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Para LECTURA

Seguimos con dispositivos de experiencia en la clase


Ejes de la clase
Revisar instituidos y textotecas acerca de la Lectura y la “comprensión lectora”
Lectura “pedagógica” vs Lectura como lenguaje artístico
Leer para qué? Leer y su dimensión artística
Lector- Autor- Libro-Lectura –Arte
Psicopedagogía y lectura. Mediación lectora. Creatividad. Habitar otros mundos, habitar otras miradas
sobre los sujetos y la práctica psp. Abrir otros mundos posibles. Relación con el mundo
Integrar diferentes registros o funciones de la lengua.
Creatividad-fantasía.
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La idea es abrirles el diálogo con diferentes autores, que serán el marco teórico de la clase de lectura y
andamiar conceptos y miradas.

Un niño muy pequeño, cualquier individuo es un lector eficiente aún cuando no haya aprendido aún a
descifrar las letras.

Roland Barthes decía: el texto está obligado a transmitir deseo. El lector tiene que sentirse deseado por el
escritor. El acto de lectura, cuando es un acto pleno, se parece mucho a un abrazo.
No es el consumo pasivo de palabras sino una comunión, una conversación (Galeano)

LECTURA Según Graciela Montes “Leer es algo más que descifrar, aunque toda lectura suponga un
desciframiento. Leer es construir sentido. No sólo se “lee” lo que está cifrado en letras. Se “lee” una
imagen, la ciudad que se recorre, el rostro que se escudriña... Se buscan indicios, pistas, y se construye
sentido, se arman pequeños cosmos de significación en los que uno, como lector, queda implicado.
Muchas de nuestras “lecturas” privadas, íntimas, siguen siendo de ese orden, invisibles, toda la vida. El
universo de significados que armamos al contemplar un paisaje, o un cuadro, al mirar las escenas de una
manifestación en el noticiero de la televisión o recoger los indicios del paso de un extraño por una
habitación muy conocida por lo general queda dentro de los límites de nuestra conciencia. Otras veces, en
cambio, cuando contamos una película que hemos visto, por ejemplo, o cuando relatamos un suceso, algo
de lo que fuimos testigos, damos voz a nuestra “lectura”. Nuestro trabajo de constructores de sentido se
vuelve visible. Pensemos en un relato, por ejemplo. El relato que hacemos es obra nuestra. No pretende
incorporarlo todo, cada una de las sensaciones que registraron nuestro oído, nuestro ojo o nuestro olfato
en un primer, un segundo, un tercer plano de la atención, sino que elige, arma, “dibuja”… Se escogen
algunos pasajes, otros se omiten, se procede a un cierto montaje, se hace hincapié en un detalle y no en
otro, se adopta un punto de vista… El cosmos de significación que construimos es personal, exactamente
como le sucedía al bebé. Y nos incluye. Cada persona, desde que nace, “lee” el mundo, infatigablemente
busca sentidos.

La lectura empieza siendo oral. En el lenguaje y con el lenguaje construimos nuestros primeros pequeños
textos, dejamos nuestras primeras, deliberadas marcas. Organizamos, enfatizamos y seducimos. Pero no
sólo eso. El lenguaje es en sí una suma de lecturas y de escrituras.
Cuando hablamos de lectura hablamos de lectores. El que lee es el lector. El, personalmente, se hace
cargo de su lectura, y eso es algo en lo que nadie podrá reemplazarlo. Esta es una idea que para algunos
tal vez sea nueva: cada lector, cada lectora –en su tiempo y su espacio, en su circunstancia personal
concreta– construye su propia lectura. No hay dos lecturas iguales de un mismo texto. El pensador francés
Michel de Certeau habla de una “lectio”. Llama así al resultado de la experiencia –única– de cada lector
con el texto. La lectura es resultado de un trabajo del lector, de sus afanes, sus hipótesis, sus riesgos… No
es algo que se ingiere. No es sustancia que se administra. Ni “comida” ni “remedio”. La lectura no es
consumo, sino producción. Tampoco es marca, ni fragua. No funciona como un sello sobre masilla blanda,
formando al lector a su imagen y semejanza, sino que el lector, que no es pasivo, ofrece una resistencia,
se coloca frente al texto, entra en juego con él y produce su lectura. El lector no es tabula rasa. Lo que lee
no cae en el vacío sino en su espacio personal, en su universo de significaciones. Se va a ir tramando,
entretejiendo con su cultura, sus códigos, su pasado de lecturas, sus anticipaciones también, sus
equívocos, sus deseos... Cada nueva lectura va a suponer una reestructuración de ese espacio simbólico,
va a suponer una relectura de lo ya leído... Habrá cruces, evocaciones, contradicciones, ecos... Todo
lector, por joven que sea, también si es un lector niño, también si es un pequeñísimo lector analfabeto,
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dispone de un espacio de lecturas acumuladas –un pasado de lecturas– y también de ciertas reglas de
juego: una poética. Tal vez muchas de esas “lecturas” y de esos saberes poéticos no tengan la forma de
una página llena de letras, y provengan de otros medios (de la televisión, por ejemplo, de la canción de
bailanta, de la publicidad callejera…), pero eso no les resta eficacia. Son, para el lector, su equipaje, su
caja de herramientas... Con ayuda de esos saberes construirá su sentido.

