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EL i ü T E GBBPIELO

REVISTA RELIGIOSA QUINCENAL

DIRIGIDA POR LOS

P P CARMELITAS DESCALZOS
CON APROBACIÓN

DE LOS SUPERIORES Y CENSURA ECLESIÁSTICA

Tomo III.—Arlo 1902.

'REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN
Calle d.e D o n E v a r i s t o , 33.-va.wa., 1 9 .
MADRID
A NUESTROS SUBSCRIPTORES

TRASLACIÓN DE "EL MONTE CARMELO


»
Tenemos que comunicar á los numerosos lectores de EL MONTE
CARMELO una noticia de importancia: la traslación de nuestra re-
vista á Santander.
Habiendo aumentado considerablemente el número de subs-
criptores, al par que ampliádose los límites primitivos de EL MON-
TE CARMELO, nuestra Residencia de Madrid resulta angosta para
los trabajos de redacción y administración que son precisos aten-
dida la importancia á que ha llegado nuestra revista, lo cual .ha
obligado á nuestros Superiores á tomar la resolución de trasla-
darla á otra casa donde el personal dedicado á estos trabajos pue-
de ser más numeroso, habiéndose fijado en Santander, población
de importancia que ofrece garantías para que EL MONTE CARMELO
pueda salir con el esmero propio de esta clase de publicaciones.
Desde el próximo número del 15 de Enero empezará, por lo
tanto, á publicarse EL MONTE CARMELO en nuestra Residencia de
PP. Carmelitas de Santander.
Al ofrecer, pues, á nuestros subscriptores y lectores nuestro
nuevo domicilio, donde nos tendrán en absoluto á sus órdenes,
nos permitimos rogarles se dirijan desde el recibo de este anun-
cio, para todo lo concerniente á la revista, á Santander, donde
desde hoy quedan instaladas la Redacción y Administración.
Este mismo ruego dirigimos á todas las revistas y periódicos
que nos favorecen con su cambio, para que desde este número se
sirvan variar la dirección de las fajas, y les agradeceríamos se
sirvieran dar noticia de esta traslación en sus columnas.
Al despedirnos de nuestra primitiva Residencia, hemos de ma-
nifestar nuestra gratitud á cuantos nos han favorecido de un
modo ó de otro, así como á la imprenta de D. Luis Aguado, que
tan.buenos servicios nos ha prestado en nuestra empresa, y que,
según nuestros lectores han podido observar, ha acreditado con
sus esmeros ser una de las casas de tipografía mejor montadas y
que de más elementos dispone.
Esperamos que en Santander recibiremos el apoyo que nos han
venido prestando nuestros colaboradores y subscriptores, para
que con su ayuda pueda EL MONTE CARMELO llegar á la altura á
que aspiramos llevarle.
Xa Redacción.

M a d r i d , 1902.— I m p r e n t a d e L. Aguado.-Pont^os.
MIM. . . . i . .i. "*lff$&ljífe Y*••'••• -'.WJ."<rjaw!^-.'.|.|j.if>.'.'.'...!¿v'-1--.-.-'.-'.••.••'••.•••.•.•.•lvL-.->A^Mfc.-.a
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III. 1." de Enero de 1902. Núm. 37.

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PROPÓSITOS

el año con propósito fir- MPECEMOS


me de servir á Dios mejor que
hasta aquí; tengamos presente que esta-
mos en el mundo para esto y para amarle;
que tenemos un alma inmortal, y que, se-
gún el camino que sigamos, ha de ser, ó
eternamente feliz ó eternamente desgra-
ciada.
Protestemos mil veces ante Dios que
nuestra voluntad es servirle y amarle,
dirigiéndole continuas alabanzas para no
entibiarnos; considerando sin cesar lo que
es y lo que le debemos y lo que nos ama,
para no vernos manchados de ingratitud.
Acudamos á Él en todas nuestras dudas,
EL MONTE CARMELO

, ajustando completamente nuestra conducta á sus ense-


ñanzas.
¿Quién sabe los acontecimientos de que seremos testigos
ó en que tomaremos parte en este año? ¿Quién sabe las pe-
nas que nos aguardan? Dios quiso cubrir con un velo el por-
venir: dispúsolo así su Providencia; pero sabemos que hay
que luchar y hay que sufrir; en qué forma y de qué modo r
no lo sabemos; pero debemos fortalecernos con la fe y el
conocimiento de Dios. Nuestros tres enemigos seguirán
inquietándonos sin cesar, procurando engañarnos y extra-
viarnos ; nuestra débil inteligencia se ofuscará muchas ve-
ces: no confiemos e.n ella; confiemos en Dios, y pidámosle
acierto y fortaleza; ofrezcámosle una voluntad firme y en-
tera de servirle y amarle, y no nos alejemos de su lado.
Cuando notemos que la imaginación quiere lanzarse sola
con rumbo desconocido, atajémosla y pongámosla á los pies
de su Señor y Dueño. Así, bien penetrados de nuestra im-
potencia y debilidad, bien penetrados de que dejarse guiar
por la humana ignorancia ha perdido á muchos, seremos
cautos, y no caeremos tan fácilmente ni por tanto tiempo
en el error.
Rechacemos de nuestro corazón todo resentimiento opues-
to á la caridad con el prójimo; no nos disipemos demasia-
do, por ser ésta ocasión de muchos extravíos, y tengamos
la voluntad disciplinada para que á la menor indicación
abandone cuanto le sea perjudicial; con esta santa indepen-
dencia podremos hacer frente á todos los disgustos, sinsa-
bores y desgracias que nos sobrevengan.
Gocemos en ver nuestro corazón y nuestra alma libres de
toda sombra, y sea nuestra continua preocupación conser-
var la paz interior y rechazar cuanto á ella se oponga, sean
antipatías ó aficiones excesivas á lo que es perecedero.
Con esta voluntad firme de servir á Dios y agradarle,,
esperemos pacientemente que Él nos mande y nos dirija»
acudiendo á los medios que la Iglesia ha dispuesto para for-
talecer los buenos propósitos.
Demos gracias á Dios y no nos cansemos de agradecerle
que haya perdonado nuestras muchas ofensas, ingratitu-
EN EL PRIMER DÍA DEL ANO

des, ignorancias culpables, disipaciones, omisiones y el


habernos colmado de favores y dado el conocimiento de
nuestro fin y de su infinita misericordia.
Pidamos á Nuestro Señor que nos acompañe en el nuevo
camino que vamos á emprender, y nos dé perseverancia.
Protestemos una y mil veces que nuestro deseo dominante
es realizar el fin para que hemos sido criados, que es amar
á Dios sobre todas las cosas y con todas nuestras faculta-
des, y al prójimo como á nosotros mismos; que este fin per-
seguiremos en todos nuestros pensamientos, palabras y
obras, contando con el auxilio del Todopoderoso.
Sor JJurorct.

HOJITA DEL CALENDARIO


EL »N© QUE P » S ©
El lirismo materialista de nuestros días, al terminar un año y
dar comienzo á otro, pulsa las cuerdas de su lira entonando un
himno al tiempo que pasó, en el que lamenta amargamente el
transcurso veloz de los días, durante los cuales el hombre ve
desaparecer sus ilusiones más halagüeñas y poco á poto va sin-
tiendo el frío desmayo de la muerte. El lirismo cristiano tiene
filosofías más consoladoras, cantando con Calderón de la Barca:
Pisando la tierra dura
El hombre en el mundo está,
Y cada paso que da
Es hacia su sepultura.

Sí, la sepultura es para el cristiano la puerta por donde entra


el alma á la feliz mansión de los bienaventurados; en ella espera
el creyente encontrar el descanso de todas sus fatigas y recibir
el premio de su constancia en la práctica de la virtud al oir estas
palabras consoladoras: «Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de
tu Dios y Señor».
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SñLilDAS DE PfíSCUfíS
A LA VIRGEN SANTÍSIMA

Con alegres corazones Pero Vos, gloriosa Virgen,


A vuestros pies soberanos, En este infantejo sacro
Que ufana besa la luna, Estáis, cual suele, en su centro
Humildes , Virgen, llegamos. Estar todo lo criado,
No para ofrecer los dones Pues al fin sois Vos la Esposa,
Que hoy os presentan los Magos, El tálamo puro y casto,
Sino para recibirlos La concha, el cielo, la vid,
Nosotros de vuestras manos; El ramo y el árbol raroy
No para daros las gracias El valle, el campo, la era,
Por beneficios tan altos, La espiga, el sauce y espacio;
Antes bien para pediros Nave, cumbre, cándelero,
Al que tenéis en los brazos. Tribunal, cátedra, estrado,
Ese mismo zagalejo Sois del soberano cuello
Que hizo feliz vuestro parto, El relicario sagrado,
O s pague las buenas Pascuas Y al fin sois Madre de Dios,
. Que con él nos habéis dado. Que es fuente de elogios tantos;
Bien logrado le veáis, Con esto lo digo todo,
Aunque para bien logrado Con esto os doy cuanto alcanzo,
Creo que, puesto en la tierra, Cuanto merecéis con esto,
No tendréis mejor entrambos; Y con esto al fin acabo.
Que él está en vos, como esposo Sólo os suplico nos deis
En su tálamo sagrado, De tantos tesoros algo
Como la perla en su concha, Con que os podamos pagar
Como en el cielo el sol claro, Lo mismo con que os pagamos..
Como en su vid el racimo, Pero si deseos solos
Como avecica en el ramo, De corazones hidalgos
Como el árbol en la huerta, Admitís, Virgen, yo espero
Y como fruta en el árbol; Que no seremos ingratos;
Cual está el lirio en el valle, A vuestro puesto os volvemos,
Como la flor en ej campo, Virgen, de donde os sacamos,
Como montón en la era Para que de alli volváis
Y como en su espiga el grano; Benigna los ojos mansos.
/Cual vela en su cándelero, Haced que ese zagalejo
/Como juez en su estrado, Esté desde ahí oteando
En su cátedra el maestro, Los corderillos que él cría
Y cual rey en su palacio; En éste vuestro rebaño.
Cual joyel pendiente al cuello, Quedados con Él, Señora,
Toisón del cuello colgado, Y Él con Vos: que con entrambos
Y cual Agnus verdadero Quedando siempre nosotros,
.En su mismo relicario. Pascuas será todo el año.
(1586-1654.) fr. Jeróninjo de San José.
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Eü HIÑO JESÚS DE PRAGA


Oración al Niño Jesús de Praga revelada por la Santísima Virgen al venerable
P. Cirilo de la Matlre de Dios, carmelita descalzo.

¡Oh Niño Jesús! Yo recurro á Vos y os ruego por vuestra


Santísima Madre que me asistáis en esta necesidad (aquí se ex-
presa lo que se desea conseguir); pues creo firmemente que vues-
tra Divinidad me puede
socorrer. Espero con con-
fianza ser a s i s t i d o de
vuestra santa gracia. Os
amo con todo mi corazón
y con todas las fuerzas de
mi alma. Me arrepiento
sinceramente de t o d o s
mis pecados, y os suplico
¡oh mi buen Jesús! me
deis fuerza para triunfar
de mis malas inclinacio-
nes. Tomo la resolución
de no ofenderos jamás, y ''•1
me ofrjezco á Vos dis- I
puesto á sufrirlo todo
antes que desagradaros.
En adelante quiero ser-
viros con fidelidad. Por M
vuestro amor ¡oh Divino
Niño!, amaré á mis pró-
jimos como á mí mismo. El Niño Jesús'de Praga.
Niño poderoso, ¡ oh buen
Jesús!, os suplico de nuevo me asistáis en esta necesidad (se re-
pite mentalmente lo que se-desea alcanzar), y me hagáis la gracia
de poseeros eternamente con María y José y con los santos ánge»
les de la Corte Celestial. Amén.
¿ ^ E P . t ?JS)g>.t ».<8^6>.t ? . g ^ ^ g l j ^ K g l l S ^ . J . ^ ) ^ @ ^ . ^ § ) @ ^ , ^ g ) A @ ^

FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTUDIO CRÍTICO-LITERARIO

(Continuación.)

^;N el cap. ix, que es el último de esta parte tercera y de la


obra, trata Fr. Jerónimo de la elección de autores de Histo-
ria para leerla y escribirla.
E s éste un capítulo interesante, que juzgó el docto preceptista
debía escribir para norma y guía, así de lectores como de escritores
de Historia. «Una Historia bien escrita—afirma, determinando con
precisión maravillosa el concepto de la Historia, único verdadero, y
que encierra provechosa finalidad ética y literaria — no es menos
idea para la vida que para la pluma, y una y otra necesitan de
ejemplar en quien mirando mejoren las imitaciones del vivir y del
escribir, las cuales siempre, á vista del ejemplo, se esfuerzan á igua-
larlo» (i).
Señala luego la dificultad que hay en elegir los mejores autores
de Historia, y para acertar juzga sesudamente que se ha de dejar
previamente establecido que «aquella Historia será más calificada
y perfecta que, según los cuatro géneros de causas, fuere más exce-
lente; es á saber: por la eficiente, que es el autor ó escritor; por la
material, que son las cosas y sucesos que contiene; por la formal,
que es el modo, método y estilo de escribirla; y por la final, que es
el intento y blanco á que se ordena. De suerte , que si el autor fuese
más sabio, más diligente, más prudente, más noble, más virtuoso,
y tuviere en mayor y más alto grado estas y las demás condiciones
y propiedades que arriba dejamos señaladas'para el buen escritor
de Historia, ésa será mejor y más calificada por esta parte. Y asi-
mismo, si fuese la materia de ella más digna, más alta y más pro-
vechosa, más verdadera y agradable, y el estilo y composición más

(i) §i.
FR. JERÓNIMO DE SAN JÓSE

propio y conveniente á la materia y al autor, y todo ello ordenado á


más divino y superior fin, será por todas partes más aventajada, y
así más digna de elegirse para pasto del alma en la lección y para
idea de la pluma en la escritura» (i).
A tenor de lo dicho, da el autor la primacía á la divina Historia
que se contiene en las Sagradas Letras, y celebra, entusiasta y al-
borozado, sus excelencias, y pondera su mérito sobre cualesquiera
otros libros historiales. Muchos elogios se han hecho, y con razón,
de la Sagrada Biblia, é ingenios esclarecidos han agotado sus fuer-
zas en tan meritísima empresa, tales como Bossüet, Fenelon, Cha-
teaubriand, Rollin, Laharpe, Shlegel, Lowth, Michaelis, Herder,
William Jones, y Mons. Plantier, obispo de Nimes; y entre los his-
panos Fr. Luis de León, Berriozabal, C&minero, el gran Donoso
Cortés, Taroují y el sabio cuanto modesto hijo del Inmaculado Co-
razón de María P. Manuel Pardinilla, que vive todavía consagrado
á enaltecer la literatura bíblica. A tan gloriosa falange debe sin
duda juntarse el docto carmelita, autor de ese precioso Genio de la
Historia, cuyas bellezas literarias he procurado dar á conocer en
este humilde trabajo.
Dice Fr. Jerónimo que señala el primer lugar á esa divina His-
toria «porque, según todos los géneros 'de causas, tiene suma é in-
comparable eminencia sobre todas las otras, pues el Autor es el
mismo Dios, que la escribió con las plumas de los profetas y evan-
gelistas santos, y lo que se trata en ella son obras divinas y huma-
nas, dispuestas con especial orden de la eterna Providencia, y en-
caminadas á la gloria del mismo Señor y á la salvación de nuestras
almas. El estilo con que está escrita es el más propio y conveniente
á la materia y al Autor. Porque así como á la grandeza y majestad
de un Rey n.o conviene la habla y escritura de la elocuencia artifi-
ciosa, y un modo de hablar afectado y repulido, sino llano, com-,
prensivo y grave, así al Sumo y Eterno Rey, abismo de las sabidu-
rías todas, convenía un llanísimo, gravísimo y sumamente digno
modo de hablar y escribir sus obras y grandezas, esto es, sin re-
truécanos, cadencias, ritmos, circunloquios y ambajes, ni alguna
otra manera de artificiosa parlería y argucia, aunque, por otro
modo, más alto y misterioso, no carece la Escritura divina de un
cierto linaje de elocuencia y arte soberana. La materia también
pedía esto mismo, porque, cuanto es más sublime y sacrosanta, de-
bía tanto más alejarse del humano artificio, en que álos principios

(i) §2-
io E L MONTE CARMELO

de su estudio y lectura, tropezando los grandes y eruditísimos in-


genios de Agustino y Jerónimo, vinieron después á reconocer la
conveniencia de tan divino estilo en escritura tan divina.
«Esta Historia, pues, entre todas las del mundo, es la que se
debe tomar por primer ejemplar y dechado para leer, para escribir,
para imitar, para obrar. Y verdaderamente, ni la curiosidad para el
deleite y gusto, rii la necesidad para el aprovechamiento, propio ó
ajeno, podrán hallar en otra Historia los ejemplos y doctrina que
en ésta. Porque, si bien se considera, ¿qué sucesos más prodigio-
sos y sabrosos que los del Génesis y todo el Pentateuco? ¿Cuáles
más llenos de política observancia que Tos que contienen los libros
de los Reyes? ¿Dónde representaciones tan misteriosas como las
que recuentan los Profetas? ¿Qué hazañas y proezas más grandes
y admirables que las de la Historia Macabea? ¿Y qué obras y mara-
villas tan divinas como las de Cristo, salud nuestra, y las que en
todo su Evangelio, Actos apostólicos y Apocalipsis se refieren? En
estos sacrosantos libros' historiales se hallará con incomparables
ventajas todo cuanto se busca y no se halla en los mejores de cual-
quiera género de Historia. Confieso que hay en alguna de las profa-
nas mucho que observar y que imitar (lo cual también mana del
Autor de la Sagrada Historia); pero hay también en ellas mucho
que dejar y que lucir, y millares de errores entre pocos aciertos, y la
que parece mejor y más perfecta tiene sus lunares, y aun fealda-
des notorias. Sólo en la Historia Sagrada ni hay lunar ni imper-
fección alguna; todo es claridad y resplandor solar, y en toda con-
sideración que la contemples, abismo de perfecciones y hermosuras.
Por lo cual es grande lástima y ceguedad enorme que los apetito-
sos del saber y revolver historias, olvidando y casi despreciando
esta divinísima, se vayan sólo en busca de las profanas, y que, de-
jada la fuente pura y limpia y los abismos de toda corriente clara,
' anden buscando los charquillos y cisternas rotas».
Increpa Fr. Jerónimo con noble acento á los que buscan sólo no-
ticias históricas en los autores clásicos, menospreciando los conoci-
mientos de esta clase que atesoran las Sagradas Letras, y á los que
escrupulizan adquirirlos, movidos por el respeto y veneración á lo
divino. «Absténgase enhorabuena, dice con valerosa y franca expre-
sión, el vulgar de la lección sagrada en vulgar idioma (aunque no
faltan trozos de ella, los más convenientes á su estado, traducidos
y explicados vilmente); pero el docto, y que se precia de erudito,
¿por qué se ha de abstener? ¿Por qué se ha de excusar de esta lec-
tura? ¿Por qué sólo ha de cargar sus pláticas y escritos de dichos,
FR. JERÓNIMO DE SAN JÓSE II

sentencias y sucesos profanos? Gomo si faltasen flores al amenísi-


mo jardín de la Escritura divina, donde no hay flor sin fruto, ni
fruto sin su flor; ejemplos, digo, y sentencias divinísimas. Bien las.
conocieron Jerónimo, Ambrosio y Agustino, los cuales, siendo en
las ciencias seculares y en toda profana lección eruditísimos, tanto
estimaron la sagrada, que en sus escritos, llenándolos sólo de abun-
dantísimos testimonios y ejemplos divinos, parece que se olvidaron
ó ignoraron los humanos. Aunque, para que se viese que no fué ig-
norancia, sino piedad el omitirlos muchas veces, permitió Dios, y
fué conveniente, que aun de lo más selecto de la erudición profana
quedasen en algunos de sus escritos vestigios tales, que admiran y
vencen á los mayores profesores de ella. Debe, pues, el amigo de
leer historias leer y releer muchas veces x lo que pudiere de ésta.
Pero ha de ser con tres muy necesarias condiciones. La una, de.
consultar para esto mismo algún docto expositor. La otra, de llegar
á esta lectura con atención y reverencia grande. La tercera y prin-
cipal, con pureza de vida y de intención. Para lo cual todo ayudará
mucho el considerar que lee una historia cuyo Autor es el mismo
Dios, escrita para gloria suya y salvación nuestra» (i).
Después de la Historia divina, de la Sagrada Biblia, en la cual,,
oomo dice el gran-Donoso, «están escritos los anales del cielo, de
la tierra y del género humano, y en ella, como en la Divinidad mis-
m a , se contiene lo que fué, lo que es y lo que será» (2), siguen en
importancia y mérito las hfstorias eclesiásticas y religiosas, «por-
que en ellas, dice F r . Jerónimo, como muy próximas á l a divina,
se contiene mucho de lo que más importa para la enseñanza de la
virtud y gobierno de la vida temporal en orden á la eterna». Da la
primacía á los Anales del célebre oratoriano César Baronio, á quien
calificó de «príncipe de los analistas eclesiásticos, con cuya noticia
se hará el lector capaz de lo más grave, raro y admirable que ha
sucedido en el discurso de la Iglesia cristiana desde sus principios »-

José Jgn. Valentí.


(Continuará.)

Vi) §3y4-
(2) Discurso de recepción en la Real Academia Española.
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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

Los p a d r e s .

¡ÍN el mes de Septiembre de 1843, un joven de veintiún años de


edad subía, todo grave y pensativo, la elevada montaña de
San Bernardo: su profundo y melancólico semblante reflejaba una
piadosa idea; las majestuosas bellezas de los Alpes engendraban en
su alma magnánimos y generosos pensamientos, y su corazón, ardo-
roso y puro como la eterna nieve de las encumbradas montañas, no
pudiendo contener por más tiempo el raudal siempre creciente de
su admiración, detuvo sus pasos por largo espacio, y dejó correr á
torrentes sus lágrimas. Después, emprendiendo su interrumpida
marcha, llegó pronto al fin de su viaje; es decir, al bendito monas-
terio que desde lo alto de la cumbre se asemeja á un faro de espe-
ranza y de exquisita caridad para todos los atrevidos viajeros que,
con riesgo de sus vidas, trepan por aquellas nevadas montañas.
El venerable Prior, sorprendido de la hermosura del nuevo hués-
ped, de su simpática al par que franca fisonomía, lo recibió con
marcada benevolencia. Se informó de su familia, del lugar de su
nacimiento, y de este modo supo: que Luis José Estanislao Martín
nació en Bordeaux el 22 de Agosto de 1823, en la época que su
padre, bravo capitán, noble ejemplar de fe, de valor y de honor,
estaba de guarnición en dicha villa. Supo también que, desde algún
tiempo, sus padres habitaban en Alencon, Baja Normandia, y que
Luis era el Benjamín entre sus hermanos y hermanas, y quer idoy
estimado de una manera preferente por los habitantes.
¿Acaso había emprendido un viaje tan largo por solo el capricho
de visitar, como de pasada, las pintorescas bellezas de aquel país
encantador? ¡Es tan larga la distancia que separa la Normandia de
la Suiza, máxime cuando se viajaba en diligencia, y á veces á pie,
sin más apoyo que un palo! No, no buscaba tan sólo un asilo para
SOR TERESA DE JESÚS 13

una noche, tal vez para algunas horas. Lo que buscaba, como lo
manifestó al punto, era un abrigo, una cuna donde dormir tranquilo
entre el silencio y la paz de aquella profunda soledad, para desper-
t a r en los cielos.
«Joven amable, le dijo el respetable religioso, ¿habéis hecho
«studio de latinidad?» Y, al responderle negativamente, «Lo siento,
le replicó el anciano, hijo mío, porque es una condición indispensa-
b l e p a r a ser admitido en nuestra comunidad; empero no desmayéis,
volved á vuestro país, trabajad con decisión, y después os recibire-
mos con los brazos abiertos».
Nuestro viajero, todo desconcertado, emprendió de nuevo la
vuelta hacia su patria, como si para él fuera el camino del destie-
rro. Sin embargo, en vista de tal decepción, concibió la idea de que
Dios le tenía reservado otro porvenir no menos agradable á sus
divinos ojos.
Algunos años más t a r d e , en la misma villa de Alencon, una pia-
dosa joven, Zelia Guerin, se presentaba, acompañada de su madre,
en el Hospital servido por las Hijas de San Vicente de Paúl, pidiendo
con firme resolución formar parte de la comunidad; empero la Ma-
dre Superiora, no sin especial inspiración divina, la dijo que no era
tal la voluntad del Altísimo. Zelia volvió al seno de su familia, com-
puesta de sus padres, una hermana de más edad que ella (que con
el tiempo fué religiosa de gran virtud en el monasterio de la Visita-
ción de Mans), y de un hermano más joven, que figurará más de
una vez en el'transcurso de esta narración.
Nuestra piadosa joven, después de su infructuosa petición, dirigió
á Dios esta ferviente súplica: «Dios mío: ya que yo no soy digna,
como mi hermana, de ser vuestra esposa, tomaré el estado de casa-
da; mas os suplico que me concedáis muchos hijos y que todos se con-
sagren á Vos».
Dios, en sus misericordiosos é inescrutables designios, reservaba
para esta alma escogida el joven de quien acabamos de hablar; y,
por un concurso de circunstancias verdaderamente providencial, el
12 de Julio de 1858 se celebraba en la iglesia de Nuestra Señora
de Alencon el bendito matrimonio^
Las preces de la esposa no remontaron en vano al cielo. Apenas
había transcurrido una docena de años de esta bendita unión,
cuando ya contaban los dichosos esposos con nueve retoños, que
fueron consagrados todos desde la cuna á la Reina Inmaculada. He
aquí los nombres de los nueve:
María Luisa, María Paulina, María Leonina, María Elena, Ma-
14 EL MONTE CARMELO

ría José, María José (ambos varones), María Celina, María Teresa
y María Francisca Teresa.
La augusta Patrona de esta bendita familia se llevó al cíela
cuatro tiernos pimpollos: María Elena, María Teresa y los dos va-
rones, con el nombre de María José. Ambos fueron obtenidos del
cielo por la oración y las lágrimas. Después de haber venido al
mundo las cuatro primeras hijas, los piadosos esposos pidieron á
Dios, poniendo como intermediario á San José, un pequeño misionero,
y no tardó en aparecer, rebosando de gracias y sonrisas, el primer
María José. Empero á los cinco meses voló al santuario del cielo.
No por eso desistieron; después de nuevas y reiteradas preces viene
al mundo un nuevo Josefito, y apenas habían transcurrido nueve
meses cuando voló á unirse con su hermano en los eternos taber-
náculos.
Desde este momento ya no pidieron más misioneros. Conformes
en todo con la voluntad de Dios, resolvieron en lo sucesivo dedi-
carse á la cristiana educación de las niñas que les quedaban, al pro-
pio tiempo que cuidaban de su comercio.
Comprendiendo que el ejemplo de Tos padres es más persuasivo
que las palabras, se propusieron ser un modelo acabado de verda-
deros padres cristianos.
El reposo del domingo y días festivos era en el padre la virtud
dominante. Jamás consentía que en dichos días permaneciese ni un
momento abierto su almacén de joyería, no obstante que sus ami-
gos le advertían que con dicha táctica perdía innumerables sumas,
pues hacía más mella en su corazón de cristiano esta divina pro-
mesa: «Buscad primero el Reino do Dios, y todo lo demás seos dará
por añadidura», que todas las reconvenciones de sus íntimos.
Y como las divinas promesas no pueden menos de cumplirse,
desde el año 1871 pudo abandonar su casa de comercio y retirarse
tranquilo á una nueva morada. No era posible que se ocupase en el
comercio de alhajas y piedras preciosas de la tierra en el momento
que el Señor de todo lo criado se proponía labrarle una más preciosa
que todos los diamantes de este planeta, para colocarla en el joyero
del cielo.
Y ahora invitamos á nuestros lectores á recrearse aspirando el
perfume virginal de una bella flor, ó sea la vida de una alma escrita
por ella misma.
?r.€.S.F. ,
{Se continuará).
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

éSpÍEMOs un paso más en el delicioso campo de las Bellas Artes, y


¿|- r dejando con sentimiento las mágicas armonías de la música sa-
grada, que esparce sus ecos con majestad, lo mismo en las espacio-
sas naves de las catedrales góticas y en las grandiosas basílicas, como
en las pobres iglesias del campo donde el devoto aldeano hace reso-
nar-su rústica voz siempre del mismo modo, pasemos, sin salir del te-
rreno del Arte cristiano, á admirar otras armonías que el Catolicis-
mo nos presenta, no tan sólo para hacer resonar las cuerdas de nues-
tra alma por medio de la música, que penetra hasta lo más escondido
de nuestro corazón, sino que también, por medio de los colores, pone
ante nuestros ojos terrenos las escenas más inefables del Cielo. Seguros
podremos quedar, después de todo, de que no hemos agotado la milési-
ma parte de las bellezas que la Esposa del Cordero dominador contiene
en la inmensa amplitud de su fecundo seno.
La Pintura es una de las Artes que por su belleza ha merecido digno
lugar en la galería de las Bellas Artes. Excusado es decir que detesta-
mos el curso torcido y dirección repugnante que la escuela realista ha
dado á la Pintura, sacando á relucir y poniendo ante los ojos del público
incauto esos repugnantes cuadros que nos hacen dudar de si vivimos
en épocas del Paganismo ó entre los resplandores del Cristianismo. Ños
adherimos en un todo á la escuela de Wenckelmann y de Mengs, inclu-
yendo en esa escuela el progreso introducido en las ideas estéticas por
el Cristianismo, y sobre todo nos gusta y nos arrebata el naturalismo
místico español, tan sublimado en los lienzos de Murillo, Zurbarán y
Rivera.
Omitimos las bellas expresiones que Longfelow, Coleridge y Washing-
ton Irving han dedicado á la Pintura, como que no entra en nuestro
plan tanta extensión, y nos fijaremos tan sólo en la vitalidad que ha
recibido del Catolicismo. Desde luego es necesario afirmar que la Pin-
tura, aun su mismo principio y origen debe al Catolicismo. La afirma-
ción parecerá á primera vista algún tanto temeraria y atrevida, y, sin
embargo, no lo es. La Pintura ha brotado del Catolicismo como brotaa
i6 EL MONTE CARMELO

las ramas del tronco del árbol, como brotan las flores del tallo que las
sustenta, empujadas por la savia de la primavera, vivificadas por el calor
del sol. Es uno de ios modos con que ha manifestado el espíritu cris-
tiano y la Iglesia de Jesús ha desarrollado la exuberancia de su vida.

La Sagrada Familia.
(Rafael.)

Poco ó nada nos queda de la Pintura griega y romana, siquiera para


servir de tradición. La Iglesia católica la cultivó en sus claustros, y, en
cuanto corresponde al estado en que hoy se encuentra, la creó para el
simple objeto de instruir al pueblo. Recordemos las circunstancias en
que todavía no se había descubierto el Arte de imprimir. Aquellos pue-
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES 17

blos rudos no tenían ninguna instrucción, y, sin embargo, la necesita-


ban, y no sólo necesitaban instrucción, sino también cierto influjo ó
fuerza para poner en práctica las instrucciones que recibían, como que
el simple llamamiento del misionero no siempre producía el resultado
apetecido.
Entonces fué cuando la Iglesia llamó en su ayuda el hermoso Arte de
la Pintura, y el contemplativo y santo monje, desarrollando dentro de
sus claustros toda la originalidad de su genio, sacó á relucir las belle-
zas de su imaginación, á fin de reproducir, en una forma simpática y
arrebatadora, la idea que en su soledad había concebido de los miste-
rios de la religión de Jesús. Entonces fueron trasladados al lienzo, por
medio de los colores, los profundos misterios de la Redención y de la
Encarnación del Hijo de Dios. Los ángeles aparecieron en forma huma-
na y bajaban desde el Cielo á saludar á María; la Divinidad mostraba
amorosas complacencias en conversar con las criaturas, y las criaturas
sonrientes ofrecían sus homenajes al Criador. "
Un entendimiento rudo no siempre puede formar exacta idea de estas
escenas de la Creación, si la imaginación no es impresionada por las
formas sensibles, modos más acomodados á la rudeza de las inteligen-
cias, sobre todo en la época en que el Cristianismo aparecía en la tierra.
¿Qué medios convenía emplear para qué la semilla evangélica fructifi-
cara en tierra tan mal preparada? ¿ Cuál era el lenguaje más acomodado
para que una religión tan espiritual pudiera apoderarse de las potencias,
de los sentidos y del alma toda de los groseros soldados del Septentrión?
Aquí fué donde la Pintura vino á cumplir una gran misión, la misión
de ilustrar-las inteligencias con las verdades más sublimes por medio de
los colores; y, en efecto, el Padre Eterno apareció en los cuadros como
sacando de la nada una magnífica creación á sólo el imperio de su pa-
labra: sobre la cabeza de María apareció la aureola de la virginidad; un
niño apareció después, primero en el pesebre y luego en los brazos de
aquella Señora. Aquel niño era el Hijo del Eterno é Hijo á lá vez de
María; por lo tanto, Dios y Hombre al mismo tiempo; y he ahí que con
sola la vista de un cuadro se estudiaba un tomo entero de Teología.
Sin embargo, á fin de que la Pintura consiguiese su soberano resul-
tado, fué necesario que quien se proponía reducir á colores todas estas
grandezas, ó, mejor dicho, quien se'proponía traer á la tierra las mara-
villas del Cielo, subiera al Cielo mismo, viera lo que allí había, exami-
nara las grandezas de la feliz Patria de los Santos y nos presentara los
objetos rodeados de una atmófera sin nubes, como aquella que se aspira
ante el trono del Altísimo.
Para este fin era^necesario que el artista separara por completo sus
pensamientos de los objetos de la tierra, se elevara en arranques gene-
rosos á las mansiones de la gloria, que en alas de fuego de una mística
contemplación se sublimara á otras alturas donde la verdad aparece más
pura y brillante. A este fin era necesario ayunar, dedicarse á la conti-
EL MONTE CARMELO

nua plegaria, á la penitencia y á la soledad; y ¿quién podía ó quería


sujetarse á estas privaciones sino el monje, sino el cristiano ferviente
que seguía paso á paso el camino trazado por Jesús, y que, por medio
del cumplimiento de los consejos evangélicos, preparaba su alma para
recibir las sublimes inspiraciones del Cielo ?
El monje lo hizo todo: el monje ayunaba y se maceraba, y suplicaba
mientras pintaba; elevaba sus pensamientos, su imaginación, su alma
toda, presentándose ante la escena misma que había de ilustrar más
tarde con los colores terrenos. La Iglesia, sola la Iglesia pudo hacer
esto, y sola la Iglesia lo hizo, por lo cual ella sola es la que merece el
título glorioso de Madre del Arte de la Pintura.
El mundo pagano no dejó ni siquiera materiales para el artista cris-
tiano; mucho menos le abrió el camino á su genio pintoresco. La belleza
de las hermosas formas que en su llena y majestuosa simetría constitu.
yó el mérito de un cuadro faltaba al pagano, por razón de que el fuego
de la inspiración artística no se recibe sino mirando al Cielo, y el pagano
miraba á la tierra. El cristiano levantó los ojos hacia lo sobrenatural,
se inspiró en su contemplación; esa inspiración pasó al pincel, y del pin-
cel cristiano brotó la pintura.
No quiero citar aquí el largo catálogo de todos los célebres pintores,
todos los cuales fueron ó monjes ó fervorosos cristianos. Conocidos son
hasta del vulgo los nombres de Miguel Ángel, Cimabué, 'Gioto, Rivera,
Murillo y Velázquez, si célebres por sus obras artísticas, no menos céle-
bres por sus virtudes. Dejemos, pues, para el Cristianismo las glorias
de la Pintura.
fr. Samuel de Sonto Jeresa.

^¿3£$gr?£^m
DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS
Y AL CÉSAR LO QUE ES DEL CÉSAR

f ios cimentó la humanidad tomando por base la familia, na-


cida de la unión indisoluble del matrimonio. Tal fué el ori-
gen incontestable de esas asociaciones que llamamos pueblos, y
tal es y será siempre el origen fundamental de toda asociación,
Así como no pueden darse naciones sin pueblos, ni pueblos sin
familias, tampoco se conciben éstas sin matrimonio. Tan imposi-
ble es constituir un Estado sin familia como trazar un triángulo
sin ángulos, escribir un número sin cifras convencionales, ó de-
rretir la nieve sin el suficiente calor.
No hay duda que el gobierno de la primitiva sociedad fué de-
positado en manos del primer Padre; pero el insondable misterio
comienza desde el momento que los primeros enjambres, si así
podemos hablar, se separan de la colmena madre.
Es muy cierto que el gobierno de estas asociaciones, en unas
fué patriarcal, mientras que otras gemían bajo el duro peso de la
conquista, ó se entregaban al más fuerte, etc.. Puede ser que
tuvieran lugar tantos modos de formarse las sociedades como era
la diversidad de naciones, pero todas convenían en un punto
esencial: la autoridad.
Poca importancia tiene en sí el saber cómo dio principio un
pueblo. España no tiene en su formación ningún punto de con-
tacto con el Congo; los Estados Pontificios no se han formado
como los Estados Unidos; la República Helvética reconoce un
origen diametralmente opuesto al de las Repúblicas Sudamerica-
nas. Dios otorgó á los hombres omnímoda libertad para organi-
zarse y elegir la forma de gobierno que más les acomodase. Res-
pecto de este particular, la Iglesia católica, cuyo origen es divi-
no, nada tiene que argüir. Ya pueden los pueblos regirse por Re-
yes, ó constituirse en Repúblicas, ó nombrar un Jefe del Poder
ejecutivo, la Iglesia católica nada dirá. Hasta tal punto la Iglesia
EL MONTE CARMELO

es indiferente á todas las formas de gobierno, que ella misma está


organizada y se rige por un sistema de gobierno mezcla de todos
los sistemas, pero que ninguno de ellos en particular descuella
sobre los demás. Es un reino sin base hereditaria, y es una repú-
blica que nada, tiene que ver con las del día; su soberanía electiva
es de derecho divino, pero sin el sufragio universal; y por lo mis-
mo que todas las formas de gobierno entran en su constitución,
todas le son indiferentes, á la manera que el ojo, por ser incoloro,
se adapta á todos los colores.
Aún hay más: la misma Iglesia, tan lejos está de poner trabas
al derecho que tienen las sociedades de elegir la forma de go-
bierno que más les plazca, que ella misma toma bajo su protec-
ción á los representantes de las naciones, ora sean reyes ó presi-
dentes de la República; y desde el momento que un gobierno es
legítimo, después de haber sido elegido por el pueblo, prohibe
con severas penas toda clase de violencias para derribarlo. Cada
pueblo tiene el derecho de elegir un representante que le go-
bierne, pero no puede conspirar contra él, porque su autoridad
originariamente viene de Dios, aun cuando no sea más que una
autoridad precaria y delegada.
Desde el momento que un gobierno ha sido legítima y regu-
larmente constituido, gobierna, de hecho y de derecho, por la
gracia de Dios; de.hecho, porque, como la razón de todo poder
reside sólo en Dios, cualquiera que posea una parte de este po-
der, por insignificante que sea, le viene de la mano de Dios; y
de derecho, porque el que resiste á la autoridad legítima resiste
al orden establecido por Dios; y así, el que se somete á las leyes (
emanadas de. una voluntad humana obedece á Dios, siempre que
aquéllas no estén en disonancia con la ley natural y divina.
La autoridad que reside en.el jefe de un Estado ofrece cierta
analogía con la que posee el padre en una familia cristiana. La
autoridad del padre es, sin disputa alguna, más sagrada, porque
en la familia, su misma institución es una forma determinada por
Dios; mientras que en las asociaciones de creación humana es
incumbencia dé los que las establecen el darles la forma y el
nombre que les plazca, ya que Dios deja á los pueblos la libre elec-
ción de las formas por que se han de gobernar, según de la misma
sagrada Escritura se deduce, pues cuando el pueblo israelita,
cansado del paternal gobierno de los Jueces, especie de presiden-
tes de la República, pidió á Samuel, último de sus jueces, que le
diese un Rey, después de haberlo consultado Samuel con Dios,
DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR 21

el Señor, si bien le hizo presente que no era á él á quien des-


echaban, esto es, á Samuel, sino á Él mismo, esto es, á Dios, le
contestó que accediese á los ruegos del pueblo; dando á enten-
der con esto que á los hombres les había otorgado, el derecho
omnímodo de elegirse la forma de gobierno que más les acomo-
dara. No sucede lo propio en la familia; en ésta ha de ser el pa-
dre el único jefe, primera autoridad legítima por la gracia de
Dios, y primer gobierno de derecho divino.
El poder soberano de un pueblo puede modificarse y hasta ser
reemplazado por otro; pero, en la familia, la autoridad es privile-
gio exclusivo del padre, al cual ni éste mismo puede renunciar,
' ni puede sufrir la menor alteración. -
Por lo demás, tanto la autoridad del jefe de un Estado, como
la del jefe de familia, traen el mismo origen, y ambas son de de-
recho divino y gobiernan por la gracia de Dios.
El mundo cristiano ha vivido durante diez y nueve siglos bajo
esta ley y estos principios, sin los que hubiera sido imposible la
vida. Quitad á Dios y su autoridad suprema de toda sociedad hu-
mana, y desaparece el respeto á todo poder constituido. El con-
trato social, ideado por algunas imaginaciones calenturientas, no
pasa de ser una quimera. En efecto, ¿dónde constan la escritura,
el notario y firmas de este contrato? Y aun cuando semejante
sueño fuese una realidad, la dificultad subsiste siempre que se
suprima la idea de Dios. Quitad á Dios, repito, y nada hay que
me pueda obligar á ningún contrato. Y si se me dice que, en el
caso presente, fueron nuestros padres los que pactaron dicho
contrato, yo os pregunto que en virtud de qué principio me po-
dréis obligar á someterme á un tratado oneroso para mí, y que
otros han hecho sin mi consentimiento.
Sin Dios no hay familia, por lo tanto, ni padre, ni autoridad,
ni derechos ni deberes que cumplir. Porque, sin Dios, no sé con
qué derecho el marido podría echar en cara á su mujer la infide-
lidad, ni reprender á sus hijos por el menor acto de desobedien-
cia. Y ¿qué diremos respecto del orden político?
Supongamos el diálogo siguiente:
El gobernante. ¿Por qué ¡miserable! te entregas al pillaje, al
asesinato y al robo, pisoteando de este modo nuestras leyes?
El hombre sin Dios. ¿Y quién me lo puede impedir? ¿Tuautori-.
dad?. Soy yo quien te la ha dado. Tú me has' enseñado que no hay
Dios. ¿En virtud de qué principio me obligarás á someterme á ti?,
Los padres al menos engendran á sus hijos y los aUmentan; pero
22 EL MONTE CARMELO

tú ¿qué me das? Tú me permites ganar tres ó cuatro pesetas


diarias á fuerza de sudor, mientras que tú embolsas millones
sentado en tu poltrona. Si hay guerra, expongo la vida por ti, y
en tiempo de paz me desentraño para alimentarte. Tú me opri-
mes porque tienes la fuerza, pero ya no puedes contar con el nú-
mero. Si tú me dijeras, como los cristianos, que tienes la auto-
ridad de Dios, entonces era natural que yo me sometiese á tus
mandatos; empero tú me has enseñado que Dios es una palabra
vacía. Pues bien, yo también tengo el alma vacía, y el odio se ha
apoderado de ella, y por lo tanto te aborrezco, te robo, incen-
diaré tus moradas y, lo que es más, te quitaré la vida violenta-
mente, si me es posible; y te la arrebataré con gusto, sin temor,
si soy el más fuerte, y sin remordimiento, si es que no hay Dios.
Nada se podría objetar á un anarquista que hablase de esta
suerte.
Los gobernantes han dicho al pueblo: Tú eres mi soberano, y
nosotros hemos nacido de tus sufragios. Yo ya no soy monarca
por la gracia de Dios, dice un rey, sino por tu voluntad, ¡oh
pueblo soberano! Ya no hay más derecho divino, no existen otros
derechos que los tuyos; haz lo que te plazca contra la Iglesia y
contra Dios; ultraja las cosas santas, que yo te ayudaré y legiti-
maré todos tus atentados; únicamente te exijo que me dejes vivir
y me pagues bien; yo favoreceré con mi poder todas tus licencias
y demasías; permíteme que te explote, y véngate de Dios. Y el
pueblo va poniendo en práctica estas lecciones.
Es muy cierto que cuando el pueblo va contra Dios vive en un .
error crasísimo, porque todo pecado es una aberración; pero no
está desprovisto de lógica cuando va contra la sociedad, ya que
ésta ha dicho, por boca de sus directores, que para nada necesi-
ta de Dios. ¡Ah! En los labios de los príncipes y gobernantes se
dibuja una sonrisa de satisfacción al decir: «queremos una fami-
lia sin Dios, una ley sin Dios, moral y escuela sin Dios, y hasta
sepulcro sin Dios; pues tanto la familia, la sociedad y el Estado,
la soberanía y la ley, la moral y el derecho, para nada necesitan
de Dios; deben su origen, su sanción y su esencia á la voluntad
del mayor número». Mas no pudieron vislumbrar, ó no lo quisie-
ron, que llegaría un momento en que las masas organizadas por
asociaciones anárquicas conturbarían, agitarían y estremecerían á
esos hombres de Estado, á esos gobernantes y magistrados, á
esos sabios y poderosos de la Tierra. Con sus palabras y su ejem-
plo arrancaron del qorazón del pueblo las augustas creencias y las
DAD A DIOS LO QUE ES DE DIOS Y AL CESAR LO QUE ES DEL CESAR 23

consoladoras esperanzas de la Religión cristiana. Y este pueblo


que escuchó un día y otro día la voz de blasfemia contra Jesucristo
y su Iglesia y sus ministros; este pueblo que, encorvado sobre el
arado y sepultado en los talleres, vio que los sabios y los pode-
rosos del siglo se burlaban de su fe, le arrebataban su esperanza
en una vida futura, invitándole á fijar únicamente sus miradas,
sus manos y su corazón sobre la tierra, irguió su frente sombría
y exhaló de su pecho esta voz de maldición y de muerte: «Si el
Cristianismo es una impostura, como aseguráis; si la existencia
de Dios es una hipótesis; si no hay más Dios que la humanidad,
¿por qué sufro y lloro mientras vosotros, hombres como yo, abun-
dáis en delicias? Puesto que me aseguráis que nada hay para el
hombre más allá del sepulcro, y que la Providencia, el Infierno
y el Paraíso son palabras vanas, quiero poseer la tierra, quiero
abundar en riquezas y placeres. Nos habéis enseñado que la ley
de la vida es gozar; pues bien, nosotros queremos gozar, quere-
mos destruir y aniquilar cuanto se oponga á nuestros goces».
Et nunc reges intelligite. Si queréis salvar á la sociedad, dad á
Dios lo que es de Dios, y quedaos con lo que os pertenece.

f r. €. S. ?.
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SECCIÓN CANÓNIC0-L1TÚRG1CA

LA COFRADÍA DEL CARMEN

(Continuación.)

la cofradía que se apellidó Comnten-


m datorum Stce Marice, cuyos socios lle-
ORIGEN DE LAS COFRADÍAS vaban como distintivo una cruz blan-
ca y roja sobre la parte derecha del
No están conformes los autores que
pecho, y se regían por las leyes que
tratan de las cofradías en señalar el
les dio el mismo San Buenaventura, y
año ni el siglo en que éstas tuvieron
que más tarde aprobó Clemente IV,
su principio, pero todos afirman que
en el año 1267. Aunque Ciaconio afir-
en el siglo xm estaban ya muy propa-
ma que San Buenaventura fué el pri-
gadas (i).
mero en fundar cofradías, dice el ci-
La fundación de la primera cofradía
tado carmelita, con Moroni y Muratori,
se atribuye, según afirma Ciaconio,
que esto debe entenderse en la misma
al seráfico doctor San Buenaventura.
ciudad de Roma, porque fuera de ella,
El santo Doctor, dice ¡fué el primero
según consta en varios documentos
en instituir las cofradías de los se-
pontificios, había cofradías antes de
glares que debían reunirse para ejer-
San Buenaventura y, por lo tanto, su
citarse en obras de piedad (2). Esta
origen debe remontarse á los tiempos
cofradía que fundó San Buenaventura
anteriores al seráfico Doctor.
tuvo su principio, según el sabio fran-
ciscano Monsano (3), por los años En cuanto al origen de la Cofradía
de 1264, á cuyo ejemplo , continúa el de la Virgen del Carmen, debemos
mismo Padre, se fundaron después advertir que algunos autores, fundán-
otras muchas por todo el Orbe cris- dose en la tradición que sobradamente
tiano. interpretó el sabio jesuíta Belarmino
en la parte histórica del oficio del 16
Nuestro P. Teodoro del Espíritu
de Julio que mereció la aprobación de
Santo habla también de esta cofradía
nuestra Madre la Iglesia, pretenden
de San Buenaventura, y dice (4) que
poner su principio, lo mismo que el de
el santo Doctor, habiendo escogido á
la Orden, en el Monte Carmelo: Al-
doce varones nobles que se consagra-
gunos varones, se lee en el oficio de
ran á redimir los fieles de la cautivi-
la Virgen del Carmen, se juntaban
dad de los sarracenos, dio principio á
todos los días para venerar con pia-
dosas ceremonias, plegarias y ala-
(1) Moroni, Dizionario de erudizio- banzas á la Beatísima Virgen, como
ne: Muratori, Dissertaxione 75; y Bassi, á singular amparo de la Orden, en
Tract. de Sedal., pág. 141. el templo que se edificó en el mismo
(2) Vida de Gregorio X, tomo n. lugar donde se apareció la Nubécula.
(3) Collectio indulgentiarum, n. 1951.
(4) Parte 11, pág. 117. No es, pues, de extrañar que con
SECCIÓN CANONICO-LITURGICA 25

estas juntas y reuniones se estrechara vinieron á Europa y se establecieron


más su amistad con lazos espirituales en Inglaterra, Francia y España. La
de igualdad, de afectos y comunica- santidad de su vida y el esplendor de
ción de sentimientos, 3', hasta si se sus virtudes les merecieron la estima
quiere, con cierto parentesco espiri- y veneración de los fieles que se apre-
tual que los hiciera hijos de la Virgen suraron por participar de los méritos
y hermanos entre sí, que. reunién- de sus buenas obras, asociándose, en
dose bajo el manto protector de la Vir- calidad de cofrades, á la Orden del
gen, formaran una sola familia en la Carmen, y esforzándose por imitar lo
que tan buena Madre depositaba los mejor que podían sus prácticas reli-
afectos más tiernos de su corazón. giosas. Pero cuando tomó más nombre
Pero, con todo, no debemos decir, en y extensión fué en la segunda mitad
obsequio de la verdad, sin que por eso del siglo x m , después que la Virgen
desmerezca en nada la autoridad de Santísima hubo entregado el Santo
acreditados escritores que ponen el Escapulario á San Simón Stok y ma-
origen de la Cofradía del Carmen en nifestado que todos los que lo vistie-
el Monte Carmelo, que no es fácil se- ran serían llamados hijos y hermanos
ñalar el año ó siglo én que tuvo ori- suyos.
gen esta Cofradía tal cual hoy se co- Además de la Cofradía del Carmen,
noce, debido, sin duda, á la obscuri- hay que enumerar, entre las Cofradías
dad de aquellos tiempos. Lo que sí propiamente dichas, más antiguas y
podemos afirmar, apoyados en docu- célebres en la Iglesia, las que han re-
mentos pontificios, esqueen el sigloix cibido su nombre y su vida de las mis-
ya se conocía la Cofradía del Carmen mas Órdenes regulares, como la del
en el Oriente, y era enriquecida de Santísimo Rosario, la de los Siete Do-
gracias y privilegios por varios Su- lores de la Virgen, la de la Santísima
mos Pontífices. Trinidad, la de ia Merced, la de la Co-
Los Papas Sixto IV (1), julio II (2) rrea, la del Cordón, etc., etc.
y Gregorio XIII (3) citan y confirman En el siglo xvi tuvieron su origen
todas las indulgencias que León IV (4) otras muchas Cofradías ó Congrega-
y Adriano II (5) concedieron á la Co- ciones , cuyo fin principal era la pro-
fradía del Carmen, ya muy extendida pagación de la fe católica y el poner
en el Oriente. un dique á la acción activa del Pro-
Tenemos, pues, que, según la auto- testantismo, confesando públicamente
ridad de estos Sumos Pontífices, el las verdades dogmáticas que negaban
origen de las Cofradías en Oriente, al los luteranos. De este tiempo son, en-
menos la del Carmen, hay que r e - tre otras, la del Sacramento y la de
montarlo lo menos á la primera mitad la B. V. María.
del siglo ix, ó sea en el pontificado de En nuestros días es cuando más se
León IV, y en Occidente fué más tar- han extendido y multiplicado en gran
de, en el siglo xm, cuando los carme- manera las Congregaciones, Asocia-
litas, abandonando el Monte Carmelo, ciones y Pías-Uniones, según lo exi-
gen las necesidades de los fieles.
(1) Bula del i.° Abril del año 1477. Cuan útiles sean todas ellas para fo-
(2) Bula del 20 de Abril del año 1504. mentar la fe, la piedad y la caridad, lo
(3) Bula del 18 de Septiembre del vemos por experiencia todos los días;
año 1577. y cuan á propósito para contener á los
(4) Fué electo el año 847, y murió
en 855. fieles en el cumplimiento de la ley de
(5) Fué electo en 867 y murió en 872. Dios y de la Iglssia, se deduce del fin
26 EL MONTE CARMELO

santo que cada una se propone, de la les prescriba la Santa Sede, en espe-
aprobación que merecieron de la San- cial las que se relacionan con su erec-
ta Sede y de los tesoros de indulgen- ción canónica y su dirección, porque
cias con que las han enriquecido los algunas de ellas están prescritas süb
Sumos Pontífices. Pero es indispen- pcena nulitatis, y sería muy triste que
sable , para que puedan gozar de t o - por su ignorancia ó inobservancia se
dos estos bienes del Cielo, que se su- privara á todos los fieles en ellas ins-
jeten fielmente á las disposiciones que critos de 'tantas gracias espirituales.

(Se concluirá.)

DE LOS CÁNTICOS EN LENGUA VULGAR DURANTE LA MISA, ETC.

He aquí algunos decretos expedidos R. Ni es lícito lo uno ni lo otro.—


sobre el particular por la Sagrada Con-, 14 de Enero de 1898 (núm. 3.975) (1).
gregación de Ritos, tomados de la 4. 0 Decreto general sobre cánti-
nueva Colección auténtica, publicada cos en la Misa solemne.—Ateniéndo-
en 1899 y 1900. se á la letra y al espíritu del Ceremo-
Duda 1.a ¿Se pueden tolerar los nial de los obispos, la Sagrada Con-
cánticos en lengua común, aun en las gregación de Ritos ha tenido á bien
Misas cantadas, con tal, empero, de declarar y estatuir lo siguiente acerca
que jamás se omita el canto del In- del particular: I. Quedan de todo en
troito, Gloria, Credo, Sanctus y Ag- todo prohibidos, tanto en las Misas
ñus Dei? que solemnemente se celebraren co-
Respuesta. Lejos de tolerarse, se mo en las que con canto sencillo, cua-
han de reprobar severamente dichos lesquiera cánticos en lengua vulgar,
cánticos si se trata de funciones y hasta el punto de que á nadie será lí-
oficios litúrgicos; pero, por lo que cito añadir ni interpolar modulaciones
hace á las funciones no litúrgicas, distintas de las que las rúbricas man-
aténgase uno á la costumbre.— 21 de dan decir en idioma litúrgico, por abu-
Junio de 1879 (núm. 3.496). so y corruptela, y por lo mismo digna
Duda 2. a ¿Es lícito á los fieles can- de ser radicalmente eliminada la con-
tar en la Misa oraciones ó himnos en traria costumbre, de existir en alguna
lengua vulgar á honra del Santo ó Mis- parte. II. Jamás se podrán omitir las
terio cuya fiesta se celebra? cosas que la capilla de músicos ha de
R. Sí lo es por lo que respecta á la ejecutar alternando, sino que, ó se
Misa privada, y consintiéndolo el Or- han de cantar íntegramente, ó alter-
dinario; pero no por lo. que hace á la nando las voces con el órgano, cui-
solemne ó cantada. — 31 de Enero de dando de leer, en voz levantada lo que
1896 (núm. 3.880). éste supliese, así como lo ordena el
Duda 3 . a ¿Será lícito cantar en len-
gua común: l.° Durante la Misa solem- (1) Parécenos que la segunda prohi-
ne, en tanto que se distribuye la sa- bición sólo alcanza al Clero, no á los fie-
grada Comunión, por tiempo conside- les'que acompañan al Santísimo Sacra-
rable. 2. 0 Mientras se hace la proce- mento, y creemos con razón que éstos
pueden rezar ó cantar algo en la proce-
sión con el Santísimo Sacramento, al- sión del Santísimo, con tal que procedan
ternando entonces con los himnos li- con omnímoda dependencia de aquél. —
túrgicos ? (Ephemerides liturgia:, t. xn, p. 217.)
SECCIÓN CANONICO-LITURGICA
n
Ceremonial de los obispos, excep- santo Tribunal, con tal, empero, de
tuando el Símbolo, que se ha de decir que lo que se cante se refiera al San-
entero siempre que haya lugar. III. tísimo, que nada se omita de cuanto,
Al alzar cada una de las especies el según la Liturgia, debe cantarse, y
Santísimo Sacramento, como manda que el celebrante no interrumpa la
la rúbrica, han de guardar riguroso si- Misa.
lencio los músicos y adorar con los Previa relación de lo que antecede
demás la Sacratísima Eucaristía; pero por el Emmo. y Rvmo. Cardenal Pre-
si después de verificada la segunda fecto de la Sagrada Congregación, Su
elevación, á la cual ha de seguir el Santidad ratificó y confirmó la senten-
Benedictus, al tenor de la misma rú- cia de la misma.—22 de Mayo de 1894
brica , place hacer alguna modulación (núro. 3.827).
hasta el Pater noster, permítelo el

BIBLIOGRAFÍA
FloreciUas del Carmelo, por el Pa- dido algún tanto su hermosura; pero,
dre Plácido María del Pilar.—En estos aun así, no creo que hayan perdida
tiempos de novelas y cuentos porno- toda su fragancia.
gráficos, en que autores, sin más mo- »En este ramillete encontrarás el
ral que el placer, sin más ley que el lu- encendido color del celo de Elias por
cro, atentan contra la pureza del co- la gloria de Dios; la hermosa y ad-
razón de los jóvenes, santa empresa es mirable obediencia y fidelidad de Elí-
la de los que con narraciones intere- seo; el cariño entrañable de una Ma-
santes y sanas contrarrestan los per- dre, la Virgen Santísima, para con sus
niciosos efectos de las lecturas inmo- hijos los carmelitas; verás también la
rales. Por esto es digno de todo elogio solicitud de María en defender á sus hi-
el Rdo. P. Plácido María del Pilar, que- jos de sus enemigos, y cómo les viste
rido compañero nuestro de redacción, de una coraza más fuerte que de acero,
al publicar el libro que anunciamos, para que ni el mundo ni el demonio
que es una colección de historias car- puedan contra ellos; te complacerás
melitanas, en que palpita piadoso in- en admirar los místicos arrobos de dos
terés y tienen la fuerza de un atracti- serafines revestidos de carne mortal;
vo santo. Una narración ingenua, y la los sufrimientos y resignación de un
sencillez de lenguaje propia de estos gran Santo en la cárcel; «1 valor y en-
escritos, dan á este libro un carác- tereza de una Santa en la casa de los
ter peculiar en armonía con el título estudiantes; los fervores de un Santo
de FloreciUas con que le apellida su en las fiestas de Navidad; el poder de
autor, quien con pluma fácil traza en la oración de un alma enamorada de
la Carta-Prólogo el cuadro que va á Dios, en el milagro de la gran Santa
describir en su libro. «Sin entretener- Teresa de Jesús, al librar á sus hijas
me demasiado — dice, — en un paseo de la miseria; admirarás el heroísmo
que he dado por la hermosa y fértil de un mártir en la peregrinación del
montaña del Carmelo, he recogido al- venerable P. Gracián; la hermosura de
gunas; no son todas ellas las más b o - unas vírgenes, puras como el cáliz de
nitas , pero tampoco son feas; si las en- las flores, sencillas como palomas y
cuentras algo ajadas, será porque, al fuertes como los robustos cedros del
pasar por mis rústicas manos, han per- Líbano, al caminar con paso firme,
28 EL MONTE CARMELO

rostro alegre y aire como de triunfa- Lean estas historias nuestros ami-
dor, á recoger la palma del martirio; y, gos; recréense con estas Florecillas;
por último, las bondades de una reina apliquen á su espíritu su celestial per-
en su viaje triunfal, y los milagros de fume , que yo les aseguro sentirán sa-
la gracia en la conversión de un ju- brosos efectos de paz inefable y d i -
dío. chosa ventura, harto más apetecible
»He añadido al fin otra historieta: que esos alborotos de las pasiones y
El Escapulario de una modista; no exaltación inquieta de la fantasía, que
la he hecho yo: sin saber cómo ha ve- deja tras de sí la lectura de las nove-
nido á mis manos; pero, como es del las modernistas.
santo Escapulario del Carmen, y r e - Florecillas del Carmelo, impresa
vela tan claramente la verdad de la con esmero y buen gusto, en excelente
promesa de la Virgen, que no se con- papel y elegantes cubiertas, y ador-
denará el que muera con el santo Esca- nada con preciosos grabados, véndese
pulario, no he querido privarte de su en esta Administración, y en las li-
lectura, que no dudo alentará en gran brerías católicas, al precio de dos
manera tu corazón para esperar en p e s e t a s el ejemplar.
la promesa de tan cariñosa Madre.»
fr. J?. ja.

Iglesia de Travancore (Malabar).


SUBSCRIPCIÓN Á FAVOR DEL R. P. MARTÍN
VICARIO GENERAL DE QUILÓN
Pesetas.

Suma y sigue 1.543,27


Una persona piadosa, Bilbao 4
Doña Carmen Estellés, Valencia 0,50
Don Juan Bautista Cuquerella, Beniganim. 0,90
Doña Adelina Trovat 2
Don Juan Bautista Ruiz. 5
Doña Julia Grau 2,50
„ Antonia id 2,50
„ Concepción F e r r e r . 1
„ Rosa Mental .- 1
„ Josefa id 1
„ Manuela Marqués 2
Don Antonio Montañana 0,50
Doña Rosa Coll 0,30
„ Carlota Chafer. 0,90
„ Francisca García 0,30
„ Dolores Pena 0,30
„ Carmen Ghavalera, Valencia 2
„ Eulalia Enguídanos, Liria 1
Unas personas devotas 1,20
Doña Francisca Merino 0,30
Don Rafael Farín . . . 0,30
Doña Concepción G a l á n . . . 0,30
„ María Farín 0,75
„ Francisca Hueto, Vitoria 0,90
„ Leonor Pabla, Tarazona 0,30
„ Asunción Santiago, Vitoria 0,30
Suma y sigue 1.575,32
30 EL MONTE CARMELO

Suma anterior 1.575,32


Don Fermín Goñi, Pamplona 0,60
Doña Victoria Martínez y Doña Juana Elaya, Vitoria 0,60
Dolores Mora, Valencia 0,3fr
Don Tiburcio San Vicente y D. Julián Fernández, Vitoria.. 0,60
Doña Casilda Vidal, ídem 0,3Q
Don Vicente Farregud, Algemesí 5
PP. Carmelitas Descalzos, Burgo de Osma 10
Don Fermín Irigaray, Irurita 5
„ Mariano San Juan, Jaca 1,20
Doña María L. de Almagro, Madrid. 5
MM. Carmelitas Descalzas, Marquina " 15
Doña Josefa J a é n , Armentia 5
. „ Valentina Elícegui, San Sebastián 5
MM. Carmelitas Descalzas, Malagón 17
Don Juan Llórente, Encinillas 5
Por conducto de los P P . Carmelitas de Santander 66,15
MM. Carmelitas Descalzas, Logroño "... 15.
Don Raimundo Palacios, ídem •... 1
Una persona piadosa, ídem 2
MM. Carmelitas Descalzas, Beas 10
„ „ „ Talavera de la Reina 5
„ „ „ Medina del Campo 15
1.765,07

{Continúa abierta la subscripción.)


RELIGIOSAS. — Copiamos de un periódico de Puerto
J g S R O FESTONES
Príncipe: *
Acto solemne.— Como previamente se había anunciado, celebróse
ef domingo 17 de este mes (Noviembre), por la tarde, en el hermoso
templo de Ja Merced—gala y orgullo del Camagüey—la solemne pro-
fesión del P. Alberto de María y José, carmelita descalzo. Actua-
ron como padrinos en tan augusta ceremonia la prestigiosa señora
Doña Tomasa Caballero, y el muy respetable Sr. D. Clemente
Tejero. ' • ,
Radiante de luces y esmaltado de flores el altar, después de las
preces de rúbrica se prosternó ante él el religioso, envuelto en su
albo manto; y en tan humilde actitud permaneció largo rato, mien-
tras el coro de cantores, acompañado del órgano, entonó un himno
conmovedor: si bien escuchamos con fervoroso recogimiento la Le-
tanía lauretana, en que con tan dulces nombres se invoca á la Virgen
María como Estrella del mar y Consoladora de afligidos, con no
menos unción é interés oímos la oración que desde la cátedra del Es-
píritu Santo pronunció el Rvdo. Padre José Luis de Santa Teresa,
miembro de esa respetable comunidad. Versó el asunto sobre la im-
portancia del acto que se realizaba; y en verdad que se necesita
nacer con predestinación celestial para trocar las galas-de la juven-
tud por el tosco sayal de la penitencia, «negarse á sí,propio», y , to-
mando sobre sus hombros la cruz del deber y la obediencia, subir
con firme paso la cumbre del Calvario, cuyo camino está cubierto
de espinas punzantes, sin más móvil que el engrandecimiento moral
propio y el de sus semejantes; sin más ideal, ó anhelo, que sostener
radiante la antorcha de la fe, y alto, muy alto, el lábaro santo de la
Cruz, ante la cual abatieron sus alas las águilas de Magencio, y
triunfó Constantino.
Y toda esta doctrina, puesta en acción en una época ,de pruebas,
en que el racionalismo y el materialismo tienden á negar su grande-
za al misticismo, sus tesoros inagotables á la piedad, es más digna
que nunca de respeto y loor.
Terminado el acto religioso, los sacerdotes presentes en él acom-
32 EL MONTE CARMELO

paflaron al profeso, que, coronada su frente con las rosas blancas


simbólicas de la pureza, dirigió sus pasos hacia la sacristía, mien-
tras un gran número de los concurrentes tomaba asiento en el salón
de recibo.
Cuando apareció en él el P. Alberto, de pie la concurrencia, hizo
votos de venturas por el P. Presidente y la comunidad, y repartió el
protagonista de la fiesta unas tarjetas impresas con la fecha del día
que forma una de las páginas más hermosas de su vida.
Momentos después nos despedimos de aquel sagrado recinto, con
esa placidez que da al espíritu el goce puro de lo elevado, lo edifi-
cante, sin que ninguna nota triste se mezcle al himno de regocijo en
que el alma, con santo júbilo, despliega sus alas, y parece vuela ha-
cia un mundo mejor.
Ahora, como entonces, deseamos, en el desempeño de su augusto
ministerio, al esforzado hijo del Carmelo tanto talento como Bos-
suet. tanta virtud como Fenelon.
DESDE TORO.—M. Rdo.'P. Director de E L MONTE CARMELO: Hace
unos días, recorriendo con V. R. las calles de la histórica ciudad de
Toro y admirando las bellezas de su colegiata, joya preciada del
arte bizantino, le dije, expresando en mis palabras la emoción de mi
espíritu: "Jamás he asistido á acto tan solemnemente conmovedor y
tierno como la profesión de la hermana Joaquina „. Desde aquel día,
c r é a m e ' P . Ángel, esa ceremonia es tema de todas mis conversacio-
nes y de todas mis cartas. Y por eso, aunque V. R. sabe tan bien
como yo lo que fué aquello, complázcome en evocar en mi memoria
todos sus detalles y referir una y otra vez aquella historia.
La hermana Joaquina del Sagrado Corazón de Jesús, Elicegui de
Aizpuru, vino á este mundo con la predestinación de monja. Pero,
para la ejecución de esta predestinación, quiso Dios llevarla por ca-
minos extraordinarios, por los caminos del matrimonio y de la ma-
ternidad; para que así, no sólo ella fuese religiosa, sino por su medio
se consagraran á Dios sus hijos y su mismo esposo. La hermana Joa-
quina es madre: en su corazón ha sentido los amores inmensos y ve-
nerandos de.una madre; pero, á pesar de esos amores, un día despi-
dió á sus dos hijos, imprimiendo en su frente un ardiente ósculo: es
que sus dos hijos habían oído el llamamiento de Dios, y tras de esté
llamamiento iban á encerrarse en un claustro religioso. La hermana
Joaquina es esposa: ella siente en su corazón amor tiernísimo y en-
cendidísimo al compañero fiel con quien toda su vida ha compartido
sus alegrías y sus penas; pero, á pesar de este amor, despídese de
su esposo para no abrazarle más, para no verle ni oirle más sino á
través de una doble reja y de un velo. La hermana Joaquina, esposa
y madre, es monja carmelita descalza: es ya de hecho lo que ha sido
en espíritu toda su vida. V. R., P. Ángel, lo ha oído varias veces á
ella misma; yo también se lo oí: en sus afanes y en sus apuros de es-
posa y de madre se unía siempre en espíritu á los coros de esposas
de Cristo, y ofrecía al Señor sus gemidos y oraciones, unidas á las
oraciones de las comunidades religiosas. Ahora, cumplida en la tie-
rra su misión de esposa y de madre de familia, se ha adelantado al
CRÓNICA CARMELITANA 33

altar de las ofrendas, de los sacrificios y de los juramentos sagrados,


y se ha ofrecido, y se ha sacrificado, y ha jurado al Señor sus votos
solemnes de carmelita descalza, en presencia de su amado esposo,
Fr. Pedro de San Ignacio de Loyola, vestido también con el sayal
carmelitano, y recibiendo sus votos su hijo el Rdo. P. Celestino Aiz-
puru, jesuíta, que cantó la solemne Misa de profesión, y predicando
en aquel acto y ensalzando el sacrificio de su madre su otro hijo, el
Rdo. P. Luis de la V. del C., carmelita descalzo. ¿Quién no lloró de
emoción aquel día?
Ya he dicho que predicó el P. Luis. Empezó diciendo que, si al-
guien estaba de más en aquella solemnísima ocasión, era el predica-
dor. Si se habla del predicador que predique en la profesión de su
madre, yo no lo creo así. El P. Luis no podía faltar aquel día del
pulpito; por ley natural, era el complemento necesario de aquel
acto. Si alguien, que no hubiera jamás dado el dulcísimo nombre de
madre á la que iba á profesar, le hubiera sustituido en el pulpito, ése
sí hubiera estado de más. El exordio del P. Luis fué altamente paté-
tico, describiendo el acto que su madre iba á realizar, é invitando á
su hermano, que e r a , como se ha indicado, el celebrante, á cantar
un Te Deum laudamus al Dios de las misericordias porque les ha-
bía dado unos padres tan buenos "y, que no nos lo oigan ellos—aña-
día,—tan santos,,.
Pero ¿qué se propone, preguntaba, mi madre al encerrarse en el
claustro, al despedirse del que es su esposo, al dar este adiós al
mundo? Y, respondiéndose á sí mismo, dijo: Lo que se propone todo
el género humano, lo que constituye la aspiración de todos los seres:
el ser feliz. Y á continuación presentó la proposición de su discurso
en esta otra pregunta: ¿Cómo, á través de esas rejas que separan de
lo que el mundo ama, entre el chasquido de la disciplina y el aguijón
del cilicio, puede un alma ser dichosa? Y, desarrollando esta propo-
sición en párrafos elocuentes é inspirados, probó que, mientras en el
mundo lo real y lo efectivo es el dolor, y el placer es lo aparente, en
el convento, al contrarío, el placer y la dicha del espíritu es lo efec-
tivo entre las apariencias del dolor y del sufrimiento; porque, aun-
que los ejercicios de la vida religiosa repugnen á la naturaleza caída,
la virtud de Dios, invadiendo los senos del alma, la ennoblece y dig-
nifica, y la hace capaz de gustar sabores divinos y espirituales di-
chas. Por lo cual, el ideal de todo el que apetezca la dicha ha de ser
la cruz y el sacrificio, cual el que en aquellos momentos abrazaba
para sí la nueva profesa.
Lo que siguió al sermón, mientras la hermana Joaquina recibía
el velo negro de las profesas, se adivina: emoción en el corazón y
lágrimas en los ojos: todos nos conmovimos y todos lloramos.
Ante la solemnidad del acto principal desaparece para mí el inte-
rés de otros detalles, en que quizá otras veces me hubiera fijado,
como la distinción de la concurrencia, lo artístico del decorado del
templo, etc. Sin embargo, no debo dejar de consignar que la Her-
mana Joaquina fué apadrinada en aquel solemne acto por la Exce-
lentísima Sra. Marquesa de Campo Sagrado, que descuella en la
34 EL MONTE CARMELO

aristocracia española por la realeza de la sangre que por sus venas


corre y por la nobleza más alta aún de sus virtudes cristianas; pero
quien, no pudiendo asistir personalmente á la ceremonia, fué repre-
sentada por la Srta. Valentina Elicequi. Entre los asistentes vi al
Rdo. P. Provincial de los carmelitas^descalzos de Castilla, al Reve-
rendo P. Fernando, ex Provincial y Vicario de Valladolid, y al Re-
verendo P. Ignacio, Vicario de Medina, además de V. R., como Di-
rector de E L MONTE CARMELO y representante, según entendí, del
Reverendo P. Provincial de Navarra.
La enhorabuena que entonces di, se la reitero hoy con la mayor
efusión á la hermana Joaquina, á su digno esposo, á sus virtuosos
hijos, á la comunidad de Toro y á toda la Orden Carmelitana.
Y V. R., P. Director, dispense lo largo de esta carta, escrita más
con el corazón que con la pluma.
Y sabe que es uno con V. R. en sentimientos y afecto, Natry Z.
FUNCIóN RELIGIOSA.—El día 29 de Noviembre último se celebro en
el Convento de nuestras Madres de Sevilla una función solemne en
honor de nuestros gloriosos mártires Beatos Dionisio y Redento»
siendo digno de notarse un bajo relieve modelado en barro por una
religiosa de aquella Comunidad, representando á los dos Beatos en
actitud extática, que por su perfección llamó justamente la atención
de todos. En la función predicó el M. I. Sr. Rector del Seminario
General y Pontificio, Dr. D. Modesto Abín y Pinedo, que con palabra
fácil y conceptos sublimes describió las admirables virtudes y lo
heroico del martirio de los dos ilustres hijos de la Reforma T e r e -
siana.
NECROLOGíA.—Ha fallecido en Toledo el Hermano Juan de San
Joaquín, que habiendo vivido virtuosamente en matrimonio algunos
años con su cristiana esposa María Alva, de quien tuvo dos hijos, á
quienes consagró á Dios y á la Virgen del Carmen en el Convento
de Talavera d é l a Reina, él también renunció al mundo, tomando el
hábito de lego carmelita descalzo, mientras su virtuosa esposa pro-
fesaba igualmente en el Convento de la Encarnación de Avila. Des-
pués de profeso, el Hermano Juan pasó á nuestro Convento de la Ha-
bana, donde permaneció diez años en los oficios propios de su profe-
sión, regresando después de ese tiempo á la Península. Su vida ha
sido siempre de gran fervor y edificación, y jamás le abandonaba el
pensamiento de la muerte, que era el tema de todas sus conversacio-
nes. Su fin ha sido como podía esperarse de una vida tan santa. Con
la placidez de los justos dejó de existir para este mundo el día de la
Inmaculada Concepción, rodeado de todos los religiosos. El Señor
habrá premiado sus fervores y buenas obras.
En Corella ha fallecido también la Hermana Teresa de Jesús (co-
rista), de sesenta y seis años de edad y cuarenta y cuatro de reli-
gión, después de muchos años de padecimientos sufridos con vale-
roso ánimo y fervor.
El Señor les dé un descanso eterno, y la luz de la gloria brille sobre
ellos. Amén.
üONSISTORIO.—El día 15 de Diciembre se celebró en Roma Consis-
torio en que Su Santidad preconizó Arzobispo de Zaragoza al
Sr. Soldevilla, que era Obispo de Tarazona; Obispo de Madrid al
Sr. Guisasola, que lo era de Jaén; de Jaén al Sr. Castellote, que lo
era de Menorca; y de Tarazona al Sr. Salvador Barrera?Rector del
Sacro Monte de Granadas En este Consistorio pronunció León XIII
una alocución lamentando tener que hablar de asuntos tristes, en
vez de alegres. Manifestó su dolor por el proyecto de ley de divorcio
que Italia se halla á punto de adoptar, añadiendo que el divorcio es
contrario á la doctrina católica, y terminó rogando álos Cardenales
que dirijan sus súplicas al Cielo para que proteja á Italia en estos
tiempos difíciles.
E L DIVORCIO EN ITALIA.—El día 6 del pasado fué tomado en consi-
deración por la Cámara el proyecto de ley sobre el divorcio, presen-
tado por un diputado socialista. El ministro de Gracia y Justicia se
declaró en favor del divorcio. Esto ha causado penosa impresión en
los elementos sanos de Italia, y ha motivado lo dicho por Su Santi-
dad en la alocución á que arriba nos referimos.
VlGÉSIMOQUINTO ANIVERSARIO DEL PONTIFICADO DE S ü SANTIDAD
L E ó N XIIL—La Comisión internacional de Bolonia prosigue activa-
mente en sus trabajos de preparación de las fiestas que se han de ce-
lebrar en la próxima conmemoración del XXV aniversario del Ponti-
ficado del Padre Santo León XIII. A este efecto se ha dirigido una
circular á los Rdos. Secretarios de los limos. Obispos diocesanos,
é invita á los católicos de todas las naciones para que promuevan
peregrinaciones á Roma.
El Papa se propone recibirlas en los meses de Marzo, Abril y
Mayo de 1902.
Las Compañías de los ferrocarriles italianos han prometido hacer
extraordinarias rebajas en los precios para los peregrinos.
Se ha propuesto, además, verificar una peregrinación espiritual á
Roma por medio de la oración común y la ofrenda de un pequeño
óbolo del amor filial de los católicos para con el Soberano Pontífice.
36 EL MONTE CARMELO

La oración escogida por el Rmo. Cardenal Vicario es la de Oremus


pro Pontífice nostro Leone.
La Comisión la ha hecho imprimir en hojas muy elegantes para que
sea distribuida, como recuerdo, á los que ofrezcan la limosna. A pe-
tición de los Ordinarios, ó de sus delegados, se les enviarán dichas
hojas gratuitamente.
El objeto precioso que será ofrecido á Su Santidad por todas las
diócesis del globo consistirá en una tiara de oro purísimo, que será
entregada al Papa por el Emmo. Cardenal Vicario, por el Episcopa-
do y la Comisión internacional en el día de la víspera de dicho ani-
versario-, para que pueda usarla en las ceremonias de su Jubileo
pontifical.
Por fin, recomienda dicha circular á la obra diocesana de obse-
quios al Santo Padre que se promueva la formación de una Exposi-
ción extraordinaria de objetos destinados al culto, para ser distribuí-
dos entre las iglesias pobres de cada diócesis.
TIARAS.—A propósito de la tiara de oro que piensa regalar la Junta
organizadora del XXV aniversario del pontificado de León XIII á
su augusta persona, recordamos que la tiara regalada por Napoleón I
á Pío VII pesa tres kilos 700 gramos, y,"dado el estado actual de la
misma, es difícil que Su Santidad pueda servirse de ella en sus bo-
das de plata.
Además de esta tiara y de otra, regalo de la diócesis de París, la
Reina de España regaló otra el año 1855, después de la celebración
del Concordato español.
Esta tiara, cubierta toda de diamantes, llamada por algún escri-
tor "verdadera montaña de luces„ epíteto con que se alude á un
diamante de la India, conocido en todos los tratados grueso de cris-
talologíapor el nombre de Kohi-noor, ó sea montaña de luces, fué
evaluada en 300.000 francos , entrando en su composición 19.000 dia-
mantes, de los que 18.000 son preciosísimos brillantes.
UNA CARTA DEL PAPA.— Su Santidad ha enviado una carta á los
Obispos latinos de Grecia, con motivo de la fundación del Seminario
de Atenas, exhortándoles á perseverar en la unión de las iglesias
que se han separado de la romana.
El Papa se lamenta, en este documento notabilísimo, de que conti-
núe el cisma en Grecia.
Hace sobre el particular consideraciones de un orden muy eleva-
do, y , sosteniendo la conveniencia de que el Episcopado católico
griego persevere en la obra de la propaganda, se declara favorable
al establecimiento de un Seminario en Atenas.
CIRCULAR EN CATóLICO.—El dignísimo Sr. Fiscal de la Audiencia de
la Coruña ha dirigido á sus subordinados una magnífica circular con-
tra la blasfemia, reproduciendo otra que, como Fiscal de la Audien-
cia de Burgos, publicó con fecha de 13 de Julio último, la cualj de-
searíamos ver reproducida en todos los Boletines oficiales del Go-
bierno. Es de oro y no tiene desperdicio; y sentimos no poderla co-
CRÓNICA GENERAL 37

piar entera. "Es, dice el ilustre fiscal, la blasfemia un vicio horri-


ble y repugnante, que hiere y desgarra el oído, hace crispar de
horror los nervios y estremece el alma; hecho abominable, mezcla
de maldad y barbarie, que no ha}' motivo ni objeto alguno que dis-
culpe tan grave ofensa dirigida al Ser de quien hemos recibido
todo bien, desde nuestra propia existencia hasta el beneficio infi-
nito de nuestra redención y salvación.eterna; costumbre salvaje,
vergüenza de una sociedad civilizada, y mayor aún para esta na-
ción tan querida y privilegiada del Corazón de Jesús; y por eso
aquí puede decirse, para oprobio nuestro, que le es más grave ofen-
sa que en otras partes la satánica blasfemia. Si, pues, la blasfemia
es, en el orden legal, una falta comprendida en el Código penal, en
el orden social ofensa á los sentimientos religiosos de la sociedad
cristiana y motivo de gravísimo escándalo, la acción judicial debe
recaer sobre ella, y al ministerio fiscal corresponde promoverla, to-
mando la iniciativa para que no quede sin el condigno castigo.
Encargo, pues, muy eficazmente á los fiscales municipales depen-
dientes de esta Audiencia provincial la más exquisita y especial vi-
gilancia sobre un hecho tan horrible y repugnante, toda vez que, al
hacerlo así, defenderán la causa de la justicia, que es á la vez la cau-
sa de Dios, fuente y autor de toda justicia; en la inteligencia de que
seré inexorable con la menor apatía que observe en tan importante
servicio, así como pródigo en aplaudir y encomiar el celo y energía
que se emplee para la persecución y castigo de los blasfemos, y para
que con todo rigor se les aplique la pena consignada en el repetido
artículo 586, núm. 2.°, del Código Penal.,,
Nuestra cordial enhorabuena para el fiscal Sr. D. Luis Redríguez,
espejo de funcionarios católicos, y sin respetos humanos en el cum-
ülimiento de su deber. Que cunda el buen ejemplo.
NOTICIAS POLíTICAS. — L O S desórdenes y tumultos están constitu-
yendo enfermedad endémica en España. Las huelgas persisten,
transformadas en motines, y, precisamente cuando el ministro de la
Gobernación acaba de hacer una ley de huelgas , revisten carácter
más alarmante en Barcelona y en Cádiz. Los escándalos y ataques
injustificados con que empezó el año qije ha fenecido, han ido cre-
ciendo durante todo él, y todo indica que de nuevo y en fecha próxi-
ma empezarán las pedreas y cencerradas contra las cosas santas, y
quizá está cerca la era de las grandes demoliciones.
Hasta en el Congreso de Diputados han hallado eco esos tumultos,
y el desorden ha alborotado á los padres de la patria, entre los ata-
ques jacobinos de los republicanos avanzados á la Regente y las in-
terjecciones de carretero salidas de boca de todo un ministro de Ins-
trucción Pública y Bellas Artes, ó de educación nacional, como al-
guien le llamó aquel día. Y por cierto que, ante los ataques de Le-
rroux y Soriano, el Gobierno de S. M. se calló; lo cual, según ha in-
sinuado la prensa, le ha valido al jefe del Gobierno una amonesta-
ción en altas regiones.
En el Ateneo también ha habido tempestad con motivo de haber
celebrado algunas sesiones la Asamblea de la Enseñanza, donde
38 EL MONTE CARMELO

dieron un fuerte disgusto é hicieron tragar mucha saliva al conde de


Romanones, atacando á todos los políticos y á la Monarquía misma.
Pero todo en nombre del espíritu liberal, de ese mismo espíritu bajo
cuyo amparo acababa el mismo Sr. Conde, ministro de Instrucción
Pública, de decir en el Congreso que la Iglesia no tiene dentro de la
enseñanza misión alguna que realizar, expulsando con esa afirma-
ción blasfema á Dios de la enseñanza. ¿Cómo se querrá que esta ju-
ventud, á quien se pretende educar sin Dios, tenga luego ningún
respeto á ninguna autoridad humana? Quien siembra vientos...
Él conflicto entre Chile y la República Argentina por la antigua
cuestión de límites ha llegado á tal estado que de un momento á otro
se espera la noticia de la ruptura de hostilidades, para lo cual am-
bas repúblicas hace tiempo-sé vienen preparando.

fí^TOLiOGÍñ

La R o e a
Furiosa la ola del mar,
Contra la roca al chocar,
Decía á la roca así:
— ¿Por qué, cuando vengo á ti,
Siempre en ti me he de estrellar?
Y dijo la roca:—A fe
Que no te maltrataré,
Si vienes mansa á ceñirme;
Mas si vienes á escupirme,
Siempre te rechazaré.
Así es la verdad. Si ante ella,
Como ante la roca aquélla,
La torpe razón avanza
Y llega humilde, la alcanza;
Si llega altiva, se estrella.
Jian¡ de Víu.
B O C E T O S

Un cura de un pueblecillo volvía sólo porque lo viéramos... Ven, pase-


una tarde á casa. Andando, andando, mos detrás de esas zarzas. Estaremos
rezaba en su Breviario. Dos jóvenes en primera fila de butacas.
oficiales, cuya compañía estaba acuar- Tres ó cuatro minutos después llegó
telada en otro pueblo i n m e d i a t o , el cura, siempre rezando en su Bre-
venían por el camino. Se burlaron al viario. Él pobre le pidió una limosna...
pasar junto al sacerdote, que conti- El cura levantó los ojos, cerró su libro
nuaba su oración; y como llevaban y se acercó al pobre:
un buen paso, muy pronto le dejaron — ¡Ay de mí, hermano! — dijo el
bastante atrás. cura registrando su bolsillo—Creoque
Comenzaron á hablar de religión, ó, no tengo nada.
mejor decir, de irreligión. Los dos amigos se tocaron con el
—Yo no quiero á los curas—decía codo.
uno de ellos. —Bien decía yo—dijo uno de ellos.
—Ni yo—decía el otro. El cura buscaba por todos lados; no
—Ese es su oficio. llevaba dinero.
— La religión sólo es para las mu- —No tengo hada. Lo siento en el
jeres. alma—repitió.
—Ó para chiquillos. Pero viendo la desnudez del men-
<—No son mejores los devotos que digo:
los que no lo son. — I No tienes nada para cubrirte ?
— Al contrario, son peores. —No , mi buen señor.
—Más limosnas se hacen al salir del —Entonces, espérate.
teatro que al salir de misa, etc., etc. Puso su libro en tierra, miró por
Esta edificante conversación fué todos lados para ver si alguien le
interrumpida por la voz de un men- observaba, desapareció por un mo-
digo, sentado cerca de unos zarzales: mento, y volvió trayendo en sus manos
los militares le dieron algunos cuartos. la indispensable vestidura, que un in-
El infeliz estaba casi desnudo, pálido, glés no osaría nombrar, pero que un
demacrado, desfallecido... buen español llama sencillamente...
—Apuesto—dijo uno de los oficiales sus calzones.
— á que el cura no le da nada. —Tome, hermano mío — le dijo al
— Esperémonos para verlo. d e s d i c h a d o presentándoselos. — Al
—Sí, pero escondámonos, porque menos con esto tendrá para cubrir un
estas gentes hacen el bien cuando los poco su desnudez. No hable de esto-
demás lo ven; sería capaz de dar algo á nadie y ruegue á Dios por mí.
40 EL MONTE CARMEÍ.0

El pobre tomó los pantalones y dio Al día siguiente fueron á confesarse


Jas gracias al cura, que, envuelto en los dos jóvenes oficiales: la sencilla
su sotana, continuó su camino y su caridad del buen sacerdote había
rezo. convertido dos almas.

LA M U Ñ E C A
El escaparate Vino al fin la noche,
loca la tenía: muy negra, muy fría;
¡ qué hermosa muñeca, con dolor la nena
qué rubia, qué linda! se fué á su guardilla;
Cerraba los ojos, temblando de frío
los brazos abría se echó en su camita,
y volvía loca con aquellas cosas y, siempre anhelando la hermosa mu-
á la pobre niña. se quedó dormida. [ñeca,
Si desde la tienda Después, muy contenta
fuera á su guardilla, soñaba y reía:
¡qué lindo vestido la rubia muñeca
de seda le haría con ella tenía...
con muchos adornos, ya no siente frío,
con muchas puntillas!... ya no está aterida...
¡ No tener dinero, no poder comprarla! ¡Parece un manojo de flores rosadas
¡si ella fuera rica! su cara encendida!
Pero era muy pobre, ¡Qué gusto tenerla!
¡muy pobre!; sentía Pero ¡cuánta dicha!
los pies ateridos, La muñeca ríe,
las piernas muy frías, la muñeca chilla
porque iba descalza... y extiende los brazos...
arrebujadita ¡cuánta monería!
en los pliegues rotos, sucios y mu- ¡qué linda, qué rubia con tantos ador-
[grientos contantas puntillas! [nos,
de aquella toquilla...
¡Con qué ansia miraba Contenta y riendo
la aterida niña! despertó la niña;
Los limpios cristales no vio la muñeca...
de aliento cubría, la buscó en seguida,
que luego limpiaba y al ver que no estaba,
con sus manecitas... dos lágrimas vivas
Aquella muñeca con tantos primores surcaron temblando su cara de rosa...
loca la tenía! ¡ Si ella fuera rica!
José Jl/Tontero.

EL AÑO NUEVO EN CHINA


SOON NIN es el nombre de las solem- Las fiestas que se celebran al prin-
nidades que se celebran en China al cipio de año duran nueve días, según
comenzar el año en cuatro templos la ley del Imperio chino. El primero
situados á los cuatro ángulos de cada lo consagran á las aves; el segundo á
población. Cerca de estos templos los perros; el tercero á los cerdos; el
construyen los chinos con anticipa- cuarto á las ovejas; el quinto á las
ción teatros de caña para las come- vacas; el sexto á los caballos; el sép-
dias que ellos representan en honor timo al hombre; el octavo á los cerea-
de su divinidad. Para estos días ador- les, y el nono al lino. Los chinos se
nan todas las casas con faroles, y se visitan en estos días y se felicitan
empapela de encarnado el sitio ó habi- enviando tarjetas pintadas que signi-
tación donde coloca cada familia sus fican el deseo de tres felicidades: una
ídolos; los chinos se engalanan con herencia, un empleo público y una
sus mejores trajes; pues si alguno de larga vida.
ellos no vistiera bien en tales días, se ¡Pobres gentes! ¡En qué creencias
creería todo el año condenado á la viven y cómo morirán!
miseria.
1
— " » w * i y " ' ^ g g f . ? . ' ^ . y . . " • • • i " ^ " l — • ¿ • • , - J . I M I M I i i l - ^ l l i < l i i i . « . . r n - i . M i i . . i i i ^ i j j i . ^ - i _ I . M I I . i B . i « i « . » i « . t - y

Á ORILLAS DEL MAR

L continuar nuestras ta-


j j | r e a s periodísticas en la
hermosa Santander, que con razón
ostenta en su escudo heráldico, los
títulos de muy noble, siempre leal y
decidida, nuestra primera palabra
ha de ser de afectuoso saludo al
simpático , pueblo montañés, céle-
bre en los anales de la historia de
España por sus excelsas virtudes
flño I l l h f l ú m . 3 8 cívicas y por sus fervientes entu-
siasmos religiosos. No somos ex-
15 de Enero de 1902 traños á él. El entusiasmo con que
acog-ió á E L M O N T E C A R M E L O
desde su principio prueba el acen-
42 BL MONTE CARMELO

drado cariño de ésta religiosa ciudad á la Virgen San-


tísima del Carmen, de cuya devoción es nuestra Revista
heraldo y propagandista incansable.
Aquí seguiremos cantando las glorias de la Virgen
del Carmen, y acompañará'nuestros cantos el ruido del
mar, lleno de misterios, y las brisas y los vientos lo
harán sentir en todos los lugares de la tierra.
¡Bendito sea Dios! A orillas del mar, en el sagrado
Monte Carmelo, comenzaron Elias y Eliseo nuestra
historia, y á orillas del mar seguiremos escribiéndola
sus hijos, adorando en espíritu en la nubécula que se
levanta sobre las olas, y. sube más alta que las cumbres
de las empinadas montañas coronadas de nieves eternas,
á la misma Reina del Carmelo que adoró el gran Elias
en su visión profética.
A orillas del mar glorificaron á la Virgen Madre
de Dios aquellos hijos de los profetas de que nos ha-
blan los libros santos, y á orillas del mar la glorifica-
remos sus hijos escribiendo la-historia de sus hermosos
amores. -
A orillas del mar veremos lucir la estrella que guía
al navegante y saludaremos en ella á la verdadera
Estrella del Mar que brilla sobre el mar borrascoso de
la vida humana, para que guiándonos por Ella arribemos
al suspirado puerto de nuestra eterna salvación.
A orillas del mar, en los ruidos armoniosos de las
ondas, en los rumores misteriosos de los vientos,
aprenderemos las grandezas inenarrables de nuestra
adorada Virgen del Carmen y la historia maravillosa
de sus maternales amores.
Porque á orillas del mar el pensamiento se purifica
y se levanta. ¿Quién, "sino, al ver su inmensidad, el
movimiento eterno de sus olas, no ha pensado en la
grandeza de Dios, en la fuerza terrible de su brazo?
Y ¿quien al mirar el color azul en las aguas, y el
í A ORILLAS DRL MAR 4?
í,. . . . .

color azul en, los cielos no ha'pensado en el manto
hermoso de la Virgen?....
En este sentido bien podemos decir que es el mar
un predicador elocuentísimo que constantemente nos
habla de Dios,, y de su Madre Santísima, que Madre
nuestra es.
Por eso tiene el mar maravillas y encantos para los
corazones sensibles, para los temperamentos místicos,
para las almas enamoradas de Dios y de la Virgen,
Reina de nuestros amores.
. Y por eso,al continuar hoy á orillas del mar nuestras
tareas periodísticas, nuestra primera palabra es de
cariñoso saludo á tí, pueblo Santanderino, simpático
como tus campiñas, y grande como tus mares, altivo
como tus montañas y cristiano como tus antepasados.
Esperamos en Dios y én la Virgen nuestra Madre
que nuestros trabajos no se perderán en el vacío y que
nuestra obra de propaganda Carmelitana encontrará
fervientes y generosos cooperadores en los hidalgos
hijos de esta hermosa'tierra.
L A REDACCIóN.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

¥:£¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥

LA SAGRADA FAMILIA

AY tres nombres sagrados que fe repiten con


frecuencia en el Evangelio. Los nombres
de Jesús*, Maiía y José; nombres de seres
adorables que forman la Sagrada Familia, ó sea
Trinidad de la tierra á causa de la íntima
semejanza con la Trinidad del cielo.
Data de muy antiguo la devoción de los fieles
cia la Sagrada Familia de Nazaret; mas en nuestros
días esta devoción ha llegado á ser popular.
León XIII, atendiendo á las reiteradas súplicas de muchos cristia-
nos, ha puesto como el sello á esta devoción, estableciendo una fiesta
especial en su honor, componiendo él mismo los himnos del nuevo
oficio.
«Abrigamos suma confianza, dice León XIII, que los fieles hallarán
en el culto á la Sagrada Familia poderosos estímulos pnra acrecentar
su fé ó imitar las virtudes que brillaron en el divino Maestro, ou su
Madre Santísima y su Padre putativo.»
La Iglesia católica, llena do sabiduría y de amor hacíala Huma-
nidad, desenvuelve el culto segúu las necesidades de las épocas. ^
A principios del siglo pasado se decía:
«El espíritu que debe reinar entre las familias, desaparece.» Por
desgracia, el mal ha hecho progresos desastrosos. En efecto: ¡Qué
LA SAGRADA FAMlLÍA 45

reducido es el'número de familias en cuyo[seno se conservas intactas


las antiguas tradiciones de uua fé inquebrantable! ¡Ah! la mayor
parte de los hombres han sido arrastrados' del espíritu y máximas
modernas!
No, el hogar doméstico está muy lejos de ser lo que era antes. Loa
más dulces y sagrados lazos se han aflojado de una manera alar-
mante; las sencillas y delicadas alegrías han sido reemplazadas por
violentas emociones; á la infancia se le nutre con una educación mal-
sana, y la edad madura y la vejez, desprovistas de la verdadera
ciencia, no se ocupan más que en «osas fátiles y baladíes.
A fuerza de buscar la felicidad fuera de lo sobrenatural, se ha
concluido por mirar como natural y legítima ésa sed hidrópica de
bienes materiales. La sociedad ha querido pasarse sin Dios, y consti-
tuye las familias sin otra moral que la que se ha dado en llamar
honestidad natural. De aquí ese espíritu revolucionario, esa tendencia
irresistible hacia el vicio, que empieza el hombre a desarrollar desde
su infancia, á causa de los ejemplos poco edificautes de los padres.
Por rigurosa consecuencia el mal se ha comunicado de la familia á
la sociedad entera; y a pesar del progreso y adelantos modernos un
malestar inexplicable se cierne sobre todos nosotros; un orgullo
desenfrenado impulsa á los individuos á salir de su propia y natural
esfera para elevarse sobre los demás, y todo el mundo se precipita
con avidez insaciable hacia los goces materiales con detrimento de
las verdaderas satisfacciones de espíritu y de corazón. ¿Dóade halla-
ren.as el remedio oportuno para tanto mal, y el eslabón que una esta
cadena interrumpida de las 'patriarcales tradiciones, de los buenos
ejemplos y de las buenas costumbres? De que" modo haremos com-
prender á los padres de familia que es tiempo ya de educar á sus
hijos en el temor de Dios y segúu las regks del Evaugelio, y llama-
remos al orden á tantos extraviados, que, no esperando nada del
cielo, todas sus miras tienen puestas en la tierra confiando que algúu
día llegará para ellos el turno de los goces materiales?
Confieso ingenuamente que no hay remedio hu nano para seme-
jante estado de cosas. Sólo el poder divino puede salvar la humani«
dad presente, forzarían retroceder del camiuo emprendido y desper-
tar en las almas la fé, la caridad, el desprendimiento, la abnegación,
preparando de este modo la regeneración de la familia y de la socie-
dad. Y para conseguir un fin tan trascendental no hay ejemplo tan
eficaz para todas las claseí sociales como el de la Sagrada Familia de
Nazarot.
Eu efecto; ¡Qué cuadro tan delicioso ofrece el interior de Nazaretl
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LA SAGRADA FAMILIA tHsenltura de José Romero Tena)


ti AfOÑÍE CAMELO 4?
A pesar de la pobreza q-.ie á primera vista se posesionó de aquel
hogar, reiuaba la armonía más perfecta, y la vida brillaba con más
claridad que el sol cuando emite sus rayos eu las alturas del medio
día. Los corazones latían al unísono y al impulso de un mismo amor.
¿Quién será capaz de ponderar el amor de Jesús á María, su Madre,
y á José, su padre putativo? Amó á su Madre sobre todas las criatu-
ras. De Ella recibió la naturaleza humana, y El en cambio la adornó
con todos los dones de la gracia.
Después de María, á San José amó más que á :tra criatura.
Según uua tradición oriental, N. S J. dijo á sus ¡discípulos: «Yo
me conduje con San José como si hubiera sido mi propio padre. Yo
le llamaba padre, el me llamaba hijo, y me era más querido que las
pupilas de mis ojos.»
Un autor piadoso ha dicho que J. C. amó á su padre adoptivo
hasta tal punto, que, repartido este amor entre todos los padres del
mundo, rebosarían de felicidad. Y e¿ natural que amemos á quien
nos ama; pues amor con amor se paga. Si Sau Juan evangelista por
sólo haber recliuado algunos iustantes su cabeza sobre el pecho del
Salvador fué llamado el discípulo del amor, ¿qué diremos del Pa-
triarca de Nazaret, habiendo tenido tantas veces en sus brazos al
Verbo humanado? v
Por otra parte, la Virgen Santísima y San José amaban á Jesús
con un amor sin límites. Jamás hubo madre que abrigase stauto
motivos para amar como Muría. Jesús era el más hermoso de los
hijos de los hombres. María vivió con El en uua inquebrantable
familiaridad, y amó á su divino Hijo más que todps los ángeles y
todos los hombres, y nada pudo separarle de El. Los apóstoles huye-
ron todos, á excepción de uno,.durante la pasión del Salvador; em-
pero María permaneció de pié ante la Cruz de su Hijo.
El amor de Sau José hacia Jesús fué también incomparable.
Si fué un (Juerubíu.por su celestial Ciencia, igualó á los Serafines
por el amor intenso hacia Dios.
Reflexionemos ahora sobre las virtudes que la Sagrada Familia
practicó en la humilde casa de Nazaret.
Para la mayor parte de los hombres, la pobreza es el mal mayor
de todos los males. La sociedad siente horror á la pobreza, porque
«Ha impone el trabajo y el sacrificio. El oro, he aquí el dios de todos
los corazones; y para adquirirlo, todos los medios son legales.
J. C. llevó una vida pobre, y quiso nacer de padres pobres. El día
de la Presentación, María y José, ea sus ofrendas, se condujeron
como pobres,
48¡ Í ¿ iíOtfíÉ CARJMo

El abandonó las riquezas del cielo y abrazó la pobreza, para ense-


ñarnos á no apetecer más que lo estrictamente necesario. Los mis-
mos pndre=> se Trpyeron en el deber de ganar el sustento con el sudor
de su frente.
Jesús les ayudaba con sus propias manos; y por. eso fué llamado
hijo de un nrte c ano, y El mismo fué también artesano.
María, mientras que Jesús y Sau José trabajaban en el ofióio de
carpintero, velaba pnr el orden y la limpieza de la casa. Se ocupaba
en hilar ó en coser y arreglar los vestidos de su divino Hij) y de su
esposo cas-tHmo, en preparar la comida diaria y traer agua de una
fuente, qué aún al presente se llama la fuente de María.
¡Ahí la sociedad actual es incapaz de comprender las dulzuras de la
vida pobre, modesta-y laboriosa de la Familia de Nazaret. Y sin em-
bargo en ella se halla el mo lelo para todas las clases de la sociedad.
En nuestros días, en que la fé se va debilitando de una manera
visible, el obrero se nutre de orgullo, de envidia y de tedio. En la
escuela de Nazaret aprenderá á aceptar con resignación las pruebas
de la vida; y sabrá que la .verdadera felicidad estriba en la sumisión
á la voluntad de Dios.
Los padres de familia hallarán en San José el mejor ejemplo de la
vigilancia y solicitud paternal, y los esposo3 un perfecto dechado de
amor y fidelidad conyugal.
Por María ha reconquistado la esposa el trono y la corona de dig-
nidad y d e gloria que le usurpó el paganismo. Y sólo imitando las
virtudes y siguiendo las huella? de la Madre de Jesús, cumplirá coa
su misión y recobrará su doble prestigio de esposa y de madre. Los
esfuerzos del infierno para pervertir á la mujer son inconcebibles.
Se procura por todos los medios posibles de darla una educación
sensual y^niundana para hacerla concebir odio implacable á todas las
virtudes domésticas*. Se la educa para el mundo, uo para el interior
d é l a familia. Hó aquí el pi'r qué es preciso á todo trance que la
mujer vuelva sus ojos hacia la Virgen de Nazaret, si se quiere res-
taurar el hogar doméstico.
En fin, contemplando á J. C. que, ajustándose á la vida común,
obedece con sumisión á María y á José, el hijo no podrá n e g a r á
sus padres el respeto, la obediencia y el amor filial.
De este modo, rehabilitados todos los miembros de la familia,
unirán sus voces y sus oraciones, se prosternarán con amor ante el
Dios de las misericordias, comerán el mismo pan, y vivirán en paz
y alegría ante las protectoras miradas de Jesús, María y José.
Hé aquí el medio de regenerar la sociedad,
Fr. E ST,
¡í 1¡¡ 5|C T¡t Tft 7P 7f! 7$ ^ft 5Jt 7¡í Tfi 5^ 3^ 3JC . 3JC 5Jf 1f! 5Jt ^C 5Jt ^C 5Jt ÍJC 5^ 7$ 3f 5JÍ 7JC 1JÍ ^s 5JC í p 5p ^

f1 *lf ilt itfi ite A ifr ufe ilf '^ ^ "^ '^f ^ ^ ilf ' ^ ib ^ alt ^- jfc & "Jí aif 'fr A Jf itf iL ilf Jf ifc ib i

LECHO DE AMOR

De una frondosa palmera Siente el anciano en el alma


Al verde y robusto pié Una dicha sin igual,
Descansa en una pradera Un sueño de inmensa calma,
El anciano San José. Una embriaguez celestial.
—¿Me tienes mucho cariño? Jesús se haechadoensupecho,
Me amas mucho dulce amor? José fija en él su sien,
Decía al divino niño ¿Dónde hallar más dulce lecho
Que le ofrecía una flor. Dónde más completo edén?
Subió el niño á su regazo, Uno con el otro junto
Y con sonrisa de paz Quedan dormidos los dos,
Le dio en el cuello un abrazo; ¡Oh! Qué precioso conjunto!
Un beso imprimió en su faz. El hombre descansa en Dios.
Beso lleno de ternura, Los rostros están unidos!
Beso más dulce que miel, Mezclan su respiración,
Beso de ciencia más pura Se confunden los latidos
Que el'perfume del clavel. De uno y otro corazón!
¡Ay! Desde que le habesado Un Querube con'el ala
Cantan las aves mejor Les forma blanco dosel,
Y es más suave y delicado Y un ángel postrado exhala
El aroma de la flor. Un canto al Dios de Israel.

DÜIiCiSimñ PñHHB^ñ

Se despierta José; dulce latido


Del Divino jesús cortó su sueño,
¿Quién podría mucho tiempo estar dormido
Encima de un volcán que, aunque pequeño,
Con llamas mil de amor está encendido?

¿Quién, decid, no despierta


Si el corazón de un Dios llama á la puerta?
"Duerme dulzura mía; Duerme cariño,"
60 Eí< MONTB CASMKLO

Dijo mirando el rostro del bello Niño.


¡Oh! No voléis, Querubes, entre la palma
Vuestro ruido pudiera turbar la calma
de vuestro dueño.
Adorad silenciosos el dulce sueño,
Callad, callad, jilgueros y ruiseñores
Que cantáis en el sauce vuestros amores;
Arroyo que das vueltas en la pradera,
No arrulles á las flores de su ribera:
Duerme Dios mío.
Y su plácido sueño roba el cariño
Cubridle con las alas ¡oh Serafines!
Cercarle de azucenas y de jazmines,
Del arroyo tranquilo junto á las olas,
Tejedle una corona de frescas violas,
Caed de hinojos,
Adoradle, adoradle, que abre los ojos.

Despertóse Jesús, su boca pura


Se abrió para dar paso á una sonrisa,
José extremecióse de ternura,
Pues con voz más serena que la brisa
Cuando en los lirios del vergel murmura
Una noche de estío,
El niñ:> Dios le dijo, Padre mío.
r i T T T i T n 111 í 111! i

FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTUDIOGRITICO-LIT-ERARIO

(CONTINUACIóN)

¡ACE luego el autor el debido aprecio de las Historias de los


^SSInstitutos religiosos y órdenes monásticas "una tan principal y
noble porción de la Iglesia,, advirtiendo "que asi como á las pri-
meras. (Historias) que al principio de las Religiones con más senci-
llez que ornato se escribieron, se debe mayor crédito en la narra-
ción, por haberse escrito á vista de los sucesos y personas mismas
de quien se trata en ellas; así á !as modernas se les debe más loa
y agradecimiento por el mejor estilo y orden en lo escrito, y por el
mayor trabajo y diligencia.en resucitarlo ya difunto y olvidado.,,
Cita las Historias de Fr. Hernando del Castillo, .dominico; de Fr.
José de Singüenza el monje celebérrimo del Escorial; de Fr. An-
tonio de Yepes, benedictino, de los cuales dice con mucho acierto
que "son muy dignos de leerse,, si al primero la demasía en la
exhortación,' al segundo en la erudición, y al tercero en la difusión
se les perdona, lunares pequeños en varones grandes..Menciona
luego los Anales franciscanos del docto y piadoso irlandés Lucas
Wadingo; de los capuchinos, por el P. Bobeno; de los Cistercienses
por el sabio Fr. Ángel Manrique, obispo de Badajoz, y de los Car-
melitas por el P. Lezana. A las historias generales monásticas
prefiere con razón las particulares de Provincias, ó hijos venera-
bles de .ellas "en las cuales—dice—á veces se halla más destreza y
perfección que en las generales,- por que recogidas las tuerzas
todas del ingenio á un particular sujeto, obra con más brío y
perseverancia, así en la averiguación de las cosas, como en el
orden y estilo de escribirlas, al modo que en el arte de fabricar
más presto se halla un camarín perfectamente edificado que todo
un gran palacio suntuoso"
Al llegar aqui, no puede menos de dolerse—y con harta jus-
c ja—del general olvido en que se tienen las historias religiosas, y
52 EL MONTE CARMELO
del constante empeño con que se buscan las profanas. No puedo
menos de transcribir ésos párrafos en que se refleja la grandeza
moral de F r . Jerónimo, y que puede servir de saludable lección
p a r a muchos que se precian de fervorosos creyentes, siendo m á s
amigos de escudriñar las vidas de célebres capitanes y filósofos,
que de estudiar los hechos de esos grandes atletas de la F é y
modelos supervivientes de caridad divina y humana, cuales son los
santos, en quienes se ostenta el más cumplidp retrato de la belleza
moral. "Aquí segunda vez—dice—me lamento y quejo de algunos
de los lectores cristianos, y que se precian de eruditos, los cuales
con increíble ansia y estimación buscan y observan las vidas de
filósofos y capitanes gentiles, celebrando sus dichos, hechos, sen-
tencias, hazañas y victorias, ostentando en esto g r a n erudición,
sin hacer caso, ni dignarse de leer y saber las vidas maravillosas
de los Santos, los triunfos gloriosos de los mártires, virtudes
heroicas de los confesores y las vírgenes, cuya grandeza de ánimo,
cuya sabiduría y obras divinas vencen á todo lo que se refiere de
los más insignes capitanes y filósofos del mundo, con el exceso que
el sol 1a luz de una candela. ¿Por qué, pues, habernos de ser los
cristianos tan apasionados, y por ' decirlo así, amartelados de los
gentiles, que olvidadas y casi despreciadas las grandezas de los
invictísimos capitanes y maestros de la Iglesia, nos andemos tras
las Historias y hazañas de la ciega gentilidad? ¿Qué buscas, oh tú
q i e así te entregas á esa vana lectura, que no puedas hallar én
ésta con ventajas? Provecho ó deleite? Si provecho, no le habiendo
verdadero fuera -de la virtud, ésta solamente se halla en los
varones ejemplares de la Iglesia, porque en la gentilidad sólo hubo
apariencia, aunque especiosa, de virtud. Si deleite, por la hermo-
sura, maravilla, y variedad de cosas y de casos referidos en
Historias ¿á dónde mayor variedad, más prodigiosas maravillas y
hermosura de sucesos m á s bella que en las vidas de los Santos?
¿Fué por ventura mayor ánimo y valor el de Scévola, dejándose
quemar una mano por su República, que el de Laurencio todo
el cuerpo por Cristo? Y allí fué un solo Scévola, aquí son infinitos
los Laurencios. ¿Cuándo se oyó de romano, griego ó bárbaro, voz
tan animosa y ¡valiente u Versa et manduca,, ¿Revuelve y come?
¿Qué Porcia, Lucrecia, ó Virgen Vestal tan admirablemente'casta,
como nüestias vírgenes Inés, Cecilia, Lucía, Catalina y Teresa,
con todo el innumerable coro délas demás que se guardaron
puras para el Esposo celestial? ¿Qué ejércitos de soldados fuertes,
como el de las once mil Vírgenes, el de los diez mil Mártires, el de
los innumerables de Zaragoza, el de la insigne Legión Tebea, y,
finalmente; el de todos los demás que padeciendo por Cristo, ven.
cieron la potencia del mundo y del infierno, y coronados de
gloriosa muerte, fueron sepultados en un mismo triunfo? ¿Dónde,
Í*R. JERÓNIMO Í)É S. JOS¿ 5á

y en qué Historia profana, se ha leído suceso más tierno y prodi-


gioso que el del bienaventurado San Eustaquio, el de la carmelita
virgen Enfrosina, el del humilde San Alejo, y otros tales de que
abunda la eclesiástica Historia? ¿Qué acciones, qué virtudes, qué
gobierno, qué pureza de vida podrá en los anales gentiles estimarse
que se pueda comparar con la perfección en todo divinísima de los
de los Santos Pontífices,, confesores, doctores, religiosos, monjes y
vírgenes, con todos los demás bienaventurados que celebra la
Iglesia? Fuera inmenso, aunque dulcísimo trabajo, el discurrir por
las excelencias de cada uno de ellos; pero, fuera también abatir
mucho su grandeza, quererla en algún modo comparar con la de
sujetos gentiles y profanos.
"Basta para cerrar este discurso el ser fuera de toda duda que
las vidas y hazañas de los siervos de Dios son en grandeza y núme-
ro sin comparación superiores á las de todos los insignes, que
celebra la erudición secular antigua y moderna; y juntamente baste
para el lector cristiano el considerar que las relaciones que leemos
de aquellos, son historias de quien eternamente reina con Cristo, y
las de éstos, de quien estará penando para siempre; que es una viva
y fuerte ponderación para aplicarse á la lección de unas y otras
Historias con estima y afecto diferente. Con proporción y en su
manera digo de las Historias seculares de sujetos cristianos, ló
mismo que de los gentiles, que ninguna de ellas contienen sucesos
tan dignos de saberse, como las divinas- y eclesiásticas, y con todo
eso el apetito curioso siempre basca, y, se emplea más en aquéllas
que en éstas. Encanto verdaderamente grande, hallar más cebo y
deleite en todo lo profano y secular, que en lo sagrado y divino,
como se vé en la pintura, en la poesía y en la Historia, donde así
los autores de estas facultades, como los que se deleitan en sus
obras, unos y otros se aplican y aficionan más fácilmente á lo
profano que á lo divino; y entregándose del todo', sin hartarse, en
la fábrica, en lá vista ó lección de esto, se cansan presto con hastío
en la de aquello, El encanto es la desproporción del gusto con el
manjar, que, siendo aquél terreno, y éste divino, no puede el pala-
dar estragado y hecho á los manjares de la tierra, hallar sabor en
los del cielo, hasta que purificado en el crisol de superior afecto, se
proporcione con los espirituales y divinos. Y esta es la causa porque
algunos ingenios muy elevados, pero que no han llegado á la esfera
del espíritu, se entregan con sumo gusto á la composición, á la
lección y vista profana, y bostezan muy presto eri la divina. Ni
queremos por lo dicho desterrar del estudio y erudición cristiana
las Historias seculares, sino corregir el afecto demasiado que se
tiene á ellas, y dar su debido lugar en la estimación y en el empleo
á las divinas y eclesiásticas, en cuyo campo rio faltarán flores
él • Á¿ MONÍE CARÍÍEtO

hermosísimas con que se pueda adornar y enriquecer la más


curiosa y culta erudición.,, (1)
Enumera luego Fr. Jerónimo las más celebradas Historias entre
las profanas, no sin juzgarlas levemente con gran tino y maestría'.
Cita á Flavio Josefo, "después del Sagrado Te^cto, el escritor más
diligente y grave;,, á Tucídides, Plutarco y Laercio, entre los
griegos, historiadores que "tienen muy aventajada estimación entre
los más insignes escritores de Historia,,; si bien en Grecia "por
haber sido aquella nación más dada á la ficción que á la verdad, y
a,sí más á la poesía .que á la Historia, podemos señalar pocas
fidedignas,,; á Salustio, Livio, Suetonio y Tácito, entré los romanos;
"célebres autores, aunque este último más se estima y lee por polí-
tico que por historiador,,. Entre los modernos, en Francia "es
celebrado, y en todo el mundo, Felipe de Cominés,,, como en Italia
el Guichardino; y aunque se les note á entrambos alguna pasión
por sus Reyes y tierras, pero generalmente llenan la dignidad y
obligación de historiadores y son de los primeros en el coro de los
modernos de esta edad „.
Prescindiendo de hacer el catálogo de los demás historiadores
que abundan ciertamente en las naciones de Europa, se fija sólo
en España, señalando el primer lugar Lucio Flavio, Dextro, "de
cuya omnímoda Historia, escrita á devoción de su contemporáneo
y amigo San Jerónimo, y sepultada por muchos sigjos en las
cavernas del olvido, ha resucitado en éste una buena parte que
ilustra las antigüedades más nobles de la cristiandad española. Y
aunque al principio ha padecido furiosa contradicción, cegándose
algunos con el mismo resplandor de cosas tan grandes y tan nue-
vas; pero ya el sol clarísimo de su verdad va venciendo las nieblas
que pretendían ofuscarla y sale después de estos nublados más
resplandeciente,,. (2) Continúa con aquella aplaudida Crónica—sea
dicho al correr de la pluma—y emplearon sus grandes talentos,
erudición y doctrina en defenderla é ilustrarla, Marco Máximo, de
Zaragoza. Rodrigo Caro presbítero de Otrera, el P. Francisco
Vivar, monge cisterciense y. don Tomás Tamayo de Vargas, fuera
de otros muchos que escribieron historias generales ó particulares

(1) § 5 .
(2) Flavio Dextro fué hijo Je San Paciano, Obispo de Barcelona, quien
en HU juventud había contraído matrimonio, otorgándole el cielo tan glorio-
sa paternidad. Llegó á ser Dextro prefecto del Pretorio; fué muy docto en.
Historia y escribió en estilo elegante, muy parecido al de Cicerón, en cuya
lectura estaba muy versado. Entabló amistad muy cordial con San Jeró-
nimo á quién instó para que escribiese la obra de viris illustribus. Dedicó su
trabajo histórico, escrito en Barcelona, á su pariente Pablo Orosio, por haber
muerto ya el Doctor Máximo. Casi por once siglos estuvo perdido, cuando
á fines del siglo XVI se encontró en Alemania. Divulgó esta grata noticia v
el docto jesuíta toledano, don Jerónimo Román de la Higuera.
#R. JERÓNIMO DE S. JOSÉ' 66
¿TiTii . - —— •• •n
de reinos, ciudades, comunidades ó casas religiosas, elogios y apo-
logías de las cosas de España, llenando todos sus escritos de
autoridades de Dextro.
Cita luego Fr. Jerónimo, si bien es corto en su elogio, á don
Rodrigo Jiménez de Rada, omitiendo á su contemporáneo don
Lucas de Tuy, y aunque comprendo su silencio con respecto á otros,
por no ser pertinente á su objeto más larga noticia histórica, me
complazco en decir con don Vicente de La Fuente que se llega
"época por época y siglo por siglo hasta fines del siglo XIII por una
serie no interrumpida de Obispos, á quienes la nación española
debe su historia. Desde Idacio en el siglo IV y San Isidoro en el
VII, hasta don Prudencio Sandoval, en el siglo XVII, encontramos
en cada siglo uno ó dos Obispos, por lo común tan ilustrados como
santos, trasmitiendo á los venideros los hechos gloriosos de nuestro
pais, y no aventuramos nada en decir, que, á no ser por el clero,
y en especial por el Episcopado español, España sería un país sin
historia, pues la historia sin escribir no es historia,,. (1)

(1) Historia Eclesiástica de 'España, 2. a edición, tomo IVé


José Xgn, Valeatí.
(Se continuará.)
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

II
Primeras notas de un cántico de amor.—El corazón de una madre.—Re-
cuerdos desde la edad de dos á cuatro años.

Vi V. R., mi venerable madre, es á quien confío


. ^_„ la historia de mi alma. El día que me lo orde-
nasteis», creí que semejante ocupación disiparía mi
corazón; mas dospués, Jesús me ha hecho com-
prender que obedeciendo con sencillez le cotnpla-
cería en extremo. Voy, pues, á cantar lo que he de
\p cantar eternamente: ¡las misericordias del Señor!...
Antes de tomar mi pluma doblé mis rodillas
ante la estatua de María (1): la misma que dio á
mi familia tantas pruebaade maternales preferencias;
le supliqué que guiase mi mano, á fiu de que no
trazase una línea que no fuese agradable a 3us ojea.
Después, abriendo los santos Evangelios, mis ojos dieron sobre estas
palabras: «Habiendo Jesús subido á una montaña, llamó á aquellos que
le plugo.» (2) He aquí el misterio de mi vocación y de mi vida ente-
ra; y sobre todo el misterio de los privilegiados de Jesús. No llama á

(1) Esta preciosa estatua, bien que de ningún valor artístico, se reanimó
dos veces nara ilustrar y consolar, en circunstancias graves, á la madre de la
angelical Teresa. Ella misma recibió por mediación de esta bendita estatua
gracias muy singulares, como veremos más adelante.
(2) Mar. 3.
SiYít TERESA DE JESTJg 57

los que al parecer son dignos, sino á los que á El le place, según San
Pablo: «Me compadeceré de aquel de quien me compadezco; y haré mi-
sericordia á aquel de quien me compadeciere. Luego no es del que quiere
ni del que corre, sino de Dios que tiene misericordia. > (1)
Durante mucho tiempo me he preguntado por qué Dios abriga
preferencias y por qué no reciben todas las almas las mismas gra-
cias. Me admiraba de ver que el Señor prodiga favores extraordina-
rios á grandes pecadores, como San Pablo, San Agustíu, la Magdale-
na y otros muchos, á quienes infundía, como por fuerza, sus gracias;
y no menos me sorprendía ver que ese mismo Señor acaricia desde
la cuna hasta el sepulcro á ciertas almas privilegiadas, sin que per-
mita tropiecen con el menor obstáculo que les impida remontarse
hasta El; esto es, preservándolas de todo pecado que pudiera empa-
ñar su ioocencia bautismal. Así mismo, no dejaba de sorprenderme
al considerar el gran número de salvajes que mueren sin haber oido
hablar de Dios.
Jesús se ha dignado instruirme sobre este misterio. Ha puesto
ante mis ojos el libro de la naturaleza, y he comprendido que todas
las flores creadas por El son bellas; que el brillo d é l a rosa y la
blancura de la flor de lis no roban á la humilde violeta su perfume,
ni á la margarita su encantadora simplicidad. No puedo menos de
comprender que si todas las flores fuesen rosas, la naturaleza perde-
ría sus encantos primaverales, y los campos no se verían esmaltados
de innumerables florecitas.
Otro tanto sucede en el mundo Me las almas, jardín viviente .del
Señor. Juzgó conveniente crear los grandes santos que pueden com-
pararse á los lirios y á las rosas; empero, creó otras fiorecitas, como
las margaritas, ó sencillas violetas destinadas á vegetar entre las
yerbas y ocultas á las profanas miradas de los hombres.
Otra cosa me dio á comprender el Señor: y es que su amor divino
lo mismo se comunica á las almas sencillas, que no resisten á sus
gracias, que á las más sublimes. En efecto: siendo una de las propie-
dades del amor el abajarse, si todas las almas fuesen como las de los
Doctores que han ilustrado á la Iglesia, parece que Dios no se aba-
jaría lo suficiente al descender á dichas almas. Mas El ha creado el
niño que no sabe hacer otra cosa que mamar, reir y llorar; creó
también el salvaje que no tiene para regirse otra luz que la de la ley
natural, ¡y sin embargo se digna comunicarse á sus corazones!
Estas son flores del campo cuya simplicidad le arrebata; y, preci-
samente en esta misma acción de abajarse tanto, nos dá una prueba
evidente de su grandeza infinita. A la manera que el sol material
ilumina á la vez los cedros y las florecitas, así el Astro diviuo ilumi-
na particularmente cada una de k s almas, sea grande sea pequeña,
y todo redunda en su mayor gloria.
Sin duda alguna, madre mía, V. R. me preguntará, que á dónde
voy á parar con tamo preámbulo; pues es muy cierto que hasta el
presente nada he dicho que tenga la menor relación con mi vida,

(1) lKom. 9.
58 Él MONTE CARMELO

empero, no olvide V. R. que me ordenó escribir cuanto me viniese


espontáneamente á la imaginación*. No es mi propia vida la que
leeréis en estas páginas, sino mis reflexiones sobre las gracias que he
recibido del Señor. , .
Al presente puedo sin gran esfuerzo recordar mi pasado, y des-
pués de haber sido probada interior y exteriorrnonte, á la manera
que la flor eleva su tallo después de la tempestad, así yo también
elevo mi cabeza, y puedo decir con el salmista:
«El Siñor me gobierna y nada me faltará.
*En un lugar de pastos, allí me ha colocado. •
»Me ha educado junto á una agua de refección.
«Hizo á nú alma volver. Llevóme por senderos de justicia, por
amor dé su nombre.
«Pues aunque anduviere en medio de sombras de muerte, no te-
meré males, porque Tú estas conmigo.»
Sí, el Señor ha sido siempre complaciente conmigo y lleno de dul-
zura, suave en castigarme y abundante en misericordias.
Por lo mismo, me siento feliz en cantaros, Madre mía, tan inefa-
bles beneficios. Para V. R., solamente voy á escribir la historia
de una florecita cogida por Jesús; por eso no me importa nada ni el
estilo, ui las diversas digresiones que haré; porque el corazón de una
madre comprende el habla de su hijo, aunque no haga otra cosa qué
balbucear.
Si una florecita estuviese dotada del don de la palabra, á mi pare-
cer diría simplemente todo cuanto Dios ha hecho por ella al criarla,
sin ocultar el menor de sus dones.
Bajo la capa de humildad, no diría que es desgraciada y ¡que care-
ce de perfumes, que el sol ha marchitado su brillo, que las tempes-
tades troncharon su talle; puesto que en ella reconocía todo lo con-
trario.
La flor que va á narrar su historia se llena de júbilo al publicar
todos los favores que ha recibido de Jesús, sin mérito alguno de su
parte. El es el que dispuso que naciera de una tierra santa é impreg-
nada de perfume virginal; Él es quien hizo viniera al mundo prece-
dida de odio lirios mas blancos que la nieve. Su amor quiso preser-
varla del ambiente envenenado del niundo:cuando su corola comenza-
ba á abrirse, este divino Jardinero la trasplantó en la montaña del
Carmelo, jardín escogido de la Virgen María.
Acabo, Madre mía, do recopilar cuanto Dios ha hecho por mí;
ahora voy á entrar en los detalles de mi vida infantil.
En la historia de mi alma, hasta mi entrada en el Carmelo, h«y
que tener presentes tres períodos bien marcados: el primero, aunque
xie corta duración, no es por eso menos fecundo en recuerdos; abraza
desde que comenzó á brillar mi razón hasta que mi madre querida
partió para el cielo, ó sea hasta la edad de cuatro años y ocho meses.
Dios desarrolló de tal modo mi inteligencia, é hizo que estos
recuerdos d-e mi infancia se gravaran .tan profundamente en mi
memoria, que, aun cuando han transcurrido algunos años, los tengo
presentes como si hubieran tenido lugar ayer. •
SOR TBRÉ'SA Í)É J E s t ó 53

ElSefior rodeó toda mi vida de amor; mis primeros recuerdos están


impregnados de sonrisas y de caricias las más tiernas; y á la vez El
se digno dotarme de un corazón afectuoso y sensible. No es posible
formarse una idea de la terneza con que yo. amaba á mis padres;
gracias á mi carácter expansivo, les manifestaba de mil maneras mi
filial cariño; sin embargo, al presente, yo misma no puedo conteuer
la risa al recuerdo de los medios que empicaba para conseguir mi
objeto. En prueba de mi aserción bó aquí como escribía mi madre á
mi hermana Paulina cuando estaba de pensionista en'la Visitación:
«La nena, es un diablillo; al acariciarme me desea la muerte.—-
Oh! yo deseo vivamente que mueras, mi pobrecita madre.-*-Si se la
reprende, Fe excusa como admirada de que se la reprenda, diciendo;
— «Si yo digo eso es para que vaya al cielo; puesto que V. misma
dice que es menester morir para eso.» —En el mismo sentido ella
desea la muerte a su padre, cuando se siente arrebatada de amor
filial.» ,
Iba á cumplir mis tres años, cuando mi madra escribía á mi her-
mana: «Teresita me preguntaba el otro día si iría al cielo: yo la res-
pondí que sí, pero que había de ser muy buena. Ah! entonces ¿Pí no
soy buena, iré al infierno?... pero, yo sé lo que haré: volaré con V. al
cielo; y V. me estrechará fuertemente entre sus brazos. ¿Cómo podrá
Dios arrancarme teniéndome V. fuertemente abrazada? En su sem-
blante he comprendido que estaba totalmente persuadida de que
Dios nada podía mientras yo la tuviera entre mis brazos.»
No puedo pasar por alto un sueño que tuve á la edad de cuatro
años, y que se grabó profundamente en mi memoria. Una noche
soñaba que me paseaba por el jardín, cuando apercibí, cerca del era-
.parrado, dos diablitos que danzaban sobre un barril de cal con una
agilidad sorprendente, no obstante los pesados grillos que 'levaban
en los pies. Al pronto me miraron con ojos centellantes; después,
como sobrecogidos de temor, vi que se precipitaron al fondo del
barril, salir al instante por no sé qué agujero, correr y esconderse
finalmente en la ropería-que estaba situada en la misma, planta baja
del jardín. Viendo que eran tan cobardes, quise averiguar lo que
pretendían hacer; y, dominando mis primeros temores, me acerqué á
la ventana... Los pobres diablitos estaban dentro, corriendo de uno
á otro lado sinsabor cómo poder evitar mis miradas. De tiempo en
tiempo se aproximaban á la vontana, acechando por los cristales de
una manera inquieta, y, viendo que yo no abandonaba mi sitio,
echaban á correr como desesperados.
Claro es, que este sueño nada tiene en sí de extraordinario; sin
embargo, persuádome que Dios quiso hacerme comprender con esto
que un alma en estado de gracia nada tiene por qué temer de los
demonios, pues son tan cobardes c|ue temen las miradas de una
niña.
Oh, madre mía, ¡cuan dichosa era yo á esta .edad! No tan solo
comenzaba á gozar de la vida, sino que la virtud tenía para mí pode-
rosos atractivos. Ya entonces sentía en mí, como hoy día, un podero-
so imperio sobre todas mis acciones.
éO Éí. MONTE CARMELO

La costumbre de no quejarme cuando me arrebataban alguna cosa


de mi uso, ó de no excusarme cuando me reprendían sin causa, había
formado en mí una segunda naturaleza.
Puedo decir que no había en mí mérito alguno en estas cosas, pues
las hacía con ingenua naturalidad.
Ahí con cuánta rapidez han pasado estos deliciosos años de mi
niñez, dejando en mi alma iufantil dulces é inocentes recuerdos. Me
acuerdo de los paseos que daba todos los domingos con mis herma-
nas, acompañadas de nuestra cariñosa madre. Presentes tengo á la
memoria las profundas y poéticas impresiones que producían en mi
alma la vista de Jos campos de trigo esmaltados de amapolas y de
otras mil plautas y flores; ya desde aquella tierna edad me arrebataba
la naturaleza con sus espaciosas arboledas y cuanto de admirable
encuentra el que los contempla.
Con mucha frecuencia, durante estos paseos, tropezábamos con
pobres á quienes yo tenía el cargo de socorrerles, con que me hacía
sentir una felicidad inexplicable.
A la verdad, todo sonreía á mi .alrededor, y mi carácter contribuía
no poco á hacerme más agradable la vida; empero iba á comenzar
para mí un nuevo período. Como esposa, que debía ser de Jesús, era
preciso que sufriese desde mi infancia. Al modo que las flore» prima-
verales comienzan á germinar ocultas bajo la nieve y se abren á los
primeros rayos del sol; también la florecita, cuya vida yo escribo, ha
debido pasar por el invierno de la prueba, y llenar su tierno cáliz del
rocío de sus lágrimas!
Tr. E. S. F.
(Se continuará)

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LA VIRGEN DEL CARMEN (Escultura de Font.)


M.

Evangélicos, diciéndole en la
s | | | IENDó las Ordenes Terceras persona del joven que nos relata
« # u n a emanación de las diver- el Evangelio si quieres ser per-
sas Ordenes religiosas,, antes de fecto, renuncia cuanto posees,
tratar del origen y excelencia ven, sigúeme y alcanzarás en el
de esta V. O. T. "para mayor Cielo un tesoro que no sufrirá
claridad, nos ha parecido opor- menoscabo. Estas palabras ex-
tuno poner este primer artículo citaron en la humanidad un vivo
que, á manera de prólogo dé á deseo de mayor perfecciona-
conocer el origen divino de los miento, y produjeron la más
consejos Evangélicos,*báse del asombrosa revolución en el Uni-
edificio religioso. verso. Personas de ambos sexos
I menosprecian el fausto y pompa
del mundo; delicados jóvenes y
Dios, que por la manifestación tiernas doncellas abandonando
de sus infinitos atributos, ha las delicias del hogar doméstico,
querido darnos á conocer la vo- corren á ocultarse de las mira-
luntad que tiene de salvar á das del sigla, que les ofrece
todos los hombres y que todos encantos sin medida: puéblanse
lleguen al conocimiento de la los desiertos de penitentes ana-
verdad, para dar cumplida sa- coretas, los monasterios sellenan
tisfacción al apetito ingénito del y reverdece el jardín ameno de
corazón humano que, sin cesar, la Religión, ofreciendo á la vista
ansia y busca la felicidad, pre- un aspecto encantador.
ceptuóle la guarda de los Man- Pudiéramos tratar de injusto
damientos, por la queleprometía á Dios, si después de llamar á
la vida eterna, la dicha, la felici- muchas almas á vida más per-
dad, la satisfacción desusdeseos. fecta, no les hubiera proporcio-
Siendo tan diversos los grados nado suficientes medios para la
de felicidad, aún en el mismo consecución de tan noble ideal.
Cielo donde los bienaventurados Dios empero, Creador potentí-
han de resplandecer unos con la simo del Universo, que había
claridad del Sol, con la de la hecho b r o t a r de la nada el
Luna otros y algunos con la de admirable conjunto de seres que
las Estrellas, y estando vincu- adorna el Cielo y engalana la
lada esta felicidad al mayor ó tierra y llena los mares, for-
menor grado deperfección, para mando la más grata armonía,
su consecución p r e s c r í b i l e l a y pregonando con i n s p i r a d o
o b s e r v a n c i a de los consejos acento la gloria de su Hacedor,
V. 0. T. DEL CARMEN 63
había dispuesto todas las cosas, piraciones; pero como este medió
como sapientísimo Gobernador no es proporcionado á muchas
de la Creación, con orden y almas, que obligadas á vivir en
concierto, trazando á cada una el mundo por causas quizá aje-
la órbita que le era permitido rias á su voluntad y que sienten
recorrer y la esfera dentro de deseos contrarios a él y aspiran
cuyo centro debía ejercer todas á observar una vida ajustada,
sus funciones. según la compatibilidad de sus
El estado religioso, la vida deberes, á los Consejos Evan-
claustral, es sin duda ninguna, gélicos, proveyóles Dios por
el medio más apto para la ad- medio de las Ordenes Terceras,
quisición de la perfección, puesto que no son otra cosa, que la
que apartando las a l m a s del práctica de la vida religiosa
bullicio del mundo, las une más acomodada á la condición se-
á Dios, centro de todas las as- glar.
Fr. Anastasio déla Sgtla. Familia
(Se continuará)

* -.J*
CARROZA REAL DEL REY DE OUILON
LA IGLESIA Y LA
II
E L primer encuentro que se tenga perpetuamente la unidad
notó desde el principio y se nota de las voluntades y un magiste-
en la actualidad entre la Iglesia rio que con su autoridad dirija á
católica y la Revolución, consis- sus miembros á la perfección fi-
te en la significación del nombre nal de la gloria. Todo lo cumple
con que una y otra se han dado perfectamente la Iglesia católica
á conocer. Trátase de que nues- con su fé, con sus sacramentos y
tros lectores sepan quiénes son con su cuerpo autoritativó y do-
estas dos enlidades,tan distintas cente, compuesto de sus pasto-
entre sí como contrarias en sus res y doctores, y principalmente
planes; y como la lus, según del maestro de todos, el Romano
dice el Apóstol; Efe. c. V. 13 es Pontífice.
quien todo lo aclara; es necesa- Pero por lo mismo que la Igle-
rio presentarlas ante los ojos de sia se ha manifestado á los hom-
todos con el resplandor que nos bres con tanta claridad,han pro-
ofrece su propia denominación. curado sus enemigos desfigurar
La Iglesia, que, á imitación su definición, motejando y obs-
de su divino Maestro siempre ha cureciendo todo lo posible su
hablado en público, de manera ser y sus empresas; porque sien-
que todos la entiendan, en todos do la claridad el signo más pro-
tiempos se ha denominado y pio de su vida perpetua y divi-
continuará denominándose la na, debía ser al propio tiempo la
congregación de los fieles cris- pesadilla sempiterna conque se
tianos unidos entre sí con los destruirían los maquiavélicos
vínculos de una misma fe, man- . planes de todos sus enemigos.
tenidos en la unidad con la par- Los Pelagianos y Novacianos en
ticipación de unos mismos sa- los primeros siglos de su funda-
cramentos y gobernados por la ción, para desmembrarla lo po-
misma autoridad suprema; pues sible, se atrevieron á decir que
siéndola Iglesia en sí misma una la Iglesia era una congregación
sociedad perfecta, religiosa y de justos y de hombres que nun-
visible, para manifestarse á los ca habían estado apartados de
hombres como es, debe presen- la confesión de la fe'. Los Wicle-
tarse ante sus ojos con un lazo fistas y Luteranos de los siglos
que insolublemente únalas inte- medios, para destruirla, llevan-
ligencias., un ministerio que man- do más adelante su osadía, dije-
¿A IGLESIA t U RE'tfoLÚCTo'lí 6'é
ron que la Iglesia era la congre- no lo está, rotas todas las espe-
gación de los predestinados, y ranzas, no queda más que el
de los hombres que obedecen á desbordamiento y los excesos.
Cristo; y los Ateos,- Panteistas, De aquí, sin duda, viene el lema
Racionalistas y Liberales de los tan decantado de la protesta:
siglos modernos, después de pu- cree mucho y peca más; y de
blicar pro aris et focis que ya ser, finalmente, una congrega-
estaba dado el último golpe con- ción de ultramontanos (entién-
tra la Iglesia, han dicho que es dase necios en la acepción en
una congregación de ultramon- que toman esta palabia los de-
tanos, neos, obscurantistas y tractores de la Iglesia Católica)
clericales. neos, obscurantistas y clericales
Nada más á propósito que se- ¿por qué tanto afán en perse-
mejantes definiciones para con- guirla, insultarla y motejarla?
cluir en breve con la Iglesia ca- Al necio le deja en paz cualquie-
tólica; porque, ¿qué suerte la hu- ra hombre de bien, al neo única-
biera cabido si en sus albores no mente pueden insultar los trua-
fuera más que una congregación nes, al obscurantista sólo pueden
de justos? ¿Cuántos hubieran seguir los tahúres Por tanto, ó
sido sus miembros si, desde su los que tratan de motejar á la
cuna únicamente, hubiera admi- Iglesia con estos nombres, han
tido en su seno maternal á los perdido hasta el último rastro
que nunca habían estado apar- de bondad, ó la Iglesia Católica
tados de la fé? De ser la Iglesia es, como dice el Apóstol I ad
lo que decían sus enemigos de Tim. III. 15, "/a columna y el
los primeros siglos, no hubiera fundamento de la verdad» con-
sido San Pedro el primer Vica- tra la que se han estrellado y
rio de Cristo, ni contaría á San seguirán estrellándose los es-
Pablo entre sus apóstoles ni ten- fuerzos del error.
dría entre sus filósofos y docto- De manera muy distinta han
res á eminencias tan salientes presentado los enemigos de la
como San Justino, Atenágoras y Iglesia Católica á la Revolución
San Agustín De ser lo que pre- que los engendró; porque no pu-
tenden los de los siglos medios dendo manifestar de cuerpo en-
¿dónde estaría la santidad de su tero á tan perversa madre, por
doctrina y la pureza de sus cos- un rastro de conveniencia pudo-
tumbres? Una sociedad de pre- rosa que, no es fácil quitar aun
destinados, como quieren hacer de los hijos más perversos y de-
de la Iglesia los Protestantes y generados, le han procurado
Calvinistas, no puede menos de propinar todos los apelativos
abrir la puerta ala licencia más más pomposos, aunque impro-
desenfrenada del humano cora- pios todos, que han encontrado
zón, porque, dándole/una segu- en los diccionarios de las len-
ridad absoluta, como es la de la guas; porque creyendo que la
Predestinación, de la felicidad Revolución era la panacea de
del cielo, no sé que pueda hallar- todos los cataclismos modernos,
se fren o posible para que el hom- emprendieron la tarea funesta
bre que se crea estar dentro ó de su propagación mintiendo y
fuera de la Iglesia, no procure corrompiendo la verdad.
serlo temporalmente por toda Todos los nombres con que,
clase de medios que se pudiera especialmente de tres siglos á
agenciar; puesto que si está en esta parte, se han querido ocul-
su seno, de ningún modo puede tar sus maldades y velar sus
perder su predestinación, y si crímenes ¿le convienen por ven-
éé É t SíONfE CAVLÜtítÓ

tura? Los hijos que engendró en das sus ferocidades, la historia


el siglo X v l buenos esfuerzos únicamente conoce y puede co-
hicieron para que el mundo cre- nocer á esta filosofía con el nom-
yese que la Reforma tan desea- bre de Revolución, único que le
da por los buenos y tan mala- cuadra. Los Racionalistas, Li-
mente decantada por los malos, berales y Librepensadores de los
era lo que cuantos tenían un siglos XIX y XX la han querido
rastro de sensatez podían espe- y la quieren llamar progreso,
rar; pero como el tiempo descu- libertad y emancipación, pero
brió muy pronto que, con su como las obras legítimamente
autoridad y en su nombre, se reconocidas por ellos mismos,
profanaron los templos, se sa- han sido y prometen ser, si Dios
quearon las iglesias y se come- no lo remedia, la tea incendia-
tieron todos los excesos más ria, el atentado contra la propie-
repugnantes; el buen sentido de dad, el regicidio, la matanza y
los hombres no pudo llamarla atropello de los religiosos, la
más que Revolución. Los liber- famosa Septembrina y los le-
tinos del siglo XVIII, después vantamientos y asonadas que
de recorrer todos los nombres tan caras han costado á las na-
desconocidos para bautizarla, ciones, está al alcance de todos
se empeñaron en llamarla filo- que lo que esto se llama y puede
sofía; pero como sus consecuen- propiamente llamarse es Revo-
cias rápidas, naturales y preci- lución, aunque otra cosa quie-
sas fueron el terror, la guilloti- ranenseñarnos sus furibundos
na en continuo movimiento y el propagadores.
comité de salud pública con to-
Fr. Pedro Tomás de Sta. Teresa,
Slr ¡íi itr ^Tf tir *ilf ifr Slt alf Sfc ^ ^fr ^Ip- % ^r 4fr -*Jf- ifr 'fc ^lf Slf ífr Af ib ult afc flfc íJp -Slfitf ;fc ale ale afc tit át

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
LA COFRADÍA DEL CARMEN
(CONTINUACIóN)

primarias, con el fin de participar de


sus gracias y privilegios, porque
ERECCIÓN CANÓNICA DE LAS COFRADÍAS ninguna Corporación que no esté
canónicamente establecida puede ser
Como ya hemos dicho, para que agregada, ni Corporación alguna
una Cofradía pueda ganar las indul- primaria puede hacer participante
gencias, es de absoluta necesidad el do sus gracias y privilegios á otra
que esté canónicamente establecida. La secundaria que no esté establecida
erección canónica de una Cofradía no por la autoridad de la Iglesia. El
es otra cosa que la intervención de la privilegio de la comunicación sólo
autoridad de la Iglesia que juzga de la está concedido para las Corporacio-
bondad de su institución, la aprueba a nes quo están canónicamente esta-
modifica, le da carácter, particular de blecidas.
Cofradía ó Asociación y le concede la
personalidad jurídica. Derechos del Obispo
En todos los Documentos Apostóli- en la fundación de las Cofradías
cos que hablan de las Cofradías, Aso-
ciaciones ó Congregaciones se prescri- Al Obispo pertenece, por derecho
be ó supone, como condición necesa- ordinario, elfundar ó dar su permiso
ria para ganar las indulgencias y para la fundación de cualquier Co-
demás privilegios, quo la Santa Sede fradía en su propia diócesis, guar-
acostumbra conceder á dichas cor- dando las debidas condiciones y ex-
poraciones, la erección canónica, como ceptuando aquellas Cofradías que,
puede verse en muchas declaracio- por privilegio especial de la Santa
nes de la Sagrada Congregación de Sede, están reservadas á los Supe-
indulgencias (1). riores Generales de las Ordenes re-
Esta creación canónica se necesita gulares á que pertonecen.
también, como veremos en su lugar, La Sagrada Congregación de Ri-
en todas las Corporaciones religiosas tos, por su decreto de 7 de Octubre
que pretendan ser agregadas & otras de 1617, declaró que á nadie le era
lícito fundar ninguna Cofradía, Con-
(1) Decr. 25 Jann. 1842 et 12 Maii gregación ó Asociación, confirmar ó
1843. N,° 298 et 320, modificar sus estatutos, sin cónsul.
éé tit SÍON'TE CÁRSÍEtd

tar primero con el Obispo á quien, gara á su Vicario General, por esta
por derecho ordinario, le corresponde delegación quedaría autorizado el
esto (1). Porque siendo la erección Vicario para todo lo que correspon-
de lana Cofradía un acto de la auto- de, por derecho ordinario, al Obispa.
ridad de la Iglesia que decide y de- Esta delegación no es de las que
fine.el carácter eclesiástico que le deben hacerse en todos los casos, como
corresponde, concediéndole además se dice en derecho, sino que basta se
personalidad jurídica, sólo puedo haga una vez para tiempre. (1)
hacerla quien tenga jurisdicción or- Decimos en todo lo que pertenece
dinaria en el foro externo. al Obispo por derecho ordinario, por-
Hablando en general, para que que hay que tener presente que en
una Cofradía esté canónicamente las Cofradías que, por privilegio es-
establecida, no se necesita la confir- pecial de la Santa Sede, están reser-
mación apostólica. (2) vadas á los Superiores Generales de
Según esta doctrina tenemos: las Ordenes Religiosas, no puede el
1.° La erección de una Cofradía Obispo delegar á su Vicario Geno-
hecha con solo la autoridad del ral. Para ello es preciso: 1.°, que el
Obispo, debe considerarse como ca- Obispo haya obtenido de la Sagrada
nónica y no necesita la confirmación Congregación la debida autorización
apostólica. (3) para poder él fundar dichas Cofra-
2.° Para la erección de cualquier días; y 2.°, que en el mismo rescripto
Cofradía que se haya de establecer se le autorice también para poder
en la Iglesia Catedral, además de la delegar á su Vicario General. (2)
licencia del Obispo, se necesita tam- 5." El Vicario General, cuando
bién el consentimiento del Cabildo, obra por delegación del Obispo, debe
según declaración de la Sagrada hacer mención especial do esta dele-
Congregación de Ritos en su decre- gación en todos sus documentos. (3)
t } de 19 de septiembre de 1710. (4)
3.° El Vicario General nada pue- (1) Decr. 16 de Nobre. 1888. Esta
de hacer, respecto á la erección de doctrina está sacada de Beringer,
tomo II, pag.'9 (donde cita una res-
las Cofradías, sin especial mandato puesta de la S. Congregación de in-
ó delegación del Obispo. Sin esto dulgencias del 16 de Nobre. de 1888
mandato ó delegación no puede eri- y quo nosotros ponemos á continua-
gir ninguna Cofradía, aprobar ó mo- ción.
dificar sus estatutos, ni dar el con- Supuesta la especial delegación
que necesitan los Vicarios Generales
sentimiento y testimoniales que, se- para quo puedan erigir Cofradías se
gún Clemente VIH, se necesita para preguntó á la S. Congregación.
la Agregación de las Cofradías. (5) Vtrum necessaria sit hcec specialis
4.° En caso que el Obispo dele- delegatio, quando vigore ipsaram lit-
terarum Vicariatus, ipsi Vicarii Gene-
rales deputati sant non solum ad gene-
ralia, sed etiam ad specialia loco Epis-
(1) Gardellini N.° 548: Decr. auth copiperagendat
N.° 420. La S. Congregación respondió: Ne-
(2) E . P . Ángel Carm. Desc. Juris gative, dummdo tamen non agatur de
Canon. Eegul. N.° 1000 ad 2.m erectione confraternitatum cumrespec-
(3) R. P . Teodoro Carm. Desc. tivis indulgentiis, proqua erectione
párt. I l . p á g . 118. Episcopus speciali indiget Apostolieo
(4) Decr. 28 de Agost. 1752 N.° rescripto.
195. (2) Decr 18 Agosto 1868 ad. l.m
(5) Decr. 18 de Agost. de 1686 (3) Decr. 2 Agosto 1888: cf. Nouv.
Rev. Theol. tom. XX pag. 469.
SECCIÓN CANdNICC-LITtfRGTCA 69
6." Supuesta, pues, la delegación do todas las erecciones de las Cofra-
del Obispo, puede el Vicario General días, aprobaciones de sus estatutos y
eregir cualesquiera Cofradía, apro- agregaciones que so hayan hecho por
bar ó modificar sus estatutos y dar los Vicarios Generales hasta el día
las testimoniales y consentimiento 18 de Agosto do 1868. (1)
1
para cualquier agregación, como se En cuanto al Vicario Capitular, se
colige de los preámbulos á los decro- consultó á la Sagrada Congregación
tos de la Sagrada Congregación de de Indulgencias: «Si podia erigir Co-
18 de Agosto de 1868 y de 23 de No- fradías, aprobar ó enmendar sus esta-
viembre de 1878. Pero para las Co- tutos, etc. etc.» A l o que contestóla
fradías que, por especial privilegio Sagrada Congregación diciendo: Que
apostólico están reservadas á alguna el Vicario Capitular se abstuviera de
Orden regular se necesita una dele- hacer estas cosas. (2)
gación especialísima porque no es de De manera que según esto el Vica-
jurisdicción ordinaria de los Obis- rio Capitular debe abstenerse:
pos. Para la erección de la Cofradía 1." De erigir ó autorizar la e r e c
del Carmen, por ejemplo, no basta ción de alguna Cofradía, aun de las
que el Vicario General esté delegado que, por derecho ordinario, pertenecen
por el Obispo para la erección de al Obispo.
cualquiera Cofradía en general, sino 2.° Do aprobar ó modificar los es-
que, como ya hemos dicho, se nece- tatutos de dichas Cofradías.
sita que el Obispo haya obtenido de 3." De autorizar ó dar las testi-
la Santa Sede la facultad para dele- moniales y consentimiento necesa.
garle y que de hecho le delegue. (1) rios para las agregaciones de las
7.* Entre los hechos que se atri- mismas Cofradías.
buyen á la benignidad del inmortal
Pío IX, se halla el de haber subsana-
(1) Docr. auth. 420.
(2) Decr. 23 de Nobre. 1878 N.°
(1) Dscr. auth. -N.° 321 A 420 et 438 Acta S. Sedis vol. XI pag. 353
ad. l.° Do¿r. 16 Xobre. 1888. et. seq.
(Se continuará)

~ ^ °
SUBSCRIPCIÓN Á FAVOR DEL R. P. MARTÍN,
V I C A R I O O E N E R A L DE «UILÓN

Pesetas.
Suma anterior 1.765'07
Dos personas de Villafranca (Navarra), por conducto
del P. Justo 7
Don José María Balcells, Salamanca ' 4
„ Juan Zamorano I
„ Bartolomé Sola 0'30
„ Fermín Aznares 2'50
„ Tomás Silvestre 1
Doña Pura Anchoriz 1
„ Valeriana Miranda 10
„ Carmen Vázquez, Santander 10'60
„ Casilda Tómente, idem 10'60
„ Adela Peña, idem 1
„ María Urigoitia, Mundaca 2
Una persona devota, idem 0'75
Doña Visitación Basabe, idem 3
„ Carmen Villa Inguanzo, Santander 2
„ María Huidobro, idem 5
Don Marcos Martínez, Pbro 0,30
„ Ildefonso Azagra 0,30
Diña Benita Lahiguera y doña Juana Jiménez 0,60
Una persona piadosa 25
Las Carmelitas Descalzas de Santa Ana (Tarazona)... 25
El señor Capellán de dicha Comunidad 7'50
Una persona piadosa 10
Don Segundo Ariz 10
Doña fosefa Biurrun '.' 5
Viuda de don Pedro Ariz 2
Doña Juana Ariz 2
„ Marca Ariz 2
Don Sandalio Astrain 2
Doña Luisa Arraiza 2
„ Ramona Cendegui •• 2'50
„ Hilaria Morea.." 1'50
Suma v sigue 1.924*52
MISIONES CARMELITANA9

Pesetas,

Suma anterior l.924'52


Don Javier Bengoechea, Pbro 5
„ José Miguel López 5
„ Sebastián Marqués, Pbro. 1
Una familia devota 1'05
Don S. H., Pbro 0'45
„ Francisca Iragui 0'30
„ I.G.A 0'30
„ C. G. A . . . . 0'30
Don Grandelino Arroyo, Pbro., Zaragoza 0'30
Sra. Baronesa V. de la Linde, idem 2
Doña Josefa Arrizabalaga, idém 0'30
" Constancia Orbas, idem
u
0'30
Isabel Sánchez, idem I
" Catalina Grandavere, idem 0,75
" Antonia Ainso y Raimunda Delgado, idem 0'50
Don Pascual Ortells y don Pedro Blanto, idem 0'50
" Hilario Berges y doña Próspera Guemes, idem... 0'50
Doña Faustina Carrillo, idem 2
" Florencia Bezano y don Alfonso Oria, idem 0'80
Srtas. Pilar y Josefina Vargas, idem 2
Don Gregorio Rubio y doña Felisa Rubio, idem 2
Srta. Mercedes Cosculluela, idem 1
Doña Jacoba Allué, idem 1'25
" Pilar Escudero, idem
u
1 '65
Nieves Vargas, idem 1'65
.Srta. Asunción Vargas, idem 1'65
" doña María Pérez, idem 5
" " Luisa Atcibar, idem 5
" María Avara, idem 5
" Asunción Sotillo, Brihuega 2
Doña Joaquina López, Daroca 0 40
" María Cruz, idem 0'50
Don Camilo Lorente, idem 0'40
Doña Angela Bernal, idem 0'40
Don Francisco Gómez, idem 0'40
" Vicente N 0'40
Doña María Josefa y Petra Puente, idem 070
" Carmen Lozano y Agustín, idem 070
" Prudencia Lozano v Teresa, idem 0'60
Suma Total 1,979'57
(Continúa abierta la subscripción )

ir
NUESTROS AMIGOS Y SUSCRIPTORES DE MADRID.—Habiéndonos sido impo-
'siblo despedirnos personalmente de nuestros amigos de Madrid por la
premura del tiempo para la traslación déla Revista, enviamos desde estas
columnas la más afectuosa despedida, y el testimonio de la más sincera
gratitud, por las pruebas de consideración y afecto con que nos han
favorecido. En Santander como en la' Corte, nos consideraremos muy
honrados en cumplir sus órdenes y estar en un todo á su disposición.
Y á nuestros numerosos suscriptores de Madrid rogamos se dirijan para
renovar la suscripción del año que ha comenzado, ó bien á nosotros direc-
tamente, por medio del Giro Mutuo ó de letras de fácil cobro, ó bien á la
residencia de PP. Carmelitas de Madrid, calle de don Evaristo, número 1P,
ó 4 las librerías de don Gregorio del Amo ó de don Enrique Hernández,
calle de la Paz, 6, pidiendo á la vez que renuevan la suscripción el libro
que regalamos á los suscriptores.
MUCHAS GRACIAS.—A la prensa católica de Santander devolvemos el
cariñoso saludo que nos ha dirigido, y á la vez las más expresivas gracias
por las frases de benevolencia y de inmerecido elogio quo dedica á nuestra
modesta Revista.
DEL MONTE CARMELO.—Rvdo. P . Director de EL MONTE CARMELO.—Tengo
el gusto de comunicarle una noticia que ha de ser grata á V. R. como á
tollos los lectores d é l a Provista, amantes de nuestra cariñosa Madre l a .
Virgen del Carmen y de su Santo Escapulario.
Aquí donde la historia, la tradición y los monumentos nos hablan tan
claro como elocuente do la hermandad de la Virgen Santísima, con los
Carmelitas, cuando con afecto maternal les visitaba viniendo desde Naza-
ret, no podía faltar la Cofradía del Carmen; pensamiento que hace años
acariciaban los Padres de aquí, pero que por las circunstancias de este país
encontraba dificultades que hasta el presente no se han podido vencer-
La actividad y celo del Rvdo. P . Romualdo que es el encargado do la
Parroquia latina de Caifa, ha sabido allanar todos los obstáculos para ver
instituida canónicamente en su Parroquia, la única latina de la ciudad, la
Cofradía del Santo Escapulario de la Virgen del Carmen.
Como estas pobres gentes no tienen grande instrucción forman mejur ó
(JftdNICA CARMELITÍNÁ ÍS

peor concepto de los actos, según se les presentan con algunas formas 6
con cierta solemnidad, y por eso se pensó dar la mayor solemnidad posible
al primer acto de la Cofradía para ganarles de esta manera para tan santa y
provechosa institución.
El día señalado era la tercera Dominica de Adviento, á las tres de la
tarde, y, á dicha hora, estaba ya llena la Iglesia y el espacioso atrio. Lati-
nos y griegos, morovitas y armenios luciendo sus hermosos trajes
orientales acudían á nuestra porroquia deseando presenciar una función
que nunca habían visto. A la hora indicada, salieron al Presbiterio, siete
niños vestidos de Angeles, otros ocho con cota y roquete llevando faroles
para ir á los lados de la Virgen, varios sacerdotes de diforentes ritos,
algunos P P . del Carmelo y el Preste con sus ministros. Para llevar la capa
pluvial fué invitado el Superior dol Monte Carmelo Rvdo. P . Francisco M. a
del Sagrado Corazón, que acudió gustoso á la invitación, tratándose de dar
culto y honor á la que es señora del Carmelo y Madre cariñosa y adorada de
nuestros corazones.
Así preparados se comenzó cantando el Ave Maris stella acompañando la
banda de música, y luego las letanías de la Virgen organizándose la
procesión en la forma siguiente: la Cruz, detrás un coro de niños de seis á
ocho años que llevaban en medio y sobre bonitas andas una imagen del
Niño Jesús de Praga, seguía un coro de niñas dirigidas por las religiosas
de la Caridad, otro coro con "in estandarte de la Virgen acompañado por las
religiosas de San Carlos Borromeo, detrás los hermanos de las Escuelas
Cristianas con unos doscientos niños y otras tantas niñas, luego los faroles
detrás siete niños vestidos de ángeles llevándolas cintas que bajaban de
las andas de la Virgen y últimamente la hermosa imagen de la Virgen quo
era llevada por cuatro jóvenes de los más distinguidos de la ciudad y detrás
el Preste con los ministros. Cuando la imagen de la Virgen se dejó ver
fuera de la Iglesia fué saludada por la banda de música con la marcha real.
La impresión que hizo en aquella multitud de diferentes ritos y sectas, no
se puede describir; millares de personas seguían á la Virgen, se arrodillaban
y hacian mil demostraciones de agrado, de simpatía y devoción porque
nunca en estas tierras han visto procesiones llevando imágenes de los San-
tos, ó do la Virgen.
Luego quo recorrióla procesión algunas calles ejecutando la banda do
música algunas piezas muy bonitas volvió á la Iglesia. Entonces se predicó
un sermón en árabe exponiendo el origen de la Orden Carmelita y del Santo
Escapulario y las prorrogativas tan singulares y extraordinarias que lleva
éste. Inmediatamente se expuso S. D. M., ge cantaron algunas letrillas y
terminó la función con la bendición del Santísimo Sacramento.
Mil parabienes al Rdo. P. Romualdo quo llevado do su devoción y tierno
amor á auostra amantísima Madre, trabaja incansable para que sea conocida
y amada de sus feligreses, la que desea reinar en todos los corazones para
llenarlos de las riquezas espirituales de que es principio su santo amor.
Fr.V.
DESDE CHILE.—Rdo. P. Director.—Aunque llegue esta algo tarde por loa
miles de leguas que nos separan no quiero privar á los lectores del E L
MONTE CARMELO del gusto que tendrán sin duda al conocer la solemnidad y
H Ét fóOftTÉ CÁBÍÍfitÓ

entusiasmo con que se festeja aquí á nuestra amadísima Madre la Virgen


del Carmen que es la Patroná jurada de esta República y su ejército de
mar y tierra.
Precedido de un novenario solemnísimo en el que se llenaban las an-
churosas naves de la Iglesia de fieles atraídos no tanto por el buen gusto y
riqueza de la ornamentación, ni por la acertada dirección de la numerosa
orquesta que en inspiradas composiciones DOS hacía sentir algo de la belleza
de María, sino más bien por amor á nuestra amantísima Madre la Virgen
del Carmen cuya devoción es aquí la más popular, la más simpática y nota
indispensable en todas las familias, celebramos el día 20 la fiesta principal
con una solemnidad que no he visto en ninguna parte. A la procesión de la
tarde acudió un gontío inmenso tomando parto en ella todo el ejército que
hay en Santiago vestidos de gran paTada con sus generales al frente y sus
bandas de música y dándole mayor solemnidad y hermosura la diversidad
de coloros de hábitos religiosos porque á más de los seminaristas asistían
les Dominicos, Franciscanos y Mercedarios. Las andas que se sacaron fueron
de la Virgen del Carmen entregando el Escapulario á San Simón Stock,
de San Elias subiendo al cielo en una carroza de fuego, de Santa Teresa de
Jesús, con las insignias del doctorado, de la Sagrada familia, el Ángel de
Chile con la bandera nacional y últimamente presidiendo la procesión la
Virgen nuestra Madro del Carmen Patrona de Chile. Las andas de la Virgen
eran grandísimas y ostentaban banderas nacionales, de los diversos cuerpos
del ejército, barcos y otros emblemas guerreros, así que eran llevadas por
cerca de 50 hombres de los m i s fornidos mientras las otras necesitaban 20
hombres cada una. Pues qué le diré de la ornamentación? Es tal el lujo y
el derroche de flores naturales que se gastaron mil^s de pesetas en adornar
unas andas y todo ello con mucho gusto y exquisita elegancia.
Con estos datos puede V. R. figurarse la magnificencia de tales cultos y
la explosión de entusiasmo del pueblo que repetía lleno de emoción ¡Viva la
Virgen del Carmen! '
Si las ocupaciones me lo permitieran algo más me hubiera detenido para
detallarle minuciosamente las solemnidades con que el pueblo chileno ob-
sequió á su Patrona la Virgen del Carmen pero con l o q u e dejo apuntado
podrán comprender los lectores de la Revista la devoción, el amor y el
verdadero entusiasmo que tienen en este país grandes y pequeños, ricos y
pobres, militares y artesanos por BU Patrona que os Madre de todos los
cristianos pero de una manera especial y más cariñosa de los que se visten
con su Santo Escapulario.
Dichosos los que la aman de corazón porque a éstos los conducirá Ella
"por los caminos de salvación eterna.—Suyo affmo. S. S.—El Corresponsal.
NECROLOGíA.—Carmelitas descalzas de Burgos, Enero 1902.—Muy R. P
Director: ¡Otra vez visita el Señor á esta Comunidad con nuevas cruces y
trabajos! Parece que Jesús se complace en enviar constantes pruebas á este
palomarcito, último de los fabricados por su gran Esposa y Madre nuestra
Sta. Teresa.
En el breve espaciojde año y medio herrín visto reducida esta Comunidad
á sus dos terceras partes por la muerte de las Religiosas que la componían,
y hoy lamentamos la pérdida de una de nuestras más queridas hermanas
ÓltdKICA CAEMELIÍAÜi 7O

MABIA ENCARNACIóN DE JESúH, (Corista) que el día 20 del mes pasado, entregó
su alma en manos de su Criador. Preciosa ha sido su muerte en la presencia
del Señor.
Venía nuestra querida hermana padeciendo desde hace mucho tiempo
grave afección al pecho y constantes achaques que iban labrando la corona
de sus virtudes; pero de mes y medio >á esta parte se han ido agravando en
tales proporciones, que han precipitado su muerte.
Siempre dio nuestra querida hermana pruebas inequívocas de sus sóli*
das virtudes, pero su virtud favorita, entre las muchas que le adornaban,
era la resignación y paciencia en sus continuos sufrimiento. Con muéhas
virtudes por nosotras ignoradas, ha bajado al sepulcro nuestra Hermana
MARIV ENCARNACIóN DE JESúS. SU muerto ha sido la muerta del justo, pues
rodeada de toda la Comunulad, después de habor recibido todos los auxilios
de la Religión y en medio de fervientes jaculatorias que repetía sin cesar
voló su alma al cielo. Ella nos amparo desde aquellas regiones etornales.
Era nuestra hermana natural de Munitiva (Vizcaya.) Nació el año
1843 y tomó el Santo Hábito de Ntra. Sagrada Orden el día 25 de Septiembre
del año 18G4. '
Suplico á V. R. dé cuonta do esta defunción en su Revista, para que los
lectores apliquen alguna plegaria por el alma de la finada.
Y sabe V. R. que es suya aftua. hermana en Cristo. - Biisilia de San
Agustín, Priora.
EN VITORIA.—Después do larga y panosa enfermedad, ha fallecido en
nuestro Convento de Vitoria su fundador y bienhechor singular don Eulogio
Ángulo, á los 72 años de edad.
Don Eulogio Ángulo y su consorte doña Jacoba Aberásturi con un des-
prendimiento digno de los tiempos Apostólicos, se concretaron á vivir en
un angosto aposento de su hermosa casa para dar lo restante á los Carme-
litas descalzos qne la habitaron desde el año 1890 hasta el de 1900
Poco tiempo disfruió doña Jacoba Aberásturi de tan dulce compañía de
los Carmelitas á quienes miraba como hijos muy amados, pues á los 3 años
de la fundación la llevó el Señor al cielo con una muerte edificante.
Don Eulogio, conociendo luego que para su tranquilidad y sosiego no
podía hallar compañía mejor que la Comunidad por quien se había sacri-
ficado pidió, y le fué concedido ser admitido á vivir en el Convento. Su
trato llano, jovial y piadoso le hicieron tan amado de los religiosos que se
consideraban todos muy honrados con servirle y tratarle. Una parálisis
maligna lo puso á las puertr.s del sepulcro el año 97; pero, Dios que sin
duda quería probar más y más su virtud, le ha conservado casi cinco años,
en los cuales se han observado en él, rquellas jovialidades santas con que
los espíritus cristianos saben disimular sus penas, hasta que el día 29 de
Diciembre, después de recibir fervorosamente los Santos Sacramentos
entregó su alma al Criador.
A la conducción del cadáver asistió toda la Comunidad de los P P . Car-
melitas do Vitoria.
Eo MONTE CARMELO suplica á sus lectores una plegaria por el alma del
finado y una oración por su descansolada hija Sor Maria Mercedes de Santa
Clara, á quién envía el más sentido pésame.
En Tarragona ha fallecido también el señor don J u a n Lindema, suscrip.
Jor nuestro, cuya alma encomendamos á Dios,— R, 1, P ,
-, AIJABRAS DE LEóN XIII.—El dia23 de Diciembre recibió Su Santidad
al Sacro Colegio que, conforme costumbre de todos los años, iba á
presentar sus felicitaciones de Pascuas al Soberano Pontífice.
León X I I I dirigió la palabra á la Corte Pontificia, diciendo que la Iglesia
católica atraviesa un período de dificultades.
Se trata—dijo—de hacer á las masas enemigas de la Iglesia - se persiguen
á las Ordenes religiosas y se hacen leyes en oposición á las que son eternas.
Alude al socialismo, que amenaza á l a organización social, y para com-
batirle, dice que sólo los católicos pueden hacerlo, siguiendo las instruc-
ciones de la Iglesia, único medio también de aliviar á las clases populares.
Nuevamente condenó el divorcio 3* recomendó la unión de los católicos
. para contrarrestar el creciente progreso del socialismo.
L A SAGRADA CONGREGACIóN DE RITOS.—Se ha reunido en el Palacio Vati-
cano para deliberar sobre las materias siguientes:
1. a Introducción de la causa de beatificación y canonización de la sierva
de Dios María Dionisia del Verbo Encarnado, Capuchina profesa en el
monasterio de Fanane, en la Archidiócesis de Módena.
2. a Aprobación y concesión de los Oficios y Misas en honor de algunos
santos de Escocia, así como los elogios que deben figurar en el apéndice del
Martirologio de aquellos santos.
8. a Aprobación y concesión del Oficio y Misa en honor de los bienaven-
turados mártires Francisco, Isidoro Gagelín y José Marchand, do la Socie-
dad de Misiones extranjeras, domiciliada en París.
4. a Aprobación y concesión á la Orden de San J u a n de Dios de la
secuencia para la Misa de su santo fundador.
5. a Reconocimiento y estudio de la nueva edición, corregida y aumen-
tada, del Misal ambrosiano.
EN LAS ANTíPODAS.—De una carta del R. P . Yardin, misionero Marista,
tomamos lo siguiente, rolacionado con Francia pero que muy bien podemos
aplicarlo á nuestra pobre España. Dice así:
Méancé, en la Nueva Zelandia: Noviembre 1901.
~-«Acabo de saber cosas increíbles de vuestra república, cuya divisa es
libertad, igualdad y fraternidad. El culto público es ultrajado, las procesiones
prohibidas, los religiosos despojados y expulsados de sus conventos, y esto
no es más que el preámbulo. de otras y mayores maniobras para arruinar
él catolicismo y la religión en Francia. Aquí, aunque bajo un régimen mo-
nárquico, somos más republicanos que on esa. A posar de ser protestantes en
la mayoría, gozamos de la más entera libertad civil y religiosa. Tomamos
parte en las elecciones y hablamos clara y públicamente en favor de nues-
tros candidatos».
«Nuestros colegios son dirigidos por Hermanos y religiosas; tenemos
irocesiones hasta en las mayores poblaciones con motivo del Jubileo. La
Íey es la misma par» todps y la autoridad es por todos respetadas sin excep.
CRÓNICA G¿NRAt 77

tuar la autoridad religiosa aunque sea un sacerdote y los que se descuida-


ran en perturbarnos serían castigados.»
«Ménacé no tiene más que 450 católicos y sin embargo el número do
comuniones pasa de 1200. No hay un solo domingo sin comuniones.»
El primero del mes para los niños; el segundo para las dos cofradías, la
del Sagrado Corazón (hombres) y la de N. 8. de la Compasión (mujeres)».
Los otros dos domingos para los que no han podido venir en las ants-
riores. «Esperamos que llegará á ser un país de misión».
MENSAJE á LA REINA REGENTE.—La Exposición que las señoras de Sevilla
dirigen á S. M. la Reina Regente, interesándola á favor de las Ordenes
Religiosas, y que contiene más de veinticinco mil adhesiones, ha. sido
remitida á la señora Condesa de Sástago, encargada de ponerla en las
manos de la augusta señora.
Los numerosos pliegos llenos de nombres que acompañan al Mensaje for-
man un tomo lujosamente encuadernado en pergamino, en una de cuyas
tapas, sobro fendo blanco, aparece grabada en letras doradas la siguiente
inscripción: «A P. M. la Reina Regente.—Las señoras de Sevilla, 1901.»
A más de las adhesiones de Carmona y Sanlúcar de Barrámeda, las séño-
ra« de la Comisión han recibido una lista de nombres bastante numerosa
de Sanlúcar la Mayor, pliegos con más de mil firmas de Osuna y Lora del
Río y otros muchos de Jerez de la Frontera.
E L OBISPO DE LA SEO DE U R G E L . — H a fallecido en La Seo de Urgel el
Obispo de aquella diócesis don Ramón Ríu y Cavannas, Príncipe co-sobera-
no de Andorra, á consecuencia de una penosa dolencia.
El señor Ríu y Cavannas nació en Solsona el 17 de junio de 1852. Al mis-
mo tiempo que cursaba los estudios teológicos en el Seminario Conciliar de
su ciudad natal, estudió leyes, recibiendo casi á la vez la ordenación de
Presbítero y el grado de doctor en Derecho civil y canónico.
Muy poco tardó en ser nombrado Canónigo Doctoral de la Catedral de
Palma de Mallorca, siendo en 1891 elevado á la dignidad de Deán de la
Iglesia metropolitana de Toledo.
En el año de 1895 se le designó para ocupar la Sede de Solsona, que diri-
gió hasta hace mu}' poco tiempo, en que se le trasladó á La Seo do Urgel,
de cuya diócesis era Prelado al sorprenderle la muerte.
Además de propagador incansable de la fé, distinguióse el doctor Ríu
como erudito arqueólogo, literato eminente é historiador concienzudo, por
cuyas cualidades mereció el título de s^cio correspondiente de la R >al Aca-
demia de la Historia; de mérito de la Bibliográfica Mariana de Lérida; de
legado de la Arqueológica Luliana de Palma, y de otras Corporaciones
dedicados al cultivo de las Letras, Artes y Ciencias,
Descanse en paz el sabio y virtuoso Prelado.
RESUMEN POLíTICO.—Se cerraron las Cortes, habiéndose aprobado los pre-
supuestos en el Senado por una sorpresa que está muy en carácter con el
sistema parlamentario que se usa y con el actual presidente del Consejo, y
no habiendo logrado el pueblo de Madrid tener representantes en el Con-
greso por no haberse llegado á la discusión do las actas graves. No so sabe
cuándo se reunirán de nuevo las Cortes; han creído algunos que será antes
de que termine el mes presente: otros dicen que transcurrirá mucho más
tiempo y que será en fecha próxima á la coronación del Rey.
Los rumores de crisis que corrían hace tiempo, no se han realizado; y
suspendidas las Cortes puede aún pasar mucho tiempo sin que tengan efecto.
El señor ministro de la Guerra vino á sorprender á la gente con su Decre-
to sobre el matrimonio de los militares, en que hay disposiciones, sobre todo
las que atañen á la edad para contraer matrimonio, que prácticamente pue-
den resultar gravísimo peligro moral, y hay otras que más parecen propias
de la legislación canónica que de la secular.
Al empezar el año quedaron constituidos los nuevos Ayuntamientos, con la
libertad, por supuesto, queda de sí el régimen constitucional que se aplica á
todo y que para este caso particular no es para bien de los municipios sino
para conveniencias del partido político que tenga las riendas del Gobierno.
EL SANTO CRISTO DE LOS PIOJOS
Y como la'virtud es'oljpoderoso
pH|ii leer la admirable historia que brazo que alcanza del cielo todo
5üa Seráfica Doctora Santa Teresa cuanto pide si va ordenado al bien y
de Jesús escribió de sus fundaciones, entra en los planos do Dios, por eso
se queda uno maravillado al ver los las hijas do Santa Teresa y ésta al
raros ejemplos de virtudes que nos "frente, consiguieron dol cialo la
refiere de sus hijas; y os que el gracia tan singular quo vamos á
ejemplo de los padres y de los retorir.
superiores atrae poderosamente á
los hijos y á los subditos á imitar lo Desde el momento que Santa To-
que aquéllos enseñan, más que los resa comenzó entre sus hijas la re-
discursos bien ordenados y las ora- forma de la antigua Orden del Car-
ciones más elocuentes. men, quiso darlo el espíritu do
Como veían las hijas de Santa humildad y penitencia quo on sus
Teresa ejemplos tan admirables en principios había tenido. No parecía
la mortificación, humildad, obedien- bien á la Santa, ni al espíritu quo
cia y demás virtudes que resplande- ella iba á implantar, conformo á
cieron en su Madre, se miraban en aquellos primitivos Padres morado-
ella como on un espojo y veían un ros dol Carmelo y de la Tebaida, que
derrotero que debían soguir para ser usaron sus hijas preciosos vestidos,
hijas do tal Madro y conseguir la á fin de que aquellos santos solita-
perfección quo buscaban, y que su rios, despreciadoros dol mundo y sus
Madre Fundadora los iba ensoñando, vanidades, no se avergonzaran do
haciendo primero y después man- r e c o n o c e r por h i j o|s a los que
dando, á semejanza del buen Jesús, pretendían imitar su vida y seguir
de quien nos dice la Escritura Sa- su ospiritu. Y aunque suelo decirse
grada quo comenzó á obrar primero quo ol hábito no hace al monje, no
y después á ensoñar. Porque esta es parece bien que el quo abandona ol
la condición de los que mandan y mundo para seguir la vida escondida
enseñan, que primero han de hacer de Cristo use vestidos preciosos ó
ellos aquello quo imponen á los cómodos, y por eso Santa Teresa qui-
demás. so dar á todos sus hijos vestidos
Por oso Santa Teresa, tuvo una pobres y humildes, pira que, mirán-
escuela tan a v e n t a j a d a de hijas dose en ellos se acordaran que no
ejemplarísimas que seguían en todo eran del mundo.
los ejemplos y doctrinas de su Estableció, pues, Santa Teresa para
Madre. su Beforma el sayal pobre y burdo
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 79
para el habito, y la estameña para la escuchara BU oración y le alcanzase
túnica interior ó camisa, asi vistie- lo que pedía. Porque las oraciones
ron y visten sus hijos y sus hijas. que se dirigen al cielo han de salir
Pero como la lana se presta tanto a de un corazón puro, lleno do con-
criar miseria si no hay mucha lim- fianza en Dios, y se han de hacer por
pieza y cuidado, empezóse pronto á un fin santo para que consigan el
notar alguna suciedad de este linaje, efecto deseado.
Con la repugnancia que sentían y la Cierto día que la santa Madre es-
molestia de estos animalejos inmun- taba movida del espíritu do Dios, y
dos cuando estaban en oración, acu- acaso había recibido alguna inspi-
dieron en amorosa quoja á su santa ración del cielo, habló á sus hijas
Madre para que viose qué remedio exhortándolas á que tuvieran nrncha
pondría á tanta distracción. La San- confianza en el Señor, puesto que
ta, movida del buen deseo de sus era su Esposo, y no dejaría de acudir
hijas, que deseaban estar tranquilas en auxilio do sus esposas que por El
. en la oración, no sabiendo qué medio habían abandonado todo, y les dijo
tomar, acudió á Dios Nuestro Señor, que pidieran en la oración el remedio
y su virtud y la gran confianza que en aquella necesidad, y ella también
tenía en Dios, y el fin tan santo que lo pediría.
se proponía, le merecieron que Dios
El mismo día, después de re-
zar en el coro los Maitines, en-
tre diez y once de la noche,
determinaron hacer una proce-
sión por los claustros del con-
vento, vestidas de jerga v con
velas encendidas, llevando un
Santo Cristo por guía. Así so
fueron al coro cantando himnos
y salmos, y entre ellos una co-
plilla, más sencilla que elegan-
te, quo decía así:
Pues nos dais veítido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
este sayal.
La santa Madre se había que-
dado en el coro haciendo ora-
ción. Como Moisés en la monta-
ña, estaba con los brazos levan-
dos, mientras sus hijas hacían
violencia al Dios 'le las miseri-
cordias con himnos y cánticos.
Llogadas al coro cosaion de
cantax-, y puestas do rodillas
delanto del Santísimo Sacra-
mento, como ol que espera la
contestación do una demanda,
se abandonaron á los dulces co-
loquios con su divino Esposo
en la más fervorosa oración.
¿Qué no habían do conseguir
aquellas almas tan puras y fervoro- SANTO CRISTO DE LOS PIOJOS
sas, en las cuales tenía todas sus
complacencias el Rey de la gloria? do nuovo las animó para quo no per-
Después de un rato do oración, se dieran la confianza y esperaran el
levantaron y fueron á arrodillarse remedio de Dios Nuestro Señor;' y
junto á su santa Madro para tomar para alegrarlas, con aquella sal del
la bendición. ciólo quo tenía, hizo otras coplas en
Enternecida la Santa al ver el u n instante, correspondientes á las
fervor y tierno afeito de sus hijas, que ellas cantaban, y decía:
80 KL MONTE CARMELO

LA SANTA. Hijas, pues tomáis la cruz,


Tened valor,
Y á Jesús, que es vuestra luz
Pedid favor;
Él os será defensor
En trance tal.
TODAS. . . . Librad de la mala geute
Este sayal.
LA SANTA. Inquieta este mal ganado
En oración
El ánimo mal fundado
En devoción;
Mas on Dios el corazón
Tened igual.
TODAS. . . . Librad de la mala gente
Este sayal.
LA SANTA. Pues vinisteis á morir,
No desmayois,
Y de gento tan civil
No temorois;
Remedio en Dios hallareis
En tanto mal.
TODAS. , . . Pues nos dais vestido nuevo,
Rey celestial,
Librad de la mala gente
Este sayal.
Librad de la mala gente
Este sayal,
Pues nos dais vestido nuovo,
Rey celestial.
Después de esto, las religiosas conocido de nuestra Reforma, y to-
dieron gracias á Dios Nuestro Señor; dos dicen que también los hijos de
tan seguras estaban de alcanzar el la Santa gozan de este favor; y en
favor que pedían, y se retiraron á jos diez y seis años de religión quo
descansar; pero la santa Madre no llevo he visto siempre confirmada
quiso levantarse do los pies de Jesús esta gracia; con la particularidad de
ni bajar de la montaña de la oración que los novicios que vienen á nues-
hasta tener la seguridad de que el tros conventos á pretender, si traen
Señor había recibido y despachado miseria de esta clase, luego quo vis-
favorablemente su petición. ten el santo hábito quedan limpios,
sin verse más molestados de oste
Y en ofocto, las que antes oran mal.
molestadas do osta repugnante miso- En muchísimas ocasiones y en di-
ria por la calidad del vestido, desde ferentes conventos há mostrado la
este día so vieron limpias y libres experiencia quo, cuando una religio-
do esta asquerosidad. sa so descuida en alguna cosa nota-
Y, aunque las religiosas creyeron ble, do la observancia, luego encuen-
que era una gracia especial para tra en sí osta miseria, como para
aquel convento solamonte, la santa docirnos que.no siguiendo los pasos
Madre, que llevaba en su corazón a y ejemplos de la santa Madre para
todos sus hijos é hijas, pidió á Dios llevar una vida observante y perfec-
que osta gracia se extendiera á to- ta, no se puede gozar do este favor
dos. Y todas sus hijas gozan desde tan grande qne ella alcanzó para sus
aquel día de este favor, que Su Ma- hijos.
dre alcanzó del Señor. El Santo Cristo que llevaban las
Dice el historiador de nuestra Ro- religiosas en procesión se conserva,
forma que esta gracia no alcanzó á en el convento do San José de Avila,
los hijos; pero yo he oído hablar á y es conocido con el nombre de «San-
muchos ancianos venerables que he to Cristo de los Piojos.»
Fr. Plácido M. del Filar.
(Del libro recientemente publicd'o «Florecillas del Carmelo»).
HUMILDAD Y GLORIA

|OS cosas llaman la aten-


^3,'ción de los místicos cuan-
do meditan los Misterios
de Nuestro Señor Jesu-
cristo y los de su Madre Santísima:
es la primera la humildad profun-
dísima del Hijo y de la Madre en
todos los pasos de su vida; es la
segunda la glorificación inmediata
y solemne con que interviene Dios
premiando la humildad de su ama-
Año Ill-flúm. 39 do Hijo y de su amada Esposa.
-^íHS-
Mirad primero á Jesús. Cuando El
1.° de Febrero de 1902 se anonada hasta lo ínfimo de la
~ G'I') W tierra, su Eterno Padre le ensalza
á lo más sublime de la gloria. Quiso
82 í t MOKffi CARMfitO

nacer ignorado en un oscuro portal y en el silencio de


una noche oscurísima: y ved que cuando el gran Mis-
terio se realiza, legiones de Angeles descienden de los
cielos, y mientras los unos cruzan los aires en todas
direcciones hinchiéndolos con cánticos de ¡Gloria á Dios
en las alturas!, le anuncian los otros á los pastorcitos de
Belén, y los invitan á adorar con ellos al Divino Niño;
al mismo tiempo brilla una estrella de incomparables
resplandores en Oriente, publicando á las gentes la
aparición del Salvador del mundo, y señalando á los
Reyes Magos el lugar de su milagroso nacimiento
pafa que vayan á adorarle y á ofrecerle presentes
como á Hombre, como á Rey, como á Dios. Y así su-
cedió que cuando el Hijo de Dios descendió de los
cielos, y ocultando los atributos de su Divinidad se re-
vistió de la mortalidad nuestra, entonces cabalmente le
dispuso su Eterno Padre una glorificación ruidosa y
solemnísima, porque todas las criaturas le glorificaron:
le glorificaron los Angeles, le glorificaron los astros y
le glorificaron los hombres.
Con María sucede lo mismo. Cuanto ella más se
humilla y se oculta, Dios más la descubre y la ensalza:
humíllase cuanto puede en la presencia de Dios, y Dios
la envía Angeles para saludarla y consultarla; si Ella
se empeña en ocultar su dignidad y grandeza, no fal-
tará una profetisa que la llame bienaventurada entre
todas las mujeres, porque es Bendito el fftito de su
vientre.
Estos maravillosos contrastes los hallaréis en todos
los pasos de la vida de Jesús y de María: recorredlos
rápidamente con el pensamiento y experimentaréis en
el alma un placer dulcísimo, como es dulcísimo el pla-
cer que sentimos á la vista de un vergel amenísimo,
de una graciosa campiña, de un cielo claro y esplen-
dente, de un mar tranquilo y bonancible.
HUMILDAD y GLORíA 83
La próxima fiesta de la Purificación de María y
Presentación del Niño Jesús en el Templo nos convida
á que nos fijemos con preferencia en estos inefables
Misterios.
Por lo que hace á María, es evidente que Ella no
estaba comprendida en la ley de la Purificación. ¿Cómo
había de comprenderla? Aquella ley habíase dado parad-
las mujeres no limpias, , ._ '
y María, que antes del
parto era Virgen inte-
gérrima, después del ••iwííí-
parto milagroso quedó
más pura y más virgen.
Pues ¿de qué^ habla de
purificarse la que nun-
ca tuvo mancha, la que
fué limpieza original?
Pero quiso María ocul-
tar á las gentes el ra-
rísimo privilegio en
cuya virtud era Virgen
y Madre, y aparecer
ante el mundo como
una mujer o r d i n a r i a
¿Veis la humildad de
María? Pronto veréis
su glorificación. LA VIRGEN DEL C RIMEN QUE SE VENERA EN BURGOS

Mirad al Niño Jesús; en brazos de su Madre Santí-


sima entra por vez primera en el'Templo de Jerusalén:
El es el Dios de aquel templo; pero nada hay en la
apariencia que le distinga de un niño' ordinario. La hu-
mildad, en cuya virtud quiso hacerse Niño y ser cir-
cuncidado como pecador, esa misma le obliga á some-
terse á la ley de la oblación y de la redención. ¡Oh
profundidad de los secretos de la sabiduría y de la
84 EL MONTE CARMELO

ciencia de Dios!—exclama un Santo.—Ofrece hostias


aquél que es honrado igualmente con el Padre; y siendo
la verdad, observa las figuras de la ley; es autor de
la ley como Dios y la cumple como hombre.,, La hu-
mildad de Jesús era perfectísima, y la glorificación que
le dispuso su Eterno Padre fué inmediata y solemne.
Ved allí al viejo profeta Simeón en cuyos ojos relumbra
la iluminación del Espíritu Santo, cuya frente coronan
ya las flores del sepulcro: ese es el predestinado por
Dios para descorrer el velo de abyección que oculta la
majestad del Divino Infante, y predicar ante la multi-
tud asombrada sus eternas grandezas y sus futuros
triunfos. Entraba la Sagrada Familia en el Templo del
Señor, y al verla el Santo viejo, se adelanta presuroso
hacia ella, y tomando al Niño Jesús en sus trémulos
brazos dio salida á los tiernos y amorosos afectos de
su corazón exclamando con inspiración profética:
"¡Ahora, Señor Dios, venga la muerte,
el anciano la aguarda sin temor,
porque sus ojos vieron al que es fuerte,
al Cristo Salvador!
¡Al que verá la humana muchedumbre
sentado só el espléndido dosel,
á ser del universo eterna lumbre
y gloria de Israel!,, (Zorrilla.--M.ARiA.)
Apenas terminó el profeta su himno, una anciana
profetisa, que servía á Dios en el Templo con ayunos
y oraciones, acercóse al dichoso grupo, y cantó tam-
bién alabanzas y glorias al Divino Niño y á su Divina
Madre.
Bien pudo decirse entonces que el Niño Dios fué
adorado y glorificado por todas las criaturas: le glori-
ficaron los Angeles, le glorificaron los astros, le glori-
ficaron los pobres, le glorificaron los ricos, le glorifica-
ron los humildes, le glorificaron los reyes, le glorifica-
ron los justos, le glorificaron los pecadores, le glorifi-
caron los niños, le glorificaron los ancianos, le glorifi-
caron los ignorantes y le glorificaron los profetas.
rfr aif itf A ^ ^1/ 'lf iV vtr i b ,df *Jr ^ alt IL* alf ^ ilf i b T¡¿ aL ale ^P )fc íSb JV -^b ^f Sb ^ ^ ifr ^fc Sb ifc ^P

EL 12 DE FEBRERO DE 1901

¡ENTBO de pocos días se va á cumplir el primer aniversario del


«^a&y» atentado feíozmente canallesco que las tuibas, excitadas y
"í" din'gidas por oculta mano, cometieron en la ciudad de San-
°f° tander contra el Carmelo, pacífica habitación de cuatro religio-
sos indefensos, morada pobre de riquezns materiales, pero rica de
abnegación y desprendimiento, y donde se cobijaba amorosamente á
la virtud y al trabajo
Nadie ha dado el por qué de aquel atropello en que fueron vícti-
mas los Carmelitas, las imágenes de la Virgen Santísima y de los
Santos, los libros y los hábitos religiosos. ¿Por qué aquel motín,
iniciado por los coreadores de tElectra» de Madrid, se ensañó contra
los Carmelitas? ¿Quién condujo las tuibas á aquella humilde vivien-
da? Los Carmelitas eran pocos, recién instalados en Santander; su
casa retirada, pequeña, pobre; sus trabajos de apostólico ministerio
no habían producido aún esa atmósfera popular que rodea á los
institutos ó corporaciones que llevau largos arios do existencia en
una población: todas las circunstancias, en fin, parecían indicar que
el tumulto popular no dirigiiía sus ataques á los religiosos del
Carmen. Los mismos religiosos pensaban así; descuidados y desaper-
cibidos se hallaban con la esperanza de que los alborotadores no se
acordarían de ellos, cuando las turbas derribaron las puertas, pene-
traron en la casa y pusieron fuego á cuanto á mano hallaron, recor-
dando y reproduciendo los excesos de los revolucionarios antiguos
en los días de mayor desenfreno. Pero dejémosles: Dios sabe quién
condujo el motín á las puertas del Carmelo: en el libro de las senten-
cias divinas se lee una contra los inspiradores de aquel bárbaro y
sacrilego atropello.
Ante el recuerdo de escenas tan brutales como se desarrollaron en,
§6* éL MONTE CARMELó

el Paseo Viejo de Miranda la noche del 12 de Febrero del año pasa-


do, aun hierve la indignación en el pecho, y los labios de todo hom-
bre honrado formulan enérgica protesta contra el criminal atropello.
. Pero resaltan en aquellas tristísimas y lúgubres escenas rasgos de
Providencia divina en favor de los Carmelitas, que son mucho de
admirar. Solos estaban en casa, y sin defensa alguna, tres Padres y
un Hermano, y era el momento en que comenzaban reunidos en el
Oratorio, situado en el piso primero, Ja oración de Comunidad; pero
al sentir los gritos de la manifestación y_ que las puertas eran derri-
badas y tomada la casa por asalto y que los amotinados subían ya
por la escalera, hallándose sin medio de defensa ni lugar donde
esconderse ni punto por donde escapar, no vieron otra esperanza de
salvación que arrojarse precipitadamente por la ventana con el evi-
dente peligro de daño grave; y por allí se arrojaron uno por uno
invocando á la Virgen del Carmen, quien sin duda alguna los sostuvo
en la caída, pues fuera de algunas contusiones y rasguños produci-
dos por una tejavana que estaba debajo y que se desplomó al arro-
jarse sobre ella el primer Padre que saltó, ninguno se hizo mal grave;
antes bien, entre los maderos y escombros de la tejavana en que
primero se hallaron envueltos, encontraron sin darse cuenta do ello
paso franco y libre. Mientras los religiosos huían á través de la
huerta y amparados por la oscuridad de la noche, la turba de icono-
clastas invadía el Oratorio, demolía á martillazos las imágenes, des-
pedazaba los hábitos llevando sus girones como trofeos, ponía fuego
á los libros y destrozaba todos los muebles. Confirmóse allí, entre
aquellos actos de vandálica destrucción, el poder del escapulario y
hábito carmelitano y la protección de María á favor de su vestido de
predilección, pues habiendo rociado con petróleo y prendido fuego á
un baúl donde el Hermano tenía, además de otras prendas de vestir
y algunos libros y objetos piadosos, un hábito del Carmen, reducido
todo lo demás á ceniza, sólo el hábito quedó ileso y cual si á su
alrededor.no hubiera el fuego andado ejerciendo su acción dovora-
dora, diciendo las turbas al ver aquello que los trajes de los frailes no
podían arder.
Mientras la revolución consumaba aquella hazaña, no hubo poli-
cía ni autoridad pública que acudiera á defender á las víctimas.
Suelta andaba la fiera popular, y los encargados d6 encadenarla dor-
mían tranquilos, casi envaneciéndose, porque no llegaban á ellos sus
aullidos,.haciéndose reos con tal conducta del delito de complicidad
con los que prepararon aquella manifestación cuya noticia corría en
Santander desde la mañana.
Fecha célebre en los anales de la revolución antirreligiosa será el
É l 12 DE FEBRERO DE 1901 8Í
día 12 de Febrero de 1901; página de triste borrón en la historia de
Santander la escrita por las masas vilmente explotadas por los ene-
migos de la llamada reacción y clericalismo.
A los atropelladores y á los atropellados los juzgó al día siguiente
la opinión: á aquéllos para condenarlos: á éstos para glorificarlos y
enaltecerlos. Gloria fué de los Carmelitas el ser los que más sufrie-
ron aquella noche: esto prueba que los revolucionarios santanderinos
presentían que los hijos del Carmen habían de ser aquí como en
todas partes un dique contra sus planes de diabólica destrucción.
Fr. A. M.

DESIERTO DE LAS PALMAS


«^k-o^k

FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTUDIO CRÍTICO-LITERARIO

(CONTINUACIóN).

¡pTRE las Crónicas reales y de sucesos particulares, sobresalen


i la general de don Alfonso el sabio, la del Cid y las de don
Pedro López de Ayala, "que son como el primer albor de la verda
dera historia descriptiva,,. (1) Cita el autor á Florián de Ocampo,
Ambrosio de Morales y Esteban de Garibay; pero "ninguno—dice
con mucho seso—tan llena y gravemente ha comprendido la uni-
versal narración de las cosas de esta tierra, como el P. Juan de
MariaHa en ambas lenguas castellana y latina, y fuera por todas
partes consumada su Historia, si como se preció de ennoblecer el
estilo en la latina, y afectar voces antiguas en la vulgar, hubiera
trabajado en apurar y acrecentar las noticias que confiadamente
bebió de otros autores. Pero, sin embargo, su Historia es luz y ho-
nor de España en contraposición de las naciones extranjeras.
Después de haber rendido tan justo tributo de admiración y
aplauso á la obra de Mariana, del que merece el principado entre
nuestros historiadores nacionales, que si merece con justicia serios
reparos como historiador, es digno de los mayores elogios como
historiógrafo, en calidad de autor de una obra histórica verdade-
ramente literaria, monumento de la literatura patria, (2) fija Fr Je-
rónimo sus ojos en Aragón, su amada patria, cuyas glorias no se
hartó nunca de celebrar con su bien cortada pluma. Allí—dice—
resplandece entre los historiadores españoles, como entre menores
astros la luna, el grave y eruditísimo Zurita, cuyos anales en la
comprensión y disposición de las materias, en la averiguación de
las cosas, en la conveniencia del método y propiedad del estilo, y

(1) COLL y VKHí. Elementos de Literatura. Sección tercera, cap. I.


(2) Vid. mi estudio Ei. PADRE JUAN DE MARIANA. Noticia histórica de su
vida y escritos. 2 . a edición. Madrid, imp. del Asilo de Huérfanos del S. C. de
Jesús, 1897. Desde la pAg. 25 á la 41 inclusive.
FR. JERÓNIMO DE 8. JOSÉ 89

en todas las demás partes de una perfecta historia, pueden com-


petir con la más célebre de las aqtiguas y modernas. Con lá misma
excelencia—prosigue—escribió los que llamó índices en lengua
latina, que son un grave y elegante epítome de lo que había'escrito
en la vulgar, enriquecido con tesoros nuevos. Pero aunque todo lo
que escribió es muy escogido, principalmente lo son aquéllos dos
últimos tomos de las acciones y gobierno del Rey don Fernando el
Católico, donde excediéndose á sí mismo Zurita, dejó más que ad-
mirar que de imitar á los sucesores en la Historia. Con todo eso,
Jerónimo de Blancas en sus doctos y elegantes Comentarios lati-
nos de las cosas de Aragón, y Bartolomé Leonardo en la prosecu-
ción de los Anales del mismo Zurita, á quién en la ocupación y
título de cronistas del reino sucedieron, han merecido muy seme-
jante loa, por ser ambos ingenios tan llenos de culta erudición co-
mo en sus escritos se parece,,. (1)
Otros muchos historiadores han florecido en tierra hispana
desde que dejó de existir Fr. Jerónimo de S. José. Ahí están Hur-
tado de Mendoza, Moneada, Coloma, Meló, Solís; los PP. Florez y
Risco, gloria del hábito de San Agustín, el jesuíta Masdeu, si bien
en algunas cuestiones es peligroso su magisterio, y en tiempos más
recientes Quintana, el Conde de Toreno, La Fuente (don Modesto),
Alcalá Galiano, Cavanilles, Ferrer del Río, el Marqués del Pida',
Cuadrado y Menéndez Pelayo. (2)
Pocas son las composiciones históricas que con justicia merez-
can el dictado de obras maestras; hay muchas circunstancias que
impiden el serlo y de que no es del caso hacer mérito aquí; pero
justo es decir con. el sabio preceptista carmelita que tísi bien son
pocas las que merecen el primer lugar, nu dejan de tenerle muy
digno otras muchas Historias. Y por lo menos ninguna hay tan
imperfecta, de que no se pueda coger alguna importante noticia,
y creería yo que de este género de libros principalmente se en-
tiende aquel dicho de Plinio, que ningún libro hay tan malo que
no tenga alguna cosa buena. Sentencia tan universal, que de los
libros pasa á las personas, y cualquiera otra cosa por mala que
sea.
Sostiene que sé han de leer muchas y varias Historias, y con
razón, pues son múltiples y transcendentales los frutos que te
sacande aquella lectura. Mas si beneficiosa en alto grado, sea—
dice Fr. Jerónimo—con tres cautelas importantes. La primera,

(1) Cap. X, ya citado, § 7.


(2) Aunque cito á esos historiadores que florecieron en este siglo pa-
sado, excepto Menéndez Pelayo que para gloria de las hispanas letras vive
todavía y florece en el presente, no es mi ánimo aplaudir las ideas religioso-
políticas, ni las tendencias extraviadas de varios entre ellos.
90 EL MONTE CÁEMELO

que se aficione (el curioso) y emplee más en las que pertenecen á


su patria y á su estado, porque sería feísimo, desorden, ser muy
versado en las cosas extrañas y ajenas, é ignorar las propias. La
segunda sea graduar los autores para dispensar en ellos el tiempo,
y no perderle, ó aprovecharle menos, cuando le podía ganar con
ventajas. Y la tercera de ir notando y reponiendo en la memoria
con las diligencias para esto necesarias lo más notable que en
orden al aprovechamiento propio y ajeno, público y privado, fuese
advirtiendo, con lo cual el trabajo de la lectura será fructuoso, y
el deleite se convertirá en utilidad. (1)
Aquí dio Fr. Jerónimo cima á su tarea, y por cierto con la
destreza y gallardía de que he dado tan imperfecta noticia en mi
trabajo. Dice él: "Heme dejado llevar de la dulzura y utilidad de la
materia, excediendo tal vez los cauces de su corriente, y haciendo
más general de lo que ped''a el asunto, la doctrina. (2) De las belle-
zas doctrinales y literarias de ese admirable Genio de la Historia
quedé también yo cautivo, y hube sin casi sentirlo el de alargar mi
trabajo con que se hartara el deseo de quilatarlas y más y más en-
carecerlas. Y para que se descubriera sobre todo la finura y riqueza
de su íntimo valoi, he procurado que se ofrecieran á los ojos del
lector con toda su intensidad 3' colorido, vaciándolas en los moldes
de ese humilde trabajo, tales cuales fueron producidas por la áurea
pluma del insigne Carmelita, limitando sólo mi empeño á que
fueran codiciadas y tenidas en mayor estima.
J J Q S é TGN. Y A L E N T í ,
(Se continuará.)

(1) Cap. ya citado, § 8.


(2) Epílogo.
a-psiStáiafl
8Qa^afflV§@^gaa«j»i^Mt^i»^^
-5^^1/J1 - - M - í í - I ' - ^ ^ > I ' A \ > V1 ¿ -í'/^-I-'V-í -cUí-AtfM -V<-«tf# --/1\""?^^ -3^>1í^
-'W?'ffi•!*• -••MíVíW-' -'iMivírtA - _.«-SvW- -•Mr'Vir^' -••Kfír»' -iM.~S5»' .iMfw»'

NO HAY QUE TEMER

(A MI RESPETABLE AMIQO DON CASTO JOSÉ DE MASSIP.

Rugió la tempestad, el orbe entero


Con estruendosa rapidez se agita
Y cual furia infernal se precipita
En profundo y atroz despeñadero.
El genio del error tendió sus alas
Sobre el vasto horizonte de la tierra,
Y á su mirar la humanidad se aterra,
Y en luto trueca sus floridas galas.
El hombre cruza por sendero ignoto
El mar del mundo sin la fé su guia,
Cual barquichuelo por la mar bravia
Roto el timón y su velamen roto.
Hasta la misma religión divina
Fulgente antorcha que ilumina el mundo
Y que brotara del amor profundo
Del regio y sabio dictador del Sina,
Combatida se ve en su alborada
Con loco frenesí y atroz porfía,
Por el genio ruin de la herejía
Espectro cruel de lengua emponzoñada.
Arrio, Praxeas y el infernal Nestorio;
Y Novato, Cerdón y Saturnino;
Focio, Thiota y el feroz Calvino
Con Lutero, Celestio y Macedonio:
Sin que olvide á los torpes Menanc'ritas,
Alogos, Albigenses, Paulicianos,
Gnósticos, Marcionitas, Cerintianos
Valdenses... y otras sectas mil malditas:
Y tras de todos la legión impía
De sabios arrogantes sin cabeza
Que invaden y destrozan con fiereza
El campo de la fiel filosofía,
92 EL MONffE CAUMEtO

En diversas centurias la combaten


Con saña criminal y furia loca,
Cual á la escueta y solitaria roca
Que las Nereides con furor embaten.
Mas vano es tal furor, el Dios amante
Que á un solo eco de su voz sagrada
Hizo brotar mil mundos de la nada
Vestidos de esplendor, en un instante;
Que tapizó de flores la pradera,
Y perfumó de aromas el ambiente,
Y á la aurora le dio luz esplendente
Que en brazos de las auras reverbera;
Que pobló de la mar el hondo seno
De a'gas y de peces y corales,
Y dio á sus linfas perlas á raudales
Y trasparencia á su cristal sereno;
Que al arroyo que corre en los maizales
Refiriendo á las plantas sus amores,
Virtud le dio para encerrar las flores
En el limpio fanal de sus cristales,
Que hinchó el espacio de parleras aves
De la mañana dulces concertistas,
Madres anrintes, voladoras listas,
De trinos armoniosos y suaves;
Que dióle al día luminar de oro
Y á la noche lámpara argentada,
A las ondinas murmurar sonoro
Y á los campos soledad callada,
Valor y luz y vida y fortaleza
Dará á la Religión sublime y santa
Para talar con su divina planta
De la impiedad la endeble fortaleza...
En vano del error el genio frió
Como maldita sierpe se desliza
Por los jardines que la fé tapiza,
Mostrando con furor su poderío;
Pues la verdad, antorcha luminosa,
Disipará sus fétidos vapores,
E ilustrará con vividos fulgores
Las tristes sendas de la vida umbrosa.
En vano agita su flamante espada
Y lánzase cual raudo torbellino
Sobre las flores que en vergel divino
Crecen de Dios á la eternal mirada;
Pues el soplo del Dios de los amores
Oreará con besos amorosos
Sus cálices lucientes y aromosos
Y mantos les dará de mil colores.
ÍÍO HAY QUÉ Í E k É R

En vano luchará con furia ardiente


Por extinguir de la verdad el brillo,
Pues ésta vivirá como el tomillo
Saturando de aromas el ambiente.
Y en tanto que la fé conquista el mundo
Y muestra con amor su poderío,
Rueda la impiedad cual turbio rio
Hasta encharcarse en lodazal profundo.
JJN CARMELITA DESCALZO.

t ILUIIO. P. DIONISIO DE STA. TERESA, C. D. (Arzobispo de Damasco


jjt ¡t/ jjt jjc itf J e jli de jjt J e jjt jlt jjt ¡lt Jlí Alt & ¿!t JIC ¿te ¿It alt il¿ iíí i¡¿ ¡te ¡Sí lie slc £t ilt át ¿It ¿le ¡St JIC

V i í I I I I ¡ V i I I I I I I"I I í I I I I I'I I I I I : 7 Í Y Í T f ñ T i i i i i i i i í

SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

III

Muerte de su madre--Amor paternal.—Primera confesión—Vision profética

'ENGO todavía muy presentes todos los dotar


(¿pilles de la enfermedad de mi madre. Sobre
todo me acuerdo muy bien de las últimas sema-
nas que pasó sobre la tierra. Mi hermana Celina
y yó éramos como pobres desterradas. Todas las
mañanas, Ja señora X*** venía en busca nuestra
' y papábamos el día en su casa. Un día no tuvi-
mos tiempo de hacer nuestras oraciones antes de
salir, y mi hermanita me dice en voz baja durante
el trayecto desde nuestra casa á la de la señora
X*** «Será posible que no hayamos hecho nuestras
oraciones antes de salir.» Así es, la respondí yo.—
Celina confía, aunque con timidez, el secreto á la señora, y una vez
en su casa nos llevó á una gran sala, diciéndonos; ahí podéis hacer
hijas mías, vuestras oraciones» y después nos dejó á las dos solas.
Celina me miró estupefacta, y yo no lo estaba menos, diciéndola:
«Ah! esta señora no es como nuestra madre, que siempre hacía coa
nosotros nuestras oraciones!»
Durante el día, á pesar de que trataba de distraernos de mil mo-
dos, no podíamos desechar la memoria de nuestra madre. Me
acuerdo que habiendo recibido mi hermanita un albaricoque me dijo
en voz baja: «No lo comeremos, sino que lo guardaremos para la
madre.» Ah! nuestra madre ya no estaba para comer los frutos de la
SOR TERESA Í)E JESÚS

tierra, sino los del cielo, y beber con Jesús el misterioso vino á que
aludía en su última cena. La tierna ceremonia de la Extrema-Un-
ción quedó impresa de una manera indeleble en mi alma. Paréceme
ver ahora mismo el sitio donde me arrodillé, y oír los sollozos de mi
padre.
Mi madre abandonó este lugar de destierro el 28 de Agosto de
1877, á la edad de 46 años. Al siguiente día de su muerte, mi padre
me tomó entre sus brazos diciéndome: «Ven á dnr el último beso á
tu rnadrecita.> Y yo, sin pronunciar una palabra estampé mis labios
en la glacial frente de mi querida madre.
Me acuerdo haber llorado muy poco. A nadie participé los sen-
timientos profundos de mi corazón; tan solo escuchaba y miraba en
silencio cuanto tenía lugar á mi alrededor. Veía muchas cosas que
en vano trataba de ocultármelas. Como era tan niña, levantaba la
cabeza para ver mejor el féretro donde reposaban los restos mortalos
de mi pobre madre; jamás había visto tan triste espectáculo, sin em-
bargo ¡nada escapaba á mi tierna penetración!. Quince años más
tarde, mo encontraba delante de otro féretro, el de nuestra santa
madre Genoveva, (1) y entonces me sentí trasportada á los primeros
días de mi infancia. Era la misma Teresa la que miraba tan triste
espectáculo, pero hecha una mujer, y en vez de levantar la cabeza
hacia el ataúd, la dirigía hacia el cielo, radiante de gozo, porque las
tribulacionesy pruebas á que la sometió el Señor de tal modo for-
talecieron su alma que nada de la tierra era capaz de acongojarla.
El día en el que la Iglesia bendijo los despojos mortales de mi
madre, Dios no me dejó totalmente huérfana de madre; me dio otra
madre para cuya elección me dejó en omnímoda libertad. Estába-
mos reunidas las cinco hermanas, mirándonos simultáneamente con
profunda tristeza, cuando nuestra niñera, dirigiéndose á Celina y á
mí, nos dice: «¡Pobres niñas, ya no tenéis madre!» De pronto Celina
se arroja en los brazos do María exclamando al mismo tiempo: «Pues
bien, tú serás nuestra madre en lo sucesivo!» Yo que estaba habi-
tuada á seguir á Celina en todas sus acciones, debiera de haberla
imitado; empero juzgué que Paulina recibiría un bochorno, y mi-
rándola con ternura, al propio tiempo que aproximaba mi cabecita
á su corazón, la dije á mi vez: «¡Para mi, será Paulina mi madre!»
Desde esta fecha entré en el segundo período de mi vida, por
cierto la más dolorosa, sobre todo después que la seiunda madre
elegida por mí, vistió el hábito del Carmelo reformado. Este período
abraza desde los cuatro años y medio de edad hasta los catorce.
Preciso es que os diga, madre mía, que después de la muerte de mi
madre natural, mi carácter cambió radicalmente. Yo, que era tan
viva y espansiva, comencé á ser tímida, dulce y sensible hasta el ex-
ceso: una mirada bastaba á veces para hacerme derramar un torrente

(1) Esta venerable madre hizo su profesión en el Carmelo da Poitier,


desde donde fué destinada á Lisíense en 1888 oomo fundadora.
Su memoria es muy cara en estos dos monasterios; fué un modelo de las
virtudes más heroicas, y coronó su muerte una vida cargada de buoaas.
obras, el 5 de Diciembre de 1891, i los 84 años de edad.
96' ¿L koMK CAitíaiio

" e lágrimas; era necesario que nadie se ocupara de mí; me era


insoportable la compañía do ios extraños, y no recobraba mi alegría
fuera.de la intimidad de mi familia. Aquí era yo siempre objeto de
las más delicadas afecciones. El corazón de mí padre, ya de sí tan
afectuoso, fué desde entonces verdaderamente maternal, y mis her-
manas eran para mí como tiernas y Afectuosas madres.
Mi padre tomó la resolución de abandonar Alenqon, y fuimos á
Lisieux para habitar al lado de nuestro tío, hermano de nuestra
difunta madre. Hizo este sacificio con el fin laudable de ponernos
bajo la protección de rai tía. Ningún sentimiento experimenté al
abandonar mi pueblo natal, los niños aman la variedad ó cambio de
climas; por lo tanto, fué para mí un placer nuestra instalación en
Lisieux. Me acuerdo perfectamente de nuestro viaje y de nuestra
llegada á casa de mi tío, aun me parece ver á mis primas Juana y
María, esperándonos á la entrada de la casa con mi tía. ¡Oh! con qué
muestras de sincera afección nos recibieron!
Al siguiente día nos condujeron á nuestra nueva morada, situada
en un barrio solitario, cerca de Un paseo llamado el Jardín de la
estrella.
La casa que alquiló mi padre mo pareció encantadora: un terrado
cuya vista se extendía á lo lejos, un jardín inglés delante de la
fachada, otro de más extensión, ó sea una huerta detiás de la casa,
todo esto, digo, produjo en mi infantil imaginación una agradable
impresión, y fué para toda la familia objeto de las más dulces y
risueñas expansiones.
Apenas despertaba de mi tranquilo y reposado sueño, me son-
reían las caricias de mis herunnas y juntas hacíamos nuestras preces
de la mañana. Mi hermana Paulina me daba la clase de lectura, y
me acuerdo que la palabra ciclos fué la primera que pude leer yo
sola. Una vez concluida mi clase subía al terrado, residencia habitual
de mi padre, y mi gozo llegaba á su colmo cuando podía darles
buenas noticias de mi comportamiento y aplicación. Todos los días,
después de la comida, iba á d a r un paseíto con él, á visiUr al Santí-
simo, cada día en diferente Iglesia. Esta fué la causa de haber entrado
por primera vez en la Cipilla del Carmen.
«Mira, mi reinecita, me dijo mi padre, detrás de esa reja hay
religiosas santas que ruegan continuamente á Dios.» ¡Lejos, muy
lejos, estaba y o d o pensaren aquellos momentos, que dentro de
nueve años sería yo una de tantas, y que allí, dentro del Carmelo
bendito, había de recibir tantas gracias!
Concluido mi paseo, volvía a casa y me ocupaba de mis deberes;
lo restante del día lo pasaba saltando y brincando en el jardín al
lado de mi padre.
No sabía yo jugar á las muñecas; mi mayor placer era el de pre-
parar tisanas con granos de plantas y coitezas de árboles.
Cuando me parecía que estaba la tisana en su punto la ofrecía á
mi padre en una bonita taza, y este mi tierno padre, dejando su tra-
bajo, venia hacia mí, y sonriendo tomaba mi taza y simulaba beber
un sorbo.
También me complacía en el cultivo de las flores; y me éntrete-
SOR TERESA DE JESÚS 97

Día en levantar, altarcitos en una pequeña hondanada situada en


medio de la. cerca del jardín. Cuando á mi parecer había dado fin
satisfactoriamente á mi trabajo, venía mi padre, instado por mi,
quien, por complacerme, bacía ademán de extasiarse contemplando
lo que yo creía una obra maestra. Me haría interminable si quisiera
contar las mil pequeneces de este género cuyo recuerdo quedó bien
grabado en mi memoria.
Otras veces mi padre me llevaba consigo á pescar, y yo me entre-
tenía pescando con mi pequeña caña; pero pronto me hastiaba de tan
monótona ocupación, y prefería sentarme un poco desviada, sobre la
verde y florida hierba, pero sin perder de vista á mi padre querido.
Entonces, á pesar de mi tierna edad, me sentía presa de pensamien-
tos los más profundos, y sin saber ni entender lo que era meditar, mi
espíritu se sumergía en un piélago de contemplación. Escuchaba los
lejanos ruidos, el murmullo de la brisa, de vez en cuando percibían
mis oídos alguna que otra nota de la banda musical, y todo esto pro-
ducía en mi corazón una dulce melancolía... ¡Ah.la tierra era para mí
un verdadero destierro yo soñaba en el cielo!
Me acuerdo que un día el hermoso cielo de la campiña se cubrió
de nubes, y de pronto se desencadena una tempestad horrorosa
acompañada de espantables truenos y de exhalaciones horripilantes.
Miraba yo á derecha é izquierda para no perder nada de su impo-
nente majestad; en fin, vi caer el rayo en un prado vecino, y, lejos de
atemorizarme, me sentía arrebatada, pareciendo que Dios estaba
cercado mí. Mi padre, no tan tranquilo como su pequeña reina, me
sacó de mi abstracción tornándome entre sus brazos, á pesar de
sus instrumentos de pescar, y de este modo llegamos al camino ve-
cinal después de atravesar algunos prados cubiertos de agua que las
nubes habían dejado caer á torrentes.
F*- F. P- f
(Se continuará)
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

XI

L atribuir al Catolicismo la creación y los


progresos de la Pintura; al reservar para
la Iglesia de Jesús las excelencias, y en-
cantos del Arte que inmortalizó á Rafael
y Murillo, no hemos hecho otra cosa que,
basándonos en hechc s históricos, dar
á cada uno lo suyo. Nadie nos podrá
negar que la Iglesia católica protegió
al artista como protegió todos los ade-
lantos y progresos de los primeros
siglos y aún los de la Edad media. El
Catolicismo, con sus bellezas sublimes,
dio inspiración, impulso y vida al genio
de la Pintura, que por medio del pincel
trasladó al lienzo las impresiones más celestiales del alma y las
escenas más grandiosas de la Religión.
Pero una mancha repugnante ha venido á empañar la belleza
de tan hermoso Arte; y cuanto el Catolicismo le dio en esplendor
y grandeza, la impiedad le ha dado en repugnante y obsceno. Nos
referimos al Realismo Artístico ó Realismo en las Bellas Artes.
En ninguna ocasión podemos hablar de él, con más oportunidad
que en la presente, pues en ninguna de las Bellas Artes nos re-
pugna tanto, ni hace tantos estragos como en la Pintura. Ya otra
vez hemos escrito algo concerniente á esta materia, pero nos ha
parecido conveniente añadir algunas ideas más, que nos han
ocurrido desde aquella época, sobre asunto tan interesante. Esos
cuadros obscenos que sin vergüenza ni recato se colocan en los
salones públicos y en casas particulares, esas revistas ilustradas
que semanalmente se reciben en las familias y que las hijas de la
casa las guardan en el cajón del tocador con el objeto de mirar el
figurín de la moda, Hacen tanto daño, son tan funestos los resul-
fet CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTKS 9§
ftf • . „. , , — — „ ,. — •
tados que de ellos se siguen, que conviene no perderlos nunca de
vista, á fin de detestar cual conviene un mal tan grande.
No queremos descender en este asunto á ciertas particularida-
des, como que sería rebajarnos demasiado, pecaríamos de nimios y
nos haríamos interminables. Pero no podemos menos de preguntar:
¿A dónde se dirige la Pintura metida en ese fango de corrupción y
enlodando sus inmaculadas alas en el cieno de las pasiones
más viles, consagra sus inspiraciones á objetos que infaman y
degradan al hombre, á la humanidad y al Arte mismo? Semejante
á esos animales que se complacen en revolcarse entre las inmun-
dicias de las fangueras y lodazales, el siglo que acaba de terminar,
ha dado á la Pintura tal sesgo, que al fijar nuestros ojos en sus
producciones, no nos parece otra cosa, sino que el hombre va
perdiendo poco á poco el sentimiento de su dignidad, baja del
trono de su grandeza, arranca de su cabeza la corona que le
ennoblecía ante la Creación, y va á tomar asiento entre los más
inmundos animales.
Sin embargo, no es esto lo peor, sino que se ha querido defender
científicamente este modo de proceder, se ha querido justificar esa
conducta, se ha querido perfumar lo asqueroso, estableciendo prin-
cipios para embalsamar un cadáver en putrefacción, como si lo
podrido dejara de estar podrido, por más que se le rocíe con gotas
de agua Colonia; y se ha fundado una escuela con el nombre de
escuela realista.
De esta amalgama de principios filosóficos con conclusiones
obscenas; de esta pretensión de querer justificar con premisas cien-
tíficas lo injustificable bajo todos conceptos, están brotando esas
repugnantes exhibiciones del Arte que en último término no tiene
otro objeto, que la alimentación del espíritu humano con las grose-
rías de la carne.
Hé aquí cómo establece sus principios y deduce sus consecuen--
cias la escuela realista. El Arte es la imitación exacta de la reali-
dad objetiva tal como es en sí, sea esta noble ó vil, decente ó
repugnante, lo mismo que sea bello como obsceno, deforme y vil.
El Arte, según esta escuela, debe representar todo con toda exac-
titud sin añadir ni omitir nada¡ poniendo ante nuestros ojos lo
bello con su bellesa y lo lúbrico en su desnuda realidad. Excusa-
mos indicar la reprobación que el Catolicismo ha formulado contra
esta escuela y hemos de proceder contra ella por otro camino.
. ¿Es posible reducir á la práctica ese repugnante sistema? Desde
luego podemos asegurar que no sólo es imposible la práctica de
esos principios por inmorales y antirreligiosos, sino que aún física-
mente considerados, envuelven una insuperable dificultad, por no
decir imposibilidad absoluta. Nadie nos puede poner en duda, que
desde el momento en que el Realismo establece sus principios, es
itíÓ 'tí ísokiti' bÁkiátó

necesario que admita todas las consecuencias, hasta las más extra-
vagantes, si es que están legítimamente deducidas. ¿Puede hacerlo
el Realismo? Los hechos prácticos nos demostrarán bien á las cla-
ras que no. Venga para este fin el pintor más hábil de la escuela
realista y póngase á pintar la realidad objetiva del firmamento,
todo el firmamento, tal como es, sin añadir ni qtlitaf nada, sin
aumentar ni disminuir un solo centímetro. Para este fin necesita
contar una por una todas las estrellas, medir su extensión y sus
distancias. Hecho esto, prepare un lienzo tan ancho como el mismo
firmamento, un caballete tan alto como elastro más elevado y des-
pués de todo traslade el firmamento á aquel lienzo. ¿Será posible
semejante extravagancia? El Realismo nos contestará que no admi-
te tales extremos. Estamos conformes en ello; pero también esta-
mos conformes y no podemos menos de afirmarlo que estos extre-
mos son consecuencias legítimamente deducidas de aquellos
principios, y es necesario atenerse á una de dos: ó admitir todas
las consecuencias, ó negar los principios, ó, por lo menos, expli-
carlos.
Pero bajémonos del firmamento y tomemos las cosas más en
serio. En estos momentos estamos mirando.á lá hermosa Catedral
de esta ciudad de Burgos, y nos vienen ganas de invitar al hábil
pintor anterior á que nos pinte el magnífico edificio gótico que
estamos viendo. Prepare un lienzo y un caballete tan altos como
aquellas torres, tan anchos como las dimensiones del edificio;
cuente todos sus chapiteles, sus aberturas y sus distancias sin que
se le aumente ni se le disminuya nada; enumere también uno por
uno todos sus sillares, y sobre todo ármese de la paciencia de un
chino y de la cachaza de un braman y empiece su ardua tarea, y
no cese hasta que traslade al lienzo el gran monumeiito bürgalés.
Llegará un día en que podamos decir que la obra está concluida?
De seguro que se habrá agotado toda la paciencia del mundo y la
obra estará por empezar. ¿Por qué? Porque es imposible trasladar
al lienzo todas las realidades, tal como-isbñ en' sí mismas, sin añadir
ó disminuir algo. . ' lVv
Bien pudiéramos trasladar 'á nuestro'1 pintor realista á otro
escenario y colocarle ante objetos ¿fué entran más de lleno en el
dominio de su arte: un paisaje cualquiera, menos aún, uñ árbol
frondoso, son con frecuencia objetó» sirripáticos para Jos pintores.
Pongámosle, no obstante, al pintor mtls hábil ante un árbol cual-
quiera y mandémosle que le traslade al lienzo con todo su grueso
tronco, con sus intrincados ramajes y Sus innumerables hojas sin
que falte Una sola de éstas. ¿Sería tarea fácil de realizar? Nos pa-
rece que le sucedería lo mismo que al pintor de la Catedral. Si
pues un objeto que tan adecuadamente entra en él dominio de la
EL CATOLICISMO EÑ LAS ¿ELLAS ARTES Í0Í

Pintura no puede ejecutar el Realismo, ¿cuál es el campo en que


ha de poner en práctica sus principios?
Pero hablemos con franqueza y digamos de una vez lo que
pretende el Realismo con todos sus principios y aparatosas pre-
tensiones. El objeto del Realismo no es el pintar el firmamento, ni
Catedral alguna, ni árboles de ninguna clase. El realismo tiene
algún parecido con las aves de rapiña que hechan su garra á la
carne caliente. Ya estamos en nuestro terreno. El objeto del realis-
mo es el cuerpo humano en su impúdica desnudez. He ahí el plato
más exquisito de la cocina realista, y casi pudiéramos conjeturar
que entre los cuerpos humanos escoje algunos con preferencia á
otros; el bello sexo.
Cuadrémonos pues ante esas tristes pretensiones y discurramos
con imparcialidad. ¿Es posible pintar un cuerpo humano tal como
es? Nos parece que no.
Por de pronto aquel cuerpo que se quiere pintar, tendrá una
cabeza y la cabeza tendrá una cabellera. Cuente pues uno por uno
todos los cabellos, todas las cejas y párpados, y haga que todos sin
faltar uno sólo, figuren en el cuadro, tome las dimensiones de todo
el cuerpo, de los pies y de las manos, ojos, nariz y orejas y haga
qué se manifiesten en el cuadro con todas las dimensiones que tienen
en sí mismos y que no les falte ni la milésima parte de. un milíme-
tro. ¿Puede trazarse un cuadro de esta clase? Claro está que no.
Sin embargo no son otra cosa sino consecuencias de los principios
establecidos por la escuela realista.
Quedemos pues que los principios en que se apoya la escuela
realista son falsos, que sus pretensiones son criminales, que sus
producciones son un insulto al pudor y á la vergüenza, y que un
pintor realista debiera ser desterrado del mundo. El Realismo es
físicamente imposible y es moralmente ilícito y criminal. Si la
imposibilidad física impide que se puedan trasladar al lienzo cier-
tos rasgos y pormenores, la imposibilidad moral ha de impedir que
se traslade aquello que físicamente es trasladable, pero que la
moralidad y el pudor lo prohiben. El hacer lo contrario es un
crimen que Dios condena desde ahora, y que la humanidad venga-
rá algún día. No nos vengan pues los realistas á justificar su poca
vergüenza con principios á todas luces falsos y á corromper la
juventud y aún la vejez con sus impúdicas producciones y sobre
todo, no hagan al Arte responsable de la corrupción de su corazón.
J^R. ^AMUSL DE pANTA TERESA,
(Se continuará).
M - " M / » ^ J • * « s L * • X * N L * N L * N L < * • s í ' * N I / * M / « ^ i - » * X " * [ / • i \ t " M / 1
N * » « » - J " N J / » _ * X - ' N I / 1
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11 1. 0. T. OIL OJJUUI
II
SU EXCELENCIA

¡AS Ordenes Terceras que las demás; ora porque la Orden


"J<¿¡4¡k constituyen un estado me-de los Carmelitas Teresianos ó
/ ^ ^ dio entre el religioso y el Descalzos es de las más perfec-
t seglar, más perfecto que tas por su norma de vida, ora
» éste y menos que aquél, porque la conexión entre ésta y
son varias, así como las Ordenes la Tercera Orden es la más ínti-
Religiosas á que están agrega- ma que cabe, por la semejanza
das. de sus reglas y por hacerse en
Llámanse Ordenes Terceras, ella los-votos de Obediencia y
como su nombre lo indica, por- Castidad, lo que no tiene lugar
que suponen otras dos; una de en las demás Ordenes Terceras,
religiosos que constituyen la pri- en las que solamente se prescri-
mera, siendo-como el origen de ben algunas preces y actos pia-
donde proceden y el fundamento dosos y la moralidad de sus
sobre que se apoyan las otras individuos, que es el principal
dos; y otra de religiosas que carácter de todas.
viven en clausura. Es tanta la intimidad y seme-
Las Ordenes Terceras á las janza que existe entre las reglas
que pueden pertenecer personas de las Ordenes Primera y Ter-
de uno y otro sexo, siempre que cera del Carmen, que además de
sean de condición honrada, de ser uno mismo el objeto que
vida ejemplar y católicos since- ambas se proponen, disponen
ros, serán tanto más perfectas para su consecución de las mis-
cuanto mayor fuere la perfec- mas prescripciones y medios,
ción de • la "Orden á que están aunque en diverso grado, como
adheridas y más íntima su ane- lo exije la condición seglar que
xión. Según lo cual podemos por las circunstancias que la
afirmar que la V. O. Tercera de rodean,no puede llegar á poseer
Nuestra Señora del Carmen y los medios de que dispone el
Santa Teresa de Jesús, si no es religioso en la soledad del claus-
la más perfecta, no cede tampo- tro.
co el derecho de superioridad á
V. 0. T. DEL CARMEN 103

III

SU ORIGEN

Las Ordenes Terceras que No es fácil determinar el ori-


han venido á llenar las exigen- gen de la Orden Tercera del
cias del pueblo cristiano, son Carmen, pero puede afirmarse
casi tan antiguas comolas diver- ue existía ya antes del siglo xiv
sas Ordenes á que están agrega-
das, siendo las que florecen ade-
3 ebiendo coincidir con el glorio-
so acontecimiento cuyo recuer-
más de la nuestra, las de San do despierta el entusiasmo y
Agustín, Santo Domingo y San abisma el corazón en un mar de
Francisco, ó sean, de las cuatro dulzuras, la entrega del Santo
Ordenes mendicantes, ú n i c a s Escapulario por María á San
que por especial privilegio de Simón Stok, VI General latir.o
los RR. Pontífices pueden agre- de la Orden del Carmen.
gar á su propia Orden personas De la Bula Sabatina de Juan
de ambos sexos, dándoles, como XXIT parece deducirse que exis-
norma de vida, leyes semejantes tían ya en aquel tiempo Herma-
á la regla del Instituto. nos de la Tercera" Orden, que
Los Carmelitas cuya gloriosa bajo la Regla de San Alberto
enseña ha sido siempre el celo trataban de consagrarse más de
por la gloria de Dios, celo que cerca al Señor, lo cual no puede
encendido por el ardoroso Pro- entenderse de los simples cofra-
feta y fundador de esta esclare- des, A quienes no se les impone
cida Orden, San Elias, fué co- la observancia de esta regla,
municándose á todos sus suceso- que sin duda ninguna hubiera
res, haciéndoles portadores de entorpecido la rápida propaga-
la luz Evangélica 3- Coadjutores ción del Santo Escapulario entre
en la propagación del Cristia- los fieles.
nismo, como la Iglesia lo dice en Esta opinión recibe más fuer-
el oficio de Nuestra Excelsa-Pa- za y queda consolidada con las
trona y Madre, la Virgen del Bulas expedidas en los años de
Monte Carmelo; ansiosos de pro- 1452 y 1476 por los Sumos Pon-
pagar su Orden, y viendo que tífices Nicolás V v Sixto IV,
de observar las personas segla- tituladas Cum nulla fidelium y
res una vida semejante á la de Dum attenta; por las que se
los Religiosos, habían de resul- aprueba y confirma esta Orden,
tar grandes utilidades á las fa- lo cual no podía suceder si antes
milias y á la sociedad, estable- no existiese.
cieron este lazo de Hermandad.
fR_ ^.XASTASIO DE LA jÍGUA, J^AMILIA,

(Se continuará)

~nr
EL CANTO GREGORIANO EN ROMA

S M E A T A S y consoladoras son para todo aquel que se interesa por el mayor


^ 8 8 brillo y e'splendor de la liturgia católica, las corrientes de simpatía
que se dejan ver por todas partes en favor del canto gregoriano según la
verdadera tradición, según los adelantos de la Paleografía musical. (1)
Va creciendo, por la gracia de Dios, el entusiasmo por el verdadero canto
eclesiástico con presagios de tiempos más venturosos para la Iglesia, do los
qué hemos pasado y actualmente atravesamos- Mucho tiempo há que se
viene deseando la restauración del canto-llano gregoriano; mucho se ha
trabajado para ello y casi se había desconfiado de poder lograrlo. Pero no;
no desconfiemos ya más, y demos gracias al Todopoderoso por la restaura-
ción de tan bello canto. Sí, ya tenemos esa incomparable molodía, siempre
antigua y siempre nueva, restaurada á su primitiva pureza, en conformidad
con el sentir de San Ambrosio, San Agustín, San Gregorio Magno, San
Bernardo, San León, San Isidoro, Arzobispo de Sevilla, San Otón, San
Bada, Cardenal Bona, el monje Guido de Arezzo, Cicerón, Quintiliano y
otros muchos Santos, Pontífices, Obispos, Religiosos, preceptistas y escrito-
res inmortales que el lector recordará perfectamente. Muchas pruebas do
estas afirmaciones tienen ya los constantes lectores do E L MONTE CARMELO:
y para maj'or abundamiento de datos, vamos á emborronar unas cuartillas
más ocupándonos sencillamente del incremento que la santa causa del canto
gregoriano va tomando, fijando nuestra atención solamento en Roma,
cabeza de toda la Iglesia.
Nuestro primer relato tiene el doble fin de hacer desaparecer la idea

(1) La Paleografía musical comenzó á publicarse en Solesmes en 1889 y


hoy la dirigen los BK. P P . Andrés Mocquoroau y Alfonso Dolpocho, bone-
.dictinos. «Contieno gran variedad do reproducciones fototípicas do manus-
critos, recogidos en las principales bibliotecas do Europa, y van seguidos
de explicaciones críticas do mucho interés Por su mérito sobrepuja esta
obra á cuantas sobro la materia se han dado á conocer hasta ahora, y no
dudamos en afirmar que os de suma importancia para el estudio del canto
litúrgico.» (Dr. Haberl, Magister choralis.) Véase el número 27 de E L MONTE
CAPMBLQ,
SECCIÓN MÜSÍCAÍ ÍÓ&

que muchos tienen del canto gregoriano—sin haberlo oido—ejecutado por


voces de mujer.
De una solemne función religiosa que las Reparadoras do la vía Lu-
cchessi celebraron en honor de María Inmaculada, nos dijo la prensa
romana:
«Muchos Romanos acudieron á oir las melodías gregorianas y tal vez á
recrearse oyendo este hermoso canto litúrgico en vez de la música teatral
que se ejecuta á profusión en sus iglesias.
«Su esperanza no fué fallida. La interpretación perfecta, la notable
agilidad de las voces, la pureza de timbre, la seguridad al atacar Lis notas,
los finales tan suaves y bien ejecutados, con ese encanto particular do las
voces de mujer; todo hacía pensar en las melodías de la abadía de Santa
Cecilia, en 'Solesmes.
¡Qué derecho iba al corazón el hermoso Introito GauJens gaudebo, y qué
bien expresaba la alegría sobrenatural de la Iglesia saludando á la Virgen
el Gradual Benedicta es tu, con su melodía tan ligera, tan suave, iba á decir
tan celestial, que parece sor una página tomada de la música de los
ángeles!»
En ofecto; los que hemos tenido ocasión de oir coros de ambos sexos
perfectamente instruidos en el canto gregoriano, podemos asegurar que
estas apreciaciones no están exageradas ni en lo que hacen á las melodías
litúrgicas, ni en lo quo á su ejecución se refieren.
Las Benedictinas inglesas y otras varias Comunidades religiosas siguen
también la edición de Solesmes con grande edificación do los fieles.
Los germánicos celebraron la fiesta de San Esteban en la Iglesia del
santo diácono, en Monte-Celius. Esta Iglesia, tan curiosa y original por
sus pinturas realistas tan extrañas y su forma circular, es propiodad del
colegio germánico. Veamos lo quo dijfo la prensa rospocto de esta solem-
nidad:
«Entro el ruido producido por el incesante movimiento de la multitud,
e.l canto del Introito se eleva al cielo. Es una melodía clara, pura, limpia,
producida por voces bien timbradas y que saben ejecutar maravillosamente
•hasta los más insignificantes matices musicales. La gente se acerca: un
grupo se forma delante do las rojas de la capilla, y la masa compacta quo
aumenta impido á los que vienen quo se acerquen á los cantores. Los ger-
mánicos cantan á dos coros aún en las partos más difíciles do la misa, como
el Gradual y el Alleluia.»
Pocos días después celebróse la fiesta de Santa Genoveva. Sus organiza-
dores tuvieron la galantería de invitar á la Schola cantorum del Seminario
francés para quo cantase en la misa solemne que había do celebrar de Pon-
tifical Mons. Hazera, Obispo de Digne, en Santa María-in-Via, título pres-
biteral de S. E. el Cardenal Richard. El texto de la misa fué; Veneremw
omnes in Domino, adaptado al verdadero canto gregoriano por el R. P. Dom
Pothier.» A pesar del tiempo lluvioso y el persistente viento nada favorable
para las voces, la Schola de Santa Clara ejecutó muy bien las diferentes
partes de la misa, y sobre todo la prociosa secuencia en honor, do Santa
Genoveva; todo con rara perfección rítmica según las puras tradiciones del
canto-llano-gregoriano. Por la tarde, en presencia do S. E. el Cardenal
Coullié que dio la bendición con el Santísimo Sacramento, se ejecutaron
ÍÓf3 EL MONTE CARMELO

los himnos en canto-llano, 7V lawlamus Dómine omnipotens, y Saine, Mater


misericordia}; fueron muy notables y gustaron mucho. La asistencia numo-
rosa y recogidajse sorprendió al oir un canto tan piadoso y que tan bien
disponía el alma para la oración. Los jóvenes escolaros de los seminarios
francés 3" germánico han tomado con empeño el estudio de las piadosas
melodías tan queridas de los místicos artistas de la edad media. Nada falta
á estos coros unisonales formados por voces de hombre y al mismo tiempo
tan dulces y ligeras al practicar las modulaciones de los neumas, para ha-
cer valer y gustar estos tan hermosos y religiosos cantos. El Eminentísimo
Purpurado, Cardenal Parochi, Více-Cancillor de la Santa Iglesia Romana,
les felicita y-anima á prosoguir en tan importante estudio conforme con la
edición tradicional de Soleamos.» (Do Vünivert).
Esta misma edición se usa también en la Grando Universidad interna-
cional de San Anselmo, fundada por 8. S. León X I I I para los religiosos
benedictinos, con el fin, hemos oido, de formar allí un centro de canto gre-
goriano y difundirlo después por toda la Iglesia católica y de esto modo
llegar con el tiempo á la buena ejooución y uniformidad del canto eclesiás-
tico; en el Colegio Sud-Americano, por orden de los Obispos dé la América
latina (1); en el Colegio Portugués; en el Colegio Capranica y en otros
varios, mereciendo mención especial el Seminario del Vaticano, que os el
mismo Seminario dol Papa. Esta sencilla relación nos induce á creer que
el movimiento en favor del canto gregoriano en Roma ha avanzado pode-
rosamente, no solamente en la Ciudad Eterna, sino en todo el orbe cristia-
no, pues indudablemente esa semilla ha do dar fruto abundante en tiempo
no lejano. Quiera Dios que su propagación se acelero do día ori día y quo
la edición de Solesmes so extienda más y más en los Seminarios, Comuni-
dades Roligiosas y Catedrales de España, cuna, en cierto modo, del canto
gregoriano.
(Se continuará)

(1) En la IgUsia del Colegio Sud-Amoricano con motivo de la apertura


dol Concilio Hispano-Americano, el maestro Perosi hizo ejecutar las melo-
días de San Gregorio, según la edición bonodictina.
jllllMllMjmuj!llNllltMU!.UJjUiUU>!1 1111111111 n i i l r 111 • 11

SECCIÓN CANONICO-LITURGICA

LA COFRADÍA DEL CARMEN

CONDICIONES QUE DEBEN GUARDARSE EN LA ERECCIÓN DE LAS COFRADÍAS

L, /AS condiciones qne se deben guar-


dar en las fundaciones de las Cofra-
La Cofradía del Santísimo Rosario
ha estado siempre sujeta, como dice
días pueden, generalmente hablando, Beringer, á la ley del lugar, pero no á
reducirse á dos, á las que, por pres- la ley de la distancia.
cripción pontificia , deben sujetarse La Cofradía del Santísimo Sacra-
todas las Corporaciones religiosas: la mento lo mismo que la Cofradía de la
ley del lugar y la ley de la distancia. doctrina cristiana, por la especialidad
I'or la ley del lugar se entiende la de su institución están también ex-
disposición qne dio la Santa Sede cluidas no solo de la ley del lugar sino
para que no se fundaran más de una también de la ley de la distancia (1).
Cofradía del mismo nombre é instituto De manera que de estas dos cofradías
en un mismo lugar, á no ser que la pueden haber, y hasta sería muy lau-
Sagrada Congregación de Indulgen- dablelas hubiera, en todas las Iglesias
cias, por alguna cansa grave, dispen- de una misma población.
sara en algún caso particular. El Papa Pío I X por sn decreto de
Llámase lugar en el derecho canó- 30 de Agosto de 1866 exceptuó tam-
nico, á la reunión ó conjunto de ma- bién de estas dos leyes á otras muchas
chos habitantes que disten de otros como la llamada vulgarmente de las
por lo menos una legua. (1) Hijas de María Inmaculada (2).
Por la ley de la distancia entende- Más tarde nuestro Santísimo Padre
mos la misma disposición de la Santa
Sede en cuanto prohibía el que hubie- creto, pero todos convienen en inclnir-
ra más de una Cofradía del mismo eütre los cuatrola y cinco kilómetros.
nombre"é instituto, aunque en lugar, La Santa Sede en la fórmula qne
manda observar á los Superiores Ge-
jurisdición y nacionalidad diferentes, nerales de las Ordenes regulares cuan-
pero que no distaran tina de otra la do concedan facultad para fundar las
misma distancia de una legua. (2) Cofradías cuya erección por privilegio
les está reservada, prescribe la distan-
cia de tres millas qne corresponden á,
(1) Decreto 22 de Agosto 1842, una legua que mide 5,555 metros.
número 808 ad 2 na. (1) Dec. 22 de Agosto de 1842: Í2
(2) No todos los autores están con- de Julio 1847 n." 808 ad 8 m. y 343
formes en asignar la distancia qne deba ad 2 m .
darse á la legua de que habla este de- (2) D e c anth, núm. 416.
ios ÉL MONÍÉ CARMELO

el Papa León X I I I declaró en la instituto en las grandes ciudades.


Audiencia del 31 de Enero do 1893 (l) El santo Padre, haciéndose cargo
que, según era costumbre, en las nue- do las presentes circunstancias y
vas fundaciones de Cofradías debie- de las muchas razones que para ello
ra respetarse la ley de la distancia en había, accedió á los ruegos de la
un mismo lugar, pero en lugares dife- Sagrada Congregación y, derogando
tentes como en diferentes Diócesis, en esta parte la Constitución de Cle-
ciudades ó pueblos podían haber Co- mente Quaicunque, autorizó a los Obis-
fradías del mismo nombre é institu- pos para que en las grandes pobla-
to con tal que cada lugar tenga su ciones pudieran erigir muchas Co-
parroquia, aunque entre una y otra fradías del mismo nombre é institu-
no haj-a la distancia de una legua. to, dejando á su arbitrio y prudencia
Últimamente, se consultó á la Sa- el proveer en todos los casos y el
grada Congregaci ón de Indulgencias: guardar entro una y otra la distan-
Si en las grandes ciudades podia haber cia que á su juicio crean pruden-
más de una Cofradía del mismo nombre te. (1).
é instituto. Tenemos, pues, que hoy en todos
La Sagrada Congregación respon- los lugares diferentes que tenga
dió Negative, pero rogó al Sumo Pon- propia parroquia pueden haber mu-
tífice para que, derogando en este chas Cofradías del mismo nombro é
punto la Constitución de Clemente instituto aunque no disten entre sí
VIII, se dignara conceder á los Obis- una legua, y en las grandos poblacio-
pos la facultad de poder erigir mu- nes las puede haber también al arbi-
chas Cofradías del mismo nombre é trio y prudencia del Obispo de la
diócesis.
(1) Dee. ¿0 de Mayo de 1896 ad
3 m. (1) Doer. 20 Maii 1896 ad 4 m.
(Se continuará)

SEMINARIO PONTIFICAL DE VERÁPOIY


SfX NJESTROS SUSCRIPTORES DE MADRID.—Para renovar las suscripciones
HsLc? de E L MONTE CARMELO ó pedir libros de los que anunciamos en la
Revista, dirigirse á las Librerías Católicas de don Gregorio del Amo ó de
don Enrique Hernández, calle de la Paz, 6.
NUEVA FUNDACIóN EN VALDIVIA (CHILE).—R. P . Director de E L MONTE
CARMELO. L a República Chilena está de enhorabuena, pues tenemos ya
instalada en nuestro territorio la tercera Comunidad de P P . Carmelitas
Descalzos, cuya Madre y Patrona es también Mádro y Patrona do Chile.
Después de recorrer en un vaporcito el trayecto quo separa el puerto de
Corral del de esta ciudad siguiendo la corriente del caudaloso Valdivia,
cuyas márgenes llenas de exuberante vegetación entretienen y recrean
agradablemente al viajero, saltó á tierra'el M. R. P . Visitador de los Car-
melitas, Fr. Atanasio del C. de Jesús, acompañado del H.° Cirilo do la
Cruz, los cuales fueron recibidos con señales de afectuoso agrado por el
R. P . Prefecto de las Misiones Capuchinas. Algunos días después llegaron
los P P . Félix. Agustín y Venancio y tomaron posesión de la casita que los
ha cedido el limo, señor Obispo de San Carlos de Ancud.
Con la llegada de los P P . Carmelitas coincidió la celebración del solem-
ne Novenario quo dedican á María Santísima del Carmen los Valdivianos
y al fin del cual se hizo lo que pudiéramos llamar presentación oficial de
los Carmelitas al pueblo, pues después do la misa solemne, el señor Obispo
revestido de ornamentos pontificales dirigió una fervorosa alocución al
pueblo de Valdivia, recordándoles lo que debían á la Virgen del Carmen y
el aprecio y estima con que debían acoger á los P P . Carmelitas que desdo
aquel día se establecían allí para prestar sus servicios apostólicos en todas
las necesidades; y luego dirigiéndose con una delicadeza exquisita al
R. P. Visitador le dio las gracias y en él á toda la Orden Carmelitana pol-
los bienes que la fundación habla de reportar á la ciudad y á toda la
Diócesis.
Ocho días más tarde se ha celebrado la fiesta del gran Padre do la Des-
calcez Carmelitana San J u a n do la Cruz. Después do cantar en casa una
misa solemne el R, P Visitador y el P, Félix salieron del muelle en el vapor
110 EL MONTE CAKMKLO

«San Pedro» acompañando al limo, señor Obispo, y escoltados por varios


vaporcitos abarrotados de gente. Su lima, celebró á bordo misa de campaña
estando formada en la orilla toda la guarnición de la plaza y las tropas
que vinieron de Unión y Osorno. Por la tarde, salió de la iglesia de San
Francisco la imagen de la Virgen del Carmen, de gran tamaño, que el señor
Obispo hizo traer de la Catedral para regalarles á los P P . Carmelitas.
Al pasar la imagen que iba colocada en un carro de Bomberos artística-
mente adornado de flores, las tropas presentaban sus armas, los cuerpos de
Bomberos hacían sus movimientos de ordenanza y las músicas tocab&n el
himno nacional, y todos ellos la escoltaron hasta la plaza mayor. Después de
colocar a la Virgen bajo un arco de flores en frente de un tablado donde,
además dol señor Obispo y clero secular y regular, se colocaron las Auto-
ridades Militares, Civiles, Judiciales de la Provincia, las Municipales,
Cónsules, Directores, etc. etc., se procedió a bendecir el estandarte ó ban-
dera que la ciudad rogala á la Compañía «Buemas» El señor Obispo pronun-
ció con esto motivo un discurso elocuente y patriótico como tolos los
suyos.
La tropa juró la bandera, hubo salvas y revista de tropas, desfilando
todas ante la Virgen del Carmen y las Autoridades: y luego continuó la
procesión en la misma forma que al principio y con el mismo acompaña-
miento de tropas con sus bandas musicales, hasta llegar á la Capilla de los
Padres donde Su lima, de nuevo hizo uso do la palabra para agradecer á
los Carmelitas el que hayan venido á su Diócesis, para recomendarles al
pueblo, en fin, para manifestar lo que les aprecia, y para despedir al pueblo,
quodando con los PP. Carmelitas la imagen de su querida Madre.
El espectáculo de ayer fué de lo más grandioso quo desdo que se fundó
había presenciado Valdivia, y el triunfo de la Virgen del Carmen magnífi-
co, colosal, glorioso, pues hubieron de prestarla homenaje sus enemigos, por-
que casi la totalidad de las Autoridades son radicales ó Protestantes, y
así mismo varias Sociedades, Clubs, una Banda musical, etc. etc.
Un hurra á la Virgen del Carmen Madre Ntra. Patrona de Chile y gene-
rala de sus ejércitos, un hurra también al Exorno, é limo, señor Obispo de
Aucud don Eamón A. Jara tan entusiasta de la Virgen del Carmen y de
sus Hijos.
De V. R. afmo. a. y servidor.—El Corresponsal.
Valdivia (Chile) 25 de Noviembre de 1901.
CHASARAL ALTO '(CHILE).—Noviembre 28 de 1901.—R. P. Ángel María
de Santa Teresa.—Mi estimado Padre: Leyendo la hermosa Revista de E L
MOKTB CABMEIíO, que con tanto acierto V. R. dirige, he visto, m&s de una
vez, cuan!o agrada á V. R. le enviemos noticias de estas lejanas tierras.
Voy á complacer á V. R. dándole cuenta de algunas Misiones que hemos
dado y del fruto en ellas recogido.
Necia cosa parece á primera vista que uno hable de sí, y comunique y
trompeteo á los cuatro vientos el pequeño bien que, para gloria do Dios y
bien de las almas, pudiera hacer.. Pero frase es esta do San Gregorio que
dice: vean vuestros hermanos el bien que hiciereis para que, conociéndolo,
alaben á Dios Padre que está en los cielos.
Dos meses y medio hace que el P. Telesforo y yo estamos dando Misio-
nes en la Diócesis do la Serena. Tocamos ya el término de nuestras fatigas;
estamos dando la última Misión. Mincha y Canela, Durasno y Puerto
CRÓNICA CARMELITANA 111

Oscuro, Quilitapia y Cogotí, San Lorenzo y Chanaral, hé aquí los pueblos


y lugarejos en donde hemos sembrado la semilla de la palabra divina que,
ciertamente, no ha caido en desiertos áridos y escabrosos, sino en tierras
vírgenes y fecundas que, regadas por corrientes de celestiales aguas, h a n
dado'el ciento por uno.
Prueba clara del riquísimo y abundante fruto que ha rendido esta
semilla divina son las numerosas conversiones hechas en estos días de
bendición y de gracia. Pecadores obstinados que, en veinte treinta y más
años, no recibían los Sacramentos de Confesión y Comunión, han vuelto á
la vida cristiana que habían abandonado; entrando dentro de sí, se han
puesto en camino de salvación. Muchos que vivían vida criminal, en rela-
ciones ilícitas, ocultas unas, públicas y escandalosas otras, han santificado
sjis impuros y deshonestos amores, ligándose con el sagrado vínculo del
Matrimonio; casándose como lo manda la Santa Madre Iglesia.
Dios bendice de una manera prodigiosa los sacrificios que estas gentes
deben de hacer para aprovecharse de los frutos de la Santa Misión. La
pobreza grande en que se encuentran, los caminos ásperos ó incultos que
deben andar, las distancias largas que los separan del lugar donde se
misiona, obstáculos y sacrificios son que no puede menos de bendecir el
Señor. Y no obstante, á pié unos, y á caballo otros, andan de ordinario
estas largas jornadas que, á la postre, rinden y fatigan.
Sirva esto de estímulo y de confusión al mismo tiempo para los pueblos
que, teniendo un día fé robusta y ardiente, sumidos hoy en la increduli-
dad, no dan paso alguno para bien de su alma. ¡Desgraciados pueblos!
Viven rodeados de luz, entre los resplandores de la civilización y progreso
moderno, y ellos... están en oscuras!! Tocando sombras!! Palpando tinie-
blas!! Las tinieblas y sombras de la incredulidad!! ¡Qué horror! ¡Qué des-
gracia!
Con razón se ha dicho que la Misión es uno de los favores más señalados
que Dios hace á los pueblos. Cierto, ciertísimo osto, hablando de los pue-
blos en general, lo os más hablando de los de Chile en particular. Porque
' aquí, apenas hay pueblo, por chico que sea, donde no se encuentren
canutos, os decir protestantes; así llaman por aquí á estos herejes. Más
prudentes los hijos de las tinieblas que los de la luz, no perdonan aquéllos
ni oro, ni plata, ni género alguno de sacrificio para ganar terreno, para
perder almas. Voy á predicar á Josucristo, díjome un día un joven protes-
tante á bordo de un hermoso vapor donde navegábamos los dos. Yo tam-
bién, aunque de una manera imperfecta, voy á predicar á Jesucristo, le
respondí; y sin sabor cómo, repugnándolo mi voluntad, víme precisado á
disputar sobre Religión, en presencia do buen número de caballeros que
presenciaron nuestra discusión religiosa. El protestantismo, pues, es el
enemigo jurado de la Religión Católica en Chile.
Otro enemigo, más terrible y astuto que el protestantismo, tiene la
Religión en Chile; os el liberalismo de todo género y matiz en general, y el
liberalismo radical en particular. Porque á donde quiera que vaya el
Misionero, á cualquier lugar y puoblo que dirija su paso, allí encontrará
buen número de radicales que, faltos de fé, perturbadores del orden social,
haciendo alarde de una libertad mal entendida, trabajan día y noche por
quitar la fé á sencillos pueblos. Y el Misionero católico tiene que deshacer
y disipar esa atmósfera malsana, que roba el oxígeno de la Religión á las
112 EL MONTE CARMELO

familias y á los pueblos; debe levantar su voz para decir con lleno y ro-
busto acenio; state in fide; permaneced en la fé: no queráis creer á toio
espíritu, mas probad si el espíritu que os habla, es ó no de Dios.
Do esta manera, mi amado padre, so equilibran las fuerzas; las del bien
y las del mal; las de la mentira y las del error; las de Belial y las de
Cristo. Do esta manera se robustece y fortalece la fé de los pueblos, dignos
de mejor suerte. Aquí si que pudiéramos decir... ¡oh, quám speciosi pedes
evagelizantium pacem, evagelizantium bona».
Dignas, por este-motivo, de todo encomio y alabanza son las muy piado-
sas damas santiaguinas que, llevadas del celo de la gloria de Dios, han
formado un Centro Apostólico, en la misma capital de la República. Tiene
por ñn esto Centro allegar recursos para enviar Misioneros á todas las pro-
vincias de la República para que con su palabra y buen ejemplo regeneren
los puoblos haciéndoles caminar con pasos agigantados por los caminos de
la verdadera civilización, de la virtud y de la verdad. Aun hay fé en
Israel!
Otras muchas cosas querría yo decir á V. R. pero la carta va siendo
demasiado larga. No quiero probar más su paciencia. Do Valdivia, á donde
nuestro amable Padre Visitador me ha destinado, escribiré á V. R. para
dar cuenta de las cosas notables que allí sucedieren. Mo ha cabido ia suerte
de ser uno de los fundadores de esta nueva casa que en dicha ciudad se
ha fundado. Sea para gloria de Dios y de los santos Reformadores del Car-
melo, Teresa do Jesús y Juan do la Cruz. '
Sin más por hoy, rociba un tierno abrazo de este su menor hermano y
amigo, Fr. Mauricio de Santa Teresa,

E L R. P. MARTíN EN PAMPLONA.—Copiamos de un periódico católico do


la capital de Navarra:
«El domingo (19 do enero), á las cuatro do la tarde, tuvo lugar en la
Iglesia de los P P . Carmelitas Descalzos do esta ciudad la función extraor-
dinaria que organizaba la V. O. T. en beneficio do la misión de Carmelitas
de Quilón de Malabar, con motivo de hallarse aquí el R. P. Fr. Martín,
Vicario general de aquella diócesis de la India.
Los Hermanos de dicha Cofradía, además de haber circulado invitacio-
nes especiales á sus amigos y relacionados, tomaron á su cuenta el adorno
de la iglesia, que ofrecía hermoso y devoto aspecto.
Antes de dar comienzo la función la iglesia quedó completamente ocu-
pada por numerosísimo concurso de fieles, y sin exagoración, puede decirse
que otros tantos se vieron privados de oir al misionero Carmelita, por no
poder ontrar en el templo, á pesar de haberse dado paso al coro por el inte-
rior del convento á los sacerdotes y caballeros que fueron invitados.
Expuesto el Santísimo Sacramento y rezado el Santo Rosario, ocupó la
sagrada cátedra el R. P. Martín.
En estilo claro y sencillo, pero animado de ardiente celo apostólico,
tuvo pendiente de sus labios el infatigable misionero á los fieles durante
cinco cuartos de hora, siendo escuchado con gran atención y fervor.
Comenzó felicitando á Navarra por ser la cuna del gran Apóstol de las
Indias San Francisco Xavier y dijo quo en aquellas apartadas regiones que
fueron teatro de los milagros y maravillas del Santo, había pasado 20 años
dedicado á la propagación do la fe entre los idólatras habiendo tenido 1
ÓR<JNICA CAftitBtíÍAMA il¿

dicha de habitar durante siete años la misma vivienda que albergó á nues-
tro Patrono y quo aún se conserva.
Describió admirablemente las maravillas naturales de aquellos países en
su topografía, fauna y flora; clima, población, costumbres, carácter, idioma,
razas y castas que lo habitan, rolato^quo interesó vivamente al auditorio.
Luego entró de lleno en la enumeración de los principales dioses, li-
turgia y culto de estos haciendo notar la perniciosa influencia que la his-
toria de tales deidades ejerce sobre la vida y costumbres de aquellas so-
ciedades que por eso son anémicas, impotentes para tener vida propia, para
apreciar las bellezas de la cultura cristiana ó imitar un solo rasgo de nues-
tros pueblos viriles.
A grandes rasgos trazó la historia y vicisitudes del cristianismo en Ma-
labar; los trabajos apostólicos de los Carmelitas descalzos en aquellas cos-
tas y los grandes resultados de su celo y obra de amor.
Detalló las grandes necesidades de recursos materiales para que aque-
llos varones apostólicos puedan continnar su obra de santa propaganda, di-
ciendo que son numerosísimos los indígenas quo han sido iniciados en les
misterios de nfuestra sacrosanta religión, pero son también muchos los mi-
llares de indios que reclaman con vehementes desoos recibir las aguas del
bcutismo.
El celoso apóstol torrninó su notable sermón pidiendo una oración y una
limosna, pues que bien han menester dichos misioneros del apoyo de los
pueblos católicos, para llevar adelanto su obra regeneradora en pueblos sal-
vajes como aquél.
Terminó la solemne función á las seis y media de la tarde entonándose
el Tantum Ergo y la Salve.
PROFESIONES RELIGIOSAS.—En (Cuenca). En el Cen vento de Carmelitas
Descalzas de esta ciudad ha hecho su profesión religiosa la H . a Rosario de
Sta. Ana á los 19 años de edad, llamada en el siglo Srta. Juana Sáiz Valiente
En la solemne ceremonia de la imposición de velo, predicó el R. P. Supe-
rior do los Rodentoristas de aquella capital.
En Badajoz. El día 17 de Diciembre pasado profesó solemnemente en
las Carmelitas Descalzas do Badajoz la joven y fervorosa religiosa H . a Vi-
sitación de San José recibiendo el velo de mano de su hermano el Presbí-
tero don Antonio García, mientras otra hermana suya, religiosa en el
mismo Convento, H . a Beatriz de Jesús, entonaba en el solemne acto senti-
dos endochas y sublimes arias cantando el amor casto del Cordero para con
su amada esposa que en dicho día se le consagraba. En la misa de profesión
predicó un notable discurso el Profesor del Seminario don José Antonio
Hernández do la Barrera demostrando lo insensato de los impíos de Jos
presentes tiempos al despreciar al alma que so consagra á Dios y el heroís-
mo do la Religiosa que arrostrando esos desprecios con fortaleza que su-
pera su odad da un mentís al mundo con la abnegada resolución y grandeza
sublimo de su alma.
En el mismo Convento ha tomado el hábito de novicia la Srta. Carmen
Cuenda, llamándose en la Religión H. a Carmen de San Elias.
En Castellón de la Plana. Ha ingresado en ol Convento de MM. Car-
melitas de esta ciudad la joven y virtuosa señorita Carmen Belliure, hoy
H . a Teresa del Carmen, en cuyo solemne acto, predicó el R. P . Salvador do
114 ' Í¡L : AÍONTÉ CASÜBÍO

la M. de D. Prior de Valencia, en tonos tan elevados y conmovedores que


hizo derramar bastantes lágrimas á todos los asistentes.
Reciban todas estas recien profesas y nuevas novicias nuestra cristiana
felicitación, así como sus piadosas familias.
NUEVA REVISTA CARMELITANA.—Nuestros Padres Carmelitas de Milán
que venían publicando la Revista L' Aurora nel Secólo del Sacramento han
empezado desde Enero la publicación de otra revista mensual con el título
11 Carmelo. Sea bienvonido el apreciable colega, á quien deseamos muchas
prosperidades en su noble empresa de cantar las glorias Carmelitanas.
A NUESTRAS MM. CARMELITAS DE ESPAñA.—Las Reverendas Madres Car-
melitas descalzas de Salvatierra (Álava) fundación francesa, suplican hu-
mildemente á sus hermanas las Carmelitas de España admitirlas en su Her-
mandad do oraciones por las religiosas que fallecieren, prometiendo ellas
hacer lo mismo para los conventos que aceptaren este convenio, y suplican-
do las avisen de su conformidad.
NECROLOGíA.—En Cuenca ha fallecido la H . a Dolores del Stmo. Sacra-
mento, de 73 aüos de edad y 48 de Religión, de los que pasó la mayor
parte enferma y ciega, llevando la cruz do sus grandes trabajos con gran
resignación y conformidad con la voluntad divina, con lo cual podemos
creer habrá merecido gozar de la vista de Dios en la mansión gloriosa de
los que verdaderamente viven. La finada era hermana del R. P. Podro López,
Superior de los Redentoristas do Pamplona.
En Caudiel ha entregado su alma al Señor con la muerto de los justos
la H." Desamparados dol 8- C. do Jesús, corista, do 55 años de edad y 22 de
religión.
En Villarreal ha muerto nuostro apreciable suscritor, don Manuel Ma-
ñero, capellán del Hospital, hermano de la R. M. Ramona de Sto. Domingo,
Priora do las Carmelitas Descalzas do Tortosa.
En.Valladolidha fallecido el señor don Gaspar Usillos González, de la
V. O. T. del Carmen en la cual se distinguió siempre por su celo y devoción
á la Santísima Virgen, siendo uno d« los que en el año 1892, tomaron parte
muy activa en el histórico y monumental templo de San Benito el Real en
dicha ciudad, donde actualmente está instalada la V. O. T. bajo la direc-
ción de los P P . Carmelitas Descalzos Con tal motivo el día de su entierro
se llovó el cadáver á la referida Iglesia, donde los P P . Carmelitas con
asistencia do la V. O. T., cantaron un solomne responso. La Santísima
Virgen habrá premiado á su fiel devoto y terciario que tanto trabajó en
vida para dedicarla un templo que es, sin duda, do los mejores y más sun-
tuosos que tiene la Orden en España.
En Madrid ha dado su alma á Dios el R. P. Pedroso, jesuíta, pertene-
ciente á una de las familias más ilustres y ricas de Cuba, y cuya hermana,
doña Mercedes Pedroso, entusiasta de la Orden Carmelitana, ha hecho
insignes beneficio» á nuestro Convento de P . Carmelitas de la Habana.
Encomendamos on las oraciones de nuestros piadosos lectores las almas
de estos difuntos, para que el piadoso Juez les otorgue el premio que
rosorva á sus servidores.—(R. 1. P.)

^T
'A. IGLESIA Y EL DIVORCIO BN ITALIA—El Episcopado de varias provin-
gcv->cias de Italia ha tomado ya posiciones contra ol proyecto de ley so"
bro el divorcio, sometido al Sonado y á la Cámara de diputados italianos.
Su eminencia el Cardenal Parochi, Vicecanciller de la Santa Iglesia y
Secretario de la Santa Inquisición universal romana, ha dirigido, en nom-
bre do los Cardenales que componen aquella Sagrada Congregación ro-
mana, de la cual el Papa es ol Prefocto, una carta á todos los Arzobispos y
Obispos de Italia.
En ella el Cardenal Parochi empieza por recordar la alocución de Su
Santidad pronunciada en el Consistorio de 16 de Diciembre y refiriéndose
á las tristes consecuencias que resultarían si so votase ese proyecto de l e y
El Cardonal, pide al Episcopado que recuerde al pueblo cristiano la
alocución de referencia y se le exponga la 'doctrina cristiana sobre el ma-
trimonio, demostrándole la santidad de él, del cual hizo Nuestro Señor Jo"
sucristo un Sacramento.
Añade que estas enseñanzas deben de ser esparcidas en las iglesias, en
los Catecismos, por medio de la prensa en los periódicooa y en los opúscu-
los.
Además, dice que es preciso citaf al pueblo la sección XIV del Concilio
de Trento referente al matrimonio, así como los ejemplos históricos que
demuestran que la Iglesia ha negado siempre el divorcio.
Finalmente, aconseja que se combatan los pretextos especiosos invoca-
dos en favor del divorcio, y declara que la Santa Sede se ha opuesto siem-
pre á él, y si á veces sus protestas se han adaptado á los tiempos y á las
circunstancias, esto sólo hace el elogio de la prudencia de la Iglesia, que
no ha dejado jamás de protestar.
E L JUBILEO PONTIFICIO.—El día 20 de Febrero próximo se abre el Jubileo
pontificio con motivo de entrar León X I I I en el vigésimoquinto aniversario
do su elevación al Trono Pontificio. Con tan fausto motivo, sólo celebrado
otra vez en los anales del Pontificado, se están organizando grandes
fiestas, que servirán para atestiguar la adhesión de los católicos al Vicario
de Jesucristo,
i 1(3 ÉL MOKTÉ CÁRSlEtd

De todas partes llegan noticias do quo so están organizando peregrina-


ciones y romerías que vayan á Roma á dar público homenaje de adhesión
al Trono Pontifical.
Primero llegará á Roma la Peregrinación lombarda, que saldrá de Milán
el 16 de Febroro de 1902, presidida y guiada por el Cardenal Ferrari, Ar-
zobispo do aquolla ciudad. El 20 de dioho mes, aniversario de la elección
del Papa, la peregrinación será recibida en audiencia solemne por el Sumo
Pontífice, á quien presentará la grande medalla de oro, conmemorativa del
año XXV de Pontificado.
Poco después llegarán á Roma las peregrinaciones genovosa y piamon-
tesa, guiada por la benemérita Comisión regional de la Obra de los Con-
gresos Católicos.
Con este mismo fausto motivo el Exorno, señor Obispo de esta Diócesis
de Santander, ha publicado una hermosa exhortación pastoral para pre-
parar á los fieles de su Diócesis á celebrar dignamente el año XXV del
Pontificado de nuestro Santísimo Padre León X I I I , coa muestras de rego-
cijo, con ofrendas y con oraciones.

RECOMPENSA MERECIDA.—Nuestros loctores recordarán una enérgica cir-


cular contra la blasfemia que dirigió á los fiscales munici pales de su de-
marcación el señor don Luis Rodríguez, fiscal de la Audiencia do la Co-
ruña. •
Este señor escribió á Su Santidad dando cuenta del referido documento,
y ha tenido la honra de recibir del Cardenal secretario de Estado, la si-
guiente laudatoria carta:
«Ilustrísimo señor: La obsequiosa carta do V. S. dirigida al Sumo Pon-
tífico, ha sido acogida por Su Santidad con particular agrado. El vicio de
la blasfemia que ahora tanto se extiende, es un vicio de los perniciosos, no
sólo para el individuo á quien esclaviza, sino aún para la sociedad civil
toda entera.
Y por eso es sumamente laudable el celo empleado por S. S. para extir-
parlo en. esa región, y el Santo Padre, al darle premio de dicho celo, le
manda con efusión de corazón la Bendición Apostólica.
Yo á m i vez, declarándole el sentimiento de mi distinguida estimación,
me complazco de ser de V. S. afectísimo para servirle, M. Cardenal
Rampolla.
Señor Luís Rodríguez, fiscal de la Audiencia do la Coruña.»

RESUMEN POLíTICO.—Se han vuelto á abrir las Cortos, y á su reapertura


preoedieron síntomas que alarmaron la opinión: declaraciones muy graves
del señor Moret casi desautorizando á su propio .lefe y á los ministros que
constituyen el actual Gabinete; otras declaraciones del Presidente del
Consejo desautorizando á su vez á nuestro embajador en el Vaticano,
diciendo de él que más bien entorpecía, qxie facilitaba las gestiones del
Gobierno para las reformas del Concordato; la dimisión del señor Pidal de
su Embajada, debida, según se supone á presiones del Gobierno; y on fin
rumores muy acentuados de crisis, fundada en el descontento que en algu-
nos han producido las palabras de Moret y en la oposición que, según se ha
insinuado, encuentra i en altas regiones el Ministro de la Gobernación
para la ejecución de sus proyectos.
CRÓNICA CARMELITANA 117
Y puesto sobre el tapete la crisis, se ha hablado de concentraciones de-
mocráticas para su solución, y al oir hablar de esas concentraciones, el se-
ñor Sagasta ha abierto los brazos á todos, á monárquicos y republicanos, y
á todos ha dicho; venid á mí. Pero no se ha hecho aun esta concentración do
demócratas; y ahora se trata de otra concentración de notables: y puede
creerse que tampoco se hará; y pueden tirar aun bastante tiempo las cosas
en el mismo estado, ó reduciéndose la crisis á uno ó dos ministros.
En estos últimos días ha habido un ministro que ha hecho un viajo, pe-
ro no ha sido silbado por las turbas (¡!) pero en cambio ha sido silbada la Mar-
cha Real, y se han dado vivas á la República, porque el señor Romanónos
temiendo los silbidos, ha pactado con Blasco Ibáñez, y las mesnadas repu-
blicanas de éste han escoltado al Ministro, y el Ministro ha salido ileso do
Valencia. Esto ha suscitado un.acalorado debate en el Congreso entro el
señor Romanónos y el señor Moliner, Diputado por Valencia.
Por fin los católicos navarros han triunfado en la cuestión del acta por
el tercer lugar de la circunscripción de Pamplona, habiendo sido proclama-
do Diputado ol señor Nocedal, quien ya tomó posesión de su cargo y so
propone intervenir en el debate político.

SUBSCRIPCIÓN Á FAVOR DEL R. P. MARTÍN,


VICARIO GENERAL DE QUILÓN
Pesetas.
Suma anterior. 1.979'57
D. Eduardo de Huidobfo, Santander 4
Un suscriptor, Azcoitia. 5
MM. Carmelitas Descalzas, Viche 2
D. Manuel Diez, Pbro,, Lorenzana 15
Una persona piadosa, Ruiloba 10
D. a Pilar Pérez, Comillas 5
D. Juan J. Verastegui, Vitoria 26
Una persona piadosa, Bilbao 5
MM. Carmelitas Descalzas, Palencia :.. 6^
Un señor Párroco 2'50
MM. Carmelitas Descalzas, Rujalance 10
Tres personas por conducto del P. Justo, Villafranea... 3
Doña Isabel Solana, Huesca. 3
Don Luís Doñelfa, Pbro 10
Doña Dolores Otal, Zaragoza 3'25
Don Enrique Ichaso, Durango , 5
„ Pedro Arrizabalaga, idem 5
„ José Gallástegui y señora, Bilbao 10
Un suscriptor idem • 4
Otro idem, idem 2
Don Ramón P. Cecilia, Santander 2
„ Ramón Sampedro, Llanes 1'05
Doña Sebastiana Gandarillas, Santander 1
„ Emilia Rasines y Mercedes Prieto, idem, 0'75
Suma y sigue 2.120'12
(Continúa abierta la subscripción)
BL MAGO BLANCO

J U A sesión había sido muy borras- simo del ejército católico, atendía
cosa. los pareceres de los generales sin
Reunidos los generales en la tien- saber qué partido tomar, p o r q u o
da de campaña do Maximiliano Du- obrar contra lo que dictaba la pru-
que de Baviera, estaban conformes dencia y táctica militar de los gene-
en que debían evitar á todo tranco la rales no era prudente, emprender la
catástrofe que venía sobre ellos, es- retirada no era digno; pero sobre
tando á la vista de los enemigos; todo sabía que no cabían dilaciones,
pero no convenían on la manera y pues el enemigo que conocía la ven-
era diferente la opinión de cada uno taja de su posición y la mayoría del
respecto de lo que se debía hacer en número estaba impaciento por coro-
los primeros momentos. narse con el lauro de la victoria.
Unos pensaban que sería menos Hall abaso presente en la reunión
vorgonzoso para el ejército tomar la ol P. Domingo Ruzola.
retirada que exponerse á una derrota Era éste religioso Carmelita Des-
segura, porque era superior en fuer- calzo español, que después de haber
zas y ocupaba posiciones más venta- llenado la España con la fama de
josas el ejército enemigo del impío santidad por los muchos milagros
Elector Palatino del Reino, q u e que obraba, y atendidas su pruden-
aliado con otros Príncipes herejos, cia y sabiduría fué llamado á Roma,
quería dominar el imperio alemán y donde le eligieron General de la
acabar con la casa de Austria é im- Orden, Confesor del Papa Paulo V,
plantar la horojía on ol reino; otros Director espiritual de muchos Car-
que no era noble ni digno para el denales y Consultor de varias Con-
ejército retroceder á la vista del gregaciones
contrario dejándole dueño del cam- Cuando el Emporador Fernando I I
po, y por lo tanto era mejor esperar de Alemania tuvo quo emprender la
si acaso les venía algún refuerzo, guerra contra el intruso Elector Pa-
estando siempre á la defensiva, poro latino, suplicó al Sumo Pontífice
no atacar; otros juzgaban que ora que ya que se trataba de la causa do
mejor atacar y luego simular una la Religión, le enviase al P. Fr. Do-
retirada para conducir al enemigo mingo do quien había oido grandes
fuera de BU ventajosa posición y allí cosas.
medir sus armas. El Pontífice, sintiendo mucho so-
El Duque Maximiliano, Generalí- pararse de varón tan benemérito, le
SOLACES í ENTRETENIMIENTOS 110
manifestó los deseos del piadoso de más cerca el gran poder y venta-
Emperador, diciéndole que ora la josa posición de los enemigos, no pu-
causa de Dios. dieron disimular la turbación que
A lo cual contestó el Venerable se apoderó de ellos, y viendo el ries-
Padre: Vuestra Santidad es quien go que corrían el Imperio, la Ale-
ha de resolver lo que más convenga, mania, la Casa de Austria y la Igle-
pues por lo que á mí toca se me hará sia Católica, procuraron llevar el des-
corta cualquiera distancia; ni para aliento á todos los jefes á ñn de que
dejar de ejecutar las órdenes do se revocase la determinación quo
Vuestra Santidad y aumentar la glo- habían tomado do pelear, diciendo
ria de Dios nuostro Señor me acobar- al Duque de Baviera que aplazase ol
darán los peligros que puedan ofre- combate hasta tener mejor ocasión y
cerse on esta empresa. Y cogiendo más probabilidad de buen éxito, y de-
el Santo Cristo que llevaba en el jando al enemigo en sus trincheras
pecho añadió: Con este caudillo me se asentase el ejército católico en.
esforzaré en el campo, de modo que los contornos de Praga.
persuadiendo A los católicos á la Nuestro venerable Padre al ver el
causa de Dios con la ruina de los temor y dudas de los jefes tomando
rebeldes de la Santa Iglesia se pro- en las manos el Santo Cristo y mos-
metan muy cierta victoria. trando la tablilla de la Virgen que
Este venerable religioso se halla- llovaba colgada del pecho, sacrile-
ba, como hemos dicho, en la J u n t a gamente profanada por los herejos,
de los generales y sin pronunciar les alentó diciendo: ¡Hijos católicos
palabra oía las razones que aquellos de la Iglesia! es tiempo de consultas,
veteranos exponían, muy conformes de pareceres ó de dudas? Ahora que
con la prudencia humana y la tácti- ol Señor de los ejércitos ha puesto
ca militar; pero cuando Maximiliano en vuestras manos á vuestros ene-
quiso saber lo que opinaba el Vene- migos ytque os asegura una muy
rable Padre en aquella ocasión, ins- gloriosa victoria, dudáis y OB mos-
pirado por Dios, nuestro Señor y ha- tráis temerosos de atacarlo? ¡ Oh felix
biendo tenido revelación de la glo- pugna in qua Deus est. causal Esta es
riosa victoria que el ejército católico causa inmediata de Dios, vamos to-
había de conseguir, se levantó y dijo: dos á defenderla con generoso do-
Mi general, no es tiempo de dis- nuedo, que El nos dará la deseada
cutir cuando el honor de Dios y de victoria.
su Madre Santísima nos llaman á la Confien sus enemigos en el nú-
batalla; no importa que sean más en mero y on su soberbia, que nosotros
número, no importa que ocupen me- esperamos on la piedad de Dios y en
jor posición, nosotros peleamos en la intercesión do su Santísima Ma-
nombre del Señor de los ejércitos dre.
que vence lo mismo á pocos que á Y mostrando nuevamente la pro-
muchos; por lo tanto no hay que per- fanada imagen añadió: Vivid segu-
der tiempo que la victoria es nues- ros quo Esta nos amparará y quo su
tra. Hijo en este conflicto vengará sus
La expresión del Venerable Padre, injurias.
el tono de convicción conque habla- Había un general que fiando más
ba y la fama que tenía de ser un en su ciencia que en las palabras del
hombre lleno del espíritu do Dios y Padre, dijo que él no quería expo-
obrador de tantos milagros, reanimó ner su gente en la evidencia do una
algún tanto el Animo decaido de los derrota.
generales y determinó al Generalí- Mi general, dijo el Padre, ni uno
simo á atacar al enemigo. solo de sus soldados perecerá en la
Al día siguiente 8 de Noviembre batalla; como en efecto sucedió.
de 1620 en los primeros albores de Quedaron convencidos los gonera-
la mañana avanzó el ejército católico; los y convinieron on dar la batalla
el Duquo de Baviera ordenó que se prometiendo todos morir ó vencer.
ocupase ol llano y desde allí se pro- El venerablo Padre hizo que vis-
vocase al enemigo. tieran todos el Escapulario do la
El Conde la Torre y el Principo Virgen del Carmen, dándoles ejem-
Analtino, generales del ejército he- plo el generalísimo Duque do Bavie-
reje, eligieron otro llano. Cuando los ra arengándoles con entusiasmo,
generales dol ejército católico vieron prometiéndoles la victoria, so lanza-
120 EL MONTE CARMBLO

ron como leones al combate. El Pa- y mientras la infantería atacaba por


dre Domingo imitando el ejemplo de una parte, mandó que por otra so
. Moisés, puesto do rodillas con las lanzase la caballería sobre el enemi-
manos levantadas y los ojos en el go, apoderándose de éstos la confu-
cielo, derramando abundantes lágri- sión y el espanto. Empuñando el
mas, pedía al Señor y á su Santísi- Crucifijo corría de nna parto á otra
ma Madre que los amparase humi- dando ordenes y exclamando con fer-
llando el temerario y sacrilego or- vor. Exurge Domine et judica causam
gullo de sus enemigos. tuam et Matris tuce
Permitió el Señor, sin duda para El príncipe hereje Analtino quedó
que resaltara mejor la fé viva del herido y hecho prisionero. Don Car-
Venerable Padre, que cargando los los Spinillo, Capitán del ejército ca-
húngaros sobre algunas compañías tólico, se apoderó de un fuerte desde
de la caballería imperial, codiese donde dirigía conlra los enemigos
ésta, y aquéllos en confusa vocería dos piezas de artillería que éstos de-
aclamasen ya la victoria. Oyólo el jaron abandonadas en su fuga.
Padre desde donda oraba, viendo La vista del Mago blanco que di-
adornas que algunos h u í a n , pero rigía el combate y se hallaba en to-
confiando en la palabra que Dios les das partes sin sufrir lesión, aunque
había revelado, continuó en su ora- ora el blanco de todos los tiros, el
ción sin inmutarse hasta que vio al valor que despertaba en los suyos
Duque delante do sí con el semblan- su palabra y ejemplo, los rayos que
te turbado, indicando la congoja que saliendo de la tablilla que llevaba
padecía su alma, y con voz temblo- on el pecho herían como de muerto á
rosa preguntábale al Padre: los enemigos, y verse éstos en un mo-
Cómo va esto! los nuestros huyen mento y sin darse cuenta entre
y los enemigos cantan victoria! dos fuegos, desbarató ol orden mi-
Y ol Padre respondió: No tema litar, perdióse la obediencia á las
V. A., que Dios cumplirá su pala- ordenes de los jefes y solo ponsaban
bra. Y diciendo esto tomó un caba- en huir para escapar do la muerte
llo, montó en él y comenzó á reco- que venia sobre ellos.
rrer el campo de batalla, alentando Quedó finalmente derrotado el
á los soldados, diciendo que repitie- enemigo y el ejército católico pudo
ran con él aquellas tan dulces pala- cantar victoria.
bras, Illos tuos misericordes oculos ad El Generalísimo del ejército herojo
nos converte ¡ó Clemens, ó Pía, ó dulcís no sabiondo cómo explicarse la pron-
Virgo María! ta é inesperada confusión y temor
Como iba con el hábito y la capa de los suyos, corrió á prevenir al
blanca corriendo con su caballo por los Palatino intruso rey de Bohemia en
lugares de más peligro, para alertar Praga diciéndole: Huyamos Señor,
á los soldados, era saludado por los porque el Duque de Baviora ha traí-
suyos, mientras los enemigos creían do de Roma con dinero un Mago
ver un fantasma que les llenaba de blanco, un héroe que ha embele-
terror. De la tablilla de la Virgen sado á los nuestros y nos ha ven-
que llevaba el Venerable Padre col- cido.
gada dol pecho vieron muchos que El Padre Domingo fué saludado
salía un resplandor que on forma y aclamado por el ejército vencodor,
do rayos de fuego hería á los es- reconociéndole todos como instru-
cuadrones enemigos. Redujo el Pa- mento de que se valió ol Cielo para
dre á los suyos que poco antes huían darles la victoria.

fn. PLACIDO /VI.» DEL P.

~ ^
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UANDO los últimos ecos


Jde la crápula y del escán-
í l ^ ^ d a l o cesan, déjase oir la
voz augusta de la Iglesia
que dice á todos sus hijos, así á los
buenos como á los malos: ¡Haced
penitencia! ¡Ha llegado el tiempo
favorable! ¡Ha llegado el día de
salud!
¡Haced penitenciad. No es palabra
de rigor la que nos dirige hoy nues-
tra Santa Madre Iglesia: es más
bien palabra de misericordia. Po-
bres desterrados en este valle de
lágrimas, debemos enderezar nues-
tros pasos hacia la Patria verda-
122 . EL MONTE CARMELO

dera. ¡Nuestra patria verdadera es el Cielo! Pero via-


jeros inexpertos en tierra extraña ¡cuántas veces
hemos errado el sendero que había de conducirnos
al término de nuestros deseos! ¿Quién alguna vez,
durante su viaje, no se ha extremecido con espan-
to y pavor, porque divisaba, allá, al fin del cami-
no, en lugar de una Patria de descanso y felicidad, un
abismo de horror y de lamentos?... ¡Ay de los que en-
tonces cierran los ojos para no ver el horrible abismo,
y los oídos para no oir las palabras de misericordia y
de amor que les dirige la Iglesia Santa. "¡Deteneos—
exclama—deteneos! ¡Ese camino anchuroso conduce á
la perdición y á la ruina! ¡Tomad el camino estrecho
de la penitencia! ¡Haced penitencia! ¡Si no la hiciereis
pereceréis sin remedio!,,...
¡Haced penitencia! Anualmente la Iglesia, como ma-
dre solicita por el bien de sus hijos, nos recuerda esta
obligación. Nadie se crea exento de ella. Porque todos,
los ricos y los pobres, los jóvenes y los ancianos, los sa-
bios y los ignorantes, los que obedecen y los que man-
dan, los gobernantes y los gobernados, los que viven
en el claustro y los que viven en el mundo, están com :
prendidos bajo la ley de la penitencia. ¡Ley ineludible!
Si no la aceptáis de buen grado, habréis de someteros
á ella por fuerza.
A pesar de cuanto imaginéis no podréis hacer que
este mundo deje de ser lo que ha sido hasta el presen-
te: un valle de lágrimas. Mas estas lágrimas* que derra-
madas por fuerza son una desgracia, derramadas con
amor, labran la eterna bienaventuranza. Está escrito:
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán con-
solados.
Ha llegado el tiempo favorable. La Iglesia, en este san-
to tiempo, abre sus tesorcs espirituales y distribuye á
los fieles gracias y riquezas copiosísimas; suben de la
PAtABRAS DE VIDA 123

tierra al cielo las oraciones fervientes de los justos,


mezcladas con el aroma de las obras buenas, y des-
cienden del cíelo á la tierra las misericordias del Señor,
acompañadas de extraordinarias muestras de su bondad
infinita.
Ahora es, pues, tiempo favorable: los pecadores son
admitidos al perdón, los justos son levantados á mayor
justicia, los santos son enriquecidos con más soberanas
virtudes. Y por eso á todos llama, á todos convida hoy
con voz cariñosa, la Iglesia nuestra Madre, porque
pueden crecer y mejorarse todos.
Ha llegado el día de salud. Los que padecéis las con-
secuencias dolorosas del pecado, los que os sentís
abrasados con la fiebre de los vicios, los que sois flacos
para la virtud, los enfermos de espíritu, en fin: la Igle-
sia, Madre amable, murmura á vuestro oído palabras
de consuelo: oíd: ¡Ha llegado para vosotros el día de
salud!
Confiad, pues. Por desesperada que sea vuestra si-
tuación, vuestros males tienen remedio. Al revés de las
enfermedades del cuerpo, que algunas son irremedia-
bles, las enfermedades del alma pueden remediarse to-
das. Pero es necesario sujetarse al régimen que pres-
criba la Iglesia. Ha dicho ella: ¡Haced penitencia: si no
hiciereis penitencia no hay salud para vosotros: todos
pereceréis!,, ¿Os parece amarga la medicina? Pero es
más amarga la enfermedad, y es más amai ga la muerte.
*
* *
¡Oh, qué buena! ¡Oh, qué dulce es nuestra Madre
la Iglesia Católica! ¿Quién no reconoce en sus palabras
entrañas de amor y de misericordia? A nadie excluye,
por pecador y malo que sea; á todos llama hoy, á to-
dos espera, abiertos los brazos de su misericordia: in-
vita á los buenos, con más generosidad que nunca, á
participar de los tesoros del cielo; invita á los malos, con
124 EL MONTE CARMELO

más amor que nunca, al perdón y á la reconciliación


con su Dios.
. ¡Ay de los que son duros de corazón! ¡Ay de los que
se hacen sordos á este amoroso llamamiento! ¡Es mal-
dito quien no oye á su madre!...
Todos los oráculos presagian la muerte de la socie-
dad para un porvenir no lejano. ¿Y sabéis por qué la
sociedad se muere? Se muere porque rehusa tomar la
única medicina que puede remediar sus males. Se mue-
re porque ha endurecido el corazón, y ha cerrado los
oídos á las palabras de vida que le dirige la Iglesia, su
cariñosa Madre...
Mas nosotros hemos oído su voz. ¡Cristianos: Nos
llama nuestra buena Madre! Nos recomienda la ora-
ción, nos recomienda la penitencia... ¡Aobedecerla con
docilidad, á seguirla con firmeza, con lealtad, con de-
cisión, sin respetos inoportunos, sin negligencias cobar-
des, sin desfallecimientos punibles! ¡A remediar con la
penitencia las enfermedades de nuestras almas! ¡A su-
plicar a Dios misericordia para nosotros, y perdón para
el mundo!
Nos tris malis offendimus
Tuam, Deus, clementiam;
Effundc nobis dcsuper
Remissor indulgentiam
fu, J^JUADO

~w
EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN

IV
Obligación de b a s c a r y a b r a z a r la Verdadera
Religión

VJUDA cual debe estar enterado en las cosas de su oficio para la


buena marcha de la sociedad. Así el labrador, el comerciante, el
militar, el médico, el abogado, el ingeniero y otros por el estilo de-
ben saber por obligación lo concerniente á su profesión ú oficio.
Ninguno de estos oficios es esencial para cada uno en particular,
pudiendo elegir aquel para el cual con más aptitud se siente, y hasta
hay algunos incompatibles en una misma persona, como el de la-
brador y militar, el de ingeniero y abogado.
Pero todos y cada uno de estos tienen obligación rigurosa de bus-
car y estudiar la verdadera religión.
Que Dios predestine á los hombres antes de preveer los méritos,
ó después de proveerlos; que la gracia sea eficaz ab intrínseco, por su
naturaleza, ó ab extrínseco, en razón de las circunstancias; que los días
del Génesis sean de veinticuatro horas, ó de veinticuatro siglos; qu e
haya habitantes en los planetas, ó no los haya ¿qué nos importa á
nosotros?
Ad eruditionem serviré potest; pero para la salvación eterna, nada..
No es esto decir, que yo condene las discusiones honestas y razona-
bles, de donde brota la luz esplendorosa de la verdad, sino el de-
masiado afán de muchos que, mientras se ocupan en las ciencias
humanas, se quedan casi sin religión,
Sería bien que recordasen los tales el dicho de un escritor anti-
guo. «Pronto llegará á ser sabio, el que no haya gastado el tiempo
en disputar vanamente de las cosas.»
Jesucristo nos ha dicho con magisterio infalible. Nada aprove-
cha al hombre ganar todo el muado, si padece detrimento, eternp
Í 2Ú it J^OÑTE CARÍÍKto'

detrimento su alma ¿QuM prodest homini si mundum imiversum lucre-


tur, anima vero suce detrimentilm patiatur?
Pues para salvarse uo hay más que UQ medio: buscar, estudiar y
practicar la verdadera religión. De no estudiar bien los fundamentos
de nuestra divina religión, se originan grandes males en la sociedad.
De ahí nace que la religión para unos no sea más que el culto de la
naturaleza, para otros el culto de sí mismos, para estos la adoración
de las pasiones y para aquellos la adoración de los demonios.
Si alguno duda de mi aserto, lea la historia de los pueblos anti-
guos, privados de los serenos resplandores de la fé, y se convencerá
por sí mismo. Entonces había en el mundo más dioses que hombres,
porque cada uno tenía muchos. Pero en cambio aquellos dioses va-
lían menos que los hombres. En frase hermosa de Bossuet, todo era
tenido y adorado por Dios, excepto Dios mismo.
Confucio, Buda, Zoroastro, filósofos chinos; Sócrates, Platón, Li-
curgo,filósofosgriegos, fundaron sus religiones, y preciso es confesar
en obsequie de la verdad, que enseñaron á veces doctrinas sublimes
¿pero cuántos errores y fábulas mezclaron con ellas? Pero no ade-
lantemos las ideas, porque de esta materia trataremos cuando llegue
el turno,
El estudio de la religión es necesario al hombre con la misma ne-
cesidad que la salvación eterna, y aun se puede añadir, con la misma
necesidad que Dios, porque Dios es el principio y último fin del
hombre.
Según dejamos consignado en el artículo precedente, la religión
católica, el arrullo del niño, el canto del joven, el amor de la virgen,
el himno del guerrero, la esperanza del anciano, es un ángel que nos
acompaña desde la cuna al sepulcro, y reúne á todos los que se sal-
van en la eterna Corte de los predestinados.
Mas precisando mejor los términos de la cuestión, preguntemos:
¿Cuándo estará obligado el hombre, un pagano por ejemplo, á abra-
zar la religión católica? Para responder á esta pregunta, los teólogos
han escrito largas disertaciones y tratados enteros, sin que se hayan
puesto todavía de acuerdo. Algunos fácilmente condenan á los infie-
les de pecado mortal, sino abrazan enseguida la religión católica, aun-
que les enseñe cualquiera. Pero debieran colocarse estos autores en
su lugar, para apreciar las grandes dificultades que se ven obligados
á vencer, y como muy bien advierten los Salmaticenses no es
prudente creer de ligero, ni creer á cualquiera en asunto de tan alta
importancia. Non est pjudentis in rebus tanti momenti auditis statim
assensum ¡prcebere,
_____ Et EgTÚDlO DE LA RELIGIÓN 127

Pero en lo que todos convienen es en que tienen obligación de


abrazar la fó, cuando les ha sido propuesta suficientemente. Infidelis
tenetur fidem amplecii, quando lime illi sufficicnter proponifur.
Lo cual depende de muchas circunstancias, como de la ilustra-
ción de las personas, de la conducta de los ministros que predican la
religión, de los milagros que hagan para confirmarla, etc.
Los griegos preguntaron á un oráculo, á quién tenían por infali-
ble, qué religión debían seguir.—La mejor,—contestó el •oráculo.—
¿Cuál es la mejor, volvieron á preguntar.--La de vuestros padres,
añadió el oráculo.—Está probado, sin embargo, que ol oráculo se
equivocaba, al menos en cuanto á la segunda respuesta. Porque la
religión de los griegos entonces era el politeismo, conjunto de fábu-
las, mitologías, dioses y demonios, que pasaban de treinta mil.
Respecto de los católicos, á quienes dedico principalmente estos
artículos, varía del todo la cuestión. Si me preguntasen éstos qué re-
ligión debían seguir y abrazar para salvarse, la respuesta no podía
ser otra que la siguiente:—La de vuestros padres.—Seguramente
vuestros padres no fueron mahometanos, ni protestantes, ni maso-
nes, ni espiritistas, ni cambiaron nunca de religión. Vuestros padres
fueron católico-apostólico-romanos. Pero católicos no sólo del credo,
sino también de los mandamientos. Ellos podían repetir con mayor
motivo que Mane y Flaquer: Somos católicos en las veinticuatro ho-
ras del día. Esto les bastaba partí salvarse, y elevar la patria á la pri*
mera potencia del mundo...
Con notoria injusticia se ha dicho que la religión católica es ene-
miga de las ciencias y del progreso. Cuando San Agustín concebía la
prodigiosa historia de las dos ciudades ¿no era católico? Cuando San •
to Tomás escribía la Suma teológica, el monumento más grande que
ha levantado la razón humana á la fé ¿no era católico? Y cuando
Colón, cual ángel redentor de las Américas, se lanzaba en frágiles
carabelas ó cascos de madera á los furoros del inmenso Océano, para
surcar mares jamás vistos por los hombres ¿no profesaba la religión
católica? La religión á los católicos es lo que las alas al águila real
para volar por las anchuras infinitas del firmamento.
Nunca se conocen mejor las grandes veutajas que resultan de
haber estudiado bien la religión", como en las desgracias de la vida.
Al lado del cadáver de una persona querida, en la despedida de un
hijo ó de una hermana, á quien no vamos á ver más en el mundo,
cuando la calumnia se ceba en nuestra honra, ó cuando nos amenaza
un peligro que nos aterra con su magnitud, los católicos levantando
128 EL fíoNÍTE CÁÍMELO

los ojos al cielo, decimos perfectamente resignados: Señor, hágase


tu voluntad y no la mía.
En cambio los que no tienen creencias religiosas, cuando estas
desgracias les suceden, muchas veces se desesperan. En prueba de
ello solo aduciré un caso sucedido hace algún tiempo. Un niño de
trece años, llamado Viceute, hijo del profesor de la escuela laica de
Zaragoza, se suicidó por no saber la lección, y porque le había casti-
gado su padre. En efecto, éste le puso en penitencia resolver un pro-
blema, y le advirtió el triste porvenir de los que no estudiaban. Salió
el padre á hacer una visita, el niño quedó con una sirvienta en cisa.
Entró en el cuarto, no á resolver ol problema, sino á firmar la sen-
tencia de su muerte. Me mato, decía al padre en una tarjeta, porqué
no me quieres, y porque estoy desesperado en el mundo. Enseguida
toma la pistola, se venda los ojos, dispara al corazón, y queda muerto
en el acto.
Estudiemos, pues, bien la religión, practiquemos lo que ella nos
preceptúa, tomemos la antorcha de la fé por guía de nuestros pasos,
para que siendo fieles á Dios en la tierra, gocemos de su misma fe-
licidad en la gloria.
fR, JÍÜSEBIO DE LA ^SUNCIÓtf

•$
i l l l í l l IIIIIJÍUIII11111111 m t j j L ^ .

A LA VIRGEN

Tu nombre es el más grato que guarda la memoria,


tu imagen la más bella que enpierra el corazón,
tesoro de enseñanzas tu peregrina historia,
asombro de los cielos tu pura Concepción.

Los astros refulgentes coronan tu cabeza,


los ángeles absortos te alaban sin cesar,
y Dios desde su trono bendice tu pureza
y admira complacido tu gracia singular.

A Tí las flores bellas envían sus aromas,


sus luces las estrellas, los bosques su rumor,
los pájaros su canto, su arrullo las palomas,
su fé los corazones, los ángeles su amor!

Radiante sol divino de dicha y esperanza,


Tú ahuyentas de los males la triste lobreguez,
y en las tormentas eres aurora de bonanza,
y en el desierto, oasis que rompe sú aridez.

Y te formó tan bella la mente creadora


y quiso tantas gracias en tu alma atesorar,
que Tú eres de los hombres purísima Señora
y Reina de los cielos y estrella de la mar.

Oh, candida doncella, sin mancha concebida,


Oh, mística azucena del huerto del Señor!
¡Paloma inmaculada que junto á Dios anida
de Dios enamorada con tan divino amor!

Jamás el hombre olvida tu maternal cariño,


desde la alegre cuna te llama en su niñez,
te invoca luego siempre con él afán del niño;
y al borde del sepulcro te implora en la vejez..
130 EL MONTE CARMELO

¡Tu amor no pasa nunca! Tu nombre sacrosanto,


raudal de poesía que al alma dá fruición,
imán de corazones, encierra tal encanto
que inspira amor sin límites su mágica atracción!

¿Quién cantará tus glorias con terrenal acento?


¿No fuéranle más fáciles al hombre de contar
las pálidas estrellas que encierra el firmamento,
los átomos del viento, las perlas de la mar?

LA VIRGEN DEL CARMEN 0.UE SE VENERA EN EL CONVENTO DE VITORIA

Si el mismo Dios al darte las gracias que atesoras


no quiso poner límites á su eternal poder
¿podrán cantarlas, Madre, las lenguas pecadoras?
¿comprenderán los hombres la gloria de tu ser?

