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“Te bendeciré, 

y serás bendición”

Recursos para
el presenciar y bendecir una unión de
por vida entre personas del mismo sexo.

Autorizado para uso provisional


por la 77va Convención General de la Iglesia Episcopal

Julio 2012

i
La intención para esta porción del reporte de la Comisión
Permanente de Liturgia y Música es que sea considerada por la 77a
Convención General de la Iglesia Episcopal, y que se utilice para
estudio en preparación para dicha Convención. Debe leerse junto
con el reporte de la Comisión contenido en el Libro Azul. Ninguna
parte del material contenido en este documento ha sido autorizada
para uso en la Iglesia Episcopal.

© 2012 por The Church Pension Fund

Todos los derechos reservados.

ISBN-13: 978-0-89869-890-9 (pbk.)


ISBN-13: 978-0-89869-891-6 (ebook)

Church Publishing, Incorporated


445 Fifth Avenue
New York, New York 10016

www.churchpublishing.org

ii
Tabla de contenido

1 Introducción

11 Fe, esperanza, y amor:


R ecursos teológicos para la bendición de uniones entre
personas del mismo sexo
13 Prólogo
15 Reseña: Reflexión teológica sobre relaciones entre
personas del mismo sexo
23 1. El llamado de la Iglesia: Enfoque en misión
29 2. El gozo de la Iglesia: Una teología de bendición
35 3. La vida de la Iglesia: Unión y compromiso pactado
55 4. El reto de la iglesia: Unidad cristiana e interpretación bíblica

63 Derecho canónico y leyes estatales

73 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas:


P reparando parejas del mismo sexo para una Liturgia de
Bendición

111 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida:


Recursos teológicos para la bendición de uniones entre personas
del mismo sexo

127 Guía de discusión para Te bendeciré, y serás bendición

173 Apéndices:
175 Resumen de legislación de la Convención General
185 Glosario

iii
iv
Introducción

Como miembros del Comité Permanente de Liturgia y Música de la


Convención General de la Iglesia Episcopal, damos gracias por las
variadas y abundantes maneras en que la gracia de Dios en Cristo se
hace manifiesta en nuestra Iglesia y en todo el mundo. Dondequiera
que la Iglesia proclama la bendición de Dios, lo hace siempre con esta
gratitud en el corazón.

Durante más de treinta años, la Iglesia Episcopal ha estado


respondiendo al llamado de buscar y servir a Cristo en sus miembros
de orientación homosexual. La Resolución A069 de la Convención
General de 1976 afirmó que “las personas homosexuales son hijos
e hijas de Dios que tienen pleno e igual derecho junto con todas las
demás personas al amor, aceptación y cuidado y atención pastoral
de la Iglesia.” Desde entonces, hemos estado en un proceso de
discernimiento a nivel de toda la Iglesia acerca de cómo vivir esta
Resolución. Algunas congregaciones y su clero han dado bienvenida
a parejas del mismo sexo y han ofrecido bendiciones litúrgicas
para sus uniones, y algunas diócesis han desarrollado pautas para
estas bendiciones. La Resolución 2003-C051 de la 74a Convención
General reconoció que “las comunidades de fe en cada lugar están
operando dentro de los lazos de nuestra vida en común al explorar
y experimentar con liturgias celebrando y bendiciendo uniones entre
personas del mismo sexo”. Seis años después, la Convención General
hizo un llamado a reunir y desarrollar recursos para estas bendiciones.
El material que aquí se presenta es la respuesta a este llamado.

La Resolución 2009-C056 de la 76a Convención General dirigió que el


Comité Permanente de Liturgia y Música “reúna y desarrolle recursos
teológicos” para la bendición de uniones entre personas del mismo
sexo. Esta Resolución mandó que la Comisión trabajara en consulta
con la Cámara de Obispos y que “establezca un proceso abierto
para la realización de su trabajo el cual invite la participación de las
1
provincias, diócesis, congregaciones y personas que están involucradas
en dicho trabajo teológico, e invite también la participación a lo
largo de la Comunión Anglicana”. Hemos llegado a comprender que
el proceso para nuestra labor tiene la misma importancia que los
recursos mismos.

Alcance de nuestra labor


Dado que la Resolución 2009-C056 nos dirigió a “reunir y desarrollar
recursos”, no hemos debatido si la Iglesia Episcopal debería o no
bendecir uniones entre personas del mismo sexo. Sin embargo,
reconocemos que episcopales y cristianos a lo largo de la Comunión
Anglicana no han estado en acuerdo sobre si estas bendiciones son
un paso legítimo dentro de la tradición cristiana o si son un desvío
inaceptable de la enseñanza bíblica. La Resolución 2009-C056
reconoce esta disputa al afirmar que “esta Convención honre la
diversidad teológica de la Iglesia en cuanto a asuntos relacionados
con la sexualidad humana”, y convenciones previas también han
reconocido que existe este desacuerdo. En el ensayo teológico “Fe,
esperanza, y amor” reconocemos estas diferencias, y ofrecemos un
enfoque hacia la bendición de uniones entre personas del mismo
sexo que refleja la centralidad de la Sagrada Escritura en la tradición
anglicana, interpretada en el contexto de las tradiciones históricas de
la Iglesia y a la luz de la razón. La guía de discusión que se incluye
en estos recursos tiene por intención el que congregaciones y diócesis
puedan estudiar estos materiales, estén o no de acuerdo en creer que la
Iglesia debería bendecir uniones entre personas del mismo sexo.

Al ir desarrollando estos recursos, muchas personas preguntaron


si en verdad estábamos desarrollando un rito para el matrimonio
entre personas del mismo sexo. Según la Resolución 2009-C056, el
entendimiento de la Comisión es que nuestra tarea era desarrollar una
liturgia de bendición, y no de matrimonio. Sin embargo, sí existe un
número de paralelos con el matrimonio entre personas de diferente
sexo, como lo sugiere la Resolución 2000-D039 que reconoce que “en
este momento existen parejas en el Cuerpo de Cristo y en esta Iglesia
que están viviendo en matrimonio y que existen parejas en el Cuerpo
de Cristo y en esta Iglesia que están viviendo en otras relaciones
comprometidas de por vida”. Esa Resolución del 2000 continuó con
establecer la expectativa de que “dichas relaciones estén caracterizadas
por la fidelidad, monogamia, mutuo afecto y respeto, comunicación
honesta y cuidadosa y el amor sagrado que permite que los miembros
de la pareja puedan ver la imagen de Dios el uno en el otro”, y

2 Introducción
denunció “la promiscuidad, la explotación y el abuso en las relaciones
de cualquiera de nuestros miembros”. Estas expectativas han definido
el entendimiento de la Comisión sobre las relaciones entre personas
del mismo sexo para las cuales hemos desarrollado recursos. Aunque
la liturgia que hemos desarrollado no se llama “matrimonio”,
reconocemos que existen significativos paralelos: dos personas hacen
un compromiso público, monógamo, de por vida, intercambiando
votos solemnes en un rito que declara la bendición de Dios sobre su
vida en común.

La cuestión del matrimonio se complica por cambios que siguen


teniendo lugar en el derecho civil en los Estados Unidos. Para agosto
del 2011, seis estados así como el Distrito de Columbia proporcionan
licencia para el matrimonio a parejas del mismo sexo, cinco estados
permiten uniones civiles, y siete reconocen alguna forma de asociación
doméstica; sin embargo, treinta estados han adoptado lenguaje en
sus constituciones estatales que define el matrimonio como entre un
hombre y una mujer y treinta y nueve estados tienen leyes que definen
el matrimonio de esta manera.1 El derecho civil en otros países donde
también existe la Iglesia Episcopal agrega a la complejidad. Tanto el
Libro de Oración Común como los Cánones de la Iglesia Episcopal
requieren que el clero conforme a las leyes del estado en cuanto al
matrimonio y describen el matrimonio como entre un hombre y una
mujer. Para responder a esta complejidad, estos recursos incluyen un
ensayo en derecho canónigo que discute diferentes escenarios que
puedan presentarse al ir pidiendo parejas del mismo sexo una liturgia
autorizada para bendecir sus uniones y/o matrimonios civiles en la
Iglesia.

Además de preguntas sobre el término matrimonio, recibimos


muchos comentarios sobre los términos género y sexo. Siguiendo la
terminología de la resolución 2009-C056, en el recurso presentado
a la Convención General del 2012, la Comisión utilizó el término
mismo género para describir estas relaciones y diferente género
como el término equivalente. Sin embargo, la Convención General
del 2012 determinó que en vez del término mismo género se debía
utilizar el término mismo sexo. La Convención mandó que todas las
publicaciones hicieran este cambio. Mientras se revisaba el recurso
para su publicación la Comisión además determinó que el uso del
término sexo opuesto en vez del término género opuesto estaba
en consonancia con el espíritu de lo mandado por la Convención
General del 2012. Por tanto, el recurso publicado realizó este cambio
también. Estos cambios no son una mera cuestión lingüística. La

1 Esta información es de la página web de la Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales


[National Conference of State Legislatures]: http://www.ncsl.org/default.aspx?tabid=16430.

Introducción 3
Comisión, al trabajar en estos recursos, reconoció pero no elaboró
las complejidades existentes en el debate social y académico
contemporáneo sobre las categorías de sexo y género.2 Los recursos
pastorales para preparar las parejas antes de la liturgia de bendición
ofrecen maneras de cómo trabajar con individuos que se identifican
como bisexuales o transgénero. Estos recursos tienen la expectativa
de que las parejas identificadas como bisexuales o transgéneros, y que
buscan la bendición de la Iglesia para su unión, se comprometerán a
una vida monógama y de fidelidad a lo largo de sus vidas, el mismo
compromiso que se le pide a las parejas del mismo sexo y de sexo
opuesto.

Recopilando recursos
La Comisión ha recopilado una gran abundancia de material,
incluyendo estudios oficiales, boletines de misa de liturgias de bendición,
y pautas a nivel diocesano y provincial para estas bendiciones. Los
Archivos de la Iglesia Episcopal designaron un archivo digital para
este proyecto: http://www.episcopalarchives.org/SCLM/index.html,
donde cualquier persona puede obtener acceso al material que se ha
recopilado.

La Resolución 2009-C056 permite que obispos provean una “respuesta


pastoral generosa” para responder a las necesidades de la membresía
de la Iglesia. Por lo tanto, en diciembre del 2009, la presidenta de la
Comisión pidió a los obispos diocesanos que reportaran qué provisión
estaban desarrollando y qué recursos estaban encomendando a su
diócesis. Veintisiete obispos respondieron, y algunos de ellos incluyeron
recursos teológicos, pastorales, educacionales, y/o litúrgicos. Siete
diócesis más presentaron material posteriormente. Todo el material
recibido está disponible en el archivo digital de la Resolución 2009-
C056.
2 Nota del Traductor. La Real Academia Española, en su Diccionario Panhispánico de Dudas
(2005) observa que la acepción tradicional y aceptada de la palabra género es para describir
un “conjunto de seres u objetos establecido en función de características comunes” o, en
gramática, para significar la “propiedad de los sustantivos y de algunos pronombres por
la cual se clasifican en masculinos, femeninos y, en algunas lenguas, también en neutros”.
La Academia indica que “para designar la condición orgánica, biológica, por la cual los
seres vivos son masculinos o femeninos, debe emplearse el término sexo”. Por tanto, dice
la Academia, “las palabras tienen género (y no sexo), mientras que los seres vivos tienen
sexo (y no género)”. Sin embargo, la Academia también reconoce que la palabra género
ha evolucionado, en particular a partir de los años setenta del siglo XX, en el mundo
anglosajón con la teoría feminista. En este sentido técnico la palabra sexo es una categoría
meramente orgánica o biológica mientras que la palabra género “alude a una categoría
sociocultural que implica diferencias o desigualdades de índole social, económica, política,
laboral, etc.” Por tanto, la Academia reconoce que en ciertas circunstancias este uso
particular del término género puede resultar útil y a veces necesario.

4 Introducción
Reunimos recursos litúrgicos de muchas fuentes diferentes. Clayton
Morris, que sirvió como Oficial Litúrgico para la Iglesia Episcopal
hasta 2009, había acumulado una gran cantidad de material durante
el transcurso de casi dos décadas. La Comisión recibió recursos de
episcopales clérigos y laicos de lo largo de la Iglesia, incluyendo
material de miembros de la Comisión misma. Miembros de la
Comisión revisaron todo este material al comenzar el proceso de
desarrollar liturgias. Un muestreo representativo de los recursos está
puesto en el archivo digital, y todo el material estará almacenado
permanentemente en los Archivos de la Iglesia Episcopal.

Desarrollando recursos
En nuestra reunión de marzo del 2010, los miembras de la Comisión
comenzamos nuestra labor en respuesta a la Resolución con un día de
reflexión teológica. Esta conversación resultó en un breve esbozo de
los recursos a desarrollar:
• uno o más ensayos delineando los fundamentos bíblicos y
teológicos para la bendición de uniones entre personas del
mismo sexo;
• uno o más ritos para la bendición de uniones entre personas del
mismo sexo;
• recursos pastorales y educativos para ayudar al clero y a las
congregaciones al ir considerando estas bendiciones; y
• recursos diseñados para ayudar a que las comunidades puedan
comprender y responder a las problemáticas canónicas y legales.
Este esbozo propuesto dió base para formar cuatro grupos de trabajo
para desarrollar este material. Estos grupos trabajaron en papel asesor
con respecto a la Comisión, la cual hizo las decisiones finales acerca de
los recursos que se harán de reportar a la 77a Convención en 2012.

En formar estos grupos de trabajo, la Comisión buscó la sabiduría


y experiencia de laicos y clero proviniendo de contextos tanto
académicos como congregacionales. La membresía de los grupos de
trabajo reflejó la diversidad de la Iglesia Episcopal: edad, sexo, raza/
etnicidad, ubicación geográfica y orientación sexual. Los grupos de
trabajo se reunieron cuatro veces en 2010 y 2011, y los presidentes
de los grupos se reunieron mensualmente por teléfono o video-
conferencia. La Comisión discutió esta labor en cada una de sus
reuniones durante el trienio.

Introducción 5
Un proceso abierto... invitando participación

Consulta con la Cámara de Obispos


En septiembre del 2010, la presidenta de la Comisión y los cuatro
presidentes de los grupos de trabajo presentaron a la Cámara de
Obispos un borrador de los principios teológicos y litúrgicos que
guiarían esta labor. Los comentarios de los obispos ayudaron a refinar
estos principios. Durante la reunión de la Cámara de Obispos de
marzo y septiembre del 2011, obispos sirviendo en la Comisión y/o
los grupos de trabajo actualizaron a sus colegas. En su reunión de
septiembre del 2011, los obispos tuvieron oportunidad informal de
discutir la versión final de los recursos con los obispos miembros de la
Comisión.

Audiencia de la Provincia I
En octubre del 2010, la reunión de la Comisión en New Hampshire
incluyó una audiencia con obispos, otros miembros del clero, y parejas
del mismo sexo de cada una de las siete diócesis de la Provincia I,
que comprende los seis estados de New England. La situación legal
que se ha ido desarrollando en cuanto a uniones civiles e igualdad
matrimonial en estos estados ha resultado en que varias de estas
diócesis han tenido que responder a la cuestión de bendecir uniones
entre personas del mismo sexo durante muchos años. La Provincia
I es la única provincia en la Iglesia Episcopal que ha desarrollado
un recurso para clérigos ministrando a parejas del mismo sexo, y
la mayoría de las diócesis en esta provincia tienen pautas para la
bendición de estas uniones. Por tanto, la Provincia I proporcionó una
buena oportunidad para consultar con personas involucradas en esta
labor, según lo dirigido por la Resolución 2009-C056.

En la audiencia, treinta y tres personas, laicas y clero, dieron


testimonio sobre sus experiencias. Lo que muchas de ellas dijeron
frente a la Comisión fue que congregaciones se vieron transformadas
cuando se unieron en la celebración de una bendición. Para algunas
congregaciones y parejas, la bendición de una unión civil como parte
de la liturgia dominical regular fue una expresión particularmente
poderosa de la aceptación de la Iglesia así como de su apoyo para
la pareja. Tanto el clero como las parejas quedaron sorprendidos al
nivel de júbilo en las congregaciones. También se habló del costo de
tener que mantener en secreto una relación en lugares donde ésta se
tenía que esconder y no se podía celebrar abiertamente la bendición
de la unión. Parejas y clero hablaron del gozo que resultó cuando
una relación se podía reconocer abiertamente. Algunas parejas
compartieron historias poderosas de la reconciliación que ocurrió
6 Introducción
dentro de sus familias cuando su relación fue celebrada y bendecida en
una liturgia en la Iglesia.

Encuesta a nivel de toda la Iglesia en cuanto a material de consejería


pastoral y educativo
En octubre del 2010, el grupo de trabajo encargado de desarrollar
material de consejería pastoral y educativo dispuso una encuesta
en la red electrónica indagando qué recursos estaban usando las
congregaciones para preparar parejas del mismo sexo que habían
acudido a la iglesia para pedir una bendición, y qué material y
recursos educativos se estaban usando, o se necesitarían, para
ayudar a congregaciones en proceso de discernir sobre la bendición
de uniones entre personas del mismo sexo. La Comisión buscó
maneras oficiales y también informales para invitar respuestas a la
encuesta: un comunicado de prensa mandado a las personas a cargo
de comunicación en cada diócesis, una carta a todos los miembros de
la Cámara de Diputados y la Cámara de Obispos de la Convención
General de 2009, invitaciones en una lista de correo electrónico no-
oficial de obispos y diputados, y a través de una red de contactos de
los miembros de la Comisión y grupos de trabajo.

Entre octubre del 2010 y el seis de enero del 2011, se recibieron


1,131 respuestas a la encuesta, proviniendo de 111 diócesis y todas
las nueve provincias de la Iglesia Episcopal. El 23% de las respuestas
indicó que la bendición de uniones entre personas del mismo sexo
ya es una realidad en su congregación, y de éstas, el 55% confirmó
que la congregación había entablado en un proceso educativo y/o de
discernimiento antes del comienzo de bendecir uniones entre personas
del mismo sexo. En cuanto a la preparación de parejas del mismo
sexo, el 32% de las respuestas indicó que su preparación era diferente
a la preparación ofrecida para parejas de diferente sexo, y el 43%
indicó estar en necesidad de recursos adicionales. Los datos de esta
encuesta ayudaron guiar el desarrollo de los recursos pastorales y
educativos.

Consulta a nivel de toda la Iglesia


La Comisión invitó a todas las diócesis en la Iglesia Episcopal a que
mandaran dos diputados, uno laico y uno del clero, a una consulta de
un día finalizando su reunión de marzo del 2011 en Atlanta, Georgia.
Se tuvieron tres objetivos en consideración:

• informar a los diputados sobre la labor de la Comisión


Permanente de Liturgia y Música en respuesta a la Resolución
2009-C056;
Introducción 7
• entablar en una reflexión teológica en respuesta a la labor de
la Comisión, y dar retroalimentación que pudiera ayudar a la
Comisión y a los grupos de trabajo al continuar su trabajo;
• equipar a los diputados para que puedan dar un reporte a los
demás miembros de sus diputaciones y entablar en un proceso
continuo de reflexión teológica sobre la bendición de uniones
entre personas del mismo sexo.
El material que se distribuyó a los participantes puede encontrarse en
el archivo digital del Comité Permanente de Liturgia y Música, donde
también se encuentran enlaces al “webcast” de toda la consulta.

Ciento noventa y cinco diputados de 98 diócesis se registraron para


el evento. La mayoría respondió al proceso con entusiasmo. Una
mayoría respondió en la evaluación que se sentían “completamente
equipados” o “un tanto equipados” para poder discutir esta labor en
su diócesis y en la Convención General del 2012. Al preguntárseles lo
que más valoraron, uno respondió “la manera cuidadosa y basada en
oración en que personas con diferentes opiniones pudieron discutir
esta importante labor”. Otro diputado notó que “la oportunidad para
escuchar y compartir con otras personas me dió una perspectiva más
amplia; la oportunidad para entablar en el proceso, los principios
y temas que están en juego al llevar a cabo juntos esta tarea; el
real y perdurable sentir que estamos trabajando juntos”. Algunos
diputados notaron la carencia de puntos de vista opuestos en las
sesiones plenarias. Uno notó que “lo único que faltó para mí fue la
oportunidad para que aquellos nuevos a entablar esta conversación
o teniendo otros puntos de vista pudieran tener suficiente espacio
para expresar sus reservas, ser escuchados, y tal vez recibir respuestas
constructivas y respetuosas”.

Crítica de los recursos en borrador


Después que los grupos de trabajo presentaron un primer borrador de
todos los recursos a la Comisión en junio del 2011, estos borradores
se hicieron disponibles a un grupo de críticos en papel de consulta.
Durante el mes de julio del 2011, 133 personas, laicas y clero,
representando todas las nueve provincias de la Iglesia Episcopal,
ofrecieron miles de comentarios sobre el borrador de los recursos. En
agosto los grupos de trabajo hicieron revisiones extensivas llevando a
las versiones finales para la Comisión.

Invitando reflexión de toda la Comunión Anglicana


Además de lo dirigido por la Resolución 2009-C056, la Comisión
tuvo en mente que el Reporte de Windsor del 2004 urgió que “todas

8 Introducción
las provincias que están en proceso de discernimiento en cuanto a la
bendición de uniones entre personas del mismo sexo entablen a la
Comunión Anglicana en un estudio continuo de fundamentaciones
bíblicas y teológicas a favor y en contra de tales uniones” (par. 145).

Reconociendo que la Iglesia Anglicana de Canadá ha estado


respondiendo a este tema durante muchos años, se pidieron y
recibieron liturgias de varias diócesis de Canadá. El archivo digital
incluye, bajo “recursos a nivel de toda la iglesia”, una edición de
“Liturgy Canada” que da un esquema de la historia en esa provincia
de la Comunión Anglicana y resume las pautas y ritos disponibles en
las páginas web de las diócesis en la Iglesia Anglicana de Canadá.

Consulta Internacional de Liturgia Anglicana (IALC)


La Consulta Internacional de Liturgia Anglicana (IALC), un encuentro
que toma lugar cada dos años, incluye académicos litúrgicos,
representantes nombrados y mandados por provincias de la Comunión
Anglicana, y miembros de las comisiones de liturgia de provincias
anglicanas. Dado que las provincias pueden referir temáticas a la
Consulta, el Comité Permanente de Liturgia y Música pidió tiempo
en la agenda de la reunión de agosto del 2011. La junta directiva del
IALC no sólo asignó medio día para esta discusión, sino que también
se reunió en marzo del 2011 con representantes de la Comisión para
entender más a fondo la labor y preparar para la discusión en la
Consulta completa.

La reunión del IALC incluyó cincuenta y cinco personas de diecinueve


provincias de la Comunión Anglicana. Los representantes oficiales
de la Iglesia Episcopal, Ruth Meyers (Presidenta de la Comisión
Permanente de Liturgia y Música) y Thomas Ely (Obispo de
Vermont y miembro de la Comisión), presentaron un resumen de
los fundamentos y principios teológicos y litúrgicos que guiaron el
desarrollo de los recursos, así como un borrador de las liturgias. No
todos los participantes en la reunión del IALC estaban de acuerdo con
la decisión de la Iglesia Episcopal de desarrollar estos recursos, pero
todos se mantuvieron en conversación respetuosa usando un formato
de grupos pequeños. En los comentarios por escrito que vinieron de
estos grupos pequeños, algunos indicaron que la labor de la Iglesia
Episcopal sería de ayuda en su propia provincia, mientras que otros
indicaron que la bendición de uniones entre personas del mismo sexo
no está en la agenda para ellos.

Los participantes en la conversación del IALC pidieron que se haga


un desarrollo de los fundamentos bíblicos para la bendición de
uniones entre personas del mismo sexo así como el esclarecimiento
Introducción 9
de los conceptos de bendición y de pacto. Urgieron que los recursos
teológicos y litúrgicos hagan claro que la Iglesia Episcopal mantiene
la idea de que estas uniones serán monógamas y de por vida. Muchos
de ellos vieron en la liturgia un marcado parecido al matrimonio.
Animaron a mayor claridad en la liturgia sobre la índole del pacto y
una forma más robusta de bendición.

Los grupos de trabajo recibieron un reporte detallado de los


comentarios viniendo de la reunión del IALC, y los tomaron en cuenta
al preparar la versión final de los recursos.

Conclusión
“Yo te bendeciré”, declaró Dios a Abraham, “para que tú seas
bendición” (Génesis 12:2). A cada paso en este proceso, la Comisión y
los grupos de trabajo han sido recordados de las muchas bendiciones
que Dios ha conferido sobre nuestra Iglesia. Las oportunidades sin
precedente a entablar con nuestras hermanas y hermanos de entre
todas las provincias de la Iglesia Episcopal así como de la más
amplia Comunión Anglicana, han ilustrado para nosotros la riqueza
y diversidad de nuestra vida en común como el Cuerpo de Cristo.
Esta labor ha sido un don de Dios así como una bendición, la cual
deseamos compartir.

Ofrecemos estos recursos con la esperanza de que reforzarán el


testimonio al amor y la gracia de Dios en Cristo que compartimos
como la Iglesia Episcopal. Al igual que en todos los demás aspectos
de nuestra vida en común como pueblo de Dios, ofrecemos estos
recursos, no dependiendo de nosotros mismos, sino en Dios, quien
puede “hacer muchísimo más de lo que nosotros pedimos o pensamos,
gracias a su poder que actúa en nosotros. ¡Gloria a Dios en la iglesia
y en Cristo Jesús, por todos los siglos y para siempre! Amén” (Efesios
3:20-21).

La Commission en charge de la liturgie et de la musique


Noviembre 2011

10 Introducción
Fe, esperanza, y amor:
Recursos teológicos para
la bendición de uniones entre personas
del mismo sexo

11
12
Prólogo

La Iglesia Episcopal ha ido buscando, de varias maneras y a lo


largo de los últimos treinta años, cómo celebrar la bondad de Dios,
la gracia de Cristo, y los dones del Espíritu Santo en las vidas de
nuestros hermanos y hermanas de orientación homosexual. Una serie
de resoluciones de las Convenciones Generales durante este tiempo
(1976-A069; 1985-D082; 1991-A104; 1994-C020; 1994-C042;
1997-C003; 2000-D039; 2003-C051) ha llevado a la Iglesia a pedir
al Comité Permanente de Liturgia y Música “reunir y desarrollar
recursos teológicos y litúrgicos” para la bendición de uniones entre
personas del mismo sexo (Resolución 2009-C056). Ofrecemos este
ensayo como un recurso teológico en respuesta a este llamado, e
invitamos a toda la Iglesia a reflexionar con nosotros cómo Dios
está obrando en nuestros tiempos en las uniones o relaciones con
compromiso entre parejas del mismo sexo.

Durante generaciones la Iglesia ha celebrado y bendecido en los


vínculos del Santo Matrimonio las uniones entre hombre y mujer que
son fieles, con compromiso, de por vida y monógamas. En la Iglesia
Episcopal, el compromiso del matrimonio se mantiene en alta estima,
visto como un “rito sacramental” por unos,3 y como uno de los siete
sacramentos por otros. En su labor en respuesta a la Resolución
2009-C056, la Comisión ha descubierto que cualquier estudio sobre
bendecir uniones entre personas del mismo sexo cuando la relación es
fiel, con compromiso, de por vida y monógama, no puede ignorar los
paralelos al matrimonio, ya sea por perspectivas prácticas, teológicas
o litúrgicas. Aunque esta realidad bien podría invitar a la Iglesia a una
conversación más profunda concerniente al matrimonio, lo importante
aquí es que las similitudes entre el matrimonio y la bendición de
uniones entre personas del mismo sexo también iluminan lo que
estudiamos en este recurso.

3 “Bosquejo de la Fe,” El Libro de Oración Común (New York: Church Hymnal


Corporation, 1979), 752-753. De aquí en adelante, esta edición del Libro de Oración
Común se citará como LOC.

Fe, esperanza, y amor 13


Para algunos episcopales, este material resonará bien con su
experiencia personal y con su reflexión teológica; para otros, el
llamado de la Convención General de 2009 representa un momento
nuevo, y posiblemente desconcertante, en la vida de la Iglesia.
Tomamos estas diferencias con mucha seriedad. Con lo mejor de
nuestras habilidades, dado el mandato de la Resolución 2009-C056
para “reunir y desarrollar recursos” para la bendición de uniones
entre personas del mismo sexo, nos dirigimos a quienes están prestos
a recibir este recurso teológico mientras que a la vez reconocemos que
otros tendrán dudas profundas sobre el proceder en esta dirección.
Todos pertenecemos por igual a la Iglesia Episcopal y a la Comunión
Anglicana mundial, y más que nada, todos pertenecemos por igual
al Cuerpo de Cristo que es universal. Este recurso teológico honra
la centralidad de la Sagrada Escritura en la tradición anglicana,
interpretada en contexto con las tradiciones históricas de la Iglesia y a
la luz de la razón.

Una reseña introduce y resume las cuestiones y temas teológicos más


importantes. Después siguen cuatro secciones que desarrollan estos
temas con más detalle y profundidad. Mientras que el lector puede
entablar con este material de maneras diversas, nuestra recomendación
es que se siga el orden de las cuatro secciones, ya que reflejan nuestro
enfoque teológico particular hacia el asunto. La primera sección
afirma el entendimiento de que todo lo que hacemos como cristianos
tiene como propósito el expresar el llamado de la Iglesia a participar
en la misión que Dios mismo tiene para con el mundo. La segunda
sección ofrece reflexiones teológicas sobre bendición. La tercera
considera la bendición de uniones entre personas del mismo sexo
dentro del ámbito más amplio de la vida sacramental de la Iglesia.
La cuarta sección entabla el reto de cómo vivir dentro del vínculo
bautismal que tenemos los unos con los otros cuando estamos en
desacuerdo en cuanto a la interpretación bíblica.

En investigar y preparar este ensayo, descubrimos y recordamos


una abundancia de recursos tanto en la Sagrada Escritura como
en la tradición de la Iglesia que informaron nuestra respuesta a la
Resolución 2009-C056. Invitamos ahora al resto de la Iglesia a seguir
en este estudio y conversación, recordando que el apóstol San Pablo
describió nuestra vida en común en Cristo como una vida marcada por
fe, esperanza y amor, la mayor de estas tres siendo el amor (I Corintios
13:13).

14 Fe, esperanza, y amor


Reseña: Reflexión teológica sobre
uniones entre personas del mismo sexo

Siempre doy gracias a mi Dios por ustedes, por la gracia que


Dios ha derramado sobre ustedes por medio de Cristo Jesús.
Pues por medio de él Dios les ha dado toda riqueza espiritual,
así de palabra como de conocimiento, ya que el mensaje
acerca de Cristo se estableció firmemente entre ustedes. De
este modo no les falta ningún don de Dios mientras esperan el
día en que aparezca nuestro Señor Jesucristo.
— I Corintios 1:4-7 (Dios Habla Hoy)

En 2009, la Convención General de la Iglesia Episcopal pidió se


desarrollaran recursos teológicos y litúrgicos para la bendición de
uniones entre personas del mismo género (Resolución C056). En
respuesta a este llamado, invitamos a toda la Iglesia a reflexionar sobre
el material teológico que se ha reunido para este propósito y aquí se
desarrolla. En nuestra reflexión teológica, hemos tomado en cuenta
los más de treinta años de deliberación en la Convención General
sobre este asunto, especialmente la Resolución 2009-D039, que
identifica ciertas características que la Iglesia exige de parejas viviendo
en matrimonio y en otras uniones de por vida y con compromiso:
“fidelidad, monogamia, mutuo afecto y respeto, comunicación honesta
y cuidadosa y el amor sagrado que permite que los miembros de la
pareja puedan ver la imagen de Dios el uno en el otro”.4 Nuestro
entendimiento es que cuando los miembros de una pareja, por la
gracia de Dios, manifiestan esta forma de vida, han entrado en un
pacto entre sí, algo que a la vez presenta oportunidad de gran riqueza
para reflexión teológica.5
4 El texto de estas resoluciones se incluye en el apéndice de estos recursos. Para una discusión
más detallada de la historia de las resoluciones y reportes de la Convención General sobre
estos asuntos, véase el apéndice a “Poniendo nuestra esparanza en Cristo: una respuesta
a la invitación del Reporte de Windsor” (To Set Our Hope on Christ: A Response to the
Invitation of Windsor Report) ¶ 135 (New York: The Office of Communication, The
Episcopal Church Center, 2005), 63-121.
5 Como lo indica Paul Marshall, el rito del matrimonio en El Libro de Oración Común de

Fe, esperanza, y amor 15


Los temas teológicos en este recurso, fundamentados en el Bautismo,
la Eucaristía y el misterio pascual de la muerte y resurrección de
Cristo, ofrecen maneras para considerar cómo la Iglesia puede
apropiadamente bendecir una unión de por vida, con pacto y
compromiso, entre personas del mismo sexo. Estos compromisos
pactados pueden ser un reflejo de la gracia de la alianza o pacto que
Dios hizo con nosotros en Cristo, manifestar los frutos del Espíritu
Santo en santidad de vida, y ser modelo para toda la comunidad del
amor hacia el prójimo en la práctica del perdón y la reconciliación.

Al ir respondiendo la Comisión al encargo de reunir y desarrollar


recursos teológicos, enfocamos nuestra atención en cuatro áreas a
considerar. Primero es misión: ¿qué es lo que cree la Iglesia estas
bendiciones contribuirán a la labor de Dios de redimir y reconciliar en
amor al mundo? Segundo, ¿qué cree la Iglesia ocurre cuando declara
la bendición de Dios? Tercero, ¿qué cree la Iglesia son las marcas
distintivas de un pacto santo? Y finalmente, ¿cuál es la relación entre
la unida cristiana y nuestros diferentes enfoques hacia la interpretación
bíblica en cuanto a uniones entre personas del mismo sexo? Esta
reseña introduce y resume estas áreas, y las secciones que siguen las
van desarrollando con más detalle y profundad.

Enfoque en misión
Nuestro punto de partida es el Santo Bautismo, que nos incorpora
al Cuerpo de Cristo y nos comisiona para participar en la misión de
Dios de reconciliación en el mundo (II Corintios 5:17-19). El propósito
de esta misión de reconciliación es nada menos que la restauración de
toda la humanidad a la “unión con Dios y unos con otros en Cristo”.6
Una de las maneras en que los cristianos participamos en esta misión es
dando testomonio de Cristo a través de cómo vivimos en la relaciones
más íntimas. “Si se aman los unos a los otros”, dice Jesús, “todo el
mundo se dará cuenta de que son discípulos míos” (Juan 13:35).

Por tanto, como cristianos, nuestras relaciones más íntimas no son


exclusivamente privadas. La Iglesia siempre ha afirmado la dimensión
pública y comunitaria de nuestras relaciones pactadas. La índole
de nuestro amor, tanto en sus frutos como en sus fracasos, afecta a
quienes nos rodean. Por eso, la Iglesia comisiona a una pareja unida
por un vínculo sagrado a participar en la misión de reconciliación
1979 usa el término “pacto” (423). Marshall nota que el hacer un pacto es un tema bíblico
clave, por lo que es de utilidad en nuestra reflexión sobre relaciones con compromiso de
todo tipo de parejas (Same-Sex Unions: Stories and Rites [New York: Church Publishing,
2004], 40).
6 “Bosquejo de la Fe,” LOC, 747.

16 Fe, esperanza, y amor


de Dios. Estas uniones se distinguen precisamente por este propósito
divino: dar testimonio y participar en el amor de Dios que crea, redime
y sostiene.

Este carácter misional de la bendición pactada, reflejada tanto en la


Sagrada Escritura como en la tradición histórica de la Iglesia, merece
en nuestros días una atención renovada. La Convención General del
2000 contribuyó a esta renovación al pasar la Resolución D039, la
cual identificó la monogamia, fidelidad, y amor santo como algunas
de las características de uniones con compromiso y de por vida.
Vale la pena recalcar aquí que esta Resolución tenía por propósito
capacitar a la Iglesia para llevar a cabo su misión con más eficacia.
Muchas personas en la Iglesia Episcopal han reconocido estas mismas
características en las uniones con compromiso entre parejas del mismo
sexo. Este reconocimiento puede, y en muchos lugares, ya ha ampliado
el entendimiento acerca de la misión de la Iglesia de participar en la
labor reconciliadora de Dios en el mundo.

Una teología de bendición


Nuestro entendimiento acerca de la celebración y bendición de una
unión con compromiso, monógama, de por vida y fiel entre una
pareja del mismo sexo es que ésta es parte de la labor de la Iglesia de
ofrecer signos externos y visibles de la gracia de Dios entre nosotros.
Las características de “bendición” son multifacéticas, sin embargo,
la Iglesia siempre ha mantenido que el origen de bendición es Dios
mismo, fuente de todos los dones buenos. La Iglesia participa en la
bendición de Dios sobre parejas pactadas con compromiso en tres
maneras entrelazadas: primero, damos gracias por la gracia que ya
se ha discernido en la vida de la pareja; segundo, pedimos el favor
continuo de Dios para que la pareja pueda manifestar más plenamente
los frutos del Espíritu Santo en sus vidas; y tercero, buscamos el
empoderamiento del Espíritu Santo al comisionar la Iglesia a la pareja
para que de testimonio del Evangelio en el mundo.

Estos tres aspectos de lo que es bendición reconocen algo que ya


está presente, la bondad de Dios. La bendición de la Iglesia también
distingue y separa esta unión para el propósito de Dios, y pide se
conceda la gracia divina que la pareja necesitará para llevar a cabo
este propósito. Del mismo modo que el bendecir el pan y el vino en la
Eucaristía los separa y distingue del uso cotidiano para designar un
propósito sagrado particular, así la afirmación pública de la bendición
divina en una unión pactada separa y distingue esa unión de otros
tipos de relaciones humanas.
Fe, esperanza, y amor 17
La Iglesia espera que la bendición de una unión pactada resulte en
dar frutos de la gracia divina de maneras particulares - y siempre con
la ayuda y favor continuos de Dios. Esto hace que la pareja tenga
también un compromiso con la comunidad de fe, así como con Dios
y entre la pereja misma. La comunidad, a la vez, se compromete
a animar, apoyar y cuidar una unión bendecida al ir buscando los
miembros de la pareja crecer juntos en santidad de vida. A través
de su participación en bendecir uniones pactadas, la Iglesia recibe
la bendición de la bondad de Dios, que continúa ofreciendo sus
bendiciones en abundancia, sin importar el mérito o las circunstancias.
Al ir viviendo más plenamente en nuestro llamado de discernir,
declarar, buscar y responder con bendición donde quiera que se
encuentre, encontramos que nosotros mismos recibimos la bendición
del gozo.

Uniones pactadas
La reflexión teológica sobre uniones entre personas del mismo sexo
puede dar ocasión a que la Iglesia reflexione con más amplitud sobre
el significado del compromiso pactado en la vida de fe. Tanto la
Sagrada Escritura como nuestras tradiciones teológicas nos invitan a
considerar, primero, el carácter sacramental de las uniones pactadas,
es decir, al potencial de estas uniones para ser signos externos y
visibles de la gracia de Dios. Segundo, las uniones pactadas pueden
tanto reflejar como inspirar la visión escatológica de la vida cristiana.
Por lo tanto, los compromisos pactados que hacemos los unos con
otros pueden evocar nuestro anhelo de unión con Dios, que es nuestra
última esperanza en Cristo.

Nuestro entendimiento de lo que es “pacto” deriva primeramente de


la gracia del pacto que hizo Dios con nosotros en Cristo. Las maneras
diferentes en que hacemos y vivimos pactos o uniones pactadas tienen
el potencial de reflejar y atestiguar a ese pacto divino. En esto, nos
referimos especialmente a pactos hechos por parejas en vida íntima
en votos sagrados que hacen públicamente de vivir juntos en relación
monógama, fiel y de por vida.

La Sagrada Escritura y la tradición cristiana nos animan a ver en estas


uniones íntimas un reflejo del anhelo de Dios mismo hacia nosotros.
La larga tradición del estudio del Cantar de los Cantares, por
ejemplo, ilustra este significado espiritual de las relaciones sexuales.
Los profetas hebreos también usaron con frecuencia la metáfora del
matrimonio para describir el compromiso de Dios para con Israel
(Isaías 62:5), imagen también utilizada por el autor de las epístolas de
18 Fe, esperanza, y amor
San Pablo para describir la relación entre Cristo y la Iglesia (Efesios
5:21-33).

Los compromisos pactados, por tanto, toman su forma y también


pueden ser un reflejo del misterio pascual de la muerte y resurrección
de Cristo, que la Iglesia celebra en el Bautismo y en la Eucaristía.
Parejas en vida íntima que viven en pacto sagrado se encuentran
involucradas en esta grandiosa y arriesgada labor: el ver si pueden
hallar su vida en Dios al darla a un prójimo. Esta dinámica es un
reflejo de la vida bautizada que todos compartimos como cristianos.
Al vivir nuestros votos bautismales en el recorrer de nuestras vidas,
somos llamados a seguir esta forma de vida que viene del anhelo y
amor abnegado de Dios.

En la Eucaristía, recordamos la disposición de Cristo de dar su vida


por el mundo: “Este es mi cuerpo, dado por ustedes”. Cuando dos
personas se dan sus vidas, sus cuerpos, en un pacto de por vida,
pueden descubrir y demostrar cómo en darnos, nos hallamos (Mateo
16:25). Cuando la Iglesia declara la bendición de Dios sobre votos de
fidelidad de por vida, por igual sobre parejas de diferente o del mismo
sexo, la Iglesia hace una declaración atrevida: el misterio pascual es la
mera raíz y fuente de vida en la unión, compromiso y relación de la
pareja.

