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HOMICIDIO

Un homicidio siempre implica el uso de violencia y los métodos para realizar tal
tarea pueden variar, aunque por lo general suelen verse determinados patrones de
metodologías de acuerdo a la situación en la cual se da el crimen (por lo general, y
a muy grandes rasgos, los homicidios pasionales se resuelven con armas blancas
mientras que los que son consecuencia de robo o asalto se realizan a través de
armas de fuego).
Para la ley, el homicidio es uno de los crímenes más graves que el ser humano
puede realizar ya que atenta directamente contra la seguridad y el bienestar de los
individuos que componen a la comunidad o sociedad. La legislación de cada país
establece entonces las penas y los castigos adecuados a cada tipo de situación,
aligerándolos o agravándolos en cada caso.

De acuerdo al modo en que el homicidio se llevó a cabo, podemos encontrar


diferentes designaciones. Entre las más comunes, debemos señalar el homicidio
culposo y el doloso. El homicidio culposo puede describirse como el homicidio
consecuencia de accidente o negligencia (por ejemplo, al morir una persona
atropellada por un automóvil), mientras que el homicidio doloso implica el
conocimiento y la intención de asesinar (por ejemplo, en el caso de un robo a
mano armada en el que resulta muerta una persona atacada).

Por otro lado, también está el homicidio simple, que es aquel en el cual no se han
encontrado elementos de premeditación (la consideración de matar previa al
hecho), alevosía (o la actitud perversa y agravante a la hora de cometer el
crimen), ventaja (poner en inferioridad al individuo a matar) y la traición. Cuando
alguno de estos agravantes se hace presente, se debe hablar entonces
de homicidio cualificado. Finalmente, un homicidio preterintencional es aquel en el
cual la muerte de un individuo es el resultado de una situación descontrolada en la
cual la intención de matar no estaba en los planes iniciales (por ejemplo, luego de
una pelea en un bar).

Por último, debemos agregar que la ley considera ciertos elementos como
agravantes a la hora de establecer la pena y entre ellos debemos mencionar la
existencia de lazos familiares o sanguíneos, la tortura, la mutilación, la violación o
el abuso sexual, etc. Del mismo modo, la pena puede ser menor si se prueba que
el homicidio se ha cometido en legítima defensa, para la prevención de un crimen
mayor, por estado de inconciencia, por coacción o por insanidad.
DATOS PRELIMINARES REVELAN QUE DE ENERO A JUNIO DE
2019 SE REGISTRARON 17 198 HOMICIDIOS

El Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) da a conocer las


estadísticas preliminares1, a nivel nacional, de los homicidios registrados en el
país durante el primer semestre de 2019. Las estadísticas revelan que en el primer
semestre de 2019 se registraron 17 198 homicidios en México. Es decir, una razón
de 14 homicidios por cada 100 mil habitantes a nivel nacional, tasa que es igual a
la registrada en 2018 para el mismo periodo.

A continuación, se presenta la serie histórica de los homicidios registrados durante


el primer semestre de 1990 a 2019, así como sus correspondientes tasas a nivel
nacional desglosadas por sexo. También se presenta el desglose de causas para
el año de referencia, las cuales están relacionadas con el medio o mecanismo
usado para provocar la lesión que condujo a la muerte .

Las tasas con corte semestral, para el total y por sexo, representan una proporción
de la magnitud que corresponde a las anuales, tanto preliminares como definitivas .
Tasa de homicidios por cada 100 000 habitantes a nivel nacional
enero a junio, 1990 a 2019.
México registró 34,582 asesinatos durante 2019, la cifra más alta
en 20 años.

En medio de una espiral de violencia que no cesa, México cerró el 2019 con la


cifra de homicidios más alta desde su registro, un número que equivale a un
promedio de casi 95 asesinatos por día de acuerdo a un informe divulgado por
el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.

Según datos oficiales del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de


Seguridad Pública(SNSP), entre los meses de enero y diciembre de 2019 se
registraron 34,582 víctimas de homicidios dolosos en la nación mexicana, una cifra
que supera por 913 los casos registradas durante 2018.

Lo anterior representa un aumento del 2.48 por ciento con respecto a los


homicidios dolosos que se cometieron en 2018.

De acuerdo con las estadísticas oficiales, el estado más violento en México fue
Colima que apenas cuenta con 710,000 habitantes, sin embargo hasta el mes de
diciembre del 2019 fueron localizadas más de 196 fosas clandestinas, más que en
ningún otro estado.

