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MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA DEFENSA

UNIVERSIDAD NACIONAL EXPERIMENTAL POLITECNICA DE LA


FUERZA ARMADA NACIONAL
NUCLEO CARACAS

Krisamber Bonaldy C.I. 26.475.218


Ing. Telecomunicaciones nocturno
Cátedra Bolivariana II

Bolívar en Perú

La Constitución para la República Peruana de 1826, más conocida como


la Constitución Vitalicia, fue la segunda carta política del Perú, elaborada
por Simón Bolívar y de tendencia conservadora. Fue aprobada por los colegios
electorales de la República, ante la imposibilidad de que se reuniera un
Congreso Constituyente, siendo promulgada por el Consejo de Gobierno
presidido por el mariscal Andrés de Santa Cruz el 30 de noviembre de 1826,
por ausencia de Bolívar. Su juramentación pública se dio el 9 de diciembre de
ese mismo año, segundo aniversario de la batalla de Ayacucho. Una de las
principales estipulaciones de esta Constitución era el establecimiento de un
presidente vitalicio o de por vida, cargo reservado para Bolívar. Éste impuso
también una Constitución similar a Bolivia y planeaba hacer lo mismo en
la Gran Colombia. Pero la reacción anti bolivariana que estalló en el Perú, así
como en los demás países «bolivarianos», trastocó sus proyectos. La
Constitución Vitalicia del Perú estuvo en vigor solo 50 días, pues fue
suspendida ni bien cayó el régimen bolivariano, el 27 de enero de 1827.

Al comenzar el año 1825, la guerra de la independencia del Perú prácticamente


había finalizado, pues resistía únicamente el general español José Ramón
Rodil en la fortaleza del Real Felipe del Callao. Se esperaba el final de la
dictadura de Bolívar y la instalación de un gobierno auténticamente peruano,
cuyo primer paso debería ser el restablecimiento de la Constitución liberal de
1823, que había sido suspendida casi al mismo tiempo de ser promulgada.
Pero ello no ocurrió, pues si bien se reunió el Congreso nacional (el mismo que
se había instalado en 1822), este decidió por unanimidad prorrogar la dictadura
bolivariana hasta el año siguiente, facultando a Bolívar delegar el mando
supremo, total o parcialmente, en las personas que tuviese a bien (10 de
febrero de 1825). Enseguida, el mismo Congreso cesó en sus funciones (10 de
marzo del mismo año). Se ha calificado a este acto como un suicidio
parlamentario.

El 20 de mayo de 1825, Bolívar expidió un decreto en Arequipa convocando a


un Congreso General, que se reuniría en Lima el 10 de febrero de 1826, es
decir, a un año exacto de la prorrogación de sus facultades dictatoriales. La
elección de los miembros del Congreso correspondía, según lo establecido en
la Constitución de 1823, a los Colegios Electorales de provincias, compuesto
por los electores de las parroquias. Pese a la presión del gobierno, fueron
elegidos algunos diputados liberales y anti bolivaristas, entre los que
destacaban los representantes de Arequipa, Francisco Xavier de Luna
Pizarro y Francisco de Paula González Vigil. Esto provocó la ira de Bolívar, que
en carta dirigida a Antonio Gutiérrez de La Fuente (entonces prefecto de
Arequipa) se quejó de los «malditos diputados» que había enviado su
jurisdicción, pidiéndole que hiciera algo por cambiarlos. Presionado por la
reacción de Dictador, el Consejo de Gobierno desconoció las credenciales de
aquellos diputados, quedando así amputada la minoría liberal que amenazaba
ser muy combativa.

Finalmente, el Congreso no llegó a reunirse y solo se quedó en las Juntas


Preparatorias, pues los mismos diputados solicitaron a Bolívar que aplazara la
convocatoria hasta el año siguiente. Bolívar aceptó complacido, diciendo al
respecto que prefería la opinión del pueblo a la opinión de los sabios, en lo
concerniente a la aprobación de la Constitución.

Ya por entonces Bolívar había redactado una Constitución Vitalicia para Bolivia,
que fue sometido a discusión en el Congreso de dicho país; era la misma Carta
Política que pensaba promulgar en el Perú. La suspensión del Congreso
Peruano de 1826 allanó el camino para realizar su propósito.

Aprobación y promulgación de la Constitución

La Constitución Vitalicia, redactada por el mismo Bolívar, no fue discutida por


Congreso alguno, ni tampoco se convocó a la consulta popular, como
aparentemente había ofrecido Bolívar, sino que se sometió su aprobación a los
58 Colegios Electorales de la República. El 18 de agosto de 1826 lo aprobó el
Colegio Electoral de Lima, y sucesivamente, la de provincias, con excepción
de Tarapacá, que se remitió al Colegio Electoral de Arequipa. Fue pues
aprobada de manera unánime, con la condición de que Bolívar fuera el primer
presidente vitalicio del Perú. Luego el Consejo de Gobierno del Perú declaró
el 30 de noviembre de dicho año que La Constitución Vitalicia era la Ley
Fundamental del Perú y S.E. el Dictador Simón Bolívar el Presidente Vitalicio
de la República. Ya el 26 de dicho mes la había aprobado el Congreso
boliviano, que luego eligió a Antonio José de Sucre como presidente vitalicio de
Bolivia, con la condición de que Bolívar ejerciera el poder supremo cada vez
que hiciera acto de presencia en su territorio.