Este marco o estructura sacramental para reflexionar acerca de


uniones entre personas del mismo sexo nos lleva, a la vez, a considerar
con más cuidado y detalle otros temas teológicos claves: el aspecto
vocacional de la unión pactada; cómo tal vocación se vive en el hogar
cristiano; los frutos de las uniones pactadas en vidas de servicio,
generosidad y hospitalidad; y bendición mutua, al convertirse la
bendición de Dios sobre una unión pactada en bendición para el resto
de la comunidad.

Unidad cristiana e interpretación bíblica


El Bautismo nos une con Dios al crear lazos que nos unen unos con
otros. La salvación es intrínsecamente social y comunal. A la vez,
estos lazos no dependen en que estemos de acuerdo unos con otros,
sino más bien dependen en lo que Dios ha hecho y está haciendo
entre nosotros. En realidad, nuestra unidad en Dios nos da cábida
para poder estar en desacuerdo sin perder el sentido de seguridad,
idealmente, sin que el desacuerdo amenaze romper nuestra unidad,
que es don del mismo Dios. Este principio es el fundamento de todo
pacto, comenzando con el pacto entre Dios y su pueblo, demostrado
Fe, esperanza, y amor 19
en el Bautismo, reflejado en la ordenación, vivido en la vida religiosa
pactada y en el matrimonio, y abarcando toda la vida de la Iglesia.
Nuestra vida en común como pueblo de Dios no es estar unánimes
en toda materia de fe y de moral, sino ir a todas las naciones como
testigos de la buena nueva de Dios en Cristo.

La mayoría de los cristianos, sin embargo, reconocerían límites en


cuanto a diferencias aceptables y legítimas. Más allá de esos límites,
la unidad se hace insostenible. Estos límites, por tanto, presentan
cuestiones difíciles: ¿En qué momento se ha ido demasiado lejos? ¿Qué
tipo de diferencias constituyen una falta esencial de unidad? En el
debate sobre uniones entre personas del mismo sexo e interpretación
bíblica, episcopales y otros cristianos a lo largo de la Comunión
Anglicana no han estado de acuerdo en su respuesta a estas preguntas.
Algunos episcopales han llegado a la conclusión de que el bendecir
estas uniones es ir demasiado lejos y, actuando según su conciencia,
se han apartado de la Iglesia Episcopal, mientras que otros que
también están en desacuerdo han elegido permanecer. Como Iglesia,
continuamos tomando diferentes enfoques hacia la interpretación de
la Sagrada Escritura al considerar uniones entre personas del mismo
sexo.

Nosotros, teniendo diferencias profundas al mismo tiempo que


anhelamos aún más la unidad, recordamos que la Iglesia ha podido
mantener esta tensión creativa en tiempos pasados. En Hechos 15,
vemos cómo San Pablo no estaba de acuerdo con la comunidad en
Jerusalén sobre si se debería requerir la circuncisión y exigir que
los gentiles obedecieran las leyes alimenticias antes de poder ser
bautizados y así recibidos en el Cuerpo de Cristo. Esta diferencia era
una cuestión de interpretación bíblica. Al mantener los miembros de la
Iglesia esta tensión entre su unidad esencial y las maneras diferentes en
que interpretaban la Sagrada Escritura, se encontraron guiados por el
Espíritu Santo.7

Desde entonces, la Iglesia ha encarado muchas veces con ocasiones


similares en que han habido diferencias en la interpretación de la
Sagrada Escritura alrededor de gran variedad de cuestiones: si la
vida religiosa pactada tiene prioridad al matrimonio, la prohibición
a prestar dinero cobrando intereses, hogares polígamos, divorcio
y volverse a casar, anticonceptivos, la institución de la esclavitud,
y el papel de la mujer tanto en la Iglesia como en la sociedad, para
nombrar sólo algunos ejemplos. En todos estos momentos, la Iglesia
ha buscado seguir el proceso apostólico de deliberar en oración,
7 Este proceso de discernimiento sobre la interpretación de la Sagrada Escritura guiada por
el Espíritu Santo ha dado su forma a todos los momentos en la historia de la cristiandad,
incluyendo el enfoque anglicano, véase el “Bosquejo de la Fe,” LOC, 745-746.

20 Fe, esperanza, y amor


lo que respeta la centralidad de la Sagrada Escritura y atiende
cuidadosamente a la labor del Espíritu Santo en nuestras vidas. Este
proceso no resolverá todas nuestras diferencias, pero continuamos
confiando en la unidad que viene, no de nuestros propios esfuerzos,
sino como un don de Dios hacia nosotros por el cual Cristo mismo
también oró (Juan 17:11).

R
Las cuatro secciones que siguen amplían estos temas y
consideraciones, y las ofrecemos a toda la Iglesia para continuar
en discernimiento compartido como el Cuerpo de Cristo. Ninguna
perspectiva o comunidad puede por sí sola captar de lleno la plenitud
de la verdad a la cual el Espíritu de Dios guía continuamente a la
Iglesia. En esta labor, entonces, como en cualquier otro asunto de
importancia a la vida y misión de la Iglesia, tomamos en cuenta que
San Pablo nos recuerda que “mi conocimiento es ahora imperfecto”
y que esperamos el día cuando lo parcial llegará a su fin (I Corintios
13:9-10). En este espíritu de humildad, en el cual nadie tiene un
conocimiento perfecto, ofrecemos este recurso teológico sobre la
bendición de uniones entre personas del mismo sexo, confiando que
refleja la fe que todos tenemos en el evangelio de Cristo Jesús, que
inspirará esperanza y anhelo por esa unión que Dios nos ha prometido
en Cristo, y sobre todo, que será una expresión del amor que no tiene
final (I Corintios 13:8).

Fe, esperanza, y amor 21


22 Foi, espoir et amour
1. El llamado de la Iglesia: 
Enfoque en misión

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona.


Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. Todo
esto es la obra de Dios, quien por medio de Cristo nos reconcilió
consigo mismo y nos dio el encargo de anunciar la reconciliación.
Es decir que, en Cristo, Dios estaba reconciliando consigo mismo
al mundo, sin tomar en cuenta los pecados de los hombres; y a
nosotros nos encargó que diéramos a conocer este mensaje.
— II Corintios5:17-19

El significado y características de lo que es bendición tiene importancia


para el llamado que compartimos a participar en la misión del amor
Dios en la reconciliación del mundo. El declarar bendición divina
toma muchas formas diferentes en gran variedad de momentos.
Cuando la Iglesia se reune para celebrar el intercambio de votos
sagrados en una unión pactada, la bendición refleja una acción que
tiene tres partes. Primero, la Iglesia da gracias por la presencia del
Espíritu Santo que se ha discernido en la vida de la pareja. Segundo, la
Iglesia ora pidiendo la gracia y el favor divino que la pareja necesitará
para vivir el compromiso que han hecho con amor, fidelidad y
santidad de vida. Tercero, la Iglesia comisiona a la pareja a participar
en la misión de Dios mismo en el mundo. Este carácter misional de la
bendición pactada, reflejado tanto en la Sagrada Escritura como en
las tradiciones históricas de la Iglesia, merece atención renovada en el
mundo de hoy. Mientras que la Iglesia da gracias por la presencia y la
bendición de Dios, la afirmación pública de la bendición de la unión
pactada también separa y distingue esta unión para un propósito
sagrado: el atestiguar el amor de Dios que crea, redime y sostiene.

La promesa que Dios hizo a Abraham es el fundamento para este


entendimiento misional de lo que es bendición: “voy a bendecirte y
hacerte famoso, y serás una bendición para otros” (Génesis 12:2b).
En Moisés, la promesa de Dios se extiende a ser pacto divino con
Fe, esperanza, y amor 23
Israel, pueblo que Dios mismo elige para que reciba protección, guía,
y fecundidad como dones divinos. En este pacto Dios hace que el
pueblo de Israel reciba estos dones, no sólo para ellos solos, sino para
que sean bendición para todo el mundo. Como Dios dice a Jacob,
“todas las familias del mundo serán bendecidas por medio de ti y de
tus descendientes” (Génesis 28:14b). Y como Dios le dijo a Isaías:
“No basta que seas mi siervo sólo para restablecer las tribus de Jacob
y hacer volver a los sobrevivientes de Israel; yo haré que seas la luz de
las naciones, para que lleves mi salvación hasta las partes más lejanas
de la tierra” (Isaías 49:6).

Los primeros cristianos asimismo adoptaron este entendimiento


misional de bendición pactada al reconocer que la gracia que recibían
en Cristo no era para ellos solamente, sino para que pudieran llevar
testimonio de esta gracia “en Jerusalén, en toda la región de Judea y de
Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra” (Hechos 1:8).
Jesús enseñó esta forma de vida de fe al recordar a quienes escuchaban
que “no se enciende una lámpara para ponerla bajo un cajón; antes
bien, se la pone en alto para que alumbre a todos los que están en la
casa” (Mateo 5:15). En el evangelio según San Juan, Jesús da ejemplo
de esta misión divina al lavarles los pies a los discípulos. Este acto de
íntimo servir es el modelo ideal que sus discípulos deberán seguir en
bendecir a los demás con el servir de sus propias vidas (Mateo 5:15);
es decir, el amor que Dios demuestra para con nosotros en Cristo se
convierte en bendición para misión y ministerio. El pacto de gracia que
Dios ha hecho con nosotros en Cristo por tanto nos llama a una vida
dedicada a servir: “Como buenos administradores de los diferentes
dones de Dios, cada uno de ustedes sirva a los demás según lo que
haya recibido” (I Pedro 4:10).

Alabanza y misión: Una visión escatológica


Cuandoquiera se reune en alabanza el pueblo de Dios, la Sagrada
Escritura nos lleva de nuevo a este entendimiento fundamental: Dios
continúa bendiciéndonos a través de nuestra unión pactada en Cristo,
y esta bendición nos empodera y capacita para dar bendición a los
demás. En todos los ritos de la Iglesia, desde el Oficio Divino a la
Santa Eucaristía, damos gracias por las bendiciones de Dios y oramos
pidiendo la gracia que necesitamos para manifestar esta bendición en el
mundo, para “hacer cumplir la misión que tú nos has encomendado”.
8
Esta pauta también aparece en el rito del matrimonio, que celebra la
bendición de Dios sobre un compromiso nacido del amor, no sólo para
la pareja sola, sino para el mundo, que tiene necesidad de este testimonio
8 Oración después de la Comunión, LOC, 288.

24 Fe, esperanza, y amor


de amor y fidelidad. En este rito, el pueblo reunido ora por la pareja,
pidiendo que Dios la haga “un signo del amor de Cristo para este mundo
dividido y pecador, y que la unidad venza la división, el perdón sane la
cupa y el gozo conquiste la desesperación”.9 La bendición pactada de
Dios empodera a la pareja a ser misioneros de la gracia.

Asimismo, la Iglesia nos bendice y nos manda para que tomemos


nuestro lugar en la realización de la historia de salvación; colaboramos
con Dios al proclamar esta nueva creación, y al ser instrumentos
que Dios utiliza para realizarla. Como nos recuerda la voz de un
teólogo, “La redención del mundo no se ha completado, y por tanto,
no se ha completado la historia humana. La historia se encamina en
una dirección, y aún no ha llegado a su final. La Iglesia existe para
ser lo que Dios está realizando, y para convertirse en lo que Dios
estará realizando hasta el final”. Lo que Dios ha hecho y continuará
haciendo en la vida de la Iglesia manifiesta “no sólo la intrínseca
bondad de la creación, sino la posibilidad de una nueva creación, de
sanación y justicia y perdón”. Y así, la Iglesia bendice para realizar
“su proyecto ‘escatológico’ de convertirse en el reino”.10

Esta visión escatológica de la vida de la Iglesia en su alabanza y misión


lleva consigo el potencial para profundizar nuestra reflexión como
comunidad en cuanto al significado de lo que es, en sí, bendición. En
bendecir y en ser bendecidos, nos unimos a la gran labor de redención
que Dios siempre ha estado realizando, que realiza ahora, y que estará
realizando hasta el final. En sí, este entendimiento expansivo de lo que
es bendición, arraigado profundamente en el pacto que Dios ha hecho
con nosotros en Cristo, llevó a San Pablo a declarar que la misión
de Dios de reconciliar al mundo ha sido encomendada a todos los
que han sido bendecidos por esta promesa de una nueva creación (II
Corintios 5:17-19).

Uniones entre personas del mismo sexo y la misión de la Iglesia


En responder al llamado de participar en la misión de Dios en el mundo,
la Iglesia debe atender con cuidado a las circunstancias particulares de
cada contexto cultural en el cual proclama la esperanza del evangelio.
Durante los últimos sesenta años, en los Estados Unidos de Norteamérica
(entre otros lugares), las ciencias sociales, psicológicas y biomédicas han
contribuido a un cambio gradual en las perspectivas culturales acerca
de la complejidad de la orientación sexual e identidad en cuanto al
9 LOC, 351.
10 Charles Hefling, “What Do We Bless and Why?” Anglican Theological Review 85:1
(Invierno 2003): 91-93.

Fe, esperanza, y amor 25


género. La Asociación Psiquiátrica Americana (American Psychiatric
Association), por ejemplo, ya no considera la homosexualidad como
una condición patológica,11 como lo hacía a mediados del siglo XX.
Personas de orientación homosexual ahora participan abiertamente
en casi todas las profesiones y aspectos de la vida humana. Muchas
de ellas han formado, abiertamente, uniones estables y duraderas, y
algunas están criando niños y niñas en sus familias. Muchas iglesias,
incluyendo la Iglesia Episcopal, también han discernido en uniones
entre personas del mismo sexo la misma posibilidad para santidad
de vida y los frutos del Espíritu Santo que pedimos en oración para
parejas que buscan el compromiso y beneficios del matrimonio. 12

Este cambio cultural en el entendimiento de la sexualidad humana


tiene peso y consecuencias sobre el cuidado pastoral de la Iglesia
así como en su misión. La 73a Convención General, por ejemplo,
identificó ciertas características que la Iglesia debe esperar de
cualquier pareja en una unión de por vida y con compromiso:
“fidelidad, monogamia, mutuo afecto y respeto, comunicación
honesta y cuidadosa y el amor sagrado que permite que los miembros
de la pareja puedan ver la imagen de Dios el uno en el otro”.13 Es
importante que la Convención demarcó esta Resolución como una
cuestión de misión. Dar testimonio de la labor del Espíritu Santo
en la unión entre personas del mismo sexo, así como lo hacemos en
uniones entre personas de diferente sexo, puede y en muchos casos
ya ha ampliado el entendimiento de la Iglesia en cuanto a cómo ella
participa en la labor reconciliadora de Dios en el mundo.

Muchas veces, el intercambio de votos y bendición de la unión de


una pareja del mismo sexo anima a otras personas de orientación
homosexual (y a otras también) a buscar al apoyo de la Iglesia para
profundizar su propio compromiso y fidelidad. A la vez, la pareja
ofrece sus dones para el ministerio al resto de la comunidad, dones

11 “Todas las organizaciones involucradas con la salud mental han establecido para sí
que la orientación homosexual no es un desorden de la mente. En 1973, la Asociación
Psiquiátrica Americana (American Psychiatric Association ) quitó la homosexualidad de su
manual oficial de diagnósticos, el Diagnostic and Statistical Manual of Mental Disorders
(DSM (Manual diagnóstico y estadístico de desórdenes de la mente).” De “Let’s Talk Facts
about Sexual Orientation” (“Hablemos la realidad acerca de la orientación sexual”),
producido por la Asociación Psiquiátrica Americana, http://www.healthyminds.org/
Document-Library/Brochure-Library/Lets-Talk-Facts-Sexual-Orientation.aspx?FT=.pdf.
12 To Set Our Hope on Christ (Poner nuestra esperanza en Cristo, 24-25. Para un enfoque
más ampli, véase una colección de ensayos editados por Walter Wink, Homosexuality
and Christian Faith: Questions of Conscience for the Churches (Homosexualidad y la
esperanza cristiana: Cuestiones de consciencia para las Iglesias) (Minneapolis: Fortress
Press, 1999).
13 Resolución 2000-D039 de la Convención General. La Sagrada Escritura ofrece un enfoque
similar a discernir evidencia de la gracia divina y la labor del Espíritu Santo cuando,
por ejemplo, Jesús utiliza la analogía de mirar la bondad de un árbol basado en su fruto
(Mateo 7:16-18 y Lucas 6:43).

26 Fe, esperanza, y amor


que contribuyen a la misión de la Iglesia de “restaurar a todos los
pueblos a la unión con Dios y unos con otros en Cristo”.14 Cuando
la Iglesia declara la bendición de Dios sobre la unión de una pareja
del mismo sexo que también está criando niños, estos niños tendrán
una comprensión más profunda de la santidad de su propia familia,
y la familia podrá recibir el mismo apoyo y ánimo de la Iglesia que
reciben para sus familias las parejas de diferente sexo. La bendición de
uniones entre personas del mismo sexo en la comunidad de fe puede
también ser motivo de reconciliación entre miembros de la familia que
se han distanciado, incluso aquellos que no han comprendido, o han
rechazado, a sus familiares por su orientación sexual.

Podría darse también, que personas de orientación heterosexual vean


sus propias vocaciones y ministerios fortalecidas y empoderadas en
estos momentos de bendición, como podría darse durante la celebración
de un matrimonio, o durante una profesión pública de compromiso
a un ministerio o comunidad en particular. Es decir, los dones que los
hombres y mujeres de orientación homosexual disciernen en sus vidas
no son sólo para ellos solos. Un sacerdote episcopal ha observado que
“Una y otra vez, vemos como lesbianas y hombres gay, personas que
una generación atrás se escondían en las sombras de la Iglesia, ahora
están viniendo al frente para contribuir sus dones, su fortaleza, su
lealtad y su sabiduría, libre y abiertamente a toda la comunidad de
fe. Y personas heterosexuales que ven esto ocurriendo también han
encontrado la libertad de darse de sí mismas con más generosidad”.15

Las amistades de parejas del mismo sexo y otras personas en el


público general también toman nota de estos momentos de bendición,
encontrándose con el alcance amplio y generoso de la bienvenida
evangélica. Al ser testigos sus amistades de la gracia de estos
compromisos pactados, y ver la generosidad del abrazo de la Iglesia,
muchas de ellas se sentirán atraídas a la comunidad de fe, tal vez por
primera vez o tal vez después de haberse apartado. Este ya ha sido el
caso en muchas congregaciones y diócesis de la Iglesia Episcopal.

El reto de la bendicion de Dios para la misión


La Sagrada Escritura da testimonio de momentos importantes en
que un personaje bíblico retó a su comunidad a ampliar su visión
14 “Bosquejo de la Fe,” BCP,747.
15 L. William Countryman, “The Big House of Classic Anglicanism” (La gran vivienda del
anglicanismo clásico), de un discurso dado en la conferencia “Claiming the Blessing” en
St. Louis, Missouri, en Noviembre de 2002 y citado en Claiming the Blessing, la premisa
teológica de la coalición de Claiming the Blessing (Afirmación de la bendición), página 11;
http://www.claimingtheblessing.org/files/pdf/CTBTheology_Final_.pdf.

Fe, esperanza, y amor 27


de cómo Dios realiza su labor en el mundo, o en que el personaje
bíblico mismo se vió desafiado por la palabra divina a mirar más
allá de sus horizontes del momento. Los israelitas de antigüedad, por
ejemplo, tuvieron que lidiar con qué sería la amplitud o el alcance de
la bendición de su vida pactada con Dios. El profeta Isaías los urgió
a ver a todas las naciones, no sólo la suya, acercándose al monte
sagrado de Dios (Isaías 2:1-4). La Iglesia en sus primeros tiempos no
fue excepción a esta lucha.

En Hechos de los Apóstoles, leemos cómo San Pedro en su encuentro


con Cornelio, un centurión romano, vacila en cruzar las barreras
que la tradición imponía entre puros e impuros (Hechos 10). En
una visión, Pedro escucha la voz de Dios que lo urge a comer ciertos
animales considerados como impuros, en directa desobediencia a
lo requerido en Levítico 11. Esta visión lleva a Pedro a preguntarse
de una manera nueva si la bendición y labor salvífica de Dios no se
podría encontrar en lugares y en comunidades que antes no hubiera
considerado fueran posibles. Cuando fue desafiado sobre esta visión
más expansiva, Pedro declara que “Dios me ha enseñado que no
debo llamar profano o impuro a nadie” (Hechos 10:28b). A los que
se sorprendieron y tal vez se escandalizaron por la extensión del
evangelio a los gentiles, Pedro preguntó - “¿Acaso puede impedirse
que sean bautizadas estas personas, que han recibido el Espíritu Santo
igual que nosotros?” (Hechos 10:47)16

Una y otra vez en la historia de Israel y de la iglesia en sus primeros


tiempos, el responder al reto de la extravagancia de la gracia y la
riqueza de la bendición divina, a ampliado la misión del pueblo de Dios
en el mundo, aún más de lo que antes muchos habían imaginado. El
amor, fidelidad y el compromiso pactado en uniones entre personas
del mismo sexo presenta un reto similar a la Iglesia de hoy. Muchos a
lo largo de la Iglesia Episcopal y en otras comuniones cristianas han
reconocido y discernido la presencia y la labor del Espíritu Santo en
estas uniones entre personas del mismo sexo, y están pidiendo al pueblo
de Dios que se pregunten por qué les negaríamos una afirmación pública
y declaración de bendición a aquellos que han recibido al Espíritu
Santo igual que otros. Aún de mayor importancia, este momento en la
vida de la Iglesia Episcopal nos llama a considerar de nuevo la riqueza
de las bendiciones que recibimos por la gracia de Dios en Cristo y
por el Espíritu Santo. Estas bendiciones, a la vez, dan nuevo ánimo al
ministerio de reconciliación que Dios nos ha dado como embajadores de
una nueva creación que se está realizando, aún ahora, entre nosotros.

16 Pablo relata su confrontación con Pedro sobre este mismo asunto en Gálatas 2:1-21.

28 Fe, esperanza, y amor


2. El gozo de la Iglesia: 
Una teología de bendición

Cualquiera que en el país pida una bendición, la pedirá al


Dios fiel.
— Isaías 65:16

Y estaban siempre en el templo, alabando a Dios.


 

— Lucas24:53

“¡Bendito eres, Señor Dios, soberano del universo, que creaste todo
para tu gloria!” Esta bendición clásica de la tradición judía marca el
tono para cualquier reflexión teológica sobre lo que significa bendecir
y recibir bendición. El pueblo de Dios bendice primero al Señor, antes
de bendecirnos a nosotros, a los demás, a los animales, o a lugares u
objetos. Discernir y dar gracias por los incontables motivos por los
cuales podemos y debemos bendecir a Dios es, por tanto, el corazón de
la labor de la Iglesia en el mundo. Y a la vez, el corazón de la alabanza
cristiana es la Eucaristía, “dar gracias” al alzar nosotros la “copa
bendita” (I Corintios 10:16).

En los contextos anglicanos, la labor de la Iglesia en el mundo toma


su forma a través de la alabanza y oración común. Además de leyendo
la Sagrada Escritura y en oración y meditación, los anglicanos siempre
hemos dependido de la vida litúrgica que compartimos para discernir
en dónde está la presencia de Dios y cómo nos llama a vivir en el
mundo como testigos del evangelio de Jesucristo en el poder del
Espíritu Santo. Aun sabiendo que Dios está activo siempre y en todo
lugar, la comunidad de fe se reúne para discernir la actividad de Dios y
hacerla aún más visible.

Aunque los ministros ordenados han sido llamados a la labor de


la Iglesia de una manera particular, comparten esa labor con toda
la comunidad de los que han sido bautizados. En su vocación
sacramental, ministros ordenados dirigen la comunidad en ofrecer

Fe, esperanza, y amor 29


signos externos y visibles de la gracia interior y espiritual que ya está
presente en el pueblo de Dios. En otras palabras, el clero no “crea
gracia” donde ésta no existía, sino que el Cuerpo entero de Cristo, de
maneras variadas y abundantes, proclama la gracia de la actividad de
Dios presente en la comunidad. Esta proclamación ofrece la certeza de
la gracia de Dios prometida en Cristo Jesús y nos fortalece en nuestros
esfuerzos de manifestar los frutos del Espíritu Santo en nuestra vida
diaria.

Muchos en la Iglesia Episcopal y en otras comunidades cristianas


creen que la celebración y bendición de un compromiso pactado
de una pareja del mismo sexo también es parte de la labor de la
Iglesia de ofrecer signos externos y visibles de la gracia de Dios. Aun
reconociendo que “bendición” tiene un carácter multifacético, siempre
tiene su origen en Dios, lo cual la Iglesia bien y diariamente reconoce:
“Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las
bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en
la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios
de gracia, y por la esperanza de gloria”.17

La Iglesia participa en esta bendición divina fundamental en tres


maneras interrelacionadas: dando gracias a Dios for su favor y
su bondad; buscando el continuo favor y gracia de Dios para que
manifestemos más plenamente esta gratitud en nuestras vidas; y
recibiendo el poder del Espíritu Santo para dar testimonio en el
mundo a esa gracia. Estas tres características de lo que es bendición
reconocen lo que ya está presente, la gracia de Dios, pero a la vez se
realiza algo más: se establece una nueva realidad. El pan y el vino, por
ejemplo, al ser bendecidos en la mesa eucarística, quedan apartados de
lo que sería su uso ordinario y designados para un propósito sagrado
y particular. De manera similar, la afirmación pública de la bendición
divina en una unión pactada separa y distingue esa unión de otros
tipos de uniones. El pueblo de Dios espera que esta bendición rinda
los frutos de la gracia de Dios de maneras particulares, haciendo
que la pareja en dicho pacto tenga también un compromiso con la
comunidad de fe, así como con Dios y entre la pareja misma. La
comunidad, a la vez, tiene el compromiso de animar, apoyar y cuidar
de una unión bendecida al ir buscando ambos miembros de la pareja
el crecer juntos en santidad de vida.

En resumen, la gracia y bendición de Dios ya discernidos en la relación


entre una pareja no significa que un rito litúrgico de bendición sea
redundante. Al contrario, la bendición de la Iglesia realiza lo que
declara, y en esto se realiza un cambio tanto en la pareja como en la

17 “Acción de Gracias en General,” LOC, 91.

30 Fe, esperanza, y amor


Iglesia misma. La pareja reconoce a un nivel más profundo y pleno
el favor de Dios a la vez que recibe un papel particular, como pareja,
en la misión de Dios en el mundo; la Iglesia también es cambiada,
al hacerse más visible la santidad de vida y al recibir y aceptar su
comisión de apoyar a la pareja en su vida y ministerio.

La Sagrada Escritura nos guía en este entendimiento al relacionar


bendición con creación y con pacto. En el libro de Génesis, Dios
declara que toda la creación es buena, una fuente de bendición por
la que damos gracias a Dios, dador de todos los dones buenos. Esta
bendición queda manifiesta de maneras más específicas en el pacto
que Dios hace con Noé y, por extensión, con toda la creación (Génesis
9:8-16), con Abraham (Génesis 12:2-3), y, a través de Moisés, con
el pueblo de Israel (Deuteronomio 7:12-14). Del mismo modo, el
Nuevo Testamento refleja la bendición de Dios sobre toda la creación,
al quedar la Palabra de Dios encarnada en Jesús; también refleja la
bendición de una alianza (es decir, de un pacto), al reconciliarnos con
Dios la vida, muerte y resurrección de Jesús y asegurarnos del amor
de la fidelidad de Dios hacia nosotros y hacia toda la creación entera.
En su última comida con sus discípulos, Jesús bendice a Dios por el
pan y por el vino como signos del nuevo pacto (Mateo 26:26-29).
La bendición que recibimos al participar en esta cena eucarística nos
fortalece para vivir en todas nuestras relaciones humanas el perdón y
la reconciliación a la cual esta comida nos llama.

La Sagrada Escritura da testimonio al carácter relacional de la


bendición: estar en relación con Dios no sólo es bendición para
nosotros, sino también para los demás. El pacto de Dios con Israel
se convierte en bendición, no sólo para Israel, sino para “todas las
naciones”. Esta es la esencia de la promesa que Dios hizo a Abraham:
“por medio de ti bendeciré a todas las familias del mundo” (Génesis
12:3b). El auto-entendimiento de Israel acerca del alcance de esta
bendición divina iriá desarrollándose gradualmente y de diferentes
maneras al pasar el tiempo. “Todas las naciones”, se refería, por
supuesto, a los gentiles, es decir precisamente a quienes muchos
en Israel no habrían esperado compartirían con ellos las promesas
de Dios. La bendición de Dios así va expandiendo el alcance de la
bienvenida y hospitalidad, no sólo hacia el vecino cercano y conocido,
sino hacia el extraño distante que se convierte en vecino por la
generosidad de Dios. Como observó San Pablo, “esto sucedió para
que la bendición que Dios prometió a Abraham alcance también, por
medio de Cristo Jesús, a los no judíos; y para que por medio de la fe
recibamos todos el Espíritu que Dios ha prometido” (Gálatas 3:14).
La bendición del pacto de Dios con nosotros en Cristo nos empodera,
por el Espíritu, para ofrecer esta bendición tan expansiva y generosa

Fe, esperanza, y amor 31


al mundo, en pensamiento, palabra y obra. Las bendiciones de Dios
nos inspiran a vivir de incontables maneras como emisarios de la
bendición divina en todo lo que hacemos, en nuestra labor, nuestro
juego, y en todas nuestras relaciones como seres humanos. En todo
esto, la bondad de Dios en nuestras vidas se convierte en bendición
hacia nuestro prójimo, hacia todos nuestros vecinos, ya estén cerca o
ya estén lejos.

Como cristianos, nuestra atención queda enfocada por el Bautismo y


por la Eucaristía en las bendiciones particulares del misterio pascual
de la muerte y resurrección de Cristo. Estas bendiciones, a la vez,
nos animan a discernir las muchas otras maneras en que la bendición
de Dios se manifiesta tanto en creación como en pacto. La bondad
de Dios hace que todo lo creado sea, en potencial, un vehículo de
bendición, incluyendo el amor y la fidelidad de una unión pactada, en
la cual vivimos nuestro llamado a manifestar la bondad divina. Así, la
Iglesia contínuamente está discerniendo en dónde nos urgen la bondad
de Dios, la gracia de Cristo y los dones del Espíritu Santo manifestar
la bendición de Dios hacia otros y, en respuesta, dónde habremos de
bendecir a Dios con corazonos y vidas llenos de alabanza y gratitud.

Otro aspecto del testimonio bíblico que merece atención es un


enfoque en abundancia. En su peregrinación a través del desierto,
Moisés golpeó una roca y “brotó mucha agua” para el pueblo de
Israel (Números 20:11). “Como vid”, leemos en Eclesiastés, “eché
hermosos retoños... y mis flores y frutos son bellos y abundantes”.
“Has preparado un banquete”, declara el autor del salmo, “y has
llenado mi copa a rebosar” (Salmo 23:5). “Den a otros”, dice Jesús,
“y Dios les dará a ustedes. Les dará en su bolsa una medida buena,
apretada, sacudida y repleta” (Lucas 6:38a). A la comunidad cristiana
en Corinto, Pablo declara que “Dios puede darles a ustedes con
abundancia toda clase de bendiciones, para que tengan siempre todo
lo necesario y además les sobre para ayudar en toda clase de buenas
obras” (II Corintios 9:8). La Sagrada Escritura nos invita, en otras
palabras, a ver la bendición de la bondad de Dios, no como una
comodidad que escasea y que hay que acaparar o proteger, sino como
una fuente inagotable de amor imperecedero y de gracia perpetua,
un tesoro abundante de riqueza divina. En sagrada unión pactada,
la abundancia de Dios se manifiesta de muchas maneras, incluyendo
el compañerismo, la amistad y el gozo mutuo de la intimidad. Al
afirmar y reconocer públicamente la bendición de la abundancia que
ya está presente en vibrantes uniones pactadas, incluyendo uniones
entre personas del mismo sexo, la Iglesia espera que esas uniones
manifiesten la gracia de Dios, los dones del Espíritu Santo, y la
santidad de vida.

32 Fe, esperanza, y amor


La parábola paradigmática del hijo pródigo agrega un nivel más a
este testimonio bíblico de la abundancia del amor y de la gracia de
Dios. En este relato, Dios derrama la bendición divina sobre todos, sin
importar mérito o circunstancia. Cuando el hijo pródigo decide por fin
regresar a la casa del padre, esperando recibir a lo más lo que recibiría
un esclavo, su padre se lanza a encontrarlo, y lo recibe en el hogar con
una bienvenida, llegando hasta a preparar un banquete en su honor.
“Cuando todavía estaba lejos”, dice Jesús, y por tanto mucho antes
de que el hijo pudiera dar voz a su arrepentimiento, “su padre lo vio y
sintió compasión de él. Corrió a su encuentro, y lo recibió con abrazos
y besos” (Lucas 15:20). En nuestras vidas, como en la parábola,
Dios derrama bendiciones sobre nosotros para que recibamos vida
abundante, aunque nosotros de ninguna manera hallamos merecido
estas bendiciones por nuestro mérito propio.

Esta parábola sugiere que la abundancia en este hogar es más que


suficiente par abrirse hacia recibir al hijo menor. La abundancia en
este hogar también es más que suficiente para el hijo mayor que, lleno
de resentimiento, se opone a esta celebración hecha para el hermano
menor que se había desviado. El hogar está lleno de abundancia, si
sólo el hermano mayor pudiera abrir su corazón para poder recibirla
(Lucas 15:29-31). Ambos hijos en la parábola sirven para demostrar
de una manera potente que la bendición de la bondad divina no
transforma vidas automáticamente: debemos estar dispuestos a recibir
esta bendición. Sin embargo, aun cuando no estamos dispuestos, Dios
continuará ofreciendo bendiciones en abundancia. Las enseñanzas
de Jesús repetidamente tornan a este tema, como en la parábola del
sembrador (Marcos 4:3-8), la parábola del banquete de matrimonio
(Mateo 22:1-10), o cuando Jesús proveyó con alimento a más de cinco
mil personas con escasos cinco panes y dos peces (Lucas 9:12-17).

La participación de la Iglesia en bendición divina nos puede ayudar


de varias maneras a abrirnos a la abundancia de la bondad de Dios.
La vida litúrgica de la Iglesia, es decir, nuestra práctica de alabanza y
oración común, pueden crear un espacio en el cual el pueblo de Dios
pueda abrir sus corazones y mentes para recibir las bendiciones que
Dios ofrece. Para quienes están en una unión pactada, ese espacio
intencional (tanto para escuchar la palabra de bendición en sus vidas
como para bendecir a Dios en respuesta) marca un importante, y hasta
esencial, profundizar y fortalezer de su vida en común, de su vida en la
comunidad, y de su relación con Dios. En bendecir uniones pactadas,
al igual que en la Eucaristía, damos gracias por la abundancia de
la bondad de Dios y oramos por la continua presencia del Espíritu
Santo que nos empodera para hacer la labor que Dios nos ha dado
a hacer en el mundo. La bendición de la mesa eucarística nos separa

Fe, esperanza, y amor 33


y distingue como el Cuerpo de Cristo en el mundo, habiendo sido
llamados y empoderados para proclamar el evangelio, al igual que la
bendición de una unión pactada separa y distingue esa unión como
“un signo del amor de Cristo para este mundo dividido y pecador,
y que la unidad venza la división, el perdón sane la culpa y el gozo
conquiste la desesperación”.18

Discernir, declarar, buscar y responder con bendición bien describen


la labor de la Iglesia. Aún más, este es el gozo de la Iglesia. San Pablo
urgió a los cristianos en Roma que se alegren “con los que están
alegres y lloren con los que lloran” (Romanos 12:15). Los primeros
cristianos se entregaron a este gozo, al estar “siempre en el templo,
alabando a Dios” en su celebración de la victoria de Jesús sobre la
muerte (Romanos 12:15). Cuandoquiera y dondequiera que la Iglesia
discierne instancias particulares de la abundante bondad de Dios, la
Iglesia hace bien en dar gracias a Dios por este don. También pedimos
a Dios nos de la gracia de poder vivir ese don más plenamente, al dar
con gozo testimonio de esta bendición en el mundo.

18 Celebración y Bendición de un Matrimonio, LOC, 351.

34 Fe, esperanza, y amor


3. La vida de la Iglesia: 
Unión y compromiso pactada

¿No saben ustedes que, al quedar unidos a Cristo Jesús en


el Bautismo, quedamos unidos a su muerte? Pues por el
Bautismo fuimos sepultados con Cristo, y morimos para
ser resucitados y vivir una vida nueva, así como Cristo fue
resucitado por el glorioso poder del Padre.
— Romanos 6:3-4

Creación, Bautismo y Eucaristía


Pactos han tomado formas muy variadas en diferentes tiempos y
contextos históricos. Tanto la Sagrada Escritura como la historia
cristiana muestran esta diversidad. La unión pactada más familiar
es el matrimonio, imagen que tanto los profetas hebreos como los
autores del Nuevo Testamento utilizaron para describir el anhelo
y compromiso de Dios de estar en unión y relación con nosotros
(Isaías 62:5, Efesios 5:21-33). El matrimonio mismo también ha
presentado una variedad de formas al recorrer de los siglos, pero aún
así proporciona un patrón o modelo para un número de importantes
compromisos pactados, incluyendo por ejemplo los votos de la vida
religiosa o la ordenación para el ministerio.

En el año 2000, la Convención General identificó ciertas características


que la Iglesia espera ver en uniones de por vida y con compromiso:
“fidelidad, monogamia, mutuo afecto y respeto, comunicación honesta
y cuidadosa y el amor sagrado que permite que los miembros de la
pareja puedan ver la imagen de Dios el uno en el otro” (Resolución
D039). Estas características describen bien lo que queremos significar
con “pacto” al continuar nuestra reflexión teológica sobre uniones
entre personas del mismo sexo. Una pareja indica su decisión de entrar
en un compromiso de por vida de fidelidad y mutua responsabilidad

Fe, esperanza, y amor 35


en el contexto de la casa de Dios, la Iglesia, con un intercambio de
votos, y la Iglesia responde declarando la bendición de Dios. Unión
pactada, por tanto, tiene el potencial para reflejar para la Iglesia la
gracia del pacto que Dios ha hecho con nosotros en el misterio pascual
de la muerte y resurrección de Cristo, que la Iglesia celebra en el
Bautismo y en la Eucaristía.

Algunos encontrarán este tipo de reflexión teológica sobre uniones


entre personas del mismo sexo poco familiar y tal vez injustificada.
Habrá también parejas de personas de diferente sexo que sentirán
que ésta manera de pensar acerca de sus votos de matrimonio es algo
nuevo o distinto. Así, la Resolución 2009-C056 de la Convención
General, que pidió se desarrollaran estos recursos teológicos, se
convierte en oportunidad para reflexionar más ampliamente sobre
el papel de la unión pactada en la vida de la Iglesia. Al hacerlo, la
bendición de uniones entre personas del mismo sexo se puede entender
dentro del ámbito más amplio de la vida sacramental de la Iglesia y de
su misión en el mundo.

La fundamentación de la unión pactada comienza con la declaración


de Dios mismo de que la creación es buena (Génesis 1:31). Esa
bondad nos inspira para dar gracias a Dios, creador de todas las
cosas. Los cielos proclaman la gloria de Dios, nos recuerda el salmo,
y la bóveda celeste pregona las obras de sus manos (Salmo 19:1).
Así, aun en la fragilidad, limitación y aflicción de la creación, los
autores bíblicos discernieron signos del poder de la providencia
de Dios, de la fortaleza de su amor y de su gracia redentora.
La Iglesia celebra la bondad de Dios en su alabanza y en actos
sacramentales de la bendición de Dios. Estos “signos externos y
visibles de una gracia interna y espiritual” manifiestan la presencia
transformadora de Dios y son así “medios seguros y eficaces por
medio de los cuales recibimos esta gracia”.19 Principales entre estos
signos son el Bautismo y la Eucaristía, que derivan directamente de
la vida y ministerio de Jesucristo. La reconciliación, confirmación,
matrimonio, ordenación y unción también manifiestan la gracia de
Dios en momentos clave de la vida cristiana, cada uno a su propia
manera; y aún así, estos no son de ninguna manera los únicos
momentos en que esto se realiza.20 Como discípulos de Jesús, el
Verbo encarnado de Dios, somos llamados a hacer que el amor de
Dios, amor que crea, redime y sostiene, sea reconocido en todas
las cosas, en todas las circunstancias, y en todas nuestras vidas y
relaciones humanas. La vida sacramental de la Iglesia enfoca este
llamado de maneras particulares.

19 “Bosquejo de la Fe,” LOC, 750.


20 “Bosquejo de la Fe,” BCP, 750-754.

