto debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
- Imputabilidad material de la actividad o inactividad a un órgano estatal; - Relación de
causalidad adecuada entre la actividad o inactividad del órgano y el daño cuya reparación se
persigue; - Falta de servicio consistente en una actuación u omisión irregular de parte del
Estado; la omisión sólo genera responsabilidad cuando se verifica la inobservancia de un
deber normativo de actuación expreso y determinado.
Artículo 4° — Son requisitos de la responsabilidad estatal por actividad legítima: -Daño
cierto y actual, debidamente acreditado por quien lo invoca y mensurable en dinero;
-Imputabilidad material de la actividad a un órgano estatal; -Relación de causalidad directa,
inmediata y exclusiva entre la actividad estatal y el daño; -Ausencia de deber jurídico de
soportar el daño; -Sacrificio especial en la persona dañada, diferenciado del que sufre el resto
de la comunidad, configurado por la afectación de un derecho adquirido.
Artículo 5° — La responsabilidad del Estado por actividad legítima es de carácter
excepcional. En ningún caso procede la reparación del lucro cesante. -La indemnización de la
responsabilidad del Estado por actividad legítima comprende el valor objetivo del bien y los
daños que sean consecuencia directa e inmediata de la actividad desplegada por la autoridad
pública, sin que se tomen en cuenta circunstancias de carácter personal, valores afectivos ni
ganancias hipotéticas. -Los daños causados por la actividad judicial legítima del Estado no
generan derecho a indemnización.
articulo 6° — El Estado no debe responder, ni aun en forma subsidiaria, por los perjuicios
ocasionados por los concesionarios o contratistas de los servicios públicos a los cuales se les
atribuya o encomiende un cometido estatal, cuando la acción u omisión sea imputable a la
función encomendada.
Articulo 7° — El plazo para demandar al Estado en los supuestos de responsabilidad
extracontractual es de tres (3) años computados a partir de la verificación del daño o desde
que la acción de daños esté expedita.
Articulo 8° — El interesado puede deducir la acción indemnizatoria juntamente con la de
nulidad de actos administrativos de alcance individual o general o la de inconstitucionalidad,
o después de finalizado el proceso de anulación o de inconstitucionalidad que le sirve de
fundamento.
Articulo 9° — La actividad o inactividad de los funcionarios y agentes públicos en el
ejercicio de sus funciones por no cumplir sino de una manera irregular, incurriendo en culpa
o dolo, las obligaciones legales que les están impuestas, los hace responsables de los daños
que causen. -La pretensión resarcitoria contra funcionarios y agentes públicos prescribe a los
tres (3) años. -La acción de repetición del Estado contra los funcionarios o agentes causantes
del daño prescribe a los tres (3) años de la sentencia firme que estableció la indemnización.
Articulo 10. — La responsabilidad contractual del Estado se rige por lo dispuesto en las
normas específicas. En caso de ausencia de regulación, se aplica esta ley en forma supletoria.
-Las disposiciones de la presente ley no serán aplicadas al Estado en su carácter de
empleador.

42
Responsabilidades. Responsabilidad de los profesionales liberales ( Art1768)

ARTICULO 1768 Profesionales liberales. La actividad del profesional liberal está sujeta a
las reglas de las obligaciones de hacer. La responsabilidad es subjetiva, excepto que se haya
comprometido un resultado concreto. Cuando la obligación de hacer se preste con cosas, la
responsabilidad no está comprendida en la Sección 7a, de este Capítulo, excepto que causen
un daño derivado de su vicio. La actividad del profesional liberal no está comprendida en la
responsabilidad por actividades riesgosas previstas en el artículo 1757.

Cuando nos referimos a la responsabilidad derivada del ejercicio de profesiones liberales