EL TEXTO O LIBRO: ( según Graciela Montes) Es posible que algún maestro piense que el texto tiene
“un” sentido, independiente del lector, el sentido que él mismo ha construido o el que otros le otorgan, una
clave única, una especie de “interpretación oficial” a la que toda lectura “correcta” debería acercarse... Los
lectores que “acierten” o al menos se acerquen a la “verdadera lectura” merecerán ser aprobados, los que
no acierten o no acuerden con ella reprobarán… Pero la descalificación de estas interpretaciones
“diferentes” o “raras” no las hará desaparecer. Nada va a impedir que las lecturas personales, en secreto,
se sigan produciendo… Bastará un pequeño cambio de actitud de ese maestro –prestar oreja, ponerse a
escuchar los comentarios, las pequeñas acotaciones, las distintas formas de atención…– para que afloren.
El maestro verá entonces cómo su texto, ese texto tan conocido, se multiplica y abre en significaciones
inesperadas. Ha pasado por el lector, por cada uno de los lectores que hay en su aula, ya no es el mismo
de antes… El lector nunca deja de estar presente en su lectura. Hasta en el rechazo a leer está presente.
Aunque no se le otorgue sino la moderada libertad de leer en voz alta el texto (una práctica interesante
que la escuela parece haber dejado de lado en estos últimos años), marcará su presencia: el timbre de
voz, la entonación, los titubeos, las pausas son reflejo de su actividad, su trabajo... Pequeñas
intervenciones, comentarios, críticas, referencia a otros textos, preguntas a veces insólitas, gestos
mínimos son las grietas por donde, muchas veces, la lectura personal se deja ver... Se dirá que es difícil,
casi imposible, esta forma de lectura colectiva, acompañar artesanalmente a cada uno de los jóvenes
lectores en esa clase de experiencia personal dentro del aula, prestar oído a cada “lectio”, dar ocasión a
todas… Y sí, seguramente es más difícil que instalar por la fuerza la interpretación oficial. Pero
tampoco es cuestión de que cada experiencia sea “supervisada”, controlada, evaluada... El proceso de
constitución del lector es en buena medida privado, aunque tenga su parte social. De esos
acontecimientos privados tal vez, en ocasiones, el maestro tenga algún atisbo, pero lo más probable es
que sean momentos excepcionales. Lo que sí puede hacer el maestro es promover la práctica personal,
favorecer la producción de lectura en lugar de poner al lector en posición de receptáculo y sencillamente
“bajarle” una lectura. Si queda claro en todo momento el protagonismo del lector, su estatuto de
lector, su independencia, su capacidad (creciente) de construir sentido, su tendencia a pensar con
la propia cabeza, y si, al mismo tiempo, se habilita del mejor modo posible su práctica, es casi
seguro que tendrán lugar muchas y trascendentales transformaciones. No sólo en los niños.
También, sin la menor duda, en los adultos que los acompañan, que posiblemente hayan sido
entrenados para callar sus lecturas y aceptar las oficiales. Tenderán a volverse, también ellos –los
adultos–, más lectores, a no dar tan por sentado el mundo, a sorprenderse