36 Fe, esperanza, y amor


El Bautismo y la Eucaristía recapitulan el arco de la historia de la
salvación en creación, pecado, juicio, arrepentimiento y redención, o
en la realización de toda la creación en la presencia de Dios.21 En el
Bautismo, somos incorporados en el misterio pascual de la muerte y
resurrección de Cristo, y recibimos la fortaleza del Espíritu Santo para
vivir más plenamente en la santidad de vida a la cual todos hemos sido
llamados por Dios. Este acto sacramental manifiesta el pacto eterno
que Dios ha hecho con nosotros, proclamando que somos amados
de Dios, herederos de sus promesas, y amigos suyos;22 quedamos
sellados por el mismo Espíritu de Dios y marcados como propiedad
de Cristo para siempre.23 Este signo del pacto de Dios es irrevocable,
y no depende de nuestro acatamiento del pacto, sino de la gracia y
la bondad de Dios en Cristo Jesús. Como miembros del Cuerpo de
Cristo, nos comprometemos a vivir de la manera propia al cuerpo al
cual pertenecemos. Esta manera de vida se resume en los dos grandes
mandamientos: amar a Dios con todo nuestro ser y amar al prójimo
como a nosotros mismos.24 Aunque sin duda fallaremos en este
compromiso, el amor constante de Dios nos mantiene en el pacto que
Dios ha hecho, y Dios tanto busca como proporciona los medios para
nuestro regreso a la fidelidad.

En la Iglesia Episcopal, el significado del Bautismo en la vida y fe


cristiana ha quedado aún más esclarecido con la ratificación del Libro
de Oración Común de 1979. El Pacto Bautismal da forma al rito del
Santo Bautismo al comenzar éste con una afirmación de fe (el Credo
de los Apóstoles), seguido por cinco distintas promisas específicas
hechas por (o en nombre de) los que serán bautizados: continuar en la
enseñanza y comunión de los apóstoles; perseverar en resistir el mal;
proclamar la Buena Nueva de Dios en Cristo; buscar y servir a Cristo
en todas las personas; y luchar por la justicia y la paz entre todos los
pueblos, respetando la dignidad de todo ser humano.25 El rito comienza,
por tanto, con la misión trinitaria de Dios de crear, redimir y sostener
amor en el mundo. Las promesas que hacemos son respuesta a esta
misión divina y constituyen nuestro compromiso pactado de participar
en esta misión; y siempre, “con la ayuda de Dios”. Este enfoque
hacia la teología bautismal continúa guiando e informando nuestro
discernimiento en oración como episcopales, el cual está fundamentado
primeramente en el pacto que Dios ha hecho con nosotros a través de la

21 Véase “Acción de Gracias sobre el Agua,” LOC, 226-227; Romanos 8:18-25; y I Corintios
15:28.
22 “Ya no los llamo siervos... os llamo mis amigos” (Juan 15:15). Véase además Gregorio de
Nyssa, que comprendió que nuestra incorporación al Cuerpo de Cristo nos hace “amigos”
de Dios. (Orat. in 1 Cor. xv.28 ).
23 Santo Bautismo, LOC, 228.
24 Véase Deuteronomio 6:5, Levítico 19:18, y Mateo 22:37-40.
25 LOC, 225.

Fe, esperanza, y amor 37


Palabra encarnada de Dios (Juan 1:14).26

En la labor redentora de la Encarnación, Dios invita a toda la


creación a regresar a estar en unión con Dios, alzándola, a través
de la resurrección y ascención de Cristo, hacia su perfección donde
Dios será el todo en el todo (I Corintios 15:28). En la Eucaristía,
celebramos esta acción transformadora, realizada por Cristo al dar él
mismo su Cuerpo y su Sangre, que nutre nuestros cuerpos y nuestras
almas, y nos equipa para participar en la misión de Dios mismo de
reconciliar al mundo.

En la Eucaristía, nuestras vidas fragmentadas se reúnen para ser


una sola ofrenda a Dios, dador de todas las cosas buenas. Como
comunidad reunida en oración, afirmamos nuestra participación en el
pacto de Dios al escuchar la palabra santa de Dios, confesar nuestros
pecados y recibir el perdón, y unirnos con la toda comunidad de los
santos orando por la Iglesia y por el mundo. Dios recibe los dones que
ofrecemos, con todas sus imperfecciones y limitaciones, los bendice,
y nos los regresa como el pan del cielo. Al ser nutridos por el Cuerpo
y la Sangre de Cristo, quedamos formados aún más profundamente
en la santidad de vida, siendo conformados aún más a la semblanza
de Cristo. En la mesa, recibimos un anticipo del banquete celestial
en el cual todos estaremos reunidos a Dios, un anticipo que esclarece
y fortalece nuestro anhelo de dar testimonio del amor de Dios. Al
ser bendecidos y mandados de nuevo al mundo, recibimos poder del
Espíritu Santo para participar en la labor de Dios de llevar todas las
cosas hacia la santificación y plenitud para la cual Dios las creó. A la
vez, al celebrar juntos la Eucaristía, recordamos todas las otras mesas
alrededor de las cuales también nos reunimos en nuestros hogares,
y llegamos a reconocer que en estas mesas y hogares también se
encuentra la presencia de Cristo. Este patrón eucarístico, a menudo
descrito como tomar, bendecir, partir y dar, da forma a todas las
relaciones humanas que traemos a nuestra vida bautizada con Dios.
Tomamos estas relaciones humanas, bendecimos a Dios por su
bondad, pedimos Dios las bendiga y las parta, abriéndolas para poder
mejor recibir su divina gracia, para que las podamos dar al mundo
como testimonio del evangelio de Jesucristo.

Bautismo y Eucaristía, como sacramentos del pacto de Dios de crear,


redimir y sostener el amor, dan forma a nuestras vidas cristianas
en relación con Dios y con su creación; esto nos llama a vivir con
amor, compasión, justicia y paz hacia todas las criaturas, ya sean
amigos o enemigos, vecinos o extraños. No sólo somos llamados a
26 Véaso Louis Weil, A Theology of Worship, The New Church’s Teaching Series, vol. 12
(Cambridge, MA: Cowley Publications, 2002), 11-22.

38 Fe, esperanza, y amor


vivir de esta manera, sino que además nuestra participación en estos
actos sacramentales nos permite recibir la fortaleza que necesitamos
para hacerlo así. La vida sacramental de la Iglesia nos fortalece para
poder darnos a nosotros mismos, y para poder recibir a los demás
contribuyendo así a la venida del reino de Dios, “en la tierra como en
el cielo” (Mateo 6:10) y proclamar a Cristo hasta que venga de nuevo
(I Corintios 11:26).

A través del Bautismo y de la Eucaristía, entramos y somos


sostenidos en una variedad de formas diferentes de estar en relación.
Primeramente, está nuestra relación con Dios, el mismo Dios que
nos crea, redime y sostiene. También participamos en un sinnúmero
de otras relaciones y compromisos con todo tipo de personas,
comunidades e instituciones en las que nos encontramos a lo largo
de nuestro mundo. Todas estas relaciones humanas nos llaman a
dar testimonio al evangelio precisamente porque, como criaturas de
Dios, nuestras vidas se constituyen en relación; hemos sido creados
en la imagen Trinitaria de Dios, una imagen que es intrínsecamente
relacional y fundamentada en el amor.27

Por consiguiente, las relaciones y uniones entre personas del mismo


sexo son también parte de esta extensiva red relacional dentro de
la cual hemos sidos llamados a dar testimonio del evangelio. En la
siguiente sección, consideramos la bendición de uniones entre personas
del mismo sexo en un contexto más amplio, comenzando con el
llamado fundamental que todos compartimos de amar al prójimo
como a nosotros mismos. Como Dios nos llama a formas particulares
de estar en compromiso de amor con otros, tornamos en las secciones
que siguen a tres aspectos entrelazados de ese llamado: la formación
de un pacto, hogares intencionalmente cristianos, e intimidad fiel.

Amando a nuestro prójimo como a nosotros mismos


Los cristianos nos esforzamos por tomar como modelo el amor, gracia
y compasión de Cristo en todas nuestras relaciones humanas, amando
al prójimo, igual esté cerca o lejos, como nos amamos a nosotros
mismos. El amar a los demás sólo nos es posible por la gracia de Dios,
quien nos amó primero (I Juan 4:19). El Bautismo y la Eucaristía
continuamente nos llevan a un encuentro con el vecino, encuentro en
el cual aprendemos una y otra vez la bendición de ofrecernos nosotros
mismos y de recibir a los demás en la hospitalidad del evangelio.

Hospitalidad significa más que tener buenos modales. La Sagrada


27 “Bosquejo de la Fe,” LOC, 737.

Fe, esperanza, y amor 39


Escritura considera la hospitalidad hacia el amigo y hacia el extraño
como muestra de obediencia pactal y evidencia de los frutos del
Espíritu.28 El relato bíblico de la destrucción de Sodoma en Génesis
19, que nos recuerda de una manera particularmente dramática la
importancia de la hospitalidad, ha sido con frecuencia citado por
quienes se oponen a la bendición de uniones entre personas del mismo
sexo. Sin embargo, estas interpretaciones del pasaje dependen menos
del relato bíblico en sí que de la recepción cultural de esta historia a
través de varios siglos de la historia europea.29

El eje narrativo de este pasaje es si los habitantes de Sodoma


recibirán con gracia y hospitalidad a ciertos visitantes, o si en vez
se aprovecharán de ellos o incluso los violarán. El pecado de los
ciudadanos de Sodoma por tanto se refiere explícitamente a los
códigos de la hospitalidad en el Medio Oriente del mundo antiguo,
y no a relaciones sexuales entre personas del mismo sexo.30 Otros
autores bíblicos que hacen referencia a Sodoma no hacen hincapié
en la sexualidad, o aun ni siquiera la mencionan. La interpretación
de Ezequiel, por ejemplo, es bastante directa: “Éste fue el pecado
de tu hermana Sodoma: ella y sus aldeas se sentían orgullosas de
tener abundancia de alimentos y de gozar de comodidad, pero nunca
ayudaron al pobre y al necesitado” (Ezequiel 16:49).31 Jesús hace
referencia a la historia de Sodoma, no para dar una enseñanza sobre
la ética sexual, sino en el contexto de mandar a sus discípulos al
ministerio. Los que no reciban a sus discípulos, promete, sufrirán
una suerte peor que la de los habitantes de Sodoma (Mateo 10:15).
28 Véase Éxodo 22:21, Levítico 9:34, Deuteronomio 24:19-21, Malaquías 3:5, y Hebreos
3:2, entre muchos otros. Para una reseña de la centralidad de la hospitalidad en la Sagrada
Escritura y en la cristiandad de los primeros tiempos, véase Amos Yong, Hospitality and
the Other: Pentecost, Christian Practices, and the Neighbor (Maryknoll, NY: Orbis Books,
2008).
29 El término “sodomía”, por ejemplo, no aparece en la Sagrada Escritura, y lo que ha
llegado a significar (incluyendo en la jurispridencia Nor-atlántica) no tiene apoyo en cuanto
a citas bíblicas. Véase Jay Emerson Johnson, “Sodomy and Gendered Love: Reading
Genesis 19 in the Anglican Communion” en The Oxford Handbook of the Reception
History of the Bible, ed. Michael Lieb, Emma Mason, y Jonathan Roberts (Oxford:
Oxford University Press, 2010), 413-34; and Michael Carden, Sodomy: A History of a
Christian Biblical Myth (London: Equinox Publishing, 2004).
30 La definición de “sodomía” varía marcadamente a través de la historia cristiana,
llegando a significar exclusivamente un acto sexual en particular entre hombres sólo
hacia el siglo XI. ; véase Mark D. Jordan, The Invention of Sodomy in Christian
Theology (La invención de la sodomía en la teología cristiana) (Chicago: University of
Chicago Press, 1997).
31 El enfoque de Ezequiel es el más común tomado por los autores de la Biblia Hebrea, en
la cual el pecado de Sodoma siempre se asocia con la violencia o con la injusticia; véase
Robin Scroggs, The New Testament and Homosexuality: Contextual Background for
Contemporary Debate (Philadelphia: Fortress Press, 1983). En el Nuevo Testamento, Judas
1:7 también queda citado, pero ese versísulo no describe específicamente la “inmoralidad
sexual” (podría, por ejemplo, referirse a la violación); los “vicios contra la naturaleza” de
los habitantes de Sodoma podría también referirse a que los extraños mandados a Sodoma
en realidad eran ángeles (véase Génesis 6:4).

40 Fe, esperanza, y amor


La amenaza recalca la centralidad de la hospitalidad en esta historia
antigua.32

Tan tempranamemente como los 1950’s, académicos bíblicos ya


intentaban poner la narrativa de Génesis 19 en su contexto cultural
original y reavivar un enfoque interpretativo a esta historia que
resonara con el testimonio intra-bíblico.33 En esta interpretación,
Génesis 19 se aplica a todas las personas, no sólo a algunos cuantos,
y la lección que imparte a todos es la primacía de la hospitalidad o
el amor al prójimo, como Jesús mismo lo mandó.34 Manifestamos
este amor al prójimo de incontables maneras, cada una de ellas
demarcada por el individuo o la comunidad particular frente a la cual
nos encontramos, ya sea en nuestra propia familia, en el ámbito de
trabajo, o con extraños.

Las relaciones humanas, en otras palabras, toman variedad de


formas. En ocasión, elegimos una relación en particular basándonos
en nuestras preferencias propias, nuestras necesidades, o nuestros
anhelos; en otras ocasiones nos encontramos en relación sin haber
podido elegir, como ocurriría con compañeros de trabajo, o personas
con las que viajamos. Sin importar el ámbito, el prójimo” (o el
“vecino”) nos ofrece una ocasión para manifestar el amor de Dios en
Cristo. Los evangelios proclaman no sólo el amor abnegado que Jesús
mostró a los discípulos que eligió, sino también el amor que Jesús
urgió para con el extraño que se encuentra por casualidad, como en la
parábola del buen samaritano (Lucas 10:29-37). Cristo da ejemplo a
seguir en nuestras muchas y variadas relaciones humanas, un modelo
que respeta la dignidad de cada persona y que nos anima a darnos
nosotros mismos para el bien de los demás.35 Las relaciones humanas
son “escuelas de virtud” y formación, es decir, oportunidades para que
formemos hábitos y disposiciones que manifiestan amor a semejanza
de Cristo.

32 Los autores patrísticos veían la hospitalidad como central. Véase, por ejemplo, en Origen,
Homilia V in Genesim (PG 12:188-89): “¡Escuchen esto, ustedes que cierran sus viviendas
a quienes visitan! ¡Escuchen esto, ustedes que rechazan al viajero como si fuera enemigo!
Lot vivió entre los sodomitas. No sabemos de cualquier otra obra buena de él.. sino mas
que abrió las puertas de su casa para recibir a sus visitantes”; Ambrosio de Milán, De
Abrahamo 1:6:52 (PL 14:440): Lot “puso la hospitalidad de su casa—algo sagrado incluso
para un pueblo bárbaro—más arriba de el recato [de sus hijas]”. Citado por John Boswell,
Christianity, Tolerance, and Homosexuality: Gay People in Western Europe from the
Beginning of the Christian Era to the Fourteenth Century (Chicago: University of Chicago
Press, 1980), 98.
33 Uno de los primeros ejemplos de este enfoque fue Derrick Sherwin Bailey, Homosexuality
and the Western Christian Tradition (London: Longmans, Green, 1955).
34 Algunos académicos bíblicos continúan interpretando esta historia como una condena al
comportamiento homosexual. Véase, por ejemplo, Robert A. J. Gagnon, The Bible and
Homosexual Practice: Texts and Hermeneutics (La Biblia y la práctica homosexual: Textos
y hermenéutica), (Nashville: Abingdon Press, 2001), 71-91.
35 “El Pacto Bautismal,” LOC, 225.

Fe, esperanza, y amor 41


Como pueblo unido con Dios y los unos con los otros en el Bautismo
y en la Eucaristía, somos llamados a encarnar, en todas nuestras
relaciones humanas - aquellas que consideramos como personales y
privadas y también aquellas que consideramos como comunitarias o
públicas - un amor que se da a si mismo y que recibe a los demás. Al
luchar por responder a este llamado, dependemos de la gracia de Dios
al irnos llevando gradualmente el Espíritu Santo hacia esa unidad y
unión con Dios por la cual Cristo mismo también oró (Juan 17:11).
A la vez, servimos como declaraciones vivientes del amor de Dios en
el mundo que crea, redime y sostiene. Dadas nuestras limitaciones,
el testimonio que damos es inevitablemente imperfecto, y a veces
ambiguo. Sin embargo, continuamos en la confianza de que Dios
dispone todas las cosas para el bien (Romanos 8:28) al nosotros
formar nuestras vidas y nuestras relaciones humanas al patrón del
amor de Dios por nosotros y por el mundo. Ese patrón a la vez nos
puede llevar a formas particulares de vivir en compromiso en las
cuales discernimos un llamado a una unión pactada.

Llamados a un pacto
De entre todas las maneras en que nos relacionamos como seres
humanos, hay algunas que tienen cierta profundidad de amor y
compromiso que pueden llevarnos a formar un pacto intencional con
otra persona o con una comunidad. La Sagrada Escritura tiene una
diversidad de maneras de dar testimonio al significado de formar un
pacto, pero en especial lo hace como una expresión de la bendición de
Dios, como por ejemplo el pacto que Dios hace con toda la creación
a través de Noé (Génesis 9:9-13) y con el pueblo de Israel a través
de Abraham (Génesis 12:2-3). Los cristianos celebran el pacto que
Jesús proclamó e instituyó en la última comida que compartió con sus
discípulos (Lucas 22:20) y que observamos con “la copa bendita” (I
Corintios 10:16) en la mesa eucarística.

En otras palabras, la Sagrada Escritura nos invita a reconocer


nuestros compromisos pactados como expresiones particulares del
amor de Dios y del amor al prójimo, así como una manifestación
de la bendición de Dios. Al nosotros hacer un compromiso para el
bien del prójimo, ofrecemos ese compromiso como testimonio del
amor pactado de Dios para el mundo. Al poder manifestar en estos
compromisos pactados, cada día más y más, consideración y respeto
constante hacia con el otro, descubrimos también la bendición
de Dios, aun cuando seguimos luchando contra nuestras propias
limitaciones y nuestras faltas. Descubrimos la bendición de Dios aún
más al darnos cuenta de que, de maneras siempre nuevas, una unión
42 Fe, esperanza, y amor
pactada puede elevar y contribuir al bienestar de los demás, del vecino,
del extraño, de la Iglesia, y del mundo.

Las personas que entran en una unión pactada se prometen la una


a la otra, y le prometen a la comunidad y a Dios, que el futuro que
compartirán tendrá una forma particular, una por la cual su intención
es tomar responsabilidad y hacer un compromiso, no sólo entre sí
sino también con la comunidad entera.36 Mientras que los cánones
de la Iglesia Episcopal describen el matrimonio como una unión
entre hombre y mujer, el patrón del matrimonio nos puede ayudar a
entender otros tipos de uniones o compromisos pactados, como el de
los votos de la vida religiosa y los compromisos entre personas del
mismo sexo. En todos estos compromisos pactados, las personas que
hacen el pacto prometen ser fieles, y mantener esta fidelidad a pesar
de lo que la vida quiera pedir de su tiempo, de su energía, o de las
posibilidades de entrar en otros compromisos. Los miembros de la
pareja prometen acompañarse y ayudarse en esta fidelidad; prometen
apoyarse entre sí para el bienestar ambos. Estos compromisos se van
viendo dirigidos hacia una vitalidad que da frutos tanto dentro como
fuera del vínculo de la pareja. La entereza de este compromiso pactado
es tal que se convierte en vocación, una vida de fidelidad a la cual
algunos han sido llamados por Dios, y que Dios bendice para que, por
su gracia, esta bendición se haga manifiesta al mundo.

Al reconocer la bendición de Dios y la labor del Espíritu Santo en


una unión pactada de por vida, la Iglesia correctamente celebra estos
momentos de vocación pactada. Este llamado divino, discernido
por una pareja y por su comunidad de fe, lleva a la Iglesia a entrar
más profundamente en la misión del amor de Dios en el mundo que
redime y santifica. Los cristianos demostramos este llamado en las
maneras en que vivimos nuestra vida con los demás. Dos de estas
maneras merecen aquí nuestra atención: la formación del hogar y el
profundizar una intimidad fiel.

La vocación del hogar


Hoy día, lo más común es que el hogar se asocie con el matrimonio
y con la crianza de los hijos, sin embargo, éste no ha sido siempre
el caso. La historia de la Iglesia ofrece una perspectiva más amplia
de cómo los hogares pueden dar testimonio al evangelio. Dado que
ultimadamente es Dios, y no otro ser humano o cualquier otra cosa
36 Véase Margaret A. Farley, Personal Commitments: Beginning, Keeping, Changing
(Compromisos personales: empezando, manteneniendo, cambiando) (New York:
HarperCollins, 1990).

Fe, esperanza, y amor 43


en la creación, que nos realiza y nos completa, algunas personas
eligen permanecer sin casarse o solteros(as). La vida soltera, que no
es necesariamente lo mismo que la vida solitaria, se puede vivir en
hogares de varios tipos. Esta forma de vida puede permitir que una
persona esté más disponible como amigo/a o compañero/a; este es
a menudo el caso de la vida religiosa, como lo es también en una
vocación monástica. Así, durante toda la primera mitad de su historia
(más de mil años), la Iglesia entendió la vida de los votos religiosos
como un llamado más alto que el llamado del matrimonio, y que sólo
cambió decisivamente hacia los tiempos de la Reforma Protestante.
Las diferentes formas de vida soltera intencional pueden aportar
mayor oportunidad para contemplación, servicio y misión, lo que
algunas personas ven como un llamado vocacional particular a una
relación más profunda con Dios y con el mundo. Este parece ser el
entendimiento de San Pablo (I Corintios 7:25-32) sobre el significado
espiritual de permanecer sin casarse.

San Pablo también habla de la sexualidad humana en el primer


capítulo de la carta a los romanos, en el contexto de la gracia del
pacto entre Dios y nosotros en Cristo. Este capítulo, especialmente
los versículos 26-27, se ha utilizado para justificar la oposición de
la Iglesia a aceptar uniones en las que hay amor y fidelidad entre
personas del mismo sexo, y continúa influenciando la conversación
acerca de este tema en comunidades cristianas.

En la interpretación de este pasaje, es difícil saber precisamente a qué


se refiere San Pablo al decir “contra la naturaleza” en estos versículos,
y hacia quien dirige estas preocupaciones.37 Es significativo que San
Pablo, en este primer capítulo, parece describir el comportamiento
sexual en directa relación a su condena de la idolatría. Para San
Pablo, el adorar a dioses falsos no es la causa, sino la consecuencia,
de un entendimiento distorcionado de la sexualidad, su propósito
y sus objetivos (Romanos 1:22-23). En el mundo greco-romano del
siglo I, las distorciones de la sexualidad con las que Pablo estaría más
familiarizado incluirían una gama de prácticas asociadas con los cultos
a dioses y diosas de la fertilidad. Algunos intérpretes han sugerido que
estos ritos cúlticos podrían incluir la auto-castración, orgías borrachas,

37 Véase L. William Countryman, Dirt, Greed, and Sex: Sexual Ethics in the New Testament
and Their Implications for Today, edición revisada (Minneapolis: Fortress Press, 2007),
119-123. Véase también Dale B. Martin, “Heterosexism and the Interpretation of Romans
1:18–32,” in Sex and the Single Savior: Gender and Sexuality in Biblical Interpretation
(Louisville: Westminster John Knox Press, 2006), 51-64. Algunos intérpretes han notado
que Pablo usa la frase “contrario a la naturaleza” en Romanos 1 y también en Romanos
11:24 para describir el amor de Dios en salvar a esos mismos gentiles; véase William Stacy
Johnson, A Time to Embrace: Same-Gender Relationships in Religion, Law, and Politics
(Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 2006), 98-99.

44 Fe, esperanza, y amor


y sexo con jóvenes prostitutos y prostitutas del templo.38 Los cristianos
correctamente condenan estos comportamientos como violaciones del
cuerpo humano, que es, como San Pablo insiste, templo del Espíritu
Santo (I Corintios 3:16-17). Algunos intérpretes dicen, además, que
estas prácticas cúlticas supuestas no tienen nada que ver con parejas
cristianas del mismo sexo en el día de hoy.39

Sin embargo, el entendimiento más amplio de San Pablo continúa


llamando a la Iglesia a discernir y evaluar su vida en común: lo
propio en la alabanza corresponde directamente a lo propio en las
relaciones sexuales. Este entendimiento puede esclarecer aún más la
recomendación que hace San Pablo a los cristianos en Corinto de que
permanezcan sin casarse.

A fin de cuentas, las relaciones sexualas humanas de cualquier tipo


no son ni el propósito ni el objetivo de la vida humana. El objetivo
para todos, y para todo el orden creado, es la unión con Dios, como
lo esclarece el resto de la carta de San Pablo a los romanos (Romanos
8:18-25). Aun a su más alto nivel, las relaciones humanas sólo nos
pueden encaminar hacia esa realización final. Las personas que
hacen una decisión intencional de permanecer sin casarse colocan
demarcaciones importantes en aquella jornada espiritual hacia la cual
todos somos llamados y en la cual nada, incluyendo el matrimonio,
debe suplantar nuestra devoción primaria a Dios y a la familia de
Dios, la Iglesia.

Otros tipos de relaciones humanas nos enseñan que para prepararnos


para la vida con Dios, Dios puede enlazarnos con otra persona para de
por vida. Así, algunos (pero no todos) de los compromisos pactados
se viven en el hogar, que es el espacio íntimo donde las personas se
encuentran unas con otras como el prójimo más cercano diaria y
continuamente.40 Está claro que el carácter, carecterísticas y forma de
los hogares ha variado enormemente con el transcurso del tiempo,
desde familias patriárquicas y polígamas del Israel de la antigüedad
hasta la familia que Jesús creo entre su madre y el discípulo amado
(Juan 19:26-27) y hasta el reordenamiento económico de las relaciones
familiares entre los primeros creyentes (Hechos 4:32-37, 5:1-7).
El significado del “hogar” y cómo son llamadas las personas a la
38 Sobre la controversia acerca de cultos de la fecundidad y las prácticas sexuales
supuestamente asociadas con ellos, véase Robert A. Oden, Jr., The Bible Without
Theology: The Theological Tradition and Alternatives to It (San Francisco: Harper and
Row, 1987), especialmente el capítulo 5, “Religious Identity and the Sacred Prostitution
Accusation,” 131-153.
39 Martti Nissinen, Homoeroticism in the Biblical World: A Historical Perspective
(Minneapolis: Fortress Press, 1998), 103-113.
40 Thomas E. Breidenthal, Christian Households: The Sanctification of Nearness (Eugene,
Oregon: Wipf and Stock, 2004).

Fe, esperanza, y amor 45


vocación en hogares pactados es algo que tiene importancia, no sólo
por motivo de las diferencias históricas, sino también por la gran
variedad de formas, patrones y costumbres que existen acerca de cómo
se mantienen y organizan los hogares en el mundo de hoy.

El tener un aprecio de las significativas diferencias culturales entre


los hogares del Israel de la antigüedad y las familias nucleares
en el Occidente del día de hoy también puede informar nuestra
interpretación de dos pasajes bíblicos citados como justificación
bíblica para oponerse al amor y fidelidad entre parejas del mismo
sexo: Levítico 18:22 y su análogo, 20:13. Estos dos versículos
pertenecen a un conjunto extensivo de restricciones dietéticas,
mandamientos y prácticas rituales a menudo referidas como el
“codigo levítico de la santidad”. Dos aspectos de la sociedad israelita
de antigüedad son importantes para la interpretación de estos difíciles
pasajes: el proceso de construir una identidad religiosa para Israel
distinta a la de las culturas que la rodeaban, y la estricta jerarquía
entre los sexos en el mundo del Mediterráneo de la antigüedad.41

Levítico 18:22 condena el sexo entre hombres y, más en particular,


condena el tratar a un hombre como si fuera una mujer. La palabra
hebrea usada para esta condena, traducida como “abominación,”
aparece con más frecuencia refiriéndose a las prácticas cúlticas asociadas
con la adoración de dioses paganos. Condenas similares hacia la
práctica de sacrificar a niños y hacia la bestialidad, en Levítico 18,
refuerzan la conexión con ritos idólatras.42 De igual importancia, la
patriarquía atribuía gran valor al privilegio del varón. Las prácticas
sexuales reflejaban este ordenamiento en los sexos en el cual se esperaba
el varón tomaría el papel activo, mientras que la mujer tomaría el
papel pasivo, reflejando y perpetuando la dominación del hombre en
todos los aspectos de la cultura y de la vida religiosa, y reforzando el
que se tratara a las mujeres como si fueran propiedad. Las relaciones
sexuales en el contexto cultural del Medio Oriente de la antigüedad se
definían por quién tenía poder sobre quién. Por lo tanto, y según esta
visión del mundo, sexo entre hombres violaría el privilegio del varón,
y desordenaría el ordenamiento patriarcal de la sociedad.43
41 Entendimientos de comentaristas y académicos judíos sobre estos y otros aspectos
importantes de la interpretación bíblica merecen una atención renovada en las
comunidades cristianas. Véase, por ejemplo, Steven Greenberg, Wrestling with God and
Men: Homosexuality in the Jewish Tradition (Madison: University of Wisconsin Press,
2004); y Daniel Boyarin, Carnal Israel: Reading Sex in Talmudic Culture (Berkeley:
University of California Press, 1995).
42 Véase Nissinen, Homoeroticism in the Biblical World, 37-56. Pablo, lo más probable,
también habría sabido la conexión entre el código de pureza levítico y los cultos idólatras,
lo que presta aún más seguridad a interpretar el primer capítulo de Romanos como
refiríendose a la prostitución en los templos.
43 Jack Rogers, Jesus, the Bible, and Homosexuality: Explode the Myths, Heal the Church,
edición revisada, (Louisville: Westminster John Knox Press, 2009), 68-69.

46 Fe, esperanza, y amor


La cultura del Israel antiguo, que el códico levítico de santidad
tenía por propósito sostener y reforzar, difiere substancialmente de
los ideales egalitarios de muchas familias cristianas en la cultura
Occidental del mundo de hoy (y también de muchos otros contextos
culturales).44 De igual modo, los pendientes específicos que tanto San
Pablo como los israelitas de antigüedad tenía en común de rechazar
las prácticas sexuales asociadas con cultos idólatras, de ninguna
manera pueden aplicarse a las vidas de cristianos fieles que el día de
hoy se identifican como gay o lesbianas. Sin embargo, estas diferencias
históricas y culturales no significan que estos pasajes no tengan
relevancia: la Sagrada Escritura continúa atestiguando a la primacía
del compromiso pactado con el único y verdadero Dios de Israel,
quien los cristianos creen y proclaman ha sido revelado decisivamente
en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Lo que la Sagrada
Escritura tendría como objetivo para nosotros, entonces, es que, según
nuestros contextos culturales, tomemos este pacto divino como lo
primario en el ordenamiento de nuestras relaciones familiares.

Un hogares formados por parejas casadas de diferente sexo, a igual


que en hogares formados por parejas pactadas del mismo sexo, el
proceso de irse formando a la semejanza de Cristo y de perseverar
en buscar la santidad de vida, se va desarrollando en profundo y
mutuo compromiso y responsabilidad. Los miembros de la pareja
continuamente buscan el ordenar sus deseos dentro del ámbito de los
votos y compromisos que se han hecho el uno al otro (o la una a la
otra). Vivir juntos en un hogar puede proporcionar la estabilidad que
hace posible la vulnerabilidad necesaria para poder dar de sí a la vez
que uno recibe lo que ofrece la pareja, es decir, darse uno mismo y
recibir al otro.45 En un hogar, los miembros de la pareja se convierten
en el vecino más cercano el uno para el otro, para que puedan crecer
juntos en el amor de Dios. El hogar se convierte en refugio donde se
puede vivir la práctica diaria, según urgió Jesus, de hallar la vida al
dársela al prójimo.

Tanto para parejas del mismo sexo como para parejas de diferente
sexo, el hogar estructura la vida diaria en una cercanía pactada:
44 El tratar como propiedad, no sólo a la mujer sino también a los hijos, así como
las prácticas del concumbinato y la esclavitud en los hogares del Mediterráneo de
la antigüedad, hacen que estas diferencias sean aún más marcadas. Véase Carol L.
Meyers, “Everyday Life: Women in the Period of the Hebrew Bible,” en Women’s Bible
Commentary, ed. Carol A. Newsom and Sharon H. Ringe, edici on expandida (Louisville:
Westminster John Knox Press, 1998), 251-59; Gale A. Yee, Poor Banished Children of
Eve: Woman as Evil in the Hebrew Bible (Minneapolis: Fortress Press, 2003), 29-58; y
Amy L. Wordelman, “Everyday Life: Women in the Period of the New Testament,” en
Women’s Bible Commentary, 482-88.
45 Rowan Williams, “The Body’s Grace,” in Our Selves, Our Souls and Bodies: Sexuality and
the Household of God, ed. Charles Hefling (Cambridge, MA: Cowley Publications, 1996),
58-68.

Fe, esperanza, y amor 47


laborar para proveer para el otro y para la familia, organizar la
familia y la mesa del hogar en lo que se necesita cada día, mantener
y compartir propiedad, y cuidar unos de otros en la enfermedad y en
la salud.46 Los hogares pueden ser escuelas en las que se aprende la
virtud, la penitencia y la reconciliación, así como viviendas de mutuo
apoyo y gozo, lugares donde se puede ver y también profundizar
en nuestra experiencia de la presencia de Dios. Personas que viven
solas, que son solteras, viudas o divorciadas, también son llamadas
a vivir su vocación bautismal por el amor, servicio, hospitalidad,
compromiso y responsabilidad de sus relaciones dentro de la Iglesia y
de las comunidades de las que forman parte, al igual que en su vida de
oración por los demás.

Un hogar formado por una pareja en unión pactada nos puede


recordar de nuestra incorporación al misterio pascual en el sacramento
del Bautismo, por el cual somos recibidos en la familia de Dios
y animados a “confesar la fe de Cristo crucificado, proclamar su
resurrección, y participar... en su sacerdocio eterno”.47 Dentro del
hogar, la pareja enfrenta las muchas maneras en las que la fe forma su
vida diaria. Cada uno se ofrece diariamente para convertirse en parte
de la vida del otro, muriendo al pecado y renaciendo a una nueva vida
orientada hacia el amor al prójimo y amor a Dios. En este darse de si
mismo y recibir al prójimo, vemos la gracia del modelo y patrón que
nos proporciona Dios en la Santísima Trinidad, una vida en la cual nos
comprometemos e involucramos más y más en misión.

En el hogar también vemos imágenes de la Eucaristía. La mesa en el


hogar alrededor de la cual se reúne una pareja pactada evoca la mesa
eucarística alrededor de la cual se reúne la comunidad de los creyentes.
En el hogar, así como en la Eucaristía, la pareja recibe lo que se les ha
dado, y lo ofrecen hacia Dios. Son nutridos y bendecidos por lo que
reciben, y el Espíritu Santo los empodera para que sean bendición
para otros y para Dios. En el hogar, como en la mesa eucarística, lo
que Dios ha unido se puede convertir en un solo cuerpo, y el Espíritu
puede distribuir los dones de la familia a muchos. En el hogar, tanto
parejas del mismo sexo como parejas de diferente sexo buscan imitar a
Jesús, quien dió su cuerpo por los que amó.

Darse uno mismo a amar, cuidar y comprometerse en solidaridad con


otra persona, para bien o para mal, en enfermedad y salud, hasta que
la muerte nos separe, es diaria y encarnadamente participar en la obra
de reconciliación de Dios en Cristo. En las vidas de parejas íntimas,
46 Véase Deirdre J. Good, Willis J. Jenkins, Cynthia B. Kittredge, y Eugene F. Rogers, Jr., “A
Theology of Marriage including Same-Sex Couples: A View from the Liberals,” Anglican
Theological Review 93:1 (Invierno 2011): 63-64.
47 Santo Bautismo, LOC, 229.

48 Fe, esperanza, y amor


la atracción sexual entre la pareja puede ser forjada para ser un
testimonio pactado del evangelio.

Intimidad fiel
La trayectoria desde la atracción sexual hacia la intimidad fiel y el
compromiso pactado marca un tipo específico de jornada vocacional,
jornada que, para los cristianos, toma la pasión del eros y le da una
forma nueva, el afecto del agape para el bien de la Iglesia y del mundo.
Una reflexión teológica sobre esta trayectoria comienza con afirmar
la bondad del deseo sexual mismo. Asimismo, el deseo sexual es
una metáfora del deseo de Dios de estar en relación con nosotros y
con toda la creación. La Sagrada Escritura y la tradición cristiana se
inspiran en las relaciones íntimas sexuales para indicar hacia el Dios
que es Amor y que se coloca en relación de amor con toda la creación.
La larga tradición de comentario bíblico sobre el Cantar de los
Cantares, por ejemplo, ilustra el significado espiritual de las relaciones
sexuales y la riqueza de reflexión teológica acerca del compromiso
entre parejas en relación íntima sexual.48 En esta reflexión, podemos
reconocer y apreciar que “la historia entera de creación, encarnación,
y nuestra incorporación a la comunión del Cuerpo de Cristo nos dice
que Dios anhela por nosotros”. La buena nueva del anhelo de Dios
por nosotros puede dar forma a nuestros compromisos íntimos y a la
vida del resto de la comunidad para que todos podamos vernos como
deseados, como “la ocasión para gozo”.49

El don de la sexualidad humana, establecida por Dios en la creación,


puede ser fuente de un gozo perdurable que nos recuerda, de manera
encarnada, la abundancia que Dios intenciona para toda la creación.
En el mutuo ofrecerse entre sí en una relación sexual fiel, podemos ver
el deleite que Dios muestra para cada uno de nosotros. Sin embargo, el
deseo sexual también es un riesgo, porque nos lleva a una relación de
vulnerabilidad, donde no sólo se ofrece la mejor y más alta dimensión
de lo que somos, sino que también quedan expuestos nuestros aspectos
dolorosos, aspectos que a menudo preferimos esconder y que necesitan
sanación. El deseo sexual y la intimidad nos hace vulnerables,
para que Dios pueda usar nuestras limitaciones para nuestro bien,
mostrándonos que no nos pertenecemos a nosotros mismos, sino que
pertenecemos a otro.

48 David M. Carr, The Erotic Word: Sexuality, Spirituality, and the Bible (Oxford: Oxford
University Press, 2003). Véase además Douglas Burton-Christie, “Into the Body of
Another: Eros, Embodiment and Intimacy with the Natural World,” Anglican Theological
Review 81:1 (Invierno 1999): 13-37.
49 Williams, “The Body’s Grace,” en Our Selves, Our Souls and Bodies, 59.

Fe, esperanza, y amor 49


Relaciones fieles de intimidad sexual también pueden ser ocasión
para dar testimonio al amor de Dios al formarse más la pareja a la
imagen de Cristo. En el matrimonio, la Iglesia bendice y celebra estas
relaciones como vehículo potencial de la gracia de Dios. Muchos en
la Iglesia Episcopal en nuestros días han llegado a creer que esto es
tan cierto para parejas del mismo sexo como lo es para parejas de
diferente sexo.50 Otros, sin embargo, tienen un entendimiento diferente
acerca de la doctrina de la creación, y creen que el don de Dios de la
sexualidad humana está intencionado sólo para parejas de diferente
sexo. Incluso el uso de la frases “mismo-sexo” y “de diferente sexo”
trae cuestiones complicadas, no sólo biológica, social y culturalmente,
sino también y especialmente cuestiones bíblicas.

Génesis 1 y 2, por exemplo, son citados con frecuencia para mantener


dos convicciones interrelacionadas: primero, que la “complementaridad
en el género” describe la creación de Dios de los seres humanos como
hombre y mujer; y segundo, que esta complementaridad encuentra su
mejor expresión en la procreación de hijos dentro de un matrimonio
monógamo. El extenso comentario bíblico disponible sobre estos
pasajes, tanto en la tradición judía como en la tradición cristiana,
resulta en matices importantes alrededor de estas dos convicciones.

En el primero de los dos relatos de la creación (Génesis 1:26-27),


la diferenciación en cuanto al género se atribuye a todo el género
humano, y no a individuos, al igual que tanto lo masculino como
lo femenino aplican a Dios, en cuya imagen ha sido creada la
humanidad.51 De modo similar, el mandato “sean fructíferos y
multiplíquense” (Génesis 1:28, Nueva Versión Internacional) es dada a
todo el género humano, no a cada individuo. Si éste no fuera el caso,
personas que son “solteros, célibes, o que por cualquier motivo no
han tenido hijos, incluyendo Jesús de Nazarét, serían vistos como
‘pecadores desobedientes’”.52 Es más, los aspectos generativos de un
compromiso de amor fiel pueden verse de muchas maneras diferentes,
no sólo en tener y criar hijos. Para parejas del mismo sexo, como un
obispo Episcopal ha indicado, “el cuidado de los que ya están en el
mundo tal vez sea una misión mejor realizada por aquellos que no
tienen la responsabilidad de estar criando hijos”.53

50 To Set Our Hope on Christ, 8-9, 24-25.


51 Algunos comentarios sobre el Talmud antiguo sugieren, por ejemplo, que el ser humano
original compartía con Dios todas las características posible en cuanto al género, que
después quedaron divididas entre “masculinas” y “femeninas”. Este texto, por tanto,
lleva consigo toda una gama de cuestiones que el texto mismo no resuelve concerniendo
el género y la sexualidad en la humanidad y en Dios. Véase Howard Eilberg-Schwartz,
ed., People of the Body: Jews and Judaism from an Embodied Perspective (Albany: State
University of New York Press, 1992).
52 Johnson, A Time to Embrace, 115-16.
53 Marshall, Same-Sex Unions, 38.

