Pastoral

Recursos para Agentes Pastorales de Editorial SAN PABLO – Lima – Perú

Año II – Nº 019 – 20 de junio 2011

«Reconocer el esfuerzo y el trabajo»

No son muchos los lectores del Boletín Pastoral que
nos escriben por correo electrónico o que dejan sus
comentarios en la página web de San Pablo Perú. Sin
embargo, es muy importante el aporte enriquecedor
de quienes lo hacen, y hay que señalarlo y destacar-
lo porque están realizando un verdadero y real apor-
te para el crecimiento de este me-
dio de comunicación.
Por eso, desde estas líneas hace-
mos un nuevo llamado a la partici-
pación. Sabemos cuántos son los
lectores con los que contamos
porque el mismo sitio web informa
acerca de la cantidad de visitas
que se reciben por mes, por
cena, por semana, e incluso, por
día; hasta se puede saber la
tadística que indica en qué hora
del día hay mayor afluencia de
gente. Pero esos son números fríos
si no hay un nombre y un rostro detrás. La estadísti-
ca pierde valor cuando uno sólo de los lectores nos
dice que un artículo del Boletín Pastoral le resultó útil
para encontrarse con Jesús o para favorecer que
otros lo hagan.
El viernes 24 celebramos el día del campesino. Es
una fecha de enorme trascendencia para quienes
loramos el trabajo de aquellos que se doblan sobre la
tierra para sembrar y extraer los frutos con los que
se alimenta la sociedad. El mundo de hoy, en nume-
rosas ocasiones, presenta el conflicto entre los
tes de la tecnología, el trabajo artesanal y el trabajo
intelectual. En realidad es un conflicto de saberes.
¿Cómo se responde al interrogante que plantea la
dualidad entre el albañil que sabe levantar las pare-
des de una casa y el arquitecto que estudió cómo se
hace pero nunca lo hizo? O, si vamos al caso concre-
to del campesino, aquel que sabe cómo plantar,
cuándo plantar, cómo cosechar y de qué manera y el
ingeniero agrónomo que tiene un
título universitario pero nunca se
embarró trabajando. No es uno
mejor que el otro, pero de algo
tamos seguros el albañil tiene mu-
cho que aprender del arquitecto y
el arquitecto tiene mucho que
aprender del albañil. Lo mismo el
campesino del ingeniero agrónomo
y viceversa.
Y el domingo 26 de junio se realiza
en todos los templos del país, la
colecta Óbolo de San Pedro, que se
ha convertido en un vehículo de
comunicación de bienes en la Iglesia y que sirve para
sostener obras y servicios en todo el mundo.
Finalmente, el miércoles 29, apenas un par de días
antes de que volvamos a encontrarnos por medio de
nuestra publicación quincenal, festejamos el Día del
Papa. Es la festividad de san Pedro y san Pablo y po-
demos aprovechar el feriado nacional para tener un
día de reflexión acerca de lo que significa para cada
uno ser cristiano católico y tener al Papa como padre
y pastor que guía y orienta a la Iglesia que peregrina
en el camino al reino de Dios.

El Continente de mi esperanza

Temas claves de la pastoral en Juan Pablo II son, entre otros, delineados por el autor
con el firme propósito de profundizar en la legítima influencia del Papa en la identidad de
la Iglesia en este Continente, cuya vigencia de su pensamiento ha sido recogido por los
obispos, incluso años más tarde, en el acontecimiento eclesial de Aparecida.

