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Chile

Causa nº 16/2014 (Reforma procesal penal). Resolución nº 2713 de Corte de Apelaciones de Punta Arenas, de 22 de
Marzo de 2014

Fecha de Resolución: 22 de Marzo de 2014 Emisor: Corte de Apelaciones de Punta Arenas - Primera

Conceptos clave Delito de homicidio. Prueba de testigos. Autor de las lesiones. Persona peligrosa.
Conceptos extraídos automáticamente por Iceberg AI

Punta A., veintidós de marzo de dos mil catorce.

Vistos: En los autos rol N° 16-2014 del ingreso de esta Corte, RIT O-97-2013, del Tribunal oral en lo penal de esta ciudad, seguidos por
el Ministerio público, Fiscalía de Punta Arenas, contra I.R.O.C., el abogado don Ramón Alex Bórquez Díaz, por la Defensoría penal
pública, en representación del acusado, interpuso, recurso de nulidad en contra de la sentencia definitiva de fecha 15 de Enero de
2014, dictada por dicho Tribunal constituido por los jueces S.. J.O.F.V., J.S.M. y F.J.D., que condenó al acusado a la pena de 10 años y 1
día de presidio mayor en su grado medio y a las accesorias legales, en calidad de autor del delito consumado de homicidio simple,
cometido en Punta Arenas, el 13 de enero de 2013, en la persona de V.R.V.; y a la pena de 800 días de presidio menor en grado medio
y a las accesorias legales, en calidad de autor del delito de lesiones graves, cometido en esta ciudad el 10 de junio de 2012, en la
persona de V.R.V.. El recurso lo deduce sólo a propósito del establecimiento del delito de homicidio simple y en él solicita que se
declare la nulidad del juicio oral y de la sentencia definitiva, determinando el estado en que hubiere de quedar el procedimiento y
se ordene la remisión de los autos al tribunal no inhabilitado que correspondiere, para que se disponga la realización de un nuevo
juicio oral.

Lo fundamenta en la causal del art. 374 letra e) del Código Procesal Penal, en relación con el art. 342 letra c) y art. 297, esto es por el
motivo absoluto de nulidad, cuando, en la sentencia, se hubiere omitido el requisito de exposición clara, lógica y completa de cada
uno de los hechos y circunstancias que se dieren por probados, fueren ellos favorables o desfavorables al acusado, y de la
valoración de los medios de prueba que fundamentaren dichas conclusiones de acuerdo con lo dispuesto en el art. 297, que
significa, apreciar la prueba con libertad, pero no podrán contradecir los principios de la lógica, las máximas de la experiencia y los
conocimientos científicamente afianzados, hacerse cargo en su fundamentación de toda la prueba producida, incluso de aquella
que hubiere desestimado, indicando en tal caso las razones que hubiere tenido en cuenta para hacerlo, valoración que requerirá el
señalamiento del o de los medios de prueba mediante los cuales se dieren por acreditados cada uno de los hechos y circunstancias
que se dieren por probados, de tal modo que permita la reproducción del razonamiento utilizado para alcanzar las conclusiones a
que llegare la sentencia.

Refiere que la infracción se ha producido de diversos modos. Plantea, como el primero, la fundamentación incompleta o parcial, por
no haberse hecho cargo de las alegaciones de la defensa, ya que, en el considerando sexto, el único relativo a ellas, sólo reseñaron
su alegato de apertura, no el de clausura, a diferencia de lo que ocurre comúnmente en los fallos de ese Tribunal, en circunstancias
que contenía observaciones y cuestionamientos a la prueba de cargo, que de haber sido atendidos en su integridad, hubieran
implicado negar o restar valor probatorio a muchas de las declaraciones que el Ministerio Público incorporó en el juicio. Ello no
sucedió salvo, algunas referencias como en el considerando vigésimo tercero, a propósito de las declaraciones de J.O. y C.V., donde
aparecen referencias puntuales a lo expuesto por la defensa o el Considerando vigésimo séptimo, relativo a la prueba testimonial,
pericial y documental incorporada por su parte, en que ha sido explicada sucintamente la razón por la cual se desestimó, actividad
que no suple la obligación del Tribunal de hacerse cargo de las alegaciones de la defensa.