Aprobada así la Constitución Vitalicia, fue juramentada en ambos países, el


Perú y Bolivia, el 9 de diciembre de 1826, segundo aniversario de la batalla de
Ayacucho. En Lima la ceremonia fue opaca, en medio de la indiferencia y el
rechazo popular. Se dice que se arrojaron monedas a los presentes,
obligándoles a que gritaran «¡Viva la Constitución! ¡Viva el Presidente
vitalicio!». Pero algunos burlonamente respondieron: «¡Viva la plata!». Por
entonces Bolívar ya no se hallaba en el Perú pues había partido a la Gran
Colombia dos meses atrás, atendiendo los urgentes llamados de sus
seguidores, que veían con pavor que su creación geopolítica se desmoronaba.

En tales circunstancias desesperadas, el congreso peruano se reunió y llamó a


Bolívar, que se encontraba en Pativilca, designándolo dictador y suspendiendo
la vigencia de la Constitución. Fue en tales horas críticas, que el presidente
peruano marqués de Torre Tagle, el vicepresidente conde de Surrichanga, el
general Berindoaga, ministro de Guerra, acompañados de 337 generales,
oficiales superiores y jefes subalternos del ejército peruano se pasaron al
bando de los españoles. Al mismo tiempo el honrado marqués (a quien
dominaba notoriamente su voluble mujer) publicaba un manifiesto cubriendo de
insultos al Libertador.

En 1824, Simón Bolívar dictó el decreto de Trujillo para proteger a los indios del
Perú y reordenar allí el sistema de propiedad agraria: sus disposiciones legales
no hirieron en absoluto los privilegios de la oligarquía peruana, que
permanecieron intactos pese a los buenos propósitos del Libertador, y los
indios siguieron tan explotados como siempre.

Asumió el gobierno del Perú y adoptó inmediatas medidas para reorganizar el


ejército. Nombró a Sucre general en jefe del ejército colombiano-peruano.
“Persuadió a las autoridades eclesiásticas a que diesen la plata labrada del
culto; adjudicó al Estado el producto de las propiedades de los que, por haber
desertado para servir al enemigo, habían perdido el derecho a la protección del
gobierno, estableció impuestos y los hizo cobrar. El 26 de diciembre de 1825
Simón Bolívar es nombrado presidente vitalicio de Perú.

Simón Bolívar venció a los realistas en Perú; creó un nuevo Estado, Bolivia, en
lugar del Alto Perú (más dentro de la férula de las Provincias Unidas del Río de
la Plata), e hizo dictar la Constitución, llamada boliviana o vitalicia (1826), en la
que Bolívar, era presidente de por vida. Su idea era lograr la unidad en la
independencia, formando una confederación en el Congreso anfictiónico de
Panamá. Nunca fue entendido –sobre todo en lo que sería la Argentina-, se le
imputaban ambiciones desmedidas de poder. No bien se produjo la salida de
Bolívar del Perú estallaron protestas contra el régimen imperante. Las causas
alegadas: presencia de los soldados colombianos y el haberse desentendido
del puerto de Guayaquil.

Bolívar en Bolivia

República de Bolívar es la denominación que adoptó la actual Bolivia, entre


el 11 de agosto y el 3 de octubre de 1825, como su primer nombre oficial en
honor al militar y Libertador venezolano Simón Bolívar, por su lucha en
conseguir la independencia de la corona española, quien se sintió halagado al
saber que un país llevaría su nombre.

Su extensión era de 2.363.769 km². Limitaba al norte y al este con Brasil,


al sur con Paraguay y las Provincias Unidas del Río de la Plata, y
al oeste con Chile y el Perú.
La Constitución Política de Bolivia de 1826, conocida también
como Constitución Bolivariana, fue el primer texto constitucional elaborado
por Simón Bolívar, sancionado por el Congreso General Constituyente el 6 de
noviembre de 1826 y promulgado por Antonio José de Sucre el 19 de
noviembre del mismo año

Congreso Anfictiónico de Panamá

El Congreso de Panamá, designado a menudo como Congreso Anfictiónico de


Panamá en recuerdo de la Liga Anfictiónica de Grecia antigua, fue una
asamblea diplomática que tuvo lugar en 1826 en la ciudad de Panamá. El
congreso fue convocado por el libertador venezolano Simón Bolívar con el
objetivo de buscar la unión o confederación de los estados de América, sobre
la base de los anteriores virreinatos hispanoamericanos, en un proyecto de
unificación continental, como lo había ideado el precursor de la independencia
hispanoamericana, el prócer venezolano Francisco de Miranda. El congreso se
llevó a cabo en el antiguo convento de San Francisco -hoy Palacio Bolívar- de
la ciudad de Panamá.

