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UN ESTUDIO
PSICOLITERARIO DE CLÁSICOS LATINOAMERICANOS
Autores:
RESUMEN
ABSTRACT
The purpose of this paper is to study from a psycho-literary perspective, the Latin
American Classic of Children´s Literature María Elena Walsh and Alfonso Cuesta
and Cuesta as resources for Emotional Education of preschool and school age
respectively. The study is justified by the psycho-pedagogical level as a contribution
in the formation of emotional competencies in children attending the stages proposed
by Piaget and the scientific and literary level as a critical reflective support in the
psycho-literary studies. In this way, the everyday second childhood reflected in the
poetry of Walsh invites preschool to meet and give meaning to their relational, moral
and motivational feelings. While, the prose Cuesta and Cuesta provides a setting
evocative of cognitive, affective and morae child, who is the third childhood, has had.
In short, it is confirmed that a fully intellectual action never occurs and never a purely
emotional event occurs and how children's literature is a must experience in schooling
and non-formal education, it is a resource not only to promote cognitive development
but also the Education of emotions.
En este contexto, una estrategia para fomentar la Educación Emocional del niño,
que puede ser utilizada tanto por padres como por docentes, es la literatura infantil, en
la cual, el infante se sumerge en una experiencia ficticia cargada de emocionalidad en
la que es posible aprender una lección práctica de cómo se producen y manejan las
emociones en una situación cotidiana. De hecho, muchos textos literarios son
utilizados con fines pedagógicos en la escuela y en casa, sin hacer detenimientos
reflexivos acerca de lo que aportan al desarrollo emocional del niño y aunque se tiene
conocimiento de su potente utilidad para desarrollar el ámbito cognitivo y moral; muy
poco se conoce sobre su contribución al fortalecimiento de las competencias
emocionales.
Por ejemplo, obras de los grandes clásicos y no tan clásicos de la literatura infantil
latinoamericana como Sor Juana Inés, José Asunción Silva, Javier Villafañe, Rafael
Pombo, Carmen Lyra, Gabriela Mistral, José Martí, Julio Garmendia, Nicolas
Guillen, Mirta Aguirre, Esther María Osses, Teresa de la Parra y aún muchos
escritores, que aunque su fuente de inspiración no fue siempre la infancia, cuentan en
su legado literario con afamadas obras representativas de la literatura infantil. Tal es
el caso de Rubén Dario con su célebre “A Margarita Debayle”, Miguel Angel
Asturias con “Leyendas del Sombrerón”, César Vallejo con “La Araña” y muchos
otras más, en los que sin duda, se destacan situaciones ficticias sumergidas en la
emocionalidad de los personales en un plano didáctico y moralizante.
Alfonso Cuesta y Cuesta nació en Ecuador en el año de 1912, pero desde 1949
vivió en Venezuela, ejerciendo la docencia en la Universidad Central de Venezuela
hasta 1955. Con Mariano Picón Salas fue cofundador de la Facultad de Humanidades
y Educación de la Universidad de Los Andes, en la ciudad de Mérida, donde residió
hasta su muerte en 1991. Dentro de su legado literario se cuenta con “Los Hijos”
(1962) y “La Habana (1962), en el género de la novela, mientras que dentro de su
fructífera producción cuentística se tiene: “La Medalla” (1931), “Miedo” (1934), “El
vidrio roto” (1934), “Cantera” (1935), “Pero el sol no se detuvo” (1947), “Nadie”
(1950), “El Hombre” (1951), “El Caballero” (1953). Debido a su extensa obra recibió
importantes premios como el de Casa de las Américas, los Cuentos del Nacional,
entre otros.
En las siguientes líneas se analizarán los principios del desarrollo emocional del
niño de la segunda y tercera infancia a la luz de las propuestas literarias de María
Elena Walsh y Alfonso Cuesta y Cuesta. En este sentido, vale decir que el desarrollo
cognitivo, emocional y social del niño atraviesa por una serie de etapas que se
reconocen como la primera infancia, que va desde el nacimiento hasta los dos años de
edad; la segunda infancia, que se desarrolla desde los dos años hasta los siete años y
la tercera infancia, que se extiende desde los siete hasta los doce años de edad,
(Papalia, Wendkos y Duskin, 2009).
En el cuento “La Plapla”, María Elena Walsh plantea de manera magistral una
tierna historia de un decidido niño, llamado Felipito que está aprendiendo a leer y a
escribir, en el cual se destaca la autoestima del personaje que tuvo la valentía
reflejada en su autoestima de demostrar la existencia de otra letra en el abecedario,
sin importar que lo pudieran tildar de “loco”, sin miedo a la crítica ni al fracaso:
“Volvió a abrir el cuaderno valientemente y se puso otro par de anteojos y ya van
tres. Pegando la nariz al papel preguntó: –¿Quién es usted señorita?... La maestra
creyó que Felipito se había vuelto loco. Pero no. Abrió el cuaderno, y allí estaba la
Plapla bailando y patinando por la página y jugando a la rayuela con los renglones”
Con una imagen literaria conmovedora, Cuesta y Cuesta nos plantea este tema de
la autoestima en la tercera infancia, en su cuento “La Medalla”: “A la puerta del
Instituto, grupos de padres de familia esperan el turno para presentar a sus hijos al
Hermano Director. Uno de ellos ya no puede con su niño primerizo, como de siete
años, que patalea y chilla, debatiéndose entre sus brazos. Cada hermano que pasa le
asusta como un oso… y grita más. A su lado, otro niño siente los mismos miedos,
pero no puede demostrarlos escandalosamente; para él no habría consuelos sino
golpes: es el sirviente, indiecito arrancado de su choza en vacaciones. No grita, más
un hilo de lágrimas resbala en sus mejillas, y cuando ve un Hermano,
involuntariamente aferra su manecita al vestido del patrón. Este ni lo mira”.
Finalmente en este breve ensayo es oportuno destacar otro concepto dentro del
desarrollo emocional del infante, que es de singular importancia porque refiere a una
dimensión de la competencias emocionales, como lo es la comprensión y regulación
de las emociones, siendo un tema clave la capacidad para comprender y controlar los
propios sentimientos que va adquiriendo el niño en la segunda infancia. De manera
que, los niños en esta etapa, los infantes son capaces de conversar sobre lo que
sienten y frecuentemente logran comprender los sentimientos de los demás.
Asimismo, vinculan sus emociones con experiencias y deseos, llegando a discernir
que si alguien consigue lo que quiere podrá ser feliz, mientras que el que no obtiene
lo anhelado estará triste, (Perinat, 2007).
María Elena Walsh que conoce y resalta el tema de la emocionalidad destaca este
punto de las competencias emocionales en uno de sus célebres poemas: “En una cajita
de fósforos se pueden guardar muchas cosas. Un rayo de sol, por ejemplo, (pero hay
que encerrarlo muy rápido, si no, se lo come la sombra). Un poco de copo de nieve,
quizá una moneda de luna, botones del traje del viento, y mucho, muchísimo más.
Les voy a contar un secreto. En una cajita de fósforos yo tengo guardada una lágrima,
y nadie, por suerte la ve. Es claro que ya no me sirve. Es cierto que está muy gastada.
Lo sé, pero qué voy a hacer, tirarla me da mucha lástima”. Esa lágrima refleja la
existencia de sentimientos, la competencia de decidir qué hacer con ellos, de
comprender lo que significan para la vida del infante y de cómo logra controlarlos,
con el juego simbólico que caracteriza a la segunda infancia.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS