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INTERVENCIÓN DEL ACOMPAÑANTE

TERAPÉUTICO EN LAS
DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II.
Código: “05”

Intervención del AT en las diferentes etapas del ciclo vital II.

I. EL AT en la adultez.

Características del trabajo terapéutico con adultos. Función específica del at con adultos,
modalidad, intervenciones, estrategias.

II. El AT en la tercera edad.

Especificaciones en el trabajo con ancianos en el ámbito ambulatorio e institucional.

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TERAPÉUTICO EN LAS
DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II

Código: “05”

1. ROL YIntervención
FUNCIÓN DELdel
ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO
AT en las diferentes etapas del ciclo vital II.

I. EL AT en la adultez
Este período, que se extiende entre los 40 y los 65 años es un momento de transición, de
replanteo de la vida y duelo por varias
pérdidas. Constituye una etapa estresante
para la mayoría de las personas, pero llena
de oportunidades de seguir creciendo y
desarrollándose. Se ha alcanzado la cumbre
vital, por lo que se cuenta con una gran
cuota de poder, y madurez.
Es un tiempo de búsqueda dentro del alma,
de cuestionamiento y evaluación de los
logros alcanzados a lo largo de la vida. Una
vez que se ha hecho el balance acerca del
tiempo vivido, nuevamente se realizan
elecciones. Muchas veces, éstas están definidas por eventos más o menos traumáticos como
divorcio, enfermedad, cambio de ocupación.
Se desarrolla un sentido de urgencia de que el tiempo se esta acabando, y al mismo tiempo se
toma conciencia de la propia mortalidad. De manera que el " como " y " en que " se invierte el
tiempo se convierte en un asunto de gran importancia.
En el plano biológico se produce un estancamiento en el desarrollo y la capacidad
funcional. El cuerpo está más cansado y los cambios fisiológicos que se empiezan a manifestar
pueden tener efectos dramáticos sobre el sentido que la persona tiene de sí misma. Muchas
personas no pueden ver el paso del tiempo con naturalidad y hacen esfuerzos dramáticos para
parecer jóvenes.
Las mujeres entran en la menopausia, y deben hacer el duelo por la pérdida de la fertilidad.
Para muchas es una experiencia displacentera, mientras otras se sienten liberadas porque no
tienen más riesgo de embarazo. Junto con los cambios fisiológicos se producen otros a nivel
psíquico, como síntomas de depresión y ansiedad. Los hombres también ingresan en el
climaterio, pero el cambio en su cuerpo y psiquismo es mucho menos brusco. Tienen que
superar el decaimiento de su funcionamiento biológico y su vigor en general.
Uno de los dilemas humanos surge en la etapa de la mitad de la vida. En este momento el
hombre ha progresado en status y posición y se vuelve más atractivo para las mujeres jóvenes,
mientras que las mujeres de la misma edad, cuya autoestima depende más de su apariencia
física se sienten menos atractivas para los hombres.
Simultáneamente aumentan las demandas y
exigencias en otros planos. En muchos casos
aparece lo que se conoce como " síndrome de nido
vacío ", que se produce cuando el hijo menor se va a
vivir sólo y los padres sienten la casa deshabitada. Y
por otro lado se suma el cuidado de los propios
padres que han envejecido y algunos se enferman.
Estas responsabilidades suponen además mayores
gastos económicos.
Muchas mujeres, ya liberadas de la necesidad de
ocuparse de sus hijos, pueden empezar a desarrollar
otras actividades. Los hombres, en cambio han
llegado a su más alta cuota profesional. Esto implica
un cambio en las actividades de ambos, porque las
mujeres encuentran por primera vez tiempo para
dedicarse a lo que les plazca. Muchas deciden retomar
su profesión y otras prefieren comenzar a desarrollar
aptitudes que hasta el momento habían sido relegadas.
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La irremediabilidad de la muerte se hace presente. Se descubre que la muerte es inevitable y


