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Según Orts C.

(2013) “La ética nos invita a realizar un cambio de actitud o transformación de nuestro comportamiento usando como base
para esa transformación”. Para reconocer un cambio introspectivo se debe saber cuáles son las características necesarias dentro del proceso, que
a su vez, son nombradas por Orts. La confianza, el buen carácter, el cuidado, la cooperación, la libertad, el reconocimiento y estimación de lo
valioso por sí, la educación universal de excelencias, la democracia auténtica y apostar una vida feliz y justa.

Todas estas características presentes dentro de la ética le dan un marco argumental que profesa una verdadera “utopía” dentro de la
nueva civilización, sin embargo, con la utilidad de “Apostar por una vida justa y feliz” se podría considerar un gran cambio en la ciudadanía.
Aunque muchas personas no utilicen todas estas particularidades, en gran medida, si se observa que existe un cambio evidente; que para bien o
para mal lleva su tiempo, animalistas, líderes sociales, ONG, fundaciones, personas del común, etc. Todos ellos han logrado cambiar la manera de
penar y de obtener una cooperación activa entre los miembros de una comunidad generando cooperación y confianza. Todas estas
singularidades, aunque sean segregadas o divididas entre grupos, ayudan a que cada día se genere un proceso de ética que garantice una
dignificación del ser humano ante el mismo.

Desde el rol como profesional la ética comienza con la práctica, en el primer momento en que se catalogan como “estudiantes” o
“profesionales en formación” se genera un proceso de construcción personal que garantice que las normas, deberes y derechos sean cumplidos a
cabalidad, y al ser demasiadas las personas, no queda otra posibilidad que sea en la que cada uno tome consciencia de su aprendizaje y practica a
nivel ético de manera personal, en ese momento comienza la ética en el rol como profesional. Con el paso de dicha formación, los
conocimientos que son otorgados deben ser un aporte constante a la educación universal de excelencias, contemplando así, la cooperación y el
reconocimiento de la dignidad y respeto por los demás, en la construcción del ciudadano debemos ver lo valioso que es la libertad en la
individualidad generando respeto y empatía hacia los demás, repartiendo nuestro conocimiento ético a quienes buscan un compromiso con la
ciudadanía y apoyando procesos, que aunque puedan llevar a parecer no ideales, pueden ayudar a muchísimas personas como la paz, el cese de
fuego bilateral o el fin del conflicto armado.

Se observa entonces, que no hay que dividir los procesos éticos, debido a que estos nos unen con conocimientos diferentes que
manifiestan a un sinfín de posibilidades de mejorar las justicia e incluso, llevar a todos los individuos a una equidad social. Según Martin Urquijo,
la ciudadanía él es motor de los valores básicos que promueven la ética democrática, perteneciendo, participando y haciendo sus
responsabilidades dentro de una comunidad velando por una vida digna, haciendo una reflexión de construcción sobre nuestros valores y
nuestro quehacer dentro de aspectos como la democracia, vida diaria y profesión.

CORTINAORTS, A.: ¿Para qué sirve realmente…? La Ética,Madrid, Paidós, 2013, 180 pp.

Urquijo M. Ética, ciudadanía y democracia. Primera parte. Universidad del valle.


Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=E4VLfWkW3XY

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