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Resumen de

Hábitos para ser millonario


Duplica o triplica tus ingresos con un poderoso método
Brian Tracy
Reverté Management (REM), 2019 
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Para principiantes
Elocuente

Reseña
Este libro parte de la pregunta que muchos se han planteado alguna vez: ¿por
qué hay personas con más éxito que otras? La respuesta del experto en
liderazgo Brian Tracy –luego de viajar por más de 120 países, leer sobre
filosofía, psicología, historia, economía, marketing e investigar las conductas
e ideologías que amasaron la fortuna de algunos millonarios– es que todo
éxito depende de los buenos hábitos alcanzados en la vida cotidiana, incluidos
los pensamientos positivos, la visualización constante del éxito, la
organización minuciosa, la planificación detallada y la inversión asertiva de
recursos materiales, humanos y afectivos. Desarrollar un pensamiento
eficiente, tomar mejores decisiones y pasar de la mente a la acción, son
algunas de las técnicas que se aprenderán en esta obra.

Ideas fundamentales
• Ser millonario en todos los aspectos de la vida depende la definición
propia del éxito.
• Sin buenos hábitos, no se puede alcanzar las metas.
• La prosperidad es algo que también puede ejercitarse.
• Los millonarios no se hacen de la noche a la mañana.
• Siete buenos hábitos pueden ser la base para conseguir el éxito
empresarial.
• En el negocio de las ventas, definir las causas del fracaso también es
importante.
• El método ABCDE funciona para establecer objetivos que conlleven a
alcanzar metas personales, laborales, económicas o sociales.
• Cuatro preguntas básicas bastan para mejorar las relaciones
interpersonales y el entorno.

Resumen
Ser millonario en todos los aspectos de la vida depende la
definición propia del éxito.
No existe una fórmula única para el éxito; tampoco una definición universal.
Definir el éxito es tarea de cada persona. Sin embargo, podría resumirse en
que es una habilidad para vivir la vida de la manera en la que mejor le parece
a cada quien, dedicándose a lo que más le gusta y obteniendo buenos


resultados emocionales y materiales de ello.


“En un sentido más amplio, el éxito es la habilidad de
conseguir tus sueños, deseos, esperanzas, anhelos y objetivos
en todos los ámbitos importantes de tu vida”.

Partiendo de las diferencias que existen en las concepciones y vivencias del


éxito, hay cuatro aspectos que pueden englobar los objetivos que motivan a
las personas para alcanzar el éxito:

1. Salud y bienestar – Todos deseamos estar sanos. Ello depende en


gran parte de los hábitos de ejercicio, alimentación y descanso.
2. Buenas relaciones interpersonales – Mantener relaciones sanas
en el trabajo, la familia y los espacios sociales es fundamental para
todos. Practicar buenos hábitos de comunicación y comportamiento
ayuda a conservar relaciones positivas.
3. Dedicarse a lo anhelado – Todos deseamos dedicar el tiempo a algo
satisfactorio y útil y, por supuesto, ganar dinero y posición a partir de
ello. Los hábitos que han desarrollado las personas millonarias pueden
ser un ejemplo a seguir para alcanzar esta meta.
4. Autosuficiencia económica – Llegar a ese momento en el que no
haya que preocuparse por la seguridad económica, es una meta deseada.
Existen hábitos muy precisos para alcanzar cualquier meta financiera.

Sin buenos hábitos, no se puede alcanzar las metas.


Por fortuna, todos los hábitos se pueden desarrollar o aprender. Así, quienes
tienen malos hábitos siempre tienen la oportunidad de mejorar y adquirir
conductas que les ayuden a lograr sus metas. Según varios psicólogos, el
pasado solo afecta el 15% de los comportamientos; es decir, que el 85% de las
acciones cotidianas están determinadas por lo que se espera del futuro. Las
expectativas, en este caso, son un gran motor para conseguir buenos hábitos.
Sin embargo, hay que ser cuidadosos de las expectativas negativas, pues
pueden afectar sus experiencias.
“ ”
“La mayoría de los psicólogos afirma que el 95% de todo lo
que piensas, sientes y haces está determinado por tus hábitos”.