Perdona que á ensalzarte mi torpe voz no acierte,


y afírmame en la gracia que siempre te pedí:
¡vivir para adorarte! ¡amarte para verte!
¡y ambicionar la muerte para volar á Tí!!
JJUAN M A R T í N E Z N A C A R I N O ,
slc A ífc 4t JIP clt it¿ ¿tí ilc á f & itc á c ilc ole ole ¿te ¿dt ole ole ote ole 9] ^e át ole ote ole ote ole ole ote ¡

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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

III
Muerte de su madre—Amor paternal.—Primera confesión—Vision profética
(CONTINUACIóN)

//Mi 1 amor hacia Jesús crecía á medida que yo


;¿g§=4 avanzaba en edad, y en todas mis acciones
trataba de complacerle. Sin embargo, cierto día caí
en una falta, que bien vale la pena de recordarla,
ya que fué para mí objeto de grande humillación,
y á mi parecer, creo haberla purificado lo suficiente
."* con un acto de verdadera contrición.
Era el mes de Mayo de 1878. Como no contaba
más que seis años de edad, mis hermanas no creían
oportuno llevarme al ejercicio de las flores; y me de-
jaban á cargo de la niñera, y con ella hacía yo mis
ejercicios piadosos ante un altar que yo erigía y ador-
naba á mi modo. Era todo una miniatura, candeleros, floreros, etcé-
tera, hasta el punto que dos velas bastaban para iluminarle lo sufi-
ciente. Victoria, la niñera, con el fin de economizar las velas, las
imitaba con tubos de hoja de lata.
Una tarde, estábamos dispuestas para hacer nuestros ejercicios, y
la dije: «¿Queréis comenzar el Acordaos? yo voy á encender».—Ella
hizo ademán de comenzar, después me miraba riéndose á más no po-
der. Yo, que veía que mis cerillas se consumían rápidamente, le su-
pliqué que se diese prisa de recitar el Acordaos. ¡El mismo silencio!
¡la misma risa! En vista de lo cual,llevada de indignación, me levanto,
y contra mi habitual dulzura, le doy un puntapié, diciendo al propio
132 I L MOKTE CÁEMELO

tiempo. «Victoria, usted es muy mala!» La pobre, no tenía después


ganas de reírse, me miraba muda de asombro, y me enseñaba, aun-
que ya tarde, dos cabos de vela ocultos debajo de su delantal. Des-
pués de haber llorado de cólera, derramé amargas lágrimas de
contrición, y desde aquel momento prometí no volver á incurrir en
semejante falta.
Poco tiempo después fui á confesarme por primera vez ¡Día de
dulce recuerdo para mí! ¡Con qué esmero me preparé para mi prime-
ra confesión: Paulina me decía: «Teresita mía, ten presente que no
es á un puro bombre á quien vas á decir tus pecados, sino al mismo
Dios.» Hasta tal punto rae persuadí de esta verdad, que le pregunté
ei tenía que decir á mi confesor que le amaba mucho, ya que era el
mismo Dios á quien iba á hablar en la persona de mi confesor.
Una vez enterada de todo lo concerniente á la confesión, me
arrodillé enfrente del mismo ministro del Señor con el fin de contem-
plarle mejor, y después de haber hecho mi sincera confesión, recibí
con gran fé la absolución;—mi hermana me aseguró que en este mo-
mento solemne las lágrimas de Jesús purificarían mi alma. Aun me
acuerdo de la exhortación que me hizo: ante todo me inculcó la de«
voción á la Santísima Virgen; y le prometí redoblar mi ternura por
aquella que ya ocupaba un lugar preferente en mi corazón, después
de Jesús.
Por fin, le presente mi rosario para que lo bendijera, y salí del
confesonario tan contenta y satisfecha, que hasta entonces jamás
había experimentado tanta alegría. La tarde de mi confesión saqué
mi rosario del bolsillo, y viendo mis hermanas que yo lo miraba y
volvía á mirar, volviéndolo ya de un lado, ya de otro, me dijo Pau-
lina: «¿Qué es lo que miras, Teresita?» — «Miro lo que es un rosario
bendito!» Esta inocente respuesta excitó la risa de mis hermanas.
Por mi parte, me sentía bien impresionada del acto que había tenido
lugar por la mañana, y en lo silcesivo quería confesarme todos los
días de fiesta, y a', verificarlo sentía en mi interior una alegría inex-
plicable.
¡Qué recuerdos tan agradables guardo de los días festivos! En es-
tos días parecíame trasportada á las moradas de la eternidad.
Sobre todo me encantaban las procesiones del Santísimo, ¡Qué
alegría sentía mi corazón al esparcir ñores ante el paso del Dios de
la Eucaristía! Antes de que cayesen por tierra las elevaba cuanto me
era posible, y mi dicha llegaba á su colmo si podía conseguir que
tocasen á la custodia.
El Domingo era para mí un día delicioso.
En este día todos los de la familia asistíamos á la misa cantada;
y al comenzar el sermón, como la capilla que ocupábamos estaba al-
go retirada, nos veíamos en la precisión de buscar sitio próximo á
la cátedra del Espíritu Santo, cosa no muy cómoda, empero para Te-
resita y su venerable padre todo el mundo les ofrecía sus asientos.
Mi tío rebosaba de gozo cuando nos veía; á mí me llamaba su peque-
ño rayo de sol, y decía que al ver al venerable patriarca conducir de
la mano á su chiquita, era para él un cuadro encantador.
Por mi parte, atenta como estaba al sermón, nada, me preocupaba
SOR TBSÉSA DE ÍEaÚS Í3$

que se fijasen en mí. El primer sermón que yo comprendí y que me


impresionó profundamente, fué sobre la Pasión de Nuestro Sefior
Jesucristo: á la sazón tenía yo cinco años y medio, y desde entonces
no hubo instrucción, ya fuese doctrinal, ya tuese moral, que yo no
comprendiese.
Cuando el orador sagrado hablaba de Santa Toresa, mi padre me
decía al oído y en voz baja: «Presta toda la atención posible, mi
reinecíta, pues hacen el elogio de tu santa patrona.» Yo bien trataba
de escuchar con atención, pero confieso que me fijaba más veces en
mi padre que en el orador. ¡Ah! cuántas cosas me decía su hermoso
rostro! A veces, sus ojos despedían lágrimas como perlas, que en
vano se esforzaba por reteuerlas. Al escuchar las verdades eternas,
rae parecía un habitante de la eterna mansión.' Pero ¡ah! su destierro
había de prolongarse; y ant03 que el Señor le abriese las puertas de
aquella patria donde está desterrado todo dolor, quería purificarlo
como sabe hacerlo con sus fieles servidores!
Volviendo á mi día favorito, es decir, al Domingo, día que tras-
curría con la rapidez del rayo: al declinar la tarde se apoderaba
de mí la melaucolía al pensar que al siguiente día era forzoso comen-
zar de nuevo mis clases y ocupaciones manuales propias de mi corta
edad.
Los Domingos pasábamos la tarde en casa de mi tío, divirtién-.
donos con las primas en juegoi honestos, y al anochecer venía mi
padre en mi busca. Me acuerdo que por el camino levantaba mi vis-
ta hacia el azul del firmamento, y me extasiaba contemplando las
estrellas... Entre todas, un grupo me llamaba de un modo especial la
atención por tener la forma de una T, y le decía á mi querido padre,
sin detenernos en el camino: «Mirad, padre mío, mi nombre está es-
crito en el cielo». Y pareciéndome demasiado vil la tierra para fijar
en ella mis miradas, levantaba mi cabeza cuanto me era posible, sin
que me preocupara donde ponía mis pies.
Durante las veladas de invierno, después de haber jugado á las
damas ó al ajedrez, una de mis hermanas leía el año litúrgico, y des-
pués un libro cualquiera interesante é instructivo á la vez. Mientras
duraba la lectura me sentaba en las rodillas de mi padre, y una vez
terminada, mi buen padre cantaba con una voz muy dulce con el fin
de dormirme, y yo apoyaba mi cabeza s.)bre su corazón y él me
mecía dulcemente...
Por último, subíamos al oratorio para hacer nuestras preces de la
noche; y me bastaba fijarme en mi padre para deducir cómo oran los
santos. En seguida, Paulina me acostaba, y después le preguntaba
invariablemente: «¿He sido durante este día buena? ¿Es que Dios
está contenta de mí? ¿Lo está también la Santísima Virgen? ¿Los
angelitos velarán esta noche alrededor de mi cama?» A estas pregun-
tas siempre me respondía que sí, de lo contrario yo no hubiera dormi-
do con tranquilidad. Después de este interrogatorio, mis hermanas
me abrazaban, y Teresa quedaba sola en la obscuridad.
Tengo como una gracia especial haberme habituado desde mi
infancia á desechar todo temor pueril. A veces Paulina me enviaba
por la noche en busca de algún objeto á una habitación bastante se-
134 EL MONTE CARMELO

parada del resto de la casa, y era preciso obedecerla nin réplica; y


por cierto que redundó en bien mío; pues al presente difícilmente
me atemoriza ni impresiona cosa alguna. No me explico cómo pudo
educarme mi madre con tanto amor sin que me perjudicase; no con-
sentía en mí la menor imperfección, y si bien jamás me reprendía
sin justo motivo, también es cierto que jamás retrocedía después de
haber tomado una resolución.
Mi querida hermana era para mí de gran consuelo; en ella depo-
sitaba mis más íntimas confidencias, y ella me desvanecía todas mis
dudas. Un día la pregunté que por qué Dios no recompensaba á to-
dos los escogidos con la misma gloria; la diferencia de premios en el
cielo me parecía incompatible con la felicidad de los menos retribui-
dos. Por toda respuesta toma el vaso de nuestro padre y lo coloca al
lado del mío, y después de haberlos llenado de agua, me pregunta
que cuál de los dos estaba más lleno. Yo le dije que tan lleno estaba
uno como otro, y que en ninguno de los dos cabía más agua. Valién-
dose de este ejemplo me hizo comprender que en el cielo ninguno
de los escogidos tendría envidia de la felicidad de los otros. De este
modo, poniendo á la altura de mi inteligencia los más sublimes secre-
tos, nutría mi espíritu con un alimento proporcionado.
f *• P- ?• f •
(Se continuará.)
LA IGLESIA Y LA
III

o hay entidad, particularmen- ocupan, puede fácilmente de-


te entre las que están dotadas de deducitse del papel que desem-
acción propia, que no tenga prin- peñan en su formación, en su
cipios por cuya virtud se des- desarrollo y en sus aplicaciones.
arrolle en su propia esfera, como Por tanto, es necesario pregun-
se desarrolla la planta en el lu- tar: ¿cuáles son los principios
gar que ocupa con el jugo de la que informan á la Iglesia Cató-
tierra: pues los principios son el lica y á la revolución? Si las dos
germen, el constituyente y la recorren las esferas donde el
forma que anima á esa clase de hombre puede presentarse y po-
entidades y á ellos deben el ser, nerse en movimiento ¿qué idea-
el desarrollo y la perfección. les les impulsan en el recorrido
La Iglesia Católica, cuyo fin de tan distintas direcciones?
último es llevar divinamente á El primer cuerpo docente de
sus miembros por las virtudes de la Iglesia Católica, compuesta
la vida á las eternales delicias de doce pobres pescadores, es-
de la gloria, no solamente tiene cogidos por Jesüs, Maestro divi-
principios que la caracterizan no, para que enseñasen al mundo
en su divino ser, sino que tam- cuanto da vida, desarrollo y per-
bién tiene otros concretos por fección á la Esposa del Cordero;
cuya virtud manifiesta su natu- antes de dispersarse debió com-
raleza, su vida, su desarrollo en poner y en efecto compuso un
la esfera de acción que le ha tra- Símbolo que abrazase todos sus
zado la Providencia, y la propa- principios principales y fuese
gación de su savia divina al en- como la quinta esencia, la suma
tendimiento, á la voluntad, al y el compendio de lo que le da
hombre todo, á la familia y á la el ser, la grandeza, la inmortali-
sociedad. Pero también tiene dad y la propagación que ha te-
principios la Revolución; y en nido hasta los tiempos presentes
virtud de esos principios se mue- y tendrá en los venideros. Y
ve con agitación tan funesta co- ¿qué cosa más propia de aquel
mo febril en el mundo científico, cuerpo docente á quien se había
en el religioso, en el doméstico encomendado publicar á la faz
y en el social. Cuánta sea la im- del mundo lo que había oído á su
portancia que tiene el conoci- Maestro, que recopilar en un
miento de estos principios para Símbolo cuanto contenían sus
conocer las entidades que nos ideales? Si lo primero en cual-
ító Éí, MONTE C A R M í í Í O

quiera orden de cosas, siendo principios que le vitalizan é in-


causa délo subsiguiente, debe ser forman, por más que su perfec-
lo mejor, si á ese cuerpo se le ción y grandeza se manifiesten
impuso con preferencia á todos en el Símbolo, que expusieron
los demás la propagación de la los Apóstoles con toda magnifi-
Iglesia Católica, Esposa inmacu- • cencía y esplendor; porque la
lada de Dios ¿cómo había de malicia de los hombres que todo
realizarlo mejor que compen- lo confunde, cuando la confusión
diando y sintetizando en un es un medio para secundar sus
Símbolo todos los principios, to- planes, y la incuria de los tiem-
dos los caracteres y toda la fuer- pos que todo lo embrolla para
za divina que á tal esposa per- confusión de los que no quieren
tenece? La Iglesia Católica ha- ver, muy pronto trataron de anu-
bía sido profética y simbólica- blar lo que estaba revestido de
mente descrita por Isaías (II, 1.) claridad, de amortiguar lo que
cuando al ver su influencia pro- por doquiera daba señales de
digiosa decía: En los últimos imperecedera vida y de contener
días será la casa de Dios un lo que por derecho propio debía
monte colocado en la cumbre de extenderse como los resplando-
las montañas y se levantará res del sol. Pero á la Iglesia Ca-
sobre los collados y vendrán á tólica, en quien había deposita-
él todas las gentes...: pero, ape- do sus tesoros el Espíritu de ver-
sar de tan sublime predicción y dad, pertenecía resolver todas
de figura tan magnífica ¿sería las dudas y allanar todas las di-
posible que viniesen á la Iglesia ficultades; y para dar cima á su
Católica, simbolizada en el mon- cometido, abre todas las puertas
te, todas las gentes, sin unos del saber, y en la tradición, en
principios cuya savia nutriera el Símbolo de Nicea,—que es una
la inteligencia, confortara el co- aclaración del primero—yen sus
razón y diera seguridad comple- definiciones declara plenamente
ta al hombre en su actividad los tesoros de la Revelación, se-
temporal, y en sus destinos gún las exigencias de los tiem-
eternos? pos, y ha manifestado plenamen-
Con providencia singular, la te, sin que haya más lugar á du-
Iglesia Católica, levantada so- da, los principios que la infor-
bre todos los montes y collados, man, propagan y perpetúan.
ó lo que es igual, sobre todas las También la Revolución ha ma-
instituciones y sociedades, mani- nifestado sus principios funda-
fiesta estar perpetuamente fun- mentales y vitales, desde que
dada en la verdad, en la justicia, se lanzó á la arena para enta-
en la equidad y en la fé, según blar con la Iglesia Católica un
estaba predicho, al exponer en combate singular; porque si es
un Símbolo, antes de dispersar- cierto que ni entonces ni después
se su primer cuerpo docente, to- ha sido posible unirlos en un
dos los principios que le infor- Símbolo, como no ha sido posi-
man y vivifican, fundándolos en ble unir perpetuamente á los
Dios Padre, fuente de toda jus- cuerpos que se repelen entre sí,
ticia, en Dios Hijo, espejo de sa- desde el mismo punto que Jesu-
biduría y en Dios Espíritu San- cristo declaró en el Pretorio que
to, autor de toda equidad y El era la verdad; la Revolución
Maestro de toda verdad. se encargó de dar á conocer y
No es propio, á pesar de todo, decir que, sus principios, su sím-
de muchos hombres que han en- bolo y su credo, era el tolle
trado en el seno de la Iglesia tolle; crucifige eum, con que la
Católica, ver con claridad esos plebe pedía, rugiendo como fie*
LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN 137
ra, la muerte del justo y la cru- orden de los hechos, demuestra
cifixión de la verdad. sus principios, rechazando de su
Y que estos hayan sido los credo la verdad ante el Pretorio,
principios de la Revolución pue- para continuar su obra en los
de claramente demostrarse con Ebionitas, Zerintianos, Arria-
sus dichos y con sus hechos, por nos, Sabelianos, Priscilianistas,
que, ¿cuáles son los dichos con Jovinianos, Vigilancios, Pela-
que se ha dado á conocer á los gianos yNestorianos.Los demás
hombres? Los primeros dichos también, arrojando ala verdad
que salieron de lo<; labios de su de su Filosofía para sustituirla
cuerpo docente, los Escribas y por el crimen que adquiere su
Fariseos coaligados contra el libertad, como otro Barrabás en
Señor de la Iglesia y contra su los Fatalistas, para seguir á sus
Cristo fueron, tolle; los que di- anchas con el apoyo de los Pan-
jeron sus herederos legítimos en teistas, Positivistas, Escépticos,
los tribunales del Imperio Ro- Materialistas, Deistas y Prudo-
mano, tolle; los que siguen re- nianos; y, por fin los manifiesta
pitiendo diez y nueve centurias en su política abrasando la auto-
consecutivas, desde sus reunio- ridad en Wutenberg con el fue-
nes y conventículos, tolle; y los go en que arden las Bulas del
que han resonado por todas par- Pontífice Romano y las obras del
tes donde la Revolución ha man- Aquinatense, para proseguir fo-
dado y manda sus Apóstoles, mentando su voracidad con los
tolle. Pero no se espante el lec- Hugonotes , los Racionalistas ,
tor, y tenga un poca de pacien- los Liberales, los Socialistas y
cia para seguir examinando los los Anarquistas, y quienes con-
principios de la entidad que tie- tinúen su oficio en los tiempos
ne á la vista, porque si en sus advenideros p a r a estrellarse
dichos, que son la consecuencia contra la Iglesia Católica, muro
de las ideas que los informan, inquebrantable donde se conser-
es el tolle de las turbas congre- va puro é inmaculado el depósi-
gadas contra Cristo junto al Pre- to de la verdad ¿No es esto con-
torio, en sus hechos es el mismo tinuar en el orden de los hechos,
tolle extendiéndose, como funes- declamando horrísonamente el
to contagio, á los órdenes de co- tolle contra la verdad? Induda-
sas que el hombre puede consi- blemente que sí. Juzgue impar-
derar. Mas, dejando para des- cialmente el lector de la natura-
pués otras cosas, únicamente leza de las entidades, después de
diremos para concluir este ar- considerar los principios que las
tículo que la Revolución, en el informan.
f R. PEDRO JOMAS DE ^TA. JERESA,

eit?K<Kts
-ySSfttr ¿J,\~iW¿' JSí/¿¡JT¡1' jíWKsvjf' iiU£íirt<í" ü'Ji/iyitf 1 Sí\3??fl?' SySSiB'.
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U 9 ~%i/<» IX 9

IV

SU ORIGEN

^^HONSOLTDADA con las Bulas desfallecimiento del Carmelo,


1¿XM Pontificias esta Venerable presentaba como prueba su mar-
T^ 1 Orden, cuando comenza- chita lozanía.
T ba á gozar de la dulce paz En aquella misma hora de
< que le proporcionaba la amargura y desolación brilla el
observancia de sus Estatutos, Carmelo con resplandores nun-
una amarga prueba viene sobre ca vistos, y extendiéndose con
ella, de la cual, para mayor con- imponente majestad por todo.el
fusión de las huestes infernales, Monte la blanca y misteriosa nu-
salió con nueva gloria be que en su arrobo divisara el
Hubo un tiempo de triste re- Profeta de Israel, le fecundiza
cuerdo para los discípulos de con su rocío, y al' romper su en-
Elias. Llegada parecía la hora capotado velo, a p a r e c e n en
decretada en los eternos conse- aquella Montaña la heroína de
jos para los amantes hijos de su siglo, la intrépida Capitana
María. La fecundidad del Car- de un nuevo ejército, Santa Te-
melo estaba esterilizada, eclip- resa de Jesús, y el extático Padre
sados los resplandores de su de la nueva grey, San Juan de
gloria, parecía ser llegado el la Cruz, que repitiendo con me-
momento crítico de su ruina. lodioso acento la amorosa invi-
Perseguida, como todas las tación del Profeta: subid al Car-
Ordenes religiosas, por la mal- melo, Ascendite in Carmdum,
hadada Reforma del apóstata sa- excitaban á todos á subir al Car-
crilego, la religión Carmelitana melo, Montaña Santa, en la que
llevaba vida lánguida, casi ago- habían de verse libres de las
nizante. Su proverbial alegría aguas del más espantoso Dilu-
desaparecía de las silenciosas vio, y donde habían de reprodu-
concavidades de la Montaña de cirse los admirables ejemplos de
Elias, y la impiedad se apresta- perfección de la primitiva Igle-
ba con sarcástica fruición á en- sia.
tonar el triste vaticinio de un Restituida la Orden Carmeli-
Profeta que, haciendo público el tana á su antigua perfección y
v". 0. T. DEL CÍRMEN 139
grandeza por nuestra SerTifica , ble-Orden por un Rescripto del
Madre y Virgen singular, Santa 27 de Febrero de 1886 la facul-
Teresa de Jesús, mujer de cora- tad de poder recibir .por manos
zón varonil 3r alma dulcemente del Director-, dos veces eri el
apasionada, y acordada la sepa- año, la Bendición Pontificia; y
ración de la Reforma de los Des- Absolución general, ó sea Ben-
calzos, de la Orden Calzada, en dición con Indulgencia plenari?
el Capítulo general celebrado en en los días de la Natividad del
Cremona el año de 1593, y con- Señor, Pascua de Resurrección,
firmada esta separación por el Pentecostés, Festividad del Sa-
Papa Clemente VIH por su Bula grado Corazón de Jesús, Inma-
Pastoralts officii, del 20 de Di- culada Concepción de María,
ciembre del mismo año, la Ter- San José, Transverberación del
cera Orden halla campo vastísi- Corazón de N. M. Santa Teresa
mo para su propagación, a lo de Jrisús, N P. S. Juan de la
cual contribuyó poderosamente Cruz y el día de todos los San-
la Bula expedida por Clemente tos de la Orden.
VIH el día 20 de Agosto de 1603, Están concedidas, además de
titulada Romdnum Pontifican, las citadas Indulgencias, otras
en la cual se declaraba á esta muchas, como se vé por las de-
Orden Tercera incluida en el cisiones dadas por la Sagrada
número de las Mendicantes, con Congregación de Indulgencias
participación en todos los dere- en lo» días 27 de Junio de 1673 y
chos y privilegios de la Orden 22 de Marzo de 1678, en las que
del Carmen, cual si le fuesen se conceden á esta Orden Ter-
propios, así como también se le cera más de cuarenta Indulgen-
daba participación de todos los cias Plenarias, cuyos días no se-
privilegios y gracias de todas ñalamos por no ser molestos, y
las demás Ordeñes Mendicantes. á cuyas gracias pueden añadir-
Las riquezas espirituales de se otras para los días en que se
que siempre había gozado esta hace la toma de hábito, profe-
Ilustre Orden, se aumentaron sión y su aniversario, y en el ar-
copiosamente, después que se- tículo déla muerte. Todo lo cual,
parada de la Orden Calzada, junto con Jas gracias y privile-
comenzó á distinguirse con el gios otorgados por los Sumos
nombre de Orden Tercera de la Pontífices Clemente X, quien le
Virgen del Carmen y Santa Te- concedió las Indulgencias délas
resa de Jesús, pues además de Estaciones de Roma, Juan XXII,
la comunicación de privilegios Pío VI y VII, Benedicto XIV,
- otorgada por varios Pontífices, Pío IX y León XIII, hacen que
el actual, el inmortal León XIII cada vez sea mayoría importan-
tan amante de las Ordenes Ter- cia de esta Orden, cuyas bené-
ceras, por la utilidad que pro- ficas influencias se dejan sentir
porcionan á la Iglesia y á la So- en todas partes.
ciedad, concedió á esta Venera-
f, ANASTASIO DE LA jSGDA, J^AMILIA;

(Se continuará)

"5T
EL CANTO GREGORIANO EN ROMA
(CONTINUACIóN)

[¡AS este avance del verdadero canto litúrgico en la ciudad do los Pa-
> pas, no está limitado á los seminarios y alguna que otra comunidad
religiosa, si no quo ya ha tomado carta de naturaleza en iglesias como la
do 8. Pedro, 8. J u a n de Letrán y otras.
Dice la Voce: «por voluntad expresa de Su Eminencia el Cardenal Vica-
rio que quiso dar ejemplo á las Iglesias do Roma, la capilla completa de
San J u a n de Letrán, dirigida por el eminente compositor y organista de la
misma Iglesia, Felippo Cappocoi fué á realzar con sxis cantos la solemnidad
do la fiesta que S. E. celebrada con ocasión del Año Santo, en su título de
los Cuatro Coronados. Después de Tertia, el Cardenal revestido de pontifical,
descendió de su trono rodeado de todo su clero con casullas y dalmáticas, y
del lugar reservado á los cantores elevóse la voz de loa infantes entonando
ol introito Intret. Sacerdotes y fieles todos seguían el canto en su Liber
usualis y Paroissien romain respectivamente; y cómo no?... es el canto tra-
dicional de San Grogorio Magno.
Todo lo demás fué ejecutado del mismo modo; y, cosa notable quo se
reproduce en Roma cada vez que se oye el canto-llano gregoriano, no se
oye entre los asistentes una palabra, ni una rospiraeión: es canto que hace
orar. Para cualquiera que conozca el aspecto habitual de las funciones sa-
gradas en Italia, ese es un indicio de soberana importancia y que por sí
solo bastaría para probar que el verdadero canto de la Iglesia es este que nos
han proporcionado los antiguos manuscritos, porque solo él lleva á la ora-
ción y al recogimiento.»
En la misma gran Basílica de San J u a n de Letrán, madre y maestra de
todas las Iglesias, se canta segúa la edición benedictina: es más, nunca se
usó la pretendida edición oficial de Ratisbona.
El joven y ya tan célebre maestro Porosi, director perpetuo de la capilla
de S. S. León X I I I en el Vaticano, no Conoce otra edición quo la benedictina,
especialmente desde que visitó las grandes abadías de San Pedro y Santa
Cecilia de Solesmes,
áÉCCiON ¡küSÍCAt iií

L' Osservattore cattólico relata perfectamente la ejecución del canto con


ocasión de una de las más principales solemnidades on San Pedro de Eoma.
Dice así: «La espectativa y curiosidad era muy grande por parte de todos
los concurrentes, puesto que el joven y valiente maestro Perosi iba á em-
puñar la batuta de director de la Capilla Sixtina en presencia del Papa, de
todo el Sacro Colegio, de todo el alto clero, de la diplomacia, etc, etc.»
Después hace grandes elogios de la misa y ofertorio y continua diciendo:
«Las partes propias de la misa, introito, gradual etc. fueron ejecutadas en
puro canto gregoriano; no se trata de una innovación, sino sencillamente se
ha vuelto á las verdaderas y antiguas tradiciones de la capilla pontificia.
Desde mucho tiempo hace» se habían perdido desgraciadamente, siendo
completamente adulteradas y corrompidas por abusos eontrrrios al arte y á
la historia. Antes de encargarse Perosi de la capilla, ya entonaban los so-
pranos adultos el. introito, el gradual y otras cosas en cantollaní, pero en
cantollano adornado con grupotos, apoyaturas y trinos que no tenían otra
razón de ser que el haberse hecho siempre así. Era una herencia de los
tiempos de decadencia porque ha pasado varias veces la capilla pontificia.
Después de esa entonación, todos los cantores continuaban armonizando la
melodía fundamental de una manera arbitraria, con acompañamientos de
tercera ó de octava, todo cantado pesadamente y martillando las sílabas.
«Contra tal abuso, que querían tanazmente conservar, por la falsa y es-
peciosa razón de respetar las tradiciones, los mis célobres músicos y críti-
cos habían protestado siempre, aunque en vano. Es inútil recordar los seve-
ros juicios de Mondelssohn, de Borlioz, del célebre crítico musical Ambros,
del ilustre jesuíta P. De Santi en la Civiltá Cattolica (1) y del profesor
Haberl de Ratisbona.
«Entre muchos otros, citaré á Adviano do la Fage, quien llamaba al
canto-llano armonizado do la Sixtina «una armonía ridicula é insoportable»
y decía que los que la oían con placer tenían «sin duda ninguna, fluxión en
los oídos»
«Si es fácil hablar y criticar, era por el contrario muy difícil hacer al-
guna cosa contra prejuicios tan fuertemente invoterados, y que tenían to-
davía sus defensores y admiradores, á pesar de las condenaciones de todas
las celebridades musicales.
«Además, parecía casi imposible para un director ó cantor de la Sixtina,
aun con la mejor voluntad, erigirse en censor y condenar semejante abuso,
porque ciertos compromisos, respetos humanos ó miramientos, conducían
al pasado á los mejor intencionados. Perosi, gracias á su superioridad de
artista incontestable, piído conseguir no enredarse en estos respetos huma-
nos con el pasado; de ningún modo entró en todos aquellos convenios que
pudieron ser interpretados un día como un consentimiento á las aberra-
ciones artísticas, á las que en conciencia de artista nunca hubiera podido
someterse. Así ha conseguido él solo llegar & realizar los deseos de todos
los maestros más notables en el género religioso y aun en el profano.
«Desde la primera vez que dirigió (Mayo 1899) Perosi quiso tornar á las
perfectas y sencillas melodías gregorianas, antiguamente usadas en la capi»

(1) El P . De Santi decía con mucha agudeza que la capilla sixtina de-
fendía sus tradiciones, para conservar el recuerdo de lo que fué la armonía
antes
antea de ser un arte, •
nn arte.
íiú EL MONTE CáEMELO

Ha del Papa, 3T que se encuentran todavía en los más antiguos manuscri-


tos, antes propiedad do los cantores y colocados ahora en la Biblioteca del
Vaticano.
«En vez de armonizaciones deplorables ya no se ejecutan más que artís-
ticos fa-bordones, debidos á la inspiración re'igiosa de los más célebres au-
tores.
«De este modo, la capilla pontificia ha vuelto á sus verdaderas tradicio-
nes, y cuando Perosi pueda realizar su gran proyecto, que fué también el
del ilustre y venerado maestro Mustafa, de órgnn-'zar de un modo estable
la Schola puerorum al servicio de la capilla sixtina, ee verá cumplida otra
obra de restauración artística y moral. Al terminar la función religiosa el
nonagenario Romano Pontífice se volvió desde lo alto de la silla (restatoria
hacia la histórica tribuna de la Sixtina, diciendo, tomate all' antico, y son-
riendo bendijo, al joven director, L. Perosi, á los niños y seminaristas, (1) y
con ellos á los antiguos cantores; parecía un espléndido augurio para la fe-
liz terminación de la restauración del.verdadero canto eclesiástico.»
Si todo esto no fuera suficiente para convencer á los que (pocos, afortu-
nadamente) siguen una causa menos buena que la del canto llano de San
Gregorio, todavía podemos citar un Obispo, entre otros muchos, que hace
causa común con los que abogamos por la verdadera tradición del canto
gregoriano, y por consiguiente también será uno de tantos rebeldes, enemigo
de novedades é innovaciones, afrancesado, ignorante, etc., etc. Del Boletín Echos
de Santa Chiara tomamos con gusto la relación siguiente: «Cont : nuad, decía
el ilustrísimo señor Obispo Monseñor Ilaiera á los cologiales de uno de los
Seminarios de Roma, continuad cultivando el canto gregoriano en su más
genuina expresión. Cantáis á maravilla y al oiros me he creído transporta-
do á las célebres abadías de Solesmes. Los fieles ya no quieren venir á
nuestras funciones religiosas, porque nosotros los sacerdotes (y los músicos
debía haber dicho) hemos abandonado el hermoso canto de la Iglesia. ¡Se ha
querido ejecutar en la Iglesia música como en el teatro: se veían anuncia-
dos en la puerta de nuestros santos templos, para la función del siguiente
día, los nombres de los cantores é instrumentistas que se habían oído días
antes en escena, salones y paseos públicos. El pueblo ha preferido oirlos en
esos lugares; en ellos hay más placer.
«Los que han matado el canto en nuestras iglesias son los solistas. Con
ellos no es pe sible el canto del pueblo; sin embargo gusta al pueblo ofrecer
su oración á Dios cantando, ¡y es tan hermoso este canto!...
«Un músico que después de oir á los benedictinos y benedictinas de So-
lesmes volvió á las ideas y prácticas cristianas, me decía que tenía por
inspiradas las melodías gregorianas; es imposible que un hombre las haya
inventado; cada frase es una obra maestra que no puede venir más que de
Dios.
«Lejos «le nosotros el pensamiento de desterrar toda música de nuestras

(1) Algunos alumnos del Seminario Alemán y del Seminario Vaticano,


y los niños de la Escuela Gregoriana de la Iglesia de San Salvador en Lau-
ro, estaban m'ezclados con los cantores de la capilla Sixtina para tomar par-
te en la misa sine «omine, en el ofertorio Tu es Petrus, de Perosi, y en las
melodías de San Gregorio, siguiendo la edición antigua, completa y nofalsi'
ficada, restaurada por los Benedictinos de Solesmes,
SECCJÓN MÜSrCAL 143
fiestas. Pero por qué no preferir nuestro canto gregoriano! Es mucho más
hermoso y atraerá más seguramente las gracias de Dios, porque es el canto
de su Iglesia.
«Cuando, en el ministerio, al precio de mil esfuerzos y contrariedades,
hayáis enseñado á los cantores, á veces bien rudos por cierto, de nuestras
ciudades, villas y aldeas á ejecutar alguna de estas melodías, estad persua-
didos de que habrjis hecho mucho para la gloria de Dios y la santificación
de los fieles.»
¡Oh rebelión fenomenal, yo te saludo!
( Se continuará)

CONVENTO CE PP. CARMELITAS DE BAGDAD


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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

LA COFRADÍA DEL CARMEN

DERECHOS DE LOS SUPERIORES GENERALES DE LAS ORDENES REGULARES EN LA


I'UNDACIÓS DE ALGUNAS COFRADÍAS

A U N Q U E por derecho ordinario, co- rales de la Observancia y Descalzos


mo hemos dicho, pertenece al Obis- hicieron el siguiente convenio que
po la creación de las cofradías que bendijo y aprobó la Santidad ele
hayan de fundarse en su propia l'aulo V, el día 24 de Agosto de 1616.
diócesis, sin embargo, por privile- Si los P P . Observantes fueren los
gio pontificio, queda reservada pri- primeros en fundar la Cofradía, de-
vative, & los Superiores Generales de ben los P P . Descalzos respetarla y
las Ordenes regulares la erección no fundar otra, pero pueden impo-
de las Cofradías que reciben su vida ner el Santo Escapulario á cuantos
y nombre de las mismas Ordenes á lo pidan é inscribirles en el registro
que pertenecen. de la Cofradía, quedando por esto
Las Cofradías, cuya erección re- admitidos en la Cofradía de la mis-
servó la Santa S?de á los Superio- ma manera que los qxie admiten los
res regularJS, son las que siguen: P P . Observantes; y por el contrario,
1. a La del Santísimo Rosario al si fuesen los P P . Descalzos los pri-
Superior G?neral de la Orden de meros en fundarla, deben los P P . de
.Santo Domingo. la Obsorvancia respetarla y no fun-
2. a La del Santo Escapulario de dar otra, pero quedan también au-
la Virgen dol Carmen al Superior torizados para imponer el Santo Es-
General do los Carmelitas. capulario á cuantos lo pidan é ins-
Como quiera que tanto los P P . cribirle en el registro de la Cofra-
Carmelitas de la Observancia como día, quedando también admitidos en
los de la Descalcez están igual- la de los P P . Descalzos."
mente autorizados para fundar, en En cuanto á las procesiones del
cualquier higar que tuvieren con- S a n t o Escapulario, c o n v i n i e r o n
vento, la Cofradía del Santo Esca- igualmente, que si los P P . de la
pulario del Carmen, y por otra par- Observancia tuvieren fundada la
te no puedo haber más de una en la Cofradía y no pudieran ó no qui-
misma población ; los BR. P P . Gene- sieran hacer la procesión del Santo
SECCIÓN CANÓNICO-LITÚRGICA U6
Escapulario en ningún Domingo del dicto XIV, según la cual todas las
mes, pueden hacerla los P P . Descal- Cofradías del Santísimo Rosario que
zos y asistir á ella los cofrades, ga- se fundaran sin el conocimiento y
nando las mismas indulgencias que permiso del R. P. General de la Or-
ganarían en la procesión de la Co- den de Santo Domingo, no ganan las
fradía, y al contrario si fueran los indulgencias que, por Breve Apostó-
P P . Descalzos los que tuvieran fun- lico, están concedidas á dicha Cofra-
dada la Cofradía y no pudieran ó no día, y viendo por otra parte, que al-
quisieran hacer la procesión, pueden gunos Obispos, en virtud de la Fa-
hacerla los P P . Observantes y los cultad Apostólica que habían obtenido
cofrades asistir á ella, gozando de para erigir en sus diócesis Cofradías
todos los privilegios como si fuera de cualquier orden, erigían también
la procesión de la misma Cofradía la del Santísimo Rosario, obligó al
(privil. de la Orden P . 126 y P . Le- R. P . General de los Dominicos á
zan. 1-448) preguntar á la SagradaCongregación
3." La del Santo Escapulario de si ganaban las indulgencias conce-
la Virgen de los Dolores al Superior didas á la Cofradía del Santísimo
General de la Orden de los Servitas. Rosario, las Cofradías que fundaban
4. a La del Santo Escapulario de los Obispos, sin más autorización que
la Virgen de la Merced al General la del Breve Apostólico que los faculta
de los Meroedarios. para poder erigir en sus diócesis Co-
5. a La del Santo Escapulario de fradías de cualquier Orden, sin que
la Santísima Trinidad al Superior en dicho Breve se haga mención ex-
de los Trinitarios. presa de la derogación del privilegio
6. a La de la Correa de la Virgen concedido á la Cofradía del Santísi-
al Suparior Gonoral de la Orden de mo Rosario, según el cual está reser-
San Agustín. vada su erección al General de la
7. a La del Cordón de San Fran- Orden de Santo Domingo.
cisco al General de la Orden fran- También consultó el mismo domi-
ciscana. nico, si las referidas Cofradías po-
Dice el P . Monsano que la Cofra- dían ganar las indulgencias conce-
día del Cordón, está reservada á los didas á la Cofradía del Santísimo
PP. Menores, llamados Conventua- Rosario, si, en virtud de la general
les y en su ausencia á los P P . Me- comunicación de indulgencias con-
nores de la Observancia (Collectio cedida á todas las Archicofradías, so
indulgentiarum número 1680). les aplicara este privilegio.
Dejando ahora la Cofradía d é l a A lo que contestó la S. Congrega-
Correa de la Virgen y la del Cordón ción en 5¿9 de Agosto de 1864 que es-
de San Francisco, sobre las que no taba ya provisto en la respuesta que
ha habido cuestiones que resolver, dio ella misma el día 19 de Agosto
haremos, apoyándonos siempre en del año 1747 y que confirmó después
documentos pontificios, algunas ob- el Papa Benedicto XIV, el día 26 del
servaciones, dignas de tenerse pre- mismo mes y año.
sentes, sobre las demás. Presentada esta cuestión ante el
Comenzando pues, por la del San- inmortal Pío IX, se dignó confirmar
tísimo Rosario, observamos que la la respuesta dada por la S. Congre-
declaración que hizo la Sagrada Con- gación. (1)
gregación de indulgencias en su de- Tenemos, pues, que según esto, no
creto del 19 de Agosto del año 1747,
que confirmó después el Papa Bene- (1) Decr. auth. N,° 165 ot 405.
üé tU MONÍE CARMELO

pueden los Obispos fundar la Cofra- neral de los Carmelitas que en la


día del Santísimo Rosario, fundados erección de la Cofradía del Santo
solamente en el Breve Apostólico que Escapulario del Carmen se ofrocian
les autoriza para fundar en sus dió- las mismas ocasiones para abusar,
cesis Cofradías de cualquier título é que en la del Santo Rosario, unido
invocación en general, á menos que con los Generales de la Orden de la
en dicho Breve se derogue expresa- Santísima Trinidad y de la de los
mente el privilegio concedido á la Servitas, suplicó al Sumo Pontífice
Orden de Santo Domingo con rela- se dignara extender á las Cofradías
ción á la Cofradía del Santo Rosario. del Santo Escapulario de la Virgen
Con todo eso, si se fundaran seme- del Carmen, de la Santísima Trini-
jantes Cofradías, no ganarían las in- dad y de los siete Dolores, la decla-
dulgencias. ración (1) hecha á favor de la Cofra-
Por eso, para evitar los abusos día del Santo Rosario. El Santo Pa-
que pudieran ocurrir, mandó Bene- dre, accediendo benignamente á las
dicto XIV que en el porvenir no se súplicas de los referidos Generales y
fundara ninguna Cofradía del Santo previa la subsanación do todas las
Rosario sin haber pedido antee y ob- erecciones de las Cofradías del Car-
tenido por escrito del R. P . General men, de la Santísima Trinidad y de
de los Dominicos el beneplácito y los siete Dolores, hechas sin el cono-
permiso para ello, si bien este per- cimiento y permiso del General de
miso no puede ponerse en práctica la Orden á que perteneciera, las que
sin el consentimiento del Obispo de declaró ser validas, mandó que en
la diócesis donde haya de tener lu- adelante no se fundaran dichas Co-
gar la fundación y guardando todas fradías sin pedir y obtener antes del
las condiciones que deben guardarse General de la Orden á la que
en semejantes fundaciones y que las pertenezca la Cofradía, las letras
Constituciones Apostólicas mandan que facultativas para su erección , po-
se guarden. (1) niendo , empero, la condición que,
una vez obtenidas las letras facul-
Este mismo privilegio que la San-
tativas del Superior regular, no se
ta Sede concedió al General de los
proceda á la erección de la Cofra-
Dominicos para la exclusiva erección
día sin antes haber obtenido el be-
de la Cofradía del Santo Rosario fué
neplácito y consentimiento del Obis-
extendido por el Papa reinante al
po de la diócesis donde haya de te-
General de los Carmelitas, al de los
ner lugar.
Trinitarios y al de los Sorvitas para
la erección privativa de sus respecti-
vas Cofradías. Porque viendo el Go« (1) Esta declaración á que se alu-
de aqui es la misma que hizo la Sa-
grada Congregación en su decreto
(1) Decr. auth. N.° 165, de 19 de Agosto de 1747.

(Se continuará)
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BIBLIOORAFIA

Z-a última carta de Santa Teresa de literato, la «Compañía de impresores


Jesús remitida á América en 1581, aho- y libreros del Reino», nos presenta-
ra publicada primera vez, íntegra- ron por fin en cuanto á los libros
mente conforme al original, por el principales un trasunto bastante fiel
Rvmo. señor Canónigo Dctor. don y esmerado de los manuscritos: y
Manuel María Pólit, Vicario General m e j o r a r o n considerablemente el
de la Arquidiócesis de Quito y Supe- epistolario, arreglándolo por prime-
rior del Carmen de San José.—Quito, ra vez en España conforme al orden
Imprenta de la Universidad Cen- cronológico. Las magníficas edicio-
tral 1901. nes autográficas de la Vida, las Fun-
daciones, las Moradas y el Camino de
Con atenta dedicatoria hemos reci- Perfección,ya son un fundamento tan
bido este importante folleto en que sólido como puede apetecerse para
el distinguido é ilustrado señor Vi- la edición clásica y magistral, que
cario General de Quito da á conocer aun esperan la Iglesia católica y las
el texto íntegro de la última carta Letras españolas. Mas, en orden á
que Ntra. Sta. Madre dirigió á su poner el Epistolario de la Santa en
sobrino don Lorenzo do Cepeda, en- igual grado de perfección, hállase el
tonces residente en Quito, y en cuya trabajo bastante atrasado, ni aun
publicación l o s editores habían queremos lisonjearnos con la espe-
siempre eliminado un párrafo bas- ranza do que lo alcance. Es preciso,
tante notable. sin emb.argo, no desmayar en esta
Es tan grande el valor de los da- empresa, para cuya realización po-
tos que sobre esta Carta aporta el dría cooperar eficazmente la hermo-
señor Pólit, que juzgamos no cabe sa revista de E L MONTE CARMELO. (1)
mejor bibliografía que copiar ínte- Nadie más apto que algunos de los
gro el prólogo con que encabeza su RR. P P . Carmelitas Descalzos para
publicación, lo cual nos agradecerán llevar á cima esta gran obra de re-
seguramente todos nuestros lectoros ligión, patriotismo y filial afecto,
y será grato solaz para todos, los
aficionados á esto linaje de estu- »Hoy que la crítica histórica y li-
dios. teraria ha sentado sus reales á la
«Para todos los admiradores y de- sombra del Vaticano, es necesario
votos de la Seráfica Reformadora del resolverse á tratar la hagiografía y
Carmelo, dice el sabio señor Pólit,
ha sido, de algunos años á esta par- (1) Al hacewios cargo de esta ex-
te, constante y vivo deseo el de po- citación nos place manifestar que
seer una edición completa y perfec- tenemos en proyecto, desde que co-
ta de sus obras. La que publicó don menzamos la publicación de nuestra
Vicente de la Fuente, el año de 1861, Revista, publicar una edición com-
en la «Biblioteca de autores españo- pleta y perfecta de las obras de nues-
les» de Rivadeneyra, y la que vein- tra seráfica Madre Santa Teresa de
te años más tarde, con motivo del Jesús y de nuestro místico Padre
tercer centenario de Santa Teresa San J u a n de la Cruz, y que soló es-
de Jesús, dio á luz también on Ma- peramos vernos desembarazados de
drid, bajo la dirocción del mismo otras obras que tenemos entre ma«
148 £L MONTE CARMELO

y la publicación de los escritos de cotejo minucioso con las copias á


los santos con el criterio científico, menudo de primera mano sacadas
que sólo puede realzarlas é imponer- por los P P . Carmelitas del siglo
las al mundo entero. Los P P . Bene- XVIII, las cuales se guardan en la
dictinos y bolandistashan entrado de Biblioteca Nacional de Madrid: sus
lleno por este camino: estamos segu- correcciones han prestado no pocos
ros que los Hijos dol Carmelo, anima- servicios á los últimos editores del
dos por el admirable reflorecimiento Epistolario. En último caso, para las
de su Orden, después de tantas zozo- cartas que ni siquiera pueden tener
bras y desastres, se dedicarán á es- este correctivo, queda el pequeño
clarecer más y más sus orígenes ve- arbitrio, no siempre inútil, de volver
nerandos y gloriosos, á retocar y á la primera edición y con vista de
completar sus crónicas, á darnos por ella corregir las siguientes: evita-
último las ediciones definitivas tan ránse de este modo algunas erratas,
deseadas de los dos luminares místi- como lo hemos comprobado. Si á to-
cos de la'Iglesia católica en la épo- do esto se agrega la redacción erudi-
ca moderna, Santa Teresa do Jesús ta de nuevas notas aclaratorias y la
y San J u a n de la Cruz. . refundición ó reproducción discreta
»Parécenos que, respecto á la Co- de las antiguas, ya disfrutaremos de
rrespondencia de la Santa, deberían una edición en lo posible perfecta
ponerse en movimiento todos los de la Correspondencia de la Santa,
conventos y monasterios carmelitas que será un verdadero regalo para el
de España y otros países, todos los mundo religioso y literario.
devotos teresianos del universo, por »Un Carmelita descalzo de Fran-
ver de corregirla y restablecerla en cia, el R. P . Gregorio de San José,
su integridad y pureza, cuanto fuese se ha adelantado y dado á luz, no
posible. Ante todo, descubrir y des- hace mis de un año, una nueva edi-
empolvar, entregar á la veneración ción francesa de las Cartas de la
de la Iglesia las rarísimas cartas Santa: es sin duda alguna la más
del todo inéditas que aun pudie- completa que hasta aquí se conozca,
ran existir. Desdo el tercer cente- pues contiene 438 cartas y fragmen-
nario apenas si han aparecido cua- tos, fuera de 16 relaciones, y aun
tro ó cinco; pero ¡cuánto precio tie- trae en apéndice el texto castellano
ne una sola carta inédita de Santa de unas 4 inéditas; el editor merece
Teresa! Otra labor práctica y útil se- elogio y gratitud por la mejora cum-
ría la de formar un índice prolijo de plida, y ojalá sirva su obra de estí-
todas las cartas conocidas cuyos ori- mulo á sus hermanos españoles,
ginales se conservan, dando noticia quienes son llamados á emprender y
exacta de su paradero actual, y ¡qué terminar felizmente la publicación
mayor ventaja si pudiera sacarse la del Epistolario de Santa Teresa de
fotolitografía de todas ellas, como Jesús, que no se podrá nunca sabo-
ya la tenemos de algunas! Con este rear, como se debe, sino en su pro-
auxilio, una vez quo el examen de pia lengua castiza por excelencia.
todos los originales os punto menos
que imposible, ya se podría revisar Por el vivo anhelo de contribuir á
y enmendar el texto corriente, lo lo menos con una piedra al hermoso
que no logró sino en parte el Sr. de edificio que algún día ha de levan-
la Fuente. En cuanto á las demás tarse, nos hemos propuesto dar cuen-
cartas, cuyos originales han desapa- ta dol original de una de las cartas
recido, ha do hacerse nuevamente el más interesantes de la gran Refor-
madora del Carmelo, y publicarla in-
tegramente, ya que hasta hoy una
nos para dar impulso á los trabajos, parte no pequeña so ha ignorado en
de quo serán como preliminares ó absoluto. Se escribió en el monas-
preparatorios algunos que aparece- terio de San José de Avila, el 15 de
rán en fecha no lejana. Con este mo- diciembre do 1581, pocos días antes
tivo rogamos también nosotros y ex- de que dejase la Santa su amado
citamos á todos los dovotos de la convento, al cual no había de volver
gran Santa española que cooperen para ir á fundar el de Burgos; fué
con cuantos medios estén á su alcan- dirigida á don Lorenzo de Cepeda,
ce á la realización de esta grande su sobrino carnal, que ya había re-
obra. gresado á las Indias y se hallaba á
(N. de la E.) la sazón en Quito, su ciudad natal,
BIBLIOGRAFÍA 149
donde acababa de casarse con doña San José, en la propia casa de la
María de Hinojosa, rica h eredera Beata Mariana de Jesús fallecida
del primer Oidor de la Real Audien- ocho años antes, ingresó á él en 1656
cia. La Santa en otra carta anterior, doña J u a n a de Cepeda y Ahumada,
había comunicado á su sobrino la nieta legítima del antedicho don
piadosa muerte del padre de éste, Lorenzo, y profesó con el nombre
don Lorenzo: en la que nos ocupa le de Sor Juana Teresa de Jesús, (*) es
da el parabién de su matrimonio, y probable, por no decir seguro, que
le transmite muy favorables noticias llevó al convento osta preciosa re-
de Teresita su hermana menor, que liquia do Su santa tía, ya entonces
vestida del hábito de Carmelita se- canonizada. En 1669 la R. M. Ber-
guía los ejercicios del' noviciado nardina María de Jesús, una de las
junto á su bienaventurada tía. fundadoras de este primer Carmen,
salió á fundar el segundo en Lata-
«Esta carta fué indudablemente la cunga, el cual andando el tiempo se
última quo Santa Teresa do Jesús trasplantó á Quito y subsiste con el
despachó para América, ó las Indias, nombre de Carmen de la moderna
como entonces se decía, escrita en el fundación, y en él ha sido constante
año postrero de su preciosa vida, fué tradición que la M. Bernardina lle-
como un testamento suyo enviado vó consigo la carta de la Santa Ma-
á estas lejanas-tierras; llegó en efec- dre. A fines del siglo XVII precisa-
to á su destino y aquí se conserva mente se estableció en Latacunga el
hoy como «na reliquia de inestima- único convento de P P . Carmelitas
ble valor. que ha habido en el Ecuador: vinie-
»La carta hemis dicho que es co- ron de Méjico, pero no pudieron per-
nocida, puesto que figura ya en la manecer aquí. Natural era, pues,
primera edición madrileña de 1771, que tuviesen conocimiento de la car-
tomo IV, señalada con el número ta, y sacando de ella una copia exac-
XLIII; en la Biblioteca de Rivade- ta la remitiesen á Madrid, donde la
neyra, pue le leerse en el tomo I I Orden se afanaba por coleccionar y
(carta 388); y La Fuente la trae eu publicar la segunda serie, que vid la
el tomo V (carta 371) de 1881. luz pública en 1771, é insertó nuestra
»En todas tres ediciones se lee carta; pero el original quedó aquí,
esta nota del P Fr. Antonio de San pues no hay el menor dato ó reminis-
José: «El original de esta carta lo men cencia de que hubiese salido del Car-
venera en Toledo Doña Teresa María crito moíerno. Con vista del manus-
Cano Mucientes, sobrina del Emi- menteque hemos examinado prolija-
nentísimo Cardenal AsWga» Sin pues á ypublicar tenemos por delante, vamos
ponor en duda la veracidad del ano- corregido de esta elimportante
texto íntegro y
tador, lo cierto y positivo os que el expresión de las ideas y afectos carta,
de la
original de la carta se venera ac-
tualmente en Quito, adonde fué di- Santa Reformadora en los últimos
rigido, y es propiedad de las RR. meses deen sü vida; paro antes descri-
MM. Carmelitas descalzas del Mo- biremos pocas palabras el estado
nas) erio de la Santísima Trinidad, actual de tan venerable reliquia.
vulgarmente llamado Carmen mo- »La carta e s t i escrita en un pliego
derno ó Carmen bajo. Para nosotros grande de papel de hilo, hoy algo
es un hecho quo la carta no regresó amarillento, que mide 30 centíme-
á España, y solamente se mandó tros de largo por 21 y medio de an-
allá una buena copia en el siglo an- cho. HáUase muy bien conservado,
tepasado. Por conjeturas muy bien menos en ciertos puntos correspon-
fundadas, expondremos aquí la his- dientes á los dobleces y sobre todo
toria de este valioso manuscrito. á las esquinas de éstos; porque ha de
»Li última carta de la Santa Ma- saberse que, hasta hace poco, se
dre Teresa de Jesús debió de llegar
hacia mediados del año 1582, á Quito
donde hemos dicho que residía el * En 8 de Abril de 1657, según el
joven don Lorenzo de Cepeda. Con- libro de profesiones del Carmen de
servóse como un tesoro esto pliego San José: era hija de don Marcos de
en la familia; y cuando, apenas fun- la Plaza y doña Beatriz de Cepeda y
dado el primer monasterio de Car- Ahumada, hija ésta do don Lorenzo
melitas, hoy Carmen antiguo de Cepeda y doña María de Hinojosa.
150 EL MONTE CARMELO

guardaba en un relicario de plata do ciéndole: «Mire, mi hijo, que pues


77 milímetros por 69: hoy se venera tiene el nombre de tan buen padre,
colocado y extendido con sumo es- tenga las obras.» Asimismo hay dos
mero dentro de un marco de madera ó tres variantes más.
fina y entre dos lunas de vidrio. »Según se vé, estas erratas no de-
Como el pliego ha debido plegarse y jan de ser curiosas para la correc-
desplegarse muchas veces, ha resul-. ción y elegancia del lenguaje. Sin
tado aquel desgaste, que sin embar- embargo, no nos habrían movido á
go deja íntegra y patente la firma, y hacer esta publicación, si no hubiese
sólo hace perder unas pocas sílabas un párrafo entero de 14 líneas, su-
ó letras del contexto. primido hasta hoy en todas las edi-
»La escritura ocupa solamente el ciones, y reemplazado por un etc.,
un lado y el revés queda en blanco, después de la frase «haberse casado
de modo que no están escritas sino tan presto.»
las páginas primera y tercera del »E1 original se continúa de esta
pliego, con 36 líneas en cada cual. «manera:... «que, según de tompra-
Como casi todas las cartas de los »no ha comenzado á ser travieso, tra-
últimos meses de su vida, también »bajo tuviéramos. En esto veo lo que
ésta la dictó Santa Teresa de Jesús, »le quiero, que^con ser para pesarme
no á su abnegada compañera y se- > mucho por la ofensa de Dios, de
cretaria Ana de San Bartolomé, sino «que veo se parece tanto á Vmd. es-
probablemente á Ana de San Pedro, »ta niña no la puedo dejar de alle-
la flamenca, de quien hace mención «gar y querer mucho: para ser tan
la Santa on algunas de sus cartas, y »chica es cosa oxtraña lo que parece
cuya letra os bien de la forma usa- ȇ Teresa en la paciencia. Dios la
da en el siglo XVI, clara y muy le- shaga su siorva, que ella no tiene
gible. La firma empero, sin rúbrica, »culpa; y ansí Vmd. no se descuide
os de puño y letra de Teresa de Jesús: »de procurar que se crie bien, quo
no puode caber la menor duda para »on habiendo más años no lo está
quien conozca su escritura: aun dos «adonde está; mejor se criara con su
rayas que preceden á la firma han «tía, hasta ver lo que Dios hace de
debido ser trazadas por ella para sella. Aquí puede Vmd. ir enviando
probar la pluma. «alguna cantidad de dineros, pues
«Encabeza la carta la abreviatura »Dios se les ha dado, y que se pon-
del santísimo nombre de Jesús, que «gan á censo para los alimentos.
no dejaba nunca de poner la Santa, »De que haya doce años ordenará el
con una cruz encima; pero en el ma- «Señor lo que se ha de hacer de ella,
nuscrito es uno de los puntos dete- «que es gran cosa criarbe en virtud;
riorados. íque ahí se estará el rédito para lo
«Cotejado prolijamente el contex- «que hubiese ser de ella. Cierto lo
to del original con el publicado en «merece, que os agradable, y con ser
la edición de 1771, échase de ver «tan chiquita no querría salir de
que Fr. Antonio de San José tuvo á «aquí. No fuera menester enviar
su disposición una copia esmerada; »Vmd. nada para esto sino es por-
puesto que es una de las cartas más »que...»
correctas de aquella colección. Con »Y prosigue, con verdadero y ca-
todo, adviértese que en el MS. se bal sentido, lo que reza el texto co-
halla «beso las manos», dos veces, y nocido: «porque esta casa está en
no B. S. L. M., razón por la cual La gran necesidad, etc.»
Fuente puso «beso siempre las ma- «Comprendemos bien la supresión
nos», holgando el ripio del adverbio. de todo este trozo, que sin embarga
El MS. dice: «háceme gran lástima, es de mucha gravedad y trascenden-
que no haya quien se acuerde»; y cia: cuando se dio á luz esta carta,
más adelante: «ha fundado Dios, por vez primera, las razones para no
después que Vmd. se fué un monas- publicarlo hubieron de prevalecer;
terio más en Palencia:» no hay el mas hoy nos parece que no tienen
posesivo nuestro que disuena. En to- ya tanta fuerza, y antes bien la pu-
da la carta, menos en un lugar, so blicación ha de redundar en honra
lee claramente aunque, y no anque. de la ínclita Doctora mística. Tráta-
Con mucha energía se usa el artícu- se de un punto delicadísimo, que
lo, suprimido en el impreso, cuando atañe á la honra de la familia Cepe-
la Santa aconseja á su sobrino, de- da, D. Lprepao, sobrino de la Santa,
BIBLIOGRAFÍA 151
joven de veinte años escasos, rico, , Lorenzo, sino que puede ser doña
probablemente gallardo y amigo de Juana de Ahumada, ó tal vez alguna
aventuras, había tenido en España tia materna de la chica (?) En cuanto
ciertas relaciones ilícitas, y á con- á la frase «no querría salir de aquí,»
secuencia de ellas una hija natural, debe naturalmente interpretarse que
á quien dejó en Avila ó sus contor- á la niña se la llevaba alguna vez á
nos, cuando se vino para las Indias la grada ó reja del monasterio, y ella
á encargarse de las encomiendas de se aficionaba á las monjas, y no
su padre, ya que su hermano don quisiera desprenderse. Por último,
Francisco quedaba de mayorazgo en el enlace del pasaje hasta hoy iné-
España. En habiendo llegado á Qui- dito con el texto que sigue, lo expli-
to, encontró á la noble doncella dig- ca muy bien y establece el genuino
na de la alcurnia de él, la tomó por sentido. Santa Teresa de Jesús no
esposa y en ella tuvo seis hijos, cu- pide dinero á su sobrino para el mo-
ya numerosa descendencia ha pro- nasterio, no obstante la pobreza de
pagado el apellido, de los Cepedas éste; por el contrario, le da á enten-
en el Ecuador. La Santa le felicita der que el monasterio, par gratitud
galanamente por este matrimonio, á los favores que debía al abuelo,
pero al mismo tiempo le recuerda Don Lorenzo de Cepeda, alimentaría
sus obligaciones para con su hija á la chica, pero que la situación
natural. Léase con atención este apurada en que se encuentra no lo
pasaje, y no podrá menos que sen- permite, y por eso debe su padro
tirse admiración. ¡Cómo se miran en asegurar los alimentos. Para doña
él pesadas todas las palabras! cómo Juana y su hija sí le pide con suma
campea, en caso tan difícil y delica- delicadeza una limosna, «que por po-
do, una admirable mezola de las vir- co que sea será mucho», y luego
tudes de justicia, prudencia y cari- agrega esta sentencia de oro: «yo
dad! cómo salo airosa la sagaz dis- soy la que no lie menester dinero,
creción de la Santa Fundadora en sino que ruegue á Dios me deje
este conflicto de encontrados afec- cumplir Su voluntad en todo.» La
tos, cuales son el horror del pecado, perfecta conformidad con la volun-
el amor de las almas, la voz de la tad divina es la última jornada en
sangro, el recato virginal y la ternu- el camino de la perfección cristiana,
ra materna! Para casos análogos, y Santa Teresa le estaba recorrien-
que por desgracia no son raros, aun do hacía mucho tiempo y no debía
en las más honradas familias, dada tardar en poseer el término feliz tan
nuestra frágil naturaleza, se nos anhelado.
presenta á lo vivo el ejemplo de una
santa, y ¡qué santa!, al tiempo quo »Homos concluido el trabajo que
había alcanzado las serenas cumbres nos habíamos impuesto tan luego
de aquella alta montaña, donde no como descubrimos este tesoro escon-
se respira sino amor de Dios y de los dido, la carta del 15 de Diciembro
hombres. de 1581. Bien reiompensados nos
creeríamos, si esti publicación sir-
»No nos detendremos en r e c o - viera en algo para preparar la que
mendar la gracia encantadora del esperamos del Epistolario completo,
estilo en este párrafo, digno de la y para delinear más perfectamente
Santa bajo cualquier aspecto.Lo que un rasgo siquiera de esta bellísima
nos cumple hacer notar cuidadosa- figura de mujer tan santa y de santa
mente, es que la niña no se criaba tan mujer, honra eterna no sólo de
en el monasterio, por más que algu- su sexo, sino del género humano.»
na frase pudiera hacerlo suponer;
por el contrario, el lugar de su resi- En el próximo número, Dios me-
dencia no placía á la Santa, pues diante, insertaremos la carta íntegra
dico que «en habiendo más años, no de la Santa Madre, tal cual la ha pu-
estará bien adonde esta.» Además, blicado el docto canónigo de Quito,
«su tia,» con quien dice que se cria- al que con efusión felicitamos por
ba mojor «hasta ver lo que Dios haco su obra, con que so ha hecho acree-
de ella,» n o debe necesariamente dor á la gratitud do todos los devo-
entenderse Terosita,hermana de don tos de Santa Teresa.
152 EL MONTE CARMELO

Triunfos del amor de Dios, obra les por uno de los m i s suaves y re-
provechosísima para toda suerte de galados prosistas castellanos, cuya
personas, particularmente para las oración es río de leche y miel. Con-
que, por medio do la contemplación, fieso que es uno de mis autores pre-
desean xmirse á Dios; compuesta por dilectos ; no os posible leerle sin
el P. Fr. J u a n de los Angeles, predi- amarle y sin dejarse arrebatar por
cador de la provincia de Han José su maravillosa dulzura, tan angélica
de los Descalzos. como su nombre.
Reimpresión tomada de la edición Es en verdad, dice el P. Mir, dul-
de Medina del Campo del año 1590. císimo deleite para el entendimiento
—Librería Católica de Gregorio del y para el corazón la lectura de este
Amo. Librero Editor, calle de la Paz escritor maravilloso.
6, Madrid. Un hermoso tomo en 8.° prolonga-
Siendo ya bastante conocido el do, impreso sobre papel Vergé, do
autor del presente libro por su obra 600 piginas. Precio: 3 pesetas en rús-
Diálogos de la Conquista del Reino de tica, y 4 en pasta, imitación anti-
Dios, huelgan recomendaciones que gua.
el curioso hallará, en la erudita y
galana introducción que puso en la Devociones Josefinas.—Con este tí-
mentada obra el P . M. Mir. tulo hemos recibido un precioso li-
El título lo explica el autor en su bro escrito por el Dr. José Sanchis y
prólogo; y, quien lea todo el tratado, Sivera, Canónigo de Segorve, y que
podrá reconocer la propiedad y exac- acaba de publicar el conocido -libre-
titud con que lo bautizó. En efecto: ro de Valencia don Ang d Aguilar.
si el P. Granada merece nuestro Dicho libro contiene: Ejercicio de
aprecio porque, tratando de seme- los Siete Domingos. — Ejercicio del mes
jante materia, nos descubrió los be- dt Marzo.—Duodenario ó Ejercicio pa-
neficios de Dios, y nos incitó á co- ra el 19 de cada mes.—Novena.—Tri-
rresponderá; si Fonseca examinó y duo. —Felicitación.—Gozos. —Letanía
aquilató la distinción de amores pa- - Corona de los Siete Dolaren y Gozos —
ra enamorarnos de nuestro Criador; Oraciones para la Misa—Meditnciones
si el P. Meremberg escudriñó to- pira antes y después de la Comunión.
das las razones de amabilidad que Dada la importancia que en nues-
se hallan en el sumo Bien; sí San tros días tienen todas las prácticas
Francisco de Sales nos encanta al que á San José se refieren, el inte-
describirnos la esencia, goneracióu rés extraordinario que en recomen-
é historia del amor de Dios, y el de- darlas ha tomado 8. S. León XIII,- y
voto San Ligorio nos enciende en el Ins gracias que continuamente con-
cariño de Jesús, pintando los carac- code eí Santo Patriarca á todos los
teres y reseñas de su ternura; entro que á él acuden, creemos que la pu-
todos estos cantores del Amor Divi- blicación que nos ocupa viene á lle-
no merece Fr. J u a n de los Angole3 nar un gran vacío y á contribuir en
su puesto de honor, ya que tiene el gran manera á que la devoción al
mérito especial de haber visto áDios Santo Patriarca se extienda por to-
luchando en el campo do este mundo das partes.
por conquistar el amor de sus cria- El libro está escrito con extraor-
turas y descubrir á éstas la admira- dinario cariño y de manera que los
ble estrategia que deben usar para devotos josefinos puedan sacar el
vencer al Omnipatente en este due- mejor provecho espiritual. Las medi-
lo cariñoso. taciones, oraciones,ejemplos, etc., se
También se dan la mano esta obra apartan de las rutinas hasta aquí
y los Diálogos de la Conquista; y aun usadas y constituyen un verdadero .
sospechamos quo los escribió como devocionario josefino.
para enseñar el Camino que guía á Devociones jóse finan forma un vo-.
esta santa y regia ciudad del Amor lumen de 224 páginas en 12.°, lujo-
que describo en este tratado. samente encuadernado en tela, con
A lo dicho sólo añadiremos quo el dorados sobre las tapas, y se vende
erudito señor Menéndez l'elayo, en al precio de setenta y cinco céntimos
su Historia de las ideas estéticas de Es- de peseta.
paña, juzga á Fr. J u a n de los A n a -
NUESTROS susCRlPTOREs DE MADRíD.-—Les rogamos que para renovar
"la suscripción para el presente año do 1902, se dirijan a l a Residencia
de P P . Carmelitas ó á las Librerías Católicas de don Gregorio del Amo ó
de don Enrique Hernández, callo de la Paz, 6.
COLECCIONES DE E L MONTE¡CARMELO.—Se han encuadernado las coleccio-
nes del 1.° y del 2° año do nuestra Rovista, y véndense así encuadernadas
la colección dol primer año á 6 pesetas y la del segundo á 8 pesetas.
OREMOS.—N. M. R. P . Provincial ha dirigido a las Comunidades do su
provincia una circular en quo, considerando quo «on las circunstancias que
actualmente atravesamos on España, necesitamos más que nunca la protec-
ción del cielo» y que «el plazo señalado por el Decreto del señor González,
ministro de la Gobernación, termina precisamente el día del Gloriosísimo
Patriarca San José, Patrón de la Iglesia y de nuestra Sagrada Orden», do
quien puede confiarse que si imploramos su protección «no ha de permitir
que se ejocute el mencionado Decreto, ni que sus hijos soan perseguidos
ni expulsados de sus Conventos», nos exhorta encarecidamente á todos los
Religiosos que para merecer el valioso patrocinio do esto Santo glorioso,
que siempre ha protegido á nuestra Santa Orden, practiquemos el piadoso
ejercicio do los Siete Domingos de San José, rogando en ellos por la conti-
nuación y prosperidad de las Ordenes religiosas en España y on la Iglesia.
Con idéntico motivo é iguales fines ha publicado otra circular análoga
el señor Obispo de Salamanca, cuya parto dispositiva es como sigue;
ioi Üi M0Ñ*E CARM^tÓ

«Pronto está para terminar el plazo señalado en el infausto decreto de


19 do Septiembre último, por el cual un Ministro do nuostra nación cató-
lica intenta someter á una ley, que no les puede alcanzar, á las Ordenes
religiosas en España. ¿Tendremos que presenciar el tristísimo espectáculo
que en la vecina República? No lo permita ol Señor.
«Pongamos toda nuestra confianza en el glorioso Patriarca San José,
Patrono aclamado do la Iglesia universal, en cuya fecha expira el plan del
malhadado decreto, y oremos y supliquémosle con aquella confianza que en
su poderoso valimionto tenía nuestra amadísima Santa Teresa de J e s ú s ,
para que cumpla con la Iglesia de .lesucristo sus oficios de Protector y la
• defienda de sus enemigo», como defendió al divino Jesús de la crueldad y
porsecución de Herodes ; que ilumine las inteligencias de los que dirigen y
gobiernan para que vuelvan sobre sus desatinados acuerdos, reconozcan sus
errores y obren en justicia y en prudente equidad.
»A1 efecto, juzgamos oportuno disponer:
>1.° Que todos los señores párrocos y encargados de parroquias do la
Diócesis celebren y ' exciten á sus feligreses á practicar brevemente y
junto con el Santo Rosario, por los fines indicados, el piadoso Ejercicio do
los Siete domingos en honor de San José.
»2.° Que idénticos cultos se celebren en los templos conventuales de
nuestro Obispado, inmediatamente recibido este Boletín.
»3.° Que durante todo esto mes y el próximo de Marzo, se añada á las
oraciones de la Misa, y siempre que las rúbricas lo consientan, la collecta
De Santo Joseph.»
PROFESIóN RELIGIOSA.—En el Convento de Carmelitas Descalzas de San-
ta Teresa, de Madrid, ha hecho su profesión religiosa la última de las siete
nQvicias que ingresaron en la referida Comunidad paira ocupar las siete pla-
zas que dejaron vacantes las Religiosas que fueron á restaurar el Conven-
to, fundación de Sta. Teresa, de Beas de Segura. Hizo resaltar la solemni-
dad de dicha profesión la asistencia del Exorno, señor Obispo de Sión que
impuso el sagrado velo á la nueva profesa pronunciando una elocuente y
conmovedora plática llena de santa unción.
NECROLOGíA".—En el Convento de Antequera ha fallecido la H. a María
de la Concepción de los Angeles, de 72 años de edad y 43 de religión, y en
Calatayud la H. a Micaela de la V. del Carmen, á los 66 añoB de edad y 89 de
religión; habiendo sido las dos Religiosas muy ejemplares y verdaderas
hijas deNtra. Seráfica Madre Sta. Teresa, y cuyas virtudes las habrá me-
recido formar coro en torno de la Stma. Virgen del Carmen en las mansio-
nes de la gloria.
—Ha fallecido en Continos (Salamanca) la Sra. doña Jacoba Tabernero.
Ha sido amortajada con el hábito de Carmelita descalza que ella misma se
había procurado hace años; y la Virgen del Carmen le ha concedido la gra-
cia de morir en sábado, después de recibir los Santos Sacramentos con la
paz y alegría de los justos.
Enviamos nuestro sentido pésame á sus hijos don Leoncio A. Montalvo
y doña Engracia Pérez Tabernero suscriptores de E L MONTE CARMELO
R. I. P. A,
C f f O H Í C A • • • • •

• • • • • . •

íllío A A C C I 0 N CATóLICA.—Se ha celebrado un importante mitin contra el


(5=r-> divorcio en el Teatro Tiberino, en el barrio de Trastevore.
La reunión fué promovida por la Federación Piaña, de las Sociedades
católicas de Roma.
Fueron aplaudídísimos los discursos del profesor Persicietti, Presidente
de dicha Federación; del conde Carlos Santucci, Prosidento de la Unión
Romana; del profesor Pablo Passaro, Presidente del Círculo Universitario
Católico; do la ilustre letrada señorita Rosa Vagnozzi; del tipógrafo Ducci,
en nombre de los obreros, y, en fin, del abogado Virginio Sacoucci, que
refutó varios puntos del proyecto de ley sobre el divorcio.
Terminó el acto con la lectura de u n a protesta firmada por todos los
Presidentes, y que será enviada al Presidente del Consejo de Ministros
Zanardelli.!
La reunión se disolvió al grito de «jViva León XIII!»
La asistencia al mitin fué numerosísima.
COLEGIO SOCIAL ROMANO.—León X I I I mostrando una voz más su solici-
tud por lo qne concierne á las cuestiones sociales, ha decidido fundar en
Roma u n Colegio Apostólico especial, que tendrá por misión enseñar y
desenvolver la «doctrina social cristiana definida en sus Encíclicas». Este
Instituto llevará, según los deseos del Papa, el nombre de Colegio Leonino.
Su dirección será encomendada á Mona. Radini Tedeschi, que es un Pre-
lado de gran saber y experiencia en esta materia.
Los jóvenes escolares se consagrarán con un método sabio y eminente-
mente práctico, al estudio de las obras que en ministerio parroquial toquen
• de alguna manera á los problemas de Economía práctica y Sociología.
PROYECTOS DE GUERRA.—Varios han sido los proyectos de ley presentados-
estos días á las Cortes por el Ministro de la Guerra. El principal do ellos os
el proyecto de ley sobre reclutamiento, que contiene 219 artículos y ade-
más el cuadro de las inutilidades para el ingreso en el ejército y la marina
conrelación á la aptitud física.
Se varía la clasificación de las situaciones que en los doce años á que
obliga el servicio pueden tenor los mozos alistados; la forma de redención
. á motálico; so impone multas á las empresas nacionales de vías marítimas
que carezcan de competente permiso de las comisiones mixtas de recluta-
miento, y so dan facilidades para cumplir sus deberes militares á aquellos
reclutas que se hallen ausontos do España.
í*>é Éí, AÍOÍfÍE CARMELO

Se limita á 5.000 almas el número máximo de las que han de formar las
secciones encargadas de los preliminares del reemplazo.
Las exclusiones del servicio militar se clasifican en totales y temporales,
se suprimen las exclusionos por cortos de talla, LA DE RELIGIOSOS PROFESOS
Y NOVICIOS DE LAS ORDENES RELIGIOSAS y por servicios prestados un las mi-
nas de azogue.
Desaparece la excepción que gozaban los colonos agrícolas, y se conce-
den determinadas condiciones á los mozos que mantengan á su padre ó
padrastro pobres, y á los huérfanos acogidos en la niñez que se encuontren
en igual caso.
Se fija hasta primero de Agosto la fecha de ingreso en caja, para que so
considere cumplida la edad del que produce la excepción.
Se aclara lo ya indicado en la ley que no produce excepción el matri-
monio de un hermano, celebrado después del día del sorteo.
Se proponen que sean secretarios de las comisiones mixtas, los jefes del
ejército que desempeñen los cargos de oficiales mayores, quedando éstos
suprimidos.
Se establece el padrón militar, cuyo trabajo se encomienda á las comi-
siones mixtas.
Se concede derecho de alzada respecto de los acuerdos de las comisio-
nes mixtas en los casos de enfermedad ó defectos físicos.
A los redimidos á metálico se les conserva en las mismas condiciones
que los demás mozos de su reemplazo; en caso de una guerra ó de grave
alteración del orden público serán llamados á las armas.
Se dan felicidades para prorrogar el ingreso de el servicio activo á los
mozos que se hallen en determinadas condiciones, teniendo que contribuir
para ello con un impuesto proporcional á la fortuna que ellos ó sus padres
posean.
Se establece la cuota militar que han de satisfacer los mozos de licencia
ilimitada no llamados á filas; los excluidos ó exceptuados del servicio acti-
vo, y los padres ó tutores de los declarados prófugos.
Con los arbitrios é impuestos por prórrogas, cuotas ó multas se consti-
tuye un fondo especial, llamado Tesoro de guerra, que se destinará á la
compra de armamento y material de guerra y gastos para instrucción.
Los reclutas con licencia '^ilimitada por exceso de cupo [serán desti-
nados á los cuerpos armados; pero permanecerán en sus casas sin goce de
haber.
Recibirán instrucción militar y cubrirán las bajas naturales que en pe-
ríodo de paz ocurran en sus cuerpos.
Se reforma, por último, el cuadro de inutilidades físicas, dividiéndolas
en cinco clases: la 1.", que determina la exclusión definitiva del servicio;
la 2. a , que la'declaración de la inutilidad lo haga la comisión mixta; la 3. a ,
las que han de preceder al reconocimiento y observación facultativa: la 4. a ,
exclusión temporal, que determinan las comisiones mixtas, y la 5. a , la que
resulte del conocimiento y observación facultativa.

RES JMííN POLíTICO.—La existencia del Gobierno, que estuvo comprome-


tida por la cuestión suscitada por el Ministro de Hacienda contra ol Banco
de España, tratando de reducir la circulación fiduciaria, se aseguró al salir
triunfante la candidatura que presentaba ol Gobierno pata formar la Coini-
CRÓNICA GENERAL 157

sión que ha de entender en el proyecto del señor Urzáizi Fué un día de


crisis para el Gobierno: pero el señor Sagasta lo declaró cuestión de Gabi-
mete y venció. Ahora está la Comisión estudiando el indicado proyecto, y
parece que en su dictamen se modificará de un modo notable la obra del
Ministro de Hacienda. Este señor ha prometido que se plegará á las modi-
ficaciones que sean justas, y ha ratificado su confianza al Gobernador del
Banco, señor Gullón, con lo cual parece que este señor continuará en su
cargo á pesar de haber presentado la dimisión.
En el Congreso han hallado el debido corectivo las intemperancias sec-
tarias y jacobinas de los señores Blasco Ibáñez, Lerroux y Soriano, con la
intervención poderosísima de los diputados católicos señores Nocedal y
Llorens. El primero, con esa habilidad parlamentaria que le caracteriza, y
esa superioridad de talento y elocuencia que posee, intervino para defen-
der al señor Obispo de Oviedo de los ataques del señor Soriano, y para ol
día 13 anunció varias preguntas á casi todos los ministros que pueden pro-
movor un debate, en que, el clero y las ordenes religiosas hallen un .digno
defensor en el Diputado por Pamplona. El señor Llorens, á su vez, recon-
centró en sí toda la atención de la Cámara interpelando al Gobierno sobre
el estado político de Valencia, con cuyo motivo presentó una colección
muy curiosa de todas las infamias publicadas por ol señor Blasco Ibáñez
en su periódico «El Pueblo».
Bion por los diputados católicos cuya olocuoncia, inspirada por la ver-
dad, pueden hacer enmudecor los rugidos do la fiera revolucionaria.
ULTIMAS NOTICIAS.—Según las quo acaban do llegar de Madrid, ol señor
Nocedal ha promovido en el Congreso un debate sobre el duolo, lamentán-
dose de la frecuencia con que surgen los duelos de debates sostenidos ea
el Parlamento, aludiendo al desafio pendiente entre los señores Silvela y
Blasco Ibañez; é invita á la Cámara á adoptar una medida eficaz que evite
la repotición do tales hechos. La mayoría del Congreso so ha puesto de par-
to del señor Nocedal, y estudiase la forma de resolver más dignamente to-
das las cuestiones que puedan surgir entre los Diputados en el Congreso,
FÁBULA INDIA

u • N día llovió tanto en el país de


Kconson Mapoor, que los ríos se
—Por desgracia, prosiguió el ele-
fante, sabes que ose árbol desafia
mis fuerzas, cediendo siempre y no
salieron de madre y los lagos y los rompiéndose nunca; cómo quieres tú
estanques se desbordaron. que yo pueda cojer un fruto y cor-
Por todas partes se veía correr á tar unas ramas que se «Cuentean á
los animales hacia las montañas, pa- tanta altura?
ra escapar de la muerte. •—Haciendo lo que yo—contestó
Ahora bien: un elefante que se la ardilla.
dirigía apresuradamente hacia la Y en dos ó tees saltos., el pequeño
montaña, porque el peligro ora in- animal se encaramó á lo alto de la
minente aún para los animales como verde copa del cocotero.
él, vio á una ardilla que lanzaba sus —Hete aquí quo me abandonas
chillidos de terror agarrada á la ra- —dijo tristemente el pobre elefante,
ma de un árbol quo las aguas arras- —para eso no valía la pena do que
traban. yo dotuviera el tronco del árbol quo
Movido á compasión sujetó la ra- to llevaba.
ma con su trompa, de la cual se Pero al docir esto, un . gran coco,
sirvió la ardilla como do un puente cuyo tallo había roído la ardilla, vi-
para ir á sentarse ontre las dos ore- no á caer á sus pies; después cayó
jas del coloso. otro, y otro, y otro y luego cayeron
Así caminaron todo el día, y lle- otros en tal cantidad, qué aún des-
garon por la tarde á una parte del pués de haber satisfecho su hambre
país no invadida por la inundación. el elefante le quedó una buena pro-
Era á orillas del mar, y en todo visión para el día siguionte.
cuanto alcanzaba la vista, ni señal Cuando hubo comido el olefanto
de hierba se veía. preguntó á su amiga:
—¿Cómo haremos para comer?— —¿No encuentras extraño que un
dijo el elefante á su compañera; na- animal tan pequeño como tú, haya
da hemos ganado al salvarnos dol podido dar de comer á uno tan gran-
agua, si hemos do morirnos de ham- de como y o?
bre Y le contestó la ardilla:
—Nada tomas, contestó la ardilla; —Eso prueba quo on esto mundo
aunque os verdad que no hay hierba necesitamos muy á menudo á los que
por aquí, en cambio hay cocoteros son más pequeños que nosotros.
que nos darán sabroso alimento,
SOLACES Y ENTREMNIMIENTOS 159
LA CARIDAD
En una noche de invierno, en de- El hambre habló á su vez:
solado campo, se encontraron el —¿Qué son vuestras devastaciones
viento, el frío y el hambre. comparadas á las mías? Mirad las
—¿Cuál de nosotros es más pode- ciudades y los pueblos, subid á las
roso?—preguntó el hambre. montañas y atravesad los mares, re-
—¿A cuál temen más los hombres? corred los desiertos, en todas partes
—A mí—dijo el viento—que espar- hallaréis obras mías. A veces, hiero
zo por doquier el espanto. No hay á todo un pueblo simultáneamente,
quieD no tiemble cuando mi cólera pues soy ef más terrible de los cas-
se desencadena en huracanes Des- tigos del Altísimo. Por eso, de todos
truyo las cosechas, desarraigo las los ámbitos de la tierra me maldi-
encinas seculares y las cabanas se cen mis víctimas...
hunden á mi paso. Las olas se levan- Una figura angélica aparoció do
tan y se encrespan á mi voluntad, repente iluminando con su deslum-
sumergiendo en sus ondas tripula- bradora blancura á los tres odiosos
ciones enteras; en tanto que en el fantasmas. Y la visión divina, al pa-
desierto, en rápido torbellino, rodeo sar, les dijo:
y hago fenecer caravanas mil. Por —Soy más poderosa que vosotros.
eso á toda hora llegan á mí las mal- Evito vuestros golpes: anulo vues-
diciones de las viudas. tros furores: el mal que hacéis lo
—Yo—replicó el frío—cuento mis reparo. Jamás seréis tan maldecidos
víctimas á millares, en los bosques, cual yo soy bendecida.
en los caminos, en todas partes siem- —¿Quién eres, pues tú, nu ostra
bro cadáveres, que á veces cubro enemiga?—preguntaron los tres es-
con mortaja de nieve. pectros.
A solo mi nombré, los huérfanos Y la visión que se elevaba envuel-
lloran, los ancianos se enternecen y ta en celestial claridad, les contestó
las desoladoras vidas se ríen al de- con voz do inefable dulzura.
saliento. Oid, oid, los gritos de do- —Soy la Caridad.
lor que brotan: son las innumerables
voces de los pobres que me mal- P.P.
dicon.
RESTITUCIÓN
Un cura de París observó un día abierta. Vuelvo y me encuentro
que cierto empleado del Banco , con que han desaparecido 10.000
cuantas veces le veía le saludaba francos en billetes. Las circunstan-
muy fino, á posar de no conocerle. cias oran tales, que sólo yo tenía
Picado de curiosidad, se decidió una que responder de ellos. Agobiado
de las voces á interrogarle la causa por el disgusto y queriendo evitar
de su anómala conducta. un escándalo, cuento al tesorero lo
—Señor cura—le contestó el em- que me ocurría, y éste, por mucho
pleado, saludo á usted por puro re- favor, promete callar y me concedo
conocimiento. un mes de tiompo para reponer la
—¿Cómo es eso? No recuerdo ha- suma.
ber prestado á usted ningún servi- Calcúlese la pena que caería sobro
cio. mi familia al saber la ocurrencia.
—Pero me lo ha prestado un in- Una hija mía estaba para casarse, y
dividuo de su clase, y yo jamás olvi- lo había destinado como dote algu-
do los beneficios. nas acciones que tenía en el Banco,
— ¿Qué favor es eso? fruto de mis ahorros. Al tener que
—Devolverme 10.000 francos que enajenarlas, el matrimonio hubo do
me habían sustraído de mi oficina, suspenderse; así lo exigía la delica-
volviendo con ellos la paz á mi fa- deza. Ya so comprenderá la tristoza
milia. que esto produciría á todos. Sólo la
Entonces el empleado le contó lo confianza en Dios y su mucha piedad
siguiente: pudo sostener á mi pobre hija.
—Hallábame iin día en mi despa- Tres semanas habían ya transcu-
cho y tuve la necesidad de salir de rrido de este modo, cuando una ma-
¿1 UROS .momentos. I¿J caja e s ^ b a gaña se abre la puerta de mi despa-
160 EL MONTE CARMELO

cho y entra en él un sacerdote des- mé loco do alegría, dándolo ol abra-


conocido. zo más sincero que lio dado en mi
—¿Es usted--me pregunta sin más vida.
preámbulos —la persona que perdió Hubiera deseado explicaciones,
do tal manera 10 billetes de á 1.000 poro ol sacerdote no me las dio. Sólo
francos el día tantos de eeto mes? me dijo que aquello ora una restitu-
—Sí, soñor. ción de conciencia, fruto de una bue-
—Pues aquí los tieno usted.—Y na Confesión.
dejándolos sobro la mesa so levantó Desde entonces no oigí hablar de
p ira marcharse. la Confesión sin sentir un profundo
—No lo hará usted sin que yo lo respeto, ni veo un sacerdote sin qui.
estrocho contra mi corazón —excla- tjiírme ol s,oinbroro para saludarle,

EL CARMELO (Residencia de PP. Carmelitas de la Habana)


¡ i t j M J r i l l I J T V ; | j n . Ü j M M . j M l r i i i . J I I I I I I M ^ I H •

••"'•:W'y::::::^Wí&¡&i^ •- "•"•"• •-•-••••••-

MES DE SAN JOSÉ

ESPUÉS de la devoción á
¡Jesús y María, ninguna
otra hay tan cristiana,
ninguna otra tan simpáti-
ca, ninguna tan popular y—¿por
qué no decirlo si decimos verdad?
—ninguna tan española como la
devoción al glorioso Patriarca San
José. No hay una sola Iglesia en
todo el mundo católico que no le
Año I l l - f l ú m . 41 consagre un altar, y allí El escu-
cha las oraciones de los fieles y allí
1 de Marzo de 1902 El les dispensa favores y bendicio-
Q>T<S" nes del cielo Junto con los dulcísi-
mos nombres de Jesús y de María
162 EL MONTE CAfiMÜLO

nos enseñó á pronunciar el de José nuestra buena ma-


dre, y donde quiera que existe un hogar cristiano
allí tiene un trono el Santo Patriarca, y corazones que
le aman y labios que le bendicen.
Comenzamos el mes de Marzo. Este mes le dedica
la Iglesia católica al culto de su Santo Protector. De
todos los puntos del orbe católico suben hacia el trono
de San José plegarias y oraciones ferventísimas, y á
este armonioso concento de oraciones unimos también
nuestra pobre voz para interesar al Santo Patriarca en
favor de la Iglesia perseguida, de las Órdenes religiosas
perseguidas, de la familia cristiana amenazada, de la
sociedad moribunda, del mundo entero que padece
desmayos.
Dirigimos al cielo la mirada, y en el cielo buscamos
á San José, pidiéndole consuelo para el corazón. Porque
él corazón está triste. Graves son las amarguras pre-
sentes y mayores las presentimos para el porvenir. ¿No
lo estáis viendo? Los hombres del siglo y las sociedades
marchan con afán por los caminos del error y de la ini-
quidad auna perdición segura,.lógica, fatal, inevitable;
privados de la luz de la verdad y de la fé, no ven el
abismo al fin de su carrera; sordos á las voces de alar-
ma que les dirige la Iglesia, no se arrepienten, no tie-
nen trazas de arrepentirse, antes bien, impulsados por
todos los espíritus del mal que los mueve y anima, cada
vez más desatinadamente corren, y no pararán hasta
que se despeñen con estrépito horroroso en los profun-
dos abismos...
Mas en tanto que el mal llega á su última etapa, á la
catástrofe que ha de servirle de sepulcro, la Iglesia de
Dios y la Iglesia de Satanás, los hijos de la luz y los
hijos de las tinieblas han de reñir gigantescas, sangrien-
tísimas batallas. Estas batallas, que en lenguaje místico
llamamos pruebas, suceden sin interrupción en la vida
MES DE SAN JOSÉ 163
de la Iglesia. Ayer el teatro de la gfuerra estuvo en
Francia, hoy se ha traslado á España. Con el triunfo
colosal obtenido en la vecina República, la Revolución,
que es el espíritu del mal, ha sentido recrecer sus ins-
tintos y sus entusiasmos infernales.—¡Oh! La Revolución
es grande, los jacobinos franceses son gloriosos: han
triunfado sobre pobres religiosos, y han arrojado de sus

•••*»':

•J
EL PATRIARCA SAN JOSÉ (escultura de Tena)

casas de oración á infelices monjas.—Y los jacobinos


españoles, heridos en su amor propio se disponen á imitar
las heroicidades de los jacobinos franceses. ¡Que la em-
presa es ardua, que es peligrosa, que los caminos son
escabrosos.... ¡No importa!—dicen ellos—¡Somos jóve-
nes, robustos, bárbaros, valientes! En nombre de la
fraternidad universal expulsaremos á los religiosos, que
se dicen hermanos nuestros, y en nombre de la libertad
universal cerraremos los templos y las casas de ora-
164 EL MONTE CARMELO

ción.—¡Oh valientes! ¡Adelante! ¡El mundo os admira,


la historia os llamará excelsos!... Y la Revolución hizo
más, la Revolución señaló el mes, y la semana, y el día
de su triunfo. Y ¡singular coincidencia! el mes, y el día
señalados por la Revolución, son los mismos que la
Iglesia católica dedica á su glorioso Protector San José.
¡Singular coincidencia!
Y por eso nosotros, al comenzar este mes de Marzo,
en las presentes críticas circunstancias para la causa de
Dios, dirigimos la mirada hacia San José; hacia San
José que libró al Niño Jesús de la tiranía de Herodes y
de sus infames Ministros, que fué en la tierra fidelísimo
Custodio de la Sagrada Familia, y que ostenta en el
Cielo la investidura nobilísima de Protector de la Iglesia
Universal.
Gran conocedor de trabajos y de persecuciones es
el Santo Patriarca. Desde el momento en que fué ele-
vado á la incomparable dignidad de Esposo de María y
Custodio de Jesús, el dolor fué compañero inseparable
de su vida; vedle burlado y despreciado cuando solicitó
posada para que 'el Hijo de Dios naciese; vedle en el
santo Templo de Jerusalén con el corazón cruelmente
martirizado cuando escuchó la terrible predicción de la
Pasión futura de su Esposa Virgen y de su amado Je-
sús; vedle buscado y perseguido por los esbirros del
tirano fíerodes, como si fuese un público malhechor, y
sufriendo después las penalidades del destierro en un
país de groseros idólatras; vedle otra vez en Jerusalén,
privado de la dulce vista de su amado Jesús, buscándo-
le sin descanso, con el corazón destrozado de dolor y
con los ojos arrasados en lágrimas... Y por eso San José
es abogado y consolador de todos los afligidos, y por
eso acudimos hoy á El con oraciones fervorosas é in-
sistentes.
Los que sois atribulados, los que padecéis el dolor,
UéS bü SAÜ Josí l(5o

los que vivís en el infortunio, los qué sois víctimas de


la injusticia humana, los que padecéis persecución á
pesar de vuestra inocencia, escuchad una palabra de
consuelo: ¡Jesús fué crucificado, María fué Madre de
Dolores, José fué perseguido y probado en el dolor!...
¡Benditísimo San José! ¡Abogado y consolador de
todos los que lloran y todos los que sufren! ¡Rogad por
la Iglesia perseguida, rogad por las Órdenes religiosas
perseguidas, rogad por la sociedad amenazada de muer-
te, rogad por la nación española, rogad por nosotros!

f R. ^fi&DO.
11 n i u 1111111fi1111 ti 1111 ii 111M1111111 M Ti ¡ni i m 11 u 11 f 1111 n 11 nfl ii 11111 n 11111 11 il 11111111

í SANTO TOMAS DE AQÜINO


IUMILUE y el más ignorado de los discípulos del Doctor Angé.
lico cuya fiesta vamos á celebrar el día 7 de este mes, debo con-
consagrar en estas páginas un tributo de veneración al Maestro
de las Escuelas católicas y ofrecerle el homenaje de fiel adhesión
á sus sapientísimas enseñansas.
En mí memoria viven los días en que frecuentaba las aulas de
filosofía y teología y recibía mi espíritu una educación literaria
eminentemente tomista. A la lus de los principios clarísimos del
Angélico mi rasón se desenvolvía y surcaba mi mente, cual afor-
tunado navegante, las pacíficas y sosegadas regiones de la cien-
cia de Dios.
Dedicado á la enseñansa, procuré también inspirar á mis dis-
cípulos el amor entusiasta que mi pecho ha sentido siempre hacia
Santo Tomás, y tuve la satisfacción de observar cómo el método
tomista es el que más vigorosamente fecundiza las inteligencias
juveniles y que los principios del Doctor de Aquino, parto legíti-
mo y natural de la unión entre la revelación divina y la rasón hu-
mana, se pueden aplicar á todas las ciencias y poseen virtud de
resolver todas las cuestiones.
No son los principios de la ciencia de Santo Tomás mezquinos
ni estrechos, ni es angosta la base en que descansa su filosofía, ni
el criterio que aplica á la resolución de las cuestiones es personal,
como el de los fundadores de muchas escuelas ó sistemas filosó-
ficos: es un criterio altísimo y universal, y sus principios son los
de la metafísica más trascendental, que todo lo abarca, que á todo
se extiende. Por eso sus principios son inconmovibles y eternos,
porque radican en las altísimas cumbres adonde no llegan los
vientos de las humanas mudanzas; por eso también las conse-
cuencias que derechamente se derivan de tales principios, sacian
la inteligencia y llevan al espíritu la lus de la verdad.
Por eso, en fin, la ciencia de Santo Tomás es de todos los
tiempos, y los adelantos y progresos de la rasón humana no lie»
garán á una esfera que no haya sido iluminada por los rayos de
lus que brotan de la mente del sol de Aquino.
Á SANTO TOMÁS DE AQUINO 167

León XIII, cuya poderosa inteligencia se refleja en sus sa-


pientísimas Encíclicas, ha hecho que Santo Tomás ocupe en nues-
tros tiempos el sitial que en las escuelas le corresponde, el sitial
del Maestro, y cuando todas las ciencias han alcansado el grado
más alto de desenvolvimiento que se ha conocido, el Sumo Pon-
tífice las ha exhortado á volver los ojos al Doctor del siglo XIII y
buscar inspiración y derroteros seguros y fijos en el genio in-
mortal del gran santo de la teología y gran sabio de la virtud,
patentizado así que los principios filosofico-teológicos que Santo
Tomás asentó en su Suma son el único cimiento posible de toda
ciencia humana, y las luces de su metafísica las únicas que ilu-
minan con el claror de la verdad los horizontes de la inteligencia
del hombre. Todo lo que se funde fuera de esa base, se edificará
sobre arena: todo lo que divague fuera de esas luces estará en os-
curidad profundísima.
Sobre esa base hemos procurado los redactores de E L MONTE
CARMELO cimentar las doctrinas filosoJico-teológicas de nuestros
escritos: esas luces hemos pretendido proyectar en los estudios
cientíjicos que de ves en cuando han aparecido en las páginas de
nuestra Revista.
A Santo Tomás de Aquino reconocemos y proclamamos como
Maestro indiscutible; y E L MONTE CARMELO se complace hoy en
ofrecer á los pies del Ángel de las Escuelas este homenaje y tri-
buto de adhesión fidelísima y religiosa veneración.
AJ/* M ISL» *VL* I *sj/* r *sL* ^-j--* '•X'* ^•^«¿.^^^^^«^•^•¿••¿••^«¿••J^sUi^
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TEORÍA
SOBRE LA GRADUACIÓN DE LAS INTELIGENCIAS

.A.L tomar la pluma para dedicar unas líneas al Angélico Precep-


tor Santo Tomás de Aquino, cuya fiesta celebran como propia
nuestros Colegios el día 7 de Marzo, nos ocurrió la idea, á primera
vista extra-vagante, de medir la inteligencia de Santo Tomás.
Desde luego, si un rustico labrador escuchara á un filósofo que,
tratando de exponer á sus discípulos la teoría de las inteligencias,
para expresar gráficamente y en una palabra su pensamiento,
dijera:—que un principiante tiene sobre un objeto más ideas que
San Agustín ó Santo Tomás—creería que los hombres se reúnen
en las aulas para disparatar ó que el catedrático se burlaba de sus
oyentes, ó que, á la postre de sus investigaciones, había perdido su
juicio y cordura. Sin embargo, como la Física tiene su paradoja
hidrostática, la Metafísica tiene también ésta que pudiéramos lla-
mar paradoja filosófica y consiste en afirmar que un hombre cuan-
to más sabio tiene 6 conoce por menos ideas. Vamos á dar su ex-
plicación clara y sencilla conforme á la mente del Angélico,
rechazando primero las falsas teorías positivistas.

Según las doctrinas materialistas es muy fácil medir la inte-


ligencia.
Demócrito, Leucipo, Diógenes, Tales de Milesio, Empédocles y
Galeno afirmaron que el alma racional es uno de los elementos
cósmicos ó el conjunto de todos ellos: Aristóxeno y Pitágoras que
era un concierto musical ó un número que se mueve á sí mismo.
Para Spinosa el alma no es más que la modificación del cuerpo.
La Mettrie explica el pensamiento por la modificación de la médu-
la cerebral: Hobbes por la reacción de sutilísimas partes corpóreas
y según La Place, Berigni y Brousseais las facultades todas no son
más que la actividad del cerebro, ó como dijeron Littri, Wagner,
Moleschot y Buchner en boca de todos los defensores del materia-
TEORÍA SOBRE LA GRADUACIÓN DE LAS INTELIGENCIAS 1Ó9

lisrño dinámico, anatómicamente consideradas las potencias son el


conjunto ó el resultado de las funciones de la médula espinal. De
aquí se deduce que, para graduar la inteligencia humana, según
esta doctrina, es suficiente una balanza y un manómetro que pue-
dan pesar, medir y apreciar la tensión y quilates de la masa fosfó-
rica cerebral!!! ¡Qué bien dijo Cicerón: Nihil est tam absurdum
quod ab aliquo pfíilosophorum non sit dtctum!
La teoría materialista fué reducida á sistema y defendida bajo
nueva forma por Gall, Spürzhun y Camper. Según este último, la
tñedidade ta inteligencia'eS el ángulo facial. Esté angnlo está
formado por dos lineas, una tirada desde la raíz de los dientes su-
periores á la cima de la frente y otra que, saliendo de la misma
raíz, va á parar al occiput, pasando cerca del conducto auditivo;
cuanto más se acerca álós 90°, es decir, al ángulo recto, tanto es
mayor el valor de la inteligencia. Como algunos frenólogos obser-
varon que el grandor del ángulo depende de que esté más desarro-
llada la parte anterior del cerebro que la posterior, tomaron por
unidad de medida este desarrollo. Esta doctrina frenológica dio
origen á la Craneoscopía, que juzga del valor y número de las fa-
cultades por las protuberancias ó prominencias del'cráneo, las
cuales son señal del mayor ó menor desarrollo de la masa cere-
bral. Dichas prominencias son otros tantos órganos ó potencias en
número indefinido, y bautizadas con el nombre de órgano de la
Metafísica, de las Matemáticas, órgano del Homicidio, de la Ava-
ricia, etc., según las inclinaciones irresistibles que el hombre ex-
perimenta y en virtud de las cua'es, ligada su libertad, necesaria-
mente roba y destruye.
Blumenbach apartándose algún tanto de esta regla, evaluó los
grados de inteligencia por el volumen total del cráneo.
Para refutar estos sistemas, basta apuntar algunas de sus inad-
misibles consecuencias. Según Gall y Spürzhun, la razón y la vo-
luntad no son facultades especiales, sino el resultado de las incli-
naciones de los órganos ó partes en que la Frenología, divide el
cerebro: el alma es una porción de materia y el pensamiento la
reacción del fluido nérveo sobre los órganos. Además tienen con-
tra sí las observaciones dé la ciencia que ellos han querido fundar.
Si la inteligencia dependiese del mayor ó menor desarrollo del ce-
rebro, ó, de las relaciones'de éste coa el cerebelo, resultaría que los
animales tendrían más inteligencia que el hombre, y unos más que
otros en relación directa con su estupidez; pues según las observa-
ciones del doctor Leuret, la del hombre estaría representada ó
evaluada por 555; la del caballo'por 714, la del asno por 763 y la del
conejo por 800. Las gratuitas afirmaciones de la Craneoscopía se
oponen á los hechos observados y á "los resultados obtenidos,- apli-
cando sus. mismas reglas; así en la cabeza de los carneros se ha
170 8L MONTE CARMELO
hallado el órgano de la Teosofía; en la del doctor Laplace el ór-
gano de la estupidez y en la del famoso ladrón Lecenairei, no el del
hurto, sino el de la benevolencia. Blumenbach no necesita ser re-
futado. La observación de Tiedemann es concluyente. Este sabio
comparó 47 cráneos etíopes con 71 cáucasos y apenas halló dife-
rencia entre el término medio de unos y otros; lo cual demuestra
que el volumen total de cerebro no puede dar la fórmula para
graduar las inteligencias.

Sin embargo, y á pesar de lo dicho, no tenemos inconveniente


en admitir que hay cierta relación entre el desarrollo del orga-
s m o y las facultades del alma. Todo el sistema escolástico sobre
el origen de nuestras ideas basado en la experiencia, ó sea, en el
conocimiento de los sentidos que ofrecen al entendimiento las espe-
cies sensibles para que las elabore, las espiritualicé y entienda; el
místico comercio que Santo Tomas admite entre el alma y el
cuerpo, y su doctrina sobre la moralidad y dirección de las pasio-
nes, demuestran la influencia de los órganos en las facultades inte-
lectivas.
Es indudable también, que la belleza y majestad de una per-
sona depende en g r a n parte del ángulo facial. Una figura es tanto
más hermosa cuanto tiene la frente más elevada y la parte inferior
de la.cara un poco reentrante. El tipo blanco es elegante, mientras
el negro con su frente achatada es sumamente feo, y es que el
ángulo del Negro es por lo regular de 70.° el del Mogcl se acerca
á los 80 y el del Europeo oscila entre los 80 y 90.
Que la formación y complexión del cuerpo, la mayor ó menor
perfección de los órganos y la variedad de temperamento influyan
directamente en las facultades y funciones de la vida sensitiva é
indiiectamente en las del orden intelectual; que ellas formen el
carácter natural de los hombres y la bondad ó malicia nativa de un
alma, ya lo había dicho el Angélico en varios pasajes de sus es-
critos : Ad bouam complexionem corporis sequitur nobilttas
animce... Qui sunt bom tactus sunt nobiltores anime et perspica
tiorts mentís,,. Sobertia cnulmgit ex aptiticdme naturali etetiam
ex exeratio... Ex complcxione emm ahqui sunt magis alus ad
concupiscentias vel iraní aptt. Pueden verse las Qq. Disput. de
Veritate, q. X X V I de Passionibus anima;-, art. 10 y II Sent.Distinct.
XXXII, q. 2, art. 3. Colocada en este terreno la frenología es po-
sible y racional; fuera de él es un absurdo.

Más sólida y profunda nos parece la teoría de Santo Tomás.


Examinémosla. El hombre naturalmente se inclina á buscar la uni-
dad en la infinita variedad de objetos que le rodean. Hay un perfecto
encadenamiento y una perfecta graduación en la escala de lps.
TEORÍA SOBRE LA GRADUACIÓN DE U S INTELIGENCIAS 171

seres; por eso en la naturaleza resplandece mis que en el arte la


belleza que exige variedad de partes con unidad de principios, en
el universo se realiza á maravilla la ley que San Dionisio Areopa-
gita formuló en estos términos: Quce sunt dispersa in inferioribus
sunt unita in superioribus, y, Supremumi infimi attingit infimum
supremi, y en virtud de esta ley sabemos que el alma racional
contiene eminentemente todas las perfecciones de los tres reinos
inferiores, mineral, vegetal y animal. Con todo, aunque es simple y
una, admite grados en su virtud y eficacia; y así como graduamos
la fuerza corporal de un hombre por el peso que levanta, así por la
extensión del objeto conocemos la virtud y superioridad de las po-
tencias del alma: él objeto es el anemómetro que gradúa su tensión,
ó como dicen los escolásticos, el .especificativo extrínseco de las
facultades. Santo Tomás lo dice con laconismo sin igual. (De Verit.
q. un. de Anim. a. .13. ad. 4.am).Quantoaliqua potentia cst altior
tanto ad piltra se cxtcndit, como si dijera: lamedida.de unafacul- .
tad es su objeto, y el objeto es tanto más elevado cuanto más uni-
versal, cuanto contiene con continencia causal y virtual más objetos
particulares. Con este principio, sin quererlo, se midió á sí mismo.
Quede pues asentado que la superioridad de una inteligencia se
mide por su< fuerza generahsadora. Veámoslo por otra razón.
El mérito del siglo pasado en el desarrollo del espíritu consiste
principalmente en haber impreso en el ánimo de los sabios una
marcada tendencia á reducir todas las ciencias á determinadas es-
pecies y á explicarlo todo por agentes universales. La Física redujo
á polvo las antiguas hipótesis y reemplazándolas con la teoría di-
námica consiguió explicar la mayor parte de los fenómenos natu-
rales por la ley de la correlación y unidad de las fuersas físicas.
La filosofía del siglo XIX, siguiendo el mismo impulso, dirigió sus
esfuerzos á dar con una verdad que fuera fuente y origen de toda
verdad; que contuviera en. su seno todas las ideas y fuera su razón.
El filosofismo alemán fundó con este objeto la ciencia transcenden-
tal que hace dimanar todas las verdades.de un elemento único, que
es el sujeto pensante. Lo propio hicieron los Ontologistas al poner
por base de nuestros conocimientos la intuición del infinito, y los
Rosminianos la visión inmediata del ente; unos y otros renovaron
los sistemas de Platón sobre la reminiscencia de las ideas-No cabe
duda que en el orden intelectual hay una verdad de la cual dima-
nan todas las verdades, una idea que encierra todas las ideas; pero
los filósofos que se separaron de las sendas del Escolasticismo no
han podido encontrarla; y no la han encontrado porque la busca-
ron donde no se hallaba, en el orden intelectual humano. Santo
Tomás, cuya doctrina parece haberse escrito' después de nacidos
todos los errores modernos, reconoce la ciencia transcendental con
su unidad de razón y de principios; pero según él esa ciencia no
172 EL MONTE CARMELO

cao bajo el entendimiento humano mientras informa al cuerpo mor


tal. Hay por consiguiente una verdad principio de todas las verda-
des, medida de todos los seres; hay no sólo un ser real autor de
cuanto existe, sino también una idea única, infinita y eterna que las
encierra todas; quien la vea claia é intuitivamente, como los bien-
aventurados, lo verá todo en ella; en ella están los ríos y los ma-
res y los elementos de los planetas; en ella resplandece la hermo-
sura de la maleria y la belleza infinita; es el espejo donde se refle-
jan las perfecciones criadas, es el sol del cual nuestras inteligen-
cias son débiles resplandores: es la esencia de Dios éh quien se
hallan una y simplicísimamente todas las cosas. Cuanto cada ser
se acerque ntás á ella y á su modo de obrar tanto es más grande
y perfecto, tal es el principio luminoso que Santo Tomás estableció
en la 1 p. q. 55 a. 3. para graduar la perfección de los seres
Ex hoc sunt in rebus aliqua superior a quod sunt uní primo, quod
est Deus, propinquiora.
Ahora bien: según dice el mismo Santo (¡bq. 89a. 1) Dios por
una sola idea que es su esencia, conoce todas las cosas perfectísi-
mamente; los ángeles superiores cuanto más fronterizos á Dios,
como participan más de cerca de la luz infinita, con menos ideas
alcanzan más que los inferiores en quienes debilitándose la virtud
intelectiva, á medida qué se alejan de Dios, como son más tibios
los rayos del sol á proporción que se alejan de su centro, no pue-
den conocer claramenie las cosas en aquellas especies universalí-
simas, propias de los más próximos á Dios. Así se ve que los hom-
bres cuanto más rudos menos entienden por especies universales,
y es necesario descender á explicar cada cosa en particular con su
imagen y ejemplo: Luego es evidente ea esta teoría, que aquella
inteligencia es mayor que más se acerca A Dios en la universalidad
del conocimiento y en el mido de conocer, y como Dios conoce to-
das las cosas por una sola idea, el hombre que conosca más cosas
por menos ideas tendrá mayor inteligencia.
No necesitamos hacer la aplicación: basta leer la Suma Teoló-
gica para conocer la fuerza generalizadora de Santo Tomás, la
universalidad de sus principios y la extensión y certidumbre de los
mismos. Si hubiéramos de hacer su elogio" lo haríamos con las si-
guientes palabras del mejor panegirista que ha tenido en la larga
serie de 7 siglos, de León XIII, que en uno de los brillantes párra-
fos de su inmortal Encíclica Mterni Patris, dice así:
"Illud accedit quod philosophicas conclusionesAngelicusDoctor
„speculatus est in rerum rationibus et principiis quse quam latíssi-
„me patent, et infinitarum fere veritatum semina suo veluti grsemio
„concludunt, á posterioribus magistris opportuno tempore et ubé-
r r i m o cum fructu aperienda. Quam philosophandi rationem, cum
„in erroribus ref dandis parjter adhíbuerit, illud á se ipse impetra-
TEORÍA SOBRE LA GRADUACIÓN BE LAS INTELIGENCIAS 173

„vit, ut superiorum temporum errores omnes debellaverit et ad pro-


afligandos qui perpetua vice in posterum exorituris unt arma in-
victísima suppeditarit.,, Pero para proclamarle una vez más Prín-
cipe entre los Doctores escolásticos y Ángel por los vuelos de su
privilegiada inteligencia, baste saber que el canon, la regla ó me-
dida del genio es el establecido por él mismo, cuando dijo: "Tanto
„es más alto y más noble el pensamiento, cuanto es más vasto y
„más uno.„ "Intellectus quanto est altior et perspicatior tanto ex
„uno potest plura cognoscere. (Quoblib. 7. a. 3).
J^R. /AARCELO DEL J<(IñO JJESúS,
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UNA CONCLUSIÓN SONADA


(TRADICIÓN Ó HISTORIA)

Entre cien libros de á folio, Aquí inclinó la cabeza


Que unos abre y otros cierra, El sabio hablando consigo;
Hace á una herejía guerra Luego otro discurso empieza
Un monje desde su solio. Lo mismo que yo prosigo:
Pues si al mundo no es notoria —Para el bien y el mal hay dos
De su celda la grandeza, Principios dice Manes: (1)
Desde hoy á saberlo empieza Del bien es principio Dios,
Si lee del sabio la historia. Principio del mal... ¿quién es?—
Quien por más libros que mira, De nuevo la frente humilla
Y más sentencias que lee, En su pensamiento fijo,
Más enredado se vé Pero al punto se arrodilla
Y más del quid se retira. Delante de un crucifijo.
Coge un libro y otro deja; La junta de autores sabios
Y por sacar con el hilo El Cristo preside allí,
El ovillo, suda el quilo Y él ha o'do de sus labios:
Y enmaraña la madeja. "Bien has escrito de mí".
Si intenta escribir su pluma, Su mejor libro le llama,
El papel se le emborrona, Pues todo lo aprende en él,
Y ni alcanza la corona Y porque tanto le ama
Ni la pelea consuma. Le apostrofa amante y fiel:
Cansado de tanto andar —Abierto siempre en la cruz
Rompiendo lanzas sin tino, Te consultó mi razón,
Tira tanto pergamino Pues no hay luz como tu luz
Y pónese á meditar. En toda humana cuestión.
Piensa que nadie le siente Mas, decidme, Jesús bueno,
Y habla fuerte; así comenta (Bueno esencialmente Vos):
Esto que por ahí se cuenta, ¿Del bien y del mal sin freno,
Si es que por ahí no se miente. Es principio á la vez Dios?
Yo sé que hay un Dios tan solo
—Tanto mal hay en el mundo Bueno, sabio, fuerte y justo,
Que negar no puedo el mal;
¿Su causa?... ¡abismo profundo! (1) Padre y fundador de la fa-
Causa tiene; pero, cuál?— mosa secta de loe roaniqueos.
USÍA CONCLUSIÓN SOBADA 1Í5
Que mueve de polo á polo Quedábase al cabo corto.
Las cosas según su gusto; Y mientras el rey se queja
Pero ese Dios de bondad, Del mal fin de las Cruzadas,
Que influye en las criaturas, Él las puntas enredadas
¿Quiere en ellas la maldad?... Cogió, al fin, de la madeja.
¿Esprincipio..? ¡estoy á oscuras!-- Lo que murmuraba allí
Se fué á levantar del suelo Voy á decir ahora mismo;
Y por un dolor no pudo, Y lo que él en silogismo,
Al tiempo que voz del cielo En verso pondré yo aquí:
Habló así al que fué Buey mudo.
-¿Por qué siendo tu alma buena,
Y en tu cuerpo así influyendo —Con que del mal, sumo Mal
No rompe la cruel cadena El principio dicen que es...?
Del dolor que estás sufriendo? ¡Sistema absurdo, fatal!
Dime: ¿es el alma culpable Lo pruebo contra Manes.
De tan penoso dolor; De los males que contemplo,
O es el cuerpo miserable Pues hállanse donde quiera,
Su despótico señor?...— Uno veamos: ejemplo:
Se analiza la cojera.
—¿Qué es la cojera?—Un de-
Al punto un rayo de luz fecto.
Hirió en la mente á Tomás; —Qué es defecto?—¡Falta triste!
Después ni oyó, ni vio más —¿La falta?—Nada, en efecto.
Que al libro abierto en la cruz. —¿Y qué es la nada?... •-¡No
(existe!
II Luego si el mal á la nada
Cambia la decoración: Va á parar, tal para cual,
En lugar d¿l corto espacio Lo mismo que suma Nada
De una celda, hay real palacio Vendrá á ser el sumo Mal.
Del monje á disposición. Pues cuanto existe en la tierra
Y en vez del modesto estante En cuanto es, bueno es\
Con libros y tosca silla, Por fin acabé la guerra:
Tiene dorada vajilla ¡Victoria contra Manes!—
Con sus viandas delante. Una palmada en la mesa
El rey, cual tiene de ley, Dio, y repercutió con arte;
Frente á sí siempre le sienta, La conclusión está expresa,
Que en cosas de monta y cuenta Pues sigue la peor parte.
Consejos le pide el rey. Y mientras en el mantel
Por oirle con atención Vierte un vaso y otro vaso
Tal asiento le señala; Del dorado moscatel
(Aunque el sabio hoy en la sala El sabio, sin hacer caso,
Mejor quisiera un rincón). Alzándose de la silla,
Un buen rato anduvo absorto, Y sin ver quien está allí,
Tras de atquis, ergos, sequelas, Entre el crugir de vajilla
Y aunque á la razón da espuelas Es fama que dijo así;
176 EL MONTE CARMELO

— Conclusum, conclusum cst Que ya el rojo licor pinta,


Hodie contra Mantchceos..,— Le ponen plumas y tinta,
Pergaminos y papeles.
Tras de vueltas y rodeos Al ofrecérselo el rey
Al fin les paró los pies. Le dice afable y risueño:
—Que eso escribáis, tengo era-
III (peño,
Después de la gran palmada Y para vos esto es ley.
El sabio quedó aturdido En vuestro rostro adivino
Por comprender que había sido La turbación que os acosa,
Su conclusión bien sonada. Mas... conclusión tan ruidosa
El rey, dicen, pidió pluma, Escribid, Tomás de Aquino.
Tintero y papel al punto —La Nada, nadie jamás
Para que el sabio el asunto Escribió, y vos lo pedís?...—
Lo incorporara á la Suma. Le contestó al rey San Luis
Sóbrelos blancos manteles, El rey de sabios, Tomás.
fR, ^LORIAN DEL pARMELO JERESIANO.

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ÚLTIMA CARTA DE SANTA TERESA DE JESÚS


A

DON LORENZO DE CEPEDA


SU SOBRINO, EN QUITO

ESCRITA EN 1581, Y AHORA POR PRIMERA VEZ fNTEQRANENTE PUBLICADA

RYMO. SR. DR. D. MANUEL MARÍA PÓLIT, VICARIO GENERAL DE QUITO ni

f
JESÚS

^4K gracia del Espíritu Santo sea con vuestra mer-


ced, hijo mío» Su carta de vuestra merced recibí, y á
vueltasdel gran concento que me ha dado la buena dicha
que Nuestro Señor pa dado á vuestra merced, me reno-
vó la pena ver la que vuestra merced tenía, y con tanta
razón. Porque de la muerte de mi hermano, que haya
gloria, escribí á vuestra merced muy largo, no quiero
renovarle más penas. A mí me quedaron hartas de ver
ir las cosas bien diferentes de lo que yo quisiera; aun-
que el haber acertado don Francisco lan bien, como á
vuestra merced escribí, me dio un gran alivio; porque,
dejado quién es su esposa, que de todas partes es de lo
principal de España, tiene tantas buenas en su persona,
que bastaba. Vuestra merced la escriba con toda la
más gracia que pudiere, y se la haga en algo, que lo
merece. Yo le digo, que aunque tuviera don Francisco
muchos cuentos de hacienda, estaba muy bien casado;
mas con las mandas que su padre, que haya gloria,
hizo, y el remedio de Teresa, y deudas, hale quedado
tan poco, que si Dios no lo remedia, no sé cómo ha de
vivir.
Sea alabado por siempre, que tanta merced ha he-
cho á vuestra merced, pues le ha dado mujer, con que
(1) Véase el núm anterior.
1?8 ÉL MONTB CARMSLÓ

pueda tener mucho descanso. Sea mucho de enhorabue-


na, que harto consuelo es para mí pensar que le tiene.
A la señora doña María beso las manos muchas veces,
aquí tiene una capellanay muchas. Harto quisiéramos
poderla gozar, más, si había de ser con los trabajos
que por acá hay, más quiero que tenga allá sosiego,
que verle acá padecer.
Con la hermana Teresa de Jesús es la que tengo
alivio; está ya mujer, y siempre crece en virtud. Bien
puede tomar sus consejos, que me ha hecho reir cuan-
do vi la carta que le escribe, que verdaderamente habla
Dicte en ella, y obra bien lo que dice: El la tenga de su
mano, que á todas nos edifica. Tiene buen aviso, y creo
ha de tener valor para todo. No deje de escribirla, que
está bien sola; y para lo que la quería su padre, y los
regalos que le hacía, háceme gran lástima que no haya
quien se acuerde de hacerle ninguno: don Francisco
harto la quiere, mas no puede más.
Diego Juárez se alargó más que vuestra merced y
mi hermano, en decirnos las partes de la Señora doña
María, y los demás buenos sucesos de vuestra merced,
que escribe muy corto para estarzan lejos. Harta mi-
sericordia de Dios ha sido topar tan bien y haberse ca-
sado tan presto, que según de temprano ha comenzado
á ser travieso, trabajo tuviéramos. En esto veo lo que
le quiero, que con ser cosa para pesarme mucho por la
ofensa de Dios, de que veo se parece tanto á vuestra
merced esta niña, no la puedo dejar de allegar y querer
mucho: para ser tan chica, es cosa extraña lo que pa-
rece á Teresa en la paciencia, Dios la haga su sierva,
que ella no tiene culpa; y ansí vuestra merced no se des-
cuide de procurar que se críe bien, que en habiendo
más años, no lo está adonde está; mejor se criara con su
tía, hasta ver lo que Dios hace de ella. Aquí puede
vuestra mered ir enviando alguna cantidad de dinero,
pues Dios se los ha dado, y que se pongan á censo, pa-
ra los alimentos. De que haya doce años, ordenará el
Señor lo que se ha de hacer de ella, que es gran
cosa criarse en virtud; que ahí se estará el rédito p.ara
lo que hubiere de ser de ella. Cierto lo merece, que es
agradable, y con ser tan chiquita, no querría salir de
CAMA DE SANTA TERESA 179

aquí. No fuera menester enviar vuestra merced nada para


esto, si no es porque esta casa está ahora en gran necesi-
dad, porque murió Francisco de Salcedo, que haya gloria,
y dejó aquí una manda, que es poco para tener de comer,
que aún para cenar no hay, y luego quitaron casi toda la
limosna, aunque andando el tiempo nos irá mejor, que
hasta ahora no se ha llevado nada, y ansí se padece har-
to. Con el dote de Teresa será mucha ayuda, si Dios la
deja profesar: ella harto deseo lo tiene.
Yo ando á ratos con más salud que suelo. Ha fundado
Dios, después que vuesta merced se fué, un monasterio
más en Palencia, y otro en Soria, y en Granada, y de aquí
pasada Navidad, voy á fundar otro en Burgos: piónsome
tornar aquí presto, si Dios fuere servido.
Ahora espero aquí á mi hermana y á su hija: es tan
grande la necesidad que tienen, que las habría vuestra
merced gran lástima. YQ la tengo grande á doña Beatriz,
que, aunque quiere ser monja, no tiene con qué. Harto
gran limosna será, cuando vuestra merced pueda, enviar-
les algo, que por poco que sea, será mucho. Yo soy la que
no he menester dinero, sino que ruegue á Dios me deje
cumplir su voluntad en todo, y me los haga muy santos,
que todo lo demás se acaba presto. Las de esta casa todas
se le encomiendan muy mucho, en especial, la Madre San
Jerónimo, y le encomendamos á Dios. Mire, mi hijo, que
pues tiene el nombre de tan buen padre, tenga las obras.
Cuando ésta llegue, según me escribe, estará mi her-
mano Agustín de Ahumada en el camino: plega á Dios
le traya con bien. Si ño fuere venido, vuestra merced le
envíe esta, porque no tengo hoy la cabeza para escribir
mucho. Yo le digo á vuestra merced, que si no tray que
comer, que tenga harto trabajo, que no habrá quien le
dé de comer, y para mí lo será, de no lo poder remediar,
grande. Ya es venido el Virrey, y el Padre Fray García
bueno está, aunque no le he visto. Recia cosa es en tanta
edad ponerse á tan peligroso camino por hacienda, que ya
no habíamos de entender sino en aparejarle para el cielo.
Dios nos le dé, y á vuestra merced haga-tan santo, como
yo le suplico: amén amén.
A todos esos señores y señoras beso las manos mucho,
y no digo más, sino remítome á la carta de Teresa de
180 EL MoNTE CARMELO

Jesús, que con lo que ella dice que vuestra merced haga,
yo quedaré contenta.
De esta casa de San Josef de Avila, á 15 de diciem-
bre, ano de 1581.
De vuestra merced sierva,
3thMa, oU Iciúi,

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iiffe'W<*í*/'¡-¿y*-' '-"¡¿''j: .'.. .,." \.\.~'. ~ -' í*-*' ,••

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CpNVENTO DE PP. CARMELITAS: DE TARRAGONA


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S^^^^^M^^^

SECCIÓN CANONICO-LITURGICA

DOS IMPORTANTES DECRETOS

Iglesia CatólicaNuestra Madre,amante cómo


es de todo verdadero progreso, ha cultivado
siempre con especial solicitud las ciencias
sagradas y profanas; ella ha levantado en diver-
sos tiempos célebres universidades y creado en
ellas Cátedras con no pequeños sacrificios pecuniarios
para el desarrollo intelectual de sus hijos; ella ha lle-
nado las bibliotecas de producciones uotables, en cu-
yos autores, por regla general eclesiásticos y religiosos,
no se sabe qué admirar más, si la extensión y univer-
salidad de conocimientos ó la precisión y exactitud de las ideas; ella
ha levantado continuamente la voz para inculcar á los sacerdotes el
estudio de las graves cuestiones que le han preocupado en cada
época, y, á medida que ha arreciado la tempestad, ha procurado
por su parte prepararse con nuevos medios para la defensa de la
verdad. «Razones graves y comunes á todos los tiempos, decía el
actual Sumo Pontífice en su Encíclica de 15 de Febrero de 1882,
dirigida á los Prelados de Italia, exigen de otra parte en los sacerdo-
tes gran suma de extraordinarias cualidades, pero todavía en nues-
tro .tiempo se exige aun mayor. En primer lugar, la defensa de la fe
católica, á la cual en primer término debe con sumo estudio dedi-
carse el Sacerdocio y que tan necesaria es en nuestros tiempos, exige
un fondo de lectura no vulgar ni mediocre, sino profunda y varia, y
que abrace, no sólo la Sagrada disciplina, sino también la Filosofía,
enriqueciéndose con conocimientos de Física é Historia.»
Sjo embargo, la ciencia que por su, carácter especial podríamo8
182 EL MONTE CARMÍ5LÓ

llamar «eclesiástica» y á cuyo desarrollo han contribuido en gran


manera los esfuerzos de los Romanos Pontífices, es indudablemente
el Derecho Canónico. La Iglesia es la depositaría y legítima intér-
prete de los Cánones, y ha querido que los sacerdotes y religiosos la
ayuden á guardarles iucólumes por medio de serias investigaciones
y trabajo intelectuales de no escaso mérito. Cada hora que dé eu el
reloj de la eternidad es una señal de alarma para el sacerdote que le
llama á defender los derechos de su Iglesia.
Y si en todo tiempo ha sido recomendado á religiosos y sacer-
dotes el estudio de las leyes eclesiásticas, en estos días calamitosos
en que las potestades civiles quieren avasallarlo todo y secularizar
hasta lo más santo y sagrado, es de suma importancia y más nece-
sario que nunca el esclarecimiento de las cuestiones canónicas.
Por esta razón, hombres dotados de inteligencia superior y ver-
sados en toda clase de ciencias han consagrado sus talentos á la de-
fensa de la justicia y fueros de la Iglesia, harto mermados, por des-
gracia, y puestos en tela de juicio por los que más obligados están á
reconocer sus beneficios. Mas el derecho Canónico en sus múltiples
aplicaciones á diversas materias ofrece tan grande variedad de cues-
tiones y abre tan vasto campo á los ojos del estudioso, que ha sido
imposible á la limitada inteligencia de los sabios conocerlas todas á
fondo; pues aparte de otras materias abraza todas las disposiciones
que han emanado de la Autoridad Pontificia en la larga serie de die-
cinueve siglos, y con la mayor facilidad se escapan á los entendi-
mientos más ilustrados verdades que deben tenerse presentes.
De aquí proviene muchas veces la diversidad de apreciaciones y
modos de pensar sobre una misma materia, hasta que la autoridad
competente dé su fallo imparcial y seguro, trazando el camino que
debe seguirse en los puntos debatidos. Y las mismas discusiones que
se suscitan con frecuencia en los casos dudosos, suelen ayudar no
poco para venir en conocimiento de la verdad.
Algo de esto ha sucedido en los debates que caritativamente han
sostenido en los últimos años la Comunidad de nuestros Padres de
Vitoria y algunos señores Curas Ecónomos de la misma Ciudad
sobre la inteligencia de los derechos parroquiales y privilegios de las
Ordenes Religiosas; y ahora esperamos que con las resoluciones de
la S. Congregación de Ritos que han sido en todo favorables á los
Carmelitas Descalzos, habrán desaparecido las dudas y aquietádose
los ánimos de todos con la satisfacción del que en sus investigacio-
nes científicas ha dado por fin con la verdad.
Al dar conocimiento á nuestros lectores de los importantísimos
Decretos que con fecha veintinueve de Noviembre y veinticuatro de
Enero últimos han emanado de la Sagrada Congregación de Ritos,
nos ha parecido conveniente hacer una pequeña historia de lo su-
cedido, no por mortificar á nadie, que, bien sabe Dios, apreciamos
de lo íntimo de nuestro corazón á los celosos y ejemplares señores
Sacerdotes que han tomado parte en esla discusión, sino por poner
las cosas en su debido lugar y justificar las causas que motivaron la
consulta.
. ;".. -... ,183
Después que hayamos presentado los Decretos mencionados,
cúmplenos añadir un pequeño estudio sobre la materia que ha sido
objeto de pequeñas diferencias, más bien dé carácter científico y de
apreciación, que de interés y discordia, entre ambas colectividades
Conocidas son la rectitud y alteza de miras con que los señores
Curas Ecónomos de Vitoria han procedido siempre, y abrigamos
la persuasión íntima de que en este punto no han buscado el
interés particular, sino los derechos que creían equivocadamente
estar vinculados á su carácter de Cura de almas.

Hechos particulares y la resolución


Las Ordenes Religiosas, principalmente mendicantes, que sólo
cuentan como medio dé subsistencia con las limosnas que la caridad
cristiana les ofrece y las pequeñas utilidades que de las funciones
religiosas y ministerio sacerdotal pueden provenir, han celebrado
siempre en sus templos los cultos de la Religión Católica, y han
hecho los sufragios y ceremonias que, no siendo de derecho parro-
quial, estaban conformes con su misión sagrada y retiro del claustro.
Y la Iglesia Católica que siempre ha mirado á los Religiosos como á
una porción escogida de su grey, y ha trabajado incesantemente por
que se extiendau por todo el orbe las Ordenes monásticas,; lejos de
reprobar e«ta conducta, la ha aprobado repetidas veces, concediendo
privilegios especiales, para que no sean molestados por nadie en el
desempeño de su sagrado ministerio. En lo cual no hicieron los
Romanos Pontífices más que atender equitativamente á las necesi-
dades de ambos cleros. Disfruta el clero parroquial de los mismos,
medios de subsistencia que el clero regular, percibe una asignación
aunque módica por desgracia, del Gobierno, y goza además de los
derechos de estola y pie de altar, como son los entierros, bautizos,
matrimonios, etc., y era natural que los Religiosos gozaran también
del derecho de hacer algunas funciones eclesiásticas y sufragios que
los fieles quisieran encargarles voluntariamente por los difuntos.
La Comunidad de nuestros padres de Vitoria, ajustándose en
un todo á estos principios del Derecho, ha trabajado desde su esta-
blecimiento en dicha Ciudad eon general aplauso de sus Superiores
y aprecio del Prelado Diocesano en la administración de los Santos
Sacramentos, en la predicación de la palabra divina, en hacer las
funciones eclesiásticas con el mayor esplendor posible, y, para de-
cirlo de una vez, en ayudar al clero parroquial en su penoso y deli-
cado ministerio, hasta el punto de administrar más de cien mil co-
muniones á los fieles en un solo año. En consecuencia, siguiendo la
costumbre general de las órdenes Religiosas, no sólo en España sino
también en todo el Orbe católico, creyeron poder lícitamente celebrar,
como han venido celebrando, las honras y aniversarios que la piedad
cristiana ha querido encargarles, y todas aquellas ceremonias reli-
giosas que según el Derecho Canónico no eran de la competencia ex-
clusiva del Párroco.
No lo entendieron así los señores Curas Ecónomos de^Vitoria que
Í84 . É l MONÍ'É CAHMÉLO

creyeron ver violados sus derechos por el proceder de la Comunidad.


Con este motivo empezaron, hace algunos anos, á manifestar entre
sus confidentes las quejas que sobre el particular tenían; y de diver-
sas maneras y en repetidas ocasiones, aseguraron que los Padres Car-
melitas Descalzos quebrantaban las prescripciones del derecho ecle-
siástico.
Pasaron así los años, sin que hubiera incidente alguno des-
agradable, hasta que el 21 de Noviembre de 1900 elevaron tros seño-
res Curas Ecónomos de esta Ciudad atenta solicitud al Excelentísimo
Prelado de la Diócesis, quejándose del proceder de nuestra Comuni-
dad en lo relativo á la celebración de algunos oficios de difuntos, y
suplicando ordenara el exacto cumplimiento de las reglas y precep-
tos eclesiásticos en la materia que ellos creían quebrantados.
El Excmo.é limo, señor Obispo después de haber oído á ambas
partes, como la prudencia aconseja, y el Derecho manda en seme-
jantes casos, dio con fecha 26 de Diciembre un razonado Decreto
cuya parte dispositiva decía así:
«Teniendo en cuenta que no son tiempos los actuales para que
un clero contra otro clero dispute derechos, más ó menos dudosos,
sino para que se entiendan y se unan en defensa contra el enemigo
común, encomendamos encarecidamente á los que en este asunto
tienen parte é interés, procedan siempre respetuosos en lo que sea de
justicia, circunspectos en lo que aconsejan las circustancias y tole-
rantes en lo que pidan costumbres cristianas no opuestas á derecho,
procurando ponerse entre si de acuerdo, cuando en la práctica ocu-
rran casos dudosos ó que puedan dar lugar á determinaciones que
siempre deben evitarse como opuestas á los fines santos de la Iglesia
y sus Instituciones.»
Esta disposición del Excelentísimo Prelado era sabia y prudente,
y con mucho gusto la hubiéramos puesto en práctica, si las cosas no
se hubieran llevado tan adelante; pero las apreciaciones de las partes
eran distintas, y los estudios hechos por la Comunidad llevaron al
ánimo de ésta el convencimiento de estar en la verdad. Por cuyo
motivo QO#« pudo venir á un acuerdo en ninguno de los extremos
que dieron motivo á la queja.
Posteriormente, con motivo de haberse celebrado algún aniversa-
rio en nuestra Iglesia, hubo conatos de llevar el asunto al Tribunal
Eclesiástico, pero dos señores Curas Ecónomos, de quienes hacemos
con agrado especial mención, antes de llevar las cosas á ese extremo,
dando verdadero ejemplo de comedimiento y prudencia que les
agradecemos en lo que vale, quisieron ensayar un medio de concita-
ción, y fué el de someter, no sólo los hechos particulares ocurridos
hasta entonces, sino también la cuestión de derecho, al M. I. Sr. Pro-
visor de este Obispado, no como Provisor, sino como persona perita
en el Derecho y conocedora de lao costumbres, prácticas y conve-
niencias de la Diócesis. Nos agradó sobre manera esta idea, porque
el M. I. Sr. Provisor don Ignacio Hernández era por su autoridad,
saber y rectitud de criterio una garantía para todos, y ofrecía la segu-
ridad de resolver la cuestión según requerían la justicia y la equidad.
MasfoubiwQSde manifestar c©u verdadero sentimiento de nuestro
SECCIÓN CANÓNICO-LITÚRGIÚA 185

corazón que tropezábamos con un obstáculo insuperable para seguir


este procedimiento, y era que las Comunidades Religiosas no tenían
atribuciones suficientes para transigir sobre los privilegios y derechos
de sus Ordenes, según consta del lib. I Decret. tit. XXXVI de
Tramactionibus; porque estos derechos uo son personales del indivi-
duo, sino reales de la Orden; y cabido es que el arbitraje es una de
las especies de transacción, como enseñan comunmente los canonis-
tas. Perdióse, pues, toda esperanza de arreglo y avenencia por esta
vía y quedamos en la misma situación que hasta entonces.
Así las cosas, el día once de Octubre pasado celebróse en nuestra
iglesia un aniversario encargado por don Manuel María de Asas y
• Cea en sufragio de su legítima esposa dofla Manuela Fuentes y Li-
nosa (q. erp. d ) y el día siguiente recibió el interesado una carta del
señor Cura ecónomo de su Parroquia en la que reclamaba treinta
pesetas por los derechos del aniversario, las cuales decía que para
alejar toda sospecha de interés, repartiría entre los pobres y la fá-
brica de su iglesia. Como el señor don Manuel María de Asas se
negase á pagar por segunda' vez los derechos del aniversario que
ya había satisfecho, el mencionado señor Cura presentó un escrito al
M. I. señor Provisor, suplicándole dispusiera gubernativamente se le
entregaran las treinta pesetas. Aunque no nos consta en qué estado se
encuentra este incidente, tenemos entendido que todavía está pen-
diente de resolución.
No podíamos consentir que los fieles que nos favorecían con sus
limosnas, oficios, etc, fueran así molestados, sin ninguna culpa por
parte de ellos, y, aunque no nos cabía duda sobre el derecho que nos
asistía para hacer los aniversarios, con el objeto de concluir de una
vez con estas cuestiones siempre enojosas entre los eclesiásticos, hu-
bimos de tomar la resolución de consultar á la Santa Sede el asunto
debatido, y hoy tenemos la satisfacción de anunciar á los lectores de
EL MONTE CARMELO que la Sagrada Congregación de Ritos con fecha
veintinueve de Noviembre y veinticuatro de Enero últimos ha dado
resoluciones en todo favorables á la causa que defendemos.
He aquí la consulta con su respuesta correspondiente, en latín y
castellauo, para que se convenzan los fieles de que pueden lícita-
mente hacer los aniversarios, aunque sean los primeros, en las igle-
sias de Religiosos.

165 165
0RDIN1S CARMELITARUM OISCALCEATORUM DE LA ORDEN DE CARMELITAS DESCALZOS

Adm. Rev. Patcr Provincialis El M. R. P. Provincial de los


Carmelitarum Discalceatorum Carmelitas Descalzos de Nava-
Provincige Navarrensis in His- rra en España, con elfinde pro-
pania, ad quietem et tranquilli- curar la quietud y tranquilidad
tatem suorum religiosorum pro- de sus religiosos y quitar toda
curandam et ad omnem dubieta- clase de duda, con el consenti-
tem de medio tollendam, de con- miento de su Rvmo. P. Procura-
sensu sui Rdmi. Procuratoris dor General expuso humilde-
Generalis, S a c r o r u m Rituum mente á la Sagrada Congrega-
Congregationi sequens dubiura ción de Ritos la siguiente duda
186 EL MONTÉ CAÍtMELO

pro opportuna solutionc humilli- para su resolución, es á saber:


me exposuit, nimirum. "Si permitiéndolo el rito es lí-
"An liceat in Ecclesiis Regu- cito celebrar en las Iglesias de
larium, permitiente ritu, officia Regulares los Oficios y Misas de
et missas de Requie celebran Requie en los días 3.°, 7.° y 30.°
diebus 3.°, 7.° et 30.° A depositio- después de la muerte, según las
ne, juxta Rubricas Missalis et Rúbricas del Misal y Ritual Ro-
Ritualis Roma.á?,, Et Sacra ea- mano? „ Y la misma Sagrada
dem C o n g r e g a t i o , referente Congregación , hecha relación
subscripto Secretario, exquisito por el infrascrito Secretario, y
etiam voto Commissionis Litúr- habiendo obtenido el parecer de
gicas, proposito dubio respon- la Comisión Litúrgica, juzgó de-
dendum esse censuit: "Detur bía responderse á la duda pro-
Decretum 3494 Ordinis Minorum puesta:—"Dése el Decreto 3494
Conventualium S.mFrancisci diei de la Orden de los menores con-
13 Maji 1879 ad I Atque ita res- ventuales de San Francisco da-
cripsit. Die 29Nóvembris 1901.,, do el día 13 de Mayo de 1879 ad
—D. Card. Ferrata, Prsef.—D. I m ;y asilo decretó. Día 29 de
Panici. Archiep. Laodicen. Se- Noviembre de 1901 „.—D. Card.
crs. Ferrata, Pref.—D. Panici. Ar-
zob. de Laodicea, Srio.

Como el encargado de presentar las preces á la Sagrada Congre-


gación no hiciese por inadvertencia mención de los aniversarios,
supusimos que sólo con esta respuesta no se conformarían los inte-
resados, y, aunque creíamos, quedaba resuelta la cuestión, preferimos
para mayor claridad de la materia y tranquilidad de todos, elevar
nuevas preces, y la Sagrada Congregación, con fecha veinticuatro
de Enero último, se diguó dar el siguiente Decreto:

ORDINIS CARMELITARUM DISCALCEATORUM DE LA ORDEN DE CARMELITAS DESCALZOS

Admodum Rev. P. Provincia- El M. R. P. Provincial de los


lis Carmelitarum Díscalceato- Carmelitas Descalzos de Nava-
rum Provincias Navarras in rra en España, habiendo recibi-
Hispania, accepto responso per do respuesta por Decreto de la
decretum S a c r o r u m Rituum Sagrada Congregación de Ritos
Congregationis datum die 29 de 29 de Noviembre de 1901 so-
Novembris 1901 super Officiis et bre los Oficios y Misas de Re-
Missis de Requie, permissis in quie permitidas en las Iglesias
Ecclesiis
a a
Regularium diebus 3. a , de Regulares en los días 3.°, 7.°
7. et 30. a depositione, iteratis y 30.° después del entierro, ro-
precibus eamdem Sacram Con- gó de nuevo humildemente á la
gregationem pro sequentis dubii misma Sagrada Congregación
declaratione humillime exorabit, que resolviera la siguiente duda,
nimirum: "An prsefatum res- es á saber: "Si la mencionada
ponsum seu judicium, extendí respuesta ó resolución puede ex-
possit etiam ad dies aniversa- tenderse á los díus aniversarios?,,
rios? Et Sacra eadem Congrega- Y la misma Sagrada Congrega-
tio, ad relationem subscripti Se- ción, hecha relación por el in-
cretarii, audito etiam voto Com- frascripto Secretario y oído el
missionis Litúrgicas, rescriben- parecer de la Comisión Litúrgi-
dum censuit: "Affirniative, ex ca , juzgó debía responderse:
SECCIÓN CANÓNICO LITÚRGICO Í87
identitate rationis juxta decre- "Afirmativamente, por la iden-
tura genérale núm. 3.7r>3 datum tidad de razón según el decreto
die 2 Decembris 1891 (1) Atqae general núm 3753, dado el 2 de
ita rescripsit die 24 Januarii Diciembre de 1891.,,—Y así lo
1902 —D Card. Ferrata Praef. decretó el día 24 de Enero de
—D. Panici, Archiep. Laodicen. 1902—D. Car. Ferrata, Pref.—
Secrs. D. Panici, Arzob. de Laodicea,
Srio.
Según so ve por los decretos que preceden, ordena la S. Congre-
gación que tanto para los oficios y misas que se celebren en los días
tres, siote y treinta como para los aniversarios, se de la misma res-
puesta que dio á los Padres Frauciscanos el día trece de Miyo de
mil ochocientos setenta y nueve ad I. He aquí ahora el Decreto de
los PP. Franciscanos á que se refiere la respuesta anterior, y se
encuentra en la nueva colección auténtica de las Decretos déla
S. Congregación de Ritos número 3494.
I. Anliceat in alienaEcclesia I Si es lícito cantar en igle-
et apud Regulares cantare Mis- sia ajena (no parroquial) y en
sarrt de Requie, quam fideles ce- los Regulares la Misa de Requie
lebran petunt pro parentibus que los fieles piden se celebre
vel amicis defunctis, postquam por los parientes ó amigos di-
funeralia in Ecclesia parochiali funtos, después que se hayan ce-
absoluta fuerint, etiamsi Missa lebrado los funerales en la Igle-
exequialis in Ecclesia parochiali sia parroquial, aun cuando no
non celebretur? se haya celebrado la Misa de
II An in casu an ad prsefa- entierro en la parroquia?
tam missam convocari vel invi- II Si en este caso se pueden
tan possint parentes vel amici convocar ó invitar A dicha misa
per ritieras, sicúti mos est fa- los parientes ó amigos por anun-
ciendi in exequiis? . cios ó esquelas como es costum-
III Anliceat in alienaEcclesia bre hacer en las exequias?
pro defuncto cantare Missam III Si es lícito cantar Misa
de festo vel de feria, etiamsi del día de la feria en la Iglesia
missa exequialis pro eodem non ajena por el difunto, aunque la
c e l e b r e t u r in Ecclesia paro- Misa exequial no se haya cele-
chiali? brado por él en la Iglesia parro-
Sacra Congregatio, audito vo- quial?
to in scriptis alterius ex-Aposto- La S. Congregación oído el
licarum Coeremoniarum Magis- parecer por escrito de uno de
tris, ad relationem subscnpti los Maestros de . Ceremonias
Secretarii, propositis dubiis sic Apostólicas, por relación del in-
rescribendum censuit: frascripto Secretario juzgó de-
Ad I mm. Affirmative. bía responderse á las dudas pro-
AdII m. Nihil obstare. puestas.
AdIII . Licere. A la I. Afirmativamente..
Atque ita rescripsit die 13 Ma- A la II. No haber obstáculo.
ji 1879. A la III Ser lícito.
Y así lo decretó el día 13 de
^ Mayo de 1879.
(1) EL decreto general de 2 de Diciembre de 1891 á que aquí se refiere
pone comparación é identidad de razón entro loa días 8, 7, 30 y aniversa-
rios en los puntos I I I y IV que dicen así:
I I I Quod de diebus anniversariis I I I La S. Congregación de Ritos
pro defunctis s t a t u i t , 8 . Rituum declara quo lo que ordena acerca de
Í88 EL MONíE CiAhAÍÉto

Pueden por consiguiente cantarse en las iglesias de Regulares, no


sólo las Misas correspondientes á los días tres, siete, treinta y ani-
versarios aunque sea el primero, sino también la Misa exequial,
después que se hayan celebrado los funerales en la propia parroquia.
La razón de esto es, porque los señores Párrocos sólo tienen derecho
al oficio de sepultura y funeral propiamente dichos, y en esto no
éntrala Misa exequial, sino solamente la conducción del cadáver y el
primer oficio de difuntos sin Misa, como diremos más adelante.
Según el decreto que hemos copiado en 2.° lugar, hay igualdad de
razón en las-días 3. u , 7.°, 30.° y aniversario y debe seguirse en todos
ellos la norma establecida para los Padres Franciscanos en la
resolución de trece de Mayo de 1879, y como allí se enseña que sólo
el entierro y funeral son de derecho exclusivo de los señores Párro-
cos, resulta que todos los demás oficios fúnebres que á éstos sigan,
cualquier día que se verifiquen aunque sea el día aniversario, pueden
celebrarse en iglesias de Regulares.
Creemos que con estos decretos claros y terminantes de la Sagra-
da Congregación se habrán disipado las dudas en el asunto, y espe-
ramos que todos los Sacerdotes y Religiosos hemos de recibirlas con
el debido respeto y acatamiento, para que, no obstante lo acaecido,
sean cada día más estreches los lazos de la caridad que nos unan y
trabajemos contra el enemigo común, buscando ante todo y sobre
todo la gloria de Dios y la salvación de las almas redimidas por la
Sangre de N. S. Jesucristo.
Para que se vean ahora las razones que justificaban la conducta
que hasta el presente ha observado la Comunidad de nuestros PP. de
Vitoria, vamos á presentar un pequeño estudio, bastante más breve
de lo que desearíamos, sobre el punto debatido. Así tendrán nuestros
lectores idea no sólo de In resolución sino también de los fundamen-
tos en que se apoya.
II
¿Por qué los aniversarios no son de derecho parroquial?
Preliminares.—(a) Antes de entrar de lleno en el asunto, objeto de
estas líneas, y á que hau dado lugar las pequeñas diferencias habi-
das entre las dos colectividades arriba mencionadas, queremos diri-
mir una cuestión incidental y refutar un error en que, sin duda por
no tener presentes los decretos Pontificios y la doctrina de los Cano-
nistas, han incurrido algunos en esta materia.

Congregatio declarat extenden- los aniversarios por los difuntos, so


dum esse quoquo ad dies 3, 7 et 30 ha do extender también á los días 3,
ab obitu, sive quoad Missam de Re- 7 y 30 después de la muerte, ya para
quie cum cantu, sive quoad transía- la Misa de Requie, ya para la trans-
tionem, si impediatur. laoión si se impide.
IV Deniquo S. Rituum Congre- IV Últimamente, la S. Congre-
gatio declarat, diem anniversarium gación de Ritos declara que el día
pro defunctis, necnon dies 3, 7, 80, aniversario por los difuntos y los
tam a die obitus quam a die deposi- días 3, 1 y 30 se pueden contar des-
tionis computari posee. de el día de la muerte ó desde el día
del entierro.
SECCIÓN CANÓNICO LITÚRGICA 189

Háse dicho en un documento que «es doctrina común entre los


canonistas, fundada en textos claros y disposiciones evidentes del
Dorecho eclesiástico, que la facultad de dar sepultura á los cadá-
veres y celebrar exequias y funerales en sufragio de los fieles que
fallecieren dentro de los límites de la feligresía ó que á ella pertene-
cieron, es propia y privativa del Párroco, como consecuencia inmedia-
ta del carácter de que se halla investido.»
Esta aserción, trasunto al parecer, aunque no exacto, de una lumi-
nosa y bien estudiada sentencia que dio el M. I. Sr. Provisor que fué
de Madrid y es actualmente Excmo. Sr. Obispo de Segovia, así u m -
versalmente tomada, es falsa, y no tiene fundamento en el Derecho.
Los fieles que tuvieren sepulcro gentilicio (así se llama el sepulcro de
familia) ó escogieren sepultura fuera de la iglesia parroquial, tienen
perfecto derecho de ser enterrados y de que se les hagau exequias y
funerales, donde ellos quisieren. Loón IIL en su Decreto del año 810
dice: «Nos instituía majorum Patrura considerantes statuimus unum-
quemque in majorum suorum sepulcris jacere... Nulli tamen negatnus
propriam eligere sepulturam et etiam alienara... Et sic demum,
ubicumque libitum fuerit, eligat sepulturam». cap. I tit 28 lib 3.°
«Nos, considerando las costumbres de los antiguos Padres, deter-
minamos que cada uno se entierro en los sepulcros de sus mayores..,
A nadie, sin embargo, prohibimos que elija sepultura propia ó ajena..
Y así en adelante elija cada uno su sepultura donde quisiere». En
las Clementinas cap. Dudum 2 de S».pulturis, hablando de las iglesias
de Mendicantes, se dice: «Fratres liberam habeant sepulturam; vide-
licet, quod omnes ad eam recípere valeant qui sepeliri elegerint in
locis et Ecclesiis memoratis.» Quiere decir: Los Religiosos tengan
sepultara libre, esto es, que puedan recibir en ella á todos los que
eligieren ser sepultados en los lugares é iglesias mencionadas. Puede
pues cada uno elegir sepultura fuera de la Iglesia parroquial, (excepto
probablemente en las Iglesias de Monjas) en cuyo caso pueden ha-
cerse las exequias y funerales en la Iglesia que se haya elegido
pagando por supuesto al Párroco la cuarta funeral.
En lo cual base de advertir que según la doctrina general de los
Canonistas, comprobada por decretos de la S. Congregación del
Concilio, en nada se ha derogado á e3te derecho de los fieles por el
establecimiento de lo3 cementerios comunes. A J í ensefia la S. Con-
gregación del Concilio, veiutiséis de Noviembre de 1864, y dieciséis
de febrero de 1867.—En consecuencia, aun ahora el que quisiera
escoger una Iglesia de Religiosos para su sepultura, tendría derecho
á que, después do ser euterrado en el cementerio común, se le hi-
cieran exequias y funerales en la Iglesia de Regulares.
Concedemos sin embargo de buen grado que esta elección debe
ser personal, y nadie, ni I03 parientes ni los testamentarios, puede
hacerla por el difunto. Lo que aquí desearqoí dejar establecido es
que las iglesias de Regulares gozau del derecho de sepultar y hacer
funerales, jure sepeliendi et funerandi, cuando los fieles eligieren en
ellas sepultura eclesiástica, en cuyo caso se deberá pagar al señor
Cura Párroco la cuarta funeral, como indemnización de los perjui-
cios que se le siguen de no recibir los emolumentos d9 sepultura y
190 EL MONTE CARMELO

funeral de aquellos á quienes en vida administró los Santos Sacra-


mentos.
Queremos aquí advortir de paso que los Carmelitas Descalzos
eitumos librea de pagar la cuirla funeral en virtud del privilegio que
nos concedió Nicolás V y coufirmaron Julio II y Clemente VII. El
cual fué de nuevo concedido y confirnnl) por Clemaute VIII y
Paulo V. (Veáse el Bulario Carmelitano).
Cuarta funeral, (b) Y á propósito de la cuarta funeral que hemos
mencionada, aunque no pertenezca directamente al asuuto de que
tratamos, por ilustrar la materia y porque hemos oído que alguien
muy versado en cuestiones canóuicas no tiene en este punto ideas
muy conformes á derecho, y sobre todo porque queremos de-
ducir de aquí consecuencias que nos serán de m u c h i utilidad en la
cuestión principal, vamos á exponerla brevemente y con la mayor
claridad que nos sea posible.
No siendo justo ui razonable que la Iglesia en que había reci-
bido el cristiauo los Santos Sacramentos y el pasto espiritual, ca-
reciese en su muerte de algunos emolumentos, han ordenado los RR.
Pontífices, que, cuando los fieles se eutierreu en el sepulcro electivo
ó gentilicio y cuando se hagan funerales por disposición del mismo
difunto fuera de la Iglesia parroquial, se ceda al propio Párroco una
porción cauónica de todo aquello á que tenía derecho. La cual,
aunque por la costumbre distinta de diversos países puede variar,
por regla general es la cuarta parte, y así se dice, cuarta parroquial
por ser debida al Párroco, y cuarta funeral, por ser ratione funerts,
por rasan del funeral.
Es pues la cuarta funeral, la cuarta parte que debe darse al Pa
rrocode las ofrendas que con ocasión del entierro y funeral se hacen
á la Iglesia que se ha elegido para sepultura fuera de la parroquia.
Y se saca esta cuarta parte de lo que se lleva á la Iglesia ratione fu-
neris, (por razón del funeral) como son velas, hachas, armas, vesti-
dos y paños con que sa adorna el féretro. Maschat, II número 281,
Devoti II número 9 de sepulturis. Scavini I número 287. Berardi in
II et III lib. Decrct., Craisson número 1428, Sjhmalzgrueber III tit.
XXVIII.
No se debe deducir de las misas y otros legados piadosos
dejados á la iglesia turnulante, aunque sostenga lo contrario,
sin ningún fundamento, el señor Salazar, Man. eccl. tr. II. p. I seo.
2. cap. III. Esto que en el Derecho antiguo y aun ea el nuevo podía
ser algo dudoso, hoy euel novísimo después de las Bulas, «Etsi Mendi
canthtm de S. Pío V y iBomanus Pontifex de Benedicto XIII no
ofrece dificultad alguna. «Id tantum cerse. dice S. Pío V, JEtsi Men--
cantium, et aliorum, qmc in aliquibus partibus deferri contigerit tem-
pore quo defuetorum corpora ad sepulturam deferuntur; non
autem de Missis seu legatis vel oliis Fratibus ipsis, sen Monialibus
relictis, aul alias quomodolibot donatis, solví debet, sicque intelligi
Concilii Decretum quoad quartan hujusmodi solvendam deberé de-
cernimus» Quiere decir: solamente de la cera y otras cosas que en al-
gunas partes se llevaren al tiempo que los cuerpos 4 e los difuntos
spn conducidos á la sepultura; mas no se debe pagar de las misas ó
^ SECCIÓN CANÓNICO -LITÚRGICA 191

legados dejados, ó de cualquiera otra manera donados, á los mismos


Religiosos ó Monjas, y así determinamos que debe entenderse el
Decreto del Concilio en cuanto al pago de esta cuarta parte.» «Sub
praedicta quarta funerali, (añade Benedicto XIII en su ya citada Bula)
comprehendi non inteudimus, imo ab eaexcipiínus legata Missarum
et auuiversariorum, hisque similia pía relicta ad favorem Eclesise
tumulantis vel expouentis a defuncto deposita» «Estoes; bajóla
mencionada cuarta parte funeral no intentamos comprender, sino
que exceptuamos de ella, los legados de Misas y aniversarios ó cosas
semejantes dejados por el difunto á favor de la Iglesia tumulante»
(Véase el novísimo Freo. Santi lib. III tit. 28, núm. 8).
Tampoco debe deducirse de los aniversarios, crino consta de la
Bula citada de Benedicto XIII, y es común entre los Canonistas.
«Ab ea excipimus legata missarum et anniversariorum» «Exceptua-
mos de ella (de la 4.a funeral) los legados de misas y aniversarios»
A este proposito dice muy bien Reiffenstuel, lib. III, tít. 28 número
51. «De his, quíe iu ornamentis vel pro eis sen fabrica, luminaribus,
anniversariis, 7.°, 20.° vel 30.° die vel alus ad perpetuum cultum
legantur eclesiis vel locis piis, canónica portio .deduci non debet».
De las cosas que se legan á las iglesias ó lugares piadosos para
ornamentos, fábricas, luces, aniversarios, días 7.°, 20.° y 30.° ú otros
para culto perpetuo, no debe deducirse la porción canónica.» Lo mis-
mo enseña el eruditísimo Barbosa. Inr eccli. univ. lib. III, cap. 24
número 47 con «tros muchos autores que sería largo enumerar. Por
más que hayamos registrado todos los autores que hemos tenido á
mano sobre esta materia, no nos ha sido posible dar con uno solo que
sostenga que de los aniversarios se debasacar la cuarta funeral. Aun
los mismos que sin bastante fundamento dicen que se la debe sacar
de los oficios de 3.°, 7.° y 30.° día, hacen caso omiso de los aniversa-
rios. Téngase esto presente, porque es de suma importancia para las
consecuencias que esperamos sacar en la cuestión principal que nos
ocupa.
Ni aun debe deducirse la sobredicha cuarta funeral de los oficios
que se hacen en los días 3.°, 7.° y 30.°. Confesamos que en esto hay
alguna diversidad do pareceres. Santi y Salazar en los lugares cita-
dos iiguen la parte afirmativa, pero otros autores de más peso se
contentan con decir que debe sacarse de las cosas que se ofrecen por
razón del entierro y funeral, llegando algunos á refutar expresa-
mente la opinión á que se adhieren los aludidos Santi y Salazar. Los
gravísimos Salmaticenses Tr. XVIII, cap. 3, p. 6, par. 4, dicen cla-
ramente que debe deducirse «de lo que proviene por razón del fune-
ral ó el din del funeral;» «de his ómnibus, quae obveniuut ratione
funeris sen in die funeris». Barbosa en el lugar citado número 36
dice: «Ex his tatum, quad offeruntur tempore, quo funus sen exequid
defuncti celebrantur»; «solamente de lo que se ofrece al tiempo que
se celebran el funeral ó las exequias del dil'uuto». Reiffenstuel según
va dicho, enseña que no debe descontarse de lo que corresponda á
los días 7.°, 20.°, 30.° ú otros. Y el doctísimo Dl Annibale que
tantas recomendaciones ha merecido del actual Romano Pontífice, en
su Teología Moral, par. III, quinero 177, uot. P2, dice: «Porro non
192 EL MONTE CARMELO

nenio docet Parocho quartam doberi ex his, quse deferuntur die


tertio, séptimo, trigésimo; sed nullo auctore, nullo jure, et juribus
supra recensitis alienum esse videtur». «Enseña alguien que al Pá-
rroco se debe pagar la cuarta parte de lo que se ofrece eu los días
3.°, 7.° y 30.°; sin ningún autor ni derecho que le favorezca y pareco
contrario á los derechos arriba enumerados.»
Queda pues, demostrado que la cuarta funeral sólo se debe al
Párroco de todo lo que se ofrece á la iglesia ratione sepultura aut
funeris, por razón del entierro y primer oficio funeral, cuando el fe-
ligrés se entierra fuera de la parroquia por haber él elegido sepultura
particular.
Da aquí sacaremos la resolución clara y terminante de la cuestión
piiucipal.
Puestos estos preliminares, preguntamos. ¿Los aniversarios son
de tal naturaleza que nadie pueda celebrarlos fuera de la Parroqv.ia
del difunto sin infringir las prerrogativas y derechos parroquiales?
No tenemos inconveniente en contestar negativamente á esta
pregunta y esperamos con la gracia de Dios probar el aserto con
toda claridad.
Pruebas: i . a La razón principal y fundamental para decir que
los aniversarios no son de derecho parroquial, es, que no son obliga-
torios, sino enteramente voluutarios y libres, y eu tal concepto pue-
den los fieles escoger la iglesia que deseeu para celebrarlos. En nin-
gúu arreglo parroquial, arancel ó liturgia, en ningún punto de
Derecho Canónico se impone á los fieles la obligacióu de celebrar
aniversarios por los difuntos de la familia, en oposición á los funera-
les que deben hacerse á todos, aún á los pobres, si bien á éstos sin
exigírseles ningún derecho (arancel de la Diócesis de Vitoria). Por
consiguiente, si se celebran aniversarios por los fieles difuntos, es, ó
por disposición del finado ó por un acto voluntario de sus interesados.
Ahora bien: jamás se ha visto que un simple fiel, cuando desee
cumplir un acto libre da su voluntad, tenga obligación de hacerlo en
una Iglesia determinada. Ya que depende de su libérrima voluntad,
puede efectuarlo donde quiera ó donde creyere satisfacer mejor su
devoción. Supongamos que Pedro hace voto de celebrar un aniver-
sario por su difunto padre en una iglesia determinada de regulares
¿no podrá cumplirlo á la letra, según lo ha prometido? ¿Y tendrá el
señor Párroco del lugar algún derecho sobre la disposición volunta-
ria que hace ese buen hijo para socorrer espiritualmente á su padre?
Creemos hajta ahora inaudita en las Congregaciones y Tribunales
Romanos la doctrina que esto sostenga.
Y no se nos diga que tampoco hay obligación de recibir el Sacra-
mento del Matrimonio; pero eu la suposición de qae se reciba, debe
contraerse coram parocho, en preseucia del Párroco. Porque aunque
esto es así, la razou no es otra sino que el Párroco es, según el conci-
lio de Treuto, testigo calificado ó autorizado de este Sacramento
p \ r a que no resulte clandestino, y por consiguiente nulo, en los
lugares eu que está recibido dicho Concilio. Lo cual no se verifica en
.los aniversarios y sufragios que se hagan por los difuntos.
2. a Hemos dicho anteriormente que la Iglesia ha creído atender
SECCIÓN CANÓNICO LITÚRGICA ' 193

lo suficiente á los derechos parroquiales con establecer la cuarta


funeral, cuando los fieles eligieren sepultura propia fuera de la Iglesia
parroquial. El fin de la cuarta funeral fué atenderá los derechos
parroquiales en todo lo que es propio y privativo de los señores
Párrocos, para que no quedaran perjudicados en los emolumentos
debidos á ellos cuando ios fieles tenían sepulcro gentilicio ó pedían
ser enterrado? en una Iglesia no parroquii 1. De modo que la Iglesia
haquerido descontar la cuarta parte detodos aquellos oficiosque.siendo
de derecho parroquial, se celebran fuera de la iglesia propia por ha-
berlo así dispuesto el difunto ó tener sepulcro do familia, Para cono-
cer, pues, si un oficio fúnebre es ó no de derecho privativo del Pá-
rroco, puede establecerse como regla fija lo siguiente: Si según el
derecho se ha de sacar de él la cuarta funeral será de derecho exclu-
sivo del Párroco, y en caso contrario podrá celebrarse en cualquiera
Iglesia particular; ahora bien: hemos dicho anteriormente y probado
con toda evidencia con la Bula «Romanus Pontifex» de Benedicto
XIII que por los aniversarios no se debe pagar la mencionada porción
canónica. «Ab ea excipimus legata missarum et anniversariorum»
«Exceptuamos de ella los legados de misas y aniversarios.» Luego (la
consecuencia es legítima), los aniversarios no son de prerrogativa y
derecho parroquial.
No sabemos cuál de e9tos principios podría negarse en buena
lógica y menos podemos concebir que admitidos los principios se
niegue la consecuencia que naturalmente se desprende de ellos.
3.» Es doctrina común, que nadie se atreverá á negar, que el
derecho del Párroco solo se refiere &\jus sepeliendi et jus funerandi.
El sepelio ú oficio es la conducción del cadáver y la recitación ó
canto que acompaña á esta ceremonia religiosa; y el funeral solo
comprende el primer oficio de difuntos, sin misa. Todo lo que á
esto se siga es de libre disposición y puedo hacerse donde se quiera.
Lo cual se prueba con el mismo arancel diocesano de Vitoria, según
el que (Advertencia 4.a) los funerales de los pobres consisten en un
Nocturno cantado y oficio de sepultura también cantado. Y es de su-
poner que en el funeral de los pobres, lo misino que en el de loa
ricos, se observará lo que es propio y esencial de funerales.
Sin embargo, si alguno abrigase todavía dudas sobre este último
extremo, vea lo que establece la Sagrada Congregación en las res-
puestas que dio en la causa de los RR. PP. Franciscanos, que deja-
mos arriba copiadas, absteniéndonos ahora de reproducirlas por no
alargarnos demasiado.
4. a Aun cuando no tuviéramos declaraciones claras y terminan-
tes de las SS. Congregaciones, como las que acabamos de ver, aunque
no encontráramos en los libros la doctrina que debemos seguir en un
punto determinado «puede haber costumbres y conveniencias, no
contrarias á derecho y justicia, á que sea preciso atender.» Puea
bien: ai miramos á la costumbre que existe en la diócesis de Vito-
ria y en las demás de España y de todo el mundo, veremos clarísi-
mamente que gozan los fieles «le entera libertad para hacer los
aniversarios en Ja Iglesia que deseen. Hemos tenido ocasión de.exa-
minar con alguna detención lo que suele observarse eu varias dio-
194 EL MONTE CARMELO

cesis y hemos visto que la costumbre general de todas partes


favorece á esta libertad. Es más: por no ir equivocados en asunto
de tanta importancia hemos consultado el caso á varios RR. PP.
Provinciales de distintas Ordenes Religiosas, y todos nos han
contestado unánimemente que nunca han tenido reparo alguno
en cantar los aniversarios que los fieles mandan celebrar por sus
parientes difuntos, toda vez que, como es sabido, la celebración
de tales aniversarios en nada se opone á los derechos parroquia-
les. Apelemos á la misma conciencia de los fieles y se nos manifes-
tará más clara y evidente esta verdad, porque todos ellos creen ha-
ber cumplido sus obligaciones respecto del Párroco con haber hecho
en la Parroquia el entierro y el primer oficio que se llama funeral.
5.a Alguno ha querido apoyar la opinión contraria á la que
aquí sostenemos, diciendo que «es incuestionable el derecho de las
Parroquias en España á los primeros aniversarios por hallarse reco-
nocido en el art. 33 del Concordato de 1851, en la base 24 de la Real
Cédula concordada de tres de Enero de 1854, y en la Real Cédula
auxiliatoria de 28 de Mayo de 1881, aprobando el arreglo parroquial
de dicha diócesis y el arancel de derechos parroquiales.»
Aquí es preciso decir ó que los ojos nos engañan ó que los docu-
mentos citados no tienen el alcance que se les quiere dar. Hemos
leído con la detención que el caso requiere el art. 33 del Concordato
y la base 24 de la Real Cédula citada, y no se hace mención siquiera
de los aniversarios. He aquí las palabras del Concordato: «También
disfrutarán los Curas propios y sus Coadjutores la parte que les co-
rresponda en los derechos de estola y pie de altar.» Y en la Real
cédula se manda que «al plan parroquial se una tanto el arancel
general de derechos de Iglesia y estela que ha de regir en cada dió-
cesis, como el particular de cada arciprestazgo ó parroquia.» En lo
cual no se hace más que consignar la ley general de la Iglesia.
Aunque no hubiera Concordato, existiría esa disposición, y de hecho
antes del año 1851 gozaban los señores Párrocos de los derechos de
estola y pie de altar. Lo que aquí conviene declarar es, si los ani-
versarios entran en los derechos de estola y pie de altar. Las razones
que hemos aducido prueban evidentemente que no. A no ser que
alguno quiera llamar derecho de estola y de altar á todo lo que el
Párroco perciba por el ministerio del altar. Pero ¿y entonces saben
los lectores que consecuencias podrían deducirse de tal doctrina? Si
eso fr.era verdad, los simples sacerdotes y los religiosos no podríamos
recibir un estipendio de Misa, ni ejercer las funciones religiosas en^
nuestras iglesias, ni hacer los sufragios que la devoción de los fieles
nos encargase, porque todas estas cosas provienen del altar. Lejos de
reconocer y concordar que los aniversarios tengan tal carácter, el
sentido genuino de las palabras del Concordato en el art. 33 y de la
Real Cédula en sus bases 21 y 24 es que los señores Párrocos perci-
ban además de la dotación de culto y clero, lo que por ley común es
de derecho parroquial ó lo que es lo mismo, que los derechos de estola
y pie de altor oo ee computarán en la dotación del culto y clero á dife-
SECCIÓN CANÓNICO-LITfjRaiCA Í9Ó

rencia de'lo que sucede con los bienes de la Iglesia cedidos al Estado
eu virtud del convenio adicional al Concordato vigente.
Verdad es que la Real Cédula auxiliatoría de veiutiocho de Mayo
de 1881 aprueba el arreglo parroquial y el arancel de derechos pa-
rroquiales de la diócesis de Vitoria, pero téngase presente que la
aprobación real no da al arancel más extensión que la que en sí tiene;
y el arancel dé Vitoria, como el de otras muchas diócesis de España,
señala varios derechos que sólo se pueden devengar en el caso de
que los fieles quieran voluntariamente enonrgar la función ó la cere-
monia religiosa á que se refieren en los puntos respectivos. Así las
Vísperas solemnes de devoción, Misa votiva cantada y la purifica-
ción de las mujeres post partum tienen sefialados los derechos parro •
quiales, no porque sean cargos privativos de los señores Párrocos,
sino para norma de los mismos al percibir los derechos de estas fun-
ciones, cuando por encargo de los fieles las hacen en sus iglesias; y de
esta clase son los aniversarios. ¿Quién negará que las Comunidades
Religiosas pueden cantar Vísperas en sus iglesias por encargo de una
persona particular? Y sin embargo á las Vísperas solemnes de devo-
ción se señalan derechos en el arancel, para que el señor Párroco
sepa cuanto puede recibir por ellas; y lo mismo exactamente sucede
con los aniversarios.
No importa que por el Ritual Romano se disponga la liturgia
qu3 debe observarte en toda clase de -oficios fúnebres, y por consi-
guiente de aniversarios. Repetimos que esto no es bastante para
deducir que los aniversarios deben considerarse como complemento
del funeral. En el Ritual Romano se prescribe la liturgia que debe
observarse no solo en los aniversarios sino también en la simples
honras, y sin embargo á nadie se le ha ocurrido que éstas sean com-
plemento del funeral, y, como tal, de derecho pairoquial. Llegados á
este razonamiento, si no se nos acusara de curiosos, preguntaríamos
cuál de los aniversarios es de derecho parroquial; es decir, si es solo
el primer aniversario, ó también los sucesivos y aun perpetuos. Lo
primero no puede decirse, porque la liturgia es la misma en todos
ellos; y si se admite lo segundo, largos deberán de ser los funerales de
algunos difuntos, y mal paradas quedarán la costumbre y la piedad
de los que fundan aniversarios perpetuos en los Monasterios.
Hay, no obstante, una dificultad en que se ha apoyado hasta la
fecha la opinión contraria, y la que uo debemos pasar eu silencio. Ea
la sentencia del Supremo Tribunal de la Rota Matritense, fecha cua-
tro de Julio de 1382, y ejecutoria déla Nunciatura, fecha veinte de
Febrero de 1883, en la causa seguida entre los señores Párrocos de
Barcelona y la ilustre Abadesa y Comunidad del Real Monasterio de
San Antón y Santa Clara de la misma ciudad sobre la celebración de
exequias y funerales. Declaró expresamente el respetabilísimo Tri-
bunal que los oficios correspondientes á los días 3.°, 7.°, 30. y aniver-
sario eran complemento del funeral, y por consiguiente el derecho
privativo de hacerlos pertenecía á los señores Párrocos de Barce'ona.
Este argumento pierde toda su fuerza desde el momento que la
Sgda. Congregación do Ritos ha declarado lo contrario, y así debe-
mos atenernos en un todo á su explícita resolución.
196 4t ídoNTÉ CASMÉLÓ
Sin enbargo, aun prescindiendo del Decreto de la Sagd. Congre-
gación, que no deja lugar á duda, nos vamos á permitir hacer algunas
observaciones sobre la sentencia del Supremo Tribunal de la Rota,
para que se vea que no tienen la fuerza que algunos le han querido
atribuir.
La Comunidad de San Antón y Santa Clara disputó á los señores
Párrocos de Barcelona el derecho de hacer funerales, jus funerandi,
como consta de la sentencia del señor Provisor de Barcelona, y reco-
noce el primer turno de la Rota en su quinto y último considerando.
Por consiguiente, el mencionado Tribunal dio sentencia sobre los
funerales; y habló de los aniversarios, no como de cuestión principal
y fallando sobre ellos, sino incidentalmente y como de paso; y bien
sabido es que en toda clase de tribunales la3 sentencias no deben
de recaer sobre las palabras incidentales, sino sobre el asunto princi-
pal, objeto del litigio.
Además, la sentencia del Supremo Tribunal de la Rota versó,
como todas las de su género, sobre un hecho particular, no pudiendo
hacer jurisprudencia en casos análogos, según enseñan todos los ca-
nonistae, y sí solo obligar á las partes litigantes. Y por respetable que
sea y digna de toda veneración, mal se puede aducir para resolver
otras cuestiones, como cosa ya juzgada.

RESUMEN
De todo lo dicho en esta disertación se desprende clarísimamente:
1.° Que en materia de sufragios por los difuntos, solamente el
entierro y las primeras exequias son de derecho parroquial, los cua-
les no pueden celebrarse fuera de la parroquia á que perteneció el
feligrés á no ser que él mismo hayajelegido sepultura en una iglesia
determinada ó tener sepulcro gentilicio fuera de ella, en cuyo caso se
debe satisfacer la cuarta funeral al Párroco del difunto.
2." Que la misa del entierro no forma parte del funeral, pudién-
dosela celebrar en cualquiera iglesia, aún de Regulares, después que
se haya cantado el funeral en la Parroquia; lo cual es lícito, aunque
el difunto no hubiese elegido sepultura particular.
3.° Que los señores Párrocos no tienen derecho alguno á los
oficios que se celebren en los días 3.°, 7.°, 30." y aniversario,' los
cuales, como de libre disposición se pueden cautar en las iglesias de
Regulares, sin violar en nada las prerrogativas parroquiales.
JJN CARMELITA DESCALZO,

K
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LA VIRGEN DEL CARMEN DE TARRAGONA
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¥ ¥ ¥ V ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ - í ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ * ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ ¥ + ¥ ¥ ¥¥^¥í?

SUBSCRIPCIÓN Á FAVOR DEL R. P. MARTÍN,

V I C A R I O G E N E R A L DE QUILÓN

Pesetas.
Suma anterior 2.120'12

MM. Carmelitas Descalzas, Sevilla..' 15 ,


Doña Martina Tejada, Pamplona 25 '
Señora Viuda de Abadía, Pamplona • 2
V. O. T. del Carmen y Sta. Teresa, Pamplona 10
Prior de la misma id 5
Priora id. id 5
Don Martín Perillán id. 1
Doña Angela Tejada id 1
HE. id 2
Doña Rafaela Armendariz id. . <, 10.
Doña Severiana Arellano id 5
Doña Filomena Lorca id 5
Doña Rosa Aranas id 3
Varias personas id 2' 10
PP. Carmelitas Descalzos, Habana.., 100
Doña M. V. devota de la V. del C , Vitoria 15 ' .
Don Julián Martínez, Corella 5
D. |orge Martínez y don Vitoriano Monreal, Fustiñana. 5'55
Religiosas Bernardas, Alcalá de Henares 0'85
Doña Margarita Amie va de Teresa, Llanes 5
Un devoto de la V. del C., Santander 5
M. Rectora de Carmelitas Terciarias, Zaragoza—. 15
Varias educandas
a
de dicho Colegio 100
Don losé M. León, Sta. Olaya 7'50
Don Pedro Gragera, Los Santos ' 7'50
Doña Cárpela Gragera, id 5
Don Felipe Capote, Fuente de Cantos 1
Doña Adelaida Pardo id. 2
Doña Paulina Pérez id. 1
Doña Luisa Pérez id. 1V
MM. Carmelitas Descalzas id. ................. 5
Una persona piadosa id 5
Don Joaquín León, Los Santos. 5
Dor. Fernando Gragera id 5
MM. Carmelitas, Salta, América 25
Don Modesto Pello, Mieres 5
Suma y sigue 2.537'62
(Cont'núa abierta la subscripción)
^[NUESTROS SUSCRIPTORES DE MADRID.—Les rogamos quo para renovar
la suscripción para el presenta año de 1902, se dirijan á la Residen-
cia de P P . Carmelitas ó á las librerías Católicas do don Gregorio del Amo
ó de don Enrique Hernández, calle de la Paz, 6.
COLECCIONES DE «EL MONTE CARMELO»—Se han oncuadornalo las coloc-
'ciones del primero y del segundo año de nuestra R s v i s t a y véndense así
encuadernadas la colección dol primer aüo á 6 pcsotas y la del segundo á
8 pesetas.
DEL MOTE CARMELO—Según noticias que hornos recibido, nuestros P P .
residentes en el Monasterio del s m t o Mjnte Carm ;lo estin haciendo los
preparativos para dispensar un i digna acogida á la peregrinación bilbaína
que, como es sabido, irá en el próximo ñus de Abril á visitar los santos
Lugares de nuestra Redención, y hará la primera escala en el venerando
Monte Carmelo santificado por la presencia de María S.mtís¡mi y teatro de
sus maravillas y prodigios.
NUEVAS RELIGIOSAS.—En el Convento de Madres Carmelitas Descalzas
de Castellón de la Plana ingresaron el día 7 de Febrero la normana Dolo-
res del Niño Jesús, la normana Eusebia de Nuestra Sra. de Lidón, y la her-
mana Vicenta de la Virgen dol Carmen, predicando en la función el R. P .
Salvador de la Madre de Dios, Prior del Convento de Valencia, y al día si-
guiente tomó el santo hábito La S'jñ núta doña Francisca Calador y^Mercs,
200 - EL MONTK CARMELO

estando el sermón á cargo del señor don Francisco Borras. Las dos fun-
ciones se celebraron con toda solemnidad. Clon el ingreso de estas cuatro
jóvenes la Comunidad de Castellón consta ya de quince Religiosas; y es de
esperar que en breve se complete el número total. Muy de alabar á Dios es
en estos tiempos de persecución y guerra contra las Ordenes Religiosas ver
la intrepidez de estas jóvenes cristianas que abandonando las comodidades
de su casa por seguir la voz de Dios, se encierran oh esos austeros' claustros
tan odiados de la Revolución.
En el mismo Convento do Castellón se celebró el día quince del pasado
el primer aniversario de su fundación, predicando un elocuente sermón el
soíior don José Tárrega, y cantándoso al fin un solemnísimo Té' Deum.
PROFESIóN RELIGIOSA.—En el Con ventó de'MM. Carmelitas Descalzas de
Málaga ha hecho su profesión Religiosa la hermana Pilar del Carmelo el
día diecisiete de Febrero; fecha célebre en los anales de aquella Comunidad,
pues en igual día y mes del año 1585 N. P . íían Juan de la Cruz fué á aquella
ciudad y fundó este Convento bajo la advocación do N. P . San José.
Han apadrinado á la nueva profesa nuestros apreciables suscriptores
y fervientes bienhechores de t o d a l a oíden'Carmelitana don Crescencio So-
brado y su señora doña Ana María Pascual de Sobrado; y predicó en la ce-
remonia de la imposición del velo el señor Vice-Reotor del Seminario, ha-
blando de la felicidad de los Religiosos en la práctica de sus tres votos de
obediencia, castidad y pobreza en oposición al mundo siguiendo el impulso
de sus pasiones y el grito do sus apetitos. '••*
Reciba nuestra enhorabuena la nueva profesa, la Comunidad y sus
padrinos.
SANTAS MISIONES.—Recibimos noticias de muchos puntos de España en
que están predicando nuestros Padres con mucho celo y frutos ejercicios y
misiones. En esta Diócesis de Santander los Padres de esta Residencia y
los del Soto se han ofrecido al Excelentísimo señor Obispo para predicar
triduos, ejercicios y misiones en cualquier punto del Obispado, y ayudar á
los Párrocos en el ministerio del confesonario, por lo cual S. E. ha hecho
constar en el «Boletín Eclesiástico» el agrado con que ha visto este ofreci-
miento.
NECROLOGíA.—Ha fallecido en el Convento de MM. Carmelitas de Bada-
joz la H. a Beatriz de San José, á la avanzada edad de 92 años, siendo su
larga vida una cadena de virtudes y méritos.
En Córdoba ha entregado su alma á Dios la H. a Antonia de la Concep-
ción, á los 70 años de edad y 49 de religión siendo asistida en su última
hora por nuestros Padres do aquella ciudad.
En Puebla de Lillo ha fallecido el Presbítero don Darío Rodríguez Fer-
nández, suscriptor de nuestra Revista.
Que el señor en su misericordia acoja las almas de los fieles difuntos,
Amen.
C f t p N Í C A • • • • <

• • • • •

JUBILEO POXTIPIOIO.—El día23 del pasado Febrero entró Su Santidad León


X I I I en el XXV año de su glorioso Pontificado. En todo el mundo católico
se está celebrando este aniversario con fervorosas oraciones pidiendo á
Dios quo, si conviene, conservo para bien de la Iglosia la vida del ilustre
sucesor do San Podro. En tan fausto aniversario el Rdmo. Prelado de esta
Diócesis de Santander dirigió á Su Santidad expresivo telegrama de feli-
citación es su propio nombre y en nombre del clero y pueblo fiel de su ama-
da Diócesis.
Continúan los preparativos para conmemorar este Jubileo pontificio,
esperándose que el mayor apogeo de estas fiestas corresponda á los meses
de Abril y Mayo.
El día 3*lel próximo Marzo será el aniversario de su coronación, y en tal
día Su Santidad bajaráá San Pedro.
La medalla conmemorativa de este Jubiloo tiene á un lado la efigie del
Pontífice con esta inscripción:
Leoni XIIIM. P. adsertori sapientiae christianae A. MCMI. IX Kal. Mart.
Natali Sacri Principatus eius XXV.
En el anvorso se ve la imagen del Redentor, que presenta el Evangelio,
sobre el cual so leen estas palabras: Ego sum lux mundi. Alrededor están
grabadas las palabras iniciales de algunas Encíclicas de León X I I I .
E L ESPIONAJE DE CRISPí EN EL VATICANO.—Entre las cosas curiosas y
comprometedoras que se han encontrado al ordenar los papeles de Crispí, el
famoso ministro italiano, fallecido hace algunos meses, hay una que more-
ce ser conocida de todos los católicos, y es un voluminoso legajo conte-
niendo las informaciones do los espías que aquel tenía en el Vaticano,
pagándolos de los fondos secretos, y los cuales desplegaban en su innoble
tarea un celo verdaderamente extraordinario, aun cuando parece ocioso
decir que la imaginación les servía más que la observación y la memoria,
y que, mezcladas con odiosas insinuaciones, se encontraban las invenciones
más inverosímiles.
Pero el hecho mismo de semejante espionaje constituye por sí sólo una
monstruosidad, y nada de extraño sería que después de Crispí algunos m i -
nistros italianos lo sigan imitando.
He aquí una singular aplicación de la famosa ley de Garantías y una
manera verdaderamente extraordinaria de asegurar la libertad del Papa
dentro del palacio apostólico «extraterritorializado», según dicha ley; pero
que no es en realidad sino una «grandiosa prisión del Estado italiano»
202 ti itoÑtE CARíI&O
TOMA DE HáBITO.—Ha tomado el hábito de Religiosa Salesa en el segundo
Monasterio de la Visitación de Santa María de Madrid, la señorita Carmen
de Melgar y Abreu, que en el claustro llevará el nombre de Sor María Te-
resa, hija de nuestros distinguidos y apreciables amigos los Marqueses de
Canales de Chozas, y que tiene otra hermana Religiosa en nuestro Conven-
to de San José de Avila.
Impuso el hábito á la señorita de Melgar el excelentísimo señor Obispo
de Sión, el cual pronució una conmovedora y elocuente plática. La nueva
religiosa fué apadrinada por la señora condesa de Montarco. El acto resultó
solemne y estuvo concurridísimo.
Los SUCESOS DE BARCBIIONA—La huelga general de Barcelona, con sus
tristísimas consecuencias, ha constituido la nota de casi toda esta quincena.
Ha sido un movimiento revolucionario con caracteres gravísimos, y per-
turbación general, y colisiones entre los grupos de obreros y la fuerza
armada que constituían verdaderas batallas campales, en que ol número
de muertos y heridos ha sido muy grande.
Las causas do esta perturbación de orden social, no son de ahora: auto-
res de la mitad del siglo pasado vaticinaron estos efectos y otros quo no
tardaremos en presenciar. La lógica so encarga de desenvolver los aconte-
cimientos, sacando las revolucionarias consecuencias que entrañan los prin-
cipios que hace años so vienen enseñando al pueblo. La libertad en que se
nos viene aleccionando, lleva en su seno la anarquía
Es lo cierto que se está obrando en ol seno de la sociedad española una
revolución profundísima, cuya' última evolución quizá esté muy próxima:
es lo cierto que estamos en vísperas de una guerra, en que todo lo antiguo,
todo lo tradicional, todo lo español, y sobre todo la Religión, peligra; á los
que nos traten de pesimistas, Jos emplazamos para esa fecha no lejana.
Ciertas potencias europeas no son extrañas á osta evolución: tampoco lo
son ciertos elementos de la política española.
En estos momentos en que la crisis social ha adelantado un grado, los
elementos socialistas han hecho resistencia á los elementos más avanzados,
á los elementos anarquistas, y ha quedado perfectamente definida la dife-
rencia entre aquéllos, que representan la fuerza conservadora del partido y
éstos, que representan la fuerza de la lógica y defienden á todo tranco la
violencia como medio de trastornar la organización social vigente y fundar
sobre sus ruinas la sociedad nueva. A los socialistas conservadores los ca-
pitanea Pablo Iglesias; á los avanzados Lerroux: en el encuentro de estos
dos partidos se ha visto la eficacia de la propaganda do estos años de Pablo
Iglesias, pues en muchas partes, las sociedades obreras, siguiendo las ins-
trucciones de su jefe, se han negado á secundar la huelga general; pero la
lógica los empujará, y Pablo Iglesias perderá su predominio, y las masas se
irán con Lerroux.
A esta división de socialistas se ha debido que la huelga no haya pre-
sentado fuera de Barcelona los caracteres de generalidad y gravedad que
en la ciudad condal. Se sabe que de Barcelona salieron comisionados para
excitar los ánimos á la huelga general en Valencia, Castellón, Gijón, Se-
villa, etc.; pero fuera de la intranquilidad natural y conatos más ó menos
graves, el movimiento no ha llegado á revestir en ninguna parto los c a r a »
teres que en la capital del principado.
éidíricA aÉNERAt, 2Ú'¿

Aquí on Santander sabemos que llegaron estos comisionados, poro gra-


cias á la vigilancia de ia autoridad gubernativa, y á la predisposición de
las sociedades obreras, fracasaron aus planes, cayendo muchos de aquéllos
en las rodos de la policía.
Pero vivamos prevenidos: quo lo que no se ha conseguido ahora, se con-
seguirá en breve, porque la lógica que sacó del liberalismo el socialismo,
• está sacando del aocialismo el anarquismo, y muy en breve pondrá 4 nues-
tras puertas la revolución con la rapiña, el incendio y degüello.
A esto nos impulsan los vientos revolucionarios que por todaa partes
soplan, en los teatros, suscitados por Pérez Galdós; en las Universidades,
suscitados por Romanones; en los centros oficiales, suscitados por González
con su famoso decreto contra las Asociaciones religiosas; ón Guerrx, por
Weyler con su decreto sobro el matrimonio da los militares y sus proyec-
tos de servicio militar; en todos I03 departamentos, par sus respectivos'
ministros con cien y cien doorotos revolucionarios.
DECLARACIOKBS HOSTILES—Todo el m u n l o ae hace on España preguntas
sobre loa planos del Gobierno acerca do las cuostionos roligiosas on las pre-
sentes circunstancias. Estas preguntas aobre si se cumplirá el Decreto dol
señor González, sobre el ru.:nbo do las negociaciones para la roforma del
conoordato, y muchas mis, las llevó no ha quince días ol Siiñor Nocedal al
Congreso, y he aquí como contestaron ol síñor ministro da la Gobernación
y el señor Sagasta:
El señor ministro de la Gobernación (González.) «Tengo una verdadera
satisfacción, dando respuesta tan brove y categórica, como el señor Noce-
dal me padía, á la pregunta que ae ha aervido dirigirme, manifestándole
que cuando yo tuve la honra de re fren lar el Dacreto de diecinueve de
Setiembre último, claro es que lo hice con ánimo, con el propósito delibe-
rado y resuelto de que tuviera cumplimiento, y que desde que le refrendé
no han variado mis propósitos en eate punto, bien entendido quo estos
propósitos son los do que el Decreto se cumpla en las condiciones quo el
mismo Decreto determina y on las quo t o x a t i v a i n n t e so marca on su
preámbulo, que forma parto del real decreto.»
El señor Sagasta: «El señor Nocedal supone que yo debo decir, s i n o
loa detalloa, ol rumbo de la negociación y la idea general quo se propone
el Gobierno en sus negociaciones con la Santa Sede para la modificación
del Concordato. Puos casi casi no necesito decir nada quo ya rio sepa 8. S-
Las negociaciones so han entablado para que las variaciones quo se.hagan
en el Concordato sean precisamente lo contrario de las variaciones que ha
pedido S. S. al Gobierno. (1) ¿Para restablecer la política católica? ¿Para
instaurar ciertos institutos? ¿Para restablecer todas esas cosas que S. S.
defiende y que ya han desaparecido por el tiempo y las circunstancias? ¡Ah

(1) El señor Nocedal había dicho pocos momentos antes: «Yo vengo
aquí como diputado de la nación; yo soy aquí representante de la nación;
y vengo aquí á decirle al Gobierno que los electores que aquí me han en-
viado quieren que S. 8. no exija concesiones al Papa, ni k los Obispos.'sino
quo los dé todo lo que les corresponde, y no les aflija con sus pretensiones
liberales y aun progresistas, y restablezca todos los principios católicos
en las leyes españolas. Yo aquí soy uno de los poderes del Estado; yo re-
presento aquí a la nación, y singularmente á mis . electores, que son cató»
ÚQÍ ti ttofóft (SAAÜíÍLó

no! Para reorganizar, para restiblooer, para afir.nar las prerrogativas y la


la soberanía de la nación. {Muy bien.)
»Yo he sido sid.-nprc tan rospítuoso ¡qué digo tan respetuoso!, si ahora
voy á serlo m i s y lo he sido m i s que 8. 8., con la Santa Sjde; yo he guar-
dado siempre á la Iglesia todo gínero do considera lionas; paro ha sido á
condición de que la Iglesia no invada el terreno propio del Estado. La
Iglesia debe ir por su lado, el Estado por el suyo, y los dos pueden marchar
paralelamente, ayudándose mis que cmtrariándose; poro así como no
quiero que la Iglesia se inmiscuya en las cuestiones del Estado, no quiero
tampoco que ol Estado so mszile en las cuo3tiones do la Iglesia; y en este
sentido os en el que van encaminadas las negociaciones entabladas con la
Santa Sede.»
Vean por esto nuestros lejtoros cuáles során los intentos del Gobierno
católico do España en las cuostionos religiosas que hoy se ventilan.

E L DÍA A DA NOCHE

CARTA

Querida hermana: Ya que nunca podemos vernos, pues apenas


asomo por el horizonte la cara, desapareces, te daré por escrito una
queja que tengo de tí y es que, usurpando mis derechos te empeñas
en que los hombres y, lo que es peor aún, hasta las mujeres, hagan
en tu presencia lo que solo debían de hacer en la mía Pasean, co-
men, beben y bailan, en una palabra velan, y no para alabar á
Dios, cuando tiendes tu manto salpicado de estrellas, que es cuan-
do debían descansar; en tanto que al enviarles yo los primeros ra-
yos de purísima luz por la mañana, no puedo acariciarlos por
impedírmelo las puertas de sus balcones, ventanas y cortinas, las
cuales me detienen sin abrirse hasta que cansado de esperar me
retiro hacia el ocaso.
Tanta locura no me determina A reñir para siempre contigo;
me despido, manifestándote estoy dispuesto á reemplazarte cuando
gustes. Tu afectísimo hermano,

E L DíA

lieos, que quieren la unidad católica con todas sus consecuencias, y rio
quieren que yo consionta sin protesta que el Gobierno entable^negociacio-
nes para mermar un átomo lo que aun nos queda de política católica, ni so
entablen tratos con el Papa para pedirle concesiones, sino al contrario, para
concederle todo lo que él pide, que es el retorno absoluto de los principios
católicos y el restablecimiento en toda su integridad de la política católica.
Eso pido como ciudadano, eso como diputado de la nación y eso como r e -
presentante de los electores que aquí me han enviado.»
EL PARLERO

SSB me figura, mis queridos lecto- míos de mi alma, que en el convento


res, :que vosotros no habréis entrado de la Encarnación de Avila que es
ni s quiera una sola vez (porque lo el primero donde estuvo de Religiosa
que me sucede A mí es igualito) on ol Santa Teresa de Jesús, hay en ol
convento de Religiosas de la Encar- coro de la Iglesia un altar hermosí-
nación de Avila, donde pasó lo que, simo que no so cansan de mirarlo
por vía de cuento, os voy con vuestro las Religiosas que lo habitan.
permiso, á referir. Y digo que pasó, ¿Pero qué tiene de particular el
porque, bajo su palabra de cristiana, altar aquel? Me dirán ustedes.
me lo ha'asegurado á mí una señora Y yo, que si algo deseo, es contar
muy venerable, quo peina canas por lo quo sé; porque de cuentos y rela-
más señas, y que por nadadel mundo ciones vivo, y á mí acuden cuantos
se atrevería á mentir: que no es desean saber algo (la Tradición es
mentir el ochar olla un puñadito de quien habla) yo os quiero decir quo
sal y canela A sus cuentos. on el nicho principal del Altar, y
La Tradición (que no os otra la ve- sobre un riquísimo trono de plata,
norable y encanecida señora á que hay una imagen de la Virgen María,
me refiero) ha venido en mi auxilio y al lado derecho otra del glorioso
cuando me desvivía precisamente Patriarca y señor San José, ambas
por echar mano de algún cuentocito, de talla.
que sirviese cuando monos para des- Nada tiene todo eso de particular,
pertar ol apetito del alma a mis lec- pero sí quo lo tiono, y mucho, el quo
tores, y si lo tienon ya. como yo lo esas imágenes fueron regaladas á
creo, para más engolosinarles con lo Santa Teresa por una encopetada
picante de esas especies. condesa siendo después traídas al
Oigan, pues, ustedes lo que esa convento por la Sntu. Añadid á esto,
señora que todo lo ha visto con sus que cuando fué Teresa de Josús
propios ojos y se lo sabe todo á pié nombrada Priora de ose convento,
puntillos, me contó hace muy pocos fuese á los pies de esa imagen do
días on la ocasión más oportuna dol María, haciéndole entrega do las
mundo. Paren ustedes atención al llaves do la Clausura, diciéndolo
cuento teresiano, que es' la mis- que ella sería y no otra la Priora del
ma Tradición la que se sienta entre convento. Después de hacer esto, fué
nosotros para contarlo. á postrarse á los pies de la imagen
Pues han de saber ustedes, señores de San Jos?, que está al lado, nom-
206 EL MONTE CARMELO
brandóle asimismo Superior del con- que salieron todas las monjas dol
vento, quedándose ella con el cargo coro, donde acababan de hacer la
do vicaria. oración, se quedó aún allí aquella
Y tanta era la confianza que Santa buena monjita, siguiendo dulcemen-
Teresa había puesto en los nuevos te enbebecida en las cosas celestia-
Superiores del convento, que cuando les y olvidada de cuanto á su alrede-
ella se salía á fundar por esas tie- dor pasaba,
rras adentro, no se olvidaba de en- El vigilante Suprior, que ve esto,
comendar muy fervorosamente á la —¡Hola! (dice para sí): ¿esas tene-
Virgen María el cuidado de aquella mos? Puos les digo á ustedes que
Casa, como Priora que era de ella, ésta no p'-tsa.Yalo sabrá quien debe
yendo después á postrarse delante • saberlo. ¿Habráse visto dormirse en
de la imagen de San José, á quien la oración? ¡Dormilona como esa!
le suplicaba que vigilase en gran Otras cosillas parecidas se tenía
manera á aquellas monjas, pues era bien apuntadas en la memoria el
él Suprior. bendito Santo, para sacarlas á la luz
¿Y querrán ustedes creer que el el día de la cuenta.
bendito Santo sabía hacer esto á las Esta no se hizo esperar, pues do
mil maravillas, y como si en toda su allí á poco llegó al convento Santa
vida no hubiese hecho otra cosa que Teresa, m u y contenta del buen, ca-
vigilar moni a s ? mino que llevaban sus fundaciones.
¡ Ya! me dirán ustedes; como que Como solía siemprehacerlo,la ben-
estaba avezado á guardar y vigilar dita San taño tirdó en ir al coro,y allí
al niño Jesús... fué la sonada. Comenzó el Señor San
Pero no saben ustedes lo mojor José á abrir aquella boca suya, y no
del caso: y es que el bendito señor hubo falta ni defe 'tillo do las mon-
San José—vamos, nadie de él lo hu- jas que no desembuchase. De todo
biera croido—él mismo, con su mis- se iba enterando Santa Teresa, á mo-
mísima boca, iba enseguidita....¿y dida que se lo iba contando el celo-
qué os lo que hacía?... se lo contaba so Superior.
todo d e b e á.ba á Santa Teresa, ape- Todo hubiera ido con mucha paz
nas tornaba de sus fundaciones: y y gracia de Dios, si una monja, lista
les digo á ustedes que dejaba A las y vivaracha si las hay, no hubiese,
monjas que habían faltado, tamañi- hacía tiempo, olfateado algo, y aun
tas, que no había por dóndo coger- algos, de las graciosas habilidades
las. Pero, ¿qué dirían xistodos si yo del Santo Patriarca. Pero sucedió
les contase ahora las cosas tan pere- esto, y la tal monja, quo sabía bien
grinas que pasaron entonces? Estoy don le le apretaba el zapato, ó la al-
seguro que, á no ser yo quien las pargata, dijo para su toca: «Esta vez
contase, nadie del mundo las iba á no me la pegas, Santo Patriarca: voy
cr:er. á esconderme junto al retablo del
¿Que las cuente, me dices por lo altar del coro tan pronto como vea
bajo, vosotros, señores míos de mi que allí vá tu Terosa de Jesús, y so
alma, y vosotras sobro todo, mis arma allí un belén... que ¡vaya!»
queridaséinocentes curiosillasPPues Como lo dijo, así lo hizo. Estaba
escuchad siquiora una. ya que para una tardecita contando San José á
muestra basta un botón. su querida Teresa, todo cuanto ha-
Erase que se era. entre otras una bía notado en las monjas. Allí salió
monjita... ¡válgame Dios, y que mon- lo del sueño de aquella Santa y en •
jita, señores míos! diría mejor que diosada monjita, y otras varias cosi-
era una santa que tenía enamorarla llas salieron que yo no quiero dec'r
á toda la Comunidad. Joven era aún en esta ocasión, porque sería este
aquella sierva de Dios, si se mira á cuento de nunca acnbar.
los años, pero muy anciana ya, si se A todo este so callaba como una
atiende á los grandes adelantamien- muorta la monja, que estaba agacha-
tos que había hecho en el camino do da en su escondite Pero, ¿qué suce-
lavirtud. Puos ni una tan mansa de? Ha oido quo el Santo Patriarca
ovejita como ésta pudo librarse de se está despachando acerca de una-
que una vez fueso alcanzada por el monja que había cogido en el huer-
florido bastón dol celoso Suprior del to una manzana, sin su permiso. Ella
convento, San José. quo oye esto, y viéndose aludida y
Fué el caso que en una ocasión en oyendo que se publica su pecado
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 207
(pues era ella misma la que tal hizo) sión, siquiera no tenga pizca de gra-
sin poderse contener ni encomen- cia.
darse á Dios ni al diablo como se Si vosotros, mis queridos lectores,
dice malamonto—Ande usted allá, os perdieseis alguna vez por Avila
• Parlero: (dijo gritando al bendito (donde yo os afirmo que me perdí)
San José): ¡mire usted que manera de no os olvidéis de pedir noticias del
seguirle á una los pasos y andar des- bendito Parlero á la tornera del con-
pués con habladuría*-! usted perdo- vento de la Encarnación: y si eso no
ne, pero lo que es usted un grandí- fuese posible, pedídselas á la misma
simo... Parlero. demandadera,[queyoos aseguróse os
Parlero le dijo la monja, y Parle- darán cuantas noticias apetezcáis do
ro lo han dicho, desde entonces , aquel bendito Señor.
cuantas monjas han rezado en aquel Y si alguna do vosotras, mis pia-
coro hasta la fecha; y Parlero creo dosas lectoras, fuese á perderse tam-
yo que le llamarán todas en adplan- bién por allá— ¡dá el mundo tantas
te, ¿ í quién no le ha de decir Parle- vueltas!—y hasta llegase á entrar
ro, si de serlo tanto se quedó y aún dentro del dicho convento (que todo
está, después de tanto tiempo, con podría ser) agradecería yo mucho que
la boca abierta, como lo saben las le digesealguna cosita en mí nombre
monjas de la Enjarnación, que no á aquol bondadoso Señor, á quien,
me dejarán mentir'? porque almas tan buenas s i lo dicen,
Aquí la Tradición cierra la bica. y yo no vacilo en llamarle «el Parlero»
tomo yo la palabra para que el caen-
teoito tenga su pjquito de conclu- 1J.AH B . / í L T í S . '

NOMBRES ENCOMIÁSTICOS DADOS Á SANTO TOMÁS DE ÁQÜINO


Ángel de las Escuelas (Cardenal El primor sabio (Titelman)
de Besarión, Pío V, etc.) Ángel más que Doctor (Cabbe)
Luz y antorcha de la Teología Halomín cristiano (Touron)
(Car lena! Osio.) Príncipe de las Escuelas (ídem)
Teólogo por excelencia (Baronio). Genio de la ciencia y do la vir-
Principe de los teólogos (Id.) tud (ídem)
S il resplandeciente (Belarmino.) Maestro singular (ídem)
Ornamento y gloria del Orbe Cris-
tiano (Alberto Magno.) El Doctor más eminente (8. Fran-
Águila de los teólogos (Sixto V) cisco de Sales)
Doctor de la Iglesia (San Pío V) El Oráculo de la Teología (Touron)
Cuchillo espiritual (Clemente VI) Cabeza y primer Doctor do la es-
Doctor egregio (Urbano V.) cuela de Teología (Baillet)
Doctor eminente (Pío IV.) Luminar mayor de la Iglesia Ca-
Atleta de la fé católica (Paulo V) tólica (Universidad de la Sorbona)
Doctor santísimo (Alejandro VII) El mayor de los doctores quo ja-
Santo Doctor (Benedicto XIII) más tuve (Universidad de Alcalá)
Tesoro de la Ciencia (Clemen- El príncipe do los teólogos y la
te XIII) inteligencia quo por su tranquilo
Doctor omniscio (muchos autores) brillo y celeste serenidad pe aproxi-
Delicias de toda literatura (Tou- ma más al Verbo de Dios (R. Padre
ron) i Félix)

DOCTORES NOMINADOS

Desde el célebre teólogo Pedro nombre significase la cualidad ca-


Lombardo, más conocido por el racterística ó principal de su héroe.
Maestro de las senteDC:as, principia- Así, por ejemplo, á San Bernardo
ron las Ordenes Religiosas y las lo llamaron, por su dulzura, doctor
Universidades á dar títulos honorí- Melifluus.
ficos á los doctores más sobresalien- A San Buenaventura, doctor Sc-
tes do sus escuelas, procurando raphicus.
siempre que dicho titulo ó sobre- A Santo Tomás, doctor Angelicus.
208 KL MONTE CARMEtO

A Seoto. doctor üubtilis. veces en públicos certámenes, ó des-


A Durando, doctor Resolutissimus. pués de haber llamado extraordina-
A Egidio Romano, doctor Funda- riamente la atención de los centros
tíssimus. docentes.
A Alejrndro de Ales, doctor Irre- Y no si crea tampoco que aquellos
fragabilis. certámonos eran de pura fórmula,
A Enrique de Gante, doctor So- sino imponentes contiendas científi-
lemnis. cas, entre sabios de distintas Uni-
A Ricardo do Media-Villa, doctor versidades, á vccos rivales y casi
Sólidus. enemigas por anteriores triunfos ó
A Guillermo de Ooám, doctor In- derrotas.
vencibilis. En ocasión 38 determinadas, se
A Walther Burlcigh, doctor Pers- mandaban programas unas a otras,
picuus. retándose á tan nobles actos; y era
A Roger Bacón, doctor Mirabilis. de admirar ol magnífico coniunto
A Alano de Insulis, doctor Uni- qno formaban los claustros de dichas
versalis. escuelas y Universidades, al frento
A Guillermo Warrón, doctor fun- do veinte y treinta mil estudiantes,
da tus. que instruía y educaba alguna de
A Francisco Maiponis, doctor Acu- ellas. ' -
tus. En esta claso do retos se hizo ce-
A Antonio Andrés, doctor Dul- lebérrimo el sabio Pico de Mirán-
cifluus. dola, el cual redactó un programa
A J u a n Bossolis, doctor Ornatís- con 1.300 tesis de Omuire scibili y
simus. lo envió á todos los centros docentes
A Podro Oriol, doctor Fecundus. d> Europa, ofreciéndose á costearle
A Raimundo Lulio, doctor Illu- el via.ieátodo el que quisiera ir á
minatus. ^disputar con él sobro las materias
A Gerson, doctor Christianissimus. indicadas: ¡y so llaman oscurantistas
Tan gloriosos renombres no so ob- aquollos tiempos, ó ilustrados los
tenían por gracia ó por lisonja, sino que tienen á Romanones por minis-
que so ganaban triunando muchas tro de Instrucción pública!

R NUESTROS HÉCTORES

Con objeto do dar cabida á toda la disertación canónicoliti'irgica qu


insertamos en este número, y iobre cuya importancia llamamos la aten-
ción á nuestros lectores, aumentamos ocho páginas más de las ordinarias
RA la crucifixión el más
cruel é infamante de to-
^ ^ * V dos los suplicios que co-
nr noció la antigüedad; tan
sólo se aplicaba por los crímenes
más horrendos, y era suplicio pro-
pio de esclavos criminales. Era cri-
minal y era esclavo, es decir, el
más despreciable de los hombres,
el que era colgado en la. Cruz: so-
bre él caían todas las maldiciones
y sobre él se acumulaban todas las
ññoIIlM^úm. 4 2 infamias.
Este suplicio afrentosísimo esco-
15 de Marzo de 1902 gió para morir nuestro amable Re-
dentor. ¿Pon qué quiso morir cru-
J
cificado el amable Redentor?
210 EL MONTE CARMELO

Con el prestigio soberano de su divina palabra, y


con la fuerza incontrastable de sus ejemplos admirables
había Jesús transformado por completo el semblante
de las cosas. Vio en el mundo encumbrados los sober-
bios y despreciados los humildes, excluidos de la socie-
dad á los pobres y levantados hasta la apoteosis á los
ricos, canonizados los placeres y mirado como cosa
funestísima el dolor, perseguidos á los inocentes y
triunfantes á los pecadores; y bien, todo lo transformó
Jesucristo de la manera más radical que han visto ja-
más los hombres. Predicó la humildad y El mismo vivió
humilde y despreciado; predicó la pobreza y El mismo
vivió en suma pobreza y desnudez; fué blanco de las
persecuciones más injustas, y estuvo puesto á la co-
rriente de todos los dolores. Desde entonces los humil-
des son exaltados y los soberbios son merecedores de
desprecio, los pobres son herederos de riquezas' celes-
tiales y los ricos orgullosos son amenazados con eterno
anatema, son dignos de envidia los que sufren tribu-
laciones, y son bienaventurados los inocentes que el
mundo persigue.
Ved por qué Jesús quiso morir crucificado. Quiso
ser en su vida y en su muerte el Varón de dolores para
que viésemos en El un modelo perfectísimo de pacien-
cia 3'a que habíamos de ser atribulados y trabajados
con toda suerte de dolores durante el destierro. Quiso
morir crucificado para que la Cruz, que era instrumen-
to de infamia, fuese transformada en símbolo de gran-
deza, y así, lejos de ser vergonzoso para nadie el ca-
minar por el camino de la vida con la Cruz sobre los
hombros fuere al contrario cosa deleitosísima y glorio-
sísima; así lo ha sido para todos los Santos que han
hecho suyas las palabras de aquel gran Apóstol que
todo entusiasmado con los trabajos y las persecuciones
decía: ¡En nada quiero gloriarme sino es en la Cruz de
mi Señor Jesucristo!...
CRUCIFIXUS BST 211
Veis aquí una prueba verdaderamente invencible de
la Divinidad de Jesucristo. Si Jesucristo no era Dios
¿cómo pudo obrar una transformación tan honda, tan
radical, tan completa hasta el punto de que el género
humano se postrase con amor ante la Cruz, poco antes
objeto de las más tremendas maldiciones? Si el Cristo
no era Dios ¿cómo es que triunfó del. mundo precisa-
mente en el momento en que aparece como el más vil
de los hombres, como un criminal sacrilego que muere
con la más afrentosa de las muertes?

LA ORACIÓN 0E<. HUERTO

Ordenó también la Divina Providencia que la Re-


dención del linaje humano se obrase por medios
análogos á los que habían ocasionado su ruina. Por eso
quiso Jesús morir crucificado. En un árbol estableció
el Demonio el trono de su imperio, en el árbol de la
212 EL MONTE CARMELO

Cruz puso Cristo el trono de su amor; el fruto envene-


nado de aquel árbol de maldición fué desastrosísimo al
género humano porque le ocasionó la muerte, el fruto
que pende del árbol sagrado de la Cruz es medicina
para el género humano, y le dá la vida eterna: asi su-
cedió que con las armas que el Demonio habla vencido
al hombre, con esas mismas el Demonio fué ven-
cido.
Esta victoria altísima, éste soberano triunfo es el
que la Iglesia celebra el día del Viernes Santo con estas
inspiradas palabras: "Canta, oh lengua mía, las victo-
rias del mas glorioso combate: di el ilustre triunfo que
el Salvador del mundo alcanzó sobre la Cruz, y cómo
venció siendo crucificado. Compadecido el Criador del
engaño con que nuestro primer padre incurrió en la
muerte por el bocado de la dañada fruta, escogió desde
entonces éste árbol sagrado para reparar los daños del
árbol maldito. ¡Oh árbol elevado! ¡Oh Cruz rigurosa!
No. estés ahora tan yerta, ablanda un poco tu dureza,
inclina esas ramas altas, abájanos ese tan precioso fruto
para que lo podamos gustar. ¡Oh Cruz fiel! Tú eres
entre todos los árboles -el más noble. Ningún bosque
ha producido otro semejante ni en la hoja, ni en el fruto,
ni en la flor. Todo es dulce en tí: dulce la maleza, los
clavos dulces, dulcísimo el peso que sostienen.
Cumpliéronse ya los proféticos cantares de David,
cuando dijo á las naciones: ¡Reinó Dios desde el ma-
dero! ¡Oh árbol hermoso! ¡Oh árbol venturoso, de cu-
yas ramas estuvo pendiente el precio del mundo. ¡Salve!
oh Cruz preciosa! ¡Salve, única esperanza nuestra!...,,
Este es el himno que canta la Iglesia el día aniver-
sario de la muerte de Jesús: himno de gloria, himno de
triunfo, porque al pié de la Cruz comenzaron las sobe-
ranas glorificaciones de Jesús y sus grandes triunfos
sobre el infierno y sobre el mundo.
cftüomsus EST • ÚÍÉ

Desde entonces triunfan en la Cruz todos los que


triunfan.
Decís que la persecución arrecia, que el presente es
la hora y la potestad de las tinieblas, que despuntan
en el horizonte auroras de sangre, que nos encontra-
mos ya en la cumbre del Calvario... ¡Esperad, esperad
un poco! ¡Esperad con firmeza! ¡La hora de Dios, la
hora de la victoria va á sonar muy pronto! ¡Confiad,
mortales! ¡El triunfo de los impíos dura sólo tres días!
¡El día tercero resonará en el Universo el himno del
triunfo eterno, el Aleluya de la Resurrección y de la
Gloria!
J^R. fiflilDÓ,
JX&&<> <g>9 <ffi 9 <^> <§>„ <g?g <g>g <g><? ., iQ^kS^iM^f. «.<3> «i<S> »;<®> «><S> «<£> f><^> « ^ « ^ ^ Y

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CONSUMMATUM E8T

A cercana la hora de su muerte repasó Jesús en su


memoria todo cuanto había hecho para nuestra salva-
ción, todo cuanto había enseñado, su doctrina, sus mila-
gros, sus recomendaciones, todo el plan de su Iglesia
te
cimentada sobre roca, hasta el último detalle, y pudo
entonces decir muy bien con satisfacción íntima: todo
está acabado, todo está cumplido, ya está accesible el
camino del cielo, y si la humanidad escucha mis pala-
bras y cree .en ellas, si sigue mi doctrina, su salvación
es segura.—No pudo darnos más facilidades de las que
nos dio para nuestro remedio. Con los milagros afianzó
la fé, con sus palabras arraigó la esperanza, con su
amor enseñó la caridad. Su doctrina muestra el camino
que se debe seguir. Con los sacramentos reparó los es-
tragos de la tierra y precavió los asaltos del enemigo.
Con la oración nos otorgó armas para combatir, y en
los sacerdotes nos dio gulas seguros para no extraviar-
nos. Nada falta, pues, para que el que quiera salvarse,
se salve: nuestra voluntad ha de decidir.
¿Deseamos salvarnos? Ya sabemos el camino: no hay
sino seguirle é implorarla gracia. ¿Queremos salvarnos
sin seguir el camino que Jesús nos marca? Eso no es
posible: hay que seguir ese, porque no hay otro. No
sirven subterfugios; no puede faltar una tilde de la ley
de Dios, y nuestro deber es estudiarla y seguirla como
el asunto más importantante de nuestra vida, el que
más nos debe preocupar el que más debemos atender.
Toda la vida empleó Jesús en enseñarnos, en guiar-
nos, en probarnos su amor, toda nuestra vida debe ser
también para agradecérselo, obedecerle y amarle; pe-
COiJSÜMAíATUto EStf ál5

dirle nos socorra para que no pare todo en buenos de-


seos; no descansar hasta que los deseos se transformen
en obras; alimentar el espíritu meditando todos los días
la santa vida del Hombre-Dios, su pasión, su muerte,
sus divinas palabras; encadenar nuestros pensamientos
á los suyos; buscarle, acompañarle y sacar de su com-
pañía la firme resolución de servirle á El solo hasta el
fin, para que al llegar nuestra última hora podamos de-
cir también: Todo está acabado y cumplido, en lo que
cabe de nuestra imperfección.
£OR ^UROBA,
S¿»,^.^,0v , 0 ^^ 0 vl^ 0 '>i v . B v< !> _ 0 '>^ 0

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A - ¡ ^ $ £ T ¡ í i t f " S í , A T & f ~ S r t i c ^ ^ i i t ^ f i l f j 3 t T ! í ' i t U f d f ^ t r T J T ^ * • * ' • * » t / A < t , - > v ^ \ t > > v ^ \ t / A ^ J g

COMPASIÓN DE MARÍA

*¡|J|N el drama del Calvario que la Iglesia Nuestra Madre conme-


mora en estos días, absorbe nuestra atención y todo el interés de
nuestro espíritu la noble figura del Divino Jesús, que ofreciéndose
voluntariamente á una muerte ignominiosa sufre inmensos dolores,
porque inmenso era el amor que sentía hacia los hombres. Pero en
este cuadro de una tristeza sublime que eleva el alma á un mundo
superior, aparte de la figura del Redentor se destaca otra, no tan
principal como aquella, pero sí de verdadero interés para nuestro
corazón, la figura de María.
La presencia de María en la muerte de Jesús en el Calvario, es
la expresión más sublime y como la personificación del dolor que
ennoblece y dignifica, porque el dolor, á manera de cierta cualidad,
viste ol alma de hermosura y esplendor, ó bien obra en ella como el
fuego en el barro que le da fuerza y virtud.
El dolor está siempre en razón directa con el aprecio y amor á
la prenda perdida, y como María amaba á Jesús con un amor casi
infinito, así también su dolor fué casi infinito. Ella le amaba como á
hijo suyo y como á Dios; como á bijo suyo, único, concebido no por
obra de varón sino por virtud del Espíritu Santo, que reunía en
grado eminente todos los doDes de naturaleza, hermosura, bondad,
talento, discreción, gracia, etc. etc. le amaba sobre el amor de las
mujeres, más que todas las Madres puedan amar á sus hijos; y como
á Dios, le amaba más que todas las criaturas juntas, más que todos
los Angdos, Querubines y Serafines; y así debió ser inmenso su
dolor, y sin un auxilio especial de Dios no hubiera pjdido sufrir
tanto aquella naturaleza humana, aunque tuviera, como en realidad
tenía, la más alta virtud, que ayuda poderosamente.
San Bernardiuo de Sena dice que'si el dolor de María se repar-
tiera entre todos los hombres, morirían todos de dolor; y el Profeta,
COMPASIÓN DE MARÍA 21?
atónito al contemplarla, no sabe á quién la puede comparar, porque
es nada el dolor de Jacob al saber la noticia de la muerte de su hijo
muy amado; ni merece mención la pena de Job al verse privado de
sus hijos y de todos sus bienes, sentado en un mu'adar cubierto de

JU IkliUil

pies á cabeza de una asquerosa llaga y despreciado de ?u mujer y de


los amigos; ni el llanto de David por la muerte de su hijo Absalóu
ni el sentimiento de Heli al saber que había sido tomada el Arca del
Señor, ui lodos estos dolores juntos sirven al Profeta de término d,Q
218 EL MONTE CARMEtO

comparación, porque dice que es grande su dolor como la grandeza de


los mares que no se puede medir, magna est velut mare contritio tua. Y
en verdad que la imaginación se pierde cuando piensa uno loque de-
bió sufrir una Madre tan tiorna y amante que asiste á la muerte de
su hijo y no le puede prestar ningún consuelo, ningún alivio, que oye
que tiene sed y no puede refrigerar sus labios secos con un poco de
agua, que le vé en los brazos de la Cruz y no puede darle un abrazo(
que oye como le llaman ladrón, blasfemo, impostor, que nadie me-
recía la muerte como él, y oye después á su hijo que se queja de que
su Padre le haya abandonado.
Inmensa debió ser su aflicción y pena y, sin embargo, dice el
Evangelista, que junto á la Cruz de Jesús estaba su Madre, stábat
juxta Crucem Jcsu Matcr cjus; y la \ alab.ra stalal no solo significa la
presencia de una persona, sino que denota fortaleza, y por eso dicen
los Santos Padres que no estaba la Virgen abatida, ni caída por el
dolor, ni quejosi p>r la pena, siuo que estaba de pie como columna
de fortaleza, silenciosa, secundando con su consentimiento y confor-
midad de voluntad los decretos del Padre, y aunque su corazón es-
taba como un mar de amargura no quería apartarse de allí, porque
comprendía que era aquel el lugar que le correspondía como Corre-
dentora del génoro humano. Porque desde el momento que Dios
pidió su consentimiento para la Encarnación le asoció al Divino Re-
dentor para que los dos efectuasen la grande obra de la reconciliación,
ya que los dos sexos pocaron en el Paraiso. Y perqué en el Calvario
se consumaba la obra, debía estar allí María, y así, mientras Jesús se
ofrecía al Padre para ser inmolado, María ofrecía su hijo; mientras
Jesús derramaba la sangre de sus venas que debía purificar nuestro
corazón, María derramaba abundantes lágrimas para lavarnos más
de la mancha que habíamos contraído; mientras Jesúi nos abría su
costado como entrada que conduce á la Gloria, María nos abría sus
brazos para acogemos en su seno de misericordia y amor é introdu-
cirnos en el Cielo, ya que Ella es la puerta; mientras Jetús nos decla-
raba hijos del Padre por adopción, María se constituía Madre nuestra
por gracia para que por su intercesión casi omnipotente consigamos
los frutos de la Redención.
Cristianos, María es nuestra Madre, Madre de bondad y misericor-
dia, Madre que sufre inmensos dolores para regenerarnos ala vida
de la gracia, para que por su mediación consigamos el Cielo.
Y no nos compadeceremos de Madre tan buena en su inmensa
aflicción?
J^R. f^ÁCiDO M,« DEL f.
- v K r ' S K - * " - í M . ' í S w » ' - M M í S í ; ! * ' - . I M ; ^ ; » - - • . w f ^ S í ' V " " - • w f ' S r - v - " . • w i ' . y j w - " • - • • M f S r W "

CANCIÓN DE CRISTO OÜE PADECE POR EL ALMA

Un pastorcico solo está penado,


Ajeno de placer y del contento,
Y en su pastora firme el pensamiento
Y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado,
Que no le pena en verse así afligido,
Aunque en el corazón está herido;
Mas llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
De su bella pastora, con gran pena
Se deja maltratar en tierra ajena,
El pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico; ¡ay desdichado
De aquel que de mi amor ha hecho ausencia
Y no quiere gozar de mi presencia!
Y el pecho por su amor muy lastimado.
Y á cabo de un gran rato se ha encumbrado
Sobre un árbol, do abrió sus brazos bellos,
Y muerto se ha quedado asido de ellos,
El pecho del amor muy lastimado.
pAN jlUAN D2 LA J T R ' J Z

•*^*-<
iffiTi i I í I I 11 iTíi'i 1111 ii iiiifiiiiifiiiniiiiiHlMiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiMiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiMiTliiiniiiiiiiiiiiiiiiii'ni'liiHiiiiiiiiiiiM

MEDITACIÓN BÍBLICA

®)¿2-| N nuestros oídos sonaron las proezas del Dios de nuestros


W g T padres.
*** Nuestros padres nos las contaban, y con admiración oíamos
f de sus labios las obras grandes que el Señor hizo en sus días
y en los antiguos tiempos, cuando nuestro pueblo esperaba en Dios
y á Dios invocaba y Dios salvaba á su pueblo.
Su diestra poderosa desterró de una tierra bendita A las gentes
que la habitaban, y en ella puso A nuestros padres porque quería
establecer sobre ellos un reinado de paz y de amor.
No conquistaron esta tierra nuestros padres porque fueran
muchos, ó poderosos, ó guerreros, no por la virtud de su espada ó
por la fuerza de su brazo: niños eran al lado de sus contrarios que
eran gigantes; pocos eran y mal armados; y sus enemigos cubrían
el país y estaban diestros en el manejo de las armas. Pero la dies-
tra de Dios peleaba por ellos, y una luz que dimanaba del rostro
divino les dirigía; Dios tenía sus complacencias con ellos; y las
gentes que lo veían, dijeron: verdaderamente es el pueblo de Dios,
y Dios está en medio de ellos y obra sus hazañas.
Tú, Dios mío, Tú eres el Rey de nuestro pueblo; porque nos-
otros hijos somos de aquel pueblo que á Tí invocaba, y á quien Tú
dirigías y dabas la victoria; Tú eres, porque Tú no te has mudado.
En esta confianza y apoyados en Tí, nosotros también volteare-
mos á nuestros enemigos, como un toro voltea con los cuernos un
haz de paja, y los aventaremos como un labrador aventa la parva
en la era, y los desparramaremos como el viento desparrama el
polvo déla tierra.
En tu nombre,Señor,desbarataremosánuestros adversarios que
se han levantado contra nuestro pueblo. Porque no hemos de con-
fiar en nuestro arco, como tampoco nuestro» padres confiaron; ni
pondremos nuestra salvación en la punta de la espada; sino en Tí,
Señor, que salvaste A nuestros padres de los que les ponían en
aflicción, y cubriste de vergüenza á sus enemigos, y de Tí nos ven-
drá nuestra gloria, y nosotros á Tí daremos alabanza.
Pero ¿qué es esto, Señor, que mi esperanza ha salido vana?
Nuestros padres esperaron en Tí, y Tú salvaste á nuestros pa-
dres; nosotros hemos esperado, y nos has dejado en olvido, y cu-
bierto de confusión á }a faz de Jos que nos perseguían- Pertenecer
MEDITACIóN BíBLICA Mi

á nuestro pueblo es tenido ya por oprobio, y nuestros ciudadanos


se avergüenzan de haber nacido.
¿Dónde está el Dios que hizo aquellas proezas que nuestros pa-
dres nos contaban? ¿qué se hizo de su diestra? ¿qué fué de su poder?
Hemos salido á la pelea, pero nuestro Dios no ha salido á la
frente de nuestros ejércitos; y hemos tenido que dar las espaldas
á nuestros enemigos, y hemos sido presa de las gentes y las na-
ciones han devorado lo nuestro. En pública subasta se ha vendido
nuestra tierra, y unos mercaderes la han llevado de valde, porque
nadie daba precio.
Los pueblos vecinos nos burlan como á necios y con desprecio
nos dicen: bien os está por vuestra estulticia.
Avergonzados estamos ante las gentes y nuestro rostro se cubre
de rubor al ver los sarcasmos que nos dicen y al ver á nuestro ene-
migo gozoso en su victoria.
Esto ha sucedido á nuestro pueblo, porque nuestros pasos iban
por la senda de la maldad.
Queríamos ir por camino ancho, por el camino de los deleites,
por el camino del bienestar temporal, y este camino ancho y espa-
cioso, lleva á la perdición: allí, en su término nos han cubierto las
sombras de muerte, y se nos ha olvidado el nombre de nuestro
Dios, y hemos extendido las manos á un Dios extraño.
Pero levántate, Señor, y ya más no hagas como que duermes;
porque ya sé que no duermes de verdad, Tú que guardas á Israel.
Levántate, y no nos desampares como si estuvieras olvidado de
tu pueblo.
Vuelve á nosotros tu rostro y olvida el pecado que hicimos.
Míranos humillados hasta el polvo; para que confundas Tú con el
polvo á los impíos que nos persiguen.
Levántate, Dios mío, y date á conocer á las gentes, y no por
.nuestras obras, sino por tu santo nombre, redímenos de nuestros
contrarios, para que nosotros digamos á nuestros hijos lo que
nuestros padres nos decían: Grande es el Señor y digno de alaban-
za por las obras que hizo en nuestro pueblo.
f R . /iNGEL AVIARIA.
*X* %l^ ^I* fyL* "^" *NL** »1^» *W^ *U** . f w 4 *X" *X* *sl** n^L* *\l^i *¿s* *W" Ni**1 *\jy» . *±** *X" ^^* *X* ^|y*

REFLEXIONES

Es muy buena compañía el buen Jesús y su sacratísima Madre,


y gusta mucho que nos dolamos de sus penas, aunque dejemos
nuestro contento y gusto algunas veces.

Si estáis con trabajos ó triste, miradle camino del huerto, qué


aflición tan grande llevaba en su alma, pues con ser el mismo su-
frimiento, la dice y se queja de ella; y miradle atado á la columna,
lleno de dolores, todas sus carnes hechas pedazos por lo mucho
que os ama; perseguido de unos, escupido de otros, negado de sus
amigos, desamparado de ellos sin nadie que vuelva por Él, helado
de frío, puesto en tanta soledad que el uno con el otro os podéis
consolar; ó miradle cargado con la Cruz que aún no le dejaban
huelgo... Turnad, hijas, de aquella Cruz, no se os dé nada de que os
atrepellen los judíos, porque él no vaya con tanto trabajo, no ha-
gáis caso de lo que os dijeren; haceos sordas á las murmuraciones;
tropezando y cayendo con vuestro Esposo, no os apartéis de la
Cruz ni la dejéis.

Si estáis alegres, miradle resucitado, que sólo imaginar cómo


salió del sepulcro os alegrará; más con qué claridad y con qué
hermosura, con qué majestad, qué victorioso, qué alegre, como
quien tan bien salió de la batalla adonde ha ganado un tan gran
Reine, que todo le quiere para vos.
SAKTA JERESA
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i i i M i i i i i !i i ¡i i ; M M i i ii i i i i ! i i i i i i i i i i l i i i ii i i

SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

III
(CONTINUACIóN)

Jjf OLVIENDO á mi padre ¡cuan lejos estala yo de


\y) pensar en las grandes pruebas á que Dios iba
á someterlo antes de llevárselo á la gloria.
Serían las dos ó las tres de la tarde de un her-
moso día. Mi padre estaba de viaje, y no debía de
regresar tau pronto ccino yo lo deseaia.Me hallaba
asólas mirando desde una ventana que daba al
jardín: ideas muy lisonjeras ocupaban mi infantil
imaginación, cuando veo frente al coladero un hombre
vestido lo mismo que mi padre, la misma talla y su
mismo modo de andar, pero más encorvado y enveje-
cido que él. Digo envejecido, para dar una idea general de su perso-
na; porque yo no vi su rostro, puesto que llevaba la cabeza cubierta
con un velo. Al verle avanzar con paso lento á lo largo del jardín,
me sentí o r n o presa de un temor sobrenatural que rae hizo exclamar
con una voz temblorosa: «¡Padre, Padre!...» Empero el misterioso
personaje no oía, al parecer, mi voz, y continuaba su marcha sin
volver su rostro hacia mí, y al fin desapareció de mi vista.
Esta visión profétiea no duró más que un instante: pero instante
que se grabó profundamente en mi memoria, hasta tal punto, que
hoy día á pesar de haber transcurrido larg09 años la t ogo tan pre-
sente como entonces.
Mis hermanas, que estaban reunidas en una habitación muy
próxima á la mía, al oirme llamar á nuestro padre, no pudieron me-
nos de impresionarse. María, afectando toda la serenidad posible me
dijo: «¿por qué llamas al padre, sabiendo que está en Alenqón. Yo
224 EL MONÍE CARMÉÍÓ

les conté lo que acababa de acaecerme; y para tranquilizarme, me


dijeron, que sin duda la niñera, quiso darme semejante broma.
Mas Victoria, una vez interrogada, respondió que no había aban-
donado su cocina; además nadie podía persuadirme que yo no había
visto un hombre, y que este hombre no se parecía á mi padre. Después
recorrimos juntas al jardín, y en vista de que no vimos á nadie, di-
jéronme mis hermanas que no me preocupase más. Pero ¡ah! no me
fué posible dejarlo de mi imaginación; y estaba persuadida que algún
día se me descorrería el velo de esta visión profética.
Y. V. R. madre mía, está al corriente de todo: era en efecto, mi
padre á quien Dios me hizo ver encorvado por l;i edad y ostentando
en su venerable porte la señal de sus grandes pruebas.
Mas ¿por qué Dios dispuso que fuese una niña como yo el sujeto
de esta visión? ¡He aquí uno de esos misterios impenetrables que so-
lamente en el cielo comprenderemos! Dios sin duda alguna nos pro-
porciona las pruebas á medida de nuestras fuerzas. En esta época no
me sentía con suficientes fuerzas morales para soportar la idea de la
muerte de mi padre, y si yo hubiera podido comprender el alcance
de aquella visión, sin duda alguna hubiera muerto de dolor. Un día
mi padre se hallaba sobre los últimos peldaños de una escalera, y,
viéndome al pió de ella, me dijo: «Sepárate un poco, mi reinecita,
porque si llegara á caer, te aplastaría.» Estas palabras de mi padre
me causaron una Conmoción interior inexplicable; y en vez de ale-
jarme, traté de aproximarme cuanto me fué posible, pensando en mi
interior: Al menos, si mi padre llegase á caer no pasaría yo por el do-
lor de verle morir; quiero morir con él.
No me es posible manifestar el amor que yo tenía á mi padre.
Todo en él era para mí objeto de admiracióu. Cuando me hablaba de
cosas serias y graves, y esto lo hacía con frecuencia, como si yo fuera
una mujer formal le decía con naturalidad: «En verdad, que si ha-
blara V. de este modo á los gobernantes de seguro que le proclama-
rían á V. rey; y Francia sería tan feliz como jamás lo haya sido; mas
por otro lado seríais desgraciado, como lo son todos los reyes; y ade-
más dejaríais de ser rey únicamente para mí, por lo mismo yo pre-
fiero que no te conozcan.»
Entre la edad de siete años vi por primera vez la mar. Este espec-
táculo me causó una impresión profunda. La majestad del - océano, el
mugido de las olas, todo, en fin hablaba á mi espíritu y me represen-
taba la grandeza y el poder de Dios. Me acuerdo, que en la plaza, un
señor y una señora-ine miraban con suma ate.ición, y, después de ha-
ber interrogado á mi padre si era su hija, le dijeron que era una niña
muy linda. Mi padre les rogó que no prosiguiesen en sus alabanzas. Yo
esperiuienté un gran contento al oir á mi padre; pues en verdad, no
me suponía tan bien parecida como decían aquellos buenos señores.
Mis hermanas medían mucho sus palabras para no hacerme perder la
sencillez y el candor infantil, y como yo las creía en todo cuanto me
decían, no daba gran importancia á las mi r ada3 y ali bauzas de las
personas extrañas.
La tarde de este día en que vi por primera vez la inmensidad del
SOR TERESA DE JESÚS 225
océano; á la caída del sol, me senté con mi hermana Paulina sobre
una roca desierta, y mi espíritu se extasiaba contemplando la puesta
del rey do los antros, representándomelo como la imagen de la gracia
que ilumina en este valle de lágrimas á las almas que le son fieles; y
desde entonces formé la firme resolución de vivir siempre en Jesús y
por Jesús que es el verdadero sol de justicia.
{Se continuará)

DcaucnuiitHtN i a Uc L H urwZ
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LA VERDAD DE LA MUERTE

i II
La muerte.... ¡Cuando por vez
Desconocida doncella, primera le vi á mi lado,
que os habéis de mí acordado tenía el rostro tan feo
y por carta de ese amigo que me dio horror el mirarlo!
que os sirve de intermediario • Una hermana tan hermcsa
me pedísteis que os hiciera como un capullo temprano
favor tan recio y extraño que competía conmigo
á vuestra edad y en los tiempos sus juegos y sus halagos,
frivolos que atravesamos, cierta noche húmeda y fría
yo adivino que tenéis
de Febrero, que me callo
el alma hermosa en tal yrado
porque al recordarla trae
que su hermosura aventaja
siempreámi cuerpo un espasmo,
á la del rostro, aun pensando
que será grande en extremo tendida estaba en su cama;
la que á Dios le plugo daros; vestida estaba de blanco;
porque pedir á un artista con sus pestañas inmóviles
en vez de versos profanos y con sus ojos cerrados;
que halaguen vuestro amor pro- con una sonrisa helada
y un crucifijo en las manos,
(pio me partía el corazón.
y alaben vuestros encantos, y aunque niño, fui pencando
unos versos á la muerte, que no era todo en la vida
asunto tan serio y vasto risas, placeres y cantos.
cuyo recuerdo tan solo Después... mi madre!... una ma-
causa horror á los mundanos,
denota una alma tan firme (dre
y pensamientos tan altos, sabéis lo que es?... demasiado
que os coloca por encima lo sabéis si la perdisteis
de vuestro sexo, hoy pagado y hablar más de ello es en vano;
más que de grandes ideas, si no la hubieseis perdido
de incienso, flores y trapos. también con razón me callo;
que os desgarraría el alma,
solamente de pensarlo.
(Se continuará.)
j _ . J^AM DE yiu.
IMItlIlllllllllIIIIIIIIIIMIIIHIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIinilllMllllllllItlllllllllllllllllllllllMIUIIlllllllllIlllilllllllllllllMIII
^ S Í ^»T TR^^S?^ T ^ K S ? ^TF^P^ T r ^ ^ o TS^*^T^ * ^ 5 « ? " T ^ S ^ ? ^ T í F ? ^ ^ vrK£5?^ ^r?5^iT T ^ Z ^ T "
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' ** "^T*fc'T**<^T>4 ' *T^ **T** •p* *s

EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

XII

E la Pintura demos un paso más, y nos en-


contraremos con la Arquitectura sin salir
del terreno de las Bellas Artes. De ella no
podemos decir al igual que de la Pintura y
de la Música, que fué criada por el Catoli-
cismo, pues el Paganismo nos ha dejado
i monumentos admirables, y aunque fué
incapaz de elevarse á ideas sublimes
por medio de la Pintura y de la Música,
fué fecundo en la Arquitectura y ha le-
gado á la posteridad magníficas demos-
traciones de su genio creador en esta
materia.
La Arquitectura es á un tiempo arte
bella y arte útil, y es el rama de la humana actividad que más se
asemeja en su modo de ser á la naturaleza por la admirable armo-
nía con que abraza todos los elementos del saber, para satisfacer á
un tiempo á la razón y al sentimiento. Por eso la Arquitectura es
el modelo más acabado de todas las artes y el arte cuya compren-
sión es más vasta. (1)
En su sentido más lato, la Arquitectura comprende cuanto se
refiere á la construcción en toda su generalidad, ó sea el arte de
emplear los materiales utilizando su resistencia. Pero por los inmen-
sos progresos realizados con el tiempo, así en losmediosde construc-
ción como en la cantidad y diversidad de obras demandadas, se ha
dividido la profesión en varios ramos, reservando el nombre espe-
cial de Arquitectura al arte de construir los edificios habitables y
sus análogos ó derivados y dando el de Ingeniería á las profesiones
diversas cuyo principal objeto se dirige á la actividad industrial.
(1) Véase César Cantú, Mr. Burke, Halpín, el Dicción. Enciclop. Hispa-
no-Americano, etc. etc,
228 EL MONTE CARMELO _^

Los innumerables calificativos que la Arquitectura recibe co-


rresponden á los diversos aspectos con que se la considera. Aten-
diendo á los procedimientos de su estudio, se ha llamado Arquitec-
tura teórica al conjunto de enseñanzas matemáticas, físicas, esté-
ticas, históricas y naturales que forman la parte especulativa; Ar-
quitectura práctica, al estudio de las artes mecánicas que concu-
rren á la edificación; y Arquitectura legal, al conocimiento de las
leyes y reglamentos que rigen la propiedad urbana y la profesión
del constructor.
En la aplicación de la obra realizada, ¡a Arquitectura se divide
en géneros que la denominan monumental, religiosa, doméstica,
rural y naval. Las condiciones y aspecto de cada composición ca-
racterizan á primera vista el género á que un edificio pertenece,
pero muy pocas de esas condiciones tienen en sí la cualidad de des-
pertar ideas determinadas y precisas acerca del destino de la
obra ó del pensamiento que la ha engendrado, pues por lo co-
mún el efecto que producen en nosotros los monumentos es de-
bido tan sólo á una asociación de ideas dentro de un sentido
vago é indeterminado, como el de la Música, arte que realiza e
tiempo y con el movimiento lo que la Arquitectura en el espacio
y con el equilibrio
Esta indeterminación del problema arquitectónico ha conducido
á diversas combinaciones para producir el mismo resultado, y de
ahí los distintos estilos que han caracterizado las diferentes épocas
de la historia del arte. Para clasificar debida y metódicamente esos
estilos se debe atender á los elementos primordiales de la construc-
ción que pueden reducirse á tres: el macizo, la columna y el arco.
A ninguno de los tres elementos puede señalarse origen fijo ni filia-
ción conocida: todos se encuentran á la vez en los elementos más
antiguos, y su orden de precedencia, cualquiera que sea, no importa
para la cuestión presente. Lo que caracteriza los estilos no es la pre-
sencia de ninguno de los tres elementos, sino aquel que entra como
base fundamental de la composición.
El macizo ha entrado en las construcciones arquitectónicas des-
de los sencillos túmulos de los antiguos' guerreros. Arrancando de
las canteras grandes piedras, con poca ó ninguna labor colocadas
en la obra, se erigieron en tiempos anteriqres á la historia escrita
los monumentos informes que constituyeron la Arquitectura mega-
lüica ó céltica por haberla estimado privativa de los celtas; y po-
niendo esas masas en hiladas irregulares como gigantesca mani-
postería, se construyeron en tiempos así mismos remotísimos las
portentosas murallas que pareciendo obra de titanes de la fábula,
se han llamado pelásgicas ó ciclópeas y se han atribuido á los pri-
meros, pobladores de la Grecia.
Entre todas las Arquitecturas antiguas, la que más sobresale es
fct CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES '¿20

la Arquitectura egipcia en su parte monumental* La Arquitectura


china y la india siguiendo el mismo método han tenido la fortuna
de vivir hasta nuestros días al través de transformaciones suce-
sivas que las nuevas razas y las diversas religiones han introdu-
cido en ella. Bien al contrario la Arquitectura, americana ha des-
aparecido cuando la invasión de las razas europeas cortó el curso
de la civilización indígena. La Arquitectura asíria parece seguir
el mismo curso. La persa que le sucede inmediatamente, i"troduce
como uso preferente la cúpula que le da un estilo original.
Como fundada esencialmente en el uso de la colocación sin que
se la pueda señalar ascendencia cierta en ningún otro estilo, se
manifiesta desde remotos tiempos la Arquitectura griega, madre
y raiz de las Occidentales y tipo acabado de belleza y de inspira-
ción artística. De ella tomó sus formas exteriores la Arquitectura
romana, pero apartándose de su índole esencial empleó sistemática-
mente el arco en los vanos y la bóveda en los techos, y eso tan al
principio que bien se puede asegurar que recibió esos elementos de
fuera, creyéndose no sin fundamento que provinieron de la Ar-
quitectura Etrusca propia de la nación que en tiempos antiquí-
simos dominó la Italia central
Con la Arquitectura romana termina el catálogo de los diversos
estilos que componen la Arquitectura antigua ó pagana, y sobre
sus disgregados miembros, rompiendo lazos tradicionales que
habían acabado toda la espontaneidad artística, se constituyen con
un pensamiento de unidad los estilos que han de dar origen á la
dominación de la Arquitectura cristiana. El arco se apoya sobre la
columna, y la bóveda sobre el arco, y esta idea que ha de ser el
manantial de donde surjan las más atrevidas y complicadas formas
de la Edad Media, es base de un nuevo estilo llamado Arquitectura
latina. Persia envía desde el Oriente el uso de la cúpula con pe-
chinas y arcos torales á Constantinopla donde se da principio á
otro arte cristiano con el nombre de Arquitectura Visantina.
Aprovechó-el Occidente los elementos de virilicfad de uno y otro
estilo y creó al fin la Arquitectura románica donde la razón, la
tradición, la ostentación y el buen gusto caben dentro de la grande
y sublime unidad de.su concepto.
Con los mismos medios y modelos, pero con más capacidad
para lo minucioso y agradable que para lo viril y elevado, los mu-
sulmanes han hecho de deleznables materiales la Arquitectura Ara~
be; cuya hijuela la Arquitectura mudejar lleva la influencia de las
combinaciones hasta tiempos, recientes. Demuestra tan radical dife-
rencia entre esas dos Arquitecturas el hecho de no haber producido
la mahometana más que variaciones accidentales, mientras que con
la práctica y el estudio de sus cultivadores dio la cristiana origen
nú ÉL MONÍE CAÍtMELO

á la Arquitectura Gótica, acabado ejemplo de brillantez y de be-


lleza y última evolución natural y lógica de la Arquitectura
clásica.
Llegado el siglo XVI se determinó un movimiento general de
las disposiciones arquitectónicas hacia las líneas horizontales y los
grandes vanos, sin abandonar las antiguas formas que cada vez
se habían pronunciado más en sentido de elevación, resultando un
nuevo estilo llamado de Renacimiento, porque en este cambio se
vio una renovación de las olvidadas formas clásicas más aplicables
al objeto que las usadas hasta entonces; renovación que era el
ideal de la época en todos los ramos del saber y del arte. El princi-
pio aceptado condujo á sus naturales consecuencias y depurando
cada vez más la aplicación de las formas antiguas resultó la Ar-
quitectura Greco-Romana ó de restauración, llamada también mo-
derna porque hasta la época presente sigue siendo la base funda-
mental de la edificación.
(Se continuara)
^R. SAMUEL DE ¡SANTA J E R E S * .

JESÚS EN EL SEPULCRO
É 4- ^ 4'- ¿íí ¿te. ^ ^ ^ tfc ¿&z l& &. fifi sfc ibí tfc £&• ífe j5fe.*i* ?ii ^

^ /jv /jv >jv f %^ f % $ $ ^ ^

FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTU DIO GRITIGO-LITJERABIO

III
VIDA DE SAN JUAN DE LA CRUZ

SEñALAD \s de un modo particular las excelencias y primores del


Genio de la Historia, resta examinar, aunque más á la ligera, las
que encierra otra producción de Fr. Jerónimo, en que alcanzó la
palma clásica, mereciendo figurar dignamente al lado de Sigüenza,
Yepes, Rivadeneyra y Nieremberg. Aludo á la Vida de San Juan
de la Cruz, (1) de quien era ferviente devoto y admirador el insig-
ne carmelita aragonés.
Empieza en el proemio describiendo la elevación y nobleza del
Instituto carmelitano, y lo hace ciertamente con singular gallardía
y delicadeza de pensamiento y estilo. "Tuvo—dice—la Sagrada Re-
ligión del Carmen en su primera formación y nacimiento, como
perfecto parto, madre y padre La madre (origen y parto principal
en esta espiritual generación) fué la sacratísima Virgen María,
nuestra Señora, aunque prevista sólo entonces en una pequeña y
misteriosa nube, donde la adoró, muchos siglos antes de nacida,
el gran Profeta y Patriarca nuestro Elias, en cuyo honor instituyó
su antigua y santa Religión. Por lo cual fué esta celestial Virgen
la principal autora y patrona de esta Orden, y como tal (entonces
en la ordenación divina, y después en la realidad del ser) siempre
su especial amparo, abrigo y fidelísima tutela. El padre de esta
misma Religión fué el prodigioso y santísimo Profeta Elias; cela-
dor ardiente de la gloria de Dios, voz de sus oráculos y ostenta-
ción de su poder, nacido en llamas, arrebatado en fuego, y reser-
vado en amenísimo lugar para defensa de la Iglesia en los postre-
(1) Para el examen y análisis de esta obra me valgo del Compendio de
la misma que antecede á la edición de las Obras espirituales... por el
B. P. S. Juan de la Cruz (Madrid, Compañía de impresores y libreros del Rei-
no, 1872,) edición enriquecida con un prólogo del sabio escritor don Juan
Manuel Ortí y Lara.
232 .EL MONTE CARMELO

ros días. (1) De tales padres fué hija la ilustrísima y antiquísima


familia del Carmelo.,,
Hace notar luego Fr. Jerónimo la semejanza entre el nacimien-
to y la regeneración del Instituto Carmelitano, con lo cual queda
éste sobremanera realzado y enaltecido. "A este modo—continúa—
en su renovación, cuando por medio de la Reforma de Descalzos
en España vino esta misma orden á ser reengendrada y como
formada segunda vez, la proveyó asimismo el Cielo para su rege-
neración de madre y padre. La madre (parte aquí también primera
y "principal) fué la esclarecida virgen y santa madre nuestra Teresa
de Jesús, vivo y perfectísimo retrato de aquella celestial y verda-
dera Virgen Madre, que sin agraviar el virginal decoro, antes con-
sagrándolo, tuvo el ser fecunda; pues á imitación suya conser-
vando Teresa un precioso tesoro virginal para su divino Esposo,
fué juntamente madre espiritual de innumerables hijos en Cristo.
El Padre de esta misma Reforma Carmelita fué otro segundo Elias,
en cuyo espíritu, como si primer Juan, y en su nombre, vino al
mundo armado de ardiente celo, rodeado de penitente austeridad,
y arrebatado después en llamas de seráfico ardor á la esfera de una
perfección muy encumbrada. Tal fué nuestro Beato y devotísimo
Padre San Juan de la Cruz, lustre y primitivo honor de esta su re-
formada Familia, maestro, guía y capitán de los Religiosos Descal-
zos Carmelitas... Que si bien la Santa gloriosa, como universal ma-
dre y fundadora nuestra, dio a! Beato Padre, y en él á todos, ejem-
plo y enseñanza del Cielo, en lo que fué lícito á su estado y condi-
ción de mujer, no pudo en la inmediata instrucción y vivienda con
los Religiosos ser dechado, suyo, y así proveyó la Divina Majestad
quien supliese por ella en esta parte, dándole un hijo tal, que en
orden á la crianza de los demás hermanos luciese el oficio de padre
y de maestro... Para que esta segunda generación del antiguo Car-
melo se asemejase á la primera, habiéndole dado el cielo por ma-
dre á una Santa Teresa, retrato de la Virgen, le dio por padre á un
Juan imitador de Elias. Ambos, padre y madre, tan semejantes en-
tre sí, cuanto perfectos; ambos de inocentísima vida, nunca man-
chada con pecado grave; ambos vírgenes purísimos, y que c< v su
trato causaban pureza; ambos maestros de celestial ductri.a v í a
ción; ambos escritores de Teología mística excelentísimos; ambos
enriquecidos con dones celestiales; ambos labrados coa trabajos
increíbles; ambos de maravillosa vida y muerte llena de prodigios;
y, finalmente, ambos tan semejantes y tan unos en todo, que vie-
nen a ser como un solo principio de esta Reforma. Tal (dejando las
grandezas de la Santa para su Historia) hallaremos al Beato Padre

(1), ¡Qué descripción tati viva y enérgica -del Profeta Elias! ¡No puedo
darse en breves palabras más cumplido retrato! Si paroce que estamos vien-
do al Profeta tal y como le han trazado la Historia y la tradición.
ÍR. JERÓNIMO DE SAN J081Í 23á

en ésta: varón verdaderamente apostólico y profético, poderoso


en obras y en palabras, con duplicado espíritu de vida y doctrina,
y en todo tan celestialmente eficaz, que, si con el ejemplo da luz,
con la doctrina ejemplo. „
Refiere Fr Jerónimo el nacimiento de San Juan de la Cruz con
lozano y brioso estilo. Aludiendo al padre, dice: "Con ser Gonzalo
de Yepes de tan honrado apellido, clara familia y bien emparenta-
do, le hallaremos en un estado muy humilde, y oficio de un pobre
tejedor. ¿Qué maravilla, si á José Esposo de la Madre de Dios, su
Padre putativo, y descendiente de Real centro, le hallamos con el
cepillo eh la mano?,, Hubo de prendarse Gonzalo de las excelentes
dotes morales de una huérfana recogida en casa de una piadosa
viuda de Hontiveros. "Viéndola Gonzalo de Yepes—dice Fr. Jeró-
nimo—y pareciéndole bien su virtud, honestidad y recogimiento,
estimando esto por única y riquísima dote, sin hacer caso de otra
riqueza ni resplandor mundano, trató de casarse con ella.,, Dis-
gustó á los deudos ese casamiento y dejaron sin amparo al pobre
mozo, quien arredrado de los su3_os, se acogió á Dios, que este
efecto causan en sus siervos los desvíos del mundo.,, Ejercitóse en
el oficio de tejedor y tuvo tres hijos. Describe Fr. Jerónimo la con-
dición de cada uno: "El primero, que se llamó Francisco de Yepes,
fué seglar y persona de vida ejetnplarísima y alta oración, regala-
do de Nuestro Señor en ella con mercedes muy extraordinarias,
sin que para esto le estorbase el estado matrimonial; que cuando
se toma y vive en élsólo para gloria de Dios, como este siervo
suyo, no impide sus altas comunicaciones y regalos... El segundo
hijo, que se llamó Luis, se fué en tierna edad florida aún con la
inocencia al cielo, ganándosele á los demás por la mano. El terce-
ro, fué N. B. Padre San Juan de la Cruz, remate de tan dicho-
sa generación, que con solo este hijo fuera felicísima y fecundí-
sima.,,
Se. le puso al niño el nombre de Juan, "ora por haber nacido en
el día del Bautista, ó Evangelista, ora por alguna otra devoción á
honor de alguno de los dos Santos. Parece fué ordenación divina
se ignorase en cuál de los dos días nació nuestro Juan, ó a honor
de cuál de estos dos Santos le llamaron así, para que lo podamos
referir á entrambos, pues á entrambos pareció en el nombre y en
la gracia significada por él, siendo como el Bautista, príncipe y
dechado de monjes, y como el Evangelista, místico y elevado es-
critor. „
Muerto el padre, quedó "la madre pobre y sola, desamparados
todos, más por eso mismo muy á cargo del amparo de Dios, por
cuya cuenta corren los más olvidados del mundo. Padecía la hones-
ta viuda mucha necesidad, sin que bastase á remediarla el trabajo de
sus manos, nunca ociosas, por ser el lugar corto y desacomodado
§§4 fit feofett cktíitíA
para quien había de valerse y comer de sólo ellas. Por esta causa
pasó á Medina del Campo, villa muy crecida entonces y abundante
con la frecuencia y riqueza de sus tratos y cambios.,.
Describe Fr. Jerónimo el singular empeño que tenía la madre
en educar cristianamente á sus hijos. "Criábalos—dice—no con me-
nor vigilancia que pobreza, atenta á que fuesen buenos, ya que no
les podía dar el ser ricos, deseando que por medio de una buena
educación aspirasen á la verdadera riqueza de la virtud; fácil de al-
canzar á cualquier pobre el más mendigo. Enseñóles con cuidado
los principios y fundamentos de nuestra santa Fe, á invocar el
nombre dulcísimo de Jesús, á traer siempre en la boca el de María,
á orar con las voces y afectos de la Iglesia, á reverenciar lo sagra-
do, á temer á Dios, á estimar lo bueno, huir de lo malo, y aficio-
narse á todo linaje de virtud, trabajando la buena madre mucho
con sus hijos, porque en estas primeras noticias, que pintan la tabla
rasa del entendimiento, no se mezclase impresión de objeto menos
conveniente al resto de la edad, sabiendo muy bien que la vasija
nueva conserva por largo tiempo la fragancia del licor con que al
principio la ocuparon.,,
Y continúa el insigne Carmelita describiendo los frutos de tan
esmerada educación. "Con la buena educación de la madre descu-
brió luego el niño Juan, entre los demás hermanos, una particular
y como nativa inclinación al bien, á la piedad, á la devoción y á
todo ejercicio y afecto virtuoso. Era de suyo tan manso, humilde y
compuesto, que desmentía su sosiego A su edad, su edad á su mo-
destia, señalando ya en las flores de aquellos tiernos años el fruto
que después había de dar tan sazonado á Dios, lbale su Majestad
desde entonces formando muy á su gusto, y pintando en su alma
y cuerpo una hermosísima imagen de alta perfección, la cual co-
menzaba desde ahora á delinear con inclinaciones y muestras vir-
tuosas.,,
Encarece Fr. Jerónimo las regaladas muestras de amor con que
cuidaba del niño la Soberana Virgen María y relata un caso pro-
digioso que, aun cuando conocido, na es posible dejar de consignar
ese relato como dechado de narración limpia y sabrosa. "Jugaba
un día—dice Fr. Jerónimo—el niño Juan (dando al tiempo lo que
pide el tiempo) con otros de su edad, junto á un estanque ó balsa
profunda y cenagosa, y era el juego cirar á lo hondo unas varillas
y volverlas á coger cuando salían fuera: queriendo, pues, el niño
Juan coger la suya y alargando para esto el cuerpo más de lo que
convenía, vencido de su mismo peso dio consigo en la balsa. Hun-
dióse al punto, pero luego volvió á, salir sobre el agua, como si
fuera la varilla que solía tirar, y sostenido sin hundirse, estaba sin
lesión ni turbación alguna. Mostróse allí presente quien le hacía
aquel beneficio y libraba de peligro tan grande, que era la Virgen;
^RAY JERÓNIMO DK SAN JOS¿ í'¿0

princesa de los cielos, la cual añadiendo á este favor nuevo regalo


y extendiendo la mano, pedía al niño la suya cerno para sacarle
fuera. Mas él viéndola tan hermosa y limpia (que hasta los niños
reconocen su hermosura y limpieza,) rehusaba dársela, por no en-
suciarla con el cieno que se le había pegado en la hondura. Entre-
túvose un rato de esta suerte aquella Soberana Reina con el niño
repitiendo ella el mismo favor, y él también la misma cortesía,
hasta que llegó á la balsa ó estanque, dicen que un labrador, por
ventura sería Ángel, sí ya no el glorioso San José (como lo mos-
traba la insignia de una vara que traía en la mano), el cual alar-
gándola se la puso al niño en las suyas, y asido de ella, le sacó á
la orilla libre y sano, y se fué. Bien verosímil parece que estando
la Virgen Sacratísima ocupr.da en sacar al niño del peligro, ayu-
dase á esta obra no otra menos digna persona que su bendito Es-
poso. Quedó, habiendo salido, el niño muy alegre, sin turbación
alguna ni otra novedad más que el alborozo que le había causado
la vista de aquella Señora tan celestial y hermosa, y desde enton-
ces quedó en su alma tan impresa y fija la devoción á la gloriosa
Virgen, que jamás la pudo olvidar, ni el regalo y beneficio que en
esta ocasión le había hecho, y así se enternecía mucho con la me-
moria de este caso, siempre que se acordaba de él, y particular-
mente cuando pasaba por el puesto donde le había sucedido.
Parece vemos aquí al gran niño Moisés en su canastillo de juncos
sobre el agua (aunque el nuestro amparado de mis noble Princesa)
reservada su vida para caudillo de un pueblo del Señor, á quien
salido del Egipto de este siglo, había de guiar á la prometida tierra
del Cielo por las asperezas y desierto de una retirada y penitente
descalcez. (1)
jlosé JGN, J/ALENTí.

(Se continuará)
(1) Capítulo 1.
PUBLICACIÓN RECOMENDABLE

0 u Santidad León XIII, en su solicitud por todo lo que redunde en bien


de las almas y atañe al decoro de la Iglesia, ha inculcado repatidas veces
la necesidad de que la música en el templo no se aparte nunca de su índo-
le propia y corresponda siempre á la gravedad y majestad del culto divino.
Nadie ignora y todos confiesan la superioridad, poderío é inimitables
bellezas del grave y majestuoso, á la vez que dulce y suave, canto grego-
riano, para mover á los fieles á la más religiosa devoción; empero, la Iglesia,
nuestra común Madre, amante de todo lo bueno y santo, estrecha cariñosa-
mente entre sus brazos, todos los progresos del arte cristiano, y de la mú-
sica religiosa de una manera especial, porque forma parte del culto católico
y por el alto fin á que se la destina; por lo tanto, ve con buenos ojos, y
alaba el uso en la iglesia del género polifónico y cromático, siempre que
esté inspirado por el espíritu de las funciones que le acompaña, que corres-
ponda religiosain»nte al significado del rito y de las palabras, porque solo
así se hará digna de la Casa de Dios y conseguirá elevar el alma de los
fieles á la contemplación de los sagrados misterios. Por consiguiente, la
música que se ha de ejecutar en la Iglesia, no basta que sea buena, que
esté conforme con todas las reglas de composición, sino que además es pre-
ciso que sea religiosa, devota, honesta, cual corresponde al lugar sagrado
en que se ejecuta y á los fines á que se dirige. Por esto puede afirmarse
que, cuanto más se acerque una composición musical á la índole del canto
gregoriano, qtie la Iglesia mira como verdaderamente suyo, tanto más podrá os-
tentar el título de música religiosa.
No sólo se ha de tratar de alejar en absoluto de los templos toda música
inspirada en motivos y reminiscencias profanas, sino que se han de apoyar
las publicaciones de música religiosa escrita por maestros de verdadera vir-
tud y saberj y darla entrada en nuestras funcionas sagradas, cueste lo que
cueste y pese á quien pesé. El sacrificio de nuestro gusto y propia voluntad,
la costumbre y la rutina, no debe ser obstáculo para poner á salvo el de-
coro de la Iglesia y lo que la piedad de los fieles y el mismo arte reclama
de los que de un modo ó de otro toman parte en los cánticos religiosos. Y
no se diga que el pueblo no entiende, ó que le gusta tal ó cual composición;
esto, sobre no ser cierto y sí falso, es como declararse partidario de esas
mismas composiciones. La sagrada liturgia, el culto divino, no está some-
tido al gusto particular de los fieles, ni por otra parte es lícito satisfacer el
capricho del pueblo en aquello que está en contraposición con las determi-
naciones de la Iglesia. El pueblo será según se le eduque; dadle música
SECCIÓN MUSICAL 137

buena religiosa y devota, y acabará por no gustarle otra; esto es, si parte
dol pueblo se inclina por la música non sancta, es por culpa, más 6 menos
grave ó directa, de los músicos y de los que debiendo prohibirla, no solo no
la prohiben sino que la toleran y... aplauden.
Aun suponiendo que la existencia de la música en el templo no tuviere
otro motivo que la costumbre inveterada con fuerza de ley, no se librarían
de culpa los que tantas profanaciones permiten en la casa del Señor, porque
sería hacer poco honor á la Iglesia, acusándola de inspiradora y fautora de
instituciones á la cuenta inútiles y costosas, y sería sobre todo desconocer
enteramente su fin. Y aun cuan lo fuera una mera costumbre, debemos creer
que la costumbre sería de ejecutar música cual corresponde al significado
¿el texto, y no costumbre de oir música pésima, ohavaoana, de mal gusto y
sin ningún sabor á devoción y piedad.
Hay música para ser aplaudida con guantes de cabretilla; música pura-
mente recreativa, de solaz y entretenimiento, música popular y callejera;
música de estudio, y música para pagar á Dios el tributo de adoración que
todos le debemos, música para orar. Ahora bien, si en el concierto, en el
café, en la plaza, so desecha la música religiosa, ¿por qué en la Iglesia ha
de tener cabida la música que solo á esos lugares correspondí3? ¡5e»nosdirá
que también en el teatro se 03-0 alguna vez música roligiosa, Cinrt•) es, p ro
se ha de notar quo cuaudo esto sucede, es decir, cuando se quiere ejecutar
música religiosa, tienen buen cuida lo lo3 oomp >sit irjs de reemplazar la
orquesta por el órgano, quo es el rey de los instrumentos, y hacernos oir
salmos y melodías apropiados, siquiera soan protestan tes, como en los Hu-
gonotes de Meyerbeor. Mas en la Iglei-ia, dond*; nunca hace falta y siem-
pre estorba el género profano, con frecuencia se oye música que no cor-
responde al decoro y grave lad de la Casa de Dios, música que no tiene
de religiosa nada más que la letra, y á veces, ni esto, pjr las mil y mil
repeticiones, por el trastrueque de las palabras y otros abusos que la
quitan todo buen sentido; letra que, si la viéramos en los libros litúr-
gicos ó dovosionarios tal cual apireoe en las obras musicales, merecería la
mayor reprobación, aún de aquellos que no ti n m inoonvon'ente de oiría
puesta en música. Véase lo que dice el prospecto del RRPBKTOIXIO SAORO MU-
SICAL, cuya publicación ha motivado estas cuartillas... «Nuestras aspiracio-
nes son siempre las mismas: dar á los centr s dichos,sin 511*' nos mueva nint/una
idea de lucro material, las obras de música religiosa, que más generalmontj so
usan, y desterrar en lo posible de la cusa de Dios la multitu l de obras munteales
insulsas, de pésima factura y (}e muy dudoso sabor religioso (cuando no de entera-
mente profano), que, desgraciadamente y por unas ú otras causas, se ejecutan con
excesiva frecuencia.» ¿Quo cuáles son estas causas y como se remedian? la ín-
dole de lina bibliografía no nos permiten entrar de lleno en tan delicada
materia, si bien j a hemos apuntado algo, mas, con el favor de Dios, no de-
jaremos de contestar en otra ocasión, desde estas mismas columnas de E L
MONTE CARMELO, Basta por hoy, para nuestro intento, recomendar la pro.
tección de las buenas obras religiosas nvusicales, t ú como el REPERTORIO
SACRO-MUSICAL; publicación mensual que, bajo la dirección de don Antonio
Lozano y de don Miguel Amandas, dignísimos maestros de capilla de los
santos Templos Metropolitanos del Pilar y el Salvador (La Seo) de Zara*
goza respectivamente, vo la luz pública en dicha capital. Está ya en el se-
gún lo año de su existencia, habiendo publícalo en el primer año catorce
238 flt ÍÍOKÍfc CARMfiLÓ

obras para voces j órgano, y cuatro para solo órgano; algunas de ellas, debi-
das á los señores maestros Lozano, Arnaudas, Agüeras, Mocoroa, Chulvi y
Borobia
Esta publicación ha sido recomendada en los Boletines eclesiásticos do
varias diócesis; entre otras, las de Huesca, Barbastro, Bidajoz, Zaragoza,
Salamanca, Pamplona, Las Palmas y Calahorra, por sus respectivos Ilustrí-
simos señores Obispos y Vicarios Capitulares.
Otra de las buenas condiciones de la publicación es, que el aumento de
abonados ha de redundar en beneficio de los mismos, to la voz que, á sus
fundadores no les mueve ninguna idea de litera; los beneficios so invertirán
en mejorar la publicación, ora del papel ora en el número de páginas men-
suales, sin alterar el precio de subsirip úón, que son diez pesetas anuales-
En Alemania, Francia é Italia so cuentan por docenas las suscripciones
de música religiosa; y en nuestra querida España, ¿cuántas tenemos?... No
deja de ser este un dato parala historia de la música española.
Convengamos todos, finalmente, en la verdadera importancia de la bue-
na música religiosa en las funciones del culto católico. Cuando monos, y no
es poco, sirve como de r e d i m o que conduce á los fieles al templo del Señor,
y sobre toáo, para excitarlos más y mis en el amor de Dios, para conservar-
les y aumentarles la alegría, para llevarles á orar á Dios y oxaltarle, y para
moverlos hacia el origen ¡ m u r t a l de toda ballozi y de todo bien, Dios, iiey
et .•rao do cielos y tierra.
f R. JA, J, f<to.

."\ <!>/?.
NUESTROS SUSCRIPTO RES DE MADRID.—Les rogamos que para renovar la
Í2ji£ suscripción para el presente año de 1902, se dirijan á la Residencia
de P P . Carmelitas ó á las librerías Católicas de don Gregorio del Amo
ó de don Enrique Hernández, calle de la Paz, 6.
COLECCIONES DE « E L MONTE CARMELO».—Se han encuadernado las colec-
ciones del primero y del segundo año do nuestra Revista y véndense así
encuadernadas la coloc^ióu del primer año & 6 pesetas y la del segundo á
8 pesetas.
SOLEMSK CONSAGRACIóN DE LA NIñEZ AL DIVINO REDENTOR.—Las noticias
que del Homenaje y Consagración de los niños al Divino Rodentor se
reciben á diario, son cada voz m i s consoladoras. Nada podemos detallar
en el presento número, pues excederíamos los límites que nos hemos pro-
puesto, contentándonos tan sólo con comunicar á nuestros lectores al-
guno que otro dato suficiente para que formen idea del desarrollo de
obra tan simpática como la denomina el Congreso de Tarento. Como las
listas van cubriéndose en su mayoría, si bien todavía no hayan sido remiti-
das á sus respectivos Cantros, hoy indicar irnos tan sólo el movimiento da-
do con esto motivo á la Consagración de los niños en todo el mundo. Cata-
rina («Sicilia) ha sabido en osaooasión desplegar el mayor esplendor en los
cultos de la Consagraron, durando éstos cuatro días consecutivos, en los
que al incansable celo del canónigo djn José Ciíf, iniciador con el P. fio-
240 ELMONTB CAEMáLO

berto do Santa Teresa do la obra del Homenaje y/ Consagración de la niñez


al Divino R;dentor se unió la tierna y pastoral solicitud del Eminentísimo
Cardenal Nava, Arzobispo de Catania, ha dirigido á toda su vasta Diócesis
una fervorosa Pastoral, en la que exhortaba á todos á consagrar la niñez al
Divino Redentor y & contribuir con alguna limosna para la erección del mo-
numento, y contribuyendo con su asistencia á su mayor realce. No han sido
menos conmovedoras las fiestas de la Consagración colebradas en Cremo-
s a , realzadas también con la presencia de su amado Prelado, y dirigidas
con acierto por el M. R. D. Emilio Lombardi, rebosto do San Agustín. Los
mismos cultos se han celebrado en Zara, Brescia, Venecia, etc. Donde no
se han perdonado gastos y exsede toda ponderación el esplendor y brillan-
tez que á esta Consagración han querido dar, han sido en las Américas, do
. las que podremos ocuparnos con más detención en otro número. Entrotanto
sirva de satisfacción á nuestros lectores saber que en Santander, donde se
halla establecido el Centro tanto de España como de América, y donde ofi-
cialmente,\ie dentro y fuera de la ciudad se hallan actualmente alistados unos
20.128 niños, esperándose por momentos nuevas noticias de provincias, se
están llevando á cabo las gestiones nooesarias para celebrar en Mayo próxi-
mo la Consagración de la niñez al Divino Redontor, tanto de la ciudad co-
mo de toda la Diócesis, con el mayor esplendor posible, al que es de espo-
rar contribuyan cuantos de una manera más ó monos directa se relacionen
con la educación y cuidado de los niños. Sabemos que el Reverendísimo
Prelado ha bendecido y secunda con celo este movimiento, al quo so han
ofrecido á cooperar por su parto los Rft. párrocos y coadjutores encargados
de las parroquias, el Reverendo Padre Superior do la Compañía do
Josús, los preclaros hijos de Don Bosco, las Rerendas Madres Suporioras
de todas las Comunidades existentes en la actualidad en la capital, y
por fin nuestros Padres, quo han. aceptado gustosísimos ol formar parto ac-
tiva en tan noble tarea, tanto más noblo cuanto que obodoce á aquel divino
llamamiento: Sinito párvulos ad me veniro, dejad á los niños quo so acer-
quen á mí ¿Quién podrá presentar obstáculos á obra tan bolla, quo tiene por
objeto poner bajo el manto do la divina protección á los quo en brevo han
de formar la futura Sociedad? Consagrémoslos á Jesús, para quo voan tiem-
pos más felices que los ,nuestros: consagrémoslos á Jesús para que si on-
cuentran, como nosotros, aridez, persecuciones en ol camino del bien, sopan
al evocar la memoria do que son soldados de Cristo, luchar sin rotroceder,
combatir sin tregua, morir si necesario fuera por sostonor la causa Santa
quo juran defender al consagrarse á Su Divino Maestro, renovando aquellas
promesas que, hechas en el Santo Bautismo, tienen, ¡por desgracia! hoy día
tan en olvido la mayoría de los católicos.
A vosotros, padres do familia, á vosotros, educadores de la niñez va diri-
gido este llamamiento, á vosotros, sobro todo Sacerdotes dol Altísimo, quo
mejor que el rosto de los cristianos podéis comprondor la fuorza do aquel
llamamiento del Divino Jesús: Sinite párvulos ad me venire, dojad á los
niños que se acerquen á mí. Ellos si supieran el camino, si comprendieran
las ventajas del estar cabe Jesús, correrían á sus pies presurosos: hacédselo
vosotros comprender, y los beneficios quo ellos reporten de este trato con ol
Señor redundará también á vuestro favor.
Este es el primer llamamiento que la j u n t a organizadora dirige á la
Ciudad y diócesis de Santander, esperando comunicarlo en el próximo nú>
CfeONICA CáRMELIíANA 24Í

mero detalles del Programa que está redactándose en estos momentos, si


no es que estuviere ya redactado cuando nuestros lectores reciban este
número.
L A JJNTA ORGANIZADORA DE LA GOKFAGBACIóN. ,

HABANA CATóLICA —M. R. P . Drtor. de E L MONTE CARMELO.—Si entre


las noticias que su bien dirigida Revista comunica á sus lectores acerca de
los triunfos que nuestra madre la Iglesia consigue diariamente sobre sus
enemigos en toda la redondez dol globo, tuvieran cabida estas mal traza-
das líneas, que por primera vez me tomo el atrevimiento de enviarle, le
ruego reserve un corto lugar para, si se lo merece, insertar la reseña de los
que en esta bendita tierra, regada con la sangre de los.doscendientesdelos
más acérrimos defensores del lábaro do nuestra redención, vá consiguiendo
de día en día.
Desde que el frío y mortal egoísmo del gobierno yanki, arrebató al pue-
blo español, contra todo derecho y por la soberana razón de ser el más fuerte,
la bandera de soberanía que por tanto tiempo había ondeado en esta rica
isla, traída á través de los mares por esforzados varones, una falange de
sectarios de Lutero se abalanzó hacia el pueblo cubano, que siempre con-
secuente á las enseñanzas paternas ha conservado el espíritu de sumisión
á la cátedra del Vicario de Jesucristo, y ha sabido en medio de sus más te-
rribles reveses, hacerse fuerte en sus tradiciones religiosas, sustentándose
del manjar sólido de la verdadera doctrina, que le ha dado .fuerza para con-
trarrestar el furioso huracán de la impiedad.
Mas, abandonada á los sentimientos de un pueblo, en su mayor número
adverso á las creencias de nuestra sagrada religión católica, apenas ésta
había podido salir hasta ahora puertas afuera del santuario para mostrarse
radiante de claridad y magnificencia al pueblo fiel de la Habana, reducido
por leyes opresoras y tiránicas so color do orden y tranquilidad pública á
manifestar sus religiosos sentimientos en el recinto de los templos.
Pero el sol de la libertad ha lucido por fin páralos católicos cubanos,
gracias & las instancies de las piadosas damas de la Habana que se han pro-
sentado ante las autoridades civiles pidiendo se les deje usar u n derecho,
que les había sido usurpado, como era el de manifestar los sentimientos de
sus católicos corazones ante el mundo todo; ésta ha sido la causa de que
nuestras funciones sagradas hayan de poco tiempo á esta parte revestido la
pompa de sus pasados tiempos y las imágenes que nuestros altares ostentan
á la veneración de los fieles hayan podido pasear acompañadas de los acor-
des de la música las calles de nuestras ciudades; mas no me detendré ahora
en reseñar una por una estas grandes fiestas que en poco tiempo se han se-
guido unas á otras, y dejando para más adelante algunos detalles que no
deben pasar desapercibidos para que se formen los lectores de E L MONTE
CARMELO una idea, auque vaga, de los adelantos de la religión, pasamos,
aunque sea cambiando el orden cronológico de los hechos, á bosquejará
grandes rasgos la última manifestación del sentimiento católico con
motivo de la solemnidad que en esta nuestra iglesia de San Felipe Neri ha
tenido lugar el 19 de Enero, día en que nuestra madre la Iglesia ha celebra-
do la festividad del Dulce Nombre de Jesús.
Desde las primeras horas de la mañana, ya las naves de nuestro desaho-
gado templo se hallaban materialmente ocupadas por los fervientes adora-
dores del milagroso Niño Jesús de ." Praga, quienes acercándose lleáos de
242 EL MOHTE CARMELO

fuego santo á la mesa eucarística, deseaban estrechar en su pecho á Aquel


por quien suspiraba la Esposa de los cantares.
Mas lo que llegó á impresionar nuestro corazón de un modo inexplica-
ble fué el contemplar á los alumnos de nuestro colegio que, preparados do
antemano, cual lo reqiiiere el acto de la sagrada comunión, se acercaban
por primera vez á la sagrada mesa. Momento feliz para esas almas, vestidas
de inocencia y de candor en medio de los corrompidos vapores de un mun-
do impregnado de malicia. Hacemos votos para que el Divino Niño perma-
nezca en sus tiernos corazones y su fé crezca con sus años hasta que el os-
curo velo de la carne se descorra en la presencia de su Criador.
A las ocho y media se celebró la fiesta principal, celebrando la Misa
nuestro dignísimo R. P. Prior, ayudado de los Rvdos. Padres Remigio de
Sta.Teresa y Constancio de San José. Apenas los sacerdotes empezaban á
subir las gradas del altar, cuando los ecos de delicadas notas arrancadas
por la experta mano de los más hábiles artistas de esta ciudad á sus afina-
dos violines, hirieron nuestros oídos, y el entusiasmo llegó á apoderarse
de nuestro corazón; la Misa ejecutada era la del célebre Mozart y ol diroc-
tor de la orquesta el hábil y bien conocido compositor señor Anherman á
quien el nutrido coro de voces supo corresponder sin una discordante nota.
El sermón estuvo á cargo del elocuente R. P. Aurelio do la Virgen del Car-
men tan conocido entre sus paisanos por la facilidad y claro desarrollo de
sus ideas, como demuestra en el cargo de orador sagrado, quien por espa-
cio de cuarenta minutos tuvo suspenso de su fácil palabra al selecto audi-
torio, que con la más devota atención escuchó la sublime idea «de como la
devoción que hoy más quo nunca reina en el mundo católico hacia el Niño
Jesús, remonta su antigüedad al tiempo de los profetas, quienes rendían
adoración al Mesías venidero.»
Concluida la Misa, la función dio un intervalo de descanso á los fieles
que se despedían hasta las tres de la tarde en que debía tener lugar el acto
más patético y entusiasta para los adoradores del divino Niño Jesús. Llegó
la hora y el espectáculo que habíamos presenciado por la mañana se repro-
dujo á nuestra vista: volvió al pulpito el R. P. Aurelio y dio principio á los
ejercicios acostumbrados todos los meses, cuales son, la recitación de la
coronilla que lleva el nombro del Niño Jesús do Praga, volviendo á dejar
oir su elocuente palabra dirigida á los innumerables niños, i. quienes hizo
ver el gran valor de la oración hecha por los inocentes, y exhortó á los pa-
dres que allí se encontraban, á que fueran ellos los primeros en dar el ejem-
plo á sus hijos orando y enseñándolos á orar para que las bendiciones del
cielo descendieran sobre ellos, sus familias y hogares. Terminada la plática la
infinidad de niños de diversas edades que conciirren todos los cuartos do-
mingos 4 honrar al Divino Infante, y otro considerable número que en ese
día recibieron la medalla de la asociación, empozaron á desfilar por la nave
central del templo no sin bastante dificultad por la apiñada masa de perso-
nas que había invadido el sagrado templo, formando dos interminables filas,
en las que se «noontraban los del Asilo de Huérfanos de la Patria; desta-
cándose en el centro los estandartes de las diversas asociaciones estable-
cidas en esta Iglesia, quo eran llevados por miembros de las mismas; y de-
trás, con su manecita levantada en acción de bendecir á toda aquella grey
que le precedía agitando sus banderitas como en señal de triunfo, iba lie-
Vado por cuatro niños, el Divino Pastor Jesús, en cuyo rostro se fijaban to-
\
CANICA CARMELITANA 243

das las miradas de las almas ñeles que le pedían no las desampararse en
medio de la tempestad de este nubloso mundo con quien tienen que luchar
en la fatigosa carrera de la vida; cerrando la procesión iban de ministro los
Rvdos. Padres Bernardo de Santa María, Bernabé de la Virgen del Carmen
y Constancio de San José. De este modo las calles de la Habana ofrecían
por primera vez paso franco al tierno Infante que entre el entusiasmo ge-
neral y los acordes de la música que amenizaba la función recorrió, varias
de ellas, recibiendo lluvias de flores que le arrojaban de los balcones, en
medio del más religioso silencio.
J^R. pONSTANCIO DE £ . ¡TOSE <

PRIMERA MISA.—En nuestro Convento de Tarragona, ha cantado su pri-


mera misa el R. P . Emilio de San J u a n de la Cruz, predicando en tan so-
lemne ocasión el R. P . Bracardo. Reciba el nuevo Presbítero nuestra feli-
citación y enhorabuena.
E L R. P . MARTíN.—Leemos en ún periódico de Bilbao:
«Se halla entre nosotros el R. P. Martín, de la Sagrada Familia, Carme-
lita Descalzo, misionero apostólico en la costa de Malabar y Vicario general
de la diócesis de Quilón.
Hace veinte años, este buen religioso, fiel á la voz de Dios y de su voca-
ción, abandonó sa amada patria, y el Indostán ha sido durante todo este
tiempo el teatro de sus tareas é infatigable celo. Aliora vuelve á pisar su
suelo natal, con el objeto do reparar algún tanto sa quebrantada salud, y de
este modo poder reanudar en aquellas lejanas tierras los trabajos y desvelos
de su celo apostólico.
Sabemos que dicho Padre permanecerá entre sus Hermanos, los Carme-
litas de Begoña, por algunos días, y el domingo de Pasión, 16 de Marzo, se
propone dar una interesantísima conferencia de propaganda en la iglesia de
los Santos Juanes, de Bilbao.
Nos persuadimos que su conferencia ha de despertar interés, y dadas las
brillantes cualidades oratorias de que este Padre se halla adornado, y las
favorables referencias de que viene precedido, no dudamos llegará á gran-
gearse del pueblo bilbaíno, las muestras de afecto y simpatía con que le han
distinguido otras poblaciones, y posteriormente Pamplona y Vitoria.
Bien venido sea el virtuoso Carmelita y celebraremos vea plenamente
cumplidos los altos fines que persigue.»
E N HONOR DB STO. TOMáS.—Después de arreglado y compuesto este nú-
mero, hemos recibido una reseña de la solemne función que nuestro Colegio
de Alba de Tormes, ha dedicado á Sto. Tomás de Aquino, y que por falta de
espacio no podemos insertar aquí. La reservamos para el próximo número
que la publicaremos para estímulo de los estudiosos discípulos del Angélico
NECROLOGíA.—Ha fallecido en esta población D. a María Conde, Viuda de
Estrada, señora de acrisolada virtud y sólida piedad cristiana, y que se dis-
tinguía principalmente por su amor á la Virgen del Carmen, á cuyos hijos
favorecía con exquisita caridad. Reciba su atribulada madre y familia nues-
tro más sentido pésame, y encomienden nuestros lectores al Señor el alma
de tan piadosa señora.
C A • • • • • •

• • • ' • •

, L JUBILEO DEL P A P A . — E l día 3 del corriente dio principio el Jubileo


de nuestro santísimo Padre el Papa Le&E^XM por haber entrado en
el XXV año de su Pontificado.
Dicho día, y para dar comienzo á las fiestas del año Jubilar, tuvo lugar
en el Vaticano una solemnidad verdaderamente extraordinaria y conmove-
dora. Desde las primeras horas de la mañana la muchedumbre invadió la
espaciosa plaza de San Pedro, hasta congregarse en ella más de sesenta mil
personas, que, manifestando su gozo por las facilidades que la solemnidad
del día les prestaba para ver al Sumo Pontífice y recibir su bendición, iban
á rendir su homenaje en nombre del pueblo católico.
Cuando se abrieron las puertas del templo hubo momentos de verdade-
ra confusión y las apreturas consiguientes, pues todos querían entrar á la
vez para ocupar los primeros puestos en la iglesia y presenciar mejor la
ceremonia.
El Papa salió por la puerta que dá acceso al Vaticano. Al levantarse la
cortina carmesí y aparecer la venerable figura de León X I I I estallaron en-
tusiásticos ¡vivas! al Papa Eey. E l gritorío de la muchedumbre, los vítores
y aplausos confundíanse con el eco de los clarines da la Guardia del Vati-
cano', produciendo un efecto indescriptible. El entusiasmo de la multitud
no reconocía límites en aquellos momentos. Marchaba Su Santidad en la
silla gestatoria, precedido de los Cardenales, Arzobispos y Obispos y segui-
do de la escolta y Comisiones. Al paso de la comitiva las gentes se arrodi-
llaban poseídas de u n mismo sentimiento, Muchos lloraban al ver de cerca
al Pontífice, que, sonriente y lleno de vivacidad en la mirada, daba bendi-
ciones á derecha é izquierda, emocionado ante cuadro tan sublime ¡
Se observa que Bu Santidad no hizo, como de costumbre, todo el reco-
rrido sentado en la silla gestatoria. Por el contrario, la mayor parte del
tiempo lo pasó de pié al bendecir al pueblo.
Las aclamaciones y los ¡vivas! duraron largo tiempo, hasta que Su San-
tidad tomó asiento bajo un dosel para asistir á la 'gran Misa del Jubileo
que dijo el Cardenal Serafín Vannutelli. Terminada la Misa, el Clero ponti-
ficio entonó el Oremus pro Pontífice y el Te Deum, después del cual Su Santi-
dad dio su bendición solemne al pueblo.
El Papa volvió á ser aclamado con más entusiasmo, si cabe, al retirarse.
La fiesta de este día será de imperecedero recuerdo en los fastos del
Pontificado,
CRÓNICA GENERAL 24Í)

PRINCIPALES FECHAS DE LA VIDA DE LEóN 'XIII.—El día 3 de Marzo cum-


plió Su Santidad noventa y dos años. A, los dieciocho vistió la sotana,
siendo ordenado sacerdote á los veinticuatro; Prelado á los veintiocho; al
punto fué enviado primero a Venevertift y luego á Perusa de Gobernador.
Nombrado Arzobispo de Damieta en 1843, Gregorio XVI le hizo su Nuncio
en Bélgica. En 1853 fué nombrado Cardenal; en 1877 Camarlengo de la santa
Iglesia, y el 20 de Febrero de 1878, después de treinta y seis horas, dé Cón-
clave, Papa. ¡Dios le guarde y le proteja, concediéndole ver el triunfo do
la santa Iglesia, por cuyos derechos y dignidad ha peleado y pelea tan va-
lerosamente!
FELICITACIONES.—El día que León X I I I entró en el"XXV año de su glo-
rioso Pontificado, recibió felicitaciones'de los Jefes de los Estados, y do
innumerables Asociaciones y personalidades ilustres de todo el mundo.
Con el fausto motivo que cpnpaémora estos días la cristiandad, los So-
beranos de las más podeíos^r naciones del mundo envían presentes y Em-
bajadores extraordinarios á la más augusta y legítima representación de
la soberanía, León XIII, y los católicos de todo el orbe celebran con expan-
siones de santo júbilo tan memorable acontecimiento, rindiendo tributo de
agradecimiento al Altísimo por tan singular beneficio.
D. L E ó N CARBONERO Y SOL.—El día 4 del corriente, falleció en Madrid á
los noventa y un años de edad, el decano de los periodistas y publicistas
católicos, Excmo. señor D. León Carbonero y Sol, Conde de Sol y director
de la Revista La Cruz.
Su nombre era bien conocido y apreciado.
La larga vida del Sr. Cjnde del Sol se dedicó por completo á la defensa
de la Iglesia.
Entre las muchas distinciones con que fué honrado, la que más apreciaba
era la de ser el único seglar que en representación de todos los seglares
del mundo figura al lado de. Pió IX en el cuadro donde están colocados los
retratos de todos los p3rsonajes de la Iglesia contemporánea con motivo de
la definición dogmática do la Inmaculada Concepción.
¡Dios haya acogido en su seno el alma del ven erable Conde de Sol! R. I. P
INVITACIóN.—La dirige la R?al Asociación de Hijas de María de Zarago-
za á sus hermanas de Europa y América, que en_ diversas congregaciones
honran á la Virgen como su principal patrona, á contribuir, con suma que
oscile entre 10 y 25 céntimos de peseta, á realizar un monumento que perpe-
túe en el primer templo mariano el amor de las Hijas de María y demás jó-
venes devotas á su Madre Inmaculada. El producto de estas suscripciones
podrá ser enviado á la tesorera de dicha Real Asociación, doña Asunción
Vargas Dolgado (Zaragoza, Alfonso I, 10, entresuelo), la cual entregará la
suma total recaudada á la Real J u n t a de Obras. Deseamos la protoceión de
la Santísirru Virgen para este hermoso proye ato del amor y entusiasmo de
sus Hijas.
RESUMEN POLíTICO.—El señor Sagasta ha vuelto á padecer un recrudeci-
miento de sus achaques que le ha obligado á estar unos días recluido en casa-
Con este motivo algunos conj urados contra su jefatura han pedido so. susti-
tución.
Si esto' hubiera sucedido en Enoro, quizá habría precipitado la crisis y
246 BL MONTE CARME1Ó

cambios políticos de importancia; pero ahora parece cosa tan decidida que
el gabinete continúe hasta Mayo, que nadie cree en la probabilidad de la
crisis. Lo que no quiere decir que, por lo menos parcial, no se verifique uno
de estos días, aunque no sea más que para substituir antes del 19 a don Al-
fonso González, que continúa enfermo, según se dice y al Ministro do Ha-
cienda.quo ya ha presentado su dimisión.
Reunidos los Ministros en Consejo, el martes, día 11, acordaron mante-
ner el dictamen de la comisión sobre el proyecto de circulación fiduciaria,
y en su consecuencia suspender las sesiones de Cortes en la presente legis-
latura, como se verificó por la tarde, leyendo en el Congreso el Decreto de
suspensión. Este mismo día presentó el señor Urzáiz, Ministro de Hacien-
da, su dimisión con carácter irrevocable.
Algunos periódicos extranjeros han echado á volarla especie de que se
piensa constituir un Consejo íntimo ó privado que ayude al rey D. Alfon-
so X I I I en los primeros años de su gobierno, y hasta se ha indicado que lo
compondrían los presidentes del Senado y del Congreso, el Arzobispo de
Toledo, capitanes generales, etc.
Es verosímil, sin embargo, que estos rumores no estén del todo despro-
vistos de fundamento, y que respondan, si no á un proyecto formalmente
sostenido, á las preocupaciones que los amantes de la persona ó institución
real no pueden por menos que sentir al considerar cuan incompatibles sue-
len resultar on la práctica los cortos años con los cuidados graves.
Ya va siendo conocida de todos la conducta que ha de seguir el Gobier-
no on el asunto de la» Asociaciones religiosas al expirar dentro de unos días
el plazo del desdichado Decreto del señor Ministro de la Gobernación. Este
Decreto no lo ha de cumplir ahora el Gobierno, no por falta de ganas, sino
por compromisos más altos que quiere cumplir con la esperanza de lograr
concesiones que le corren prisa. El sistema, pues, del Gobierno con respecto
á las Asociaciones religiosas consiste en aplazar el golpe no por benevolen-
cia álos religiosos, sino por conveniencia propia. Y en esto so funda la creen-
cia de que el señor González saldrá pronto del Ministerio... por decoro, más
que por su enfermedad. Y créese por lo mismo que se susponderán las sesio-
nes de las Cortes, para rehuir el Gobierno los ataques de los radicales. Pe-
ro si los radicales no atacan en las Cortes, de temer es que ataquen fuera, y
empiece de nuevo la serie de manifestaciones y algaradas antireligiosas, y
que la prensa culpe á los frailes de ello por no haber cumplido el Decreto, y
que el Gobierno, por poner paz en los espíritus salga con otro Decreto peor
que el de marras.
Pero Dios sobre todo.
Y que San José proteja á la Iglesia, á las órdenes Religiosas y á España-
JESÚS EN ALMONEDA

Jo quo voy á referir no es histó- —¡Todo! ¡Mis bienes, mi libertad,


rico: sería espantoso. mi vida!
Y, sin embargo, el quo lo cuenta —Pues si son tan preciosas, ¡nos-
ha visto desarrollarse ante sus ojos otros las venderemos.
las escenas que traza: ha oído las Y rechazó con ol pié al sacerdote,
blasfemias quo transcribe. Os pido que vino á caer casi moribundo en
perdón, ¡oh Jesús! y largo tiempo los brazos do algunos fieles.
después de haber visto todo esto —Poco después en la plaza públi-
siente su corazón oprimido, y á me- ca, la multitud se reunía para pre-
nudo, á este recuerdo, su rostro so senciar una almoneda: la vonta de
baña on lágrimas. los muebles de los religiosos.
¿Es sueño?¿Es una simple creación El comisario, abriendo el copón
de la imaginación dolorosamente he- que se había atrevido á sacar él mis-
rida y piadosamente oxaltada? ¡Poco mo del Tabernáculo, vacía las Hos-
importa! tias consagradas en un plato y se
Era al día siguiente á la publica- pone á decir:
ción de lo que se llama: infames de- —¿Las Hostias consagradas, el
cretos. Dios de los frailes, ¿quién las quiere?
A la entrada de una casa de reli- Un silencio lúgubre, un silencio
giosos que habían sido arrojados de muerto acoge esta proposición sa-
á la calle como ladrones, á posar de crilega. Se oyen solamente como ru-
que muchos de ellos eran viejos y gidos sordos, sofocados.
enfermos, la multitud miraba con- Cerca del comisario algunos hom-
movida y triste, aunque inactiva. bres de mirada estúpida y feroz es-
Ante el jefe de aquella expolia- cuchaban y esperaban.
ción, que estaba en pié, con arrogan- —¿Las quieres tú? - dij o á uno de
cia, cerca de la puerta derribada, ellos.
vino á echarse dó rodillas uno de los —No. yo no los quiero; me estor-
sacerdotes expulsados. baría Dios. Quiero divertirme, quie-
—Dejadme entrar para sacar del ro gozar de la vida; quiero perma-
Tabernáculo las hostias consagradas. necer libre; libre en mis sentidos,
—¿Tus hostias? ¿Tus hostias? ¿Amas libre en mi inteligencia, libre en
mucho entonces á tus hostias? mis apetitos. Me darían remordi-
—Es mi Dios, mi Maestro: es J e - mientos; yo no quiero tus hostias
sucristo. Yo os entregaré el copón1 de consagradas.
plata; pero dejadme tomar las hostias. Cerca de él, un hombre, joven aún,
—¿Y qué darías por tenerlas? oía admirado estas palabras;
'248 EL MONTE CARMELO

—¿Quieres estas hostias?—le dijo —Y tú que con espuma en los la-


ol comisario. - bios y las manos carradas, como si
—¡Sí, las quiero! T o m e divertirá tusflucos dedos oprimiesen un puñal,
con ellas, j o me reiré diciendo á estas viendo todo esto, ¿las quieres?
este pedazo de pan: Tu eres mi Dios, —¡Sí.
y haré genufl ixiones ante él. Dád- —¿fara qué?
melas. —¿Eara qué? Yo. las despedazaré,
—¿Quién eres tú, tan atrevido en las coseré á puñaladas, las hollaré
tus palabras? con mis pies, las iré ¿ p r e s e n t a r pi-
— Yo soy el sucesor de Herodes el soteadas y manchadas á las almas
mofador y do los saldados que insul- sensibles, cuyo dolor m> hará reir.
taron en Jerusalen a Jesús de Naza- —¿Que? ¿Eres acaso un verdugo?
reth. —Sí, el descendiente de los que
—Y tú joven de ojos sombríos, crucificaron á Jesús de Nazareth y
que no te atreves á mirar cara á cara, del ladrón que insultó su agonía.
¿las quieres? Todos estos hombres tendían la
— bí, las quiero. mano. El comisario con una sonrisa
—¿Y qué harás de ellas? infernal, se disponía á arrojarlas es-
— M e serviré de ellas para pene- tas Hostias consagradas como se
trar en las almas piadosas y explo- arroja un puñado de bellotas á los
tarlas con mi hipocresía: las rodearé mAs inmundos animales, cuando un
de un respeto ficticio, y, una vez grito, un grito penetrante que domi-
llegado á donde aspiro, las abando- nó todas las"blasfemias, se dejó oir:
naré en medio de la calle. ¡Señor mío y Dios mió! Y una mujer
—¿Quién, pues, eres tú, alma hi- con los brazos extendidos, se arroja
pócrita y despreciable? valerosamente sobre las Hostias con-
• —¿Yo? Un descendiente'de Caifas sagradas, y sollozando las esconde,
y de Pilatos. en su seno.
—Y tú cuya mirada brilla como El hombre de Dios que veía todo
un ascua y chispea como una llama, esto se estremeció de júbilo. Se sin-
¿quieres estas hostias? tió como sacudido y le pareció salir
— Si las quiero. de una visión infernal. El sudor co-
—¿Y qué harás de ellas? rría por su frente, sus manos se jun-
—¡Las venderé! Sé que hay asam- taron y sus labios murmuraron: ¡Se-
bleas que las compran, y las compran ñor mío y Dios mió! Estaba de rodillas
bien caro. Dámelas: tondré oro y con ante el Tabernáculo, haciendo, du-
el oro toda clase de goces. rante la noche, su hora de adoración
—¿Quién eres tú? • y de reparación.
—Un descendiente de Judas,
^^¡UftM^riM
««wn

ABÍANÍSE cumplido en to-


das sus partes las tremen-
das profecías acerca de la
Pasión de Jesús y sonó la
hora de Dios, la hora de los des-
agravios supremos y de las solem-
nes reparaciones.
En el silencio y en la obscuri-
dad del sepulcro yacía el' cadáver
destrozado de Jesús, mientras su
ánima santísima era dichosa en los
profundos infiernos. Alboreaba el
día tercero después de su Muerte y
aquella ánima bienaventurada, que
no había dejado un punto su unión
con la Divinidad, introdújose nue-
vamente en su cuerpo hermosean-
250 S t MONTE CARMELO

dolo y clarificándolo todo; la región de la Muerte retem-


bló pavorosa, un trueno formidable hizo caer como
heridos de un rayo á los soldados celadores del sepul-
cro, y Jesús resucitado salió triunfador á la luz del
mundo, coronado de espléndida majestad v vestido de
inmortalidad y gloria.
Este triunfo gloriosísimo recuerda ahora la Iglesia
Católica y, olvidando sus tristezas y amarguras de
ayer, se entrega á las expansiones de la más pura y
dulce alegría, y repite el gozoso Aleluya que cantaron
los Angeles la mañana de Resurrección. Este triunfo
altísimo recordamos los católicos de todo el mundo, y
repetimos con'alegría, con entusiasmo, con orgullo
santo, el Aleluya de los Angeles, el Aleluya de la Vir-
gen Santísima y de las santas mujeres, el Aleluya de
los Apóstoles y de la Iglesia Católica á nuestro Cristo,
triunfador de la Muerte, triunfador del demonio, triun-
fador del pecado, triunfador de los Escribas orgullosos,
délos Fariseos hipócritas, de los Pontífices corrom-
pidos.
Este grito de alegría, este Aleluya es el mismo que
repitieron sin cesar todas las edades cristianas y el mis-
mo que irá resonando en todos los ámbitos del mundo
por los siglos de los siglos, porque el triunfo de Jesús
es eterno. El demonio, la mentira, la injusticia, el error,
el mal, el pecado, en fin, quedaron derrotados, y para
siempre derrotados: la verdad, la virtud, la justicia y la
gracia triunfaron con Jesucristo, y para siempre triun-
faron. ¡Aleluya, pues, á Jesucristo! ¡Gloria, y honor,
y alabanza por los siglos de los siglos al noble triun-»
fadcr!...
* *
Y el triunfo eterno de Jesús es también el triunfo
eterno de su Iglesia santa. El error se propaga rápida-
mente por el mundo, la Revolución se revuelve contra
TRIUNFO DE JESÜS 251

el Catolicismo, los impíos se revuelven contra Jesús y


encarcelan á su Vicario en la tierra y expulsan á las
Ordenes religiosas, y persiguen crudamente á la Iglesia
de Dios... y dicen algunos que la Revolución prevalece
y que los impíos son los triunfadores. ¡Ay de los que
prevalecen contra la Iglesia de Dios! ¡ Ay de los impíos
triunfadores! Los judíos también prevalecieron y fueron
los triunfadores en la tarde del Viernes Santo, y los ju-
díos son hoy los eternos proscriptos de su patria; y
cuando el paganismo antiguo con sus dioses, con sus

EL BUEN PASTOR

sabios y sus reyes se oponía á la propagación de la Re-


ligión cristiana, triunfaba en las Academias de Alejan-
dría y Grecia y en los Anfiteatros de Roma, y á los po-
cos años el paganismo fracasó, y fracasaron sus die-
ses y sus reyes y sus sabios; y en los tiempos que á
esos tiempos sucedieron, y en los que sucedieron des-
pués, herejías* sin número encizañaron el campo de la
Iglesia y Revoluciones espantosísimas pusiéronla mu-
chas veces en agonías de muerte, y triunfaban al pare-
cer las herejías, y triunfaban al parecer las Revolucio-
nes, pero cuando los impíos se disponían á cantar sobre
252 EL MONfE CARMELO

ella himnos funerarios, entonces precisamente era pa-


sada la hora de la prueba, y la Iglesia de Cristo revivía
con fuerzas y energías sobrenaturales y derrocaba á
los impíos, y triunfaba de las herejías y de las Revolu-
ciones. Y la historia es hoy la misma que fué ayer, la
misma que será mañana, hasta que se cierren los siglos.
No creáis en los triunfos del error, de la Revolución,
de los impíos: son apariencias de triunfos. Cuando los
errores se desarrollan en sus negaciones lógicas, llegan
á una que es la última: á la negación de sí mismos, es
decir, al suicidio; cuando la Revolución ha destruido lo
que Dios ha dispuesto que destnrya, Dios mata á la Re-
volución; cuando los impíos, en el paroxismo de su or-
gullo, llegan hasta atreverse con Dios, Dios derriba á
los impíos con los rayos de su Justicia.
No creáis en las derrotas de la Iglesia Católica; Ella
va recorriendo el camino esplendente de las afirmacio-
nes, y por ese camino de luz avanza sin cesar, á través
de los espacios y de los siglos, de progreso en progre-
so, y de victoria en victoria, y cuando cesen de correr
los siglos entonces habrá terminado su misión salvadora
en el espacio, y coronada de lauros y de glorias pasará
los umbrales de la eternidad, y allí, con los Angeles y
con los Santos cantará el Aleluya del triunfo perdu-
rable.
Ya sabéis por qué entre las violencias y persecucio-
nes de hoy nuestra esperanza es firmísima y nuestra ib
inquebrantable. Ya la gran catástrofe está á punto de
estallar, ya los Angeles exterminadores golpean las
puertas de la ciudad, ya la ira de Dios se cierne sobre
el mundo... ¡No desfallecemos, vive Dios! Tenemos fé
y tenemos esperanza. Si sucumbimos en la catástrofe,
seremos mártires triunfadores; si sobrevimos á la catás-
trofe, cantaremos una vez más. ¡Aleluya á la Iglesia
Católica! ¡Aleluya á Cristo triunfador!...
FR, AMADO,
ate ale alt al¿ a l c a f c a k a l c a l c i t c a l c a f c ate ale ¡Sí ale ale alí ale ale ale ale ale ale ale ¿tí Je ate ale ale ale ate ale ale ale afc

HONRADEZ... AL USO

«Jaira resonaban en mis oidos los vigorosos ecos de la valiente


peroración que desde el pulpito del Santo Templo Metropolitano
de Nuestra Señora del Pilar acababa de pronunciar e1 Cuaresmero
arremetiendo denodadamente contra cierto género de convencio-
nalismos sobre el aportunísimo tema "No hay honradeS sin Re-
ligión," cuando al acompañarle á su residencia por la margen
derecha del Ebro, río privilegiado que entre otras notas de su
riquísimo arsenal de recuerdos y hechos históricos guarda las
celestes y angélicas armonías y la resplandeciente claridad de
aquella memorable noche en que se dibujó sobre sus cristalinas
aguas ía majestuosa figura de la bendita Madre de Dios, que con
serlo ya también de todos los hombres., quiso prohijar de una ma-
nera especial á este pueblo de héroes y mártires que desde aquel
momento pudo llamar á sus felices moradores "Hijos del Pilar:"
al acompañar, repito, al predicador después del sermón, conver-
sando con él animadamente acerca de actualidades del orden
social, se volvió de repente hacia m< y me disparó esta pregunta
en forma de mandato, ruego y encargo, que para todo eso y para
mucho más le autoriza nuestra buena amistad.
—¿Y por qué no escribe usted algo para nuestra Revista de
Santander?
—¡Hombre!...
—Nada, nada; tine usted que hacer un buen artículo.
—Tanto como bueno...
—Pues escríbalo usted malo; pero no hay más remedio que
enviar su firma á Santander.
—Irá, Padre Justo, irá; y usted cargará con el desaguisado si
le hubiere.
—Conforme
Y héteme aquí con las manos en la masa.
Pero antes de entrar en materia, que no será otra que algunas
variaciones sobre el socorrido é inagotable tema que sirvió de
asunto al sermón de aquel día, martes 11 de Marzo del presente
año de gracia 1902, creo conveniente consignar que el Cuaresmero
á quien iba acompañando, inspirador y cómplice á la vez de estas
254 EL MOftÍÉ CASMÉLÓ-

desmedradas cuartillas, no es otro que mi excelente amigo el Re-


verendo Padre Justo de San José, Carmelita descalzo del Convento
de Villafranca, al que tuve el gusto de conocer y tratar en un
pueblo de Navarra en circunstancias semitrágicas que no es del
caso traer ahora á colación.

