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RESUMEN DEL 3ER CAPÍTULO: EL FUTURO DE LA ENERGÍA

En el año 2030, todos vehículos terrestres de nueva fabricación producirán unas


emisiones casi nulas de carbono. Esto se logrará con una combinación de nuevos
diseños de automóviles y con el empleo de combustibles más limpios. El aumento
en el uso de plásticos de alto rendimiento, como los plásticos reforzados de fibra
de carbono, va a permitir la fabricación de vehículos mucho más ligeros. Además, el
empleo de plásticos reciclados puede reducir en un 50% más las emisiones
asociadas de gases de efecto invernadero. El empleo de energías renovables y de
biocombustibles será imperativo en el año 2030. El informe destaca el hidrógeno
como una de las principales fuentes de energía limpia en el futuro, y como medio
para almacenar la energía generada por las fuentes renovables. La aceleración del
cambio tecnológico, solucionará las actuales dificultades para almacenar el
hidrógeno. Para el año 2030 todos los vehículos estarán controlados por satélite y
por sistemas de control en carretera, y muchos automóviles podrán auto pilotarse. 
Los vehículos y los sistemas automáticos de tráfico mejorarán la seguridad cuando
viajemos atravesando los fenómenos meteorológicos extremos que padeceremos
dentro de 25 años.

Se usarán nuevos tipos de superplásticos. La biomasa (en vez del petróleo) será una
nueva fuente de materia prima en la producción de plásticos gracias a métodos
innovadores. El Dr. Baumberg propuso que los nuevos plásticos, para detectar el
deterioro, serán espolvoreados con un film con partículas de carbono más
pequeñas que las esferas de poliestireno. Se alojarán en los espacios entre las
esferas, y el material dispersaría la luz bajo otros ángulos, siendo así más iridiscente
todavía. Esta combinación reaccionará ante productos químicos particularmente
tóxicos. Los envases alimenticios fabricados con este material cambiarán de color
cuando el contenido empiece a descomponerse.

 
RESUMEN DEL 4TO CAPÍTULO: LA VIDA COTIDIANA EN 2030

Hammond augura que los coches que circulen en las carreteras estarán
controlados por satélite, por lo que se reducirán los accidentes en carretera y se
automatizarán los sistemas del tráfico, además, los vehículos producirán pocas, o
ninguna, emisiones de carbono.

En los hogares, escuelas, fábricas, tiendas y centros de ocio habrá robots dotados
de inteligencia que facilitarán nuestra vida y vigilarán nuestra seguridad.

Estaremos conectados permanentemente a una “super-web” en la que nuestros


sentidos se enlazarán con micrófonos y mini-proyectores por lo que las
comunicaciones y entretenimientos serán totalmente “inmersoriales”, multi-
mediatizados, multi-sensoriales, en 3D, holográficos y totalmente táctiles,
telekinéticos y olfativos.

Los niños irán al colegio puesto que la dinámica interpersonal entre niños y
profesores y entre niños y amigos es una parte vital de la educación y no puede ser
sustituida por las comunicaciones virtuales.

A lo largo del siglo XXI veremos el equivalente a 20.000 años de desarrollo


tecnológico y de progreso.

La sociedad vigilante

Nunca se puede descartar nada en política, por esta razón, antes de 2030 se deben
reforzar las leyes para controlar el acceso a la información y desarrollar reglas de
uso más estrictas.

En 2030 los sistemas informáticos de almacenaje ofrecerán tanto espacio que el


coste para grabar todo será casi infinitesimal. Tendremos, entonces, cámaras y
micrófonos integrados en la ropa para grabar permanentemente los
desplazamientos, y las imágenes se mandarán, por inalámbrico, a un sistema de
almacenaje a distancia, vía la super-web o el omnipresente “Internet del aire”.
Trabajo y ocio

En los países desarrollados, la economía de la información ya reemplazó a la


economía de producción local; dicha economía de la información pasará a ser una
“economía de contenido”. En vez de procesar la información, la crearemos (o
corregiremos, o diseñaremos, o criticaremos su contenido).

Las compras “básicas” se adquirirán online, y, en ciertos casos, esa tarea estará
totalmente automatizada por su propia casa “inteligente” que sabrá en qué
momento abastecerse. Las compras “especiales”, las que requieren elección, se
volverán “experiencias de compra”, en las cuales los clientes disfrutarán eligiendo
ropa, coches sofisticados, productos “bio” frescos, muebles, etc. Para mantener los
márgenes de beneficio de las tiendas reales, los minoristas ya están diseñando
tiendas temáticas, y es posible que dentro de poco los centros comerciales de
categoría lleguen a ser un destino de vacaciones en sí mismos (como Dubái,
actualmente).

Cabe decir que en el mundo de los deportes, la mejora genética tendrá impacto en
los atletas deportivos por las correcciones corporales.

Los auxiliares visuales

Ciertos grupos de investigadores están desarrollando robots provistos de


emociones básicas para llegar a motivar a sus máquinas. Si un robot se siente feliz
tras limpiar una alfombra sucia, aparentemente busca otras suciedades para
repetir la acción. Asimismo, si el robot se siente culpable o triste por haber
fracasado en una tarea, intentará mejorar.

Finalmente, en 2030, es muy probable que cada familia, en los países


desarrollados, tenga varios robots que serán amigos, guardianes y vigilantes de
salud, proveerán de compañía a las personas solas y harán que todos puedan tener
“alguien con quien hablar”.

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