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traducción PEr~SAR AL REYES


ROSA ANA DOMÍNGUEZ
Trabajo y organiz~ciÓn
en la empresa japonesa

· j;or
BENJAMIN CORIAT

L
PRÓLOGO

La escena sucede en Japón. En la casi isla de Kiusíu. A bordo de


un automóvil, un amigo japonés, que va al \'ohnte, y yo circulamos
por una autopista. A la derecha, una gasolinería con las bombas de
gasolina suspendidas, como a menudo ocurre en Japón, para
ahorra1· espacio. r-.Ji amigó detiene su vehículo junto a las bombas
para llenar el tanque. Baja, me dice, y él sale del automóvil para ir
a la caja. Tres personas se precipitan hacia nosotros. Dos hombres
con batas azules y una mujer con bata blanca. Uno de los dos
hombres roda con agua el coche y luego lo seca mientras el otro
pasa una aspiradora por el interior, por ios asientos y la alfnmbra.
En el mismo intervalo de tiempo, la mujer se ha hecho cargo de
los ceniceros, los ha vaciado, ha quitado el polvo del l;\J,k:•, y ha
lavado con agua y secado con aire caliente los tapetes.
Cuando mi amígo vuelve al volante, el primer hombre, casi en
posición de firmes, lo saluda y expresa su agradecimiento por haber
elegido aquella gasolinería; mientras el segundo se ha adelantado
a la autopista y disminuye la velocidad del tráfico para penn;¡j¡ e¡"''
mí amigo emprenda el camino sin peligro.
Toda esta escena sólo duró el tiempo de llenar el tanque de
gasolina y de que mi amigo pagara con tarjeta de crédito.
Sorprendido, yo por mi parte pregunto:
-¿Siempre es así?
-Sí, es normal. Hacen su trabajo.
-(Le diste propina?
-Claro que no. Es su trabajo ...
Qué tal.
A veces he recordado este episodio. Sobre todo, in,0ginaba la
transposición de la escena a la que acababa de asistir a escala de
una fábiica -textil o automotiiz ... de varios miles de personas. \'le
daba escalofrío ... Por ellos, claro. Pero también nosotros, los
europeos ...

A fines de 1986, gracias a una misión del Ministerio de hl\'esti-


[9J
JO PRÓLOGO PRÓLOGO 11

gación y Tecnología, tuve ocasión de hacer a mi vez el viaje-a:} apón. cesar. Seguía teniendo una sensación mezclada, de fascinación y
Peregiinacíón casi obligada del buen hombre moderno, muy espe- malestar.
cialmente si pretende ocuparse de la ínclustria. las tecnologías y el Desde 1986, le di vueltas y vueltas a todo eso, sintiendo que el
trabaío; al aterriza1 en Tokio, tenía en la cabeza los mil y un relatos discurso tecnologista -el Japón de la expooicinn de Tsukuha- era
sobre ese país, cuyas virtudes cantaban en el Oeste. mucho más una pantalla que una clave para ía compresión del
Sin embargo, pronto me p;ireció que Japón se parecía muy poco Japón moderno. Y mis interlocutores japoneses más avisados,
a lo que generalmente se decía ele él -incluso en los informes ele analistas desde hace mucho tiempo de la realidad industrial japo-
expertos, que por supuesto había consultado cuidaclosame.nte. No nesa, me lo habían repetido sin cesar: "Olvide el culturalismo": no
cabe duela de que el recorrido que mis amigos japoneses me habían hay nada miste1ioso en nuestros roliltados, todo está al alcance de
organizado tuvo algo que ver con esto. En efecto, además ele las la mano, de la inteligencia.
clásicas instalaciones de los monstruos sagrados: Honda, Toyota, De mi estancia en Japón había traído una gran cantidad de
Nissan, Fujitsu y otras como :tv1atsuclúta, cuya "vi~ita" fue n1in11cio- documentos, ele todos tipos: ensayos de historia, de sociología o
samcnte organizada y conducida, mi reconiclo abarcaba también de economía, monografías de empresas, informes de prensa ...
pequeñas instalaciones anidadas en inmuebies ele la perifeiia de Conforme los años y las entrevistas se acnnrnL11,1!L esa provisión
Tokio y hasta una lamentable fáb1ica para trabajadores minusváli- siguió inflándose, amontonada en un nncón de nu oficina. Sin
dos, donde se producían subcontrataclas pequeñas unidades ele embargo, el consultarlo una y otra vez, a pesar de b extrema calidad
todo tipo para la mayoría de los graneles grupos ... Y también, de algunas obras, no cambiaba nada las cosas, o muy poco. Seguí
desde luego en otro registro, el Jardín Seco de Ryoanji, el Museo sin tener la clave que buscaba.
de Artesanías de Kioto, una infinidad de templos zen . .. Finalmen-
,, Un día llegó: en forma de la traducción -p1imero al inglés, luego
•}
te, el hecho de que mi base de observación haya estado situada en al francés- del libro de _Ql1!10, ingeniero en jefe ele Toyota,Jnve11tor
Kioto, sus jardines y sus maravillas, en vez de en Tokio, donde la y creador del famoso método Kan-Ban. Volvía;, e:;t:1r unos quince
guerra destruyó casi todo su esplendor, sin durb tuvo algo que ver años atrasado, cuando por p1imera vez leí a Taylor, Ford, los
con esa sensación de extrañeza que práclicamente nunca me maestros estaclunidenses. La impresión y el impacto, fueron de la
abandonó enjapón. núsma naturaleza. Tenía la sensación ele leer por fin, y práctica-
Las fábricas, puesto que en ellas debía concentrar mi atención, mente con todas sus letras, lo que desde hacía varíes años intentaba
de ningún modo me parecieron esas catedrales tecnológicas que comprender.
aquí les gusta desc1ibirnos. En suma, menos robots ele los que se A partir de 011110, de la codificación que él mismo hace de su
ven en las instalaciones modenúzaclas ele Peu¡::-eot o Renault. En experiencia, me esforcé por reconstruir y reurúr noco a poco todos
especial, guardo de la visita a Honda -una instalación que produce los fragmentos de cuestiones sobre japón que brg:t y pacientemen-
esas motos victo1iosas en todos los circuitos del mundo- la imagen te había acumulado.
ele un vasto taller mecánico. Limpio, en buen estado, industrioso, Lo que Olmo decía me pareció de tal impo;·tancia que sería
pero u1; taller mecánico, como los que deben existir en tocias las bueno tratar ele que otros lo escucharan.
pei-ife1ias de las grandes ciudades del mundo. La imagen más clara
que deja la visita a Toyota -edecán impecablemente vestida de
rojo, líneas automatízadas, laborato1ios ele investigación ...- está
más que akmnd.i ni mi ánimo por la entrevista que pocos días
después tuve con el responsable de un sindicato de trabajadores
jornaleros. ;.\Jlí, la dirección de Toyota no tenía con qué impresio-
nar d uu \Lil:lnle occidental.
Además, el epísoclio de b gasolinería me venía a la memoria sin
INTRODUCCIÓN

... Ustedes, empresarios europeos, van a perder y nosotros,


empresarios japoneses, vamos a ganar. Ustedes van a perder
porque la derrota está en su mente: están íntimamente con-
vencidos de que las organizaciones rentables, competitivas, son .j
aq1lellas en las cuales están por un lado -y en lo alto- los que
piensan, y por el otro -abajo- los que ejecutan. Están conven-
cidos de ello, incluso quienes con sus palabras dicen lo
contrario . ..
Palabras de un empresario japonés
citadas pc-r G. ARCHIER y H. SERIEX*

Fundamentalmente, este libro consiste en una;:omparación.entre



los métodos estadunidenses de produccÍÓ!1, _eLtaylorismo. y el
fordismo, y
lo que en adelante hiy_que_designar.los.métodos
japoneses cie producció_n.
. Por comodidad, pero también por motivos científicos que ya
tendré ocasión de precisar, decidí concentrarme en el análisis de
lo que me parece el núcleo de la nueva escuela japonesa: el sistema
Toyota o el "ohnismo", si queremos un neologismo cómodo, que
por añadidura presenta la ventaja de asociar claramente las inno-
vaciones esenciales aportadas .por la escuela japonesa con el nom-
bre de aquel que,. sin duda, dio origen a las contribuciones más
relevantes de la nueva escuela. ·
Para que las cosas queden totalmente claras, son necesarias
algunas precisiones que me interesa formular desde el principio.
Presento aquí a propósito, de manera muy tajante, las tesis some-
tidas a discusión antes de dar algunas indicaciones sobre el método
seguido y el plan seleccionado.
1 L La tesis general que deseo sostener es que el "sistema Toyota",


o se prefiere el ohnismo, constituye un conjunto de innovaciones fJn
la organización cuya importancia es com1Jarable a lo que en su época
fueron las innovaciones en la organización aportadas por el taylorismo y

· G. Archier y H. Seriex, Enterpnse du Je type, París, Seuil, 1984.


