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La promoción de la salud y la prevención de enfermedades como

actividades propias de la labor de los psicólogos

RESUMEN
La sociedad actual presenta nuevos perfiles biológicos, conductuales y
epidemiológicos. Todo ello conlleva la necesidad de rediseñar prácticas y
asistencias para priorizar la promoción de la salud y la prevención de
enfermedades. La asistencia psicológica a nivel primario representa un intento de
responder a tal demanda, sin embargo, el modelo psicológico predominante es el
de la psicología clínica que evidencia el carácter curativo desbordando el
preventivo. La psicología de la salud propone un soporte epistemológico y práctico
para las intervenciones psicológicas más allá de la clínica. A partir de
esto, proponemos en este artículo presentar y explicar algunas nociones sobre
promoción de la salud, prevención de enfermedades, enseñar la compatibilidad de
las acciones de salud con el trabajo del psicólogo en salud pública en los distintos
niveles de atención, y proponer una guía de actividades del psicólogo en los
niveles primario, secundario y terciario de asistencia en salud.
Palabras-chave: Promoción de la salud; Prevención de enfermedades; Psicología de
la salud; Psicólogos en la sanidad pública.

El ritmo y el dinamismo de la sociedad imprimen a los grupos humanos nuevos


perfiles biológicos y conductuales. Los cambios observados en la trayectoria
humana permiten constatar: el envejecimiento poblacional, el crecimiento de las
poblaciones de las ciudades, los fenómenos migratorios entre los
pueblos, las mudanzas en los patrones epidemiológicos, el fenómeno de la
globalización, que agiliza el intercambio de las informaciones sobre salud a nivel
mundial etc. Estos y muchos otros fenómenos más
cambiaron las demandas y fomentaron la reformulación de las prácticas de salud.
Hecho que conlleva la necesidad de asistir a las poblaciones de un modo cada vez
más rápido, actuar en la promoción de la salud y en la prevención de
enfermedades, todo ello, apuntando hacia una asistencia en salud más
efectiva.

La psicología de la salud es la suma de las contribuciones educacionales, científicas


y profesionales de la disciplina psicológica a la promoción y el mantenimiento de la
salud, la prevención y el tratamiento de las enfermedades, la identificación de la
etiología y el diagnostico de los factores asociados a la salud, la
enfermedad u otras disfunciones asociadas, así como al análisis y ayuda al sistema
de salud y formación de la política sanitaria (apud LOVELLE, 2003).
LA PROMOCIÓN DE LA SALUD GENERAL

Guibert Reyes, Grau Abalo y Prendes Labrada (1999, p. 182), asociando la


educación con la promoción de la salud, afirman que promover la salud significa
educar, es decir, instaurar en la población un comportamiento que haya
demostrado ser realmente efectivo para una salud óptima. Esto requiere
formar nuevas conductas, modificar actitudes, fortalecer motivos especiales y
fomentar creencias favorables mediante diferentes tipos de relaciones funcionales:
formulaciones verbales, campañas, desempeños efectivos, trabajo en grupo,
intermediación en centros laborales, intersectorialidad, etc.,
que propicien la condición de salud, pero que además definan cómo esos
comportamientos se han de instaurar.

La Prevención de Enfermedades
Costa y López (1986), hablando sobre la prevención, argumentan que ésta
pretende que se disminuya la incidencia de enfermedades y su prevalencia
mediante el acortamiento del período de duración de la enfermedad o la
disminución de secuelas y complicaciones.
Prevención e Intervención Primarias
El primer nivel de intervención psicológica se hace en los servicios de Atención
Primaria de Salud (APS).
En Brasil estos servicios se denominan Unidades Básicas de Saúde (Unidades
Básicas de Salud)
(UBS)”1.Debe realizarse en dos etapas: primero a nivel de prevención primaria y
luego a nivel de
intervención primaria.
a) Prevención primaria

El trabajo de Vázquez y Méndez (1999) sobre los procedimientos conductuales


para el control de la diabetes puede utilizarse aqui como ejemplo. Éstos afirman
que los programas de educación diabetológica no deben estar dirigidos solamente
a los individuos afectados, sino también a sus familiares y cuidadores. Los
objetivos de este programa se vuelcan en el entrenamiento de estrategias
tanto de evitar la enfermedad, en el caso de hijos y nietos de los enfermos, como
del desarrollo de
conductas favorables a la adherencia a los programas de tratamiento de los
familiares enfermos.