Concluye que si el Tribunal omitió referirse en su sentencia, a lo que la defensa expresó y postuló en el alegato de clausura, es
porque ello no fue considerado ni valorado por el Tribunal en su deliberación, lo que significa haber hecho una fundamentación
incompleta o parcial, incurriendo así en la causal de nulidad deducida.

Lo que echa en falta sopesar, es lo sostenido en su alegato de clausura, en cuanto a que había elementos para desvirtuar los dichos
del testigo A.M., particularmente porque este no pudo haber visto quien apuñaló a su primo V.R., como dice. También se hizo
referencia a los dichos de C.V. respecto a que supo que sus amigos habían salido a pelear, vio a sus amigos perseguir a los chamacos
hasta calle C.G. y después como salieron todos los de la Lorca, estos se replegaron hacia R.P., lo que desmentía la afirmación de A.M.,
que el V. habría salido a comprar cigarrillos, y que detrás lo fue siguiendo A..

Agregó que A.M. dijo haber sido atacado por 8 a 15 personas y que estaba rodeado, en circunstancias que aquel estaba en estado de
ebriedad, acreditado por el DAU y que perdió el conocimiento. Y que, según los demás antecedentes, la turba atacó primero a A. y
después, a V.R.. Era de noche, no se podía ver bien.

Para traer a colación las máximas de experiencia, el recurrente cita a modo de ejemplo que un árbitro de futbol atacado por los
jugadores de uno de los equipos, no está en condiciones de ver lo que pasa a su alrededor, porque se preocupará de defenderse y si
además está ebrio, no estará en condiciones de ver en detalle lo que pasa a su alrededor, como sería, ver si su primo era atacado,
por quien, de qué forma y con qué.

Al parecer de la defensa, habían elementos para desvirtuar los dichos del testigo J.O. el cual no pudo haber visto con la claridad que
señala, quién apuñaló a su amigo V.R.; opina que para ponderar el mérito de sus dichos habría que evaluar la capacidad sensorial
del testigo, en qué condiciones físicas y psicológicas estaba para apreciar lo que dice que vio, pues este testigo, no ve bien, tiene
serios problemas de visión, así, en el ejercicio de lectura de su declaración anterior, no fue capaz de leerla cuando se le exhibió esta
y dijo “soy corto de vista”, a causa de lo cual, el párrafo de la declaración se leyó por el defensor. Ello, aparte del hecho que cambia
su versión, porque es amigo del occiso, de A.M. y de la tía Y.. En su declaración inicial, del día siguiente de los hechos, dijo que luego
de ser agredido en el pecho, V. sacó un cuchillo y con ese le pegó una puñalada en el estómago a M.L. y ahora en el juicio, de manera
inexplicable dice que su amigo V. no sacó un cuchillo, sino que le arrebató al M.L. el mismo cuchillo, que supuestamente este habría
ocupado en su contra. Sin perjuicio de todo ello, no obstante haber declarado que V. le dio una puñalada en el estómago al Mono
Lorca, no fue capaz de indicar con su mano, cuando el defensor le preguntó, la parte del cuerpo, del estómago, en que vio que le
pegó la puñalada.

Así mismo, agregó que habían elementos para desvirtuar los dichos de la testigo C.V. a saber: desde donde ella dice que observó no
se veía mucho, además era de noche, y había iluminación mala (luz Blanca). Declara que había 7 personas más que estaban
agrediendo a V.R., incluso nombró a un tal G., C. y L., y que les dio estos nombres a la policía, por lo cual se pregunta el recurrente la
policía habrá investigado también a estas otras 7 personas que estaban en el lugar, porque como se dijo en la apertura, es dentro de
ese número de hombres que agredieron a V.R. que está, finalmente, la persona que agredió y que mató a V.R. y no I.O..