[13]
14 INTRODUCC!ÓN INTRODUCCIÓN 15

'el Jordismo. 1 El primer objetivo de este ensayo es pues explorar y relieve los principios y los conceptos -aunque sean implícitos- que
esclarecer el contenido de las innovaciones, mostrando su signifi- los estructuran. En esta búsqueda, tomé en serio la recomendación
cación y su alcance. En este sentido, este libro se inscribe en la de Olmo, quien tranquilamente afirma que no se puede compren- ti
prolongación del precedente. La escuela japonesa de adminis- der la transformación del trabajo y la organización en la empresa \
tración de la producción -cuya caracte1ización yo comencé en El j.: pones a si, con él, no nos dedicamos a "pensar ai n.:vc~" la herencia J
taller y el robot- me pareció de una importancia y una coherencia de Occidente.
que, a mi parecer,justificaba un tratanúento y un ensayo propios 1 4: En cuanto al modo de exposición y al plan de este ensayo, he
y paniculares. Este libro viene así a concluir una especie de tríptico tratado de hacerlos lo más transparentes posible.
pues, por su conteni<lo y su método, al igual que El taller y el Así pues, el primer capítulo está enteramente consagrado a
cronómetro se centra en el trabajo y las metamorfosis que los exponer lo que 011110 denorn.ina el "espíritu" del sistema Toyota.
cambios en la organización hacen que éste sufra. Esta tarea me pareció necesaiia y urgente, ya que, desde nú punto
(2¡ A lo largo de este e¡¡sayo, sostendré el punto de vista de que, ele \'ista y en los textos a los que tuve acceso, este "espüitu", si bien
si bien indudablemente hay motivos para explicar por qué nacieron se menciona a veces, nunca es puesto de relieve v rratado con la
métodos nuevos en J:>: ·:'·1< (y en esencia en la década de 1950), eso importancia que requiere. De ahí, en nú opinión, una serie de
no limita su valor gencr~ti o, para decirlo aún más claramente, su subestimaciones y, para acabar de decirlo, de subteorizaciones sobre
"transfeiibilidad" y su aplicabilidad a espacios socioeconómicos las innovaciones que aporta el ohnismo. En esta exposición del
distintos aaqi.1ellos en los cuales y para Jos cuales se formaron esas espítitu Toyota, me apoyaré considerablemente en la presentación
técnicas·: En el'ohnismo hay "contingencia" y "universalidad", pero . que da el mismo Olmo de sus propias contribuciones en esa obra
ni má{ni menQs que las que había en el taylorismO Y el fordismO. V fundamental que es l'EsjJrit Toyota (El espíritu Toyota) (1978-1989),
Las ve1:daderas dificultades, como me esforzaré en mostrarlo, y cuya calidad e importancia me parecen enteramente éomparables
residen, más allá de las falsas facilidades que presenta una "japoni- a las que ofrece esa otra obra clásica de la teoría de la organización
zaciói1" de las 'relaciones ele pi·oducción, en Ja capacidad de inno- que es el libro de Taylor: la Directzon scientifique des enlir'prises (La
vacit',i · "social" de la"qué hay qti¿ saber' dar muestra, si se desea dirección científica de las empresas) (1906-1973). Si bien pienso
sacir partido de las inno'\iacioúe's en la organizacióri que pueden dtar varias veces a 011110 y darle abundantemente la palabra,
atribuirse ·a ia escUeb japoriesa.' Estáh aquí en telá de juicio cues- también pienso no dejar de poner bajo control su discurso, recu-
tiones esenciales' de la ·demááacici económica.; l perando los contextos y acontecimientos que, finalmente, son los
1{3: Eri cuanto al rí1étddo·; úna' p~'ftiéuláridad de la p1:esente obra únicos capaces de revelar el verdadero sentido de los p1incipios y
es que, por: uri lado se 'da amplia prioridad al texto 'de Olmo y ele las proposiciones contenidos en la exposición ele método a la que
los otros teó1;cos de la administraci6ndé 'producción que fueron éi procede. En el fondo, tan sólo se trata de aplicar a Olmo el \
los creadores de los métodos núe\16s, y p·or elotró', ia atención se método que ya apliqué a la lectura ele Taylor y Fonl en va1ios 1
centra en los logros conceptliales: La tensióh que áiiiina al libro, si trabajos previos.
Ja hay, proviene de esto. De esta' perin.anénte·ireferencia a los Tras realizar la elucidación del significado de! sistema Toyota y
discursos jJrácticos de los empresaiios, pero para íntedfar poner de de sus condiciones de formación, podremos examinar el contenido
'1. , ·;:• ,iM,t;~G ..
más preciso de las innovaciones en la organización y, ele manera
1 TcllCiri: desde luego ºí'nrumidad de precisar más su contenido,' pero sin duda es más general, de las enseñanzas de los maestros japoneses. El objeto
pertinente indicar desde el p1incíp10 que el concepto de innovación de la.orgmzíwción se
del capítulo 2 es proceder a esta exploración y a este inventario.
c111kndc aquí como "cualquier rnodillcacíón de la orgnniiadón que se traduzca. en una
avanz.acb de conceptos nuevos en uno o varios de los ámbi tus conexos que constituyen No obstante, en él también trataré ele distinguir cuídadosamente
las tccnicas de la logist1ca, la /Jlm1ifimriém de las fabricaciones, y la asignación de tareas en los lo que corresponde a los principios (los "pilares" dice Ohno) de lo
puestos de trabajo" Es1a ddirnc1ó11. extraída de nuestra ohra ( 19~10), servira de punto de que corresponde a las simples técnicas y procedimientos de la
paruda pa1~1 la rnvesugncíón que se lleva a cabo en este libro. " .: i : · :, · · · · puesta en práctica de estos principios. Se advertirá entonces que,
!NTRODUCC!ON INTRODUCCIÓN
16 17

en estos procedimientos de puesta en práctica, entran formas _de identificando las. innovaciones específicas de una y otra y los
la división del trabajo y de la gestión de la mano de obra que solo motivos por los que la empresa japonesa parece hoy, para observa-
han sido posibles gracias a características muy especí~cas de la.s dores cada vez más numerosos, un nuevo "arquetipo", un "mode-
relaciones industriales japonesas, tal como éstas se han ido consti- lo" nuevo de empresa.
tuyendo históiicamente, por lo menos después dei período entre Finalmente, en un capítulo conclusivo, nos interrogamos sobre
las dos guerras. .. , , . ., las condiciones de la "transferencia" de este modelo de empresa,
Posteriormente, el capítulo 3 se dedicara a 1a profund1zac10n en pues también este tema invade la literafura empresarial de la
el sistema japonés de las relaciones industiiales. Partiendo ~~ actualidad.
presentaciones clásicas en la mateiia -constrmdas .ª ~ª'.:tlr d~I De este modo, habremos desplegado y recorrido en sus dimen-
tríptico "sindicalismo de empresa", "empleo de p~r VId.a , s~lano siones esenciales el "pensar al revés", que según Olmo constituye
a la antigüedad"-, trataré de tener en cuenta el rruto y 1a realidad. la condición ele entrada en el universo de innovaciones tan carac-
Se otorga una atención particular a una di~ensión ocul~a, _pero terístico del mundo empresarial japonés.
cuyo papel es decisivo para la· eficacia de conjunto _del _edific:~: la Una última palabra antes ele terminar esta introducción, pues
existencia de mercados internos y de líneas de promoc10n s1stemaucas más que nunca necesito pagar aquí mis deudas.
para la mayoría de los asalaiiados. Las reiacion~s indus_t~ales "a Deseo precisar que en numerosos puntos de este texto he
la japonesa", a la vez condición permisiva de la mno~ac1on en la aprovechado las investigaciones efectuadas a petición mía sobre
organización examinada en el capítulo anterior ... y p1ed_ra suple- obras y documentos japoneses por .Masanori Hanacla, estudiante
mentaria aportada al edificio, completan la presentac10n de la ele doctorado ele Ciencias Económicas y profesor en el Instituto de
nueva escuela y de sus aportaciones. Lenguas Orientales. Aunque se me debe considerar el único res-
El capítulo 4 se aparta un poco del ohnism0, entendido éste en ponsable de los análisis e interpretaciones propuestas, que éi reciba
sentido est1icto, para dedicarse a otra serie de innovaciones, las aquí la expresión de mi gratitud por su cordial y eficaz colaboración
que tienen que ver con las modalidades de las relac~on~~ interem- en la elucidación de algunas cuestiones ele historia o ele análisis.
presas, y m{1s particularmente aún, con la orgaruzaaon de las Mi gratitud también a todos mis amigos japoneses que me
relaciones entre empresas "matlices" y empresas subcontratadoras. recibieron en su país y me abrieron mil y un accesos materiales e
Objeto de nutridas polémicas, la relación de subcontrato japonesa intelectuales, sin los cuales este ensayo no habría podido publicar-
es analizada aquí en sus dimensiones propiamente conceptuales. se. Mi gran agradecimiento pues al señor Hirata y a su formidable
La compleja red de relaciones contractuales puesta de relieve da equipo de amigos y colaboradores, los sei1ores Yagi, Yamada,
(