50 Fe, esperanza, y amor


El segundo relato en Génesis se refiere específicamente a la creación
de ciertos individuos en particular (Génesis 2:7-22), e introduce
also que no es bueno en la creación de Dios: “no es bueno que el
hombre esté solo”.54 Aquí, la narración torna sobre la importancia del
compañerismo y no, como en el primer relato, sobre la procreación
de hijos. De una manera significativa, la compañera que Dios provee
para el humano solitario no queda definida por ser “otra” sino por
su “apropiada similitud”. En este pasaje, “no hay ningún énfasis... en
‘diferencia’ o ‘complementaridad’ - todo lo contrario. Cuando Adán
ve a Eva, no celebra su diferencia, sino su similitud: lo que ve es que
ella es ‘hueso de mis huesos, carne de mi carne’”. Reducir esta historia
a la aptidud de partes anatómicas particulares nos hace perder la
profundidad conmovedora del relato: “Dios ve la situación difícil de este
primer ser humano y hace lo necesario por darla una compañera que de
y sostenga la vida con él”.55 En vez de enfocarse en el matrimonio, estos
relatos de la creación afirman a Dios como creador de todas las cosas
así como “la prioridad del compañerismo humano”.56

Génesis 1 y 2 pueden, y deben continuar, dando forma, contenido y


energía al testimonio fiel de la Iglesia al Dios revelado en la Sagrada
Escritura. Estos pasajes lo pueden hacer al proclamar la Iglesia a
Dios como el creador y afirmar la bondad de la creación de Dios, que
incluye la dignidad de todo ser humano como creado en la imagen de
Dios. Esta afirmación continúa siendo vital, de no poca importancia
por también afirmar la plenitud de la humanidad de la mujer. La
dignidad sin condiciones con que el narrador bíblico trató tanto al
hombre como a la mujer en los relatos de su creación se distingue
como extraordinaria dada la cultura patriarcal en la que fue escrita.57

San Pablo, asimismo, urgiría a los cristianos a ver los relatos de la


creación en Génesis a través del enfoque de la nueva creación, que
54 Génesis 2:18 (para la importancia de esta traducción del versísulo, véase Johnson, A Time
to Embrace, 114-115, 117).
55 Johnson, A Time to Embrace, 120.
56 Johnson, A Time to Embrace, 114.
57 William Stacy Johnson nota, por ejemplo, que en la sociedad del Mediterráneo de la
antigüedad, la mujer se consideraba como un ser humano, pero definitivamente deficiente,
y por tanto subserviente al varón. (A Time to Embrace, 275, n.16). Dale B. Martin
también relaciona esta visión en la antigüedad de la inferioridad de la mujer, como
“hombres deficientes” con las dificultades de traducir y de interpretar dos palabras griegas
que aparecen con frecuencia en el Nuevo Testamento concerniendo la homosexualidad.
Estas palabras aparecen en I Corintios 6:9 y I Timoteo 1:10. Las palabras “sodomita” y
“homosexual” se han usado en algunas traducciones al inglés de estos versículos, pero
en ambos casos el significado en el griego está obscurecido sin quedar claro. Martin cree
que es probable que estos términos tenían que ver con prácticas cúlticas involucrando el
abuso sexual (incluyendo la violación), y también comportamiento afeminado, que para
los hombres en aquél tiempo causaba alarma y disgusto. (“Arsenokoitês and Malakos:
Meanings and Consequences,” en Biblical Ethics and Homosexuality: Listening to
Scripture, ed. Robert L. Brawley [Louisville: Westminster John Knox Press, 1996], 117-36).

Fe, esperanza, y amor 51


Dios ha prometido primero en Cristo, el primer fruto siendo cómo
Dios levantó a Jesús de entre los muertos (I Corintios 15:20-25).
Viviendo en esa promesa y anticipando la plenitud de su realización,
San Pablo urge a los cristianos gálatas a entender su bautizo como
habiendo borrado las jerarquías sociales y culturales con las que
estaban familiarizados: “ya que al unirse a Cristo en el Bautismo, han
quedado revestidos de Cristo. Ya no importa el ser judío o griego,
esclavo o libre, hombre o mujer; porque unidos a Cristo Jesús, todos
ustedes son uno solo” (Gálatas 3:27-28).58 En vez de poner hincapié
en el significado del género, la fidelidad de una pareja en relación
íntima sexual puede contribuir al testimonio de la Iglesia a la nueva
vida que Dios ofrece en Cristo y a través del Espíritu Santo, que la
Iglesia celebra en los “sacramentos de la nueva creación”.59 Tanto
para parejas del mismo sexo como para parejas de diferente sexo,
la importancia teológica y moral de su compromiso pactado está
fundamentada en el misterio pascual.

Como en el Bautismo y en la Eucaristía, los compromisos pactados de


parejas en intimidad sexual los llevan, de manera encarnada, hacia un
gran proyecto arriesgado: ver si pueden encontrar su vida en Dios al
darla a otro. En estos pactos, dos personas se comprometen a dar sus
cuerpos enteramente el uno al otro. Lo hacen, en parte, para vivir las
promesas del Bautismo mientras que también viven en la auto-entrega
de Cristo mismo, como se expresa en la mesa eucarística: “Este es mi
cuerpo, entregado por ustedes”. El compromiso de por vida de una
pareja pactada puede, por la gracia de Dios, dar testimonio al amor de
Dios al significar a Cristo y a la Iglesia. Estos compromisos pueden así
evocar para el resto de la comunidad la promesa del misterio pascual
representada en el Bautismo y Eucaristía: lo que nos llama más y
más es el amor vivo de Dios donde aprendemos que el amor es más
poderoso que la muerte.

Parejas en intimidad sexual también pueden dar testimonio del amor


al prójimo al amarse entre sí, un amor que requiere tiempo así como
el sustento de la gracia de Dios. Parejas pactadas pueden dar modelo
de este amor, no como algo estático, sino como un ámbito en el
cual las prácticas del amor al prójimo están siendo continuamente
desarrolladas, reformadas y llevadas a la perfección. El significado
moral del compromiso pactado es su potencial de llevar a cada
miembro de la pareja hasta el límite de lo que pueden ser como
58 Véase Dale B. Martin, Sex and the Single Savior: Gender and Sexuality in Biblical
Interpretation (Louisville: Westminster John Knox Press, 2006), 77-90.
59 Entre otras fuentes para esta conexión entre la vida sacramental de la Iglesia y la promesa
divina de la nueva creación, véase Herbert McCabe, The New Creation (London:
Continuum, 2010), donde se refiere a los sacramentos de la Iglesia como “misterios de
unidad humana”, en que, por los sacramentos, somos incorporados a la nueva creación
que Dios está realizando (xii).

52 Fe, esperanza, y amor


criaturas finitas, y a ser vulnerables el uno al otro. Un compromiso
pactado reta e inspira a cada miembro de la pareja a dar de sí, para
que juntos vivan en relación semejante a la relación entre Cristo y
la Iglesia (Efesios 5:21-33). Los miembros de la pareja se animan el
uno al otro en su crecimiento, que va tomando lugar con y a través
de las limitaciones de ser seres creados, limitaciones a las que Cristo
mismo se sometió por nuestro bien: los límites del tiempo y de
tener un cuerpo. Nuestros anhelos, incluyendo los deseos sexuales,
“pueden ser un recordatorio especialmente intenso y perturbador
de nuestra disponibilidad radical para el otro. Como el afecto de los
padres hacio los hijos, o la simple compasión, el deseo sexual puede
hacer que nuestro corazón ‘pertenezca’ a otro... Este deseo hace
pedazos cualquier ilusión que tengamos en cuanto a nuestra abilidad
de elegir cuándo y si vamos a estar en conexión con otros; y más,
es en sí mismo una justificación para poder afirmar que la relación
fundamental entre los seres humanos es una relación de conexión”.60

Darnos a los demás, como Cristo se dió al mundo, toma tiempo y la


disposición de arriesgar la vulnerabilidad implícita en el compromiso
de amar. La trayectoria que comienza con la atracción sexual
continúa con entregarnos a vivir en compromiso y fidelidad, y seguirá
desarrollándose hasta el momento final de encomendar nuestras vidas
a Dios. Esta trayectoria define un proceso deliberado que toma toda
una vida y que, con obediencia y fidelidad, resulta en santidad visible
y los frutos del Espíritu Santo. Tanto para el bien de la pareja como
para el bien de la Iglesia, Dios bendice este compromiso de íntimo
amor. Esta bendición, a la vez, fortalece a la pareja para poder servir
al mundo y a la Iglesia en su propósito de misión.

Mutua bendición y dando fruto


Como cristianos, todas nuestras relaciones humanas, como personas
solteras, en hogares, como parejas íntimas - son ocasión para
vivir más plenamente en nuestro Pacto Bautismal y participar más
profundamente en el misterio pascual de la muerte y resurrección
de Cristo representado en la mesa eucarística. El compromiso que
demostramos en nuestras relaciones humanas, amar al prójimo como
nos amamos a nosotros mismos, se convierte así en bendición para
toda la Iglesia.

Este planteamiento de los compromisos pactados en la vida de la


Iglesia ofrece una manera de reflexionar sobre el significado de
60 Thomas Breidenthal, “Sanctifying Nearness,” in Theology and Sexuality: Classic and
Contemporary Readings, ed. Eugene F. Rogers, Jr. (Oxford: Blackwell, 2002), 345.

Fe, esperanza, y amor 53


los pactos que son bendición para la misma, la ordenación, votos
monásticos, matrimonio, y también uniones entre personas del
mismo sexo. El bendicir cualquier unión es bendición no sólo para las
personas involucradas, sino también y de igual manera para el resto
de la comunidad en la que se vive este compromiso. Esta bendición
mutua se manifiesta de muchas maneras, no siendo la menor entre
ellas el que las personas que han hecho este compromiso reciben
fortaleza para manifestar los frutos del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-
23), algo que tal vez no hubieran logrado de no estar en la relación
pactada. Discernir los dones del Espíritu Santo en una unión es uno de
los motivos por los que la comunidad de fe bendice la unión.

Además, declarar bendición puede ser una ocasión importante para


profundizar el proceso de la santificación. Muchas parejas lo desean,
y lo necesitan. Dios puede utilizar la vulnerabilidad de la intimidad y
la mutua entrega para exponer nuestras debilidades, hacer que seamos
mejores, separar y distinguirnos, y acrecentar nuestra maduración
moral. A la vez, la Iglesia puede dar testimonio a la labor santificadora
del Espíritu Santo, al transformar Dios la energía del eros a las las
virtudes de fe, esperanza, y amor.

Una bendición cambia a la pareja al hacerse más conscientes sus


miembros de la gracia de Dios y ser comisionados por la Iglesia a
dar testimonio al misterio pascual. Una bendición también logra
un cambio en la Iglesia: se manifiesta más la santidad de vida, y la
comunidad se responsabiliza por apoyar a la pareja para que sigan
madurando en la labor santificadora del Espíritu Santo.

Entrar en un pacto de fidelidad con otro ser humano es una de las


muchas maneras que los cristianos viven su llamado bautismal en el
mundo. Como hogares pactados en los que se viven vidas dedicadas
al servicio, a la compasión, a la generosidad y a la hospitalidad, la
gracia que se vio primero en la mesa eucarística se hace más manifiesta
en el mundo. Así, los frutos de las uniones pactadas y las bendiciones
que éstas aportan a la Iglesia son parte de la misión de la Iglesia en su
continuo testimonio del evangelio de Jesucristo y de nuestra esperanza
de unión con Dios. Éste es el motivo más profundo de nuestro deseo
de estar en comunión los unos con los otros.

54 Fe, esperanza, y amor


4. El reto de la iglesia: Unidad cristiana
e interpretación bíblica

Oh Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, nuestro único


Salvador, el príncipe de la Paz: Danos gracia para que de
corazón consideremons seriamente los grandes peligros
en que nos hallamos por nuestras desdichadas divisiones.
Aparta de nosotros todo odio y prejuicio, y cuando pudiere
impedir una santa unión y concordia; para que así como
no hay más que un Cuerpo y un Espíritu, una esperanza de
nuestra vocación, un Señor, una Fe, un Bautismo, un Dios y
Padre de todos, así seamos todos de un corazón y una alma,
unidos en vínculo sagrado de verdad y paz, de fe y caridad,
y con una mente y una voz te glorifiquemos; por Jesucristo
nuestro Señor. Amén.
— “Por la unidad de la Iglesia,” LOC, 708

La unidad cristiana con Dios y con los demás es un don preciado;


del mismo modo, las diferencias entre creyentes también son dones
que deben ser honrados porque estas diferencias son parte del orden
de la creación de Dios. A través de estos dones, recibimos lo que
necesitamos para “la edificación del cuerpo de Cristo hasta que todos
lleguemos a estar unidos por la fe y el conocimiento del Hijo de Dios”
(Efesios 4:12-13).

El Libro de Oración Común (1979) anima a los episcopales orar


por la unidad cristiana recordando la carta de San Pablo a los
efesios. Esta epístola nos recuerda que nuestros lazos de afecto están
fundamentados, no en nuestros propios esfuerzos, sino en los dones de
Dios dados en el Bautismo. Hay un solo Cuerpo y un solo Señor. Hay
un solo Bautismo, que nos une en corazón, alma y mente, los unos a
los otros (Efesios 4:5). Más que nada, como la oración anterior nos
recuerda, esta unidad bautismal está en servicio del llamado cristiano
de dar gloria y alabanza a Dios.

Fe, esperanza, y amor 55


En el Bautismo, Dios nos une con su propio ser al unirnos con otros
que son diferentes a nosotros, enlazando nuestra salvación de manera
inextricable a la de los demás. Aún más, el don divino de la unidad
de ninguna manera depende de nuestra uniformidad. No estamos
unidos los unos a los otros por estar de acuerdo, sino porque Dios
nos ha entrelazado.61 Los lazos que compartimos en el Bautismo dan
cábida para que haya desacuerdos dentro de los lazos de afecto que
compartimos como miembros de la familia de Dios de gracia y amor.
Representamos esta unidad al continuar “en la enseñanza y comunión
de los apóstoles, en la fracción del pan y en las oraciones”.62 No
podemos vivir este don por nosotros solos, sino que con “con gemidos
que no pueden expresarse con palabras” el Espíritu Santo “nos ayuda
en nuestra debilidad” (Romanos 8:26). Poco a poco, el Espíritu Santo
va tomando, ofreciendo y transformando las oraciones de aquellos
que están en desacuerdo entre sí, para hacer que vayan manifestando
el Cuerpo de Cristo más visiblemente tanto en el mundo como en la
Iglesia misma. En este proceso continuo de santificación, proclamamos
que hemos sido marcados como propiedad de Cristo para siempre
como miembros de su Cuerpo.63 Esta realidad fundamental de nuestra
vida en común nos manda al mundo para dar testimonio del amor
reconciliador de Cristo.64

En el Nuevo Testamento, los retos que enfrentan el hacer más y más


visible el don de Dios de la unidad se pueden reconocer en varias
ocasiones, incluyendo por ejemplo las divisiones entre los miembros
de la Iglesia en Corinto (I Corintios 3:1-9), en las palabras que
Pablo dirige a los romanos recordándoles que el cuerpo incluye
una gran diversidad de miembros (Romanos 12:3-8), y tal vez más
notablemente en que Pablo bautizara a personas no-judías, algo que
causó debate con Pedro sobre cómo interpretar la Sagrada Escritura
que habían heredado (Hechos 10:9-16). Pablo relata este desacuerdo
en su carta a los gálatas (Gálatas 2:2-21). La visión de Pedro (Hechos
10:9-16) antes del encuentro con Cornelio, un centurión romano, así
como sus experiencias interactuando con otros gentiles, lo llevaron
a declarar que nadie debería ser juzgado como “profano o impuro”
(Hechos 10:28), y a urgir a los demás apóstoles que no les negaran

61 Véase Thomas E. Breidenthal, “Communion as Disagreement,” en Gays and the Future


of Anglicanism: Responses to the Windsor Report, ed. Andrew Linzey and Richard Kirker
(Ropley, UK: O Books, 2005), 188-198.
62 “El Pacto Bautismal,” LOC, 225.
63 La centralidad de Bautismo en nuestra vida en común ha sido recalcada por toda una gama
de líderes anglicanos, comenzando con Thomas Cranmer e incluyendo F. D. Maurice y
William Reed Huntington. Como lo describe Paul Avis, la eclesiología anglicana depende
en insistir que “lo que nos une a Cristo [es decir, el Bautismo] es lo único necesario para
unirnos, sacramentalmente, los unos a los otros” (The Identity of Anglicanism: Essentials
of Anglican Ecclesiology [London: T&T Clark, 2007], 111).
64 Acerca de la eclesiología baptismal, véase Weil, A Theology of Worship, 22-28.

56 Fe, esperanza, y amor


las aguas del bautizo a otros que habían recibido por igual al Espíritu
Santo (Hechos 10:47). La inclusión de gentiles que no seguían las leyes
alimenticias como parte de la familia del Dios de Israel derribó siglos
de interpretación bíblica.

A través de la historia de la Iglesia, los cristianos se han esforzado


por seguir la práctica apostólica de orar deliberadamente a la luz
de la Sagrada Escritura y discernir la voluntad de Dios, “lo que es
bueno, lo que le es grato, lo que es perfecto,” (Romanos 12:2) en
cada nuevo tiempo y lugar. Como Cuerpo de Cristo, nuestro llamado
fundamental es vivir juntos no sólo cuando estamos de acuerdo
en nuestro discernimiento, sino también cuando el Espíritu Santo
lleva a cristianos fieles a tener más de un punto de vista. Diferentes
interpretaciones de la Sagrada Escritura sí son posibles, siempre que
éstas nos lleven a amar a Dios y a amarnos los unos a los otros.65

La Resolución 2009-C056 de la Convención General reconoce que


hay diferencias de opinión dentro de la Iglesia Episcopal concerniendo
la interpretación de la Sagrada Escritura y uniones entre personas del
mismo sexo. Este recurso teológico ha presentado interpretaciones de
algunos de los pasajes más difíciles en formas que apoyan las uniones
o compromisos pactados de parejas del mismo sexo, comprendiendo
a la vez que hay miembros de la Iglesia Episcopal que continúan
escuchando la voz del Señor en estos pasajes de manera diferente.
Todos tenemos más que aprender en cuanto a la Sagrada Escritura,
y todos tenemos más que aprender los unos de los otros. El Espíritu
Santo nos bautiza a todos en el Nombre de Jesús, quien es él mismo
la Palabra de Dios y el Señor de la Sagrada Escritura. Manteniendo
nuestra fidelidad hacia Cristo, reconocemos y respetamos estas
diferencias entre nosotros con la esperanza ferviente de que las
diferencias sobre este material bíblico no dividan a la Iglesia.66
Cristianos anglicanos, junto con cristianos en muchas otras otras
comunidades de fe y en otras eras históricas, han descubierto en
65 San Agustín de Hipona creía que el mandamiento en Génesis de ser fecundos y
multiplicarse (1:22, 28) se aplicaba no sólo a la procreación de hijos sino también a la
proliferación de interpretaciones bíblicas en la Sagrada Escritura. San Agustín también
creía que había límites a las interpretaciones bíblicas: ninguna interpretación bíblica
podía considerarse como éticamente cristiana si violaba el mandamiento de amar a Dios
y al prójimo. Véase Dale B. Martin, Pedagogy of the Bible: An Analysis and Proposal
(Louisville: Westminster John Knox Press, 2008), 59, 83-84.
66 Rowan Williams ha notado, por ejemplo, que los autores de la tradición anglicana que
compartimos has usado un entendimiento teológico de “tener paciencia” de manera
informada por la teología y sostenida por la espiritualidad al seguir creciendo y cambiando
el cristianismo anglicano. Estos autores, dice Williams, “no esperan que las palabras
humanas resuelvan sus dificultades con rapidez, y no esperan que la Sagrada Escritura
regale sus tesoros de la noche a la mañana... Saben que, como cristianos, viven entre
inmensidades de significado, viven en la marea de la acción divina que no se puede explicar
con facilidad. Lo dan por sabido que el creyente siempre está en proceso de aprender”
(Anglican Identities [Cambridge, MA: Cowley Publications, 2003], 7).

Fe, esperanza, y amor 57


maneras siempre nuevas cómo la gracia de Dios en Cristo ofrece un
camino hacia la unidad aun en el medio de desacuerdos profundos.67

Los desacuerdos de hoy pertenecen adentro del contexto del acuerdo


que sí gozamos concerniendo la interpretación bíblica: que el amor
y la salvación de Dios en Cristo nos llaman a ser un pueblo santo,
viviendo con fidelidad y viendo el cuerpo humano como un templo
del Espíritu Santo; mientras, nos esforzamos, con la ayuda de Dios,
a vivir nuestros votos bautismales de “buscar y servir a Cristo en
todas las personas,” amando a nuestro prójimo como a nosotros
mismos, “[luchando] por la justicia y la paz entre todos los pueblos”
y “[respetando] la dignidad de todo ser humano”.68 Dentro de este
acuerdo, el amor con el cual nos debemos tratar los unos a los otros
debe tomar por modelo el amor de Dios por todas las personas, a igual
que la vida y el ministerio de Jesús mismo.

La Santa Escritura ofrece poco material que pueda aplicarse a las


nociones modernas acerca de la orientación sexual, y los autores
bíblicos dedicaron poca atención a la cuestión de relaciones entre
personas del mismo sexo. Existen divisiones entre académicos
bíblicos concerniendo cómo traducir e interpretar los pasajes
más frecuentemente citados alrededor de esta cuestión.69 Algunos
mantienen que estos pasajes sin lugar a dudas prohiben uniones
entre personas del mismo sexo; otros argumentan que estos pasajes
no se refieren a relaciones entre personas del mismo sexo como las
entendemos hoy día, y que cada pasaje debe ser interpretado en su
propio contexto histórico y literario.70

Desacuerdos similares sobre la interpretación bíblica han marcado


la vida de la Iglesia a través de su historia. Cristianos fieles lucharon
durante siglos para entender si la Sagrada Escritura sostenía que
la vida de los votos religiosos era un llamado más alto que el
matrimonio. Iglesias han tenido diferentes puntos de vista sobre la
condena bíblica a la “usura”, que originalmente significaba cobrar
67 Mientras que hay muchos ejemplos en la historia de la Iglesia, para ejemplos dentro de
la tradición anglicana véase William L. Sachs, The Transformation of Anglicanism: From
State Church to Global Communion (Cambridge: Cambridge University Press, 1993),
especialmente el capítulo 4, “The Struggle to Define the Church and its Belief,” 120-63.
68 “El Pacto Bautismal,” LOC, 225.
69 Estos textos son Génesis 1-2, Génesis 19, Levítico 18:22 y 20:13, Romanos 1, I Corintios
6:9, 1 Timoteo :10, y Judas 7.
70 Un resumen de estas perspectivas aparece en un ejemplar de Anglican Theological Review
dedicado al matrimonio entre personas del mismo sexo; ofrece “dos interpretaciones
de la fidelidad doctrinal y bíblica que están fundamentalmente en desacuerdo” (Ellen T.
Charry, “Preface,” Anglican Theological Review 93:1 [Winter 2011]: xiv). Los dos ensayos
pricipales en este ejemplar dieron origen a un proyecto comisionado en la primavera de
2008 por la Cámara de Obispos de la Iglesia Episcopal, que deberían ser supervisados por
el Comité de Teología de la Cámara de Obispos.

58 Fe, esperanza, y amor


intereses sobre dinero prestado, y si esta condena se debe aplicar a los
sistemos económicos contemporáneos. Los reformadores protestantes
tenían diferencias sobre las interpretaciones bíblicas acerca de la
Eucaristía y aun si ciertos libros bíblicos deberían o no incluirse dentro
del canon de la Sagrada Escritura. Los reformadores ingleses lidiaron
con diferentes perspectivas bíblicas concerniendo el vestuaje litúrgico,
la música de la Iglesia, la relación entre la Iglesia y el estado, la
teología sacramental, y el papel de los ministros ordenados.71

La Iglesia Episcopal ha luchado sobre cómo interpretar la Biblia en


el medio de cambios culturales, ya sea reforma económica, divorcio
y volverse a casar, o anticoncepción. La práctica de la esclavitud
y el papel de la mujer son dos áreas en que distanciamientos
mayores al texto bíblico han sido especialmente controversiales.
Cristianos, incluyendo episcopales, en el siglo XIX usaron la
Biblia extensivamente para justificar la institución de la esclavitud,
particularmente en los Estados Unidos.72 En 1863, por ejemplo, el
Obispo Primado John Henry Hopkins de Vermont publicó un artículo
llamado “La perspectiva de la Biblia acerca de la esclavitud” (“Bible
View of Slavery”), que defendía la esclavitud como “plenamente
autorizada tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento”,
definiendo ésta como “servitud de por vida, descendiendo a los
hijos”.73

La lucha para ordenar mujeres en la Iglesia Episcopal también


involucró conflictos profundos sobre interpretación bíblica. Partidarios
de la ordenación de mujeres basaron sus argumentos en la promesa
del evangelio de libertad y entereza para todos, mientras que quienes
se oponían mantenían la creencia que el hecho de que los discípulos
nombrados en el Nuevo Testamento fueran varones estableció una
tradición inalterable de sacerdocio reservado para el varón.74

La Iglesia Episcopal eventualmente cambió sus posiciones


concerniendo la esclavitud y la ordenación de mujeres. La diversidad
de enfoques hacia la Sagrada Escritura en ambos casos hizo que estas
decisiones fueran polémicas controversiales. Preguntas serias siguen
71 Para una historia de las maneras diferentes en que la Iglesia ha interpretado pasajes
bíblicos difíciles, véase John L. Thompson, Reading the Bible with the Dead: What You
Can Learn from the History of Exegesis That You Can’t Learn from Exegesis Alone
(Grand Rapids: Eerdmans Publishing Company, 2007).
72 Stephen R. Haynes, Noah’s Curse: The Biblical Justification of American Slavery (New
York: Oxford University Press, 2002).
73 John Henry Hopkins, “Bible View of Slavery,” Papers from the Society for the Diffusion
of Political Knowledge, no. 8 (1863): 132, 117; véase también John Henry Hopkins, A
Scriptural, Ecclesiastical, and Historical View of Slavery, From the Days of the Patriarch
Abraham, to the Nineteenth Century (New York: W. I. Pooley and Co., 1864), 6.
74 Pamela W. Darling, New Wine: The Story of Women Transforming Leadership and Power
in the Episcopal Church (Cambridge, MA: Cowley Publications, 1994), 149.

Fe, esperanza, y amor 59


planteándose acerca de cómo entendemos la autoridad de la Sagrada
Escritura, no sólo concerniendo la esclavitud y la posición de la mujer,
sino ahora también concerniendo uniones entre personas del mismo
sexo. Todos estos asuntos han amenazado dividir a la Iglesia. Ninguna
persona en el día de hoy justificaría la institución de la esclavitud,
pero la Comunión Anglicana global continúa viviendo con diferencias
y desacuerdos sobre la ordenación de mujeres y sobre la bendición
de uniones entre personas del mismo sexo. Al igual que generaciones
de creyentes fieles anteriores a la nuestra, que lucharon de maneras
similares, nuestros desacuerdos de hoy no necesariamente tienen
que poner en peligro la unidad del testimonio que damos en común
a la buena nueva de Dios en Cristo, pues seguimos manteniendo la
esperanza que llegará el día cuando nuestro conocimiento que ahora
es imperfecto será completo (I Corintios 13:12), y Dios será “todo en
el todo” (I Corintios 15:28).

La esperanza que compartimos para ese día de realización final en


Cristo no borra el reto de vivir dentro de la gracia del don de Dios de
la unidad en nuestro tiempo. Para la mayoría de los cristianos, esto
significa notar cuidadosamente los límites de las diferencias aceptables;
más allá de estos límites, la afirmación de unidad cristiana sería difícil,
si no imposible. El reto, entonces, no es que existan límites a nuestras
diferencias, sino es cómo discernir donde se han cruzado estos
límites, y también discernir sobre qué tipos de cuestiones (ya sean,
por ejemplo, doctrinales, morales o litúrgicas) podemos mantener
diferencias de creencia y seguir unidos en comunión.75 En el debate
sobre uniones entre personas del mismo sexo e interpretación bíblica,
cristianos anglicanos han estado en desacuerdo sobre este proceso
de discernimiento. Algunos episcopales han llegado a la conclusión
que el bendecir estas uniones va más allá de los límites de diferencia
aceptable, y, actuando por sus consciencias, han partido compañía
con la Iglesia Episcopal, mientras que otros que también están en
desacuerdo han elegido permanecer. Nuestra Iglesia continuará
viviendo con una diversidad de perspectivas hacia la Sagrada Escritura
sobre esta cuestión.

En un momento clave entre los primeros creyentes, preservado en


Hechos 15, la posibilidad de incluir a los gentiles como parte de la
familia cristiana causó considerable controversia. La importancia
de este momento histórico no radica en las diferencias entre judíos
y gentiles en el siglo I, sino en el proceso de oración deliberada
adoptada por esos primeros creyentes. Enfrentándose a la realidad
de la posibilidad de divisiones irreparables, los apóstoles buscaron
75 Para observaciones concerniendo materias que son esenciales a la vida cristiana y aquellas
sobre las que pueden haber diferencias legítimas de opinión, véase To Set Our Hope on
Christ, 49-52.

60 Fe, esperanza, y amor


manera de honrar la centralidad de la Sagrada Escritura mientras a la
vez atender cuidadosamente la progresión del movimiento del Espíritu
Santo entre ellos.

Hechos de los Apóstoles relata que ciertos creyentes de la secta de los


fariseos insistían que hombres no podían ser salvados a menos de que
fueran circuncidados y obedecieran la ley de Moisés (Hechos 15:5). Al
considerar esta cuestión los apóstoles y los ancianos en Jerusalén, San
Pedro (que había sido persuadido a adoptar el punto de visto de San
Pablo), confirmó la obra del Espíritu Santo entre los gentiles: “Dios,
que conoce los corazones, mostró que los aceptaba, pues les dio el
Espíritu Santo a ellos lo mismo que a nosotros. Dios no ha hecho
ninguna diferencia entre ellos y nosotros, pues también ha purificado
sus corazones por medio de la fe” (Hechos 15:8-9). Santiago consideró
este testimonio y concluyó que la labor del Espíritu Santo urgía una
reconsideración de la Sagrada Escritura y una expansión del alcance
del evangelio para incluir a los gentiles (Hechos 15:13-21).

Hechos 15 está junto con otros momentos bíblicos clave en los que el
pueblo de Dios ha encontrado su visión ampliada al ver algo nuevo
que Dios está realizando (Isaías 43:18-21), sus suposiciones retadas
por el derramamiento del Espíritu de Dios donde no se lo esperaban
(Números 11:26-29; Joel 2:28), y los sorprendentes primeros frutos
de la nueva creación de Dios al levantar a Jesús de entre los muertos
(I Corintios 15:20-25). Estos momentos de transición en el testimonio
bíblico, por sí mismos, no resolverán los desacuerdos de hoy, pero sí
urgen el mismo proceso apostólico de oración deliberada: depender de
la centralidad de la Sagrada Escritura mientras que a la vez se atiende
cuidadosamente a la labor del Espíritu Santo en nuestro alrededor.76

La Iglesia Episcopal escuchó cuidadosamente al Espíritu Santo


concerniendo la esclavitud y la ordenación de mujeres. Hoy día,
estamos llamados a oir las narrativas de santificación y santidad
dentro de los compromisos entre parejas del mismo sexo, y discernir
y dar testigo de la labor de Dios en sus vidas. Al escuchar, ponemos
nuestra confianza en el Espíritu Santo, que, como lo prometió Jesús,
nos llevará más plenamente hacia la verdad (Juan 16:13), orando
como Cristo mismo lo hizo por nuestra unidad entre nosotros mismos
y con Dios (Juan 17:11) y bendiciendo a Dios por la abundancia de su
bondad en Cristo para que, con San Pablo, podamos participar más
plenamente en la bendición del evangelio (I Corintios 9:23).

76 Véase Stephen E. Fowl, “How the Spirit Reads and How to Read the Spirit,” en Engaging
Scripture: A Model for Theological Interpretation (Malden, MA: Blackwell Publishing,
1998), 97-127; Jeffrey S. Siker, “How to Decide? Homosexual Christians, the Bible, and
Gentile Inclusion,” Theology Today 51:2 (July 1994): 219-34; y Rogers, Jesus, the Bible,
and Homosexuality, 89-90.

Fe, esperanza, y amor 61


62
Derecho canónico y
leyes estatales

63
64
El impacto de la ley civil en las bendiciones de la Iglesia
Este ensayo es la labor de un grupo convocado por la Comisión
Permanente de Liturgia y Música para proveer un análisis y
adentrarse en los asuntos canónigos y legales que pueden surgir por
las bendiciones de la Iglesia sobre uniones entre personas del mismo
sexo. 77Al ir considerando la Iglesia Episcopal estos recursos, muchas
personas querrán saber cómo la ley civil afecta a la Iglesia. ¿Qué
riesgos u obstáculos presentan las leyes estatales que no permiten
el matrimonio civil entre personas del mismo sexo para la Iglesia
Episcopal y para el clero episcopal que celebra dicha liturgia?

Los que estudiaron esta interrogante para la Comisión concluyeron


que la Primera Enmienda a la Constitución de los Estados Unidos no
permite a un estado el imponer una ley que prohíba las bendiciones
de uniones entre parejas del mismo sexo. La Primera Enmienda a
la Constitución de los Estados Unidos, que aplica tanto al gobierno
federal como a los estados, provee:
El Congreso no hará leyes relacionadas al establecimiento de
una religión, o prohibiendo el ejercicio libre de ella; o limitando
la libertad de voz, o de prensa; o el derecho de las personas a
reunirse, y de solicitar al Gobierno reparar sus faltas.

Unos treinta y cinco estados definen el matrimonio como entre un


hombre y una mujer; estos estados expresamente no reconocen un
matrimonios de parejas del mismo sexo obtenido legalmente en otro
estado o país. Estudios preliminares indican que este escenario legal es
común en estados que prohíben o no reconocen el matrimonio entre
personas del mismo sexo. El lenguaje legal o constitucional utilizado
varía, pero el resultado final es el mismo.

Mientras que el clero en estos estados haga una bendición de la unión


pactada entre personas del mismo sexo, y no pretenda establecer un
matrimonio civil, los abogados de la Iglesia no anticipan que pueda
llevarse al cabo exitosamente una acción legal o otra acción estatal
adversa contra un miembro del clero o a su Iglesia. La razón de
esto es que el bendecir una unión pactada es un acto de fe religiosa,
mientras que el establecimiento de un matrimonio civil (que se lleva
a cabo a través de una “ceremonia civil” y la firma de una licencia de
matrimonio) es un acto oficial realizado por un agente del estado. La
jurisprudencia bien establecida sobre la Primera Enmienda reconoce la
diferencia entre estos dos actos, y da protección al acto de fe.
77 Este ensayo sobre la ley canónica y el derecho civil se presenta como recurso y para
ser estudiado por cancilleres diocesanos y otros, dando una interpretación de las leyes
canónicas y civiles que creemos es válida, pero reconociendo que habrá aquellos que
tendrán otros puntos de vista.

Derecho canónico y leyes estatales 65


El Libro de Oración Común y el Canon I.18.1 requieren que el clero
episcopal conforme a las leyes de su estado en cuanto a la creación
de un matrimonio civil. Consecuencias disciplinarias son claramente
establecidas para con el clero episcopal que realice un matrimonio
civil y firme una licencia de matrimonio para una pareja que no
tenga permiso legal para casarse en su estado; también pueden
darse consecuencies resultando de la ley civil. Sin embargo, celebrar
una ceremonia de bendición utilizando una liturgia autorizada por
la Iglesia no va en contra de los Cánones o del Libro de Oración
Común—asumiendo que el lenguaje de la liturgia no utilice el texto del
rito de matrimonio del Libro de Oración Común. También se asume
que el miembro del clero no está intentando crear un matrimonio civil
contrario a la ley del estado o a la ley canónica.78

La conclusión y las suposiciones anteriores son las mismas si la


ceremonia de bendición toma lugar en una diócesis localizada en un
estado que prohíbe el matrimonio civil entre personas del mismo sexo,
pero en donde la pareja del mismo sexo fue previamente casada o
unida en una unión civil en un estado en donde el matrimonio entre
personas del mismo genero es legal.

Algunos estado no sólo prohíben (o no reconocen) el matrimonio entre


personas del mismo sexo, sino que también no reconocen ningún estatus
legal para parejas del mismo sexo que hayan obtenido un matrimonio
civil o una unión civil de otro estado en donde ese estatus es legal. Este
análisis y conclusión también aplica a esos estados que “no reconocen”.

Miembros del clero y laicos de la Iglesia que tengan preguntas o


pendientes acerca de algún impacto significativo o la aplicación de las
leyes civiles en su estado deberán pedir consejo de su obispo diocesano.

Los requisitos del canon del matrimonio en los contextos


de los diferentes estados
La siguiente discusión del “Canon de Matrimonio” (canon I.18)
continúa con la exploración de varios escenarios de parejas del mismo
sexo que se espera soliciten la liturgia propuesta desarrollada en
respuesta a la resolución de la Convención General 2009-C056 y/o
matrimonio civil. Se considerarán posibilidades tanto para diócesis
que permiten las bendición de uniones o matrimonios entre personas
del mismo sexo como para diócesis que lo prohíben.
78 El canon I.18.2(b) describe el Santo Matrimonio como “una unión espiritual entre un
hombre y una mujer”. La estructura y el texto de partes del Canon I.18 parecen indicar que
cuando un miembro del clero oficia un matrimonio civil, él o ella también está solemnizando
un Santo Matrimonio. Sin embargo, la realidad es que estos son actos distintos y separados.

66 Derecho canónico y leyes estatales


El Canon del Matrimonio
El “Canon del Matrimonio” es el canon I.18, “De la solemnización
del Santo Matrimonio”. La sección 1 del canon requiere que el clero
conforme con (i) las leyes civiles concerniendo el matrimonio en su
estado (“debe conformarse a las leyes del estado que gobiernan la
creación del estatus civil del matrimonio”) y (ii) las “leyes de esta
Iglesia que gobiernan la solemnización del Santo Matrimonio”.

La sección 2 establece cinco condiciones que el miembro del clero


debe determinar antes de solemnizar un matrimonio. Esta sección no
siempre hace la distinción entre el acto de oficiar en un matrimonio
civil como un agente del estado, y el acto de solemnizar el Santo
Matrimonio utilizando el rito de Celebración y Bendición de un
Matrimonio tomado del Libro de Oración Común. La estructura y el
texto de porciones del Canon parecen indicar que el Celebrante está
celebrando ambos de estos actos, no uno o el otro.

Las cinco condiciones son:


(a) Que ambos partícipes tengan el derecho de contraer
matrimonio de acuerdo con las leyes del Estado;
(b) que ambos partícipes comprendan que el Sagrado
Matrimonio es “la unión física y espiritual entre un
hombre y una mujer, contraída dentro de la comunidad
de fe, por el mutuo consentimiento de corazón, mente y
voluntad, y con la intención de que sea por vida”;
(c) que ambos partícipes “consientan libremente y con
conocimiento de causa a dicho matrimonio, sin fraude,
coerción, error en cuanto a la identidad del cónyuge, ni
reservaciones mentales”;
(d) que por lo menos uno de los partícipes haya recibido el
Santo Bautismo; y
(e) que ambos partícipes “hayan sido instruidos respecto a la
naturaleza, significado y propósito del Santo Matrimonio
por parte del clérigo o por personas que el clérigo conoce
como competentes y responsables”.

Los puntos (a) y (c) son requerimientos que se exigen normalmente


de agentes del estado (por ejemplo, juzgados de la paz, jueces, clero)
cuando se realiza una ceremonia de matrimonio civil, pero también
son requisitos canónicos críticos para la Celebración y Bendición de
un Matrimonio. Las otras tres condiciones son requisitos adicionales
de la Iglesia, que no se relacionan a las leyes del estado.

Derecho canónico y leyes estatales 67


La sección 3 del canon establece cuatro requisitos adicionales que deben
satisfacerse en conexión con la solemnización de un matrimonio:
(a) El anuncio de las amonestaciones del matrimonio (este
requisito puede ser omitido por el celebrante);
(b) El tener por lo menos dos testigos;
(c) El inscribir los datos del matrimonio en el registro parroquial;
(d) El firmar la declaración de intención del matrimonio, cuyo
contenido se encuentra en las secciones I.18.2 (e)-(g).

La Sección 4 del Canon establece que un miembro del clero tiene la


discreción de rehusar el solemnizar cualquier matrimonio.

Escenarios
Los siguientes escenarios representan una gama de posibilidades que
puedan darse bajo la liturgia propuesta. En cada escenario, “la pareja
del mismo sexo elegible” significa que al menos uno de los partícipes
ha sido bautizado/a y participa en una comunidad de fe, y que una
persona divorciada ha obtenido el consentimiento requerido del Obispo
Diocesano. En la mayoría de los casos, el término “unión civil” puede
ser sustituido por “matrimonio civil” con los mismos resultados.
Miembros del clero y laicos de la Iglesia que tengan preguntas o
pendientes acerca de algún impacto significativo o la aplicación de las
leyes civiles en su estado deberán pedir consejo de su obispo diocesano.

Variaciones en estos escenarios deben por lo general ser consistentes


con el siguiente análisis.

Escenario A
En un estado que autoriza el matrimonio entre personas del
mismo sexo, una pareja del mismo sexo elegible pide a un
miembro del clero que celebre la liturgia propuesta para ellos
o ellas y que oficie en su matrimonio civil.
El miembro del Clero debe responder consistentemente según
la directiva de su Obispo Diocesano:
1. La directiva del Obispo Diocesano es que ninguna de las
peticiones son disponibles en la diócesis.
2. La directiva del Obispo Diocesano es que el presbítero o
la presbítera pueda celebrar la liturgia propuesta pero no
oficiar el matrimonio civil.