no puede eludirse. Lo decisivo será la manera en que cada uno pueda enfrentase a su destino.
Mientras algunos son conscientes de su finitud, otros prefieren evadirla. Quienes sean capaces de
elaborar la muerte aprovecharán esta etapa para construir estructuras perdurables en el tiempo.
Existen varias formas de trascender la experiencia, a través de los logros de los hijos, los
proyectos, la participación en actividades políticas o religiosas, la propia empresa, etc.
Llegada la edad media con su consabida crisis de finitud, el pensamiento se hace más relativo.
La conciencia de finitud lleva al balance de lo vivido. Las personas suelen plantearse acerca de la
manera en que se ha empleado el tiempo vivido. Cuanto menos satisfactorio haya sido, más
profundo será el repudio hacia sí mismos.
La pérdida del cuerpo joven, la nueva responsabilidad de cuidar de los ancianos y de guiar la
generación futura, induce a la gran mayoría a hacer una revisión del pasado. Se analiza cómo
ha transcurrido la propia vida y cómo se quiere continuar.
Esto sucede en varios aspectos, como en la vida matrimonial o en la actividad laboral. Es
frecuente la sensación de que las expectativas que uno se había propuesto no han sido
alcanzadas, lo que conduce muchas veces a un replanteo en el estilo de vida seguido hasta el
momento.
Pero así como se analizan los tiempos pasados también se construyen planes para el futuro.
Se hace un balance de lo vivido hasta el momento y se cuestiona cómo continuará la propia
existencia. Aparece, también, la necesidad de recuperar el tiempo perdido y vivir los años que
quedan de una manera distinta.
Los casos más frecuentes
Se han presentado algunas características generales con los que puede trabajar
de esta etapa. un at en esta etapa de la
vida son: depresiones,
En cada una de ellas las estrategias se irán psicosis, adicciones, fobias,
delineando según las características del paciente, su entre otros.
contexto y posibilidades. En próximas unidades del
presente curso se profundizará sobre ellas.

Ahora bien, destacamos que lo primordial en el AT es el establecimiento del vínculo terapéutico,


que se produce a partir de un encuentro con otro. Este encuentro es posible a partir de la
disponibilidad que ambos posean para construir juntos un espacio vincular común.

Tomaremos ahora un artículo de la Lic. Nora Susana


Lo primordial en el Cavagna “El contacto corporal en el acompañamiento
terapéutico”, ya que dicho aspecto cobra relevancia
AT es el para el at que trabaje con adultos.
establecimiento del
vínculo terapéutico. “Si bien nos comunicamos todo el tiempo y a
menudo sin hablar, probablemente la comunicación
no verbal sea responsable de más de lo que sucede
entre los seres humanos que el hablar mismo.
"El cuerpo no miente", dice un viejo proverbio y con razón. Precisamente porque representa un
código de comunicación privilegiado, el "lenguaje del cuerpo" resulta más revelador que el verbal.
Esta concepción se agiganta en el caso de los enfermos mentales, ya que muchos han perdido
una parte de la gama total de las expresiones emocionales humanas. Los síntomas descriptos con
palabras por el sujeto perturbado se complementan
con sus aspectos no verbales y con el "lenguaje de El "lenguaje del
los hechos".
Sin embargo, decimos que el lenguaje del cuerpo no cuerpo" resulta más
engaña, pero sólo si el observador sabe leerlo y revelador que el
descifrar sus mensajes. ¿De qué manera?
Interactuando y sintiendo cómo siente la otra verbal.
persona, aunque no lo que siente, porque las
emociones son algo privado y subjetivo. Así, esto
constituye un proceso empático que permite descifrar los estados emocionales del otro y
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reaccionar frente a ellos en el intercambio afectivo. Por lo tanto, para leer el lenguaje corporal se
necesita estar en contacto con el propio cuerpo y ser sensible a su expresión.
Justamente, el acompañante terapéutico es un agente de salud entrenado para realizar
básicamente una tarea de contención a pacientes crónicos y agudos; en un nivel vivencial, no
interpretativo, y para el cual debe poner el cuerpo y constituir una presencia receptiva, cálida y
confiable. Trabaja insertado en un equipo terapéutico interdisciplinario siguiendo las consignas del
terapeuta de cabecera. Este enfoque de mínima distancia y gran disponibilidad afectiva favorece
una mayor eficiencia terapéutica.
Tocar a un paciente supone mucho más que técnica, ya que al hacerlo la experiencia es
inevitablemente mutua.
Los estímulos corporales se pueden definir tanto en función de las "sensaciones" que generan
como de las "intenciones" de quien los provoca. Los enfermos mentales suelen tener un grado tal
de sensibilidad y percepción, que aprecian sin dificultad la diferencia entre un contacto firme y
otro acartonado, o entre uno mecánico y otro lleno de sentimiento y afecto.
Ahora bien, ¿a qué se debe que la estimulación táctil aplicada en forma de contacto, caricias o
abrazos ejerza tan extraordinario influjo en los trastornos emocionales? La explicación es que
justamente resulta esencial para el crecimiento y desarrollo físico y de la conducta, existiendo
una relación directa entre las experiencias táctiles vividas durante la infancia (sólo basta recordar
las realizadas por Spitz y Harlow al respecto) y el tacto demostrado en la edad adulta. Por lo
tanto el contacto físico es importante para el bienestar emocional y corporal durante toda la vida.

