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Existen medidas directas e indirectas para medir la capacidad instalada y que, por otro lado, dicha
capacidad instalada puede estar subutiliza da tanto por decisiones económicas ex-ante, que responden al
óptimo privado en términos de las expectativas de costos y de precios de las empresas, como debido a
factores ex-post, resultantes de hechos inesperados, que ocurren una vez que la planta se ha instalado.
En teoría, y. desde el punto de vista técnico, debería ser posible tener una medida de la capacidad
instalada en función de la especificación de los equipos y maquinaria, de su producción posible, y del
número de trabajadores integrados al proceso de producción. Sin embargo, dicha información es relativa
y demás al igual que otra disponible escasa y de limitado valor.
Por ello se ha recurrido a estimaciones que sustituyen dicha deficiencia; entre ellas debemos mencionar
las siguientes, que han sido calculadas para diferentes estudios.
I. La. producción máxima alcanzada en un período reciente, en base a la cual se parte de que
dicha producción es el máximo alcanzable.
II. Encuestas a empresarios acerca del grado de utilización de su capacidad instalada, comparadas
con el período inmediatamente anterior que, como veremos, tiene implícita una enorme
subjetividad aun cuando es útil para el estudio de las variaciones cíclicas que sufre la producción.
III. El número de turnos trabajados, es otra medida que se ha utilizado, pero tiene el problema de
que la información al respecto en los países en desarrollo es escasa y poco confiable.
IV. El consumo de energía eléctrica, que ha sido uno de los métodos más recurridos, tiene la ventaja
de que en la mayoría de los casos- la información se encuentra disponible y tiene una
característica objetiva de medición.
Como se puede ver, todos estos indicadores dan cuenta -de manera general- del nivel de la capacidad
instalada y su grado de utilización.
Ello lleva a plantear la necesidad de diseñar formas mediante las cuales se pueda generar información
válida para profundizar el estudio de la temática en cuestión.
El estudio sobre la capacidad instalada en el sector industrial y su utilización se encuentra aún en un nivel
de desarrollo incipiente, aun cuando es reconocida la necesidad de profundizar el entendimiento sobre la
temática.
En consonancia con lo anterior, la información disponible, incluso para elaborar indicadores generales e
imperfectos, es extremadamente reducida y, en la mayoría de los casos, de nivel macroeconómico. Por
ello solo se da cuenta de una visión global la cual, sin embargo, debería ser complementada con
información micro, que considere las especificidades tecnológicas que se verifican a nivel de empresas,
subramas y ramas.
Finalmente, que tal como no existe una forma adecuada de cuantificar el grado de utilización de la
capacidad instalada, tampoco se dispone de un cuerpo teórico conceptual que entregue una explicación
coherente acerca de cuáles son los factores determinantes de dicha utilización. Por ahora, a pesar de
que existe un conjunto de explicaciones en este sentido, sólo es posible presentar -en términos macro-
los principales· determinantes de dicha utilización y -a manera de hipótesis- sus efectos sobre ella.