Autor: Pedro Hidalgo Díaz

Editorial SAN PABLO

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 La Biblia y los jóvenes
Por: Ricardo Stirparo y Horacio Prado / bibliayjoven@hotmail.com

La presencia de María en nuestra vida

“Junto a la cruz de Jesús, estaba su madre y la hermana de su madre, María, mujer de

Cleofás, y María Magdalena. Al ver a la madre y cerca de ella al discípulo a quien él amaba,
Jesús le dijo: "Mujer, aquí tienes a tu hijo". Luego dijo al discípulo: "Aquí tienes a tu ma-
dre". Y desde aquel momento, el discípulo la recibió en su casa.” Jn 19, 25-27

María acompañó a Jesús a lo largo de toda su vida. La
muestra está en que en el momento más difícil,
humanamente hablando, y más sublime desde una
perspectiva trascendente, María estuvo donde debía y
quería estar: junto a su Hijo.
Y esta presencia silenciosa, amorosa, humilde, vital,
no quedó reducida a su hijo Jesús, sino que la exten-
dió a todos sus hijos, a nosotros, que la recibimos en
nuestra casa, en nuestra vida, en nuestro corazón.
María acompañó a Jesús, a Juan, a la primera comu-
nidad cristiana, a la Iglesia que se iba formando y cre-
ciendo, y así a lo largo de la his-
toria y de la humanidad.
El Concilio Vaticano II, siguiendo la Tradición, ha dado
nueva luz sobre el papel de la madre de Cristo en la
vida de la Iglesia: «La Bienaventurada Virgen, por el
don de la maternidad divina, con la que está unida al
Hijo Redentor, y por sus singulares gracias y dones,
está unida también íntimamente a la Iglesia. La Madre
de Dios es tipo de la Iglesia, a saber: en el orden de la
fe, de la caridad y de la perfecta unión con Cristo».
L.G., 63.

Sin lugar a dudas, María tiene un lugar privilegiado en la historia de salvación. Y hoy queremos presentar a
María en la historia de salvación particular de cada uno de nuestros jóvenes.
Primer momento: Motivación
Repartimos a cada integrante del grupo una tarjeta con un una imagen de María. Luego se reúnen aquellos in-
tegrantes que les haya tocado la misma imagen.
En los grupos compartirán en base a las siguientes preguntas:
- ¿Qué nos dice la imagen que nos tocó?
- ¿Qué nos está ofreciendo María en la imagen?
- ¿Qué nombre le pondríamos?
- ¿Qué imagen mariana tenemos más presente?
- ¿Por qué?
Puesta en común.

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 Segundo momento: Trabajo con la Palabra
María estuvo presente durante toda la vida de Jesús, lo acompañó en todo momento, tanto en la vida oculta
como en la pública. Los evangelios no nos ofrecen pasajes muy extensos donde aparece María, pero sin du-
das, son textos que muy ricos en cuanto al mensaje que nos transmiten.

Hoy, tomaremos solo las citas que nos muestran esta presencia mariana en la vida de Jesús.

Para este momento grupal (se pueden aprovechar los grupos que se armaron en el 1º momento)
les daremos una ficha para que puedan leer la Palabra de Dios y reflexionar sobre nuestra madre:

PRESENCIA DE MARÍA EN LA VIDA DE JESÚS

¿Qué hace María por/con Jesús? ¿Qué nos enseña María

Cita Bíblica
¿Qué dice? con su presencia?

Lc 2, 1-20

Mt 2, 13-23

Lc 2, 41-52

Jn 2, 1-12

Jn 19, 25-27

Tercer momento: Trabajo con las apariciones Marianas

Para realizar este trabajo será necesario que los catequistas/coordinadores soliciten al grupo material corres-
pondiente a alguna aparición mariana o que los mismos catequistas se la provean.

Y, en forma de introducción al trabajo, acercamos alguna información que creemos oportuna:

La Virgen Santísima está en el cielo en cuerpo y alma. Esta verdad es un dogma de fe (la Asunción). En las aparicio-
nes, Dios permite que el cuerpo glorificado de la Virgen se haga visible para alguna/s persona/s. Esto supera las posi-
bilidades de entendimiento basado solo en la razón y la experiencia natural. Es un hecho que no se opone a la razón
sino que la transciende.