Ante tales antecedentes, agregó que la Fiscalía se conformó con lo más fácil, acusar a I.O. porque de todas las personas que
participaron esa noche en la gresca o riña callejera, de las 30 o 40 personas que han señalado los testigos, al único que se logró
ubicar fue a él, porque fue agredido esa noche. Pero además porque era el M.L., porque había salido de la cárcel, porque tenía mala
fama, porque en el imaginario de los vecinos de la Población Ríos Patagónicos, el M.L. era un tipo peligroso y el mejor ejemplo es la
testigo, la vecina M.C., para ella el Mono Lorca era una persona peligrosa, pero nunca lo había visto, no lo conocía, no sabía dónde
vivía, ni con quien, etc.

Agregó que I.Y.R. (tía del occiso), acusó a I.O.C. de amenazas de diciembre de 2012, sin embargo en el juicio que se hizo el año
pasado, I.O. fue absuelto.

Se trató de una Investigación incompleta: las lesiones de I.O., articulan y forman parte de la teoría del caso del propio Ministerio
Público y del querellante, en efecto ellos explican la dinámica de los hechos diciendo que las lesiones de I.O. se las causó el occiso en
una forma de defenderse, pero, cuando en junio se pidió al SML un informe de las lesiones de I.O., el médico Dr. V., pidió la remisión
de la ficha clínica para poder concluir dicho informe, la cual el Sr. Fiscal nunca le envió. Los funcionarios de la PDI no tomaron
fotografías de tales lesiones ni investigaron al respecto.

Destaca el recurrente que esta sea primera vez que en un juicio por Homicidio no declara ningún carabinero que haya tomado el
procedimiento, así como es primera vez, que los dos funcionarios de la PDI, de la Brigada especializada, a cargo de la investigación,
no dicen nada calificable como un trabajo metódico y profesional y baste un ejemplo: el Sr F. que dice que estuvo en el sitio del
suceso, y que fue el primer jefe de esta investigación, no evacúa el informe pertinente, es más, señala que una de las manchas de
sangre que se encontraron en el lugar, amplificó con la sangre de I.O.C., pero él dice que no sabe cuál de todas.

Alude a la actuación efectuada durante la clausura, con el apoyo del plano de la Población Ríos Patagónicos, una proyección a través
de la cual su parte indicó calles, Capitán Guillermos, ..la Población Ríos Patagónicos; ….pasaje Río Chico, …el puente, …..el estero L.L.;
se encontraron manchas de sangre en el puente y en otro lugar cercano que son de A.M.R. y las únicas manchas de sangre del
acusado se encontraron a la salida del puente, en calle Región Río Grande y pasaje Río chico; se indicó el lugar en que se encontró la
única arma cortante, cercana al reguero de sangre y el lugar en que se encontró el cuerpo de V.R., sector donde no se encontró
sangre del acusado; Y finalmente su parte destacó otro problema de la investigación: que las lesiones mortales de V.R., tenían un
largo de 9 mm, pero el ancho del cuchillo encontrado es más de un cm, lo dijeron los peritos.