El lector:
( según Graciela Montes) No está obligado a leer. No está obligado a responder cuestionarios que implican
un sometimiento de su punto de vista a uno que sería homogéneo e igual para todos. El lector tiene su
punto de vista. El acto de leer conlleva libertad. Le abre espacios de libertad. No es un reproductor de las
ideas del autor.
Si se trata de ayudar a construir lectores, justamente, es decir sujetos activos, curiosos, capaces de
ponerse al margen y vérselas a su manera con un texto, no se puede pensar en una dádiva, o una
administración, sino más bien en una habilitación para la experiencia. Dar ocasión para que la lectura
tenga lugar. Garantizar un espacio y un tiempo, textos, mediaciones, condiciones, desafíos y compañía
para que el lector se instale en su posición de lector, que, ya vimos, no es mansa, obediente y automática,
sino personal, audaz, expectante...,
La consigna del placer, que hizo su aparición en la escuela hace unos quince o veinte años, pareció
devolverle al lector cierto protagonismo. Ponía el dedo en una cuestión importante, porque es cierto que la
lectura, además de acertijo y construcción, es un espacio “habitable”, una casa en obra, donde se va
haciendo uno sus costumbres, sus deleites, sus consuelos, sus rituales… Introducir la idea de placer
suponía una vuelta de tuerca. Evocaba ciertas escenas emblemáticas: la del niño que pide un cuento, la
del lector abstraído en la novela, desprendido de lo que lo rodea, la del fanático de un género, el libro
codiciado, el libro robado, el libro bajo la almohada… En la escuela, “leer por placer”, que recuperaba el
orden de la emoción, empezó siendo una fórmula refrescante frente al rigor de la lectura “obligatoria”. Pero
poco a poco el concepto fue perdiendo claridad y terminó entendiéndose de muy diversas maneras.

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Algunos lo veían como sinónimo de “lectura recreativa”, de “pasatiempo”... “Leer por leer”, “que cada uno
lea lo que trajo de su casa”, “leer lo que se eligió leer”, “leer algo divertido sentado en un almohadón”, “leer
sólo lo que me gusta”, “leer y después disfrazarse”, “leer y después dibujar”... Cada uno entendió la
consigna a su modo. Y cuando la consigna cristalizó –se volvió incuestionable y automática– el frescor
desapareció. A menudo había una confusión entre el placer sinónimo de facilidad (lo cómodo, el género
bien conocido, las técnicas recurrentes, las series, “sólo libros de terror”, “sólo historieta”, etc.) y el placer
que incluye esfuerzo, sorpresa, incluso cierta incomodidad, y un encuentro bien ganado, menos fácil, con
el texto luego del trabajo y la aventura. Sin embargo, hay que reconocer que, de alguna forma, con
altibajos –y en muchos casos con contradicciones–, la teoría del placer supuso un giro en la actitud de la
escuela hacia la lectura. Se le daba un lugar a la lectura “de tiempo libre” y a la decisión personal, y eso
significaba un reconocimiento del lector como sujeto capaz de elegir, de disfrutar... Suponía también un
cambio en el repertorio, eran otros los textos que se ofrecían. Pero este permiso no bastaba para alentar,
auspiciar, dar ocasión a la formación de lectores –al crecimiento lector– de manera expresa. Que la
escuela diga “lean placenteramente” no está nada mal, pero no parece suficiente. Estamos pensando en
una ocasión más fuerte
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Quiero hacer como una separación entre miradas (posturas, que pueden no estar tan separadas). Saquen
sus conclusiones, conecten con sus propias experiencias en el camino lector.

Mirada más utilitarista

LEER: discurso más más utilitarista, instrumental. Leer para….adquirí vocabulario, repetir lo que el autor
dice, “comprensión lectora” – repetir- Se establecen consignas (control de lo leído, se evalúa). Copia.

El lector es pasivo, dependiente de la palabra dada, consumista. Reproductor de la palabra del otro, del
escritor. Eficiente, la lectura es una inversión para su rendimiento académico. Lector obediente

El libro es para repetir, para formación, es tarea. Lectura como repetición. Discurso de los expertos.