Digo, pues, que estoy completamente de acuerdo con la verí-


dica é innegable proposición, de que no puede darse honradez sin
Religión. Y la cosa es bien llana.
Discurramos.
La honradez pertenece al orden moral: este orden lo forma el
conjunto de los derechos y obligaciones que competen al hombre
como ser racional: los derechos y obligaciones no se comprenden
ni explican sin la conciencia: el origen de esta, con sus dictámenes
inmutables hay que buscarlo en un primer principio superior al
hombre que no puede ser otro que Dios: y el señalar las relaciones
entre Dios y el hombre solo á la Religión corresponde.
Consecuencia, pues, natural y lógica de este encadenamiento
de verdades axiomáticas es, que la honradez es cualidad insepara-
ble de la Religión.
Y no habiendo por otra parte- Religión verdadera, fuera de la
Católica, Apostólica Romana que Cristo tundo, como irrefutable-
mente lo han demostrado la fé, la razón y la historia en juicio con-
tradictorio con los errores y heregías de los tiempos, resulta que
solo á esta Religión hay que referirse en el caso presente.
Tengo la fortuna de hablar esta vez á convencidos, y ello me
releva de rebatir los falaces fundamentos de las dos únicas sectas
que en mi concepto tienen hoy alguna importancia en el mundo.
El Mahometismo, glorificación del sensualismo; y el protestantismo,
escuela práctica del anarquismo.
Pero aún tratándose del más crudo naturalismo; ¿se comprende
el honeste vivere sin la preexistencia de reglas que determinen de
una manera clara la honestidad de las acciones humanas?
Convengamos pues, en que la honradez bien entendida, tenien-
do por base los eternos principios de la justicia y de la moral, tal
como Cristo las enseñó, no es otra cosa que la práctica constante
de las virtudes cristianas.
Solo que en estos menguados tiempos tenemos los oídos más de-
licados que la conciencia, y no nos resolvemos á llamar las cosas
por sus nombres propios.
Es la nota, poco simpática por cierto que caracteriza una época
de degeneración y rebajamiento de caracteres.
Así vemos que no hay inconveniente en extender patentes de
honradez á jugadores de oficio y dilapidadores de la fortuna pú-
blica y privada, á quienes se llama hombres • de sociedad; á liber-
tinos desenfrenados que no pasan de ser gente alegre; á descreídos
ÍIONRADBZ... AL USO ¿S5
y cínicos de quienes se dice que son sencillamente despreocupados;
á mentirosos, fulleros y mal hablados tenidos por graciosos y ocu-
rrentes.
Y por el contrario, mirar por encima del hombro á las familias
metódicas y ordenadas que aun por la misericordia de Dios abun-
dan, motejándolas de tacañas y mezquinas; á las creyentes y pia-
dosas á quienes se cuelga el Sambenito de fanáticas y mogigatas;
y á las intransigentes en materias vitandas, acusadas de groseras
é insociables.
¿Es esto leal y honrado?
Pues contra esa funesta avalancha de diabólicas tergiversacio-
nes y viceversas levantemos los católicos el pendón de la verdad
en el lenguaje y en la conducta, y digamos muy alto que no puede
ser honrado quien no sienta rectamente de Dios y de su Iglesia, y
alardee de despreciar é infringir sus soberanos preceptos.
Será un acto de justicia seca.
Porque ¿qué clase de honra s>e debe al que tiene en tan poco la
de Dios, la de sus semejantes, y aun la suya propia?
Y sin temor de pecar de malvados ni de maliciosos en vista del
estado de la sociedad actual, concluyamos reconociendo, siquiera
sea con honda pena, la exactitud de una frase familiar que más de
una vez he oído á un amigo de muy buen talento y no menor gra-
cejo: Hay en el mundo una multitud de hombres honrados á quie-
nes por buena composición habría que ahorcar.
^MARIANO J^ABONDA Y VlLLO^UE.

Zaragoza 19 de Marzo, fiesta del Patriarca San José, de 1902.


SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA

IV
El colegio.—Dolorosa separación.—Enfermedad extraña.—Curación mila-
grosa.—Visible sonrisa de la Reina del Cielo.

CHO años de edad contaba cuando reemplacé á


• Leonina que acaba de salir del colegio dirigido
por las Benedictinas. Fui destinada á una clase cuyas
alumnas contaban bastante más edad que yo: había
entre ellas una de catorce años, de bien poca inteli-
gencia, pero de carácter muy dominante. Al ver que,
no obstante mi corta edad, era la primera en mis
composiciones y querida de todas las religiosas, se
apoderó de su corazón tal envidia que me mortifica-
ba lo indecible. Llevada de mi natural y delicada timi-
dez, no sabía defenderme, mitigando mis penas con el
llanto, todos estos disgustos pasaban desapercibidos
para mis hermanas; y como yo no tenía la suficiente para soportar
con resignación estas contradicciones, mi corazón sufría lo que es
indecible.
No debo de pasar por alto la dolorosa separación que tanto con-
movió mi corazón.
Un día dije á Paulina que desearía ir con ella á un desierto: ella
me respondió que tal era su deseo, pero que era preciso esperar á qué
yo fuese de más edad. Yo tomé en serio esta promesa; y ¡cuál noserla
mi sorpresa al oír que hablaba con María de su próxima entrada en
el Carmelol
¿Con qué palabras podría yo expresar las angustias de que se
sintió preso rai corazón? Ea aquellos momentos se me ofreció la vida
con toda «u realidad; liona de sufrimientos y de continuas separacio-
. SOR TBBESA DBL NIÑO JESÚS 257

nes, alivió mi corazón dando rienda suelta á mis lágrimas. ¡Ah! en-
tonces ignoraba lo que es el sacrificio; y como que era débil conside-
raba como una gracia especial el sobrevivir á una prueba, al parecer
superior á mis fuerzas. •
Nunca se borrará de mi memoria la ternura con que me consoló
mi buena hermana Paulina, la que como he dicho, miraba como una
segunda madre. Me explicó minuciosamente lo que es la vida del
claustro, en especial del claustro Carmelitano; y desde entonces com-
prendí que Dios me llamaba para ser una de tantas palomas como
anidan en los palomarcitos de la gran Teresa de Jesús. De tal modo
se gravó en mi espíritu esta idea, que nadie ni nada de este mundo
podía desvanecérmela, por más que se empeñaron en hacerme creer
que era un sueño infantil, y no un sincero llamamiento divino.
Llegó por fin el 2 de Octubre, día de lágrimas y de bendiciones,
día en el que Jesús cogió la mejor de las flores. Mientras que mi pa-
dre, acompañado de mi tío, dirigían sus pasos hacia el Carmelo para
oírecer el primer sacrificio, mi tía me llevó con mis restantes herma-
nas y mis primas á oír la santa Misi. Todas nos derretíamos en lá-
grimas, llamando visiblemente la atención de las personas que en-
contrábamos á nuestro paso.
Tal vez crea V7. R. madre mía, que exagero mi pena. Confieso que
no debiera de haberme afligido de una manera tan extremada, mas
atribuyalo V. R. á que mi alma aun no estaba bien sazonada; y era
preciso que yo pasase por muchas y escabrosas hondonadas antes de
llegar al tranquilo prado de la paz.
La tarde de dicho 2 de Octubre de 1882, vi á mi querida Paulina
tras de las rejas del Carmelo, convertida en Sor Inés de Jesús.
¡Oh es indecible lo que yo he sufrido en ese locutorio! Las angus-
tias que soportó mi corazón al tiempo de separarme de mi hermana,
fueron una sombra si se compara con las que después me agobiaron
Yo que estaba habituada á conversar con Paulina horas muertas co-
municándonos mutuamente los sentimientos más íntimos y recóndi-
tos de nuestros corazones, después de su entrada en el claustro ape-
nas tenía consuelo, y las horas transcurrían para mí derramando mu-
chas lágrimas, y al fin tenía que retirarme con el corazón desgarrado!
Mi egoísmo infantil me cegaba hasta el punto de no comprender
que era primero mi padre y mi hermana María antes que yo, y esto
me hacía exclamar del fondo de mi corazón: ¡Paulina se ha perdido
para mí! Fué tan profunda la impresión que esto causó á mi espíritu,
que al fin concluí por caer enferma.
Nadie me podrá convencer de que la causa principal de mi enfer-
medad no fué la envidia del demonio, quien, furioso de que mi her-
mana, dando un adiós solemne al mundo, á sus pompas y vanida-
des, voló al retiro del Carmelo, quería vengar en mí todos los agra-
vios que en lo sucesivo había de recibir de parte de mi familia; pues
no dejaba de prever que no sería la última paloma que, rompiendo
sus lazos infernales, volaría al plácido y tranquilo palomarcito de
Sta. Teresa. Empero, ignoraba el espíritu maligno que la Reina del
cielo' velaba sin cesar sobre su florecita, que desde el trono adonde
ella habita la sonreía cariñosamente y que estaba dispuesta á desva*
258 EL MONTB CARMELO

necer la tempestad en el mismo instante que, al parecer, la pobre y


frágil barquilla iba á estrellarse contra las rocas.
No es difícil de suponer el dolor de mi buen pabre, cuando me
vio postrada en cama^Al punto se persuadió de que yo iba á morir;
mas el Señor bubiera podido decirle: tEsta enfermedad no ts de
muerte, sino para que por ella sea Dios glorificado » En efecto: Dios
fué glorificado en este trance, ya por la admirable resignación de mi
padre, ya por la de mis hermanas, sobre todo la de María ¡Oh, cuán-
to sufrió por mí! Su corazón le dictaba lo que me era necesario, y
en verdad, un corazón como era el suyo es más eficaz que la ciencia
y los más inteligentes doctores.
Así las cosas, se aproximaba el día de la toma de hábito de Sor
Inés de Jesús, y se tomaba toda clase de precauciones para no recor-
dármelo, puesto que, según todas las probabilidades, no me sería
posible) asistir á tan grata ceremonia. No obstante, vivía en la firme
persuasión de que Dios me otorgaría el inefable consuelo de contem-
plar en ese día á mi hermana Paulina toda radiante de gozo.
Así sucedió, en efecto; yo tuve el inefable consuelo de abrazar á
mi querida madre, sentarme sobre sus rodillas, cubrirme con su velo
y recibir sus dulces caricias: y pude además contemplarla toda ra-
diante de gozo y de alegría celestial. (1)
A decir verdad, este día fué muy dichoso para mí, no obstante
la gravedad de la ceremonia que me impresionó mucho. Mas este día,
ó mejor dicho, aquellas breves horas pasaron rápidamente, y pronto
tuve que subir al coche para alejarme del Carmelo.
Al llegar a las Buissonets, es decir, á nuestra morada, me obliga-
ron á acostarme, aun cuando no sentía la menor fatiga; mas al si-
guiente día recaí tan gravemente, que, según los cálculos humanos,
yo no debía restablecerme.
No me es posible dar una idea de tau extraña enfermedad. Decía
y hacía cosas que jamás se ofrecieron á mi imaginación; y á pesar de
no haber perdido un instante el uso de la razón, el delirio era conti-
nuo. Los desvanecimientos me duraban con frecuencia por espacio
de dos horas, dejándome sin el más ligero movimiento. Sin embar-
go, durante este embotamiento tan extraño, oía distintamente cuanto
se haWlaba á mi alrededor, aunque fuese eu voz baja. ¡Y qué pavor me
inspiraba el demonio' Todo era para mí objeto de temor, en tomo de
ini lecho me parecía ver los más horrorosos precipicios; los clavos,
fijos en el muro de la habitación, se me representaban en la imagi-
nación como enormes dedos carbonizados, cuyo aspecto me hacía
prorrumpir en gritos espantosos. Un día que mi padre me miraba
en silencio, el sombrero que tenía en su mano, de repente, se me
ofreció bajo el aspecto de una horrible figura, y de tal mo do me te -
rrorificó que mi pobre padre prorumpió en sollozos.
Empero, si Dios permitía al demonio todo esto, en cambio me
deparaba angeles que me consolasen y fortificasen visiblemente.

(1) Esta escena debió tener lugar fuera de clausura, antes de la toma de
hábito; esto es, después de haber transcurrido los dos meses de prueba' que
suelen tener lugar en algunos convenios de N. 0. de Francia. N. del T,
BOR THRB8A DEL Nlffo JESÚS 259

Mi buena hermana María no se sepaiaba de mi lado, y no obstan-


te lo mucho que la molestaba, nunca mostró el menor descontento.
No podía soportar que se ausentase un momento, así es que durante
la comida, que la reemplazaba Victoria, yo no cesaba de llamarla.
Únicamente me callaba cuando salía de casa ó bien para asistir al
sacrificio de la Misa ó bien para visitar á Paulina.
Durante los momentos en que la enfermedad cedía algún tanto
en sus dolores, me distraía entretegiecdo coronas de margaritas y
bellosinas para la Virgen María.
Nos hallábamos ya en el mes de Mayo, estación que llena de re-
gocijo á toda la naturaleza por su variedad de flores y encantos pri-
maverales; solo \&florecita aparecía lánguida y siu el menor indicio
de lozanía en sus delicados pétalos. Sin embargo, un resplandecien-
te sol la calentaba con sus benéficos rayos, era la milagrosa estatua
de la Reina del Cielo. Con mucha frecuencia la frágil florecita volvía
su corola hacia el Astro bendito.
Cierto día vi entrar á mi padre en mi habitación; en su rostro se
pintaba de una manera visible la emoción, y acercándose á María
depositó en sus manos algunas monedas de oro, y con una expresión
llena de tristeza, le encargó que mandase celebrar una novena de
Misas en Ntra. Sra. de París á fin de obtener la salud de su reinecita.
¡Ah! ¡qué tierna impresión produjo en mi corazón aquel acto d e j é
y de amor paternal! ¡En aquel instante hubiera deseado levantarme
y poderle decir que estaba curada! Mas ¡ay! mis deseos eran impo-
tentes para obrar un milagro, y era preciso uno muy estupendo para
devolverme la vida. Sí, se imponía un gran milagro, y este lo obró
Ntra Sra. de las Victorias. Un domingo de la novena, María salió al
jardín, dejándome al cuidado de Leonina que estaba leyendo junto
á la ventana. Al cabo de algunos minutos comencé á llamar en voz
baja: «¡María, María!» Acostumbrada como estaba Leonina á oírme
gemir de este modo no prestó atención; entonces levanté más la voz
y María llegó sin demora. Yo vi perfectamente cuando entró, pero
no la reconocí. Miraba á mi alrededor, y no viéndola por ningu-
na parte, volví á llamar con ansiedad: «¡María, María!»
No es posible declarar con palabras tan inexplicable sufrimiento,
del cual, más que su pobre Teresa, participaba María. Por fin, des
puéí de vanos esfuerzos por dárseme á conocer, se arrodilla al pie de
mi cama, y volviéndose hacia la Virgen bendita la implora con el
fervor que pudiera implorarla una madre que le pidiera la vida de
su idolatrada hija. Leonina y Celina la imitaron sin titubear; y fué
un grito de triple fé que abrió las puertas del cielo.
Por mi parte, sintiéndome morir de dolor y sin esperanza de so-
corro humano, me acogí tambiéu á la que es salud de los enfermos
y consuelo de los afligidos, rogándola de lo más íntimo de mi cora-
zón que se apiadase de mí.
De improviso, la estatua cobra animación; y la Virgen María se
me ofrece tan bella, que jamás obtendré de mis labios palabras que
puedan dar una idea, siquiera sea pálida, de tanta belleza divina co-
mo yo contemplé en aquellos dichosos momentos. Su rostro reflejaba
una dulzura, una bondad, una ternura inexplicable; pero lo que más
26Ó EL MONTE CARMELO

se imprimió en mi espíritu con caracteres indelebles, fué su encanta-


dora sonrisa. Desde aquel instante supremo se desvanecieron toda9
mis penas, dos lágrimas, como dos perlas, brotaron de mis pupilas
y se deslizaron suave y silenciosamente...
¡Ah! Eran lágrimas que una alegría celestial arrancaban del fon-
do de mi alma! ¡Li Virgen avanzó hacia mí! Me sonrió*, que dichosa
soy; decía yo; pero á nadie lo comunicaré, porque de lo contrario se des-
vanecería como por encanto mi dicha. Después, sin el menor esfuerzo,
fijé los ojos en María, y la reconocí al momento. Ella me miraba con
amor, aunque emocionada, y al parecer no abrigaba duda alguna
del favor tan singular que acaba de recibir su bijita.
¡Ah! á ella, á sus oraciones era yo deudora de la inefable gracia
de la sonrisa con que me inundó de gozo la Virgen. Al ver que yo no
apartaba mi vista de la estatua bendita, dijo por sí: «Teresa se ha
salvado!»
Sí, \&florecita iba á recobrar su lozanía, un rayo luminoso de su
dulce sol la dio calor librándola para siempre de su cruel enemigo.
El sombrío invierno desapareció, las lluvias de la contradicción
cesaron, y la flor de la Virgen María, de tal suerte se fortaleció, que,
cinco años después ostentaba sus tiernas hojas en la fértil montaña
del Carmelo.
María, como ya lo he indicado, vivía en la persuasión de que la
Virgen, al devolverme la salud corporal, me otorgó alguna gracia es-
piritual. Por lo mismo, cuando nos vimos á solas, no pude resistir á
sus tiernas y apremiantes preguntas.
Admirada de ver descubierto mi secreto, sin que yo hubiese dos-
plegado mis labios, no pude menos de confiárselo con todos sus por-
menores: Empero, mi dicha iba á desaparecer para ceder el lugar á
la amargura Durante cuatro años, el recuerdo de esta inefable gra-
cia fué para mí una verdadera aflicción; y yo no debía de recobrar
mi dicha sino á los pies de Nuestra Señora de las Victorias, en su
mismo santuario bendito. Allí fué donde la recuperé en toda su ple-
nitud: ya hablaré más tarde de esta segunda gracia.
Veamos cómo mi gozo se tornó en tristeza: María, tan pronto co-
mo le di cuenta de la gracia que me otorgó la Virgen, me pidió per-
miso para decirlo todo á la comunidad de Carmelitas; yo no me sentí
con fuerzas para oponerme á sus deseos. En mi primera visita al
Carmelo bendito, después de mi total restablecimiento, sentí un go-
zo inexplicable al ver á Paulina revestida con el hábito de la Vir-
gen. ¡Qué momentos tan deliciosos para las dos! ¡Eran tantas las co-
sas que habíamos de comunicarnos! ¡Fué tanto lo que ambas había-
mos sufrido! Por mi parte, apenas podía desplegar mis labios; tenía
mi corazón muy conmovido...
V. R. madre mía, se hallaba presente, y por cierto que me col-
masteis de inmerecidas afeccicnos. También debéis recordar las pre-
guntas que algunas religiosas me hicieron respecto de mi curación
milagrosa: unas me preguntaban si la Virgen llevaba en sus brazos
al Niño Jesús, otras si la vi acompañada de los ángeles etc.. Pregun-
tas que me causaron gran confusión y pena; no me fué posible res-
ponder otra cosa que: i La Virgen Santísima me pareció muy bella, la
vi adelantarse hacia mí y sonreirme.»
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 261
Al notar que las religiosas suponían algo más de lo que dije, no
pude menos de creer que yo había faltado á la verdad. ¡Ahí si yo
hubiera guardado mi secreto, con él hubiera conservado mi dicha!
Empero la Virgen permitió este tormento para bien espiritual de mi
alma; porque sin este accidente tal vez la vanidad se hubiera hecho
dueña de mi corazón; mientras que sintiéndome humillada, no podía
menos de sonrojarme y confundirme. Solo vos, Dios mío, sabéis lo
que yo he sufrido.
r *• £• ?• f •
(Continuará)

CONSAGRACIÓN fiE LOS NIÑOS A JESÚS REDENTOR


A N H E L O SANTO

Más quiero yo á Jesucristo quien busque seguros bienes,


con tormentos y fatigas, tome su Cruz y á Dios siga.
que no á vos, mundo engañoso, Si del Reino de los cielos
con vuestras pompas altivas. es difícil la conquista,
Más quiero verme á sus pies también los premios son largos,
humildemente rendida, también es corta la vida.
que en vuestra mayor grandeza Losbienes que el mundo ofrece,
tener la primera silla. quien más de cerca los mira,
Más quiero ofrecerle á El tan limitados los halla,
las tiernas lágrimas mías, que se le pierden de vista.
que gozar vupstros regalos, Los consuelos que hay en Dios,
que admitir vuestras caricias. cuando á la Cruz nos convida,
Con Dios no temo tristezas, quien más pesada la lleva,
sin Dios no espero alegrías;) mayores los averigua.
pena con Dios, gozo es, Llegad, almas, á entender
gozo sin Dios, es mentira. este soberano enigma:
Quien quiera aparentes gustos, "que está en la pena la gloria
promesas del mundo admita; y en los trabajos la dicha. „
JJNA RELIGIOSA.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiirihitfiíiiiiiiiiiitiiiiiiii
-¿'Éf-'^fK.
* 5 ^ « > í -¿&&¿s~
T»w«t?^ T. ¿^^ .^^ s
T . -^»3&.&^&?&^. -T ¿^ ^T :S^í ?4 ^- TJ ^^ -^^ ?S "* T•i*fer^r-*j_ . ¿ ^ f c ^ j7* ^^ ^« **; r, -^i *^a ^
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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

XIII

OR más que en estos artículos quisiéramos


dar noticia exacta de todos los estilos de la
Arquitectura que encontramos al recorrer
la historia de las diversas épocas y países,
nos parece que semejante tarea no dejaría
de ser demasiado ardua para el escritor
y demasiado pesada para los lectores.
Por este motivo muy poco diremos de
algunos estilos, y nos contentaremos con
dar de ellos la noticia puramente nece-
saria para nuestro objeto dejando espa-
cio libre para algunos otros que vienen
más al caso y nos ofrecen magnífico
campo para ver á la religión levantar
esos inmortales monumentos legados á la posteridad por la religio-
sidad de nuestros antepasados.
Remontémonos pues á las épocas primitivas ó anteriores á toda
historia escrita; á la época neolítica, y nos encontraremos con un
pueblo que usando armas de piedra pulimentada invade la Europa
y comunica su civilización á los nuevos habitantes. Este pueblo
erige monumentos extravagantes, coloca grandes peñascos, unos
sobre otros, los atraviesan con otros de igual grandor, los cubren
de tierra ó de hojas gruesas de árboles, y ya tenemos un edificio
primitivo llamado de estilo megálüico ó prehistórico.
Aunque la Arqueología no pueda señalar una época fija, se sabe,
no obstante, que en la Europa meridional existen recintos fortifica-
dos para la defensa de las plazas, cuyos muros están formados con
enormes piedras sin labrar sentadas con gran tino unas sobre otras
sin interposición de argamasa alguna. Las murallas de Tirintia
con el Peloponeso, las de Tarragona en Cataluña y las de Ibrós en
Andalucía dan magníficos ejemplos del sistema megalítico.
Según van pasando los tiempos y variando las circunstancias
de los pueblos, al salir de las épocas prehistóricas y al entrar en
264 EL MOÍÍTÉ CÍAR&lttÓ

los campos de la historia escrita, nos encontramos con la civiliza-


ción Egipcia, una de las más antiguas del mundo, y al cambiar los
tiempos y los paises, cambia también la Arquitectura; ésta sube á
un grado sublime bajo el imperio de los Faraones, y Egipto llega á
constituir su propio estilo arquitectónico conocido con el nombre
de Arquitectura Egipcia, la cual sin dejar de tomar para su per-
feccionamiento los progresos de los demás paises, permaneció
siempre invariable casi hasta la caida del imperio de Occidente.
Pomposos han sido los elogios que se le han tributado á la Ar-
quitectura Egipcia. Si esos elogios han sido merecidos ó no, difí-
cil es averiguar. Pero de cualquier modo que se la considere,
aparece relativamente grandiosa, comparada con la del resto del
mundo, que se encontraba en el estado más lamentable del re-
troceso.
De los antiguos edificios antiguos pocos quedan en pie, si no
son los templos y palacios, los cuales por su construcción robusta
han resistido al choque de los tiempos. Sin embargo, de la que
todavía queda en pie se pueden conjeturar el carácter de su Arqui-
tectura y su estado propio. Los muros exteriores de los edificios
son de un talud marcado, y las coronaciones se componen de dos
miembros muy sencillos, arquitrabe plano y gran cornisa corres-
pondiente á los dos únicos órdenes de piedras horizontales que
forman su techumbre. Las columnas son gruesas, sin base; los
fustes son lisos, ó labrados en forma de hacecillos de cañas, y los
capiteles aparentan capullos de loto, canastillas de hojas ó grupos
de cabezas que nunca sostienen directamente el techo, sino que
hace sobresalir para ello una prolongación cuadrada del fuste.
Los grandes edificios se componen de salas cubiertas, llamadas
hipóstilas, porque sostenía su techo un gfan número de celumnas,
atrios rodeados de graderías cubiertas llamadas salas ipetras
por estar al descubierto, y pórticos de entrada llamados pilones
compuestos de dos torres con la puerta en medio. Adornaban estas
entradas estatuas colosales, generalmente sentadas, y obeliscos
llenos de geroglíficos como las paredes, las cornisas, las columnas
y todas las superficies que no estaban ocupadas con bajos relieves.
El templo de la Esfinge, situado en el llano de Guizé, junto al
Cairo, contemporáneo de las primeras dinastías, muestra una cons-
trucción primitiva con muros lisos y con pilares de sección cuadra-
da. Las pilastras se chaflanan ó se hacen poligonales en Beni-Ha-
san, y allí mismo aparecen decoradas con la caña de loto, cuyas
flores forman el capitel, viniendo, en fin, á presentar la estría con-
vexa con la base redondeada y adornada con grandes hojas, siem-
pre con la idea de la imitación real de la naturaleza y apartándo-
se de la conveniencia artística, precisamente al revés de lo que hi-
cieron los griegos cuya arquitectura se hace derivar de la egipcia.
Las tumbas cuya edificación parece ser la ocupación continua
EL CATOLICISMO T LAS BELLAS ARTES 265
de los egipcios, obedecen todas á un plan reducido á disponer una
excavación donde esconder la momia, precedida de salas para las
reuniones fúnebres de la familia, y cubierto todo de un túmulo con
un pequeño templo por delance. La forma más general del túmulo
es la piramidal que abunda especialmente en las cercanías de
Menfis, cuna de la Monarquía primitiva del Nilo, y las colosales
pirámides de Guizé, la mayor de las cuales mide 146 metros de al-
tura, son contadas como maravillas de la antigüedad. Templos y
sepulturas se hicieron también en las excavaciones de las rocas de
las montañas. Llamáronse ipogeos. Sin embargo, por motivo de la
dificultad que ofrecía la construcción de estas habitaciones, no
siempre se ejecutaron según las reglas del Arte Egipcio.
La Arquitectura doméstica era sumamente ligera, empleando
sólo cañas y troncos, pero con ciertas formas accidentales toma-
das de la Arquitectura monumental como las cornisas, las puertas
y los capiteles. Así es que no queda rastro de ella, al paso que las
ruinas de los templos, los palacios y los mal escondidos subterrá-
neos desafían el curso de las edades y todavía cautivan la admira-
ción de todas ellas.
Según van pasando los tiempos aparece otro estilo arquitectó-
nico; la Arquitectura Asiría. La falta de materiales sólidos y du-
raderos en las llanuras de aluvión de la Mesopotamia, determinó
las formas arquitectónicas usadas en aquellas naciones. Desde un
principio usaron el adobe, con el cual hacían grandes macizos en
forma de terrados, carácter principal de sus edificios. Nos quedan
de los caldeos algunos templos compuestos de varios cuerpos ma-
cizos sobrepuestos, ordinariamente siete, el último de los cuales era
una cámara, y todos se comunicaban por medio de magníficas es-
calinatas de doble ramal Esta misma venía á ser la disposición de
los jardines pensiles ó elevados de Babilonia, y los colores simbó-
licos con que se decoraba cada piso correspondían con los que se
cuentan de las célebres murallas concéntricas de Ecbatana.
En la Asiría, lo que principalmente encontramos son magnífi-
cos é inmensos palacios elevados asimismo sobre plataformas,
pero con los paramentos revestidos con losas de alabastro, cuyos
bajos relieves é inscripciones explicativas tan abundantes como en
Egipto han dado gran luz á la historia general y á la de las artes.
En estos palacios que formaban con sus dependencias como barrios
de la capital, las paredes de adobe y de ladrillo subían hasta cierta
altura, desde la cual postes de madera sostenían la techumbre,
igualmente de madera cubierta con una gruesa capa de arcilla. La
luz y el aire entraban por el espacio vacío dejado entre las pare-
des y el techo, que se cubría con cortinas, recuerdo de las tiendas,
cuando era necesario.
Las magníficas ruinas de Persépolis nos ofrecen copiado en
piedra, lo que asir ios y babilonios habían hecho con el barro y la
266 El, MONTE OARMEtÓ

madera. Las grandes salas hipóstilas de los palacios que habitó


Darío, conservan en pié gran parte de las columnas estriadas de
correctas proporciones, con basas en forma de campanas ó flor de
loto invertida, y capiteles que figuran, ya dos unicornios que sos-
tienen el techo con sus lomos, ya el cabo de una viga adornada
con hojas de metal, arrolladas, por sus extremos en voluta.
El aspecto de estabilidad, la afición á lo colosal y la disposición
general de las partes decorativas dan á la Arquitectura asiría, cier-
ta fisonomía de afinidad con la egipcia; pero la escultura y los
elementos de la decoración recuerdan más bien el arte griego ru-
damente desempeñado. Quieren algunos que de allí se haya origi-
nado este afte, otros que éste influyera en aquél por medio de las
colonias de Asia. Pero parece ló más probable que ambos proce-
dieron de un centro común de civilización cuyas ideas artísticas
heredaron los distintos pueblos de Asia y de Europa.
Tanto en puertas como en cloacas los asidos usaron el ateo
aparejado en dovelas, como también lo habían hecho los egipcios
en algunas tumbas; pero su empleo no entra de una manera siste-
mática en sus planes arquitectónicos, y no parece sino que en es-
tas remotas edades lo aplicaban solo dónde una necesidad ineludi-
ble lo reclamaba.
F R , J3»MUEL DE jS«NTA T E R E S * .
(Se continuará)

^zk"-é^~-j
FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ
ESTU DIO C R Í T I C O - L I T E R A R I O

VIDA DE SAN JUAN DE LA CRUZ


(OONTINUAOrÓN)

]WJBA creciendo el niño Juan, más que en la edad, en la virtud; así


« q u e , residiendo al principio en un colegio de niños de Medina
del Campo,—dice Fr. Jerónimo—"que se llevaba el muchacho los
ojos y corazones de todos, no sin particular admiración de los que,
atendiendo á su modestia, á sus palabras, obras y acciones, adver-
tían ya en él un anticipado seso, yuna madurez y prudencia más que
de niño. La virtud es tan dueña de los corazones humanos, que no
ha menester para granjearlos otro soborno más que á ella misma.,,
¡Qué expresión tan bella y feliz! ¡cuan de veras retrata la interior
hermosura y encanto de la virtud! "Por sí es amado y esiimado el
virtuoso—continúa—y lleva consigo la recomendación más pode-
rosa para que le quieran bien. No tenía este niño Juan de Yepes
otros valedores ni prendas con que aficionar á quien le veía, más
qué sola su virtud, la cual aun én los niños tiene fuerza para llevar
tras sí las voluntades (1).„
En el Hospital de la referida villa, donde entró á servir Juan de
Yepes, mancebo ya de doce años, gracias A la decidida protección
del bondadoso señor Alfonso Alvárez de Toledo, "comenzó—dice
Fr. Jerónimo—á dar mayores muestras de su virtud, con la oca-
sión que tenía de ejercitarla én acudir á los enfermos, á quienes
servía con el amor y puntualidad que si en cada uno de ellos viera
doliente al mismo Dios. No se hurtaba en este ministerio á desvelo
alguno, al sueño sí muchas veces; ni le dolía su cansancio y traba-
jo, sino sólo el dé sus pobres enfermos, á los cuales curaba y rega-
laba con diligencia y ternura extraordinaria. Allí le comenzó nues-
tro Señor á descubrir las ricas minas de la caridad, y él á enrique-
cerse con el tesoro de ella, en cuyo ejercicio hallaba el aumento de
las demás virtudes. Aprendió allí á compadecerse del pobre dolien-
te caído en una cama, cuyo único alivio y consuelo todo cuelga de
(1) Cap. II.
áéá éL ifomi ARtíta
quien cuida de él. Abrazábase, para aliviarlos, con los flacos; alen-
taba á los descaecidos, tenía compañía á los solos, alegraba y en-
tretenía á los tristes, y acudía con suma puntualidad y vigilancia
á las necesidades de todos, sin dar lugar á que en su olvido ó des-
cuido ejercitase alguno la paciencia, para que así la emplease toda
en sufrir los dolores y pena de su enfermedad. „
Refiere aquí Fr. Jerónimo los adelantos del piadoso mancebo en
el estudio de las letras y los aún mayores en el ejercicio de la ora-
ción y trato con Dios. A aquél—dice—"llevábale la obediencia y
gusto natural, á éste mayor y más soberano impulso, y un parti-
cular afecto á su ejercicio. Era ya su alma prevenida del Señor
con bendiciones de dulcedumbre, con luces divinas y sentimien-
tos celestiales, de los cuales era enriquecido siempre que se reco-
gía á la oración que es la puertc y fuente de todos estos bienes. A
ella acudía como á una celestial escuela, donde el Maestro sobe-
rano le esclarecía el entendimiento y aficionaba la voluntad para
seguir lo eterno, despreciar lo caduco, conocer la hermosura de la
virtud y fealdad del vicio. En ella era enseñado como había de
negar su querer y mortificar sus apetitos, desasirse de todo sensi-
ble afecto y asirse sólo á las aldabas de la Fe, en cuya ilustre os-
curidad hallaba unos resplandores soberanos,,. (1)
Véase con que diestro pincel sigue trazando Fr. Jerónimo la
bellísima fisonomía moral del futuro Padre de la Descalcez: ''Man-
cebo era ya de veinte años (brioso ardor de la juventud) cuando,
como si fuera de dos, era sencillo, y como si de cincuenta, cuerdo
y reposado. Jamás se vio en él en todo el tercio de esta peligrosa
cuanto lozana edad alguno de los achaques propios á ella, no li-
viandad, no descomposición, no desmán alguno. Evitaba compa-
ñías livianas, excusaba entretenimientos no importantes, cerce-
naba salidas demasiadas, y así le sobraba tiempo para todo vir-
tuoso ejercicio ¿Qué juegos le divertieron jamás de sus estudios?
Qué burlas de sus veras? Qué entretenimiento juvenilde su madu-
ra ocupación? No le llevaban los ojos espectáculos profanos, no la
voluntad bienes caducos, ni del mundo admitía más que su despre-
cio. La escuela, la Iglesia, el hospital eran su alternada habitación;
amigo siempre del recogimiento y enemigo de la ociosidad. Cor-
dura en sus palabras, modestia en el aspecto, suavidad en su trato
le hacían dulcemente amable y venerable „. (2)
Del celo y prudencia del fervoroso mancebo, cuando novicio en
el convento de Santa Ana de Medina, dice Fr. Jerónimo: "En todo
ejercicio de virtud resplandeció nuestro novicio Fr. Juan, sin que
hubiese alguna tan rara ó dificultosa de que no diese ya patentes
muestras. No es propia de los que comienzan el estado religioso la

(i; Cap. III.


(2) Cap. IV.
fRAY JERÓNIMO DE SAN JOSÉ' 2t)9

prudencia, virtud á quien enjendran las canas, ni tampoco el celo


de Religión, nacido del arraigado amor á su Instituto, lo cual todo
falta á un novicio; pero á la gracia divina ¿quién le puso leyes?
Ella hace que comiencen los grandes Santos por donde acaban
otros cuando vienen á serlo.,, (1)
Estudiante de Teología en Salamanca, siendo ya religioso pro-
feso, abrazó Fr. Juan una vida muy rigurosa y austera. De ella
ofrece Fr. Jerónimo un cuadro, rico en noticias y en primores de
expresión y estilo. "Moraba—dice- en una celdilla estrecha y oscu-
ra, aunque á él no se le parecía. Tenía este retrete una ventanilla
que caía á la Iglesia, hacia el Santísimo Sacramento, que eran
para los ojos de su viva Fe las mejores y más apacibles vistas del
mundo. Había en el techo un agujero por donde apenas le entraba
un escaso rayo de luz para estudiar y leer. La cama en que dormía
era una artesa vieja, ó un cuezo á manera de cuna, donde la
inocencia y pureza infantil del bendito Fr. Juan se reclinaba un
rato. Tenía en la cabecera clavado un maderillo que hacía ofi-
cio de almohada, y allí sin colchón, ni abrigo, ni otra ropa más de
la que tenía á cuestas, se tendía vestido, y considerándose como
recién nacido y difunto en aquella cuna y ataúd, velaba más que
dormía en las miserias de la vida y en la memoria de la muerie...
No era menos admirable su oración que su penitencia, que ambas
alas de la vida espiritual batía igualmente volando á la cumbre de
una muy subida perfección. Era la oración su vida, su manjar y
sustento; ella era su estudio y su vigilia.
Del modo con que fundaba Fr. Juan la vida colegial y religiosa,
habla el biógrafo carmelita con primor clásico: "Dispensaba el
tiempo conforme las ocupaciones lo pedían, dando el suyo al estu-
dio, el suyo á la oración, y juntando ambos ejercicios con tan bien
ordenada correspondencia y alternado fruto, que si estudiaba pa-
ra orar, merecía orando luz para el estudio. No consentía usurpase
algo la especulación al afecto, ni el afecto su debido tiempo á la
especulación; temple que debe observar el religioso contemplativo
y estudiante, si quiere salir en uno y en otro aprovechado, pues ni
sin oración obligará á Dios que le dé luz para el estudio, ni sin la
del estudio sabrá también disponerse para obligar á Dios, y enten-
der y declarar á otros las delicadas comunicaciones de su trato.
Y porque la virtud siempre es la parte principal y á que primera-
mente se debe atender, especialmente en los colegios religiosos, no
le parecía hacer agravio á las letras, si empleado en ellas el cui-
dado y tiempo necesario, se daba y entregaba más á los ejercicios
de oración y de todo linaje de virtud.
"Con esta advertencia, pues, acudía nuestro devoto colegial á
los ejercicios de las letras. Iba y venía de las escuelas los ojos cla-

(1) Capítulo V.
é?0 EL JÍOSTE CARM'átO
vados en la tierra, y el corazón en el cielo, edificando á todos con
su exterior compostura. Asistía á las conclusiones, defendíalas y
argüía en ellas, no con fuerza de voces, sino de razones; no con-
tendiendo, sino disputando en seguimiento siempre de la verdad,
no de su apasionado parecer, ó por salir (como dicen) con la suya,
y así cuando la veía en la razón. contraria, dejando luego las ar-
mas y cruzadas las manos se rendía á ella, reputando por victoria
propia el triunfo de la verdad, en donde quiera que venciese. De
aquí le nació la quietud y paz con que argüía, y con que después
quedaba siempre sereno.,, (1)
Temeroso Fr. fuan de ofender al Señor, pues la vida religiosa
que había profesado no le impedía del todo el trato y comunicación
con las criaturas, deseaba vivir en perenne desasimiento y olvido
de ellas, y así mantener la paz y sosiego de su corazón, único me-
dio de entablar unión más estrecha con Dios. Parecióle, pues, lo
más seguro abrazar una Orden que respondiera á sus secretísi-
mos anhelos de vida silenciosa y retirada: de ahí sus deseos de ha-
cerse cartujo, donde ese silencio y retiro se guardan hasta el gra-
do máximo, y de vestir por ende el hábito de San Bruno, con cuya
fisonomía moral mucho simpatizaba, de ese sapientísimo doctor y
gran maestro de la vida solitaria, gloria de la Iglesia, timbre del
mcnacato y honor, al través de los siglos, del Ascetismo cris-
tiano. (2)
jlosé JGN. V A L E N T í .
(Se continuará)

^C

(1) Capítulo.VI.
(2) Vid. mi obra San Bruno y la Orden de los Cartujos. Dionisio el Cartu-
jano y los nuevos edictores de sus obra (Valencia, imp. de Domeneoh; 1898.)
Página 5.
LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO

j^ ODO el mundo sabe lo que ha progresado la restauración del


canto eclesiástico en los últimos sesenta años. A la cabeza de esta
movimiento de retorno á las antiguas tradiciones, marcha una distin-
guida orden religiosa con una falange de sabios celosos, ocupados
en buscar el texto verdadero de las cantinelas sagradas y establecer
las reglas para su buena interpretación. La historia litúrgico musical
del porvenir dirá lo que los Benedictinos de Solesmes han hecho y
están haciendo en esta obra de restauración.
Uno de los mayores obstáculos para la restauración del canto li-
túrgico en las iglesias, y quizás aquel en que manos se piensa, es
nuestra música contemporánea. No queremos decir que entre los dos
géneros de música exista un antagonismo absoluto, ni que el cono-
cimiento profundo de la música polífona europea sea un obstáculo
para aprender ó para apreciar el canto de la Iglesia católica. Pero,
ahora, la educación musical está basada en la música moderna, y
hasta los maestros de capilla, organistas y sochantres de nuestras
Iglesias se ven obligados á cultivar, además del cauto gregoriano, la
música polífona, y ésta última con preferencia y más que la primera.
Los principios fundamentales de la música actual, aún los de la sa-
grada destinada á la Iglesia, son muy diferentes de los principios que
rigen la antigua música greco-romana, de la cual desciende, desde el
punto de vista constitutivo, el canto litúrgico.
En este estado de cosas, es muy natural que los compositores y
sochantres de nuestra época sean muchas veces incapaces de com-
prender el verdadero carácter del canto eclesiástico, porque quieren
aplicar á éste las leyes musicales conforme á las cuales han sido edu-
cados desde su juventud. En efecto, hay que prescindir en cierto
modo de la música moderna para entender las propiedades caracte-
rísticas del cauto gregoriano, que jamás podrá ser comprendido plena-
mente si no se le hace objeto de estudios especiales y de un trabajo
particular,
272 EL MONTE CARMELO

Las varias obras publicadas estos últimos años nos demuestran


á qué aberraciones se llega, interpretando las melodías gregorianas
según las reglas de la música actual y transcribiéndolas á la notación
musical de nuestro siglo. Citaremos en primer lugar la grande obra
del R. P. Ddchevreus, S. J. (1). Los tres hermosos volúmenes de este
trabajo nos dan una serie de teorías enteramente nuevas respecto
del canto gregoriano. Para apoyor su exposición, que es, por lo
demás, de fácil lectura y provechosa bajo muchos conceptos, se vale
de numerosos documentos históricos,

ABADÍA DE S. PEDRO DE SOLESMES

En el primer volumen, que trata de la formación de la escala


musical y de la escala gregoriaua en particular, el sabio escritor se
deja guiar por un pensamiento fundamental, cuya importancia nunca
ponderaremos bastante. «Tomo como punto de partida, dice, someto
»la resonancia armónica á un análisis y encuentro: la base de todo
«sistema musical, la formación natural y la verdadera constitución de
»la escala de los sonidos y de la gama; encuentro la explicación de
»los diversos sistemas y de las teorías musicales que han existido ó
»existen todavía en los pueblos civilizados y que todos pueden lle-
garse á la unidad de un mismo principio.» (2) Esta es una verdad
fund&mental, y como decíamos al principio de este artículo, no hay

(1) W? Etudes de science musicale, por A, Deohevrons, S. J., 3 vol.'París,


en casadol autor, 26, calle Lhomond.
(2) j i . Prólogo, p. I I . • ,
SECCIÓN MÜSlCAt 273¡

un antagonismo absoluto entre el canto gregoriano y la música actual.


Esta unidad de principio entre ol canto gregoriano y la música
actual no impide que haya en realidad, en la práctica, serias dificul-
tades. Estas provienen princip¡ lmente del elemento esencial en todo
género de música; el movimiento, el ritmo, el compás. El ritmo, la
medida, es lo que hace que el canto de San Gregorio sea para mu-
chos tierra desconocida.
I
Hablaremos primero de lo que es común á los dos sistemas. La
Revista de San Gregorio que se publica en Dusseldorf decía, en un
artículo publicado hace poco más de dos años, «que son muchos los
que se olvidan de la existencia de un elemento musical eu el canto
gregoriano (1).> Las relaciones entre el canto eclesiástico y la mú-
sica moderna, polífona, europea, son múltiples. Esta última debe al
antiguo canto de la Iglesia gran parte de su desarrollo. Pero, ay! solo
de vez en cuando se acuerda de su bienhechor, del tutor de su infan-
cia, del tiempo en que balbuceaba sus primeras palabras (2). Seria
un trabajo muy interesante demostrar esta influencia en lo tocante á
la melodía, á la frase musical, al ritmo mismo desde los tiempos de
Hucbaldo y de Guido de Arezzo hasta los tiempos modernos. Se ex-
perimenta singular impresión al leer, en la actualidad, las reseñas de
los grandes conciertos que se celebran en las ciudades, extranjeras,
en los que se ejecutan obras cuyo tema principal está tomado del
canto gregoriano. El 22 de Noviembre de 1899 se cantó en el tercer
concierto del Gürzonich, en Colonia, un magnífico *Ave Maris ftella>
para coro, órgano y orquesta, cuyo tema es la melodía del himno
litúrgico. E! autor de esta notable composición es un maestro con-
temporáneo de Frankfort (3) Iuútil hablar aquí del modo completa-
mente original con que el presbítero don Lorenzo Perosi trata en sus

(1) Gregoriwblatt, 1899, núm. 4, p. 22.


(2) Véase la magnífica «Memoria» presentada por Ch. Gounod á la
Cámara francesa en 1883, cuando se suprimieron los magisterios de capilla.
(3) Invitados los cantores de San Gervasio, de París, á tomar parto
en los Conciertos Lamoureuse, fué pedida la repetición de una sencilla me-
lodía gregoriana por un público do dos mil personas, reunidas para disfrutar
y aplaudir las grandes composiciones de Beethowen, Wagner y otros no
menos afamados maestros. He aquí una sala de conciertos llena de bote en
bote, entusiasmada ante la polifonía inquieta do Tristán é Iseo, que de re-
pente quedó conmovida ante la maravillosa armonía, la calma y la piadosa
serenidad del contrapunto palestriniano, interrumpienilo la ejecución del
O magnum mysterium, de Victoria, para aclamar al maestro-director de estos
cantos. El entusiasmo aumentó después de las jubilaciones del Bodie Chris-
tu$ natus est, de Nanini, esa joya musical, y sobre todo al escuchar la Salve
274 . EL MONTE CARMEÍÓ

oratorios las melodías gregorianas, y del ¡ngenio con que sabe com-
binar estas cantinelas de la Iglesia, sencillas pero extensas, con la
harmonía más escogida y refinada de la música moderna. Es como
un tiibuto de justo reconocimiento que el arte contemporáneo rinde
al cristianismo, que ha sido en todos tiempos el protector de las ar-
tes y principalmente de Ja música sagrada que desde las primeras
edades fué admitida á contribuir de una manera particular y privi-
legiada al culto divino.
Esta unidad de principio puede demostrarse por el sistema tonal
propio de los dos génoros de música. Los elementos constitutivos son
en gran parte los mismos. Encontramos los mismos intervalos, la
misma sucesión de intervalos y á menudo la misma formación de
melodías incluso las modulaciones á las escalas inmediatas, principio
que ha sido la base fundamental de la armonía polífona. Cuanto má3
nos aproximamos al tiempo en que el canto gregoriano ejercía toda-
vía su influencia universal, mayor es esta semejanza y más notable
esta eficacia. Así las armonías maravillosas de Palestrina y de su
tiempo están más cerca de su manantial que la polifonía sorprenden-
te de S. Bach. Las primeras, que están basadas sobre las escalas ecle-
siásticas, conservan en los intervalos las particularidades principales
de los modos tradicionales, y sin enbargo son una transición, una
preparación de la dominación exclusiva de los dos hexacordbs mayor
y menor. La sucesión de las notas do re mi fa sonacontienen los tres
géneros de tetracordos. El tetracordó mayor, de do á fa, que es la
base de varios otros modos eclesiásticos, ha venido á serla base fun-
damental del modo mayor. El tetracordo menor, de re á sol, que es la
base de varios otros modos eclesiásticos, ha venido á ser la base
fundamental del modo menor. El tetracordo mixto, de miá la, que
comienza por el semitono mi fa, ha servido para la formación de las
más hermosas melodías gregorianas, llamadas phygias.
Sobre esta última escala se canta el Credo del cuarto modo, que
es ya el canto popular del símbolo de nuestra fe, con preferencia á
otras melodías. Este tercer tetracordo ha dejado de ser escala propia
en la música polífona; está mezclada de los otros dos géneros, mayor

Virgo, deliciosamente interpretada por voces de tiple, cantando tan perfec-


tamente fusionados, que parecían una sola voz.
La divina y alada melopoa gregoriana rivalizó con las riquezas sinfóni-
cas del programa por la gracia de su ritmo libre, natural, claro como una
bella frase de prosa.
Es una señal de los tiempos que no pasará desapercibida, y una nueva
prueba de que el canto de Solesmes es superiormente artístico, puesto que
habla á todos. (UUnivers, 3 de Enero, 1899).
süédióN MUSICAL 275

y menor.. Bacb y Haendel lo ban empleado con preferencia, pero


allí aparece como una parte de la armonía y de la tonalidad menor.
Se encuentra empleado por los maestros contemporáneos, (1) reves-
tido de una armonía nueva la más expresiva.
La sucesión de las notas re mi fa sol la si bemol contiene igual-
mente los tres géneros de tetracordo?, pero en otro orden. El tetracordo
menor domina. Esta tonalidad menor domina en la música antigua,
oriental y greco-romana, mientras que los pueblos occidentales pre-
fieren el género mayor. Sería ir contra el sentimiento musical univer-
sal, querer escribir un cántico de triunfo, de júbilo, en modo menor,
ó terminar un Oratorio de otro modo que por una escala mayor.
Hace siglos que los dos géneros, mayor y menor, reinan ó do-
minan, y sin embargo la música moderna se parece todavía, en el
empleo de los dos géneros, á la música gregoriana. Examinemos
un gran coro de S. Bach ó de Haendel, y veremos que el mayor y el
menor jamás reinan exclusivamente, sino que las armonías menores
suceden á las poderosas y brillantes combinaciones mayores, y que
las dos tonalidades se relevan y sostienen mutuamente.
Oir constantemente el tono mayor ó el menor eu cosa que no
podría resistirse, nos fatigaría. Esta fusión está fundada en la cons-
titución misma de la escala ó sucesión de los iutervalos: por consi-
guiente, la encontramos también en la música antigua, de la que el
canto de S. Gregorio es un resto precioso. En efecto, no bay pieza
que por poca que sea su variación no pertenezca al mismo tetracordo
á la misma escala ó al mismo modo, pero algunas partes», algunos
fragmentos de la melopea están tomados de las escalas y tonalidades
inmediatas.
Apoyándonos en este parecido y en esta identidad de construc-
ción, y sobre todo en esta diferencia esencial causada por la tercera
mayor ó menor, podemos decir que tal ó cual melodía se aproxima
más al sistema mayor, y tal otra al menor. Tal era la opinión del ma-
logrado M. Van Damme, cuyos profundos conocimientos eu canto
gregoriano son bien conocidos: «Armónicamente, decía, no bay in-
compatibilidad real entre el canto gregoriano y la música.» (2) Nun-
ca se insistirá bastante en esta verdad fundamental, desconocida
mucbas veces basta por los maestros compositores de música religio-
sa, queriendo algunos de estos dar al canto eclesiástico un lugar se-
guro, libre de todo contacto con la polifonía y la música de los últimos
siglos.
(Se continuará.)
(1) Véase el canto de la «pobreza» en Franciscus) de Edgar Tinel,
y varios coros en la Pasión del célebre PerosL
(t2) Mi tea ¡acra, 1881, p. 12.
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PERSONAS ILUSTRES QUE A ELLA HAN PERTENECIDO

A abundancia de gracias quedado envuelto en la más den

¥ espirituales que forman el sa niebla y oscuridad, teniendo


rico tesoro de esta Orden la osadía de decir, que el hombre
constituye una de las prue- es puramente material. Si ante
bas más concluyentes en la sociedad actual, que blasona
favor de su excelencia y de la be- de su despreocupación y positi-
néfica influencia que ejerce en la vismo, se presentaran los hom-
humanidad, depositando en su bres de Estado escudando su pe-
seno tan valiosos bienes, como cho con el Escapulario de la
semilla fecundísima de bienestar Orden Tercera, reiríase con sar-
y de paz. cástica sonrisa, y en tono des-
Clara, hasta la evidencia, apa- preciativo haría ridículos gestos
rece la importancia de esta Ve- de mofa. No lo comprendían así
nerable Orden por el solo hecho los gloriosos días de nuestros
de contar en su seno á hombres antepasados, aquellas centurias
beneméritos é ilustres persona- de fé sincera y sumisión á la
jes, que dotados de excelentes Iglesia que nos han trasmitido,
dotes y venciendo escollos insu- para nuestra edificación y ejem-
perables, movidos á impulsos de plo, los nombres de Monarcas
su acendrado amor á María, pre- insignes, Emperadores y Empe-
firieron el tosco, pero valioso, ratrices, Condesy Marqueses, es-
hábito del Terciario Carmelita, culpidos en el catálogo de nues-
á las ricas purpuras y brillantes tros hermanos, cuya patente de
pedrerías. hermandad apreciaban como tí-
La sociedad materialista de tulo que enaltecía su dignidad.
nuestro siglo, ese gran mundo Según algunos escritores afir-
de nuestros días, que fascinado man, uno de los primeros adscri-
por los pálidos resplandores de tos á esta Orden fué el Santo
su civilización, no quiere ver la Rey Luis IX de Francia, hijo de
esplendorosa luz de la Divinidad Luis VIII y doña Blanca de Cas-
que reverbera dentro de su co- tilla, bajo cuya tutela reinó diez
razón, descubriéndoles más an- años, emprendiendo después dos
churosos horizontes que los que Cruzadas, en una de las cuales
pudiera alcanzar con el empuje fué milagrosamente librado por
de sus adelantos, no acierta á María, en la colina del Monte
comprender esta importancia, Carmelo, de una furiosa tempes-
por que al negarse á recibir aque- tad, recibiendo en reconocimien-
lla luz que ilumina á todo hom- to de tan singular favor el Hábi-
bre que viene á este mundo, ha to de Terciario Carmelita en
T. O. X. DUL ClRMBN 277
aquel Monte, santificado con la más preclaros Pontífices de Ro-
presencia de María, y teatro de ma, entre los que merecen espe-
las gloriosas empresas del infa- cial mención Alejandro VII y
tigable profeta Elias. Cuéntanse Pío VI, el primero de los cuales
también en los anales de esta recibió el Santo Hábito, después
Venerable Orden los valerosos de celebrar el Augusto Sacrificio
Capitanes de la Cruzada contra de la Misa en nuestra iglesia de
Saladino, Juan Vasco y Ricardo Santa María Transportina de
de Grey, Duque de Lancaster: Roma, de manos del Muy Re-
D. Alonso de la Cerda, Infante verendo Padre Mariano Ventu-
de Castilla, hijo del Infante don rio de Sena, Prior general de la
Fernando y nieto del Rey don Orden y en presencia de toda la
Alfonso el Sabio: Los Eduardos Comunidad; y el segundo lo de-
1.° y 2.° de Inglaterra: Los VV. claró en la alocución inaugural
Lucas de Aguilar y Miguel Na- del Capítulo General de Nuestra
varro, farmacéutico del Rey Fe- Orden, celebrado en Roma el 3
lipe II:. Señorita Angela, hija de de Junio de 1775 y que El mismo
los Reyes de Bohemia; Señorita se dignó presidir, manifestando
fuana Scopelli: Las VV. Juana á la vez el afecto que sentía ha
Zucala, Fundadora de la Casa cia la Orden Carmelitana, cuya
de Misericordia en Valencia; Iglesia del Convento de Sena
Catalina de Cardona que mere- contiguo á su casa paterna, vi-
ció tener por panegirista á Nues- sitaba todos los días. Además de
tra Seráfica Madre Santa Tere- estos Pontífices se cuentan va-
sa de Jesús, y otras innumera- rios Emmos. Cardenales de la
bles personas de todos los Esta- Curia Romana y Prelados de to-
dos y clases sociales, como pue- dos los Reinos é Imperios del
de verse en las Glorias del Car- mundo pudiendo citarse, aunen
melo y en el Carmelo Esmaltado nuestros días, los más eminen-
del M, R. P. Roque Alberto Fa- tes, cuyo afecto y simpatía en
cí, Carmelita y Doctor en Sa- pro de esta Orden Carmelitana
grada Teología, donde se en- Teresiana les ha caracterizado,
cuentran los nombres de ios per- y cuyos nombres no citamos poí-
sonajes más insignes y de los no prolongar este artículo.
^ R , ANASTASIO DB LA ¡SAGRADA ^AMILIA.

(Se continuará.)
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BIBLIOGRAFíA

A i j Pie del Altar.-Devocionario cla- de Santa Teresa, San Juan de la


sico-poético, por don Miguel Mir, de Cruz, fray Luis de León, Cervantes,
la Iteal Academia Española; un Lope de Vega, Calderón de la Barca,
tomo en 8.° menor prolongado de don Antonio do Solís, Baltasar de
pág. XII—365 encuadernado en tela Alcázar, Quevedo Villegas, J o r g e
—3 pesetas. Manrique, Meléndez Valdés, Malón
Original y felicísimo acuerdo ha de Chaide, fray Jerónimo de San
sido el de componer un Devociona- Josa Carmelita Descalzo, Francisco
rio completo, no ya en verso, que de Aldana, López de Ubeda, don
de esto hay varios, sino todo él for- Juan de Jáuregui, fray Arcángel do
mado de poesías verdaderamente Alarcón, fray Antonio de Maluenda,
clásicas, y aun cabe añadir que se- que resulta por cierto un astro de
lectas entre las clásicas; los prínci- primera magnitud, merecedor del
pes de la poesía castellana han con- apodo de Homero húrgales como le
tribuido, cada uno con una ó varias llamaban sus contemporáneos; fray
composiciones porfectísimas, á la Damián de Vegas, el rey Felipe IV,
rara labor de este librito que, si en y entre los modernos Fernández
su orden roligioso nada deja que Guerra, López do Ayala, Gustavo
desear á las exigencias de la piedad, A. Becquer, Balart, Selgas, etc. etc.
resulta en el literario la más aca- Algunas, no pocas, de las compo-
bada y bizarra colección de versos siciones contenidas en el Devocio-
castellanos que se haya publicado nario son inéditas; las más, perdi-
jamás. ¡Qué ingenios los nuestros das en antiguas y olvidadas colec-
tratando de asuntos religiosos! No ciones ó papeles viejos, pueden de-
hay momento en la vida cristiana cirse desconocidas, y su publicación
que no hayan ellos sentido, y que no ahora es un verdadero hallazgo ó
hayan sabido cantar con voces más descubrimiento; ni una hemos en-
de ángeles que de hombres. Emba- contrado que no nos parezca de su-
razado se habrá visto el señor Mir bido precio, tanto por el fondo como
más de una vez en la elección, de por la forma. Al pie del altar es un
materiales para su obra; pero no ramillete de las flores más hermosas
por falta, sino por sobra de objetos qxie han brotado en el Parnaso es-
dignos de ella. ¡Cuánto y muy bue- pañol, ofrecido á Dios, al que, dicho
no habrá tenido que desechar! Sólo sea en honra nuestra, pocos do nues-
ha llevado á las páginas del Devo- tros ingenios han negado el home-
cionario lo mejor de lo mejor, y aún naje de su adoración.
de esto no todo. A la vez que damos las gracias al
De versos, como decimos, se com- señor Mir por el ejemplar que nos
pone todo el Devocionario, con dos ha enviado, tenemos sumo gusto en
únicas excepciones; las Reglas para recomendar á las personas piadosas
servir a Dios, que van á título pre- en especial aquellas que creen que
liminar y son prosa de Santo Tomás no deben andar reñidas la piedad y
do Villanueva, y el Ac'o de contrición la literatura, la lectura y uso del
para antes de acostarse, que es tam- devocionario clasico-poético de don
bién prosa y fué compuesto por la Miguel Mir. Lo recomendamos muy
sacra majestad del emperador Car- especialmente á los profesores de Re-
los V, que lo recitaba todas las no- tórica de los Colegios y Seminarios,
ches delante de un Crucifijo. Todo los cuales harán cosa muy acertada
lo demás son hermosísimas poesías si lo recomiendan i los alumnos
BIBLIOGRAFÍA 279
para que al par de la piedad apren- mente del rigorismo que del latitu-
dan buena literatura y se embeban dinarismo, manteniéndose, no on un
en el gusto y estilo de nuestros término medio que nada dice ni ex-
grandes poetas religiosos. El precio, plica, sino on el justo medio que es
por otra parte, de esta obra es mó- la resultante de un juicio hijo de un
dico, de suerte que será, fácil su ad- tálenlo equilibrado, el cual en nues-
quisición. » tra opinión es la nota característica
del Ilustre Ciolli, y por consiguiente
Directorio Práctico del Confesor, por de su libro, se tendrá con eso una
el M. [. señor don Alejandro Ciolli, idea exacta del valor y utilidad de
Canónigo de la Metropolitana Ca- este Directorio, práctico que aun
tedral do Florencia.—Traducido de cuando su Autor, llevado de lauda-
la quinta edición italiana por el Re- ble modestia, lo dedicó á los confe-
verendo don Cayetano Soler.—Con sores noveles, no hay duda que será
licencia del Ordinario.—Barcelona, de gran provecho aún í los confeso-
Juan Gili, Librero, calle de las res más experimentados.
Cortes, 223.
Esta obra de que su Editor ha te- Curso Elemental de Apologética con-
nido la atención de enviarnos un temporánea por el Dr. don Emilio A.
ejemplar, que le agradecemos, es Villelga Rodríguez, Pbro., Catedrá-
una abra eminentemente práctica tico de dicha asignatura y de Elo-
como debida á la ciencia y experien- cuencia Sagrada en la Uuivorsidad
cia de quien ejercita el ministerio Pontificia de Compostela, y de Reli-
de confesiones en lugar tan eminen- gión en la Escuela Normal de Maes-
te como la Penitenciaría de la Ca- tros.—Con licencia del Ordinario—
tedral de Florencia. Barcelona—Juan Gili—Cortes, 223,
Después de hojear algunas pági- — 1902.
nas de este libro por todos concep- Los estudiosa apologéticos ó de
tos notable, que ha sido traducido á controversia han revestido excep-
varias lenguas europeas 3' cuenta ya cional importancia en estos tiempos
cinco ediciones italianas, cierta- en que enomigoa pertrechados de to-
mente no habrá quien tenga por elo- da clase de armas atacan el alcázar
gio interesado el decir que es uno augusto de la Religión católica. Por
de los libros más útiles al confesor, esto opinamos con el ilustrado escri-
que se hayan publicado desde ela tor de la obra que gustosamente
Homo Apostolicus de 8. Alfonso M. anunciamos, que se necesitan cáte-
de Ligorio, do quien es gran devoto dras de Apologética en todos los Se-
el autor del Directorio. Y en efecto minarios, y un libro metódico que,
en esta obra hallará el confesor, expues- dentro do la índole propia de los li-
tos con suma claridad y precisión, los bros de texto, ofrezca el conjunto
Principios prácticos mis seguros, que completo de la polémica contempo-
rigen en cada materia y que puede ránea.
seguir tuta consci&iUia, para la pronta A la primera necesidad empieza
resolución de los casos que pueden * satisfacerse en algunas diócesis.
ofrecérsele en su ministerio; las La segunda ha venido á remediar el
consecuencias que d"e ellas se deri- precioso libro de) señor Villelga,
van por ilación necesaria ó que libro escrito después de muchos años
con ellos están unidos por conexión dedicados á estudios de esta clase, lo
natural; y por fin, se proponen las que da al autor una competencia in-
dudas qne puede motivar la aplica- discutible El libro consta de cua-
ción de tales principios, con la solu- renta lecciones, y se divide en tres
ción prácticamente cierta de los mis- partes: El Racionalismo y los dogmas;
mos, lo cual da una norma segura al el llamado especialismo científico; y
confesor para salir de las perpleji- Cristianismo histórico.
dades que ocasiona la discusión Creemos que el docto señor Villel-
teórica. ga ha merecido bien de la juventud
Si á eso se añade que el criterio estudiosa, á quien principalmente
geguido por el Autor se aparta igual- recomendamos esta obra.

^r
LISIóN DE PáMANBS.—Reverendo Padre Director de E L MONTE CARMELO
—Copiosa ha sido, gracias á Dios, la cosecha espiritual recogida en la san-
ta Misión que acaban de dar en esta Parroquia de Pámanes los RR. Padres
Carmelitas Descalzos, y de la cual envió á V. R. la siguiente sencilla re-
seña que le agradecería diera cabida en su hermosa Revista Carmelitana.
Eran las cuatro de la tarde dol día veintiocho do Febrero del corriente
año, cuando un repique general de campanas anunciaba á los vecinos de
este pueblo que se acercaba la feliz hora en que los RR. Misioneros Padres
Carmelitas, Fr. Pedro Tomás de Santa Teresa y Fr. Anastasio de la Sa-
grada Familia, llegaban 4 este término acompañados desde Solares del
M. I. señor Arcipreste de la Metropolitana de Burgos don Luís Cano Quin-
tanilla, digno hijo de este pueblo, y del señor don Joaquín Gr. López, pá-
rroco de Liérganes, y Arciproste de Cudeyo.
A la entrada del pueblo salí á recibirlos con capa pluvial y un Crucifijo,
(dándoles la paz, saludo cristiano) asistido del párroco de Cabárceno y
Penagos, también hijos de este pueblo, y acompañados por varios sacerdo-
tes, la Corporación del Ayuntamiento, las escuelas de ambos sexos con su
Maestro y Maestra á la cabeza, todos en solemne procesión; y una gran
parte de pneblo que seguía en pelotón detrís de nosotros. ¡El corazón latía
de contento al ver llegar á los P P . Misioneros! ¡Qué espectáculo más gran-
dioso á la vista los anos de los otros! ¡El júbilo y el ontusiasmo se retrata-
ban en todos los semblantes! Así unidos, y cantando la letrilla «Venid
pecadores, venid á porfía, que á misión nos llama, la Virgen María,» La
CRÓNÍCA CARMELITANA 281

comitiva se dirigió a' templo parroquial, donde rezado el Santo Eosario,


el P. Pedro Tomás subió al pulpito, y después de dar al clero, al Ayunta-
miento y á todo el pueblo las gracias más expresivas por la benévola aco-
gida y cariñoso recibimiento que les habían dispensado, expuso con senci-
llez y elocuencia conmovedora lo que son los Misioneros, lo que es la
Misión y necesidad que do esta tienen todos los hombres; apuntando luego
las copiosísimas gracias que la misericordia divina derrama en los días do
Misión, las muchas indulgencias concedidas por los Sumos Pontífices, y las
medidas que debíamos adoptar para aprovecharnos de los santos Ejercicios.
Por último, anunció el programa de éstos á saber: Por la mañana, desde
muy temprano, Misas rezadas, á las nueve otra Misa, después explicación
de Doctrina Cristiana á los niños y adultos, y preparación de muchos
de aquellos para la primera comunión. Por la tarde á las tres, el Santo
Rosario, plática doctrinal, sermón moral con intermedios de cánticos; á las
siete conferencias para los hombres, especialmente para los labradores y
obreros de minas, y el tiempo libre lo emplearán en oir confesiones, mien-
tras hubiese penitentes.
Los demás días siguieron el mismo orden; he aqui por qué no me deten-
dré en narrar día por día, y hora por hora los ejercicios de la Misión; eól)
sí, le diré, que el auditorio fué en aumento, y que guardó el más religioso
silencio y compostura no obstante el concurso inmenso, que por las tardes
llegó i. más de tres mil almas, y por la noche á seiscientos, ó más obreros.
¡Precioso era el aspecto que presentaba la Iglesia de este pueblo du-
rante las funciones de la misión!
En el día quinto de la Misión hicieron los niños una Comunión muy
devota y numerosa; comulgaron ciento cincuenta y dos niños de ambos
sexos con mucho orden y conmovedora devoción, hicieron una hermosa
procesión (llevando en hombros la Virgen del Carmen) y la renovación de
las promesas del Bautismo. La concurrencia fué grandiosa y el acto muy
patético. Las madres so enternecían al oir á sus hijitos prometer á voz en
grito vivir y morir en la fe de Jesucristo, so alegraron con el escapulario
de la Virgen del Carmen que se les impuso, y las simpatías fueron geno-
rales.
Al día siguiente se hizo otra mucho más hermosa y solemne para las
mujeres que comulgaron en número de doscientas treinta y seis con la
mayor devooión, predicándolas luego sobre el tema: «La mujer en sociedad»;
«La mujer niña siendo apóstol del hombre padre,» «La mujer hermana
Biendo apóstol del hombre hermano,» «La mujer novia siendo apóstol del
hombre novio,» «La mujer casada siendo apóstol del hombre esposo,» t L a
mujer madre siendo apóstol del hombre hijo» y «La mujer virgen siendo
apóstol de todo el mundo.
Después de estas, el día 9 de Marzo, y último de misión, fué la comu-
nión genoral; ¡qué solemne! ¡qué numerosal ¡qué devotal El pueblo en masa
concurrió á este acto. Con un silencio sepulcral, sin oirse una palabra, se
corrían aquellas masas de hombres y mujeres hacia el Altar, y comulgaban,
retirándose luego con un orden admirable.
Por la tarde se hizo una magnífica procesión con la Virgun del Carmen.
El P. Anastasio dirigió un patético sermón de despedida antes de la solem-
ne procesión, estando la iglesia materialmente atestada de gente, y fuera
de ella, por no poder entrar, había muchos cientos de personas. No exagero
2 §2 EL MONÍE (¡ÁSMELO

si digo que en eBte día había más de siete mil almas. Nunca he visto tanta
gento reunida, El efecto fué maravilloso, y el acendrado cariño que ya
tantas veces, y por tantos modos, habían manifestado 4 los Misioneros, lle-
gó á su colmo; y como el río que detenido ante una soberbia y olevadísima
presa cuando esta es vencida, se precipita más impetuoso, tal sucedió en
Pámanes, donde la urbanidad y el respeto habían contenido las emociones
del corazón, cuando estas rompieron los moldes se desbordaron con lágri-
mas de dolor en atronadores vivas y prolongadas aclamaciones. El cariño
hacia los Padres rayó en delirio! De vuelta de la procesión subió al pulpito
el P. Pedro Tomás, y después de haber pronunciado un sentido y cariñoso
discurso sobre aquellas palabras de San J u a n Pax vovis lleno de paternales
y saludables consejos encaminados á conservar el fruto de la Misión, dio
la Bendión papal, y con esto quedó cerrada la Santa Misión.
Al día siguiente se cantó una "Vigilia y Misa de réquiem, y volvió á dejar
oir su. autorizada palabra el P. Podro: Santa ergo et salubris est cogitatio de-
funtis exorare, ut á peccatis salvantur, fueron las palabras que le sirvieron
de texto.
Muchos y muy copiosos han sido los frutos de la Misión en Pámanes.
Díganlo las mil trescientas sesenta y seis comuniones que se han repartido,
los dos mil escapularios del Carmen que se han impuesto, y las noventa y
nueve jóvenes que se han alistado en la Congregación do «Hijas de María.»
De lo dicho hasta aquí, pxiede juzgarse que la Misión de Pámanes, ha
sido una Misión verdad; de triunfo completo, y de entusiasmo general. Así
lo han confesado los muchos Sacerdotes que á diario han asistido. Uno de
ellos decía. «He asistido á diez ó doce misiones de distintas órdenes Reli-
giosas, dos dadas en mis parroquias y ninguna me ha gxistado tanto como
la de Pámanes.» Así lo han publicado todos y cada uno de mis feligreses
que entusiasmados dicen á caso, y por todas partes: «No hemos visto Mi-
sión mejor que la de nuestro pueblo.» Y, por último así lo creían aquellos
seiscientos hombres, mineros en su mayor parte, que después del trabajo
del día acudían por la noche á las conferencias que les daba el P . Pedro
Tomás, y que oían con un silencio, devoción y compostura que se echa de
menos en personas piadosas. «No nos cansaríamos, decían estos pacientes
obreros, de asistir un mes seguido.» ¡qué bien lo hace!
No debo pasar en silencio que el día cuarto de la Misión llegó el Reve-
rendo Padre Constancio, el cual predicó siete veces durante ios tres días
qu.e tuvimos la honra de contarlo entre nosotros. Predicó á los niños, dio á
las mujeres una conferencia sobre el tema «La mujer en la sociedad» de
que he hablado arriba; dos á los trabajadores, una sobre «Las causas de la
incredulidad» y otra sobre «La Blasfemia», y en la Misión general d é l a
tarde dirigió tres veces su arrebatadora palabra. Si digo qúo el P . Cons-
tancio instruyo, deleita y conmueve á cuantos le escuchan, no me equivoco.
Y ya que apunté algunas de las verdades predicadas por los Misioneros,
quiero que V. R. tenga conocimiento de todas las demás que han sido obje-
to de sus discursos.
El Sacramento de la Penitencia, condiciones de una buena confesión y
días festivos han sido la materia do las pláticas doctrinales. El fin del
hombre, corto número de los escogidos, Pecado y su malicia, Blasfemia
Muerte, Juicio, Infierno ó Hijo pródigo, la de los sermones morales. Y las,
Conferencias han versado sobre los puntos siguientes: Existencia de Píos,
éíttíNlCA CARMELITANA 2£8

dueño y Señor de todo; El hombre es esencialmente religioso, porque no


puede prescindir de Dios; No puede haber más que una religión verdadera;
La única que puede serlo es la Católica; Ella satisface únicamente las ne-
cesidades del hombre; Los milagros con que está probada acreditan que es
divina: La religión reclama la obediencia á la autoridad en todas sus ma-
nifestaciones; y Causas do la irreligiosidad.
Antes de terminar esta mal trazada reseña quiero dar las'más expresivas
gracias al Excmo. Sr. Obispo de la Diócesis, que con tanta solicitud pro-
mueve estos piadosos ejercicios de Misión, á los P P . Carmelitas, á los
Sacerdotes que han ayudado en el confesonario, á la Corporación del Ayun-
tamiento, á las personas que pecuniariamente han contribuido, á los señores
Maestros y á todos mis feligreses, todos han trabajado como buenos. ¡Dios
se lo pague y la Virgen del Carmen les llene de favores!
Soy de V. R. afmo. a. y herm. cap. q. b . s. m.

ANDRéS PALHNCIA CBCíN, Párroco de Pámanes.

L A pirsTA DE STO. TOMáS DE AQJINO EN ALBA DE TORMES.—Siempre ha


sido muy grande el amor que ios hijos de Teresa de Jesús, como verdaderos
Tomistas, han profesado al doctor Angélico, al ínclito Tomás de Aquino
gloria explendorosa de la Iglesia Católica y astro brillantísimo de la reli-
gión Dominicana. Siempre ha sido muy grande la alegría que se ve rebosar
en los rostros de los hijos del Carmelo al acercarse la fiesta del incompara-
ble doctor. Siempre, sí, pero como hoy, como este año nunca, jamás... Ape-
nas amaneció el día 7, los Carmelitas de Alba de Tormes volteaban las cam-
panas anunciando al pueblo la gran fiesta que se celebraba en el convento
en honor del Ángel de las Escuelas: ¡Oh, qué cuadro tan .precioso el que for-
maban los colegiales carmelitas con sus capas blancas al acercarse en la
Misa solemne á recibir al Dios tres voces santo, al Dios de la Eucaristía!
Después de dar gracias á Jesús Sacramentado por el inefable favor que
les había dispensado, viniendo á morar en sus almas, se reunió la Comuni-
dad en un hermoso salón, adornado al efecto por varios colegiales de un
modo inimitable y primoroso donde después de enviar una súplica al Es-
píritu tan Eterno como el Padre y como el Hijo, subió al pulpito uno de
nuestros amados colegiales, demostrando de una manera magistral á la vez
que sencilla y comprensible, la imperiosa necesidad que tenía el catolicis-
mo del siglo X I I I de un hombre tan grande y sublime, que pudiera, si así
puede decirse, enarbolar é izar con denuedo y valentía el benditísimo es-
tandarte de nuestra sacrosanta fé y defender con entusiasmo la Iglesia que
Jesucristo fundara sobre los hombros del pescador de Galiloa, descubrien-
do en Tomás de Aquino el verdadero campeón que supo cumplir á maravi-
lla tan grandes y gigantescas empresas. Terminado el sermón se cantó un
precioso «Magníficat».
Por la tarde, á las tres y media, en punto empezó la brillante velada li-
teraria en honor de la Bellísima Virgen María, bajo el precioso nombre de
la Inmaculada Concepción, por estar consagrado este colegio á Ella, y en
honor de Santo Tomás de Aquino, bajo el merecido elogio de Doctor Angé-
lico. Una vez reunida la Comunidad se abrió la velada con una sentidísima
plegaria á la Virgen María á solo de tenor y acompañamiento de Piano,
ejecutada admirablemente por dos colegiales de este colegio^ a continua»
284 ÉL MONÍE CAfclMo

ción se leyeron varios discursos en latín y en castellano en honor del San-


to Doctor, varias poesías latinas y castellanas.
En honor de María Santísima se leyeron varios discursos, poesías y glo-
sas donde se tributaron merecidísimos elogios á nuestra benditísima Madre
la sin par Inmaculada Concepción.
En medio de la velada se trató una cuestión preciosa imitando admira-
blemente el estilo con que el Preceptor Angélico trata las teológicas en su
grandioso,trabajo que conocemos con el misterioso nombre de «Summa.»
Para que hubiera de todo se representó un pequeño diálogo entre varios
colegiales que representaban las escuelas más conocidas, estando repre-
sentada la Tomista por un dominico y un Carmelita, quienes defendieron á
Santo Tomás de un modo admirable, sacando por consecuencia, que el An-
gélico es el Príncipe de los teólogos, según ol sentir de J u a n XXII, Cle-
mente VI y sobre todo de nuestro Santísimo Padre el Papa León X I I I que
felizmente gobierna la Iglesia.
Al finalizar las dos partes que tuvo la velada se entonaron por todo el
Colegio preciosos himnos en honor y gloria de nuestro Santo Doctor.
¡Gloria, pues, y bendición j loor al Príncipe de la Teología, al Doctor de
los Doctores, al astro refulgente, á Santo Tomás de Aquino! ¡Gloria y ben-
dición al colegio teológico de Alba de Tormes, que con tanto entusiasmo
canta las glorias del hijo de Santo Domingo! ¡Qué oportunamente se ha di-
cho que el alma de los escritos de Teresa, es la doctrina de Tomás de Aqui-
no! ¡Honor á la Orden dominicana! ¡Honor á la Eeforma de Teresa de Jesús!
¡Bendición á los colegiales de Alba de Tormes! ¡Bendición á los Suportares
y dignísimos Lectores del Colegio!—Fr. Carlos M.*1 del Sgdo. C. de Jesús.

~^r
• • • • •

¿8jL oxoeso de original nos obliga á dejar, pxi-a publicarla en el próximo


número, la reseña de la solomne profesión religiosa d; la Hermana Carmen
del Santísimo Sacramento, verificada en la iglesia-de San José, de Valencia.
FELICITACIONES á S U SANTIDAD.—Durante los cinco primeros días de
Marzo Su Santidad el Papa León X I I I recibió, con ocasión de su jubi-
leo, 350.000 telegramas. En el mismo lapso do tiempo llegaron al Vaticano
dos millones de cartas. Se cree que esto correo extraordinario no podrá ser
despichido en menos de tres meses, aún desplegando la mayor actividad.
ANéCDOTAS DEL PAPA —Continúa el Padre Santo soportando sin fatiga
las audiencias de estos días ¡ lasmúlt ; ples atenciones de su sagrado minis-
terio.
Es ver Ja loramente asombrosa la energía do que d i muestras el venera-
ble anciano.
En relación con la s a l u i de Su Santidad so cuentan ciertas anécdotas
muy curiosas, alguna muy reciente.
H ico unos tres años recibió Loón XIII en audiencia á un Obispo de Ca-
lifornia, muy gastado por sus trabajos apostólicos. El Obispo dijo al Papa:
•—Santísimo Padre, probablemente será esta la última voz que veré á
vuestra Santidad.
—¿Qué edad tenéis?—lo preguntó al punto el Padre Santo.
El buen Obispo so refería 4 la avanzada edad del Papa; más León X I I I
le devolvió amablemente el cumplido.
H ice picos meses recibió una peregrinación, en la que figuraban dos ó
tres peregrinos de más de ochenta años, ansiosos de poner sus últimos años
al abrigo de la Bendición apjstólica. Uno do ellos dijo al Papa:
—Todos los dias pedimos á Dios, santísimo Padre, que os haga llegar al
centesimo año de vuestra vida.
—Vaya—contestó alegremente el Papa,—no fijéis límites á la divina
Providencia.
DECRETO DE APROBACIóN.—El Emo. Arzobispo de Tarragona acaba de re-
cibir del Emmo. Cardenal Prefecto de la Sagrada Congregación de Obispos
y Regulares el decreto según el cual Su Santidad ha aprobado definitiva-
mente la Cjngregación Tarraconense de Hermanas Terciarias Descalzas
del Carmen, cuya Casa-matriz y noviciado radica en aquella capital, cono-
ciéndose vulgarmente por Hermanas de la Vetlía.
L JS ENEMIITOS DSL CRISTIANISMO.—Leemos en El Amigo del Obrero: «Una
porción de obroros madrileños han dirigido á las Cortes una oxposición, en
la que piden al Congreso que obligue al diputado do los libertarios ba^'ce-
286 EL MONTE CARMELO

loneses, Lerroux, á que les pague á los obreros de Madrid el mucho dinero
que les quedó á deber con motivo de la publicación de El Progreso. Y el
compañero Adrados, que encabeza las firmas, pone una lista muy bochor-
nosa de deudas de Lerroux, de papel, á los cajistas, á los albañiles, etcéte-
ra, etc., y añade: «Estas deudas estarán expuestas en el Centro Obrero de
la calle de la Montera, para los obreros que quieran verlas y no gusten de
ser engañados por semejante diputado de los obreros.»
RESUMEN POLíTICO.—Cuando poníamos el número pasado en el correo so-
brevino la crisis total del Ministerio del señor Sagasta. Esta crisis ha sido
muy laboriosa y difícil, habiendo fracasado el proyecto de formar un gabi-
nete de concentración. La misma causa que motivó la crisis, la cuestión
religiosa más que ninguna otra, ha sido la que ha dificultado la solución.
Por fin se constituyó el Gabinete de este modo:
Presidencia, Sagasta.—Estado, duque de Almodóvar.—Gracia y Justi-
cia, Montilla.—Gobernación, Moret.— Hacienla, Rodrigáñez.—Guerra,
Weyler.—Marina, duque de Veragua.—Instrucción pública, Romanónos.—
Agricultura, Canalejas.
Por la significación de algunos de los personajes que han entrado en el
Ministerio, resulta éste de taños muy avanzados y democráticos.
Se ha hablado que para aceptar la cartera algunos ministros han exigi-
do algo así como una especie de compromiso de sus compañeros, para lo
cual 8 3 ha relactado un programa á que ha de sujetar sus actos el nuevo
Gobierno.
Oficialmente no se ha dado á conocer osto documento; pero según las
versiones' oficiosas de los periódicos, cómprenle tras partes: una sobre po-
lítica religiosa, otra sobre la cuestión social, y la tercera sobre puntos con-
cretamente políticos. Las bases acordadas sobre la primera parte, son:
«Primera. Que no sea derogado el decreto do don Alfonso González,
fecha 19 de Septiembre último.
»^ue por los Ministerios de Gracia y Justicia y Gobernación se proceda
inmediatamente á la formación de una lista en que se consigne el número
de Asociaciones y Ordenes religiosas existentes, con su clasificación.
«Segunda. Que se establezca, para sus efectos, entro las Ordenes reli-
giosas, la siguiente división:
A. Ordenes concordadas, es decir, las tres, de todos conocidas, que se
consignan en el Concordato.
»B. Ordenes toleradas, que son todas las restantes.
»C Respecto á las Ordenes toleradas dedicadas á la vida contemplati-
va, se adoptarán las disposiciones emanadas del decreto de 19 de Sep-
tiembre.
«Tercera. Presentación á las Cortes de un proyecto de ley regulando
la vida jurídica, económica y social de las Asociaciones no concordadas.
«Cuarta. Afianzamiento de la libertad de conciencia, conforme á la en-
mienda que los señores Sagasta, Balaguer, Romero Ortíz y otros diputados
presentaron y apoyaron en las Cortes del 76.
«Quinta. Entablar una negociación con el Vaticano, relacionada con lo
que atañe á las Asociaciones y Ordenes religiosas.
»Y, por último, medidas de previsión en ei caso de que sobreviniera un
conflicto como consecuencia del cumplimiento del programa de Gobierno
en lo que se relaciona con el problema religioso.»
¿DE QUIEN ES LA CULPA?

¡ S i ancianu pírroco entró llana- familia, cuando el padre hablaba


mente, sin cumplimientos ni etique- era de ver ..
tas, en la morada do uno de sus fe- —Todavía una pregunta, mi pobre
ligreses Sabía que había sufrimiento Juan: ¿vuestro Luis hace oración?
y dolor en aquel hogar, y el sufri- —¡Pues si el desgraciado, apenas
miento siempre atrae al sacerdote sabe ya hacer la señal de la cruz!
como el placer atrae al hombre de —¿Y vosotros lo hacíais á su edad?
mundo. — Bien sabe V. que sí, señor cura;
El marido estaba de pié junto a la con unos padres como los nuestros,
ventana; fumaba y con su mirada no tenía uno más remedio que cum-
errante recorría de un extremo á plir con su deber. El domingo nos
otro el espacio. hacían ir por delante con ellos á
La mujer hall.ibase sentada en su Misa, y por la noche... mire V., de-
sitio acostumbrado y lloraba. lante do esa imagen nos teníamos
—Qué car is tan tristes tienen us- que arrodillar todos. ¡Pobre padre!
tedes; ¿qué ocurre hoy por aquí?— ¡Pobre madre' Nosotros los amába-
preguntó el sacerdoto. mos tanto! ¡Les obedecíamos con
—Siempre lo mismo, señor cura, lo tanto gusto!
mismo que cuando vino usted la vez — Pues bien, amigo mío—dijo el
pasada... ó algo peor. sacerdote acercándose al padre y
—¿Vuestro hijo, no es verdad? apretándole fuertemente las manos
—Sí, él; siempre él; de nuevo le —¿comprende V. lo que acaba de
han echado del taller, y va por ter- decirme? Vosotros obedecías á vuestros
cera vez. padres, porque ellos os hacían obedecer
—¿Y no le podéis corregir? á Dios; vosotios obedecías á vuestros
—¿Corregirlo? ¡Ah!—dijo la ma- padres,porque ellos osenseñaban áamar
dre, sollozando—¡si supiera usted á Dios. Acuérdense Vds. que más de
como se ríe do cuanto se le dice!... una vez los he dicho: Dejáis á vuestro
Escucha un momento, se encoje de hijo que falte á la Misa y al Catecismo;
hombros, y después se va y vuelve le mandáis á una escuela donde no le
cuando le parece. hablan nunca de Dios; tened cuidado...
—Vamos á ver, mis buenos ami- mirad que os va á hacer derramar mu-
gos: ¿eran ustedes lo mismo con chas lágrimas.
vuestros padres? ¿Tenía yo razón?
—¿Nosotros? ¡Ah!—exclamó el pa- ¡Ah!, mis buenos amigos, habéis
dre, y gruesas lágrimas asomaron á dejado uno v^ptro de hacer oración;
sus ojos—¡ay!*si yo hubiera hecho habéis d e j a d ^ f e c e r á vuestro hijo
llorar á mi madre... Nosotros en la en un olvido irjjinpleto de Dios, vos-
28á Eí, MONTE CARMELO

otros mismos también habéis olvida- el instinto de insubordinación, de in-


do á Dios; pues bien: El se ha mar- dependencia.
chado de vuestra casa; y enando Habéis dejado de dar a vuestros
Dios se va de una alma ó de una hijos, á esos niños que se forman
morada, se lleva todos sus bienes con- principalmente con lo que vén hacer:
sigo, es decir la paz, la unión, la obe- el buen ejemplo de una vida cris-
diencia y la alegría. tiana.
Ya no os ven nunca hincaros de
¿No sería la lectura de esta página rodillas por la noche, teniéndolos á
do suma utilidad para muchas fami- vuestro lado y rezar con olios; os
lias? Y a esas madros quo gimen do- han oído hablar de las leyes do la
lorosamente por la mala conducta Iglesia, si no con desprecio, al me-
de sus hijos y por la ingratitud é in- nos con ligereza; os han visto que-
sensibilidad quo muestran para con brantar con indiferencia esas mis-
ellas, no se les podría mu» bien di- mas leyes y reíros de las frases bur-
rigir esta pregunta: Y ¿quién tiene lonas que en vuestra presencia so
la culpa? han dicho de Dios, su justicia, su pro-
¡A.h! habéis dejado debilitarse, casi videncia, sus milagros... y he aquí que
extinguirse en el alma de vuestros ellos se han buscado la manera do
hijos la fé que les dio el bautismo; no cumplir sus deberes más penosos,
esa fó que les mostraba á Dios ha- que ningún provecho les reportan
blándoles por vuestros labios, á Dios aquí en la tierra, sino de gozar.
á quien debían respetar y amar en ¡Ah! volved, volved á la piadosa
vosotros, ¿Dios, á quien ellos obede- práctica de la oración en familia.
cían cuando os obedecían á vos- Volved á la enseñanza del Catecis-
otros... ellos no han visto ya en vos- mo, á la lectura de la Vida de los San-
otros, desdichados padres y madres tos, á la obediencia respetuosa de todas
y aún mas desgraciadas, sino seres las leyes de la Iglesia.
obligados .á soportarles sus caprichos Volved á hacer un santuario de
y á procurarles todos sus antojos y vuestras moradas. Traed á ellas el
contra quienae tienen derecho á rebe- pensamiento do Dios para quo domi-
larse si encuentran la menor resisten- ne y alumbre todas las casas, como
cia á sus pretensiones! el sol domina y alumbra al mundo;
Habíis d e j a l o q u e se apague esa Entonces, padres, seréis respetados,
fé, que había puesto en sus almas un y vosotras, madres, seréis amadas,
como instinto divino que los empuja- los dos seréis obedecidos y la unión,
ba hacia la piedad, la inocencia, la y la paz, y la alegría, volverán á ocu-
sumisión... y en su lugar ha venido par sus puestos en el hogar.

^É"""§fe^
_^^,^»^Wff!f*!^^

¡L criterio de la fe es claro,
¡luminoso; el de la duda es
perturbador y estéril: son
la luz y la sombra.
Es necesario que haya dudas
para extirparlas, y que nuestro en-
tendimiento no se adormezca con
la posesión de la verdad.
La fe, como todo don, exige sa-
crificios, aun después de poseído.

Jesús es el gran libertador de


Año IIlHplúm. 4 4 lasjpotencias del alma.
Cuando"nos enseña á no apa.
15 de Abril de 1902 sionarnos demasiado por las cosas
terrenas es'por apartarnos de toda
, esclavitud, y la esclavitud de las
290 EL MONTE CARMELO

pasiones es la que más degrada. Por eso nos dice: "no


os afanéis demasiado.,, ¿Veis las aves cómo viven y se
alimentan y no tienen graneros?
¿Veis el bello y brillante ropaje de los lirios?
Todo esto quiere decir: "no seáis codiciosos, ni va-
nos; todo esto esclaviza la voluntad; dejadla libre para
amar, libre para huir de toda injusticia, libre para fra-
ternizar con vuestros hermanos.,,
"Al que hiere tu mejilla, pónle también la otra.,,
Sublime alarde de grandeza de espíritu dado por
Aquél cuyo valor fué tan extraordinario, que atacó El
solo á una sociedad corrompida, hizo la guerra ál vicio,
frente á frente, y abrió su voz sin humano miramiento
para delatar la maldad, aunque ésta habitase los pala-
cios ó los templos.
Nos enseñan también tales palabras el cuidado que
debemos poner en no dejarnos arrebatar por la ira, que
es el tirano que más ofusca la razón.
La ira es ciega, y ciego es, por consiguiente, el que
está por ella dominado.
La ira nos hace ser injustos, crueles, malvados.
La ira nos priva de la libertad de la razón, porque
el hombre que no sabe dominar su ira, no es dueño de
sí mismo.

Y de la multitud de los que habían creido era uno


el corazón y una el alma, y ninguno decía ser suyo na-
da dé lo que poseía; mas todas las cosas les eran co-
munes. .
No había entre ellos necesidades, porque.todo era
repartido á cada uno según su menester.
¡Oh! Ideal hermoso á que no ha llegado filósofo al-
guno, comunismo de la virtud, que convierte á la tierra
en un paraíso. ¿Qué sociedad, qué pueblo, qué nación
ha realizada tal prodigio?
Que el hombre se desprenda de todo bien material
APUNTES 291
para repartirlo entre sus hermanos, que desahogue su
corazón de cuanto puede falsear sus sentimientos, que
viva así en una calma seráfica, gustando de todos los
goces teríenales sin ser esclavo de ellos, llena el alma
de ese amor á sus semejantes, que le inclina á fraterni-
zar con'su prójima

LA VIBQEN DEL C A S » i * Q'JE SE VEMERA Z1 EL CONVENTO DE PP. CARMELITAS DE VALENCIA


'W^^H^M^^^^ ^
^^^t^^^tt^i «T+ fT-* *>Js "¿4ST" * ^ ~ " íTS~ *T*~* ¿T*~' t/T^~i^^"VTSr' - vt^'~i/Nt t^i ""i^-i" v-T<»" ¿T* ~^f* "T** *^TM "VT^*-

'A circunstancia de celebrarse el Domingo próximo la fiesta del


(?ÍJ Patrocinio de San José nos mueve á escribir estas líneas para
invitar á nuestros amables lectores á que se postren con amor á los
pies del Santo Patriarca pidiéndole con fe y confianza el remedio para
los gravísimos males que padece el mundo. Ya EL MONTE ("áRMELO
cuando comenzaba el mes de San José, hizo esta invitación á la piedad
de los devotos del Santo y pedíamos oraciones por la Iglesia de Dios
perseguida, por las Ordenes religiosas perseguidas también, por la
familia amenazada de disolución, por la sociedad amenazada de
muerte, por el mundo, en fia, que padece desmayos...
Y los motivos que entonces nos impulsaban á solicitar el favor
de San José subsisten y se han agravado escandalosamente en estos
últimos días, porque los ataques contra la Religión son hoy más fieros,
la persecución contra las instituciones religiosas ha arreciado, la
sociedad entra ya en el período anárquico, y el mundo entra ya en
los dominios de la muerte... Y cuando miramos á un lado y otro lado,
cuando volvemos la vista hacia atrás y la tendemos hacia adelante, y
uo vemos remedio para tantos males, nosotros, que somos creyentes,
nosotros que hemos sido educados en la escuela de Santa Teresa de
Jesús, la predicadora entusiasta, incansable, elocuentísima de las
Glorias de San José, levantamos al cielo nuestras manos y acudimos
al Santo Patriarca con fe y confianza ilimitada.
¡Oh! Para los infelices que no esperan en Dios, ni aman á Dios,
ni creen en Dios, la piueba es intolerable, los pavorosos problemas
que se agitan hoy en el mundo son insolubles, no hay salida para la
tremenda crisis en que está metida la sociedad, no hay salvación
posible ni para los hombres, ni para la sociedad, ni para el mundo...
¡Ira de Dios! ¿Y para eso predicaron doctrinas nuevas,' y persiguie-
ron á la Iglesia Santa, y encarcelaron ál Vicario de Jesucristo, y pros-
cribieron y asesinaron á los religiosos, y de su Dios blasfemaron, y
renegaron de la Religión de sus padres?... —¡Habéis triunfado ya, y
sois reyes! ¿Y ahora os agitáis, y os extremecéis, y sentís miedo?
¡Lo comprendo! Otro destructor más formidable se adelanta y avanza:
ese derrumbará vuestros tronos y triunfará sobre vuestros cadáveres!
ÓÉEMUS ' 293

¡Ah, ciegos, ciegos, ciegos! ¡No hay Dios, y no hay salvación para
vosotros, ni para la sociedad que formasteis á vuestra imagen y se-
mejanza.
*
He leído la historia, y he visto pueblos, he visto monarquías,
imperios y repúblicas que se apartan de los caminos de la verdad, y
hacen escarnio de la virtud, y apostatan de la Religión, y reniegan
de su Dios; y he visto que á esos pueblos renegados, apóstatas y
blasfemos, los visita Dios con tremendas revoluciones y con catás-
trofes pavorosas; yo he seguido con el pensamiento los procesos de
esas crisis supremas, solemnísimas, que más ó menos han padecido
todos los pueblos, y veo que cuando á pesar de los avisos de la Pro-
videncia se obstinan en sus errores y torpezas, llega un día, y la ira
de Dios los alcanza: entonces se derrumban los imperios, y las mo-
narquías, y las repúblicas, y acaban sus errores, y sus torpezas, y
sus blasfemias, y sus apostasías, y su historia, y hasta su nombre. Y
cuando esto veo, pienso en España, en esta España sin ventura,
cada día más apartada de los caminos del bien, apóstata de su Reli-
gión, blasfema de su Dios... y viendo las ruinas y viendo las ver-
güenzas que en estos últimos tiempos han llovido sobre ella, y vis-
lumbrando la gran conflagración que se avecina, me pregunto lleno
de asombro y de tristeza si las catástrofes de ahcra serán el toque
de atención que nos da la Providencia, y las catástrofes que vemos
en puerta abrirán la fosa donde quedarán eternamente sepultados
los errores, las apostasías, las blasfemias, los escándalos, y la histo-
ria, y hasta el nombre de España...
¡Ay! La verdad es amarga, pero la verdad es que no vemos en lo
humano una solución salvadora para la tremenda crisis en que
estamos metidos. Pero aun no viendo en lo humano una solución
salvadora, nosotros que somos creyentes no debemos desesperar.
Levantemos al cielo nuestra esperanza. Y ¿á quién invocaremos en
el cielo más oportunamente sino al Glorioso San José, que fué en la
tierra el Salvador del Salvador del mundo, y es en el cielo el Protector
do la Cristiandad? Pues á rogar á San José; á San José que, como
decía Santa Teresa de Jesús, socorre en todas las necesidades. El Jefe
de la Sagrada Familia en la tierra continúa ejerciendo su autoridad
soberana en el cielo. Roguemos á San José, al Abogado del mundo
ante Dios, al Padre y Protector de todos los hombres; á San José nues-
tros corazones, á San José nuestros suspiros, á San José nuestras
súplicas, por la salvación de España, por el triunfo de la Iglesia
Católica, por la salvación del mundo entero.
¡Santísimo José, Padre de Jesús, Esposo de María, Abogado del
¿
M EL MONÍÉ CARÍÍÉÍ.6

mundo, Protector universal de la Iglesia! ¡Oíd nuestros ruegos y


nuestras plegarias; que se salve España, que triunfe la Causa de Dios,
que triunfe la Iglesia Católica, que triunfen las Ordenes religiosas,
que triunfe la Verdad y la Justicia, y reine Jesucristo, tu amado
Hijo, en todas las almas, en todas las familias, en todas las naciones,
en el universo mundo!

L A V E R D A D DE L A MUERTE

(CONTINUACIóN)

Así fueron al sepulcro afanes dosordonavdos,


rápidamento bajando levantándome hacia el cielo
por el desconsuelo heridos, y poco á poco mostrando
deudos y padres.y hermanos; la vanidad de las cosas,
el dolor que nos visita se revolvía en un caos
á todos tardo ó temprano, de dudas desesperadas,
me vino á ver en la alegre odios, rencores y ongaños;
primavera de mis años; y cansado de sufrir
y en su tarj eta enlutada y viendo que todo al cabo
después de un nombre borrado paraba pronto en la muerte,
y escrito con hiél, decía: iba argumentando en falso
«aún volveré más despacio.» y dejaba á mis pasiones
Y volvió y arrebatóme en libertad, por si acaso
tenazmente y sin descanso moría, para morir
todo lo que yo guardaba del placer entro los brazos;
dentro de mi pocho avaro; pero en medio de mis goces
y vi mis amigos muertos; y en lo peor de mis daños,
mis amores despreciados, la muerte, como u n fantasma
y mis haciendas perdidas, so me aparecía al lado;
y mi corazón sangrando; con su recuerdo vivía;
y' el alma que por entonces con ella andaba soñando
no veía en los trabajos y aunque eija aquel pensamiento
más que lo fatal del hecho fútil, rastrero y romántico
y no los designios altos muchas veces sé de cierto
de Dios que me conducía que me libro de u n mal paso.
por estos caminos ásperos,
despegándome de muchos
J,, JUM DE yjü.
(Se continuará,)
^ ^ ^ ^ •-1Í» e*ÑT" «"fíi «-TV ií^~i" *^+ ' *-p» *T» t-T1* *«TV f T t ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ ^ i ^ ^ ^ T ^ ^ ^ i vi» fT^ Wi» Vis» W¿ fTV ^f«»

LA CUESTIÓN SOCIAL

J el obrero católico leyera á menudo los documentos eclesiás-


&7 ticos que contienen las doctrinas de la verdadera religión, y
enseñan los derechos y deberes de cada miembro de' la sociedad,
no presenciaríamos seguramente los tristes espectáculos que con
tanta frecuencia se presentan á nuestra vista. Si en vez de libros,
revistas y periódicos pornográficos y socialistas que con tanto afán
leen las masas obreras, fuera el libro ó periódico católico el alimen-
to cuotidiano de su espíritu, muy distintas serían las costumbres de
los individuos, más paz habría en las familias, y para el porvenir
no se prepararían tantos conflictos en la sociedad.
Dícese hoy y repítese con razón por todas partes que la cuestión
social es la más vital y de más urgente solución de cuantas preo-
cupan á los gobernantes, pero pocos se llegan á convencer de que
sólo en los principios católicos se puede encontrar solución á los
más diversos y variados problemas que ofrece asunto de tanta im-
portancia. Por eso es necesario exhortar á todos que escuchen á la
Iglesia y estudien los documentos que emanan del Cristianismo pa-
ra el arreglo de su vida privada y pública, y sólo así se podrá re-
generar la sociedad.
Cuando el mundo recibió la ley evangélica realizándose el gran
misterio de la Encarnación del Verbo divino y redención del géne-
ro humano, la vida de Jesucristo, Dios y hombre verdadero, pene-
tró en las entrañas de la sociedad y la informó con su fe, con sus
preceptos y con sus leyes. Y los hombres educados en aquella es-
cuela del Salvador aprendieron los deberes que les imponía la Re-
ligión sobre su conciencia respecto de Dios, respecto del prójimo y
respecto de sí mismos. La primera obligación del cristiano fué
siempre levantar el corazón á Dios y reconocer su inmensa gran-
deza y bondad, amándole con toda la fuerza de sus potencias; y
después, con el fin de conservar la paz y tranquilidad de la fami-
lia, y para no carecer en su casa dé lo necesario está obligado al
trabajo y á ganarse honradamente el sustento con el sudor de su
rostro.
¡Ojalá cumplieran con este deber los que han recibido del cielo
296 ÉL MONTÉ CARMÍLÓ

el delicado cargo de dirigir una familia y son delante de Dios res-


ponsables de ella!
Pero ¡ay! Cuando se dirige una mirada al estado actual en que
se encuentra el obrero católico que parece debía de haber hereda-
do de sus antepasados la honradez y la moralidad, y vésele aparta-
do de la Religión, sin sentimientos cristianos, sin otra instrucción
que la que le prodigan unos cuantos embaucadores en sus
clubs y círculos que llaman de recreo, y alzándose á veces con ma-
nifiesto perjuicio de sus almas é intereses en importantes manifes-
taciones contra la autoridad, contra sus amos y contra su amantísi-
ma Madre, la Iglesia Católica, el alma se despedaza de dolor y de-
rrama tristes lágrimas, compadecida de tan lamentable ceguedad.
Es más: cuando de los grandes centros de operación en que miles
de proletarios viven completamente materializados, distinguiéndo-
se apenas de los seres irracionales más que por la figura que llevan
en su rostro, se vuelve los ojos á los pequeños centros, á los talleres
y á las familias trabajadoras, y se observa que la clase obrera se ha-
lla en la más triste sicuación religiosa y económica, sin creencias
religiosas, y entregada á los más degradantes vicios, y muchos,
cuando debieran dar infinitas gracias á la divina Majestad, porque
les ha concedido brazos para ganarse el sustento necesario, se
quejan amargamente á Dios por la condición baja y humilde que
les dio, se aumenta más y más la pena y se presiente un cataclis-
mo universal.
Todo esto se debe á que cada uno no piensa detenidamente en
sus deberes, no se procura suavizar el rigor del trabajo con las
máximas de la Religión, no se trata de imitar á los que fueron mo-
delos de obreros católicos.
Hoy se agita en todas partes un problema insoluble por los
principios de los Estados modernos sobre este punto, problema que
tiene preocupadas de algún tiempo á esta parte á todas las nacio-
nes europeas y americanas. Los Estados hacen leyes á su manera
para evitar el mal y castigar más ó menos enérgicamente á los
transgresores; la caridad cristiana emplea sus inagotables recur-
sos en socorrer á los necesitados; los predicadores de la divina pa-
labra se cansan en vano en explicar las máximas de la Religión
que hacen dulce todo trabajo; salen de la Cátedra de San Pedro
luminosos documentos que enseñan clara y terminantemente los
derechos y deberes que existen entre amos y proletarios, y, sin
embargo, presenta la cuestión social un horizonte cada vez más
obscuro y preñado de tempestades.
"Los aumentos lecientes de la industria, dice sabiamente el Ro-
mano Pontífice actual en una de sus célebres Encíclicas, y los nue-
vos caminos porque van las artes, el cambio obrado en las rela-
ciones mutuas de amos y jornaleros, el haberse acumulado las ri-
quezas en unos pocos y empobrecido la multitud.., y finalmente la
LA CUESTIÓN SOCIAL 297

corrupción de las costumbres, han hecho estallarla guerra. „ Y


efectivamente, los adelantos y progresos hechos en las artes, los
inventos verdaderamente maravillosos aplicados ya en gran parte
á la naturaleza, la facilidad suma con que hoy se obtienen por me-
dio de máquinas é instrumentos los resultados que en otro tiempo
se conceptuaban imposibles, y otras mil y mil causas que no es del
caso enumerar, han hecho en cierta manera necesaria la concentra-
ción en mayor ó menor escala de los operarios, y con ella ha veni-
do á agravarse la situación y tiene trazas de seguir sin límites su
curso progresivo hacia un desenlace funesto.
No es que los católicos condenemos los adelantos hechos en este
siglo y el pasado. Al contrario, nos complacemos en confesar su
grandísima utilidad y hasta, si se quiere, su necesidad, dado el es-
tado actual de nuestra época. Aplaudimos las fábricas, reconoce-
mos la utilidad de los talleres, aprobamos ese modo sencillísimo de
arrancar de las entrañas de la tierra tesoros inagotables que son
un manantial de riqueza para las naciones, recomendamos el movi-
miento comercial ó mercantil, y sentimos afecto especial por la in-
dustria que cada día da mayores proporciones é importancia á sus
géneros.
Pero con una cosa no podemos estar conformes. No se tiene
bastante cuidado del alma de los obreros, y descuidada la educa-
ción religiosa y la dirección de las conciencias, estamos expuestos
no tan sólo á que se condenen para siempre muchos de nuestros
hermanos, sino también á experimentar en días no lejanos grandes
desórdenes y trastornos que llevarán seguramente el llanto al seno
de innumerables familias. Se quiere explotar la fuerza material del
jornalero sin tener en cuenta su vida espiritual, y la consecuencia
legítima es que se hacen ricos unos cuantos, para que después pa-
sen violentamente sus bienes á manos de sus víctimas, que á veces
se levantan como foragidos contra la hacienda de sus señores.
No parece sino que Nuestro Señor Jesucristo se refirió en espí-
ritu á nuestras masas populares y á nuestros centros de operación,
cuando se compadeció de las turbas que le seguían. Porque ha-
biendo en una ocasión hecho Jesús muchas maravillas y dado se-
ñales inequívocas de su poder, se animaron las gentes en número
de cinco mil á seguirle, sin acordarse de que necesitarían comer,
y Jesús al ver la necesidad de aquel pueblo, dirigióse á los Após-
toles y dijo: Mtsereor super turbam, tengo compasión de las tur-
bas. Se hallan hoy estos hombres tan necesitados en cuerpo y al-
ma que tengo compasión de ellos: Mtsereor super turbam.
¿Y no será lícito aplicar este texto á las masas populares de
nuestros días y decir: tengo compasión de las turbas? Tengo com-
pasión y mucha compasión de esas turbas que no saben ocuparse
más que en atizar enormes chimeneas y jugar continuamente con
296 « t MONTE CAKMEtO

barras de hierro candentes. Misereor super turbam. Tengo com-


pasión y mucha compasión de esas muchedumbres que se sepultan
todos los días vivos en las entrañas de la tierra para sacar de ella
cantidades inmensas de materia ó para perforar una montaña con
el objeto de dar salida á un túnel, pero que, desgraciadamente,
acostumbrados á mirar siempre á la tierra, no saben levantar los
ojos al cielo y bendecir al Señor de misericordias. Misereor super
turbam. Tengo compasión de esos miserables que por un triste
salario que en medio de las máquinas de una fábrica ganan con el
sudor de su rostro, se hacen cómplices y solidarios de pecados aje-
nos, y se dedican al trabajo sin perdonar á domingos y días de
fiesta ni acordarse que tienen un alma que salvar y un Dios á quien
obedecer. Misereor super turbam.
r*.y.p.p.
(Se continuará.)
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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA, ESCRITA POR ELLA MISMA
V

Primera Comunión.—Confirmación —Luz y tinieblas.—Nueva separación.


--Véome libre de estas penas de una manera graciosa.

)A mañana del díaque tuve la inefabledicha'de


g ^ asistir al entrático de mi hermana Paulina
yo me preguntaba á mi misma qué nombre
tomaría cuando, al despojarme de los adornos, del
mundo, me revistiera delsanto hábito del Carmelo.
No ignoraba que había una hermana con el nom-
bre de Teresa de Jesús: mas no por esto desistía
de conservar mi hermoso nombre de Teresa. De
repente pienso en Jesús, á quien tanto amaba y
amo más al presente, y dije para mis adentros: «¡Oh;
qué feliz sería yo si pudiese llamarme Teresa delNiño
Jesús!» No obstante me guardé bien, mi querida
Madre, de manifestaros mi piadoso deseo; mas he aquí que V. R. me
dijo en medio de nuestra conversación; «Cuando forméis parte de
nuestra Comunidad, mi querida hijita, os llamaréis Teresa del Niño
Jesús!* Grande fué mi gozo al oiros; y yo atribuyo esta unanimidad
de pareceres á la amabilidad de Jesús.
Quiero decir dos palabras sobre mi afición á las imágenes y lec-
turas. A las bellas estampas que me enseñaba Paulina, debo las más
dulces alegrías y las más fuertes impresiones que me alentaron en la
práctica de la virtud. Las horas transcurrían para mí sin apercibirme,
extasiada, como estaba, fijando todos mis sentidos en ellas, «la flore-
cita del divino Prisionero» me decía tantas cosas, que me sumergía
en qna especie de enajenación espiritual; yo me ofrecía á Jesús como
300 EL MONTE CARMELO

su florecita; quería consolarle, aproximarme todo lo posible á su


tabernáculo, ser mirada, cultivada y cogida por El.
Por lo que atañe á la lectura, como á mí me disgustaba toda
clase de juegos, hubiera pasado toda mi vida con los libros en la
mano. Por dicha mía, no me faltaban ángeles visibles que me es-
cogían los libros propios de mi edad, y capaces de recrearme á la par
que nutría mi espíritu y robustecía mi corazón
Sobre el efecto que estas lecturas producían en mi espíritu, debo
decir que al leer los hechos heroicos de Juana de Arco, sentía un
gran deseo de imitarlos. En este tiempo recibí una gracia de las más
grandes que he recibido en rai vida.
Jesús me dio á comprender que la verdadera y única gloria es la
que dura eternamente; que, para obtenerla, de nada sirven las obras
extrepitosas y de mucho brillo; que las más agradables y meritorias á
los ojos de Dios son las que se practican ocultamente y sin vanagloria.
Desde entonces pude convencerme de que el Señor me destinaba una
gloria invisible para los ojos del mundo, esto es, que me llamaba á
santificarme en el retiro del claustro, sin que trascendiesen mis hechos
al exterior; y yo podré ser, y en efecto soy muy imperfecta, á pesar
de tantos años como llevo este bendito hábito del Carmelo, pero siento
en mí un ardiente deseo de ser una gran sania.
Para llegarlo á ser, prescindo de mis méritos, puesto que en mí
no reconozco ninguno, pero confío en Aquél que es la Virtud por
esencia, la misma Sautidad: El, que se complace en mis débiles
esfuerzos, me cubrirá con sus infinitos méritos y me hará santa. Por
entonces ignoraba yo que no se llega á la cumbre de la perfección
sin el sufrimiento; Dios me reveló este secreto por las pruebas á que
me sometió y debía someterme en lo sucesivo.
Voy á proseguir mi narración desde el punto que la dejé. Tres
meses después de haber recobrado la salud, mi padre me hizo viajar,
y al propio tiempo que se recreó mi espíritu, comencé á conocer lo
que es el mundo. Todo fué dicha, alegría y felicidad para mí en aquel
viaje recreativo: fui festejada, admirada, tratada con ternura: en una
palabra, en los quince días que duró el viaje, mi vida fué un continuo
caminar entre flores.
Tal vez Jesús quiso que yo conociese el mundo antes de que El
visitase por primera vez mi alma, con el fin de dejar á mi arbitrio la
elección del camino que en lo sucesivo debiera de emprender. Mi
primera comuuión dejó en mi alma un recuerdo muy grato, sin que
celaje alguno viniese á empañarlo. A mi parecer, llevé, para un acto
tan solemne y de tanta trascendencia, todas las disposiciones debidas.
No pasaba día sin que hiciese un número considerable de sacri-
ficios y actos de amor, que venían á ser otras tantas flores: unas ve-
ces eran violetas, símbolos de la humildad; otras rosas, imágenes del
amor; la pasionaria, que representa las tribulaciones... y de este
modo, recogiendo todas las flores de la naturaleza, formaba en mi
corazón la cuna donde pudiera reposar mi amable Jesús.
Además, María reemplazaba á Paulina. Todas las tardes estaba
largo tiempo á solas con ella, ávida de escuchar su voz: ¡y qué cosas
tan bellas me decía! A la manera que los antiguos guerreros ios-
SÓll TERESA DEL NIÑO JESÚS 30 í
'•'-•• - , __^ .
trufan á sus hijos en el manejo de las armas, ella me enseñaba el
combate de la vida, excitando mi ardor y mostrándome la palmn de
la victoria. Me hablaba de las riquezas inmortales tan fáciles de ad-
quirir todos los días, y, sin embargo, ¡cuan insensatos somos los
mortales al hollarlas con nuestros pies, cuando no tenemos más que
abajarnos para recogerlas! ¡qué elocuente y persuasiva era esta mi
querida hermana! no dudo afirmar que los más empedernidos peca-
dores se hubieran convertido al escucharla, y, que abandonando las
perecederas riquezas de este mundo, se hubieran afanado por adqui-
rir las del cielo.
. A esta época hubiera deseado aprender el modo de hacer oración,
empero María suponiendo en mí un buen fondo de piedad, no me
permitía más que mis pobres oraciones vocales. Cierto día, en el co-
legio, una de mis maestras rae preguntó que en qué me ocupaba los
días de vacaciones, por ejemplo, los jueves: «Señora, le respondí,
me retiro con frecuencia á un rincón de mi habitación, donde puedo
ocultarme con mucha facilidad corriendo una cortina, y allí yo pien-
so.» ¿En qué piensas? me volvió á preguntar con cierta sonrisa. «Yo
pienso en Dios, en la rapidez de la vida, en la eternidad; en fin, yo
pienso!» Esta reflexión no se perdió en el vacío, y más tarde mi
maestra me recordaba con muestras do amor el tiempo en que yo
pensaba, preguntando si todavía seguía pensando... Ahora comprendo,
que entonces tenía yo una verdadera oración, durante la que mi
divino Maestro instruía con dulzura y suavidad mi corazón.
Los tres meses de preparación para mi primera comunión pasaron
rápidamente; pronto tuve que entrar en retiro é interna en el colegio.
¡Ah! ¡qué ejercicios tan benditos y placenteros! Confieso que en
ninguna otra parte, fuera de las comunidades religiosas, se goza de
tanta alegría. Como éramos en reducido número, nuestras buenas
religiosas pudieron atendernos y ocuparse de nosotras sin gran
trabajo.
No sé por qué motivó, pero lo cierto es que yo era objeto predi-
lecto de su vigilancia y amor.
Yo prestaba suma atención á las exhortaciones del abate X***;
haciendo un breve resumen de todas ellas.
Por fin, el más hermoso de todos los.días de mi vida brilló para
]&fiorecita. ¡Qué inefables recuerdos dejaron en mi alma los menores
detalles de estos momentos verdaderamente celestiales! El alegre
despertar de la aurora, los respetuosos y tiernos besos de las maestras
y compañeritas, la entrada en la capilla y el canto matutino: *¡0h
altar santo rodeado de ángeles!»... Mas no quiero ni me sería posible
decirlo todo: hay cosas que pierdeu su perfume al exponerlas al aire
libre: hay pensamientos íntimos que no se prestan á expresarse con
palabras, sin que pierdan su profundo y celestial sentido.
¡Ah! que dulce fué el primer beso que Jesús estampó en mi alma!
Sí ¡fué un beso todo de amor! y no pude menos de decir á Jesús:
«Yo os amo, y me entrego totalmente á Vos p ara siempre, para
siempre».
Por su parte, Jesús no me pidió sacrificio alguno.
Ya hacía tiempo que El y Teresita se habían mirado y compren-
£Í02 ÉL ÜOSTE CARMELO

dido mutuamente... En este día feliz no solo fué nua mirada lo que
tuvo lugar entre los dos, sino más bien una fusión. Ya no éramos dos:
Teresa había desaparecido como la gota de agua en el océano. Jesús
estaba sólo: ¡El era el Maestro y el Rey! ¿Acaso no le había pedido
Teresa que le quitara su libertad? Esta libertad le imponía miedo:
¡se sentía tan frágil, que deseaba unirse para siempre á Aquel que es
la misma Fortaleza!.
Y he aquí que su gozo fué tan grande, tan profundo, que no le
fué posible contenerlo sin que transcendiese al exterior; y dulces
lágrimas se deslizaron suavemente por sus mejillas con gran admira-
ción de sus compañeras que más tarde se preguntaban unas á otras:
«¿por qué lloraba? ¿sería la causa alguna inquietud de su conciencia?»
«No, decían otras, lo más probable es que en aquellos momentos pen-
sara en su madre ó en su hermana carmelita que tanto ama!»
Empero, ninguna acertaba la causa de mis deliciosas lágrimas.
La ausencia de mi madre no podía ser motivo de pena en el día
de mi primera comunión. Al recibir la visita de Jesús, no podía
menos de visitarme también mi madre querida... Tampoco lloraba
la ausencia de Paulina; en aquellos momentos estábamos íntima-
mente unidas. Lo diré ingenuamente, una alegría celestial .inefable,
profunda, inundaba mi corazón de tal modo, que, no pudiéndola so-
portar, se desabogaba, brotando de mis ojos dulces y copiosas
lágrimas.
Por la tarde pronuncié en nombre de mis compañeras el acto de
Consagración á la Santísima Virgen. Mis maestras me eligieron sin
duda alguna, porque me vi desde muy niña huérfana de mi madre
terrena.
¡Ah! ¡Cuan de corazón me consagré á la Virgen Santísima y le
pedí que velase continuamente por mí! Me parece que mira á su
floréala con amor y que aún le sonríe. En aquellos momentos me
acordaba de la visible sonrisa que tanto influyó en mi salud corporal
y espiritual.
La tarde de este hermoso día, mi padre, tomando de la mano á
su reinecita se dirigió hacia el Carmelo; y yo vi á mi Paulina conver-
tida en esposa de Jesús: la vi con su velo blanco y su corona de
rosas como yo. Mi dicha fué grande al verla, peusando que algún
día me uniría á ella, y juntas nos labraríamos la corona inmarcesible
de la gloria.
Pero ¡cuan cierto es que no hay felicidad duradera en este valle
de destierro! Al siguiente día se apoderó de mi espíritu cierta especie
de inexplicable melancolía.
Los bellos adornos y regalos, que recibí para mi primera comu-
nión, no llenaban los profundos senos de mi corazón! En lo sucesivo,
solo Jesús podía satisfacer mis deseos, recibiéndole con frecuencia
en el Sacramento de su s mor. Mi segunda comunión tuvo lugar el
día de la Ascensión, y en compañía de mi padre y de mi hermana
María. Mis ojos destilaron de nuevo dulces lágrimas; me acordaba
y repetía con fruición aquellas palabras de San Pablo: «¡ Ya no vivo
yot vive en mí Cristo Jesúsl Desde esta segunda visita que Jesús se
dignó hacer á mi corazón, no aspira á otra cosa que a recibirle.
SOR TERESA DEL KIÑO JESÚS 303
Mas ¡ah! que las fiestas, á mi parecer se alejan demasiado unas
de otras.
La? vísperas de estos dichosos días María me preparaba con el
mismo interés que para mi primera comunión-. Me acuerdo que uu
día, hablándome de los sufrimientos, me dijo que el Seflor en vez
de llevarme por este camino tan penoso, me trataría siempre, sin
duda alguna, como á una niña mimada. Estas palabras resonaron en
mi espíritu después de la comunión del día siguiente, y mi corazón se
inflamó de un gran deseo de sufrir: pues vivía en la persuasión de
que el buen Jesús me reservaba un gran número de cruces. Enton-
ces mi alma se sintió inundada de tales consuelos* que jamás en el
transcurso de mi vida los he tenido iguales
f*.£.p.f.
(Continuará)

«"*•! • 7V" *¡ * -«»"7™ ''

CONVENTO DE PP. CARMELITAS DE BEQONA (BILBAO)


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FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTU DIO C R Í T I C O - L I T E R A R I O

VIDA DE SAN JUAN DE LA CRUZ


(CONTINUACIÓN)

flpABiDo es que el espíritu de unión íntima y constante con Dios


informa y rige todos los actos del Cartujo; por eso vive perenne*
mente concentrado y silencioso, morando casi de continuo en su
celda, constituida para él en escuela de la ciencia celeste, mina de
los más regalados afectos y centro de pláticas y comunicaciones
drvinas. Én aquella profundísima soledad el mundo se desvanece
cual sombra á la vista del cartujo, y llega éste casi á perder la no-
ticia de cuanto en la tierra acontece. Aislado y recogido en lo in-
terior de su corazón, tiénelo siempre oreado y refrescado por las
suaves ondulaciones del habla divina, y latiendo sólo á impulsos de
lo celestial y eterno.
' Viviendo en tal unión íntima y perenne con Dios llega el cartu-
jo á las cumbres de ese misticismo soberano, que parece, no ya
sustento de viadores, sino de comprehensores, traslado del vivir an-
gélico, más que condición propia del humano; gusto anticipado de
las dulzuras y suavidades del Paraíso. Ese misticismo hace á las
Cartujas antesalas del cielo, y á los Cartujos seres tan sobre-
naturalizados que diríase haber convertido el cuerpo en -espíritu,
ebrios de amar y servir á Dios, de loarle y engrandecerle y de ad-
mirar extáticos la hermosura de sus perfecciones. (1)
Pero observo que, no yo con mi palabra tosca, dispuesta aún
con serlo, á celebrar la grandeza déla Orden cartujana y de su
eximio Fundador, sino Fr. Jerónimo es quien con su labio de oro
debe de enterar al lector de los fervorosos anhelos de su biografia-
do y de la excelencia del Instituto que quería abrazar. "Parecióle—
dice—á nuestro Beato Padre, que para no ofender jamás á Dios
mortalmente era menester mucha abstracción y apartamiento del
siglo, y habiendo de huir de él ningún retiro juzgó más á propósito
que el de la Cartuja, Religión santísima y perfectísima, apartada
del trato de los hombres, y empleada en el trato y comunicación

£L) Obra citada página 49.


FR. JERÓNIMO DE SAK JOSÉ 305

con Dios, tan lejos del siglo, que sus profesores parecen (y en la
conversación y trato lo son ya) ciudadanos del cielo. Por donde se
ve la estima grande que Dios puso en el corazón de nuestro Beato
Padre de aquella estrecha y santa vida. Y cierto que si pudiera
añadirse á esta ilustrísima Religión calificación alguna, más de la
que por sí tiene (que es suma y sumamente debida á su grandeza),
no fuera pequeña la que le podía resultar del afecto que tuvo á
su Instituto un tan gran Padre y Maestro de perfección, Capitán y
Guía de nuestra Reforma Descalza,,.
No logró Fr Juan satisfacer su piadoso intento, hubo de ceder
á las cariñosas indicaciones de Sta. Teresa de que no importaba ir
á la Cartuja para cumplir sus deseos; bastaba con que le ayudara
á la reforma de Descalzos Carmelitas, y en los conventos ya re-
formados, aquella vocación de vida penitente y recogida quedaría
harto satisfecha y colmada. Antes de hablar con Fr. Juan, ya tuvo
noticia la Santa de quién era por relación del Maestro Fr. Pedro de
Orozco, y comprendió era el varón que el cielo k destinaba para
ayudarla en aquella empresa. "Alborozada con tales nuevas—dice
Fr. Jerónimo—se le asentó en el corazón era este el religioso que
ella tanto deseaba. Habiendo hallado, pues, la margarita preciosa
que buscaba (S. Mat. XIII), no faltaba á esta celestial negociadora
sino dar todo cuanto tenía por ella. Así lo hizo, y acudiendo á Dios
en la oración, se ofreció mil veces, toda en sacrificio y como en
en precio de tan rica joya, pidiéndole á Su Majestad esta piedra
preciosa, para que fuese la primera y fundamental del edificio y
espiritual fábrica de su Reforma de Descalzos. (1)
Refiere Fr. Jerónimo, con singular encanto y gracia en la na-
rración, la manera cómo Fr. Juan dispuso la primera casa de la
Reforma en Duruelo; describe minuciosamente sus austeridades y
estrecheces y celebra con elocuente frase su magisterio. "Habíale
dotado el Señor—dice el ilustre panegirista—de tal magisterio,
discreción y capacidad, que entonces con la voz, y después con la
pluma, llenó su Religión y las demás de Angeles contemplativos.
Su compostura exterior, nacida de la presencia continua de Dios,
casi visible á los demás, su silencio humilde, su alegría modesta,
afabilidad caritativa y cortés le granjeaban la común estimación.
Atendiendo á lo más propio de su oficio, no era menos de notar la
prudencia, temple y apacibilidad con que recibía los novicios y en-
caminaba en su vocación. Penetraba primero las fuerzas y natu-
rales, para medir con las unas el trabajo y dirigir los otros, quitán-
doles los resabios é inclinaciones con que venían del siglo,,... de esa
manera "mortificadas las pasiones y apetitos, quedaba la tierra de
sus corazones dispuesta pare, la semilla del cielo.„
Hablando del magisterio que como con^sor. ejercía en el mo-

(1) CapítuloVH.
306 EL MONIS- CARMELO

nasterio (n.0 muy observante) de la Encarnación, en Avila, cargo


para el cual había sido designado á instancias de Santa Teresa,
priora á la sazón dsl convento, dice Fr. Jerónimo: "'Fueron sus
principales armas, después de la confianza en jJios, el ejemplo y la
doctrina. Cuanto á lo primero, moraba en aquella pobre casita (l)
apartado del bullicio de la ciudad, por estar fuera de ella el Monas-
terio, como si viviera en una ermita solitario. El trato de su perso-
na era el mismo que en Duruelo. En la comida era muy parco y
mortificado, y porque esto venía por mano de las religiosas, era
notable la edificación que les causaba ver que jamás reparaba en
que fuese buena ó mala, poca ó mucha, bien ó mal guisada, ni se
acordase de pedirla cuando se olvidaban de darla. Tratábalas
siempre con humilde gravedad, sereno y modesto rostro, y una cir-
cunspección en acciones y palabras tan grande que por cualquiera
parte que le miraban, les causaba, edificación. No les daba ni reci-
bía regalos ó dijecillos, aunque fuesen cosa muy poca y al parecer
devota, porque echaba de ver que en esta materia de lo poco se
viene á lo mucho, y de lo espiritual á lo sensual. Absteníase tam-
bién de mostrar más estima de una que de otra, más gusto de tra-
tar con ésta que con aquélla, porque no fuese causí de inquietud ó
envidia en las demás la particularidad con una sola. A todas ayu-
daba, á todas consolaba, á todas mostraba un semblante, varián-
dolo solamente según la necesidad de cada una.,,
"La doctrina... no era menos eficaz que su vida, porque era la;
misma vida suya, añadida la energía de la voz, palabras hijas de
las obras, doctrina nacida de la experiencia, y magisterio todo
Heno de vigor y celestial espíritu... En comenzándolas .á tratar,
comenzaron ellas (las religiosas) á conocer en él su aventajada
virtud, su celestial espíritu, su rara perfección. Fué poco á poco
prendiendo en ellas.aquella viva llama en que iban envueltas sus
palabras, y que arrojaban sus obras, y en breve tiempo hizo tal
efecto, que parecía arder todo aquel Convento en devoción.,, (2)
Véase con qué maestría describe Fr. Jerónimo aquel suceso, en
que discurriendo Fr. Juan sobre elMisterio de la Santísima Trinidad
en el locutorio del convento de la Encarnación de Avila, él y.la
seráfica priora Teresa, entretenidos en tan sublime plática, se ele-
varon á los altos puestos en oración estática. Estaba el Santo sen-
tado junto á la reja por la parte de afuera, él en una silla y ella
por la parte de adentro en un banco. (3) Hable, empero, el insigne
Carmelita relator: "Eran ambos insignemente devotos de este sa-

(1) Alude Fr. Jerónimo á la que le sirvió do posada junto al mismo


Monasterio. Con religiosa emoción visité esa casita en 1800, on aquella ciu-
dad para mí tan querida de Avila.
(2) Cap. VIII. . . . ' - .
(8) Con fruición suma de mi espíritu visité ese locutorio en el referido
a ñ o y admiré ol cuadro en que se conmemora tan maravilloso sucoso.
ARA Y JERÓNIMO DE SAN JOSÉ" 301

crosanto Misterio, y particularmente el Beato Padre, que recibía


frecuentes y altísimas ilustraciones acerca de él. Comenzóse la
plática, y en ella (dando la Santa lugar al siervo de Dios, como á
Maestro y Padre espiritual) tomó el Beato padre la mano en la de-
claración de este Misterio. Abrió aquella celestial boca, y trasla-
dando á los labios parte de la luz y altísima noticia que infundía
Dios en su alma comenzó á significar tan altamente la sobe-
rana profundidad de este Misterio, que parece quería correr el
velo á tan cercana Majestad. Salían envueltas las razones en pe-
dazos de.luz y de fuego divino (1) y era cada palabra una saeta.
Fuese engolfando en aquel inmenso océano, y encendiendo más y
más el corazón con noticias y luces tan altas, que se iban exce-
diendo unas á otras, hasta que finalmente no pudiendo ya sufrirlo
la flaqueza humana, arrebatado el entendimiento de tan subido
objeto, se desprendió de los sentidos. Quísolo, como otras veces,
impedir el humildísimo varón, pero á su resistencia creció más la
fuerza de la impresión comunicada, y redundando su influencia en
las potencias inferiores, las llevaba tras sí. Aquí, viéndose ya sin
remedio, vencido de aquel poderoso ángel con quien luchaba inte-
riormente, no pudiendo más resistirse, se asió fuertemente á la
silla donde estaba sentado, para-moderar siquiera de esta suerte
la tiranía de aquella elevación. Mas, • ¡oh grande y poderoso Dios!
vióse en este punto un efecto sobremanera maravilloso, porque
asido como estaba á la silla, dio consigo y con ella en el techo del
locutorio, y subiendo por el aire en su silla, como en otro carro de
fuego, á imitación de su gran Padre Elias (IV Reg., II), parece
quería ascender triunfante como él, ó subir cual fuego á su esfera,
ó volar como serafín á la suprema jerarquía. La Santa, que aten-
ta á sus palabras y semblantes, iba recibiendo en sí los mismos
efectos, ora de oir al varón de Dios tan altas cosas, ora de verle
tan admirablemente suspenso, lo quedó ella también en el mismo
puesto, y arrodillada, según que solía estarlo cuando le oía, y con
semblante y ademán como dé quien le estaba mirando y venerando
en aquel divino Espíritu que moraba en su alma. Este espectáculo
tan prodigioso de entrambos á dos así elevados acertó á ver una
religiosa, llamada Beatriz de Jesús, que después fué monja Des-
calza, y murió siéndolo en el convento de Ocafia, la cual entrando
á dar un recado á nuestra Santa Madre, y abriendo el locutorio, se
pasmó viendo representación tan admirable y peregrina... !Vea
ahora el mundo cuál es la fuerza del divino amor! ¡cuan grande el
que en aquellos sagrados pechos ardía! ¡cuan maravillosa la luz de

(1) ¡Qué imagen tan valiente y expresiva de la elocuencia de San J u a n


déla Cruz! No es dable, para caracterizarla de un solo golpe, usar con mayor
primor de la fuerza y gracia del colorido. Sublime es esta imagen en medio
de su brevedad y sencillez.
éÓ8 ¿i. MONTÉ tíARftfÍf.6
esta antorcha de Juan, y cuan divino su espíritu! pues hasta la
carne de que estaba vestido se vestía de las condiciones y propie-
dades de él „.
La fama de Fr. Juan creció en todo el ámbito de la ciudad. "Ya
el resplandor de tan gran luz—dice Fr. Jerónimo—no cabía en tan
corta esfera como el Monasterio de la Encarnación, y por más
que el Beato Padre procuraba encubrirlo y recogerlo, se traslucía
y derramaba por toda la ciudad. Corría en ella la voz del Descalzo
Carmelita, como de un varón del cielo, de un hombre divino, cuya
vida y doctrina eran milagrosas. Comenzaron á comunicarle y
conocerle, y aficionados á su trato, cuanto aprovechados con su
comunicación, acudían á él por consejo y remedio en sus necesi-
dades, como á oráculo y refugio común. Tenía don particular del
Cielo para guiar almas, para desembarazar espíritus, para sere-
nar corazones, y como hay tantos necesitados de este remedio,
eran muchos los que le buscaban y hallaban en él. Dióle á muchas
personas fatigadas de escrúpulos, á otras atormentadas de melan-
colías, y á otras también, que engañadas, ó con ignorancia ó con
error, habían perdido el verdadero camino del espíritu. Enseñó el
de la contemplación á muchas almas, y en todas las que le trata-
ban era admirable el fruto que hacía.
jlosé JGH, YALENTí.

(Se continuará)

~^r
^-_--r. „ 'V>J Miriam* - -

DESDE MALABAR

La virtud del Misionero.—Nuestro Convento—El Jubileo Papal- Un huer-


fanito.

¡Sea Dios bendito, y cuánto tiempo sin decir una media palabra
á nuestros caros lectores' Mejor pusiera «sin poder decir» Esta, en
efecto, es la realidad y verdad; que deseos vivos, ya supondrán ellos
que no faltan. Lo que nos falta en extremo es. tiempo, algún ratito
libre que poder dedicar á nuestros amigos interesados en la marcha
y vicisitudes de la Misión y deseosos de enterarse de cosas y por-
menores, estado, trabajos, dificultades ó progresos de esta obra
divina por excelencia. Comprendido: estamos en el deber de satis-
facer ese justísimo interés.
Pero, comprendedlo también: nos hallamos en situación de no
poder ni aún lo que debemos, con perdón sea dicho del sentencioso
«nemo tenetnrad impossibile» de los teólogos. Si ocasión fuera de
contender, digérales que hay imposibles de imperiosa necesidad é
imprescindible obligación, y es cuando esta nace de cierta ley cuya
fuerza y exigencias no alcanza á medir la teología, como no sea la
mística. Dejémonos de escolasticismos al tratar de vínculos de amor
y de gratitud, que obligan ¡y tanto como obligan! aún á lo imposible.
Verdad es que, en este supuesto, el decir que no podemos, sería
confesar que no amamos, y aquel, «no podemos lo que debemos»
equivaldría á «no queremos lo que debemos» Y heme aquí metido
en UD callejón sin escape, prendido por mi pasado silencio en
aquello mismo que objetaba á la escolástica. Me queda un recurso,
y más seguro pero es el mejor de pedir á mis lectores que su bondad
grande supla y dispense mi poca diligencia, manifestada por mutis-
mo tan largo: tal al menos me lo parece.
310 Ét MONTE CARMELó

¿Y qué quieren que les cuente de tantas cosas como ocurren?


Pues quiero empezar por advertir que aquí, entre las muchísi-
mas ayudas que necesitamos, quizá la que más es un caudal sin
fondo de paciencia, ó sea de caridad sin cabo ni límite ni condicio-
nes, para sufrir por no sé cuántos lados, modos y suertes sin men-
gua de alma, sin turbación de espíritu, sin desfallecimiento ni
debilidad de ninguna especie.
Paciencia para soportar los ardores de clima, paciencia para car-
garse con el trabajo de tres ó cuatro, paciencia para aguantar las im-
portunidades de esta cuitada geute, paciencia para acomodarse á la
cachaza indiana, paciencia para renunciar á urgentes necesidades,
paciencia para vivir ausente ochenta millas de propios queridos
cristianos, paciencia para ver vueltos hacia el infierno á millares y
millares de infelices, paciencia para llevar en el pecho incumplidas
las ansias de convertirlos al cielo, paciencia para presenciar el amplio
despotismo del demonio, paciencia para resignarse á carecer de bra-
zos y munición con que lanzarse á guerra y más guerra contra él
¡maldito! ]¡malditísimo!!, paciencia para seguir mirando y pregun-
tando á los occidentales mares si nos traen refuerzos y viendo mudas
y solitarias las aguas. ¡Oh cristalinas aguas! (me permitiera apostrofar
sino temiese empañar la^alteza sublime de un cántico á lo divino)—
¡Oh cristalina fuente!—¡si en esos tus semblantes plateados--forma-
ses de repente—los ojos deseados—que tengo en mis entrañas dibu-
jados!
Es cierto que me acaece muchas veces, cuando á la caída de la
tarde voy á una iglesia próxima, situad? á orillas del lago entre Er-
náculam y Cochín donde comunica con el mar, que á mi vista se
presenta abierto al occidente y brillante y plateado con la viva re-
fracción, del sol en el ocaso, caerme sentado á la ribera y estarme in-
terrogando al bullanguero elemento, que sin interrupción se prolonga
hasta las playas europeas, increpándole porque desde ellas no nos
trae á esos deseados cooperadores cuya aparición en el horizonte sa-
ludaríamos con júbilos y Te-Deums.

Nueve meses largos son pasados desde que nuestros queridos


PP. conventuales arribaron al puerto de Cochín, donde hicieron tie-
rra el 21 de Mayo último. También á ellos les está costando su cau-
dal de paciencia el logro de empresa tan santa.
En medio de todo, es poderoso acicate y grandemente consolador
el saber que la paciencia todo lo alcanza, según célebre aforismo de
nuestra insigne Madre Santa Teresa. Esta región es, por varios la-
dos, de las más á propósito pira verificarla sabia máxima de la
Santa. Una prueba es el curso de esta misma fundación.
A pasos contados hemos venido preparándola, sin levantar mano
de un asunto que aparece hoy como de los más vitales é importantes
de esta Misión. Ya parece que, merced á la generosa actividad de
nuestro amantísimo Prelado y á la firme constancia de los fundado-
res, estamos tocando el término de la primera y más dificultosa eta-
MISIONES CARMELITANAS 3ll

pa de una obra, que mirada de fuera podría parecer sencilla, y re-


sulta de hecho sembrada de dificultades.
Confío poder anunciarles en breve que, orillando obstáculos, se
ha llegado á dar el paso que nos ponga en camino llano y abierto,
sin que el demonio tenga ya resorte hábil para impedir ni demorar
el curso franco y progresivo de la fundación hasta coronarla con la
Cruz de nuestra redención que remate el nuevo santuario y casa de
oración, levantados á Jesucristo en medio de estos campos, donde
tantos templos y cátedras de pestilencia tiene el diablo dedicados á
su culto y adoración abominables.
Rueguen las almas amantes de Jesucristo y su Iglesia, interesa-
das en la salvación de estas tristes almas, para que el nuevo conven-
to se h i g i pronto y bien, no obstaute los valiosos innumerables me-
dios de que sabe y suele el demonio servirse para rotrasar, cuando
no impedir, las mejores obras en estos sus reinos.

Quiero añadirles que también nosotros hacemos por celebrar (no


cabe decir tanto como solemnizar) el jubileo pontificio del insigne
L9Ón XIII. Por ahí ¡qué derroche de solemnidades no consagrarán
con motivo tan fausto! Aquí, ya es otra región; con el contacto y con-
trapeso de tanto paganismo y herejía y cisma, no palpita tan hondo,
no flota tan alto, el sentimiento general de adhesión á la cátedra de
Pedro, de amor al Vicario de Jesucristo, de fe ardorosa en la santa
Iglesia Católica, Apostólica, Romana; por ende, no hay lugar á aque-
lla^ grandiosas manifestaciones que en países más-dichosos brotan
del entusiasmo religioso que en los pechos hierve y, contando con
grandes medios de ostentación, se traducen en demostraciones ex-
pandidas, aparatosas, brillantísimas.
Una Misa con Exposición (que tuve la honra de celebrar) cantada
por medianas voces, acompañadas de un armonium más mediano
todavía, y un Te Deum en tono entre firme y melancólico: he aquí
nuestra inauguración jubilar.
¡Plegué á Dios recibir nuestro humilde obsequio, sin atender, ó
más bien atendiendo á nuestra pequenez! ¡Dígnese aceptar nuestras
fervientes protestas de adhesión eterna á s u Iglesia, de sumisión in-
condicional á su Vicario, y de bendecir nuestros ardientes, propó-
sitos de trabajar hasta el postrer suspiro en dar á conocer y ver de
extender su reinó de amor entre estas gentes, que hoy ni le conocen
ni le aman! ¡oh qué suma desgracia!
¡Almas que sabéis amar, y amáis á Jesús!.. No es menester de-
ciros más...

Acabo de tener la satisfacción de recibir entre mis huerfanitos á


un niño, cuyos ojitos legañosos y arpadas costillas expresan bien su
triste situación. Abandonado en el camino, lo encontró la policía;
recogiólo, y el juzgado practicó averiguaciones, que resultaron in-
útiles; el niño tendrá unos tres años, y el Péshcar (como si dijéramos
Presidente de Audiencia) compadecido, nos lo ha mandado con un
polizonte, que lo ha traído á cuestas á través de muchas leguas,
312 EL MONTE CÁEMELO

Es muy probable, que el haber sido abandonado á la muerte por


sus desconocidos padres, ha sido para esta criatura (paganito, según
todas las trazas) el principio de vida eterna. No es pequeño favor del
Señor el ponernos en el caso de hacer beneficio tan singular á una
alma como esta. Ya ella corre por nuestra cuenta, y procuraremos
corresponder á la gracia, dándole alimento, enseñanza, oficio y modo
de vida decente para ganar la del Cielo.
F* i. y.
Ernáculam, 3-III—02

SUBSCRIPCIÓN Á FAVOR DEL R. P. MARTÍN,


VICARIO GENERAL OE HUILÓN
Pesetas.
Suma anterior 2.120*12
MM Carmelitas Descalzas, Antequera 15
D. José Carriedo, Madrid >. 2
D. "fosé M.il Aboitis, Marquina 15
Una persona piadosa, Valladolid 5
MM. Carmelitas, Talavera la Real 3
Srta. M.a Redonet y Fernández Hontoria, Santander .. 25
Doña Carmen Campo de Roíz de la Parra 50
Srta. Carmen Roíz z '25
Doña María Roíz de B;rtadano 25
Reverendos PP. Carmelitas, Puerto Príncipe 34
Dos suscriptores de la Revista, id 75
Doña Úrsula Jiménez de Hernández, id 9
Rosita Betancourt id '•>
Una Carmelita id 5
Don Clemente Tejero id 5
Don Agustín Betancourt id 5.
Sta. Luz Inguanzo 1
Varias niñas de un colegio 1' 15
Suma y sigue 2.445'27
Continúa abierta la subscripción)
mtgfz&
LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO

(CONTINUACIóN)

ARMóNICAMENTE no bay incompatibilidad real entre el canto grego-


riano y la música, hemos dicho con un celebre autor; según esto, van
demasiado lejos los que niegan la posibilidad de armonizar satisfacto-
riamente las melodías gregorianas. Conocemos muy bien las dificul-
tades de esta cuestión, tan frecuentemente debatida. Por supuesto
que pedimos un acompañamiento perfecto, sobre todo completa
unión entre las voces y el órgano, cosa que no siempre es fácil, lo
confesamos con sinceridad. Pero, ¿no se pediría la misma perfección
en cualquier concierto público, en el que el organista se encuentre
tal vez á gran distancia, y, á pesar de esto, deba ir al mismo compás
que la orquesta y en buena unión con el canto y su director?
El R. P. Dechevren?, hablando de esta cuestión, deja á estudios
más profundos del porvenir la decisión de esta materia, que
«divide hoy todavía á los artistas y los sabios». Y es probable que
continúen divididos mucho tiempo. Lo mismo sucede con toda una
serie de cuestiones sobre las que el autor se esfuerza en proyectar
nueva luz. Su principio general es perfectamente justo, pero no
podemos admitir todas las consecuencias que de él deduce.
Los límites de un artículo no nos permiten tratar detalladamente
las cuestiones históricas sobre la formación y constitución de las
escalas. Sólo notaremos, de paso, que el autor ataca vivamente la
teoría establecida por M. Gevaert, en su Melopea antigua, relativa á
los orígenes de las melodías gregorianas. Niega la existencia de los
cinco modos citaródicos, los que, según Gevaert, sirvieron para la
formación de los más sencillos cantos litúrgicas. Por ahí se desmo-
ronaría todo el edificio del sabio director del Real Conservatorio de
Bruselas, y parece, en efecto, que después de los últimos trabajos
litúrgicos, su teoría relativa á la influencia directa de los Papas
sicilianos en la formación definitiva de los cantos litúrgicos no podría
sostenerse.
Sin embargo, la conclusión á que el R. Padre llega, señalando la
música hebrea como manantial principal del canto de la Iglesia cris-
tiana y negando la existencia de una relación íntima entre éste y la
música greco-romana, está lejos de parecer verdadera. Para sostener
su tesis, no puede proporcionarnos documentos históricos, indispon*
S14 SECCIÓN MÜSÍCAL

sables en esta materia. P o d r í a m o s con justicia repetir las p a l a b r a s que


él dirige á M. Gevaert: «El n o h a pretendido j a m á s q u e su opinión
hiciese ley; y por consiguiente es p e r m i t i d o todavía p e n s a r de dis-
t i n t o m o d o sobre los p u n t o s q u e h a n q u e d a d o dudosos. > Apend.
I, p . 306.
Dice el autor en cuestión: «Es u n a opinión b a s t a n t e generalizada
»entre los musicólogos, q u e el canto gregoriano se t o m ó por la Igle-
»sia cristiana de la m ú s i c a d e los griegos. Los cristianos se h a b í a n
«apoderado de las riquezas artísticas del p a g a n i s m o , de su música,
»como de sus templos...
» H a y en esta opinión u n doble error: error de teoría, p o r q u e la
»música griega y la m ú s i c a g r e g o r i a n a t i e n e n teorías distintas q u e
»no p u e d e n identificarse, son dos sistemas paralelos, nacidos d e u n
»mismo principio, pero p r o c e d i e n d o cada u n o d e diferente m o d o en
»él desarrollo d e su principio; la continuación d e estos estudios lo
^demostrará suficientemente (1) » ¿Lo h a d e m o s t r a d o el a u t o r ? Cree-
m o s q u e n o . Al contrario, p r o c u r a d e m o s t r a r q u e las escalas primi-
tivas d e los griegos son, e n el fondo, lo m i s m o q u e las escalas g r e -
gorianas.
Nos d e m u e s t r a q u e varias iglesias orientales, e n t r e ellas la copta
y la siriaca (2), tenían y tienen todavía cantos parecidos al canto la-
t i n o . ¿No h a y q u e convenir en un principio c o m ú n ? No confunda-
m o s las cosas. L a teoría sigue á la práctica, luego se había c a n t a d o
a n t e s de explicar el sistema de las escalas. Todos los escritores, q u e
desde el siglo V nos h a b l a n de la música, no nos d a n otros sistemas
q u e la teoría d e los griegos; y esto c o n t i n ú a h a s t a el Dodelcachordon
d e Glareano, en el siglo X V I .
T o d a la teoría e n s e ñ a d a en la actualidad, ó recibida de los a n t e -
p a s a d o s no basta p a r a explicar la práctica, las i n s p i r a c i o n e s m u s i -
cales de los g r a n d e s maestros q u e se dejan g u i a r m á s por su genio
q u e por las reglas d e escuela.
¿No sucedió lo m i s m o en los siglos pasados? Si u n a antífona ó
u n ofertorio no parece limitarse al á m b i t o ordinario del modo, si la
melodía-pasa u n a ó dos notas m á s allá de la extensión o r d i n a r i a
¿hemos d e buscar otro modo ó u n a n u e v a teoría musical? ¿No p o -
d r í a m o s e n c o n t r a r serias dificultades al querer clasificar obras m a e s -
t r a s de H a e n d e l ó de S c h u m a n n , según las m i s m a s reglas d e a r m o n í a
y tonalidad, a u n q u e los dos h a n escrito en mayor ó menor?
E l R . r . D e c h e v r e n s pretende q u e «la liturgia cristiana h a tem-
ado u n m a n a n t i a l mejor y m á s p u r o , puesto q u e , desde su origen, se
»ha encontrado en posesión n a t u r a l y h e r e d i t a r i a de u n a m ú s i c a i n s -
»pirada por Dios m i s m o p a r a las ceremonias de su culto (3);» pero
n o s proporciona pocos a r g u m e n t o s científicos p a r a aclarar este origen
t a n lejano. Tales exclamaciones oratorias son b u e n a s en otras cir-
cunstancias, pero no dicen n a d a p a r a u n m u s i c ó l o g o .
U n o d e sus m á s serios a r g u m e n t o s históricos es u n texto d e Au-

(1) 1,52.
(2) Véase la interesante publicación dol R. P. Parisot, O. S. B. (Rela-
ción de un viaje a Siria.) París, Ernost Leroux, 1899.
(3) I,p.6iJ.
éECCIÓtt MUSICAL Slá

reliano, monje de Roma, que, en el siglo IX, nos dice que según la
institución de los Santos Padres se cantaba día y noche en la Igle-
sia, y que la Iglesia, por esta manera de cantar, ha imitado lo que
se practicaba en el templo de Jerusalen... ¿Quién podrá ver en estas
palabras una prueba de que el cauto gregoriano es idéntico al canto
de los Hebreos? Una página más adelante, el autor nos enseña que
la regla benedictina demuestra la existencia de una «disciplina mu-
ísical, que obligaba á los monjes al canto del Gloria in ezcelsis (sic),
»del Credo (sic), etc., que todo esto se encuentra en ella y que las re-
jglas para cantar bien no han perdido nada de su pureza, aún des-
»pués de catorce siglos (1).» ¡No podía esperarse un descubrimiento
tan precioso á propósito del Gloria in excelsis y del Credo; los rubri-
quistas se alegraráu y agradecerán mucho esta nueva! ¿Quién, puede
dudar de que no se hab'ase del canto gregoriauo antes de San Gre-
gorio?
Y sin embargo, los escritores que tratan de la música, como
Boecio (5<524), no conocen más que la música griega; y éste, ya debió
de conocer la música cantada en las iglesias de su tiempo: y todos
los demás autores, hasta Alcuino, no han conocido otra teoría que la
de los griegos ¿Cuáles son los autores que hablan de la música
hebrea? El mismo R. Padre admite que las escalas diatónicas de los
antiguos griegos son las mismas que los modos llamados gregorianos.
«El uso del canto en las iglesias era hasta entonces obra de tradición
«más que de ley ú orden superior (2).»
Sea, pero ¿dónde están los documentos que nos hagan ver que
los cantos de los primeros siglos descienden directamente de la Siua-
goga, mientras que, por el contrario, todos los testimonios de los
contemporáneos, así como la comparación'de.las melodías, nos de-
mueetran que existe un parentesco muy próximo entre la música
litúrgica de las iglesias y la música profana de la época?
Sería también de desear más crítica histórica en lo concerniente
á la influencia de San Gregorio. Si el R. P. Dechevrens dice que este
santo Papa «debió hacer una elección entre los cantos usados en las
«iglesias, componer su Antifonario, etc. (3)», estamos tan poco
satisfechos de lo que se relaciona con esta cuestión tan discutida
durante estos últimos años, como sobre otros muchos puntos, tanto
históricos como técnicos, sobre los que el autor nos prometía ple-
na luz.
«Si estoy en lo cierto, si la teoría que expongo, si las aplicaciones
»que de ella hago, son de tal naturaleza que resuelvan la cuestión de
»los modos, dando luz sobre los puntos hasta aquí oscuros, no hay
»para todo el conjunto de cantos sagrados más que un solo sistema
»de modos, no el de los Griegos, sino el de la nación santa de los
»Hebreos (4).»
Así termina el primer volumen. Por nuestra parte, creemos que
el R. Padre partió de una idea preconcebida, considerando todos los
(1) P. 56.
(2) P. 68.
(8) P. 69.
(4) P.479.
316 i i MOMé CAíMELó

documentos desde su punto de vista, y que podemos aplicarle las


mismas palabras que dirigió á M. Gevaert: «M G. demuestra su te-
«sis de un modo que está lejos de ser absolutamente lógico. Empie-
z a por imaginar un sistema de modos, que cree ser greco-romano»
(para nuestro autor habría que decir, hebreo), «y después busca me-
»dio de hacer entrar todo en este sistema» (1).
(Se continuará)

(1) L. 451.

A XÍfíK C**ÜZ

¡Solitaria cruz erguida donde se estrellan y acaban


en nuestro cristiano umbral! las vanidades del hombre.
¡Tú conviertes del mortal
el desierto de la vida En tí los santos arcanos
en oasis celestial! de Dios el alma cristiana
respeta, y ve cuan cercanos
Cual santa consolación son el polvo y los gusanos
al corazón desgraciado, de la gran soberbia humana.
en tí dio la redención
al hombre,'tras el pecado,
la dulce ley del perdón. Y entre el estertor que zumba
y al sepulcro le derrumba,
Bajo tu sombra bendita, tú haces ver al moribundo
besando tu santo pie, que se reduce á una tumba
encuentra el alma contrita la inmensa zona del mundo.
la realidad infinita
de su esperanza y su fe. ¡Dichoso quien el consuelo
busca en tus amantes lazos!
En tí las culpas se lavan, ¡Dichoso quien con anhelo
y á tu amparo se recaban descansa fiel en tus brazos
esos ámbitos sin nombre que son el umbral del cielo!
JOSé yví,8, HERRAIZ.
á ; í ^ í¿i ^ ^ ^ ^ii ^ ^ ^ /*» í í í H» ^ ^ íIA ;li MA ^ ^ 4^ ufe Hk *&

LA IGLESIA Y LA
IV

J-J os principios deben conside- intenciones por que son dirigi-


rarse en todas las sociedades, das en sus trascendentales em-
no tan sólo como gérmenes que presas.
las animan, sino como principa- El mundo científico que en
les motores que las hacen reco- primer lugar se nos ofrece como
rrer toda su esfera de acción: campo de observación para co-
porque si es propio de toda so- nocer á las dos entidades que
ciedad moverse en el espacio nos ocupan, ó nada significa, ó
que providencialmente le hasido es una región donde los hom-
señalado, propio le será también bres y las sociedades buscan la
moverse en todas direcciones á verdad] porque el mundo cientí-
impulso de una fuerza universal fico no puede ser otra cosa que
que necesariamente nazca de la un cielo iluminado con los fulgo-
fuente de los principios. res eternos de la verdad, abas-
La Iglesia y la Revolución re- tecido plenamente con los man-
corren un espacio inmensurable; jares más preciados del espíritu
el cual se extiende desde la pri- y lleno de tan imperturbables
mera causa hasta los últimos deleites que den cumplido repo-
etectos, desde lo más encumbra- so á las inteligencias. Y sólo la
do de los cielos hasta lo más verdad es el sol que puede res-
profundo de los abismos, y, des- plandecer con fulgores inextin-
de las grandezas de Dios hasta guibles para iluminar ese cielo,
las pequeneces de un infusorio. el manjar que dá perpetua vita-
La Iglesia y la Revolución son lidad á sus nobles habitantes y
dirigidas por sus principios pe- el bien capaz de hacerlos felices.
culiares á" la consideración de ¿Cuáles son, empero, las armas
Dios, del mundo y del hombre; con que los hombres y las socie-
se encuentran de frente en la dades han de conquistar el mun-
disputa de los cielos y de la tie- do científico? ¿Qué procedimien-
rra, y tratan al mismo tiempo de tos deben observarse para que
conquistar para sí el mundo la inteligencia humana perciba
científico, el mundo religioso y los resplandores, la vida y la fe-
el mundo moral. Interesa sobre licidad que mora en su propia
manera, para conocerlas per- región?
fectamente, fijarse en sus armas La verdad, bien incomparable
de conquista, en los movimien- del mundo científico, puede con-
tos de ambas entidades y en las siderarse en el orden divino y
318 EL MONTE CARMELO

en el orden humano; pero de den humano ¿cuándo llegaría el


cualquier modo que se la consi- hombre á penetrar en aquella
dere jamás llegaría á ser la luz, región admirable, donde la ver-
la vida y la felicidad de la inte- dad tiene su trono más reful-
ligencia del hombre sin qué se gente, desprovisto del auxilio de
la comunicase la autoridad. Es la fé? Cuantas centurias, cuan-
la inteligencia humana la poten- tos esfuerzos bastarían para que
cia más noble', más pura y más se proporcionara la inteligencia
perfecta del alma racional; pero la luz que incesantemente bus-
apesar de tan magníficos y so- ca, el alimento que todos los ins-
beranos timbres, es incapaz por "tantes pide y la felicidad que
sí sola, dice Sto. Tomás (1) se- jamás podrá abandonar?—Tres
gún su fuerza propia, de unirse procedimientos distintos hay pa-
con la verdad sin un auxilio dis- ra que el hombre pueda conocer
tinto; porque aún cuando la ver- lo divino. El procedimieeto de
dad es su luz, su alimento y su causalidad, que consiste en de-
felicidad, aún cuando la fuerza ducir la existencia de un ser
de la luz, la naturaleza del ali- inmutable, esencialmente eterno
mento y la bondad de la ver- y perfecto en toda línea, de la
dad, no" superen la capacidad de contemplación de una ó todas
la inteligencia humana; mien- las criaturas mudables, conti-
tras esté unida con el cuerpo gentes y defectuosas. El proce-
de muerte, como llamó el Após- dimiento, que algunos llaman de
tol al cuerpo humano, no podrá eminencia, consistente en llegar
percibir la verdad sin el auxilio á conocer que la primera y su-
de los sentidos y sin la influencia prema causa que es Dios, con-
de la autoridad: puesto que, se- tiene virtual y eminentemente,
gún la observación de Sto. To- en el grado más elevado de per-
más:,, (2) Toda operación debe fección cuanto de bueno tienen
proporcionarse al poder y á la las criaturas. Finalmente se co-
naturálesa del operante: y como noce por el procedimiento de
lo que entiende en el hombre es- negación, el cual considera al
tá encerrado en un cuerpo sen- ser supremo sin los defectos,
sitivo; su operación propia ha limitaciones y composiciones
de ser entender lo inteligible, que se ven en las criaturas, para
unirse con la verdad en ima- llegar á la idea indispensable de
gen, representación por medio la unidad, simplicidad, infinidad
ep los sentidos y con la ayuda de 3' bondad de la esencia de Dios.
un magisterio exterior. Es imposible que el hombre
"En el orden divino, dice Apa- sin la autoridad, sin la fe, em-
risi, la autoridad es la fe; en el prenda en debida forma el pro-
humano es la razón de los siglos cedimiento de causalidad; por-
pasados,, el único medio para que ¿cuántos y quiénes son los
unirse con la verdad. Pero de- que llegan á conseguir el cono"-
jando para mejor ocasión el or- cimiento pleno de la causa pri-
mera, de la mutabilidad, conti-
(1) De Veri q. 40. a. 12. ad 12. In- gencia y procedencia, en abso-
llutum human úm secundum virtu- luto necesarias para emprender
tem suae naturae non passe portin- sin peligro este camino? Cuántos
gore intelligibile per suarn essen- los que, dotados de un talento
tiam. capaz pueden servirse de la
(2) Operatio proportionatur vir- luz que suministran las 'criatu-
tuti et essentino: intelloctuum au- ras, y con su ayuda penetrar en
tom hominis estrinsensitivo; et ideo
propria operatio ejus ost intolligore el santuario de la causa supre-
intolligibilia in plantusinatibus ! u. ma? Las profundidades donde*se
L. XXXIV, se oculta la luz que esclarecen es-
LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN 319
tas ideas, la constancia necesa- están cuantos misterios tiene el
ria para llegar progresivamente abismo, no con su velo natural
hasta su conocimiento pleno, la como los contempla el hombre,
falta de tiempo para adquirirle sino descubiertos, claros y total-
en la inmensa mayoría del gé- mente sometidos á su infinita
nero humano y el poco amor y comprensión; en Dios están las
• desprendimienlo de cuantos pue- delicias de la primavera, la cla-
den y tienen los medios necesa- ridad del verano, la abundancia
rios para.arrostrar las dificulta- del otoño, el reposo del invierno,
des á que se presta este género la sabiduría del hombre, la in-
de investigaciones, tendría per- tuición del ángel no con la limi-
petuamente sumergida á la hu- tación, circunscripción y deter-
manidad en las tinieblas de la ig- minación de la criatura, sino con
norancia, acerca de un conoci- la infinidad, grandeza é inmen-
miento sin el cual ninguno será sidad del entendimiento creador.
capaz de subir al conocimiento Y ¡con cuánta más perfección y
de la divinidad. Las pasiones de hermosura estén las cosas en el
escuela, el deseo de sobresalir entendimiento creador que en si
que insensiblemente se apodera mismas, podrá fácilmente apre-
del hombre, y aun la natural li- ciarlo quien observe la limpieza
mitación de las fuerzas humanas, con que obra el entendimiento j
no destruirán esa lógica natural la materialidad con que ejecu-
que hay en el hombre, pero se- tan las manos! Si, pues, los hom-
rán un impedimento incompara- bres no llegan en el orden divino
ble sin el magisterio de la fe, á conquistar un puesto glorioso
para laa aplicaciones de este en el mando científico sin la ayu-
procedimiento, y un motivo efi- da de una autoridad docente,
caz para que las ideas más ne- sin el auxilio de la fe por el pro-
cesarias para no tropezar en cedimiento de causalidad, donde
esta clase de investigaciones.se todas las cosas manifiestan visi-
obscurezcan, tergiversen y co- blemente su dependencia necesa-
rrompan. ¡Testigo de mayor ex- ria de una causa suprema y su
cepción es el Paganismo con contingencia absoluta en el or-
todos sus filósofos, juristas y den natural ¿cómo llegarán por
oradores! ¿Y si esto parece el procedimiento de eminencia
muy remoto, séalo entre otros, donde es indispensable, para ver
David Hume que por todos los algo, trasladase y, si así puede
medios posibles ha tratado de decirse encerrarse en un mundo
concluir con las nociones de ideal?
causa y efecto. Aún hay más dificultades si el
En el mismo caso se encuentra hombre trata de penetrar en el
el hombre ante el procedimien- mundo científico de la manera
to de eminencia, porque ¿cuán- que nos ocupa, sin el auxilio de
tos son los que llegan por este la fe por el llamado procedi-
medio á conocer sin la fe que miento de negación. Para excluir
cuanto de bueno hay en las cria- del ser divino cuanto está reñido
turas está más perfectamente en con su bondad, infinidad, simpli-
Dios? En Dios está la hermosu- cidad y unidades, necesario co-
ra de los cielos con magnificen- nocer las criaturas, no solamen-
cia incomparablemente mejor te en sus composiciones y partes
que la que tienen en sí mismos; físicas, sino también en sus par-
en Dios están todas las maravi- tes, p o t e n c i a l e s y metafísicas
llas de la tierra con resplando- puesto que de todas ellas se com-
res más luminosos que los que ponen, todas las limitan y á to-
se ofrecen á los ojos de una de- das deben al complemento de su
icada investigación; en Dios ser Estas partes potenciales que
3áo EL MONTE CARMELO

ni se encuentran ni pueden en- cia, dice con toda la majestad


contrarse en la divinidad, preci- que caracteriza sus actos: creo;
samente porque la divinidad es porque solo con esta palabra lle-
la plenitud del ser, se encuen- na de fe, aparece la verdad en
tran en una obscuridad casi in- toda su plenitud ilustrando á to-
accesible no solamente para la do hombre que viene á este mun-
gran mayoría de los hombres, do , para que con ella conozca
sino aun para aquellos que por con certeza infalible la contin-
su ilustración se recrean en las gencia, mutabilidad, imperfec-
investigaciones de la inteligen- ción, bondad, límites y composi-
cia. Y no obstante, si las partes ción de las cosas, y en ellas ad-
potenciales y metafísicas de las mire la existencia, sabiduría,
criaturas pasaran desapercibi- veracidad, bondad, simplicidad
das al hombre, no podría ex- y eternidad del divino ser.
cluirlas del ser divino con detri- Qué hace la Revolución en es-
mento de su simplicidad, uni- te caso? Cuáles son los procedi-
dad, personalidad é infinidad. mientos que emplea para que
Añádase á esto que,como dice sus adeptos lleguen á las esplen-
Sto. Tomás, (1) "todo ama al ser dentes alturas del mundo cientí-
divino, y amarle sobre todo es fico!" Para ella la fe, así divina
algo connatural en toda criatu- como humana, es un sarcasmo,
ra, no solo en la racional y vi- un estorbo, un impedimento su-
viente, sino también en la irra- premo para las llamadas con-
cional aún en la inanimada, se- quistas de la razón, para el liber-
gún la clase de,amor ó tenden- tinaje y progreso que persigue;
cia de que cada una es capaz,, porque la Revolución no reco-
Y como la criatura racional, el noce ni ha reconocido jamás
hombre, es capaz de un amor otro criterio superior que el pro-
procedente de un conocimiento clamado por uno de sus adeptos
que excluya de la divinidad y furibundos defensores: (1) "se-
cuanto se opone á su unidad y ré como antes, ó más que antes,
demás atributos; si en el proce- si ser pudiera, que no puede ser,
dimiento de negación es imposi- en economía socialista; en filo-
ble encontrar un poder que le sofía , fatalista; en religión
comunique una idea perfecta ateo;„ es decir la Revolución ci-
del ser divino, su amor sobre to- mentando en sus principios el
do sería también imposible, á pe- orden científico quiere en su eco-
sar de ser connatural, puesto nomía la destrucción del mundo
que en las criaturas inteligentes científico, arrojandode sus recin-
sólo el conocimiento puede ser tos la antorcha de la verdad, en
el regulador del amor. filosofía el tollé y en religión la
Bien ha conocido la Iglesia nada, el escepticismo; y aún no
Católica las dificultades que to- se caen de vergüenza sus furi-
dos los impedimentos ofrecían bundos corifeos al poner en sus
al hombre para que, sin el ma- labios las palabras progreso, ci-
gisterio exterior, sin la ayuda vilización y ciencia, siendo por
de la fe, pudiera llegar al cono- sus principios unos grandísi-
cimiento de la verdad, en el or- mos... sulús.
den científico-divino; y, por lo
mismo, antes de concretar y de- f-R, J^EDRO JOMAS DE STA. JéRES*.
terminar sus principios para que
las inteligencias se unan con la
verdad en la i-egión de la cien-
(1) Suñer cuando estaba despa-
triado en Francia por atentar contra
(1) I. II (j. 100. a. 3, os poderes constituidos.
m NUEVA IGLESIA EN ROMA.—El próximo Domingo, 20 de Abril, fiesta del
F Patrocinio de San José, Patrono de nuestra orden, se inaugurará en Roma
{ la Iglesia de nuestro Colegio Internacional, que es la residencia de nuestros
RR. Superiores Generales. Nuestro dignísimo Cardenal Emmo. Fr. Jeróni-
mo M. a Gotti, que el día primero de Enero del año pasado de 1901 colocó
solemnemente la primera piedra, consagrará la nueva Iglesia dedicada al
Serafín del Carmelo Sta. Teresa de Jesús. Será esta la única Iglesia de
Roma dedicada á nuestra Sta. Madre, porque la que había antes en las
Quatro Fuentes fué destruida por el Gobierno italiano para edificar allí un
ministerio. La nueva Iglesia es de estilo lombardo puro: se compone de tres
naves, y mide 63 metros de largo por 25 de ancho.
E L R P. MARTíN EN SANTANDER.—Hace unos días tenemos entre nosotros
al R. P . Martín, Vicario General de la Misión Carmelitana de Quilón, que
después de haber estado en varias poblaciones exponiendo las necesidades
de las Misiones y el objeto de su venida á España, y recabando una carita-
tiva ayuda en favor de aquellas pobres almas, abismadas en las tinieblas
del paganismo, ha venido con el mismo objeto á esta población, donde, pro-
bablemente para cuando salga este número, habrá predicado alguna confe-
rencia sobre los ritos y costumbres de la India, de la q*ie en el próximo nú-
mero daremos noticia.
El mismo P . Martín, en vista de que con muchísima frecuencia se le
sustraen en correos sellos y valores incluidos en cartas dirigidas á él, vuel-
ve á suplicar á las personas caritativas que quieran favorecerle con sus li-
S22 S Í MONTE ¿ A Í M É L Ó

mosnas, no se las envíen en la forma indicada para no exponerse al peligro


de ver frustrados sus buenos deseos, sino que las envíen en la forma que
mejor les parezca, á esta Administración, donde él lo recogerá.

f a l e n c i a 16 de Marzo de 1902.
Rdo. P . Director de E L MONTE CARMELO.'
Como suseriptor de la revista y Carmelita de corazón voy á darle cuenta
de una función carmelitana, como pocas veces se ven, para solaz do los lec-
tores y gloria de nuestra Madre la Virgen del Carmen.
La profesión religiosa es siempre un acto tierno y conmovedor porque
refleja la alegría y satisfacción de un ser débil cuando se impone el mayor
de los sacrificios, consiguiendo sin ningún artificio ganarse los corazones y
llevarlos tras sí al elevarse á otro mundo superior, pero á veces roune el
acto circunstancias que lo hacen más patético, más tierno y conmovedor,
como se ha visto en la última profesión que se ha hecho en el convento do
San José de Valencia.
Era precisamente los días en que más se manifestaba la ansiedad y con-
goja de todos los católicos por la suerte nada alagüeña que esperaba á los
religiosos al cumplirse en breves días el plazo del decreto impío de Gon-
zález, cuando el telégrafo nos comunicaba que en pleno consejo se abogaba
por su cumplimiento, en esos días se preparaba la solemao función para
hacer la profesión religiosa la hermana Carmen del Smo. Sacramento.
El día catorce, á las nueve y media de la mañana, comenzaba la función.
La bonita iglesia de San José profusamente iluminada y adornada como en
los días más solemnes daba á entender que se celebraba allí algún aconteci-
miento. La comunidad de Padres Carmelitas en número de treinta y cuatro
asistía con sus capas blancas en bancos preparados en el centro de la igle-
sia; los religiosos estudiantes cantaron con mucha afinación una hermosa
misa de Santisteban á coros y á voces.
Era celebrante, y delegado del M. Iltre. Sr, Visitador para imponer
el velo, el R. P . Provincial Fr. Esteban del Sgdo. C. de J . acompañado de
los ministros P P . Telasforo y Romeo y el Rdo. P. Pascual, Definidor, que
llevaba la capa de honor: fueron padrinos la señora doña Pepita Fernández
Olmos y don Eduardo Prats Pastor. La cátedra del Espíritu Santo la ocupó
el Rdo. P. Fr. Plácido M. a del P., Redactor de la importante revista E L
MONTE CARMELO, venido exprofeso desde Santander para ello. La circuns-
tancia de ser hermanos de la profesa, el t Provincial celebrante, el padrino y
el P . Plácido, dio á este motivo para hacer un exordio de circunstancias
muy á propósito al acto. Comenzó luego á desarrollar su tema probando que
su hermana había escogido la mejor parte. Primero por entrar en el claus-
tro, en segundo lugar por vestir el hábito del Carmen y últimamente por
escoger la orden predilecta de María. Con palabra fácil, estilo claro y ra-
zones convincentes que apoyaba con autoridades de los Santos Padres
probó muy bien la primera y segunda parte del discurso; pero en la tercera
parte al hablar de la Orden del Carmen como orden predilecta i e María
abrió las válvulas de su corazón y se manifestó el fuego tan encendido
que le abrasa en amor á la Virgen, que llamaba su cariñosa Madre. Hizo
una relación sucinta de la historia de ,1a Orden, probando que se fundó
para servir á María y demostrando las relaciones de mutuo carillo que han
tenido 1» Virgen y los Carmelitas. El discurso del P. Plácido hizo derramar
CRÓNICA CARMELITANA 323

muchas lágrimas en el auditorio que era bastante numeroso y distinguido


pues llenaba casi por completo la iglesia do San José.
La función resultó solemnísima y al salir de ella ofmos exclamar á va-
rias personas: ¡qué familia tan dichosa que cuenta tres religiosos de la Or-
den del Carmen!
Bien merece la enhorabuena y la felicitación más cumplida la profesa,
la familia y los Padres Provincial y Plácido M. a del P .
Sea todo para gloria de Dios y de nuestra Madre la Virgen del Carmen.
De Vd. S. S. y hermano.
M. A. R.
TOMA DE HáBITO.—En el Convento dé Carmelitas Descalzas de Buj alan-
ce ha tomado el hábito carmelitano la señorita doña María Antonia Piedras
Benitez, tomando en el claustro el nombre de María del Niño Jesús de Praga.
El Capellán de MM. Escolapias de dicha ciudad don J u a n Díaz Moreno,
impuso á la novicia el santo hábito pronunciando una sentida plática alu-
siva á la sagrada ceremonia que entonces se realizaba. La nueva religiosa
fué apadrinada en tan solemne acto por la virtuosa señora doña Concep-
ción de Flores y Córdoba. Reciba la nueva novicia y Comunidad nuestra
cristiana felicitación.
NECROLOGíA.—Ha fallecido en el Convento de Carmelitas de Plasencia
la H . a Blasa do San José, á los 75 años de edad y 52 de religión, religiosa
de mucha virtud.
En Liérganes ha fallecido el virtuoso sacerdote y suscriptor de nuestra
Revista don Joaquín Q-. López, párroco de Liérganes y Arcipeste de Cudeyo.
—R. I . P . A.

~^T"
C í ? O K í C A ••••<
• • • • • (5&H&RAL
NUEVA ENCíCLICA DE Su SANTíDAD.—Con motivo do su Jubileo pontificio
Su Santidad León X I I I ha publicado u n a extensa Encíclica, quo viene a
ser su testamento. La carta ostá fechada el 19 de Marzo, día del Patrón uni-
versal de la Iglesia.
En ella da gracias á Dios por haberle prolongado la existencia; renueva
sus enseñanzas á los católicos; lamenta los ataques dirigidos contra la
Iglesia y los nuevos errores acogidos por la sociedad moderna, entre ellos
ol divorcio; traza u n cuadro del mundo actual, quo ha llegado al estado
anárquico, y le invita á volver á Jesucristo y al Pontífice, únicas fuentes
que pueden procurarle la paz y la salvación; y finalmente alienta á los
sacerdotes á la acción inmediata y hace un llamamiento al concurso de
los legos.
E L P A P A Y EL EMBAJADOR EXTRAORDINARIO DE ALEMANIA.—Ha tenido
gran importancia la recepción que se dignó conceder Su Santidad á la Em-
bajada extraordinaria enviada por el Emperador de Alemania para felici-
tar á León X I I I con motivo de su Jubileo Pontificio.
El discurso del Embajador extraordinario ha sido muy comentado, pues,
entre otros, hay el siguiente significativo párrafo.
«Ruego, pues, á Vuestra Santidad que acepte estos regalos como prenda
de amistad de SOBERANO A SOBERANO y como prueba de la veneración
que el Emperador profesa al Jefe de la Iglesia católica.»
L A EMBAJADA NORTEAMERICANA.—Mr. Roosevelt ha enviado también una
Embajada extraordinaria al Vaticano. Y si bien es verdad que el principal
objeto de esa misión diplomática es la de arreglar definitivamente los asun-
tos religiosos de Filipinas, no es menos cierto que lleva también el encargo
de expresar á Su Santidad, en nombre del Presidente de la «Casa Blanca»
y del pueblo norteamericano sus proftmdos sentimientos de admiración y
afecto, inspirados por" la sabiduría y las virtudes del venerable anciano,
asi como también sus felicitaciones más expresivas con motivo del fausto
acontecimiento que celebra en estos días el mundo civilizado.
Por primera vez ofrecen los Estados Unidos un hecho semejante. Por
primera vez reconoce oficialmente la República, por modo tan ostensible,
la autoridad divina y la soberanía del Vicario de Jesucristo.
Más que u n triunfo del Pontificado, es u n verdadero acontecimiento,
que sin duda alguna será punto de partida de un serie de actos gloriosos
para la Iglesia y provechosísimos para el pueblo norteamericano, cada vez
más afecto á la única y verdadera Religión.
L A PEREGRINACIóN VASCONGADA.—El día 1.° llegó á Barcelona la peregri-
nación organizada por el Círculo de Obreros de Bilbao y que se dirige á
CRÓNICA GENERAL 325

Tierra Santa. En Barcelona se unieron á los peregrinos de Bilbao los pro-


cedentes de otros puntos.
A las tres de- la tarde llegó el Cardenal Casañas al vapor que trans-
porta á los peregrinos. Acompañaban al Rmó. Prelado varios canónigos y
mucho clero. Revestidos todos, bendijo solemnemente, según preces del ri-
tual, y desde él puente del vapor, las cruces, banderas y peregrinos.
Terminada la solemne bendición se retiró el Cardenal Casañas y em-
prendió el barco su marcha.
La salida fué majestuosa. Todos los peregrinos, sobre cubierta, entona-
ron la Salve al emprender el buque su viaje.
Sogún el itinerario marcado do antemano, del día 7 en que debían lle-
gar á Caíffa, al 14, habrán visitado el monte Carmelo, su famoso monaste-
rio, las grutas de Elias y Elíseo, etc; y después Nazaret, el monte Tabor, el
lago Tiberiades, Magdala, Cafarnaum, Botsaida y el Jordán, regresando por
la montaña de las Bienaventuranzas, tierra de Canaá á Nazaret y monte
Carmelo,
Embarcados do nuevo el día 14 en Caíffa, habrán llegado hoy, día 15, k
Jaffa, en la Judea.
Después de recorrer esta antigua ciudad, tomarán los peregrinos el fe-
rrocarril (único que so conoce en la Palestina), que los conducirá en poco
más de tres horas á Jerusalén, y se invertirán nueve días, hasta el día 23
por la tarde, en visitar esta ciudad santa y todas sus reliquias y recuerdos,
y recorrer en sus alrededores Belén, San J u a n de la Montaña, Betania, J e -
ricó, el Jordán, el Mar muorto, etc., etc.
De regreáb á Jaffa, se embarcarán los peregrinos con rumbo á Egipto,
visitando Por Said y el Cairo.
El 29 por la mañana regresarán á Europa, desembarcando en Ñapóles,
llegando el día 5 á la capital del orbe católico, donde saludarán á Su San-
tidad.
El día 9 de Mayo la peregrinación desembarcará en Barcelona, donde
permanecerá algunas horas, emprendiendo luego el regreso, aunque dete-
niéndose en Zaragoza el tiempo necesario para visitar el bendito Pilar.
MASONIZANDO.—Los radicales andan por ahí pidiendo que se cumpla el
decreto de González.
¿Por qué no piden que se cumpla la Constitución en lo relativo á no
atacar á la Religión del Estado, á las Instituciones, á la propiedad y al
Código, como á diario lo hacen los periódicos y oradores republicanos y
libertarios?
Un decreto, sin pié ni cabeza, ¿es más que la Constitución?
Para los sectarios, sí. '
Y no un docreto, sino las eoplas do Calaínos, con tal que vayan contra
la Iglesia. ' -
SACERDOTE PRESO POR CENSURAR EL DECRETO DE GONZáLEZ.—En el pueblo
de Santa Eufemia (Córdoba) se ha puesto en la Cárcel pública al señor
cura párroco por el inaudito crimen de haber censurado el decreto sobro
las Asociaciones religiosas de don Alfonso González,
En el Alcalde do Santa Eufemia tiene el señor Carralejas un hermano,
pues, por las trazas, tan hijos de la revolución son el uno como el otro.

SAGRADA CONGREGACIóN DE RITOS.—Bajo la presidencia de los Cardería-


326 ÉL Molítffi CARMELO

los ponentes. Mons. Ledockowshi, Masella y Gotti, so reunió el 17 del pa-


sado la Sagrada Congregación de Ritos para discutir los puntos siguientes:
1.° Validez de los procesos apostólicos sobre dos milagros que se afir-
man obrados por Dios por intercesión del Beato Gerardo Majella, lego, de
la Congregación del Redentor, cuyos milagros vienen propuestos en los
autos para su canonización.
2.° Validez del culto en honor de los Venerables Esteban, Cuenet y
Teodoro, martirizados en China por los enemigos de la fe católica.
8.° Estudio y examen de los milagros atribuidos á la intercesión de la
Venerable Pelletier, fundadora de las Hermanas del Buen Pastor.
No HAY MAL QUE POE BIEN NO VENGA.—Los Asuncionistas expatriados de
Francia han encontrado hospitalidad en los Estados Unidos, donde Mons.
Corrigan, Arzobispo de Nueva York, los ha confiado una nueva parroquia
destinada á reunir la inmensa población española de la gran ciudad cosmo-
polita: mejicanos, españoles de ailifornia, cubanos, filipinos, americanos del
Sur, etc.
Dicha parroquia inauguróse el segundo domingo de Cuaresma, pronun-
ciando el P . Thomas, en español, un elocuente discurso, que causó viva
emoción á todos aquellos católicos venidos de las diferentes partes del
mundo, pero unidos allí por su idioma, su fe y su libertad.
Así es como la persecución religiosa sirve, á pesar suyo, al reino de Dios
que se propone destruir.

RESUMEN POLíTICO.—Se r e a n u l a r o n las sesiones de Cortes, y Sagasta


presentó el programa del nuevo gobierno, diciendo por lo que ataña á la
cuestión religiosa que el Gobierno está dispuesto á sostoner el Decreto del
señor GonzUez sobre las Asociaciones religiosas á p3sar de las reclamacio-
nes de la Santa Sede.
A este fin los gobernidores de Provincias han pasado comunicaciones
á las Comunidades religiosas pidiendo datos sobre su existencia legal; mas
las Comunidades, como procede en derecho, han contestado a los Goberna"
dores que acatando las instrucciones de la Santa Sede y mientras no reciban
nuevas órdenes del Padre Santo no pueden proporcionar tales datos que se-
ría como reconocer jurislicción sobre ellas en la potestad civil.
Pero con datos ó sin ellos, el señor Moret, Ministro de la Gobernación
ha dado á luz otra Real Orden qu-i viene á confirmar, aunque con algunas
modificaciones, el Decreto del señor González y ordena su puntual y pron-
to cumplimiento. Dice así la citada Real Orden circular dirigida 4 los Go-
bernadores de Provincias:
«Transcurrido el plazo de neis meses señalado on el Real decreto de 1!)
de Septiembre de 1901, y recibidos en parte los datos pedidos en Real or-
den circular de 20 del pasado Marzo, ha llegado el momento de cumplir lo
que so dispone on el citado Real decroto, á. cuyo ofecto comunico á V. S. las
siguientes reglas:
«Primera. Las disposiciones del artículo primero sobre inscripción de
las Asociaciones habrá de cumplimentarse en lo referente á las Asociacio-
nes y Congregaciones religiosas en la siguiente forma:
« 4 . Invitando á todas las Asociaciones y Congregaciones laicas funda-
das y establecidas en esa provincia para fines religiosos que no hubieren
cumplido Jos requisitos de la ley de Asociaciones, á someterse á los mismos
CRÓNICA G20KRA1 227

sin dilación ninguna, comenzando por inscribirse en el registro especial á


que se refiere el artículo séptimo de la citada ley; tomando en caso contra-
rio, las disposiciones correctivas que las leyes establecen, por carecer de
existencia legal tales Asociaciones ó Congregaciones.
»iS. Invitado igualmente á las Asociaciones ó Congregaciones religio-
sas de carácter regular ó monástico, fundadas ó establecidas en esa pro-
vincia, que hayan obtenido la correspondiente autorización del Gobierno
para su constitución y establecimiento, á exhibir ante V. S., ó persona on
quion delegue, el documento originalpor el que se concedió la autorización
procediendo inmediatamente á inscribirlas con carácter provisional on ol
libro á que so refiero el art. 7.° do la ley.
»C. Recabando de las Congregaciones ó Asociaciones religiosas de
carácter regular ó monástico, fundadas ó establecidas en esa provincia sin
previa autorización del Gobierno, el requisito de su inscripción en el citado
registro especial proscripto por el artículo 7.° de la ley, mediante la exhi-
bición de la autorización canónica do la autoridad eclesiástica, de las per-
sonas que las componen, con expresión de si han recibido ó no las ór lenes
sagradas y do las que ejercen cargo, autoridad ó administración. Si no
cumplen con las formalidades de inscripción, procederá V. S. á informar
acerca del resultado de las averiguaciones, por carecer dichas Congrega-
ciones de existencia legal.
«Para llevar á cabo lo prevenido on los párrafos B.y C, solicitará V. S.
la cooperación del prolado ó prelados do las diócesis comprendidas en la
demarcación de esa provincia.
»8egunda. El artículo segundo del mencionado real decreto, referente
á las Asociaciones de todas clases que se creen fti adelante, será cumpli-
mentado en la forma estricta que de su redacción se desprendo (¡tenién-
dose a l o que previene la ley de Asociaciones y las facultades que la misma
concode á la autoridad gubernativa.
»Tercora. El Articulo 3.° se entenderá aplicable á toda clase de Aso-
ciones, así civiles como religiosas, que cuenten ontre sus miembros ó reci-
ban temporal ó permanentemente á subditos oxtranjeros, y deberá apli-
carse con el'Tigorque en el mismo se previene.
»Las Asociaciones y congregaciones religiosas que ejerzan alguna indus-
tria, cualquiera que sea. su'situación legal, si no estuvieran inscriptas en la
matrícula de contribución industrial correspondiente, deberá invitárselas
á que lo hagan, sin pérdida de tiempo, poniéndose V. S. do acuerdo para
esto con el Delegado de Hacienda de esa provincia, procurando, al hacerlo,
evitar innecesarias molestias; pero cuidando de que en ningún caso los in-
teresados pue dan alegar ignorancia.
«Cualquier duda ó dificultad que pueda ocasionar el- cumplimiento de
las citadas regías deberá ser consultada por V. 8. á este Ministerio
De Real orden lo digo á V. 8. etcétera.
»Dios guarde á S._ S. etc.
«Madrid 9 de Abril de 1902.—S. Moret.»
Hasta aquí la nueva disposición vejatoria, ilegal y anticanónica dol
Gobierno español contra las Ordenes Religiosas. ¿Qué deben hacer éstas?
Mientras no reciban nuevas instrucciones de la Santa Sede, su conducta
respecto de la Real Orden de Moret, debe ser idéntica á la que han obser-
vado respecto del Real Decreto de su antocesor Gonzalos.
®®®®®@:»®®®®®®®®®®©®®®®®®

SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS

APÓLOGO CHISTOSO

¿s£ ABIBNDO un día convocado Sata- que éstos hacen es nada en compara-
nás su consejo, compuesto de todos ción del que yo suelo hacer. De esos
los ministros del infierno, antes de corrígense todos, pero del mío nin-
tomar asiento tuvieron, una disputa uno se libra. Ellos pierden los in-
sobre la cuestión de preferencia.
—A mí derecha el más digno, gri-
f ividuos, yo pierdo los imperios: ellos
enseñan el vicio y yo destruyo la
tó Satanás. virtud. A causa mía muere el entu-
La lujuria defendió sus derechos, siasmo, sucumbe la justicia, la vir-
la mentira hizo valer sus títulos, y tud tiene miedo, y el deber se aver-
el orgullo ponderó sus méritos. güenza.
; Satanás escuchaba indeciso la dis- —Ven y siéntate á mi lado dijo
cusión, cuando el Sarcasmo dejó oir entonces Satanás terminando la dis-
una carcajada y dijo: ninguno es cusión.
más digno que yo, Satanás; el mal

R E C E T A S

Tomar raíces de Fe, frescas hojas za, bien cerrado con la cobertura del
do Esperanza, Rosas de Caridad, silencio. Déjalo por la noche al se-
Violetas de Humildad, Lirios de reno dé la meditación.
Pureza, Agenjo de Contrición, Mirra Toma mañana y tarde una taza de
de Mortificación y Leño de la Cruz. ésto, y así gozarás de buena salud.
Ata todo esto en un fardito, con el Hallarás todo esto en la botica
hilo de la resignación, pónlo/á her- t a n acreditada d e l amorosísimo
vir on el fuego del amor, dentro dol Corazón de Jesús y en la droguería
vaso do la oración con vino do santa do la misericordiosísima Virgen Ma-
alegría, y agua mineral de templan- ría.

H I S T Ó R I C O

En la estación de Burdeos (Fran- su cuerpo por lá ventana. El caba-


cia) subieron á un mismo vagón del llero poniéndose pálido respondió:
ferrocarril un caballero y un artesa- poca cuenta le tendría á usted, pues
no. Al llegar á la estación próxima apenas llevo dinero en la cartera. El
divisaron un fraile que estaba de artesano replicóle: Perdone usted
viaje. El caballero señalando al re- que le desmienta pues antes de salir
ligioso dijo al artesano: ¿Para qué de Burdeos ha recibido usted de su
servirán estas gentes? banquero 30.000 francos los cuales
El tren siguió su marcha y á poco guarda en su cartera; yo estaba en
rato exclama el artesano: ¡vaya un casa del banquero cuando se los en-
país desierto: cuánto dista una esta- tregó; pero nada tema usted de mí,
ción de otra! ¡Qué buena ocasión pa- porque yo he sido educado por esas
ra robar á usted sin ningún riesgo gentes que usted croe para nada
y después, do darlo muerto arrojar Sirven.
dHM*Mfi¡Éaa¡ü¡

| OMiENZAel mes de Mayo,


i^plɡ0'el mes de las flores, de las
^ p j j ^ ^ b i i s a s perfumadas y de
^ las sublimes armonías. La
piedad de nuestros padres lo con-
sagró al culto de María. Nada más
razonable: el más hermoso de los
meses debía consagrarse á la más
hermosa de las criaturas.
¡Que es muy hermusa la Virgen!
No ha existido ni puede existir her-
mosura comparable á su hermosu-
ññoIII-rlúm. 45 ra. No penséis en Raquel, virgen
de belleza incomparable, ni en Re-
1.° de Mayo de 1902 beca, de rostro bellísimo, ni^en Es-
o)W ther, la más graciosa y amable de
las mujeres, ni en Judith, cuya her-
330 «t, MONTE CARMBLÓ

mosura extasiaba á cuantos la contemplaban; porque


á la manera que brilla el Sol más que todas las estrellas,
así resalta María, bella sin par entre las más hermosas.
¡Oh, encanto! Es más bella que las flores de los cam-
pos, más fragante que las esencias de las flores, más
suave que las brisas del mar. más tierna que los píos
de las aves, más dulce que las armonías de los cielos,
más graciosa que los celajes del ocaso, más luciente que
la estrella de la aurora... ¡Subid, subid á la región de
la Gloria, contemplad las sublimes perfecciones-de los
Santos y de los Angeles, los resplandores de los Que-
rubes, la hermosura soberana de les Serafines... María
es más hermosa, más refulgente, más santa, más aca-
bada, más perfecta!...
Juntar todas las hermosuras en una sola hermosura,
todas los armonías en una sola armonía, todas las dul-
zuras en una sola suavidad, toias las perfecciones en
una sola perfección... María es infinitamente superior á
ese cúmulo de bellezas, de armonías, de dulzuras y de
perfecciones. -
Por eso los Santos Padres no encuentran palabras
para bendecirla y ensalzarla. La llaman belleza del Uni-
verso, encanto de la creación, fuente de la luz, luz del
primer día, aurora de la vida, tálamo del Divine Sol,
prado de las Divinas fragancias, templo de la Divina
Gloria, palacio del Rey Eterno, Oriente sin ocasos,
cielo sin nubes, sol sin manchas, vida sin ayes, mar sin
tormentas, elegida entre todas las criaturas, espejo sin
mancilla de la Majestad de Dios, figura de, su substan-
cia é imagen perfecta de su Bondad.
¿Qué más? El mismo Espíritu Santo la contempla ex-
tasiado, la encuentra Toda hermosa, y la llama con las
más tiernas y amorosas palabras:
¡Levántate nmiga mía, hermosa mía, y ven: 'muéstra-
. me. tu rostroaporque es ^ello, bellísimo tu rostro!
LA MÁS HERMOSA 331
¡Ah! Tan hermosa es María, tan singular en su be-
lleza, tan única en sus perfecciones, que puede criar
Dios—dice un Doctor de la Iglesia—mundos más her-
mosos, soles : más refulgentes y cielos más esplendorosos;
"W

aJPsSP *:•

lo que no puede criar Dios es una criatura más perfecta,


más acabada, más Santa, más pura y más hermosa que
María.

Esta Reina de hermosura es también Madre del Amor


Hermoso. Por éste soberano atributo la hermosa Ma-
332 ÉL MONTE CARMíiLÓ

ría está íntimamente unida con todos nosotros: es Ma-


dre, nuestra dulcísima, y esta Madre de dulzura nos
ama con Amor Hermoso. ¿Con qué Amor Hermoso?
¿Veis con qué ternura las madres aman á sus hijos? Es
muchísimo más tierno el Amor Hermoso con que María
nos ama. ¿Veis con qué dulcísimo éxtasis aman á Dios
los Bienaventurados? Es muchísimo más dulce el Amor
Hermoso con que María nos ama. ¿Veis con qué extá-
tico ardor aman á Dios los Serafines? Es muchísimo
más ferviente el Amor Hermoso con que María nos
ama. Este Amor Hermoso es un amor suyo propio, in-
finitamente superior á todos los amores, á los amores de
las Madres, á los amores de los Santos, á los amores
de los Angeles, y á los amores de los Serafines; y aun-
que en un sólo amor se juntasen todos esos santísimos-
y dulcísimos amores, ese amor distaría aun infinita-
mente del Amor Hermoso con que María nos ama. De-
cidme cómo es hermosa María y yo os diré cómo es
Hermoso su Amor; decidme cómo es el amor de María
á su Dios, y yo os diré cómo es el Amcr Hermoso de
María á los hombres.
Esta Madre dulcísima es la reina de nuestros amo-
res. Después de Dios, amamos sobre todas las cosas á
María. Su celestial, su divina hermosura nos extasía,
nos arroba y enciende en nuestras almas purísimos y
santísimos amores. ¡Oh! Nada es más deseable, nada
es más dulce después del amor de Dios que el amor de
María.
El amor de María nos santifica, el amor de María
nos salva, porque amar á María es aborrecer el pecado,
es practicar la virtud, es desprenderse de las vanidades
del mundo, es vivir los hombres en la tierra como viven
los Angeles en el cielo, es suspirar continuamente por
ver á Jesús y por ver á María, es volar con alas de Se-
rafines á la región luciente de la Gloria...
¡Oh dulce María! ¡Oh dulce amor!
j^R. A M A D O ,
y<BflTli^iiMil^^M|[Í[^-- ?A®y^CfoT¡fi^(i¡a^fflfi¡K ..^3. ffifm^effi^Xl^ml^Q^Sil^piSM^rQMSúj^

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LA PRIMAVERA

Luciendo sus celajes Aumentan sus adornos^


Llegó la primavera; Las tintas de la aurora,
Vistióse la pradera Su faz encantadora
De galas mil y mil; Risueña exhibe el sol.
La alfombra de los campos Y al espirar la tarde
Cubrióse ya de flores; Al son de himno sonoro,
Y exhalan sus olores Sus túnicas de oro
Las rosas del pensil. Nos muestra el arrebol.
Los mirtos y azucenas, Los lindos ruiseñores
Jazmines y arrayanes, Expresan su alegría,
Violetas, tulipanes, Allá en la selva umbría
-Los nardos y azahar, Con dulce gorgear;
Adornan y perfuman Y cruzan los espacios
Floríferos vergeles, Las aves á millares,
Cargados de claveles Y entonan mil cantares
De aroma singular. Volando sin cesar.
El límpido arroyuelo, Se aspiran mil perfumes,
Su marcha acelerando, Se escuchan dulces cantos,
Se acerca murmurando Se gozan mil encantos,
Al pie de gaya flor; Se siente más virtud:
Y al ver que languidece Se forjan en la mente
Por falta de frescura... Doradas ilusiones;
La besa con ternura, Se duerme entre pasiones
La llena de vigor. La inquieta juventud.
Las auras vagarosas . Ya toda la Natura
Suspiran dulcemente, Sonríe por doquiera,
Refrescan el ambiente Y dicha placentera
Y entonan un cantar; Nos brinda por doquier;
Que piérdese en las ramas Y entona, agradecida,
Cubiertas de verdura, De gloria un himno ardiente
Que prestan hermosura Al Dios Omnipotente
Al árbol secular. Que dióle gracia y ser.
U« rjARMBUTA pSSCALZO,
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

XIV

ESPUéS de los mencionados estilos arqui-


tectónicos, le toca el turno á la Arquitec-
tura India; y ¡por cierto, que la India, si
es .verdad que guarda en sus libros la
clave del origen de las lenguas, contiene
también en sus monumentos la expli-
cación de gran número de hechos re-
lativos á la historia de la Arquitectura,
y que hasta ahora parecían enigmas,
enlazando estilos muy diversos y seña-
lándoles un origen común ya. perdido.
Las teorías expuestas acerca, del ori-
gen de la edad y de los caracteres de
esta Arquitectura fundadas en meras
especulaciones, han sido muy variadas; pero ahora es cuando se
ha llegado á saber algo de positivo, gracias á los datos y estudios
hechos en las localidades por eminentes viajeros y arquitectos.'
Los monumentos más antiguos de esta Arquitectura, sea en la
India propia ó en los Estados libres, hasta donde su influencia se
ha extendido, no alcanzan más allá del siglo III antes de J. C , y
los que se tenían como primitivos, por estar excavados en roca,
pertenecen á la misma época y aun llegan al siglo XI de nuestra
era. No es, pues, por su antigüedad sino por su disposición por lo
que los monumentos de la India son dignos de profundísimo
examen.
La primera forma de construcción en lo que á los monumentos
se refiere, es la stupa, masa enorme de ladrillo sentado con barro,
terminada en forma hemisférica. La superficie exterior va cubierta
con un revestimiento de sillería, y su base está formada por uno 0
ÉL CATOLICISMO Y LAS BELLAS ARTES 335
<•«•—
más andenes circulares, á los cuales se sube por graderías. Gran-
des pórticos adornan la entrada de estas graderías, y en lo alto
del monumento se eleva un prisma casi cúbico de piedra llamado
ti, cubierto por quitasoles desde uno á siete, puestos uno sobre otro
en el mismo vastago. Alrededor circuyen la stupa varías filas con-
céntricas de columnas con adornados remates, ó de pilastras con
arquitrabes corridos, y á cada lado de la entrada suele haber tam-
bién un alto fuste llamado lat hincado profundamente en el terreno
cubierto de emblemas é inscripciones, y coronado á veces de un
león ó elefante rudamente dibujado. El objeto de las stupas es
contener una reliquia de Buda ó de alguno de sus discípulos, ó se-
ñalar un sitio memorable en las tradiciones religiosas. Un lat ais-
lado sirve á veces de monumento conmemorativo y asimismo se
encuentran circuitos sin macizo central que rodean un árbol sa-
grado.
La analogía entre estas disposiciones y las que conocemos de
los monumentos megalíticos no puede ser más evidente. La masa
de la stupa es el túmulo de tierra; las filas de columnas ó pilastras
equivalen á los circuitos sagrados, el lat es un montón de piedras
que tiene mucha semejanza con los monumentos célticos. La dife-
rencia consiste que en la India las piedras están cuidadosamente
labradas y esculpidas en todas sus caras, hallándose asimismo dól-
menes con estas condiciones é hileras de pilastras paralelas que
conducen de un monumento á otro. Estos hechos indican que los
habitadores de las vertientes del Himalaya vivieron en otro tiempo
en comunidad con los que vinieron hasta el Occidente de Europa,
y que mientras éstos dejaron su arte tradicional por otro más per-
fecto inmigrado después que ellos, los primeros lo conservaron y
lo desenvolvieron aplicando todos los recursos de una civilización
adelantada.
Los templos ó adoratorios de piedra llamados por los europeos
pagodas y en el país vimanas, obedecen al mismo principio funda-
mental del macizo, pero en vez de la forma esférica, los más anti-
guos tienen la de varios prismas escalonados, con gradas para pa-
sar de una á otra meseta y con un pináculo por coronación. En
varios pisos hay nichos con estatuas de dioses ó héroes, de culto,
completamente exterior, lo mismo que en los templos de Babilonia,
cuya figura es imposible dejar de reconocer en éstos como nuevo
lazo de unión de la cultura de dos naciones que se creían sin rela-
ción alguna. El más caprichoso lujo llenó las graderías de nichos
con cúpulas y remates diversos, y reservando después "una cámara
interior para la estatua principal, se vino al fin á dejar una celia i,
templo interior en la parte baja con riquísimos pórticos, redu-
ciendo sucesivamente de anchura el macizo de encima que, sin
dejar de llevar siempre señalados los pisos, recibió la figura de
pirámide prolongada, de torre y otras muy variadas donde los in-
ÚÚ6 ti iioMi CAbiim
dostanies ajercitaron su fecundidad artística. Los monasterios
budistas conservaron en cambio la forma escalonada alojando en
sus numerosos pisos verdaderos ejércitos de reclusos. En los tem-
plos brahmínicos, las celdas para los sacerdotes se colocaron al
rededor del adoratorio con grandes claustros ó salas hipóstilas de
mil columnas ó poco menos, encerrado todo en recintos amuralla-
dos rectangulares casi nunca concéntricos, que sucedieron á los
circuitos de las stupas. Es fácil reconocer la analogía entre estos
edificios y los egipcios, cuyo obelisco es el lat y cuya pirámide es
la stupa considerados bajo otro punto de vista.
De la Arquitectura India parece habeise derivado la Arquitec-
tura americana. Muy.poco se sabe del origen y progresos ó des-
arrollo del estilo americano, si es que la Arquitectura americana
constituye un estilo propio, distinto de los demás. Tan poco cui-
dado se puso en recoger los datos necesarios para estudiar los an-
tiguos edificios americanos, y tal oscuridad domina en la historia
de las antiguas civilizaciones del Nuevo Continente, que hacen
sumamente difícil emitir juicio exacto sobre el carácter y condi-
ciones de su Arquitectura. Puede, sin embaígo conjeturarse que
procede del arte asiático por los grandes macizos escalonados en
forma piramidal en varios pisos sobrepuestos, con escalinatas de
comunicación. Esta forma se encuentra principalmente en los
teocalis ó adoratorios de Méjico, 3- que abundan en Yucatán, ha-
llándose también en algunos puntos del interior. Estos singulares
edificios llenos por todas partes de jeroglíficos bárbaramente es-
culpidos, eran de ladrillo ó adobe, revestidos de piedra, y llevaban
en la explanada superior la celia ó templo donde se adoraba el
ídolo y se sacrificaban los prisioneros de guerra. Todavía se con-
servan en Yucatán las ruinas de Quichen-Itse que tienen mucho
parecido con la Arquitectura India.
Las llamadas casa del Gobernador y casa de las monjas, edi-
ficios hallados ya en ruinas en tiempo de la conquista de los euro-
peos, no tienen ninguna semejanza con los estilos conocidos. Ni en
Chapultepec, ni en ningún otro edificio de los que allí hayamos
visto, tienen trazas de pertenecer á ningún estilo nuevo, sino es la
única pequeña semejanza que parecen tener con la Arquitectura
Asiática.
Los chinos tienen también su estilo arquitectónico especial,
pero, si hemos de decir la verdad, muy atrasados, como que los
chinos en toda clase de progresos andan unos' cuantos siglos más
atrasados que el resto del mundo. Su Arquitectura tiene algunos
rasgos salientes en la edificación de uso privado, ó sea en casas de
habitación construidas siempre en madera. Los pares de las arma-
duras muy inclinados para expeler fácilmente el agua de las tor-
mentas, descansan en las cabezas de tres 6 cuatro puentes hori«
EL CATOLICISMO T LAS BELLAS ARTES 337

zontales, apoyados unos en otros por medio de postecillos verti-


cales situados en sus extremidades respectivas. Un gran alero
' horizontal protege con su sombra las ventanas de la vivienda, y
una superficie curva sirve para resguardar y dar armonía á la
unión del gran alero con el plano de la cubierta.
Tal es el origen de la forma china tan familiar á nuestra vista.
Los esmaltes y brillantísimas pinturas con que adornan los chinos
todas las fachadas, como la generalidad de los objetos de su indus-
tria, denotan la escasa educación artística de su órgano visual, que
según se ha demostrado, tarda más en percibir las formas que los
colores.
Los pocos monumentos que de la China se conocen, indican un
origen común con los de la India, y tal vez influencia directa de és-
tos, pero modificados por la extravagancia del gusto y la falta de
percepción de formas, propias del país, añadiéndose por todas par-
tes los tejadillos cóncavps suministrados por la Arquitectura domés-
tica. La torre de porcelana de Nankin destruida en la insurrección
de 1862, y otras análogas llamadas taas, son derivadas de las pa-
godas budistas:, los pailices ó pórticos conmemorativos recuerdan
las entradas de las stupas, y algunos palacios compuestos de pa-
bellones de madera sobre un gran basamento de fábrica, dan á
conocer el sistema de construcción que debió usarse en la antigua
Asiría.
La gran muralla levantada dos siglos antes de Jesucristo de-
muestra sólo, como masa informe, el poder y perseverancia de un
pueblo tenaz en sus empresas, pero al mismo tiempo cobarde y
dominado de un miedo casi mujeril.
fR. j5»MUF.L DE £ A N T A J E R E S A

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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

V
(CONTINUACIóN)

[h poco tiempo de mi primera comunión, en-


:tré en ejercicios preparatorios para mi con-
firmación. Deseaba adornar mi corazón para recibir
la visita del Espíritu Santo. Con gran satisfacción
' se prolongó mi soledad á causa de que la ceremo-
nia no tuvo lugar el día marcado. ¡Ah! qué alegría
experimentaba mi espíritu! A imitación de los
Apóstoles, esperaba yo con santa ansia la venida
del Consolador prometido. Es muy cierto, que si
' en ese dichoso día, no sentí el impetuoso viento del
día de Pentecostés, en cambio refíigeró mi espíritu
la suave brisa cuyo delicioso murmullo oyó el profeta
Elias en el monte Horeb. Sí, en ese día se me comunicó la fortaleza
en los sufrimientos de que yo tan necesitada estaba, porque el mar-
tirio de mi alma iba á comenzar muy pronto.
Toda vez que trascurrieron estas deliciosas é inefables fiestas,
tuve que emprender de nuevo la vida de pensionista. Si bien es cierto
que retenía fácilmente en mi memoria el sentido de las cosas, sin
embargo me era muy penoso el aprender las lecciones de memoria.
Respecto del catecismo mis esfuerzos fueron corouados con un buen
éxito. El Padre capellán me llamaba su pequeño doctor, acaso por mi
nombre de Teresa.
Durante las recreaciones á veces me entretenía en contemplar de
lejos los alegres pasatiempos de mis condiscípulas, entregándome á
graves reflexiones. También yo inventé un juego de mucho agrado
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 339

para mí. Yo buscaba con interés los pobres pajaritos que caían
muertos debajo.de los árboles, y á todos le? daba sepultura honrosa
en un mismo cementerio á la sombra del mismo césped. Otras veces
recitaba historias, y con frecuencia formaban parte de mi auditorio
cierto número de las mayores y más adelantadas en los estudios;
empero, mi maestra me prohibió con mucho acierto que continuara
en el cargo de oradora, prefiriendo vernos correr y no discurrir. Por
este tiempo escogí como compañeras dos ñiflas de mi edad; ¡pero
cuan pequeño es el corazón do las criaturas! Una de las dos fué á su
casa por algunos meses; durante su ausencia traté de no relegarla al
olvido, y á su regreso le di muestras de alegría por verla de nuevo.
Mas ¡ay de mí! no obtuve de ella otra cosa que una mirada glacial!
Todo lo comprendí al momento, y en lo sucesivo no traté de mendi-
gar una afección tan inconstante. Sin embargo, Dios me ha otorgado
un corazón tan fiel, que cuando amo á una criatura, la amo siempre,
por lo mismo no ceso de rogar por ella aún al presente.
Hubiera yo deseado imitar á varias de mis condiscípulas que se
unían con estrecha amistad á una de mis maestras, pero no me fué
posible conseguirlo. ¡Oh dichosa impotencia! de cuántos peligros
me has librado! ¡Cuántas gracias doy al Sefior por haber dispuesto
que mis amistades terrenas no se vieran exentas de amargura! De
otro modo, un corazón como el mío, se hubiera dejado prender y
cortar las alas; y entonces, ¿cómo me hubiera sido posible volar y
reposar en Dios? ¡Ah! sin duda alguna, el Señor, al verme tan débil,
no quiso exponerme á la tentación.
Durante los ejercicios espirituales de mi segunda comunión me
vi acometida de terribles escrúpulos. Sólo el que ha sufrido este
martirio, puede tener una idea de lo que es. Me es imposible descri-
bir debidamente lo que sufrí por espacio de dos años. Los pensa-
mientos más inocentes y las acciones más simples eran para mí ob-
jeto de turbación y de angustia. Mi espíritu no se tranquilizaba sino
después de confiarlo todo á mi hermana María; cosa que me costaba
un triunfo, porque me creía en el deber de descubrirle hasta los
pensamientos más extravagantes. En el momento que lo descargaba
todo, me quedaba tranquila y en paz; mas esta paz se desvanecía
como un relámpago, y iuego comenzaba de nuevo el martirio. ¡Dios
mío, cuántos actos de paciencia practicó mi querida hermana á
causa de mis impertinencias! A tal extremo llegaron mis escrúpulos,
que caí enferma, y me sacaron del colegio á la edad de trece años.
Para terminar mi educación mi padre me llevaba,algunos días de
la semana á casa de una señora que se ocupaba en darme lecciones
que al propio tiempo que me instruían, me daban á conocer el
mundo hasta entonces para mí desconocido. En su habitación amue-
blada á la antigua, asistía yo con frecuencia á numerosas visi-
tas. La madre de mi institutriz hacía el gasto de la conversación;
y á decir verdad, en estos días no era gran cosa lo que aprendía.
Aunque tenía clavada mi vista en el libro, no por eso perdía nada
de cuanto se hahlaba, aun aquello que hubiera sido más ventajoso
para mí no oirlo. Una señora decía que yo tenía hermosos cabellos,
Otra al despedirse, preguntó que ¿de quién era esa niña tan bonita?
340 EL MONTE CARMELO

Y estas y otras palabras, llenas de adulaciones, dejaban en mi espí-


ritu una impresión placentera, que me demostraba bien á las claras
el mucho amor propio que en mí dominaba.
¡Cuánta compasión me inspiran las almas que se pierden! ¡Es tan
fácil extraviarse por los floridos senderos del mundo! Está fuera de
toda duda que para un alma bien educada la dulzura que ofrece el
mundo está llena de amargura, y los anchurosos senos del corazón no
se llenan con fugaces adulaciones; pero, hay que confesarlo, si mi
corazón no hubiera sido educado para Dios desde mi más tierna
edad; si el mundo me hubiese sonreído desde que pisé sus umbrales
¿qué hubiera sido de mí? ¡Oh madre mía! ¡Con qué reconocimiento
y gratitud canto las misericordia? del Señor! Según el libro de la sa-
biduría, ¿no me retiró del mundo antes que mi espíritu fuese corrompido
por la malicia, y que sus falaces apariencias sedujeran mi alma?
El Señor quiso probarme coa otra separacióu. María, mi hermana
y único apoyo de mi alma, iba á dejar la casa paterna.
Tan pronto como supe su determinación, tomé la resolución de
olvidar todo lo de la tierra y de no amilatiarmo por nada de este
mundo. Así es que, desde que María entró en el Carmelo, siéndome
imposible confiarla mis cuitas, volví mis ojos al cielo. Me acordé de
los cuatro angelitos que me precedieron allá arriba; y al considerar
que sus almas inocentes jamás conocieron la turbación ni el temor,
pensé se compadecerían de su pobre hermana que tanto sufría en la
tierra. Yo les hablaba con una sencillez de niño, dándoles á compren-
der, que siendo la última de la familia fui siempre la más amada, la
más mimada tanto de parte de mis padres como de parte de mis her-
manas; que si su vida se hubiese prolongado más tiempo sobre la tie-
rra, no hay duda que me hubiesen dado las miámas pruebas de ternura
y de afección. No me parece que su entrada en el cielo sea un motivo
de olvido; antes por el contrario, puesto que se hallan en posesión del
sumo bien, es muy justo y razonable que alcancen del dador de todas
cosas la paz para la menor de sus hermanitas, dándome con eso á
entender que allá arriba también se sabe amar á los de aquí abajo.
No tardé muchq en recibir la respuesta; pronto vino la par, á
inundar mi alma con sus deliciosas olas. Era, por lo tanto, amada
no solo en la tierra, sino también en el cielo. Desde este momento
creció mi devoción hacia mis hermanitos y hermanitas del paraíso;
gustaba de conversar con ellos, habiéndoles de las tristezas de este
destierro, y de mi deseo ardiente de ir cuanto antes á unirme con
ellos en la patria eterna.
f. ¥. p. f •
(Continuará)
f®á&g&Jk&e^l
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FR. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ


ESTU DIO C R Í T I C O - L I T E R A R I O

VIDA DE SAN JUAN DE LA CRUZ


(CONCLUSIóN)

ELATAFT. Jerónimo varios casos en que mostró Fr. Juan ei sin-


gular poderío que tuvo sobre los demonios y la luz particular
para conocer y discernir espíritus. En ese relato, huelga decirlo,
campean la nobleza y gallardía del estilo, cualidades que lucen so-
bremanera al referir el suceso en que Fr. Juan trató de reducir á
una mujer que fué á tentarle contra la honestidad. "Alzó á Dios los
ojos—dice el biógrafo carmelita—y el corazón el humilde Padre
colgándose de los pechos de su divina Providencia, sabiendo que
nadie es continente si Dios no da el serlo (Sab. VIII, 21), y que fal-
tando su mano, no hay constancia aun en los montes y ce-
dros más robustos. Tuvo en esta ocasión propicio al Señor (que
este es el fruto de haberlo antes granjeado, y así pudo con su ayu-
da salir victorioso de esta batalla, quedando no solo libre él del
peligro, sino reducida también por su medio la mujer. Armado,
pues, con una valerosa constancia y ardiente celo de la gloria de
Dios y del provecho de aquella alma, comenzó á reducirla.
"Para lo cual fulminaba razones y flechaba palabras, impelido
del afecto interior, el fervoroso Padre, deseando encender aquella
alma en el amor de Dios. Para lo cual, ¿qué perfección, qué atri-
buto, qué efecto, qué beneficio divino no le propuso y representó
infinitamente amable? Y después de haberla atraído con lo dulce y
amoroso que hay en Dios, revolvió con lo terrible de la Divina jus-
ticia para atemorizarla con su castigo, en cuya ponderación no dejó
ira, horror, ni llama que no fulminase sobre aquel corazón, desme-
nuzándolo entre asombros. (1) Temblaron, sin duda, al trueno y
majestad de su voz, no solamente la triste mujer, que ya temía se
la tragase viva la tierra, sino también los demonios, que venían

(1) Valientes expresiones, notables por su belleza literaria, que reflejan


el calor y vehemencia do los afectos que abrigaba el pecho, caldeado todo
en amor divino, de San Juan de la Cruz,
¿4^ ÉL ÍÍONÍÍC ÓAfejüiltO

armados con su figura. Y así, dejándola ellos del todo libre, pudo
volver en sí, y bañada en lágrimas, y cubierta de su antigua ver-
güenza, se arrojó á los pies del varón santo, pidiéndole perdón y
que se le alcanzase de Dios, y reconciliase con él, dándole la peni-
tencia que quisiese. Gonsolóla el piadoso Padre, y confirmándola en
su ya buen propósito, la despidió para que se volviese á su casa,
saliendo de la del siervo de Dios hecha un ángel la que había en-
trado poco antes un demonio. „ (1)
En la visita que hizo San Juan'de la Cruz al convento de la villa
de Veas, después de haber salido libre de la cárcel, gracias á la
protección de la Virgen, hizo el relato, saboreándose con singular
gusto en él, de los dolores y persecuciones que había sufrido, y
como oyese después una letrilla en loor de los trabajos que una re-
ligiosa cantó por orden de la priora, que lo era á la sazón la vene-
rable Ana de Jesús, tuvo allí un admirable éxtasis, el cual refiere
y celebra Fr. Jerónimo con imponderable elocuencia y brío. ¡Y
cómo ese relato adquiere singular realce y brillo con tales resplan-
dores de doctrina y gracias de estilo!„ A estos ecos—dice el clásico
biógrafo—aquellabendita alma, enamorada de los trabajos y penas,
de tal manera se suspendió, que comenzó á desamparar los senti-
dos, y aunque previniéndolo, hizo señal á la Religiosa (por no po-
der ya hablar), para que cesase, nada bastó, porque la moción fué
tan eficaz, que asiéndose con ambas manos de la reja para que el
cuerpo no se levantase en alto, asido en ella se quedó en éxtasis
por espacio de una hora... Admiraron todas (las religiosas) no tan-
to el efecto, como su causa; porque suspenderse el alma cuando
Dios se le descubre, cuando le revela sus secretos, cuando le hace
plato de los bienes de la gloria, es ordinario; pero que oyendo la
voz de penas y de trabajos, de cuyos ecos nuestro natural tanto se
asusta, se alboroce el corazón, y por alcanzarlos el alma se eleve
y lleve tras sí el cuerpo, que la agrava, si no es de este insigne
amador de la Cruz Juan, ni lo habernos visto ni leído. Á San
Agustín sacó lágrimas la suave melodía del canto y voces de la
Iglesia; á Saúl suspendió el harpa de David; á Eliseo disponía la
música para profetizar: toda esa armonía era de dulzura y aun no
arrebataba del todo á sus oyentes; pero consonancia de trabajos
cuyo solo eco amarga los oídos, suspender dulcemente una alma,
gran fuerza es de amor al padecer. Séame lícito, oh lector, excla-
mar aquí con San Bernardo (hablando del esfuerzo de San Andrés)
y preguntar: ¿Quién es éste que al sonido de los trabajos se albo-
roza? Es hombre? ó por ventura ángel? ó alguna nueva criatura,
pues tan nuevos y celestiales son sus sentimientos? Pero hombre
es, sin duda, pasible y semejante á nosotros, que los mismos traba-
jos padecidos con cuya memoria se alegra, lo demuestran.,,

(1) Cap. IX.


tfft. JéRóNIMO DE SAN Josi 343
Enaltece, como es debido, Fr. Jerónimo el modo como San Juan
de la Cruz gobernó el escondido convento del Calvario allá en An-
dalucía. "Lo primero que hizo en su gobierno, dice, fué ajustar con
su ejemplo la doctrina, y con su doctrina y ejemplo la vida solita-
ria de. aquella santa Casa. Son los estribos de la vida eremítica
la penitencia y oración; su adorno el silencio; su guarda el retiro;
su empresa propia la unión con Dios Delante de todos como
capitán y guía iba el prelado, que como venía tan hecho al padecer
y curtido de los trabajos, todos los de aquella asperísima vida tenía
por alivio... No consentía que aun padeciendo necesidad, saliesen
á pedir limosna por los lugares comarcanos. No tentaba á Dios el
religiosísimo Padre en este grande olvido de lo temporal, antes so-
licitaba su misericordia con esta confianza. Teniendo á aquellos
subditos por verdaderos hijos de Dios, no hallaba en sus paterna-
les entrañas lugar donde cupiese el olvido. En todas las partes
donde estuvo dejó doctrina de esta virtud, y sentía mucho si algu-
nos religiosos no la abracaban con todas veras. Decía que el des-
confiado era parecido al infiel, y que rarísimas veces se menosca-
ba la esperanza sin menoscabo de la fé.„
Faltó un día pan en el convento, no obstante mandó San Juan
que toda la Comunidad acudiera al refectorio, y allí platicó tan fer-
vorosamente sobre el mérito del padecer, que los religiosos, sin co-
mer bocado, se levantaron de la mesa satisfechos y dieron gracias
al Señor lo mismo que si hubieran comido. Acertó luego á llegar á
la portería un hombre que traía una carga de mantenimiento con
una carta. Leída ésta, comenzó el piadosísimo Vicario á derramar
copiosas lágrimas, lo mismo que si hubiera recibido una triste nue-
va. Sobre esas lágrimas, tan' insólitas para casos tales en la vida
humana, discurre bellamente Fr. Jerónimo y precisa con gallardía
suma-todo el mérito y valía de ellas. "Confieso—dice—que quisie-
ra detener aquí la corriente de la historia, y traspasando sus leyes
ponderar estas lágrimas, porque como el hermano Fr. Brocardo,
(1) y ya más que él admirado (pues sé la causa de ellas), me viene
deseo de preguntar al Beato Padre, ¿por qué llora? Llora porque le
socorre Dios una necesidad? Porque le saca de un aprieto? Porque
le quita el padecer? Porque muestra para con él su tierna provi-
dencia? Por eso mismo. ¿Hánse visto lágrimas por causa semejan-
te? Lloran los mundanos la desgracia ó mengua temporal; los bue-
nos, el haber ofendido á Dios; los espirituales, sus imperfecciones;
los más perfectos, el no gozar y ver la hermosura divina; pero ¿llo-
rar por no tener que padecer? Lágrimas porque se remedian peñas?
Extraña manera de tristeza, y rara fuerza de amor divino. ¡Qué
bien conocía este varón santo el incomparable valor de los traba-
jos, pues siente su pérdida como la de un gran tesoro! Llore, pues,

(1) Era ol hermano portero.


344 ÉL MOÍtíÉ CARBÍÉLÓ

el mundo lo que quisiere, que á mí las lágrimas de este fuerte ama-


dor de Dios, no sólo me admiran, pero me animan á padecer por
el mismo Dios.,, (1)
Sólo dos amores señoreaban el espíritu de San Juan de la Cruz:
Padecer por Dios y ser menospreciado por Él, como él mismo así
respondió al Señor en Segovia al preguntarle su Majestad: ¿Qué
premio quieres por lo que por mí has hecho y padecido? "Oh fuer-
te y rara petición!—exclama elocuentemente su biógrafo—¡Oh
pecho valeroso! Quién oyó jamás á tal ofrecimiento y promesa se-
mejante petición? Pide Moisés ver la clara faz de Dios. La Sama-
ritana, el agua de vida eterna. Felipe, que le muestre al Padre. Las
primeras sillas, Juan y Diego. Pedro la gloria del Tabor. Pablo ser
libre de un molesto espíritu. El Angélico Tomás, al mismo Señor,
y nuestra gloriosa Madre Santa Teresa, morir ó padecer; pero
nuestro santo Padre con singular y valeroso espíritu, ni pide gloria
ni busca descanso, ni admite opción de trabajo ó muerte, sino que
resueltamente pide trabajos y desprecios, y esto por medio de tra-
bajos y desprecios.,, (2)
Después de haber referido la muerte de San Juan de la Cruz,
hace Fr. Jerónimo el retrato de tan esclarecido varón con pincel
franco y valiente y mucha elegancia y gravedad á un mismo tiem-
po, afectando más bien la brevedad y sencillez que una redundante
cultura. Resulta la pintura viva y enérgica, llena de frescura y co-
lorido, por extremo simpática y halagadora, y que si mueve á
amar al extático Carmelita, no menos despierta el cariño hacia el
que con diestro y regalado pincel la trazara. "Era nuestro Beato
Padre- dice Fr. Jerónimo—de estatura entre mediana y pequeña,
bien trabado y proporcionado el cuerpo, aunque flaco por la mu-
cha y rigurosa penitencia que hacía. El rostro de color trigueño,
algo macilento, más redondo que largo, calva venerable, con un
poco de cabello delante. La frente ancha y espaciosa, los ojos ne-
gros con mirar suave, cejas bien distintas y formadas, nariz igual
que tiraba un poco á aguileña, la boca y labios como todo lo demás
del rostro y cuerpo en debida proporción. Era todo su aspecto gra-
ve, apacible, y sobremanera modesto, en tanto grado que sola su
presencia componía á los que le miraban, y representaba en el sem-
blante una cierta vislumbre de soberanía celestial, que movía á ve-
nerarle y amarle juntamente. Así acabó aquel gran Descalzo;
aquel que dio principio á nuestra Reforma; aquel Doctor místico
por ilustración del cielo y experiencia de divinos favores; aquel
que encaminó innumerables almas á Dios con su doctrina y ejem-
plo, y todavía encamina; aquel inmaculado en la vida ilustrado
del cielo, tremendo á los demonios, amable á los ángeles y tierní-
simamente amado de Cristo y de su Madre. „
(1) Cap. X I .
(2) Cap. XVI.
FRAY JERÓNIMO DE SAN JOSÉ 345

Pluguiera al cielo que yo hubiera acertado en la realización de


mi intento. Sólo sé, que, ayudando Dios, he procurado estudiar
con amoroso empeño la fisonomía moral y literaria de Fr. Jeró-
nimo de San José y examinar minuciosamente sus dos principales
producciones que le conquistaron un puesto de honor en la Histo-
ria de nuestras letras. Cuando otra cosa no haya conseguido,
siempre habrá recibido luz y deleite mi espíritu en comunicar con
el de tan ilustre sabio; siempre habrá experimentado gratas conso-
laciones que no olvidaré mientras viva.
De lamentar es que no sean más conocidos en España aquellos
escritos, principalmente e1 Genio de la Historia, y que nuestros
tratadistas de Historia literaria no celebren á ellos y á su autor
con las frases que unos y otro se merecen. ¡Loor al sabio Menén-
dez que encareció el valor de aquella joya literaria!—me place el
repetirlo.—Holgárame mucho—sea mi última frase—haber dado
ocasión á que otros escritores de mayores luces que las que atesora
mi pobre ingenio, se dedicaran á honrar la memoria no tan enalteci-
da, como debiera serlo, del insigne Carmelita, gloria del solar arago-
nés) y de tantos otros varones, dignos de ser celebrados por su in-
telectual granieza, que no por ser menos conocidos, dejan de
reñejar vivos resplandores sobre la por tantos títulos ilustre y
veneranda patria española.
JJOSé JGN, VALENTí.
.yZ/WJ*

CARTA DE MALABAR
Quilón 10 Marzo 1902.
Muy Rvdo. y estimado P. Martín:
La adjunta carta habla por sí misma y nadie como V. R. puede
comprender su contenido.
Trabaje, por Dios, con celo, para encontrar almas piadosas que
tomen con solicitud la obra santa de aumentar y sostener el número
de los ministros de Dios en estos países idólatras
De V. R. affmo. en Jesucristo
f Fr. Luis Benziger de Sta. María, Obispo de Tabe
Auxiliar do Quilón.

Tiene razón el dignísimo señor Obispo Coadjutor de. la Diócesis


d6 Quilón. Yo que dur¿ute 20 años he cruzado aquellas llanuras, va-
deado ríos, y trepado montes en busca del católico moribundo é idó-
latra arrepentido; yo que he regentado extenso» Distritos y, por estar
solo, llorado la muerte de gran número de mis hijos espirituales, sin
el consuelo de los últimos Sacramentos, sobra todo en épocas de epi-
demia tan frecuentes en la India; yo que he admirado esas buenas
disposiciones en los paganos á que alude el señor Obispo, para abra-
zar nuestra Religión sacrosanta, sin tener tiempo y medios para en-
cauzarlas, que forzosamente debía confiar la educación de la juven-
tud á seglares mercenarios é ineptos; yo que por atender á las sagra-
das obligaciones de párroco no podía instruir, debía abandonar
cientos de neófitos convertidos á costa de mil sacrificios y penalida-
des; yo que llamaba sacerdotes y misioneros en mi ayuda et non erant,
que pedía á mis compatriotas una limosna y no me oían, lloraba y
nadie me consolaba... yo, yo sí, puedo recoger los tristes ayes del
Venerable Obispo de Quilón y su digno Auxiliar, los suspiros de los
afligidos misioneros mis buenos compañeros en las fatigas apostóli-
MISIONES CARMELITANAS 347

cas: yo puedo comprender en toda su extensión la carta del señor


Obispo Auxiliar de.Quilóny apreciar la triste realidad de lo que la-
menta, la transcendencia y absoluta necesidad de los medios que
para su remedio propone.
¿Quién duda de que en España hay muchas almas piadosas,
amantes de Jesucristo, como esas que busca el señor Obispo auxiliar
de Quilóu, con medios suficientes para ofrecerle una mano bienhe-
chora? Yo he visitado algunas ciudades de España. En ellas he ad-
mirado suntuosos edificios para obras de beneficencia, hospitales,
manicomios, conventos, asilos, colegios donde encuentra alivio la
humanidad doliente, educación la ignorante, gracia y amor la arre-
pentida: todos son debidos á la caridad exclusiva de un caballero
generoso ó una piadosa señora. No cede España la palma en genero-
sidad y edificante desprendimiento á ninguna nación del mundo
cuando se trata de promover los intereses de Dios. Pero ¿quién guia-
rá mis pasos á las puertas de esas almas santas? ¿podré yo conseguir
formen concepto cabal del bien inmenso que con sus limosnas pue-
den hacer, innumerables almas que pueden salvar y grandes, sagra-
das necesidades que en Malabar pueden remediar? ¡Ayl la ludia está
tan lejos y... ojos que no ven corazón que no llora! Cuántas personas
de posición hay que de los bienes con que á Dios plugo bendecirlos
proyectau obras piadosas: ¿qué obra por piadosa y santa que sea
compararse puede con la obra de la salvación de las almas, educa-
ción y sostén de misioneros tan necesarios en Quilóu, para conducir
turbas de idólatras al pie de la cruz y lavar, purificar sus almas con
el Agua y Sangre que mana del Divino costado de Jesús?
Reverente á los pies de todos los buenos yo les luego acojan ge-
nerosos la súplica dol señor Obispo Auxiliar de Quilón.
He aquí ahora la sentida carta de dicho señor Obispo.
«Grandes son las necesidades de e:;ta misión de Quilón, y esca-
sos son los recursos con que contamos para atenderlas.
Actualmente tenemos que reunir libras esterlinas 12.520 (1) cosa
imposible de conseguir en este país. Sin embargo, confiando en la
Divina providencia me dirijo á todos los que aman á Ntro. Señor
y que por lo tanto no pueden mirar indiferentes ej Apostolado Cató-
lico en estos países pobres y paganos. Tratándose de la conversión de
miles de idólatras y salvación de miles de católicos no rehusarán
extendernos una mano protectcra.
En esta misión de Quilón existen más de 160 Iglesias y Capillas
que constituyen otras tantas Congregaciones independientes.
Como anualmente algunos pueblos pequeños ó parte de ellos nos
instan para que los instruyamos en los dogmas católicos y recibamos
en el seno de Nuestra Santa Religión, el número de iglesias tiene
necesariamente que multiplicarse.
Para administrar estas numerosas cristiandades esparcidas en ex-
tensa área sólo contamos con 36 sacerdotes, muchos de los cuales
son ancianos y otros enfermos.
En la parte Norte de esta Diócesis cada sacerdote regenta 3 ó 4
(1) Suponiendo el cambio a 35 pcsotas por libra esterlina la suma indi-
cada ea igual á 87.640 duros.
348 EL MONTÉ CARMELO

iglesias: mientras que en el sud donde las cristiandades son extre-


mamente pobres y de fecha más reciente, un sacerdote solo regenta
nueve iglesias por término medio.
Nada tan tristemente elocuente como las siguientes estadísticas:
Distritos Sacerdotes Iglesias Católicos
Neatankarey 1 7 2353
VeDgoto . . 1 . 18 4695
Molagomud . 1 19 9000
Colachol . . . 1 7 701a
Carangadu. . 1 14 10294
Cabo Comorin 1 7 4774
Cotar 2 15 11924
No necesito decir que en tales circunstancias muy poco podemos
hacer para perfeccionar las consoladoras disposiciones que gran nú-
mero de idólatras manifiestan hacia Ntra. ^ta. Religión. Triste sobre
toda ponderación es también el no poder por falta de sacerdotes ins-
truir á los católicos y administrarles los Stos. Sacramentos de la con-
festón y comunión anual.
¿Cómo remediaremos esto? ¿Aumentando, doblando el número
del clero? £ero ¿cómo mantener los sacerdotes?
Aunque esperemos alguuos Misioneros europeos, debemos, sin
embargo, y podemos contar on nuestra Misión con vocaciones al es-
tado eclesiástico. Hay algunas familias tan respetables como pobres,
deseosas de que sus hijos se dediquen al sagrado ministerio, pero
no pueden sufragar los gastos de la carrera.
La gran dificultad, pues, consiste en la falta de recursos para
edificar un Seminario preparatorio donde podamos recibir y educar
gratis un reducido número de jóvenes con aptitudes y vocación al
estado eclesiástico. ,
Mayor y más aflictiva es todavía la dificultad de sostener mayor
número de sacerdotes en la Diócesis, pues, aunque los fieles son nu-
merosos, es tanta su pobreza que en muchos distritos no pueden
atender al sustento de un solo sacerdote. ¿Q,ué podemos esperar
cuando dichos distritos se dividan para ser regentados por do9, tres
ó más misioneros?
Pesadas cargas gravitan sobre el Venerable Obispo de la Diócesis
de Quilón. Ninguna de nuestras Instituciones cuenta con fondos, de-
pendiendo enteramente de las limosnas de Europa. Una crisis pon-
dría su existencia en peligro. La repugnancia de acometer nuevas y
necesarias obras es efecto de la prudencia, pues los recursos con que
contamos no son suficientes para conservar lo existente.
Para erigir el Seminario Preparatorio y aumentar el Clero Dio-
cesano el venerable Obispo de Quilón me impone la obligación de
procurar:
Libras ..
uur0i
cxterlinas. -
1. Para comprar terreno y edificar el Semi-
nario 1000=7000
2. Fondos para dar gratis perpetuamente
carrera completa J, 12 jóvenes en el Seminario . 4320—29840
MtSIONES CARMELITANAS 349
Libras n
esterlinas "mos
3. Fondos para asegurar la manutención de
30 sacerdotes más en la Diócesis 2000=14000
No es nuestra intención esperar á dar principio á las obras hasta
que se reúna toda la suma por temor de no comenzar nunca. Espero
que los buenos me asistirán para erigir pronto el Seminario Prepa-
ratorio y así conmemorar el Jubileo Pontifical de S. S. León XIII
quren con tanta insistencia ha recomendado á los fieles cooperar á la
formación de suficiente clero indígena en la India
Por amor de Dios no desoigáis mi ruego: poco ó mucho dad algo.
Si Dios inclina vuestro corazón generoso á proveer permanente-
mente para li educación de un aspirante al sacerdocio, sabed que la
suma de 380 libras esterlinas=12600 duros, es suficiente.—Para
mantener permanentemente un sacerdote en la Diócesis se necesita
un capital de libras esterlinas 240=1680 duros.
Tal es la empresa que me ha confiado el venerable Obispo de
Quilón. Por sí misma se recomienda á todos los fieles amantes de
Jesucristo. No podéis abandonar vuestros padres para trabajar y
sufrir en lejanos países por la Propagación de la Fe; pero podéis con
vuestro óbolo asistirnos para formar y mantener dignos sacerdotes,
participando así de sus méritos y recompensa.
Quilón 10 Marzo 1902.
f Fr. Luis Benziger de Sta. María, Obispo de Tabe
Auxiliar de Quilón.

Por la copia,
f~R, ^ V I A R T I N DE LA ^AGRADA ^AMILIA,

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KL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN

v
Lia n e c e s i d a d de la Religión

J_J EdDE tres puntos de vista se puede estudiar la necesidad de la re-


ligión: en el individuo, en la familia y en la sociedad. Tales son los
nuevos horizontes de luz, bañados de eternos resplandores por el su-
blime Sol del mundo, el Verbo de Dios en las alturas. Tales son las
nuevas fases de sacratísima soberanía, én que entra ahora la reina del
mundo, ó sea la religión católica, ceñida de frescos laureles, servida
como dama de ilustre abolengo por millones de hijos, y cortejada,
glorificada en medio de las naciones por el alto Senado de los sabios.
Mucho más importa al hombre seguir las gloriosas conquistas de
la Religión en estos tres órdenes, que estudiar la República de Platón,
la Moral de Sócrates, las Categorías de Aristóteles y las Leyes do
Solón. Porque la religión lleva en las manos las llaves del reinu de
los cielos, claves regni ccelorum, como las ciencias humanas, divorcia-
das á veces de la religión, tienen las llaves de la muerte y de los se-
pulcros, claves abyssi.
Ea primer lugar es necesaria la religión para el individuo. El
hombre, compuesto de materia y espíritu, como anillo hermoso de los
dos mundos, hecho, según la frase original de David, un poco menor
que los ángeles, y colocado cerca de Dios en las cumbres de la crea-
ción, siente una inclinación irresistible y un peso inmenso hacia El,
que es el centro de su gravedad. Hó aquí la clave para explicar por-
qué el corazón humano no puede hartarse de felicidad con ningún
bien criado, ni con todos ellos juntos, ya que su dicha consiste en
Dios, poseído por la gracia durante esta vida, y por la gloria en los
días eternos de la bienaventuranza.
Sin la idea de Dios no es dable imaginarse la religión, y sin la
religión el hombre sería el más desgraciado de los seres, el mundo
un sepulcro, la vida insoportable, la muerte un abismo sin fondo, y
después nada, mejor dicho, los dolores eternos
Para apreciar en la balanza del santuario los bienes preciadísi-
EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN 351

inos que atrae la religión sobre el individuo, no sólo hay. que aten-
der á los resultados positivos, sino también negativos, como vamos á
verlo enseguida
Quitemos, pues, al individuo la religión. ¿Quién sujetará a ese
león, nacido sin garras entre los fúlgidos albores de la civilización?
Ya no hay cielo que esperar, ni infierno que temer, ni juicio que
aguardar para recibir premios ó castigos. En tal supuesto ¿quién
mandará, y en virtud de qué derecho? ¿Quién obedecerá}' en nom-
bre de qué ley? ¿Quién respetará .lo ajeno, perdonará las injurias y
. sobre todo, quién será casto?
Si no hay religión, no bajo la cabeza delante de ninguna majes-
tad, porque yo soy hombre como los demás. No creo ningún dogma,
ni me sujeto á ningún precepto, ni cumplo la más pequeña obli-'
gación.
¿En quién crees, preguntaron á uno? En mi mismo, respondió
con serenidad estoica. ¿A quién adoras? le preguntaron á otro. A mi
espada contestó. Otros hubieran contestado.—A mi dama, á mi di-
nero, ó á ini vientre.— Quorum deus venter est.
¡Terrible lógica la de los hombres sin religión, que obliga á de-
vorar á la razón tan aterradoras consecuencias.
También el hombre considerado como parte de la familia, recla-
ma altamente la necesidad de la religión. Lo que se ha dicho del in-
dividuo sin religión, hay que aplicar en mayor escala y con más ne-
gros colores, á la familia. Para pintar los males de una familia sin
religión, es decir, atea, para bosquejar nada más los horrores de la
dictadura que sufre bajo el imperio de Satanás esa sociedad pequeña,
donde no reina Dios, no hay palabras en ninguna lengua humana.
Han intentado hacerlo los PP. Ráulica, Ravignáu, Lacordaire y Fé-
lix, esos cuatro Démostenos de la tribuna sagrada en el último siglo,
y por cierto su oratoria sublime há ?abido trazar para la posteridad
pinceladas inmortales. Pero no alcanzan ni con mucho á lo aterrador
y trágico de la realidad. Más vale decir con Lamennais, aunque sea
atrevida la frase: Para saber lo que es una familia sin religión hay
que bajar al infierno.
Sin religión no hay honradez en el esposo, ni fidelidad en la es-
posa, ni obediencia en los hijos, ni pudor en las hijas, ni lealtad en
los criados. ¿Qué fueron las familias de Roma, Atenas, Esparta y
Cartngo, las mejores repúblicas del mundo pagano, pero privadas de
loa beneficios de la verdadera religión? Estaban basadas en la fuerza
material de las armas, ó cuando más en el temor de los dioses, y pa-
ra un hombre había otro hombre, para un valiente otro más valiente,
de donde resultaban tremendos conflictos en las familias, que no des-
352 EL MONTE CARMELO

cansaban en los eternos principios de la religión. Hubo un tiempo,


dice Rouseau, en que creía que el hombre, miembro de la familia,
podía ser virtuoso sin religión, pero estoy ya desengañado
Vete á misa, decía una madre á su hijo de quince años. ¿Qué
hago yo en la misa si no creo en Dios? fue la respuesta del joven in-
solente. ¿Cerno es posible en su consecuencia, formar el sagrado San-
tuario do la familia, que debe ser la primera iglesia de los católicos,
con esos pequeños ateos?
En fin, es necesaria la religión para la sociedad, compuesta de
muchas familias. Lo que es el sol para el mundo, el aire para los pul-
mones, la libertad para el cautivo y la playa para el náufrago, es la
religión para el hombre social. Ni Grecia, ni Babilonio, ui las ludias,
ni la misma Ciudad eterna hubieran dado un paso en la carrera de
la civilización, á no haber consagrado sus códigos y leyes la noción
sublime, divina y altísima de la religión.
En pocas materias resulta tan universal y completa la afirmación
del género humano. «El que destruye la religión, según el grave fi-
lósofo Platón, barrena los fundamentos de la sociedad» que no tarda-
rá en desaparecer. «Recorred el mundo en todas direcciones, añade
Plutarco, no menos insigne filósofo, y hallaréis ciudades sin letras,
sin ejércitos, sin palacios, sin monedas, pero una ciudad sin templos
y sin religión, ninguno la ha hallado jamás, ni la hallará. Aun más
fácil creo poder existir una ciudad en el aire, que sin la fé en una
divinidad.»
Voltaire, patriarca de los incrédulos modernos, después de robar
la religión, con sus libros venenosos, á miles de almas, viendo que
de la falta de las creencias católicas se originaban grandes cataclis-
mos sociales en Francia, como de la antigua caja de Pandora salían
todos los males, dijo en un momento de lucidez. «Si la sociedad ha
de ser gobernada por ateos, más vale vivir bnjo el inmediato imperio
de los demonios.»
Con mayoría de razón y derecho abogau los escritores católicos
por la necesidad de la religión en la sociedad. Citaremos uno de ex-
traordinaria altura que vale por mil. Escuchad las palabras monu-
mentales de Donoso Cortés, gran orador parlamentario, cousumado
sociólogo y hábil diplomático. «Numa, para que Roma fuese la ciu-
dad eterna, hizo de ella la ciudad santa. Entre los pueblos de la an-
tigüedad, el romano fué el más grande, cabalmente porque fué el
más religioso. Como César hubiera pronunciado un día en pleno Se-
nado ciertas palabras contra la existencia de los dioses, luego al
punto Catón y Ciceróu, se levantaron de sus sillas, para acusar al
ÉL ESTUDIO DE LA KBL1GIÓN 353

mozo irreverente de haber pronunciado una palabra funesta para la


república.» (Ensayo, cap. 1.)
Recopilando todo lo expuesto en este artículo, diré que el indivi-
duo, ó el hombre aislado, no puede vivir sin religión, y menos la
familia, formada de muchos individuos, y menos todavía la sociedad
que se compone de muchas familias y colectividades humanas.
Queda, pues, probada la necesidad indispensable de la religión
en los tres órdenes dichos, y que fuera de los sagrados pabellones de
la fé, en que viven como en un reino de luz y pureza los católicos,
sólo se halla el desorden, el error, la anarquía y la muerte.
fR, jiUSEBtO DE LA ^SONCIÓH.
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* X * " s L * ' s i " ^ 4 ^ * ^ L " « v L * * * 1 * M < ¿ * S < * , * X * , * y * J * " N i * * * X ^ " • í ^ . * y * ^ b í - ^ * " * J * * J L - " , . * j * * " X * » X » ¿ X > *

^'fWW'rW

VI
SU RÁPIDA PROPAGACIÓN

J L ejemplo dado por los meras Ordenes á que pertene-


^jj—más ilustres personajes de cían.
^ p todos los siglos que habían La corrupción de costumbres
+ pertenecido á esta Orden, originada por las revoluciones
°f° no fué tan sólo un firme del siglo pasado, la poca piedad
apoyo para que no sufriese me- de los pueblos y la falta de celo
noscabo ante la prueba á que y ejemplos que estimulasen al
hubo de verse sujeta con la ex- bien lejos de empequeñecer y
pulsión de las Ordenes Religio- debilitar esta Orden, le propor-
sas, llevada á efecto en el pasa- cionaron'nuevos medios para su
do siglo diez y nueve, sino más propagación, aumentando con-
bien, un poderoso estímulo, un siderablemente el número de
fuerte imán que atrayendo los hermanos, tanto en las grandes
corazones con fuerza irresisti- ciudades como en las más insig-
ble, abrió nuevo campo, des- nificantes aldeas; disponiéndolo
cubrió más amplios horizontes, así la divina Providencia, que
adquiriendo un nombre casi uni- con tanta solicitud vela por la
versal y propagándose con ra- prosperidad de la Religión, para
pidez asombrosa por todas par- mantener en su vigor la morali-
tes. dad de los pueblos y el bienestar
Las Ordenes Terceras íntima- de aquellas familias, que con-
mente hermanadas con las di- servando íntegra la pureza de
versas Ordenes á que estaban sus costumbres hacían tan dulce
agregadas y á las cuales ayuda- el hogar doméstico.
ban poderosamente en algunos Además del número conside-
casos, bien hospedando á los Re- rable que había alcanzado esta
ligiosos en sus casas ó sirvién- Orden en Francia, Italia, Bohe-
doles de compañía en los viajes mia y otros puntos de Europa,
que se veían precisados á hacer, florece en los países infieles,
á p e, por carecer de los medios donde formando grandes Comu-
de locomoción con que al pre- nidades, ayudan con infatigable
sente contamos, ó bien empleán- celo á los Misioneros en la peno-
dose en ministerios exteriores á sa tarea de la conversión de las
que no podían dedicarse los Re- almas, sirviendo los varones de
ligiosos por ser incompatibles catequistas, y regentando hos-
con la vida claustral, parecían pitales, Asilos, Horfanatrofios
estar llamadas á desaparecer y otros centros, las que por su
por faltarles el apoyo de las pri- sexo no pueden dedicarse á otros
v". 0. í . t)EL CARMEN 355
ministerios. Pero donde alcanzó mensual, tomas de Hábito, Pro-
completo desarrollo fué en Es- fesiones y otros actos peculiares
paña. Aquí, donde la revolución del Instituto, ofreciendo así un
en su delirante frenesí había de- espectáculo grandioso y dando
clarado la más encarnizada gue- admirables ejemplos de virtud,
rra á las Ordenes Religiosas, fué tan necesarios en estos calami-
donde su crecimiento llegó á ser tosos tiempos, que siguiendo las
asombroso, pues aparte de las vertiginosas sendas del pasado
existentes, se fundaron nuevas siglo quiere repetir sus escán-
Comunidades de personas segla- dalos y añadir nuevos días de
res de ambos sexos, florecien- llanto á la Iglesia y de luto á las
do entre otras las de Pamplona, Naciones.-
Burgos, Valladolid, Valencia, Lejos de conseguir el infausto
Barcelona y Mallorca, así como siglo diez y nueve la extinción
también la de la Habana (Cuba) de esta Orden, contribuyó á que
en cuyas poblaciones lo mismo conociéndose más se propagase
que en muchas de sus Villas y con más rapidez y se mostrase
Aldeas, es la Orden Tercera del más ostensible, pues si bien la
Carmen la que se encuentra con regla no prescribe ni obliga á
una organización más completa llevar ningún Hábito ó insignia
y conforme en un todo con lo exterior, en los centros enume-
prescrito por su regla. En ellas rados se han adoptado, además
se congregan sus numerosos afi- delHábito interior, Escapularios
liados, en sus propias Capillas, exteriores para los actos públi-
para celebrar sus reuniones cos, según las determinaciones
mensuales, para la recepción de de las diversas Juntas.
los Santos Sacramentos, retiro
F R ANASTASIO DE LA SAGRADA J^AMIUA,

(Se continuara)
tusxcpm
LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO

(CONTINUACIóN)

II

i nuestra música actual no es un obstáculo para el restableci-


miento del canto litúrgico en cuanto á la tonalidad y la armonía,
lo es en cuanto al ritmo y medida, elemento indispensable para todo
género de música. Se hizo adversaria del canto gregoriano en el siglo
de Ubaldo de San Amando, cuando se empezó á admirar el discanto,
combinación de varias notas y melodías simultáneas.
Hasta esta época, el canto litúrgico dominaba exclusivamente,
era propiedad de todas las iglesias catedrales, monásticas y colegia-
les. La teoría de este canto, ya entonces varias veces secular, se en-
señaba en las escuelas de música y se practicaba á diario.
Alcuino nos describe esta educación litúrgica y musical en un
verso que dirige á Carlomagno sobre los estudias en la escuela pala-
tina (1):
Candida Sulpitius post se trahit agmina lector,
Hos regat et doceat, certis ne accentibus errent,
Instituit pueros Idithun modulamine sacro;
Utque sonos dulces decantent voce sonora,
Quot pedibus, numeris, rhythmo stat música, discant.
«Sulpicio el lector, dice, dirige una porción de niños vestidos de
tblanco, á quienes gobierna ó instruye para que observen en las pa-
labras los acentos necesarios. Iditon los prepara para el canto sa-
«grado, y, para que su voz sonora haga oir dulces melodías, les en-
«seña cómo la música se compone de pies, números y ritmos». Al-
cuino se empeñaba mucho en que los lectores observasen con cui-
dado la acentuación de las palabras y la puntuación de las frases,
para que de este modo se les oyese y comprendiese bien. En efecto,
esta es la preparación indispensable para cantar bien. Quien no sabe
leer y recitar bien un texto, jamás sabrá cantarlo. Por el mismo mo-
tivo, recomendaba mucho á los copistas la exactitud en marcar en
los libros esta puntuación y los acentos. En la sala en que los copis-
tas trabajaban, había colocada una grande inscripción en verso:
(1) Carmen ccxxvni ad Carolum Magnum, de studiis in aula regia.
SECCIÓN MUSICAL 357

Per cola distinguant proprios et commata sensus,


Et punctos ponunt ordine quosque seno;
Ne vel falsa legat, taceat vel forte repente
Ante pios fratres lector in eccle«ia.
«Para que el sentido sea inteligible, que distingan bien las frases
>y los miembros de frase, colocando los puntos donde deben estar,
»no sea que el lector, en la iglesia, lea mal ó se detenga de repeute
«antes de que los hermanos puedan responder.»
Estas prescripciones podrían servir perfectamente todavía en
nuestros días, excepto la última que dirige á los copistas; y un buen
maestro de canto debe empezar por enseñar primer.) á sus discípulos
la buena lectura, explicándoles después que las melodías gregorianas
se componen de pies, de sílabas musicales de una, de dos ó tres no-
tas y que éstas forman el número ó la frase musical. En ñu, después
de haber indicado el movimiento de los detalles, les demostrará que
la melodía completa debe tener un ritmo bien medido, bien determi-
nado por la frase, por la separación y distinción de partes, por la
disminución del movimiento al fin de las frases, y sobre todo al fin
de la melodía: les enseñará qué influencia debe tener sobre el ritmo
ó la medida, el acento tónico ó la buena acentuación del texto.
Todo esto parece muy sencillo y natural, y podemos decir que
los que diariamente practican el canto litúrgico, nó encontrarán di-
ficultad en esto, y comprenderán con mayor facilidad á los autores
de la edad media que hablan de canto.
«El gran regulador en la ejecución del canto litúrgico, es el nú-
»mero oratorio, es decir, el acento y la frase.» Este axioma, tantas
veces repetido, queda como base de una buena interpretación del
canta gregoriano. ¿Seguimos el mismo principio en la enseñanza de
la música actual? ¿Empezamos por la lectura, como prescribe Al-
cuino?
Nada de esto. La primera cosa que se enseña en el estudio de la
música, es el valor de las notas. Se aprende á distinguí" las redondas
de las blancas, éstas de las negras, etc. Toda la atencióndel discípu-
lo debe emplearse durante mucho tiempo en observar el valor de las
notas, empleando para ello las manos y los pies. Precisamente ha de
hacerse lo contrario en la enseñanza del canto gregoriano. El valor
de las notas vendrá mucho más tarde, cuando el discípulo haya
aprendido á cantar. He aquí lo que no han comprendido ciertos au-
tores que nos proponen teorías nuevas de vez en cuando. Esto es lo
que demuestra M. Houdard (1), en el prólogo de su libro, cuyo anun-
cio prometía tanto y que en suma no ha dado nada notable: «No
»se encontrarán en esta obra, dice, sutiles disertaciones sobre la ma-
»nera más conveniente de ejecutar el canto restaurado. Esto se apren-
»derá con los maestros de solfeo.» Sí, los maestros de solfeo nos en-
señarán muchas cosas, pero no á interpretar el canto gregoriano. El
arte musical contemporáneo es incapaz de abrirnos las puertas del
santuario gregoriano. A pesar de todos los puntos en que se parecen
jos dos géneros de música, existe uno en que hay total oposición; el

(l1) Le systéme du chant dit grégorien, por G. Houdard. París, librerí*


Fischbacher, 1898,
358 EL MONTE CARMELO

ritmo, la medida. Si en este punto dejamos que nuestras nociones se


confundan, haremos un daflo inmenso al .canto litúrgico y lo degra-
daremos con provecho del arte moderno, que reclama otras leyes
fundamentales desde el punto de vista rítmico, á causa de la polifo-
nía, de la simultaneidad de las melodías. La música litúrgica grego-
riana es un arte sublime. «Su gracia y perfección son únicas; la me-
diodía gregoriana, así restaurada, comprendida de este modo, y así
»cantada, es indudable que no tiene rivales en toda la música (1).»
(Se continuará)

SONETO
Afligido mortal, la raza humana
no es sierva irredimible de las penas:
por muy grandes que sean tus cadenas
es más grande tu fuerza soberana.
Del hoy que forjes nacerá el mañana;
la vida es copa que tu mismo llenas.
'¡Cuántas veces impío la envenenas!
¡Cuántas veces por tí se queda vana!
Aunque el ciego le niegue el sol fulgura,
¿Duelos inacabables imaginas?
Para quien la conoce aquí ha.y ventura.
Cuando crees que rosas peregrinas
nos arrancan los vientos de la altura,
nos arrancan quizás muchas espinas.
ANTONIO G. DE QUEVEDO.

(1) El Tenias, 27 de Junio do 18!ü>.


L A NUEVA IGLESIA B E LA OASA GENERALICIA EN ROMA.—Hace dosciontos
años, dice un periódico romano, no se ha erigido on la capital del mundo
cristiano una iglesia tan grande y majestuosa como la que se inauguró el
día del Patrocinio de San José en la casa generalicia de los Carmelitas Des-
calzos dedicada á Santa Teresa de Jesús.
Roma, centro de la Religión y de las Bellas Artes, se ha enriquecido
con un bello y espléndido monumento sagrado, cuyo estilo de arquitectura
también nuevo en dicha ciudad, trae á la memoria los tiempos clásicos de
la edad media en qué se levantaban en Italia aquellas magníficas catedra-
les que forman una de sus más puras glorias.
La nueva iglesia carmelitana es expresión del estilo característico lom-
bardo, muy en uso en el siglo XI, y tanto al interior como al exterior resul-
ta magnífica é imponente con sus espaciosas naves, esbeltas bóvedas, severo
colorido y artística delincación. La iglesia tiene tres amplias naves que
miden 62'55 metros de largo por 25 de ancho. La nave central, cuya bóveda
se eleva á 28 metros de altura termina con una majestuosa ábside, y otras
dos ábsides menores coronan las naves laterales. Las bóvedas estriban en
pilastras en forma de haces de columnas, largas y delgadas, alternando con
pilastras menores. La luz se comunica copiosamente al templo por amplios
ventanales, y en el fondo do la fachada, dividiendo la pared por la mitad,
se ha construido una espaciosa galería de magníficas y hermosas columnas.
La decoración interna os sencilla y severa á la vez, y dan al edificio un
aspecto de venerable antigüedad. No debe pasarse en silencio la exquisita
ejecución de los capiteles, enyos artísticos diseños, todos diferentes, se han
inspirado en el arte í e l siglo XI, y que representan símbolos, quimeras y
graciosas fantasías.
EL MONTE CARMELO 360

Debajo del ábside, y dividiendo el coro del presbiterio, levántase, ma-


jestuoso y rico, el altar mayor, verdadero trono de magnificencia y esplen-
dor. Sobre la mesa del altar, que está colocada sobre varias gradas do mar-
mol, destácase una especie de Iconostasis grandiosa de marmol, con labores
de relieve, y en cuyos arcos sostenidos por columnas entán expuestos los
Santos y Santas de la Orden Carmelitana. A los dos lados se levantan las
estatuas do marmol de San Elias y San J u a n de la Cruz. Y en el centro,
sobre ésta grande Iconostasis se eleva majestuosamente sobre una base cua-
drada de marmol una especie de nicho, donde aparece una grandiosa esta-
tua que representa la apoteosis de Santa Teresa. Un bajo relieve de la cara
anterior de la base representa á Santa Teresa y á su hermanito Rodrigo, en
el acto en que huyendo de la casa paterna para ir en busca del martirio á
tierra de moros, son sorprendidos y detenidos en el camino por su tío.
Uno de los altares laterales será dedicado á San José, Patrono de la
Iglesia y protector de nuestra Orden y el otro á nuestra Santísima Madre
la Virgen del Carmen.

-;?•-

La parte exterior del magnífico edificio corresponde perfectamente al


interior y está dividido en dos cuerpos. En el superior se abre un amplio
rosetón ó ventana redonda, formada con columnitas que convergen á un
centro común y entre las cuales se da paso á la luz; y á los lados y en la
parto baja de este cuerpo hay labrados en dos pequeños bajo relieves el es-
cudo de la familia de Santa Teresa y el escudo de la Orden Carmelitana. El
cuerpo inferior está coronado por una galería de arcos que estriban sobro
columnas; y en las extremidades de esta galería hay dos leones decorativos.
El pórtico está formado por seis columnas, y en el medio punto hay un bajo
relieve que representa al Redentor bendiciendo á Santa Teresa.
En el fondo y al lado izquierdo de la iglesia álzase airosa y eloganto la
torre, de 40 metros de altura, del mismo estilo lombardo; y un espacioso
claustro de bajas columnas pone en comunicación la iglesia con la casa don-
de residen nuestros Superiores generales.
Esta iglesia, según anunoiamos en el número anterior, se inauguró el
día 20 de Abril, domingo del Patrocinio de N. P, San .José; coincidencia na-
CádííICA ÚARMKtiÍAÍÍA Mi
tural y lógica que una iglesia dedicada á Santa Teresa se abriera al culto
el día de la fiesta del que fué su constante protector y bienhechor. Las fies-
tas de inauguración revistieron todas las galas de solemnidad y esplendidez
de las grandes festividades, y
formarán época en los anales
de los cultos carmelitanos. La
víspera, día 19, por la mañana,
fué la iglesia consagrada
según los ritos solemnes
del Pontifical romano por el
Emmo. Cardenal Gotti, Car-
melita Descalzo, cantándose
á continuación una misa
solemne, estando presentes al
acto varios Obispos y Prela-
dos, miembros de varias orde-
nas religiosas y otros persona-
jes distinguidos;y por la tarde
se cantaron las vísperas pon-
tificadas por S. E. Mons. Dio-
nisio Steyaert de Santa Tere-
sa, también Carmelita Descal-
zo, Arzobispo titular de Da-
masco. El domingo, á las diez
se celebró solemnemente el
Santo Sacrificio de la Misa,
pontificado por el Emmo. Cardenal Gotti. Y por la tarde, á las cinco, se can
taron las completas, y á continuación hubo sermón, pronunciado por el
P. Ángel de Jesús, Carmelita Descalzo, y después de cantar un himno á
San José y el To Deum dio la bendición con el Santísimo Su Emma. el Car-
denal Vicario do Su Santidad.

•'•$$&.&tií'fp*** %••
362 ÉL JfoírítB.áAfcJdbio
E L MONTB CARMELO se congratula de esta solemne inauguración y se
complace en elevar Sus cariñosas y sinceras felicitaciones y enhorabuenas
á nuestros Superiores do Boma, especialmente á N. P. General, que con su
inteligente actividad ha logrado llevar á cabo las obras de este grandioso
templo toresiano que viene á aumentar las glorias artístico-religiosas de la
Orden Carmelitana.
NUHVO OBISPO CARMELITA.—El R. P. Alejandro de Santa Teresa, Defini-
dor provincial de la provincia Romana ha sido nombrado por el Padre San-
to Obispo de Téramo. Enviamos nuestra religiosa felicitación á nuestro
querido hermano de hábito, hoy elevado á la alta dignidad de Pastor de la
Iglesia por sus muchos méritos, y rogamos á Dios le comunique sus celes-
tiales gracias para el fiel desempeño de su difícil y elevada misión.
D E CHILE.—Tomamos de un periódico chileno.—«Propagandaprotestante.—
Persona que nos merece absoluta confianza, ha tenido la amabilidad de en-
viarnos una carta.en la que nos detalla una misión que dieron en Nanca-
gua los RR. PPp. Carmelitas, y el estado en que se encuentra la propaganda
luterana,en aquel pueblecito.
»Los detalles de la misión, pertenecen al amigo, quien nos dice:
»Como remate de la misión, que dieron los Padres Carmelitas, colocaron
una gran cruz conmemorativa, de seis metros de altura, en la cima del cerro
de Puquillay—que desde la elevación de 200 metros domina una planicie
inmensa,—organizando para el caso una Romería que resultó brillante, por
el número de romeros que ascendió casi á tres mil, por el entusiasmo que
fué indecible, y por su objeto que fué hacer pública confesión de la Pe Ca-
tólica, contra la propaganda protestante, llevada á cabo en el mismo Nan-
cagua, días antes de empezar la misión.
»De Nancagua, al sitio donde quedó enclavada la cruz, hay más de cinco
kilómetros. En este largo trayecto fueron colocados once bonitos arcos y
otros caprichosos adornos. La cruz fué conducida en una carreta lindamente
adornada con ramaje, flores y banderas. Calcúlase hasta mil el número de
jinetes, nueve coches y veinticinco carretas atestadas do gente. El golpe de
vista que ofrecía el camino y sobre todo la cumbre del cerro, donde se si-
tuó la mayoría de los asistentes, era en verdad sorprendente. En hombros
de unos treinta (l)huasos ayudados de dos jinetes que tiraban con sus la-
zos, fué subida la enorme cruz. Colocada que fué y bendecida, pronunció el
Padre Ernesto de Jesús, un breve discurso alusivo al acto y á continuación
se quemó un número crecido de Biblias protestantes y gran cantidad do
papeluchos del mismo jaez, que á ruego del mismo Padre fueron entregan-
do los buenos hijos de aquella comarca.
»Creemos que este acto fué el sermón más elocuente, persuasivo y eficaz
para preservar á las gentes sencillas y creyentes de nuestro pueblo, de las
seducciones y propaganda protestantes.
»En toda esta brillante Romería tomaron parte muy activa las autori-
dades Civiles y Militares.
»La muchedumbre gritaba »¡Fuego para los protestantes!»
»Nos agrega el amigo, autor de las precedentes líneas, que, cuando los
Padres estaban por llegar al pueblo, arribaron unos cuantos propagandistas
luteranos, portadores de una verdadera biblioteca consistente en Biblias sin

(1) Gente de pueblo.


CRÓlíltíÁ CARMELITANA 363

notas, papeles, proclamas, libros de oraciones y miles de hojas impresas, des-


tinado todo ese cargamento á neutralizar la acción de los misioneros carme-
litas, y que de Nancagua, se marcharon á otros pueblos de la Palmilla, con el
objeto de hacer el mismo reparto de libros. Afortunadamente nuestro pueblo
es tan sensato y harto persuasivos y lógicos los religiosos que van desen-
mascarando á los luteranos viajeros que estos ya pueden irse preparando
para la quiebra, pues se ha visto lo que hace el pueblo con la inspirada lec-
tura que reparten los buenos pastores anglicanos.
»Con verdadero gusto hemos publicado esta noticia, para que los que
tengan intereses por aquellas tierras, procuren defender á los campesinos
de la propaganda sediciosa y corrompida que hacen esos luteranos avanza-
dos que vienen á iniciar á nuestro pueblo en el anarquismo, y en todos
aquellos vicios que degradan á las clases trabajadoras de otras naciones.» ,
PRIMERA MISA.—Ha cantado su primera Misa en la iglesia de Benasal, su
pueblo natal, el R. P . Eduardo do J. M. J. Carmelita Descalzo de Zarago-
za, apadrinándole sus ancianos padres don José Soler y doña Rosa Cente-
lles, y predicando su hormano el P. Alfredo de J . M. J., también Carmelita
Descalzo. E l entusiasmo del pueblo con acto tan solemne y en que concu-
rrían circunstancias tan especiales, fué muy grande y lo manifestaron de
maneras muy expresivas. Felicitamos de todo corazón al nuevo sacerdote y
i su virtuosa y afortunada familia.
SANTAS MISIONES.—LOS RR. P P . Simón de la Cruz y Miguel de la Sagra-
da Familia han dado una Misión en el pueblo de Villanubla, diócesis de
Valladolid, derramando Dios por su medio abundantísimas gracias espiri-
tuales y cosechando copiosos frutos de salvación. La misión tenía dos par-
tes, una para niños, do la que estaba encargado el P . Simón; y otra para
adultos, cuyos sermones doctrinales hacía el P. Miguel y los morales el
P. Simón. El acto en que más ostensible se hizo el buon efecto de las Mi-
siones, fué la despedida, pues casi la totalidad del pueblo acompañó á los
Padres hasta la estación, donde el señor Alcalde, interpretando fielmente el
unánime deseo del pueblo, les dio ías gracias y les despidió con cariñosas y
sentidas frases; al partir el tren, la multitud prorrumpió én atronadores ví-
tores á los Misioneros, siendo contestados por éstos con otros á la Virgen
del Carmen, á la Religión Católica y al pueblo de Villanubla.
SOLEMNE CONSAGRACIóN DE LOS N I ñ O S AL REDENTOR.—El «Boletín Ecle-
siástico» de esta Dicesis, de 21 de Abril pasado, publica lo siguiente q'ie
copiamos gustosos:
uSiguen haciéndose los preparativos para que resulte grandioso el so-
lemne Homenaje de los niños á Jesucristo Redentor. Ya se han repartido,
anuncios que detallan todos y cada uno de los actos que habrán de verifi-.
ficarse el día 8 del próximo Mayo, fiesta de la Ascensión del Señor, y de los
que ya dimos cuenta en el Boletín.
»Lo que ahora conviene es que los reverendos párrocos se adhieran á
tan hermoso proyecto, y procuren en sus parroquias consagrar los niños y
niñas al Divino Jesús. \ Ya en las Constituciones Sinodales, en el Regla»
mentó de la Congregación de la Doctrina Cristiana, se indica la fiesta de
la Ascensión como eTdía más á propósito para que -los niños hagan la pri-..
mera comunión, y se exhorta á que se organice por las tardes «una so-
lemne procesión que, sin duda, producirá saludables efectos en el pueblo
y despertará el interés de los padreB en favor del Catecismo.»
Mí ... & UoMí CAfeMELÓ
«Coincidiendo el día señalado en Santander para la Consagración de la
niñez con el prefijado por Nuestro Excmo. Prelado para la primera Comu-
nión de los que asistenta la Congregación de la Doctrina Cristiana, nada
más fácil que tomar parte en el Homenaje.
»Para que resulte cual conviene, exhorten á los padres de familia á que
lleven á sus hijos á la iglesia en ese día, inviten á los maestros para que
acudan con los que asisten á las escuelas; y procuren instruirles antes, de
la significación del acto que han do llevar á cabo.—Todos los niños que hu-
bieran ya comulgado, debieran en esta fiesta recibir el pan eucarístico,
para disponerse debidamente.
J>Los Reverendos sacerdotes en su celo encontrarán medios suficientes
para que el Homenaje revista en sus respoctivas parroquias gran solemni-
dad y se grave profundamente en la mente y en el corazón de los niños.—
Allí, donde fuera dable, debería organizarse una procesión y acomodarse
en un todo á lo que en Santander ha de hacerse.
»Si, debido á circunstancias imprevistas ó á cualquiera otra causa, no
pudiera verificarso la Consagración de la Niñez al Divino Jesús en el día de
la Ascensión, hágase en otro, dentro del año corriente.
»Cuán agradable sea á Su Santidad el Papa este acto lo demuestra cla-
ramente la gracia que acaba de otorgar.—En Breve de 22 de Marzo de 1902
defiriendo benignamente á la súplica que le había dirigido el Representan-
te General en España y América «concede la Bendición Apostólica á cuan-
tos asistan devotamente en la Ciudad y Diócesis de Santander, á la fiesta
de la Consagración de los Niños, que tendrá lugar en el próximo Mayo, ha-
ciendo extensiva esta gracia á todos los puntos de España y América en
que se celebre idéntica función.»
NECROLOGíA.—En nuestro Convento de Alivay, recientemente fundado
en la misión de Verápoly, (Malabar) ha fallecido el joven y virtuoso reli-
gioso P. Gruillermo de Sta. Teresa, primera flor trasplantada á los jardines
de la gloria celestial desde aquel semillero de virtudes y vida religiosa
puesto en medio de pueblos en su mayoría infieles. EL P. Guillermo, que se
distinguía por una sencillez y candor de niño, ignorante de toda malicia, y
por su carácter apacible y complaciente, impulsado por el celo de la gloria
de Dios y salvación de las almas, se unió espontáneamente, siendo aún sólo
Diácono, 6. los religiosos que el año pasado fueron destinados á la funda-
ción de Alivay, y allí recibió la sagrada ordenación de Sacerdote; de suer-
te, que aun estaba ofreciendo á Dios las primicias de su ministerio sagrado,
cuando el Señor, complacido de sus obras, ha visto ya colmada la medida
de merecimientos que le tenía señalada y le ha llamado para sí. Dichosa al-
ma, cuyos altísimos deseos y ambiciones santas han quedado en flor en esta
vida, pero que al trasplantarse al cielo se habrán convertido en sazonados
frutos de bienaventuranza y de gloria.
En Guadalajara, en el Convento de Nuestra Señora de las Vírgenes, ha
entregado su alma la Hermana Julia del Niño Jesús, en quien Dios se com-
plació en derramar abundantísimamente sus gracias, dotándola de altísimas
virtudes, sobre todo de una caridad muy encendida y firmísima confianza
en el Señor. Su muerte ha sido como su vida, suave, dulce y reposada, dur-
miéndose en los brazos de Dios para despertar seguramente en las mansio-
nes dé la gloria. Tenía 31 años de edad, y 11 de profesión religiosa.
En el Convento de Santa Ana y San José de Madrid ha muerto santa»
<$64 _ é l koMk cifcMEÍó
»Coincidiondo el día señalado en Santander para la Consagración de la
niñez con el prefijado por Nuestro Exorno. Prelado para la primera Comu-
nión do los que asistenta la Congregación de la Doctrina Cristiana, nada
mas fácil que tomar parte en el Homenaje.
»Para que resulte cual conviene, exhorten á los padres de familia á que
lleven á sus hij os á la iglesia en ese día, inviten á los maestros para que
acudan con los que asisten á las escuelas; y procuren instruirles antes, de
la significación del acto que han do llevar á cabo.—Todos los niños que hu-
bieran ya comulgado, debieran en esta fiesta recibir el pan eucarístico,
para disponerse debidamente.
»Los Reverendos sacerdotes en su celo encontrarán medios suficientes
para que el Homenaje revista en sus respectivas parroquias gran solemni-
dad y se grave profundamente en la mente y en el corazón de los niños.—
Allí, donde fuera dable, debería organizarse una procesión y acomodarse
en un todo á lo que en Santander ha de hacerse.
»Si, debido á circunstancias imprevistas ó á cualquiera otra causa, no
pudiera veriflearso la Consagración de la Niñez al Divino Jesús en el día de
la Ascensión, hágase en otro, dentro del año corriente.
íCuán agradable sea á Su Santidad el Papa este acto lo demuestra cla-
ramente la gracia que acaba de otorgar:—En Breve de 22 de Marzo de 1902
defiriendo benignamente á la súplica qiie le había dirigido el Representan-
te General en España y América «concede la Bendición Apostólica á cuan-
tos asistan devotamente en la Ciudad y Diócesis de Santander, á la fiesta
de la Consagración de los Niños, que tendrá lugar en el próximo Mayo, ha-
ciendo extensiva esta gracia á todos los puntos de España y América en
que se celebre idéntica función.»
NECROLOGíA.—En nuestro Convento de Alivay, recientemente fundado
en la misión de Verápoly, (Malabar) ha fallecido el joven y virtuoso reli-
gioso P. Guillermo de Sta. Teresa, primera ñor trasplantada á los jardines
de la gloria celestial desde aquel semillero de virtudes y vida religiosa
puesto en medio de pueblos en su mayoría infieles. El P. Guillermo, que se
distinguía por una sencillez y candor de niño, ignorante de toda malicia, y
por su carácter apacible y complaciente, impulsado por el celo de la gloria
de Dios y salvación de las almas, se unió expontáneamente, siendo aún sólo
Diácono, á los religiosos que el año pasado fueron destinados á la funda-
ción de Alivay, y allí recibió la sagrada ordenación de Sacerdote; de suer-
te, que aun estaba ofreciendo á Dios las primicias de su ministerio sagrado,
cuando el Señor, complacido de sus obras, ha visto ya colmada la medida
de merecimientos que le tenía señalada y le ha llamado para sí. Dichosa al-
ma, cuyos altísimos deseos y ambiciones santas han quedado en flor en esta
vida, pero que al trasplantarse al cielo se habrán convertido en sazonados
frutos de bienaventuranza y de gloria.
En Guadalajara, en el Convento de Nuestra Señora de las Vírgenes, ha
entregado su alma la Hermana Julia del Niño Jesús, en quien Dios se com-
plació en derramar abundantísimamente sus gracias, dotándola de altísimas
virtudes, sobre todo de una caridad muy encendida y firmísima confianza
en el Señor. Su muerte ha sido como su vida, suave, dulce y reposada, dur-
miéndose en los brazos de Dios para despertar seguramente en las mansio-
nes dé la gloria. Tenía 31 años de edad, y 11 de profesión religiosa.
En el Convento de Santa Ana y San José de Madrid ha muerto santa*
CRÓNICA CARMELITANA 365

mente la Hermana Marcelina del Stmo. Sancramento, á los 52 años de edad


y 27 de religión, después de haber desempeñado entre otros oficios el do
Supriora y Maestra de Novicias, en los que mostró, así como durante toda
la vida, gran celo por la observancia y perfección religiosa.
En Santander ha fallecido la R. M. Sor María del Carmen Pery, funda-
dora del Monasterio de Bernardas de esta población, perteneciente á una
distinguida familia. La finada, después de soportar con santa resignación
una larga y penosa enfermedad, en la que dio á sus compañeras de claustro
admirables ejemplos de virtud, falleció el día del Patrocinio de San José,
poco después que la Comunidad terminaba en la iglesia una solemne fun-
ción en honor del glorioso Patriarca, el cual después do acoger benigno las
súplicas de las religiosas acogería para presentarla al Señor el alma de su
sierva.
E L MONTE CARMELO pide á sus piadosos lectores una fervorosa oración en
sufragio del alma de estos difuntos.
COKRESPONSAL.—Nuestro activo corresponsal en Zamora, que lo fué en
Bilbao desde que se fundó nuestra Ravista, se encarga de hacer y renovar
las suscripciones de dentro y fuera de aquella ciudad, y proporciona las
obras que se venden en nuestra Administración, sin recargo de ningún
género.
Proporciona á nuestros Conventos toda clase de libros, en especial si son
de rezo, Teología, Filosofía y Derecho Canónico, y en la actualidad tiene u n
bien surtido depósito de Breviarios del Año Santo, con los Propios de Nues-
tra Orden, y la edición en cuatro tomos del Breviario Carmelitano de
Tournai.
Lo recomendamos con todo interés, particularmente á nuestros Conven-
tos de Monjas, que hallarán en él un fiel servidor.—Bernardo Gazapo—
Calle de la Kua, 43—Zamora.
A NUESTROS SUSCRIPTORES.—Son muchos los suscriptores que nos recla-
man ol libro que damos de regalo, sin haber aún pagado la suscripción de
este año, á los cuales nos permitimos recordarles que sólo hemos prometido
este libro á los suscriptores que renueven y paguen por adelantado el año
de suscripción.
Con este motivo rogamos á la vez á los suscriptores que estén en descu-
bierto se pongan cuanto antes al corriente do s\is pagos, pues de los retra-
sos se originan grandes perjuicios á la Administración.
Los suscriptores de Madrid pueden renovar la suscripción en la Resi-
dencia de P P . Carmelitas, ó en las librerías de don Gregorio del Amo ó don
Enrique Hernández, calle de la Paz, 6.
C f t Ó N Í C A • • • • <

• • • • •

L A úLTIMA ENCíCLICA Y L,\S ORDENES RELIGIOSAS.—Al final de su última


Encíclica, Su Santidad León X I I I dedica un párrafo especial á condenar las
medidas odiosas do que las Ordenes religiosas son víctimas actualmente.
Creemos muy oportuno transcribirlo íntegro para que lo conozcan nues-
tros lectores:
«En cuanto á las Ordenes y Congregaciones religiosas, la práctica de los
consejos evangélicos hizo de ellas la gloria de la sociedad y la gloria de la
Religión. Han aparecido culpables á los ojos de los enemigos de la Iglesia,
T se les ha denunciado implacablemente, llevando á ellos el menosprecio y
? a animosidad de todo el mundo. ,
»A nosotros nos cau^a un inmenso dolor tener que rechazar esas odiosas
medidas, que son inmerecidas y altamente condenadas por todos los buenos
corazones que censuran los ataques de que las Ordenes religiosas vienen
siendo victimas.
»Nada les ha podido salvar; ni la integridad de su vida, ni el derecho
natural que autoriza la asociación contratada con fines honestos, ni el de-
recho constitucional, que tan altamente proclama la libertad, ni el favor
de los pueblos tan reconocidos por los grandes servicios prestados por ellas
4 las artes, a l a s ciencias y á la agricultura, y por una caridad sin límites,
derramada á manos llenas sobre las clases más numerosas y necesitada» de
la sociedad.
«Sucede que los hombres y las mujeres salidos del pueblo, que habían
renunciado espontáneamente á las alegrías de la familia, para consagrarse
¿1 bien de todos en las pacíficas Asociaciones, su juventud, su talento, sus
fuerzas, su misma vida, son tratados como malhechores, como si sus Aso-
ciaciones fuesen criminales, esas personas han sido excluidas del derecho
común y proscritas en un tiempo en que por todos los sitios no se habla de
otra cosa que de libertad »
• LIBROS RECIBIDOS.—El riñon de la Montaña, es una novela do costumbres
montañesas, llena de vida y de color, escrita por don Delfín Fernández y
González, y publicada por los señores L. González y Compañía. Es de lo
bueno que puede leerse en este género, aun después de lo tan superior de
Pereda, á cuyo género pertenece. E l ejemplar que hemos recibido, y que
hemos detenidamente saboreado, va ilustrado con bonitas viñetas de M. Du-
ran. Merece recomendarse como otra de las excelentes publicaciones de di-
cha i mport inte Casa,
SOLUCIONES PRáCTICAS DEL PROBLEMA SOCIAL.—Pocos trabajos de propa-
ganda tienen hoy la importancia del folletito Soluciones prácticas del proble-
ma social, que ha publicado en la acreditada casa Gili el presbítero don Ca-
yetano Soler. Lo dedica como fórmula de concordia á los patronos y obreros
de toda profesión, arte y oficio. E n todas las partes de este tratadito se ob-
serva un conocimiento poco común de las necesidades y modo de ser de la
clase obrera de nuestros días, y resplandece el más amplio espíritu de •
amor del sacerdote á los que de u n modo preferente debe considerar él co-
mo hijos y recomendados suyos en la gran familia cristiana.
RESUMEN POLíTICO.—Próxima y a la coronación de S. M. Alfonso XIII,
éste, por disposición de su augusta madre, ha empezado á asistir á los Con-
CRÓNICA GENBRAÜ 367
sejos de Ministros para irse enterando del estado político de la' nación, á
cuyo frente ha de ponerse desde el próximo día 17.
En el Congreso ha estado muy animado el debate político, habiendo sido
verdaderamente notables los discursos de los señores Nocedal y Maura com-
batiendo los radicalismos del Gobierno, y echándose á la vez de ver la dis-
crepancia de criterio de los señores Moret y Canalejas en la cuestión reli-
giosa. Esta parece que ha entrado en un compás de espera, mas como ase-
gura una revista católica muy acreditada que dice saberlo-de personas que
merecen crédito, «la relativa calma presente no es sino una tregua ficticia
para emprender el ataque con redoblados bríos en cuanto pasen las fiestas
reales. Dícose que así lo ha prometido Canalejas á los sectarios sus amigos,
manifestándoles que una vez entrado el Rey en la mayoría de edad, se pre-
sentará el proyecto de ley de Asociaciones, al que ha de procurar llevar el
espíritu más anticlerical ó jacobino, estando dispuesto á provocar la crisis
si el ministerio no acepta esa tendencia. Parece confirmar esta versión la
noticia oficial de haberse ya acordado la inmediata reunión de Cortes á úl-
timos de Mayo ó principios de Junio, acuerdo que, según el Heraldo, ha sido
un triunfo do Canalejas.»
Los diputados jacobinos rapiñóles Blasco IbAñoz, Lerrouxy Soriano, han
sido en el extranjero menos tolerados que en España, pues en Francia les
han prohibido un mitin que tenían proyectado, v en Bélgica les ha expulsa-
do el Gobierno de su territorio, p^ro al salir dejaron allí al pueblo t u m u l -
tuado y rovuelto.

SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS
H Á G A S E TU VOLUNTAD
Jgjobal era un sabio. mente decía: cuando Dios lo permite,
Eva más que un sabio, era un hom- pira mí bien será. Dios es justo. To-
bro j usto. do lo hace para mejor fin.
Había sido rico como Job; pero Un día se extravió en el desierto.
como Job había sufrido, sin quejar- Anduvo todo el día sin encontrar
se, la perdida de sus bienes, y como alma viviente ni huella humana.
aquél decía: El Señor lo dio el se- No se desesperó.—Dios es justo,
ñor lo quitó: sea su nombre bendito se dijo, y sabe lo que me conviene.
y alabado. Anochecía, cuando divisó las ca-
Cuan !o le sucedía una desgracia sas de un pueblo.
ó un contratiempo, exclamaba: Dios —Gracias á Dios, exclamó; dor-
es justo; es que oslo me conviene, miré cubierto.
todo o que, Dios haco, lo hace para
mejo fin: cúmplase su voluntad. —¡Fuera el forastero!... ¡Fuera!—
gritaron los vecinos cuando lo vie-
Así vivía Sobal alegro y contento, ron en el puoblo y les pedía aloja-
siempre conforme con la voluntad miento—¡Fuera ó te matamos!
de Dios.
No le quedó de sus numerosos Sobal lanzó un gemido, bajó la
bienes, más que tres cosas; un asno, cabeza resignado; pero pronto se
un gallo y una lámpara; el asno pa- repuso de su abatimiento.
ra que le llevase sobre su lomo; el —JDios es justo, se dijo. El sabe
gallo para que le despertase al ama- lo que mo conviene: todo lo hace
necer y la lámpara para leer de no- para mejor fin.
che las Sagradas Escrituras. Salió del pueblo. No lejos encon-
Vivía contento y resignado con tró un bosque, y á su abrigo decidió
estas tres cosas, restos de su for- pasar la noche.
tuna. Sentóse; encendió la lámpara, acu-
Perseguido en su país, porque era rrucó al gallo, ató en un árbol ol
mejor que sus convecinos, abandonó, asno, y se puso á leer las Santas Es-
como otro Abraham, su tierra nati- crituras.
ya. no se lo oyó una queja, única- Pero yino una ráfaga de viendo
368 BL MOSÍB CAtlMÉLO

V apagó la luz, rompió la lámpara, y —Una bandada de ladrones, con-


le dejó en tinieblas. testó el moribundo, con dolorida
—Dios es justo,—dijo—y todo lo voz, ha cogido, desprevenidos y des-
hace para bien. cuidados á todos sus moradores, han
Se tendió en la hierba, y procuró robado cuanto en él había y han pa-
dormirse, hasta que el gallo le des- sado á cuchillo á todos sus habitan-
pertase. tes. Creo que no queda con vida más
A poco de dormirse, oyó aletear que jo!..-—Y terminadas estas pala-
al gallo; se levantó, pero ya era bras, exhaló el último suspiro.
tarde; una zorra se llevaba el gallo: ¡Loado sea Dios! exclamó Sobal,
no le dio tiempo para cantar. levantando los ojos al cielo. Si me
¡Pobre amigo mío!, exclamó Sobal: hubiesen dado hospitalidad en este
¡Uno de mis dos fieles compañeros, pueblo, hubiera yo sido también
una de las tres cosas que me queda- degollado. Si el viento no hubiese
ban de mis cuantiosos bienes! ¡Yo te apagado mi luz y no hubiese roto
he dejado coger! ¿Quien me avisará? mi lámpara, á buen seguro que su
muerto tú, cuando asome el alba.... resplanior hubiera descubierto á los
PeroDios esjusto. El sábelo que bandidos mi retiro. Si la zorra no
hace. ¡Cúmplase su voluntad! hubiera impedido que mi gallo, can-
Dicho esto, volvió a dormirse. tara, su agudo Qui-qui-riqui me hu-
De súbito le despertó el ruido de biese delatado. Si el león no hubiera
unas pisadas; se levantó. Un león, quitado las ganas de rebuznar á mi
de repente se echa sobre el pobre asno, sus poderosos rebuznos hubie-
asno, hace presa y se lo lleva... ran llamado á aquellos malhechores
—¡Pobre asno mió!, exclamó So- y yo hubiera pagado con la vida sus
bal. ¡Qué solo • me quedo!... ¡pobre desahogos. t Alabado sea tu nombre,
asno, pobre gallo, y también ¡pobre Señor y Dios mió! ¡Bendito sea tu
lámpara! ¡Ya no leeré de noche, ya nombre setenta veces Biete! Solo
no me despertará nadie; ya no tendré tu ves claro, mientras que nosotros,
quien me lleve por el desierto! —Iba tenemos los ojos llenos de telarañas.
á llorar, pero levantó la cabeza y re- Solo tú eres justo. Solo tú sabes lo
pitió: Dios es justo; lo que El nace que nos conviene, y del oriente al
bien hecho está: El sabe por qué lo ocaso solo t ú eres grande. Todo lo
hace ¡Cúmplase su voluntad! que haces es con buen fin, y tú solo
A la mañana siguiente se dirigió sabes sacar bien de mal. Cúmplase tu
al pueblo. El pueblo estaba desier- voluntad, ¡y alabado seas por los
to. Las puertas abiertas. Halló un siglos de los siglos!
herido moribundo en el umbral de Y Sobal volvió á proseguir su ca-
una casa. mino sin cesar nunca do alabar á
—¿Qué ha pasado? preguntó So- Dios.
bal? X.
¡SANTO, SANTO, SANTO!

RES son los que en el Cielo


\dan testimonio: el Padre,
's^ÉRte^ el Verbo, y el Espíritu San-
-^ ¿o. ¡Son tres, y son uno!
¡Una sola Deidad en tres Divinas
Personas, y tres Divinas Personas
en una sola Deidad! ¡Misterio ine-
fable! El Padre engendra eterna-
mente al Hijo, y del Padre y del
Hijo procede eternamente el Espí-
ritu Santo. La misma Deidad en el
Padre, la misma Deidad en el Hijo,
AñolIUfíúm. 46 la misma en el Espíritu Santo. Dios
el Padre, Dios el Hijo, Dios el Es-
15 de Mayo de 1902 píritu Santo; y no tres Dioses, sino
un solo Dios verdadero, en tres Per-
sonas distintas.
37D EL MONTE CARMELO

4.Sbn fres, y son uno!Santo el Padre, Santo,el Hijo,


Santo elÉspírituSanto, y no hay sino un soloSanto.
Los tres Eternos, los tres Inmensos, los tres Inmu-
tables, los tres Infinitos, los tres Omnipotentes, los tres
Perfectos, y uno sclo hay Eterno, uno solo Inmenso,
uno solo Inmutable,.uno solo Infinito, uno soló' Omni-
potente, uno solo Perfecto.
¡Son tres, y son uno! ¡Misterio obscurísimo, y al mis-
mo tiempo luminosísimo! Porque siendo en sí inexplica-
ble, ál es la explicación conveniente de todas las cosas:
las tinieblas del misterio, son tinieblas que inundan de luz
el mundo; si las rechazáis porque os parecen impenetra-
bles, ps" veréis,envueltos en universales tinieblas.; Y ¿có-
mo rrié explicaréis entonces los inefables misterios de l'a
Redención hiimana? Si rechazareis estos misterios ine-
fables ¿cómo me explicaríais entonces la vida prodigio-
sa dé la Iglesia? :• -
¡Misterio de Fe! No lo neguéis porque no lo alcanza
la razón: es objeto de fe, no es Bbjeto'de razón, y es tan-
to, más creí ble cuanto es más* incórtiprensiblé... ¡Razo-
nable obsequio de la fe! El mismo Dios nos, lo ha reve-
lado, y si recibís el testimonio de los hombres, sabed
que es más firme y cierto el testimonio de Dios, que ni
engañarse pueie, ni puede engañarnos. Caminamos en^
tre las tinieblas del misterio, por la fe, mientras pere-
grinamos por el mundo, hasta qué lleguemos á ía Patria:
entonces será reforzada laflaquezade la inteligencia cotí
la Luz cié'ta gloria: entonces se descubrirán "ante míes-
tros ojos glorificados tpdos los enigmas, entonces se es-
clarecerán todos los misterios, y se trocarán en clarida-
des tas tinieblas, las sombras "y lósrcrepúsculos ¡Oh!
¡Veremos toda la'Ver.d'aaM ¡Y /eremos á Dios cara á
cara! '¡ Le yeíemos cómo es'jen sí, en su Santa . Unidad^
en su Trinidad adorable,, en su Omnipotencia,'. en su
Eternidad, en su IííniéjisidM, *én" su "Justicia, én su Mi4
sencordia, en su amorf... "¡Le veremos!_"/...* ; •-
¡SANTO. SANTO. SANTO I Slí

¡Misterio de Esperanza! ¿Quién no confiará? Un


Padre Misericordioso, un Hijo Redentor, un Espíritu
Santo Consolador. El Padre, es Padre nuestro, el Hijo
nuestro Hermano, el Espíritu Santo nuestro Amigo.
Esta es nuestra firme esperanza en el destierro: espe-
ramos en el Padre, esperamos en el Hijo, esperamos en
el.Espíritu Santo; y cuando arribemos al puerto de
salvación, á la Patria deseada, entonces se trocará
nuestra esperanza en dulce y amable posesión. Poseere-
mos todo el Bien. ¡Y el Padre,' y el Hijo, y el Espíritu
Santo serán nuestro premio y nuestra felicidad eterna!'
¡Misterio de Amor! Dios es Amor, el Padre es amor,
el Hijo es amor, el Espíritu es amor. Nos ama el Padre,
nos ama el Hijo, nos ama el Espíritu Santo; nos aman
los tres con un solo Amor inmenso, infinito y eterno.
Porque nos ama el Padre nos ha sacado de la nada;
porque nos ama.elHijo nos ha redimido con su sangre;
porque nos ama el Espíritu Santo intercede por nos-
otrosí con gemidos inenarrables... ¡Oh dulce Amor!
Este dulcísimo Amor es nuestro deleite en el destierro,
y este amor dulcísimo continuará por toda la-eternidad
en el Cielo, .siendo nuestro gozo y nuestia bienaventu-
ranza sempiterna...
¡Oh Misterio impenetrable, misterio adorable, • mis-
terio secretísimo, profundísimo y altísimo, misterio de
Fe, misterio de Esperanza, misterio de Amor! ¡Con
humildad de entendimiento, con afectos encendidos del
corazón, te confesamos, te alabamos, te bendecimos y
l
glorificamos! . ,
Porque en verdad es digno y justo, debido y salu-
dable—como canta la Iglesia nuestra Madre—el darte
gracias en todo tiempo y en todo lugar, Señor Santí-
simo, Padre Omnipotente, Dios eterno. Que con tu
Unigénito Hijo y con el Espíritu Santo .eres un solo ;
Dios y unsoloSeñor; no en una sola persona, sino la
Trinidad de Personas de una misma substancia. Por-
372 EL MONTE CARMELO

que lo que Tú nos has revelado acerca de tu Gloria, lo


creemos también, sin. diferencia alguna, de tu Hijo;
lo creemos del Espíritu Santo. De modo que, confe-
sando una verdadera y eterna Divinidad, adoramos la
propiedad en las Personas, adoramos la Unidad, en la
Esencia^ adorárnosla igualdad en la Majestad. La cual
Majestad los Angeles y Jos Arcángeles la alaban, las
dominaciones y los Tronos la confiesan, las Potestades
la temen, los Cielos y las Virtudes de los cielos, los
Querubines y los Serafines juntos la celebran con cán-
ticos sagrados, trasportados de un santo regocijo. Con
los cuales mezclamos nuestras voces para aclamarte
sin cesar diciendo:
¡Santo, Santp, Santo! •».
¡Gloria al Padre, Gloria ai Hijo, Gloria al Espíritu
Santo!
¡Santo el Padre, Santo el Hijo, Santo el Espíritu
Santo!
¡Bendecimos al Padre, bendecimos al Hijo, bendeci-
mos al Espíritu Santo!
¡Santo, Santo, Santo!
¡Santo en la Unidad! ¡Santo en la Trinidad!
¡Santo en la Creación, Santo en la Redención,
S,anto en la Justificación!
¡Santo en los cíelos, Santo en la tierra, Santo en
lps abismos!
¡Santo en los Angeles, Santo en los hombres, Santo
en todas las criaturas!
¡Santo en el pesebre, Santo en la Cruz, Santo en el
sepulcro!
¡Santo en el Santísimo Sacramento del Altar!
¡Santo, Santo, Santo!
¡Gloria, honor y alabanza á la Santísima Trinidad,
ahora y siempre por todos los siglos de los siglos!...
-sUí-'itf'-1' -W-ítf' 5 ' ¿tfóSMíí" -\'íV-x\TI' ¿¡fl&yiij-' -"VAíiMy SJíSyiM' ¿flSSíTT'í"

SÍMBOLO TERESIANO DE LA FE CATÓLICA

jfMBOLo' de la fe significa, entre otras acepciones, un índice ó


• ^ ^ c a t á l o g o de los dogmas revelados? por Dios que hemos de
*1 creer; su objeto principal, dice Santo Tomás, es presentar en
°f° pocas palabras la suma de la doctrina católica. Por eso en su
redacción se atiende ante todo á la exactitud y á la precisión de los
términos.
Entrañan tanta fuerza y virtud? tan poderosa las* palabras que
pueden ser cimiento ora de los grandes dogmas de la religión,
ora de las grandes herejías de la historia. Una sola¿palabra, dice
San Jerónimo, es á veces tropiezo que nos hace caer en error, y la
poca templanza ó mala elección de las voces es camino que nos
lleva á la herejía. Dos palabras homoousion y homoiousiqn, divi-
dieron en dos campos la Iglesia del siglo IV, y suscitaron acalora-
das discusiones que trajeron alborotados á los espíritus de aquel
tiempo.
Por eso grandemente admira que Santa Teresa de Jesús acer-
tara á exponer el inefable misterio de la Trinidad de Dios con un
lenguaje tan parco por un lado y tan rigurosa y teológicamente
exacto por otro. Véase la relación que hace de una visión de la
Santísima Trinidad que tuvo un día de San Mateo: parece el
lenguaje de un San Atanasio adiestrado en las disputas con los
arríanos.
Sólo de Dios en urío de los vuelos místicos más levantados, pudo
el Serafín del Carmelo aprender aquellos conceptos profundísimos,
que aunque muchas veces lo había oído á letrados y siempre sin
detenimiento lo creía, nunca lo entendió como entonces.
"Lo que á mí se me representó,—dice empezando á exponer lo
que desde el principio me ha complacido en llamar Símbolo Tere-
siano de la fe católica,—son tres personas distintas, que cada Una
se puede mirar y hablar por sí. „ No podía expresar mejor, con una
374 EL ¿JOHTÉ CARJÍÉtO

especie de prueba a posterior!, el verdadero concepto filosófico de


la personalidad y demostrar la distinción real de las tres personas
divinas: si á cada una miramos y hablamos por sí, estas personas
tienen que distinguirse una de otra.