68 Derecho canónico y leyes estatales


3. La directiva del Obispo Diocesano es que el presbítero
o la presbítera pueda oficiar el matrimonio civil pero no
celebrar la liturgia propuesta.
4. La directiva del Obispo Diocesano es que el presbítero o
la presbítera pueda oficiar el matrimonio civil y celebrar la
liturgia propuesta.

Cuando el Obispo Diocesano no de directiva explícita en cuanto a


poder oficiar un matrimonio civil, la ley del estado permite que el
miembro del Clero lo haga (aunque cuando hay dudas acerca de esto,
el presbítero o la presbítera debería pedir la dirección de su Obispo
Diocesano). Cuando un Obispo Diocesano no de dirección explícita
en relación al uso de la liturgia propuesta, dicha liturgia no puede
celebrarse.

Bajo estos escenarios y los que le siguen, un presbítero o una


presbítera que desobedezca la directiva de su Obispo Diocesano y/o
el canon y/o las rúbricas que se aplican está en riesgo de enfrentar las
acciones disciplinarias establecidas en el Título IV.

Escenario B
En un estado que autoriza el matrimonio civil entre personas
del mismo sexo, una pareja del mismo sexo elegible solicita
a un presbítero o presbítera celebrar un Santo Matrimonio
utilizando el rito de Celebración y Bendición de un
Matrimonio del Libro de Oración Común y también solicita
el oficiar en su matrimonio civil.

Tanto las rúbricas del Libro de Oración Común como el Canon I.18
reservan el rito del Santo Matrimonio para un hombre y una mujer.
Esto no es objeto de discreción de un obispo o de un presbítero
y presbítera. Si el Obispo Diocesano ha autorizado el uso de una
liturgia para Bendiciones, el presbítero o la presbítera puede celebrar
el mismo. Y, a menos que el Obispo no lo autorice, el presbítero o
la presbítera puede oficiar en un matrimonio civil. Sin embargo, la
estructura y el texto de partes del Canon I.18 pueden interpretarse
como no autorizando a un miembro del Clero a oficiar un matrimonio
civil cuando la pareja no es elegible para Santo Matrimonio, por
ejemplo, un matrimonio civil entre una pareja del mismo sexo.

Un obispo, presbítero o presbítera, o un diácono que viole las rúbricas


o el Canon se arriesga a enfrentar la acción disciplinaria establecida en
el Titulo IV.

Derecho canónico y leyes estatales 69


Escenario C
En un estado que prohíbe el matrimonio civil entre personas
del mismo sexo, la pareja del mismo sexo elegible busca tanto
la celebración de la liturgia propuesta y el matrimonio civil
por un presbítero o presbítera.

Dado a que el estado prohíbe el matrimonio civil para la pareja, el


presbítero o presbítera no puede oficiar en su matrimonio civil.

Si el Obispo Diocesano ha autorizado el uso de la liturgia propuesta,


el presbítero o presbítera puede celebrar esa liturgia.

Escenario D
En un estado que prohíbe el matrimonio civil entre personas
del mismo sexo, una pareja del mismo sexo elegible busca sólo
la celebración de la liturgia propuesta.

Si el Obispo Diocesano ha autorizado el uso de la liturgia propuesta,


el presbítero o presbítera puede celebrar esa liturgia.

Escenario E
En un estado que autoriza el matrimonio civil entre personas
del mismo sexo, una pareja del mismo sexo elegible y con
una licencia de matrimonio de otro estado en donde ese
matrimonio es legal busca la celebración de la liturgia
propuesta de parte de un presbítero o presbítera.

Si el Obispo Diocesano ha autorizado el uso de la liturgia propuesta,


el presbítero o presbítera puede celebrar esa liturgia.

Scenario F
En un estado que prohíbe el matrimonio civil entre personas
del mismo sexo, una pareja del mismo sexo elegible con
una licencia de matrimonio de otro estado en donde ese
matrimonio es legal busca la celebración de la liturgia
propuesta de un presbítero o presbítera.

Si el Obispo Diocesano ha autorizado el uso de la liturgia propuesta,


el presbítero o presbítera pudiera celebrar esa liturgia.

70 Derecho canónico y leyes estatales


Otros Materiales
La Conferencia Nacional de Legislaturas Estatales (conocida en
inglés como “National Conference of State Legislatures”), una
asociación no partidista que provee recursos a las legislaturas estatales
y a los legisladores, mantiene una página Web muy útil acerca del
matrimonio, unión civil y leyes relacionadas.

Derecho canónico y leyes estatales 71


72 Entendre, voir et déclarer des choses nouvelles
Escuchando, viendo
y declarando cosas
nuevas:
Preparando parejas del mismo sexo
para una Liturgia de Bendición

73
74
Contenido

Reseña: Cuidado pastoral para parejas del mismo sexo


1. Recursos disponibles: Materiales para la preparación
pastoral
2. Asuntos que afectan a parejas del mismo sexo de manera
particular
3. Presentadores
4. Bosquejo para la preparación de parejas del mismo sexo
para la Bendición.

Hojas informativas
1. Reflexión teológica sobre las uniones pactadas: Práctica
espiritual para parejas del mismo sexo
2. Declaración de Intención para un pacto de por vida
3. Acerca de los presentadores—Para la pareja
4. Información para los presentadores
5. Modelos de guías para la congregación

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 75


76 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas
Reseña: Cuidado pastoral para parejas
del mismo sexo

Tú has oído todo esto; fíjate en ello, y tendrás que admitir que
es cierto. Ahora te voy a anunciar cosas nuevas, cosas secretas
que no conocías.
— Isaías 48:6

Yo haré que seas la luz de las naciones, para que lleves mi


salvación hasta las partes más lejanas de la tierra.
— Isaías 49:6

Los recursos pastorales en este ensayo se proveen para asistir al Clero


y laicos que han recibido el entrenamiento indicado para preparar
parejas del mismo sexo para una bendición de su unión, utilizando
la liturgia “Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida”. La
expectativa de dicha preparación es equivalente al requerimiento
canónico de que las parejas que se preparan para el matrimonio
reciban instrucción “con respecto a la naturaleza, significado y
propósito del Sagrado Matrimonio” (canon I.18.2[e]).

La preparación es similar para todas las parejas, sean del mismo sexo
o de diferente sexo. La mayoría del Clero y laicos que actualmente
ofrecen preparación prematrimonial a parejas de diferente sexo son
más que capaces de trabajar con parejas del mismo sexo. Sin embargo,
entender las diferencias es algo necesario—y de mucha ayuda.

Los recursos pastorales descritos en este ensayo señalan las diferencias


en la preparación de parejas del mismo sexo y de diferente sexo e
incluyen algunos de los recursos disponibles para preparar parejas del
mismo sexo para la bendición de sus uniones.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 77


Competencia contextual
El Clero y los laicos cualificados para preparar parejas del mismo
sexo necesitan tener competencia contextual, concepto que deriva
del término competencia cultural. En ámbitos como el de la salud, el
trabajo social y la educación, los profesionales que tienen competencia
cultural abrazan la concientización, una actitud positiva, conocimiento
y habilidades que les permiten trabajar eficazmente en situaciones en
que se presentan diferencias culturales.

Consideremos las diferentes situaciones que podrían presentarse


cuando se prepara a una pareja para una bendición o un matrimonio:
• Preparar una pareja de setenta años de edad para la
bendición de su unión es muy diferente a preparar una
pareja de veinte.
• Preparar una pareja entrando en una relación nueva es
diferente a preparar a dos personas que han vivido en una
relación comprometida por largo tiempo.
• Preparar una pareja de raza mixta difiere de algunas
maneras a preparar una pareja de la misma raza.
• Preparar una pareja sin hijos o hijas difiere de preparar a
una pareja que los tiene.

Tener competencia contextual significa entender y apreciar estas, y


muchas otras, diferentes situaciones. El Clero y los laicos cualificados
necesitan examinar su propia competencia contextual mientras
consideran trabajar con parejas del mismo sexo. Si en algún momento
sienten que no pueden trabajar—o aprender a trabajar—con parejas
del mismo sexo con apreciación y entendimiento, entonces deberían
referir la pareja a otro Clero o laico cualificado.

Los materiales a continuación ayudarán al Clero y a los laicos


cualificados a adaptar sus abilidades para trabajar con parejas del
mismo sexo en una manera contextualmente competente.

78 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


1. Recursos Disponibles: Materiales
para la Preparación Pastoral

En su encuesta a nivel de toda la Iglesia referente a materiales


pastorales y educativos, la Comisión Permanente de Liturgia y
Música encontró los siguientes recursos disponibles que se utilizan
comúnmente para preparar parejas de mismo sexo para una
bendición.

Preparar/Enriquecer (“Life Innovations, Inc.”)


Preparar/Enriquecer es un inventario de la relación que evalúa las
fortalezas de la pareja y áreas de crecimiento en temas tales como
finanzas, comunicación, resolución de conflictos y sexualidad. Esta
herramienta de evaluación es por mucho las más utilizada por las
personas que respondieron a la encuesta de la Comisión.

“Facilitadores” (el término que Preparar/Enriquecer utiliza) deben ser


entrenados para su uso; véase la página web para obtener el costo de
los materiales.

Puntos Positivos
• la nueva versión revisada (2008), es una versión
personalizada y se puede utilizar para parejas del mismo sexo
• utiliza el lenguaje de “pareja”
• es una herramienta que se dirige de manera integral a la
personalidad, la resolución de conflictos, la familia, la salud
y los asuntos financieros y espirituales
• evalúa metas, fortalezas, y áreas de crecimiento
• tiene una norma amplia y nacional (con más de quinientas
mil parejas)
Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 79
Punto Negativos
Actualmente, los resultados de estudios están estandarizados
solamente para parejas de diferente sexo, así que no hay
“norma” para comparar los datos de parejas del mismo sexo.

Inventario de Conciencia Prematrimonial (Producciones


Logos) (Premarriage Awareness Inventory)
Este recurso es el preferido por las personas que no han sido
entrenadas para ofrecer Preparar/Enriquecer.

Puntos Positivos
• contiene tres formatos personalizados, incluyendo
inventarios para quienes ya viven juntos o han estado
casados anteriormente
• contiene una evaluación detallada de la personalidad
• cubre áreas de mayor importancia, como la fe, las finanzas,
la familia de origen, hijos o hijas, asuntos de poder y metas
en la vida

Punto Negativos
Este programa también está estandarizado sólo para parejas
de diferente sexo, aunque el autor indica que pronto se
publicará una versión para parejas del mismo sexo (aún no se
ha dado fecha oficial).

80 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


2. Asuntos que afectan a parejas del
mismo sexo de manera particular

Asuntos o diferencias que son particulares a las parejas del mismo


sexo no son necesariamente retos para la preparación para la
bendición. Muchas veces son dones, especialmente si el miembro del
Clero o el laico que prepara a la pareja entiende la diversidad como
parte del plan de Dios para el mundo y como un signo de la bendición
de Dios. La competencia contextual es de especial importancia en que
persona que da la preparación debe tener conciencia de las áreas en
que las habilidades para preparar a parejas de diferente sexo difieren
o no se transfieren a parejas del mismo sexo. Además, la persona que
trabaja con la pareja necesita examinar su propio entendimiento sobre
la bendición de parejas del mismo sexo, como también las expectativas
de la comunidad de fe y la comunidad civil de la pareja, incluyendo la
autoridad diocesana y las diferentes leyes estatales.

Parejas del mismo sexo que piden una bendición vienen de una
variedad de ambientes en sus vidas; por lo tanto, debe haber provisión
para ofrecer algunas variaciones y diferencias, por ejemplo, en las
opciones para las oraciones en la liturgia. Otras variaciones que el
Clero o el laico que prepara a la pareja podrán encontrar en su trabajo
con parejas del mismo sexo siguen adelante.79

Uniones civiles legales / Matrimonios del mismo sexo y


normas diocesanas
Actualmente las leyes que refieren a las uniones civiles o matrimonios
entre personas del mismo sexo reconocidos por el estado están
cambiando contínuamente en los Estados Unidos y otros países en
donde se localiza la Iglesia Episcopal. Por tanto, el monitorear estas
79 Este material es adaptado de “Recursos pastorales para clérgigos episcopales en la Provincia
I ministrando a parejas del mismo sexo” (Pastoral Resources for Province One Episcopal
Clergy Ministering to Same-Gender Couples), material que cubre bien estos asuntos.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 81


leyes puede ser algo confuso. Algunos estados reconocen las uniones
civiles mientras que otros reconocen matrimonios. Algunos estados
reconocen las uniones civiles, mientras que otros reconocen los
matrimonios. Puede darse que un matrimonio o unión civil reconocido
en un estado no tenga validez en otro. Algunos estados tienen
requisitos de residencia para uniones civiles o matrimonios, o para
la disolución de esas uniones. A la vez, los obispos diocesanos tienen
diferentes expectativas y pautas de cómo el Clero debe responder
pastoralmente a parejas que buscan la bendición de su unión.

Por esto, el Clero y las parejas que buscan la bendición deben estar
familiarizados con las leyes de su estado y con las normas o directivas de
su diócesis. Dado que algunas diócesis requieren consejería profesional
para una pareja si uno de sus miembros (o ambos) ha estado divorciado
en más de una ocasión o si ha tenido previamente más de una relación
de larga duración, el Clero debe verificar con la oficina diocesana para
guía en relación a lo que se espera en dichas situaciones.

Es posible también que miembros del Clero que sientan que no pueden
conferir una bendición formal a una pareja del mismo sexo puedan sin
embargo proveer una respuesta pastoral a estas parejas. Esta respuesta
pastoral puede contener lo siguiente:

• Afirmar y apoyar su deseo de recibir la bendición de Dios


sobre su relación
• Asistir a su ceremonia de unión celebrada por una autoridad civil
• Referir a la pareja a otro miembro del Clero episcopal o a
un ministro de otra denominación que esté dispuesto/a a
celebrar una bendición formal (aquellos que elijan referir
parejas a otro mimbro del Clero podrían buscar maneras
de continuar y reafirmar una relación pastoral con la pareja
después de la bendición)
• Dar a conocer la unión dentro de la congregación y
reafirmar los lazos, aceptación, y amor que existen para con
la pareja, recordando que la bendición transforma no sólo a
la pareja sino también a la congregación.

Un punto final: muy pocas denominaciones autorizan que su Clero


pueda celebrar bendiciones o matrimonios para parejas del mismo
sexo, así que es posible que una pareja se acerque a un miembro del
Clero Episcopal buscando una bendición para su unión simplemente
porque no es una opción dentro de sus propia denominación. El Clero
episcopal debe estar en la expectativa de que algunas parejas de otras
denominaciones puedan sentirse sensibles o vulnerables en su relación

82 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


con la Iglesia en general, y por eso necesitarán cuidado y apoyo
particular.

Asuntos que surgen de la orientación sexual o identidad


de género
Los que “salen del closet” tarde en la vida: Algunas personas
homosexuales o lesbianas reconocen su orientación desde una edad
temprana en sus vidas. Otros pueden ver desarrollar gradualmente esta
realización de modo que no se ve con claridad sino hasta mucho más
tarde en su vida; otros pudieran haber comprendido su orientación
sexual durante largo tiempo, pero sólo recientemente han “salido”
públicamente. La persona que sale tarde puede requerir más tiempo
para comenzar a vivir su orientación sexual, así como podría requerir
explorar con consejería este cambio en la base de su vida acerca de su
percepción propia antres de entrar en un compromiso de por vida.

Homosexual/lesbiana/bisexual: A pesar de que ha habido estudios


acerca de la sexualidad desde los 1940’s, mucha gente percibe
comúnmente que una persona es un homosexual o heterosexual—con
ninguna categoría entre estas. Sin embargo, la orientación sexual es
una gama con muchas gradaciones, y la orientación primaria de una
persona puede ir cambiando a través de varias etapas en su vida.

Uno o ambos miembros en la pareja pudo haber estado previamente


en una relación heterosexual. Mientras que algunos individuos
pudieron haberlo hecho intentando conformar a las expectativas
familiares, sociales o religiosas, otros pudieron haberlo hecho como
bisexuales para quienes una relación de diferente género era algo
satisfactorio.

Una persona bisexual que busca la bendición de la Iglesia para una


relación del mismo sexo se espera que la misma se comprometa a una
relación monógama y de fidelidad de por vida. Cuando se prepara a
una pareja con un miembro bisexual para la bendición de su unión,
el miembro del Clero o el laico cualificado debe tratar las relaciones
previas del miembro bisexual en la misma manera en que trataría las
relaciones previas de cualquier otra persona.

Transgénero: El término “transgénero” incluye una amplia variedad


de personas que experimentan y/o expresan su género de una forma
diferente a lo que se espera socialmente. Esto incluye expresar
un género que no parea con el sexo enlistado en su certificado de
nacimiento original o físicamente cambiar su sexo. Esta situación

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 83


es compleja tanto para el individuo como para la pareja, y necesita
ser explorada durante el proceso de preparar a una pareja para la
bendición. (Esto no es único o exclusivo para parejas del mismo sexo
ya que un miembro de una pareja de diferente género también pudiera
ser transgénero). Los que preparan deben ser fomentados a buscar y
estudiar algunos de los excelentes recursos en este complicado tema,
y/o consultar con un consejero profesional experimentado en trabajar
con personas transgéneras.

Homofobia internalizada: Uno o ambos miembros de la pareja


del mismo sexo podrían estar sujetos al escrutinio continuo de la
sociedad con mensajes negativos o estereotípicos. Estos mensajes
pudieron haber sido internalizados, con el resultado de que la persona
pudiera sentirse severamente incómoda con su orientación sexual. Un
miembro del Clero o laico cualificado que percibe que una persona
tiene sentimientos negativos o estigmas acerca de su orientación debe
referir apropiadamente a esa persona para consejería con un terapista
entrenado en manejar estos asuntos.

Relaciones de largo plazo


Es posible que las personas que preparan estén trabajando con
personas que han estado juntas por muchos años o que han tenido
previamente relaciones de larga duración y monógamas. Esto significa
que la persona que prepara debe estar abierta a aprender y beneficiarse
de la sabiduría generada por la pareja en sus largos años juntos.

Alto nivel de heridas


Es posible que uno o ambos miembros de la pareja del mismo sexo
haya sido herido/a por la exclusión o la marginalización, esto es,
experiencias y sentimientos de ser el “otro/otra” o “menos que”.
Ciertamente las personas lesbianas y homosexuales están en un
alto riesgo de que en su adolescencia hayan sido víctimas de abuso
o explotación. El Clero y los laicos preparando a parejas para
bendiciones necesitan ser sensibles a estas situaciones.

En demasiadas ocasiones, uno o ambos miembros de la pareja del


mismo sexo pudiera tener un historial de haber sido excluido de
los beneficios que las personas heterosexuales reciben del estado y
especialmente de la Iglesia. Para la pareja, un Clero o laico proveyendo
una preparación para la bendición representa a la Iglesia, así que

84 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


necesita desarrollar una relación de confianza con la pareja para poder
apoyarla en manejar el coraje, las heridas o la confusión que hayan
resultado del rechazo.

¿Adentro o afuera?
Aunque una pareja esté buscando una unión publica, puede darse que
uno o quizás ambos miembros de la pareja necesiten mantenerse “en
el closet” en cuanto a algunos aspectos de sus vidas individuales. Por
ejemplo, una persona pudiera estar empleada en un lugar de trabajo
o ejerciendo una profesión en donde “estar afuera” puede poner
en peligro su habilidad de funcionar en el más alto nivel o inclusive
continuar trabajando en ese lugar. Desafortunadamente, un ejemplo
grande es la Iglesia. Para el Clero homosexual y lesbiano en muchas
denominaciones, el “salir del closet”, especialmente estando en una
relación, puede resultar en perder su habilidad de funcionar como
Clero ordenado o de no poder ejercer una posición de liderazgo
en la Iglesia. En lugares seculares de trabajo, donde las personas
homosexuales y lesbianas pudieran estar protegidas por la ley, su
orientación o relación podría afectar su habilidad de ser contratadas o
podría resultar en laborar en un ambiente tenso y no amigable. Estar
“afuera” podría tener un impacto negativo al buscar o mantener una
posición en puestos electivos. Las lesbianas y los homosexuales que
sirven en la milicia ya no necesitan mantenerse “en el closet”, pero
muchos que estuvieron en la milicia previamente a este cambio, quizás
necesiten hablar sobre su pasado como miembros encerrados en un
“closet” mientras servían en la milicia.

Las parejas homosexuales y lesbianas toman riesgos, inclusive con


sus vidas, cuando demuestran gestos afectivos en público; cuando no
pueden tomarse de las manos, así ellos y ellas guardan secretos. Por
esto, puede haber tensión en una relación cuando una persona está
completamente “fuera” y cómoda con mostrar afecto en público y de
forma visible, mientras que la otra persona no. En algunas situaciones
de trabajo, una persona en la relación pudiera tener que ser cuidadosa
cuando llama a su pareja en su lugar de trabajo o tomando algún
mensaje en el hogar.

Las parejas necesitan hablar sobre cuándo, dónde y con quién está
bien ser abiertos acerca de su relación en general. Específicamente, y
como parte de su preparación, necesitan dialogar acerca del nivel de
comodidad de cada uno y de sus necesidades en relación a cómo hacer
conocer su relación en una ceremonia pública.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 85


Historial de la vida relacional y resolución de relaciones
anteriores
Todas las parejas han tenido que tratar con lo que ha sucedido en
el pasado; sin embargo, dado que el reconocimiento legal de las
relaciones entre personas del mismo sexo ha sido sólo disponible
recientemente, es posible que las parejas no hayan documentado
formalmente, por escrito, disoluciones legales de esas relaciones.
Las parejas serán más libres para proceder en una nueva relación
cuando ellas hayan procesado lo que uno o el otro (una o la otra) ha
aprendido de sus relaciones anteriores y cuando asuntos de finanzas,
propiedad, custodias de menores y responsabilidad hayan sido
resueltos con sus parejas o esposos/esposas anteriores.

Familias de origen
La mayoría del Clero y los laicos cualificados preguntan sobre la
familia de cada persona cuando preparan a parejas de diferente sexo
para el matrimonio. Las respuestas pueden dar mejor entendimiento
relacionado a varios asuntos, incluyendo su propio entendimiento de
lo que es una relación sana o no sana, y sus actitudes hacia las finanzas
y las prácticas de crianza; las respuestas también pueden ayudar a
las parejas a identificar asuntos no resueltos que podrían afectar su
relación.

Un área que tal vez sea única a las parejas del mismo sexo es la
respuesta de sus familias a su orientación, sus vidas públicas como
personas homosexuales o lesbianas, y sus vidas juntos como una
pareja. Las parejas se beneficiarían al explorar preguntas como: ¿Han
“salido del closet” los individuos de esta pareja a sus familiares? Si
ha sido así, ¿cuál fue la respuesta? ¿Le ha comunicado uno o ambos
miembros de la pareja a su familia acerca de la solicitada liturgia de
bendición? ¿Es la familia una que apoya, o está hostil, o está afligida,
o está simplemente ausente? ¿Cómo responderá cada familia a la
pareja del individuo? Podría ser como un esposo o esposa y por tanto
miembro de la familia, o tal vez tratarán a la pareja como un amigo
o amiga o compañero o compañera de cuarto. En otras palabras, ¿ha
dialogado la pareja lo que anticipan de su relación con sus suegros y
su familia política al momento de entrar en una relación de por vida
y comprometida? De la misma forma, ¿es la pareja capaz de construir
una red de apoyo, individualmente y como una pareja, y si ellos
perciben el cómo será ser parte en su nueva vida juntos?

86 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


Asuntos legales
Para parejas de géneros diferentes, el matrimonio automáticamente
viene con protecciones y obligaciones legales (más allá de la legalidad
de la unión misma). En estados donde la unión civil o el matrimonio
de parejas del mismo sexo se permite, e incluso en estados que hacen
provisiones legales para parejas del mismo sexo, es crítico que las
parejas del mismo sexo busquen protecciones legales que sustituyan
algunas de las protecciones legales que surgen de un matrimonio civil
(aunque las medidas privadas no pueden cubrir todos los atributos
legales de un matrimonio civil). La pareja debe considerar hacer arreglos
relacionados para otorgar poderes médicos y financieros, testamentos
y testamentos en vida y podrían necesitar buscar asesoría profesional
relacionada a asuntos financieros y de propiedad. Además, las parejas
deben considerar solicitar ayuda legal para conocer sus derechos y
riesgos, especialmente asuntos con los impuestos, Seguro Social, u otros
asuntos estatales o federales (por ejemplo, los beneficios de Seguro
Social no pasan al sobreviviente en una pareja del mismo genero).

Hijos/Hijas
Como sucede con las parejas de diferente género, las parejas sin
hijos que se preparan para el matrimonio deben también dialogar
sobre si un miembro de la pareja deseará tener hijos. Este diálogo
podría cubrir temas tales como cuándo tener hijos, qué método de
reproducción se utilizaría, el impacto de los hijos en las finanzas y en
el trabajo, y asuntos de crianza tales como el cuidado y la disciplina.
Parejas que entran en la relación con hijos o hijas deben dialogar de
cómo ayudarles a ajustarse e integrarse en una nueva familia. Las
parejas del mismo sexo, especialmente esas bendecidas con hijos
procreados en relaciones heterosexuales anteriores, también necesitan
apoyar a sus hijos a través de las etapas de desarrollo, particularmente
de cómo los niños se relacionan con sus otras personas de su edad,
que pudiera ser no tengan el entendimiento o posiblemente hasta una
reacción hostil hacia un amigo que tenga padres o madres del mismo
genero.

Las parejas del mismo sexo, deben estar conscientes de la ambigüedad


legal, tanto en las leyes federales como en las estatales, pertinentes a
sus casos de custodia y tal vez desearán buscar ayuda o consejería para
protegerse y de igual forma proteger a sus hijos. Esto puede aplicar
o no a la pareja que resida en un estado que provee para las uniones
civiles o el matrimonio a parejas del mismo sexo.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 87


3. Presentadores

Los presentadores son personas escogidas por la pareja para


apoyarles y presentarles al oficiante y a la congregación durante
la liturgia de bendición. La liturgia propuesta para las parejas del
mismo sexo provee la opción de tener presentadores al igual que
algunas congregaciones ofrecen a las parejas de diferente género. Esta
opción da voz a personas importantes en la vida de la pareja durante
la liturgia y enriquece la experiencia de todos los presentes. Los
presentadores pueden también servir en un rol importante al apoyar
a la pareja antes y después de la liturgia de bendición. La selección
de una pareja madura en su relación podría ser de gran ayuda
mientras esa pareja comienza su vida juntos. La pareja, junto con
el Clero o laico que prepara, deben dialogar inmediatamente acerca
de seleccionar presentadores, para que la labor de oración de los
presentadores pueda comenzar lo más temprano posible.

Dos pequeños folletos (uno para la pareja y uno para los


presentadores) detallan el papel de los presentadores y tienen como
intención ser utilizados en la conclusión de la sesión de preparación
para la bendición.

88 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


4. Bosquejo para la preparación
de parejas del mismo sexo para la
Bendición.

A continuación se presenta una guía para cinco sesiones de


preparación de parejas para la bendición que puede utilizarse junto a
los dos asesoramientos descritos anteriormente. En su encuesta a nivel
de toda la Iglesia en relación a los materiales pastorales y educativos,
la Comisión de Liturgia y Música encontró que un gran número de
laicos cualificados y el Clero deseaban un modelo muy especifico, sin
embargo, aquellos con experiencia preparando parejas pueden elegir
adaptar, combinar o reordenar este bosquejo. Idealmente, las sesiones
duran de 60 a 90 minutos cada una y ambos miembros de la pareja
deben estar presentes en todas las sesiones (aunque también la persona
que prepara podría decidir reunirse con uno de los individuos para
tratar un asunto específico).

Objetivo
La preparación para la bendición tiene como objetivo el fortalecer
un pacto de por vida y monógamo fundamentado en Jesucristo.
La Resolución de la Convención General 2000-D039 se dirige a la
esperanza—de la Iglesia y de la pareja—para que tengan una relación
duradera:
Se resuelve, que contamos con que dichas relaciones estén
caracterizadas por la fidelidad, monogamía, mutuo afecto y
respeto, comunicación honesta y cuidadosa y el amor sagrado
que permite que los miembros de la pareja puedan ver la
imagen de Dios el uno en el otro (la una en la otra); y además
Se resuelve, que denunciamos la promiscuidad, la explotación
y el abuso en las relaciones de cualquiera de nuestros
miembros; y además

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 89


Se resuelve, que es la intención de esta Iglesia exigir que todos
sus miembros se acojan a dichos valores y que les dará apoyo
en oración, ánimo y cuidado pastoral necesario para que los
puedan vivir fielmente; y además

Expectativas

Realidades
• El Clero y los laicos han sido entrenados en diferentes
maneras para proveer una preparación prematrimonial.
• El Clero y los laicos aplican una amplia variedad de
métodos para la preparación para la bendición o el
matrimonio.

Suposiciones
• El presbítero o la presbítera, o el obispo, está preparado
para presidir en el bendición.
• El miembro del Clero o laico cualificado tiene experience
para preparar parejas antes del matrimonio y/o bendiciones.
• El miembro del Clero o el laico cualificado está dispuesto
a referir a la pareja a un terapista profesional si las
circunstancias lo ameritan.

La Verdad
• Cada pareja es única y requiere adaptaciones como sea
necesario.

Preparando a parejas del mismo sexo que han estado en


relaciones de largo plazo
Cuando se prepara a personas que han estado juntas por muchos
años, puede ser necesario cambiar la estructura de las sesiones, y es
probable que se necesiten menos sesiones. Una sugerencia es adaptar
la primera sesión para dedicarla a conocer la pareja, introducir
la liturgia y otros detalles. La segunda sesión podría contener las
siguientes preguntas o temas de discusión, las cuales respetan el largo
plazo de relación de la pareja y les invita a discutir su entendimiento
de la Iglesia.

90 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


• ¿Qué significa para usted el tener su relación bendecida por
la Iglesia luego de todos estos años?
• ¿Cómo el tener la bendición de la Iglesia y hacer un
compromiso en público, aunque ya lo hayan hecho
privadamente o en un ambiente fuera de la Iglesia, le
afectaría a usted o a su relación?
• ¿Qué le puede enseñar su relación a la Iglesia?

Finalmente, la tercera sesión puede ser adaptada de la actual quinta


sesión: hacer un resumen, clarificar la liturgia y contestar cualquier
pregunta que pudiera haber surgido.

Primera Sesión: Conociendo a la persona y reseña general


Esta sesión se enfoca en conocerse el uno al otro (la una a la otra).
Es también el momento donde se comienza a dirigir los detalles del
rito, ofreciendo a la pareja y al miembro del clero una oportunidad de
estudiar el rito juntos, buscando su significado y opciones y afirmar
que la bendición, basada en Dios, es dada a través de la Iglesia.
Algunos miembros del Clero, sin embargo, tal vez preferirán hacer
una perspectiva general del rito en esta sesión, luego estudiarla más
detalladamente luego en el proceso.

El dialogar sobre los asuntos prácticos de la bendición al principio


ayuda a construir una confianza y permite a la pareja abrirse ellos
mismos al material de las próximas cuatro sesiones. Al proveer al
menos una perspectiva general del rito, la persona que prepara puede
contestar preguntas y aliviar las ansiedades acerca del día actual de la
ceremonia.

La primera sesión incluye una gran cantidad de material, donde


alguno podría ser movido a otra sesión. Un bosquejo para esta sesión
incluye:
• La liturgia “Presenciando y bendiciendo un pacto de por
vida”
• Reflexión teológica sobre una unión pactada: Prácticas
espirituales para parejas del mismo sexo
• Declaración de Intención para una pacto de por vida
• Acerca de los presentadores—Para la pareja
• Información para los presentadores

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 91


Bosquejo para la primera sesión
• Oren juntos.
• Conózcanse unos a otros (varía según cómo la persona que
da la preparación conozca a la pareja).
• Explore los antecedentes religiosos de la pareja, sus
experiencias con la Iglesia o iglesias y sus razones para estar
en esta congregación.
• Reflexione sobre el significado teológico de la relación de
la pareja. “Reflexión teológica sobre una relación pactada:
Prácticas espirituales para parejas del mismo sexo” pudiera
ser muy útil para esta discusión. (Esta reflexión puede ser
movida a una sesión posterior).
• Revise y pida a la pareja que firme la Declaración de
Intención para un Pacto de Por Vida
• Haga un recorrido por el rito, levante asuntos teológicos y
nombre las opciones para la liturgia:
– Discuta que la Eucaristía es normativa en el servicio
litúrgico. Sin embargo, incluir la celebración de la
Eucaristía puede ser inapropiado si sólo uno de los
miembros de la pareja es cristiano.
– Enfatice en la diferencia entre un servicio civil y una
bendición eclesial.
– Conteste preguntas generales relacionadas al rito de
bendición y las prácticas de la Iglesia.
– Introduzca la posibilidad de tener presentadores.

Al final de la sesión, provea folletos y sugiera tópicos de asignación


para que la pareja los piense para la segunda y tercera sesión:
• Familias de origen y creciendo en ella
– ¿Qué funcionó bien y que no funcionó tan bien en
sus familias de origen? (Este tópico podría también
influenciar la cuarta sesión).
– Historial familiar e historial religioso así como también
el historial individual de cada miembro de la pareja—
positivo y negativo—con respecto a la Iglesia/religión
• Los Matrimonios de miembros de la familia,
particularmente los padres
– Las maneras en que los padres manejaban los conflictos
– Los estilos de crianza de los hijos

92 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


– La tolerancia de la familia sobre la orientación sexual
del hijo/hija

Segunda sesión: Aprendiendo del pasado, Parte 1


Esta sesión provee un tiempo para que un miembro de la pareja
hable y el otro (la otra) escuche. La segunda sesión comienza con
una oración, luego se dirige al pasado enfocando en la relación de un
miembro de la pareja con su familia de origen, incluyendo el explorar
el o los matrimonios de sus padres, hermanos y hermanas, y si es
posible el de sus abuelos y amigos cercanos. Esta discusión incluye
lo que el individuo tal vez podría, o no, repetir de lo pasado en sus
actuales y futuras relaciones, particularmente la relación que se irá
a bendecir. Además, el individuo puede ver los niveles de aceptación
de su relación en su familia y otros asuntos que puedan surgir de la
familia de origen y su niñez.

Lo que suponen estas guías de análisis es que ciertos asuntos se


repiten de generación en generación, y que, una vez el asunto es
identificado, los individuos pueden elegir continuar esos patrones o
alterarlos deliberadamente. Esta sesión funciona más eficazmente si la
conversación fluye naturalmente en vez de ser una entrevista rigurosa,
y si incluye las siguientes áreas importantes:
• Familia: número y orden de nacimiento de hermanos o
hermanas
• Dinero: su papel e influencia en la familia
• Sexo: actitudes de la familia de origen acerca de la
monogamia, fidelidad y el papel del sexo en la relación
• Alcohol y drogas: su importancia o efecto en la familia
mientras los hijos crecían
• Suegros o suegras: la relación con los suegros y el resto de la
familia
• Hijos e hijas:
– Acuerdo o falta de acuerdos entre los padres acerca de
la crianza
– Los sentimientos del individuo acerca de ser un hijo o
una hija en su familia
• Conflicto: los métodos de los padres al discutir o estar en
desacuerdo.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 93


Al ir terminando la conversación, la persona que prepara invita al
individuo a que identifique lo que él o ella podría o no repetir en su
propia relación adulta con su pareja. Siguiendo eso, el miembro de la
pareja que estuvo escuchando tiene oportunidad de comentar acerca
de lo que él o ella oyó y aprendió, especialmente cualquier sorpresa.

Tercera sesión: Aprendiendo del pasado, Parte II


Esta sesión continúa mirando hacia atrás y ofreciendo la oportunidad
al otro miembro de la pareja a hablar acerca de su familia de origen.
Ambos miembros de la pareja necesitan la oportunidad de explorar los
tópicos y escuchar las historias de cada uno para que cada cual pueda
aprender y apreciar más profundamente lo que el otro miembro de la
pareja trae a la relación.

La tercera sesión, que también comienza con oración, duplica con


la segunda persona el proceso de la segunda sesión. Si el tiempo lo
permite al final, la pareja podría discutir el impacto del historial
familiar en su propia relación.

Cuarta sesión: Mirando hacia el futuro


Esta sesión provee una oportunidad para mirar a la relación de hoy
y para el futuro, invitando a la pareja a nombrar áreas en su relación
que aparentan ser fuertes y que apoyan mientras que también se
abre un espacio para identificar y dirigirse a áreas que puedan ser
problemáticas. Pensamientos, preguntas, y nueva información de
sesiones anteriores pueden ayudar a determinar dónde la pareja se
encuentra hoy y dónde su relación y hogar necesitarán atención en el
futuro.

Luego de comenzar con oración, la sesión debe incluir la discusión de:


• La relación de la pareja en general: exploración profunda de
dónde han estado y dónde están ahora
• El papel del sexo y la intimidad en su relación (por ejemplo,
cambios potenciales en la conducta sexual como resultado
de comprometerse a una relación monógama)
• El papel del alcohol y las drogas en su relación
• Dinero (por ejemplo, las finanzas del hogar y planificación
financiera)

94 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


• Protecciones legales (por ejemplo, poderes legales médicos
y financieros duraderos, testamentos y testamentos en vida,
seguros)
• Funcionamiento del hogar (por ejemplo, ¿quién saca la
basura? o ¿quién está a cargo de los compromisos sociales?
• Comunicación:
– ­¿Cómo la pareja dialoga sobre los asuntos?
– ¿Qué sucede cuando hay un desacuerdo?
• Preocupaciones acerca del futuro
• Toma de decisiones como pareja
• Tratar con las familias como individuos (tanto el uno como
el otro) y como una pareja
• Redes de apoyo, ahora y en el futuro

La cuarta sesión concluye con un diálogo sobre la necesidad de


establecer límites entre generaciones para que la vida de la pareja
como una unidad se pueda ver distinta tanto de las generaciones
pasadas como de las generaciones que seguirán.

Quinta sesión: Decisiones litúrgicas y resumen


La quinta sesión, enfocada en la liturgia de bendición como tal, es
una oportunidad de tomar decisiones en cuanto a la liturgia basadas
en la hoja informativa sobre la “Reflexión teológica sobre una unión
pactada” que se presentó en la primera sesión. La profundidad de
esta discusión se determinará por lo que se discutió o no en la primera
sesión. Además, siendo la última sesión, esta quinta sesión sirve como
un tiempo para considerar preguntas que pudieran haber surgido de
las sesiones anteriores.

Bosquejo para la quinta sesión


• Oren juntos.
• Atienda preguntas o preocupaciones que pudieran haber
surgido de sesiones anteriores y otros asuntos que pudieran
haberse presentado.
• Revise las reflexiones teológicas a la luz de las sesiones
anteriores y lo que ha de venir. La persona que prepara
puede ayudar a la pareja a conectar sus prácticas espirituales
en su vida como pareja y el ordenamiento o arreglo que se

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 95


seguirá durante la liturgia. Por ejemplo, ¿harán la procesión
juntos o separados, o estarán ya en el lugar de adoración
cuando la liturgia comience? ¿Se sentarán juntos durante el
Ministerio de la Palabra o estarán en lugares distintos?
• Discuta detalles del servicio mismo:
– Las Escrituras (¿qué pasajes hablan particularmente a
la vida de la pareja juntos?) y si se irán o no a incluir
lecturas que no proceden de la Biblia
– ¿Se llevará al cabo la liturgia durante la celebración
principal dominical de la congregación? ¿Se omitirá la
celebración de la Eucaristía por motivos pastorales?
– Otras opciones litúrgicas, especialmente:
¿Qué colecta se utilizará?
¿Cuál de los dos votos se utilizará?
¿Habrá intercambio de anillos, o si la pareja ya los ha
estado usando, habrán de ser bendecidos?
¿Qué música, si alguna, se incluirá? (La pareja debe
consultar con la persona a cargo de la música en la
congregación).
• Dialogue sobre los presentadores y su papel en apoyar a la
pareja en la liturgia y en su vida juntos/juntas.

Al concluir, la poersona que prepara debe asegurar a la pareja de


que han hecho un arduo e importante trabajo juntos, trabajo que
es un don para tanto la persona que prepara como para la pareja.
La persona que prepara puede expresar su gran anticipación para
la bendición de la pareja y de conocer a sus familias cercanas y
extendida, verles con sus amistades y celebrar su unión ante los ojos
de Dios.

96 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


Hojas informativas

1. Reflexión teológica sobre las uniones pactadas: Práctica


espiritual para parejas del mismo sexo

2. Declaración de Intención para un pacto de por vida

3. Acerca de los presentadores—Para la pareja

4. Información para los presentadores

5. Modelos de guías para la congregación

La Declaración de Intención requiere el reemplazo de N.N. y N.N. en


la primera línea con los nombres de la pareja. Las hojas 3 - 5 pueden
ser adaptadas para el uso de una congregación específica. En estos,
“N. Iglesia Episcopal” debe ser reemplazado con el nombre de la
congregación, y un cambio similar debe hacerse para “La Diócesis
Episcopal de X.”