Depende de estrategias: (lo saco de una página de psicopedagogía):


Estrategias de comprensión lectora, paso a paso…..durante la lectura se debe intencionar la correcta
comprensión del texto para finalmente, después de la lectura recapitular, estructurar o aplicar estrategias
para una comprensión efectiva de lo leído. ……

El mediador de la lectura: controla, evalúa, interroga. Califica la tarea. Impone la lectura, incluso en voz
alta a quien no quiere hacerlo.

La lectura como competencias lectoras.

Lectura para aprobar. Para cultivarse

Didáctica y moralización de los textos. Pedagogía de la lectura. Historias para instruir. Muchas veces
historias con valores que le interesa más al mercado que al lector. Madrastras pedagógicas, como dice
Ana Garralón, para los libros de autoayuda infantiles, juveniles y de adultos. La madrastra se apropia de
los libros para mandar mensajes, para aprovechar la actividad. Se apropia de la literatura para convertirla
en otra cosa (recetas)

La literatura es lenguaje y emoción, se crean mundos personajes, conflictos, desenlaces para que el lector
sienta y permanezca dentro de la obra.

No se cuantifica lo leído. Saber leer, es terminar pronto, no se admite lo lento, transitando caminos. La
lenta apropiación.

Es entrenamiento

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(Si bien mucho de esto: aprendizajes -de vocabulario, memoria, secuencias, competencias, etc -puedan
darse mientras leemos, no tiene que ver con el fin de la lectura)

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La otra postura no sería el espontaneísmo lector. Leer cualquiera cualquier cosa por puro “placer” y nada
más.

Lleva tiempo ser lector, la libertad de pensamiento se va construyendo. Necesita de mediadores que
habiliten estos procesos y actitudes que siguen

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Mirada más artística

LEER, como acto de resistencia a la repetición y reproducción. Dar por tierra con todas las copias. Lector
como creador Como lenguaje artístico la lectura no contiene una información (entendiéndola como
consignas) La literatura es un lugar donde se producen se producen rupturas no uniformes, singulares.

Lectura y (arte) como vínculo que posibilita la vida, la subjetivación, que impacta en el desarrollo de los
sujetos (esto es claro en las tres películas)

El lector es protagonista, activo, crítico que despliega la imaginación. Hablamos de un lector autónomo,
productor, creador. Hablamos del libro como arte, transformador. Se busca la curiosidad. Sueña, viaja, se
siente provocado, incómodo, se descentra sin tener que irse de sí mismo. Participa de otros puntos de
vista, de otras ideas.

El libro es para provocar, abre espacios, como toda obra de arte es abierto, no tiene identidad cerrada. No
se lee dos veces igual el mismo libro. No estamos cerrados ni acabados como lectores

Leer otros mundos, que no me han tocado vivir ni en suerte ni en desgracia. Leer los rostros que
desconozco y que me hablan sin quererlo, leer las vidas que no soy capaz de vivir. (Carlos Skliar)

Leer al mundo, imágenes, nubes, clima, estados de ánimo, leer la situación….abrir los textos que se leen.
Leer relatos de todo tipo. Esculturas, pinturas, música….Relatos conectados con la emoción

Ser respetuosos con los ritmos y posibilidades. Ampliar el sentido de la lectura, abrir el sentido del texto

El mediador de la lectura lee, escucha, convoca no sólo a leer el libro sino a leer el mundo. (esto lo van a
vivenciar con las películas. Como los mediadores ayudaron a construirse y construir otros mundos posibles
a los que leyeron.

La lectura como arte de habitar, no es irse del mundo, es ayudar a habitar al mundo desde otro lugar. El
arte de habitar el mundo no sólo es racional, es poético. El mediador presenta al mundo con otro espesor,
no es literal. Hay metáforas. Habilita la imaginación, soñar con otros mundos. Esperanza. Utopía. Otros
sentidos. Poder inscribirse en esos mundos. En especial los niños que no han tenido esa parte del
lenguaje (poético). La literatura, la poética presenta al mundo que nos rodea de otro modo (esto es
fundamental para personas que viven en situaciones de alto riesgo, traumáticas, de encierro, de guerra,
inmigrantes. Historias entre lo real y esos otros mundos. Somos mediadores entre esos mundos. Para
atravesar crisis y momentos difíciles (esto también se ve en las pelis)