En las diferentes apariciones varían las características de la Virgen que pueden ser muy diferentes: su edad, estatura,
forma de hablar, vestuario. La Virgen se acomoda a la cultura y el lenguaje de los videntes y del pueblo en general.
Esta es una adaptación pedagógica de la Virgen que, como madre, busca a sus hijos.
La Iglesia reconoce la posibilidad de que Dios hable directamente a algunas almas y las instruya en el bien, ya parti-
cular, ya colectivamente. Las apariciones marianas no añaden nada a la doctrina cristiana. El propósito de la Virgen es
ayudarnos a vivir nuestra fe según la enseña la Iglesia. Ella nos recuerda algún aspecto de la fe o vida cristiana un
tanto olvidado. Ella pone ante nuestra conciencia la verdad que hemos olvidado o que vivimos superficialmente. Ella
nos ayuda a profundizar para que saquemos el mayor provecho espiritual.

Como dijera el cardenal Ratzinger, de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en 1985 (nuestro actual Papa Bene-
dicto XVI): "No podemos ciertamente impedir que Dios hable a nuestro tiempo a través de personas sencillas y va-
liéndose de signos extraordinarios que denuncian la insuficiencia de las culturas que nos dominan, contaminadas de
racionalismo y de positivismo. Las apariciones que la Iglesia ha aprobado oficialmente ocupan un lugar preciso en el
desarrollo de la vida de la Iglesia en el último siglo. Muestra, entre otras cosas, que la Revelación- aún siendo única,
plena y por consiguiente, insuperable- no es algo muerto; es viva y vital”. Reporte sobre la fe.

En los grupos, con el material de una de las apariciones, confeccionarán un papelografo siguiendo las si-
guientes pautas:

• Nombre de la aparición:

• Lugar y fecha:

• Nombre/s y características del o de los vidente/s:

• Signos:

• Mensaje de la Virgen (sintetizarlo en algunos temas):

En la puesta en común, hacer hincapié en el mensaje de María. Remarcar los temas que se van repitiendo.

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 Cuarto momento: Compromiso y oración comunitaria
Teniendo en cuenta lo que nuestra madre pide, los grupos se tomarán un tiempo para buscar un compromi-
so para asumir comunitariamente con respecto a sus pedidos. Puede ayudar una ficha similar a esta:

María nos pide Nosotros nos comprometemos

Oración

Conversión

Vivir el evangelio

Si el grupo tiene alguna imagen de María que los identifique (la de la parroquia o colegio) ponerla en un al-
tar, con flores, velas, para que presida este momento de oración. Si no la tuviera, este encuentro puede ser
una buena ocasión para que el grupo elija una imagen con la que se sientan identificados. Luego cada joven
podrá llevarse la imagen a su casa para que lo acompañe durante la semana y así María vaya visitando los
hogares de todo el grupo. Antes de presentar el compromiso grupal y rezar juntos a María, se podría pedir a
algunos integrantes que espontáneamente compartan alguna experiencia donde se hayan sentido acompa-
ñados por María. Alguno de los catequistas podría tomar la iniciativa.

Bendita eres María...

porque creíste en la Palabra del Señor,
porque esperaste en sus promesas,
porque fuiste perfecta en el amor.
Bendita por tu caridad premurosa con Isabel,
por tu bondad materna en Belén,
por tu fortaleza en la persecución,
por tu perseverancia en la búsqueda de Jesús en el templo,
por tu vida sencilla en Nazaret,
por tu intercesión en Caná,
por tu presencia maternal junto a la cruz,
por tu fidelidad en la espera de la resurrección,
por tu oración asidua en Pentecostés.
Bendita eres por la gloria de tu Asunción a los cielos,
por tu maternal protección sobre la Iglesia,
por tu constante intercesión por toda la humanidad.

“Todos ellos, íntimamente unidos, se dedicaban a la oración, en compañía de algunas mujeres, de

María, la madre de Jesús, y de sus hermanos” Hch 1, 14.

¿Puede aparecerse la virgen María?