Dado que los buenos hábitos se pueden aprender, hay que dedicar tiempo al
aprendizaje y el desarrollo de conductas positivas. Existen siete
elementos que ayudan a instaurar nuevas conductas positivas en la vida
cotidiana. El tiempo contemplado para que una conducta se convierta en
hábito es de 21 días de práctica diaria y constante. Los siete elementos son:

1. Decisiones firmes – Es necesario ser rotundos en la toma de


decisiones. Ser condescendientes puede resultar contraproducente. Por
ejemplo, si se trata de adquirir el hábito de hacer ejercicio por la
mañana, hay que poner el despertador y levantarse inmediatamente, sin
cuestionarlo. El poder de decisión es el principio regidor.
2. Las excepciones no ayudan – Darse permisos de vez en cuando para
entrar en falta no es buena idea. Una sola excepción podría echar por la
borda todo un esfuerzo.
3. Involucrar a otros – Que otros sepan que se esfuerza para conseguir
un nuevo hábito puede ayudar a tener motivación en los momentos de
flaqueza.
4. Hacer visualizaciones – Visualícese en una situación de éxito, en la
que adquiere el hábito deseado. Por ejemplo, si quiere ahorrar, hacer
visualizaciones respecto a esta conducta confirmará y apoyará la
decisión.
5. Inventar una frase para repetir – Poner una especie de mantra al
nuevo hábito puede resultar útil en los momentos de debilidad. Repetir
una frase a manera de afirmación ayudará a la visualización y la acción
positiva. Puede ser algo como “cada mañana me levanto a las seis de la
mañana para hacer ejercicio que me mantenga saludable”.
6. La persistencia es la mejor aliada – La clave es repetir, repetir y
repetir una conducta hasta que se haga una constante, hasta que la
sensación de no hacerla sea incómoda.
7. Dar espacio al reconocimiento – Recompense sus conductas
positivas, el no haber sucumbido a la pereza o a las expectativas
negativas. Ello además ayuda a afirmar la conducta, con refuerzos
positivos.
La prosperidad es algo que también puede ejercitarse.
Tal como ser saludables, estar en forma o conseguir una meta, alcanzar la
prosperidad requiere de mantener buenos hábitos cotidianos. Para ejercitar la
prosperidad, puede elegir primero una meta alcanzable y muy deseada. Con
respecto a esta meta, es necesario tener una visión de futuro, imaginar
diariamente que se logra el cometido. Cuando tenga claro cuál es el deseo a
alcanzar y cómo se ve eso en el futuro, diseñe una serie de objetivos en torno
a la meta. Esos pequeños objetivos son como escalones que conducen al éxito,
y cada uno debe tener una planificación, fecha, forma y hora de realización.
Para ello, es recomendable anotarlos en una libreta, en la que vaya plasmando
sus avances. Un buen momento para revisar y replantear los objetivos puede
ser por la mañana, antes de empezar el día.

Los objetivos que conducen al éxito se construyen y ejecutan día a día, a base
de esfuerzo, perseverancia, consistencia y claridad de la meta. Es de gran
ayuda contar con herramientas que ayuden a conseguir los objetivos con
menos esfuerzo y tiempo. La mejor herramienta es una habilidad específica,
trabajada y ejercitada día a día. Estas habilidades pueden nutrirse a través del
aprendizaje continuo, ya sea por medio de cursos, grupos de estudio, libros,
videos o tutoriales. El cumplimiento de la meta y el perfeccionamiento de las
habilidades para alcanzarla estarán más cerca con una actitud encaminada a
la acción, tomar la iniciativa, evaluar los riesgos, resolver problemas
y aprovechar las oportunidades.

Los millonarios no se hacen de la noche a la mañana.


En este siglo que comienza, muchos millonarios han construido su fortuna
desde cero. En la actualidad, no existe un perfil de millonario exacto; tienen
vidas distintas y vienen de pasados diferentes. Algunos estudiaron en las
mejores universidades, pero otros no; algunos vienen de extractos humildes y
otros hicieron su fortuna con solo 20 años de edad. La clave de los millonarios
de hoy son sus hábitos y su determinación.