< LA VENIDA DEL ESPÍRITU SANTO

"Y después he pensado,—continúa,—que solo el Hijo tomó


carne humana, por donde se ve esta verdad.,, Diríase que aquí no
es una mujer la que habla, sino un Maestro de Teología, un Santo
Padre combatiendo las herejías de los primeros siglos, ó el mismo
Tomás de Aquino. Pregunta el Doctor Angélico si pertenece á la
naturaleza ó á la persona asumir naturaleza creada, y contesta que
esta asumpción es tan solo propia de la persona; de donde conclu-
ye Santa Teresa: luego habiéndose encarnado el Hijo, como la fe
católica enseña, y no el Padre ni el Espíritu Santo, claro se ve la
verdad de que sus personas se distinguen realmente entre sí, sien-
do en todas tres una sola, idéntica é igual la esencia divina.
"Estas personas se aman, y comunican y se conocen.„•• Esto es
lo que llaman losTeólogos procesiones divinas y actos nocionales.
SÍMBOLO TERESIANO BE LA l'E CATÓLICA 375

Las procesiones, ó, como dice la Santa .Doctora, comunicaciones,


son dos: la del entendimiento,—-"se conocen:"",—por la "que es en-
gendrado el Hijo; y la de la voluntad,—"se aman,,,—por la que pro-
cede el Espíritu Santo.
Enseguida, emulando á San Atanasio y siguiendo su método,
va predicando de todas y cada una de las personas divinas las
propiedades absolutas de D'ios,-"en todas tres apersonas no hay
más que un querer y un poder y un señorea;,, que es la confesión
del Símbolo Atanasiano: et tamen non tres Domini, sed UMüS est
Dominus. "¿Podría el Hijo criar una hormiga sin el Padre? No,
que es todo un poder, y lo mismo el Espíritu Santo; así que es un
solo Dios.todo Poderoso, y todas tres personas,urifi Majestad;„ et
tamem non tres omnipotentes, sed unus omnipotens, cequalis glo-
ria coceterna majestas, que dice .San Atanasio.
"¿Podrá el Padre estar sin el Hijo y sin el Espíritu Santo? No,
porque es una esencia, y. donde está el.uno, están todas tres, que
no se pueden dividir.,, He.aquv explicada con una frase .clarísima
X&circumisesión, que consiste, según enseñanza teológica,; en la
wex¿sten0'a,.ó 'compenetración njutua de las^e^sonas; productoras
y procedentes mediante la comunicación absoluta, íntegra y total
de su divina idéntica naturaleza, •.,,'";. *
Ponderando ai fin la dificultad del mistefio. para la flaca,razón
humana y la fuerza de la moción divina^qúc la impulsaba á creer,
concluye: , "mientras, menos lo entiendo', •; más "lo creo, .y me,hace
mayor devoción,: Sea por .siempre bendito ó , -
Amén. Y digamos con. Jesucristo: Alabóte y'glorifícóte, Señor
del cielo y de la tierra, porque has escoijtíicioestos misterios á los
sabios presuntuosos del-muñeco, y los has descubierto á*íos pe-
queñuelos é ignorantes, . . Y ••'••<'• ;: ••>'•• • v !
Para aprender los términos que son eomo la -envoltura'}' vesti-
do exterior del misterio, necesitamos nosotros estudiar mz-carrera
de Teología; para aprender esos términos precisos y penetrar en
su significación profunda cuánto con la ayuda poderosa de Dios
puede un alma viadora, bastó á Santa Teresa un rato de oración:
sea Dios bendito.

"5T
£<& HaS2Sf&2B2
(CARTA TERESIANA)

A SU MAJESTAD EL BEY ALFONSO XIII

I Tan conocida: Teresa.


De libros y de papeles
Señor, si á vuestros oídos Tiene allí una biblioteca,
De los monjes perseguidos Do están sus verdugos crueles:
Llegan los ecos lejanos, Cadenas, púas, cordeles,
Escuchen hoy complacidos Y además un huso y rueca.
Estos ecos sobrehumanos. En el clásico tintero
Es de una carta la historia Su pluma clásica moja,
De que apenas hay memoria Y con gracia y con salero
En los archivos del mundo, Este importante letrero
Aunque «A Felipe Segundo* En el blanco sobre arroja.
Eeza la dedicatoria. cA su Majestad el Rey»
No os cogerá de sorpresa Y grave añadió enseguida:
Hoy que en vuestras sienes pesa «Antes Dios y antes su Ley,
Su corona, tal modelo... Que el amor me hace atrevida.»
Y á reyes cual vuestro abuelo (El amor?... Digitus Dei!) (1)
Cartas cual las de Teresa. Y dejando á un lado el sobre
Con gusto vais ya á escuchar Y la pluma por la rueca,
Esta carta singular Sabiendo que es monja pobre,
De tan singular mujer, Quiere que el huso maniobre
Y en ella vais á aprender Mientras el sobre se seca.
Qué hay de reinar á reinar.
Y no es esto cosa extraña,
II Si hasta las reinas de España,
Como la gran Isabela,
Parece que la estoy viendo Saben hilar fina tela
Sentada á su pobre mesa, Como lidiar en campaña.
Una carta concluyendo
Y al pie su firma poniendo (1) El dedo de Dio».
k REINAR! ¡377
III Dios, con él hiciera más
Torna á leer para sí Si él con Dios fuera más fiel.
La carta letra por letra, Por eso á Saúl (y á Vos,
Y s u b r a y a aquí y allí Que Dios á todos alcanza)
Con la pluma, que penetra Le colocó en su balanza,
Fuego echando allí y aquí. Y no hallándole fiel Dios,
Se va encendiendo su cara Ni de ello habiendo esperanza,
Sin darse cuenta por qué, Despojó de su realeza,
Tanto que ya no repara, Que á quien, en la oculta alteza,
Y con voz sonora y clara De sus divinos enojos
Lo restante <le ella lee: Deja cortar la cabeza
«...Y con desprecio profundo Antes le tapa los ojos.
Al mundo despreciad vo?, Líbreos á Vos, Rey Prudente,
Buen rey Felipe Segundo, De tan negra ingratitud,
Poned los ojos en Dios. Reinad, reinad sabiamente,
Forqueel munio,al fin,esmundo W Teniendo á Dios en la mente
Guarde en la memoria fiel Y en el aloja la virtud;
Que fué Ungido del Señor Esto os digo yo en su nombre
Saúl, por rey de Israel; Y de poder á poder,
Dios, de su historia el Autor, Porque El quiere, y uo os asombre,
Bien sabéis qué cuenta de él. Que enseñe, aunque no soy hom-
Bien sabéis ¡oh rey de España! (bre,
Que reyes han de ser reyes, Que mande, aunque soy mujer.
Que su cetro no es de caña, Pues tan regio es mi blasón,
Ni ha de ser de telaraña De tal temple mi real casa,
El código de sus leyes. Que al desplegar el pendón
Bien sabéis por quién reináis, Sus hijos profetas son,
Y cómo heis de gobernar, Que el celo de Dios abrasa.
Si bien, más reinos ganáis; No os extrañe este lenguaje,
Si mal, sin reino os quedáis, Que es de raza mi osadía,
Conque... ¡á reinar!... ¡á reinar!... Eu esto no os hago ultraje.
A reinar como á Dios plugo, ¡Más reyes dan vasallaje
Y conforme á su ley santa; Que á vuestra casa, á la mía!
Siendo padre y no verdugo Dios quiera que en la memoria
Suave echando al cuello el yugo, Los ápices de esta historia
No argollas á la garganta. Conservéis, Señor, de suerte,
Y no os olvidéis jamás Que en el Juicio os den la gloria,
Que fué ungido por Samuel Firmo y sello con % La Muerte.» (1)
Saúl, el rey de Israel;
(1) A sí llamaba la Santa al sello
(1) Frase gonuina de la Santa que usaba al principio, pues^ más
que repite en sus escritos, tarde sellaba siempre con el de JII§«
378 EL MONTE CARMELO

IV Y él dijo viendo este ardid:


Tal leyó en la ultima plana «Pues... ¡á reinar... á reinar!»
Sin que se sepa de fijo
Qué escribió seria ó galana
La que cou voz sobrehumana Señor, si á vuestros oídos
Al fin dijo lo que dijo. De los monjes perseguidos
Grave cosa debió ser, Llegan los ecos lejanos,
Bien se vio el Digitus Dci, Escucharán complacidos
Porque la carta al leer, Estos ecos sobrehumanos.
Por tan divina mujer Y pues quisisteis gustar
Preguntó atónito el Rey. Esta carta singular
Cuando la mandó buscar, De esa española mujer,
«Ya está fuera de Madrid» Bien pudisteis aprender
Le hubieron de contestar, Qué hay de reinar á reinar!
FR, FLORIóN DEL P»RMELO JERESIANO

SAN ISIDRO LABRADOR, PATRÓN DE MADRID


(Escultura de José Romero Tena)
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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VI

La gracia de Navidad—Celo por las almas.—Primera conquista.--Declara


á su padre ya su tío su deseo de entrar en el Carmelo á los quince
años de edad.

^ medida que el celo me colmaba de gracias,


yo estaba más lejos de merecerlas. Es cierto
que yo sentía en mí un vivo deseo de adquirir las
virtudes, ¡pero cuántas imperfecciones descubría
'en mis acciones! Mi susceptibilidad era en extie-
ndo insoportable; eran inútiles todos los razona-
mientos paia corregirme de este vil defecto.
¿Cómo era posible pretender, en tal estado,
mi entrada en el Carmelo?
Sólo un milagro de la gracia podía trasformarme
radicalmente; y este milagro tan ansiado por mí, lo
obró el Señor el inolvidable día del 25 de Diciembre
de 1886. En esta bendita noche Jesús convirtió en torreutes de luz
las tinieblas en que se hallaba sumergida mi alma. Al hacerse débil
y pequeño por mi amor, me hizo fuerte y robusta; de suerte que en
lo sucesivo, escudada con sus propias armas, marché de victoria en
victoria, empreudieudo una carrera como de gigante. Desde entonces
cesaron de correr mis lágrimas, y rara vez se deslizaron en lo su-
cesivo.
Desde esta luminosa noche comienza el tercer periodo de mi vida,
el más bello de todos, y el más colmado de gracias. La obra que yo
no pude hacer en muchos años, Jesús la completó en un instante,
contentándose con mi buena voluntad. Yo podía decir como los.
380 EL MONTE CARMELO

Apóstoles: «Señor he pescado toda la noche sin haber prendido nada.*


Y más misericordioso para mí que para los Apóstoles, Jesús tomó El
mi"mo la red, la echa y la sacó llena de pescados; haciendo de mí un
pescador de almas... Sí, yo seutía una sed ardiente por la salvación de
las almas; y quería á todo trance arrancar los pecadores de entre las
llamas eternas.
A fin de encender más y más mi celo, el divino Maestro me dio
muy pronto a entender que mis deseos le eran agradables. Yo oí ha-
blar de un g-an criminal,—llamado Prauzini—condenado á muerte
por crímenes espantosos y á quien no había medio de reducir al
arrepentimiento. Quise evitar semejante desgracia, apelando á todos
los medios espirituales que estuvieeeu á mi alcance: y como mis mé-
ritos eran de ningún valor ofrecí los infinitos de N. S. J . y los tesoros
inagotables de la Iglesia santa.
Y hay que decirlo. Abrigaba en el fondo de mi corazóu una fir-
me confianza de que mis súplicas serian atendidas. *Mas á fin de es-
timularme en la conquista de las almas, hice al Señor esta sencilla
súplica: «Dios mío, vivo en la seguridad de que perdonaréis á este
desgraciado Pranziui; y así lo creería aunque no se confesase y no
diese muestras de arrepentimiento, porque es mi primer pecador:
por lo mismo, os suplico que le otorguéis una verdadera contricción,
pero patentizada por una señal visible.
¡Mi súplica fué atendida!—Mi padre jamás nos permitía leer pe-
riódicos; no obstante, no creí quebrantar el precepto leyendo sola-
mente lo que se refería á Pranzini. Al siguiente día de su ejecución,
tomo en mis manos el periódico La Cruz ¿y qué es lo que lei?... Ah!
mis lágrimas delataron mi emoción y me obligaron á huir.
Pranziui subió al cadalso sin coufesarse; ya el verdugo lo arras-
traba hacia la fatal báscula, cuando conmovido de repente por una
súbita inspiración, toma el crucifijo que le presentaba el ministro del
Señor, y besa por tres veces sus sagradas llagas!
Yo obtuve por lo tanto la señal que pedía, señal muy dulce para
mí; ya que aute las llagas de Jesús, viéndolas derramar sangre, sintió
mi corazón una sed ardiente por la salvación de las almas. Quería
darles á beber esa sangre inmaculada, á fin de purificarles de sus
manchas; y he aquí que los labios «do mi primer protegido» fueron
á estamparse en las llagas divinas! Desde este momento mi deseo de
salvar almas creció de día en día, pareciendo que á cada momento
resonaban en mis oidos aquellas palabras del Señor á la Samaritana:
«¡Dame de beber!» Era uu verdadero y mutuo amor: la sangre de
Jesús la vertía sobre la* almas, y en cambio ofrecía á Jesús estas
mismas almas purificadas con el rocío del Calvario. De este modo es
como procuraba saciar su divina sed; por cuanto más le daba de
beber, más se aumentaba en mi alma la sed, que para mi era como
una deliciosa recompensa.
Debido á mi fogosa naturaleza, me hallaba en el periodo más
peligroso de mi vida. Mas el Señor obró eu mí lo que dice el profeta
Ezequiel.
Él vio que llegó el tiempo de amarme; y extendió su manto sobre mí
y cubrió mi ignominia; él me lavó con preciosos perfumes, me vistió con
SOA TERESA DEL NIÑO JESÚS 381

vestiduras bordadas con varios colores; me alimentó con la flor de la


harina y con miel y aceite en abundancia. Entonces llegué á ser hermosa
ante sus ojos, y me convirtió en una poderosa reina.»
Sí, Jesús ha obrado todas estas cosas en mi pequenez. Una por
una todas estas palabras se han realizado en mi persona; las gracias
ya relatadas sou pruebas más que suficientes de mi aserción; quiero
hablar tan solo del alimento que el divino Maestro me ha prodigado
«en abundancia».
Ya hacía tiempo que mi vida espiritual se alimentaba cde la flor
de la harina» como dice la Imitación. Era el único libro que me bacía
ua bien inmenso, hasta que descubrí los ocultos tesoros del Evangelio.
Jamás soltaba de las manos este pequeño libro. A veces mi tía me
hacía leer el primer capítulo que al abrirlo le saltaba ala vista.
A la edad de catorce años, Dios, viendo mis deseos ardientes de
adquirir ciencia, tuvo á bien añadir «ala flor de la harina, miel y
aceite en abundancia,» Esta miel y este aceite rae los dio á gustar
en las conferencias de M. de abate Arminjon sobre el fin del mundo
presente y los misterios de la vida futura. La lectura de esta obra su-
mergió mi alma en una dicha extraña á este valle de lágrimas; yo
presentía todo lo que Dios tiene reservado á los que le aman, y, al
considerar estas eternas recompensas, tan grandts, y más si se com-
paran con los ligeros sacrificios de esta vida, quería amar á Jesús con
pasión y darle mil muestras de ternura mientras viviese en este
mundo.
Cecilia fué á quien confiaba mis más íntimos pensamientos: Jesús
que quería caminase mos las dos á una por el camino de la perfección,
unió nuestros corazones con lazos más fuertes que los de la sangre.
Las noches de verano contemplábanjot desde )a azotea el azul del
firmamento tachonado de estrellas. No temo afirmar que Dios nos
comunicaba á entrambas muchas gracias. La Imitación de Cristo nos
dice que, «Dios se comunica unas veces entre vivos resplandores, y
otras veces entre nombras y figuras » De este modo se manifestaba
á nuestros corazonts: el amor, reemplazando á la fe, y hasta la espe-
ranza, nos hacía ver á Aquel que buscábamos con ardor.

(se continuara)

"-mtumÉ?F-J
1
J ^ " ^ .

RSEBWüS.

DESDE MALABAR
La visita Pastoral.—índole de los habitantes.—Condición de las iglesias.—
Los Arzobispos de Verápoly.—Diferencia de Europa.
Quiero referir hoy á nuestros devotos lectores los ejercicios de
fervor edificante de nuestros piadosos cristianos; es decir, uno de los
muchos, á cual más satisfactorios, que aquí practican los pueblos de
fe, en especial por este tiempo cuadragesimal y más particularmen-
te este año, con motivo de la visita pastoral de nuestro incansable
celosísimo señor Arzobispo (¡que Dios nos lo conserve por luengos
años!)
Su Excelencia va recorriendo una por una todas las iglesias,
practicando detenida y minuciosa visita, visita verdaderamente pas-
toral, de la que no pueden teuer idea los católicos de España, ú otras
similares regiones, por lo que ven á sus Diocesanos hacer en pue-
blos de muy diverso carácter y eu parroquias constituidas de modo
completamente distinto.

Tengo ya advertido, en la Revista, si mal no recuerdo, que estos


benditos indígenas, ó nativos, como aquí se los denomina, «on unos
grandes niños, ó unos niños grandes: igual monta para mí. Grandes
niños, porque lo son sus niñadas; niños grandes, porque me refiero á
los adultos.
Fuera mucha digresión el detenerme ahora á dar pormenores de
la vida en que constantemente se revela el carácter pueril de estas
cuitadas gentes. Tampoco me ocuparé hoy en reflexionar si es ó no
un bien tal modo de ser, atendidas las circunstancias. Baste notar
que cada pueblo ó iglesia, á donde llega de visita el Prelado, es co-
mo una ingente familia ó casa compuesta de un sin número de nifia-
zos, cuyas infinitas cuitas tiene que oir con una paciencia de Job,
cuyas laberínticas cuestiones, quejas, lloros, discordias, travesuras,
enredos, tretas y trapisondas sin fin ni cabo, tiene que escuchar,
examinar, decidir, remediar, componer y proveer, consumiendo un
MISIONES CARMELITANAS 383

caudal sin fondo de caridad, benevolencia, circunspección, sagacidad,


experiencia, energía, dinero, tiempo... y sobre todo paciencia, para
hacerse en cierto modo niño con los niños y todo á todos, como se
expresa San Pablo.
Padres y madres con siete ú ocho criaturas, ¿cuántas veces no loa
vemos sin poder poner orden y paz en la casa; y no pocas acaban
por dirimir las querellas domésticas por el procedimiento sin apela-
ción de garrote a derecha é izquierda? Y son siete ú ocho, y son cria-
turillas iuoceutes, y son puerilidades sin monta.
Aquí son siete ú ochocientos, y son vecinos de pelo y barba, y
habrán cometido fechorías de calibre, y estarán enredando la made-
ja para que nadie la pueda devanar ni hallar punta, y ¡si no pata-
lean y amenazan con que van á hacer y acontecer si alguien trata de
meterlos en ciutura! A todo esto.no puede el Prelado—ni el cora-
zón de padre ui la dignidad de Obispo se lo sufren—alzar el báculo
y dar golpea de ciego, esto es, ni per impaciencia, ni por aburrimien-
to, ui por pérdida de tiempo, ni por nada que le afecte, le torture el
ánimo, le aflija el corazón, le desesperance el celo ó le quebrante el
cuerpo, puede desatender la demandas ni dejar de escudriñar la ver-
dad ni rehusar el penosísimo trabijo de escuchar á todos y á todos
hacer justicia en toda verdad y paciencia y caridad.

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6RUP0 DE ALFAREROS INDIOS (MALABAR)

¡Qué diferencia de Europa acá! Ahí los pueblos entienden, y aun


cuando no escasean malvados, ó nada quieren éstos con el Obispo,
ó éste al fin se las há con quien sabe razonar y á quién, de empeñarse
ep desatinar, puede cerrársele la puerta. Pero aquí es lo contrario; y
384 EL MONTE CARMELO

si bien no les falta á los Prelados de ahí bastante que sufrir, no es


lo que por aquí, por muchos conceptos.

A la nativa condición del indio hay que agregar la circunstancia


de que la administración temporal de las iglesias está en manos del
pueblo. Cosa es ésta en cierto modo necesaria, por motivos muy al-
tos en conexión con las disposiciones subjetivas de la población, en
orden al logro de los fines objetivos de una Misión. Así, en efecto, se
consigue que penetre y encarne en el corazón del pueblo el legítimo
interés por el progreso y auge de la religión; se obtiene que ésta va-
ya echando raices y tomando carta de naturaleza en países antes aje-
nos á ella; se mantiene el alto prestigio del misionero y clero, consa-
grado al exclusivo bien espiritual de las almas; se precaven funestos
litigios entre el clero y el pueblo por intereses materiales; se conser-
va íntegra la libertad y plena la acción del sacerdote para proseguir
con vigor y desembarazo su grande apostolado. Por estos, sin duda,
y otros poderosos motivos, la Sagrada Congregación de Propaganda
Fide ha elogiado en más de una ocasión el proceder de nuestros ve-
nerables Misioneros en Malabar, y aun, lo ha propuesto como mode-
lo á otras Misiones de la ludia.
Verdad es que sus dificultades de menorcuaütía produce tal pro-
cedimiento. Una de sus consecuencias es que agrava el peso de la mitra
y embaraza el manejo del báculo pastoral, toda vez que así los Dio-
cesanos tienen que entendérselas directamente con el pueblo, el cual,
menos instruido y educado, mejor dicho, sin conocimiento adecua-
do de la legislación eclesiástica y excesivamente apegado, en ocasio-
nes, á la materialidad de los intereses, se convierte en no pequeña re-
mora de los espirituales y en martillo de importunas demandas é
incesantes recursos al Prelado, que resulta una especie de yunque
sobre que todo el mundo viene á machacar y machacar.
De varios Arzobispos de Verápoly he oído haberse quedado aton-
tecidos é incapaces de gobernar la Misión. El anterior á nuestro ac-
tual Prelado, Exemo. P. Leonardo, perdió bastante antes que la vida,
la lucidez y el vigor mental necesarios para la dirección de los asun-
tos. A nuestro mismo Exorno. P. Bernardo, robusto de complexión y
más aún de espíritu, frecuentemente le estamos oyendo quejarse de
que su cabeza no puede con el peso de sus deberes. ¡Y no es extraño,
con tal trabajo en tal clima!
En países donde abundan medios y personal, los Príncipes de la
Iglesia pueden y suelen encomendar á competentes subordinados el
expedienteo y curso de asuntos ordinarios , reservando su tiempo y
acción personal principalmente para negocios de más alta transcen-
dencia. Tienen secretarios, vicesecretarios, escribientes y empleados
para todo; tienen vicarios generales y demás oficiales de curia: todo
como debe ser.
Aquí el pobre Arzobispo ni tiene un secretario que le exonere del
fárrago de asuntos diarios, ni un solo escribiente diestro, ni más vi-
cario general que un anciano misionero agobiado de tres ó cuatro
enfermedades fatales, ni oficial ni empleado alguno que siquiera le
MISIONES CARMELITANAS 385

lleve una partecita de la enorme carga. Si les pica á mis lectores la


curiosidad de saber cuál sea el personal del palacio arzobispal de Ve-
rápoly, les diré que toda su servidumbre se reduce á un cocinero y un
maletero; el sacrificado Prelado está solo para todo. ¡Ni de un simple
capellán puede disponer para sí! Y digo que no lo puede; porque,
en efecto es tanta la mies y tan escasos los obreros, que no huelga
uno; ant6s bien, existen numerosos huecos que llenar en Misión tan
grande, y no hay más remedio que trabajar cada uno por muchos,
incluso el mismo Arzobispo, y él más, incomparablemente más que
ningún otro.
Yo creo que, si hay martirio en vida, y si el hacor frente á una
avalancha de trabajos de toda especie sin medios de ninguna, ex-
cepto la virtud de lo alto, y esto »in tregua, hasta morir ó perder la
razón en servicio de Dios, es martirio, los arzobispos de Verápoly y
los Obispos de Misiones como ésta, son mártires de primer orden.
El sollicitudo ecclesiarum es un filo que llevan atravesado en el
alma; elpondus diei et cestus los oprime sin dejarles huelgo; el instan-
tin mea quotidiana los trae empeñados á par de muerte. ¡Oh!, cuando
sus hijos les dan, no ya trabajo, sino amargura con rebeldías, ingra-
titud y escándalos! Entonces es el uror de S. Pablo, y dándose de
mano la espada del dolor, el cuchillo de la perfidia, el fuego del su-
frimiento, la tortura del cuma, el hierro del cansancio, el hambre de
la penuria, las cadenas del deber y la cruz del desamparo, les mar-
tirizan cuerpo y alma y los hacen víctimas continuamente inmoladas
en el ara de la caridad apostólica.
Advierto que he seguido á la pluma, distraído de lo que al prin-
cipio me propusiera. Se me perdonará que, así como han salidOi
mande las cuartillas al correo; que, cierto, jamás pensé poner lo que
aquí va dicho; y aunque no queda bien eucarecido para lo que ello
es, marche esto couio está y quédese para otro día lo que al empezar
ofrecí. Todo contribuirá á que se vaya conociendo nuestra situación,
y no se nos niegue la oración caritativa, que será para nosotros ver-
dadera obra de misericordia.
Cierro el pliego, suplicando, una vez por siempre, á las almas
fervorosas que, al acordarse de nosotros ante el Señor, rueguen muy
especialmente por las intenciones, necesidades, salud, prosperidad
de nuestro excelentísimo y amantísimo Arzobispo, R. P. Bernardo
de Jesús.
Ernáculam, 17 -111-02.
f*. i. y.

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Quizás fuera mejor, mil veces drid abortara semejante mons-


mejor, despreciar ó pasar en si- truo, porque en Madrid tiene ca-
lencio que trasladar al papel bida todo lo inmundo y podrido;
las ideas que en estos momentos lo que nos ha extrañado y mo-
nos ocupan la atención, sino vido á tomar la pluma es que pe-
fuera demasiadamente c i e r t o riódicos que se tienen por serios
que el desprecio no siempre es y sensatos y aun periódicos muy
suficiente para abominar aque- católicos hayan contribuido á su
llo que bajo mil conceptos es publicidad, y alguno que otro
abominable. De la misma mane- hasta con elogios tributados á
ra que la tolerancia de las auto- un libro que no merece más que
ridades en los casos de afeccio- anatemas, no solo de personas
nes contagiosas puede determi- cristianas sino de todas aquellas
nar una epidemia que cause ho- que aparecen como mediana-
rribles estragos en una pobla- mente educadas.
ción; de idéntico modo pueden Suponemos que dichas noti-
ciertas tolerancias, en casos de cias se han dado sin haber leído
i n m o r a l i d a d e s reconocidas y la obra anunciada ó recomenda-
obscenidades repugnantes é im- da; pero es nuestro deber poner
piedadesimperdonables, aumen- de manifiesto el veneno que con-
- tar inmensamente el número de tiene y el objeto satánico á que
víctimas de una epidemia que tiende el libro. Este se intitula
descruya todas las fuentes del "Camino de Perfección,, y entre
bien para el porvenir. paréntesis (Pasión mística.) Su
Recientemente se ha publica- autor es Pío Baroja, y presenta
do en Madrid un libro obsceno, su obra en forma de novela. El
impío, anticlerical descarada- día que salió á luz, se dio un
mente, saturado del odio más banquete en Madrid en honor
satánico y del más furioso ren- del que la escribió.
cor contra todo lo religioso y sin Asistieron á él los literatos y
respeto de ningún género a per- publicistas Pérez Galdós, Mu-
sonalidades é instituciones las nilla, Cavia, Zeda, Maestu y
más sagradas y benéficas. Poco otros, y todos á una voz elogia-
nos hubiera extrañado que Ma- ron la obra. Excusado es decir
UN LIBRO FUNESTO 387
que cuanto ha sido elogiado por taciones anticlericales si no se
semejantes maestros es parte de cumplía.
la corrupción de Madrid, la cual Como obra de arte no pasa de
desde la corte se extiende á todo pura medianía. Su protagonista
el resto de la nación. Fernando Ossorio es un tipo mi-
El fin de la obra es el del fa- sántropo, antipático, sin encan-
moso drama "Electra,,. Es el to ni atractivo de ninguna clase,
mismo "Electra,, sazonado con y sin nobleza de sentimientos,
todo lo más nauseabundo y lú- como todos los demás persona-
brico; es sin comparación más jes de la obra. Ossorio está via-
anticlerical que aquél y más jando de una parte á otra sin
francamente impío. No deja de objeto de ningún género, como
mostrar el autor algo de ingenio un semifatuo; pero á pesar de
y bastante facilidad y soltura en ser ateo se le halla en todas las
la trama novelesca; es buen imi- iglesias y conventos y hasta en
tador y discípulo de Galdós, en los cementerios. En las cate-
pero mucho más lúbrico que él, drales ve obispos y canónigos
y tiene poca ó ninguna origina- en quienes fija su atención. Al
lidad; realista hasta el extremo Arzobispo de Toledo le pinta de
está falto de buen gusto y de la manera más infame, y de los
sentimientos nobles. Si en vez canónigos hace descripciones,
de Camino de Perfección (Pasión así como podría hacerlas Zola ó
mística) llevara la obra el tí- cualquier novelista tabernario.
tulo de "Camino de embruteci- No encuentra cura de ciudad ó
cim.iento (Pasión animal),, se po- aldea de quien no cuente cuanto
dría formar desde un principio podría referir El Motín ó cual-
idea exacta del libro. quier revista semejante. En toda
Los moradores de un presidio la novela domina una sola idea,
ó de un cuartel lo condenarían á el odio al clero, y manifiesta es-
destierro perpetuo, y en otros ta idea en cuantas ocasiones
tiempos hubiera sido arrojado á puede, venga ó no al caso.
la hoguera por mano del ver- Laura y Adela son otros dos
dugo. tipos que si aparecen sin ningu-
Del mismo modo que "Electra„ na originalidad, tienen en cam-
"Camino de perfección,, ha teni- bio todos los defectos de cual-
do la oportunidad de salir á luz quier mujer, de quienes abusa
á tiempo conveniente. Ossorio desvergonzadamente, y
Cuando se cumplía el plazo de- cuya descripción haría salir los
terminado en el famoso decreto colores de la vergüenza á la ca-
de González contra las asocia- ra de un sargento de coraceros,
ciones religiosas, venían muy al y, con todo, el autor lo hace con
caso dos cosas: dar al público el mayor cinismo del mundo. Y
una prueba de la oportunidad no se contenta con estas invero-
deldecreto,si éstese Uevabaáca- similitudes, nos hace también
bo, y soliviantar las masas para descripciones de tabernas ilumi-
promover algaradas y manifes- nadas con lus eléctrica y de
Bí. MONTÉ ÚAÍtMÉLO
m
lámparas envueltas en paños pios, después que se ha desaho-
blancos como grandes lágrimas gado bestialmente contra el cle-
heladas en el aire. El relato del ro secular. ¡Qué bien se ve aquí
novelista podrá contener la ver- el manejo de las logias! Apenas
dad histórica, pero no la verosi- h a n supuesto conseguido el
militud en el arte. triunfo contra las órdenes reli-
Donde más se luce el autor es giosas, les falta tiempo para co-
hablando de las monjas. Allí menzar á combatir al clero se-
dentro de unas paredes ve unas cular. De los niños educados en
viejas envueltas en trapos ne- los escolapios dice que vuelven
gros, que juntan sus manos y á la vida idiotizados, fanatiza-
parecen gavillas de huesosblan- dos, embrutecidos: que de ellos
cos. No obstante, encuentra al- salen los cobardes, los hipócri-
guna de ojos negros, las cuales tas y los embusteros; y todo,
¡oh milagro! en un momento, á porque la idea del pecado se cier-
la simple vista, se enamoran de ne sobre ellos como una grande
Ossorio y quieren, como "Elec- mariposa negra.
tra„, no estar en el convento, Después que hemos leído las
pero viene la priora y con cruel- páginas de este desgraciado li-
dad inaudita aparta á aquellas bro, y hemos reflexionado sobre
religiosas de la vista de Ossorio; las inmoralidades que contiene
éste quiere entregarles algunas y el contagio que está llamado á
cartas, mas la cruel priora vuel- esparcir en los pueblos; después
ve á impedir la dulce comunica- que hemos' visto hecha la apo-
ción. Calumnia, que algo queda. teosis del vicio y de la obsceni-
Con esto no es difícil que el au- dad que por fuerza ha de ir pro-
tor consiga algún triunfo, pero pagándose por las ciudades y
también es fácil que su victoria aldeas ¡qué tristes reflexiones
tenga algún parecido á la victo- nos hemos visto precisados á ha-
ria de Aman. cer! No nos extraña que se per-
Debiera parecer extraño que siga á las asociaciones religio-
haya habido en Madrid quien sas y á todo el clero y á la mis-
elogiase semejante libro; pero ma religión viendo en ese libro
así han sucedido».las cosas, y así comparar á Jesucristo con Bud-
es nuestro país, y tal país pro- da y después llamar miserables
duce semejantes hombres, y ta- á ambos, y todo con elogios de
les hombres hacen y forman paí- representantes de la literatura
ses como España, y forzoso ha de española y de la prensa, sin que
sernos tener paciencia mientras sepamos á estas horas que se ha-
Dios y los hombres no dispon- ya levantado una protesta. Todo
gan otra cosa. indica que la religión va desapa-
Sin duda el autor supone con- reciendo de esta vieja y carco-
seguido el triunfo contra las ór- mida España, al paso que extien-
denes religiosas, y no dice nada de sus dominios en otros países.
contra ellas. Contra quienes se ¡Cuánto mejor fuera que nues-
encabrita es contra los escola- tros gobiernos, dejando á un la-
íítf íIéRO FUNESTO 389
do los asuntos de las órdenes re- nación! Pero no, otro muy dis-
ligiosas, se ocupasen en buscar tinto es el curso de los aconteci-
medios con que contener el des- mientos y es necesario ocuparse
bordamiento de la inmoralidad primero contra los frailes dejan-
que, andando el tiempo, ha de do que la nación se hunda en la
ser fatal para el porvenir de la inmundicia del fango.
J^R. ¡SAMUEL DE ¡SANTA JERESA.

<e>OL>^)>

LA CARIDAD

IV
"Yo soy la bendecida Pobreza y desventura
virtud que da consuelo me prestan doble encanto,
sin reservarse un átomo corona con sus lágrimas
que calme su ansiedad. ciñéndome á la sien.
Mi vida es otra vida; Y al ver que mi hermosura
mi patria está en el cielo; cubrí con denso manto
mi trono aquí fué el Gólgota: la admiran más expléndida
yo soy la Caridad. los ojos que me ven
V
II Ni guardo en la memoria
Por mí, celeste esencia los dones que he esparcido,
llenaba el Paraíso; ni espero por mis dádivas
por mí, divino oráculo aplauso ni favor:
vibró en el Sinaí. Llevar sólo es mi gloria
Por mí, con su presencia amparo al desvalido,
salvar al hombre quiso amor de madre al huérfano
el Dios que mundos y ángeles y al frío hogar calor.
creó sólo por mí. VI
III ¡Naciones apartadas,
unios á mi aliento!
Yo borro los estragos Eternos son mis vínculos,
del fuego y la metralla, inmensa mi bondad:
del irritado piélago, ¡Incendien mis miradas
del rápido aquilón; la tierra, el mar y el viento!
y, siempre con aciagos ¡Yo soy de Dios espíritu!
destinos en batalla, ¡Yo soy la Caridad!,,
evito que hallen víctimas
la muerte y la aflicción. ^ N T O N I O p . DE QUEYEDO
<^**
'~)p3*

-s<

LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO

(CONTINUACIóN)

SÜE ha escrito mucho sobre el canto gregoriano, se ha hecho más,


se ha cantado y se ha procurado resucitar á una nueva vida estas
melodías tan antiguas. ¿Hemos de creer que todos estos esfuerzos no
han logrado nada, que todos los resultados son una aberración de-
plorable? Ya se sabe que varios escritores procuran probarnos que
los trabajos emprendidos con el fin de restaurar el canto litúrgico
son puras utopias. El adversario más atrevido y absoluto de la res-
tauración gregoriana es el,ya citado M. Houdard.
El es quien nos va á revelar el secreto del lenguaje neumático,
cuyos misterios nadie ha sabido penetrar antes que él. Según
M. Houdard, se encontrará la explicación é inteligencia de los neu-
mas por el estudio prof-indo de los neumas mismos. Casi casi que-
dan tentaciones de creer que tiene el mérito do ser el primero que ha
descubierto el alfabeto neumático. Los copistas de los sillos X y XI
y Guido de Arezzo, no supieron leerlo, y menos todavía los teóricos
de los siglos XII y XIII. Por consiguiente, todos los procedimientos
de esa falange considerable de hombres eruditos, que desde hace casi
un siglo vienen ocupándose de esta cuestión, y sobre todo, los proce-
dimientos d la escuela de Solesmes, son defectuosos, porque pecan
por la base. Todos se han apoyado sobre textos, que ya ni conten-
drían la verdad.
Un solo manuscrito, dice, el número 339 de San Galo (pu-
blicado en el primer año de la Paleografía musical de Solesmes))
debe servirnos de base. Debemos procurar saber leerlo, compren-
der todas las indicaciones concernientes al ritmo, y allí encon-
traremos todo, el texto de las melodías, las indicaciones más mi-
nuciosas para el ritmo y la medida, y hasta (cosa absolutamente
SECCIÓN MUSICAL

nueva) las indicaciones para los más sutiles matices, tantas cosas,
que ni una partitura moderna sería capaz de darnos tal riqueza
de detalles. Admitido esto, todo el mundo comprende enseguida que
las ediciones modernas, y principalmente el «liber Gradualis», deben
ser muy defectuosas* Esto es mucho decir. Nadie negará que pueda
haber todavía, aun en el «liber Gradualis», pasos que deberán cor-
regirse, pero declararse á .sí mismo infalible y dar sus propias opi-
niones como la sola verdad, es razón para ponernos en guardia con-
tra una decepción.
A nuestro parecer, el libro de M. Houdard está muy lejos de traer
un nuevo elemento serio en la cuestión del canto gregoriano. Es un
ataque injusto á la restauración que no está apoyado por ningúu ar-
gumento histórico ni estético. Son asertos sin fuudameuto. Citemos
algunos ejemplos: «En esta obra no se encontrarán ni disertaciones
«inútiles sobre los hechos históricos conocidos que precedieron á los
«primeros ensayos de canto gregoriano.» (Advertencia, p. V.) ¿Cuá-
les son esos hechos históricos conocidos? ¿Hace relación al libro de
M. Gevaert sobre la «Melopea antigua»? Se trata de las «inconsecuen-
cias de la teoría actual.» «Después de haber derribado el edificio que
»actualmente se bambolea (!) nos debemos la construcción de otro
«nuevo que justificará por su solidez la obra de destrucción llevada
»á cabo anteriormente.» Ya pueden tranquilizarse los aficionados al
arte litúrgico, porque el peligro que nos amenaza no es tan inminen-
te ni mucho menos.
Nuestro destructor continúa su obra de demolición del modo si-
guiente: «Tomar como punto de partida una transformación cual-
«quiera de la edad media—para remontarse al origen común, es una
utopia.» Y sin embargo (p. 133) leemos: «San Galo nos parece ser
»el centro hacia el que se dirigían las miradas de todas las escuelas
»de cauto. Los manuscritos de San Galo son los úniecs que nos dan
»una melodía perfectamente sólida técnicamente; fuera de allí se
«encuentra incoherencia y hasta se entrevé claramente la ruina fu-
«tura del canto.» ¿No conoce el autor la prueba evidente, hecha por
la Paleografía musical, de que centenares de manuscritos recogidos
en diferentes puntos de Europa, nos dan absolutamente la misma
versión, y no solamente en la misma época, sino en épocas muy di-
ferentes, hasta los siglos más próximos á nosotros ?
Se lee más adelante: «¿No estamos autorizados (por qué docu-
»mentos?) para ver naturalmente 6u los manuscritos de San Galo la
«copia de la versión primitiva, romana, auténtica de los siglos VI,
»VII y VIII, llegada á su apogeo de perfección artística y piadosa -
»mente conservada en Sau Galo, último asilo de tradición pura?»
392 EL MOKTE CARMELO

¿No es cosa sabida que precisamente este punto es atacado de la ma-


nera más absoluta por otros escritores? Injustamente, á nuestro jui-
cio, sin duda, pero esto ¿no nos demuestra que la manera de proce-
der científica, por decirlo así, de M. Houdard no nos dá más garan-
tías de verdad que los sistemas de otros muchos, tales como Gevaert,
el'R. P. Dechevrens, Riemaun, Artigarum y Fieischer?
Si solo el manuscrito número 339 es el manantial auténtico del
verdadero texto gregoriano, se necesita una prueba histórica, cierta,
de que este manuscrito es la única copia fiel del original.
¿Quién no lo probará? «A falta de certidumbre histórica (sic!)
»puede decirse que la cosa nada tiene de ilógica.» Esta conformidad
no tiene fuerza ninguna, es un débil consuelo para los inexpertos.
¡Si pudiésemos decir que toda la tesis de M. Houdard sobre el
«tiempo rítmico», no tiene nada de ilógica, á pesar de la falta de tes-
timonios históricos! Felizmente, hay bastantes testimonios que con-
denan su teoría. Para que fuese lógica, sería necesario poder probar
la verdad de la mayor. Construir un silogismo con una mayor in-
cierta, es peligroso. Esta mayor es, «que cada signo (neuma) em-
»pleado, sea que represente una sola nota, ó bien que represente va-
»rias formando un grupo, es un ritmo separado, es decir, un tiempo
»rítmico». Expliquemos esta tesis del autor. Si no puede probarse,
todo su sistema cae por falso.
«No conocemos (p. 15) más que los signos (ó neumas) fundamen-
»tales aislados: la virga y el punto. Los dos representan un sonido
que tiene el mismo valor ó duración.»
El autor afirma y triunfa siempre con exclamaciones como esta:
«Es irrefutable.» «La notación neumática es pues (¿por qué pues?)
»la representación gráfica cierta, visible é innegable del sentido ideal
»de la frase musical, en sus ondulaciones, sus matices, su ritmo, sus
«cadencias, sus ímpetus y hasta sus vuelos mismos; pura obra maes-
»tra de invención que nadie (excepto él) ha entrevisto, pero que to-
»dos verán en las páginas siguientes.» Notemos que el R. P. Deche-
vrens, de quien hablaremos luego, llega precisamente á un resultado
opuesto. <E¡[ punto y la virga, según Houdard, igualan, tanto el uno
»como el otro, á un tiempo rítmico completo. Les impone este valor
»la pureza de la declamación, así como el equilibrio de la frase me-
lódica, desde el punto de vista puramente musical.» Demos como
«tiempo rítmico» un valor que comprendemos mejor, una negra de
la música contemporánea. Esta negra es la unidad. Todos los neu-
mas fundamentales, las virgas y los puntos igualan á una negra co-
mo valor, como duración. Supongamos la palabra Dominus notada
por una virga y dos puntos y daremos á cada una de las tres sílabas
SECCIÓN MUSICAL 393

de la palabra, esto es, á la sílaba acentuada como á las otras dos, una
negra, y diremos do-ini-nus, en vez de domi-nus.
Hasta aquí todavía podría aceptarse el descubrimiento de
M. Houdard. La dificultad y la contradicióu se encuentran en los
neumas compuestos. Los más sencillos son el podatus y la clivis. El
podatus se forma de dos notas, de las cuales la segunda es siempre
más alta que la primera; en la clivis sucede lo contrario. Según
M. Houdard, las dos notas, que forman el podatus ó la clivis, son
un solo y mismo diseño metódico y un solo «tiempo rítmico.» Como
adoptamos por «tiempo rítmico» la negra, forzosamente el podatus
y la clivis se componen de dos corcheas, para igualar en valor y du-
ración á la negra. ¿Con qué derecho? ¿Por qué razón intrínseca? El
autor no nos lo dice; afirma simplemente.
Continúa afirmando que todos los demás neumas compuestos, to-
das las transformaciones por adición, del grupo—raíz, en todos sus
derivados, directos, indirectos y subderivados, representan, cada uno
eu sí, un «tiempo rítmico» preciso. Un grupo de 3, 4, 5 notas no for-
ma más que un solo «tiempo rítmico» no vale más, no dura más que
una negra, valor de la virga ó del punto. He ahí la esencia de la
teoría rítmica del canto gregoriano. Según esta teoría, que pretende
ser la sola verdadera, tendríamos en los cantos más ó menos silábi-
cos una sucesión de notas iguales, y en los trozos más variados ó
agrupados un ritmo tan raro que jamás ha tenido semejante en la
música de ningún pueblo civilizado. Una sucesión de notas rápidas
(casi siempre semicorcheas), entrecortadas de vez en cuando por al-
gunas corcheas y muy pocas negras. ¿Se puede imaginar un coro
numeroso cantando una melodía de esta especie, si es que puede
darse este nombre á una serie de notas sin orden y sin separación
jógica?
(Se continuará)
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiitiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiriiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiriiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii
¥¥¥^¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥$¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥¥

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
LA COFRADÍA DEL CARMEN
(CONTINUACIóN)

Creemos muy conveniente poner nino supremis Moderatoribus eorum


en conocimiento de nuestros lectores Ordinum ad quos memórate sodali-
el texto del Decreto de la S. Con- tates pertinent, auctoritate tantum-
gregación que extiende á favor de modo Epiacoporum soepe numero
la Cofradía del Carmen la declara- erectas reperiri, eo quod plerumque,
ción que hizo la misma S. Sede, á cum illis, rigore Litterarum Aposto-
petición del M. E . P . Maestro Ge- licarum, facultas tribuatur erigendi
neral de la Orden de Sto. Domingo, in genere sodalitates cujuscumque
para que & la vez que sirva de preám- tituli et invocationis cum respecti-
bulo á lo que vamos á decir, sea vis indulgen tus, praelaudatas quo-
como confirmación de lo que en nú- que sodalitates ipsi erigunt, sola.vi
meros anteriores hemos dicho. Algo generalis communicationis indul-
largo es en verdad, pero como quie- gentiarum qu¡s sunt propriee Archi-
ra que en todo él se contienen cosas sodalitatum in Urbe existentium,
de no poca utilidad, nos van á per- quin ulla fiat in Apostolicis litteris
mitir los lectores de E L MONTE CAR- expressa derogatio privilegiorum
MELO lo copiemos exactamente se- preefatis Ordinibus, quoad erectio-
gún está en Acta S. Sedis vol. XX nem suarum sodalitatum, concesso-
pag. 253. rum.
Es como sigue: Cum vero Sacra Congregatio In-
DECRETOM dulgentes Sacrisque Keliquiis pro-
Do extensione declarationis edi- posita, ad preepediendos abusus et
te sub die 19 Augusti 1747 pro Con- confusiones removendas, declaras-
fraternitate SSmi. Rosarii, ad Con- set per decretum diei 19 Angustí
fraternitates SSmce. Trinitatis, B. 1747, approbatum et confirmatum sub
Mariee Virginis á Monte Carmelo et die 26 ejusdem mensis á s. m. Bene-
á Septem Doloribus. dicto Papa XIV, Soladitates á Smo.
Pise qusedam Sodalitates sicuti á Rosario erectas, inscio Magistro Ge-
regularib'us Ordinibus suam repe- nerali Ordinis reedieatorum, haud
tuntexistentiam,ita earumdemorec- subsistere, iieoque carere omnino
tio, jure quodam proprio, eisdem Or- indulgentiis ejusdem sodalitatis
dinibus competit. ínter has sunt re- propriis, Priores Generales Ordinum
censendse Sodalitates SSmse. Trini- Stmee. Trinitatis, Carmelitarum et
tatis, B. Mariee Virginis á Monte Servorum B. Virginis, cum animad-
Carmelo, neo non á Septem Dolori- verterint, quoad erectionem suarum
bus, quse á respectivis Ordinibus re- Sodalitatum, ex Apostolicee Sedis
gularibus sunt instituto ac proinde benignitate, sibi commissam eosdem
ab ipsis, jure ordinario, eriguntur. abusus similesque confusiones irrep-
Verum experientia compertum est, sisse, quee locum jam habebant in
sodalitates supradictas, insciis om- erectionibus Sodalitiorum Ssmi. Ro-
SECCIóN CANóNICO-LITúRGICA 39*
sarii, humiles porrexerunt preces Contrariis quibuscumque non obs-
Samo. Domino Nostro quatenus me- tantibus.
moratam declarationem, non semel Datum Romee ex Secretaria Sacr®
editam, pro Sodalitatibus Ssmi. Ro- Congregationis Indulgentiis Sacris-
sarii, benigne pariter extendere dig- que Reliquiis prseposita, die 16 Julii
naretur ad Sodalitates Ssmee. Trini- 1887.— Fr. Thoma» M? Card. Zigliara
tatis, B. MarÍEe Virginis á, Monte iV(B/.AlexanderEpisc.Oensis,Secret.
Carmelo et á septem Doloribus, ita Después de publicado este Decreto
nempe ut, si contingat, non obtenta por la S. Congregación se discutía
prius facilítate ab eorum Ordinum si estaban comprendidos en él los
supremis Moderatori bus, preedietas lugares de las misiones sujetos á la
Sodalitates constituí, sub quovis Congregación de Propaganda Pide
proetextu cujuscumque facultatis y si por virtud del mismo Decreto se
specialis, in qua nulla fiat expressa derogaban todos los privilegios que
derogatio privilegii hac super re dic- gozaban los misioneros para erigir
tis Ordinibus concessi, Sodalitatum en el lugar de su jurisdicción cual-
erectio nullius sit roboris adeoque quier Cofradía de las aprobadas por
indulgentiis minime porfruatur. la autoridad de la Iglesia.
Quas preces SSmo. Domino Nostro Nuestro SS. Padre el Papa León
Leoni Papse X I I I ab infrascripto Se- X I I I , para quitar toda duda y sos-
cretario, in audientia habita sub die pecha, declaró en la audiencia del
16 Julii hujus devolventis anni re- 15 de diciembre de 1888, que la Sa-
latas, idem Sanctissimus peramanter grada Congregación de la Propaga-
excepit, ac preeviasanatione omnium ción de la. Fe, podía usar todas las
prsedictarum sodalitatum, insciis facultades que, para la erección de
PrioribusGeneralibus memoratorum las cofradías, le habían sido conce-
Ordinum, hucusque erectarum, quas didas antes del precitado Decreto, y
validas esse declaravit, in posteram por lo t a n t a todos los Arzobispos,
voluit ac mandavit ut, ad omnem Obispos, Vicarios, Prefectos Apostó-
dubium removondum, neo non abu- licos y demás superiores de las mi-
sus prsecavendos, non alitér praedic- siones quedaban igualmente que an-
tre confraternitates seu Sodalitates tes de dicho decreto autorizados pa-
erigantur, nisi riquisitis antea et ra erigir, en los lugares que los es-
obtentis á laudatorum Ordinum Su- tén sujetos, cualesquier Cofradías,
perioribus, pro tempore existentibus de las que estén aprobadas, admitir
litteris facultativis pro earum erec- en ellas á los fieles, bendecir los ro-
tione, ita tamen u t iidom Priores sarios ó escapularios propios de las
Generales, pro hujusmodi Confrater- Cofradías con aplicación de las in-
nitatum seu Sodalitatum erectioni- dulgencias que los SS. Pontífices
bus, consuetas litteras Sacerdotibus acostumbran conceder á tales rosa-
suorum Ordinum, vel ubi eorum rios ó escapularios.
Conventus non existunt, alus eccle- Para evitar igualmente las dudas
siasticis viris, sive regularibus sivo que pudieran ocurrir sobre la Co-
seeiularibus, etiam Episcopis bene fradía del Santísimo Rosario, man-
visis, expediant, ipsseque Litterro dó el Padre Santo en la audiencia del
nonnisi de consensu Ordinariorum, 31 de Marzo de 1889 qtie, no obstan-
servatisque reliquis ómnibus in hu- do cualquier prohibición de la Santa
jusmodi erectionibus, ex Apostolicis Sede, se les concediera á los misio-
Constitutionibus, servandis ac ser- neros la facultad para poderla erigir,
vari solitis, executioni mandentur. pero .que los fieles en ella inscritos
396 EL MONTE CARMELO

sólo ganaban las indulgencias con- culares do dicha Cofradía, prescribe


cedidas á todas las Cofradías en ge- el que se acuda al R. P . Maestro
neral; mas para ganar las indulgen- General de la Orden Dominicana, así
cias particulares concedidas á dicha también prescribiría el recurso de los
Cofradía del Rosario, era preciso Misioneros al R. P. General de los
acudir al R. P . Maestro General de Carmelitas si, para la erección de la
la Orden de Santo Domingo. Cofradía del Carmen con todos los
No faltan quienes pretenden ex- privilegios que le son concedidos,
tender esta gracia, concedida por el fuera necesaria la aprobación del
Papa á la Cofradía del S3. Rosario, á R. P . General de la Orden del Car-
la Cofradía del Carmen, es decir que men, lo que no hace la S. Congre-
los Misioneros pueden erigir la Co- gación.
fradía del Carmen en los lugares Hay quien cree también que por
que les están sugetos, pero en este la Constitución del 98 so les quitó á
caso la Cofradía sólo goza de los los Sres. Obispos la facultad que se
privilegios concedidos á todas las les reconocía en el decreto del 31 de
Cofradías en general, y no los pro- Marzo de 1889, de erigir la Cofradía
pios y particulares de esta Cofradía, del SS. Rosario, sin las gracias y
por no estar erigida con la autori- favores que los SS. Pontífices han
dad y aprobación del R. P . General concedido á la Cofradía reservada al
de la Orden del Carmen. R. P. Maestro General de los Domi-
Si hemos de ser imparciales en nicos.
esto, debemos de confesar en obse- 4. a Si nos fuera permitido hacer
quio de la verdad, salva la reveren- un argumento á parí, diriamos que
cia que nos merecen los que sostie- así como, por solo el privilegio de
nen la parte afirmativa, que no nos communicatione privilegiorum, no se
satisfacen las razones que aducen extendió á la Cofradía del Carmen
para ello y que nosotros tenemos en este mismo privilegio en los luga-
contra las siguientes: res no sugetos 6. la S. Congregación
1. a Que habiendo consultado la de Propaganda Fide, sino que para
cuestión áRoma se nos ha respondido ello fué necesaria una especial de-
que, según parece, el Decreto de la claración de la S. Sede, así también
S. Congregación del 31 de Marzo de por la igualdad del caso, mientras la
1889 solo atañe á favorecer á la Co- S. Congregación no declare que di-
fradía del SS. Rosario. cho privilegio se extienda también
2. a Que siendo privilegio exclu- á la Cofradía del Carmen, debemos
sivo para la Cofradía del Ssmo. Ro- considerarlo sólo favorable á la
sario, no puede estenderse á las de- Cofradía del SS. Rosario, según
más Cofradías de las Ordenes men- aquello del derecho; «6» est eadem
dicantes por solo el privilegio de ratio, ibi est eadem juris dispositio.
communicatione privilegiorum. De todo lo dicho se deduce que la
3. a De la práctica de la S. Con- Cofradía del Carmen, erigida por los
gregación se deduce que no; pues la Misioneros en los lugares que les
S. Congregación de Propaganda Fido están sujetos, no sólo tiene todas las
da facultad á los Misioneros para que indulgencias y privilegios concedi-
puedan erigir la Cofradía del Car- dos á todas las Cofradías en general,
men y hemos de creer que, así como sino también los propios y particula-
la S. Congregación para la erección res de dicha Cofradía, aunque no se
de la Cofradía del Smo. Rosario, con haya recurrido al R. P . General d«
las indulgencias y privilegios parti- los Carmelitas.
(Se continuará)
A ULTRAMAR.—El día 7 de este mes embarcaron en Cádiz con dirección á
la República de Chile los Padres Eladio y José Antonio, y el Hermano
Carmelo, pertenecientes á la Provincia de San Joaquín de Navarra, qué
han sido destinados por los Superiores á desempeñar el ministerio sagrado
en aquellas distantes regiones donde, gracias á Dios, tanto prospera nues-
tra sagrada Orden. Que el Señor les acompañe en su viaje, y la Virgen San-
tísima del Carmen, tan amada de los chilenos, les depare buena acogida en
aquella República y haga fructuosos sus trabajos.
En fecha próxima saldrán también para la Misión de Verapóly (Malabar)
algunos Padres Misioneros Apostólicos.
CONSAGRACIóN DE LOS NIñOS á J E S ú S RHDENTOR.—Según habíamos anun-
ciado en números anteriores, el día de la Ascensión se celebró en esta ciu-
dad de Santander el acto tierno, hermosísimo, y conmovedor de la consa-
gración de los niños y niñas á Jesús, Redentor del mundo y rey de los si-
glos. La consagración* de los niños tuvo lugar en la Parroquia de San Fran-
cisco y la de las niñas en la de Santa Lucía, celebrándose las dos funciones
simultáneamente, con la asistencia de casi todos los niños y niñas de esta
culta y piadosa población, que por la mañana se acercaron por centenares
á recibir en sus inocentes almas el pan de los ángeles, y por la tarde acu-
dieron en número de varios miles, que llenaron las dos espaciosas iglesias,
á ponerse al amparo de Jesús y consagrarle con juramento solemne sus tier-
nos corazones.
Tanto el P. Avelino Díaz, Subprior del Conventó de Dominicos de las
Caldas, encargado del sermón de los niños en San Francisco, como el Padre
Ángel María de Santa Teresa, Director de E L MONTE CARMELO, que dirigió
su palabra á las niñas en Santa Lucía, les hicieron ver el acto trascendenta-
lisimo que realizaban consagrándose á Jesús cuando el mundo moderno
apóstata se aparta de El, y probaron que aquella niñez que tan enérgica-
mente protestaba contra el mundo, era la esperanza de Dios en el siglo XX,
y por eso Dios, que quiere regenerar las sociedades, la llamaba á si y la im-
pulsaba á hacer aquel hermoso y elocuonte acto.
Tuvo esta función una parte que embelesó á todos los concurrentes: un
diálogo que en San Francisco recitaron los niños Francisco Allende y
Jesús Cisneros, y en Sta. Lucía las niñas Elvira González y Aurora Oceja,
discutiendo en el sencillo lenguaje de la inocencia y con las graciosas ré-
plicas propias de la edad, sobre el origen del Santo Rosario, la traslación
398 EL MONTE CARMELO

milagrosa dé la Santa Casa, de Loreto, en cuya ciudad va á erigirse, por


iniciativa de un Carmelita Desialzo, el monumento del Homenaje délos
niños de todo el mundo á Jesús, y la transcendencia de la Consagración de
los niños al Divino Redentor.
Pero hubo un momento en ambas iglesias en que los sollozoe se escapa-
ban mal reprimidos y los corazones de los que ya somos viejos en los aza-
res de la vida latían inundados de ternura santa y se «conmovían profun-
damente al oir aqnellas voces infantiles que con grande energía hacían
públicamente profesión de la fe católica renovando las promesas del santo
bautismo, y renunciaban de nuevo á los placeres del mundo, ellos que aun
son ángeles en la tierra...
En la fiesta de la Ascensión del Señor, ante el altar de María cubierto
con las flores de los jardines de la naturaleza, aquellos niños con sus lazos
blancos y sus banderas, aquellas niñas vestidas de blanco, inundados todos
de los puros destellos de la inocencia, consagrándose por intercesión de la
Madre del Amor Hermoso d i s t o Redentor... quisiéramos decir lo que
sentimos ante un espectáculo que alegraría al cielo: creímos ver que el Se-
ñor, cuyas plantas iban á dejar el suelo, coronado de inmortalidad, tendía
una mirada cariñosa sobre aquella multitud d9 cabezas angelicales, y al
contemplar los corazones puros que "le ofrecían todos los niños de Santan-
der, se conmovía su divino Corazón y olvidándose de su justicia se detenia
un punto á perdonar á los pecadores antes de entrar por las puertas de la
gloria.. Entonces vimos también que nuestro excelentísimo Prelado llora-
ba enternecido, y observamos igualmente que las lágrimas corrían por las
mejillas de muchos sacerdotes y seglares que concurrieron á la fiesta.
En ambas iglesias, después de entonado el Salmo «Laúdate pueri» dio el
excelentísimo é ilustrísimo señor Obispo la bendición apostólica á los fieles
por especial concesión do Su Santidad, terminándose el acto con varios
himnos que con santa emulación cantaban los niños de los diferentes cen-
tros de enseñanza, dirigidos por sus profesores y profesoras que los acom-
pañaban.
Reciban la más cumplida enhorabuena los iniciadores de las fiestas, es-
pecialmente nuestro querido amigo don Ceforino Gómez García, capellán de
honor de la S. I. Basílica de Loreto, que con tanto celó ha trabajado para
el éxito de esta obra.
TOMAS DE HáBITO.—En estos días de persacución sectaria contra las Or-
denes Religiosas es cuando Dios suscita en más número vocaciones al esta-
do monástico, manifestando la solícita providencia con que vela por el sos-
tenimiento y conservación de los que el mundo trata de aniquilar. No po-
drán ahora los mundanos decir que las vocaciones religiosas obedecen á
móviles humanos. ¿Qué interés humano puede impulsar hoy á nuestros jó-
venes á abandonar las comodidades de la casa paterna para abrazar el es-
tado religioso sobre quien posa el odio de los sectarios y una amenaza de
expulsión? Convénzase el mundo, la vocación religiosa no puede venir mis
que de Dios, contra quien en vano intenta nadie pelear, y Dios mismo es
quien, para confundir la osadía de los impíos, hoy más que nunca y en esta
España, sobre quien soplan los vientos de la persecución, suscita las her-
mosas y fragantes flores de la vocación religiosa. Vean nuestros lectores, y
consuélense con su lectura, dando por ello gracias á Dios, las siguientes
roseñas que nos envían do Couvontos de Religiosas de nuestra Orden
CRÓNICA CARMELITANA 399
relatando el ingreso de distinguidas jóvenes en el claustro Carmelitano.
CUENCA ABRIL 1902.—El día 16 del pasado Marzo tomó el hábito Carmeli-
tano en esta Comunidad la señorita María Sigler Martínez, de 20 años de
edad, natural de Valladolid, hija del capitán de caballería do dicha plaza
don J u a n Sigler y Urquidi, oficiando en tan solemne acto el M. I. señor
Provisor de la Diócesis que pronunció también una hermosa plática, y apa-
drinando á la Novicia en Ja ceremonia la distinguida señorita doña María
Moreno. La Novicia ha tomado el nombro de María Pilar de San José.»
«BBAS DE SEGURA.—En el Convento de Carmelitas Descalzos de San
.losé del Salvador de la Villa de Beas de Segura, se ha celebrado con gran
solemnidad el 20 de Abril la toma de hábito de la señorita doña Joaquina
Bona, natural de Comillas, provincia de Santander, tomando en el Claustro
el nombre de Joaquina de Santa Teresa. Lucía la nueva religiosa elegante
vestido de raso blanco brochado. Recibió el hábito de mano de su director
espiritual don Anselmo Bracho, el cual pronunció una conmovedora plá-
tica alusiva al acto. Dicho señor y don Miguel Llano hermano político de
la nueva religiosa la acompañaron desde Comillas. Fueron sus padrinos
don Fidel Avila y su esposa doña Josefa Ramírez, loscuales obsequiaron
espléndidamente á la Comunidad y á la numerosa y distinguida concurren-
cia que asistió al acto.»
«AZCOITIA, 3 DE MAYO DE 1902.—Reverendo P. Director de <EL MONTE
CARMELO.
El Convento de las Carmelitas, las pobrecitas monjas de Alciba pueden
estar satisfechas al ver aumentada la Comunidad con el ingreso de cuatro
novicias.
El 18 do Marzo y el 24 de Abril son dos días que nunca se borrarán do
nuestra memoria; ojalá tuviera mi pluma coloridos mis vivos, para expre-
sar debidamente los sentimientos del pueblo quo acudió en masa al reli-
gi( s i acto.
El aspecto de esta villa de Azcoitia era el de las grandes sole.nnidados.
Inmenso gentío se apiñaba en las calles para ver el paso de las novicias,
que iban á dejar para siempre el mundo. Apenas se podía dar un paso en los
alrededores del C invento y de aquí podrá V. R. deducir cómo estaría la
capilla provisional. Doña María Unanue y Josefa Urbina fueron las
primeras que ingresaron; aquélla, hija de esta ínclita villa, apadrinándola
don Tomás Vives y doña L irenza Vives, acaudalados propietarios de Alcau-
dele é integérrimos católicos; la segunda es natural de Aloria y la acom-
pañaba como madrina su hermana. El sermín estuvo á cargo del R. P. Car-
melita Nicanor, quien en periodos elegantes y conmovedores tuvo pendion-
t) desús labios al numeroso auditorio que religiosamente le escuchaba.
Hace todavía ocho días que han entrado otras dos vitorianas; María
Ascensión Castillo y Felicia Garayo, hija ésti del digno y probo empleado
del Banco don Eugenio. El coro en la entrada entonó el himno O gloriosa,
canto verdaderamente divino, cuyas armoniosas melodías sirven para ele-
var al cielo nuestros corazones.
La oración sagrada, fué un discurso maestro, lleno de enseñanzas cris-
tianas, pronunciado con verdadera sencillez y elegancia por el P . Fidalgo,
de la Compañía do Jesús.
Mil plácemes y enhorabuenas á todos los que han contribuido á dar ma-
yor espíen lor al acto y á V. señor Director mil gracias por la inserción de
@8tas mal pergeñadas líneas.—El Corresponsal.
400 EL MONTE CARMELO

MURGUíA y MAYO.—Apreciable P. Director.—En Murguía (Álava) la


tranquila Villa explóndidamente dotada por la naturaleza, donde las Madres
Carmelitas poseen una de las mejores fundaciones, debida á la inagotable
caridad de un noble anciano que en tan hermosas obras ha sabido'emplear
su dinero en favor del pueblo que le bendice, tuvo lugar el día primero de
Mayo una solemne ceremonia.
La señorita María Escajadillo Aparicio, natural de Santander, ingresó en
la Orden Carmelitana, renunciando para siempre á los placeres del mundo
y trocándolo todo por el humilde hábito de la Santa Doctora.
A las tres de la tarde las campanas del Monasterio anunciaban á los ha-
bitantes de Murguía la •solemne ceremonia que iba á tener lugar, llenán-
dose de fieles la hermosa capilla que estaba engalanada con sumo gusto.
Acompañaban á la novicia, que lucía un precioso traje blanco, cuya larga
cola sostenían dos niñas de blanco también, sus dos hermanos Milagro y
Eusebio, que asistían como padrinos en aquel acto.
Las religiosas entonaron desde el coro, acompañadas del órgano, el him-
no O gloriosa Virginum... y una vez terminado, el R. P. Lamberto, Carmeli-
ta de esa Residencia de Santander, que se hallaba en el Presbiterio, reves-
tido de roquete, estola y capa pluvial, á quien asistían varios sacerdotes,
hizo á la novicia las preguntas que prescribe el ritual Carmelitano y sobre
cuyo tema versó la elocuente plática pronunciada por un R. P . de la Orden
de San "Vicente do Paúl, ensalzando la vocación religiosa, por la que las
jóvenes hacen el sacrificio de abandonarlo todo en el mundo, por abrazar la-
corona do espinas de la vida monástica, pero que constituyen las flores de
la que Dios las reserva en la otra vida. Dirigióse seguidamente la novicia
con toda la comitiva á la puerta reglar del Convento, en cuyo dintel aguar-
daban todas las religiosas que con velas encondidas y formando dos hile-
ras acompañaron á la novicia hasta el coro bajo, después de despojarse del
traje dé gala y vestirse el hábito que la impuso el R. P . Lamberto. En este
solemne momento entonaron las religiosas el himno Ecce quam bonum et
quan jucumlum habitare fratres in unum, que parece un adiós á la vida,
mientras la novicia iba abrazando una por una á aquellas hermanas, con
cuya compañía ha de compartir sus alegrías y sus tristezas.
Y con esto terminó el acto que dio ingreso en la orden á la señorita do
Escajadillo que lleva en religión el nombre de María Teresa de Jesús, ocu-
pando la silla que se conoce con el nombre de la Santa en la Orden.
Reciba la hermana María Teresa de Jesús nuestra cordial enhorabuena
por su santa resolución y ofrecemos á Dios nuestras oraciones, para que
concediéndola la perseverancia, encuentre algún día el premio que está re-
servado á las que abandonando el bienestar terreno, corren en pos de la
eterna dicha.
Recíbala así mismo la señora viuda de Escajadillo y su distinguida fa-
milia, y sirva de consuelo al natural dolor que la separación produce siem-
pre, la consideración de que al desprenderse de un ser querido que se
ofrece á Dios, ha de premiar en su día el sacrificio hecho en su obsequio.
Y á V. R. P. Director, me tomo la libertad de suplicarla inserción de las
precedentes líneas para edificación de los piadosos lectores de su Revista,
y quedo por ello agradecido y siempre suyo afmo. a. y s. s.—P. E .
Etr BuRtíOs.—Otra joven, santanderina también como la precedente, ha
tomado el hábito de Carmelita Descalza en el Convento de San José y Santa
CRÓNICA CÁRMELÍTAHA <¿0Í

Ana de Burgos, donde tan vivo se conserva el espíritu, y los recuerdos y


tradiciones de Ntra. Santa Madre Teresa de . Jesús, por ser el último Con-
vento fundado por la incansable actividad de la Santa Keformadora y por
ella tiernísimamente amado á razón de las grandes dificultades que tuvo
que superar para establecer allí su palomarcito de la Virgen. He aquí como
refiero un periódico húrgales la solemne ceremonia de esta toma de hábito:
«Conmovedor bajo todos conceptos resultó el acto que presenciamos an-
teayer tarde víspera de la Ascensión en la iglesia de las Madres Carme-
litas.
«Una distinguida señorita de Santander iba á dar el último adiós á todos
los honores y á todas las grandezas de su distinguida familia, dando una
prueba inequívoca de los poderosos atractivos que la religión católica ejerce
sobre las almas grandes.
>La señorita María Josefa Díaz y Gil de Eeboleño, hoy hermana Maria
Jesús de San José, es hija de don José Díaz y de doña María Gil de Eebo-
leño, naturales de Labarces, en Santander. Es sobrina de nuestro amigo el
M. I. señor arcipreste de la Catedral de Santander, don Alejandro Gil de Ee-
boleño; del excelentísimo señor don Manuel Gil, cónsul de Méjico en Má-
laga, y de don Guillermo Gil de Eeboleño, en la actualidad diputado á
cortes.
»A las cinco y media salían del Hotel París los coches que conducían á
la joven acompañada de su hermana y numerosa comitiva, y á los pocos
minutos, en medio de un repique de las campanas, se apeaban en las puer-
tas de la iglesia de las Madres Carmelitas.
^Inmediatamente subía las gradas del altar, con paso firme y ánimo
sereno, y se arrodillaba ante Jesús Sacramentado con inquebrantable reso-
lución de unirse para siempre con Aquél por quien tanto había suspirado,
la señorita Díaz. En el presbiterio la esperaba casi todo el cabildo catedral
dando una prueba de simpatía hacia su amigo y compañero don Alejandro
Gil.
»E1 Eeverendo Padre Constancio, muy conocido en esta ciudad, pronun-
ció un magnifico discurso, on el que manifestó la poca solidez de las gran-
dezas humanas y la felicidad de la joven que se consagra á Dios, la cual,
libre ya de los dosengaños y falsedades del mundo, disfruta en dulces de-
liquios del amor divino las inefables delicias de una paz inalterable.
»Acto continuo el padre Constancio procedió á la imposición del hábito
carmelitano. La elegante joven, vestida de todas las pompas del mundo, se
levantó de las gradas del altar, y, acompañada de su hermana la distingui-
da señorita Juliana, que hacía el oficio de madrina, y de toda la comitiva
y numeroso público, en el que figuraba lo más selecto y granado de la ju-
ventud burgalesa, se dirigió hacia la puerta de la clausura, para allí ence-
rrarse de una manera permanente, y como planta trasladada del desierto
del mundo al jardín de Santa Teresa, conservar mejor los perfumes y olo-
res de una flor siempre primaveral.
»Allí se despidió la virgen del Señor de su condolida hermana y de toda
la comitiva, que con abundantes lágrimas en los ojos admiraban la resolu-
ción de la señorita santanderina.
»A1 separarse de nosotros la joven, objeto de nuestra curiosidad y de
nuestra admiración, parecíanos que los misterios profundos de la eternidad
Í&2 EL MOlfrl! CA.U1ÍEÍ6

envolvían como entre gasas de nubes á la heroica señorita y que nos quedá-
bamos como viviendo en dos mundos distintos.
»En la puerta que conduce á la clausura fué recibida por un coro de jó-
venes religiosas, las que en medio de los acordes sublimes de los cánticos
más tiernos, dieron el parabién á su nueva compañera.
KLa elegante joven cambió en un momento su vistoso traje de seda en
hábito sencillo de la hija de Santa Teresa, y la señorita María Josefa Díaz
y Gil de Reboleño quedó transformada en la hermana María Jesús de San
José. • •
«Descansa tranquila, hija de la heroica Teresa. Desde hoy dirigirás tus
cantares al único esposo que nunca te faltará, tus perfumes serán para la
eternidad y tus suspiros para el cielo.
NUEVO SACERDOTE.—En las próximas témporas de la Santísima Trinidad
recibirá la Sagrada orden del Presbiterado, nuestro querido colaborador
Fr. Florencio del Niño Jesús (Florián del Carmelo Teresiano) Carmelita
Descalzo cuyas preciosas é inspiradas poesías honran frecuentemente nues-
tras columnas, y que actualmento se halla en Salamanca terminando la ca-
rrera de Teología.
H A FALLECIDO en Sanlucar de Barrameda la H.* Teresa de J . M. y J . de
velo negro, que durante una enfermedad de más de veinte años ha mostra-
do una paciencia heroica, y cuya muerte ha sido dulce, apacible y amorosa.
Descanse en paz la virtuosa hermana, y encomiéndenla nuestros lectores á
Dios.
• • • • 4

DISPENSA DB LA VIGILIA DE PENTECOSTéS.—Del Boletín Eclesiástico de


esta Diócesis tomamos la siguiente importante circular:
«Del Ministerio de Gracia y Justicia se nos ha comunicado el siguiente
despacho telegráfico:—«Accediendo deseos de S. M. Reina Regente, Su San-
tidad ha dispensado la Vigilia de Pentecostés á todos los católicos españo-
les el día de la mayor edad de S. M. el Rey mediante oración ó limosnas
voluntarias.» La recta interpretación de ese telegrama es como sigue: «Su
Santidad, no obstante ser la Vigilia de Pentecostés una de las más sagra-
das, dispensa en esta ocasión del precepto del ayuno y de la abstinencia á
todos los católicos de España: previniéndoles, sin embargo, que deben com-
pensar esta excepción de la ley eclesiástica con oraciones y limosnas que
deja á la voluntad de cada uno.»
Los RR. párrocos y ecónomos darán á conocer esa dispensa á sus feligre-
ses: advirtiéndoles que los que deseen guardar la Vigilia harán bien; pero, si
prefieren usar del privilegio, que por esta vez se les concede, han de hacer
oración conforme á la mente del Romano Pontífice y dar una limosna, que
bien les pareciere.
Santander 9 de Mayo de 1902— f EL OBISPO.
L A PEREGRINACIóN VASCONGADA.—El día 3 llegó á Roma la peregrinación
vascongada, que con tanto fervor ha visitado los Santos Lugares.
En el mismo día tuvieron los peregrinos solemne fiesta en el santuario
de Nuestra Señora de Pompeya, en la que predicó el Rdo. Obispo de Lugo.
Al día siguiente hubo Misa de Comunión general en el Vaticano, cele-
brando el santo Sacrificio el Rdo.-Obispo de Astorga.
El día 5 tuvieron los peregrinos Comunión en la Iglesia de Jesús, cele-
brando la Misa el P. Martín, General de los jesuítas, quien dirigió fervoro-
sas palabras á la peregrinación. • Después de la Misa él P. Martín conversó
Con todos los peregrinos, regalándoles recuerdos piadosos.
A' las once y media fueron recibidos en audiencia particular por Su San-
tidad los señores Obispos de Lugo y de Astorga, y don José María Unquijo
y señora, obteniendo espeoialísima bendición para los obreros y J u n t a del
Patronato de Bilbao, organizador de esta peregrinación.
Después, en la Sala Clementina, recibió el Padre Santo en audiencia
sólo á la peregrinación vascongada en la que besaron la mano todos al
Papa, privilegio concedido únicamente á esta peregrinación.
El Papa conversó con todos los peregrinos, recibiendo limosnas de cada
uno. Despertó entusiasmo delirante.
La peregrinación, á la vuelta -se detuvo en Zaragoza para visitar el Pi-
4(U Él üQMH CAMéLó

lar de la Virgen, y ya están todos en sus hogares satisfechos de su piadosa


escursién.
RESUMEN POLíTICO.—Está para finalizar la Regencia de doña" Cristina, y
todo el mundo ha dado en estos días mano á todas las cuestioues políticas
para no ocuparse más que én prepararse para los festejos con que se cele-
brará la coronación de Alfonso X I I I y principio de su reinado.
Sin embargo, tardará en borrarse la impresión de alarma que en muchos
primaces de la política española han producido las declaraciones socialistas
del señor Canalejas, gravísimas por haber sido formuladas desde el banco
azul.
Otra vez, y cuando menos se esperaba, ha vuelto á suscitarse estos úl-
timos días la cuestión religiosa. Y ahora han tenido evidentemente la
culpa los periódicos por haber publicado una circular que hace más de un
mes dirigió el señor Nuncio á los señores Obispos, y que por su carácter de
reserva nadie estaba en atribuciones de lanzarla á los vientos de la publi-
cidad. Pero está visto que los periódicos no se creen ligados por ninguna
obligación, aunque sea tan sagrada como la del secreto conque las primeras
autoridades jerárquicas tienen derecho á sellar sus actos. Publicada esta
circular del señor Nuncio, el señor Romero Robledo dirigió algunas pre-
guntas al Gobierno sobre las negociaciones con el Vaticano y acusó á los
Ministros de abandonar la soberanía de la nación á los intereses clericales.
Y no contento el Diputado antequerano con concitar personalmente los áni-
mos, ha obligado á los jefes de las minorías á intervenir en su interpela-
ción; y á esta excitación todas las oposiciones se han lanzado contra el
Gobierno, que se ha visto en un verdadero apuro sin poder dar una expli-
cación clara y concluyente de su conducta en relación con el Vaticano y la
Nunciatura. La nota más radical fué dada por Melquíades Alvarez, quien
después de zaherir al Gobierno por lo que él llamaba inj ustas condescen-
dencias que hipotecaban la soberanía del Estado en beneficio de la tiara
pontificia, lanzó aceradas diatribas contra el cardenal Rampolla, y trató de
poner en tela de juicio la rectitud del Nuncio en España, monseñor Rinal-
dini. Afortunadamente, no han faltado tampoco en este debate voces que
han defendido con gran acierto la doctrina de que nada puede hacerse que
afecte á las órdenes religiosas sin acuerdo previo con la Santa Sede, por
ser aquellas parte integrante de la Iglesia. Dícese que este incidente ha
disgustado profundamente al señor Canalejas, á quien se supone estaba ig-
norante de la circular del señor Nuncro,;como si el Gobierno obrara en esta
cuestión de las Ordenes religiosas á espaldas del Ministro de Agricultura,
y que esto ha impulsado á éste á presentar su dimisión con carácter irrevo-
cable, que será un hecho al día siguiente de la coronación del Rey. Nosotros
sospechamos que esto del disgusto de Canalejas y de sus supuestas ignoran-
cias tiene mucho de cómico, porque dado el modo constitucional de ser del
Gobierno español, lo que sabe un Ministro lo sab«n los demás, y consta que
más de un Ministro conocía la circular del señor Nuncio, así como éste co-
nocía la Real orden de Moret antes de publicarse, y dicha circular y dicha
Real orden fueron combinadas de común acuerdo.
En el último consejo de Ministros presidido por la Reina Regente, el
señor Sagasta hizo notar la coincidencia de haber sido él el primer jefe de
Gobierno y el último que ha tenido la Regencia.
La Reina Regente ha otorgado varios títulos nobiliarios á personas que
CRÓNICA GENERAL 405

han servido cargos palatinos durante la Regencia, entre otros los títulos de
Condes de Grove y de Arber á los señores Loriga y Castejón respectiva-
mente, profesores que han sido del Rey.
La infanta Isabel ha dejado sus habitaciones de Palacio, donde ha vivi-
do desde 1875, que volvió á España con su hermano don Alfonso XII, mu-
dándose á un hotel ó palacio de la calle de Quintana. Se dice que poco
después de tomar el Rey posesión de su cargo, la Reina regente hará un
viaje á Austria, y quizá por varios países de Europa, pasando el verano pró-
ximo en San Sebastián, cuyo palacio de Miramar es de su propiedad par-
ticular.

A JÍÜESTROS SUSCRIPTORES

Son muchos los suscriptores que nos reclaman el libro que da-
ntos de regalo, pero que no han pagado aun la suscripción de este
afio; á lus cuales JIOS permitimos recordarles que solo hemos pro-
metido este libro á los suscriptores que renueven y paguen por
adelantado el año de suscripción.
Con este motivo, rogamos á la vez á los suscriptores que estén
en descubierto se pongan cuanto antes al corriente de sus pagos,
pues de los retrasos se originan grandes perjuicios á la Adminis-
tración.
Los suscriptores de Madrid pueden renovar la suscripción en la
Residencia de PP. Carmelitas, ó en las librerías de don Gregorio
del Amo ó don Enrique Hernández, Paz 6.
EJEMPLO MORAL

LABíA una vez una pastorcita tan caros, Madre mía, un vestido nuevol-:
buena, tan bonita y tan cristiana, Y la pastorcita, no pudiendo Ijacer
que era un hechizo. Guardando un otra cosa, se puso á limpiar el nicho'
dia sus ovejas por unos parajes muy lo rodeó con guirnaldas que hizo con
solitarios y desiertos, llegó á un va- las fiorecitas del campo; y todos los
llecito fresco y verde como una ma- días, mientras sus ovejitas pastaban,
ceta de albabaca. En medio de mu- ella hacía guirnaldas frescas para
chas fiorecitas silvestres notó unas adornar el nicho de Virgen, y ense-
ruinas cuyos paredones estaban tan ñaba á los corderitos á doblar las ro-
tristes, como el que no puede ni vi- dillas ante la Imagen.
vir ni morir. En aquel que más des- Una noche oyeron unos cabreros
collaba y aún se mantenía entero, que pasaron por allí, gemidos: se
gracias á un ciprés que había creci- acercaron y vieron que salían do una
do á sus espaldas como para soste- chocita que estaba entre las ruinas.
nerlo, vio en un nicho á una Imagen Entraron y vieron á la pastorcita
de la Señora, sus vestidos, que ha-s •tendida-sobre la paja mojada porque
bían sacudido los vientop y empapa-;? hübía llovido; su cabecita caía sobre
do los aguaceros, estaban descolorí-^ láHiérra húmeda y dura; ella era la
dos y hechos girones. Nada adornaba ,qde se quejaba y llamaba k María
al nicho sino unos pabellones de te- 'en^auxilio suyo.
larañas, j ' una rama de yedra que Al verla tan enferma corrieron los
entreponía sus hojitas entre el tem- cabreros á un convento cercano á dar
poral y la Santa Imagen como para aviso,y salieron al punto dos religio-
guarecerla. sos á socorrer y auxiliar á la pastor-
Entonces la pastorcita se puso á cita.
llorar amargamente, diciendo: Cuando se acercaron k la choza
¡Ay, Madre mía! ¡Madre mía! qué vieron una claridad muy grande y
sola y qué abandonada estás! ¡qué se figuraron que estaba ardiendo,por
dolor, qué dolor de que la Reina de lo cual aprosuraron el paso; pero
los cielos esté tan desatendida en la cuando entraron en ella, no vieron
tierra! ¡Quién fuera rica para volver fuego, sino unos mancebos cuyas tú-
k levantar esta capilla y restablecer nicas blancas resplandecían tanto,
en ella tu culto! ¡Quién tuviera si- que causaban aquella claridad. Cer-
quiera lo que se necesitase para mar- ca de la pastorcita estaba una Seño-
SOLACES Y EHTBETENIMIENTOS 407
ra muy hermosa reclinando la cabe- aún muerta conservaba su sonrisa,
za de aquella sobre su pecho, y cuan- y se la llevaron al cielo, porque
do se acercaron vieron á la pastorei- aquellos mancebos eran ángeles, y
ta sonreír, suspirar y morir. Enton- la Señora, la Virgen do las ruinas; y
ces la Señora hizo seña á los bellos ésta se volvió á su nicho para ganar
mancebos, que se acercaron y toma- más almas al cielo.—Fernán Caba-
ron en sus brazos á la pastoroita, que llero.

HISTÓRICO
«A un joven muy conocido por sus un minuto.—No son caras, dijo; se
ideas antirreligiosas, se le encontró puede emp9irar el t amino con ellas;
hace poco tiempo en las cercanías de —y las col )có debajo de las ruedas
Melle tendido, sin conocimiento y del coche de su amigo. Este salvó el
en medio de un gran charco de san- obstáculo, diciendo:—La santa Vir-
gre; fué arrojado leí charabán que gen na la malo me ha hecho.—Y se
guiaba, produciéndose heridas gra- alejó. Nuevas blasfemias fueron la
ves en la mano y en la cabeza. respuesta á tan prudente contesta-
El 21 de Abril dicho joven condu- ción.
ela por el mismo camino su carruaje Cogió las estatuas, las colocó por
y se encontró a u n amigo que iba sí mismo debajo de las ruedas de su
también en coche. Detuvieron los coche, y pasando sobre elLs, las hi-
caballos para hablar y en aquellos zo mil pedazos.
momentos se presentó un van le lor Cinio mases después caía bajo las
ambulante que llevaba pequeüas es- ruedas que habían aplastado las
tatuas de la Virgen Santísima imágenes santas. Este accidente ha
A vista de la imagen santa el jo- parecido á todos sus convecinos un
ven se enfureció; bajar del coche y verdadero castigo del cielo.
comprar las estatuas, fué negocio de

LAS FLORES
Desde los primeros días de Mayo los árboles y los lirios llevan sus co-
comenzaron á llegar de no sé dónde. rolas sedientas del calor de los ra-
Fueron llegando como en procesión yos solares. Las exhuberantes peo-
y se han colocado en valles, monta- nías han roto su cáliz estrecho para
fias y jardines; adornan la tierra y la contener la riqueza de sus pétalos, y
llenan de aromas gratos y pene- los renundos muestran en sus ater-
trantes. ciopeladas hojas sus delicados mati-
Rompieron la marcha las violetas ces sanguíneos y sus primor osas
con sus modestos trajes morados, formas.
luego los jacintos y primaveras de Las lilas graciosamente agrupadas
color más pálido, á los que siguieron se balancean en los arbustos y las
los soberbios tulipanes, pajizos y ro- margaritas pintan sotos y praderas
jos. Las blancas flores precursoras de estrellas blancas de todos los co-
del fruto han invadido las ramas de lores.

FLORES DEL CAMPO

Todos conocen los nombres de las Las hay como las lilas de jardín,
flores de los jardines; son la aristo- pero más finas y menudas.
cracia de las flores. ¿Cómo se llaman Hay otras en forma de torre, blan-
las plebeyas del campo? cas, azules, amarillas y moradas.
Qué finas son y qué aromáticas. Rosas, claveles y violetas silves-
Coloccdas en jarrones viven mu- tres, blancas, azules, rojas, anaran-
chos días sin marchitarse. jadas; ¿cómo se llaman?
;Qué variedad de colores, matices
y formas! F. S.
408 ÉL MONTE CARMELO

NOTA FINAL
A MARÍA

Cortar me puede el hado


La tela del vivir sin que me ampare;
Mas aunque el cielo airado,
María, el dolor doblare,
Olvídeme de mí si te olvidare.
A tí sola me ofrezco,
A tí consagro cuanto yo alcanzare;
Sin tí na"la merezco;
Y mientras yo durare,
Olvídeme de mí si te olvidare.
Nací para ser tuyo;
Viviré si esta gloria conservare;
La libertad rahuyd,
Y mientras yo reinare,
Olvídeme de mí si te olvidare.
El alma te. presento
Y si el furioso mar lo contrastare,
Diré con sufrimiento,
Mientras más la tocare,
Olvídeme de mí si te olvidare.
f R.. J-uis DE J-Eón.
:"'. ••'..'•','•,''.' •'• •.••'••• •."*•'"

ÜN CANTOR DE LA EUCARISTÍA

AUDAL fecundo de poesía


es el amor; y cuanto sea
leste más elevado y espi-
ritual, tanto tiene pro-
ducciones más hermosas
y sublimes.,
Desde que el Espíritu Santo ex-
presó en aquel epitalamio magní-
fico de los I libros Sagrados, que es
el más grandioso Cantar de todos
los cantares, los afectos encendi-
dísimos de su pecho para el alma
Afio I l l - f i á m . 47
santa con quien místicamente se
desposa, todos los. enamorados de
Dios han sido cantores y se valen
1.° de Junio de 1902
de la poesía para desahogar los in-
e)T(£T cendios de caridad en que su pecho
410 EL MONTE CARMELO

se abrasa, y decir de la única manera adecuada posible


lo que allá dentro del corazón sienten.
Por eso en los siglos de fe y cuando la religión está
en el cénit de su gloria y en el apogeo de sus grande-
zas, la lírica religiosa toma vuelos sublimes y se reviste
de espléndido ropage, haciéndonos adivinar con sus
cantares abrasadores los divinos y amorosísimos senti-
mientos que laten en el fondo del alma.
Es indudable, la poesía religiosa, y dentro de esa
denominación, la poesía mística, es la más elevada y
sublime de todas las poesías, la que posee el sagrado
fuego de la inspiración en su grado más excelso; porque
esa poesía es la expresión de las afectos más levantados,
de los sentimientos más puros, de les ideales más di-
vinos .
Esto que es verdad en ley de buena estética, según
la cual cuanto más elevado sea el asunto, más rica y
fecunda será la inspiración, más sublimes y magníficos
los himnos que esa poesía entone, queda plenamente
demostrado por el argumento de experiencia. La Espa-
ña del siglo XVI, que llegó, por el númeru y excelencia
de sus santos, á la más alta cumbre de amor místico, es
la que va á la cabeza de todas las naciones en el mérito
y valor, en el caudal y riqueza de literatura poética.
Las flores que el Parnaso español produjo en aquel
siglo, cuyo cielo religioso lucía sin celajes, se distinguen
y brillan entre todas las flores de las literaturas extran-
jeras por su lozanía y perfume imperecedero que con
servan á través de los siglos. La belleza poética de
aquellas flores estaba al nivel de la belleza de las almas
que las producían, y este nivel estaba elevadísimo, era
confín á la Divinidad.
En este coro de enamorados santos y místicos can-
tores, luciendo con deslumbradores destellos en esta
hermosa constelación del cielo literario de nuestra pa-
tria, descuella, cual astro de primera magnitud, el más
; UN CANTOR DE LA EUCARISTÍA 411

egregio Maestro de ciencia mística, el insigne compa-


ñero de Santa Teresa de Jesús,—otra alma místicamente
enamorada é inspirada poetisa,—el esclarecido autor de
la Subida del Monte Carmelo y de la Noche Oscura del
Alma, libros de oro henchidos de ciencia profunda y de
una literatura sin igual, San Juan de la Cruz, cuyas glo-
rias literarias son imponderables y corren parejas con
sus glorias místicas, y cuya influencia en el desenvolvi-
miento de las letras españolas, tanto en prosa como en
verso, fué poderosísima y eficaz, y por lo que hace al
género místico que exclusivamente cultivó, no supeíada
por ningún otro escritor, antiguo ni moderno.
San Juan de la Cruz, cuyo espíritu excelso había
escalado con alas de ángel regiones inaccesibles al puro
mortal y habitaba en regiones Divinas, recogió en el
cielo esas flores con que esmaltaba sus escritos, y cuan-
do descendía á hablar con los hombres, no empleaba
otro lenguaje que el lenguaje de Dios, y sus frases infla-
madas, y sus peregrinas imágenes, y hasta sus giros
propios y originalísimos, eran como el desbordamiento
de la vida divina que germinaba con poderosa fuerza en
su pecho. Su desapego total de todo lo criado, su aspi-
ración continua de unirse á Dios, su trato íntimo y pe-
renne con el cielo, dan á sus palabras tal calor divino,
y .un carácter de originalidad, sublimidad y belleza,
que, sin que él lo pretenda, resulta poeta inspiradísimo,
y jamás desciende de las alturas de la inspiración ni
abandona las regiones de fuego donde se derrite su
espíritu.
San Juan de la Cruz vive siempre enamorado, ena-
morado de la virtud, de la perfección más encumbrada,
de la ciencia más secreta y trascendental, enamorado,
en una palabra, de la Divinidad; y por eso canta, con
ternura inimitable, en estrofas encendidas, llenas de an-
helos santos, de suspiros ardientes, la dichosa ventura del
alma que encuentra á Dios y sobre su pecho reclina el
412 EL MONTE CARMELO

rostro; las relaciones amorosas entre el alma y el Espo-


so, con los tiernos requiebros que se dicen, y las dádi-
vas y regalos que se hacen; y la encendida'y abrasa-
dora llama de amor viva; que en la Esposa causa el Es-
poso poniendo fuego en ella para trasformarla en sí
que es fuego eterno de amor; y las penas del alma por
ver á Dios; y los éxtasis de contemplación, alta y divi-
na, en que el alma sube tan alto que le da á la caza al-
cance; y las interioridades de la vida de Dios y sus ma-
nifestaciones amorosas al mundo.
Las composiciones poéticas del compañero de Santa
Teresa eran expontáneos desahogos de su pecho amo-
roso; no .corría tras los lauros de poeta, pero sin pre-
tenderlo, se ceñía con ellos su frente siempre que sentía
el espíritu recalentado por los acercamientos de la Di-
vinidad.
Por eso mismo., porque el Santo no escribía sino
cuando el espíritu de Dios le impulsaba, no se cuidaba,
después de escribir, de recoger y guardar sus poesías,
que solía enviar á alguna religiosa ó alma santa que
comunicaban con él sus cosas de espíritu.
Esto ha hecho que hayan desaparecido muchas poe-
sías, de las que él compuso, ó permanezcan aún igno-
radas y desconocidas. Abrigo, sin embargo, la convic-
ción, que ya en otra ocasión expresé desde estas mismas
columnas, que muchos escritos del Místico Doctor po-
drían ser rescatados del olvido y oscuridad en que yacen,
con un poco de celo y buena voluntad de los encarga-
dos de archivos antiguos, sobre todo, de los existentes
en las regiones andaluzas por donde tanto anduvo el
Santo Padre, y ese sería el mejor tributo de devoción y
amor al Reformador del Carmelo y Maestro esclarecido
de Teología Mística.
Para reforzar con el ejemplo esta mi excitación, y
por lo que ello valga, tengo sumo gusto en manifestar
que en mi poder conservo un manuscrito en 8.° de
_ UN CANTOR DE LA EUCARISTÍA 413

veinticuatro páginas, letra del siglo XVII, que contiene


copia del tratadito de los Avisos espirituales que nues-
tro P. San Juan de la C n z dio á la Madre Francisca de
la Madre de Dips, Monja de Beas, y de sus poesías, en-
tre las que se encuentran algunas que- no andan en las
ediciones que se conocen de sus obras. No podemos res-
ponder de que todas estas poesías sean de San Juan de
la Ciuz, y que el copista no uniera á las del Santo al-
gunas otras devotas de autores antiguos; pero más de
un argumento, además del de la inclusión en el mismo
cuaderno sin que sobre ellas se haga advertencia nin-
guna, tenemos para pensar que muchas, á lo menos,
pertenecen al Santo Doctor. Pero mientras este punto
se aclara, no queremos privar á nuestros lectores de
saborear algunas de estas composiciones de subido va-
lor místico y literario.
Entre ellas escojo, aprovechando la ocasión de la
solemnidad que estos días celebramos, algunos roman-
ces y coplas sobre el Santísimo Sacramento. Si, como
es razonable creerlo, todas ó algunas de estas composi-
ciones son de San Juan de la Cruz, es de justicia se le
dé por ellas el renombre de Cantor de la Eucaristía con
que se ha encabezado este artículo. El amor divino que
abrasaba con inmensos ardores el pecho del Cantor de
la Llama de Amor viva, y que tan tiernas páginas le
inspiró sobre el Sacramento de nuestros altares, no po-
día menos de emplearse en cantar dulces endechas á la
Eucaristía, misterio de caridad infinita, memorial eterno
de lo que Dios ha amado á los hombí es.
Al pie del Tabernáculo se han exhalado los suspiros
de amor, las ansias divinas, los incesantes anhelos que
han agitado á todos los Santos. Una gran parte del ro-
mancero religioso español lo forman las poesías sobre
el Santísimo Sacramento del Altar: en este caudal riquí-
simo no podía dejar de participar el místico y enamora-
do Carmelita Juan de la Cruz que con tan regalados é
414 EL ÜONÍE CAKfoltÓ

inflamados acentos cantó las comunicaciones amorosísi-


mas de Dios á las almas santas.
Ojalá sirva este artículo y la publicación de las si-
guientes poesías, de estímulo á todos los amantes de las
glorias carmelitanas para buscar y desempolvar y sacar
á la luz del día todos los escritos que puedan existir del
que en unión de Santa Teresa de Jesús, es una de las
glorias más preclaras de la Iglesia Católica y de las le-
tras patrias.

-*<~-M^>+-

DEL SSMO. SACRAMENTO

RO M A N C E
Un montañés tan hidalgo Que la na ve de Dios sola
Que á naide paga ni pecha, Nunca llegó á nuestra lengua.
Porque es su casa real Hizo mil suplicaciones,
Libre por naturaleza, Y pareciéndole buenas
Sin tener necesidad, Hizo á la Iglesia ¡a salva
Etaciéndole el amor fuerza, Por ser de su Reino Reina.
Sin dejar su casa misma Aquestas suplicaciones
Vino á vivir á la nuestra. Son clamorosas trompetas,
Para ganar de comer Pregoneras de sus obras
De comer puso una tienda, Y música de sus guerras.
Haciendo dulces barquillos, Son cerbatanas por donde
Suplicaciones y obleas. Habla á su Esposa la Iglesia,
Hfzolos sin yerro alguno, Arcaduces de su gloria
Por milagrosa manera, Y de su cuerpo las venas.
Dando á las almas sustento Su dulce y ferviente amor
Y á la fe dichosa prenda. Le quiso de mil maneras,
Aquestos son los barquillos Pues por juntarle á las almas
Trocados eD carabelas Le hizo hostia y oblea.
Que acuden en sus peligros Con esta hostia divina
A la nave de la Iglesia. Todas las cartas se cierran,
Con estos pequeños barcos Que envía á las almas Dios
Sacó Dios su pan á tierra, Y que le responden ellas.
DEL SSMO. SACRAMENTO 4ío

VILLANCICO

Dulce pan de vida, Que arde con el agua


Favor os pido, Que el dolor derrama.
Que me abraso en el fuego Y tanto se inflama
De amor divino. Mi pecho Irlo,
Que me abraso en él luego
Estaba en mi pecho
De amor divino.
El fuego marchito,
Y cou pan bendito Como es pan de vida
Quo el amor ha hecho Libra de la muerte;
Para mi provecho, Cómele y advierte.
Tanto me ha crecido, Que el que te convida,
Que me abraso en el fuego Se te da en comida
De amor divino. De pan y de vino, ,
Que me abraso en el fuego
Tiene un no sé qué
De amor divino.
Este pan del cielo,
Que aunque está con velo Dulce pan que encierra
Vese con la fe. Por modo suave
Aquí pierde pie Aquel que no cabe
Mi flaco sentido, En cielo ni en tierra;
Que me abraso en el fuego Pues mi vida es guerra
De amor divino. Favor os pido,
Que me abraso en el fuego
Esta dulce llama
De amor diviDO.
Sale de una fragua

OTRO A LO MISMO
El Dios poderoso y fuerte Se empeña y es menester
Que á su mesa nos convida, Que ande á sombra de tejado;
Funda casa en pan de vida Mas fué venturosa suerte,
Por dar vida á nuestra muerte. Pues que Dios por su querida
Ha dado el amor un corte Funda casa en pan de vida
En tan grande maravilla, Por dar vida á nuestra muerte.
Que Dios se queda en la villa Aunqueencuerposehaquedado,
Y no sale de su corte. Porque el alma se aficione,
El negocio es de tal suerte La capa blanca se pone
Que el eterno y sin medida Que es disfraz de su brocado;
Funda casa en pan de vida El alma á comer despierte,
Por dar vida á nuestra muerte. Porque Dios que la convida
En la tierra avecindado Funda casa en pan de vida
Por dar vida á nuestra muerte.
Dios para darse á comer,
41(5 Kt MoJiíÉ CARMELO

ROMANCE AL SSMO- SACRAMENTO


Un Rey á quien sirven Reyes, Las llagas por armas reales
Bate en su reino moneda Gon divisa de paciencia.
Donde no su iraagon sola, Divisa sin división,
Sino el mismo Rey se queda. Antes divisa que pega,
Y tiene con este Rey Pues el juntar es oficio
Tal valor y tal fineza, De la hostia y de la oblea.
Que en el constraste de Dios Hay en las armas granadas,
La blanca infinito pesa. Fruta de entrañas abiertas,
Es moneda de dos caras, Porque abre amor las entrañas
Doblón de naturalezas, Como el desamor las cierra.
Qué por humildes menudos Hay flor de lis y aún hay ban-
A quien le quiere se trueca. [das,
Que gusta de soldadesca
Escudo que todo es oro
El que para los valientes
Sencillo, sin doble ó mezcla,
Hoy pone redonda mesa.
Y escudo que en defendernos
Más que de acero se muestra. Bandas son que quitan bandos
Y bandas que los sustentan,
Es real, porque El es el Real Pues causan paces con Dios
De una plata á quien encierra Y con el infierno guerra.
De blanco pan las entradas
Y de accidentes la vena. Y al fin bandas que no sé
Si dijera mejor vendas,
Es Real que de la una parte Con que el divino Cupido
La acuña, la estampa y sella Vendado á las almas flecha.
Una cruz á cuya costa
Se da valor á las nuestras. Es Real con las dos columna?,
Símbolo de fortaleza,
De la otra está el tusón Con no hay plus-ultra de amor
Cordero por inocencia, Del que en este pan se muestra.
G LOSA
Dios por el hombre encarnó, Condenado por su boca.
Y padeció por el hombre,
Que se pagase cumplió.
Y al hombre en manjar se dio:
Case* tan acerbo y crudo
¿Cuál maravilla alcanzó
Conforme á quien se ofendió,
Destns tres más alto nombre?
Y como el hombre no pudo
Llega el Padre Eterno y toca, Dios por el hombre encarnó.
Y el barro en hombre convierte,
Cuya ingratitud no poca Que ofendiendo el hombre á
Causó ser á eterna muerte [Dios,
DEL SSMO. SACRAMENTO 417
Jamás viera el pueblo humano De tnn soberano caso,
Amistad entre los dos Quiso Dios tener por bueno
Sino alargara la mano Caber en tan poco vaso
El Hijo Eterno por vos. Y de tantas cujpas lleno.
Y porque el hombre se nombre Y pues Dios al hombre dio
Libre y sin aquesta afrenta, Tanta vida y gracia junto,
Con un nuevo traje y nombre De lo que con el obró
Tomó la paga á su cuenta ¿Al más soberano puuto
Y padeció por el hombre. Cnál maravilla alcanzó?
Ved cuan á nuestro provecho Y como de tanto afán
Dios las paces ha ordenado. Dios al hombre en gracia puso,
Pues á costa de su pecho De los bienes que le dan
Siendo Dios el injuriado No era mucho estar confuso,
Dejó al hombre satisfecho. Pues los ángeles lo están.
Y pues así se adeudó,
Bien que Dios hombre se nom-
Porque se pague y desquite,
[bre
Dios su tesoro empleó
Y morir como hombre, espanta,
En hacer solo un convite, Pero que le coma el hombre
Y al hombre en manjar se. dio. Es grandeza que levanta
Aunque lugar tan ajeno Destas tres más alto nombre.

OTRA GLOSA DEL SSMO. SACRAMENTO

La vista en lo blanco para, Que se conozca en revista


Mas tras el blanco color Lo que la vista no ve.
Está el blanco donde amor Juzgó la sabiduría,
Su ardiente ñecha dispara.
Siendo el amor su asesor,
Una niña que tiró Y hallaron que se debía
A uu blanco dando en el blanco, Firmar y afirmar que había
Aunque dio en él no certó, Más tras el blanco color.
Antes se ha quedado en blanco Un más de infinitos senos,
Porque en el blanco paró. Un más que siendo comido
Cou todo en vista hay sentencia Deja á los hombres más buenos,
Que acertó bien i la clara, Un más que enseña sabido
No hay sino tener paciencia, Que lo demás todo es menos.
Que si en vista se seutencia,
Uu más blanco que se esconde,
La vista en lo blanco para.
Y si le busca el fervor
De aquesto apeló la fe Donde está, no sé por dónde
Alegando que la vista El mismo amor le responde
Es corta y que aquí lo fué, Está el blanco donde amor,
418 EL MONTE CARMELO

Está humano y á lo humano Y como el amor pondera,


Está, porque está de estancia; Esta humanidad tan rara
Está tal que está en mi mano, Con divinidad entera
Y está dando su sustancia Al hombre porque le quiera
Porque el enfermo esté sano. Su ardiente flecha dispara.

OTRA GLOSA
Si muchos Dioses hubiera, Que es lo mismo que decir
y Dios á Dios convidara, Y Dios á Dios convidara.
Dios sin duda á Dios hartara
Preguntamos, pues, si hiciera
Si aqueste manjar le diera.
Un convite señalado,
Según la esencia y deidad Qué platos en él sirviera
Ser uno conviene á Dios, O qué comida pusiera
Mas guardada esta verdad, Para hartar al convidado.
Pide luego la bondad
Que esté en tres, más que en dos. Está la respuesta clara:
Digo que pudiera dar
Siempre la unidad entera,
Cosa, que á Dios le llenara,
Porque si no fuera uno,
Pues dándose á sí en manjar
Dios sin duda Dios no fuera,
Dios sin duda á Dios hartara.
Y no hubiera Dios alguno
Si muchos Dioses hubiera. Por que si el manjar es Dios,
Y aunque aquesto no es posi- Es Criador y no criatura,
ble, Es Hacddor y no hechura,
Como todos confesamos, En fin, iguales los dos,
Será bien que supongamos Y uno á otro diera hartura.
Alguna cosa imposible Dando este plato diera harto,
Por la cual nos entendamos. Y más que él dar no pudiera,
Y así podemos fingir Con él su fiu consiguiera,
Qun un Dios con el otro hablara Pues que dejara á Dios harto
Y á su mesa le sentara, Si aqueste manjar le diera.

ANSÍA EL ALMA ESTAR CON CRISTO (1)


La vida temporal No vida, sino muerte muy pesa-
A tí, oh vida eterna comparada, [da.
Es tanto desigual, ¡Oh vida breve y dura,
Que puede ser llamada, Quién se viese de tí ya despojado!

(1) Esta poesía no esta en el cuaderno de donde tomamos las anterio-


res; pero tráela el señor don Miguel Mir en el Devocionario Clásico poético
Al pie del Altar, publicado á principio do este año, y la atribuye á San J u a n
do la Cruz; por lo cual la ponomos aquí, aunquo no sabemos de dóndo la
ha tomado el señor Mir,
D B t SSMO, SACRAMENTO 419
¡Oh estrecha sepultura, Del mundo, carne ó muerte,
Cuándo seré sacado Ni del demonio, á echarme desta
De tí para mi esposo deseado! [suerte?
¡Oh Dios, y quién se viese ¡Oh, quién se viese presto
En vuestro santo amor todo abra- Deete amorpso amor arrebatado!
cado! ¿Cuándo me veré puesto
¡Ay de mí! ¡Quién pudiese En tan dichofo estado
Dejar esto criado, Para no ser jamás de allí muda-
Y en gloria ser con vos ya tras- do?
ladado!
¡Dios mío! mi bien todo,
¡Oh! ¿Cuándo? ¡Oh Amor, oh! Mi gloria, mi descanso, mi con-
[¿Cuándo? duelo!
Cuándo tengo de verme en tanta Siicadme deste lodo
[gloria? Y miserable suelo
¿Cuándo será este cuando? Para morar con vos allá en el cie-
¿Cuándo de aquesta escoria [lo.
Saliendo, alcanzaré tan gran vic- ¡Oh, si tu amor ardiese
toria? Tanto, que mis entrañas abrasasel
¿Cuáudo me veré unido ¡Oh, si me derritiese!
A Tí, mi buen Jesús, de amor ¡Oh, si ya me quemase,
[tan fuerte, Y amor mi cuerpo y alma des-
Que no baste el ladrido [atase!

LA CENA (caadlo de Joaunes)


¡VIYA JESÚS SACRAMENTADO!

[NTRE las varias frases que la antigüedad legó al vocabulario


' españolase encuentran dos, que retratan al vivo la fe de nues-
''' tra Patria y su constante y universal creencia en los dos mis-
terios á que se refieren: La Eucaristía, y la Concepción Inma-
culada de María. / Viva Jesús Sacramentado, v, Ave María Purí-
sima. Frases, que son el compendio de nuestra fe, el resumen de
nuestra historia, el pabellón de nuestras grandezas y la aurora del
venturoso porvenir de nuestra regeneración.
¡Viva Jesús Sacramentado! Imposible parece descubrir el origen
de esta frase tan Católica como Española. La tradición la hace re-
montar á las edades más remoras, y en los siglos de nuestra gran-
deza, era el sonoro clarín que despertaba el ardor bélico de nues-
tros mayores para luchar en pro de la reconquista de la patria; era
el tema preferido de nuestros incomparables prosistas é inmortales
poetas, era el saludo y canto popular; saludo, que aunque relegado
al olvido, y sustituido por los amaneramientos de nuestra mal pro-
clamada ilustración, se conserva en el seno de las familias sincera-
mente'cristianas, en las que lo pronuncia el tierno infante cuando
al regresar del Colegio besa la mano á sus padres-, y que es
murmurado por el pobre y honrado jornalero al penetrar en su
morada después de las penosas fatigas del trabajo.
Esta frase entusiasta, y hermosa como los dorados rayos del
sol, salía sin cesar de los labios de nuestros padres en la fe, cuando
veían rompérselas soberbias- olas del error al chocar contra los
muros inquebrantables de sus creencias religiosas.
• Ella fué pronunciada en los memorables Concilios de Toledo
cuándo.los godos reconocieron la divinidad de Jesucristo y su real
presencia en la Eucaristía,, cuando renunciando al Arrianismo y
abrazando la fe ca^jitea., a|>rió jRecarédo paso franco á la unidad
de fe, que llevó á'los^buebípfs al más alto grado de su civilización y
cultura};1 frase sublimiv*|i|ie fué lá inspiración de las gigantescas
producciones de los Eugenios, Leandros é Isidoros.
Nada tan significativo como el lenguaje popular; nada tan inge-
nioso como el amor. El ha engendrado e3a alabanza al augusto
Sacramento de nuestros altares y comunicándola á todos los cora*
¡VIVA JESÚS SACRAMENTADO! 421

zonés.-la hgtlecbo, correrá! través Se. las "generaciones yisegií|r


las huellas dé todos los siglos, sin que los "trastornos políticos y
la acción inconstante del tiempo hayan, logrado su extinción.- •
Al oir aún en las aldeas á aquellos humildes campesinos que
al pasar al lado del Sacerdote ó el Misionero pronuncian esta frase,
se agolpan las lágrimas á los ojos y vienen á la memoria los gratos
recuerdos de la infancia, y el corazón se enardece al oir ese canto
de los labios del sufrido pueblo, que trabaja y ora, y que dirige á
Jesús la plegaria más grata; plegaria con que recordamos la in-
finita bondad de nuestro Dios, que oculto en el Sacramento, ha
puesto sus reales en medio de nosotros, su pueblo y grey escogida.
Plegaria que ensancha el corazón, inunda de luz el alma, y que es
el triunfo de la fe, de aquella fe inquebrantable ante los golpes de
laheregíallamada unas veces Protestantismo y otras racionalismo:
plegaria que nos recuerda las incontestables maravillas obradas
con nosotros por el Todopoderoso; que nos habla de nuestros pa-
dres que frecuentemente se alimentaban con el manjar divino, que
es muerte para los indignos y vida para los buenos, como cunta
la Iglesia, mors est malis, vita bonis.
En estos solemnes días en que aquel Dios humanado, el mismo
Jesús que corría los campos y poblados de la Palestina, recorre
las calles de nuestras poblaciones en preciosas custodias, bajo ricos
palios ó en suntuosas carrozas, pisando verde juncia y olorosas flo-
res, escoltado por grandes cortejos y en medio de los acordes de
melodiosos instrumentos, á pesar de los titánicos esfuerzos de la
impiedad, póstremenos de hinojos ante el cuerpo de Cristo; y ante
la profunda pena que inunda nuestro espíritu, en medio de la tribu-
lación y amargura en que se encuentra nuestro ser, pronunciemos
ese grito cristiano y español, y veremos crecer nuestras energías
para lanzarnos al rudo combate de la vida.
Pluguiera al cielo que España, la España grande y gloriosa en
otros tiempos y hoy triste é inicuamente despojada de toda su gran-
deza, pronunciase con fe y amor este grito de reconocimiento ha-
cia Cristo Rey, entonces el sol refulgente de eternos resplandores .
que reverbera en la custodia infundiendo el amor puro en todos los
corazones, alumbraría muy pronto el día suspirado de nuestra re- •
generación y nos devolvería la vida perdida, y otra ve;, volverían
á lucir los esmaltes de nuestro pabellón perdidos por nuestra frial-
dad é indiferencia.
Rindamos todos los homenajes de nuestra adoración ante tan su-
blime misterio de amor y como en los felices tiempos de nuestros
antepasados repitamos sin cesar ¡Viva Jesús Sacramentado!
fu. ^ANASTASIO DE LA £DA. J\AMIL,IA;,
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VI
(CONTINUACIóN)

[RUANDO un hortelano cuida con esmero un


fruto á fin de que madure á su tiempo,
no es para dejarlo suspendido del árbol, sino para
presentarlo en una mesa adornada con lujo. De
una manera semejante, Jesús prodigaba sus gra-
cias á esta florecita, y se complacía haciendo os-
tentación de su misericordia en mí, El que excla-
maba en un momento de gozo, durante su vida
mortal: *Os bendigo, Padre mío, porque escondisteis
estas cosas á los sabios y prudentes, y las revelasteis á los
pequeñitos.»
Puesto que yo era pequeña y débil, se abajaba
hasta mí/y me introducía dulcemente en los secretos de su amor,
como lo dice San Juan de la Cruz en su cántico:
Sin otra luz ni guía—Sino la que en el corazón ardía.—Aquesta
me guiaba—Más cierto que la luz del mediodía,—Adonde me espe-
raba—Quien yo bien me sabía,—Eu parte donde nadie parecía.
Este lugar era el Carmelo; empero, antes de reposar á la sombra
de Aqvel que yo deseaba, tenía que ser purificada en el crisol de mu-
chas pruebas. Mas á pesar de todo, era tan fuerte el llamamiento di-
vino, que aun cuando hubiese tenido que atravesar entre llamas de
fuego, me hubiese lanzado á ellas sólo por responder á la voz de mi
Jesús.
La única que me animaba en mi vocación era Sor Inés de Jesús;
María decía que yo era muy joven y V. R., Madre mía, con el fin de
probar mi vocación, me tratabais con indiferencia. Desde el princi-
pio tropecé con insuperables obstáculos.
fe'OÉ TERESA DEL HIÑO JESÚS 423

No me atrevía á declararme á Cecilia, y esté silencio me hacía


sufrir lo indecible; ¡me era tan penoso el ocultarle la menor cosa! Sin
embargo, no tardó mucho mi querida hermana en estar al corriente
de mi determinación y, lejos de disuadirme de mi piadoso propósito,
aceptó el sacrificio con una resignación heroica. Supuesto que ella
misma deseaba ser religiosa, era muy natural que tomase el hábito
antes que yo, pero á la manera que los primeros mártires del cristia-
nismo daban el beso de despedida á sus hermanos al partir los pri-
meros al combate, del mismo modo me dejó ir la primera, tr mando
parte en mis pruebas, como si se tratara de su propia vocación.
De parte de Cecilia nada tenía que temer; empero no sabía el
modo y manera de comunicarlo á mi padre, quien después de haber
hecho el sacrificio de las dos mayores, era muy natural que sufriera
un rudo golpe al saber la determinación de su reinecita. Además, en
e9te mismo año sufrió un ataque de parálisis, del que, si bien curó
prontamente, nos dejó con gran inquietud para el porvenir.
¡Ah! ¡cuántas luchas tuve que sostener allá en lo íntimo de mi
corazón, antes de decidirme á hablarle! No obstante, era preciso
abordar la cuestión: iba á cumplir catorce años y medio, faltaban
seis meses para las fiestas de Navidad, y estaba resuelta á entrar
en el Carmelo á la misma hora precisa ep la que, eí año' anterior,
recibí la gracia de mi conversión.
Escogí el día de Pentecostés para hablar á mi padre. Durante to-
do el día no cesó de pedir las luces del Espíritu Santo, poniendo por
intercesores á los Apóstoles. Por la tarde, al palir de Vísperas, se me
ofreció la ocasión oportuna Mi padre se sentó en un baaco del jar-
dín; y allí, con las manos juntas en actitud de orar, contemplaba las
maravillas de la creación. Era el momento-en el que el sol iba ocul-
tando su dorada cabellera por encima de los copudos árboles, y los
alegres pajaritos con sus trinos y gorjeos daban la despedida al rey
de los astro?. El rostro de mi padre tenía un aspecto todo celeste,
y dulce paz inundaba su corazón. Sin desplegar mis labios, pero de-
rramando copiosas lágrimas, me senté á su lado. El me miró con una
ternura indefinible, aproximó mi cabeza sobre su corazón y me dijo:
«¿qué es lo que tienes, mi reinecita? Nada me ocultes.» Después, le-
vantándose, como para disimular su propia emoción, caminaba len-
. tamente, sin dejar de apretarme sobre su corazón.
Entre sollozos y lágrimas, le hablaba del Carmelo y de mis deseos
de encerrarme en aquella soledad; y entonces ¡prorrumpió también
en llanto! Sin embargo nada me dijo que pudiera contrariar mi vo-
cación; únicamente me advirtió que aun era muy joven para tomar
una resolución tan grave; y al ver que yo insistía, defendiendo con
destreza mi propia causa, mi bueno é incomparable padre, dado su
generosidad y buen natural, concluyó por convencerse. Continua-
mos por largo espacio nuestro paseo; mi padre cesó de derramar lá-
grimas, y mi corazón se sintió aliviado.
Después, acercándonos á una pared poco elevada, toma una flo-
recita blanca, semejante á un lirio en miniatura, me la ofrece, y
me da una explicación minuciosa de cómo el Señor la hizo florecer
y la conservó hasta este día.
4-24 EL MONTE CARMELO

Parecíame escuchar mi propia historia, al ver la semejanza que


había entre aquella florecita y Teresita. Recibí la florecita como si
fuera una reliquia; y, pude observar, que, al tiempo de cojerla, mi
padre arrancó también las raices sin quebrantarlas, como para ser
trasplantada en otro terreno más fértil.
Mi padre al obrar así, dióme á entender que me otorgaba su con-
sentimiento para que, abandonando el tranquilo y dulce valle, tes-
tigo presencial de los primeros pasos de mi vida, me trasladase á la
Montaña del Carmelo. Tomando un poco de cola, pegué la florecita
en una imagen de Nuestra Señora de las Victorias: la Virgen Santí-
sima sonreía, y el Niño Jesús parecía sostenerla CJU sus manecitas.
Todavía está allí, pero con el tallo quebrantado cerca de la raíz. Dios
quiso darme á entender con esto, que pronto quebrantaría los lazos
de su florecita y no permitiría que se marchitase sobre la tierra...
Una vez obtenido el consentimiento de mi padre, me creí en ab-
soluta libertad para volar hacia el Carmelo. Mas ¡ay! que mi tío,
cuando le confié mi determinación, manifestó que no le parecía pru-
dente el ingreso en una orden tan austera á causa de mi corta edad;
y que se opondría con todas sus fueizas, y que, á no ser por un mi-
lagro, difícilmente cambiaría de parecer.
Al pnnto comprendí que serían inútiles todo género de razona-
mientos, y me retiré de su presencia con el corazón repleto de amar-
gura. Recurrí, como único consuelo, á la oración, supliqué encareci-
damente á Jesús que obrase el milagro, sin el cual no me era posible
responder á su llamamiento. Largo tiempo trascurrió sin que mi tío
hiciese la menor alusión concerniente á mi asunto: empero, supe más
tarde que no dejó de preocuparle.
Antes de iluminar mi espíritu con un rayo de esperanza, el Señor
tuvo á bien probarme con un doloroso martirio, que me duró tres
días.
¡Oh! ¡cuan bien pude concebir la amarga pena de la Virgen San
tísima y de San José buscando á Jesús por las calles de Jerusalén.
Me hallaba en un horroroso desierto: mejor dicho, mi alma se ase-
mejaba á una frágil barquilla sin piloto á merced de las tempestuo-
sas olas del mar. Es cierto que Jesús estaba allí, durmiendo en mi
navecilla, pero, ¿cómo podía verle en medio de una noche tan som-
bría? Si la tempestad hubiese estallado de una vez, un relámpago
habría disipado, sin duda alguna, mis nubes. No hay duda que es
muy triste el resplandor de los relámpagos; sin • embargo, mi Bien
Amado se me habría ofrecido á la vista por un instante.
Mas no. . ¡una noche profunda, un abandono completo, una ver-
dadera muerte se apoderó completamente de mi espíritu! A la ma-
nera del Divino Maestro en el Jardín de la Agonía, me sentía sola,
no encontrando consuelo ni en el cielo ni en la tierra. La misma na-
turaleza parecía tomar parte en mi amargura: durante estos tres díaa
el sol no ostentó ni siquiera uno de sus benéficos rayos; y el agua
cafa á torrentes. Fenómeno que se repitió en todas las graves cir-
cunstancias de mi vida; es decir que la naturaleza era un reflejo del
estado de mi alma. Cuando yo derramaba lágrimas, el cielo rae acom-
pañaba en el llanto; si yo estaba risueña, el azul del firmamento §e
SOR TERESA DEL NIÑO JEstía 425

veía libre de toda nube. Al cuarto día, que era sábado, fui á ver á
mi tío. ¡Cuál no serla mi sorpresa, al verle cambiado radicalmente!
i>e buenas á primeras, como suele decirse, me toma de la mano y
me entra en su despacho, y una vez allí, después de haberme reñido
con dulzura'acerca de mi modo de proceder para con él, me dijo, que
el milagro ya no era necesario; pues habiendo pedido á Dios le cam-
biase su modo de pensar, acababa de obtener esta gracia. En efecto,
iui tío estaba completamente trasformado, me abrazó con la ternura
de un padre, diciéndqme al mismo tiempo, todo emocionado: «Vete
en paz, mi querida hija; tú eres una florecita privilegiada que el Se-
ñor quiere coger; no quiero oponerme á sus designios divinas.»
¡Con qué alegría volví á emprender el camino de las Búisson-
nets bajo un hermoto cielo cuyas nubes se habían disipado comphta-
mente! También en mi alma había desaparecido la tenebrosa noche.
Jesús, al despertarse, me devolvió mi prístino júbilo y ya no perci-
bía el ruido de las furiosas olas: en lugar del viento de la contradic-
ción, una suave brisa impulsaba mi frágil barquilla, y me acercaba
al puerto de salvación. Mas ¡ah! que antes de llegar á él tenía que
luchar con otras tempestades no menos poderosas que las ante-
riores.
Después de haber obtenido el asentimiento de mi tío, supe por
boca de V. R., Madre mía, que el Superior de los Carmelitas no me
permitía tomar el hábito hasta !a edad de 21 años. Ninguno pensó
en f sta oposición tan grave y la más insuperable de todas.
No obstante, sin perder las esperanzas, fui con mi padre á expo-
nerle mis piadosos deseos. Me recibió con mucha frialdad y no hubo
medio de hacerle cambiar de parecer, viéndonos en la precisión de
retirarnos con un no á secas: «Sin omhargo, añadió al propio tiem-
po, yo no soy más que el delegado de Monseignor; si Su Ilustrísima
os otorga el permiso, nada tengo que objetar á su decisión.» Al
salir comenzó á diluviar; ¡ah! también cubrían el firmamento de mi
alma nubes bien obscuras! Mi padre no hallaba medios de consolar-
me. Me prometió llevarme á Bayenx, (al obispo) si lo deseaba, pro-
mesa que yo acepté con gratitud suma.
r*. p- ?. f.
(Se continuara)

-H+f®-H-
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES

xv

RQUITECTURA griega. Por este nombre no


entendemos sino el género de edificación
usado en el territorio de la antigua Grecia
en el breve y brillante periodo simbolizad o
en el siglo de Pericles, ó sea el siglo V an-
tes de nuestra era, cuando la raza helé-
1
nica llegó al más alto grado de civiliza-
ción y de expresión artística. El arte
helénico, no obstante el posible y aun
el probable origen asirio ó egipcio de
muchos de sus elementos, así funda-
mentales como decorativos, supo alean"
zar entre ellos la armonía propia de las
soluciones perfectas, motivo por el
cual la Arquitectura griega es tronco y raíz de todas las Arquitec-
turas posteriores en Europa y Asia.
El elemento esencial de la Arquitectura griega es la columna y
la composición de sus templos indica su origen en los techos de
madera apoyados en muros y pilares de fábrica, pero transformado
todo con gusto exquisito para apropiarlo al uso racional déla pie-
dra dentro del mismo sistema El estilo griego puro esta represen-
tado por el orden dórico cuyas partes enlazan felizmente la solidez,
la elegancia y la sobriedad, viéndose progresar paso á paso desde
los antiguos templos de Corinto y Selinunte en el sétimo siglo antes
de J. C , al de Egina en el sexto, y al Partenón que marca en el
Acrópolis de Atenas el punto culminante de la cultura helénica en
en la mitad del siglo V. Aunque de esta misma época, el templo de
Pesto en la Magna Grecia, mantiene la disposición y proporciones
del primitivo orden dórico ya llegado á la plenitud de su desarrollo.
La robusta columna reposa sobre un plano del suelo sin base, su
ftiste está estriado con canales poco profundas que aligeran su as-
Éí, CATOLICISMO Y LAS BKLLAS ARTES 4??

pecto, y un capitel que sirve para repartir igualmente en la masa


de la columna la presión de los entramados superiores está com-
puesto de piezas muy estrechas. En el cornisamento el arquitrabe
representa la carrera que recibe los maderos significados en los
triglifos, encima de los cuales la cornisa y el frontín completan el
alero y la cubierta.
El origen de la columna dórica puede verse en los pilares cha-
flanados del Egipto y de la India, pero así como los Egipcios trans-
formaron las facetas en baquetones salientes y redondearon los
extremos del fuste, y los indios conservaron la ruda forma poligo-
nal, los griegos profundizaron la estría, y dieron ensanche á uno
ó á los dos remates de la columna. El capitel se halla igualmente
en el templo meridional de Carnae, mil años anterior al más
antiguo ejemplo de Arquitectura dórica, pero tan falto de gracia
después de tanta práctica artística del pueblo egipcio, que no
parece modelo, sino derivación mal dirigida de otro tipo primitivo,
del cual, por distinto camino se produjera la forma griega. Tam-
bién puede el Egipto haber prestado sus capiteles acompufia-
dos y revestidos de hojas para formar el precioso capitel del orden
Corintio, considerado como el más moderno, porque su uso no se
difunde hasta el tiempo de Alejandro Magno, no obstante hallarse
ya en el templo de Apolo una columna aislada con el capitel que la
leyenda atribuye á Calimaco. El Asia por su parte proporcionó las
volutas y demás accidentes del orden jónico, cuyas formas menos
naturales y razonadas que las de los otros dos enlazan la noble soli-
dez del orden dórico y la delicada elegancia del corintio.
Arquitectura latina. Cuando el grande Constantino determinó
el principio de las edades modernas, al dar libertad á la Iglesia y
trasladar á Bizancio la silla del Imperio, tomó la Arquitectura un
rumbo distinto, rompiendo definitivamente los débiles lazos que
aun la ataban á las venerables tradiciones de la Grecia. Esta gene-
ral renovación en el arte de construir poderosamente ayudada por
el cristianismo triunfante debió en gran parte su impulso A las nue-
vas ideas religiosas. Es verdad que las primeras iglesias construidas
por los cristianos adoptaron la forma de los templos gentílicos,
pero la necesidad de reunir gran número de fieles en los sagrados
recintos, determinó la preferencia de los cristianos á acomodarse
en edificios civiles, ya fueran termas ó basílicas, y al reproducirlas
después en las nuevas iglesias, los artistas tuvieron ocasión de
ejercitar libremente su ingenio, al mismo tiempo que se sujetaban
á emplear los materiales procedentes de antiguos monumentos del
culto vencido.
Sin dejar en absoluto el entablamento corrido sobre las colum-
nas, de que dan ejemplo las iglesias de Sta. María la Mayor y San
Lorenzo extramuros de Roma, la Arquitectura romana adoptó, co-
mo regla casi segura, el uso del arco colocado directamente sobre
4áé £ itoüíi dAktó&ó
la columna arrancando del capitel sin ningún otro intermedio. La
base ática, el capitel corintio, los arcos semicirculares con archi-
voltas estrechas, los techos planos de madera y los lienzos de pared
apilastrados, fueron los elementos que manejados con admirable
desembarazo echaron los cimientos de la Arquitectura cristiana.
En varias basílicas de Roma se pudieron aprovechar las columnas
y demás materiales de otros edificios aunque calzando ó recortando
los fustes algunas veces para nivelarlos; pero en otras de la ciudad
como en la mayoría de las de fuera, se hubo de sacar todo de la
cantera, y la decadencia del gusto ó 1H falta de habilidad del escul-
tor dieron margen á formas degeneradas é innovaciones capri-
chosas.
El capitel conservó, por lo general, los dos órdenes de hojas,
pero variando en sus tipos, y proporciones y colocación, y admi-
tiendo decoraciones extrañas, entre otras los funículos ó cordonci-
llos, también aplicados á las cañas de las columnas, que fueron
lisas, estriadas, retorcidas ó cubiertas de escamas. Las superficies
de los muros, los entrepaños de los arcos, lo interior de la concha
de los ábsides se cubrieron de pintura, y los mosaicos se extendieron
además hasta los suelos de las naves. Las ventanas fueron cada
vez más estrechas, las puertas rectangulares ó de medio punto,
y sobre algunas naves se echó una bóveda en cañón.
El carácter del estilo latino es la sencillez y la libertad unidas á
la pobreza de recursos, así materiales como artísticos, y con él duró
en la Europa occidental hasta el siglo VIII en que empezó á ceder
el puesto al estilo románico. En España se encuentran restos di-
versos del estilo latino, en Córdova, Toledo, San Juan de los Baños
y otros puntos, siendo digna de especial mención la preciosa iglesia
de San Miguel de la Escalada en la provincia de León que restau-
rada el año 913, conserva el modelo de las basílicas primitivas, no
obstante los arcos de herradura que por dentro y fuera la singula-
rizan.
Si los romanos dedicaron á los interiores mayor atención que
los griegos, los cristianos se la concedieron tan exclusiva que sus
edificios no señalaban por fuera la menor indicación de su impor-
tancia. Pero á medida que la adquirió el culto, con la libertad pri-
mero, y cotí la imperial protección después, y se dejaron sentir las
influencias del vecino y naciente estilo de_la Iglesia Oriental, las
fachadas exteriores se fueron adornando de artísticas galas, que
consistieron en pinturas, aún visibles en la basílica de Parenzo de
Istria construida en 542, y en verdadera decoración artística..
Arquitectura Bizantina. Este nombre que se ha prodigado con
muy poca fijeza ya para designar las construcciones cristianas an-
teriores á la época ojival, ya para comprender en un grupo geográ-
fico todos los monumentos levantados en el antiguo Oriente, fué
originado por la introducción en el estilo latino de nuevos elemen-
^ íáL CATOLICISMO Y LAS BELLAS ARTES 429

tos procedentes de Asia, y principalmente la cúpula sobre planta


cuadrada. *
Desde el tiempo de Constantino hasta el de Justiniano, y aun
más adelante, es decir, desde el siglo IV hasta el VI ó VII, gran
número de iglesias de Oriente se hicieron sobre el mismo plan que
las de Occidente, ó sea en forma de basílicas, con tres ó cinco na-
ves con sus ábsides y galenas, y cubiertas con bóvedas ó con ar-
maduras de madera; pero á la vez se observa un empeño constante
en emplear la forma redonda. Con cubierta cónica de madera le-
vantó Constantino en Jerusalen el célebre Domo de la Peña, de
planta octógona, con los muros interiores calados por arcos encima
de la columna; y á través de sucesivas modificaciones se llega en
la pequeña Catedral de Bosra en Siria á disponer la planta cuadra-
da por fuera y circular por dentro, aligerando el macizo de los án-
gulos con cuatro grandes nichos. Mas el problema que principal-
mente se proponían los arquitectos bizantinos era el de la adapta-
ción de la bóveda esférica á los templos cristianos; y, aunque co-
piando en pequeño el panteón de Roma, hicieron hacia el siglo V
la iglesia de San Jorge en Tesalónica con gruesos muros en forma
circular, comprendieron que la forma no se avenía bien con las
necesidades del culto y que los macizos llevaban una cantidad de
material enorme.
Para evitar esto pusieron la cúpula sobre una base poligonal
«eparada por una galería de otro polígono concéntrico que forma-
ba el muro exterior, como la iglesia de Ezra en Siria, erigida el
año 510. En la iglesia de Sergio y Baquio de Constantinopla, cons-
truida muy poco después por Justiniano, la.planta exterior es per-
fectamente rectangular y los- lados del octógeno interior que sos-
tiene la cúpula, están aligerados con nichos como en el llamado
templo de Minerva Midica en Roma, pero caiados á su vez con
tres arcadas. Por fin, en el mismo reinado el arte bizantino alcanzó
su más alto grado de esplendor cuando Artemio de Tales é Isido-
ro de Mileto dotaron á la capital con la afamada iglesia de Santa
Sofía, hoy mezquita mayor de la corte otomana.
J^R. ^AMUEL DE P*!«TA J E R E S A .

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LA VERDAD DE LA MUERTE

(CONTINUACIóN)

Cuando la tarde moría que estaba entonces silbando,


gustaba de irme alejando me infundían en el alma
de la ciudad y marchaba unos sentimientos vagos,
camino del camposanto. mezcla de místicos sueños
La soledad de sus calles; y de terrores profanos;
el gorgeo de los pájaros llenos de falsas ternuras
que picoteaban alegres y caprichos de misántropo,
saltando de los tejados que luego de buena fe
á las cruces de las fosas iba en mis versos vaciando.
y á los nichos solitarios;
Señalóme el mundo entonces
el angustioso crujido
en sus centros literarios
y el roce ligero y vago
como poeta de vuelos
de alguna triste hoja seca
atrevidos y elevados,
que el viento andaba arrastran-
sólo porqué navegaba
. (do;
con su corriente juntando
el golpear de los cristales
á la risa del escéptico
en los derruidos marcos
los fervores del cristiano.
de las lápidas borradas
lentamente por los años; Falsa idea de la muerte!
los nombres de los difuntos caricias del mundo vano,
queridos que hallaba al paso qué negra entonces pusisteis
y que á mi mente traían el alma de vuestro esclavo!
recuerdps enmarañados . qué tempestad levantasteis
y á ráfagas como el viento, en sus cielos enlutados!
(Se continuará.) JLOIS j^AM DE JlO,
* > l

^ f ' i ^•*»> J , I
v¡$t<sjfáí
t

LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO

II
(CONTINUACIÓN)

So nos detenemos en los demás descubrimientos de M. Houdard,


especialmente en las sucesiones de varios semitonos, e f f sostenido
g, f g g sostenido a, etc., ni en los matices, claramente indicados en
el mauuscrito en cuestión de San Galo y apercibidos por él por vez
primera: porque, notadlo bien, todos los demás manuscritos de la
misma épocí son defectuosos, aunque lleven los mismos signos, ó
por lo menos, signos semejantes. Todos los teóricos de la edad me-
dia están en un error, porque construyen su sistema sobre melodías
que no saben ya leer.
Este aserto de que la tradición del ritmo primitivo estaba ya más
ó menos perdida en los siglos XI y XII, se encuentra también en la
obra del R. P. Dechevreus; éste consagra al ritmo del canto grego-
riano el segundo volumen de su grande obra. Creemos que está tan
en el error como M. Houdard, para no haber comprendido la dife-
rencia esencial que existe entre la música polífona y la música de-
clamatoria, oratoria. Léanse sin idea preconcebida los textos de es-
tos teóricos de la edad media tan calumniados, y todos los que hayan
recibido instrucción práctica del canto litúrgico comprenderán lo
que quieren decir. En el canto gregoriano sucede lo mismo que en
la múñca profana. Uno que jamás se haya ocupado de una orquesta,
¿sabrá comprender los consejos, muchas veces poco claros ó poco
detallados, que encontrará eu los manuales áe instrumentación? Es
evidente que no. ¿Hay cosa más clara que las siguientes palabras
de Guido de Arezzo?: c Jamás se debe, ni en la ejecución, ni en la
«notación, desunir las partes de una distinción, y menos todavía los
«sonidos que componen una sílaba: pero, para hacer sentir bien cada
»una de estas partes, conviene alargar un poco la última nota, muy
»poco en la sílaba, más en el qeuma y más todavía al fin de cada
^distinción.»
432 EL MONTE CARMELO

El maestro de canto gregoriano hará frecuentemente estns reco-


mendaciones á sus discípulos.
Estas disminuciones del movimiento de que habla el Aretino,
están marcadas en ciertos manuscritos por medio de letras ú otro*
signos. M. Houdard, en contra de la tradición, pretende ver en ellos
indicaciones de matiz; el R. P. Dechevrens, por el contrario, ve en
ellos valores de notas diferentes.
El R. P. Dechevrens difiere esencialmente de M. Hcudard. Según
el primero, «se han hecho algunas teutativas para completar la sig-
nificación insuficiente de los neumas, entre otros Hucbaldo y Odón
»de Cluny; pero no lo han logrado. La notación neumática, hasegui-
»do siendo hasta el fin, es decir hasta Guido de Arezzo, lo que fué en
»su origen, un sistema de los más primitivos y menos suficientes.»
M. Houdard dice precisamente lo contrario.
Según él, sólo los manuscritos de S.ia Galo nos dan la antigua
versión intacta, todas las copias de los siglos posteriores son defec-
tuosas, y la transcripción de Guido de Arezzo una corrupción com-
pleta. Según el R. P. Dechevrens, «la misma notación de San Galo
»es absolutamente insuficiente (II vol., p. 330); los mauuscritos de la
«célebre abadía merecen ser estudiados, desde el punto de vista del
«ritmo, siéndooste la parte principal del 3istema de notación.» Pero
antes de estudiar el ritmo,es de primera necesidad conocer la melodía.
Ahora ¿cuál es, según el R. P. Dachevrens, el valor rítmico de los
signos que componen la notación de neuma9?Para comenzar, el autor
supone los dos hechos derao3trado3 ya por todos los testimonios de
la historia (p. 228). El primero de estos hechos es: «la múúca grego-
riana posee un ritmo musical, semejante en su esencia al de todos
»los otros géneros de música.» Nadie negará que la música grego-
riana tenga un ritmo semejante á los diversos géneros de música
contemporánea, greco romana, siriaca, árabe, copta y armenia, porque
todas tienen el mismo principio declamatorio y oratorio. El autor no
ha probado ni podrá jamás probar que la música gregoriana tenga
un ritmo semejante á nuestra música europea, polífona, porque son
dos sisteman demasiado diferentes. Si nos cita teorías de los siglos
XII, XIII y XIV, responderemos que los autores que las exponen
hablan de la música, del canto llano medido, á varias partes, para lo
que las antiguas reglas de declamación tan sencillas, de acento y no
acento, de thesis y arsio, ya no bastaban. En efecto, para la polifonía
es de absoluta necesidad tener u'ú sistema rítmico matemáticamente
regulado. Los movimientos simultáneos de las voces piden imperio-
samente un valor ó duración fijo, igual en todos los casos, claramen-
te expresado por medio de los siguos, j han sido necesarios muchos
SECCIÓN MUSICAL 433

siglos para encontrar nuestra notación, convencional, pero recibida y


comprendida en todas partes.
En la antigua música greco romana, de la cual se deriva el canto
litúrgico, esta regularidad matemática del ritmo era no solamente
innecesaria, sino que hubiera sido un grande obstáculo por causa de
la monotonía de la melodía, sin acompañamiento armónico. La po-
tencia de la melodía gregoriana consiste en la marcha de la melodía
libre é independiente de una armonía quo la encierra en ciertos lími-
tes bajo el punto de vista melódico y rítmico. La música europea ha
creado un ritmo nuevo, más regular, más matemático y por decirlo
así más mecánico. Se equivoca mucho quien busca leyes semejantes
en el canto litúrgico.
Si M. Houdard toma como punto de partida el «tiempo rítmico»
como unidad, á la que todos los neumas deben reducirse, el R. P. De-
chevrens ve en las formas de los neumas una indicación clara de la
medida. Según él el canto litúrgico tuvo al principio una medida se-
mejante, sino igual, á la de la música moderna; de suerte que la
melodía gregoriana puede transcribirse en compases separados, en
tiempos iguales ó desiguales, segúu los trozos. (1) Los compases se
separan por líneas, como en el canto moderno. El autor se ha toma-
do el trabajo de transcribir treinta misas á notación moderna.
Notemos que, para ciertos neumas, como por ejemplo el quüisma,
practica una notación muy diferente de la de M. Houdard. En suma,
su teoría va más lejos, fijando uua medida matemática á los cantos
de la Iglesia, mientras que M. Houdard, al mismo tiempo que da
duración igual á cada grupo aeuma, no pretende introducir compás
á «un solo tiempo moderno», que es lo que en consecuencia resulta-
ría, sino uno sucesión de pies rítmicos que, en la práctica, se modi-
ficarían mucho por los matices, los retardos que es necesario hacer,
las pausas, las respiraciones, etc.
Todavía podríamos citar un opúsculo que se ha publicado en
París. (2) •
(1) Ya estaba compuesto este artículo, cuando hemos encontrado una
confirmación plena y entera de nuestro modo de ver en el Kirchenmusika-
lisches Jahrbwch, 1900, de Fr. X. Haberl (Ratisbona, Pastet) donde el Reve-
rendo P. KornmüUer, distinguido musicólogo alemán, trata de las teorías
del R. P. Dachovrens, páginas 116-140. Hé aquí la conclusión de este nota-
ble estudio: «Seguramente, el celo del autor y el trabajo extraordinario que
se ha tomado para probar su tesis, apoyarla por todos los medios posibles,
buscar y hacer valer todo lo que presenta hasta una simple apariencia ra-
cional en apoyo de sn trabajo, merecen ser altamente reconocidos: pero la
interpretación inexacta de tantos textos de autores antiguos, la confusión
del ritmo y del metro, y el empleo de la música medida han hecho inútiles
todos sus esfuerzos T>
(2) Le rythme des Mélodies grégoriennes, par J. Avtigarutn. París
Picard, 1899.
434 EL MONTE CARMELO

Es una sátira violenta contra la restauración, escrita en lenguage


apasionado.
El autor defiende la misma tesis que el R. P. Dechevrens, insis-
tiendo sobre todo en los testimonios históricos.
¿Qué se puede creer de estos testimonios?
Todos estos adversarios de la tradición gregoriana, están en un
error cuando citan algunos textos sea de autores de la latinidad clási-
ca ó de autores cristianos. Todos estos textos, lejos de probar un rit-
mo semejante á nuestro ritmo musical moderno, confirman por el
contrario la antigua tesis del ritmo declamatorio. Por eso M. Artiga-
rum trabaja para probar que la palabra latiua modulatio significa can-
taren medida matemática. Se apoya en el diccionario de Beda (1),
en el que se dice: modulatio, grcece rhytmhos. ¿Quién ha pretendido ja-
más que la modulatio equivalente á cantus, debe ser sin ritmo"? Al
contrario, toda música necesita un ritmo y por consiguiente también
el canto de la Iglesia.
Estos adversarios también se equivocan apoyándose en las teorías
de la edad media. Los escritores de esa época proporcionan bastantes
textos para probar que el canto gregoriauo, ya en decadencia por
causa de la polifonía naciente, tenía un ritmo diferente de esta úl-
tima.
Citemos un solo pasage entre todos. Francon de Colonia, (siglo
XII), escribe: «No nos proponemos tratar más que de la música me-
tdida, que viene después del canto gregoriano, como lo accesorio
«sigue á lo principal. La música mensurable es uu canto medido por
«longas y breves... Digo mensurable, porque en la música gregoria-
n a , de ningún modo se emplea medida semejante (2).» Entenda-
mos bien. En el canto gregoriano no se emplea medida semejaute.
¿Hornos de sacar la consecuencia de que no había medida, de que
no tenía ritmo y se cantaba ya entonces en notas iguales? Otro au-
tor del mismo siglo XII, Juan de Garlando, canónigo de Besancon,
dice: «Después de haber tratado de la música gregoriana, llamada
«también inconmensurable, nos proponemos ahora explicar la rnú-
«sica mensurable.» En efecto, el canto litúrgico parece inconmensu-
rable, si lo comparamos con la música polífona.
(Sis continuará.)

(1) Bedae Venerabilis operum pars I. Didascalica gonuina, Patr. lat.


tom. 90, p. 145.
(2) Ara cantus mensurabais, ap. De Coussemaker, Script. de musicamediae-
vi, nova series, tom. I, p, 117.
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NUESTRASSEÑÚKA DE LASjIMSERICORDIAS
-'ivifiirA' JiVí-aww-* JIM'Xííí'V- J-M^íW" •-•íMfw-*- -iv.fA'.T-w- j^.ity^^ --Mffrr^r

LA IGLESIA Y LA

S i ENTADOS los fundamentos de una piel, su autoridad y poderío


^«autoridad y magisterio por todo lo animan, gobiernan y
donde llegan los hombres á le- llenan, y su grandeza y perfec-
vantar el hermoso edificio de la ción se derrama copiosamente
ciencia, urge preguntar: ¿quién por todas las criaturas. Dios sin
es y cómo se llama ei ser inves- duda ninguna, es, como trata-
tido de competentes resplando- remos de demostrar, la fuente
res para que los hombres suban primordial de donde han proce-
á la incomparable región del sa- dido, proceden y procederán los
ber, apoyados en su autoridad? raudales puros de la ciencia-, y
¿Dónde mora ese maestro cuyas Dios ha sido y será siempre la
lecciones son tan poderosas y única autoridad docente, eterna
eficaces que rinden la inteligen- é infalible que han de acatar to-
cia, y, mediante ese rendimiento dos los hombres si no quieren de-
sempiternamente la hermanan rrumbarse ignominiosamente eri
con los encantos de la verdad? los abismos del error cuando
Si se lo preguntamos á la cien- traten de elevar su inteligencia
cia misma oiremos de sus labios á las divinas regiones del saber.
esta respuesta tan categórica A tres partes distintas se di-
como verdadera: "el ser inves- rigen las miradas del hombre
tido de autoridad competente que trata de llegar á la cumbre
para que los hombres conquis- del saber: á Dios, al hombre y
ten la región del saber es el. á las demás cosas de la creación.
principio de todo, y cuantos han "La sabiduría, dice Cicerón, es
tenido la suerte de unirse inso- la ciencia de las cosas divinas y
luolemente con los hermosos ful- humanas: y ¿quién puede ne-
gores de la verdad, no pudiendo gar que en sus admirables re-
definirle por no ser posible com- giones la inteligencia se dirige,
prenderle, le han llamado Dios„. no solamente á sus nombres, tan
Si preguntamos á los que moran antiguos como* excelsos, sino
en la región del saber, dón,de se también á sus realidades, á sus
encuentra ese maestro tan in- principios, á sus formas y á sus
dispensable y tan deseado por causas?» Los objetos supremos
todos los hombres que anhelan de la ciencia, dice San Severino,
unirse para siempre con las her- (l) son Dios, el mundo universal-
mosuras y encantos déla verdad, mente considerado y el hombre.
nos dirán que su trono resplan- Dios es el principio absoluta-
dece en lo más alto de los cielos, mente supremo por quien per-
su inteligencia sondea las pro- fectamente se conoce cuánto
fundidades de los abismos, sus existe; porque siendo necesaria-
pies andan sobre la pluma de mente la causa primera de don-
los vientos, sus manos extien-
den los cielos como se extiende (1) Introd. a Philos. pag.$1,
LA IGLESIA Y LA KEVOLÜCIÓN 437
conocimiento de ningún género gores de unidad, eternidad é in-
en ellas sin considerarlas, des- mutabilidad cuando se descubre
pués de conocidas, con relación en sus primeras causas
• á Dios como á su primera causa; Pero si la ciencia cumple su
puesto que tanto más perfecta- divina misión con la inteligencia
mente se conocen las cosas, iluminándola con los fulgores de
cuanto mejor se vén en las cau- la verdad que le suministra en
sas que las produjeron. Después la misma esencia de las cosas, la
de Dios, el mundo umversal- inteligencia á su vez, como tier-
mente considerado es también na criatura que se mantiene con
principio supremo de la ciencia, el dulce néctar de una madre,
por el cual se conocen las cosas recibe esos fulgores llena de
que le constituyen; porque es- agradecimiento con toda puri-
tando todas sus partes íntima- dad, con absoluta delicadeza, de
mente enlazadas entre sí, es im- manera que, aun cuando en la
posible adquirir el conocimiento vida necesariamente ha de some-
científico de ellas, sin conocer terse á las influencias del cuer-
perfectamente las leyes univer- po, y servirse del ministerio de
sales que las enlazan entre sí. Fi- los sentidos para subir á la cum-
nalmente, el hombre, después de bre del saber, antes de unirse
Diosv es otro principio supremo con la verdad, sol que ilumina
de quien proceden las ciencias tan imponderables regiones, se
especiales; porque como el. hom- descarta* de la materialidad con
bre sea el sujeto de todas las que el cuerpo le presenta las co-
ciencias, estará completamente sas, purifica completamente las
imposibilitado de adquirir nin- imágenes con que las ofrecen
guna de ellas, desconociéndose los sentidos y únicamente llega
á sí mismo, porque la ciencia á saber, cuando, despejada toda
necesariamente se ordena al su- la "iebla de lo corpóreo y mate-
jeto cuya es „ rial, ve las cosas revestidas de
Urge señalar aquí, además de hermosura, en su plenitud, en sus
los objatos supremos, las rela- causas.
ciones y maneras de comunicar- Sólo con esta unión, necesaria
se continuamente con el sujeto en todo procedimiento científico
de la ciencia: porque como ellas é indispensable para elevarse á
deben unir, mediante el discur- las regiones puras del saber, es-
so, las potencias discursivas con tán para siempre excluidas las
los objetos supremos, no. pueden zozobras de la opinión por res-
pasar desapercibidas, si ha de petable que sea,las negras in-
conocerse la fecundidad de la in- quietudes de la duda y las som-
teligencia, y la ciencia misma, bras pavorosas- del error; por-
fruto purísimo de sus investiga- que, cuando las cosas que la
ciones. La ciencia, en efecto, ó ciencia descubre, las relaciones
nada significa, ó, en sus relacio- entre ellas y el sujeto que cono-
nes con la inteligencia, manifies- ce, se ponen delante de la inteli-
ta las cosas, no de una manera gencia con su claridad esencial
precaria, superficial é insegura, y causal, y, cuando la inteligen-
sino de un modo permanente, cia por su parte las ve, las con-
esencial é incapaz de someterse templa, y, si me es permitido
á las influencias del tiempo; decir, las goza con morosa de-
porque su misión divina es pre- lectación, no hay, no puede ha-
sentar al entendimiento la ver- ber lugar para que se inquiete,
dad ohtológica de las cosas para tema y tiemble el entendimiento,
que las vea en su misma esencia; como no hay, ni puede haber
la cual únicamente se manifiesta temor de obscuridadámedio día,
por la ciencia con todos sus ful- cuando la vista está en propor-
438 EL MONTE CARMELO

ciones debidas con las cosas ilu- en lo que toca á las causas par-
minadas, porque entonces el en- ticulares como respecto de la
tendimiento ve la verdad, así causa universal; pero siempre
como los ojos á medio día ven que la naturaleza (1) de la causa
la luz en su plenitud y apogeo. exceda la naturaleza de quien
Además, aun cuando el enten- trata de conocerla, quedará sin
dimiento sepa perfectamente, y, descubrir plenamente sus gran-
de¡>pués de completar el movi- dezas al hombre investigador,
miento de estas relaciones, des- sin la ayuda de un agente que le
canse con la pacífica posesión de haga accesible tan refulgente
la verdad;' para penetrar en el claridad; porque ningún objeto
orden divino en la región donde (2) cualquiera que sea, puede ser
sempiternamente brillan los ra- conocido sino por un sujeto pro-
diantes fulgores del saber, es ne- porcionado.
cesario conocer los principios Para esta dificultad insupera-
supremos de un modo peculiar, ble, Dios, suprema verdad, ha
especialmente el primero entre provisto que una luz superior,
los supremos; puesto caso que que es la fe, ilumine al hom-
él virtual y eminente los con- bre en esta vida, mientras que en
tiene todos, les da el ser que la otra robustece su potencia na-
tienen, yde él solamente reciban tural con la luz de la gloria, te-
las relaciones mutuas con que niendo en cuenta que el primer
maravillosamente se enlazan, y principio excede infinitamente
el impulso con que incesante- á cuantos le tratan de conocer.
mente caminan á su término De estos principios tan claros
final; porque si únicamente es como indispensables para ver
feliz, científicamente hablando, quién es la autoridad docente, á
el que ha llegado á conocer las quien debe rendirse toda huma-
causas, únicamente llegará en el na inteligencia, y el maestro
orden divino á colocar su trono con cuyas enseñanzas puede el
en la región del saber, centro hombre llegar á la región del
feliz de la inteligencia, quien saber; se deducen, á nuestro
conozca el principio supremo, la modo de apreciar las cosas, es-
primera causa, Dios. Con razón tas preguntas: ¿qué son la Igle-
dijo Santo Tomás, (1) que el sia y la Revolución ante los res-
nombre de sabio únicamente plandores de la ciencia?¿Cuál de
pertenece á aquel, cuya conside- estas dos entidades, que rápida-
ración se ordena al fin del uni- mente marchan por distintos ca-
verso que es principio de todas minos, que continuamente han
las cosas. de estar en oposición, abre las
Pero ¿quién es el hombre feliz puertas de ese cielo esmaltado
que llega á conocer la verdad que llaman ciencia, y, con sus
en sus primeros principios, en principios y maestros crea los
su primera causa? ¿Quién, some- verdaderos sabios? La respues-
tido á las influencias de un cuer- ta, después de lo que hemos
po material, conoce esencialmen- apuntado no ofrece dificultad;
te en esta vida caduca al prime- porque la Iglesia, apenas empie-
ro de todos los principios, á za á ejercer su divina misión
Dios? La* inteligencia humana entre los hombres, no se conten-
(2) siente naturalmente irresisti- ta con decir, creo, sino que, ele-
ble tendencia á averiguar la vando su majestuosa voz hasta
causa, una vez observado el la cumbre donde está sentado el
efecto, y esto se verifica tanto Señor de las ciencias, añade creo
(i) S. Thom, oontr. gent. 1. 1. (1) I. i\. XII. a. 4
(2) S. Thom. I. q. X I I a. 1. (2) Idenfq. X I I . a. 5
439 LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN

en Dios, y, poniendo en este su- de la fe, es para manifestarse á


premo principio de todo cono- ellas en la patria de los cielos en
cimiento y de toda investigación su pureza esencial, como es" en
los cimientos del edificio cientí- sí mismo, con toda claridad.,
fico, no sólo abre las puertas del ¡Cuan distintamente procede
saber, sino que le levanta hasta la Revolución! Apesar de echar
el mismo santuario donde úni- mano de cuantos sofismas y ca-
camente el entendimiento en- lumnias le sugieren sus diabóli-
cuentra pura la verdad con todos cas intenciones: apesar de (1)
sus encantos naturales y sobre- presentar á la Iglesia ante los
naturales; á fin de que el hombre ojos del vulgo imperito como
conozca en su mismo principio hostil á los progresos de la cien-
qué Dios es la sabiduría, la cia, la Revolución es la única
bondad y la santidad supremas/ que no solo es hostil á todo pro-
por lo mismo que es el principio greso científico, sino que diri-
de los principios, que Dios es la giendo al mismo Dios la blasfe-
única autoridad á quien puede y mia horrible que dirigió á su
debe someterse la inteligencia Cristo ante el palacio del Go-
humana, cuyas empresas se or- bernador de Judea, y tratando
denan á conquistar las regiones de implantar en las inteligencias
del saber» y que Dios es el único el ateísmo; destruye la posibili-
maestro con c u y a s lecciones dad de toda ciencia, tratando de
puede y debe el entendimiento destruir la verdad en su prime-
llegar á poseer en sí mismos to- ra causa, en su fuente original
dos los bienes de la verdad. que es Dios; y, lejos de abrir las
Pero Dios es en sí infinitamen- puertas del saber á los hombres
te superior á todas las inteligen- para que estén seguros en sus
cias que tratan de conocerle divinos alcázares, les condena
como causa primera, y para que al ostracismo más repugnante,
el hombre pueda en la vida pro- á la barbarie más sanguinaria y
ceder con seguridad completa á los instintos más ferinos; mien-
en sus investigaciones científi- tras que. la Iglesia (2) abriendo
cas: la Iglesia une la palabra el entendimiento á la luz del
creo A la primera causa Dios, divino Verbo, verdad suprema
de manera que el hombre no ha y principio original de todas las
de someter su inteligencia cre- verdades... le preservará en las
yendo á tontas y locas, sino ra- cuestiones de mayor importan-
zonablemente sometiéndose á cia, de incertidumbres angustio-
quien infinitamente le supera, á sas y de errores.
quien ni se engaña ni puede en- J^R. PEDRO TOMáS DE JSTA. TERESA
gañar, á Dios, causa primera de
todas las cosas, el cual, si en la (1) León X I I I última Encíclica
vida misericordiosamente infun- par. VI. \
de en las inteligencias los rayos (2) I lem ídem idem.

(Se continuará)

^ - ^ " " " ^ ^


Da LA REPúBLICA ARGENTINA.—Córdoba y Mayo de 1902.—Amado P. Di-
rector de E L MONTE CARMELO—Accediendo á los deseos reiteradamente
manifestados por V. B. le envío esas cuartillas para darle cuenta de algu-
nos sucesos y trabajos apostólicos de los Carmelitas de este país.
Muchos son los actos religiosos que hemos celebrado tanto on la Cua-
resma y Semana Santa, como en la fiesta de San José y de su Patrocinio.
Entre los ejercicios de Cuaresma hemos tenido uno, apenas en uso en otros
países, y aquí muy en boga y de mucha devoción, el ejercicio de la Vía
Sacra, que consisto en recorrer siete estaciones con la imagen de la Virgen
Dolorosa on el camino de la Cruz, comonzando por la última estación y ter-
minando en la primera. Además hornos dado algunos ejercicios espirituales
asistiendo á la predicación concurrencia numerosa y escogida, entre la que
se ha hecho mucho fruto espiritual. Aqui bien puede decirse: la mies y el
campo que hay que cultivar es grande, pero los operarios son pocos.
Para la Semana Santa se reforzaron las fuerzas con la llegada de nues-
tro R. P . Visitador General Fr. Fernando de la Inmaculada Concepción y su
secretario P . Venancio de Jesús María, pudiéndose celebrar los Oficios de
Semana Santa con toda solemnidad.
TJltimamente hemos celebrado la Novena y la fiesta del Patrocinio de
nuestro Padre San José, predicando todos los sermones entre los P P . J u a n
Antonio, Carmelo y un servidor, y el día del Patrocinio N. R . P . Visitador.
La concurrencia á estos cultos no ha podido ser más numerosa. Las innu-
merables Comuniones que se han distribuido estos días, principalmente en
el del Patrocinio, son la prueba más convincente del gran fruto quo so
hace en las almas, y de la acendrada devoción y religiosidad do los mo-
radores de esta ciudad. Así se comprende que Mandinga, como llaman aquí
al demonio, haga tanta guerra y contradicción á nuestras fundaciones de
esta República; pero Aquella, que quebrantó su cabeza, nos va sacando ade-
lante y confiamos que, por último, la victoria será nuestra.
Al salir de Buenos Aires, en Octubre del año pasado para venir á esta
población, tuve el consuelo de ver, gracias á Dios, después de no pocos ni
pequeños trabajos, los principios do las obras de nuestra iglesia, que según
noticias que de allí he recibido, podrá inaugurarse dentro de pocos meses.
Dios Ntro. Señor premie con el ciento por uno en esta vida y con la gloria
en la eterna, según su promesa, á la distinguida y virtuosísima familia que
costea esta obra para gloria de Dios y de Nuestra Santísima Madre del
Carmen y bien de tantas almas.
CRÓNICA CARMELITANA 44 í

Dentro de pocos días pasaré con otro Padre á la población de Pergamino


donde el señor Obispo de la Plata nos ofrece una fundación en buenas con-
diciones. Tiene la población treinta mil almas, y no tiene más que una Pa-
rroquia con dos sacerdotes. Así que el establecimiento de una fundación
en esto punto es sumamente necesario, pues sus habitantos en gran número
están ávidos de la palabra divina y Santos Sacramentos, á los que no es
posible atiendan los dos solos sacerdotes por mucho que sea su celo.
Así nos va abriendo Dios Nuostro Señor el camino por estas regiones, y
haciendo que cada día se aumente por todo el mundo la devoción á la Vir-
gen del Carmen.
De V. R. afmo. hno. y siervo en Cristo.—Fr. Angelo del Purísimo Corazón
de María.
BUEN VIAJE.—Han salido de este puerto en el vapor Alfonso XIII, con
dirección á Méjico, los P P . Damián y Gabriel y el H . Guillermo: que Dios
les acompañe y dé feliz viaje.
PROFESIóN RELIGIOSA.—De un periódico de Burgos copiamos la siguiente
reseña de una profesión que ha tenido lugar en el Convento de Carmelitas
Descalzas de aquella capital.
«Otro hermoso espectáculo presenciamos ayer en la Iglesia de las Ma-
dres Carmelitas. Una joven señorita que un día se llamó Clotilde Marcos y
que hoy se llama Hermana Carmen de San JosA, muy conocida en esta ciu-
dad, ofreció sus votos al Señor y se entregaba en perpetuo holocausto al
divino servicio.
¡Qué simpáticas nos suelen parecer estas escenas en las que el principal
personaje es una joven que en la primavera de la vida, cuando el porvenir
se presenta de color de rosa y todo, al parecer, sonríe, considera, no obs-
tante, el triste fin de las cosas mundanas, y se decide irrevocablemente á
amar á Aquél que no tendrá fin, y de cuyo amor nadie sufre desengaños!
A las nueve de la mañana se dio principio á la sagrada ceremonia con
una misa solemne cantada por el M. I. señor canónigo don Zoilo Marcos,
tío de la nueva profesa, y las Madres Carmelitas acompañadas al órgano
ejecutaron con mucha afinación y exquisito gusto una brillante misa-
Cantado el Evangelio, subió al pulpito el R. P. Carmelita Nicanor de
Jesús, quien con fácil palabra y verdadera unción religiosa, comparando la
vida religiosa con la vida que hizo Nuestro Señor Jesucristo desde su glo-
riosa resurrección hasta su ascensión triunfante, ocupándose del reino de
Dios con preferencia á todo lo demás. De igual manera, decía el R. P . Ni-
canor, debe ser la vida religiosa una continua ocupación sobre el reino de
Dios para que pueda ser coronada con una gloriosa ascensión.
Concluida la misa, el M. I. señor don Zoilo Marcos procedió á la impo-
sición del velo religioso á su sobrina, la cual le recibió con la heroica reso-
lución de no ser jamás infiel al Soberano Esposo á quien se entregaba
desde aquel momento,
Concluida la ceremonia cantóse un solemne Te Deum, durante el cual
permaneció postrada la nueva profesa en significación de su completo ano-
nadamiento ante el Rey de cielos y tierra. Allí postrada la hermana Car-
men de San José se despidió para siempre de cuanto el mundo puede ofre-
cer de halagüeño y fascinador, pero también desde allí elevó tiernas plega-
rias al trono del Dios de las misericordias, para sus padres, para su familia
para sus hermanos de religión y para todos los que allí estábamos presentes
442 EL MONTE CARMELO

Por fin la nueva profesa se levantó de su postración, abrazó á sus her-


manas, dióse término á la ceremonia religiosa y la puerta de la clausura
puso la división entre dos mundos.
No te arrepientas,-magnánimo corazón; desde esa soledad podrás con-
templar mejor las grandezas del cielo, los ruidos del mundo no llegarán
hasta ese nido de ruiseñores, las olas del mar tempestuoso de la vida no
sacudirán esa nave teresiana, y como tórtola solitaria tus continuos arrullos
serán para Aquél que nunca dejará de quererte.»

HOMENAJE D B L I NIñEZ á JESúS.—Deseando presentar en todo este mes


las listas del Homenaje de la niñez, la Comisión organizadora en España
ha determinado cerrar el plazo de admisión oficial en las listas el día 2 de
Julio para todas las provincias de España, dejando abierta la suscripción
de América. En cuanto á la Consagración de los niños al Divino Redentor
puede hacerse en todo el año.

U N PRODIGIO DEL ESCAPULARIO DEL CARMEN.—Valencia y Mayo de 1902.—


Amado Padre Director de E L MONTE CARMELO.
No hay satisfacción más grata ai corazón do un hijo que hablar de las
bondades de su Madre. El recuerdo de las finezas y de las misericordias que
le ha hecho, ensancha su corazón y al querer corresponder al cariño de la
que cual ángel tutelar ha velado su existencia y ha formado su corazón, se
siente embargado y publica y canta sus grandezas para que otros, en unión
suya, le alaben y bendigan, como si quisiera reunir en hermoso bouquetlos
corazones de todos y presentarlos ante el de su Madre para que le rindan
homenaje de amor y veneración. Por eso los Santos y todos los devotos de
María agotan su ingenio para demostrar á todas Jas gentes las bQndades y
misericordias de la mejor de todas las Madres y como todo Carmelita está
obligado á amarla con un amor especial, yo que me cuento entre estos afor-
tunados hijos de Madre tan cariñosa, voy á referir, para edificación d é l o s
fieles y para alentar su confianza, un prodigio que ha obrado por medio de
su Santo Escapulario.
Efecto de una parálisis quedó postrado en Valencia, en el mes pasado
de Abril, uno de esos seres desgraciados que no quieren creer porque han
pa,sado la juventud dando rienda suelta á los vicios y placeres que secan el
corazón y matan los nobles sentimientos que expontáneamente brotan del
alma, elevándola á una vida superior, que por eso dijo Tertuliano que el
alma es naturalmente cristiana.
Enemigo de curas y frailes y de todo lo que fuera acto de religión hasta
el punto de apedrear el rosario de la aurora, porque así entienden la liber-
tad esos oradores de club que quieren regenerarnos haciéndonos más bár-
baros, tenía una esposa modelo de todas las virtudes que llevaba con resig-
nación heroica las burlas y desprecios del que debía amparar su virtud
cuando era sorprendida por él en algún acto piadoso. Esta comprendiendo
el peligro en que se hallaba su marido y deseando el bien y la felicidad del
que apesar de sus ideas y sentimientos contrarios le había deparado la pro-
videncia para probar su virtud y aquilatar su corona, le dijo que buscaría
un religioso Camilo para que le cuidara día y noche y estaría mejor aten-
dido. Convino el enfermo por saber que los Camilos no reciben retribución
por el servicio que prestan y porque comprendía que era imposible á su
señora estar tanto tiempo al lado del enfermo. Era para la piadosa señora

i
CRÓNICA CARMELITANA 443

una aurora de esperanza este consentimiento de su marido, y no se equi-


vocaba.
Marchó á buscar 4 los Padres Camilos y como éstos'le contestasen que no
podían servirle por ser pocos y estar todos ocupados con los enfermos, fué
á contar su desventura y á pedir consejo el R. P. Pascual, Carmelita Descal-
zo, qtre era su confesor.
Este inspirado por Dios y apenado por la perdición de aquella alma le
mandó al hermano lego Fr. Miguel vestido de seglar para que pasara como
un criado de los Camilos. Tan bien le sirvió este hermano, con tanto inte-
rés y caridad le trató estando día y noche á su lado, que el enfermo admira-
do de tanta abnegación y sacrificio, no comprendiendo el desinterés de aquel
hombre que rehusaba cuanto se le ofrecía por los servicios que prestaba, pu-
so en él toda su confianza dándole señales de grandísimo afecto y estima.
Como se iba agravando el enfermo y el hermano Miguel comprendiese el
ascendiente que tenía en su corazón le dijo un día: Señor, ya que usted di-
ce que está tan agradecido á mis servicios y que me aprecia tanto, me per-
mitirá que le pida una cosa?
—Pida usted lo que quiera que estoy dispuesto á darle todo lo que tengo.
—Podríamos pues llamar un Padre ó un Sacerdote que le hiciera algunas
reflexiones y arreglara su conciencia.
No esperaba esta salida el enfermo y lleno de asombro le dijo:
—Hombre, si no fuera usted tan bonachón le pegaba un tiro. Ya he perdi-
do la confianza que tenía en usted, nadie debe meterse en la conciencia de
los demás porque la conciencia debe ser libre.
—Bueno, dijo el hermano, pues entonces como si no hubiera dicho nada,
dejémoslo estar.
Salió el hermano de la habitación y contó á la señora el diálogo que
había tenido con el enfermo dicióndola al mismo tiempo que puesto que
ya le había perdido la confianza él se marcharía y vendría otro hermano.
Esto amargó sobremanera el corazón de aquella piadosa señora que veía
obstinado en el mal bajando ya la pendiente del infiermo á su desgraciado
marido, y al entrar á decir al enfermo que el hermano se quería marchar
porque no inspiraba al enfermo la confianza que antes, dijo éste: de ningu-
na manera quiero que se marche, que no me hable de conciencia ni de reli-
gión y seremos amigos. Así las cosas, vino agravándose más el enfermo y el
hermano apenado al ver el estado do aquella alma, salió á buscar un Padre,
pero ninguno quiso ir porque sabían que el onfermo rehusaba y porque esta-
ba en la casa su padre de las mismas ideas, y que había dicho que no permi-
tiría que á su hijo le visitase ningún cura; pero sobre todo era providencia
de Dios que ordenaba las cosas para que se manifestase el poder y miseri-
cordia de María por medio de su Santo Escapulario.
Vuelto el hermano Miguel á la habitación del enfermo vio que le daba á
éste una especie de modorra ó sueño muy pesado y entonces pensando en
la virtud del Santo Escapulario y los prodigios sin cuento que ha obrado
puso al enfermo un pequeño Escapulario en el cuello. Pensaban que al des-
pertar arrojaría de sí indignado aquella señal de piedad y de amor á Maríai
puesto que otras veces le había ofrecido el hermano Miguel un Escapulario
y siempre le había despreciado.
Cosa rara. Apenas despertó de aquella modorra ó sueño, sin mediar re-
flexión alguna ní tiempo para hacerla, llama el enfermo á su esposa y al
hermano Miguel, y con voz entrecortada, demostrando ahogo del corazón
444 ÉL MONTE CARMELO

por alguna pena y con instaneia y urgencia suplica que ló busquen ense-
guida un padre que le confiese, que lo traigan un Santo Cristo, que le digan
palabras del cielo, y aquel hombre que poco antes causaba horror por las
blasfemias y la inmunda baba que salía de su boca, se encuentra ahora
humilde, arrepentido, llama al confesor y pide los Sacramentos.
Admirable prodigio obrado por el Santo Escapulario del Carmen!
Salió el hermano de prisa á buscar el confesor y para que pudiera entrar
en casa sin que le viera el padre del enfermo, le llamaron á almorzar, en-
treteniéndole bastante en el comedor, hasta que el Padre concluyó su mi-
nisterio con toda -satisfacción. El enfermo pedía el "Viático y como su padre
no lo hubiera permitido, se pensó traérselo ocultamente sin ninguna luz ni
acompañamiento. Para ello se pidió permiso al señor Arzobispo que al co-
nocer la situación del enfermo, lo concedió gustoso.
Cogió el Padre el Santísimo Viático y envuelto entre corporales lo ocul-
tó en su seno, marchó á la casa del enfermo y se ocultó en un cuarto que le
indicaron. Llamaron entonces al padre del enfermo á otra habitación
para buscar una receta, y mientras tanto entró el sacerdote, preguntó al en-
fermo si quería recibir al Señor, si tenía alguna falta que confesar y si pe-
día perdón á todos, y obtenidas las respuestas convenientes le dio el Santí-
simo Viático. Apenas hubo concluido entró en la habitación el padre del
enfermo, y al ver allí un sacerdote le puso la mano en el hombro y le dijo :
Vd. nada tiene que hacer aquí; márchese Vd. enseguida, que en mi casa no
quiero ver ningún cura. El sacerdote se marchó dejando arreglado al en-
fermo, y éste reprendió á su padre porque había despachado al sacerdote
diciéndole que leÉ había traído la paz del corazón, el consuelo de su alma
la alegría del espíritu y la amistad y gracia con Dios. T repitiendo jacula-
torias, besando el Santo Cristo é invocando los nombres de Jesús y María y
apretando el Santo Eseapulario sobre el corazón, murió en la paz del Señor
como un ángel, el que poco antes era peor que un demonio.
Este prodigio obrado por virtud del Sto. Escapulario no es nuevo en la
historia. Innumerables son los milagros y las maravillas que en todas par-
tes ha obrado esta prenda de María que revela el poder, la bondad y mise-
ricordia de aquella Divina Señora, Madre nuestra tan cariñosa que solícita
siempre por nuestro bien nos ha traído del Cielo ese vestido de virtud y
fortaleza para distinguir á sus hijos más amados los Carmelitas y para que
todos hallen en él una señal de salud en los peligros, una alianza de paz
con Dios y una esperanza firme y consoladora de salvación eterna.
Espero de V. R., amado P. Ángel, dé cuenta de este suceso prodigioso en
nuestra Revista Carmelitana, para que sus lectores se enciendan más y más
en el amor de María y devoción de su Escapulario. .
Suyo affmo. h.°— Fr. Plácido M.a del Pilar.

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LA ADORACIóN NOCTURNA Y LA LEY DE ASOCIACIONES.—El Consejo Supremo


de la Adoración Nocturna de España, en vista de la Real Orden del Ministro
de la Gobernación del 9 de Abril que obliga á todas las Asociaciones de
seglares con fines religiosos á someterse á los requisitos de la ley vigente
de Asociaciones, ha acudido al Excmo. señor Nuncio pidiendo se íes señale
la línea de conducta á q u e deben sujetarse en las presentes circunstancias;
más habiendo contestado la Nunciatura que se consulte en cada localidad
al Obispo Diocesano, la Sección de Adoradores de Madrid ha consultado el
caso á su señor Obispo, el cual les ha contestado que no podía mandar se
inscriban ni que no se inscriban. Ante estas contestaciones, el Consejo di-
rectivo de la Sección de Madrid, formando conciencia respecto del paso, ha
acordado:
«Que ínterin precepto escrito y categórico de su propio Prelado, el Ex-
celentísimo y Reverendísimo Sr. Obispo de Madrid-Alcalá, no le imponga
la obligación de someterse á las disposiciones de la Real orden circular de
9 de abril último, no se someterá, por entender que dicha Real orden no
comprende ni puede comprender á la Adoración Nocturna »
CONVERSIóN DE UN REY.—Entre los triunfos recientes del catolicismo,
no es uno de los menos importantes la conversión á la Religión verdadera
del rey de Nubia, Samuel Okosí. á quien Su Santidad se dignó felicitar en-
viándole una hermosa medalla de la Virgen.
El rey Okosí ha correspondido á esta fineza del Padre común de los fie-
les con otra carta en la que, después de decir que la imagen de nuestra Se-
ñora ocupará el sitio de preferencia en la casa, pide que se envíen á su país
muchos misioneros católicos para que propaguen la fe de Cristo en aque-
llos dominios.
Hermoso ejemplo es este de un rey semibárbaro, q-ue avergonzar debiera
á los cultos gobernantes de algunas naciónos de Europa, que tratan de ex-
pulsar de su seno á las comunides religiosas de las que salen esos celosos
misioneros que con tan buen acuerdo pide el rey de Nubia.
CUBA INDEPENDIENTE.—El día 20 de Mayo se celebró en la Habana el
acto de proclamar la independencia de la isla, dando posesión el general
americano al Presidente de la república cubana, Estrada Palma. Para con
memorar este sucoso ha sido quitada la efigie de Isabel la Católica y susti-
tuida por una muñecona que dicen representa la libertad.
RESUMEN POLíTICO.—Emp3zó la quincena con las fiestas do la coronación
del Rey que en Madrid, han resultado todo lo brillantes que se podía espe-
rar, dándose durante esos días tregua á todas las cuestiones políticas
Pero apenas han pasado las fiestas reales han vuelto de nuevo á agitarse,
y de nuevo han vuelto á hablar todos los periódicos del proyecto de Ley de
Asociaciones (como si lo que más se necesitara en España fuera una nueva
Ley de Asociaciones y sin ella no pudiéramos pasar un día más, y de la
reapertura de las Cortes y de las discrepancias de los Ministros, etc.
Dos puntos son el caballo de batalla y lo que divide al Ministerio en
dos bandos, la cuestión de las Asociaciones y la reapertura de las Cortes;
Canalejas representa la tendencia radical y quisiera que se prescindiese
446 1L MONTE CARMBLO

del Vaticano y se llevase enseguida á las Cortes una Ley de Asociaciones


lo más radical y democrática. Moret, al contrario, parece que opina que
mientras no se ultimen las negociaciones pendientes con la Santa Sede,
hay que respetar el actual estado de cosas. Con objeto también de excitar
las pasiones en favor de sus ideales, Canalejas quiere que SJ reanuden en-
seguida las sesiones de las Cortee; á lo cual parece oponerse Sagasta que
ve las escabrosidades y peligros que le habían de' salir al paso en este pe-
riodo de vida parlamentaria.
Esta diferencia de criterio en el seno del Gobierno puede provocar la
crisis; pues si Canalejas no logra'lo que pretende, ni se llega á un acuerdo
entre los Ministros, Canalejas abandonará el Gabinete, pero retirándose á
tambor batiente y con las banderas del anticlericalismo desplegadas, dis-
puesto á iniciar una activa propaganda democrática y socialista y á protes-
tar á voz en grito contra Sagasta y algunos otros individuos del Gobierno
por haber dejado incumplimentado el programa con que subieron al poder.
Quizá para cuando se ponga este número on el correo, ya se haya resuelto
esta crisis que se cierne sobre el Gobierno.
A la hora en que escribimos estas cuartillas ya se ha reunido dos ó tres
veces la Ponencia que se formó para estudiar el asunto de las Congrogacio-
nos religiosas compuesta do los señores Moret, Montilla y Canalejas, los
cuales se han cambiado las bases que cada uno ha redactado de una nueva
Ley de Asociaciones, poro sin que aun hayan podido ponerse de acuerdo.

SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS

LA LAMPARA EUCARISTICA
En el ángulo de una habitación ¡Dios mío! ¡Dios mío! gritó la mu-
pobre y pequeña sollozaba él, mudo, jer aplicando sus ardientes labios á
lívido... La pequeña lámpara sus- la pálida y fría cabecita de la niña...
pendida de una viga que había en el y quedaron las dos en silencio.
techo daba una luz mortecina q u e ' La niña estaba fría como la muer-
hacia oscilar en las paredes de la te. El hombre la acarició con la ás-
habitación la sombra de una cuna y pera mano de un cazador.
la de una mujor maltrecha, como Y aquel frío do la muerte le paro-
una visión aterradora. cía que le penetraba el corazón como
Por fuera soplaba el vionto de urna espada: después de un momento
mar dejando oír tristes y prolonga- sin decir palabra y como fuera do sí
dos gemidos. abrió la puerta y desapareció.
¡Miguel! gritó la mujer.
¡Miguel! repitió el eco de los bos-
Bajo la blanca colcha que cubría ques.
la cuna so oyó un pequeño gemido. *
¡Ha muerto! gritó él en un arran- * *
que de desesperación.
Y desde el ángulo oscuro de la A lo lejos se oía redoblar el tam-
pieza se arrojó á la cuna parí), ver á bor; tocaban la marcha, la antigua
la niña. marcha de Castilla. ITn rumor con-
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 447
fuso de tropas y de artillería venía Antes de una hora iba á dospuntar
del camino de los Pirineos. La cla- el alba.
ridad de la luna permitía ver una La luna hermosa en medio dol ció-
nube de polvo y se distinguían las lo ontrando por la ventana daba so-
banderas carlistas que pasaban aque- bre la humilde y blanca cama de la
lla noche. niña, iluminando un gracioso vesti-
¡Miguel! gritó de nuevo la mujer do blanco, símbolo de inocencia.
saliendo á la puerta de casa. La niña lo besó derramando una
¡Miguel! parece que repetía el re- lágrima...
doble del tambor. Era la última vez que se lo ponía.
Al día siguiente debía cumplir
* trece años; un día después sería ya
La mujer tendió * * una mirada por una moza que debía frecuentar algu-
el valle: los viejos y añosos castaños na fábrica de Vizcaya, vistiendo tra-
parecían moverse al compás de la lo- je oscuro y confundiéndose con tan-
jana música... tas jóvenes y tantas máquinas que
Levantó la vista para mirar los le hacían miedo.
montes de Vizcaya... *
Los cipreses del cementerio incli- * *
nados por la fuerza del viento pare- Aún no despuntaba el alba. La lu-
cía que lloraban á los muertos: un na, dominando en el firmamento co-
poco más allá reflejaba la luna en los mo el rey do la noche, iluminaba la
blancos muros do la poqueña iglesia: blanca y hermosa figura de una niña
la lámpara del Santuario había ilu- que, como ligero fantasma, discurría
minado con más viveza las vidrieras entre los lirios.
de las ventanas comunicándoles un Hacía años que los había plantado
resplandor rogizo como de fuego... y los cultivaba ella misma, y cada
poco después quedó apagada. año, en la última noche del mes de
Y la desgraciada mujer en un Mayo, iba ella á cogerlos para lle-
arranque supremo de angustia, di- varlos á la poqueña iglesia á los pies
rigiendo los brazos á Jesús que vela- de Jesús, según había prometido su
ba en el Tabernáculo gritó: ¡Dios madre.
mío! ¡Dios mío! Yo la vestiré siom-
pre de blanco, y mientras sea joven
os traerá rosas y lirios á vuestro al- Solas, con ol fresco de la noche se-
tar y tendrá siempre el cuidado de guían ellas su camino. Rezando las
vuestra lámpara... ¿La salvaréis? oraciones de la mañana iba la una
Y ol eco repitió «¿la salvaréis? detrás do la otra por la estrechita
* senda.
** La niña so mostraba triste porque
Bajo de las tiendas de campaña ya no debía vestir ol blanco velo do
que ocupaba el ejército carlista can- la inocencia, de aquella inocencia
taban los guerrilleros himnos nacio- que íanto agradaba á Jesús.
nales, saboreando vasos de sidra y ¡Oti!,no sería mejor que aquel buen
de chacolí. Se olvidaban en aquellos Jesús que la había salvado, la lla-
ratos de descanso y alegría de los mase ahora con los lirios en las ma-
peligros de la guerra, de las embos- nos y en el corazón? Es verdad que
cadas, de las guerrilla?, de las heri- no podría toner cuidado de la lám-
das recibidas, de la sangre y de las para del tabernáculo, pero se acor-
lágrimas. daría desdo el cielo...
Pero había uno entre eilos que no De pronto -se paran... La madre
hacía coro á la gritería de sus ca- quiere llorar, la niña escucha.
maradas: siempre triste, siempre
solo, parecía que buscaba solamente
la muerte, y en el descanso de las A lo lejos se oía el redobla de un
marchas le dominaba la melancolía tambor que indicaba la retirada. Sol-
y el silencio.
dados y acémilas, cansados y en des-
. ** orden, se veía á cierta distancia que
¡Pronto, Mana, que luego vieno el huían hacia la frontera.
alba!
La niña removió un poco la cabeza *
sobre la blanca almohada, abrió sus * *
bellos ojos azules, envió una sonri- ¿Por qué llora usted madre? pre-
sa á su madre y se tiró á tierra. guntó la niña, ¿q uienes eran aque-
llos?-
448 BL MONTB CARMELO

Y sin contestar la madre siguieron do apretando sobre su corazón los


su caminoen silencio. lirios que llevaba á Jesús.
Y el redoble se oía con un • eco
triste y como dándose prisa por la
huida: era el ejército vencido que se Cuanlo el alba comenzó á derra-
retiraba del combate; algún jefe in- mar su clara luz, allá, en el fondo
tentó organiza rio de nuevo y dete- del valle y en un lugar,del precipi-
nerlo, pero fué en vano. cio se voía una mujor llorando junto
La madre y la niña atraviosan un al cadáver de una niña. La difunta
valle áspero y profundo, á cuyo fon- apretaba todavía contra su pecho el
do no llegaban los pálidos rayos de manojo de lirios que llevaba á su
la luna, así que el único norte que Jesús, y en sus labios se reflejaba
les dirigía y orientaba era la lámpa- una sonrisa angelical.
ra de la pequeña iglesia, cuya luz De la espesura de los matorrales
reflejaba en las vidrieras de las ven- salió un hombre armado.con un fu-
tanas que veían ya á may corta dis- sil. Miró un momento con atención
tancia. aquel grupo de muerte y cayendo de
rodila3 comenzó á llorar.
¡Miguel! gritó la mujer.
¿Es mí hija? preguntó el hombre.
De pronto se oye un tiro de fusil; —Sí, Jesús la había salvado, con-
la retaguardia del ejército había di- tostó la mujer, y hoy ha salvado ella
sertado y subía hacia el Santuario á Jesús de un sacrilegio.
con el fin de saquearlo. La niña lo *
comprendió y dando un grito excla- * *
mó: Dios mío yo os ofrezco mi vida Aquellos sacrilegos que intenta-
en ' sacrificio, aceptadla antes que ban saquear el tomplo del Señor
permitáis que esos desventurados huían despavoridos por las vertien-
lleven sus manos sacrilegas hasta tes do la montaña sin consumar su
vuestro tabernáculo. obra cuando en las tiniebas de la
El valle era cada vez más áspero y noche oyeron el grito que dio la ni-
dificultoso, pero los desertores que ña al ofrecer su vida á Dios... y Mi-
habían llegado ya al Santuario se guel, aquel soldado taciturno y me-
disponían á comenzar el saqueo. Al lancólico, desgarrado su pecho por
momento y como por un soplo invi- el remordimiento, levantaba sus
sible se apagó la lámpara... ojos y su corazón al cielo, prometien-
En un precipicio del valle vaciló do á Dios una vida cristiana y ejem-
la niña por las tinieblas de la noche plar ante el cadáver de aquella pe-
y dando un mal paso cayó al profun- queña mártir.
FK. JERÓNIMO DE SAN JOSÉ

S una de las glorias más


preclaras y excelsas de la
'Orden Carmelitana, á la
que se alistó á los princi-
pios de la Reforma, cuando brilla-
ba ésta en todo géneru de ciencias
y letras y contaba en sus filas un
gran número de maestros que ha-
bían honrado con su sabiduría
nuestras más célebres Universi-
dades.
íiñolllHflúm. 4 8
Oriundo de una distinguida fa-
milia de Aragón, educado, al par
15 de Junio de 1902 que en una sólida piedad, en todo
linaje de ciencia, desde joven mos-
tró Fr. Jerónimo sus inclinaciones
450 EL MONTE CáEMELO

literarias y cultivó el trato y conversación con los hom-


bres más sabios de su tiempo, llegando á pertenecer, ya
antes de ingresar en la Orden del Carmen, á la aristo-
cracia de las letras, y logrando lauros inmortales con
la pureza y elegancia de su dicción y sólida doctrina de
sus escritos.
Ni desdeñó tampoco, hecho ya fraile, seguir los ca-
minos de la buena literatura y adornar con las bellas
flores del Parnaso las producciones de su fecunda inte-
ligencia: antes bien, en el claustro religioso ideó y tra-
zó y llevó á cabo sus mejores obras, dignas de inmor-
talidad.
En el Genio de la Historia, llamado bellísimo por Me-
néndez Pelayo, y por otros joya inapreciable de nues-
tra literatura y el mejor libro de preceptiva histórica
que se conoce, sentó el ilustre Carmelita "las bases y
formuló las leyes sobre que se ha de cimentar y con que
se ha de regir la historia.,, En la Vida de San Juan de
la Cruz, de cuyo amor se sintió cautivo toda la vida y
al engrandecimiento de cuya memoria dedicó entusiasta
sus trabajos; en un tomo de la Crónica del Carmen
Descalzó (cuya pérdida nunca deploraremos bastante);
j£ en otros trabajos de historia, enseñó con el ejemplo,
que es el mejor maestro, los preceptos y advertimientos
que da en su incomparable Genio.
La persecución también le alcanzó, que es fruta que
deben saborear todos los hombres grandes: el amor de-
cidido y la entusiasta devoción que siempre manifestó
por San Juan de la Cruz y por el otro ilusti e compañe-
ro y ayudador de Santa Teresa, el venerable Padre
Gracián, fué quizá lo que más le grangeó la malque-
rencia de los émulos de estos insignes Padres de la Re-
forma Teresiana. Fr. Jerónimo expresa estas amargu-
ras de la persecución en algunas hermosísimas poesías
que en el retiro de su celda, donde ía envidia le tuvo
encerrado, compuso; pero en aquel extrañamiento y
FR, JERÓNIMO PB SAN JuSÉ 451

soledad, á solas con su Dios y consigo mismo, dio ga-


llardas muestras de su ingenio y saber escribiendo las
obras que han inmortalizado su nombre.
No voy á hacer ahora ningún juicio crítico de estos
libros, hermosa manifestación de la vasta cultura inte-
lectual de Fr. Jerónimo: los lectores de EL MONTE
CARMELO, que han leído y saboreado los hermosos ar-
tículos crítico-literarios que aquí mismo se han publi-
cado sobre las dos principales obras del ilustre carme-
lita aragonés, Genio d-t la Historia y Vida de San Juan
de la Cruz, saben más de lo que yo pudiera decirles.
Al estampar hoy de nuevo en estas columnas el
nombre de Fr. Jerónimo de San José y encabezar con
él este artículo, ha sido sólo con el objeto de dedicar
un homenaje de admiración al sabio hijo del Carmelo
Reformado, y un tributo de gratitud al erudito autor
del estudio crítico-literario sobre Fr. Jerónimo, á nues-
tro distinguido amigo y entusiasta cantor de las glorias
carmelitanas (1), Don José Ignacio Valentí que ha hon-
rado nuestra modesta Revista con los clásicos rasgos
de su bien cortada pluma, y cuyo último trabajo, de
méritos literal ios muy subidos, después de haber apa-
recido en estas mismas columnas, se ha publicado en
un opúsculo de 92 páginas del mismo tamaño de E L
MONTE CARMELO.
Admirador el señor Valentí de nuestros grandes
escritores del siglo de oro, y lector asiduo y familiar de
sus inmortales obras, sabe dar á su pluma el tinte y
colorido clásico de nuestros mejores prosistas, y ha he-
cho suyo el bellísimo estilo y la pureza de dicción y la

(1) Además de este estudio crítico-literario sobre el sabio Carmelita


Fr. Jerónimo de San José, se doben al señor Valentí, entre otras machas
obras, un Examen crítico de las obras de San J u a n de la Cruz baj 3 el as-
pecto religioso y literario; un Triduo en honor de San J u a n de la Cruz; y
otra obra sobre Santa Teresa do Jesús en sus relaciones con la Orden de
Predicadores.
452 EL MONTO CARMELO

majestad y armonía que hizo á la lengua castellana la


primera entre todas las humanas.
Bien ha mostrado nuestro amigo las excelentes do-
tes literarias que le adornan, en el Estudio Crítico sobre
Fr. Jerónimo de San José: á fe que tal trabajo está en
proporción con los méritos del que trata de elogiar,
analizar y dar á conocer.
El estudio del señor Valentí abraza tres partes: en
la primera traza una breve biografía del eximio Carme-
lita Fr. Jerónimo; en la segunda, analiza, crítica y lite-
rariamente, con ese pulso exactísimo y fidelísimo que
su ingenio y sus estudios le han dado, la principal obra
de su biografiado: Genio de la Historia; y en la tercera
hace idéntico examen de la Vida de San Juan de la
Cruz, parto también hermosísimo de la pluma de Fray
Jerónimo de San José.
Cuanto aquí dijáramos del mérito y de la riqueza de
erudición que encierra este trabajo crítico-literario de
D. José Ignacio Valentí, no podría llegar á la realidad
ni expresaría el justo y cabal concepto de su valor; ni
por otra parte el nombre literario de este sabio escritor
y alta gloria que en buena lid se ha ganado, aumenta-
ría un ápice con los humildísimos, aunque sinceros elo-
gios, que pudiéramos prodigarle. Sirva, pues, lo que al
correr de la pluma hemos escrito, y lo mucho que en
el pecho guardamos, para manifestar á nuestro distin-
guido amigo y colaborador la gratitud que le profesa-
mos por el interés y entusiasmo con que trabaja para
enaltecer las glorias de la Orden Carmelitana, dando á
conocer los sujetos egregios que la han ilustrado con su
ciencia y santidad.

•-*~*f©-H-*-
—&—®--&~^^&—<&-'®~-^—3><£—£>• €"3-—-S><5—

MIRANDO AL CIELO

PRAN cosa es levantar al Cielo el pensamiento: allí está la patria


"X^f suspirada, allí la mansión de la paz, de la dicha y de la eterna
f bienandanza; allí el alma se deleita cou la dulce visión de la
' Verdad absoluta, y con la posesión suavísima del Bien sobera-
no; allí es eterna la hermosura y la primavera es eterna, y son eter-
nos los placeres, y eternas las claridades, y los amores eternos... Gran
cosa es levantar al Cielo la mirada y desde este profundísimo valle
de dolores y lamentos saludar con la esperanza aquella región felicí-
sima de luz y de hermosura.
Cuando las grandes contradiciones de la vida, cuando las batallas
interminables que venimos sosteniendo contra los enemigos de nues-
tra eterna salvación, cuando las pasiones se embravecen como olas
turbulentísimas, cuando los dolores y los sufrimientos y las cruces
nos cercan por todas partes, y nos embisten con fuerza, si sentimos
que las fuerzas se agotan, y que el ánimo desfallece, si experimenta-
mos el cansancio y el tedio de la vida... ¡oh! entonces más que nunca
necesitamos levantar al cielo la mirada, volar con el pensamiento á la
región de los vivientes, región de felicidad perfecta y acabada.
Miro al Cielo y nada me importan las tribulaciones y amarguras
de la vida, no me importa el caminar por senderos escabrosos y eri-
zados de espinas, ni el surcar mares tempestuosos, ni que la adversi-
dad venga á visitarme; no me importa el estar puesto á la corriente
de todos los desprecios, ni ser el blanco de todas las injusticias
porque veo en el Cielo á mi Dios, Padre clementísimo, que me mira
con amor, que contempla todas mis fatigas, que cuenta todas mis lá-
grimas, y me ofrece una corona inmortal, y me ofrece la palma de los
triunfadores.
El Cielo es la luz que ilumina los misterios de la vida presente.
454 -EL MONTE CARMELO

Mirando al Cielo me explico los problemas del mundo. Ya sé por


qué existe el dolor, y por qué llama Cristo bienaventurados á los po-
bres de espíritu, y á los que lloran, y á los que padecen persecucio-
nes, y por qué es estrechísimo el camino que recorrieron los justos,
por qué se afligieron voluntariamente los santos, y llevaron con ale-
gría la Cruz sobre sus hombros, por qué envía Dios sobre sus más
caros amigos tentaciones violentísimas y las más graves tribulacio-
nes Todo lo comprendo. El Cielo es un Reino gloriosísimo que ha
de ser conquistado con violencia, y los que pelean pacientemente
son los que lo conquistan.
Con esta fe y esta esperanza ¿quién no será constante en la pelea
hasta el fin, es decir, hasta morir triunfando?
¡Felices mil veces los que pelearon varonilmente y fueron triun-
fadores en el último combate, porque rotas y deshechas las cadenas
que les retenían en la cárcel del mundo volaron libres al Cielo y to-
maron posesión del Reino conquistado con sus manos, y ciñen ahora
coronas inmortales, y se asientan en tronos refulgentes, y viven y
reinan y triunfan por los siglos de los siglos!
¡Mirad, hombres, al Cielo! Volad, volad allá con el pensamiento,
que el alma se ahoga en las regiones bajas de la tierra y allí arriba
respira con holgura aires purísimos, aires de libertad, airesde verdad,
aires de amor
¡Al Cielo, alma mía, al Cielo la mirada! Mirando al Cielo no veo
las pequeneces de la tierra y olvido las penalidades del destierro. ¡Al
Cielo, al Cielo quiero ir con el pensamiento y con el corazón! Allí, allí
está la Verdad que anhela la inteligencia, allí está el Bien por quien
suspi r a la voluntad, allí el Amor, allí la Hermosura, allí el Gozo, allí
los placeres que desea el corazón: placeres inmensos, Gozo comple-
tísimo, Hermosura perpetua, Amor eterno, Verdad absoluta, Bien
soberano
FR. AMADO,

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át át át )fc flfc V ¿d( á ( sk ale ale ale ale ale slc ale ale ate ale ale ¿te ale ale ale ale ate ate ate ale & ate ale ate ate ate ale
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CONGRESO INTERNACIONAL
DE FRIBURGO (SUIZA)
EN HONOR DE LA SANTÍSIMA VÍRGEN

D E L 18 A L 21 D E A Q O S T O D E 1 9 0 2
BAJO LOS AUSPICIOS

DE 8. G. MOR. DERUAZ, OBISPO DE LAUSANA-GINEBRA

¿jjjsí A llegado á nuestra noticia la idea de la próxima celebración


®U de un Congreso internacional mariano, y atentamente se nos
invita á que ayudemos por cuantos medios estén á nuestro alcance
para que España figure dignamente en un Congreso en que se tra-
ta de honrar y glorificar á la Madre de Dios que tan pródiga de
amor se ha mostrado siempre por los españoles.
No necesitamos nosotros grande excitación para que nos adhi-
ramos á esta hermosa idea: hijos predilectos de la Virgen Santísi-
ma, y llevando la Orden del Carmen el dictado singular y honrosí-
simo de Orden de María, no .podemos menos de mirar como pro-
pio nuestro todo lo que se refiera á nuestra amantísima y piadosí-
sima Madre. Sus glorias son glorias nuestras: y donde quiera que
se trate de promover ó fomentar su culto, predicar su devoción,
ensalzar sus glorias, desagraviarla de las ofensas de sus enemigos,
presentar su nombre y las gracias que lleva vinculadas como una
esperanza de salvación y el único medio de rehabilitación religiosa
y social, allí estaremos los Carmelitas, y pondremos al servicio de
tan santa causa todas nuestras fuerzas, nuestra palabra, nuestra
pluma, hasta la sangre de nuestras venas.
Nos complacemos, pues, en manifestar nuestra adhesión á tan
magnífica idea y en enviar nuestros aplausos á sus promovedores;
nos complacemos también en ofrecer nuestra Revista Carmelitana,
que es una Revista Mariana por excelencia, para todos los fines del
referido Congreso, para propagar su noticia en,re los e- Mñ "
publicar todo lo que puede contribuir á su mejor éxito ó ajincinar
su esplendor.
Y desde luego, dirigiéndonos á todos nuestros suscriptores, de-
votos entusiastas y amantes de María Santísima, les rogamos, por
456 ÉL MONTÉ CARMELO

el cariño que profesan á la Virgen Inmaculada, tengan por suya


esta nuestra excitación y tomen á su cuenta esta hermosa propa-
ganda, trabajando en la medida de sus fuerzas, por palabra y por
escrito, para que España acuda á esta manifestación gloriosa, y la
nación predilecta de María figure en primera línea en este grandio-
so concierto de pueblos y gentes que van á bendecir á la Madre de
Dios realizando en el siglo XX la profecía de la Virgen deNazareth:
Beatam me dicent omnes generationes.
A continuación publicamos el llamamiento y programa de dicho
Congreso mariano, para que lo conozcan nuestros lectores, y ter-
minamos estas líneas pidiendo á la Virgen María una bendición es-
pecialísima para los promotores, protectores, colaboradores y to-
dos los adheridos á una obra que se emprende con la única mira de
honrarla v ensalzarla á la faz del mundo entero.
f *. t>. A5-

Los últimos años del siglo XIX vieron celebrarse muchos congresos en
honor de la Santísima Virgen: en Liorna (1806), en Florencia (1897), en Tu-
rín (1898) y en Lyon (1900). La piedad de los católicos ha creído que el
siglo XX, en sus comienzos, debe ofrecer también á Ntra. Señora el home-
nage de su respeto, de su fidelidad y de su amor, en una asamblea interna-
cional, en donde sean proclamadas y honradas con solemnidades religiosas
las prerrogativas de la Virgen, á quien tanto nos importa conocer y reve-
renciar en nuestro tiempo. Todos los años nos invita el romano Pontífice,
y cada vez con más apremiante insistencia, á recurrir á María. Para que
llegue el reinado de Jesús, es preciso que antes se establezca y se extien-
da el de su divina Madre; y para que Ntra. Señora venga en ayuda del
mundo, contra el cual multiplica el infierno sus ataques, necesario es que
por euantos medios estén á nuestro alcance, procuremos nosotros glorificar
á la Reina del Cielo, á la Madie de Dios, á esa gran Señora que tan á me-
n udo desbarata los esfuerzos de los enemigos de la Iglesia. Fuera de ella no
hay salvación. Jamás se opondrá un dique sólido á las perversas doctrinas
que hoy se inventan y á la audacia de los errores antiguos que hoy vuelven
á aparecer, mientras la Virgen no se digne confundir con su mano podero-
sa el orgullo del espíritu humano en rebeldía contra Dios. La Sociedad con-
movida en sus mismos cimientos, no recobrará ni el orden ni la paz hasta
que Ntra. Señora no ocupe en el mundo, en la vida de los pueblos, de las
familias y de los individnos, el sitio inmediato al de su divino Hijo, que la
teología católica le reconoce. Así lo pide la economía del orden sobrena-
tural establecido por el mismo Dios.
Por eso juzgan muchos que es muy oportuno excitar á los católicos de
todos los países para que celebren un Congreso internacional, que será el
primero que en honor de la Santísima Virgen se reúna en el siglo XX. Su
carácter universal, el estudio que en él se ha de hacer de las necesidades
de nuestra época, la gravedad de los múltiples daños que nos amenazan, las
esperanzas cuya realización conviene asegurar, y el mismo esplendor de
las fiestas que se preparan, son otras tantas razones que nos fuerzan k
creer que este solemne homenage rendido á María producirá los más felices
CONGRESO INTERNACIONAL 457

resultados para el desarrollo de la fe y el acrecentamiento de la piedad


hacia Ntra. Señora. Y aún hay otro motivo que nos hace escoger el año 1902
para este Congreso mariano, y es que en ese año celebra N. S. P. el Papa el
vigésimo quinto aniversario de su elevación al trono Pontificio. Nadie ig-
nora que León XIII, desde que gobierna la Iglesia, jamás ha cesado de
estimularnos á que busquemos socorro y protección en la Virgen bendita
y honrarla cada día más.
El Congreso, pues, se convertirá en una fiesta de jubileo de L e ó n X ü I ,
en la que se estudiarán los medios más propios y eficaces para reducir á la
práctica las enseñanzas que se contienen en las encíclicas marianas del
Santo Padre.
Accediendo á los deseos que le fueron manifestados, S. Gr. Mgr. el obis-
po de Lausana—Ginebra se ha dignado autorizar la celebración del Con-
greso en Friburgo (Suiza), que siempre se distinguió por su devoción á la
Santísima Virgen y que posee una de las más antiguas iglesias consagra-
das á María bijo el título de la Inmaculada Concepción. Este mismo año
celebrará con un solomno triduo el séptimo centenario de la fundación de
dicha Iglesia.
Situada en la frontera de varias naciones,—de Italia, de Francia, de
Austria y de Alemania,—y unida á Bílgica, Inglaterra, Hungría, España,
Portugal y los paises del Nuevo Mundo con fáciles y rápidas comunicacio-
nes; la ciudad de Friburgo parecía designada por la misma naturaleza para
que en ella se celebraso un Congreso al cual son invitados, para que
en él tomen parte, los católicos del orbe entero. Do esperar es que sean
muchos los que acudan para dar á María una prueba de su piedad filial,
asistir á las sesiones sobre estudios marianos y edificarse con la vista de
las solemnidades que habrán de glorificar á la Virgen: Beatam me dicent
omnesgenerañones. El gobierno y el pueblo de Friburgo, comprendiendo el
honor que se hace á su ciudad, tratan de dispensar á los representantes de
las diversas nacionalidades la más cordial y simpática acogida. Cuando
las asambleas de los impíos, en las que so preparan gravísimos atentados
contra la religión y Ja sociedad, siembran periódicamente la inquietud en
el mundo, ¿no es sobremanera beneficioso que los católicos de todas partes
se reúnan para tributar espléndido homenaje a l a Virgen Inmaculada, á la
divina Madre de Nuestro Señor, y colocar bajo su maternal égida el porve-
nir de la sociedad, junto á la tumba de uno de sus más grandes servidores,
el B. Pedro Canisio? Sin dificultad se comprende así; y por esa causa espe-
ramos que prelados y fieles responderán en gran número al llamamiento
que les dirige la Comisión organizadora del Congreso internacional de Fri-
burgo en honor de la Santísima Virgen.

P R O G R A M A D E ESTUDIOS
r
SECCIÓN PEIMERA ' ° susceptible de una definición
dogmática, desde el punto de vista
CUESTIONES DOGMÁTICAS teológico.
1.—La Santísima Virgen según 3.—El dogma de lá Inmaculada
las encíclicas de León X I I I . Concepción. Su i m p o r t a n c i a en
2,—La Asunción de María, miste- nuestra época,
458 EL MONTE CARMELO

4.—La acción del Espíritu Santo


en la Iglesia por la mediación de 2.—La Santísima Virgen, victo-
Nuestra Señora. riosa de los enemigos de la Iglesia
y de la civilización cristiana en el
6.—La Santísima Virgen y la reu- curso de los siglos.
nión de las Iglesias orientales cis- 3. El B Pedro Canisio. Sus traba-
máticas. jos para la defensa del culto de la
6.—La Santísima Virgen y la Santísima Virgen en el siglo XVI.
conversión de Inglaterra. 4.—Los Papas del siglo XIX y el
7.—La Santísima Virgen, camino culto de la Santísima Virgen.
que conduce á Jesucristo. 5.—Los principales santuarios de
8.—La Santísima Virgen y la Eu- la Santísima Virgen en cada nación,
caristía (Misa y Comunión). 6 —Las manifestaciones milagro-
9.—El culto del Sagrado Corazón sas de la Santísima Virgen en el
y la Santísima Virgen. último siglo.
SECCIÓN SEGUNDA 7.—El arte mariano: arquitectura,
estatuaria, pintura, bordados.
EL CULTO DB LA SANTÍSIMA VIRGEN
SECCIÓN CUARTA
1.—La parte que le cabe á María
EL AP03TOLADO DB LAS CONGREGACIO-
en el rezo oficial de la Iglesia. El
NES Y COFRADÍAS DE LA SANTÍSIMA
Oficio parvo de la Santísima Virgen.
VIRGEN.
2.—El año litúrgico de -la Santí-
sima Virgen. Su significación mís- 1.—Influencia religiosa y social de
tica. Objeto y enseñanza práctica de las congregaciones y cofradías de la
cada fiesta, para la vida del cristia- Santísima Virgen.
no, en los tiempos actuales. 2.—Las obras de caridad y las aso-
3.—Las oraciones á la Santísima ciaciones piadosas, en honor de la
Virgen: Ave-María—Magnificat.— Santísima Virgen.
Salve.—Ángelus.—Ave maris stella. 8.—Las congregaciones y cofra-
—Rosario.—Letanías. -Memorare.—- días de la Santísima Virgen y la
Su eficaciapara obtener la restaura- prensa católica.
ción del reino de Jesucristo.
4.—Las peregrinaciones popula-
4.—El mes de María. Su objeto é res á los santuarios do María. Sus
importancia. efectos desde el punto de vista re-
5.—El mes del Rosario. Su razón ligioso y social. Qué condicionas y
de ser según las enseñanzas de disposiciones se requieren en ellas.
León X I I I .
SECCIÓN QUINTA
6.—El Rosario del domingo y el
LA SANTÍSIMA VIRGEN Y LA CUESTIÓN
de cada día. Frutos de esta práctica
SOCIAL
para los fieles.
7.—Los cantos populares en honor 1.—La realeza universal de María.
de la Virgen. 2.-—La Santa Familia de Nazaret
SECCIÓN TERCERA y la cuestión social.
LA SANTÍSIMA VIRGEN E N L A H I S T O R I A 8.—La Santísima Virgen y el fe-
1.—La maternidad divina de Nues- minismo.
tra Señora, defendida en el Concilio 4.—La Santísima Virgen y la aso-
de Efeso por San Cirilo de Alejan- ciación internacional para la protec-
dría, ción de las jóvenes,
CONGRESO INTERNACIONAL 459
-' ' ' '' -- — — "• ' ' ' ' ••«•••••- —i——---.
ADVERTENCIAS
1. a Las cuestiones que se acaban de indicar no son las únicas que pue-
den ser tratadas por1 los teólogos; al contrario, dejamos en libertad omnímo-
da la iniciativa individual, con tal de que los autoros pongan de relieve el
interés actual y las consecuencias prácticas de la materia que tratan.
2. a Los trabajos pueden ser redactados en francés, alemán, italiano,
inglés y español.
3 a Rogamos á los aut nvs que envíen sus composiciones para el 15 de
Julio á más tardar, dirigiéndolas á Mgr. Kleiser, protonotario apostólico en
Friburgo. (Suiza).
4. a Los oradores no podrán ocupar la tribuna más de veinte minutos.
Serán invitados á hacer un resumen oral de su trabajo, si éste fuera dema-
siado extenso. Sin embargo, la Comisión podrá hacer una excepción para
los trabajos dogmáticos.

Las adhesiones y trabajos serán recibidos con gratitud.

Para todos los informes, dirigirse á Mgr. Kleiser, protonotario apostóli-


co y canónigo de Nuestra Señora, Friburgo - Suiza.

Ha sido fijado en 5 francos el precio de las tarjetas de admisión al Con-


greso.
E I R . P . Ronaudin, Benedictino, que en unión del señor Kleiser, inicia-
dor dol Congreso, contribuyó á la redacción del programa, ha recibido la
siguiente carta del Obispado de Liusana y Ginebra:

Al R. P. D. Renaudin, O. S. B.
Friburgo (Suiza) 1.° de Marzo do 1902.
Muy Reverendo Padre:
He tenido el honor de comunicar al Señor Obispo de Lau¡>ana-Ginebra
el programa del Congreso mariano con la elocuente invitación de que le
habéis hecho proceder. Su Grandeza aprueba en un todo vuestro proyecto,
os felicita y os da las gracias por vuestro celo en favor de la Reina de los
cielos, en viéndoos al mismo tiempo las más cordiales bendiciones.
Dignaos, M. R. Padre, aceptar el homonago respetuoso que en Jesús y
María os ofrece.
L, Currat.-Secretario.

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IIIIIIIII^IIIIMIIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIinilllllllllllllllllllMIIMIIIMIIIIMIIIIIinillllMinilMIIIIII

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SOR TERESA DEL NIÑO JESÜS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VI
(CONTINUACIÓN)

L 31 de Octubre de 1887 mi buen padre y


^ ^ yo emprendimos el viaje para Bayeux; y si
bien es cierto que mi corazón rebosaba de espe-
ranza, sin embargo no dejaba de sentir cierta
1
emoción al considerar que iba á comparecer por
primera vez ante la presencia de un Obispo. Yo,
que jemas tenía necesidad de desplegar mis la-
bios, sino era para responder á las preguntas que
se me dirigían, me veía precisada á exponer las
razones que tenía para tomar el Santo hábito del
Carmelo.
¡Cuánto tuve que luchar para vencer mi natural
timidez! ¡Ch! cuan cierto es lo de la Imitación de Cristo, que el amor
jamás tropieza con imposibles, todo le parece posible y permitido. En
verdad, solo el amor de Jesús podía infundirme valor para des-
afiar estas y otras dificultades que pudieran ofrecérseme; pues era
forzoso que comprase mi felicidad á costa de muchas y duras prue-
bas. Mas al presente comprendo que la compré á bien bajo precio, y
estaría dispuesta á soportar penas mil veces más amargas con tal de
obtenerla.
Cuando llegamos al palacio del Obispo, hubiérase dicho que las
cataratas del cielo se abrieron de improviso. El abate Révérony, Vi-
cario general que era quien nos había fijado la fecha de nuestro via-
je, se nos ofreció muy amable, aunque un tanto sorprendido. Al
verme derramar lágrimas me dijo: «Hay. que ocultar esos diamantes
al señor Obispo.»
Al atravesar espaciosos y bien amueblados salones, pensaba en
mi interior, ¡que podrás decir, pobre hormiguita, en tu defensa! Su
Ilustrísima se paseaba en aquellos momentos, en compañía de algu.
-¿62 EL MONTE CARMELO

nos sacerdotes, por una galería; de pronto advertí que el señor Obispo
y el Vicario general, después de cambiar algunas palabras, venían
ambos hacia donde estábamos mi padre y yo.
Al ver entrar á Su Ilustrísima, mi padre se arrodilló á mi lado pa-
ra recibir la bendición, después Su Ilustrísima nos mandó sentar. El
señor Révérony me ofreció el sillón del medio, yo lo rehusé con hu-
mildad; insistió de nuevo, dándome á entender que era primero la
obediencia. En vista de lo cual no tuve más remedio que sentarme
en un sillón donde cabían cuatro con mucha holgura, mientras que,
para confusión mía, él tomaba asiento en una silla. Yo esperaba que
mi padre hablase por mí, pero me dijo que explicase yo misma el
objeto de nuestra visita. Yo lo hice con toda la elocuencia que me
fué posible, sin perder de vista que una sola palabra del Superior me
hubiese prestado mayoies servicios que todas mis razones.
Su Ilustrísima me preguntó si databa de mucho tiempo mi voca-
ción de Carmelita.
— ¡Ohl sí, hace ya mucho tiempo, limo, señor!
—Vamos, replicó sonriendose el señor Révérony, su vocación no
puede datar más allá de quince añosl
—Es cierto, le respondí; pero también es cierto que á la edad de
tres años ya deseaba entregarme al servicio de Dios.
Su Ilustrísima creyendo agradar á mi padre, me dio á comprender
que era muy natural viviera algunos años más á su lado ¡Cuál no
sería la sorpresa de Su Ilustrísima al oir á mi padre hablar en pro de
mi causa, diciendo que habíamos determinado formar paite de la
peregrinación diocesana á Roma, y que yo estaba dispuesta á hablar
sobre el asunto á Su Santidad, si hasta entonces no había obtenido
la licencia tan deseada.
Por fin decidieron que antes de dar uua contestación definitiva,
conferenciaría Su Ilustrísima con el Superior de los Carmelitas. Co-
nociendo la oposición de este señor, semejante determinación no
pudo menos de causarme gran sentimiento.
Así es que haciendo caso omiso de la advertencia del señor Révé-
rony, no solo enseñé diamantes á Su Ilustrísima, sino que se los dala.
Mis lágrimas le conmovieron hasta el punto de hacerme caricias"cual
jamás las hiciera á ninguna otra niña.
«No está perdido todo, mi hijita, me dijo; pero me complazco en
que acompañes á tu padre en la peregrinación á Roma: de este modo
se consolidará tu vocación. En vez de llorar debieras de regocijarte.
Además, la semana próxima iré á Lisieux; hablaré sobre el asunto
al Superior de los Carmelitas, y sabrás mi resolución en Italia.»
El señor Vicario general nos acompañó hasta la puerta, diciendo-
nos, que jamás se había visto cosa semejante: un padre ansioso de
dar su hija á Dios y ésta de ofrecerse de una manera Un decidida á
su divino servicio
Fuónos preciso tomar de nuevo el camino de Lisieux sin haber
obtenido uua respuesta favorable. Parecíame que todo estaba perdido
en vista de tantos entorpecimientos como hallaba en mi camino.
Sin embargo, no perdí la paz interior, puesto que no buscaba otra
cosa que la voluntad de Dios.
(Se continuará}
v**^
¿yx.'iM(í ^v.wíMy -yEüsrttf -'/íKM/.P ííW-'>M(í -VJWIü - ; í\ c ??sr sSííAyiü1
.i-iSaVAr .r/li';sfe- .í-wattir .wasrfe .filisy¿g .f/Vima- .f'Uggft? .í-aticVA? ,

ARMONÍAS DE LA CREACIÓN

¡Gloria al Señor! do quiera mis oídos,


Áridos de rumores y armonía,
En apacible música perdidos
Se embriagan de placer, y de alegría.
Al sonoro rumor de la campana
Abro mis ojos y bendigo al Cielo,
Y escucho embebecido á mi ventana
El murmullo del límpido arroyuelo.
Oigo trinar los pardos ruiseñores
Y arrullarse la tórtola en su nido,
Y el céfiro que vuela entre las flores,
Murmura melodías á mi oído.
Oigo del mar las olas en cadencia
Batir la playa con sonoro empuje,
Y en ronco son bramar en la eminencia
El aquilón, que entre los olmos mu je.
Música da la brisa entre las flores
Y* el altivo león de las arenas.
Música los insectos zumbadores,
Música los volcanes y las hienas.
¡Concierto universal!... Cuando la luna
Con su pálida luz colora el Cielo,
Canta una madre al borde de una cuna,
Amorosa y feliz en su desvelo;
Canta el poeta su ilusión que adora,
Y adormece cantando sus pesares;
Canta el buho, y las tumbas donde mora,
Dan un eco á sus lúgubres cantares;
Allá lejos, de humilde Monasterio
Embriagadora música se exhala,
Y bate en el oscuro cementerio
•Un misterioso Querubín el ala.
Música por do quier! solo y perdido
Surca un bajel los anchurosos mares
Y entre el rumor del piélago adormido
Se escuchan del piloto los cantares.
464 EL MONTE CARMELO

¡Gloria al Señor! los mares y los vientos,


Las aves, y las auras y las flores,
Todos á su bondad deben acentos,
Todos para loarle alzan rumores.
En la alta noche expira solitario
Un infeliz en fúnebre agonía...
Una campana dobla en el santuario...
¡Ultima voz de su última armonía!
Ah! yo también humilde y prosternado
Himnos de gratitud levanto al Cielo,
Y le pido la paz del desgraciado,
Para todo pesar calma y consuelo.
Yo también en la noche solitaria
Envuelto entre la «niebla húmeda y fría,
Murmuro sollozando una plegaría,
Que llegará hasta á tí, Virgen María!
Y cuando estalla rebramando el trueno,
Y cuando silba erguida la serpiente,
Y cuando sopla el céfiro sereno,
Que apenas riza el lago trasparente,
Y cuando muge el mar embravecido,
Y cuando mece el aura los jazmines,
Y canta la oropéndola en su nido,
Y trinan al pasar los colorines,
Y cuando al borde de la casta cuna
Canta unu madre en lánguido murmullo,
Y á los trémulos rayos de la luna
Se pierde entre los céfiros su arrullo,
Y cuando suena el toque de agonía,
Como ronco estertor que al fin se apaga,
Y cuando el aura de la noche umbría
Cruje como los velos de una maga,
¡Gloria al Señor! exclamo en mis cantares,
¡Gloria al Señor, que de armonías llena
Los cielos y los vientos y los mares,
Que aprisionó con límites de arena!
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& A A A A Á A A Á Á Á / K

LA CUESTIÓN SOCIAL

II

ON verdaderamente dignos de lástima y


compasión los proletarios que, olvidados
del alma y de los deberes que impone la
Religión cristiana, sólo se ocupan en ganar el
sustento material de los cuerpos; 3- causan
profunda tristeza al corazón cristiano los que, no
respetando el principio de autoridad, se declaran en
abierta rebeldía contra las disposiciones divinas y
humanas, escriben absurdas pretensiones en su
roja bandera con la punta del puñal homicida, se le-
vantan en imponentes manifestaciones, para ver de obtener por
fuerza lo que no se les quiere conceder por medios legales, y tra-
tan de dificultar por todos los medios posibles la acción de los
burgueses que por su parte no dejan de explotar la ignorancia y
la sencillez de los pobres obreros. Y como son cada día más fre-
cuentes estos tristes espectáculos y se crean con mas facilidad
conflictos en los pueblos, es por lo mismo objeto de mayor interés
la materia de estos artículos.
La experiencia de todos los días y la imparcial observación de
lo que pasa en todas las naciones nos enseñan que se ha presen-
tado en todas partes m, pavoroso problema sobre la cuestión
social, y es urgente que acudamos todos, á medida de nuestras
fuerzas, á su estudio y solución. Hoy vemos con asombro que los
tronos tiemblan, las instituciones desaparecen, y los cetros caen
por el suelo al empuje de esas masas informes que, movidas por
oculta mano, persiguen siempre bastardas fines,
486 EL MONTE CARMELO

Sed insaciable de oro y riquezas materiales en los amos, falta


de religión y virtudes cristianas en los jornaleros, política de ba-
lancín, de contemplaciones y favoritismo, sin principios fijos de
derecho social en los Gobiernos, y espíritu de insubordinación y
rebeldía en los pueblos: hé aquí los términos de la gravísima cues-
tión que se agita en todas partes y que ha promovido gigantesca
lucha entre las fuerzas desiguales de sus bandos respectivos. ¿Por
quién se declarará al fin la victoria? No lo sabemos. Según las tra-
zas que presenta en sus múltiples aspectos, promete ser ardua su
solución.
Ya las decrépitas naciones de Europa se han declarado práctica-
mente impotentes para detener en su vertiginosa carrera el avance
de los que meditan proyectos de destrucción y de los que todo lo
quieren llevar á sangre y fuego. Todas ellas, profesando más ó
menos abiertamente principios revolucionarios, se hacen cómplices
de lo mismo que quieren remediar. Basta pasar revista, lo mismo
á las grandes potencias como á las pequeñas de Europa, para con-
vencerse de esta verdad. Mientras las más poderosas se ocupan
con escándalo de todos en soñar especulaciones fabulosas y ane-
•xiones injustas, como si la grandeza y felicidad de los Estados
consistiera en la riqueza y expansión territorial, las otras aunque
más humildes y pequeñas, no se resignan á llevar el sayal de ser-
vidumbre, y todas hacen grandes aprestos militares, oprimiendo
enormemente al pueblo. No se cuidan de hacer leyes justas y ho-
nestas, ni de establecer verdaderos principios de derecho político y
religioso sobre que se levanten Monarquías ó Repúblicas florecien-
tes. Todas saben que los desastres y escándalos de la administra-
ción pública son cada día más famosos y toman un ascendiente
desastroso en las costumbres, y nadie se acuerda de que el primer
día puede bajar una piedra de la montaña que dé en tierra con la
grandeza aparente de los imperios fundados sobre tan flacos
cimientos.
Volveremos, Dios mediante, en los artículos que sobre esta ma-
teria esperamos publicar, á explanar estas breves nociones de his-
toria que aquí dejamos consignadas, pero conviene no perder de
vista lo que llevamos dicho para deducir que, como efecto necesa-
rio y consecuencia natural de la marcha y régimen de los Estados,
se ha creado en los ánimos de todos un malestar é inquietud tan
profundos que ha llenado á Europa, y aun el mundo entero, de
desastres y conflictos.
No sabemos si será achaque de la época, como alguna vez he-
mos oído decir á hombres versados en asuntos históricos, esto de
quejarse siempre de males presentes, pero lo cierto es que apenas
se encuentra alguno en nuestra sociedad que no se queje amar-
gamente del estado aetual de las cosas. Hasta los buenos que pa-
rece debieran ser llamados á remediar los desmanes públicos, ai
ÍÁ CUESTIÓN socui 48 i
verse rodeados de esta atmósfera saturada de malévolas doctrinas,
se hallan inquietos, y todos sentimos una imperiosa necesidad de
paz y sosiego en las naciones y en las conciencias. Y cuando cree-
mos vislumbrar algún horizonte claro, presagio de paz para nues-
tras almas, tristes desengaños y nuevas sombras se suceden fre-
cuentemente, y nos vemos amenazados de nuevas angustias y
tormentos.
Pues bien, convencidos como estamos de que es necesario poner
algún dique á ese torrente devastador de ideas y procedimientos
que llevan el malestar al seno de innumerables familias, debemos
y deben más que nosotros los que algo suponen en la sociedad-
pensar seriamente en hacer algo que dé resultados prácticos, ense-
ñando al pueblo las doctrinas saludables sobre los derechos y de-
beres de todos los individuos y corporaciones.
¿Cuáles son esas doctrinas? ¿Cuáles los medios de que nos pode-
mos valer para poner fin á tantas desdichas?
Un diputado español, radical en sus ideas y libertario en sus
procedimientos, que ha sido arrojado del territorio belga por revol-
toso y comprometedor del orden público, y que sin embargo se
sienta en los escaños de nuestro Congreso, dijo no ha mucho tiem-
po ante el cuerpo colegislador y numeroso público que le escucha-
ba, que la Iglesia Católica no podía ofrecer soluciones satisfacto-
rias para el arreglo de la cuestión social. ¡Teoría propia del que
acababa de establecer el principio de Proudhon, asegurando que
la propiedad particular era un robo.
La Iglesia Católica que desterró la esclavitud por atender prin-
cipalmente á la verdadera libertad de las clases bajas y de los que
gemían bajo el dominio despótico de los antiguos Señores, y enseñó
en todo tiempo en documentos imperecederos los derechos y debe-
res de ricos y pobres, amos y criados, de burgueses y proletarios,
la Iglesia Católica que ha llevado la verdadera civilización á todos
los elementos de la sociedad y ha procurado el bienestar de pro-
pios y extraños, la Iglesia Católica que ha consagrado gran parte
de la filosofía aí estudio del derecho de gentes y ha dado hijos no-
tables que por sus acertadas disposiciones asombraron al orbe ¿no
ha de ofrecer soluciones satisfactorias para el arreglo de la cues-
tión social?
La Iglesia Católica, enseñando los principios de derecho que
había recibido de su divino Fundador, triunfó del antiguo paga-
nismo y de todos los sistemas filosóficos que para sostén y apoyo
de los imperios se habían inventado en la larga serie de cuarenta
siglos; ella, apenas nacida en los desiertos de la Judea y extendida
por pobres pescadores á la impúdica y corrompida capital del
mundo, aplicó abundantes soluciones á las infinitas aberraciones
de la humanidad extraviada con los errores de cuatro mil años,
derribó de su pedestal las innumerables deidades paganas, consa-
468 EL MONTE CARMELO

gró sus templos al Dios verdadero, ofreció sacrificios y adoracio-


nes de los pueblos á su infinito Hacedor, venció todas las persecu-
ciones qne se le presentaron en todo tiempo, resolvió siempre con
acierto los arduos problemas inventados por toda clase de gentes
en veinte siglos, y compuso y entregó al mundo un cuerpo de doc-
trina completo que ha sido y ha de ser siempre el modelo de cons-
tituciones y cuerpo de derecho que hayan escrito ó escriban los
grandes imperios bien organizados; y ¡que nos venga ahora un
diputado iliterato y apenas sin conocimiento alguno de la historia
de la filosofía, á decirnos que la Iglesia Católica no ofrece solucio-
nes satisfactorias para un conflicto que por espíritu de insubordi-
nación de unos, por despotismos de otros y por desaciertos de
todos se ha creado en las naciones!
Mas esto requiere un detenido estudio, y, antes de hacerlo, va-
mos á examinar los múltiples sistemas que por diversas escuelas se
han ensayado para el arreglo de la cuestión social, y, una vez que
veamos la ineficacia de todos ellos para el fin que persiguen, pro-
baremos que la Iglesia y sólo ella y las autoridades que la siguen,
pueden solucionar el conflicto.
fR. y- f p.
[Se continuará.)
- * « * <

'j??¿*

fíEÉW^S.
DESDE MALABAR
Una hermosa Misión.—En Ernáculam.—Primera Comunión de 400 niños-
Distribución de recuerdos.

UBBE de hacer ya como un mes que ofrecí á los caros lectores na-
rrarles un espectáculo religioso verdaderamente edificante y alta-
mente consolador. Voy á ver si lo cumplo.
Nada me parece más consolador, en verdad, que ver y palpar y
sentir y gustar los frutos de salud producidos en un campo, objeto
de incesantes afanes, continuos sacrificios y desvelos apostólicos.
Los presentes tenemos el placer de recoger y saborear los ricos re-
sultados del celo y laboriosidad de nuestros beneméritos antepasa-
dos. Esta tierra absorvió su sudor, y es para alabar á Dios la co-
secha producida por tan generoso riego, A través de los años.
Cúpome el gozo de preseuciar poco há una prueba bien patética
y hermosa de estos frutos dé gracia obtenidos por una labor de si-
glos y siglos, cosa que, si siempre y donde quiera infunde grata sa-
tisfacción y nuevos alientos, mucho más en medio de las densas ti-
nieblas del gentilismo. Ello fué á mediados de Marzo en una de
nuestras iglesias de esta localidad.
Creo les he dicho que nuestro Excmo. señor Arzobispo se hallaba
ocupado en girar Visita Pastoral á las iglesias de esta cristiandad,
como así mismo el grandísimo trabajo que esto implica para
S. E. Una de las iglesias, cuyas ovejas el celoso Pastor había de vi-
sitar, era la de Ernáculam.
No recuerdo haberles referido, y por eso vuelvo á indicar, que
á la llegada del Prelado suele preceder una Misión—que aquí llaman
meditación—dada por predicadores escogidos para el caso y que
dura de diez á veinte días, según el número de la feligresía. Esta
470 Ü ilOtiTÉ CÁRMÍLÓ

acude en masa á los sermones y ejercicios durante una semana, ter-


minada la cual y conmovidos por la gracia los corazones, se dedican
diez ó quince días á confesiones de adultos, concentrando cuantos
confesores sea posible, pues para todos suele haber trabajo con ex-
ceso. Gracias á Dios, estos sencillos cristianos difieren mucho eu este
punto de los católicos europeos, tan refractarios por lo general á los
Santos Sacramentos. Aquí los confesores se ven materialmente aco-
sados de gente, sin quedar los hombres en zaga, no sólo para el
cumplimiento pascual, sino en varias otras ocasiones y solemnida-
des del año.

INTERIOR DE UNA PAGODA INDIA (MALABAR)

Verdad es que también hay algunos anglomaniáticos que, por-


que han aprendido unas cuantas lecciones del inglés y pueden leer
periódicos londinenses, creen ser algo más que sus hermanos, si es
que no se consideran capaces de habérselas con cualquier sacerdote
en orden á ilustración. Saben al dedillo las verdades ó fábulas que
en papeles ruedan acerca del Transvaal, la China,... ¿qué ignoran
estos sabios? Ignoran el catecismo, siendo lo peor que se creen
maestros aun en lo tocante á religión, cuando no encierran en su in-
flada mollera sino cuatro ideas adulteradas sobre el dogma y la mo-
ral, y jamás aciertan á decir, y menos llegan á practicar debidamente,
las cosas necesarias para hacer una buen» confesión. Gracias á
Píos, son todavía escasos por aquí los católicos de tal laya.
MISIONES CARMELITANAS 471

Acabada la espiritual renovación de adultos, dan comienzo los


ejercicios de niños y niños. Durante tres días se les predica, instruye
y examina; se hace la elección de los aptos y dignos de ser admiti-
dos á la primera comunión; á éstos se los confiesa primero, y que-
dan los párvulos para ser confesados después, como preparación in-
mediata para la confirmación.
En Ernáculam tenemos dos iglesias parroquiales, ambas con
numerosa feligresía. Pronto, gloria á Dios, esperamos echar los fun-
damentos de otra tercera, no parroquial, sino conventual, como lo
sabrán á su tiempo los lectores. Las dos feligresías—ó congregacio-
nes, á la inglesa--se juntaron para los ejercicios antedichos, que, á
la verdad, resultaron altamente satisfactorios.
Incapaz el templo de contener las muchedumbres, que mañana
y tarde aci.díau en tropel, colocáronse á su derredor extensos toldos
de estera, bajo los cuales, alzado el pulpito en sitio conveniente, era
hermoso el espectáculo que el fervor de los nuestros daba, al aire
libre, escuchando con profundo silencio la palabra del ministro del
Señor, que vibraba y resonaba vigorosa, y llenaba de ecos del cielo
ambientes henchidos otras veces de voces y ruidos de adoradores de
Satanás.
Infinidad de éstos, judíos, mahometanos, paganos, herejes, pasa-
ban de continuo por aquel lugar, pegante á muy frecuentada carre-
tera, y todos respetaban, y creo yo que admiraban todos, aquella pie-
dad, aquel recogimiento, aquella doctrina. Pero ¡misterios de Dios!
ellos no pasaban de un tributo estéril. Sentados en tinieblas, al decir del
profeta, no reciben la luz que les está dando en los ojos. San Pablo
echaba en cara y aplicaba á los israelitas de su tiempo aquel terrible
apostrofe de Isaías que aquí se está verificando: «Aure audietis et
non intelligetis; incrassatum est cor populi hujus; oculos suos com«
presserunt, ne forte videant et corde intelligant et convertantur et
sanem eos» Todo lo cual nos hace ver, por un lado, el inmenso be-
neficio de la fe, y, por otro, nos hace palpar la necesidad inmensa de
la oración para lograr la gracia de abrir á la nueva del evangelio
tanto oído sordo y tanto ojo ciego.

Terminóse consechando preciosos frutos la Misión de hombres y


mujeres, y se sucedió la de niños y niñas. No sé si decir que el fruto
de esta segunda parte fué más copioso; pero no dudo asegurar que
fué de lo más sabroso encantador y simpático. Yo no sé lo que tie-
nen estos benditos niños, que así robaban el Corazón á Jesús y se
llevan nuestros corazones. Debe de consistir gran parte en que, no
sólo son inofensivos, no sólo carecen de. malicia, sino que ni la cono*
472 Et, MONTE CARMELO

cen, ni pueden conocerla, que es más. Sus almas son luz diáfana,
blancura nivea, cariño puro, ternura inocente, la sencillez misma, la
misma dulzura, sin gota de acíbar, sin pliegue alguno, sin rencor
posible: una miniatura de los habitantes del cielo, donde sólo los
niños tienen entrada. Tanto los quiere Jesucristo, que sólo á ellos
los quiere. El que no sea ó no se haga niño, no piense reinar con los
ángeles.
Cuatrocientos de estos angelitos se acercaron por vez primera á
hospedar en sus inmaculados pechos al Cordero sin mancha, que con
amor infinito y ternura indecible vino á tomar posesión y recostarse
blandamente en corazoncitos encantadores, el día 15 de Marzo.
Reunidos á primera hora de la mañana, y pasado buen rato en
recitar oraciones convenientes, formáronse en procesión lucidísima.
Estamos en el Oriente, y la imaginación asiática no había de desde-
cir de su fama. Es costumbre que todos, niños y niñas, lleguen á la
primera Comunión oronados de flores, naturales ó artificiales. Fi-
gúrense, pues, mis lectores el efecto de una procesión tan verdadera-
mente florida: llegaba al corazón. Sobre todo, era conmovedora su
religiosidad; con las manitas juntas al pecho, los ojos fijos en la tie-
rra, balbuceando preciosas plegarias,... sin duda, Jesús, niño por
amor nuestro, los veía acercarse, así como el momento de abrazarlos
dejándose abrazar de ellos, y repetía desde el tabernáculo: Dejad á
mis niños, dejadlos venir, dejadme juntar mi corazón con su corazón.
Y ¿qué dirían los ángeles, sobre todo los custodios, de tantos y tan
envidiables compañeros?... sin duda, enmudecían de pasmo y de
gozo.
De preparación en preparación llegó la hora del gran acto, y
nuestros felices niños primero y nuestras candidas niñas después, or-
denados en paralelas filas á lo largo de la iglesia, que ni aún así bas-
taba, con admirable compostura y recogimiento daban amorosa en-
trada en sus pechos y generosa posesión de sus almas al Divino
Amante, que desde la mano del sacerdote saltaba á abrazarse (si pasa
la frase, aunque todavía no encarece lo bastante) y se lanzaba en bra-
zos de sus nuevos queridos amiguitos.
Una mirada retrospectiva, caros lectores, una pequeña pausa y
un recuerdo santo de nuestra lelicidad en análogo momento de anta-
ño, y también una reflexioncita de lo que éramos entonces y ahora
somos

Entre envidioso y gozoso, quise tener mi parte, y osé meterme á


dar á cada comunicante un recuerdito, para contribuir á que en sus
dichosas almas quedase más grabado el de ocasión tan solemne, Mas
MISIONES CARMELlíANAS' 4ÍS

¡dónde hube de meterme! Ignoraba aún cuántos eran, calculé tener


para todos entre estampas y medallas, empecé á repartirlas, y se
acabó mi provisión mucho antes que la multitud de ángeles. Me-
dio corrido hube de marchar en busca de nuevo surtido, para no de-
jar á los restantes y no quedarme con ellos en lugar desairado. Mer-
ced á buenos amigos, hallóse para todos.
Quiera el cielo que estos infantes de hoy, que son los padres y
madres de mañana, guarden intacta, y la trasmitan así á los suyos,
su hermosura de alma que en aquel día bellísimo formaba las deli-
cias de Dios, el embeleso de los ángeles y el regocijo de los hombres.
Al día siguiente hizo su llegada el señor Arzobispo; pero, como
el presente relato va siendo ya largo y el recibimiento de estas sen-
cillas gentes á su Prelado nos podrá dar materia para otro, haré
punto por hoy, advirtiendo que tuve la satisfacción de imponer de-
bidamente el Santo Escapulario á todos los párvulos sobredichos, co-
mo coronamiento de la solemnidad de su primera comunión, con lo
cual sus almas quedaron, no solo enriquecidas con una indulgencia
plenaria, sino colocadas bajo el amparo especial de la bondadosísima
Madre del Carmelo.
Ernáculam, 5-V-02.

a§4@_.J&Jái
tt&Cpil
LA TONALIDAD Y EL RITMO DEL CANTO GREGORIANO: i 1

(CONCLUSIóN)

Para concluir, resumamos la cuestión. [El R. P. Dechevrens,


M. Houdard y M. Artigarum, pretenden que el canto de la Iglesia,
desde los siglos X y XI, ha degenerado, ha perdido el ritmo musi-
cal propio, que, en el fondo, era el mismo que el de nuestra música
contemporánea.
Los tres atribuyen á los neumas una significación rítmica muy
precisa, un valor ó duración que puede reducirse á notas modernas.
A la vez que se inventó la polifonía, se abandonó este ritmo regu-
lar y matemático; se fué más lejos: por distinguirlo del canto según
el arte moderno, se cantaba con notas iguales, sin vida y sin ritmo
artístico.
A todos los textos que citan para sostener sus opiniones perso-
nales, pueden oponerse otros que destruyen toda la argumentación
que pudiera basarse sobre los primeros; y lo que vale más que to-
das las palabras, que muchas veces dicen muy poco en materias ar-
tísticas, son los documentos escritos, los centenares y centenares de
manuscritos que, á través de los siglos, conservau la tradición
pura y viva. Si no tuviésemos más que el manuscrito de San Galo,
si los siglos posteriores no nos hubieran dado y conservado tantas
copias, y en una escritura musical cada vez más inteligible, más
clara, la cuestión sería completamente diferente. Entonces se podría
hablar de geroglíficos, de monumentos egipcios y asirios perdidos,
porque nadie nos daría la clave para comprenderlos; pero afortuna-
damente no se trata aquí de un arte muerto, del que ya no quedan
más huellas que algunas hojas ennegrecidas en los rincones de nues-
tras bibliotecas; no, se trata aquí de un arte que ha permanecido
vivo casi hasta la entrada del siglo XIX. Examinemos los manus-
critos de la célebre abadía de San Galo, y podremos probar por la
SECCIÓN MUSICAL 4?5

misma escritura, que hasta este último magnífico manuscrito del


siglo XVIII, el ritmo gregoriano vivía y se perpetuaba por la tra-
dición. Se puede leer y hacer constar por medio de los mismos ma-
nuscritos, hasta qué punto llegaba todavía Ja vida del arte grego-
riano; estudíense con este objeto los documentos que nos facilita y
ofrece la Paleografía musical de los RR. PP. de Solesmes, ó también
los del R. P. Dechevrens en su III vol. Más se aprenderá en ellos
que en todos los textos teóricos. Loa adversarios, y también com-
prendemos entre ellos todos los musicólogos que dudan todavía de
la transcripción correcta de los neurnas hecha en los siglos XI y XII,
están muy equivocados.
Desconocen el poder de la tradición: no quieren ver la concor-
dancia casi literal de tantas copias, en todos los paises de Europa y
en la misma época, lo cual constituye sin embargo el argumento prin-
cipal é irrefutable de la transcripción exacta y conforme á la melo-
día por todos cantada y conocida.
Porque, (y esto es de notar) no se trata aquí de un género de mú-
sica cualquiera, que pocas veces se cantaba, como si en nuestros días
se quisiese transcribir á otra escritura musical una obra contempo-
ránea, casi no conocida más que por algunos artistas; sino se trata
de los cantos litúrgicos, cantados diariamente, guardados con cuidado
y como por deber. Cambiarlos se hubiera considerado justamente como
un crimen, el ejemplo de Guido de Arezzo nos lo demuestra. No so-
lamente las leyes eclesiásticas, las reglas y costumbres monásticas, si-
no hasta el sentimiento general y la universal vigilancia se oponían
esencialmente á toda innovación. Todos los adversarios de la restau-
ración gregoriana se fijan demasiado poco en este argumento, que, á
nuestro juicio, es tal vez uno de lns más fuertes y poderosos; y si
pretenden que la ruina general empezó desde los siglos XII y XIII,
están completamente equivocados. Todas las ordenes religiosas que
nacieron en esa época ¿no serían nuevos y fieles guardianes de este
patrimonio universal de la Iglesia de aquel tiempo? Todavía estaban
muy lejos los siglos XVI y XVII, en los que nuevas congregaciones
religiosas, rompiendo con el pasado, abandonaron el canto del oficio
divino y por lo mismo, el canto litúrgico, inseparable del primero.
J^R. JA, JÍORH.

i—rtJ^^f^-'
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i i i i i i i i i i i i i i.

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

LA COFRADÍA DEL CARMEN

VI
CONDICIONES Q U E D E B E N OBSERVARSE EN LA AGREGACIÓN D E L A S COFRADÍAS

JE dos maneras, generalmente ha- De aqui se deduce que para la


blando, puede una Cofradía gozar agregación se necesita:
de privilegios é indulgencias: ó re- De parte de la Cofradía que desea
curriendo directamente á la Sagra- ser agregada, que ella pida la
da Congregación ó agregándose á agregación, cuya petición debe ir
una Cofradía primaria ó Archicofra- acompañada de las Testimoniales
día que tenga ol privilegio de agre- del Obispo, en las que debe cons-
garse otras de su mismo nombre é tar que dicha Cofradía está canó-
instituto; por eso la Santa Sede, para nicamente fundada, fin principal
facilitar el que algunas Cofradías ó de la misma y el permiso del Ordi-
Congregaciones pudieran gozar de nario para la agregación:
los privilegios é indulgencias de La Archicofradía á la que haya de
otras, sin necesidad de recurrir á la agregarse debo observar, al monos
S. Congregación, concedió á algunas en lo sustancial, bajo pena de ser
Cofradías más antiguas é importan- nula la agregación.
tes el título de centrales ó primarias 1.° Oue no se agregue ninguna
con ol privilegio de afiliarse ó incor- Cofradía ó Congregación que no sea
porarse á las Cofradías secundarias de su nombre é instituto ó fin, como
ó Congregaciones de su mismo nom- declaró la Santa Sode (1) y última-
bre é instituto, con el fin de que es- mente ha confirmado la S. Congre-
tas puedan gozar todos los privile- gación de Indulgencias en una de-
gios ó indulgencias que particular y cisión que dio el 17 de .lulio de 1891.
expresamente han sido concedidas á 2.° Que guarde en la agregación
aquella á la que se afilian e incor- la forma prescrita en la Constitución
poran. de Clemente VIII. «Qumcumque», ob-
Según esto podemos decir que la servando los puntos principales que
agregación de las Cofradías no es se indican en dicha Constitución y
otra cosa que un acto autorizado por las variaciones que en esto hizo el
la Iglesia, con el que una Cofradía se- Santísimo Pontífice Pío IX, por su
cundaria pide ser incorporada á otra decreto del 8 de Enero del año 1861.
primaria con el fin de participar de sus . Los puntos principales que contie-
gracias y privilegios y ésta, la Cofradía ne la Constitución de Clemente VIII
primaria, de hecho se la afilia ó incor-
pora. (1) Decr. auth. Núm, 94.
SECCIÓN CANÓNICO LITÚRGICA 477
y que deben guardarse en la agre- que hemos indicado, como consta on
gación, pueden reducirse á los si- el ya citado decreto del 8 de enero
guientes: de 1867.
1.° Que cada Archicofradía no De lo dicho se deduce que solo las
agregue más de una Cofradía ó Con- Archicofradías propiamente dichas
gregación del mismo nombre y fin tienen este privilegio de comunicar,
en un mismo lugar. por medio de la agregación, sus
2.° Que esta agregación esté au- gracias y privilegios á otras Cofra-
torizada por el Ordinario de la Dió- días ó Congregaciones ya existentes.
cesis donde haya de tener lugar. Digo las Archicofradías propia-
8.° Que esta autorización ó per- mente dichas para distinguirlas de
miso del Obispo vaya acompañada otras Cofradías, como la del Carmen,
de las Testimoniales del mismo la del Santísimo Rosario, la de la
Obispo. Santísima Trinidad y la de los Siete
4." Que los estatutos de la Cofra- Dolores, á las que no se las puede
día que haya de ser agregada estén llamar Archicofradías, si por esto se
aprobados por e l ' Ordinario dol lu- entiende, que tengan sólo el privile-
gar, que podrá corregirlos y modifi- gio de poder comunicar sus gracias
carlos, según lo crea más conve- é indulgencias, por medio de la
niente. agregación, á otras Cofradías ó Con-
5.° Que la Cofradía agregada solo gregaciones ya existentes. Si se les
participe de los privilegios é indul- da el título de Archicofradías, no es .
gencias que de una manera expresa como lo hace el vulgo, que llama
y particular han sido concedidos á Cofradías ó Archicofradías sin dis-
la Archjcofradía y no los que ésta tinguir unas corporaciones de otras.
goce por el privilegio de communica- En derecho se les da este título,
tione privilegiorum. como un distintivo de honor, como
6.° Que estos privilegios é indul- se le dio á la antigua Cofradía de la
gencias no se publiquen sin el exa- Virgen María del Monte Carmelo, (1)
men y aprobación del Obispo. según dice el P . Monsano en su Co-
7.° Que por los documen tos nece- lleotio indulgentiarum núm. 1706.
sarios para la agregación no se exija La Cofradía del Carmen, lo mismo
nada, ni'aun á título de limosna. So- que la del Santísimo Rosario, tiene
lamente es lícito pedir la cantidad otro privilegio más grande todavía,
necesaria para sufragar los gastos que consiste, no en comunicar sus
de impresión, sellos, papel y traba- gracias y privilegios á otras Cofra-
jos del Notario ó Secretario. Esta días ya existentes, sino en erigirlas
cantidad no debe exceder do 30 y fundarlas de nuevo y enriquecer-
francos. las con todas sus gracias, privilegios
Todo esto se manda observar bajo é indulgencias, lo que no pueden ha-
la pena de ser nula la agregación y cer las Archicofradías que solo tienen
los superiores ó Presidentes de las el privilegio de comunicar sus gra-
Archicofradías quedar suspensos de cias é indulgencias por medio de la
sus cargos ú oficios, inhabilitados agregación.
para los mismos. De esta pena solo Por eso mismo, los RR. P P . Maes-
puede absolver el Sumo Pontífice. tros Generales do la Orden de Predi-
£1 Papa Pió IX, subsanó todas las cadores se han negado á que ningu-
agregaciones en las que se hubiera
cometido algún defecto por la inob- (1) Analeet Ord. Prsed. ann. I I ,
servancia de algunos de los puntos pag. 605.
SECCIÓN CANÓNICO LITÚRGICA 479
na de las Cofradías del Santísimo cofradía ó Cofradía central, todas
Rosario llevara el título de Archico- aquellas Cofradías que, por privile-
fradía, porque á la verdad, tener ese gio especial, gozan de existencia
título, sin ser propiamente Arohioo- propia, de indulgencias y privilegios
fradía, podía ser causa ó al meaos desde el mismo momento de su fun-
ocasión de error. Últimamente, en G dación, como son la del Carmen, la
di Julio de 1892. el R. P. Andrés del Santísimo Rosario, la de la San-
Fruhwirth, Maestro General de los tísima Trinidad y la de los Siete
Dominicos escribía á un Obispo di- Dolores, no necesitan:
ciéndole que la Cofradía del Santí- 1.° Agregarse á otra para parti-
simo Rosario, como no tiene el pri- cipar de sus indulgencias, pues las
vilegio de erigir otras Cofradías ni tienen propias.
de comunicarles sus indulgencias, 2.° Comunicar sus gracias y pri-
no podía llevar el nombre de Archi- vilegios á otras ya existentes, por-
cofradía ni él podía concederlo. (1) que, pudiendo ellas fundarlas y dar-
Está muy puesto en razón lo que las existencia propia, juntamente
dice el R. P. Maestro General de los con todos sus privilegios é indul-
Dominicos, porque si el titulo de gencias, les es más digno el hacer
Arohioofradía, no siendo honorífico esto, que no solamente comunicar
como arriba hemos indicado, se re- sus gracias á las que no han recibido
duce á gozar del privilegio de poder, la existencia de ellas.
comunicar sus indulgencias á otras Como comprenderán nuestros lec-
Cofradías ya existentes: y por otra tores, la Cofradía del Carmen, fun¡.
parte la Santa Sedo concedo es^e dada en las Iglesias do la Ordon ó
título para que algunas Cofradías ó en las Iglesias de los seglares, pero
Congregaciones puedan conseguir y con la autorización y aprobación de
participar con más facilidad indul- la Orden, sin necesidad do acudir á
gencias, agregándose á otra Archi- la 8. Congregación ni de agregarse
á otra, tiene sus indulgencias y
(1) «Unde non solum Magister privilegios propios, pero si se fun-
Ordinispostulationem tituli Archico- dara alguna sin la autoridad de la
fraternitatis omnioo rejicit sed in- Orden, carocería de las indulgencias
jungit ut titulus jam usurpatus de-
relinquatur, cum in Ecolesia Dei propias de la misma Orden, aunque
nullibi Archicofraternitatis SS. Ro- estuviera fundada con la autoriza-
sarii existat.» Analecta Ord. Praedic. ción y aprobación del Ordinario.
ann. I I fase I. pag. 488 et 606.

(Se continuará)
NOTICIAS DEL MONTE CARMELO.—El día 25 de Abril se celebró en nuestra
Parroquia de Caifa una primera Comunión muy numerosa de niños y niñas,
pontiñ jando en la misa el señor Obispo maronita. Por la tarde subieron
todos los niños en procesión al Santuario del Monte Carmelo, llevando en
andas al Niño Jesús de Praga, y acompañándoles toda la población Cató-
lica de Caifa: allí se les predicó en Árabe sobre el Santo Escapu'ario del
Carmen, que recibieron de manos del P. Romualdo todos los niños de pri-
mera Comunión; y después de renovar solemnemente las promesas del San-
to bautismo y recibir la bendición del Stmo., se dispuso la vuelta de la pro-
cesión á Caifa donde se dio fin á la función de aquel día.
—El día 8 de Mayo tuvo lugar en el Convento del Monte Carmelo la Pro-
fesión solemne d e l H . Aureliano de 8 t i . Teresa, religioso de la Provincia
de Navarra. Como rarísima vez se celebra esta ceremonia en el Carmelo (
excitó la curiosidad de mucha gente que acudió á presenciarla, asistiendo
también el Cónsul francés con toda la aristocracia católica do Caifa. El ser-
món fué en italiano sobre la felicidad dol alma religiosa. Verificada la ce-
remonia según las rúbricas del Ritual Carmelitano, se dio á los fieles la
bendición con el SSmo.; cantando algunos motetes la capilla de música de
la parroquia de Caifa.—El Corresponsal.
A MALABAR —El día 18 se embarcarán en Gréftova con rumbo al Indos-
tán los P P . Plácido M. a del Pilar, Julián de San José y Ángel de la Virgen,
que se han ofrecido espontáneamente á ir á las Misiones de Malabar.
El Padre Plácido ha pertenecido h a s t i ahora & la Redacción de E L MONTE
CARMELO, y su inteligente y valiosa cooperación se ha manifestado en pre-
ciosos é interesantes artículos y trabajos que figuran en la colección do
nuestra Revista. Pero su celo incansable ha creído que era estrecho el
campo de la prensa para desplegar sus alas, y va en busca de nuevos y más
vastos espacios, convirtiéndose en apóstol, y dispuesto á sacrificar sus más
caras afecciones, su comodidad, su reposo, sus fuerzas, hasta su vida, por el
alma de los indios. Al dar al P. Plácido nuestro adiós de despedida, admi-
rados de su heroica resolución, no podemos menos de expresar nuestro sen-
timiento por vernos privados de su grata compañía, si bien esperamos que
desde su Misión de Malabar no dejará de enviarnos relaciones y otros es-
critos que aumenten cada día el interés de la, sección de «Misiones Carme-
litanas.»
480 EL SONTB CARMELO

, CONSAGRACIóN DH LOS NIñOS AL DIVINO REDENTOR.— Elocuentísimos son


los datos que á favor de.la obra «Homenaje y Consagración de la niñez al
Divino Redentor» empiezan á recibirse de América.—En Guayaquil han
trabajado con actividad para el feliz éxito de la Consagración el seño* don
Virgilio Dronet y el R. P . Víctor M. Guerrero. La descripción del solemní-
simo acto que á, este objeto se verificó en el que se distinguieron por sus
discursitos' el niño Diego Novoa y. la niña Leopoldina Carbo, se encuentra
coh todos sus detalles en los periódicos de aquella localidad nEl grito del
pueblo y La Nación», que terminan enviando el más caluroso aplauso & los
iniciadores, en especial al señor Dronet que tanto ha trabajado en Guaya-
quil por la obra.
En otros puntos de América se nota el mismo entusiasmo, de los que
citaremos á Punta-Arenas (Tierra de fuego), en cuya Prefectura Apostó-
lica, según escriben al señor representante de la obra, se han consagrado
todos los niños á Jesús Redentor por manos del Rvmo. señor Obispo de
Anard, don Ramón A. Jara, quien en presencia de un gentío inmenso leyó
on alta voz la fórmula do Consagración que repitieron todos los niños.
Recibidas estas noticias de la Prefectura de la Patagonia y Tierra de
Fuego, en la que principalmente ha trabajado el señor Rector de la Parro-
quia del Sagrado Corazón de Jesús y de Ntra. Señora de las Mereedes de
Magallanes, don Mnyorino Borgatello, se están recibiendo listas del Home-
naje de Santiago de Chile, don'le el R. P . Ernesto de Jesús despliega u n
entusiasmo cada vez más creciente á favor de la obra, quien promete dar
m u y pronto detalles del incremento que va tomando en el Perú, Bolivia,
Colombia y otros muchos puntos adonde ha remitido listas y estampas y de
donde se le acosa continuamente con nuevas peticiones.
Así Jesús va ganando para sí el corazón de las futuras sociedades, no
solo en Europa, sino también en el nuevo mundo.
PROFESIóN RELIGIOSA.—En el Convento de la Santa de Avila han hecho
.su profesión solemne el P. Agustín de Santa Toresa, en el siglo Florentino
Bezanilla, que durante algunos años ejerció el cargo de cura párroco en la
Cavada, de esta Diócesis de Santander, y el Hermano Vicente del Purísimo
Corazón de María. En aquel solemne acto se cantó una misa, composición
del R. P . Ricardo de San José, distinguido compositor, cuyas piezas musi-
cales llaman la atención de los artistas por lo clásicas; cantóse también una '
hermosísima plegaria á la Virgen, del mismo Padre. En la ceremonia dirigió
al pueblo su elocuente palabra el R. P. Daniel de San José, Lector de Filo-
sofía en Avila, tomando por tema de su sermón aquellas palabras de San
Pablo: «Todo lo reputo por basura con tal de ganar á Jesucristo.»
' El R. P . Agustín fué apadrinado en su profesión por don Gerardo Bar-
quín y la hija de éste, señorita Celia Barquín, do Santander
Reciban los nuevos profesos nuestra religiosa felicitación.
D B VIAJE.—Apenas ha hecho su profesión solemne, de que acabamos do
hablar, el P . Agustín, ha sido enviado á Buenos-Aires, en compañía del
Padre Andrés y del Hermano Hilario, habiéndose embarcado en Cádiz el
día 7 del corriente con direceción á aquella República. Que Dios les dé
buen viaje,,y lleguen felizmente al destino á que van conducidos por la
obediencia religiosa.
TOMA D?¡ HáBITO.—En el convento de Carmelitas Descalzas de Marquina
cidnícÁ CAEíIELJTATíA 481
ha tomado el hábito de Santa Teresa la Srta. Bernardina Artozqui, con el
nombre de Hermana María Teresa del S. G. de Jesús, recibiendo el velo de
manos de su hermano 1 don Francisco Artozqui, distinguido sacerdote de
Valtierra (Navarra) que cantó la misa asistido por los RR. P P . Aquilino y
Eugenio, y dirigiendo su palabra en un elocuente y persuasivo discurso el
ilustrado y virtuoso Párroco de Valtierra.
Nuestra enhorabuena a la novicia, familia y Comunidad.
NECROLOGíA.—En el Convento de Carmelitas Descalzas detíbeda ha falle-
cido la Hermana Joaquina de los Santos Inocentes de 79 años do edad y 60
de Religión, profesa de velo blanco. Su muerte ha sido preciosa á los ojos
del Señor, espirando dulcemente después de una vida pasada en el ejerci-
cio de las más altas virtudes: el Señor la acoja en su gloria.
En Miranda de Ebro ha muerto nuestro distinguido amigo y suscriptor
don Simón Guinea y Aldama, señor de acrisolada piedad y edificante vir-
tud. Reciban sus afligidos hijos la expresión de nuestro sentimiento por tan
sensible pérdida y el lenitivo de nuestras humildes oraciones en sufragio
de su alma.
LíBEOS EBCiBiDOs.-'«CompendiumTheologÍ8eMoralis»,auctoreí 1 r.Josepho
Ca.lasanctio Card. Vives.—En un tomo, en buen papel y hermosa impresión,
se ha publicado la 7. a edición de este excelente compendio de Teología
Moral, escrito por el sabio y virtuoso Cardenal español, gloria de la Orden
seráfica. En fórmulas breves encierra toda la doctrina práctica que debe
tener presente u n confesor en el ejercicio de su ministerio, y su poca ex-
tensión hace que con un poco de lectura diaria pueda, durante el año, re-
pasarse varias veces y tenerse siempre en la memoria los principios y re-
glas de toda la Teología Moral.—Véndese al precio de 7 pesetas en la libre-
ría de J u a n Gili, Cortes, 223, Barcelona.
—El Romcmcero Español.—Con este título hemos recibido un opúsculo de
Urania, presidente fundador del «Parnasillo» de Gijón. La obra consta de
70 romances, en el que aparecen descritas las' glorias de nuestra patria.
Prescindiendo de su forma literaria, nos ha hecho rara impresión la diver-
sidad de criterios que en ellas se observa al elogiarse con igual entusiasmo
sucesos y personajes de nuestra patria de tan distinta y aun opuesta signi-
ficación religiosa, como, por ejemplo, Cisneros y Felipe I I de una parte, y,
Arguelles y Zurbano y Prim de otra. Fuera de esto nos parece digna de
elogio la idea de despertar en el pecho de los católicos y patriotas la idea
de regeneración por el estímulo, que es el objeto de la Academia científico-
literaria «El Parnasillo», cuyo programa considera como enemigos de la
patria á todos los enemigos de la Iglesia.

«-^§$g^-
4
C f l O H Í C A • • • •

• • • • •

LA SALUD DE L E ó N xni.—En un coloquio habido entro un poriodista y el


doctor Lapponi, médico de Su Santidad, so encuentra el más solemne mentís
a todas las noticias falsas alarmantes propaladas por algunos diarios euro-
peos sobre las frecuentes enfermedades del Sumo Pontífice.
Dijo el doctor Lapponi:
«El Papa está muy bien, teniendo en cuenta los noventa y dos años que
tiene.
Por lo demás, Su Santidad no puede enfermar, porque su cuerpo está
casi seco y enjuto, y sigue una dieta tal, que le mantiene sólo aquel vigor
necesario para la vida. Su Santidad vive á expensas de su propio físico.
Algún día, que está aún muy lejos, doblará la cabeza suave y mansa-
mente, mientras se halle sobre su sillón acostumbrado; morirá como si fuera
á dormirse.
Su desenlace será imprevisto y absolutamente imposible de proveerse;
su agonía será muy corta y casi invisible.»
El doctor repitió que el Papa está muy bien, y se ocupa muchas horas
del día en tales y tantos trabajos mentales, que parecen incompatibles con
su avanzada edad. •
LOURDES EN,BL "VATICANO.—Su Santidad León X I I I , rodeado de su cor-
tejo y muchos invitados, ha presidido la ceremonia de la inauguración de
la gruta de Lourdes en los jardines del Vaticano, trasladándose allí en ca-
rruaje.
El Papa, que disfruta de excelente salud, pronunció con voz firme algu-
nas oraciones y dio la bendición á los asistentes al acto.
Ayudó el Papa en la bendición del altar y estuvo largo rato ante la
imagen de la Virgen.
ENCíCLICA SOBRE LA EUCARISTíA.—Su Santidad ha publicado una hermo-
sísima Encíclica sobre la Eucaristía, de la cual publicamos el siguiente
extracto para que nuestros lectores se formen una idea de la sabiduría al-
tísima que encierra este importante documento pontificio, que armoniza
perfectamente con las Encíclicas publicadas anteriormente sobre la Consa-
gración del género humano al Corazón de Jesús y sobre Cristo Redentor.
Empieza Su Santidad por recordar que en esta época, «demasiado vio-
lentamente hostil á la verdad y á la justicia», no ha cesado de dirigir al
mundo las advertencias y enseñanzas apropiadas, y de tomar medidas para
combatir el contagio de los múltiples errores y para reanimar el vigor de
la vida cristiana. Por eso, velando por los destinos do la Iglesia, recomienda
con grandes instancias la devoción hacia la santísima Eucaristía.
¿ROÑICA GENERAL 483

Al efecto, la Santa Sede ha adoptado ya medidas, ora aprobando y con-


cediendo privilegios á las numerosas Asociaciones consagradas á la adora-
ción perpetua d é l a divina Hostia,ora haciendo que se celebrasen Congresos
eucarísticos, señalando como patrono de ellos á San Pascual Bailón, que tan
notable devoción tenia al Misterio Eucarístico.
Por todo ello se propone Su Santidad poner más en relieve la virtud de
la Eucaristía, sobre todo en lo referente á su gran eficacia para la satisfac-
ción de las necesidades presentes, deseando reanimar y fortificar en todas
las almas los sentimientos de gratitud y de legítima devoción hacia el ad-
mirable Sacramento sobre el cual descansan la esperanza y la seguridad de
salvación y paz.
Dice que no faltará quien se admire de que se quiera buscar principal-
mente por tales remedios y tales apoyos el consuelo de un siglo colmado y
agobiado de tan graves males. Esto provendrá del orgullo que hace langui-
decer la fe cristiana. Terribles tinieblas envuelven para esas almas las ver-
dades divinas; pero por eso 8. 8. lia decidido desarrollar mayor celo en
llevar la luz á los que están animados de buenas intenciones y en implorar
el perdón de Dios para los que se burlan de las cosas sagradas.
Quien modite con atención y piedad sobre los tesoros que emanan de la
Eucaristía, comprenderá que el más eminente y que encierra todos los
otros es el expresado en estas palabras: nEl pan que yo daré es mi carne por
la vida del mundo.v Desde que aparecieron en la tierra ala bondad de Dios
nuestro Señor y su amor por los hombres» unieron nuevos lazos al hombre con
el hombre; nacieron nuevas leyes y nuevos deberes privados y públicos; se
abrió nuevo camino á las instituciones civiles, á las ciencias y á las artes,
y los corazones de los hombres fueron atraídos á la verdad de la religión
y á la pureza de las costumbres.
Puesto que la vida espiritual tiene semejanza con la natural, hay que
alimentarla y fortificarla. Cuando-se supo el milagro realizado á orillas del
lago Tiberiades, corrieron muchos á él para obtener el mismo beneficio.
Jesús aprovechó la ocasión é hizo que las almas deseasen más vivaments
el otro pan que vive la vida eterna.
Jesús enseñó que el pan de que hablaba no era el maná que alimentó á
los israelitas en el desierto, sino que era Él mismo. Yo soy el pan de vida. Y
añadió: Si alguno come de este pan, vivirá eternamente, y el pan que yo daré es
mi carne para la vida del mundo. Y les convenció así de la gravedad del pre-
cepto: En verdad, en verdad os digo que si no coméis la carne del Hijo del hom-
bre y no bebéis su sangre no tendréis la vida con vosotros.
Lamenta después que haya muchos que no frecuentan la Eucaristía y
crean con orgullo haber infundido al siglo una vida nueva y próspera, por-
que le obligan con su impulsión á marchar hacia toda especie de progreso y
descubrimientos maravillosos.
Si la sociedad está alejada de Dios, lejos de gozar de tranquilidad se
encontrará agitada, angustiada y enferma, y cuando aspira á la prosperidad
la ve escaparse de entre las manos. El origen de todo bien es la Eucaristía.
Entre la alimentación dol cuerpo y la del alma existe la diferencia de que
la primera se transforma en nosotros, mientras la segunda nos transforma
en ella. La Eucaristía os el origen de los mayores progresos en todas las
virtudes sobrenaturales y especialmente en la fe.
La Eucaristía, según testi monio de los Santos Padres, debe ser conside*
484 EÍ, &ONTE CAÍÍJiÍEtÓ

rada como continuación y una extensión de la Encarnación. Pondera Su


Santidad la maravillosa grandeza de este milagro, que va acompañado de
otros innumerables y que sirve para sostener la fe, alimentar el espíritu y
destruir las invenciones del racionalismo, esclareciendo ol orden de las co-
sas sobrenaturales.
Enumera luego los efectos de la Eucaristía en las almas; cómo alimenta
la fe, enciende la caridad, debilita las pasiones, subordinándolas á la acción
suprema del espíritu, engendrando la virginidad, que florece dentro de la
Iglesia católica en un siglo tan lleno de placeres. Robustece asimismo la es-
peranza en los bienes inmortales, siendo causa y prenda de felicidad y de
gloria para el alma y para el cuerpo, colmándolo de goces celestiales y ha-
ciendo penetrar en nosotros la semilla de la inmortalidad.
Señala el Sumo Pontífice las causas de los males presentes, que provio-
nen de haberse debilitado la caridad entre los hombres para con ellos mis-
mos á la vez que se enfriaba su amor á Dios, desarrollándose un feroz egoís-
mo del que nacen las discordias, las "luchas, el orgullo, la dureza en el tra-
to, la miseria, los rencores y las divisiones.
Porque si es cierto que la justicia sirve para mantener las buenas rela-
ciones entre las diversas clases de ciudadanos, sin embargo la igualdad y
la fraternidad saludables que aconsejaba San Pablo, no se alcanzan sino por
ministerio de la caridad, hija de la gracia que se nos comunica por este Sa-
cramento, que extiende entre los hombres las riquezas del divino amor.
Cita después el Padre Santo hermosos textos de San Cipriano y de Santo
Tomás, cuyas ensoñanzas son confirmadas por el Concilio de Trento, según
el cualJesucristo dejó la Eucaristía á su Iglesia como el símbolo de la
unidad y de la caridad, por medio de la cual quiso que estuviesen unidos
todos los cristianos.
Aparte de esto, por medio de la Eucaristía principalmente se extienden
entre los cristianos los beneficios de la caridad mutua entre los vivos y
entre los difuntos por medio de la comunión de los Santos, atrayéndonos ol
patrocinio de los bienaventurados y haciendo partícipos de ese socorro espi-
ritual á los fieles difuntos. Por estas maravillas del augusto Sacramento el
Papa lo recomienda con insistencia extraordinaria, haciendo constar que
jamás será bastante alabado y recomendado á los fieles.
Este misterio es como el alma de la Iglesia, y ella tiene su principal
desvelo en llevar á sus hijos á nutrirlos con el divino pan, según ?1 santo
Concilio de Trento. Recuerda S. S. que los pueblos han sido tanto más feli-
ces cuanto con mayor empeño han frecuentado este Sacramento, y cita va-
. rias decisiones de los Soberanos Pontífices á propósito de la Sagrada Eu-
caristía.
Concluye recomendando á los pueblos que vuelvan á Jesús, que reciban
dignamente su cuerpo eucarístico y busquen en El, que es fuente de vida,
el remedio á todos los males y á todas las tribulaciones de la tierra. Deben
los cristianos fomentar y propagar todas las instituciones y todos los cul-
tos hechos en honor de Jesús Sacramentado, y sobre todo, deben insistir
para que se reciba frecuentemente la Santa Eucaristía, promoviendo por
todos los medios posibles la gloria de Cristo y respondiendo á los deseos de
su divino corazón.
E L PRóXIMO CONGRESO CATóLICO.—Continúan con actividad los trabajos
preparatorios del VI Congreso Católico, que se celebrará en Santiago los
CRÓNICA GENERAL 485

días 19 al 23 del mes de Julio próximo, y para el cual se están recabando


numerosas adhesiones.
El día 19 do Julio tendrá lugar la solemnísima apertura del Congreso y
en la Misa de pontifical, que se celebrará en la majestuosa iglesia de los
Padres Franciscanos, predicará el reverendo señor Obispo de Tuy.
Con las mismas solemnidades, y en la propia iglesia, se celebrará la se-
sión de clausura el día 23, predicando el reverendo señor Obispo de Palencia.
El día 28 se celebrará una peregrinación al próximo pueblo de Padrón y
á ella concurrirán los Prelados, los socios del Congreso y el público en ge-
neral.
Desde la piedra donde, según la tradición, predicó el Apóstol Santiago,
dirigirá la palabra á los fieles uno de los señores Prelados congresistas.

RHSúMHN POLíTICO.—Según anunciamos en el último número, cuando po-


níamos éste en el correo, se hacía la crisis en el seno del Gobierno abando-
nando el Gabinete el señor Canalejas por discrepar del criterio de los
demás ministros en la cuestión de las Asociaciones religiosas y de la con-
tinuación de las Cortes. Canalejas fué sustituido por el señor Suárez Inclán
en el Ministerio de Agricultura y Obras públicas: las Cortes se declararon
suspenlidas por Real Decreto, según el deseo del señor Sagasta; y Canale-
jas anda por ahí diciendo á cuantos le quieren oir, su descontento por la
conducta que con él ha observado el Gobierno.
Este, sin embargo, con la mira de quitar á Canalejas la significación an-
ticlerical con que se retiraba del Gabinete, prometió al verificarse la crisis
que llamaría la atención al Vaticano para activar la reforma del concordato,
amenazando con que si no quedaba esto ultimado para el otoño, recobraría
su libortad de acción y legislaría por sí y ante sí en materias Eclesiásticas.
Mientras tanto, y para hacer ver que se hace algo, dícese que el Ministro
de Instrucción pública prepara un Decreto, que de un día para otro se espe-
ra salga á luz, restringiendo aun mis do lo que estaba, la enseñanza privada
con la intención clara de que no puedan darla las -Comunidades religiosas.
La salida del señor Canalejas dol Ministerio ha sido inmediatamente se-
guida de algunos chispazos de huelgas y conflictos económicos en Badajoz
y Andalucía. Puede temerse que el próximo verano y el otoño será muy
fecundo en estas agitaciones, promovidas por las predicaciones del ex-mi-
nistro de Agricultura.
De política extranjera el suceso culminante ha sido la paz firmada e n t r e
Inglaterra y el Transvaal dándose fin á la guerra con tanto valor sostenida
por los boers contra los ingleses. Sin embargo, á p9sar de tantos esfuerzos,
el poder material británico ha predominado de hecho sobre e l v a l o r y la
virtud; pues los boers han perdido la independencia de su país que queda
anexionado á Inglaterra, si bien continuarán viviendo en él, con su lengua,
usos y costumbres, habiendo obtenido condiciones más ventajosas de lo
que podía esperarse de la rapacidad y soberbia británica.
He aquí las principales condiciones de este tratado de paz en que el
Orange y el Transvaal deponen sus armas y reconocen al Soberano de In-
glaterra:
«1. a Todos los prisioneros boers extrañados de África serán repatria-
dos á costa de Inglaterra y lo más pronto posible, devolviéndoseles su li*
bertad y sus bienes.
486 EL MONTE CARMELO

»2. a No se ejercerá ninguna acción contra los prisioneros, salvo en los


casos de violación de las leyes de guerra.
»3. a La lengua holandesa será autorizada en las escuelas á voluntad de
los padres. La misma lengua será empleada en los tribunales.
»4.a Se autoriza á los boers la conservación do sus fusiles para su de-
fensa personal, si es necesario.
»5. a La ocupación militar inglesa cesará lo antes posible.
»6. a Quedará establecido en los países boers el self goitvernement; esto
es, disfrutarán de autonomía absoluta.
»7. a No se establecerá ningún impuesto en el Transvaal para pagar los
gastos de la guerra.
»8." Inglaterra abonará tros millones de libras para la reconstrucción
de las granjas destruidas.
»9. a Proclamada la paz los rebeldes serán perseguidos y privados de
sus derechos cívicos por toda su vida, sin que jamás pueda aplicarse la pe-
na de muerte».
Como se vé, los sacrificios del pueblo boer, aún con la pérdida de su in-
dependencia, no han sido estériles y su gloria no se disipará nunca. Ingla-
terra en cambio ha recibido una durísima lección durante su campaña en
el África del Sur. H a aprendido, á costa propia, que el número y el dinero
no da siempre el triunfo material, ni nunca el moral. Por eso el resultado
que ha obtenido no corresponde á los esfuerzos que ha hecho y el pueblo
boer le ha demostrado que, cuando el débil lucha con justicia y tesón, el
poderoso no ve cumplirse sus designios.

A flÜEST^OS SÜSCRIPTORES

Siendo aún muchos- los que este año están en descubierto con esta
Administración, les rogamos se pongan cuanto antes al corriente de sus
pagos para evitar entorpecimientos, pues de lo contrario nos veremos
precisados á suprimirles el envío de la Revista.
Los suscriptores de Madrid ó de provincias que durante la tempo •
rada de verano deseen se les envíe la Revista á otropunto, pueden avisar
á esta Administración para que se mude la dirección.

ir
EL CIEGO DEL SANTÍSIMO SACRAMENTO

-EVN ol cementerio de la parroquia sante cieguito, revestido de mona-


X... se lee sobre una lápida sepulcral guillo, se veía arrodillado cerca del
la inscripción siguiente: «Aquí des- altar. Al tiempo de la elevación se
cansa Tomás, el ciego del Santísimo colocaba en sus manos un cirio en-
Sacramento. ¡Bienaventurados los cendido, y así permanecía hincado,
que no han visto y que han creído semejando un ángel del paraíso.
sin ver!» Al enseñar el Catecismo á los ni-
La historia de nuestro Tomás es ños de la parroquia, siendo Tomás
muy soncilla; mas ¡de cuántas leccio- aun demasiado joven para asistir al
nes es maestra esta misma sencillez! acto, el señor cura solía decir á su
El era ciego de nacimiento, y se pequeño auditorio:
había consultado á los mejores mé- —Hijos míos: cuando estéis en la
dicos de la comarca para ver si algu- casa del Señor, haced todos como el
no podía abrirle los ojos; mas todo cieguito. El no vuelve nunca la ca-
había sido en vano. El infeliz debía beza: él no ve nada de lo que pasa en
quedar privado de la vista hasta el su derredor: sólo un pensamiento le
último instante de su vida. ocupa y le absorbe, y es'que se halla
No bien tuvo la edad para ir á la muy cerca del Santísimo Sacramen-
iglesia,el señor cura del lugar le dijo to. Imitadle, hijos míos, y Dios os
á su madre: bendecirá.
—Hágale usted una pequeña sota- Sobra decir que bajo ese mismo
na y una linda sobrepelliz. El domin- gracioso traje de monaguillo subió
go, durante la Misa mayor, yo colo- Tomás al altar á hacer su primera
caré al niño en el presbiterio al pie Comunión.
del altar. En tan solemne momento, el pobre
—¿Y qué? ¿no ha reflexionado us- niño, que no veía nada de lo que ve-
ted, señor cura—respondió la buena mos nosotros, parecía, sin embargo,
mujer—que el hijo de mi alma no como si viese á Dios presente en la
ve nada? Luego ¿qué servicios podría Hostia consagrada. Gracias al privi-
prestarle á usted? legio que le daba su mismo infortu-
•—'No le hace-—replicó el ministro nio, él se llegó el primero á la Sa-
de Dios:—cumpla usted con lo que grada Mesa, acompañado de su buena
le he dicho. Mis razones tengo para madre. Y cuaüdo, después do ha-
exigirle 4 usted tal obediencia. ber comido el Manjar celestial, él
Y así, domingo tras domingo, em- volvió á su puesto, las manos juntas,
pezando desde entonces,, el intere- el rostro transfigurado y las mejillas
488 EL MONTE CARMELO

surcadas de dulces lágrimas, no hu- sia sin entrar en ella y adorar por
bo en la iglesia quién no se conmo- un rato al Dios escondido; asimismo
viera al ver tanta fe y tanto fervor como él hicieron parte de la llamada
del angelical cieguito. Guardia de Honor del Divinísimo en
En ese día todos sus compañeros, las procesiones solemnes.
inspirándose en su ejemplo, procu- Porque Tomás, aunque privado de
raron imitarlo tanto como les fué la vista, por nada en el mundo hu-
posible, y el señor cura decía muy biera dejado de participar en esas
satisfecho:—Es la mejor primera Co- grandiosas manifestaciones de la pie-
munión que he tenido en los largos dad católica.—La fe en la divina
años de mi ministerio pastoral. El Eucaristía había crecido en él con
cieguito ve más claro que los demás. los años.—El seguía, pues, esas pro-
¡Qué fe tan admirable! ¡Bendita ce- cesiones. En efecto, él no veía en
guera que derramas una luz tan ra- ellas nada de lo que para muchos
diante! otros ¡ayl forma su único atractivo,
como por ejemplo, los vistosos estan-
Y llegóse el tiempo en que, por dartes, los arcos de triunfo, los ves-
ser ya demasiado grande, hubo To- tidos blancos de las niñas, las flores,
más de renunciar á la sotana y so- los altares, la custodia deslumbran-
brepelliz de monaguillo; así y todo, te, etc., etc. De toda está pompa ex-
él siguió ocupando su puesto en el terior, debida sin embargo al Dios
presbiterio. Tal particularidad no hecho hombre, él no podía formarse
excitaba la envidia de nadie. Pues ni siquiera una idea. Mas, cuando
¿quién sería tan desnaturalizado que concluida la procesión, se aventuraba
le tendría onvidia á un pobre ciego? alguien á decirle:¡Pobre Tomás! ¡qué
Algunas veces sí, se preguntaba la espectáculo has perdido! él se con-
gente en voz baja: ¿Por qué el señor tentaba con responder: Lo más her-
cura se empeña en tenerle tan cerca moso de todo eso era el Santísimo
del sagrario? Mas muy pronto quedó Sacramento. Y yo le he visto tanto
satisfecha esta laudable curiosidad, como se le puede ver aquí abajo.
al par que se llevó á cabo el piadoso ¡Creer es ver, creer es ver!
designio que concibiera el ministro
del Señor. ¡Bella lección para aquellos cuya
fe es débil, y que tal vez en la pro-
En efecto, poco tiempo después, el cesión del día de Corpus no buscan
celoso párroco llamó á su casa una sino la satisfacción de su vanidad ó
media docena de jóvenes. Todos te- de su curiosidad!
nían casi la misma edad de Tomás; De aquí que le quedó á Tomás el
pero Tomás no estaba con ellos. Sin gracioso apodo de El Ciego del Santí-
necesidad de hablarles por largo simo Sacramento. Contaba tan sólo
tiempo, su plática consistió en pro- treinta y cinco años cuando Dios le
ponerles el ejemplo'del ciego.—¿Por llamó do este destierro á los goces
qué no deberían ellos también ocu- sin término de la patria celestial. Al
par un puesto cerca del altar, duran- momento de recibir el Santo Viático
te la Misa iriayor, y llevar ellos tam- su semblante, ya abatido por la en-
bién en la mano una vola encendida fermedad, se iluminó de repente: se
on obsequio del Dios Eucarístico? Y hubiera dicho que sus ojos querían
éste fué en aquella parroquia el ori- abrirse para ver la Hostia 8anta.
gen de la Cofradía del Stmo. Sacra- Luego se abismó en la adoración y
mento. en la oración, y por fin, casi sin ago-
Como Tomás, todos esos jóvenes nía, exhaló su postrer aliento.
comenzaron muy pronto á comulgar Hasta el día de hoy la parroquia
sin respeto humano en los días seña- de X... gracias al ejemplo y plegarias
lados por el reglamento: como él del ciego Tomás, ha conservado viva
contrajeron también el hábito de é intacta una devoción excepcional
nunca pasar por delante de la igle- al augusto Sacramento del altar.

l_A^g|§Nv-»
BEATAM ME DICENT OMNES GENERATIOHES

PENSAMIENTOS

L espíritu de la Virgen
Santísima ocultándose en
las profundidades de su
humildad al oir las ala-
banzas de su prima Santa Isabel,
fué trasportado por la virtud divi-
na, en cuyas alas recordó todos los
tiempos que habían de sucederse
hasta el fin del mundo: y abiertos
sus ojos con luz profética vio todas
las gentes postradas ante sus alta-
ftfioHlHflúm. 49 res en actitud de adoración; y sus
oídos fueron regalados con los
1.° de Julio de 1902 cánticos de amor y alabanza de
todas las gentes: beaíam me dicem
omnes generationes.
490 EL MONTÉ ÚARMÜtÓ

Entonces la Virgen María se presintió Madre de to-


dos los hombres: El que llevaba en sus virginales entra-
ñas, Paíer futuri soeculi, la otorgó una maternidad uni-
versal sobre todo el género humano; y se vio ya filial-
mente amada de todos los hombres, y á todos mater-
nalmente amó y abrazó sobre su seno.
La historia de este amor mutuo entre María Madre
y los hombres sus hijos, es la historia de la Iglesia, es
la historia del culto católico, es la historia de los co-
razones cristianos. Allí, donde se ha pronunciado el
nombre de Jesús, se ha pronunciado también el nombre
de María: allí, donde se ha abierto un templo, se ha
visto sobré las aras la imagen de la Virgen Madre; y á
sus pies multitud de adoradores; allí, donde ha palpita-
do de amor divino un corazón, se ha fundido á la vez
al calor del amor á la Virgen.
Las alabanzas con que los hombres la han glorifica-
do, no han enmudecido ni un momento, y las voces de
todas las edades y condiciones, de todos los siglos y la-
titudes, forman un himno sin igual con que la aclaman
santísima y bienaventurada: beatamme dicent.
Hoy, en los comienzos del siglo XX, los pueblos
vuelven á juntar sus voces para realizar, en rnedio de
la apostasía general de las naciones, esa profecía admi-
rable pronunciada por la Virgen hace más dedos mil
años: de nuevo resonará, cantado por millares de bocas,
el himno de sus glorias; de nuevo se desplegará esa
victoriosa bandera, donde está escrito el Santísimo
Nombre de María, como señera de salvación, para co-
bijar bajo sus pliegues á todos los que Dios ha predes-
tinado para no sucumbir en la tremenda batalla que se
aproxima.
La ciudad de Friburgo trae á nuestra memoria las
montañas de la Judea, y la visita de la Virgen á su
santa prima y la sublime profecía del Magníficat; el pró-
ximo Congreso internacional mariano es el concierto
BEATA M ME DICENT OMNES GENERATIONES 491
universal con que todas las generaciones y los pueblos
todos de la tierra proclaman á María bienaventurada
porque hizo én Ella cosas grandes el que es Todopode-
roso: Beai'.zm me dicent omnes generaitones.
f R . ^ . yw,

LA VISITACIÓN DE LA VIRGEN
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UNA VISITA

wjíl Ué universales son las visitas! ¡qué necesarias para el pobre co-
t í ^ razón del mortal! ¡qué hermosas llegarían á ser, si siempre tu-
vieran un modelo cabal que les sirviera de norma! Son muy univer-
sales las visitas, porque las hay en la tierra, en el purgatorio y en el
cielo; son muy necesarias, porque sin ellas es inexplicable la ley de
sociabilidad divinamente grabada en lo más profundo del corazón; y
serían muy hermosas, dirigidas por un modelo cabal, porque llega-
rían á ser un elemento de educación, llenando todas las necesidades
de la vida.
Los que tienen abiertas las puertas de la esperanza, los que en
lontananza descubren aquel día grande que ha de cortarlas comuni-
caciones del tiempo, ¿siguen imperturbablemente en las visitas el ca-
mino que les impone la conveniencia ó necesidad de ellas? No hay
comunicación necesaria, conveniente ó perniciosa que DO se lleve á
cabo en una visita; pero tampoco hay visita donde los hombres no
fomenten las necesidades que tienen, ó adelanten algunos pasos ha-
cia su propia felicidad; porque se comunican los buenos en una vi-
sita y salen mejores, pues estuvo fundada en la conveniencia ó en la
necesidad; tuvo por asunto la honestidad y decoro, y las palabras
que la animaron, fueron como alas que elevaron á los comunicantes
á la región de la inmortalidad. Comunícanse los malos, pero de'sus
visitas salen confirmados en la maldad, porque están fundadas en el
viejo, tienen por blanco la inmoralidad y las palabras de los comuni-
cantes son inmunda lava que los sepulta en el fango de todas las
abominaciones.
La mejor historia que han conocido los siglos, nos refiere detalla-
damente la visita de la Virgen María á su prima Santa Isabel que,
por las causas que la motivaron, por los asuntos tratados entre tan
preclaras comunicantes, y por las incomparables palabras con que
mutuamente manifestaron los divinos sentimientos de sus corazones,
es modelo de visitas, dechado de cortesía, y flor de cuantos en la vi-
sita traten de recoger frutos inenarrables de perfección y santidad.
UNA VISITA 4H3

¿Qué causa, en efecto, motivó tan hermosa visita? ¿Qué asuntos se


ventilaron para ensanchar tan amorosa y santamente aquellos precio-
sos corazones? ¿Con qué palabras expresaron las armonías que tan
suave y tiernamente deleitaban á su espíritu? La causa que motivó
esta visita, es brillante como la verdad, el asunto, divino como Dios,
y las palabras de que estuvo informada, arrebatadoras como la feli-
cidad.
Por más que el capricho, la pasión y el pasatiempo motiven mu-
chas veces una visita, sólo la verdad puede tener legítimos títulos
para dirigirlo todo y presidir en estos actos necesarios y convenien-
tes, denominados visitas: y ésta es la primera condición, el único
móvil de la visita de María á su prima Santa Isabel. Apenas había
llegado la plenitud de los tiempos, cumpliéndose en María lo que
estaba predicho del Salvador, esta Virgen singular «se fué apresura-
damente á las montañas de Judea, donde vivía su prima Isabel»
para comunicarle el acontecimiento más grande, la verdad más her-
mosa, el bien más justamente esperado en la Encarnación del Hijo
de Dios, realizada ya en su purísimo seno, sin detrimento de su vir-
ginidad.
Todos los acontecimientos grandes agitan el ánimo de quien los
conozca, y mueven á manifestar con la palabra las impresiones que
excitan en el corazón; pero, por excepcionales que sean ¿todos ten-
drán igual derecho á manifestarse á los demá3? Siendo la comunica-
ción de que se trata un medio para ser felices, al mismo tiempo que
una necesidad impresa en el corazón del hombre, solo puede asistir
el derecho de comunicación, asunto de visita, á los acontecimientos
que le alivien, hagan mejor y más feliz; porque ¿qué derecho puede
autorizar á nadie para queextienda el negro manto del dolor sobre un
espíritu agobiado? ¿Qué ley sancionará equitativamente la peste
inmoral de los vicios y la rápida propagación de las iniquidades?
¿Qué civilización, cortesía, decoro ó educación, no mandará sepultar
en las cavernas de un olvido sempiterno lo que únicamente tiende á
crear desgraciados y miserables? Le comunicación, la visita, sola-
mente será justa y debidamente tolerada, cuando alivie, moralice y
haga folices á los hombres: y á proporción que aumente el alivio, la
felicidad y la moralidad, tendrá títulos más legítimos para su propa-
gación. Nada mis dulce, más moral ni mejor puede encontrarse para
hacer felices á los hombres, que el asunto de la visita de la Virgen
María; porque no teniendo otro ni menor motivo que comunicar á
Santa Isabel que el acontecimiento de la encarnación del Hijo de
Dios, que el Espíritu Santo acababa de obrar en su humilde persona,
tiene los timbres más preclaros que re pueden desear; porque sólo
ÍQÍ EL Moiíiic CARÜfcLÓ

tan fausto acontecimiento podía aliviar al género humano, moralizar


al hombre, sepultado en las tinieblas de la iniquidad, y hacerle com-
pletamente feliz, rompiendo las cadenas de su esclavitud.
El asunto que ha de ventilarse en la visita de María, hace más
hermosa su entrevista con la madre del Precursor, y los preliminares
que la preceden muy bien pudieran tenerse en cuenta en las visitas
de mejor gusto y finura. «Habiendo entrado María en casa de Zaca-
rías, dice la historia, saludó á Isabel.> Pero ¿qué armonía, por suave,
dulce y delicada que sea, podrá compararse con la salutación de Ma-
ría? ¡Sal divina debieron tener las palabras de la Madre de Dios!
pues lo mismo fué penetrar sus ecos incomparables en los oídos de
Isabel, que exclamar esta en alta voz dirigiéndose á la Reina de los
cielos:» Bendita eres entre todas las mujeres, y bendito es el fruto de tu
vientre. Y ¿de dónde á mí tanto bien que venga la Madre de mi Señor á
visitarme?*
Del asuuto, empero, que trataron tan incomparables intdrlocuto-
ras en aquella visita modelo, no formaremos idea adecuada sin que
resuene en nuestros oídos la dulce voz de María. He aquí como le
expresa esta directora délos coros divinales. «Mi alma glorifica al
Señor, y mi espíritu está trasportado de goao en el Dios salvador mío-
Porque ha puesto los ojos en la bajeza de su esclava, por tanto ya desde
ahora me llamarán bienaventurada todas las generaciones... Hizo alar-
de del poder de su brazo, deshizo las miras del corazón de los soberbios,
Derribó del solio á los poderosos, y ensalzó á los humildes. Colmó de
bienes á los hambrientos y á los ricos despidió sin nada... Según la pro-
mesa que hizo á nuestros padres.» ¿Puede haber asunto más intere-
sante para una visita? No se ocupan estos dos espíritus, donde esta-
ban escondidos los mejores tesoros que se pueden imaginar, en los
asuntos de la tierra, los negocios del tiempo, y mucho menos en las
fruslerías y pasatiempos de los hombres; sino que, manifestando eu
sus asuntos que eran lumbreras del decoro, honestidad y hermosura,
tratan únicamente de lo que puede engrandecer siu limitación loa
humanos corazones, se ocupan tan sólo en bendecir al Señor de los
cielos y de la tierrn, y en glorificar á quien peculiarmente se le debe
gloria y honor por siempre jamás. ¡¡Magnífico asunto para que las
visitas llenen su cometido!!
Pero lo que hace más simpática y divina la visita de María, son
las palabras arrebatadoras con que comunica á su prima Santa
Isabel los sentimientos que bullían en su candoroso corazón: por-
que no es posible decir cosas más grandes con tan breves pala-
bras, ni es dado á una lengua mortal expresar con valentía más
galante las magnificencias de Dios.«Mi alma, dice esta divina canto-
UNA VISITA 495

ra, glorifica al Señor, y mi espíritu está trasportado de gozo en el Dios


salvador mío. Es decir, todas las criaturas glorifican al Señor; pero
mi voz es tan dulce y conmovedora que sus alabanzas le glorifican
incomparablemente más que todos los seres de la creación; porque le
glorifican y hacen que todos le glorifiquen con las voces, con las
obras y con los afectos: y de esta alabanza tan dulce, tan tierna y tan
conmovedora, nace un bien tan completo y sabroso para los espí-
ritus que los transporta en Dios mi salvador. «Porque Jia puesto los
ojos en la bajeza de su esclava, prosigue esta directora de los ange-
licales coros, me llamarán bienaventurada todas la generaciones.» Que
fué como decir, fué tau eficaz la mirada del Señor para con la que
es humilde por excelencia, que no solamente la elevó á la incompa-
rable y nunca vista cumbre de la virginidad y maternidad, sino que
por reconocerme esclava del Señor, destruyó el imperio que había
levantado la soberbia de Lucifer, é hizo que me llamaran bienaventu-
rada los ángeles, los hombres y los demonios. Por mí, concluye esta
lengua divina, derramó los caudales de su misericordia sobre los
que le temen, manifestó toda la grandeza de su poder, deshaciendo
las ruines intenciones del corazón de los soberbios, derribando del
solio á los poderosos, ensalzando á los humildes, colmando de bienes
á los hambrientos, y abriendo á cuantos le ensalcen las puertas de
una ventura sin fin, según lo había prometido á Abraham y á sus
descendientes.
No hay necesidad de formulario más prolijo que esta canción de
la Reina de la gloria para que las personas de todas clases y condi-
ciones, hagan fructuosas y simpáticas sus visitas; porque la delica-
deza, precisión, claridad, galanura y valentía del lenguaje de María,
pronto harían desaparecer de estas comunicaciones tan necesarias,
tan convenientes y universales de las visitas, las palabras muelles,
ampulosas, empalagosas, picantes, indecorosas, punzantes y mur-
muradoras, que son la sal sosa que roba la hermosura de muchas
visitas.
f*. f. J.