¿Son posibles las apariciones de la Virgen?¿Para quiénes deberían ser estos mensajes?¿Y
qué decir cuando esas revelaciones vienen avaladas mediante imágenes que sangran, lloran
o transpiran? ¿O cuando un vidente recibe los estigmas de Cristo? Este libro pretende acla-
rar este panorama, aportando algunas ideas desde el punto de vista de las Sagradas Escritu-
ras que, junto con la Tradición y el Magisterio, constituye la única revelación obligatoria para
los cristianos. En forma fácil, simple y sencilla, pero a la vez con rigor teológico, intenta dar
líneas de solución para la vida y la pastoral de los creyentes.

Autor: Ariel Álvarez Valdés

Editorial SAN PABLO

María, reina de la paz

Con este libro, el autor te invita a que sientas cómo María te toma suavemente de la mano
que te guía hacia lo profundo de tu corazón, para que descubras el rostro de su amado hijo
Jesús, abras tus oídos interiores, a fin de escuchar su voz y puedas transitar cada circunstan-
cia en tu diario caminar.

Autor: Gustavo E. Jamut

Editorial SAN PABLO

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 Recursos para la Catequesis
Por: María Inés Casalá inescasala@gmail.com

Amigos de Jesús
“Estamos llamados a vivir en el amor”

Primer momento:

 Colocar el afiche en la pizarra y preguntar de qué son los logotipos, quiénes son las personas, de dónde
son los paisajes… ¿Cómo saben lo que representa cada uno? ¿Cómo reconocen a las personas?
 Luego, preguntar cómo reconocen a un amigo, cómo saben que alguien los quiere, cómo se dan cuenta
de que alguien es bueno, o está feliz, o es malhumorado, o pesimista…
 Reconocemos a las personas por lo que muestran y por lo que hacen.

Iluminación:
 ¿Cómo reconocemos a los amigos de Jesús?
 Pensar en personas que son amigos de Jesús. El catequista puede presentar algún santo o alguna per-
sona conocida por los participantes que haya dado su vida por los valores del evangelio o que viva en
la actualidad y que, por sus acciones, se manifiesta amigo de Jesús.
 Resolver el rompecabezas bíblico colocando cada columna en su lugar.
 El texto que resulta pertenece al evangelio de Juan 13, 34-35: “Reconocerán que son mis discípulos en
el amor que se tengan unos a otros”.
 ¿En qué se reconoce que nos amamos? ¿Alguien que nos ve en el aula o en el recreo, puede decir que
somos amigos de Jesús?

Respuesta:
 ¿Qué actitudes concretas podemos tener para vivir en el amor?
 Pensar en situaciones de la familia, de la escuela, de los compañeros, de los amigos y de la sociedad.

Oración:
 Releer el texto del Evangelio. Pensar si el que nos ve, nos reconoce como seguidores de Jesús.
 Pedimos para que podamos modificar las actitudes que no manifiestan amor.

Rompecabezas Bíblico “La maravillosa creación de Dios”, “El pueblo

elegido por Dios”, “Un pueblo de fe”, “Reyes, Profetas y Héroes”, “El
buen Pastor”, “Vida de Jesús”

Los seis libros que conforman la serie Rompecabezas bíblico narran las historias predi-
lectas de la Biblia, desde el Génesis hasta el Apocalipsis. Arma los rompecabezas y
descubre cómo se desarrollaron estos acontecimientos. Así aprenderás, mientras for-
mas la escena de cada uno de los relatos. Para niños de 3 a 8 años.

Editorial SAN PABLO

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Enfoque Joven
Por: Martín Gozdziewski / martingoz@hotmail.com

La lectura y el mágico mundo de los libros

Leer. Leer para informarnos. Leer porque nos gusta.

Leer para conocer el mundo. Leer para dar rienda
suelta a la imaginación. Leer para estudiar y adquirir
conocimientos. Leer para alimentar la mente y el espí-
ritu...

Como escritor he tenido la oportunidad de recorrer

numerosos colegios, y siempre tocamos el tema de la
lectura y los libros. Ya sea porque los docentes lo pro-
ponen o porque los mismos alumnos, de todas las
edades, me hacen preguntas.