origen -sostienen autores japoneses en los que nos hemos basado Inoue, Hirano y todos los demás.
detenidamente- a una "renta de relación", creadora a su vez de un Mi agradecimiento finalmente a los profesores Koike y Asanuma
incremento de valor agregado. Además, esta renta de índole parti- del Instituto de Ciencias Econó1nicas de Kioto, que tuvieron la
cular alimenta v nutre una forma de organización de la industria am:·: ,¡ !iclacl de dedicarme algo ele su tiempo y cuyas indicaciones
/ ' . .
especialmente favorable a la innovación y a los umversos mc1enos. desempei1aron un papel esencial en la comprensión que progresi-
El capítulo 5 amplía ;iún -más la perspectiva. Abandonamos el \'amente adquirí del mundo empresa1ialjaponés.
terreno de las innovaciones en la gestión de la producción Y nos
interrogamos sobre las diferentes representaciones de la empresa
japonesa. Sus particularidades -y su eficiencia- son tai;s que _s_e ha
consagrado una abundante literatura a este tema. Aqm tamb1en la
exploración opta por concentrarse en aquellos autores _que han
tratado de determinar la especificidad de la empresa japonesa
comparándola con la gran empresa fordiana que la precedió e
1. "EL ESPÍRITU TOYOTA"

Cómo se parece
El lirio
A su sombra en el agua.·

Decídámonos. Y penetrf'mos en el texto de Ohno, antes de enun-


ciar las condiciones propias de formación de un discurso, sin las
cuales nada o casi nada es inteligible.
Encontraremos allí la soledad esencíai de Olmo, fo1mado en la
escuela estadunidense, pero enfrentado a cuesil• mes que ésta ni
siquiera plantea. Asimismo, una vez encontrado el punto de paso,
veremos con qué consecuencia y rigor extremos se jala el hilo.

I. EL TEXTO: SOLEDAD DE OHNO

Ohno por él mismo

En la descripción que da de sus propias innovaciones y por lo tanto


de su contribución, Ohno insiste siempre en dos puntos. El método
Toyota es, dice, la combinación de dos prinéipios (que él mísmo
designa como los dos "pilares" sobre los que descansa el edificio).
Estos pilares son, según los propios térmínos del maestro japonés:
"(Í) la producción 'en el momento preciso', y(Z) la 'autoactívación'
de ia producción". (Ohno, 1978-1989, p. 16.)
El resto, él deja entender que es cuestión de técnicas y de
procedimíentos de instauración, o si se prefiere, de condiciones
previas que se deben reunir para cumplir con la realización de los
dos principios clave, que son los únicos que tienen una verdadera

*Todos los poemas en exergo en los capítulos de este libro se tomaron de Matsuo
Basho, Cent cinq haikai, traducido del japonés al frai;icés por Kumiko lvfuraoka y Fouad
El-Etr, París, Ed. La Délirante, 1979.
[19]
"EL ESPIRITU TOYOT A" 21
"EL ESPIRITU TOYOTA"
20
fu:1dadora:- consi~te en concebir un sistema adaptado a la jJroduc-
pos1c10n ordenadora. En la instauración del batiborrillo de la cion d_e volumenes limitados de productos diferenciados y variados.
1
organización que requieren los principios, no hay que perder A~1 pues, desde el piincipio se trata de lo contrario, del "revés"
nunca de vista el espíritu y la intención de todo el sistema. del sistema concebido pocas décadas antes enefno~~ste de Esta¿los
En efecto, desde un principio hay que llamar la atención sobre ~nidos por _los ilustres predecesores de Ohno: Taylor y Forcl. Olmo
este "espíritu Toyota" al que Olmo concede tanta importancia, p_1ensa exphotamente tanto en la continuidad como e11 la difcrcn-
para evitar que los principios, sin importar el talento con el que oa con respecto a los predecesores estadunidenses cuando carac-
hayan sido descritos, no revelen su ve:·cl adera significación. Así por teriza, por ejemplo, el método esladunidense.
ejemplo -y éste no es el menor de Jos errores de interpretación-,
a juzgar por la proliferación de las obras que se centran en este · · .como :m.
método d:
reducción de costos por medio de la producciún
punto, el método Toyota no es una técnica de producción "con de automoviles en cantidades constantemente crecientes y en una variedad
cero existencias". Aunque también es esto, _es mucho más. O para cada vez más restringida de modelos ...
decirlo mejor, "cero existencias" no es más que uno de los resulta-
dos a los que este método llega, persiguiendo un fin y un objetivo
para contraponer palabra por palabra el método desarrollado en
mucho más_generales. Toyota y que consiste en: - -· -
Hay que partir de este fin y este objetivo "general", constitutivo,
sí queremos entrar en "el espíritu" Toyota y comprender sus · · .fabricar a buen precio pequeños volúmenes de muchos modelos
resortes profundos, que estan enunciados en todas sus letras y diferentes ... (!bid., pp. 14-15.)
ampliamente comentados y aclarados en su significación por Oh-
no. Como buen teórico, Olmo procede recordando los orígenes Grandes volúmenes de productos rigurosamente idén~icos contra
de estos recursos para hacer penetrar en el sentido profundo del volú.menes li'.~ ta dos de productos diferenciados es, en pocas
sistema. pa!aoras, el nucteo de la oposición central, fundadora, entre los dos
Escuchemos pues a Olmo: m~todos: "!por tanto'. t~i;ibién la especificidad y Ja singularicl;id de v'
la mtenc~on que presidio la formación del método Toyota. 2
El sistema Toyota tuvo su origen en la necesidad particular en que se El objetivo es: "producir a bajos costos pequeñas series ele
encontró Japón de producir pequeñas cantidades de muchos modelos de
productos vaiiados'', y ahora hay que ponderar la dificultad.
productos; más tarde, aquél evolucionó para convertirse en un verdaderc
sistema de producción. A causa de su origen, este sistema es fundamental- En el fondo, la dificultad radica en una proposición única, que
mente competitivo en la diversi!icación. Mientras el sistema clásico de Olmo form~la en forma interrogativa y en la que se trasiucc algo
produccíón plani!icada en serie es relativamente refractario al cambio, ei del _desconCierlo que los constructores japoneses deben haber
sistema Toyota, por el contrario, resulta ser muy elástico; se adapta bien sentido cuando, a fines de la década ele 1940, se Je, ocurrió if;ihricar
a las condiciones de diversi!icación más difíciles. Y así es porque fue au tomóviles! 3
concebido para ello. (Olmo, 1978, p. 49.) Veamos la pregunta escueta:

Para quien sepa leer, en estas pocas líneas está dicho lo esencial. 2 p rec1semos
. aqu1' y de una vez por todas que el sistema, inicialmente concebido
Para Olmo, la esencia del sistema-determinado por su "intención" para producciones pequeñas de productos variados, podrá conservar sus propiedades
cuando se.trate de producír "en masa" productos diferentes. Cf sobre ese punto Monden tÍ
1 Por la expresión "batiborrillo", elegida aquf de manera voluntariamente reductora, (1983) -sin ~~da el mejor libro consagrado al análisis del método-, quien dedica
entendemos el conjunto de los dispositivos tipo Andon, Poka Yoke, cambios rápidos de numer~sas paginas a exponer las técnicas que permiten "pulir la producción" y fabiicar
herramientas, mezcla de la producción, etc. Ésta es una manera de distinguir bien los en volu~cnes muy grandes, conservando la ventaja de ía "ílexibiíidad" de las líneas
principios de lo que, finalmente, no son más que ticnicas que los acompañan y que están al prod ucu vas.
servicio de su realización. (Cf capítulo 2, sección 11, donde se analiza el con•enido de estas ' Hay que recordar que los constructores japoneses llegaron muy t.<rde a un
técnicas.)
22 "EL ESPlRITU TOYOTA" "ELESPÍRlTUTOYOTA" 23