Otra forma de incurrir en el mismo vicio de nulidad, consistió en las infracciones cometidas en el Considerando Vigésimo Tercero,
en la valoración de la testimonial de tres testigos, presentados por el Ministerio público, supuestos presenciales de la agresión
sufrida por V.R., quienes atribuían la autoría de la agresión en el pecho que presentó el occiso, al acusado I.O.C., mencionándolo por
el apodo “Mono Lorca” y son, J.O. (amigo del occiso) A.M.R. (primo del occiso) y C.V. (amiga del occiso). En el apartado B. 1) anuncia
que se referirá a la infracción respecto al primero de ellos y copia el referido motivo. Luego refiere que la regla lógica vulnerada fue
la de razón suficiente, cuando el Tribunal expresa: “…asimismo el haber dicho ante la policía que el imputado (sic;….debió decir la
victima) luego de ser agredido en el pecho, para defenderse sacó un cuchillo y se defendió y que durante el desarrollo del juicio
haya afirmado que fue la misma arma del imputado la que utilizó para defenderse, no merma su credibilidad, tampoco produce
este efecto la circunstancia que haya manifestado que era corto de vista y que haya consumido alcohol previamente. Lo cierto y
categórico es que en ese momento estaba con la víctima y observó la agresión por parte del imputado y que con posterioridad se
defendió, siendo irrelevante si fue con la misma arma o con otra que pudiera haber portado.” La modalidad de esta vulneración
consiste en reconocer que hubo un “cambio de versión” en el testigo, en lo que respecta al desarrollo y dinámica de los hechos que
dice haber visto, puesto que al día siguiente de los hechos (investigación) declaró que la víctima luego de ser agredida sacó un
cuchillo y agredió al acusado en el estómago y en el juicio, dijo que la víctima no sacó un cuchillo, sino que para defenderse utilizó
la misma arma que portaba el acusado, quitándosela y agrediéndolo en el estómago, sin embargo, el tribunal refiere que este
cambio de versión “no merma su credibilidad”, pero no explica a qué atribuye este cambio de versión en el testigo, por ende nada
permite seguir confiando en su versión y en su capacidad para percibir los hechos. Al tribunal sólo le interesó que el testigo dijo que
vio al acusado agredir a la víctima y tilda de irrelevante el que ésta se haya “defendido” con la misma arma del acusado o con otra
que haya portado no obstante que se trata de un elemento que está en el núcleo de la dinámica de los hechos.

En este punto, es decir, al tildar de irrelevante el origen del arma que habría sido utilizada por la víctima para defenderse, también
se ha infringido el principio de razón suficiente ya que el testigo dijo que el acusado agredió en el pecho a la víctima con un arma
corto punzante, habiendo quedado establecido que la víctima presentó 2 heridas corto punzantes (considerando vigésimo sexto)
una en la región torácica anterior (pecho) y otra en el región torácica posterior (espalda) entonces, si la víctima para defenderse le
quitó el arma al acusado, después que este lo agredió en el pecho el acusado no pudo haber causado la herida en la espalda del
occiso. Y esto contraviene el establecimiento de los hechos que hizo el tribunal.

También da por infraccionadas las máximas de la experiencia, cuando el Tribunal expresa: “…no merma su credibilidad, tampoco
produce este efecto la circunstancia que haya manifestado que era corto de vista y que haya consumido alcohol previamente. ... En
cuanto al defecto de visión que manifestó cuando el defensor pretendió que leyera una declaración, se ignora de qué tipo es, y en
relación al consumo de alcohol, de los propios dichos del testigo se infiere que estaba en condiciones de percibir los sucesos.” Para
el tribunal quedó en evidencia que el testigo J.O. era portador de un problema o defecto de visión por cuanto en el ejercicio de
lectura de declaración anterior, promovido por el defensor para evidenciar una contradicción, este señaló que era “corto de vista” y
que no podría leer su declaración, por lo que quien leyó el párrafo pertinente fue el defensor. (Registro audio, min: 29:45 a 32:52).

Respecto de la ingesta de alcohol previa, que el tribunal reconoce, fue cuantificada por el testigo, quien dijo que “había tomado 5
cervezas” (registro audio, min: 22:55 a 23:57).

La infracción consistió en valorar el testimonio de J.O. como creíble y relevante, pero, por el contrario, como se trata de un testigo
supuestamente “presencial” de los hechos para valorar sus dichos, el tribunal debió hacer un análisis de su capacidad para percibir
los hechos que dice haber visto, en el momento en que dice haberlos presenciado. De acuerdo a las máximas de la experiencia, un
testigo que se sitúa de noche, con un defecto de visión, (que si bien no se sabe de qué tipo es, sí se sabe que ese defecto no le
permitió leer su declaración en el juicio) y además estando bajo los efectos del alcohol (por haber ingerido 5 cervezas) en
circunstancias de tratarse de hechos en los cuales estaban involucrados un número considerable de personas (entre 10 y 40
aproximadamente) ese testigo no estará en condiciones físicas aceptables para apreciar los hechos sobre los que declara, y por ello
no se puede “confiar ciegamente” en sus dichos, como lo hizo el tribunal. En esto último consistió la infracción a las máximas de
experiencia en la que incurrió el tribunal.