estamos hablando de aquellas ocupaciones que requieren título habilitante otorgado por una
universidad, sometimiento al régimen disciplinario o ético y con colegiación obligatoria. En
consecuencia, la actuación profesional presume un conocimiento a nivel de experticia por
parte del profesional y, a la vez, la ostentación de la matrícula profesional otorgada por el
colegio profesional correspondiente.
Una de sus aristas más relevantes, se da en relación a la fuente o hecho generador de dicha
responsabilidad, que en concordancia a la unidad código, ésta puede ser el incumplimiento de
una obligación de origen legal o contractual por parte del profesional o la simple violación de
un deber genérico de no dañar a otro. Pero en este tipo de responsabilidades, generalmente, el
antecedente que da pie al daño es un contrato. Y es justamente en el ámbito contractual
donde asume relevancia la clasificación de las obligaciones de medios y de resultado, pues
determinará la aplicación de un factor subjetivo u objetivo de atribución
-Conforme a la norma (Art 1768), que asimila la actividad de los profesionales liberales a las
“obligaciones de hacer” (Consiste en la prestación de un servicio o en la relación de un
hecho, en tiempo, forma y modo acordado por las partes. Art 744), la responsabilidad, por
regla es subjetiva, excepto que se haya comprometido un resultado concreto.
El profesional promete un hacer que consiste en una diligencia conforme a las reglas de la
profesión, sin que pueda asegurar un resultado; de allí que la imputación sea subjetiva y
pueda liberarse probando su falta de culpa. En cambio, si promete un resultado, la
imputación es objetiva. Entonces, en la obligación de medios, opera el factor subjetivo, y se
rige por los principios generales de la culpa. No obstante ello, los profesionales, en razón de
su conocimiento, tienen un deber mayor de previsión y prudencia, tal como regula el art.
1725. De ahí que podemos generalizar algunos deberes profesionales que constituyen
estándares y pautas de conducta que deben valorarse conforme el caso concreto:
a) Deber de actuación profesional diligente. Tiene que ver con la forma en que el profesional
presta el servicio.
b) Deber de informar. Se relaciona con el deber de comunicar determinada información al
cliente (asesorando, aconsejando o advirtiendo).
c) Deber de confidencialidad. Implica no revelar a tercero nada relacionado al cumplimento
de la obligación asumida.
d) Obligación de seguridad. Arbitrar los medios para evitar daños al cliente, en el
cumplimiento de la obligación.

43
-Si en cambio, el profesional liberal comprometió un resultado concreto, cuyo compromiso
puede surgir de lo pactado expresamente o de la naturaleza de la obligación, interpretándola
restrictivamente; la responsabilidad será objetiva (art. 1768 del CCC), por lo que, para
exonerarse total o parcialmente de responsabilidad, aquél deberá acreditar una causa ajena al
hecho dañoso como protagonista en la causalidad (arts. 1729, 1730 y 1731 del CCC). En
definitiva, Si lo comprometido es un resultado, el factor de atribución será objetivo (arts.
1723 del CCC). Si lo comprometido implica sólo el deber de diligencia, pericia y prudencia
orientada a producir un resultado, pero sin asegurarlo, el factor de atribución será subjetivo
(arts. 1724 y 1725 del CCC).

RESPONSABILIDAD POR DAÑOS EN AUTOMOTORES Art. 1769 del Código Civil


y Comercial de la Nación.
El automotor es una cosa mueble registrable, no se considera propietario al poseedor de la
cosa, sino al titular registral. Conforme a ello, en caso de daños provocados por automotores
uno de los responsables (sujeto pasivo) es el titular registral, aun cuando no haya participado
personalmente (como conductor) en el accidente automovilístico.
Cuando los sujetos propietarios y titulares registrales del bien, transfieren la posesión del
rodado por un precio en dinero (compraventa) y omiten inscribir dicha tradición, no se
produce la transferencia del bien, sino una promesa de transferencia. Por lo cual, el titular
sigue siendo responsable civilmente ante los terceros. Esto conforme a lo dispuesto por el art.
1757 del CCC, que responsabiliza concurrentemente al dueño y al guardián del automotor
por los daños causados y sin perjuicio de las acciones de regreso correspondientes.
Ahora bien, la normativa especial en la materia, concluye en forma identica, en que hasta
tanto se inscriba la transferencia el transmitente será civilmente responsable por los daños
y perjuicios que se produzcan con el automotor, pero AGREGA una causal de liberación,
que es discutible y criticada por la desprotección que implica para la víctima. Se trata de la
comunicación de venta, comunmente llamada “denuncia de venta”, que cuando es previa al
hecho dañoso, equipara la situación al supuesto de eximente por tercero por quien no debe
responder, y se reputará que el automotor fue usado en contra de su voluntad.
*El Art 1769 establece que a los daños causados por la circulación de vehículos deberán
aplicarse las disposiciones referidas a la responsabilidad derivada de la intervención de cosas.
Como resultado de ésta remisión:
 El vehículo en movimiento, se considera cosa riesgosa. El factor de atribución es
objetivo.
 Se aplican las normas del art. 1757 y las causales de eximición de responsabilidad (no del
culpa): hecho de la víctima , hecho del tercero asimilable al caso fortuito, uso contra la
voluntad expresa o presunta del dueño, 1758, caso fortuito extraño al riesgo propio de la
cosa, art. 1733,
 Sujetos responsables: el dueño (titular registral) y el guardián del automotor (conductor)
 Situaciones referidas a la presunción deresponsabilidad: • La invasión del carril contrario
o circulación a contramano hace presumir su responsabilidad. • El rodado detenido en el
carril de una autopista configura una anomalía de tal magnitud e imprevisibilidad, que en
términos de normalidad no responsabiliza al conductor que lo embistiera. • Daño