En Colima por cada 100,000 habitantes existen 8.9 víctimas de homicidio doloso,


le siguen de una forma lejana los estados de Baja California con una tasa de
5.5,Guanajuato con 5.3 y Sonora con 4.9, según el informe del Secretariado.

Según el reporte 10 son los estados que registran el 65% de los expedientes de
homicidios en todo el país, las entidades con mayor incidencia delictiva, son
encabezadas por el Estado de México con 337,906 delitos, la Ciudad de México
con 242,850, Jalisco con 156,653, Guanajuato con 137,658 y Baja California con
104,011 casos.
Tesis: Estudio del homicidio en México durante la
primera década del siglo XXI desde la perspectiva de
género. Una profundización en el caso de Tabasco.
I.1.3.3. Estudios sobre el homicidio que lo relacionan con el contexto
sociodemográfico y socioeconómico o con el sexo de la víctima.
La mortalidad por homicidio, se ha estudiado también en contextos específicos,
como en municipios urbanos y rurales, así como en entidades federativas,
relacionándolo con diversos factores como la cohesión social, la marginación, la
pobreza, entre otros.
Andrés Villareal (2002) sugiere que se le ha dado poca importancia al homicidio
que ocurre en áreas rurales para dar prioridad a los que se realizan en zonas
urbanas. Sin embargo, este autor considera que es importante entender el
homicidio en zonas rurales y le apuesta, en un primer trabajo, a la relación entre la
competencia política y el homicidio a nivel nacional por municipios rurales a través
de la transición democrática.
I.2.1. Teorías sobre la estructura demográfica y los factores de riesgo.
Estas teorías han sido propuestas por la criminología, la socia demografía y la
epidemiología. Afirman que el homicidio tiene variantes demográficas y responde
a ciertos patrones agregados: varía en el tiempo, cambia según edad, sexo,
raza/etnicidad, clase o estrato social, pobreza, exclusión, marginalidad, bienestar
social o según las relaciones de género predominantes. Lo anterior, se refuerza
con el hecho de que en la mayoría de los estudios se recalca la importancia de
analizar estas variables en el análisis del homicidio.
Plantean también la importancia del curso de vida de los victimarios. Además,
señalan que los homicidios alteran el comportamiento de otras variables
demográficas, como la nupcialidad y las estructuras familiares. A partir de la
observación empírica de que existe una sobre mortalidad 52 masculina en el
homicidio y que los victimarios son casi siempre varones, la relación teórica que se
propone es que, entre mayor índice de masculinidad y mayor proporción de
varones jóvenes en una población, mayores posibilidades de aumento de la tasa
de homicidios.
Además, se plantea a la par un enfoque sobre el lado oscuro de la liberación
femenina, que se basa en que las mujeres modernas o emancipadas participan
más en los homicidios, tanto en el papel de víctimas como de victimarias.
También, en las clases sociales más bajas o en los sectores pobres o excluidos
aumenta la probabilidad de que la tasa de homicidios sea alta. Relaciones
semejantes se señalan en cuanto a que, a mayor porcentaje de personas de raza
negra en una población, mayor será la tasa de homicidios.
La epidemiología analiza cuáles son los factores de riesgo de la población para
experimentar un homicidio, así como los factores de protección que permiten
pensar en menores 53 tasas de homicidios. Se han establecido como factores de
riesgo: la desigualdad socioeconómica, la pobreza, el desempleo, la deserción
escolar, el consumo de alcohol y la disponibilidad de armas de fuego (riesgos
próximos). También se han señalado como factores protectores la iluminación de
las calles y la presencia policial (Buvinic, Morrison y Orlando, 2005; Cardona, et al
2002; Arroyo, 2001; Monkkonen, 2005).
Otros factores de riesgo son: el alto consumo de drogas, la violencia juvenil, el
tráfico de armas en la frontera, la alta movilidad poblacional, las disputas políticas
y la ausencia de una cultura de la legalidad (Gómez, 2004).
I.2.5. Enfoques teóricos que se refieren al narcotráfico, la inseguridad, la
impunidad y la tasa de homicidios.
Existe información en la literatura acerca de la relación del narcotráfico con las
tasas de homicidio, además del problema de la seguridad y la impunidad que tanto
afecta a los países de América Latina. En el caso de los homicidios, la producción
y posesión de drogas tienen efectos de incrementar la tasa de homicidios. Esto es
consistente con la noción de que el uso de drogas es acompañado de disputas
violentas por el mercado en productores y distribuidores. Se ha señalado que
varios factores, como el narcotráfico, el desplazamiento forzado, los grupos
armados insurgentes y la violencia común, están relacionados con el incremento
de la violencia. El narcotráfico, las guerrillas, las autodefensas, y otros intereses
menos visibles tienen como característica ser fuente de poder, dinero, de mayores
capacidades logísticas y de generar lazos de pertenencia y de fidelidades a las
que se someten los jóvenes (Fajnzylber, Lederman y Loayza, 2000; Gómez-
Restrepo, 2003; Cardona, et al, 2002).
Se han planteado fenómenos relacionados con la violencia en México y Colombia:
el problema narco (producción, procesamiento, circulación y consumo de
sustancias psicoactivas y adictivas consideradas ilegales); el conflicto político-
militar, que implica a las fuerzas armadas estatales y eventualmente a
organizaciones paramilitares y al conjunto de la denominada sociedad civil; y, en
tercer lugar, el desarrollo y consolidación del modelo económico y de 60
concepción del estado y de la sociedad globalmente denominado neoliberal. En
los últimos años se justifica el incremento de los homicidios debido a la lucha
contra el narcotráfico. (Franco, 2003; Hernández y Narro, 2010).
PRIMER TRIBUNAL COLEGIADO EN MATERIA PENAL DEL PRIMER
CIRCUITO.