Agrega a propósito de este mismo testimonio, que el Tribunal no se hizo cargo de las alegaciones de la defensa, tal como refirió en la
clausura, oportunidad en que la defensa cuestionó la credibilidad pues es el único que dijo que la víctima V.R. se defendió y dio una
puñalada en el estómago al acusado, siendo que el acusado, tuvo lesiones en la espalda y no en el estómago. (Herida penetrante
torácica izquierda, en zona dorso escapular izquierda y una herida supra escapular derecha).

En lo que dice con el testimonio de A.M.R. transcribe lo que consideró el tribunal en el considerando vigésimo tercero, para luego
plantear que la modalidad de la conducta infractora se manifestó en la valoración de este testimonio, al no hacerse cargo de las
alegaciones de la defensa, vertidas en el alegato de clausura, donde proporcionó expresamente varios elementos que, a su juicio,
desvirtuaban el testimonio de A.M.R., mismos omitidos en las consideraciones del tribunal no obstante que la ley le obliga a hacerse
cargo de toda la prueba producida, incluso de aquella que hubiere desestimado. Tales elementos consistían en que A.M. estaba
rodeado, pues según dijo fue atacado por 8 a 15 personas. Además se encontraba en estado de ebriedad y perdió el conocimiento. Él
fue el primero que la turba atacó, le siguió V.R., era de noche y no se podía ver bien.

De acuerdo a las máximas de experiencia, si se es atacado por 15 personas, con golpes de puño, pies, palos, se preocupará de
defenderse, y si además está ebrio, no estará en condiciones de ver en detalle lo que pasa a su alrededor, como por Ej. ver si su
primo era atacado, y por quien, y de qué forma y con qué.

La fundamentación incompleta también se advierte, por ejemplo, a propósito del estado de ebriedad que la defensa atribuyó al
testigo A.M.R., como un elemento que dificultaba su capacidad para percibir los hechos y que el tribunal, al referirse a la
documental del Ministerio público, en el considerando décimo sexto, refirió el DAU de este testigo, en el cual se consigna su
ebriedad, como se consignó en el motivo décimo sexto: “a) Hoja de urgencia del Hospital Regional de Punta Arenas, de fecha 13 de
enero de 2013, respecto de A.M.R., hora de ingreso: 0:52 diagnóstico principal: TEC no complicado; herida cuero cabelludo, ebriedad,
carácter de las lesiones: grave.” Pero el tribunal no se hizo cargo de esta alegación de la defensa, que se vincula directamente con
una prueba documental incorporada por el Ministerio público.

En tercer lugar propone la causal de nulidad por la fundamentación incompleta en torno al testimonio de C.V.. Transcribe la parte
del considerando vigésimo tercero que se refiere a este respecto y en cuanto a su contenido, alega no haberse explicitado las
consideraciones que pudiera haber merecido sus alegaciones vertidas en el alegato de clausura.

Pasa a continuación, en el apartado C, a referirse a infracción a las reglas de la lógica en el establecimiento de los hechos, para lo
cual interesa el Considerando Vigésimo Octavo en el cual se sostiene que la prueba del Ministerio Público es detallada, precisa,
concordante y coherente y permite establecer claramente los supuestos fácticos de la acusación, pero, en realidad, ésta, en lo que
dice relación a las lesiones del acusado, y en particular a su forma de producción, sostiene que el imputado resultó con una herida
penetrante torácica izquierda producto que la víctima alcanzó a reaccionar defendiéndose ante el ataque una vez que había sufrido
la agresión, a lo cual la defensa opone que el único testigo que refirió este contra ataque fue J.O., quien dijo que la lesión habría sido
en el estómago del acusado no obstante que fueron en la espalda. El imputado por su parte al declarar en el juicio oral, señaló que
no agredió al occiso V.R.V., sino que salió de su casa porque la estaban apedreando y sólo alcanzó a llegar hasta el sector del puente,
donde fue agredido por la espalda por un desconocido que lo apuñaló y luego fue trasladado al Hospital donde fue intervenido
quirúrgicamente.