Vuelve curioso al lector, activa la fantasía, la imaginación. El lector puede habitar otros mundos, puede ser
animal, puede ser el que resuelve un conflicto, puede vivir en un castillo, se abre a la ensoñación, a la
metáfora. El lector tiene derecho al saber pero también a la dimensión artística. Armonizar con los que
los rodea. Abrir espacios simbólicos (todo esto está claro y aparece en las películas)

Todo buen lector es rebelde. Aventurero es un detective. Cada lectura tiene diferentes pistas

El lector no es obediente. Es libre, le da sentidos. Cuestiona al autor. Problematiza lo naturalizado En el


arte sucede todo esto. Nos hace percibir nuestras sombras. Nos enfrenta a carencias, instan a inquietud,
dudamos, desconfiamos. La construcción de un sentimiento y pensamiento propio, después de ponerse
en cuestión, encontrar sentido. El arte afecta al ser mismo (se ve en las películas)

Se abre los ojos a eso que no se veía….ejemplos que veremos en clase. La realidad, a veces muy dura,
deja de ser el único espacio vital, se puede ver de otra manera. Se puede soñar de otra manera. El lector
no es tábula rasa. Aporta sentidos a la lectura.

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Convertirte en un lector es convertirte en cualquier cosa (dragón, sirena, animal, bruja, robot, bebé vampiro
…metamorfosis en secreto. Trascendemos nuestros límites. Ser otros sin el miedo a serlo. Conocer otros
sentimientos, geografías, y deseos

Descubrir y soñar el mundo. Uso de las palabras cerca del placer comprometido. Palabras para introducir
al lector de un modo poético al mundo. (Se ve en las películas que tienen que analizar, cómo cada
situación real, a través de los libros y la lectura y el vínculo con los mediadores, se abre otra dimensión de
la vida). Otra dimensión que permite habitar un mundo menos hostil, donde proyectar belleza sobre lo
cotidiano. “No solo de pan vive el hombre”

Transformar las penas en encuentro con otros a través de la lectura. Poblar la realidad para que sea
habitable. Leer, escuchar música, contemplar obras de arte ayudan al dialogo inspirador, sensible,
humano, humanizante. No intelectual. Abren otros espacios para que el mundo real sea habitable.
Estética, belleza, creación, imaginación, fantasía, placer y libertad. Para tomar decisiones por propia
elección, para dialogar con el arte sin intermediarios.
El medidor, despierta el interés, la curiosidad, habilita la propia expresión.
Capacidad del hombre de habitar un mundo capaz de amar. De compartir el goce estético, placer
compartido. Dar lugar – más allá de lo inmediato-. La realidad necesita de la fantasía. Estética de la vida
cotidiana. Para los que se saltaron esa fase del lenguaje poético, el mundo dice poco, es pobre. La otra
lengua da lugar a un posible futuro, soñado, imaginado, deseable.
Relacionarse con el mundo musicalmente, más allá del consumo de letras vacías y sin metáforas. Para no
sentirse desnudos frente a lo que los rodea. Salir del puro consumo. Presencia del mundo, dotado de
singularidad.
Vínculos entre jóvenes que celebran el arte
Abrir la pluralidad de sentidos
Espacios para vivir un presente con poesía. Construcción de lugares de pertenencia
Pensamiento reflexivo
Diálogo con el autor para reflexionar, no estar de acuerdo…tomar posicionamientos. Inspirar relatos de la
propia vida
Transmitir el amor al mundo, para hacerse responsable de él. Todo el arte implica esto.
Leer en diferentes contextos, sacar la idea de la lectura sólo en el ámbito escolar. No es el territorio
exclusivo.
Palabras que pueden despertarnos (Mis tardes con Margheritte, esa joya que tan bien expresa al impacto
de la mediadora de la lectura y la lectura en el protagonista)
Un buen libro nos transforma
Leemos desde cierta perspectiva, abierta…nos dejamos atravesar por el libro

Derechos del lector


Escritos por Daniel Pennac
Para terminar me gustaría que conocieran los derechos que tienen los que leen….

