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Anibal Quijano
La idea de raza en su sentido moderno no tiene antecedentes previos a América, ahí fue donde
se produjeron identidades sociales históricamente nuevas (negros, blancos, indios, mestizos).
Otros significados como “europeo” que señalaban solo una procedencia geográfica pasó a
tener una connotación racial, social e identitaria. Este se convirtió en el instrumento de
clasificación social básica de la población.
La idea de raza fue un modo de otorgar legitimidad a las relaciones de dominación impuestas
por la conquista. Los pueblos conquistados y dominados fueron situados en una posición
natural de inferioridad como así también sus rasgos fenotípicos, descubrimientos mentales y
culturales.
Así fue como se dividieron los roles y lugares en la nueva estructural global del trabajo, la raza
y la división del trabajo quedaron estructuralmente asociados a pesar de que ninguno era
dependiente del otro. En América, los indios fueron destinados a la servidumbre para prevenir
su total exterminio, los negros a la esclavitud, y los europeos a la ocupación de cargos
políticos, producción independiente o el trabajo asalariado.
De ese modo se establecía, por primera vez en la historia, un patrón global de control del
trabajo, sus recursos y productos. Se establecía una nueva, original y singular estructura de
relaciones de producción en la experiencia histórica del mundo: el capitalismo mundial.
La privilegiada posición ganada con América para el control del oro, la plata y otras mercancías
otorgó a los blancos la ventaja para disputar el control del comercio y el mercado a escala
mundial. Les fue posible el control de la red de intercambios que abarcaba tanto América,
Europa como Lejano y Medio Oriente. De esta manera les fue posible concentrar el control del
capital comercial del trabajo y de los recursos de producción en el conjunto del mercado
mundial.
Europa Occidental, en la cual se encontraban los países que dominaban América y África, se
constituía como una nueva identidad geocultural, y emergía como la sede central del control
del mercado mundial.
El control del trabajo en el nuevo patrón de poder mundial se constituyó articulando todas las
formas históricas de control del trabajo en torno de la relación capital-trabajo asalariado. Pero
dicha articulación fue constitutivamente colonial, pues se fundó en la adscripción de todas las
formas de trabajo no pagadas a las razas colonizadas, y en segundo lugar, en la adscripción del
trabajo asalariado a la raza colonizadora.
Esa colonialidad del trabajo decidió la geografía social del capitalismo: el capital era el eje en
torno del cual se articulaban las demás formas de control del trabajo. Esta relación social
especifica fue geográficamente concentrada en Europa y socialmente entre los europeos de
todo el mundo del capitalismo, Europa y lo europeo se constituyeron en el centro de ese
mundo capitalista
Europa, controlando el mercado mundial, pudo imponer su dominio colonial sobre todas las
regiones y poblaciones del planeta, generando un proceso de re-identificación histórica, ya
que desde Europa se le atribuyeron nuevas identidades geoculturales.
Esa configuración cultural e intelectual intersubjetiva determinó que Europa centrara bajo su
hegemonía el control de todas las formas de control de la subjetividad, de la cultura y de la
producción del conocimiento como parte del nuevo patrón de poder mundial.
Expropiaron a los colonizados aquello que resultaba más útil para el desarrollo del capitalismo
y el beneficio europeo, reprimieron tanto como pudieron a estas poblaciónes. Los forzaron a
aprender parcialmente la cultura dominante en todo lo que fuera útil para sostener esa
dominación.
Los europeos generaron una nueva perspectiva temporal de la historia y reubicaron a los
pueblos colonizados, sus respectivas historias y culturas, en el pasado de una trayectoria
histórica con Europa como punto culmine.
La cuestión de la modernidad
El mundo actual tiene tres elementos centrales que afectan la vida cotidiana de la totalidad de
la población mundial: la colonialidad del poder, el capitalismo y el eurocentrismo. Lo que la
globalidad de este patrón indica es un piso básico de prácticas sociales comunes para todo el
mundo, una esfera intersubjetiva que existe y actúa como esfera central de orientación
valorativa del conjunto. Las instituciones hegemónicas de cada ámbito de existencia social son
universales a la población del mundo como modelos intersubjetivos (Estado-nación, familia
burguesa, empresa, racionalidad eurocéntrica)
El nuevo dualismo
A lo largo de los años, se gesta la idea de una ponderación del alma sobre el cuerpo, y esta
idea termina por ser radicalizada secularizada por Descartes. En base a eso, desde esa
perspectiva eurocéntrica, algunas razas son condenadas como inferiores por no ser sujetos
“racionales”, esto los convierte en dominables y explotables.
Durante el siglo XVIII, ese nuevo dualismo radical fue amalgamado con las ideas mitificadas de
progreso y de un estado de naturaleza en la trayectoria humana, los mitos fundacionales de la
versión eurocentrista de la modernidad.
Un estado-nación es una suerte de sociedad individualizada entre las demás. Entre sus
miembros puede ser sentida como identidad. Sin embargo, toda sociedad es una estructura de
poder. Es el poder aquello que articula formas de existencia social dispersas y diversas en una
totalidad única, una sociedad. Toda estructura de poder es la imposición de algún grupo sobre
los demás.
Los miembros de un estado-nación deben tener en común algo real que compartir. En todos
los reales estado-nación modernos, es una participación más o menos democrática en la
distribución del control del poder. Esta es la manera específica de homogenización de la gente
en un Estado-nación moderno. Puesto que son estructuras de poder, eso implica que se trata
de un poder que se configura en ese sentido. El proceso empieza siempre con un poder
político central sobre un territorio y su población, precisa de un poder político estable y
centralizado. Este espacio es necesariamente un espacio de dominación disputado y ganado
frente a otros rivales.
Por otro lado, el proceso de centralización estatal que antecedió en Europa Occidental a la
formación de estados-nación, fue paralelo a la imposición de la dominación colonial en
América. Comenzó como una colonización interna de pueblos con identidades diferentes en
los mismo territorios de los futuros estados-nación. Y siguió paralelamente a la colonización
imperial o externa de pueblos que no solo tenían identidades diferentes a las de los
colonizadores, sino que habitaban territorios que no eran considerados como los espacios de
dominación interna de los colonizadores.
Antes de la independencia, el territorio ocupado era muy pequeño, los indios no fueron
colonizados, algunos eran reconocidos como naciónes y se negociaba con ellos. No eran parte
de la población incorporada al espacio de dominación británico. Cuando se forma el nuevo
estado-nación post revolución, los indios son excluidos de la sociedad, pero mas adelante sus
tierras fueron conquistadas y ellos casi exterminados, ya que resulto en la abundancia del
recurso básico de la producción que es la tierra.
Dado que la gran mayoría de habitantes de las tierras ocupadas y colonizadas previo a la
revolución eran blancos, el nuevo estado-nación era genuinamente representativo de la
mayoría de la población. Los negros fueron utilizados como fuerza de trabajo gratuita, eran
una minoría.
La situación de los países ubicados en el Cono Sur fue similar a la trayectoria estadounidense.
Los indios en su mayoría tampoco fueron integrados a la sociedad colonial y también la
población negra fue minoritaria durante esa época. También los nuevos dominantes
consideraron necesaria la conquista del territorio que los indios poblaban y el exterminio de
estos como forma expeditiva de homogenizar la población naciónal y de ese modo facilitar el
proceso de constitución de un estado-nación moderno y a la europea.