Hay que repetirlo, la cuestión es: ¿qué hacer para elevar la productividad Sin embargo, y es el punto importante (!n el que hay que insistir,
cuando las cantidades no aumentan.? (Olmo, op. cit., p. 27.) Ohno fue lo bastante inteligente para no limitarse a las existencias.
Y, en definitiva, para referirse a ellas como simples puntos de
Cuestión aparentemente simple, pero temible en sus implica- partida; o mejor dicho, para utilizarlas ante todo como analizadores
ciones. En efecto, si las cantidades (solicitadas y por tanto produ- y reveladores de un conjunto de "problemas de funcionamiento",
sídas) "no aumentan", aserto del que parte Olmo, esto significa de "sobrecostos" sobre los que la organización que quiere ahorrar,
sencillamente que todos los conocimientos prácticos que se han puede incidir. De esta nueva perspectiva, a partir de la que se
acumulado en torno a las economías de escala y de producción de analiza la producción nacerán ?os descub1imiento~.
grandes volúmenes, que la formidable logística del fordismo pron- ~·

to convertida en patrimonio común de la industria en el mundo ·. l: La 'fábrica mínima".


entero, han dejado de ser inmediata y directamente utilizables. Que ., El primer descubrimiento de Olmo, aunque en un primer
hay que partir entonces de otro punto de arranque, en busca de análisis parezca una perogrullada, está lleno de consecuencias.
;:-ecursos distintos y necesariamente inéditos para la obtención de ganan- Concierne simplemente a la proposíción de que detrás de las
cias de productividad. Pensar, no en la continuidad de los maestros existencias están -necesariamente- aquellas y aquellos que contii-
estadunidenses, sino "al revés", como sei1ala el propio Olmo. buyeron a producirlas; dicho de otra manera: detrás de las existencias
1, Pensar, no en la producción de gran volumen sino de pequei'lo; no está el "sobreefectivo", el exceso de hombres empleados en relación
! en la estandarización y Ja uniformidad del producto, sino en su con el nivei de la demanda solvente y efectivamente despachada.
! diferencia, su variedad, éste es el "espíritu Toyota". El resto, todo Asimismo, y necesariamenle si las existencias son permanentes,
' ei resto depende de éL Los dos "pilares" propios del t-.,1étodo, por detrás de las existencias está el sobreequípo. Así pues, primer descubri-
ímportantes que sean, sólo adquieren su significación verdadera a miento de principio: partir de las existencias y de los insumos
la luz y al imperativo propio del ohnismo: buscar orígenes y natu- generados por la producción indica y localiza las vías y los puntos
ralezas de ganancias de productividad inéditos, que no tengan que ver de aplicación en los que se puede obtener ganancias de productivi-
con los recursos de las economías de escala y de la estandarización dad: eliminando las existencias también se elimina el exceso de
tayloriana yfordiana, por el lado de la producción de pequei'la escala personal y de equipo.
y ~k !a producción simultánea de productos diferenciados y variados. Así pues, se dibuja en filigrana lo que estaríamos tentados a
designar como "la fáb1ica mínima", la fábrica reducida a las fun-
ciones, los equipos y el personal estrictamente requeridos para
Primeros descubrimientos satisfacer la demanda diaria o semanai. Con la precisión también
de que, en el espíritu de Ohno, la fábiica mínima es plimero y ante
En el camino de búsqueda de. fondos nuevos de productividad, la fábrica con "efectivo mínimo"
Ohno tropieza ante todo conla cuestión de las existencias. Muchas Olmo es perfectamente claro al respecto. Dice:
condiciones lo predisponían a este encuentro. Condiciones -como
veremos enseguida- tanto "estructurales" (las materias primas son y En Toyota, el concepto de economía es inclisociablt ,> la búsqueda qe
siempre han sido escasas en Japón) como más coyunturales (las fan- "reducción de los efectivos" y de la "reducción ele costos". En efecto, se
tasías de los métodos de producción entonces dominantes y su costo considera que la reducción de personal es un rnt::dio para realizar la
reducción ele costos, que sin duda es una condición esencial para la
dispendioso para la in<lusuia (if. infra. el método DEKANSCHO).
supervivencia y el crecimiento de un negocio. (Olmo, id., p. 65.)

~ercado firmemente conquisL~do por empresas que se contaban entre las más poderosas O, proposición relevante que concierne en muy pocas palabras
del mundo ..... tanto al objetivo y como al método del sistema:
24 "ELESPÍRITUTOYOTA" "EL ESPÍRITU TOYOTA"
25

El sistema de producción Toyota es un sistema que permite que eme1jan El segundo descubrimiento de Ohno está directamente relacio-
a la superficie los sobreetectivos. (Ohno, id., 33.) e· nado con el ante1ior y se obtiene por generalización del método
¡;_
de "gestión por ias existencias": se trata del método de administra-
Objetivo y método que Olmo contrasta con las recomendaciones ción "a ojo".
de la escuela estadunidense, cuando escribe:
(3) "La dirección a ojo".
Hay dos maneras de incrementar la productividad. Una es incrementar las , E.n efecto, a partir de que lo que se impulsa es la fábrica
cantidades producidas, la otra es reducir el personal de producción. La m1111ma, hay que estar en condiciones de deshacerse de todo
primera es evidentemente la más popular. También es la más facil. La otra,
lo sup:rfluo. Según esta perspectiva, surge el imperativo de
en efecto, es repensar la organización de! trabajo en todos sus detalles.
(Ohno, id., p. 71.) c~ncebir una organización general de la producción que per-
1ruta sacar a la superficie, hacer "visibles" en sentido estricto,
todas las. clases posibles de "grasa", todo aquello rle lo que se
A nuestro entender, estas propos1c1ones no tendiian que dejar puede ~hgerar a la fábrica, todo lo que no es imperativamente
lugar a duda y tendrían que disipar el disparate habitual que se necesano para la entrega de los productos vendidos. "Dirigir con
comete con respecto al Kan-Ban: no se trata de un método de los ojos", dice Olmo, es uno de los fundamentos del rnétodo
gestión de ias existencias, sino de un método de gestión de ios Toyota.
efectivos j1or las existencias. Para Olmo, las existencias tienen el El maestro japonés reanuda así una ;intiauísima y tradicional
valor de instrumento metodológico. Podemos aquí intentar un preocupación de los amos de las fábricas: p~der ejercer en todo
paralelo con Taylor y decir que, para Olmo, las existencias ocupan momento Y.de manera visual un control directo sobre los emplea-
el mismo lugar heuríslico que el "one best \vay" cJ.e__:f.aylor. Partir dos subordinados. Y no hay nada más rápido v directo oue la
de las m.ii maneras de ejecutar el mismo trabajo para extraer el one mirada. En Occidente, al nacer y desarrollarse e~ gran esc;la las
best way, es para Taylor el ángulo de ataque de la racionalización y manufacturas, Bentham escribió páginas inmortales sobre ese te-
de la intensificación del trabajo. Partir de las existencias para revelar ma . y los famosos planos del Panopticon, dedicados a la prisión
el sobreefectivo y racionalizar la producción es el ángulo de ataque que modelo, donde desde un punto se puede ver y abarcar todo, no
descubre a su vez Olmo. son ~ino trans_rosiciones de planos destinados en un principio a la
Tendré ocasión de regresar a este tema, pero señalémoslo de arquitectura de las manufacturas. 5
entrada: el Kan-Ban y el método Olmo son la teoría de una vía,
existencias en todo lugar frágil de la producción, p_reviene contra las averias v los defectos
desde luego que particular, pero también "general" de racionaliza- de calidad, y perrn1te hacer frente a bruscos aumentos de pedidos. '
ción del trabajo, en la que el concepto "de efectivo mínimo" ocupa Pero, pues e1~dentcmente hay -según Ohno- un pero, es una técnica caduca y
un lugar clave. cost~s~. En el funcionamiento ordinario, como hemos dicho, disimula al observadar y al
Como veremos, esta "fábiica mínima" deberá también ser necesa- admmzstrador lodM los puntos donde precisamente deben aplicarse mejoras. Además, en caso de
recesión o de contracción de la demanda, el sobrecosto de est.., técnica pesa demasíado
1iarnente una fábrica "flexible", capaz de absorber con un efectivo
en un momento en el que la empresa precisamente ha de poder actuar sobre su oferta
reducido las íluctuacio11eS-c~a~titativas o cualitativas de la demanda. para defender sus partes de mercado. Adaptada a un contexto donde los mercados eran
Así pues, Olmo va a buscar la productividad ya no en la gran serie demandantes (en este caso las existencias no son más que una anticipación a demandas ¡'
sino "internamente", en la flexibilidad del trabajo, en la asignación de q.~e la_s abs~rben en pi aros reducidos), la administración de la producción por consti tu-
las operaciones de fabricación, oponiéndose así a las facilidades de la aon s1stemaucade existencias experimenta todos los límites en situaciones de conti:ac-
q_o_nes de pedidos. o unicamente de movimientos erráticos y no previsibles de la demanda.
producción en serie con existencias en cada íntervalo. 4
Es decir, de manera muy precisa, en los mercados característicos de la época actual. .
-'Sobre este t.ema conrnlt..>remos las obras de Michéle Perrot, y de manera especial
4
Hay que señalar aquí que las existencias, por paradójico que pueda parecer a el excelente prefacio que el autor dedica a la edición del Panóptíco de Bentham publicado
primera vist..•, constituyen 1l7la tecníca de protección contra /a¡ imprevistos. Disponer de por j.-P. Becond (1977).
"EL ESPlRITU TOYOTA" "EL ESPlRITU TOYOTA" 27
26