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UNA POESÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ

ANSIA EL ALMA ESTAR CON CRISTO (l)

La vida temporal
A tí, oh vida eterna comparada,
E s tanto desigual,
Q u e puede ser llamada,
No vida, sino m u e r t e m u y pesada.
¡Oh vida breve y dura,
Quién se viese d e tí y a despojado!
¡Oh estrecha sepultura,
Cuándo seré sacado
De tí para m i esposo deseado!
¡Oh Dios, y quién se viese
E n vuestro santo amor todo abrasado!
¡Ay de mí! ¡Quién pudiese
Dejar esto criado,
Y en gloria ser con Vos ya trasladado!
¡Oh! ¿Cuándo? ¡Oh Amor, oh! ¿Cuándo?
¿Cuándo tengo de verme en tanta gloria?
¿Cuándo será este cuándo?
¿Cuándo de aquesta escoria
Saliendo, alcanzaré tan gran victoria?
¿Cuándo m e veré unido
A Tí, mi buen J e s ú s , de a m o r t a n fuerte,
Que no baste el ladrido

(1) Hace un mes, en el número de primero de Junio, publicamos, junto


con otras poesías sobre el S-rao. Sacramento que á nuestro juicio Jdeben de
atribuirse á N. P. San J u a n de la Cruz, una que trae el Académico señor
Mir en su Devocionario Al pié del Altar, diciendo d-) ella quo ignorábamos
de dónde estuviera tomada. Después ae'á, hemos averigua lo su origen, en-
terándonos además de que el señor Mir no trac máí que una parte. La poe-
sía íntegra se encuentra en el Año Teresi'ino, día 28 de Agosto; y el autor
de esta obra, P. Antonio de S. Joaquín, después de escribir que la trasla- .
daba allí por no andar impresa en las obras del Santo Padre, pone esta
nota;
^ POESíA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 497

Del mundo, carne ó muerte


Ni del demonio, á echarme desta suerte?
¡Oh quién se viese presto
Deste amoroso amor arrebatado!
¿Cuándo me veré puesto
En tan dichoso estado
Para no ser jamás de allí mudado!
¡Dios mío! mi bien todo,
Mi gloria, mi descanso, mi consuelo!
Sacadme deste lodo
Y miserable suelo
Para morar con Vos allá en el cielo.
¡Oh, si tu amor ardiese
1 anto qne mis entrañas abrasase!
¡Oh, si me derritiese!
¡Oh, si ya me quemase,
Y amor mi cuerpo y alma desatase!
(1) Abrid, Señor, la puerta
De vuestro amor á aqueste miserable;
Dad esperanza cierta
Del amor perdurable
A aqueste gusanillo deleznable.
No tardes en amarme,
Y en hacer que te ame fuertemente,
No tardes en mirarme,
¡Oh Dios Omnipotente!
Pues me tienes á raí siempre presente.
Tú mandas que te llame,
Y aquí estoy con suspiros ya llamando;
Tú mandas que te ame,
Yo lo estoy deseando:
Mas Tú, Señor Dios mío ¿hasta cuándo?
¿Cuándo has de responderme,
Y darme aqueste amor que estoypidiendo?
Vuolve, Señor, á verme,
«Hállanse estas Liras en nuestro Convento de Carmelitas Descalzos de
Ooaña, en un libro antiguo manuscrito, donde se dice las formó N. P. San
Juan de la Cruz-»
Con el tin, pues, de que esta hermosa poesía figuro completa en nuestra
Revista, volvemos á insertar las estrofas que hace un mt-s copiamos del
libro del señor Mir, y su terminación tal .cual la vemos on el Año Teresiano.
F R . A. M
(1) Las siguientes estrofas son las que faltan en el Devocionario del
señor Mir.
498 EL MONTE CARMELO

Mira que estoy muriendo


Y parece que vas de mí huyendo.
Ea, Señor Eterno,
Dulzura de mi alma y gloria mía;
Ea, Bien sempiterno,
Ea, sereno día,
Tu luz, tu amor, tu gracia presto envía.
Por Tí suspiraré
En tanto que durare en mis prisiones;
Nunca descansaré
De echar mis peticiones,
Hasta que á Tí me lleves y corones.
De Tí si me olvidare,
Mi Dios, mi dulce amor, mi enamorado,
En el olvido pare,
Sin que haya en lo criado
Quien de mí, triste, tenga algún cuidado.
fcaXf. i<^>s&s^>^.í¡^>si^i^¡^%>^^A

|444$4.$4|4|4£44$4|4^

SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VII

(CONTINUACIÓN)

Viaje á Roma. —Audiencia de S. S. León XIII. -Respuesta del señor Obispo


de Bayeux.—Tres meses de espera.

los tres días de mi viaje á Bayeux iba á


£5j£ emprender otro más largo: el de la Ciudad
Eterna. Este último viaje me hizo ver de una ma-
nera muy patente la nada de todo lo de la tierra.
No ob&tante, vi espléndidos monumentos, pude
contemplar todas las maravillas del arte y de la
religión; sobre todo, pifé con mis pies la misma
tierra que pisaron los Apóstoles, y regada con la
sangre de millones de Mártires, y mi alma se
agrandó al contacto de cosas tan santas.
Siento una gran satisfacción de haber ido á Roma.
Algunas personas vivían en la persuasión de que mi
padre emprendió este viaje con el fin de desviar mi vocación Nada
menos cierto; pero la verdad es que hubo motivos para quebrantar
la vocación mas decidida.
Mi hermana y yo nos vimos en medio de lo más selecto de la
sociedad, de que se componía la mayor parte de la peregrinación.
¡Ah! en vez de deslumhrarnos, todos aquellos títulos de nobleza nos
hacían el efecto del humo, que cuanto más se eleva, más se desva-
nece; pues la verdadera grandeza no estriba en el nombre, sino en el
alma.
El profeta Isaíao dice que el Señor dará otro nombre á sus escogi-
dos; (1) y en San Juan se lee: «El vencedor recibirá una piedra blanca,

(1) Isai. XV.


500 EL MONTE CARMELO

sobre la que está escrito un nombre nuevo que nadie conoce, fuera
del que la reciba.» (1) Es por lo tanto en el cielo donde sabremos
nuestros títulos de nobleza. Entonces cada uno recibirá de Dios la
alabanza que merece, (2) y el que en la tierra escogió ser el más pobre,
el más desconocido por amor de Nuestro Señor, será en el cielo el
primero, el más noble y el más rico.
También pude ver más de cerca los sacerdotes. Hasta entonces
no pude comprender uno de los principales fines, por no decir el pri-
mero, de nuestra Reforma; el rogar por los pecadores me encantaba,
empero, rogar por los sacerdotes, cuyas almas me parecían más pu-
ras que el cristal, esto es lo que yo no me explicaba, ¡Ahí yo compren-
dí mi vocación en Italia.
Durante un mes tropecé con sacerdotes santos; y también be po-
dido experimentar que, si su dignidad es superior á la de los Angeles,
sin embargo no dejan de tener sus debilidades y flaquezas. Luego,
si hay santos sacerdotes á quienes Jesús llama en su Evangelio: la sal
de la tierra, y no obstante necesitan de nuestras oraciones, ¿que será
de los tibio-? El mismo Jesús dijo: (3) «¿Si la sal se desazDna, con
qué se sazonará?»
¡Oh Madre mía cuan bella es nuestra vocación! ¡A nosotras nos
toca el conservar la sal de la tierra! Nosotros ofrecemos nuestras
oraciones y nuestros sacrificios por los apóstoles del Señor, mientras
que ellos por su palabra y sus ejemplos evangelizan á nuestros her-
manos. ¡Qué misión tan noble es la nuestra! Mas basta sobre el par-
ticular; porque no acabaría si diera curso libre á la pluma.
Voy á daros algunos detalles de mi viaje.
El cuatro de Noviembre á las tres de la mañana, atravesamos la
villa de Lisieux, cuando auu se hallaba envuelta en las tinieblas de
la noche. Tan prouto como llegamos á París, nuestro padre nos en-
señó todas las maravillas que en él se encierran; por mi parte no me
llamó la atenc:ón otra maravilla que la de Nuestra Señora de las Vic-
torias. Me es de todo-punto imposible expresar con palabras lo que
en aquel bendito templo sintió mi alma. Las gracias que allí recibí
pueden compararse con las que el Señor me regaló el día de mi pri-
mera comunión: mi corazón rebosaba de paz y de dicha. Allí,
mi Madre, la Virgen Santísima, me manifestó bien á las claras que
ella misma era la que tr.e sonrió y me curó. ¡Con qué fervor la su-
pliqué que me guardase y me acogiese siempre bajo su manto ma-
ternal; y que se realizase cuanto antes mi sueño dorado! Tambiéu le
pedí que me preservase de pecado mortal durante toda mi vida.
No dudo que durante mi viaje tuvieron lugar muchos sucesos
propios para turbar mi espíritu; como el mal era para mi completa-
mente desconocido, temía yo descubrirlo. No tenía experiencia de
que todo es puro para los puros (4) que una alma simple y recta en
ninguna parte descubre malicia, ya que el mal solo tiene asiento
en los corazones impuros, y no en los objetos insensibles. También
(1) Apoo II.
(2) 1. Cor., IV.
(3) Matth. 5.
(4) Rom, XIV
SOR TERESA Í»EL NIÑO JESlí'S 5ül
"•••'•• :-•-•-•:••—-*.•
rogué á S. José que me acogiese bajo su.poderosa prolección; desde
mi infancia mi devoción hacia este santo bendito corría parejas y
se confundía en cierto modo con el amor y devoción á la Virgeu San-
tísima. De este modo estaba bien protegida y al abrigo de todo pe-
ligro.
Después de habernos consagrado al Sacratísimo Corazón de Je-
sús en la basílica de Montmartre, salimos de París el siete de No-
viembre.
El abate Révérony examinaba cuidadosamente todas mis accio-
nes; pude notar que me observaba desde lejos. Cuando en la mesa
no se hallaba frente a mí, trataba con disimulo de verme y oirme.
Creo que debió satisfacerle su examen, porque al fin del viaje me
pareció que estaba animado de muy buenas disposiciones hacia mí.
Digo al fin de mi viaje, porque en Roma estuvo muy lejos de servir-
me de abogado, como luego diré.
Sin embargo, supongo que obraba así con el fin laudable de pro-
bar mi vocación.
Antes de llegar al fin de nuestro viaje, atravesamos la Suiza con
sus elevadas montañas, cuya nevada cima se pierde en las nubes;
sus cascadas, sus profundos valles cubiertos de gigantescos árboles
y de rosados brezos.
¡Ah! Madre mía, cuánto bien han hecho á mi alma todas esas
bellezas de la naturaleza esparcidas por doquiera con profusión!
¡Cómo la elevaban hacia Aquel que se ha complacido en espar-
cir semejantes obras de arte sobre una tierra, lugar de destierro de
un día. A veces nos veíamos en la cumbre de una montaña: á nues-
tros pies, precipicios, cuya profundidad no se podía sondear á pri-
mera vista, parecía querernos tragar. Más tarde atravesamos una
preciosa villa con su iglesia y su gracioso campanario, encima del
cual se balanceaban ligeras nubes. Aquí, era un extenso lago con sus
puras y tranquilas aguas, cuyo color azulado se mezclaba con los ar-
dorosos rayos del sol al ocultarse allá en el occidente.
¿Cómo podré explicar las impresiones que dejaba en mi espíritu
un espectáculo tan poético y grandioso? Las maravillas celestes se
representaban á mi espíritu... La vida religiosa se me ofrecía tal
como es en sí, con sus mortificaciones y pequeños sacrificios hechos
á la sombra.
Entonces comprendía cuan fácil es olvidar el sublime fin de la
vocación; y me decía á mi misma.—Más tarde, cuando llegue la
hora de la prueba, cuando prisionera en el Carmelo, podré ver tan
sólo una pequeña parte del hermoso cielo estrellado, entonces me
acordaré de estos momentos; me remontaré con el raudo vuelo de
mi imaginación á la contemplación de la grandeza divina; trataré
de amar á mi Dios con todas las fuerzas de mi corazón, y haré
caso omiso de las cosas de la tierra, considerando que no son capa-
ces de satisfacer los insanciables deseos del hombre, creado única y
exclusivamente para gozar del sumo bien.
La primera población de Italia que visitamos fué Milán. Su cate-
dral de marmol blanco, con su infinidad de estatuas, fué para mí
objeto de estudio particular, Dejando atrás á las tímidas damas, Ce-
502 í t kobfcfc <3AkMiL6
cilia y yo seguimos a los más atrevidos peregrinos y subimos hasta
lo más elevado del edificio, desde donde pudimos contemplar á nues-
tros pies la villa de Milán, cuyos habitantes nos parecían hormi-
guitas.
El Campo Santo nos llenó de admiración. Es encantador el con-
templar sus estatuas de marmol blanco, que á primera vista parecen
animadas por el cincel de un genio artista, y que son verdaderas
obras de arte. Aquí se ve un nifio que deposita flores en el sepulcro
de su padre; más allá viudas de todas edades que llorau sin consuelo
la pérdida de sus consortes. En fin, por doquiera tropezábamos con
mil objetos de admiración; cuando un señor francés, ya de una edad
bastante avanzada, y que nos seguía sin dejarnos un momento, dijo,
no de muy buen humor: «¡Ah! los franceses son muy entusiastas.» A
mi parecer, este buen señor mejor hubiera hecho con no salir de
casa. A cada instante se le oía murmurar: estaba descontento de las
villas, de los hoteles, de las personas, en una palabra, de todo.
Mi buen padre, que en todas partes se hallaba bien, con su ca-
rácter diametralmente opuesto al de dicho señor, trataba de alegrarle;
y unas veces le ofrecía el sitio que ocupaba en la diligencia, por pa-
recerle más cómodo, otras veces entablaba conversacióu con él para
distraer su mal humor, pero todo era inútil. ¡Ah! ¡Cuánta diferencia
hay de unos personajes á otros! ¡Y qué interesante es el estudio del
mundo, cuando uno está en vísperas de darle el eterno «adiós.»
Ya nos encontramos en Loreto. (1) No me sorprende que la Virgen
Santísima haya escogido este sitio para depositar su bendita Casa.
Allí todo inspira pobreza, sencillez y antigüedad: las mujeres con-
servan los graciosos y tradicionales vestidos italianos, y á diferen-
cia de otras poblaciones, han estado muy lejos de adoptar las ridi-
culas modas de París.
¿Qué es lo que podré decir de la santa Casa? Mi emoción fué
muy profunda al verme bajo el mismo techo donde habitó la Sa-
grada Familia, al besar los muros en los que tantas veces se fijaron
los ojos de Nuestro Señor, al pisar el suelo que S. José regó con el
sudor de su rostro, y donde la Virgon Santísima llevó en sus bra-
zos á Jesús, después de haberle llevado durante nueve meses en su
purísimo y virginal seno. Vi la habitación donde tuvo lugar el ine-
fable misterio de la Encarnación. Introduje mi rosario en la escudilla
del Niño JesÚ3,
¡Qué recuerdos tan agradable"!
Empero, nuestro mayor consuelo fué el de recibir á Jesús en su
misma casa, en el mismo lugar que El santificó con su divina pre-
sencia. Según la liturgia romana, la sagrada Eucaristía sólo se con-
serva en uu altar de cada templo, desde donde se dá á los fieles» En
Loreto este altar se halla en la basílica que encierra la santa Casa,
como un diamante precioso en un estuche de mármol blanco. Esto
no nos complació mucho que digamos. Nuestro deseo hubiera sido de

(1) Antes de llegar á esta bendita población, hace una descripción de-
tallada de su estancia en Venecia y Padua, que por carecer de interés para
nuestros lectores me ha parecido oportuno suprimirla.—N. del T,
SOÍt TERESA DEL NIÑO JESÚS 503

recibir el Pan de los Angeles no en el estuche, sino dentro del mismo


diamante. Nuestro padre, según HU proverbial docilidad, siguió á los
peregrinos, mientras que sus hijas, no tan sumisas como él, se fueron
directamente hacia la santa Casa.
Por privilegio especial, un sacerdote se disponía á celebrar el sa-
crificio de la misa; y al confiarle nuestro deseo, el buen sacerdote
pidió dos pequeñas formas, que puso en la patena, ya podéis suponer
Madre mía, ¡lo feliz y dichosa que sería para nosotras esta comunión!
No hay términos á propósito para daros siquiera sea una idea muy
pálida. ¿Qué será cuando tengamos la inefable dicha de comulgar
allá en la morada del Rey de los cielos? Entonces nuestra alegría no
tendrá fin, y no tendremos necesidad de escarbar furtivamente, como
lo hicimos, (!) los muros santificados por la presencia divina; pues
su casa celeste nos pertenecerá por todos los siglos.
No nos quiere dar la que habitó en la tierra, tan sólo quiere que
la ve-imos, para que con su vista amemos la pobreza y la vida
oculta; empero nos reserva el palacio de su gloria, donde ya no le
veremos bajo la apariencia de un niño, ó bajo los velos de un poco
de pan. sino tal como es, es decir, en todo el esplendor de su eterna
majestad.
F*. F. ?. f.
(Se continuará.)

r-w^@^w—»

(1) Debe aludir á algún piadoso robo, que hieioron las dos hermanas en
los muros jle la santa Casa, con el fin de llevarse algún recuerdo.
,
. . f r í í . % L ¿ _ * > W , N * * ^ * * 4 í i . ^ t * - s U * 4 - * » 1 » . » J ¿ _ j ^ U _ * ¿ * • 4 - ? . * s t ^ . - ' J ^ , * 4 " , * 4 ^ - - • l " * ¿ * " j * . * 4 " ' j V — ' ¿ * .

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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES


XVI

STILO gótico. Dejamos de hablar de otros


muchos estilos como son el románico, el
árabe, el plateresco, el churrigueresco y
aún del renacimiento, por no hacernos de-
masiado difusos en esta materia. Solamen-
te el estilo gótico, ó mejor dicho el estilo
ojival nos dará materia suficiente para
s a c a r magníficas consecuencias en
punto á la influencia que el Catolicismo
ha ejercido en la Arquitectura.
En qué época haya nacido el estilo
gótico no es muy fácil determinar.
Francia, Alemania é Inglaterra se dis-
putan este privilegio. Otras le atribu-
yen tan sólo al Oriente, ái donde le suponen haberle traído los
Cruzados. Si el mérito del estilo gótico consistiera en el arco apun-
tado, su primitivo origen se podría buscar lo mismo entre los ma-
hometanos* que entre los bizantinos y aun subir hasta los pelasgos,
los asirios y los egipcios. Pero la sistemática ordenación de las
partes de la obra, condición esencial de esta Arquitectura, no
pudo resultar sino de la larga experiencia y atento estudio, reali-
zados en el desarrollo de la Arquitectura románica, y todo conduce
á creer que la Francia de la época de Clodoveo dio principio al
. estilo gótico.
La general renovación de la filosofía y de las letras simboliza-
da en el siglo XIII por Santo Tomás de Aquino y Dante, fué
acompañada por una extraordinaria transformación en el arte ar-
quitectónico, que desenvolviendo lógicamente sus elementos, dio
vida al género brillante, última evolución expontánea de la Arqui-
tectura cristiana. El arte románico había abandonado á mediados
del siglo XII las antiguas formas macizas y rudas para tomar
elevadas y airosas proporciones en arcos, capiteles y columnasj
• EL CATOLICISMO Y LAS BELLAS ARTES 505

la bóveda por arista cubría las naves-bajas de la iglesia, el arbo-


tante oponía sus empujes á las de la nave central, y ya se trataba
de reducir su cañón seguido á simples témpanos sobre cruceros,
haciéndolos abrazar en ella de dos en dos los arcos formeros.
Pero esta disposición obligaba á iluminar el templo por debajo
del arranque de la bóveda alta y por encima del tejado de las
laterales, lo cual, para no llegar á exageradas elevaciones, obligó
á levantar la clave de los arcos formeros, siendo así forzosa la
aplicación de la ojiva ó cerco apuntado, como no se quisiera salir
de las combinaciones de arco de círculo.
También se levantó la clave de los arcos perpiaños ó fajines
con objeto de que no resultaran rebajados y con gran empuje los
cruceros, de donde provino por fin el uso general de la ojiva como
elemento fundamental, y su aplicación á los mismos cruceros, ó
puertas, ventanas, arcadas, arbotantes y decoraciones. Continuó
en el estilo gótico el mismo sistema que había hecho progresar al
románico, y al paso que adoptaba la bóveda de crucería para cu-
brir los vanos, concentrando los empujes en las claves de los mul-
tiplicados arbotantes, aligeraba los muros rasgando .grandes ven-
tanas entre los sobrecordados botareles, chaflanaba los pilares
para disminuir su masa,, amenguándola más aún á la vista, y sub-
dividía las columnas á ellos arrimadas hasta reducirlas á tenues
junquillos.
Severa en un principio la Arquitectura gótica empleó los arcos
muy apuntados con los centros fuera del vano, por lo cual se le
llamó lanceolada en este primer período correspondiente al siglo
XIII. Dejó ya desde entonces de ser rectilíneo el intradós de los
arcos compuestos casi siempre de tres robustas molduras en forma
de corazón para disimular los espesores; colocando en el pilar para
cada moldura una columna distinta, con su capitel adornado con
hojas de acentuado perfil copiadas de la flora indígena. El agimez
simple ó múltiple fué el tipo seguido para las grandes ventanas
llenando el hueco entre ¡as ojivas interiores y la exterior con ca-
lados rosetones de la misma especie que los destinados á dar luz
por encima de las portadas.
Tendencia común de los artistas es exagerar las formas á que
se aficionan, y esto se vio más que nunca en el certamen de atrevi-
miento de ligereza y de lujo en la exornación entablado por los
arquitectos de los siglos XIV y XV. Fué la ojiva rebajándose su-
cesivamente hasta la forma equilátera y subdividiéndose en mayor
número dé nervios los témpanos de las bóvedas, al mismo tiempo
que se multiplicaban las molduras en las archivoltas de los arcos
torales y cruceros.
Entonces se convirtieron en agudos pinachos las sobrecargas
de los contrafuertes, como en agujas los capiteles délas torres, y
coronando con graciosas cresterías las líneas horizontales de las
50(5 SI. MONTE CARMELO

cornisas, se interrumpieron con crespos follajes las aristas inclina-


das de frontones y pirámides. L a s archivoltas de las portadas se
llenaron de figuritas con sus correspondientes doseletes y las esta-
tuas de los derrames tomaron las prolongadas y enjutas formas
que caracterizan la época.
En el siglo X V el estilo gótico fue dominado por la imaginación
afanosa de novedad, y pereció envuelta en la asombrosa riqueza y
febril extravío de la arquitectura flamígera, así llamada por la on-
dulante apariencia de sus perfiles, aunque es preferible denomi-
narla florida. L a ojiva se hizo rebajada, y dio origen al arco cono-
pial, y al escarzano en las puertas y ventanas: la crucería de las
bóvedas se convirtió en una red de nervios serpenteados; las co-
lumnas se quedaron reducidas'á las prolongaciones de las moldu*
ras de los arcos, y los capiteles desaparecieron, reemplazándoles
un sencillo cordón á manera de vencejo de haz de cañas. En los
ajimeces, en los rosetones, en las cresterías se complicaron los
. dibujos con líneas sinuesas y perfiles erizados de puntas, se labra-
ron los pináculos más delicadamente, y los altos campanarios se
coronaron de caladas agujas, cuya filigrana desafía la guadufla
del tiempo. De este último género son las torres de la catedral
de Burgos, uno de los mejores modelos del mundo en su clase, con
la particularidad poco común, de ser las dos iguales é igualmente
concluidas.
Cuál fuera el motivo de la sorprendente hermosura que se in-
trodujo en el estilo gótico, no es difícil adivinar. Reducir al míni-
mo el empleo de la materia, disimular la masa donde su empleo
era inevitable, ensanchar la vista y elevar el espíritu á regiones
más altas y sublimes esferas, tal es el fin qué parecen haberse pro-
puesto los arquitectos de la Edad de la Caballería y que el espíritu
genuinamente cristiano de la época les imponía.
Al contemplar los atrevidos pináculos, qué cual agudas flechas
parecen lanzarse hacia el cielo, ¡qué ideas lan sublimes nos vienen
á la mente sobre el espíritu religioso que los colocó sobre los techos'
de nuestras catedrales y sobre las cúspides de nuestros campana-
rios! Nada extraño es que la antigua Arquitectura de Grecia y de
Roma, .como inspirada por una idea pagana, nunca pudiera elevar-
se más arriba que la idea misma que la inspiró. Nada extraño es
que los templos de Atenas y de Egipto, lo mismo que los de Roma
que aún subsisten bajo las ruinas de su gloria, dejando entrever
aunque muy lejanamente la belleza de sus proporciones, demues-
tren como causa un espíritu terreno y rastrero que va como impre-
so en todas las artes paganas. Sus columnas son bajas, lo mismo
que sus arcos y los techos de sus templos y de todos sus edificios.
' No es necesario discurrir mucho para hallar la razón del hecho.
Ya hemos dicho otra vez que si el Arte ha de gloriarse de lo subli-
me de sus resultados, es necesario que el artista mire al cielo y de
fct CATOLICISMO Y LAS iiELLAS ARTES ÍJO?

allí arranque la sublime inspiración que ha de expresar por medio


de las Artes; pero el pagano no miraba al cielo, porque hada espe-
raba allí, sino que miraba á la tierra, y de la tierra tomaba lo vil,
lo bajo y lo mezquino, y eso expresaba por medio de todas sus pro-
ducciones artísticas
No así el espíritu cristiano. Este está suspirando siempre por lo
de má« arriba. Busca siempre algo de divino que no ve con sus ojos
ni palpa con sus manos, pero es como el fuego que siempre sube y
nunca baja, y así en sus aspiraciones esta continuamente caminan-
do hacia arriba. De ahí esos edificios majestuosos, esas torres que
parecen meter su punta en las nubes, y esos pináculos y chapiteles
que parecen suspirar por lo infinito, como que se desdeñan de habi-
tar acá abajo en la mansión de los mortales.
En la Arquitectura gótica se noja una cosa admirable, que
quizás no hayan echado de ver aun aquellos mismos que se dedi-
can á esta clase de estudios; y es que en la Arquitectura gótica es
en la que mejor representada está la religión católica, más aún, es
la genuína representación del espíritu católico. A semejanza de
una reunión inmensa de fieles elevando sus plegarias al cielo, y. que
esas plegarias procediendo de muchos corazones van á reunirse y
unificarse ante el trono de Dios, así un templo gótico abrazando en
su parte baja una gran extensión, va á terminar en la cúspide de
un pináculo. En aquella cúspide está la cruz, y á aquella cruz van
á parar las oraciones de los fieles, y á aquella bajan las misericor-
dias de Diosjaquella cruz es el punto de reunión de la plegaria hu-
mana y de la miseración del suspiro del desterrado y de la sonrisa
del ángel: en ella está simbolizada la caída de Adán y de la reden-
ción del hombre, la unidad de Dios y de los destinos humanos.
El espíritu católico aun ha progresado más. Ha perpetuado sus
enseñanzas, sus sentimientos y sus creencias de una manera inde-
leble, esculpiéndolas en seculares monumentos, ha grabado sus
dogmas en los frontispicios de los templos, ha escrito sermones en
la piedra, ha hecho resonar la voz de Dios en las medias naranjas,
y ecos de la eternidad á lo largo de las naves, y el himno del ángel
en el órgano. La honra eterna del bienaventurado se ha hecho os-
tensible en los retablos, el imperio de la religión en las campanas,
las aspiraciones del alma en las flechas de los chapiteles, y todo
reunido, frontispicios, piedras, medias naranjas, naves, retablos,
órganos, torres, campanas, chapiteles, arcos y columnas, nos están
repitiendo al través de los siglos y de las edades, sobre las ruinas
de las monarquías y de los imperios, con voz prolongada y cons-
tante, aquellas palabras Sursum corda. Arriba los> corazones.
fR, ^SAMUEL DE £»NTA. JERESA,
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Son los juegos de la infancia Son nuestros sueños entonces


Recuerdos dulces y bellos Risueños y placenteros,
Que alegran con sus destellos Cual celestes mensajeros
Del alma la oscuridad. Que nos hinchen de placer;
Son acordes que despiertan Al pensar que nos hallamos
De su sueño á los sentidos Jugando con los querubes
Y los dejan embebidos En los pliegues de las nubes
Con su toque celestial. Al juego del esconder.
Son incienso que adormece ¡Oh vida prístina mía
Con el más fragante aroma Mas rosada que la aurora,
El desencanto que asoma Quién gustar pudiese ahora
Al llegar la senectud. De tu cáliz el dulzor,
Son juguetes que distraen, Cual lo gusté muchas veces
Con encantos peregrinos, En aquella edad dichosa,
De los funestos caminos Dorada cual mariposa
A la ciega juventud. Y tierna como el amor!
Son blancas y puras flores Quién volar pudiese ahora
De encantadora belleza En alas del pensamiento
Que disipan la tristeza Por el alto firmamento
Del humano corazón, Cual en mi infancia volé,
Al aspirar el perfume Y preguntar á los astros
De sus pétalos de plata Con el alma enamorada
En los cuales se retrata Por la célica morada
De la inocencia el candor. De Jesús mi dulce bien.
Cuan feliz el hombre vive Y ver rasgarse los cielos,
En aquesta edad primera Y entre rayos purpurinos
Donde todo es primavera Bajar ángeles divinos
Y primavera feliz. Para conmigo jugar;
Al ignorar de este mundo Los cuales entre sus brazos
Los fatales desengaños Me estrechasen con ternura,
Que nos descubren los años Y me alzasen con presura
En sus senos existir. Al son de hermoso cantar,
Cuan feliz el alma entonces Hasta arribar á las puertas
Se remonta hasta los cielos De aquel alcázar divino
Con aquellos raudos vueles Donde en trono diamantino
Que la inocencia le da, Su asiento tiene el Criador,
Y ;• e mece caprichosa Que formara en un momento
Entrj espacios de ambrosía Desde el átomo infecundo
Que la llenan de alegría, Hasta el hombre rey del mundo
Que la circuiulan de paz, Al impulso de su voz.
RECUERDOS DE LA INFANCIA 50&
Y escuchar las mil endeciías ¿Dó tus juegos y embelesos?
Que los querubes entonan ¿Dónde los amantes besos .
Cuando férvidos pregonan Que recibiera de tí?
Las grandezas del Señor,
Al son dulce desprendido Cual la sombra que se ahu-
De las liras angelinas yenta
Con las notas más divinas Al ser de la luz herida,
Que inspirar sabe el amor. Así huyeron de mi vida
Los encantos y el placer,
Y contemplar la grandeza Cuando en brazos del pecado
Que al Dios eterno rodea, Arrójeme delirante
Y el resplandor que flamea Y la flor en un instante
En sus ojos al mirar: De la infancia marchité.
Como de niño en mis sueños,
Trasportado de alegría, Flor tan sólo peregrina
Extasiado le veía Y de sin par gentileza,
Con sonrisa angelical. Que sobrepuja en belleza
A las rosas del pensil.
Y también ver los encantos Más pura que la azucena
Y la sin par hermosura Y que las más bellas flores;
de la Virgen, Madre pura, De perfumes seductores
Que envuelta en nubes de tul Cual de violeta y jazmín.
Descansaba en regio trono Quién posar pudiese ahora
Que formaban querubines En su cáliz deleitoso,
Y encendidos serafines Nido del amor hermoso
Irisados por la luz.
Y de la más dulce paz,
¡Oh felicidad inmensa Para en él dar al olvido
De mis ensueños mejores! Las tremendas aflicciones
¿Dó están tus resplandores Que engendraron mis pasiones
Que no me vienen á herir? Al sus hojas marchitar.
¿Dó tus risueñas caricias?
U:< p A R ^ 3 L l T A pSSCALZO,

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A ife A ^ A ^ ^/ A J/ A ^ A A A ^ ^ A A ^ A é ^ A A A A ¡fr ;b ^ A ^t & Je Jt je je

LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN
vi

J A inteligencia del sabio tamente lo invisible de su espí-


^ s i e m p r e está en Dios: dice ritu, ¿cómo se elevará al conoci-
San Bernardo. (1) Debe- miento de las grandezas invisi-
„ mos fijar nuestros ojos en bles de Dios para conocer la
» aquel que nos dio el ser verdad en su fuente primordial?
que tenemos, la vida que vivi- Aquí se encuentran de nuevo la
mos y la ciencia que adorna Iglesia y la Revolución; aquí tra-
nuestra alma; porque si, para ta la segunda de. derribar el her-
ser, necesariamente fué Dios mosísimo edificio que, para más
nuestro autor y nuestro padre, f acuitar loscaminosde la ciencia,
para saber debe ser nuestro doc- halevantado la primera. La Igle-
tor y maestro. „ Es imposible dar sia, en efecto, apoyándose en el
un paso en las ciencias, según convencimiento profundo que le
queda apuntado en el artículo suministran sus principios fun-
anterior, prescindiendo de Dios; damentales, y en la absoluta
fuente primordial de toda sabi- convicción de su eterna infali-
duría, y causa eficiente de toda bilidad, asegura, confiesa y en-
ciencia: y por lo mismo, toda seña, no solamente que Dios es
inteligencia que trate de reves- la primera fuente del saber, la
tirse con las galas hermosas del misma sabiduría -y el luminar
saber, incesantemente ha de mi- mayor, colocado á distancias in-
rarse en aquel Padre de las lu- finitas de todas las inteligencias ,
ces; y todo hombre que desee que en el cielo de la. sabiduría y
orlar su frente con la aureola de de la ciencia participan de sus
la ciencia, ha de confesar que resplandores, ,sino que también
sus ojos se dirigen perpetua- asegura, confiesa y enseña que
mente á Dios, porque sólo El le para ponerse en comunicación
puede sacar en la vida de los la- con el hombre, incesantemente
zos del error. afanado por conseguirla, le ma-
Pero Dios es en sí una luz nifiesta su ser, sus resplandores,
inaccesible, cuyos eternos res- su grandeza, sus derechos y su
plandores superan infinitamente voluntad, por su palabra, por lo
las energías intelectuales del que se llama revelación; y se le
hombre; y el hombre, incapaz, manifiesta en esta amplitud con
en esta vida, de conocer perfec- tanta seguridad y con funda-
mentos de certeza tales, que son
(1) Mo UfcA dovot. cap. VI. los mismo que tienen la omnj.
LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN 511
potencia, la bondad y veracidad apetecibles que son; se les atri-
de Dios. buye la verdad por ser inte-
Lo contrario precisamente ha- ligibles, y porque en razón de
ce la Revolución: porque, apo- tales son el blanco á .donde
vándose en algunas ráfagas de dirige su actividad el entendi-
luz que ha visto en la inteligen- miento. Pero., ¿qué clase de re-
cia humana, y enorgullecida con laciones son las que median en-
ciertas aplicaciones, prodigiosas tre las cosas verdaderas y el en-
en sí, aunque prestadas, cuando tendimiento que las ha de cono-
menos en germen, admite, si se cer? Como el entendimiento ne-
quiere, el nombre de revelación, cesariamente ha de ser creado ó
pero la presenta á los hombres increado, las relaciones de las
con fundamentos tan inseguros cosas verdaderas están en pro-
y con materiales tan inciertos porción con el entendimiento á
como los que tiene por sí sola la que se ordenan como á su tér-
inteligencia humana, sin otra mino; pues si es peculiar de toda
guía ni otro magisterio que el de relación denominarse y ser por
su luz natural. ¿Cuál de estas el término á que se dirige, sien-
dos entidades lleva á los hom- do dos los entendimientos á don-
bres á la posesión de la verdad? de se ordenan las cosas verdade-
¿Cual sjrá la que, después de ras, dos deben ser las relaciones
luchar en el orden científico con que tienen con ellas, sustancial
tanta animosidad y denuedo, y accidental.
ponga en la frente de sus servi- üesde luego es imposible que
dores una coronainmortal en las la verdad de las cosas, ó lo que
ciaras mansiones del saber? La es lo mismo, la relación que tie-
solución de este problema, tan nen con el entendimiento criado,
importante como difícil, encierra se pueda colocar en un trono
nada menos que la demarcación, más distinguido y elevado que
si es permitida la frase, de las el de un predicamento (1) con-
sendas seguras que llevan al en- tingente, secundario y acciden-
tendimiento humano á la reali- tal; porque colocarlas en un pre-
zación de sus constantes aspira- dicamento necesario y sustan-
ciones, al conocimiento de todas cial, sería lo mismo que mani-
las cosas y la única dicha por él festar que las cosas verdaderas
deseada: "porque, ó es nada la dependen sustancialmente, de-
verdad, ó es el único bien que ben necesariamente su ser al
puede completar, satisfacer y entendimiento criado, y á todo
dar pleno reposo alentendimien- entendimientocriado. Y... ¿quién
to. De consiguiente, á nuestro será el temerario que se atreva
modo de pensar, se conocerá á decir que las montañas más
cuál de las dos entidades en encumbradas, los valles más
cuestión tiene razón, si se estu- hermosos, las campiñas mogor
dia nuevamente la verdad en su provistas de flores y de frutos,
fuente, las cosas que han de ser dependen de su entendimiento,
conocidas, y el entendimiento el cual primero las trazó con to-
que las conoce. do logrande y bueno que tienen,
Todos cuantos han tratado y y después porque quiso las puso
tratan de conocer la verdad en donde están? ¿Quién, que con-
su fuente primordial, han con- serve en su cerebro un rastro
venido y convienen en decir que de orden, dirá que en la inteli-
la verdad se dice formalmente gencia de un idiota,—pues para
de las cosas por la relación que el caso es igual que una inteli-
tienen con el entendimiento-; por- gencia de primer orden—, fue-
que a:,í como se atribuye á las
cosas lo bueno que tienen por lo (1) S. Tho. P. I. Qu. XVI. ar. I.
512 S I MONTE CARMELO

ron antes concebidas todas las los aditamentos de buenas, per-


b'ellezas del reino mineral, vege- fectas y admirables? Las cosas,
tal-y animal, para después, en además, no pueden ser más que
virtud de aquella idea, formada resultancias, imágenes, copias
en la mente del idiota, ser he- exactas de las ideas, eternamen-
chas con todas las complicacio- te concebidas por un entendi-
nes, maravillas y misterios que miento creador. (1) Y... ¿quién
en los tres reinos se encierran? ha soñado jamás que la imagen
Puesta la verdad de las cosas á no se ordene necesariamente á
merced del entendimiento cria- su modelo, la copia al original y
do, por pensador que se le su- la idea al entendimiento que es
ponga, han desaparecido para su prototipo? Al entendimiento
los hombres todos los misterios divino, único que puede sercrea-
de las montañas más ricas, no dor, como veremos más adelan-
hay cosa, por grande y difícil te, se ordenan las cosas verda-
de conocer que sea, que no ten- deras, porque de El dependen,
ga que abrir las puertas de su como el efecto de su causa, la
ciencia á esa potencia soberana, imagen del modelo, la copia del
no hay, no puede haber ser, ni original; ypor lo tanto la verdad
perjodo, ni aglomeración, ni fi- que tienen, sólo puede conocerse
lamento, ni vida, ni operación plenísimamente por ese entendi-
vital, que no esté dominado, miento de Dios que todo lo hace,
conocido y comprendido por todo lo ve y lo comprende todo.
cualquiera que tenga entendi- Si sólo aí entendimiento crea-
miento. Cuan contrario es esto dor están descubiertas todas las
á la realidad y á la experiencia, cosas, porque sólo él es el autor
todo el que quiera lo puede ver. de la verdad, ya es su palabra,
Para que á la verdad de las su verbo, una guía excelente
cosas, á la relación que tienen para que la inteligencia humana
con el entendimiento, se le pue- se eleve á las mansiones divinas
da dar lugar más preferente, del saber; porque a'iemás de ser
predicamento sustancial, ó de- impotente abandonada á sus pro-
pendencia necesaria y absoluta, pias investigaciones, para que á
deben ordenarseal entendimien- su imperio descubran los res-
to divino como á su término úl- plandores que tienen las cosas
timo y á su principio eficiente; verdaderas, sus fuerzas llega-
porque sólo á El se dirigen como rían á agotarse completamente
á su causa, mientras que al en- antes de penetrar en el santua-
tendimiento humano, se orde- rio de sus esencias, de sus miste-
nan, en cierto modo, como á su rios y secretos, y sin penetrar en
efecto. (1) No es posible por otra ellos, verlos y contemplarlos, no
parte, que las relaciones de las hay ciencia de las cosas que ilu-
cosas tengan mejor calidad y mine á la inteligencia.
condición que las cosas, porque Hay todavía otras verdades
siendo sus modificativos acci- de más valor que las naturales;
dentales, si las cosas son exce- hay otras cosas verdaderas, las
lentes, superiores y grandiosas cuales, para ser conocidas por
en sí, podrán dar á sus modifica- el entendimiento humano, están
tivos la excelencia, superioridad colocadas en rango superior:
y magnificencia propias: pero, tales son las verdades del orden
si las unas son medianas, malas religioso y moral, de las cuales
y perversas en sí mismas ¿habrá tampoco puede prescindir el
alguno que para ellas proclame hombre.¿Cómo yde quémanera,
la inteligencia, incapaz por sí
(1) S. Tho. Q. dispp. do Ver. q.
1. 1 (1) S. Tho. I q. XVI a. 1.
Lá íGLESIA Y LA REVOLUCIóN Siá
sola de penetrar en todos los se- la verdad?¿Es posible que la Pro-
cretos de las cosas naturales, videncia del Criador haya dado
descubrirá los resplandores que al entendimiento tendencia sin
centellean en el orden religioso término, sed sin refrigerio, ham-
y moral, tanto más inaccesibles bre sin manjar y esperanza de
cuanto más superiores y exce- verdad sin posibilidad de conse-
lentes son? Para penetrar en el guirla? La Providencia no podía
santuario donde brillan tan ex- escatimar recurso alguno, la
celentes verdades las energías Providencia ha dispuesto pró-
de la inteligencia humana son digamente las cosas, para que la
tan débiles por sí mismas, como inteligencia vea la verdad, pero
el murciélago para mirar Ios- no hay medio de llegar á la ple-
resplandores del sol; (1) y los nitud de tanta dicha fuera de
doctores que desprovistos de la Dios, el cual (1) con su palabra
palabra de Dios, de la Revela- manifestó todas estas cosas á los
ción, traten de franquear las pequeñuelos, á los que en sus
puertas, (2) se consumirán con investigaciones se dejan guiar
la vejez y la muerte antes de por los resplandores de la Reve-
determinar cómo se vive con lación, mientras que los presun-
rectitud. tuosos y soberbios fueron aban-
Sin embargo, ni el hijo se in- donados á su reprobo sentido. (2)
clina con tanto amor hacia su De muchas maneras, pues,
madre, ni el apetito vuela con habló Dios en otro tiempo á los
tanta rapidez hacia su felicidad, padres y profetas, pero, al lle-
ni los cuerpos graves se dejan gar la plenitud de las edades
caer más necesariamente hacia nos habló á todos por su Hijo;
su centro, que la inteligencia (3) y para que nunca faltase lo
se inclina, vuela y arde en de- que la inteligencia necesitaba,
seos de unirse con la verdad. ni los hombres tuviéramos pre-
"¿Qué desea más ardientemente texto alguno de decir que el san-
el alma, dice San Agustín (3) que tuario de la verdad no abría á
unirse con la verdad? Las cosas todos sus puertas, permanece
verdaderas, de cualquier orden sempiternamente entre nosotros
que sea, llaman incesantemente el Espíritu Santo.para sugerir-
á las puertas del entendimiento, nos toda la palabra de Dios, y
y el entendimiento á su vez se para enseñarnos toda la verdad
afana, se desvela y se consume (4) Por eso la Iglesia Católica,
porque los rayos de la verdad probando en todas las ocasiones
penetren hasta lo más íntimo los justos títulos con que. tiene
de su ser. Pero ¿cómo secundar adquirido el magisterio de la
esas inclinaciones, dar lugar á verdad, ha dicho terminantemen-
esos vuelos y pábulo á esa inte- te que la razón humana no es
ligencia, si las cosas no son por ni puede ser arbitro de lo verda-
sí accesibles á tales movimien- dero y de lo falso, de lo bueno y
tos? ¿Cómo se han de identificar, de lo malo: no es, ni puede ser
al menos idealmente, las cosas la ley, el principio, la norma á
con el entendimiento para que que debe acomodarse el hombre
resulte la ciencia de las cosas, para llegar al conocimiento de
sin que estas le abran las puer- la verdad.
tas de todos sus secretos, y él se La Revolución, empero, sacu-
anegue en los resplandores de diendo, mejor dicho, queriendo
• (1) 8. Th. I q. X I I a. 1. 1 Math. XI. 25.
(2) Lactant. de div. instituí. 1. 3. (2) Eom. I. 28.
c. 14. (S, Hebr. I 1.
(3) In Joann, Trac 26, w Joan». XVI, 13.
514 fit uomz ckkmu
sacudir toda divina revelación, entera siguiendo las disposicio-
ha determinado, para que la in- nes de tal divinidad, que tiene
teligencia llegue á adornarse ojos y no puede ver las necesi-
con la sabiduría, prescindir en dades de sus criaturas, tiene
sus procedimientos científicos de oídos y es incapaz de escuchar
toda intervención divina, de to- á cuantos claman por la verdad,
do resplandor suprasensible; y, y tiene manos, pero tan cortas,
ciega con lo que viene llamando tan débiles y tan pobres que ni
libertad de pensamiento, eman- alcanzan a u n a pequeña parte
cipación de la razón individual, de su imperio, ni entran en el
critica de la rasón pura y de- vestíbulo de su cámara, ni dis-
más jerigonzas tan obscuras co- ponen de provisión alguna para
mo falsas; pretende nada menos principiar su viaje? ¡Vaya una
que todas las cosas dependan divinidad!... ¡¡El hombre que
necesariamente de su idea, y desea ser guiado por semejante
que la razón humana, ignorante deidad bien puede sepultarse pa-
en muchas cosas, limitada en to- ra siempre en las tinieblas de su
da clase de conocimientos, y ne- insuficiencia, porque ni las cosas
cesitada para ilustrarse hasta verdaderas le descubrirán sus
de los exiguos perfumes de una secretos, ni en su horizonte bri-
flor; sea una divinidad. ¿A llará jamás el sol de la verdad..!!
dónde iría á parar la humanidad
fñ, P E » R O TOMáS DE JSTA. TERESA,
(Se continuará)
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U VERDAD DE LA MUERTE
(CONTINUACIóN)

III

Por fortuna aquel fantasma en otros tiempos pensando


dejó sus contornos vagos, que el ser feliz consistía
sus apariencias borrosas en soltar á los caballos
y sus mohines románticos; de mis pasiones en vez
porque aquel día que entraba de regirlos y enfrenarlos;
en los planes soberanos vi que no hay sobre la tierra
y por el cual mucho tiempo príncipe ni potentado,
andaba yo suspirando, artista ó alma vulgar,
detrás de la muerte vi pobre ó rico, necio ó sabio
el juicio de Dios tan claro que pueda huir de la muerte
como veo estas cuartillas ni de aquel Juez soberano
que estoy ahora emborronando. que ha de registrar los senos
Un soplo dulce y tranquilo más hondos y delicados,
mi corazón agostado los más secretos rincones
refrescó; una luz vivísima de este corazón humano,
iluminó los espacios; sin que valgan componendas
disipáronse las nubes contra sus terribles fallos!
de errores amontonados; Vi que los duelos presentes,
sobre los cielos del alma lo mismo que los pasados,
siguió la muerte flotando, en lugar de ser fatales
mas no como recia nube golpes del destino aciago
preñada de negro espanto,
ó burlas de un Dios cruel
sino como ángel de paz
solo por hacerme daño,
que me tendía los brazos
procedían del inmenso
para llevarme hacia Dios,
fin de mi destierro amargo. amor de Dios que iba obrando
Vi cuan suave era la carga conmigo, como las madres
de sus mandamientos santos con un hijo atolondrado
que solo parecen duros cuando le ven en un riesgo
al que pretende guardarlos con un cuchillo jugando;
con sus miserables fuerzas como el niño, no entendía
sin pedir á Dios la mano; porque el cuchillo era malo
vi la ceguera en que estaba ay!... pero ya le dejaba
quitármelo de las manos!...
($e continuará) p, fl»« DE yiu,
fcL» * 1 * *Si»_ ^ * _ *X» *\*. *»*_ *V„ _ ^ * *^* *sL* "*\L* *X* Mu* nN^nJayl íTHIH*T* *^* **" **** *^* *^* *^*-

SECCIÓN CANONICO-LITÚPvGICA

Nuevas indulgencias para la fiesta del Carmen

^6f „„ „ a ,. . -r, i i n nuevas gracias y privilegios que po-


M r
¿Ssl uüSTRO Santísimo Padre el Papa •,, , , „ 7
. • . „ -, , . . . aran ganar toáoslos fieles en cual-
reinante, cada vez más entusiasta . ". , . , , „ „
j , , . i., ,i quier iglesia del Carmen Descalzo
de Jas glorias carmelitas, a l a par que , ,". . , , _..
. , ii.. f .. durante la octava de la Virgen del
mas celoso por el bien y salvación ,r , „ , °
3 , i • i T , , Monte Carmelo,
de las almas, se ha dignado conceder
•° Son como siguen:
L E O P P . XIII.
Ad pcrpetuam rei mcmoriam. Cum sicuti nobis exponendum
curavit dilectus filius hodiernus Procurator Generalis Carmelitarum
Excalceatorum, in ómnibus Ecclesiis Fratrum Monialiumque Ordi-
nis ipsius quotannis octiduum festivitatis B. Mariae Virginis de
Monte Carmelo recoli soleat cum recitatione horarum Canomcarum
Matutini ac Laudum frequenti cum fidelium concursu, Nos ut ipsa
recitado fiat uberiori cum animarum emolumento, de omnipotentis
Dei misericordia ac BB. Petri et Pauli Apostolorum Eius auctori-
tate confisi, ómnibus et singulis fidelibus ex utroque sexu qui in
qualibet Ecclesia Fratrum vel Monialium Ordi.nis Carmelitarum
Excalceatorum ubique terrarum existentium durante illius octidui
spatio, saltem quater aderint dictae Canonicarum horarum matuti-
ni ac Laudum recitationi, usoque ex iisdem octo diebus ad cuius-
que libitum eligendo admissorum confessione rite ex'piati atque
angelorum pane refecti, respectiva coenobii sive mouasterii Eccle-
siam visitaverint et ibi pro Christianorum Principum concordia,
haeresum extirpatione, peccatorum c o n v e r s i o n e ac S. Matris
Ecclesiae exaltatione pias ad Deum preces effuderint, plenariam
omnium peccatorum suorum indulgentiam et. remissionem miseri-
corditer in Domino concedimus. Insuper dictis fidelibus corde saltem
contritis qui eiusdem octidui die huic canonicarum horarum reci-
tationi iniersint, in forma Ecclesiae consueta de poenalium nume-
ro dies trecentos expungimus. Denique largimur fidelibus ipsis si
malint, liceat plenaria ac partialibus hisce indulgentiis functorum
vita labes poenasque expiare. Non obstantibus contrariis quibus-
cumque. Praesentibus perpetuis futuris temporibus valituris Volu-
mus autem ut praesentium litterarum transumptis seu exemplis
etiam impressis manu alicuius notarii publici subscriptis et sigillo
personae iu ecclesiastica dignitate constitutae munitis, eadem pror-
sus fides adhibeatur, quae adhiberetur ipsis praesentibus, si forent
exhibitae vel ostensae.
518 M. MONTB CARMELO

Datum Romae apud S. Petrum sub Annulo Piscatoris die XV.


Jarwarii MCMII. Pontificatus Nostri Anno Vigesimoquarto.
Pro Domino Card. MACCHI
N. MARINI.
Concordat cum Originali quod asservatur in archivio hujus
Nostrae Procurae Generalis.
Romae e Domo Generalitia die 28 Januarii 1902.
Fr. Rodericus a S. Franc de Paula Carm. Excals.
Procurator Generalis
Que quiere decir. tanto la indulgencia plenaria como
Como quiera que, según Nos ha las parciales sean aplicables en su-
expuesto el R. P. Procurador de los fragio de las almas del purgatorio.
Carmelitas Descalzos, en todas las De manera que para ganar esta
iglesias de los religiosos y religiosas indulgencia plenaria que concede
de dicha Orden se celebra la Octava nuestro Santísimo Padre el Papa
de la Virgen del Monte Carmelo con León XIII, se necesita:
mucha concurrencia de fieles que 1.° Asistir, al monos cuatro días,
asisten al rezo de las horas canóni- al rezo de Maitines y Laudes, duran-
cas, Maitines y Laudes, Nos, para te la octava de la Virgen del Monte
que dicho rezo sea más útil y prove- Carmelo en una iglesia de los Car-
choso á las almas, concedemos in- melitas Descalzos, bion sea de frai-
dulgencia plenaria con remisión de to- les ó de monjas.
dos los pecados á todos y cada uno de 2.° Confesar y comulgar en uno
los fieles de ambos sexos que asistie- de los ocho días de la octava.
ren á dicho r<»zo, al menos por cua- 3.° Visitar la iglesia carmelitana,
tro días de la Octava, en cualquier también durante la octava, y rogar a
iglesia de los Carmelitas Descalzos, Dios por la. paz y concordia de los
ya sea de religiosos ya de religiosas, Príncipes cristianos, extirpación de
siempre que en uno de los ocho días las herejías, conversión de los peca-
de la octava visitaren la Iglesia Car- dores y exaltación de la Santa Ma-
melitana, confesaren y comulgaren dre Iglesia.
y rogaren á Dios por la paz y con- Para ganar la indulgencia y remi-
cordia d é l o s Príncipes cristianos, sión de la pena de trescientos días,
extirpación d é l a s herejías, conver- no es necesaria la confesión y comu-
sión de los pecadores y exaltación nión, basta asistir un día de la octa-
do nuestra Madre la Iglesia. va á los Maitines y Laudes con el co-
Además á todos y á cada uno do razón verdaderamente contrito.
los fieles que lo hicieren contritos Tanto la indulgencia plenaria co-
de corazón, les concedemos, en la mo la de trescientos dias puede ser
forma que se acostumbra en la Igle- aplicable por sí mismo ó en sufragio
sia, una indulgencia y la remisión de las benditas almas del purgatorio.
de la pena de trescientos di as por Todas estas graciss, es la voluntad
cada día que asistieren á dichos ac- del ¡?. Pontífice, que sean valederas
tos. Finalmente concedemos también para siempre, no obstando cualquier
que, á voluntad de los mismos fieles, costumbre en contrario.
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BIBLIOQRAFIA

„Guia de principiantes en el ejercicio de la Oración Mental"


POR UN CAUMBUTA DESCALZO

¿ C ) B importancia capitalísima es la por sus pies le ande y no llevado en


Oración Mental entre todos los ejer- brazos ajenos.
cicios de la vida espiritual: así lo Para que este libro, á pesar de su
confiesan todos los Santos y Direc- poca extensión, sea de uso diario
tores de almas: los que lean á Santa para los que se dedican al ejercicio
Teresa no necesitin mas pondera- de la oración; sea como fiel amigo
ciones de las que ella escribe para que siempre nos acompañe, ó, como
convencerse de ello. su título lo dice, guia que siempre
Pero en este, como en todos los vaya por delante enseñando el ca-
ejercicios de la vida, los principian- mino de los pensamientos, afectos,
tes tropiezan muchas veces con obs- propósitos y frutos de la oración,
táculos y dificultades que solos no después de algunas nociones sobre
podrían vencer, y; sin embargo de este ejercicio espiritual y sus partes,
vencerlas ó no, dependen los pro- contiene gran copia de meditaciones,
gresos que hayan de hacerse después. distribuidas en cuatro partes: la
La utilidad, pues, de un libro en primera consta de ocho meditacio-
que so ayude á los principiantes á nes sobre los Novísimos; la segunda,
vencer las dificultades que pueden de nueve sobre los beneficios divi-
salirles al paso en l i Oración men- nos; la tercera, de ocho sobre la Pa-
tal, y les encamine y guío en este sión de N. S. Jesucristo; y la cuarta
ejercicio santísimo, es eminente- de tres consideraciones para recibir
mente práctica y de resultados y con fruto la Sagrada Comunión.
provechos incomparables. Por esta ligera reseña se compren-
Este es el objeto que se propone derá lo completo de esta obra, al par
el libro que hoy anunciamos: pe- de su grandísima utilidad.
queño de volumen, pero grande en Con elfinde propagarle cuanto se
doctrina y eficacia. En él se han evi- pueda en beneficio de las almas pia-
tado los discursos largos, que emba- dosas, hemos fijado unos precios ver-
razan la mente y á veces causan la daderamente económicos y sin rival,
ilusión de que el alma se mueve concediendo además grandes des-
con afectos y propósitos que en rea- cuernaos según la importancia de los
lidad no son suyos, sino dol autor podidos.
que los escribió; y por eso puede su- Cada ejemplar, lujosamente en-
' ceder que el fuego que so siente es cuadernado, con elegantes tapas en
sólo en la imaginación, estando la tela y puntas redondeadas, á 75 cénti-
voluntad árida y fría. En esta obra, mos d,e peseta. Pidiendo directamen-
al contrario, se indican tan sólo li- te á esta administración más de 25
geramente los puntos que deben me- ejemplares se hace el 10 por ciento
ditarse y los afectos que deben for- de rqbaja; y pidiendo más de 50 el
marse, pero dejando libre al espíritu 20 por ciento. E l franqueo y certifi-
para que él por sí y expontaneamen- cado es por cuenta del comprador.
te los desenvuelva; como quien in- Los pedidos á la Administración
dica á otro el camino por donde debe de E L MONTE CARMELO, Santander, y
andar, pero dejándole libre para que á las Librerías'Religiosas.
A FIESTA DEL CORPUS EN CAIFA (MONTE CáEMELO).—Con esplendor y reli-
giosidad que aún en naciones católicas llamaría la atención, se ha celebrado
la festividad del Santísimo Cuerpo del Señor en Caifa, población donde se
reúnen individuos de todas tas religiones.
Por l a mañana se cantó una misa solemne á tres voces, celebrada por el
E. P . Manuel, Prefecto de nuestras misiones de Trípoli, Alejandreta, et é-
tera, asistidos por dos Padres franceses que han venido á nuestras Misiones
de Siria por no verse prensados á abandonar en su patria el hábito Carme-
litano. Pero el acto de más realce y solemnidad tuvo lugar por la tarde ce-
lebrándose una procesión cual nunca se había visto. Después de exponer el
Ssmo. Sacramento á los acordes de la banda de música y cantados algunos
motetes, se organizó la procesión por éste orden: á la cabeza iba una ban-
dera y la Santa Cruz, seguida de un coro ío ciento cincuenta niños dirigido
por las Monjas de la Caridad, llevando en andas el Niño Jesús de Praga y
varios estandartes; después otro grupo de ochenta niñas con las Monjas de
San Carlos y doce estandartes, y los Hermanos de las Escuelas Cristianas
con unos trescientos niños y más de treinta estandartes: á continuación
de los niños iba u n grupo de señoras de la aristocracia de Caifa con el es-
tandarte del S. C. de Jesús, y veinte niños de cinco años vestidos de
ángeles arrojando flores delante de Jesús Sacramentado.
Este iba precedido por doce sacerdotes revestidos con los ornamentos
propios de sus ritos, y era llevado bajo palio por el Preste, y seguido por el
Ilustrísimo señor Obispo greco-latino vestido de pontifical, los señores Cón-
sules, el Comandante y oficialidad de un vapor francés, y toda la población
católica de Caifa en número de unas tres mil personas. La procesión reco-
rrió los jardines de la Parroquia, ejecutando durante el trayecto varias pie-
zas la banda de música y alternando con los cánticos de los niños. E a una
de las paradas que hizo la procesión delante de uno de los preciosos altares
que se habían preparado en los jardines, predicó el Ilustrísimo señor Obispo
un sermón en Árabe manifestando el amor infinito que Dios nos ha tenido
al quedarse con nosotros en el Stmo. Sacramento, y exhortando á los fieles
á corresponder & este amor divino con el amor de sus corazones. Después
de regresar la procesión á la Parroquia con el mismo orden, se cantó el To
Deum y se dio la bendición con el Stmo. á la innumerable concurrencia
que estaba presente',
ebÓNÍCÁ CAfcjtfELJ?CAÑA 52 i

Así es obsequiado y reverenciado el Señor en un pueblo cuyo Gobierno


es turco: cuántas veces no llega á tanto lo que se hace en naciones cuyos
Gobiernos se llaman católicos!—El Corresponsal.
ROMA 16 DB JUNIO DE 1902.—M. R. y amado P . Ángel María: Ahí van
esas cuartillas con una pequeña reseña de lo que pudiéramos llamar prime-
ro etapa de nuestro viaje, pero sin pretender hacer una descripción de las
importantes poblaciones que hemos visto, y que estaría demás atendido lo
mucho que de algunos años á esta parte se ha escrito sobre el particular en
memorias, relaciones, apuntes é impresiones de viaje.
Habiéndosenos designado Genova como puerto de embarque para ir á la
India, N. R. P. General nos invitó á que pasáramos antes á Roma, á verlas
grandezas de la Ciudad Eterna, y con anuencia de N. P. Provincial hicimos
también una visita á Lourdes para pedir la bendición á lá Santísima Virgen
y depositar á sus sagrados pies los afectos de nuestro corazón.
Las bellezas que se ofrecen á la vista del viajero en Francia y más aún
en Italia, son verdaderamente dignas de consideración, porque parece que
Dios N. Señor ha derramado á manos llenas las gracias de la naturaleza en
esta tierra donde la virtud había de producir las más bellas flores para el
cielo; pero para los que hornos visto mecerse nuestra cuna entre los hermosos
vergeles de Valencia, y hemos coronado nuestra infancia con la infinita va-
riedad de flores que producen los jardines que para sí plantó la Virgen de
los Desamparados, no es cosa nueva, ni que excite tanto la admiración.
Lourdes y Roma han formado todo nuestro encanto en este viaje: en la
primera se ven las maravillas de la gracia; en la segunda las del arte y de
la religión.
Muchas veces había oído lo que es Lourdes: la piedad de los fieles que
allí acuden, la devoción de los peregrinos, el entusiasmo que producen los
milagros de la Virgen; mas aunque uno dé rienda suelta á la imaginación
y se lo pinte con los más bellos colores, es mucho lo que dista de la realidad.
Allí el corazón se ensancha, el espíritu se eleva y los ojos se inundan de
lágrimas al postrarse en la gruta donde aquella Divina Señora ha puesto
su trono de donde derramar su bondad y misericordia sobre los desterrados
hijos de Eva. Lo que allí siente el alma cristiana no es para expresarse con
palabras. Allí desaparecen los respetos humanos, y los temores cobardes, y
las miras bajast de la tierra; ante aquellas peñas que cantan la gloria y el
poder de la Madre de Dios, que como vara de mágica virtud, obran tantos
milagros, que oyen diariamente los suspiros de mil corazones que son estru-
jados por el dolor y allí se abren á la esperanza; ante las gradas rústicas de
aquel trono de amor, acuden á postrarse, á rezar en alta voz, á levantar su s
brazos, á sollozar y á pedir favor y gracia la encopetada dama y el humilde
labriego, los próceros y los artesanos, formando un hermoso cuadro, ó, más
bien, un rico y variado ramillete de vivos colores, cuyos aromas se confun-
den al subir á la presencia de María. Allí nos postramos también nosotros.
Carmelitas Misioneros, para saludar á la que es Madre amante nuestra, á la
que nos ha distinguido como hijos de predilección, á la que es el encanto de
nuestros corazones; allí, sin ruido de palabras y con voces del corazón le pe •
dimos por nosotros y por tantas familias y personas queridas, suplicándole
también que nos diera la bendición, que nos acompañara en el viaje y estu-
viera siempre con nosotros, para que nuestros trabajos apostólicos den abun-
dantes frutos de santificación y podamos enseñar á la vez que la doctrina
522 ki MONTE CAitafEto

del Evangelio y la fe de Jesucristo, la devoción y amor ferviente á Ella,


para que María reine en todos los corazones y sea de todos alabada y glo-
rificada.
En Roma hemos contemplado las maravillas del arte y de la religión.
Acompañados de N. R. P . Ezequiel, Definidor General, que nos ha servido
de cicerone, hemos admirado la majestad de la Basílica de San Pedro, la ri-
queza de la de San Pablo, donde una sola mesa de altar está valuada en
trescientas mil liras, el gusto de la bellísima capilla de la Basílica de San
Lorenzo donde está el sepulcro de Pío IX decorado con los escudos de to-
dos los Obispados del mundo caiólico y órdenes religiosas, en mosaico; he-
mos visto las bellezas del Vaticano recorrido las Catacumbas, de San Ca-
lixto y de San Pancraoio, adorado las principales reliquias; y en suma,
hemos visto todo lo más notable que encierra Roma religiosa y Roma pro-
fana.
Pero lo que más nos ha gustado ha sido ver reunida la Corte del Ro-
mano Pontífice. Gracias á la bondad y diligencias de nuestro Emmo. Car-
denal Gotti y á la amable y característica actividad de N. R. P. Ezequiel,
so consiguieron tres billetes para asistir al Consistorio que se celebró el día
9 en la Sala del Vaticano. Estaba anunciada para las diez de la mañana, y
antea de la nueve era ya casi imposible penetrar en el Salón donde estaba
preparado el trono para el Papa Rey. Después de un buen rato de espera
que se hacía más largo por el deseo vehemente de ver al Vicario de Jesu-
cristo, y cuando habían entrado ya los embajadores acreditados cerca del
Vaticano, y formado los zuavos y guardias nobles, se oyeron á lo lejos pro-
longados vivas y aclamaciones entusiastas que nos daban á entender que el
Pontífice venía á la Sala dol Trono. Al poco rato comenzó á entrar la van-
guardia formada de un piquete de infantería, seguían los caballeros de
capa y espada y los gentiles hombres del Rey del Vaticano, venían luego los
Procuradores Generales de las Ordenes Religiosas, y seguían en dos hile-
ras los Obispos y todos los Cardenales escoltando al Pontífice. Apenas entró
en la Sala del Trono el Papa, llevado en silla gestatoria, hubo una explo-
sión de entusiasmo, y los vivas se repetían SíD cesar, y las señoras agitaban
los pañuelos desde las tribunas, y todos los asistentes estaban visiblemente
emocionados al recibir la bendición del Vicario de Jesucristo, al ver en
León X I I I la representación más augusta de la virtud y de la ciencia. Des-
pués quo el Pontífice bajó de la silla gestatoria y se sentó en el trono, Be
acercaron los Cardenales uno por uno á besarle el pie y la mano. En medio
del salón se extendía la larga cola de púrpura quo con la gravedad y mo-
destia de sus semblantes les daba una majestad y aire do realeza, como no
se advierte en las cortes de otros reyes. Como la azucena en un jardín de
rosales, ó la blanca margarita en un prado de amapolas, así resaltaba, ha-
ciendo un contraste bellísimo, la blanca capa carmelitana de nuestro
Emmo. Cardenal Gotti entre todos los Purpurados.
¡Qué diferencia de esta Corte á las otras Cortes de la tierra! Aquí todo
era gravedad sin soberbia, modestia sin abatimiento, el mérito de cada uno
real, la verdad y la justicia en todo, y la ciencia y la virtud brillando en
el apogeo de su esplendor; mientras que en las Cortes de otros Reinos no
,hay más que apariencias, adulación mentira, vanidad, mucho lujo y, lo que
es peor aún, mucha carne.
En este Consistorio impuso el Padre Santo el Capelo. Cardenalicio í tres
OtlONtCA CAfckELtíAÍíA &23

nuevos Cardenales, y fué preconizado Obispo de Teramo nuestro Reveren-


do Padre Alejandro, del Convento de la Victoria en Roma.
Esta tarde salimos para Genova, donde embarcaremos pasado mañana
diez y ocho.
Rueguen á Dios por nosotros, y sabe le aprecia su afecmo. hermano,
Fr. Plácido María del Pilar.
NECROLOGíA.—Han fallecido: en Granada la H. a Ricarda de San José, de
66 años de edad y 47 de Religión, que entre las muchas virtudes que prac-
ticó durante su vida, sobresalió la caridad con las enfermas y por la cual
mereció el sobrenombre d? San Juan de Dios con que siempre se la llamaba
en la Comunidad.
En Santiago, la M. María Estrella de Jesús, de 54 años de edad y 27 de
Religión, celosa por la observancia fiel de la Regla.
En Río Janeiro, Brasil, la H . a Carolina de Jesús María, de 81 años de
edad y 53 de Religión, pasados todos con gran fervor en el servicio de
Nuestro Señor y de su Madre SSma. y que la han merecido una muerte san-
ta en medio de suma elegría y paz y grandes ansias de ver á Dios.
En Burgos, el H.° Lorenzo de Jesús María y José, Religioso Donado, de
acrisolada virtud, prudencia, rectitud y observancia religiosa, que durante
muchos años ha ejercido el oficio de portero y sacristán del Carmen de Bur-
gos, donde era apreciado con cariño especial por sus excelentes dotes, y
donde ha producido profunda sensación y pena su muerte acaecida cuando
parece se hallaba en la plenitud de sus fuerzas.
Descansen en pa?¡ nuestros queridos y ejemplares hermanos .en Religión
por cuyas almas pedimos á nuestros lectores una oración fervorosa.

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C t f Ó H Í C A • • • • <

• • • • •

ALOCUCIóN DE Sü SANTIDAD.—En el Consistorio celebrado el día 9 de J u -


nio, de que habla el P. Plácido M." en la carta que hemos insertado en la
Crónica Carmelitana, el Padre Santo dirigió al Colegio de Cardenales la si-
guiente hermosísima y elocuente alocución:
VENERABLES HERMANOS:

El tiempo corre para Nos mezclando consuelos oportunos con grandes


cuidados. Porque si de una parte estamos cercados de trabajos y solicitudes,
en cambio, la prolongación tan desusada del Sumq Pontificado que Nos es
concedida en esta última senectud, no sólo es testimonio cierto, sino prenda
también de patrocinio y defensa celestial. Insigne sobremanera y memora-
ble beneficio, por el cual es tanto mayor la gracia que se debe á Dios
providentísimo autor de él, cuanto que siendo aquél una cosa privada, ha
querido el Señor que vaya en cierto modo unida con el honor de su nombre.
¿Qué otra cosa significan á la verdad estas efusivas manifestaciones de
amor y reverencia con que s e n o s viene felicitando y saludando de todas
las partes del mundo católico desde hace ya cuatro meses?
A cosa más alta que á Nuestra persona privada mira todo esto. Cierto los
de acá adentro y los que vienen de fuera, contienden entre sí en obsequiar
á Nuestra persona, más teniendo los ojos fijos en la potestad que tenemos
delegada de Jesucristo: esta potestad es lo que principalmente abrazan, y
á la cual rinden humildemente honor y veneración. Así, lo que en en estas
demostraciones, así privadas como públicas, enteramente nos deleita, es
esa especial del ánimo, digna de alabanza y aprobación, más quizá en estos
tiempos que en otro alguno. Porque, cuando se muestran tan pujantes los
malos ejemplos, y de tan perniciosos artes se valen los enemigos de la reli-
gión para combatirla, no es cosa de poco valor profesar á la faz del mundo
la fe cristiana y demostrar ingenua y libremente la devoción á la Santa
Sede: bien se puede sacar de aquí la esperanza y aun el feliz anuncio de un
porvenir más risueño en orden á la salud.
Pero entre estas cosas de fausta y alegre memoria, acude de otra parte
al ánimo, viniendo de cerca á afligirle, la imagen de cosas sobremanera
enojosas. No os será difícil entender á dónde van nuestras palabras. Cerca-
do el Sumo Pontífice de dificultades de varios géneros, y todas ellas ásperas,
ya otras muchas veces, en este mismo lugar, las hemos oportunamente la-
mentado. Hoy denunciamos un mal que va creciendo sin intermisión día
por día, y en el que no puede pensarse sin la más honda amargura, supues-
to que en él corre peligro la salad eterna de muchas almas, á saber: las miil*
OftdNICA 3ENEHAL 525

tiples ofensas que en esta ciudad se vienen infiriendo, y es de temer que se


infieran á la pública piedad. Tocamos un punto ya harto conocido.
En esta Sede principal, alcázar del nombre católico, dispuesto y estable-
cido por Dios, vemos desencadenarse c.\da vez más, é impunemente, las más
horribles codicias, y vemos al mismo tiempo que aquellos que tienen el más
alto grado en la República están tomados de tedio y olvido de las costum-
bres é instituciones cristianas. De aquí que pensando en alcanzar algo
grande, tienen á caer en las miserias del hombre viejo, derribado por la
gracia de la redención, y lo que también se echa de ver por no pocas ni du-
dosas señales, eso lo desean ya con ansia*, y cuanto es í e su parte se esfuer-
zan á formar de nuevo el genio y la índole do esta ciudad; de suerte que
obscureciéndose en ella poco á poco la forma cristiana, se vuelva á los ritos
y costumbres del paganismo. Dios óptimo máximo protegerá á su ciudad de
este vitando mal, pero entretanto la fe divina que fué trasmitida al pueblo
romano, y cuya incolumidad permaneció firme á costa de tantos trabajos y
de tan copiosa sangre, queda hecha diariamente juguete de cualquiera que
descuelle en la maldad.
Aquí, casi ante Nuestros ojos, corre libre el contagio de la herética pra-
vedad; aquí las más desenfrenadas reuniones populares, vociferando contra
los dogmas más augustos; aquí la audacia de los diarios impíos engriéndose
sin género alguno de pudor. En los teatros, en las Escuelas, por plazas y
por calles, donde quiera que pongáis los pies, veréis preparados los peligros
tendidos á la piedad popular, é impunes las ofensas á lo que hay de más
santo. Y esto después de haberse prometido el respeto debido á la religión,
y que ésta seria salva, mandando ellos en la ciudad. En tan crítico estado
de cosas, no hay quien deje de ver que nada fué jamás tan funesto como
dormirse los ánimos en medio del peligro.
Hemos conocido ciertamente la ciudad romana, y no se Nos oculta que
muchos vigilan y que abominan de las cosas profanas y no se apartan fácil-
mente de la religión heredada de sus antepasados. Pero no hay vigilancia
en estos tiempos ni fortaleza alguna, por grandes que sean, que no conven-
ga que sean mayores á vista de lo inminente del peligro. Por lo que á Nos
toca, esto principalmente hacemos, y sobre esto está én vela gran parte de
Nuestros cuidados y esfuerzos, en mirar religiosísimamonte porque el Sa-
mo bien, que es la sabiduría católica, sea conservado incólume en el pue-
blo romano. Y sabemos ciertamente, que en negocio de tanta trascenden-
cia en ningún tiempo han de faltarnos, Venerables Hermanos, ni vuestro
consejo y prudencia, ni el celo y las obras del Clero. Confiemos sobre todo
eti la bondad y protección de Dios omnipotente, que desde la eternidad eli-
gió esta santa ciudad, á la que, y sólo á ella, entre todas las demás, confió
dones tan excelsos y saludables.
L A PERSECUCIóN RELIGIOSA EN FRANCIA.—La situación de los católicos en
Francia es inaguantable, y sin duda nuestros políticos pretenden llevarnos
á una semejante aquí, en España, á juzgar por lo que intentan hacer, que
parece copiado de lo que se hizo primeramente en la vecina República.
En Francia no es sólo al Clero regular y secular y á las Asociaciones
religiosas de toda especie á los que se persigue, según demuestran los nu-
merosos procesos que diariamente se fallan contra Sacerdotes por el enor-
me delito de cumplir los deberes de su ministerio, sino que llega la persecu-
ción á los laicos que cumplen como católicos y llevan además sus hijos á
algún establecimiento de enseñanza católica.
526 Bt MONTE CARMELO

Hé aquí un caso entre mil. Hace algunos meses fué enviado un recauda-
dor de impuestos á una población de la Drome. El favorecido tenía antece-
dentes inmejorables; poro era católico, creía tener el derecho de ir á Misa
cuando le parecía bien, y educaba a 8us hijos cristianamente, mandando los
niños á un Colegio de Hermanos y las niñas á un Colegio de Hermanas.
Esto no debía importar á nadie desde el momento en que el recaudador
cumplía concienzudamente sus obligaciones de tal, y sin embargo, se for-
mularon cargos contra él porque asistía á la iglesia y por la manera como
hacia educar á sus hijos. «
En aquella poblaiión los protestantes están en mayoría y hacen sentir
esta superioridad numérica á sus ciudadanos católicos, y viendo que el re-
caudador era católico, le advirtieron que si quería que le dejasen tranquilo
era necesario que se abstuviese de toda manifestación de su fe, y sobre todo
que quitase á sus hijos de las escuelas á que los había mandado, haciéndo-
les en cambio asistir á las públicas, casi todas dirigidas en aquella comar-
ca por protestantes. *
No querienjo renunciar á su libertad ni á su derecho, el recaulador se
negó á estas pretensiones, por lo cual poco tiempo después se le declaró
cesante y se nombró para reemplazarle á un protestante que frecuentaba
su propio culto, lo cual no se considera delito, como se consideró cuando
hacía lo propio un católico.
Este hecho demuestra bien cómo se persigue en Francia al catolicismo
on las personas católicas en nombre de una libertad que no se ve por parte
alguna. Tal estado de cosas debe constituir el bello ideal de nuestros polí-
ticos liberales, pues á uno semejante se nos quisiera llevar.
Lo primero para esto es perseguir á las Ordenes religiosas, y ya se ha
iniciado con la cuestión de las Asociaciones; tras de lo que hoy se hace se
pedirá su expulsión y después vendrá la persecución á los católicos como
se hace en la republicana Framcia, donde todos gozan de libertad y de pro-
tección menos los católicos, perseguidos por el enorme delito de serlo.
LAS ORDENES RELIGIOSAS Y EL GOBIERNO E S P A ñ O L — E n un Consejo de
Ministros ha dado cuenta el señor Moret del resultado de su Real Orden de
9 de Abril en que se ordenaba la inscripción de las Asociaciones religiosas,
y al efecto ha presentado la estadística de las Asociaciones inscritas, pero
sobre cuyos datos, que andan en los periódicos tomados de la nota oficiosa
proporcionada por el Gobierne, hay que advertir que vienen confundidas
las Asociaciones de religiosos con las de las personas seglares, y que puede
dar lugar á que alguien erróneamente piense que el número de religiosos
en España es excesivamente mayor de lo que en realidad es. Estos datos los
presentará el Gobierno al Vaticano con el fin de conseguir las reformas
que desea en cuanto á la limitación do Comunidades religiosas en España.

r-^@J^w—i
LOS PAJARILLOS DE SANTA ANA

J g i f s el pintoresco pueblo de Seko- so de sus cabezas su divina cólera,


íSBíris, no lejos de Nazaret, y á era para lo que Joaquín y Ana iban
treinta leguas de Jerusalén, vivía con frecuencia á Jerusalén á ofrecer
años antes de la venida de Nuestro sacriflcios en el templo del Dios
Señor Jesucristo, un matrimonio de único.
avanzada edad, modelo y dechado Los esposos pensaron en trasla-
de perfecciones y virtudes; Joaquín darse á este último punto, y lo efec-
se llamaba el marido, y Ana la mu- tuaron, adquiriendo una casita con
jer. jardín cerca del templo. Esta casa se
. Contentos y felices vivían ambos conserva aún, convertida en capilla
esposos practicando la virtud, ejer- de Nuestra Señora de la Presenta-
ciendos la caridad, y bendecidos y ción.
amado por cuantos les conocían y Entre las bendiciones y los sollo-
trataban. zos de aquel pueblo, al que tanto
Una«p^na, sin embargo, y pena bien habían hecho, salieron Joaquín
muy honda, amargaba el corazón de y Ana de Sekoris, á donde, sin ellos
aquellos ancianos. Por las venas de sospecharlo, debían volver con una
ambos corría sangre real; eran des- alegría tan grande, como grando
cendientes directos de la casa de era entonces su pesar.
David, ex domo David, de la cual ha- Instalados en su casa do Jerusa-
bía de nacer el Mesías prometido: lén, trasladóse Joaquín á Chocebite,
las sesenta semanas de Daniel iban donde algunos discípulos de Elias
á cumplirse, y Ana había llegado á habían establecido una especie de
edad avanzada sin sucesión ni espe- Tobaida.
ranzas de tenerla.
De aquí el dolorquo afligía á aquel
matrimonio, tanto más grave cuanto Uno do los días en que en esposo
que en aquel tiempo el no tener su- estaba ausente, fué ta) y tan intensa
cesión las mujeres era considerado la amargura de Ana, que ansiosa de
como castigo de Dios. calmarla salió al jardín que rodeaba
la casa-
Ya en aquel sitio, llamó su aten-
No en demanda de un hijo, que ya ción un magnífico rosal, en una de
consideraban imposible tener, sino cuyas ramas habían construido unos
para pedir á Dios que los perdonase paj arillos su nido, dentro del cual
si en algo habían ofendido y aparta- piaban los hijuelos. Era de ver el
528 XL MONTE CARMELO

afán con que los padres iban y ve- Joaquín á Sekoris, y allí darás á luz
nían llevándoles la comida, arrullán- una niña, á la que pondrás por nom-
dolos con sus dulces gorjeos y rozan- bre María. Esta niña n a c e r á sin
do con sus alas los cabellos de la an- mancha de pecado original; será san-
ciana, que miraba «embelesada su ta entre todas las Santas, y llena de
raudo y caprichoso vuelo. todas las gracias.
—¡Ah! ¡Cuan felices son estas ave- Dicho esto, desapareció. Las flores
cillas, exclamó Ana sin poder conte- volvieron á su sitio, y los pajarillos
ner sus lágrimas. ¡Cu&n felices pues á sus cantos.
tienen hijos de que cuidar! Si yo
hubiera tenido esa misma dicha, |Con
cuánto amor, con cuánto esmero los —¡Gracias, Dios mío! exclamó Ana
cuidaría, cuan poco envidiaría la con la más profunda emoción. ¿Qué
dicha de esas avecillas! ¿En qué, viste en mí para que así me bendi-
Señor te ofendí para que así me cas- gas?
tigaras? dijo la anciana; y cubrién- Momentos después entraba en la
dose el rostro con las manos, sollozó casa Joaquín, c-1 cual había tenido
amargamente. una revelación semejante.
Al día siguiente emprendieron am-
bos esposos «1 camino de Bekoris. y
á los nueve meses do su llegada na-
Ocurrió entonces que los pajari- ció una niña hermosa como la luna,
llos se refugiaron en el nido, empe- escogida como el 30I. de dulce y pura
zando á cantar con armoniosos y sonrisa, á quien pusieron por nom-
dulces trinos; replegáronse las rosas bre María.
formando artístico grupo, y de entre En el momento de nacer esta ben-
ollas surgió la hermosa figura de un dita y excelsa niña, cuenta la leyen-
mancebo de sonrosada tez blondos da que aquellos mismos paj arillos
cabellos y azules ojos, en la mano del jardín vinieron á posarse en el
derecha llevaba una vara de azuce- tajado de la casa, rompieron en ale-
nas, tenía puesta la izquierda sobre gres y dulcísimos trinos; y el puoblo
su pecho, y un nimbo de hermosa luz Sekoris que, como todos los pueblos,
rodeaba su blanca vestidura. tendría tiernos sentimientos había
—No llores, Ana, dijo dirigiéndose al par que ideas muy poéticas, y que
A la anciana con voz dulcísima; no declarado Santos a Joaquín y
llores que Dios ha escuchado tus Ana mucho mucho antes de que la
ruegos. Soy el arcángel Gabriel, y Iglesia lo hiciera, llamó desde en-
vengo á decirte que es la voluntad tonces á aquellas avecillas «Los pa-
del Altísimo regreses con tu esposo jarillos de Santa Ana »
PLEGARIA DE SAN SIMÓN STOCK
©
^fCos gtarmeCi, §fCor 6eC ^armeCo,
"ágHfis ^Cortgera ~%?i& ruíncuttca,
§>pZen&ox coeCt, c^um&re ÓeC cteCo,
liPtrgo puérpera l^traen fecunóa
gímcjuCaris. g r e s sin p a r .

"giTafer mifis, •§íta6re Bendita


*£e& tñrt ttescia, gnfacía j? p u r a ,
gíarmeCifts 5>a aC garmeCtía
3>a prtt>iCea.ta ^fren&a s e g u r a ,
JifeCCa m a r t e . Jlsfro 6eCmar.
LA NUBECILLA MISTERIOSA

.Js^SáL

L cabo de tres años y medio de es-


<Mm^m\_\m\ pantosa sequía con que Dios casti-
s
MftWf?f? gaba las iniquidades del pueblo de
í | | I | ? Israel, el profeta Elias subió al mon-
I I * te Carmelo y, humildemente postrado,
oraba con fervor para que cesase el castigo.
1
Durante la oración una nubécula iba levan-
I tándose del mar, y, bien pronto condensada y
extendida por todo el horizonte, derramó co-
piosa y benéfica lluvia sobre la tierra sedienta.
Entendió el profeta que aquella nubécula
era símbolo de otra nube misteriosa que traería
sobre los áridos corazones de los hombres las
salutíferas aguas de la verdad y de la justicia;
y, á fin de perpetuar la memoria del insigne
beneficio recibido, y mantener viva la esperan-
za del anunciado en el símbolo profético, cons-
truyó en la cima del monte una pequeña habi-
tación, donde él, y otros profetas y amigos de
— 530—'
DECOR

^ « V » ^ j o .

los profetas, se congregasen de tiempo en


tiempo á cantar las divinas alabanzas y tribu-
>p tar á Dios las debidas gracias. En aquella ha-
^ b i t a c i ó n , ó gruta, resonaría más de una vez el
||f. eco de la voz de Isaías que clamaba: "Cielos,
enviad sobre la tierra el rocío; y que las nubes
lluevan al JUSTO.,,
Cuando llegó el tiempo se cumplió la pro-
fecía. La mística nube apareció en el hori-
zonte, y los raudales del agua de la vida inun-
daron la tierra. La purísima Virgen María nos
dio á Jesucristo, fuente perenne y caudalosa
ir/ de donde salen los ríos de gracia que refrigera
y purifica las almas, las inunda de celestiales
goces y las hermosea con las flores y frutos de
todas las virtudes.—La tierra, árida y desola-
da por la perfidia judaica y por los errores y
vicios del paganismo, bien pronto, por la pre-
dicación de la doctrina de Cristo, se vio cu-
bierta de extensos y amenos vergeles,
Los primeros cristianos, siguiendo las hue-
llas de Elias subieron también al monte Car-
melo, y transformaron la gruta del profeta en
oratorio donde celebraban con cánticos sa-
grados la misericordia de Dios y la magnifi-
cencia y pureza de la Santísima Virgen, mís-
tica nube que llovió al Salvador. Así comenzó
á formarse la familia carmelitana que, disper-
sada más tarde por las persecuciones, vino con
> T
«
el tiempo á constituir la Orden religiosa de
Carmelitas, en cuyo centro brillan con inextin-
— 531-
guibles fulgores de ciencia y de santidad, para
honra de España, nuestros ilustres compatrio-
tas San Juan de la Cruz y Santa Teresa de
Jesús.
*
* *
Hoy, como en los tiempos de los profetas,
las públicas prevaricaciones y la apostasta,
que va siendo general, dan motivo suficiente
al Señor para que nos castigue con la esterili-
dad de la tierra: y, si la esterilidad material
no es tan dura como la de Samaría, bien ma-
nifiesta es la esterilidad espiritual, la sequedad
de los entendimientos \T de los corazones.
La verdad, vida de las inteligencias, y el
amor á Dios y al prójimo, que es la vida del
corazón, han sido suplantados por los errores
más groseros y por el egoísmo. Confundidas
y trocadas andan las ideas de bien y de mal,
de luz y de tinieblas, de justicia y de iniquidad.
Los hombres se empeñan en prescindir de Dios
y en alejarse de Él,, que es la Verdad y la Jus-
ticia mismas, y cuanto más avanzan en sus ca-
t *?X3><£" * 1
minos, mayores y más funestos son sus extra-
víos, y más graves y más perturbadores los
desórdenes que son su consecuencia. Desterra-
da la caridad, el egoísmo erigido en ídolo, no
produce otra cosa que inquietud en el ánimo,
enemistades y contiendas entre los individuos,
perturbación en las familias, guerra de clases
en los pueblos y en las naciones. De ahí la
— 532-
multitud, cada día creciente, de delitos
y de crímenes, que deploramos sin cesar.
Los gobernantes contemplan, como nos-
otros, ese triste espectáculo: conocen muy bien
que los pueblos están sedientos de verdad y
de justicia; pero en vez de suspirar por el ro-
cío del cielo, único que puede fertilizar los co-
razones, hacen lo que Acab: mandan emisa-
rios á todas partes por ver si logran hallar en
cualquier rincón de la tierra un poco de agua,
siquiera cenagosa, con que templar la sed.—
En vano esperarán. Ni conferencias, ni discur-
sos, ni decretos, ni viajes, ni leyes... bastarán
para apaciguar los ánimos perturbados ni para
reformar el corazón. La sed de la mente no se
apaga sino con la verdad, y el corazón no
puede descansar ni ennoblecerse sino en el
amor del Bien sumo, en Dios. Por eso ahora
la Iglesia, como en aquel tiempo Elias al rey
de Israel, invita á los gobernantes á subir al
Carmelo; es decir, á mirar al cielo, y á espe-
rar de allí, por mediación de la Santísima Vir-
gen, el agua de vida; á buscar en la saludable
doctrina de Jesucristo los raudales de luz y de
justicia que templan los ardores de las malas
pasiones, apagan la sed de goces terrenales y
conducen por J a senda de la justicia al reino
de la paz y de la-felicidad.
vSi los que gobiernan no se hiciesen sordos,
cesaría la aridez de la tierra y vendría la fer-
¡as. tilidad; pero, si no escuchan la voz de la Igle-
— 563 —
sia, continuará la pertinaz sequía y vendrá la
desolación general.
Procuremos nosotros vivir junto á la co-
rriente de las aguas que descienden de la mís-
tica nube: acojámonos al amparo de Nuestra
Señora del Carmen, y nuestras almas no llega-
rán á verse desoladas.
f V. SANTIAGO, Obispo da Santander.

— 534 •

' '"i , l' , i-.'\'á


FUGACES RECUERDOS

««.
^ S | ¡ | L Monte Carmelo, memorable por sus bellezas, que
•tSfsTtantas veces evocaron vates del pueblo de Dios;

t más memorable aún porque en él rafaguean las


huellas de insignes profetas de Israel, podemos
llamarle con todo el derecho que sanciona la historia,
cuna de la más antigua institución Mariana.
Preparado por Dios el Carmelo para tan alto destino,
diéronse cita en él cuantos elementos para el culto de
María pudo aportar la Sinagoga á la Iglesia: emblemas,
esperanzas, prefiguraciones, poesía...
El monte con cuyo recuerdo animaba Jeremías á los
hebreos cautivos en Babilonia; con cuyas bellezas com-
paraba el autor de los Cantares la cabeza de la Esposa;
el monte que sirviera de símil á Isaías, para figurar los
divinos destellos que vió en rapto profético centellear
en el Cristianismo; el monte que decía marchito Amos,
para dar á entender la ruina y desolación que llevarían
Asidos y Caldeos á Israel...; en fin, el monte más exu-
berante de vida y de más delicados aromas; tan hermo-
so y de tan prodigiosa fecundidad que, según el profeta
Nahum, probaría su omnipotencia Jehová marchitándole
con sólo decir sobre él una palabra.:M en ese monte nació
una Institución benditísima, que llena de celestial fra-
gancia toda la tierra; Institución cuyos orígenes consa-
gró el profeta de las grandes visiones, el más grande
profeta de Israel, Isaías: Institución fidelísima, en cuya
Santa Regla vense alentar las grandes y dulces memo-
rias que despierta la palabra Carmelo, de cuyo nombre
tomó el suyo tan gloriosa Institución, á la que llamaron
Orden Carmelitana.
- 535 -
Como el monte, así la Institución, y la Institución y
el monte, por Ir. Virgen que les dio tanta fama, la San-
tísima Virgen del Carmen.
¡Virgen Mana, Reina del Carmelo y Madre de los
hijos que en él se formaron para tu Hijo y para Tí! Las
bendiciones que Dios echó sobre tu monte para tornarle

iitr

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-ífep*

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EL CARRO DE FUEGO (cuadro de A. Vera.)

tan oloroso y fecundo, las alcanzasteis Vos para vuestra


Institución, plantel de las más admirables santidades, y
de tan increíble espiritual lozanía, que han brotado en
&. hasta Teresas de Jesús. La firmeza que dio el Señor á
-536 —
vuestro monte, dísteisla Vos á vuestra Orden
primogénita,' mil veces' comprometida en grandes
"• conmociones del mundo cristiano, y siempre, y más1
aún después de los más imponentes cataclismos, con se-
ñales evidentes de eterna juventud. Los dilatados hori-
zontes y panoramas fascinadores que puso el Creador
á vista del Carmelo, no son más que emblemas de los
mares, inmensas llanuras y montes de todos los climas,
que habéis dado en herencia á vuestros hijos, que han lle-
vado la Santa divisa que les disteis y el espíritu con que
los animasteis á todos los confines de la tierra.
¡Hoy es el día en que la memoria del Carmelo llena
de consolación á todo cristiano, como alentara en tiem-
pos del profeta de los Trenos á los judíos cautivos en
Babilonia. Hoy es el día en que los enamorados de vues-
tras gracias evocan las bellezas del Carmelo para can-
taros á Vos. Hoy es el día en que los vates del cristia-
nismo fingen amarillez y agostamiento en el Carmelo
para llorar los quebrantos que sufre la Iglesia... ¡Sea
pronto el día en que se abran paso vuestros hijos por
entre las huestes de sus perseguidores; y en que Vos,
oh benditísima Virgen del Carmen, seáis amada y reve-
renciada por los ciegos enemigos del nombre cristiano!
PEDRO SANTIAGO CAMPORREDONDO-

• 537-
¡AN llegado los hermosos días en que los devotos
jos de la Virgen del Carmen esteriorizau con
grandes solemnidades los amores, más grandes
aún, que abrigan en su corazón hacia su Madre
dulcísima; y vemos muchedumbres sin número
agruparse al pie de los altares de la Virgen Santísima
del Carmen y elevar al Cielo plegarias fervorosas, pues-
tas en tierra las rodillas y los ojos puestos en su Madre;
y vemos á la Virgen del Carmen, entre miles de luces,
entre esencias de flores y nubes de incienso, bellísima y
graciosísima, con el tierno amor pintado en sus ojos, con
la dulce sonrisa flotando en sus labios que sonríe á sus
hijos predilectísimos en los cuales ha puesto Ella sus
más gratas complacencias.
¡Espectáculo consolador que hace brillar en nuestro
pecho la luz de la esperanza! La sociedad ha pecado gra-
vísimamente contra su Dios. ¿Y sabéis por qué Dios no
ha vibrado ya contra nosotros los rayos de su justi-
cia suprema? Porque aun hay más de diez justos en la
ciudad, porque hay más de trescientos profetas que no
han humillado su cerviz ante los falsos dioses, porque
hay un pueblo, pueblo numerosísimo, pueblo escogido
como era escogido el pueblo de Dios, que guarda el de-
pósito santo de la fe en su alma, que se sostiene con la
— 538 —
^wm m*f?

J.M i. 4
" ' a í - í ^ - v ^ ;;::•:;:•: . •- ... ;• ' •.:*'•• .™-¡v-sp::-,. *,;;..:;< \ •: .,;^ • ;:,-:-vl:í¿r
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I5F***' 1 "íJi^-V-

i£>9 ,
<:£
MUESTRA SEÑORA DEL CARMEN, PATRONA JURADA DE LA REPÚBLICA DE CHILE
t SUS EJÉRCITOS
esperanza de bienes inmortales, que alimenta el sagrado
fuego de la caridad en su pecho; ese es el pueblo que
acude hoy reverente á nuestros templos, el pueblo que
reza con fervor, el pueblo que se postra ante los altares
de la Virgen del Carmen, el pueblo que la llama Madre
de Amor y Reina soberana, y como á Reina y como á
Madre la ha jurado amor eterno y fidelidad inquebranta-

u ble; es, en fin, el pueblo grande, el pueblo escogido de-la


Virgen Santísima del Carmen.
Lo decimos con noble altivez y con orgullo santísimo:
pertenecemos al pueblo escogido de María, y en el pue-
blo escogido de María somos los Carmelitas y todos los
Cofrades del Carmen sus hijos predilectísimos. No pido
que creáis en mi palabra; pero creed en la tradición, creed
en la historia, creed en los oráculos infalibles de la Igle-
sia, creed en ,1a palabra augusta de la Virgen Santísima.
Nuestras gloriosas tradiciones nos hablan de un Pro-
feta de Dios, Elias Tesbita, que en la alta cima del Mon-
te Carmelo vio y adoró, encorvando su cuerpo hasta la
tierra, á la futura Madre de Dios, simbolizada en una
nube. Desde aquel momento se consagró el Profeta al
culto y adoración de la Virgen que había de venir en la
plenitud de los tiempos. Ni se contentó con esto. Porque
reuniendo á sus discípulos fundó una institución que ha-
bía de heredar su doble espíritu de celo por la honra Di-
vina y de amor y devoción á la Virgen Purísima, insti-
tución fanta que había de perdurar en toda la sucesión
de los siglos. ,
La historia es testigo de que la Sagrada Orden dal Car-
men ha sido siempre fidelísima depositaría de la tradición
y cumplidora de las enseñanzas proféticas. Al culto sim-
bólico—digámoslo así—que tributaron á la Virgen San-
I/& tísima los sucesores del Profeta Elias, sucedió, cuando
cesaron todos los símbolos, el culto de la verdad sin enig-
mas, y cuando los Carmelitas, junto con los Apóstoles, se
derramaron por todos los ámbitos del mundo, allí donde
— 540 —
DECOR *fe

^¿?V í V**s5'V **i


predicaban la Religión de Jesucristo predicaban también
las glorias de su dulce Madre. Y siglos suoedieron á si-
r
*i . glos, y mientras todo varía y se renueva y transfigura
todo en el mundo, siempre aparece idéntica, invariable
siempre, con sus venerandas tradiciones, con su gloriosa
historia, con BUS hermosos amores, como la sacrosanta
Religión de Jesucristo, la Religión sacrosanta de María.

'•J •

"WWSiWWSW'
\ir

\¿A

ALTAR MAYOR DEL MONTE CARMELO

Así lo ha proclamado siempre la Iglesia por los


or
ÍESlLíSS á<-ulos de sus Pontífices qu6 han declarado que somos
efectivamente el pueblo escogido de María, porque «la
excelsa Madre de Dios, siempre amabilísima, de un modo
— 541 —
^A*i?«*'"V% especialísimo ha producido, eivjendcado, y dado á luz es-
>Mft*"»*«*f piritualmente ala Sagrada Orden del Carmen.»
En fin, la misma Virgen Carmelitana llama su Orden
predilecta y sus hijos predilectos á los hijos y á la Orden
del Carmen, y ha cuidado Ella misma de traernos un
vestido fabricado por los ángeles en el Cielo. ¡Vestido de
salud, vestido de gloria, mucho más apreciable y aprecia-
do que los adornos y condecoraciones de los Reyes!
Creed, pues, en la tradición, creed en la historia, en
los oráculos infalibles de la Iglesia, en la palabra y en los
hechos de la Virgen, Santísima; pertenecemos al pueblo
escogido de María, y en el pueblo escogido de María
somos los Carmelitas y los Cofrades del Carmen sus hi-
jos predilectísimos. Nos autem populus ejus et oves pascua
(¿US.
PR. AMADO.

NUESTROS PADRES
iiiiiiiiiiiiiiiiii

c2tl¿> Nuest»os príncipes fueron Elias y Elíseo, nuestros


«apitaaes los hijos de los Profetas, los cuales vivían en
la soledad y desiertos, y cerca de las corrientes del Jor-
dán edificaban sus pobres casas ó tabernáculos. (San
Jerónimo epist. ad Paulin.B

-^fr**í^""

— S4H-—
A LA VIRGEN DEL CARMEN

"2TIRGE¿I del Carmen bella, sol de los soles,


Pura más que del día los arreboles,
Postrado ante tus plantas ferviente oro,
Y pobre desvalido tu ayuda imploró.
Tú sabes, Virgen pura, lo que te amo,
Porqué mi Madre amante siempre te llamo:
Qué digo? el mundo entero te invoca y ama,
Y su Reina y su Madre también te llama.
Tú eres el consuelo y el dulce encanto
Del alma á quien aflige atroz quebranto:
Tú la dicha y la vida del alma mía,
Centro de mis amores y mi alegría.
El amarle y servirte son mis quehaceres,
Pues lumbre de mis ojos, Tú, Madre, eres.
Al verte sé conmueve mi ser entero, ,
Si á veces te retiras... de pena muero.
Mirando tu .sonrisa, Madre del alma,
Se extinguen mis pesares, torno á la calma.
Por eso en los instantes que no te veo,
La vida me es amarga y el mundo feo.
¡Qué feliz, Virgen mía, vivo á tu lado,
De tu amor y perfume siempre embriagado!
Los ángeles te miran... y se extasían,
Y servirte fervientes tan sólo ansian.
Tú paraíso eres del Dios Eterno
2 J£A. Pintado ya en su mente desde ab aeterno.
Mas no eres paraíso de Dios tan sólo,
Sino también del alma que vive en dolo.
Al alma que te invoca la quieres tanto...
Que al punto la cobijas bajo tu manto,
Y así, gozosa espera la fría muerte,
•543-
i#*?
¿Muriendo de deseos por solo verte:
En mil y mil combates batalla á veces,
Mas Tú cual madre amante la favoreces,
Y entrégasle la palma de la victoria,
Y al dejar esta vida le das la gloria.
¡ Qué pueda yo á tu lado gozar un día
Las dichas que prometes ¡oh Madre mía!
Al alma que se aparta del triste mundo!
¡Y te sirve embriagado de amor profundo!
¡Que tus glorias pregone con labio amante!
¡Que de tí no me olvide ni un solo instante!
¡Que en mi pecho no anide pasión rastrera!
¡Que te cante en la vida, cantando muera!
¡Tu santo Escapulario escudo sea
¡Que me dé la victoria en cruel pelea!
¡Que por siempre gozoso tus pasos siga!
¡Que mi lengua por siempre fiel te bendiga!
FR. J. MARíA DEL SMO. SACRAMENTO.

0
W

á(
m-
M A R Í A Y BL C A R M E L O

pjí^Sa una verdad palmaria y evidente para la razón y tradi-


(í>S!íí<s)ción católicas, apoyadas ambas en el texto sagrado, que
k la Virgen fué constituida en el Calvario por su mori-
bundo Hijo Madre de los hombres. Los Santos Padres
parece que tienen un sólo labio para exponer y declarar esa
verdad. Y no se crea que esa maternidad se asemeje a las ma-
ternidades humanas, ni pueda siquiera compararse con ellas.
Maria es la madre por excelencia, la madre tipo y modelo, la
madre de las madres, que el mismo Cristo ha elegido para con-
ur solar, ampararnos y alegrar al hombre durante la trabajosa
existencia de ésta vida. ¡La misma madre de Dios es madre
nuestra! ¿Podríamos ni aun soñar mayor ventura y felicidad?
Si bien, empero, la Señora es madre espiritual de todos los
lavados con la sangre redentora de Cristo, es un hecho histó-
rico incontrovertible que los Carmelitas son los Benjamines de
su casa y los hijos predilectos de su amor. A la manera que
Dios en la Antigua Ley quiso formar un pueblo para sí y llamó
á Abraham para ser el padre y la cabeza de esa nación escogi-
da y destinada á conservar el verdadero culto y á dar al mun-
do el Salvador de los hombres, así también, María, siendo la
primogénita entro todas las criaturas, halago y éxtasis perenne
de la Mente soberana, quiso, aun antes do nacer, formar igual-
mente un pueblo para si, y llamó á Elias, varón insigne, colma-
do de toda sobrenatural grandeza, para que rigiera y adoctri-
nara á esa pequeña grey y la moviera á celobrar la primera
sus excelsas prerrogativas y á tributarla fervoroso y entusias-
ta culto.
Allí, en aquella florida y deliciosa montaña del Carmelo,
asiento de memorables sucesos bíblicos y rico depósito de tra-
diciones venerandas, se meció la cuna de ese pueblo predilecto
de María, pueblo destinado á ser en toda lengua, pais y civili-
zación la vanguardia de honor de la Boina, del cielo, y sobre el
cual hizo llover Esta sus gracias más exquisitas y delicadas, de-
seando que entre todas las Ordenes religiosas, fuera la Carme-
litana el Instituto por excelencia mariano, dedicado de un
modo particular á su honra y servicio.
J O S é I. VALENTÍ.

\*T*1

-545-
H.-• '
'••'• 'ni'

LA "FLOR BEL CARMELO,,

v-r

1
- ^¿m
A . OD)S los amantes de María, cuando intentaron pu-
:í( - • ^ ^ blicar el afecto con que la amaba su corazón, bus-
caron, los nombres más significativos, y los títulos
mis preclaros, para ensa zar sus inenarrables
perfecciones: y seria miy difícil encontrar entre sus
innumerables devotos, uno solo que no se haya valido,
para significar los homenajes que á la Reina de los cie-
los tributaba su alma, de las cosas más hermosas y sig-
nificativas de la naturaleza.
La Iglesia Católica, conociendo perfectamente las
^ansias con que los hombres esperan la luz en una noche
penosa y desventurada, la llama aurora. San Bernardo
deteniéndose en el aprecio con que el avaro mira los
negocios importantes y los tesoros escondidos, la distin-
gue con los títulos admirables de (l) negocio de los siglos
y (2) tesoro de Dios. San Ambrosio, mirando que lo
principal de un edificio, por magnífico que sea, es la
puerta, y el principio de todos los frutos es la planta
que engendra la flor, la llama (3) puerta oriental y (4)
vara que germinó la más preciosa flor. San Ildefonso
de Toledo, viendo que la hermosura, la sabiduría y la
vida atraen con dulce violencia á todos los corazones (5),
hermosura de las mujeres, cabeza de las vírgenes y
(1) Ser. 2. de Penteo.
(2) Ser. 3. in Anunoiat.
(3) Epis. 62.
(4) De Virginit lib. un. cap V.
(5) Serm. 4. de Assumpt.
-546-
entrada de la vida. San Cirilo de jerusálén, creyendo
que rio hay nombre mejor que el de tálamo para indicar
el amor y felicidad de los desposados, tálamo ae la di-
vinidad. San Simón Stok, reconociendo en la flor el prin-
cipio inmediato de todos los frutos, y que entre las flores,
las de los montes exhalan un aroma especial, flor del
. Carmelo.
Estos nombres y otros muchos con que los santos han
manifestado al mundo el amor que tenían á María, son
indudablemente gloriosos timbres que le pertenecen
con toda propiedad: ¿no le han de convenir habiéndole
sido impuestos por quienes tan perfectamente la cono-
cían y tan entrañablemente la amaban?... Pero, aún
cuando estos títulos, y otros muchos que se omiten, le
convengan con propiedad, en el de flor del Carmelo
encuentra estos días la mente cosas tan particulares, que
no puede menos de trasladar algunas al papel.
Tres cosas hacen recomendable á una fior: la hermo-
sura, el aroma y la esperanza del fruto. Una flor sin
ífüermosura sería repulsiva á la vista, sin aroma un fra-
gas© para quien se prendara de su color, y sin esperanza
•),r.' *Áuto, un ser sin atractivo de ningún género para el
jardinero; pero cuando la flor es hermosa, atrae á sí las
miradas de todos; cuando á la hermosura une el aroma,
no hay apetito por extragado que esté que no la quiera
gustar; y, cuando á la hermosura y al aroma está vincu-
lada la esperanza de fruto, para ella son todos los afa-
nes de quien desea respirar en el jardín.
María es una flor, y una flor tan llena de hermosura
que, por donde quiera que se la mire, excede infinita-
mente á todas las flores. ¿Qué flor podrá haber en la
tierra ni en los cielos que con María tenga comparación?
María es tan hermosa que infinitamente resalta sobre
las obras más proporcionadas, más bellas y más subli-
mes del Criador; porque es la perla preciosa que coro-
na todos los edificios, todos los vergeles y todos los
jardines de la creación. María supera en suave fragan-
cia á todos los aromas, porque á su singular hermosura
une un aroma tan fragante que ni el unamomo, ni el bál-
samo, ni la mirra puede con ella competir. Y María ha
-547-
dado frutos tan divinos, é infunde esperanzas tales de
llegarlos á conseguir, que los frutos de todas las flores
son verdadera esterilidad si con ellos se quieren compa-
rar; porque los frutos de María, poseídos ó esperados,
son frutos de bendición. Todo es recomendable en Ma-
ría, la hermosura, el aroma y el fruto.
Pero su recomendación sube de punto, cuando se la

r//^

&s

MILAGROSA VIRGEN DEL CARIEN (BURGOS)

considera como "flor del Carmelo,,: porque en este caso


la hermosura de María es tanto más preciosa, cuanto
más antigua; su aroma tanto más fragante, cuanto más
elevado; y sus frutos tanto mejores, cuanto más juntos
— 548 —
se contemplan con su principio fontal. La her-
mosura de María, considerada como "flor del Carmelo,,
> es la que canta Salomón en sus Epitalamios, al decir
del alma racional, que es morena, pero iiermosa; sino la
concebida sin pero por el divino Salomón en medio de sus
delicias eternales.con toda la grandeza, con toda la mag-
nificencia y con todo el esplendor de que fué capaz
María en la mente divinal; porque sólo en el Carmelo
da señales de grandeza, esplendor y magnificencia se-
mejantes, cuando sus moradores la contemplaron desde
aquellas cumbres sacrosantas, en la nubécula; que es
como si dijéramos, en su manifestación ideal. El aroma
de María, como "flor del Carmelo,,, es de una fragancia
tan superior, que, sin violencia de ningún texto, pode-
mos afirmar que se eleva sobre las demás flores, atri-
buidas á la Señora, como se eleva el aroma del monte
sobre el aroma del valle; porque á María en este caso
hay que considerarla, no como simple flor, sino como
cabeza de todas las flores, puesto que del Carmelo se
vale la misma verdad, para designar esta parte princi-
pal de María, al decir: " Tu cabeza es como el Carmelo „.
Los frutos de María en la cumbre del Carmelo sun de
precio tan inestimable que muy bien se le puede llamar,
no flor, sino monte fértil, fecundo y cuajado de flores; y
decir delante de sus frutos á los apetitos más exigen-
tes: ¿por qué andáis pensando en otros montes que no
son tan fértiles, tan cuajados y tan copiosos como María
en la cumbre del Carmelo? Allí no sólo es María el monte
donde Dios se complació en fijar su morada, sino aquel
cielo de honestidad y decoro que le hizo la gloria del
Líbano y la hermosura de Sarón; porque sus frutos fue-
ron una lluvia constante de gracias con que regó los
demás montes santos.
Además, el llamar á María "flor del Carmelo,, está
muy conforme con la verdad; porque si Dios, verdad
suprema, de donde proceden todas las verdades, "repu-
ta por flor, según dice San Bernardo (1) y se complace
en ella, cuando ni le falta la hermosura de la honesta
f
yl) Sen» 8 de ^nuntiat nty»- 7.
•*$49_*
Conversación, ni el aroma de la buena opinión, ni ei
ánimo de la futura recompensa. „ ¿en qué puntó habrá
tenido María más abundancia de decoro, mejof opinión
de Dios y de los hombres, más ánimo de retribuir con
toda prodigalidad que en el lugar escogido divinamente
para sus íntimas comunicaciones con los hombres, para
perpetua morada de sus hijos predilectos, y para cum-
plir con toda fidelidad sus pactos maternales? No puede
dudarse que María en el Carmelo es una flor, muy re-'
comendable por su singular hermosura, por su incom_
parable aroma puro, sus copiosísimos frutos, por el de.
coro de su conversación, por el buen nombre que ha
merecido de los cielos y de la tierra, y por los pactes
maternales que tan bien ha cumplido hasta el presente
y cumplirá en el porvenir.
¿Qué tiene de particular que esta flor del Carmelo
atraiga á sí las miradas de los grandes y de los peque-
ños, de los débiles y poderosos, de los ricos y de los mi-
serables? ¿Qué extraño es que al percibir sus aromas por
primera vez, arrebatara con sus perfumes á tantos y tan
insignes Profetas como le entregaron su alma, su vida
y su corazón? ¿Qué dificultad hay en decir que á esa flor
pertenecen todos los hombres y todos los ángeles, con-
\V
siderando que con la lluvia copiosa de gracias que envió
desde su monte sacrosanto, se enriquecieron los cielos
y se colmó la tierra de bendición? De esta bendita flor
pueden decir los ángeles y los santos: "heriste nuestro
corazón con los resplandores de tu hermosura,,; á esta
flor pueden entonar justos y pecadores sabios, é igno-
rantes, chicos y grandes, las palabras que entona la Igle-
sia: "correremos siempre á recibir la dulce fragancia de
tus aromas, porque su dulzura inexplicable fomenta las
llamas de nuestro amor„; y á cultivar esta flor, á servir-
la perfectamente, con singular fidelidad, deben consa-
grarse todos; porque sus frutos son más abundantes que
los granitos de arena, y más dulces á cualquier paladar
que la dulzura de la miel.
Bien comprendió la hermosura de esta flor aquel su
singular devoto San Simón Stok; pues representándo-
-560 —
sele en la mayor y más terrible prueba de su vida (1)
deliciosa, fragante y llena de fruto, como la rosa mejor;
la invoca con el simpático nombre de Flor del Carme-
lo: porque sólo en ella encuentra hermosura consolado-
ra, aroma capaz de rendir los corazones de todos y fruto
que supera infinitamente á cuanto se puede esperar. Tal
es la misión actual de María, considerada como flor del
Carmelo; encantar, rendir y llenar. Mírenla cuantos
quieran en la cumbre de su monte sacrosanto y queda-
r á n prendados, rendidos y llenos con el atractivo de esa
incomparable flor; porque no puede haber corazón que
no se eleve ante los resplandores de su hermosura, ni
gusto que deje de rendirse ante los celestes perfumes
de su aroma, ni pobreza, miseria y necesidad que no se
disipe ante los incalculables frutos de sus gracias.
•Fu. PEDRO TOMAS DE STA. T E R E S A .

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» .iíO!".,..

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(1) Cuando se trataba de concluir con la Orden del Carmen


de que era General.
— 651 —
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HISTORIA DE UN ESCAPULARIO
C O N T A D A POR EL MISMO
imiiiiiiimiiii

"Quien muera con este esca-


pulario no padecerá el fuego
eterno."
(Promesa de la Virgen.)

Hay una Virgen del Carmen De esta prenda yo colijo


Con cetro y escapulario,
Para salud de los buenos, Que no ha muerto, no, tu hijo,
Y gobierno de los malos. ¡La Virgen llevóle al cielo!...—
(De mis cantal es.)Miró el recuerdo y no era
INTRODUCCIÓN El mismo que ella le dio,
Pero en él adivinó
Historias del corazón Una historia verdadera.
Que entre llanto de ternura Con lágrimas en los ojos
Vierten gotas de amargura; Le estampó un beso del alma;
¡Qué tristes historias son! Vuelta á su pecho la calma
Una madre dolorida Leyó en aquellos despojos.
Esta me contó muy triste, La imagen dulce y divina
Tanto, que ahora se resiste Con su pecho atravesado,
A darla el papel cabida. Con su mirar angustiado,
La madre un hijo tenía Y su expresión peregrina,
Que fué á la cubana guerra... La contó, para escarmiento
Recibió de aquella tierra De muchos, la relación
Esta carta cierto día: Que copio; y que, en conclusión
—¡Tu hijo ha muerto! (Paz y Muchos creerán que yo invento.
(gloria Pensamiento temerario
Le otorgue el Dios del Calvario) Que almas ruines dan calor,
Su bendito escapulario Pues de esta historia es autor
Te mando para memoria...— Un bendito escapulario.
Corrió al punto un sudor frío
Por aquella alma angustiada,
Y luego en llanto bañada
Suspiró: «¡Pobre hijo mío!» Recién hecho defendí
—El que su muerte atestigua El pecho de una doncella,
(La carta al final decía), Impúdica como bella,
Le halló cadáver un día Que al tomarme dijo así:
En esta insana manigua. —La ocasión la pintan calva:
Pero para tu consuelo, Con tan rico talismán
_552 —
Resuelto tengo mi plan Alegre las multiplica:
De divertirme á mansalva. Y con tal música explica
Ya, de perdidos al rio, Su devoción hacia mí:
Según el refrán lo canta: —¡Viva er sielo\ Buena suerte
Mas,nó,nó:que aun sin ser santa He comensado á echar hoy:
Ganar el cielo confío . Siguiendo así ¡por quien zoy\
Con tal que morir consiga Que me burlo de la muerte.
Con esta prenda tan rara, Cuarquier bicho ze me arrima
No cuesta la gloria cara Cuando le tire á mata,
A quien los placeres siga. Ar ver esto... ¡Ca!... no es ná...
¡Vender la Virgen el Cielo ¡Vaya! me lo jecho ensima...
Por un pedazo de lana!... Me cogió y fuéme á poner
Pues que allí iremos mañana Encima del corazón,
Gocemos hoy en el suelo.—» ¡Santo Dios, que agitación
Y se fué á gozar... Su coche Hube allí de padecer.
¿PH Todo el día anda incesante;
Y ella en brazos do, un su amante
Llegué con él á la plaza:
En vez de rezar, soltó
Agoniza aquella noche: Una blasfemia; salió
En el horrible estertor Un Miura do pura raza,
De su tétrica agonía Que sin guardarnos decoro
Me iba á besar... ¡y escupía Nos lanzó al aire... «¡Par...diez!»
Mi imagen do albo color! El exclamó... A la otra vez
La vista vidriosa y vaga Quedé en las astas del toro.
Clavaba en mí con empeño: Yo solo, mientras, en tierra,
Pero mi mirar risueño Y en su sangre revolcado,
Parecíale cruel daga. Allí quedó el desdichado
Entonces él iracundo Con el fiero hruto en guerra.
De su pecho me arrancó... El toro le babeaba:
Un ¡ay! fiero ella lanzó Mas, él de rabia quería
Y se despidió del mundo! Escupirle, en su agonía,
Y mi blancura manchaba.
II La muleta al toro asesta
Yo entre los muebles deshe- Con la capa carmesí,
chos Y vino á clavarse en mí,
Quedé on un cuarto mezquino Y no en la taurina testa.
De malsano y ruin casino El Miura por despedida
Sin pensar verme en más pechos. Le dio el postrer achuchón,
En aquel blasfemadero El lanzó una maldición
/y* Juzgué acabar mi existencia; Y se marchó á la otra vida.
Mas, quiso la Providencia ¡Infeliz! Si con amor
7JI Que entrase un día... un torero! Me hubiera al pecho llevado
Estaba de cañas harto... Mejor suerte hubiese echado
Pero, según le oí decir, O hubiera muerto mejor.
No pudo el juego seguir ¡Que en vida de tanto azar
Por quedarse sin un cuarto. Es siempre más necesario
Y diciendo de esta suerte: El bendito escapulario
—«Dormiré aquí la bebía De la Reina de lámar!
Hasta la hora é la corría,— III
Durmió el espíritu fuerte.
Muy largo fué el despertar, Vi la muerte del torero
Y fueron sus oraciones Desde las astas del toro,
Toreras interjecciones Y á poco, cercado de oro,
Difíciles de expresar. Me hallé con un usurero.
Tanto que al verme á mí allí Cómo llegué á su cuartucho,
- 5 6 3 -*
* áciimehte se adivina; ¡Ay! triste del que amontona.
Vale una cosa mezquina Oro y oro acá en el suelo
Para un usurero mucho. Y no labra para el cielo
En sus manos temblorosas De ese oro su corona!
Cogióme, y puestos sus ojos
Más que no en mí, en sus despo- IV
, Üos,
Dijo alegre entre otras cosas: Al limpiar el asesino
--«¡Ya he descubierto el se- Su puñal, en la maleza
(creto!... Me arrojó, y con ligereza
¡Ya puedo apilar motil! Puso pies en el camino.
¡Voy á hacer un capital Se levantó el sol hermoso
Con tan mág'co amulet >! Vertiendo esplendente luz:
Viviré sin sobresalto Miré junto á mí una cruz
1/
<-:n' Mientras me dure la vida, Da algún cristiano reposo.
Y el día í e m i partida Gozará hasta el postrer día:
Con eslo al cielo no falto. «¡Séale la tierra leve!
Porque h e o í d o que quien Plegué á Dios que no me lleve
(muera De aquí otra vez muño impía.»
Con tan santo Escapulario, Dije: y escuché este acento:
Al ir su cuerpo al osario «¡Virgen del Carmen bendita!»
Va su alma at cielo ligera.— » Y hacia mí se precipita
Dijo, y besó el cordoncillo Joven soldado sangriento.
En vez de mi imagen pura: Con las últimas congoj«s
Y resaltó mi blancura Cayó en lágrimas doshech A...
Sobre aquel pecho amarillo. ¡Yo caí sobre su pecho
No encontré piz ni sosiego Al agitarse las hojas!
En aquel pecho febril... El ni verme, conmovido
Llegó un primero de abril Dijo en su dulce agonía:
Y él recibió cierto pliego... «—(Salvo, enseña de Mnría.
Guardó hasta las rotas sillas, El cielo aquí te ha traído!
(Se trataba de una suma), Creería triste mi suerte
Cruzó el mar de blanca espuma Si muriese yo sin tí,
Yendo á dar á las Antillas. Mas, hoy tu vienes por mí,
- W Era en Cuba: un bosque es- A las puertas de la muerto
(peso Siempre te llevé en la vida,
Atravesaba: al camino E invoqué tu protección
Le salió un vil asesino Desde que en mi corazón
Para aligerarle el peso. Te puso madre querida.
Luchó, estimando el metal Hoy que tan lejos de aquí
Más que su propia existencia, Se encuentra, en su última hora
Pero el ladrón sin clemencia Asístela Tú, Señora,
Le hundió, en su pecho el puñal. Como me asistes á mí.
V/' Al sacarlo .. ¡yo salí ¡Ya la vida se me acaba!...
En la punta! De ancha herida ¡Haz que tu amor me taladre,
Brotó sangre denegrida Y... acorre á mi pobre madre,
Que llegó á mancharme á mí. Y á mi España'—»Y me besaba
Y los cabellos crispados, Con ansiedad y ternura,
Y del puñal viendo el brillo, Y aplicándome á tres anchas
Como el de su oro amarillo, Heridas, lavó mis manchas
Con ojos cristalizados, Y tornó mi imagen pura.
Un¡av!ronco, un¡ay! profundo Y al besarme con anhelo
Que hefó en un punto sus venas, La vez última exclamó:
Con señas de furor llenas, «¡Jesús... María!...» Expiró
Lanzó, y se fué de este mundo. Volando feliz al ciólo.

— 554-
Flores fueron sü ataúd: be peregrinos aíiaf et¡,
Y fué su blanco sudario Uno de los mis cantares
Salvador escapulario: Vino al punto á mi memoria.
Y le hace sombra la cruz.
Y cuando un sol y otro sol Hay una Virgen del Carmen
Bañe con su luz la fosa Con cetro y Escapulario,
Dirá el cielo: «¡Aquí reposa Para salud de los buenos
El buen soldado español!»— Y gobierno de los malos.
CONCLUSIÓN
Cuando yo escuché esta histo-

F E ; '•foióiji^ÉDKL C A R M E L O T E R E S I A N O

Sóñ —
LA SALVE
.22.
'W^STA hermosa y piadosísima plegaria que, testigo
V el Apóstol de las Cruzadas, no puede recitarse con
atención sin verter devotas lágrimas, es de origen es-
pañol.—Compúsola el célebre Abad de Nuestra Señora

u
f~"

&

ALTAR MAYOR (VALENCIA!

de Antealtares y más tarde Arzobispo de Santiago, don


Pedro de Mosoncio. La Orden de San Benito que tanto
se ha distinguido en el culto de la Santísima Virgen, la
adoptó á principios del siglo XI, ordenando se cantara
cuatro veces en el año, lo que motivó que no pocos, tan
ligeros en la pluma como tardos en la crítica, se la atri-
buyeran al famoso historiador Hermán Contracto, que
floreció en aquel siglo; empero, debía de haberse teni-
do en cuenta que la Orden no hubiera impuesto como
obligatorio un canto que no se hubiera introducido de
antemano en algunas Abadías, ni hubiera elevado á la
honrosa categoría de ley lo que antes no hubiera sido
una costumbre laudabilísima.
A San Bernardo le cabe la gloria de haberla corona-
do, en un dulcísimo trasporte de- amor y de afecto, con
estas tres últimas salutaciones ¡O Clemens! ¡O Pía!
¡O Dulcís Virgo María! Si fué al oiría cantar á los An-
geles, como dice Juan Ermitaño, ó á los monjes, como pa-
rece más probable, es un pormenor que importa poco:
lo cierto es que estas últimas palabras que tanto realce
dan á esa plegaria, brotaron de los labios inspirados del
Santo Abad de Claraval y que él fué el principal pro-
pagador de esta piadosa súplica que ha llegado á ser la
más popular de cuantas se conocen.
Piadosas tradiciones, consignadas por Azpilcueta, di-
cen que allá por los tinés del siglo VIII y principios del
IX algunos pastores oyeron cantar la Salve á los ánge-
les en Roncesvalles, junto á la fuente que por esta tra-
dición se apellida la Angélica; mas, como prudente-
mente observa don Vicente de la Fuente, ya que los
ángeles no han de reclamar patente de invención ni re-
parar en fechas, debemos convenir en que la gloria de
su composición pertenece al santo y piadoso Arzobispo
de Santiago don Pedro de Mosoncio.
La Orden Carmelitana adoptóla desde muy antiguo,
y la hizo su plegaria predilecta. Todos los sábados del
año, sin excepción, y las vigilias de las festividades de
la Virgen Santísima se canta solemnemente en canto
gregoriano esta dulcísima antífona por toda la Comuni-
dad en todos los conventos de la Orden. Y en las mi-
sas, tanto rezadas, como cantadas, excepto las de ré-
quiem, recita el celebrante esta misma antífona antes
del último Evangelio, por concesión del Papa Clemente
XII á la Congregación de España, que más tarde hizo
extensiva á toda la Orden el inmortal Pío IX.
Así se conserva siempre viva la correspondencia de
amor y piedad acendradísima entre María y sus hijos
predilectos los Carmelitas.
C. D.

1IIIIMIIIHIIIHIIIIIH

• 557 -
Elias bajó súbitamente fuego del cielo, y.devoró y con-
sumió el buey y el altar de leña y el. agua con que le
había rociado y había derramado alrededor.
Al ver esta maravilla, el pueblo, con el rey á la ca-
beza, levantó él grito y explamó: "¡El Señor es el Dios,
el Señor es el Dios!,,

i.; ;•

LUGAR DEL SACRIFICIO <M0NT£:CARMEL0!

Hoy un modesto edificio que lleva el nombre de El


Sacrificio de Elias, levantado sobre el Área en que estu-
vo colocado el altar del Profeta del Dios verdadero,
conserva la memoria de aquel hecho prodigioso y es
monumento perenne del celo que abrasaba á Elias Tes-
bita.
C. D.

W®@^

-558-
rio.,

EL SACRIFICIO DE ELÍAS
iiiniiiiiiiiiiiii

IjjfcV i U N día, cuatrocientos y más sacerdotes del dios Baal,


^3§OT ^¡T el inmenso pueblo de Israel y el inicuo rey Acab
' ~.| que habían subido A la cumbre del Carmelo, aguarda-
ban inquietos y temerosos el cumplimiento de las pala-
¡ bras de Elias Tesbita. Éste,había cerrado el cielo duran-
<s • te tres años y seis meses para que no lloviera sobre la
./,.-,*/, tierra del pueblo hebreo que había quebrantado el pac-
'•'-¿^'' to divino; mas el pueblo, á pesar de ser afligido por la
persistente sequía y por el hambre cruel, no acababa de
abandonar los caminos torcidos del pecado. AUe esta
dureza de corazón, el Profeta que ardía por el celo de
la gloria de Dios, les increpaba diciendo: "¿Hasta cuándo
andaréis vacilantes de derecha á izquierda? Si el Señor
es el Dios, seguid á Él; mas si lo es Baal, seguid á Baal.,,
Pero el pueblo no entraba aún por el sendero recto.
\" -I.
El corazón de Israel se hacía severo á las voces de Dios,
y no bacía caso de su único Profeta. Entonces les dijo
Elias: "Yo soy elúnico profeta del Señor, mientras que
los profetas de Baal son cuatrocientos cincuenta, hom-
bres. Dadnos dos bueyes: uno para ellos, que lo maten
y corten e" pedazos y lo pongan sobre la leña, mas sin
aplicarle fuego; yo sacrificaré el otro buey y lo pondré
sobre la leña, y tampoco aplicaré fuego. Invocad vos-
otros él nombre de vuestro dios; yo invocaré el nombre
de mi Señor; y aquél que oiga la oración y envíe del
cielo fuego, ese será el Dios.,, A estas palabras el pue-
blo aceptó el contrato, diciendo: ¡Magnífica propuesta'-
Pero en vano los profetas de Baal se agruparon al re-
dedor de su sacrificio, y con gritos y con mortificaciones
cruentas invocaron á su dios y le pidieron el fue'go: su
sacrificio quedó sin consumarse. Mas á la plegaria de
— 55!) —
ü"áu
-í -5^ { r ~

LA'VÍRGEN:0EL CARMEN ENTREGANDO EL^ESOAPULARIO Á SANISIMÓN STOCK


(Grupo^eseultórico de Font)

<. : ". i s i
SECCIÓN CANÓNICOLITÜRGICA

LA COFRADÍA DEL CARMEN

vil
LOS ESTATUTOS DBT UNA COFRADÍA

ITC^os estatutos de una cofradía ó sea su reglamento, no son


T 1? l i e absoluta necesidad, ni para el régimen y recta adminis-
^ \ j tración de la misma cofradía, ni mucho menos para que los
^ cofrades puedan ganar las indulgencias propias de dicha
cofradía, según parece desprenderse de una respuesta de la
Sagrada Congregación dada en 22 de Agosto de 1842.
La pregunta que motivó esta respuesta, fué la siguiente:
El defecto de los estatutos oficiales en las cofradías, aun cuando
en ellos se contengan usos particulares no conformes con los estatutos
que se guardan en las Árchicofradias de Boma, obsta para la válida
erección ó para el lucro de las indulgencias?
A la que la S. Congregación contestó en 22 de Agosto de 1842
que no, con tal que se cumplan las obligaciones á las que están con-
cedidas las indulgencias. (1).
Sin embargo, en todas las erecciones, y aún en las mismas
agregaciones, se manda siempre ó por lo menos se supone que
cada Cofradía tenga sus estatutos propios y particulares, como
so colige de otra declaración de la S. Congregación de Indul-
gencias de 25 de Enero de 1842, cuando dijo que «.con tal que las
cofradías estén canónicamente erigidas y los cofrades, para ganar las
indulgencias de su respectiva cof radía, cumplan las condiciones man-
dadá8por los Smos. Pontífices, y los mismos cofrades estén legitima-
mente inscriptos en la cofradía, la inobservancia parcial ó general
de los estatutos no obsta para el lucro de las indulgencias, por lo
mismo que los estatutos, más que condiciones para ganar las indulgen-

(1) Decr. 22 Aug. 1842 N.° 308 ad 2.


— 561-
t&A

r&&2m*
cias, son medios para el buen régimen y recta administración de las
Cofradías. (1).
Pueden darse, sin embargo, algunos artículos de los estatu-
tos de alguna Cofradía cuyo cumplimiento sea necesario, no
para la validez de su erección, sino para que los fieles en ella
inscriptos puedan ganar las indulgencias. Como tales deben
considerarse todos aquellos artículos on los que se propone á
los cofrades alguna obra piadosa cuyo cumplimiento está pros-
cripto por los SSmos. Pontífices como condición necesaria para
ganar las indulgencias. Estos artículos no solamente son nece-
sarios y hasta esenciales para ganar las indulgencias, sino que
de ninguna manera se puoden variar, y los obispos k quienes
so les concede la facultad do poder corregir, modificar y hasta
aumentar los estatutos de las cofradías según lo croan más
conveniente para el buen régimen y administración de las mis-
mas, deben resp3tar todos estos artículos en los que se prescribe
á los cofrades alguna condición necesaria para ganar las indul-
gencias, y en manera alguna pueden variarlos ni modificarlos,
á menos que para ello hayan obtenido especial permiso de la
Sagrada Congregación ó esté delegado por la S. Rede. Asi lo de-
claró la misma S. Congregación en su decrato de 12 de Mayo
de 1843 donde además de decir q i n la variedad parcial y
aún la general de los estatutos, que los Ordinarios, en sus res-
¡IB) pectivos lugares, de'ien acomodar según la diversidad de los tiempos
ERM y circunstancias, no obsta ni impido el que sé ganen las indul-
gencias concedidas por los SS. Pontífices, añade: «Qnodsinonnul-
li statutorum articuli aliqua pera/jenda opera sodalibus proponant,
guai ex Pontificia concessione ditata sint indulgentiis. ipsi tamquam
essentiales habendi «Ií.Ií, utnullo modo' variar i possint, ne tali spiri-
tuali emolumento sodales sint fraudati.» (2)
Aunque con todo lo dicho hasta aquí se vé bien claro que los
estatutos de una cofradía no son necesarios ni para la validez
de su fundación ni para ganar las indulgencias que le han sido
concedidas por la S. Sede, sin embargo h°mos de confesar, por-
que así nos lo enseña la experiencia, que son tan útiles y hasta
casi necesarios para la buena dirección de los cofrades y racta
administración de sus bienes, si los tuviera, que, en la práctica,
apenas hay cofradía, por insignificante que sea, que no tenga
sus estatutos, porque en ellos se indica el fin particular de la
cofradía, se proponen los medios más aptos para conseguirlo, se
establecen ciertas roglas para la acertada elección de la junta

(1) Decr, 25 Jan. 1842. N.°:298 ad 2.


(2) Decr. 12 Maji 1843 N.°320.
— 562 —
directiva, y se indican las obligaciones que deben observar
cada uno de los oficiales para la buena dirección de los co-
frades y recta administración de los bienes de la misma co-
fradía.
En las agregaciones, como quiera que unas cofradías se in-
corporan ó afilian á otras para gozar de sus gracias é indulgen-
cias, siempre sería mejor y más conveniente que las cofradías
que se agregan, dejados sus propios estatutos, adoptaran los
estatutos de la Archioofradía á la que se incorporan, porque
como el hecho de agregarse á otra para ganar las indulgencias
de esta supone que ella no las tiene propias y por otra parte
las obras piadosas y demás condiciones qiie so prescriben para
ganar las indulgencias de la Archioofradía están indicados en
los estatutos de la misma y no en los de la Cofradía porque,
como suponemos no tiene indulgencias propias y por lo mismo
condiciones qi:e cumplir, de ahí el que para ganar las indul"
gencias de la Archioofradía á la que se agrega, deba cumplir
las mismas condiciones que se prescriban á la Archioofradía y
conformarse, concerniente á las condiciones prescritas para ga-
nar las indulgencias, con los estatutos de la Archioofradía, má-
xime con aquellos en los que propongan ó contengan estas con-
diciones. '
Apesar de todo esto que nos paroce muy lógico y natural,
según leemos en varios documentos Pontificios (1) la S. Con-
gregación dejó al arbitrio y prudencia del Obispo el aumentar ó
modificar dichos estatutos siempre quo ostos no ostén confir-
mados por la Sede Apostólica como declara la misma S. Congre-
gación de Obispos y Regulares en 17 de Febrero de 1605 (2) En
este caso, como hemos dicho, necesitaría el Obispo una especial
autorización de la misma S. Sede.
En cuanto á la cofradía del Carmen, podemos decir también
que no conocemos que exista en lugar alguno, por pequeño é
insignificante que sea, sin sus estatutos propios y particulares.
Pero apenas podríamos indicar aquí algunos que pudieran ser-
vir como de modelo, porque, debido, sin duda, á la piedad do
los fieles que deseosos de dar un culto especial á la Virgen del
Carmen y hacer en su obsequio algo más do lo que se hace en
la cofradía, y no sintiéndose con fuerzas para abrazar la auste-
ridad de la venerable Orden Tercera, van creándose de nuevo
algunas Asociaciones que basadas en la misma cofradía, se co-
(1) Dec. 22 de Aug. 1842 N.° 308 2.m.: Decr. S. Cong' Ep. et
Regul. IB Martii 1889 apud Acta S. Sodis vol. XXII. pag. 104
et seq.
(2) Acta S. Sed vol. XV. pag. 191 sin nota.
— 563 —
locan por las obligaciones que se imponen y demás prácticas
piadosas que practican, en un término medio entre la misma
cofradía y la Vonorable Orden Tercera de la Virgen del
Carmen.
Estas corporaciones, aunque su fin principal es dar culto
especial á la Virgen del Monte Carmelo, su base primaria la
Cofradía del Carmen y entre sí convienen en muchos puntos,
sin embargo los estatutos son muy diferentes. La Real Asocia-
ción de Esclavas, por ejemplo, que existe sólo para las señoras
on Valencia y la Semana Devota de la Virgen del Carmen para
caballeros y señoras en Burgos y otras poblaciones, son dos
Asociaciones que, basadas en la misma Cofradía del Carmen,
tienon por fin principal el obsequiar de una manera especial á
la Virgen y aún en los medios que adoptan para conseguir su
fin convienen en muchos, como el estar dividida en coros, el
obligar á sus socios á hacer la visita á la Virgen todas las sema-
nas el día que les corresponda, el apartar á cuantos puedan de
las malas lecturas, el dedicar un día al mes para celebrar sus
funciones en obsequio de la Virgen y tener su fiesta anual; poro
también se diferencian en otros muchos puntos y obligaciones
que el fervor y piedad de sus socios ha puesto más en una que
en otra. Pero sobre todo se diferencian en sus estatutos, en el
modo de regir y gobernar á los socios, tener sus juntas y reunio-
nes. Por eso decimos que no podemos indicar unos estatutos quo
puedan servir de norma para la cofradía del Carmen porque,
\?<lt como observamos, apenas hay Asociación dedicada á honrar
á la Virgen del Carmen que no se obligue á más de lo
que se prescribe en la Cofradía, pero siempre veremos que don-
de quiera que haya una Corporación dedicada á dar culto á la
Virgen del Carmen, llámese Asociación, Semana Devota ó Co-
fradía, tendrá sus estatutos propios, más ó menos perfectos,
poro siempre según las exigencias y necesidades de la Corpo-
ración.
{Se continuará)
IMPORTANTíSIMO DECRETO.—La S. Congregación de Obispos
y Regulares ha publicado un importantísimo decreto dispo-
niendo que las monjas de votos solemnes hagan profesión sim-
ple tan solo, concluido el año del noviciado, y á los tres años
después de la simple, la profesión solemne como dispuso nues-
tro inmortal Pió I X respecto de los religiosos.
El texto del decreto traducido al castellano lo publicaremos
en el próximo número, para que nuestras Religiosas conozcan
sus disposiciones y sepan á qué atenerse en punto tan impor-
ta nte.
— 564-
-m&SfEiá
• *'>O
i __a f-rg
^L-JcáSA

T^

SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS

U N VALIENTE, UN FANTASMA Y XTN ESCAPIJI-ARIO.

.Jj^LLÁ por los años de 1840 y siguientes, vivía tranquila-


"^ mente, rodeado de sus nietos, un hombre célebre por su
»»íK:¡S_;
buen humor y carácter festivo, en uno de los pueblos
más originales de Vizcaya. No hay interés particular en
callar los nombres ni del pueblo ni del personaje que nos
ocupará durante algunos ratos. El pueblo se llama Dima y el
hombre héroe de esta historia, se llama Francisco Bernaola, co-
nocido en el mencionado pueblo con el nombre de Pranchi, como
generalmente suelen llamarse los Franciscos en la mayor parte
de los pueblos de Vizcaya.
Que Francisco Bernaola ó Pranchi fuera el tipo más origi-
nal de la honradez arratiana, nada tiene de particular, pues
tenía motivos para ello. No era pobre, ni ignorante, ni cobarde,
ni tramposo. Tenía algo más que lo suficiente para vivir hon-
radamente, era bastante ilustrado, y había viajado relativa-
mente más que la generalidad de los aldeanos vizcaínos. Decía
que conocía la historia de Dima mejor que los curas y mejor
aún que el secretario, que es lo más que se puede decir. Enten-
día algo de leyes, no era del todo ignorante en la medicina, y
aunque no tenía pretensiones de músico, lucía sin embargo su
hermosa voz en el canto de la Misa Mayor en el coro de su pa-
rroquia.
Pero enmedio de todas estas cualidades Pranchi tenía una
que sobresalía entre todas, y de la que él se gloriaba más que
de todas juntas. Su valor. Jamás había conocido el color que
tenía el miedo. Había hecho la guerra de Carlos V en compa-
ñía del gran Zumalacárregui, y en tanta estima y confianza
tenía el cabecilla carlista el valor de Pranchi, que cierto día
en que tenía que dar un asalto arriesgado sobre una trinchera
enemiga se dirigió á Pranchi Bernaola y le dijo estas literales
palabras: «Bernaola; tú á la cabeza y yo á la cola.» Pranchi aco-
metió con valor de héroe y cayó con tanta furia sobre la trin-
chera que en un momento hizo prisioneros á sus defensores.
Hacia la mitad de la calzada que conduce de la iglesia pa-
rroquial de Dima á Lamlndano, se encuentra una casa blanca
llamada Ventachuri, donde acostumbran reunirse á echar su
trago dominical aquellos que habiendo trabajado durante toda
— 565 —
la eoinana, han ganado honradamente el consuelo inefable de
poder vaciar media azumbre de vino navarro.
Un día de San Pedro se encontró allí Pranchi con tres com-
pañeros más, y después de haberse animado algún tanto con los
vasitos repetidos del iluminante licor, Pranchi se puso a hacer
! el elogio de Zuma lacárregui. Decía que ni O'Donell, ni Narváez,
ni Prim llegaban á la cintura de Zumalacárregui; que Prim era
un arriesgado, O'Donell un sabio y Narváez un estratégico, pe-
ro que Zumalacárregui era arriesgado, sabio y estratégico, todo
junto.
Añadía Pranchi que él mismo se había acostumbrado, en
compañía de Zumalacárregui, á no asustarse por nada ni por
nadie, de tal suerte que cuanto hay en este mundo no era ca-
paz de meterle miedo.
Uno de los compañeros de Pranchi en la reunión de Venta-
churi se llamaba Perú; este no pudiendo convencerse del valor
de que se gloriaba Pranchi, quiso ponerle á prueba y para con-
vencerse mejor le propuso una apuesta, que consistía en diez
azumbres de chacolí que habían de beber entre los cuatro, poro
con la condición de que quien perdiera la apuesta había de pa-
gar su importe.
La apuesta consistía en que Pranchi había de pasar una no-
che entera en cierta casa, doDde era fama que á media noche
aparecían duendes, brujas y fantasmas. Pranchi aceptó la
apuesta con mucho gusto, y ya le parecía que estaba saborean-
do las diez azumbres de chacolí, en tanto grado que deseaba
que la apuesta se cumpliera aquella misma noche, á fin de dis-
frutar de sus beneficios el día siguiente, que era precisamente
la fiesta principal de Dima.
A la derocha del camino ó vereda que conduce de Lamín-
dan o á Coanuri se encuentra una casa llamada sorguineche, de
aspecto algo lúgubre, por la hondonada sombría en que se en-
cuentra, por los geroglíficos que contiene su portada, y por una
tejavana que tiene á su lado derecho. Según los habitantes de
Dima no hay valiente en el mundo que pueda habitarla duran-
te una noche.
No es nuestro objeto averiguar si los temores de los habi-
tantes de Dima son ó no fundados. Bástenos saber que aquella
fué la casa elegida para poner á prueba el valor del héroe arra-
tiano, y que los preparativos que Pranchi hiciera para pasar la
memorable noche, indican que había algún motivo para tener
miedo. Por de pronto preparó una carga de paja para poder dor-
mir sobre olla, colgó de la cintura un magnífico re wolver después
de haberlo cargado con cinco tiros, y metió en la faja un enorme
cuchillo que le solía servir para sangrar y desollar los novillos.
Después de todo Pranchi cogió su gran pipa, una gran cantidad
de tabaco en rama, un pedazo de yesca y su correspondiente pe-
dernal, y se echó á dormir. Una hora estuvo acostado, y si es ver-
dad que no aparecía ningún duende, tampoco aparecía el sueño.
Pranchi encendió su pipa y se puso á fumar, pero se acabó la
pipada y todavía no aparocía el duende. En esto dieron las doce
en el reioí de la iglesia parroquial de Villaro.
Pranchi tenía continuamente en su boca una exclamación
que había aprendido en el cuartel: ¡porra! y ésta la repetía cada
vez que se le presentaba delante algún objeto que le llamara
$mm — 566-
la atención ó oxcitara sil admiración, do cualquiera manera que
fuese.
Cuando Pranchi oyó las doco del reloj de Villaro, exclamó:
¡porra! ahora viene el duende; dio media vuelta sobre las pajas,
ó hizo como que dormía; pero aquella noche era noche de poco
dormir, y lo mismo el duende como el sueño brillaban por la
ausencia.
Así pasó un gran rato, cuando ol valiente compañero de Zu-
malacárregui oyó un estruendo terrorífico, como de cien caño-
nes disparados á la vez. ¡Porra! ya están aquí, exclamó Pranchi;
parecíale que la casa so le venía encima, pues temblaba desde
sus cimientos; y la verdad sea dicha, algo de aquel temblor so
le comunicaba también al valiente capitán Bornaola. No obstan-
te, oir aquel ruido y echar la mano al revolver, fué cosa de un
momento en Pranchi. Aplicando ol dedo al gatillo, gritó con to-
da la fuerza de su pulmón: venid aquí todos los demonios, que
quiero romperos la crisma; miraba por todas partes, pero no
veía á nadie, recorrió toda la casa con su arma en la mano, pe-
ro tampoco halló vestigios de nada.
En esto sonó otro ruido infernal semejante al primero, y to-
da la casa se vio iluminada repentinamente y Pranchi trasla-
dado en un momento, y sin que so diera cuenta de cómo era
trasportado, á un vastísimo salón profusamente iluminado y
engalanado con un lujo asiático.
Pranchi no sabía qué concepto formar de todo aquello, pero
dijo para sus adentros: e8to no va malo: si estuvieran,aquí sais
compañeros con sus diez azumbres de chacolí...
Las paredes estaban adornadas con elegantes cortinas de
damasco, riquísimas alfombras cubrían el suelo, dos hileras de
sillas estaban colocadas á los dos lados del lujoso salón, y en
las sillas se sentaban una multitud de ancianos con una barba
blanca quo los llegaba hasta la cintura. ¿Qué hacen aquí estos
viejos? exclamó Pranchi; pero nadie le contestó una sola pala-
bra, ni uno sólo de aquellos ancianos se dignó siquiera mi-
rarle.
En el oxtremo del salón se veía un féretro, y encima del fé-
retro un cadáver ensangrentado. Apenas lo. vio Pranchi, echó su
exclamación ordinaria y otras muchas más que nosotros omiti-
mos por elegancia, basta decir que no omitió ninguna de las
exclamaciones é interjecciones que se acostumbran en los cuar-
teles españoles, que no son pocas. Iba á disparar un tiro cuan-
do sintió que le faltaba el suelo bajo sus pies, se abrió un gran
agujero, y tanto caminó hacia abajo que le parecía se iba has-
ta los infiernos, cuando so encontró en otro salón extenso co-
mo el primero, pero vestido do muy diferente manera.
¿Dónde se encontraba? Pranchi no sabía darse cuonta, y lo
que os más no podía articular una sola palabra. Se encontraba
con los cabellos erizados y temblando de pies á cabeza. Le vino
á la mente quo las diez azumbres de chacolí le costaban muy
caras, pero ya que había empezado aquella jornarda, era necesa-
rio continuar.
Miró á los lados de la sala, y vio que estaba decorada con
cortinas negras salpicadas de lagrimones blancos; sobre una
mesa había cuatro cráneos humanos colocados en línea recta;
de trecho en trecho se veían puñales atravesados en las pare-

- 567 - .
ZüZ¿/\ des en íorma do cruz, hombros eü cuyos cuerpos estaban
enroscadas multitud de serpientes. Alrededor de una mesa
estaban sentadas seis mujeres viejas en forma horripilante,
cada una de ellas tenía en su muñeca una víbora por pulsera;
encima de la mesa se veía un plato grande, en el plato una
serpiente muerta, y sobre la serpiente un crucifijo. Aquellas
viejas estaban picando el crucifijo con las puntas de sus agujas.
Pranchi no pudo sufrir aquella escena, y después que echó
todas sus -porras y toda su letanía de interjecciones cuarteleras,
apuntó el rowolver á la más vieja de ellas casi á bocajarro, y
la dejó muerta en el acto. La bala le entró por la sien izquierda
y le salió por la oreja derecha. Nuestra pluma se resiste á des-
cribir la escena que á continuación so desarrolló. Baste decir
que aquello era no una semejanza del infierno sino el infierno
mismo. Voces, gritos y blasfemias, todo se oía en aquel lugar
espantoso; pero al poco tiempo todo quedó oscuro y tenebroso
como un calabozo y creyó Pranchi que podía descansar.
No fué así; sino que entonces empezó la más terrible escena.
En medio de aquella oscuridad apareció un fantasma formida-
ble que dejó á Pranchi sin una gota de sangre en todo su cuer-
po y casi petrificado. El fantasma se dirigió á Pranchi con ac-
titud feroz, pero no había llegado todavía el momento de que
desfalleciera el valiente capitán de Dima.
En el momento en que el fantasma parecía iba á devorar á
Pranchi, este le apuntó el rewolver á la cara y le disparó los
cuatro tiros que le quedaban; pero el fantasma recibió los cua-
tro proyectiles dulcemente en sus labios, los cogió con la mano
y los arrojó al suelo.
¡Porra! exclamó Pranchi asombrado, soy perdido pero sin
desfallecer de ánimo cogió con presteza el enorme cuchillo que
tenía en la faja, le agarró con las dos manos y con toda la furia
de su alma, fué á clavarle en el vientre de aquella horripilante
figura que tenía delante, pero el fantasma tocó con la punta de
su dedo la punta del cuchillo y éste cayó al suelo hecho cinco
pedazos.
¡Porra! exclamó Pranchi y dio un salto hacia atrás...
No sabía qué hacerse. Le vino á la memoria que tenía en el
bolsillo un pequeño crucifijo que nunca le había separado de sí;
lo cogió y se lo arrojó al fantasma; e3te desapareció con ruido
espantoso, pero volvió á aparecer inmediatamente. ¿Qué iba á
hacer Pranchi? ¡Ah! entonces le vino á la memoria que todavía
tenía consigo la más poderosa de sus armas. Era el escapulario
de la Virgen del Carmen. So lo quitó de su cuello y se lo arrojó
á la cara del fantasma el cual quedó prendido en el cuello do
este.
El fantasma hizo grandes esfuerzos para arrancárselo, pero
hubo un momento en que el fantasma levantó sus ojos al cielo,
otro momento en que aparecieron dos chorros de lágrimas en
aquellos ojos y otro momento en que cayó muerto al suelo. No
era más que un hombre como otro cualquiera. Pranchi al ver
delante de sí un cadáver, cayó también desmayado, pero durante
su desmayo tuvo lugar una visión. Se le apareció un alma, que
le habló de este modo: Soy el alma que ammió el cadáver que
tienes delante. Fui un espiritista, mi vida ha sido un tejido de
crímenes, y aún á tí mismo quise desesperarte y conducirte &

-568 —
los infiernos, pero desde el momento que sentí sobre mis opals-
das el escapulario del Carmen so me ahrieron Jos ojos y vi la
horribilidad de mis crímenes y la grandeza de la misericordia
de Dios. Entonces levanté mis ojos al cielo, y4quellas lágri-
mas que viste correr por mis ojos eran lágrimas del dolor que
me ha quitado la vida. Estoy en camino de s^taeción, pero des-
tinado al purgatorio hasta el primer sábado'•Sabe que te en-
cuentras fuera de tu tierra, pues estas en Baltimore ciudad de
los Estados Unidos: Preséntate al cónsul español que es don
Tomás Zumalacárregui, sobrino del general carlista de este
nombre; él te pagará el viaje para España y publica las gran-
dezas del escapulario del Carmen.
Pranchi volvió en sí, y vio que todo era cierto. Salió á la
calle y veía unos hombres altos y rubios que cortesmente le
saludaban diciendo: Good nurning. Pranchi, no sabía lo que le
decían pero respondía: Buenos días. Preguntó á un yankee
dónde estaba el consulado español, y le respondió: Henry Clay
Street; y ¿dónde está Henry Clay Street? pregunto Pranchi; en-
tonces el yankee le acompañó hasta el consulado y ie presentó
al cónsul.
Pranchi contó al cónsul lo ocurrido, este le recibió cortes-
mente y le pagó el viaje para España.
Pero antes de embarcarse para su tierra Pranchi tuvo el
cuidado de volver á donde estaba el cadáver del fantasma,
arrancarle el escapulario y ponérsele á sí mismo.
Lo que ocurrió con aquel escapulario durante la navega-
ción, sobre todo durante la formidable tempestad que tuvo lu-
gar, no se puede contar esta vez: lo referiremos otro día.
NOTA. Quizás este relato parezca poco verosímil aún en
'<TERM el terreno de la novela por lo extraordinario que á primera vis-
ta se presenta. Sin embargo no lo es, ni en el terreno de la no-
vela ni en el de la historia. Es verdad que el hecho no ha tenido
lugar con Pranchi que es personaje imaginario, ni en Dima que
nada tiene que ver con nuestra historia, pero túvolo hace cin-
cuenta años en una aldea de París, donde cierto personaje, des-
pués de haber pasado una noche semejante á la que acabamos
de mencionar, el día siguiente se encontró en Moscou según
refirió un periódico de aquol tiempo, y no hace mucho lo hemos
visto reproducido en una revista Norte-Americana. Así que en
este relato, no se ha hecho sino convertir el nombre del perso-
naje de la aldea de París, en Pranchi, el de Moscou en Balti-
more y la misma aldea de París en Dima, sin entrar en averi-
guaciones de si el hecho que se refiere es una superchería ó una
realidad.
F R . S. S. T.

4*~-x
í*U-ys-> /f/3j>—r~LjLj> -669 —
M
CRÓNICA CARMELITANA
CARTA DE BUENOS AlRES

¿ r i o P. DIRECTOR DE E L MONTE CáEMELO.—Carísimo padre:


Después del prolongado siloncio de ocho meses en los cuales
los hijos del Carmelo no han cesado de trabajar de muchos
modos en la República Argentina, ya predicando ó confesando,
dando ejercicios espirituales tanto a religiosos, como á religio-
sas, enseñando la doctrina en los colegios etc., voy á escribirle
unas líneas sobre mis dos últimas excursiones apostólicas.
El tercer día de la Pascua de Resurrección, salí de Buenos
"K^'" Aires con el limo, señor Obispo de la Plata y otros dos misio-
neros con el objeto de dar una misión en Pergamino, ciudad de
unos treinta mil habitantes. El recibimiento fué grandioso, la
estación estaba repleta de gente y entre armoniosos acordes de
la música y rodeados de un piquete de caballería llegamos á la
iglesia donde el limo, señor Obispo agradeció á los concurren-
tes que llenaban el templo la cariñosa acogida que se nos ha-
bía hecho exhortándolos á aprovecharse de la gracia extraordi-
naria de la santa Misión. Duró ésta ocho días siendo concurri-
dísima y de abundante cosecha espiritual; pues se consiguió
€M unir en legítimo matrimonio á ciento veinte personas que vi-
vían en pecado* Muchos hombres se confesaron por primera vez
y las comuniones llegaron á dos mil.
En uno de los días de la Misión se inauguró la nueva Igle-
<&?• sia-Capilla levantada á espensas de las damas de caridad de
aquella población y ¡coincidencia providencial! en aquel mismo
día recibía yo una carta de nuestro muy Rvdo. P . Fernando de
la I. Concepción, Visitador General de la Argentina, en la que
me encargaba que hablara con el señor Obispo sobre una fun-
dación nuestra en Pergamino. Así lo hice y el señor Obispo me

rm contestó: esto es providencial; Dios quiere que los Carmelitas


se encarguen de esta Iglesia nueva; yo les nombro capellanes
de ella; escriba usted así al R. P. Visitador. Dio su licencia in
scriptia para que allí pudiéramos fundar y á los quince días os-
taban allí instalados como fundadores el R. P . Angelo que es
muy apreciado en aquella localidad y otro padre. Pergamino

— 570-
és una ciudad donde hay mucha míes y pocos operarios; pues
para treinta mil habitantes solo hay un cura y un teniente.
Además, es un punto estratégico con cinco vías férreas, situa-
do entro Buenos Aires y Córdoba y cerca del Rosario que es
una ciudad importantísima de ciento catorce mil habitantes.
En vista de todas estas circunstancias, esperamos que aquella
fundación redundará en mucha gloria de Dios y bien de las
almas.
En 11 de Mayo partimos para otra misión que se iba á dar
en San Nicolás, ciudad de veinticinco mil habitantes. El tren
que parte de Buenos Aires para aquel punto después de reco-
rrer un trecho por la orilla del Río de la ; Plata empieza un gran
trayecto aéreo, pasando por encima de los bosques y paseos de
Palermo, con la particularidad de que tiene tres estaciones á
la misma altura. La vista panorámica que se ofrece al viajero
mientras el tren vuela por encima de las copas de los frondosos
y variados árboles es fantástica. Después de recorrer cincuen-
ta leguas en seis horas llegamos á San Nicolás, pintoresca ciu-
dad colocada en una loma bañada por el río Paraná que alegra
la vista con sus grandes y verdes islas cuajadas de árboles.
Al quinto día de la Misión llegó el incansable señor Obispo
de lá Plata permaneciendo seis días entre nosotros. No es po-
sible describir el entusiasmo que allí produjo el hábito de la
Virgen del Carmen desconocido para ellos. No podía salir de la
iglesia á la casa parroquial ó viceversa sin ser objeto de una
persecución feroz de parte do las gentes que me rodeaban impi-
diéndome dar un paso. Cuanto más les increpaba era peor.
Los siete sacerdotes no eran suficientes para oir las confe-
siones de las personas que desde muy temprano acudían á lim-
piar sus almas en el sacramento de la Penitencia. He visto á
mis pies personas que hacía treinta y cuarenta años que no
se confesaban y caballeros que alejados por completo de la re-
ligión y entregados á toda clase de vicios se confesaron con
tanto dolor de sus pecados que han tenido que suspender la re-
lación para dar rienda suelta á las lágrimas y sollozos causados
por el profundo pesar de su vida licenciosa. ¡Hermoso espectá-
culo que consuela y conforta el corazón del misionero en medio
de sus fatigas, el ver estos triunfos de la gracia sobre corazones
empedernidos y esclavos de Satanás!
Concluida la Misión y á indicación del señor Obispo tuve
que permanecer unos días más para seguir predicando y confe-
sando. La misma mañana de mi salida para Buenos Aires se
me presentaron entre muchas personas dos hombres que de-
seaban confesarse. El uno no se había confesado nunca y el

-571-
otro no se había acercado al tribunal de la Peniíencía en trein-
ta años.
Todo sea para mayor gloria de Dios y honra de Nuestra Ma-
dre SSma. del Carmen cuyo escapulario ha despertado tanto
entusiasmo entre aquellas gentes.
De V. E. indigno h.° en Jesús,
F R . BONIFACIO DB LA SODA FAMILIA.

UNA PROFESIóN.—Con la solemnidad que tan conmovedora


ceremonia requiero, ha tenido lugar el día 15 del corriente mes
en el Monasterio de Carmelitas Descalzas de San José de Medi-
na del Campo, la profesión religiosa de la H. a María Victoria
de la Cruz.
Consolador ejemplo de vocación verdadera, abandonaba las
comodidades de su posición social y el seno de una familia
querida, para refugiarse bajo el glorioso pabellón del Carmelo
trocando sus trajes y mundanales joyas por el modesto sayal
carmelitano.
A las nueve de la mañana comenzó la solemne ceremonia
con una misa cantada en la que ofició de celebrante el R. P. Vi-
cario, Fr. Gabriel, delegado por el Excmo. señor Arzobispo para
imponer el velo á la novicia,, y pronunció' la oración sagrada,
una vez terminado el Evangelio, el B . P . Martin, misionero
apostólico del Malabar.
Desde el presbiterio y dirigiéndose al coro, el P. Martín
destacaba su venerable figura envuelta en la blanca capa de la
Orden, como una celeste aparición que desde el sacro-santo
Altar alentaba a la virgen en su camino de redención y fortifi-
caba el atribulado corazón de- la familia de la profesa con el
bálsamo consolador ie sus palabras.
En elocuentes y levantadas frases, enalteció la vida conven-
tual; haciendo resaltar la magnitud de la recompensa otorgada
junto á la pequenez del sacrificio impuesto y llegó á causar
una verdadera y honda impresión en su numeroso auditorio de
fieles, cuando, poseído de fervoroso anhelo, suplicaba al Señor
la merced de derramar en el martirio la sangre por quien, en la
luctuosa noche del Calvario, vio con la suya un mundo redi-
mido.]
La H . a María Victoria que apareció en el coro llevando en-
tre sus brazos un precioso Niño Jesús, presente de sus padrea,
que constituye una verdadera j oya escultórica, después de re-
zar postrada sus fervientes preces por los que en el mundo
quedábamos y de elevar al Cielo con angélica unción el Sus-
<"pe me Domine, abandonó por fin el blanco velo de la novicia

— 572-
%m^:
por el negro manto de la profesa y arrodillándose delante do
cada una, abrazó conmovida y radiante de placer á sus nuevas
hermanas.
Fué madrina en dicho acto, la virtuosa señora doña Justina
Perrín tía de la profesa.
Nosotros, que ligados á esta por estrechísimos vínculos de
familia sentimos con su clausura un vacío inmenso á nuestro
lado, no podemos menos de celebrar su heroica resolución y
felicitarnos ante su dicha, comprendiendo que el Señor ha ve-
nido á honrar nuestra familia eligiendo entre ella como esposa,
á quien un día se llamó en el mundo Victoria Gutiérrez, nues-
tra querida hermana.—T. G. P.
CONSAGRACIóN DE UN OBISPO.—En nuestra Iglesia de la Vic-
toria, en Roma ha sido consagrado el nuevo Obispo de Téramo
Mons. Alejandro de Santa Teresa, Carmelita Descalzo, por Su
Eminencia el Cardenal Gotti, con asistencia de Mons. Constan-
tino Limosnero secreto del Padre Santo, y de Mons. Dionisio
Ex-Vicario General de la Orden.
Era conmovedor ver en el altar tres Obispos do la Orden.
Asistía la representación de la Orden Carmelitana y de varias
otras Ordenes é Institutos, la de la diócesis de Téramo, y gran
concurso de fieles.
41 día siguiente fué recibido por el Sumo Pontífice el nue-
vo Obispo, oyendo de los augustos labios do León X I I I conse •
jos y palabras de aliento para el desempeño del difícil cargo
pastoral, y recibiendo de sus manos como regalo, una hermosa
cruz pectoral.
TOMAS DE HáBITO.—En el nuevo Convento de Alcibar (Az-
coitia) ha tenido lugar la entrática de las señoritas Luisa Urro-
ta y Josefa Antonia Larrañaga, de Idiazabal y Azpeitia respec-
tivamente.
La función resultó muy conmovedora asistiendo gran con-
currencia de fieles principalmente de Zumaya, donde residían
las novicias.
Ocupó la Sagrada cátedra el sabio baskófilo don Domingo
Aguirre quien tomando por tema las palabras del Psalmo «Audi
filia et vide,» pronunció un hermoso sermón en estilo elegante
y dicción clarísima que tuvo agradablemente suspendida la
atención de los oyentes todo el tiempo que duró.
Entre la numerosa concurrencia contó, quien nos comunica
estas noticias, 28 sacerdotes.
Son ya 14 las monjas que hay en dicho convento.
Las obras de construcción de la Iglesia han empezado ya y
puede decirse que dentro de poco so organizarán edificios y
— 573-
comunidad gracias á la activa cooperación de la católica Azcoi-
tia y no menos de la j u n t a organizadora.
—También ha tomado el hábito en el Convento de Madre»
Carmelitas Descalzas de Corella la señorita plácida Leyún, na-
&t'\
tural de Moain.
La nueva religiosa llevaba un rico traje de brocatel blanco
y en dicho acto predicó el R. P. Jacinto, religioso carmelita del
convento de dicha ciudad, el cual ensalzó de un modo admira-
ble la vida del claustro.
l& Dicha religiosa se llamará en religión Sor Plácida Teresa
de Jesús.
A dicho acto asistieron los padres de la novicia, así como
también un numeroso concurso de amigos de la familia.
A las nuevas novicias y á sus familias damos nuestra enho-
rabuena.
n \ ®\
NECROLOGíA.—Ha fallecido en Granada, en el Convento de
Santa María Egipciaca, de las Carmelitas Terceras de Santa
wm Teresa, la Hermana Fernanda de la Asunción. Era la finada
hermana de nuestro querido y R. P . Bonifacio de la Sagrada
Familia Superior de los Carmelitas Descalzos en Buenos Aires,
y del M. R. P. Antonio de la Asunción, religioso Trinitario.
mí Su carrera en la vida ha sido sumamente breve, pero bien
puede decirse de ella, que en poco tiempo adquirió grandes
tesoros de virtudes y méritos para la vida eterna.
Damos nuestro más sentido pésame á los padres Bonifacio
y Antonio, á sus afligidos padres y demás familia.
—En Huesca ha fallecido la señora doña Isabel Solana, viu-
da do Orús, bienhechora do la Orden.—R. I. P.

M /P


[^

574-
CRÓNICA GENERAL

J Ü L EMPERADOR GUILLERMO, CLERICAL.—Cuando un verdadero


hombre de Estado quiere verdaderamente el engrandecimien-
to de su pueblo lo primoro que hace es proclamar la nece-
sidad y la obligación de favorecer la influencia religiosa en la
vida pública de las naciones. Y no se crea que vamos á citar el
ejemplo de algún García Moreno, ni la opinión de algún trata-
dista católico, ni la autoridad de algún documento pontificio.
Nada de eso. Un' protestante que ciñe corona imperial y que es
arbitro de la política europea, acaba de declararlo explícita-
mente, con palabras que no dejan lugar á dudas y expresan su
firme convencimiento. El Emperador de Alemania, en un dis-
curso pronunciado en Aquisgrán, no se recató para decir lo si-
guiente:
«Con orgullo y satisfacción quiero que sepáis que el Papa ha
declarado al Barón de Loe, representante mío en las fiestas del
Jubileo, que tenía formada muy alta idea de la piedad del pue-
blo alemán y, especialmente del Ejército.
»E1 Barón de Loe recibió encargo de decirme que el imperio
alemán es el país de Europa donde todavía prevalecen las bue-
nas costumbres, el orden, la disciplina, el respecto á la autori-
dad de la Iglesia y donde cualquier católico puedo practicar
libremonte su Eeligión, por lo cual el Papa daba gracias al
Emperador de Alemania.
íEsto me permite manifestaros mi opinión de que las dos
Religiones dominantos en Alemania deben esforzarse en mante-
ner y fortificar en el pueblo el santo temor de Dios y el respeto de la
Religión.
»Poco importa que seamos hombres á la moderna y que nos
movamos en uno ú otro campo: quien no hace de la Religión el
fundamento de la vida, está perdido.
«Por este motivo, juro que pondré el Imperio y el Ejército y que
me pondré yo mismo y pondré mi casa, bajo los auspicios de la Cruz
y al amparo de aquel que dijo: «El cielo y la tierra pasarán; pero
«no pasarán mis palabras.»
Este discurso ha producido en Alemania profunda impre-
sión, porque denota el propósito del mayor soberano do Europa
de fomentar el espíritu religioso en la vida social y nacional
del pueblo más adelantado de la tierra. Pero á buen seguro que
los liberales de por aquí, serviles imitadores de todo lo malo
extranjero, no copian, acomodándolo á nuestra situación, el
ejemplo de clericalismo—así lo calificarán,—que acaba de dar
al mundo el Emperador de Alemania.

-575 —
NOVENA DEL APóSTOL SANTIAGO.—En la Novena del Apóstol
Santiago que se celebrará en Compostela el mes de Julio, al
mismo tiempo que el Congreso Católico, predicarán nueve Pre-
lados sobre los siguientes temas:
Día 15. «Generosa prontitud de Santiago para seguir á
Jesucristo», por el limo, señor Obispo de Astorga.
Día 1.6. «Encendidísima caridad y celo del santo Apóstol,
por los que mereció le llamase Hijo del Trueno su divino
Maestro», por el limo, señor Obispo do Osma.
Día 17. «Fidelidad del Apóstol Santiago en corresponder
á los favores del Todopoderoso Jesús, por la que se hizo digno
de sus íntimas confianzas», por el limo, señor Obispo do Pam-
plona.
Día 18. «Predilección do nuostro Señor Jesucristo para
con el Apóstol, manifestada en el acto do su gloriosa transfigu-
ración», por el Excmo. señor Obispo de Lugo.
Día 19. € Ternura del amor do Jesús para con su glorioso
discípulo rovelada en G-etsemaní», por el Excmo. señor Obispo
de Sión.
Día 20. «Fortaleza del Hijo del Trueno al hacer frente á
la.judáica perfidia y al someter nuestra España al suave yugo
de la divina Ley», por el limo, señor Obispo de Jaén.
Día l /il. «Incomparable honor dispensado al Apóstol por la
Santísima Virgen al encargarle la erección en Zaragoza del
primer templo consagrado en el mundo á su veneración y cul-
to», por el Excmo. señor Arzobispo de Zaragoza.
Día 22. «Ejemplar constancia del Apóstol al derramar su
: sangre el primero entre sus colegas por Jesucristo», por el ex-
celentísimo señor Obispo de Madrid-Alcalá.
Día 23. «Singular amor del santo Patrono de España, de-
\K> mostrado en haberla engendrado á la fe do Jesucristo y rega-
¡ lándola con el tesoro de su glorioso Cuerpo y constante proteo-
j ción», por el Exorno, señor Obispo de Salamanca.
PEREGRINACIóN ESPAñOLA á ROMA.—Para solemnizar el he-
cho de ser León XIII, entre más de 200 Pontífices, el tercero
do los que han alcanzado el 25' año de Pontificado, saldrá de
Barcelona en ol próximo Octubre u n a peregrinación que en
tren especial invertirá treinta y cinco horas en el viaje hasta
Roma, donde estará nueve días. El billete de ida y vuelta cos-
tará 250 pesetas en primera clase, 170 en segunda y 105 en ter-
cera. Es de esperar que sean muchos los fieles que se adhieran
ra á esta hermosa peregrinación.
U N CASO úNICO BK EL PONTIFICADO.—Lo es, en efecto, el del
número de Cardonales fallecidos durante los veinticuatro años
( y tres meses del Pontificado de León XIII, que asciende á 140,
y como el Sacro Colegio consta á lo sumo dé 70 Cardenales;
i supone aquella cifra la renovación por dos veces del Colegio
Cardenalicio. Pío IX, durante su Pontificado de treinta y dos
!
años, sólo vio morir'á 123. Pero como todavía quedan tres Car-
denales creados por aquel Pontífice, aún no puede decir p e ó n
X I I I como Urbano VIII, que vio desaparecer todos los Carde-
nales creados por su predecesor: Non vos me,elegutit\sed ego
;
elegiavos. . ,. . , , . . i 'i
-'V.'J
— 576 —
Filii tui jdo longo va
nicnt.
ISAíAS (¡0. 4.

UCHAS son las entidades reli-


giosas que se honran con el
gloriosísimo dictado de hijos
predilectos de María, y sin hacer ofensa á
ninguna y respetando todos los derechos,
creo un deber el sostener la primacía de
la Orden Carmelitana, y el buscar prefe-
rencias en ese corazón amante donde todos
los justos tienen sitial, todas las virtudes
trono y todas las grandezas corona. La
divina Providencia ha señalado al Car-
melo un lugar al que nosotros no podemos
enunciar sin mermar los sagrados privi-
legios de la Virgen, nuestra Madre; y este
lugar, diga lo que quiera esa crítica mal
entendida, que todo lo pretende probar con
HfioIIlH^lám. 51 pedazos de pergamino, rechazando como
expúreo cuanto no se halla afianzado en
la escritura, cual si la tradición y el testi-
1.°de Agosto de 1902 monio de los siglos nada dijeran, es la pro-
cedencia eliana de la gran familia carme
e)T(sr t litana.
578 EL MONTE CARMELO

No es mi intento el sostener la unidad del nombre, ni menos la


•jurídica de la Orden Carmelitana; su historia, como el manto de la
hija del Príncipe, está bordada de variedades, y su gloria más pre-
ciada es la unidad de la sucesión, sin perder nada de esa armónica •
variedad de profetas, asideos, varones religiosos, acemetas, elianos,
barrados, carmelitas y descalzosv que forman el rico y variado fes-
tón que matiza la vática Orden de la Virgen Carmelitana.
Tampoco me he propuesto el sostener las fábulas que á todo lo
antiguo se agregan apropiándome glorias que no nos pertenecen.
La falsedad y el embuste han sido siempre la desesperada argu-
mentación de las causas desesperadas. Ni menos el enumerar los
testimonios todos que nos abonan: tanto valdría el contar las estre-
llas que tachonan el firmamento en el azul oscuro de la noche;peroá
pesarde la nebulosidad de que todo lo antiguo se rodea,no podemos
menos de convenir en que el profeta de Dios Elias fué predestinado
para crear una asociación de videntes á la sombra de aquella váti-
ca nubécula que guardando las tradiciones que en ella se conte-
nían, levantaran una ara á la Virgen que tenía que venir, mucho
• antes que los druidas le rindiesen culto en el fondo de sus bosques
al pie de sus seculares encinas, que Vigilio predijera sus glonas
con la habilidosa elocuencia del siglo de Augusto y la Pitonisa de
Delfos la saludara desde el trípode sagrado.
San Elíseo, aquel heredero del doble espíritu, vático y evangé-
lico del Tesbita, fué la primera columna de ese templo vivo de las
loas marianas y cuánta fuera la exuberancia de aquel plantel de
videntes que, testigo Plinio, atrajo al Carmelo admiradores desde
las regiones más remotas, dícelo sobradamente el libro III y IV de
los Reyes.
Qué suerte cupo al Carmelo durante el cautiverio babilónico, no
lo dice la historia, pero lo deduce la razón, porque habiendo dejado
Nabuzardán en sus tierras á los habitantes del campo para que
cuidaran del cultivo, no se ve el por qué había de turbar la paz de
los moradores del Carmelo, alejados como estaban del bullicio de
la guerra. Y á estos pacíficos moradores del desierto parecen refe-
rirse los vencedores del fuego babilónico, cuando cantando al Se-
ñor en medio de las llamas, después de haber invitado desde el ro-
cío de la mañana hasta el sacerdote del santuario á bendecir al Se-
ñor su Dios, exclaman: Bendecid, varones religiosos, al señor Dios
de los dioses
Rotas las cadenas del servilismo, no pocos de los que comieron
• en el destierro el pan del dolor, al tornar á sus solitarios y ruino-
sos hogares, «ubieron al Carmelo á llevar los votos que hicieron
sobre las asfixiantes arenas de los'campos de Senaar, engrosando
así aquella achicada grey de profetas que trocaron en aquel enton-
ces su nombre por el dé asideos, esto es, hombres consagrados al
Señor. Justificada mudanza por la nueva razón que motivara el
LOS HIJOS

alistamiento de los nuevos discípulos que se agregaban á la escue-


la profética.
Tranquilos vivían aquellos santos con la observancia de leyes
á nosotros ignoradas, cuando la voz del Bautista, turbando la paz
de aquellos sagrados antros, verificó en los espíritus aquella grata
revolución que la trascendencia de los hechos en aquellos días rea-
lizados, imponía, hasta que al advenimiento del Espíritu Santo y
creación de la Iglesia, los hijos del Tesbita se dividieron, optan-
do unos por la soledad del yermo y otros por la fatigosa labor del
apóstol, acabando por imponer á los asideos un nuevo bautismo, el
de varones religiosos, á los que se quedaron junto á la cristalina
fuente de San Elias, meditando día y noche en la ley del Señor, y
de varones apostólicos, á los que sumándose á los apóstoles, reco- .
rrieron el orbe evangelizado la buena nueva que, rasgando el negro
crespón de las tinieblas, dio paso á aquella luz esplendorosa y bella
que creó la. civilización cristiana y afianzó la verdad en las almas.
Las persecuciones de los siglos heroicos obligó más de una vez
á los moradores del Carmelo á buscar seguridades entre los desier-
tos de Arabia y las arenas del Kolsin, dando principio en la Nitria
y el Egipto á esa numerosa falange de ángeles terrestres que ven-
cieron á los ángeles en pureza y pasmaron á los siglos con sus
asombrosas austeridades. Los anales del yermo se complacen en
consignar que todos lo antiguos monjes, hasta el mismo San Anto-
nio, padre de todos ellos, tuvo su maestro. La historia, para distin-
guir aquel pueblo de penitentes que brotaba délas rocas de sus
primeros modelos, llamó á los fugados hijos del Carmelo acemetas,
ó, lo que es lo mismo, monjes primitivos, para distinguirlos del
resto de los solitarios.
Victoriosa la Cruz y garantida la libertad de conciencia por
la espada de Constantino, mientras que unos apegados á sus toscas
grutas olvidaron las videntes cumbres del Carmelo, finalizando
su historia con su existencia; otros tornaron á los antros de los
profetas, y conio ya las lauras se extendían y las grandes figuras
de los Sabas, Basilios y Antonios, imponían sus nombres á sus imi-
tadores los acemetas, creyéronse en el deber de honrar la memoria
de su, fundador y tomaron el nombre de elianos. Las pruebas de la
paternidad eliana de los primeros solitarios abundan en las obras
de Juan XLIV Jerosolimitano, de San Jerónimo, de San Isidoro, li-
bro 2. c. 15 de Eccl. Off., de-Casiano, lib. 1. c. 2 y otra infini-
dad, que se pueden ver citados en nuestros apologistas, y la pro-
cedencia de la Orden Carmelitana de San Elias queda afian-
zada en documentos pontificios, redactados motu proprio por Sixto
IV. Juan XXII, Julio III, Gregorio XIII y Clemente VIII, y cual si
esto no fuera bastante, dícelo sobradamente la estatua de marmol
• mandada colocar por Sixto V en el Vaticano al frente de los fun-
580 EL MuHTE CARMELO

dadores de todas las Ordenes religiosas como tipo ejemplar y mo-


delo de todas ellas, y, cuando las piedras hablan, los raciocinios
huelgan.
EL espíritu da expansión aportó á las playas italianas un corto
número de elianos más conocidos por lo excepcional de sus lista-
das melotas que les mereció el nombre de "barrados,, que por lo
envejecido de su procedencia; y, datos no perfectamente definidos,
nos dicen que fundaron en Florencia, Ferrara y Roma allá por los
siglos nono ó décimo; pero el continuo guerrear de los pontífices y
emperadores, fatigó sus espíritus no acostumbrados á la lucha y
ávidos de gozar de la sosegada paz del Carmelo, tornáronse á la
santa montaña, si bien con poca suerte, porque el avance de las
lunas agarenas ensangrentaron con sus victoriosas cimitarras los
antros proféticos, y el destierro no tardó á imponerse. Empero los
elianos eran como bandadas de pájaros que, asustados por los dis-
paros del cazador, huían en el acto, para tornar luego á posesio-
narse de. sus antiguos nidos, y á este revuelo corresponde la época
del ilustre calabrés, San Brocardo, á quien no pocos historiadores
que suman con las quimeras lo que tengo afirmado, atribuyen el
principio de la Orden profética. Y cumple á nuestro deber de ca-
balleros de la Virgen, como nos llamó nuestra seráfica madre San-
ta Teresa de fesús, el protestar contra tan infamante afirmación.
Yo convengo gustoso en la carencia de datos auténticos que sos-
tengan clara y evidentemente la malla del trabazón histórico, debi-
do en gran parte al desprecio de la nombradia que, á no dudarlo,
formaba parte del credo político de aquellos solitarios muertos al
mundo y consepultados con Cristo en Dios, (Col. III.—3) cuya glo-
ria, más que al tiempo, pertenecía á la eternidad y á la manera de
ser de una Orden más amante del silencio que de la fama; pero no
puedo admitir el ignominioso baldón de negar á nuestro fundador,
suponiendo lo fuera S. Brocardo, por fantasear abolengos empa-
rentados con el ridículo. Sería el único y más extraño dato histó-
rico que nos contaría el monacato, la sola nota divergente en la
historia de las Ordenes y la más grande de todas las ingratitudes;
y ¿es lógico infamar á un instituto por la carencia de datos homo-
géneos que le abonen? Creo ser más racional el admitir la existen-
cia de solitarios sin trabazón jurídica ni leyes fijas, que guiados
de su fervor copiaban, según sus fuerzas, del Profeta, y hasta cierto
alejamiento de unos á otros solitarios que llevados más de la ley
del Señor escrita en sus espíritus, que de una uniformidad especial,
moraban en el Carmelo una serie no interrumpida de siglos, aun-
que alguna que otra temporada las tormentas que conmueven las
sociedades les obligaran á dejar sus penitentes moradas, que ese
exagerado afáu.de dar á las cosas un carácter de que carecen. San
Brocardo organizó, sí, aquellos espíritus dispersos apenas ligados
tos HIJOS 581

entre sí, y normalizó la vida del Carmelo, pero no la creó. Fué un


floricultor que dirigió la savia diana que circulaba con alguna
incorrección por aquellos espíritus tal vez no formados á una dis-
ciplina especial, pero ni crió la savia, ni levantó un pendón que
estaba ya cansado de ondear sobre el rojizo penacho de fuego y
humo que coronaba la santa montaña del Carmelo.
Ascuas fueron de este altar los santos solitarios, que siguiendo
las huellas de las cruzadas aplayaron á nuestra Europa traídos á
Francia por San Luis, su rey, y conducidos á España por don Ar-
noldo de Nabata, Huesca fué la primer ciudad de España que reci-
bió á los hijos de los profetas. La procedencia les dio el nombre de
Carmelitas con que hasta hoy les conoce la historia.
Lo que podríamos llamar historia contemporánea del Carmelo
es de todos conocida. Los conatos de reforma iniciados por Soret
y el Mantueno, se tradujeron en hechos merced al heroismo de la
Virgen de Avila, y la familia Carmelitana en su exuberante fecun-
didad se divide en dos grandes ramas, la de los observantes y la
de los descalzos. Ambas á dos han dado á la Iglesia frutos de ben-
dición, como lo evidencian en la observancia Santa María Magda-
lena de Pazzis, y en la reforma los eméritos mártires Dionisio y
Redento, cuyas frentes ensangrentadas acaba de coronar la Iglesia
con el nimbo sagrado délos santos; y ambas á dos viven hermana-
das en espíritu de santa observancia que garantiza la exuberancia
del Carmelo, cuya gloria no morirá. Bien podrán arreciar las tor-
mentas y embravecerse las olas, sus furias seguirán estrellándose
contra las rocas del Carmelo, sin lograr jamás conmoverlo y en su
perfumada cima brillará siempre esplendoroso y bello el faro de
las santas esperanzas, la Virgen carmelitana, derramando sus ra-
yos de oro lo mismo sobre las encrespadas olas del mundanal or-
gullo que sobre las verdeantes praderas de los hijos de los profetas,
sus eternos adoradores.
fR. ¿SALVADOR DE LA M . p .

t_*U@|§)..W — *
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UN SOL DEL CARMELO

e^l£¡|A Venerable Madre Sor Ana de San Agustín fué verdaderamente


^ u n Sol que con los esplendorosos rayos de la más alta santidad
ilustró al Monte Carmelo y honró á España y á la Iglesia entera
á fines del siglo XVI y principios del XVII. De familia distinguida
nació en Valladolid, y desde su niñez fué ya un ejemplar de raras
virtudes, que, creciendo al paso de su edad, causaban la admiración
de todos y eran la edificación de cuantos la conocían.
Llamada por Dios al estado religioso, entró por fin, después de
vencer la larga resistencia de su familia, en el convento de Carmeli-
tas descalzas, que Santa Teresa de Jesús habla fundado en Malagón
(Ciudad Real) pocos años antes. Allí conoció personalmente á la Se-
ráfica Fundadora; y ésta, conociendo las grandes virtudes y talentos
de Sor Ana de San Agustín, la llevó consigo á la fundación del con-
vento de Villanueva de la Jara (Cuenca), y desde aquí pasó la Ve-
nerable Madre Ana el año 1600 á Valera de Abajo (Cuenca), donde
fundó un nuevo convento de Carmelitas descalzas, obrando innume-
rables y estupendas maravillas. Finalmente, el año 1616 volvió la
Venerable Madre Ana á Villanueva de la Jara, donde murió santa-
mente el año de 1624.
En todas partes floreció con tan rara santidad y obró tantas y tan
singulares maravillas, que su fama, como suavísimo aroma, llenaba
toda e«pafia y traspasó sus fronteras. El limo, señor Obispo de
Cuenca, don Enrique Pimentel, instruyó por el año de mil seiscien-
tos cuarenta y cinco el oportuno expediente para probar sus virtudes
y milagrea, y para pedir á la Santa Sede la beatificación de la Venera-
ble Madre; El Papa Fío VI declaró heroicas sus virtudes el 15 de
Septiembre de 1776, y desde entonces quedó paralizada la causa,
que ahora quisiéramos de nuevo promover.
Con este fin publicaremos de seguida, Dios mediante, la Vida de
la Venerable Madre Sor Ana de San Agustín, destinando su producto
total líquido á tan laudable empresa, y esperamos que todos los
UN SOL DEL CARMELO 583

amantes de las glorias de España y del Carmelo, y especialmente los


vallisoletanos, manchegos y conquenses contribuirán por este medio
y con sus limosnas á facilitar recursos para conseguir la glorificación
de aquella ínclita virgen, que tanto los honró como paisana, I03 ilus-
tró con sus virtudes y milagros, y los colmó de beneficios, que les
alcanzó de su Divino Esposo.»
Se ruega á cuantos quieran contribuir á esta santa y patriótica
obra, ya como suscriptores á la Vida de la Ven. Madre, ya como
protectores de la causa, que lo avisen al señor Director de esta
Revista, ó á la Rvda. Priora ó Superiores de cualquier con
vento de Carmelitas Descalzos, religiosos ó religiosas, quienes con
gusto recibirán estos encargos y darán cuenta á dicho señor Director
y éste al autor del libro.
De las Reverendas Madres Prioras y demás superiores no duda-
mos que harán la propaganda conveniente entre los devotos con el
interés de cosa propia.
J^RJINCI SCO / A . yWiRTÍHEZ ^VÍARÍ*.
párroco (Je Santiago

Guadalajara julio 1902.

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S0J1 TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VII
(CONTINUACIÓN)

M AMOS ahora á ocuparnos de Roma, donde creí


v%f) hallar consuelo, y hallé la cruz. Cuando llega •
mos era ya de noche; y habiéndoseme apoderado el
sueño, no desperté sino al grito de Roma! Roma! que
repetían los peregrinos á coro con los empleados de
la estación.
No era un suefio, ¡yo me hallaba eu Roma!
Él primer día, tal vez el más delicioso,lo pasamos
á las afueras de Roma, donde todos los monumentos
han conservado el sello do la antigüedad; mientras que
en el centro de Roma, ante tantos hoteles y almacenes,
le parece á uno hallarse en París.
Este paseo por las campiñas romanas me dejó un recuerdo muy
placentero. ¿Cómo podré expresarla impresión que produjo en mi alma
la vista del Coliseo?
Mis ojos contemplaban aquella arena regada con la sangre de
tantos miles de mártires. Disponíame á besar la tierra santificada por
aquellos innumerables combatientes. Mas, ¡qué decepción! habiendo
sido elevado el pavimento, la verdadera y santa arena fué sepultada
bajo ocho metros de profundidad. A causa de las escavaciones que ha
sufrido, el centro se ha convertido en un montón de escombros; una
barrera insuperable impide la entrada. Además, nadie se atreve á
penetrar hasta el centro de aquollas peligrosas ruinas.
Pero, ¿era posible, que, una vez en Roma, volviésemos á nuestre
país natal, sin ver el Coli»eo?
—No, no era posible! Sin que me preocuparan las explicaciones
de nuestro cicerone, todo mi afán era descender hasta la arena,
SOR TERESA DEL SINO jcatís 585

Se lee en el Evangelio, que María Magdalena, por su constancia


en permanecer junto al sepulcro, y mirando una y otra vez al interior,
vio por íin dos ángeles; yo también, por mi constancia en mirar, vi,
no dos ángeles, pero eí lo que buscaba con ansia; y dando un giito
de alegría, dije á mi hermana:«Ven, sigúeme, al fin podremos pasar!»
Al momento nos lanzamos á través de las ruinas, mientras que nuestro
padre nos llamaba desdo lejos, admirado de nuestra audacia. Mas
nosotras nada oíamos.
A la manera que los guerreros se sienten más valerosos en medio
de la refriega,así también nuestra alegría iba en aumento á proporción
de nuestra fatiga y del peligro á que nos expusimos para conseguir
nuestros deseos.
Celiua, como más previsora que yo, había prestado atención álasin-
dicsciones del guía. Y acordándosele quehabía hablado de un pequeño
pavimento donde combatían los mártires, se puso ¡V buscarlo con inte-
rés.En efecto, no tardamos mucho tiempo en dar con él, y habiéndonos
arrodillado sobre este bendito suelo nuestras almas se confundieron en
una misma súplica. Mi corazón latía con vehemencia al aplicar mis
labios sobre el polvo impregnado de la sangre de los primitivos cris-
tianos. Allí pedí á Jesús la gracia de ser contada en el número de los
mártires por tu amor, y sentí en el fondo de mi alma que mi súplica
era escuchada.
Todo esto pasó como un relámpago. Después de haber recogido
Algunas piedrecitas, proseguimos nuestra peligrosa empresi. Nuestro
padre al vernos tan alegres no se atrevió á reñirnos; antes por el con-
trario, parecía muy satisfecho de nuestro valor. .
Después del Coliseo, visitamos las Catacumbas. Allí Celina y
Teresa tuvieron el consuelo de acostarse á lo largo del sepulcro de
Santa Cecilia, y tomaron un poquito de tierra santificada por sus res-
tos virginales.
Antes de este viaje no sentía devocióu particular por esta santa;
pero después que visité su sepulcro, y al considerar que es «la reina
de la armonía» á causa del cántico virginal que desde el fondo de su
cornzón entonó á su celestial E«poso, sentí hacia ella algo más que
devoción: una verdadera y sólida amistad; y llegó á ser mi santa pre-
dilecta, mi íntima confidente. Lo que sobre todo me llamaba en ella
la atención, era su ilimitada confianza, su completa abnegación, cua-
lidüdes, que la han hectn capaz de virginizar almas engolfadas en las
delicias de esta vida mortal. Santa Cecilia es semejante á la esposa de
los Cantares. En ella me parece ver un coro en un campo de armas. (1)
Su vida no fué otra cosa que un continuo y melodioso cántico
aun en medio de sus más terribles pruebas; cosa que no me admira,
puesto que el sagrado Evangelio r posaba sobre su corazón,{2) lo mismo
que el Esposo de las vírgenes.
La visita que hico á Santa Inés, fué también para mi muy dulce.
Allí veía una amiga de mi infancia. Procuré, pero sin éxito, obtener
una reliquia á fin de regalársela á mi madrecita Sor Inés de Jesús.
Lo que los hombres me negaron, Dios me lo btorgó: una piedrecita
de mármol rojo, quo se desprendió de uu rico mosaico cuyo origen
(!) Cañt. V I I . - (2) Oficio de Sta. Cecilia,
586 SX MONTE CARMELO

se remonta hasta la época del martirio de la angelical virgen, vino á


caer á mis pies. ¿No era esto un prodigio? ¡La misma Santa Cecilia
me daba un recuerdo de su misma casa!
Seis días transcurrieron visitando los principales monumentos de
Roma; y el séptimo vi el más interesante: León XIII. Deseaba que
llegase este din, y al mismo tiempo temía su llegada, porque de él
dependía mi vocación, puesto que no había recibido respuesta al-
guna del señor Obispo, y por lo tanto, el permiso del Santo Padre
era mi única tabla de salvación. Mas para obtener dicho permiso, era
preciso pedirlo. ¡Me veía obligada á hablar al Papa, nada menos que
en presencia de algunos cardenales, Arzobispos y Obispos! Esta idea
me hacía temblar.
La mañana del domingo, 20 de Noviembre, fué cuando el Sumo
Pontífice nos recibió en su capilla del Vaticano. A las ocho oíamos
su Misa, y, durante el Santo Sacrificio, nos hizo ver bien á las claras,
por su ardiente piedad, digna del Vicario de J. C, que era en verdad
el Padre Santo.
El Evaogelio de este día nos dice: Nada temáis, pequeña grey;
porque le ha complacido á mi Padre daros su reino. (1) Y al meditar
en estas palabras, mi corazón se abandonaba á la más viva confian-
za. No, ya no temía, porque esperaba que pronto tomarla posesión
del reino del Carmelo. Empero, relegaba al olvido aquellas palabras
de Jesús: Yo os preparo mi reino como mi Padre me lo preparó. (2) Esto
es, yo os reservo cruces y pruebas; asi os haréis dignos de mi reino.
—Fué preciso que él Cristo sufriese antes de entrar en la gloria. (3) Si
deseáis ocupar un lugar á su lado, bebed del mismo calis que El bebió. (4
Después que Su Sautidad oyó una Misa en acción de gracias,
tuvo lugar la recepción de los peregrinos.
León XIII estaba sentado en su silla gestatoria, revestido de una
sencilla y blanca sotana sobre la que llevaba una muceta del mismo
color. A su lado se hallaban varios prelados con otras dignidades
eclesiásticas. Según el ceremonial, cada peregrino besaba primero el
pie y después la mano del augusto Pontífice, y recibía en cambio sn
bendición; después dos guardias nobles, tocándoles con el dedo, les
daban á entender que se levantasen para pasar á otro departamento
y hacer lugar al que le seguía. Nadie decía palabra; mas yo estaba
resuelta á hablar, cuando de buenas á primeras el abate Reverony,
que se hallaba á la derecha de Su Santidad, dijo en alta voz: que pro-
hibía terminantemente hablar al Padre Santo. Yo me volví hacia Ce-
lina preguntándole con la vista que debiera hacer... Habla me dijo
ella. Un instante después me hallaba á los pies del Papa y una vez
que le hube besado su sandalia, me presentó la mano; y elevando
hacia él mis ojos bañados en lágrimas, le supliqué en estos términos:
«Padre Santo, tengo que pediros una gracia.» Entonces, bajando la
cabeza, su rostro casi tocaba con el mío; como si quisiera con sus
negros y penetrantes ojos escudriñar todo el fondo] de mi alma
«Padre Santo, proseguí diciéndole, en honor de vuestro jubileo, per-
mitidme entrar en el Carmelo á la edad de quince años.»

(1) Luc. X I I - (2) Luc, XXII.-(3) Luo. XXIV.-(4) Matth. XXI.


SOR TERE84 DEL NIÑO JESÚS 08 i

SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS Á LOS 15 AÑCS, Y SU PADRE

El abate Reverony, admirado, al par que descontento, replicó al


momento. «Padre Santo, es una niña que aspira n\ retiro del Carme-
lo; pero los superiores examinan detenidamente el asunto.» «Pues
oicn, hija mía, me dijo Su Santidad, d'ja que los superiores decidan Ja
cuestión.» Entonces, juntando mis manos y apoyándolas sobre sus ro-
dillas, ie dije: jOb Padre Santo, si V. S. pronunciase un sí, todos lo
aprobarían!» El me miró de una manera penetrante, y pronunció las
siguientes palabras, acentuándolas á medida qua salían de sus augus-
tos labios: «Varaos;... Vamos... entrarás en el Carmelo, si Dios lotie-
tiene así dispuesto.»
Aun iba yo á insistir en mi pretensión, cuando dos guardias no-
bles me invitaron á que me levantase. En este momento el Padre
Santo con un ademán todo paternal, acercó suavemente su mano á
mis labios, la levantó para bendecirme, y después siguió con su vista
mis inseguros pasos. (Se continuará)
'-9£i3=*3SÍÍE3 m- -1 ' '«6-
$ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $ $

iPOR EL MANCO DE LEPANTO!


(LEYENDA)

irlT^ODÜCCIÓH

Yo, que á revolver soy dado „Año mil seiscientos uno,


Libros viejos á diario, «Desierto de las Batuecas.,,—
En un vetusto breviario He revuelto bibliotecas
Un manuscrito he encontrado. Sin hallar indicio alguno
Esta es la verdad á secas; Que de algún modo me explique
Y, entre otras señas que omito, Las iniciales del nombre
Es el breviario bendito Que apuntó ese feliz hombre
Procedente de Batuecas. Y su escrito justifique.
Dice, pues, dicho papel Sólo he podido encontrar,
En llana y antigua prosa Atando cabo con cabo,
Lo que yo en versos, ó cosa, Y dando quizá en el clavo,
Digo, parecida á él: Lo que te voy á contar.
"Por el rey beca gané... Del papel deduzco yo,
"Después rogué por el Manco Sin que se ponga en contienda,
"Mi amigo, cuando en un banco Q'ie es historia una leyenda
"Cabe el Escorial le hallé. Que á mis oídos llegó.
"No sé si el rey apuntó Y si el inmortal Cervantes
"La memoria que me dijo, Del rey no alcanzó favor,
"O si le encargó á su hijo... Fué porque Nuestro Señor
"Por si acaso, lo hago yo. Llamó á cuentas al rey antes.
"Y sino alcanzo, entretanto Como su incógnito amigo
"Que vivo, para él favor. El siglo por un convento
"Rogaré á Nuestro Señor Trocó, con gran sentimiento
"¡Por el Manco de Lepanto!„ No pudo encontrarle abrigo.
Y la memoria bendita Mas, desde una soledad
Tenía puesto al final: Del Reformado Carmelo
"Fray Fulano de San 7al En la tierra y en el cielo
"I. Descalzo Carmelita. (1) Le alcanzó inmortalidad.

(1) Fr. F. de 8. T., son iniciales que indigno que sobre todo al principio
podrían ser de los nombres v.gr. Fran- de la Reforma ponían al pie de su
cisco de Sto. Tomás, Felipe de Santa firma los Carmelitas Descalzos.
Teresa etc. La I , es inicial do
E t ItOÑTB CARMELO 68d

I
EN EL ESCORIAL

En un punto desigual, Marchaba el sol de trasmonte


Do se abrazan amistosas Y el mes de junio mediaba.
Dos sendas que tortuosas Muy hermosa está la tarde,
Van á dar al Escorial, Convidando al caminante
Sentado en un tosco poyo Con el aura refrescante
Está Felipe Segundo Mejor que cuando el sol arde.
Cuando ya va de este mundo Un joven, cayado en mano,
Caminando para el hoyo. Y en el rostro la sonrisa,
Ni su traje, ni su porte Galán, que en los veinte frisa,
Dan, por su avanzada edad, Pasa al pie del Soberano.
Señales de majestad Le saluda cortésmente,
Más que un viejo de su corte. Y al proseguir su camino
Y si aun conservan algo Quiso su feliz destino
Sus ojos de antiguo fuego, Que le hablase el rey prudente,
Miran, ven, se apagan luego Y en el tono familiar,
Cual los de un anciano hidalgo. Mas tratándose de vos.
Nadie dirá que es aquel Se hablaron ambos á dos
Cuyo mirar aterraba Tal, cual lo voy á contar.
A la maldad que marchaba —¿A dó tanto bueno va,
De miedo llena en pos de él. Señor Galán?—A Alcalá,
Nadie creerá que es el mismo A oposición sólo voy
En cuyo potente pecho A una beca, cierto estoy
Se miró el furor deshecho Que para mí no será.
Del fiero Luteranismo. —Pues, ¿por qué así desconfía?
Nadie dirá que su ley —Porque soy muy pobre yo,
Rige á las Indias y España Y ganar becas hoy día
Viéndole un bastón de caña Cuesta dinero.—A fe mía
Por cetro de oro de rey. Que en mis tiempos no costó.
Pero es un rey tan cristiano La ciencia solo ha de ser
Que ya próximo á morir Quien borlas y becas lleve.
No lo quiere desmentir, —Es claro que así ser debe,
Y huye del comercio humano. Mas, Señor ¿qué se ha de hacer?
Así sus últimos días Hasta que esto se renueve
Ve deslizarse dichosos —¿Pues qué hace el rey que no
.,. Entre santos religiosos. (cuida
Entregándose á obras pías. De la justicia en las artes?
í Un paseo suele dar —¡Pobre!... De capa caída
Hasta sentarse en el poyo, Va ya... Y no está en todas par-
Siéndole el bastón apoyo, ces;
Y luego vuelta á bajar. Y es tan viejo... ¡Oh en su vida
í Allí cierto día estaba; Fué otra cosa, por lo visto.
I En el lejano horizonte Mi padre cuenta de él mucho;
590 ¡POR EL MANCO DE LEPANT o!

Dice que fué hombre muy listo, Me gusta por lo simbólico,


Muy bueno, sí, mas, muy ducho, En su forma de parrillas,
De unos bien, deotrosmalquisto Que dio entre las maravillas,
Aunque á decir la verdad, A la octava el rey católico,
Siempre el bueno fué su amigo, ¡Uh! ved: su aspecto es gran-
Solo el malo su enemigo, dioso,
Porque la vil impiedad Tantos arcos y ventanas,
Jamás en él halló abrigo. Tantas torres y campanas,
Y de lo que está pasando Tanto cimborrio orgulloso.
Ahora ¿tiene el rey culpa? Desafiando á las montañas
—No, en verdad, que está aca- Qne ciñen tanta belleza,
bando Todo anuncia la grandeza
Su vida, eso le disculpa; De ese rey de las Españas. .
No á los que están gobernando, • —Vaya, me están dando anto-
—Parte de ella tendrá el rey (jos
Que para cuidar su grey De advertir que lo miráis,
No escoje fieles ministros Y absorto lo comtempláis
—Eso... allá el rey con su ley, De poeta coa los ojos.
Yo no toco esos registros. No entiendo de arquitectura,
—¿Lleváis recomendación Pero sé muy bien sentir
Que os sirva en la oposición? Lo que el artista decir
—No llevo cosa ninguna. Quiso en tamaña estructura...
—Yo os daré,, si queréis, una: ¡Muy grande santo es el(santo!
Mas, con esta condicién: —Pues tan grande cual le veis
De que no habéis de leerla Y además con otros seis
Hasta que lleguéis allá, Salieron de un solo canto.—
Y una vez en Alcalá,
Del Rector heis de ponerla Así poco á poco hablando
En las manos.—Bien está: Llegaron al Escorial,
La echaré en el morralillo Estribado el rey prudente
Por si vale tal ves algo. Sobre el hombro del galán.
—Bajemos el montecillo Ál llegar junto á la puerta
Por aqueste senderillo. Hácele el rey esperar,
—Como queráis, buen hidalgo.. Habló con un pajecillo
Quien con solícito aran
Echaron á andar los dos Fué, volvió, y entregó al joven
Hablando y yendo despacio, Una cédula real.
Y contemplando el palacio Y éste: "Por si vale algo,,,
Que el rey Felipe alzó á Dios. Solo llegó á murmurar,
—¿Qué osparere el monumento La metió en el morralillo
Que ese viejo levantó? Sin hacer caso de más;
—La verdad os diré yo, Se despidió del hidalgo
Fué muy grande pensamiento. Y prosiguió hacia Alcalá.
J^R, ^LORIAN DEL £ARMBLO JFRSSIANO,

{Se continuará.)
Chengalam.—Un acontecimiento.—La nueva iglesia.—La campana.—Fiesta
infernal.—Toma de posesión.- De cotarro en cotarro.—Una indicación.
--Conjuro.
Sin poderlo remediar se han ido deslizando uno tras otro más
días de los que yo habría querido que pasasen sin contar á los lec-
tores algunos pormenores, de igual interés que novedad, acaecidos
en Chengalam, centro de Misión situado dentro del Distrito y no
lejos de la ciudad de Cottayam, cabeza de circunscripción en lo civil
y religioso, sin distinción de sectas, supersticiones y cismas: todos
tienen en ella sus principales focos de acción. Allí pusimos también
nosotros el pie pocos años há, y, gracias al cielo, vamos poco a poco
adquiriendo vida y extendiendo los pasos de evaugelización.
Uno de los buenos puntos de nuestros afanes es Chengalam,
donde nos ha cabido la gracia de recoger hermosa cosecha, que pro-
mete ir en progresivo aumento si no escasean medios y obras de
diligente cultivo.
Entre tales obras ninguna más urgente y precisa que proveer de
un templo á aquella edificante cristiandad recién nacida. Ya tuve el
honor y gusto de referirles cómo se arregló allí una especie de Belén
—en verdad que ello no pasaba de una choza pobrísima—y la nece-
sidad nos obligó á trocarlo en casa de Dios y asilo de las almas re-
cien convertidas.
Asimismo saben los lectores, porque se lo conté, que el día 25 de
Agosto del año próximo pasado se colocó solemnemente la primera
piedra de la definitiva iglesia sobre aquella graciosa colina semicir-
cular. Conque vamos á describir los hechos hasta el término de su
primera etapa que cierra un acontecimiento, la inauguración de una
parte de dicha iglesia.
Y digo acontecimiento, porque, en efecto, lo fué para allí por par-
ticulares circunstancias. Y aun sin estas ¿qué suceso más digno de
atención, de solemnidad y toda suerte de honores, que la erección
592 EL MONTÉ CARMELO

de un nuevo templo en la tierra para morada de los pecadores en


unión de su Dios y habitación de Dios entre los hombres en unión
de los ángeles? ¿Cuánto más si esto acaece en sitios donde antes
jamás era invocado ni conocido el nombre del único Dios verdadero?
¿Pero cuánto más si se trata de un lugar en que positivamente y por
largos siglos era adorado el demonio, sólo el demonio, que reinaba
sentado en vetusta pagoda (templo idolátrico), y se honraba de ser
triunfalmente paseado por las crestas de una colina, conducido, acla-
mado y ensalzado entre estrépitos y algazaras delirantes dé todo un
pueblo postrado en su presencia? ¿Pero cuánto y cuánto más si el
nuevo templo se alza enfrente mismo de aquella pagoda entre los
más rabiosos esfuerzos del príncipe de las tinieblas que ve decaer vi-
siblemente su predomiuio y, quiera que no, tiene que retroceder ante
los rayos d9 luz con que el Sul de Justicia se digna por ñu visitar á
generaciones sentadas en sombras de muerte? Acontecimiento, sí,
acontecimiento que hincha de alegría el corazón.

Aunque la primera piedra fué bendecida en Agosto, hubieron de


transcurrir más de cuatro meses antes de poner la segunda, obligán-
donos á tanto esperar las escaseces que fácil es eomprender en una
Misión. Pero en este mundo no hay plazo que no se cumpla, y cum-
plióse también el nuestro el día 10 de Enero último, fecha en que
con toda formalidad tuvo comienzo la obra de la iglesia.
Dabido á las 63ca39.»33 sobreautealidas, noi tanam» que limitar
por ahora á una construcción parcial. Será la iglesia de forma de
cruz latina, lo requieren motivos imprescindibles. La parto ahora
hecha abraza los cimientos de la nave principal solamente hasta el
crucero, y el cimiento y paredes, con techo de hojas, de uno de los
brazos. Este servirá, ó sirve ya, de capilla durante algún tiempo.
Como las conversiones siguen en aumento por la misericordia de
Dios, se necesitará dentro de poco proseguir la obra, siquiera en lo
ya cimentado. Mientras nuestro Pí>dre San José, titular de aquella
iglesia y protector de aquellos sus hijos, prepara las cosas y allana
los caminos para llegar al remate feliz de su templo con acrecenta-
miento de almas fíales, recordemos cómo se han sucedido los hechos
desde el menciouado 10 de Enero hasta el 18 de Mayo, fiesta de
Pentecostés y día de apertura é inauguración de la indicada capilla;
es decir, veamos al demonio y sus legiones batirse en retirada deses-
perada, al paso que el gran San José va conquistándose el nuovo te-
rritorio, alzando su trono sobre la más pintoresca meseta de la airosa
colina, bañada de continuo .por refrigerantes brisas del mar mala-
bárico.
MISIONES CARMELITANAS 593

Apenas hubimos empezado con alguna decisión la obra de la


Iglesia, al ver la gente que el edificio iba á ser, por su forma y di-
mensiones, bastante mejor que su vieja pagoda, empezaron á preo-
cuparse, principalmente los bracmanes: dcominación de la más alta
clase de entre los paganos que ejerce su sacerdocio pur herencia ex-
clusiva.
Entre otras cosas, levantamos sobre el tronco de un árbol una
campana cuyo toque sirviese de aviso á nuestros cristianos, como
asimismo para regularizar la asistencia de los operarios. ¿Quién ha-
bía de figurarse q'ie el sonoro metal iba á trocarse en toque de re-
tirada de las huestes del Averno? Véanlo ustedes.

Puesta y bien tocada la campana desde Febrero, ocurrió en Mar-


zo la fiesta principal de la repetida pagoda ¡infernal fiesta!
Acostumbran los flamantes bracmanes embaucar en aquel día á
su? crédulos mediante una poroión de ceremonias, oráculos y nove-
dades lo más inusitadas posible. Este año dejóse uno ver arrebatado
fuera de sí, poseído de los espíritus y hecho oráculo de la diosa allí
venerada (1); entra el hombre en misterioso rapto y va á hablar en
nombre de la divinidad. Escúchale e! pueblo postrado y en medio de
violentas contorsiones anuncia que la diosa de aquel templo, irri-
tada y ofendida por el siniestro sonido de la nueva campana, había
abandonado el lugar y la pagoda; que había vuelto solo para aque-
llas fiestas, y que en adelante, mientras la iütolera'ble campana re-
tumbase en aquel paraje, estaría ausente de él, excepto tan solo el
día de la fiesta anual.
Figúrese cada cual el efecto de semejante anuncio: agitación de
ánimo y hostilidad contra lo que la campana allí simbolizaba y la
necesidad absoluta, perewtoria, de dar á su Bbagavady una plena
satisfacción por tatnaño ultraje. Pero lo raro é infernal fué la clase
de desagravio ofrecido á la diosa; ¡cosa di<;ná del demonio!
Cojen el ídolo entre frenéticas manifestaciones, colócanlo en
triunfo sobre un elefante, tráenlo al sitio pegante al nuestro donde
hay un resto de ara, y allí ¡allí tenía que ser! hacen locuras y dispa-
rates en obsequio suyo. Saltos y brincos, petardos y estallidos, mú-
sicas ensordecedoras, vueltas y revueltas, gritos y alaridos...; pero el
gran obsequio del día consistió en una porfía empeñada de proferir
á grito pelado en presencia del ídolo las palabras más feas, malas y
soeces que cada cual, esforzando la imaginación, podía recordar
emulando padres con hijos é hijos con padres en conseguirla palma

(1) Llámase, según me dicen, Bhagavady, que literalmente significa


esposa dfl $íps,
594 EL MONTE CÁEMELO

de sobresalir entre los demás por lo horrible de los dicterios. ¡Tra-


sunto del infierno!
Hubieran algunos querido invadir nuestro terreno y profanarlo.
Pero preveían que les podía salir cara la fiesta si tal osaban, y se
quedaron con las ganas.

Pasó el diabólico desahogo, y nosotros continuamos la obra hasta


ponerla por fin en estado de inaugurarla en el día solemne de Pente-
costés, 18 de Mayo. Pudimos hacernos con una sencilla pero devota
estatua de San José: hasta entonces tuvimos solo un cromo. Decidió-
se introducirla cual á tan insigne Patrono correspondía, en vistosa
procesión con cantos religiosos, saliendo de la capilla otra procesión
á recibirle á distancia.
Acaeció, sin haberlo premeditado (quizá lo dispuso la divina pro-
videncia), que el encuentro de las dos procesiones y por consiguiente
el público recibimiento tributado al Santo que venía en andas sobre
desnudos hombros de regocijados católicos, tuvo lugar precisamente
en el sitio mismo de la pagoda, enfrente y muy cerca de su entrada
y á la sombra de su árbol protector. (1)
Como íbamos amparados por dos agentes de policía á las órde-
nes del inspector que por fortuna es católico de veras, á nada se
atrevieron en aquel momento loa bracmanes que custodiaban él atrio.
Nosotros seguimos cantando himnos y conduciendo al gran Patriar-
ca á lo largo de toda la altura hasta colocarlo en su nueva casa y
humilde treno. El Santo, y nosotros con él, tomó solemnemente po-
sesión de toda la colina y quedó de hecho y de derecho dueño de
Chengalam. No hay que dudar que bajo su mano paternal todo se-
rá bendición en aquel campo escogido, donde hoy mismo se prepa-
ran una porción de nuevos catecúmenos á recibir el santo bautismo
en fecha próxima. No debemos extrañar si en plazo relativamente
breve resulta algo pequeña la iglesia: ¡puede tanto Son José!...
La fiesta de inauguración se celebró con tanto placer como devo-
ción del concurso que fué numeroso y se esmeró en mostrarse digno
del favor que recibía. Contribuyó grandemente á darle realce la pre-
sencia de los PP. Juan Joeé y Ligorio y el H.° León, como que es
raro reunirse en tal sitio tantos Misioneros.

Terminada felizmente la solemnidad, descansábamos gozosos


dando rendidas gratias al Dios de todo don y de toda consolación,
mas no descansaban los celosos bracmanes.

(1) Delante de las puertas de cada pagoda suele haber ua árbol de de


terminada especie que los paganos veneran como sagrado.
MISIONES CARMELITANAS 595
Heridos y turbados con el acto de la mañana, convócanse todos
á una reunión para la tarde. Hablan, discurren, ponderan la enor-
midad de la ofensa recibida, y, para dar forma al desquite, declaran
profanado y poluto el templo por la audacia de los católicos, á los
cuales debe obligarse á costoar los gastos de una purificación inme-
diata. Redactan en el acto una querella, nombran comisión que la

GRUPO DE LEÑADORES INDIOS (MALABAR)

promueva y se vienen con su papel á Cottayam. Exponen el caso á


varios inteligentes, lo consultan con abogados, van y vienen sin
parar, se esfuerzau, se empeñan, solicitan cooperación, quieren á
todo trance exigir reparación por los tribunales: en vano. Tienen
amigos poderosos en la corte del reino (1), acuden allá, mueven y
remueven piedras. Pero ninguna aparece suficiente para fundar la
demanda con visos de éxito, y al fin no hay más remedio que tirar
el papel al arroyo, volverse mohínos á sus casas, apurar los propios
bolsillos, hallar dinero á duras penas y hacer á chita callando las pu-
rificaciones de su triste pagoda. ¡Cuánto más les valiera abrir los ojos
(1) Trivandrum es la capital de Travancore, á que pertenece Cottayam1
o96 ÉL MONTE CARMELO

á la luz de la verdad! Pero, ya quo se aforran en cegarse y tener


cegado al pobre pueblo, es beneficio de Dios que queden solemne-
mente desacreditados ellos, sus pretendidos derechos y los mermados
dominios de su Bhagavady.
Para terminar, una indicación con permiso de los amables lecto-
res y lectoras, á quienes supongo devotísimas del Patrono de Chem-
galam. Si acaso les da con su varita algún golpecito al corazón di-
ciendo: «anda, da algo, que allí lo necesito y no lo perderás,» sepan
que se trata de una iglesita donde falta todo. Es decir, todo nó; hay
una casulla morada, dos albas ya usadas, un par de lierzos de altar,
algún corporal y varios puriíieadores. Debe, pues, decirse que falta
casi todo: faltan y se necesitan casullas blanca, encarnada, verde y
negra, siquiera una de cada color; capa pluvial blanca y alguna alba;
cáliz, sagrario, copón, custodia, candeleros, vinageras, sacras, lám-
paras ó arañas, vía crucis... son cosas de pura necesidad para el culto
del Señor y bien de los conversos. Sumamente convenientes serían
alguna estatua del Sagrado Corazón, de la Virgen del Carmen, de
San José, con otras y otras cosas que la piedad inspirará á las almas
buenas. Sea cualquiera de tales cosas, sean limosnas para adquirirlas
pueden remitirse al R. P. Berardo de San José (Carmelo de Begoña,
Bilbao), encargado por ahora en España de todo lo relativo á esta
Misión de Verápoly.

Mientras la devoción á nuestro Padre San José provee de todo lo


conducente al desarrollo y perfección de la cristiandad de Chenga-
lam, procuraremos nosotros que aquella campana suene y resuene
cu son de conjuro hasta acabar de aburrir por completo á la míse-
ra diosa y hacerla huir del templo y cercanías para siempre jamás
amén.
¡El Santo Patriarca lo haga!
fR- f- y.
EL ESTUDIO DE LA RELIGIÓN
vi
ÍTlás sobre la necesidad de la Religión.

¡liiSDE otro punto de vista podemos probar también la necesidad


de la religión en la sociedad, ó sea, de la impotencia del hombre
para alcanzar la verdad en las cuestiones más transcendentales,
cuando está privado de elle. La religión, como refulgente estrella
nacida en el cielo del catolicismo, ilumina con serenos resplandores
á todo hombre que viene á este mundo, señalándole el norte de sus
eternos y altísimos destinos; pero el que no goza de sus salvadoras
y sublimes influencias, cae pdr fuerza al fondo de insondables ti-
nieblas.
¿Quién es Dios? ¿Para qué está el hombre en el mundo? ¿Qué co-
sa es el alma? Hé aquí tres preguntas á las cuales jamás ha podido
contestar la razón humana abandonada á sí misma, sin incurrir en

Para Anaximandro y Demócrito Dios es una materia eterna,


que se divide en agrupaciones infinitas de átomos, de donde surge
todo el ejército de mundos que se mueven en los abismos de la
creación.
Para el Brama de la India Dios es al mismo tiempo materia
y espíritu, que saca de su propia substancia todas las cosas,
como el pollo sale del huevo. Atribuyen á Dios los actos de dor-
mir y despertarse, que sucesivamente dan muerte y vida á las
cosas criadas.
Benito Espinosa, Hegel y otros panteistas sostienen que Dios
no se distingue más que modalmente del mundo, de suerte que
puede ser eterno y temporal, antiguo y moderno, materia y espí-
ritu, sabio é ignorante, bueno y malo.
Por fin, hay quienes con Aristóteles admiten la existencia de
Dios, pero niegan que tenga providencia de las cosas, diciendo que
es un Ser solitario, encerrado para siempre detrás de los misterio-
sos, pabellones de la eternidad.
Contra esta horrible amalgama y confusión de ideas sobre la
O&á EL MONTÉ CARMELO

naturaleza de Dios, se levanta la voz serena y majestuosa de la


religión, educadora del género humano, diciendo: Dios es la cosa
más excelente y admirable que se puede decir ni pensar: un Señor
infinitamente bueno, sabio, poderoso, justo, principio y fin de todas
las cosas, premiador de los buenos y ca¡>tigador de los malos.
Y la Santísima Trinidad ¿quién es? A esta pregunta no respon-
dería la razón en toda la eternidad, si la religión no la enseñase de
nuevo, que es el mismo Dios, Padre, Hijo y Espíritu Santo, tres
r personas distintas y un solo Dios verdadero.
En cuanto á la segunda pregunta, de para qué está el hombre
en el mundo, erró también lastimosamente la filosofía antigua y
moderna. Siguiendo la doctrina de Epicuro, toda la felicidad del
hombre, su bien último y supremo, cifraba en la impresión agrada-
ble de los órganos, ó sea, en el placer. El cuerpo y la satisfacción
de sus apetitos es el todo para los partidarios de esta filosofea siba-
rita. Su Dios el vientre, como con sublime laconismo dice San Pa-
blo: Quorum deus venter est, y han trocado en lujuria la misma
gracia de Dios, Dei gratiam in luxuriam convertentes.
¿Y qué absurdos ha enseñado la razón humana respecto de la
naturaleza del alma? Demócrito sostenía que era de la substancia
de fuego; Tales de Mileto de agua; Diógenes de aire; Pitágoras una
emanación del alma universal, y nuestro Séneca una partícula de
Dios.
Y todo por no admitir el relato de Moisés, donde explica el en-
cumbrado origen y alta gerarquía del alma. Dijo Dios: Hagamos
al hombre á nuestra imagen y semejanza. Y fué hecho el hombre
en ánima viviente. Gen. cap. 2.
Si fijamos la atención en las corrompidas costumbres del paga-
nismo, deduciremos igual consecuencia.
Júpiter, Marte, Baco, Venus, Diana, Proserpina y otros mu-
chos, supremos dioses del Olimpo, son adorados en los altares de
Roma y Grecia, con la poligamia, la embriaguez, el divorcio,
y la prostitución. Se venden y se compran los niños como si fue-
ran animales en los mercados públicos, y los mal formados son
• arrojados al río enseguida de nacer.
El divino Platón, á quien Cicerón apellida el más santo de los
filósofos, enseña que los hijos deben ser educados por el Estado, sin
que conozcan jamás á los padres, admite la comunidad de mujeres,
permite los abortos voluntarios, y defiende que los niños deformes
pueden ser arrojados al Tíber, para no ser gravosos á la Repú-
blica.
Sócrates, maestro de Platón, pone en duda la inmortalidad de
las almas, sospechando que acaba todo con la muerte, y en caso
contrario no admite más felicidad en la otra vida que hablar con
Minos y Radamanto, ni otro cielo que cantar con Orfeo y Ho«
- BL ESTUDIO DB LA RELIGI^S 599

mero. Por fin muere bebiendo la cicuta, y ofrece un gallo a


Esculapio antes de bajar al reino de las sombras.
Cicerón, el gran pontífice de los filósofos paganos y verbo su-
blime de la República, ó no profesa religión alguna, ó si la profesa
es con mezcla de mil groseros errores. En cuanto á la moral, acon-
seja el suicidio, cuando no hay valor para sobrellevar las desgra-
cias de la vida, y por lo que hace á la vida futura, algunas veces
no cree en ella, y otras afirma que entonces ó seremos dioses ó es-
taremos con ellos.
Siguiendo el funesto principio del mejor de los filósofos, Temís-
tocles, Aníbal, Catón de Uiica, Pompeyo, Mario, Mitridates, Cleó-
menes y Craso, todos esos héroes inmortalizados en los libros de
Plutarco, ponen fin á su vida con el suicidio.
Albiciades, César, Cicerón, Dión, Tiberio, Sertorio, Numa y
nuestro Séneca, también elogiados por Plutarco, son víctimas
del puñal homicida.
El insigne filósofo Epicteto, que reunió en un libro la sabiduría
de los antiguos, defiende sin ambajes la pluralidad de los dioses,
aunque no quiere dar nada á Dios, ni espera ninguna recompensa
de él. Según Epicteto, el hombre no debe ocuparse más que de sí
mismo, propone como la más perfecta la moral da Sócrates, y al
morir se encomienda á Júpiter Olímpico.
En los tiempos del paganismo se gastaban en una comida mi-
llones, y los romanos del imperio y los voluptuosos griegos, ten-
didos en reclinatorios de oro, eran servidos para baldón de la hu-
manidad, como dice Séneca, áb adolescentulis nudis.
La moral de los filósofos, aparte de algunos sabios consejos y
rasgos de heroísmo naturales, era, por lo tanto, altamente repren-
sible, sin. que pudiese conducir más que á la barbarie y salvajismo.
De aquí la necesidad de la religión, que enseña al hombre el
camino de la verdad en las cuestiones más importantes. La nece-
sidad de la religión natural, en primer lugar, que es el homenaje ó
culto tributado á Dios por la criatura, como autor de la naturaleza,
según dicen los teólogos. Y la necesidad de la religión sobrenatu-
ral, que añade á la primera verdades de un orden más elevado,
como el misterio de la Santísima Trinidad, la presencia real de
Tesucristo en la Eucaristía, el dogma del pecado original, la Inma-
culada Concepción de la Virgen, 5- preceptos en armonía con es-
tas verdades, como oir misa los domingos, ayunar ciertos días del
año, perdonar las injurias. En una palabra, la religión sobrena-
tural es un homenaje ó culto tributado á Dios, como autor de la
gracia.
Los racionalistas exageran los derechos de la razón, haciéndola
regla infalible y único criterio de la verdad; los tradicionalistas
la deprimen demasiado: tales son el Conde de Maistre, Bonald,
Ráulica y hasta el insigne Marqués de Valdegamas, pretendiendo
600 EL MONTE CARMELO

que ella sola no puede descubrir casi ninguna verdad sin el auxilio
de la revelación ó uso de la palabra.
Entre estos extremos la Iglesia sigue un término medio, ense-
ñando que hay verdades asequibles á la razón humana, y otras
sobrenaturales que nunca alcanzaría sin el auxilio de la revelación.
Pero es preciso tener en cuenta una distinción importantísima,
para no padecer lamentables equivocaciones: las verdades de la
fe son sobre la razón, pero no contra la razón, como los objetos
colocados á grandes distancias son sobre la vista, mas no contra
la vista.
De los errores y desaciertos en que incurren hasta los primeros
ingenios abandonados á sí mismos, se deduce, pues, la necesidad
de la religión en la sociedad, la cual, como estrella polar del mun-
do, marca alas inteligencias los caminos de la verdad, consuela á
los hombres en las desgracias de la vida, los bendice en la muerte
y los conduce á las soberanas y eternas felicidades del cielc.
'***"'' i> JTJ Jp-f,
ttSXCgfó

fíl. CANTO GBKGORIANO DESDE EL PUNTO DE VISTA HIGIÉNICO


iiiriiiiiiiiiiiiiiiinii

LA Santa Iglesia Romana, Madre y Maestra nuestra, siempre solícita


spor todo lo honesto, bueno y santo, y vigilantísima cual Madre cari-
tsjpy ñosa por ei bien espiritual y corporal do sus amados hijos de todo el
orbe católico, no ha podido darnos \ma forma de canto más correcta
y acabada, ni que mejor satisfaga el fin á que está dedicado, que el
grave y majestuoso canto gregoriano. Es sencillo cual ningún otro; se
acomoda á toda clase de voces; basta una sola voz para hacerse compren-
der; so deja ejecutar por pequeños y grandes coros de voces homogéneas ó
hetereogeneas; no nacesita do acompañamiento alguno; no so compadece
con las disonancias; sus intervalos son muy comedidos; es dulce y suavo
como la miel; es honesto, humilde y devoto; eleva nuestra alma hacia el
Ser Supremo, y, finalmente, es el más útil para nuestro cuerpo. ¿Qué más
pueden exigir aun los menos fáciles de contentar?
Dejando á un lado, aunque con sentimiento, la parte estética y las bue-
nas cualidades que quedan apuntadas, vamos á examinar la última de ellas
por ser monos conocida, esto es, la utilidad del canto desde el punto do
vista higiénico, apoyándonos en un articulo del Dr. Sohweiz, publicado no
ha mucho en una revista profesional, y veremos cómo el canto os un ejer-
cicio que, lejos de ser molesto es beneficioso para la salud cuando se cultiva
metódicamente, es decir, cuando se sabe cantar, cuando se canta con mo-
deración, en una palabra, cuando verdaderamente se canta, no cuando se
grita.
La inobservancia del ritmo ó sea la división de períodos, frases, miem-
bros de frases y fragmentos; la inobservancia de las respiraciones bien he-
chas, pausas y mora vociá; la mala lectura y pronunciación del texto; el mar-
tilleo de cada una de las notas; la demasiada lentitud ó presteza en el mo-
movimiento; la falta de instrucción para cantar con soltura y libertad, la
dominante ó cuerda coral excesivamente alta ó baja; un acompañamiento
malo por su sistema, ejecución ó demasiado fuerte, son la causa de que el
cantollano resulta á veces pesado y molesto para los cantores—y para el
auditorio—como sucedería con otro canto ó trabajo corporal practicado ar-
bitrariamente. Por lo demás, el canto es un ejercicio corporal que influye
602 tet M ONTE CARMEIó

fa vorablemente sobre las funciones del organismo y más ventajosamente el


canto gregoriano por la naturalrza de sus melodías y por sus reglas de eje-
cución.
El canto está subordinado á la respiración; cantando se emplea mayor
cantidad de aire que hablando. Con el ejercicio, el cantor puede aumenta^
en proporciones extraordinarias, la cantidad de aire que los pulmones son
capaces de acumular por la aspiración.
Por término medio, se pueden aspirar cerca de 3.200 centímetros cúbicos
de aire en los dos pulmones (en los pueblos del Norte, los pulmones se
desarrollan más que en los pueblos del Sur, porque el clima exige mayor
cantidad ó actividad respiratoria); los pulmones de los cantores de profesión
contienen aún mayor cantidad.
La mayor parte de los cantores pueden en un solo movimiento respira-
torio aspirar 5.000 y las cantoras 4.000 centímetros cúbicos de aire, y no
hemos dicho el máximun. Gunz, tenor de nombradía, era capan de cantar
sin tomar aliento, todo un canto de Schumann, La Rosa, ó El Lirio, por
ej emplo,
En la respiración ordinaria los pulmones no se hiDchan como en la res-
piración profunda, y no se desocupan como en la espiración muy prolon-
gada. En el hombre que respira tranquilamente, la caja torácica no sufre
sino muy pequeñas variaciones;'aspira y espira ordinariamente 500 centí-
metros cúbicos de aire, lo cual no representa más que una sexta ó séptima
parte de la capacidad de sus pulmones.
El cantor, al contrario, no sólo hace aspiraciones mucho más profundas
sino que por motivos artísticos consume el aire acumulado nuevamente.
El cambio de aire y la ventilación de los pulmones son mucho más per-
fectos que en la respiración ordinaria.
Como la introducción del oxígeno se aumenta en relación con la pro-
fundidad de las aspiraciones, uno ó dos ejercicios de canto de media hora
do duración cada día, obtendrán una ventilación más completa de los pul-
mones y un cambio más frecuente de los gases contenidos en la sangre.
El ejercicio metódico y el refuerzo de la respiración, tal como se practi-
ca en el canto, es también un ejercicio para los órganos de la respiración.
En la aspiración profunda, casi todos los músculos del tronco y del cuello
se ponen en acción, y por consiguiente, una parte importante de los mús-
culos de todo el cuerpo. La respiración profunda aumenta no solamente la
capacidad interior del pecho, sino que también endereza la columna verte-
bral; y en efecto, casi instintivamente todos los que saben cantar, toman
ó mantienen una postura derecha y correcta. Los músculos que no han sido
puestos en acción por medio de la aspiración forzada, lo serán por la aspi-
ración prolongada, mientras que la aspiración tranquila se verifica sin
ningún esfuerzo de los músculos. En resumen, el canto es una gimnasia de
los músculos que necesariamente influirá sobre la economía de todo el
organismo humano.
Lo más importante es que con los ejercicios frecuentes de respiraciones
profundas, los costados y sobre todo los cartílagos de los costados, se hacen
más elásticos. Las dificultades de respiración que sufren los ancianos pro-
vienen en su mayor parte de la pérdida de elasticidad do los cartílagos de
los costados, porque los movimientos respiratorios insuficientes conducen á
su hosificaoión prematura,
SECCIóN MUSICAL 603

La influencia del canto es grande también sobre la circulación y conte-


nido de sangre de los pulmones.
Cuanto más profunda es la aspiración, más sangre se lleva al corazón y
á los pulmones; por consiguiente, la circulación es más activa. Luego el
cambio frecuente de sangre en los pulmones es un poderoso remedio pre-
ventivo contra la consunción. Esta enfermedad es casi una escepción en-
tre los cantores de profesión, mientras que los sordo-mudos están muy suje-
tos á ella porque falta en ellos esta clase de ej eroicio, y esta fuerza de la
respiración que produce la palabra por sí sola.
El aire espirado está siempre saturado de vapor de agua, y queda así sa-
turado, por mucho que se prolongue este ejercicio. El canto produce tam-
bién en los órganos una evaporación de agua, y ésta será mayor ó menor,
según el tiempo que dure el canto. Desde luego, esta evaporación requiere
mayor cantidad calórica, por lo cual el canto aumenta la necesidad de ali-
mento.
Todo cantor afirmará que al principio de sus.ejercicios metódicos y pro-
longados, su apetito se habrá ido aumentando; de ahí se deduce también
que casi todos los cantores y cantoras de profesión son de regular corpu-
lencia.
Además, el canto, inseparable de los movimientos del diafragma (cuando
estos son acentuados), ejerce también de una manera puramente mecánica,
una influencia saludable sobre los órganos de la digestión, una presió» na-
tural en cierto modo.
De manera que todos estos efectos obran del modo más favorable en la
composición del líquido nutritivo del cuerpo, es decir, en la composición
de la sangre, y esto sin ningún género de dud.a.
Si se considera en fin que el canto exige los cuidados constantes de la
boca, que dispone la nariz á dejar pasar mejor el aire, no podrá menos de
decirse, que bion entendido y practicado el canto gregoriano es un ejercicio
corporal muy útil para la salud y bionestar del hombre.
fR. JA, J . ftío.
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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

IMPORTANTíSIMO DECRETO

Como indicamos en el número an- Revmos. Padres Cardenales de la


terior, de la S. Congregación de Obis- S. I. R. opinaron que debía suplicar-
pos y Regulares ha salido un decre- se á Nuestro Santísimo Padre León
to determinando que las monjas de Papa X I I I se dignase extender á las
clausura ó de votos solemnes, hagan Religiosas de votos solemnes, con
la profesión simple después del año la congruidad conveniente, lo que
del noviciado y á los tres años des- saludablemente fué establecido por
pués de la simple hagan la profesión Pío I X de feliz memoria para las
solemne como se viene haciendo en Congregaciones religiosas de varo-
las'comunidades de religiosos, se- nes, por circular de la S. Congrega-
gún dispuso Fio IX. ción Super statu Regularium, que em-
Como no pudimos publicar el texto pieza Neminem latet, de 19 de Marzo
del mismo decreto, lo haremos ahora de 1857, y por Letrf s bajo el Anillo
en castellano para que nuestras mon- del pescador que comienzan Ad Urtiftí
jas estén al tanto en materia que versalis Ecclesiae régimen, de 7 de fe1"
tanto les interesa. brero de 1862, con las respectivas
DmCRHTo-Consideradas las circuns- declaraciones subsiguientes.
tancias délos tiemposyatendidoslos
casos especíalos que .con frecuencia Su Santidad, pues, en la Audiencia
se ofrecen á la Sta. Sede, como tam- tenida por el infrascrito Cardenal
bién las demandas de los señores Prefecto de la susodicha S. Congre-
Obispos, ha parecido á esta Sagrada ción el día 3 de mayo de 190¡4, oída
Congregación de Emmos. y Revmos. la relación de lo que acaba de expo-
Padres Cardenales de la 8 . 1 . R., en- nerse, aprobó el parecer de los ya ci-
cargada do los negocios y consultas tados Cardenales y mandó que por
de los Obispos y regulares, que no Decreto de esta S. Congregaoión se
debía ya deliberarse por más tiempo publicasen las ordenaciones que si-
sobre la cuestión mucho tiempo hace guen á continuación, para ser en ade-
propuesta, á saber, si conviene orde- lante observadas inviolablemente.
nar, y cómo, que en los monasterios 1.° En todos y cad'a uno de los
do monjas donde se emiten votos so- conventos de monjas de cualquier
lemnes se hagan preceder á dichos Orden ó Instituto, en que se emiten
votos solemnes los votos simples por votos solemnes, terminado el tiempo
tiempo limitado. Así, pues, exami- de aprobación y de noviciado, según
nada con madurez y discutida la lo prescrito por el S-. Concilio de
cuestión en la sesión plenaria tenida Trento, Constituciones Apostólicas
en el Palacio Vaticano el 14 de marzo y leyes de la Orden ó Instituto apro-
de 1902, los sobredichos Emmos, y badas por la Santa Sede, emitirán
SHCCIÓN CANÓNICA LITÚRGICA 605
las novicias votos simples, después mente, tienen respectivamente dere-
de haber cumplido la edad de dieci- cho á los sufragios.
seis años, ordenada por [el mismo V I I . Las mismas religiosas están
concilio de Trento, ó mayor aun, si obligadas á la obsorvancia de las re-
acaso lo exigen las Constituciones de glas y constituciones, no de otra
la Orden ó Instituto aprobadas"por suerte que las de profesión solemne;
la Santa Sede. están también obligadas á asistir al
I I . Estas profesas, terminado el coro: sin embargo en caso de causa
trienio, á contar desde el día en que legítima que los impida dicha asis-
emitieron los votos simples, si fueren tencia, no tienen obligación de re-
dignas, serán admitidas á la profe- zar privadamente el oficio divino.
sión de votos solemnes, sin que nadie VIII. El tiempo que, según las
pueda dispensar en esto, de tal ma- Constituciones de cada Orden ó Ins-
nera que si alguna, antes de comple- tituto, se requiere para tenor voz ac-
tar el trienio,sea cual fuere la causa, tiva y pasiva, comienza á contarse
fuese admitida a l a profesión solem- desde el día en que se emiten los
ne, dicha profesión será enteramen- votos simples; pero dichas profesas
te írrita y de ningún efecto. de votos simples no tendrán jamás
I I I . Decláranse, no obstante, fir- ni voto, ni lugar en los Capítulos en
mes y en todo su vigor los indultos que se trate de la admisión á la pro-
concedidos anteriormente por la fesión solemne. Podrán desompeñar
Santa Sede, en virtud de los cuales los oficios menores del convento,
pueden emitirse, en algunos lugares pero no podrán ser elegidas para los
ó Institutos, los votos simples para cargos de Superiora, Vicaria, Maes-
más largo espacio de tiempo, tra de novicias, Asistente ó Consilia-
IV. Además por causas justas y ria y Procuradora.
racionales, de las cuales debon dar IX. Se consideran de preforente
fe por escrito tanto la Superiora del derecho, como más antiguas, aque-
monasterio como la Maestra de novi- llas que primero hayan omitido los
cias, el Ordinario en los Conventos votos simples; con la condición, em-
sujetos á su jurisdicción, y el Supe- pero, que todas aquellas que difirie-
rior General ó Provincial en los ren, según lo dicho arriba, la profe-
exentos, podrán conceder para casos sión solemne después del trienio; de-
particulares, que pueda diferirse la ben interinamente ceder el puesto
profesión do vo,tos solemnes, pero no aun á las más recientes que hubie-
más allá de los 25 años cumplidos de ren profesado solemnemente, recu-
edad. perando de nuevo todos los derechos
V. Los votos simples emitidos, adquiridos por razón de la primera
tal como acaba de decirse, son per- profesión, tan pronto como hubieren
petuos por parte del que los emite; emitido los votos solemnes.
y la dispensa de los mismos se reser- X. El dote señalado para cada
va al Romano Pontífiae. monasterio ha de ser entregado al
VI. Estas profesas de votos sim- mismo antes de la profesión de los
ples participan y gozan de las mis- votos simples.
mas indulgencias, privilegios y fa- XI. Las profesas de votos simples
vores espirituales de que legítima- conservan el dominio radical de sus
mente participan y gozan las profe- bienes, del cual no podrán disponer
sas de votos solemnes del propio definitivamente sino dentro de los
monasterio respectivo; y, en caso de dos meses próximos anteriores á la
morir antes' de profesar solemne- profesión solemne, según lo ostablo-
606 EL MONTiü CARMELO

cido por el S Concilio de Trento, festando claramente las causas gra-


Sess. XXV, de Begular. et Monial., ves que parezcan persuadir ó exigir
cnp. XVI.XIQS está totalmente prohi- la expulsión.
bida la administración de dichos bie- X I I I . A la religiosa de votos
nes, como también la distribución y simples que se salga del monasterio,
el uso de cualesquiera rentas. De- ya sea por haber obtenido de la San-
ben, por lo tanto antes, de la profe- ta Sede Apostólica dispensa de vo-
sión de votos simples, y por el tiem- tos, ya sea por haber emanado decre-
po que permanecieren en-la misma to de expulsión, según lo dicho, de-
profesión, ceder la administración, berá entregársele de nuevo el doto
usufructo y uso a quienes les plazca, íntegro en cuanto al capital, sin lis
y también & su propia Orden ó Mo- frutos.
nasterio, en cuanto por parte de éste De consiguiente esta S. Congre-
no haya obstáculo, y las mismas con gación, por expresa Autoridad Apos-
entera libertad lo juzgaren oportu- tólica, al tenor del presente decreto,
no.—Y si durante el tiempo de los manda bajo precepto de obediencia
votos simples les sobreviniesen por que sea observado y estrictamente
título legítimo otros bienes, adquiri- cumplido, por todos aquellos ó aque-
rán igualmente el dominio radical llas á quienes se refiere, todo cuan-
de los mismos, pero deberán ceder to arriba se ha prescrito, declarado y
cuanto antes, según lo dicho poco sancionado, sin que nada obste en
há, la administración, nsufrusto y contrario, aunque fuese digno de
uso, con igual obligación de no re- mención espoeial é individual, lo
nunciar el dominio radical de ellos cual, y con el fin de que tenga efecto
hasta dentro de los dos meses inme- lo dicho, 8ti Santidad declara que-
diatos antes do la profesión solemne. dar especial y plenamente derogado,
X I I . Para despedir del convento Dado en Roma á 3 do Mayo
á dichas profesas de votos simples, de 1902.
será necesario acudir á la Santa Se- Fr.J.M.Card.GoTTÍ,Pre/.
de para cada caso particular, mani- F. GIüSTINI Srio.

-^IflMiiWKr-
|ARTA DE CHILE.—R. P . Director de EL.MONTE CARMELO.
Tenemos una religiosa Carmelita más, Sta. Teresa otra hija, émula de su
heroísmo, Jesús otra Esposa, consuelo de su apenado Corazón y el mundo
otro ejemplar que imitar y un pararrayos más que le ponga á resguardo de
las iras divinas en estos tiempos de los desbordamientos de las pasiones y
podredumbres humanas.
Esta Carmelita, hija de Teresa, Esposa do Jesús, ejemplar y pararrayos
del mundo es la H . a Ana de Josús, en el siglo Srta. Ana Herreros y Ortu-
zar, que el día de Jueves Sto. 27 de Marzo, hizo la Profesión Religiosa en el
observantísicno monasterio de las Carmelitas Descalzas de esta ciudad do
Santiago con indecible júbilo de su alma, satisfacción do la Comunidad y
edificación de cuantos la conocieron.
No es pequeño el consuelo y ánimo que el alma siente, en medio de la
feroz persecución de que vienen siendo víctimas las Ordenes religiosas, al
ver jóvenes, de alta alcurnia, como la señorita Ana, renunciarlo todo, por
conseguir la.dicha suprema de ser inscriptas en el glorioso catálogo de
esos Institutos tan inicua y ferozmente perseguidos.
El Señor vela por ellos, y nos ha dado una prueba más y un gran con-
suelo en el heroico sacrificio do la recién profesa, 4 quien nada pudo dete-
ner por más tiempo entre las encrucijadas y peligros del mundo. Ni el amor
de sus padres, don Agustín Herreros y Rodríguez y doña Carmela Ortuzar
y Ovalle, que, como hija única, vivían solo para ella; ni su elevada posición
social que, además de poner en sus manos cientos de corazones, la hacia
columbrar un porvenir sin nubes é impregnado do suaves sonrisas; ni los
seductores encantos de un casto himeneo, tan naturales al hombre en la
ñor de sus años; ni los regalos y nvúltiples comodidades que rodearon y
mecieron blandamente su cuna, y la prodigaban sus seductoras caricias; ni
los salones espléndidos, ni las galas fascinadoras; ni los recreos embriaga-
dores con que el mundo unco al yugo de su tiranía á nuestra desventurada
juventud; ¡nada! Resonó en el fondo de su corazón la voz del Rey del amor,
brilló en el sereno cielo de su alma la estrella de la vocación religiosa, y sin
tropiezo y con generosidad edificante buscó en los austeros claustros de la
sin par Teresa de Jesús al que tan dulcemente la llamaba como único ob-
jeto de su amor.
El gran mundo, y sobre todo la alta sociedad santiaguina, puede con-
templarla entre los angostos y severos paredones del Convento, vestida de
burdo sayal, rodeada de humildad, pobreza y mortificación, acortando las
608 EL MONTE CARMELO

horas del sueüo por dárselas á la oración y trato familiar con Dios, comien-
do pobremente, ayunando más de siete mases del año, guardando vigilia
perpetua, siguiendo á Cristo, en fin, por el camino de la abnegación, del
sacrificio y de la renuncia de todos sus quereres, y muy posible es que,
entre tantas austeridades y encerramiento tanto, vean rebosando en sus
labios la folicidad de su corazón desborlándose con frecuencia en esta sen-
tida letrilla:
¡Oh, dichosa soledad
donde el alma retirada
vive con Dios olvidada
del mundo y su vanidad.
Mo afirmo con la seguridad del que lo oyó que la oirían exclamar: «Soy
feliz porque hinche mi corazón la felicidad del amor de mi Jesús.»
EL domingo de Resurrección recibió el Santo Velo después de la Misa
que cantó el muy venerable y muy querido amigo nuestro señor Capellán
de la Comunidad don Manuel Gil Rojas.
Predicó en esta ceremonia el R P . Atanasio del Corazón de Jesús, quien
en párrafos verdaderamente esculturales y llenos de profundo sentido', teo-
lógico describió la resurrección del alma por la Profesión Religiosa á una
vida de alta unión é intimidad con Dios, como copia fiel y animada de la
resurrección de Jesús.
Los padres de la relien profesa y demás familia quisieron aumentar la
gloria y alegría de su hija, uniéndose á ella con los vínculos estrechísimos
do la Comunión. ¡Benditos sean!
A todos enviamos un saludo y damos la más cordial onhorabuena.
Continúan haciéndose los preparativos para'la solemne fiesta religiosa
que se llevará á cabo el 8 de Junio próximo, y que consistirá en la inaugu-
ración y bendición por el ilustrísimo y revorendísimo soñor arzobispo de la
iglesia del Carmen, hecha construir rn la avenida de las Delicias por las
religiosas Carmelitas Dasealzas.
La iglesia es de una sola nave, y aunque de pequeñas dimensiones, es de
muy buen gusto. Como en todas las obras del constructor don Nicanor Ma-
rambio, en ésta se nota sencillez y elegancia, pues ahí no ss ve derrocho de
lujo; no obstante, el golpe de vista que presenta es hermoso.
El altar mayor es de mármol, y sobre él, en artístico pedestal, tiene su
trono la VirgeD del Carmen, presidiendo como patrona.
En los costados del presbiterio hay dos grandes estatuas colocadas sobre
pedestales: una del Sagrado Corazón de JesÚ3 y la otra de San José.
En el centro de la nive, en cxda, costado, e3tán dos altares con mesas de
marmol, dedicados uno á Santa Teresa de Jesús y el otro á San Juan de la
Cruz, reformadores de la orden carmelitana.
El coro corresponde á las dimensiones de la capilla.
La inauguración consistirá en un triduo, que durará los días 8, 9 y 10.
El primor día dirá la misa mayor el prebendado don Ildefonso Saavedra,
acompañado del Gobernador eclesiástico y del cura de los doce Apóstoles,
señor García ííuidobro. El ilustrísimo soñor arzobispo pontifijará.
Los sermones de los tres días,han sido encomendados á los reverendos
padres Carmelitas Descalzos, quienes tendrán además á su cargo el ¿oro de
cantores. La capilla será bendecida el día 7.
De V. mi R. P . afmo. 8. S. Q. S. M. B-Baiut.
Santiago y Mayo de 1902.
CRÓNICA CA HMELITANA tíÜíi

OTRA PROFESIóN.—En Granada ha profesado la Hermana Ana de Jesús,


en el siglo señorita María Presentación Mateu.
Predicó en tan solemne acto ol R. P. Camilo de Ibi, capuchino.
Felicitamos á la nueva profesa y la deseamos una santidad igual a la
de la venerable Ana de Jesús, cuyo nombre lleva.
TOMAS DE HABITO.—En Azcoitia han tomado el hábito de Novicias Car-
melitas las señoritas María Josefa Alberdi natural de Azcoitia, y María As-
tigarraga, de Elgoibar. Mucho tiempo antes de la función religiosa por los
alrededores del Convento se apiñaba una inmensa multitud, que había ido á
presenciar un acto tan conmovedor y tierno.
A la hora convenida llegaron en suntuoso carruaje las novicias acompa-
ñadas de sus respectivas madrinas.
La Iglesia estaba atestada de gente curiosa de oir por primera vez al
hijo de aquel pueblo que había ido á predicar en dicha entrátioa, el joven
presbítero don Domingo Alberdi que demostró en periodos elegantes
llenos'de conceptos sublimes «que las dulzuras, que se hallan en la re-
ligión satisfacen más que cualquier otro bien terrenal» y añadía: entre las
cruces y espinas sembradas en la Religión bajo exteriores tan espantosos
está encerrado an oculto maná y unas dulzuras no conocidas que sobre-
pujan á todas las dulzuras do la tierra.
—En las Carmelitas Descalzas do Burgos ha tomado el Santo Hábito la
señorita Concepción Villahoz, natural de Vitoria.
La señorita Villahoz ha trocado los salones perfumados, donde ha brilla-
do como artista, por la humildo celda de la hija de Santa Teresa, y después
de la e i a d primera en que ha visto deslizarse sus días entre perfumes, armo-
nías y sonrisas, al abrir sus ojos ante las perspectivas de una vida de men-
tiras, ha querido dedicar sus amoros primeros al único que es dign o de ellos-
La señorita Concha Villahoz, vestida do raso blanco y arrodillada ante
el altar, se despidió de una vez para siempre de cuanto en el mundo pudie-
ra apetecer.
—En Medina de Rioseco ha vestido el hábito de la Virgen del Carmen
la distinguida señorita Teresa Ibáñoz Norioga. Impuso el Santo Hábito á la
nueva novicia el dignísimo señor Arcipreste don Serapio Baquero: ocupó
la sagrada cátedra el R. P. Basilio Zalá, Misionero del Inmaculado Corazón
de María, y en periodos correctos y elocuentes saturados de unción religio-
sa puso de relieve la significación y trascendencia del acto que se celebraba,
las excelencias de la vida conventual, los grandes privilegios y singulares
favores del Santo Escapulario y las grandezas de la Orden del Carmelo, y
concluyó muy conmovido y con voz entrecortada por los sollozos, dirigien-
do saludables consejos y paternales exhortaciones á la nueva religiosa.
Cuando tan vivo se halla en tantos desgraciados el odio satánico á las
Ordenes religiosas que han sido y serán siempre el más firme y seguro apo-
yo de la iglesia; cuando tan cobardemente se las ultraja é insulta, no obs-
tanta los indiscutibles beneficios que á la sociedad proporcionan; cuando
tan torpemente se pretende dificultar su existencia y desarrollo en nombre
de una libertad despótica y de una igualdad tiránica, debe de servir de in-
menso júbilo y de íntima satisfacción para los católicos el ver cómo Dios,
con su infinita sabiduría, llama al estado religioso á las almas mis perfoc-
tas, que obeiientes á las divinas inspiraciones vienen á sostener siempre
firme la legión esiogida de sus hijos predilectos,
tí 10 ÉL MONTE CAÍtkELÓ

Reciban las nuevas novicias y sus respetables familias nuestra más cor-
dial y sincera enhorabuena.
NUEVO SACERDOTE.—Ha sido ordenado de sacerdote, á los 68 años de
odad el P . Gregorio Neira, que hace un año trocó el honroso uniforme de
Coronel de Estado Mayor de nuestro Ejército, por el no menos honroso há-
bito de Carmelita. Cantó la primera Misa en el convento de Carmelitas de
Santa Teresa, de Madrid, en el que tiene una hija y una hermana monjas.
El acto fué verdaderamente solemne y conmovedor, recibiendo del nue-
vo sacerdote Carmelitano el Pan Eucarístico sus tres hijos, don Santiago,
que vestía el uniforme de capitán del arma á que perteneció su padre; don
Eugenio y don Joaquín, con sus respectivas señoras é hijos, primer Sacra-
mento que ha administrado el P . Gregorio del Inmaculado Corazón de Ma-
ría, al que dio brillante realce una magnífica, orquesta y una oración sagrada
alusiva al acto, quo desde la cátedra del Espíritu Santo dijo un Padre
Carmelita, que conmovió á todos los concurrentes.
Nuestra enhorabuena al nuevo Ministro del Señor y á toda su familia,
haciendo votos porque sus sucesores sean nuevos y dignos vastagos de la
milicia de nuestra santa Iglesia, para que den opimos frutos en la viña del
Señor.
LAS FIESTAS DEL CARMEN.—Paroce que cada año son más solemnes y en-
tusiastas los cultos que durante el mes que acaba de pasar se dedican á
Nuestra Madre Santísima del Carmen. Tonemos á la vista interesantes re-
señas que nos han enviado de muchas poblaciones; pero para darlas cabida
en nuestra Revista necesitaríamos dedicar á eso todo un número, y claro
que esto no nos es posible. No debemos dejar sin embargo de mencionarlos
solemnísimos Novenarios celebrados en Burgos, Valladolid y Vitoria, por
la extraordinaria esplendidez que han revestido; llamado singularmente la
atención en Burgos la magnífica carroza que lució la Virgen en la proce-
sión que rrecorrió las principales calles do la ciudad; y habiendo merecido
dignos elogios los notables sermones que prodicó en Valladolid el R. P . Es-
tanislao de la Virgen del Carmen, sobre la sociedad en general y la domés-
tica en particular.
NECROLOGíA.—Encomendamos á las oraciones de nuestros lectores el
alma de la señorita Matilde Saldías Yñarrea que falleció en la ciudad de
Pamplona el día 20 de Julio á los 20 años de edad, después de recibir los
Santos Sacramentos. Pertenecía esta joven á una de las familias más dis-
tinguidas de la ciudad. A los 14 años entró como educanda en el Convento
de Madres Dominicas de dicha ciudad, donde sintió la voz de Dios que la
llamaba al estado religioso, pero no logró ver cumplidos sus deseos porque
la muerte la arrebató en la flor de sus días dando grande ejemplo de resig-
nación con la voluntad divina que así lo disponía, durante seis meseB que
estuvo postrada en cama. A imitación de Santa Tere3a do Jesús, cnya silla
iba á ocupar en el Convento de Madres Carmelitas de Murguía (Álava) si la
muerte no la hubiera sorprendido, pedía continuamente al Señor la enviase
muchos trabajos. No dudamos de que descansará ya en paz la que tan vivos
deseos tenía de juntarse con su Dios.
Ha fallecido también en Pamplona la señora doña Prisca María de Goro-
sabel y Sagasti, viuda de Vidarte.—R. I. P .
C R ó K X C A •••••

DECRETO INFAME.—PROTESTA.—En ?.8 de Junio promulgó el señor Com-


bes Presidente del Consejo de ministros de Francia un infame decreto su-
primiendo arbitrariamente 125 establecimientos de enseñanza «por infrac-
ción á la ley de 1." de Julio de 1901», cuando ninguno de ellos tenía que
ver con dicha ley, que versa exclusivamente sobre la libertad de Asociación,
sino que debían regirse por la ley de 188G, sobre libertad do enseñanza,
según declaró oficial y solemnemente Waldeck-Rousseau en la Cámara y
en el Senado.
La Cámara sancionó por 333 votos contra 206 esta inicua teoría, deci-
diendo además que el discurso del señor Combes se imprimiese á expensas
del Estado, y se expusiera al público en todos los Municipios de Francia.
Para entusiasmar á los izquierdistas, el Piosidente del Consejo cuidó de
añadir que esta medida era simplemente un primor acto, al que seguirían
otros mas graves, indicación bien transparente de sus propósitos de que á
la persecución del Clero regular siga la del Clero secular, de la cual ya se
ven síntomas evidentísimos.
Mas esta inicua persecución de que son víctimas las órdenes religiosas
en Francia, ha enardecido los ánimos, y la clausura de los establecimientos
de enseñanza ha dado lugar á manifestaciones que prueban el amor del
pueblo á sus bienhechores y la indignación que produce la conducta inicua
del Gobierno sectario de Francia. En muchas poblaciones han revestido
estas protestas forma tumultuosa dando lugar al derramamiento de sangre.
Para que se vea hasta dónde llevan los gobernantes franceses su odio á
la Iglesia, reproduciremos lo que telegrafían á un periódico liberal:
«Creíase que la orden de clausura de escuelas se detendría ó se cumpli-
ría con lenidad en aquellos establecimientos que sirven de asilo á niños
pobres.
»No ha sido así. La expulsión se ha operado en todas partes con violenta
rapidez.
»Esto ha dado lugar á manifestaciones y tumultos en Melun, Voisenon,
Maincy, Landerneau, Moulins, Saint-Brieuc, Morlaix, Gannat, Lambezelleo
y otros puntos.
«Grandes masas de manifestantes se hallan delante de los edificios don-
de se encuentran instalados los Colegios asilos.
«Para reprimir á los manifestantes ha habido necesidad de emplear la
fuerza pública.
jiLe Gaulois dice que, por efecto de la orden de clausura de los Asilos
Congregacionistas, quedan privados de todo amparo unos once mil niños
huérfanos. Serán acogidos unos por los Hospicios municipales, y otros por
la asistencia pública, instituciones todas ellas desacreditadas por su mala
administración y por su falta de higiene».
En el mismo París se han desarrollado graves sucesos con motivo do la
clausura de muchos Centros de enseñanza.
De tino de los incidentes de esta lucha vamos á dar cuenta, según lo
telegrafían al citado periódico liberal:
«El reparto de premios en la Escnela de las Hermanas de la Caridad de
la Avenida Parmentier ha sido un aeto solemnísimo y conmovedor.
«Las niñas acogidas ostentaban sobre sus pechos una cruz roja. Las
Hermanas instructoras daban muestras de su emoción, porque sabían que
aquel momento era el último en que iban á estar con sus discípulas.
«En la presidencia del tribunal distributor de premios se hallaba M Fran-
cisco Coppée, el académico famoso por sus poesías inspiradas en el amor &
(J12 líL MON^E CAKMELO

los humildes. M. Coppée pronunció un discurso que causó emoción pro-


funda.
«Terminado el acto, la Superiora de la escuela dijo.
T»—Hemos torminado. Se nos dispersa. Estas hijas de la fe irán á buscar
por el mundo otro albergue.
>A1 salir á la calle las niñas y sus familias se produjo una imponente
manifestación en que había más sollozos quo gritos y más alaridos que
palabras ofensivas.» Entre el tumulto, que fué grandísimo, oianse voces
de «¡viva la libertad! ¡Viva Cristo! ¡Vivan las Hermanas!»
»Duranto la manifestación de la Avenida Parmentier, fueron detenidos
entre otros muchos, el Presidente de la Liga de los Patriotas, M. Franqois
Coppée; M. Lerolle, diputado del Sena, Mr. Ponthieu de Chamaillard, sena-
dor de Finisterre; Gastón Mery, consejero municipal de París; el Conde
Urbano de Maule y el abato Paturot.
»La marcha á 1¿ estación de San Lázaro de un grupo de 120 Hermanas
do la Caridad de las escuelas de Saint Roch y del Sagrado Corazón ha mo-
tivado nuevos tumultos.
»Pasan do doscientos los detenidos.»
Las noticias que se tienen de provincias cuando escribimos estas líneas
anuncian protestas y desórdenes del pueblo ante el vandálico proceder de
las autoridades. .
LAS ASOCIACIONES RELIGIOSAS EN ESFASA.—En un Consejo de Ministros
celebrado hace pocos días, el señor Moret ha leído una Memoria sobre las
Asociaciones religiosas, cuyo extracto es el siguiente:
El Gobierno no puode tomar medidas encaminadas á la disolución de
ninguna Orden desde el momento en que las comunidades viven dentro de
la legalidad y funcionan mediante autorizaciones previamente concedidas
por el Gobierno, citándose el hecho de que con posterioridad al 51, año en
quo so aprobó el Concordato, fueron autorizadas para establecerse en la
Península un número crecidísimo de Comunidades, elevándose á 850 las
autorizadas en el año siguiente al indicado.
Todas esas Comunidades presentan su titulación con la firma del mo-
narca y el referendum del ministro de Gracia y Justicia.
La estadística hecha por el Instituto Geográfico no concuerda con los
datos que obran en Gobernación acerca del número de religiosos; según
aquella, al inscribirse las Asociaciones resultaban 40.000 religiosas y 12.000
religiosos, y según el señor Moret, hay 2 000 más de los últimos.
En lá Memoria so indica el número de religiosos que moran en cada
convento, señalando muy especialmente aquellos en que es reducidísimo
dicho número, y respecto á los cuales propone el ministro, como medida
salvadora, que desaparezcan y vayan á engrosar sus individuos las Comu-
nidades de otros más poblados.
Esto será propuesto al señor Nuncio para que lo autorice, aun cuando
hay quien dice que para decretar la clausura d.e dichos conventos no hace
falta la autorización de la Santa Sede, porque las disposiciones canónicas
previenen que todo convento en donde haya menos de doce religiosos, el
Gobierno está facultado para cerrarlo.
El Consejo aprobó el trabajo del señor Moret, autorizándole para que
lo publique cuando lo crea conveniente. Las negociaciones con la Santa
Sedo se activarán todo lo posible, en atención á que el Gobierno quisiera
reanudar las sesiones del Parlamento en el próximo Octubre, y para esa
fecha desearía tener resuelta ésta cuestión.
NOTA POLíTICA.—Al calorcillo del verano la política está durmiendo la
siesta. Todos los planes y proyoctos quedan aplazados, y quedan aplaza-
dos—dicen los grandes rotativos—para Octubre. En Octubre se reunirán las
Cortes, en Octubre reanudará sus viajes apostólicos el señor Canalejas, en
Octubro pronunciarán discursos do propaganda en diferentes poblaciones
de la Península, los señores Azcárate (don Gumersindo) y Alvárez (don
Melquíades), en Octubre comenzará á hablar, por fin, el señor Romero Ro-
bledo, en Octubre piensa reunir á su grey indisciplinada el señor Duque de
Tetuán, y en Octubre dicen que realizará un acto el señor López Domínguez,
Esperemos, pues, también nosotros á ver.lo que sucede en Octubre,
UN VAL!ENT£ ; UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO
IIIIIIMIIIII1IIMIM1M

II

Recordarán nuestros lectores ha- ancho con el ala extendida por la


ber dejado a Pranchi haciendo los parto antorior, y doblada hacia arri-
preparativos para su embarque y ro- ba por la parte posterior, la camisa
greso á España. El cónsul español en blanca de lino con el cuello muy
Baltimore le había aconsejado que lo ancho que le cubría hombros y es-
primero que debía hacer era com- paldas, poro con la pechera abierta
prarse un traje, á fin de presentarse enteramente dejando ver un pecho
on el vapor de una manera decente; peludo impenetrable seguramento á
corno que en este mundo nos deja- un tiro de un revolver de mediano
mos lio var de exterioridades y, pol- alcance.
lo general, del traje que uno viste Pero, gracias á la amable indica-
nos formamos l a i A e a ó e l concepto ción del cónsul, quedó Pranchi ves-
de cada uno, tido decentemente y hasta con ele-
A la verdad, nada había más nece- gancia. Fué conducido á un gran
sario para Pranchi que un traje de- comercio y allí compró un trajo que
cente, le era un elemento do primera si no era de lo más elegante, era por
necesidad, so pena de ser el objeto del lo menos más elegante que todos
ridículo de parte de todos los pasa- aquellos que hasta entonces había
jeros, pues su indumentaria, si bien usado Pranchi.
era un objeto presioso para un museo Pero le sucedió á Pranchi con el
arqueológico ó para una colección nuevo traje, lo que á la mona que
de antigüedades, no lo era paraBal- por más que se vista de seda, se que-
timore ni para el Cineinati. da tan mona como antes. Pranchi
Pranchi vestía al estilo antiguo con el nuevo traje hacía un tipo tan
arratianó con albarcas on los pies, gonuinamente arratianó, como con
y, en vez de medias, mantas que en- las albarcas y mantas antiguas. Si
volviendo decentementen la pierna antes parecía un aldeano real y ver-
le llegaban hasta las rodillas, panta- dadero en cuerpo, alma y traje, des-
lón estrecho y chaqueta, no puesta, pués parecía un aldeano disfrazado
sino colgada del hombro izquierdo, de médico, ó maestro de escuela ó un
chaleco abierto de que colgaban empleado cesante. Pero sea como
grandes botones de plata, sombrero fuere, apareció vestido de pantalón
614 EL MONTE CARMELO

de paño fino eon tirantes al estilo sajeros. Todo esto, unido á aquellos
Yanckee, levita muy justa, camisa arcos de estilo románico, á aquellas
blanca, corbata negra y sombrero columnas esbeltas y paredes donde
hongo. tan al vivo estaba imitado el már-
Después de todo Pranehi fué pre- mol, traían absorto,á Pranehi.
sentado ante un grande espejo, pero Así pasó aquel día nuestro héroe,
¡qué sorpresa' ¡Porra! exclama el hé- comiendo bien y bebiendo mejor, sin
roe de Dima, ¿pero soy yo ese hom- que ocurriera ninguna novedad. Co-
bre que está detrás de ese cristal mo el dia siguiente, 4 las diez, tenía
grande? Estuvo contemplándose du- que arrancar el Cincinati del puerto
rante un corto rato, y volvió á excla- de New York, desde las seis de la
mar en voz bajita ¡porra, si me vie- mañana empezaron á llegar los pa-
ra mi mujer! sajeros. Respetables caballeros y
Prepararlo Pranehi de esta mane- elegantes damas iban pasando sin
ra, tomó el día siguiente el tren pa- cesar desde el muelle á bordo, muy
ra New Yorck, donde debía embar- pocos con cara alegre, muchos llo-
carse para España en el vapor Cinci- rando y la mayoría con cara soria.
nati á cuyo bordo debía salir el día No hay escena más triste que la
10 de Julio y llegar el dia 18 á Li- escena de un embarque; en ella está
verpool. Se despidió del cónsul espa- representada la tristeza de las des-
ñol y en poco tiempo llegó á New pedidas con los más vivos coloros,
Yorck precisamente la víspera de en su más lúgubre realidad. Allí so
embarcarse. despiden, quizás para no verse más,
Pranehi no fué á ninguna fonda. los padres de sus hijos, los hermanos
¿Para qué había de ir, si nadie le de sus hermanas, las madres de sus
entondía su lenguaje? En cambio se hijas y unos amigos de otros amigos,
presentó acto seguido en la casa y no hay puerto en el mundo que no
consignataria do Willian Seot and esté regado con tristes lágrimas,
Brothers. Presentó sus documontos, quizás tanto como con las olas de la
tomó pasaje do segunda claso y so mar que lo rodea
fué directamente al Cincinati, que El único que en aquellos momen-
so hallaba atracado en el muelle de tos no estaba ni alegro ni triste ni
Willian Scot. sorio, era Pranehi. Tenía en cambio
Según iba acercándose Pranehi al dos aspiraciones con más vehemen-
vapor le parecía que éste se hacía cia que cualquiera de los que allí se
más grande. Cuando se acercó á presentaban; la esperanza y el deseo;
la oséala, quedó admirado de las la esperanza de llegar felizmente á
grandes dimensiones del Cincinati, Dima, y el deseo de ver á sus com-
y lo venían á la mente miles de pañeros de Ventachuri y sobre todo
ideas. Pensó si aquel vapor sería á su mujer; ambas aspiraciones muy
mayor que la iglesia de su pueblo, lícitas y que las puede tener la per-
aquellos palos más altos que la torre sona más decente del mundo.
de Dima, y así le venían otra infini- Sin embargo, también se cansó
dad do comparaciones, sin poder de aquella contemplación monótona
acertar ó formar idea fija de lo que que nada le agradaba y se puso á
veía. mirar á la mar que le ofrecía moti-
Pero su admiración llegó al col- vos de distracción más entretenida.
mo, cuando de un golpe de vista vio Se. acercó á la barandilla del vapor,
el salón de recreo, el elegante come- cogió con la mano una de las jarcias,
dor y aquellos corredores que pare- que sostienen el mástil de proa y fi-
cían calles estrechas cubiertas de fi- jó su atención en unos remolinos
nísimas alfombras. que formaba en el agua un enorme
El Cincinati era, á la verdad, uno tiburón que estaba esperando á que
de los más magníficos vapores quo cayera del vapor algo que pudiera
visitaban el puerto de New Yorck. servirle de almuerzo de aquel día.
Medía 120 metros de proa á popa; 16 Pranehi se fijó en el voraz cetáceo
de babor á estribor, con un andar de y se encargó con gusto de darle algo
15 millas por hSra, que para aquel que comer. Cogió un pedazo de saco
tiempo era un prodigio. Sus dos altas que estaba tirado por el suelo, hizo
chimeneas, robusta arboladura, sóli- una bola con él, y se lo arrojó, como
do velamen y la gran potencia de su si fuera una exquisita torta; el tibu-
máquina, hacían del Cincinati un rón se lanzó sobre ella y se la tragó
vapor de toda confianza para los pa- de un bocado.
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 61o
¡Porra! exclamó Pranohi, ¡qué h&m • cual largo era sobre una silla de ex-
bre tiene ese animal! continuó di- tensión qlie encontró desocupada;
ciendo con aquel lenguaje que le era pero al ver que todos se despedían,
natural, y por cierto no ora do lo más tambiéa hizo un ademin de despe-
selecto. dida diciendo con voz fuerte y pe-
Apenas.pronunció aquellas pala- netrante:- \ Adiós, hasta la vueltn del
bras cuando se le acercó un hombre humo,\ y con cara rebosando satisfac-
que parecía un caballero, aunque ción volvió á ocharse en su sillón.
muy lejos estaba de serlo, y trabó Pranchi no hubiera creído que ya
con el héroe arratiano una corta con- estaba caminando, hasta que se fijó
versación que por aquel momento no que los buques fondeados en la bahía
tuvo ninguna consecuencia. Pranchi Habían tomado otra posición y que
creía que en el Gincinati no había los palacios que estaban al lado iz-
nadie que pudiera entender su len- quierdo de Pranchi so habían que-
gua, pero sucede en los vapores que dado á sus espaldas y que los mon-
siempre hay alguien que nos entien- tes iban huyendo aprisa como fugi-
da por más que nos parezca que ha- tivos, las casas parecían cada vez
blamos el lenguaje más extraño. más pequeñas al poco tiempo no se
Manuel Carbó, que así se llamaba veían más que las puntas de las to-
el personaje que se acercó á Pran- rres y chimeneas de las fábricas, y
chi tan pronto como éste pronunció últimamente no se veían sino agua
la primera palabra en castellano, era y nubes del cielo.
un comisionista que se dedicaba á El Cincinati tomaba cada vez más
vender paraguas. En sus largos via- velocidad é iba alejándose, imper-
jes había ganado unas cuantas pe- ceptiblemente al parecer; pero al
setas, pero había perdido por com- salir de bahía había tomado ol mo-
pleto la religión, como por lo gene- vimiento de proa á popa que es el
ral sucede á todos aquellos que van tormento de los pasajeros, sobro
á las Américas: vuelven con unos todo de aquellos que son propensos
cuantos reales de más y la religión al mareo, y desde un principio se
de menos. preparaban las cosas para lo que los
Carbó era uno de esos seres que, marineros llaman cambio de peseta,
metido enteramente on el alma dei que consiste en arrojar todo cuanto
negocio, había olvidado por comple- uno tiene dentro, excepto los intes-
to el negocio del alma. tinos.
Tan pronto como oyó hablar en En conversación más ó menos ani-
castellano se acercó á Pranchi como mada estaban ocupados los pasaje-
& su paisano; éste le recibió con ros, cuando uno tras otro empezaron
aquella franqueza que le era conna- á retirarse con cara seria y pálida y
tural, y se trabó entre ambos aquella terribles ansias y doloroso malestar,
conversación que siempre suelo ser así como si so sintieran acometidos
interesante entre dos paisanos, am- por los síntomas de pulmonía ó tifus,
bos lejos de su tierra. Más tarde les ó cólera morbo asiático.
veremos á ambos defender con tena- Pranchi no sabía lo que significaba
cidad cada uno sus creencias. aquello, ni siquiera había oído ha-
Habían dado en aquel momento blar del mareo, pero viendo que al
las diez de la mañana y habían dado retirarse la gente quedaba desocu-
orden de levar anclas. Ya se habían pada la sobrecubierta, se puso á pa-
concluido las despedidas, los besos, sear; pero Pranchi no era tampoco
los abrazos, las lágrimas y suspiros; de los excluidos del mareo por la
la hélice sacudía las aguas con vio- Providencia y le era necesario cam-
lencia, haciéndolas espumosas y re- biar la peseta lo mismo que todos los
volviendo el fango d<3 la bahía de demás. Las pruebas fueroD bien pa-
New York, dejóse oir un fuerte es- tentes. Apenas habían pasado cinco
tampido de cañón y el Cincinati em- minutos desde que se puso á pasear,
pezó á andar. Toda la andanada do cuando sintió un gran malestar y
estribor estabí atestada de pasaje- cansancio. ¿Qué será esto, que me
ros que se despedían de los que que- siento mal? se preguntaba Pranohi;
daban en tierra, haoi endo señas con parece que estoy enfermo.
la mano, con los sombreros y sacu- Así estaba hablando dentro de sí
diendo los pañuelo s blancos en el mismo cuando se sintió con ansias
aire. do vomitar, no hizO sino acercarse á
Pranchi estaba tranquilo echado la barandilla, cuando on un momen-
616 EL MiSTE CARMELO
to salió por aquella boca cuanto ha- se hasta que ss concluyora la misa.
bía comido on cincuenta afios. ¡qué Así lo hizo, aunque á duras ponas
gritos! parecía que se ahogaba, daba pudo resistir hasta su terminación.
compasión verle. Parecía que por Oída la misa, Pranchi fué á desa-
aquella boca salía todo, los intesti- yunar, tomó café con leche con man-
nos, los hígados, la hiél, los pulmo- tequilla, que á la verdad no le supo
nes... mal, y subió á sobrecubierta con el
Quiso meterse en la cama, paro objeto de tomar el aire y contemplar
apenas acertaba á andar; al querer la inmensidad de los mares. Allí se
entrar por la puerta del salón, dio sentó en la primera silla de extensión
con la cabeza contra el marco, en que encontró, sin atender de quién
las escaleras volvió a vomitar, y on era. ni á quién pertenecía, dispuesto
medio de los pasillos dio un torrible á desocuparla tan pronto como su
grito de angustia y echó una porción dueño ss la pidiese.
de porras que hicieron reír á los ma- Según iba pisando ol tiempo iban
rineros. subiendo poco á poco los pasajeros
Sin embargo, tan pronto como so rofiriondo cada uno el mal rato que
acostó, parece que se calmó algún la tarde anterior había pasado con el
tanto su malestar, y aunque nada mareo; también había subido el ami-
había comido aquel día, pasó bien la go de Pranchi, ol comisionista en pa-
noche; y el día siguiente, ;ah! el día raguas Carbó.y so sentó junto al hé-
siguiente era otra cosa. Aquel día roe de Dima; aquí fué donde Pran-
amaneció hermoso, el cielo apareció chi se vio frente á frente de un ene-
bellísimamente azul y la mar suma- migo que nunca se había figurado,
mente tranquila. Pranohi estaba ob- y preoisamonte ese enemigo le iba
servando desde su litera las subidas a atacar por la parte más sensible
y bajadas del vapor sobre las olas, y y q u i Prj,n ihi más había estimado,
parecía que nada le inquietaba, muy el escapulario del Carmen.
al contrario, prometíase un día feliz. Pero si atrevido fuá el desatento
Eran las seis próximamente de la comisionista, cara pagó su osadía,
mañana cuando oyó el sonido de una pues Pranchi supo defender sus
pequeña campanilla, so levantó de creencias con denodado heroísmo, lo
su litera y salió de su camarote con mismo que on los campos de batalla
ol objeto de ver lo que significaba había defendido palmo á palmo las
aquel sonido;pero apañas anduvo al- p isiciones que se le habían señalado.
gunos pasos, cuando se encontró en Pocis voces se había oido en los va-
medio de una sala, no muy extensa, pores cantar las glorias del escapu-
donde se levantaba un altar, y el ca- lario Carmelitano con tan fogosa
pellán del barco preparándose pira energía, como esta vez las había can-
celebrar la misa. tado Pranchi con los dos puños ce-
La patrona del vapor era la Virgen rrados, dispuesto á romperlos en la
del Carmen, y tan pronto como la cabeza de quien le rebatiese. Pero
vio Pranchi se arrodilló ante ella dejemos para otra vez la descripción
con firme resolución de no levantar- do esto acto.

r*. ?. P. T.
(Se continuará.)

(^M$fc?>
LA ASUNCIÓN DE MAMA

i Dios iutimaba á su pueblo pre-


dilecto la celebración solemne
^~-j£¿-—¿ de aquel día en que fueron en-
^ ^ i p ^ r i q u e c i d o s los judíos y despo-
nt jados los egipcios, logrando su
codiciada libertad los oprimidos Israelitas;
¿no intimará también álos hijos predilectos
de María la celebración de otro día en el
que su bendita Madre es coronada, entre
las aclamaciones arrebatadoras de los án-
geles y de los santos que moran en la Te-
rubalén celestial? Es la Asunción de María
día tan memorable y digno de cele-
brarse por generaciones sempiternas que
los hombres más entusiasmados con las
fiñollf-rlúm. 52 grandezas de Dios, derramadas en María,
han agotado los tesoros de su imagina-
ción, aguzado la delicadeza de su ingenio
15 de Agosto de 1902 y escogido las figuras más encomiásticas
de los libros santos para ensalzarle; por-
l que en él vieron cuanto de grande, magní-
618 EL MONTE CÁEMELO

fico y sublime podía ofrecerse á las alabanzas terrenas y celestia-


les. Aunque nuestra imaginación carezca de aquellos recursos que
,$erían menester, nuestro ingenio sea incapaz de penetrar en el fon-
do de tan grande acontecimiento y nuestro gusto no esté tan per-
fectamente templado con la armonía celestial del misterio de este
día memorable, no podemos prescindir de indicar algo de le que
encierra para grato entretenimiento de los devotos de María.
, ¿Qiién pDdrá contar todas las maravillas que entraña la
Asunción de María á los cielos? (1) ¿Quién no confesará que este
día «¡sel máá «élebre de cuantos conmemoramos para solemnizar
l£tb$egtas de los santos? (2) ¿Quién duda que hoy se engrandece y
magnifica la tterra, se alegran y regocijan los cielos, se ordenan y
embellecen las jerarquías celestes para recibir á su Reina entre los
trasportes más sublimes de alabanza? (3) El día de la Asunción de la
Virgen es un día inexplicable por sus grandezas como inexplicable
es la generación eterna y temporal del hijo de la Virgen; es un día
que resplandece (4) entre todas las festividades principales, porque
en él fué María levantada de la tierra, trasportada de esta vida
mortal, recibida en los cielos con triunfo indescriptible y colocada
en el paraíso con preferencia sin igual.
Lo que llama más poderosamente la atención de cualquiera que
trate, de penetrar las maravillas encerradas en la Asunción, no es
principalmente lo que han cantado de esta festividad los hombres
más célebres en ensalzar las magnificencias de Dios, depositadas
en su benditísima Madre, sino una pregunta misteriosa que la
Iglesia, conocedora cual ninguno de cuanto sublime tiene la pre-
sente festividad, dirige á la Santísima Virgen al verla subir á la
mansión de los cielos: "¿A dónde vas, pregunta la Iglesia, Virgen
priudíjntlsima, como una aurora muy resplandeciente? Hija de
Sibn, toda eres hermosa y suave, puesto que eres bella como la
luna y escogida como el sol.,, Pregunta admirable que indícala
gloría y resplandor de María en la solemnidad de su Asunción; y
respuesta luminosa que, además de ensenar con claridad y preci-
sión-el camino de la gloria, descubre cuáles son las mejores con-
diciones para ser perpetuamente felices en aquella región de paz.
Al penetrar la Virgen en los cielos, sin duda alguna fué tan
si&gjil&nel regocijo de sus felices moradore.-. que entre los traspor-
tes úp júbüot.on que recibieron á esta Madre de amor, exclamaban
y •á&tfáti? "fQitféñ "es-esta'que va subiendo por el desierto como
'una columnita de humo, formada de perfumes de mirra é incienso,
y de toda especie de aromas? (5) Porque ¿quién no se había de en-
(1) S. Bernar. serm. 1. do Asump.
»(2>)'-'&.»Agu8tín. •-
(3) S. Jeron.
(4) S. Ildefonso. Serm. 2. de Asump.
(5) Oant. III.
,:'llllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllllHlllllllllllllllllllllllllllllllllllli:|IIIIIIIIIIIIIIIIIIHIIIIIlflllllllllllU!

a ;-.'.fe!.-SJ:..-í>vV",.,.-< 'V',-y-í-'i
&?
••: •>• ' • • .,• •••••••..•.'••.•• • • •. .• • .• . : .

lífeáf".

III
IIP

:-<5'V«M;W iasiBitt;»

•-AN JUAdUIN, PADRE DE-NUESTRA SEÑORA ( E s e u l t m a de T e n a )

Ti 1111 11M M111111 ¡ 111111II 1 1111M [ 11M111 II Illl H111M11 1 1111111II11M1111M ~


620 EL MONTE CARMELO

tregar á los trasportes más grandes de alegría al ver á una cria-


tura pura, más hermosa que una aurora refulgente, más bella que
una luna argentada, más resplandeciente que un sol escogido, toda
pura, toda suave, trasladarse en cuerpo y alma de la tierra al
cielo? Muría entra en la casa del Señor, no como triunfadora de la
muerte, con quien nunca luchó, sino como libre de la muerte, cuyos
golpes destructores jamás le pudieron tocar. María sube á los cie-
los no tan sólo como bendita entre todas las mujeres, sino con tales
y tan magníficos frutos de bendición, que por su valor son bende-
cidos dé Dios, los Angeles y los hombres. María procede entre in-
numerable multitud que asiste á su transitóle la Jerusalén deicida,
no vestida de luto, llena de amargura, para ser corona de ignomi-
nia en él Calvario, entre los aullidos de una rabiosa y desenfrena-
da plebe; sino vestida de gloria, llena de alegría y entre las dulces
melodías con que el Espíritu Santo le dice: ven esposa dd Líbano,
ven y serás coronada. María llega por fin á los palacios eternales,
no á merced de los rigores del invierno, no con la incertidumbre
de no encontrar dónde cobijarse cuando se acerca su alumbra-
miento divinal, ni envuelta entre las estrecheces -de la pobreza
contó en las Calles de Belén; sino al amparo de una perpetua pri-
mavera, y con tari magníficas^ abundantes riquezas de amor, que
no siendo pótente la tierra para contenerlas; hizo depositarios á
los cieios de tan inmenso caudal.
Vagan las lenguas cuando'tratan de explicar tanta gloriares
muy pobre la naturaleza con todas sus galas para dar una idea de
tantk claridad; y solo la sabiduría eterna que todo lo penetra y lo
comprende todo, podría declarar con precisión la grandeza de
María en el día de su Asunción y el regocijo con que la recibieron
en las eternas mansiones; porque así como son incomparables
las obras que hizo é infalibles las dones que recibió, necesariamente
ha de ser inestimable é incomprensible el premio y la gloria que
mereció', no tan sólo entre las vírgenes sagradas, sino sobre todos
los ángeles y todos los santos. (1) Rectamente se puede afirmar que
en a;quel momento solemne de penetrar en los cielos/resonaron en
todos sus ámbitos cánticos de alabanza y acciones de gracias, al
tomar María posesión de aquel trono que tenía preparado desde la
eternidad-, porque'si nosotros; (2) pobres parvulillos, que aún no
hemios nadid-o eñ el: aíriór de ¿ Maria, ^desfallecemos al hablar de la
gloria que tiene cuando penetra en los cielos; ¿cual sería el regocijo
de aquellos seres bienaventurados, que escuchaban los ecos de su
dulce voz, veían la belleza de su rostro y gozaban de su incompa^
rabie presencia? Con la presencia (3) de María se ilumina todo el

(1) S. Ildefonso Serm. 2. de Asumpl.


(2) 8. Bernar.
(3) S. Bernar: Serm. 2. ol.
LA ASÜKCÍÓN t>K MARÍA 621

orbe, de consiguiente ai entrar en los tálamos eternos, nada tiene


de particular que la patria de los bienaventurados, resplandeciese
con más claridad, irradiada con los fulgores de esa lámpara vir-
ginal.
Pero si María es la iluminación del orbe, parece muy natural
que su Asunción á los cielos sea para los que aun vivimos en la
tierra, más bien un motivo de tristeza que de alegría, porque este
día no es más que la ausencia, la desaparición de este luminar,
para irradiar con sus fulgores aquella celeste mansión, desde el
trono que se le prepara á la diestra de su Hijo; pero esa ausencia
material, esa misma desaparición es causa de mayor regocijo r
motivo de más perfecto consuelo, y garantía de ventura sin par.
¿No somos, acaso, todos los mortales, miserables desterrados que
suspiran sin cesar por aquella patria querida? ¿No somos viandan-
tes que marchamos sin cesar á la ciudad eterna, termino de nues-
tra peregrinación y de nuestra jornada? ¿No vadeamos consciente
é inconscientemente hacia el puerto de nuestra felicidad? Si suspi-
ramos por una patria querida, la Asunción de la Virgen nos abre
el camino, porque en ella nuestra Hermana, nuestra Reina y nues-
tra Madre es coronada para que vayamos á su lado. Si caminamos
sin parar hacia la ciudad eterna de los cielos, la Asunción aligera
nuestros pasos, facilita nuestra carrera y suaviza todos los cami-
nos; porque María colocada en el trono de su gloria es la aurora
rutilante que disipa los escollos de la noche del destierro, el sol de
misericordia que extiende sus rayos de bondad á cuantos los nece-
sitan, y la Madre más dulce que prepara á todos sus hijos un pre-
ferente lugar en aquella nobilísima ciudad. En nuestra navega-'
ción hacia el puefto de felicidad, nos favoreceiá ausencia de Ma-
ría en su gloriosa Asunción, porque es para mirarnos desde la
gloria como luminar que conjura las tempestades de nuestra
travesía, orilla los escollos del mar peligroso de la vida, y nos da
su bienhechora mano para que felizmente arribemos á las playas
eternales.
No hay necesidad de suspender en las orillas de la Babilonia
mundanal los instrumentos de alegría en señal de tristeza, de pena
y de dolor, porque se nos ausente María, como los suspendieron los
Israelitas, cuando estaban ausentes de su amada Jerusalén; porque
la Asunción de esta Virgen afina nuestras manos con el recuerdo
de aquella visión de paz, inspira nuestro ánimo con las armonías
de tanta gloria y dulcifica nuestras voces con el cumplimiento de
las palabras del Señor. No hay que recurrir al olvido de nuestra
mano derecha porque las nubes nos arrebaten lo mejor de nuestro
destierro, pues en la Asunción de la Señora nos domiciliamos en
la patria feliz con la llegada de María, nos hermanamos con los
bienaventurados, y libremente podemos cantar los cánticos de
62á B t 5Í0NTE CARSÍEtO

Sión. No hay que pegar la lengua al paladar, embargando el áni-


mo con tan solemne despedida; porque los vuelos de esta candida
paloma nos indican la ciudad de Dios, alegrada con este río cau-
daloso de gloria, al Altísimo regocijan, á su propio tabernáculo y
á nosotros mismos que, enviando por delante á nuestra inimitable
abogada, tenemos una cariñosa Madre que intercede por nosotros;
la cual siendo también Madre del Juez que nos ha de juzgar, se
ocupará de nuestra salvación con la humildad de su misericordia
y con la eficacia de su maternidad.
No deben los mortales en la Asunción de María decaer en su
esperanza, ni agobiar el corazón, antes por el contrario, avivando
su fe ante la claridad del misterio, y aumentando su devoción con
las grandezas de María, deben aspirar á la patria donde tienen á
su Madre; porque al mandar con ella lo más precioso que vio la
tierra, dan tan magnífica prenda para que se una en alianza per-
petua lo humano con lo divino, lo terreno con lo celestial, lo más
bajo con lo más alto, y al seguir en alas del amor á esa Reina de
las almas, glorifiquen al Señor que engrandece y magnifica á María
mucho más que se puede imaginar, á fin de que, desde sus alturas
y magnificencias, nos envíe á la tierra los dones más perfectos, los
mejores dones de gracia y santidad.
fR, PEDRO TOJVIáS DE ¡SANTA TERESA.
HERIDA DE AMOR

JÓLA el Señor anchara grande de corazón, como las


¡arenas que se extienden en las playas del mar. Esta
sentencia bíblica aplica la Iglesia Católica á Nuestra Se-
ráfica Madre Santa Teresa de Jesús. Grande, en efecto,,
fué en todo esta mujer insigne, insigne entre todas las' r
mujeres; pero fué grande sobre todo su corazón, que á,;
impulsos del amor divinu fué dilatando sus senos, y no
pudiendo ya contener tan violento incendio de amor,
dispuso Dios que un Serafín abriese en él con dardo de
oro, anchuroso cráter aue diese salida á las llamaradas
que habían de incendiar al mundo entero.
Indudablemente fué ésta una de las más altas mer-
cedes con que el Celestial Esposo regaló á su Esposa
querida. La teología mística la explica de alguna ma-
nera, diciendo que es un efecto de la unión del alma
santa con Dios, cuando aquélla llega al estado dichosí-
simo que llaman matrimonio espiritual. La perfección
soberana de Dios, su bondad absoluta, su hermosura
perfectísirr.a arrebatan al espíritu, y le llevan hacia
Dios con un ímpetu irresistible de amor; este amor que
es santo, es también santificante, y así va levantando
al espíritu sobre todo lo terrenal y acercándole cada
vez más á Dios, hasta que purificado por completo en
este divino crisol,' se realiza entre Dios y el alma la
unión más perfecta y santa en un mismo amor vehe-
mentísimo, fogosísimo, todo celestial, todo divino. ¡Oh
£>24 fet MONÍE CARMELO

mil veces dichosas las almas que llegan á esta unión


gloriosísima! ¡Viven en la tierra, y viven con la misma
vida de amor que tienen en el cielo los Serafines!
Nadie hay que pueda decir, ni siquiera mediana-
mente entender, los secretísimos misterios de esta unión
dulcísima del alma santa con el amado Dios, ni las co-
municaciones amorosísimas entre ambos. ¡Arcanos ine-
fables, altísimos y secretísimos, que el lenguaje de los
hombres es incapaz para expresarlos, porque pertene-
cen á un orden superior á cuanto el sentido puede al-
canzar, y á cuanto el pensamiento puede concebir!
Pues en ese glorioso estado de unión acaece, como
afirma San Juan de la Cruz, que el Divino Esposo en-
vía un Serafín que transverbere el corazón de su Espo-
sa, para que dilatándose éste pueda soportar tantos
amores y la gloria de Dios que está como lanzada en
todo su ser.
Este prodigio obró Dios en el Corazón de su rega-
lada Esposa. La esposa de los cantares quiso llevar so-
bre su brazo y sobre su corazón una señal del amor de
su Esposo: el divino Esposo de Teresa de Jesús puso
en el Corazón de su amada Esposa una señal indeleble
de amor: ¡Una herida de amor!

t-^@^^->
A LA SANTÍSIMA VIRGEN

Poesía dedicada á mi queridísima her-


mana SorM. R. del Corazón de María, Re-
ligiosa del observantísitrío Convento de
Concepcionistas Descalzas de Almería.

Cantar de tu hermosura los célicos primores


¡Oh Virgen Soberana! ¡Oh Madre Virginal!
Empresa es que seduce á aquellos trovadores
Nacidos para amarte con puro amor'filial.
Mas ¿quién de tus encantos la mágica belleza
Podrá con terrees ojos llegar á percibir?
¿Qué pluma no se embota y veces mil tropieza
Si trata de tu cuerpo los rasgos describir?
Tu blonda cabellera, dorada... más que el oro,
Envidia siente al verla el padre de la luz,
Y observa que sus rayos, su vida y su tesoro....
No son sino tinieblas cuando apareces Tú.
Tu freute nacarina espejo es transparente,
Pulido en las alturas con célico primor,
Al cual vienen á verse con rostro sonriente
El ángel y el querube, del Cielo el real Señor.
Tus ojos son, oh Madre, lumbreras fulgurantes
Que eclipsan con sus lumbres de Febo el resplandor,
É infunden en el pecho de todos tus amantes
El germen de la vida, los tintes del amor.
Más rojos son tus labios que púrpura de Tiro,
Y gotas de rocío tus albos dientes son;
Tu aliento es más fragante que angélico suspiro,
Tu boca es una fuente de aurífero tazón.
Más dulce es que el arrullo de tórtola inocente
Tu acento soberano, el ritmo de tu voz;
Más tierno es que el susurro de arroyo transparente,
Y más que los gemidos del céfiro veloz.
Tu talle sobrepuja en gracia y gentileza
A aquellas palmas blancas que crecen en Cades,
Y todos sus encantos, y toda su grandeza...
626 EL MONIS CARMELO

No son siquiera dignos de estar bajo tus pies.


En fin ¡oh Virgen bella! es tanta tu hermosura,
Tu gracia es tan divina, es tanto tu candor,
Que al verte los querubes, se embriagan de ventura*
Y póstranse á tus plantas heridos de tu amor.
¡Y el hombre inquieto y loco no queda fascinado .
Al ver de tus mejillas el vivido carmín!
¡Ni ríndese gozoso en lágrimas bañado
Al ver de tus encantos el piélago sin fin!
En cambio se revuelve cual raudo torbellino,
Buscando en las criaturas la dicha y el placer;
Y ansia los amores de un genio peregrino
Que cubre su negrura con falso rosicler.
Por esto, de la infamia arrastra el vil sudario,
Y da muerte á su vida la negra desazón,
. Y el mundo se le torna en lúgubre calvario,
Do espira entre los bra;:os de pérfida pasión.
Te olvida, y al instante, el dolo y la agonía
Le cubren con su manto sangriento, funeral,
Y en hondas amarguras se trueca su alegría,
No ve más que tinieblas, respira sólo mal.
¿Por qué polvo animado, por qué criatura ingrata,
Te alejas del venero de encantos y de paz?
¿Por qué tu corta vida impura se desata,
Cunl sierpe venenosa que arrástrase sagaz?
Los goces y hermosuras que muchos ambicionan
¿Qué son sino adalides del fiero Lucifer?
¿Qué soia sino fantasmas horribles que coronan
De llanto y de miseria del hombre la vejez?
No busques los encantos huyendo de la fuente
Que encierra en sus cristales la dicha y la salud;
Ni dejes que á tu alma arrastre esa corriente
Que enloda, seca y mátala tierna juventud.
Por eso si del mundo gustares gota á gota
Del cáliz de sus goces el líquido fatal,
No olvides que al bebería será tu dicha rota,
E impávida la muerte tu vida romperá.
¿Tu mente necesita de luz que la ilumine?
María es un foco de inmenso resplandor.
¿Acaso vas buscando un ser que te encamine?
La Virgen es la Madre del más hermoso amor.
¿Late fibras de tu pecho, cediendo ala pujanza
i LA SANTÍSIMA VIRGEN 627

De fría indiferencia, helándose ya van?


No temas, y en tu seno que brille la esperanza,
María comunica más fuego que un volcán.
Que en ese amor divino ¡oh Virgen! yo me inflame."
Que viva en tu regazo sin sombra de pesar,
Y asida á tu clemencia mi alma se derrame
Cual ese puro incienso que aromas da al altar.
Que tenga siempre fija tu imagen en mi mente,
Que aliento de tus lumbres reciba mi razón;
Que sólo por amarte suspire tiernamente,
Que viva de tus besos mi pobre corazón.
UN CARMELITA DESCALZO,
SEMBLANZAS TERESIANAS
iiiiiiiiiiiiiiniiiiiiii

JWftS flfflOÍ?