La satisfacción de las necesidades cutáneas confiere a toda edad la sensación de seguridad y de


que se es apreciado.
Los significados asignados al contacto táctil varían de acuerdo con:
1) La parte del cuerpo tocada (espalda, cabeza, pecho, cara, manos, hombros);
2) El tiempo que dura ese contacto;
3) La fuerza aplicada, por ejemplo una caricia puede causar cosquillas, y si se la repite puede
convertirse en algo doloroso;
4) La frecuencia del toque;
5) El modo de tocar: abrazar, palmear, sostener, besar, guiar, apoyarse, acariciar y enlazarse.

En el ser humano el tacto se halla repartido por toda la superficie cutánea, pero está
especialmente desarrollado en la yema de los dedos y en los labios. Así, el lactante aprehende
tanto el mundo que lo rodea como los alimentos que ingiere merced a sus labios, y éstos
representan durante los primeros meses la única vía de conocimiento. En virtud de ello, pronto
adquiere el hábito de aplicar los labios contra los objetos, y más adelante usa la yema de los
dedos y la palma de las manos. Por lo tanto aprende antes a tocar que a ver.
La palabra tacto podría definirse como la acción de tocar con la mano u otra parte del cuerpo, es
decir como el acto de sentir ciertas cualidades de un objeto mediante su contacto con la piel. A
este respecto conviene hacer hincapié sobre la importancia que reviste el hecho de sentir, ya que
si bien el tacto no es en sí un afecto, sus elementos sensoriales
provocan alteraciones nerviosas, glandulares, musculares y
mentales cuya combinación denominamos "emoción". Basta con
tomarle la mano a una persona sometida a una situación angustiosa
para reducir considerablemente su ansiedad e instaurar un clima de
tranquilidad y mutua confianza.

Pero, el saber cuándo y cómo realizar ese contacto corporal,


respetando los tiempos del paciente, su espacio corporal, sus
ritmos, la distancia óptima, sus tiempos y el acercamiento
apropiados, sin dejar de tener en cuenta el cuadro psicopatológico y
el momento en el que se encuentra el enfermo, serán cruciales para
que el acompañamiento resulte efectivamente terapéutico.
Al conocer al paciente que deberá ser acompañado
terapéuticamente, las primeras impresiones que se registran son
reacciones corporales que se tiende a pasar por alto con el tiempo al
concentrarse en sus palabras y acciones, sin embargo revisten el
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valor de lo auténtico y genuino. A pesar de todo, el saludo inicial deja sus huellas. A su vez, el
habla es algo más que palabras y frases, ya que comprende la inflexión de la voz, el ritmo y el
gesto, el cual añade riqueza al lenguaje y a la expresión. Incluso el silencio también dice cosas
sobre esa persona.
Los ojos tienen una doble función: son un órgano de visión, pero también de contacto.
Precisamente el contacto ocular
es una de las formas más
íntimas que pueden
establecerse de contacto entre
dos personas, y las miradas
suelen resultar más poderosas
que las palabras. Cuando se
encuentran las miradas hay una
sensación de contacto físico
entre ellas. Su cualidad y valor
depende de la expresión de los
ojos. Puede ser tan dura y
fuerte como una bofetada o tan
dulce como una caricia. Mucha
gente evita todo contacto ocular
porque tiene miedo de que sus
ojos puedan ser reveladores. Y
otros se turban al permitir que
otra persona escudriñe en sus
sentimientos. Es por eso que se
debe ser cuidadoso de no clavar los ojos cierto tiempo en la persona enferma, ya que puede
evitar o desalentar el contacto con ella. Cuando un paciente se aísla, sus ojos no miran ni se
interesan por el mundo que lo rodea. Lo ven, pero sin excitación ni sentimiento alguno,
percibiéndose inmediatamente la falta de contacto. El procurar establecer contacto ocular con él
constantemente, comenzando por una mirada breve y receptiva, desviando después la vista,
ayuda a averiguar lo que está pasando por él de momento a momento, y a su vez le proporciona
la seguridad de que se está a su lado.
Es posible entablar contacto con las personas que sufren trastornos mentales si se emplea
suficiente paciencia y comprensión. Empezando por tener en cuenta el espacio personal que
necesita cada paciente en particular. En general los hombres mantienen una cierta distancia entre
ellos mismos y los otros, según sea el tipo de relación y la situación. Una especie de burbuja
invisible rodea a cada individuo, representando su margen de seguridad. Si alguien la atraviesa,
la respuesta puede ser retroceder, irritarse o tener una vaga sensación de malestar y un
intento automático de restablecer la distancia previa. Los pacientes esquizofrénicos por ejemplo
necesitan de una mayor distancia para sentirse cómodos. Por eso al aproximarse a un enfermo de
este tipo es crucial dejarle un amplio espacio para que pueda alejarse, ya que su terror es a
fundirse y disolverse en una pérdida de límites. Contrariamente a las personas que padecen
fobias, con las que el espacio deberá ser estrecho para generarles mayor seguridad. Y en todos
los casos se evaluará cuidadosamente el grado de proximidad que cada paciente pueda tolerar
con comodidad en sus diferentes momentos. La "distancia ideal u óptima" es el punto en el que el
acompañante terapéutico pueda entender, pero no en el que se pueda quedar.
A veces los tiempos y ritmos de un enfermo resultan sumamente lentos y en otros imposibles de
seguir, como es el caso de los estados maníacos.
De todas maneras, si bien el contacto con otra piel tiene un efecto tranquilizador y energizante,
los acercamientos deberán ser "graduales" y "cautelosos". Probando y buscando la manera de ser
aceptado en un juego de aceptación-rechazo, en el que el paciente pondrá a prueba a su
acompañante terapéutico, para comprobar si lo va a poder sostener y soportar. En ese intento el
acompañante terapéutico apelará a distintos tipos de contacto, dejando de lado el tabú de que el
contacto físico está asociado con la genitalidad, y de que vive en una sociedad de "no contacto".
A su vez procurará que el paciente venza el temor a ser rechazado al tocar a su acompañante
terapéutico y se acerque para romper con su sentimiento de aislamiento y soledad. Se puede
acariciar con la mirada o con una sonrisa que es el puente más corto entre dos personas.
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Aproximarse de a poco y probar primero con un leve contacto de la mano, puede ser un buen
comienzo si el enfermo lo admite. De todos modos al acercarse a una persona que vive al borde
de la desintegración, es esencial encontrar un cierto equilibrio entre dar demasiado o demasiado
poco. Ya que cuando la patología resulta más grave y más regresivo está el paciente, más
también se tiene que poner el cuerpo. Pero cuanto mayor es el acercamiento, mayor también es
el compromiso. Así, algunos necesitarán ser acunados en una función de maternaje y otros, que
se los mantenga a una determinada distancia con límites precisos, como en el caso de los
adictos.