b) Intervención primaria
La intervención primaria del psicólogo en el equipo de salud aunque desempeñe un
papel específico, deberá apuntar hacia unas prácticas interdisciplinarias y
multiprofesionales, es decir, todo el trabajo necesita ser comprendido, planeado y
ejecutado en equipos multiprofesionales. En este caso, no se trata
apenas de realizar unas consultas en equipos multiprofesionales, sino de
incrementar cada vez más la mirada del proceso salud-enfermedad-cuidado-vida-
muerte como un fenómeno comunitario que se revela en las personas
individualmente.
b) Guía no exhaustiva de actividades compatibles con la prevención e
intervención primarias
 Participar y actuar en los equipos de salud de los servicios de APS/UBS;
atender a los pacientes en consultas primarias (según Trindade (2007),
cuando afirma que
dicha asistencia no puede ser confundida, en ningún caso, con la práctica
de la psicoterapia);
actuar en la salud general de los colectivos sociales a intervenir;
elaborar e implementar programas de promoción y de educación para
la salud (MARTÍNEZ, 2003);
proponer programas de humanización y mejoría de la calidad de los
servicios (TRINDADE; TEIXEIRA, 2007);
estudiar el perfil epidemiológico de los colectivos sociales bajo su
responsabilidad profesional
de cara a elaborar un plan de intervención primaria;
abordar temas/problemas de salud comunitaria, tales como: prevención
de trastornos alimenticios; prevención del abuso de drogas legales o
ilegales; desarrollo de estilo de vida saludable; evitar comportamientos de
riesgo; prevención de enfermedades sexualmente transmisibles; desarrollo
de responsabilidades sobre la concepción o prevención del embarazo
indeseable; prevención de la violencia (urbana, de género, del tráfico, etc.);
desarrollo de programas sobre sexualidad; programas particularmente
volcados a la salud de los mayores, frente al envejecimiento de la población
(SANTOS; TRINDADE, 1997) etc.;
participar de las reuniones operativas de los servicios de APS/UBS y de
los equipos de salud

Prevención e Intervención Secundarias

a) Prevención secundaria
Martín Alfonso (2004) considera ser la adhesión terapéutica el término
más adecuado entre los
propuestos hasta el momento por el sentido psicológico que entraña. La
define como una conducta
compleja porque reúne aspectos propiamente conductuales a otros
relacionales y volitivos que conducen
a la participación y comprensión del tratamiento y del plan para su
cumplimiento por parte del paciente.
Con base en los estudios sobre el papel del contexto social como fuente de estrés
en la diabetes, Hanson
et. al. (1989) estudiaron los niveles de estrés y las estrategias de afrontamiento
respecto a la relación
con la adhesión al tratamiento. Los resultados evidenciaron una relación positiva
entre las variables
estudiadas.
Labbé (1999) en su estudio sobre la preparación psicológica ante procedimientos
de resonancia
magnética nuclear (RMN), afirma que la evaluación de los factores que contribuyen
a la aparición de
problemas psicológicos durante o después de la RMN, puede prevenir que éstos
ocurran. Los factores
listados por la autora son: ansiedad, claustrofobia diagnosticada anteriormente,
dolor y conocimiento
intimo del cuerpo.
RMN.

La actividad psicológica a nivel de prevención es para los psicólogos un desafío,


porque aunque se
realice en algunas situaciones en las que el equipo de salud satura sus
posibilidades de convencimiento
del paciente para que le ayude en su tratamiento, la intervención del psicólogo es
todavía un último
recurso. De hecho, eso puede recibir críticas negativas ya que indica que el
psicólogo no ha participado
en la elaboración del programa propuesto al paciente desde el inicio de su
tratamiento.

b) Intervención secundaria

La intervención secundaria es el campo tradicionalmente más conocido y


desarrollado tanto de la
psicología como de las especialidades médicas en general. En términos de la
psicología, posee un
fundamento teórico/práctico bien sedimentado en la psicología clínica, es decir, es
el campo en el cual se
utilizan las técnicas más tradicionalmente desarrolladas de la psicoterapia.
Actividades compatibles con la prevención e intervención secundarias
Brindar las asistencias psicoterápicas en sus varias modalidades en
todas las edades;
realizar psicodiagnósticos diferenciales (mediante el uso de tests, o
a través de diagnósticos
descriptivos fenomenológicos);
orientar y proponer actividades de soporte social;
actuar en coordinación con los demás profesionales de salud y
equipos de salud primaria/básica
y secundaria/especializada;
derivar pacientes a otros especialistas y servicios;
elaborar en conjunto con el equipo multiprofesional programas de
seguimiento/adhesión de
tratamientos médicos (enfermedades crónicas, enfermedades mentales,
canceres etc.);
aportar y emplear el conocimiento de neuropsicología, ya que es
decisivo en los cuidados de las
demencias y en las secuelas de los traumatismos del cráneo (TRINDADE;
TEIXEIRA, 2007).

