1. EL DESARROLLO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL, SU ALCANCE E
INDICADORES.
DESARROLLO DE LA RESPONSABILIDAD SOCIAL
La responsabilidad social es la responsabilidad de una organización ante los
impactos que sus decisiones y actividades ocasionan en la sociedad y el medioambiente, a través de un comportamiento transparente y ético que: • Contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la sociedad; • Tome en consideración las expectativas de sus grupos de interés; • Cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa internacional de comportamiento; y • Esté integrada en toda la organización y se lleve a la práctica en sus relaciones Las organizaciones de todo el mundo, y sus partes interesadas, son cada vez más conscientes de la necesidad y los beneficios de un comportamiento socialmente responsable.
El objetivo de la responsabilidad social es contribuir a un desarrollo
sostenible. El compromiso de una organización con el bienestar de la sociedad y el medio ambiente se ha convertido en un criterio central para medir su desempeño general y su capacidad para continuar operando eficazmente.
Esto, en parte, es un reflejo del creciente reconocimiento de que necesitamos
asegurar ecosistemas saludables, equidad social y buena gobernanza organizacional. En última instancia, las actividades de una organización dependen de la salud de los ecosistemas del mundo. En la actualidad, las organizaciones están sujetas a un mayor escrutinio por parte de sus diferentes partes interesadas. ALCANCE
Responsabilidad Social Empresaria en las Pequeñas y Medianas Empresas.
En este escenario cambiante, donde aparece la RSE como factor de
equilibrio, se pueden visualizar los siguientes alcances como concepto en el desarrollo de las actividades empresariales:
1. Alcance social y de desarrollo: Desde este punto de vista la RSE se
centra en las actividades realizadas por la empresa con el fin de contribuir a la sociedad y la comunidad externa a ésta, cumpliendo con el sentido del deber y considerando en esto a los grupos más vulnerables.
2. Alcance solidario e igualitario: En esta noción la empresa se reconoce
como un sistema inserto en uno mayor, destacándose en la contribución a las oportunidades y la igualdad de las personas, en este sentido, se reconoce la existencia implícita de derechos y deberes por parte de las empresas y la sociedad.
3. Alcance de auto referencia: Esta noción considera sólo el interior de la
empresa, es decir, la relación que se produce entre ésta con los accionistas, clientes y trabajadores, sin que haya responsabilidades de otro tipo hacia la comunidad externa, enfocándose solo al mercado y visualizando a la empresa como generadora de ganancias.
4. Alcance ético sistémico: Se considera una visión integral de la empresa
en la sociedad, donde se rescata la responsabilidad de ésta con sus stakeholders o grupos de interés de manera permanente, de ahí el carácter sistemático de esta noción, por considerar las acciones socialmente responsables como permanente en el tiempo.
5. Alcance ético y de valores: ésta noción parte a raíz de lo expuesto en los
puntos anteriores, considerando la RSE como reflejo de la empresa o las personas que están a cargo de éstas, destacando el énfasis de trabajar bajo valores y difundirlos a todas las áreas, fomentando el surgimiento de una ética corporativa que va a sustentar el proceso de toma de decisiones en la empresa y la cultura organizacional. INDICADORES
Los indicadores, se establecen en varios grupos según el área que pretenden
evaluar:
• Indicadores de rendimiento económico (reconocidos por la expresión EC
seguida de un número), orientados a monitorizar el desempeño de ventas netas, costes, pagos y relaciones con los proveedores.
• Indicadores de rendimiento ambiental (identificados como EN seguido de
un número), con el fin de monitorizar el consumo de materias primas y recursos, emisiones de residuos, vertidos y contaminantes.
• Indicadores de rendimiento social (LA + cifra numérica), para evaluar las
relaciones laborales con los trabajadores de la propia organización, el grado de salubridad y seguridad de las actividades de la misma, la consideración de la compañía por cuestiones como la formación la atención a la diversidad o el ofrecimiento de oportunidades, y el respeto a los Derechos Humanos que contempla en todas sus actividades (las propias, y las de sus socios, compañías sucursales y colaboradores).
2. EL DESARROLLO Y EVOLUCIÓN DE LAS RELACIONES
COMUNITARIAS (RRCC), SUS COMPONENTES, SU IMPORTANCIA Y EL ROL EN LA SITUACIÓN ACTUAL.