Sin embargo, hay que saber en qué momento acariciar, teniendo en cuenta el estado del paciente
y la parte corporal que se elige. Por ejemplo tocar una zona próxima a los genitales como el
muslo puede provocar erotización o agresión.

Resulta imprescindible que el acompañante terapéutico mantenga una "disposición expectante"


por la cual se halle dispuesto, alerta y listo para salir a la arena y atajar en cualquier momento
las situaciones que se le presenten. Si bien los pasos del enfermo pueden ser vacilantes o
tímidos, también es esperable que pueda ocurrir una reacción violenta y agresiva, cuando no
emociones sexuales presentadas de manera sutil o directa. Constituye una regla de ética
profesional el que no pueda haber una relación sexual con los pacientes ni agresiones de ninguna
clase. Pero el acompañante terapéutico puede
verse enredado y entrar en el juego por Las dos situaciones más
sentimientos personales, entorpeciendo así la difíciles de enfrentar por parte
relación, y no pudiendo poner ni ponerse límites. de los acompañantes
terapéuticos, sean hombres o
No deberá asustarse por las fantasías que le mujeres quienes los realicen,
surjan al respecto, pero sí estando cercano a la son la agresividad y la
acción. Estos temas necesitarán ser hablados y sexualidad.
trabajados con el equipo terapéutico, el cual es el
indicado junto con quien lo supervisa, de
rescatarlo de su ceguera.

Por último, el abrazo es la forma de contacto humano que contiene más al otro y produce alivio al
compartir. Abrazar es una respuesta natural para demostrar distintos sentimientos. A veces para
calmar miedos, angustias, dar seguridad y protección.

El acompañante terapéutico tenderá a regularle al enfermo los intercambios afectivos en una


forma más adecuada, a través de un "vínculo" diferente a los que tuvo anteriormente, con la
intención de mejorar las relaciones del paciente y ayudarlo a reformular el desarrollo de una
personalidad más armónica con su medio.

De todo lo dicho hasta aquí se desprende lo comprometido de la tarea de ser acompañante


terapéutico. Cuando se toca corporalmente a otro con fines terapéuticos, se levantan emociones,
se crean compromisos, se requiere presencia e inclusión en ese vínculo, entrega, respeto y
consideración por el otro, como alguien valioso a quien se intenta comprender y ayudar. “

Bibliografía
Mark L. Knapp, La comunicación no verbal, Barcelona, Paidós, 1992.
W. Pasini, Intimidad, Buenos Aires, Paidós, 1992.
Ashley Montagu, El sentido del tacto, Aguilar.
Jürgen Ruesch, Comunicación terapéutica, Buenos Aires, Paidós, 1980.
N. Cavagna, "¿Qué es el acompañamiento terapéutico?", Dinámica, año 1, vol. 1, Nº 1, octubre
de 1994.
Michael Argyle, Análisis de la interacción, Buenos Aires, Amorrortu.

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Tomamos la siguiente cita del Lic. Fariña, que si bien plantea cuestiones atinentes a la
psicoterapia, nos puede ayudar a pensar acerca de la función del acompañante terapéutico con
adultos.