Prevención e Intervención Terciarias


a) Prevención de tercer nivel
De acuerdo con Antón y Méndez (1999, p. 227) “las intervenciones quirúrgicas son
situaciones
estresantes que suelen tener efectos negativos en el funcionamiento psicológico
del enfermo, originando
respuestas de ansiedad, depresivas, trastornos del sueño, de la alimentación, etc.”.
Así que, la
preparación para las cirugías es una actividad muy corriente en las asistencias a
los adultos. Es “la
información proporcionada antes de la operación que, además de modificar
respuestas cognitivas, puede
producir cambios en las respuestas psicofisiológicas” (ANTÓN; MÉNDEZ, p. 228).
Las técnicas de
reducción o afrontamiento de la ansiedad son también muy utilizados en estas
situaciones.

Las acciones junto a las familias de los pacientes son una importante intervención
preventiva, es decir,
promover la orientación y la preparación de los familiares, de modo que
disminuyan los impactos de la
noticia de la enfermedad y facilite la adaptación del grupo familiar. El trabajo con
las familias es esencial
sobretodo en los casos en los que las enfermedades no son conocidas por las
familias. Considerando la
importancia del papel de la familia en la recuperación de los enfermos, el trabajo
desarrollado junto a
ella enmarca de forma positiva la condición general del paciente.

ntervención de tercer nivel


[...] la psicología de la salud hace hincapié en la promoción de la salud y en la
prevención de la
enfermedad como forma de intervención, cuidando especialmente los aspectos
metodológicos y
analizando las variables desencadenantes del problema desde los tres sistemas
que son responsables de
la génesis de los mismos: biológico, psicológico y social. Su objetivo es, por lo
tanto, identificar qué
comportamientos son saludables y especialmente qué comportamientos son
precursores de la salud .

Actividades utilizadas en la prevención e intervención terciaria


Apoyar y orientar a los pacientes ingresados;
apoyar y orientar a las familias de pacientes ingresados;
actuar en los cuidados paliativos (PSICOLOGÍA, 2006);
asistir a los profesionales de la salud – cuidar de los cuidadores
(PSICOLOGÍA, 2006);
pasar consulta en coordinación con otros equipos de salud;

CONCLUSIÓN
Una buena actuación de los psicólogos en salud pública debe tener en cuenta las
posibilidades de
intervención en los diversos niveles de atención de salud, sopesando la adecuación
de cada acción en su
nivel apropiado y también el carácter dinámico y integrativo de las mismas;
teniendo claro que las
intervenciones de salud primaria objetivan la salud general en la búsqueda de la
promoción de la salud y
la prevención de enfermedades; que las intervenciones de salud secundaria deben
volcarse en las
asistencias especializadas de seguimiento, donde la salud mental tiene su mayor
expresión.

SEGUNDA LECTURA
Capítulo VIII
Ética, valores y roles en la intervención comunitaria
Leonor M. Cantera Espinosa
1. Contextos y tradiciones culturales
La Psicología social comunitaria1 plantea desde sus principios y a lo largo de
su evolución histórica una serie de cuestiones fundamentales a propósito de la
naturaleza de los problemas y urgencias sociales y acerca de las estrategias que
cabe adoptar a la hora de afrontarlos

1.2. Bases comunes


De este encuentro norte-sur surge una orientación comunitaria de la investigación
e intervención psicosociales que tiene unos rasgos comunes característicos
que podemos esquematizar en el inventario siguiente:
1) Premisas teóricas fundamentales:
• Supraindividualidad del campo de análisis y de actuación (grupos y
organizaciones,
redes de relaciones interpersonales, etc.).
• Contextualidad espacio-temporal de la situación investigada e intervenida,
lo cual implica relatividad de los saberes producidos y necesidad de adecuación
de los modelos teóricos y operativos a cada entorno particular

