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Salmo 6

Este salmo es llamado comúnmente el primero de los «Salmos penitenciales», ya que su lenguaje se corresponde
con el lenguaje de un creyente penitente. Se ve que el autor manifiesta constricción, humillación, aborrecimiento
del pecado, que busca el perdón de Dios y ser a la vez librado de la vergüenza ante sus enemigos.

La autoría del salmo está atribuida a David, según la tradición judía, como lo vemos en el título hebreo.

Si esta tradición es correcta hay al menos dos ocasiones sobresalientes en las que David pecó contra Dios y fue
objeto de su disciplina pública de Dios:

• La primera ocasión fue cuando pecó contra Urías heteo, acostándose con su mujer, y luego asesinándole.
Ese fue un pecado muy notorio de David que le costó ser duramente disciplinado por Dios, al punto que el Señor
tuvo que enviar un profeta a amonestarle y a profetizarle la muerte de su hijo recién nacido, como parte de la
disciplina.

• La otra ocasión fue cuando censó al pueblo y contó con orgullo a los hombres que podían componer el
ejército de Israel, probablemente asumiendo que la estabilidad de su reino se encontraba en su poderío militar y
no en el cuidado de Dios. Y aquí también fue duramente disciplinado, viendo la muerte de 60 000 hombres de su
pueblo por su pecado.

En ambas ocasiones David se humilló ante Dios y buscó su perdón apelando a su misericordia de una forma muy
similar a como vemos en este salmo. Así que es muy probable que el salmo 6 haya sido compuesto en alguna de
estas dos ocasiones en las que vio la mano de Dios afligirle y corregirle, y se volvió al Señor de una forma
penitente.

Básicamente el contenido del salmo gira en torno a esta temática. El poema nos muestra como un verdadero
creyente, sumamente afligido por su pecado se reconcilia con Dios y encuentra el perdón y la paz de su alma.

Y David nos habla aquí de cuatro cosas relacionadas con este proceso de reconciliación con Dios que él
experimentó:

I. La esencia de la reconciliación.
La esencia de la reconciliación fue es y será la confesión. Y es por ahí que comienza David en este salmo:
Admitiendo y reconociendo su pecado. verso 1 "Jehová, no me reprendas en tu enojo, Ni me castigues con tu
ira."

La idea literal de este texto es “castígame, y corrígeme, pero no lo hagas en medio de tu ira”. David no quería
librarse de la disciplina correctiva del Señor, sino de su ira. Él sabía que había hecho lo malo y que eso requería
una justa dosis de disciplina. Lo único que deseaba era que tal cosa fuese hecha con un espíritu paternal. Y es por
eso por lo que ora.

La actitud de David aquí no fue la de Adán, que trató de ocultar su pecado del Creador escondiéndose entre los
matorrales. David, más bien, fue franco y abierto con Dios confesando su pecado.
A la larga no hay nada que podamos esconder de Dios. Podemos engañar a nuestros hermanos, amigos, familiares,
pero no a Dios. De modo que nuestra mejor y única defensa razonable delante de él cuando pecamos es abrirle
con franqueza nuestro corazón y confesar humildemente nuestra maldad, confiando en la promesa de que si
confesamos nuestros pecados él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados y limpiarnos de toda maldad.

Un siervo del pasado decía: “Al presentarte delante de Dios, el argumento más poderoso que puedes usar es la
confesión de tu necesidad, tu pobreza, tu miseria, e impotencia, lo cual te abrirá la puerta delante de su trono.
El mendigo echado muestra sus llagas a la vista del mundo para moverle a compasión. Así llevemos nuestras
desgracias ante Dios, para que Él, como el compasivo samaritano, a la vista de nuestras heridas, pueda
ayudarnos a su tiempo debido.” (Archibald Symson)
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Así que la esencia de la reconciliación con Dios es la confesión humilde.


Pero en el salmo, no solo vemos la esencia de la reconciliación de David con Dios, sino que también vemos…

B. El fundamento de esa reconciliación.


La misericordia de Dios. Ese fue el fundamento en el que David confió a la hora de buscar la reconciliación con
su Padre celestial. Noten los versos 2-4 Leer…

Los términos hebreos usados aquí, que se traducen “misericordia” provienen de una raíz hebrea que se relaciona
con las palabras “escasez” o “miseria” y la idea es la de “mostrarse compasivo hacia el que es escaso de recursos
o miserable, hacia el que no tiene nada que ofrecer a cambio”.