"Para que la psicoterapia pueda ser un lugar de encuentro y acompañamiento, tiene que ser
primero un lugar de hospitalidad. Un lugar que le permita a uno sentirse como en casa, seguro, y
al mismo tiempo invitado a abrirse, esperanzado. Como la hospitalidad implica tanto la
interioridad como la comunidad, es el lugar apropiado para intentar la necesaria y arriesgada
empresa de caminar juntos una parte de nuestras vidas."

Lic. A. Fariña Videla

II. El acompañamiento terapéutico en la tercera edad

En el presente apartado se desarrollaran algunos aspectos descriptivos y generales de esta etapa


en particular, y luego se plantearan ciertas cuestiones a tener en cuenta en el trabajo
terapéutico.

En ocasiones se suele conceptuar a la vejez como un hecho puramente biológico y como antesala
al fin de la vida, y no como un proceso que brinda una etapa para la vida.

El proceso del envejecimiento rechaza definiciones fáciles, por lo menos en términos biológicos ya
posee importantes connotaciones emocionales y médicas y conlleva numerosos interrogantes. La
conceptualización al respecto ha cambiado a lo largo de la historia.

Se puede decir que el envejecimiento es un proceso multidimensional, de allí su complejidad y la


necesidad de que todo el equipo de salud conozca las dimensiones básicas del envejecer.

Algunos autores distinguen la vejez del envejecimiento. Haciendo referencia a que la Vejez se
refiere a una fase del desarrollo y el envejecimiento es un proceso de carácter evolutivo y
dinámico.

Es necesario distinguir entre el envejecimiento en su curso normal y las enfermedades


relacionadas con la vejez.
La vejez es el último período del ciclo vital, se El envejecimiento
vivencian estados de mayor vulnerabilidad, que se
ve influenciados por el deterioro físico.
es un proceso
multidimensional.
El envejecimiento produce cambios:
 Morfológicos.
 Fisiológicos.
 Psicológicos.
 Alteraciones de las funciones físicas, mentales y del comportamiento.
 En la relación paciente-entorno-familia.

En esta etapa de la vida, los cambios se pueden sintetizar en tres grandes áreas:
 CAMBIOS FUNCIONALES FÍSICOS
 CAMBIOS DE LAS FUNCIONES PSIQUICAS
 CAMBIOS EN EL ÁMBITO SOCIAL Y DE RELACIONES

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En relación a los primeros, se pueden observar los siguientes:


 Disminución de la capacidad de adaptación a los esfuerzos por modificaciones en las
funciones digestiva, renal, respiratoria y cardiovascular. Disminuye irregularmente la
fuerza muscular, dependiente de la modalidad que tenga la persona.
 Cambios a nivel del sistema nervioso central (alteraciones morfológicas, metabólicas y
neuroquímicas)

En relación a los segundos, se pueden mencionar:


 Trastornos de la memoria. Mayor dificultad para recordar hechos recientes (Disminución
de la memoria de fijación).
 Disminución de la agudeza sensorial y sensitiva.
 Enlentecimiento de los procesos mentales.
 Trastornos de la atención. Deterioro de la atención espontánea.
 Fallas en la capacidad de síntesis (relatos reiterativos, etc)
 Tendencia a ceñirse a una actividad rutinaria.

Cabe aclarar que dichos aspectos se describen de manera general pero se sostiene que se
expresan de manera particular en cada persona debido a su singularidad y a su propio proceso.

En relación a los cambios a nivel social o vincular, tomaremos un artículo para poder visualizarlos.