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recíproco: caso de colisión de dos automotores, cada uno se presume responsable de los
daños que sufrió el otro. No hay en esos casos neutralización de riesgos. Todos tienen
presunción de responsabilidad. • Se presume que la responsabilidad la tiene el
embistente. • La violación de las normas administrativas de tránsito como el circular sin
carnet, son presunción de responsabilidad pero admiten prueba en contrario.
Sujetos que pueden ser responsables en caso de accidente:
 Responsable Directo: El conductor del vehículo. La obligación de resarcir cae sobre
quien conducía el automóvil al momento de producirse el daño. El factor de atribución es
objetivo pues desarrolla una actividad riesgosa (art. 1757 del CCC).
 Responsables por el hecho ajeno. Dentro de esta categoría quedan incluidas la
responsabilidad del principal por el dependiente y la responsabilidad de los padres,
tutores y curadores por los daños causados por los menores de edad sujetos a patria
potestad, etc. En estos casos se responde aun cuando los terceros hayan efectuado la
conducción del vehículo.
 Responsables por el riesgo de la cosa. La responsabilidad del titular registral del
automotor en la ley 22977, que vimos anteriormente y el poseedor del automotor cuando
existe comunicación de venta, que pudimos ver en el apartado anterior.
 El asegurador. El asegurador puede ver comprometida su responsabilidad en aquellos
accidentes en los cuales el conductor, el principal, el dueño o el guardián de la cosa se
encuentre acaparado por una relación de seguro que cubra la responsabilidad civil por
daños a terceros.
Accidentes en que son víctimas los peatones. El cruce de un peatón desprevenido forma
parte del riesgo asumido al conducir un automotor, propio del tránsito y no constituye un
eximente de responsabilidad, asi el mismo haya sido fuera de la senda peatonal. En ese
sentido se ha pronunciado la CSJN, afirmando que el cruce de la calzada realizado por un
peatón, no tiene entidad para interrumpir totalmente el nexo de causalidad entre el riesgo de
la cosa y el perjuicio (art. 1113 CC). En cambio cuando el comportamiento del peatón que
irrumpe indebidamente en la calzada sucede en forma sorpresiva o abrupta, puede configurar
culpa o hecho de la víctima, eximiendo total o parcialmente al sindicado como responsable.

RESPONSABILIDAD COLECTIVA Supuestos contemplados en los arts 1760, 1761 y


1762 del CCC
El Código Civil y Comercial de la Nación incorpora la responsabilidad colectiva, anónima y
la derivada de la actividad peligrosa de un grupo, y la regula en los arts. 1760 a 1762. Ésta
diferenciación en las situaciones tiene su razón de ser en las causas de liberación. Es
necesario indagar acerca de la situación fáctica para su configuración, el factor de atribución,
y los eximentes.
ART 1760. Cosa suspendida o arrojada - Si de una parte de un edificio cae una cosa, o si
ésta es arrojada, los dueños de dicha parte responden solidariamente por el daño que cause.
Sólo se libera quien demuestre que no participó en su producción.
-La norma comprende dos supuestos en los que la relación causal es alternativa, ya que, si la
cosa ha caído o ha sido arrojada desde uno de los departamentos, los demás dueños y
ocupantes no han participado en la producción del daño. -Abarca tanto la caída como que

