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designación, y queella goza de la presunción de legitimidad de los actos
administrativos.
Agregó que el acto impugnado vulnera su derecho a la
estabilidad de planta permanente de la Honorable Cámara de Senadores de la
Nación y, en tanto se afecta su remuneración, cuya naturaleza es alimentaria, el
amparo es el único camino procesal hábil para hacer cesar los efectos del acto
impugnado sin afectar irremediablemente su calidad de vida.
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327:2920).
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administrativo “b) deberá sustentarse en los hechos y antecedentes que le sirvan
de causa y en el derecho aplicable”, haciéndose aquí referencia al elemento
causa y que “e) deberá ser motivado, expresándose en forma concreta las
razones que inducen a emitir el acto, consignando, además, los recaudos
indicados en el inciso b) del presente artículo”.
En este contexto, toda decisión administrativa —más aún los
actos de gravamen que afecten derechos fundamentales—que afecte los
derechos de los particulares —como la aquí cuestionada— debe responder a
una motivación suficiente y resultar de la derivación razonada de sus
antecedentes y responder a una motivación suficiente; exigencia fundada en
conceder una mayor protección a los derechos individuales. El cumplimiento
de estos recaudos, por tanto, e requisito importa que el administrado pueda
conocer de una manera efectiva y expresa los antecedentes y las razones que
justifiquen el dictado del acto, máxime cuando se trata de poner fin a una
situación preexistente.
Por ello, el vicio en alguno estos elementos esenciales acarrea,
según lo establecido en el artículo 14 de la Ley Nacional de Procedimientos
Administrativos, la nulidad absoluta e insanable de la decisión administrativa.
A ello cabe agregar que, cuando se encuentran en juego
derechos fundamentales, como ocurre en autos, el objeto de la decisión
administrativa no puede ser contrario al núcleo de tales derechos y que el
control de la actividad en tales supuestos ha de ser aún más estricto.
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de un estudio de la incorporación de personal permanente llevado a cabo en
forma masiva en cumplimiento de los Decretos de Presidencia nros. 128/15,
129/15 y 1682/15…”, se concluyó en que “…la incorporación del personal no
obedeció a motivos relacionados con la atención de necesidades permanentes y,
por ende, no coincidi[ó] con una necesidad operativa de la casa”.
El decreto sostuvo que “…la designación de plantas
permanentes y transitorias que no obedecen a una estricta necesidad de
funcionamiento de este Senado ni adquieren estabilidad en el ejercicio de
necesidades permanentes en una función, debe ser cuidadosamente revisada”.
Se refirió, asimismo, al impacto presupuestario del aumento de
la planta permanente y afirmó que “…tal incremento de la planta permanente
no se condice en modo alguno para con las necesidades de servicios de carácter
permanente de este órgano legislativo, ni redunda en un mejoramiento de la
eficiencia prestacional del mismo”.
Por otra parte, el decreto expresó que “…la Ley n° 24.600
establece taxativamente las condiciones de ingreso, egreso y derecho a una
carrera administrativa” en sus artículos 5° y 14. Indicó que “…durante el
transcurso de[l] último año se han dictado diversos actos administrativos que
vulneran explícitamente tales derechos de los trabajadores, tanto porque
dispusieron masivamente el acceso de ciudadanos a la planta permanente del H.
Senado de la Nación Argentina, cuanto porque se efectuaron un enorme
número de ascensos o recategorizaciones en abierta violación de la normativa
vigente”. Precisó también que “…un empleado no puede adquirir estabilidad si
no satisface necesidades permanentes de la casa ni medió el transcurso de un
año desde que comenzara a prestar tales servicios permanentes”. Finalizó
afirmando que, en consecuencia, “…los agentes beneficiarios de las
disposiciones contenidas en los Decretos nros. 128/15, 129/15 y 1682/15 no
han alcanzado aún el tiempo de servicios necesario para hallarse dentro de la
garantía de estabilidad prevista en el artículo 9° de la Ley 24.600” y concluyó
que las tareas realizadas por ese universo de empleados no satisfacían
necesidades permanentes de funcionamiento del Senado.
Ahora bien, en la parte dispositiva del acto bajo examen, —y
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patología fulminante para su legalidad, quey se traduce en su nulidad absoluta e
insanable, al no contar dicho acto con antecedentes de hecho que validen la
aplicación de las normas que se invocan, en forma dogmática.
En esa inteligencia, tTal como se dijo precedentemente, dado
que resulta una exigencia de la legitimidad del acto administrativo que este se
sustente en una justificación objetiva (artículo 7°, Ley N° 19.549), que lo
fundamente racionalmente, es decir, que lo vuelva razonable, aquellas
decisiones que se adopten resulten en actos dictados sin causa o con falsa causa
resultan ilegítimas y deben reputarse nulas (artículo 14, Ley N° 19.549).
En paralelo con este razonamiento, cabe recordar que la Corte
Suprema en un caso en el queAsimismo, en otro precedente, en que no se había
confirmado la designación interina de una docente y se la había separado de su
cargo invocando “razones de seguridad”, el Alto Tribunal resolvió que esa
imprecisa causal resultaba insuficiente para sostener el acto impugnado, pues
no permitía establecer la razonabilidad del proceder de la Administración
(Fallos: 306:126).
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Uruguay”, sentencia del 13 de octubre de 2011). Ello es así ya que aquella se
vio privada de la oportunidad de cuestionar en sede administrativa, con
anterioridad al dictado del decreto, la supuesta nulidad de su pase a planta
permanente y la procedencia de la baja dispuesta.