Transcribe el considerando vigésimo octavo, alegando que al establecer los hechos, el Tribunal infringió las reglas de la lógica, y en
particular la regla o principio de no contradicción, se limitó a señalar al final de los mismos, que “el imputado……resultó con una
herida penetrante torácica izquierda” sin pronunciarse, ni dejar establecido, quién le causó esas lesiones, de qué manera y con qué
elemento. En otras palabras, el tribunal no logró explicar cómo o quien le produjo las lesiones al acusado y en qué dinámica de los
hechos.

En la vista de la causa fueron escuchados los abogados de las partes, defensor, fiscal y del querellante. El primero, don R.A.B.D.,
reprodujo los fundamentos pertinentes esenciales de su recurso y los otros le rebatieron y justificaron las consideraciones de la
sentencia recurrida, en la forma que resumidamente se expresa en seguida: Por el Ministerio público, el fiscal don F.A.P., solicitó el
rechazo del recurso porque no tendría asidero en un juicio oral, siendo que lo que sucede es que la defensa no quedó conforme con
la valoración que se hizo lo que procura revertir prácticamente como una apelación, aparte del hecho que el fundamento no tiene
consistencia puesto que apunta a infracción de ley. Opina que la causal que se invoca requiere una valoración errónea en forma
flagrante lo que la defensa no ha sido capaz de demostrar, puesto que su análisis es sesgado.

En cuanto al fondo, en el punto en que interesa el arma ya que en el recurso se cuestiona qué pasó con el cuchillo, la Policía de
investigaciones estableció que las características del arma la hacen compatible con la que causó las lesiones. Resulta igualmente
plenamente explicable que no hubiera sangre de la víctima en el lugar en que fue agredida porque el sangramiento fue interno, eso
no significa que agresor y víctima hayan estado en diferentes lugares. Sobre el testimonio de C.V. tampoco presenta problemas la
valoración que se hizo, puesto que había luz blanca en el lugar y vio cuando el acusado apuñaló a la víctima, reconociéndolo en el
juicio como I.O.. Otro tanto sucedió con el testimonio de O., pretendiéndose que una afección a la vista lo privaba de percepción
pero eso debió probarse.

Por la parte querellante, doña N.M.O.O., solicitó también el rechazo del recurso por no concurrir la causal, ya que descansa en una
materia que corresponde al juicio oral y no a la Corte y frente al efecto adverso le reprocha omisiones que la sentencia cumple. En
ese sentido, fueron 4 los testigos oculares que entregan testimonios coherentes sobre el hecho que fue apuñalada la víctima y cae,
pero la defensa se centra en uno de esos testimonios. El tribunal también se hizo cargo de las lesiones del imputado. A su vez, la
prueba relativa a declaraciones de Carabineros, era una prueba común y la Defensoría no la utilizó. En definitiva opina que no
hubo transgresión por parte de los sentenciadores a los límites, en síntesis, de las reglas de valoración.
Con lo relacionado y considerando:

Primero
que, en cuanto al primer grupo temático planteado como constitutivo de la causal de nulidad establecida en el artículo 374, letra e)
reenviado al artículo 342, letra c) en relación al artículo 297 del Código procesal penal, en líneas generales se hace consistir en
fundamentación incompleta o imparcial debido a la omisión de expresión de consideraciones sobre el contenido del alegato de
clausura presentado por el abogado defensor en el juicio, particularizándola en la valoración efectuada por esta parte, en dicho
alegato de clausura, de la declaración de los testigos A.M., C.V., J.O., así como su análisis de la dinámica de los hechos en relación a la
teoría del caso del órgano persecutor que resultaba desvirtuada, la significación que otorga a las omisiones en que habría incurrido
el Ministerio público en su investigación, en el bagaje de pruebas que debió proporcionar y las conclusiones que saca de las
evidencias levantadas en el sitio del suceso, peritadas, al igual que de las lesiones con que resultó el propio imputado.