El verbo leer no soporta el imperativo. Aversión que comparte con otros verbos: el verbo "amar"..., el verbo
"soñar"... (PENNAC)
El derecho a no leer.
... la lectura "humaniza al hombre" (...) evitemos acompañar este teorema con el corolario según el cual
cualquier individuo que no lee debiera ser considerado a priori un bruto potencial o un cretino contumaz.
Porque, si no, convertiremos la lectura en una obligación moral, y esto es el comienzo de una escalada
que no tardará en llevarnos a juzgar.
El derecho a saltarnos páginas.
Daniel Pennac insiste en que tengamos libertad para saltarnos lo que no queremos leer, sea porque no
es nuestro tiempo o por la infravalorada importancia de cedernos el derecho de rechazar un tema o
capítulo para concentrarnos en el puro placer de leer lo que nos gusta.
El derecho a no terminar un libro.
Sin duda uno de los más controvertidos, a esto, Pennac dice: "Hay treinta y seis mil motivos para
abandonar una novela antes del final: la sensación de ya leída, una historia que no nos engancha, nuestra
desaprobación total a la tesis del autor, un estilo que nos pone los pelos de punta, o por el contrario una

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ausencia de escritura que no es compensada por ninguna razón de seguir adelante... Inútil enumerar las
35.995 restantes."
El derecho a releer.
Pennac dice de manera maravillosa qué significa releer: "Releer no es repetirse, es ofrecer una prueba
nueva de un amor infatigable. Así que releemos." Y también cuando señala: "Releemos gratuitamente, por
el placer de la repetición, la alegría de los reencuentros, la comprobación de la intimidad." Así pues:
releamos.
El derecho a leer cualquier cosa.
Este derecho del lector dicta que si bien pueden reconocerse "buenos" y "malos" libros, todos tenemos
derecho de leer lo que se antoje, lo que (oh, no lo permitan los sabihondos) está de moda. El gusto del
lector es muy importante, aunque también importante es darnos la oportunidad de conocer otros temas y
otros autores.
El derecho al bovarismo.
El término bovarismo hace referencia a a Madame Bovary, la protagonista de la novela homónima de
Flaubert, lectora compulsiva que confunde lo leído con la realidad; novela, además, de la que
constantemente se echa mano en "Como Una Novela". A bovarismo se refiere a tener el derecho de
entregarse a las lecturas de fácil corte que prenden de inmediato; lecturas Bestsellers, etc. Muy ligado al
derecho anterior. También nos señala que si combinamos lecturas de estas con autores más complejos,
es probable que nos quedemos con estos últimos pues su complejidad le permitirá trascender el tiempo y
no diluirse.
El derecho a leer en cualquier sitio.
También ligado a quitar prohibiciones al acto de manejar un libro o (¡no por favor!, seguirán los
sabihondos) a maltratar, doblar o escribir en él. Hay que quitar a la lectura el estigma de una actividad
prodigiosa, y hacerla en todos lados, llámese autobús, metro, sala de espera, escalera, (sí, también en el
baño).
El derecho a hojear.
A esto dice Pennac: "Yo hojeo, nosotros hojeamos, dejémosles hojear.”
Cuando no se dispone ni de tiempo ni de los medios para regalarse con una semana en Venecia, ¿por qué
negarse el derecho a pasar allí cinco minutos?"
El derecho a leer en voz alta.
Sí, bueno, qué bien que ya lees pero ahora en voz baja. Es decir, una vez domado el troglodita que no
quería leer ahora hay que decirle cómo hacerlo; y esto es casi como un manual de modales: en voz baja,
atentos, cómodos pero no mucho para no quedarse dormidos (actividad profana si tienes un libro en las
manos y de la que dice Pennac es uno de los mayores placeres que nos puede dar la lectura). Fuera los
modales, lee en voz alta para disfrutar la melodía de las palabras:
"¿Ya no tenemos derecho a meternos las palabras en la boca antes de clavárnoslas en la cabeza? ¿Ya no
hay oído? ¿Ya no hay música? ¿Ya no hay saliva? ¿Las palabras ya no tienen sabor? "
El derecho a callarnos.
"El hombre construye casas porque está vivo, pero escribe libros porque se sabe mortal. Vive en grupo
porque es gregario, pero lee porque se sabe solo. (...) Nuestras razones para leer son tan extrañas como
nuestras razones para vivir. Y nadie tiene poderes para pedirnos cuentas sobre esta intimidad."

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