Clama entre angustia y dolor Por los aires lo blandea


Teresa á Dios con afán: Al sacarlo de la fragua.
—"Mandad á un ángel, Señor, Bajó á la celda do estaba
Que abra un cráter al volcán, La Virgen de hermosa tez,
O no me deis más amor. A sabor la traspasaba
Véngame un dardo á clavar Y ella de amor se quejaba,
Y desgarre estas entrañas, Cual no se quejó otra vez.
Que no puedo respirar: Después decía de contino:
Vuélvanse lanzas las cañas, —"En las internas entrañas
Que aquí ser cruel es amar,,.— Sentí un golpe repentino:
Su ruego al punto escuchado El blasón era divino
Fué en la celeste mansión: Porque obró grandes hazañas,,.
Dios á un espíritu alado De aquel arpón celestial
Armó con arpón dorado "Con el golpe fui herida,
Para abrirla el corazón. Y aunque la heride. es mortal,
El Serafín tal empresa Y es un dolor sin igual,
Cumplió, de obediencia ciego; Es muerte que causa vida...,,—
Por reducir á pavesa
El corazón de Teresa Y, desde entonces, jamás
Templó el daráo de oro al fuego. Volvió á decir al Señor:
La aguda flecha llamea, —"No más amor,,. —Vuelta atrás
El largo astil centellea: E xclamaba:—Más amor,
Pues sin arrojarlo al agua Más, mi Dios., .más.. .¡mucho más
j^R. pLORiA^ DEL PARWELO TERüSIANO.
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SOR TERESA DEL NlSO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VII
(CONTTNtTAÜIÓN)

!1 padre sintió gran pena cuando después de


¿rila audiencia me vio hecha un mar de lágri-
ma?; como pasó antes que yo, ignoraba lo ocurrido.
El por su parte estaba muy satisfecho, pues el sefior
' Reveroüy lo presentó á S. S. como p»dre de dos car-
melitas. El Soberano Pontífice, en señal de particu-
lar benevolencia, puso sus manos sobre la venera-
ble cabeza del autor de mis días, como si quisiera
marcarle con un sello misterioso en nombre del
mismo Cristo. ¡Ah! Al presente que ese padre, no de
dos, sino de cuatro carmelitas, se halla en los cielos,
no es la mano del representante de Jesús la que le-
posa sobre su ca'beza, profetizándole su martirio; es la mano del
Esposo de las vírgenes, del rey de los cielos, mano que jamás se
retirará de la frente que ella misma coronó para siempre.
Grande era mi prueba; pero habiendo hecho de mi parte todo
cuanto humanamente me fué posible para responder al llamamiento
divino, confieso ingenuamente que, no obstante mis lágrimas, sentía
allá en el fondo de mi corazón una paz inquebrantable. Pero una
amargura indescriptible se mezclaba con esta paz y Jesús callaba...
Al parecer estaba ausente de mí y nada revelaba su presencia.
También en este día ocultó el sol sus rayos, y el hermoso y azu-
lado cielo de Italia, cubierto totalmente de nubes, no cesó de acom-
pañarme en el llanto. ¡Ah todo había terminado! El viaje ya no me
ofrecía ningún encanto, puesto que no conseguí el fin principal. Sin
embargo, las últimas palabras del Padre Santo debieran de haberme
consolado, recibiéndolas «orno una verdadera profecía; en efeot*
680 ÍL MOSTII CAllSlEtÓ
contra todo género de obstáculos se cumplió al pie de la letra lo que
Dios quiso, y no permitió que las criaturas hiciesen lo que deseaban,
sino que se hizo en todo su divina voluntad.
Algunos días después de 20 de Noviembre, mi padre, yendo á vi-
sitar al venerable hermano Simeón, (1) se encontió allí al abate Re-
verony, y con mucha amabilidad le echó en cara el no haberme ayu-
dado en mi difícil empresa; después contó el caso al hermano Simeón.
El buen anciano escuchó la narración con sumo interés; hasta tomó
notas de lo que le contaba mi padre y dijo con cierta emoción: «¡Esto
no se vé en Italia!»
Al día siguiente de la memorable audiencia, emprendimos la
marcha hacia Ñapóles y Pompeya. A la sazón, el Vesubio se hallaba
en completa erupción, arrojando por sucráter^una espesa columna
de humo. Las huellas que deja sobre Pompeya son espantosas. Ellas
nos manifiestan el poder de Dios que mira la tierra y la hace temblar,
que toca á los montes y los reduce á cenizas. (1) Hubiera yo deseado
pasearme á solas por entre sus ruinas, meditando sobre la fragilidad
de las cosas humanas, pero no era posible realizar semejante suefio.
Aún cuando mi alma se hallaba sumergida en una profunda tris-
teza, nada se traslucía al exterior, pues vivía en la persuasión de
que lo ocurrido en la audiencia con el Padre Santo se había relegado
al olvido. Pronto me convencí de lo contrario. Hallábame á solas con
mi hermana en el vagón, mientras que los demás peregrinos habían
descendido al andén, cuando se aproximó Mr. Legoux; y después de
haberme mirado fijamente, me dijo: «Y bien, ¿cómo está mi peque-
ña carmelita?» Al pronto comprendí que mi secreto lo era á voces;
empero, por mi dicha, nadie más me habló del asunto.
A nuestra llegada á Francia, mi padre me propuso un viaje á
Jerusalén, pero yo estaba ya harta de peregrinaciones" terrenas, mi
alma suspiraba por las bellezas celestes, y auhelaba verse prisionera
lo antes posible en la deliciosa cárcel del Carmelo.
Mas ¡ah! antes que se me abriesen de par en par las benditas
puertas, era preciso luchar y sufrir; sin embargo, no perdía las espe-
ranzas de entrar el '¿'o de Diciembre.
Tan pronto como llegamos á Lisieux, nuestra primera visita fué
para el Carmelo. ¡Qué entrevista! ¡Bien la tenéis presente, Madre
mía! Yo me abandoné completamente á vos, después' de haber ago-
tado todos los recursos. Vos me mandasteis escribir á Monseñor re-
cordándole su promesa; obedecí sin titubear. Desde el momento
que eché la carta en el buzón, creí que recibiría contestación á vuel-
ta de correo. Pero pasa un día y otro y otro... y la contestación no
llegaba. ¡Viene la fiesta de Navidad! y Jesús dormía...!
Esta fué para mí una prueba bien grande; empero, Aquel cuyo
Corazón está siempre en vela, me enseña que, para una alma
cuyo fe se asemeja á un granito de mostaza, tiene reservados mu-
chos milagros, con el fin de fortalecer su fe al parecer tan pequeña;

(1) Director del Colegio de S. 3 osé en Roma,


(2) Ps. ora.
SOR TERESA DEL HIñO JESúS 631

mas suspende los müagro3 h ista probar ln fe de sus escogído3 y más


futimos amigos, como lo hizo con la Santísima Madre. Y en verdad:
¿no permitió la muerte de Lazare, siu atender á Marta y María que
le participaron de antemano su mortal enfermedad? Ea las bodas de
Canaán, cuando la Virgen Santísima le rogó qire evitase un bochor-
no á los recién casados, ¿no respondió El mismo, que no había lle-
gado su hora? Pero después de la prueba, viene la recompensa, ¡qué
recompensa! El aguase convierte en vino, Lázaro vuelve á la vida...
De un modo semejante el Amado obró con su Teresita: cuando se
cansó de probarla, colmó sus deseos.
Como regalo de primero de año de 1888, Jesús me dio una
cruz. Vos me digisteis, Madre raía, que obraba en vuestro poder la
respuesta de Monseñor, autorizando mi entrada, ma3 que habíais re-
suelto no admitirme hasta pasada la cuaresma.
Yo no pude disimular mis lágrimas en vista de tauta demora.
Esta prueba revistió para mí un carácter especial: ¡veía rotos los
lazos que me unían al mundo, pero el Arca santa rehusaba recibir á
esta pobre palomita ¿Cómo trascurrieron estos tres meses, tan abun-
dantes y ricos en sufrimientos para mi alma, pero más abundantes
y ricos en toda suerte de gracia y dones celestiales? ;
Por de pronto, dije á mi espíritu que gozase de paz, pues era
Dios el que así disponía las cosas, y por lo tanto no había motivo de
inquietud; y resolví emplear aquel sauto tiempo que mediaba hasta
mi entrada en el Carmelo, entregándome á una vida interior y mor-
tificada. No va3'a á supouor V. R. que el hablar de vida mortificada
aludo á la que llevaban los santos. Lejos de asemejarme á las bellas
almas, que desde su infancia se entregan á todo género de mace-
raciones, yo hacía consistir mis mortificaciones en quebrantar mi
propia voluntad, en no disculparme, en prestar servicio de poca en-
tidad y otras mil cosas de poca monta. Con la práctica de estas
nonadas me preparaba para ser esposa de Jesúí; y este compás de
espera me sirvió de mucho para adelantar en Ja sumisión á la volun-
tad divina, arraigarme en la humildad y demás virtudes.

r*. P. ?. F.
[Se continuará.)
^ « « ¡ ( ^

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA

1|p N vez de escribir ün artículo sobre el estado actual de esta mi-


Igslsión, prefiero buscar en nuestro archivo datos edificantes, al
par que instructivos, para hacer reflorecer la memoria de nuestros
antepasados que trabajaron en sus días, en estas apartadas regio-
nes, para bien de las almas y gloria de Dios.
Espero avivar, por lo mismo, el celo de nuestros jóvenes religio-
sos, haciéndoles amar y apreciar, como es justo, la vocación subli-
me de los misioneros apostólicos.
Me contentaré, pues, en estos apuntes con seguir el orden crono-
lógico, sin pretender hacer una historia cabal de'esta misión.
Haré como la mariposa que vuela sobre las flores, embelesada
por sus colores y aroma. Mis lectores, menos atareados que yo, po-
drán sacar de estas flores la miel espiritual que la rapidez de mi
vuelo no me dá tiempo de extraer.
Deseo descubrir á mis Hermanos de España algunos datos inte-
resantes que. á no ser así, quedarían sepultados en el polvo y el
olvido, en nuestras viejas librerías de Bagdad y Banorá.
Sabido es que la primera idea de fundar misiones Carmelitanas
en Oriente la tuvo un religioso del convento de Ñapóles, español de
nacimiento, el P. Fr. Juan de San Eliseo, y que dicho religioso fué
animado en sus buenos deseos por otro Carmelita español, el vene-
rable P. Fr. Pedro de la Madre de Dios, General de los conventos
de Italia.
Este célebre Padre solicitó y obtuvo del Papa Clemente VIII el
permiso de enviar misioneros Carmelitas Descalzos al Reino de
Persia.
Salieron de Roma los nuevos apóstoles^el 6 de Julio de 1604, y
684 EL MONTE CARMELO

habiendo sido bien acogidos por el Rey de Persia, fundaron su pri-


mera misión en Ispahan. De allí pasaron á Chéraz, Ormuz, las In-
dias, Banorá y Bagdad.
Es pues nuestra misión de Mesopotamia hija de la de Persia.
Ahora pasemos á las efemérides.
Sea este corto trabajo para gloria de Dios y honor de su Santa
Madre, nuestra gloriosísima Reina del Carmelo.— Amén!— Fr. Pe-
dro de la Madre de Dios.
13 de Abril áe 1623.--El P. Fr. Basilio de San Francisco, Car-
melita Descalzo Portugués, de la misión de Persia, llegó á Banorá,
con permiso de sus superiores y de la S. C. de Propaganda Fide.
Su objeto al dirigirse á esta ciudad era el deseo de convertir á
los Mandaistas ó Sábeos que moran sobre las márgenes del río Ti-
gris, en sus cercanías.
El Gobernador de Banorá admitió al P. Basilio con la condición
de que no se ocuparía en predicar el Evangelio á los Mahometanos,
sino solamente á ios cristianos y á los Sábeos que se apellidan
cristianos de San Juan Bautista, pero que en realidad son meros
paganos.
El hijo del Gobernador regaló al P. Basilio una casita para que
se estableciese en ella. El Padre edificó una capilla dedicándola
á Ntra. Sra de los Remedios. Aún conserva esta advocación.
El primer acto de bautismo que figura en nuestro registro pa-
rroquial de Banorá es del aaismo año 1623, pero sin fecha parti-
cular. El primer acto de matrimonio está fechado el 25 de Abril
1624, y el primero de defunción el 28 de Junio de 1625.
20 de Noviembre de 1631.—El primer Carmelita Descalzo que
muere en Banorá es el P. Fr. Juan Antonio de Jesús María. Dice
el libro de defunciones que dicho Padre fué enterrado en nuestra
capilla del lado de la Epístola.
1632- -En este afpflítxiliado de la divina gracia, el P. Fray
Basilio pudo convertir muchos Sábeos; y para salvarlos de las per-
secuciones de sus correligionarios obtuvo del Gobernador de las
Indias Españolas, el Conde de Linares, permiso de trasladar á los
Estados de S. M. C. el Rey don Felipe IV, á los nuevos conver-
tidos.
Cuentan aún los Sábeos que "antiguamente su nación era nu-
merosísima, pero que un genio malo, enemigo suyo, vino de los in-
fiernos á la tierra para combatirla. Tenía dicho genio los pies des-
calzos y la cabeza pelada, vestía capa blanca, y era tal su fuerza
que habiendo reunido un día muchos millones de Sábeos al borde
del mar, los levantó con la tierra que pisaban, y se los llevó del otro
lado, no se sabe dónde,,
Esta leyenda alude á la trasmigración á las Indias de los Sábeos
convertidos por el P. Basilio,
íltélOHÉS CARJtflLlTANAS .635

En este mismo año, 1632, en la sesión general de la S. C. de


Propaganda Fide del 3 de Marzo, fué establecida la diócesis de
Babilonia, cuyo territorio se extiende del monte Tauro al Golfo
Pérsico. El primer Obispo titular fué Mns. Timoteo Pérez, Carme-
lita Descalzo, (español ó portugués, no lo sé.)
1634.—El P. fray Dimas de la Cruz, también Carmelita Des-
calzo y misionero apostólico en Persia, fué elegido Obispo de Ba-
bilonia, pero este humilde religioso rehusó la mitra.
1635; 29 de Julio. — R. P. N. Santiago de Santa Teresa, Vica-
rio provincial y Visitador general de Persia, pasa á Banorá y
firma una fé de bautismo en el registro de la parroquia.
1638.— Toma de Bagdad por el Sultán de Turquía, Amurac
IV. En aquel tiempo los misioneros de Bagdad eran los Padres
Capuchinos. Su misión había sido fundada en 1628.
En el mismo año el Papa Urbano VIII nombró Obispo de Babi-
lonia al P. fray Bernardo de Santa Teresa, Carmelita Descalzo
francés, (en el siglo Jean du Val.)
Una señora rica, amiga de dicho Padre, ofreció una renta per-
petua para este Obispado, con tal que el titular fuese siempre fran-
cés. La Santa Sede aceptó la expresada condición.
1639.—Un explorador francés, Tavernier, cuenta en su libro:
"Voyage de París á Japaban„ que viajó en 1639 de AÍepo á Ba-
norá con un Padre Carmelita Descalzo, napolitano, llamado fray
Carlos. Iba éste á visitar los conventos de su Orden en Banorá, en
Persia y en las Indias. Al llegar á Banorá el Padre le convidó para
que se hospedase en la casa de su Orden, donde se detuvo tres
días. Además, dice Tavernier "yo tenía tanta confianza en la pro-
bidad del P. Carlos que le dejé entre manos un reloj de gran valor
para que lo regalase al príncipe de Banorá. Y más larde el Padre
Carlos me envió, de Goa, en las Indias, el precio de dicha alhaja.„
1652.—En este año publicóse en Roma, en la imprenta déla
Propaganda, el magnífico libro del P. fray Ignacio de Jesús C. D.,
misionero deBanorá, cuyo titule es: "Narratio originis, rituum et
errorum Christianorum Sancti Joannis „
Este libro está dedicado á los Emmos. Cardenales de la S. C. de
Propaganda Fide.
El P. fray Ignacio de Jesús fué uno de los primeros y más acti-
vos compañeros del P. Basilio de San Francisco. Se dedicó con
especial anhelo á aprender el idioma de los Sábeos y convirtió un
gran número de estos infieles. Siguiendo el ejemplo del P. fray
Basilio envío algunos de sus neófitos á la isla de Ceylán, con per-
miso del virey de Goa. .
1661.—La Santa Sede ofrece al P. fray Dionisio de la Corona
de Espinas, Carmelita belga y misionero en Persia y Banorá, el
título de coadjutor de Mns, Bernardo de Santa Teresa- Esta Pre-
636 ÉL MONTÉ CARMEÍÓ

lado, después de regentar su diócesis (viviendo en Ispahan y en


Hamadan en Persia) por algunos años, había regresado á París,
donde ayudó á fundar el seminario de las misiones extranjeras;
por cuya razón una de las calles vecinas del seminario es llamada
calle de Babilonia, en recuerdo suyo.
Era, pues, necesario, nombrar un coadjutor que morase en
Oriente. Pero el P. fray Dionisio no quiso aceptar la dignidad ofre-
cida, prefiriendo seguir hasta la muerte en la humilde carrera de
misionero.
Léese en el prefacio de la Pharmacopea Pérsica del Padre fray
Ángel de San José (París 1681) un elogio edificante de dicho reli-
gioso: Helo aquí:
"In qua equidem missionis serie, unus ex nostris, recentis hacte-
nus ac pise memoria?, R.P.Dionysius a Corona spinea.Lovancensis,
tanto desudavit successu et usque adeo post agniculos Christi pera-
grare non destitit per plateas urbis, per suburbia et oppida, ut
quinqué saltem millia ab ipso baptizatorum, gregi electorum nu-
merare meruerit. Pollebat enim Dei famulus infusa quadam no-
titia, ac supernaturali affabatur ac rapiebatur impulsu, ut mori-
turos pueros inveniret et dignosceret, ita ut inter tot Christo initia-
tos, vix undecim reperiri sit, qui ad adultam setatem post baptis-
mi gratiam, pervenerint, Invigílabat enim speciali solercia ipsorum
mortis eventui ut mox baptizatorum albo adderet particulam is-
tam: "et die N. mortuus est.„
En nuestros días ha cabido á nuestra misión la suerte feliz de
tener otro Carmelita del mismo espíritu, y fué éste el inolvidable
Padre fray Damián, de la provincia de Avignon, Francia, muerto
en mis brazos el 6 de Octubre de 1896. Este Padre era doctor en
medicina antes dé ingresar en la Orden y cuando vino á la misión
(en 1865) siguió ejerciendo su oficio, con el fin de poblar el cielo de
angelitos, esto es, de pequeños infieles que bautizaba in artículo
mortis. Durante 31 años ejerció este caritativo ministerio en
Bagdad.
(Se continuará.)

^-^ffe-'-á^
EL EJEMPLARISMO DIVINO PERFECCIONA LA MÚSICA
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiin

1.° Demostrando qne su orden es triple, á ejemplo do la Trinidad di-


vina.
2.° Proponiendo á los músicos como primer Autor y Ejemplar de su ar-
te, á Cristo.
3.* Demostrando una analogía secreta entro los sonidos y los afectos do
nuestra alma.
4.° Prefiriendo el canto gregoriano á la música figurada en el culto
divino.
5.° Enseñando la manera de interpretar el canto litúrgico según ol fin
que tiene.

í.° El Ejemplarísmo divino demuestra que la mú'Aca, lo mismo que la San-


tísima Trinidad, ti'-ne triplicado orden.
La música puede definirse de este modo: «Música es el arte de ordenar
y harmonizar los sonidos de un modo tal que exprese los pensamientos y
los sentimientos del alma».
Los sonidos constituyen la materia de la música. La forma sensible
consiste en el orden de estos sonidos. La inspiración del compositor consti-
tuye la forma espiritual: ésta se compone de pensamientos y sentimientos
y se expresa por el orden de los sonidos.
Pero, con el fin de expresar más claramente la idea, la música ordinaria-
mente une palabras á los sonidos, porque los sonidos sin palabras, expresan
más bien los afectos y pasiones del alma que los pensamientos del espíritu
y, en consecuenciaa conmueven masque instruyen.
He aquí tres órdenes de sonidos: la melodía, el ritmo y la harmonía.
La melodía ordena simplemente los sonidos según su sucesión y consti-
tuye el canto propiamente dicho, ó la locución musical que expresan más
claramente la idea del compositor.
La harmonía ordena los sonidos según su consonancia simultánea.
El ritmo ordena los sonidos según su movimiento ó duración.
El músico perfecciona sus obras á ejemplo del divino artista q u | obra
todas las cosas con orden, número y medida.
En efecto, en toda obra musical perfecta se distinguen tres cosas, á saber:
el modo que está determinado por la totalidad ó la especio de melodía: e\
númeio ó el tiempo en el cual los sonidos se suceden, tiempo que depende.
638 Et MONTé CARMEíó

del ritmo; y el orden de combinar los sonidos, que consiste sobre todo en
harmonizarlos con el pensamiento ó idea que se pretende expresar.
La música se divide en tres órdenes, pues, si se considera en la tonalidad
de la melodía, se subdivide en diatónica y cromática; si se considera en su
fin é idea espiritual, es sagrada ó profana; en fin, si se la considera en su
ejecución, es vocal ó instrumental.
*
* *
2.* El Ejemplarismo divino propone á Cristo como primer autor y Ejem-
plar de los músicos en su arle.
La música, en efecto, es el arte ó manera de ordenar hábilmente los so-
nidos para expresar las ideas y sentimientos del alma. Este arte, esta ma-
nera, tienen su origen en el Verbo de Dios.
En efecto, el Verbo es el Arte eterno, del cual la inteligencia del Padre
saca la hermosura y la harmonía de todas las cosas y de los sonidos, hermo-
sura y harmonía según las cuales ordena todas sus obras por la voluntad ó
el amor del Espíritu Santo.
El Verbo encarnado es l a obra maestra del Artista Supremo, la Trini-
dad, y como instrumento de música animado por el soplo del Espíritu
Santo. Él nos expresa de un modo sensible y harmonioso los conceptos y
sentimientos divinos, á fin de que formemos los nuestros.
Por lo que Clemente de Alejandría, en su exhortación á los Gentiles,
o. I., nos muestra el Verbo encarnado como el primer centro do la harmo-
nía Universal. Estas son sus palabras: «El Verbo de Dios, nacido de David,
fué antes que este Profeta una lira y una cítara. Lleno de menosprecio por
los.instrumentos sin vida, llena al mundo y al hombre de su soplo divino,
oste mundo en pequeño formado con su alma y cuerpo. Y, sobre este ins-
trumento de voces sin nombre, canta: «Tú eres mi cítara, mi trompeta y mi
templo:» cítara por la harmonía, trompeta por el soplo, templo por el Ver-
bo, á fin de que esta cítara resuene, que esta trompeta retumbe, que este
templo contenga al Señor. Y no solamente el Señor ha hecho al hombre
instrumento harmonioso y vivo á su imagen, sino que El mismo, sabiduría
sobrenatural y Verbo celestial, es el instrumento de Dios, dotado de toda
harmonía, de todo resplandor y de toda santidad.»
De este modo, la harmonía de los hombres con Dios, consiste en la se-
mejanza con Cristo, que les habla en estos términos, en el mismo pasaje de
Clemente: «Yo llamo á mí á todo el género humano, cuyo Autor soy por la
voluntad de mi Padre. Venid á mí y agrupaos bajo un sólo Dios y bajo el
Verbo único do Dios. Yo os doy en abundancia el Verbo, es decir, el cono-
cimiento de Dios; y yo mismo me doy todo entero. Soy tal, cual es la Vo-
luntad del Padre: he aquí la sinfonía, he aquí la harmonía del Padre, la del
Hijo, la del Verbo de Dios. So han sacado imágones de estos originales,
pero no se parecían todas.
Por eso quiero corregiros según el ejemplar primitivo, á fin de que todos
seáis iguales á mí.»
f*. ¥• P.
f&e continuará.)
ifiíílmffiííiiTimiHinTniíiiiiin^
N U * X « K L » » X » » S L « * X * * 1 » * s l * . ^ ^ . * 1 * * 1 * » X * * X * » A * « 1 » s L * * L » « X » * « 1 * « X * » X * « • ! » « A » » X *

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

Prórroga del privilegio para conmutar á las Religiosas la obligación


de rezar el Oficio Divino.

( S O N fecha de 30 de Junio de 179G dio Su Santidad el Papa Pío VI, do feliz


recordación, un Rescripto, autorizando á los confesores de las monjas Carme-
litas Descalzas para que, dispensando la obligación del rezo divino, conmu-
taran dicha obligación con el rezo de otras oraciones 4 todas aquellas reli-
giosas que, ocupadas on oficios, trabajos ú otros oncargos de la obediencia
ó así mismo estando enfermas ó débiles, no pudieran asistir al coro y tu-
vieran alguna dificultad en rezar en particular.
Esta autorización se ha ido renovando siempre de diez en diez años,
siendo prorrogada la última vez con fecha 3 de Setiembre de 1888, y ha-
biéndose terminado esta última prórroga, N. R P. Procurador General, ex-
poniendo á la S. Congregación el privilegio concedido y las causas que lo
motivaron, pidió humildemente su prórroga para otros diez años.
La S. Congregación de Obispos y Regulares, oon fecha de 14 áe Mayo do
este año de 1902, se ha dignado conceder la prórroga de dicho privilegio
según la petición de N. 11. P. Procurador General en estos íérminos.

Vigoro speeialium facultatum á En virtud de las facultades espe-


SSmo. Domino Nostro concossarum, cíales concedidas por Nuestro San-
Sera. Congregatio Enorutn. ctRino- tísimo Padre la Sagrada Congrega-
rum S. R. E. Cardinalium negotiis ción de Emmos. y Rvmos. Carde-
et consultationibus Episcoporum et nales de la S. R. I , encargada do
Regulariutn proeposita, attentis ex- los negocios y consultas de los Obis-
positis, facultatem benigne tribuit pos y Regulares, examinada la ex-
P. Prcepositó Generali Ordinis pro- posición se ha dignado otorgar al
rrogationem enuntiati indulti ad R. p . Prepósito General de la Orden
aliud dennium concedendi, servata la facultad para prorrogar por diez
in ómnibus forma ac tenoro prioris años más el enunciado indulto,guar-
conoossionis. dando en todo la forma de la prime-
ra
Roma;, 11 Maji 1902 concesión.
L
Roma 14 de Mayo do 1902.
- t S. L | g,
Fr. Hieronymui -l/.a Gotti, Prcefectus.— Fr, Jerónimo ü/.a Gofíí, Prefecto —Pli.Gius-
Pli. Giustini, Seoret. . tini, Secretario.
640 Et, MONTE CARMBLO

Nuestro M. R. P. Prepósito General ejecutando el precedente indulto ha


pasado á todos los RR. P P . Provinciales la siguiente comunicación:

Jesús f María Jesús f María


Fr. Rainaldo M.a de S. Justo, Pre-
Fr. Raynaldus a Sto. Justo Pra>po- pósito General de los Carmelitas
situs Generalis, Fratrum Disoalcea- Descalzos de la Orden de la B. M. V.
toruna Ordinis B. M. V. de Monte del Monte Carmelo y Prior de este
Carmelo ejusque Sacri Montis Prior. Santo Monte.
Vigore facultatum Nobis benigno En Virtud de las facultades que
tributarum per adnexum Rescri ptum benignamente nos han sido cencedi-
S. C. Episcoporum et Regularium das por el Rescripto, que se copia,
sub die 14 Maji vortentis anni 1902 de la 8. C. de Obispos y Regulares
prorogamns ad alind deccnnium. hinc de 14 do Mayo del año que corre de
decurrendum, Indultum diei SO Ja- 1902, prorrogamos para otro decenio
nuarii 1796, ultima vi ce prorogatum quo empieza á contarse desde ahora,
sub die 3 Septembris 1888, serví ta in el indulto del día 3 de Enero de 1796,
ómnibus forma ac tenore prioris con- prorrogado la última voz con fecha
cessionis. de 3 de Septiembre de 1883, en lá"
Ruma> ex AedibusNostris Gonera- misma forma y tenor de la concesión
liciis die 15 Maji 1902. primera.
Fr. Rainaldus M.<- S- Justo, Psepositus Gene- Roma do Nupstra Casa generalicia
ralis.— Fr. Elias a M-alre Misericordia; Secrius. á 15 de Mayo do 1902. •
Fr. liainaldn M.- de S. Justo, Prepósito Ge-
neral.— Fr. Elias de la Madre de Misericordia1
Secretario.

BREVE DE SU SANTIDAD
concediendo á las Carmelitas Descalzas quo puedan hacer el
Via Crucis en la celda.

LEO PP. XIII. LEÓN PAPA XIII


AD FUTURAM E B I MBMORIAM. PARA p e r p e t u a MEMORIA

Exponondum curavit Nobis dilec- El actual Procurador General de


tus fllius hodiernus Projurator Ge- la Orden de Carmelitas Descalzos de
neralis Fratrum Ordinis B. Marise la B. V. M. del Monte Carmelo Nos ha
Virginia de Monte Carmelo Exjal- expuesto quo las Religiosas de dicha
ccatorum nuncupat., Moniales ejus- Orden, por sus muchas ocupaciones y
dem Ordinis plurimislpietitis Orrioiis observancias de su Regla,no pueden,
aliisque muneribus juxta sui insti- con la frecuencia que ellas desea-
tuti regulas adimplendis intentas, rían, hacer el ejercicio del Vía-Cru-
non adoo frequentes ut vel máxime cis, cuyas estacionos tienen erigidas
iislom esset in ví.tis operam daré en el Coro do sus Conventos.
posse p ; p exercit'o Stationum Vise Por lo cual, el dicho amado hijo,
Crujis seu Calvariai, qute h: reapeo- en nombre de estas Religiosas, Nos
tivi Monasterii choro ereíta; oxis- ha suplicado que para comodidad y
tunt. bien espiritual d<s las Religiosis do
Hiño idem dilectus filius prajfata- la referida Orden, Nos dignásemos,
tarum Monialium nomine humiles con benignidad apostólica, proveer
Nobis preces exhibuit ut ad majus acerca de lo expuesto é indulgente-
SUCCIÓN CANÓNICO LITÚRGICA tii
Monialium ejusdem Ordinis] conv mente conceder el favor siguiente'
modum bonumque spirituale in pra?- Y Nos, deseando acceder á estos de-
missis opportune providere ac ut seos, confiados en la misericordia de
infra indulgere de benignitate apos- Dios Omnipotente y en la autoridad
tólica dignare tnur. Nos autem piis de los bienaventurados Apóstoles
hujusmodi votis obseoundare volen- Pedro y Pablo, concedemos indul-
tes, de Omnipotentis Dei misericor- gentemente por Nuestra Autoridad
dia ac BB. Petri et Pauli Apostolo- Apostólica y al tenor de las presen-
rum Ejus auctoritate confisi, ómni- tes Letras y sólo para el próximo de-
bus et singulis dilectis in Christo cenio, á todas y á cada una de nues-
filiabuB Monialibus Ordinis B. María? tras amadas hijas en Cristo, Religio-
Virginia de Monte Carmolo excal- sas Desca'zas de la Orden de la
ceatis nuncupatis, ut pium exerci- B. V. M. del Monte Carmelo, que no
tiüm.Stationum Via?Cru.cisseu Calva- pudiendo, por las causas expues-
ría», quod in choro respectivi Monas- tas, hacer el ejercicio del Vía-Crucis
terii,ubi dicta? Stationes erecta? sunt, en el coro donde están erigidas sus
exercere infra diem praefatís causis estaciones, lo hagan en la respectiva
noquiverint, in respectivo cubículo celda, delante de la Cruz que, según
ante Crucem, quam juxta süi Ordi- la costumbre de su Orden, llevan
nis morem secum gestant peragen- consigo, puedan ganar las mismas
tes, easdem indulgentias in Domino indulgencias que ganarían haciendo
consequantur, quas pra?fatum exerci- dicho ejercicio en el coro ó en las
tium in choro memorato vel inEccle- iglesias de los Hermanos Menores de
siis Fratrum Ordinis Minorum Sti. San Francisco de la Observancia,
Prancisci de observantia Reformat. siempre que las mencionadas Reli-
nuncopat, ut morís est peragendo giosas cumplan con las demás con-
consequi possent', dummodo praífata? diciones prescriptas.
Moniales cetera iniuncta pietatis Dado en Roma, en San Pedro, bajo
opera rite peregorint, Auctoritate el anillo del Pescador á 2 de Junio
Nostra Apostólica tenore prajsen- de 1902, año vigésimo quinto de
tium ad Decennium tantum hinc Nuestro Pontificado.
proximum concedimus atque indul- Card. Macchi.— N, Marini, Secretario.
gemus. Non obstantibus etc.
Datum Roma? apud S. Petrum sub
Annulo Pisoatoris die . I I . J u n i i
MCMII. Pontificatus Nostri Anno
Vigesimoquinto.
L. f S.
Pro Domino Cari. Macchi,—\. Marini, Strio.

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BIBLIOGRA FIA

\BRAB COMPLETAS DHL B. P. S. FRAN- las colaciones monásticas; oficio de


CISCO DE Asís, según la colección la Pasión, poesías, apotegmas, colo-
del P. Wandingo, traducida en ro- quios, parábolas, ejemplos, profecías,
mance por algunos devotos del Santo. bendiciones, oráculos y sentencias.
Con verdadera fruición hemos ho- Al recomendar los escritos de San
jeado las paginas de estas preciosas Francisco de Asís creemos contri-
obras. Nótase en ellas aquella encan- buir á una obra muy del agrado de
tadora sencillez de estilo con que Dios Nuestro Señor y de grandísima
saben revestir los Santos los concep- utilidad para las personas espiri-
tos más sublimes de la mística ha- tuales.
ciéndolos accesibles á los entendi- Los pedidos diríjanse á don Anto-
mientos más vulgares. El arte de nio Buj, Canónigo do Teruel, ó á don
persuadir nadie lo ha poseído jamás Francisco Pérez, presbítero, calle do
con mayor perfección que los Santos, la Abadía, Teruel, y á las principales
pues á la unción que tienen natural- librerías católicas del reino.
mente las palabras de aquéllos á
quienes mueve el Espíritu de Dios,
se j u n t a la fuerza irresistible de una Es de suma oportunidad el opús-
vida virtuosa. A este propósito ob- culo que con el título El Santo Esca-
serva muy bien el Canónigo señor pulario ha publicado, el «Apostolado
Pouj que «entre l¿.s muchas obras de la Prensa», de Madrid; hay en él
que hablan de Religión son siempre datos muy curiosos que, no lo duda-
preferibles los libros de los Santos mos, han de interesar á los devotos
que praitican todo lo que enseñan y de la Virgen Santísima del Carmen.
dan en sus acciones los medios más
adecuados para realizar la perfec-
ción que bosquejan en sus escritos.» A la buena memoria del excelentí-
No es, pues, de extrañar que sabo- simo señor don León Carbonero y
reando las hermosas sentencias que Sol, Conde de Sol, fundador y Direc-
en estos libros se encierran experi- tor de la Revista religiosa La Cruz,
mente el alma una suavidad dulcí- han dedicado sus hijos un folleto es-
sima del todo celestial, y se encien- meradamente impreso, que además
da en deseos de gran perfección. de una extensa biografía del ilustre
Constan estas obras de tres tomos publicista, contiene la relación de
en un volumen. Contiene el primer todas sus obras, varias de ellas iné-
tomo la Vida de San Francisco de ditas.'Damos las gracias al excelen-
Asís, por el P. Bozal, benedictino, tísimo señor don Manuel Carbonero
algunas cartas originales del Santo; y Sol, actual Conde de Sol, por el
avisos á sus religiosos; alabanza de ejemplar que nos ha remitido, y una
las virtudes; un tratadito sobre la vez más suplicamos á nuestros ami-
perfecta alegría; exposición del Pa- gos que unan sus oraciones á las
dre nuestro; varias oraciones y ple- nuestras por el eterno descanso del
garias y el Testamento del Santo. nunca bastante llorado apologista
Contiene el segundo tomo: las cuatro católico.
Reglas; la escala espiritual y varios
apéndices. Contiene el tercer tomo: AMADO.
i i i i i i i i i i i i i i i n i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i i I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I I 111111111111 m 1 1 1 1 1 1 1 1 i i 11 n i i n • i i i r 11 n i • i
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SU SANTIDAD LEÓN XIII


Y EL CONGRESO MARIANO DE FRIBURGO
i i i i i i i i i i m i n i i m i i i i i i i i i

fóSi. día 1 de Junio se inauguró solemnemente en los jardines del Vaticano


<%£ la grnta que según el modelo de la de Lourdes, y autorizado por el Su-
mo Pontífice, hizo construir Mgr. Schueffer, Obispo de Tarbea. Con este
motivo un sacerdote asistente á la festividad, aprovechando la feliz ocasión
de hallarse un instante á solas con León XIII, le habló del próximo Congre-
so internacional mariano y le dijo:
—Santísimo Padre: En nombre de Mgr. Deruaz, Obispo de Lausana y
Ginebra, y del Comité internacional, me atrevo á pediros una bendición
especialísima para este Congreso, que debe celebrarse en Friburgo, en el
mes de Agosto.—Su programa es el mismo que Vuestra Santidad ha-trazado
en sus magníficas Encíclicas sobre el Rosario de María.
—¿Iréis vos al Congreso?
—Ese es mi deseo el más vivo, Santísimo Padre.
—Muy bion. Sí, decid á Mgr. Deruaz, á todos los organizadores del Con-
greso, á todos los congresistas, que el Papa se complace en bendecir su
celo por la gloria de la Santísima Virgen y la propagación del Rosario.
Esta conmovedora escena tenía lugar ante el facsímil de la gruta de
Nuestra Señora de Lourdes, que sin duda la contemplaba con maternal be-
nevolencia desde el trono que se le ha edificado en la augusta morada de
los Papas. Pocos días después, el 10 de Junio, Su Santidad León X I I I , para
alentar más y más á los socios del Congreso, publicaba el Breve cuya lec-
tura ofrecemos á nuestros lectores á continuación.
LEÓN P A P A XIII
A todos los fieles cristianos que l a s presentes L e t r a s viesen,
salud y bendición Apostólica
Con paternal y continuo afecto siempre habernos mirado cuanto pueda
concurrir á propagar en el pueblo cristiano el culto y devoción de la Santí-
sima Virgen; y nada más grato á Nos ni más en armonía con el amor que
de antiguo profesamos á la Madre de Dios, que el que se fomente más y
más cada día la piedad de los fieles para con ella. De aquí es que ya desde
los primeros años de nuestro Pontificado muy de veras hemos procurado
extender] su culto y devoción, exhortando principalmente á todos los hijos de la
Iglesia á la práctica y ejercicio del Santísimo Rosario, como repetidas veces lo
hemos hecho en cartas Encíclicas dirigidas á todo el mundo católico.—
Ahora, pues, habiéndosenos dado noticia de que en Friburgo de Suiza se
celebrará un Congreso Católico en honor de la Santísima Virgen, á partir
del dieciocho de Agosto del presente año hasta el día 21, bajo la iniciativa
6Í4 EL Ú0TS1É CAkMEtO

de nuestro querido hijo J u a n Kleiser, Protonotorio Apostólico y Canónigo


déla iglesia de Nuestra Señora, y bajo la protección del Obispo de Lausana
y Ginebra, Nos de todo nuestro corazón favorecemos tan piadosos intentos,
sintiéndonos poseídos de santa y espiritual alegría, como quien recibe ya
el froto deseado de pasadas fatigas y trabajos.—Agradable por demás es en
efecto á Nos, que liemos implorado frecuentemente la intercesión d é l a
Santísima Virgen, de cuyas manos pen le la suprema salud del mundo, el
que se celebre tal Congreso en una Ciudad ya de antiguo célebre por su
cariño á María, y en un templo insigne dedicado siete siglos hace á la In-
maculada Concepción; y abrigamos la esperanza de que habrán de concurrir
á él muchedumbres de todas las naciones para alabar'á aquella á quien to-
dos los pueblos y todos los siglos llaman bienaventurada.
—Por lo cual Nos aprobamos y confirmamos por las presantes con Nuestra
Autoridad Apostólica el Congreso Mariano que solemnemente se ha de ce-
lebrar en Friburgo en el próximo mes de Agosto y damos con amor Nues-
tra Bendición Apostólica, presagio de las bendiciones del cielo, á cuantos
han iniciado, concurran y tomen parte en la celebración do dicho
Congreso. — Y como quiera que ha de coincidir con las solemnida-
des de la fijsta do la Asunción de la Virgjn, á fin do que todo redundo
en mayor provecho espiritual del pueblo cristiano, Nos confiados en
la misericordia de Dios Omnipotente y en la autoridad dé sus Após-
toles S. Pedro y S. Pablo concedemos indulgencia plenaria y remisión de
sus pecados por la misericordia de Dios á todos y á cada uno de los fieles,
tanto peregrinos, como miembros del Congreso, que, e.'i uno cualquiera de
los días dentro de la Octava de la Asunción, á saber, desde el quiDce hasta
el veintiuno del próximo Agosto confesanlo y comulgando, visitasen la
Iglesia de nuestra Señora de Friburgo, y en ella rogasen piadosamente á
Dios por la paz entre los príncipes cristianos, extirpación de las herejías,
conversión de los pecadores y exaltación de la Santa Madre Iglesia. -Conce-
demos además doscientos días de indulgencia á todos los que, ó como pere-
grinos, ó como formando parte del Congreso, visitaren la dicha Iglesia on
cualquiera de los sirfte días mencionados, orando en la forma acostumbrada
y doliéndose de sus pecados.—Y finalmente concedemos el que puedan
aplicarse por las bonditas ánimas del Purgatorio tanto la indulgencia ple-
naria como las indulgencias parciales.—Las presentes Letras no tendrán
valor, sino tan solo en el presente año. Sin que para nada obste cualquiera
razón en contrario.—Y queremos que á las presentes Letras, ora impresas,
ora escritas por mano de notario público y selladas por persona constituida
en dignidad eclesiástica, se las dé la misma fe y valor, que se darían al
i documento original.—Dado en S. Pedro de Boma bajo el Anillo del Pesca-
dor, el día 10 de junio de 1902, año vigésimo quinto de Nuestro Pontificado,
—Aloi», Card. MACCHI.

m& w
NUEVO PREFECTO DE PROPAGANDA FIDE.—El Soberano Pontífice ha de-
signado al Eminentísimo Cardenal Jerónimo María Gotti como sucesor del
finado Cardonal Ledochowski en la Prefectura de la Propaganda. El nuevo
Prefecto es una verdadera gloria de nuestra Sagrada Orden, en la cual
desempeñó los más importantes cargos, incluso el Generalato. Fué nombra-
do Arzobispo titular de Pettra por el actual Pontífice y delegado apostólico
en el Brasil; finalmente fué agraciado con la sagrada púrpura cardenalicia
el año 1895. En la Propaganda tendrá como colega al Eminentísimo Carde-
nal Agliardi, Nuncio que ha sido en Viena, ol cual se encargará de la Ad-
ministración del Economato.
El Cardenal Di Pietro pasa de la Prefectura de la Congregación del
Concilio, en la que ha sido reemplazado por el Cardenal Vannutelli, á la de
Obispos y regulares.
El Cardenal Forrata, antiguo Nuncio en París, ha sido nombrado pro-
tector de la Academia do Nobles eclesiásticos.
CARTA DEL MONTE CARMELO.—Santo Monte Carmelo, 22 de Julio de 1902.
—M. R. P. Director de la revista E L MONTE CARMELO: DOS grandes solemni-
dades han tenido lugar en estos últimos dias; la festividad de Nuestra San-
tísima Madre de! Carmen, y la do Nuestro Padre San Elias.
La primera fué precedida de un Novenario solemnísimo, durante el
cual se expuso Su Divina Majestad todos los dias, seguía a l a Exposición
una lectura sobre las excelencias de María y su Santo Escapulario, letanía,
cantada, y se terminaba con el «Tantum ergo» y bendición del Santísimo.
El día de la fiesta principal, se dijo á las siete Misa de Comunión Gene-
ral; á las ocho y media Misa solemne y Sermón en Árabe. La Misa fué eje-
cutada por los KR. PP. Franciscanos, que todos los años vienen de Nazaret
para este efecto. Por la tarde á las tres Exposición, motetes, letanía cantada
á varias voces, Bendición con el Santísimo y Reserva.
A todos estos actos como todos los años, ha asistido el señor Cónsul de
Francia y toda la población católica de Caifa.
- Los mismos Ejercicios han tenido lugar en el Convento de las Madres
Carmelitas.
El día de Nuestro Padre San Elias tiene lugar en el Carmelo la pere-
grinación más solemne de todas las que so verifican en Tierra Santa. Tres
646 EL MONTE CARMELO

días antes comienzan á llegar las gentas de todos los lugares para ir aco-
modándose en los arbolados; el día de la vigilia es verdaderamente sorpren-
dente el contemplar las caravanas de 50, do 100 y de 200 personas que conti-
nuamente van llegando.por los tres caminos que conducen al Carmelo. El
mismo día de tres á seis de la tarde, está abierta la puerta del Santuario
para que los peregrinos puedan ofrecer los dones que llevan á San Elias, y
todos, hombres, mujeres, niños y niñas, grandes y pequeños suben al altar
del Santo, y unos tocan sus pañuelos, otros sus gorras ó turbantes, otros sus
sayos.
Después de este acto tiene lugar la corrida de caballos, la cual es
verdaderamente sorprendente para un europeo: los árabes van á caballo
con la velocidad de un rayo, y con la misma tranquilidad que si estuvie-
ran sentados en una silla. A esta corrida asisten toda la Colonia Europea
de Caifa y muchos Cónsules. Por la noche hay cánticos y danzas que se
prolongan durante toda ella, no bajarán de tres mil las gentes de todas las
razas que interviene en esta juerga y bailoteo, con que, figúrese V. R. el
ruido tan infernal que armarán con sus gritos, pues además se tiene como
un dogma entre los árabes y tur JOS la creencia de que aquel es más dicho-
so y feliz que mis desaforadamente grita. El día de San Elias asisten á la
misa conventual los cristianos tanto latinos como griegos; para mantener
el orden entre gentes de tantas creencias hay guardia de soldados turcos,
y los mantienen á las mil maravillas, pues ostan bien pagados y bien comi-
dos á cuenta del Convento.
Durante toda la mañana se hace la oferta de los niños enfermos á San
Elias, con la ceremonia de cortarles el cabello, con algunas oraciones y
dando una limosna al Santo.
En este mismo día hubo ocho bautismos; cinco griegos católicos, dos ma-
ronitas y uno latino; los griegos fueron bautizados por un sacerdote griego,
los latinos y maronitas por un Padre del Carmalo, previo el permiso de sus
respectivos Párrocos.
Por la tarde, á las tres, hubo Exposición de S. D. M. se cantó la letanía,
el «Tantum ergo» y se terminaron estes cultos con la Bendición del Santí-
simo.
Terminada la fiesta se vuelven á sus tierras los peregrinos, y el Carmelo
queda como un desierto.
¡Tenga el Santo compasión de estas pobres gentes!
Da V. R. menor hermano.—Fr. Adrián de la Santísima Trinidad.
FIESTAS DELCAUMH* E S ROMA.—Los cultos tributados á la Virgen San-
tísima del Carmc-n en el p ipular barrio del Transtevere de Roma, han sido
este año solemnísimos.
En Roma y especialmente en el Transtevere, es tradicional la devoción
que inspira la Santísima Virgen do aquel nombra. Antes de 1870 era célebre
la procesión de la Virgen del Carmen en aquella populosa parte de la ciu-
dad. Después de la ocupación de Roma por las armas del rey Víctor Manuel,
dicha procesión fué prohibida. Durante mucho tiempo, el aíto de ser trans-
portada todos los años la prodigiosa y bolla imagen de Nuestra Señora del
Carmen, con ocasión de su festividad, desde la pequeña iglesia de San
J u a n á la grandiosa y próxima Basílica de San Crisógono, tuvo que veri-
ficarse, por orden del Gobierno, de noche ó al amanecer, sin pompa alguna
y como si se tratase de un hecho puramente privado. E l año último la PQ-
CRÓNICA CARMELITANA 647

licía consintió que asistieran al traslado de la santa imagen la cofradía del


Carmen y el clero, pero 4 condición de que fuera muy cortí el trayecto que
recorrieran.
En el año actual, debido á las repetidas súplicas del director de dicha
Cofradía, el comendador Pedro Pacelli, el Gobierno ha permitido que la
procesión, verificada solemnemente y casi como se hacía «antes de 1870, re-
corriera muchas calles y plazas del Transtevere, con asistencia de tres Co-
fradías, de multitud de jovencitas hijas de María, de numeroso clero y de
algunas músicas, llovando las Cofradías todos sus emblemas, cruces y es-
tandartes.
• La ventanas de las casas por donde pasó la procesión estaban adornadas
con colgaduras, y desde aquellas cayó sobre los concurrentes alsolemno
acto y sobre la santa imagen de la Virgen una incesante lluvia de ñores.
Un gentío inmenso recorrió la carrera, exclamando constantemente con el
mayor entusiasmo: ¡Viva María! ¡Viva nuestra Madonna! El orden fué com-
pleto, y no intentaron realizar demostración alguna en contra de esta im-
ponente muestra de religiosidad los anticlericales", si bien éstos no abun-
dan en el Transtevere. La inmensa multitud de los devotos católicos se im-
puso á los anticlericales.
CARTA DE MALABAR.—Da una carta que nos dirige el R. P. Pascasio do la
Virgen del Carmen Misionero Apostólico de Quilón (Malabar) entresacamos
los siguientes párrafos:
«EQ los meses Abril y Mayo últimos hice dos excursiones al interior de
la Misión hasta sus confines. Hasta las 30 millas de longitud toda está bien
poblada de paganos, mahometanos, algunos Jacobitüs y pocos protestantes;
desde las 30 millas a leíante son bosques inhabitables, donde hay toda cla-
se do bestias fieras. Con todo hay varias plantaciones de café y té y algunos
católicos y protestantes. También hay ua camino de hierro en construcción
que dontro de poco este hermoso Travancore, este jardín de la India pon-
drá en comunicación con lo restante de la India.
En mi primer viaje quedé asombrado al ver en aquellos inaccesibles
bosques aquellos católicos empleados en las plantaciones y en el caminí
de hierro. No quedaron ellos monos asombrados al ver la primera vez al
misionero católico.
Mucho me rogaron quedase algunos días entre allos, pues querían con-
fesar y comulgar. Pero, yo tenía los días contados, y otras ocupaciones ur-
gentes me llamaban á Quilón. Con todo los prometí que dentro de un mes
volverla á visitarles, y que se preparasen para una buena confesión y comu-
nión, y también que me preparasen algunos protestantes y dos paganos que
me habían manifestado doseos de hacerse católicos. En mi segundo viaje
tolo estaba preparado, se confesaron y comulgaron, y bauticé cinco protes-
tantes y dos paganos: y además dejé preparándose algunos otros protestan-
tes pira mi tercer viaje. Mis buenos cristianos me pidieron una capilla en
dos lugares para poder reunirse en los Domingos á orar. Yo les prometí con
tal que ellos me ayudasen un poco, y de hecho ellos han recogido 50 Rupias.
Pensé comprar una casa que un contratista del camino de hierro había edi-
ficado allí; pero me piden 1800 Rupias ¿Dónde encontrar tanto dinero? To-
mo que nada docente podré hacer por falta de recursos y mis pobres mon-
tañeses quedarán como antes sin capilla donde orar,
648 EL MONTE CARMELO

Reverendo y amado Padre, ¡Cuánto bien se puede hacer en esta Misión


de Quilón! que vengan misioneros santos y llenos de Espíritu de Dios, y yo
les prometo conversiones de infieles por millares.
Mi buen compañero el Rvdo. P . J u a n Damasocno ha podido bautizar el
año pasado más de 500 paganos: Ayer mismo me escribía que el mes próxi-
mo tendrá preparados para el bautismo unos 50 paganos. Yo mismo, con es-
tar tan ocupado en el semanario; he podido bautizar el año pasado 50 paga-
nos. Mire, pues, amado Padre, que la mies abunda; pero faltan obreros en
la viña del Señor.»

U N PRODIGIO DEL SANTO ESCAPULARIO.—De Igurquiza (Navarra) nos co-


munican el caso siguiente:
El día 27 de Abril del presente año, al caer de la tarde, surgió en una
casa de bebidas del citado pueblo una cuestión entre varios jóvenes, lle-
gando á tal extremó que uno da ellos llamado Francisco Echevarría cayó
gravemente herido con una tremenda cuchillada en el p3cho; fué conduci-
do completamente sin sentido á su casa, donde, al recobrar el conoci-
miento comenzó a invocar á la Virgen del Carmen, cu3'o Escapulario tenía
en el pecho; el Párroco que se hallaba en una aldea perteneciente á la pa-
rroquia tu*ro tiempo para venir, confesar y administrar la Santa Unción
al referido joven, que vivió cincuenta minutos poco más ó menos después
de recibir la herida; murió y, cuál no sería la sorpresa de los médicos al
practicarlo la disección, al ver que el cuchillo había penetrado en el
corazón, y por consiguiente la muerto debió haber sido instnntánoa' Todos
atribuyeron el hecho á la Virgen del Carmen de quien el joven era devoto
y aún se dice que mostrando en cierta ocasión esto mismo joven su Escapu-
lario dijo: éste es el que me ha de valer.
Este es el hecho que demuestra una vez más la protección de la Santísi-
ma Virgen del Carmen con aquellos que visten su Santo Escapulario.
ORDENES SAGRADAS Y PROFESIONES.—El día 27 de Julio, el Exorno, señor
Arzobispo de Burgos ha conferido las Sagradas Ordenes en nuestro Con-
vento de aquella Ciudad á 19 religiosos; de éstos 14 fueron ordenado s de
Presbíteros, 2 de Diáconos, 2 de subdiáconos y 1 de menores.
Terminada la ordenación el Excmo. Prelado dirigió á los ordenados
una breve pero sentidísima plática en la que los ponderó las gravísimas
obligaciones que habían contraído con la nueva dignidad, y lo deudores
que quedaban para con el Señor q ue se había dignado hacerlos vasos de
elección, amigos y familiares suyos y comensales del banquete celestial.
Les dio á todos su paternal bendición y concedióles 80 días de indulgen-
cia para la primera misa. Con lo que terminó la augusta ceremonia que
conmovió á todos los presentes.
Este mismo día, en el mismo convento, dos jóvenes carmelitas hicieron
su profesión solemne á las siete de la tarde cuyo acto, como todos los de es-
ta clase, resultó brillantísimo. El R. P. Bernabé con fácil palabra y elegante
oxpresión puso en parangón la esclavitud de los que habitan el claustro
con la libertad de los que aspiran el pútrido ambiente de los placeres mun-
danales, y demostró con luz más que mediana que la libertad de éstos es
la más tiránica de la esclavitudes, á paso que la esclavitud de los llamados
á vivir en Religión es la verdadera libertad de los hijos de Dios.
El acto terminó con la coronación de los nuevos profesos y el fraternal
ÓáoísrtcA CARMELITANA 649
abrazo í e la Comunidad que es el hermoso remate de estas escenas por de.
más tiernas y conmovedoras.
Damos á todos nuestra cordial y sincera enhorabuena.

SOLEMNES FIESTAS EN EIOSECO.—En el Convento de Carmelitas Descalzas


de Rioseco se ha establecido la Semana Devota de la Virg°n del Carmen, ce-
lebrándose con tal motivo un solemne Triduo durante los tres últimos días
de la Novena del Carmen, en la que ha predicado el R. P . Joaquín de la
Sagrada Familia, cantando elocuentemente y con santa unción las glorias
de la Virgen Carmelitana y del Santo Escapulario.

PROFESIONES RBLIOIOSAS.—En el Convento de nuestras Madres Carmeli-


tas de San José de Caravaca (provincia de Murcia) ha tenido lugar la so-
lemne profesión y toma del sagrado velo de la H. a Teresa de Jesús María
y José, la que ha visto deslizarse rápidamente los felices días de su Novi-
ciado en los mismos claustros santificados por el Seráfico P. San J u a n de la
Cruz.
En tan solemne acto ocupó la cátedra sagrada ol Rvdo. Pbro. don José
M. Hervás quien con elocuente y persuasiva frase, supo manifestar la al-
teza del estado religioso y enternecer á la distinguida concurrencia que
se agolpaba ansiosa de ver á la que por sus altas prendas y puesto elevado
los honró u n día con su amistad.
Los acordes de la orquesta resonaban en el templo engalanado con el
mayor gusto, y terminada la Santa Misa se procedió á la imposición de velo
por el reverendo cura párroco de aquella ciudad, don Gregorio Martínez,
acompañado de los dichosos padres que apadrinando á su hija, ofrecían á
Dios el sacrificio más heroico entregando la prenda de su amor.
—En nuestro Convento do Avila tuvo lugar el día 27 del pasado mes, la
solemne profesión do cuatro religiosas, predicando en tan solemne acto el
Licenciado señor don Ildefonso Calamay Gómez un sermón elocuentísimo
sobre las excelencias de la vida religiosa.
Nuestra enhorabuena á los recién profesos, á las respectivas Comunida-
des y familias,
NECROLOGíA.—En el Convento de Carmelitas Descalzas de Teruel falle-
ció el mismo día de la Virgen Santísima del Carmen la Hermana María do
San Elias á los 76 años de edad y 62 de Religión.
—En nuestro Convento de Alba de Tormes, ha fallecido el R. P . Podro
de San José, á los 88 años de edad y 71 de Profesión.
—El 8 de los corrientes, ha fallecido en su casa en la Cabana de Silva
(Olmedo), la Condesa de este nombre. La Condesa de la Cabana de Silva
era persona virtuosísima y muy estimada en la alta sociedad.—R, I, P,
¿¡¿i A CUESTIóN RELIGIOSA BN FRANCIA.—Continua la agitación popular pro-
ducida en Francia por las inicuas medidas del Gobierno contra las Ordenes
religiosas.
En París se suceden las reuniones publicas, predominando los tempera-
mentos enérgicos, y trabajando con ardor en organizarse las fuerzas católi-
cas para la resistencia.
En los departamentos se responde con entusiasmo á estos aires do bata-
lla, y regiones hay en las que las autoridades han tenido que suspender la
aplicación de sus inicuos proyectos por temor á graves alteraciones de or-
den público.
Al mismo tiempo los católicos no desatienden la acción judicial para la
defensa de sus derechos. Y hay que reconocer que por este camino han obte-
nido estos días señalados éxitos.
ASOCIACIóN PARA LA DEFENSA DE LAS E3CUBLAS PRIMARIAS.—A la acción
popular se debe ahora una nueva institución, fundada por varios celosísi-
mos párrocos de París, que aunque no podrá tener mas que vida efímera,
dará mientras exista excelentes resultados.
Se trata de la Asociación para la defensa de las escuelas primarias cató-
licas, cuyo primer paso, práctico en altísimo grado, ha sido dirigir un lla-
mamiento á los seglares católicos aptos para la enseñanza, brindándose á
poner á su disposición en Octubre, para la reapertura del curso escolar, tan-
tas escuelas privadas cuantas han sido las escuelas religiosas cerradas por
Combos.
De esta suerte la enseñanza primaria religiosa queda asegurada en Pa-
rís, á lo monos para el próximo curso, dando satisfacción A los padres de fa-
milia y al mismo tiompo haciendo un cuantioso regalo á los contribuyen-
tes, que hubieran necesitado desembolsar en Paris muchos millones para
atender álos miles de niños que Combes dejaba huérfanos de enseñanza
con la clausura de las escuelas católicas de la capital.
L A BARONESA DB R E I L I E Y sus ARGUMENTOS.—La valerosa aristócrata
francesa que en uno de los últimos mitins celebrados en Paris se sentó á la
derecha del señoj Piou (la izquierda la ocupaba la señora Masión en nom-
bre de las vendedoras del mercado de París), ha puesto el dedo en la llaga
con una frase feliz que pinta la situación al vivo y demuestra lo sólido dé
la posición ocupada por Jos católicos, mucho mejor que los elocuentísimos
discursos pronunciados por los oradores católicos.
«Queremos y debemos—ha dicho—agotar todos los medios para obtenor
la derogación de la ley, porque nosotras, las madres de familias ricas, tena.
CRóNíCA GENERAL 65í

mos la obligación develar por los intereses morales de las madres de familia
pobres. A nosotras la ley no nos alcanza. Con nuestro dinero podemos edu-
car á nuestros hijos dónde, cómo y por quien nos plazca, y es una irritante
monstruosa é inmoral desigualdad privar de ese derecho á las madres po-
bres sólo porque no tienen nuestra fortuna.»
Ese es un género de argumento ad feminam, pudiera decirse, que produ-
ce gran efecto en el pueblo de París, muy vanidoso en cuestiones. de
igualdad.
CONGRESO EUCARíSTICO DE LUGO.—Con el mayor entusiasmo han cele-
brado los adoradores de toda España una Asamblea Eucarística en la
insigne ciudad del Santísimo Sacramento. Han concurrido á ella represen-
tantes de todas las agrupaciones eucarísticas, aun de las regiones más
apartadas, como las Baleares, pues en todas partes florece cada día con ma-
yor fervor la devoción á Jesús Sacramentado.
Muchos de los congresistas de Santiago acudieron á Lugo deseosos de
rendir testimonio de adoración á la sagra la Eucaristía, patente día y noche
por especial favor del cielo en la Basílica lucense desde hace muchos
siglos.
• Pasan de ciento los delegados de las agrupacionos eucarísticas que con-
currieron á la Asamblea, la cual ha llevado á Lugo más de cinco mil fo-
rasteros.
La lámpara votiva, obra del insigne escultor don Manuel Garnelo, fundi-
da por Masriera y Campins, es una verdadera maravilla artística.
E s t i inspirada en las famosas coronas votivas do Guarrazar, y es de una
esbeltez y elegancia admirables.
En la gran faja que la circuye aparecen simbolizadas por sus escudos
todas las provincias españolas, y en el centro campea con sin igual gallar-
día una arqueta bellísima, quo ha de contener las cenizas de los millares de
hojas de suscripción que han acudido á este gran llamamiento de la devo-
ción eucarística de nuestra Patria.
La lámpara votiva, destinada á lucir perpátuamento anto el trono del
amor divino, será siempre público testimonio de la fe del pueblo español y
del valor de nuestro moderno arte religioso, tan menospreciado por los quo
sólo conocen las baratijas do las ferias.
PEREGRINACIóN CATALANA á ROMA.—So está organizando en Barcelona
una brillante peregrinación que vaya á Roma para solemnizar el Jubileo
pontificio de Su Santidad, la cual saldrá de Barcelona por tren en la maña-
na del 16 de Octubre próximo para llegar á Roma el 17 por la larde.
Permanecerá en Roma nueve días, saliendo de regreso en la mañana del
lunes, 27 de Octubre, para llegar á Barcelona el 28 por la tarde,
Aun cuando no de modo definitivo, el precio del viaje de ida y vuelta
de Barcelona á Roma será:
Doscientas cincuenta pesetas en primera clase, 170 en segunda y 105 en
tercera.
Además, y si se retine número suficiente para un coche, habrá asientos
de sleeping car, ó sea coche cama, con un sobreprecio de 140 pesetas desde
Cervére á Roma y viceversa.
So estudia el medio de combinar que los peregrinos visiten la Santa
Casa de Loreto.
Los peregrinos llevarán como distintivo Una medalla oon el escudo da
Nuestra Señora de la Merced.
é52 ÉL MONTÉ CARMEÍÓ

La Comisión redacta una guía descriptiva del viaje y de los monumen-


tos que han de visitarse.
La medalla y guía se entregarán antes de partir la peregrinación, abo-
nando los peregrinos el precio de cinco pesetas por ambos objetos.
La Comisión facilitará á los peregrinos que lo deseen, datos y referen-
cias sobre alojamiento en Roma.
Cuantos deseen inscribirse ó adquirir datos pueden dirigirse á la Secre-
taría de la Comisión de Peregrinación á Roma, establecida en la Asociación
de Católicos, calle de la Canuda, 81, principal, Barcelona.
Para facilitar el viaje á los que de otras 1)1016313 deseen tomar parte en
la peregrinación, pudiera gestionarse de las Compañías de ferrocarriles una
rebaja en el viaje á Barcelona y regreso á sus domicilios.
Esta gestión sólo puede establecerse conociendo qué Diócesis piensan
enviar peregrinos, y al efecto esta Comisión so permite rogar que tengan
la bondad de avisarlo, á fin de que al entablar las gestiones se incluya á los
peregrinos en la petición, de rebaja en el viaje de ida y vuelta á Barcelona.
OBLIGACIóN D I LOS SEGLARES EN LA ACCIóN CATóLICA.—Las siguientes pa-
labras dirigidas por León X I I I en una audiencia particular que concedió
á M. Brunetiére recientemente, son actualmente de la mayor oportunidad:
«Es evidente—de dijo el Papa—que los'seglares deben siempre estar so-
metidos en espíritu y de buena voluntad á la Iglesia y á los superiores je-
rárquicos, pero dentro de esos límites no sólo tienen el derecho, sino la
obligación de ocuparse de todos los interoses de la Religión y de prestar á
la causa católica todos los servicios que estén á su alcance por medio de la
palabra, de la pluma ó de la acción.»
RESUMEN POLíTICO.—Mientras la Reina Madre junto con la Infanta Ma-
ría Teresa realiza una excursión á París, Munich y Viena, el Rey con los
Príncipes de Asturias visitan esto Principado, León y Santander, siendo en
todas partes convenientemente agasajados; como Ministros de jornada
acompañan al Rey y á los Príncipes el Duque de Almodovar y el general
"Weylor.
Ha sido durante varios días ei tema de las conversaciones en los círculos
políticos un artículo publicado por el Sr. Silvela en un periódico liberal con-
servador de la Coruña, y todos han visto en él el programa del futuro Gobier-
no conservador, que ya se ve apuntar en el horizonte. A las grandes discu-
siones á que dio lugar el artículo-programa de Silvela vino á poner fin una
noticia publicada primeramente por El Imparcial según la cual el señor Pre-
sidente del Consejo de Ministros había manifestado su propósito de reti-
rarse de la vida política en un plazo muy breve. Aunque nadie dio crédito
á este anuncio, la polvareda que ha levantado en la prensa ha sido indes-
criptible, pues los periódicos han derrochado columnas y más columnas con
sabrosísimos comentarios, conviniendo casi todos en que dado el carácter
festivo del señor Sagasta, el anuncio de su retirada hecho por él ha sido
una de las muchas humoradas que de vez en cuando suelta el Presidente
para entretener á la gente, y quitar importancia á manifestaciones políticas
que pudieran frustrar sus planes ó estorbarle en la posesión pacífica del
poder.
UN VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO

(CONTINUACIóN)

III

(g| BNTáRONSB Pranchi y Carbó uno ner, y tuvo atrevimiento suficiente


jQ)junto al otro, al mismo tiempo para afirmar que no creía en ningu-
que un gran número de pasajeros na religión, pues las religiones, se-
iban subiendo á sobrecubierta con ol gún él, no oran otra cosa que un mo-
objeto de aspirar el airo puro y dis- do de ganar el pan, y un arte más
frutar de la vista de una mar tran- para llenar el estómago propio va-
quila bajo un cielo sereno. ciando el bolsillo ajeno.
Después do haber hablado de ma- A Pranchi no lo hacía mucha gra-
terias indiferentes, y después do ha- cia aquel modo do expresarse, y es-
berse hecho mutuamente las pregun- taba á punto de soltar á su interlo-
tas de costumbre, sobre ol modo do cutor una fresca que le obligara á
ser do cada cual, sobre su origon y cerrar aquella boca imprudente, pe-
procedencia, empezó la conversación ro creyó más conveniente no tomar
á declinar hacia un punto fijo en que por entonces la palabra y esperar
con frecuencia se han visto chocar hora más oportuna para dar en tie-
las ideas, originándose del tal cho- rra con todos aquellos disparates.
qué muy serios disgustos y de gra- Poro cuando Carbó terminó la his-
ves consecuencias: el modo de pen- toria de sus hechos, que por cierto,
sar en materias do religión. nada tenían de honroso, por más que
Carbó no tuvo inconveniente en era la historia de muchos que se em-
referirle toda la historia de su vida barcan para las Américas; tomó
callando por supuesto gran parte de Pranchi la palabra, y sin andar en
las trampas comunes entre los co- rodeos ni preparando exordios para
merciantes. Le dijo que no era sino defender sus creencias en lasque ha-
un simple comisionista do la casa bía sido herido dijo que los Indianos
«Robert» de Barcelona, y que se de- (así llamaba Pranchi á todos los
dicaba á vender paraguas al por ma- Americanos) no eran de ordinario
yor, y hasta le indicó lo que ganaba sino una cuadrilla de ladrones, que
en cada uno de sus viajes; le expli- si alguno se enriquecía, era á fuer-
có la vida que llevaba sin ninguna za de trampas, mentiras y desver-
práctica religiosa, como es de supo- güenzas; que les venía muy bien el
654 EL MONTE CARMELO

no creer en ninguna religión, pues piación del crimen? Pues, supon que
precisamente (para enriquecerse con tú robas un millón de duros y que
malas artes, era necesario no creer aquel á quien.has robado haya que-
en ninguna. dado en la miseria con todos sus hi-
—Eso podrá usted decir de otros, jos y que mientras tá gozas de ellos,
replicó Carbó; pero si se trata de mi expías tu crimen con el remordi-
persona, es necesario retire usted la miento de Ja conciencia, pero nadan-
pilabr.i, pues siempre he sido hon- do en placeres ¿Sería una expiación
rado, tengo mis manos limpian, a (IíL'TIH? pues ahí te las den todas.
nadie debo nada y mi con hi-la es Carbó no pu lo tampoco contestar
intachable. á osta ohjeucion de Pranchi. y se re-
—No sé qué motivos pue la haber tiró del combato, diciendo que no
p i r a e x ' c p t i n r á usted, continuó qu ría díe utir con tontos; pero esta
J'ranclii, ni so cómo pu-'de ser hon- ú tima pa'abra lo dijo con voz m m
rado un hombre que niega: el honor baja, pu s si la hubiese oido Pranchi,
A, DíOB. Es mentira ¡porra! (]ue pue* no sabemos Jo que hubiera pasado.
da .sor honrado con los hombres Durante la discusión do Pranchi
quien no lo es con Dios, ni quepuo- y de Carbó s- había reunido en de-
IIH respetar el honor humano qui.'n rro 'or de éstos un gran número de
desprecia el honor divino. Quien no personas, atraídas por la importan-
tiene rolig : ón, no honra ni resp-ti, cia do la discusión, quo s"gún los
ni A Dios, ni ¡i los hombres. ¿Estamos gritos quedaban, parecía muy inte-
ó no ostamof?. resante; poro como sucede en tales
—¡Qué Dios, ni quá camrio! res- CIPOS en los vapores, todos allí reu-
pondió con furia Carbó Yo no re- n dos escindí ib-n la discusión, pero
conozco ningún Dios que se meta nadie profería una sola palabra; sin
en esas pequeneces. h¡ á ex;e:ir del embargo, hubo una señora que dijo
hombre lo que no no •-••sita. Yo sólo que el mis viejo tenía la razón.
reconozco ó creo en un Serj Supremo No o'^taiito todo lo pasarlo, toda-
que dejándose ''o peqm ñ 'oes, de vía f.iltaba la parte principal del
adoraciones do los hombres y de eso combate, pues el ineródnlo Carbó. si
fárrago de religiones, deja á cada bien.quedó humillado ante Pranchi,
uno en su libertad do hacer lo que no quedó lnriiil le ni convertido, y
lo da la gana. /umqne so retiró, quedó muy cerca,
— ,Bien por el vm leilor de para- p ra po 1er lanzaren su hora alguna
guas! ¿Con.quo tan sólo crees en un punt ida contra las creencias de su
Ner Supr-mo q u - t i deje en libertad p j leroso rival.
de ven. 'cr, p >r ejomplo. un paragü is Pranchi ten'a o mita la historia de
do cu tro p'»s't ís, en tres ó cuntió los fucesos que lo habían obligado á
durof-? Pan sólo crees en un Ser Su navegar y A cobicarso en aquellas
premo que te p >rmit i r il»tr l o q u e cir uní-taneans. Nunca habla pensado
te dé Ja gana? ¡Qué buen Dios sería revelar los aeont •cimientos que rao-
ese p . r a Jos comorc'a'.tes. y sobre 1:vnro'n ni translaeión desde Dimaá
todo p i n los vendedores do pira- B.ltiiuoru y des le esta parte A su
guas? Pero erees en un Ser Supre- p u n t i de partida, ni tonía pensa-
mo y no crees en D <>s: dime: ¿En mientos do revelárselos á nadie bas-
qu4 i-e distinguen? Carbó no supo t í que llegara A su pueblo: v hasta
qué contestarlo, pero cont'nuo Prau- procuraba hacer cuantos, esfuerzos
chi habiéndole más pregunt >s. ]>n liera p ira no dar una sola mues-
— Dime: si. Dios no se met- en tra de.aí'e t ición.
nnestr ¡s pequ *fte 'os. ¿pue 'o no obs- Pero en aquel momento so v!ó tan
tante aprobar lo malo y dejar de re- ex'.ita l" n causxi de las expresiones
compensar al bueno? de C irbi, tan insolentemente se ha-
A esto contestó Carbó que tanto el bía expresado ésto, que Pranchi ore-
bueno como el malo llevaban el cas- j ó quo no di.-bía c u i t a r nada de lo
tigo ó la recompensa en su con den- qne lo había ocurrido.
cia, en el remordimiento ó la tran- Entonces refirió toda la historia de
quilidad de la conciencia. su viaje sobre todo lo ocurrido con el
—Pero acaso tenéis conciencia vos- escapulario del Carmen, con tales
otros, los indianos? replicó con pres- señales do emoción que hizo derra-
teza Pranchi. Con que ¿en él remor- mar tiernas lágrimas á todos los cir-
dimiento de la conciencia está» la ex- cunstantes , menos á Carbó quien
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 655
con u n cinismo e s t ú p i d o dijo en voz —Así se p o r t a n los v a l i e n t e s ¡po-
i n t e l i g i b l e , q u e los t o n t o s s i e m p r e r r a ! decía P r a n c h i ; n o como vosotros
están p e n s a n d o en b r u j a s , e s c a p u l a - m i s e r a b l e s , q u e e s t á i s llenos de v i -
rios y p e d a z o s de t r a p o . cios y de e n f e r m e d a d e s v e r g o n z o s a s
U n a bomba q u e h u b i e s e e s t a l l a d o q u e os m u e s t r a n en la c a r a lo quo
n o le h u b i e s e hecho l e v a n t a r á sois; raquíticos, flacos y descoloridos.
P r a n c h i con m á s p r o s t e z i ; m i s q u e Ni en vez de v i s i t a r lo q u e yo m e sé,
u n h o m b r e de e d a d a v a n z a d a pa- f u e r a i s á v i s i t a r á la Virgen del
rocia u n vigoroso a t l e t a q u u s e a p r e s - C a r m e n , no os p a s a r í a n esas cosas.
t a b a :il c o m b a t e , y se careó con Gar- E n t é r m i n s tan claros habló P r a n -
bo, como si ó=te l'iieri ol e n e m i g o chi q u e propasó los l í m i t e s do la do-
m i s peligroso q u e h u b i e s e conocido cencia, j ' e r o lo peor de t o l o , o r a .
en su v i d a . q u é c u a n t o decía P r a n c h i e r a v e r -
— ¿Con q u o , ol e s c a p u l a r i o es u n dad, y que Carbó no podía o c u l t a r l o ,
trapu? Si n o f u e r a p >r la r e l i g i ó n q u e y fué a q u í t a n g r a n d e su vert;ü m z i
t e n g o , a h o r a mismo te p l a n t a b a de q u e n o se a t r e v i ó 4 p r o n u n c i a r u n a
p a t a s en el a ? n a y t e i b i s á h a c e r sola p a l a b r a , so r e t i r ó de la r e u n i ó n ,
c o m p a ñ í a á los p :ces ó á e s c o n d e r t e y n o se le volvió á v e r na;ís.
en el e s t ó m a g o de u n t i b u r ó n . Loa P e r o u n p e r s o n a j o misterioso apa-
i n d i a n o s no sabéis sino lo q u e es ol reció a q u e l día on la escena. A ios
dinero, el oro, la plata, la m e n t i r a , la t r e s días de la n a v e g a c i ó n se vio su-
t r a i c i ó n y el robo. bir á sobre c u b ' c r t a u n a j o v e n seño-
S e ñ o r p a r a g ü e r o , ol o s c a p u l a r i o no r i t a , quo desde ol m o m e n t o de su
es u n trapo, p o r q u e no es u;: t r a p o aparición llamó grandemente la
lo q u e h a n vestiilo lus royes y los a t e n c i ó n do los p a s a j e r o s .
papas., los g e n e r a l e s y los a b o g a d o s , Sus pomposos t r o j e s q u e c a m b i a b a
y v a l i e n t e s ho v i s t o q u e e n t r o >d cinco veces al día, los i n n u m e r a b l e s
r u i d o do las b a l a s , m á s h a n c o n í i i d o b r i l l a n t e s do quo l l e v a b a c u b i e r t o s
en el o s c a p u l a r i o del C a r m e n , quo su cuollo. pecho y m u ñ e c a s , la es-
en la fuerza y p o t e n c i a do s u s l'uai- boltez do su t a l l e , la e l e g a n c i a
l o s . Mi goneral Zumalaeárregui de su aspecto y expresión do sus
n u n c a dejó el e s c a p u l a r i o d e l C a r - ojos, su s e r v i d u m b r o m o d o do via-
m e n , n i o m i t i ó u n solo dia ol r e z a r j a r en primera de p>rfWcncin daban
á la V i r g e n del Carmen, y bien sabe á e n t e n d e r q u e e r a pájara de cu nía.
aísted q u e mi g e n e r a l Z u m a l a o á r r : - ¿Cómo no se la h a b í a visto h a s t a
g"ui n o os u n t o n t o n i u n c o b a r d e , a q u e l día? Posible e r a q u e h u b i e s e
como' a m b a s c o s i s es u s t e d . e s t a d o m a r c a d a y no hubiese salido
P r a n c h i no se c o n t e n t ó con solas de su l i t e r a . ¿De d ó n d e v e n í a y á
p i l a b r a s 3' r a z o n e s , sino p ira p o d e r d ó n d e iba? Quien h u b i e s e q u e r i d o
d e m o s t r a r mejor con o b r a s los pro- s a b e r estas y o t r a s c u r i o s i d a d e s , no
digios o b r a d o s por ol e s c a p u l a r i o en t e n í a quo p r e g u n t a r A. olla, p u e s t o
los m u c h o s c o m b a t e s 4 ' q u e h a b í a <jue n o h a b l a b a ni q u e r í a h a b l a r con
a s i s t i d o al l a d o de su G e n e r a l , d e s - n a d i e , sino ora con sus s i r v i e n t a s .
abrochó la levita, el chaleco y la ca- ¿Era s o l t e r a ó casada? ¿ A l g u n a in-
misa, y dejó v e r un pecho p e l u d o co- glesa ó y a n k o c ? e s t a s e r a n las pre-
mo d e ' o r a n g u t á n , y d i j o d i r i g i é n d o s e g u n t a s q u e h a c í a n , sobro todo la
A Carbó; mira, estos b a l a z i s pasaron g e n t e j o v ^ n q u e n o sabía en qué
por e s t e pecho sin h a c e r m e .más da- o c u p a r la v i d a ociosa del vapor.
ño q u e e s t a s r a s p a d u r a s . H u b o quienes quisieron trabar
E n efecto, h a c i a los costados so c o n v e r s a c i ó n con olla, p j r o no e r a
m a n i f e s t a b a n a l g u n o s r a s g ó n >s co- p isible. p u e s t o quo h u í a Kkonpro do
mo de bala q u e p i s a r a t o c a n d o tan c o m u n i c a r s e con n a d i e , y no respon-
sólo la superficie. d í a o t r a cosa quo sí y n ó á secas á
A ñ a d í a P r a n c h i quo en l a s esp 1- los q u e algo le p r e g u n t a b a n .
das t e n í a u n sablazo, dos b a y o n e t a C isi s i e m p r e e s t a b a l e y e n d o al-
zos en la i n g l e , u n a c u c h i l l a d a en el g ú n libro, ó le leía a l g u n a s de s u s
muslo y u n a p u ñ a l a d a en u n a do s i r v i e n t a s . C u a n d o on l a m a r a p a r e -
las n a l g a s . cía a l g ú n fenómeno e x t r a o r d i n a r i o ,
P o c o h u b i e r a costado á P r a n c h i ella sacaba su a n t e o j o de l a r g a vista,
m a n i f e s t a r l o todo, pero h a b í a allí o b s e r v a b a el fenómeno, lo a p u n t a -
m u c h a s s e ñ o r a s , y c r e y ó m á s opor- b a e n s u libro d e v i a j e y v o l v í a á
t u n o c o n t e n t a r s e con sólo sus afir- s u s l e c t u r a s o r d i n a r i a s . Se le oyó
maciones. h a b l a r con s u s s i r v i e n t a s en e s p a ñ o l
656 EL MONTE CÁEMELO

bastante correcto, con acento ex- aunque no fuese más que una corta
tranjero, mas se conocía que su len- conversación con ella; y si por aquel
gua nativa era la inglesa, pero de devocionario no averiguaron toda la
cierto no se sabía nada. historia de La Miste, iosa, encontra-
Pero una cosa rara pasa en los va- ron, no obstante, un punto fijo don-
pores. Cuando so ignora la historia de apoyar sus averiguaciones.
de la vida de algún pasajero, se la EL titulo del devocionario estaba
inventa, y si no se sabe el nombre se en inglés y decía: Lutheran Vevotio-
le pone, quizás un nombre más ade- nary (devocionario luterano); dentro
cuado que aquel que le pusieron en del devocionario había dos tarjetas
el santo bautismo. Así sucedió con que servían de registros, y en ellas
la joven en cuestión. Empezaron á escrito el nombre de «Dinora Copin-
llamarla La Misteriosa, y .en adelan- ger.»
te conservó este nombre hasta que Dos secretos fueron descubiertos
se supo el verdadero. por los curiosos en aquel momento:
Un día, ó mejor dicho, una noche que La Misteriosa se llamaba Dinora
en que los pasajeros bajaron á tomar Copinger, y que pertenecía á la
el té para retirarse á descansar, La secta luterana de los protestantes.
Misteriosa entró en elsalón do recreo, La noticia se extendió por el vapor
se sentó en el piano y se puso á to- con la velocidad de un rayo, y cada
car «Semiramis» de Rossini, lo eje- uno hacía sus comentarios y nuevas
cutaba con tal perfección que los pa- preguntas de si sería la hija del cé-
sajeros que desde el comedor la es- lebre general Copinger, de si sería
cuchaban, apenas podían fijarse en alguna otra, de si serían tales ó cuá-
la taza del té que tenían delante. les los motivos que la llevaban á
Concluyó la pieza, y se puso á can- Europa, pero todavía todo quedaba
tar el Espirito Gentil de «La Favori- oscuro.
ta», los pasajeros no pudieron conte- Pranchi fué el único que dijo que
nerse por más tiempo y subieron al si era protestante era necesario con-
salón á enterarse de la artista. Ape- vertirla y que él mismo se encarga-
nas notó La Misteriosa que los curio- ba de todo ello, porque no se podia
sos venían á curiosear, cerró el pia- permitir que hubiese protestantes
no, salió á sobrecubierta y se sentó en el mundo. A la verdad, Pranchi
en una mecedora. creía muy fácil la empresa, pero DO
Pero como sucede en tales cas s, sabía que en este punto iba á encon-
con la prisa de salirse del salón, se trarse con la horma de su zapato, y
olvidó de recoger un librito que ha- que si hizo callar á Carbó, en el se-
bía dejado sobre el piano. El librito gundo combate no brillaría tanto
era un devocionario con tapa de piel como el primero. Sin embargo Pran-
de Rusia. Los curiosos so lo cogieron chi propuso su plan y solo faltaba
con el afán de ver lo que era y con ponerlo en práctica, diera ó no el
el gusto que pensaban tener al pre- resultado que esperaba.
sentársele y trabar con este motivo
f R. P. DE p. T.
(Se continuará'.)
ECO el primer hombre, y
al mismo tiempo que el
^ ^ ^ ^ Dios Justo fulminaba la
-^ maldición más tremenda
contra el culpable y le cerraba las
puertas del Paraíso, el Dios mise-
ricordioso le abría los brazos de su
amor y le anunciaba el nacimiento
de una mujer que había de traer la
bendición más copiosa sobre el
mundo.
Añoin-fiám. 53 Por espacio de cuatro mil años
hubo de gemir la humanidad bajo
l.° de Setiembre de 1902 el peso, de la maldición de Dios, y
envuelta en las tinieblas de una no-
e)T6~* che tristísima. Pero á la noche más
658 EL MONTE CARMELO

horrorosa sucedió la aurora más brillante, precursora


del Sol más esplendoroso que venía á iluminar toda la
tierra.
Porque aurora hermosa, aurora brillantísima fué
para la triste humanidad el nacimiento de la Virgen
Santísima, como quiera que era Ella la mujer prometi-
da por Dios y predestinada por Dios para ser la dicho-
sa Madre del Reparador del humano linaje. Por eso el
nacimiento de María fué el más glorioso de cuantos
hasta entonces había visto el mundo y la Iglesia lo cele-
bra cantando á la Virgen con santo regocijo: Tu na-
cimiento, Virgen Madre de Dios, llenó de alegría al
universo mundo, porque de Tí había de nacer el Sol
de Justicia, Cristo nuestro Dios, el cual alejando de nos-
otros la antigua maldición nos trajo la bendición, y
venciendo á la muerte nos dio la vida eterna. ¿Cómo no
había de ser día de gloria para la humanidad el día na-
talicio de la Virgen? ¡Nació la Virgen! Es decir, vino á
la luz del mundo la Corredentora del linaje humano, la
Medianera entre Dios y los hombres, la reina de los án-
geles, la Emperatriz de la tierra, la Emperatriz de los
cielos, la hija predilecta del Padre, la tierna Madre del
Verbo, la Esposa regalada del Espíritu Santo.
¡Nació la Virgen! Es decir, vinu á la luz del mundo
la que había de ser nuestra más pura alegría, nuestro
consuelo mejor en el dolor, nuestra esperanza más firme
en el destierro.
¡Nació la Virgen! Es decir, nació nuestro bien, na-
ció nuestra luz, nació nuestro amor, nuestra felicidad.
Día de gloria, día de júbilo universal fué por lo tan-
to el día del nacimiento de María, y lo" fué sobre todo
para los tristes hijos de Eva. ¡Oh! ya saben los tristes,
ya saben los que padecen tribulación, los que gimen en
las adversidades, los que están sumidos en el profundo
de la desventura, los que experimentan temblor y asom-
bramiento en la conciencia, ya saben todos que les na-
DíA DE GLORIA 659

ció su bien, ya saben dónde depositar sus penas, á quién


presentar sus gemidos, á quién volver sus ojos llorosos,
con la seguridad de ser atendidos, y consolados y ali-
viados.
¡Preciosa Niña! ¡Hermosa esperanza! Cuando la
miro con los ojos de mi alma, me parecen leves y hasta
dulces los dolores de la vida, me siento con pujanza
para resistir firmemente los rudos golpes de la contra-
dicción. Vuelvo á Ella mis ojos, y se llena de suavidad
dulcísima mi alma, de luz refulgentísima mi pensamien-
to, de ternura inmensa y amor grande mi corazón. A Ella
miran mis ojos, y me parece tan bella, tan preciosa, que
me siento arrebatar por «íl imán de su hermosura á la
región de la luz y del amor; por eso cuando á Ella mi-
ran mis ojos, cesan de correr mis lágrimas, y cesan mis
suspiros, y.se aleja de mi alma la tristeza, y... no oigo
otra cosa que armonías de ángeles, no veo más que
hermosas claridades, no siento más que amores her-
mosos...
FR, AMADO.
. íK> *>K» ¿$p* ^ ¡ a

•¿^f- r'-**, -JM^ásáü. ..¿v-.-:. ^¿. ^tó:2¿íi. -£fe££=í¿- ~¿s£¿.z¿tz* ,¿^;£y¿. • ¿ ^ . v ^ -¿^'sáü. ¿¿fcZiííi- -¿^á^ü. -ifeíSáíS-
T ^ ^ - i T ^r75?s>?^ Tfí^-EnT ^ r ^ : ^ ^ TK^ISS?^ Tf^^sí?^ Tí^^fí?" ^ ^ ^ ? " "T?P SS?" 5f^^»T ^ r ? * ^ * - "5*7?;^S?-
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SOR TERESA DEL NLNO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VIII

Entrada de Teresa en el Arca bendita. -Primeras pruebas.—Los esponsales


divinos.—La nieve.— Urr gran dolor.

L lunes nueve de Abril de 1888, fué el día se-


í i s ^ ñ a l a d o para mi entrático. Eu este día celebra-
ba la Iglesia la fiesta de la Anunciación trasladada
á causa de baber coincidido con el Domingo de
Ramos. La víspera, t )dos los de la familia nos ha-
llábamos reunidos por última vez al rededor de la
mesa. ¡Ci án tristes y amargas son estas despedi-
das! En los momentos críticos que una deseara
verse desprendida de todos los lazos de la carne,
oye de todo? los labios las más tiernas palabras que
hacen más penoso e! sacrificio de la separación. A la
mañana siguiente después de haber dado mi último
adiós á las Hiiissonnetes, (gracioso nido de mi infancia) emprendí el
camino del Carmelo. Oí la misa conventual al lado de mi familia, y
en el momento que Jesús se diguó entrar en mi pobre corazóo, á de-
recha é izquierda resonaron mal reprimidossollozos. Por mi parte,
ni una lágrima se deslizó de mis ojos; empero y°ndo la primera hacia
la puerta reglar, mi corazón me palpitaba con tauta violencia, que
creí caer muerta autes de penetrar en la clausura. ¡Ah! ¡qué momen-
to tan angustioso! Únicamente el que tiene experiencia puede com-
prenderlo.
Di el último abrazo á todos los miembros de mi familia, y al lle-
garle el turno á mi querido padre me puse de rodillas pidiéudole la
SOll l'EKÍSA 1)EL MÑO JESÚS 66Í

bendición. También él dobló sus rodillas y me bendijo con las lá-


grimas en sus ojos. Semejante espectáculo, esto es, un anciano que
ofrecía al Señor una bija en la primavera de la vida, debió hacer
sonréir á los ángeles del cielo. Por fin las puertas del Carmelo se ce-
rraron tan luego como yo entié... y caí en vuestros brazos, Madre
mía muy amada; y, después recibí los abrazos de toda una nueva
familia, de cuya terneza y f<mor es incapaz el mundo de formarse
idea. Todo lo del monasterio me pareció admirable, parecíame trans-
portada á un paraíso; sobre todo, la celdita que se me señaló, me
llenó de encanto.
Mi dicba era muy pacífica; y ni el más insignificante vientecillo
rizaba las tranquilas olas por las que se deslizaba mi navecilla. El
azul del firmamento se ofrecía despejado de todo celaje. ¡Ah! es
que el Señor quiso recompensarme mis muchas y granees prue-
bas! Con qué gozo repetía: ¡Ahora ya estoy aquí para siempre!
Esta dicha no era efímera; ni podía desvanecerse con ilusiones
pasajeras de que Dios me ha preservado en su misericordia. La vida
religiosa se me ofreció tal como yo la suponía; nsí es que ningún sa-
crificio me lué penoso; y uo obstante, vos sabéis Madre mía, que mis
primeros pason tropezaron más bien con espinas que con rosas.
Por de pronto una amarga sequedad de espíritu fué mi pan coti-
diano. Después, el Señor dispuso que V. 11. me trataseis con alguna
severidad. Cuantas veces me encontraba con V. R. me reprendíais
con razón ó sin ella. Cierto día, me acuerdo, que habiéndome- des-
cuidado en dejar en el claustro una telaraña, me dijisteis en presen-
cia de toda la comunidad: «Bien se ve á primera vista que nuestros
claustros son barridos por una niña de 15 años! ¡Esto es muy des-
agradable! Quitad esa telaraña, y sed más aseada en lo sucesivo.»
En la9 conferencias que tuve con V. 11. las reprensiones se su-
cedían sin intervalo; y lo que más me oonfuurííi. era el no poder
correjir mis defectos: por ejemplo, mi calma y mi poco cuidado en
el desempeño de mis oficios; defectos que V. II. me advertía con
suma caridad y amor.
Durante el tiempo de mi postulación, mi Madre Maestra de novi-
cias me enviaba todas las tardes á arrancar las yerbas del jardín;
ocupación para mí muy molesta, máxime cuando estaba cierta de
tropezar con V. R. Una vez me dijisteis: «¡Dios mío! esta niña es
una holgazana! ¿Cuándo se ha visto que una r o vicia se recree todas
las tardes en el jardín?» De este modo me tratabais siempre que se
os presentaba la ocasión.
¡Oh Madre mía; cuántas gracias os doy por haberme dado una
educación tan severa al par que preciosa! ¡qué gracia tan inestima-
ble! ¿qué sería de mí si como el mundo lo creía, hubiere sido e! ju-
guete de la comunidad? Tal vez, en lugar de ver á N. S. en mis su-
perioras, las hubiera considerado como puras criaturas, y mi corazón,
desasido como se hallaba de ellas en el mundo, hubiera cuido lasti-
mosamente en sus lazos dentro dei claustro. Para dicln mía, vuestra
sagacidad maternal me preservó de tan lamontable peiigro.
Sí, lo digo con sinceridad, aparte de esto que he escrito y de otras
pruebas mucho más sensibles, el sufrimiento fué mi compañero iuse-
6*62 IüL MÓfctE CARkKtO

parable desde que penetré en esta santa morada, y yo me abracé á


él con rendido amor. En el examen que precedió á mi profesión me
propuse el objeto de mi entrada en el Carmelo diciéndome: Yo he
venido aquí para santificarme, salvar ¡as almas y sobre todo rogar por
los ministros del Altísimo. Cuando una se propone un fin, es de todo
punto indispensable que ponga los medios para conseguirlo; y Jesús
me dio á comprender que El me daría almas á cambio de cruces; y así
fué: pues cuantas más cruces caían sobre mis débiles hombros, más
incremento tomaba eii mi corazón el deseo de padecer. Durante cin-
co años consecutivos los sufrimientos fueron mi pan cotidiano, pero
nadie pudo traslucirlos. Y esta era precisamente la oculta flor que
deseaba ofrecer á Jesús, ñor cuyo perfume se aspira allá en el cielo.
El R. P. Pichou, á los dos meses de mi entrático, quedó sorpren-
dido de lo que Dios obraba en mi alma; suponía que mi fervor era
todo infantil, y que Dios me llevaba por un camino muy suave y
dulce. Mis conferencias con dicho Padre hubieran sido muy venta-
josas para mi espíritu, á no ser la gran dificultad que sentía en abrir-
le mi corazón. Hice, sin embargo, con él una confesión general, des-
pués de la cual dijo:
«Que N. S., hija mía, sea siempre tu Superior y Maestro de no-
vicios.» El lo fué en efecto, y también mi Director. No quiero decir
con esto que no haya manifestado el interior de mi alma á mis su-
periores; lejos de ocultarles nada, he procurado ser para ellos un
libro abierto.
Nuestra Maestra de novicias era una verdadera santa, un tipo
perfecto de las primitivas carmelitas; yo jamás me separaba de su
lado, porque me euseñaba á trabajar en todos sentidos. Su bondad
hacia mi era* indecible, yo la amaba y apreciaba en extremo; sin em-
bargo, mi alma no podía desahogarse con ella. No sé cómo expresar
lo que pasaba en mi interior, porque me faltan los términos para
ello; mis conferencias eran para mí un suplicio, un verdadero mar-
tirio.
Cierto día una de nuestras más antiguas Madres me dio á com-
prender lo que pasaba en n.i interior. «Mi chiquita, me dijo en re-
creación, me persuado que no tiene su Caridad gran cosa que mani-
festar á sus Superiores.»
—Porqué me dice eso, Madre mía?
—Porque su alma es en extremo sencilla; y cuando lleguéis á ser
perfecta, todavía, seréis más sencilla; cuanto más comunicación tiene
una alma con Dio?, es más sencilla.
La buena Madre estaba en lo cierto; mas la gran dificultad que
en mí sentía de abrir mi corazón, no obstante mi simplicidad, era una
prueba muy dura para mí. Hoy día sin haber perdido nada de mi
simplicidad, patentizo mi interior con más facilidad.
He dicho que Jesús hizo las veces de mi director, Apenas el
R. P. Pichou se encargó de mi alma, la obediencia le mandó al Ca-
nadá. Como no me escribía más que una carta al año, la florecita
del Carmelo volvió sus pétalos hacia el Director de los Directores, y
abrió sus hojas á la sombra de la Cruz/recibiendo como rocío sus
SOR TERESA DEL NIÑO JESÜS 663
lágrimas, su sangre, y vivificándola el radiante sol de su adorable
Faz. (1)
Eu el Carmelo es donde descubrí los escondidos tesoros de la
Santa Faz. Aquel cuyo reino no es de este mundo, me enseñó que la
verdadera realeza consiste en quorer ser ignorada y tenida por nada,
en cifrar su gozo eu el desprecio de sí misma. ¡Ah! como el mismo
Jesús, yo deseaba que mi rostro se ocultase á todos los ojos, que nadie
de este mundo se ocupase de mi persona; sentía sed de sufrimiento y de
olvido.
¡Cuan misericordioso es el camino por el que me ha llevado siem-
pre el divino Maestro! Jamás he deseado cosa que no me la haya
concedido; por eso mismo su amargo cáliz me supo siempre muy
delicioso.
f *• P- ?• f•
(Se continuará.)

(1) A causa de su devoción especial á la Santa Paz, hizo sü profesión


con el nombre de Sor Teresa del Niño Josús y de la Santa Faz.
iPOR EL MANCO DE LEPANTO!
(LEYENDA)

II

De la ciudad complutense Uno impugna, otro defiende


En claustro universitario A los viejos escolásticos:
Hay corrillos de estudiantes —Luego no hay materia pri-
Con los trajes más .variados. (ma..
Hay tricornios y hopalandas —Hayla, pues que de ellahabla-
Por bajo de cuyo paño (raos
Vistosas calzas de seda —Como hablamos de la nada.
Muestran jóvenes gallardos. —La materia prima es algo...
Se ven cien gorras con plumas —Contra aquello de Aristóteles
Junto á capirotes pardos, Nec quid, nec qttale,.nec qua ntum
—Es que vos no lo entendéis...
Y blanquísimas gorgueras —Vos lo entendéis demasiado ..
De burdas capas al lado. —Si el argumento está en bár-
Se lucen cadenas de oro bara...
Del cuello al pecho colgando, —¡Así ha salido de bárbaro!!...
Y sombreros con cintillos, Y en términos tales siguen
Y baldeos y rodanchos. Ambos á dos disputando.
Hay quien lleva manga airosa, Aquí un religioso corro,
Y mangas anchas hay de hábitos; Según lo indican sus hábitos,
Junto á puños de estameña En conferencia apacible
Los hay de finos randados. Están el tiempo pasando.
Se ven manos con estoques Más allá cuatro que ostentan
Junto á manos con breviarios, Cruces rojas en sus mantos,
Y enfrente de un cah:ón corto De la guerra que el francés
Está una loba arrastrando. Contra España ha declarado,
Espuelas llevan algunos Y de si el viejo Felipe
Detrás de rico calzado, Querrá con arcabuzazos
Hebillas otros delante, Responder á esa injusticia.
No pocos los pies descalzos. O con modo diplomático,
Así con ardor disputan Conversan con diplomacia
Dos que la echan de letrados; Como veinte, aunque son cuatro,
¡POR EL MANCO DE. LEPACTo! 665
Mientras, pasean muy serios —¿De dónde es voacé?— De
á lo largo de un gran claustro (Urgaz
Los doctores con sus togas Y manchego por lo tanto.
Y sus bonetes .borlados.... —Viva Orgáy viva la Mancha.
A nadie extraña esta mezcla ¿Y vos de donde seor guapo?
De cerquillos y mostachos, —De Cebreros.—Rico vino,
De gorgueras y capuchas,. Cuando no está bautizado,
De espadas y de breviarios, Mas con bautismo y sin él
De calzón corto y de lobas, El Jerez es máspintao.:.'
De bonetes y penachos, ¿Y no hay un grano de sal
De militares y frailes, DeTriana?--Ymásque un grano?
De lo civil y eclesiástico. Uno yo, y éste, y el otro,
Porque de las mismas aulas Que hoy con mucho pico y garbo...
Salían los magistrados, —Pues su mersé no la lleva.
Que obispos é inquisidores, —Ya veremos i'ézv majo.
Que granmaestres y bravos, —Esa beca es pa jerez.
Que el señor de horca y cuchillo —Es para el pueblo navarro.
Que los abades mitrados, —Esa la lleva Aragón.
Que retóricos, poetas, ¡Como que yo me he empeñado!...
Personajes diplomáticos, —El rector es deudo mío.
Desde el avizor golilla —Y mío el doctor Vicálvaro.
Hasta el birrete encarnado. —Y mío... el bedel Pantoja
Allí, pues, entre esta mezcla A más de ser sevillano.
De aquel artístico claustro —Orden, orden y más juicio.
Hay antiartístico un corro —Señores, no gritar t a n t o -
En forma casi de cuadro. Callaron: dio una campana
Pero es el más bullanguero, De un gran reloj inmediato,
De vestidos, el más vario; Escuchan, cuentan... -¡Lahora!
De rostros, el más distinto; —ElRector!...Gorros abajo...!—
El más desigual en años. Unos se van, otros quedan,
Todo se mueve á la vez, Y allí, prosiguen hablando,
(De sus personajes hablo) Mientras enmudecen otros;
Disputan ó palmotean, Y Otros tiran de lo largo
Según que les viene al caso. Lo que unos cuantos recogen;
La nata, en fin, del estudio Y se ciegan otros cuantos
A sí mismo se ha graduado Con el brillo del metal,
Esta reunión, cuadro ó corro, O con humo de incensario.
Como más gustéis llamarlo. El galán del morralülo
El galán del morralülo Metiendo en éste la mano
(Cuyo nombre es ignorado) Sacó la cédula real
Allí escucha, calla ó alterna Y se la entregó á un togado...
En interesante diálogo. —Seor galán, ¡con poderes?
No es él el protagonista, —¡Recomendación!... ¡Santiago!
Cosa, en verdad, que no extraño ¿Pensáis echaros la beca
Do lleva la voz cantante Sobre ese mugriento saco?
Un valiente jerezano. —¿Quién á vuestra señoría
666 EL MOKTE CÁEMELO

Ese papel ha entregado? —Ea, pues, vamos andando.


—No lo extrañen sus mercedes, —¡Adiós! ese se la lleva.
Me lo ha dado un buen hidalgo, —No será tal, ¡por San Pablo!
Un pobre viejo, y le doy —Tu beca Vélez requiescat.
Sólo por un por si acaso, —Como la tuya asturiano,
Por si acaso lo reciben, Pues nemine discrepante
Por si vale tal ves algo.— Al aviles se la han dado.—
No bien dijo^estas palabras Así murmuraban unos
Llegó un doctor preguntando Haciendo mil calendarios;
Por el gallardo mancebo Mientras se quedaron otros
Del morral y del cayado. Con la boca abierta un palmo.
—El señor Rector os llama.
J^R, fl,ORl/[X DEL ^ÁRMELO JERSSIANO,

(Se continuará.)
EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES
XVII

ESCULTURA.—La ciencia de la belleza, como todas las demás que


** puede alcanzar la razón humana, se subdivide en parte filosó-
fica y parte histórica. La primera se ocupa de la belleza en cuanto
tiene de infinito, de absoluto, eterno y universal, y se denomina
generalmente emética y teoría de las Bellas Artes. La segunda es-
tudia aquellos principios en lo que tienen de condicionales, finitos
y efectivos en el tiempo, constituyendo así la historia de las Bellas
Artes.
No necesitamos más para manifestar como indicado el camino
que hemos de seguir en el tratado de la Escultura. Dejando á un
lado la metafísica de la belleza, limitaremos nuestra tarea á la
teoría de la escultura, reduciéndola á las nociones más indispen-
sables.
Infinitas son las definiciones que existen acerca de la Escultura,
ideadas por los más eminentes críticos, inspirados cada cual en
diferente criterio filosófico. Para nosotros la mejor es la más sen-
cilla, y que sin pretensiones de sintetizar todo un tratado de meta-
física en una definición, se reduce á decir que la Escultura es el
arte de expresar la belleza mediante la imitación é interpretación
plástica de la forma.
Ampliando la definición, diremos brevemente que la obra es-
cultórica ha de expresar la belleza de las ideas, sentimientos y ca-
racteres, siendo la imitación inteligente de las formas vivas, no el
fin, sino el medio de alcanzar este resultado, que ha de ofrecerse á
la contemplación de un modo corporal, ó sea con apariencia pal-
pable. De no comprenderlo así, la escultura que tuviera por único
objetivo la copia servil de la forma material, no sería más que una
imitación incompleta de objetos naturales; un vaciado sin vida,
que, cuanto más perfecto fuera, más palpable haría la impotencia
del artista.
Veamos ahora cómo la belleza informa la obra escultórica, lo
cual nos lleva á examinar los elementos estéticos de la Escultura.
La mayoría de los tratadistas opinan que estos pueden ser tres;
actitud, expresión y movimiento.
668 EL MONTE CAMELO

La actitud no es otra cosa que la posición de la figura. Debe


aquella elegirse de tal suerte que favorezca directamente la mani-
festación de la belleza corpórea, é indirectamente la espiritual, que
dá á conocer al propio tiempo. Tanto es así que la mayoría de las
estatuas famosas del arte clásico revelan la idea del artista y ca-
racterizan el personaje representado, más bien por ser actitud que
por los restantes elementos estéticos de la escultura, casi siempre
usados con gran sobriedad por los escultores griegos.
En cambio, la expresión ó sea el gesto, ha sido la nota caracte-
rística de la Edad Media y del moderno que dando tanta importan-
cia al rostro como á las demás partes del cuerpo, ha realizado
obras de expresión y sentimiento verdaderamente admirables. De-
be en este punto tener en cuenta el artista que la expresión ha de
estar subordinada á la actitud, tendiendo á realzar la proporción
del cuerpo y su relación con el espíritu.
Por otra parte la expresión, como el sentimiento, tienen en la
Escultura un límite, el cual no debe traspasarse, pues su modera-
ción y sobriedad son la primera ley del arte estatuario juntamente
con el carácter de las formas. De ningún modo podemos tolerar en
Escultura los movimientos arrebatados, las contracciones violen-
tas que admitimos en la Pintura y en la Poesía. Una estatua repre-
sentando á un hombre furioso con la boca abierta por completo y
con los ojos fuera de sus órbitas, nos parecería horrible. Una esta-
tua inmóvil no nos dejaría ver más que esta espantosa represen-
tación.
Cuestión íntimamente unida con la anterior es la de averiguar
si el desnudo es la única manera de expresión de la Escultura, des-
apareciendo, por lo tanto, la belleza de la forma al velarse con las
vestiduras. En nuestro concepto esto es un sofisma, pues cuando
los paños que cubren la figura humana, han sido bien dispuestos,
evitando exageraciones inverosímiles como las que se notan en al-
gunas estatuas de Bernini, la obra escultórica puede ser tan per-
fecta ó más perfecta vestida que desnuda y buena prueba de ello
nos ofrece Plinio cuando refiere que la Venus vestida obra de
Praxíteles que poseían los habitantes de Guido por haberla rehusa-
do los de C'os, hizo la fortuna de aquéllos, pues de todas las extre-
midades de la tierra acudían las gentes ansiosas de contemplar una
estatua reputada como la obra maestra de un escultor que tanto
sobresalió, por otra parte, en la expresión de la belleza plástica fe-
menina.
Y no decimos nada de la cuestión del decoro; pues aunque es
axioma corriente que un retrato impúdico nunca puede ser artísti-
co, es lo cierto que bajo la capa del arte suelen albergarse con fre-
cuencia pasiones que expuestas de otra suerte no hallarían tanta
indulgencia en los críticos y en el vulgo, que creen defender la
dignidad del artista haciéndole independiente de la moral. El ar-
ÜL CAÍTOtlCIsko EN LAS AELLAS AMES (Í69

tista impúdico no puede ser digno de los honores de nadie, ni la


estatua impúdica tiene su origen en el arte.
Examinados los elementos estéticos de la Escultura, correspon-
de ahora hacer algunas indicaciones acerca de los elementos mate-
riales de la misma, que se dividen en plásticos y formales, según
se refieren á las materias empicadas para realizar una obra escul-
tórica, ó á la forma que el artista elige para llevarla á efecto.
Como elemento plástico de la escultura pueden considerarse
todas las materias modelables con más ó menos esfuerzo, tales
como el barro, la piedra, la madera, los metales y las piedras pre-
ciosas Su conocimiento y modo de trabajarlos pertenece á la parte
técnica, que no es de nuestra incumbencia; haremos, no obstante,
alguna ligera observación, de índole histórico, sobre cada uno de
los elementos mencionados
El barro parece haber sido la materia usada desde los primeros
tiempos, cuando el arte de modelar figuras apenas se había sepa-
rado del arte industrial del alfarero, cuyas manipulaciones con la
arcilla debieron sugerir la idea de utilizarla como materia fácil-
mente maleable, en una época en que aun no se disponía de útiles
y elementos necesarios, para esculpir la piedra, tallar la madera ó
fundir el bronce. Así pues, lo mismo en Egipto y en Fenicia, como
£n Grecia y Etruria, se encuentran barros cocidos de todas clases
y tamaños anteriores al empleo de los otros elementos plásticos.
La madera, según las tradiciones helénicas, fué el material em-
pleado por Dédalo en el siglo XI11 antes de J. C , para adornar con
un bajo relieve el escudo de Aquiles, de. donde vino el llamar de-
dálicos á los escultores en madera. Como veremos más adelante,
muchos siglos antes de que existieran los héroes homéricos, ya en
las orillas del Nilo era cosa común la escultura en madera.
La madera se presta al movimiento de la estatua mucho mejor
que la piedra, pues su compacidad le permite las proyecciones más
atrevidas, sin que el espectador tema por su estabilidad. Un autor
moderno hace notar, además, que este género de escultura ha sido
objeto de cierta predilección entre los cristianos, aun en los tiempos
del renacimiento y en el siglo XVII en que el marmol abundaba y
en que la facilidad en el manejo del cincel había llegado á su ma-
yor altura. En Flandes / en Alemania, en Italia, en España sobre
todo, el talento de tallar la madera fué llevado al último grado de
gallardía y de la expresión, sobre todo en la decoración de las
iglesias.
Aquí los baldaquines de los altares están sostenidos por ángeles
de flotantes vestimentas; allí figuras que avanzan en falso para
sostener el antepecho de un pulpito ó el dosel de un trono episcopal.
El aspecto austero de la madera, tal como lo modifica el tono pardo
dorado y profundo de la encáustica, de que se halla cubierto y abri-
llantado, alejando toda semejanza con el color natural del desnudo,
éto ÉL MONTH CÁKMEtÓ

no puede menos de convenir al espíritu de una religión enemiga de


la carne. Así, sólo por haber escogido una materia desprovista de
seducción, los países católicos han llegado á eliminar lo que había
de pagano en el ánimo del escultor.
La piedra es naturalmente la materia menos susceptible de mo-
vimiento, pues á poco que se separe una parte de la masa se ve
obligado el artista á emplear los soportes que casi siempre causan
malísimo efecto, aun cuando se disimulen bajo la apariencia de
accesorios. Comprendiéndolo así los Egipcios, dieron á sus escultu-
ras cierta gravedad maciza é imponente que caracteriza á la es-
tatuaria monumental del tiempo de los faraones. En cambio, el
empleo de piedras muy compactas, tales como el pórfido, el basalto,
y el granito, les permitió desarrollar su gusto por lo colosal, ejecu-
tando estatuas de muchos metros de altura que han llegado incó-
lumes hasta nosotros.
fR, JSAMUEL DS j3r*, JERESA.

(Se continuará.)
íIIIIIIIIIIII mu iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiliiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiue

MONS. QOTTI, CARMELITA DESCALZO

CARDENAL PREFECTO DE LA S. CONQREQACIÓN DE PROPAGANDA FIDE

7III1IIIIIIIIIIHI iMiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiHilllíliilliniiiiiiiiiiiiiiiiiiiiniiiiiinniiiiiiiiiiiiiiti iiiiiiiiiiiq


DESDE MALABAR

Un ferrocarril.—Nuestra fundación.—Nuevos Misioneros.—Conversiones.

^ f o todo ha de ser lamentos, aún en las Misiones. Cábeme hoy la


satisfacción de ofrecer á nuestros piadosos lectores un manojito de
nuevas de sabroso perfume, hoy precisamente, festividad de nuestra
insigne Beina é incomparable Madre, la Santísima Virgen del Car-
men. Tal fecha no había.de señalarse por mulos agüeros y noticias
tristes.
Empezando por la que tiene más de novedad que importancia
(aunque también la tiene) para la Misión, les diré que hoy mismo se
ha abierto á la circulación de viajeros, como un mes antes se había
inaugurado para mercancías, el primer ferrocarril del estado de Co-
chín, cuya capital es esta ciudad de Ernáculam.
Por lo qué un camino de hierro significa jen el orden civil y co-
mercial, es claro que este hecho abre nueva era en la vida del pueblo.
Sobre todo respecto á esta capital, constituye un auge de importan-
cia y adelantos que implican.toda una transformación de la ciudad
dado su estado de insignificancia en que hasta estos últimos años se
hallaba en frente de la de Gochín, población cuasi europea y una de
las de primer orden, después de Bombay, en el litoral occidental de
la India. Circuido Cochín, por mar y lagos, es inaccesible á la vía
férrea. Esta termina en Ernáculam, que viene á resultar desde esta
fecha la clave de casi todo el movimiento personal y comercial de
esta región.
También en el orden religioso administrativo nos trae sus venta-
jas el tíbandy (carro de fuego), como aquí llaman con razón al tren,
MISIONES CARMaLITANAS 673
Este nos economiza recursos y tiempo, y por tanto personal, eu el
trayecto que recorre. Salta á la-vista que esta facilidad nos vale mu-
cho. Pero, mirado por otro lado, estos ferrocarriles, con su arrastro
incontrastable de personas y cosas, arrebatan la sencillez é inocencia
de los pueblos, y llevando, trayendo y mezclando aires, doclriuas y
novedades, cambian la faz de la sociedad, introduciendo un remolino
de ideas y costumbres cuyo primero y peor resultado es la indife-
rencia religiosa. El olvido de Dios suele ¡ay! ser hartas veces la som-
bra del humo de las máquinas.
Ello es que nuestro nuevo carro nos ha colocado en gran facili-
dad de comunicarnos con los pueblos vecinos y cou el resto de la
India. El día, quizá no lejano, que la línea se prolongue por Cotta-
yam hasta enlazarse con la de (¿nilón á través de todo Malabar, ren-
dirá beneficios incalculables en todos conceptos, y sin duda será uno
de los trozos de nr.iyor utilidad y producto en la India.
Hoy mismo se ha instalado también en casa nueva y propia, la-
brada al efecto, nuestra nacionte comunidad de Padres conventuales
en esta santa Misión. Esto ya implica para la misma un adelanto de
mayor esfera y de importancia suma. Huelga repetir aquí lo que an-
taño tuve ocasión de exponer acerca del interés inapreciable de una
fundación de este carácter. Ernáculam es igualmente el lugar escogi-
do para levantar el convento; de modo que la ciudad está hoy de do-
ble enhorabuena. El tiempo se encarga de ir demostrando las gran-
dísimas ventajas de esta providencial institución. Demos gracias al

FABRICACIÓN DE ACEITE1. (MALABAR!

u
674 EL MONTE CARMELO

Señor y á nuestra cariñosa Madre del Carmelo por el singular favor


de haberse felizmente orillado las trabas y dificultades que el demo-
nio trabajaba por oponer á esta obra apostólica que le debe de hacer
maldita la gracia.
Ha sido preciso venir sorteando con astucia, tesón, y habilidad
las encontradas corrientes, diques y escollos que en el curso del
asunto se presentaban. Debido á la gracia de Dios, todo, al cabo ya
de más de un año, se ha conseguido allanar y facilitar. El Majá-
Baya (1) (el rey) de Cochín, después de mil pasos y diligencias, (2)
dio por fin permiso para la construcción de la iglesia, y, soltado ya
este nudo en el que estaba la clave, se hallan nuestros caros Padres
puestos en camino llano ante el derecho, aunque con las dificultades
propias de un hecho de esta naturaleza, y con las circunstancias agra-
vantes de haber de realizarla en una pobre y lejana Misión. Mas la
Virgen que ha obtenido lo principal, proveerá lo restante.
Como nos hallamos en la estación de lluvias, que aquí son tor-
renciales, es forzoso diferir hasta fines de Agosto la colocación so-
lemne de la primera piedra de la nueva iglesia. Entreunto se prepa-
rarán materiales, á fin de levantarla con toda rapidez en cuanto los
recursos lo permitan.

Uno de los sucesos culminantes de la Misión suele ser la llegada

(1) Literalmente, Excelso Señor.


(2) Véase el expedienteo: Se eleva una solicitud al Diwan (ministro
único inmediato del rey), pidiéndole autorización legal para levantar un
nuevo templo católico en tal ó cual sitio El Diwán la pasa al Péshcar (Ma-
gistrado supremo), éste al Tasildar (Magistrado inferior), el cual la remito
á su vez al Prooerticaren (operario ó recaudador de contribuciones), encar-
gado de examinar el asunto sobre el turrono y emitir dictamen. Preséntase
Proverticaren en el sitio, no sin antes hacerse rogar, buscar y untar, convoca
á los vecinos y pregunta si les ocurre algo que objetar a la concesión de la
nueva iglesia. En nuestro caso, uno de los reparos que opusieron los paganos
fué que los cristianos matamos vacas, cosa que ellos estiman sacrilegio por lo
sagrado de este animal, sogún sus preocupaciones y supsrstición. Conformo
á lo expuesto por los interesados, el oficial redacta su informe, consignando
si halló ó no motivo para denegar lo pedido. El principal, casi único motivo,
suole consistir en la proximidad de algún templo de otra religión ó de al-
guna casa donde more algún branCmán do los principales."Por los escalones
que bajó la solicitud, sube el informe, hasta llegar por medio del Diwán ul
rey, á quien exclusivamente corresponde el otorgar permisos y sancionar
obras de este género. El obtener la sanción real para nuestra nueva iglesia
nos ha costado tres meses largos, no obstante, lo ventajoso de encontrarse
el sitio cerca de las oficim.s mismas y seguir paso á pnso el curso de la de-
manda, empujando á los oficiales para su pronto despacho. Gracias á Dios la
petición fué bien acogida y favorablemente despachada.
íaíSioíSTES CAttMELITANÁ3 6?5

de algún operario europeo. Hay razón sobrada para atribuirle singu-


lar importancia. Su arribo ej calebrado con especial regocijo de co-
razón, lo mismo por los demás Misioneros que con los nuevos se fe-
licitan, que por el pueblo creyente que los recibe con espontáneas
muestras de agrado.
Así lo experimentamos, en efecto, hace tres días al tener el pla-
cer, tanto más indecible cuanto menos veces disfrutado, de abrazar
estrechamente á nuestros tres nuevos queridísimos compañeros, los
FP. Julián, Plácido María y Ángel.
¿Flan gustado ustedes alguna vez de la dulcísima emoción de en-
contrarse en tierras lejanas con un paisano, siquiera fuese descono-
cido? No me negarán que es gozo de no sé qué simpática corriente
que embelesa el alma y ensancha el corazón ¡Oh, la fragancia que ex-
hala el amor á la madre patria! ¿Qué, si eran amigos íntimos? ¿Qué,
si hermanos queridos? ¿Qué, sobre todo, si, impulsados por motivo
divino, salieron de la patria terrena en busca de moradores para la
celestial?
No, no es fácil encarecer el grado y calidad de esta alegría y sa-
tisfacción, que sabe á cosa superior á todas satisfacciones y alegrías
que nacer puedan de acá abajo. ¡Gloria á Dios y acciones de gracias
por el beneficio inestimable de mandarnos nuevos cooperadores! Es-
tamos en medio de un campo lleno de preciosa mies, que sólo aguar-
da á haber más brazos para rendir frutos de gracia más y-más co-
piosos. Véase, si nó, una muestra de esta fertilidad.

El P. Ligorio, que dedicado al estudio del malayalam se hallaba


en Cottayam, lugar clásico de este idioma, había bautizado allí á fines
de Junio á 19 conversos del paganismo, cuando hube de ir por allá
como de costumbre á principios del corriente mes. El día seis me cupo
la dicha de reengendrar para el catolicismo y para el cielo nada menos
que 37 idólatras, ayer esclavos de Satanás, hoy hijos de Dios. Admi-
nístreles el agua de vida en la reciente capilla de Chengalám, y to-
davía quedaron algunos catecúmenos.
Regresé, y á poco me escribieron que también el P Matías, resi-
dente en el mismo sitio por idéntico motivo, tuvo la suerte de inau-
gurar su apostolado bautizando 10 conversos. Luego vino otra carta
portadora de la noticia de que sería menester acomodar sin tardanza
uu nuevo catecumenato por encontrarse lleno el que tenemos en Co-
tayam. No bajarán de sesenta los catecúmenos que con ansia espe-
ran el momento de entrar en el gremio de la iglesia y ponerse en
camino de salvación. Después vendrán otros á aumentar el número
676 EL SÍONÍE CARMELO

de los escogidos y, á lo que se ve, pronto sentiremos la necesidad de


construir algunas iglesias más, siendo como es de imprescindible ur-
gencia el proveer de templo, de casa de Dios y centro de instrucción
y culto, á los sencillos neófitos, cuyos corazones é inteligencias nece-
sitan de una continuada labor, para afianzarlos y consolidarlos en las
doctrinas y prácticas de una religión á la que han tenido la gracia de
haber nacido, pero en la cual sólo con tiempo y cultivo asiduo pue-
den echar fuertes raíces, cual convieno.
El Señor va deparando Misioneros para conversiones y conver-
siones para Misioneros. ¡Sea por siempre glorificado!
FX i..y.
Ernáculam, 16—VII—02.

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«Efc. I ii •jga
I $ $ I ^ f /¡v $ f | $ I f | $ $ $ | $ | f | $

LA IGLESIA Y LA
iiiiiiiiiiiniiiiiiiiiii

VII

(Sjjos principios apuntados en confiesa que Dios ha podido co-


W¡ los artículos precedentes, municarse y se ha comunicado
®S habrán sugerido más de á los hombres por su palabra; y
una vez á los lectores, no sólo la no solamente en el sentido de
idea de una región suprasensible manifestarles la acción omnipo-
á que hemos denominado mundo tente que hizo todas las cosas,
científico, sino también la de una sino también en el de indicarles
región sobrenatural con sus cau- los tesoros ocultos de su incom-
ses, sus efectos, sus bondades, y prensible sabiduría. Pero ¿qué es
la relación que tienen con el en- la palabra de Dios? ¿Cuáles son
tendimiento creado que incesan- los efectos que produce en la in-
temente suspira por la verdad. teligencia criada respecto de la
No quisiéramos dejar sin pro- verdad? Cierto es que ningún sa-
banza oportuna lo que la Iglesia bio ha podido darnos una idea tan
cree y enseña respecto de un magnífica de Dios que, por ella,
mundo sobrenatural, pero, antes le lleguemos á conocer como es
de aducir los motivos que le jus- en sí: pero esa misma imposibi-
tifican, procuraremos satisfacer lidad de definirlo ¿no es la mejor
la curiosidad de los lectores, recomendación déla sabiduría,
apuntando las razones en que se del poder, de la grandeza y de la
apoyan las relaciones de las co- actividad bondadosa y científica
sas verdaderas con el entendi- de su palabra? Ninguno de los
miento divino, y, ampliando lo pueblos más florecientes, así an-
que esas relaciones indican con tiguos como modernos, á pesar
claridad, es decir, que la inteli- de ser su estudio predilecto la
gencia humana es por sí sola im- naturaleza de Dios, nos ha des-
potente para dominar completa- crito cuanto desearíamos saber
mente las regiones del saber; de la divinidad; pero ¿es posible
dejando sólidamente sentado que encontrar pueblo alguno que no
el hombre sólo llegará á domi- tenga de esa divina palabra una
nar en absoluto esas incompara- idea más noble, más grande y
bles regiones, escuchando la pa- más hermosa que la que pudiera
labra de Dios que, misericordio- tener de la palabra de todas las
sa y providencialmente, ha dis- criaturas? Si todos los pueblos
puesto todas las cosas de manera admiten como testimonio de ver-
tan admirable, que sean asequi- dad la palabra de la criatura,
bles por el entendimiento criado. mejor admitirán, en el mismo,
La Iglesia acomodándose en sentido, la palabra de Dios; pues-
todo á las enseñanzas que direc- to que de Dios tienen una idea
tamente ha recibido del Espíritu más elevada, más grandiosa y
Santo, que es espíritu de verdad, mássublime "Dios, dice Newton,
6)8 éL MONTé CAIIMELO

es eterno é infinito, todo lo pue- sin un tipo preexistente al hom-


de y todo lo sabe... todo lo go- bre,,.—Siendo en efecto, el len-
bierna y todo lo conoce, lo que guaje el punto de partida don-
es y lo que puede ser.,, Si, pues, de convienen los hombres de dis-
la inteligencia medianamente tintas naciones, de encontrados
educada, admite la palabra de caracteres y de opuestas opinio-
un hombre como criterio de ver- nes, cuando tratan de conocer las
dad, por más que el hombre ni cosas por sus propios nombres,
lo sabe todo, ni lo puede saber, ¿qué origen puede convenirle,
¿cuántos más motivos hay para de qué fuentes puede manar con
someterse y dejarse guiar de la más naturalidad que de las fuen-
palabra de Dios, que es la mis- tes eternas, inmutables y únicas
ma verdad sensiblemente mani- donde todos los hombres pueden
festada? convenir? El español, el francés,
No hay duda que la palabra el alemán, el turco y cuantos
de Dios tiene, razonablemente nacidos tienen el don del lengua-
hablando, cuando menos toda la je, al expresar los nombres de
fuerza y toda la extensión de la las cosas, emplearán distintas
palabra humana: así que no co- palabras, diversas vocales ' y
noceremos plenamente su valor consonantes; pero al tratar de es-
sin que se indiquen las fuente» tablecer por ellas un significado
de toda palabra, el empleo que real, concreto y efectivo, ¿puede
desempeña en orden á la verdad, negarse que tienen algo, un
y hasta d.onde alcanza su prodi- punto de partida en el que con-
giosa influencia. vienen y del que no les es posi-
"Consta de la historia de la ble prescindir? Algo hay donde
creación, dice F r a s e n i o , que todos convienen; y ese algo es
á nuestros primeros padres, les la misma esencia de las cosas;
fueron divinamente concedidas, es la verdad. Sobre el particular
en el momento de su formación, son dignas de notarse las pala-
no solamente la inteligencia, si- bras de un autor, tanto más com-
no también la oración y la pala- petente en el asunto, cuanto con
bra; porque fueron formadoscon más ahinco ha tratado, en sus
la perfección de alma y cuerpo, obras y conducta, de prescindir
con todas las demás dotes nece- completamente de la interven-
sarias para que mutuamente se ción divina: "En cuanto á mí,
ayudasen y fuesen felices; lo cual dice, (1) como estoy persuadido
no seria verdad si, desde el prin- de la imposibilidad casi demos-
cipiólo les hubiesedado el Cria- trada de que hayan podido na-
dor, además de la oración, la pa- cer y formarse las lenguas por
labra y la lengua con las que medios puramente humanos, de-
mutuamente pudieran comuni- jo la discusión de este difícil pro-
carse los conceptos racionales y blema al que se empeñe en em-
los pensamientos del ánimo,,. prenderla,,. Y tomando después
"Según mi íntima convicción, las palabras del P. Lami, con-
afirma un célebre filósofo de la cluye diciendo: "ni siquiera se
antigüedad, (1) debe la palabra concibe que los hombres hubie-
considerarse como inherente al sen podido inventar otro lengua-
hombre; porque, si se la consi- je que las exclamaciones inar-
dera como la obra de su enten- ticuladas, los sonidos que dan
dimiento en la sencillez de su los sordo-mudos,.Sí Dios no los
primitivo estado, es de todo pun- hubiese enseñado adrede á ha-
to inexplicable. El lenguaje, blar. „ Dios indudablemente es el
pues, no ha podido inventarse maestro del lenguaje, y de las
(1) J - J . Rouseau «Ensaco sobre
(1) Platón. el origen de las lenguas.»
LA IGLESIA Y LA REVOLUCIÓN 679
fuentes inagotables de su inteli- el factor imprescindible para
gencia salieron las palabras, por que los seres inteligentes lleguen
las cuales nos comunicamos mu- á saber. Son dignas de notarse,
tuamente el pensamiento y la sobre este particular, las pala-
verdad. bras del abate Sicard: "el sordo-
Aun hace más recomendable mudo, mientras no se le rasga el
á la palabra el papel que desem- velo con que está envuelta su ra-
peña en su propia esfera de ac- zón, queda limitado al solo mo-
ción en el descubrimiento de Id. vimiento físico, y le falta hasta
verdad: ¿Cuál es, en efecto su aquel instinto seguro qué dirige
misión entre los hombres? La á las bestias. El sordo-mudo se
misión de la palabra no puede halla solo en la naturaleza; sin
ser otra que la del mensajero de ningún ejercicio pasible de sus
un excelso soberano que, tratan- facultades intelectuales, las que
do de intimar á sus inferiores los tiene sin acción y sin vida... á
dictámenes supremos de su ra- no ser que se halle una mano be-
zón, desea con todas veras la fe- néfica que lo saque de este sueño
licidad de aquellos á quienes la de muerte. Por lo que toca á la
dirige. moral ni aun sospecha que exis-
La palabra es el maestro más ta.,, Pero aun es más triste el
imparcialde cuantos se conocen; cuadro que, estudiando én Leip,
el cual con el mismo desinterés, sick el estado de estos infelices,
laboriosidad y cariño, descubre privados del don de la palabra;
los misterios de las cosas á los pinta Mr. César. "Los sordo-
hombres más eminentes y á las mudos tienen efectivamente la
personas más sencillas La pala- figura de hombres; pero es ló
bra, para decirlo de una vez, es único que tienen de común con
propiamente la expresión, la ra- los demás; porque estando pri-
zón expresa de la forma ejem- vados de la palabra, lo están
plar, (1) concebida por el enten- igualmente de ponerse en comu-
dimiento, si únicamente se limi- nicación de inteligenciacon ellos,
ta al sujeto que la concibe; ó es de practicar ninguna virtud so-
la misma concepción mental de cial, y de levantarse de la tos-
la cosa entendida y sensible- quedad de los sentidos á la espi-
mente manifestadaalexterior, si ritualidad de la inteligencia,...
se ordena á otros seres. (2) Su ob- sin serles jamás posible desarro-
jeto, pues, será intimar, dar no- llarla, ni formarla, ni fortificarla
ticia, descubrir, manifestar, en- por el uso de las potencias espi-
señar y expresar la verdad, de rituales de su alma Todavía
cuantos modos y maneras pueda más, su inacción los hace cada
intimarse, descubrirse, manifes- día más incapaces deaplicarse...
tarse, enseñarse y expresarse. Tal es el estado de su inteligen-
No sería prudente prescindir cia. El de su corazón no es me-
de la palabra, atendida su impor- nos deplorable, porque hecho el
tante misión; antes pudiera ta- juguete continuode las sensacio-
charse de lamentable temeridad, nes que sobre ellos hacen los ob-
desentenderse de ella para pene- jetos, y de las pasiones que se
trar en el.santuario de la ciencia; levantan en su alma, no conocen
porque si á la palabra pertenece leyes ni deberes, ni justicia, ni
abrir las puenas de las causas injusticia, ni bien ni mal: para
formales, descubrir los misterios ellos la virtud y el vicio son co-
de las esencias, expresando los mo si no fuesen. „ Concluyamos
conceptos del entendimiento; es con que es necesario el uso de la
palabra para ejercitar las facul-
(1) S.Thom. l . a q . I I I a. 8. 2m- tades intelectuales, para ponerse
(2 S. Thom. I, q. XX Vil. 1, 2. en comunicación de inteligencia
680 ti MONTE CARMELO

con los demás y para levantarse lizan las cosas, llega á conocer
de la tosquedad de los sentidos la verdad.
á la espiritualidad de la inteli- Muy puesto en razón estará,
gencia; porque sin esto no se si al tratar de la extensión de la
concibe razonablemente el nom- palabra decimos que es tan pro-
bre del saber. digiosa y grande que no nos es
Pero la palabra no es el prin- posible figurarle límite alguno.
cipal factor de la ciencia, y, ape- Si la palabra es la mensajera del
sar de ser indispensable para pensamiento, la expresión for-
que los seres inteligentes entren mal y sensible de un entendi-
á percibir los resplandores de la miento más ordenador que el del
verdad, presupone que la pa- hombre, ¿quién alcanzará sus li-
labra salga de su mera posibili- mites, ó será capaz de descu-
dad á la esfera de acción, que brir un lugar donde la palabra
desempeña en orden á la verdad, no haga sentir su prodigiosa ac-
porque, "si los hombres tuvieron tividad? La palabra, no sólo es
necesidad de la palabra para indispensable para activar las
aprender á pensar, más necesi- facultades intelectuales, sino que
dad tuvieron todavía de saber lo es además para que la verdad
pensar para inventar el arte de preste sus servicios en toda su
la palabra,, (1) "Es preciso saber infinita jurisdicción á cuantos los
pensar para poder hablar, y en necesiten. Para la p a l a b r a se
suma, los primeros que habla- abren al ángel y al nombre ple-
ron, si fueron realmente los in- na y patentemente las puertas
ventores de la palabra, solo pu- de todo lo conocible, y sometién-
dieron serlo con el auxilio y á dose á cuanto la palabra les dice,
impulso del pensamiento. Esto conocen perfectamente lo que es
es incontestable.,, (2) Además, si posible conocer de Dios, del
la palabra presupone el pensa- mundo y de sí mismos; es decir,
miento, el hombre no puede ser que así como sin la palabra ja-
el inventor de la palabra; porque más se comunicaría la inteligen-
¿cómo es posible que invente la cia con la verdad, por ella pue-
palabra aquel cuyas fuerzas se de dominarla completamente,
hallan, cuando de ella carece, y colocar su trono en la cum-
sumergidas en la tosquedad de pre de tan preclaras regiones.
los sentidos, si no en las condi- Ante la palabra, por fin, des-
ciones de la materia? El hombre, aparecen los misterios en la na-
para entender, empieza, no por turaleza, en la gracia, en el cie-
el pensamiento, pues su mirada lo, en la tierra y en los abismos;
intelectual no es intuitiva; no es- porque su significación ni es, ni
tá completamente desligada de puede ser otra cosa que la expre-
toda materialidad, y sus poten- sión de la divinidad, la cual pro-
cias intelectuales están encerra- yectando sus rayos infinitos, pri-
das en los envoltoriosdelcuerpo; mero hacia las jerarquíasycoros
sino que en sus procesos intelec- angélicos, y después hacia todas
tuales^ principia por los sentidos, las inteligencias, capaces de co-
(3) de los cuales se sirve para nocer la verdad, abre todos los
percibir las cosas verdaderas; y, misterios, descubre todos los se-
por una serie de procedimientos cretos y profundiza todos los
admirables con que el sentido y abismos,para que nada se oculte
la facultad intelectiva espiritua- á los que someten la inteligencia
á las luces de la revelación.
(1) J . J. Roseau. Pero en vano se atribuiría á la
(2) Augusto Nicolás, Estudios, palabra el valor, la importancia
cap'talo V. y la extensión que acabamos de
(3) S. Thom 2. a 2,»e q . VIII a. 3. indicar, si la hiciéramos nacer
LA IULESíA * 1,A REVOLUCIóN 681
de un entendimiento criado, aun- do, dice Platón, (1) de que es ne-
que fuera el de un Querubín ¿Có- cesario no desconocer esta fuer-
mo, en efecto, podríamos formar za verdaderamente divina... es-
una idea de lo que vale la pala- te genio creador de las naciones.
bra, dándole por padre á una Este genio creador puede salvar
simple criatura? ¿Cuándo hubie- la barrera prescrita al resto de
ra llegado á ser la expresión for- los mortales; y aunque es impo-
mal de la verdad sino procediera sible trazar su carrera, no es por
originariamente de la boca de esto menos manifiesta su presen-
Dios5 ¿Cómo abriría con sus lla- cia vivificante. Antes de prescin-
ves las puertas de todos los mis- dir del influjo de esta causa po-
terios, guiaría la inteligencia por derosa y primera..., abrazaría
todos los mundos conocibles y yo el parecer de aquellos que
entronizaría la inteligencia so- atribuyen el origen de las len-
bre todas las cosas verdaderas, guas á una revelación inmediata
sin ser la manifestación, la reve- de la divinidad,, "Estas cosas se
lación de una sabiduría infinita? aprenden fácil y perfectamente,
La criatura no puede dar á las si alguno nos las enseña; pero
cosas más valor que el suyo pro- nadie es capazde enseñárnoslas,
pio, y el propio valor de las cria- á no ser que Dios le indique el
turas como limitado, fínico y de- camino.,, (2) "Me hallo perplejo
terminado á cierta esfera de á cada paso, decía Malebranche,
acción, es deficiente para aquila- siempre que intento filosofar sin
tar la palabra. La criatura tam- el auxilio de la fe. Ella es la que
poco puede hacer que la palabra * me guía y me sostiene en la in-
sea expresión de la verdad; por- dagación de las verdades que
que para serlo, sería preciso, tienen alguna relación con la
como veremos más adelante, divinidad.,, Téngase en cuenta,
que fuera, á un mismo tiempo, que no puede haber verdad ni
criatura y criador. La criatura, relacionarse con ella, y sacare-
en una palabra, es impotente pa- mos por conclusión, que el que
ra darle la extensión propia y ha de llegar a! conocimiento de
peculiar que la caracteriza, por- la verdad, necesita someterse á
que, siendo limitada y finita, no la Divina revelación.
puede tener en sus manos la lla-
ve de todos los secretos, de todos (1) Conversación nona sobre la
los misterios y de todas las pro- metafísica.
fundidades. (2) Memorias de la roal Acade-
"Estoy íntimamente convenci- mia de Berlín.

j^R. f EDRO JO/AXS DE JSAMTA JERESA,


•*f>* i^fs» t'Ñi "w^ »^í" •í'fs»"" •I^ ' i/ÍSt

BIBLIOGRAFÍA

j g i DERECHO ESPAñOL EN SUS RELA- rios, anunciado por el Concilio pro-


—^ (¡IONES CON LA IOLESIA, por don vincial do Burgos, se concedió á esta
Antonio López Peláez. 1Provisor de obra el único primer premio, y este
Burgos. — Madrid, 190?. (obra pre- título es más que suficiente para ha-
miada). cerla recomendable á los nombres
Hacía falta que en los Seminarios estudiosos.
españoles se estudiase la legislación Puede adquirirso al precio de 2'50
patria, sobre todo en lo que se rela- pesetas en las principales librerías y
ciona con la potestad de la Iglesia; pidiéndola directamente al señor
y así lo comprendió la Sagrada Con- López Peláez.
gregación de Estudios al introducir-
se en el nuevo plan de enseñanz i de DEBELES DE LOS HERMANOS DONA-
los Seminarios la asignatura cuyo .DOS CARMELITAS DESCALZOS, según
título encabeza el libro del señor las reglas, las Constituciones, el
PelAez, que ha venido á llenar un Manual y las Instrucciones. Compi-
verdadero vacío, porque si bien es lación heoha en lengua italiana por
cierto que existen algunos Tratados, el M. R. P. Constancio de la Inma-
como el de Elias de Molins, Güín, culada Concepción, Definidor gene-
Aragón y Lasierra, Oeallagán y ral de la Orden, y traducida al cas-
otros, que versan acerca de las ma- tellano por el P. Justo de San José,
terias que comprende la obra del Religioso de la misma Orden.— Esta
señor Provisor de Burgos, ninguno obra se endereza á la educación re-
de ellos presenta un conjunto siste- ligiosa y social de nuestros Herma-
mático, dotado de verdadero espíri- nos, en ella se contienen, además de
tu crítico: la mayor parte no son la traducción de la Regla y de la
otra cosa que meras colecciones le- primera parte de nuestras Constitu-*
gales más ó menos completas. ciones, todo lo que les conviene sa-
No tenemos, pues, que esforzar- bor de nuestras demás Ley°s é Ins-
nos en proclamar la importancia de trucciones y la parte que les corres-
un libro como el presente: en él se pondo del ceremonial y ritual Car-
encuentran estudiadas con deten- melitano, áfinde que conveniente-
ción todas las cuestiones que el tí- mente instruidos puedan ser útiles
tulo indica y defendidos los dere- á la Religión y de mayor edificación
chos de la Iglesia, nunca más desca- de los fieles.
radamente conculcados que en nues- Para los pedidos dirigirse al Re-
tros días. verendo Padre Procurador Provin-
En el certamen de obras escritas cial de los Carmelitas Descalzos.—
para servir de textos en los Semina- Vitoria.

m ^
Verápoly, Julio de 1902.

Muy Rvdo. P. Ángel:


Gracias sean dadas á Dios y á la Virgen nuestra Madre, hemos llegado
al término de nuestro viaje sanos y salvos, saludo desde esta región á
V. R. y doy gracias á tantas personas que nos han encomendado en sus fer-
vorosas oraciones, pues bien necesitábamos el auxilio del cielo y la protec-
ción de María, y en verdad que no nos han faltado, porque aunque es cierto
que Dios nunca falta á los buenos, no puedo considerarme yo como tal,
pero la influencia de tantas almas piadosas y el motivo de nuestro viaje
que es consagrarnos enteramente con una vida de continuos sacrificios, á
la salvación de e3tos infelices que están en las tinieblas del error y en la
sombra de la muerte, han movido la misericordia de Dios para enviarnos su
Auxilio soberano.
Como le indicaba en mi anterior, el 18 de Junio emb. rcamos en Genova,
en el vapor Trola Capri, de la Compañía Rubatini, con un mar tranquilo,
aunque el P. Julián no dejó de marearse, pero fué poca cosa; los demás sin
novedad.
En el paso del Mar Rojo, últimos días de Junio, sentimos un calor ex-
traordinario que obligó á todos los pasajeros á dormir algunas noches sobre
cubierta, porque era imposible estar un rato en el camarote, pues se derre-
tía uno como la cera, sudando copiosamente.
El mar de la India lo encontramos un poco agitado, debido al mouson
que en este tiempo sopla fuertemente en estos mares, pero como llevábamos
ya muchos días de vapor apenas nos hizo impresión.
El 9 de Julio desembarcamos en Bombay, después de 21 días de navega-
ción. ¡Qué ganas se sienten de pisar tierra después de 20 días de mar!
Llevaba yo una carta que en Roma nos entregó el delegado Apostólico
de las Indias para el señor Arzobispo do Bombay, y me presenté á él pidién-
dole hospitalidad para descansar un día; nos recibió y trató tan bien que
queriendo nosotros emprender de nuevo el viaje por tierra aquella tarde,
nos hizo esperar hasta el día siguiente, y como no tenía más que una habi-
tación libre en su palacio, me hizo quedar en su casa y mandó á los otros
dos Padres al colegio de los Jesuítas. Al día siguiente se hizo la ceremonia
de bendecir la primera piedra de una nueva iglesia que piensan construir
los PP. Jesuítas, y nos invitó á la función el señor Arzobispo, llevándome á
mí en su carruaje; concluida la función subimos otra vez los dos y mandó
.684 ÉL MONTfe CARMELO

al cochero que fuera por las principales calles de la ciudad para que pudie-
ra ver alguna cosa. El día 10 á>las nueve de la noche tomamos en Bomhay
el tren exprés que debía conducirnos en 34 horas á Madras, adonde llega-
mos el dta 12 por la mañana, y nos dirigimos al Arzobispo Católico para que
nos enseñara el camino que debíamos hacer para ir á Verápoly. Supe que
hablaba un poco el francés y le pedí que nos recibiera por caridad aquel
día hasta que fuera hora de tren. Nos sentó á su mesa, mandó un telegrama
al P . J u a n Vicente á Ernáculam y nos pagó los carruajes para ir á la esta-
ción mandando á su Secretario que nos acompañase y nos sacase los bi-
lletes.
El día 18 á las once llegamos á Shoranur y con grandísima alegría de
nuestro corazón vimos un Padre misionero que nos esperaba, bajamos pre-
cipitadamente y le abrazamos con efusión; era el P. León, italiano, que re-
side en la misión de Trjchur, y había recibido un telegrama del Arzobispo
P . Bernardo diciéndolc que saliera á recibirnos. ¡Ya estábamos entro nues-
tros hermanos! En dos carros nos condujo á Trichur y encontramos ya pre-
parada en su casa una excelente comida como puede darla un pobre misio-
nero, pero á nosotros nos sabía mejor que las ricas comidas de las fondas.
Después de comer dimos un paseo por la población y luogo que volvimos á
casa se nos presentó el P . J u a n Vicente. Entonces fué mayor nuestro rego-
cijo porque veíamos un Padre que conocíamos y hablábamos nuestra len-
gua. En amena conversación estuvimos hasta muy entrada la noche. Al
día siguiente después de celebrar, partimos para Ernáculam que es la mi-
sión del P . J u a n Vicente. Aquí comimos, visitamos á los P P . Conventuales,
vimos el nuevo convento que han levantado, el orfanotrofio que dirije el
P . J u a n Vicente, con las dependencias de carpintería, imprenta y demás
oficios, y avisados que nos esperábala barca de nuestro Arzobispo, embarca-'
mos en el río Perillar con rumbo á Verápoly. Seis negros católicos casi en-
teramente desnudos, como es costumbre en este país, remaban la barca, y con
gritos, como aullidos de fiera, manifestaban la satisfacción y alegría que
tenían porque conducían cuatro misioneros, según nos explicó el P. J u a n
Vicente. A mitad de camino se acercó la barca á la orilla y salimos para
presentarnos y saludar á nuestro Arzobispo P. Bernardo que se encontraba
por algunos días en Cháttiatto, lugar donde se encuentra la primera iglesia
que se fundó en la misión de Verápoly. El P. Juan Vicente nos presentó al
señor Arzobispo, y éste con amabilidad y muestras de alegría y satisfacción
nos preguntó cómo había sido nuestro viaje, y luego hablamos largo rato
de las cosas de España. Nos despedimos de él y tomamos de nuevo la barca
hasta Verápoly. Aquí nos esperaba en la orilla del río el R. P . Vicario Pro-
vincial y el P . Eliseo júnior con una multitud de católicos del pueblo que
salían á recibir & los nuevos misioneros. Enseguida que llegamos entramos
en la iglesia á dar gracias á Dios y á la Virgen nuestra buena Madre por-
que nos había conducido sin contratiempo alguno hasta el término de nues-
tro viaje. El siguiente día, acompañados del P. J u a n Vicente tomamos de
nuevo la barca y fuimosá visitar nuestro Seminario de Puttempally que
está á la orilla del río y en medio de un grandioso bosque de cocoteros.
Este Seminario que tiene 60 colegiales, está dirigido por cuatro Padres
nuestros que publican además una revista en latín y en inglés titulada el
Sacerdote y la Eucaristía. Del Seminario fuimos á visitar un Convento de
Carmelitas Terciarios latinos, y también hay varios de Sirianos, y por la
tarde volvimos á Verápoly.
CRÓNICA CARMttLlTANA 685

Esto es hermoso; alguien dijo que Malabar es el jardín de la India, y dijo


bien, porque nosotros hemos recorrido de Bombay á Verápoly grandísima
parte de la India y no hemos visto cosa tan hermosa como ésta; inmensos
bosques de cocoteros, de plátanos, de mangos, y de otros árboles frondosos,
una vegetación exuberante, frutas sabrosísimas, muchas flores y verduras
perpetuas.
Vorápoli, Sede Arzobispal, es una pequeña isla que abraza un caudaloso
río que se bifurca; isla que podrá recorrerse en media hora y es toda ella
un hermoso bosque de cocoteros, plátanos, mangos, terebintos, etc., y en
medio de este bosque habita la población en pequeñas cabanas do hojas y
ramas de árboles. Aquí estaremos unos días para descansar del viaje, y lue-
go nos doficinaráná algún pequeño pueblo, dentro de un bosque, para
aprender la lengua en compañía de otro Padre. Ahora es el tiempo de las
grandes lluvias, tanto que hace cuatro días está inundada toda la isla, sin
que podamos salir de casa, y como no pueden trabajar estas pobres gentes
el misionero tiene qne darles de comer sin mirar si son cristianos ó infie-
les. Anteayer asistí yo á ver la comida que se les daba, había unos tres
cientos entre hombres, mujeres y niños, cada uno con una cazuela ó perol;
el P. Misionero hizo cocer gran cantidad de arroz, y como no había bastan-
tes calderas para ello lo vertían en una barca y volvían á cocer, luego,
puestos todos en fila, se les daba una buena ración según el número de
personas en la familia. ¿Qué dirán á esto los que en España están vocife-
rando contra las Ordenes roligiosas, diciendo que los frailes lo acaparan
todo? Ya quisiera yo que vieran al misionero entregado á una vida de fati-
gas y trabajos, lejos de su patria, sin esperanza de lucro ni retribución de
los hombres, sino es alguna persecución ó alguna calumnia que él olvida
por amor de Jesucristo, y paga dándolos el alimento espiritual que necesi-
tan sus almas para llegar á la patria de perpetua felicidad y el alimento
corporal para que no desfallezcan Pero és inútil; de esos dijo ya el Espíritu
Santo: noluil intelligere ut bene ageret.
Esta misión de Verápoly tiene una extensión de 65 leguas españolas y
hay 10 parroquias, y para tanta extensión y tantas parroquias somos... 13
misioneros contando los i Padres que dirigen el Seminario y unos pocos
sacerdotes del país; ¿no es verdad que es un número insignificante para una
extonsión que abarca tantos pueblos? ¿no es bien triste que por falta de
personal no podamos extender nuestra acción á tantos pueblos y á tantos
infelices que esperan al misionero como al enviado de Dios para abrir los
ojos á la'luz y purificarse en las aguas del bautismo? Concluyo esta, Padre
Ángel, recordando á V. B. y á tantas almas buenas que leen la Revista
aquellas palabras del Salvador: Rogate Dominum meísis ut mittut operarios.
Soy de V: R. affmo hno.—FR. PLáCIDO MARíA DEL PILAR, Misionero Apos-
tólico C. D.
IGLBSIA CARMELITANA EN VALPARAíSO.—Trece años haco que en la Octa-
va del Santísimo Sacramento, el Carmen de San José de Santiago abría sus
puertas para dejar salir de su silencioso recinto á once Carmelitas Descal-
zas que, abandonando el Monasterio que las vio nacer á la vida religiosa é
impulsadas por el soplo divino del Corazón de Jesús, volaban anhelosas de
glorificar á su Dios con la fundación de 'in nuevo claustro, donde resona-
ran las divinis alabanzas en contraposición del o r o de ofensores de Su
Majestad Soberana.
686 EL MONTE CARMBLÓ

Jesús Sacramentado las esforzó entonces para arrostrar todos los sacri-
ficios inherentss á la erección de un Monasterio, y El mismo ha coronado
hoy la obra de su amor, permitiendo que en la Octava de Corpus Christi se
bendijera la capilla de este Monastsrio que ha sido el complemento do su
fundación.
Trece años han trascurrido desde que la Comunidad comenzó su carrera
con la única riqueza de la santa pobreza. Con ella, y sin Dios, nada se pue-
de hacer; pero pobres y con la ayuda de Dios, todo se ha hecho.
Una respetable señora de Valparaíso, doña Juana Ross de Edwards, no-
table por su caridad y que ha favorecido á su patria empleando su cuantiosa
fortuna en procurar la fundación de instituciones para bien y remedio de
todas las necesidades, timbién ha tenido un recuerdo de caridad para erl
Carmelo; y, después de proporcionar á sus semejantes los medios materiales
de subsistencia, ha contribuido á la prosperidad de la Orden Carmelitana,
donde se suministrará al pueblo de Valparaíso el bien incomparable de
tener quien ore por él al Señor, de día y de noche, á la sombra del santuario
edificado por su mano bienhechora,
El Í5 de Octubre de 1893, al comínzar el edificio de este Monasterio, se
colocó también la primera piedra de la Capilla, construyendo por entonces
las murallas del presbiterio, y dejando A la Divina Providencia la conti-
nuación de la obra que, por falta de recursos, no so podía seguir en esa
época. Pasaron los años,.y Dios sabe cuantas plegarias de las religiosas lle-
garon hasta su truno en demanda de la gracia de poder adorar á su Augus-
ta Majestad en un templo mis digno que la humilde Capilla en que habi-'
taba. Entretanto, El movía el corazón caritativo quo dobía servir de ins-
trumento á-su amorosa Providencia para la realización do sus designios; y
en una do osas horas de angustia en quo no hay otro refugio que Dios y su
Madre Santísima, ese corazón se dirigió á la Reina del Carmelo ofrecién-
dole su fortuna para levantar un templo en su honor si Ella hacía desapa-
recer los pesares que la agoviaban. No se hizo esparar nuestra dulcísima
Madre y luego acudió en auxilio de quien con tanto amor la llamaba. María
había hecho su obra de misericordia; y el corazón agradecido, objeto
de sus bondades, sintió la necesidad de corresponder cuanto antes á sus be-
neficios. Se encaminó al Monasterio de: Carmelitas Descalzas, manifestó a
la R. Madro Priora su pensamiento de edificar la Capilla de la Santísima
Virgen del Carmen, y, ante tan señalado favor, la agradecida Carmelita no
tuvo en sus labios sino palabras de gratitud para con Dios y para con su
noble bienhechora.
Pronto se iniciaron los trabajos y en año y medio quedó terminado el
edificio de la hermosa Capilla de estilo bizantino, donde se ve .armoniza-
do el buen gusto con la sencillez religiosa. En el altar mayor domina la
Reina del Carmelo con su precioso Hijo en sus brazos, y en las columnas
que separan el presbiterio del resto de la Capilla, se ven las estatuas del
Sagrado Corazón de Jesús y del Glorioso Patriarca San José colocadas en
peanas do madera tallada! Los dos altares laterales están dedicados á los
Santos Fundadores de la Descalcez Carmelittna, Santa Teresa y San Juan
de la Cruz.
Como se ha dicho, en la Octava de Corpus el delegado del I. y R. señor
Arzobispo de Santiago y Gobernador Eclesiástico de Valparaíso, Presbítero
don Luis Enrique Izquierdo, bendijo el nuevo templo, reservando las fies-
CRÓNICA CARMELITANA 687

tas de su inauguración para la Dominica infraoctava del Sagrado Corazón


de Jesús, titular del Monasterio, y los dos días siguientes.
En la mañana del 8 de Junio se veía una numerosa concurrencia prepa-
rándose anticipadamente para presenciar tau hermosa ceremonia que, pre-
sidida por ol I. y R. señor Arzobispo de Santiago revistió mayor solemni-
dad. Sirvieron de padrinos de la nueva Iglesia algunos respetables caballeros
y señoras de Santiago y Valparaíso.
A las ocho y media, A. M. el señor Pbro. don Ildefonso Saavelra tras-
ladó el Santísimo Sacramento del Coro de las religiosas al nuevo templo; y,
después de la entrada solemne del Dueño y Señor de este santuario, se ve-
rificó la del I. y R. Prolado, quien con sus vestiduras episcopales, atravesó
la Capilla mientras el coro cantaba el «Ecce Sacerdos Magnus.» Acompaña-
ban á S. S. I. y R. de Presbítero y Diácono Asistentes respectivamente los
señores Gobernador Eclesiástico do Valparaíso y curas de la Matriz y de
los Doce Apóstoles; y luego el señor prebendado don Ildefonso Saavedra dio
principio á la Misa solemne del Sagrado Corazón de Josús. El magnífico Coro
de nuestros PP. Carmelitas Descalzos cantó la hermosísima Misa en fa del
Maestro Perossi, y sus voces sonoras, llenas de vida, de fervor y amor de
Dios, hacían resonar el templo y hasta la última fibra del corazón. Sus me-
lodiosos acordes parecían desprendidos del Coro celestial que canta noche
y día la gloria del Señor; la música de todas las fiestas de la inauguración
estuvo á cargo do estos santos y abnegados Religiosos.
El sermón fué predicado por el II. P. Vicario Provincial de los Car-
melitas Descalzos, Fray Atanasio del Corazón de Jesús, «on la elocuenoia
que le es propia. Principió por unirse á los Angeles de Belén y al sacerdote
que acababa.de cantar por primora vez ante el nuevo altar el Gloria in ex-
celsis Deo; y desde el fondo del alma é impregna las de fuego de amor, sa-
lieron de sus labios esas palabras de alabanza al Autor de todo bien. En
seguida trajo á la memoria la magnificencia del templo de Salomón, ma-
ravilla del mundo y orgullo de la nación judaica, y probó cómo ese pri-
mer templo era muy inferior á este último, pues aquél sólo encerraba las
tablas de la ley, la vara do Moisés y el maná, mientras que el nuestro
guardaba en su tabernáculo al Dios de la Eucaristía, al Dios tres veces
Santo, á Aquél qno ni siquiera en los cielos está en lugar digno de su Ex-
celsa Majestad. Después de desarrollar elocuentemente su pensamiento
concluyó agradeciendo al I. y B. Prelado por la benevolencia coa que ha-
bía querido .presenciar la inauguración de esta Iglesia Carmelitana, y ma-
nifestando su gratitud á la nobilísima señora que la había edificado.
Terminada la Santa Misa, el corazón del Prelado se sintió conmovido y
quiso desahogar su emoción dirigiendo algunas palabras á sus hijos. Co-
menzó por decir que no podía verse rodeado de su amado pueblo de Valpa-
raíso sin moverse á manifestar sus sentimientos y la gratitud que le ani-
maba al ver complementada la obra de la misericordia de Dios, la funda-
ción de Carmelitas en esta ciudad, inclinándose agradecido ante la Adora-
ble Providencia de Dios, que había concedido á este pueblo almas que ora-
sen por él y lo atrajesen las bendiciones del Cielo. Añadió: «¿qué van áhacer
»en Valparaíso, (me decía antes), ciudad de tanto comercio y actividad, las
«Carmelitas, monjas contemplativas, encerradas en su claustro? ¿No sería
»mejor emplear este terreno en talleres y casas de enseñanza? Así discurro
»el ignorante labriego al divisar nuestras nevadas montañas, y dice para sí:
»¿No sería mejor aplanarlas para que nos sirvieran de sembradas campiñas?
688 1L MONTE CARMBLÓ

«¡Insensatos! Así piensan los mundanos! ¿No sabéis que en esos montes
«consiste nuestra fuerza, se acrecientan nuestras riquezas y que de ellas
»bajan las corrientes que fertilizan nuestro suelo? La vida cristiana, dijo,
«es vida de misterios; so oculta y se fomenta en el silencio, en la oración y
»en el retiro, y de ahí brQtan los manantiales fecundos que dan vida á muchas
«obras. ¿Qué vemos en la robusta y misteriosa encina que desafía los hura-
«canes y las tempestades? Toda su fuerza está oculta en la raíz, arrancadla,
«y ya no extenderá su verde follaje al caminante que busca á su sombra
«bienhechora un reposo y un descanso.—Bendecid al Señor que os presenta
«este pequeño claustro formado de miembros de nuestros primeros hogares,
«que oran incesantemente por todos interesándose en vuestras necesidades.
«Aquí encontraréis quien comparta con vosotros vuestras penas y dolores;
»y en las calamidades públicas estas almas unirán su sangre inocente á la
«SaDgre divina que corre por la Cruz, pidiendo misericordia y perdón.» Así
terminó el Prelado su tierna alocución, y en seguida entonó el Te Deum quo
fué proseguido por el coro; y con él se dio fin á las solemnidades de aqxiella
hermosa fiesta religiosa.
A las cuatro P . M. del mismo día, la campana de las Carmelitas anun-
ciaba nuevos obsequios al Dios de la Eucaristía. A esa hora se dio principio
á la distribución de la tarde con la recitación del Santo Rosario y letanía
cantada. Concluida ésta, el R. P . Vicario Provincial de los Carmelitas Des-
calzos, Fray Atanasio del Corazón de Jesús predicó un hermosísimo sermón
del Sagrado Corazón. Empezó por referir con palabras llenas de fuego y de
amor la manifestación de este Divino Señor á la humilde Hija de la Visita-
ción, la B. Margarita María, agregando quo esto Amante Soberano no había
podido contener la fuerza del amor que encerraba en sí á tal punto quo el
fuego que lo consumía le obligó á abrir su Corazón y decir á su Esposa:
«Ved ahí ese Corazón que tanto ha amado á los hombres y quo no recibe
»en correspondencia s'no el olvido y el desprecio.»
En seguida probó la grandeza del amor de Jesús hacia los hombres, re-
cordando su heroico sacrificio, el «Ecce venio» que dijo á su Padre Eterno
en el momento de su Encarnación, que reconcentraba todos los tormentos
que debía soportar desde Belén hasta el Calvario, donde daría al hombre
hasta la última gota de su sangre.
Por último, después de haber manifestado los excesos del amor de Jesús
en un arranque de su ardiente corazÓD, dijo que aun en el tremendo juicio,
cuando le fuera preciso apartar de sí á loa precitos, de su Corazón brotaría
un rayo de misericordia, pues los condenaría á penas inferiores á las que
ellos merecían.
Después del serm5n se expuso solemnemente el Santísimo Sacramento y
se cantaron hermosísimos cánticos en su honor; on seguida so hizo la reser-
va de S. D. Majestad precedida del Tamtum ergo. Terminada la bendición
del SS. nuestros P P . Carmelitas cantaron la Salve á cuatro voces del
Maestro Eslava, y sus melodías celestiales recrearon sin duda á la Reina
del Carmelo, como arrebataron á sus desterrados hijos do la tierra.
En ol segundo día del triduo ol R. P. Epifanio de la Purificación, Vica-
rio de los Carmelitas Descalzos de Valparaíso, cantó la Misa Solemne á las
ocho y media A. M., y el Coro de nuestros P P . Carmelitas al cantar la Misa
del P. Hermán, supo interpretar admirablemente los sentimientos de su
autor qué, á sus dotes musicales, unía la inspiración del contemplativo
Carmelita Descalzo.
CRÓNICA CARMELITANA 089

El R. P. Ernesto de Jesús Vicario de los Carmelitas Descalzos de Santia-


go, ocupó la Sagrada Cátedra, tomando por tema de su sermón las palabras
de los Cantares: «Mi amado para mí y yo para mi amado.» Desarrolló su pen-
samiento hablando de la vida contemplativa, y descorrió el velo que oculta
á los ojos de los mundanos la grande obra que Dios realiza en los claus-
tros, acrisolando á sus Esposas con el fuego de la tribulación, que las purifi-
ca con martirios do amor hasta transformarlas en sí y espiritualizarlas de
suerte que sean celestiales en sus pensamientos, celestiales en sus palabras,
celestiales en su corazón y celestiales en todo su ser, llegando á ser cuales
candidas palomas que vuelan á reposar en el Corazón de su Amado de
donde arranquen todas las gracias para el mundo. Agregó las palabras de
un santo misionero que dice se consideraría feliz si una sola alma, así trans-
formada en Dios, orara por él, pues con esa cooperación lograría conver-
tir á la fe los 40.000.000 que pueblan la India.
El sermón de la tarde que fué precedido del Santo Rosario y seguido de
la bendición del Smo., estuvo también á cargo del R. P . Ernesto de Jesús,
quien se glorió de ser el primero que hablaba de Nuestra Santísima Madre
del Carmen en el nuevo templo levantado en su honor. Probó cómo esta
Dulcísima Señora proteje á sus hijos en la vida, en la hora de la muerte y
más allá do la tumba, en el Purgatorio.
El Ave-María á cuatro voces del maestro Eslava, magistralmente ejecu-
tada por nuestros P P . Carmelitas, puso fin á las fiestas del segundo día.
En el tercero cantó la Misa solemne el Pbro. don Cristóbal Villalobos y
los RR. P P . Carmelitas Descalzos se aventajaron á los días primero y se-
gundo en el canto de la hermosísima Misa de Santa Cecilia de Gounod. El
R. P. Epifanio de la Purificación dirigió en este día la palabra á los fieles,
y en un elocuente sermón puso de manifiesto la importancia de las órdenes
religiosas en la vida social. Alabó la abnegación de las que se dedican á la
enseñanza de la juventud y á aliviar al que sufre velando día y noche ante
el lecho del moribundo; pero más aun se propuso realzar la acción de las
órdenes de vida contemplativa, que son como la savia del cuerpo de la
Iglesia Católica. Probó con el ejemplo del Maestro Divino, que de-
dicó treinta años á la vida de oración y solo tres á la predicación, cuánta
preferencia debemos dar á aquella sobre las acciones exteriores; y recor-
dando la doctrina del Apóstol de la caridad, que resume todos los males del
mundo en las tres concupiscencias, manifestó como los tres votos solemnes
con que se liga la religiosa á su Dios, son los tres remedios eficaces con
que destruye esos tres enemigos del hombre, es un perenne ejemplo ante
sus semejantes 3' una reparadora de los maléficos resultados que esos tres
vicios traen á la humanidad.
Recordó también las palabras del profeta Jeremías que contemplaba á
la tierra desolada y abominable, porque no había quien se reconcentrara en
su corazón; con lo cual se manifestaba la importancia de la existencia de
esos grupos de almas que, encerrados con Dios en su interior, oran y Se sa-
crifican por el múñelo. En prueba de lo cual, citó el heroico sacrificio de
las dieciseis carmelitas de Compiégne, martirizadas en la Kevolución Fran-
cesa que, atrajeron con él á su Patria horas de bonanza; pues á los once
días de ser guillotinados, caía también en eso mismo suplicio la cabeza de
Eobespierre, infame revolucionario.—Por fin adujo la opinión de hombres
£90 EL tóülí'fK dÁRMÜLe

eminentes é imparcial-ís que alaban la vida contemplativa, y tomando las


palabras del gran Donoso Cortés, decía el orador:
«Para mí, el ideal de la vida es la vida monástica. Creo que hacen más
»por el mundo los que oran que los que pelean; y que si el mundo va de
»mal en peor, consiste esto en que son más las batallas que las oraciones.
»Si pudiéramos penetrar en los secretos de Dios y de la historia, tengo para
»mí que nos habíamos de asombrar al ver los prodigiosos efectos de la ora-
»ción aún en las cosas humanas. Para que la sociedad esté en reposo, es ne-
c e s a r i o cierto equilibrio que sólo Dios conoce, entre las oraciones y las
»acciones, entre la vida contemplativa y la activa. La clave de los grandes
^trastornos que padecemos, está quizá en el rompimiento de este equilibrio.
»Mi convencimiento en este punto es tan firme, que creo que si hubiera una
»sola hora de u n sólo día en que la tierra JIO enviara al cielo oración ningu-
n a , ese día y esa hora serían el último día y la última hora del Universo.»
Sólo restaba ya un deber que cumplir, deber de gratitud hacia la generosa
bienhechora que tan grande caridad les había dispensado. Para esto ee pre-
pararon unas solemnes exequias en sufragio de las almas de la señora ma-
dre é hijos de la señora Ross de Edwards; y el juevos, 12 de Junio, tuvieron
lugar en la capilla del Monasterio, á las nueve A. M., con asistencia del
I. y R. Sr. Arzobispo, quien cantó el Responso final.
Como en los días del triduo, de la inauguración, la música estuvo á
cargo de los RR. P P . Carmelitas Descalzos, que cantaron la Misa de Ré-
quiem, del maestro Perossi, ante u n escogido y numeroso auditorio, mere-
ciendo las felicitaciones del Prelado y aprobación de todos los concurrentes.
Valparaíso, Junio, del 1902.—SOR CARMELA DEL SAGRADO CORAZóN DE
J E S ú S , Carmelita Descalza.
BUEN VIAJE.—El día 30 de Agosto salieron embarcados para México el
R. P. Agustín del Sagrado Corazón de Jesús y un Hermano de la vida ac-
tiva, religiosos de nuestra provincia de Aragón y Valencia. Dios les acom-
pañe y de feliz viaje.
NECROLOGíA.—En Castellón de la Plana falleció cristianamente la madre
del Administrador de E L MONTE CARMELO, R. P. Simeón de los Sagrados
Corazones.
—En Talavera la Real (Badajoz) falleció la Hermana María de los An-
geles del Purísimo Corazón de María, Carmelita Descalza, á los 28 años de
edad y 10 de profesión.
—En nuestro Convento de Madres Carmelitas de Eoija, ha fallecido la
Hermana Teodora del Pilar, á los 35 años de edad y B de religión.
—A la avanzada edad de 85 años ha fallecido en Pamplona la condesa
viuda de G-uendulaín, dama muy querida en la capital de Navarra por sus
virtudes y reconocida bondad.
La señora doña María del Pilar de Ezpeleta y Aguirre Zuazo, pertene-
ciente á ilustre casa de Aguirre, era hija del conde de Ezpeleta de Beire,
duque de Castroterreño, y de doña María Amalia del Pilar Aguirre Zuazo%
Contrajo matrimonio con don Joaquín Ignacio Meneos y Manso de Zú-
ñiga, con •le de Guendulaín, marqués de la Real Defensa y barón de Bigüe-
zal, con quien tuvo varios hijos, entre ellos el actual conde de Guendulaini
casado con doña Fuencisla Bernaldo de Quirós, nieta de la reina doña Ma-
ría Cristina.
Descanse en paz la distinguida y virtuosa finada, y reciban los señores
condes de Guendulaín nuestro más sentido pósame.—R. I. P,
C t f Ó H Í C A • • • • •

• • • • •

LA FIESTA ONOMáSTICA DE S U SANTIDAD.—El domingo celebró nuestro


Santísimo Padre León XIII su fiesta onomástica.
En dicho día recibió Su Santidad las felicitaciones del Sacro Colegio de
Cardenales, de los Prelados residentes en Eoma y de las representaciones
de las Asociaciones católicas.
Do fuera de Roma llegaron al Vaticano innumerables telegramas de
felicitación.
En dicho día, mitigando los cruentos trabajos de la lucha y las amargu-
ras de la prisión en que el usurpador tien° al Pontífice, recibió el Papa de
todas partes del Universo, aun de aquellas más ignotas y apartadas, prue-
bas fehacentísimas del amor, respeto y adhesión inquebrantable que á la
silla de Pedro profesa el incontable número de fieles diseminados por toda
la redondez del orbe.
NOMBRAMIENTO COMENTADO.—La prensa extranjera se ocupa preferente-
mente del acto llevado á efecto por el Papa el día 29 del pasado Julio, fir-
mando inopinadamente cinco decretos de otros tantos nombramientos de
cargos para Cardenales.
De todos los nombramientos, el que más ha llamado la atención entre
los eclesiásticos y los diplomáticos es el del Cardenal Gotti, Carmelita, para,
el cargo de Prefecto de la Propaganda.
Hay muchos que suponen que este nombramiento es una contestación á
la persecución de que son objeto las Congregaciones religiosas.
UNA PETICIóN AL CONCRESO DE FRIBURGO—El Emo. Arzobispo de Sevilla
se ha dirigido al Congreso Mariano de Friburgo en súplica de que este
Congreso pida á Su Santidad sea declarado dogma de nuestra sacrosanta fe,
la Asunción de nuestra Señora en cuerpo y alma á los cielos.
«El Congreso Mariano de Friburgo—dice el Emo. Prelado—no es u n a
reunión de católicos suizos, alemanes ó franceses: es una Asamblea inter-
nacional, en la que tornarán parte con los habitantes de la culta Europa, los
de la potento América, los de la vieja Asia, que sale ahora de su aislamien-
to, los de esa desdichada África, que se apresta á ser otra vez lo que fué
un día, y hasta los de las islas más remotas, que después de permanecer lar-
gos siglos perdidas en las sombras de lo desconocido, vienen á unir su voz
á la de los que hablan el lenguaje de los pueblos civilizados.
»Así los acentos de ese Congreso son, bien miradas las cosas, los acentos
del mundo católico.
»Ved por qué á él se acerca el Arzobispo de Sevilla, y por sí y en nom-
bre de su Clero y de su pueblo, lo ruega eleve ferviente mensaje al anciano
varón que rige los destidos de la Iglesia, y le pida que de sus labios deje
caer una palabra, una palabra inmortal, que aseguro para siempre entre los
hijos de María Santísima la fé en su Asunción á los cielos en cuerpo y
alma.»
L A VIZCONDESA DE JORBAIáN.—Por despacho telegráfico firmado por el
Cardenal Vives y dirigido al señor Obispo de Salamanca, se sabe que la
madre Sacramento, que en el mundo se llamó Micaela Desmaisieres. viz-
condesa de Jorbalán. insigne fundadora del Instituto de Adoratrices, lia si-
do declarada por la Iglesia, Venerable.
692 EL MONDE CAltMELO

Para España católica, nueva -gloria; para las beneméritas Adoratrices, el


júbilo ansiado; para los admiradores y devotos de la Madre Sacramento y
de su obra de regeneración social, día de parabién y de alegrías.
INSOLENCIAS DE UN MINISTRO.—El Conde de Romanónos se lia declarado
francamente enemigo de los Obispos; tan enemigo, que encuentra natural
que le censuren; tan enemigo que cuantas más y mayores sean las censuras
episcopales, más satisfecho está.
Lean nuestros lectores la siguiente noticia publicada por los periódicos
que pasan por mejor informados:
>El Ministro de Instrucción pública se propone contestar en el discurso
de apertura del curso académico á los cargos que le dirijen los Prelados en
su mensaje á S. M. el Rey.
»—Cuantas más y mayores—dice el Ministro—sean las censuras que los
Prelados üirijan contra mis reformas, más se arraiga en mí el convenci-
miento de que mi obra es buena.
»Lo extraño sería que me otorgasen sus aplausos.
i>No me sorprenden, pues, esos ataques, ni pienso contestar á cuanto so
refiera á mi persona »
Ahí tienen ustedes retratado de cuerpo entero al Conde de Romanon s,
voan del pié que cojea.
El conde es muy católico; pero le tiene sin cuidado lo que en materia de
enseñanza dictamine la Iglesia. Precisamente buscaba él la ocasión de las-
timar los intereses religiosos y de perturbar las conciencias, imponiendo el
laicismo de la enseñanza, de modo que se congratula de ello.
Mayor desahogo no se ha visto jamás en ministro liberal, ¡y eso que los
ha habido desahogados!
Dicen que el discurso de apertura de curso se lo leerá el ministro á Una-
muno, es decir que v a á la Universidad de Salamanca á expelerlo.
Compadezcamos al Claustro de catedráticos de aquella Universidad.
RESUMEN POLíTICO —Continúa el viaje re^io, habiendo visitado Don Al-
fonso las ciudades do Pamplona, Vitoria y Burgos; según las noticias ofi-
ciales en todas partes ha sido recibido y vitoreado con grando entusiasmo.
EL Rey regresó á Sin Sebastián la víspera del día que regresó á la misma
c i u l a a d e su viaje á Austria, la Reina Madre, p i r a continuar, según se
dice, con ella, sus viajes al Ferrol, La Coruña y otros puntos. Durante la
regia excursión se ha venido hablando do rozamientos y disgustos de las
autoridades locales y otras personalidades, con los áulicos y consejeros del
Rey, disgustos originados las más de las veces por cuestiones de etiqueta
palatina. Pero pira malos ratos el que han llévalo los corresponsales de los
periódicos madrileños en el fuerte da San Cristóbal, de Pamplona. Había-
les concedido el general Weyler una autorización p ira que al mismo tiem-
po que don Alfonso puliesen visitar dicho fuerte; armados de esta autori-
zación subieron los periodistas á San Cristóbal, entraron en el fuerte y co-
mo el Ray observase que se disponían á sacar fotografías de las diversas
•fortificaciones, dio orden por medio de Uno de sus ayudantes para que no
obstante la autorización del general Weyler se retirasen; obedecieron los chi-
cos de la prensa pero se han despachado á su gasto escrib'endo artículos de
durísima censura contraías personas que aconsejan á Su Majestad.
Acerca del estado en que se encuentran las negociaciones del Gobierno
con la Santa Sede para la reforma del Concordato, ei señor Sagasta ha de-
clarado lo siguiente:
'—«Respecto de las negociaciones con Roma siguen adelante, á pesar
de que se niega. Dos veces por semana conferencia nuestro representante
con monseñor Rampolla, do3 veces por semana, cosa n ) siempre consentida
en el Vaticano, don le los asuntos se resinlvjn siempre con mucha lentitud.
En eso de las negociaciones con Homi ocurrió al principio que la impresión
del gobierno era bu ma; después vino un pariólo de malas impresiones, y
ahora vuelven 4 mejorar. El g)bierno espera conseguir resultados satis-
fatorios.»
UN^VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO.

17

F ORMÓ, pues, Pranchi su plan de ba-


„. talla para combatir ó reb itir los
errores de la aristocrática luterana,
Pi-ro veamos su historia, que no
deja de tener mucho de interesante.
La hora de la comida en los va-
derribar por el suelo su religión pro- pores es á las cinco de la tarde. Se
testante, y ya en su mentó se estaba desayuna á las seis de la mañana,
gozando «le lns glorias del triunfo, se almuerza á las diez, y ya hemos
no de otro modo que si Dinora Cop- dicho que se como á las cinco. Des-
pinger estuviera adjurando su luto- pués de la comida, cada uno sube
rünismo y entrando, envuelta entre á sobre cubiert', coje BU mecedora
humos de incienso, en el seno de la ó silla de extensión, quien la tenga
Iglesia católica. y en último caso se cojo el banco
Los compañeros de Pranchi, que coman y allí se sienta cada hijo de
eran algo más maliciosos que nues- su madre. Allí se pono hablar cada
tro héroe, entendían en este punto quisque de todo el mundo ó de todos
un poco ó bastante más que el ca- los demás, pues excusamos decir
pitán Bernaola y no veían tan fácil que aquella es la hora de mis ani-
la realización del plan que había mación entre las veinticuatro que
formado la buena fe de aquel fer- tiene el día, como es también la ho-
viente devoto de la Virgen del Car- ra en que la lengua está más expe-
men. dita, si no es que el mareo ha atado
Pero Dios que no busca los sabios la lengua como también los demás
del mundo para obrar sus maravi- miembros del cuerpo.
llas, ni para hacer potente el poder Así se sentó el día catorce de julio
de su brazo, concedió el triunfo al la señorita Dinora Coppinger en su
pensamiento del devoto do su Madre, hermosa mecedora. Poco sospechaba
no por los medios que este creía po- ella la batida que la habían de dar
derosos, sino por medio do otros pro- y ios latigazos que ella había de re-
digios, que por entonces estaban partir, pues de todo hubo en aquella
ocultos lo mismo á Pranchi que á lucha en que dos ideas religiosas se
todos los demás. colocaron frente á frente y comba-
694 EL MONTE CARMELO

tieron á la desesperada hasta gastar sin cumplimientos ni rodeos, sin in-


el último cartucho. clinaciones de cabeza ni de hombros,
Dinora tenía en sus manos dos li- se dirigió á la perfumada dama y la
bros lujosamente encuadernados preguntó como pudiera preguntar
«Los Cuentos de la Alhambra» por un soldado.
Washington Irving, y el «Paraíso —¿Con que usted se llama Dinora,
perdido» de Miltón, y estaba en verdad?
aquel momento en animada conver- —¿Cómo lo sabe usté i?
sación con sus sirvientas, sobre lo —¡Va! lo he visto ahí en un libro.
que acababa de leer en Washington — 8¡ no fuera usted más curioso
Irving, sobre el carácter andaluz. que lo justo, no lo hubiera visto us-
Aquellas exageraciones y fanfarro- ted, contestó la interpelada.
nadas andaluzas de un capitán de —¡Qué quiere usted! Así somos los
la Guariia civil de la provincia de hombres, como son también las mu-
Granada la caían muy en gracia, y jeres
la hacían perder la gravedadyankee. Todavía tenía que hacer Pranchi
No hay duda de que en aquellos una segunda pregunta, aunque era
momentos parecía accesible á cual- como aplicar el fuego á una bomba
quiera de los gomosos que tanto de- explosiva; Pranchi se la hizo tan 4
seaban trabar amistades con la in- lo soldado como la primera.
cógnita. —¿Con que ustod es luterana, ver-
Pranchi pensaba también de esta dad?'
misma manera. Veía que la empresa Esta pregunta le hÍ5.o á Dinora la
era arriesgada, pero en ello iba la misma impresión que le hubiera he-
gloria de Dios y la salvación de un cho la explosión do una bomba de
alma, y por otra parte no dejaba do dinamita quo hubiese estallado á sus
ser una torpeza el no sabor aprove- pies. Miró fijamente á Pranchi, des-
charse de las oportunidades. Ponía pués á su sirvienta, onseguida miró
la mano derecha en la frente, como á todos y á todas partes. En un se-
si estuviera buscando la solución de gundo cambió completamente los
algún problema político, daba vuel- colores, de coloraia que estaba co-
tas d.-lante de la interesante joven, mo una rosa do primavera, quedó
le palpitaba el corazón, pero llegó el pálida como una dalia de otoño. Pa-
momento crítico y... allá fué Pranchi. recía que iba á estallar. Pero no; en
En el momento en que una de las un momento quedó quieta como una
criadas se había levantado de su estatua de la soberbia petrificada, ó
asiento, se fué Pranchi á ocupar la el fanatismo convertido en estatua
silla vacía, y aunque no fué un rasgo de carne y en actitud belicosa, diri-
de fina educación el acto de Pranchi, giéndose á Pranchi, le preguntó con
en él todo podía pasar en cambio do energía.
su buena voluntad. Por otra parte •—¿A qué viene esta pregunta tan
quedaba en muy buen lugar para atrevida y tan tonta?
poder hablar sobre cualquier asunto —Es que quiero convertirla.
con la ilustrada protestante. Quería —¿Convertir A mí? ¿En qué? En
hablar contra Lutero, contra todos estatua de sal, como á la mujer de
los protestantes del mundo y contra Lot?
todas las sectas habidas y por haber —En nueva criatura.
sobre la tierra. —¿Qué es eso de nueva criatura?
En efecto; se acercó á la señorita — En católica. Respondió Pranchi.
Dinora Coppinger, saludóla dicien- —Tenga usted un poco más de
do, buenas tardes, ella le contestó educación ó de prudencia ó talento
con una inclinación de cabeza, pero de no ponerse á hablar de esas ma-
como sorprendida de la repentina terias en estos lugares, y no se meta
presentación de aquel nuevo amigo, usted on conciencia ajena, ni quiera
no le contestó ni le habló una sola usted imponer á nadie una religión
palabra, pero miró á su sirvienta y en la quo no croen los mismos que la
ésta á su ama, y ambas á dos, parecía profesan.
que se preguntaron con sus miradas. —Eso pasa con los protestantes,
¿A qué vendrá aquí este tonto? no con los católicos, replicó Pranchi.
Pero á Pranchi le importaba poco —E30 pasa con los católicos lo
que le recibiera con todas las aten- mismo ó más que con los protestan-
ciones ó sin ninguna; él iba al grano tes, volvió á replicar Dinora; prueba
y hacía poco caso de las pajas, y así, evidente de ello hemos tenido no ha
SOLACES ? BNT8ETE!ítMIENT0S 435
muchos días, en que hemos visto ca- sabe V. de Lutero sino lo que ha leí-
tólicos que no creían en nada de lo do en sus enomigos? ¿Dónde ha leído
que usted afirmaba, y no sólo no V. un sólo hecho demostrado contra
creían en lo que usted afirmaba, sino este hombre insigne? V. ha oido á los
que se burlaban de las prácticas reli- contrarios y envidiosos, de éste toda
giosas de usted y eran católicos. clase de blasfemias y V. las repite
Pranchi vio que no iba á bacar como un ignorante, pero esas blas-
ningún partido de aquella empeder- femias no se prueban. Nuestra creen-
nida luterana, y que era tiempo per- cia y nuestra religión está fundada
dido y casi estaba pesaroso de haber en la fe y religión de Jesucristo,
abierto su boca, pero dijo para sus explicada por Lutero y Calvino y
adentros: ya que he comenzado, voy otros hombres eminentes como Leib-
á continuar y si no consigo conv r- nitz v Macaulez. Entonces levantó
tirla, de todos modos la he de dar su voz la presumida señorita y ca-
en qué pensar, 3' continuó sa conver- reándose con Pranchi le preguntó:
sación, diciendo que b s que así obra- ¿Ha leirlo V. alguna vez la biblia? ¿ha
ban no eran católicos sino herejes ó leido la Confeaión de Ibsburgo? ¿lia
protestautes ó ateos ó por lo menos leido la vida de Lutero?
formados por ustedes los protestan- Pranchi se estiró las piernas, so
tes que á fuerza de creer todo lo que recostó mejor en la mecedora y
les da la gana, hoy una cosa, maña- con mucha tranquilidad, sin que na-
na otra, han aprendido & no creer da le diera pena y sin apurarse por
nada, sino es aquello que les convie- nada ni por nadie, dijo que había lei-
ne; lo cual se llama no creer nada, do alguna vez algunos capítulos de
no comprender nada. Y con su biblia la biblia. De la Confesión de Ábrbur-
en la mano y con su Pepa colgada go no había oido ni siquiera el nom-
del brazo, han hecho más ateos que bre. De Lutero, dijo que no había
hierba tienen los montes y más daño leido nada, ¿Para qué decía él, para
á la religión que cuantos demonios que he de loer porquerías? Para leer
han salido del infierno. porquerías es mejor no leer nada, ni
Pero la dama luterana no so daba abrir un libro. Lo que sé do Lutero
por vencida. Le dijo á Pranchi que es que fué un fraile, se arrepintió do
era' indigno de hablar con perso- serlo, después robó una monja y vi-
nas educadas por su lenguaje poco vió con olla lúbricamente. ¡Ah porra!
docente y sus formas poco cultas. si solo con pronunciar el nombre de
¿Dónde ha visto V. le dijo que los Lutero se ensucian los dientes.
protestantes no creamos? Los pro- Dinora Coppinger no sabía qué
testantes creemos más que los cató- responderá aquel que en un principio
licos y precisamente por nuestra fe le parecía un sandio, cuyas terribles
es por la que nos santificamos. verdades la apretaban más que los
—Sí, contestó Pranchi, pero no estrechos círculos do su corsé. En un
creen ustedes porque Dios les man- momento cambiaba los colores de su
da, sino porque les dá la gana; su fe rostro y la venían ganas de hacer
varía según varía la gana. Cuando cualquiera cosa.
se creo porque Dios enseña y porque Pero Pranchi, sin inmutarse poco
Dios manda, entonces la fe es tan ni mucho, continuó su discurso di-
inmutable como el mismo Dios, pero ciendo que no se fiaba de ningún
la fe de los protestantes varía más hombre ni mujer protestante. Por de
que las veletas de los campanarios pronto, los hombres me parecen muy
que se mueven á todos los vientos, corrompidos, las mujeres... casi lo
so mueven como los abanicos que mismo. La fe de los protestantes
dan el fresco cuando uno quiere y tampoco me gusta y sobre todo, esa
por donde uno quiere. Y dirán que sola fe para perdonar y purificar los
esa fe les justifica. La conciencia de picados, me parece lo mismo que el
los protestantes está más sucia que caldo de habas para lavarse la cara.
los calzones de Lutero ¡Porra! y no Ya sabe usted que el caldo de habas
hay fe ni biblia en el mundo que la es cosa buena, pero no sirve para la-
limpie. varse la cara.
Pranchi hubiera continuado con Dinora no sabía lo que era el cal-
su discurso, si no le hubiera inte- do de habas ni lo había visto en su
rrumpido la voz enérgica de Dinora vida y so puso suspensa sin saber
que le reprendía de profanar la bi- qué contestar, pero fija en la cara de
blia y el nombre de Lutero.—¿Qué Pranchi, parecía que preguntaba con
696 EL MONTE CARMELO

su a c t i t u d ¿pero de q u é mo hablará, d e r a sobre el por q u é de muchas


e s t e salvaje? obras de Dios y n u n c a nos parecerá
P e r o P r a n c h i con la s e r e n i d a d de c a s u a ' i d a d a q u e l l o q u e r e a l m e n t e es
u n a a l m a i m p e r t u r b a b l e le disparó u n prodigio. j
la ú l t i m a bomba, m u y á lo soldado, Si des lo a h o r a d i j é r a m o s á nues-
como t u d a s las d e m á s , pero t a m b i é n t r o s l e c t o r e s q u e a q u e l l a a l m a empe-
m u y c e r t e r a , como t o d a s las Buyas. d e r n i d a , n o sólo se c o n v i e r t e al
— Oiga u s t e d , doña D i n o r a , la dijo catolicismo sino que l l e g a á ser fun-
P r a n c h i , si u s t e d n o se c o n v i e r t o , se d a d o r a y P r i o r a do u n c o n v e n t o de
v a d e r e c h i t a h a s t a los infiernos; di- c a r m e l i t a s descalzas en Boston, su
cho lo c u a l se l e v a n t ó y fué a o t r a país, p i r o c e r í a u n a fábula i n d i g n a
parte. de todo c r é d i t o . No o b s t a n t e , deje-
D i n o r a le s i g u i ó con la v i s t a y m o - mos q u e pasen los tiempos, y que
v i e n d o u n poco la cabeza y d i r i g i é n - v a y a n s u c e d i é n d o s e unos á otros los
dose á. su s i r v i e n t a e x c l a m ó : ¡Qué a c o n t e c i m i e n t o s y t e n d r e m o s segu-
estúpido! r a m e n t e motivos p a r a e x c l a m a r : ¡Oh
Al ver á P r a n c h i r e t i r a r s e del cam- s u b l i m i d a d de la s a b i d u r í a y de la
po de b a t a l l a , c r e e r á n q u i z á s n u e s - c i e n c i a de Dios, c u a n incomprensi-
t r o s lectores, q u e el h é r o e se h a l l a b a bles son t u s juicios é i n v e s t i g a b l e s
e n la desconfianza de poder c o n v e r - t u s c a m i n o s ! T ú q u e d e s d e el polvo
t i r á la t e n a z l u t e r a n a . Sin e m b a r g o , de la t i e r r a e l e v a s al m e n d i g o y c o n ¿ ^ ^ ,
n o echemos en olvido q u e P r a n c h i v i r t i é n d o l e en e s t r e l l a de la i&ó&fea-
no acostumbraba emprender nada fia, le colocas e n t r e los hijos de Dios,
g r a n d e sin e n c o m e n d a r a n t e s todo y d e s d e el alto firmamento a r r a n c a s
el n e g o c i o á la V i r g e n del C a r m e n . al l u c e r o do p l a t a y le p r e c i p i t a s on
A q u e l suceso t e n í a l u g a r el d í a los abismos de los h o r r o r e s t e n e b r o -
11 de J u l i o y fíjense n u e s t r o s lecto- sos, T ú e r e s el a u t o r de los prodigios
r e s en la f e s t i v i d a d q u e el Año Cris- q u e el h o m b r o no pueide.explicar.
tiano s e ñ a l a p a r a dos días d e s p u é s y P o r o no a d e l á n t e n l o s a c o n t e c i -
p o d r á n f o r m a r q u i z á s la i d e a v e r d a - mientos y hagamos aquí un punto.
f R . P DE ¡3. J .
(Se eontimiara)

'—^•'"^I^
PENSAMIENTOS

A idea de la inmortalidad
¡^dignifica al hombre y le
l ^ ^ h a c e fuerte contra las ad-
versidades, heroico para
las virtudes y venturoso en medio
de sus penas. Inventad otra idea
que obre milagros semejantes.
Cuanto la fe es más pura, más
ligera es la carga de la vida.
La naturaleza está sometida á la
fe: es ley del que la formó.
AñoIII«flám. 5 4
Innata es la fe en el hombre, y
nó la duda; y muere como la ino-
cencia, herida por la maldad.
15 de Setiembre de 1902 La fe es un talismán con el que
j
Q>T<D" todo se consigue.
l
698 EL M0N1E CARMELO

Quien ataca la fe quita al hombre su luz y su ambien-


te; encarcela su corazón, haciéndole cobarde para sen-
tir. ¡Bendito tú, Señor, que nos dices: amad, amad, que
todo cuanto es noble, santo y bueno, es-eterno!
Dios nos lleva por donde es necesario que vayamos;
querer organizar nosotros mismos los sucesos, es que-
rer que nuestra ignorancia gobierne, en lugar de la su-
prema sabiduría.
¿Amáis la vida? tenéis la resurrección.
¿Tenéis afecciones? las hallaréis tras corta ausencia,
inefables, eternas. Idea consoladora, alegría infinita la
que siente el alma, con solo la esperanza de volver á
ver á aquellos que amó. ¿Quién sino el que todo lo ve,
y todo lo comprende, pudo dar tan dulce, tan santo, tan
divino consuelo?
Todo buen pensamiento es un favor de Dios; no
agradecerlo es impío; desecharlo y olvidarlo, criminal.
Para poseer los virtudes, es preciso amarlas.
El amor de Dios es un fuego que necesita para que
no se apague, continuo combustible.
El alma es un ser que goza y sufre sin el auxilio de
los sentidos ni del entendimiento.
Jesús es el gran libertador de las potencias del alma.
Cuando nos enseñan á no apasionarnos demasiado
por las cosas terrenas, es por apartarnos de todo linaje
de esclavitud; por eso nos dice: "No os afanéis dema-
siado; ved las aves del cielo como viven sin graneros,
y cómo se alimentan; mirad qué ropaje ostenta el lirio
del valle.,,
Esto es decir: "No seáis codiciosos, no seáis vanos;
todo eso esclaviza el corazón; dejadle libre para amar,
libre para huir de toda injusticia.
p. s.

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LOS DOS O R D E N E S
HISTORIA PRIMITIVA

N la eternidad existía Dios. Su operación


única y nobilísima era la generación del
Verbo y la espiración del Espíritu Santo.
En estas procesiones de su entendimiento y vo-
luntad consistía su beatitud soberana. Pero con
üad libérrima quiso hacer plato de sus infinitas
perfecciones á seres distintos de su esencia, y dijo
una palabra, y de la nada brotaron miríadas de cria-
turas hermosísimas que cual arpa de armoniosas notas
cantan día y noche las grandezas de su Hacedor.
Al decretar Dios comunicarse á sus criaturas, veía representados
en su mente infiuitos mundos posibles, ó sea, infinitos modos de que
podía su esencia ser participada por los seres criados. Entre «stas
comunicaciones eligió, una, no diremos la mejor posible, pero sí con-
venientísima á sus adorables atributos.
Puesta 'a mira, como en ejemplar supremo, en modelo incompa-
rable, en su misma esencia, raíz de sus perfecciones todas y de su
vida bienaventurada, pobló los espacios celestes de espíritus bellísi-
mos y limpísimos, á quienes asemejó nada menos que á su rostro sa-
crosanto y otorgó la participación más excelsa en su vida divina, la
más alta comunicación en su naturaleza, en sus operaciones, en su
felicidad inefable. Pero al llamar al pie de su trono á aquellos bien-
aventurados seres que, por un rasgo de bondad sin igual del divino
pecho, habían trocado la nada en que yacían, por el csnjunto más
hermoso de perfecciones, algunos de ellos, desvanecidos con la vista
700 EL MONTE CARMELO

de su" prestada belleza, no quisieron besar.eTpie.de su liberal Hace-


dar y soberano Dueño. Eutonces el cielo fué testigo de una lucha
eternamente memorable. Aquellos espacios, hechos para templo de
adoración y alabanza, fueron convertidos en campo de batalla. Aque-
llas criaturas, criadas para amarse eternamente y eternamente girar
entrelazadas con espiritual .abrazó en torno;de la faa divina, se arro-
jaron uuas sobre, otra? con todo el furor de encarnizados enemigos.
Los angeles se dividieron en dos campos, cada uno con su bandera,
oon su lema, con su grito de guerra.—«¿Quién como Dios?» gritaba
Miguel y los suyos rodeando el trono de la soberana Majestad.—
«Non serviam, vociferaba Lucifer: seré semejante al Altísimo, y
poudré mi solio enfrente del snlio de Dios.» En un instante perdió el
cielo un tercio de sas adoradores. Luzbel y los ángeles malos fueron
;
arrojados al abismo en pago de su apostasía.
Poro la bondad divina
que no se gasta, y la divina
sabiduría que tiene Fenus
infinitos^ hallaron modo de
reparar aquel desorden y de
llenar aquellas sillas que
una apostasía inconcebible
había desocupadp. Y así co-
mo, antes había hecho Dios
con la virtud de su palabra
nn mundo espiritual, así
ahora, con una segunda pa-
labra,'crea un mundo cor-
; pareo, pero donde vivirán
inteligencias inmateriales y
almas incorruptibles, atan ;
i do así con misteriosa lazada
! el'espíritu'y la materia, el
alma y el cuerpo, los senti-
dos y la inteligencia. Y el
SAN MIGUEL (Escultura <Je Teua) hombre, rey do esta segun-
da creación, de menos brillantez que los ángeles, pero obra, diríase,
de un saber más profundo, puesto que es máquina complicadísima
en que entra algo del ángel y algo de la tierra, recibe lo mismo que
eTá'igel una impresión y semejanza del rostro de Dios, para que
aun aquí abajo, entre las envolturas y pliegues de la carne, viva vida
divina, y obre operaciones al mismo modo de Dios, y un día llegue
LOS ¿OS ÓRDENES 701

á ser socio y partícipe de la gloiiá y bienaventurarza con que es


"bienaventurado y glorioso el niifnio Dios
Q,ue no es otro el designio divino, y á eete intuito va ordenada
la fabricación del universo. Porque la belleza de los cielos y Ja gala-
nura de la tierra; aquéllos con la vari&dnd de sus astros y la multi-
tud desús aves, y ésta con sus campos cubiertos de flores y sus
mares poblados de peces, otro destino no tienen que servir de venta,
como diría Quevedo, donde up instante pare el houibio en el pasoge
y jornada breve que hace por la tierra. Pero su paradero no es aquí
abajo; su habitación permanente hn de ser aquella ciudad gloriosa
donde todo es júbilo y dicha, donde no Kieim otea vez sino voz do
alabanza y concierto de bendiciones, ni hay otro querer que el que-
rer divino que los bienaventurados á una ejecutan, ni otro pensa-
miento que la ciencia de Dios, ni deseo alguno sino suavidad com-
pleta y abundancia de bienes.
De no parar las mientes en estas verdades provienen tantos des-
varios de las inteligencias, tantos amores torcidos de los corazones,
tantas burlas en los contentamientos humónos. Olvidado se ha el
destino que impuso Dios á los seres de este mundo. Fascinado el
hombre por la belleza que hiere sus ojos carnales, no da su consi-
deración á la belleza espiritual y sobrenatural de quien toda otra
belleza no es sino un remedo y en cuya vista la belleza de todas las
criaturas sensibles ha sido' hecha. La-tendencia general de los espí-
ritus va hoy hacia la materia: es una tendencia utilitaria y natura-
lista que no tiene por real y verdadero fino lo que se mide, cuente y
pesa, según frase de un escritor, ó sea, lo que e^tá inmediato á nues-
tros sentidos, materializándolo todo y ahogando en germen toda idea
elevada y espiritual.
Locura y desatino es separar los dos mundos, material y espiri-
tual, natural y sobrenatural, y pensar que nada tiene que ver aquél
con éste. Tanto tiene que ver, que si prescindimos del fin sobrena-
tural de la gloria á que el hombre debo caminar por las sendas ra-
diantes de la gracia y de las virtudes, la creación es un enigma in-
explicable, y aun.recurriendo á no sé qué razones, vacías do toda
razón, de eventos y casualidades, nadie comprende la obediente su-
misión de la naturaleza al imperio de las virtudes de los santos y á
la eficacia de la devota oración, así como tampoco la oposición, y,
podríamos llamar, protesta de las criaturas contra los crímenes de
los hombres, que se formulan por medio de esos desastres que tra-
bajan á los pueblos, y que en lenguaje cristiano'se llaman providen-
ciales castigos, y en lenguaje naturalista meros y casuales trastor-
nos de las leyes del mundo.
?oá EL ÜONtfE CAllSÍELd

El orden natural y el sobrenatural á una fueron decretados, ó


mejor dicho, el primero no se decretó sino en previsión del segundo'.
Son dos círculos, de los cuales el sobrenatural contiene en su seno el
natural. Por eso dijo San Pablo hablando de Dios «en El vivimos,
nos movemos y existimos;» y en otra ocasión: «á los amadores de
Dios todas las cosas son ayudas de su virtud.» Porque, en resumen,
no es otro el fin de las criaturas, ni otra la mira que tuvo Dios
cuando las sacó de la nada, sino servir á la santificación y salvación
del hombre, y, en último término, ser un himno de gloria que eter-
namente suene y suavemente deleite los oídos del inefable Hacedor
y Seílor del universo.
iPOR EL MANCO DE LEPANTO!
(LEYENDA)

III
Efl Af*Gfí|VmsiLiLifl

Con la ancha frente inclinada, Y hace encarnizada guefra


Ambos ojos en el suelo A lo bello y lo ideal.
Y el pensamiento en el cielo, ¡Sueña!... que si te desprecia
Pensamiento creador, Y te arroja en el olvido
Sentado junto á una mesa, La ingratitud ó el descuido
Está el Manco de Lepanto De tu pueblo y de tu edad;
Que en prisión derrama llanto Llegará muy pronto el día
De amargura y de dolor. En que cese la malicia,
Es llanto queenciende el fuego Y á tí ¡genio! haga justicia
De su mente; que lo inflama, La imparcial posteridad.
Y aviva la ardiente llama ¡Sueña... sueña!... No te im-
De vivida inspiración: (porte
Es el llanto que mitiga Que te humille la grandeza,
Sus pesares y hondas penas, Que es másgrandeen su pobreza
Y que ablanda las cadenas Quien lanza una creación;
Que oprimen su corazón! Y brilla con luz más pura
¡Pobre Manco de Lepanto! De su mente el gran tesoro,
¿Quién en España memoria Que del potentado el oro
Cuando llenarla de gloria Guardado en oscuro arcón.
Piensas tú, guarda de tí?... Escribe imperecedera
¡Siempre sembrado de espinas Historia ideal, preciosa,
El genio halló su camino! Que por el mundo famosa
Cuando murió, su destino En poco tiempo se hará;
Se las arrancó de allí. Escribe, y del habla tuya
Sueña, Cervantes, sí, sueña Ostenta las ricas galas
Con tus seres ideales; Que un ángel en áureas'alas
Ellos serán inmortales, Al cielo azul llevará.
Tú más que ellos inmortal! Escribe...! Que quien de es-
No mires hacia este mundo trellas
Que es fabricado de tierra Su concavidad tachona,
M fet MONTÉ CÁRMEtü

Te ceñirá una corona Esto oyendo, y sin tardar


Esplendente más que el sol. Se levanta y fué á abrazar
Y después... nada te importe Al joven que entró en la pieza.
Que yazcas en el olvido. -¿Cómo hasta aquí habéis
¡Si ser genio te ha cabido, (llegado?
Eres genio ¡ay! español!!! —Porque tuve el paso franco;
Yo pregunté... por el Manco,
Y aquí me han encaminado.
Con la ancha frente inclinada, Supe que en Argamasilla
Ambos ojos en el suelo Estabais, amigo, preso,
Y el pensamiento en el cielo, Y desde Alcalá por eso
Pensamiento creador, He venido hasta esta villa.
Sentado junto á una mesa, • -Huelgo de verte, á fe mía.
Está el Manco de Lepanto Y á Alcalá ¿qué os ha llevado?
Que en prisión derrama llanto —Lo queosdigoesque heganado
Del más amargo dolor. La beca de Teología.
—Dadivoso algún Mecenas!...
La frente espaciosa y ancha —Quísolo Dios y mi estrella
Levanta. "Escribamos algo,„ Que hoy brilló con luz tan bella
Dice...— u El Ingenioso hidalgo Que ahuyentó todas mis penas.
u
Don Quijote de la Mancha „. —Y ¿quién ha sido? Explicad;
De nuevo dobla la frente, Me tenéis harto suspenso,
Pues le vienen á agobiar Pues si ha sido quien yo pienso
Queriéndose desbordar Pronto alcanzo libertad.
Sus ideas, cual torrente. —Eso, amigo, es lo que ansio;
Y mientras que pensativo Escucha y cosas oirás
El buen Cervantes se encuentra, Con que absorto quedarás
Ün gallardo joven entra Y esperanzado confío.
En la pieza del cautivo, Pues, señor, del pueblo salgo,
Del cautivo que cogieron Tomo y sigo mi camino
De Mahoma los sectarios Y quiso mi buen destino
Y los frailes mercenarios Que en él hallase á un hidalgo.
En Argelia redimieron. Mas, el que tal yo juzgué
El que entró, detrás se puso No era tal; era el rey mismo.
Viendo que no le sentía, Y ahora en confusión me abismo
Y á mirar lo que escribía Por lo que con él hablé.
Sobre el papel, se dispuso. Le dije no se qué historias;
Y " Capítulo primer o ,„ No sé qué me contestó;
Leyó: el pecho se le ensancha: Lo que sé deciros yo
u
En un lugar de la Mancha Que me dio requisitorias.
De cuyo nombre no quiero Tomé la cédula real,
Acordarme...„—Nó, por Dios, "Por si vale tal ves algo,,
No escribáis su ingrato nombre, Dije así al que juzgué hidalgo.
Que tal hace con un hombre, Y la metí en el morral.
'Tan honrado como vos.— Él no me dijo quién era;
Vuelve él atrás la cabeza Me puso una condición;
¡POR EL MANCO DE LEPANTo! 705
Fué decirme en conclusión En mi nombre dile así:
Que aquel papel no leyera. "En el golfo de Lepanto
En fin, que llegué á Alcalá, Combatí, señor, por vos,
Di la cédula al Rector, Por mi patria y por mi Dios,
Luego me llamó un doctor, Y en prisión hoy vierto llanto.
Y fui, cual un moro va Mi sangre allí derramé,
Por vez primera á la Meca; Allí una mano perdí,
Me dicen: "según la ley, Y del infiel Uchalí
Y por voluntad del Rey Cautivo en la mar quedé.
Es de su merced la beca. A tu augusta Majestad
Contento salí de allí, Hoy acude un fiel vasallo
Por donde fui no miré, A que des benigno fallo,
De mi amigo me acordé, Y le otorgues libertad.
Por eso me veis aquí, Perdón, señor, sihoy me atrevo
Y á tanta fineza real A llegar hasta mi Rey,
A mostrar mi gratitud A reclamar de su ley
Mañana en cuanto haya luz Lo que de justicia debo.
Saldré para el Escorial. Tenedme en vuestra memoria;
Pienso interceder por vos, Concededme este favor...
Por ser de amigos la ley, ¡Y á España y á vos, señor,
Y un Mecenas en el Rey Prometo llenar de gloria,,
Hemos de tener los dos. Dijo, y por toda respuesta
Esta es, amigo, la historia, Su amigo fiel le abrazó;
Ved qué tenéis que decir, Lloroso se despidió
Porque tengo de partir, Recordando la propuesta.
Y os llevaré en la memoria. Entretanto el gran Cervantes
Y Cervantes exhaló Siguió su Hidalgo ingenioso,
Un suspiro largo... largo, Si bien el rostro lloroso,
Luego un ¡ay! hondo y amargo, Inspirado como antes.
Y de este modo exclamó: Y así, al escribir: uNo ha
—Todo lo espero de tí, Mucho... vivía un hidalgo—
Conque al Rey por mí leruegues; Murmuraba: "En lo que valgo
Cuando á su presencia llegues ¿Hidalgo el Rey no será?...
J*R. ^LORlÍN DEL PARMELO TERESIANO,

(Se continuará.)
t I I I I

""5SS£l3?" ~*¡r&ssrit~ "ST^T^S?" "TrH'wí?* "Trr^^rt?" *5N^;Sí>r" " t f e s ^ ? * "S/^^SJ- " í r ^ ^ ? - •Sn^^S?" * ^ K ^ ^ " " ^ J W '

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SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

VIII

Entrada de Teresa en el Arca bendita.—Primeras pruebas.—Los esponsales


divinos.—La nieve.— Un gran dolor.

(CONTINUACIóN}

L terminar el mes de Mayo de 18-°9, Dios se


sirvió probar de nuevo á mi familia.
Desde el primer ataque de parálisis, nuestro
buen padre sentía mucba fatiga.
Durante nuestro viaje á Roma, el abatimiento
se reñVJHba en su semblante. Pero lo que más me
admiraba eran sus rápidos progresos bacia la san-
tidad; consiguiendo dominar su natural viveza, y
no llamándole apenas las cosas de la tierra.
Tal fiel servidor merecía una recompensa digna
de sus virtudes, recompensa que él mismo pidió á
Dios. Madre mía, aun recordaréis lo que nos dijo
en el locutorio: «Hijas mías, acabo de llegar de Alenqon, en cuya
Iglesia se ha dignado el S«ñor colmarme de tantos y tales consuelos
y gracia-", que yo le he suplicado en estos términos: «Dios mío, ¡esto
es demasiado! sí, soy dichoso en extremo, esta no es el camino del
cielo, quiero sufrir algo por vuestro amor! Y me he ofrecido.. *• La
palabra víctima espiró en sus labios siu atreverse á pronunciarla en
nuestra presencia; empero ¡no escapó á nuestra penetración!
Vos, Madre mía, estáis al corriente de todas nuestras amarguras!
Renuncio, por lo tanto, á detallaros tan tristes recuerdos.
Entre tanto, llegó el día de mi toma de hábito. Mi padre, contra
toda esperanza, se repuso de su segucdo ataque. Monseñor fijó "ara
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 707

el 10 de Enero la ceremonia. Largo fué el compis de espera; ¡pero,


qué fiesta tan bella! Nada faltó, ni siquiera la nieve.
No sé si os he hablado de mi predilección por la nieve! Siendo yo
muy niña, me encantaba su blancura. ¿De dónde me venía esta pre*
dilección por la nieve? Acaso porque siendo yó una florecita, la pri-
mera vez que mis ojos se fijaron en la tierra, la vieron cubierta de
ese elemento. Deseabí por lo mismo que la naturaleza apareciese
como yo vestida de blanco. La víspera por la tarde, se disfrutaba de
una temperatura tan agradable, que hubiérase dicho nos hallábamos
en plena primavera; y bajo ningún concepto había indicios de nieve.
Amaneció el día 10, y ningún cambio se notó en la atmósfera. Aban-
doné, por lo mismo, mi infantil deseo y salí del monasterio.
Mi padre me esperaba en la puerta reglar y apenas salí, se lanza
sobre mí, y apretándome sobre su corazón, é inundados sus ojos de
tiernas y copiosas lágrimas, exclamó: «¡He aquí mi reinecita!» Des-
pués, ofreciéndome su brazo, hicimos la entrada solemne en la capi-
lla. Este día fué un triunfo para él, y su última fiesta aquí en la tierra.
Toda su familia pertenecía á Dios, ofreciéndole en holocausto todas
las víctimas. La única que faltaba por inmolarse era Celina, pero ha-
biendo manifestado su deseo de abandonar el bullicio del mundo por
la apacible soledad del Carmelo, nuestro incomparable padre la dijo
transportado de santa alegría: «Vamos, pue3, á postrarnos de hinojos
ente el Sacramento del Altar para dar gracias al Señor por tan seña-
lados favores como se ha dignado otorgar á todos nosotros; ¡Ah! cuan
bondadoso es N. S. al tomarnos por esposas. Sí, Dios se ha dignado
aceptar todas mis hijas. Si poseyera otra cosa de más agrado á Su Di-
vina Majestad, yo se la ofreciera sin titubear.» ¡Esta cosa más agra-
dable era él mismo! Y al Señor lo recibió como hostia de holocausto,
lo probó como el oro en el crisol y lo halló digno de ÉL (1)
Concluida la ceremonia, á mi vuelta al monasterio, Monseñor en-
tonó el Te Deum. Un sacerdote le advirtió que sólo se cantaba en la
profesión, y á pesar de todo se siguió cantándole hasta el fin.
Desde el momento que puse el pié en la clausura, mi primera mi-
rada fué para mi encantador Niño Jesús (2) que me sonreía rodeado
de flores y de luces; después, fijando la vista en el prado, ¡lo vi cu-
bierto de nieve! ¡Cuan bondadoso es Jesús! ¡Para satisfacer los deseos
de su florecita, le envía nieve! ¿Quién de los mortales, por poderoso
que sea, sería capaz de hacer caer un solo copo para satisfacer mis
caprichos?
Monseñor entró después de la ceremonia, y me colmó de toda
suerte de bondades paternales; me recordó, en presencia de todos los
sacerdotes que le rodeaban, mi visita á Bayeux, y mi viaje á Koma,
y después, tomando mi cabeza entre sus manos, Su Ilustrísima me
acarició largo rato. En aquellos momentos pensaba con inefable dul-
zura en las caricias que N. Señor me prodigará muy pronto ante la
asamblea de los Santos, y este recuerdo fué para mí como un gozo
anticipado de la celestial gloria.

(1) Sap.III.
(2) Hasta la muerte tuvo el cuidado de adorar esta estatua del Niño
Jesús.
708 BL MONTE CARMELO

Y a lo h e dicho, el día 10 de E n e r o fué p a r a mi p a d r e un triunfo.


C o m p a r o esta fiesta con la e n t r a d a de J e s ú s en J e r u s a l e m el domin-
go de R a m o s . Semejante á la d e nuestro divino Maestro, BU gloria de
u n día fué seguida de u n a pasión dolorosa, y así como los sufrimien-
tos de J e s ú s t r a s p a s a r o n el corazón de su divina M a d r e , nuestros co-
razones se resintieron p r o f u n d a m e n t e de las heridas y humillaciones
de a q u e l ser q u e m á s a m á b a m o s sobre la tierra.
Me a c u e r d o q u e en el mes d e J u n i o de 1888, c u a n d o temíamos
con f u n d a m e n t o q u e la parálisis se estacionase, fui á mi Maestra y
le dije: «Yo sufro m u c h o , Madre mía: pero c o m p r e n d o q u e me aguar-
d a n otros sufrimientos». E n v e r d a d q u e no soñaba en la p r u e b a que
se nos venía encima; no podría s u p o n e r q u e el 12 d e . F e b r e r o , un mes
y dos días d e s p u é s de mi toma de hábito, a p u r a r í a el m á s a m a r g o y
h u m i l l a n t e de los cálices. Ah! me faltan las p a l a b r a s para expresar
m i s a n g u s t i a s y las de mis h e r m a n a s . Más t a r d e , allá en la gloria,
h a b l a r e m o s con expansión de estos sombríos días del destierro. Sí, los
tres años de martirio de mi p a d r e me parecieron los m á s amables,
los m á s fructuosos de nuestra vida, y no ios cambiaría por los más
sublimes éxtasis; y m i eorazón, a n t e este inestimable tesoro, exclama
rebosando de reconocimiento: «Seáis bendito, Dios mío,por les años
de gracias que hemos pasado entre malos.» (1)
Todas nosotras no caminábamos, ni corríamos, sino que volába-
mos por la senda de la perfección. Leonina y Uelina, aunque vivían
en el mundo, no eran ya del mundo. Las cartas que de ellas recibía-
mos respiraban por doquiera resignación. ¡Y qué momentos tan
agradables pasábamos en el locutorio. Ah! las rejas del Carmelo en
vez de separarnos, eran para nosotras estrechos lazos de unión: am-
bas nos sentíamos animadas de los mismos sentimientos, 1<>S misinos
deseos, el mismo amor á J. C. y á las almas redimidas por El. Jamás
se nos deslizaba en nuestras conversaciones ni una palabra que olie-
se á mundo, elevando nuestros corazones hacia los espacios de la
eternidad, escogiendo el sufrimiento y el desprecio sobre todas las
cosas terrenas, con el fin de gozar cuanto antes déla dicha eterua.
Aun cuando vi colmados mis deseos de sufrir, sin embargo, no
por eso disminuyeron, y, mi espíritu sufría al par que mi corazón.
La sequedad iba en aumento; y ni del cielo ni de la tierra me venía
el consuelo; y, no obstante, en medio de estas aguas de ^tribulación,
era la criatura más feliz de la tierra.
Así es como trascurrió el tiempo de mis esponsales, ¡ah! demasia-
do largo para mis grandes deseos.
Al fin del año, vos, Madre mía, me dijisteis, que no soñase en mi
profesión; porque el Superior se oponía formalmente; ¡y me vi en la
precisión de hacer ocho meses más de noviciado! En el primer mo-
mento me fué difícil aceptar semejante sacrificio; pero no tardó mu-
cho en triunfar la resignacióu, gracias á la luz. divina que iluminó
mi alma.
Por aquel entonces meditaba en los Fundamentos de la Vida espi-
ritual por el P. Surin. Cierto día, en la hora de oración, comprendí
que mi ardiente deseo de profesar no se hallaba exento de amor pro-
(l) Ps. LXXXIX.
sok TERESA DEL NIñO JESúS 709
pió; puesto que me había entregado á Jesús, como un juguete en ma-
nos de un niño, para recrearle y consolarle; no era procedente que yo
le forzase á cumplir mi voluntad antepouiéüdola á la suya. También
comprendí, que en el día de los desposorios, la futura esposa no
enamoraría á su esposo, si no se presentaba ante su vista engalanada
con precioso vestido y ricas joyas, y yo estoba muy lejos de esto. En
vista de lo cual dije al Señor: «Yo no os pido como ahora hacer mi
profesión; esperaré cuanto tiempo os plazca; empero no podré sufrir
que por mi culpa se difiera ni un día mi unión con Vos; por lo mis-
mo, desde ahora voy á trabajar con ardor para proporcionarme un
rozagante vestido sembrado de diamantes y de toda clase de precio-
sas piedras; y entonces, al verme adornada con tanta profusión y ri-
quezas, no podréis menos de recibirme por esposa.
La Santísima Virgen me ayudó á preparar la ropa nupcial; tan
pronto como estuvo presta, se desvanecieron todos los abstáculos, y
mi profesión se fijó para el 8 de Septiembre de 1890. Lo que acabo
de escribir de una manera tan compendiada, necesitaba muchas pá-
ginas para explanarlo; pero estas páginas jamás se leerán acá en la
tierra
fR- F- ?• f •
(Se continuará.)
'<£><» <&« &<> <^g <&><> <^t> <^c <£><» . . / ^ J & ^ ^ ^ & S i i . . *><§> *>*§> «)^> i ^ > <fr<^> « ^ «>^> o^>|

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-

CONGRESO INTERNACIONAL MARIANO


Del Boletín Eclesiástico de Sevilla tomamos las siguientes
líneas sobre la celebración de esta notable asamblea, reunida en
una de las más bellas poblaciones de la Suiza en honor de la San-
tísima Virgen, objeto tan querido de todc^corazón carmelita y es-
pañol.
"La concurrencia ha sido numerosa, dice el referido Boletín,
superior á lo que se esperaba, y han figurado en ella hombres muy
notables, ya por los altos puestos que ocupan en la Iglesia ó en la
sociedad civil, ya por su ciencia ó sus virtudes, ya hasta por su
procedencia de lejanas tierras, á las cuales ha llegado la voz que
llamaba á los hijos de María y les invitaba á congregarse en las
montanas helvéticas.
Los discursos, que se han pronunciado en sesiones públicas,
han llamado con justicíala atención común, habiendo cautivado
en manera particular á todo el mundo el del abate Leman, que ve-
nido del judaismo á la Iglesia católica, es uno de los más bravos
campeones de nuestra fe. Los que le oyeron creían escuchar á un
profeta, porque hablaba con el arrebato de la celestial inspiración.
Y en las secciones se han estudiado puntos importantes, siendo
de esperar que las conclusiones influirán poderosamente en el des-
arrollo del culto y devoción á la Santísima Virgen, prenda de es
peranza para el mundo de hoy, en el que libran formidable batalla
el naturalismo, que niega en redondo lo sobrenatural, y el super-
naturalismo, que lo afirma y de lo sobrenatural hace el sol, que
con su luz lo alumbra todo y con su calor todo lo fecundiza.
De nuestra España han sido enviados á Friburgo algunos tra-
bajos interesantes, y el pueblo de Santiago y el Pilar, y la diócesis
de San Isidoro han estado representadas allí, no sólo por los escri-
tos de varios católicos de nuestra tierra, sino además por una voz
viva, la del señor don Juan Serra, Presbítero de Mallorca, que en
nombre de España y de Sevilla concurrió al Congreso.
Copiamos lo que en carta, que escribe á nuestro Prelado, dice,
y que creemos será leído con gusto, á propósito de su intervención
en la asamblea:
"El día de la sesión máxima en la iglesia de los Padres fran-
ciscanos, después de hablar varios Prelados en distintas lenguas
y á nombre de distintas naciones, me rogaron que tomase la pala-
bra á nombre de España y en la lengna de Santa Teresa de Jesús,
y así lo hice, dedicando especial mención á Sevilla.,,
Verdaderamente debió ser aquel un espectáculo sublime, que
recordaría el día de Pentecostés, en que ]udíos y Cretenses, Ro-
manos y Árabes oían hablar, cada uno en su idioma propio, á los
Apóstoles, acerca de las grandezas del Señor,
CONGRESO INTERNACIONAL-MARIANO ^?lí

Así, aunque por modo diverso, se escuchaban en Friburgo las


alabanzas de María en todas las lenguas, que á porfía ensalzaban
la gloria de la Virgen Inmaculada, madre, como de los griegos y
romanos y de los partos y medos de la antigüedad, así también
de los hijos y descendientes de los germanos y de los francos, de
los moradores de Castilla y de la bella Italia, de los compatriotas
de Guillermo Tell y de los de Sobieski.
El señor Serra concluye su carta con este resumen:
"Las fiestas han sido solemnísimas: el concurso extraordinario.
La ciudad toda entera estaba engalanada y de noche vestida de
luz. El gobierno del Cantón, el primero en todo. Los actos princi-
pales han sido presididos, no sólo por los Prelados, sino también
por las autoridades cantonales, y anunciados con salvas de arti-
llería. Las procesiones de día y de noche imponentes, un verdade-
ro triunfo de la Reina del cielo.,,
Los amantes de la Santísima Virgen y ios que por dicha nues-
tra nos interesamos por el honor y la gloria de la Religión estamos
de enhorabuena.
En medio de esta Europa que pelea contra lo santo y lo sagra-
do, escupiendo al cielo con inconcebible audacia, álzanse montañas
bellas como el Carmelo, y en una de sus cimas, desde la cual pa-
rece tocarse el firmamento, se ha afirmado con toda la fuerza de
un convencimiento inquebrantable la verdad de Dios, Ja verdad de
Jesucristo, la verdad de la Iglesia, la verdad de nuestros destinos,
y se ha asentado, como dogma del corazón creyente, la interven-
ción de María en la ejecución del plan divino respecto, á la huma-
nidad.
El Congreso de Friburgo es, no hay que dudarlo, una protesta
tan enérgica como elocuente formulada contra el anticlericalismo,
que practica la Francia de M. Combes, que proclama la Italia de
los Víctor Manuel, y que se pretende sea el Norte de la España-
moderna, obligándola á renegar de su historia y de sus tradiciones.
No concluiremos estas líneas sin añadir que para que nada fal-
tase, ha habido en Friburgo una exposición Mariana, por cierto
que en ella no dejó tampoco de figurar España, á pesar de las di-
ficultades que el asunto ofrecía, pues los señores marqueses de
Castrillo presentaron dos joyas de arte religioso, ambas de ines-
timable valía, que fueron calificadas por los peritos de lo mejor
que había en la exposición.
Séanos permitido cerrar esta crónica, clamando de lo íntimo,
del alma: ¡Honor y gloria á la Virgen Inmaculada, esperanza de
la Iglesia, alegría de España y amor de los sevillanos. „

i
-sfÉ-"-á^
gP^"

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA

(CONTINUACIóN)

1065.—Destrucción de Bassorá.--Er& el P. Fr. Ángel de San José,


oriundo de Tolosa de Francia, tan valiente misionero, como buen
médico: al principio de su vida apostólica estuvo en Chizay en Per-
sia, y luego fué trasladado á Basrorá.
Hallábase en esta ciudad en 1665, cuando los turcos se presen-
taron para sitiar la plaza que estaba en poder de los Persas.
Era Gobernador de Bassorá á ¡a sazón Husseni Pacha, amigo del
Padre Ángel, porque en varias circunstancias éste le había cuidado
y curado. El general de los Persas Aly, habiendo sido herido por los
Turcos, el gobernador mandó á llamar al Padre, quien logró curar al
general y á uno de sus oficiales. Agradecido el general, para compla-
cer al Padre, puso en libertad á un joven francés de 18 años de
edad que tenía en su casa como esclavo.
Pero oigamos al mismo Padre Ángel, quien nos va á contar la
ruina de la ciudad en una interesantísima relación que nos ha
dejado.
«Dio el general Aly otra prueba muy clara de benevolencia, du-
rante el sitio que el ejército turco puso á la ciudad de Bassorá, y du-
rante el cual mandó el gobernador de la plaza, Husseni, que todos,
bajo pena de muerte, salieran de la ciudad en el plazo de tres días,
y que la misma ciudad fuera entregada á las llamas antes de trasla-
darse él á Persia.—Era de ver la desolación que se produjo en la
ciudad, la agonía que se apoderó de los espíritus, en presencia de
cerca de cien mil almas puestae en apuro de muerte, al tener que
MISIONAS CARMELITANAS 718

elegir ó entre el desierto de la Arabia expuestas al hambre, á la sed,


a la rapacidad y tropelías de los bandoleros árabes, ó arrojarse á las
aguas del impetuoso río.
«Ya estaba encima el torcer día del plazo concedido; ya muchas
familias que se habían hocho barcas de cañas ó tablas y vigas para
escapar más pronto de la común ruina, habían desaparecido traga-
das por las aguas del lío; y los mismos perros en presencia de aque-
lla desolación y de la ausencia de sus amos, vagaban por las calles
ladrando tristemente y como poseídos de la rabia, arrojándose algu-
nos á las personas que encontraban al paso, y otros devorándosfr
mutuamente; de suerte que aquello parecía el preludio del juicio
ñnal.
«Eo tan tristísimo azar me acordé de mi amigo el general Aly, y
acudí á él suplicante, el cual, apenas me vio, pero no sin que me re-
prendiera por mi tardanza en ir á él, se apiadó de mi situación, y
llamando á veinte soldados les ordenó que prepararan su propia em-
barcación para el Padre Médico, y me acompañaran hasta el puerto
con criados y balijas, defendiéndome de los asaltos de ia plebe albo-
rotada y de la rabia de los perros.
«Con esto me volvió el aliento y se me dilató el corazón, tanto
cuanto antes le había tenido oprimido por la angustia, y llevé al
bajel, no sólo los objetos de la Iglesia y los libros de la biblioteca,
sino también algunns familias de católicos qu9 no tenían más ampa-
ro que la clemencia divina, y desdo allí nos dirigimos al puerto de
Bauder Rick (1), donde antes de transcurrir un mes llegó á nuestra
noticia que la ciudad de Baasorá, y según el edicto del gobernador,
había sido entregada á las llamas, y tomada por los torcos, y que su
gobernador Husseni había huido á Persia.»
1667. Reedificación de nuestra iglesia.—El benemérito P. Fray
Ángel de San José, prosigue:
«Tan pronto como regresé á Bassorá, libertada ya del poder de
los turcos, se extendió y aumentó la fama del médico que había
curado al General del ejército de Husseni.
«Por lo tanto aunque muy ocupado en repararlas ruinas del pa-
sado incendio que había destruido tanto nuestras casas como nues-
tras iglesias, me fué preciso dedicarme al ejercicio de la medicina.»
Medicina.—Por lo que acabamos de leer podemos formar una
idea de la utilidad que tiene en las misiones el conocimiento de la
medicina. Véase otro ejemplo. En aquella época teníamos en Bau-
der Abbas otro misionero Carmelita de quien escribió el P. Fray
(1) Bauder-Riok está situado entre Bassorá y Buchír. á orillas N. E. del
golfo Pérsico,
714 EL MONTE CARMELO

Augel de San José. «Y no debatnoí de ocultar el nombre de nuestro


iusigne y antiguo misionero R. P. Mateo de San José que habiendo
estudiado profundamente todos los secretos de la medicina, empleaba
siempre la medicina sacramental para los niños.» Cuéntase que via-
jaba siempre á pie con un criado que iba delante de él, gritando:
«Hé aquí el médico que cura todas las enfermedades.» Y, mediante
la gracia divina, el Padre hacía muchas curaciones de almas y
cuerpos.
1670.— Un elogio fúnebre -• «El día 3 de Agosto del año del Señor
de 1670, falleció después de media noche el R. P. Fr. Severino de
San Mauricio, profeso de la provincia de Lombardía, de edad de 37
años, Vicario y párroco de esta nuestra iglesia de Santa María de los
Remedios, varón que podía decir: «con los que estaban reñidos con
la paz, yo fui pacífico etc.» y de tan rara obediencia que á pesar de
haber experimentado por espacio de 7 años que el clima de Bissorá
le era nocivo, no pretendió nunca abandonarle, repitiendo con fre-
cuencia aquello de la oración dominical: «¡Hágase tu voluntad!» Y
para termiuar con una palabra, le llamaré mártir, con lo cual digo
bastante. Murió en comunión con la Santa Madre Iglesia, y su cuer-
po fué sepultado el mismo día en el cementerio llamado de Jesús
María.»
13 de Agosto de 1680.—-Los restos del referido difunto fueron
trasladados del cementerio á nuestra iglesia, y sepultados delante del
altar, al lado de la Epístola.
8 de Setiembre de 1670. —El limo, y Rvmo. Custodius de Pigno,
Vicario apostólico del Malabar, pasa por Bassorá y confirma 18 per-
sonas en nuestra iglesia. Era este Prelado un pagano de la India
convertido. Ettudió en la Propaganda de Roma.
1672.—Murió fortalecido con los Sacramentos un convertido de
la secta de los sábeos, llamado Ángel, bautizado hacía 5 años, y que,
entre otras cosas, se había obligado con juramento solemne á no con-
traer matrimonio sin la licencia de los padres. Y en efecto, fué tan
constante en su propósito, que uc se dejó convencer por ningún gé-
nero de argumentos para abandonar nuestra residencia y durante los
cinco años perseveró al servicio nuestio y de la iglesia.
Julio de 1674. - Pasa por Bassorá un señor francés, Paitis de la
Croix, hijo del intérprete del Rey de Francia. Era amigo de nues-
tros Padres de Ispahan. Hé aquí lo que escribió sobre el Padre Án-
gel de San José, Carmelita Descalzo de Tolosa: «yo he sido testigo
durante los dos años que be pasado en Ispahan, de las conversiones
bochas por el R. P. Ángel de Sau José, carmelita descaldo de Tolosa,
kíaiokfis CAKÍííLIÍAMÁS 7Í5
á lo cual contiibuyó no poco la medicina que él ejercía caritativa y
religiosamente.»
Octubre de 1675.—Nuestros Padres tienen un pleito con un cierto
«Mahoma» que era vecino del convento y que había abierto sin
permiso de la comunidad ventanas sobre el patio.
Abril de 1676.—El P. Agatangel compra un pequeño jardín.
Mayo de 1676.—Conversión de un sacerdote armeno cismático,
llamado Alejandro
Junio de 1676.—Nuestros Padres mandan hacer una nueva custo-
dia de plata para el Santísimo.
Septiembre de 1676.—Gástanse 84 abasis para obras en el con-
vento.
Octubre de 1676—El obispo don Tomás de Castro, Portugués, de
Goa, se hospeda en casa de nuestros Padres de Bassorá, y les regala
43 abasis.
1678.—El R. P. Ángel de San José regresó á Europa. ¿Por qué?
—Él mismo nos lo dirá: «Por mandato de N. R. P. Prepósito Gene-
ral que me llamó á Roma á desempeñar el oficio de Prelector de len-
guas orientales en el Seminario de San Pancracio.
Su libro.—Este Padre publicó un libro de medicina titulado
«Phanuacopea Pérsica» en 1680.
Lé.vse la aprobación del libro:
«Yo me he creído obligado á dar este testimonio á la verdad y á los
grandes conocimientos que el R. P. Ángel de San José, ha adqui-
rido de las lenguas orientnleF, y que hacen de este libro una obra
no solamente útilísima á todos los misioneros y á los viajeros de
Turquía, de Persia y de las Indias, sino también á los mismos natu-
rales del país.»-París 20 de Setiembre de 1680.—F. Bernier, Doc-
tor en Medicina de la Facultad de Montpelüer.
1678-79 — Pasa por Bassorá el P. Pedro Pablo de San Francisco,
futuro Arzobispo de Aucira, y Vicario apostólico del Mogol grande.
Este Padre perteneciente á las ilustres familias de Palma y Pig-
natelli, nació en Ñapóles el año 1643, y era primogénito y heredero
del ducado de San Elias, y sobrino del Papa Inocencio XII. El día
3C de Mayo de 1673 se consagró á Dios con votos solemnes en la
Orden de los Carmelitas Descalzos, y en 1678 se encaminó al Oriente
á esparcer la semilla de la divina palabra en aquellos países. Des-
pués de haber permanecido muchos años en la costa de Malabar,
por disposición de los Superiores de la India pasó a Roma, y des-
pués volvió al Oriente, nombrado por Inocencio XII Arzobispo de
Aucira, Vicario Apostólico en el Imperio de Mogol y Legado Ponti-
71t Et táoNTÉ CAÍttálkÓ

ficio cerca del Emperador del Gran Mogol, y encargado tambiéii de


otras legaciones cerca de los Reyes de Persia y Etiopía, y además
honrado por Leopoldo I Emperador de los Romanos con el título
de Consejero.
Habiendo llevado á feüz éxito su legación cerca del Rey de los
Persas, el 14 de Setiembre de 1699 salió de Ispahan y se dirigió á
la India; y en Surata tuvo fin su vida de legaciones, trabajos, y via-
jes, volando al cielo el día 4 de Enero de 1701 á gozar allí de un
descanso perpetuo después de tantos trabajos (Itiuerarium P. de la
Maza S. J.)
pR. PEDRO DE LA Al. DE P.
(Se continuará)

m¡mi¿M^m^;
£ > w ^ ¿U i ^ - ^ * ^

FACHADA DE LA IGLESIA DE LAS CARMELITAS DESCALZAS RECIENTEMENTE INAUGURADA

EN VALPARAÍSO
'SIMÍB^Í

f $ >vj | $ $ f | f | í $ $ I f I I $ f I f $ $

LA IGLESIA Y LA REVOLI
•i iiiiiin i uiitii i mi
VII
(CONTINUACIóN)

^TISTO cuánto vale la palabra y no queráis desecharlos. Bien-


á quién debe su origen, vea el aventurado el hombre queme es-
curioso lector lo que, sobre el cucha y que vela continuamente
particular, dice la revelación y á las puertas de mi casa, y está
enseña la Sta. Iglesia Católica; en observación en los umbrales
porque, sin mucho trabajo, ha- de ella. Quien me hallare hallará
llará tin el libro de los Prover- la vida,,. (1) Tal es el juicio que
bios, que la palabra en principio, la Iglesia Católica tiene formado
en su expresión formal, es el del valor y origen de la palabra.
Verbo, el Hijo de Dios, que ha- ¿Qué enseña y ha enseñado la
bla y enseña á los hombres de Revolución en todas sus mani-
esta manera; "Desde la eterni- festaciones sobre el particular?
dad tengo yo el principado de Mejor fuera, ca r o lector, clavar
todas las cosas, desde antes de la pluma que trasladar al papel
los siglos, primero que fuese la las injurias y vilipendios con
tierra. Todavía no existían los que, después de insultar diabó-
abismos ó mares y yo ya estaba licamente á la inteligencia, la
concebida: aun no habían brota- conduce, ó trata de conducirla
do las fuentes de las aguas, no á la muerte más ignominiosa:
estaba asentada la grandiosa porque si alguna credibilidad
mole de los montes, ni aun había merecen las enseñanzas de Frid,
collados, cuando yo había naci- Straus, Bruno, Baver,Ge verback
do... Cuando extendía él los cie- y demás turba multa, que llevan
los, estaba yo presente; cuando la bandera de la Revolución, la
con ley fija encerraba los mares razón humana por sí y ante sí
dentro de su ámbito: cuando es- es la única fuente de todas las
tablecía allá en lo alto las regio- verdades, la señora que tiene en
nes etéreas, y ponía en equilibrio sus manos la llave de todos los
los manantiales de las aguas: misterios y la madre de la pala-
cuando circunscribía al mar en bra, pero ¡¡qué lástima!! ¡Esa
sus términos...; con él estaba yo fuente no mana, y si mana algu-
disponiendo todas las cosas; y na cosa que participa del eterno
eran mis diarios placeres el hol- manantial, son unas gotas que no
garme continuamente en su pre- pueden saciar á un pájaro; ese
sencia. Ahora, pues, oh hijos, señorío viene resultando una vil
escuchadme : Bienaventurados esclavitud por la inutilidad corn-
los que siguen mis caminos. Oid
mis documentos, y sed sabios, y il) Cap. X.
?i8 EL MoNÍfi CARMEL»

pleta de sus llaves para penetrar nieblas; y mientras que se jac-


en el santuario de los misterios; taban de sabios, pararon en ser
y esa maternidad no es más que unos necios; porque escrito esta:
el derecho de rugir como la fiera (1) Destruiré la sabiduría de los
del bosque. ¡Qué bien pudiera- sabios, y desecharé la pruden-
ramos aplicar á los corifeos de cia de los prudentes... y ¿no es
la Revolución aquello del Apos verdad que Dios ha convencido
tol!:(l) Ensoberbecidos devanea- de fatua la sabiduría de este
ron en sus discursos,y quedó su mundo?
insensato corasón lleno de ti-
F R . PEDRO JODIAS DE ¡SANTA TERESA,
Se continuará.

(1) Ad. Hom. I (1) Corit. 1,19,20.

INTERIOR DE LA IQLESIA^DE LAS CARMELITAS DESCALZAS, (Recientemente inaugurada en Valparaíso)


N
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LA VERDAD DE LA MUERTE

(CONTINUACIóN)

Esto aprendí de la muerte, han de conocer muy claro


y fuíme luego apartando que los locos eran ellos
ele todo lo que no fuera y yo el cuerdo y sosegado.
limpio, honesto y recatado, Dícenme que como estoy
porque es la muerte una dama siempre en la muerte pencando,
que no sufre menoscabo por ventura tendré el alma
en el honor del galán más negra que un subterráneo,
que ha de ser su enamorado; y el corazón en aprieto,
mas cuando le dije al mundo sin ver que para un cristiano
todo esto y más que me callo no hay otra cosa más dulce
en un libro que escribí (1) que su memoria, ni bálsamo
hace yn más de siete años, mejor para sus heridas
el mundo que me alababa en este destierro amargo,
cuando seguía sus pasos, salvo el horror natural
cayó en sepulcral silencio, que la carne le ha cobrado
aunque le oí por lo bajo desde que entendió que vino
murmurar que aquella obra al mundo por sus pecados.
era la obra de un fanático, Por la muerte se va á Dios;
y que el arte no sabía por ella el alma aquí abajo,
nada de devocionarios, en vez de volar rastrera
como si el artista fuese, entre penas y cuidados
por ser artista, exceptuado dejándose en sus espinas
de morirse y de caer las alas hechas pedazos,
en las justicieras manos (bre, se cierne como las águilas,
de aquel que dijo: ¡Ay del hom- y mira desde lo alto,
por quien viniere el escándalo! y no se espanta de cosas
como á Dios gracias hoy sigo que antes le daban espanto.
más que nunca enamorado Es freno de las pasiones,
de la muerte, porque veo y plantel de desengaños,
mejor que antes sus encantos, despertador de virtudes,
hay muchos que me motejan perdonadora de agravios,
de loco y exajerado, aguijón de perezosos
á lo cual, respondo y digo y alegría de los santos.
con lástima de su engaño Mirad vos si va distancia
que en la hora de la muerte de lo que aquí voy pensando
sobre la muerte á lo que antes
(1) Las Horas de luz. os he dicho sobre el caso.
hfi* 7fu.
(Se concluirá)
»Knft

EL EJEMPLARISMO DIVINO PERFECCIONA LA MÚSICA


IIIIIIIIIIIIIII11IHIIIIII1III

3." El Ejemplarismo divino enseña que existe una analogía secreta entre los
sonidos, los pensamientos y los sentimientos del alma.
Oigamos á Santo Tomás en el prefacio de su segunda exposición sobro
el Cantar de los Cantares: «Así como de Us locuciones exteriores, dispues-
tas según la armonía y la proporción, resulta el canto sensible, así también
d e las locuciones y sentimientos interiores, dispuestos según la proporción
y el orden dirigidos hacia Dios voluntariamente, resulta cierta melodía
espiritual y como un canto del espíritu. No debemos, en efecto, ajustar el
nombre de canto á sólo los acentos sensibles. Boecio, en su libro I sobre la
música, demuestra que la proporción musical se vuolve á encontrar en
cierta medida en todas las cosas, en este sentido todas las cosas han sido
criadas según un plan armoniosamente proporcionado.»
*
* *
4. El ejemplarismo divino prefiere el canto gregoriano á la música figurada
en el culto divino.
En efecto, enseña que, en todos los artes, la forma sensible debe estar
subordinada á la forma espiritual ó á la idea y fin que el artista se propone.
Además, en la música sagrada, se obtiene esta subordinación, mucho
mejor con el canto gregoriano que con la música figurada. Pues la forma
espiritual ó idea está constituida en la música sagrada por medio de pen-
samientos y sentimientos santos y piadosos que debe expresar el com-
positor.
El fin que se propone es la edificación de los fieles y la gloria do Dios
la forma sensible de su obra reside en el modo y el orden de los sonidos.
Pero ya puede verse que la melodía grave, sencilla y,'sin embargo, va-
riada del canto gregoriano, que no impide oir las palabras cantadas y que
no tiene otro ritmo que la piedad del cantor, expresa mucho mejor la idea
de la música sagrada de que hemos hablado, y atañe más directamente á
su fin que la música figurada. En esta última la armonía polífona que
ahoga las palabras y su ritmo determinado por una medida ó compás arti-
ficial, son más bien ordenadas para halagar el oído y conmover las pasiones
naturales del alma, que para instruir el espíritu y perfeccionar la volun-
tad. Por todas estas razones el Ejemplarismo divino profiere el canto gre-
goriano á la música figurada en el culto divino, y coopera asi á la perfec-
SECCIÓN MUSICAL Í2i

ción de la música sagrada.—Esta conclusión está confirmada por el testi-


monio de un gran DÚmero de músicos célebres, tanto católicos como no ca-
tólicos.
*
* *
5." De la manera ie interpretar el canto litúrgico considerando su fin.
El fin del canto litúrgico es expresar con sonidos armoniosos el sentido
de las palabras sagradas, para la gloria de Dios y edificación de los fieles.
Ninguna doctrina sabe mejor que el Ejemplarismo divino, ordenar el
conjunto de las operaciones de los cristianos en vista de un fin sobrenatural
y divino.
Ninguna prescribe más claramente la subordinación de la forma sensible
en todas las artes, á la idea que el artista quiere expresar y al fin que se
propone.
De este precepto general so derivan las reglas particulares siguientes y
concernientes al canto litúrgico:
1.a El cantor debe comprender y gustar, ó mejor, saborear el sentido de
las palabras que canta; y este sabor, no es otro que la piedad hacia Dios y el
celo por el bien espiritual y la edificación del prójimo.
2. a Es preciso que pronuncie íntegra y distintamente todas las sílabas
de las palabras colocando bien el aconto tónico.
3." Al acento tónico debo unir el acento patético, á fin de expresar el
sentido de las palabras con más fuerza y vigor.
4. a No debo cantar más que á media voz, á fin de poder más fácilmente
darle fuerza ó dulzura para conseguir una expresión grande y variada.
5. a Debe observar cuidadosamente todas las pausas que requiere el
sentido de las palabras.
6. a Debe armonizar su voz con las de los cantores; todos deben comen-
zar y concluir á un mismo tiempo, cuidando de conservnr un conjunto per-
fecto, á fin de que este acorde do voces haga oír con más fuerza el sentido
de las palabras cantadas.
7. a Siendo el único fin del canto alabar á Dios, tenga cuidado de no
frustrarle la gloria que so le debe, buscando por vanidad la aprobación y
alabanzas de los oyentes.
8. a Debe edificar á los fieles con un canto siempre digno, grave y pia-
doso. Todo lo que sea ligero, vano ó afeminado, les escandalizará y alejará
de la devoción.
9. a El canto debe sobresalir más que el sonido del órgano y nunca ja-
más debe estar dominado por éste.
F*. JE.P-
EN EL CAEMBN DE MéJICO.—Ocioso creemos decir que Méjico es carme-
litano, porque, después de todo, apenas habrá país civilizado que no lo sea.
La devoción al Carmelo, más que tal devoción, parece ya un sentimien-
to natural en todas partes, tan natural, como el sentimiento de la Religión
ó el sentimiento de la Patria.
Sin embargo, siquiera sea con relación á otros pueblos, podemos decir
que Méjico es carmelitano.
¿Y cómo no había de serlo pueblo que adora con fe tan grande á la Vir-
gen de la Luz, y ama con tan entrañable amor á la Madre de Guadalupe,
pueblo en fin, que, como España, puede llamarse mariano por excelencia?
Millares y millares de mejicanos cubren su pocho con el escapulario
carmelitano, y llenan con sus nombres los registros do la Orden, mientras la
flor y nata de la sociedad mejicana, con una gran parte de la clase media,
forma porción tan vasta como escogida de la Orden Tercera del Carmen, de
esa Orden venerable y santa, cuya antigüedad excede á la dol cristianismo
y cuyo esplendor irradia á los más apartados rincones del globo. Entusias-
ma, en verdad, ver esa pléyade brillante de damas y caballeros que riva-
lizan piadosamente entre sí, observando las estrechas reglas de ese insti-
tuto, reuniéndose una vez al mes en el templo para celebrar sus solemni-
dades con inusitada pompa, y estrecharse efusivamente las manos como
hermanos carísimos en María.
Ojalá que, sin pecar de indiscretos, pudiéramos consignar aquí los
nombres de ilustres damas, que después de ayudar al esposo hasta en las ta-
reas ( ds su profesión, todavía tienen para la Orden algún tiempo que consa-
grarla y alguna austeridad que ofrecerla.
Verdad es que no de otro modo habiéranla onaltecido tantos reyes y em-
peradores, tantos obispos y pontífices como han desfilado por ella.
No hay religión más respetada y querida que la del Carmen, no la hay
más respetada porque apenas la hay más estrecha, y no la hay más querida
porque no la hay más hermosa.
« E N LA. VIDA PROTEJO, EN LA MOBUTE AYUDO, EN EL PURGATORIO SALVO;» he
aquí su lema, y por si este aun es poco, el vestido pobre y austero de María
es su hábito, y el título de hermano suyo es su nombre.
Pero hablemos de las fiestas do estos días que si forman época on la
piedad mejicana, también la forman en los anales del Carmelo.
Empecemos por decir que pocas veces hemos visto desplegar más ele*
gancia y arte en el adorno de loa templos q^ue en la ocasión presente.
fctáSióA CABM2LIÍAÍTÁ 72á

Sabido es que «el Carmen do Méjico», como aquí se llama á la Iglesia


de los carmelitas, es un bonito templo, ha poco restaurado, compuesto de
tres naves, con una gran claraboya en la central, lujosamente decorado y
con artísticos altares de. mármol de Carrara y un bellísimo presbiterio de
la misma piedra, cuya balaustrada es de tan sencilla y delicada labor, como
el suntuoso ciprés que surge del centro, entra cuyas niveas columnas se
alza majestuosa la imagen de la Virgen, radiante de esplendor y hermosura.
Imagínese, pues, el lector á ese precioso monumento, gala de arte y ri-
queza, cuajado de luces y flores; de luces eléctricas, que arrancan al mar-
mol purísimos destellos, y de flores aromáticas que llenan el ambiente de
exquisito perfume; imagínese un derroche de preciosas telas, en que el
terciopelo y el oro caen de las altas bóvedas formando airosos pabellones y
espléndidos cortinajes, y en que vistosas bandas de amaranto y púrpura se
entrelazan en la techumbre y festonan la cornisa, y acaban por descen-
der en graciosas ondas que arrancan del centro de los arcos;, imagíne-
se el gran escudo carmelitano en el zenit del presbiterio, cual si las invi-
sibles manos de los ángeles lo mostraran al pueblo, y abajo, ante el trono
de misericordia d? la Madre, el trono de amor del Hijo, en camarín tan
bello que más parecía obra divina que humana, y, por último, imagínese mi-
llares de lámparas de varios colores iluminando toda la Iglesia, y convir-
tiéndola, no en una ascua de oro, como vulgarmente se dice, sino en una
antesala del cielo, y con esto se habrá formado una idea de la riqueza y el
arte derrochados.
Huelga decir que á la suntuosidad del ornato sobrepujó la pompa de
las solemnidades.
Inspirados himnos dedicados á la Virgen por devotos compositores, pie-
zas musicales de los mejores maestros y una orquesta de cincuenta .profe-
sores, completada por elementos del Orfeón Gayarre, tal fué la capilla que
dirigida por el célebre maestro Barandica, amenizó todas las funciones.
Y ya que del coro hablamos, nos permitiremos llamar la atención sobre
dos artistas mejicanos, que de un órgano alemán nuevo, pero destrozado
en su instalación, han hecho un delicado y vigoroso instrumento, que la
misma casa constructora admiraría hoy seguramente. Eeciban por ello los
señores 01 vera nuestros más sinceros plácemes, y recíbalos también Méjico
por contar con artistas de tal valía.
Para terminar esta ya larga reseña vaya un aplauso á los Religiosos y
Cofrades, Terceros y devotos que de modo tan brillante han honrado á la
Madre de Dios en sus fiestas nobiliarias del Carmelo.
Ella los bendiga!
Un pobre aspirante á carmelita.
Méjico 26 de Julio de 1902.
GRANDES SOLEMNIDADES CARMELITANAS HN TAXOO (MéJICO.)—De un perió-
dico de Méjico tomamos la siguiente relación dirigida á su director:
Taxco, Julio 21 de 1902.
«Tenemos el honor de participar á Ud. que del 7 al 16 de este mes,
se celebró en la hermosa basílica de esta ciudad, el novenario y solemne
función que hemos consagrado á la Madre de Dios, bajo el dulcísimo título
de Nuestra Señora del Carmen.
El Altar.—Unjo un pabellón de felpa carmesí con estrellas de plata y
hermosas bandas azulos y blancas que pendían del coronamiento del mag-
e.
i 24 ÉL MONTÉ CA&MELÓ

nífico colateral, radiante de luces y esmaltado de flores, se ostentaba el la-


tar. Al lado del Evangelio se colocó el trono de María, sostenida por nubes
que la servían de escabel, coronada por serafines y rodeada de ángeles que
formaban su aéreo cortejo. La hermosa imagen estaba vestida con el hábito
de Carmelita, teniendo en sus manos un escapulario en ademán de entre-
gárselo á San Simón Stock, que estaba arrodillado á sus pies. Al lado de la
Epístola se colocó la imagen del Profeta Elias bajo una gruta y como á ori-
llas del torrente Carit, en actitud de recibir el pan que le presentaba un
cuervo.
El novenario.—El día 6, con el clamoreo de las campanas se anunció á
la ciudad de María el principio de la novena que consiste en los siguientes
cultos. Cada día á las 7 a. m. Misa cantada con exposición de su Divina Ma-
jestad; al terminar el augusto sacrificio se hacía la Novena y se entonaba la
«Salve >. A las 5 p. m. se hacía un solemne vespertino con serm¿n y bendi-
ción del Santísimo.
He aquí los asuntos que desarrolló el señor Cara en los magníficos ser-
mones que predicó durante el novenario: 1.° El sacrificio y nubécula de
Elias 3.* El monte Horeb y la visión de Dios. 3." El carro de fuego y el
manto del Profeta. 4.° La primera capilla'y los hijos de los profetas Elias
y Elíseo. 5.° La infancia de María y sus visitas al Carmelo. 6.° Los Car-
melitas y el Bautista. 7.° Los Carmelitas en la muerte de María.
El gran día.—A las ocho de la mañana las grande^ esquilas de las to-
rres de la basílica y el clamoreo de las campanas de los nueve templos de
la ciudad anunciaron la función. A las nueve en punto se hizo la exposición
del Divinísimo y se entonó en seguida la Tercia durante la cual recibieron
el santo escapulario ciento setenta y cuatro personas. En el augusto sacri-
ficio hizo de oficiante el R. P . auxiliar don David Lagunas Manjarres y dia-
conaron los señores curas don Miguel Basurto y don Silverio Oropeza. Ter-
minado el Evangelio, ocupó la Cátedra Sagrada el señor Vicario Foráneo
de Taxco. E l panegírico tuvo por asunto estas dos ideas: El gran poder de
María relativo á la Orden y Confraternidad carmelitanas y la esplendidez
de las glorias del Santo Escapulario. Su palabra^fácil, sencilla, reposada y
penetrante resonó con elocuencia bajo las bóvedas del Santuario. A las
doce en punto terminó la importante ceremonia. A las cuatro de la tarde
comenzó el Rosario. A toda orquesta se entonaron la «Salve» y las Letanías
lauretanas; se hizo la procesión del Corpus y se dio, bajo una lluvia de
pétalos, la bendición con Jesús Sacramentado. Acto continuo, en la Sala
de Cabildos tuvo lugar la j u n t a reglamentaria; se leyó el acta de la Asam-
blea anterior por la señorita Secretaria; volvióse á escuchar la palabra afec-
tuosa y ardiente de nuestro amable Director, exhrtándonos al amor A Ma-
ris y á la noble constancia en nuestros compromisos carmelitanos, y ter-
minó dando las gracias por nuestra cooperación á estos cultos á la Santí-
sima Virgen.
No terminaremos sin dar á nuestra vez un voto solemnísimo de gracias
á nuestro respetable y dulce Director por su celo en conducirnos al cielo
por María.
De usted affmo. capellán Pbro. DAVID LAGUNAS.

LAS FIESTAS DEL CARMEN EN MéJICO.—Querido P . Ángel María: En cum-


plimiento de mi palabra, adjunta le remito una breve reseña de la función
CRÓNICA CARMELITANA 725

que celebramos en Tlanepaquila en honor de Nuestra Augusta Madre del


Carmelo.
Debido á la devoción acendrada que profesa al Santo Escapulario el
presbítero don Emilio Lozano, Terciario del Carmen, abrigó la idea de os-
tentarla ante los indios de Tlanepaquila, rica y exuberante hacienda que
se halla en el Estado de Veracruz. Su propietario don Pablo Rodríguez,
caballero á carta cabal, secundando los sentimientos de su capellán, ade-
lantóse á suplicarnos no dejáramos de tomar parte en la función; la súpli-
ca no se reiteró, porque á la verdad, vemos llenos de satisfacción y consue-
lo, en medio de los sacrificios y penalidades anejas al ministerio apostóli-
co, lucir el pendón Carmelitano sobre el cótou (especie de dalmática que
usan los indios á falta de camisa), del indio, como sobre la rica levita del
potentado.
Trepando asperezas y abriendo camino en senderos vírgenes subimos á
la cumbre de una montaña de colosal altura, de cuyas vertientes contem-
plábamos sentados los peligros.recorridos y las dificultades vencidas. Breve
fué el descanso y montados de nuevo en caballerías nos dimos á la carrera
en reducida planicie para luego con paso seguro bajar un plano de más de
50 por 100 de inclinación.
Al divisarnos los indios, celebraron nuestra llegada con nutrido repique
de campanas é infinidad de oxplosivos, expresión patente de la alegría que
sentían al ver á los C irmelitas en su compañía. Antes de apearnos apresu-
rábanse á besarnos las manos, con ol respeto y humildad que caracteriza al
Indio Mexicano.
El último Domingo del mes de Julio, era el señalado para' celebrar la
fiesta de la Patrona Carmelitana, en una preciosa, aunque reducida, Igle-
sia, construida á expensas del mencionado caballero don Pablo Rodríguez.
Mide unos 60 metros de largo con 15 de ancho y tiene tres altares. El mayor,
de estilo Romano, adornado con oro bruñido y pintura blanca, está dedica-
do á la Patrona de la República Mexicana, Ntra. Sra. de Guadalupe, con
dos nichos á los lados y un bonito tabernáculo dorado en el centro de esti-
lo bizantino. Artístico lienzo representando á la Sagrada Familia ocupa el
comulgatorio; el tercer altar esti dedicado á la Virgen del Carmen.
Descollaba la esbelta Imagen, majestuosa, sobre su solio cobijado bajo
un bonito pabellón, verdadero encanto de los indios, que con fervor invo-
caban su protección. Asombra su devoción al verlos venir de lejanas dis-
tancias y por veredas espinosas, descalzos completamente, sus hijitos á
cuestas, y llevando consigo las viandas para todo el día, que se reducen á
media docena •de tortillas (hostias que hacen con harina de maíz) un puñado
de frijolillos (alubia) y un par de chilitos (guindillas picantes) para condi-
mentarlos.
Las molestias del camino lejos de amohinarlos (llaman mohina á la im-
paciencia) les sirve para pararse de cuando en cuando y recojer flores amari-
llas, parecidas á las margaritas de España que entrelazadas con yerbas en
forma de ramilletes, colocan sobre las gradas del presbiterio.
A las nueve de la mañana, previos toques de campana y quema de vola-
dores, salí al altar acompañado del P. Constancio y el P. Capellán para
cantar la misa, que ejecutó el coro la sencilla de Bordesse. Terminado el
Evangelio mi compañero el P, Constancio, subió al pulpito y con frase sea-
726 EL MONTE CARMELO

cilla, amoldada al auditorio, pero arrebatadora, patentizó el podor sin


igual que desplega María con el Santo Escapulario.
Terminado el sermón se dejó sentir un murmullo confuso de voces entre
los indios; era que éstos exponían sus cuitas con la mirada fija en la Ima-
gen de María Santísima.
Si la oración del.justo atraviesa las bóvedas celestes y penetrando on la
morada de los bienaventurados hace se desborden las misericordias del Pa-
dre de los Consuelos ¿cuan grato no había de ser para la Virgen del Carmen
la ferviente plegaria de los inditos de Tlancpaquüa, que de conformidad
con las enseñanzas de nuestro Divino Redentor, demandaban el pan coti-
diano para el sostén de su cuerpo pira dedicarse á su servicio?
¡Bendito sc-a su nevado manto! ¡bendito su santo Escapulario que nos
deñende en los combates con los enemigos de nuestra salvación! y tres ve-
ces sea bendita la provisora mano del Dios Creador, que de modo tan ine-
fable propaga una devoción tan ventajosa para el mísero mortal.
(Drizaba 30 dé Julio. El corresponsal.
LAS FIESTAS DEL CARMEN BM CóRDOBA ARGENTINA.—R. P. Director de
E L MONTE CARMELO.—Respetable Padre: Mucho agradecería á V. que se
dignara publicar en su digna Revista estas líneas escritas por un argentino
admirador entusiasta de las glorias del Carmelo.
En los primeros días del presente mes de Julio apareció circulando en
esta ciudad, una hojita impresa, en la cual la Venerable Comunidad de
Carmelitas Descalzos nos daba á conocer el programa de la fiesta que se pro-
ponía realizar en honor de la Excelsa Reina del Carmelo.
Excisad-o es decir la alegría con que fué aceptada tan fausta nueva, y
tan cortés invitación.
El 8 de Julio comenzó el novenario, dispuesto en la forma siguionte:
A las ocho y media a. m. misa solemne. A las cinco y media p. m. exposi-
ción de S. D M. y rezo del Santo Rosario; terminado éste, sermón por el
R. P . Bonifacio de la Sagrada Familia, Superior de los Carmelitas Descal-
zos de Buenos Aires; seguidamente lectura de la novena, finalizando con
los gozos de la Virgen y la reserva del Santísimo, cantados por una excelen-
te orquesta.
Desde las primeras horas de ese día pudo notarse el interés con que
distinguidas señoritas se ocupaban en la ornamentación del templo, ya co-
locando artificiosas y ricas flores en sus altares, ya también preparando
preciosas bujías que, dispuestas en variadas y caprichosas combinaciones,
presentaban bellísimo aspecto.
Terminada la ornamentación, la preciosa Iglesia del Ca'rmen ostentó,
reunidos en armónico conjunto, ingenio, lujo y elegancia.
No era la primera vez que íbamos á escuchar la autorizada palabra del
R. P. Bonifacio; ya en otra feliz ocasión habíamos tenido la satisfacción de
admirar su talento, y recordábamos también que él fué el entusiasta cantor
de las glorias de María en las primeras tardes del Mes de las Flores. De ahí
que una muchedumbre inmensa, compuesta de todas las clases sociales lle-
naba por completo la Iglesia, á fin de escuchar los sabios conceptos y la
palabra elocuentísima del P. Bonifacio, el cual colmó los deseos de todos,
interesando de tal modo al auditorio que cada día era más grande el entu-
siasmo por oirle.
CRÓNICA CARMELITANA 727

Pasaron fugaces las hermosas tardes del Novenario, y lució con dora-
dos rayos el Sol del día 16: en este día más de mil personas se acercaron á
recibir la Sagrada Hostia en el banquete Eucaristico, y á las diez a. ra.
tuvo lugar una misa solemne oficiada por el R. P. Salvador, Prior de Santo
Domingo.
La orquesta interpretó la misa del R. P. Ricardo de San José Carmelita
Descalzo.
El ya mencionado P . Bonifacio de la Sagrada Familia ocupó la Sagrada
Cátedra, y una vez más entonó un canto melodioso, engrandeciendo á la
Santísima Virgen del Carmen; fué en verdad su discurso como un himno de
alabanzas que vino á coronar todos l#s discursos de los días anteriores.
A las cuatro y media p. m. se rezó la novena, despiiés de la cual se veri-
ficó una solemne procesión con la hermosísima imagen de Ja Virgen del
Carmen, regiamente adornada. Desde la puertade la Iglesia escoltó á la Vir-
gen, un destacamento del cuerpo de bomberos con arma al brazo y bayoneta
calada; las calles principales de Córdoba estaban adornadas con infinidad
de banderas; y de las casas y terrados caía una verdadera lluvia de ñores y
guirnaldas sobre la Virgen. Concluida la procesión que fué amenizada por
una nutrida banda de música, subió el R. P . Bonifacio al pulpito dirigiendo
por última vez su elocuente palabra al auditorio que llenaba en apretado
haz las naves del templo, el atrio y la calle hasta la acera de enfrente; en
una fervorosa improvisación expresó su gratitud á Córdoba, ciudad, dijo,
que ha demostrado ser eminentemente carmelitana; luego dio las más ex-
presivas gracias por la devoción, cultura, atención y fervor que había ob-
servado la concurrencia durante el novenario, pidiendo á su Madre Santí-
sima del Carmen que bendijera á todas las familias con abundantes bendi-
ciones del cielo, cobijándolas bajo su capa blanca y librándolas de todos los
peligros espirituales y temporales. Nosotros también levantamos nuestra
cabeza diendo: ¡Honor y gratitud al R. P . Bonifacio y á la venerablo Co-
munidad de Carmelitas Descalzos!
Terminó la fiesta con la bendición Papal dada por el Reverendísimo
P. Fernando que se ha captado tantas simpatías en esta ciudad con su trato
fino y carácter bondadoso.
Dispense P. Director, estat. mal trazadas líneas que solo reflejan débil-
mente las grandiosas fiestas que se han celebrado en honor de la Augusta
Madre del Carmen en la Ciudad de Córdoba Argentina.
Su afmo. s. s. q. b. s. m.
JJN ARGENTINO

NECROLOGíA.—Después de larga y penosísima enfermedad, sufrida con la


resignación de una santa, falleció en Madrid el día B del actual la Excelen-
tísima señora doña Amalia de Mesa y Queralt, Condesa de Aldana.
La triste noticia, publicada primero en los periódicos de Madrid y repro-
ducida después en los de provincias, ha causado en todas partes universal
sentimiento; el mundo llora la pérdida de una señora ilustre modelo de es-
posas y de madres cristianas, la Orden Carmelitana llora la pérdida de una
bienhechora insigne.
Perteneoía la señora Condesa de Aldana á la más linajuda nobleza Es-
pañola, pero la hacían más recQtnendable todavía y más querida de cuantos
la conocían las bellísimas virtudes que hermoseaban su alma. Profesó siern-
328 í t MONÍB CARMEtO

pre especial cariño y devoción 4 nuestra Santa Orden, á la cual ayudaba


con sus limosnas y con sus influencias que eran muy grandes.
Nunca olvidarán sobre todo nuestras Comunidades tanto de religiosos
como de religiosas de Alba de Tormes y de Salamanca las bondades de la
Condesa de Aldana. Su muerte, así como su vida, ha sido preciosa á los
ojos del Señor.
Acompañamos un su inmenso dolor á su viudo, nuestro respetable y
querido amigo el Exorno. Sr. Don Leopoldo Maldonado, Conde de Aldana,
á sus hijos, hijas, hijo político, hermanas y demás familia.
—Ha fallecido en Santiago de Chile la señora dona Eduvigis Vicuña,
esposa del aprociable é integérrimo caballero don Macario Ossa. La señora
Vicuña estaba emparentada con las familias más aristocráticas de Chile y
reunía un conjunto de virtudes y do hermosas cualidades que la hacían al-
tamente respetable y querida de cuantos la trataron, sobre todo por su
acendrada piedad y caridad con los pobres.
A ella en compañía de su esposo es debido también en gran parte el es-
tablecimiento de los PP. Carmelitas en Chile. El fallecimiento de esta dis-
tinguida señora ha producido honda y penosa impresión en la Sociedad do
Santiago.
Enviamos nuestro más sentido pésame á la familia de la señora Vicuña
y especialmente á nuestro apreaiable amigo don Macario Ossa y á su hija
Sor María Marta, Religiosa en el Carmen de San José de Santiogo.
—En el convento de Carmelitas Descalzas de Mataró ha fallecido santa-
mente la Hermana Antonia de Cristo, Corista.
—Ha fallecido en las Carmelitas Descalzas de Jaén la Hermana, Agusti-
na de San Rafael; su muerte ha llenado de amargura á aquella religiosa co-
munidad, á la cual ha dejado la finada muchos buenos ejemplos que imitar.
Suplicamos á todos nuestros lectores que uniendo sus oraciones á las
nuestras pidan á Dios por el eterno descanso do estas difuntas.—R. [I. P.

R lStUeSTÍ?OS S U S C I R I P T O ^ E S

Se ruega á los suscriptores que estén en descubierto con esta


Administración, se pongan cuanto antes al corriente de sus pagos,
pues pasado este mes de Septiembre no tendrán derecho al libro de
regalo, por no considerarse ya el pago de la suscripción como ade-
lantado.
Los que han satisfecho últimamente el importe de la suscripción,
y no han recibido el libro, le recibirán muy en breve, pues estamos
preparando el envío.
CtfOHÍCA*****
• • • • • <3&W&1?A1»
OFRENDA Á S O SANTIDAD.—Su^Santidad Leen X I I I recibirá en breve un
regalo, superior en todos conceptos a todos los hechos hasta ahora.
Se trata do un topacio extraído de las minas del departamento brasileño
de Minas-Geraes.
La piedra preciosa de que se trata pesa la enormidad de 1.784 gramos;
pero aparte de su valor intrínseco, lo que más avalora la alhaja es «1 traba-
jo que en ella se ha realizado.
Un lapidario, verdadera eminoncia en su profesión, el célebre profesor
napolitano Andrés Cariello, exdirector del Museo de Ñapóles, esculpió en
el topacio la imagen do Cristo Redentor en ol momento de fraccionar al
Pan eucarístico.
Andrés Cariello ha invertido diez años de trabajo asiduo en terminar la
obra maestra destinada á León XIII, no sin haber gastado más de cuatro-
cientos mil francos en el polvo de diamante indispensable para la ejecución
de su artística labor.
EL topacio pertenecía k la casa de Borbón, pero vicisitudes políticas de-
terminaron que pasara á sor propiedad del artista y luego á los herederos
do éste, que pusieron la joya á disposición del Conde de Caserta.
Este último manifestó que, estimando que ol trabajo del lapidario exce-
día en mucho al valor de la materia prima, dejaba en libertad á los actua-
les poseedores d? la piedra para que dispusieran libremente de ella, expre-
sando á la vez que exporimentaría gran satisfacción en que la maravillosa
alhaja fuera regalada por los fieles á Su Santidad.
El Director del Museo Nacional de Ñapólos asegura que el topacio, tal y
conformo se encuentra hoy día, es el trabajo artístico mis perfecto reali-
zado en piedra en los tiempos modernos,
Bajo la presidencia honoraria del Arzobispo, Mons Aáami, se ha consti-
tuido un Comité enNápole3 para regalar al Papa esta alhaja sin rival.
UNA BDENA OBRA Y UNA MALA ACCIóN.—El banquero español que habita
en París, D. Pedro Gil Moreno do Mora, no satisfecho con enviar con
alguna frecuencia donativos de 300 pesetas al pueblo de Vimbodi (Tarra-
gona), ha establecido en su propia casa de la indicada población á una
Comunidad de religiosas Carmelitas Terciarias que instruyen á las niñas
de día, mientras por la noche velan gratuitamente á los enfermos.
Y el pueblo liberal es la mar de agradecido; vean ustedes sino lo que
decían hace unos días los periódicos.
«En ol pueblo de Vimbo li se ha on^ontrado un haz de leña escondido
frente al convento de Carmelitas.
Al acudir varios vecinos para apagarlo, vieron que debajo había un,
7oO EL MOUÍB! CAÍtitóó

cartucho de dinamita con la mecha encendida, que ha sido entregado á las


autoridades.»
FELICITACIóN á LOS CATóLICOS FRANCESES.—Muchos Círculos católicos-de
Barcelona han telegrafiado á los personajes que dirigen el movimiento po-
pular de Francia en defensa de las Ordenes religiosas, alentándolos á con-
tinuar su valiente campaña,. Entre ellos figuran la Asociación de Católicos
y el Centro moral instructivo do Gracia, que, en nombre do la libertad y de
la justicia, ha protestado contra la tiranía oficial de que son víctimas las
Congregaciones religiosas.
Justo es asociarnos con dolor, y al par con nuestro entusiasmo, al viril
comportamiento de nuestros hermanos los católicos de Francia, como tam-
bién debemos prepararnos para que no lleguen días infaustos que, como &
las vírgenes fatuas del Evangelio, nos sorprendan desapercibidos.
TRISTE FIN DE UN BLASFEMO.—Refiere el Eco de Italia, diario de Genova,
que junto á la iglesia de San Teodoro, cuando los fieles, terminada la fun-
ción, salían do la iglesia, tuvo lugar un hecho que impresionó extraordina-
riamente á todos los presentes. Cerca de la puerta del templo estaba u n in-
dividuo, al qu& parece no agradaba que se frecuentase la casa del Señor,
porque al ver salir la concurrencia, sumamente irritado empezó á dirigirle
insultos, y lo que es peor, á lanzar horribles blasfemias contra Dios y la
Virgen. Los fieles pasaban horrorizados compadeciendo á aquel desgracia-
do. Un momento después el horrendo blasfemador calla de improviso, se
pone horriblemente pálido y desfigurado, cayendo al suelo como fulminado.
Corren á socorrer á aquel infeliz, poro todo fué inútil; ya era cadáver, abra-
sado por la ira de Dios.
RESUMEN POLíTICO.—¡Ya llegó la Nota! Hace días que rodó en los perió-
dicos esta exclamación, y desde entonces acá puede decirse que no se habla
de otra cosa en los círculos políticos que de los grandes apuros que está
pasando el Gobierno para interpretarla. Y ¡qué apuros! Primero dijeron los
Ministros que había que traducirla, lueg) que estaba muy confusa, después
que tenía mala letra y no se entendían algunas palabras, y luego se divi-
dieron los ministros en la manera -de interpretarla. Todo esto contribuyó á
que la curiosidad se apoderara do todos los ánimos por conocer el conteni-
do do la famosa Nota, ó conte3tasión del Vaticano al Gobierno en lo con-
cerniente á la Ríformí del Concordato, haciéndose sobre el particular infi-
nidad de suposiciones y cabildeos m i s ó menos verosímiles. Recojiendo las
hipótesis de unos y de otros, he aquí lo que al presente nos parece más
conforme á la verdad.
«Empieza persistiendo ón un concepto omitido ya en la primera nota que
Roma envió al Gobierno Español, en octubre del año último, protestando
contra el decreto de don Alfonso González: la Secretaría de Estado no con-
cibe que en España haya quien pxieda quejarse del proceder del Vaticano
ni quien suscito cuestiones completamente resueltas hace muchos años.
Y se da á entender enseguida que, por el contrario, Roma podría quejar-
se de que no so hayan cumplido preceptos consignados en la Concordia, y
que virtualmente se derrogaron por el artículo constitucional y.por la in-
vasión del Estado en la enseñanza.
Después de esto se habla de lo quo se relaciona con los intereses ma«
tariales,
CRÓNICA GENERAL 731

Por lo que concierne á la rebaja del presupuesto, no hay que olvidar—


dice el documento^-que las obligaciones eclesiásticas representan mucho
menos de lo que supone la renta de los cuantiosos bienes de que se despo-
seyó a l a Iglesia,'y no se olvida tampoco que, aun tratándose de una carga
de justicia, se han sometido esas obligaciones á rebajas que merman el es-
caso haber del clero, siendo muy difícil, y para la Santa Sede muy penoso,
acceder á supresiones en un presupuesto ya limitado. Lo hará si la situa-
ción económica de España obliga á realizarlas en todos los conceptos de su
presupuesto general do gastos; y como esta no podría acertadamente deter-
minarse por los agentes diplomáticos, está dispuesto el Vaticano á admi-
tir que se nombre una Comisión de tres representantes por cada parte, y que
tal Comisión señale las supresiones posibles, y en qué forma y en qué
tiempo se han de verificar.
Por lo que ataño al segundo problema, es decir, al de la extensión ó
influencia de las Ordenes religiosas en la enseñanza y en la vida social,
al desenvolvimiento de su riqueza, á su actividad industrial y mercantil,
etc., la nota distingue entre el presente y el porvenir. Para el porvenir no
hay dificultad alguna en aceptar que toda nueva Orden religiosa que pre-
tenda orearse en E3paña, ó trasladarse á ella desde él extranjero, necesi-
tará la previa autorización concordada de la Iglesia y del Estado, y que sin
la autorización de una y otra potestad no puede ya en lo sucesivo estable-
cerse ninguna nueva Comunidad.
En cambio, on cuanto á las existentes, todas, absolutamente todas,
se aceptarán, porque todas, absolutamente todas, serán, ó autorizadas
ó determinadas en el Concordato, ó autorizadas por Reales órdenes ó con-
sentidas durante un lapso de tiempo que no permita razonablemente su
supresión. La Santa Sede no puede acceder á que el Estado se atribuya la
facultad de revisar esas concesionas, efecto de su consentimiento tácito
respecto á varias Comunidades.
En la afirmación y consagración definitiva de la vida de todas las Aso-
ciaciones y Comunidades actualmente existentes en España hay que dis-
tinguir entre los fines espirituales y los finos materiales: en cuanto á los
fines espirituales, pertenecen á la jurisdicción de la-iglcsia, y sobre ellos no
puede consentirse invasión alguna del Estado, ni éste, que es católico,
puedo pretender ninguna intromisión que perjudique á la Iglesia.
En el orden material, en ese sí que la jurisdicción del Estado puede
intervenir sin que la Santa Sede pretenda protestar en lo más mínimo.»
Esta es repetírnosla interpretación más aceptable.
Como se vé las gestiones del Gobierno para la Reforma del Concordato
han sido un verdadero fracaso. ¿Qué hará por lo tanto el Gobierno? No
tiene más que dos caminos para salir de este trance: ó declararse revolu-
cionario rompiendo con la Santa Sede, y esto no lo hará, ó dejar el Poder
inmediatamente, y esto es lo más probable. Ante esta eventualidad comien-
zan á correr rumores de que muy en breve se formará un Gobierno de con-
centración democrática, en el que tomarán parte los señores Romero Ro-
bledo, Canalejas, Tetuán y López Domínguez. Un ministerio así, dicho se
está que no puode durar mucho tiempo, será como un precursor que pre-
pare los caminos para el advenimiento del partido Conservador al disfrute
del Poder.
UN VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiniii

No hay en el mundo un solo ser ojos ante el fulgor de aquella lumi-


humano que no haya tenido, durante nosa estrella! Si equivoca Jaquol día
el largo ó corto periodo de su vida, si cierra sus ojos ante aquel espejo
un día providencial que haya deci- de sus futuros destinos, puede dar
dido de un modo infalible su porve- por perdida la dicha de su porvenir.
nir, determinado su suerte, y atado Este día iba también á tener lugar
a una ley fija la historia de sus he- muy en breve con relación al porve-
chos futuros. nir religioso y eterno de Dinora Co-
No es necesario que esos días pinger. ¿Le dejará pasar como soni-
hayan sido tan memorables como do arrojado al aire ó como meteoro
aquellos que en Gránico, en Salami- que se deshace sin ningún resultado?
na, en Farsalia y en Waterloo ata- De cualquier modo que se quiera
ron al carro de un destino más ó me- considerar el problema, ¡ay de ella
nos triste el porvenir de Darío, de si no aprovecha la ocasión que la
Temístocles, de Pompeyo y de Napo- Providencia pone en su mano!
león. En mayor ó menor escala, con Ya hemos indicado qué sucesos tu-
más ó menos claridad, pero de un vieron lugar el día catorce de Julio,
modo infalible, amanece ese día pa- y recordará el lector que entonces le
ra todo hijo de Adán y para toda hi- enviamos á enterarse en el Año cris-
j a de Eva. tiano de la festividad que la Iglesia,
La providencia hace que en ese celebra dos días después ó sea el
día, al fulgor de una estrella invisi- diez y seis del mismo mes, poro por
ble pero luminosa, pueda el ser hu- si acaso no se ha enterado todavía,
mano leer con claridad su porvenir, le diremos que aquel día el universo
y ver escrito en un libro de grandes se arrodilla ante la Virgen del
dimensiones con caracteres brillan- Carmen.
tes de oro ó con los oscuros tipos de Sin embargo, entro los pasajeros
negro carbón, los proyectos que la del Cincinati hubo muy pocos que se
Providencia tiene con relación á su acordaron del día tan grande, y me-
paradero eterno. nos que nadie pensaba en ello Di-
¡Ay del hombre si no aprovecha ese nora Copinger, á pesar de eer aquel
día! ay de la criatura si cierra sus el señalado en el reloj de lapro«
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 733
videncia para dar el golpe de gracia • puesto y esperar cualquiera eventua-
sobre aquella alma de roca. lidad.
Hermoso y sereno al parecer ama- Nada de lo que mister Bingham
neció aquel dia, no ofrecía por lo había mandado, estaba demás, pues
tanto ningún cuidado á los pasaje- antes de dos horas se encontraban en
ros, antss bien pensaban pasarlo de- el vértice del más furioso ciclón, á
licioso y devertido. La señora del pesar de que los pasajeros nada sos-
Capitán se llamaba Carmen, por lo pecharon hasta que vieron avalan-
tanto alguna diferencia se notaría zarse sobre sí toda la furia de una
en el comedor, y por Ja noche no tempestad.
faltaría alguna improvisada velada En conversación más ó menos ani-
^¿t^con algún bailotex; corto alfin. Todo mada se entretenían todos ellos,
/h parecía estaba invitando al regocijo. cuando vieron á lo lejos una ola como
No obstante, siempre será cierto una montaña ahalanzándoso sobre el
aquel dicho vulgar: que «el hombre vapor. Al mismo tiempo se oía un
propone y Dios dispone», y que las ruido de viento tan fuerte que me-
disposiciones de Dios frustran á ve- tía miedo hasta á los más valientes.
ces los propósitos de los hombres. Tan rápida fué la llegada de aquella
El capitán esperaba una fuerte ola y tan brusca la sacudida contra
tempestad para aquella noche, pero el vapor, que éste se inclinó hasta el
le daba muy poco cuidado, pues es- punto de creerse que de una vez se
paraba que el vapor adelantaría lo iba á pique, aunque se levantó al ins-
suficiente pai-a poder huir del tra- tante y se quedó en su posición na-
yecto que, según sus cálculos, iba á tural.
recorrer la tormenta, y tan sólo le Pero lo gracioso del caso fué que
tocaría alguna pequeña parte del al inclinarse el vapor hasta tal ex-
destructor meteoro. tremo, cojió desprevenidos á los pa-
Pero cuando más gozoso y satis- sajeros, sobre todo á los que estaban
fecho parecía estar, he aquí que al sentados ó acostados, todos los cua-
Oeste enseñaba su oreja, una nube les, como si estuvieran patinando,
tenebrosa. A los pasajeros no les corrieron rápidamente sobre el pavi-
hizo ninguna impresión, pero al ca- mento y no pararon hasta que dieron
pitán y demás oficiales hizo el mismo de cabeza contra la barandilla del
efecto que les hubiera hecho la pre- enrejado.
sencia de la más horrorosa visión. Aquí se desarrolló una escena que
¿Qué significaba aquella nube y no sabemos si calificar de graciosa ó
á aquella hora? ¿iba á desarrollarse lamentable Pranchi dio con los
la tempestad antes del tiempo? ¿es- dientes contra la barandilla reven-
taban tomadas las precauciones para tándole en el acto el labio inferior.
la lucha? Puntos eran estos que Dinora con la frente, resultándola
ofrecían serias reflexiones al capitán un chinchón del tamaño de un hue-
lo que movió á reunir inmediata- vo; una de sus criadas que estaba en
mente la oficialidad del vapor y la cama cayó de ella y se dislscó un
tratar dol modo de alejar el inminen- brazo. Carbó dio con ia nariz contra
te peligro que les amenazaba. la nariz de otro caballero. Centena-
El capitán, mister Bingham habló res de platos rodaron por ol suelo.
sin pretensiones de ocuLtar el peli- Hubo pasajeros que se reían, otros
gro que les amenazaba, y dijo que lloraban, otros hacían ambas cosas
el ciclón se había adelantado á sus al mismo tiempo, y otros no sabían
cálculos y que por lo tanto se en- qué hacerse. Pranchi se levantó para
contraban en medio de un peligro ir á lavarse el labio de que manaba
inminente, y que sería necesario ju- abundante sangre, pero al ir á levan-
gar á la desesperada, pues que tenía tarse cayó de bruces contra el suelo,
que desarrollarse una tempestad no quedándose en la misma posición
e x p e r i m e n t a d durante toda su vida que si fuera una rana enorme.
de marinos. Dijo sin embargo que ol No obstante, aquella marejada no
vapor estaba en muy buenas condi- ora sino un aviso para poner alerta
ciones, y que sin duda ninguna resis- á los distraídos y prepararlos para
tiría á todo el embate de las olas. lo que había de seguirse. Casi repen-
Mandó acto seguido que la tripula- tinamente se encapotó el cielo, la
ción adelantara la hora dol almuerzo atmósfera quedó oscura y tenebrosa
y que cada uno fuera á ocupar su como un crepúsculo de verano, y
734 EL MONTE CARMELO

todo presagiaba una terrible tor- hasta los cielos como bajaba hasta
menta. los infiernos, tan pronto se inclinaba
No tardó mucho en aparecer lo á un lado como á otro. No quedó ni
que se temía. ¡Qué terrible aspecto un plato ni un vaso entero. Hasta
presentaba el cielo! Los truenos, ó, las ollas de la cocina andaban ro-
mejor dicho un trueno continuado dando por el suelo.
hacía retemblar á todo el vapor y pa- Excusado es decir quo á los pasa-
lidecer á todos los navegantes. Los jeros les tocaría la peor parte.
relámpagos no cesaban uu solo mo- Cuanto pudiera figurarse la imagi-
mento; á cada instaate se veían des- nación más fogosa sería mucho me-
prender exhalaciones En los para- nos de la realidad. Casi todas las
rrayos del Cincinati cayeron cinco señoras católicas estaban delante do
durante un cuarto de hora. La lluvia la imagen de la Virgen del Carmen,
era tan torrencial, que más bien que no de rodillas, porque no permitía el
lluvia, ó, más bien aún que un dilu- movimiento del vapor, pero sí en
vio, parecía una niebla espesa de actitud de elevar tiernas pleglarias
agua, lo que hizo necesario que la si- á la que es Consuelo de aflijidos.
rena se pusiera á dar sus terribles Entre los protestantes había algunos
silbidos, ó rugidos, ó lamentos, que que blasfemaban, otros callaban,
no sabemos cómo calificarlos, pero otros se metieron en los camarotes
que dejaban sin aliento ni alma á los esperando el desenlace del terrible
pobr.es pasajeros. ¡Señor, exclamaba drama, pero ninguno de ellos se
tina buena señora ¿están tocando á acordaba de Dios. En la palidez de
la agonía del Cincinati y sus tripu- las caras se notaba la impresión que
lantes? á todos causaba la cercanía del nau-
En esto mandó el capit'm qu-5 to- fragio. ;Ay mis hijos, ay mis, padres
dos los pasajeros se retirason al in- ay mis hermanos! todo era un conti-
terior del vapor. La orden se cum- nuo ¡ay! lastimero.
plió al momento. L i s puertas y ven- Pranchi era el único que no so
tanas se cerraron de modo que no apuraba, porque decía que el mismo
puliera penetrar ni una gota do día de la Virgen del Carmen no po-
agua. ¿En qué iban á parar todos día haber naufragio, ni podía aho-
aquellos preparativos? ¡Qué situa- garse nadie, ni podía haber desgra-
ción tan terrible! Un momento des- cia de ninguna clase. Aquí tengo yo,
pués una furiosa ola barría la cubier- decía mostrando el santo escapula-
ta del vapor, arrastrando en su ím- rio, aquí tengo yo la defensa. Cuan-
patu novecientas gallinas,, quinien- do yo quiera lo tiro al agua y cesará
tos pavos y dos vacas que estaban la tempestad.
destinadas para el consumo de los En aquel momento se encontraba
pasajeros. Pranchi en primera clase, por más que
Lo más triste del caso fué que ade- su billete era tan solo para segunda.
más de las aves y animales cayeron Así eran las cosas de 'Pranchi. Al
al agua el, grumete y dos marineros. bajar las escaloras que conducen del
Se les quiso socorrer, arrojando al comedor á los camarotes, se encuen-
agua algún bote salvavidas, pero era tra al lado izquierdo un magnífico
imposible, pues el ímpetu de las olas sofá; allí se sentó el héroe de Di-
era tan poderoso que seguramente ma y se puso á cantar con su hermo-
hubiera arrastrado al marinero más sa voz de tenor el célebre adiós de
fuerte que se hubiera atrevido á su- Iparraguirre en bascuence:
bir sobre cubierta. ¡Qué espectácu-
lo tan desgarrador! El grumete deja- Jangoicuac berac nai du
ba en la miseria á cuatro niños pe- Ni urás juatia,
queños y á su esposa. ¿Ama, cerataraco da
Negar eguitia?
Los dos marineros eran solteros,
poro con su jornal mantenían á sus Algunos creyeron que estaba loco;
ancianos padres. Durante un cuarto pero sea lo que fuere,'aquel cantar
do hoi-a, se les vio luchar con las olas daba animación á los cobardes y los
pidiendo socorro en vano. ontretuvo por algún rato. Pregunta-
Mientras tanto el Cincinati baila- ron algunos en quo lengua cantaba,
ba y saltaba sobre las olas como una y fueles respondido que parecía ser
cascara de nuez, los golpes de la que en ru30 ó en chino ó en alguna
mar sacudían y barrían sin cesar su otra parecida. A la verdad, Pranchi
casco; tan pronto parecía que subía no tenía trazas de sor ni ruso ni chi-
S01A0ES Y ENTRETENIMIENTOS 735
no, pero la cosa era hablar algo, para parte era muy difícil averiguar su
poder .dvidar algún tanto las penas. entrada como qus con el movimien-
En esta situación se encontraban to del vapor el agua corría hacia to.
las cosas cuando se sintió que la das las partes.
tempestad arreciaba de una manera Por fin los mismos marineros se
espantosa, un fuerte golpe de olas daban por perdidos. El capitán, re-
derribó una de las chimeneas, que Volver en mano, recorría el vapor
cayó sobre la cubierta estrepitosa- por si acaso alguien se insubordina-
mente ¿Qué es esto, ó qué nos viene ba, pero nadie hacía caso de nadie.
encima? gritaron todos á una voz. El que más gritaba era el más va-
Hubo momentos en que el vapor se liente. Oíanse elevar tiernas plega-
Sumergía por completo en las aguas rias á la Virgen del Carmen y tristes
y pasaban ratos en que los pasajeros despedidas para los ausentes. ¡Adiós
creían estar en el fondo del mar. mi madre! exclamaban unos, ¡Adiós
¡Dios mió, qué chillidos y qué gri- mis hijos! decían otros, ¡adiós mi
tería! novia! dijo alguien. También se oye-
Sin embargo el capitán abrigaba ron horribles blasfemias contra Dios
todavía esperanzas de salvar el va- y los Santos con la diferencia que
por. Lo que le hizo perder las espe- los protestantes blasfemaban y los
ranzas y la cachaza Yankee fué otra católicos en su mayoría se confor-
cosa. El mal ha de venir siempre por maban con la voluntad do Dios.
las mujeres y las curiosidades mu- También se volvió á oír por segunda
jeriles se pagan siempre muy caras, ó quinta vez el enérgico cantar de
pero más caras que nunca se paga- Jangoicuac ber¿ic nai dn
roD en el vapor Cincinnti. Ni urás juatia,
Ya hemos dicho que Dinora Co- ¿Ama cetaraco da
pinger viajaba en primera de pre- Negar eguitia?
ferencia juntamente con sus dos En Troya. Roma ni Pompeya no
sirvientas y como facilmonto se deja so desarrolló jamás drama semejan-
comprender durante toda la tempes- te; y nuestra pluma se resiste á des-
tad se hallaban encorradas en su cribir una escena que es imposiblo
camarote. En uno de los momentos de ser descrita con apropiados colo-
en que creían que ya estaban en el res. Se oyó de repetí te una terrible
fondo del abismo, se les ocurrió lo detonación que en un vapor cerrado
que sólo puede ocurrírsole á unas parecía el estampido de un cañón.
Tankees. Dijeronse unas á otras, va- Era un tiro de revólver que se dis-
mos á abrir esta ventana y conven, paró un protestante; la bala entró
cernos de si estaraos perdidas ó no por una sien derecha y salió por la
y acto seguido cojieron entre las izquierda dejándole muerto en el ac-
tres ol tornillo de la ventana y se la to. Al poco tiempo en uno de los pa-
abrieron. sillos se veía un cadáver con dos
¡Santo Dios! era lo único que fal- chorros de sangre que salían de su
taba. Por aquella ventana entró el cabeza.
agua tan á torrentes que dejó á las La gente protestante hubiera he-
tres mujeres mojadas de pies á ca- cho reir A cualquiera que hubieso
beza, y aquí fué Troya. Salieron to- estado en otra situación. Unos po-
das tres dando chillidos tan estri- dían ron para emborracharse, otros
dentes por los corredores y pasillos cognac, otros ginebra, otros veneno,
que acabaron de alborotar á toda la otros un puñal para metérselo on ol
tripulación y á todos los pasajeros. pecho. Hubo, sin embargo, uno que
No hacían sino gritar, llorar y co- lleno de fervor estaba repitiendo las
rrer. Lo peor era que tras ellas iba primeras palabras del oficio de di-
el agua en mucha abundancia y esto funtos de la secta protestante pres-
último era más serio que los chilli- biteriana Nearer by Theo, my Ood.
dos de las tres mujeres. ¿Por dónde Pranchi no perdió todavía su cal-
entraba aquella agua'? Nadie lo sabía ma ni su humor, tanto fué así que
Sabíanlo las tres Yank°es, pero es- una de las veces que por, centésima
tas si*bien chillaban por cien, no vez pasaba por su lado Dinora Co-
decían nada sobre su origen. Corrían pinger, tuvo aquel humor para decir-
los marineros de una parte A otra la: Oiga usted doña Dinora, enco-
en busca del punto fijo por donde miéndese usted á SanLuteriS virgen
entraba aquel torrente, pero lo que y mártir.
menos les ocurrió fué entrar en el
departamento de Dinora. Por otra La Yankee no hizo caso, lo mismo
la importaba que la dijera una cosa
736 EL MONTE CARMELO

que otra, una alabanza que un insul- mi alma. Dasde la cuna de mi infan-
to, pues despreciaba todo, como que cia invoqué tu nombre santo. Las
iba 4 perder la vida. brisas de las montañas de mi patria
•\ Oyóse otra detonación. Era un ju- murmuraron en mi oído la historia
dío francés que se pegó otro tiro, de tus bondades, y desde los años
este no murió al menos por entonces primeros de mi ser juré servirte sin
pero se rompió el cráneo levantán- cesar, pero así como te ofrecí mi pri-
dose la tapa de los sesos. Cayó al mer quejido entro sollozos te ofrezco
suelo envuelto en sangre y agua, los m i último suspiro entre horrores.
sesos se le estaban saliendo, y se en- H o y concluiría mi. vida, si tú, Vir-
comendaba á Abraham y al Mesías gen Madre del Redentor, no conser-
futuro, mientras tanto que á gritos vas en tu ser á tu hijo desgra-
pedía una botella de ron. ciado. No me importa por mí, dulce
Aquí fué donde Pranclli se vio encanto de mi alma. Siento penas
hondamente conmovido. No pudo indecibles por estos desgraciados
sufrir el espectáculo de aquellos dos que no tienen la dicha do amar y de
^-«•¿cadáveres, ciegas ahjiflsí creía ó supo- conocer á tu Hijo ni de amar y cono-
nía estarían pensando en el infierno. cer á tí.
d~ ¡Dios mío! ¿qué es esto? ¿íqué estre- Levantóse Pranchi con presteza,
ñios les ha traído á estos misorables se puso en pie levantó sus dos brazos
su falsa religión y sus fanáticas y continuó su plegaria con voz pe-
creencias! ¡Dios mío! yo os ofrezco netrantísima que se oía en todo el
todas las obras do mi vida por la sal- vapor.
vación de oste judío que está aquí Oíd, católicos y protestantes, oíd
murié>idose. De los ojos de Pranchi j udíos é incrédulos, oíd españoles y
salían dos chorros de lágrimas. Ja- amoricanos, oye sobre to&o tú, estre-
más en su vida se sintió tan emocio- lla de los mares. Es;uoha la plega-
nado ni sentimientos más dolorosos ria de un náufrago y te conozcan los
habían afectado su corazón. Los cho- que no te conocen, para que te amen
rros de sangro que salían do la ca- los que no te aman. Este escapula-
beza perforada de los dos cadáveres rio será la señal de tu poder, esta
habían enrojecido el agua que cada insignia la muestra de tu bondad.
momento tomabamás espantosas pro- Ahí lo arrojo al agua y hágase tu vo-
porciones. Se acordó <le que era ol luntad. t
día de la Virgen del Carenen, vinie- . Hay un momento do suspensión...
ron á su mente miles de ideas tristes. Después de ese momento el capitán
También se acordó de que aquel día grita en.su lengua: «Wg are free.
todos los años se confesaba, y comul- ¡Hurra por Pranchi. Estamos libres.
."•i'n en el convento de Carmelitas Hurra por Pranchi...Han pasado cin-
de Larrea... co minutos Durante osos cinco mi-
Pero ya no pudo resistir más; se nutos Di nora Coppinger se ha subi-
arrodilló en me lio del agua delante do al altar y se ha agarrado fuerte-
de todos los -pasajeros, sacó con mente á la imagen de la Virgen del
fuerza el escapulario milagroso que Carmen á quien da centenares do be-
lo había arrancado al cadáver del es- sos. Las dos criadas están de rodillas
piritista de Baltiraore y que le lleva- delante del aLtar, y diciendo á gritos
ba al pecho, le cogió con la mano de- que quieren hacerse católicas. Car-
rechaylevantándolo«n alto dirigió á bí con lágrimas en los ojos pido
la Virgen del Carmen esta ferviente perdón á Dios y á Pranchi, católicos
y hermosa plegaria salida espontá- y protestantes aclaman á la Virgen
neamente del fondo de su corazón del Carmen protectora de los mares,
enternecido, plegaria digna de ser la mar se ha tranquilizado y el cielo
repotida continuamente por todos se despeja poco á poco, el judío sui-
los cristianos. cida pide el bautismo y en todo el
vapor no se oye sino el nombre de
Virgen de mis amores primeros; Pranchi.
tú sabes que te he dedicado los sus-
piros más nobles que han brotado de t
f*. ? ^ A . J.
(Se continuará.)
\¡ .-,••..• •.'..'.•.'•'i1, '.'•' •'•.•.',•'•••• -.y!i

INVOCACIÓN CARMELITANA'

ON tantos v lan simpáticos los


nombres que el lenguaje cató-
lico atribuye á María que es
muy fácil reconocer distinta-
mente á la que con sus pala-
bras se trata de designar. San Ildefonso
de Toledo, después de indicar la predes-
tinación de María, los timbres de sus an-
tepasados y su pertenencia exclusiva á
ser la vara procedente de la raíz de Josú,
en un sermón la llama reina de las gen-
tes, señora de los reyes, esposa del Se-
ñor, templo del Criador, sagrario del
Espíritu Santo, paloma preciosa, her-
flfioIIL-riám. 55 mosa como la luna, escogida como el sol,
signáculo de la fe, reparadora de Eva,
entrada de la vida, puerta del cielo, de-
1.° de Octubre de 1902 coro de las mujeres, cabeza de las vírge-
nes , huerto cerrado, fuente sellada, poso
"G>X<9~
'I* de aguas vivas, y otros muchos nombres
que sería largo referir.
738 RL MONTE CARMELO

No hay duda que todos estos nombres son admirables, y expre-


san perfectamente, no sólo las excelsas prerrogativas é inenarra-
bles grandezas de María, sino también el afecto singular que sen-
tía el Santo Arzobispo á'la Virgen de Nazaret. Pero... ¿qué tienen
que ver todos estos nombres con uno, cuyos ecos resonaron por
primera vez en las hermosas cumbres del Carmelo, cuya signi-
ficación propia fué gloriosamente defendida por un alumno de
aquel santificado lugar (2) y cuyas glorias fueron prodigiosamente
propagadas á costa de la sangre de muchos de sus moradores?
¿Cuándo ensalzarán tan divinamente á María todos esos nombres,
y muchos más que pudieran inventarse, como la ensalza el de
"Madre de Dios,, con que anteriormente á todos la invocaron, ve-
neraron y defendieron los Carmelitas? Tan grande es la alabanza
que tributamos á María cuando la llamamos Madre de Dios, dice
San Be'rnardino de Sena, que no es posible encontrar una dignidad
tan grande como la de tener por Hijo á Dios, ni éntrelos Angeles,
ni entre los hombres; porque solo puede suceder este prodigio en
una persona divina que es el Padre, y en una persona humana que
es María. Además es mejor excelencia ser Madre de Dios que
Señora de las criaturas de Dios, porque ésta depende de aquélla,
como ramo de su raíz: y por tanto, con más propiedad la llamamos
Madre de Dios que Señora del mundo y reina del universo.,,
Celebrando la Iglesia en el mes de Octubre, entre otras festivi-
dades de María, la de su divina Maternidad, nada más natural que
ocuparnos en algunas consideraciones á que se presta este Misterio,
fuente prodigiosa de todos los privilegios marianos, dejando para
otra sección el estudiar dogmática y científicamente asunto tan
rico, tan inagotable y, por eso, tan combatido por la perfidia de
algunos hombres desgraciados.
Este privilegio peculiar de María, no descubriría jamás todas
las magnificencias que encierra, sin que se le mire en el mismo
Dios que, misericordiosamente le concedió á una criatura, y en los
fines que al concederle, tuvo su paternal Providencia. ¿Qué descu-
briría el hombre para ver en María los derechos de la divina ma-
ternidad? ¿Cómo llegaría á penetrar, no cumplida, porque es impo-
sible, sino aproximadamente los raudales de amor, emanados de
esa maternidad, por más de que á María se la viese al mismo tiem-
po virgen y madre? De contemplar aisladamente en María á la ma-
dre de Dios, sólo se llegaría á ver una cosa grandiosa, celestial
y propia de Aquel que "solo hace maravillas„, por más que es mag-

(1) J u a n de Jerusalen afirma que en la nubécula vista por San Elias


estaba figurada la madre de Dios.
(2) San Cirilo do Alejandría, que, como dice Tritemio, fué griego de
nación decoro y morador insigne del Monte Carmelo, varón docto y santo;
presidió el primor Concilio du Efoso por mandado del Papa Celestino pri-
mero, y defendía contra Nostorio la divina maternidad de la Virgen María.
INVOCACIÓN CARMELITANA 739

nitud superior á la que pueden decir las lenguas humanas y angé-


licas. De mirar á María únicamente como virgen y madre, vería-
mos en ella la economía admirable, la selección divina y aun la
conveniencia mejor de que á Dios únicamente correspondía tal
madre, y de que persona tan singularmente privilegiada, de lle-
gar en algún tiempo á poseer los derechos de la maternidad debía
ser sobre el mismo Dios. Sólo mirando á Dios en la maternidad de
María, y al fin que se propuso realizar al adornarla con privilegio
tan singular, se descubre que su fecundidad virginal destruyó nues-
tra antigua esclavitud, desarmó las iras de la indignación divina y
borró la nota de la iniquidad humana.
No podía subsistir la esclavitud desde el momento que María
adquiriera los títulos de su divina maternidad; porque sus primeras
influencias debían romper la servidumbre del humano linaje. Des-
de los albores de la infancia el género humano había perdido el
don precioso de su libertad, entregándose al enemigo más pérfido y
al tirano más sanguinario que, sin título alguno más que una volun-
tad criminal, quería dominarsobre la humanidad y sus obras. ¡Qué
cadena tan ignominiosa arrastraban los hombres bajo el imperio
de tirano semejante; el cual, para hacer más precaria é ignominio-
sa la situación de su víctima, le oscureció su inteligencia, puso ma-
licia refinada en su corazón, y concupiscencia desenfrenada en sus
pasiones! ¿La dominará perpetuamente? nada tendría de particular,
si la divina misericordia al decretar someterse á los derechos ma-
ternales de María no se hubiera compadecido de la humanidad; pe-
ro desde el momento en que realmente fueron depositados en. esa
admirable Señora privilegios tan peculiares, la naturaleza humana
asumida en la persona del Verbo, rompe para siempre la ignomi-
niosa servidumbre que la oprimía, y el pérfido tirano que vejaba á
la pobre humanidad, fué vencido, no precisamente con los resplan-
dores eternos de la divinidad, sino con la misma humanidad, digni-
ficada, restaurada, y libertada por la Maternidad de María.
También debían mitigarse las iras de la divina indignación
cuando María llegase á desplegar los privilegios de Madre de Dios.
Si desde la caída del género humano se hubieran soltado contra la
humanidad los torrentes devastadores de la cólera divina, nadie
podría razonablemente tachar de injusto el castigo, porque el gé-
nero humano, ingrato á beneficios tan singulares como había reci-
bido de la munífica mano de Dios, cuando por sola su inmensura-
ble bondad, se encontraba puesto entre los resplandores de la gra-
cia y amistad divinas; no tan solo vende con ignominia la natura-
leza recibida, sino que la vende revelándose sin motivo alguno
.contra su propio bienhechor. Témplanse, á pesar de todo sus justos
rigores, mitiganse sus iras, y se ocultan los resplandores de la in-
dignación de Dios. ¿Cuál es la causa? No ciertamente el que la na-
740 EL MONTE CARMELO

turaleza rebelde reponga su rebelión y pague su ingratitud, sino el


que se ha cumplido el fin que Dios se propone, preservando por
privilegio peculiar una pequeña porción que, sin contaminarse con
la rebeldía, fué digna de comunicar al Hijo de Dios la naturaleza
humana, más pura que la luz, más hermosa que la luna y más re-
fulgente que el sol; con cuya comunicación debían aplacarse para
siempre las iras divinas; porque su inmediata consecuencia debía
ser Jesucristo, víctima de propiciación por los pecados de todo el
mundo. De manera que, aun cuando la misericordia divina tenía
infinitos medios para aplacar sus iras, sólo las aplaca concediendo
á María los derechos de maternidad.
La Maternidad de María borró la nota denigrante de la iniqui-
dad humana. No era fácil conocer entre loe hombres aquella figura
singular, puesta por Dios en el paraíso terrenal: porque la rebelión
y perfidia del primer hombre, ni mermó ni pudo mermar los dere-
chos de Dios, puesto que son intangibles; pero dañó, denigró y afeó
horriblemente los derechos de toda la humanidad. De aquí que le-
jos de verse en el hombre la imagen divina, se ve la perfidia diabó-
lica; en lugar de los resplandores que le iluminaban sin cesar, no
hay más que densas tinieblas de ignorancia que le ofuscan cons-
tantemente, y por sustitución de una voluntad dócil, con disposicio-
nes admirables para todo lo grande y generoso, viene un conjunto
ele pasiones ruines que le envilecen, denigran y hacen morir en me-
dio de agudos pesares. Pero llega á ser Madre la Virgen, y, aque-
lla figura denigrada, envilecida y horriblemente mutilada por su
propia voluntad, llega á recobrar la hermosura perdida, ve brillar
con nuevo fulgor los timbres de su nobilísima dignidad y adquiere
fuerzas supremas para dominar la rebelión de las pasiones y gozar
de los privilegios incomparables de su nativa libertad; porque al
hacerse Madre María, se hace hombre el Hijo de Dios, restablece y
reforma completamente nuestra dignidad, hasta el punto de levan-
tar al hombre á heredero de Dios y coheredero con Jesucristo.
¿Qué tiene de particular que al verla por primera vez en el Car-
melo aquellos grandes y divinos Profetas la llamaran Madre á boca
llena, y transmitieran á sus descendientes ios encantos de tan pre-
clara Maternidad? ¿Qué extraño es que de aquel Monte sacrosanto
salieran defensores tan acérrimos de privilegio tan singular, como
Cirilo, Pedro Tomás y otros muchos que con su talento y su vida
glorificaron á María en su incomparable Maternidad? Si de ella
dependía la salvación de todos los hombres, la restauración de la
inocencia y la victoria del enemigo, sus hijos predilectos debieron
invocarla y la invocaron con el título de Madre de Dios que es
más grandioso, más noble y más glorioso que todos los títulos con
que se invoca á María.
F R . PEDRO TOMáS DE (SANTA TERESA,
-a»®- -«©se- -s*se- -*»«£- -sssg- -sase- *¡w»s- -ss^- -^gg- $*«<- -sa^s- -e**g-
•'T*» »T» » ^ * " vTV» .^Ys»" v-T\« ••'T-i *-T>* «•!•>« i*1\« 4^f\« • ""PR «^* Pf>¡ *T\» t*1S# «-T*» •'P» «»T-» «-T-» v+<

^
rj), IENE Santa Teresa de Jesús el privilegio de ser en
todas partes la Santa simpática por excelencia. Quizás,
y sin quizás, no ha habido en el Cristianismo otra Santa
más popular, ni más umversalmente querida; y es que
hay tanta belleza en su carácter, tantos y tan irresisti-
bles encantos en su alma nobilísima y grande, que desr
pierta las simpatías de cuantos se paran á mirarla: los
unos la celebran por su santidad, los otros por su sabi-
duría, aquí la aclaman escritora insigne, allí reforma-
dora incomparable; y ello es lo cierto que Santa Teresa
de Jesús es todas estas cosas á la vez: prodigio de san-
tidad, portento de sabiduría, escritora incomparable y
reformadora sin igual. ¿Y no es en verdad cosa admi-
rable que en el siglo en que vivieron San Juan de la
Cruz, San Pedro de Alcántara, San Ignacio de Lp3rola,
San Francisco de Javier y San Francisco de Borja,
brillase Santa Teresa de Jesús como un prodigio de
santidad; y que en el siglo de Cervantes, de los Luises
de León y de Granada, brillase Santa Teresa de Jesús
como reina de la literatura española; y que cuando el
mundo escuchaba lleno de asombro las conquistas cuasi
fabulosas de Hernán-Cortés en Méjico, las victorias
gloriosísimas de Gonzalo de Córdoba en Italia, del Du-
que de Alba en Flandes, de Juan de Austria en Lepanto,
mereciese Santa Teresa de Jesús renombre de valiente
?tó EL MOUíECARMBLO

y emprendedora? Por eso sin duda un escritor tan


autorizado como el Padre Faber, afirma en una de sus
obras que infinitas eternidades no serían bastante lar-
gas para que pudiese España dar gracias á Dius por el
beneficio que le hizo dándole por hija á Santa Teresa
de Jesús.

