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Se dejó abierta la posibilidad de que hubiera especies y géneros no creados por Dios o no

descubiertos por el hombre europeo. El nominalismo tuvo sus raíces en el siglo


XIV con Guillermo de Ockham. Esta doctrina señalaba que no existía ninguna entidad entre el
término y los individuos a los que este se refería, es decir, solo existían los individuos. Según
esta doctrina, las especies son fruto de nuestra razón y el concepto especie se utiliza solo con
el fin de agruparlos por su parecido y darles un nombre. En pocas palabras, el nominalismo no
reconoce a las especies como entidades reales.
Linneo y John Ray, por su parte, afianzaron la idea del carácter discreto y de la posesión de
atributos objetivos de las especies que permitían su delimitación; es decir, la realidad de las
especies. A partir de la publicación de El origen de las especies de Charles Darwin en 1859,
se comenzó a considerar a la especie como un agregado de poblaciones morfológicamente
variables y con la capacidad de evolucionar. El concepto aristotélico-linneano fue
gradualmente reemplazado por una concepción evolutiva basada en la selección natural y en
el aislamiento reproductivo.
John Ray definió a la especie como un grupo de individuos semejantes, con antepasados
comunes. Igualmente, expresó que "una especie nunca nace de la semilla de otra especie", es
decir, los conejos no nacen de monos, ni las arvejas dan rosas.
A mediados del siglo XX se plantearon dos posturas respecto a las especies: el realismo
evolutivo y el nominalismo. El último sostuvo que en la naturaleza solo existen los organismos
individuales y, según los taxónomos evolutivos, las especies son entidades reales de la
naturaleza y constituyen unidades de evolución. A partir de la década de 1980, se afianzó la
postura realista con respecto a las especies biológicas, conjuntamente con el enfoque
filogenético de la clasificación. 8
De acuerdo con Häuser (1987), los atributos generales del concepto especie deben ser
universalidad, aplicabilidad práctica y criterio decisivo. 9 La mayoría de los biólogos que se
ocupan de la sistemática de plantas y animales usan el CBE en conjunto con la descripción de
la morfoespecie (King, 1993).

Conceptos de especie[editar]
 Especie biológica (de Dobzhansky, 193510 y Mayr, 194211). Según este
concepto, especie es un grupo (o población) natural de individuos que pueden cruzarse
entre sí, pero que están aislados reproductivamente de otros grupos afines. Este es el
concepto más ampliamente aceptado y de mayor consenso, al menos entre los zoólogos.
Asumir una especie como biológica, implica asumir evolutivamente que es una población
reproductivamente aislada, por lo que constituye un linaje evolutivo separado, reforzado
por una serie de barreras que pueden ser de carácter geográfico o biológico. La especie
biológica es libre de seguir su propio curso en respuesta a los procesos genéticos e
influencias ambientales que causan los cambios evolutivos. La connotación del concepto
lo hace inaplicable a organismos fósiles, aunque lo mejor que se puede hacer en este
caso es determinar si los vacíos morfológicos entre especímenes son tan grandes, o más
grandes, que aquellos existentes entre especies vivas que están reproductivamente
aisladas. Este concepto tiene limitaciones respecto a organismos que se reproducen
asexualmente (por apomixia, tipo de partenogénesis), algunas especies de rotíferos
(organismos microscópicos), moluscos, artrópodos, vertebrados (algunos peces y
lagartijas de los géneros Cnemidophorus y Aspidoscelis, Reeder, 2002) y algunas plantas
vasculares. Existen también muchos casos de hibridación en los que se produce
descendencia fértil y que permanecen como unidades genéticas y evolutivas
independientes. Este caso se da fundamentalmente en plantas vasculares en las que la
hibridación es común. Para darnos una idea de qué pasaría si el concepto de especie
biológica fuese aplicado a estos casos, debemos indicar que cada individuo debería ser
considerado como especie biológica separada.