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 97


98 Entendre, voir et déclarer des choses nouvelles
Hoja informativa 1

Reflexión teológica sobre las uniones


pactadas: Práctica espiritual para
parejas del mismo sexo

La vida cristiana y los pactos


Todos los cristianos son llamados a ser testigos de la buena nueva
del amor de Dios y la gracia en Cristo Jesús, a través del poder del
Espíritu Santo. Nosotros somos motivados para ser esos testigos a
través de nuestra relación pactada con Dios.

El Bautismo nos inicia dentro de ese pacto, haciéndonos pertenecer


a Cristo para siempre y siendo miembros del Cuerpo de Cristo, la
Iglesia. La Eucaristía nos sostiene en esa vida de pacto y nos fortalece
a ser testigos de Cristo en el mundo.

Nuestra vida en pacto con Dios se expresa en las relaciones de


compromiso y fidelidad, incluyendo las de parejas del mismo sexo.
Es el gozo de la Iglesia el celebrar esas uniones como un símbolo del
amor de Dios, el orar por la gracia de Dios para apoyar las parejas
en su vida juntos, y el estar unidos con estas parejas el testimonio que
compartimos del Evangelio en el mundo.

Temas para la reflexión teológica y prácticas Espirituales


Un marco sacramental para las relaciones de pacto ofrece una manera
de reflexionar en la gracia de Cristo y el fruto del Espíritu en las vidas
de las parejas fieles y comprometidas. Varios temas teológicos pueden
asistir a las parejas mientras consideran sus promesas pactadas como
una forma de práctica espiritual.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 99


Vocación
Dios llama a las personas a entrar en relación de maneras diversas,
ya sea como solteros/as, en comunidades monásticas, o como parejas
íntimas. Estos llamados vocacionales pueden empoderar nuestro
testimonio del evangelio. La decisión de embarcar en una unión de
compromiso o pacto es a la vez una vocación que tiene las siguientes
características: fidelidad; monogamia; afecto y respeto mutuo;
comunicación honesta y cuidadosa; y un amor sagrado que permite
que los partícipes en dicha unión puedan ver la imagen de Dios en la
otra persona.

Hogares
Las uniones fundamentadas en pacto y compromiso a menudo se
viven en un hogar en el cual se practica diariamente el darse el uno
mismo para el bien de la otra persona. Aunque el hogar puede tomar
diferentes formas, se crea un espacio de confianza y responsabilidad
mutua. El gozo, intimidad y vulnerabilidad que se comparte en el
hogar pueden a la vez ayudarnos a aprender las disciplinas espirituales
de la compasión, el perdón, y reconciliación en vidas comprometidas a
la monogamia y a la fidelidad.

Frutos
La gracia divina que sostiene una relación fundamentada en pacto y
compromiso lleva a infinidad de frutos, no sólo para la pareja sino
también para la comunidad. Parejas unidas en pacto y compromiso
manifiestan esta gracia en los dones que comparten para el ministerio
y en vidas dedicadas a servir, a la hospitalidad y a la generosidad.

Bendición mutua
Una unión que ha sido bendecida se encuentra designada para un
propósito divino: dar testimonio al amor de Dios que crea, redime
y santifica. Al empoderar el Espíritu a la pareja para este propósito,
la Iglesia a la vez se ve bendecida y fortalecida para su misión y su
ministerio.

En todas estas maneras, y aún más, la bendición de la relación entre


personas del mismo sexo invita a la pareja y a toda la iglesia a renovar
su compromiso con el pacto bautismal. Ese compromiso se expresa
por fe en la buena nueva de Cristo Jesús, en la esperanza de unión con
Dios prometida por Cristo, y en amor que nos une y entrelaza como
el Cuerpo de Cristo. Como enseña San Pablo, vivimos en comunidad
como el Pueblo de Dios con fe, esperanza y amor. “Pero la más
importante de las tres es el amor” (1 Corintios 13:13).
100 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas
Hoja informativa 2

Declaración de intención 
de pacto de por vida

NOTA: Esta plantilla se presenta para uso con parejas del


mismo sexo porque una declaración similar se requiere en
los Cánones de la Iglesia Episcopal (Canon I.18.3[d-g]) para
parejas de diferente género antes de su matrimonio.

En el Nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo. Amén.

Nosotros, N.N. and N.N., deseando recibir la bendición de un Pacto


de Por Vida, declaramos solemnemente que tomamos este pacto como
compromiso de por vida entre nosotros (nosotras) según lo ha provisto
la Iglesia Episcopal reunida en la Convención General.

Afirmamos creer que nuestro pacto está intencionado por Dios para
nuestro gozo mutuo, para el ánimo y el apoyo que nos daremos en la
vida diaria y en las circumstancias cambiantes, para llevar la gracia de
Dios a nuestra comunidad, para profundizar nuestra fe al vivir el amor
de Dios en el amor que nos tenemos, y (si llega a ser así) en el cuidado
físico y espiritual de niños. Este pacto será nutrido y caracterizado
por fidelidad, monogamia, afecto y respeto mutuo, comunicación
cuidadosa y honesta, y un santo amor que nos llevará a ver la imagen
de Dios el uno en el otro (la una en la otra).

Y así, prometemos, al mayor de nuestro alcance, hacer nuestro más


sumo esfuerzo para establecer este pacto y pedir en esto el auxilio de
Dios.

____________________________ _____________________________
Firma Firma

____________________________
Fecha

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 101


102 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas
Hoja informativa 3

Acerca de los presentadores — 


Para la pareja

En la Iglesia Episcopal N. consideramos que “Presenciando y


bendiciendo un pacto de por vida” es una celebración apoyada por
la congregación, en la misma forma en que los candidatos al Santo
Bautismo son apoyados por todos los miembros de la Iglesia. Al igual
que quienes son bautizados son iniciados en la vida plena de la Iglesia,
quienes reciben la bendición de la Iglesia sobre sus uniones reciben de
una manera nueva el abrazo de la comunidad de fe.

La liturgia de bendición
La presentación toma lugar inmediatamente después del sermón, como
sigue:
La pareja viene al frente de la congregación. Si es que hay
presentación, las personas que los presentaráns se colocan con la
pareja, y el/la Celebrante les dice:
Celebrante ¿Quién presenta a N. y N., que buscan la bendición
de Dios y de la Iglesia sobre su amor y su vida en
común?
Presentadores Nosotros lo hacemos.

Celebrante ¿Prometen amar, respetar y orar por N. y N. y


hacer todo lo que esté a su alcance para apoyarlos
(apoyarlas) en la vida que habrán de compartir?
Presentadores Así lo haremos.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 103


Eligiendo presentadores
Hay una variedad de posibilidades para elegir presentadores que los
apoyarán y les presentarán en la liturgia. Puede ser de ayuda el elegir
al menos un miembro de esta comunidad de fe para que los acompañe
en este proceso. Si ustedes son nuevos en la congregación, el presbítero
o la presbítera (u otra persona designada) puede ayudarles a discernir
a quien pueden considerar. Si apenas comienzan su vida juntos, puede
ser de gran ayuda el elegir a una pareja cuya unión y relación ya sea
madura. Muchas veces, las parejas escogen a sus propios padres, hijos
o otros miembros de la familia para ser sus presentadores.

Los presentadores pueden orar por ustedes durante el periodo de


preparación antes de su bendición, los pueden mantener conectados a
la congregación y continuar dándoles apoyo en su unión pactada de
por vida.

Finalmente, en su elección, recuerden que estas personas los


acompañarán y presentarán durante la liturgia. Recuerden también
que inmediatamente después de ser presentados, toda la congregación
se comprometerá a darles su apoyo, mientres que ustedes a la
vez se convertirán en bendición y darán gracia para con toda la
congregación.

Dado que los presentadores tienen un papel importante antes y


después de la bendición, ustedes y su sacerdote deben dialogar
prontamente acerca de la elección de los presentadores, para que los
puedan ir acompañando en oración lo más pronto posible.

104 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


Hoja informativa 4

Información para 
los presentadores

En la Iglesia Episcopal N. consideramos que “Presenciando y


bendiciendo un pacto de por vida” es una celebración apoyada por
la congregación, en la misma forma en que los candidatos al Santo
Bautismo son apoyados por todos los miembros de la Iglesia. Al igual
que quienes son bautizados son iniciados en la vida plena de la Iglesia,
quienes reciben la bendición de la Iglesia sobre sus uniones reciben de
una manera nueva el abrazo de la comunidad de fe.

Durante la liturgia de bendición, ustedes presentarán a la pareja, como


sigue:
La pareja viene al frente de la congregación. Si es que hay
presentación, los presentadores se colocan con la pareja, y el
Celebrante les dice:
Celebrante ¿Quién presenta a N. y N., que buscan la
bendición de Dios y de la Iglesia sobre su amor
y su vida en común?
Presentadores Nosotros lo hacemos.

Celebrante ¿Prometen amar, respetar y orar por N. y N.


y hacer todo lo que esté a su alcance para
apoyarlos en la vida que habrán de compartir?
Presentadores Así lo haremos.

Como presentador su responsabilidad comienza aun antes de la


bendición. Nosotros le invitamos a que ore por la pareja en privado
y en las Oraciones de los Fieles durante la Santa Eucaristía de los
domingos durante el periodo de preparación. Usted puede continuar
apoyando a la pareja en la vida que continúan juntos recordando el
día del aniversario de su bendición y ofrecer su presencia cuando el
hogar experimente dificultades o celebre una ocasión de gozo. Si usted

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 105


es miembro de la congregación, usted también tiene la responsabilidad
de mantener a esa pareja conectada con otros en la congregación.

Como un presentador, usted promete apoyar a la pareja de tal manera


de que se convierten en una bendición y abracen la gracia de sus
familiares y amistades, la Iglesia, y el mundo. En este papel, entonces,
usted es un testigo para la bendición que se da y se recibe en la liturgia
y será llevada por la pareja al mundo.

106 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


Hoga informativa 5

Modelos de guías para la congregación

NOTA: Muchas congregaciones adoptan alguna forma de


“pautas para los matrimonios” expresando reglas y guías para
parejas de diferente sexo que se preparan para el matrimonio.
Todas las congregaciones pueden unirse en un ejercicio
de ayuda y fruto en desarrollar las guías que reflejen la
comunidad cristiana en la cual se lleva al cabo la alabanza; las
guías que se desarrollen deben aplicar tanto a las parejas de
diferente sexo como a las del mismo sexo. Obviamente, estas
pautas son opcionales a la discreción del Clero en consulta
con su Junta Parroquial o Comité del Obispo. Como siempre
en asuntos litúrgicos, las decisiones finales son responsabilidad
del Clero. A continuación hay un modelo de una guía
que aplica para todas las parejas que se preparan para el
matrimonio o una bendición. El mismo puede ser modificado
para que cumpla con situaciones o necesidades especificas.

Información para todas las parejas que buscan la


bendición en la Iglesia Episcopal N.

A. Introducción
La comunidad Cristiana en la Iglesia Episcopal N. entiende que las
relaciones son complejas y que hacer un compromiso de por vida
en una relación a través del matrimonio o bendición es un evento
significativo, excitante y lleno de maravillas en las vidas de las
personas. También creemos que una comunidad cristiana que está de
acuerdo en bendecir tales uniones debe ser intencional en el apoyo a
la pareja mientras se preparan para la bendición mientras viven sus
vidas.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 107


Entendemos que las uniones pactadas de por vida, sean del mismo sexo
o de diferente seco, deben ser abiertas y signos visibles de un amor
interior, espiritual y dado por Dios. En este contexto, la Iglesia Episcopal
N. busca apoyar a todas las parejas en su compromiso y de ayudarles a
hacer que el amor de Dios sea más visible a toda la comunidad.

B. Guías
Las siguientes guías han sido adoptadas por los líderes laicos y el clero
de la Iglesia Episcopal N.:
1. De igual modo que se requiere para las parejas de diferente
sexo que buscan el matrimonio según el Libro de Oración
Común, al menos un miembro de la pareja de mismo sexo
debe ser bautizado/a.
2. Es ideal que al menos un miembro de la pareja sea un
miembro activo de esta u otra comunidad cristiana.
Esperamos que esta membresía incluya una consideración
seria y de oración en apoyar a la congregación con tiempo,
talento y/o tesoro.
3. Se debe dar al menos un aviso de 6 meses antes de la
celebración para la planeación y la preparación pastoral.
4. Si la pareja no tiene conexión con la Iglesia Episcopal N. pero
desea tener la bendición en la Iglesia Episcopal N. o utilizar
los servicios de un sacerdote de la Iglesia Episcopal N.:
• deben poder demostrar que al menos un miembro
de la pareja es un miembro activo de otra Iglesia
Episcopal o comunidad cristiana;
• deben completar la preparación para el matrominio o
bendición de la unión con su presbítero/a o cualquier
otro presbítero/a o laico preparado.
• deben considerar hacer una contribución financiera
a la Iglesia Episcopal N. en acción de gracias por su
matrimonio o bendición y por el apoyo continuo de
esta Iglesia, en su ministerio y misión. Una fórmula
creativa para calcular esta contribución puede ser el
considerar un diezmo (10%) del presupuesto para
la celebración entera. (El Clero tiene discreción
completa en este asunto ya que los recursos varían
grandemente de pareja en pareja. También, si la pareja
está regresando por primera vez a la Iglesia, una
bienvenida incondicional puede ser la mejor respuesta
pastoral.)

108 Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas


En todos los casos, es importante que todos los involucrados cumplan
con las leyes del estado, los Cánones de la Iglesia Episcopal, y los
cánones y reglamentos de la Diócesis Episcopal de X como también
con las directrices del Obispo Diocesano, incluyendo conformidad con
las pautas diocesanas para casos en donde la relación no es el primer
matrimonio o relación de compromiso para uno o ambos en la pareja.

Escuchando, viendo y declarando cosas nuevas 109


110
Presenciando y
bendiciendo
un pacto de por vida
Recursos litúrgicos para la bendición de
uniones entre personas del mismo sexo

Autorizado para uso provisional


por la 77va Convención General de la Iglesia Episcopal
(Julio 2012)

bajo la dirección y sujeto al permiso


de el/la obispo ejerciendo autoridad eclesiástic

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 111


Concerniente al rito
Este rito se celebra propiamente en el contexto de la Santa Eucaristía
y puede llevarse a cabo durante la celebración de la liturgia dominical
principal. Este rito toma el lugar del Ministerio de la Palabra.
Normalmente, la persona que presidirá será obispo o presbítero.
Textos paralelos de Enriqueciendo nuestra alabanza 1 (Enriching our
Worship 1) se incluyen como opciones para algunos de los elementos
de este rito.

Por lo menos uno de los/las contrayentes debe haber recibido el


Bautismo cristiano.

Dos o más personas, que pueden ser amistades, padres, madres,


familiares, o miembros de la comunidad o congregación local, pueden
presentar la pareja ante la persona que presidirá (Celebrante) y ante la
asamblea reunida (Pueblo).

Para cumplir con las leyes de la jurisdicción civil en la cual el rito se


ha de celebrar, el presbítero consultará con el obispo, quien podrá
autorizar modificaciones a la Declaración.

112 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


Presenciando y bendiciendo 
un pacto de por vida

La Palabra de Dios
Reunión del pueblo
La pareja a bendecir se reúne frente a la asamblea (pueblo). Se puede
cantar un himno de alabanza, un salmo o un canto, o se puede tocar
música instrumental.

El/la Celebrante se dirige al pueblo, todos de pie


Bendito sea Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Pueblo Y bendito sea su reino, ahora y por siempre.
Amén.

En lugar de lo anterior puede decirse

Celebrante Bendito sea Dios, uno, santo y viviente.


Pueblo Gloria a Dios por los siglos de los siglos.

Del domingo de Pascua al domingo de Pentecostés

Celebrante ¡Aleluya! Cristo ha resucitado.


Pueblo Es verdad, el Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

En lugar de lo anterior puede decirse

Celebrante ¡Aleluya! Cristo ha resucitado.


Pueblo Es verdad, Cristo ha resucitado. ¡Aleluya!

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 113


Después puede decirse

Celebrante Amados, amémonos unos a otros,


Pueblo Pues el amor es de Dios.

Celebrante Quien no ama, no conoce a Dios,


Pueblo Pues Dios es amor.

Celebrante Como Dios nos ha amado,


Pueblo Amémonos unos a otros.

El/la Celebrante puede dirigir estas palabras al pueblo

Queridos amigos y amigas en Cristo,


juntos nos hemos reunido este día
para ser testigos del compromiso público que N.N. y
N.N. hacen el uno al otro (la una a la otra)
y en nombre de la Iglesia, para bendecir su unión:
una unión de fidelidad mutua y amor constante,
renunciando a todos los demás (todas las demás),
guardándose el uno al otro (la una a la otra con
ternura y con respeto,
en fortaleza y valentía,
mientras ambos (ambas) tengan vida.

Oremos, entonces, en el nombre de Cristo,


para que reciban fortaleza en las promesas que
harán este día,
y para que tengamos la generosidad
de brindarles apoyo en esta labor
y la sabiduría de reconocer la obra de Dios manifiesta
en su vida en común.

La colecta del día


Celebrante El Señor sea con ustedes. o Dios sea con ustedes.
Pueblo Y con tu espíritu.
Celebrante Oremos.

El/la Celebrante dice una de estas colectas

114 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


Dios bondadoso y eterno
asiste con tu gracia a N. y a N.
cuyo compromiso de por vida de amor y fidelidad
presenciamos este día.
Dales tu bendición, para que con resolución firme
puedan honrar y mantener el pacto que ahora hacen;
en Jesucristo nuestro Salvador,
que vive y reina contigo en la unidad del Espíritu Santo,
un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

o esta
Dios omnipotente y eterno
mira con ternura a N. y a N.
que se presentan frente a tí en la comunidad de tu Iglesia.
Levántalos (levántalas) en el gozo de su vida en común.
Dales la capacidad de amar sin medida y de vivir
con humildad,
para que sean el uno para el otro (la una para la otra)
y para el mundo
signo y testimonio de tu amor inagotable;
por Jesucristo tu hijo nuestro Señor,
que vive y reina contigo y el Espíritu Santo,
un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

o esta
Oh Dios fiel y verdadero,
cuyo amor constante perdura para siempre:
te damos gracias por sostener a N. y a N. en la vida
que comparten
y por traerlos (traerlas) hacia este día.
Cuida de ellos (ellas) y llena de gozo la vida
que comparten,
continuando la buena labor que en su vida
has comenzado;
y concédenos, junto con ellos (ellas) una morada
eterna en el cielo
donde todos tus pueblos compartirán el gozo
del amor perfecto,
y donde tú, con el Hijo y el Espíritu Santo, vives y reinas
un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

o esta

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 115


Para quienes traen niños y/o niñas

Santa Trinidad, un solo Dios


tres personas perfectas en unidad e iguales en majestad.
Une con lazos de amor y de afecto
A N. y a N., que, junto con su(s) familia(s)
buscan vivir en armonía y paciencia abnegada todos
sus días,
que su unión sea para nosotros
un reflejo de aquella perfecta comunión
que es de ti, la vida y mera esencia,
Oh Padre, Hijo y Espíritu Santo,
que vives y reinas en gloria eterna. Amén.

Las lecturas
El pueblo se sienta. Se leen uno o más pasajes de la Sagrada Escritura.
Si habrá de celebrarse la Santa Comunión, siempre se termina con
un pasaje de los Evangelios. Cuando se celebra la bendición en el
contexto de la misa dominical, se leen las lecturas designadas para
ese domingo, a menos que se haya obtenido autorización previa del
Obispo.

Rut 1:16-17
1 Samuel 18:1b, 3, 20:16-17, 42a;
o 1 Samuel 18:1-4
Eclesiastés 4:9-12
Cantar de los Cantares 2:10-13, 8:6-7
Miqueas 4:1-4
Romanos 12.9-18
1 Corintios 12.31b-13.13
2 Corintios 5.17-20
Gálatas 5.14, 22-26
Efesios 3.14-21
Colosenses 3.12-17
1 Juan 3.18-24
1 Juan 4.7-16, 21

Cuando un pasaje bíblico se lee, (a menos que sea de los Evangelios) el


lector lo anuncia con estas palabras

Lector Una lectura de __________.

116 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


Después de la lectura, el lector puede decir
Esta es Palabra del Señor.
o
Escuchen lo que el Espíritu dice al pueblo de Dios.
o
Escuchen lo que el Espíritu dice a las Iglesias.

Pueblo Demos gracias a Dios.

Entre las lecturas, se puede cantar o decir un salmo, himno o canto.


Salmos apropiados son
Salmo 65
Salmo 67
Salmo 85:7-13
Salmo 98
Salmo 100
Salmo 126
Salmo 127
Salmo 133
Salmo 148
Salmo 149:1-5

Todos de pie, un Diácono o Presbítero lee el Evangelio, primero


diciendo
El Santo Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según
_________.
o
El Santo Evangelio de nuestro Salvador Jesucristo según
_________.

Pueblo ¡Gloria a ti, Cristo Señor!

Después del Evangelio, se dice


El Evangelio del Señor.
Pueblo Te alabamos, Cristo Señor.

Pasajes apropiados para el Evangelio son


Mateo 5:1-16
Marcos 12:28-34
Lucas 6:32-38
Juan 15:9-17
Juan 17:1-2, 18-26

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 117


El sermón

El presenciar de los votos y la bendición del pacto


La pareja se coloca frente al pueblo. Si habrá una presentación de la
pareja, las personas que presentan se ponen de pie junto con la pareja,
y el/la Celebrante les dice

Celebrante ¿Quiénes presentan a N. y a N., que buscan la bendición


de Dios y de la Iglesia sobre su amor y vida en común?
Presentadores
Nosotros lo hacemos.

Celebrante ¿Prometen
amar, respetar y orar por N. y N.,
y hacer todo en su poder
para estar con ellos (ellas)
en la vida que van a compartir?
Presentadores
Lo prometemos.

El/la Celebrante se dirige a la pareja, diciendo

Celebrante N. y N., hoy han venido ante Dios y ante la Iglesia para
hacer público su compromiso el uno con el otro (la una
con la otra) y pedir la bendición de Dios.

El/la Celebrante se dirige a un miembro de la pareja

Celebrante N., ¿te ofreces a N. libre y enteramente?


Respuesta Sí, me ofrezco.

Celebrante ¿Vivirás junto con él (ella) en fidelidad y santidad


de vida mientras los (las) dos vivan?
Respuesta Sí, lo haré.

El/la Celebrante se dirige al otro miembro de la pareja

Celebrante N., ¿te ofreces a N. libre y enteramente?


Respuesta Sí, me ofrezco.

Celebrante ¿Vivirás junto con él (ella) en fidelidad y santidad


de vida mientras los (las) dos vivan?
Respuesta Sí, lo haré.

118 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


El pueblo se pone de pie, la pareja se vuelve hacia el pueblo, y el/la
Celebrante dirige las siguientes palabras al Pueblo

Celebrante Todos ustedes aquí reunidos, ¿harán cuanto puedan


para sostener y honrar a esta pareja, respetando el pacto
que hoy se habrán hecho?
Pueblo Sí, lo haremos.

Celebrante ¿Orarán por ellos (ellas) en tiempos difíciles, y


celebrarán con ellos (ellas) en tiempos de gozo?

Pueblo Sí, lo haremos.

Las oraciones
Celebrante Oremos entonces por N. y por N. en su vida en común y
por las necesidades de esta comunidad.

Un Diácono u otra persona dirige las oraciones por la pareja.

Es apropiado orar por la Iglesia y por el mundo, por las necesidades


de la comunidad local, por los que sufren o pasan por situaciones
difíciles, y por los difuntos. Si el rito está tomando lugar durante la
misa dominical principal de la congregación, se siguen las rúbricas
de la Oración de los Fieles en la página 305 del Libro de Oración
Común.

Adaptaciones o inserciones pueden hacerse en las oraciones que


siguen.

La barra vertical que aparece al margen indica que la petición puede


omitirse.

Líder  or N. y N., que buscan tu bendición y la bendición de


P
tu pueblo santo;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or un espíritu de amor y bondad para darles abrigo


P
todos sus días;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 119


Líder Por la presencia de amigos que los (las) sostengan, y
comunidades que los (las) resguarden;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or paz en su hogar y amor en su familia;


P
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or la gracia, cuando se lastimen el uno al otro


P
(la una a la otra) para reconocer y aceptar su falta,
y pedirse perdón, y pedir el perdón tuyo;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or la abundancia de tu amor hecho manifiesto en


P
su labor y testimonio;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder Por sabiduría para cuidar por los hijos que tú confíes
(has confiado) a su cuidado;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or el crecer de sus hijos de fortaleza a fortaleza;


P
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder Por la perseverancia y fortaleza para poder cumplir


nuestras promesas y compromisos;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

El líder puede agregar una o más de las siguientes peticiones

Líder Por todos los que han vuelto a nacer, renovados en las
aguas del Bautismo;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder Por todos los que dirigen y sirven en comunidades de fe;


Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

120 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


Líder Por todos los que buscan justicia, paz y armonía entre
las naciones;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or los enfermos y los que sufren, por los desamparados


P
y los pobres;
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder  or las víctimas de la violencia y por los que la infligen;


P
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

Líder Por estar en comunión con todos los que han muerto en
la esperanza
de la resurrección [especialmente por _______ ];
Señor, en tu misericordia (o Señor, en tu bondad)
Pueblo Escucha nuestra oración.

El/la Celebrante concluye las oraciones con esta u otra colecta que sea
apropiada

Dador de todo don, fuente de toda bondad,


escucha las oraciones que traemos ante ti
por N. y por N., que hoy buscan tu bendición.
Concédeles participar en la labor redentora de Jesús
quien se dio por nosotros,
y llévanos a la plenitud de vida por él prometida,
que ahora vive y reina por siempre. Amén.

Si se va a continuar con la Eucaristía, se omite aquí el Padre Nuestro.

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 121


Líder

Oremos ahora
como nuestro Salvador Jesucristo
nos enseñó,

Pueblo y líder

Padre nuestro que estás en el cielo,


santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

El pacto
El pueblo se sienta. La pareja se pone de pie frente al Celebrante.

Celebrante N. y N., los (las) invito ahora,


iluminados (iluminadas) por la Palabra de Dios
y fortalecidos (fortalecidas) por las oraciones
de esta comunidad,
a hacer su pacto frente a Dios y frente a la Iglesia.

Cada miembro de la pareja, en su turno, toma la mano del otro (la otra)
y dice
En el nombre de Dios,
Yo, N., me entrego a tí, N.
Te sostendré y cuidaré de tí por la gracia de Dios:
soportándolo todo.
Te guardaré y te abrigaré en el amor de Cristo:
en tiempos de abundancia, en tiempos de necesidad.
Te honraré y te amaré con la ayuda del Espíritu:
renunciando a todos los (todas las) demás,
122 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida
mientras los (las) dos tengamos vida.
Este es mi voto solemne.
o esto
En el nombre de Dios,
Yo, N., me entrego a tí, N.
Te sostendré y cuidaré de tí:
soportándolo todo.
Te guardaré y te abrigaré:
en tiempos de abundancia, en tiempos de necesidad.
Te honraré y te amaré:
renunciando a todos los (todas las) demás,
mientras los (las) dos tengamos vida.
Este es mi voto solemne.

Si habrá intercambio de anillos, se colocan frente al Celebrante, que


ora usando las siguientes palabras
Oremos.
Bendice, oh Dios, estos anillos
como signos del pacto perdurable
que N. y N. han hecho el uno con el otro
(la una con la otra),
por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se colocan los anillos en el anular de la pareja, cada uno en su turno


diciendo
N., recibe este anillo como símbolo del amor que te
ofrezco.

Si la pareja ha hecho un previo intercambio de anillos como símbolo


de su compromiso, los anillos pueden ser bendecidos quedando en sus
manos, el/la Celebrante diciendo
Oremos.
Por estos anillos N. y N. han mostrado
hacia el uno al otro (la una a la otra) y hacia el mundo
su amor y fidelidad.
Bendice estos anillos, Santo Dios,
para que ahora sean signos del pacto
que N. y N. han hecho este día,
por Cristo nuestro Señor. Amén.

Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 123


La declaración
El/la Celebrante dice
Puesto que N. y N. han intercambiado votos de amor
y fidelidad
en la presencia de Dios y de la Iglesia,
yo ahora declaro que quedan unidos el uno al otro
(unidas la una a la otra)
en un pacto santo,
por cuanto tiempo los dos (las dos) tengan vida. Amén.

Bendición de la pareja
La pareja se hinca o permanece de pie, y el/la Celebrante invoca la
bendición de Dios sobre ellos (ellas) diciendo
Oremos.
Dios de gracia,
te alabamos por tu tierna compasión y tu cuidado
inagotable
hechos manifiestos para nosotros en Cristo Jesús
y por el gran gozo y consuelo que nos has dado
en el don del amor humano.
Te damos gracias por N. y por N.,
y por el pacto de fidelidad que se han hecho.
Derrama sobre ellos (ellas) la abundancia
de tu Espíritu Santo.
Mantenlos (mantenlas) en tu amor constante;
protégelos (protégelas) de todo peligro;
llénalos (llénalas) de tu sabiduría y de tu paz;
guíalos (guíalas) en servir con santidad el uno al otro
(la una a la otra) y al mundo.

El/la Celebrante continúa con una de las siguientes bendiciones

Dios Padre,
Dios Hijo,
y Dios Espíritu Santo,
los (las) bendiga, conserve y guarde,
en su misericordia les conceda abundante e ilimitada gracia,
para que agraden a Dios en sus cuerpos y en sus almas.
Dios los (las) haga signo del amor, bondad y
fidelidad constante

124 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


manifiestos en la vida, muerte y resurrección de
nuestro Salvador,
y los (las) lleve al final al deleite del banquete divino,
donde vive y reina por siempre. Amén.

o esta
Dios, bendita e indivisible Trinidad,
los (las) bendiga, conserve y guarde,
en su misericordia les conceda abundante e ilimitada gracia,
para que agraden a Dios en sus cuerpos y en sus almas.
Dios los (las) haga signo del amor, bondad y
fidelidad constante
manifiestos en la vida, muerte y resurrección de
nuestro Salvador,
y los (las) lleve al final al deleite del banquete divino,
donde vive y reina por siempre. Amén.

La paz
El/la Celebrante pide la paz.

Celebrante La paz del Señor sea siempre con ustedes.


Pueblo Y con tu espíritu.

En lugar de lo anterior puede decirse

Celebrante La paz de Cristo sea siempre con ustedes.


Pueblo Y con tu espíritu.

La liturgia continúa con la Santa Comunión. Cuando no se celebra la


Eucaristía, el/la Celebrante bendice al pueblo. Un Diácono/a, o si no
es posible, el/la Presbítero/a, despide al pueblo.

Durante la Eucaristía
La liturgia continúa con el Ofertorio, durante el cual la pareja puede
presentar las ofrendas del pan y del vino.

Se puede usar el siguiente prefacio propio

Porque en el darse dos personas entre sí en amor fiel


tú revelas el gozo y abundancia de vida
que compartes con tu Hijo Jesucristo y el Espíritu Santo.
Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida 125
Se puede usar la siguiente oración siguiendo la
Comunión.

Dios nuestro gozo y fortaleza,


te damos gracias por la comunión de vida que
compartimos,
por el ejemplo de amor santo que nos das en N. y N.,
y por el Sacramento
del Cuerpo y Sangre de nuestro Salvador Jesucristo.
Concede que renueven nuestra esperanza
y nos nutran para la labor que has puesto ante nosotros,
dando testimonio a la presencia de Cristo en el mundo,
en el poder del Espíritu Santo,
para gloria de tu Nombre. Amén.

126 Presenciando y bendiciendo un pacto de por vida


Guía de Discusión 
para
Te bendeciré, y serás bendición

127
128
Contenido

Introducción a la Guía de Discusión

Área de Estudio Uno:


Historia: Repasando la historia de las decisiones de la Iglesia
Episcopal relacionadas a las iniones entre personas del mismo
sexo y reflexionando en el contexto actual

Área de Estudio Dos:


La Teología y la Biblia: Examinando nuestro entendimiento
de la bendición de Dios a través del lente de la teología y la
Sagrada Escritura

Área de Estudio Tres:


Liturgia: Discutiendo liturgia en general y los recursos
litúrgicos desarrollados para la bendición de uniones entre
personas del mismo sexo

Área de Estudio Cuatro:


Ley Civil y Derecho Canónico: Explorando los asuntos
legales, canónicos y espirituales que emergen al considerar
la Iglesia la bendición de uniones entre parejas parejas del
mismo sexo

Área de Estudio Cinco:


Misión: Explorando la bendición de uniones entre personas
del mismo sexo como parte de la misión de la Iglesia y el
trabajo reconciliador de Dios en el mundo

Guía de Discusión 129


Hojas informativas para las discusiones
A. Pacto para la Discusión

Área de Estudio Uno:


• B. Entendiendo la historia
• C. Una introducción a la Convención General
• D. Uniones y Bendición: Preguntas para reflexionar

• Resumen de la legislación de la Convención General


(anexo a la colección completa de recursos)

Área de Estudio Dos:


• E. Reflexión teológica sobre las uniones entre personas del
mismo sexo: Un resumen de “Fe, Esperanza y Amor”

Area de Estudio Tres:


• F. Principios para Evaluar Materiales Litúrgicos

130 Guía de Discusión


Introducción a la Guía de Discusión

Esta guía de discusión invita a la feligresía de la Iglesia Episcopal


a entrar en un cuidadoso proceso de reflexión sobre los recursos
teológicos y litúrgicos para la bendición de uniones entre personas
del mismo sexo. Cada uno de los cinco módulos contiene material
introductorio educativo y preguntas para discusión de grupo; las
primeras tres tienen también hojas informativas. Las preguntas están
diseñadas para explorar los materiales en esta colección de una
manera tanto cuidadosa como cristiana.

Estos materiales invitan a los participantes a entablar con los recursos


para la bendición de uniones entre personas del mismo sexo de
una manera que respeta tanto a cada persona como a las varias
perspectivas que se traerán a la conversación.

Dado que las mismas ideas no inspiran o retan a todos los grupos, cada
área de estudio es amplia y puede tomar más de una sesión. Muchas
congregaciones actualmente se reúnen para estudio bíblico y formación o
educación de adultos, y los líderes pueden adaptar estos materiales para
tales foros. Las congregaciones pueden elegir entablar en este proceso a
través de un periodo de tiempo extendido o planear un retiro de uno o
dos días para así poder entrar más profundamente en la conversación
y el estudio. El plazo de tiempo sugerido para cada discusión en
particular puede ser ajustada según las necesidades del grupo. Nosotros
recomendamos encarecidamente que cada sesión incluya tiempo para
el estudio bíblico relacionado al tópico de la discusión.

Un tiempo para motivar a los participantes para hablar de sus propias


experiencias es esencial cuando las personas se envuelven en una
reflexión teológica en cualquier tema. Factores significativos en la
conversación pueden incluir el contexto cultural de los individuos y
la composición de la comunidad. Cada apertura de sesión ofrece a los
participantes una oportunidad para introducirse a ellos mismos.

Guía de Discusión 131


Idealmente, el facilitador de estas conversaciones debe ser alguien
que sea respetado por la comunidad, y que sea respetuoso y esté
familiarizado con el grupo. Los facilitadores deben leer en su totalidad
el recurso Te bendeciré y serás bendición en su preparación para la
discusión; también deben estar familiarizados con la ley civil local y
las políticas diocesanas.

Estableciendo las normas del grupo para las


conversaciones

Oraciones y prácticas que hacen buenas conversaciones


Los feligreses entran a la conversación acerca de las uniones entre
personas del mismo sexo desde muchos puntos de comienzo. Algunas
congregaciones e individuos no entienden por qué cualquier iglesia
episcopal pudiera bendecir las uniones entre personas del mismo sexo;
otras no entienden por qué la bendición de las uniones entre personas
del mismo sexo continúa siendo un tema controversial. Reconociendo
entonces estas diferencias, los facilitadores deben comenzar estas
conversaciones con un acuerdo para sostener una conversación
respetuosa; un Pacto para la Discusión se incluye entre las hojas
informativas al final de esta guía de discusión. Comenzar y concluir
cada sesión con oraciones de acción de gracias por la oportunidad del
diálogo pueden ayudar a valorar la discusión respetuosa.

La idea de que la Iglesia es un lugar seguro para el desacuerdo es


atractiva, pero vivirlo es difícil. Hacerlo requiere que expandamos
nuestros límites y capacidad para aceptar a quienes no comprendemos,
así como quienes no estamos de acuerdo en temas de gran
importancia. Hacemos esto porque, más que nada, los cristianos sí
están de acuerdo en cuanto a los asuntos de mayor importancia—el
amor y la salvación ofrecidas por Jesucristo. Mientras que podamos
no estar de acuerdo sobre la definición de matrimonio y cómo
entendemos los textos bíblicos acerca del divorcio y la sexualidad, sí
podemos estar de acuerdo en nuestra participación compartida en la
misión de Cristo para restaurar a todas las personas a la unión con
Dios y unos con otros en Cristo.

El objetivo de este diálogo no es ganar el día con el punto de vista


propio, sino que todos los participantes crezcan en el entendimiento
propio y de los otros. Si los participantes vienen a esta conversación
con corazones y mentes abiertas, es posible honrar la integridad y la
santidad de las parejas homosexuales y lesbianas y sus familias, y las
profundas tradiciones de la Iglesia.
132 Guía de Discusión
Materiales de Apoyo Recomendados
“Poniendo nuestra esperanza en Cristo” (To Set our Hope in Christ)80
fue preparado como una respuesta a lo solicitado por el Informe
Windsor que la Iglesia Episcopal explicara cómo “una persona
viviendo en una unión del mismo sexo puede ser considerada elegible
para guiar el rebaño de Cristo.” Este documento provee una reseña de
cómo y por qué la Iglesia Episcopal se ha movido hacia la inclusión
completa de las personas homosexuales y lesbianas en la vida de la
Iglesia. El apéndice contiene un resumen histórico de las creencias y
políticas concernientes a la sexualidad en la Iglesia Episcopal.

En Junio del 2009 el “Reporte del grupo de trabajo acerca de la


santidad en las relaciones y la bendición de las uniones entre personas
del mismo sexo,” de la Iglesia Episcopal de la Diócesis de San Diego81,
presentó diferentes puntos de vista en una manera neutral. El reporte
considera la interpretación de la Sagrada Escritura; el matrimonio y la
santidad en la Escritura; los textos bíblicos que puedan condenar las
relaciones del mismo sexo y los que pueden describir un papel positivo
para homosexuales y lesbianas; la historia y la tradición de la Iglesia;
teología práctica, pastoral y sacramental, y el movimiento del Espíritu
Santo.

80 To Set Our Hope in Christ: A Response to the Invitation of Windsor Report está
disponible en la página web de la Iglesia Episcopal: http://www.episcopalchurch.org/
documents/ToSetOurHope_eng.pdf.
81 Report of the Task Force on Holiness in Relationships and the Blessing of Same-Sex
Relationships está disponoble en la página web de la Diócesis Episcopal de San Diego:
http://www.edsd.org/mediafiles/holiness-in-relationships-task-force-report.pdf.

Guía de Discusión 133


134 Guide de discussion
Área de Estudio Uno
Historia: Repasando la historia de las
decisiones de la Iglesia Episcopal relacionadas
a las iniones entre personas del mismo sexo y
reflexionando en el contexto actual

A. Preparándose para la Sesión


Tenga listas las siguientes hojas informativas (incluidos al final de esta
Guía de Discusión, a menos que se indique de otra forma):
A. Pacto para la Discusión
B. Entendiendo la Historia
C. Una introducción a la Convención General
Resumen de la legislación de la Convención General (adjunta
a la colección final de recursos)
D. Uniones y bendición: Preguntas de Reflexión

Prepare un estudio bíblico que será ofrecido en esta sesión escogiendo


el pasaje que se leerá y decidiendo el método de estudio.

B. La reunión
• Dé la bienvenida a los participantes y haga los anuncios
necesarios relacionados a la hospitalidad (baños, café, etc.) y
el programa.
• Continúe con una oración de acción de gracias por la
oportunidad de tener esta conversación.
• Vaya alrededor del salón para que cada persona se presente
y comparta lo que él o ella está esperando obtener de estas
conversaciones.
• Establezca las normas de grupo relacionadas a tener
conversaciones respetuosas. Los facilitadores pueden
distribuir y revisar el Pacto de Discusión provisto en las
Guía de Discusión 135
hojas informativas, o escoja una serie de normas de sus
propios recursos.
• Introduzca el estudio bíblico preparado para esta sesión.

C. Introduciendo el tema
Distribuya la hoja de trabajo “Entendiendo la historia” y dé a los
participantes alrededor de 10 minutos para completarla.

Luego de que cada persona haya tenido tiempo para escribir algo,
pida a cada uno que comparta sus repuestas a “A” (por cuánto tiempo
la Iglesia Episcopal ha estado hablando acerca de relaciones entre
personas del mismo sexo y sus miembros homosexuales, lesbianas y
transgénero). Continúe invitando a los diputados a compartir lo que
sea cómodo de “B” de cada década. Escuche y observe si hay algún
hilo conector o tema que corra a través de las memorias.

D. Legislación de la Convención General


Ofrezca una breve descripción de lo que es la Convención General,
quién asiste, y lo que hace, utilizando la hoja informativa “Una
Introducción a la Convención General”.

Distribuya “Resumen de la Legislación de la Convención General”,


y discútala a la luz de las respuestas a la hoja de trabajo. Aquí—y a
través del resto de las sesiones—distinga claramente cuando usted está
expresando una idea u opinión basadas en su propia experiencia y
cuando está comunicando una declaración oficial de la Iglesia.

