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PRIMERO:
El literal c de su artículo 2 que regula el cese de la prisión preventiva para
los casos de delitos de menor gravedad, sin mayor criterio, establece que en
los casos en que se haya impuesto prolongación de prisión preventiva el
juez debe informar al órgano de control interno del Ministerio Público,
incluso, con posibilidad de ser sancionado. Para desestimar este punto
debemos leer el artículo 274 del Código Procesal Penal en el que
claramente se señala que esta prolongación procede por cuestiones de
especial dificultad o que la investigación misma se haya prolongado, no es
una mera prórroga de plazo, por tanto, no se puede regular que los fiscales
sean investigados por tales casos.
SEGUNDO:
En cuanto a la cesación de la prisión preventiva, esta es la que genera
mayor preocupación. Cabe subrayar que en el artículo 6 de la propuesta
hallamos cuestiones en las que si no se mejora la técnica legislativa
generaremos un caos de requerimientos de cesación.
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No digo que personas de mayores de 65 años no sean vulnerables, pero si
leemos de manera sistemática en este supuesto no se le exige vinculación
con el COVID y en el 6.2 se redacta de manera disyuntiva (se usa el
“o”) para referirse de un lado al estado de salud general y de otro que
se haga un análisis del nivel de salubridad del penal.
Que quiero decir al respecto? pues, tengamos cuidado con las “normas de
contrabando” ya hemos sido testigos de innumerables intentos políticos por
liberar a sus conocidos, es por ello, que pedimos que se unifique los
literales a y b del artículo 6.1 de la propuesta para que la procedencia se
trate de: “Personas mayores de 65 años de edad que adolezcan de
enfermedades graves o enfermedades crónicas, calificadas como riesgosas
frente al COVID-19. (…)”.
TERCERO:
Debe excluirse también la propuesta de incorporación del literal d) al
artículo 268, porque de manera general se busca establecer como un
presupuesto material de la prisión preventiva las declaratorias de estado
emergencia, lo cual no puede ser un presupuesto independiente a la
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valoración del peligro procesal que ya se encuentra regulado en el Código
Procesal y desarrollado por la jurisprudencia y Acuerdos Plenarios de la
Corte Suprema.
CUARTO:
En cuanto a la propuesta de modificar la regulación de la comparecencia
restrictiva establecida en el artículo 287.1 del Código Procesal Penal, de
igual manera, hay una evidente carencia de sistematización y comprensión
de lo que significa el peligro de fuga y, más aún, la obstaculización
probatoria, de la cual hemos sido testigos en diversos casos. Así, esta
propuesta, sin coherencia legislativa termina por excluir la
comparecencia con restricciones, es decir, que se apliquen reglas de
conducta y solo mantener una comparecencia simple, acaso olvidan
que durante la pandemia también se han visto actos delictivos, incluso,
en contra de las mujeres peruanas? por tanto, no podemos admitir
como regla general que una declaración de emergencia sanitaria anule
todo nivel de peligro de obstaculización o fuga y, menos aún la
imposibilidad de dictar reglas de conducta necesarias para los casos
concretos.
Por tanto, señor Presidente, tal como está redactado el dictamen y las
formulas normativas propuestas no debería ser aprobado, requerimos de
precisiones urgentes, así como suprimir aquellas que se puedan volver
como una cláusula de escape al servicio de intereses subalternos a la
necesidad de dar una solución a la urgencia sanitaria que se viven en los
penales producto de la pandemia.