Historicidad de las estructuras, de los procesos y de las experiencias sociales


(por lo que no son naturales, ni necesarias, ni fatales, ni incuestionables, ni
inevitables), lo que significa posibilidad teórica (problematización, concientización,
desideologización, etc.) y, eventualmente, viabilidad práctica
y deseabilidad política del cambio social.
• Culturalidad de la realidad humana social (las instituciones y los acontecimientos
de la vida comunitaria deben comprenderse en función de códigos
socialmente construidos).
• Ambientalidad, importancia del entorno (ecológico, económico, sociopolítico
y cultural) como fuente multivariable de efectos (estrés psicosocial,
crisis, bienestar, calidad de vida, etc.) y de recursos (apoyo mutuo, redes
sociales, servicios públicos, etc.) que se manifiestan en el ámbito interindividual,
grupal, organizacional, etc.
• Naturalidad del escenario (vida cotidiana inmediata: calle, escuela, barrio,
asociaciones, etc.).
• Globalidad del programa de investigación e intervención (interactividad y
articulación recíproca de múltiples facetas, salud, educación, justicia, delincuencia,
abuso de drogas, medio ambiente, etc.).
1.3. Contrastes principales
La expresión Psicología comunitaria encierra, aparentemente, como señala Rappaport7,
una especie de contradicción en sus propios términos: lo psicológico
remite a lo individual y lo comunitario a lo supraindividual. Pero, más allá de
esta especie de síntesis de contrarios, la disciplina se identifica por su orienta

ción a la acción y por su especial concepción de la “comunidad”. Por un lado,


el entorno comunitario es concebido como una fuente de determinaciones, de
condicionamientos, de problemas y de riesgos, pero también de oportunidades
y de medios de resolución. Por otro, la comunidad es considerada como un campo
de la intervención psicológica.
Alipio Sánchez nos ofrece una síntesis descriptiva de la Psicología comunitaria:
“Campo de estudio de la relación entre sistemas sociales –principalmente comunidades–
y comportamiento humano y de su aplicación interventiva a (en lo negativo) la
resolución –preferentemente preventiva– de los problemas psicosociales y (en lo positivo)
al desarrollo humano integral, desde la comprensión de los determinantes socioambientales
de ambos y a través de la modificación racional e informada de esos
sistemas sociales, de las relaciones psicosociales en ellos establecidas y del desarrollo
de (la) comunidad; todo ello desde la máxima movilización posible de los propios
afectados, como sujetos activamente participantes en los cambios, no como objetos
pasivos de ellos”.
A. Sánchez (1991). Psicología

“Rama de la psicología cuyo objeto es el estudio de los factores psicosociales que permiten
desarrollar, fomentar y mantener el control y poder que los individuos pueden
ejercer sobre su ambiente individual y social, para solucionar problemas que los aquejan
y lograr cambios en estos ambientes y en la estructura social”.

“Las intervenciones en comunidades, desde la perspectiva de la Psicología Social Comunitaria,


están orientadas por las nociones de cambio social a través de la concientización
y subsecuente participación de las comunidades en la solución de sus problemas. Este proceso
requiere que la comunidad acceda a recursos materiales y psicológicos y adquiera, a través de ellos,
un mayor control sobre su ambiente. Esta perspectiva
ecológica supone que la concientización y la acción son inseparables y
simultáneas; lo cual implica que la toma de consciencia no es una deconstrucción
que la persona hace de su realidad al margen de su participación en la misma y que
la actividad de la persona no ocurre al margen de su reflexión en torno a la misma.”

1.5. Intervenciones “culturalmente apropiadas”


 Estar basada en los valores culturales básicos del grupo.
 Las estrategias que forman la intervención deben reflejar e incorporar la cultura
subjetiva (actitudes, valores, normas, expectativas) del grupo.
 Los componentes que forman la intervención deben reflejar las preferencias
conductuales y las expectativas de los miembros del grupo cultural para el cual se
ha creado la intervención.

2. Ética, valores y compromisos

Pues bien, la práctica de la Psicología social comunitaria, aunque no está reñida


con la asunción de tales valores orientadores de la investigación e intervención
convencionales, sencillamente los trasciende y los subordina a unos
valores finales de orden superior. Tiene también algo en común con un movimiento
social, que Javaloy, Rodríguez y Espelt9 caracterizan por los tres rasgos
principales siguientes:

Acción común no institucional protagonizada por un colectivo relativamente


desorganizado y, sin embargo, unido y con cierto sentido de identidad
grupal, mediante vínculos, redes e interacciones en gran parte
informales.
• Actividad colectiva con continuidad histórica, que trasciende los episodios
concretos y puntuales e incluso a sus actores, siguiendo una línea de
acción coherente con los valores, la ideología, las estrategias y los compromisos
comúnmente asumidos y compartidos.
• Meta final concebida en términos de cambio social, ya sea en forma de
transformación del orden actual, ya sea en la de redefinición y reorientación
de la tendencia actual del cambio (“otro mundo es posible, viable,
deseable y urgente”).