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sea arrojada, respondiendo a la tendencia de que los daños sean tratados de una manera
uniforme, cualquiera fuere la fuente de donde provengan, hecho de la cosa o hecho del
hombre.
-El nuevo Código no incluye recaudos vinculados al lugar donde caiga la cosa, por lo que
resulta aplicable a quienes transiten o se encuentren en un terreno no sujeto a servidumbre de
tránsito, siempre que el tránsito o estancia sean legítimos. -Se alude a dos responsables: el
dueño, por su vinculación dominial con el lugar del que ha partido la fuerza dañadora, y el
ocupante, en cuanto es la persona que ostenta el control del lugar.
Eximentes: se libera quien demuestre que no participó en la producción del daño. Ello
significa el establecimiento de una presunción en favor de la víctima que ha sufrido el daño
por la caída de una cosa desde un edificio, de que los autores son los ocupantes y de que los
dueños deben responder de manera solidaria con aquéllos. Esa presunción se extingue si el
determinado autor prueba que no participó en la producción del daño. De lo dicho surge
claramente que este tipo de responsabilidad es objetiva y que el eximente se encuentra en la
causalidad y no en la falta de culpa. Se exime el sindicado como responsable acreditando que
su inmueble no se encuentra en la parte de la cual provino la cosa que ocasionó el daño. -La
identificación del sujeto causante del daño determina que deje de ser un supuesto de
responsabilidad colectiva.
ART 1761. Autor anónimo - Si el daño proviene de un miembro no identificado de un
grupo determinado responden solidariamente todos sus integrantes, excepto aquel que
demuestre que no ha contribuido a su producción".
-La causalidad es alternativa; el daño deriva de una o más conductas individuales cuya
identificación no es posible, pero cuyos autor o autores están dentro de un grupo determinado
de personas. Es decir que ello se aplicará a los supuestos en los que se haya producido un
daño que sólo pudo tener por autor a uno o más miembros de un grupo determinado que no
desarrollara una actividad peligrosa para terceros. -Todos los integrantes del grupo
responderán solidariamente, a excepción de aquellos que demostraran que no han contribuido
a la producción del daño
-El grupo se establece por medio del examen del nexo causal desde el daño hacia los autores
probables, que debe ser acreditado por el damnificado; se trata de una responsabilidad
instituida a favor de la víctima sobre la base de una relación causal que sólo permite llegar al
grupo de autores probables, pero no admite llegar al autor concreto. -La responsabilidad es
objetiva y se exime de responder quien demuestre que no contribuyó en la producción del
daño.
ART 1762 Actividad peligrosa de un grupo - Si un grupo realiza una actividad peligrosa
para terceros, todos sus integrantes responden solidariamente por el daño causado por uno o
más de sus miembros. Sólo se libera quien demuestre que no integraba el grupo.
En un sentido jurídico, el grupo deber ser, además de una realidad numérica, una realidad
cualitativa; no consiste en la mera yuxtaposición de personas, pues media "pertenencia" de
cada una al conjunto a través de un lazo de cohesión, más o menos definido. Es decir,
además de pluralidad se requiere cierto nivel de interacción o comunicación (voluntaria o
subconsciente) que posibilita, así sea de manera virtual, una suerte de influencia, control o
contagio recíproco.

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Surge entonces una "unificación" o "legitimación" o "ligamen" entre los integrantes, que
autoriza a imputar a todos el factor de riesgo que el grupo genera. Puesto que, a través de la
participación en el grupo, el individuo participa en el riesgo descripto a la actividad
colectiva.
El presupuesto fáctico de la norma es la realización de una actividad riesgosa por parte de un
grupo de personas. La causalidad que presupone la norma es la actuación conjunta o en
común del grupo. Es decir, el daño debe derivar de una actividad peligrosa desarrollada en
conjunto.
La responsabilidad de todos los miembros del grupo es solidaria y sólo se eximirá quien
demuestre que no integraba el grupo. Esto es así, porque no es posible acreditar la relación de
causalidad en forma directa hacia uno de los integrantes, sino que se le atribuye la
responsabilidad a la actuación grupal por ser creadora de riesgo para terceros.
Se trata de un factor objetivo de atribución. -Por lo antes dicho, es ineficaz e indiferente la
identificación de la autoría material del hecho, porque la responsabilidad deriva de la
pertenencia al grupo por sí misma. Son legitimados pasivos todos los integrantes del grupo,
quienes responden solidariamente ante la víctima.

Responsabilidad de los Establecimientos Educativos

ARTICULO 1767.-Responsabilidad de los establecimientos Educativos. El titular de un


establecimiento educativo responde por el daño causado o sufrido por sus alumnos menores
de edad cuando se hallen o deban hallarse bajo el control de la autoridad escolar. La
responsabilidad es objetiva y se exime sólo con la prueba del caso fortuito.
El establecimiento educativo debe contratar un seguro de responsabilidad civil, de acuerdo a
los requisitos que fije la autoridad en materia aseguradora.
Esta norma no se aplica a los establecimientos de educación superior o universitaria.

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