Este planteamiento, en cuanto a la prueba de testigos, encuentra su referente en el segundo grupo temático expuesto como
motivación de la causal, donde el recurrente reabre y sigue desarrollando la misma discusión que ha venido sosteniendo.

Por otra parte, en aquellos aspectos en que reprocha los defectos que tuvo la investigación o las decisiones de la Fiscalía sobre la
prueba que en definitiva aportaría, no aparece de qué manera puede responsabilizarse a los sentenciadores, a través de la causal de
que se sirve el Defensor.

Segundo
que, habiendo descrito la causal, en los mismos términos que la establece la ley, basta su texto para entender que el alegato de
clausura no es un elemento concurrente en la letra c) del artículo 342 del Código procesal penal, sin perjuicio de que pueda
rescatarse del planteamiento, lo alusivo a la valoración de las pruebas y de las evidencias, que viniendo repetido, está planteado
derechamente y sin ambigüedades en el segundo capítulo, por todo lo cual se desestimará el primero.

Tercero
que, respecto al testigo J.O.A., se trata de revisar si el tribunal vulneró la regla de la razón suficiente en tres aspectos, primero, por
haber dejado incólume la credibilidad del testigo, sin explicar a qué atribuye su cambio de versión, ya que producida, nada permite
seguir confiando en su versión y en su capacidad para percibir los hechos, desde que dio una a la policía y otra al tribunal, en un
elemento esencial de la dinámica de los hechos, es decir, si la víctima sacó un arma con que se defendió de la agresión, agrediendo a
la vez a su hechor –como dijo a la policía- o si lo hizo con la misma arma que éste portaba, quitándosela –según dijo en el tribunal.

En segundo lugar, porque el tribunal habría continuado vulnerando la misma regla de la razón suficiente cuando consideró
irrelevante el origen del arma que la víctima habría usado para defenderse, puesto que si la víctima para defenderse le quitó el
arma al acusado, después que este lo agredió en el pecho, el acusado no pudo haber causado la herida en la espalda del occiso.

En tercer lugar, el tribunal infringe las máximas de experiencia, cuando, sin haber hecho un análisis de la capacidad del testigo
para percibir los hechos en el momento que dice haberlos presenciado, de noche y bajo los efectos del alcohol, estando involucrados
10 a 40 personas, desestima que le reste credibilidad el hecho manifestado por él mismo, de ser corto de vista, no pudiendo leer su
declaración y que había consumido alcohol previamente, tratándose de 5 cervezas.

Cuarto
que, el tribunal construyó el considerando vigésimo tercero con el análisis de los testimonios de tres personas. Con el de J.O.A.
primero refirió el hecho y sus circunstancias esenciales sobre los que declara, así como los elementos constitutivos de la razón de
sus dichos y después, las circunstancias anexas, como las calificó. Es decir, lo esencial fue, el apuñalamiento en el pecho a V.R., su
defensa, la calle, los pasajes, el desplazamiento, el desplome y la posición final de la víctima, fijando su propia posición en el
escenario y explicando por qué estaba allí, con la víctima.

Así, quedaron entre las circunstancias anexas, las cuestiones que releva el Sr. Defensor.

En cuanto al arma, lo esencial fue que primero fue agredido en el pecho y después se defendió. Este hecho no cambia, en realidad, si
el arma la portaba o era la misma del imputado. Por ende, no se produce la infracción a la razón suficiente en el hecho esencial que
emana de la declaración de este testigo. Y de este testimonio el tribunal no establece ni la lesión en la espalda del occiso ni la lesión
del imputado.