2.1. Ética y axiología de la intervención

La Psicología social comunitaria constituye una de las múltiples vías de respuesta


a la crisis de relevancia social en la que se hallaban atrapadas diversas disciplinas
y profesiones a las que el paradigma positivista mantenía alejadas de los
problemas y urgencias sociales, en virtud de los imperativos de la neutralidad
metodológica, que imponía un total distanciamiento afectivo entre sujeto y objeto,
y de la exigencia de una ciencia libre de valores, que exigía una praxis totalmente
descontaminada de connotaciones éticas, ideológicas o políticas.
Cuanto más formalmente científica era la práctica psicosocial, tanto más alejada
debía estar de la preocupación moral por la solución de los problemas sociales
y por la promoción del bienestar humano, por la conquista de mayores cotas
de calidad de vida y por la construcción de un mundo más habitable, libre, justo
y solidario.

2.2. Un modelo de Psicología social comprometida 1010

Nacido en Valladolid, Ignacio Martín Baró muere en El Salvador, a los cuarenta


y siete años, en la madrugada del 16 de noviembre de 1989, asesinado,
junto a otros compañeros religiosos de la UCA (Universidad Centro Americana),
por un escuadrón de la muerte (el comando Atlacatl). Con su muerte, sus asesinos
trataron de acallar sus ideas, sus palabras, sus compromisos, sus obras y sus
convicciones.

Percepción de una realidad social fundamental de pobreza, opresión, injusticia


y dependencia.

• Indignación ética radical frente a esta realidad.


• Experiencia de una exigencia ineludible impuesta por un ideal de vida.
• Opción fundamental de compromiso con la liberación.

I. Martín Baró (1998). Psicología de la Liberación. En A. Blanco (Ed.), 320. Madrid: Trotta.
“No se puede hacer psicología hoy en Centroamérica sin asumir una seria responsabilidad
histórica; es decir, sin intentar contribuir a cambiar todas aquellas condiciones
que mantienen deshumanizadas a las mayorías populares, enajenando su conciencia
y bloqueando el desarrollo de su identidad histórica.”

Roles en Psicología comunitaria


Multiplicidad de funciones
Sánchez13 resume en siete bloques lo que él denomina los componentes funcionales
del rol del psicólogo comunitario:
• Análisis de sistemas sociales y evaluación de problemas-necesidades.
• Diseño, planificación, organización y diseminación de programas de intervención
y cambio social.
• Consulta y educación.
• Negociación, mediación y relaciones humanas.
• Abogacía social.
• Organización y dinamización comunitaria.
• Desarrollo de recursos humanos.

“Se trata de poner el saber psicológico al servicio de la construcción de una sociedad


donde el bienestar de los menos no se asiente sobre el malestar de los más, donde la
realización de los unos no requiera la negación de los otros, donde el interés de los
pocos no exija la deshumanización de todos.”
I. Martín Baró (1998). Psicología de la Liberación, (pp. 177). Madrid: Trotta.

“Resulta significativo del sesgo que ha tenido la Psicología el que se asuma como obvio
el trabajo de desalienación de la conciencia individual, en el sentido de eliminar
o controlar aquellos mecanismos que bloquean la conciencia de la identidad personal
y llevan a la persona a comportarse como un enajenado […] pero que se haya dejado
de lado el trabajo de desalienación de la conciencia social en el sentido de suprimir o
cambiar aquelos mecanismos que bloquean la conciencia de la identidad social y llevan
a la persona a comportarse como un dominador o un dominado, como un explotador
opresivo o como un marginado oprimido.”

Martín Baró (1998). Psicología de la Liberación, (pp. 170). Madrid: Trotta.

Montero18 partiendo del supuesto de que la Psicología comunitaria apunta


hacia el cambio social, advierte, siguiendo a Perdomo, de los peligros de reducir
el rol de la investigación intervención comunitaria a una de las cuatro figuras
siguientes:
• Activista, es decir, colaborador de la comunidad sin reflexión teórica ni
precisión metodológica, cuya labor está marcada por la inmediatez y la
ausencia de planificación.
• Especialista o experto, manteniendo una separación respecto de la comunidad,
fundamentada en el hecho de considerarse el único poseedor del conocimiento
y, por tanto, única persona capaz de decidir acerca de qué
hacer y cómo hacerlo.
• Pueblo, en el sentido de caer en la ilusión de que la única verdad reside en
a gente de la comunidad […].