Sábado 24 de abril de 2010 | Publicado en edición impresa


Tercera edad / Representan el 23% de la población porteña
Sebastián A. Ríos LA NACION 2
Claves para convivir con mayores
Repensar sus capacidades y sus necesidades permite lograr una mejor convivencia, afirman
especialistas
"Si todas las edades tienen sus mitos, es en la tercera edad donde encontramos más mitos que
en todas las demás: que los viejos no pueden aprender, que no pueden trabajar, que no tienen
sexualidad y que lo peor que hay es convivir con un viejo", enumera el doctor Claudio García
Pintos, doctor en psicología y profesor de la Universidad Católica Argentina (UCA).
"Pero ¿es difícil convivir con las personas mayores, o lo que es difícil es la convivencia en sí?", se
pregunta García Pintos, que propone repensar la tercera edad para despejar los mitos en torno a
la convivencia con los mayores que, según muestra la Encuesta Nacional de Hogares 2008,
representan el 23% de la población de la ciudad de Buenos Aires.
"Contrariamente a lo que la cultura nos dice, que es una etapa de pérdidas, la vejez es una etapa
de plenitudes: es la edad del dar -afirma-. Así como en la niñez la necesidad fundamental es
recibir, porque se está constituyendo la personalidad, y en la adultez es compartir, ya que es la
etapa de los proyectos, la tercera edad es la edad de dar. El viejo está lleno de vida, experiencia
y sabiduría, y la necesidad que tiene es de vaciarse, de entregarse, de dar."
Basta con acercarse a los voluntariados y ver lo numerosa y productiva que es la participación de
los mayores para corroborarlo, según propone García Pintos. "Si la familia comprende que dar es
la necesidad primordial de una persona mayor, la convivencia podrá ser diferente."
Como cualquier otro integrante de la familia, la persona mayor también necesita participar de la
familia. "Cuando hablamos a espaldas del abuelo; cuando comemos a distintas horas que él;
cuando no le decimos lo que pasa (lo bueno y lo malo), le hacemos mal: él necesita sentirse
parte de la familia", advierte.
Y como cualquier otro integrante de la familia, también puede participar de las tareas cotidianas.
"Hay un mito muy fuerte, y es que las personas mayores no tienen capacidad de trabajo, lo que
es falso. En la familia hay que permitir y fomentar que los mayores tengan responsabilidades
dentro del hogar: darles espacios para que puedan seguir desarrollando sus capacidades;
promover que hagan cursos, que participen de voluntariados o en la parroquia", aconseja García
Pintos.Otra necesidad básica que no siempre es advertida es el respeto a la intimidad: "Las
señoras mayores que tienen a un cuidador te dicen: «¿Sabe lo que es que venga alguien y meta
la mano en el cajón de la ropa interior?”.Es muy común que se trate a las personas mayores
como si no tuvieran pudor o intimidad.” 1

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Se han desarrollado ciertos SINDROMES que se observan con mayor frecuencia en los adultos
mayores, entre ellos se mencionan los siguientes 1

HIPERSOMNIA
Se caracteriza por sueño excesivo. En oposición a la narcolepsia, el sueño no es irresistible, no
tiene síntomas auxiliares pero, frecuentemente es mucho más prolongado. Su signo más
característico es la confusión post-despertar.
La HIPERSOMNIA CRONICA puede ser un síntoma de anormalidad del S.N.C. como por ejemplo
traumatismo de cráneo, tumor cerebral, o trastornos cerebrovasculares. También puede ser un
síntoma de trastornos psíquicos, como por ejemplo en la depresión, en la que representa un
escape del stress de la vida diaria.

INSOMNIO
Es uno de los trastornos más frecuentes, pudiendo consistir en:
 Dificultad para dormirse.
 Dificultad para continuar durmiendo.
 Despertar frecuente.

Esto puede presentarse en forma combinada.


Se asocia frecuentemente con trastornos clínicos (dolor o disconfort físico), con trastornos
emocionales, correspondiendo los rangos más elevados para Depresión, sociopatías, conductas
obsesivo-compulsivas y tendencias esquizofrénicas.
Los acompañantes terapéuticos que trabajan con adultos mayores pueden observar dichos
signos. Es importante destacar, que en ocasiones
suelen incorporarse un at en casos de adultos Los acompañantes terapéuticos
mayores sanos, con objetivos específicos y suelen incorporarse en casos de
particulares. Asimismo, también la demanda de adultos mayores sanos,
los ats en esta etapa de la vida puede ser para también puede ser para
acompañar a pacientes con algún diagnóstico, acompañar a pacientes con
patología o dificultad. Las más frecuentes son: algún diagnóstico, patología o
enfermedad de alzheimer, depresión, deterioros dificultad.
cognitivos, demencias, etc.

ENFERMEDAD DE ALZHEIMER
Descrita por Alzheimer en el año 1906. Atrofia difusa de la corteza cerebral, edad entre 50 y 60
años. Igual frecuencia en ambos sexos.

Periodo de comienzo
Cefaleas, mareos, irritabilidad, ansiedad. Amnesia de
fijación. Trastornos de conducta. Perplejidad y
ANGUSTIA.

Periodo de estado
Atención muy debilitada. Amnesia de fijación y
evocación. Desorientación temporo- espacial. Torpeza en
las elaboraciones intelectuales. Expresión perpleja,
amable, sonriente, sonrisa estúpida. Agnosia
(desconocimiento hasta de los objetos más corrientes).
Apraxia (imposibilidad de adaptar los movimientos
necesarios para ejecutar un acto) Afasia (mutismo por
falta de iniciativa).

Periodo terminal
Demencia profunda, gran embrutecimiento. Vida vegetativa. Evolución en 4 o 5 años. Formas
larvadas hasta 10 y más años.