 Especie evolutiva (de Wiley, 1978).12 Es un linaje (una secuencia


ancestrodescendiente) de poblaciones u organismos que mantienen su identidad de otros
linajes y que poseen sus propias tendencias históricas y evolutivas. Este concepto difiere
del anterior en que el aislamiento genético actual, más que el potencial, es el criterio para
el reconocimiento de esta; y considera que ante la existencia de barreras geográficas o
biológicas, el flujo genético será tan bajo que se producirá una divergencia genética
(cladogénesis). El concepto de especie evolutiva toma en cuenta que la evolución
cladogenética puede ser reticulada. Esto significa que aquellas poblaciones que
inicialmente se separaron y que comenzaron a divergir genéticamente, vuelven a juntarse
truncando de esta manera el aislamiento y produciendo especies híbridas de las que
emerge una nueva población que puede ser reconocida como unidad independiente. A la
concepción evolutiva se le han opuesto también diversas objeciones: 13

1. Solo puede aplicarse a especies monotípicas, de modo que todo aislamiento


geográfico debería ser tratado como una especie distinta.
2. No hay criterios empíricos que permitan observar tendencias evolutivas en el registro
fósil.
3. La definición evolutiva no resulta práctica en la demarcación de las cronoespecies.

 Especie morfológica.14 Según este concepto, cada especie es distinguible de sus


afines por su morfología. El concepto morfológico de especie ha recibido numerosas
críticas.15 En primer lugar, la definición morfológica no tiene en cuenta propiedades
etológicas y ecológicas. En segundo lugar, los caracteres morfológicos no siempre
permiten reconocer a una especie: por un lado, existen numerosas especies,
especialmente entre los protozoos, que, sin embargo, son morfológicamente muy
similares. Son las llamadas especies crípticas o «especies hermanas» (Mayr, 1948); por
otro, existen numerosos tipos morfológicos dentro de una misma especie, debido a
variación genética individual (especies polimórficas) o al hecho de que pertenecen a
distintas categorías biológicas, como la edad o el sexo.

 Especie filogenética (de Cracraft, 1989).16 Este concepto reconoce como especie a


cualquier grupo de organismos en el cual todos los organismos comparten un único
carácter derivado o apomórfico (no presente en sus ancestros o afines). Si este concepto
fuera utilizado rigurosamente, poblaciones locales aunque ubicadas cercanamente entre
sí serían consideradas especies diferentes debido a que cada población puede tener
variantes genético-moleculares únicas.

 Especie ecológica (de Van Valen, 1976).17 Según este concepto, especie es un linaje


(o un conjunto de linajes cercanamente relacionados) que ocupa una zona adaptativa
mínimamente diferente en su distribución de aquellas pertenecientes a otros linajes, y que,
además, se desarrolla independientemente de todos los linajes establecidos fuera de
su área biogeográfica de distribución. En este concepto, la concepción de nicho y
exclusión competitiva son importantes para explicar cómo las poblaciones pueden ser
dirigidas a determinados ambientes y traer como resultado divergencias genéticas y
geográficas fundamentadas en factores eminentemente ecológicos. Al respecto, ha sido
ampliamente demostrado que las diferencias entre especies (tanto en forma como en
comportamiento) están a menudo relacionadas con diferencias en los recursos ecológicos
que la especie explota. El conjunto de recursos y hábitats explotados por los miembros de
una especie constituye su nicho ecológico, por lo que, visto de otro modo, especie
ecológica es un conjunto de individuos que explotan un solo nicho. Los grados de
diferencia, en este sentido, estarán en función del grado de diferencia del nicho o la
discontinuidad en el ambiente. Por ejemplo, parásitos emparentados entre sí y cuyo nicho
se halla dentro del hospedero (endoparásitos) alcanzarán diferencias entre sí, en función
a cuán diferentes son los hospederos en su morfología, hábitos, recursos, etcétera.
 Especie nominalista. Se refiere a una concepción mental aplicada a un grupo de
seres vivos; las especies son abstracciones mentales sin realidad objetiva (Mayr, 1969,
1982). Este concepto asume que nuestros hábitos lingüísticos y mecanismos neurológicos
predispongan a nuestra mente para "ver" especies (Crisci, 1981). Fue bastante popular en
el siglo XVIII en Francia, por ejemplo, en los escritos de Buffon y Lamarck. Sin embargo,
los sistemáticos (y los seres humanos en general) simplemente saben que las especies no
son construcciones humanas (Mayr & Ashlock, 1991). 18