Según estudios y entrevistas realizadas a diversos millonarios en todo el


mundo, es posible saber que quienes han amasado inmensas fortunas piensan
desde muy temprano en alcanzar la independencia económica en su vida
adulta. Tienen claro que hay que ser disciplinados exhaustivamente, estar
dispuestos a hacer sacrificios y coordinan detalladamente sus finanzas a
través de inversiones, seguros y la medición de gastos.
Es necesario encontrar una buena asesoría financiera. Investigar cuáles son
las opciones de inversión es central para evitar riesgos. En las inversiones,
tomar decisiones rápidas puede equivaler a tomar decisiones equivocadas, y
dejarlo todo a la suerte puede ser contraproducente. Los seguros suelen ser
una buena opción de inversión, además de que pueden ser una salvación en
momentos difíciles frente a las eventualidades. Contar con un seguro de


gastos médicos y uno contra desastres e incendios puede ser muy rentable.


“La buena planificación, la organización detallada y un
seguro adecuado, son los tres componentes esenciales de una
estrategia para tu vida financiera”.

Siete buenos hábitos pueden ser la base para conseguir el éxito


empresarial.
Los siete hábitos presentados a continuación pueden convertirse en una
receta para el éxito. Como toda buena receta, es necesario tener en cuenta que
ningún paso debe saltarse, todos los ingredientes deben estar presentes para
que la receta funcione:

1. Planificación detallada – Contar con una buena planeación es


fundamental. La regla de la buena planificación dice que el 20% del
tiempo invertido en planificar debe ahorrar el 80% del tiempo
empleado en conseguir los objetivos. Algunas de las preguntas básicas
para una buena planificación son: ¿Cuál es la descripción exacta del
producto o servicio de la empresa? ¿Quiénes son los clientes? ¿Cuáles
son las razones para que el cliente compre? ¿Qué diferencia a la
empresa y sus productos del resto de las empresas? ¿Por qué los clientes
potenciales compran a la competencia? Estas preguntas ayudarán a
establecer las labores y las tareas adecuadas a cada departamento con el
fin de conseguir objetivos precisos.
2. Organización exhaustiva – Organizar al personal y los recursos
disponibles será más fácil si se planea. Es indispensable tener claridad
sobre los recursos con los que se cuenta antes de empezar. Prevenir y
tomarse tiempo es fundamental para el éxito de una operación o
cometido.
3. Buena contratación – Las personas que lleguen a una empresa serán
las responsables de conseguir los objetivos. Por lo tanto, es
indispensable contar con perfiles muy bien definidos y hacer una
selección minuciosa para no equivocarse. El éxito depende de ellos.
4. Delegar – Una vez asegurándose de haber contratado al mejor
personal posible, es indispensable saber delegar responsabilidades. La
cabeza de una empresa no puede ni debe hacerlo todo. En la
planificación debe definirse cuáles son las dos o tres tareas clave para
construir el valor de la empresa, y solo esas son las que deben estar a
cargo del líder.
5. Saber supervisar – La supervisión se convierte en una de esas
tareas muy necesarias para conseguir buenos resultados. Tener presente
que delegar implica dejar en manos de otro las labores, pero no las
responsabilidades, será útil para diseñar un plan de seguimiento y
supervisión a cada una de las tareas asignadas.
6. Medir los rendimientos – Establecer estándares que se puedan
medir y que sean específicos para cada área y meta, es una excelente
herramienta para conocer el crecimiento, el estancamiento o las fallas.
7. Flujo de información – Mantener un flujo de información constante
entre los directivos y los colaboradores es clave para dar a conocer
resultados, objetivos y áreas de oportunidad. Los detalles son muy


importantes para generar interés y precisión en todas las áreas.


“En el ejército hay un dicho, que generalmente se le atribuye al
General Robert Barrow, que dice: ‘los amateurs hablan de las
tácticas, pero los profesionales estudian la logística’”.

Además de estos siete hábitos básicos, los empresarios deben tomar en cuenta
que es necesario contar con una visualización a futuro. Esto implica proyectar
el éxito de la empresa y, en función de esa proyección, atreverse a innovar y a
implementar nuevos procesos, equipos, productos y nuevas maneras de hacer
las cosas. También es fundamental conocer bien los puntos débiles de la
empresa o área para buscar opciones de compensación.