SANTA TERESA DE JESÚS 0.UÉ SE VENERA EN LA RESIDENCIA DE SANTANDER

Mucho han variado los tiempos, y los españoles de


hoy no miran con tanto cariño sus glorias. O es la ver-
güenza que un hijo degenerado siente al ver los blaso-
nes nobiliarios de su casa, 6 es que, habiendo perdido
la conciencia de su grandeza, no les avergüenza ya las
SAttTA lERÉSA t»B JESÚS 743

grandes villanías del presente; la verdad es que miran


con la más augusta indiferencia las grandezas, y las
victorias, y las glorias, y las conquistas, y los trofeos
de nuestra hermosa leyenda. Pero no, no son españoles
los que no sienten orgullo santo, los que no aman con
entusiasmo ardiente las glorias de España; no son es-
pañoles, aunque hayan nacido en esta patria bendita,
los que no piensan, aman y sienten, como sienten, pien-
san y aman los verdaderos españoles.
Los verdaderos españoles recuerdan con orgullo
santísimo á la insigne reformadora del Carmelo y aman
y adoran en ella á la más ilustre de sus compatricias; y
no se contentan con esto, porque al pensar en Santa
Teresa de Jesús, en el inmenso poder que la confirió su
divino Esposo, los verdaderos españoles caen de rodi-
llas ante ella y la piden que ponga remedio á los males
que padece España, y ahuyente los males que vemos
en ciernes.
¡Qué dolor, Dios mío! La grande, la gloriosa Es-
paña, la España de Covadonga, y de las Navas, de
Otumba, de Granada y de Pavía, la España de Guz-
mán y de Gonzalo, de Alvaro de Bazán y de Hernán
Cortés, la España que vio Teresa de Jesús, aquella
España bendita y santa, señora de los mares y de los
continentes... ¡ya no existe! Vemos en su lugar una
España sin glorias, empobrecida, deshonrada, casti-
gada por Dios, ludibrio de los hombres...
¡Teresa de Jesús! ¡Santa benditísima! Los verdade-
ros españoles, desde el profundo de sus desventuras,
levantan hacia tí sus ojos, y te piden, te ruegan, te su-
plican: ¡Piedad para tu España! ¡Piedad para la Iglesia!
¡Piedad para el mundo!

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Y TtflffA V J D A B E S T A . T E R E S A
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(Boceto de u n prólogo)

f A historia de Sta. Teresa de Jesús ha sido escrita por biógrafos


„_ eruditísimos. l,a fama de sus hechos y obras extraordinarias,
puestas fuera de lo ordinario de los sucesos humanos, llenó pronto el
mundo y excitó en todos los ánimos la mas profunda admiración.
Aun viviendo la Santa Madre, todos hablaban ya de sus cosas, y
comentaban sus actos, y unos aplaudían y murmuraban otros sus
trabajos de reformación. Después de su muerte, faltó tiempo para
que bien cortadas plumas dedicaran sus rasgos más bellos á trazar
la imagen hermosísima, á delinear la figura simpática de la Refor-
madora del Carmelo; faltó tiempo para que sus amantes y devotos
admiradores coronaran su frente con los elogios más elevados, con
los panegíricos más elocuentes. Los más graves Maestros de Teolo-
gía y de Escritura, ciencias que entonces tenían la prelacia en las
universidades, y graduaban á quien las ensenaba, de sabios cumpli-
dísimos, se hicieron biógrafos de la Monja Carmelita. ¡Qué ocupa-
ción más agradable, qué empresa más digna podían acometer los
ingenios á quienes Dios dotó de luces y colmó de sabiduría, que
emplear su voz en cantar las riquezas de virtud que en su pecho ate-
soraba la más regalada de las místicas esposas de Jesús? Francisco
de Ribera, el limo. Obispo Yepes, Julián de Avila, Francisco de
Santa María, Antonio de San Joaquín, y cien más de los antiguos,
amén de los modernos que nosotros hemos conocido y tratado, va-
rones peritos en todo linaje de ciencias, tomaron sobre sí la tarea
de historiar las cosas de la Virgen Castellana, y la desempeñaron
con tal maestría que á fe acreditan el gusto con que trabajaban, y
dejan ver bien la asistencia que recibían para ello del Dador de las
luces.
Entre las historias antiguas de Santa Teresa es justamente re-
conocida como una de las más cabales, la que escribió uno de sus
contemporáneos, el jesuíta Francisco de Ribera. Y no podían dar
SIL t>. GRACIAS 745

de sí otra cosa las raras prendas de talento y de ilustración de que


estuvo dotado el sabio y virtuoso hijo Je San Ignacio. Fué el Padre
Francisco de Ribera de los sabios más macizos de su tiempo, y pe-
ritísimo en lenguas orientales. Su ciencia de Escritura Sagrada,
que explicó durante diez y seis años, fué de la más vasta que se
conoció en España, como bien lo dice la veneración que sus con-
temporáneos le profesaron, y los eruditísimos Comentarios que es-
cribió y nos legó como precioso tesoro de sabiduría, honra de la bi-
blioteca española.
La piedad y virtud de este ilustre jesuíta corría parejas con su
ciencia, á fuer de buen discípulo del venerable P. Baltasar Alvarez.
Pues á este hombre, tan colmado de ciencia y santidad, colocó Dios
en el camino de Teresa de Jesús: que una inclinación divina llevaba
siempre á esta Santa al lado de los mayores santos y sabios' de su
siglo. Conocióla y tratóla el P. Ribera, y de su trato salió tan afi-
cionado y prendado que se hizo pregonero de alabanzas de la Ma-
dre Teresa, y no contento con manifestar de palabra lo mucho que
de ella sabía, quiso emplear en ello su erudita pluma, para que fuera
más durable la expresión de su amor, creyendo que no desdecía de
su grave profesión de Catedrático de Escritura el ser historiador
de una Santa tan grande, á quien podía llamarse Catedrática de vir-
tud, y la Iglesia llama Doctora de Mística Teología. La nobleza de
estilo y elocuencia de expresión, junto con una santa unción y sua-
ve calor de afectos en toda la narración del P. Ribera, la ve y gu.^ta
quien lee su historia, que nunca se hace sin quedar cautivo de ella.
Pero quedaban aún sin referir muchos sucesos íntimos y perso-
nales de Santa Teresa, á pesar del exquisito cuidado y esmero del
P. Ribera en inquirir las cosas de la Reformadora del Carmen, y
referir todo lo que de ella supo; porque sucede en la vida de todas
1as personas que hay muchos casos cuya noticia no pasa de la es-
fera de quienes las rodean y son testigos de vista de todas sus ac-
ciones. Y cuánto se avalora una historia con la relación de estos
sucesos particulares y detalles de la vida, á la vista está, pues me-
jor que en nada se retrata en ellos el carácter y espíritu del perso-
naje que se intenta describir.—No había de faltar quien llenara
este hueco en la vida de Santa Teresa que escribió el P. Ribera: y
se hizo á maravilla. Nada menos que el Maestro de espíritu por el
mismo Dios designado á la Virgen Carmelitana; nada menos que
el compañero más fiel de la Santa andariega y lealísimo coope-
rador suyo en los trabajos de la Reforma del Carmen, de la que con
mejor título que ningún otro merece el nombre de Padre, era el
llamado á hacer esta obra. El P. Jerónimo Gracián de la Madre de
Dios, figura simpática, realzada por sus peregrinas dotes dD inge-
nio, de sabiduría, de erudición, de elocuencia, de santidad y virtud
excelsa, y más aun por las mismas persecuciones con que algunos
quisieron despeñarle, pero que sirvieron únicamente para aquilatar
746 EL MONTE CARMELO

\ y acrisolar mas su perfección; este Padre que cual ninguno estuvo


^embebido en el espíritu de Santa Teresa de Jesús—que es el único
\espíritu del Carmelo Reformado,—y que cual ninguno supo todas
<v)las cosas de la que era su Madre é hija á la vez, su maestra y su
^discípula, su superiora y su subdita, no podía eludir el cargo de
[historiador de Santa Teresa que todas las circunstancias echaban
sobre él. Tenemos fundamento para creer que el P. Gracián pensó
en escribir una extensa historia de la Reformadora del Carmelo:
los apuntamientos históricos, las relaciones y otros muchos escritos
acerca de Santa Teresa que se ¿encontraron entre sus papeles,
debían de ser materiales para elloféPor qué no llevó á cabo su pro-
yecto? Creemos que amargada su existencia por la atmósfera de
malevolencia que la emulación creó á su alrededor, se vio falto de
la paz y sosiego necesario para una obra de esa índole.
Pero si no escribió el P. Gracián la historia completa de Santa
Teresa, hizo otra labor por la que merece también el título de his-
toriador de la Santa Reformadora. Estimando el libro escrito por el
Padre Ribera como la historia más completa de la Madre Teresa
de Jesús y más bien escrita hasta entonces, la adicionó é ilustró con
notas y relaciones interesantes sobre algunos sucesos de la Vida
de la Santa que solo él conocía, y que eran dignos, como todos los
de mujer tan grande, de ser trasmitidos á la posteridad. Hizo es-
to el P. Gracián, según cuenta un escritor antiguo, con ánimo de
poner esta Vida con dichas notas al frente de una edición comple-
ta de las Obras de la Santa Doctora que quería publicar. La edi-
ción de las Obras no se hizo, ni se publicó tampoco la Vida con sus
notas; y aquellos papeles quedaron ocultos, desconocidos y,—quizá
por algún tiempo, cuando los vientos de la persecución se desenca-
denaron contra el Venerable Padre,—desestimados y despreciados,
y quién sabe si condenados, privando así á las letras españolas de
documentos de tanta valía como son todos los que salieron de la
pluma del P. Jerónimo Gracián, y á los amantes de Santa Teresa
de la noticia y conocimiento de cosas tan curiosas y peregrinas co-
mo el dicho Padre refiere.
La Providencia divina, no obstante, dispuso que estas relacio-
nes y notas no desaparecieran, y las ha conservado hasta nuestros
días, dejándose ver que es designio altísimo que la Esposa regala-
da de fesús no quede sin la gloria de los elogios de su 'fidelísimo
compañero y amante hijo. Algo sabía el que estas líneas escri-
be, de estos papeles del P. Gracián por los escritores antiguos, que
de ellos hablan; y sospechando que debían aún de conservarse y
adquiriendo más tarde el convencimiento de ello, no ha descansado
hasta que merced á largos y penosos trabajos por Archivos y Bi-
bliotecas, y á bondadosas deferencias de ilustrados amigos, ha po-
dido ver tan preciosos manuscritos, junto con otros papeles, tam-
bién inéditos, del mismo Venerable P. Gracián que constituyen in-
EL P. GRACIÁN 747
apreciables glorias de la bibliografía Carmelitana y española.
Por hoy nada más decimos; pero espero en la generosa devo-
ción de los admiradores de Santa Teresa y del P, Gracián, no nos
abandonarán en la empresa de sacar estos riquísimos documentos
de la oscuridad y desconocimiento en que yacen, á la luz de la pu-
blicidad, y así contribuir todos á enaltecer y glorificar la memoria
de la gran Santa española, gloria de la Iglesia Católica, honor pre-
claro de su sexo, Doctora de elevadísima doctrina, Maestra de es-
píritujy Madre de la Descalcez Carmelitana.
J?R, /iNGEL /Vi,* DE £rA. JSRESA,

-Í.V|Í*

m^'^MciMlM
JARRA Y LIBRO DE SANTA TERESA !
aJktS^i

iPOR EL MANCO DE LEPANTOI


(LEYENDA)

IV
Efl SEVlIiHH

En medio de la ancha nave Pero en vano. Días pasan,


De la catedral augusta Y pasan noches oscuras,
Que guarda de San Fernando Y los cirios no se encienden
Los despojos entre púrpura, Ni el duelo su puesto ocupa.
Se levanta un catafalco Sobre quién tenga el primero
De gigantesca estructura Se entabla reñida lucha,
Para honrar al rey Felipe Y hacen campaña la Iglesia
Con las santas honras últimas. Y su augusta paz perturban.
Negros reposteros cubren Un mes el sol alumbrando
El esqueleto en la tumba, Estuvo á la regia tumba,
Que remedan á un cadáver Sus rayos por las yidrieras
Con lujosa vestidura. Lanzando luces confusas.
Altos blandones de cera Por la noche, de una lámpara
Apagados la circundan, La oscilante luz abulta
Negras mangas y estandartes Las estatuas colosales,
En torno de ella se agrupan, Las fantásticas pinturas,
Como negros centinelas Las mangas, los estandartes,
De piramidal capucha Las gigantescas columnas;
Que velan, en noche lóbrega, Tal, que aleja á los curiosos
Funeraria y fría urna. Taf, que á los fieles asusta.
Y los arcos y paredes Era el toque de oraciones
Del cristiano templo enlutan Una de las noches últimas
De terciopelo y damasco De Diciembre, cuando queda
Tapices y colgaduras. La Iglesia en calma profunda.
Días ha que el catafalco En pie delante del túmulo
Con triste presencia y mustia, Se divisan dos figuras,
Ser hora de celebrarse En él los ojos clavados,
Del rey las honras anuncia. Sus lenguas en tanto mudas.
¡POR EL MANCO DE LÉPANTO! 749

Medio soldado una de ellas Los espectros... Mas, dejemes


Es, y la otra bien anuncia A los espectros y brujas
Ser de aquellos valentones Y demás espeluznante
Que al miedo más negro asustan. Caterva de aves nocturnas.
Tiene aquél los pies cruzados, Que un valentón y un soldado
Y éste entrambas manos cruza: No las han temido nunca,
Que siempre tales lugares Pues sus tajantes espadas
Contemplan tales posturas. Las escobas desmenuzan.
En el pomo de la espada Las escobas en que montan
Al soldado se vislumbra (Según crónicas vetustas)
Una muñeca sin mano, Duendes, espectros, fantasmas,
La otra mano en la cintura. Encantadores y brujas.
La gente se fué saliendo En prueba de que no han miedo
A las campanadas últimas Después de larga y profunda
Del Ángelus, y las ánimas Admiración, el soldado
Vagan ya por las alturas. Exclama con voz segura:
"¡Voto á Dios! que me espanta esta grandeza
Y que diera un doblón por describilla;
Porque ¿á quién no suspende y maravilla
Esta máquina insigne, esta belleza?
¡Por Jesucristo vivo, cada pieza
Vale más de un millón, y que eS mancilla
Que esto no dure un siglo, oh gran Sevilla,
Roma triunfante en su mayor alteza!
Apostaré que el ánima del muerto
Por gozar de este sitio hoy ha dejado
El cielo donde asiste eternamente. „
Esto oyó el valentón, y dijo:—es cierto
Cuanto dice voacé, seor soldado,
Y quien dijere lo contrario, miente. „
Y luego incontinente
Caló el chapeo, requirió la espada,
Miró al soslayo., fuese, y no hubo nada.

Cervantes luego quedó


De nuevo meditabundo,
Y antes que de allí salió
Por el alma á Dios rogó
Del rey Felipe Segundo.
fR. fLORlXN DBL paRMELO J E R E S I A N O .

(Se continuará.)
IIIIIIIIIII11IIIIIIIIIIIIIIIIIIMIIIIIIIIIII1IIIIII11IIIIHIII1IIIIIIIIIIIIIIIII1IIIIIMI1IIIIIIIIIII11IIIIIMIIIIIIIIIIIII1IIIIIIIIMIMII1IIII
1
V T * * « " T V « T * i / p * • / { * • n T " * » - T M I - ^ * ' 4 ^ Í S « - T S í » - T « i P R v T « » « " T - * í ^ i • ' f v t « " T * • T * ' * - 1 \ t » - T - i * ^ S i « ^ N » f T ~ * ^ ^ ~

SOR TERESA DEL NI N 0 JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.
IX

Las bodas divinas.—La última lágrima de una santa.--Muerte de su padre.


--El Señor colma todos sus deseos--Una víctima de amor.

)Vé queréis que os diga, Madre mía, acerca de


,mis ejercicios espirituales que precedieron á
mi profesión? Muy lejos estuvieron de mi espíritu
los consuelos de lo alto; la aridez más absoluta, me-
' jor diría, el completo abandono fueron mi alimento;
Jesús seguía durmiendo en mi navecilla. ¡Ah! son
muy contadas las almas que le invitan á dormir
tranquilamente con ellas.
Este divino maestro se siente tan fatigado desús
' continuos desvelos, que acepta con sumo agrado el re-
poso que le ofrezco. Será lo más probable que no dis-
pierte hasta mis ejercicios de la eternidad; pero en vez
de causarme pena, esto es para mi motivo de gozo.
En verdad que estoy muy lejos de ser una santa; como lo prue-
ba esta insensibilidad: pues en vez de alegrarme de mi sequedad,
atribuyéndola á mi poco fervor é infidelidad á las inspiraciones di-
vinas, debiera de acongojarme este dormir. ¡A pesar de todo, yo no
siento la menor pena por estol Los niños lo mismo encantan á sus
padres cuando duermen, que cuando saltan y brincan ó juegan sobre
sus rodillas; y los médicos cuando tienen que hacer alguna operación
dolorosa, obligan al enfermo á tomar algún medicamento para que
se duerma, y por fin, el Señor ve nuestra fragilidad, y se acuerda de
que no somos otra cosa que polvo. (1)

(1) Ps. CU.


SOK TJJRKSA DKL NIÑO JESÚS 751.

Repito, pues, que mis ejercicio? preparatorios para la profesión,


fueron como todos los que hice después, esto es, una continua aridez.
Sin embargo, como quien no se dá cuenta de ello, se me patentizaban
los medios de agradar á Dios y de practicar la virtud. Jesús me ofre-
ce á cada instante nuevos alimentos. Oculto en el interior de mi po-
bre corazón, obra en mí de una manera misteriosa, y me inspira
todo cuanto Él desea que yo practique al presente.
Horas antes de mi profesión, recibí de Roma, por conducto del
venerable Hermano Simón, le bendición del Padre Santo, bendición
muy preciosa que me ayudó, sin duda alguna, á combatir la más fu-
riosa tempestad de toda mi vida.
La víspera de la profesión, que ordinariamente es muy apacible
para las almas qne esperan consagrarse á Dios, mi vocación se me
representó como un sueño, una quimera, un capricho; el demonio,—
pues no podía ser otro que él—me insinuaba que la vida del Car-
melo no me convenía bajo ningún concepto; y que yo engañaba á
los superiores al pretender un estado al cual no era llamada. Tan
densas eran las tinieblas, que no me fué posible vislumbrar otra cosa
que, no teniendo vocación, mi deber era volver al mundo.
¡Ah! qué angustias tan terribles! ¿qué hacer en semejante situa-
ción? me decidí por el partido más seguro: descubrir sin dilación es-
ta tentación á mi Maestra. La supliqué que saliera del coro, y llena
de confusión, le descubrí el estado de mi alma.
Para dicha mía, ella vio con claridad que era todo embrollos de
Satanás, y con la sonrisa en los labios, en pocas palabras tranqui-
lizó mi espíritu. El acto de humildad que acababa de hacer auyentó
al demonio como por encanto.
Desde el amanecer del 8 de Septiembre un torrente de paz inun-
dó mi espíritu, y en medio de esta paz pronuncié mis votos religio-
sos. ¡Cuántas gracias pedí en est9 día! Me creía en realidad una
«reina», y como tal pedía al Rey de reyes toda clase de favores para
todos sus vasallos. En estos días deseaba con ansias que se convirtie-
sen todos los pecadores y que desapareciese el purgatorio, al menos
por algún tiempo, esto es, que abandonasen aquella cárcel todas las
esposas de Jesús, detenidps allí por falta de ropa nupcial. Tuve
también la precaución de llevar en mi pecho junto al corazón est.e
papelito conteniendo lo que yo pedía exclusivamente para mí.
«¡Oh Jesús, mi divino Esposo, concédeme la gracia de que jamás
veas manchada mi blanca vestidura del Bautismo! ¡Llevadme antes
que veáis mancillada mi alma con la falta más leve ¡que no busque
ni halle otra cosa que Vos! ¡que uo ame las criaturas más que por
Vos y para Vos! ¡que nada de la tierra pueda conturbar mi espíritu!
«¡Oh Jesús, solo os pido la paz!... y sobre todo el Amor sin lími-
tes! ¡Jesús, haced que muera mártir por vuestro amor; dadme el mar-
tirio del corazón ó del cuerpo! ¡Ah, mejor dicho, dadme ambos mar-
tirios!
«¡Haced que cúmplalo prometido con toda perfección, que nin-
guno se ocupe de mí, que sea menospreciada, olvidada como un gra-
nito de arena. Me entrego á Vos, mi Sumo Bien, á fin de que en
752 EL MONTE CARMKLO

todo se cumpla vuestra santa voluntad, sin que jamás puedan las
criaturas ser obstáculo para ella!»
¡La Natividad de María! ¡qué día tan hermoso para transformar-
me eu esposa de Jesús! En este día, aparte de las inmensas gracias
que yo recibí, una paz y una alegría inexplicables reinaban en mi
corazón, y por la noche, al contemplar las estrellas del firmamento,
pensaba que prouto volaría por aquellos espacios para unirme con mi
divino Esposo, y gozar de otra paz y de otra alegría eternas. ^ ¿^v
¿Y qué os diré al presente, Madre mía? Entre vuestras manos me
entregué á Jesús; vos me conocéis desde mi infancia, y uo necesito
descubriros mis secretos. ¡Ahi.yo os lo suplico, perdonadme si abre-
vio la historia de mi vida religiosa.
f*. JS. ¡s. f.
(Se continuará)
LA VISIÓN DE UN APÓSTOL

Los fúnebres crespones de la noche


Doquiera se extendían;
En las alturas su fulgor lucían
Las nítidas estrellas
Y de la hija de Latona el coche;
Acá en la tierra, apenas se movían
Las tiernas plantas y las flores bellas
Al fresco beso de las auras suaves,
Y las nocturnas aves
Que en las tinieblas al insecto acosan,
Cuando en sus nidos las demás reposan.
Del manso Ebro la gentil sultana
Está dormida con tranquilo sueño,
Y el ángel que sus prados engalana,
Con su mirar risueño
La observa con empeño;
Y vela reposar cual soberana
En blando lecho de fragantes flores,
Oyendo los rumores
De hermosa linfa trasparente y pura
Que la viste de encantos seductores;
Y al besar sus plantas con ternura,
La llena de vigor y de frescura.
En esta hora, cuando todo invita
A dar al cuerpo un fugaz reposo,
Un hombre, alma bendita,
Orando está junto al Ebro undoso,
Y en este empteo sus tristezas quita,
Y al alma da descanso deleitoso.
Su tez tostada por el sol ardiente,
754 Vh MONTií ÜARStBLO

Las huellas del cansancio nos revela:


Y sufre en realidad. Su pura mente,
De Cristo centinela,
Por las alturas vuela
Buscando su mirada Omnipotente;
Y, al hallar el semblante deseado,
En lágrimas bañado,
Se queja henchido de dolor profundo,
Por el mezquino fruto que ha logrado
Al recorrer el mundo
Fiel anunciando, en lenguaje vario,
La majestad del Mártir del Calvario.
Y crece su gemir, y el llanto crece,
Y, con ferviente anhelo,
Humilde pide á su dolor consuelo,
En tanto que parece
Rasgarse el alto cielo,
Y en éxtasis dichoso se adormece.
Y los ángeles bajan á millares
De los eternos lares,
Sembrando los espacios de jazmines,
Y ardientes serafines
Elevan mil cantares,
Y en el espacio hermosos querubines
Sostienen nubes de bruñida piala
Que embellecen el oro y la escarlata;
Sobre las que, columna primorosa
Destácase airosa,
Y en pie encima de ella,
Se vé la Virgen, de la mar Estrella,
Vestida de esplendor y de hermosura,
Mirando hacia la tierra con ternura.
Detiénense del Ebro los cristales,
Las brisas de la noche no suspiran,
Las aves todas pavorosas miran
Los fúlgidos raudales
Que lanzan las escuadras celestiales,
Y apenas si respiran,
Por disfrutar con el Apóstol santo
De aquel sentido y deleitable canto.
Agitación extraña
Conmueve de repente
Al ínclito patrón de nuestra España;
Del polvo alza su curtida frente,
Y en tanto que la baña
LA VISIóN Dé üN A M S ^ L ?55
La luz resplandeciente
De la visión gloriosa,
Con inefable anhelo,
Su tranquila mirada eleva al cielo;
Y al encontrarse con la Virgen bella
Que resplandece cual vivaz centella,
Juzga ser ilusión artificiosa.
Lo que es tan solo realidad dichosa.
Cesa de pronto el celestial concierto,
Piérdense al fin sus cadenciosos trinos,
La Virgen de Judá, seguro puerto
Do él inocente su descanso halla,
Al ver que todo enmudece y calla,
Abre sus labios célicos, divinos,
Y así le habla al contristado Apóstol
Que estático la mira,
Y ebrio de emoción feliz suspira:
Santiago, amado hijo, Ni espántete del mundo
Suspende tus clamores, El genio seductor;
Que vienen los albores Pues toda la fiereza
Del gozo ya hacia tí. Del mundo é infierno es nada:
¿Acaso has olvidado Mi mano inmaculada
Que afable y complacida, Más fuerte es que los dos.
Guiarte en esta vida Yo ansio vivamente
Un día prometí? Salvar los pecadores,
Colmarles de favores,
Desecha tus temores, Al Cielo les llevar;
Reanima tu esperanza, Pues soy la augusta reina
Que brilla en lontananza De más preclaro nombre,
Aquella pura luz Que anhela el bien del hombre,
Que brota, á manantiales Que sólo sabe amar.
Del lúgubre Calvario,
Trocado en santuario En esta tierra hermosa,
Al sostener la cruz. De construcción sencilla
Levanta una capilla
¿No ves cómo anhelante Cual yo te inspiraré;
La humanidad entera Que aquí, cabe este río
Te llama por doquiera Que el tosco muro baña,
Queriendo dispertar En la invencible España
Del hórrido letargo Mi trono quiero esté;
En que reposa ahora,
Coloca esta columna
Y ansiosa de tiimplora
Que ahora me sostiene
De Dios participar?
Y encantos mil contiene,
No temas del infierno En el bendito altar;
El soplo furibundo, Y por encima de ella
%e fefc' itONÍB CA&JÍBLÓ

La imagen milagrosa Y amante también ore


Que entregóte amorosa Pidiendo protección,
Cual símbolo de paz. Se irá de su presencia
Sintiendo en sí la calma,
Por eso el que á sus plantas Llevando alegre el alma,
Sus culpas fiel deplore, Tranquilo el corazón.
Dijo y de nuevo oyóse
Del celestial y numeroso coro
El cántico sonoro;
Y al puuto la visión del suelo alzóse
En su carroza de carmín y oro,
Y tras las gasas del azul perdióse,
Antes que el sol su faz respladeciente
Sacara audaz por el balcón de Oriente
JJK PARMELITA PESCALZO.

t m y ^ S a f a ¿ tabeldad
SANTA TERESA DE JESÚS
te :^v tie. tte. ¿te tb. .-&.

ÜN CARMELITA DESCALZO EMBAJADOR


niiiiiiiiiiniMiiiiiiiiiiiii

H o hace mucho, en las fiestas de la coronación de Alfonso XJIT,


sM el enviado extraordinario del Shah de Persia, al ofrecer al
joven monarca español las felicitación es de su Soberano, recordó
en el discurso que pronunció con este motivo, que ya al comienzo
del siglo XVII el Shah Abbas el Grande había enviado al Rey
Felipe Í1I un Embajador para entablar relaciones de amistad entre
la monarquía Asiática de Terjes y Darío, y la monarquía europea
de Recaredo y Carlos V.
La prensa de Madrid reprodujo este discurso, y de él se ha ha-
blado en todas partes. Pero lo que no se ha dicho, lo que no se ha
recordado, ni en el discurso ni en la prensa (ésta de seguro, ni lo
sabe tampoco á pesar de su omnisciencia) es que este primer Em-
bajador del Rey de Persia cerca de Su Majestad Católica, era un
Carmelita Descalzo.
He aquí la historia del caso. El día 6 de Julio de 1604 salieron
de Roma con dirección a Persia para establecer en este punto una
misión Apostólica, tres Carmelitas Descalzos. Estos Religiosos
eran enviados por el Papa Clemente VIII, no sólo como misioneros
sino también en calidad de embajadores para contestar á una em-
bajada que el Rey de Persia había mandado A Roma á-saludar al
Soberano Pontífice.
Estos misioneros eran asimismo portadores de cartas de reco-
mendación del Emperador de los Romanos, del Embajador de
España en Roma, Marqués de Villena, y de la República de Ve-
necia. Y además, durante el viaje, recibieron también cartas aná-
logas del Rey de Polonia, pues para entrar en Persia hubieron de
pasar por el Tirol, Bohemia, Polonia y Rusia.
Su viaje, lleno de mil azares y vicisitudes quesería largo de
contar aquí, duró tres años y medio.
Por fin, el día 2 de Enero de 1608, los Embajadores llegados
pocos días antes á Ispahan, fueron recibidos por el Shah en audien-
cia solemne. El Shah acogió á los Padres con agasajo; aceptó
agradecido los presentes que le ofrecieron, y vio con satisfacción
las cartas oficiales y recomendatorias de que eran portadores.
Llevado el Shah de su benevolencia dio á los misioneros una
casa con jardín, y les permitió predicar libremente el Catolicismo
en sus Estados, prometiéndoles en todo su real protección. Pero en
cambio, rogó al Presidente de la embajada que regresara á Europa
para llevar en su nombre al Romano Pontífice y A los otros Sobe-
ranos representados en la legación, la expresión de su gratitud y
para pedirles su ayuda en una guerra que tenía contra los turcos,
758 »t MoUÍE CARMÍLé
Mas ya es hora de dar ;l conocer los nombres de los que compo-
nían esta embajada. El Presidente o Jefe era el P. Pablo Simón,
de la ilustre familia de Rivarola, de Genova, que había ingresado
en la Orden de los Carmelitas Descalzos el año de 1595. Después
de su profesión estuvo en España estudiando filosofía y teología, y
á su regreso á Italia fué encargado de la fundación del Convento
de Ñapóles de donde más tarde partió para Persia.
El segundo era el P. Juan de San Elíseo, nacido en España y
novicio del Convento de Valladolid. En 1601 pasó a Italia y fué en-
viado al Convento de Ñapóles, y de aquí le sacaron los Superio-
res para destinarle A la Misión de Persia, donde en 1630 fué nom-
brado primer Obispo latino de Ispahan.
El tercero, y digno compañero de los precedentes, fué el P. Vi-
cente de San Francisco, español también. Hizo sus votos religiosos
en Roma el año de 1599; y maduro en edad, ciencia y virtud, co-
menzó su carrera con el desempeño de los m'is altos cargos.
De estos tres el P. Pablo Simón fué el que recibió del Shah el
honroso y delicado cargo de volver á Europa, atravesando la
Turquía y el camino de Bagdad y Alep, para visitar á los Sobe-
ranos deque hemos hablado.
Paulo V que para entonces había sucedido ya a Clemente VIII
en el trono de Sarf Pedro, recibió con regocijo al P. Pablo Simón,
y le alentó á llevar á cabo su misión á la vez religiosa y dipkv
matica.
Habiendo recibido carias del Papa para el rey Felipe III, para el
Cardenal Arzobispo de Toledo, para el Duque de Lerma y para los
Superiores de los Carmelitas Descalzos de España, el P. Pablo
Simón se encaminó á la corte de Madrid para llevar á Su Majestad
Católica la embajada del Rey de Pertia y persuadirle A que aten-
diera á los deseos del Shah Abbas por bien de la religión y de las
aimas, ayudándole en la guerra contra los Turcos
Llevada á feliz término su embajada, el Padre regresó A Roma
en 1609. Andando el tiempo fué elegido Prepósito General de la Or-
den, cargo que desempeñó con gran edificación y A satisfacción de
todos, y en cuyo ejercicio murió en Roma el año de 1643.
Tal fué el Embajador de quien S. E. Mirza Riza Khan ha habla-
do recientemente en las fiestas de la Coronación de Alfonso XIII.
En nuestros tiempos ya no se honra de ese modo á los religio-
sos Ahora se les persigue, se les apresa, se les inmola.
He aquí lo que hemos progresado al cabo de tres siglos.
^R. PEDRO DE LA M. DE p.
Superior de la Misión de Bagdad.

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EN EL DESIERTO DE LAS PALMAS


IIIIHIIMMIIMimilllllMIIIIMII

^ — ^ r i se ha dicho y con razón que en el cimpo no hay ateos,


« \ ^ ^ _ ^ l se puede asegurar sin temor á que sea desmentido, que en
V " ^ ^ \ el Desierto de las Puluaaa no puede haber siquiera indi-
« / ^ * — ^ ferentes on materia de religión.
Porque son tantas y tan variadas y tan poderosas las sensaciones
que experimenta aún el simple excursionista que se pare algún
tanto á reflexionar sobre lo que ven sus ojos y oyen sus oídos y
percibjn SU3 pilinones y expsrimanta todo su ser, que es puuto
menos que imposible el que no despierten todos sus sentidos á una
nueva vida y no vibren todas las cuerdas de la lira de su alma al
unisón con las notas que lanza al espacio la naturaleza toda en obse-
quio á su Hacedor.
¿Qué valen ni qué representan las antiquísimas murallas cicló-
peas de Tarragona, las famosas torres de Babilonia y de la China y
las pirámides de Egipto, con las murallas que forman sus montes
que son la llave de la Plana, con las torres de las Agujas de Santa
Águeda y la altísima pirámide de la ermita de San Miguel?
Ahí está el derruido castillo de Montornés para decirlo.
Situado sobre el vórtice de una de sus montañas para que fuera
el centinela del Mediterráneo, su inmensa mole de más de un cuarto
de legua se ha venido á los suelos, sus rocas están fuera de su asien-
to, sus minas han sido cegadas, sus muros sombra de lo que fueron,
su recinto sembrado de escombros, sus moradores, lagartos, zorras,
serpientes y águilas. He ahí la obra de¡ hombre.
En cambio la obra de Dios, es magnífba, es potente, es hermosa,
desafía los siglos y el ingenio y poder del hombre.
Sus bosques son laberintos de pinos que no se encuentran en los
jardines, ni en los parques de lo3 reyos; sus aguas son tan puras,
tan ligeras, tan frescas y tan saludables, que no hay químico que las
produzca iguales; sus montañas son tau altas, tan pintorescas y tan
esbeltas, que no hay obrado arquitectura griega, ni romana que
rivalice con ellas.
Desde allí se divisan todo el Maestrazgo, las Baleares, las alturas
760 tt MONTE CARMELO

de Sagunto y de Denia, toda la Plarja y gran parte de la cordilleía


Ibérica, dejando tamañitos á todos los observatorios habidos y por
haber salidos de la mano del hombre.
Allí la música que se oye es el rumor del aire que agita los pina-
res, el canto de la tórtola y jilguerillos, y el murmullo de las fuentes;
el aire que se respira es ambiente purificado con el aroma del tomi-
llo, el espliego, el incienso y lu madreselva.
Los panoramas que se contemplan son los que ofrecen la inmen-
sidad del mar, la grnudiosidad de la bóveda celeste, la frondosidad
de la incomparable vega de la Plana, la profuudidad de los valles,
la elevacióu de sus cumbres y la variada y simultánea vejetación á
que dan lugar estas protuberancias de la naturaleza.
¿Quién puede permanecer insensible y sordo á la voz de Dios
que habla tan elocuentemente por boca de estas sus criaturas?
Quién negará al ver las leyes de la naturaleza tan claras y patentes
en la estructura del terreno, en la distribución de sus aguas y en
toda la armonía del conjuuto qus hay una suprema Inteligencia que
ha esbozado esta gran obra da arquitectura, de pintura, de música,
de poesía, de historia natural y de religión que se llama Desierto de
las Palmas?
Véase el por qué lo han escogido por morada los santos religio-
sos descalzos del Carmelo, y por qué aún los más irreligiosos de
Castellón miran con veneración y pasan allí trauquilos y couteutos
una semana entera de asueto y de descanso.
Es que el Santo Desierto despierta en todo ser racional el senti-
miento inato de la Divinidad.
Magnífico ha sido el pensamiento de coronar la obra maestra de
la naturaleza con la obra maestra de la gracia, la Cruz de Cristo que
se levauta esbelta sobre el rey de nuestros moutes (el Bartolo) para
que sea el pararayos que defienda toda la Plana y Maestrazgo de las
iras celestiales por los desvarios de la humanidad.
X.
j@r' ••i- "IB---i -3ÜS **S-

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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA

DUDAS ACERCA DEL.DECRETO QUE ORDENA A LAS RELIGIOSAS HACER PROFESIÓN


DE VOTOS SIMPLES ANTES DE LOS SOLEMNES-

esta S. Congregación, ó de la Con-


ABIBNDO surgido algunas dudas en gregación de Ritos?
la aplicación del Decreto Perpensis II. En el número VIII del De-
temporum adjunetis que poco hace pu- creto se hace referencia al Capítulo
blicó con oportunidad suma la S. Con- de religiosas para admitir á la pro-
gregación de Obispos y Regulares, fesión solemne á las que permane-
el infrascrito Arzobispo N. N. acude cen el tiempo establecido en la pro-
sumisamente en busca de solución a fesión de votos simples. Ahora bien,
la misma S. Congregación, y solicita ¿este Capítulo deberá necesaria-
una respuesta auténtica. mente celebrarse en aquellas Comu-
I. Todos los Institutos de Reli- nidades en las que no se trata capi-
giosas observan su ceremonial ó Ri- tularmente de la admisión, de la
tual para el acto de admitir á las no- toma de hábito y de la profesión
vicias á la profesión religiosa. Pero de sus religiosas? Y si absolutamen-
sucede que el rito ó ceremonia pres- te debe esto hacerse, ¿será suficiente
crita es generalmente única, puesto para excluir á alguna de la profe-
que única era hasta ahora casi en sión que las religiosas capitulares
todas las partes la profesión. Pre- den en secreto su sufragio ó voto
gúntase, pues, ahora, si aquella ce- en contra, ó será necesario que cada
remonia que se observaba antes, se religiosa declare expresamente la
ha de observar en adelante para la razón de su voto exponiendo las
primera ó para la segunda profesión, causas graves que parecen exigir la des-
ó para una y otra? Y si en adelante pedida y que deberán de someterse
se han de celebrar dos funciones, a al juicio de la Santa Sede? El fun-
saber la de la profesión de los votos damento de esta duda es que una
simples y la de los solemnes, pregún- vez hecha la profesión simple, la
tase si pertenece al Obispo (ó á los Comunidad ya no queda libre para
Superiores generales en cuanto á los retener ó despedir á la religiosa,
conventos exentos) establecer las ce- sino que este asunto pertenece de
remonias que se han de observar y la pleno derecho á la suprema autori-
fórmula que ha de emplear la que dad de la Iglesia.
profese? Y suponiendo que sea así ó
II. En el número V I I del De-
se conteste afirmativamente, ¿qué
creto se declara que las profesas de
norma generalmente convendrá se-
votos simples deben asistir al coro;
guir en la práctica? Y si se contesta
mas cuando legítimamente están
negativamente, ¿habrá que solicitar el
impedidas de asistir al coro, no es-
ceremonial ó ritual para el caso de
tán obligadas al rezo del oficio en
762 EL MONTE CARMELO

privado. Pero qué se ha de decir si La Sgda. Congregación do Emi- ,


alguna deja de asistir al coro sin nentísimos y Kvmos. Cardenales de
impedimento legítimo? La que asi la S. R. I, encargada de los nego-
se porte, parece que debe de con- cios y consultas de los Obispos y 'j
traer la nota de negligencia ante las Regulares, á las dudas propuestas i
hermanas, y lo que es más, ante responde lo que sigue: \
Dios la mancha de culpa. ¿Estará, «A la I. El rito ó ceremonia que
pues, obligada ésta á rezar el Oñcio «cada Convento tenía establecido es
Divino en privado? sel que se ha de usar al hacer la
«primera profesión, en la cual á la
IV. En el N.° X del Decreto se es-
fórmula acostumbrada, suprimiendo
tablece que la dote se entregue antes
»(si había) las palabras que expresan
de la profesión de los votos simples.
»la solemnidad, añádase que la no-
—En el número VI se conceden á
»vicia hace votos simples al tenor
las profesas de votos simples todos
»del Decreto de la Sgda. Congrega-
y los mismos favores espirituales
c i ó n de Obispos y Regulares, dado
que competen á las profesas de votos
»el día 3 de Mayo de 1902. En cuan-
solemnes, y también todos los sufra-
>to á la segunda profesión puede ha-
gios si llegaren á fallecer.—En el
»cerse privadamente en el Coro ó on i
número X I I se ordena que para des-
»el Oratorio interior en presencia do
pedir del Convento á las profesas
»la Comunidad y en manos de la Su-
de votos simples, debe recurrirse en
»periora, previa la aprobación del
cada caso á la Santa Sede.—Todo lo
^Ordinario, ó del Prelado Regular
que se establece en estos puntos uo
»para los conventos exentos.
ofrece ninguna dificultad respecto
de ias' Ordenes ó Institutos en los «A la I I . El capítulo se ha de t«3-
que hasta ahora sólo se. hacía única «ner aun en el caso propuesto; mas
profesión de votos. Mas existen fa- »su voto es meramente consultivo:
milias Religiosas que, al tenor de sen él puede admitirse discusión
sus Reglas aprobadas por la Santa nacerca de las cualidades de la pre-
Sede, usan de doble profesión, sim- t e n d i e n t e , pero el escrutinio ha de
ple y solemne. ¿Qué deberá, pues, «hacerse por sufragios secretos. Aho-
observarse si conforme á las Consti- »ra bien, si todos ó la mayor parto
tuciones de tales Institutos, ó la »de los sufragios son opuestos á la
dote debe entregarse antes de la pro- íadmisión á la profesión solemne, de
fesión solemne; ó los privilegios (en «modo que, aun considerado el artí-
especial los sufragios piadosos des- «culo IV del mismo Decreto, se trato
pués de la muerte) son menores para «de despedir del Convento á la her-
las religiosas de votos simples; ó (lo «mana, el caso debe someterse al
que así más bien parece) la Superio- «juicio de la S. Sede, á la cual por lo
ra General tuviera la facultad de «tanto enviará el Ordinario, ó, por lo
despedir á las profesas de votos «que hace á los Conventos exentos,
simples? ¿Lo que en los susodichos «el Prelado Regular, exacta relación
números se declara, es preceptivo para de todo.s
todos absolutamente los Institutos «A la I I I . Las profesas de votos
de votos solemnes, ó sufren excep- «simples no están obligadas fuera
ción respecto de las Ordenes ó Ins- «del coro al rezo del oficio divino.
titutos que, bien sea en la regla «A la IV. En los casos partícula-
bien en las constituciones, tienen ares debe recurrirse.»
disposiciones especiales en cuanto á Roma 28 de Julio de 1902.
lo predicho? Fr.'J. M. Card. Gotti, Prefecto,
F. Giusüni, Secretario.
i ^ s « i ' í S t « í ^ N í t ^ % « " v ^ > * f T ^ " T " * í T 5 i • V ' r ^ r - t t / ] \ i v T - * « - " T - J I ^ í « ^ r - t i ^ í • í - T S I « í * s » • r - » • • r s i » T » P K ¡ * * T . « 5 T ^ * ~

BIBLIOGRAFíA

V CUADROS SINóPTICOS D E INDULGENCIAS DEL CARMEN

39» L Breve de Pió I X , 15 de Enero de ninguna manera á las locales


de 1855, concediendo á todos los Co- para los mismos, sus terceros, cofra-
frades del Carmen que donde no ha- des, y demás fieles, en sus iglesias,
ya Iglesia de Religiosos ó Religio- ni de las reales y personales á sus
sas de esta S. Orden pueden ganar terceros, cofrades y fieles en general;
todas las indulgencias visitando su ó por no distinguir las propias á los
propia iglesia parroquial; y su De- roligiosos, terceros y cofrades, de las
creto Urbis et Orbis, dado por la 8. comunes á todos los fieles, ni tener
Congregación do-Indulgencias en 18 en cuenta la reducción hecha por la
de Septiembre de 1862, que concede S. Congregación aprobada por Pío
á los mismos Cofrades, que por en- VI en 9 de Julio de 1777, han intro-
fermedad habitual, crónica, ó por al- ducido no poca confusión en asunto
gún impedimento físico permanente de tanto interés para los fieles y co-
no puedan salir de sus casas, que frades.
ganen las mismas indulgencias con El notabilísimo incremento que
tal que confesados y verdaderamen- ¡gloria á Dios y á la Virgen Madre!
te arrepentidos, por la santa comu- ha tomado en estos últimos años la
nión y visita de la Iglesia, practi- simpática devoción á Ntra. M. Sma.
quen fielmente las obras pías que del Carmen, y el piadoso y siempre
les imponga su confesor; y otras creciente entusiasmo de los fieles
muchísimas concedidas á los que por vestir su 8. Escapulario, que
visten el S. Escapulario del Carmen, apenas habrá feligresías en que no
hacían sentir la necesidad de fran- se cuenten por cientos y aún por mi-
quear los tesoros de nuestra 8. Or- llares, los que cubran su pecho con
den del Carmen, resumiendo sus Bu- tan preciosa librea y defensivo bro-
larios al alcance de todos los fieles quel, nos hace creer ser de sumo in-
y muy en particular de los que vis- terés, y aún de gran necesidad, co-
ten su S. Escapulario, que son los leccionar en grandes cuadros sinóp-
únicos ¡y verdaderos cofrades del ticos las GRACIAS ó INDULGENCIAS DE
Carmen. NUESTRA 8. ORDEN, V. O. TERCERA,
IGLESIAS Y COFRADíAS, ASí PARA TODOS
A llenar este vacío vino el Suma-
LOS FIBLBS BN GENERAL, COMO PARA
rio de Indulgencias á Religiosos, Terce-
LOS COFRADES EN PARTICULAR, CON UN
ros y cofrades del Carmen, como á todos
APéNDICE DE LAS QUE SON PROPIAS á
los fieles que visitaren las Iglesias de
LOS RELIGIOSOS Y TBRCKROS. Cuadros
su Orden, que aprobado por la S. Con-
gregación de Indulgencias en I o de que colocados en las puertas de
Diciembre de 1866 publicó un reli- nuestras iglesias, de todas las parro-
gioso de mi S. Orlen de Carmelitas quias y aun en las habitaciones de
Descalzos, y del que en 1880 se hizo los cofrades del Carmen, han de con-
en Buenos Aires una segunda edi- tribuir no poco á fomentar más y
ción, como la primera, agotada ya; más la piedad y devoción á la Excel-
y algunos otros que, por no darse sa Patrona, Señora y Emperatriz del
cuenta de que la supresión de in- Carmelo, y abreviar las penas de sus
dulgencias hecha por Paulo V, 23 de hijos que padecen en el Purgatorio.
Mayo de 1606, solo se entendía de Nada pondremos sin antes compul-
las personalísimas á los religiosos y sarlo bien con los originales que se
764 JSL MONTB CARMELO

guardan en nuestros archivos; con en las habitaciones amuebladas con


los Bularios de Ntra. Orden aproba- ol mejor gusto. Su precio ha de ser
dos por la Sagrada Congregación de próximamente de 3 pesetas cada uno,
Indulgencias, ni sin sujetarlo á las y tomando los dos juntos por 5 pese-
reglas dadas por la misma sobre esta tas, y á los que tomaren muchos por
materia, á la doctrina de los teólo- cada 12 se les dará uno de más. El
gos y canonistas más notables, así pago adelantado, y los gastos y ries-
antiguos como modernos, sobre todo gos de portes y caminos de cuenta
de nuestros Salmanticenses y nues- del comprador que podrá pedirlos
tro Derecho propio que tan magis- certificados.
tralmente y coi: tanta claridad tra- A la minuciosa, clara y distinta
taron este asunto, y al examen y enumeración de dichas gracias é in-
aprobación de Ntra. 8. Orden y Sa- dulgencias, y á guisa de notas mar-
grada Congregación de Indulgen- ginales, acompañará un tratado bre-
cias. ve pero claro y completísimo así de
Los cromos medirán de 90 crin, á las indulgencias en general, su va-
1 metro en largo, por 60 á 65 crin, en lor, interpretación, etc. como de las
alto, y constarán de una preciosa que detallamos en particular con las
orla á varias y delicadas tintas lito- Bulas, forma de concesión y cuanto
gráficas ó cromolitográficas, que lle- acaso sea menester; todo útilísimo
varán á su cabeza el de las Indul- no solo para los Rvdos. Sres. Confe-
gencias de nuestras Iglesias para sores, Párrocos, etc., sino también
todos los fieles y en particular para para todos los fieles y cofrades en
los Cofrades en su parroquia, á Nues- general.
tra M. Stma. del Carmen alargando Suplicamos por N.t ra - M. Sma. dol
la enseña de sus misericordias, el Carmen á nuestros hermanos y her-
Santo Escapulario. En la orla, varios manas los Carmelitas Religiosos,
santos y alegorías de nuestra S. Or- Terceros y Cofrades de nuestra S.
den, y al pie varios fieles en actitud Orden y á todos los entusiastas do-
de súplica á la misma M. del Carme- votos de la Señora y su Sto. Escapu-
lo. En el de los COFRADES, á la misma lario que cooperen con sus oracio.
soberana cjeñora en su descenso al nes, propaganda, limosnas y pedidos
Purgatorio, ó sea el Sábado del Car- á que sea numerosa la tirada de es-
men para sus cofrades. En la orla, tos cuadros que de tanto honor es-
aquellos venerables y Santos de la peramos han de ser á nuestra excel-
Orden que fueron más piadosos con sa Reina, porque así lograremos que
los fieles difuntos y algunas alego- la reducción de precios los ponga al
rías del purgatorio, y al pie un gran alcance de todos sus devotos y á quo
escudo de la Orden. La delicadeza con tiempo, aun sin enviarnos su im-
de sus tintas y la armónica combi- porte, que no fijamos aun, anuncien
nación de sus imágenes y colores les sus pedidos al menor de sus herma-
harán dignos de ser colocados aun nos en Xpo. J h s . de T.
J^R. ^ Í G U E L DE LA ¡SODA. J^AMIUA,
O. D . I .

Conve nto de Carmelitas Descalzas de Salamanca.

>-«^j^~—'
Alvay, Agosto 1902.
REVERENDO Y AMADO P. DIRECTOR:
Extrañaría V. R. que en mi anterior, escrita la víspera de Ntra. M. San-
tísima del Carmen, que fué nuestra llegada, nada le dijera de esta festivi-
dad, que con tanto entusiasmo celebra nuestra Orden en todas partes, como
prueba de gratitud y correspondencia al afecto, del todo particular, que
María nos profesa, y en conmemoración de la dádiva inapreciable del San-
to Escapulario, que nos distingue y ennoblece. Pero de propósito no quise
entonces decir nada sobre el particular, porque no se celebraba la fiesta,
pues debido á las grandes lluvias é inundaciones que todos los años vienen
en el mes de Julio, es ya costumbre que la fiesta del Carmen se celebre el
día 15 de agosto. Voy pues á describirle una elección y una fiesta, elección
que por las muchas ceremonias de su ritual cualquiera creería que se trata
de elegir un Presidente de los Estados Unidos, ó un Jefe de gobierno de
otra poderosa nación, y es ¡pásmese! la elección de Presidente do la Cofra-
día del Carmen.
Invitado por N. Rvdo. P . Vicario Provincial Fr. Policarpo, fui desdo
Alvay, mi residencia, á Verápoly para celebrar la fiesta, y con objeto de
descansar un poco del pesado estudio de la lengua malayal ó malavar, anti-
cipé algunos días mi viaje. Fué esto una buena determinación, porque si
hubiera ido la víspera de la fiesta, como hicieron los otros misioneros, no
hubiera podido presenciar lo que le había de escribir.
Para el día 7 que había de comenzar la novena, estaba ya nuestra Igle-
sia de Verápoly adornada elegantemente, y, como dicen los del pais, como en
ninguna parte. Las paredes cubiertas con grandes cuadros de colores, pinta-
dos á brocha gorda sobre papel, representando los principales pasages del
Génesis, desde la creación del hombre. Y en verdad que simulaban hermo-
sos tapices, pero habían de ser mirados á un kilómetro de distancia, pues
de cerca hacían reir é impedían el recogimiento y gravedad propios del lu-
gar, á nosotros los europeos, no á los del país que lo aprecian y se enorgu-
llecen porque otras iglesias no lo tienen. Había bastantes arañas de cristal
y otras para vasitos de aceite, con un buen número de fanales y más de
treinta ángeles con cara y manos de cera, vestidos de papel de diferentes
colores; en fin la Iglesia se vestía dé gala y sonreía á todos llamándolos á
celebrar la gran festividad.
766 . EL MONTE CARMELO

El día 7 á las seis de la tarde se dio principio á las funciones del nove-
nario con la bendición de la bandera de la Virgen del Carmen, que hace
el P. Misionero con toda solemnidad, revestido de capa pluvial y en presen-
cia del pueblo, cantando el Liudate Dominum omnes gentes al izarla en la
torre; comienzan ya los toque3 de campanas, tambores y gaitas sucesiva-
mente repitiéndose tres veces, para llamar la gente á la novena. Esta con-
sistía en rosario rezado, letanías cantadas á toda orquesta, (del país) ó sea
condos violines, un bombo, hierrillos y tres voces; seguía la Salve que ento-
naba el Preste con capa pluvial, entre dos hileras de Cofrades con su uni-
forme y velas encendidas; concluida la Salve cantaban el Ape María Stella,
todo con la orquesta antes indicada, sin pipóles y sin batuta. Me acordaba
yo de los solemnes novenarios que se hacen en nuestros conventos de Espa-
ña, y, he de confesar mi flaqueza, sentí ap3naio el corazón, pero cuando
echaba de menos la pompa, majestad y lujo de las funciones de ahí, me con-
solaba contemplando la fe y entusiasmo de estas gentes con la sencillez y
naturalidad que se revelan en todos sus actos! Cuántos cristianos viejos do
Europa podrían aprender la compostura y atención en el templo de estos
nuevos cristianos! A las 8 de la tarde concluía la novena y muchos de los
cofrades y otras personas tenían que volver de noche á sus respectivos pue-
blos ó bosques, hasta dos horas de distancia, navegando por los ríos en pe-
queñas barcas, porque en esta misión de Verápoly no se puede hacer un
viaje que no tenga que navegar poco ó mucho por los ríos ¿No es/verdad que
esto revela fe y entusiasmo en estos cristianos?
He dicho antes que los Cofrades asistían con su uniforme y casi me
sabe mal haberlo insinuado, porque de explicarlo es fácil que los Cofrades
y Terceros de España tengan envidia á los de aquí, pero no; saben muy
bien que no es el hábito el que hace al monje y que solamente el Escapu-
lario es el que tiene la virtud de hacernos hijos especiales do María y co-
municarnos sus gracias.
Consiste, pues, el uniforme de los Cofrades de aquí en un Escapulario
grande como el que llevamos los religiosos, pero blanco, unido á una
capa blanca y grande como la nuestra, encima una muceta encarnada, como
los Doctores, y sobrepuesto un pequeño Escapulario. En sí es bonito el
uniforme y cuando se reúnen muchos en alguna función ó procesión, le da
mucho realce y solemnidad, pero se hace raro para nosotros verlos tan ele-
gantemente vestidos y que llevan las piernas y pies desnudos y negros.
Esta Cofradía de Verápody es muy floreciente, sin duda porque es la
más antigua y hay más medios en esta iglesia por sor la casa matriz de la
misión. Y aunque aquí todos los cristianos visten el Santo Escapulario y
por lo tanto pertenecen á la Cofradía, esta Asociación ó grupo de que me
ocupo es como una selección de la misma Cofradía que tiene sus estatutos
especiales para su gobierno: los hombres que se inscriben han de ser fervo-
rosos cristianos y cuya conversión venga lo menos de la quinta generación,
las mujeres son admitidas también, pero no tienen ningún distintivo, par-
ticipan de sus gracias y contribuyen con su óbolo al sostenimiento de la
misma y á las funciones que celebra.
Como en este país no se puede prescindir de las castas hasta en los ac-
tos religiosos, porque es una convicción que llevan con la sangre, y tan
sagrada para ellos, casi me atrevo á decir como la misma fe, la J u n t a de
la Cofradía debe constar de miembros de todas las castas, ó por lo menos
CRÓNICA CARMELITANA • 767

de los que cuenten con 'número considerable en la Cofradía. Así por ejem-
plo la casta de los Parranquis lia de tener tres miembros en la J u n t a porque
son bastante numerosos por lo mismo que dista este lugar tan poco de
Coehín donde hay tanto elemento portugués. Porque hay que saber que los
Parranquis vienen, según ellos dicen, de los primeros siervos que tomaron
los portugueses cuando se establecieron en Coehín, aunque lo más seguro
es, según otros, qne son mulatos de los portugueses y forma la casta lla-
mada Parranquis que luego se subdivide en otras tres, la de los sietecien-
tos ó sea de los que servían á la mesa á los portugueses, la de los quinien-
tos ó sea de los que trabajaban los jardines y la de los trescientos ó sea la
de los que llevaban el paranchino; pero esto no viene ya al caso; vamos á la
elección.
El sexto día del novenario debe renovarse todos los años la J u n t a de la
Cofradía. Para dicho acto se reúnen todos los cofrades en nuestra casa
misión. El P. Misionero está en un cuarto y van entrando uno después de
otro los Cofrades y le indican el candidato que quieren elegir, y de esta
manera el que ha reunido mayoría de votos es nombrado Presidente; luego
se eligen en la misma forma los cargos de la Junta. Concluida la elección
se da á conocer el Presidente á los Cofrades y se les invita para Ja procla-
mación y coronación (sic) del Presidente al siguiente día.
Séptimo día de la Novena, después de rezado el losario y cantadas las
letanías, sale al altar el P. Misionero vestido de capa pluvial y hace la
proclamación del Presidente y de la Junta; acto seguido les dirige una plá-
tica y concluida esta viono la coronación. Arrodillados los de la Junta, en
las gradas del altar con el Presidente en el medio, les va colocando el Pa-
dre en la cabeza un a pequeña corona, la cual, por ser para la fórmula y la
mismo para todos, es sustituida enseguida por otra de cartón que llevan
ellos preparada, adornada con flores de papel de oro, luego les echa agua
bendita y se canta el Te Deum al mismo tiempo que tocan todas las cam-
panas, tambores, violines y bombo, cantando el Te Deum se lleva al Presi-
dente en procesión en medio de todos los Cofrades . y seguido del Preste y
do todo el pueblo un buen trecho por fuera de la iglesia. Luego que regre-
san concluye el himno de acción de gracias y termina la función. Enton-
ces el P. Misionero, depuestos los ornamentos sagrados, acompaña al Pre-
sidente un largo trecho fuera de la iglesia con el estruendo de tambores,
gaitas, violines y bombo; y congregado todo el pueblo le felicita y se rotira.
Entonces comienzan las salutaciones, alabanzas y gritos del pueblo. Este
día y el siguiente adorna el Presidente su casa con gallardetes y bando-
rolas y se disparan muchos morteretes que hacen la salva al Presidente.
El día de la fiesta del Carmen hace un convite en su casa, pero este año por
caer en Viernes se anticipó dos días (1) Para este convite invita el Presi-
dente á todos los Cofrades y á los amigos y conocidos de los pueblos del
rededor, este año asistían á comer unos mil hombres, mujer no asiste nin-
guna, pero es ley que todo invitado después de comer tiene que depositar
una cantidad (estaño está determinada) en una caja á manera de cepillo,
que es para el Presidente. De donde resulta que algunas veces el que ha
invitado paga todos los gastos con lo que ha recogido en el cepillo y queda
aun con superávit. La comida consiste en una vaca con arroz. Primero

(1) Los cristianos de esta misión guardan abstinencia de carne todos


los viernes y sábados del año.
768 BL MONTE CARMELO

comen los de la casta más elevada; no hay mesas, ni platos, ni cubiertos, ni


servilletas; en pedazos de hojas de plátano se les sirve la ración; se sientan
en. tierra y' puñado de arroz y puñado de carne, van despachando su ración
para volver á tomar otra. Cuando han concluido los de osta casta se mar-
chan y entran los de otra casta inferior y así las demás, de suerte que los
de la última casta tienen que esperar á comer hasta las 4 de la tarde y á
veces más aún.
¿Qué le parece del ceremonial de esta elección? Después decimos que es-
tos pobres son bárbaros y medio salvajes. Los ministros de España y aun
los de Inglaterra que tan apurados andaban para arreglar el ceremonial de
la proclamación y coronación de sus respectivos reyes podían haber pedido
instrucciones á estas gentes y hubieran evitado tantos dolores de cabeza.
Yo, presenciando estas ceremonias me acordaba de las fiestas que en
Abril tuvieron lugar en Madrid y dudo que hubiera ahí más entusiasmo
por el Rey que el que manifestaban aquí por el Presidente de la Cofradía.
Octavo día de la novena, víspera de la gran festividad, llegaron á Verá-
poly los misioneros de Ernáculam Padres'Juan Vicente, Julián y Ángel
y el P. Gredeón de nuestro Seminario de Puttempaly. A las 7 de la tarde
se cantaron solemnes vísperas y acto seguido se organizó la primera proce-
sión. Como era de noche y había de recorrer un buen trecho del bosque,
además de las velas de los Cofrades nos iluminaban con luces de bengala,
y verdaderamente parecía una cosa ideal ó fantástica el aspecto que daban
á la procesión la viveza y variantes de las luces de bengala que reflejando
en las copas de los árboles que se extendían formando un toldo, parecía un
dosel de esmeraldas que la naturaleza había preparado á la reina de las
flores y Madre de la Santa esperanza.
Luego que regresamos á la iglesia y se concluyó la función, preparan
en la misma plaza de la iglesia un hermoso castillo de fuegos artificiales
que nos sorprendió por la variedad de figuras que presentaron, pues creía-
mos que estos indios tan ignorantes y atrasados en todo no eran capaces do
presentar una cosa tan bien hecha.
El día de la gran fiesta á las 9 y media de la mañana se cantó la solemne
misa que me encargaron á mí teniendo de diácono al P . Julián y subdiácono
un sacerdote indígena que ayuda á los Padres en la Parroquia, mientras, en
el coro ejecutaron al Armoniun una bonita misa á tres voces los Padres
Elíseo, Bernardo y Ángel bajo la batuta del P. J u a n Vicente cuya hermosa
voz tenía como admirados á todos los presentes. Concluida la misa s'ibió al
pulpito el P . Policarpo Vicario Provincial que hizo el sermón de la fiesta, de
cuyo sermón nada pnedo decir porque era en Malayalam y no entendí una
palabra. Acto continuo se organizó la procesión segunda á las 11 do la ma-
ñana y la Virgen del Carmen ora llevada en triunfo como Reina y Señora
de este país que poco ha rendía vasallaje al demonio. Como la procesión
recorría la orilla del río, en este hacían ios marineros con sus barcas her-
mosos juegos honrando de esta manera á la Virgen y solemnizando más la
fiesta.
Para esta fiesta de la mañana llegaron el P . Rector de nuestro Seminario
de Puttempaly y el P. Clemente profesor del mismo, de suerte que pudimos
reunimos nu^vo misioneros.
Aquí dobía terminar mi relación porque para todos concluyoron las fies-
CRÓNICA CARMELIÍANA 769

tas esta mañana menos para mí qu? me esperaba un consuelo muy grande
el día siguiente.
En efecto, Ntro. P . Vicario Provincial Fr. Policarpo tan amable y con-
descendiente con nosotros, me indicó si quería bautizar ocho infieles con-
vertidos, que estaban preparados para entrar en la Iglesia, invitación que
yo acepté con graniísimo consuelo de mi alma, pues si no eran convertidos
por mí, era yo el quo le3 introducía en la Iglesia, lavaba sus almas con las
aguas del bautismo, rompía las cadenas con que les tenía esclavizados Sa-
tanás y los presentaba á Dios como ovejas perdidas qne volvían al redil de
su Sagrado Corazón. Eran cinco hombres y tres mujeres de edad de 25,
á 50 años. Después do bautizarles les impuse el Santo Escapulario para que
al mismo tiempo que les hacía hijos de Dios fueran también hijos especia-
les de la Virgen del Carmen.
Comprendo, P . Director, que me he alargado más de lo que pensaba y
acaso más de lo conveniente, pero la culpa la tienen los lectores de E L MON-
TE CARMELO, pues por el deseo de darles un rato de solaz con las noticias
de este país me he extendido en pormenores que hubiera podido omitir, y
así siendo ellos la causa, espero la indulgencia y perdón.
Queda siempre do V. R. afmo. hermano,
F R . PLáCIDO M. a DEL PILAR.
C D. Mis. Apost.
CARTA DEL MONTE CARMELO.—M. R. P. Director de E L MONTE CARMELO:
Esta vez voy á mandarle á V. ñ. la reseña de una función religiosa que tu-
vo lugar el día 7 de Septiembre en nuestro Convento de Monjas Carmelitas,
con motivo de la toma del Santo Hábito de dos novicias. Nada tiene de par-
ticular, al parecer, el que se haya verificado una función religiosa de este
género, pero la circunstancia de ser las novicias españolas (navarras) esto
sí que es extraño y pocas veces visto en estos países.
Las dos jóvenes vestidas de blanco y con hermosas guirnaldas de flores
en la cabeza se dirigieron á la Iglesia acompañadas por el señor Cónsul Es-
pañol y su señora que apadrinaron á las novicias. Comenzó la ceremonia
con las preguntas que se acostumbran hacer á las postulantas sobre su vo-
cación y los motivos que les mueven á abandonar el mundo y abrazar el
estado religioso; luego se cantó en castellano—la primera vez que se ha
cantado en Caiffa en esta lengua—el himno Bendita sea tu pureza, y acto
continuo el R. P . Vicario del Monte Carmelo dirigió á las dos novicias
una elocuente y fervorosa exhortación á las prácticas de la vida religiosa
«por medio de las cuales las esposas regaladas de Cristo se unen en amor á
su celestial Esposo»; hizo resaltar las tres cualidades que adornan á Jesús
y que le hacen el mis amable de los esposos, á sabor: «que es hermosísimo,
riquísimo y fidelísimo». Concluida la plática, se ordenó la procesión, á la
que asistieron, la Comunidad del Carmelo con capas blancas, los señores
Cónsules de España y Francia, con sus respectivas familias, la familia del
Cónsul de Italia, el Comandante del vapor que conduce á la peregrinación
francesa y toda la población católica de Caiffa; llegada la procesión á la
puerta reglar entraron al Convento las novicias que fueron recibidas por la
Comunidad allí reunida con capas y velas encendidas. Terminó el acto con
la Bendición con el Santísimo Sacramento..—El Corresponsal.
Santo. Monte Carmelo, 9 de Septiembre de 1902.
C t f O N Í C A • • • • «

• • • • •

CAUSAS DE BHJATIFICACIóN DE UNA PRINCESA Y DE UNA ARCHIDUQUESA.—


En su sesión del 12 de Agosto último la Sagra la Congregación de Ritos
s i ocupó, entre otras causas de beatificación, en lale la venerable siorva de
Dios, Luisa de Francia, hija de Luís XV, en Religión Sor Teresa de San
Agustín.
Sor Teresa de San Agustín ha sido una de las figuras más sobresalientes
de la descalcez Carmelitana.
Habiendo sido remitido á Roma el expediente incoado en Austria para
la introducción de la causa de beatificación de la Archiduquesa Magdalena,
ha empezado á instruirse dicha causa por la Curia romana.
La Archiduquesa Magdalena fué contemporánea de Enrique IV" de
Francia y Felipe I I de España y murió en olor de santidad en una pequeña
ciudad del Tirol. *
Los AñOS DE PEDRO.—El 3 de Septiembre cumplió Su Santidad el Papa
León XIII veinticuatro años, seis meses y catorce días de Pontificado.
Igualaba así la longevidad pontificia del Papa Pío VI, que no fué exce-
dida después más que por Pío IX.
En la serie de los Soberanos Pontífices, el Papa León X I I I toma desde
este punto de vista el segundo lugar después de San Pedro.
El 27 de Abril del año próximo cumplirá, si Dios quiere, los.años de San
Pedro, y el buen estado de su salud permite augurar que los católicos po-
drán festejar este hecho extraordinario.
UNA CARTA DE Su SANTIDAD.—Habiendo dado conocimiento el Cardenal
Richard al Soberano Pontífice de la invitación que aquél ha dirigido á los
fióles de la Archidiócesis de París y á los demás Obispos de Francia para
renovar solemnemente, el voto de la nación vecina al Sagrado Corazón de
Jesús, Su Santidad se ha dignado responder al Cardenal citado" en los tér-
minos siguientes:
«LEÓN PAPA X I I I
«Querido hijo nuestro: Salud y bendición apostólica.
»Con verdadero júbilo hemos leído vuestra carta última, que es una
nueva prueba del laudable celo que habéis desplegado siempre en pro do
los intereses religiosos en Francia.
•»Nós participamos de la tristeza que seguramente experimentáis en es-
tos momentos; pero queremos que reanime vuestro valor la esperanza de
ver al dulcísimo Jesús, á cuyo augusto Corazón habéis nuevamente consa-
grado Francia, acordarse de su misericordia y dar la paz á las almas que
la desean.
CRóNICA GéNíéRáL 111

»¡Sea nuestra bendición apostólica prenda de esa paz! Nos os la otorga-


mos en el Señor con toda la efusión de nuestro corazón, á vos, querido hijo
nuestro, y á todos los católicos de Francia.»

RESUMEN POLíTICO.—Con la solemnidad establecida por la ley orgánica


del Poder judicial se verificó, el día 15 de Septiembre, la apertura de los
tribunales de justicia; la nota saliente de ese acto fué el discurso pronun-
ciado por el Ministro de Gracia y Justicia, señor Montilla. Tanto por la for-
ma como por el fondo, el discurso ha merecido muy duras censuras de la
parte más sensata de la prensa. Va ya picando en monomanía la ojeriza que
nuestros Ministros tienen al Sacramento del Matrimonio; ya el señor Wey-
ler se metió á Pontífice legislando acerca del matrimonio de los militares,
y ahora el señor Montilla, en su desdichado discurso, quiere Pontificar co-
mo su colega legislando acerca del matrimonio de los paisanos y de los mi-
litares. ¡Si serán clericales! Verdaderos desatinos y verdaderas enormida-
des ha sostenido ol señor Montilla al tratar del asunto, pues cree que la in-
tervención del médico en el matrimonio es más cristiana aun que la inter-
vención del sacerdote, y hace depender de la sanidad física el bien moral;
ésto ni que decir tiene que es materialismo puro.
Otro de los errores que sostuvo el Ministro fué la negación de la indo-
fectibilidad de la Iglesia Católica, puesto que afirma que los resortes de la
moral religiosa pueden menoscabarse y gastarse; acepta también la doctrina
Rousiniana en el orden social, afirmando que la sociedad no es otra cosa
que ol conjunto de los individuos.—Mas dejemos al señor Montilla que ya
le están contestando cumplidamente los periódicos católicos, y digamos
algo de la Nota. Esta Nota no es ya la del Vaticano á nuestro Gobierno, es
la del Gobierno en contestación á la Nota del Vaticano; ya por fin la re-
dactó el señor Ministro de Estado, ya por fin fué discutida y aprobada en
Consejo de Ministros, y á estas fechas estarán delibarando sobre ella los
Eminentísimos Cardenales. Claro está que cuanto se afirme acerca del
contenido de la Nota son meras conjeturas que deben ponerse en cuaren-
tena. Solo á títnlo de información ponemos aquí lo que sobre el particular
han traído los periódicos. Los tres puntos fundamentales que contiene la
contestación á la Nota del Vaticano son los siguientes:
1.° El Gobierno reconoce que Jas Ordenes religiosas forman parte inte-
grante de la Iglesia, y que, por consiguienta, están sujetas á la dependen-
cia y jurisdicción del Santo Padre.
2.° Que aceptando este principio, el Gobierno desea llegar á un acuer-
do con la Santa Sede para determinar, con objeto de evitar nuevas dificul-
tades para el porvenir, las órdenes religiosas que han de tener vida legal en
España, sin que se haga cuestión cerrada el que sean las mismas que esta-
blece el artículo del Concordato, sino que el fijar qué comunidades han de
ser es lo que será la base del acuerdo.
3.° Se acepta por el Gobierno español la Comisión mixta que ha de
proponer la reducción en lo posible del presupuesto del Clero.
Bien puede afirmarse que las gestiones del Gobierno liberal en la lla-
mada cuestión religiosa han terminado, pues para cuando llegue la réplica
del Vaticano ya se habrán realizado en España acontecimientos políticos,
en virtud de I03 cuales ol partido liberal habrá resignado el Poder en ma-
nos ed los concentracionistas ó en manos de los conservadores.
UN VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO.
iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

VI

Dejamos a Di ñora abrazada á la deseo fuera hacer la abjuración del


imagen de la Virgen del Carmen, Pa- protestantismo en el mismo vapor y
trona del Cincinati, regándola con el mismo día, pero el capellán del
santas y dulces lágrimas que fluían Cincinati fué do parecer que tan
de sus ojos con abundancia. ¡Di- grandioso acto se dejara para des-
chosa ella si al verse precisada á pués de su llegada á Liverpool yjque
desprenderse de tan celestial objeto, durante este corto intervalo se ins-
jamás pierde de vista el luminoso truyeran en la santa doctrina de la
faro ó la refulgente estrella cuya luz fe que iban á abrazar. Así se hizo en
le ha hecho ver los objetos en su pu- efecto. Si bien Dinora manifestó do-
ra realidad, la verdad en toda su cla- seosde ir áRoma y allí ante elmismo
ridad, el cielo en toda su grandeza Papa abrazar el catolicismo, como
y á Dios en toda su inefable majes- realmente lo verificó ante el Sumo
tad. Pontífice Gregorio XVI. Sola esta-
Bien puede llorarla ilustre joven cón versión atrajo más bien á la reli-
americana, pero sus lágrimas no han gión y más gloria al catolicismo que
de ser arrancadas por la tristeza ni todas las demás conversiones que
por alguno de los motivos que empe- fueron el maravilloso efecto del es-
queñecen y degradan el alma, sino capulario de la Virgen del Carmen.
por los impulsos de la más pura ale- Pero digamos de una vez quién fué
gría, como que las fuentes de sus dos nuestra heroína. Era en efecto, la
ojos son fuentes de que mana agua hija del célebre general norte-ame-
do vida eterna. ricano Coppinger, como se supuso
Al mismo tiempo pedían abrazar desde un principio. Había nacido en
el catolicismo sus dos sirvientas, Bostón, llamada la Atenas de los
gran parte de la tripulación y buen Estados Unidos, fué bautizada en la
número de pasajeros. (1) Su mayor iglesia luterana por pertenecer á ella
sus padres, y educa la en la misma
(1) Entre ell.-s había luteranos, ciudad con todos los cuidados que
judíos, 3 turcos y un librepensador, requería su alta posición. Emparen-
tada con lo más alto y aristocrático
Carbó, único en su género en todo el de la América del Norte, contaba
vapor.
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 773
entre los miembros de su familia á, tenso país de los Estados Unidos.
grandes banqueros y afamados em- Desde entonces mantuvo Dinora
presarios de la Unión. Estaba versa- Coppinger continua comunicación
da en .todas las artes y ciencias y si con Gregorio XVI.
no poseía todas en toda su perfec- De este modo recorrió la joven
ción, de todas comprendía lo sufi- americana gran parte de las ciuda-
ciente para poder formar una mujer des de Europa deteniéndose con es-
ilustrada al estilo del siglo en que pecialidad en los monumentos reli-
vivía. giosos que tanta impresión causaban
Pero sobre todo tenía la desgracia en su alma. Ideas grandiosas arre-
de ser una fanática y empedernida bataban su espíritu hacia las esferas
luterana, causa esta que motivaba más sublimes de la verdad y aquella
sú viaje á Europa. ¿Adonde se di- grande alma en vez de llenarse de
rigía? ¿con qué fin? Hé aquí dos pun-. satisfacción al admirar tanta gran-
tos muy importantes en la historia deza, sacaba un gran desprendi-
de la señoritaDinora Coppinger, para miento de todo lo terreno, y el vacío
poder hacer de ella un Saulo al prin- inmenso que sentía en su oorazón,
cipio y un San Pablo más tarde. La la arrastraba insensiblemente, pero
heroína objeto do esta reseña era la con fuerza irresistible, hacia aque-
portadora de inmensas sumas de di- llos lugares de retiro donde las al-
nero para las misiones protestantes mas gimen y lloran y suspiran por
de Asia y África. Aquellas sumas lo eterno é infinito, cuya única pose-
que ascendían á más de ciento cin- sión puede llenar los inmensos va-
cuenta mil dollars, los había puesto cíos de las almas grandes.
en gran parte de sus propios fondos ¡Qué grandiosos y llenos de miste-
y de los de sus parientes, y la otra rios le parecían aquellos monaste-
parte la había recogido en diferen- rios en que la virgen consagrada al
tes ciudades déla América del Norte, Dios de los castos amores, se ve
oficio en- que ella se empleaba lleva- exenta de los desengaños' de un
da por s » ciego fanatismo. mundo mentiroso y d é l a s tempesta-
Ahora bien: ¿qué uso hizo do aque- des que con tanta frecuencia agitan
llos fondos una vez reconocidos sus el humano corazón! ¡Qué pequeños,
errados caminos y dispuesta á entrar en cambio, se presentaban á los ojos
en las snndas de la verdad? Há aquí de su alma, todos los objetos terre-
la determinación que tomó: Lo que nos que nos encantan durante un
había recibido para las misiones pro- sólo momento, y en el momento si-
testantes, lo devolvió á los mismos guiente desaparecen como humo, ó
de quienes lo había recibido, y lo como fugaces meteoros que se des-
restante destinó para los gastos de hacen en el aire mismo donde se for-
su viaje y á un magnífico obse- maron! Cada iglesia que visitaba, ca-
quio que pensaba hacer al Sumo da convento que veía, cada religiosa
Pontífice el día que tuviera la dicha con quien hablaba, dejaba grabado
de entrar en el seno de la Iglesia en su alma un recuerdo gratísimo y
católica. Todo lo cumplió tal como una impresión indeleble. ¡Qué secre-
se había propuesto Cincuenta mil tas, pero qué poderosas son las voces
dollars entregó á Gregorio XVI á de Dios en sus templos, ante sus sa-
las pocas horas de haber abjurado crosantos altaros, y bajo sus impo-
ol protestantismo, llenando de gozo nentes bóvedas! Ellas alegran y en-
el corazón de aquel bondadoso Papa, tristecen, hieren y sanan, dan muer-
no tanto por aquella suma que aca- te y vivifican.
baba de recibir, cuanto qu>3 esperaba Entre los monumentos que visitó
que aquella joven americana daría la señorita Coppinger, fué el sepul-
magníficos frutos con la conversión cro de Santa Teresa en Alba de Tor-
de su numerosa y aristocrática fami- mos.Cuando todavía era protestante,
lia y quizis con la de gran parte de era muy aficionada á la lectura de
su país. los libros de esta Santa, y movida de
8e entretuvo varios días en Ro- la lectura pasó al deseo de enterarse
ma, admirando sus grandezas, so- de la historia de aquella grande mu-
bre todo sus grandiosos monumentos jer que tan admirablemente escri-
que tanta historia contienen, pero bía, y del deseo pasó al hecho. De
más que todo, en conversar con el suerte que conocía punto por punto
Padre Santo sobre el modo de atraer toda la vida de Teresa de Jesús, y por
al seno de la Iglesia católica el ex- lo tanto nada tiene de extraño le vi-
774 EL MONTE CARMELO

nieran deseos de visitar el sepulcro ceres. ¿Por cuál de los dos extremos
donde yace el cuerpo incorrupto de se decidirá la heroína americana?
la Santa española. En medio de aquella agitación é
incertidumbre en que se encontraba
Lo qtie pasó en el corazón de Di- la joven señorita, la gracia consiguió
nora en los momentos que estuvo el triunfo y se llevó la palma. Los
ante el célebre sepulcro, no es difí- ojos de Dinora se convirtieron en
cil adivinar, porque la escena nada dos chorros de lágrimas y cayó de
tuvo de oculto. La misma Dinora no golpe sobre sus rodillas y allí, apo-
sabía lo q'ue la pasaba, pero lo cier- yada de codos en la verja del pres-
to es que según iba renovando en biterio y ante el sepulcro de Santa
su memoria todo cuanto había leído Teresa, cogida la cabeza entre sus
en Santa Teresa, se iba transforman- manos dirigió á Dios esta hermosa
do todo su ser en otra cosa distinta plegaria.
que ella misma no sabía explicar.
¡Qué terrible impresión le hacía el «Dios de mi infancia y de mi vida
recuerdo de aquellas palabras de la toda, Tu que ves correr lágrimas de
Santa hablando de los luteranos, compunción de los ojos de esta in-
fique querían ecliar á Dios fuera de su feliz criatura, ilumina mi mente y
casa, que Santa Teresa se había movido conforta mi corazón, para que deci-
á hacer sus fundaciones en cambio de da del porvenir de mi vida antes
las muchas iglesias que los luteranos que me levante de este lugar sagra-
derribaban.» Dinora se contaba en- do. Mis sueños se desvanecieron,
tre aquellos luteranos á quienes mis ilusiones huyeron como sombras.
Santa Teresa condenaba. Por otra Riquezas y comodidades no las quie-
parte vela! aprobadas por el mismo ro, adoraciones y rendimentos los
Dios todas las afirmaciones de la detesto. Como espuma de las olas
Santa con la incorrupción de su van desapareciendo mis días y como
cuerpo ¿en qué lugar quedaba Dino- hoja arrebatada por el torrente de
ra en el concepto de Santa Teresa? la vida voy caminando al sepulcro!
Dios mío, antes que se marchite esta
Es verdad que acababa de abjurar flor, antes que se seque mi espíritu,
y de reprobar sus errores, pero todo antes que cese rni aliento, antes que
el tiempo que permaneció en ellos expiren mis días, en estos mismos
¿en qué situación se encontraba su momentos, desde este mismo lugar,
alma? Ideas terroríficas cruzaban me despido de cuanto he amado en
por su mente, angustias de muerte la tierra. Ya no más vanidades ni
envolvían su espíritu, enérgicos lati- ilusiones, no más rendimientos ni
dos sacudían su corazón. También se mentiras. Adiós mis galas y entrete-
ponían ante sus ojos dulces perspec- nimientos, adiós mis planes y pro-
tivas de un porvenir, si bien incierto, yectos, adiós mis amigos, adiós mis
fundado, empero en la esperanza de hermanos y queridísimas hermanas,
emplearlo en una santa e irrepren- adiós mi padre, adiós...» pero aquí se
sible vida. ¿Cómo lo llevaría á cabo? cortó la voz de Dinora; iba á despe-
¡Angustiosa situación! Toda su per- dirse ó iba á decir el último adiós á
sona temblaba de pies á cabeza, sus su madre, no p'ido pronunciar la pa-
ojos no acertaban á ver los objetos labra y cayó al suelo desmayada.
que tenía delante, su lengua no po-
día articular palabra. Ella tenía de- Cinco minutos duró el desmayo.
seos de vivir una vida santa en el Durante aquellos cinco minutos se
seno del Catolicismo, pero sus pa- realizó en Dinora una transforma-
dres y numerosos parientes se opon- ción maravillosa. ¿Fuéle revelado al-
drían á aquel plan, y pondrían ante gún secreto en aquel estado? Obró
sus pasos cuantos obstáculos fueran Dios algún prodigio con su sierva?
imaginables. Todo ha sido un misterio, pero las
obras de la joven han mostrado quo
Crítica situación, á la que había algo de grande pasó por su alma.
de seguirse una resolución que había Pero sea esto lo que fuere, lo cierto
de decidir su presente y futura suer- es, que de aquel desmayo se levantó
te. Dios la llamaba por una parte con firme resolución de ser religiosa
con voz penetrante, Santa Teresa la carmelita hija de Santa Teresa, y do
reprendía por otra, el mundo la pre- ser ella misma fundadora de un con-
sentaba encantos con brillantes co- vento de Carmelitas Descalzáis en su
lores, el cielo la abría sus puertas y país. Sin embargo por aquel enton-
el mundo la convidaba con sus pla- ces no se supo nada de esto, pues
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 775
veía sin duda que su proyecto no de- mucho y hasta querían desheredar*
jaría de presentar graves dificulta- la, por lo que ellas llamaban el horri-
des y quería realizar su plan despa- ble crimen de abrazar el catolicismo.
cio y con mucha prudencia y sobre Pero en medio de todo alzó su voz
todo con mucho secreto. el general Coppinger y habló como
No dejó, con todo, de escribir y no- se supone que hablaría un militar
tificar á su familia el cambio que ha- yankee. Dijo que en la libre Amé-
bía hecho de religión, su abjuración rica no se podía castigar á nadie
del protestantismo y su entrada en por cambios de religión, porque, se-
el seno de la Iglesia católica. «Mis gún decía, todas las religiones eran
queridos padres, escribía desde Alba buenas, aunque á uhos les gustan
de Tormes el día doce de Agosto, ra- unas y á otros les gustan otras, y
zones poderosísimas y pruebas evi- aunque realmente unas son mejores
dentes de la verdad más clara me que otras. El general Coppinger
han obligado á cambiar de religión. quiso explicar su pensamiento con
Me hallo íntimamente convencida comparaciones, á fin de que nadie
de que todas nuestras sectas son fal- quedara en ayunas, por no haber
sas y que sola la religión católica os comprendido aquellas sublimes ra-
la única verdadera y por lo tanto la zones.
única que nos puede conducir á la Decía que entre veinte cañones
felicidad suprema. buenos unos son mejores que otros,
«Siento en toda mi alma el tener' pero que mientras todos eran buenos
que dar á ustedes un disgusto, pero no se podía castigar á un general
sentiría aun mucho más si ustedes no que escogiese uno mediano dejando
siguiesen mi conducta. Puesta la ver- otros mejores. Así habló como un
dad ante los ojos, no hay remedio general; pero no se contentó con ha-
sino aceptarla, no vale cerrar los blar como general, sino también
ojos á la luz, pues esta será siempre quiso hablar como soldado, y pu8o
luz, por más que los ojos se resistan otra comparación que solo en un sol-
á mirarla. La luz verdadera es Jesu- dado podía pasar. Dijo que entre
cristo y la religión de éste es la ca- veinte mujeres hermosas, unas son
tólica. Lo que siento es el no haber- más hermosas que otras, pero quo
la conocido antes. Me dispensarán no se le podía castigar al que qui-
pues, el que haya cedido tan sólo á la siera casarse con la más fea, porque
luz do la verdad, sin que en mi de- aquella le puede gustar más que las
terminación haya tenido lugar nin- otras, ¿y por qué se lo ha de quitar
guna pasión humana ni motivo al- aquel gusto? Yo tengo una esposa
guno terreno». muy fea. decía, pero esa es la que
Creyó Dinora que al recibir sus más mo gusta, ¿por qué me habéis de
padres esta carta, se alborotarían de castigar vosotros porque yo me casé
suerte que no la dejarían en paz con ella? Así sucede con las religio-
un solo momento, en tanto que esta- nes, decía el general yankeeí unas
ba decidida á no volverse á su país, son mejores que otras; la luterana
si es que notaba algún resentimien- es la mejor, pero también la católi-
to en su familia, y determinó irse á ca es buena; por lo tanto, si nuestra
París á esperar la contestación. hija quiere ser católica, dejémosla
Recibió, en efecto, la contestación con su gusto.
en París, pero esta no fué tan dura Todo aquel razonamiento, y toda
como esperaba; muy al contrario, la aquella retahila de disparates po-
daba á entender que no habían visto dría convencerá cualquiera menos al
su resolución con malos ojos. EL pa- que tuviera dos onzas de seso on su
dre do Dinora, el General Comppin- cabeza. Pero que tuvieran ó no tu-
gor, como militar, poco se inmutaba vieran seso en su cabeza las muje-
de los cambios do religión que sus res con quienes hablaba el general,
hijos pudieran hacer. Aunque su hi- ello es que quedaron convencidas
ja cambiara de religiones como de por la fuerza de aquellos sublimes
trajes, lo tenia sin cuidado. Otro disparates y raciocinios soldadescos,
tanto sucedía con los tíos de Dinora, y escribieron á su hija que si bien
pues como buenos banqueros Yan- hubiera estado más acertada en per-
kees se impresionaban por los cam- manecer luterana, sin embargo la
bios de la bolsa, no tanto de los cam- perdonaban su ligereza en haberse he-
bios de religión. Las mujeres ó sea cho católica.
su madre y sus tías so incomodaron Cuando Dinora recibió aquella
776 EL MONTE CARMELO

carta, la salieron lágrimas de com- la nueva fundación. Aunque por


pasión y lástima por aquellas pobres aquellos momentos no determinaron
ulmas pobre las que todavía no bri- nada en concreto, echaron, no obs-
llaba la hermosa luz de la verdadera tante, sus cálculos sobre los medios
religión, y creyó que su primer de- do comunicarse, sobre las pprsonas
ber era convertir a su misma fami- con quienes tenían que tratar ol
lia, la cual no parecía tan empeder- asunto, y convinieron en que Dino-
nida como ella misma había sido en ra escribiera desdo Bjston dando
otro tiempo. Determinóse á no dejar cuenta de todos los pormenores, de
ni omitir ningún medio que Dios le todas las facilidades ó dificultades
inspirase hasta ver á toda su fami- que se presentasen en la realización
lia en el seno de la Iglesia católica. de la empresa.
Habló después con la Madre Prio- Arreglados los asuntos de esta
ra de las Carmelitas descalzas de manera, Dinora preparó su via.je, se
París sobre los medios de hacer un dirigió al Havre, y se embarcó en el
convento en Boston. La Priora la vapor Saint Nazaire con rumbo á
alentó á llevar adelante su provecto New-Yorck.
y ofrecióse á ir ella misma á la
fR. £ DE £TA. J .

JMOTA FIflHLt

A SANTA TERESA

Humilde te pido Que anhela y desea,


Teresa adorada, sufrir el contagio
me muestres la esoncia do santa alegría,
del célico amor. do pura pasión,
Descubre el secreto y atenía á tu aconto
de tu alma abrasada aprende en tus libros
á un alma que sufra, doctrinas que enseñan
etorno temor, la ciencia de Dios.

f-P.

v
-*»fe~stes~-'
SANTA TERESA DE JESÚS

IUJER i n c o m p a r a b l e ,
(santa encumbradísima,
|los más ilustrados sa-
I^S^^Tbios y elocuentes ora-
¥
" dores han querido ha-
blar de ella, y no la han podido
describir; los más renombrados
artistas han querido trasladar su
figura al lienzo ó al mármol, y no
la han podido retratar.
Un Dominico, contemporáneo
de ella, decía que Santa Teresa
no era mujer, que era hombre y
el más hombre de cuantos él ha-
bía conocido: era hófñW^e pn la
valentía, en los alientos esforza-
dos, en las empresas gigantescas
que acometía y llevaba á cabo.
19 Pero era también mujer: y la
más mujer de cuántas han exis-
Q) tido: era mujer-por el amor, por
ai mu muí mi immin nimmmiiiimiiiiimnimmiiiiiimimiimmnmimimniiimimnm

IMAGEN DE SANTA TERESA, QUE SE VENERA EN SANTIAGO DE CHILE.


Preaiiada por S. S. León XIII.

-iiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiHiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiMiimiiiimiiimi*
SANTA. TERESA DB JESÚS 779

la ternura, por esa amable malicia que forma el carácter


mujeril, que todo lo prevé ó adivina, y que les vale las
mejores conquistas.
Era un ser endiosado, que parecía vivir en el cielo
más que en la tierra: Jesús conversaba con ella, y la
regalaba tiernísimamente: los ángeles y santos la asis-
tían; la luz de la gloria la circundaba; la inspiración di-
vina ilustraba su entendimiento; el divino amoir infla-
maba su voluntad.
Y á la vez el ser más humano se dejaba ver entre
los resplandores de su santidad: en contacto con las
realidades de la vida, semejantes á las que nosotros
sentimos á nuestro alrededor, aquella santa no desaten-
día á ninguna, aun las que parecen más vulgares, de-
mostrando en todo su gran sentido práctico, la nobleza
y elevación de sus ideas, la rectitud de su conciencia, su
conocimiento de los hombres, su habilidad en los nego-
cios, su tacto exquisito, su gran fondo de bondad.
Alguien ha advertido ya, y nosotros también que-
remos notarlo, el contraste admirable y á la vez la ar-
monía absoluta que existe entre estas cualidades de la
mística española: entre su lado humano y su lado divi-
do; entre la mujer, de cabeza organizadora y corazón
valiente,y la santa, de amor seráfico y ardientes éxtasis;
la una conversando con los hombres y grangeándose
sus simpatías, la otra conversando con Jesús y gozan-
do de intimidades divinas.
De este doble carácter que en Teresa de Jesús se re-
vela en toda su hidalguía, de este doble aspecto, el hu-
mano y el santo que en ella descubrimos perfectamente
armonizados, podemos aprender esta gran verdad, so-
bre la que conviene fijemos nuestra atención, porque es
de importancia suma: que no hay oposición, ó pugna,
ni puede haberla, que no hay cisma ni división entre lo
humano y lo santo; que se puede ser hombre... ó mu-
jer, con todos los afanes de la vida, con su carácter pe-
780 EL MONTE CÁEMELO

culiar, con los primeros impulsos de la naturaleza, con


los deseos que brotan del corazón, con esos gritos que
expontáneamente se escapan del alma; y á la vez ser
santo, que sobrenaturaliza, que eleva al orden de la gra-
cia todas esas manifestaciones de la personalidad hu-
mana, mientras en presencia de Dios y en una esfera
invisible para nosotros, trabaja por levantar á una altu-
ra cuyas cumbres se esconden en los cielos, el edificio
de su perfección espiritual.
Y así también se logra que converjan á los fines de
la gracia los dones y prendas naturales, y la santidad
se haga personal y tome el carácter que en cada cuál
reviste el ser humano modificado por sus hábitos pecu-
liares, por sus inclinaciones, por sus aptitudes, por sus
deseos y aspiraciones. Lo cual se observa también en
Santa Teresa de Jesús; pues su carácter aún como san-
ta, aparte de otras manifestaciones que revelan aspec-
tos muy hermosos todos y admirables, es, como advier-
te un crítico, muy español, muy castellano. Descendía
Teresa de Jesús de esas arrogantes razas del riñon de
Castilla que seguían al Rey más bien como amigos que
como servidores, y compartían, las glorías de sus con-
quistas, más que como salario de su trabajo, como fue-
ro de su amistad. Así seguía Santa Teresa á Jesús, por-
que veía la bondad de la causa, porque consideraba la
gloria que había en ir con Jesús y llevar su Cruz, no
como los soldados mercenarios que siguen al Rey por
la soldada..Por eso nada la espantaba y, como ella de-
cía, soló" hubiera dejado de servir á Dios si hubiera vis-
to en ello pecado, pero jamás por los mayores sufri-
mientos y todos los trabajos del mundo.
Así, coadunado por admirable manera lo natural y
lo sobrenatural, lo humano y lo divino, logró Santa
Teresa ejercer en todos los órdenes y sobre toda clase
de personas, en su siglo y después de su siglo, tan ava-
salladora influencia cual ningún otro santo ha ejercido,
SANTA TERESA DE JESÚS 781
y cuya causa adecuada no se señala, atribuyendo este
efecto prodigioso ni á su santidad sola ni sólo, á los
grandes dotes de su natural, sino á ese conjunto armó-
nico por el cual se hace intervenir á su santidad en la
resolución de los problemas prácticos en cuyo ambien-
te tuvo que vivir, y á su ingenio, y á su gran corazón,
y á su buen sentido y exquisito tacto, dando color y ma-
tiz, si es permitido hablar así, ó dígase carácter, á su
virtud y á las manifestaciones exteriores de su san-
tidad.
f R . y^NGEL /VS.» DE pTA, TEREíA.

SEPULCRO DE SANTA TERESA


LA GRAN REFORMADORA

A obra magua de Santa Teresa de Jesús, la


que cual ninguna otra de sus obras por-
tentosas ha inmortalizado su ilustre memoria entre los
hombres, fué la grande, la colosal, la gloriosa Reforma
del Carmelo.
No la falta de fervor y buen espíritu de los religiosos
que los hubo sautísimos en los siglos medioevales, sino
los grandes trastornos y las gravísimas turbulencias de
los Estados que estaban constituyéndose, las pasiones po-
pulares que fermentaban en el interior, las interminables
luchas internacionales que traían al mundo en agitación
perpetua y en estado completamente anormal, fueron las
verdaderas causas que hicieron cuasi inevitable alguna
relajación, ó más bien alguna mitigación, en el rigor de
la disciplina monástica.
Estas épocas de decadencia no son ninguna novedad
en la historia de las instituciones humanas, y cabalmente
en las crisis religiosas, sociales y políticas, suele Dios en-
viar al mundo á los grandes genios y á los Santos, con el
destino providencial de enderezar los toi-cimientos, de
levantar lo que cayó, y de hacer marchar á los hombres
y á las sociedades por los caminos de la luz y del progre-
so á la consecución de sus legítimos ideales. ¡Empresa de
Titánesl Porque es necesario resistir con firmeza á la im-
petuosa corriente de los tiempos y de las costumbres, la-
E t PADRE GRACllJ* *83
char con bravura con intereses ya creados, sufrir en silencio la con-
tradicción de los buenos y de los malos, hacer frente al prestigio de
las personas, á la sabiduría de los sabios y á la prudencia de los
prudentes, y transfigurar, en fin, por completo el semblante de las
cosas.
Varones eminentísimos por su ciencia y santidad habían inten-
tado en diferentes ocasiones la Reforma del Carmelo. La Orden Car-
melitana recuerda
con profunda ve-
neración y agrade-
cimiento, entre
otros muchos, los
trabajos de refor-
mación realizados
por el Beato Juan
Soret y el Beato
Bautista Mantua-
no; pero sea la gran
Teresa de Jesús lá
mujer presdestina-
da por Dios en sus
sapientísimos y
adorabilísimos con.
sejos para llevar á
glorioso término
empresa tan gigan-
tesca.
Reformadores de
la talla de Teresa
de Jesús no hay
uno solo. Veréis en
EL P. «RACIáN DE LA MADRE DE DIOS. la historiadelmun-
do grandes reformadores, y grandes capitanes, y conquistadores
famosísimos de imperios, y filósofos insignes que fundaron socie-
dades, y prudentísimos legisladores que dieron leyes á los pue-
blos; pero veréis que los unos contaban con el prestigio de su nom-
bre, y los otros con el prestigio de la autoridad, y éstos con el
prestigio del dinero, y aquellos con el valor heroico de sus solda-
dos y con el prestigio glorioso de su espada: lo que no habéis
visto jamás en la historia del mundo es otro caso como el de
Teresa de Jesús, esto es, que una pobre mujer, una pobre monja, ella
sola, sin favores, sin recursos y sin prestigios, con la contradicción
?84 EL MONTE! CARMELA

de ]iom"bres ilustrísimOs por'sus letras-y por sus virtudes, sin el apoyo


de las autoridades eclesiásticas, con la oposición franca de las
autoridades civiles, con la guerra desesperada de los poderes del
infierno...y que sin embargo, á pesar de los unos y de los otros, con-
tra los unos y contra los otros, llegó á transformar radicalmente toda
una institución antiquísima y veneranda, volvióudola á sus primitivos
rigores y asperezas. Eso hizo Santa Tesesa de JJSúS. Su admirable
Reforma ahí la tenéis, grande y floreciente, con la juventud y con la
grandeza que le imprimió la gran Reforrnadora/extendida por totfo el
Orbe de la tierra, y predicando á todas las gentes la Religión de Je-
sucristo;,,-y jas glorias de su querida madre Santa Teresa de Jesús.
V : •( _ ;

'^t^MÉsCM^irr^ H^'
EN LA PILA BAUTISMAL
iiiiiniiiiiiiiiiiiiiiii

HÜ|W0RIS|W0 TBfiESIRHO

¡Qué guapa! ¡Qué hermosa estaba


En la'pila bautismal!
El sacerdote dudaba
Sobre el echarle, ó no, la sal.
,c*».
¡Tal su cara
Chispeaba gracia rara!
Mas por mucho que se lleve,
Con la sal más gracia llueve;
Y al ponérsela én su labios,
Cual tesoro
De la ciencia de los sabios,
Labios de oro
Vio el ministro que tenía
Con sorpresa:
"¡Qué serás, niña, algún día!,,
Dijo mirando á Teresa

El ministro del bautismo,


tí Acaso no sin misterio,
Sin decir ni un exorcismo
Dirigióse al Baptisterio.
—Señor preste,
No vi bautismo como éste:
Y no sabéis, imagino,
Quién es ella y su padrino.
Bautizadla, cual si fuera
Real Infanta.
—Perdonad que la creyera
786 KL MOMTB CARMELO

Yo real santa,
Por eso, buen caballero,
Tan apriesa
En la Iglesia meter quiero
A vuestra ahijada Teresa

Cuando el agua limpia y clara


Iba á echar á su cabeza
Encendiósele la cara
Sin saber lo que se reza.
—"Ángel te hizo
Yo ángeles no bautizo.
Vuelve, niña, y dile á Dios '
Que venga un ángel y á vos
Bautice: venga te ruego:
Porque á mí
Me ciega el fuego: ese fuego
Que hay en tí:
Tu bautizo es el martirio.,,—
Tal expresa
El ministro en su delirio
Al bautizar á Teresa.

Ya de cristianar al ángel
Formó la intención, al fin,
Y entonces creyóle arcángel,
Querubín y serafín:
Todo junto
Vio en ella punto por punto,
Y así, al hacerla cristiana:
—"Serafín en carne humana—
Prorrumpió,—yo te bautizo...
Y si á vos
Dios en esta forma os hizo,
Allá Dios:
No le usurpo su derecho»—
Tal se expresa
El ministro satisfecho
Al bautizar á Teresa.
J^R. fLORlÍN DEL p*RMELO TERESIANO,
TERESA DE CEPEDA Y TERESA DE JESÚS

[NA de las razones que alega la impiedad para impug-


nar y desacreditar la vida religiosa y santa, es "el
enervamiento y nulidad de que son víctimas tales al-
mas para grandes empresas.„—Nada más absurdo.
Dios nuestro Señor que creó al hombre en el orden na-
tural ostentando poder y grandeza, obscurecería su
obra, si la amortiguase ó aniquilase al vestirla del ata-
vío y ornamento espiritual de la gracia, hecho por mano
del Espíritu Santo. Así lo ensena la divina revelación,
y así lo manda creer la Santa Iglesia Romana, su fiel
depositada cuando en los siglos pasados anatematizó y
exterminó del mundo el Jansenismo porque esclavizaba
al hombre bajo el amoroso imperio de la gracia. De
esta verdad tan digna de nuestra alteza y sublimidad
resulta ese variado cielo^de Santos que venera la Igle-
sia: todos brillan como astros primorosos, pero unos en
medio del firmamento y A la vista de todos los mortales,
otros á una distancia inmensa casi imperceptible; por-
que, como dice el V. Palafox: "Dios en las almas que
quiere para sí, no destruye la naturaleza, sino que la
perfecciona, y al natural colérico le hace celoso, y dale
luego con el espíritu la moderación, y al flemático con-
templativo, y dale luego con el espíritu la diligencia. „
Y aplicando esta doctrina á S. Teresa, continúa el
V. Obispo de Osma: ""Así el natural de S. Teresa, su ca-
pacidad, su entendimiento y discurso, la gracia de su
condición, la suavidad de su trato, sin duda alguna fue-
ron grandísimos; y todo esto elevado y levantado con la.
788 fcL MONTE CARMELO

gracia,,,—Desarrollemos estas capitales ideas recordando los prin-


cipales hechos de nuestra bendita Santa.—Vino al mundo adornada
de riquísimas prendas naturales. Entendimiento claro y despejado
con el don de la intención, voluntad firme y constante que arrollara
montes de dificultades por conseguir su objeto, continente exterior
imponente y majestuoso con el predominio de la parte afectiva, for-
maban su carácter y fisonomía especial que ella explica por estas
palabras: "porque era naturalmente tan honrosa que no tornara
atrás por ninguna cosa habiendo dicho una vez.„
Todos los
"7*1 acontecimientos
buenos ó malos
e s t á n ligados
con las cualida-
des personales
de algunos hom-
bres; cuando el
cielo quiere de-
rramar sobre la
tierra el tesoro
de sus gracias, ó
la copa de su in-
dignación, se le-
vantan hombres
A propósito; ora
brilla el genio,
ora la Santidad,
ora un gran ca-
rácter; para des-
cubrir un nuevo
m u n d o , Cristo,
bal Colón; para
e x t r a v i a r las
i d e a s en Reli-
EL CORAZóN DE SANTA TERESA g i ó n , Voltaire;
para impulsar la revolución Mirabeau; para dominarla, Napo-
león. La orden Carmelitana lloraba su decadencia y se lamen-
taba de ver marchitada su gloria; sus Venerables Varones traba-
jaban por transformarla y reformarla; pero en vano, aquella gigan-
tesca empresa pedía un gran genio, un gran carácter, una gran
santidad y este gran genio y este gran carácter apareció. Teresa
de Cepeda y Ahumada, que sometida y unida á Dios se llamó Te-
resa de Jesús: he ahí la que el cielo envió para colmar la tierra de
gracia.
<Qué hubiera sido de ella sino sigue la voz de Dios? Mu-
TERESA T>Ü CEPEDA Y TERESA DE JESÚS 78$

chos han querido contestar á esta pregunta formulando juicios,


unos extraviados, otros atrevidos, algunos asaz ingeniosos. Nos-
otros abandonando el camino de las conjeturas y dejando sin desci-
frar ese contigente problema diremos para gloria de Dios, de la
Santa y de la humanidad, que amó á Dios, que su gran corazón
buscó hartura en el Océano de bondad y amor, y corrió á satisfa-
cer su sed á la cristalina fuente de todos los bienes y gracias donde
hallóla vida muriendo.
Herida vais del Serafín Teresa
Corred al agua cierva parda y blanca
Mas la fuente de agua que os aguarda
También es fuego y de abrasar no cesa.
Que el ser esclava del divino amor no enervó sus energías, á
la vista está, basta recordar sus hechos. Un espíritu emprendedor
que no conoce barrera, una voluntad tenaz que levantara treinta y
dos conventos contra todos los esfuerzos del mundo y del demonio,
una alma grande que, clavados sus ojos en Dios, recibe lo dulce y
amargo, los goces y las penas con la misma templanza, y todo esto
suavizado y embalsamado con las virtudes, sociales informadas pol-
la caridad que le alientan á tratar con los supremos jefes de la
Iglesia y del Estado, y granjearse su amor: he aquí el cuadro que
presenta Teresa cuando se apellidó de Jesús.
Solo haber levantado la bandera de la Reforma y haberla cla-
vado en las principales poblaciones de España, sin más ayuda que
su grande alma, ni otro amparo que su gran corazón, es un acto
tan heroico que le inspiró á uno de nuestros poetas estos versos:
¿Cómo subís por la montaña espesa
Del rígido Carmelo tan gallarda
Que con descalzos pies no os acobarda
Del alto fin la inacesible empresa?
Serafín cazador el dardo os tira
Para que os deje extática la punta
Y las plumas se os quedan en la palma.
Con razón vuestra ciencia el mundo admira,
Si el Seráfico fuego á Dios os junta
Y cuanto veis en él traslada el alma.
Y si se tiene en cuenta lo que dice el V. Palafox: "más fácil es
fundar tres Religiones que reformar una sola, porque al criar no
pone impedimento la naturaleza, pero al corregirla y ponerla en
camino., la pone, y la que tuvo qué sufrir, cuando como ella dice en
las fundaciones: unos decían que estaba loca, otros esperaban el fin
de aquel desatino y otras cosas semejantes, y en una de sus cartas:
—"He sentido muy mucho ver por mí tanto desasosiego y escán-
dalo en la ciudad y tantas almas inquietas que, las descomulgadas
eran más de cincuenta y cuatro,,, se verá cuánta razón tuvo Gre-
ÍSO BL MONÍE CAfeMEL6

gorio XIII al llamarla "milagro de su sexo,,, y Pío IX admirado ex-


clamase: "oh qué gran Santa es Santa Teresa de Jesús.,,
Esto y más obró Teresa de ]esús embestida de la gracia divina
y llena del amor divino que es, como dice un piadoso escritor: "el
que emprende cosas grandes, el que no rehusa los trabajos, el que
acomete los peligros, el que esfuerza los corazones flacos, el que
pone espuelas á los negocios, el que hace atrevidos á los cobardes,
porque no mide las dificultades con la razón sino con el deseo.,,
¥B. jiDUJRDO DE £ T ¿ . JERSSA.
Colegial &t> Burgos

Claustro interior, jardín de la Encarnación de Avila


líeme» la celda donde fué transverberada Sta. Teresa.
ENSAYO LITÚRGICO
SOBRE EL'OFICIO DE

NUESTRA MADRE SANTA TERESA

L objeto de este humilde trabajo que inde-


bidamente quizás intitulo Ensayo litúrgico
|sobre el Oficio de nuestra Madre Santa Te-
resa, "esTan sólo poner de manifiesto la conexión ló-
gica de sus diferentes partes; reconstituir, si es posible,
el plan sobre el que fué compuesto, para de este modo
hacer el rezo más atractivo, y, por ende, más fructuo-
*•• so. Que estas líneas trazadas sobre la santa Montaña
del Carmelo, aromatizada por tantos siglos con la fra-
gancia de las virtudes de los santos Ermitaños, Padres
y modelos nuestros, lleguen á nuestros caros lectores
impregnadas de esos suaves olores de fervor y piedad
que aun en nuestros días se respira allí por doquiera,
convirtiendo este bendito lugar en mansión tan pr<-
vechosa al alma, y consoladora al corazón.
Dígnese nuestra Santa Madre dirigir por sí misma
mi pluma de novel escritor, para que este modesto En-
sayo sea, según nn deseo, útil á su gloria y de prove-
cho para sus hijos.
t 792 EL MONTE CARMELO

PRIMERAS VÍSPERAS
LOS DESPOSORIOS
Cuanto en ellas se contiene ha de extrañar el ardor de este
lleva la marca y recuerda la celo cuyo origen nos indica lue-
idea de estar á todas luces con- go la feliz desposada, diciendo
sagradas a celebrar los místicos que su corazón ha sido atrave-
desposorios de Teresa con el di- sado con el dardo del amor di-
vino Esposo. vino: Vulnerasti cor meum, Do-
Primera antífona.—Al modo mine, ardenti cúspide charita-
que la desposada va por delante tis tuw. En su amor á fesús, ar-
en el cortejo nupcial, atrayendo de en deseos de trabajar por su
á sí las miradas y llamando la gloria, ya que el celo es fruto
atención de los espectadores natural y necesario del amor di-
por la riqueza de los atavíos y vino, como la envidia es insepa-
por la deslumbrante blancura rable compañera del amor pro-
del ropaje, así nos presentan á fano.
Teresa, la dichosa prometida de Tercera antífona.—En la ter-
Cristo, ó más bien ella misma se cera antífona invítanos Teresa
nos presenta la primera, y con á admirar los ricos presentes
mucha gloria por cierto en la que le ha hecho Nuestro Señor
expresión Zelo selata sum. con ocasión de los esponsales,
La gloria de Teresa, su obra comenzando por el clavo de su
principal es la Reforma del Car- mano derecha que le dio por
men, su nombre está íntimamen- anillo: Clavo dexterae tuae sit-
te unido al de Reformadora: el barrhasti me, Domine, y conti-
uno llama al otro en el espíritu, nuando por Id corona que le pu-
y aun por eso aparece como Re- so sobre la frente, et tanquam
formadora desde la primera pa- sponsam decorasti me corona:
labra del Oficio. Digna hija del doble visión que nos refiere la
glorioso Profeta cuya obra vie- misma Santa en su Vida.
ne á restaurar, consumida de un Cuarta artífona. — Con tan
solo deseo, la honra del divino preciosos favores y tan peregri-
Esposo, como Elias, no tiene otra nas señales de ternura ha subi-
pasión que la gloria de Jehová, do tan de punto el amor, que,
toma de él su divisa, y de su co- sintiéndose desfallecer y próxi-
razón abrasado brota, á modo de ma á sucumbir á la violencia de
salutación, la palabra de fuego sus ardores, pide gracia y so-
nacida del ardiente corazón del corro: Fulcite me floribus, sti-
santo Patriarca, Padre y Funda- pate me malis, quia amore lan-
dor de su Orden: Zelo selata sum gueo. Sostenedme con flores,
pro honore Sponsi mei Jesu fortalecedme con frutos odorí-
Christi qui dixti mihi: Ut vera feros, porque languidesco de
sponsa meum selabis honorem. amor. No satisfacen su celo los
Segunda antífona. -- Ni nos buenos deseos de santidad per
ENSAYO LITÚRGICO 7P3
sonal: Fulcite mefloribus, nece- en su comparación he reputado
sita obrar y padecer porque su por nada las riquezas. Optavi et
Esposo sea conocido y amado: datus est mihi sensus, et invn-
stipate me malis. O padecer, ó cavi et venit in me spíritus sa-
morir: amore tangueo. pientice, et praeposui Mam, rg~
Quinta antífona.—-Mas no nos gms et sedibus, et divitias nihil
engañamos con esto, puesto que esse duxi in comparatione tllius
no son los preciosos presentes Tras esta luminosa explica-
que, como testimonio del amor ción ya no nos sorprende una
del divino Esposo recibió la des- elección tan contraria á los ojos
posada, la causa del encendido de la carne, pero de nuestros
deseo que ella tiene de unirse á corazones agradecidos sube á
Él Ni los favores espirituales, los labios el cántico de acción
visiones, éxtasis, etc., ni la glo- de gracias: Conflteor tibi Pater,
ria que de ahí se le sigue es lo Domine coeli et terrae, quia abs-
que ella busca en las relaciones condtsti haec á sapientibus et
y en el trato con Jesús, no: Mihi prudentibus et revelasti ea par-
absit gloriari: lo que ama en vulis. Glorificóte, Padre, Señor
•Jesús es á Tesús mismo, su amor de cielo y tierra, porque ocul-
á la humanidad manifestado por taste estas cosas á los sabios y
la pasión y muerte de cruz. Ama prudentes del siglo, y revelas-
á Aquél que padeció y murió telas á los pequeñuelos.
por ella, y como el amor tiende Hasta aquí hemos contempla-
á la unión, para más asemejár- do holgada y amorosamente á
sele, toda su ambición es pade- la despósala, á quien ya cono-
cer con Él y por Él: nisi in crucecemos, dado que ella propia se
Domininostri Jesu Christi. No ha dignado hacernos leer en su
son los placeres del mundo lo corazón la grandeza, lá natura-
que desea, sino los desprecios, leza y los motivos de su amor.
las humillaciones y los padeci- Procedería ahora, conforme el
mientos que fueron él patrimo- uso recibido, que se nos presen-
nio de su Amado: Per quem tase al Esposo. Mas ¿á qué fin?
mihi mundus crucifixus est ct ¿No dice el Apóstol: Si quis non
ego mundo. amat Dominum nostrum Jesum
CAPíTULO.—No cjeben de exci- Christum, sit anathemalSi algu-
tar nuestro asombro y admira- no no ama á nuestro Señor Je-
ción estos sentimientos tan di- sucristo, sea anatema?—Pasare-
ferentes de los que la naturaleza mos, pues, sin demora á las con-
inspira, sobre todo á los jóve- diciones del contrato de espon-
nes, ya que el secreto de ellos sales, y á los motivos que han
nos lo revela Teresa en las pa- guiado la elección del celestial
labras del Capítulo: "Deseé,— Esposo, con el versículo del him-
dice—, la inteligencia, y fuéme no y la antífona del Magníficat.
dada; pedílo, y vino á mí el es- V.° y R.0.—Condición indis-
píritu de sabiduría. Lo he pre- pensable para llegar á la unión
ferido á los reinos y tronos, y divina es la renuncia de todo
794 EL MONTE CARMELO

lo criado, el completo y absolu- te espiritual desposorio que, co-


to desprendimiento de las cria- mo veremos luego, fué la Refor-
turas, el olvido mismo de cuanto ma de la Orden del Carmen.
no es Dios y para Dios: de aquí Porque ya Teresa ha concebido
que no pueda pretender el ho- el designio de reducir á sus her-
nor de las místicas bodas quien manas á la práctica de la Regla
no estuviese dispuesto á dejar primitiva, de la verdadera Re-
su patria y renunciar á los san- gla dada por Dios ál Carmen,
tos goces de la amistad: Obli- y ya fia comunicado el intento á
víscere populum tumn\ á sacri- varias de sus más fervorosas
ficar sus bienes y su fortuna, et compañeras: Quaesiviin spon-
domum; a romper los lazos tan sam mihi eam assumere. Doc-
fuertes y dulces de la familia y trix emm rst disciplinae Dei\ y
de la sangre, patris tui. Por en el entretanto dedícase cuanto
grandes que sean por otra par- le es posible á penetrarse bien
te las cualidades, las virtudes del espíritu de la regla para po-
mismas de esta alma, no atrae- nerla en práctica: et electrix
rán las miradas ni ganarán el operum illius.
corazón del divino Esposo: Et Conocidos los desposados y
concupiscet Rex decorem tuum. expuestas las condiciones y los
Sabemos, y al leer este versí- motivos de tal alianza, réstanos
culo recordamos, las demoras de ver cómo se ha conseguido el
Teresa en el cumplimiento de intento y realizado el designio,
este sacrificio completo y abso- lo cual será materia de los tres
luto, y cómo ellas retardaron nocturnos de los Maitines. Asis-
largos años la hora feliz en que timos en el primero á los pre-
le fué dado oir estas dulces y parativos y preliminares de la
consoladoras palabras: "En ade- Reforma; en el segundo estudia-
lante como verdadera esposa ce- remos más especialmente á la
larás mi honor. Reformadora, penetrando en su
Antífona del Magníficat.—Ni interior para contemplar los
más ni menos que por haber lle- sentimientos que la sostienen en
nado tales condiciones fijó Te- el cumplimiento de su obra; en
resa la elección del divino Des- el tercero veremos terminada la
posado, y también, como nos lo Reforma con todo el esplendor
declara El en esta antífona, poi- de sus fecundos resultados.
que la hallaba apta para el fin ¡Amor y reconocimiento á
que se propusiera al contraer es- nuestra Madre Santa Teresa!
(Se continuará)
f R. f. DE J. -M.

"-w^P"*-1
AMA TERESA JESÜSENARI

Zoragarri da gustis pozgarri


Gozo ta estis betea,
Sarri Amaren aunditasunac
Entsun eta iracurtea.
Querubín baten ego ariñec
Eguingo dodas billatu,
Bertso polit bi apainduteco
Eguin eztaidan ucatu.
Ser.apiñ baten miña sutsue
Bear ninduque benetan,
Teresain ontasun ta eguiquerac
Asteco ciur cantetan.
Ceruco tontor mendi zurian
Sagoseen bicidunoc,
Betaurreco ta ego urrescoac
Ipiniric, arpadunoc;
Inguratu gaur zaitese nigan
Tachiric pocic llurrera,
Miragarrisco condairachobat
Entsutefa, ta ¡aurrera!
Sortu zanean dontzella ederrau
Beguiratu eutzan Jaunac,
Ain eder, argui, galanta ece
Egodunac daus lagunac.
Aingueru danac gaurco egunean
Batzatarran batu cirean,
Isarren Erreguen jaureguian
Taunaren aguindupean.
"Ñire etseco servitsariac,
¡ P; ¿¿^f*?
Beguira emen Teresa,
Galantu eta apaindu daigun
¿Urtengo etedau amesa?
"Zuc artucozus, diño bateri,

1^ Lau cidarresco ardatzac,


Icusgarrien iantzico dozu
Baiña aguirien beatzac.
796 ti taOlJTE CÁUMELO

"Zuc ordaucozu, beste bateri,


Urré gorrisco orratza,
Ari, lora ta ispillue be
Coroi bal eizu ta ez latza.
"Urrengoari, sorrosüu ondo
Espata iru ertzecoa,
Quiscaldu orregas aren biotza
Ta eingo da zure antzecoa. „
Isar argui ta bardingabeac
Españac ditusGastelan,
Garbi, bici ta sutsuena da
Aguertu zana Avilan.
Egun sentico isarrac eta
Eguerdico egusquiae,
Motel, ilun, zíquíñ eta otsac
Onen parean arpeiac.
Onen eerua da gastetatic
Atsecabe ta nequea,
Nequetan iaio, bici eta il
Zalaco bere maítea.
¡Oh amodioaren isate
Iraquiñ, gori, indartsue!
Iscuntza onen ispillue da
Teresain guibel gartsue.
Zaspi urte daus, ta iguesca doa
Rodrigo nebachoagas,
Baltzen artean zabaldutera
Jesús martirioagas.
Amodio eucan cintsoa,
Bici, leial ta sutsue,
Amodio merecidu ebana
Jesusen escoi escue
Aingueruaren iantzie baifio
Gueio zan zoragarrie,
Eguin ezpazan lendic, Jesusee
Cerue eingutsen barrie
Aita beticon Seme dontsue
Aguertu iacon bein baten,
Mutilcho iantzi, itandueta
Modu onetan esaten:
—•'¿Icena celan dozu umea?,,
—"Nic Teresa Jesusena;,,
—"¡Zuc barriscelan dozu mutico?,,
—"Ba nic Jesús Teresena.„
Lurria zuridun uso eder onec
Bardingabea gustian,
Bere abia susen duten dan
Igarla-aundien mendian.
Eliasec ebazan banatu
Baalen guzur-igarlac,
Teresain lumac ondatucoitu
Lutero ta bere icaslac.
Biotz onetan eme cirean
Guizon nai emacumenac,
Ogueta amar bacartade, ta
Españan ciran onenac.
AMA ÍERESA JESÚSBNAttl 7fr7

Amasei bacartade cin cituen


Andrascoentsat bacarric,
Guizonentzaco amalau, danac
Siscu ta macur bat baric.
¿Ez da menturas au bicidunan
Andra baiño oba bizardiun?
Bere eguiquerac iracurri ta
Baiets aterast lau ordun.
Guizon ezta alan iantziarren bat
i\u da, pracac ta chapela,
£z, oriezta, onetaraco
Aracatu ondo guibela.
Contu atera ba, Teresari
Billatu eutsasan Jaunac
Ichasoa lez biotz aundia
Salomoni lez garaunac.
Serapiñ batee ¡ce miraría!
Dacar espata sorrotza,
Biriec urtu, erraiac bistu,
Quiscaldu eutsan biotza.
¿Miragar risco emacumea,
Celan daucozu biotza?
Oinicaurrera bicitza baiño
Gozoago da eriotza.
Loren ta isarren Erregueagas
Gaur eguin zara mentatu,
Elorri latza legueche zara
Sagar gozora aldatu.
Garrasta luce ta mardulenac
Datos beti Libanotic,
Jaquiturian mardulagoa
Teresa da lenengotic.
Larrosic eder ta politena
Danetan Jericocoa,
Cabeliñ eta zaspi isar baiño
Oba da onen burucoa.
Siongo pago eta lesarrac
Bardingajjeac mendian,
Gorachoago onec chunchurra
Carm«íngo tontor zurian.
¡Oh uso zuri Siongo lora
Carmentarren iracasla!
Bedeincatu gaur mendforretic
Bada ñas ni zure icasla.
Martin Hartaren biotz
garbico—Carmentar Ortos dunec
F P , /Á&RTÍti DEL JTORAZÓN DE ^VÍARÍA.
MISIONES CARMELITANAS
UNA VISITA

Alvay, Agosto de 1902.


REVERENDO P. ÁNGEL:

Sin duda que al leer el epígrafe de estas líneas dirá


V. R. ¿qué puede tener de particular una visita, aunque
sea de un alto personaje, para que merezca los honores
de ser escrita?
No se trata de altos personajes, y digo esto sin ánimo
de ofender á los interesados, ni hemos de discutir si me-
rece ó no el ser escrita, porque esto depende del gusto de
cada uno y ya sabe que de gustos no se puede disputar.
Además conviene distinguir entre visitas y visitas, aparte
de que en este mundo todo es relativo y lo que para unos
no tiene interés, podrá tenerlo para otros. San Antonio
ningún caso hacía de las cartas y visitas que le enviaba
el Emperador Constantino sino era para encomendarle en
sus oraciones, y San Romualdo tenía como un peligro
para la perfección el aprecio y estima que le manifesta-
ban los Emperadores y Príncipes, y sin embargo otros, y
son los más, pero... infinitus est namerus, se hinchan de
vanidad como pavos, si algún alto personaje les sonríe, y
publican á los cuatro vientos si de ellos han recibido al-
guna gracia, más que si fuera don del Espíritu Santo.
Pero esto no hace al caso; vamos á la visita.
Me encontraba solo con mi cocinero en mi casa pa«
MISIONES CARMELITANAS 799

rroquial de Alvay, y no crea que porque digo casa parroquial se trata


de algún palacio ó casa elegante, basta decir que todo su tejado es de
ramas y hojas de árboles, y después de haberme calentado los cascos
un buen rato con este difícil lenguaje malaya! ó malavar, paseaba
por el bosqne que esconde como un nido de pájaros la casa y Parro-
quia. Absorto en mis meditaciones al comtemplar cerca de mi un
niño pagano, á quien he aconsejado varias veces que se haga cristia-
no y siempre rehusa sin duda porque toda su familia es pagana ó más
bien porque no le ha llegado la hora de Dios, vino á distraerme un
grito del mismo niño que me decía que venían tres Padres misio-
neros. Corrí al encuentro de ellos y luego reconocí á los Padres Juan
José, Julián y Ángel, que de Ernáculan venían á visitarme. Grande
fué nuestra alegría, porque además de ser hermanos y todos españo-
les, es un consuelo para el misionero poder conversar un rato con al-
guna persona, ya que viviendo las más de las veces en los bosques no
encuentra sino casi salvajes que si bien es verdad que son dóciles y
respetan al misionero, su crasísima ignorancia, el convencimiento
profundo que tienen de su grande inferioridad, la pobreza en que
viven, su morada en los bosques, todo contribuye á hacer de ellos
pobres gentes sin educación ui instrucción, que no discurren y obran
como máquinas.
Así nuestro encuentro fué cariñosísimo. Les conduje á casa y,
después de descansar y conversar un rato, dije á mi cocinero que
preparara todo lo necesario para la cena, y esta que fuera buena.
Aquí comenzaron mis apuros. Eramos cuatro y solo tenía en casa
un cubierto, vasos tenía dos, servilletas dos y platos ya podía dispo-
ner de media docena, y no podía pedir á nadie que me prestase, pues,
to que en este pais nadie usa ni cucharas ni servilletas ni platos, sino
es algún europeo empleado en los ferrocarriles ó altas oficinas. Ya ve
la pobreza con que vive el misionero. (1)
¿Qué hacer? era doloroso para mi no poderles obsequiar ya que
habían tenido la delicadeza y atención de venir desde tan lejos á visi-
tarme pero no estaba en mi mano el remedio. Entonces dije á los Pa-
dres: ya saben lo que es un misionero; todo lo que hay en casa es
para VV. RR. pero he de decirles que tan solo tengo en casa un cu-
bierto y dos varos.
(1) El misionero no tiene para vivir otra cosa que el estipendio de la
misa, y esta le viene de Europa, y con esta limosna tiene que comer, ves-
tirse, calzarse, arreglar su casa, pagar el cocinero, la lavandora, hacer li-
mosnas y muchas veces en lugar de cobrar de las pensiones de su ministe-
rio tiene que hacerlo gratis y aun pagar ó dar limosna á aquellos de quienes
él debía recibir la retribución, por lo pobres que son estas gentes. No tiene
otra cosa el misionero sino recibe alguna limosna de alguna persona de
Europa.
BL
300 MONTB CARMBL6

No importa, ya nos arreglaremos, me contestaron.


Cuando llegó la hora de la cena, puse el cubierto que tenía al Pa-
dre Juan José como Vicario del Convento de Ernáculam, y para nos
otros discurrimos hacer cucharas con hojas de árbol, un poco retor-
cidas y sujetas con un pedazo de leño. Se celebró la idea con gran
regocijo y en animada y alegre conversación, cenamos casi m© atrevo
á decir opíparamente. No faltó quien dijo, aunque no en son de
queja: si algunas personas de España que nos conocen presenciaran
e3ta cena... pero no le dejamos concluir temiendo que pudiera entris"
tecer nuestra expansión tan justa y santa.
Llegó la hora do acostarse y otro apuro para mí, tan solo tenía
doí camas, y son bien sencillas las camas que usamos aquí, pues solo
constan de unos banquillos de madera con cuerdas, una estera, una
almohada y un cobertor sencillo y Bao. Les dije que solo tenía mi
cama y otra, las cuales podían usar dos de eilos que tuvieran más
necesidad, pero no quisieron y rebasando todos la comodidad para
cederla al hermano, arreglaron al fin que durmiera yo en mi cama y
el P. Juan José en la otra, y los otros dos pasarían la noche en una
silla.
Sentía yo en el alma no poderles ofrecer una cama regular para
que pudieran descansar puesto que venían do lejos, pero como he
dicho antes ellos son misioneros y se encuentran en las mismas con-
diciones que yo y así no extrañaron mi pobreza. Ellos quedaron con-
tentos y todos nos alegramos de la entrevista. Al siguiente día des-
pués de celebrar y tomar un modesto desayuno marcharon otra vez
á Ernáculan.
Con esta pequeña relación podrá comprender V. K la estrechez
con que vive el misionero, que si no le aflige por lo que toca á su
persona, puesto que pensando en ganar almas á Dios se contenta con
lo indispensable para vivir, le aflige algunas veces porque no puede
ayudar á estos pobres cristianos, y por falta de recursos no puede
separarlos de los peligros que el diablo les presenta para apartarlos
de la fe.

Iba á cerrar esta carta y recibo orden de nuestro Excmo. Arzo-


bispo P. Bernardo, para que ponga mi residencia en Trichur, capi-
al del reino de Cochin y me alegro porque así seré el primero que
reciba y hospede á los nuevos misioneros que vengan de Europa;
allí me tendrá pues á su disposición. Para la dirección, Cochin State
Trichur.
fR. PLáCIDO yvt.a DEL P I L A R ,
C. D. Mis. Apost.
«*o mn vívfWk

""SSSHí^ ¿^

ESPERANZA

Despierta alegre, alma mía


recobra fuerzas y amor
y ufana canta las glorias
del áureo siglo español.
Despierta ya, patria amada,
bendita y noble nación
y rinde hoy culto a Teresa
y llegue al cielo hoy tu voz
Cantando glorias que fueron,
cantando glorias que son
recuerdos de una grandeza
cuya medida fué el sol
Consuélate, pueblo mío,
consuélate en tu dolor,
y si te arredra el presente
del porvenir corre en pos...;
Serás de nuevo gigante
serás de nuevo león
si á tu bandera acogido
con religioso fervor
veneras hoy en Teresa
bendita constelación
que al reflejarse en la tierra
dones reparte de Dios.
Despierta, sí, patria mía,
despierta noble nación
y escucha al ángel que canta
que en tu bandera hay honor
mientras en Alba se adore
de Teresa el Corazón.
^.NTONIO pÓMEZ püTIÉRREZ,
Presbítero.
PROFESIóN RELIGIOSA—Santiago de Chile.—Agosto de 1902. -MUY RBVB-
RENDO P. DIRECTOR DE EL MONTE CARMELO

Honda sensación ha causado en la sociedad santiaguiria la conmovedora


ceremonia celebrada últimamente en la Iglesia del Monasterio de las Car-
melitas Descalzas de San José.
La señorita Gertrudis Molina y Arza, de 22 años de edad, halagada por
cuanto el mundo y la naturaleza puede ofrecer estaba allí tras espesas re-
jas de rodillas en una alfombra de frescas y hermosas flores, convertida en
una humildo novicia, bajo el nombre de Hermana Gertrudis de Santa Te-
resa. Había pronunciado la tarde anterior sus solemnes votos de obediencia
Castidad y Pobreza y esperaba la Consagración de la Santa Iglesia en la
imposición del Sagrado Velo religioso.
Jamás olvidaremos las dulces impresiones que sentimos al verla: parecía
decirnos: «En medio de las encantadoras voces de las sirenas de ese mundo
engañador, oí otra voz infinitamente más dulce que murmuraba á mi oido:
Ven, escucha, hija mía, atiende, olvida tu pueblo y la casa de tu padre y
yó el Príncipe de las eternidades, me complaceré en tu hermosura. Su eco
conmovió todo mi ser, u n a luz indeficiente brilló en esa oscura noche, en
que vivía y vi al que me hablaba y era hermoso sobre todos los hijos de los
hombres, y sus manos me aparecieron llenas de inestimables joyas que me
ofrecía vi en su pecho, como por un viril clarísimo, su corazón que ardía
por mí, pobrecilla criatura, en un amor ardiente, fidelísimo y eterno, cual
no se conoce entre los amadores del mundo; y arrebatada mi alma de admi-
ración, gratitud y amor, he consagrado todo mi ser, mi vida y mil vidas si
tuviera á su amor y servicio.->
A las nueve principió la Misa solemne oficiada por el R. P . Fr. Antonio
de Jesús Rodríguez ex-Provincial y actual Guardián del Convento de San
Francisco, asistido de religiosos de su Orden.
Cantado el Evangelio pronunció un elocuente sermón el R. P . Fr. Pru-
dencio de Santa Teresa, Carmelita Descalzo; su palabra fácil y persuasiva
complació en extremo al distinguido auditorio que llenaba el templo. Probó
que la única verdadera paz y felicidad no se encuentra en el mundo, ni
aun gozando en él, como Salomón, de todos los placeres, riquezas y hono-
fclióísrcA CáRMJSL$AM 80
res que puede ofrecer á un mortal, pero sí, en el Claustro en la suj acción y
privaciones de la Obediencia, Castidad y Pobreza voluntarias.
Pero esta ceremonia reunía circunstancias especiales que DO so borrarán
de nuestra memoria. .,
Los Reverendos Padros Carmelitas Descalzos, residentos en Santiago,
habíanse trasladado á la Iglesia del Monasterio para compartir con sus her
manas la dulce satisfacción que llenaba sus corazones ese día.
Habían tomado á su cargo la parte musical de la fiesta y ocupaban el
coro de los cantores, donde con delicadas voces ejecutaron una misa bri-
llante de exquisito gusto y ajustada á todas las prescripciones de la li-
turgia.
Inmediatamente que concluyó la misa y en tanto que el Preste se reves-
tía de la capa pluvial, para dar principio á la ceremonia, cantaron con gran-
de entusiasmo el ¡Acógeme, oh Madre del Carmelo! Parecían ángeles implo-
rando el amparo de ésta su Madre amantísima sobre su nueva hija.
Vimos poco después cantar con dulcísima voz á la Novicia el Suscipe
me Domine, acercarse á la reja, recibir el sagrado velo y cubierta con él
entonar el Posu.it signum infaciem mean, palabras que concluyeron sus her-
manas con voces entrecortadas por la emoción.
La vimos enseguida postrarse en medio de las flores con los brazos ex-
tendidos en Cruz, á dos religiosas cubrirla con un paño negro y quedar
inmóvil ¡Oh qué momento de tan indecible y extraña emoción, fué ese para
todos los corazones! entre ese mundo que en apiñada multitud cercaba las
rejas, se sentían suspiros y sollozos, se veían correr lágrimas; mas entre
las siervas de Dios, todo este aparato mortuorio era celebrado con grandes
regocijos. En el coro se entonó un hermoso Te-Deum, las campanas del Mo-
nasterio se echaron á vuelo en festivos repiques y se oían disparar alegres
cohetes. ¡Ah! es que ellas iluminadas con luz que el mundo no conoce ven
y palpan esta verdad: que quién muere al mundo, á sus pompas y á sus
obras, vive para Dios, que en cambio le dá la vor Jadera vida, la paz y la
felicidad en este mundo y más allá las alegrías eternas!....,
Pasados algunos momentos se levantó la hermana Gertrudis con un
semblante radiante de la más pura felicidad, colocaron en sus sienes una
virginal corona de rosas blancas, marchóse hacia el fondo del coro á besar
el crucifijo del altar y discurriendo por las filas de religiosas que llenaban
el coro, abrazáronse mutuamente con tierno afecto. Entretanto oíamos can-
tar estas palabras: ¡Oh cuan bueno y cuan alegre es habitar muchos hermanos
juntos en unión apacible y trato afable!
Poco más tarde cerráronse las rejas y desapareció para siempre de nues-
tra vista la hermana Gertrudis de Santa Teresa.
Quiera el Señor que esta inmolación fructifique en bienes para la Igle-
sia y reciba el mundo el provecho del sacrificio de una alma que al dejarlo
se inmola por el bien de él mismo.
Suyo afectísimo S. S. Q. B. S. M. —El Corresponsal.
—En ol convento de P P . Carmelitas de Alba de Tormos hizo su profesión
solemne el Hermano Salvador de la Inmaculada, distinguido y piadoso jo-
ven, hijo del reputado módico zamor.mo, don Francisco Alonso Morante
(q. e. p. d.)
Una perseverante vocación ha llevado al nuevo religioso á la Orden Car-
melitana. Desde muy niño, á los nueve años pidió su ingreso en el convento
804 EL MONTE' ¿áRMELO

de Medina como colegial y desde entonces ha pasado su vida en el claustro


esperando ansiadamente el momento de profesar para siempre en sus votos
religiosos.
Le recibió los votos solemnes el M. E . P . Sebastián de Jesús, provincial
de los Carmelitas Descalzos.
Predicó sentida plática el presbítero don José Calido, sacerdote de Za-
mora, y pariente del profeso.
Reciba el hermano Salvador nuestra expresión de afecto y la más cari-
ñosa enhorabuena.
—En el Convento de Carmelitas Descalzas de San Sebastián ha hecho su
profesión religiosa la Hermana Luisa de Jesús, habiendo predicado en tan
solemne acto u n Padre de la Compañía de Jesús. Damos nuestra enhora-
buena á la nueva profesa y á su excelente familia.
L A VIRTUD DEL ESCAPULARIO DEL CARME»-.—De «Le P e t i t Messager del
Corazón de María» es el siguiente relato:
«Habiendo abandonado hacía veinticinco años las prácticas y la fe reli-
giosas, hallábase moribundo el hermano de un cura párroco, el cual iba á
tener que pasar por la humillante pena de que enterrasen á su hermano
civilmente, á más de verle morir en la impenitencia. Otro sacerdote amigo
suyo aconsejóle, sin embargo, que pusiese debajo de la almohada del en-
fermo, y sin que éste lo advirtiese, el escapulario del Carmen, como lo
hizo aprovechando su sueño, aunque sin mucha esperanza de éxito, por
creer que la primera condición para que se cumpliera la promesa de la
Virgen al Beato Simón Stock do que no morirla en pecado mortal el que lo
hiciera llevando el santo escapulario, era que esto fuese con conocimiento
' y voluntad del interesado; pero cual no sería su asombro cuando al des-
pertar el enfermo pidió espontáneamente un confesor, falleciendo poco
después de confesarse con señales de verdadero arrepentimiento, no sin
haber dispuesto antes por escrito que le dieran sepultura eclesiástica.»
NECROLOGíA.—Ha fallecido en el Convento de Carmelitas de Candiel la
Hermana Miguela de San Rafael, corista, á los 68 años de edad y 47 de re-
ligión.
—En las Carmelitas Descalzas de Fuente de Cantos han fallecido la Her-
mana Concepción del Santísimo Sacramento á los 48 años de edad y 22 de
religión, y la Hermana Ana María de la Presentación á los 65 años de edad
y 49 de profesión religiosa.
—En Bilbao ha fallecido santamente don Ricardo Isasi suscriptor de E L
MONTE CARMELO.
—Confortado con'los Sacramentos y con la Bendición Apostólica falle,
ció en la villa de Posada (Llanes) nuestro buen amigo el señor don Casto
Inguanzo Balmosi. Acompañamos en su dolor á su distinguida familia.
MONASTERIO DE CARMELITAS DESCALZAS DEL ESPíRITU SANTO, CURIMóN.—
CHILE.—Junio 27 de 1902.—Muy R. P . Director de E L MONTE CARMELO:
La gracia del Espíritu Santo sea en el alma, de V. R. Amen.
Participo á V. R. la sensible pérdida que nuestra Comunidad acaba de
experimentar con la muerte de nuestra querida Hermana Sor María de los
Angeles, acaecida el 23 del corriente á las cuatro de la mañana. Herida,
casi inmediatamente después de su profesión de larga y penosa enferme-
dad, que sobrellevó con paciencia angelical, hemos tenido el dolor de ser
inútiles nuestros cuidados para impedir que la muerte marchitase en flor
CRÓNICA CAaMB¡L.irA!U 805

una existencia en la cual nuestra casi naciente Comunidad tenía puestas


fundadas esperanzas.
Era una de esas almas que pasan sin mancha por la vida y para quienes
ésta no parece ser sino el tránsito forzoso para subir al Cielo; bien merecía
su nombre, porque los Angeles eran sus hermanos por el candor y sencillez
de su alma, siendo esta virtud su sello distintivo. En su corazón no había
nada oculto para sus Superioras, porque siempre abierta, franca y sencilla
dejaba leer en él como en un libro. Muy abnegada, su mayor goce era ayu-
dar á sus hermanas, por esto nadie vacilaba en pedirla su ayuda cuando era
necesario y simpre se consideraba olla como favorecida, porque era una de
sus prácticas de caridad no negarse jamás, por muchas ocupaciones que
tuviera
Se manifestó siempre muy amanto de sus Reglas y de la Observancia,
siendo de las primeras en los actos de Comunidad, antes que su penosa en-
fermedad la imposibilitara para ellos. Tenía aptitudes para todpB los Ofi-
cios, y al confiarle uno se podía estar cierto de que sería desempeñado con
perfección y esmero por el conocimiento que tenía del cumplimiento de su
deber, al cual lo sacrificaba todo.
Su vida tranquila, toda de Dios, tuvo por término una muerte que ha si-
do para nosotras de grandísimo consuelo, porque en su larga agonía y ape-
sar de los sufrimientos con que veíamos su alma separarse de su cuerpo, se
le notaba algo de paz, reflejo sin duda de la gran pureza de su alma y de su
confianza en la misericordia de Dios que la había llamado á la Orden de su
Madre Santísima. Murió en una dulce tranquilidad de espíritu, sin que na-
da turbara en sus últimos y supremos instantes la unión con su Dios á
quien casi hasta el último suspiro no dejó de ofrecerse en sacrificio volun-
tario, aceptando con tranquilo abandono el estar crucificada con El, por
cumplir la voluntad de su Divino Esposo. En las horas que precedieron &
su ejemplar y santa muerte, conservó toda la lucidez de su espíritu y se
ofrecía en holocausto, ante todo por la Santa Iglesia, y en especial por
Nuestra Orden y sus fines. Poco antes de expirar re'cibió la bendición, re-
novó por última vez los votos que cuatro años antes la habían ligado so-
lemnemente á Dios y poco después fué á recibir la corona de las vírgenes
del Señor. Esta querida normana ha ocupado la primera tumba de nuestro
Monasterio, pero para nosotras no está ella, sino que vivo en el corazón de
cada una. Su almita, confío en la misericordia de Dios, habrá gustado ya
de la unión con su Divino Esposo; sin embargo le pido á V. R. y á los lec-
tores de E L MONTE CARMELO, se dignen encomendarla en sus oraciones.
De V. E . humildísima sierva en J . C.—ANGéLICA TERESA DBL SANTíSIMO
SACRAMENTO.—Priora.
—En el convento de Carmelitas Descalzas de Talavera falleció la Madre
María Patrocinio del Sagrado Corazón de Jesiis, á los 55 años de edad 3' 41
de religión.
—En nuestro convento de Medina del Campo ha fallecido el Hermano
Jacobino do la Asunción, Corista, á los 20 años de edad y 4 de Religión,
Rogamos á nuestros lectores que encomienden en sus oraciones á las al-
mas de estos difuntos.—R. I. P .
C t f Ó K l C A • • • • <

• • • • •
Q&He^Aí.
CIRCULAR IMPURTANTE.— Nuestro amadísimo Prelado ha dirigido una her-
mosísima carta circular & los fióles do su Diócesis, proponiéndoles la devo-
ción del Santísimo Rosario como remedio para los males que aquejan á la so-
ciedad; de olla copiamos el siguiente parrafito, cuya oportunidad no puede
ser mayor: «Es evidente -dice-que nuestra profesión de cristianos nos obli-
ga á pelear sin tregua contra los enemigos de Cristo. Por tanto, ahora que
ellos nos provocan no rehusemos el combate: eso sería vergonzoso: preparé-
monos, y corramos & la lucha allí donde se nos llama, y provistos de la misma
clase de armas. Ellos han elegido como objeto preferente de sus ataques las
escuelas ó Institutos religiosos: pues defendamos nosotros con denuedo osos
baluartes do la fe: amparemos á los niños para preservarlos de la perversión
y procuremos mantener y fomentar la enseñanza de la doctrina cristiana.—
Los enemigos so vilen do la prensa, del parlamento, de los mitins para des-
cristianizir al pueblo: pues nosotros, unidos estrechamente con espíritu do
fe y de obediencia, opongamos periódicos á periódicos, diputados á dipu-
tados, reuniones á reuniones. Ellos, en una palabra, se proponen, como lo
han proclamado con increible audacia, destruir la Iglesia Católica, anonadar
la Eeligión, implantar el ateísmo: pues nosotros esforcémonos á lograr por
todos los medios lícitos, que Jesucristo sea honrado y bendecido en todas
partes, y su reino se extienda y afiance desde un extremo hasta el otro de
la tierra.—Pelear hasta morir por esa causa sería la muerte más gloriosa;
porque no hay causa que merezca el sacrificio de la vida, como la causa del
honor de Dios, do la salud eterna del alma, y la verdadera felicidad de la
familia y de la patria »

LA MISA DHL PAPA —Da un artículo publicado por la Revista alemana


Velhagen é Clasings Monar Khefie, y escrito por Otton Vorder Pfordten, ex-
tractamos los pírrafos siguientes:
Téngase en cuenta que el escritor es protestante para comprender toda
la intensidad de la emoción que sintió al ver oficiar á Su Santidad León
X I I I en su capilla privada del Vaticano:
«A las ocho en punto se abre una puorteoita situada junto al altar y
aparece el Papa.
«Delicado como está, el anciano parece un muerto, anda encorvado y dos
sacerdotes, en quienes se ap>ya, le acompañan á su reclinatorio. Lleva un
alba blanquísima, y en torno del cuello una cadena de oro con Cruz de
brillantes; en la cabeza un solideo, que solo se quita en el instante de la
elevación. Al pasar ante los invitados, que están de rodillas, asoma una
sonrisa bondadosa á la bocx inteligente.
»Ya está on su sitio. Diríase que una de aquellas marmóreas estatuas de
CRÓNICA GENERAL 807

Papas que adornan el Vaticano ha abandonado su sitio secular y está de


pié ante el ara. Pero aquella estatua viva tiene majestad más alta que las
inanimadas. Allí está absorto en su plegaria, inclinada la cabeza sobre las
manos juntas, en aquella posición on que se nos representa á los humildes
que lloran, y las lineas de sus vestiduras sacerdotales son de maravillosa
belleza.
»En el silencio se oye un gemido. Es un acento desconsolado, como de
un anciano que gime, como de un niño que llora quedo, luego como el so-
llozo de un moribundo. Poco á poco aquel gemido crece en intensidad, co-
mo si tomara aliento en la fuerza de la plegaria fervorosa, cada vez más
conmovedora y humilde, y de pronto, asumiendo vida y fuerza, las palabras
de la oración latina llegan hasta los mudos y asombrados oyentes, eleván-
dose hacia algo poderoso é invisible. Y resuenan, porfía, de un modo claro,
con la profunda convicción de un corazón arrepentido y contrito las pala-
bras: ¡Mea culpa! ¡Mea máxima culpa!
>No puedo describir la impresión que me produjeron aquellas palabras y
aquella voz. Surgían de lo más íntimo del corazón, al corazón hablaban., y
comparadas con ellas las demás palabras resultan sin energía, sin eficacia,
mentirosas. Yo, que asistí á tal espectáculo, tenía los ojos bañados en
llanto.
«Continúa la Misa. Yo que sé las palabras por haberlas repetido muchas
veces en la Missa solemnis, de Bsethoven, creo oirías por primera vez, pues
nunca habían resonado á mis oídos con tanta unción y fuerza.
»Y á medida que adelanta el Sacrificio parece que el augusto anciano
recobra su perdido vigor. Sus ojos centellean, se yergue su estatura, se
afirma su voz.
«Termina la Misa y el Pontífice baja del altar sostenido por dos diáconos.
Se recuerda involuntariamente al viejo Moisés apoyado en Aarón y Hur,
que mira anhelante de deseo, hacia la tierra santa. El Papa no oficiaba la
Misa, la vivía.
«Hay otro momento solemne, el de la bendición; las palabras de paz,
acompañadas de una sonrisa indeciblemente cariñosa, de una mirada de
sus ojos grises que resplandecen de bondad, de un ademán afectuoso que
parece una caricia dirigida á las frentes prosternadas.
BY después, cuando se rezan las tres Avemarias, León X I I I hace un es-
fuerzo para cantarlas; se robustece la voz apagada, brillan los ojos, se ilu-
mina el rostro y de todos los ojos brotan lágrimas, porque la majestad hu-
mana, que nadie puede despreciar, figura, y deslumhra, y vence y ava-
salla!.

SIGUE LA PERSECUCIóN.—El Gobierno francés no se dá por satisfecho con


las medidas hasta hoy adoptadas contra las Congregaciones, y trata de co-
hibir la libertad de los Obispos on la dirección de los Seminarios de sus
Diócesis.
Así lo indica el siguiente suelto, que traducimos, de Ll Univcrs:
«Un periódico del Mediodía anuncia que el Gobierno ha dirigido hace
cinco ó seis días una circular conminatoria á veinte Obispos, cuyos Semi-
narios están dirigidos por los Lazaristas.
Creemos saber que esta noticia es desgraciadamente exacta.
Esta circular tiene la audacia de sostener que la dirección de los Se-
minarios por los Lazaristas es ilegal, y que sólo lo? Sacerdotes seculares
808 EL MONTE CARMEL0

han sido propuestos para la formación religiosa de los Clérigos jóvenes.


Se ha hecho una sola excepción en favor de los Sacerdotes do San Sulpi-
cio, que han sido formalmente aprobados para la enseñanza de los Semi-
narios.
Este razonamiento es sencillamente arbitrario, y los Obispos tienen el
derecho de dirigirse á los religiosos que les convengan para formar sus Sa-
cerdotes. El ex seminarista Combes no lo ignora; pero ¿qué le importa? Es
el más fuerte... por ahora.»
ZOLA.—El novelista Zola ha muerto casi repentinamente.
Ha muerto axfisiado por el óxido de carburo á consecuencia de haber
dejado encendida una estufa en su dormitorio, encontrándole cadáver sus
criados al penetrar en el cuarto.
Zola, que esperaba ver, como lo esperó Voltaire, la ruina del catolicis-
mo y el triunfo de la razón emancipada de la fe, ha muerto dejando con
vida á quien quiso matar.
Asiles ha_ sucedido á todos los enemigos del nombre cristiano, desdo
Juliano el Apóstata á nuestros días, y asi les sucederá á cuantos vengan
con iguales propósitos.
Los hombres pasan, los Imperios caen, los pueblos perecen; solo la Reli-
gión de Cristo permanece y permanecerá hasta el fin de los siglos.
En estos momentos en que el escritor impío se hallará ya en presencia
del Juez infalibleque premia á los buenos y castiga á los perversos, no he-
mos de decir una palabra más del hombre que tanto ha contribuido á la in-
moralidad literaria de Europa y que ha sembrado de odios, incredulidad y
concupiscencias el corazón de la juventud.
L A MANO DE DIOS.—A el Eco de Lourdes, de Pontevedra, escriben lo si-
guiente:
«Hace poco tiempo caminaban por la carretera de la feligresía de Beade
en esta provincia, varios carreteros llevando en sus carros algunas mer-
cancías, cuando se suscitó por uno de ellos acalorada disputa sobre la pu-
reza de la Virgen santísima.
»Este desgraciado, afiliado á la secta protestante, era de corazón tan
malvado y estaba tan acostumbrado á la blasfemia, que durante el viaje no
se le oía más que injurias contra Cristo, contra Dios y su Madre santísima.
»Amonestado por sus compañeros, sobre todo por sus blasfemias contra
la Madre de Dios, prorrumpió en tales injurias contra ellos y obscenidades
contra la Virgen, qué la pluma se resiste á reproducirlas; mas en aquel
mismo instante, sufrió el castigo "de la Justicia divina; á vista de todos se
le ve abrir la boca de manera descomunal, colgándole la lengua fuera de
la boca, ennegrecida como un carbón. Desde aquel momento el blasfemo no
pudo ya articular una sola palabra.
»En vano los compañeros y demás personas que se acercaron pretendie-
ron introducirle la lengua en la boca: fué de todo punto imposible. Condu-
cido á su casa, fueron llamados, uno tras otro, tres médicos distinguidos;
todos declararon que los músculos contráctiles de la lengua se habían alar-
gado, pero fueron impotentes para volverla á su sitio.
»El blasfemo seguía hasta hace poco dando testimonio del terrible cas-
tigo de Dios, y cuando se le dice que pida perdón al Señor levanta las ma-
nos al cielo, en demanda de misericordia, pero hasta la fecha, que sepamos,
sigue en el mismo terrible y espantoso estado.
CRÓNICA GENERAL 809

>Este no es un hecho del siglo pasado, es de nuestros días; puede obser-


varse todavía. El que dude, hará mal en no averiguarlo, y ante la presencia
del desgraciado blasfemo se convencerá de que Dios no sufre siempre á los
que injurian á su Madre Santísima».
UN VALIENTE.—El capitán Gabriel du Bourg, hijo del reverendo Padre
du Bourg (que entró algunos años después en la Orden de San Benito), Prior
dol convento de la calle de la Sonne, en París, ha comparecido ante el Tri-
bunal correccional de Toulouse, por haber tomado parte en la hermosa ma-
nifestación organizada en aquella ciudad en honor de las religiosas expul-
sadas.
Con este motivo el capitán hizo ante los jueces del Tribunal una valien-
te declaración, que concluye de la manera siguiente:
«Yo paso ahora á mis actos, cuya responsabilidad reivindico alta y ple-
namente. SI, 3To he gritado con toda la fuerza de mis pulmones: —/ Viva la li-
bertad! ¡Vivan las Hermanas!—Sí, yo he procurado ocupar siempre las avan-
zadas de la manifestación, cosa que no era fácil, yo os lo aseguro. Todos
querían ocupar aquel puesto, de honor.
»Sí, yo he permanecido inmóvil sobre la acera de la Prefectura cuando
los agentes querían forzarnos brutalmente á circular. Sí, yo he opuesto una
resistencia pasiva, pero enérgica, á los que querían arrestarme. Yo hice todo
eso en la calma de mi corazón y en el entusiasmo que mi corazón me inspi-
raba. Yo no tengo razones para ocultarlo ni para avergonzarme de ello.
>A1 contrario, tengo motivos sobrados para hacer lo que hice. El último
Ministerio arrojó de Francia á mi padre, que después de haber servido á su
país en 1870, como oficial del Ejército, cometió el incalificable, crimen de ir
á llorar en un monasterio de Banedictinos la muerte de mi madre.
»El nuevo Ministerio arroja de su convento á mi hermana, á la hermana
de mi sangre, una humilde hormanita de la Caridad, que ha querido venir
á ser más humilde que el más humilde de los pobres, cuyos hijos ella educa.
»En presencia de hechos tales, yo os lo -pregunto fríamente (dejando apar-
te toda opinión político-judicial:) ¿qué francés se atrevería á estrechar mi ma-
no si yo no me hallase al presente donde me hallo, del lado de los acusados,
de los proscritos? En cuanto á mí, yo no me hubiera perdonado jamás una tal
infamia.» • •
DONATIVO ESPLéNDIDO.—Una dama norteamericana, residente en Broo-
kiyn, acaba de donar la respetable suma de 450.000 pesos á la Iglesia Cató-
lica.
Dicha suma se destinará principalmente á ayudar á jóvenes pobres que
deseen seguir la carrera eclesiástica.
Una de las principales condiciones que ha puesto la señora Auna Eliza.
Walsh, que es la^caritativa dama á que nos referimos, es que buena parte
del dinero se emplee en boneficio de estudiantes pobres mejicanos.
Calcúlase en 800.000 pesos la suma que ha donado la señora Walsh á la
Iglesia Católica para obras de beneficencia.
, E L PODER TEMPORAL DEL PAPA.—El Vaterland, de Viena, publica noti-
cias acerca de una comunicación que hace un año dirigió el Cardenal Ram-
polla por orden dol Papa á tino de los Cardenales Arzobispos italianos. Aca-
ba de conocerse el fondo de esta comunicación que tiene por título: «Es
preciso que los católicos continúen insistiendo sobre el poder temporal del
Papa.»
¿10 I t ÜONTS CAÍtMEtó
El documento llama la atención sobre el hecho de que en ciertas partes
de Italia los católicos italianos hablan frecuentemente de la «Patria italia-
na» y también de la «unidad nacional», sin que se tengan en cuenta los de-
rechos del Padre Santo sobre sub bienes temporales.
El pueblo, por su parta, pretende que es preferible no hablar ahora del
poder temporal del Papa y que es preciso dejar esta cuestión para más tar-
de, cuando la democracia cristiana haya elevado suficientemente el nivel
de las masas. El Cardenal Rampolla dice que no se puede aprobar ni una
ni otra de estas maneras de ver las cosas. Los católicos, por el contrario, no
deben perder ninguna ocasión para reivindicar clara y vigorosamente la li-
bertad y la independencia territorial del Papa.
LAS COSAS CLARAS.—Declara El Globo, órgano del Ministro de Instruc-
ción pública, que el propósito del Gobierno en la llamada cuestión religiosa
consiste ni más ni menos que en disminuir «el influjo del Clero en el alma
española.»
O lo que es lo mismo: en descatolizar á España.
Hay que confesar que la obra realizada por el Conde de Romanos en la
enseñanza se ajusta en un todo al propósito que El Olobo atribuye al Go-
bierno.
Y á pesar de ser así, parece, 4 juzgar por la actitud de los católicos, que
aquí no pasa nada.
Y casi casi que estamos en el mejor de los mundos.
L A NIñERA DEL PAPA.—En el Vaticano se desarrolló recientemente una
conmovedora escena. El Padre Santo recibió la visita de la mujer que le
sirvió de niñera en su infancia. Esta anciana que cuenta la respetable edad
de 102 años, llámase Ana Morena. Entró al servicio de la familia Pecci cuan-
do el niño Joaquín, hoy León XIII, tenía cinco años.
La entrevista del Papa con su niñera Ana, duró media hora y fué, como
se adivina, sumamente afectuosa.
UNA CARTA DE CRONGE.—El general Cronge, al despedirse de sus amigos
para volver á su. país, ha escrito una carta admirable, en la que se leen es-
tos sublimes párrafos:
«Después de dos años y medio de una lucha encarnizada, memorable por
actos innumerables de horoísmo, de perseverancia, de fe y de esperanza, ha
tenido fin la guerra, viéndose obligado mi querido pueblo á someterse al
régimen del vencedor.
»Por muy penoso que esto nos parezca, no podemos menos de reconocer
en los hechos los impenetrables designios y la mano directora del Todo Po-
deroso; siendo lo más conveniente que nosotros, pobres hombres, nos resig-
nemos, y digamos con la muerte en el alma y con temblorosos labios: Há-
gase la voluntad del Señor.
>Cuando pienso en estos tristes y largos días de cautiverio, con el cora-
zón en los campos de batalla, siempre entre el temor y la esperanza, os pue-
do muy bien asegurar, que esos dos años han sido los más dolorosos de
una vida llena de penas y cuidados; ruego á la Bondad Divina que nos con-
ceda á todos algunos días de reposo y de paz. Sería un ingrato, si no me
acordara más que de los males que yo he sufrido.
«Nuestro corazón, herido, ha hallado el médico muy cerca.
«Gracias mil por todo lo que habéis hecho por mí, por mi mujer y por
mis compañeros de infortunio.
CRóNICA GBNEíUt §11

«Nunca olvidaré que después da Dios, gracias a vuestra bienhechora ca-


ridad, hemos tenido momentos en que nuestro corazón ha podido sentir al-
guna alegría durante nuestra estancia en Santa Elena.
«Concluyo haciendo fervientes votos implorando que descienda sobro
usted la bendición de Dios.
»Que la gracia del Señor sea con nosotros.
»P. A. Cronge, general.—Santa Elena 15 de Agosto.»
Hermosa carta en la que no pueden menos de admirarse los sentimien-
tos de fe y de resignación que fluyen del alma de esa noble víctima del
amor á su pueblo.
Ahora se comprende por qué mostró tanta valentía, tanta dignidad y
tanta abnegación.
BIENVENIDOS.—Se ha verificado la inauguración solemne de la Iglesia
de San Miguel de esta ciudad, habiéndose encargado del servicio de ella los
Reverendos P P . Pasionistas. Sean bienvenidos tan beneméritos religiosos
y reciban nuestra más sincera felicitación.
RESUMEN POLíTICO.—La vez anterior fué el señor Montilla, ministro de
Gracia y Justicia, el que con motivo de la apertura de los tribunales de
justicia pronunció un discurso en sentido nada cristiano, y esta vez ha sido
el señor Conde de Romanónos, ministro de Instrucción pública, el que con
motivo do la apertura de curso on la Universidad Salmantina, ha pronun-
ciado otro discurso, tan desdichado, tan malo, tan anticristiano como el de
su colega en el ministerio. H i extremado el señor Conde de tal manera sus
radicalismos en el citado discurso, lo revistió de un color rojo tan fuerte,
tan exajerado, que han quedado escandalizados sus mismos amigos. Se pro-
clamó adversario de la libertad de la enseñanza, porque dicha libertad sólo
favoreco a las órdenes religiosas que se dedican á ella, y negó á la Iglesia
el derecho de inspección sobre la misma enseñanza; estas cosas afirma un
ministro tan archiliberal, y archidemócrata como el señor Conde de Roma-
nones, á la vez que se proclama católico y hace alarde do su respeto á la
Iglesia. ¡Qué democracia, Santo Dios, y qué catolicismo!
Ya están en la'Corte las Instituciones, y con ésto, y con la próxima rea-
pertura de las Cortes del Reino, que tendrá lugar el 20 de este mes, co-
mienzan á animarse y á moverse, algún tanto alteradas, las esferas políticas.

ULTIMA HORA
Hecho ya el ajuste del presente número, recibimos una carta de
nuestro querido Padre Juan Vicente, Misionero Apostólico de Verá-
poli, con el relato de una horrorosa catástrofe ferroviaria ocurrida
en Madras (India) en la que el tren que conducía á Europa á los
Ilustrísimos y Reverendísimos Arzobispo de nuestra Misión de
Verápoli, y Obispo auxiliar de Quilón, y á otros Misioneros carme-
litas, cayó á un caudaloso río, pereciendo casi todos los viajeros y
habiéndose librado de una muerte segura, milagrosamente, nues-
tros amantísimos Prelados. En el próximo número publicaremos ín-
tegra la carta del Padre Juan Vicente.
UN VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO.
iiiimiiiiiiiiiiiiiiiimiiiiiiMii

Pranchi llega á Dima. ¡Con qué imagen de la Virgen del Carmen y


gusto nos detendríamos en reseñar allí fué donde Pranchi quedó tras-
desde luego aquella tiernísima esce- formado del todo durante las dos
na ó aquél recibimiento afectuoso horas consecutivas que permaneció
sobre toda ponderación, que la mu- en aquella postura. Carácter, humor,
jer, los hijos y los parientes de Pran- sentimientos, todo sufrió un cambio
chi hicieron á su marido, á su padre radica], pero tan repentino que ai
y á su pariente. Pero tomemos las co- levantarse de aquel lugar Pranchi
sas en su principio, pu°s los princi- no se conocía á sí mismo. ¿Qué le ha-
pios de esta escena tienen tanto de bía inspirado la Virgen del Carmen
interesantes como sus fines. en aquellos fugaces momentos? qué
Ya recordarán nuestros lectores sentimientos le comunicó? Lo cier-
aquel acto conmovedor en que el es- to es qne desde allí en adelante
capulario de Pranchi obraba su se- Pranchi no pensó ni se ocupó de
gundo milagro y los gloriosos resul- otro asunto, durante toda su vi-
tados que.de aquel acto memorable da, que de su salvación, de las gran-
bajo todos conceptos, provinieron en dezas del cielo, de las misericordias
favor de la religión católica. Tam- de Dios y de las hondadea de la Vir-
bién recordarán el viaje de Dinora gen del Carmen; ni habló jamás de
á Eoma con todas sus consecuencias. otros asuntos que de la devoción á
Pues bien: de propósito hemos deja- esta soberana Virgen, del modo de
do de mencionar algunos puntos de llevar dignamente su escapulario y
nuestra verídica historia para entre- de la necesidad de salvarse para ir
lazarlos todos juntamente con la en- a ver á la Virgen su Madre. Hasta
trada triunfal de Pranchi en Dima. aquel humor festivo que de vez en
Lo primero que hizo Pranchi des- cuando manifestaba, desapareció por
pués del prodigio que siguió al acto completo, y podemos asegurar que
de arrojar el escapulario al agua, desde aquel momento Pranchi quedó
fué volver á recoger aquel objeto hecho un santo.
digno de todos los respetos del mun- El día siguiente do la tempestad,
do, como lo recogió con una venera- todo era algazara y alegría entre los
ción digna de aquel corazón fervien- pasajeros del Cincinati, unos conta-
te. Después se arrodilló delante de la ban sus temores, otros sus penas al
ae la, Dan sus temores, otros sus penas
(Sigue en la pagina 8i4,y de la 815pásese d la 8 IJ
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 813
tener que .verse destinados á ser pre- de la noche, sonó la campanilla, se
sa de tiburones; otros, su inmenso abrieron las puertas, á los cinco mi-
dolor el tener que dejar su familia nutos el salón de recreo so encon-
•abandonada, á la esposa en l¡i viu- traba de suerte que no cabía una sola
dez, á los hijos en la horfand-id; pero persona más. Los que no pudieron
al pensar que estaban libres de lo penetrar en el salón quedaron á so-
que tanto temieron, y que todos brecubierta en las dos andanadas de
aquellos sustos habíanse pasado pa- babor y estribor, de donde se oía fá-
ra no volver á inquietarles más, les cilmente todo cuanto se hablaba ó
venían un sentimiento de respeto y se cantaba, y no se necesitaba sino
veneración hacia Pranchi tan gran- dar la señal y empezar.
des, que le hubieran colocado en un Dióse en efecto la señal. Dinora
altar y venerádole como santo, ó le se sentó al piano y se dejaron escu-
hubieran estrujado á fuerza do abra- char los primeros acordes de la Over-
zos, ó gastádole los carrillos á fuer- tura Guillermo Tell, de Rossini. No
za de besos. había tocado todavía cinco compa-
Tan fausto acontecimiento no se ses cuando fué aplaudida estrepito-
podía dejar que pasara sin celebrar- samente. Tres veces fué aplaudida
le de algún modo. ¿Cómo lo celebra- durante la ejecución de la pieza,
rían? El capitán del vapor fué de pero una vez terminada ésta, los
parecer que aquella noche se cele- aplausos se prolongaron hasta que
brara á bordo una velada lírico-lite- el capitán hizo señal de pasar á otro
raria, en la- cual convenía q\ie ha- acto. Dinora se levantó de su ban-
blara Pranchi, hablaría también el quillo, hizo una inclinación de ca-
capitán y todo el que quisiera tomar beza á los asistentes en señal de
parte, con tal de que todo fuera en agradecimiento, y fué á tomar asien-
sentido católico. to junto á la presidencia.
La proposición fué aceptada por Acto seguido leyó un magnífico
todos con aplauso, pero el P. Cape- discurso el médico del vapor. Con
llán del vapor añadió un punto más, bien timbrada voz y clarísima dic-
que fué, que al fin de la velada se ción habló durante un cuarto do ho-
había de hacer una colecta entre ra del hecho que había motivado
los asistentes, que Pranchi había de aquella volada. Habló también de la
pasar la bandeja para el acto, y que grandeza del Catolicismo y de las
aquellos fondos se habían de desti- misericordias del Dios de las tem-
nar á las familias de los tres marine- pestades, dando un voto de gracias y
ros que habían caído al agua duran- una muestra de agradecimiento á
te la tempestad, y, por último, que Pranchi. Todos los asistentes que-
los pasajeros de xequnda habían de daron sumamente satisfechos, mos-
pasar áprimera mientras durase la trando su satisfacción con un nutri-
velada. do aplauso.
Esta proposición fué también acep- Segunda vez se sentó al piano la
tada con aplauso unánime. No falta- Srta. Coppingor y cantó el Ave Ma-
ba más que formar el programa, bus- ría de Gounod con exquisito gusto
car los artistas y prepararse para la y excelente afinación. Los aplausos
noche.Elmédico de! vapor que ya era que cosechó al final, son el testimo-
católico, se encargó de escribir y do nio más claro de lo mucho que
pronunciar el discurso de apertura, agradó.
le habían de seguir en el turno el Siguióse el discurso del capitán en
capitán, el capellán, y últimamente inglés, quien tuvo pendiente de sus
Pranchi. La parte lírica ó musical labios durante media hora á todos
quedaba á cuenta de Dinora, la cual los asistentes hablando de lo furioso
había de tocar y cantar en el piano de la tempestad, y demostrando con
y acompañar á, los que quisieran razones sacadas de la náutica, que
cantar. Cada uno se fué ó se retiró sin la protocción de la Virgen no hu-
á prepararse para desempeñar su pa- * bieran podido salvarse de la tormen-
peí con satisfacción de los asistentes, ta, milagro que pone ante los ojos de
y no faltaba sino que fueran pasan- todos la verdad de la Iglesia cató.
do las horas y que llet-ara el mo- lica en que debemos vivir y morir-
mento deseado rn que tendrían el Concluyó su discurso entre atrona-
gusto de oír tocar y cantar á Dinora dores aplausos.
•T hablar á Pranchi. Unas peteneras cantadas por una
Llegó por fin la hora de las nueve joven sevillana fueron el acto que
814 EL MONTE CARMEL»

se siguió al discurso del capitán. tes y sublimes conceptos como no


También aquella joven cosechó una se le oyeron nunca u¡Ah'. la Virgen
buena cantidad de aplausos, pues del Carmen es el nombre primero
estos no se negaban á nadie. que pronunciaron mis labios; la co-
Varias señoritas recitaron de me- nocí y la amé desde niño, y en la au-
moria versos do afamados poetas. rora de mi infancia dividí mi cariño
Sola una recitó de memoria todas las entre ella y mi madre; su imagen
estrofas de la Introducción de la Coro- conservaba en mi cuna y al son de
na poética de José Zorrilla. También las aguas y al trinar de las aves pa-
en el piano so dejaron oir magníficas recía que oía siempre aquel nombre:
piezas. Un caballero de Zaragoza con ¡Virgen del Carmen» (grandes aplau-
acompañamiento de piano por Dino- sos).
ra, cantó con gallardía nacional la «La tierra al despertarse la mur-
jata aragonesa. Otro caballero guipuz- mura percibiendo la luz del nuevo
cuano el lru damachu de Iparragui- día, y vaga en las tinieblas de la
rre,cosechando todos ellos frenéticos noche oscura, y en el fondo de la»
aplausos. almas y en todos los rincones del
Faltaban todavía dos números que universo, (muy bien) ¡Virgen del
cumplir en el programa. Tenia que Carmen! emanación del aliento puro
hablar Pranchi y llegaba y a la hora del infinito Creador, augusta empe-
ó el turno. ¿Qué podía hablar Pran- ratriz del firmamento, gozo del
chi en ocasión semejante? Cualquie- triste, guía del perdido, consuelo de
r a hubiera podido pensar que en oca- los náufragos, estrella de los mares,
sión semejante no podría hablar pa- alimento del alma, casta luz de la
labra derecha el compañero de Zu- agonía, y más allá del sepulcro alum-
malacárregui, pero quien así pensa- bra las regiones de la esperanza en
r a se engañaría del todo en todo. todos los mundos conocidos.
Cuando llegó la hora Pranchi se le- «Ellaeselarea sellada, guardadora
vantó sereno, como si fuera á arengar del tesoro inmortal de la clemencia
á su antigua compañía de carlistas y de Dios, ser del ser, fe del que ortj,
se adelantó un poco ante la mesa de santuario del pudor, pabellóa per-
la presidencia. fumado de la inocencia,sombreadora
El médico del vapor había estado palma del desierto de la vida, exce-
instruyéndole durante el día sobre lencia de los mundos creados, poe-
el modo de dirigirse al público, y le sía del paraiso, y germen de la vida!
dijo que cuando empezase su discur- (prolongados aplausos). Aquí pare-
so y al dirigir la palabra dijera ció que la cara de Pranchi se hallaba
señoras y señores, os decir, primero iluminada de una luz misteriosa.
ellas y después ellos. Así pensó ha- «¡Oh reina de las estrellas, más res-
cerlo Prancbi, pero se puso á hablar plandeciente que todas ellas, el sol
y... al primer tapón zurrapa. Pranchi corona tu rt-gia frente, calza tus pies
dijo todo al revés; pero aquello im- la luna, cuando la tempestad de la
portaba poco, y no había causa para muerte me arroje á un sepulcro, t ú
desanimarse. Enseguida corrigió la vendrás con tu manto á cobijarme, y
plana diciendo: «señoras ó señores, cuando al morir me den tumba cris-
como queráis » Está bien repitieron tiana, yo á tus pies invocaré tu nona*
algunas voces. «Ya sabéis, dijo Pran- bre, y con firme voz y corazón se-
chi, que yo no estoy acostumbrado á reno diré ¡Virgen del Carmen! y &
estas cosas, y no esperéis que yo os las generaciones que me sigan, de-
hable con frase elocuente. Pero des- jaré un recuerdo do tus bondades.
de el fondo del alma os diré lo que Esta fe que recibí al nacer dejaré
siento, pues para decir lo que se sien- sellada Hobre la losa fría de mi se-
te no se necesita ni elocuencia, ni pulcro. Allí me guardarás, tú, madre
ciencia, ni preparación, ni retóricas, de mi primer amor, hasta que al son
(bien muy bien dijeron los concu- del himno del arcángel saldré de
rrentes.) Cada uno somos hijo de allí triunfante á darte un abrazo.»
nuestra madre; continuó Pranchi, y Aquí terminó Pranchi, y p.ir más
para hablar de nuestra madre no ne- que de los ojos de todos los concu-
cesitamos haber estudiado filosofía; rrentes corrían abundantes lágrimas,
(bien, bien) mi madre es la Virgen fué aplaudido estrepitosamente. Si
del Carmen y de ella tengo que ha- hubiera sido en otro lugar le hubie-
blaros» (suspensión). Aquí empezó á, ran llevado en triunfo, pero »e con-
elevarse Pranchi en rasgos brillan- tentaron c o n q u e los que foimaban
SOLACflS Y ENTRETENIMIENTOS 815
la presidencia le dieran un abrazo á noticia de la pérdida do los infortu-
nombre de todos. Le abrazaron pues, nados marineros.
el capitán, el capellán, el médico, el El programa de la velada se cum-
sobrecargo y dos oficiales y Pranchi plió al pié de la letra sin que se omi-
fué á ocupar su puesto. tiera un solo punto. A las once en
Faltaba el aoto final. Dinora Cop- punto terminó la agradable función
pinger tenía que lucir por última y en el mismo momento tocaron á
vez, sus dedos y su garganta. La pie- tomar el té, y terminada esta segun-
ísa escogida para la despedida era: da función que tampoco dejaba de
Salve estrella de lo» mares, de la zar- ser bastante agradable cada cual se
zuela Molinero de Subiza. Dinora retiró á... dormir.
tenía que tocar y cantar. Bolo el ac- El siguiente día muy de mañana
to de sentarse por última vez en el se veían bandadas de gaviotas y
banquillo del piano fué saludado con otras aves marinas mensajeras de la
una nutrida salva de aplausos. proximidad de la tierra. Todos los
Dinora algún tanto emocionada pasajeros subieron á sobrecubierta á
por las últimas p-xlabras de Pranchi, verlos. A las dos horas ó sea á las
se sentó algo tímida en un principio, siete de la mañana ya se veían las
pero según iba adelantando en los costas de Liverpool. ¡Qué algazara,
compases de la pieza, parecía que qué entusiasmo y qué alegría! Cada
aquellos dedos de nieve adquirían uno quería dar á entender ó enseñar
mayor soltura y más flexibilidad su á todos los demás dónde estaba el
voz. Lo cierto es que las notas agu- puéfto, dónde la ciudad, las iglesias,
das de la pieza pudo darlas con una las torres y las fábricas. La andana-
facilidad y soltura admirables y el da de estribor estaba atestada de pa-
canto resultó brillantísimo en su sajeros. Allí está el semáforo, grita-
ejecución; ello es que tuvo que repe- ban unos; allí está la farola, decían
tirlo hasta tres veces. otros; allí la punta del práctico.
.Iodos quedaron satisfechos de las Poco á poco iban haciéndose más
.habilidades de los improvisados ar- gandes y más altos los montes; des-
tistas, y éstos á su vez quedaron sa- cubrían sus picos, las torres de las
tisfechísimos de los muchos aplau- iglesias y las chimeneas de las fábri-
sos que se les habían prodigado. cas; se veían nuevas vandadas de ga-
viotas, de vez en cuando enseñaban
Ahora faltaba la bandeja que también sus cabezas seculares los
Pranchi tenía que pasar para reco- tiburones que son frecuentes y abun-
ger la colecta, la cual á nadie extra- dan mucho en las costas.
ñaría pues ya se avisó oportunamen-
te el objeto á que se destinaban Mientras tanto el Cincinati iba £*^7
aquellos fondos. ¡arpando al puerto y sus pasajeros
podían cantar como el tenor dé la
Nadie mejor que Pranchi podía zarzuela Marina:
hacer aquella colecta, pues ól estaba Costas de Levanto,
considerado como el salvador del Playas de Llorét,
vapor y d e s ú s pasajeros, y por lo Dichosos los ojos
mismo era mirado con mucho res- Que os vuelven á ver.
peto, y todos estaban dispuestos á Es inefable la alegría que se sien-
hacer cualquier sacrificio ó desem- te cuando después de una navega-
bolso por gratitud. ción penosa llega uno á avistarse
Empezó en efecto Pranchi su co- con la tierra. Cuando el hombre está
lecta y al poco tiempo era tanto el sobre las aguas está contra los im-
peso que no podía sostener la ban- pulsos de su corazón, contra los ins-
deja en las nmnos; no quedó en los tintos de su naturaleza. El hombre
bolsillos apenas una moneda. Sola- ha sido hecho para vivir en tierra y
mente Dinora echó dos billetes de en tierra solamente puede hallar los
mil pesetas cada uno y un prende- elementos de su bienestar; por este
dor que fué valorado en otras mil motivo cuanto son dolorosos los em-
pesetas. El total, ascendió á la cre- barques, tanto son alegres los desem-
cida suma de seis mil pesetas, cuya barques: en los primoros se salta de
cantidad fué entregada en el acto al tierra al agua, en los segundos del
sobre sargo, á fin de que cuanto an- agua á tierra y basta esta sola razón.
tes romitipra á manos de los intere- A esto mismo propende también
sados aquel obsequio que llegaría que en los ombarques uno se despide
quizis al mismo tiempo que la triste de aquellos en cuya compañía ha vi-
816 EL MONTE CARMELO
vido, y se despide quizás para siem- ro, el bastón los hoteles que habría
pre; en cambio en los desembarques, ó dejaría de haber en Liverpool,
vuelve á encontrarse en compañía eran los únicos pensamientos que
de aquellos por cuya vista suspiraba acariciaba cada uno de los compa-
tanto tiempo hacía. ñeros de Pranchi. Por lo demás
No es pues nada de extrañar el en- ¡adiós compañeros! si os he visto no
tusiasmo y la algazara de los pasa- me acuerdo.
jeros del Cincinati, sobre todo si se Todo lo contrario sucedió con
tiene en cuenta que tuvieron mo- Pranchi y Dinora. Estas dos almas
mentos en que se creyeron del todo se despidieron sí, hasta la eternidad
perdidos. pero con lágrimas en los ojos por no
Llegó por fin el Cincinati al puerto poder comunicar por máe tiempo las
de Liverpool; innumerables botes, celestiales doctrinas que el primero
lanchas y remolcadores.rodeaban al ya las tenía en el corazón y la se-
vapor, cargados de los parientes de gunda pensaba tenerlas.
aquellos que iban á desembarcar y Desde que Dinora vio ó palpó el
de mujeres que iban á vonder frutas, milagro obrado por Pranchi cobró
dulces, vinos generosos, anuncios á éste el más sincero afecto, al
de fondas y hoteles. Todo era salu- mismo tiempo que una veneración
dos y parabienes y recuerdos que á profunda. No era pues justo que su
voz en grito se daban los del vapor separación fuera parecida á la de
y los de las lanchas; sombreros, pa- los demás compañeros de la tra-
ñuelos blancos, boinas y gorras todo vesía. Dinora prometió á Pranchi
servía para darse á entender. hacerse católica yéndose á Roma á
Fondeó por fin el Cincinati, arrió hacer su abjuración como hemos vis-
la escala, y cada uno caló su sombre- to ya que lo cumplió. Pranchi le pro-
ro, tomó su maleta y tomó también metió encomendarla á la Virgen del
el rumbo y dirección que tenía pen- Carmen y so despidieron hasta el
sado; y todos aquellos con quienes cielo.
habían tratado y navegado,' quedan Pranchi evacuó también el CíHCí-
como si nunca les hubieran cono- nati, pero no pensó sino en embar¿
cido. carse otra vez, como lo hizo, en un
No hubo uno solo que se despi- vapor francés con rumbo á Marsella.
diera do su compañero de viaje. El De este punto partió para Barcelona
equipaje, la maleta, las cantidades y de Barcelona salió por tierra para
entregadas al sobrecargo, el sombre- Bilbao.

fK. £ DE,p. J.
(Se continuará.)
ii J. _ !•.' '..*TTZÍrr**Trm!!^&''l'!'J'**T1
1.1..... • • u.'l

s& ©mwmwTmwK®

A muerte, esa gran ruina


de la vida que el débil te-
me y desafía el valiente;
^ j ^ ^ q u e el pecador mira como
una desgracia y el justo
espera como un tránsito; tiene
también su gran día de fiesta. Día
que por lo general, como si el cie-
lo marchase al compás de la tierra,
el azul del firmamento aparece en-
toldado de» luto, el sol, cansado,
pro}Tecta sus rayos cual pálida
bujía moribunda; cárdenos mati-
Año lll»fíútn. 57 ces orlan su vestidura; rápido mon-
tón de negras nubes que cruzan el
espacio, parecen envolver entre sus
!.• de Noviembre de 1902
flotantes pliegues la mortaja de un
"3>T(s™ cadáver, y entre sus siniestras
sombras el contenido de una tumba.
Llora el alba, y envuelta en fú-
818 EL MONTE CARMELO

nebre manto de tristeza viene á mezclar sus lágrimas


entre ese grupo de dolientes estatuas que permanecen
y e r t ^ á i l i b o i ^ ^ ^ ^ s c p t í l é r o í * ? '" ' •
; e x h a l a tristes quejidos el céfiro, sopla violento el
huracán furioso y, arrebatando sus hojas á los árboles,
oré-juega íodando con ellas por el suelo, ora las levan-
ta-fentre montones de grueso polvo, ó, bien penetrando
enl-Ias olvidadas tumbas, mueve con implacable furia
elpt>lvo de mil generaciones; al paso que un eco, perdi-
do en los espacios, está repitiendo: ¡Paz á los muertos!
~<fese eco que es la voz de la campana, no es el mero
solido del bronce, es la voz del padre, de la madre, del
esppso, de los hijos y de los caros amigos ya difuntos.
Esrel triste gemido del padre que á su hijo llama; es el
suspiro de una madre que implora misericordia; es el
lamento de ün consorte que pide; un recuerdo, es el
llanto de los hijos que piden seles salve; es el melan-
cólico acento del amigo que nos pide un sufragio; es,
por fin, el vehemente ,y cariñoso eco con que desde
el otro lado de la tumba el espíritu de los difuntos nos
está gritando: ¡alerta! Y para decirlo de una vez, es el
fúnebre toque de la agonía para todos los mortales.
¡Oh, Dios mío! Tú que hasta en los sepulcros ostentas
la huella de tu poder, hoy que me reconozco mísero
esqueleto, deja que me acerque y llore al, lado de mi
misma tumba.
jEl Cementerio... k Llega el día ¡de difuntos, ved ser-
pentear las gentes en largas hileras, cómo culebras
del: infinitos y variados colores, ávidas de penetrar en
él. Saltad también vosotros la yerta tapia que le une, y
allí,; en aquella mansión solitaria, afchivo de despojos
humanos, depósito de cenizas, mundo de desengaños
dojíde la-muette.despierta á la vida, término, de las va-
nidades humanas, escuela de sublimes enseñanzas,
puerto donde todos perecen, y, últimamente, templo
donadla muerte cuelga sus trofebs;: ¿novéis allí aquella
EN EL CEMENTERIO

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mi
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Bis.

ROGANDO POR EL "S0LDADIT0


820 Bt M03JTB CASMÍtO

inmensa muchedumbre en confuso vaivén revuelta,


recorrer por entre aquellos laberintos de tumbas,, cru-
zar por aquellas caíliés' de sepulcros', 'trémulo el paso,
palpitante el pecho, los ojoT5 lTorosos, pálidas sus faccio-
nes, sellad0srrsus labios por el frío de la muerte, mudos
del espantó, á^ifi^ 511 lánguida riiirádá sobré aquella
losa fríf y soferé aquel duro mármol', esforzándose en
descifrar aquellos signos que la vanidad ha esculpido
para éffrñizár su memoria, sin tener apenas aliento más
que para exclamar con voz inarticulada y sobrecogida
de un:terror espantoso: Aquí yacen... Aquí descansan...
aquí reposan,.; aquí... Sí. Allí yacen los Camilos y los
físcipio'nesj lps Julios y los Pompeyos de los romanos;
allí descánsati los Aquiles y los Ulises de los griegos;
allí los Ascí|übales y Aníbales del África; allí las tropas
de Macedoriia que bajo el mando de Alejandro derrota-
ron al persa, allí la memoria de aquellos guerreros in-
vencibles que con la dirección de Arístides vencieron y
destrozaron los numerosos ejércitos de Mardonio. Allí
reposan aquellos famosos capitanes que, como el con-
quistador de los persas, hicieron temblar la tierra en su
presencia. Allí nuestros generales, nuestros capitanes,
nuestros militares: aquellos generales tan gloriosos en
las conquistas, tan hazañosos en las empresas y tan ar-
dientes en la fe: aquellos esforzados Soldados tan intré-
pidos en asaltar muros, batir castillos y tomar ciu-
:i
dades. , '> ' ,
. ¿No veis alzarse, entré medrosas sombras, aquel tú-
mulo regio, festoneado de coronas y dé flores, de már-
•moles y luces, de cintas mil en caprichosas redes? Pues
allí reposan las frías cenizas de aquéllos gigantes mo-
narcas gue sé llamaron' Fernando é Isabel, Carlos V" y
Felipe, li, é hicieron qué el sol no se pusiera én sus do-
minios. .......
•^ , (iNo veis más allá aquel negro panteón exornado de
coronas y laureles/de palmas y arrayanes, símbolo
kir cüksiffBRíO — - sai-
todo del triunfo y la victoria, del arte y del genio? Pues
allí yacen en menudo polvo los genios de la guerra
Hernán Cortés y Pizarro, conquistadores de Méjico y el
Perú; allí los inspirados poetas, Garcilaso y Herrera>
que, inflamado su espíritu con un átomo del celeste
aliento, lucieron sus inspiraciones portentosas. Allí,'fi-
nalmente, bajo el verde ramaje y en ignorada fosa, está
una sepultura abierta, esperando recibir en su regaló
el último suspiro de nuestra existencia.
¡Oh generación loca y descreída! Vosotros los que
sacudís el yugo de la religión porque condena los vicios;
los que renegáis de Dios porque os conviene no le haya;
los que no véis en el hombre más que un compuesto dé
huesos y de carne, de músculos y nervios: traspasad las
puertas del cementerio, penetrad en aquella espantosa
soledad: y allí, cuando sólo se oye el melancólico susu-
rro de los llorosos sauces y el peculiar de los mustios
cipreses, que parecen modular una plegaria sobre las
tumbas; acercaos al borde de un sepulcro; aplicad el
oído al áspero roer de los gusanos, al hervir de la po-
dredumbre y al continuo crujir de los mondados huesos;
y entonces sentiréis la necesidad de la inmortalidad en
toda su grandeza; entonces (como dice un. eminente
publicista español del pasado siglo) "sentiréis formarse
en vuestra alma emociones profundas; vuestro pensa-
miento se levantará sobre ella misma, é irá á perderse
en la inmensidad Vuestra propia individualidad se
encontrará, por decirle así, fuera de su órbita... y ex-
perimentará un sentimiento indefinible, una especie de
presentimiento de lo infinito.,,
Mas, antes de retiraros del sepulcro, antes de des-
pediros del cementerio, y antes de dirigir un postrimer
adiós á las frías cenizas que allí reposan; tienda el ma-
terialista una mirada en derredor, mírese luego, y,
alentado su espíritu con las santas inspiraciones que al
bondadosa Providencia le habrá infundido al borde de
m ÜL MONTÉ CARÜEtó

sepulcro, lejos de reputarse por un montón de polvo


que el viento esparce, y máquina delicada que el
más leve accidente descompone, esclamará con Pas-
cal: "Soy una frágil caña; pero una caña pensadora.,,
Y añadirá con Augusto Nicolás: "Soy la flor de los
campos abierta á la mañana y seca á la tarde; pero
tengo como la flor un perfume que, una vez marchita
ésta, se va al cielo. „
Acudamos todos en día tan solemnemente triste á
esa cátedra de severísima enseñanza, y al oir el tañer
de la campana que pide una plegaria al corazón cristia-
no, mezclemos nuestras preces y oraciones con la que
el ministro del Altísimo eleva al cielo, y asociándonos
al espíritu de la Iglesia nuestra Madre digamos, no con
la fría impasibilidad del estoico, sino con la .dulce espe-
ranza del cristiano: Requiescant in. pace: ¡Paz á los
muertos!
fn, J-ORENZO DE £. JOAQUíN,
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS
Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

IX

(CONTINUACIóN)

N el afío que siguió á mi profesión, nuestra


(venerable fundadora, la Madre Genoveva de
Santa Teresa, abandonó nuestro Carmelo para en-
trar en el del cielo.
Mas antes de manifestaros las impresiones que
recibí en su muerte, quiero, Madre mía, hablaros
déla dicha que he tenido viviendo algunos años
con esta alma santa, pero cuyas virtudes fueron
ocultas y sin traspasar los límites de lo ordinario.
Un domingo, entraba yo á la enfeimería para
hacer á la enferma una corta visita, y al ver á su lado
dos de nuestras ancianas hermanas, hice ademán de
retirarme, como eía ñaturtTj mas ella me llamó y me
dijo, no dudo inspirada de lo alto: «Esperad un poco, hijita mía,
tengo que deciros unas cortas palabras.' presto que muchas veces me
habéis pedido un ramillete eepi'ritual, voy á regalaros éste: «.Servid
al Señor con pas y alegría; no olvidéis, hija mía) que nuestro Dios es el
Dios de lapas*.
Después de haberle dado gracias, me retiré emocionada hasta de-
rramar lágrimas, y convencida de que Dios le reveló el estado de mi
alma. En aquel momento mi alma era presa de una tristeza inexpli-
cable, y tan densas eran las tinieblas que la envolvían, que dudaba
si yo era amada de Dios. Empero, ya podéis comprender, Madre mía
que las palabras de ¡a bendita y santa anciana fueron como un bál-
samo que convirtieron mis amarguras en dulce néctar, y las tinieblas
en luz clarísima.
£24 EXtoONTÜCARMELO

Al domingo siguienU me picó la curiosidad de saber si la Madre


Genoveva Labia tenido alguna revelación; ella me aseguró que jamás
había sido favorecida con revelaciones.
Entonces mi admiración subió de punto. ¡Ah! esta santidad me
pareció la más verdadera, la más santa; santidad que yo deseo, por-
que en ella no cabe ilusión.
El día que esta venerable Madre abandonó este destieno, yo re-
cibí una gracia especial.
Era la primera vez que presenciaba la muerte; ¡en verdad que era
un espectáculo admirable! pero durante las dos hnrns que pas-é al
pie de la cama.se apoderó de mí una insensibilidad inexplicable;
insensibil'dad q u e m e causaba gran pene; mas desde d minino ins-
tante que la Madre voló al cielo, cambió como por encanto ini estado
interior. En un abrir y cerrar de ojos sentí una alt-gría y un fervor
indecible; hubiérase dichc que el alma de nuestra i-anta Madre me
dio parte en aquellos momentos de la felicidad de que ella ya gozaba;
pues vivo en la persuasión que fué directamente al cie'o.
Un díu la dije: Oh Madre mía, V. F . no pasará por el purgatorio.
«¡Así lo espero!» me contestó con dulzura. Y en verdad, que Dios
no pudo defraudar una esperanza acompañada de tonta humildad;
las mercedes que hemos recibido'son una prueba evidente.
Ceda hermana reclamó una reliquia y vos sabéis, Madre mía, la
que yo poseo.
Durante su agonfa me llamó la atención una lágrima que cente-
lleaba en su pupila á manera defino diamante. Esta lágriu.a, la últi-
ma de todas las que derramó en su vida mortal, no se ( a p r e n d i ó
del sitio donde la vi; y cuando los despojos mortales do la >anta Ma-
dre fueron depositados en el coio,-aun brillaba ern el mismo es-
plendor. Entonces, tomando un pafiito de hilo fino, y acercándome
por la noche sin ser vista de nadie, la tomé para mí, como preciosa
reliquia, y tengo el honor de poseer la última lágrima de una santa.
Por suerte, yo no doy gran importancia á los sueños; mas no me
explico, cómo pensando toJo el día en Dios, apenas me ocupo de El
mientras duermo. Ordinariamente mis sueños son de bosques, flo-
res, pnjrii it 'S, sobre todo ruiseñores, la mar... La mayor parte de las
noches veo nifios hermosos, cojo mariposas y pájaros que jamás han
visto mis ojos. Aun cuando mis sueños sean poéticos, bien compren-
déis, Madre mía, que distan mucho de ser místicos.
Una noche, pocos días despules-de muerta la madre Genoveva, tu-
ve uno de mucho consuelo. Soñaba que esta santa Madre daba á ca-
da una de nos-otras alguna cosa de su uso. Cupndo llegó mi turno,
no esperaba recibir nada, porque sus manos estaban vacías; entonces
mirándome con ternura, me dijo por tres veces: «A tí te dejo mi CO"
razón.*
Dos meses después de esta muerte tan preciosa delante de Dios, es
decir, en los últimos días del año 1891, la gripe se cebó en la co-
munidad; y corno á mí me atacó de una manera muy benigna, no
tuve necesidad de hacer cama. Imposible es formarse una idea del
estado lamentable de nuestra comunidad en tan tristes circunstan-
acis. Hermauas que apenas podían tenerse en pie cuidaban á las
SOR TERESA DEL NIÑO JESÚS 825

más enfermas; la muerte había exteüdido sus negras alas por todos
nuestros claustros, y apenas una hermana había exhalado el último
suspiro, era precisó ¡qué dolor! abandonarla iál punto.
El día que cumplí 19 años murió la Madre Supriora; yo la asistí
en su agonía,con la hermana enfermera. Pronto la siguieron otras dos.
Una mañana, apenas tocaron las tablillas, mó levanté como de cos-
tumbre, pero con el presentimiento de que la hermana Magdalena ha-
bía muerto. El claustro se hallaba completamente á obscuras; nadie
salía de las celdas. No obstante, yo me decidí á penetrar en la de la
hermana Magdalena, la que vi, en efecto, vestida y recostada sobre
su jergón, pero sin vida. No me causó la menor impresión: fui á la sa-
cristía,, traje una vela encendida y la puse en la cabeza una corona
de rosas. En medio de este abandono, veía yo la mano de Dios que
nos pretegía y su corazón que velaba por nosotros.
Nuestras queridas hermanas pasaban á mejor vida sin esfuerzo
alguno; en sus rostros se dibujaba una sonrisa celestial; y más pa-
recían entregadas á un dulce y tranquilo sueño que en brazos de la
muerte.
Durante estas largas semanas de duras pruebas tuve el inefable
consuelo d& recibir todos los días la comunión. Ah! ¡qué generoso
ha sido Jesús para ccnmigo! Sin que yo lo pidiese, se me otorgó el
privilegio de unirme todos los días á mi Tierno Amado, aun después
que desapareció la gripe.
También tenía la dicha de tocar los vasos sagrados y de preparar
los corporales destinados á recibir á Jesús; y, como nobleza obliga,
yo procuraba enfervorizarme todo lo posible, teniendo presente lo
que se dijo á un santo diácono: Procura ser santo, tú que manejas los
vasos del Señor.»
El Señor, Madre mía, no. me lleva por el camino del temor. Sin
embargo, un día sentí cierta turbación al acercarme á recibir la san-
ta comunión. Por falta de formas el sacerdote se veía en la necesi-
dad de partir las últimas, y yo recibía al Señor en una parte muy
pequeña; y, como esto se venía repitiendo algunos días, me hice estu
reflexión: Jesús viene, á mi pecho con desagrado. Mas ¡oh dicha! el
sacerdote, en vez de una partecita, me dio dos hostiasl ¿No era esto
una tierna respuesta á mi tímida pregunta? ¡Ah! ¡Cuánto tengo que
agradecer á Dios!—Quiero contaros otra cosa:
El Señor ha sido muy complaciente conmigo. Ha satisfecho no
\ sólo mis deseos de perfección, sino también aquellos que no estaban
exentos de vanidad, aunque yo lo ignoraba. Viendo que una her-
mana pintaba bellas miniaturas y componía versos, entró en deseos
de imitarla. Sin embargo, no me hubiera propasado á pedir estos
dones naturales, y mis deseos permanecían ocultos allá en el fondo
de mi corazón. Jesús accedió á mis caprichos, y con admiración de
la comunidad, conseguí concluir algunos trabajos de pintura y com-
poner algunas poesías/" Pero así eomoSalomón, mirawcZo las obras de

(1) En efecto, existea algunas composiciones de esta endiosada reli-


giosa, hace poco se nos ha anunciado el envío de una poesía suya, que in-
sertaremos cuando llegue á nuestro poder.
826 EL MONTE CARMELO

tus manos, vio que todo es vanidad y aflicción de espíritu aquí en la


tierra, pude yo también ver por experiencia, que la única dicha es
el permanecer oculta é ignorar h jnayor parte de las cosas terrenas.
Comprendí que, sin el amor, toda obra es pura nada, aun la más
brillante. En rez de perjudicarme los dones con que el Spfior me
enriqueció, me elevan hacia El. y me convencen que solo Él es el
inmutable por esencia, y solo El puede llenar los profundos senos
de mi corazón!
fp. £. f. ?.
(Se continuará)

LA VIRGEN DEL CARMEN Y LOS SANTOS DE LA 0RQ3N


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IPOR EL MANCO DE LEPANTO!


V

Bfl J«I CEIiDfl

Lector, te pide perdón "A Sor Luisa de Belén,


Quien tantas vueltas te da, Religiosa Carmelita
Del Escorial á Alcalá ' En Alcalá.,, ¡Bien, muy bien!
Y de Alcalá á una prisión. Exclamé; veamos quién
Partimos de Argamasilla, Firma esta carta bendita.
Otra vez al Escorial, Pues yo desde mucho antes
Y á la hermosa Catedral Que era ese nombre sabía
Fuimos á dar de Sevilla. De una hermana de Cervantes;( 1)
Lo que con el rey pasó Por eso en breves instantes
Y el incógnito galán, Quise ver quién la escribía.
Eso los dos ló sabrán, La abrí, y quedé estupefacto
Y algo te di á entender yo. Viendo el anónimo al pie,
Así abreviando razones, De Fra.y eFe de eSe Te;
Que no tocan al poeta, L)e esta leyenda en el acto
Do vaya mi musa inquieta El final allí rasgué.
Ve tú sin nías dilaciones. Luego con dulce sorpresa
Vamos, pues ..Un poco espera, Iba la carta leyendo,
Queesjusto que en cosaentienda Y también A un tiempo viendo
Más grave que esta leyenda, Que de aquesta historia ilesa
Aunque no más verdadera: La verdad iba saliendo.
La pluma otra vez cogí,
Y con satisfacción harta
Después de Ib que va escrito, Por final copiaré aquí
Hoy llegó á l á celda mía Casi á la letrada carta
Una carta, todavía Que, á la llana/tfice así:
Inédita; el sobrescrito ' "Convento de San José
De esta manera decían; Del Desierto de Batuecas. r.

(1) Él Doctor fbVtilla en la Hitioña de Compluto, (par. l l l , pág. 25 y 47)


dice que Luisa do Belénj vecina de Alcalá, tomó e l habito de Carmelita
DescalzWén Febrero de 15Wy que" t e n í a n años é í d » 15'2.—Ni el nombre,
ni la patria, ni la edad repugnan que esta monja fuese Luisa de Cervantes
Saavedra, hermana del'autof 'del Don Quijote.
(D. J u a n Antonio Pellicer en la Vida de Miguel Cervantes Saavedra.)
Y nosotros podemos añadir algunos datos más a cerca de la M. Luisa, to»
828 Í L MONTE CARMELO

Un once luego se vé Le hice ver de vuestro hermano


Casi borrado, y á fé, La inocencia más notoria,
Que no importa si lo truecas. Y en bien suyo ejecutoria
"Once (ó lo que sea) de Abril Conseguí del soberano.
Del Señor el año mil "Los dos entonces nos fuimos
Seiscientos seis; (una Cruz). Por los campos de Montiel
Hermana en Cristo: Salud, ' Cabalgando en un corcel.
Con vuestro tosco monjil. Ambos así recorrimos
"Las noticias de la suya Los pueblos que quiso él.
Holgáronme en gran manera, "Un día nos separamos
Plegué á Dios sea verdadera En la ciudad de Sevilla;
La fortuna, y que no huya; Allí entrambos nos juramos
¡Plegué á Dios!... ¡Sí, Dios lo quie- La amistad que conservamos,
"¿Decís que corre con fama (ra! Leal, como de Castilla.
Un libro de vuestro hermano, "Mas ¡ay! que luego murió
Que os han dicho ser profano El rey Felipe Segundo
Y ni aún sabéis cuál se llama, Que á los dos nos protegió... •
Ni héis de tomarlo en la mano?... ¡Él sin protección quedó,
"Está bien; no para vos Yo me retiré del mundo!
Se ha escrito; no lo toméis, "Y aunque su Majestad Real
Que cuenta os pidiera Dios; Me dijo en el Escorial:
Y hora, para entre los dos "Se lo encargaré á mi hijo
Oid, y no os asombréis. Si muero „ Murió, y de fijo
Ese libro á lo que entiendo, Se le olvidó con su mal.
Quitará malas lecturas; "Por eso vive tan pobre
Se ven en él dos figuras Vuestro hermano, mas con glo-
Que entuertos van desfaciendo ¡Le sobra con una historia! (ria,
Y van buscando aventuras. Que el oro, la plata, el cobre
"Ese libro ha entrado en guerra Para el genio es vil escoria.
Con los de caballerías, "Yo desde esta soledad
Y dentro de pocos días Del Reformado Carmelo,
Ha de hacer rodar por tierra A su libro acá en el suelo
A los vestiglos y arpías. Deseo inmortalidad,
"Lo sé porque lo leí *" Y á su autor... ¡allá en el cielo'„
Antes que entré en religión; Tal dice la carta, en suma,
Se engendró en una prisión, De ese solitario santo,
Y lo saqué yo de allí Sin que el nombre se presuma,
A cumplir con su misión, (gloria Y lo que acabó su pluma
"Yo á nuestro rey, (que esté en ¡Por el Manco de Lepanto!
mados del Libro de Profesiones del Convento de MM. Carmelitas de la Ima-
gen de Alcalá de Henares que amablemente nos han sido proporcionados.
Allí consta como la M. Luisa tomó el hábito el día 11 de Febrero de 1565.
Fué subpriora el de 1592 y el de 1605 fué Priora. Con que estando en dicho
oficio recibiría la carta que por por nuestro conduelo la escribió el religioso
anónimo de la leyenda,
{Nota del Autor)
¡POR EL MANCO DE LEPANTol 8»9

COfiGIiÜSIÓfi

Lector, quien quiera que seas, Si es que de incrédulo pecas,


Te repito en conclusión Queestasnosonfrases huecas.
Que es cierta esta narración, Ven á ver á mi convento
Me creas ó no me creas. Uno y otro documento
Y, por fin, para que veas, Del desierto de Batuecas.
fR. fLORlXN DEL pARMELO JERESIANO.
_#ɧ*?. »J/> *sL- 'J/* *\L* +$/• NL" *J^i «aéfe^ «sly *¿* «>Jy» »X*

ENSAYO LITÚRGICO
SOBRÉ EL OFICIO DE

NUESTRA MADRE SANTA TERESA


MAITINES.-PRIMER NOCTURNO
Preliminares y preparativos de la Reforma

Primera antífona.—Monja ha como apremio para dar princi-


ya algún tiempo en el convento pio á ella, prodígale los nombres
de la Encarnación, Teresa estu- más tiernos, árnica mea, colum-
dia en la Biblia y en las Crónicas ba mea,& la vez que le asegura
la historia de la Orden, en cuyas de su concurso no dejándola tra-
páginas ve lassoledadesdelCar- bajar,sola, et vevii.
melo, visita la santa Montaña y Tercera antífona.—VacilaTe-
las grutas habitadas por los fer- resa á la vista de las imperfec-
vorosos ermitaños, dignos here- ciones que le exagera su humil-
deros del espíritu de los Profetas dad, y, aprovechándose el de-
y de S. Brocardo. Sigúela en sus monio de la turbación, no deja
estudios la amorosa mirada del piedra por mover para persua-
divino Esposo: Quce est ista quce dirla de su indignación, bien qué
ascendit per desertum; contém- tampoco deja el Amado de redo-
plala conmovido meditando su blar sus instancias y estímulos.
gran proyecto de la Reforma y "Con la, Regla mitigada,- le di-
preparándose á él por la humil- ce,—asemejaste á la Virgen de
dad, sicut virgula fumi, por la Sulám, desterrada á tierra ex-
mortificación, ex aromatibus traña, Reverteré, Sunamitis, tu
myrrae y sobre todo por su apli- buena voluntad se consume en
cación á la oración, et thuris. deseos estériles. Vuelve, vuelve
Segunda antífona.—Regoci- presto á la observancia de la Re-
jado de este generoso designio, gla primitiva, reverteré, rever-
acelera su realización animando tere, y fuerte con la ayuda que
á Teresa á poner, sin pérdida de enellahallarás, producirás obras
tiempo, manos á la obra. En di- que atraerán sobre tí y sobre sí
lectus meus loquitur mihi: Sur- mis miradas de complacencia:
ge. Deshácese por ver germinar ut intueamur te.
esta rica cosecha de virtudes, Versículo.- Esta vez quedan
fruto de la Reforma, propera; y vencidas lasúltimásresistencias;
EXSAYO UTÚKGrCO 831
mas antes de emprender la Re- propio para animar la generosi-
forma á que Dios la llama, Te- dad de la Santa que ha tomado
resa ha comenzado á reformarse por divisa: Zelo selata sum
á sí misma haciendo desaparecer "Gracias á tí,—le dice aquí—,
de su alma las más ligeras im- gracias á la Reforma que vas á
perfecciones, Fiat cor meum im- emprender, la Regla, judicium,
maculatum, l a s más mínimas va á reinar en los conventos
trángresiones déla Regla, in jus- restituidos al silencio de la sole-
tificationibus tuis. á fin de no ser dad; y la justicia, justitia, esto
confundida, ni oirse decir por es, el conjunto de todas las vir-
sus hermanas: Medice, cura te' tudes florecerá en el campo nue-
t'psum, refórmate á tí antes de vamente fértil del Carmelo. Ha-
pensar en reformarnos, Ut non bitabit in solitudine judicium, et
confundar.—-En vano predica y justitia in Carmelo scdebit.
trabajad Apóstol en-la conver- Obra de la justicia de mi pueblo
sión dé los pecadores, si sus será la paz, y el cuidado de prac-
ejemplos no se conforman con ticar esta justicia le procurara
las palabras, ni hará más fruto seguridad y descanso perdura-
que el sonido de una campana ó bles, Et erit opas jitstitiae pax
de un címbalo que retiñe, sicut ct cultus justiUae silentntm et
aes sonans aut cymbalam tin- securitas usquein sempitemum.
niens; en vano pedirá el superior Así por tí descansará mi pueblo
á su comunidad el fervor y la en la hermosura de la paz y en
regularidad, si él mismo no es los tabernáculos de la confianza:
irreprensible, si no es viva y vi" Et sedebit populus meus in pul*
sible personificación de la Regla: chritudine pacis et in taberna-
susexhortacionesno tendrán éxi- culis Jiduciae.—Tan de todo en
to,-y su voz resonará en el desier- todo sublime es este responsorio,
to: Vox clamantis in deserto.— que bien mereciera que todos los
Verdad tan elemental no podía hijos del Carmelo reformado lo
ocultársele á Teresa, docta Maes- grabasen en la memoria, y aun-
tra espiritual de las almas, y de que está demasiado claro para
ella, como del divino Esposo, se exigir comentarios ¿quién nos
dirá: Coepit faceré et docere. impide ver en esta seguridad sin
Nada nos pide á nosotros sus hi- fin, secuntas usque in sempiter-
jos; que ella no haya practicado num, y en estos tabernáculos de
primero. la confianza, et in tabernacuhs
Primer responsorio.—Suma- Jiduciae, una alusión al santo
mente complacido del consenti- Escapulario, ó aun la confirma-
miento de Teresa, Nuestro Señor ción del glorioso privilegio de la
le da sus instrucciones para el certeza de una buena muerte pa-
éxito de la gran obra que le con- ra todos los que mueran ves-
fía, á la vez que le muestra el tidos con el?
fruto de sus trabajos¿para alen- Segundo responsorio. -Tales
tarla. fCuán bello es el cuadro son los frutos reservados al celo
que le pone á la vista, y cuan de Teresa; tal la recompensa que
,,832 jtt MON.ÍE CAkMEtO

ha de coronar sus trabajos, el sa sus consejos y alientos en .los


resultado feliz de los cuales está Responsos precedeq.tes, recuér-
asegurado; "porque, —continúa dale una-vez más el.finde la Re-
Nuestro Señor—, en previsión de forma, á saber, la mayor gloria
la gigantesca obra de la Refor- de Dios y de su Iglesia. Audi,
ma á que te destinara desde toda filia, et vide, quia deinceps ut
la eternidad te he concedido la vera sponsa meurn selabis ho-
dulce persuasión, con la cual, norem. No olvides, hija y esposa
ayudada de mi gracia, triunfes mía, que el objeto de nuestra
de los corazones. Diffusa est alianza es nó sólo hacer reinar
gratia in labiis tuis; propterea la piedad en sus hijos, Sponsabo
benedixit te Deus in aetemum. te mihi tn justitia, y la obser-
Fortalecida con esta merced, ve vancia de la Regla primitiva et
sin temor, y por la gracia y la injudicio, sino también hacerles
hermosura que son tu patrimo- merecer su misericordia para sí
nio, y que sólo para este fin se te et in misericordia, y para los
han concedido, da principio á tu demás, et in miserationibus.
obra. Specie tua et pulchritudí- En esta última palabra se halla,
ne [tua prospere procede, con- pues, indicado el fin apostólico,
quistando los corazones de tus la conversión de los pecadores,
hermanas, et regna.,, al cual debe tender toda la vida
Tercer responsorio.-A.si co- de los verdaderos hijos de Tere-
mo el soberano que en repetidas sa. Estos han de ser nuestros
entrevistas entretuvo á un em- negocios, nos dice nuestra será-
bajador de legación importante, fica Madre.
al tratar por última vez de des- —Este primer nocturno está
pedirle le Vuelve á informar bre- como envuelto en una atmósfera
vemente del objeto de la emba- misteriosa y profética: tal es la
jada y le hace los postreros en- Reforma vista á través de los
cargos, así Nuestro Señor des- Apelos de un porvenir pronto á
pués de haber prodigado á Tere- manifestarse.
(Se continuará)
f R. f. DE ]. M .

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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES


XVIII

A Escultura en Egipto.—Cuarenta siglos


por lo menos antes de nuestra Era, poseían
los subditos de los Faraones un arte iconís-
tico notabilísimo por la fidelidad sorpren-
dente con que imitaba el natural. Durante
esta primera época, denominada menfí-
I tica, que puede extenderse hasta el siglo
treinta, los artistas contemporáneos de
las primeras dinastías esculpieron la
piedra y la madera con singular des-
treza y produjeron verdaderas obras de
arte, como las imágenes de príncipes de
la primera dinastía adquiridas última-
mente por los Estados Unidos. La mus-
culatura y modelado del cuerpo humano están expresados de una
manera exacta, pero las figuras son demasiado rechonchas y las"
proporciones carecen de elegancia. A pesar de todo, el Egipto pue-
de gloriarse de conservar las esculturas más antiguas y más nota-
bles. < - --.,.
A este tiempo pertenece la gran esfinge de Ghicé, estatua colo-
sal esculpida en la roca, que mide 17 metros de altura y 35 de lon-
gitud. Representa un león con cabeza humana de nubio ó abjsinio,
emblema de la fuerza unida á la sabiduría. Un sabio francés des-
embarazó á la esfinge de las arenas del desierto que la cubrían, y
halló entre sus patas delanteras un templo y en él una estatua de
Chefrén, fundador de una de las pirámides.
En cuanto á bajos relieves que se han encontrado de tan remo-
to periodo en las mastabas ó tumbas, representan casi siempre la
vida terrestre del difunto, ofreciendo un cuadro interesante de las
costumbres del antiguo Egipto.
En la segunda época, ó sea la época tebana, en que predominó
Tebas sobre Menfis, que comprende desde el siglo treinta hasta el
cuarto antes de Jesucristo, se nota que la Escultura va perdiendo
los caracteres que distinguían las obras de la época men fita. Los
834 EL MONTE CARMELO

artistas abandonaron la reproducción exacta de los personajes, pa-


ra dar á las figuras proporciones más esbeltas; el modelado se sim-
plificó, y las estatuas y bajos relieves repitieron invariablemente el
mismo tipo representado de perfil, con los ojos vistos de frente y
la boca sonriente, ejecutado con finura y precisión, pero con una
monotonía desesperante.
Así se presenta la Escultura en todas las producciones plásticas,
en los entalles de los sarcófagos figurando las peregrinaciones de las
almas por las misteriosas regiones del Amenti, en las monstruosas
estatuas de los dioses, mezcla híbrida del cuerpo humano y cabeza
de animal realzada de extraños atributos, en los inmensos bajos re-
lieves de los templos, crónica animada y pintoresca de las hazañas
guerreras de los faraones en las estatuas colosales de Amenofis III,
de 36 metros de altura, y de Ramsés II en los spéos de Hator en
Ibsambul.
La Caldea, la Asiria y la Persia conservan también la historia
de sus estatuas, pero hasta que el cónsul de Francia en Mosul des-
cubrió los restos del antiguo palacio de Korsabad en las cercanías
de Nínive, el arte asirio-caldeo era completamente desconocido.
Las exploraciones posteriores han permitido reconstituir este arte,
que aun cuando no pueda envanecerse de una antigüedad tan re-
mota como el egipcio, no por eso deja de ser interesantísimo.
La Escultura tal como se encuentra en los palacios de Senaque-
rib y Asurdanipo!, revela un arte basado en la imitación imperfecta
de la naturaleza amante del detalle, por el que olvidaron el conjun-
to, sin la grandeza del arte egipcio, pero más valiente y rudo.
Los escultores de Nínive y Babilonia y más tarde los de Persé-
polis y Susa cultivaron poco la estatuaria, mostrando marcada pre-
dilección por los relieves de escaso bulto, entallado en tablas de ala-
bastro; en los que reprodujeron principalmente los tipos oficiales de
sus monarcas y altos dignatarios, ora combatiendo con sus ene-
migos, ora sacrificando á los dioses, ó entregados á las delicias del
gineceo, ó á las rudas emociones de la caza de animales feroces, que
supieron reproducir con rara perfección.
Los restos más antiguos encontrados hasta el día, constituyen
la colección Sarcec en el Louvre. Pertenecieron al palacio de los
reyes caldeos Ur y Niño cuyos reinados pueden calcularse por los
años 1500 y 2000 antes de nuestra era. Compónese tan interesante
descubrimiento de diez estatuas, algunos bajos relieves y diversos
fragmentos de varios ^'géneros. Las primeras, de diorita azulada,
recuerdan por sus actitudes la de las esculturas egipcias y, lo
mismo que lo» relieves, están trabajados con esmero fundado en
un realismo inocente que recuerda el de algunas estatuas de la épo-
ca arcaica del arte heleno.
Las esculturas ninivitas pertenecen á estilos posteriores de los
siglos noveno, octavo y séptimo, pudiendo marcarse el periodo de
BL CATOLICISMO EN LAS ¿ELLAS ARTES" 8¿5
apogeo en el último de ellos, ó sea en tiempo Asurdaripol. Los ar-
tistas de las orillas del Tigris, desprovistos de la piedra que abun-
daba en la montañosa Caldea, no pudieren cultivar la estatuaria
como sus colegas del Eufrates, y de aquí la escasez que se nota en
ella, contrastando con la prodigalidad que se observa en los bajos
relieves tan abundantes en los palacios, que se ha calculado que
en algunos de ellos la crónica belicosa del rey representada en las
paredes, medía unos dos kilómetros de extensión. En cambio, la es-
tatuaria asiría está reducida á una figura del dios Nebo, una espe-
cie de cariátide representando sacerdotes y los celebres Kirubí,
que, en número de setenta y dos, adornaban el mencionado alcázar,
sirviendo de machones á los arcos de medio punto que daban en-
trada á las regias cámaras. Estos monstruos alados con cuerpo de
toro ó de león y cabeza humana adornada de alta tiara, eran em-
blemas de la fuerza física: su altura era de 4 á 5 metros y su peso
se ha calculado en 25.000 kilogramos.
La escultura persa nos ofrece un arte híbrido hijo del asirio,pero
influido por el egipcio y griego-jónico. Como las esculturas ninivi-
tas, las de Persépolis, capital de la dinastía aqueménide, presentan
escaso relieve, figuras siempre de perfil, acentuada musculatura
y actitud hierática y convencional.
Tales caracteres se observan en el retrato de Ciro y los múlti
pies episodios de la epopeya caldeo-asiria reproducidos en los bajos
relieves del palacio de Persépolis, en unión de largas series de
cortesanos, soldados y pueblos tributarios, que acuden á reve-
renciar al rey vencedor, A su vez, de espantosos leones, toros
ó monstruosos animales. Todas estas figuras cuidadosamente co-
piadas revelan el arte asirio interpretado por artistas educados en
las escuelas griegas.
Posteriores exploradores han descubierto dos frisos de ladrillos
esmaltados, procedentes del palacio de Artajerjes Menina, que re-
producen en relieve varias figuras de leones y una procesión de
guerreros ostentando ricas vestiduras, por lo que se ha creído re-
conocer la cohorte de los inmortales que constituían la guardia
personal del rey aqueménide. Todas estas esculturas decoradas
con palmetas asirías y margaritas egipcias, revelan un arte que
guarda estrecho parentesco con el de Nínive.
Caracteres semejantes reclaman las fachadas de los hipogeos
sepulcrales de Artajerjes, esculpidas en las rocas de Nakché, cer-
ca de Persépolis. Anteriores á la conquista de Egipto, estas tumbas
ofrecen un ejemplo interesante de la compenetración del arte
oriental con elementos jónicos. Las esculturas representan al rey
ofrendando á la imagen de Ormuz sobre una plataforma sostenida
por dos grupos de soldados, que á su vez descansan sobre un piso
adornado de una hilera de leones.
La Escultura en la Fenicia. El arte de los cananeos marítimos,
836 ¿ ¿ MOilTÜ CRÁMB LÍ)

pueblo de negociantes más que de artistas, ofrece tan escasa ori-


ginalidad, que en muchas ocasiones sus obras escultóricas parecen
á primera vista producto del arte egipcio ó asirio. En efecto, los
fenicios sometidos alternativamente-á los dos pueblos mencionados,
tomaron de uno y otro los elementos artísticos, resultando una
amalgama en la que, por regla general, la mayoría de los símbolos,
ornamentos y trajes de las figuras revelan la influencia asiría.
Desde las conquistas de Alejandro Magno el arte fenicio se somete
dócilmente á las enseñanzas de Grecia, y este nuevo elemento se
funda en las producciones plásticas de la última época de la his-
toria del pueblo que nos ocupa.
La Escultura fenicia tuvo sin embargo una gran importancia,
pues aquellos audaces navegantes la llevaron á los países más re-
motos del mundo entonces conocido. En algunas regiones, como
Chipre, Rodas, Cartago y Cerdeña, dominó por completo durante
algunos siglos como único arte conocido; en otros, como la Italia y
Grecia, fué el germen que, compenetrándose con elementos indí-
genas, ocasionó, por medio de sucesivas transformaciones, el des-
arrollo potente y original del arte clásico. De procedencia fenicia se
cree un sarcófago curioso de marmol blanco^ descubierto en Cádiz
hace pocos años.
A pesar de las pacientes investigaciones practicadas por los
exploradores, no son muy abundantes los restos escultóricos des-
cubiertos, reducidos á bajos relieves, sarcófagos, antropoides de
rica ornamentación, y trozos de estatuas. Aun fueron menos afor-
tunados para la historia del arte plástico las excavaciones practi-
cadas en Cartago por Dan; pero en cambio, Chipre guardaba entre
las ruinas de sus templos de Golgos, Larnaca y Amatonte cente.
nares de estatuas de piedra y millares de figurillas de barro cocido,
que enriquecen los museos de Constantinopla, París, Londres, Ber-
lín y Nueva York, en los que puede estudiarse el proceso de la tri-
ple influencia que hemos señalado en el arte fenicio.
La mayoría de las esculturas descubiertas consisten en estatuas
votivas ó de divinidades, representando las primeras sacerdotes y
personajes de alta jerarquía que presentan sus ofrendas á los dio-
ses, como lo demuestran las palomas y copas que llevan en sus
manos, y las segundas el panteón fenicio. Algunas de estas figuras
alcanzan gran tamaño, por ejemplo, la conocida con el nombre de
coloso de Amatonte, que mide cuatro metros veinte centímetros por
dos de anchura en las espaldas. Representa á un Hércules, extra-
falaria mezcla de las proporciones atléticas del Indubar asirio y de
la fealdad simbólica del Bes egipcio. Ninguna de tales esculturas
revela estudio sincerodel natural: todas estas ofrecen la inmovili-
dad y rigidez características que denotan su procedencia.
Una de las produciones artísticas que caracterizan á losFenicios,
fué la fabricación de copas de bronce, oro y plata en cuyo fondo se
ÉL CATOLICISMO üti LAS ÍJBttAS ARÍES 837

encuentran grabados, cincelados ó repujados los asuntos más va-


rios, todas ellas de estilo asirio-egipcio, cuya descripción nos es
imposible hacer en este lugar,
India.—Abundan en la península indostánica las obras de es-
cultura de todos géneros, en especial las referentes á Iconografía
religiosa, de las que algunos templos, como los de Ellora y Maha-
malaipur, las cuentan por millares, y aplicadas con tal profusión,
que las formas arquitectónicas desaparecen por completo bajo las
figuras y ornamentos más origirfales y estrambóticos.
No ns tarea fácil clasificar por épocas ó estilos la escultura in-
dia; pues aunque un estudio atento haría notar algunas diferencias
entre las diversas regiones regadas por el Ganges, no son aquellas
tan notables como en la Arquitectura.
En general y después de hacer notar que la escultura más an-
tigua que se conoce en la India parece ser la columna conmemora-
tiva del rey Asoka, erigida hacia el año 250 antes de J. C , lo cual
destruye la creencia vulgar de que las esculturas del Indostán
acusan una antigüedad de miles de años, debe tenerse presente
que el simbolismo religioso es la base del Arte. De aquí se deduce
que, exceptuando algunas estatuas y relieves de carácter histórico,
la inmensa mayoría de unas y otras ofrece una amalgama mons-
truosa de formas humanas, cabezas y miembros de animales, y tal
confusión de atributos y emblemas, que el espectador se queda
admirado ante tanta fantasía y sorprendido de la habilidad en el
manejo del cincel, y la perseverancia que revelan aquellos inmen-
sos miles de piedras, en las que se desarrollan todas las leyendas
de los Vedas, figurando ora las extrañas metempsícosis de Brahnia,
ora las prodigiosas aventuras de Siva, Visnú, Mahakala y Para- •
vati y otras divinidades fantásticas, unas provistas de varios pa-
res de brazos ó piernas, otras metamorfoseadas, en todo ó en parte,
en monos, toros, serpientes, tortugas, elefantes, adornadas las más
de altísimas tiaras é estrambóticos trajes, y casi todos ellos ges-
ticulando y moviéndose en exageradas contorsiones.
De este modo la escultura india resulta la más extravagante,
material y ridicula, de cuantos estilos se han desarrollado en las
diversas partes del mundo Lo que se ve y se advierte, es que todas
las estatuas, lo mismo las de Egipto, como de la Fenicia y del Indos-
tán, revelan en su actitud, en su paridad, en su posición y en todo,
la creencia en la inmortalidad del alma. Todavía parece que el
alma que animó aquel ser cuando formaba parte de la humanidad
viviente, existe, y como que recibe y acepta los honores que los
tributamos. De este modo la Escultura de todos los países y de to-
dos los tiempos está continuamente proclamando una de las verda-
des más fundamentales del cristianismo, la inmortalidad del alma.
fu, JSAMUEL DE JBTA, JERESA,-
itiflBDifafr.
Una satisfacción.—Con rumbo á Europa, - Telegrama alarmante.— Nuestra
nueva iglesia.—Horrible catástrofe.- -Nuestros viajeros.

Por lo que trae la Revista deduzco que se ha perdido por esos


mares, ó tierras, una de mis relaciones. Sin duda los lectores han
comprendido la omisión, toda vez que en otra de las anteriores les
había ofrecido describir la recepción solemne y entrada oficial de
S. E. el señor Arzobispo al venir, en Marzo último, á efectuar la Vi-
sita Pastoral en esta ciudad de Ernáculam. Cumplí lo ofrecido, man-
dé mi relato, y no sabemos quién sea el culpable de que no hubiera
arribado á esas playas. Repetirlo me parece ya extemporáneo, y
como ocasión se presentará con más ó menos tiempo, opto por es-
perar, dada esta satisfacción á los amables lectores.

Verdad es que ese tiempo puede que tarde bastante en llegar


por ahora, como que tres días há salió S. E. con dirección á Europa,
y pasarán meses antes de que pueda volver. Lo que importa es que el
Señor se digne concederle feliz viaje y felicísimos éxitos en los gra-
vísimos asuntos que á exponerse á los azares de tal viaje le obligan:
muy de veras y con especial interés pido á los virtuosos lectores y
á las almas fervorosas, encomienden al Sefior el viaje y fiues de
nuestro amado Arzobispo. Si el mar con sus implacables olas le trata
tan despiadadamente como al venir hace veinte años á la India,
bien podemos temer hasta por su preciosa vida, que ya entonces,
aunque más robusta, solo pudo salvarse merced á medidas y cuida-
dos extraordinarios. Plegué el Sefior asistirle y tornárnosle sano y
salvo.

Precisamente en el momento de escribir estas líneas, recibo un


telegr&ma desconsolador. Es de S. E mismo; pero, en vez de venir
MISIONES CARMELITANAS 839

de Bombay, adonde debían nuestros ilustres viajeros haber ya llega-


do para embarcarse pasado mañana con rumbo á Italia, está despa-
chado desde Madras, y su contenido es horripilante por un lado, mo-
tivo de dar gracias á Dios por otro. Dice así: t Terrible accidente
ferroviario; viajeros ahogados en un río; nosotros todos salvos; pensa-
mos continuar á Europa.» Dichosos ferrocarriles y dichosos telégra-
fos con sus dichosísimos adelantos: le dan á uno cada rato de vérti-
go, que le tienen el alma en un hilo. Horrible spsto, quizá con fu-
nestas consecuencias, han pasado nuestros Monseñores, (marchan
con S. E., el limo. Obispo-Coadjutor do Quilón y dos padres Misio-
neros.)
Hace ya más de diez años que presenció el horrible choque de
trenes acaecido en la célebre noche del 23 de Septiembre entre Bur-
gos y Quintanilleja, catástrofe espantosa que por largo tiempo ocu-
pó la atención de toda España. Años han pasado, pero no pasará su
memoria; y aquella impresión de terror mortal parece que fué ayer;
y eso que personalmente no me alcanzó el desastre. Pero fué bastan-
te su horrífico aspecto para participar hondamente el sufrimiento de
las víctimas. Temo mucho que la averiada salud de nuestro Monse-
ñor haya sufrido golpe asaz rudo, y si encima le vienen sufrimien-
tos en el mar, es cosa de encomendarle mucho á Dios y esperar con
ansia la noticia de su arribo á Europa.

Veré si antes de despachar este correo puedo comunicarles algu-


nos pormenores del tremendo desastre que las líneas telegráficas de-
jan entrever.
Mientras tanto, les daré la feliz nueva de haberse solemnemente
bendecido la primera piedra y empezado las obras de la iglesia de
nuestro nuevo convento en esta capital. Verificóse la sagrada cere-
monia el día 27 del mes próximo pasado, festividad del Corazón
Transverberado de nuestra seráfica M. Santa Teresa de Jesús, á la
cual va dedicada la iglesia. Hermosa idea la de levantar un monu-
mento en medio de estas Misiones á la que, ñifla de siete años, ya
era una Misionera que marchara á tierra de moros, á convertirlos á
Cristo ó á que la descabezasen por É!; madre más tarde de numero-
sos hijos é hijas, sólo anhelaba, cou ardor apostólico, á que unos y
otras se sacrificasen en aras del celo más vivo por la gloria de su
Esposo. ¡Sea ella nuestra guía, norma, aliento y protección!

Ya tenemos relación vorldica, estreraecedora, inaudita, de la


nunca vista catástrofe de Mangapanam, sitio de funesta memoria,
distante doscientas millas de Madras, donde (en Madras) al presente
están refugiados nuestros amados viajeros. Todoa se han apresura-
P40 BL MuNTE CARMÍté

do á darnos, noticias tranquilizadoras primero, cuenta menuda de


la tragedia después. Hela aquí en síntesis.
Eran las tres y media de la noche del 11 al 12 del corriente. Des-
hecho huracán de lluvias torrenciales descargaba en aquel paraje y
había destrozado el puente de la vía, cuando el tren, atestado de gen-
te y á toda carrera, cayó de cabeza en el río, estrellándose contra el
muro de enfrente y haciéndose todo astillas. Describir aquello, im-
posible. Iban, después de la máquina y el ténder, coches de viajeros
de torcera clase: todos, absolutamente todos ¡horrible hecatombe!
quedaron en un instante aplastados y anegados; yendo dormidos,
despertaron en el otro mundo. ¿Cuántos erau? No se sabe, pero no
es aventurado suponer que fuesen más de ciento; uu testigo dice
cifrarían en ciento cincuenta.
Detrás seguía el coche de segunda; en él iban quince viajeros'
entre ellos dos Hermanas Terciarias nuestras, la M. Teresa, Superio-
ra del Convento de Ernáculam, y una hermana suya, Sor Josefina,
que iba á Inglaterra á hacer los estudios superiores en la Universi-
dad de Edimburgo. Desgraciadas ambas, el cadáver de la una fué
encontrado en el lugar mismo del siniestro, el de la otra fué arras-
trado ciuco millas por la furiosa corriente. ¡Descansen en paz núes
tras beneméritas colaboradoras y el resto de sus tristes compañeros!
Inmediatos á las víctimas ocupabau departamento nuestros Pre-
lados y Padres, En ellos quiso también cebarse inexorable la tor-
mentosa muerte, de cuyas garras pudieron al fin escapar contra to-
da esperanza por entre una porción de maravillas, si no milagros. A
la verdad, en aquel momento uinguno pensó, ni cabía pencar, si no
en morir en gracia de Dios. Su carruaje quedó en uu instante hecho
astillas, completamente destrozado; cómo salieron vivos del departa-
mento, es una de esas cosas que no se explican. Estaban entregados
al sueño, el destrozo fué repentino, todo el maderamen, de pavimen-
to al techo, hízose añicos, y ello3, sin darse cuenta, viéronse fuera,
aunque no del peligro.
El señor Arzobispo. —Fué lanzado al fondo de las aguas, donde
se encontró en contacto con la máquina por uu costado, sintió que
un madero le llegaba al otro costado y le iba á tronchar la ciutura,
cuando, asiendo con esfuerzo dos tablas que flotaban sobre su cabeza,
logró hurtar su cuerpo del terrible atolladero y hallar modo de salir
á flote. Su primer acto fué pedir á JESúS ¡dulce palabra! una buena
muerte, y viendo que todos perecían (nadie pensaba entonces librarse
salvo,) ya que pudo alzar su mano sobre el agua, absolvió en general
á los moribundos, y trató de resistir las violencias del huracán valién-
dose de las dos tablas que la providencia puso en sus manos. Ando
MlSIOMES CARMELITANAS 84 í

mente á ellas, era llevado por impetuosa corriente, sus pies no ha-
llaban suelo, sus brazos desfallecían, todo era negras nieblas, lluvia
torrencial, truenos espantosos, relámpagos deslumbradores, ruido
abismal el caos... . Más de una milla fué así arrebatado nuestro
amado Prelado, cuando su pie tocó tierra ¡feliz momento en que
S. E. Vióse salido de las fauces aterradoras de una trágica muerte!
Allí se hizo fuerte y sosteniendo hincada eri el arenal una estaca,
mantúvose quieto resistiendo á los más furibundos elementos hasta
que la ansiada aurora vino á dar aliento y guía á lo s que luchaban
en desesperada agonía. Creyó entonces que su compañero el Obispo
debió de haber sido arrebatado río abajo, y se arriesga á ir en su
busca, y va como puede, hasta que se ve comprometido nuevamente
entre lodazales de donde no había fuerza para salir. En fin, después
de tamaños peligros, angustias y agonías, y contra todo presagio y
esperanza, gracias á una serie de favores del cielo, S. E. acabó por
salir ileso, enteramente ileso, dadas las doce del medio día. ¡Sea Dios
alabado! Retiróse S. E. á Madras de donde ha podido volver á con-
tinuar el día 16 su ruta á Italia y España. ¡Concédale la Virgen San-
tísima seguro arribo á esos puertos! En Madras proveyóse S. E. de
algo de ropa, etc., pues ni qué decir tiene quo. en el desastre desapa-
recieron la cruz pectoral, el báculo pastoral y cuantos aderezos epis-
copales llevaba para presentarse en Roma; pero ya le dispensarán
allí, si so ve obligado á ir cual pobre peregrino, tal vez usando som-
brero de corcho: tal era el que pudo adquirir en Madras.
El Obispo Coadjutor de Quilón.—Su Señoría Ilustrísima pasó por
trances parecidos y las mismas angustias que el Excmo. señor Ar-
zobispo. Asió lo primero que encontró y fué un almohadón, sin otra
salvaguardia se mantuvo sobrenadando gran rato; al cabo pudo coger
una tabla y con ella siguió hasta quo alcanzó á fijar pie. Con el
agua á la ciutura y lloviendo á chorros, esperó el amanecer. Merced
á la luz del día, logró evadir peligros y volver á la línea férrea, des-
pués de haber sido arrastrado larguísimo trayecto por la vehemen-
cia de las corrientes.
Los PP. Bernardo y León.—Estos dos Padres italianos que acom-
pañaban á los Monseñores, están refugiados en el hospital de Ma-
dras, el uno por haber quedado con una pierna cogida entre dos le-
ños del asiento del tren, que le tuvieron preso y víctima durante
cuatro hon s con el agua hasta el cuello; el segundo, que resultó ile-
so y no sufrió arrastre, permaneció cuatro días en el sitio, trabajan-
do sin descanso en recojer y sepultar cadáveres y proveer á otras
necesidades, sin apenas comer ni dormir, padeciendo lúgubres impre*
siones, cuyo resultado ha sjdo una intensísima fiebre. Con todo,
842 EL M'>NTK CARMELO

gracias á Dios, ambos eufarmos mejoran, y es de creer que en breve


se restablecerán por completo.
Las consecuencias prácticas que eu el orden moral arrancan de
este-triste suceso y pueden meditarse con gran provecho para el
hombre cristiano, no necesitan mención, para que cada uno las de-
duzca fácilmsnte y se las aplique en conformidad con los santos y
serios avisos del Evangelio.
Etuáculam 13 y Madrá* 18—IX—02
FK. J. VICENTE
P D. Además de otras felicitaciones de distinguidos personajes,
nuestro señor Arzobispo recibió atento telegrama de S. Excelencia
el Vicerey de la ludia, expresando el mayor interés y dándole muy
cumplido parabién, como así mismo al auxiliar de Quilón.
Según ha manifestado Mous. Bernardo, al pasar de nuevo por
el triste paraje á los cuatro días les fué imposible conciliar el sueño;
tan viva era todavía la impresión del horrible peligro corrido. A las
tres de la mañana, al llegar al puente fatal ya reparado, todos ellos
sintieron escalofríos, pensando en la caída de cuatro días antes. La
misma impresión de triste horror les produjo la vista de la grande
fosa en que habían sido enterrados los setentas cadáveres hallados
hasta aquella fecha, entre los cuales se hallaban el maquinista, el
fogonero, el inspector y dos soldados ingleses arrastrados por la co-
rriente y hallados más tarde junto con las dos religiosas ahogadas.
*Sslísasp^3iE3jP

} $ $ $ $ $ $ | $ J $ $ $ | '$ $ $ $ $ | f | $

LA YERDAD DE LA MUERTE
(CONCLUSIóN)

Plácenme ahora como entonces perdonad, pero he querido


aquellos retiros santos obrar así por mostraros
donde descansan las frías el milagro de la muerte
cenizas de los finados, , más grande entre sus milagros,
pero ccn la diferencia que es el de forjar artistas
de que antes iba vagando que escriban hoy en cristiano,
por sus calles solitarias rara avis para los tiempos
dando suspiros románticos, frivolos que atravesamos.
y ahora voy mandando arriba • Aparte de estos motivos
padre-nuestros y rosarios. salta aquí el motivo llano,
En las noches de mis dudas de que por mucho hablar de ella
entrando en los campo-santos, nunca se habla demasiado;
solía yo preguntarme: y como es tan traidorcilla
¿acaba aquí todo acaso? que puede venir volando
mas hoy de tales preguntas antes que acabe el romance,
mi conciencia protestando por si ello sucede acaso,
"todo empieza aquí n me dice, mi último canto á la muerte
y miro al cielo y me callo. quiero que sea el más largo.
Fiarlo quise de vos
Y ahora perdonadme vos, y no me pesó el fiarlo,
doncella, si me he alargado porque no ha de hallar mejor
más de lo puesto en razón guardián, que vuestro recato.
al cumplir con vuestro encargo;
h^ yiu.

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BIBLIOGRAFÍA

BIBLIOTECA BLANCA. Con este tí- hermoso ornato de sus casas. El im-
tulo ha publicado la acreditada casa porte de cada tomo son dos pesetas.
editorial pontificia de L. González y — E L TROVADOR DE SANTA TERESA.
Compañía de Barcelona, cuatro to- —El conocido escritor y poeta tei'e-
mos lujosísimos con ilustraciones siano don Juan B. Altes y Alabart,
modernistas y muy esmerada impre- ha publicado una segunda edición
sión; los dos primeros, La Reja del de este su ramillete de composicio-
arado, es una colección de narracio- nes líricas y narrativas sobre puntos
nes preciosísimas del célebre litera,- relacionados con la devoción de San-
to Pierre L'Ermite, y los otros dos , ta Teresa y hechos más gloriosos de
tomos contienen respectivamente su vida.
dos novelas interesantísimas: El gri- —NUEVO MéTODO DE PRACTICAR LA
llo del hogar, por Carlos Dickens y DEVOCIóN DB LOS SIETE DOMINGOS DE
El Músico ciego, por W. Korolenko, SAN JOSé—Repetidas veces ha re-
seguida esta última de tres narra- comendado Su Santidad León XIII
ciones: El ahorcado, Los poemas de mi la devoción y culto del Patriarca
mujfr y La voz del viento. Varias ve- San José como remedio eficacisimo
ces hemos tenido ocasión de reco- contra los males que aquejan al pue-
mendar los trabajos de los señores blo cristiano. A propagar más esa
L. González y Compañía por el ex- devoción y culto tiende el precioso
celente criterio católico que preside librito compuesto por un sacerdote
á la elección de las obras que edi- devoto del Santo Patriarca, en el
tan y por las admirables condiciones cual, con la exposición de los pasa-
que reúne la impresión. Las obras jes Evangélicos que dicen relación
que acaba de publicar son una nue- á los dolores y gozos de San José,
va recomendación de tan excelentes se dan á conocer las virtudes y pro-
Editores. rrogativas del casto Esposo de la
De una manera particular reco- Santísima Virgen María. Su precio
mendamos á los padres y madres de en tela con bonita plancha y corte re-
familia L A BIBLIOTECA BLANCA, ya dondo es 1'25 pesetas, en cartón 1.00.
que á ellos les incumbe el deber sa- Para los pedidos dirigirse al Admi-
cratísimo de velar por la inocencia nistrador de El Adalid Seráfico, Con-
de sus hijos é hijas que es el más vento de Capuchinos, Sevilla.
CARTA DEL MONTE CARMELO.
Santo Monte Carmelo, 5 de Octubre de 1902.
M. B. P. Director.—El día 28 del mes de Septiembre próximo pasado
llegó á este santuario del Monte Carmelo una muy lucida peregrinación
italiana, compuesta del Eminentísimo señor Cardonal de Milán, dos Mon-
señores, Secretario uno de ellos de Nuestro Santísimo Padre el Papa León
XIII, ciento quince sacerdotes, y señoras y caballeros hasta el número de
doscientos veinte. En Caifa fueron recibidos por todas las autoridades ecle-
siásticas y civiles, luego visitaron en procesión la parroquia latina, propie-
dad del Monte Carmelo, y durante la misma la banda tocaba escogidas pie-
zis de su repertorio. El encargado de dar la bienvenida á la peregrinación
fué el limo, señor Obispo greco-unido de San J u a n de Acre, al que contestó
en nombro de toda la peregrinación el Eminentísimo Cardonal. En diferen-
tes carrozas subieron al Santo Monte Carmelo, donde la Reverenda Comu-
nidad les recibió con capas blancas y con las ceremonias del Eitual. Ense-
guida se comenzaron á celebrar las Misas en catorce altares, preparados de
antemano, para que los señores Sacerdotes pudiesen satisfacer su devoción
celebrando la Misa votiva de Nuestra Santísima Madre la Virgen del Car-
men; el señor Cardenal dijo la Misa de Comunión general á las ocho.
La comida fué á las once, que fué servida en el palacio propiedad del
convento; dista de éste unos cuarenta pasos, y tiene un salón en el que pue-
den comer doscientas cincuenta personas con toda comodidad. Terminada
la comida se hizo una solemne función en la Iglesia con S. D. M. de mani-
fiesto, se cantaron motetes alusivos al acto y finalmente ge dio la Bendición
& los peregrinos con el Santísimo Sacramento. De aquí partieron los pere-
grinos para Nazaret, Tabor, Tiberiades, etc.
En tres años que cuento de residencia en este Santo Monte Carmelo éste
ha sido visitado por 8 Obispos, 2 Arzobispos, 2 patriarcas, y ahora por un
Cardenal, el primero que ha venido después de la restauración del Carmelo
por los Carmelitas descalzos hace cerca de tres años. Suyo afmo.—El Co-
rresponsal.
REPúBLICA ARGENTINA.—UNA MISIóN. R. P. Director de EL MONTE
CARMELO.
Voy k darle cuenta de una misión que llamó mucho la atención aquí,
por haber sido promovida por una familia protestante, La misión so dio en
?46 EL MONTE CARMELO

un-cortijo quo aquí se llama .estancia, y dista ochenta leguas de Buenos


Aires. La referida estancia se denomina «La Pastoril», propiedad de una
compañía Anglo-Belga que tiene doce, leguas de tierra, y donde pastan
treinta y cuatro mil cabezas de ganado vacuno y lanar pertenecientes á la
citada Compañía. Por el ferrocarril del Pacífico llegamos á la estación de
Alberdi á las siete de la mañana, desde donde nos trasladamos á la «Pasto-
ril» con una volanta, envueltos en una niebla espesa y aire helado que nos
enviaban las eternas nieves de los Andes al travos de la Pampa. En la es-
tancia nos esperaba la familia de Livinsgtone-Learmonth que, aunque pro-
testante, dando una prueba de su buena fe, nos había llamado para bautizar,
bendecir matrimonios según el rito de la Iglesia católica, é instruir en las
verdades de la misma religión á aquellas pobres gentes qne sólo conservan
el nombre de católicos. Apenas llegados improvisando un altar celebramos
la misa. ¡Qué hermoso era ofrecer el Santo Sacrificio rodeados de sauces y
chopos y escachando el armonioso concierto de .las aves parleras que con
sus arpegios elevaban nuestras almas hacia el CriadorI Yo me trasportaba á
los tiempos de mi juventud, cuando con mi imaginación fresca y soñadora
vagaba errante por las selvas de América repletas de verdes loros, en
busca de indios á quienes instruir en los misterios de nuestra sacrosanta
Religión; luego me arrodillaba con ellos enseñándoles á j u n t a r las manos
y pronunciar los nombres dulcísimos de Jesús y de María. La verdad es
que era la primera vez que en mi vida me creía misionero y apóstol; pues
yo me figuro a los apóstoles y discípulos del Señor esparciéndose cual nu-
bes benéficas por todo el mundo pagano y, cuando llegaban á países remo-
tos y salvajes, colocar un altar rústico al pie del árbol frondoso ó en me-
dio de un rosal silvestre, sirviendo de dosel el ancho cielo y de incienso ej
aroma de las flores campestres.
Después de la acción de gracias, salí a dar una vuelta por los alrededo-
res de la casa principal, y lo primero que llamó mi atención fué un gran
alambrado lleno de innumerables canarios que formaban una confusa al-
garabía de gorgeos. Luego un caminito con sus lados bordados de blancos
lirios y nardos olorosos me condujo á un espeso bosque de sauces donde se
entrelazaban en denso tejido los rosales, los jazmines, los i uncos y los
membrillos. Allá, en el fondo del bosque se veía una casita que rodeada de
ejércitos de gallinas descomunales y custodiada por gigantes pavos rea-
les que, con aire marcial y mirada desdeñosa, hacían centinela á su puerta,
cualquier Don Quijote la hubiera tomado por un palacio encantado donde
moraba alguna princesa cautiva. Casi estaba tentado de e n t r a r e n un com-
bate desigual para desfaeer. aquel entuerto, cuando despertó mi hilaridad uno
de aquellos centinelas que con una vanidad y coquetería indescriptible em-
pezó á hacer ostentación de sus galas mostrándome su redondeada cola de
deslumbrante hermosura. Entonces solté una carcajada y dije: Gózate, cria-
tura de Dios, con ese finísimo ropaje de variados colores de rubíes, esmeral-
das y zafiros; al fin, tu gloria es menos vana que la de aquellas personas
que se adornan y pavonean con los despojos de los bichos más viles. Tú te
glorías ostentando lo que Dios te ha prestado, y ellas con lo que arrebata-
ron á animales menos nobles que tú. Los graznidos ensordecedores de las
gaviotas que revoloteaban sobre las copas de los árboles y el canto agudo y
monótono de los picos trepadores que cruzaban el bosque, me impidieron
seguir adelanto en mis reflexiones.
Vuelto á casa, nuestro primer cuidado fué anunciar la misión y para es-
CRÓNICA CARMELITANA 847

to no habla otro medio que tomar una volanta con caballos ligaros y reco-
rrer las casas esparcidas por toda la estancia. A todo se prestó gustoso nues-
tro mister, acompañándonos él mismo, y, convirtiéndose en verdadero misio-
nero, iba exhortando a todos los hombres a que se aprovecharan de la santa
misión.
Como aquel territorio está situado entre Buenos Aires y Santa Fé, había
que entenderse con los dos obispos respectivos para los bautizos y matri-
monios, y por esa razón tuvo que ausentarse el otro misionero que era el
P. Mendiondo, vasco-francés. Yo empleó el día siguiente en limpiar y arre-
glar u n gran galpón que nos debía servir de Iglesia. Seis guachos, como los
llaman aquí, hombres fornidos, armados con sus enormes facas, tenia á mi
disposición en esta tarea. Por fin, se aderezó lo mejor que se pudo aquel
l ortal de Belén, que así lo parecía en la pobreza y en los pesebres.
Al día siguiente se abrió la misión, y cuál sería nuestra sorpresa viendo
que nuestro ancho galpón se había llenado do familias que venían Atrasu-
c íar la palabra de Dios atravesando muchas leguas. Les hablé de la impor-
tancia de la salvación y que Dios es un Padre que nos ama entrañablemente
á todos; lo mismo á los blancos que á los negros, á los ricos y á los pobres, y
que para todos tiene preparado un lugar en el cielo, si cumplimos nuestros
deberes de católicos.
Por algunos días tuvimos que trasladarnos á otro lugar que distaba una
legua, donde había más viviendas: allí se prepararon cuarenta niños, algunos
de ellos de diez y ocho años para la primera comunión. Muchas peripecias
nos pasaron en esta misión que no las refiero por no alargarme demasiado.
Se hicieron treinta y siete bautismos, veinticuatro matrimonios, y comul-
garon doscientas quince personas que es bastante para aquellos campos des-
poblados.—De V. R. ind. hermano F R . BONIFACIO DE LA SAGRADA. FAMILIA.

INSTALACIóN CANóNICA DE LOS CARMELITAS DESCALZOS EN CóRDOBA A R -


GENTINA—AUTO EPISCOPAL SOBRE LA COMUNIDAD" DE LOS CARMELITAS.
NOS, Fray Reginaldo Toro, de la Orden de Predicadores, por la Gracia de Dios
y de la Santa Sede Apostólica, Obispo de Córdoba en la República Argen-
tina etc.
Por cuanto hemos recibido un Rescripto de la Santa Sede datado por la
Congregación de Obispos y Regulares con fecha 16 de Agosto del presente
año, ordenándonos que demos la erección é institución canónica á la Comu-
nidad de Religiosos Carmelitas Descalzos, establecida en esta ciudad en su
propio convento en la calle Jujuy, mientras se tramitaban, por nuestra or-
den, en la Curia provisional las diligencias proscriptas por derecho para
darle el permiso legal, y considerando que el precitado mandato de la San-
ta Sede es terminanto y nos dispensa de las formalidades que en tal caso
corresponden á la autoridad del ordinario; hemos venido en dar ejecución
completa á dicho mandato, como por las presentes lo ejecutamos y manda-
mos sea respetado y acatado por todos nuestros, diocesanos, comunicando á
la Comunidad de Carmelitas Descalzos todas las excepciones y privilegios
apostólicos que por tal le correspondan, con la debida sujección á lo pros-
cripto por los sagrados cánones, con relación al número de que debe contar
la Comunidad para considerarse exenta de la jurisdicción ordinaria de la
diócesis.
En testimonio de lo cual mandamos dar y damos la presente en nuestro
Palacio Episcopal de Córdoba á los veinte y seis días del mes de Setiembre
448 EL MONTK CARMELO

de mil nuevecientos dos, sellada con el mayor de nuestra dignidad y re-


frendada por nuestro Secrotario de Cámara y Gobierno.—fFRAY REGINALDO
TORO, Obispo de Cóidoba.
Por mandato de S, 8. Iltma. y Revma.— Rubén Hazquez, Canónigo Se-
cretario.
POR INTERCESIóN D E SANTA TERESA.—En un conventó de Madres Car-
melitas Dascalzas obr ó Santa Teresa de Jesús, el día de su fiesta, un sin-
gular prodigio en favor de Una religiosa que estaba muy enferma y 8e enco-
mendó á su poderosa intercesión. A los pocos momentos de haber hocho la
petición, la religiosa'oyó una voz clara, distinta, que Ja decía qué desapare-
cía la enfermedad que la aquejaba; y en efecto, sintiéndose buena y devuel-
tas las fuerzas que el mal la había quitado, salió por los claustros invitan-
do á sus Hermanas á dar gracias á la Santa Madre por la merced recibida.
Razones poderosas nos obligan á no revelar por ahora el Convento ni el
nombre de la Religiosa, á la cual felicitamos por el favor conseguido
uniéndonos á las acciones de gracias que su corazón agradecido elevará á
Nuestra Santa Madre.
TOMAS DE HáBITO.—En el Convento de Carmelitas Descalzas de Santa
Teresa de Jesús (vulgo Fecetas) de Zaragoza, tomaron el Santo Hábito las
distinguidas señoritas Jacinta Janaríz, y Angeles Casiriaín. La ceremonia
resultó solemnísima, ya por la circunstancia de haberse encargado de la
parte musical los RR. P P . Carmelitas de aquella ciudad, y a también por
la numerosa y distinguida concurrencia que asistió al acto. Celebró el San-
to Sacrificio de l a Misa el M. R. P. Prior de los Carmelitas, y pronunció una
fervorosa y elocuentísima oración el R. P. Cirilo de la Virgen María, ponr
derando las excelencias de la vida religiosa; el público le escuchó compla-
cidísimo. Apadrinaron á las novicias la piadosa señora doña Jacoba Miera y
una señorita Tercera de la Virgen del Carmen. Las señoritas Jacinta Jana-
riz y Angeles Casiriaín han tomado al ingresar en religión los nombres de
Asunción del Espíritu Santo y María Angeles de la Transverberación, res-
pectivamente.
Enviamos nuestra más entusiasta enhorabuena á tan generosas jóvenes,
así como también á sus respectivas familias y k la Reverenda Comunidad
de Carmelitas Descalzas de Santa Teresa de Jesús, do la ciudad de Zara-
goza.
—En el Convento de Santa Ana de Carmelitas Descalzas de Villanueva
de la Jara, tomó el Santo Hábito carmelitano, la distinguida joven ameri-
cana señorita Teresa* París Ramsbott, perteneciente á una piadosísima y
aristocrática familia de Maracaibo (Venezuela).
Conmovedor bajo todos conceptos resultó el acto, admirando todos el
valor y heroísmo de esta señorita, que en la primavera de la vida dá el
último adiós á todos los honores y á todas las grandezas de su elevada po-
sición social, para encerrarse en aquel humilde y pobrísimo Convento fun-
dado por Nuestra Madre Santa Teresa, razón por la cnal ha preferido ha-
cer tan largo viaje, viniendo á España á realizar sus deseos.
Se dio principio á la Sagrada ceremonia COD una Misa solemne, cantada
por el Presbítero don Vicente Avino, coadjutor de Monises (Valencia). Con-
cluida la Misa se dirigió el celebrante á la novicia que lucía un precioso
traje blanco, brocháio, con larga cola, y coronada su frente con hermosa
diaderaVde azahar y tenía á su lado k su buena madre que asistía como ma-
ÓR^NICA CÁRMBIÍTANA 84$

drina en aquel acto; hízjle las preguntas que prescribe nuestro Ritual
Carmelitano, y segui lamente pronunció la oración sagrada que fué un dis-
curso maestro, lien • de enseñanzas cristianas, demostrando con vi r l a d e r a
sencillez y elegancia los sacrificios que impono la vida religiosa y recom-
pensas que el Divino Esposo promoto a las que con intención pura y recta
abrazan este estado.
Acto seguido la novicia hizo su entrada en la clausura acompañada do
toda la comunidad. H a tomado el nombre de Hormana Adoración Gertru-
dis del Niño Jesús. Mil plácemes y mil enhorabuenas á la nuova novicia,
á su dist'nguida familia, y á la Reverenda Comunidad.
E s iioson DE SANTA TERESA DE J E S ú S . — A última hora recibimos varíes
reseñas de las grandes solemnidades celebradas en honor de Nuestra Será-
fica Madro Santa Teresa de Josas. Con extraordinario entusiasmo so han
celebrado la Novena y el día de su íiosta, prueba evidente de que la devo-
ción á tan simpática Santa va siendo cada año y aun cada día más papular
y más ferviente en el verdadero pueblo español.—Por estar ya muy ade-
lantada la impresión del presente número, no nos es posible dar cabida en
el mismo á ias dichas reseñas, y lo sentimos, pero debemos hacer constar
aquí nuestro profundo agradecimiento por los trabajos que nos han enriado
nuestros queridos corresponsales.

NECROLOGíA.—Confortada con los Stntos Sacramentos y la Bendición


de Su Santidad ha fallecido en Amorebieta (Vizcaya), la piadosa señora
doña Francisca Larrea, madre do nuestro querido Padre Fr. Eusebio de la
Asunción, colaborador de E L MONTE CARMELO. F u é Terciaria profesa de la
Virgen del Carmen, y era querida de todos cuantos la trataron por las gran-
des virtudes cristianas quo en ella resplandecían.
Damos nuestro más sentido pésame al R. P . Eusebio y demás familia,
y rogamos á nuestros lectores encomienden á Dios Nuestro Señor »1 alma
de la finada.—R. I. P.
C f t O K Í C A • • • • <

• • • • •

E L EPISCOPADO FRANCéS.—Los Prelados de Francia en número de 72, en-


tre Cardenales, Arzobispos y Obispos, han elevado á los sefiores Senadores y
Diputados de la República una petición en favor de la autorización solici-
tada por las Congregaciones religiosas. Este documento importantísimo es
un llamamiento á los nobles sentimientos de los legisladores en cuyas ma-
nos están a l presente los destinos de la nación francesa, interesándoles en
favor de esas Congregaciones tan beneméritas que no piden para sí honores,
ni privilegios, sino simplemente el derecho de vivir que no se niega á nin-
gún ciudadano. La carta de los Prelados no es, como pudiera pensarse, una
declaración de guerra; basta leerla para reconocer que está inspirada y es-
crita con tal espíritu de moderación que los más rabiosos anticlericales no
pueden menos de recibirla con benevolencia. Esto es precisamente lo que
se propone el Episcopado francés, y con este propósito no han querido fun-
dar sus pretensiones en motivos de religión, sino en motivos de patriotismo,
de justicia y de humanidad.
Los JACOBINOS ITALIANOS.—Trabajan con mucha actividad los sectarios
de Italia para lograr que al hijo del Rey Víctor Manuel se le conceda el tí-
tulo de Príncipe de Roma, en vez de Príncipe del Piamonte, quo es el que
hasta el presente han usado los príncipes herederos de la casa de Saboya.
Ya se vé que lo que pretenden con esto los jacobinos italianos, hermanos de
los jacobinos franceses y jacobinos españoles, es inferir una nueva ofensa al
Papa y, en su augusta persona, á todos los católicos.
NüBVO GKNBRAL DH LOS CARMELITAS CALZADOS.—En el capítulo General
de los Carmelitas Calzados, celebrado en Roma en el Convento de Sta María
de Traspontina y que ha sido presidido por el Eminentísimo señor Cardenal
Vicente Vannutelli, Prefecto de la Sagrada Congregación del Concilio y
Protector de la Orden, salió electo Prior General el Reverendísimo Padre
Pío Mayer, natural de Riedlingen (Alemania). El nuevo General de los
Carmelitas Calzados es persona de muchísimo mérito por sus relevantes
dotee de inteligencia y por su reconocida virtud. H a prestado grandes ser-
vicios á su Orden en l a q u e ha ejercido los cargos más importantes, y últi-
mamente desempeñaba el de Asistente general y profesor de Teología Mo-
ral en el Colegio Internacional de San Alberto.
Damos nuestra más sincera y fraternal enhorabuena al nuevo General
y á los Reverendos Padres Carmelitas Calzados.
BENDICIóN DH UNA CRUZ.—Ya tienen noticia nuestros lectores de la
Cruz monumental que por suscripción popular ha sido erigida en nuestro
Desierto de Las Palmas (Castellón) á 725 m. de altura sobre ol nivel del mar.
Pues bien; hace pocos dias se verificó la bendición solemne de la misma por
el limo. Sr. Obispo de aquella Diócesis Dr. D. Pedro Rooamora, á quien asis-
CRÓNICA GENERAL ....." ..¿M-

tieron algunos señores ©anónigos dé Cortos* y los P P . Carmelitas. La con-


currencia fué numerosísima, habiéndose reuniío los Reverendos señores
Arciprestes, y Párrocos de Castellón y algunos del ^Maestrazgo. Según los'
cálculos de algunos testigos, pasaban de muchos miled las personas allí
reunidas con este motivo.
Esta hermosa manifestación de fe de que ha sido testigo la provincia de
Castellón, ha promovido un incidente en la Cámara de Diputados. El" señor
Gasset (don Fernando) ha llamado la atención del Gobierno sobre la mani-
festación celebrada en el Desierto de las Palmas, calificándola de manifes-
tación carlo-integrista y de provocación á las ideas liberales del país, y pi-
diendo se repriman con rigor talos actos.—Nada: lo de siempre; es el sis-
tema liberal que pretende esclavizar á la Iglesia, mientras deja sin freno
todas las pasiones.
CONGRESO MARIANO INTERNACIONAL*—He aquí las soluciones adoptadas
por este Congreso, en su reunión de Friburgo:
<l. a Hacer pública y popular la práctica del «Ángelus» con el rezo de
las tres Avemarias.
2. a 'Propagar la práctica del Santísimo Rosario como rezo de la noche
en familia.
3. a Establecer una Liga universal de oraciones en honor de Nuestra
Señora del Perpetuo Socorro para lograr la unión de las Iglesias cismá-
ticas con la Iglesia romana.
4. a Celebrar el quincuagésimo aniversario del dogma de la Purísima
Concepción por medio de grandes peregrinaciones á Lourdes, de grandes
solemnidades locales y de una peregrinación á Roma, celebrándose allí un
Congreso y una Exposición internacional en honor á María Inmaculada.
5.a Difundir la devoción del Ságralo Corazón de María como auxiliar
de l a del Sagrado corazón de Jesús.
6." Facilitar y promover las peregrinaciones locales, á más de las na-
cionales é internacionales, por ser aquéllas de mayor facilidad para su ce-
lebración.»
RESUMEN POLíTICO.—En medio de la más glacial indiferencia abriéronse
las Cortes del Reino el día 20 del actual. El encargado de iniciar el debate
político ha sido el batallador ex-ministro señor Romero Robledo: cualquiera
creería que después del interregno parlamentario que hemos tenido, y de
los pomposos anuncios que precedieron al debate, que éste iba á ser amplio
y solomne, pero ahora bien podemos llamarle debate chico, pues en dos sesio-
nes quedó terminado, y ni siquiera han intervenido en él las minorías. Ma-
yor interés ha despertado el anuncio hecho por el elocnente diputado por
Pamplona señor Nocedal, de una interpelación que explanará cuando ter-
mine el debate político que el señor López Domínguez ha promovido en el
Senado: el señor Nocedal tratará, según tiene anunciado, cuestiones impor-
tantísimas del orden religioso, social y político.
Los rumores de una posible alianza con Francia han corrido con bastan-
te insistencia en estos últimos días; un periódico de Francia ha publicado
las opiniones de algunos políticos españoles acerca del asunto; los señoros
Silvela y Valera.parece que miran COJ: simpatía esta alianza, mientras que
los señores López Domínguez y Romero Robledo opinan que la neutralidad
más completa es la política más conveniente, en las críticas circunstancias
que atravesamos, á los intereses de la nación española,
"UN VALIENTE, UN FANTASMA Y U N ESCAFUAF .0
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

VIII
¿Qué escenas tenían lugar en Di- remiraron, tampoco estaba en la igle-
ma desde la misteriosa desaparición sia ni en la sacristía. Segundo sus-
de Pranchi? Como fácilmente se deja to.—Vamos á Sorguineche, que era la
comprender, sus compañeros de Ven- casa fatídica. Llegaron á Sorguine-
tachuri estuvieron esperando toda che á las doce en punto, hora, según
la mañana del día de San Pedro, es decían, en que las brujas solían es-
decir, el día siguiente á la noche en tar peinándose; poro en Sorguineche
que tenía que dormir en Sorguineche, no encontraron ni brujas peinándo-
á que llegara Pranchi, vivo ó muer- se, ni Pranchi durmiendo. Torcer
to, á disfrutar del sabor de las diez susto. ¿Dónde estará Pranchi? .
azumbres de chacolí, sea que él tu- De seguro que los duendes le han
viera que pagar su importe por ha- llevado á la cueva de Balsola, se di-
ber perdido la apuesta ó que deli- jeron los cuatro compañeros;—pues
ciosamente disfrutara de las venta- vamos á la cueva de Balsola: é inme-
as, por haberla ganado. diatamente se pusieron en camino
Pero en vano esperaron hasta las para ella. Esta cuera es la cosa más
diez de la mañana y algo más. Pran- admirable y digna de verse que hay
chi no aparecía ni antes ni después. en Dima y quizás en toda Vizcaya.
¿Qué le habrá pasado á Pranchi? es- Por masque se la examina, nunca lle-
tará dormido en su casa? le habrán ga uno á verla por completo, por los
llevado los duendes? dónde estará? muchos vericuetos, grandes callejo-
Nadie sabia, nada.—Vamos á ver si nes y estrechos pasillos que en ella
está en su casa, dicen los cuatro com- se encuentran j siempre llega la no-
pañeros; y en efecto fueron á su ca- che antes de poderla examinar mi-
sa; pero en vano; les respondió su nuciosamente.
mujer que estaba con pona porque Para examinar bien esta cueva, loa
aquella noche no había dormido en compañeros de Pranchi hicieron una
casa, que sólo sabía que la noche an- buena provisión de fósforos, de acei-
terior había salido de casa con el re- te en curzulu, de manojos de paja, á
vólver y un cuchillo grande. fin de poder ver con claridad los agu-
Primer susto para los cuatro ami- jeros más estrechos, y los pasillos
gos. - Pues vamos á ver si está en la más impenetrables, pero por más que
iglesia; pero por más que miraron y •xaminaron cuanto pudieron hasta
SOLACES Y ENTRETENIMIENTO 853
gastar los fósfon s, el aceite y ma- del Carmen que allí se venera, el
nojos da paja, no aparecía ni Pranchi favor que tanto deseaban.
ni las brujas.—¡Caracho! decía Perú El plan fué formado de este modo.
¿dónde está Pranchi? ¡caracho! le han Habían de ir b s cuatro solos. Se ha-
llevado las brujas, ¡caracho!.. No hay bían de levantar á las cuatro de la
remedio, hay que hacer una novena mañana, llegar á Larrea á las seis,
á la Virgen del Carmen yendo á pie media hora que duraría la misa, las
hasta Larrea—Tienes razón, Perú, di- seis y media; dos horas que tardarían
jeron & una voz sus tres amigos, tie- en volver, eran las ocho y media, y á
nes razón. Mañana mismo. Ahora va- esta hora podían empezar sus traba-
mos al pueblo, es decir á Dima. jos de labranza. El resto del pueblo
Llegaron los cuatro amigos á Di- había de hacer la novena á la Virgen
ma y contaron lo que les pasaba con del Carmen, pero en Dima.
Pranchi, la apuesta que el día ante-
rior habían hecho, cómo se fué á Sor- ¡Magnífico plan! el día siguiente
guineeke y cómo no aparecía. La cosa se dio principio i, la empresa; y allí
era seria y merecia tomarla en con- iban los fervososos labradores todos
sideración. Fueron también á con- los días con una puntualidad y exac-
sultar el caso con Fr. Agustín, res- titud admirables. Aquellos cuatro
petable párroco de Dima en aquel hombres parecían la fe en cuatro pe-
entonces. Fray Agustín tomó tam- dazos, aquella fe que si no trasladaba
bién en consideración el asunto, pe- los montes de Dima, era porque no
ro no dio crédito al relato hasta que había necesidad de tales traslacio-
pasados varios días se cercioró de nes. ¡Qué piedad tan sólida y tan
que Pranchi había desaparecido: ¿a tierna á la vez movía aquellos cora-
dónde? cómo? vivía ó había muerto? zones sencillos y abnegados!
nada podía saberse con seguridad. Decía Perú que estaba seguro da
Sin embargo también Fray Agus- que antes de concluir la novena apa-
tín era de parecer que se hiciera la recer Pranchi, aunque fuera salien-
novena a l a Virgen del Carmen, como do del infierno, seguro, muy segu-
quería Perú: pero dio francamente ro, y más seguro que de tener diez
su parecer de que primero se hicie- dedos en sus manos;--¿no crees tú así
ran otras novenas en el pueblo, co- Antón? le preguntaba á uno de sus
mo que Larrea estaba lejos, y la épo- compañeros, y Antón respondía quo
ca era de mucho trabajo, y antes de sí, con la misma fe que Perú.
decidirse á ir á allí se hicieran nove- Ahora bien, preguntamos á nues-
nas en todas las ermitas .de Dima. tros lectores: ¿Cómo premió la Vir-
Primeramente en la parroquia a gen del Carmen aquella fe tan
San Podro, después á San Roque en sencilla como sincera? cuál fué el
Olazabal, á Santa Aguoda en Vicá- resaltado de la novena? cuál el efec-
rregui, á San Millán en Biteriño y á to de aquella perseverancia y la re-
San Antolfn en Ova, y si todavía no compensa do aquella abnegación?
aparecía Pranchi, so podría ir á La- Con una sola palabra contestaremos:
rrea, pues entonces estarían muy el quinto día de la novena llenó
adelantados los trabajos do recole- Pranchi á Dima y tocó la puerta de
ción del trigo, y todo podría hacerse su casa.
perfectamente. ¡Virgen Santísima, qué escena! Su
A esta propuesta calló Perú, y los misma mujer fué la que salió á abrir
demás se conformaron. Se hicieron la puerta, pero ésta que vé delante
en efecto las novenas, pero se con- á su marido, por quien lloraba du-
cluyeron las cinco de las cinco er- rante mes y medio, ¿creen nuestros
mitas, y Pranchi no aparecía. lectores quo dio crédito á lo quo
—Ya dije yo que había que ir á La- veía? ¿pero cómo? decía la mujer, ¿es
rrea, dijo con enfado Perú, hay que este mi marido? pero, y esa traje?
ir á Larrea y hacor allí la novena á Creyó que soñaba hasta que Pranchi
la Virgen del Carmen.-Pues vamos á se echó á reir, después la habló en
Larrea, vamos, se dijeron los cuatro vascuence, y enseguida so echó á llo-
á una voz. Pusieron su pensamiento rar. Entonces le conoció á Pranchi
en conocimiento del párroco, éste su mujer, y exclamó como es de su-
aprobó la idea, y ya tenemos á los poner con un chillido de inmenso go-
cuatro arratianos dispuestos á ir á zo: ¡Ay ene gure Pranchi!
Larrea todos los días desde Dima, No podemos dar ni la más remota
con el fin de alcanzar de la Virgen idea de lo que fué aquella escena.
854 Í¡L MONTE CRAMfiLÓ

Apenas sonaron aquellas palabras, castellano, y aquí fué lo gracioso del


cuando llegaron saltando y chillan- caso, ver como descuartizaba la len-
do los tras nietos de Pranchi y la gua do Cervantes, y, lo que es más,
hija casadíi, madre de aquellos niños aunque todos los demás hablaron en
que vivían en casa.—¡Ay ene gure basouence, Perú se mantuvo cons-
aite! repetido mil veces, fueron las tante en no hablar en ningún tiempo
palabras que se oían en aquella sino era en castellano.
casa. ¡Caisió Pranchi: ¿dónde tú estar
Pero era necesario pasar aviso á tanto tiempo? ¿lejos estar tú sí? fué el
Perú de la llegada de Pranchi; y saludo de Perú al mismo tiempo que
aunque la hija de éste hubiera de- como linda y graciosa caricia le daba
seado pasar el rato juntamente con sobre sus hombros un fuerte golpe.
sus hijos y su padre, envió al mayor Tan pronto le trataba de ustet como
de sus niños á dar parte á Perú de de tú; tan pronto se mostraba admi-
lo ocurrido. Perú se encontraba en rado como curioso en hacer pregun-
aquel momento en su heredad escar- tas sobre las materias más insignifi-
dando maíz, y llega sofocado el nie- cantes.—¡Pero caracho! Pranchi, tú
to de Pranchi, y dice al amigo de parecer un castilano, levita y gorbeta
su abuelo estas lacónicas palabras: y sombrellu tú tener y Aquí con-
Abuelo ha llegado á casa vestido de tar qué pasao ¿brujas llevar? jAh!
castellano-, quería decir el pobre niño Pranchi, Ventachuri apuesta chacoliñ
que su abuelo vestía de diferente tú ganar. Lusichu ¿dónde estar Lu-
manera que antes, pues, como <5ra na- sichu?
tural, Pranchi se presentó en üima Pranchi tenía en casa la última
con el traje comprado en Baltimore. pero monísima hija, la única soltera
Ouando Perú oyó las palabras del que le quedaba, flor de veintidós
niño, quedó como fuera de sí; dejó abriles, llamada Lucía, que en dimi-
la azada á un lado y se echó á co- nutivo bascongado la llamaban Lusi-
rrer horedad abajo, de un modo que chu (Luciita) Por ésta preguntaba
daba gusto verlo, daba cada salto Perú, pues era justo que quien tanto
de cinco metros, no encontraba tro- había llorado, gozase de aquel mo-
piezo, ni zarza, ni espinas, ni paredes, mento de alegría.
ni talanqueras, ni zanjas, ni ríos, ni Lucía se encontraba en la Iglesia
cuestas, ni pendientes, todo lo pasa- haciendo el quinto día d é l a novena,
ba á brinco limpio y más bien que á la Virgen del Carmen, bien igno-
correr, volaba. rante por cierto de lo que pasaba en
Pero lo más valiente ó lo más raro su casa. -Allá corrió Perú hecho
del caso era que Perú al mismo tiem- un desaforado, llegó á donde estaba
po que corría, gritaba á todos los Lucía arrodillada delante de la ima-
que estaban en las heredades cerca- gen de la Virgen d*l Carmen y sin
nas, diciendo que Pranchi había lle- preámbulo de ninguna clase la dice
gado; aquéllos gritaban á otros, y és- en voz clara:—Lusichu, padre te estás
tos otros á otros muchos, y así los Dima. Lusichu hablaba el castellano
oco8 de la voz de Perú resonaban poco más ó menos como Perú, pero
por todos aquellos contornos con la j a entendía lo que le dijo el amigo
velocidad del relámpago, y, mejor que 'de su padre, tanto fué así que faltó
la telegrafía sin hilos de Marconi, poco que no cayó desmayada por la
llevó la notieia á todos los vecinos inmensa alegría que se extendió por
de Dima. todo su cuerpo y alma. Sólo tuvo va-
Al poco tiempo los habitantes de lor pare exclamar ¡Ene Ama Virgi-
aquel pueblo en su mayoría estaban nia! Salió de la Iglesia y se fué co-
rodeando la casa de Pranchi; pero rriendo á su casa acompañada de
el primero que llegó fué Perú, el Perú y formando un admirable con-
cual al ver á Pranchi con levita y traste entre el viejo Perú y la joven
corbat i y sombrero hongo, creyó Lucía.
realmente que venía hecho un caste- Cuando Lucía llegó á casa, es im-
llano perfecto, y hasta creyó quo por posible describir lo que pasó entre
lo mismo se le había olvidado hablar ella y su padre, ambos se abrazaban y
el bascuence, porque claro está, en lloraban y hablaban sin saber lo que
mes y medio de ausencia cualquiera se decían. No es extraño que Perú
olvida la lengua que aprendió al tuviera que hacerse el capitán ó jefe
mamar. Ello es quo Perú no quiso de la casa, porque vio que allí nadie
hablar á su amigo Pranchi sino en se entendía, que todos hablaban y que
SOLACUS Y ENTRETENIMIENTOS 855
nadie callaba. Se dirigió primero á curiosidad Perú.—-Si hay casas de
Pranchi diciendo con amabilidad: catorce pisos, respondió Pranchi.
ustet sentar aquí, vosotros sentar ahí, ¿Y tú, no ver iglesias, Pranchi?—No
todos sentar donde poder. Viendo he visto ninguna iglesia porque no
que Lucía continuaba todavía llo- tuve tiempo. ¡Ah caracho, pues dón-
rando, también la consoló Perú con de estar pensando? ¿no ver tampoco
aquella finura propia suya: ¿Lusichu ninguna catredal? pues yo te ves'el
qué quiero? Tu ser la chica más guapa catredal de Burgr s con torre» muy
de Dima y... Lusichu aquí sentar. Aho- altos, cuando yo ser carlista soldao.
ra Pranchi donde estar, contar que Una de las cosas que Pranchi ex-
haga. plicaba, como el mejor físico del
Ya hemos dicho que Pranchi que- mundo, era la luz eléctrica, que ha-
dó completamente transformado en bía visto en el vapor. Decía que
carácter, humor y modales, después para la luz eléctrica había que echar
del milagro de la tempestad, así que muchas cuerdas, por muy arriba allá
nada extraño es el que se pusiera por el techo. Por dentro de las cuer-
á hablar con aquella gravedad y das, decía Pranchi, va el fuego, y en
unción cristiana y con una seriedad la punta de la cuerda se ata un vaso
que no era propia de él ó cual no lo redondo como una pera, cerrado
hubiera sido hasta entonces. Tomó por todas partes. El fuego va á pa-
pues Pranchi la palabra y fué refi- rar á aquel vaso cerrado, y después
riendo punto por punto cuanto le se agarra á un alambre muy delgado
había ocurrido en todo el tiempo de que está dentro del vaso, y como no
su ausencia. Todos estaban absortos puede salir, porque el vaso está ce-
en la relación quehncfa de los suco- rrado, se queda siempre allí.—¿Y
sos. Sólo se ofa de vez en cuando la cómo apagar? preguntó Pern. Se apa-
voz de Pera que decía: ¡caracho ca- ga, continuó Pranchi, se apaga ti-
racho! Contaba Pranchi lo ocurrido rando de una llave, porque entonces
con el fantasma, cómo le disparó cin- el fuego vuelve ha'cia atrás por don-
co tiros y le arrojó una cuchillada, y tro de la cuerda.—¿Y soplando no
que todo había sido en vano. Aqui apagar aquel lus?—No. ¿No vés que
no pudo Perú menos de soltar la su- está dentro del vaso cerrado?—¡Ah
j a, y asi salió por un rincón su voz caracho!
diciendo: Si yo te estás allí, tranca ED esto se levantó la simpática y
fantasma cabeza romper. graciosa Lucía para ir á preparar la
Habló también Pranchi de lo ocu- comida á su padre, pues eran la una
rrido con el escapulario del Carmen, de la tarde y desde las diez de la
y cómo el fantasma era un hombre, mañana había estado hablando Pran-
y que se arrepintió cuando le tocó chi. Pero sucedió que de tanto oir á
el escapulario, y que murió allí y Pranchi, nadie fué á la cocina y
que fué al purgatorio y después al so apagó el fuego y se enfrió el pu-
cielo. chero: ¿cómo se arreglaba la comida?
También aquí metió Perú su tene- Apenas lo notó Lucía prorrumpió
dor: Yo siempre te dices que no hay en s\i exclamación ordinaria ¡Ay
como la Virgen del Carmen, que no ene!—Lusichu, qué quieto? le preguntó
hay, que no hay y que no hay. Perú.—No hay fuego, Perú, no hay
Continuó Pranchi su historia de fuego —Yo te vas, dice Perú; y va á
la tempestad y del segundo milagro la cocina y apenas encontró algunas
del escapulario; cómo se levantaban pequeñas ascuas, puso leña sobre
las aguas y pasaban por encima del ellas y se puso á soplar tan fuerte,
vnpor y entraban dentro.—¡Ah en la que veinte fuelles que hubiese ha-
mar haber mucha agua! decía Perú bido, no hubieran formado más pron-
en voz baja. to una llamarada semejante.-Ahora,
También explicaba Pranchi á su dice Perú, traer parrilla y burruntsi
numeroso auditorio lo que había vis- (asador) y traer earne, mucha carne
to en Baltimore y New-York, lo bue- de camisería y quemar carne mucho
nos mozos que eran los americanos, y tú. Antón, traer Ventachuri diez
las muchas fábricas y los grandes azumbres chacoliñ y aqui beber todos
comercios que vio en las pocas horas honor Pranchi.
que habla estado en New-York. De Asi preparó Perú la comida en
un solo comercio decía que era tan media hora, y se bebieron las famo-
grande como toda Dima.-¿A1H habrá sas diez azumbres entre aquella ale-
casas muy altos, verdal? preguntó con gre comitiva. Aquí concluyó Perú
856 BL MONTE CARMEtO

de hablar en castellano, sin dnda el á la vuelta, decía Perú, á la vuelta


vaso de chacolí que le tocó, le debió tenemos que hacer u n aurrescu en
hacer ver que no andaba muy aler- Pagoc'mieta.
tado con la lengua que se habla en Eso.esta bien, dijo Pranchi, pe-
Madrill como el solía decir. ro mejor sería que el síbado nos
Pranchi dio afectuosamente las confesásemos todos para comulgar
gracias á todos aquellos que habían en Larrea el domingo.
venido á saludarle al mismo tiempo Bien, dijo Perú, poro como los cu-
que les mostraba su más intenso ras no pueden confesar a tanta gente
y profundo agradecimiento por las en un dia, nos confesaremos nos-
novenas que por su llegada habían otros los hombres y las mujeres pue-
hecho. Les suplicó que continuasen den comulgar sin confesarso, porque
la novena de la Virgen del Carmen las mujeres no tienen pecados. Esta
en acción de gracias, que él mismo tiltima porto no sabemos que fuera
pensaba también ir á Larrea á dar muy verdadera, lo cierto es que al
gracias á su Santísima Madre. ducir l'oru aquellas palabras, á los
Entonces tomó la palabra Perú y labios de Lucía asomó una sonrisa
dijo que el domingo próximo tenían algún tanto picaresca y significati-
que ir todos en procesión á Larrea, va. Pero quo íuera de nn modo ú
todos, hombres y mujeres, y aun avi- otro, con pecados ó sin ellos, elln es
sar A los pueblos cer 'anos como eran que ao hizo en Larrea una magnífica
Yurro, J.omona y Zornoza y hacer función por la llegada de Pranchi
en Larrea una función con sermón y como más tarde haremos la reseña.

T-
(Se continuará.)
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SAN JUAN DE LA CRUZ

CUPA San Juan déla Cruz


la primera plaza de Maes-
tro de Teología Mística y
vida espiritual. Iluminado
con los resplandores de
esta ciencia secretísima, y dotado
por Dios de preciosos dones de
santidad, llegó á experimentar en
su corazón enamorado las opera-
ciones más peregrinas del divino
espíritu, y penetró con su inteligen-
cia privilegiada los arcanos más
profundos de la vida escondida con
AfioIII-rlúm. 5 8 Cristo en Dios. Al pobre mortal,
hecho al trato de las criaturas,
15 de Noviembrede1902 apenas le es dado vislumbrar las
alturas donde se cierne el espíritu
"G)X6" del Místico Doctor del Monte Car-
1
meló, y nuestro corazón desfallece
858 EL MONTE ÓRAMELO

cuando intenta dar los primeros pasos en seguimiento


de varón tan aventajado.
La misma altura de perfección á que se remontó
San Juan de la Cruz, hizo que fuera poco conocido en
su tiempo, y lo sea aun menos quizá en nuestros días,
y sus admirables y sapientísimos escritos apenas leídos
por los mismos que siguen vida de espíritu. Diríase que
los resplandores de su virtud y de su ciencia ofuscan al
débil mortal, como ofuscan al Ojo humano los resplan-
dores del astro del día cuando brilla en las cumbres de
su cénit.
Es tan alta la sabiduría del Doctor Místico, aven-
taja tanto á la del común de los Doctores, que cuantos
han querido pesar sus quilates, han dicho que es impon-
derable; sus lindes son tan remotos, que nadie llega tan
lejos; sus libros, dice la Iglesia elogiando tan sublime
ciencia, están henchidos de sabiduría celestial y fueron
escritos bajo la inspiración divina; y entre los magní-
ficos elogios que se han prodigado á sus obras, hay uno,
aprobado por la Sagrada Congregación en la revisión
de sus obras espirituales para el proceso de su canoni-
zación, que dice: "Los opúsculos del siervo de Dios
Juan de la Cruz contienen doctrina tan altamente subli-
me, que apenas se podrá hallar otra más levantada si no
es en los códices sagrados.,,
Y tienen una admirable propiedad estqs escritos,
que prueba bien á las claras haber sido dictados por el
Espíritu Vivificador, y es, que, á semejanza de los ra-
yos del sol, iluminan y calientan: iluminan los caminos
de la santidad que debe recorrer el espíritu á quien Dios
llama á su divina unión; calientan los corazones y ena-
móranlos para poner en práctica con facilidad y resolu-
ciónlas celestiales máximasque enseñan, ayudandoácer-
cenar y quitar todos los impedimentos de la perfección.
• Esta cualidad de poner calor en el alma de los lec-
tores moviéndolos á virtud, nace de la abundancia de
SAN JUAN DE LA CRUZ Y SUS ESTUDIOS ESPIRITUALES 859
espíritu que había en el Solitario de Duruelo y fluía en
todas sus obras; y experiméntanlo con gran provecho
cuantos leen esos seráficos libros; y sucede á veces que
sólo con abrirlos siente el espíritu recogerse al interior,
cual si se hallara en presencia de un espíritu más alto

SAN JUAN DE LA CRUZ ENSEQOVIA

que le baña en celestial consolación y, sacándole de las


esferas creadas, le eleva á divinas regiones con sobera-
na influencia. El P. Felipe de la Santísima Trinidad,
uno de los varones más aventajados en virtud'y ciencia
860 EL MONTE CARMELO

que brillaron en los principios de la Reforma Carmeli-


tana, refiere en su inmortal obra Summa Theologiae Mys-
ticae. que, á pesar de haber leído más de doce veces todos
los libros de San Juan de la Cruz, no le daban cansan-
cio, antes bien hallaba en ellos cada vez nuevas no-
ticias y experimentaba siempre dulcísimo deleite, y fre-
cuentemente, sólo con tomarlos en la mano ó ponerlos
ante los ojos, sentía su espíritu transportado ala pre-
sencia de Dios, y perseveraba así, en este recogimiento,
horas enteras, fija la vista en el libro, aunque sin leer
nada, pero sacando más provecho espiritual que de muy
largas lecturas en otros libros. Porque hay muchas
obras espirituales que están escritas más por la inteli-
gencia fría y razonadora, que por impulso del corazón
movido de Dios; y por eso no hacen ese celestial efecto
ni comunican ese calor espiritual de las de San Juan de
la Cruz, porque como el mismo Místico Doctor afirma,
"pur más alta que sea la doctrina y por más esmerada
„la retórica y subido el estilo con que va vestida, no ha-
„rá de suyo ordinariamente más provecho que tuviere
„el espíritu de quien la enseña.,, (Subida del Monte Car-
melo, lib. 3, cap. 43.)
Dispuestos estos libros celestiales para producir efec-
tos tan hermosos en el alma de los que los leen, nunca
se lamentará bastante el olvido en que "generalmente
son tenidos; y no es osadía afirmar que su conocimiento
y lectura pondría en verdadero camino de perfección á
muchas almas, llenas,—eso sí,—de buenos deseos, pero
que entretenidas con las máximas de libros piadosos es
critos para producir ó sustentar el calor de una virtud
ordinaria y nada más, no aciertan nunca á entrar por
las sendas de la verdadera perfección espiritual, ni ali-
mentarse con el sólido manjar délos fuertes, ni practi-
car en toda su pureza y vigor los austeros al par que
provechosos ejercicios de desprendimiento y desnudez
de corazón que traen en pos de sí la invasión plena y
SAN JUAN DE LA CRUZ Y SÜ3 ESTUDIOS ESPIRITUALES 861

total del espíritu de Dios en el alma santa; porque, pre-


cisamente, eso que tan olvidado lo tienen muchas per-
sonas que llamamos piadosas, es lo que de soberana
manera enseña y persuade San Juan de la Cruz en sus
libros, ó sea, lo dañoso que es al espíritu andar procu-
rándose satisfacciones de cualquier género, siguiendo el
impulso natural de nuestra maleada naturaleza que á
eso propende siempre y que nunca lo consigue sin me-
noscabo de la perfección y de los bienes espirituales.
A popularizar y divulgar los escritos de San Juan
de la Cruz entre las personas espirituales debían de en-
caminarse, los esfuerzos de todos los que tratan de Mís-
tica, y de todos los directores de almas; y gran loa me-
recerán y harán un bien muy grande en el orden espiri-
tual los-que contribuyan á hacer simpática la fisonomía
moral del seráfico escritor Carmelita, y el sistema—lla-
mémoslo así—de sus enseñanzas místicas que ha hecho
de sus libros, escritos bajo la inspiración del Espíritu
Santo, la obra de ciencia espiritual más acabada que
ha brotado de la pluma de los doctores cristianos.

^-^""á^
LA POESÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ

Pero aun hay una poesía más angélica, celestial y divina, que
ya no parece de este mundo, ni es posible medirla con criterios li-
terarios, y eso que es más ardiente de pasión que ninguna poesía
profana, y tan elegante y exquisita en la forma y tan plástica y figu-
rativa como los más sabrosos frutos del renacimiento. Son las Can-
ciones espirituales de San Juan de la Cruz, la Subida del Monte Car-
melo, la Noche obscura del alma. Confieso que me infunden religioso
teiror al tocarlas. Por allí ha pasado el espíritu de Dios, hermoseán-
dolo y santificándolo todo:
«Mil gracias derramando,
Pasó por estos sotos con presura,
Y yéndolos mirando,
Con sola su figura
Vestidos los dejó de su hermosura.»

Juzgar tales arrobamientos, no ya con el criterio retórico y mez-


quino de los rebuscadores de ápices, sino con la admiración respe-
tuosa con que analizamos una oda de Píndaro ó de Horacio, parece
irreverencia y profanación. Y, sin embargo, el autor era tan artista,
aun mirado con los ojos de la carne, y tan sublime y perfecto en su
arte, que tolera y resiste este análisis, y nos convida á exponer y
desarrollar su sistema literario, vestidura riquísima de su extático
pensamiento.
La materia de sus canciones es toda de la más ardorosa devoción
y de la más profunda teología mística. En'ellas se canta la dichosa
LA PAESÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 463

ventura que tuvo el alma en pasar por la obscura noche de la fe, en


desnudez y purificación suya, á la unión del Amado; la perfecta
unión de amor con Dios, cual se puede en esta vida, y las propieda-
des admirables de que el alma se reviste cuando llega á esta unión,
y los varios y tiernos afectos que engendra la interior comunicación
con Dios. Y todo esto se desarrolla, no en forma dialéctica, ni aun
en la pura forma lírica de arranques y de efusiones, sino en metáfora
del amor terreno, y con velos y alegorías tomados de aquel divino
epitalamio en que Salomón prefiguró los místicos desposorios de
Cristo y su Iglesia. Poesía misteriosa y solemno, y, sin embargo, lo-
zana y pródiga y llena de color y de vida; ascética, pero calentada
por el sol meridional; poesía que envuelve las abstracciones y los
conceptos puros en lluvia de perlas y de flores, y que, eu vez de
abismarse en el centro del alma, pide imágenes á todo lo sensible
para reproducir, aunque en sombras y lejos, la inefable hermosura
del Amado. Poesía espiritual, contemplativa é idealista, y que con
todo eso nos comunica el sentido más arcano, y la más penetrante
impresión de la naturaleza, en el silencio y en los miedos veladores de
aquella noche amable más que el alborada, en el ventalle de cedros, y el
aire del almena que orea los cabellos del Esposo:

«Mi Amado, las montañas, Al monto y al collado,


Los valles solitarios nemorosos, Do mana el agua pura,
Las ínsulas extrañas, Entremos más adentro en la espo-
Los ríos sonorosos, ^r , (sura.
T,, .,. -, i . a Y luego a las subidas
El silbo de los aires amorosos. °
T , • Cavernas de las piedras nos iremos
«La noche sosegada , ,.
,, , , , , , , (¿uo están bien escondidas,
Ln pos de los levantes de la aurora, Z. ,,, '
La cena que recrea y enamora. «Nuestro lecho florido,
T i . n j Y allí nos entraremos.
La música callada, De cuevas de leones enlazado, '
T
«Detenta,
, -, , cierzo muerto; EYa el l . p u r a de
p ú mosto tendido,
granados gustaremos.
Ven, austro,sonora,
La soledad que recuerdas los amo- D e p a z e d i f i o a dw0 ) "
Aspira por mi huerto, ^ De mil escudos de oro coronado.
Y corran tus olores, «A zaga de tu huella
Loa
Y pacerá el Amado entre las flores. J óvenes discurren al camino,
Al toque de centella,
«Gocémonos, Amado, Al adobado vino,
Y vamonos á ver en tu hermosura Emisiones de bálsamo divino.»

Por toda esta poesía oriental, trasplantada de la cumbre del Car-


melo y de los floridos valles de Siona, corre una llama de afectos y
un encendimiento amoroso, capaz de derretir el mármol. Hielo pare-
ce las ternezas de los poetas profanos al lado de esta vehemencia de
864 BL MONTE CARMELO

deseos y de este fervor en la posesión, que siente el alma después


que bebió el vino de la bodega del Esposo:
«Apaga mis enojos,
Pues quo ninguno basta á deshace- Quédeme y olvidóme
(líos, El rostro recliné sobre el Amado,
Y véante mis ojos, Cesó todo y déjeme,
Pues eres lumbre de ellos, Dejando mi cuidado
Y sólo para tí quiero tenellos. Entre las azucenas olvidado.»
¿Y aquel otro rasgo, que no está en el Cantar de los Cantares, y
que, no obstante, 63 admirable de verdad y de sentimiento.-
«Cuando tú me mirabas,
su gracia on mi tus ojos imprimían*>?

Y todo esto es la corteza y sobrehaz, porque, penetrando en el


fondo ae halla la más alta y generosa filosofía que los hombres imagi-
naron (como de Santa Teresa escribió Fr. Luis), y tal que no es líci-
to dudar que el Espíritu Santo regía y gobernaba la pluma del escri-
tor. ¿Quién le había de decir á Garcilasso que la ligera y gallarda
estrofa inventada por él en Ñapóles, cuando quiso domar por ajeno
encargo la esquivez de doña Violante Sanseverino, había de servir de
fermosa cobertura á tan altos pensamientos y suprasensibles ardores?
Y en efecto, el hermoso comentario que en prosa escribió San Juan
de la Cruz á sus propias canciones, nos conduce desde la desnudez
y desasimiento de las cosas terrenas, y aun de las imágenes y apa-
riencias sensibles, á la noche obscura de la mortificación de los ape-
titos que entibian y enflaquecen el alma, hasta que libre y sosegada,
llega á gustarlo todo, siu querer tener gusto en nada, y á saberlo y
poseerlo todo, y aun á serlo todo, sin querer saber ni poseer ni ser
cosa alguna. Y no se aquieta en este primer grado de purificación,
sino que entra en la vía iluminativa, en que la noche de la fe es su
guía, y como las potencias de su alma son fauces de monstruos abier-
tas y vacías, que no se llenan menos que con lo infinito, pasa más ade-
lante y llega'á la unión con Dios, en el fondo de la sustancia del alma,
en su centro más profundo donde siente el alma la respiración de Dios;
y se hace tal unión, cuando Dios dá al alma esta merced soberana,
que todas las cosas de Dios y el alma son una en transformación
participante, y el alma más parece Dios que alma, y aun es Dios por
participación, aunque conserva su ser natural unido y transformado,
«como la vidriera le tiene distinto del rayo, estando de él clarifica-
da.» Pero no le creamos iluminado ni ontologista, ó partidario de
la intuición directa, porque él sabrá decirnos, tan maravillosamente
como lo dic» todo, que en esta vida «sólo comunica Dios ciertos vi*
LA POESÍA DE SAN JUAN DE LA CRUZ 865
sos entre-obscuros de su divina hermosura,, que hace codiciar y des-
fallecer al alma con el deseo de lo restante.» Ni le llamemos despro-
ciador y enemigo de la razón humana, aunque aconseje desnudarse
del propio entender, pues él escribió que «más vale un pensamiento
del hombre que todo el mundo», y estaba muy lejos de creer perma-
nente, sino transitorio, y de paso, aquel éxtasis de alta contemplación
del cual misteriosamente cantaba:
«Entróme donde no supe,
Y quedóme no sabiendo,
Toda ciencia transcendiendo.»
MARCELINO MENéNDEZ PJSLAYO (1)

SAN JUAN DE LA CHUZ EN' LA CÁRCEL DE TOLEDO

(Cuadro del P. Roque de San José, C D.)