Asistieron al congreso: la Gran Colombia, México, Perú y la República Federal


de Centro América. Bolivia y Estados Unidos no llegaron a tiempo. Las
Provincias Unidas del Río de la Plata y Chile no mostraron interés. Paraguay
no fue invitado. El Imperio del Brasil tampoco mostró interés. Gran Bretaña
envió un observador y los Países Bajos otro a título personal.

Ya la idea de crear una gran nación cuya extensión abarcara lo que es


Hispanoamérica se había originado con el prócer venezolano Francisco de
Miranda, quien propuso el nombre de Colombia para esa eventual nación.
Simón Bolívar, también, en la Carta de Jamaica de 1815 expresó:

"Es una idea grandiosa pretender formar de todo el Nuevo Mundo en una sola nación
con un solo vinculo que ligue sus partes entre sí y con el todo. Ya que tiene su origen,
una lengua, unas costumbres y una religión, debería, por consiguiente, tener un solo
gobierno que confederase los diferentes estados que hayan de formarse; [...] ¡Qué
bello sería que el Istmo de Panamá fuese para nosotros lo que el de Corinto para los
griegos! Ojalá que algún día tengamos la fortuna de instalar allí un augusto congreso
de los representantes de las repúblicas, reinos e imperios a tratar y discutir sobre los
altos intereses de la paz y de la guerra, con las naciones de las otras tres partes del
mundo. Esta especie de corporación podrá tener lugar en alguna época dichosa de
nuestra regeneración..."

Simón Bolívar, Carta de Jamaica, Kingston, 6 de septiembre de 1815

El congreso fue convocado por Simón Bolívar, desde Lima, el 7 de diciembre


de 1824 y el patriota peruano José Faustino Sánchez Carrión, nombrado por
Bolívar ministro de Gobierno y Relaciones Exteriores del Perú, y quien
compartía plenamente con Bolívar el ideario de la unidad hispanoamericana,
cursó a los gobiernos americanos la invitación.

Dictadura de Bolívar.

La Dictadura de Bolívar fue durante (1828-1930) Cuando la noticia del fracaso


de la convención llegó a Bogotá, fue convocada una asamblea de notables
para decidir los destinos de la nación. En junio de 1828 la asamblea, controlada
por los bolivarianos, concedió poderes dictatoriales a Bolívar.

Una vez asumido el poder, Páez recibió amplios poderes en Venezuela por su
promesa de respaldo incondicional a Bolívar, la Vicepresidencia fu suprimida
de un plumazo, y empezaron a aparecer los decretos que garantizarían la
resolución de los más urgentes problemas nacionales. Se permitió la reapertura
de los monasterios suprimidos, se elevaron los aranceles de las importaciones,
se otorgaron privilegios especiales al ejército y se reimplantó el tributo
indígena. Ya antes de asumir la dictadura, el Congreso por recomendación de
Bolívar, había restituido el impuesto colonial de la alcabala. Sin embargo, una
de las reformas que el dictador se negó a derogar fue la ley de manumisión de
1821, aún bajo la presión de numerosos propietarios de minas y plantaciones.
En su reacción contra las medidas de los años inmediatamente posteriores a la
Independencia, podemos ver la tendencia generalizada de los gobernantes
latinoamericanos del momento, que pretendían moderar las ambiciones de
cambio, en su intento por rebajar las tensiones políticas.

A pesar de la escasa represión, los partidarios santanderistas empezaron a


conspirar para derrocar la dictadura y un grupo de jóvenes exaltados intentó
asesinar a Bolívar el 25 de septiembre de 1828. La dictadura se endureció
después del atentado. Catorce supuestos conspiradores fueron ejecutados, y
Santander y muchos amigos fueron deportados como medida preventiva. Aun
así, la avalancha represiva no logró terminar con la oposición a la dictadura. En
octubre estalló una revuelta en el Cauca, encabezada por José María Obando
y José Hilario López, que no logró ni siquiera a amenazar al gobierno, pero
obtuvo el control de la otrora región realista de Pasto. Otro levantamiento que
fue fácilmente controlado se presentó en Antioquia en septiembre de 1929.
Poco tiempo después tuvo lugar un golpe mucho más fuerte, esta vez, a finales
del año, Páez se convirtió en cabeza de un movimiento separatista.
Animados por las noticias procedentes de Venezuela, los seguidores de
Santander volvieron a movilizarse, pero su verdadero retorno a la vida política
ocurrió cuando en marzo de 1830, Bolívar desgastado por sus luchas y
enfermo se alejó de la presidencia rumbo a su exilio voluntario en Europa.
Infortunadamente, no alcanzó a realizarlo, pues murió en Santa Marta el 17 de
diciembre.

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