Cl:no, espíritu pragrná;ico, sabrá encontrar dispositivos técni- es ia· que lige la eficacia de conjunto del sistema.
cos que permitan mate1ializar esta antigua preocupación. Y "dirigir Esto en lo referente a algunos de los descubrimientos "de
con los ojos" sigue siendo un principio de la administración que se principio" a los que llegó Olmo, principios para los cuales también
respeta escrupulosamente en cada una de las fábricas de la Toyota supo encontrar soluciones prácticas en la organización de la pro-
1vlotor Company, así como en las fábricas de sus principales pro- ducción.
veedores v subcontratistas. En cada puesto de trabajo se ponen de Sin embargo, antes de explorar estas respuestas prácticas, hemos
marniieoc~ los estándares 0¡1erativos. Basta con alzar ia mirada para de interrogarnos sobre la formación de las propias preguntas,
ver el tablero indicador, denominado Andon, en el que se informa buscar las condiciones particulares que hicieron que fuera en japón
sobre -el estado de la línea y los problem;;s que eventualmente -y no en otro espacio-:- donde esas preguntas inéditas germinaran
surgen. y se impusieran a los que concibieron la lí.1ea de producción y a
Durante una visita a una instalación Toyota, en su feudo del los ingenieros. De esta manera, muchos de los "secretos" del
Kansai, pude verificar personalmente el refinamiento del sistema. método japonés podrán ser elucidados al menos parcialmente.
No sólo se encuentran esos Andon en cada puesto, sino también Además, será también la oportunidad de mostrar lo diferentes, o
tableros luminosos colocados sobre cada sección de línea de pro- rpejor dicho opuestas, que fueron las condiciones respectivas del
ducción, que se encienden si alguno de los operadores de la línea nacimiento del tayl01ismo y delolmismo. Y cómo esas condiciones
tropieza con cualquier dificultad que perturbe el desarrollo común determinaron vías, mejor dicho, "trayectorias" tan diferentes en
y programado de la producción. Luz naranja si se solicita ayuda, materia de ganancias de productividad y ~e racionalizacióá del
luz roja si hay que detener la línea. De esta manera, los supervisores trabajo.
disponen en cada momento de las informaciones clave que necesi-
tan para garantizar que el flujo de producción se desarrolle sin
tropiezos mayores.
En suma, mediante la adición y combinación del método de II. ORÍGENES Y CONDIQONES DE FORMACIÓN DEL SISTEMA
"geslión,-por las existencias" y del de la "dirección por los ojos",
termina por formarse un nuevo tipo de fábrica: la fábrica "delga- Lo mismo que las grandes innovaciones en la organización
da", transparente y flexible, en la que la "delgadez" está garantizada estadunidense que lo precedieron, el sistema Toyota es resultado
y mantenida -por la transparencia y la flexibilidad garantiza el de un lento proceso de maduración, formado por innovaciones
manternmiento de la delgadez. Aquí se abre una vía particular de sucesivas o por importaciones de métodos y conceptos, de campos
racionalización: las economías y las ganancias de productividad se que, al principio, parecían alejados de él.
buscan constantemente "en el interior" más que en extensión, como Para la correcta comprensión del sistema, parece indispensable
sucede en la fábrica fordiana, en la que se sigue haciendo esfuerzos recordar, así sea brevemente, los grandes ;icontecimientos que
por movilizar los efectos de producción en serie y las economías marcaron su elaboración y terminación. "La creación, la innova-
de escala, aceptando como una fatalidad los problemas de funcio- ción -le gusta repetir a Olmo- siempre nace de la necesidad."
na:iniento y los sobrecostos que ésta también genera. Buscar la "necesidad" o, mejor dicho, ei conjunto de limitaciones,
La fábrica ohniana se opone así a la fábrica fordiana, que en pero también de oportunidades, que determinaron esta acumula-
contraste puede calificarse como una fábrica "gorda", y cuya flexi- ción particular de conocimientos prácticos sobre la organización
bilidad relativa se debe precisamente a esa "grasa" permanente- que constituye el método Toyota, tiene finalmente por resultado
meryte acumulada a lo largo de las líneas de producción, en los concedernos los medios para cbmprender el sentido profundo de
ahnac,ertes y los depósitos, y que realimenta permanentemente la la innovación ohniana.
pr()d4,éción en serie y el gastado p:iradigma de productividad s~gli11 Partiendo de la idea de exponer las condiciones de surgimiento
el cual la velocidad de operación del obrero individual en su puesto y formación del nuevo sistema, hay que introducir ante tod~
"EL ESPÍRITU TOYOTA" "EL ESPÍRITU TOYOTA" 29
28

algunos puntos ele referencia cconológicos e__lustó1i_cos. Sobre esta acontecimientos que marcan el año de 1950.
base podremos formular consideraciones mas anahucas. O Ante todo, estalla una huelga de enorme importancia (en parte
vinculada a las reestructuraciones impuestas por el grupo bancario
ya mencionado), huelga que tenninará con el despido de unos 1 600
Un panorama cronológico: las cuatro fmes y momentos dave de la obreros y la dimisión del presidente fundador, Kiicluro Toyoda.
concejJción del sistema Toyota O Apenas terminada la huelga que ha desangrado a la fábrica de
una parte importante de su personal, se desencadena la guerra de
A título preliminar y a reserva de que investigaciones his~~1icas más Corea. La consecuencia es que se hacen pedidos masivos a la casa
profundas consigan precisar -y llegado el caso,_ modlficar- las Toyota, que hasta entonces se restringía, muy a su pesar, a la
cosas, podemos distinguir las siguientes fases, casi sucesivas en la producción en pequeño volumen.
formación de! método ohniano. Esta situación paradójica de afluencia de pedidos en un momen-
to en el que la fábrica acaba de despedir a gran parte de su personal.
Fase 1 ( 1947-1950): Importación a la industria automotriz de las v conducirá a soluciones originales e innovadoras. La empresa se ve
-innovaciones técnia;·mganiwtivas heredadas de la ex/Jeriencia textil. forzada a buscar los medios para aumentar vigorosamente su oferta
De 1947 a 1950: se realizan las primeras innovaciones en la de prorluctos sin tener que recurrir a la contratación, pues acaba
organización que oenen por objeto introducir la "autonomización" de hacer un drástico despido y por ello no puede aumentar su
(c/ capítulo 2) en la indust!Ía automotriz: al iniciar la producc~ón personal sin quedar en ridículo.
automotriz, la casa Toyota no hace más que aprovechar el capital
de conocimiento práctico adquirido en la rama textil, esfera inicial Fase 3 (los años cincuenta): La importación a la fabricación automotriz
de actividad de la sociedad. Sin embargo, la innovación introducida de las técnicas de gestión de las existencias en los supennercados
(que consiste e1:i confiar a un mismo obrero el rr:anejo y la admi- estadunidenses: nacimiento del Kan-Ban.
nistración simultáneos .de varias máquinás) reqmere a la vez una Los años cincuenta y el comienzo de los sesenta son en los que
organización y una adaptación del espacio de las plantas totalme1'.te se introduce el método Kan-Ban propiamente dicho. Éste resultará
distinta. así como otro modo ele consumo ele la fuerza ele trab~o. de-Ja coincidencia de dos acontecinuentos. Según la leyenda, cuida-
Como ,;eremos, esas primeras innovaciones no dejaron de suscitar dosamente mantenida y difundida por la familia Toyoda -y
una intensa .actividad de resistencia por· parte de los obreros que sin duda contiene algo de verdad-, todo comenzó cuando el
calificados japoneses. presidente fur:dador fonnuló esta reflexión con respecto a sus
pesquisas sobre los métodos estad unid ":eses: "Lo ideal sería
Fase 2: El impacto de los años 1949'.1950.y su significación: aumentar t.- producir justo lo necesario y hacerlo justo a tiempo." Esta reflexión,
'za jJroducción sin aumentar los efectivos. , confía Olmo, a quien le causó una fortísima impresión, encontrará
Los años 1949-1950 constituyen por sí mismos un momento una especie de p1imera realización en la obsen1ación del sistema
fundamental en la lustoría del sistema así como en la lusto1ia de la de reabastecimi.ento de los supermercados, 6 técnica que se presen-
empresa automotriz en su conjunto. T-res seríes de aconte~imient?s ta en ese entonces como una innovación en la organizací/)n de ¡~ran
clave se suceden en el transcurso de este breve período. importancia en el sector comercial. La inteligencia histórica de
o El ptimer acontecimiento tiene lugar durante 1949: con- Ohno consistió en imaginar el partido que se podía sacar de esta
siste en una crisis financiera muy grave de la sonedad que la lleva
al borde de la quiebra. Ésta sólo se evitará a costa de la_ instau- 6 Se trata de que en est..> época comiem.a a introducinc en los supermcrc:•d0s de
ración de un drástico plan impuesto por un grupo bancano. Este Estados Unidos un principio totalmente nuevo de adrninistr;1ción de las existencias. El
acontecimiento es de tal importaITcia que lo trataremos aparte (e[. pedido de los productos de remplazo se hace a partir de los productos vendidos en h<
punto 3 de esta misma sección). Nos limitaremos, pues, a los dos cajas. De esta manera, las ventas efectivas "piden" directamente los abastecimientos.
"EL ESPÍRITU TOYOT A" "EL ESPÍRITU TOYOTA" 31
30