E. La bendición de las uniones


Pida al grupo que piensen en al menos tres relaciones comprometidas
con las que sean familiares: por ejemplo, relaciones de miembros
de la familia, amistades del trabajo o la escuela, o parejas en su
congregación, o su propia relación con compromiso. Recuérdeles que
puede ser que ellos conozcan a personas en relaciones de compromiso
que no están casadas por alguna razón u otra.

Divida en grupos de tres y distribuya la hoja informativa “Uniones


y bendición: Preguntas para Reflexionar”. Instruya al grupo

136 Guía de Discusión


a reflexionar por 15 o 20 minutos en las preguntas de la hoja
informativa, las cuales exploran la naturaleza de las relaciones de
pacto o compromiso. Luego de eso, pida que reflexionen con el grupo
grande preguntando estas tres cosas:
• ¿Qué fue especialmente retante o iluminador en sus
conversaciones?
• Relacionado a la complejidad de las relaciones que
discutieron, ¿hubo algunas sorpresas?
• Basándose en sus conversaciones, ¿por qué piensan ustedes
que la Iglesia bendice cualquier relación de compromiso?

F. Conclusión
Agradezca a los participantes por su asistencia, recordándoles la
próxima fecha de reunión y la hora, y concluya con una oración de
acción de gracias.

Guía de Discusión 137


138 Guide de discussion
Área de Estudio Dos
La Teología y la Biblia: Examinando nuestro
entendimiento de la bendición de Dios a través
del lente de la teología y la Sagrada Escritura


A. Preparándose para la Sesión


Tenga las siguientes hojas informativas (incluídas al final de esta Guía
de Discusión):
• A. Pacto para la Discusión (u otra norma de discusión)
• E. Reflexión teológica sobre las uniones entre personas del
mismo sexo: Un resumen de “Fe, Esperanza y Amor”

Prepare un estudio bíblico a ser ofrecido en esta sesión al escoger un


pasaje a ser leído y decidiendo el método de estudio.

B. La Reunión
• Dé la bienvenida a los participantes y haga cualquier
anuncio necesario acerca de la hospitalidad (baños, café) y
el programa.
• Continúe con una oración de acción de gracias por la
oportunidad de tener esta conversación.
• Revise las normas de grupo relacionadas a tener conversaciones
respetuosas utilizando el Pacto para la Discusión u otro
grupo de normas establecidas en la primera sesión.
• Invite a los participantes que asistieron a la sesión anterior
a compartir iluminaciones y retos que les ocurrieron sobre
el tema de la historia de la Iglesia Episcopal, los ritos de
bendición de las uniones entre personas del mismo sexo,
y su propia experiencia de bendiciones reveladas en las
relaciones de compromiso.
• Introduzca el Estudio Bíblico preparado para esta sesión.
Guía de Discusión 139
C. Introduciendo el Tema
Introduzca los principios teológicos con éstas u otras palabras
parecidas:
En la Iglesia Episcopal, desarrollamos nuestra teología, o
la manera en que pensamos acerca de Dios, a través de la
Sagrada Escritura, la tradición y la razón. Considere por
ejemplo, el concepto de “hospitalidad”. Numerosos ejemplos
en la Sagrada Escritura nos hablan sobre la hospitalidad de
Dios hacia la gente de Dios y el pueblo de Dios ofreciendo, o
no, la hospitalidad de Dios hacio otros. Aunque algunas de
las historias aparentan presentar conducta que no cuadra con
las maneras en que Dios nos pediría responder hacia con los
demás hoy en día, estas historias bíblicas siguen dándonos
una guía. Otros principios teológicos, como la escatología
(creencias acerca de los eventos finales en la historia del
mundo) y la naturaleza trinitaria de Dios, requieren un poco
de más exploración de la Escritura al interpretarla a luz de
la experiencia cristiana y el entendimiento de todos estos
años desde los tiempos bíblicos. Nosotros creemos que Dios
continúa revelando su ser al mundo. Nosotros vivenciamos
esta revelación de muchas formas, incluyendo las relaciones en
fidelidad, de larga duración y con compromiso.

Distribuya la “Reflexión teológica acerca de las uniones entre personas


del mismo sexo” y pida a los participantes que lo lean, y reflexionen
sobre este resumen del ensayo “Fe, esperanza y amor.” Describa estas
uniones como “pactadas”, este documento identifica cuatro temas
para la reflexión teológica: vocación, el hogar, el fruto y la bendición
mutua. Invite al grupo a discutir algunos o todos estos principios,
utilizando las introducciones y preguntas de discusión que se presentan
a continuación.

D. Pacto
Introduzca el concepto de “pacto” con éstas u palabras similares:
Los pactos se hacen y se mantienen en relaciones no sólo
entre el individuo y Dios sino también en una comunidad,
la cual también se hace responsable. El Pacto Bautismal
es un ejemplo que puede ser familiar para los episcopales,
donde los compromisos se hacen por (o para) el individuo
que será bautizado como también por los presentadores y la
comunidad que se reúne.
140 Guía de Discusión
Los pactos toman muchas formas en la Sagrada Escritura.
Típicamente, pero no siempre, contienen un acuerdo solemne
en donde todas las partes se comprometen a los otros,
delineando obligaciones y responsabilidades mutuas. La
Sagrada Escritura nos habla acerca de pactos concernientes a
matrimonios, derechos sobre el agua, relaciones en la tribu,
protección, y fe; los pactos incluyen ritos que involucran
animales, intercambios, y otros gestos de la relación que se
ha sellado. El libro de Génesis contiene una serie de pactos
que Dios hizo. Por ejemplo, luego de hacer un pacto con
Noé (Génesis 6:18) de proteger a su familia del diluvio, Dios
hace un pacto con la creación: “Mi alianza con ustedes no
cambiará: no volveré a destruir a los hombres y animales con
un diluvio. Ya no volverá a haber otro diluvio que destruya la
tierra. (Génesis 9:11).

El compromiso de la relación puede llevar a la pareja a entrar


en un pacto de por vida en donde su amor y su fe participan
y reflejan la gracia propia del pacto de Dios con nosotros en
Cristo.

Preguntas de discusión para reflexión y entendimiento más profundo


• Una descripción de la diferencia entre un contrato y un
pacto lee así: “Un contrato es un acuerdo hecho bajo
sospecha. Un pacto es un acuerdo hecho con confianza”.
¿Cuáles son algunos ejemplos de contratos y pactos en su
vida?
• ¿Dónde usted ha visto la gracia de Dios evidenciada en las
relaciones con compromiso de parejas que ha conocido?

E. Vocación
Introduzca el tema de la “vocación” con éstas u otras palabras
similares:
Algunas personas son llamadas a mantener relaciones con
compromiso de larga duración como si fuera una vocación,
definidas aquí como una responsabilidad o una forma de vida
en donde uno es llamado por Dios. En la Sagrada Escritura,
encontramos un ejemplo de este tipo de relación en Abraham
y Sara, quienes son vocacionalmente unidos a Dios y uno con
el otro. Ellos son enviados en un camino juntos que cambia
no sólo sus nombres sino el mundo (Génesis 11:27-25:11).

Guía de Discusión 141


Muchos otros ejemplos de relaciones de compromiso en la
Biblia—por ejemplo, Rut y Noemí (Rut 1), Elí y Samuel (I
Samuel 18), Jesús y sus discípulos—pueden ser considerados
como vocaciones, esto es, que cargan una función llamada
por Dios. Estas asociaciones definen no sólo a los individuos
sino también la labor que tienen que hacer juntos como una
función de la vida de Dios en el mundo.

Preguntas de Discusión para Reflexión y Entendimiento Más


Profundo
• ¿Ha estado usted, o ha sido testigo, o leído algo acerca de
relaciones que usted pudiera considerar “vocacionales”? Si
es así, ¿qué las hace ser así?
• En la Biblia se nos dice que Pablo, cuando estaba
aconsejando a los primeros cristianos acerca de las
complejidades y persecuciones que los cristianos estaban
enfrentando en ese tiempo, sugirió que mantenerse
soltero era una forma de servir a Dios, una vocación para
“que vivan de una manera digna, sirviendo al Señor sin
distracciones. (I Corintios 7:35). No todo el mundo es
llamado a relaciones comprometidas de larga duración;
ser soltero puede ser una vocación para algunos. ¿Ha
usted experimentado o conoce a otras personas que han
experimentado la soltería como una vocación?

F. El Hogar
Introduzca el tema del “hogar” con éstas u otras palabras similares:
El hogar toma muchas y diferentes formas. Considere la
historia del hijo pródigo, en donde las obligaciones de lealtad
y amor se hacen, se rompen, y se reconcilian. Las familias
de origen vienen con pactos implícitos de hogares. Cuando
los individuos se unen juntos para crear nuevos hogares,
ellos tienen la oportunidad de unirse unos a otros en nuevas
formas. En estos nuevos hogares creados, las relaciones de
pacto en ellas permiten un amor santo, cuidado, toma de
riesgos y sacrificios a favor de los otros. Las personas han
reflexionado en eso, y en tales relaciones, ellos comienzan a
entender el amor incondicional de Dios, y la fe a, nosotros.
Ellos experimentan muchos de los dones que tal hogar
puede traer, incluyendo el gozo mutuo, la compañía, la fe, el
compromiso, la caridad, la gracia y el perdón.

142 Guía de Discusión


Preguntas de discusión para reflexión y entendimiento más profundo
• La hoja informativa de “Reflexión teológica sobre las
uniones entre personas del mismo sexo” establece:
“Mientras que los hogares toman muchas formas
diferentes, ellos crean un espacio de confianza mutua y
responsabilidad” donde nosotros podemos “aprender la
disciplinas espirituales de la compasión, el perdón y la
reconciliación.” ¿Ha conocido o experimentado usted
hogares que provean ese “espacio sagrado”? ¿Cómo el
pensar en hogares como en un concepto teológico resuena
con su experiencia?
• En la historia del hijo pródigo (Lucas 15:11-32), el hogar
celebra cuando el padre da la bienvenida a su hijo menor
con compasión, a pesar de que el hijo no prestó atención a
los acuerdos de su familia. ¿Qué respuestas similares usted
ha visto en los hogares que ha conocido, y que revelan esas
respuestas acerca de la naturaleza de los hogares?
• En la misma historia, el hijo mayor resiente al pródigo.
¿Qué piensa usted se mete en medio de la sanación del
rompimiento de la confianza mutua y responsabilidad entre
estos dos miembros del mismo hogar?

G. Bendición mutua y los frutos


Introduzca los temas de la “bendición mutual” y “los frutos” con éstas
u otras palabras similares:
El pasado Arzobispo de Canterburry Donald Coggan resumió
la esencia del mensaje del apóstol San Pablo al mundo en
tres palabras: gracia, amor y compañerismo: “Estas son las
palabras claves de lo que se ha convertido en la segunda
oración más conocida de la Iglesia Cristiana: ‘La gracia
del Señor Jesucristo, y el amor de Dios y la hermandad del
Espíritu Santo, esté con todos ustedes”.82 Gracia. Amor.
Hermandad. Estas bendiciones son abundantes en las
relaciones cristianas y en las comunidades cristianas.
El apóstol Pablo nos dice, “el fruto del Espíritu es amor,
alegría, paz, paciencia, amabilidad, generosidad, fidelidad,
amabilidad y dominio propio” (Gálatas 5:22). Justo cuando
Abraham fue bendecido por Dios en orden de ser una
bendición (Génesis 12:2), el compromiso exhibido en las
82 Donald Coggan, “Meet Paul: An Encounter with the Apostle (“Conozcan a Pablo: Un
Encuentro con el Apóstol”) Londres: SPCK, 1998), 73-75

Guía de Discusión 143


relaciones de pacto se convierte en un recurso de bendición
para la Iglesia completa. Cuando la gracia divina sostiene una
relación de pacto ella rinde frutos en maneras incalculables,
no sólo para la pareja sino también para la comunidad
completa.
Cuando estamos presentes en cualquier listado de gracias
o dones, sea un bautismo o graduación o el otorgamiento
de algún premio, se nos recuerda a veces que el individuo
o grupo en donde dicho reconocimiento es conferido se
espera que se regrese ese valor a la sociedad. En la liturgia
de bendición, se nos recuerda el valor de los individuos que
entran en un pacto el uno con el otro—de su amor, fe, lealtad
y devoción para cada uno y con Dios. Mientras bendecimos
su relación esperamos de vuelta que este nombramiento
y fortalecimiento de la pareja sea una bendición para la
congregación.

Preguntas de Discusión para Reflexión y Entendimiento Más


Profundo
• En su experiencia, ¿ha visto usted relaciones de pacto
que han sido bendecidas en la Iglesia convertirse en una
bendición para la Iglesia?
• En su experiencia, ¿cómo usted ha visto las relaciones de
pacto dar fruto?
• ¿Cómo puede una bendición de una unión entre personas
del mismo sexo sostener y permitir a una pareja el encarnar
el servicio, la generosidad y la hospitalidad mas allá de su
hogar?

H. Conclusión
Agradezca a los participantes por su asistencia, recuérdeles sobre la
fecha y hora de la próxima reunión, y cierre con una oración de acción
de gracias.

144 Guía de Discusión


Área de Estudio Tres
Liturgia: Discutiendo liturgia en general y
los recursos litúrgicos desarrollados para la
bendición de uniones entre personas del mismo
sexo




A. Preparándose para la Sesión


Tenga las siguientes hojas informativas (incluidas al final de esta guía
de discusión, a menos que se indique lo contrario):
• A. Pacto para la discusión (o cualquier otra norma de discusión)
• F. Principios para evaluar materiales litúrgicos
• “Atestiguando y Bendiciendo un Pacto de por Vida”
(documento de recursos litúrgicos)

Antes de la sesión, solicite voluntarios que demuestren la liturgia


(finalizando con el saludo de la paz) durante la sesión. Pídales que
sean respetuosos del proceso y que reconozcan que aun ensayando
las palabras y acciones en una liturgia pueden tener un impacto en las
personas que las dicen y las hacen.

Prepare un estudio bíblico para ser ofrecido en esta sesión escogiendo


el pasaje que se leerá y decidiendo el método de estudio.

B. La Reunión
• Dé la bienvenida a los participantes y haga cualquier
anuncio necesario acerca de la hospitalidad (baños, café) y
el programa.
• Continúe con una oración de acción de gracias por la
oportunidad de tener esta conversación.
• Revise las normas de grupo relacionadas a tener conversaciones
respetuosas utilizando el Pacto para la Discusión u otro grupo
de normas establecidas en la primera sesión.

Guía de Discusión 145


• Invite a los participantes que asistieron a la sesión anterior
a compartir iluminaciones y retos que les ocurrieron sobre
el tema de la interacción con la Biblia y la teología de la
bendición de relaciones del mismo sexo.
• Introduzca el Estudio Bíblico preparado para esta sesión.

C. Introduciendo el tema
Introduzca una discusión del significado y propósito de la liturgia con
éstas u otras palabras similares:
A través del tiempo, los cristianos han encontrado formas
para ritualizar nuestra historia como pueblo de Dios, nuestro
lugar en la vida de Dios hoy, y nuestra esperanza de una
eternidad con Cristo. La liturgia, como un evento, recuenta
la historia de la salvación en palabra y sacramento: por la
proclamación de la Escritura, a través de la predicación
y la oración, y en la liturgia de la Eucaristía. Cada vez
que celebramos liturgia, nos convertimos en participantes
activos en la representación de esta historia—la vida con
Dios, desde la creación y la caída a través de un pacto, la
redención y el cumplimento—y traerlo de nuevo al presente.
Cuando nosotros consagramos el agua durante el Bautismo,
regresamos a las aguas de la creación al comienzo de nuestra
historia. Nosotros somos sepultados con Cristo en esta agua
y traídos de vuelta en una nueva vida con Cristo, un futuro
nuevo. La Sagrada Escritura nos llama a que mantengamos
los rituales cuando se nos dice “hagan de este un día santo”
o “recuerden este lugar” o “hagan esto” desde este día en
adelante para así mantener nuestra herencia de la fe como un
don que siempre estuvo ahí.
La liturgia se puede entender como un intercambio entre el
cielo y la tierra. Todo lo que tenemos viene de Dios, y eso
es lo que nosotros le regresamos. En nuestras oraciones,
nosotros como una comunidad inspiramos y expiramos
nuestras peticiones, acciones de gracias, tristezas, esperanzas y
alabanzas.
Celebrar momentos importantes en las vidas de los cristianos
como individuos y en la comunidad ocurren muchas veces
en el contexto de la liturgia. En las liturgias de Bautismo,
Confirmación, Matrimonio, y Ordenación nos unimos para
representar y celebrar nuestro compromiso a una vocación
con Cristo y con cada uno de nosotros.
146 Guía de Discusión
D. Cualidades de la Liturgia Anglicana
Distribuya el folleto Principios para Evaluar materiales Litúrgicos, e
introduzca los principios con éstas u otras palabras similares:
En la Resolución 2009-C056, la Convención General
ordenó a la Comisión Permanente sobre Liturgia y Música
a “recolectar y desarrollar recursos teológicos y litúrgicos”
para la bendición de uniones entre personas del mismo
sexo. La Comisión descubrió una vasta variedad de liturgias
no oficiales, algunas desarrolladas en los años 70 y, más
recientemente, ritos para la bendición encomendadas para uso
de las diócesis en la Iglesia Episcopal y la Iglesia Anglicana
de Canadá. Estas liturgias fueron creadas en respuesta a
las necesidades pastorales de las parejas del mismo sexo en
varias jurisdicciones locales. La Comisión encontró fuertes
similaridades en los ritos; muchos utilizaban el rito de La
Celebración y la Bendición de un Matrimonio de Libro de
Oración Común como una plantilla.
Este estudio guió a la Comisión a desarrollar principios
litúrgicos para evaluar los recursos que había recolectado
y como una base para crear nuevos recursos litúrgicos
para ser presentados a la Convención General del 2012.
La consistencia con la tradición de la teología Anglicana
y el estilo de la liturgia del Libro de Oración Común del
1979 fueron esenciales en el desarrollo de estos materiales.
Mantener los ritos propuestos como una expresión de la
Iglesia completa, no sólo las dos personas que están buscando
la bendición, fue también importante. Una lista completa de
esas cualidades se encuentra en la hoja informativa.
Esas cualidades pueden reunirse en dos categorías generales:
palabras y acciones. En la liturgia, las palabras y las acciones
juntas expresan y dan forma a lo que nosotros creemos.
En “Atestiguando y Bendiciendo un Pacto de por Vida”,
esta combinación de palabras y acciones expresan lo que
entendemos y esperamos acerca de la bendición, el hogar, y
la revelación del amor de Dios en el mundo a través de estas
relaciones comprometidas.

Guía de Discusión 147


E. Explorando la Liturgia para la Bendición de Relaciones
del Mismo Género
Distribuya copias de “Atestiguando y bendiciendo un pacto de por
vida” e invite a los participantes a tener en mente los principios que
se delinearon en la hoja informativa para evaluar materiales litúrgicos
mientras ellos demuestran la liturgia.

Antes de leer a través de la liturgia con los voluntarios seleccionados


antes de la sesión, explique que no es la intención de esta “pareja”
de recibir la bendición. Haga mención de que puede haber ansiedad
cuando se ensaya el rito, e invite a los participantes a involucrarse en
la experiencia en una actitud de oración.

Cuando terminen, recuérdele a la “pareja”, al “celebrante” y a la


“asamblea” que el papel que han demostrado para el grupo no ha
creado vínculo alguno, y agradezca a los voluntarios por su ayuda.

Preguntas de Discusión para Reflexión y Entendimiento Más Profundo


• ¿Qué usted oyó?
• ¿Qué usted vio?
• ¿Qué usted sintió?
• ¿Cómo esta liturgia se sostiene con los principios litúrgicos
que se detallaron en la hoja informativa?
• ¿Qué palabras, símbolos y acciones en esta liturgia se
destacan para usted y les llevan a la reflexión en propia
experiencia de una relación de pacto?
• ¿A que las palabras, símbolos y acciones llaman, retan u
ofrecen a la pareja que las experimenta en el contexto de
una bendición de su propia relación?
• En su experiencia, ¿qué elementos parecen tener el mayor
significado cuando una comunidad se reúne para recibir la
bendición de Dios?

F. Conclusión
Agradezca a los participantes por asistir, recuérdeles sobre el día y
la hora de la siguiente reunión y cierre con una oración de acción de
gracias.

148 Guía de Discusión


Área de Estudio Cuatro
Ley Civil y Canónica: Explorando los asuntos
legales, canónicos y espirituales que emergen
al considerar la Iglesia la bendición de uniones
entre parejas parejas del mismo sexo




A. Preparándose para la Sesión


Tenga lista la siguiente hoja de trabajo:
• A. Pacto para la Discusión (u otra norma para la discusión)

Prepare dos páginas impresas cada una con estas dos columnas:
Página Uno
Matrimonio
Secular Sagrado
Beneficios/ Obligaciones Beneficios/ Obligaciones

Página Dos
Bendición
Secular Sagrado
Beneficios/ Obligaciones Beneficios/ Obligaciones

Prepare el estudio bíblico que será ofrecido en esta sesión escogiendo


el pasaje que será leído y decidiendo sobre el método de estudio.

B. La Reunión
• Dé la bienvenida a los participantes y haga cualquier
anuncio necesario acerca de la hospitalidad (baños, café) y
el programa.
• Continúe con una oración de acción de gracias por la
oportunidad de tener esta conversación.

Guía de Discusión 149


• Revise las normas de grupo relacionadas a tener conversaciones
respetuosas utilizando el Pacto para la Discusión u otro grupo
de normas establecidas en la primera sesión.
• Invite a los participantes que asistieron a la sesión anterior
a compartir iluminaciones y retos que les ocurrieron
relacionados a la liturgia para la bendición de relaciones del
mismo sexo.
• Introduzca el Estudio Bíblico preparado para esta sesión.

C. Introduciendo el Tema
Introduzca la discusión de la ley civil y canónica con éstas u otras
palabras similares:
La Resolución 2009-C056 ordenó a la Comisión Permanente
de Liturgia y Música a desarrollar recursos para la bendición
de uniones entre personas del mismo género. Mientras la
Comisión desarrolló esta labor, los opiscopales preguntaron
sobre la relación entre esas bendiciones y el matrimonio.
Siguiendo la dirección de la Convención General, la Comisión
desarrolló un recurso para la bendición de uniones entre
personas del mismo género, no un matrimonio, mientras
también reconocía la complejidad de la ley civil y canónica
(esto es, de la Iglesia).
Algunos estados permiten a las parejas del mismo sexo a
casarse, otros permiten uniones civiles o proveen algún otro
estatus legal para estas parejas. Otros estados no permiten
(o no reconocen) los matrimonios o uniones del mismo sexo;
algunos de estos estados tampoco reconocen ningún estatus
legal para parejas del mismo sexo que tienen un matrimonio
civil o unión civil de otro estado en donde ese estatus es legal.
El Libro de Oración Común (p. 344) y el Canon I.18.1 requieren
que el Clero Episcopal se conforme a las leyes que gobiernan
su estado acerca de la creación de un matrimonio civil.

D. Explorando los Beneficios y Obligaciones de un


Matrimonio y una Bendición
Invite a las personas a que hagan un recuento de ideas acerca de los
beneficios y obligaciones seculares del matrimonio, y que anoten sus
contestaciones en la columna del papel que dice “Matrimonio”. Luego
150 Guía de Discusión
pida lo mismo acerca de los beneficios y obligaciones sagradas del
matrimonio y la bendición y que anoten sus respuestas. Ahora, haga
lo mismo en la página con el título “Bendición” (esto es, la bendición
de una relación de larga duración y de compromiso)—los beneficios
y obligaciones seculares primero, luego los beneficios y obligaciones
sagrados. Échese atrás un momento y pida a las personas lo que puedan
notar acerca de las cuatro listas. Tenga ahora una conversación.

Lo siguiente son listados de respuestas que las personas muy bien


pudieran ofrecer.
Matrimonio: Beneficios/Obligaciones Seculares
• La legalidad del estado civil está dado por el estado:
global para parejas de diferente sexo; local/estatal para
una pareja del mismo sexo
• Definido por algunos estados como sólo entre un hombre
y una mujer - apoyando el punto de vista tradicional
sobre el matrimonio
• Parte de la institución del matrimonio y sus beneficios sociales
• Posibilidad de beneficios económicos - declaración de
impuestos conjunta, automática propiedad conjunta, etc.
- global para parejas de diferente sexo; local/estatal para
una pareja del mismo sexo
• Claridad sobre la relación - es un modelo reconocido,
las personas saben a qué se refiere uno cuando dice estar
casado/a; claridad sobre monogamía y fidelidad
• La responsabilidad legal se comparte entre la pareja
• Estatus social
• Por lo general, tiene la aceptación de los padres,
familiares y amistades de la pareja

Matrimonio: Beneficios/Obligaciones Sagrados


• La bendición de Dios proclamada por la iglesia
• Hay reconocimiento de la espiritualidad de la relación
• Un compromiso religioso y espiritual del amor hecho en
público
• “Boda en la iglesia” y reconocimiento social y apoyo de la
comunidad de fe
• Intercambio y bendición de los símbolos de la relación
(anillo(s))

Guía de Discusión 151


• Hecho como parte del Libro de Oración Común y dentro
de las normas de la Iglesia Episcopal - algo que no es
cierto para parejas del mismo sexo

Bendición: Beneficios/Obligaciones Seculares


• Posible ganancia de claridad acerca de la relación;
declaraciones de compromiso hechos uno con el otro
• Posible estatus social
• Posible aceptación o reconocimiento de los padres,
familiares y amigos

Bendición: Beneficios/Obligaciones Sagradas


• La bendición de Dios proclamada por la iglesia
• Reconocimiento de la espiritualidad de la relación;
claridad sobre monogamía y fidelidad
• Preparación espiritual y consejería antes de la ceremonia
• “Boda en la iglesia” y reconocimiento social y apoyo de la
comunidad de fe
• Intercambio y bendición de los símbolos de la relación
(anillo(s))
• Queda dentro de las normas de la Iglesia Espiritual,
en case de haber sido permitida por el obispo como
respuesta pastoral

Seguimiento
Invite al grupo a llegar a conclusiones de las listas y su discusión
de las mismas. Puede ser que ellos descubran que cuando la Iglesia
bendice parejas del mismo sexo, tales bendiciones parecen cargar
con la mayoría pero no todo el “beneficio sagrado” que uno pudiera
encontrar en el matrimonio, y cuando la Iglesia bendice a las parejas
del mismo sexo tales bendiciones parecen cargar con mucho menos de
los “beneficios seculares” que uno encontraría en el matrimonio.

E. Conclusión
Agradezca a los participantes por asistir, recuérdeles sobre el día y
la hora de la siguiente reunión y cierre con una oración de acción de
gracias.

152 Guía de Discusión


Área de Estudio Cinco
Misión: Explorando la bendición de uniones
entre personas del mismo sexo como
parte de la misión de la Iglesia y el trabajo
reconciliador de Dios en el mundo




A. Preparándose para la Sesión


Tenga lista la siguiente hoja informativa:
• A. Pacto para la Discusión (u otra norma para la discusión)

Prepare un estudio bíblico a ser ofrecido en esta sesión al escoger el


pasaje a ser leído y decidiendo en el método de estudio.

B. La reunión
• Dé la bienvenida a los participantes y haga cualquier
anuncio necesario acerca de la hospitalidad (baños, café) y
el programa.
• Continúe con una oración de acción de gracias por la
oportunidad de tener esta conversación.
• Revise las normas de grupo relacionadas a tener
conversaciones respetuosas utilizando el Pacto para la
Discusión u otro grupo de normas establecidas en la primera
sesión.
• Invite a los participantes que asistieron a la sesión anterior
a compartir iluminaciones y retos que les ocurrieron
relacionados a la comparación del matrimonio y las
bendiciones.
• Introduzca el Estudio Bíblico preparado para esta sesión

Guía de Discusión 153


C. Introduciendo el tema
Introduzca esta sesión final al recordarle a los participantes que somos
parte de una larga historia, usando éstas u otras palabras similares:
Utilizando el trípode del Anglicanismo, nosotros hemos
explorado la Sagrada Escritura, la tradición y la razón
relacionadas al desarrollo de los ritos para la bendición
entre personas del mismo sexo en la Iglesia Episcopal.
Hemos explorado el llamado de Dios a nosotros para vivir
en una relación con Dios y con cada uno de nosotros.
Puede ser que hayamos no estado de acuerdo, que hayamos
sido malentendidos o retados uno al otro, pero se nos ha
recordado que en cada parte de nuestra vida juntos, el estar
centrados en el Bautismo y la Eucaristía, es central para ser
gente de fe en este tiempo y en esta Iglesia.
El ensayo “Fe, Esperanza y Amor” tiene esto que decir acerca
del significado para la misión de bendecir relaciones del
mismo sexo:
El carácter misional del pacto de bendición, reflejado en
ambos la Escritura y la tradición histórica de la Iglesia,
merece una atención renovada hoy. La Convención
General del 2000 contribuyó a esta renovación
cuando pasó la resolución D039, la cual identificicó
la monogamia, la fidelidad, el amor sagrado y otras
características para las relaciones de larga duración y
de compromiso. Significativamente, esa resolución fue
enmarcada como una forma de permitir que la Iglesia
se comprometiera más efectivamente en su misión.
Muchos en la Iglesia Episcopal han sido testigos de
esas características en las relaciones comprometidas de
parejas del mismo sexo. Ese reconocimiento puede, y en
muchos lugares ya lo ha hecho, abierto el entendimiento
de la misión de la Iglesia en participar en el trabajo
reconciliador de Dios en el mundo.

Nuestra voluntad es continuar recibiendo algo nuevo mientras


nos mantenemos en comunión y en amor con otros modelos,
un regalo de amor que tenemos para ofrecer al mundo.
Nosotros comenzamos nuestro estudio explorando la
historia reciente de la Iglesia Episcopal relacionadas a
parejas de mismo sexo buscando aceptación y bendición
de sus relaciones en la Iglesia, y reflejando nuestras propias
experiencias de relaciones de larga duración y comprometidas.

154 Guía de Discusión


Continuamos con un estudio de los recursos teológicos y
litúrgicos que la Comisión Permanente de Liturgia y Música
desarrollaron. Finalmente, comparamos los beneficios y
obligaciones del matrimonio y la bendición de relaciones del
mismo sexo.

Preguntas de Discusión para Reflexión y Entendimiento Más


Profundo
En las pasadas semanas, ¿cómo nuestras conversaciones han
emergido en tu vida diaria? ¿Se han encontrado en momentos
donde ustedes han hablado (o enviado correos electrónicos
o por “Facebook”) con colegas, amigos, o familiares acerca
de la voluntad de la Iglesia Episcopal de proveer estas
bendiciones?
Esta guía de discusión fue diseñada para equipar a los
participantes a entender la presencia de los ritos para la
bendición de relaciones del mismo sexo en nuestra vida
común en la Iglesia Episcopal. ¿Llenó ese propósito para ti?
¿Por qué sí o por qué no?
Si tu comunidad no está considerando ofrecer estos ritos
para parejas del mismo sexo buscando una bendición de su
relación, ¿es usted capaz de explicar por qué otras feligresías
o diócesis en la Iglesia Episcopal si lo han hecho? Si su
contestación es sí, ¿dónde usted comenzaría esa explicación?
Si es no, ¿qué otra información o trasfondo sería de ayuda?

D. Conclusión
Agradezca a cada uno por su participación, por su trabajo arduo y
dedicación, y por amar la Iglesia y a esos que entraron a través de las
puertas para poder tener estas conversaciones juntos. Cierre con una
oración de acción de gracias.

Guía de Discusión 155


156 Guide de discussion
Hojas informativas para la discusión

A. Pacto para la Discusión

Área de Estudio Uno:


• B. Entendiendo la Historia
• C. Una Introducción a la Convención General
• D. Uniones y Bendición: Preguntas para Reflexionar

Área de Estudio Dos:


• E. Reflexión teológica sobre uniones entre personas del
mismo sexo: Un resumen de “Fe, Esperanza y Amor”

Área de Estudio Tres:


• F. Principios para Evaluar Materiales Litúrgicos

Guía de Discusión 157


158 Guide de discussion
Hoja informativa A

Pacto para la Discusión

Mientras nos reunimos en el nombre de Cristo para compartir


nuestros pensamientos, sentimientos e ideas, nosotros aceptamos este
pacto para guiar nuestra conversación en el camino del amor de Dios.
• Reconozco que todo el mundo viene a esta experiencia
con trasfondos, experiencias y puntos de vista diferentes.
Respetuosamente buscaré clarificación de otras perspectivas
para añadirlas a mi entendimiento.
• Si escojo no estar de acuerdo con una perspectiva diferente
de la mía, lo haré en una forma amorosa y respetuosa.

Yo:
• Hablaré sólo por mí (utilizando oraciones con “yo”)
• Tomaré responsabilidad de mis propios pensamientos y
sentimientos
• Recordaré mi promesa bautismal de “respetar la dignidad de
todo ser humano”
• Buscaré y reconoceré lo que tenemos en común
• Honraré la confidencialidad a menos que se otorgue permiso
explícitamente para compartir lo expresado
• Practicaré escuchar sagradamente:
– Escuchando a Dios en las experiencias de los otros
– Aceptando esas expresiones como válidas por las
personas que las comparten
– Buscando fortalezas en las posiciones de los otros
– Evitando interrupciones y argumentos
– Evitando aplaudir o cualquier otra reacción por los
que hablen
– Permitiendo que cada persona se exprese antes de yo
expresarme de nuevo

Si un grupo particular o una persona va a ser discutido, algunos de


ellos deben estar presentes.

Adaptado de Nuestro Pacto para la conversación, de la Diócesis


Episcopal de Vermont; Buenas Nuevas: Un recurso congregacional
Guía de Discusión 159
para la Reconciliación, por el Rvdmo. Steven Charleston (2003); y
Relaciones Intimas Humanas: Recursos para la Conversación en las
Congregaciones y Arcedianatos de la Diócesis Episcopal de Vermont,
editado por Anne Clarke Brown (2004).

160 Guía de Discusión


Hoja informativa B

Entendiendo la Historia

Haga favor de utilizar esta hoja de trabajo para poner sus


pensamientos y recuerdos de la historia de cómo se ha entablado con
los temas relacionados a parejas del mismo sexo durante las últimas
décadas.

A. ¿Durante cuántos años ha estado la Iglesia Episcopal en proceso de


discutir relaciones entre personas del mismo sexo y su membresía
de orientación homosexual, lesbiana, bisexual o transgénero/a (gay/
lesbian/bisexual/transgender)? _________

B. En la columna para cada década, haga una lista breve de lo que
recuerda, usando sólo una o dos palabras como “clave”:
¿Qué estaba sucediendo en su propia vida?
¿Qué estaba sucediendo en el mundo y/o en la iglesia?
¿Qué estaba sucediendo en cuanto a la temática de relaciones
entre personas del mismo sexo?

Guía de Discusión 161


Década/

162
1970 1980 1990 2000 2010
Lo que recuerdo

En mi propia vida

En el mundo/la
iglesia

Con temáticas
relacionadas a las
relaciones entre
personas del mismo
sexo en la iglesia y
en el mundo

Guía de Discusión
Hoja informativa C

Una Introducción a la 
Convención General

Adaptado de una introducción a la Convención General del 2009


preparado por el Rvdo. Dr. Gregory S. Straub, Director General
Ejecutivo y Secretario de la Convención General

Con pocos precedentes para una forma republicana del gobierno de


la Iglesia, la primera Convención General se reunió en el 1785 en
Filadelfia. Esa convención comenzó laborando en una constitución
y una revisión del Libro de Oración Común, el libro de alabanza
de la Iglesia. En un periodo de diez años la Convención General se
había puesto de acuerdo sobre su forma de gobierno y su patrón en la
alabanza, y ambos continúan hasta el día presente.

Único para este tiempo, la primera Convención General se determinó


en una forma bicameral en donde obispos electos (en vez de los
señalados por la realeza) formarían parte de una cámara, y los
diputados laicos y del Clero (igualmente representados) harían la otra
parte de la cámara.

Todos los Obispos de la Iglesia Episcopal, activos y jubilados, son


elegibles para sentarse, tener voz y voto en la Cámara de Obispos (a
menos que se le sea quitado el privilegio). Cada una de las diócesis
en la Iglesia Episcopal (y la Convocación de Iglesias en Europa
y el Área Misional de Navajoland) tienen derecho a elegir ocho
diputados, cuatro laicos y cuatro presbíteros o diáconos, a la Cámara
de Diputados. (Los electores diocesanos de los diputados son a la vez
representantes electos de las feligresías locales.) Los diputados no son
delegados; esto es, ellos no son electos para representar las diócesis
que los eligen.

Los diputados votan con su conciencia para el bien de la Iglesia. Ellos


no pueden ser instruidos a votar de una forma u otra, ya que al ser
así se puede evitar el debate en bien e impedir el trabajo del Espíritu
Santo. Se espera que los Diputados sirvan en comités, si son señalados,
que asistan a los foros y vistas, lean los informes de la Iglesia de sus

Guía de Discusión 163


comisiones, comités, agencias y juntas y escuchar a, si son movidos, el
responder a las resoluciones en el piso de la cámara.

La Cámara de Obispos y la Cámara de Diputados se reúnen,


deliberan, y votan separadamente. Para ser debatidas, las resoluciones
deben pasar ambas cámaras en el mismo lenguaje. Ambas cámaras
tienen el derecho de enmendar la legislación, pero la enmienda debe
ser aceptada por la otra cámara. Las resoluciones presentadas a la
Convención vienen de cuatro lugares: comités, comisiones, agencias
y juntas de la Iglesia; los obispos; las diócesis y provincias; y los
diputados.

La Cámara de Obispos es presidida por el Obispo Primado, y la


Cámara de Diputados es presidida por un Presidente electo de la
Cámara. En la ausencia de un presidente, un Vicepresidente (en la
Cámara de Obispos) o Vicepresidente (en la Cámara de Diputados)
preside. En cada cámara, un secretario y un parlamentarista asisten al
presidente.

La Convención General se reúne en oración. Cada día, obispos,


diputados, alternos registrados, y delegadas de la Trienal de la ECW
(Mujeres de la Iglesia Episcopal) se reúnen para estudio bíblico y la
Santa Eucaristía. Ambas las Cámara de Diputados y la Cámara de
Obispos tienen capellanes, quienes dirigen a sus cámaras en oración
regular al comienzo y final de cada sesión y diariamente al mediodía.
Los Capellanes son también solicitados para orar antes del debate
en alguna legislación importante. Organizaciones alrededor de la
Iglesia patrocinan servicios adicionales de adoración, y los voluntarios
tienen su cuarto de oración en donde hay intercesión continua por los
trabajos de la Convención.

Mucho del trabajo de la Convención es llevado a cabo por los comités


legislativos. El Obispo Presidente y el Presidente de la Cámara de
Diputados determinan el número de personas que sirven en los comités
y su membresía. En sus señalamientos, los presidentes consideran
experiencias previas, pericia, e interés, asegurando a los comités
representación en diferentes puntos de vista, geografía, grupos étnicos,
y diversidad en género, y participación de diputados jóvenes.

Las resoluciones propuestas para discusión en la Convención son


referidas a los comités legislativos, los cuales las consideran, unen,
y perfeccionan antes de presentarlas al piso de la Convención. Los
comités legislativos llevan a cabo audiencias sobre la legislación en
donde los siguientes tienen derecho a hablar: obispos, diputados,
diputados alternos registrados, o un visitante registrado.

164 Guía de Discusión


El debate en el piso es gobernado por la Constitución y los Cánones de
la Iglesia, las Reglas de Orden de cada cámara, las Reglas Conjuntas
de Orden (que apliquen en ambas cámaras) y las Reglas de Orden de
“Roberts”. Se espera que los diputados escuchen respetuosamente los
puntos de vista de otros y se adhieran a las reglas, las cuales requieren,
por ejemplo, que las personas con diferentes puntos de vista se
alternen en los micrófonos.

La Convención es mucho más que legislación. Una de las partes mas


interesantes de la Convención es el Salón de Exhibiciones, un mercado
de bienes e ideas en donde las organizaciones y grupos de interés a
través de la Iglesia presentan su mercancía, reclutan miembros, y
hacen lo mejor para influenciar en la legislación.

Muchas organizaciones relacionadas con la Iglesia llevan a cabo


reuniones en conjunto con la Convención, y hay almuerzos y cenas
patrocinadas por seminarios, provincias, sociedades, juntas y oficinas
de personal de la Iglesia. Las Mujeres de la Iglesia Episcopal (ECW)
lleva a cabo su reunión trienal simultáneamente con la Convención
General. La reunión de ECW ha cambiado en los pasadas décadas;
hoy se enfoca en la misión y servicio de la Iglesia, y muchos de los
miembros más distinguidos de la Iglesia son invitados a dirigirse a este
cuerpo.

La Convención General es una combinación de asamblea legislativa,


bazaar de bienes y servicios y reunión familiar. Es una de las reuniones
más excitantes y para ser honestos, unos de los momentos más
inspiradores del mundo.

Guía de Discusión 165


166 Guide de discussion
Hoja informativa D

Uniones y bendición: 
Preguntas para la Reflexión

Les invito a reflexionar sobre las relaciones comprometidas de parejas


que conozcan (amigos, colegas, miembros de la familia, etc.), sean del
mismo sexo o no, incluyendo su propia relación, si es que usted está
en tal relación.

