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ENFOQUE
Educación a distancia en tiempos
de pandemia
La educación a distancia existe formalmente
hace más de 100 años. Es una herramienta
que los países desarrollados utilizan para
garantizar el derecho a la educación, echando
mano de la tecnología vigente en la época,
habiendo pasado por la radio, la televisión,
CD, entre otros. Hoy, con la pandemia,
prácticamente todos los países han
transferido a sus estudiantes presenciales a
la modalidad virtual, con la convicción de que
la vida debe seguir, adaptada a nuevas
condiciones, pero debe continuar, a fin de
mantener los planes familiares y de
desarrollo personal y profesional, y evitar una
parálisis social.
9/4/2020
Emma Barrios
En el Perú, a iniciativa del Ministerio de Educación, todos podemos utilizar esta disciplina, tan
vigente en el mundo, recuperándola y poniéndola en valor. Así, prácticamente todas las
universidades del país iniciarán las actividades académicas con clases virtuales si no se levanta
el estado de aislamiento establecido por el Gobierno para protegernos del coronavirus.
Al igual que una película de ciencia ficción en la que regresas al futuro, muchas universidades
están dando el salto de 5, 10 o 20 años adelante para ponerse en condiciones de dar la talla
frente a este nuevo reto y transformarse de universidades presenciales en virtuales.
Conocimiento y herramientas tecnológicas son lo que más abunda en este momento en el
mundo para el aprendizaje virtual, pero la curva de experiencia de los equipos de trabajo es
vital, de manera que los problemas y los logros serán absolutamente diversos. Por eso es
fundamental no dar marcha atrás; debemos empezar de una vez para llegar al futuro.
Estamos frente a una nueva época, es importante dar el salto al futuro, recuperar el tiempo
perdido en estos años de rezago respecto a la educación inclusiva que exigimos, de tal forma
que responda a la diversidad del país, donde solo tres de cada 10 peruanos y peruanas
acceden a la educación superior. No podemos dejar que la pandemia profundice las
diferencias solo porque no podemos ir a clases presenciales, cuando en el mundo la educación
superior pasa por un proceso inverso de mayor valoración de la virtualidad, dadas las ventajas
que ofrece de acceso para todos y de formación a lo largo de la vida.