Las Relaciones Comunitarias las puedo definir como la interacción que se
logra entre una empresa extractiva o una empresa minera con el grupo poblacional donde va a realizar sus actividades mineras de exploraciones o de producción, buscando una forma de relacionarse y lograr un camino de consensos y confianza, de tal manera que pueda desarrollarse el proyecto minero y buscar un desarrollo paralelo para la sociedad. No solamente es esperar a que la comunidad me dé un permiso o lo que se llama una licencia social o consentimiento, sino que también este relacionamiento tiene que ser para el desarrollo de ambas partes: la mina en su minería y la comunidad en los asuntos propios de la comunidad. El concepto ha existido desde hace aproximadamente 30 años en el país, por ejemplo en la Minade Tintaya, cuando en el año ‘81 se constituye la empresa minera Especial Tintaya S.A., se establece un área de Relaciones Comunitarias para los procesos de compra de tierras, de reubicaciones, y relacionamiento con las autoridades locales. Pero donde empieza a tomar más fuerza es a partir de los ‘90s, cuando se inician las inversiones privadas en importantes proyectos mineros y expansiones de las operaciones, y las empresas inician sus actividades sociales. Coincidentemente también crecen las expectativas y reclamos de las comunidades, empiezan a ser más altas, aparecen organizaciones no gubernamentales que los apoyan, los orientan, los asesoran y van conociendo mejor sus derechos. A fines del ’90 se van presentando casos donde la mayor incidencia de relacionamiento genera también conflictividad social. Por ejemplo, en Tintaya a fines de los ‘90s empiezan los reclamos con mayor intensidad, por hechos que se produjeron en el pasado, inclusive durante la construcción del proyecto, justamente por la compra de tierras, expropiaciones de tierras que se hicieron antes, las comunidades recién empiezan a expresar su disconformidad, su queja, su malestar, y naturalmente allí en Tintaya, el área de relaciones comunitarias de un departamento pequeño que era de dos personas, se pone a lidiar con los primeros conflictos. A comienzos del 2000 tuvimos que reestructurar toda la organización de la empresa y fundamentalmente toda la parte de Gestión Social: un departamento de Relaciones Comunitarias lo convertimos a una Gerencia de Desarrollo Social. En esta Gerencia de Desarrollo Social tuvimos que convocar a un gerente que pudiese tener una buena interacción y gestión social en el manejo con las comunidades, el relacionamiento adecuado. Me tocó hacer esta reestructuración y hacer la selección del gerente en mi calidad de vicepresidente de la empresa, formamos un equipo multidisciplinario, había como doce personas profesionales entre sociólogos, antropólogos, educadores, trabajadores sociales, los ingenieros agrónomos, etc. Se formó un equipo, pero este equipo como su nombre lo indicaba formaba parte de la Gerencia de Desarrollo Social para hacer desarrollo, pero no podíamos hacer desarrollo porque estábamos involucrados en un permanente conflicto, haciendo el papel de apagar fuegos del día a día. Entonces, este grupo en vez de realizar trabajo de desarrollo con las comunidades se convirtió en el equipo “bombero”, que solamente iba a atender las quejas o donde había problemas, donde había conflictos y estaba envuelto solamente en conflictos. Y en la empresa, por las propias políticas, queríamos trabajar en el desarrollo de la comunidad y no podíamos hacerlo. Entonces, en el 2001 para buscar un mecanismo mientras se trabaja en resolver los conflictos, buscamos una forma paralela: creamos una fundación, se llama la Fundación Tintaya que hasta ahora existe. Esta fundación se crea para que no esté involucrada en los conflictos y en los problemas del día a día, sino que vaya proyectando y trabajando en proyectos al corto, mediano y largo plazo, proyectos de desarrollo social. Y creamos otra estructura allí: el director de la Fundación empezó con cuatro personas. Hoy en día tiene como 20 a 30 personas trabajando en diferentes proyectos. Pero fue la forma cómo empezamos en una parte a manejar los conflictos y en otra parte trabajar para el desarrollo. Ahora, en la parte de los conflictos se veía que éstos no eran fácilmente solucionables a corto plazo, parecían imposibles de solucionar, porque las ONGs tenían una presencia muy fuerte, bastante sólida, las comunidades confiaban plenamente en ellos y desconfiaban de nosotros, y nosotros pensábamos que la asistencia legal era suficiente y tuvimos que prepararnos mucho más y más allá de la ley, entender mejor la configuración social que significaba nuestra operación, lo que impactaba a la población, y lo que la población estaba sintiendo hacía 20 años atrás, las diferentes percepciones de nuestro desempeño. Entonces, optamos en la empresa por hacer un proceso interno de revisión, de autocrítica, una especie de mea culpa, decidimos enfrentar esto buscando un proceso de diálogo responsable para solucionar los diferentes problemas sociales que pudiesen presentarse. Cuando planteamos esto a las Comunidades y las ONGs, la respuesta fue positiva por tratarse de un proceso de concertación serio y ordenado, y en diciembre del 2001 formamos la Mesa de Diálogo de Tintaya para manejar y tratar los principales problemas del conflicto. SITUACIÓN ACTUAL
Ahora sí, todas las compañías tienen su área de Relaciones Comunitarias
que progresivamente van entendiendo que tienen que trabajar por un desarrollo conjunto. Yo creo que las circunstancias que se han presentado y que se siguen presentando son lecciones que las compañías progresistas van captando y van aprovechando esas experiencias para dar mejores prácticas, todavía es un tramo por recorrer, pero sí se va en ese camino.
Como principio básico debemos aprender a escuchar, entender realmente la
situación y expectativas de cada actor, que hay detrás de las posiciones y su contexto social, político e ideológico en la diversidad cultural, desarrollando un diálogo genuino y participativo.
Debemos entender que los procesos de diálogo son permanentes, inclusivos
y transparentes, esto es fundamental para crear o recuperar confianza entre las partes, sin esta condición difícilmente podrá avanzar un proceso de diálogo y menos solucionar los problemas o buscar soluciones duraderas y sostenibles. Es indispensable que todos los actores como las empresas, estado y comunidades desarrollen capacidades de relacionamiento y diálogo; para esto se requiere preparación y entrenamiento; de tal manera de transformar los conflictos en oportunidades de progreso social conjunto y el desarrollo minero responsable. Los esfuerzos y acciones de relacionamiento y diálogo corresponde a toda la organización de la empresa o del estado, no sólo a las áreas de relaciones comunitarias o responsabilidad social, es multidisciplinario y principalmente liderado por la gerencia general de la empresas y sus áreas de operaciones o de proyectos, con la orientación y facilitación de la gerencia de relaciones comunitarias.