Amparo directo 178/2018. 6 de diciembre de 2018. Unanimidad de votos. Ponente:


Francisco Javier Sarabia Ascencio. Secretario: Daniel Marcelino Niño Jiménez .
FEMINICIDIO

La muerte violenta de las mujeres por razones de género, tipificada en nuestro


sistema penal como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la
mujer.
La violencia contra las mujeres tiene su origen en la desigualdad de género, es
decir, en la posición de subordinación, marginalidad y riesgo en el cual éstas
se encuentran respecto de los hombres.
La muerte violenta de las mujeres por razones de género, tipificada en nuestro
sistema penal como feminicidio, es la forma más extrema de violencia contra la
mujer y una de las manifestaciones más graves de la discriminación hacia ellas.
En nuestro Código Penal Federal el feminicidio se encuentra tipificado en el
artículo 325, el cual establece lo siguiente:
“Comete el delito de feminicidio quien prive de la vida a una mujer por razones de
género. Se considera que existen razones de género cuando concurra alguna de
las siguientes circunstancias:
La victima presente signos de violencia sexual de cualquier tipo;
1. A la víctima se le hayan infligido lesiones o mutilaciones infamantes
o degradantes, previas o posteriores a la privación de la vida o actos
de necrofilia;

2. Existan antecedentes o datos de cualquier tipo de violencia en el


ámbito familiar, laboral o escolar, del sujeto activo en contra de la
víctima;

3. Haya existido entre el activo y la victima una relación sentimental,


afectiva o de confianza;

4. Existan datos que establezcan que hubo amenazas relacionadas con


el hecho delictuoso, acoso o lesiones del sujeto activo en contra de
la víctima;

5. La victima haya sido incomunicada, cualquiera que sea el tiempo


previo a la privación de la vida;

6. El cuerpo de la víctima sea expuesto o exhibido en un lugar público.”


En este mismo tenor se encuentra la sentencia de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación (SCJN) relacionada con el caso de Mariana Lima Buendía, la cual
establece que en el caso de muertes de mujeres se debe:
1. Identificar las conductas que causaron la muerte de la mujer;
2. Verificar la presencia o ausencia de motivos o razones de género que
originan o explican la muerte violenta;
3. Preservar evidencias específicas para determinar si hubo violencia sexual;
4. Hacer las periciales pertinentes para determinar si la víctima estaba
inmersa en un contexto de violencia.
Los feminicidios en México se disparan un 137% en los últimos
cinco años.
México registró un total de 976 denuncias por feminicidio en 2019, lo que supone
un incremento del 137 por ciento respecto a 2015, según datos del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP).
El SNSP señala que durante el año pasado prácticamente todos los indicadores
de la violencia contra las mujeres se dispararon, si bien destacan los feminicidios,
que han pasado de 411 a 976 en este lustro, de acuerdo con las denuncias
registradas por el SNSP, cuyas cifras recoge el diario mexicano ‘Milenio’. El mes
más fatídico del año pasado fue septiembre, en el que se registraron 95
asesinatos de mujeres en todo el país.
A nivel estatal, hubo 1,51 presuntos feminicidios por cada 100.000 mujeres. El
estado que tiene una mayor proporción de estos delitos según su población
es Morelos, en el centro del país. Se producen 3,74 asesinatos de mujeres por
cada 100.000 que viven en el lugar.
En valores absolutos, Veracruz es donde se produjeron más asesinatos de
mujeres (157), seguido del Estado de México (122) y Ciudad de México (68),
mientras que Baja California (2), Yucatán y Tlaxcala, ambos con tres casos, fueron
los menos afectados.
La mayoría de las víctimas son mayores de edad, si bien el SNSP ha destacado el
creciente número de niñas y adolescentes entre ellas. En 2019, hubo 98 menores
asesinadas, aunque la cifra podría ser mayor puesto que en 130 feminicidios no se
pudo concretar la edad de la víctima.
El año pasado se recibieron 197.693 llamadas de emergencia relacionadas con
delitos contra la mujer, y diciembre fue el mes con el número más alto, 21.628
llamadas.
México es uno de los países con mayor número de feminicidios del mundo. El
caso de Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos, es tristemente
conocido por los asesinatos y las desapariciones de mujeres, entre ellas menores.