1
Curso de Asistente Gerontologico.www.capacitacionensalud.com
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La enfermedad de Alzheimer, es una enfermedad atrófica cerebral difusa de circunstancias


hereditarias aún no aclaradas. Puede explicarse de la mejor manera considerándola como una
forma insólita de presentación en forma precoz de la demencia senil, con la que clínicamente
tiene mucha semejanza.
Como ella, muchas veces falta en la historia previa antecedentes de cefaleas, vértigo y
somnolencia.
En el primer momento de la enfermedad de Alzheimer
aparece, ya hacia los 50 años y en algunos casos antes,
una debilidad aperceptiva que, junto con el
empobrecimiento de la expresión verbal y del acerbo de
conceptos y vocablos, da un cuadro muy característico.

Al principio aún se logra, hasta cierto punto, los


rendimientos profesionales de la rutina diaria, pero aun así
surge algún desorden porque el sujeto olvida, por ejemplo,
que hace horas ha terminado lo que quiere acometer.
Nombres, cifras, fechas, horas, todo se confunde y olvida
paulatinamente.
Al final, también es defectuosa la orientación en el círculo
de la vida acostumbrado y habitual.
Que algunas personas ajenas no noten esto hasta muy
tarde algunas veces, se debe a que la esfera del ánimo de
los enfermos no esta perturbada o lo está poco por largo
tiempo, a que reaccionan rápida y adecuadamente a la afabilidad que se tiene con ellos en la
conversación, a que aún disponen de la mímica y de los gestos con los que denotan interés y
simpatía por los acontecimientos del ambiente, ya que aún conservan una curiosidad diríamos
“adecuada”. En cambio está completamente perdida la facultad de incorporar en una conexión de
sentido lo vivenciado en cada caso, es decir su registro y conservación.
En la anamnesis objetiva de mujeres se aprecia siempre como característico el modo progresivo
de perder la facultad de ordenar las tareas domésticas más habituales. Ya no pueden abarcar en
la memoria lo que necesitan para hacer la comida, las provisiones que hay en la casa, etc. Lo
que al principio es un trastorno de discernimiento superior cada vez se convierte más en una
profunda demencia general.
Hemos hablado de que la vida afectiva parece estar durante cierto tiempo libre de la influencia de
la grave enfermedad cerebral, ha de entenderse así con reservas ya que conocemos el síndrome
de la “indiferencia” ante los propios fallos, puede ser muy divertido, pero llorar cuando percibe un
fallo consolándose, por supuesto con la mayor rapidez.
Lo mismo que en la demencia senil, los estados de confusión e inquietud nocturna son a veces
factores peligrosos que deben ser motivo de hospitalización. De otro modo, pueden ser fatales
las llaves abiertas de gas y del agua, las estufas eléctricas enchufadas, hasta quemarse, etc.
Naturalmente, no todos los enfermos muestran la frecuente variedad “amable” de la demencia.
Sobre todo al aumentar la afección, se tornan excitables, golpean puerilmente o en periodos más
leves, como numerosos dementes seniles, tienen alterado el carácter en el sentido de lo
egocéntrico.

Se vuelven intransigentes.
A veces se caracterizan por una monotonía hipocondríaca.
Otros desarrollan delirios de persecución y perjuicio.
La desorientación inherente al trastorno aperceptivo de grado intenso, junto con la creciente
torpeza mental y los síntomas focales de carácter afásico y apráxico dejan cada vez más
desvalido a los enfermos. Otro signo de deterioro, son los fenómenos reiterativos de la motricidad
y de las expresiones verbales.

10 | P á g i n a
INTERVENCIÓN DEL ACOMPAÑANTE
TERAPÉUTICO EN LAS
DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II

Código: “05”

DEPRESIÓN
Conjunto de manifestaciones conductuales y alteraciones del estado de ánimo que conforman un
desorden mental.

Prevalencia alrededor del 10 % en la comunidad (>60 años)


20 % en las instituciones.

Causas

Actores
Factores ambientales y Factores
Biológicos. situacionales. personales.

Cambios Enfermedades
neurotransmisores físicas. Medicaciones. Genéticas.

SINTOMAS de la DEPRESIÓN
 Humor depresivo  Disminución de la atención y concentración.
 Ideas de culpa, inutilidad, ruina.  Disminución de la voluntad.
 Ideas suicidas.  Anestesia afectiva.
 Ideas hipocondríacas.  Enlentecimiento psicomotriz.
 Trastornos en el sueño nocturno.  Alucinaciones, delirio.
 Anorexia, pérdida de peso.  Aislamiento social.
 Somatizaciones.

 Fomentar actividades placenteras.


 Mirar un paisaje por la ventana.
 Planear salidas.
 Leer.
 Recordar historias – reminiscencias.
 Mantener los ambientes iluminados naturalmente.
Prevención.
 Jugar a las cartas o cualquier juego.
 Charlar.
 Compartir momentos con la familia.
 Recibir cumplidos.
 Cuidar plantas.
 Realizar ejercicios físicos.