4.2. Cambio social

La Psicología social comunitaria se centra en el cambio social (ver tabla 8.2)


producido deliberadamente por decisiones humanas, dejando de lado el que se
produce por la dinámica espontánea del sistema o por causas naturales. Los modelos
de análisis e intervención sobre el cambio social procedentes de las ciencias
sociales (sociología, politología, historia, antropología, etc.) enfatizan la
incidencia de los procesos y estructuras macrosociales en la determinación de
efectos a nivel meso y microsocial, así como en el unipersonal.

Conclusiones

Hemos estudiado diferentes aportaciones americanas a la teoría y a la práctica


de la intervención psicosocial comunitaria, destacando sus bases comunes y
sus tendencias diferenciales.
La Psicología social comunitaria se centra en lo social como fuente de causas
de problemas y al tiempo de recursos para afrontarlos. Desde este ángulo, la comunidad
aparece como un escenario integral donde se produce y reproduce, al
tiempo que se previene y resuelve, toda cuestión abordable desde la disciplina.
Este enfoque conlleva centrar la atención en lo supraindividual, atendiendo a
la contextualidad sociohistórica, cultural y ecológica de los fenómenos y procesos,
al entorno natural y cotidiano en que se desarrollan y a la globalidad a la
que se articulan las múltiples facetas temáticas tratadas.
En el plano metodológico, la Psicología social comunitaria integra investigación
e intervención, trabaja de modo interdisciplinar y multiprofesional, buscando
prevenir lo negativo y sobre todo desarrollar lo positivo, con una actitud
proactiva, desde la planificación estratégica, con la asunción explícita de un
compromiso ético con la comunidad investigada-intervenida, a la que reconoce
un protagonismo activo y con la que mantiene una relación simétrica.
En lo concerniente a la dimensión teórico-práctica, la Psicología social comunitaria
supone un efecto combinado de corrección, ampliación, superación
y complementación de las perspectivas individualista y patologista de los problemas
planteados y de los objetivos propuestos por la intervención psicológica
tradicional. Esa forma de trabajar implica la abdicación de la puesta en
escena del clásico rol profesional caracterizado por el monopolio del saber y del
poder, la ciencia y la técnica, la palabra y la decisión. En su lugar pone en marcha
una compleja función catalizadora, facilitadora, dinamizadora, promotora,
cooperadora y, sólo en parte, relativamente consultiva, directiva, organizativa
y evaluativa.
La Psicología social comunitaria ha imprimido su sello característico en ámbitos
como la prestación de servicios básicos de atención primaria sociales (pobreza, desempleo,
violencia, exclusión social, etc.), sanitarios (prevención
primaria, intervención en crisis, etc.), jurídicos (delincuencia, criminalidad, victimología,
rehabilitación psicosocial, etc.), educativos y culturales (educación
para la salud, animación cultural, reeducación, orientación, etc.). Asimismo, ha
realizado contribuciones notables a la construcción, organización y desarrollo
social de organizaciones no gubernamentales, voluntariado, grupos de ayuda
mutua, redes sociales, movimientos vecinales, etc.
A estas consideraciones cabe añadir el reconocimiento de un doble valor
añadido de la intervención comunitaria: sus notables cuotas de eficacia y de eficiencia
en términos generales.
Entre las herramientas de trabajo de la Psicología social comunitaria destacan,
además de modelos y conceptos operativos como los de empowerment, apoyo
social, investigación acción participación, estrés psicosocial, etc., los de
problematización, concientización, desideologización y cambio.
Una de las señas de identidad original de la disciplina, tanto en su tradición
anglosajona como en su versión latinoamericana, es precisamente la del cambio
social, como constructo teórico y operativo, como valor instrumental y como
meta de la acción social, como referencia básica para la definición de objetivos
y estrategias de la investigación e intervención comunitarias. El horizonte del
cambio propuesto en las intervenciones comunitarias, como en los servicios de
atención primaria, e incluso en los programas operativos que traducen las políticas
sociales, abarca predominantemente el espacio mesosocial; es decir, un
ámbito más general que el de los grupos y organizaciones, pero más reducido
que el de los grandes espacios sociales, políticos y culturales de lo macro (ver la
figura “Niveles de análisis y de actuación” del subapartado “Roles y niveles de
intervención”, dentro del apartado “Roles en Psicología comunitaria”).
Esto quiere decir que toda intervención comunitaria sobre problemas que se
extienden desde lo individual hasta lo macrosocial (como por ejemplo, la drogadicción,
el sida, el desempleo o la exclusión social) debe articularse por un
lado con las intervenciones clínicas y por otro con las políticas sociales, sanitarias,
laborales, educacionales y culturales.