innovación, nacida y desarrollada en el sector comercial, trasplan- sobrecostos que ocasionan los métodos rlc nroducción en-
tándola al de la producción. tonces en vigor, y el estado de las relaciones rnd¡1striales y de las
Según Olmo, y a pesar de numerosas y vivas resistencias tanto relaciones capital/trabajo tanto en la fab1ica Tovota co~o en la
de los mandos intermedios como del rank and file de la sociedad, industria japonesa, considerada ésta desde un ou,nto de vista más
el sistema se extenderá progresivamente del departamento de general. •
ensamblado de la fábrica p1incipal (uno de los dos grandes depar-
tamentos con los qt:e la fáb1ica cuenta en aquel entonces) a la nueva (J.) Las especificaciones del mercado automotriz _¡,-. 1' unés en los años
fábrica de Motornachí (de la que Olmo es director en 1959), antes cincuenta: pedidos pequeiios y diferencíados.
de abarcar enteramente la fábrica principal (también allí en cuanto Aquí debemos partir del hecho de que en la primera mitad de
Olmo es director en 1962). AJ parecer, podemos admitir que en los aüos cincuenta, período durante ei cual nació el mf:todo
1962 la parte esencial de los establecinuenws Toyota funciona Kan-Ban, Japón, tras la época ele las inmensas destrucciones pro-
según el método Kan-Ban. vocadas por la guerra y la <lerrota, había retomado el camino de la
industrialización. Sin embargo, en lo esencial, en aquel entonces la
Fase 4: Extensión del método Kan-Ban a los subcontratístas. prioridad era reconstruir un aparato productivo en los grandes
D~ 1962 a después de 1973, el esfuerzo se di1ige a los sectores básicos de la economía: explotación bulera, siderurgia,
subconfratistas y abastecedores, al tiempo que el sistema sufre máquinas y bienes ele producción.
numerosos desa,rrollos y perfeccionamientos internamente. Aquí Por su parte, la industiia automot1iz también gozó de una ley
ha:¡' que recordar que tras el impacto petrolero de 1973, Japón cuyo objetivo era favorecer su auge, pero ésta p;irtía ele muy lejos:
enfrenta un período que creía ya caduco: el del crecimiento lento la cantidad de vehículos de motor fabricados en 1950 era sólo de
(e incluso crecimiento negativo). Situación, como hemos dicho, en 32 000, 7 y además, la mayoría de estos vehículos' er;n camiones
la que el método Ohno hace maravillas, pues se concibió desde su destinados a la construcción de obras públicas. En 1955, la cifra de
origen para enfrent;,r situaciones de búsqueda de ganancias de producción para todo Japón sigue siendo inisoria: apenas alcanza
productividad a falla de incremento de dimensiones y de econo- las 69 000 unidades. Una década después, hacia mediados de los
años sesenta, Japón expe1imentará una verdadera ola de motonza-
mí:ls ck escala.
Como acabamos de decir, cada una de estas fases trae consigo ción. (Sobre este punto, consúltese el cuadro 1.1 eme muestra con
su lote de dificultades y de presiones particulares. Sin embargo, claridad el carácter s c .numente lento y tardío de Ja' constitución de
corno hemos mencionado, cada uno de esos períodos está marcado un verdadero mercado interior japonés. No fue sino hasta 1965
por un avance, una innovación en materia de organización de la cuando la cantidad de automóviles de turismo rebasó la ele los
automóviles utilitarios. Algo así como una norma de consumo de
producción.
Pen' si se dese,: ooner de manifiesto -más allá de los aconteci- masa se constituyó enJapón durante ese período).
mientos contingen(es- las "detenninantes fuertes", estructurales, Si consideramos de manera más particular la sociedad Toyota.
que ocuparon un importante lugar en la formación del sistema, se incluyendo todas las ca.tegoiías de vehículos de motor, esencial-
han de menciunar tres seiies de elememos más particulares. mente camiones, pero también una pequeüa cantidad de automó-

7
Indiquemos a modo de comparación -lo cual nos dar.i también una ídea de la
capacidad de la industríapponesa de esa época- que en 1955, Estados Unidos produce
Un ¡jn1wrama analítíco: tres determinantes estructurales en la
y vende ya 9 200 000 automóviles, la RFA 909 000 y Francia 725 000. Señalemos también V
del método Toyota que el volumen de producción japones en !955 es más ba.JO (40 000) que el de la Forcl
Motor Company antes del lanz.-i.mienlo del famoso modelo T, en 1912 (if. cu:idro i. I ).
surgiendo uno tras otro: el papel que En ténnínos más generales, par;¡ ia histona del automóvil japones, la referencia clásica
del mercado automotriz japonés, los es: Cusurnano ( 1985).
"EL ESP!RITU TOYOTA" "EL ESPlRJTU TOYOT A" 33
32

En 1951 y 1952 jamás habíamos imaginado que la cantidad de automóviles


CUADRO 1.1
producido~ aumentaría lo que ha aumentado en nuestros días ... Lo que
EVOLUCIÓN DE LA OFERTAJAPONESA DE VEHÍCULOS
estab~ .en juego era poder desarrollar un método de producción que
DE MOTOR (MILES) permitiera disminuir el precio de fábrica a fin de producir diferentC's
Número cU
Autom&vil/ 1wroas J\frrcacÚJ Exj>01tación % automóviles en pequeña cantidad. (Olmo, 1978.)
Producción tunsuw o/o mairiculas iruerior %