Considere preguntas como éstas:


• ¿Cómo es cada relación nombrada o descrita: un
matrimonio? ¿Un pacto? ¿Una unión? ¿Alguna otra forma?
¿Son los partícipes en la relación considerados como esposo
y esposa? ¿Cuán importante (o no) es la terminología usada
para su propio entendimiento y experiencia de la relación?
• Mientras usted reflexiona en esas relaciones, ¿qué acerca de
ellas (sus cualidades, dones, carácter) los harían apropiados
para una bendición litúrgica? O, póngalo de esta otra forma,
¿por qué nosotros “bendecimos” relaciones comprometidas
en una Iglesia?

Para quienes están en una relación comprometida:


• ¿Han discernido ustedes cualquier don espiritual que haya
emergido de su compromiso que no habían reconocido
aparte de ese compromiso?
• ¿Qué papel su comunidad de fe juega en el seguimiento
de su compromiso? ¿Su comunidad ofrece algo que usted
encuentra importante en su relación?
• ¿Qué papel (si alguno) su fe cristiana juega al principio y en
el desarrollo de su relación y en discernir en su compromiso
con el otro?
• ¿Consideraría usted su relación comprometida como parte
de su llamado cristiano y vocación al ministerio? Si es así,
¿cómo y en que maneras?
Guía de Discusión 167
Para esos que están reflexionando en la relación de otra pareja:
• ¿Ha discernido usted algún don espiritual que haya
emergido de esa relación que ha sido de beneficio para la
comunidad en general o quizás en usted mismo?
• ¿Ha discernido usted en lo que usted o su comunidad de fe
contribuye a esa relación?
• ¿Cómo usted llamaría la “bendición primaria” de esa
relación en su propia vida y en la vida de su comunidad de
fe?
• ¿Ha usted aprendido algo o ganado nuevas cosas acerca de
su propia vida al observar la relación e interactuar con la
pareja?

168 Guía de Discusión


Hoja informativa E

Reflexión Teológica sobre relaciones


entre personas del mismo sexo: 
Un resumen de “Fe, Esperanza y Amor”

Bautismo, Eucaristía y el Misterio Pascual


Todos los cristianos son llamados a ser testigos a la buena nueva del
amor y gracia de Dios en Cristo Jesús, en el poder del Espíritu Santo.
Nuestra relación conventual con Dios es lo que nos empodera en esta
labor. El sacramento del Bautismo nos da la entrada a este pacto, nos
lleva a pertenecer a Cristo Jesús por siempre, y nos hace miembros del
Cuerpo de Cristo, la Iglesia. La Eucaristía nos sostiene en esta vida y
compromiso, y nos fortalece para ser testigos de Cristo en el mundo.

Nuestra vida en compromiso y pacto con Dios puede dar forma y


encontrar expresión en relaciones de compromiso, fe y fidelidad con
los demás. Nuestras relaciones con compromiso por tanto pueden
ser un reflejo del carácter sacramental, (haciendo visible la gracia
divina) y evocar una esperanza escatológica (nuestra unión final con
Dios). Estas relaciones por tanto invitan a más reflexión en cuanto a
la misión de la Iglesia, lo que significa “bendecir”, y las marcas que
distinguen las relaciones con compromiso.

Temas para la Reflexión Teológica


Un modelo sacramental para relaciones en pacto sugiere varios temas
teológicos claves para la reflexión y discernimiento mutuo, incluyendo
lo siguiente.
Vocación
Dios llama a las personas a varias formas de relaciones, sea
a ser personas solteras, en comunidades monásticas, o como
parejas íntimas. Estos llamados vocacionales pueden fortalecer
nuestro ser testigos del Evangelio. La decisión de entrar en
una unión de pacto es como una vocación marcada por
estas características: “fidelidad; monogamia; afecto mutuo y

Guía de Discusión 169


respeto; cuidado; comunicación honesta; y el sagrado amor
que permite a esos en tales relaciones a ver en el otro la
imagen de Dios.”

Hogares
Relaciones fundamentadas en pacto y compromiso a menudo
se viven en un hogar en el cual se practica diariamente el
darse el uno mismo para el bien de la otra persona. Aunque
el hogar puede tomar diferentes formas, se crea un espacio
de confianza y responsabilidad mutua. El gozo, intimidad
y vulnerabilidad que se comparte en el hogar pueden a
la vez ayudarnos a aprender las disciplinas espirituales
de la compasión, el perdón, y reconciliación en vidas
comprometidas a la monogamía y a la fidelidad.

Los Frutos
La gracia divina que sostiene una relación fundamentada en
pacto y compromiso lleva a infinidad de frutos, no sólo para
la pareja sino también para la comunidad. Parejas unidas en
pacto y compromiso manifiestan esta gracia en los dones que
comparten para el ministerio y en vidas dedicadas a servir, a la
hospitalidad y a la generosidad.

Bendición Mutua
Una relación que ha sido bendecida se encuentra designada
para un propósito divino: dar testimonio al amor de Dios
que crea, redime y santifica. Al empoderar el Espíritu a la
pareja para este propósito, la Iglesia a la vez se ve bendecida y
fortalecida para su misión y su ministerio.

En todas estas maneras, y aún más, la bendición de la relación entre


personas del mismo sexo invita a la pareja y a toda la iglesia a renovar
su compromiso con el pacto bautismal. Ese compromiso se expresa
por fe en la buena nueva de Cristo Jesús, en la esperanza de unión con
Dios prometida por Cristo, y en amor que nos une y entrelaza como
el Cuerpo de Cristo. Como enseña San Pablo, vivimos en comunidad
como el Pueblo de Dios con fe, esperanza y amor. “Pero la más
importante de las tres es el amor” (1 Corintios 13:13).

170 Guía de Discusión


Hoja informativa F

Principios para evaluar 


Materiales Litúrgicos

Los materiales propuestos para la bendición de la unión entre personas


del mismo sexo, ante todo, deben coincidir con la eclesiología y la
teología que se encuentra implícita en el Libro de Oración Común de
1979. Esto indicaría, por ejemplo, que los materiales deben reflejar
la premisa subyacente en el Libro de Oración que toda la vida de la
Iglesia debe hallar su origen en el Bautismo.

De casi igual importancia, los materiales litúrgicos propuestos deben


encarnar el ethos (valores y actitudes) y el estilo litúrgico anglicano
clásicos. Reconociendo que existen nociones diversas de lo hace
que una oración pública pueda identificarse como distintivamente
anglicana, el Grupo de Trabajo ha identificado las siguientes
cualidades:
• resuena con la Escritura y proclama el evangelio.
• está arraigado en la tradición teológica Anglicana.
• posee un alto valor literario; es material de gran belleza
según estándares aceptados y respetados
• utiliza estructuras recurrentes, patrones lingüísticos y
metáforas del LOC de 1979
• es formal y no familiar, informal o coloquial
• tiene una densidad que le permite soportar el peso
que implica el propósito sagrado para el cual ha sido
intencionada
• es metafórica sin llegar a ser obtusa
• Es un “acto del habla,” es decir, crea una realidad al ser dicha.

A la misma vez, estos ritos deben resonar como habla natural en el


oído contemporáneo. Un registro sacral debe lograrse sin el uso de
arcaísmos o patrones linguísticos anticuados.

Los ritos deben ofrecer rúbricas y notas explicativas. El material debe


ser tomado tal cual si fuera el guión de un evento y no como un simple
conjunto de textos.
Guía de Discusión 171
Los ritos propuestos deben ser una expresión primeramente de toda
la Iglesia, y no simplemente de la pareja que ha pedido la bendición.
Los ritos deben fomentar un sentido de participación robusta y
comunitaria, reflejando la eclesiología Bautismal del Libro de Oración.
Respecto a esto, dado que la Eucaristía es el símbolo de la unidad de
la Iglesia a través de la unidad en Cristo, la norma debe ser que los
ritos de bendición se lleven a cabo como parte de la celebración de la
Eucaristía.

Los ritos deben encarnar la reciprocidad sacramental que sugiere que


cuando la Iglesia bendice la relación de la pareja, a su vez la relación
de la pareja se torna en una bendición para la Iglesia.

Se deben proveer diferentes opciones en estos ritos para que esta


acción de toda la Iglesia—esta oración común—no deteriore a
convertirse en un rito genérico. Las Oraciones del Pueblo, así como
otros textos, serán importantes en este sentido. Debe haber provisión
para una variedad de opciones.

Los ritos deben hacer claro que las dos personas que hacen este pacto
son los ministros primarios en esta acción de Dios y de toda la Iglesia.
Los ritos deben expresar que la Iglesia entiende que la pareja adopta
libremente una vocación, de la cual se espera rindan los frutos de la
mutua fidelidad para la pareja, para la Iglesia, y para el mundo entero.
Ultimadamente, esto señala hacia la plenitud de todas las relaciones
humanas en la unidad del reino escatológico de Dios, donde Dios es el
todo en el todo.

Estos ritos deben cumplir su propósito—ser oración litúrgica—no


material didáctico o declaraciones polémicas disfrazadas como
liturgia.

172 Guía de Discusión


Apéndices
Resumen de la legislación
de la Convención General

Glosario

173
174
Resumen de la legislación de 
la Convención General

Introducción
La historia legislativa que aquí se resume muestra el desarrollo de las
deliberaciones de la Convención General sobre el lugar de hombres
gay y lesbianas en la vida de la Iglesia, en particular con respecto a
la bendición de uniones que sean fieles, monógamas y de por vida.
Convenciones sucesivas tanto reconocen la labor de las precedentes
como también llegan a decisiones nuevas, El texto de las resoluciones
(en inglés) se encuentra en la página web de los archivos de la Iglesia
Episcopal: http://www.episcopalarchives.org/e-archives/acts/.

Minneapolis, 1976: Por la primera vez, la Convención General adoptó


una resolución que afirma y reconoce la presencia de personas de
orientación homosexual en la iglesia.
Resolución 1976-A069:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
que es el sentir de esta Convención General que las personas
homosexuales son hijos e hijas de Dios con pleno e igual
derecho que las demás personas al amor, aceptación y
atención y cuidado pastoral de la Iglesia.

Anaheim, 1985: La Convención General reafirmó la resolución de


1976 y animó a las diócesis a profundizar en sus etntendimientos:
Resolución 1985-D082:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos, que
la 68a Convención General insta a cada diocesis de esta Iglesia
a encontrar una manera effectiva de fomentar una mejor
comprensión de las personas homosexuales, y a disipar los
mitos y prejuicios sobre la homosexualidad, a propocionar
apoyo pastoral, y dar vida al reclamo de personas
homosexuales para tener “pleno e igual derecho que las demás

Apéndices 175
personas al amor, aceptación y atención y cuidado pastoral de
la Iglesia” como reconoce de la Convencion General de 1976.

Phoenix, 1991: La Convención General afirmó el entendimiento


tradicional del matrimonio como siendo entre un hombre y una mujer,
y reconoció “discontinuidad” entre esa enseñanza y la experiencia de
muchos miembros de la Iglesia Episcopal:

Resolución 1991-A104:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
que la 70a Convención General de la Iglesia Episcopal afirma
que la enseñanza de la Iglesia Episcopal es que la expresión
sexual física es apropiada sólo como parte de una unión
monógama y de por vida “entre esposo y esposa” y “en
corazón, cuerpo y alma” intencionada por Dios “para su gozo
mutuo; para la ayuda y el consuelo que cada uno se dé, tanto
en la prosperidad como en la adversidad; y, cuando Dios lo
disponga, para la procreación de los hijos y su formación en el
conocimiento y amor del Señor” como lo dispone el Libro de
Oración Común, y además
Se resuelve, Que esta iglesia continúa en la tarea de reconciliar
la discontinuidad entre esta enseñanza y la experiencia de
muchos de los miembros de este cuerpo; y además
Se resuelve, Que esta Convención General confiesa nuestra
falta para dar liderazgo y resolver esta discontinuidad a través
de esfuerzos legislativos basados en resoluciones dirigidas
hacia singulares y varios aspectos de esta problemática; y
además
Se resuelve, Que esta Convención General encomienda a los
obispos y mienbros de cada diputación diocesana el iniciar un
modo para que todas las congregaciones bajo su jurisdicción
puedan entrar en proceso de diálogo para profundizar su
entendimiento de estos asuntos complejos; y además esta
Convención General dirige que el presidente de cada provincia
designe a un obispo, un diputado laico y un diputado del
clero en la provincia para facilitar el proceso, para recibir
los reportes de las diócesis de cada reunión del sínodo de la
provincia y hacer un reporte a la 71a Convención General; y
además
Se resuelve, Que esta Convención General dirija a la Cámara
de Obispos preparar una Enseñanza Pastoral antes de la 71a
Convención General usando lo aprendido de los procesos a
nivel diocesano y provincial y utilizando, según sea necesario,
conocimiento de teólogos, especialistas en ética teológica,
176 Apéndices
científicos sociales y personas de orientación homosexual
y lesbiana (gay and lesbian persons); y que tres personas
laicas y tres miembros del clero de la Cámara de Diputados
nombrados por el presidente de la Cámara de Diputados sean
incluidas en el desarrollo de esta Enseñanza Pastoral.

Indianapolis, 1994: La Convención General agregó


orientación sexual, junto con estado civil, sexo, incapacidades
y edad como categorías de personas a las cuales queda
asegurada el no ser discriminadas en membresía en la iglesia.
Resolución 1994-C020:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Obispos,
que el Título I, Canon 17, Sección 5 quede enmendado para
decir lo siguiente: “A ninguna persona se le negarán derechos,
condición de miembro o acceso a igualdad en la vida, culto y
gobierno de esta Iglesia por motivos de raza, color de la piel,
origen étnico, origen nacional, estado civil, sexo, orientación
sexual, incapacidad o edad, excepto en los casos estipulados
por los Cánones”

Indianapolis, 1994: La Convención General pidió un estudio de los


“fundamentos teológicos y consideraciones pastorales involucrados en
el desarrollo de ritos honrando el amor y compromiso entre personas
del mismo sexo”:
Resolución 1994-C042:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
que la 71a Convención General dirija que la Comisión
Permanente de Liturgia y el Comité sobre Teología de
la Cámara de Obispos a preparar y presentar a la 72a
Convención General, como parte de un proceso continuo de
diálogo sobre la sexualidad humana, un reporte entablando
los fundamentos teológicos y consideraciones pastorales
involucrados en el desarrollo de ritos honrando el amor y
compromiso entre personas del mismo sexo; y además
Se resuelve, que no se desarrollen ritos para honrar el
amor y compromiso entre personas del mismo sexo sin que
la preparación de tales ritos haya sido autorizada por la
Convención General; y además
Se resuelve, Que la cantidad de $8,600 sea designada para
esta labor, según lo permita la obtención de fondos en el
presupuesto.

Philadelphia, 1997: La ConvenciOn General reafirma el entendimiento


tradicional del matrimonio y pide se continúe el proceso de estudio:
Apéndices 177
Resolución 1997-C003:
Se resuelve, que esta 72a Convención General afirma la
naturaleza sagrada del matrimonio cristiano entre un hombre
y una mujer con la intención de que sea una relación de por
vida; y además
Se resuelve, que esta Convención dirija al Comité Permanente
de Liturgia a continuar su estudio de los aspectos teológicos
de las relaciones con compromiso entre parejas del mismo
sexo, y que promulgue un reporte pleno incluyendo
recomendaciones de pasos a seguir en el futuro en relación
con asuntos relacionados a estas relaciones con compromiso a
no más tardar que noviembre de 1999 para ser considerado en
la 73a Convención General.

Denver, 2000: La Convención General reconoce relaciones aparte de la


del matrimonio:
Resolución 2000-D039:
Se resuelve, que es la intención de los miembros de la 73a
Convención General que esta Iglesia proporcione una
estructura segura y justa dentro de la cual todas las personas
puedan utilizar sus dones y energía creativa para misión; y
además
Se resuelve, que reconocemos que aunque todavía no se ha
resuelto la problemática en cuanto a la sexualidad humana, en
este momento existen parejas en el Cuerpo de Cristo y en esta
Iglesia que están viviendo en matrimonio y que existen parejas
en el Cuerpo de Cristo y en esta Iglesia que están viviendo en
otras relaciones comprometidas de por vida; y además
Se resuelve, que contamos con que dichas relaciones estén
caracterizadas por la fidelidad, monogamía, mutuo afecto y
respeto, comunicación honesta y cuidadosa y el amor sagrado
que permite que los miembros de la pareja puedan ver la
imagen de Dios el uno en el otro; y además
Se resuelve, que denunciamos la promiscuidad, la explotación
y el abuso en las relaciones de cualquiera de nuestros
miembros; y además
Se resuelve, que es la intención de esta Iglesia exigir que todos
sus miembros se acojan a dichos valores y que les dará apoyo
en oración, ánimo y cuidado pastoral necesario para que los
puedan vivir fielmente; y además
Se resuelve, que reconocemos que algunas personas, actuando
de buena conciencia, están en desacuerdo con la enseñanza

178 Apéndices
tradicional de la Iglesia en cuanto a la sexualidad y que
actuarán en contradicción con esa posición; y además
Se resuelve, que en continuidad con acciones anteriores
de la Convención General de esta Iglesia, y en respuesta al
llamado al diálogo que hizo la Conferencia de Lambeth,
afirmamos que personas teniendo distintas opiniones sobre el
controvertido tema, tienen todas un lugar dentro de la Iglesia,
y reafirmamos la necesidad imperativa de fomentar el diálogo
entre personas de diversas experiencias y perspectivas, a la vez
que reconocemos la enseñanza de la Iglesia sobre la santidad
del matrimonio.

Minneapolis, 2003: Dado que continúan habiendo diferencias, la


Convención General reconoce que “las comunidades de fe en cada
lugar están operando dentro de los lazos de nuestra vida en común
al explorar y experimentar con liturgias celebrando y bendiciendo
uniones entre personas del mismo sexo”:
Resolución 2003-C051:
Se resuelve, que la 74a Convención General afirme lo siguiente:
1. Que nuestra vida en común como comunidad de fe está
fundamentada en la labor salvífica de Cristo Jesús y expresada
en los principios del Cuadrilátero de Chicago-Lambeth: Las
Sagradas Escrituras, los credos históricos de la Iglesia, los dos
sacramentos dominicales y el episcopado histórico.
2. Que reafirmamos la Resolución A069 de la 65a Convención
General (1976) que “las personas homosexuales son hijos
e hijas de Dios con pleno e igual derecho que las demás
personas al amor, aceptación y atención y cuidado pastoral de
la Iglesia.”
3. Que en nuestro entender sobre las personas homosexuales,
existen diferencias de opinión entre nosotros sobre cómo
atender pastoralmente a las personas que tienen intención
de vivir en uniones monógamas y no célibes; así como de lo
que es o debería ser requerido, permitido o prohibido por la
doctrina, disciplina y culto de la Iglesia Episcopal con respecto
a la bendición de dichas uniones.
4. Que reafirmamos la Resolución D039 de la 73a Convención
General (2000), de que “contamos con que dichas relaciones
estén caracterizadas por la fidelidad, monogamía, mutuo
afecto y respeto, comunicación honesta y cuidadosa y el amor
sagrado que permite que los miembros de la pareja puedan ver
la imagen de Dios el uno en el otro”, y que dichas relaciones
existen a lo largo de la Iglesia.
Apéndices 179
5. Que reconocemos que las comunidades de fe en cada
lugar están operando dentro de los lazos de nuestra vida en
común al explorar y experimentar con liturgias celebrando y
bendiciendo uniones entre personas del mismo sexo.
6. Que nos comprometemos personalmente y que hacemos un
llamado a nuestra Iglesia, en el espíritu de la Resolución A104
de la 70a Convención General (1991), a la oración y al estudio
y discernimiento contínuos en cuanto al cuidado pastoral
de las personas homosexuales, incluyendo la recopilación y
el desarrollo de recursos (a través de una comisión especial
organizada y nombrada por el Obispo(a) Presidente(a) ),
los cuales deben facilitar la más amplia conversación de
discernimiento que nos sea posible en toda la Iglesia.
7. Que nuestro bautismo en Cristo Jesús es inseparable de
nuestra comunión con el prójimo y que nos comprometemos
a esa comunión a pesar de nuestra diversidad de opiniones
y, entre las diócesis, la diversidad de prácticas pastorales en
cuanto a las personas homosexuales que están entre nosotros.
8. Que es cuestión de fe que nuestro Señor desea la unidad
entre nosotros como sus discípulos, y que esto significa que
vivamos dentro de los requerimientos de la Constitución y
Cánones de la Iglesia Episcopal. Creemos que esta disciplina
expresa fidelidad para con nuestra manera de governarnos
como Iglesia, y que facilitará el diálogo que buscamos, no
sólo en la Iglesia Episcopal sino también en toda la Comunión
Anglicana y demás.

Anaheim, 2009: La Convención General dirige al Comité Permanente de


Liturgia y Música “reúna y desarrolle recursos teológicos y litúrgicos”
para la bendición de uniones entre personas del mismo género.
Resolución 2009-C056:
Se resuelve, con la aprobación de la Cámara de Diputados,
que la 76a Convención General reconozca las situaciones
cambiantes en los Estados Unidos y en otras naciones, al
irse aprobando legislación en diferentes jurisdicciones civiles
autorizando o prohibiendo el matrimonio, uniones civiles o
uniones de hecho entre personas homosexuales, que llaman
a nuestra Iglesia a nuevas respuestas pastorales, y a un
proceso abierto para la consideración de recursos teológicos
y litúrgicos para la bendición de uniones entre personas del
mismo género; y además
Se resuelve, que la Comisión Permanente de Liturgia y
Música, en consulta con la Cámara de Obispos, reúna y

180 Apéndices
desarrolle recursos teológicos y litúrgicos, y presente un
informe ante la 77a Convención General; y además
Se resuelve, que la Comisión Permanente de Liturgia y
Música, en consulta con la Cámara de Obispos, establezca un
proceso abierto para la realización de su trabajo el cual invite
la participación de las provincias, diócesis, congregaciones y
personas que están involucradas en dicho trabajo teológico,
e invite también la participación a lo largo de la Comunión
Anglicana; y además
Se resuelve, que los obispos, y más concretamente aquéllos
cuyas diócesis quedan en jurisdicciones civiles en las cuales se
ha legalizado el matrimonio, las uniones civiles o uniones de
hecho entre personas del mismo género, puedan proveer una
respuesta pastoral generosa para satisfacer las necesidades de
los miembros de esta Iglesia; y además
Se resuelve, que esta Convención honre la diversidad teológica
de esta Iglesia en cuanto a asuntos relacionados con la
sexualidad humana; y además
Se resuelve, que se anime a los miembros de esta Iglesia a
participar en este trabajo.

Indianapolis, 2012: en la resolución A049, la Convención General


recomendó el recurso “Te Bendeciré, y Serás Bendición” para estudio
y uso, autorizó una liturgia provisional y llamó a un proceso de
revisión y desarrollo de recursos teológicos adicionales. Además, en
la resolución A050, la Convención General pidió que un grupo de
trabajo explore nuestro entendimiento del matrimonio, tomando en
consideración legislaciones que autorizan o prohiben el matrimonio
entre personas del mismo sexo.
Resolución 2012-A049:
Se resuelve, la Cámara de Diputados concurriendo, que la
77ª Convención General recomienda Recurso Litúrgico 1:
“Te Bendeciré, y Serás Bendición” para estudio y uso en
las congregaciones y diócesis de la Iglesia Episcopal con las
siguientes revisiones:
A través de “Te Bendeciré, y Serás Bendición” cambiar
“mismo género” por “mismo sexo”;
 B p. 184 (Te bendeciré pdf, p.1): Cambiar “Recursos
B
Litúrgicos para la bendición de uniones entre personas del
mismo género” a “Recursos para presenciar y bendecir una
unión de por vida entre personas del mismo sexo.”;

Apéndices 181
 B p 240 (Te bendeciré pdf, p 83): Añadir una rúbrica,
B
luego de la primera, que diga: “Al menos uno en la pareja
tiene que ser un cristiano bautizado”.
 B p. 240 (Te bendeciré pdf, p. 83): en el segundo párrafo,
B
primera linea, omitir “por lo menos una deberá haber sido
bautizada”;
 B p. 241 (Te bendeciré pdf, p. 85): En las palabras a la
B
asamblea de parte de quien preside omitir “venga lo que
venga,” (párrafo 1, linea 9)
 B pp. 241-242 (Te bendeciré pdf, p. 85): En las palabras
B
de quien preside a la asamblea omitir todo el segundo
párrafo (“Lo que vendrá...que nos invita a compartir”)
 B p. 242 (Te bendeciré pdf, p. 85): En las palabras de
B
quien preside a la asamblea cambiar “Oremos, entonces”
por “Oremos, entonces, en el nombre de Cristo,”
 B p. 245 (Te bendeciré pdf, p. 90): Luego de la petición
B
por paz en su hogar y amor en su familia añadir la
siguiente petición: “Por la gracia, cuando se lastimen el
uno al otro (la una a la otra) para reconocer y aceptar su
falta, y pedirse perdón, y pedir el perdón tuyo; Señor, en tu
misericordia (o, Señor, en tu bondad)”
 B p. 246 (Te bendeciré pdf, p. 91): Cambiar la rúbrica
B
que comienza “Después de un momento de silencio” por
la siguiente: “El líder puede agregar una o más de las
siguientes peticiones”
 B p. 247 (Te bendeciré pdf, p. 93): En el Compromiso
B
(ambas formas) línea 7 cambiar “Te honraré y sostendré”
por “Te honraré y te amaré”
 B p. 248 (Te bendeciré pdf, p. 94): En la primera forma
B
de la bendición de los anillos cambiar la segunda línea para
que diga “como signos del pacto perdurable”
 B p. 248 (Te bendeciré pdf, p. 95): En la Bendición de
B
la pareja, añadir una rúbrica entre el primer y segundo
párrafo: “El/la Celebrante continúa con una de las
siguientes bendiciones”
 B p. 248 (Te bendeciré pdf, p. 95): En la Bendición de la
B
Pareja añadir un tercer párrafo luego del “Amén”: “o esta/
Dios, bendita e indivisible Trinidad, los (las) bendiga,
conserve y guarde, en su misericordia les conceda
abundante e ilimitada gracia, para que agraden a Dios en
sus cuerpos y en sus almas. Dios los (las) haga signo del
182 Apéndices
amor, bondad y fidelidad constante manifiestos en la vida,
muerte y resurrección de nuestro Salvador, y los (las) lleve
al final al deleite del banquete divino, donde vive y reina
por siempre. Amén.”
 B p. 257 (Te bendeciré pdf, p. 104): En el párrafo bajo E.
B
Vocación, cambiar “1Samuel 18” a “1 Samuel 3”
Y ademas
Se resuelve, Que la 77ª Convención General autoriza para uso
provisional “Te bendeciré, y serás bendición. Recursos para
el presenciar y bendecir una unión de por vida entre personas
del mismo sexo” comenzando el primer domingo de adviento
de 2012, bajo la dirección y sujeto al permiso del obispo
ejerciendo la autoridad eclesiástica; y ademas

Se resuelve, Que los obispos, particularmente en aquellas


diócesis dentro de jurisdicciones civiles donde el matrimonio
de personas del mismo sexo, uniones civiles o uniones
domésticas son legales, pueden proveer una respuesta pastoral
generosa para responder a las necesidades de los miembros de
esta Iglesia, y además

Se resuelve, Que los obispos pueden autorizar una adaptación


de estos materiales para responder a las necesidades de los
miembros de esta Iglesia; y además

Se resuelve, Que la provisión del Canon I.18.4 se aplica


por extensión a los “Recursos Teológicos para la Bendición
de Relaciones de Parejas del Mismo Sexo”, concretamente
“Cualquier Clérigo de esta Iglesia podrá negarse, a su
discreción, a presidir cualquier rito de bendición definido
aquí”; y ademas

Se resuelve, Que esta Convención honra la diversidad


teológica de esta iglesia en materia de sexualidad humana
y que ningún obispo, sacerdote, diácono, laico o laica
debe ser forzado o penalizado de ninguna manera o sufra
cualquier perjuicio canónico como resultado de su objeción de
conciencia o de apoyo por las acciones de la 77ª Convención
General concerniente a la Bendición de Relaciones de Parejas
del Mismo Sexo; y ademas

Se resuelve, Que el recurso teológico para la bendición de


un pacto de por vida sea desarrollado más por la Comisión
Permanente de Liturgia y Música en el trienio 2013-2015

Apéndices 183
con la intención especifica de continuar la interacción con las
Escrituras y con las áreas relevantes de la teología sistemática
(por ej. creación, pecado, gracia, salvación, redención,
naturaleza humana); y además

Se resuelve, Que la Comisión Permanente de Liturgia y


Música incluya el trabajo de diferentes perspectivas teológicas
en el desarrollo ulterior de este recurso teológico; y además

Se resuelve, Que la Comisión Permanente de Liturgia y Música


desarrolle un proceso abierto de revisión de “Te bendeciré,
y serás bendición” invitando la respuesta de provincias,
diócesis, congregaciones e individuos de la Iglesia Episcopal,
la Comunión Anglicana y de nuestros compañeros ecuménicos
y de presentar reportes a la 78ª Convención General

Resolución 2012-A050
Se resuelve, la Cámara de Diputados concurre, Que la 77ª
Convención General instruye a la Obispo Presidente y
al Presidente de la Cámara de Diputados de nombrar un
grupo de trabajo de no más de doce personas, que consista
de teólogos, liturgistas, pastores y educadores que puedan
identificar y explorar la dimensiones bíblicas, teológicas,
históricas, litúrgicas y canónicas del matrimonio; y además
Se resuelve, Que el grupo de trabajo consulte con la
Comisión Permanente de Constituciones y Cánones y la
Comisión Permanente de Liturgia y Música para dirigirse
a las necesidades pastorales de sacerdotes y ofician en el
matrimonio civil de parejas del mismo sexo en los estados en
donde están autorizados; y además
Se resuelve, Que el grupo de trabajo consista en parejas
viviendo en matrimonio y otras en relaciones comprometidas
de por vida y con adultos solteros y solteras; y además
Se resuelve, que el grupo de trabajo consulte con otras iglesias
en la Comunión Anglicana y con nuestros compañeros
ecuménicos; y además
Se resuelve, que el grupo de trabajo considere las interrogantes
que presentan los cambios de normas sociales y culturales
así como los cambios en las estructuras legales incluyendo
legislaciones que autorizan o prohiben el matrimonio, las
uniones civiles, las parejas de hecho entre dos personas del
mismo sexo en los EE.UU. o en otros países en donde la
Iglesia Episcopal se encuentra; y además

184 Apéndices
Se resuelve, Que el grupo de trabajo desarrolle instrumentos
para la reflexión teológica y normas para las discusión
teológica a nivel local; y además
Se resuelve, Que el Grupo de Trabajo presente un reporte de
su progreso a la 78ª Convención General; y además
Se resuelve, Que la Convención General pide a la Comisión
Permanente Conjunta de Programación, Presupuesto y
Finanzas de considerar una asignación presupuestaria de
$30,000 para la implementación de esta resolución.

Apéndices 185
Glosario

Este Glosario de términos legales y canónicos, junto con los otros


términos usualmente utilizados en la discusión de la bendición de
parejas del mismo sexo, no sólo tiene la intención de informar y
realzar las discusiones de los recursos teológicos y litúrgicos, sino
también como una preparación para y el uso de cualquier liturgia
autorizada por la Convención General. La mayoría de estos términos
son discutidos con más profundidad en el ensayo “Fe, Esperanza
y Amor: Recursos teológicos para la bendición de uniones entre
personas del mismo sexo”.

Bendición. “La salida activa de la gracia divina”.83 Cuando una


bendición es dada, por ejemplo, en una Celebración y Bendición
de un Matrimonio o durante la bendición de una relación entre
personas del mismo sexo, la Iglesia entiende que la bendición de Dios
ha sido reconocida en las vidas de la pareja y también es impartida
en una nueva forma y todo por la acción de la Iglesia. La bendición
matrimonial envuelve tres aspectos distintos pero interdependientes:
nosotros (la Iglesia) bendecimos a Dios en acción de gracias por la
gracia de Dios que ya es evidente en las vidas de la pareja; nosotros
pronunciamos la bendición de Dios sobre esa unión pactada para
fortalecer sus lazos de pacto; y nosotros comisionamos a las parejas
para ser testigos del amor de Dios por el mundo.

Bendición de un Matrimonio Civil. El rito del Libro de Oración


Común por el cual un esposo y una esposa que ya están casados por
una autoridad competente civil, con documentación apropiadas, tiene
su matrimonio civil bendecido por la Iglesia.

Cánones. Los Cánones de la Iglesia Episcopal son las leyes que


establecen los pronunciamientos de la política eclesial de la Iglesia
83 Alan Richardson, ed., A Theological Word Book of the Bible (New York: Macmillan,
1960), 33.

186 Apéndices
como gobernada por la Constitución de la Iglesia Episcopal y revisada
por la Convención General. Cada diócesis de la Iglesia Episcopal tiene
sus propios cánones, los cuales deben ser consistentes con los Cánones
de la Iglesia Episcopal.

Matrimonio Civil. Un matrimonio civil es un matrimonio que se


obtiene al cumplir con los requisitos legales del estado o jurisdicción
en donde el matrimonio fue creado. Un matrimonio civil es muchas
veces descrito como una forma especial o contrato social, establecido y
regulado por cada estado y acordado entre dos partes que consienten.
Un matrimonio civil carga con ambos beneficios y responsabilidades
legales bajo ambas leyes estatal y federal. Un matrimonio civil estatal
establece a qué parejas les es permitido casarse o prohibido casarse y
quién está autorizado para oficiar en ese matrimonio civil.

Unión civil. Una unión civil es un contrato legal reconocido por el


estado, bajo el estatus por el cual es autorizado bajo las leyes de
algunos estados. Estos estatutos típicamente permiten a las parejas,
incluyendo a las parejas del mismo sexo, en una unión civil de
derechos, los beneficios y obligaciones de las parejas casadas bajo la
ley del estado. Estos beneficios y responsabilidades varían de estado
en estado y en algunos casos no se duplican todos los beneficios del
matrimonio civil. Los estatutos especifican quien es elegible de entrar
en una unión civil y quien está autorizado a oficiar en esa unión
civil. Bajo la ley actual federal y las leyes de al menos treinta y cinco
estados, las uniones civiles no son reconocidas en su totalidad o no
reconocidas como un equivalente a un matrimonio civil. Algunos
estados que no autorizan las uniones civiles pudieran reconocer una
unión civil obtenida legalmente en otro estado.

Matrimonio Común de Ley. Un matrimonio común de ley es


establecido cuando un hombre y una mujer viven juntos y se
identifican ellos mismos como esposo y esposa por un tiempo
suficiente, con la expresión mutua de la intención de establecer
un matrimonio. Algunos estados requieren siete años de continua
convivencia; pero otros no especifican el numero de años. En los
estados que reconocen el matrimonio común de ley, el estatus del
matrimonio común de ley generalmente otorga todos los beneficios
y obligaciones de un matrimonio civil. Menos de veinte estados
reconocen los matrimonios común de ley.

Constitucion. A menos que se indique de otra forma, esta palabra


se refiere a la Constitución de la Iglesia Episcopal Protestante en los
Estados Unidos de América, también conocida como Iglesia Episcopal,
como adoptada por la Convención General en Octubre de 1789 y
enmendada en subsiguientes Convenciones Generales.
Apéndices 187
Pacto. La relación fundamental entre Dios y la gente de Dios. El
concepto tiene una historia larga y variada, bíblica entre otras.
Los cristianos entienden que una relación de convenio se deriva
primariamente del pacto de gracia que Dios hizo con nosotros en
Cristo. Nosotros promulgamos este pacto en el Bautismo y los
sostenemos en la Eucaristía. Para la Iglesia, un pacto es una relación
iniciada por Dios a través de Jesucristo en la cual un grupo de
personas responde por fe; en donde Dios promete que la gente será de
Dios; y en donde Dios requiere que la gente de Dios sea fiel, practique
la justicia, amen la misericordia, y caminen humildemente con Dios;
y por quien, a través del Espíritu Santo, Dios ofrece la gracia para así
hacerlo. Como cristianos, nosotros respondemos al pacto de gracia de
Dios en Cristo al vivir fielmente en todas nuestras variadas relaciones.
La Escritura y la historia cristiana son testigos de estos elementos
esenciales de la relación de pacto: al hacer los votos, al tener la
intención de honrar un compromiso de por vida, y al rendir frutos de
la gracia de Dios en la relación.

Pacto de Matrimonio. El Libro de Oración Común proclama que


“El matrimonio cristiano es un pacto solemne y público entre un
hombre y una mujer en la presencia de Dios” (LOC, 344). En el
Catecismo (LOC, 753), en respuesta a la pregunta “¿Qué es el Santo
Matrimonio?” leemos: El Santo Matrimonio es el enlace cristiano, en
el cual una mujer y un hombre entran en una unión de por vida, hacen
sus votos ante Dios y la Iglesia, y reciben la gracia y bendición de Dios
para ayudarles a cumplir sus votos.”

Acta de Defensa del Matrimonio (DOMA- por sus siglas en ingles).


El Acta de Defensa del Matrimonio, comúnmente conocida como
DOMA, es una ley federal que define el matrimonio como una
unión civil entre un hombre y una mujer para propósitos de las leyes
federales y que provee que los estados (u otra entidad gubernamental)
no necesitan reconocer el matrimonio de otro estado si el mismo es
entre personas del mismo sexo. DOMA fue firmada como ley en el
1996. Algunos estados que prohíben los matrimonios entre personas
del mismo sexo son conocidos como “estados DOMA”.

Además, al menos treinta y cinco estados tienen su propia Acta de


Defensa del Matrimonio, mientras que otros dos estados tienen
lenguaje muy fuerte que define el matrimonio como sólo entre un
hombre y una mujer.

DOMA ha levantado serios asuntos legales cuando las personas del


mismo sexo se casan legalmente en un estado pero luego se mudan a
otro estado que no reconoce o permite los matrimonios entre personas
del mismo sexo.
188 Apéndices
Divorcio. El proceso legal bajo la ley estatal en donde el matrimonio
se termina y donde la corte determina las obligaciones futuras legales
y financieras para cada una las partes, con cada uno y con sus hijos.
En estados con uniones civiles, el proceso de terminación generalmente
es conocido como “disolución”, o algún otro termino que no sea
“divorcio”.

Asociación Doméstica. Algunos estados y ciudades han promulgado


leyes u ordenanzas de asociación doméstica, otorgando a las parejas
del mismo sexo y a las parejas de diferente sexo un paquete de
derechos específicos, en menor cantidad que los otorgados en las leyes
de matrimonio o uniones civiles. Estas leyes varían considerablemente
en su alcance.

Santo Matrimonio. El Santo Matrimonio es un matrimonio cristiano,


como se define anteriormente bajo “Pacto de Matrimonio”, utilizando
la Celebración y Bendición de un Matrimonio u Orden para el
Matrimonio del Libro de Oración Común.

Sentencia de un estado del matrimonio. Bajo el Canon I.19.2,


“Cualquier miembro de esta Iglesia cuyo matrimonio haya sido
anulado o disuelto por un tribunal civil, podrá solicitar al Obispo
o a la Autoridad Eclesiástica de la Diócesis donde reside legal o
canónicamente, un dictamen sobre su estado matrimonial a juicio de
la Iglesia. Tal dictamen podrá ser el reconocimiento de la nulidad o
de la terminación de dicho matrimonio”. Una sentencia de un estatus
matrimonial puede ser solicitada en cualquier momento, no sólo
cuando se contempla en casarse de nuevo. Muchos miembros de la
Iglesia encuentran apoyo en esta sentencia, la cual establece el estatus
de no casado a los ojos de la Iglesia. Tal sentencia es también útil
si la persona que busca casarse de nuevo y bajo el Canon I.19.3(a),
debe proveer evidencia de la terminación del matrimonio anterior a
través de anulación o divorcio. Este proceso es distinto de la consulta
con el Obispo Diocesano relacionado a casarse de nuevo luego de un
divorcio, que se encuentra en el Canon I.19.3(c).

Matrimonio del Mismo Sexo. Algunos estados otorgan a las parejas


del mismo sexo acceder a sus estatutos del matrimonio civil, el cual
típicamente usa la frase “matrimonio del mismo sexo”. En esos
estados, estos matrimonios conllevan todos los derechos y obligaciones
de un matrimonio civil bajo la ley del estado. Actualmente, el gobierno
federal y mas de treinta y cinco estados no reconocen estos como
matrimonios civiles (véase el “Acta de Defensa del Matrimonio”).

Voto. Es una promesa solemne y voluntaria. Los votos matrimoniales


son promesas voluntarias y aceptadas por la Iglesia, por la cual una
Apéndices 189
mujer y un hombre se dan y se unen uno al otro. Los votos que se
intercambian en el Santo Matrimonio o en la liturgia propuesta para
la bendición de parejas del mismo sexo representan compromiso,
fidelidad y el ser testigos.

Como cristianos hemos llegado a entender una relación de pacto,


especialmente a la luz de la gracia de Dios al hacer un pacto con
nosotros en Cristo, un “voto” significa permanencia e inviolabilidad.
La Iglesia afirma y apoya esta definición de una relación por votos
para parejas que entran al matrimonio como también a las parejas del
mismo sexo que entran en una relación de pacto utilizando la liturgia
propuesta. La Iglesia también reconoce que los pactos humanos
pueden a veces, o quizás muy seguido, no llegar al modelo establecido
en el pacto que Dios hace con nosotros en el Bautismo. A pesar de eso,
los cristianos se esfuerzan para entrar en una relación de votos con la
ayuda de Dios y en el poder del Espíritu Santo.

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