Feminicidios en Sonora: 2019, un año rojo para las mujeres


En Sonora los feminicidios incrementaron 22.5% de enero a diciembre de 2019 en
comparación con el año previo, esto de acuerdo a las cifras del Secretariado
Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (Sesnsp) y la Fiscalía
General de Justicia del Estado (FGJE).
De enero a diciembre se han registrado 38 carpetas de investigación abiertas ante
el Ministerio Público por la FGJE por asesinatos de mujeres cometidos en once
municipios del Estado de Sonora.
Del mismo modo, debe distinguirse que la mayoría de estos hechos ocurrieron
solo en cuatro ciudades de Sonora siendo estas: Hermosillo (10), Nogales (8),
Guaymas (5) y Cajeme (5), demarcaciones que a su vez figuran en distintos
rankings nacionales debido a sus índices de violencia.

Tasa de homicidios por cada 100 000 habitantes a nivel nacional enero a
junio, 1990 a 2019
Homicidios según año de registro y sexo Enero a junio, 1990 a 2019.
Homicidios registrados durante enero a junio, por causa desglosada de
defunción según sexo, 2019
REPRESENTACIÓN DE LAS VÍCTIMAS DE FEMINICIDIO EN LA PRENSA
GUERRERENSE, 2005- 2009
Tesis presentada por Marisol Alcocer Perulero

El feminicidio como propuesta académica y política, revela que la violencia que se


ejerce contra las mujeres no es circunstancial, pues supone la estructuración de
todo un continuo de violencias que comienza con la construcción social de los
cuerpos y culmina en violencia letal. Por lo anterior, se entiende a la violencia
como una acción planificada con el fin de establecer o perpetuar desigualdades
(Rivera, 2003: 104).
Así, con la ideología patriarcal (o sistema de ideas) se fundamenta y legitima
relaciones de dominación donde se destaca la construcción social de una
masculinidad agresiva y activa sobre la construcción social de la feminidad como
receptiva y pasiva (Radford, 2006: 39).
Desde el planteamiento feminista se considera que la violencia contra las mujeres
no existe en un lugar específico: el hogar, la calle o el área de trabajo son
espacios donde se ejerce la violencia que puede ser llevada a cabo por personas
conocidas y desconocidas de la víctima. De los 144,000 homicidios totales en
América ocurridos en 2010, las mujeres representan 10 por ciento de las víctimas
de homicidio, con un total de 14,400 casos.
La investigación concluye que la violencia letal en contra de las mujeres también
se ve influenciada por los altos riesgos de violencia que se originan por la
presencia de grupos del crimen organizado y las pandillas callejeras presentes en
la región, dicha violencia no solo afecta a los integrantes de esos grupos, sino
también a transeúntes o personas no inmiscuidas en el conflicto (mujeres y
hombres); no obstante, no es el único factor que permite el aumento de la
violencia, la impunidad es otro componente que brinda permisividad para los
asesinatos y el sistema sexo-género presente en la sociedad.
Estos datos son un primer acercamiento al conocimiento de la violencia letal
contra hombres y mujeres en el mundo y en la región, sin embargo, el objeto del
presente trabajo es analizar el asesinato de mujeres desde la categoría analítica
de feminicidio, es decir, “el asesinato misógino de mujeres cometido por hombres”
(Radford, 2006: 33).
Por otra parte, pese al gran movimiento de los grupos organizados de mujeres y el
importante impacto que ha tenido, el feminicidio sigue presente a nivel global y
nacional, sobre todo por la existencia de un entorno propicio para su desarrollo (ya
hemos señalado la impunidad, la desigualdad de género, la discriminación).

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