Por otra parte, el recurrente no invoca la máxima de experiencia que el tribunal vulneró; este manifestó que se ignoraba qué tipo
de defecto tenía en su visión el testigo y tampoco se estableció que la cantidad de cervezas bebidas afectaran su percepción. En
conclusión, las circunstancias que obstaculizarían la percepción no se establecieron. Falta así, la base en la que descansa la tesis del
recurrente, vale decir, que existiera el obstáculo supuesto a la percepción del testigo.

Quinto
que, respecto a la causal de nulidad en cuanto a la valoración del testimonio de A.M.R., se espera que la Corte aprecie que hubo
elementos que la desvirtúan y no fueron considerados por el tribunal, habiendo debido hacerlo si se hubiese guiado por las
máximas de la experiencia, sin que se diga cuál y es más, en este caso, los sentenciadores siguieron el mismo criterio para el
establecimiento del hecho que concluían de este testimonio, que con el otro testigo. Primero establecieron lo que observó antes de
ser agredido a su vez. El vio cuando en la calle Región Río Grande, I.O. apuñaló a su primo V., rescatando como razón de sus dichos
que indicó con claridad el lugar desde donde observó la agresión y que tiene coincidencia con lo declarado por el funcionario de
Investigaciones Leonardo Flores Canto.

El ataque, en que hace consistir su reproche el recurrente, viene después, de modo que el número de personas que lo habrían
agredido no produce el efecto de desmerecer el testimonio y sobre la ebriedad no aparecen antecedentes en el recurso que
permitan deducir un grado tal que obnubile la percepción del testigo y contradiga lo que dicen los jueces en orden a la claridad y
fidelidad de su versión.

Sexto
que, respecto a la testigo C.V., se requiere de la Corte que entienda que la fundamentación es incompleta, como lo viene diciendo en
el primer capítulo, no obstante que lo que en el fondo plantea es que ella y M. se contradicen en cuanto a la razón por la cual V.R.
salió a calle ese día, que no estaba posicionada para ver mucho y era de noche y que habrían otros 7 agresores de V., deduciendo de
esto último que entre ellos habría que buscar al causante de la muerte de esta persona y el Ministerio público no lo hizo.

No obstante la ambigüedad en el planteamiento, la Corte procede a revisar el análisis de que da cuenta la sentencia y se encuentra
con que el considerando respectivo da cuenta de un testimonio consistente en si mismo y coincidente con los otros valorados en lo
que es determinante para establecer el hecho de la agresión y la participación de autor del acusado, habiéndose hecho cargo de la
cuestión levantada por la defensa en relación a la contradicción con M., que no afecta aquello.

Séptimo
que, en lo que dice con una infracción a las reglas de la lógica, concretamente, el principio de no contradicción, incurrida en el
considerando vigésimo octavo, porque los sentenciadores no se pronunciaron sobre el autor de las lesiones del acusado, la dinámica
en que se causaron y el elemento utilizado para ello, se pretende que la Corte juzgue que en contradicción con ello la prueba del
Ministerio público que se califica por ellos como detallada, precisa, concordante y coherente para establecer los supuestos fácticos,
sostuvo que estas lesiones fueron producto que la víctima alcanzó a reaccionar defendiéndose ante el ataque, una vez que había
sufrido la agresión, mientras que su parte opuso que el único que lo sostiene es J.O. porque el propio acusado declaró que fue
agredido por un desconocido.

Octavo
que en este sentido, se ha de esclarecer que el considerando atacado no contiene ninguna contradicción y los temas que tenían que
ver con el testimonio de O., al que ya se hizo referencia, se resolvieron en otro.

Fundamentos por los cuales, atendido lo dispuesto en los artículos 372 y 384 del Código procesal penal, se rechaza el recurso de
nulidad interpuesto.

Se deja constancia que el Ministro Sr. Padilla concurrió a la vista de la causa y al acuerdo, pero no firma, por encontrarse con
permiso y fuera de la Región.

Regístrese.

Redacción de la ministra Sra. Pinto.

N° 16-2014 RPP.

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