Otras definiciones de especie[editar]


Existen multitud de definiciones de especie:
Linneo: "Contamos tantas especies cuantas formas distintas fueron creadas en el
principio" (Linneo, Phylosophya botánica, traducida por Palau, p. 83).
Cuvier: "Especie es el conjunto de los individuos descendientes uno de otro o de
padres comunes y de los que se les parecen tanto como aquellos entre sí".
De Candolle: "Especie es la colección de todos los individuos que se parecen más
entre sí que a otros; que por fecundación recíproca pueden dar individuos fértiles, y
que se reproducen por generación, de tal manera que, por analogía, se les puede
suponer a todos procedentes originariamente de un solo individuo".
Le Dantec: "Especie es el conjunto de todos los individuos cualitativamente idénticos
que no presentan entre sí, en sus elementos vivos, más que diferencias cuantitativas".
Laumonier: "Todos los individuos fecundos entre sí y cuyos descendientes son
también indefinidamente fecundos".

Nomenclatura[editar]
Los nombres de las especies son binominales, es decir, formados por dos
palabras, que deben escribirse en un tipo de letra distinto del texto
general (usualmente en cursiva; de las dos palabras citadas, la primera
corresponde al nombre del género al que pertenece y se escribe
siempre con la inicial en mayúscula; la segunda palabra es el epíteto
específico o nombre específico y debe escribirse enteramente en
minúscula y debe concordar gramaticalmente con el nombre genérico).
Así, en Mantis religiosa, Mantis es el nombre genérico, religiosa el
nombre específico y el binomio Mantis religiosa designa esta especie de
insecto.
En el nombre científico asignado a las especies, el nombre específico
nunca debe ir aislado del genérico ya que carece de identidad propia y
puede coincidir en especies diferentes. Si se ha citado previamente el
nombre completo y no cabe ninguna duda de a qué género se refiere, el
nombre del género puede abreviarse a su inicial (M. religiosa).

Abreviaturas[editar]
En los libros y artículos académicos, a veces, no se identifican
intencionalmente las especies plenamente y se recurre a utilizar la
abreviatura "sp." en singular o "spp." en plural, en lugar del epíteto
específico, por ejemplo: Canis sp. La abreviatura plural "spp." se utiliza
generalmente para referirse a todas las especies individuales dentro de
un género. Para una especie concreta cuyo epíteto específico es
desconocido o carece de importancia se utiliza "sp.".
Esto ocurre comúnmente en los siguientes tipos de situaciones:

 Los autores han determinado que el individuo o individuos que están


describiendo o citando pertenecen a un género en particular, pero no
están seguros a qué especie exacta pertenecen. Esto es
particularmente común en paleontología, cuando los restos fósiles
disponibles no presentan los caracteres diagnósticos necesarios para
determinar la especie o son insuficientes como para definir una
nueva.
 Los autores utilizan "spp." como una forma acotada de decir que algo
se aplica a muchas especies dentro de un género, pero no quiere
decir que se aplica a todas las especies dentro de ese género. Si los
científicos se refieren a algo que se aplica a todas las especies dentro
de un género, utilizan el nombre del género sin el epíteto específico.
En los libros y artículos, los nombres de géneros y especies
generalmente se imprimen en letra cursiva. Las abreviaciones como
«sp.», «spp.», «subsp.», etc., no deben estar en cursivas.

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