Y la misericordia es precisamente eso. Es el atributo que capacita a Dios a darle al que no tiene nada que dar, o
hacer bien al que no puede retribuirle, al que no tiene méritos o no merece nada.

Cierto autor traduce uno de este término como “un amor firme o inalterable de parte de Dios”. Es la firme
voluntad que tiene Dios de amar a ciertas personas y hacerles bien sin importar que lo merezcan o no.

Y esa es la disposición que Dios promete tener para con todos aquellos que confiesan sus pecados y buscan
reconciliarse con él. Proverbios 28:13 “El que encubre sus pecados no prosperará; Mas el que los confiesa y
se aparta alcanzará misericordia."

Hermanos, la misericordia de Dios, (esa voluntad de amarnos sin importar sin lo merecemos o no) está disponible
siempre para aquellos que desean sinceramente reconciliarse con él. Esa misericordia es el fundamento sobre el
cual descansa la posibilidad que tenemos los creyentes de reconciliarnos tantas veces como sea necesario con
nuestro Dios, aun cuando no tenemos nada que ofrecer a cambio.

Pero en el salmo no solo vemos… La esencia de la reconciliación de David y El fundamento de esa reconciliación.
Sino que también vemos…. en tercer lugar…

III. La necesidad que él experimentaba de dicha reconciliación.


El pecado rompe nuestra comunión con Dios y nos aleja de él. Un creyente verdadero no podrá permanecer
mucho tiempo en esas circunstancias, porque Dios mismo hará de su vida una verdadera calamidad. Y es
precisamente eso lo que nos describe David en los versos 5-7 Leer…
Estos versículos nos muestran a un David muy diferente al que conocemos. Un David depresivo, agotado de
llorar, pensando en la muerte, temeroso de sus enemigos. Cuando siempre fue un hombre enérgico, optimista,
nada intimidado, en perfecto control de sus emociones.

Pero lo que tenemos aquí no es otra cosa que el cuadro de un creyente que ha perdido su comunión con Dios y
que no tiene fuerzas en sí mismo para enfrentar la vida y los retos que esta le presenta.
Aquí David es poco menos que un guiñapo humano. Y eso es en lo que nos convertimos de espaldas a Dios: nos
convertimos en poco menos que nada. El pastorcito de ovejas que no temía ni al oso ni al león, el muchachito que
desafió al gigante con una honda y unas pocas piedras; el mismo que poco después se montó en un caballo y en
una mañana mató a 200 filisteos para traer los prepucios a Saúl, ahora está lloriqueando en una cama, deprimido,
lleno de temores, pensando que sus enemigos lo van a matar.

Y es que el pecado inconfeso nos neutraliza, nos incapacita, nos transforma, nos drena poco a poco. De ahí que
necesitemos continua y regularmente ponernos a cuentas con Dios. David necesitaba desesperadamente
reconciliarse con Dios.

Y al final del salmo, este hombre comienza a experimentar los resultados de la reconciliación con su Señor que
es lo que vemos en los versos 8-10

IV. Los resultados de la reconciliación.


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Leer vs.8-10… David ha confesado su pecado, ha apelado a la misericordia divina, ha abierto su corazón a Dios
y eso comienza a dar frutos ahora…

Por un lado, David ya no evidencia temor, incertidumbre o falta de fe, sino todo lo contrario, estos versos están
llenos de confianza, esperanza y seguridad.

Por otro lado, a partir del verso 8 ya David no está hablando a Dios de sus problemas, sino que más bien comienza
a hablar a otros acerca de Dios. Y esto habla de un hombre que ha comenzado a disfrutar de su salvación
nuevamente.

¿Qué aprendemos de este salmo 6?


Muchas cosas, pero la principal de ella es que, si somos verdaderos creyentes, debemos saber que así como la
posibilidad de pecar y alejarnos de Dios está cerca de nuestras vidas, la posibilidad de reconciliarnos con él y
comenzar de nuevo también lo está. No seamos orgullosos, sino humildes y vallamos a Él en confesión y
arrepentimiento siempre.

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