Los docentes hacen todo lo posible para incentivar la También fueron muy importantes los primeros contac-
lectura. En este sentido la escuela tiene un rol impor- tos con los libros, esos que me regalaban o que yo
tantísimo: brinda a los alumnos la posibilidad de des- mismo sacaba de la biblioteca, esos libros que me in-
cubrir libros y autores, despierta el gusto por la lectu-vitaban a soñar, a vivir mil aventuras, con tanta fasci-
ra y ejercita la capacidad de comprensión. nación que quería estar adentro del mismísimo cuen-
to. Cada libro que abría era un mundo nuevo, un via-
Pero todo empieza por casa. No debemos olvidarnos je, hacia los confines imaginarios.
de esa otra escuela que es el hogar. Al salir de la es-
cuela, la vida sigue. Los chicos y los jóvenes de hoy Algunos piensan que, por el hecho de ser escritor, me
están perdiendo la motivación para la lectura. Todos paso la vida encerrado escribiendo y leyendo todo tipo
sabemos bien lo que es transmitir una pasión en cual- de cosas. Hay un tiempo para todo: para ver televi-
quiera de los ámbitos de la vida. La pasión por los li- sión, para leer, para escuchar música, para ver una
bros se comunica y se contagia, y si el sentimiento no película, para navegar por la web. Cada actividad tie-
llegara a ser fuerte como para ser pasión, aunque sea ne su encanto.
podemos motivar la curiosidad de leer y luego espe-
rar, a ver qué pasa, si germina o no, esa invitación a Otra de las cosas que digo en los colegios va dirigida a
la lectura. los niños, los jóvenes, los adolescentes: no hay mane-
ra de no leer; todo el tiempo estamos leyendo. La pa-
Me canso de escuchar esa frase que dice que «el niño labra escrita es una vía de comunicación y expresión y
no me lee»: salvo contadas excepciones es difícil que hasta ahora no hay otra que la reemplace. El lenguaje
«el niño» lea si vive en una casa donde no hay con- de la palabra escrita no es el mismo que el de las
tacto con los libros. Otra cuestión importante es bus- imágenes. No se pierdan ese viaje impresionante que
car una lectura acorde al niño o elegir el libro adecua- es la lectura: busquen y encontrarán ese libro que
do para esa persona que tanto queremos. Estimular la está esperando por ustedes, en algún lugar. Leer nos
lectura sólo en la escuela, de nada sirve, si en casa no permite imaginar, soñar, viajar. Leer es abrir la puerta
se le da valor a los libros, o no hay nadie que le dedi- hacia otras historias que nos permitirán conocer la
que un tiempo a la lectura. Cuando yo era un niño nuestra, como si estuviéramos parados ante un espe-
jamás me obligaron a leer. Simplemente veía a mi jo que desnuda nuestra alma.
papá y a un tío, los domingos, pasar varias horas
frente al diario, y eso me despertó la curiosidad: ¿Qué Leer es también una actitud espiritual. Es una activi-
había allí para tenerlos atrapados tanto tiempo, frente dad de quietud, de concentración, que sólo requiere
a hojas de papel escritas? Mi madre siempre se de la voluntad de entrar a otros mundos. Un libro es
llevaba un libro a la cama, para leer antes de dormir. una puerta abierta hacia mundos mágicos. Abrir un
El ejemplo de la gente cercana me motivaba libro es entregarnos al viaje de la imaginación. Un li-
muchísimo más que la obligación. bro nos da alas para volar.

¿Quieres leer un cuento hoy?