Es oportuno recordar que la Corte Interamericana de Derechos
Humanos ha sostenido que los procedimientos administrativos deben ser
efectivos para determinar los extremos conducentes para resolver la cuestión en
disputa y que, en los casos en los que el órgano administrativo realiza un
examen incompleto del fondo de las peticiones, “…el Estado incurr[e] en una
violación del ámbito material del derecho a ser oído protegido en el artículo 8.1
de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 de dicho
tratado…” (Caso “Barbani Duarte y otros vs. Uruguay”, cit. , párr. 142).
Por su parte, en el ya citado precedente registr ado en Fallos:
306:126, la Corte Suprema recordó que la invocación de razones imprecisas
“…sin un andamiaje objetivo que la motive y sin que el interesado tenga
garantizada su defensa, no puede justificar nunca […] la privación del pleno
goce de[l] derech[o] constituciona[l] de trabajar…”.
En este sentido, la Ley N° 19.549 —cuya aplicabilidad al caso
ya fue analizada— consagra el “[d]erecho de los interesados al debido proceso
adjetivo” (art. 1°, inc. f), que incluye, entre otras cosas, el derecho a “…
exponer las razones de sus pretensiones y defensas antes de la emisión de actos
que se refieren a sus derechos subjetivos o intereses legítimos, interponer
recursos y hacerse patrocinar y representar profesionalmente…” (ap. 1°); “…
ofrecer prueba y que ella se produzca…” (ap. 2°); y “[q]ue el acto decisorio
haga expresa consideración de los principales argumentos y de las cuestiones
propuestas, en tanto fueren conducentes a la solución del caso” (ap. 3°). Sin
embargo, nada de ello fue garantizado a la actora antes del dictado del decreto
aquí impugnado, en violación al derecho constitucional al debido proceso y la
defensa.
Es propio de los Estados de Derecho —a diferencia de otros
regímenes de poder— la consagración de un sistema en el que las potestades
atribuciones de las autoridades públicas se hallean limitadas por las garantías
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- Dicha resolución le fue notificada a la actora el 19 de
febrero de 2015 (fs. 10 de las actuaciones administrativas).
- Posteriormente, el 30 de diciembre de 2015, la Presidente
del Senado, mediante Decreto N° 1.872/15, dejó sin efecto las designaciones
dispuestas en el mencionado DP N° 128/15 y creó una Comisión Revisora
Especial con el objeto de proceder el análisis y revisión funcional de los
recursos humanos del H. Senado de la Nación.
- El 10 de marzo de 2016, mediante Resolución N° 194/16, el
Secretario Administrativo del H. Senado de la Nación ratificaronó la totalidad
de las bajas dispuestas por el Decreto N° 1.872/15, con algunas excepciones,
sobre la base del análisis efectuado por la Comisión Revisora Especial (fs.
34/41).
- El 31 de marzo de 2016, le habría sido notificada a la actora
el Decreto N° 1.872/15 (fs. 47 vta.).
Siguiendo la conclusión a que se arribó supra, el Ddecreto N°
1.872/15 por el que se dispuso la baja de la amparista del Senado, es un acto
nulo de nulidad absoluta e insanable. Por ende, no es susceptible de
saneamiento mediante ratificación o confirmación en los términos del artículo
19 de la Ley N° 19.549.
En este orden, corresponde reputar que la Resolución N°
194/16, mediante la cual (a la luz del examen realizado por la Comisión
Revisora Especial) se ratificaron las bajas dispuestas, tuvo la virtualidad de
efectuar —sin perjuicio de su validez y la eventual competencia de quien dictó
el acto— la conversión del decreto cuestionado (art. 20 de la Ley N° 19.549).
Vale recordar que la conversión consiste en el dictado de un
nuevo acto administrativo por medio del cual se declara la voluntad de
aprovechar los elementos válidos que contenía el acto viciado, integrándolos
con otro acto distinto y extinguiendo los elementos y cláusulas afectados de
invalidez. La conversión, por tanto, “…no implica el saneamiento del acto
originalmente inválido, que continúa como tal, sino la utilización de sus
eventuales elementos válidos para la integración de un acto nuevo" (Comadira,
Julio Rodolfo, Procedimientos Administrativos. Ley Nacional de
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constitucional consagrada en el artículo 14 bis de la Constitución Nacional.
En efecto, Resulta pertinente remarcar que, en tanto la
accionante ya contaba con derecho a la estabilidad, el cual sólo se pierde por
alguna de las causas previstas en el artículo 10 de la Ley N° 24.600 (renuncia,
fallecimiento, incapacidad, cesantía o exoneración) y , no podía ser dada de
baja sin más.
Ello, sin necesidad de examinar si existía relación laboral entre
la actora y la demandada con anterioridad a la fecha de su nombramiento (1° de
enero de 2015).
En resumidas cuentas, la Resolución N° 194/16 no constituye
un medio jurídico idóneo para sanear los vicios del Decreto N° 1.872/15 que
acarrean su nulidad absoluta e insanable (artículos 7°, 14, 19, Ley N° 19.549).
Por ello, la resolución en cuestión —en todo caso— pretendió la conversión de
la decisión administrativa, sin embargo sus efectos ex nunc conducen a sostener
que la amparista en su momento contaba con la tutela constitucional del
artículo 14 bis, al no acreditarse en la nueva decisión administrativa que la
actora no cumplía con las exigencias de la ley aplicable.
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