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BREVE MOMENTO DE ORACIÓN ANTE JESÚS EUCARISTÍA

1. ESTACIÓN
CANTO DE ADORACIÓN AL SMO. SACRAMENTO: MI PENSAMIENTO ERES TÚ
Mi pensamiento eres Tú, Señor, (4 v) Mi alegría…
/porque tú me has dado la vida, Mi fortaleza…
porque tú me has dado el existir, Mi esperanza…
porque tú me has dado cariño, …me has dado amor.
GUÍA: En los cielos y en la tierra, sea para siempre alabado.
TODOS: El corazón amoroso de Jesús sacramentado.
GUÍA: Creemos en ti Jesús, pero danos tú la fe que nos hace falta para creer en ti sin
desconfiar, esperamos en ti Jesús, pero alienta tú nuestra esperanza, para que las dificultades
que afrontamos en nuestras vidas no nos hagan desesperar, te amamos Jesús, pero ayúdanos
a demostrarte que te queremos, ayúdanos y enséñanos a amar como tú amas, a perdonar
como tú perdonas, a servir como tú nos sirves, danos un corazón como el tuyo.
TODOS: Padre Nuestro, Ave María y Gloria.
OFRECIMIENTO:
Soberano Señor Jesús Sacramentado,
segura prenda de la eterna Gloria;
esta estación recibe con agrado
por ser de tu pasión tierna memoria.
Haz que destruido el reino del pecado
tu Iglesia Santa cante la victoria,
asístela con tus gracias y dones,
en sus necesidades y aflicciones. Amén.
2. LECTURA BÍBLICA (MC 10, 1.5.7-8)
«Jesús llamó a sus doce discípulos y les dio poder para expulsar espíritus impuros y para curar toda
clase de enfermedades y dolencias… A estos Doce los envió Jesús con las siguientes instrucciones…
Vayan y proclamen que está llegando el reino de los cielos. Sanen a los enfermos, resuciten a los
muertos, limpien a los leprosos, expulsen a los demonios; gratis lo han recibido, entréguenlo también
gratis».
3. REFLEXIÓN

Es un error grande el leer la Palabra de Dios entendiéndola como palabra muerta que
pertenece al pasado, ella es Palabra siempre viva y eficaz, nunca caduca o pasa de moda, es
Palabra dirigida a nuestro presente. Es en esta Palabra que acabamos de escuchas que el
Señor, después de la elección de aquellos doce discípulos, los envía a proclamar el Reino de
los cielos a todo el mundo, pero no solo envió a Pedro, Santiago, Juan, Mateo, Tadeo, Judas…,
también lo ha hecho con muchos otros Pedros, Juanes, Mateos… de este tiempo, también lo
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ha hecho con nosotros, él nos ha dado una misión concreta a cada uno y nuestro deber es
descubrirla y realizarla, pues de ello depende que alcancemos la plenitud de nuestra vida.
Nadie sino solo Dios sabe que es lo que nuestro corazón anhela y lo que le conducirá a la
grandeza y a la felicidad a la que fuimos llamados desde que nuestra concepción.
La misión que Jesús ha encomendado a cada uno de sus discípulos es diferente,
también la nuestra, ninguna es exactamente igual, sin embargo, aparece al final del pasaje una
característica que debe ser común a la misión que cualquiera haya recibido, Jesús habla a sus
discípulos del estilo, es decir, de cómo desarrollar su misión y lo ha pronunciado, en una
palabra: gratuidad. “El Evangelio se realiza cuando el camino de la vida llega a la gratuidad,
es decir, al don, esa es la meta de toda vida que quiera ser auténticamente cristiana ¿Por qué?
Porque Cristo, nuestro Señor y Maestro, se hizo don, es decir, se dio gratuitamente en la cruz
para salvarnos.
Dar gratuitamente, por el Señor, sin esperar nada a cambio: esta es la señal segura del
que se ha encontrado a Jesús, que dice: “Gratis lo han recibido, entréguenlo también gratis”, pero
dad, el Señor obra milagros a través de unas manos generosas, de un corazón sencillo, de
unos pies dispuestos. Hacer el bien sin cálculos, incluso cuando nadie nos lo pide, incluso
cuando no ganamos nada con ello, incluso cuando no nos gusta o estamos agotados. Dios
quiere esto… Jesús nos ha dado ejemplo de que es grato a Dios el cuidar a un enfermo,
dedicarle tiempo a una persona difícil, dar un buen consejo al que lo necesita, prestar nuestra
ayudar a alguien, ofrecer el perdón a quien nos ha ofendido, enseñar a quien no sabe, son
dones gratuitos que no pueden faltar en la vida cristiana, pues servir a los demás es la
oportunidad que tenemos para servir a Cristo en esta vida ¿Qué tenemos que no nos haya
sido dado? ¿Por qué no dar de lo que gratuitamente se nos ha dado? Solo puede amar quien
es capaz de dar, pues el amor es don de sí al amado.
Miremos nuestras manos, nuestros pies, sintamos el latir de nuestro corazón y
preguntémonos ¿Estoy dispuesto a servir al Señor en mis hermanos? Pidámosle a Él: “Señor,
haz que descubra de nuevo la alegría de dar”. Hemos recibido el encargo de llevar a todos el
amor de Dios, anunciándolo no sólo con palabras, sino con el testimonio concreto, tal como lo
decía san Francisco de Asís a sus frailes: prediquen el Evangelio en todo momento, y si es
necesario, hablen.
A Cristo le basta nuestra pequeñez y nuestra juventud. Dale tu sí generoso y
disponible, dile como Isaías dijo a Dios: «heme aquí, envíame a mí»; el resto lo hace Él. Realiza
tu oración y preguntándole a Cristo cómo puedes corresponderle y trabajar más por Él.

4. REFLEXIÓN Y ORACIÓN PERSONAL


¿Yo soy capaz de desprenderme de mis cosas para compartirlas con los demás?
¿Ordinariamente tengo disposición para ayudar?
¿Suelo comportarme en algunos momentos de manera egoísta o soberbia?
¿Qué necesito cambiar en mi vida para poder dar gratuitamente y servir a los demás?
5. ORACIÓN EN GRUPO

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Señor Jesucristo, tú que no viniste a ser servido sino a servir, tú que nos amas hasta el
extremo de dar tu propia vida para rescatar la nuestra, te pedimos que nos hagas discípulos
tuyos y humildes servidores de nuestros hermanos.

Señor, tú me llamaste
para ser instrumento de tu gracia,
para anunciar la buena nueva,
para sanar las almas.

Instrumento de paz y de justicia,


pregonero de todas tus palabras,
agua para calmar la sed hiriente,
mano que bendice y que ama.

Señor, tú me llamaste
para curar los corazones heridos,
para gritar, en medio de las plazas,
que el Amor está vivo,
para sacar del sueño a los que duermen
y liberar al cautivo.
Soy cera blanda entre tus dedos,
haz lo que quieras conmigo.

Señor, tú me llamaste
para salvar al mundo ya cansado,
para amar a los hombres
que tú, Padre, me diste como hermanos.
Señor, me quieres para abolir las guerras,
y aliviar la miseria y el pecado;
hacer temblar las piedras
y ahuyentar a los lobos del rebaño. Amén.
6. RESERVA:

CELEBRANTE: Bendito y alabado sea en cada instante y momento.


ASAMBLEA: El santísimo y divinísimo sacramento.
Dulce Madre, no te alejes, tu vista de nosotros no apartes, ven con nosotros a todas partes y
solos nunca nos dejes, ya que nos proteges tanto, como verdadera Madre, haz que nos
bendiga el Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Amen.

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