Con un lenguaje apto para niños de tres hasta los diez años, bien coloridos, divertidos, ági-
les y cortos, la autora del libro, en una página cada uno, nos presenta un cuento para cada
día. Son 366 cuentos, numerados para cada día del mes. Al final del cuento se ofrece algu-
nas preguntas que se les puede hacer a los niños o niñas que han leído el texto para ayu-
darlos en su comprensión lectora

Autora Mónica Esparza

Editorial SAN PABLO - PAULINAS

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Reflexión
Por: Padre Mariano Ledesma (Diócesis de Santiago del Estero – Argentina)

“Iglesia al servicio de la liberación a partir de la conversión

y el compromiso comunitario”
El Evangelio de Juan presenta una encrucijada en la
que escribas y fariseos pretenden acorralar al Señor.
Le presentan una mujer acusada de adulterio para
hacer caer al Señor. Si Jesús dijera que debe ser ape-
dreada, violaría una prohibición romana, situación que
ridiculizaría su insistencia por la misericordia; por otro
lado, si dijera que no, violaría la Ley de Moisés.
Jesús desafía a los acusadores: «El que esté sin peca-
do, que le tire la primera piedra», palabras ante las
cuales todos, menos la mujer, se fueron retirando,
empezando por los más ancianos. «Mujer, ¿dónde
están tus acusadores?; ¿ninguno te ha condenado?».
Jesús no la perdona, pero tampoco la condena:
«Tampoco yo te condeno. Anda, y en adelante no pe-
ques más».
Muchas veces nos encontramos con actitudes o co-
mentarios que parecen que lo único que existe en la
sociedad es el pecado sexual. La envidia, la ambición,
la falta de solidaridad, la injusticia, la explotación la-
boral, los sueldos bajos, el abuso de poder, parecen
no existir. Basta con leer las páginas sensacionalistas
de muchos diarios o ver los programas de la gran ma-
yoría de los canales de TV. Cabe preguntarnos:
¿Quién considera pecado las opciones políticas que
solo miran sus intereses, en lugar de buscar lo que
mejor beneficie la causa de los pobres?; ¿Quién consi-
dera pecado la falta de solidaridad con los marginados
de su mismo barrio o comunidad eclesial? Jesús tenía
por misión la salvación de los pecadores, con lo que
convertir es más efectivo que apedrear, reavivar la
misión por la vida social es más solidario que conde-
nar. Las fuentes del pecado social están inmersas en
el corazón de todos. Nadie quiere hacerse cargo, pero
todos son responsables.
Esta es hoy parte de la misión de nuestra Iglesia lati-
noamericana. Las palabras de Jesús revelan el «pro-
yecto liberador de Dios», que debe reflejarse entre
nosotros, iluminando desde la Palabra de Dios nues-
tras realidades sociales, políticas, económicas, ya que
es así como Cristo quiso encarnarse entre nosotros,
animándonos a la liberación a partir de la conversión y
el compromiso social comunitario. Es necesario since-
rarnos, reconocernos pecadores, necesitados de la
comprensión y el perdón de Dios; sentir que no esta-
mos solos, sino que contamos con Jesús y muchos
hermanos y hermanas para la realización de la gran
misión cristiana; que nos demandará desenmascarar
las realidades sociales injustas, marcadas por signos
de muerte, transformándolas desde nuestras CEB’s,
organizaciones sociales y eclesiales, animados incluso
por el testimonio de los mártires.
«La Iglesia predica una liberación que tiene, por en-
cima de todo, el respeto a la dignidad de la persona,
la salvación del bien común y la trascendencia que
mira ante todo a Dios y sólo de Dios deriva su espe-
ranza y su fuerza» (Obispo Oscar A. Romero, 23 de
marzo de 1980).

Revisión Comunitaria:
• ¿Cuáles son los pecados sociales con los que dañamos nuestra comunidad eclesial? Enumerarlos.
• ¿Qué haremos para sanarlos y corregirlos?
• ¿Cuáles son las situaciones de injusticia social que nos afectan, desde fuera de la comunidad? Enumerarlas.
• ¿Qué acciones podemos encarar para consolar a nuestro pueblo frente a estas injusticias externas?
• ¿Cuál será nuestra misión comunitaria para este año? ¿Qué pasos daremos? Enumerar y fijar plazos.