Algunas de las premisas señaladas como principios generales que gobiernan el cambio
social (Biesanz y Biesanz, 1958):
a) La predisposición al cambio.
b) La difusión.
c) En todo grupo hay quienes están a favor y en contra de los cambios.
d) Los aspectos consagrados de la cultura suelen oponerse al cambio.
e) Innovaciones en un subsistema facilitan la asimilación del cambio en otros
subsistemas.
f) Todo individuo es portador de una cultura y los cambios se canalizan por su
intermediación.

Partiendo de esta perspectiva Barbero y Cortés1 entienden que el trabajo


comunitario trata de dar cuenta de medios y actividades para que la gente pueda
apropiarse de conocimientos y destrezas tratando de incrementar sus posibilidades de
autodeterminación. Así la intervención comunitaria debe permitir a la gente que
participa integrar en sus maneras de funcionamiento formas de hacer, a menudo
consideradas propias de los y las profesionales, que sean útiles para la resolución de
futuros problemas sin necesidad de la intervención profesional.

Principales modelos2 de intervención sociocomunitaria

Cualquier intervención se encuadra a nivel filosófico y teórico en un modelo que orienta


el enfoque de la acción.
Jack Rothman (1970) sistematiza las diferentes prácticas y enfoques teóricos del trabajo
comunitario, clasificándolas en los siguientes modelos: desarrollo de la localidad,
planificación social y acción social
Modelo de desarrollo de la localidad/ comunidad: trata de potenciar valores como la
participación y el liderazgo, utilizando como principal instrumento de intervención el
trabajo con grupos de la comunidad. Se centra en el proceso de construcción de la
comunidad, es decir, en la capacitación de la misma para establecer el consenso por la vía
de la identificación de los intereses comunes, el desarrollo del liderazgo y la educación.
El/la profesional asume el rol de facilitador/a o capacitador/a.
Modelo de acción social: la participación es el valor más invocado en este modelo, que
trabaja con grupos y organizaciones que tratan de modificar las políticas institucionales e
introducir cambios en la distribución del poder y los recursos. Los trabajadores
comunitarios
actúan como organizadores, dirigiendo a la gente para que trabaje en una determinada
dirección.
Modelo de Planificación Social: es un modelo que recoge el contenido tradicional de la
organización comunitaria como método de trabajo social. Pone el acento inicialmente en
la
coordinación de los servicios y recursos de una determinada zona, para introducir
posteriormente el desarrollo de programas y la planificación del bienestar social: vivienda,
salud pública, educación, etc. Se trata de buscar y ponen en marcha soluciones técnicas y
racionales a los problemas, por lo que el trabajador comunitario asume un papel de
experto y no tanto de líder u organizador.

Modelo crítico-dialéctico: la Investigación Acción Participativa

Kurt Lewin desarrolló la investigación-acción como alternativa a la investigación


tradicional que separaba la teoría de la práctica y difunde la necesidad de integrar
ambas dimensiones.
Desarrolla una forma de investigación que no se limitaría, según su propia
expresión, "a producir libros", sino que integrara la experimentación científica con la
acción social. Definió el trabajo de I-A como: "un proceso cíclico de exploración,
actuación y valoración de resultados".

Análisis de entornos comunitarios

Para Trigueros (1991) los parámetros a conocer se agrupan en torno a tres grandes
categorías:

1. Variables estructurales y del ambiente:


—Ubicación geográfica.
—Dependencia administrativa.
—Historia: fechas, acontecimientos.
—Infraestructura:

2. Variables de posición:
– Personas que no sienten los problemas de la comunidad.
– Personas sensibilizadas pero con una participación comunitaria mínima.
– Personas que forman parte de grupos cívicos y culturales.
– Personas comprometidas con actividades culturales, cívicas, religiosas, políticas.
3. Variables de respuesta:
– Índice de participación en la vida asociativa y general de la comunidad de cualquier
tipo.
– Participación en actos reivindicativos.