1946 15 -24.l Precisemos que los constructores automotrices no eran los únicos
0.002
1947 11 0.1 -24.l que manifestaban poco optimísmo sobre el futuro de esta in-
19-18 20 O.'l 79.9 0.007 250.0
29 1.1 40.9 0.5 6 742.0 dustria. Así, el presidente del Banco de Japón declaraba en abril
19-19
1950 32 1.5 10. l 32 1.9 5.5 J 050.l ele 1950:
1951 38 3.6 21.8 36 4 12.5 6.7 22.3
39 4.8 l.7 39 5 8.3 0.9 -87.1
1952 En el plano de la división internacional del trabajo, visto el poder de la
50 8.7 27.í 46 8 17.9 Ll 26.2
195'.I
70 14 40.8 61 13 32.6 1.0 -10.0 industria automotriz estadunidense, parece inútil desarrollarla en Japón.
1954
1955 69 20 -1.6 65 20 6.6 1.2 24.6 (Noguchi, 1988.)
11 J 32 61.1 107 32 64.6 2.4 98.8
1956
1957 182 47 6'.1.8 161 44 50.5 6.6 167.8
1958 188 51 03.5 171 49 6.2 10 56.3 Precisemos sin embargo que, afortunadamente para Japón, esta
263 7\l '.i9.6 238 73 39.2 18 75.0 opinión pronto llegó a ser minoritaria. Con Ja ayuda del poder y
1959
482 165 8:'-2 408 145 71.4 22 21.8
1%0
734 229 82.1 57 161.3 la eficacia del MITI,8 la opinión que tendía a desarrollar las indus-
1%1 814 250 G\ln
1%2 991 269 21.7 933 259 25.6 67 16.9 trias nacientes mediante políticas de voluntariado llegado el caso,
1 284 408 29.6 l 211 371 29.7 99 47.8 rápidamente ganó terreno.
1%3
1 702 580 '.12.6 1 494 494 23.4 150 52.6
1964 En todos los casos, y sobre todo si se comparan con las condi-
l 876 6% 10.2 1 675 586 12.1 194 29.l
1965
1%6 2286 878 21~ 2 060 740 no 256 31.'.' ciones que determinaron Ja introducción de los métodos tayloria-
'.1 146 1 '.liG '.17.6 2 715 1 l'.11 31.8 362 41.6 nos y fordianos a principios de siglo en Estados Ónidos, las ense-
1%7
4 086 2 05G 29.9 '.\ 308 1 569 21.9 612 G9.l
1%8 ñanzas son eminentes. Al contrario ele la escuela estadunidense
15.9 858 40. l
que se había propuesto modificar la organización del trabajo par~
1%9 4 975 2 Gll 21.8 3 835 2 037
5 289 '.i 179 Q(i.:l 4 100 2 '179 6.9 J 087 26.7
1970
adecuarla a las necesidades de un mercado en expansión rápida y
5 OIG 2 854 -2.7 5 9G7 '.i0.8
l\lSO 11 043 7 038 1'! .ú que destinaba todo a la producción de enormes volúmenes, 9 Jos
fUF.NTL "Estadisucas anuales del ;n11omó\"il", Asociación de la lnduslna Aulomotri7. empresarios japoneses tuvieron que enfrentar una situación en la
Japonesa, rr.\Mt ( 1988), p. !i. que su retraso técnico e inclusuial impedía cualquier perspectiva
ele exportación, y en la que el mercado interior -ridículamente V
restringido- para colmo estaba obstruido por una cantidad inve-
\iles y de autobuses, la producción en 1950 es de 11 706 vehículos
rosímil de oferentes y de modelos (en aquella época había presen-
(Cusumano [1985 ]). En estas condiciones, comprendemos mejor
tes una docena de empresas [if. Cusumano, 1985)). En estas condi-
"la cuestión" que plantea 011110 y que él tenía que afrontar: cómo
ciones, la competencia y la competitividad se determinaban a partir
obtener las ganancias ele proclucti\idacl indispensables para la
apertura de un verdadero mercado inte1ior, sin aumentar el volumen
"Sobre el papel industrializador del MITI, hay que leer la obra excelente y siempre
de producción, y por tanto sin apoyarse en los recursos, desde luego actual de C. Johnson (1982).
v importantes pero en este caso prohibitivos, ele la exploración de 9 También podemos añadir que por medio dd:American Manufacturing System"

las economías ele escaia. Sobre ese punto una vez más Olmo había (ej. Hounschell [1984] para una exposición del conjunto de contribuciones de esta
con franqueza del estado de ánímo que reinaba en los círculos ele corriente) Est,•dos Unidos disponía ya -y mucho ant<;s que Taylor y Ford- de una sólida
experiencia en materia de estandarización y técnicas de producción en serie.
los constructores de automó\'1les.
34 "EL ESPIRITU TOYOTA" "EL ESPÍRITU TOYOT A" 35

de la capacidad para satisfacer rápidamente pedidos peque1ios y variados. la empresa por terceros -banqueros en este caso- para asegurar
Así nace, pues, el ohnísrno: en un universo de presiones inéditas y su supervivencia.
originales comparadas con las que determinaron la formación ele! De manera más general y según la propia confesión de Olmo,
taylorismo y del forclismo. Olmo fue lo bastante inteligente -corno parece que en esta época reinaba en la casa Toyota un gran
veremos enseguida- para encontrar respuestas a las cuestiones desorden en materia .de programación de la producción y de
particulares planteadas por el mercado japonés, reutilizando y acumulación de existencias y de insumos. Con humor consumado,
~apitalizando algunos de los descubrimientos clave de la escuela Olmo narra las prácticas industriales entonces en vigor, haciendo
estadunídense. obsel\lar que eran totalmente asirnilables a las de los estudiames
de filosofía que dormían durante un semestre antes de ponerse a
1'2~ Las fantasías del mttodo Dl~KANSCHO. La cuestión de las existencías y 1
trabajar brutalmente al siguiente para leer a los autores del progra-
' la amenaza financiera de 1949. ma: Descartes, Kant y Schopenhauer. En resJ_J_f!J:~n, este método
Episodio poco conocido y por ello aún relativamente oscuro, el -llamado DEKANSCHO- era el que se apifcab-aen n:nteria de planes
año de 1949 parece haber desempeñado un papel muy importante de producción: durante veinte días se acumulaba en el mayor
en el empleo por parte de Toyota de métodos nuevos y decidida- desorden las producciones y las existencias de piezas intermedias
mente innovadores. En efecto, en 1949 Toyota se encontró frente y de insumos, antes de ponerse finalmente a fabricar automóviles
a gravísimas dificultades financieras y estuvo muy cerca. de la quie- los últimos diez días del mes. El método DEKANSCHO parece haber
bra. El origen de esas dificultades fue una fuerte baja de la constituido una de las causas de la crisis financiera de Toyota que,
demanda, provocada por la vigorosa política de austeiidad que a causa de sus excesivos desperdicios (de tiempo de trabajo y de
implantó el gobierno nipón durante el año anterior. materias), se encontró sin los fondos de operaciones necesanos
Toyota tuvo entonces que pasar por las voluntades de un grupo para comprar los materiales y las unidades necesarias para la
banca1io (dentro del cual el Banco del japón -tan escéptico como fabiicación de los automóviles.
hemos visto en cuanto al futuro de una industria automotriz Quién puede dudar seriamente de que esta experiencia, junto
japonesa- ocupaba un lugar central) al que se pidió auxilio. Entre con los imperativos de adaptar la producción a las ventas efectivas,
las disposiciones impue:.tas por el grupo bancaiio, tras un draco- alimentó la idea de la "producción con cero existencias", a la cual
1úano plan de recuperación, hay que señalar las siguientes: tan a menudo se reduce el núcleo del método Toyota. Sobre todo
1] Creación de una "sociedad de distribución" autónoma y distinta porque, como con frecuencia se ha dicho y repetido, el talón de
de la sociedad de producción de los vehículos de motor: de esa Aquiles de Japón es y ha sido siempre su escasísima dotación de ma-
manera, en Toyota se impuso el principio de la separación de la terias primas. En los años cincuenta, cuando se formó el método Kan-
fabricación y de la distribución. Ban, esta escasez se hace sentir muy especialmente en todo el país,
2] Reducción importante del personal. y sobre todo en sectores que, como el automotriz, no son en modo
3] Ajuste de las cantidades de automóviles producidos con las alguno prioritarios en la asignación de los recursos importados, a
efectivamente vend.idas por la sociedad de distribución (if. Toyota, la que procede en aquel entonces el Ministerio de Industria.
1967).
-Dicho de otra manera, desde 1949 la sociedad Toyota se 3. El mercado laboral y las relaciones indzistriales.
vio conminada~' cumplir un principio de adaptación de su produc- La formación y la evolución de las relaciones industriales japo-
v ción a sus ventas y sufrir así la primacía de lo comercial (disposi- nesas desempeñan evidentemente un papel clave en la lústoria de
ciones 1 y 2), reduciendo sus efectivos (disposición 3). Lo que se la formación del sistema Toyota. Y a ellas nos consagraremos
convertirá en una de las claves del método "producir justo las detenidamente (lf capítulo 2). Sin embargo, para cumplir e! obje-
cantidades vendidas, y producirlas justo a tiempo" surge así a tivo de exponer las determinantes estructurales de la formación
coffilenzos de los años cincuenta como una condición impuesta a del oh1úsmo, es indispensable recordar, aunque sea brevemente,
36 "EL ESPlRITU TQ_:OTA" "EL ESPÍRITU TOYOT A" 37