En el negocio de las ventas, definir las causas del fracaso también


es importante.
Cada año, en Estados Unidos, la consultora Dun & Bradstreet desarrolla un
índice de calificación de las empresas, para acceder a créditos. Gracias a su
base de datos, es posible establecer algunos factores clave que hacen que cada
año las empresas quiebren. Entre estos factores están los altos intereses de los
créditos, los rápidos cambios de la tecnología, la gestión poco eficiente,


incoherencias entre el inventario y las ventas o tener deudas muy altas.


“El programa clasificó todas las variables y destiló el éxito y el
fracaso empresarial en una única conclusión: las empresas
prosperan porque venden mucho; y las empresas fracasan
porque venden poco. Todo lo demás son comentarios”.

El flujo de caja es la cifra más importante que una empresa debe tener en
cuenta para medir las posibilidades de éxito o fracaso. Esta cifra se compone
por la suma de dinero con la que cuenta la empresa una vez que se restaron
todos los gastos. El fondo de esta cifra es conocer con precisión los costos que
generan las ventas. Sin esta cifra no hay forma de planificar gastos, créditos,
adelantos o reducir riesgos.

El método ABCDE funciona para establecer objetivos que


conlleven a metas personales, laborales, económicas o sociales.
Tal como se mencionó, uno de los mejores hábitos a adquirir es contar con
una lista clara de objetivos a cumplir. Revisar esta lista cada mañana antes de
cualquier cosa es fundamental. El método ABCDE consiste en realizar una
lista de acciones a hacer día a día y asignar al lado una letra a cada elemento.
El elemento marcado con la A, es el más importante a realizar y completar; es
decir, que las consecuencias de no hacerlo son realmente graves. Si hay más
de una tarea A, puede darse un número de importancia también.

La tarea B es aquella cuyas consecuencias de no hacer algo afectarán a


alguien pero no en la misma en medida que no hacer las tareas A. Las tareas C
son aquellas que no generarán consecuencias graves ni leves, si no se hacen.
Nunca debe hacerse una tarea C si está pendiente una tarea B, y no se puede
hacer ninguna otra cosa, sin haber terminado primero las tareas marcadas
con A. Los elementos de la lista marcados con la letra D se refieren a las
labores que pueden ser delegadas a otras personas, con el objetivo de dedicar
mayor tiempo a las letras A, B, C y D. Por último, una tarea E es aquella que
puede eliminarse inmediatamente para ganar tiempo valioso en la realización
de las demás tareas.
“ ”
“Todo lo que hagas o digas que hiera a otra persona, que haga
que se sienta menos importante o disminuya su autoestima,
tendrá el mismo efecto en ti.”

Cuatro preguntas básicas bastan para mejorar las relaciones


interpersonales y el entorno.
Convertirse en un buen ser humano, más allá de los ceros en la cuenta de
banco y más allá del puesto que se obtenga en una empresa, debe ser una
preocupación constante para todos los que habitamos el planeta.
Responderse diariamente cuatro preguntas puede convertirse en un sencillo
ejercicio que proyecte actitudes que marquen una diferencia importante:

1. “¿Cómo sería el mundo, si todo el mundo fuera como yo?”


2. “¿Cómo sería mi país, si todos sus habitantes fueran como yo?”
3. “¿Cómo sería mi empresa, si todos los trabajadores fueran como yo?”
4. “¿Cómo sería mi familia, si todos fueran como yo?”

A partir de estas preguntas, es posible responder honestamente si estamos


tratando a los demás como nos gustaría que los demás nos traten, si estamos
siendo un buen ejemplo para los demás y, sobretodo, si estamos
contribuyendo de manera eficiente y auténtica a mejorar el entorno y a
establecer valores positivos para la vida en comunidad.

Reconocer a las personas y hacerlas sentir valiosas es un hábito que todos


deberíamos cultivar, pues esa conducta es proporcional a la propia capacidad
de desarrollar el amor propio. Practicar la gratitud, escuchar atentamente y
darle tiempo de calidad a los que nos rodean son de los hábitos más
necesarios para construir el éxito propio y colaborar al éxito de los otros.

Sobre el autor
Brian Tracy ha escrito más de cincuenta libros y ha dictado diversas
conferencias relacionadas con el éxito, el liderazgo, la autoestima, la
creatividad y la estrategia para alcanzar metas.

Este resumen está restringido a uso personal.


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