Marchioni (1980) enuncia los siguientes factores estructurales:


— El territorio: que es una unidad física y social, con sus conflictos y
contradicciones, relaciones sociales, instituciones, población.
Condiciona la vida y forma de trabajo de la población, incluso su
forma de pensar y de ser.
— La población: distribución por edades y otros indicadores
demográficos.
— La demanda: en todas sus dimensiones:
* Temporal: presente, futura.
* Nivel de expresión: explícita, implícita.
* Grado de evidencia: subjetiva, objetiva.
* Concienciación de la comunidad sobre ella: actual y potencial.
— Los recursos: considerando que el primer recurso es la propia
comunidad.

Técnicas y métodos específicos

 Análisis: su finalidad es conocer para actuar, poner a disposición de la


colectividad el conocimiento necesario para desarrollar una determinada
intervención (formativa-informativa, transformadora, …). Permiten trabajar
muy distintos temas, aunque cada una tiene sus particularidades:
colectivizar ideas ordenadamente, resumir o sintetizar discusiones,
promover una discusión amplia sobre un tema, hacer relaciones e
interpretaciones sobre el tema que abordamos, …
Creatividad colectiva: se basan en el llamado “juicio suspendido”, es decir,
por un determinado tiempo el grupo no valora, no asocia con dificultades,
permite que las ideas se le vayan ocurriendo, para en un momento
posterior ordenar y graduar las ideas según el interés, la posibilidad, etc.

La coordinación y la interdisciplinariedad

En los programas comunitarios la coordinación debe establecerse en dos niveles:


En el de la formulación de políticas. La finalidad es la asignación de recursos en
función de los planes y prioridades nacionales, autonómicas o locales, así
como la armonización de políticas, planes y programas relacionados con la
intervención comunitaria.
En el de la ejecución sobre el terreno. Para que la intervención comunitaria sea
eficaz la coordinación presenta los siguientes presupuestos: interés de los
líderes, buena comunicación y conveniente nivel de relaciones interpersonales,
planificación consciente, distribución de funciones apropiada, existencia de objetivos
claramente definidos y establecidos de común acuerdo.

Problemas operativos de la práctica

Elementos evaluativos

La evaluación constituye un proceso de gran importancia, ya que de ella depende la


adecuación de las decisiones tomadas, la revisión de lo que se está llevando a cabo, la
previsión de lo que se desea modificar, así como la reflexión crítica.
Un proceso de evaluación cumple las siguientes funciones:
1. Evaluación para el diagnóstico: propia pero no exclusiva de la evaluación inicial.
Permite disponer de la información necesaria sobre la población, la comunidad o los
grupos a los que va dirigida la intervención.
2. Evaluación para la predicción: la información de que se dispone permite prever la
acción. Las estimaciones predictivas pueden realizarse de forma intuitiva o técnica.
3. Evaluación para la orientación: a lo largo del proceso de intervención, la revisión
permanente ofrece información que permite tomar decisiones o introducir cambios.
4. Evaluación para el control: se asocia con la evaluación final, y facilita la constatación
del grado global de consecución de los resultados y su adecuación con los objetivos
previstos.
Los procedimientos a partir de los cuales se realiza la evaluación son:
– Observación y medición de variables, a través de los indicadores. Pueden
corresponderse a la realidad diagnosticada, a los resultados obtenidos, etc.
– Comparación entre los resultados previstos y situaciones anteriores o entre,
obtenidos y los esperados.
– Valoración y reflexión para la toma de decisiones en las diferentes fases del proceso
de intervención.

PROCEDIMIENTOS E INSTRUMENTOS DE EVALUACIÓN

Observación sistemática:
Escalas de observación.
Listas de control
Registro anecdótico.
Análisis de las producciones:
Monografías.
Resúmenes.
Cuadernos de campo.
Textos escritos.
Producciones orales.
Producciones plásticas o musicales.
Investigaciones,
Juegos de simulación y dramáticos,
Expresión corporal.

— Intercambios orales-diálogo:
Entrevista.
Debates.
Asamblea.
Puestas en común

Pruebas específicas:
Objetivas.
Interpretación de datos.
Exposición de un tema.

Finalmente reseñar que todo programa o proyecto de intervención comunitaria debe


especificar desde el momento de su diseño, las técnicas de evaluación que van a seguirse,
haciendo mención al tipo de información que se quiere conseguir, así como al destino que
se dará a la misma.

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