algunos de los rasgos característicos del mercado laboral y de las dirección un sindicato de empresa, llamado "corporativista".
relaciones industriales en la posguerra y en los años cincuenta. La No obstante, en ¡ 954 ese mismo sindicato considerado insufi-
comprensión de algunas de las dimensiones más centrales y crucia- cientemente cooperativo, es disuelto y remplazado por un nuevo
les del ohnismo depende de ello. sindicato cuyos es.tatutos y estructuras han sido revisados. Signo
Como mínimo, los siguientes elementos deben estar siempre entre otros del nuevo "espíritu Toyota" (el del sindicato esta vez),
presentes en Ja mente de quien pretenda interpretar el significado la campaña reivindicativa que realiza durante 1954 se hace a partir
de la aportación del ohnismo. de la consigna: "iProteger nuestra empresa para defender la vi-
Ante todo debemos recordar que el movimiento sindical que se da!. .. " Desde entonces, en Toyota la huega prácticamente ha desa-
constituyó en la industria automotriz poseía un fuerte carácter de parecido. Otro signo de los tiempos nuevos: también después de
smdicalümo de industria y representaba uno de Jos sindicatos más este período la actividad sindical se convirtió en uno de los pasos
combativos de la inmediat<1 posguerra. Resulta pertinente recordar esencial.es que aseguraban la promoción de los dirigentes y la Jonnación
aquí que ese sindicalismo fue el origen del conflicto de 1950 (en el de las élites de la casa Toyota.
momento de la crisis financiera ya indicada), conflicto que, tras dos Esos hechos, por claros que sean, no deben dar lugar a interpre-
meses de huelgas y de manifcstacíones diversas, terminó en una taciones demasiado simplistas. En efecto, si bien parece poco
derrota capital para el sindicato y en el despido -masivo- de unos discutible que la destrucción del sindicalismo en su forma histórica
1 600 empleados. de sindicalismo de industria y su rempiazo por un sindicalismo de
Sin embargo, no fue más que una tregua pues, además, poco empresa es un acontecimiento fundamental del período examina-
después del retiro de la administración estadunidense en 1952, y do -y desde ese punto de vista uno de los elementos esenciales que
frente al intenso movimiento de racionalización de Ja producción hay que tomar en consideración para interpretar el sentido y "el
que atravesaba el país, se desencadena una gran ola de luchas espíritu" de! método Toyota-, debe dejarse también lugar al papel
obreras .a iniciativa de los sindicatos o con su decidido apoyo. que desempeñaron otros acontecimientos conexos que afectan el
Toyota no escapa a esta ola y el sindicato organiza y desencadena sistema de conjunto de las relaciones industriales, tanto en Toyota
un movimiento de reivindicación salarial y de resistencia a Ja como en la industria japonesa considerada en su conjunto. Se trata
racionalización que durará 55 días. 10 de un conjunto de contrapartidas implícitas o explícitas dadas a los
La dirección se opone de nuevo a cualquier acuerdo formal y sindicatos y a los trabajadores de las grandes empresas "a cambio"
negociado. Y finalmente logra sus fines: el conflicto termina con de su implicación en la producción. En particular es en este período
una nueva derrota del sindicato. Una derrot::i de tal magnitud que cuando se establece de manera más clara el famoso sistema de
la dirección, sacando más provecho, logra transformar la rama local "empleo de por vida n y del "salario a la antigüedad", prácticas cuyo
del sindicato de industria en un síndicato interno (o "de la casa"), que sentido sólo resulta claro si precisamos que se basan en la instaura-
funciona según reglas y procedimientos nuevos, decretados por ción de mercados internos casi sistemáticos para una parte importante
. 11
ésta. De suerte que hemos de admitir que en 1953 el movimiento de los trabajadores de los grandes grupos.
sindicai histórico de ese sector ha sido esencialmente destruido. En En todos los casos -y éste es el punto en el que queríamos in-
su lugar se consolida y se convierte en interlocutor exclusivo de la sistir-, nos parece esencial comprender que la introducción del siste-
ma Kan-Ban a gran escala sólo se pudo h:icer tras esta profunda re-
1o Observemos que dur.mte ese conílicto, Oh no, que había comenzado a introducir
organización dei sindicalismo y cuando se estableció un juego com-
sus técnicas propias de adminístr.ición de la producción, fue considerado un promotor
esencial de la intensificación del trabajo, y fue por ello uno de los blancos de los ataques
plejo de contrapartidas que regulan las relaciones industriales. 12
del sindicato. Identidad de destino también en este punto con su predecesorTaylor quien,
en cienos periodos de su vida, t;il como lq confiesa él mismo, debia tomar todos los días Sobre todos esos puntos, cf. capítulo 3, donde se hace un análisis minucioso.
11
un camino diferente p<'ra escapar a la vigilancia de los obreros calificados que querían Desde comienzos de los años sesenta, las mutaciones yrt han tomado cuerpo pues,
12
sorprenderlo en algún rincón rusiado de h ciudad... además, en 1962, frente a la liberalización de la ímportación de automÓ\Íles extranjeros,
38 "EL ESPÍRITU TOYOT A"

Veamos, pues, el trayecto y sus condiciones históricas de forma- 2. PRINCIPIOS, REGLAS, PROTOCOLOS
ción, reconstruidos a grandes rasgos.
Al principio, un ingeniero procedente de la inclust1ia textil
enfreµta, en un Japón desangrado por la guerra, la tarea de edificar
una industria automotriz, mientras que en Occidente, la ford, la
General Motors y muchas otras aplastan al mundo con su poder y
sus conocimientos prácticos. La nieve de esta mañana
El ingenierito, sin mercado interior y sin materias piimas, Los pu1:rros son referencias
enfrenta e interpreta la cuestión insólita que se le plantea. En En el1ardín
menos de una década el "espíritu Toyota" está constituido. Para
acceder a él "se neces; 'ªuna revolución mental", previene Olmo.
:..; ,; ¡ r , u ni más ni menos que ele "pensar al revés" toda la herencia A todo pensamiento nuevo en organización corresponde protocolos
legada por la índustda occidental. Producir, no según el método propios. Sin embargo, no todos tienen el 1nismo valor heurístico,
estacluniclense que concatena graneles volúmenes de productos De acuerdo con el p1incipio de método que mantenemos en este
aitamente estanclaiizaclos, existencias y economías de escala, sino ensayo, nos atenemos por encima de todo a ios conceptos, cuya
en volúmenes limitados, sin economías de escala y sin existencias, jerai-quía nos proponemos enunciar aquL
productos diferenciados y variados. Y a pesar de ello -y éste es el
verdadero desafío- obtener ganancias de productividad: lª aducir
a costos cada vez más bajos.
~11 este camino que decididamente emprende, Olmo, como l. PRINCIPIOS: LOS DOS "PILARES" DEL OHNISMO
Taylor unas décadas antes que él, se topa con el sindicalismo y se
enfrenta a él. Y si !ibera la batalla y t1iunfa, es porque s11po tramar Ant; todo hay que profundizar en lo que Ohno presenta como los
-en torno a los principios más rigurosos de racionalización ele! verdaderos "pilares" del sistema: la autoactivación por un lado, y
trabajo, a la cual dio cuerpo- un juego de contrapartidas sutiles y el 111étodo jmto a tiempo por el otro. En el sentido de los grandes
esenciales. Y eso también, constitucionalmente, forma parte del discursos del método de los teóricos de la organización, se trata
"espíritu" del nuevo sistema. aquí del enunciado de los principios fundadores y organizadores,
Vamos a enunciar ahora sus regJa5 y normas. La innovación
ohniana surgírá entonces en su plena dimensión.
"A utonomatización" y autoactivación
la "cooperación" que había tenído lugar en los cincuenta se expresa de manera especta-
cular. Para hacer frente al peligro de la competencía extranjera, ei sindicato y la dÍrecc1ón Como lo indicamos, el principio de la autonomatización es en
firmaron una "Declaración de cooperación", cuyo contenido esencial es que eí sindicato
realidad un p1incipio importado de la industria textiL 1 Nece-
y la dirección se comprometen a colaborar mediante un esfuerzo común para la
prosperidad de la empresa.
sitamos aquí un poco de historia. En efecto, antes de la segunda
1962: recordemos que es precisamente a partir de esta fecha cuando se generaliz.< guerra mundial, la empresa Toyota -hoy famosa por su actividad
el sistema Kan-Ban en todos los deparL<mentos de las íábricas Toyota hasL> que entonces automotriz- era esencialmente un fabricante de telares. Y en aquel
lo habían eludido, al tiempo que ei sistema comienz..< a penetrar en los subcontratistas.
L< inteligencia de la administración de empresas japonesa puede verificarse aquí una vez
m:is: sólo sabe hacer una guerra a la vez. Tras una fase de duro enfrenL>miento con el 1 En este caso, es sorprendente la analogía con el hecho de que en Estados
sindicalismo en los cuarenta, a comienzos dt! los sesenta se da por el contrario una fase Unidos, a pnncipío de siglo, sea en la industria alimentana (b de conservas, para ser
de cooperación con el sindicalismo comprometido, con miras a hacer la guerra a la precisos) donde nace la banda transportadora que posteriormente se mtroducirá en ía
competencia extranjera. , .
industria automotnz.
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