(1) Discurso de entrada en la Real Academia (1881.)


T?TTF?TF?TTWTTfTíTITfT

ORACIÓN DEL ALMA ENAMORADA

•^¿EñOR Dios amado mío, si todavía te acuerdas de mis pecados para


i®no hacer lo que te ando pidiendo, haz en ellos, Dios mío, tu vo-
luntad, que es lo que yo más quiero, y ejercita tu bondad y miseri-
cordia y serás conocido en ellas. Y si es que esperas á mis obras,
para por este medio concederme mi ruego, dámelas tú y óbramelas,
y las penas que tú quisieres aceptar, y hágase. Y si las obras mías
no esperas ¿qué esperas, clementísimo Señor mío? ¿Por qué te tar-
das? Porque si en fin ha de ser gracia y misericordia la que en tu
Hijo te pido, toma mi cornadillo, pues le quieres; y dame este bien,
pues que tú también lo quieres. ¡Oh poderoso Señor, secádose ha mi
espíritu, porque se olvida de apacentarse en Tí! No te conocía yo,
Señor mío, porque todavía quería saber y gu9tar cosas.
¿Quién se podrá librar de los modos y términos bajos, si no le
levantas Tú á Tí en pureza de amor, Dios mío? Tú, Señor, vuelves
con alegría y amor á levantar al que te ofende; y yo no vuelvo á le-
vantar y honrar al que me enoja á mí. ¿Cómo se levantará á Tí el
hombre engendrado y criado en bajezas, si no le levantas Tú, Señor,
con la mano que le hiciste? Oh poderoso Señor, si una centella del
imperio de tu justicia tanto hace en el príncipe mortal que gobierna
y muevo las gentes, ¿qué no hará tu omnipotente justicia sobre el
justo y el pecador?
Señor Dios mío, no eres Tú extraño á quien no se extraña con-
tigo, ¿cómo dicen que te ausentas Tú? Señor Dios mío ¿quién te bus-
cará con amor puro y sencillo, que te deje de hallar muy á su gusto
y voluntad, pues que Tú te muestras primero y sales al encuentro á
los que te desean? No me quitarás, Dios mío, lo que una vez me
diste en tu Unigénito Hijo Jesucristo, en que me diste todo lo que
quiero; por eso me holgaré que no te tardarás si yo te espero. ¡Con qué
dilaciones esperas, oh alma mía, pues desde luego puedes amar á
Dios en tu corazón!
Míos son los cielos y mía es la tierra,' mías son las gentes, loa
ORACIÓN DEL ALMA ENAMORADA 867
justos son míos, y míos loa pecadorts, los ángeles son míos, y la Ma-
dre de Dios y todas las cosas son mías, y el mismo Dios es mío y
para mí; porque Cristo es mío y todo para mí. ¿Pues qué pides y
buscas, alma mía? tuyo es todo esto, y todo es para tí; no te porgas
en menos, ni repares en miajas que se caen de la mesa de tu Padre.
Sal fuera y gloríate en tü gloria, escóndete en ella y goza, y alcan-
zarás las peticiones de tu corazón.
¡Oh dulcísimo amor de Dios, mal conocido! El que halló sus ve-
nas, descansó. Múdese todo muy en hora buena, Señor Dios mío,
porque hagamos asiento en Tí. Vendóme yo, Dios mío, por doquiera
contigo, por doquiera me iría como yo quiero para Tí. Amado mío
todo ppra Tí, y nada para mí; nada para Tí, y todo para mí;
todo lo suave y sabroso quiero para Tí, y nada para mí; todo lo ás-
pero y trabajoso quiero para mí, y nada para Tí. ¡Oh Dios mío, cuan
dulce será á mí la presencia tuya, que eres sumo bien! Allegarme he
yo con silencio á Tí, (1) y descubrirte he los pies, porque tengas
por bien de juntarme contigo, tomando á mi alma por esposa; y no
me holgaré hasta que me goce en tus brazos. Y ahora te ruego, Se-
ñor, que no me dejes en ningún tiempo, porque soy despreciador
de mi alma.
SAN JIUAN DE LA ^RUZ.

(1) R u t 1,111,7.

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CANCIONES DEL ALMA EN LA NOCHE OSCURA


En una noche escura
coa ansias en amores inflamada,
¡oh dichosa ventura!
salí sin ser notada,
estando ya mi casa sosegada.
A escuras y segura,
por la secreta escala disfrazada,
¡oh dichosa ventura!
á escuras y en celada,
estando ya mi casa sosegada.
En la noche dichosa
en secreto, que nadie me veía,
ni yo miraba cosa,
sin otra luz, ni guía,
sino la que en el corazón ardía.
Aquesta me guiaba
m\s cierto que la luz del.medio día,
adondeme esperaba
quien yo bien me sabía,
en parte donde nadie parecía.
¡Oh noche que guiaste,
oh noche amable más que el alborada,
oh noche, que juntaste
amado con amada,
amada en el Amado transformada!
En mi pecho florido,
que entero para él solo se guardaba,
allí quedó dormido,
y yo le regalaba,
y el ventalle de cedros aire daba. :
El aire de el almena,
cuando ya sus cabellos esparcía,
con su mano serena
en mi cuello hería,
y todos mis sentidos suspendía.
Quédeme y olvídeme,
el rostro recliné sobre el Amado,
ce-ió todo, y déjeme,
dejando mi cuidado
entre las azucenas olvidado.'
¡SAN JIOAN DE L A ' P R U Z
A SAN JUAN DE L,A CRUZ
iiiiiiiiimiiiiiiiiiiM

Quiero cantar Jas glorias del coloso,


Del Águila real que en raudo vuelo,
En alas de.su amor puro y fogoso,
Voló á la gloria desde el bajo suelo.
Mas antes con tu luz mi mente inspira,
Musa bendita del Alcázar santo;
Pues solo así al suspirar mi lira,
Al viento lanzará sentido canto.
Vedle en la aurora de su vida hermosa
Llevando en su semblante la sonrisa,
Precioso cual el cáliz de una rosa,
Y puro cual la matutina brisa.
Exento de culpas recorrió la infancia,
Cuidó del pobre con sin par cariño,
De hierro para el bien fué su constancia,
En el amor de Dios jamás fué niño,
La Reina celestial bajó en su ayuda
Cuando en las aguas en su infancia cae,
De la fiereza de Satán le escuda
Y á su regazo con amor le atrae.
Y cuando vele, con sin par ternura,
Cuidar del angustiado y moribundo,
Le enriquece de gracia su alma pura,
Le llena el corazón de amor profundo.
Y ella, enfin,cual madre cariñosa,
Saciar queriendo su celeste anhelo,
Le impulsa á abandonar la vida umbrosa,
Y le introduce en el feraz Carmelo.,
En él al punto su fervor aumenta,
El fuego santo del Señor le inflama
Y del Divino soplo sé sustenta,
Cual con el aire la flagrante llama.
Se hace en él su espíritu gigante,
Allí se eleva hasta el empíreo mismo,
Do se adormece en el regazo amante
Del Dios excelso de fruición abismo.
870 EL MONTB CARMELO

No importa ya que las furiosas olas


Del encrespado mar del mundo impío
Le azoten con furor al verle á solas
, De estrecha celda en el rincón sombrío.
En vano Satanás contra él se mueve,
Y todo por vencerle lo alborota,
Y dale de beber con mano aleve
Del dolor el absintio gota á gota.
Pues es'su pecho santuario hermoso
Do se recrea con su puro aroma,
El sumo Bien, el celestial Esposo
Quien á su cargo su defensa toma.
Por esto el ángel de Ontiveros mira
Las furias todas del infierno entero,
Sin ese espanto que el temor inspira
Al ser que entraña corazón rastrero.
Por eso vence en tan tremenda lucha
Y adquiere lauros de adalid valiente:
Victoria y lauros que anunciarse escucha
Por todo el mundo al perfumado ambiente.
Y en medio de tremendas aflicciones
Celeste divinal numen le inspira
Y los mas dulces y armoniosos sones
Sabe arrancar de su inspirada lira.
¡Ah! cuántas veces al leer tus cantos,
Padre bendito, del Carmelo gloria,
Se han desvanecido mis quebrantos
En esta vida ruin y transitoria....!
Cuántas ¡ay! cuando en mi ser tirbado
De la tibieza el dardo penetraba,
Y con su corte frío y despiadado
Por morir suspirando me dejaba,
Sentí al leer tus célicos cantares
Del Bien supremo la rosada calma,
Y se elevaba á los eternos lares
Henchida de emoción mi pobre alma....!
Y es que tus cantos, cisne venturoso,
Como á una voz lo anuncia el universo,
La dicha dan al pecho congojoso,
Encierran un poema en cada verso.
Y á tí ¡oh vate místico, sagrado!
Con tosca lira me atreví á cantarte,
Cuando tan sólo á tus pies postrado
He debido caer para admirarle!
Que perdones mi osado atrevimiento
Humilde ante tu altar lloroso exijo;
Ilustra con tu luz mi entendimiento,
Acoge el canto de tu amante hijo.
. JJK PARMELITA PESCA LZO.
.^Ü&L,

ENSAYO LITÚRGICO
SOBRÉ EL OFICIO DE

NUESTRA MADRE SANTA TERESA


SEGUNDO NOCTURNO
IfiTHRlOR DE Iiñ SHfíTñ

El segundo nocturno que más Segunda antífona.—"La au-


especialmente trata de la Santa gusta Reina del Carmelo, la
Reformadora, á la vez que nos Virgen toda bondad y amor, se
descubre su interior, hácenos ha dignado también manifestar-
ver en su amor sin límites para me su satisfacción de los traba-
con Dios, el origen del heroico jos sufridos para devolver á su
valor que desplegó en el esta- privilegiada Orden la belleza y
blecimiento de la Reforma. el fervor primitivos; porque al
Primera antífona. — Prome- vestido de salud, al santo Esca-
tido había Nuestro Señor á Te- pulario de que me revistió el día
resa no dejarla trabajar sola, y de mi toma de hábito, Induit
estar con ella dirigiéndola y for- me Geniirix Domini vestimen-
tificándola. "En cumplimiento tis salutis, ha añadido un so-
de su palabra,—nos dice la San- berbio y rico manto de inmacu-
ta—hame favorecido con nume- lada blancura y tierno símbolo
rosas visiones,* Vidi Dominum, de maternal protección, que Ella
en las cuales no contento con propia ha traído del cielo y
inundar de luz mi espíritu y de puesto sobre mis hombros, Et
suaves consolaciones mi corazón, datunt est mihi ut cooperiar
ha apurado la bondad hasta dar- byssino splendenti et candido.
me señales exteriores de su amor Tercera Antífona.—"Mi Es-
y de nuestra unión, el día, por poso me ha dado una corona, mi
ejemplo, en que puso su corona Madre un magnífico manto; es-
sobre mi frente para darme á toy, en una palabra, colmada de
entender cómo tenía á mi dis- favores, y por más que me reco-
posición su omnipotencia, Qui nozca indigna de ellos, téngolos
dcdit mihi coronam decuris in sin embargo en poco, ó mejor
c apite meo„. en nada, ya que todo mi gozo, y
8?á EL MONÍE CAÍUÍELO

toda mi dicha están en ser de quier comentario debilitaría la


Dios, en amarle y pensar en El, idea que de dicho amor el nos
Ego autetnin Domino gaudebo; dá. Esta mutua declaración nos
ni hay cosa que así me mueva y explica el de otro modo incom-
contente como estar con mi prensible éxito feliz de la Re-
Amado, con mi divino Esposo: forma: no hay obstáculo que no
et exultabo m Deo Jesu meo. se rinda á-'tal a,mor.
Versículo.—"Sí, lo que mi co Quinto responsorio. — Fuera
razón necesita, lo que reclama, de sí con la seguridad que ha
de lo que tiene sed, sed ar- recibido de que el. Amado será
diente é insaciable, Sitivit, es siempre para ella y ella para el
Jesús, tn te, jesús mi amor y mi Amado, la Reformadora goza
todo, Jesús á quien pertenezco de su .obrn, rebosa de gozo, y
enteramente en cuerpo y alma, llena de alearía su alma se re-
y por todos títulos, de criatura, gocija en Dios por todas las
de cristiana, de religiosa y de mercedes que tan poco la mo-
esposa: Anima mea quam mul- vían antes, Gaudens gaudebo in
tipliciter tibt caro mea,,. Domino et exultavit anima mea
Cuarto responsor 10." — Sean in Dco meo, quia induit me ves-
cumplidos tus deseos,—respón- timentis salutis et indumento
dele Nuestro Señor;—si en ser iustitiae arcumdcdit me. Ya
mía pones verdaderamente tu mira con amor el título de Re-
dicha, está tranquila, Dixit formadora, ni le agrada otra
mihi Dominas: Ne timeas, filia, diadema. Su gloria y corona,
y sabe que nada será capaz de quasi sponsam decoratam ¡co-
arrancarte á mi amor, ni de rona, son los numerosos hijos
apartarnos. No rapiet te quis- que da al Esposo en sus monjas
quam de manu mea„—"&\, re- y frailes Carmelitas descalzos
plica incontinenti la santa ama- que comienzan á poblar los mo-
dora,—tanto es, así que á Vos y nasterios de la Reforma, en los
sólo á Vos busco,' que ni la cuales monasterios reflorecen
muerte, ni la vida, ni criatura las virtudes heroicas de los pri-
alguna podrá ¡oh Dios mío! se- meros siglos. Vanagloríense las
pararme de vuestro amor. Ñe- otras esposas de sus brazaletes:
que mors, ñeque vita, ñeque las joyas de Teresa, y con más
creatura alia poterit [me sepa- razón que Cornelia, son sus hi-
rare a charitate Dei.„ — Así, jas é hijos ricos de favores y
pues, este responsorio, con no méritos: quasi sponsam orna-
ser sino un fragmento de plá- tam monilibus suis.
tica amorosa entre Jesús y Te-
Sexto responsorw. — Y aun
resa ¡cuánto más no nos dice él
por eso lejos de pesarle de la
que un largo discurso! Con tan
elección y de arrepentirse de
expresivos colores nos repre-
senta el recíproco é ilimitado haber sacrificado las esperan-
amor del Esposo á la esposa y zas mundanas que autorizaban
de la esposa al Esposo, que cual- su nombre, su hermosura y sus
talentos, Regnum mundi et om-
BNPAYO LITÚRGICO «73
nem ornatum saeculi contcmp- bomim\ y más aun el día de su
si, felicítase como aquélla de ha- profesión religiosa en que irre-
ber dado todo su corazón á Je- vocablemente se consagró al
sús, propter amorem Domini servicio de Jesús, y le constitu-
meijesu Chisti, á ese ]esús que yó para siempre único y abso-
tantas veces se le ha revelado luto soberano de sus obras y
en la oración y comunión, y afectos, Dico ego opera mea
quien posee, juntamente con el Regí.
corazón, toda su confianza y to- El primero y segundo noctur-
do su amor: quem vi di, quem nos nos han dado á conocer los
amavi, in quem crcdidi, quem preparativos de la Reforma, y
dilexi.—¡Cuan inspirada estuvo á la Reformadora poniendo ma-
el día en que llamó % las puer- nos á la obra, inspirada y soste-
tas del monasterio para pedir nida por su amor á Dios: estu-
el santo hábito carmelitano, diemos en el tercero los dicho-
Eructavit cor meum verbum sos frutos de la descalcez.
f R. f, DE J. JA.
(Se continuará)
i i i i i i i i i i i i i J í i i i i i i

CATOLICISMO Y RACIONALISMO

N profeta, cuya frente irradiaba luz divina


pronunció en ocasión solemne una frase,
la cual compendia toda la historia del cato-
licismo. Possitus est hic... in signumcui con-
tradicetur. Ha sido puesto como señal de contradic.
ción. Efectivamente,, desde la aparición de Cristo
en el mundo hasta nuestros días no ha existido
;
<p¡? en la historia personaje tan discutido como el divino
Salvador. Las palabras del Profeta se han realizado
con maravillosa exactitud. Desde las primeras persecuciones que
se levantan alrededor de su cuna, hasta las atrevidas negaciones
de la exégesis racionalista formuladas hoy como la última palabra
de la ciencia, Cristo es la personalidad que ha tenido el raro privi-
legio de llamar la atención de iodos los pensadores del mundo. Se
ha discutido su Persona, sus doctrinas, sus milagros, su moral, su
obra portentosa, la Iglesia. La razón no ha dejado de llamar ante
su tribunal á todas las ciencias que han podido servirle de luz para
fallar en un asunto de vital interés para la humanidad. Su más
preciosa conquista será arrancar de las sienes de Cristo la corona
divina ceñida por su Eterno Padre. Si Cristo no es Dios, no tiene
misión divina; es solo como dice el impío Reimarus, un Rabbí más
ó menos sabio y virtuoso, un moralista eminente, honor, si se quie-
re, del humano linage, pero que no tiene el derecho de imponer á la
inteligencia y á la voluntad dogma ni moral alguna.
Este ha sido siempre el desiderátum del racionalismo bíblico,
cuyos postulados se contienen virtualmente en, el libre examen del
protestantismo aplicado á la interpretación de ios Libros Sagrados
La razón independiente, por una serie de evoluciones lógicas,
ha llegado á las negaciones más brutales; así es que cuando
CATOLICISMO Y RACIONALISMO 8 iO

los sabios del protestantismo, una vez consolidada la Reforma


bajo la tutela de los príncipes de Prusia, tuvieron tiempo de estudiar
las consecuencias de la nueva teología, reconocieron que la apli-
cación amplia del libre examen los conducía irremisiblemente al
ateísmo. La lógica es inflexible en sus deducciones, y muy pronto
se vio á los doctores protestantes arrastrados por esa misma in-
flexibilidad lógica al racionalismo más avanzado. Fácil es demos-
trar este punto. Nadie ignora las corrientes deístas y naturalistas
que dominaban en Inglaterra debido á los escritos de Toland, Sha-
ftesbury, Bolingbroke, corrientes que por otra parte eran alenta-
das por algunos exégetas que habían entrado francamente por las
vías del racionalismo, como Wolston, Collins, Chubb, etc. Era
menester un hombre, si no de gran talento, á lo menos de atrevi-
miento bastante para romper definitivamente el último eslabón,
débil ya, queunía á la teología protestante con la Biblia. Aparecióel
hombre, fué Lessing, publicando los célebres fragmentos de Wol-
fenbuttel. El funesto literato alemán no tuvo la gloria de la origi-
nalidad, aunque los publicó con título de Fragmentos de un desco-
nocido. La obra fué un estracto délas cuatro mil páginas que,
según dicen, pudieran formarse.con el manuscrito de Samuel Rei-
marus, que lleva por epígrafe Apología de los adoradores de
Dios según la rasón, y entregadas por la hija de aquél á Lessing.
Excusado es decir que la publicación de los Fragmentos suscitó
entre los protestantes grandes controversias. Goetze y otros salie-
ron á la defensa de la inspiración bíblica; pero en vano, el paso
hacia el despeñadero naturalista estaba dado. Lessing reveló el
pudridero protestante, toda vez que, como dice el sabio Vigouroux
en su hermosa obra La Biblia y los descubrimientos modernos,
la profunda sensación causada por los Fragmentos, fué por ha-
berles descubierto que eran menos cristianos qué lo que creían.
El sétimo fragmento titulado El plan de Jesús y de sus discípu-
los, fué la publicación más atrevida; una negación radical de la
divinidad de Jesucristo, el cual queda reducido á las raquíticas
proporciones de un simple personaje judío deseoso de restaurar
los fueros de la teocracia de su pueblo, é infiltrarle nuevos gérme-
nes de vida.
Después de tan atrevidas afirmaciones no debe sorprendernos
la terrible obra de demolición llevada á cabo por los exégetas del
racionalismo. Nada han dejado en pie. A los antiguos intérpretes
dé la Biblia limitados á combatir determinados pasajes imponían
respeto la Persona de Jesucristo y la autenticidad de los Evange-
lios; á los modernos nada les impone, ni respetan lo más sagrado.
Strauss resuelto á llevar hasta el último límite la aplicación del
libre examen, y más atrevido que su maestro Baur, fundador y jefe
de la escuela de Tubinga, convirtió á Cristo en un personaje poli-
tico llevado al suplicio de la cruz por miras políticas; y á los reía-
870 m. MUN'Hí CAUMKLO

tos históricos del Evangelio los miró como una colección de mi-
tos y leyendas "productos de la ficción sencilla de las primeras
edades del cristianismo. „
Apenas pudieran creerse tan estupendas aberraciones del en-
tendimiento humano, sino estuviesen consignadas en letras de mol-
de en las obras del mismo Strauss titulada Ensayos de historia re-
ligiosa.
Por fortuna, los sabios del catolicismo np se han quedado atrás,
antes bien, estimulados por las mismas negaciones del racionalis-
mo se han dedicado á laboriosas investigaciones científicas. La
filosofía, las ciencias experimentales, la crítica histórica, el estu-
dio de los diversos cultos con que la humanidad ha rendido á Dios
el homenaje de la adoración, ó, como hoy se dice, la ciencia de
las Religiones, en una palabra, las frases todas de la apologética
contemporánea han sido objeto de profundos estudios para vindi-
car á Jesucristo en su Persona, en sus milagros y éh su Iglesia.
fR. TjKOTUS.

RETRATO DE SAN JUAN DE LA CRUZ


iniiiiiiiiiiiiiiiiiiiii

Era de estatura entre mediana y pequeña; el rostro de color


trigueño; flaco, pero bien proporcionado; calva venerable y frente
espaciosa; los ojos negros, mansos y suaves; nariz igual, que tira-
ba algo á aguileña; la boca, labios y barba, con todo lo demás de
su rostro y cuerpo en debida proporción; todo el semblante grave
y apacible y sobremanera modesto, en tanto grado que sola su pre-
sencia y composición exterior componía á los que le miraban, y
representaba un no sé qué de soberanía celestial con que movía "á
venerarle y á amar á Dios.
f&, jISRÓSIMO D3 ¡SAN foSÉ,
áü&tom^.

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAMIA


(CONTINUACIóN)

1670.—En el día 27 de Febrero de este año fué firmado un im-


portante documento á favor de nuestros Padres de Bassorá, y es el
Decreto del Embajador del Rey de Francia en Constuntiuopla que
nombra al Superior de los Carmelitas misioneros de Bassorá Cónsul
de Francia, y esto para siempre, cualquiera que sea su nacionalidad.
Once Carmelitas han tenido este honor. Fueron éstos los si-
guientes:
R. P. Agatángel, 1679.--R. P. Carlos-Jacinto, 1685.—R. P. Her-
nqenegildo, 1691.—R. P. José María de Jesús, 1694.—R. P. Pedro
de Alcántara, 1699.—R. P. Juan Atanasio, 1700.-R. P Pablo
Agustín, 1714—R. P. Plácido, 1726.—R P. Antor.ino de ¡áan Dio-
nisio, 1733.—R. P. Ambrosio de San Filiberto, 1735.—R. P. Prós-
pero de San Cornelio, 1738.
Pero el 26 de Enero de 1739 llegó á Bassorá el señor Pedro de
Mortainoille, primer cónsul seglar. El Padre Superior le entregó los
libros y cuentas de la Cancillería. Y desde aquella época los Cónsu-
les híin sido seglares. Últimamente se habló de nombrar á uuo de
nuestros Padres Cónsul honorario, pero no lo permitió la Propa-

1680.'—En Enero nuestros Padres convierten á un sacerdote Nes-


toriano llamado Issa.
1684.—El día 27 de Junio del año del Señor de 1684 abrazó la
fe católica el limo. Juan Obispo, Patriarca de Constantinopla, del
rito de los Ármenos, el cual murió en la paz del Señor el 11 de Julio
del mismo año, haciendo en su enfermedad protestación de fe cató-
P78 EL MONTE CARMELO

liea, y después de recibir dos veces los sacramentos de la Penitencia


y Comunión, y eo su última hora la Extrema Unción. Fué supultado
en el cementerio de los Padres Carmelitas.
Esta conversión de un Patriarca cismático es digna de ser notada.
1686. —En el mes de Mayo fué hospedado en nuestra casa de
Bassorá el limo. Señor Francisco Picquel cuya historia es notable y
edificante.
Francisco Picquel, nacido en Lyón en 1626, era cónsul de Fran-
cia en Alepo en 1652.; en el año 1660 abandonó la carrera consular
para recibir las Ordenes sagradas. En 1675 fué nombrado Obispo de
Cesarople y coadjutor de Babilonia. En 1683 obispo in propia, sedo
visitó nuestra misión en 1686. El Rey Luis XIV lo había nombrado
cónsul de Francia para toda la Persia, vivía en Ispahan y era muy
amigo de nuestros Padres misioneros. Murió en 1687.
1691.—La peste bubónica en Bassorá. Todos los europeos y los
indígenas ricos se escaparon de la ciudad; pero nuestros Padros que-
daron en su puesto, para administrar los sacramentos á los moribun-
dos. El P. Fr. Carlos Jacinto firma los libros de la parroquia hasta
el tí de Abril, y el 15 muere víctima de su caridad.
«El día 15 de Abril murió víctima de la epidemia el R. P. Carlos
Jacinto de Santa Teresa, de la provincia de Lombardía, al cual ad-
ministré todos los Sacramentos y le apliqué la absolución y la indul-
gencia del santo escapulario. Dicho Padre había sido nombrado Vi-
cario de 63ta casa de Bassorá por el R. P. Visitador General, y, como
fuer» de complexión delicada tuvo, que sufrir muchos dolores y ma-
les. El mismo día de la muerte fué sepultado en nuestra iglesia.—
Fr. Hermenegildo.*
El P. Hermenegildo estuvo también enfermo como lo prueba un
apunte que leemos en el libro de cuentas á fines de Septiembre del
mismo año. «En e^tos cinco meses no se han hecho las cuentas, por
estar enfermos los religiosos.»
¿Cuál será la recompensa celestial de estos esforzados y caritati-
vos misiouesros?
1694.—En este año fué nombrado obispo de Ispahan uno de
nuestros misioneros que había estado en Bassorá en 1688.
«Lorenzo Montón nacido en los Montes de Homonia en 28 de
Febrero, abrasó la vida religiosa el 14 de Enero de 1664, y enviado
á Persia, en 1675 por Clemente X, fué nombrado en 1694 por Ino-
cencio XII Obispo de Ispahan y consagrado dos años después por el
Obispo de Babilonia, Luis María Pidón.
Ignoro cómo fué más tarde á América, pero dice su biografía que
murió en el Brasil.
MISIONES CARMELITANAS 8T9

«Sorprendido por la muerte el día 18 de Ojtubre de 1708 en la


oiudad de San Salvador del Brasil, tomó el camino de la eternidad á
los 66 años de edad, 33 de misionero apostólico, y 14 de episcopado.
1700.—El 18 de Mayo está notada la abjuración de un Armeno
cismático de Bizancio.
1701—El día 14 de Eaero nueva abjuración de un protestante
Dinamarqués. El día 14 de Septiembre d9l mismo año uu indio pa-
gano recibe el bautismo.
Nótese que muy raras veces se ven en nuestros libros conversio-
nes de mahometanos, y la razón es porque la prudencia río permite
escribirlas. ¡Sus nombres están escritos en el libro de la vida!
1703.—En este año nuestros Padres fueron expulsados segunda
vez de Bassorá por el gobernador Turco. Salieron en Marzo y no
volvieron á la ciudad hasta el mes de Septiembre del año siguiente,
1704.
Dice el libro de cuentas: «Los gastos extraordinarios de este mes
(Marzo de 1703), en que fuimos expulsados de la ciudad, fueron 318
abbasis.» «En Septiembre de 1704, los gastos extraordinarios para
recobrar nuestra casa y repararla, fueron 218 abbasis.»
1704.--Algunas muertes edificantes:
«8 Noviembre. Murió nn cristiano del rito griego, por nombre
Blanco, de la ciudad de Boda, que hacía 20 años estaba cautivo de
Mahomet Basua; durante dos años, después de haber venido aquí,
frecuentó la iglesia y los sacramentos; y en s;i última hora hizo Dios
que yo, á pesar de estar enfermo, fuese á verle, y le administré la
Penitencia y la Estrema Unción.
«13 de Noviembre. Murió un católico romano llamado Demetrio,
de ochenta años de edad, que hacía 60 años era cautivo de los turcos.
Frecuentaba la iglesia y los sacramentos.
«19 de Noviembre. Murió Huberto Santi, de Malta, de noventa
años de edad, cautivo de los turcos hacía 60 años; era verdadero ca-
tólico y siervo fiel, que todos los días venía desde dos millas para
visitar á la Santísima Virgen María. El mismo día de su muerte le
sepultaron los cristianos en Menari (arrabal de Bassora) porque yo
estaba enfermo de muerte.—Fr. Juan Atanasio.»
1706.—Reapertura de nuestra iglesia:
Léese en el libro de cuentas (Abril 1706): «Eu estemes los gastos
extraordinarios para obtener la autorización de abrir de nuevo la
iglesia, fueron abbasis 558.»
Con este motivo he aquí la lista de algunas limosnas que recibie-
ron nuestros Padres, para restaurar la iglesia que estaba cerrada
desde Marzo de 1703.
880 KL MONTU CARMELO

Los cristianos de la ciudad, para obras, 450 abbasis; él señor


Vau de Pubt, holandés, 85 ídem; un judio de Alepo, amigo nuestro,
30 ídem; un turco Hadgi Mahomet, 60 ídem.
El susodicho señor Vau de Pubt, que era capitán de buque, re-
galó además á nuestros Padres una grande cantidad de perfumes y
esencias, que vendieron con el fin de aumentar sus recursos, y dice
el libro dé cuentas que la venta produjo 150 abbasis.
Estos pormenores prueban el cariño que sabían .excitar nuestros
celosos misioneros, ya que cristianos é infieles se complacían eu
ayudarles eu sus necesidades.
Del 1707 al 1714.—Nuestra misión de Bassorá queda sin Padreg
Misioneros Carmelitas.
En Marzo de 1714 el P. Fr. Pablo Agustín escribe.
«Hay que advertir que en el año de 1707 abandonó este mundo
el R. P. Juan Atanasio, y por orden de la Sublime Puerta debía de
ser destruida esta nuestra iglesia, aunque no se llevó á efecto (dispo-
niéndolo Dios así) por benevolencia del Bajá Gobernador. Y a«í, pa-
sados siete años, llegó aquí de la Porsia con nuevas autorizaciones
el P. Pablo Agustín de San Esteban, pero el cual, por no traer pre*
sentes para el Bajá, no pudo conseguir por entonces la residencio, y
se hospedó durante dioz meses en casa del Capitán del Puerto, me-
diante el cual conaignió por fin nuestra residencia, en la cual celebró
con su iglesia nuevos desposorios espirituales el dí;i de los Desposo-
rios de la Virgon María: 1715»
1717.—Pero á pesar de la protección del C¡ pitan Bajá, nuestro
Misionero tuvo que aflojar dinero para poder usar libremente de la
iglesia.
Abril 1717.— Nótese que se gastaron 159 abbasis para .obtener
una autorización auténtica, por escrito, del Bajá Hassán. Esta auto-
rización oía del todo necesaria, porque hasta ahora habíamos estado
en esta nuestra residencia como á escondidas.
El permiso do Ilassáu Bija fué anuladop or su sucesor R-geb
Bascio que pidió nueva propina.
Mayo 1717.—Hubo que darle 22 abbasis para toner su permiso.
1718.—Según la opinión más probable, los Padres Capuchinos
que eran Misioneros en Bagdad, desde noventa años (1628), fueron
expulsados de la ciudad en este año 1718, por orden déla Subli-
me Puerta. Ya en 1701 y en 1707 habían tenido que sufrir per-
secución; pero en este año fué suprimida por completo su misión, y '
poco después en su convento fué construida una Mezquita
1721.—Fundación do nuestra misión Carmelitana de Bagdad.—
Una nota escrita er. italiano, y depositada en el Consulado de Fran-
MISIONES CAfiMELlTANAS 881

cia de Bagdad dice así: «La Misión de Bagdad comenzó en 1721,


por la llegada á esta ciudad del R. P. José María de Jesús, Carme-
lita Descalzo, de la provincia de Borgofia. Vino á Bagdad de Bassorá
en el año indicado, pero no se sabe en qué mes».
Esta Misión fué establecida con aprobación del Ven. Definitorio
General de la Orden, y con dependencia de la Misión de Persia. El
R. P. José María tenía el cargo de Vicario apostólico y era delegado
por la Sagrada Congregación de la Propaganda.
f^F. PEDRO DE LA MADRE DE píos

(Se continuará)

ELOGIO DE SAN JUAN DE LA CRUZ ,


pop Santa Teresa de Jesús

En gracia me ha caido, hija, cuan sin razón se queja, pues tiene


allá á nii padre Fray Juan de la Cruz, que es un hombre celestial
y divino. Pues yo le digo, mi hija, después que se fué allá, no he
hallado en toda Castilla otro como él, ni que tanto afervore en el
camino del cielo. No creerá la soledad que me causa su falta; miren
que es un gran tesoro el que tienen allá en ese Santo; y todas las
de eso casa traten y comuniquen sus almas, y verán cuan apro-
vechadas están, y se hallarán muy adelante en todo lo que es es-
píritu y perfección, porque le ha dado el Señor para todo esto par-
ticular gracia.
(Caita á la V. M. Ana de Jesús, Priora del Convento de Beus)
NUEVO ARZOBISPO CARMELITA.—Nos comunican de Roma que ha sido de-
signado Arzobispo do Bagdad (antigua Babilonia) el M. R. P . Fr. J u a n de
la Sagrada Familia (en el siglo Francisco Desiderato Druré). Nació el
R. P. J u a n el año 1859 en Digoín, diócesis de Autún perteneciente al de-
• partamento del Saona y Loira (Francia).
.; Comenzó sus estudios en el seminario de Autún, de donde pasó á París a
estudiar matemáticas en el célebre colegio que entonces tenían los Padres
de la Compañía, completando y perfeccionando sus estudios en la Univer-
sidad católica de Lyón. En todos estos puntos dio pruebas las más brillan-
tes de su mucha aplicación y clarísimo talento.
Apenas terminada su carrera fué nombrado por su Prelado catedrático
He Ciencias Naturalos en el Seminario de Rimont, cargo que desempeñó
por espacio de siete años con admiración y aplauso de todos, habiéndolo
adán donado para ingresar en la orden Carmelitana, ansioso de mayor per-
fección.
Tomó el santo Hábito én el Noviciado de nuestra provincia de Aviñón y
en el mismo pronunció los^sagrados Votos el día 8 de Septiembre de 1892.
Ejercía el cargo de Subprior en el Convento de Montpeller cuando, movido
por el celo de la salvación de las almas, consiguió permiso de sus Superio-
res para ir á las Misiones que nuestra Orden posee en Siria, y allí so en-
contraba actualmente el ilustre Misionero entregado completamente á los
trabajos apostólicos.
Su Santidad manifestó vivos deseos de conocer personalmente al fervo-
roso Carmelita antes de confiarle el elevado é importantísimo cargo de
dirigir la Archidiócesis de Bagdad, y al efecto N. M. R. Padre General le
ordenó fuese -inmediatamente á Roma. En la audiencia tenida con Su San-
tidad, quedó el Padre Santo prendado de las excelentes cualidades de vir-
tud, sabiduría y prudencia que adornan al R. P. Juan, y no dudó un mo-
mento en investirle de tan alta dignidad, prometiéndose innumerables bie-
nes para la Iglesia de Bagdad.
Su Santidad aprovecho aquella ocasión para elogiar grandemente tanto
«/•» inmensos trabajos realizados por los Misioneros Carmelitas que secundan á
maravilla las abrasadas aspiraciones de la Santa Madre Teresa, por convertir á
los infieres y herejes, como la benéfica influencia que la Orden en general ejerce
en el pueblo cristiano.» E l Padre Santo hizo además mención de algunos in-
dividuos de la Orden, y especialmente de Su Eminencia el Cardenal Gotti
de cuya elección para Prefecto do la Propaganda Fido estaba muy compla-
CRÓNICA CARMELITANA BS3

cido por lo bien que había sido acogida en todas partes, y por los plácemes
y enhorabuenas que 1<5 han dado por tan acertado como oportuno nombra-
miento.
Cuando á los pocos días de celebrada la audiencia participaron al R. P .
J u a n su elección para Arzobispo de Bagdad, dijo el humilde Carmelita:—
«Lejos de esperar esta dignidad, cuando fui llamado á Roma por mis Supe-
riores, pensé que se me llamaba para darme alguna reprensión por des-
aciertos que pudiese haber cometido on los trabajos de mi misión.»
En breve tendrá lugar la consagración del nuevo Arzobispo en nuestra
Iglesia Generalicia de Eoma, actuando de consagrante el Eminentísimo
Cardenal Gotti, y de asistentes un Arzobispo y un Obispo, los tres Carme-
litas.
E L MONTE CARMELO felicita afectuosamente al nuevo Prelado y hace vo-
tos al Señor para que le conceda muchos años prósperos y felices en su
Pontificado.

AUDIENCIA PONTIFICIA á UN MISIONERO ESPAñOL.—El Padre Santo ha reci-


bido en audiencia privada al limo. P . Bernardo de San José, Arzobispo de
Verápoly (India inglesa), Carmelita Descalzo, quien hace más de veinte
años hace vida apostólica en aquellas apartadas regiones, y á su venida á
Europa ocurrió en el tren que le conducía la espantosa catistrofe de que ya
tienen noticia nuestros lectores. La conferencia con Su Santidad fué muy
intima y en ella se trataron asuntos importantísimos relacionados con
las cristiandades del Indostán.

PROFESIONES RELIGIOSAS.—CARTA DE SANTIAGO DE CHILE.—Agosto, 20


de 1902.—Rdo. Padre Director de E L MONTE CARMELO:
Hace poco más do una quincena de días que tuve el gusto de presenciar
una hermosa fiesta de profesión religiosa en la Iglesia de las Carmelitas
Descalzas de San José de esta ciudad, y el domingo 17 de los corrientes
pude presenciar en la misma iglesia otra semejante y no menos conmove-
dora en la Profesión de la hermana novicia Teresa de Jesús, conocida en
nuestra alta sociedad santiaguina con el nombre de Sara Ortuzar y Ova lie.
¿Qué dirá el mundo de estos hechos? Me figuro oírle exclamar: «La lectura
de estas ceremonias se encuentra á cada paso; ya estamos hartos descono-
cerlas on sus detalles, por qué no callar?» !Ah! ¡No es posible callar, porque
cada uno de estos sublimes actos producen nuevas y profundas impresio-
nes! Es el sentimiento de tu propia dorrota lo que te hace hablar así: vés
que después de todas tus maquinaciones, reproches, é invenciones fantásti-
cas y aterradoras, has sido impotente para detener una verdadera vocación
religiosa: ella es una centella divina que baja y corre como gigante su ca-
rrera hasta volver coronada del triunfo á lo más alto de los cielos.
El mundo actual experimenta, que en el sangriento ataque qus presenta
á las Ordenes religiosas, se reproduce fielmente lo que acontecía en la pri-
mitiva Iglesia: que la sangre de los mártires era semilla abundantísima de
nuevos cristianos; hoy, más que nunca, se despiertan e n l a m a s florida j u -
ventud vocaciones entusiastas y ardorosas.
Esto es muy consolador, mi Rdo. Padre, así, podemos lanzar este reto a l
mundo: Prepara tus armas, afila tus cuchillos, que primero se cansarán t u s
lenguas de hablar y tus manos de escribir y torturar, antes que falten víc-
timas en las aras hermosas de la Religión, cuyo noble sacrificio atestigüen
884 EL >MoNTB CARMELO

la verdad de la fé que profesamos y lo sublime de nuestras esperanzas.


Sí, no faltarán las víctimas que den gloria al Altísimo Dios, ni el Sol
divino do la gracia dejará de hacor germinar á millares blancos lirios en el
jardín de la Iglesia santa.
Y.á la Hermana Teresa de Jesús que á los 20 años de su Vida, y no igno-
xando el negro porvenir con que amenaza el mundo á las Ordenes religiosas,
se ha consagrado á Dios con votos solemnes en la austera Ordeín Carmeli-
tana, podemos cantarle con el poeta:
Venturosa eres tú, porque se cierra
La vanidad del mundo ante tus ojos,
Las penas del pecado son abrojos
Que se alzan por doquier en está tierra.
Tu existencia lozana que se encierra
En el claustro bendito y sus cerrojos
Humilla vencedora los antojos
Del mundo y del demonio en fuerte guerra.
, En el claustro buscaste un grato nido
De donde desplegar tu noble vuelo,
Para alzarte á tu Esposo tan querido
Desdeñas las miserias de este suelo;
Que es para tu esperanza reducido,
¡Y es natural que un ángel busque el cielo!

¡Feliz eres Teresa de Jesús; felices son tus padres, el señor don Carlos
Ortuzar y Montt y la señora doña Tránsito Ovalle; felices todos los que han
tomado parte en tu sacrificio!...
¡Dichosas las almas que en stis juveniles años, después de contemplar el
mundo, la cruz y el cielo, desprecian el primero, y abrazan la segunda, sin»
tiendo con esto anticipados goces celestiales, cuya posesión real tienen .de-
recho á esperar con la seguridad que es posiblo teuer en esta tierra!...
Para concluir Rdo. Padre, estas ideas que Je escribo bajo la. impresión
que producen estas ceremonias diré á V. R. que la solemnidad del acto co-
rrespondía á él, y que el Rdo. Padre Ernesto de Jesús, Superior de los Car-
melitas Descalzos, fué el elegido para vestir el Santo Hábito, un año atrás
á Teresa de Jesús, é imponer el Velo santo en el día que dejo indicado, di-
rigiendo el mismo Rdo. Padre su elocuente palabra á la fervorosa, novicia.
UNA OHILES-A.

—En el breve tiempo de diez días han tenido lugar tres profesiones re-
ligiosas en el Convento de Carmelitas Descalzas de Zumaya. (Guipúzcoa).
121 día 11 del próximo pasado Octubre fue la profesión de la Hermana Ma-
ría Josefa del Carmen, habiéndola impuesto el sagrado Velo el Presbítero
señor don Vicente Guinea, y predicando en tan solemne acto una fervorosa
plática el R. P. Máximo de la Inmaculada Concepción, Prior de los Carme-
litas descalzos de Corella. Fueron padrinos el señor don Eugenio Barbior
que fué representado por don Ramón Azpizua, Presbítero, y la señora doña
Brígida Ángulo de Barbier.
Él día 13 tuvo lugar la profesión de la Hermana María Teresa del Niño
Jesús de Praga y hubo en ella la coincidencia de que en la misma Misa so-
lemne de la profesión hizo su primera comunión una hermanita d é l a no;
CRÓNICA CARMELITANA &85

vicia: predicó un elocuente discurso alusivo al acto el señor-Cura Párroco


de Miranda de Arga,
* Finalmente, el día 21 profesó la tercera novicia, Hermana Teresa de Je-
sús, predicando un sermón lleno de unción espiritual el señor Doctor don
Félix Rox, Cura Párroco de Larraga.
i Felicitamos'á las nuevas profesas, á sus distinguidas familias, y á las
muy religiosas y reverendas Comunidades de Carmelitas Descalzas de'San
:
José de Santiago de Chile y de Zumaya. •
TOMA DE HáBITO.—En el Convento de Madres Carmelitas descalzas de -
Salvatierra (Álava), tomó el santo Hábito el día do nuestra Santa Madre.
Teresa de jesús, la señorita Francisca Ortíz de ÍJrbina; asistieroná, tan con-:
mo ve dora ceremonia muchos parientes de la novicia, y una muy numerosa
y distinguida concurrencia; el sermón estuvo á cargo de don Félix Landa,
Párroco de Santa María de Vitoria.
Damos nuestra enhorabuena á la nueva novicia.
FIESTAS DE SANTA TERESA DE J E S ú S EN ALBA DE TORMES^A-pesar do
haber desistido de dar cabida en nuestra Revista á> las muchísimas reseñas
quo hemos recibido,de las solemnidades celebradas en diferentes puntos.en
honor de nuestra Seráfica Madre Santa TERESA DE JESúS, porque sería ne-
cesario emplear para ello muchos números de E L MONTE CARMELO, somoá
muy gustosos en hacer una excepción-publicando la siguiente carta quenos
envíau do Alba de Tormes con la relación de los grandes y extraordinarios'
cultos celebrados en aquella villa que tiene e l altísimo honor, de guardar el
Santo Cuerpo de la insigne Reformadora del Carmelo. Dice.así la carta:
Muy R."P. Director de E L MONTE CARMELO:
' ' Grandiosos y hermosísimos han resultado los solemnes cultos que la Vi-
lia'tle' Alba y los hijos del Carmelo han tributado á su excelsa madre Santa
Teresa de Jesús. ' " ' ' ' "' ' •
El dia 12, festividad de la Virgen del Pilar, al ponerse el sol; la villa de
Alba se regocijaba y abría sus puertas para recibir á los peregrinos de Vi-
llarino, quienes después de caminar veinte ó veinticinco leguas ápie casi
todos y dirigidos por sus respectivos y venerables párrocos, llegaban gozo-
sísimos al rinconcito qué guarda la mejor joya de Castilla, para postrarse á
los'pies de Teresa de. Jesús y cubrirse con su manto cual polluelos que se
eubren con el plumoso ropajo de la gallina madre. ¡Qué hermosísimo espec-
táculo verles entrar en la Basílica entonando la'marcha real, oyéndose én-
t r e l a muchedumbre voces de ancianos, jóvenes y niños cantando todos con
fervor indescriptible «Guerra, guerra,; que muera Luzbel»!... Después de
entrar todosen la Iglesia se expuso 8. D. M. se rezó el rosario y predicó
fervorosamente uno de los sacerdotes peregrinos. A las diez de la ; mañana
del-día siguiente se verificó, á petición de los Villarinos, la salida.de la
Santa de-su dichoso recinto y su solemne entrada en la Basílica para recibir
los cultos de que ha sido objeto durante la novena; inmediatamente sc'éan-
tó una misa solemne predicando en ella otro sacerdote de la peregrinación.
Eor la tarde en,el sermón de despedida estuvo muy conmovedorun sacer-
dote peregrino, terminando todo con la despedida que cantaron los Villa-
rinos ante la imagen y sepulcro de la Santa; la mayoría al despedirse vertían
consoladoras lágrimas y todos salían deltemplo devotos y recogidos ¡qué
conmovedor resultó el acto!
?86 EL MONTE CARMBL6

Día 14, primero de la novena, al anoihecor las jóvenes Teresianas de


esta Villa, después de recorrer las principales calles cantando «1 rosario,
entraron en el templo acompañadas de nuestro amandísimo y Evdmo. Pre-
lado; una vez en la iglesia la capilla de música compuesta de Religiosos
Carmelitas y señores Albenses, cantó admirablemente la hermosísima Salve
á ocho vocea y dos coros, obra postuma del inmortal maestro don Hilarión
Eslava, á continuación empezó la novena predicando el primer sermón el
elocuentísimo orador sagrado doctor don Santiago Pastor, canónigo de la
8. I. C. da Toledo, juzgándose dichoso de predicar ante los restos de la
seráfica doctora, animando y exhortando á todos á que levantáramos nues-
tros corazones y pensamientos al cielo, y ensoguida empezó á exponer la
materia que había de tratar durante todo el novenario.
El día 15, festividad de la gloriosa Santa, apenas la aurora saludó á la Vi-
lla, ya en Alba todo era bulla, entusiasmo y regocijo, el sonido de las cam-
panas, el disparo de cohetes, el toque de diana por las gaitas, tamboriles
dulzainas y banda alegraban al pueblo y las gentes pugnaban por entrar en
el templo para saludar á la insigne reformadora del Carmelo. Desde las pri-
meras horas del día empezaron los señores sacerdotes, que fueron muchísi-
mos, á oelebrar el sacrificio de la Misa en las iglesias de los P I \ y MM. CC.
comulgando un sin número de fieles para contentar y honrar así á la
ínclita Patrona. A las diez celebró la misa solemne nuestro M. R. P. Pro-
vincial, asistiendo el limo. P. Cámara de medio pontifical, por no poder
oficiar de pontifical á causa de su quebrantada salud. El señor Pastor predi-
có un notabilísimo panegírico de la Santa, llamando sobremanera la aten-
ción del público, pudiéndose considerar como uno de los mejores que se han
predicado en su honor. La capilla de música interpretó muy bien la hermo-
sa Misa de Mereadante. Por la tarde después de exponer y rezar el Santo
rosario se verificó la procesión con la preciosa imagen de la Santa y con su
incorrupto y admirable brazo, llevado por sus hijos los Carmelitas descal-
zos, resultando grandiosa tanto por el orden conque se llevó á cabo, como
por la muchísima gente que asistió á ella. Durante el trayecto la banda ds
música, que dirije nuestro amigo é inteligente Profesor señor Rodríguez,
ejecutó bonitas y escojidas piezas; á la procesión asistieron todas las
autoridades locales.
Los días 16, 17, 18, 19,20 y 21 á las diez de la mañana Misa solemne con
exposición, cantándose por los P P . Carmelitas y músicos Albenses preciosas
y escojidas misas, como las del P. Ricardo, C. D. de Hernández, Calahorra,
etc. Por las tardes exposición de S. D. M. El orador sagrado dicho señor
don Santiago Pastor valiéndose todas las noches de las palabras del Apóstol
tExeree autem teipum ad pietatem... pietas autem ad omnia ulitis est, promissio-
nem habens vitae, quaenunc est, et futuraev nos expuso de una manera clara é
inteligible á la par que sublimo y admirable, en lo que consistía la verda-
dera piedad, y aceptando la definición del Gran Obispo de Hipona: 'El ver-
dadero cultg del verdadero Dios, del cual deben sacarse todas las reglas para bien
vivir* foó de principio en principio y de consecuencia en consecuencia pro-
bando que la libertad de cultos no es más que un absurdo, una contradi-
cción, una solemne mentira y sobre todo una injuria á Dios, puesto que con
esa libertad se quiere obligar á Dios á que acepto el culto que más agrada
al hombre sin tener en cuenta para nada la voluntad divina; manifestó y
probó por el consentimiento del género humano la existencia de Dios, y
CRÓNICA CARMELITANA 887

con argumentos irrefragables nos enseñó quién es el Dios verdadero y


cual es el verdadero culto, siendo tan solo aquél que nos manda nuestra
madre la Iglesia, y por consiguiente Dios no acepta otro culto que el que le
ofrece su inmaculada Esposa. Exhortó á todos á que se apartaran sin con-
sideración alguna de todo aquello que directa ó indirectamente favorece
al repugnante liberalismo, que, para nuestra desgracia, tanta cabida va te-
niendo en nuestra pobre patria. ¡Qué comparaciones! ¡qué expresión en el
decir! El señor Pastor, á pesar de su avanzada edad, es uno de los mejores
oradores do España. Terminó la novena con las palabras <Exerce te ad pie-
tatem» exortando al individuo, á la familia y sobre todo a la sociedad á, ser
cada día máa piadosos si queríamos experimentar la utilidad de la piedad
en esta vida y más allá de la tumba: <Pietas auten ad omnia utilis est, promis'
sionem hábent vitae, fuae nunc est, et futurae.t Basta con lo dicho para que
conozcan todos lo oportuno que ha estado el orador al tratar materias tan
candentes.
El día más grande y más hermoso fué sin duda alguna el domingo 19.—
Los RR. P P . Capuchinos de Salamanca, trabajando como acostumbran
siempre que se trata de Santa Teresa de Jesús, lograren reunir más de mil
seiscientos peregrinos de Salamanca, Peñaranda, Maeotera y Salvatierra,
todos Terciarios Franciscanos para que vinieran á postrarse ante los vene-
randos restos de la inmortal Reformadora del Carmelo. Unos trescientos
estaban aquí ya el 18 por la noche, con objeto de confesarse para poder co-
mulgar el dia siguiente L i inañma del 19 resultó encantadora; los Tercia-
rios peregrinos que estaban ya en Alba, salieron acompañados dej la banda
de la villa, á esperar á sas hermanos que llegaban de Salamanca en un tren
especial ¡Hermosísimo el panorama que formaban! Desde el gran puente de
Alba hasta la estación, no obstante la distancia, todo era un bulto negro
donde no ss veía más que cabezas descubiertas y pendones en alto; un silen-
cio devotísimo, interrumpido tan solo por los acordes de la banda estaba
apoderado de la muchedumbre, que esperaba ansiosa la llegada del tren.
Por fin llegó el ferrocarril, saltaron á tierra los P P . Capuchinos directores
de la peregrinación y á una indicación de estos, pisaron el bendito suelo
Albense todos los terciarios y devotos Salmantinos que querían unirse
para rendir un homenaje de adoración a l a incomparable dulcísima Teresa.
Reunidos ya todos, cubrieron sus pechos con el escapulario Franciscano y
á los acordes de la banda que acompañaba desde Salamanca á los peregri-
nos, entonaron un cántico á San Francisco y se pusieron en marcha, entran-
do en la villa una infinidad de fieles, cantando y ensalzando á Francisco
de Asis*y á Toresa de Jesús. Estamos en lo más hermoso; el atrio de la Ba-
sílica y la espaciosa plazuela que media entre los PP. y MM. Carmelitas
completamente llenos de gente, cuando he aquí que un religioso Carmelita
adornado con su hermosa nivea capí, aparece en el balcón de una casa que
hay en dicha plazuela y dando una palmada impone silencio á la inmensa
muchedumbre, logrando sio trabajo alguno que tanta gente quedara inmó-
vil y lo mismo quo si ostnviera en la Iglesia; era nuestr» amadísimo y sim-
pático P. Provincial, Fr. Sebastián de J. M. y José, que quería dirigirles la
palabra. En efecto, N. P . Provincial, con la elocuencia que le es tan natural,
saludó y felicitó á los peregrinos por el acto tan hermoso de religión que
hacían, diciéndoles que ellos eran las falanges del ejército de Jesucristo y
que por. lo mismo debían de estar dispuestos á pelear y á morir por ese Dios
EL- MONTE CARMELO

que Había muerto por nosotios; enseguida con breves razones les preparó
para recibir la sagrada comunión, que con tantas ansias esperaban hacer. Muy
breve fué N. P. pero lo hizo con t a n t a elocuencia, con tanto ardor y #con
tanto entusiasmo, que todo é los que le oímos, confesamos que como esta
vez nunca había pre dicado y que nunca había hecho derramar tantas lágri-
mas como hacía derr amar ahora; terminado BU discurso se oyeron vivas en.
tusiastas á la Orden Carmelitana, á la Santa y á N. P . Provincial, Inmedia-
tamente entraron todos en la Basílica y oyeron la misa de un P. Capuchino
mientras otro P. les predicaba explanando las palabras del M. R. Sebastián j
les enfervorizaba para recibir á Jesús Sacramentado; al fin de la misa varios
sacerdotes en diversos altares dieron la comunión, á pesar de ser más de
las nueve, 4 unos 900 terciarios y devotos de la Santa, durante la comunión
el notabilísimo e-incomparable contralto de Salamanca, que ha pasado casi
toda la novena entre nosotros, cantó preciosísimos motetes alusivos al acto.
A las diez y media empezó la misa solemne, que celebró el dignísimo se-
ñor Párroco de la villa' y la capilla de P^P. Carmelitas, señorees albenses,
en unión con varios seminaristas y con dicho eminente contralto señor La-
rrarte, interpretó á maravilla la grandiosa misa de bajos en mí bemol del
inspirado señor don Hilarión Eslava, El señor'Doctor don Santiago Pas-
tor estuvo en el panegéríco de esto día como en los anteriores tan elocuente
y original qué supera á todo lo que se puede decir, gustando muchísimo á
cuantos tuvieron la satisfacción y el consuelo de oírle.
La, función de la tarde empezó á las tres en punto con exposición, rosa-
rio y sermón á cargo de un P. Capuchino, notabilísimo orador, que expo-
niendo los errores modernos y rebatiendo el liberalismo, animó al numeroso
auditorio á que su conducta f'aera como debe ser la de los discípulos del
Señor, y á que no se avergonzaran de ser católicos delante de los que, para
su desgracia, aborrecen y detestan la enseñanza de la Iglesia fundada sobre
los hombros del humilde Pescador,
Acto .continuo se verificó la imponente y grandiosa procesión en la que
,ib*n los, mil seiscientos peregrinos y muchísima gente de Alba y de los pue-
blos cercanos, todos devotísimos y diohosos por acompañar á Teresa de Jesús-
Durante, 1A. procesión toda la gente iba^ cantando un himno A San Francisco
.de ASíS, acompañándola banda del Hospicio Salmantino;, de vez en cuando
los Carmelitas Descalzos entonábamos enternecidos el ¡O charitatis víctima,
del precioso y bolljsimo cántico que la Iglesia dedica á nuestra dulcísima y
santa madre. ¡Qué armonía, tan sublime formaban los hijos de Francisco y
los hijos del Carmelo! La procesión entró en el convento de las moni as. Isa-
beles, y las religiosas honraron á la Santa con un bonito himno; al llegar, á
la plaza mayor se oyeron vivas á la Iglesia católica, al R. Pontífice, al se-
ñor Obispo de Salamanca, á San Francisco, á Santa Teresa de Jesús y á los
religiosos Capuchinos y Carmelitas, vivas que fueron contestados con .va-
lentía y.entusiasmo por.un inmenso gentío; una pobre mujer, no sabiendo
lo que decir, gritó con energía ¡Viva Dios!, todos contestamos ¡viva! ¡viva
Dios! Al entrar.la imagen en la Basílica, la banda tocó admirablemente la
«March,a Real,» enseguida se despidieron de la Santa los Salmantinos, diri-
giéndoles breves palabras el sabio P. Fr. Antonio Guernica, superior de los
Capuchinos do Salamanca. La gente que-hoy ha habido,en .Alba, ha sido
tanta queche, oido á varios señores ancianos, que ni en el centenario de la
CRóNICA CARMELITANA 889

Santa vino tanta gente; los católicos no podemos menos de exclamar al ver y
oir estas cosas: ¡adhuo est fides in Israel! ¡todavía hay fe en Israel! ¡todavía
en España hay verdaderos católicos! ¡Quiera Dios conservarlos!
Temiendo ser pesado, R. P . termino con el día 22, octava de la Santa; á
las cinco el toqne de diana, las campanas y los cohetes anunciaban la fiesta
del dia y se despedían los devotos teresianos, hasta otro año, si Dios les daba
salud.
Numerosísimas comuniones, como todos los días de la novena, se hicieron
en las parroquias é iglesias de P P . y MM. Carmelitas por numerosos fieles do-
votos de la glosiosa Santa; á las diez, misa solemne con exposición, oficiando
nuestro amadísimo P. Prior Padre Alberto de San José y cantando este día
los mismos músicos que los anteriores, la preciosa misa á cuatro voces del
conocido y delicado compositor señor Gorriti, sobresaliendo notablemente
hoy y toda la novena los señores Larrarte (D. Justo), Borrego, Blazquez,
Arroyo, Larrarte (D. José), Rodríguez (D. Julián y D. Pelayo), Pérez, Ma-
teos, varios seminaristas y algunos religiosos Carmelitas: la dirección de
todo ha estado á cargó del joven organista de los P P . de esta Comunidad;
el panegírico le pronunció el Doctor don Santiago Pastor considerando á la
Santa como Doctora insigne y maestra sapientísima de celeste doctrina;
haciendo parangón entre la autoridad de Santo Tomás y San Agustín y )a
autoridad de Santa Teresa, resultó admirable, ganándose las simpatías de
todos el virtuoso y sabio señor Pastor. Por la tarde después de rezar el rosa-
rio y cantarse la letanía subió al pulpito el elocuentísimo y nunca bien
ponderado P. Estanislao de la Virgen del Carmen, Carmelita Descalzo, y
recopilando todo lo que dicho señor Pastor había predicado sobre el «Exerce
te ad pietatem» del Apóstol San Pablo, hizo un hermosísimo discurso; ter-
minó diciendo que todos los católicos nos debíamos de unir con nuestros
Prelados, y estos á su vez con el Pontífice Romano, para así unidos poder
presentar la batalla á todos los que rehusen militar.bajo el sacrosanto lá-
baro izado en la montaña del sufrimiento, en la cima del Calvario.
Terminado ol sermón so verificó la tradicional procesión que no tiene
más objeto que volver á la bendita Madre á su morada dichosa, para que
así con la tranquilidad que inspiran las paredes del claustro, recuerde ¡feliz
recuerdo! los cultos y homenajes que le hemos tributado durante el nove-
nario, los que tenemos ol orgullo y la dicha incomparable de habitar aquí
cabe su bendito corazón.
Suyo afmo., hermano en Jesucristo,
Fr. Salvador de la Inmaculada Concepción.
Alba de Tormes, fiesta de todos los Santos.
¡SEA BIEN VENIDO!.—Ha regresado á España de su larga expedición á
las repúblicas Sub-Americanas, el M. R. P. Atanasio del Sagrado Corazón
de Jesús, segundo Definidor de los Carmelitas Descalzos de la provincia
de San Joaquín de Navarra, que había ido á aquellas apartadas regiones
con el cargo de Visitador Provincial, en cuyo ejercicio ha dado larga mues-
tra de su táctica prudentísima y de las relevantes dotes de gobierno que
distinguen á tan benemérito Padre.
El R. P . Atanasio vuelve complacidísimo por el estado floreciente de
nuestra Orden en la America del Sur, hace grandes y muy merecidos elo-
gios de la religiosidad y ejemplar observancia de aquellas Comunidades
carmelitanas tanto de religiosos como de religiosas.
8f>0 EL MONTE CARMELO

Que sea bien venido nuestro querido Padre Atanasio, y viva muchos
años para bien y prosperidad de nuestra honorable Provincia de San Joa-
quín de Navarra.
QUE TENGAN BUEN VIAJE.—Con el propósito de hacer una fundación de
nuestra Orden en la República de Bolivia, se embarcarán en este puerto el
día 19 del corriente con rumbo á América, los Reverendos Padres Ludovico
de los SS. Corazones, primer Definidor de los Carmelitas Descalzos de la
Provincia de Aragón y Valencia, Ezequiel de la Virgen del Carmen y el
Hermano Bernardo del Sagrado Corazón de Jesús, religioso también de la
misma Provincia.
Dios les acompaña á nuestros buenos hermanos, y haga que prosperen
tan generosos propósitos para bien de nuestra Religión santa.
BODAS DE OEO.—Nos comunican de nuestro Convento de Marquina
(Vizcaya), que el día 5 del actual cumplió los cincuenta años de vida re-
ligiosa el virtuoso Hermano Donado, José Luis de Jesús María, celebrando
Jas bodas de oro con santo regocijo toda la Comunidad. El Hermano José
Luis que cuenta la edad de 76 años, entre otras muchas virtudes que le dis-
tinguen, goza siempre de una paz y alegría inalterables que eonmnica tam-
bién á cuantos le tratan, y posee, además del castellano, el francés, el vas-
cuence y el latín. Enviárnosle la más cumplida enhorabuena por sus bodas
de oro, y pedimos á Dios que en premio de tan larga vida religiosa, le con-
ceda el celebrar las bodas eternas en la Gloria de los Santos.
NECROLOGíA.—En nuestro Convento de Madres Carmelitas Descalzas de
Marquina (Vizcaya) ha fallecido la ejemplarísima Madre Pascuala d é l a
Santísima Trinidad, expriora y Maestra de Novicias, siendo muy sentida su
muerte no solo en la Comunidad sino en toda la Villa.
A los 38 años de edad, de los cuales pasó 14 en Religión, falleció santa-
mente en el Colegio de Carmelitas Terciarias claustrales de Zaragoza, la
virtuosísima Hermana Sor Jacinta del Patrocinio de Nuestra Señora,
religiosa corista; fué religiosa de mucha virtud y santidad, y se distinguía
particularmente en la Caridad, y en la exacta observancia de las Reglas.
—En Burgos ha fallecido nuestro buen amigo el señor don Daniel Diez
de la Lastra, hermano de las Hermanas María Elisa y María Josefa, Car-
melitas Descalzas en Consuegra.—R. I. P .
4> • • •
C f t O H l C A •

• • • • •
<3&N£^AÍ>
E L QUINCUAGéSIMO ANIVERSARIO DE LA PROCLAMACIóN DEL DOGMA DE LA
PURíSIMA CONCEPCIóN.—En el año de 1904 ¡en el que se cumplirán los cin-
cuenta, desde la proclamación del dogma de la Purísima Concepción, ten-
drán lugar en Eoma solemnes fiestas para celebrar aquel acontecimiento
del Pontificado de Pío I X .
A propósito de dicho aniversario dijo León XIII recientemente á los
peregrinos franceses: Yo espero para esas fiestas el triunfo de la Iglesia, y
desearía quepara asistir á ellas vinieran á Eoma peregrinos de todo el orbe ca-
tólico.
L A LIBERTAD RELIGIOSA BIT ALEMANIA.—El centro católico alemán lia
presentado la siguiente proposición de ley que ha sido votada por el Reichs-
tag prusiano: «Todo subdito del Imperio tiene derecho á disfrutar de la
plena y omnímoda libertad de su fe religiosa; á formar parte de las Comu-
nidades religiosas, y á reunirse con otras para la práctica de ejercicios re-
ligiosos en común, ya sea privada, ya públicamente.» Esto ocurre en la
Alemania protestante; los católicos españoles ¡ay! no somos tan afortu-
nados.
E L DEBATE POLíTICO.—Ha sido esto el gran acontecimiento de la quin-
cena; lo inició el elocuente diputado católico señor Nocedal, quien levan-
tándose sobre las minucias de la política chica á la altura de los principios,
abrió un debate general, verdaderamente grande y amplio, especie de lla-
mada ajuicio de todos los ministros para que ante el Congreso y ante la
nación entera diesen estrechísima cuenta de sus actos, y habiéndolos en-
contrado dignos de reprobación, condenarlos en nombre de España por sus
torpezas, por sus errores y sus desaciertos. Los cargos gravísimos, las acu-
saciones tremendas que con palabra valiente y con elocuencia soberana di-
rigió el diputado integrista á nuestros gobernantes quedaron incontestados,
ó mejor dicho, quedaron agravados con las contestaciones del señor Presi-
dente dol Consejo de Ministros y del señor General Weyler. Maravillosos,
elocuentísimos han sido los discursos pronunciados por el señor Nocedal
y, sin embargo, ésto ha sido lo de menos; lo de más ha sido aquella finísima
intención, aquella ironía sangrienta, aquella lógica vigorosísima conque
hirió de muerte al Gohierno del señor Sagasta y, finalmente, su habilidad
parlamentaria por la que hizo interviniesen los jefes de las minorías, quie-
nes, como el señor Canalejas, el señor Maura y el señor Silvela acabaron
de rematar la obra del señor Nocedal, haciendo una crítica severísima de
los actos del Gobierno.
Este no ha podido resistir al empuje de la discusión, y quebrantado y
deshecho hubo de presentar a l u n a n t e su Majestad la dimisión total del
ministerio.
P02 EL MONTE CARMEL»

Con este incidente, qu"5 ya se veía venir como inevitable desde un prin-
cipio, el debate político ha quedado sin concluir, pues estaba anunciado que
habían de intervenir aun el señor Romero Robledo y el señor Muro,
éste en nombre de la minoría republicana.
En el curso de este debate s» han realizado además dos actos de
gran importancia; la alianza de los señores Maura y Silvela, y la excisión
del señor Canalejas, á quien el señor Sagasta públicamente excomulgó y
arrojó de su partido; de está manera mientras se agrandan y robustecen las
filas conservadoras con los amigos del señor Maura, ha sufrido gravísimo
quebranto la mayoría liberal con la apostasía de los diputados adictos á la
política del señor Canalejas.
Hablase de un acercamiento del señor Romero Robledo hacia los cam-
pos del fusionismo; esto regocija al señor Sagasta, el cual piensa compen-
sarse de este modo de las fuerzas restadas á su partido con la última ex-
cisión.
A la hora en que escribimos estas lineas la crisis parece que tiende á re-
solverse en el sentido de la continuación del señor Sagasta con la coopera-
ción del señor Romero Robledo quien desempeñará una de las carteras.

ÚTILÍSIMO PARA NUESTRAS RELIGIOSAS

Acaba de publicarse una nueva edición muy esmerada déla


Regla p r i m i t i v a y Constituciones d é l a s Religiosas Des-
c a l z a s de la Orden de la gloriosísima Virgen a l a r i a del
^Wonte Carmelo. Tiene al fin un índice muy extenso de las cosas
notables por orden alfabético. Se vende la obra al módico precio de
75 céntimos, ya sea en esta Administración, ó ya en el Convento del
Carmen de Burgos. Para mardarla por el como hay que añadir cin-
co céntimos por el franqueo; y si se desea que vaya en paquete cer-
tificado, 25 céntimos más. Hay también ejemplares encuadernados
al precio de 1'25 pesetas.
UN VALIENTE, UN FANTASMA Y UN ESCAPULARIO.
iiiiiiiiiiiniiiiiiiiiii

IX
Llegó el domingo señalado por lla alegría santa con qne es necesa-
Pranchi y por Perú. Era el día ca- rio mezclar las tristezas de esta vida,
torce de Agosto, y algo de grande llamaron al famoso chistulari de Ar-
parecía que se verificaba en Dima. taun con su correspondiente redo-
Las campanas repicaban desde el blante ó tambor, para que fuera la
amanecer con la misma alegría y fiesta más alegre, más animada y aun
animación que si fnera un Sábado de más santa.
Gloria; las gentes bullían por las ca- El día aparecía también magnífico,
lles y por la plaza, como en un gran- el sol arrojaba sus brillantes rayos
de día de fiesta; los mozos, con sus como madejas de inquieta luz que
fajas encarnadas y boinas azules; las doraba de simpático fuego los altos
mozas, con sus pañuelos rojos y picos de las rocas y las sombrías
blancos y de todos colores, sayas de hondonadas de los valles, despidien-
merino azul celeste y zapatitos de do en todas direcciones raudales do
charol; los VíPJOS, con sus abarca- poesía engendradora de fé, vida, pla-
mantas, grandes y anchos sombre- cer y juventud.
ros, pantalón estrecho, chaleco abior- En esto, mientras los viejos arro-
to de que colgaban botones movibles jaban el humo azul de sus pipas al
de plata, y chaqueta colgada del través de la transparente atmósfera
hombro izquierdo, juntamente con arratiana. dieron las seis de la ma-
las insustituibles pipas y tabaco en ñana en el reloj de la iglesia parro-
rama, estaban preparándose para uno quial. Al mismo tiempo arrojaba al
de esos viajes que se hacen pocas aire RUS brillantes notas el chistulari
veces en vida de Artaun, el tambor hacía escuchar
Allí estaba cada familia preparan- su monótona nota de bajo profundo
do su convoy de viaje, con enormes y.... ¡á Larrea! se dijeron todos á una
tortillas de cuarenta y de cincuenta voz ¡A Larrea chicos y chicas!
huevos, bacalao frito en abundancia, Primeramente fueron á la iglesia,
buenas botas de vino riojano y abun- allí se les unió Fr. Agustín que iba
dante pan que cada uno había cocido de sobrepelliz, con cruz y ciriales, y
la víspera en la fábrica de su casa. el P. Carmelita de la exclaustración
A fin de quo nada faltase á la so- conocido con el nombre de Fraille-
lemnidad del viaje, ni siquiera aque- chiqui que estaba de coadjutor en
894 EL MONTE CARMELO

Dima y que debía predicar aquel día da que Dios ha dado á esos pueblos
en Larrea. para contener sus iras, ¡ay de aquel
La armonía, mutua unión, la cari- que da lugar al desbordamiento del
dad, el amor, la alegría y el buen furor popular.
humor brillaron en aquel viaje ó A los dos meses justamente Apraiz
procesión, lo mismo que los rayos del aparecía en medio de uno de los
sol de aquel día, lo mismo que el claustros del convento bañado en su
recogimiento, la devoción y la com- propia sangre y con la cabeza
postura. destrozada, no á espada ni á sa-
Lo más edificante del acto fué que ble ni á : machete, sino á trancazo
iban en ayunas, como que tenían que vivo. ¿Cómo se realizó el terrorífico
comulgar aquel día después de una drama? ¿Quién fué, ó quiénes fueron
caminata de dos leguas, los autores? ¿Cómo penetraron en el
A las nueve en punto llegó la pro- convento? Todavía después de cin-
cesión á Larrea. Los de Zornoza ya cuenta años este es un misterio que
estaban allí; un cuarto de hora más á nadie se ha revelado á pesar de to-
tarde llegaron los de Turre y los de dos los empeños del gobierno en des-
Lemóna, cubrir los autores. Más aún, á los
" Pero aquí es necesario hacer una pocos días se oían unas voces que
triste parada. En aquel tiempo no nadie las pronunciaba, y sin embargo
había Carmelitas en Larrea; habían de que nadie las pronunciaba, se
sido expulsados por el gobierno, el oían muy claras, y decían muy claro
convento incautado, y los antiguos y repetían aún más claro, que quien
Padres que le habitaron, so encon- quisiera sustituir á Apraiz y tomar
traban dispersos en diferentes pun- su oficio, mirara bien el camino que
tos. éste había llevado, y temiera por si
Pero con el fin de que el convento acaso llegara el momento de que la
tuviera alguien que cuidara de su cabeza le oliera á trancazo.
conservación, el gobierno tuvo la En aquel tiempo fué cuando don
maliciosa ocurrencia de colocar Diego Olaeta reclamó el derecho de
como guarda del edificio á un hom- propiedad de aquel edificio y llevó á
bre infame, digno del gobierno que ocuparle á los Carmelitas que por
regía los destinos de España. Este aquellos pueblos estaban dispersos.
hombre so llamaba Apraiz, bien co- ¿Pero qué pasó con la función de
nocido en el pueblo de Zorzona por la procesión de Dima? Una cosa muy
sus indignas fechorías y su trágica sencilla. Los pueblos se cansaron de
muerte. Lo que este hombre hizo esperar á Apraiz, mandaron traer
aquel día era digno de un lincha- una palanca para derribar la puerta,
miento, si la ley de Linch pudiera y con ella un joven forzudo de Lo-
tener lugar alguna vez. Sin embargo, mona, llamado Antonio Eguidazu,
nada extrañó el hecho, pues ya otras dio tan tremendos golpes contra la
veces había hecho otro tanto. barra de la llave, que en menos de
Ocurriósele, pues, á este hombre cinco minutos las puertas estaban
frustrar todo el esplendor de la so- abiertas de par en par.
lemnidad ¿y para eso qué les parece Pero por más que penetraron en la
á nuestros lectores que le ocurrió? Iglesia, ésta no era bastante capaz
Pues nada; desde la mañana muy para tanta gente. Entonces les ocu-
temprano cerró todas las puertas y rrió una idea, que era, colocar un
ventanas del convento y de la igle- altar en medio de la iglesia muy
sia, se cogió las llaves y se marchó iróximo á la puerta de entrada, ce-
con ellas al monte. En vano se lla- Íebrar allí la misa y que el pueblo la
maba en todas las puertas; Apraiz oyera desde fuera. Así se hizo todo.
no respondía. Se le buscó por todas Lo más admirable fué el sermón
partes; pero Apraiz no aparecía. de Fraillechiqui. Para esto se impro-
Mientras tanto cuatro pueblos esta- visó en la hermosa campa que está
ban esperando á que se abriera la en fronte de la .Iglesia un pulpito
puerta. Mas nunca se juega impune- muy original que consistía en un
mente con los pueblos. Quien abusa carro ordinario, encima del carro
de la paciencia de un pueblo, tarde pusieron dos cestos boca abajo, en-
ó temprano pagará muy caro el abu- cima de los cestos colocaron cuatro
so que ha hecho, y si el castigo tarda tablas y encima de las tablas se su-
algún tiempo, él llegará infalible- bió Fraillechiqui á decir un sermón
mente, pues cuando ,rebosa la medi- que fué una continua conmovedor
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 895
alabanza y patético -elogio de la no había otro hombre más grande
Virgen del Carmen y de su poder; y que Pranchi, ni pueblo mejor que
con su palabra rebosante de tierna Dima, ni bueyes como los suyos, ni
unción tuvo el Fraillechiqui absor- santo como la Virgen del Carmen.
tos a cuatro pueblos durante una Cuando estaban en la mitad de la
hora y al fin de todo preguntó el cuesta que conduce de Zornoza á
orador ¿guardaréis un recuerdo eter- Pagochueta, Perú se adelantó un
no de oste día? seréis siempre agra- poco, se subió á una piedra grande y
decidos á la Virgen del Carmen? sí, les dijo en castellano en voz clara
contestaron los pueblo.—¿Procura- que todos podían oir: Pagochueta lle-
réis con vuestro ejemplo ser hijos gar, aurrecu haser.
dignos de la Virgen del Carmen? sí Pagochueta es una llanura ó ex-
sí.— Pues ella os recompensará y os planada pequeña que se encuentra
conducirá un día al cielo que á todos en la cumbre de la montaña que hay
os deseo.-Así soa, contestaron todos. que atíavesar para ir de Zornoza á
En la misa comulgaron má3 de dos- Dima. En aquella explanada se on-
cientas personas, que, por ser ya las cuentranveintiun hayas gigantescas
once y haber venido dos leguas á pie, que dan una sombra hermosa y agra-
merece ser considerado como un ac- dable, y tiene además la ventaja do
to heroico. que de aquella altura se ven una
Así terminó la misa, se dieron porción de pueblos y caseríos y es el
racias después de la comunión, y último punto de donde se puede ver
f espués á abrir las maletas y bo-
tas y á comer bajo la sombra hermo-
el convento de Larrea.
En este punto era donde Perú
sa de aquellos árboles frondosos. Ca- quería hacer el aurrescu. Por si aca-
da familia formaba un círculo sopa- so no saben nuestros lectores lo que
rado, sirviendo el suelo de mesas, de es el aurrescu, les diremos que es un
sillas y de bancos. baile propio de los bascongados y el
No hay que decir si durante la co- más decente do cuantos se han in-
mida reinó la animación y entusias- ventado sobre la tierra, pero que en
mo santos, como no podía menos de cambio necesita una agilidad y ener-
esperarse de los sentimientos reli- gía muy grandes. Lo ejecuta siem-
giosos que animabaa á aquellos fer- pre uno Solo ó una sola.
vorosos cristianos. Casi no se habló En un acto pues, tan decente no se
de otro asunto que de la» cosas que le podía negar á Perú el gusto de
había dicho Fraillechiqui en su ser- echar unos pocos brincos al aire, an-
món, y de la devoción que procura- tes bien los mismos sacerdotes que
rían tener en adelante á la Virgen les acompañaban tenían gusto en
del Carmen. ello ó mostraron tenerle.
A las tres de la tarde en punto se Llegaron á Pagochueta, y vod á
levantaron de la mesa, es decir, del Teru organizando el mivrescu; tú ve-
suelo, y ejnpezaron k formarse ó á nir aquí, ustet ir alli, rhistu, tocar arri-
prepararse para la vuelta de cada ba, eran las palabras que se le oían á
uno á su pueblo. El chisíulari toca la Peiu, y fueran ó no fueran elocuen-
marcha de San Ignacio, cada joven, tes sus expresiones, ello es que el
es decir cada chico y cada chica, echó aurrescu pe organizó. Por lo menos
al aire un santzo y siguieron su ca- cien hombres formaban la gran cuer-
mino con agilidad asombrosa hasta da, cogido cada uno de la mano do
llegar á Pagochueta. su prójimo, y en uno de los extremos
Perú estaba alegre, algo más ale- de aquella cuerda estaba Perú dande
gre que lo ordinario, el licor riojano rada brinco que si los vecinos no
empezaba á funcionar, y si Pera no tenían cuidado de separarse, podría
había perdido*'nada de su conoci- llegar el caso de dar á cualquiera de
miento, en cambio multiplicaba los ellos en las narices con la punta de
objetos de una manera prodigiosa. las alboreas.
En cada árbol veía dos; si en cada En el otro extremo estaba Pran-
hombre no veía tres, no faltaba más chi, grave, aunque afablp, ocupando
que uno para completar ese número. aquel puesto más por compromiso
Pero sobro todo, el licor riojano le que por gusto. Ambos cumplieron
comunicó una elocuencia asombrosa. con su oficio á satisfacción de todos.
Hablaba más que todos los demás Después con la misma animación se
juntos, casi á todos dejó con dolores bailó la jota, claro está, colocando
de vientre á fuerza de r«ir. Para él entre ellos y ellas una distancia de
896 EL MONTA CARMELO

media legua. Perú bailó con Lusichu va Pranchi! JViva! fué la última
que era la estrella más brillante contestación.
de la reunión, y preferida además Ahora ch'stu marcha San Ignacio
por sor hija de Pranchi, héroe do la tocar, mandó Perú. En efecto el chis-
jornada. tu tocó la marcha de San Ignacio j
Terminado el baile, Perú levantó empezaron á andar.
los brazos como imponiendo silen- Llegaron á Dima sin novedad y
cio á todos y en actitud do querer cada uno se despidió en el pórtico
hablar. Callaron, en efecto, y dijo de la iglesia para ir á su casa.
Perú: Ahora tirar un ¡Viva! al Vri- Aquí dejaremos á Pranchi duran-
¡jen del Carmen, ¡bien, muy bien! te una buena temporada haciendo
exclamaron los concurrentes ¡Vjv» una vida edificante y ya volvere-
el Vrigen del Carmen! ¡Viva! contes- mos á ocuparnos de él cuando lle-
taron todos. ¡Viva Dima! ¡Viva! ¡Vi- gue el día do su santa muerte.

f R. £. DE £, J .

HABILIDAD DE UN ALDEANO
Un aldeano fué á Madrid y á los —Ya lo creo.
pocos días tenía el bolsillo comple- —¿Cuánto apostamos á que nó?
tamente vacío. A las fuertes con- —No tengo dinero; pero si pierdo
tracciones' dol estómago se añadió consiento que me saquen una muela.
un dolor de muelas. Contemplaba —Convenido.
un día el escaparate de una reposte- Púsose á comer, y cuando ya sin-
ría, cuando un gomoso, que conoció tió satisfecha el hambre dijo: Señor,
por los gestos su triste situación, he perdido; que me saquen esta
para tentarle le dijo: muala. Así se hizo; y de este modo
—¿Se atrevería Vd. con cien pas- mató el hambre y el dolor de mue-
teles? las.

DIVERSOS MODOS DE ENLUTARSE


En Siria se lleva el luto azul ce- La hoja seca representa el fin de
leste. la vida, porque las plantas cuando
En Egipto, color de hoja seca ó se marchitan ó mueren, se vuelven
amarillo. amarillentas.
En Etiopia, blanco ó ceniciento. El ceniciento, representa el color
En muchas regiones de la India, de la tierra en que se convierten los
encarnado muy vivo. cadáveres.
En China, azul muy oscuro. El blanco indica la pureza de la
En Europa, América y Japón, etcé- vida del difunto.
tera, negro.
¿Cuál es la causa de esta descon- El azul obscuro indica el color del
formidad en los colores? quinto cielo á donde creen ir los
Cada pais cree tener justas razo- elegidos.
nes en apoyo de su idea y para obrar Por último, el negro manifiesta la
en esa formo. privación de la luz y de la vida.
El luto de color azulceleste de- (COP.)
nota el lugar ó sitio que se desea pa-
ra los muertos.
*^™'^-^j*1-'•'••• •'•' •'"•'•• .•'*"-^*" •"•'• .{.""."•""".'!"7ry^ff7'l?rT^Tt^

ESPAÑA POR MARÍA

cabe á España el alto


¡¡JE
honor de ser la nación
predilecta de María entre
todas las naciones del
mundo. Aquí puso Ella el
trono glorioso de sus amores y
desde ese trono eminente ha presi-
dido como verdadera Reina sobe-
rana los hechos más famosos de
nuestra historia nacional. ¡Historia
prodigiosísima de conquistas y vic-
torias, que viene á ser como un
himno'de triunfo que de todos los
ángulos de la península elevan
Hñolll-rlúm. 59
hasta el trono de María Inmaculada
todas las generaciones en acción
.° de Diciembre de1902 de gracias por sus bondades y sus
•^)T<9 misericordias! ¿Qué corazón espa-
ñol podrá recordar, sin sentirse
arrebatado con noble y santo entu-
. 398 ÍL MONTE CARMELO

siasmo. los nombres venerandos de Zaragoza, Cova-


dongaí ]f la's 'Navas dé Tofosá, del Salado, Sevilla y Va-
lencia, de Granada, Lepanto y Oturaba? Las glorias,
los triunfos y los lauros que estos nombres y otros mil
significan en ^historia de España, son victorias y son
triunfos de María Inmaculada, que por Efe; y sólo por
Ella,;porque España la invocaba en todas sus empre-
sas, fué grande, y extendió sus pendones gloriosos sobre
los mares, y los paseó en triunfo por los continentes, y
los españoles fueron felices y se hicieron famosísimos
en todo el Orbe de la tierra. Ya lo dice la canción po-
pular:
Invocándola España en sus glorias
Dio, feliz, á dos mundos la ley,
Y voló de victoria en victoria,
Y de cada español hizo un rey¿
Pasaron ¡ay! aquellas grandezas, y aquellas glorias
pasaron; Dios sabe por qué, y también lo sabe España;
perú no eran españoles, aunque nacidos en España, los
que llevaron por los caminos del deshonor y del vilipen-
dio á España; no eran españoles, aunque nacidos en
España, los que acumularon derrotas sobre derrotas,
y desgracias s.obre desgracias, en esta patria querida!
los españoles, tos ciudadanos de la nación hidalga pre-
dilecta de María, son los que se sienten aun grandes en
medio del rebajamiento á que han venido las cosas, son
los que viven y alientan con la misma fe y con los mis-
mos entusiasmos que animaron y alentaron á nuestros
antepasados,, son los que rezan y los, que trabajan, los
que aman y los que adoran á María Inmaculada, son,
en fin, los que hoy, como ayer, y como mañana y como
siempre, quieren que viva, y que reine, y que triunfe
Jesús en España y en el mundo entero.
¡Hay fe en España! Y muy arraigada debe de estar
cuando después de más de cien años de esfuerzos titá-
nicos no ha podido la impiedad arrancarla del corazón
de los españoles.
oniunw 3a vwisiund v i
i*
900 EL MONTfi CARMELO

¡Hay fe en España! Y esto me hace confiar en que


no ha de venir sobre España la tremenda maldición que
fulminó contra ella el estadista inglés que al presenciar
los últimos desmembramientos y las últimas catástrofes
de nuestra nación, la relegó al catálogo de las na-
ciones moribundas, augurándola una muerte segura en
un porvenir no lejano. ¡No, mil veces no! No morirá: yo
no comprendo que pueda morir el pueblo predilecto de
María Inmaculada mientras aliente su fe, mientras rin-
da fidelidad y amor inquebrantables á su Patrona y á
su Reina Inmaculada. Hoy está humillado y está des-
preciado, es triste verdad; pero María Inmaculada,
quebrantadura de la cabeza del monstruo de los abis
mos, quebrantará y machacará la cabeza de los mons-
truos que le oprimen, y libre el pueblo español de sus
cadenas, cantará el himno nacional de sus triunfos á
su soberana Reina y libertadora.
Tal es nuestra firme esperanza que la fundamos en
la nunca desmentida protección de María, que en otras
cien crisis más pavorosas que lá presente salvó á su
España, y la fundamos también en la historia que ates-
tigua con letras de oro ésta verdad: por María ha sido
España grande y poderosa en el mundo.
fn, ^MADO.

%
-*5Í¡9~ÉSs~'
¡Mr' i t j t i [ t < t j f c j [ ] l { j j J t 3 l t A J t ) k i f i t ilt áíáí'itf!$f.'títit$tít'ií$i}tt'i(ti¡f ^V Jt i\tf ato ate ^(fr

A MARÍA INMACULADA
IHIIIIIIIIIIIIIIIIIIIII

Qaasi Aurora consurgens, Se eleva como la Aurora


Pulchra ut Luna, Luciendo en claro arrebo],
Electa ut Sol. Hermosa como la luna
{Cant.) Escogida como el Sol.

¿Visteis la bella aurora


de la nueva mañana,
Cuando las nubes del Oriente dcra,
Bañar el horizonte en roja grana
Y ceñida de flores,
Llorando de alegría
Cristalino rocío,
Rasgar entre fulgores
El manto de la noche negro y frío
Anunciando á la tierra un nuevo día?
Más amable y hermosa,
Con frente más airosa,
Inmaculada y pura
Brilló al mundo María,
Y con rara hermosura,
Cual sol de primavera
Que destierra las lluvias del invierno,
Hinchiendo la alta esfera
De resplandor eterno,
Jesús en pos su nueva luz envía.

¿Visteis cuál se adelanta majestuosa,


Cuan centelleante brilla,
Y á través de las sombras silenciosa
Con plateada quilla
Cruza el piélago azul de las estrellas
La luna refulgente?
Con más sublime pompa centelleaba
La Escogida de Dios... ya se acercaba,
Y al descubrir sus luminosas huellas
Desde el eterno Oriente,
Luego aquellas bellezas peregrinas
Devora, Ester, Judit... las heroínas
que el Cielo de la Ley ennoblecieron,
Al paso de María se rindieron.
Deshízose la bruma.
Y una nave de rica pedrería
9Óá ÜL MONTK CAEMfíLO

Rizando blanca espuma


Un tesoro riquísimo traía;
Es la Madre de Dios... Paso á MaríaJ
Los Angeles le cantan
Con harpas celestiales:
"Madre de los mortales,
Bajo tus pies herido
Silba el dragón vencido,
Princesa de Sión,
Bella divina Aurora.
¿Qué perlas no atesora
Su Sacrosanto nombre?
Entre el ángel y el hombre
Tú eres lazo de unión.
Tu Seno á un Dios concibe!
Oh infinita grandeza
Oh abismo de pureza!
Por tí la muerte vive,
Por tí el mortal respira
Y alegre al Cielo mira
Con esperanza y fé: •
Los hombres infelices
Mirando á tu Jesús radiante y bello,
Como el racimo de la vid, pendiente
De tu sagrado cuello,
Oyen que tú les dices
Con maternal cariño:
"Amad mucho á este Niño,
Y como Madre yo os amaré! „
Sí, Madre, que tú eres
La bendita entre todas las mujeres,
Huerto cerrado, do el divino amante
Aromas celestiales difundió,
Faro del navegante
Que tus destellos á lo lejos vio.
—Océano fecundo en cuyos senos
El río de sagradas tradiciones
Sus corrientes magníficas dilata;
Y como el claro Sol en los serenos
Cristales de la mar, tal en sus olas
Tu rostro inmaculado se retrata:
Recorrieron sus místicas orillas
Los Padres de la Iglesia, y á lo lejos
De tus ojos los candidos reflejos
Reverberaron en sus plumas de oro,.
Y en armonioso coro
Con entusiasta anhelo
Cantaron maravillas
Del nombre augusto que te diera el Cielo.
Si tu seno fué el arca sacrosanta
Donde el maná divino se encerró,
La tierra virginal fecunda y santa
Donde el Pimpollo de salud brotó;
Si el anillo nupcial tu mano hermosa,
Cual agraciada Esposa,
A MARÍA INMACULADA 903

De un Dios tres veces santo embelleció;


Si fuiste del mortal cor redentora,
Si los astros fulguran en tu frente
Y tu elevado trono
Entre el Cielo y la tierra se levanta,
Para calmar el arraigado encono
Y desarmar la diestra vengadora
Del Dios Omnipotente
Que los Cedros del Líbano quebranta;
Si tu gran Corazón es el sagrario
De tu Dios infinito y generoso,
Hijo, Padre y Esposo,
Que á manera de místico incensario
Osciló en la tranquila eternidad
Exhalando el perfume más precioso
Al trono de la augusta Trinidad:
¿Habrá quien diga audaz y fementido
Que tu carne fué impura,
Que la baba satánica, asquerosa,
De la más vil y hedionda criatura,
Mancilló de tu ser la ardiente rosa,
De tu alma inmaculada
La célica tersura;
Que ese jardín florido,
Lleno de gracias mil,
Alguna vez llegó á ser la morada
Del infernal reptil?
—Si alguien hay que así crea
Y manche así la honra de mi madre,
Flecha cruel su corazón taladre:
Si babea su boca moribunda
Blasfemia tan inmunda...
Para siempre jamás maldito sea!—
Yo vi, yo vi su frente,
Su tez de color vario,
Yo vi su faz serena
Un día en el Calvario
Cómo al pie de una Cruz, ay! se anubló;
Y aquel jazmín dente,
Blanquísima azucena,
Con la sangre del Hijo se tifió...
Bendita carne que por mí sufrió
Y la sangre de un Dios divinizó!
f R. / . p. p.
-
* ^ T \ í * ^ T N ' * ^ * « ^ » f T * * " " * * 1 N # * ^ J S * * ' T » i ^ * * » ^ T N * « • p * v T ^ i ^ T * w * J * fcM^* ^ p - * f T * V T N » V ' J S * V T J i ^ " f \ * 4 / T \ » » ^ T * < ^ *

^ a 2FJk^r ©na. nsipaMiri'w


lllllllllllillllllllllll

El primitivo estado del hombre iuó de perfección suma y divina-


mente acubada.
Todo en el hombre era paz y armonía y concierto admirable; y á
su alrededor júbilos y encantos y luz purísima que bañaba de ine-
fables resplandores el universo. La gracia hermoseaba el alma; la sa-
biduría saciaba la inteligencia; el amor deleitaba el corazón; las pa-
siones á raya; el cuerpo dotado de inmoralidad: todo el ser humano
inundado por la esencia divina.
Pero por envidia del diablo, la muerte, esto es la destrucción de
todo orden, el rompimiento de toda armonía, entró en el mundo,
y á una perdió el hombre todas sus riquísimas perfecciones. La in-
teligencia perdió de vista la verdad, y quedó condenada á buscarla
á fuerza de vigilias y siempre con riesgo de dar, no con ella, tino
con su adversario el error. El corazón quedó metido en hoguera de
deseos innobles. Las pasiones traspasaron alborotadas su raya, y le-
vantaron bandera contra la razón. La fuerza del cuerpo, su gallar-
día, su hermosura, su vigor, bajaron de punto, y se trocaron en en-
fermedades que levan al hombre a la corrupción y al polvo.
Entre estas ruinas, no obstante, quedó en pie algo divino, recuer-
do de la primera hechura, y es un abismo sin fondo que con nada
se llena sino con lo infinito, es un vacío, es una sed, una hambra in-
hartable del espíritu, el incesante anhelo de la verdad—La verdad
es el pan del espíritu.—Esto ha quedado después del desastre del
del primor pecado: la inclinación invencible de las potencias á sus
objetos: primitivamente la potencia y su objeto estaban de continuo
abrazados y como fundidos en identidad de ser: hoy le tenemos que
buscar, con trabajos y desvelos, sí, pero le buscamos.

¿Qué es la vnrdad? se pregunta el espíritu, como preguntaba á


Jesús el Gobernador de Roma. Y las criaturas á una voz, el día
con sus luces, con sus tinieblas la noche, el mar con sus abismos, los
ÉL PAN DEL ESPÍRITU 905

frondosos bosques, los regocijados valles, el extendido firmamento,


contestan á la pregunta de nuestro espíritu, y dan testimonio de la
verdad.
Porque la creación habla, y habla muy alto y muy elocuente pa-
ra cuantos quieren oir. Mas los qu? no quieren poner sus oídos á
estas voces, los que han dado palabra de casamiento á la duda ¡ah!
esos viven perpetuamente en su vacío espantoso, en pos del cual, ha
dicho un célebre apologista, va la la desolación, la miseria espiri-
tual y moral, y la muerte. (l)Porque la inteligencia, eso por lo que el
hombre, según una frase de Platón, pertenece á la raza divina, ne-
cesita saber, y.si no sabe, si no conoce la verdad, muere, como cuer-
po falto de alimento.

Los espacios donde la verdad tiene su habitación son inmensu-


rables, porque puso Dios las mismas medidas al ahondar infinita-
mente los senos de la inteligencia y al fabricar la infinita grandeza
de la verdad.
Sólo que la luz que ilumina esas regiones es distinta en unas y
en otras, no sólo de distinto grado, de mayor ó menor intensidad,
sino de distinta especie, de diverso claror, cuya naturaleza no basta
la pluma á explicar.
Así que el espíritu, después que en alas de su invención prodi-
giosa ha recorrido la escala de todas las ciencias naturales, la crea-
ción entera en alto y en bajo, cuan larga y cuan ancha es, llega á un
límite en que su ojo no ve, sin que sepa si el no ver es el porque tie-
ne delante tinieblas ó porque le ofusca la demasiada luz; sin que
pueda decir si el no penetrar más allá, es porque más allá nada exis-
te, ó porque le faltan fuerzas para franquear la barrera.

Aquella región es la región del misterio.


Pero entiéndase que por ser misterio no deja de ser verdad, y con
más razón que la verdad conocida, puesto que es su prototipo é ideal
primero.
Ni es esto decir que en el mundo natural, dentro de cuyas barre-
ras se mueve nuestro espíritu, no existan misterios para la razón hu-
maua, que muchos por cierto hay: sólo que son de raza distinta de
los de aquel otro mundo superior y sobrehumano; porque los de la
naturaleza son misterios para la razón por flaqueza y proquedad de
ésta que ha enfermado y se ha debilitado; pero los sobrenaturales

(1) Hettinger, Apolog. del Oist., cap. I.


906 EL MONTB CARMELO

son misterios por la esencia misma de la razón natural que aun con
todas sus fuerzas y luces no llegaría á comprenderlos.
Otra luz necesitan que la q:ie despide de sí la naturaleza. La luz
de la gracia, la luz de la fe, la luz de la revelación divina que es
reflejo de la sabiduría de Dios.
De dos modos se ha revelado Dios al hombre, por medio de las
criaturas y por medio de su Verbo; por medio de la razón natural,
luz que ilumina á todo hombre que viene á este mundo y de la cual
dijo el Salmista: impreso nos has, Señor, en nuestra frente la luz de tu
rostro; y por medio de la fe divina, «participación de nuestro enten-
dimieu en la luz esencial en que se baña la Divinidad, asimilación
inefable con aquella palabra eterna y subsistente conque Dios se ha-
bla y conoce á sí mismo (1)'.»
Conforme á esta doble revelación y doble luz y, por decirlo así,
doble potencia cognoscitiva, se dan des órdenes de verdades, natu-
rales y sobrenaturales. Aquéllas nos parecen más claras; pero no os
que en sí lo sean, porque todo lo sobrenatural, como que recibe de
más cerca la iluminación de Dios, mucho más claro y radiante es que
lo natural, siuo que hiriendo la débil pupila de nuestra mente con
el resplandor de su luz, nos ofusca y nos hace como cerrar los ojos
y quedar en tinieblas, cuando realmente estamos bailados de cla-
ridad.
Las verdades que nos descubre la fe son de tal naturaleza que
pueden saciar toda el ansia de saber que atormenta á la mente hu-
mana, todas las aspiraciones que agitan el humano corazón; en ellas
está la solución de todos los enigmas en que á ratos se nos ofreca
envuelta la vida del hombre sobre la tierra; ellas irradian resplandor
clarísimo sobre nuestro origen, sobre nuestro destino, sobre nuestro
ser, sobre este ser tan contradictorio á veces, tan paradógico, tan
lleno de anomalías.
¡Infelices incrédulos! por no haber aprendido á hablar este len
guaje de la fe, ó, por mejor decir, por no responder á la amorosa in-
vitación de Dios que les invita á esta íntina y secretísima uonversa-
cióu, cruzan por este mundo con mil nubes en el alma, siu que á
BUS ojos llegue un rayo de luz, con mortal hambre que les va consu-
miendo y agotaudo, porque no se acercan á la mesa de la Iglesia á
alimentarse del pan sano y sustancioso de la fe cristiana.
«Alimentémonos de la fe, dice San Anselmo de Oantorbery, y
adquiriremos riquezas intelectuales en proporción de nuestra dili-
gencia » (2)

(1) Miguel Mir, Harmonía entre la ciencia y la fe, cap. V.


(2) D e P i d e T r i n i t . c a p . i l .
«L^ ¿tL^ Js^«u-L^4^4wW»^

SOR TERESA DEL NLNO JESÚS


Ó HISTORIA DE UN ALMA ESCRITA POR ELLA MISMA.

IX

(CONTINUACIóN)

.ALTABA que el SuTor me satisficiese el úl-


t i m o de mis desens acá en la tierra: la entrada
, de Celina en el Carmelo de Lisieux. ¡Ah! cuanto
Fiifríii mi corazón al saber que se veía expuesta á
, mil peligros, que yo estaba muy lejos de conocer.
En cierta ocasión tuvo que asistir en compañía
^ de mi tía y mis primas á una fiesta mundana. Yo
sentí una pena indecible, y no pude menos de
prorrumpir en sollozos acompañados de copiosas
lágrima?; al mismo tiempo que suplicaba al Señor
que no la permitiese bailar. Jesús me concedió esta
gracia. Cuando uno de los jóvenes Ja solicitó para
bailar con él, la buena de Celina, por no desairarle,
ae levantó de su asiento, mas no hizo otra cosa q i e dar xm&r vuelta
por el salón, pero con un ademán tan modesto y religioso, que edi-
ficó á cuantos se hallaban presentes; y el joven, lleno de confusión,
se retiró del baile sin que volviese á aparecer de nuevo en el salón.
Esta-aventura, si así podemos llamarla, al par que me infundió gran
confianza, me hizo ver bien á las claras que Jesús había impreso
sobre la frente de mi querida hermana el sello de la predestinación.
El 29 de Julio de 1894, el Señor llamó á mejor vida á mi que-
rido y santo padre. Los dos años que precedieron á su muerte, como
la parálisis se generalizó, fué trasladado á casa de mi tio, donde se
le rodeó de los más tiernos cuidados, una sola vez pudimos verle en
908 EL MONTB CRAMBLO

el locutorio, durante su dolorosa enfermedad. ]Ab! ¡qué entrevista!


En el momento de separarnos, al decirle nosotras: ¡hasta otra vez! él
levantó los ojos y con el dedo índice nos mostró el cielo.
En efecto, allá voló, como piadosamente creemos, y Celina, ángel
consolador de nuestro buen padre, trató de volar enseguida al palo-
marcito del Carmelo.
Al punto Monseñor dio amplias licencias, y V. R., Madre mía,
sin la menor oposición, abristeis las puertas de nuestro palomarcito
á esa palomita desterrada.
Ahora ya no aspiro á otra cosa que á amar á Jesús hasta la lo-
cura. Sí, ya sólo el amor me enajena. No deseo ni el sufrimiento ni
la muerte, y sin embargo lo amo. No sé pedir ya otra cosa sino que
se cumpla en mí la voluntad de Dios.
La sagrada Escritura y la Imitación de Cristo me ofrecen un
maná escondido, sólido y puro. Pero sobr6 todo, el Evangelio nutre
mi espíritu .mientras la oración. Allí se me descubren nuevas luces,
cosas ocultas y misteriosas. Comprendo y veo por experiencia que el
reino de Dios está dentro de nosotros. (1) Jesús no tiene necesidad de
libros ni de doctores para instruir á las almas; como Doctor de los
doctores que es, enseña sin ruido y sin palabras. Jamás le he oído
una palabra; pero siento que está en mí. A cada instante me guía y
me instruye. Y no es lo más común en las horas de meditación que
el divino Jesús descubra á mi alma verdades que ni por asomo hu-
biera rastreado en los autores místicos, sino más bien durante mis
diarias ocupaciones.
Sin embargo, hay días, que una sola idea, como ésta que se me
ofreció al fin de la meditación de hoy, trascurrida toda ella en pro-
fundas tinieblas, me llena de consuelo. «He aquí el maestro que te
doy, Él te enseñará todo lo que debes de hacer. Quiero que leas en
el libro de la vida donde se contiene la ciencia del amor» (2) ¡La
ciencia del amor! ¡Ah! estas palabras resuenan dulcemente en el in-
terior de mi alma. ¡No aspiro á otra ciencia! Por adquirirla, aunque
he dado todas mis riquezas, como la esposa de los cantares, nada creo
haber dado.
En vista de tantas gracias, ¿no es verdad, Madre mía, que puedo
cantar con el salmista, que el Señor es bueno, que su misericordia es
eterna? Me parece, que si todas las criaturas recibieran los mismos
favores, todo el mundo le amaría con amor fiüal; y ninguna alma
caería en la menor falta voluutaria.
Empero, no se me oculta que no pueden ser iguales todas las
almas, pues en el cielo también hay diferentes moradas; y el Señor
quiere manifestar sus atributos divinos en cada uno de sus escogi-
dos. En mí ha hecho ostentación de su Misericordia infinita, y en
este espejo inefable veo y contemplo los demás atributos, y todos se
me representan radiantes de Amor: la justicia, á mi parecer, es la
que más se distingue en el Amor. ¡Qué dulce consuelo causa el pen-
sar que el Señor es justo, es decir, que tiene en cuenta nuestras de-

(1) Luc. XVII.


(2) N. S. á la Boata Margarita María.
SOR TERESA DEL NIÍÍO JESÚS Ó0§

bilidádes, porque conoce perfectamente la fragilidad humana! ¿Qué


puede, por lo tanto, infundirnos temor? El Dios infinitamente justo
que se dignó perdonar con tanta misericordia las faltas del hijo pró-
digo, ¿dejará de ser justo conmigo que estoy siempre con Él? (1).
En el año 1895 se me dio á comprender, de una manera más pa-
tente, cuánto desea JesÚ8 ser amado de las criaturas. Reflexionando
cierto día respecto de aquellas almas que se ofrecen á la divina jus-
ticia como víctimas expiatorias por los pecados cjenos, no pude me-
nos de admirar este acto heróieo, empero estaba muy lejos mi espí-
ritu de tanta abnegación.
Yo me ofrecía como víctima de su amor misericordioso. Y en vista
de que ías criaturas buscan acá en la tierra otra cosa que á Vos,
¡oh Jesús mío! no obstante haberles dicho mostrándoles vuestro cora-
zón abierto: «He aquí el Corazón que tanto ha amado á los hombres»
yo os digo, mi amable Jesús, que aquí me tenéis á vuestia disposi-
ción como una pequeña hostia que ansia ser consumida por el fuego
de vuestro divino amor.
¡Ah! Madre querida, desde el día que me ofrecí como víctima de
amor á Jesús, este amor me purifica, me renueva y no deja en mi
corazón la menor huella de pecado. No, yo no temo al purgatorio; yo
sé que soy indigna de estar en comp¡?ñía de aquellas almas santas
que están purificándose al mismo tiempo que amando á Jesús; pero
también só que el fuego del amor en esta vida es más santificante
que el del purgatorio, yo sé que Jesús no desea para nosotros sufri-
mientos inútiles, y n¡\ no me inspiraría estos deseos sino estuviese
dispuesto á colmarlos.
r*. ?. ¡3. f •
(Se continuará)

(1) Luc. XVI.


<s»e- -SK«» -aoje- -aseas- -gggg- -sggfr ¡i j»«g- -ssg- -saas- -ssete- -asas- -asía
afcAjkácsltácJcácdtik^iIcji£átácilciltJlc^dtdíslcáfrílf4fífcslPáfáfifcáfsfc4fA^4f

)2@© T28 ©J&2LTf2B

I
Bajo las altas bóvedas del templo,
en la espaciosa nave
de sólidas columnas
y atrevidas ventanas ojivales,
en las que poí los vidrios de colores
entra el sol en fantásticos cambiantes,
allí donde no llega
del mundo miserable
el fragor de la lucha por la vida
que empeñan los mortales,
donde las luces tienen
destellos semejantes
á los que en clara noche de verano
ostentan los celestes luminares,
del órgano sagrado
á los acordes graves
nace rumor confuso
que flota en los espacios un instante,
y entre nubes de incienso
por el templo elevándose
en alas de la fe que nos inflama,
ó á impulsos del dolor que nos abate,
hasta el trono se eleva
de la Madre de Dios y nuestra Madre
ese poema hermoso
que empieza cDios te salve.»
II
Ya es súplica angustiosa del que pide
remedio pronto á sus terribles males,
ya amoroso coloquio
de alma que se complace,
t>IOS *E SALVE 011

ó ruego de un hermano por su hermano,


ó súplica de un hijo por su pad r e,
ó de alma que á otra unida
cruzó por este valle
y en la mansión donde el dolor no impera
juntas anhelan continuar el viaje.
Ya la pronuncie el tembloroso labio
de anciano venerable,
ya nazca en la sonrisa de una virgen,
ó la digan los labios de una madre,
encierra de armonía
tesoro inimitable
ese poema hermoso
qne empieza «Dios te salve.»
Lo mismo entre el ingrato vocerío
que entonan a! progreso las ciudades,
que en la envidiada calma
de rústicos lugares,
igual en los desiertos africanos
ingrata patria del beduino errante,
que de la nueva América
en frondoso y selvático paraje,
ó del Polo, apartado
en medio de los témpanos glaciales,
siempre resulta bello,
siempre resulta grande,
ese poema tierno
que empieza «Dios te salve.»
III
Feliz el que de niño
le aprendió en el regazo de una madre,
y al sufrir las borrascas de la vida
acudió á los altares,
cual ave errante que retorna al nido,
ó naufrago infeliz que á tierra sale,
y dice el más sentido
de todos los cantares,
dulcísimo poema
que empieza «Dios te Salve.»
Sus estrofas escritas por los hombres
sin duda están dictadas por los ángeles,
912 BL MONTE CARMÉIift

y en ellas la armonía
emana por raudales,
y son maná dulcísimo que el alma
paladea con ansias insaciables.
Deja, Virgen María,
que al llegar el instante
en que libre mi espíritu se vea
del barro de su cárcel,
que la última palabra que á mis labios
pueda llevar la voz al apagarse,
sea el cantar más bello
de todos los cantares,
dulcísimo poema
que empieza «Dios te Salve.»
p . ^ARO Y pANO.

LA MADRE'SANTJSIMA DE LA LUZ (MÉJICO)


ENSAYO LITÚRGICO
SOBRE EL OFICIO DE

NUESTRA MADRE SANTA TERESA


TERCER NOCTURNO
PROVECHOS Y SÜEfl ÉXITO DE UR HBpOfiJAR

Primera antífona—Y SL arriba nura del Sarón? El Líbano, en


en el primer, responsorio hemos efecto, por la eterna blancura
admirado el magnífico cuadro de sus cimas y la majestad de
que anticipadamente trazó Nues- sus famosos cedros; el Carmelo
.troSeñor á la Sania de los frutos por sus siempre verdes declives
reservados á sus trabajos, pro- y frescos valles; el Sarón por la
fecía que se realiza aquí, en la maravillosa fecundidad y la
Reforma llevada á feliz término inexhausta riqueza de su suelo,
que aparece á nuestra deslum- publican la belleza incompren-
brada vista en todo el esplendor sible é inmutable del Criadoi* y
de sus fecundos resultados. Dos su inagotable munificencia, así
graciosas imágenes sacadas de como los prodigios de santidad,
los sagrados Libros ponen de de fervor y de austeridad que la
manifiesto, en algún modo, la Reforma presenta á la admira-
gloria y las virtudes del Carme- ción de los siglos, patentizan á
lo reformado Gloria Libanida- su modo, dada la flaqueza de.los
ta est ei, drcor Carmeli et Sa- instrumentos empleados, la om-
rón: ipsi videbunt gloriam Do- nipotencia é infinita bondad del
mi ni et dccorem Dei nostri. Di- Señor.
fícil seria decir nada mejor en Segunda antífona .—En efec-
menos palabras; porque ¿qué to, solo Dios pudo obrar mu-
expresiones más significativas danza tan admirable con medios
que estas comparaciones? ¿No tan desproporcionados, en Or-
canta, y muy con razón, cada den tan antigua como el Car-
página del Libro inspirado la ri- men: a Domino factum est is-
queza y hermosura de los mon- tud.—Haec mutatio dexteroeEx-
tes del Líbano y del Carmelo, celsi. Teresa no fué ni pudo ser
junto con la fertilidad de la lla- más que mero instrumento, dado
914 SL MONTE CARMBL6

que si la Reforma sobrepujó duda: Teresa fué la mujer fuer-


toda esperanza, debido fué á las te por antonomasia: mulierem
cualidades naturales y virtudes fortem quis inveniet? cuyas ra-
sobrenaturales que de Dios ella ras energías y tenaz perseve-
recibió, singularmente á aquella rancia entraron por mucho en
dulce persuasión que fluía de el buen éxito de la Reforma:
sus labios y de que con este fin Dominas prcecinxit me virtute;
la había El dotado, Domine, bien que lo que más contribuyó
prcevenisti eam in benedicta al triunfo fué la rectitud con la
nibus dulcedinis.—Si pues sU cual procedía en sus empresas:
espiritual familia, hoy renovada et posuit immaculalam viam
en la observancia de la Regla y meam. Ni sombra había en ella
transfigurada por el fervor, es de esas pequeñas astucias que
para la santa Reformadora co- tanto desdicen del carácter y
rona de gloria y honor, á Dios hábito religiosos, nada de esa
y sólo á Dios lo debe, Posuisti destreza mundana que tan lejos
in capite ejus coronam de lapide está de agradar al Dios de toda
pretioso. simplicidad y verdad: posuit
Tercera antífona.— Mas no immaculatam viam meam. Este
por eso vayamos á deducir que era, y no otro, el secreto con
nada hiciera nuestra Santa, an- que sobre sí atraía las bendicio-
tes en hecho de verdad hizo mu- nes de lo alto, y lo que daba á
cho, siendo su mérito tanto ma- su obra incremento y estabili-
yor cuanto fué más raro. dad.—Tenemos, pues, en esta
Escogida por instrumento de tercera antífona y en este verso,
los designios de Dios, jamás ol- un excelente resumen del espí-
vidó su calidad de tal, y de aquí ritu que debe animar y dirigir
el mostrarse siempre dócil, sin á los fundadores y superiores de
pretender más que llevar á cabo las casas religiosas: sabiduría
las inspiraciones de la divina procedente de Dios y no de hu-
Sabiduría, y no su propio con- manas miras, intención pura,
tentamiento: os suum aperuit recta ejecución, gobierno justo
sapientice. ¿Y qué practicó con y firme á la vez que suave, y,
este intento? Pues nada me- sobre todo, nada de vías obli-
nos que aventajarse en aquella cuas, dudosas, equívocas, que
virtud tan necesaria á los Refor- son la ruina de la autoridad:
madores y á los Prelados todos: immaculatam -viam meam.
la discreción en el ejercicio de Séptimo responsorio.—Esto
la potestad: utatur tamen dis- es lo que fecundó los trabajos
cretione quce virtutum est mo- de Teresa, lo que realizó el inau-
deratrix. Lejos de imponer la dito prodigio de hacer de una
Regla, hablaba de tal modo de virgen, estéril por naturaleza y
ella que la hacía amar y desear profesión, la madre afortunada
de sus hijas: Et lex clementice de numerosa posteridad: habita-
in lingua ejus. re facit eam Deus sterilem in
Versículo.—En ello no cabe domo, matrem filiorum Icetan-
ENSAYO LITÚRGICO 915
tem, á la que alimenta con el centia populi noslri, guia fecis-
pan sustancial de su palabra, ti viriliter et confortatum est
cibavit eam pane vilo?, et inte cor ttmtn: mereciendo por ende
l lee tus, y abreva en el manan- que Dios confirmara su obra, y
tial de sabiduría que, sin ago- con las divinas bendiciones le
tarse, corre en abundancia de asegurara perpetua duración,
sus inmortales escritos, Et agua Ideo et manus Domini confor-
sapientice salutaris potavit taba te et eris benedicta in ceter-
Mam. num.
Octavo responsorio.— Así que A sus hijos é. hijas toca ahora
con sobrada razón se afirma de mostrarse agradecidos y publi-
la que llevó á cabo tal obra con car por toda la tierra las virtu-
corazón tan magnánimo, ser des y la gloria de tan esclareci-
ella la gloria de Jerusalén, la da y santa Madre, Surrexerunt
alegría de Israel y la honra de filii^tui et beatissimam prosdi-
su pueblo, tu gloria Jerusalem, caverunt: deuda sagrada que
tu leetitia Israel, tu honorifi- se verá satisfecha en las Laudes.
fu, f. DE j . -M.

(Se continuará)
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EL CATOLICISMO EN LAS BELLAS ARTES


iiiiiiiiiiiiiniiiiiiiii

XIX

SCULTURA GRIEGA. Un sabio francés resume


los caracteres esenciales del arte helénico
diciendo: "Necesidad de la claridad, senti-
miento de la proporción, odio á la vago y
abstracto, desdén de lo monstruoso y enor-
me, gusto por los contornos decididos y
'precisos - hé aquí lo que condujo al grie-
go á realizar sus concepciones en una
forma fácilmente perceptible á la imagi-
nación y á los sentidos. „
Este resultado, sin embargo, no se
consiguió desde el primer momento, co-
mo se venía creyendo hasta que los des-
cubrimientos verificados en el Oriente
antiguo en la primera mitad del siglo pasado, echando por tierra
las conocidas leyendas de Cora y de Dédalo que atribuían al arte
griego un origen sobrenatural, ha demostrado que aquél había te-
nido una época primitiva ó de formación que abraza los siglos XX
al V antes de J. C , durante el cual el arte escultórico fué formán-
dose lentamente con la ayuda y enseñanza de los pueblos orienta-
les hasta el momento en que el genio helénico conociendo perfec-
tamente la Técnica, los procedimientos y cuanto podían enseñar-
les fenicios, asirios, egipcios y lido-frigios, se emancipó por com-
pleto de ellos, y, aplicándose A expresar las concepciones humanas
de su teogonia por medio de la imitación inteligente, llegó al más
alto grado de la belleza plástica que ha logrado jamás pueblo al-
guno.
Así, en el periodo pelásgico-heleno, vemos aparecer primero
las esculturas informes é infantiles de Santorírí y de Micenas, con-
ÉL CATOLICISMO Kti LAS fe«LLAS ARTES 91?
— J « 1 . « . :

temporáneas algunas de ellas de los rústicos símbolos que repre-


sentan á Apolo por una piedra y á Castor y Pólux por los troncos
enlazados; vienen después los bárbaros de madera que remedan la
forma humana encerrada en una funda con los ojos cerrados y los
brazos unidos al cuerpo, y por último, acentuándose la influencia
oriental, surgen en el periodo arcaico las escuelas primitivas de
Samos y de Chios, célebres por los [rascadores de piedra tales
como Recus, Teodoro y Telecles.
Lentamente el genio nativo griego, sintiéndose vigoroso,
acentúa su carácter propio, los discípulos de Asia se emancipan,
fundándose las importantes escuelas ática, dórica, y egineta, ilus-
tradas por las personalidades de Antenor, Batycles y Ageladas, de
cuyo arte pueden dar idea los metopas del templo de Selinonte, las
estatuas de la vía sagrada, el Apolo de Tenca y los frontones del
templo de Egina, la estela del guerrero de Maratón y otros mu-
chos restos conservados en Atenas y Esparta.
En este momento histórico se marcan los caracteres distinti-
vos de las escuelas helénicas. Los jonios del Asia, cuna de la poe-
sía épica, crean los tipos homéricos; los del Ática esparcen las
ideas de gracia, buen gusto y perfección, en tanto que la Lacede-
monia simboliza en el tipo fuerte y equilibrado del atleta, la ten-
dencia de sus artistas, dibujantes excelentes y anatomistas sin ri-
val, que en Egina hacen palpitar por vez primera el bronce y el
marmol. Winquelman supuso que los escultores arcaicos eran
idealistas que trabajaban con arreglo á un sistema generalmente
adoptado.
La compenetración de los principios expresados da por resul-
tado la época de esplendor de la escultura griega, subdivrdida en
dos periodos, el sublime y el gracioso, así llamados por ser estas
cualidades las características de los dos maestros más célebres que
brillaron en uno y otro periodo; Fidias y Praxítiles.
Como lazo de unión con la época anterior, aparecen entre
otros, al comenzar el siglo V, Calamis y Mirón, denominados los
precursores de Fidias; uno y otro cultivaron todos los géneros de
la plástica, sobresaliendo en las figuras de los animales. No men-
cionaremos aquí sus obras, pues sería imposible enumerarlas; sólo
haremos constar que en aquéllas, lo mismo que en los metopas de
Tescijón, en los bajos relieves de Eleusis y en otros fragmentos
contemporáneos, se echa de ver el estilo enérgico, la actitud viva
y la sequedad característica de la transición que índica la apari-
ción de Fidias y su brillante escuela.
Pocos nombres han sido más populares que los del autor de Mi-
nerva Poliades y los mármoles del Partenón, en los que la inspira-
ción de Fidias supo fundir todas las cualidades que avaloran las
escuelas griegas en un estilo que es la expresión más completa del
arte griego en el siglo de Pericles.
918 EL MONTE CARMELO

En tanto que en el Ática la escultura se elevaba al grado más


alto que logró alcanzar el arte antiguo, en el Peleponeso tampoco
decaía el arte escultórico en manos de los artistas dóricos: y sin
contar los famosos frontones y metopas del templo de 01impia)
producto de una escuela mixta, las figuras de amazonas y atletas
atribuidas á Policleto indican las cualidades que distinguían al re-
nombrado escultor corifeo de la escuela argo-siciónica tan delica-
da en el detalle como en la anatomía.
Scopas, natural de Paros, inaugura en el siglo IV el periodo
gracioso, elegante y sensual que humaniza los tipos religiosos,
dando lugar á una tendencia nueva en el arte griego, cuyo objeto
és emocionar agradablemente al espectador. A esta idea respon-
den los frisos del mausoleo de Halicarnaso, notables por el mo-
vimiento de los paños, y la Victoria de Samatracia, obra que si
no es de Scopas, procede indudablemente de alguno de sus discí-
pulos. Tras él Praxítiles el ateniense conduce el arte al apogeo de
la gracia en la actitud, la delicadeza en las formas y la coquetería
en la expresión. Sobre cuarenta y seis grupos y estatuas se citan
del artista amante de Friné; casi todos representan, ora á Venus y
Cupido, ora á Apolo y Mercurio, ora á Baco con sus alegres com-
pañeros los faunos y los sátiros.
Algún autor exageradamente puritano moteja de decadente esta
evolución del arte griego, aseveración infundada, en un momento
en que los coroplastos griegos producían las elegantes figuras de
Lócride y de Rodas, en que se esculpían las estatuas de Niobe y
sus hijos, la Venus de Milo y el friso del monumento de Lisiócra-
tes en Atenas.
Con'más motivo pudiera tacharse de artista de la decadencia á
Lisipo de Sicione que alterando el canon de la escuela dórica, fija-
do por Policleto, produjo más de mil quinientas obras de dioses,
héroes, atletas y retratos de personajes célebres. Lisipo y sus dis-
cípulos buscan ante todo la expresión del tipo individual, y su fe-
cundidad es indicio de que ha terminado el ciclo de los grandes
maestros.
Con la dominación macedónica comienza una época llamada de
decadencia, y que en rigor no merece toda ella tal nombre, pues
en el primer periodo se reproducen obras de importancia capital.
Lo que sucede es que el arte se traslada al Asia Menor, sometién-
dose al capricho de las dinastías macedónicas que exigían de los
escultores obras hechas con presteza y acomodadas á su gusto par-
ticular. %
En esta difusión de escuelas, tres sobresalen entre las demás
de la Grecia Asiática. La primera es la de Pérgamo: sus escultu-
ras acentuadas, movidas, fogosas y de marcado sabor realista, pa-
recen obras de arte moderno, observándose estos caracteres en
los fragmentos del altar de Júpiter representando escenas de la Ge-
EL CATOLICISMO ES LAS BELLAS ARTES 919
— — . , , , t . . ' A

gantomaquía, descubiertos en 1878 en Pergamo, y en las estatuas


denominadas el Galo moribundo y el Galo matando á su mujer. La
segunda es la escuela de Rodas caracterizada por el gusto de lo
colosal.
Con las luchas que precedieron á la toma de Corinto y á la re-
dución de laGrecia á provincia romana, el arte declina rápidamen -
té: los artistas emigran á Roma y la historia seflala como artistas
dignos de tal nombre á Apolonio autor de Torso del Vaticano,
Cleomenes de la Venus de Médicis; Glicon y algún otro, cuyo talen-
to, puesto al servicio de los emperadores de Roma, es la llamarada
postrera que anuncia la desaparición del arte helénico.
Elruria. Es indudable que los estruscos, pueblo de la raza tu-
ranio-africana, recibieron del Oriente los gérmenes de su arte im-
portado por los fenicios en los siglos XI y X antes de J. C. Asi lo
prueban los objetos encontrados en diversas regionesde laToscana,
en especial en Vulci y en Palestrina. Más tarde, hacia el siglo VIII,
entraron en relaciones con Grecia de la que imitaron sus obras, pe-
ro sin adquirir la elegancia natural y la finura del gusto heleno. De
esta amalgama de civilizaciones resultó un arte de carácter violen-
to, austero y duro, exagerada musculatura y con cierta severidad
que luego formó la base del arte romano.
La escultura nunca fué floreciente en Etruria; ásus artistas les
faltaron maestros y modelos; la teogonia que podía inspirarles no
tenía la variedad y precisión plásticas de la griega, y hasta carecie-
ron de marmol para materializar las concepciones, porque las cé-
lebres canteras de Carrara no se beneficiaron hasta tiempos pos-
teriores.
Las esculturas primitivas consisten en leones y esfinges para los
sepulcros, estatuas sentadas y bajos relieves funerarios, con tipos
greco-asiáticos que copiaban de los vasos con una técnica infantil.
Superior se muestra la escultura en bronce, pudiéndose citar como
modelos la Loba del Capitolio, la Minerva de Arezzo y el Marte
de Todé; pero debe advertirse que todas estas obras, si no son grie.
gas, revelan la influencia griega.
Donde sobresalieron los artistas etruscos fué en la escultura de
barro con el que ejecutaron obras de importancia, tales como va-
rias estatuas y cuadrigas para el templo de Júpiter Capitolino, eri-
gido en tiempo de los Tarquinos, y los sarcófagos monumentales de
marcado sabor asiático, perceptible no sólo en las figuras de color,
verdaderos retratos que aparecen como recostados en elegante le-
cho, si"o también en los bajos relieves en los cuales abundan los
temas fúnebres y las escenas infernales y sangrientas en qu«e toman
parte horripilantes divinidades.
f X £AMUEL DE J3rA. TERESA.
fJnWt^.

LA FIESTA DE SANTA TERESA EN MALABAR

MUY R. Y AMADO P. DIRECTOR:


Voy á satisfacer los justos y laudables deseos que V. R. tiene de
informar á los piadosos lectores de E L MONTE CARMELO, sobre algu-
nas cosas de estas misiones con ocasión de la fiesta de Nuestra Ma-
dre Santa Teresa de Jesús.
Dos veces contra lo que podíamos esperar, hemos tenidola satis-
acción de celebrar la fiesta de la Santa Doctora; la primera más bien
fué una fiesta de familia; pues habiéndonos juntado en Ernáculam
varios Misioneros, el día propio de la Santa, tuvimos el acuerdo de
dedicar un pequeño obsequio á nuestra querida Madre en una igle-
sia de aquella ciudad.
Pero la Santa que con tantas simpatías cuenta en todas partes,
no podía carecer de ellas entre estos sercillos Indios; y las tiene
abundantísimas desde tiempo inmemoriai en la isla de Verápoly.
Para mayor comodidad de los fieles, ocupados al presente en la íe-
colección del arroz, se traslada la solemnidad al próximo domirgo
inmediato á la fiesta, y allí asistieron los misioneros que no se vieron
impedidos por urgentes ocupaciones.
Verápoly, cuna de estas cristiandades, centro de los misioneros,
y sepulcro feliz de tantos obreros evangélicos, es el lugar más á pro
póíito para levautar á la ínclita Virgen el pedestal más firme de
merecidas alabanzas: ¿quién si no la Santa Madrees la queda esfuer
zo y valor á sus hijos que por estas tierras entre multitud de peli-
gios trabajan? ¿quién como su pluma seráfica ha sabido ponderar-
MISIONES CARMELITANAS 921

nos el infinito valor de un alma criada á imagen del mismo Dios?


¿qué pintor con tan bellos colores supo expresarnos la hermosura
de una alma iluminada COü los esplendores de la gracia? ¿qué pluma
como la suya hizo jamás concebir tan saludable horror al pecado?
¿qué Apóstol lloró jamás con tan sentidas lágrimas la perdición de
tantas ánimas como se pierden en estos infieles países? ¿qué santo
ni sabio desafió con tanta intrepidez á la herejía? ¿qué serafín estuvo
tan enoendido en amor de Dios y qué santo hubo que á los doce
años se pusiese á ser descabezado por Cristo? todas las cuales cosas
juntas y cada una por sí sola son bastantes para poner fuego en el
más helado corazón; así, con muchísima razón es mirada Nuestra
Santa Madre como espejo y modelo del misionero apostólico y na-
die como él puede entonar aquel «Regis superni nuntia»... copia y
traslado fiel de lo que debe ser un obrero evangélico.
Dióse principio á la fiesta con las vísperas solemnes que se can-
taron á la hora de ponerse el sol el sábado, siguiendo la procesión
con la imagen de la Santa. La del alba sería cuando nos despertó el
Domingo el ruido de las campanas y el disparo de los fuegos artificia-
les, pero más que todo el atormentador estruendo de los tambores. A
las diez se celebró la misa mayor con el panegírico de la Reformadora
del Carmelo. Después de la misa hubo otra vez procesión con la Santa.
A estas fiestas asisten representaciones de las cuatro hermandades
que hay en esta iglesia, cuyo uniforme es una capa blanca de tela y
una esclavina del color que á cada, cofradía distingue. Estos cofra-
des con sus ciriales, llenos de campanillas en su parte superior su-
pieron hacer los honores al Señor en la elevación déla Misa y en las
procesiones; de suerte que estos indios con sus pies descalzos, y su
cuerpo no bien vestido y la esclavina de colores verde, encarnado,
morado y blanco, hacen la figura más graciosa y particular que puede
imaginarse.
Son los indios muy amigos de ruido, y sin esto no hay fiesta
para ellos; en las procesiones lucen multitud de luces de bengala y
arrojan infinidad de explosivos que no son de mal gusto. La música
consistió en dos violines, un triángulo-yerrillo y tres grandes tam-
bores, una espeoie de corneta cuya única habilidad consiste en man-
tener siempre la misma intensidad de sonido;- y últimamente una
gaita gallega; pero todo esto junto, más que música, es un verdadero
tormento de los oidos, y tanto cuanto á ellos agrada, nos disgusta y
molesta á los europeos.
Por la tarde de este misino día se hizo la distribución de los pa-
necillos de la Santa, hechos con varias materias; y para ello constru-
yen un templete en el atrio de la iglesia, con adornos de palmas
!)22 EL MONTE CARMELO

arcos y banderillas; allí colocan la imagen que so lleva en la proce-


sión y delante dos grandes canastos con los panes; el R. P. Vicario
Provincial los bendijo y distribuyó, recibiéndolos los indios de ro-
dillas y con señales de muchísima devoción. Terminada la distribu-
ción se vuelve la imagen de la Santa Madre á la iglesia, cantando el
«Regís superni nuntia» con el acompañamiento de la misma banda
de música que las anteriores veces. No faltaron tampoco tiendas á la
sombra del palmeto, donde venden objetos de poca importancia-
Está fiesta es, poco más ó menos, tan, solemne como la del día 15 de
Agosto, de la que ya tienen noticias los amados lectores de nuestra
Revista.
Aquí tiene, amado P. Director, una pequeña idea de esta solem-
nidad; pobre en sí, pero á mí se me figura que á la Santa debe agradar
muchísimo la simplicidad y buena fe de estos cristianos; en esto no
hemos de mirar lo que olio en sí es, sino más bien lo que representa;
¿qué eran estos lugares hace tres siglos, antes de que fueran recorri-
dos y regados con los sudores del primer Apóstol de las Indias, San
Francisco Javier? todo puro tinieblas y paganismo puro. Es cierto que
aun hoy con dolor de nuestras almas vemos que se adora en las pa-
godas al mismo demonio; pero también hay muchas iglesias, muchos
fieles; vemos que la mies evangélica ostenta verdor y que los opera-
rios del Padre de familias trabajan con ansia en el sagrado campo,
y tantas cuantas almas ganan para Jesucristo, tantas restan á Satanási
y esto consuela y recompensa abundantemente todas las molestias y
penalidades que son inseparables á tan sagrado ministerio.
Que la Santa bendita ponga fuego en los corazones de sus hijos,
y los aliente y anime en obra tan elevada y divina, es lo que desea y
pide el menor y último de sus hijos, y de V. R. afectísimo hermano,
—Fr. Ángel de la Virgen, Misionero Apostólico.
Alivaye 22 de Octubre de 1902.

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SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
fllHS S0B1*E I i ñ m ü s i c ñ
El canto eclesiástico ha sido siem- toda aquella que no se ordene á ex-
pre una de las partes más principa- citar en los fieles la devoción y ele-
les de la liturgia sagrada, y des- var al hombre á la consideración de
de el origen del cristianismo fué ad- las grandezas de nuestro Dios. Mu-
mitido en los divinos oficios por cho se ha disputado, sin embargo,
Nuestra Madre la Iglesia, recordan- aun en nuestros días, sobre la apre-
do con sus agradables variaciones ciación del canto litúrgico, ignoran-
los cánticos de los ángeles en el do tal vez, en todo, ó en parte, los
cielo. El canto litúrgico, qne así po- DecreWs que de la Sagrada Congre-
demos llamar al canto llano, tiene gación han emanado, inclinándose
sus bajas y subidas, sus melodías unos á que dobe preferirso la cos-
tristes como el Dies ir e; alegres co- tumbre immemorial do las iglesias;
mo los himnos del tiempo Pascual; mientras que otros, sostienen que
majestuosas como el Lauda Sion, y se deben rechazar por completo las
tiernas como los trenos ó lamenta- costumbres no introducidas legíti-
ciones del Profeta Jeremías. mamente, ordenando que se siga
San Agustín refiere en el libro de en un todo el Misal puramente Ro-
sus confesiones la impresión que hi- mano.
cieron sobre él los cánticos y salmos ¿A cuál de estas dos sentencias
que oyó cantar en la Iglesia de Mi- nos inclinaremos? Los Decretos de
lán, cuando dice:«¡Cuántas lágrimas la Sagrada Congregación son dema-
derramé, Señor, por la fuerte emo- siado claros para poder elegir á nues-
ción que experimentó al asistirá estos tro arbitrio cualquiera de estas dos
himnos y cánticos en vuestra ala- sentencias. Repetí das veces ha decla-
banza!» rado que se destierren de las Igle-
Mas, dejando á un lado estas con- sias todos los cantos tradicionales y
sideraciones, puede preguntarse, variables á capricho de cada uno y
qué canto debe usarse en las igle- que en ninguna parte se hallan es-
sias? Sabido es de todos que la critos, mandando seguir en todo las
Iglesia ha rechazado siempre de sus ediciones aprobadas por la Sagrada
templos la música teatral y profana, Congregación, (i)

(1) I. Non attendere in Missje celebratioñe ad cantum in Missali im-


pressum, sed quandam cantilenam traditionalem cantare nullibi adnotatam
ideoque ad arbitrium variabilem, estne uti usus legitimus retinendus, vel
ut corruptela extirpanda? et quatenus affirmative ad secundam partem,
II. Qualis cantus in Missa adoptandus, Romanus no Gregorianus in
Pontificalibus laudatis et uniformiter in Missalibus Mechlinije; vel Hispa-
nus diversimode in hispanicis Missalibus impressus?
Resp. Ad I. Negativo ad primam partem: affirmative ad secundam.
Ad I I . Romanus-Gregorian-us; et adhibeantur editiones á Sacra Rituum
Congregatione approbatas, vel exemplaria quas authentico testimonio" Ordi-
nariorum cum illis cohterent. S. R. C. 21 april. 1873. De Guadalaxara.
024 EL MONTE CARMELO

Preguntábase, no ha mucho, & la rarent, quamvis Mam, juxla prudentis-


Sagrada Congregación si las entona- simam Sedis Apostólico} agendi ratio-
ciones del Gloria, Credo y las demás nen singulis Ecclesiis non imponeret.
modulaciones que ha de hacer el ce- Colígese, pues de lo dicho que
lebrante en la Misa cantada, como cuando el cauto es juxta Eeclesice
son, el canto de las Oraciones, Pre- Toletan eformam, puede usarse, supri-
facio, Pater noster etc., con sus co- miendo, como queda dicho, las ento-
rrespondientes contestaciones por el naciones de capricho particular. En
coro, obligan, prout jacent in Missali; Francia y aun en algunas iglesias
ó si bien, pueden cambiarse según la de España están en uso las entona-
costumbre de las Iglesias? á lo que ciones juxta pios tonos Dumont, mas,
contestó el 14 de Marzo de 1896 que dicen muy bien las Ephremerides
debían ser como se encuentran en LiturgicEe, illicitum »sse exequi illas
el Misal, eliminando toda costumbre intonationes quamvis in Gallia univer-
contraria, conforme al Decreto ya sali et fere immemoriali consuetudine
citado de 21 de Abril de 1873. (1) observentur.
Ahora bien, quiere decirse con Con todo, convendría la uniformi-
esto que queda abrogado^entre dad en todas las iglesias, á fin de no
otros, el privilegio que el Papa Pío V llamar la atención de los fieles. Gran-
concedió al Eeino de España sobre de es, sin duda, el brillo y majestad
el canto Toledano, recibido desde los que esta uniformidad puede dar á
más remotos tiempos? Creemos que las funciones eclesiásticas; por su
no, sino quo permanece aun en vigor medio, dice un Liturgista, se destie-
esta concesión, como puede verse por rra de ella toda especie de desorden
el Decreto de la Sagrada Congrega- y confusión, y se echan de ver, no
ción de Ritos con fecha 7 de Julio menos la unidad de fe, que la auto-
de 1894, y confirmado por el 8 de ridad de los que las ordenan y dis-
Mayo de 1896, que es como sigue: ponen. ¿Y no es una cosa sobre ma-
Quod autem ad libertatem attinet, qua nera agradable y edificante, el ver
Eeclesice peculiares cantum legitime como en su obsequio rinden humil-
invectum et adhuc adhibitum possint demente su propio juicio hombres,
retiñere, Sacra eadem Congregatio de- por otra parte, muy recomendables
cretum illud iterandum atque inculcan- por su saber y carácter? Ciertamente
dum statuit quo in coetu die 10 april son dignos de todo elogio los que
1883 habito, plurimum hortabatur om- así se conducen, aun tal vez en cosas
nes locorum Ordinarios, aliosque eccle- no definidas ó determinadas por la au-
siastici cantus cultores, ut Editionem toridad suprema, y únicamente en
prcefatam in Sacra Liturgia, ad cantus gracia y en obsequio de la unifor-
tmiformitatem servandam, adoptare cu- midad.

J^R. ANTERO DE JSAN JIOSé.

(1) _ A Sacra Rituum Congregatione postulaverunt plurimi: «Utrum


intonationes Hymni angelici ac Symboli, necnon singulee modnlationes _ a
celebrante in Missa cantata exequenda?, videlicet, Orationum, Prsefationis,
Orationis Dominicas, etc. cum relativis responsionibus ad chorum perti-
nentibus, ex precepto servari debeant prout'jacent in Missali; an mutari
potius valeant juxta consuetudinem quarumdam Ecclesiarum?
E t sacra Rituum Congregatio, audito voto Commissionis Litúrgica; re-
que mature perpensa, censuit rescribendunv.» «Affirmative, ad primam par-
tera; Negativo, ad secundam; et quamcunque contrariam consuetudinem
esse eliminandam j uxta Decretum in una Dé Guadalaxara, 21 april. 1873.»
Atque ita rescripsit ac servari mandavit. Die 14 Martii 1896.
_«*ÜÍH*?.*sL-* «sL* *\L*, *sL» *&* *v|y *X» ^¿*y *Vi-* *g^~ *X* *sl** 'sL'* ,
sL* **L* ^^^f

BIBLIOGRAFÍA

LA VIDA CRISTIANA EN MEDIO DEL cuadros, el músico componiendo


MUNDO Y EN NUESTRO SIGLO, p o r l a una partitura y aun el sacerdote y
Princesa Carolina Iwanowska de el Obispo para dirigir sus ovejas
Sayn Wittgenstein.—Preciosísima todos hubiesen escuchado provecho-
colección de lecturas prácticas, re- samente sus consejos.» Nosotros he-
visadas y publicadas por el célebre mos recorrido las páginas de esta
escritor francés Enrique Lasserre. obra y vemos que no son hiperbóli-
Entre los muchos libros que se han cas estas alabanzas, sino muy justas
publicado sobre las materias de que y merecidas.
trata la obra que anunciamos, no du- Forma un buen tomo en cuarto de
damos en afirmar que esta es una de más de 400 páginas. Precio: en rús-
las más selectas, y para lectura espi- tica 3,50 pesetas, y en tela 4,50. De
ritual la más recomendable de cuan- venta en la casa editorial de Juan
tas se han escrito en estos últimos Gilí, fortes, 223, Barcelona, y en las
tiempos. La Vida con Dios, la Vida librerías católicas.
consigo mismo, y la vida con el próji-
mo, son las tres partes en que está —ESPAñA Y AMéRICA. Con este
dividida la obra y las que con tan epígrafe verá la luz pública el día
rara habilidad y singular maestría 1." del próximo Enero una nueva
explica la piadosa y aristocrática da- Revista quincenal ilustrada que pu-
ma. blicarán los RR. P P . Agustinos de
«En la presente época,—dice La- Madrid (calle del general Porlier, 2.)
sserre—así lo creemos, nadie escu- «En ESPAñA Y AMéRICA—dice el
driñó ni penetró las cosas divinas y prospecto—al lado de artículos de
humanas tan á fondo como ella. Na- controversia, apologia y literatura,
die observó las realidades del cielo ocupará lugar preferente la cada
y de la tierra con tan clara y pro- vez más complicada cuestión social
funda mirada. Nadie vio con tanta en estilo llano, á fin de poder ser
exactitud la solución cristiana y ra- por todos comprendidos Entra
cional de las dificultades que agitan también por mucho en nuestros pro-
á nuestras decadentes sociedades pósitos el ilustrar y auxiliar al Cle-
Nadie comprendió como ella lo que ro, á cuyo fin va encaminada, no só-
hoy en día deben ser en el mundo lo la sección canónica, sino también
contemporáneo los verdaderos pas- la facultad que otorgamos á todos
tores y los verdaderos fieles de J e - los Sacerdotes suscriptores para que
Bucristo.—En la esfera del saber y propongan al Director de la Revista
de la inteligencia nada le era extra- los casos y dudas, morales, canóni-
ño. Conocía el mundo y la Iglesia, cos y litúrgicos, más complicados,
el salón y el claustro, las ciencias y que se les presenten %n el ejercicio
las artes, los deberes y lds derechos, de su ministerio.»
las energías y las flaquezas, el go- ESPASA Y AMéP.ICA saldrá el 1.° y
bierno de las naciones y el indivi- 15 de cada mes, á contar desde Ene-
dual, las costumbres sociales y la ro de 1903, en cuadernos de 64 pá-
intimidad del hogar, los secretos de ginas.
la política y los del confesonario. Precios de suscripción: en España:
La luz que irradiaba de su inteli- cuatro meses, 4'50 pesetas; ocho me-
gencia alcanzaba cuanto la rodeaba. ses, 9 pesetas; un año, 12 pesetas.—
El primer ministro de poderoso im- Fuera de España: un año, 20 pesetas
perio, la joven coronada con el sim- Reciba nuestro afectuoso saludo
bólico azahar, la religiosa on su soli- el nuevo colega, á quien deseamos
taria celda, el pintor al esbozar sus vida próspera y feliz.
CARIA D E CHILE.—SANTIAGO, Octubre de 1902.
Reverendo Padre Director de E L MONTE CARMELO.—Reverendo
P a d r e : Ruego á V. R. se sirva insertar en la Revista que V. tan acertada-
mente dirige, las siguientes líneas sobre una misión que los RR. P P . Car-
melitas Descalzos dieron en el fundo San Luis Buin (Chile) propiedad del
Presbítero don Domingo Matte E. Fueron designados los RR. P P . Pruden-
cio de Santa Teresa y Bartolomé de Santo Domingo. La misión empezó el
12 de Septiembre para terminar el 21 del mismo mes. Los ejercicios de la
Misión se distribuyeron en la forma siguiente:
En la primera misa que era á las seis A. M. se alternaban para predicar
sobre los Mandamientos de Dios y de la Iglesia; al medio día el R. P. Bar-
tolomé hacía la. explicación del Catecismo, ayudándole el P . Prudencio
y las señoras de la familia y el clérigo don Domingo Matte; por la noche
se principiaba con el canto del «Ven a nuestras almas», Rosario, luego un
cántico á Nuestra Santífima Madre del Carmen, después las pláticas doctri-
nales que trataban de las disposiciones necesarias para la Confesión que
las predicaba el R. P. Bartolomé con una claridad y sencillez muy apropia-
das para la gente del campo; después las Saetas, luego el Sermón que lo
predicaba el R. P . Prudencio con la facilidad y la oratoria que le son carac-
terísticas, en seguida el canto dol «Perdón» y por último la disciplina que
estuvo muy concurrida, tal vez como ningún año.
El celo con que trabajaban los RR. P P . es indescriptible: antes de las
cinco de la mañana ya estaban confesando y antes de la misión y duranto
ella confesaban hombres, por ser para ellos las horas más fáciles pues con
las faenas diarias no podrían venir durante el día que los padres dedica-
ban á confesar mujeres.
El númeío de Comuniones no se puede calcular, pero lo que le puedo
decir es que de los tres fundos de los señores Enrique y Domingo Matle, y
de su cuñado don Patricio Barros no dejó de confesarse ni uno solo y de
otros fundos vecinos se confesó muchísima gente.
El último día, Domingo 91 de Septiembre, la torre amaneció engalanada
con las banderas chilena y española. En la segunda misa, el Padre Barto-
lomé cantó un «Ave María» con la maestría que le caracteriza, acompañada
en el piano por la Señora Mercedes Matte de Barros.
En la tarde á las cinco P. M. so efectuó la procesión á la Cruz que ya
en otras misiones se había colocado, á la cual asistió mucha gente, el diá-
MISIONES CARMELITANAS 927
cono y también terciario carmelita don J u a n Francisco Fresno y el semi-
narista don Emilio Cerda. El trayecto estaba hermosamente adornado con
cuatro arcos y banderolas; en el punto donde se alzaba la Cruz hizo uso de la
palabra el F. Bartolomé que en cortas y sencillas frases explicó á la gente el
significado de la Cruz dioiéndoles que tenían en ella un misionero perpetuo,
luego nos exortó á la perseverancia en los buenos propósitos que habíamos
formado, y en la práctica de la vida virtuosa, la cual es la que engrandeoe
á los hombres.
L i s imágenes que so sacaron en la Procesión fueron la del Sagrado
Corazón de Jesús y Nuestra Santísima Madre del Carmen; las andas del Sa-
grado Corazón estaban muy bien arregladas con flores naturales, y las de
Nuestra Santísima Madre del modo siguiente: detrás de la imagen, las ban-
deras chilena y española y delante de ella un trofeo de arenas teniendo á
sus plantas la bandera chilena, y el resto cubierto de flores naturales.
Durante el trayecto de la procesión se cantaron preciosos cánticos; lue-
go que llegamos á la capilla, el Padre Bartolomé entonó una hermosa ple-
garia á la Virgen acompañada en piano por el señor Fresno, después el ser-
món de perseverancia y por último un hermoso cántico de despedida.
Dios quiera que el fruto do los grandes trabajos de los padres Misione-
ros persevere en estos fundos y que, Dios bendiga á los hijos de Nuestra
Santísima Madre para que sigan trabajando con ahinco por la salvación
de las almas do nuestra querida patria.
Damos á los RR. P P . Carmelitas las más espresivas gracias y hacemos
votos á Dios por la prosperidad de la Orden Carmelitana que suministra
tan infatigables misioneros.— Un Terciario Carmelita.
TOMAS DH HáBITO,—En el Convento de Carmelitas descalzas de San José
del Salvador de Be&s de Segura (Jaén) fundado por nuestra Madre Santa
Teresa de Jesús, y nuevamente restaurado por sus hijas del Convento de
su advocación de Madrid, tuvo lugar el dia 10 de Noviombre pasado la con-
movedora ceremonia de la toma de hábito de las distinguidas señoritas
Julia Coronado y Estrada, y Carmen Martín Blanco, que desde Madrid y
Toledo respectivamente, abandonando las comodidades que les proporcio-
naba el mundo en que ocupaban brillante posición, fueron en busc\ de la
mucha observancia y perfección en que resplandece aquella nueva comu-
nidad.
A las diez de la mañana y acompañadas de sus madrinas señoras,de Pi-
na y Ocaña, se presentaron en la linda Capilla de las Madres Carmelitas
las nuevas esposas de Jesucristo, que lucían ricos trajes de desposadas.
Después de hacerles las preguntas que ordena el ritual, se dirigieron pro-
cesionalmente á la puerta Reglar, donde las esperaba la comunidad que con
ellas dos llega ya al número de diecisiete, acompañándolas al Coro cantan-
do el himno «O gloriosa virginum». Luego les dirigió una hermosísima y
elocuente Plática, versando todn ella sobre el cántico espiritual de San
J u a n de Cruz, el señor don Leandro Bago, Cura párroco de la Villa que
tanto ha trabajado y trabaja por aquella Comunidad y la gloria de Santa
Teresa, de quien es entusiasta admirador y devoto. Después de la cual y
las preces acostumbradas, cambiaron sus galas las dos nuevas novicias por
el tosco sayal carmelitano, y sus nombres por los de Julia Teresa de la
Virgen del Pilar, y María Carmen de la Santísima Trinidad.
Mil parabienes á las nuevas hijas de Santa Teresa, y á la respetable
Comunidad que asi ve cubrir sus plazas con tan escogidos sujetos.
928 EL MONTE CARMELO

E L ARZOBISPO DB VBRAPOLY.—Ya tienen noticia nuestros lectores de la


venida á Europa del limo, y Eeverendísimo Mona. Bernardo de Jesús Ar-
zobispo de Verapoly, Carmelita Descalzo; después de haber sido recibido en
Audiencia por el Padrs Santo y de haber visitado algunas poblaciones del
Extranjero ha venido á España, su patria, y se propone visitar los venerandos
Sepulcros de Santa Teresa de Jesús y de San J u a n de la Cruz. Le acompaña
el M. R. P. J u a n José de Jesús, Misionero Apostólico y Superior de los
Carmelitas descalzos de Emákulam (India). Sean bienvenidos tan ilustres
huéspedes.
U N MILAGRO DEL NIñO J E S ú S DB PRAGA.—Ha ocurrido en Vitoria el si-
guiente suceso milagroso: Encontrábase una señora gravísimamente enfer-
ma á consecuencia de una peritonitis, y con un tumor en el vientre; opina-
ban los médicos que era de absoluta necesidad el operarla aunque no con-
fiaban mucho del éxito de la operación.
Una noche en que se agravó extraordinariamente la enfermedad, au-
mentando naturalmente los dolores y la molestia y elevándose la fiebre á
40 grados, la Hermana que la asistía la preguntó si so había encomendado
al niño Jesús de Praga que es tan milagroso; la enferma contestó que no se
le había ocurrido hacerlo, pero que iba á encomendarse á él. Hízolo así, en
efecto, volviendo sus ojos á una Imagen del niño, de Praga que había en la
habitación, pidiéndole le calmase los dolores, y que pudiese dormir siquiera
algunas horas; al poco tiempo se quedó dormida, no despertando durante
toda la noche, y cuando despertó á la mañana siguiente notó con grande
sorpresa, que estaba completamente aliviada "de los dolores, y que la infla-
mación del vientre había desaparecido. Los médicos al reconocerla queda-
ron admirados de la mejoría experimentada en tan brevísimo tiempo y sin
saber á qué atribuirlo. Hoy está ya completamente sana la enferma y agra-
decidísima al milagroso Niño Jesús.
Los milagros, pues, no son una antigualla, también los hay en el si-
glo XX.
CONSAGRACIóN DE ARZOBISPO DE BAGDAD.—Roma 19 de Noviembre de 1902
Muy R. P . Director: El día 16 de Noviembre se verificó en la hermosa
Iglesia de nuestra casa generalicia el acto solemnísimo de la consagración
del recientemente electo Arzobispo de Bagdad, cuya biografía ya conocen
los lectores de E L MONTE CARMELO.
Aunque la consagración de u n Prelado, á decir verdad, no supone un
acontecimiento extraordinario en Roma ni por lo regular llama grande-
mente nuestra atención, sin embargo, la de nuestro ilustre Arzobispo ha
excitado vivamente la curiosidad y movido la admiración de todos por las
circunstancias excepcionales que la acompañaban.
Tres ilustres Principes, hijos todos preclarísimos del Carmelo Reformado
conocidos en el mundo cristiano, así por los altos cargos que ejercen en la
Iglesia de Dios, como por las raras dotes de prudencia y sabiduría que bri-
llan en sus personas, se disponían á conferir la sagrada dignidad del epis-
copado á un misionero insigne, hijo predilecto do la misma Reforma, allí,
en el altar, mismo consagrado al Serafín del Carmelo, cuya imagen parecía
destellar rayos de celestial alegría, complacida en ver á sus más caros hijos
implorar su protección para que hiciera descender sobre el «nuevo Consa-
grado aquellas flamantes lenguas que en otro tiempo enardecieron y abra-
saron el corazón de los Apóstoles.
CRÓNICA CARMELITANA 929

Todo esto, como bien so deja entender, tiene algo de excepcional, algo
singularísimo que honra este din inemorablo y do gloriosa recordación para
todo aquel que sienta algún entusiasmo par las glorias carmelitanas.
A las ocho dol precitado día, dio comienzo al imponente acto Su Emi-
nencia el Cardonal Gotti, Prefecto de la sagrada Congregación de la Pro-
paganda, con los dos consagrantes Mons. Dionisio, Arzobispo de Damasco y
Mons. Alejandro, Obispo de Téramo, asistidos por los maestros de ceremo-
nias Mons. Morzolini y Mons Respighi y por los jóvenes escolares de nues-
tro Colegio Internacional, quienes ejecutaron perfectamente y con gran
exactitud el complicadísimo ceremonial de la Consagración é interpretaron
con inimitable maestría la parte musical de la fiesta.
Representaban la orden del Carmen Descalzo N. M. R. P . General,
los RR. P P . Definidores Generales, N. R. P. Procarador General y los Pro-
vinciales de las provincias de Aviñón, Aquitania y Roma.
Hallábanse presentes también S. E. el Barón d' Erp, ministro de Bélgica,
el Secretario de la Embajada Francesa cerca de la Santa Sede, M. Savelli
Spinola, Secretario de la 8. Congregación de la Propaganda, M. Rolleri
y M. Salvi, los representantes de muchas Ordenes y Congregaciones reli-
giosas, el Rector del Colegio Urbano con algunos alumnos que perteno-
cipntes á la Diócesis de Bagdad están completando sus estudios en Roma,
M. Philibert, canónigo do Autún, y otros muchísimos que honraron con su
presencia al nuevo Arzobispo y en él á la religión Carmelitana.
La ceremonia de la consagración resultó brillantísima Al finalizarse, el
consagrado dio la bendición al pueblo que se despidió profundamente con-
movido.
Así terminó este memorable acontecimiento que quedará grabado inde-
leblemente en la memoria de los que tuvimos la suerte de presenciarlo.
Suyo afectísimo,
El Corresponsal.

Catecismo del Escapulario—Precioso librito, lujosamente editado en


Milán, con instrucciones en forma de preguntas y respuestas sobre las gra-
cias, privilegios, indulgencias y obligaciones del Escapulario del Carmen.
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nómico de su precio.- Véndese en esta Administración á 20 céntimos de
peseta el ejemplar. En los pedidos de ciento en adelante se hace el 20 por
100 de rebaja.

« — A A ^ ^ W ^ J
C ftóNíCA • • • • «

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L03 ESTUDIOS BÍBLTC03.—Su. Santidad el Papa León X I I I ha dado con


fecha 30 de Octubre una Carta Apostólica sobre «la institución de una Co-
misión de estudios bíblicos.» En olla, y después do fundamentar su propó-
sito, dice:
«Por estas causas Nos es grato constituir un Consejo, ó como se dice
una «Comisión» de hombies graves, cuya función consistirá en hacer,
de toda clase de maneras, que los textos divinos encuentren la interpreta-
ción m i s conveniento reclamada por nuestro tiempo, y que queden al
abrigo, no sólo de todo soplo de error, sino también do toda temeridad de
opiniones.
Conviene que la principal residencia de esta Comisión sea en Roma bajo
la mirada dol Soberano Pontífice, á fin de que la ciudad señora y guardiana
de la sabiduría cristiana sea también el centro de donde emanen para todo
el cuerpo de la república cristiana los sanos é incorruptibles preceptos do
una ciencia tan necesaria.»
Ocúpase después en los estudios que debe realizar la Comisión, del ob-
jeto que debe proponerse y de la manera de ejecutarlo, y añade:
«Aspirando, por lo tanto, á asegurar el íntegro mantenimiento de la
verdad cristiana y á promover los estudios relativos á la Sagrada Escritura,
según las reglas arriba establecidas, N03 instituímos por las presentes
letras, en esta ilustre ciudad, un Consejo ó una Comisión especial; Nos que-
remos que ésta se halle compuesta do algunos Cardenales de la Santa Igle-
sia Romana, que serán elegidos on virtud de Nuestra autoridad; Nos tene-
mos adornas intención de unirles, con las funciones y el título de consulto-
res, y para tomar parte en los mismos estudios y en los mismos trabajos,
como es uso de las Sagradas Comisiones romanas, algunos hombres emi-
nentes pertenecientes á diversas naciones y que so recomienden por su
ciencia religiosa, sobre todo en lo que concierne á la Biblia.
La Comisión deberá tener reuniones fijas y publicar escritos que apare-
cerán periódicamente ó según las necesidades; si so le pide un parecer,
responderá á los que la consulten; en una palabra, trabajará por todos los
medios en mantener y hacer progresar estos estudios de que Nos hablamos.
Nos queremos que un informe referente á todas las cuestiones que hayan
sido tratadas on común sea dirigido al Soberano Pontífice por aquel de los
consultores á quien haya confiado el cargo de secretario de Consejo.»
Para que la Comisión pueda cumplir su cometido se le dedica una parte
do la Biblioteca vaticana y se le facilitará una numerosa colección de ma-
nuscritos y libros que tratan de las cuestiones bíblicas.
En los párrafos que quedan copiados de la Carta Apostólica puede de-
cirse que está condensado todo el pensamiento de Su Santidad al instituir
la Comisión de estudios bíblicos.
L A SAIJUD DE S U SANTIDAD.—He aquí como se expresó el celebro Doc-
tor Mazzoni al ser preguntado por un periodista acerca de la salud de Su
Santidad.
«Usted no puede Imaginarse cómo León X I I I soporta el peso de sus
años.
>Siempre que tengo el honor de p resentarme ante él, experimento un
verdadero sentimiento de consuelo.
CRÓNICA GENEkAi 931

«Pregunta por todo; se entera de cuantos asuntos de importancia ocu-


rren en el mundo, dando enseguida su opinión sobre ellos.
»Su vejez, robusta y lozana, causa admiración, y aunque se le vea, aun-
que su mirada viva y penetrante revele el poder asombroso de su imagina-
ción y la lucidez de su inteligencia, no se pueden apreciar, con la misma
perfección que los que tenemos la dicha de tratarle, esas dotes excepciona-
les en edad tan avanzada.»
RBSUMEN POLíTICO.—Dejamos en nuestro número anterior al señor Sa-
gasta en negociaciones con el señor Romero Eobledo, solicitando el con-
cjurso de éste en el futuro Gabinete: aquellas negociaciones fracasaron por
completo por las exigencias exageradas del señor Romero que no so con-
formaba con menos de la cartera de Gobernación ó si no otras dos carteras,
lj!o contando con el concurso del señor Romero Robledo el señor Sagasta
hubo de resolverse á formar un Gabinete homogéneo con los elementos de
su partido;, al efecto se celebró una reunión magna de los primates del
fusionismo en casa del Presidente, y así y todo costó á éste no pocos esfuer-
zos el encontrar quienes aceptasen cargos en el nuevo Ministerio, consi-
guiéndolo por fin, después de haber prometido el señor Sagasta que se re-
vocaría el Real decreto dado en tiempo del señor Silvela relativo á la
cesantía de los ministros. La crisis se solucionó con la provisión de las car-
teras de Hacienda, Gracia y Justicia y Agricultura que respectivamente
han sido adjudicadas á los señores Eguilior, Puigcerver y Salvador (don
Amos), continuando en sus cargos los demás ministros. Grande sor-
presa causó la noticia de tan extraña solución, pues nadie se explicaba la
ftermanenci., de algunos de los ministros después de los grandes fracasos y
os grandes bochornos que pasaron en las últimas sesiones del Congreso
que motivó la crisis. Esto dio pie al señor Romero Robledo para iniciar el
debate político que á la hora en que escribimos ha terminado ya. Las
sesiones del Congreso de estos días serán famosas en los anales del parla-
mentarismo por lo tumultuosas y escandalosísimas; las minorías que han
tomado nna actitud agresiva, y la mayoría que es un modelo de indisciplina
y descortesía, mutuamente se apostrofan con palabras de plazuela, voci-
ferando y agitando los brazos con los puños cerrados. El Gobierno a pesar
de las excitacioues del señor Romero Robledo y de los apremios del señor
Nocedal, se ha encerrado en un absoluto mutismo en lo relativo á la solu-
ción dada á la crisis. También han intervenido los señores Canalejas y Sil-
vela, aquél extremando sus ataques á sus antiguos compañeros, y éste
adoptando una posición de componendas y de amalgamas fiel en esto a la
escuela doctrinaria que tan fatal ha sido para España.
Acerca de los propósitos de este Gobierno nada hay que decir puesto
que no es más que continuación del anterior.
Promete dar mucho juego el decreto de Romanones declarando obliga-
toria la enseñanza del Catecismo en castellano: el señor Nocedal explanará
una interpelación con eBte motivo y los diputados catalanistas interven-
drán en el debate.

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i
El día 24 de Agosto llegó Dinora que bullían por dentro. Inefable ale-
á New Yorck á bordo del vapor fran- gría mostraba la cara, pero inefable
cés Sainie Nazaire que fondeó en amargura en su corazón.
aquella hermosa bahía á las cuatro ¡Cómo ha de ser! este mundo es un
de la tarde. El elegante remoldador continuo carnaval, siempre mostra-
de la casa Schtley estaba preparado mos cara que no es nuestra: y no
para conducir la familia Coppinger puedo ser de otro modo. Nunca ma-
al Sainte Nazaire á recibir á Dinora nifiesta nuestro semblante toda la
y volverla á su. casa con los honores historia de nuestro corazón; el rostro
correspondientes á la interesante jo- es una mentira del alma. ¡Cuántas
ven. veces está el alma luchando con una
Desde luogo se deja comprender deshecha tempestad, de desgracias,
el regocijo de toda aquella gente al de penas, de desolaciones, y casi al
ver á Dinora do regreso después de punto de sucumbir, y sin embargo el
tan largo viaje; y está demás decir semblante anuncia completa calma!
que las muestras de amor, afecto y ¡Cuántas veces tras una cara risueña,
carino de que le dieroa pruebas ine- se devoran amarguras sin cuento!
quívocas, eran tales, cuales pueden Un esposo y una esposa se pasean
mostrar los padres y los parientes en un magnífico coche abierto, allí
cariñosos á una hija ó á una parien- todo es sonrisas, parece que aquella
ta amada. pequeña barca navega feliz empuja-
Dinora les recibió con semblante da por las brisas del amor al través
alegre y complaciente, como en tales de los azulados mares de la vida.
actos sabía mostrar, mucho más en Pero ¡ay! si en aquellas caras se de-
aquel momento que le convenía ma- jaran traslucir los terribles sinsabo-
nifestarse más complacida que nun- res que amargan como ajenjo! aque-
ca; así que Dinora parecía la mujer llas dos vidas, tendríamos mil razo-
más feliz del mundo, por más que nes para exclamar: el hombre es una
muy distintos eran los pensamientos continua mentira, y nada exagerada

(i) Esta novelita que empezamos á publicar es la continuación ó como


una segunda parte de cUn valiente, un fantasma y un escapulario.» Como
este título no corresponde a lo que en la presente hemos de referir, le hemos
cambiado por el de Dinora Coppinger, que será la protagonista do la Novela.
SOLACES Y ENTRETENIMIENTOS 933
nos parecería la célebre frase bí- tristeza, ni encogimiento, ni cobar-
blica. día; muy el contrario, todo en ella
Pero si el hombre es una conti- era afabilidad, alegría y expansión.
nua mentira, la mujer es dos veces —Se divertía con todos y con todas,
mentira; es decir, la cara de ia mu -• y parecía accesible á todos los mo-
jer engaña el doble más que la cara dos de pensar de su familia.
del hombre;la mujer estará devoran- Junto al muelle de Robinson es-
do hiél á torrentes y sobrellevando peraban á la familia Coppinger seis
una existencia amargada por miles elefantes landos que les conduje-
de díBengaños ó desencantos, con ron al hotel de Francis Cuningan,
esperanzasperdidas y dirigiendo sus Franclin Street. Allí pasaron ale-
pasos hacia un porvenir oscuro é in- gremente la noche hablando de di-
cierto; pero en medio de todas esas fcrentes'asuntos. Fácilmente se de-
furiosas olas, la mujer presentará j a comprender que la materia reli-
Tina carA risueña, apacible, simpá- giosa sería objeto principal de las
tica; como si la desgracia no se hu- conversaciones, motivado todo por
biera hecho para ella, y sin embar- el cambio do religión de Dinora.
go casi se puede asegurar que la Dinora no pensaba hablar de aquel
desgracia se ha hecho para sola asunto por entonces, pues no creía
ella. La mujer sufre pero calla, y muy oportuno ponerse á hablar de
sólo en las lágrimas tiene algún con- aquella cuestión demasiado canden-
suelo- Se dice que las mujeres ha- te todavía, y si habló fué obligada
blan mucho, y es verdad, pero las más bien por las circunstancias quo
mujeres también callan mucho, y es por propio gusto.
aun más verdad. En la gran reunión ó fiesta que
Esto pasaba en Dinora en el mo- tuvo lugar en el hotel Cuningan, el
mento de su desembarco. Ella se día n'guiente de la llegada de Dino-
mostraba llena de regocijo y de pla- ra á New-York, se encontraban tres
cer, cuando su corazón derramaba íntimas amigas de Dinora, que
lágrimas amargas. Veía á su nume- aquel mismo día habian llegado de
rosa parentela sumida rn lus tinie- Pensilvania, llamadas Lucrecia, Es-
blas del protestantismo y alejada por ter y Diana, las dos primeras lutera-
completo de la verdad. La tenacidad nas y la tercera presbiteriana.
y firme resolución de permanecer Estas tres jóvenes atacaron á Dino-
siempre luteranos,i dea grabada,como ra como amiga, pero con energía,
en plancha de bronce, en todos lospa- por la parte que á' ella más le
rientes de Dinora, privaba á ésta de dolía; la idea religiosa, su con-
la más remota esperanza de su con- versión al Catolicismo. También se
versión. ¿Haría Dios algún prodigio les adhirieron gran parte de los con-
de su misericordia y convertiría á currentes, y todos ellos y todas ellas
aquellos é quienes tanto apreciaba hicieron á Dinora el objeto de sus
Dinora? Morirían en su ceguedad y finas punzadas y delicadas sátiras.
serían desgraciados para siempre, Pero las punzadas,«unque finas, son
reprobos y objetos de la maldición punzadas, y las sátiras, aunque de-
eterna? licadas, hieren en lo vivo, y las
Pensamientos eran estosque afec- consecuencias que de todas ellas
taban hondamente el corazón de Di- provienen suelen ser terribles.
nora y atormentaban toda su alma, Dinora oía con serenidad, aunque
Bin dejarla reposar un solo momen- con disgusto, todo aquel intermina-
to. De día y de noche pensaba en ble disparatar de sus amigas y pa-
ello y terribles agitaciones conmo- rientes; pero se decía entro sí: ¿mo
vían todas las potencias de su alma. pondré á luchar contra tanto empe-
Durante la navegación ó travesía de dernido protestante? ¿no aera arro-
París á New-York había estado pen- jar un puñado de brillantes en un
sando en la triste situación religio- corral do bestias? ¿tendrán resonan-
sa do BU familia, sueños fatídicos cia mis palabras, crédito mis afirma-
ngriaban sus horas de descanso, y ciones? A pesar do todo no puedo
tras de su semblante ripueño, su monos de defender la religión quo
corazón estaba despedazado por el he abracado, mi silencio se tomaría
dolor. por cobardía, mi prudencia sería in-
Sin embargo la fuerza de volun- terpretada por ignorancia y mi per-
ta 1 de Din"ra era admirable.—No manencia en esta religión por ter-
manifestó la más ligera señal de quedad de mi carácter.
934 BL MONTE CARMELO

En uno de los momentos en que tregados á la ociosidad y vida pía-


Lucrecia, su amiga, le preguntaba, contera.
con sonrisa algún tanto picaresca, He leido con detención la vida
qué le había parecido el Papa de del misionero católico, la he compa-
Roma y los cardenales, y si Grego- rado con la del misionero protestan-
rio XVI era un gran mozo y si las te, y éste comparado con aquél me
monjas católicas eran guapas y otras ha parecido un sibarita comparado
cositas un poco más desenvueltas; con un ángel humano ó un hombre
creyó Dinora que era llegada la ho- angélico. He leído la historia de los
ra de tomar la palabra y defender Papas, y he visto el sello de la infa-
la verdad, pues aquella sátira pican- libilidad trasmitirse desde S. Pedro
te de Lucrecia merecía inmediata hasta el último Papa Gregorio XVI,
corrección. y el atributo de la divinidad graba-
Contestó Dinora con calma y sin do en las fachadas de las iglesias ca-
inmutarse poco ni mucho, al parecer, tólicas y la doctrina sobre la fe y las
por más que su espíritu estaba á costumbres conservarse limpia, ter-
punto de estallar, como en otro sa, inmaculada y brillante, como los
tiempo lo hiciera contra Pranchi rayos del sol. Todo esto he compara-
en sentido contrario. Dijo y afirmó do con la doctrina, la fe y las cos-
con serenidad, pero con profunda tumbres de Lutero, y éste me ha pa-
convicción y energía más que de recido el hombre más sucio, más car-
mujer, que el Romano Pontífice le nal y más corrompido de cuantos ha
había parecido el hombre más gran- habido en el mundo.
de del mundo; su majestad, grande- Las palabras de Dinora fueron es-
za de alma, bondad de corazón, mag- cuchadas si no con veneración, al
nanimidad do espíritu juntamente menos en silencio. Parecía que-al-
con una afabilidad, dulzura y sere- gunos do los concurrentes estaban
nidad imperturbables, le habían cau- convencidos de lo que decía Dinora;
tivado ol corazón é iluminado su es- pero Lucrecia aunque no pudo con-
píritu, de suerte qup al verle tan testar directamente á las razones ó
sólo hubiera podido afirmar que la afirmaciones de Dinora, no dejó de
religión que él practicaba era más lanzir su sátira picante, que era el
verdadera que cualquiera do las arma que manejaba con alguna ha-
sectas protestantes. bilidad— Seguramente que te ha-
— ¡Qué majestuosos me han pare- brás enamorado de Gregorio XVT ó
cido aquellos cardenales vestidos de de algún otro papista, dijo Lucrecia
encarnado, llevando en su frente la á su amiga, en un tono de sorna que
llama del genio, la auréola del saber á Dinora no se le pasó desapercibido.
y la historia de una vida inmacula- Pero Dinora á quien no faltaban
-ía! L i s iglesias monumentales de palabras ni talento para contestar á
Roma, las funciones religiosas de las amigas y aun á los amigos, con-
San f'o Iro, el canto de la Capilla testó serena, que no se habla ena-
Sixtina, me han hecho formar tal morado sino de la verdad, pero que
idea de la religión católica, tal con- como la verdad estaba con loa papis-
cepto de su grandeza, que compara- tas, ellos le caían simpáticos y le pa-
das con ella las sectas protestantes, recían honrados, generosos, virtuo-
éstas me han parecido ridículos re- sos, personas de talento y de con-
modos de una sola religión sellada ciencia, y su religión la única ense-
con el sello de la divinidad. ñada por Jesucristo; al paso que los
Nuestras iglesias ó, mejor dicho, protestantes le parecían cada vez
las iglesias que fueron nuestras y más faltos de sentido común, lo que
qu« ahora son vuestras, me han pa- se veía en su modo de practicar la
recido conventículos ó lugares de religión solamente por rntina, ó
reunión de gente entretenida, pri- cuando más, porque que así les ve-
vada de sentido común. Desde que nía bien, y cambiando de secta ó re-
he admirado la vida - pura del sacer- ligión cuando les venía en gana, con
dote católico, todos nuestros sacer- la facilidad con que se cambia de
dotes ó ministros, desde Lutero sombrero.
hasta el último pastor de_ la úl- —¿Y tú como has cambiado de re-
tima iglesia, me han parecido una ligióu? replicó - Lucrecia con pres-
cuadrilla do hombres corrompidos teza.
que viven á expensas del pueblo, en- —He cambiado de religión,-volvió
SOLACES Y ENTREIBUIMIENTOS 835
á replicar Dinora, porque he visto nes continuas de Dinora, que poco á
Ja verdad clara patente, innegable; poco iba sembrando la semilla del
porque he visto la luz y he pasado catolicismo entre aquellas personas
de las tinieblas á la claridad del sol; á quienes tanto apreciaba. Más tarde
y cuenta que el pasar de las tinieblas veremos los magníficos resultados
á la luz, de la obscuridad de la noche de aquellas conferencias.
á la claridad del día, DO es obrar por Un pensamiento muy importante
capricho, ni por gusto y menos por tenía fijo en su mente la beñorita
veleidad, es cosa que deben hacer Coppinger: su vida religiosa y su
todos los que tengan talento, todos nueva fundación de ( armelitas Des-
los que tengan conciencia, todos los calzas en Bostón su ciudad natal.
que tengan sentido común; y últi- No quería que aquellas voces divi-
mamente he cambiado de religión, nas que resonaban en el fondo de su
continuó Dinora. por razones que alma, perdieran sus ecos en el vacío,
me obligan á mi y nos obligan á to- no queiía mostrarse ingrata al lla-
dos á abrazarla; razones que si oslas mamiento divino, ni hacerse torda á
propusiera, no podríais contestar á las inspiraciones del Espíritu Santo.
una sola, asi como yo pudiera con- La idea que formaba en su mente y
testar á. todas las que vosotros me que acariciabasu corazón, era entrar
pudierais propíner. til un convento, y allí lejos délos
El general Coppinger, padre de ruidos de la vida ofrecer á Dios el
Dinora, estaba haciendo movimien- sacrificio de sus días para alcanzar
tos de afirmación con su cabeza, to- de la Divina Majestad la conversión
do el tiempo que estaba hablando su de su familia. Todo lo que se pasa y
hija; pero aquel general, ó mejor di- se acaba le parecía humo, vanidad,
cho, aquel soldado teólogo que no mentira, fantasmas hermosos forma-
comprendía ni un palote de lo-que dos en el aire con brillantes colores.
decía su hija, no se contentó con solo
movimientos de cabeza, sino salió en En los ratos en que se retiraba á
defensa de Dinora y la defendió enér- la soledad de su aposento, reconcen-
gicamente; por supuesto, con sus ar- traba todas sus fuerzas en un solo
gumentos de cuartel. Diio que cuan- punto, y entonces se le presentaba
do, un cañón no servía para atacar, su porvenir eterno tal como es en si,
era necesario dejarle y tomar otro, terrible, grande y majestuoso. Le-
que cuándo \:n fusil no servía para vantaba sus ojos y sus maní s al cielo
tirar, también había que cambiarle y exclamaba arrasada en lágrimas:
por otro, y si un castillo no servía Dios mío; ¿me veré para siempre des-
para una defensa había quo derri- torrada de ese puerto que mis ojos
barle y hacer otro nuevo. divisan feliz desde este mar amargo
de mi (xistencia pasajera? ¿desdo
Bien conoció Dinora que los argu- este manantial de sinsabores, desde
mentos ó comparaciones que aducía este agitado torbellino me veré tras-
su padre, se parecían á las verdade- ladada á un abismo de dolores y un
ras razones, lo mismo que una cesta penar interminable? ¿seiá posible
de castañas á una cesta de huevos, que mis padres y mis parientes y
pero con todo no dejó de sacar par- mis amigos no vean desde ahora ei
tido de aquellas comparaciones, y abismo sobre que caminan, el preci-
añadió que realmente las sectas pro- picio á donde se dirijen sus patos?
testantes oran como los malos
cañones y los malos fusiles y los ¡Ah! estos impulsos vanos de mi
malos castillos, ó menos aún, porque corazón, estos mis dormidos halagos,
al fin, los cañones y los fusiles y ios mis sueños seductores, este mundo
castillos aunque malos, pueden ser- do fantasía va huyendo do mí con
vir para algo, pero las religiones fal- velocidad espantosa. La imagen pá-
sas para nada, sino es para perjudi- lida y fría de una muerte desvelada
car, y para cegar, para perder, para va rodando trémula y sombría por
conducir á los abismos. mi mente arrebatada á regiones le-
De este modo continuaron las con- janas; y separada por completo de
versaciones durante aquel día y mu- este mundo que pisan mis pies, me
chos días, quedando Dinora triun- encuentro ante Tí, mi Diop, pero con
fante siempre. No dejaban de hacer un corazón vacío y sin quo en mi
sensación en aquellas almas, que frento brille la aureola de la virtud.
eran protestantes más por ignoran- Lloraré, pues, entre cuatro paredes
cia que por malicia, las conversacio- los extravíos do mi pasada vida, sin
936 EL MONTE CARMELO

tener otro testigo que tus ojos que la Priora de las Carmelitas de París
todo lo escudriñan. y puso manos á la obra para llevar
Inmediatamente escribió Dinora á á efecto la fundación do Bostón.
f R. £. DE ¡S„ j .
(Se continuará)

»>0«JBC

EL MILAGRO DE LAS FLECHAS


Un episodio maravilloso encierra bres: Manicales, un extranjero ex-
la historia de;Cristobal Colón en el tratégico de los más hábiles, los
que se patentiza admirablemente la mandaba. Cinco cuerpos de indíge-
Providencia de María Inmaculada. nas ocupaban las diversas salidas de
Habiendo vuelto Colón á la Espa- la llanura y solo dejaban una acce-
ñola, cayó enfermo y vióse durante sible á los españoles, á quienes los
cinco meses reducido á una comple- esploradores llamaban por ironía «n
ta inacción. puñado de maíz. El generalísimo había
Durante este tiempo, catorce de elogido cinco mil arqueros entre los
los principales c a c i q u o s , aprove- mejores, los que debían comprometer
chando la enfermedad del Virrey y la acción y mientras que sus flechas
el estado valetudinario de los espa- llovían de todas partes sobre el grupo
ñoles,debilitado por el clima, forma- de los castellanos, las lanzas, las ha-
ron una liga formidable que tendía chas y las mazTS completarían su
A destruir hasta el último do los con- obra. Perfectamente combinado era
quistadores. Ni el valor ni la auda- esto plan y ningún esfuerzo humano
cia faltaban á los indígenas. podía impedir el éxito!... Poro ía
El príncipe Guanecagari. que era Virgen Inmaculada á cuya Concep-
completamente adicto á Colón, le ción Milagrosa había consagrado Co-
reveló el complot Grande era el pe- lón este lugar, no podía abandonar
ligro. Para evitar el exterminio de en semejante peligro al leal servi-
los suyos diezmados en un primer dor que elevaba sus manos suplican-
combate, necesario era tomar con tes hacia el Cielo: hé ahí que en él
toda prontitud la ofensiva;el Virrey, momento en que los arqueros empe-
aunque sufriendo mucho todavía y zaban á obscurecer el sol con sus
no pudiendo poner en la línea más flechas, levántase tan fuerte viento
que doscientos infantes, apoyados que desviándolas de su dirección,
por veinte caballeros, dirígese no amortigua su fuerza de impulsión y
obstante, con su pequeño ejército aun parecía enviarlas hacia los in-
hacia la magnifica llanura de la Ve- dios. Estos aterrorizados so desban-
ga, dedicada por él á la Inmaculada dan, mientras los españoles los per-
Concepción. s i g u e n gritando milagro y consi-
Después de confiar el mando de guiendo sobro ellos una completa
esta débil tropa á su hermano Bar- victoria
tolomé, sube á una altura desde don- Estehecho sinprecedenteen lahis-
de su mirada abraza el inmenso es- toriá de las guerras, resonó poco en
pacio sobro el que va A librarse el Europa, pero se hizo popular en las
combate (24 de Mavo ele 1495 ) Antillas donde aun es conocido bajo
Allí Colón no podía olvidar su el nombre de milagro de las flechas.
mensaje de paz. De la cima de la Colón, lleno de gratitud, hizo le-
montaña, como un otro Moisés, el vantar allí un altar y celebrar una
enviado de Dios rezaba! .. Los ene- misa de acción de gracias.
migos eran cerca de cien mil hom-
• M y y M M W i ¡ H > . I I » H - ! y > . > j " I ^ T ^ í T f f ^ T * ? ?

AL PORTAL DE BELÉN

AN pasado ya veinte si-


glos, y aun parece que
resuenan en los aires los
armoniosos ecos de los
heraldos angfélicos, anunciadores
del nacimiento del Hijo de Dios.
En aquella memorable y felicísi-
ma noche eran los pastorcitos de
Belén los que obedientes á la in-
vitación de los ángeles, embajado-
res de Dios, rindieron adoración
humilde y devota al Niño Jesús;
Año I l l n f l á m . S9
hoy es la humanidad entera la que
obediente á la invitación de la Igle-
sia Católica, embajadora de Dios,
15 de Diciembre de1902
dobla su rodilla y prosterna su
"G>T<0 frente ante la cuna del Divino In-
i fante. En todos los templos cris-
938 EL MONTE CARMELO

tianos se oye este solemne anuncio y esta solemne ex-


citación: ¡Cristo ha nacido para nuestro remedio: venid,
y adorémosle! ¡Cristo ha nacido! ¡Adoremos, sí, el mis-
terio del anonadamiento del Hijo de Dios. ¡Misterio al-
tísimo! ¡Misterio adorable! "El que es grande, dice San
Agustín, el que es el eterno día de los ángeles, se hace
pequeño en el día de los hombres; el Creador de los as-
tros aparece debajo de los astros; el Creador del Cielo
y de la tierra, está bajo el Cielo, y se presenta en la
tierra; el inefablemente sabio, se hace niño por sabidu-
ría, llena el mundo y yace reclinado en un pesebre; el
que rige y gobierna los astros se amamanta; el que es
tan grande en la forma de Dios, es pequeño en la for-
ma de esclavo.„ (1) ¡Misterio altísimo! ¡Misterio adora-
ble! ¡Nosotros lo creemos, nosotros lo adoramos con
humilde y devoto corazón!
Pero nuestra adoración no es estéril; abrimos tam-
bién las puertas de la inteligencia, no con la presunción
de comprender el Misterio, sino para meditarlo con sen-
cillez y empapar el corazón con provechosas enseñan-
zas. Porque en medio del recogimiento augusto, del si-
lencio profundo y solemnísimo que reina en la milagro •
sa gruta de Belén, Jesús Niño nos habla, nos habla con
sus vagidos, nos habla con sus lágrimas, y sus pala-
bras son palabras de verdad y de amor y tienen la vir-
tud de dar vida gloriosa á los que las escuchan y las
practican. ¿Y qué predica Jesús desde el pesebre con
sus vagidos y sus lágrimas? Predica la humildad, pre-
dica la pobreza, predica la penitencia, el desprecio de
los placeres y de los honores, de las pompas y de las
frivolidades humanas; predica la sencillez, predica la
Cruz, y la negación de la propia voluntad, y la nega-
ción del amor terreno; y al mismo tiempo que nos pre-
dica esta doctrina austerísima, insoportable para el oí-

(1) Serm. XXVI, de Temp.


AL P&RTAL DB BELÉN 939 ^

do camal, vierte en el alma consuelos y dulzuras ine-


fables cuando nos exhorta á que vayamos en pos de las
riquezas imperecederas, de los placeres y de los delei-
tes que no acaban nunca, de la gloria que es incorrup-
tible, de las delicias del amor eterno... ¡Doctrina subli-
me, filosofía altísima, incomprensible y oculta para los
filósofos del siglo, pero clarísima páralos sencillos y
humildes de corazón!

EL NIÑO JESÚS

Cuando Dios se manifestó al mundo hecho niño, y


tan pobre y tan desnudo, el mundo aprendió lo que hasta
entonces había ignorado, que las virtudes que levantan
y ennoblecen al hombre, las que dan firmeza y robus-
tez y vida vigorosa á la sociedad, son el menosprecio
940 EL MONTE CARMELO

de sí mismo, la mortificación de las pasiones bajas', la


abnegación y el sacrificio heroico. Las sociedades, pa-
ganas las desconocieron, y por eso cabalmente vinie-
ron á caer en un -estado tan deplorable de corrupción;
las sociedades cristianas las practicaron, y por eso ca-
balmente alcanzaron tan alta perfectibilidad y tan pre-
clara eflorescencia; las sociedades modernas las olvi-
daron, y por eso cabalmente han venido á parar al es-
tado tristísimo de relajamiento y descomposición que
estamos presenciando. Esta es la verdad de que da tes-
timonio la historia, y es inútil cerrar los oídos para no
oir su voz, y cerrar los ojus para no ver su luz resplan-
deciente. Despliegan las pasiones aviesas banderas de
rebelión contra la ley santa de Cristo, levanta el mun-
do sus cátedras para contradecir las doctrinas de je-
sús: ¿y qué han adelantado? Contra las pasiones rebel-
des alzan banderas de protesta la razón y la justicia,
y las predicaciones del mundo no derrocarán á la eter-
na Verdad que predica eternamente con voz callada y
misteriosa en la gruta de Belén, con voz potente, atro-
nadora, en todos los siglos de la historia.
Al portal de Belén nos invita la Iglesia. ¡Vayamos
allá! Adoremos á Jesús que ha nacido por nosotros, pe-
ro escuchemos también con atento oído sus palabras y
conformemos después á ellas nuestra vida, porque son
bienaventurados los que oyen á Jesús y obi an según
sus palabras.
F R . ^M*DO.
HMIWL. j w a i s , ¿*M^*S. -j^^d*c, j f t t f ^ i . ^fe!^*a. rrT-j*fe¿SB>s. j*¿af^g*a. jftíi^K. -,^^:^aa. .awitf*s.i -¿¡«r^H
HiJWST TBtWSf* TrR¡?W?" TWUST TfW:«i?" Tf^SST ^¿I^WTS?* T Í S W T^JWST TfKTW?^ TRKTO?" TrS5i>c?

EL NACIMIENTO DE JESÚS

I I AS últimas vibraciones de las arpas proféticas de Israel


*Á^ \ resonaban en medio de un pueblo mantenido por la
profecía y el vaticinio, y se oían en medio de mil trasportes
de alegría y torrentes de júbilo inefable resonando por última vez
en todos los contornos de la tierra, cual suspiro de una voz que no
se dejará oir ya más. Eran los acentos de los videntes del pueblo
escogido. Dábase por terminada la época de las profecías á las
que iban á suceder los tiempos de las realidades en toda la pleni-
tud de un sueño simpático reducido á la realidad. Los videntes
coronados David y Salomón cifraron sus glorias y esperanzas
estáticas en este día de simpática memoria, que abrazaba los días
de lo pasado y los días del porvenir, los días de las esperanzas y
los días de la posesión, y saltos de alegría daba su corazón al re-
cordar lo que las generaciones presentas han visto con sus ojos.
Cuarenta siglos hacía que la humauidad estaba sentada en ti-
nieblas y sombras de muerte, cuando el Hijo de la Profecía se dig-
nó visitar á los tristes habitantes de este valle de lágrimas y esta-
blecer como prodigio de los siglos la alianza del Verbo con
el hombre, el que daba por resultado un Hombre-Dios. El Ver-
bo se hizo carne, para que el hombre que consta de huesos y
carne se hiciese Dios. Dios tomó la forma humana, y el hombre se
elevó en Jesús hasta Dios; por lo que, sin incurrir en la nota de in-
famia ó de blasfemos, decimos que el Dios inmortal murió, y el
hombre mortal fué deificado, pues Dios y el hombre forman en Je-
sús una sola personalidad, como el alma y el cuerpo forman en nos-
otros un solo ser. ¡Arcano adorable, ante cuya excelsitud humillo
mi mente en justa gratitud al Dios que por mí se humilla hasta el
polvo!
¿Cómo se efectuó la maravilla? ¡Oh! si cupiere eii t_. ^ . ^ „ J
recinto de la mente humana, nada tendría de extraordinario. La
inmensidad no cabe en nuestro augusto cerebro, como el Océano
no cabe ni puede ser contenido en un vaso. Cúmplenos adorar en
silencio el profundo arcano. No luche contra la Verdad infinita
nuestro orgullo inclinado á rechazar lo incomprensible, sin consi-
942 KL MONTE CARMEL*

derar que de no someternos á lo incomprensible; yaceríamos en los


confines de la animalidad, siendo imposible todo progreso intelec-
tual, dado que lo incomprensible nos rodea en lo espiritual y en lo
material, en los espacios del firmamento y en las profundidades de
los abismos.
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io^óónaj^^í pittu.^
Tambor, sonajas y pitos que Santa Teresa solía tocar en las fiestas de Navidad
para alegrar á sus Hermanas de Avila,
Cuando el sol de la fé arroja desde su fulgurante trono de fuego
un rayo de luz sobre nuestra mente y disipa con sus irradiaciones
nuestras tinieblas, entonces nada se nos hace incomprensible; ó sea
que lo comprendamos, ó sea que lo creamos, estamos convencidos
de ello, y ni siquiera nos ocurre ponerlo en duda. Las interioridades
de nuestra alma quedan inundadas de luz y los afectos de nuestro
corazón son el efecto de aquellas iluminaciones que del seno de
Dios descienden hasta lo más íntimo del alma humana.
Así es el tierno misterio que hoy se presenta á nuestros ojos y
á los ojos de todo el mundo. El nacimiento de Jesús, ó la encarna-
EL NACIMIENTO DE JESÚS 943

ción del Hijo de Dios, es la última palabra del plan divino que une
todos los seres en conjunto perfecto y fija la relación exacta entre
Dios y el hombre, uniéndolos sin confundirles, distinguiéndolos sin
separarlos, lo que en el transcurso de los tiempos había de venir á
ser el gran problema de las religiones y de los sistemas filosóficos.
El misterio del Nacimiento de Jesús es el más tierno y el más
sublime ala vez de cuantos la religión, presenta á las afectuosas
expansiones de nuestra consideración. El Mesías, el objeto de los
deseos del mundo, el suspirado de los Patriarcas y el anunciado
por los Profetas, envuelto en pobres pañales y acostado en un pe-
sebre, y la Reina del cielo sin tener nada más que un establo que
sirva de lecho al dar al mundo al Criador de todos los mundos....
¡Qué objeto tan tierno y tan terrible á la vez!
¡Inexcrutables juicios de Dios! El Dios de las misericordias tie-
ne armas incrustadas en oro para los Césares, colchas de Egipto
recamadas en plata para el hijo de Herodes, estancias perfumadas
con aromas de Arabia y criados con librea para las emperatrices
del mundo, y sin embargo permite que la reina de las madres dé á
luz en un establo. El hebreo que espera un conquistador rodeado
de pompa, al ver una mujer y un niño tiritando de frío en un pe-
sebre, ¿no despreciará al Hijo y á la madre?
No obstante, por más que la miseria del pesebre repugne á la sa-
biduría del mundo, esa es la señal de la redención anunciada por
el ángel á los pastores. El hombre había pecado por soberbia, y
por lo tanto Dios debía redimirle por la humillación. Para refor-
mar al hombre soberbio, ambicioso, sensual, ningún medio más
adecuado que el cuadro de infinita humildad, de pobreza sin lími-
tes, de mortificación extrema, de Belén. Sí, el Dios anonadado del
pesebre será la eterna condenación del espíritu de rebeldía y
emancipación de los hombres que, fajados cuando niños en una
cuna, sujetos en el hogar á la autoridad paterna, precisados á acep-
tar en la sociedad las leyes y los derechos preexistentes, siempre
dependientes bajo el aspecto social como políticos, lanzan sin em-
bargo de continuo el grito de una libertad imposible y de una re-
beldía insolente.
Es necesario, pues, secundar los planes salvadores del Niño
Dios incribiéndose cada cual en las filas 3e la justicia y de la rec-
titud. Es necesario aprender á humillarse y á sujetarse ante ese
niño que, pudiendo haber nacido en dorado palacio, entre perfu-
madas sábanas, nace éntrela paja y elheno, y en estos días, mien-
tras los pastores le ofrecen sencillos dones, y los reyes el incienso
de Arabia y la mirra de Oriente, nosotros le ofreceremos la ple-
garia que penetra el cielo.
F R , pAMOEL DE /3TA. TERESA,
fti^iáfe^a)feí^^9s^SS^®&^e5S^SS^afe^35i'^e5fe^a)fe^3S^e)®^e)fe^a

CANCIÓN DE CRISTO Y EL ALMA


Un pastorcico solo está penado,
Ajeno de placer y de contento,
Y en su pastora firme el pensamiento,
Y el pecho del amor muy lastimado.
No llora por haberle amor llagado,
Que no se pena en verse así afligido,
Aunque en el corazón está herido;
Más llora por pensar que está olvidado.
Que sólo de pensar que está olvidado
De su bella pastora con gran pena
Se deja maltratar en tierra ajena,
El pecho del amor muy lastimado.
Y dice el pastorcico: ¡Ay desdichado
De aquel que de mi amor ha hecho ausencia
Y no quiere gozar la mi presencia,
Y el pecho por su amor muy lastimado!
Y á cabo de un gran ralo se ha encumbrado
Sobre un árbol do abrió sus brazos bellos,
Y muerto se ha quedado, asido de ellos,
El pecho del amor muy lastimado.
San Juan de la Cruz.
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H^3>^W(g51 <aSTOJ£2L

O í los tratadistas de economía no lo demostraran, la experiencia


^ 3 que es la maestra mejor, uos aconsejaría lo conveniente y nece-
sario que es para la buena marcha administrativa en todos los nego-
cios comerciales, y aún eo la contabilidad doméstica, hacer un ba-
lance anual.
Sumar los ingresos y los gastos, compararlos y notar la diferen-
cia, considerar las péididas y, las gauancias, deducir qué artículos
debemos seguir explotando por los buenos rendimientos que nos has
dado, y cuáles debemos abandonar por los quebrantos que nos oca-
sionan eu nuestros interese*, ver, por decirlo do una vez, qué giro
hemos de imprimir á nuestra empresa, para en vez de caminar á la
quiebra ó bancarrota, aumentar con progresión creciente nuestro
capital: tal es el fin que todo buen negociante debe estudiar y pro-
ponerse. Y para ello nada más elemental ni demostrativo que hacer
a menudo, 6 por lo menos á fin de año, un concienzudo balance.
Dedúcese que cuanto más importante sea la empresa ó el nego-
cio, más cuidado debe ponerse en hacer tal balance.
Todos somos comerciantes; este con un talento, el otro con dos
talentos, el de p ás allá con tres, todos tenemos que granjear con
esos prestados dineros ó talentos mientras vivamos en esta corta y
miserable vida. ¡Y el negocio es importantísimo!
El que nos dio esos dineros ó talentos nos pedirá estrecha cuenta.
¡Ay del día de la liquidación! ¡Ay del día (que será muy en breve y
cuando menos lo pensemos) en que se presente el verdadero y abso-
luto dueño de todas las riquezas, y nos diga á cada uno: Ven, siervo;
ven administrador de los dones que te he prestado; dame extricta
cuenta, al céntimo, de tus granjerias. ¿Cómo has empleado esos di-
neros, esos talentos que te di? ¿Qué ganancias has realizado?
¡Ay! qué triste será, qué horrible, qué desesperado trance, más
terrible que todas las quiebras y bancarrotas de todas las fortunas
terrenas, cuando llegue el tremendo día de la liquidación con nues-
tro amo y safior, y no tengamos en claro las cuentas, y se vea que,
en vez de haber atesorado para el cielo, en vez de doblar y triplicar
los dones que se nos han dado gratuitamente para que poniéndoles
eu ejercicio granjeásemos la dicha eterna, nos encontremos con que
los hemos empleado malamente, y que, en lugar de acreedores á la
recompensa prometida, nos hemos hecho deudores del precio infini-
to de la sangre de Jesucristo, infructuosamente derramada para el
946 EL MONTE CARMELO

desdichado que por abandono, por mal negociante, solo atesoró para
el infierno, para el demonio, enemigo del amo y sefíor que nos dio
tales dones y talentos!
¿Qué has hecho--nos dirá el día de la rigurosa cuenta Dios
Nuestro Señor—qué has hecho de esas tres ricas potencias de tu
alma? ¿en qué las has empleado?
¿Has empleado tu memoria en recordar los inmensos beneficios
de criarte, redimirte y conservarte, para darme gracias por tantos
bienes? ¿La has empleado en recordar mis mandamisntos y tener
presentes mis consejos para cumplirlos y seguirlos?
¿Qué has hecho de tu entendimiento, de esa centella divina que
encendí en tu frente para que me conocieras? ¿Le has empleado en
admirar las grandezas de que te he rodeado en cuanto á la naturale-
za y en cuanto á la gracia? ¿Le has empleado en considerar mi bon-
dad, mi poder, mi sabiduría y el fin para que te he criado?
¿Qué has hecho de tu voluntad, de ese fuego que en tu pecho
avivé á fin de que sólo amases lo grande, lo bello, lo digno del su-
blime destino para que te di el ser?
¿Qué has hecho de tus preciosos sentidos corporales? ¿En qué
los has empleado?
¿Qué has hecho de tantas gracias y auxilios, de tantas inspira-
ciones interiores, de tantos buenos ejemplos que puse ante tus ojos,
de tantas amonestaciones que te di por medio de mis ministros?...
¿Qué has hecho, en fin, de la sangre preciosísima de mi unigé-
nito Hijo? Respóndeme de los talentos que te he dado; respóndeme
de la sangre de mi Hijo. Preséntame tu balance general; ¡hoy es el
día de la liquidación definitiva! A ver: suma todos tus pensamientos,
palabras, obras y deseos; dame estrecha cuenta; no puedes engañar-
me. ¿Qué arroja ese balance general: eterna gloria ó eterno infierno?
¿Para siempre, siempre feliz, ó para siempre, siempre desgraciado
por eternidad de eternidades?

¡Dies ira;; dies illa!

¡Quidquid latet aparebit!


¡Día terrible, día de ira, cuando venga Dios á exigir extricta cuen-
ta! ¡Todo, todo, aún lo más oculto y escondido en el fondo de nues-
tra alma y en los pliegues de nuestra conciencia, aparecerá aquel
tremendo día en el balance de la liquidación general!
Temblemos y seamos previsores. Es negocio de vida ó de muer-
te, por toda una eternidad. Llevemos bion nuestras cuentas; en todo
momento sepamos el estado en que nos encontramos respecto á este
negocio, que es el negocio de todos los negocios, el único negocio, ya
que todo lo demás es momentáneo y pasajero, y sólo él transciende
á lo infinito.
Al finalizar el afio, ahora, antes de comenzar el año nuevo, haga-
mos detenidamente y con escrupulosidad un exacto balance. Qué
hemos hecho; cómo hemos empleado uuestros talentos; qué obras se
pueden sumar en el capítulo de ganancial y qué otras en el capitulo
BALANCK ANUAL 947

de pérdidas. ¿Hemos ganado ó hemos perdido al terminar el «fio


actual?
Meditémoslo y veamos el modo de resarcinos de las pérdidas,
aumentando cuanto podamos nuestras ganancias en el afio que va á
empezar. Consideremos que el afio 1903 sea tal vez el último que
Dios nos concede en su infinita misericordia para arreglar el único
negocio para que nos ha criado: para atesorar para el cielo y lograr
la dicha perdurable.
Hagamos nuestro balance anual; y después, cuanto más á me-
nudo mejor (diariamente, pues bien poco tiempo se necesitará) ha-
gamos balances parciales, á fin de que sin gran trabajo, preparemos
el balance general y final del día de la liquidación, y, arregladas
nuestras cuentas, saldados todos los débitos, podamos oir de los la-
bios del supremo Duefio: Siervo bueno y fiel, entra en el gozo de tu
Señor; sé feliz eternamente. Porque has administrado bien los talen-
tos que te he dado, te constituyo poseedor de las infinitas riquezas
de la perdurable Gloria.
Antonio de la Cuesta y Sáins
J 2 Ü £ í ? . »X» | NL* *Jy *\1»> >J/* | *d^ *J/« fcX* *vL*' *sp» *4^ _*sL-'. S^Ül&L.

ENSAYO LITÚRGICO
SOBRÉ EL OFICIO DE

NUESTRA MADREJANTA TERESA


LAUDES
Panegírico y apoteosis de nuestra m a d r e
SflTlTñ TEf*ESH

Esta parte del Oficio de nues- ella propia nos lo recordará en


tra Santa Madre justifica admi- el Capítulo, no quiso otro Espo-
rablemente su nombre de Lau- so que la sabiduría misma?„ Pe-
des, ya que las cinco antífonas dílo, y vino á mí el espíritu de
nos suministran el plan natural sabiduría; le preferí á los reinos
de un panegírico modelo, que y á los tronos, y tuve por nada
abraza toda la obra de la gran las riquezas en su compara-
Santa.—Exordio, tres partes ción." Y por lo que a la pruden-
perfectamente distintas, perora- cia respeta ¿cuan en alto grado
ción: nada les falta. no la había de poseer para lle-
Primera antífona.—Exordio. var á feliz término las admira-
Hcec est virgo sapiens et una bles obras, frutu de su vida y ob-
de numero prudentum: hé aquí jeto de su alabanza? Sus obras,
una virgen sabia y prudente: en efecto, son la gloria da Te-
antífona tomada con el mayor resa; su Reforma, sus virtudes
acierto del Común de vírgenes. y sus hijos. Según esto ponde-
Si estos lisonjeros epítetos de raremos en ella: 1.° á la Refor-
sabia y de prudente convienen madora; 2.° á la Santa; 3.° á la
á cualquier virgen que ha sabi- Madre.
do renunciar á los placeres de la PRIMERA PARTE
carne para mejor gustar los del
espíritu,. y preferir los bienes
verdaderos y eternos del cielo A Segunda antífona.—El pri-
los goces engañosos y pasage- mer título de Teresa á la admi-
ros de la tierra ¿con cuánta más ración de la historia y al reco-
razón merecerá ser llamada sa- nocimiento de sus hijos, es la
bia la que, como hemos visto y Reforma que concibió y llevó á
ENSAYO LITÚRGICO 949
cabo. No hay cosa que así pon- antífona se señalen dos como
ga de relieve las eminentes cua- principales y que particularmen-
lidades, ni que demuestre con te merecen nuestra atención.
más elocuencia el mérito y la Sitivit in te, Domine, anima
rara prudencia de e s t a mujer sponsce tuce\ el alma de tu espo-
asombrosa, que el simple relato sa, Señor, suspira ardiente-
de sus trabajos para establecer mente por Tí: hé aquí su amor
la Descalcez. Date ei de fructu de Dios. Et Icetata est in his
manuum suarum, et laudent quce dicta sunt illi: y ponía su
eam in portis opera ejus: dadle goso en recibir órdenes para
del fruto de sus manos, y alá- ejecutarlas: hé ahí su obedien-
benla sus propias obras en la cia. La primera virtud del cris-
junta de los jueces.—Flaqueza. tiano, según el divino Maestro,
del instrumento, falta absoluta es el amor de Dios: Hoc est pri~
de recursos y de ayuda, contra- mum et máximum mandatum:
riedades de dentro y de fuera, Diliges Dominum Deum tuum
abandono de los confesores, tur- ex toto corde tuo. Amarás al
baciones interiores, mil veces Señor tu Dios; tal es el primero
más penosas que cualquiera otra y máximo mandamiento. La
cosa, todo conspiró para que obediencia es la virtud funda-
fracasara la empresa y se ani- mental del religioso, conforme
quilasen los buenos deseos de la á la bella expresión de nuestras
humilde virgen de Avila. Mas santas Constituciones (cap. I,
dirigida por el espíritu de sabi- núm. 1): Totius disciplina? mo-
duría, guiada por prudencia so- nástica basis obedientia est: la
brenatural, sostenida por valor obediencia es la base de la vida
invencible, Teresa triunfa de religiosa. Axicmacuya realidad
todos los obstáculos físicos, ma- confirmó nuestra misma santa
teriales y morales. Realiza la Madre apareciéndose después
obra preconcebida, y aunque só- de su muerte á cierta monja pa-
lo el título de Reformadora le ra decirle: -'Sabe] que no re-
bastara para tener derecho al conozco por hija á una religio-
primer lugar entre las mujeres sa desobediente."—Pues que el
célebres que esclarecieron la amor de Dios y la obediencia son
humanidad, hallárnosla además, principios necesarios de la per-
y sobre todo, grande Santa al fección cristiana y de la santidad
ocuparse en la perfección de los religiosa, basta echar una sim-
otros. Veamos ahora sus virtu- ple ojeada sobre la vida de Te-
des en la resa para convencerse de en
SEGUNDA PARTE cuan eminente grado practicó
estas dos virtudes, indicando de
esta suerte á sus hijos é hijas
Tercera antífona.—Como to-
las fuentes de donde han de sa-
das las virtudes sean hermanas
car fuerza y valor para imitarla
y se busquen mutuamente, todas
y seguir, sus huellas. JNi pocía
debieron florecer en el alma de
faltarle esta enseñanza del
Teresa, bien que en esta tercera
950 ¿i, MOíTK óARJíE'Ló

ejemplo, harto más eficaz que piedad de los fieles? Las demos-
la de las palabras; por lo que á traciones de todo género á que
sus títulos de Reformadora y de esta fiesta de familia dio lugar,
Santa puede con legítimo orgu- la diligencia de todo el catolicis-
llo añadir el no menos glorioso mo en tomar parte en ella, el
de Madre de ferviente y nume- tesoro de las indulgencias abier-
rosa posteridad. to con tanta liberalidad por el
soberano Pontífice, el entusias-
TERCERA PARTE mo, en una palabra, que por do-
quiera reinó con tal ocasión ¿no
IiH. ]WñDl*E
es elocuente respuesta del mun-
Cuarta antífona.—Antes de do católico proclamando con to-
su dichoso tránsito, Teresa tuvo da la espontaneidad de su fe y
el consuelo de ver establecida y la sinceridad de su agradeci-
floreciente la descalcez en trein- miento que al cabo de tres siglos
ta y dos conventos de la Orden, el nombre de Teresa no ha per-
diecisiete de monjas y quince de dido punto de su imperio sobre
frailes, que por su fervor y vir- los corazones, oleum effusum
tudes heroicas son, sin duda al- nomen tuum,y que los hijos, he-
guna, las flores más lindas de la rederos de su nombre, lo son
cocona de la Santa. Caso prodi- asimismo de su espíritu y virtu-
gioso es este que aún presencia- des?
mos hoy, ni más ni menos que Quinta antífona.-Peroración
en tiempo de la Santa Reforma- —Regocíjate, pues, ¡oh Teresa!
dora, no ya en España sola- en Dios tu Criador y coopera-
mente, sino en Francia, Bélgica, dor en todas tus obras, Lcetare,
Italia, en el mundo entero, en Teresi a, in eo qui te fecit. Las
los centenares de mancebos y bendiciones de que te colmó se
millares de tiernas doncellas que perpetúan en tu familia, quia be-
llaman á las puertas del Carme- nedixit Dominus filiis tuis. Y
lo reformado, repitiendo ellos en cuanto á tí, Aquél á quien
también como sus antepasados: tanto amaste y por quien tanto
Trahe me post te, curremus in suspiraste en la tierra, sacia
odorem unguentorum tuorum, ahora el hambre y la sed que de
olcum effusum nomen tuum: Tú Él tuviste, dándosete, no ya ocul-
nos atraes en pos de tí, le dicen, to bajo los velos del Sacramento,
y nosotros corremos al olor de como la harina bajo la cascara
tus ungüentos: como bálsamo del grano, que la encierra, sino
derramado es dulce tu nombre. al descubierto con toda la gracia
—¿Qué p r u e b a más evidente de su inenarrable hermosura: et
queremos de la vitalidad de la adipe frumenti satiat te.
obra de Teresa que la de estos Versículo. —En las fiestas de
últimos años, cuando sus hijos, beatificación ó canonización
para solemnizar con más brillo acostúmbrase en Roma colocar,
el tercer centenario de la muer- en lu¿<ar donde pueda ser bien
te de su Madre, apelaron á la visto de todos, un magnífico cua-
ENSAYO LITÚRGICO 951.
dro, generalmente obra de algún tendrán fin ni alteración, non
maestro, que representa al Bien- commovebitur.
aventurado en actitud de volar Antífona del Benedictus.-Ala.
al cielo y ornado de atributos glo- vista de tan consoladora 'apari-
riosos, cuya vista contribuye á ción, instintivamente caemos de
excitar la piedad de los asisten- hinojos, y bajo el peso de la más
tes hacia el nuevo canonizado. deliciosa emoción, no tanto con
Algo análogo á esta ceremonia los labios cuanto con el corazón,
tenemos en las dos breves líneas exclamamos: Sancta Mater Te-
de este versículo, ya que ellas resta: acuérdate de n o s o t r o s ,
nos hacen asistir, si me es per- santa madre Teresa, en esa
mitido hablar de este modo, á la mansión de gloria en que con
apoteosis, á la glorificación de tanto gusto y santo orgullo te
Teresa. El velo que oculta á contemplamos; míranos desde lo
nuestros ojos la ciudad de los alto de ese cielo, réspice de ccelo
escogidos, cae, por decirlo así, et vide: visita con tus bendicio-
de súbito, dejando ver á Teresa nes y con tu intercesión en fa-
en la gloria viendo á Dios cara vor nuestro á esta porción de la
á cara, en el puro resplandor de viña que plantaste, y dale la per-
la visión beatífica. Adjuvabit fección que debe tener para res-
eatn Deus vultu suo; su inteli- ponder á tus deseos y merecer
gencia fortificada y dilatada por agradarte, Et visita vineamis-
la luz de la gloria, comprende á tatn, et per fice eam quamplanta-
Dios, le posee, en algún modo, vit dexlera tua.— Pocos planes
como ella e s t á en Él poseída,
de panegírico suministran, á mi
Deus in medio ejus: visión y po-
parecer, tan numerosos y varia-
sesión, manantiales de incom-
dos materiales, ni de tan fácil
prensibles delicias, que jamás
desenvolvimiento.
f R. f. DE j . m.
(Se continuará)
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JRiflSg-
La Virgen del Carmen que se venera en S. Luis de Potosí.
VILLANCICOS
PARA DESPERTAR LA MAÑANA DE NAVIDAD

I II
Despertad, oh carmelitas, Acudid con altos fines,
Con campanitas, Carmelitas querubines,
Venid á Belén, Corred al coro,
Veréis un chiquito, Que empieza el preste con lloro,
Que es Dios infinito, Y cantan los serafines;
Llorando por vuestro bien. Corred, que ya está vestido
Despertad, bellos zagales, De nuestra naturaleza
Corred apriesa al poital, El preste, y llorando empieza
Veréis al mayor zagal El oficio, á que ha venido;
Envuelto en pobres paQales; Oid su tierno[gemido
Y á los coros celestiales Y con flores y jazmines
Dándole gloria también: Corred al coro,
Venid á Belén etc. Que empieza el preste, etc*
Veréis un niño de perlas Los cantores celestiales
Que por sus ojos las vierte, Ya han dicho el invitatorio,
Porque con dichosa suerte Y esperan al responsorio -
Podamos todos cojerla?; Las voces de los mortales:
No se pierdan por no verlas Dejad el sueño, zagales,
O por verlas con desdén: Y con fervorosos fines,
Venid á Belén etc. Corred al coro,
Venid y veréis al sol Que empieza el preste, etc.
Nacido en brazos del alba, El himno han cantado ya
Esperando vuestra salva Haciendo lúcido alarde,
A la luz de su arrebol; Corred presto que ya es tarde
Vaya adelante el farol * Y el coro parado está;
De la fe que alumbra bien: Id que os esperan allá
Venid á Belén etc. Angeles y querubines,
954 EL MONl'lü U IHIIKLO

Corred al coro, cuando su sombra


Que empieza el preste, etc. Viste al mundo todo
De negras ropas,
DI
Con divinos rayos
Despertad zagalejos El sol lo dora,
Con fiesta y prisa, Y él lo publica,
Que hoy a media noche Qiib hoy á media noche
Ya es medio día. Ya es medio dia.
Despertad que el alba • Como el Sol divino
Ya colorea Nace en las almas,
Eodeada de aljófar Que es el cielo adonde
Y el sol de perlas. Luce y abraza,
Si miráis del cielo Todo ailí lo ilustra
La faz serena, Todo lo inflama
Veréis con risa C^n luz divina,
Que hoy á media noche, Que hoy á media noche
Ya es medio día. Ya es medio día.
A la media noche
J^R. J E R Ó N I J A O D3 )3AN j l o s é .
Carmelita Descalzo
(1586-1654)
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W&M

EFEMÉRIDES DE LA MISIÓN CARMELITANA DE MESOPOTAffiA.


(CONTINUACIóN)

1724.—Hasta esta época nuestros Padres de Bassorá y Bagdad


seguían el Calendario Juliano, pero en Febrero de 1724]^adoptaron
el Gregoriano, como consta de la nota siguiente: «Adviértase que en
este mes hubo once días de menos, por lo cual el Rdmo. P. José
María, Vicario Apostólico, nos impuso el calendario nuevo ro-
mano.»
1726. • TEI día 8 de Octubre de 1726 murió en Bassorá un espa-
ñol llamado Tomás después de una larga enfermedad que sobrellevó
con mucha paciencia. Recibió los Sacramentos de la Iglesia, y fué
sepultado en nuest/a Iglesia. Dejó á nuestos Padres un legado de 700
abbasis, y su hermana dio 50 abbasis para misas.» Al fin hallamos
un español.
1728.— Llegó á Bagdad en Septiembre, el P. Fr. Manuel de San
Alberto que debía ser muy ilustre en esta misión. Tan pronto como
llegó á la misión se dedicó A estudiar los idiomas del psí-5. Con este
objeto pasó un año en Hamadan, y el Padre José Maiía regresó de
Aiepo para no dejar Bagdad sin misionero.
1729.—He aquí como describe la misión el mismo Padre Fr. Ma-
nuel cuando regresó de Hamadan:
«Con el fin de cumplir con mi ministerio volví á Babilonia, donde
tuve el gusto de ver al P. José María, que accediendo á mi ruego,
había regresado de Alepo, y bajo su magisterio me instruí en la cien-
cia del misionero. Pero como no era estable y fija nuestra residencia,
nuestra misión se tenía que contraer á celebrar la misa los domingos
y días de fiesta y administrar algunos sacramentos, y para esto cada
vez era preciso salir de nuestra casa é ir á otra. Así estuvo ocho
años ó más el P. Fr. José María, trabajando clandestinamente en
956 EL MONTE CARMELO

esta viña, y obligado muchas veces á salir de aquí, y refugiarse en


Alepo, Hamadan ó Bassorá, de donde regresando cada vez lograba
nuevas ventajas y no pequeñas. «He aquí una pintura al natural,por
un testigo verídico, de los principios de nuestra misión de Bagdad.
1731 —En este año obtuvo el P. Fr. Manuel de San Alberto el
permiso de Ahmed Pacha, gobernador de Bagdad, de comprar una
pequeña casa y de construir una capilla que fué dedicada á Santo
Tomás apóstol, el 14 de Juh'o.
1734.—Establecimiento oficial de la misión de Bagdad. Copiamos
lo que escribió el P. Fr. Manuel:
«Ahmed Pacha, desposeído del mando de la ciudad de Babilonia
por un decreto del Soberano, salió de aquí hacia el fin de Octubre
del año del Señor de 1734. A los pocos días fué nombrado el nuevo
gobernador, llamado Ismael Pacha, lo cual me ocasionó gran contra-
riedad, pues uuestra misión se había establecido con la sola licencia
del gobernador depuesto. Sin embargo, hizo Dios que el nuevo go-
bernador tuviera que acudir á mí á pedirme los auxilios de la medi-
cina, é hizo cuanto pudo para darme muestras <lo amistad y ofre-
cerme su favor. Hacía unos ocho meses que tenía las riendas del
gobierno de la ciudad, cuando fué elegido Visir, y aprovechando la
propicia ocasión de esta nueva dignidad, le pedí su autorización
para que gozara de paz y seguridad nuestra misión. Concedida la
petición, construí en virtud de este permiso una nueva Iglesia. La
obra fué terminada á fines de Agosto del año del Señor de 1735, sin
que hubiera oposición ninguna de los turcos ni de los herejes. Los
gastos subieron á 700 escudos.=Fr. Manuel de San Alberto.»
Po" este documento vemos una vez más cuan útil fué para nos
otros en estos países el conocimiento de la medicina.
1737.—Persecución de los herejes contra nuestros Padres.—Es
el P. Fr. Manuel quien habla:
«Pero los herejes ármenos vieron con malos ojos estos prósperos
comienzos de nuestra misión y la conversión de muchos de ellos á
la Iglesia Católica, y nos acusaron repetidas veces ante- el Goberna-
dor de ser codiciosos de dinero, y tanto trabajaron que al fin en el mes
de Agosto de 1736 sucumbimos. Un hereje armeno llamado Nazario
de la ciudad de Diarbekircuse, nos acusó al g )bernador de que ha-
cíamos á los cristianos francos. (Conviene notar que los cismáticos
orientales llaman, á veces por burla francos, estoes europeos, á los
católicos, porque obedecen al Pap¡i que vive en Europa.) Efecto de
esto fué que el día 25 de Agosto de 1737 muchos soldados disfraza-
dos, enviados por el gobernador y á las órdenes de Nazario, asaltaron
nuestra casa, y junto con los demás católicos quo allí había, fui lie-
MISIONES CARMELITANAS 957

vado á la cárcel donde estuve casi dos días, y nuestra casa por espa-
cio de 24 horas estuvo cerrada y sellada. Poro por mediación del se-
ñor Darell, comerciante inglés, que residía aquí, á los pocos días
por un nuevo decreto del gobernador se nos restituyó nuestra casa
y nos fué confirmada su posesión. Para deshacer esta injusta acusa-
ción los católicos tuvieron que dar al gobernador 25.000 dineros, yo
otros-684.»
Así y todo no concluyó con esto la persecución, porque en 1740,
un nuevo Carmelita, el P. Fray Fidel de Santa Teresa escribe lo si-
guiente en el registro del Convento/
«El día 22 de Diciembre del año del Señor de 1740, se celebró
un nuevo contrato entre nuestro Cristianísimo Rey Luís, que Dios
guarde muchos años, y Mahmoad Primero, Soberano del Imperio
Otomano, por el cual con universal alegría de los cristianos, nuestra
iglesia del título de Santo Tomás Apóstol, que hacía más de dos años
estaba cerrada con perjuicio de loa cristianos, y gran tristeza de los
misioneros se abrió de nuevo, con la ayuda de Dios N. S.—Fr. Fi-
del de Sta. Teresa, Vicario de esta Misión.»
Se deduce de lo quo acabamos de leer, que el Gobernador se
tragó el dinero y dejó la iglesia cerrada desde 1737 hasta 1740.
1741.—Para poner coto á tanta injusticia, el P. Fr. Manuel es-
cribió al Embajador de Francia en Constantinopla, quien de orden
del Rey, nombró á este Padre Cónsul de Francia en Bagdad, y es-
cribió al Gobernador recomendándole protegiera nuestra misión
«con lo cual pudimos gozar de tranquilidad y paz por algún tiempo»
añade el historiador.
1742.—Este año fué glorioso para nuestra misión por la elección
del P. Fr. Manuel de San Alberto á la- Sede Babilonense.
• El mismo nos cuenta el acontecimiento:
«En el año del Señor de 1742 habiendo vacado la Sede de Ba-
bilonia por la muerte de Domingo María Varlet, que estaba prófu-
go en Holanda por causa del Jansenismo, la S. C. de Propaganda
me designó en lugar del muerto á fines del mes de Junio del mismo
año. Recibidas las Letras Pontificias, no pudiendo ir á Ispahan á
ser consagrado por causa de la guerra, me dirigí al Obispo de Malta,
como el más cercano del Oriente, y de él recibí la consagración.»
1743—Conversión de un diácono nestoriano en Bagdad.—El día
16 de Junio del año del Señor 1743, estando enfermo Issa diácono
y procurador de la iglesia nestoriaua, abjuró su herejía', y abrazó, la
fe católica en la cual murió.»
1744.—Nueva persecución de los herejes.— «El día 23 de Julio
del año del Señor 1744, habiéndosenos vuelto á acusar, ante el Go-
958 üL MONTE CAKMELO

bernador el misino hereje armeno Nazario, de quien quedi hecha


mención en este libro, de que hacíamos á los cristianos francos, fué
cerrada y sellada nuestra casa, y nosotros, sin habitación, nos refu-
giamos en la casa de una señora llamada Bárbara, y allí estuvimos
ocultos hasta las siete de la mañana del día siguiente. Mas con la
ayuda y protección de una hermana del Gobernador, á quien asis-
tía como médico el P. Leandro, fué de nuevo abierta nuestra casa y
pudimos volver á ella. Pero casi todos los cristianos católicos estu-
vieron presos durante cinco días sufriendo un calor intolerable. Al
fin consiguieron la libertad por medio de 27.000 escudos.»—Nueva
prueba de la utilidad de la medicina para los misioneros, y de la
omnipotencia del dinero en éste como en otros países.
1745.—Conversión de los nestorianos de Bagdad.—« Hacía mu-
chos años veníamos trabajando en la conversión de toda esta na-
ción, y apenas quedaban ya cincuenta familias de herejes. Las cir-
cunstancias de este tiempo nos parecieron muy oportunas para ade-
lantar nuestra labor apostólica; y con la ayuda de la divina gracia,
el día 5 de Julio del año 1745, en presencia de los misioneros, abra-
zaron todos nuestra santa fe. A la S. Congregación envió acta au-
téntica de osto el P. Benito, Vicario de esta casa.»
1748.—«El día 5 de Febrero de 1748, regresó de Europa el Pa-
dre Leandro de Sta. Cecilia, con autorización de la S. C. de Propa-
ganda para fundar misiones en las ciudades de Mossoul, Mardin,
Diarbakix y Orfu.>
«El día 27 de Junio de dicho año, salió de aquí el P. Leandro
para volver á la ciudad de Mossoul á intentar la fundación.»
Este Padre estableció en 1750 la misión de los Dominicos de
Mossoul.
1749.—En el libro de misas de Bassorá léese que se cantó una
misa solemne de Réquiem, en el mes de Octubre por el finado Obis-
po de Ispahan, Mr. Felipe María, de nuestra orden.
En este mismo año el Patriarca Jacobita de Antioquía envió al-
gunos Obispos y sacerdotes de su rito al Malabar, para cuidar de
los cismáticos que vivían allá. Se embarcaron en Bassorá.
1752.—Consagración del llustrísimo Fr. Sebastián de Santa
Margarita C. D. Obispo de Ispahan.
Vino este prelado á Bagdad para recibir la consagración de ma-
nos del llustrísimo Mr. Manuel Baillet, Obispo de Babilonia.
El 16 de Abril de 1752 tuvo lugar la ceremonia en nuestra iglesia
de Santo Tomás, con el mayor decoro y solemnidad.
FR, PEDRO DE LA M.. DE p.
(Se continuará)
usm^ü
EL CANTO GREGORIANO EN ROMA

(COTINUACIóN) (O

Sería cosa de nunca acabar y de repetirnos á cada paso, si con-


tinuáramos haciendo mención de los colegios, seminarios, conventos
de religiosos y religiosas, igleeias parroquiales y basílicas que en
Roma han adoptado el canto gregoriano de la edición de Solesmes
y de sus maravillosos efectos cuantas veces es ejecutado. Basta lo
dicho para tener una idea de la preponderancia que en pocos años
se ha conquistado el verdadero canto tradicional de la Iglesia en la
ciudad papal, sin otros recursos que sus propias bellezas.
Esta sola verdad nos da más que suficiente materia y derecho
para dirigirnos á los adversarios de tan santa, deseada y necesaria
reforma del cauto litúrgico, á ¡os que quieren defender sus mal lla-
madas tradiciones, á los que se obstienen en seguir sus costumbres
y rutinas, en fin, á los adversarios de un canto que no conocen sino
para desacreditarlo, si pudieran; empero, por razones que están al
alcance de todos, nos abstenemos de ello y dejamos el campo libre
para que cada uno forme los comentarios que más le agraden, Ínte-
rin nosotros continuamos exponiendo los hechos que nos hemos
propuesto, los cuales dicen más, mucho más, que todas las teorías
que pudiéramos aquí formular en defensa de nuestro causa como
resultado de nuestras personales investigaciones sobre el particular.
Veamos ahora cómo el canío gregoriano no solamente es estu-
diado y amado en los seminarios de Roma, ejecutado con fe y entu-
siasmo en gran número de iglesias, admirado y respetado de los fie-
les, ensalzado, recomendado y aprobado por nuestro amantísimo
Padre León XIII, cardenales y obippos, clero regular y secular,
maestros consumados como Perosi, Capocci y otros muchos y hasta
por la misma prensa romana, sino que también se ha hecho digno

(1) Yeánse los números 39 y 40 de EL MONTE CARMELO.


960 ir. MONTE CARSíELó

de que los sabios se ocupen de él en una ú otra forma según, sus afi-
ciones y circunstancias. En efecto, recordemos en prueba de ello la
parte que cupo al canto gregoriano de Solesmes en el segundo «Con-
greso de Arqueología cristiana» celebrada en Roma.
En la cuarta sección de este Congreso, cuyo objeto era la liturgia,
se presentaron varios trabajos importantes sobre las cuestiones
del canto litúrgico. Era presidente de esta sección el M. R. P. Am-
brosio Amelli, benemérito prior y archivero de la abadía do Monte
Casino; vice-presidente el R. P. Germán Morín de la abadía de Mared-
sous; secretario el limo, y Rmo. monseñor Carlos Respighi maes-
tro de ceremonias pontificio y secretario de la S. Congregación del
Ceremonial.
El presidente, Fr. Ambrosio Amelli, presentó un estudio sobre la
música de los hebreos comparada con la música actual: y el Reve-
rendo Padre de Santi, S. J., tomando ocasión de este estudio mostró
las comparaciones que se pueden establecer entre las frases de las
melodías gregorianas y las de las obras del célebre compositor y
maestro Perosi, y cómo las melodías antiguas se encuentran repro-
ducidas en las tan aplaudidas composiciones de este eminente autor.
Demostró también que el canto gregoriano no ha sido solamente el
canto de una época, al cual se puede oponer la perfección de la mú-
sica moderna, sino un canto con elementos y vida propia, capaz de
producir hoy como ayer los mejores efectos. Por esta razón, el canto
gregoriano es el canto propio, exclusivo y verdadero de la Iglesia, y
la Iglesia no es solamente de ayer, sino de hoy, de mañana y de to-
dos loa tiempos.
El R. P. Agustín Latil, de Monte Casino, trató del Proeconium
Faschale ó Exultet del Sábado Santo. Estudió su origen y también
las variaciones que sufrieron el texto y la melodía, variantes encon-
tradas en antiguos manuscritos conservados en la abadía de Monte
Casino, adornados de muy bellas viñetas.
El presidente comunicó dos votos que el R. P. Grisar, S. J., muy
conocido por sus trabajos históricos, no pudiendo asistir á la sesión,
quería someter á la aprobación de esta sección, y fueron estos:
1.° «Considerando la importancia siugular del estudio arqueoló-
gico del Canto gregoriano, para conocer la influencia de la antigua
música griega y latina sobre el canto de la Edad Media, el Congreso
recomienda mucho los estudios del género de los Benedictinos de So-
lesmes en su muy importante Paleografía musical, y recomienda
además el estudio práctico del canto gregoriano.»
2.° «Al aproximarse el solemne centenario conmemorativo de la
muerte de San Gregorio el Grande (604-1904), considerado como
SECCIóN MUSICAL 961

padre del canto eclesiástico litúrgico, el Congreso expresa el deseo de


que tal aniversario se prepare eu Roma con estudio3 convenientes y
se celebre por una manifestación digna de tan gran Pontífice.»
Al siguiente día de la clausura del Congreso, celebraron los con-
gresistas todos una gran función religiosa en la catacumba de santa
Domitilla, antigua basílica de los santos Nereo y Aquileo, descubier-
ta por M. de Rpssi magníficamente decorada, y que, en medio de
sus ruinas, parecía querer tomar parte en la fiesta. El presot/terium
estaba ocupado por los RR. PP. Benedictinos de San Anselmo en
Roma y los Agustinos de Santa Mónica, que, como la Schola Canto-
rum del tiempo de San Gregorio, cantaron las alabanzas de los san-
tos Mártires. Su Eminencia el cardenal Satolli, arcipreste de la Ba-
sílica de San Juan de Lstráu y prefecto de la Congregación de los
Estudios, hizo su entrada solemne y la Schola entonó entonces el
Sacerdos et Pontifex y el Benedictas. Después de Tertia se celebró el
incruento y santo sacrificio de la misa, more papali, por especialísi-
ma concesión del Sumo Pontífice, y, por lo tanto, asistieron al lado
del diácono y subdiácono latinos, el diácono y subdiácono griegos.
Como misa papal que era, la epístola se cantó primero en latín y
después en griego. Acabado el canto del Evangelio en ambas len-
guas, Su Eminencia, desde su trono, hizo la Homilía y comenzó por
recordar á San Gregorio que, en aquel mismo lugar, pronunció la
Homilía que se lee todavía en la fiesta de los santos Mártires, Nereo
y Aquileo.
La Schola, bajo la dirección del M. R. P. Janssens, rector de San
Anselmo, ejecutó con admirable perfección la hermosa misa Sancti
tui del Común de Márthes del tiempo pascual. También fué devo-
tamente ejecutada y unánimemente admirada y elogiada la bellísi-
ma melodía del Kyrie, Gloria, Sanclus. Benedictus y Agnus de la
Misa de la Santísima Virgen, número siete del Ordinarium Misce del
Líber Gradualis y Usualis. Esta melodía tan sencilla pero impregna-
da á la vez de tari profunda piedad, hizo inexplicable impresión en
la numerosa concurrencia, que, por cierto, era al mismo tiempo muy
escogida puesto que, entre otros, se encontraban allí todos los sabios
que habían tomado parte en el Congreso.
El canto de los griegos después del Ofertorio, y su Sanctus á
continuación del Sanctus de los latinos, aunque un poco lento tal vez,
está Heno de dulzura, de majestad y de piedad, y fué oído con ver-
dadero placer.
A tan solemne fiesta se dio fin con el grandioso Te Deum en can-
to gregoriano de Solesmes, cantado por todos los asistentes á ella,
que, desde el fondo de sus corazones, daban gracias á Dios por ha-
9G2 EL MONTE CARMhLO

berles concedido la gracia de tomar parte en tan hermosa y simpá-


tica fuución, y asi decían todos: «Con alegría sin tasa hemos visto al
canto representar su verdadero papel en los oficios litúrgicos é ins-
pirar sentimientos de verdadora devoción; las melodías gregorianas
tienen el privilegio exclusivo de ayudar, de facilitar, nuestra ora-
ción. De esta solemne fiesta religiosa guardaremos un gratísimo é
imperecedero recuerdo que jamás se borrará de nuestro corazón,
que se contará el primero etitre los mejores de nuestra estancia on
la Ciudad Eterna.»
fR. pMETERO DE £ r * . JER3SA.
(Se continuará)
-*i££a$£j-i¿i- ^v<jj«-yv , \ Q»>¿i'j;'V> .ZVSM?-

•Asi' ' "*T-i vTSi »/|N» •í^ST" •'T"* *•*<* «^T» •'Ni •''tv» •'T* ^ » i-TS< i^Tv «J]v* v'TS» JT«¡ i-T* *^« i-T-» «7TC IíT^

SECCIÓN CANONICO-LITÚRGICA
IIIIIIIIIIIIIIIIIIIMIII

LA COLECTA «ET FÁMULOS»

Puede decirse en España, según el inciso «Et captivos christianos qui


concesión del Papa Gregorio X I I I in Saracenorum potestate detinentur
por todos los Sacerdotes, tanto re- tua misericordia liberare». Por idén-
gulares como seculares, en todas las ticos motivos el señor Arzobispo de
Misas así privadas, cantadas ó con- Santiago de Compostela en unión
ventuales; y según el Decreto de 13 de los señores Arzobispos y,Obispos
de Mayo de 1804 sin variación algu- de España ha suplicado la misma
na por más que en la Misa se haya gracia al Padre Santo, rogando se
dicho la oración A cunctis ó Ecclesim; digne extender aquel indulto, y Su
mas si se hubiera dicho la oración Santidad, accediendo- al deseo de los
pro Papa ó pro Rege entonces se omi- mencionados Prelados se ha digna-
ten las palabras Papam vel Regem. do concederla para toda España, con
Cuando la Misa no admite más de fecha 19 de Agosto de 1902 (1)
una oración debe unirse á ella bajo *
* *
su terminación, pero si dos ó más, á Nuevo oficio parvo del Sagrado Co-
la última, según la conclusión que razón de Jesús.—Ha sido aprobado
tuviere, excepto en el caso en que por Su Santidad el Papa León X I I I ,
termine Qui tecum, que entonces se á petición del Rvmo. Padre Eugenio
dice Per eitndem... Peultier, con fecha 5]de Febrero de
Ahora bien, por Decreto de la Sa- 1901, para que todos los Fieles, tan-
grada Congregación del 19 de Junio to en particular como reunidos, pue-
de 1873 se concedió á la Provincia dan rezar, el nuevo Oficio parvo del
Eclesiástica de Santiago de Chile, Sagrado Corazón de Jesús.
el que en esta Colecta se suprimiera

(1) Hispaniarum. Per Decretum S. R. C Provincia Eeclesiastio¡e S. Ja-


cobi de Chile, 19 Junii 1873, Pius Papa I X concessit ditioni Chilensi u t in
Collecta «Et fámulos tuos,» omittatur incisum «et captivos Christianos qui
in Saracenorum potestate detinentur, tua misericordia liberare.» Nunc eis-
dem de causis Etnus. et Rmus. Dnus. Cardinalis Josephus Martin de Herre-
ra, Archiepiscopus Compostellanus cum alus Archiepiscopis et Episcopis
Hispanis, Sanctissimum Dnum. Nostrum Leonem Papam X I I I supplicibus
votis deprecatus est. ut prsefatum Indultum ad totam ditionem Hispa-
nam extendatur. Sanctitas, porro, Sua, referente infrascripto Cardenali
S. R. C. Praefeeto, attentis peouliaribus adjunctis, petitam extensionem
memorati Indulti pro universa ditione Hispana concederé dignata est. Con-
trariis non obstantibus quibuscumque, Die 19 Augusti 1902.—D. Card,
PARUATA, Prcefet.—D. Panici Archiep, Laodicen, Secret.
964 EL MONTE CARMELO
Este oficio es muy breve y consta quomodolibet debitis pamitentüs infor-
de las mismas horas que el canónico; ma Ecclesice consueta relaxamus, Has
mas tan solo se compone cada hora pcenitentiarum relaxationes etiam ani-
do dos versículos, un himno y antí- mabas christifidelium qux Deo in ca-
fona con su oración correspondiente. ritate conjunc'ceab hac luce migrave-
Puede rezarse en latín y en len- rint per modum suffragü applicari
gua vulgar, siempre que la traduc- posse in Domino indulgemus. (2)
ción sea fiel y esté aprobada; y á to- Otra Indulgencia.—A petición de
dos los fieles de ambos sexos que una Religiosa de Bruxelas ha con-
con corazón contrito rezaren devo- cedido el Papa León X I I í una in-
tamente y rogaren por la concordia dulgencia de cincuenta días, aplica-
de los Príncipes Cristianos, extirpa- ble a las almas benditas del purga-
ción de las herejías, conversión de torio, á todos los fieles que con co-
los pecadores y por la exaltación de razón contrito y devotamente reci-
la Santa Madre Iglesia, pias ad Deum taren la j aculatoria: Laus honor et glo-
preces effuderint quo die id egerint du- ria divino Cordi Jesu: 14 de Junio de
centos dies de injunctis eis seu alias, 1901.
J^R. ^INTERO DE p . JOSÉ
C. D.

(1) Breve de León X I I I , 12 de Diciembre de 1901.

LA COFRADÍA DEL CARMEN


VIII
(CONTINUACIóN)

El Director y sus privilegios

Según prescrición de la Sagrada que él, por especial Indulto Apostóli-


Congregación en todas las cofradías co, ha fundado, ó ya sean eregidas
debe haber un presidente al que se por privilegio de los Regulares (1).
le suele dar el nombre de Director, Si el Ordinario no nombrara Di-
Rector, Moderador ó simplemente rector, entonces el Párroco ó Cape-
el capellán de la Cofradía (I), al que llán de la Iglesia donde esté funda-
se le confía la dirección espiritual da la Cofradía, será el que desempe-
de la Cofradía, el recibir á los fieles ñe este oficio, ya porque so supone
en la misma, bendecir los rosarios, que en la Iglesia no hay otro sacer-
coronas ó escapularios que han de dote al que se le pueda encargar la
servir como distintivo de los cofra- dirección la Cofradía, ya también
des y todas las bendiciones é impo- porque el Obispo, al fundar allí la
siciones propias de las cofradías á Cofradía y no nombrar Director pro-
que pertenezcan (2). pio, parece que fácilmente confía BU
dirección al pastor de aquella Igle-
Al Obispo de la diócesis pertsne-
sia, según se desprende de un de-
ce, hablando en general, el designar
creto de la Sagrada Congregación (2),
ó nombrar el director de todas las
.cofradías de su diócesis, ya sean las (1) Decr. 18 Nov. 1842. núm. 312
ad 8m.
(1) Decr. auth. núm. 189. (2) Decr. 7 Junii 1842 núm. 304
(2) Decr. 8 J a n . 1861 núm. 389. ad l m .
SECCIÓN CANóNICO-LITISKGICA 965
Pero según esto mismo decreto y siciones hechas por los mismos Pá-
otro del 25 de enero del mismo rrocos como rectores de la Cofradía.
año (1), el Párroco ó Capellán de la 5." Autorizó á los Obispos para
Iglesia ó lugar en que esté erigida que en adelante puedan designar
la cofradía, no es, ipso facto, Direc- libremente, si así lo creyeren con-
tor de la Cofradía, sino en cuanto, veniente, á los Párrocos en Directo-
tácita ó espresamente, es para ello res ó Moderadores de las Cofradías
nombrado por el Obispo. pro tempore tantum (1).
Según un decreto de la 8. Congre- También se consultó á la Sagrada
gación de Ritos (7 Junii 1842. ad Congregación si la'elección ó desig-
3m.) no le era lícito al Ordinario del nación de Director de una Cofradía,
lugar donde se establecía la Cofra- hecha por el ordinario en favor de
día nombrar, como Director perpe- un Cura Párroco, era también favo-
tuo de la Cofradía, al Cura Párroco rable á su sucesor si durante el
de la Iglesia en la que se fundara es- tiempo expreso en la designación,
ta corporación, sino que este nom- muriera ó fuera trasladado el de-
bramiento debía renovarse todos los signado por el Obispo, ó era ne-
años (2;. Pero como se presentasen cesaria nueva designación en favor
algunas dudas sobre el particular á del último.
la Santa Se de, nuestro Santísimo pa- A esto último contestó la Santa
dre el Papa Pío IX, en el Decreto Sede de una manera negativa, es de-
Urbis et Orbis que firmó en la au- cir, que no había necesidad de nueva
diencia del 8 de enero del año 1861 designación, sino que bastaba la pri-
dispuso lo siguiente: mera. Esta respuesta de la Sagrada
1.° Que quedaba derogado todo Congregación fué aprobada por nues-
lo que hasta aquella fecha se había tro Santísimo Padre el Papa León
proscripto, no obstando cualquiera X I I I , en 16 de Julio del año 1887 (2).
autoridad y modo en que se había Para la recta inteligencia de esta
mandado. respuesta de la Sagrada Congrega-
2." Subsanó, dado caso que algu- ción hay que tener presente, según
na no hubiera estado conforme con los Canonistas, si la designación del
lo establecido por la Santa Sede, Ordinario era en favor del Párroco
todas las designaciones hechas pol- como tai, ó como simple sacerdote,
los Ordinarios en favor de los Pá- porque en el primer caso es como
rrocos de las iglesias donde esta- debe entenderse la respuesta de la
ban las cofradías, y todos los actos S. Sede y no en el segundo.
que éstos hubieran hecho como rec- También está declarado que los
tores de la Cofradía. Obispos pueden autorizar á los Ca-
3." Declaró que todos los fieles pellanes de las comunidades religio-
que hubieren sido inscritos en la sas ú otras capillas para que, co-
Cofradía por dichos Curas Párrocos mo Directores ó Rectores de las
se consideraran como válidamente Cofradías existentes en sus res-
inscritos. pectivas Iglesias, puedan proceder
4.° Igualmente declaró válidas en el ejercicio de su cargo indepen-
todas las bendiciones de rosarios, dientemente del Cura Fárroco del
coronas ó escapularios y sus impo- lugar. Esta declaración está conte-
nida en el Decreto JJrbis et Orbis del
8 de Enero de 1861 y más eepresa-
(1) Decr. 25 Jan. 1842>úm. 298
ad 3in.
(2)... imo genérico loquendo quo- (1) Decr. auth. núm. 389-
tannis fieri debebat Rectoris electio. (2) Acta S. Sed. vol. XX pag. 108.
96f> EL MONTE CARMÍLO

monto en su decreto de 3 do Diciem- director, sólo á éslo y no á otro pue"


bre del año 1892(1). de y debe delegar (1).
El sacerdote legítimamente nom- En cuanto á la Cofradía del santo
brado Director do alguna Cofra- escapulario de la Virgen del Carmen,
día, no por eso puedo bendecir é im- si esta en algún convento de la Or-
poner los rosarios ó escapularios con deD, el Director será el Superior de
aplicación de las indulgencias pro- la casa ó el Padre que ésto nombrare,
pias de las Cofradías que dirigen, á pero si estuviera en lugar donde no
no ser que en su nombramiento so hubiera convento de la Orden, debe
le autorice también para eso ó ya atenerse o lo que anteriormente- he-
estuviera autorizado de antes, (2). mos dicho, teniendo en cuenta:
Ordinariamente les Superiores regu- 1.° Que quien ha de dar la auto-
lares y los Obispos que por un indul- rización para la erección de la Cofra-
to especial están autorizados para día es el R. P. General de la Orden y
ello, suelen conceder la facultad de no el Obispo del lugar.
bondecir é imponer los rosarios ó 2.° Que el Director es, ordinaria-
escapularios al Director de la Cofra- mente, aquel á quien el R. P . Gene-
día, juntamente con la facultad ó li- ral de la Orden concede la facultad
cencias para la erección de la misma. para erigir la Cofradía.
El Director de una Cofradía, si 3." Que el Director no podrá de-
está autorizado para bendecir ó im- legar las funciones de su cargo á
poner los rosarios ó escapularios de otro si no estuviera autorizado para
la Cofradía que dirige, no puede de- ello. Esta tutorización debe darla el
legar esta facultad en otro, á menos R. P. General de la Orden y no el
que esté autorizado también para Ordinario del lugar.
delegar, y en este caso si en la auto- 4.° Que todas las facultades y
rización se lo indica á quien puedo privilegios que el Director haya re-
delegar, como por ejemplo al Vice- cibido como tal, deben considerarse,
concedidos por el tiempo quo ejerza
dicho cargo y que espiran cuando
(1) Nouv. Rev. Theol. tom. XXV. por cualquier motivo que sea, dejo
pag. 139.
do ser Director d-5 la Cofradía.
(2) Decr. 18 Nov. 1842. núm. 312
ad. 4m. núm. 270 ad lm. et 343 ad (1) Decret. 5 Febr. 1748. núm. 169
lm. Profem. e t a d 3 m .
Se continuará
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llllllllllllllllllllllllllilll

En los Estados Unidos todo es Otra ventaja tienen los yankees.


grande; el territorio, el número de No conocen el pecado venial. Claro
sus habitantes, su poder, su riqueza, está; el pecado venial es cosa peque-
sus proyectos, sus empresas, sus des- ña, y los yankees no conocen cosa
cubrimientos, su orgullo, su ambi- pequeña, entre ellos todo ha de ser
ción, sus extravagancias y sus dispa- grande, incluso el pecado. El robar
rates. ¿Puede desearse más grande- algunos centenares de pesetas, el
za? Querer otra cosa parece gollería. emborracharse de vez en cuando y
Pero los Estados Unidos no so cosas parecidas son escrúpulos do
contentan con estas grandezas; to- beata. Para que el robo sea pocado
davía buscan otras muchas venta- es necesario robar en serio, miles
jas, ó mejor dicho, destierran de sí de dollars. Para que la borrachera
toda clase de pequeneces. Desde lue- sea pecado es necesario emborra-
go es cosa que está patente á todo el charse ó estar borracho desde el pri-
mundo, ó á todo el que tenga ojos mero de Enero hasta el último de Di-
para ver, que los yankees no cono- ciembre
cen escrúpulos de conciencia. Entre Otra de las grandezas norte-ame-
sus setenta millones de habitantes, ricanas consiste en el uso que en
apenas si se encuentra medio cen- aquel país se hace de los licores. El
tonar de conciencia escrupulosa. ron quo a los españoles nos tuerce
Tienen razón, y su conducta es la cara cada vez que queremos to-
digna de elogio. Por lo general, el mar una copa entera, al yankee no
escrupuloso traga tiburones y escu- le hace ninguna sensación, lo desti-
pe sardinas. El yankee no hace así. na para refresco de señoritas melin-
El yankee traga el tiburón y la sar- drosas y almivaradas damas. El yan-
dina y se queda con aquél y con ésta kee masculino no usa sino brandi,
y nada se lo indigesta, nada le inco- whuiski y otros licores parecidos,
moda, todo le cae bien, como horma que más bien que licores parecen as-
para su zapato, y asi se hunda el fir- cuas.
mamento ó se incendie la mar, el Un día se lamentaba cierto yan-
j a n k e o permanece impasible. kee en nuestra presencia, de que no
963 EL MONTE CARMELO

habiendo tomado nada más que un conseguir el fin para que el hombre
litro de ron, se le había trastornado ha sido criado.
un poco la cabeza. Después dirán los Ya hemos dicho que Dinora de-
incrédulos que ahora no hay mila- seaba ser religiosa carmelita descal-
gros. ¿Qué más milagros se quieren za, que habló de este proyecto con
que tomar un litro de ron y no tras- la Priora de las Carmelitas de París,
tornárselos nada mes que un poco los y que ambas quedaron conformes en
sesos? hacer una fundación en Boston.
Pues, si vamos al modo cómo fu- También hemos presenciado las
ma el yankee, al ver su enorme pipa, escenas que tuvieron lugar en New-
no menor que una de nuestras ordi- York el día siguiente de la llegada
narias tazas de café, nos parecerá de Dinora á aquella ciudad.
seguramente que aquel á quien te- Pues bien; la hija del general Cop-
nemos delante, es más bien uca pinger no se durmió sobre sus lau-
chimenea de Filadelfia, que un ser reles. Aquel mÍ3tno día, en presen-
racional. cia do toda aquella reunión, con
¡Lástima que á los Estados Unidos semblante decidido, frente serena,
de la América se parecen muchos corazón intrépido y valentía más que
estados desunidos de Europa, y éstos de mujer, manifestó que queria sor
y aquéllos y muchos más, dan prue- monja, hacer eíla misma el conven-
bas claras del alto dominio que en el to, metorse dentro y vivir allí sin
hombre ejerce el poder y el instinto sa'ir jamás.
de la bestia humana! Aunque Dinora hubiese aplicado
Sin embargo, después de todo, y la mecha á una bomba de dinamita,
en lo que cabe fuera de los defectos no hubiera producido en la reunión
enumerados, los yankeesposeen cier- un sobresalto como el que produje-
ta natural honradez, son gonerosos, ron aquellas palabras. Algunas mu-
no conservan rencor á nadie, no blas- jeres soltaron la carcajada como si
feman, son hospitalarios y sobre to- se tratara de un proyecto imposible.
do no insultan á nadie en las calles, Fabius Coppinger al oir expresarse
por más que por las calles de New- de aquella manera á su hija, se que-
York, Washington, Boston y Balti- dó sin saber qué hacerse en un prin-
more transitan individuos de todas cipio, pero después que reflexionó
las naciones del mundo, de todas las un poco, dijo para sus adentros con
religiones falsas y sectas extrafala- cachaza yankee; en la libre américa
rias que han inventado los hombres; hay que respetar la libertad del indivi-
y están presenciando continuamente duo.
sus extravagantes ritos religiosos en ¿Pero y las mujeres, sobre todo las
las asambleas de los quakeros y de tres mencionadas amigas de Dinora?
los budistas. ¡Ah! Aquí fué donde se formó una
Pero entre tantas cosas grandes co- tempestad más terrible que la del
mo poseen los Estados Unidos, tie- Cincinali, con la circunstancia de
nen una amplia libertad, la más am- que en esta no se encontraba Pran-
plia del mundo. Alli hay libertad chi para apaciguarla con su escapu-
para todo; casi la misms para el co- lario. Lo que hablaron aquellas mu-
legio de los anarquistas de .Tefferson jeres no cabe en un libro entero ni
como para las numerosas iglesias de en mil. ¡Qué crueldad la de Dinora,
New-York, y con el mismo respeto repetían todas al unísono, qué ingra-
se trata á los extrafalarios é impú- titud, abandonar á sus padresá aque-
dicos mormones de Utah, como á lla edad! El crimen de infidelidad á
los respetables sabios de la estudio- su prometido, quien tan buenas
sa asamblea de Boston. pruebas lo había dado hasta aquel
A causa, pues, de esa libertad qué mismo día, le sería imperdonable
concede el país, permite el Gobier- ¿qué diría él cuando llegara á tener
no, y no desagrada al individuo, na- noticia de la determinación de su
da extraño es que á Dinora Coppin- prometida? se pegaría un tiro, se ti-
ger se le facilitaran todos los me- raría á un río. se pondría loco, se
dios para abrazar la religión que desesperaría. ¡Santo cielo! terribles
fuera de su agrado ó de la obliga- días de luto nos vienen encima. Su
ción impuesta por su cincienoin, y padre moriría do sentimiento, su
tuviera en su mano las oportunida- madre dejará de existir hoy mismo,
des necesarias para vivir dentro de sus hermanos serán capaces de hacer,
esa roligión de la manera mejor para un disparate.
SOLACES t ENTRETENIMIENTOS 969
Ahora que el mundo le brinda eon néis que objetar contra ella si yo la
sus sonrisas, ahora que su juventud abrazo?
os el encanto de cuantos la conocon, —Será verdad que tu religión te
ella que a donde quiera que vaya aconsoja la vida religiosa, pero no
cautiva todas las voluntades, y es hay obligación de cumplir los con-
amada, y apreciada y adorada de sejos, respondió Lucrecia haciendo
cuantos la ven, ¿por qué quiere de teóloga. Además, en t u edad no
abandonar á sus padres, á sus her- conviene encerrarse en ningún con-
manos, á sus amistades y á sus co- vento.
modidades? ¿no podría vivir santa- —¿Por qué, preguntó Dinora con
mente en su casa?, ¿no ejercitaría la energía.
caridad con los pobres de igual ma- —Porque en la juventud es nece-
nera ó mejor que estando dentro de sario gozar de la vida, respondió Lu-
un convento? Ya decíamos nosotros crecia.
que la religión católica es la peor y —Así se expresan los protestantes,
la más cruel de todas, pues tales sa- que tan sólo se ocupan de la vida
crificios exige de aquellos que la presente, dijo lamentándose Dinora.
abrazan. ¡Ay, mi querida Lucrecia, cuando
Hasta esto momento guardó si- miro lo que es este mundo y lo que
lencio la señorita Coppinger, y con es el cielo, lo que es la gloria vana y
ánimo imperturbable veía caer aque- lo que es la gloria divina, ¡qué dife-
lla granizada sobre sus espaldas. No rentes ideas vienen á mi mente!
dejaban de hacerla alguna sensa- La vida no es sino un paso de la
ción las palabras de sus amigas, pe- cuna á la tumba, de los brazos de
ro la determinación estaba tomada y nuestras madres á la obscuridad de
había que llevarla á cabo, así se un sepulcro. La vida verdadera no
hundiera el mundo ó se despedazara se goza sino ante aquel Dios que en
la tierra ó se deshiciera cuanto exis- su trono de estrellas fulgura Omni-
te. Por otra parte no podía pasar sin potente ante aquel hermoso sol que
corrección aquello de que la religión destella en el Edén sacrosanto. Este
católica era la peor y la más cruel de sérquesientoen míyquepiensaenmí
todas. ¿qué otra cosa es sino mi alma que
Tomó, pues, Dinora la palabra, con cual nave perdida en aguas brama-
serenidad varonil como buena nor- doras, sin rumbo, sin timón, sin ri-
teamericana, habló en tales térmi- bera, entre olas de sangre envene-
nos y tal elocuencia que deshizo en nada, camina con paso incierto ha-
un momento toda aquella palabrería cia fines que desconoce?
sin fundamento é hizo variar en su ¡Ah! sola en los mundos de una
modo de pensar á todos los allí re- edad primera ¿á dónde voy?, ¿á dón-
unidos. de vas tú en alas fogosas de tu va-
—No me extraña nada vuestro mo- nidad? Fascinados tus sentidos en
do de expresaros, dijo Dinora con perfumados salones y entre ríos de
dulzura, vuestro modo de pensar es armón) a no tienes aliento, te faltan
ese, y por lo tanto ese debe ser el alas para llevarte á las altas regio-
modo que tenéis de expresaros. De nes del espíritu. Hojas arrastradas
la abundancia del corazón habla la por el torrente de la vida sois todas;
lengua, y vuestro corazón pide esa sin energías para despreciar lo vil,
lengua; pero j o que no tengo ni esas pegadas á las fangueras de la vida,
ideas ni ese corazón, es decir, no con un inmenso vacío en el fondo de
pienso así ni amo asf, mi lengua se nuestra alma, y sin grandezas que
expresará en otro sentido. desciendan desde el cielo para llenar
Ya os dije que la única religión esos vacíos que continuamente es-
verdadera es la católica, la mía; no tán amargando los días de nuestra
pudisteis responder una sola pala- permanencia sobre la tierra.
bra á lo que yo os proponía, ¿por qué Son falsos y cerrados vuestros ca-
venís ahora con que la religión ca- minos, como la religión á que estáis
tólica es la peor? Si es la única ver- abrazados; vanos y ligeros son vues-
dadera, es la mejor, es la única bue- tros pensamientos como las plumas
na y todo lo que ella enseña es bue- de vuestros sombreros; p a s a j e r a
no, todo lo que ella manda es nece- vuestra hermosura, corruptible vues-
sario cumplir y lo que ella aconseja tro cuerpo, vergonzosa vuestra vani-
es bueno que se cumpla. Mi religión dad, de pocos días vuestra exis-
aconseja la vida religiosa ¿qué te- tencia.
970 KL MONTE CARMELO

¡Ah! ¿y por unos pocos días de tris- nunciadas por Dinora con tal emo-
te vivir, por unos momentos de pla- ción que no pudo contener sus lá-
cer fugitivo arriesgaré mi porvenir grimas, cubrió la cara con un pa-
eterno y haré que desaparezcan en ñuelo y cayó en un sofá casi sin sen-
el aire mis inmortales esperanzas? tido.
No; desdo hoy mismo doy principio Pero aquellas lágrimas arrancaron
á mis proyectos, desde hoy quiero otras lágrimas y aquellas ideas pro-
asegurar mi salvacióa, esta es mi dujeron otras ideas muy del agrado
fe, esta es la verdad. Lo que os su- de Dinora. El general Coppínger se
plico con toda la efusión de mi al- retiró sin saber qué hacer ni qué
ma, lo que os pido desde lo íntimo pensar, cabizbajo y pensativo; su
de mi corazón, es que abandonéis los esposa hecha un mar de lágrimas,
errores del protestantismo y vengáis los parientes sin saber á qué atener-
conmigo al seno de la luz. Si que- se; las tres amigas como viendo vi-
réis hacerlo así, me tendréis de vues- siones y la reunión se vio disuelta
tro lado, si no queréis hacerlo llora- de la manera más dramática. Entre
ré mientras duren mis días, vuestra tanto, Dinora dijo para sí: «La se-
ceguedad y extravío. milla está sembrada, no falta sino
Estas últimas palabras fueron pro- que fructifique.

f H. ¿5. DE p . J.
(Se continuará)

PENSAMIENTOS
El liberalismo católico niega que la potestad civil pueda ser cristiana
yo niego que pueda impunemente no serlo y que impunemente nos podamos
dispensar de hacer cuanto la Religión manda y aprueba, para mantenorla
cristiana ú obligarla á que lo sea.
Procurar establecer un gobierno ateo por principio; consagrar esta cosa
vil y absurda, sería indudablemente hacer traición al género humano. La
humanidad nos pediría cuentas delante de Dios. Nos acusaría de tener apa-
gada la luz, y de haber sido cómplices de las tinieblas.
Luis VEUILLOT.

Cuando el pueblo no era soberano, pagaba pocas contribuciones, viajaba


sin pasaporte y dormía sin cerrar las puertas de su casa; la Religión las
guardaba* Ahora, al pobre pueblo se le ha chupado la sangre y dejado des-
nudo... En cambio, para engañarle se le ha puesto sobre la cabeza una co-
rona... de espinas.
APARISI.
i^* *¿* t\L/t +sL* *!/' "vi" »>Jt/ t\Jvt *L f *J-" *'4*/ '•J/' *s»i" *sl" "il*»
\ * *M"

BIBLIOGRAFÍA

TAPICéIS VIEJOS.—No hace mucho sido hábilmente trazada; el ambien-


hemos tenido ocasión de recomendar te medioeval reproducido con todo
á nuestros lectores los excelentes su místico perfume; la conmovedora
trabajos editoriales de los señores acción presentada con lícito y poé-
L González y Compañía, editores tico efectismo'.—La Ciudad Brumosa,
pontificios de Barcelona, con motivo de Renzo Renzaccio, pertenece á la
de la publicación de los cuatro pri- nueva escuela, el símbolo, el detalle
maros tomos de la BIBLIOTECA BLAN- sugestivo, el trazo vigoroso, la man-
CA. Los señores L González y Com- cha esfumada; tales son los procedi-
pañía no cejan en su nobilísimo om- mientos hoy en boga. Renzo Ren-
peño do proporcionar á las familias zaccio los maneja magistralmente.
cristianas sanas y amenas lecturas, La eterna niebla de la ciudad por él
como lo demuestra la nueva obra que descrita, su ambiente enervador, sus
acaba de publicar con el título de hijos degenerados aparecen con rea-
TAPICES viaJosyquo forma el quinto lidad tan esplendorosa, que bien
tomo de la mencionada BIBLIOTECA puede citarse La ciudad Brumosa
BLANCA. Nueva leyendas, á cual más como uno de los trabajos más acaba-
escogidas é interesantes contiene dos de su clase.—Los tres hallazgos,
este volumen: tradición bretona de Emilio Souves-
«Conocidísima es en todo el mun- tre, pintoresca, ingenua, conserra
do literario—dice el prólogo que las * toda la espontaneidad y ól movi-
precede—la simpática figura de Car- miento con que debió brotar de los
men Sylva, psondónimo de la Reina labios marchitos de alguna anciana
de Rumania. El cariño con que ha bretona de voz cascada, hombros en-
dado á conocer las costumbres y corbados, entusiasta del fuego, del
tradiciones rumanas, la naturalidad hogar y de la rueca amiga. L a idea
de su estiló y su exquisita delicade- capital de la leyenda, de gran belle-
za, resplandecen en todas sus obras za moral, queda realzada por un
v muy especialmente en La madre engarco exquisito.—El Hombre, de
"de Enteban, simplicísima narración, Federico Febvre, es una narración
cuasi homérica por su simplicidad y oriental cuya magnífica idea culmi-
su grandeza.—El Delfín se muere, de nante y sobriedad en el relato la ha-
Alfonso Daudet, es una de esas fili- cen típico ejemplar de esta clase de
granas en que la cigarra de Provenza, leyendas; la leyenda-proverbio, grá-
ebria de rayos de sol, da libre curso fica, sentenciosa, tocando en la su-
á su inagotable fantasía y muestra blimidad.—Los tres gusanos, cuento
temperamento de poeta, superior de Osear J . Esphner, en sencillo es-
quizás al temperamento de novelista. tilo, con suave ironía desarrolla la
-Lahija delDux, hermosísímaleyen- breve acción, manteniendo el interés
da popular recogida por Sigfrido hasta el fin.—Y el magnifico Diálogo
Kapper, uno de los cultivadores más de Tourgueneff, el ínclito novelista
inteligentes de la literatura eslava ruso, cierra el volumen con áurea
conserva toda la frescura de la ver- llave. La conversación de las dos ci-
sión popular, apareciendo á la vez mas gigantescas henchida de subli-
engalanada insensiblemente por la midad, produce, altísima é inefable
delicada pluma del colector de tan emoción estética.»
tas y tan bellas narraciones popula- Tales son las leyendas contenidas
res.— Una leyenda que ha merecido on el quinto tomo de la amena Bi-
también los honores de la populari- blioteca Blanca.
zación, es la que con el título de Sigan los señores L. González y
Bernabé ha exornado primorosamen- Compañía por el camino emprendido
te Anatolio France. La sencilla y para bien de la Religión y del buen
sublime figura del protagonista ha gusto. Precio: 2 pesetas.
%
E L MosTfl CARMELO EN EL ASO 1903.—Terminamos el teroor año de la pu-
blicación de nuestra Revista, y, gracias á Dios, nos sentimos con mayores
alientos cada vez para seguir trabajando por Dios y por la Virgen del Car-
men en la obra de la buena prensa.
A nuestros amables suscriptores temos da mostrar nuestro más profundo
agradecimiento por la cooperación que nos prestan, y al mismo tiempo nos
permitimos hacerles una excitación, la de que procuren propagar nuestra
Revista entre sus relaciones, y nos mande cada uno alguna ó algunas sus-
cripciones, en la inteligencia de que harán un'obsequio muy agradable á la
Virgen del Carmen, al mismo tiempo que nos ayudarán en el empeño de
mejorar m i s y más nuestra publicación. Aquellos de nuestros suscriptores
que dasearen números de la Revista para mejor propagarla pueden pedirlos
á esta Administración que con mucho gusto se los proporcionaremos.
Otra vez más suplicamos encarecidamente á los que no han satisfecho to-
davía el pago de sus suscripciones, que antes de ¡terminar el presente año se
pongan al corriente con esta Administración, pues de lo contrario tendría-
mos que suspenderles el envío de la Revista desde el próximo número.
Lo mismo qne los años anteriores regalaremos un precioso librito á los
suscriptores que renueven la suscripción, pero advertimos quo para tener
derecho al libro es necesario renovar la suscripción antes de terminar el pri-
mer trimestre.
CULTOS RELIGIOSOS ENJLIMA.—En las Carmelitas Descalzas de Lima (Perú)
se han celebrado solemnísimos cultos religiosos con motivo de la inaugura-
ción de una hermosísima imagen de la Virgen Santísima del Carmen, que
coincidió con el Triduo que aquella religiosa Comunidad dedicó á los nue-
vos Beatos Dionisio y Redento. Ofició de pontifical el Ilustrímo Señor Ar-
zobispo de Lima asistido por doce sarcedotes. Los sermonee de los tres días
estuvieron á cargo de un P . Jesuíta, u n Redentorista y un Mercedario res-
pectivamente.

TOMA DE HABíTO Y PROFESIóN.—En el Convento de Carmelitas Descalzas


de Don Benito ha tenido lugar la entrática de la Hermana María Antonia
del Espíritu Santo, siendo madrina la virtuosa Sra, Doña Elvira Gálvez de
Solano.
—En la misma Comunidad hizo su profesión religiosa la Hermana Euse-
bia de Jesús; predicó el M. R. P . Superior de los Misioneros del Sagrado
Corazón de María, y fué madrina la piadosa señorita María Elena Sáez.
CRÓNICA CARMELITANA 973

Damos muy cordial enhorabuena á la nueva novicia, á la recién profesa y


á la religiosa y ejemplar Comunidad de Carmelitas Descalzas do Don Benito.
FUTURA NOVICIA—Ha sido admitida por la Comunidad de Carmelitas
Descalzas de Burgos la distinguida joven alavesa señorita Josefa Sáez de
Lafuente que tiene otras dos hermanas consagradas también á Dios en la
Religión. ¡Familia verdaderamente ejemplar! La entrática se verificará en
breve y á su tiempo daremos cuenta de ella á nuestros loStoreS.
E L ARZOBISPO UB VBRáPOLY.—En todos los puntos que va recorriendo el
limo. Arzobispo de Verápoly, Monseñor Bernardo de Jesús, Carmelita Des-
calzo, es recibido con extraordinarias demostraciones de cariño y venera-
ción. Así nos lo comunican nuestros corresponsales. Después que el ilus-
tre Carmelita ha visitado el Sepulcro on que se venera el cuerpo de Santa
Cristina en Osma tenemos noticia de que ha salido para Avila y Alba de
Tormes.
NECROLOGíA.— Ha fallecido santamente en el Convento de las Carmeli-
tas Descalzas de Sanlúcar la Mayor la Hermana Cecilia de Santo Tomás, á
los 66 años de edad y 44 do vida religiosa.
—Con la muerte de los justos falleció en Munguía (Vizcaya) la virtuosa
señora Doña Franca Belaústegui, sxissriptora de E L MOVTB CARMBLO.
—Ha fallecido también, en Bilbao, la suscriptora D. a Fidela Iturriaga.
Encomendamos á las oraciones de nuestros lectores las almas de estas di-
funtas.— E . I . P .
ERRATAS

Casi en todos los números se deslizan á lo cajistas bastantes erratas, al-


gunas de mucha importancia, que el buen sentido de nuestros lectores
habrá rectificado y restituido á su verdadero sentido. Pero debemos llamar
la atención sobre una que apareció en el último número, y que altera no só •
lo el sentido gramatical, sino también la ortodoxia. En la pag. 904, línea 7
se lee «el cuerpo dotado de inmoralidad», en lugar de «el cuerpo do'.ado de in-
mortalidad*, lo cual es muy distinto gramatical y católicamente, como vo el
lector.
En la pag. siguiente se lee también «proquedadn en lugar de «poquedad».
Et sic de alus1

^
C f f Ó H Í C A • • • • «

• • • • • •

CONSAGRACIóN DE LA REPúBLICA DE COLOIMBIA AL SAGRADO CORAZóN DE


J E S ú S . — E l ilustre Arzobispo do Bogotá, D. Bernardo Herrera, invitó á los
Colombianos en una Carta Pastoral á buscar en el Sagrado Corazón de J e -
sús el remedió para los males que padece la República; el Presidente de la
República contestó á ésa invitación con el siguiente Decreto.
»E1 presidente de la República.
«Considerando que és principalísimo deber del Gobierno adoptar cuantos
medios sean conducentes á la pacificación de la República, y que uno de
estos medios es el propuesto por el Rdo. Arzobispo de Bogotá en su mag-
nífica Carta Pastoral de 6 de Abril del corriente año, decreta:
»1.° El Gobierno, tanto en su propio nombre como en nombre de la na-
ción colombiana, coadyuvará á la edificación del templo que se ha comen-
zado á construir en esta ciudad en honor del Sagrado Corazón.
»2.° Con este objeto, de acuerdo con la autoridad eclesiástica y costea-
da por el Tesoro público, se celebrará una solemne festividad religiosa, se-
guida de una peregrinación al templo elevado en la capilla de la República
á la gloria del Sagrado Corazón de Jesús.
D8.° El Gobierno invitará á las solemnidados. mencionadas á todos los
funcionarios públicos, así como á cuantas personas se encuentren animadas
del deseo de la paz y do los bienes que habrán de proceder de ella.
»4.° El Ministro del Interior dirigirá una circular á los Gobernadores do
las provincias para que en todas ellas se celebren solemnidades análogas y
se realicen suscripciones destinadas á la terminación del templo del Sagra-
do Corazón de Jesús.
»5.° El Ministro del Interior se pondrá de acuerdo con el excelentísimo
Sr. Arzobispo de Bogotá para todo cuanto se refiere á la ejecución del pre-
sente decreto.
»E1 Presidente de la República, José Manuel Marroquín,—El Ministro del
Interior, Francisco Mendoza.—El Ministro de Negocios Extranjeros, Felipe
F. Paul.—El Ministro de Comercio, José Ramón Lago.—El Ministro d é l a
Guerra, Aristides Fernández.— El Ministro de Instrucción Pública, José Joa-
quín Casas.—El Ministro de Hacienda, Agmtin Vribe.»
La solemnidad dispuesta por el Presidento de la República se celebró con
la asistencia del Legado de la Santa Sede, Arzobispo y clero do la metrópo-
li, de todos los Ministros, de todos los miembros del consejo de Estado tri-
bunal de justicia, Estado Mayor del Ejército, en fin de todo el elemento
oficial.
El acto de consagración leído por el Arzobispo de Bogotá y repetido por
todos los concurrentes dico así:
CRÓNICA GENKRAL 975

»Jesús, Eey de los reyes y Señor de los que dominan: he aquí a vuestro
pueblo objeto de vuestra predilección y de vuestra paternal solicitud, que
lleno de gratitud por vuestras bondades y por la especial protección con
que le,habéis distinguido, viene hoy a rendiros el homenaje de amor y de
adoración que os es justamente'debido.
«Nosotros, animados del espíritu cristiano de nuestra Constituyen, ijue
reconoce á. la santa Religión católica como fundamento esencialísimo del
orden social, venimos hoy, en nombre del pueblo colombiano, á consagrar-
nos, por medio de un voto explícito, á vuestro Corazón adorable.
> Dignaos recibir, santísimo Corazón este voto nacional como uh home-
naje de amor y de reconocimiento de la nación colombiana; recibid á ésta
bajo vuestra especialísima protección: inspirad sus leyes, regulad su políti-
ca, sostened sus cristianas instituciones, á fin de que lleguemos á disfrutar
del don precioso de la paz social. No permitáis que los colombianos se apar-
ten nunca de Vos, ni dejen u n momento de confesaros á Vos ante los hom-
bres, para que Vos no os desdeñéis de reconocerlos á ellos delante de vues-
tro Eterno Padre.
«Bendecid á nuestro pueblo, á nuestra república y á sus mandatarios, á
nuestra Iglesia y á sus pastores, a la Iglesia universal y & su Jerarca su-
premo, y apresurad el advenimiento del día de vuestro triunfo sobre todas
las naciones, para mayor gloria de vuestro divino Corazón.»
Hermosísimo ejemplo ha dado al mundo cristiano la República de Co-
lombia, que encierra una lección elocuentísima para las naciones que vuel-
ven á la barbarie por haberse apartado del Sagrado Corazón de Jesús.
LAS ÓRDENES RELIGIOSAS EN FRANCIA.—A pesar del discurso que M. Val-
deck Rousseau pronunció en el Senado francés el día 13 de Junio de 1901,
en el cual prometía que las Cámaras concederían las autorizaciones á las
órdenes religiosas que lo solicitaran, sin ningún prejuicio en contra, siem-
pre que se sometieran á su examen, estatutos sinceros y claros que procla-
maran en alta voz sus aspiraciones filosóficas, filantrópicas ó sociales, las
cosas han sucedido de muy distinta manera.
Han solicitado la autorización de que hablaba la ley de Waldeck-Rous-
seau 61 congregaciones de hombres, con cerca de 2.000 casas abiertas en
Francia, y las Cámaras solo se la han concedido á cinco, denegándosela,
por lo tanto, á 56 con 1.917 casas.
Las cinco órdenes admitidas son las siguientes: Los Hermanos de San
J u a n de Dios, con 10 casas; los Cistercienses de la Inmaculada Concepción
de Lerins; los Trapenses de Citeaux, con 23 casas; los Padres do las Misio-
nes Africanas de Lyon, con cinco casas, y los llamados Padres Blancos de
Argelia con 6 casas.
E L Eco FRANCISCANO.—Esta importante Revista religiosa que publican
los P P . Franciscanos de Santiago saldrá con algunas mejoras desde el 1.°
de Enero próximo publicándose quincenalmente en cuadernos de 82 pági-
nas; constará de Sección de actualidad religiosa, doctrinal, moral, apologé-
tica, histórica, científica, antoniana, litúrgica, bibliográfica y de noticias.
Nos congratulamos por estas mejoras y damos la enhorabuena á nuestro
colega en la prensa.
HERMOSO Y CONMOVEDOR ESPECTáCULO.—En Bonaine, Diócesis de Lyón,
ha tenido lugar el siguiente conmovedor espectáculo; dos octogenarios ce-
976 EL MONTE CARMELO

lebraban sus bodas de diamante rodeados de numerosos hijos, nietos, y biz-


nietos, y se hizo; con este motivo una solemne función religiosa, en la cual
dijo la Misa cantada el mayor de sus hijos, á la que asistió toda la familia,
predicó en ella un elocuente y patético sermón el hermano menor del cele-
brante y asistieron de Diácono y Subdiácono dos nietos de los ancianos. El
pueblo se asoció también á tan edificante y cristiana ceremonia.
RESUMEN POLíTICO.—De poco le sirvieron al señor Sagasta sus esfuerzos
para sostenerse en el Poder rehaciendo el Gabinete con los nuevos Minis-
tros de Hacienda, Gracia y Justicia y Agricultura, porque con esta solu-
ción quedaba sin despejar la nube de inmoralidad en que estaba envuelto el
Gobierno; la mayoría siguió tan indisciplinada y en cambio arreciaban en
la oposición las minorías, cada vez más hostiles. Solo se necesitaba un pro-
texto para provocar una votación y derrotar al Gobierno: la ocasión se pre-
sentó enseguida. A propósito de un acuerdo del Sr. Ministro de Marina por
el cual concedía la construcción de dos buques á la Constructora Naval de
Cádiz, cediendo á esta Sociedad la explotación del arsenal de la Carraca,
presentó el señor Díaz Moreu una proposición incidental que envolvía un
voto de censura contra el Gobierno; procedióse á la votación obtenien-
do las minorías noventa y seis votos y los ministeriales ochenta y seis: des-
de aquel momento quedó muerto el Gobierno, y quedó muerto de una mane-
ra rigurosamente parlamentaria. A la mañana siguiente el señor Sagasta
llevó á Su Majestad la dimisión total delMinisterio.
Hechas las consultas reglamentarias, el Rey llamó al señor Silvela á los
Consejos de la Corona, y se constituyó un Cobierno de Unión Conservado-
ra en esta forma:
Presidencia, Silvela; Estado, Abarzuza; Gobernación, Maura; Gracia y
Justicia, Dato; Hacienda Villavorde; Guerra, Linares; Marina, Sánchez do
Toca; Agricultura, Vadillo; Instrucción pública, Allende Salazar.
Desde que se ha constituido el nuevo Gabinete el gobierno está ocupado
en la provisión de cargos en los ministerios, gobiernos civiles; etc.. Tanto
en el Congreso como en el Senado se han suspendido las sesiones en la pre-
sente legislatura, y pronto aparecerá en la Gaceta el Decreto de disolución
de las actuales Cortes.
¿Qué se puede esperar ó que se puede temer del nuevo Gobierno? Tiempo
habrá para verlo y para juzgarlo.
ÍNDICE D E L TOMO III
A1SIC D E 1 9 0 2

Artículos de fondo
Págs.
A nuestros subscriptores 2
En el primer día del año, por Sor Aurora 8
Fr. Jerónimo de San José, por José Ignacio Valentí 8, 51, 89,
mr, 267/305, 341
Sor Teresa del Niño Jesús, por Fr. E. S. F 12, 56, 94, 223, 256,
298, 338, 379, 422, 461, 499, 584, 629, 660, 706, 750, 823 907
El Catolicismo y las Bellas Artes, por Fr. Samuel de Sta. Teresa .. 15,
99, 131, 227, 263, 334, 426, 504, 667, 833 916
Dad á Dios lo que es de Dios y al César lo que es del César, por Fr.
E. S. F , 19
A orillas del mar, (saludo) por la Redacción 14
La Sagrada Familia, por Fr. E. S. F 44
La V. O. T. del Carmen, por Fr. Anastasio de la Sagrada Familia
62, 102, 138, 276 354
La Iglesia y la Revolución, por Fr. Pedro Tomás de Santa Teresa
64, 135, 317, 436, 510, 677 717
Humildad y Gloria, por Fr. Amado 81
El 12 de Febrero de 1901, por Fr. A. M 85
Palabras de vida, por Fr. Amado 121
El estudio de la Religión, por Fr. Eusebio de la AsunciÓD... 125, 350, 597
Mes de San José, por Fr. Amado 161
A Santo Tomás de Aquino, por Fr. Ángel María. 166
Teoría sobre la graduación de las inteligencias, por Fr. Marcelo del
Niño Jesús 168
Carta de Sta. Teresa de Jesús á su sobrino don Lorenzo de Cespeda,
en Quito • 177
Crucifixus est... por Fr. Amado 209
Consummatum est, por Sor Aurora 214
Compasión de Maria, por Fr. Plácido María del Pilar 216
Meditación Bíblica, por Fr. Ángel María 220
Triunfo de Jesús, por Fr. Amado 249
Honradez al uso, por Mariano Labroda y Villoque 253
¡Oremus!, por Fr. Amado 292
La cuestión social, por Fr. V. P. C. X. 295, 465
La más hermosa, por Fr. Amado 329
¡Santo, Santo, Santo!, por Fr. Amado ' 369
Símbolo Teresiano de la Fe Católica, por F r . Ángel María de Santa
Teresa^ 373
Un libro funesto 886
Un cantor de la Eucaristía, por F r Ángel Maria de Sta. Teresa 409
Viva Jesús Sacramentado, por Fr. Anastasio de la Sagrada Familia... 420
Fr. Jerónimo de S. José por Fr. Ángel María 449
Mirando al cielo, por Fr. Amado 453
Congreso internacional mariano, por Fr. A. M 455
Beatam me dicont omnes generationes, por Fr. Ángel María 489
Una visita, por Fr. P . T . . . . . ' . • 492
La nuvecilla misteriosa, por el limo, señor Obispo de Sajitandor 530
Fugaces recuerdos, por P. S. Camporredondo 535
Nos autem populus ejus, por Fr. Amado 538
María y el Carmelo, por J. I. Valentí 545
La flor del Carmelo, por Fr. P. T 546
La Salve, por C. D .... 556
973 EL MOHTE CARMELO

El Sacrificio de Elias, por C- D 559


Los Hijos, por Fr. Salvador de la M. de D 577
Un Sol del Carmelo, por Francisco M. M. M 582
La Asunción de María, por Fr. P. T 617
Herida de amor, por Fr. Amado 623
Su Santidad León X I I I y el Congreso Mariana de Friburgo 643
Día de Gloria, por Fr. Amado .- ., 657
Pensamientos, por F. S 697
Los dos órdenes (historia primitiva),-por Fr. Ángel María 699
Invocación Carmelitana, por Fr. Pedro Tomás de Santa Teresa 737
Santa Teresa de Jesús, por Fr. Amado 741
El P. Gracián y una vida de Sta. Teresa (boceto de un prólogo), por
Fr. Ángel María 744
Un Carmelita Descalzo embajador, por Fr. Pedro de la M. de D 757
En el desierto do las Palmas, por X 759
Santa Teresa de Jesús, por Fr. Ángel María 777
La Gran Reformadora, por Fr. Amado.... 782
Teresa de Cepeda y Teresa de Jesús, por Fr. Eduardo de SantaTeresa. 787
Ensayo litúrgico sobre el Oficio de N. M. Teresa de Jesús 790, 830,
871. 913
El Cementerio, por Fr. Lorenzo de S. J 817
San J u a n de la Cruz y sus obras espirituales, por Fr. Ángel María 857
La poesía de San Juan de la Cruz, por M. Menéndez Pelayo 862
Oración del alma enamorada, por San Juan de la Cruz 866
Catolicismo y Racionalismo, por Fr. Ijnotus 874
España por María, por Fr. Amado 898
El pan del Espíritu, por Fr. Ángel María 906
Al Portal do Belén, por Fr. Amado 937
El Nacimiento de Jesús, por F r . Samuel de Santa Teresa 941
Poesías
Salidas de Pascuas, por Fr. Jerónimo de San José 6
Antología: La roca, por Étam de Vi u 38
La muñeca, por José Montero. 40
Lecho de amor.—Dulcísima Palabra 49
No hay que temer, por un Carmelita Descalzo 91
A la Virgen, por J u a n Martínez Nacarino 129
Una conclusión sonada, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano. ' • . 174
Canción de Cristo que padece por el alma, por San J u a n de la Cruz 219
La verdad de la muerte, por L. Ram de Viu 226, 294, 430, 516
719. 842
Anhelo Santo, por una Religiosa 262
A una Cruz, por José María Herr&iz 316
La Primavera, por un Carmelita Descalzo 333
Soneto, por Antonio de Quevedo 358
A reinar, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano 376
La Caridad, por Antonio G. de Quevedo 389
Nota final (á María), por Fr. Luis de León 408
Dol Smo. Sacramento, por San J u a n de la Cruz 414
Armonías de la creación, por V.. S. P 463
Ansia el alma estar con Cristo, por S. J u a n de la Cruz 496
Recuerdos de la infancia, por un Carmelita Descalzo 508
Plegaria de San Simón Stock. 529
A la Virgen del Carmen, por Fr. J. María del Smo. Sacramento 543
Historia de un Escapulario, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano 552
Por el manco de Lepanto, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano. 588
6tí4, 703, 748 827
A la Santísima Virgen, por un Carmelita Descalzo 625
Semblanzas Teresianas, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano 627
La visión de un Apóstol, por un Carmelita Descalzo 753
ÜíMCB DEL ífiCfitO ÍIÍ &79

P&gs.

Nota final (á Sta. Teresa) por F. S ••• 776


En la pila Bautismal, por Fr. Florián del Carmelo Teresiano 785
Ama Teresa Jesusenari, por Fr. Martín del Corazón de María 795
Esperanza, por Autonio Gómez Gutiérrez 801
Canciones deJ alma en la Noche oscura, por San J u a n de la Cruz... 869
A San J u a n de la Cruz, por un Carmelita Descalzo 869
A María Inmaculada, por Fr. X. C. D • 901
Dios te Salve, por G. Saro y Cano •• 910
Canción de Cristo y el alma, por San J u a n de la Cruz 944
Villancicos para despertar la^mañana de Navidad, por Fr. Jerónimo
de San José ". 953
Misiones Carmelitanas
Subscripción á favor del R. P . Martín, Vicario General de Quilón 29,
70,117, 198 312
Desde Malabar, por Fr. J. V. 309, B84, 468, 591, 672, 952
Carta de Malabar, por Fr. Martín do la Sagrada Familia 346
Efemérides de la Misión Carmelitana de Mesopotamia 633, 712, 877, 955
Una visita, por Fr Plácido María del Pilar 799
La fiesta de Sta. Teresa en Malabar, por Fr. Ángel de la Virgen 920
Sección Canónico-Litürgica
La Cofradía del Carmen 24. 67, 107,144, 396, 476, 561 963
De los cánticos en lengua vulgar durante la Misa '.....' 26
Dos importantes decretos, por un Carmelita Descalzo 181
Nuevas indulgencias para la fiesta del Carmen 517
Importantísimo Decreto ......'. 604
Prórroga del privilegio para conmutar á las Religiosas la obligación
de rezar el Oficio Divino 639
Breve de Su Santidad concediendo á las Carmelitas Descalzas que
puedan hacer el Vía-Crucis en la celda 640
Dudas acerca del Decreto que ordena á las Religiosas hacer profe-
sión de votos simples antes de los solemnes 761
Mas sobre la música, por Fr. Antero de San José •• 923
La Colecta. «Et Fámulos» Oficio Parvo del S. C—Otra indulgencia,
por Fr. Antero de S. José 9G3
Sección Musical
El canto Gregoriano en Roma 104, 140 959
Publicación recomendable, por Fr. M. T. R í o . . . . . . . 136
La tonalidad y el ritmo del Canto Gregoriano. 271, 313, 356, 390, 431, 474
El Canto Gregoriano desde el punto de vista higiénico, porFr.M.T. Rio 601
El Eiemplarismo Divino perfecciona la música, por el R. P . Ernesto
Dubois 637, 720
Bibliografía
Florecillas del Carmelo, por el P . Plácido M. a del Pilar 27
La última carta de Sta. Teresa remitida á América en 1581 144
Devociones Josefinas 152
Al pie del altar 278
Directorio Práctico—Curso Elemental de Apologética contemporánea 279
Guia de principiantes en el ejercicio de la Oración Mental, por un
Carmelita Descalzo 519
El Derecho español en sus relaciones con la Iglesia, por don Antolín
López.—Deberes de los Hermanos Donados Carmelitas Descalzos... 682
Cuauros sinópticos de indulgencias del Carmen 763
Biblioteca Blanca.—Nuevo método de practicar la devoción do los
Siete Domingos de S. José 844
La Vida cristiana en medio del mundo, por la Princesa C a r o l i n a -
Regla primitiva y Constituciones de las Carmelitas Descalzas 892
980 tih MONTÉ CAttMEtÓ
Págs.

España y América 92 5
Tapices Viejos 97 1
Crónica Carmelitana
Profesión Religiosa 31
Desde Toro _ 32
Función Religiosa,—Necrología 34
A nuestros amigos y subscriptores de Madrid.—Muchas gracias.—Del
Monte Carmelo 72
Desde Chile 73
En Vitoria.—El Monte [Carmelo 75
A nuestros subscriptores de Madrid.—Nueva fundación Valdivia
(Chile) 107
Chanaval Alto 110
El R. P . Martín en Pamplona 112
Profesiones Religiosas 113
Nueva Revista Carmelitana.—A nuestras MM. Carmelitas de España.
—Necrología 114
A nuestros subscriptores de Madrid.—Colecciones del Monte Carme-
lo.—Oremos 153
Colecciones de E L MONTE CARMELO.—Del Monte Carmelo.—Nuevas
Religiosas 199
Profesión Religiosa.—Santas Misiones.—Necrología 200
Solemne Consagración de la niñez al Divino Redentor ¿ 239
Habana Católipa 241
Primera Misa.—El R. P . Martín.—En honor de Sto. Tomás.—Necro-
logía 243
Misión de Pámames 280
La fiesta de Sto. Tomás de Aquino en Alba de Tormes 283
Nueva Iglesia en Roma.—El R. P. Martin en Sailtander, 321
Una profesión Religiosa. 322
Toma de hábito.—Necrología 323
La nueva iglesia de la casa generalicia on Roma 359
Nuevo Obispo Carmelita.—De Chile 362
Primera Misa. —Santas Misiones.—Solemne Consagración de los ni-
ños al Redentor 363
Necrología 364 397
Corresponsal.—A nuestros bubscriplores 365
A Ultramar 397
Tomas de hábitos •. 899
Nuevo sacerdote.—Ha fallecido 402
De la República Argentina 440
Buen viaje.—Profesión Religiosa 441
Noticias del Monte Carmelo.— A Malabar 480 \
Consagración de los niños al Divino Redentor.—Profesión Religiosa.
—De viaje.—Toma de habito 480
Necrología.—Libros recibidos 481
La Fiesta del Corpus en Caifa 520
De Roma 521
Necrología 523
Carta de Buenos Aires 570
Una Profesión 572
Necrología 574
Carta de Chile • 607
Nuevo sacerdote.—Las Fiestas del Carmen.—Necrología. 610
Nuevo Prefecto de Propaganda Fide—Carta del Monte Carmelo 645
Fiestas del Carmen en Roma 646
Carta de Malabar 647
Un prodigio del Sto. Escapulario.—Ordenes Sagradas y Profesiones... 648
Solemnes fiestas en Rioseco.—Profesiones Religiosas—Necrología... 649
Carta de Verápoly 683
íNDICE DEL TOMO I I I 981

Iglesia Carmelitana en Valparaíso 685


Buen viaje.—Necrología 690
En el Carmen do Méjico 722
Grandes solemnidades carmelitanas en Taxco (Méjico) 723
L i s fiestas del Carmen en Méjico 724
Las fiestas del Carmen en Córdoba Argentina 726
Necrología 727
Carta de Alvay 765
Carta del Monte Carmelo 760
Profesión Religiosa 802
La virtud del Escapulario del Carmen.—Necrología—Monasterio de
Carmelitas Descalzos de Curión 804
Carta del Monte Carmelo.—República Argentina.— Una Misión 845
Instalación canónica de los Carmelitas Descalzos en Córdoba Argen-
tina 817
Por intercesión de Sta. Teresa —Tomas de hábito 448
En honor de 8ta. Teresa—Necrología 810
Nuevo Arzobispo Carmelita '. 882
Audiencia Pontificia á un misionero español.—Profesiones Religiosas 833
Toma de Habito.--Fiestas de Santa Teresa de Jesús en Alba de Tor-
mos' 885
¡Sea bien venido! 889
Que tengan buen viaje.—Bodas de oro — Necrología 8.)0
Carta de Chile '..... 926
El Arzobispo de Verápoli.—Un milagro del niño Jesús de Praga—
Consagración del Arzobispo de B ig iad 928
E L MONTE CARMELO en el año 1903.—Cultos religiosos en Lima.—To-
ma de hábito y profesión Religiosa.—Futura Novicia—Necrología. 974
Crónica General
Consistorio.—El divorcio en Italia P.5
Vigésimo aniversario del Pontífice SS. León X I I I 35
Tiaras.—Una carta del Papa
Circular en católico 36
Noticias políticas 37
Palabras de León XIII.—La Sagrada Congregación de R i t o s . - E n
las Antipodas 76
Mensaje de la Reina Regente.—El Obispo de la Seo de Urgel.—Re-
sumen político 77
La Iglesia y el divorcio en Italia—El Jubileo Pontificio 115
Recompensa merecida.—Resumen político .... 116
La acción católica.—Colegio social romano.—Proyectos de g u e r r a . . . 155
Resumen político.—-Ultimas noticias 157
Jubileo Pontificio —El espionaje de Crispí 20L
Toma de habito.—Lis sucesos de Barcelona 202
Declaraciones hostiles ¿OS
El Jubileo del Papa 241
Principales fechas de la vida de León XIIl—Felicitaciones—D. L3Ón
Carbonero y Sol.—Invitación.—Resumen político 215
Felicitaciones á S u Santidad—Anédoctas del Papa—Decreto de apro-
bación.—Los enemigos del cristianismo 285
Resumen político 286
Nueva encíclica de Su Santidad.—El Papa y el Embajador extraor-
dinario de Alemania.—La Embajada norteamericano.—La peregri-
nación vascongada 324
Masonizando.- Sacerdote preso por censurar el decreto de González.
—Sagrada Congregación de Ritos ' 3'25
No hay mal que por bien no venga.—Resumen político 326
La última Encíclica y las Ordenes Religiosas.—Libros recibidos—So-
luciones prácticas del problema social.—Resumen político 366
982 EL MONTE CARMELO

Págs.

Dispensa de la Vigilia de Pentecostés.—La Peregrinación Vascon-


gada ^ .,. 403
Resumen político •... 404
La adoración nocturna y la ley de Asociaciones.—Conversión de
un Rey.—Cuba independiente.—Resumen político 445
La salud de León XIII—Encíclica sobre la Eucaristía 482
El próximo Congreso Católico.. 484
Resumen político 485
Alocución de Su Santidad 524
Las Ordenes religiosas y el Gobierno Español 526
El Emperador Guillermo, clerical 575
Novena del Apóstol Santiago.—Peregrinación española á Roma.—Un
caso único en el Pontificado 576
Decreto infame G|l
Las Asociaciones Religiosas en España.—Nota política G12
La cuestión Religiosa en Francia.—Asociación para la defensa de las
Escuelas Primarias.—La Baronesa de Reville y sus argumentos... G50
Congreso Eucarístico de Lugo.—La lámpara votiva.—Peregrinación
catalana á Roma Gol
Obligación de los seglares en la acción católica.—Resumen político.. 052
La fiesta onomástica de Su Santidad.—Nombramiento comentado.—
Una petición al Congreso de Friburgo. - La Vizcondesa de .Torbalán. 091
Insolencias do un Ministro.—Resumen político Gi)2
Ofrenda á Su Santidad.—Una buena obra y una mala acción 829
Felicitación á los católicos franceses.—Triste fin de un blasfemo.—
Resumen político . . . . . . ... 780
Causas de Beatificación de una Princesa y de una Archiduquesa.—
Los años de Pedro.—Una carta de Su Santidad 770
Resumen Político 771
Circular importante.—La Misa del Papa 806
Sigue la persecución ;. 807
Zola.—La mano de Dios 808
Un valiente.—Donativo espléndido.—El poder temporal del P a p a . . . 809
Las cosas claras. - L a niñera del Papa.—Una carta de Cronge 810
Bienvenidos.—Resumen político ; 811
El Episcopado francés.—Los Jacobinos Italianos.—Nuevo General de
los Carmelitas Calzados.—Bendición de una cruz 850
Congreso Mariano internacional.—Resumen político 851
El quinquagésimo aniversario de la proclamación del dogma de la
Purísima Coneepción.—La libertad religiosa en Alemania.—El de-
bate político .-...• 891
Los estudios bíblicos.—La Salud de Su Santidad G30
Resumen político 931
Congregación de la República de Colombia al S. C. de Jesús.—Las
Ordenes religiosas en Francia. - E l Eco Franciscano.—Hermoso y
conmovedor espectáculo.—Resumen político 974, 975
Solaces y Entretenimientos
Bocetos 39
El Sto. Cristo de los piojos 78
El Mago blanco H9
Fábula india 158
La caridad.—Restitución 15G
El parlero 204
Jesús en almoneda 247
De quién es la culpa 287
Apólogo chistoso 328
Hágase tu voluntad .' 367
Ej emplo moral 407
La lámpara Eucarística 446
El ciego del Santísimo Sacramento 487
Los pajarillos de Sta. Ana °2<
íNDICE DEL TOMO ni 983
PAgs.
Un Valionte, un Fantasma y un Escapulario, 565, 613, 653, 693, 732,
772, 812, 852, 893
Dinora Coppinger 832 967
Variedades
Hojita del calendario.—El año que pasó 5
El año nuevo en China 40
El dia a la noche (carta) 204
Nombres encomiásticos dados á Sto. Tomas de Aquino.—Doctores no-
minados 207
A nuestros lectores 208
Reflexiones 225
Keceta—Histórico 328
A nuestros suscriptores 405
Histórico.—Las flores .—Flores del campo 407
Nuestros padres . . . 512
Retrato de San Juan da la Cruz 876
Elogio de San J u a n de la Cruz, por Santa Teresa de Jesús 831
Habilidad de un aldeano.—Diversos modos de enlutarse 896
Pensamientos 970
Grabados
El niño Jesús de Praga 7
La Sagrada Familia (Rafael) 16
Iglesia de Travancore (Malabar) 28
La Sagrada Familia (José Romero Tena) 46
La Virgen del Carmen 61
Carroza real del Rey de Quilón 63
El Santo Cristo de los piojos 79
La Virgen del Carmen que se venera en Burgos 83
Desierto de las Palmas 87
Ilustrísimo Obispo de Damasco 93
Seminario Pontifical de Verápoli 10-5
La Virgen del Carmen que veneran en el Convento de Vitoria 130
Convento de PP. Carmelitas de Bagdad 143
El Carmelo. Residencia de PP. Carmelitas de la Habana 160
El Patriarca San .losé (Romero Tena) 163
Convento de P P . Carmelitas de Tarragona 180
La Virgen del Carmen de P P . Carmelitas de Tarragona 197
La Oración del Huerto Mil
Dolorosa que se venera en Alba de Tormes 217
Descendimiento de la Cruz , 225
Jesús en el Sepulcro 230
El buen Pastor 251
Consagración de los niños á Jesús Redentor 261
Abadía de San Pedro de Solesmes 272
Virgen del Carmen que se venera en los P P . Carmelitas de Valencia. 291
Convento de PP. Carmelitas de Begoña 303
Iglesia de P P . Carmelitas de Roma 860 361
La venida del Espíritu Santo 374
San Isidro Labrador (Romero Tena) ; . 378
Grupo de Alfareros Indios (Malabar) 383
La Cena (Juanes) 419
Nuestra Señora de las Misericordias 435
La Virgen de Covadonga 460
Interior de una pagoda india (Malabar) 470
La Visitación de la Virgen 491
Sagrado Corazón de Maria (Romero Tena) 515
El carro de fuego (A. Vera) 536
Nuestra Señora del Carmen. Patrona jurada de la República de Chile
y sus ejércitos 539
984 EL MONTE CARMELO

Páss.
Altar mayor del Monte Carmelo 541
Milagrosa Virgen del Carmen (Burgos) 518
Altar mayor de Valencia 550
liUgar del sacrificio (Monte Carmelo) 558
L > Virgen del Carmen entregando al Santo Escapulario á San Simón
Stock (Font) . . . .... ."..:..- 530
Ror Teresa del Niño JesÚ3 a los 15 años y su padre 5S7
Grupo de Leñadores indios(Malabar) 51)5
San Joaquín padre de Nuestra Señora (Romero Tena) 019
La Santísima Virgen del Carmen que se venera en Cuzco (Perú) 032
Cardenal Gotti, Carmelita Descalzo 071
Fabricación de aceitj ( Malabar) 073
San Miguel (Rimero Tena) 700
Fachada de la Iglesia de Car.nelitis Ü3 3jalzn (Valpu'a's >) 71.0
Interior idem idem .. 7 LS
Santa Teresa de Jesús que se venera en la residencia d > Santander 742
J a r r a y libro del abecedario qui usaba S mta Teros i de Jjsús 742
Santo Cristo que lie v iba Santa Teresa en las fundiciones 750
Imagen de Santa Teresa que se venera e n S a n t i a j p de O'.iile (pre-
miada por el Papa León X I I I 778
Sepulcro de Santa Teresa de Jesús 78L
.El P. Gracián de la Madre de Dios 783
Corazón de Santa Teresa de Jesús . . . . 788
Claustro interior, j a r ü n do la Encarnación de Avila, frente á la cel-
da donde fué transverberada Santa Teresa 7!>0
Rigando por el soldadito. • ... 81!'
La Virgen del Cirmen y los Santos de la Orden 82G
San Juan de la Cruz en Sogovia 859
San J u a n de la Cruz en la cárcel de Toledo (cuadro de Fr. Roque de
San José, (Carmelita Descalzo) 805
La Purísima. 890
La Madre Santísima de la Luz (Méjico) 912
El Niño Jesús 989
Tambor, sonajas y pito quo usaba Santa Teresa, on Navidad, Avila.. T42

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