Oración Comunitaria:
Señor, te pedimos que nuestro corazón esté firme en las grandes causas y opciones que nos orientan, para
que entre las dudas y las sombras, nos comprometamos en la misión del consuelo con que tú quieres que li-
beremos a nuestros hermanos y hermanas. Te lo pedimos inspirados en Jesús, nuestro hermano mayor,
transparencia tuya. Amén.

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El rincón del Cuento
Por: María Inés Casalá y Juan Carlos Pisano inescasala@gmail.com

Saber pedir consejo

Marcelo vivía en un pequeño pueblo bastante alejado – Usted tiene que tomar el bus rojo y, cuando cruza la
de las ciudades más populosas. Cierta vez, recibió una segunda avenida, va a ver el hospital– le contestó un
invitación de su tío para que fuera a visitarlo a la Gran joven que le pareció que estaba demasiado pálido y
Ciudad y para que se quedara algunos días en su ca- enfermo.
sa. Como cada uno le decía con tanta
Se había vestido con sus mejores seguridad el recorrido que tenía
ropas, había tomado el bus pun- que realizar, Marcelo seguía sus
tualmente pero, al llegar, se había indicaciones.
perdido en una de las calles latera- Llegó un momento en que estaba
les del paradero y, para ubicarse, cansado de recorrer todo el ba-
decidió pedir ayuda. Preguntó a di- rrio de la estación de la ciudad.
ferentes personas pero, curiosa- Se sentó en un banco de la plaza
mente, todas le contestaron sin y una señora se le acercó.
terminar de escuchar lo que él de- – ¿Necesitas algo?
cía. – Necesito encontrar la casa de
– Disculpe la molestia; ¿cómo voy mis tíos pero me desorienté–
hasta...? contestó Marcelo.
– Siga derecho por esta calle y se – ¿Cuál es la dirección?
va a encontrar con la plaza– le dijo Marcelo sacó un papelito del bol-
un señor que pasaba con un ma- sillo y lo leyó.
letín, porque pensó que era un – ¡Ah! Para ir hasta ahí, es fácil:
rista que quería ver el monumento que se encontraba te conviene tomar el bus azul que para aquí mismo,
allí. en la esquina y, después de cruzar el puente, bajas y
– Dé la vuelta y camine tres cuadras y se va a encon- caminas dos cuadras hacia la derecha.
trar con la iglesia– le dijo una mujer que lo confundió Marcelo siguió las indicaciones y encontró la casa del
con un joven seminarista. tío.

Para pensar y conversar acerca del cuento

Esta pequeña historia puede parecer un poco ridícula pero, muchas veces, necesitamos un consejo
y nos puede pasar algo parecido a lo que le ocurrió a Marcelo:
• No lo pedimos a alguien que verdaderamente se interesa por lo que le estamos diciendo o a alguien que nos
quiere.
• No sabemos pedirlo bien (no comprobamos que nos hayan escuchado como corresponde).
• ¿Escuchamos a los demás aunque muchas veces no nos escuchen a nosotros?

Se debe aprender, y, por lo tanto, debemos enseñar a pedir ayuda. Esta es una tarea que no reali-
zamos habitualmente pero, deberíamos hacerlo, porque la mayoría de los fracasos son por no sa-
ber hacerlo a tiempo.
• ¿A quién escuchamos?
• ¿Somos claros para expresar lo que sentimos, pensamos, necesitamos?
• ¿Escuchamos realmente al que nos viene a pedir un consejo?

También deberíamos aprender y enseñar a aconsejar a los demás.

• ¿Sabemos escuchar o cuando nos hablan estamos pensando en lo que vamos a contestar o en algo similar
que nos suceda a nosotros?
• ¿Somos capaces de aconsejar pensando en el bien del otro?

Pastoral – Director: P. Alberto Scalenghe, ssp l Coordinador Equipo de Redacción: Juan Carlos Pisano
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