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Código: “05”

DEMENCIA
Síndrome, conjunto de manifestaciones que traducen una falla crónica en el funcionamiento
cerebral, y que puede deberse a múltiples características:
a) Nivel de conciencia normal.
b) Ser adquirido.
c) Persistente en el tiempo.
d) Afectar diferentes funciones.
e) Repercusión apreciable.

SINTOMAS DE DEMENCIA

COGNITIVOS CONDUCTUALES

Inteligencia. Depresión.
Memoria. Delirios.
Lenguaje. Agresividad.
Afectividad, etc. FUNCIONALES Inquietud, etc.

Aspectos a considerar en el cuidado y acompañamiento terapéutico con adultos


mayores.
Si bien en otra de las unidades del presente curso se ha desarrollado ciertos aspectos que se
relacionan con el cuidado del acompañante, en el presente apartado se realizará una mención al
respecto, ya que constituye una temática que cobra relevancia en el acompañamiento a adultos
mayores. Con tal fin es se toman los aportes de la Lic. Silvina Ambrosino, coordinadora de los
talleres Cuidar a los que Cuidan, dirigidos a cuidadores de personas con trastornos de memoria.
“Convivir con una persona mayor enferma y, en especial, ante distintos formas de deterioro
cognitivo, como puede ser el Alzheimer u otras demencias, plantea un desafío extra: "El desafío
más grande es cuidar de una persona que cambia o que es diferente de la que era"(…)
"Lo que siempre les decimos a las personas que conviven con personas con trastornos cognitivos
es que lo primero es cuidarse ellos mismos -cuenta-. Es un acto de responsabilidad, no de
egoísmo: si yo no me cuido, ¿quién va a cuidar del paciente?"
"Y cuidarse empieza por aspectos tan básicos como comer bien, dormir bien, higienizarse y cuidar
el aspecto personal", advierte Ambrosino. "Es común que las personas que cuidan a una persona
mayor enferma se propongan que ésta esté bañadita, comidita, prolijita... Pero se empiezan a
olvidar de ellas mismas."
"El arribo de la enfermedad, la llegada del diagnóstico de un deterioro cognitivo, tienen un efecto
arrasador: es como un tsunami -asegura-. Entonces, uno tiene que pararse frente a la
destrucción y reorganizarse en esa nueva realidad que le toca vivir."3

El Dr. García Pintos, en un artículo citado anteriormente, propone ciertas “claves” a tener en
cuenta en el trabajo con adultos mayores:
CLAVES
 Escuchar. "La primera necesidad de una
persona mayor en la casa es ser recibida",
afirma el doctor Claudio García Pintos. "Que  Escuchar.
te sientes un rato a su lado y la escuches.  Alentar.
¿Siempre cuenta lo mismo? Seguro debe de  No sobreproteger.
tener muchas otras cosas por decir: decile  Respetar la cultura.
que te cuente otra cosa", aconseja.
 Alentar. "Con un buen trabajo de
estimulación, la persona mayor puede no
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TERAPÉUTICO EN LAS
DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II

Código: “05”

sólo no perder la memoria, sino mejorarla y continuar aprendiendo", dice García Pintos.
Cursos, carreras universitarias, voluntariados, tareas del hogar... Son innumerables las
actividades que puede realizar.
 No sobreproteger. "Los padres, cuando son grandes, no pasan a ser hijos: siguen siendo
padres. No hay que caer en la sobreprotección porque eso es invalidante para ambos: uno se
convierte en esclavo y el otro, en inválido."
 Respetar la cultura. "Hay que permitir que el viejo conserve su propia cultura: si iba a misa
todos los domingos, ayudarlo a que siga yendo", da como ejemplo

Ahora bien, teniendo en cuenta las características propias de esta etapa y ciertos aportes de
especialistas en relación a cuáles son los medios e instrumentos que podemos utilizar en el
trabajo con los adultos mayores, nos preguntamos: ¿en qué radica la especificidad del at en esta
etapa?, ¿cuál es su función?. Para tal fin, tomaremos los aportes realizados por el Dr. Carlos
Escorza Santos:

Desde el principio de la civilización, las diferentes culturas que han poblado la


tierra se han visto atraídas por el fenómeno del envejecimiento. Por un lado, el
reconocimiento de la sabiduría y experiencia que adquiere el ser humano con el
transcurso de los años, hace que muchos pueblos hayan dado al anciano un
papel indiscutible de liderazgo dentro de la sociedad, pero también han sido
reconocidos por otros pueblos como una carga, ya que se consideran poco
productivos en el ámbito laboral y los cambios fisiológicos propios de la vejez,
llevan a que este grupo de edad, tenga una mayor propensión a desarrollar
ciertas enfermedades y pierda en forma gradual algunas de sus facultades de
la juventud, como consecuencia final, un mayor riesgo de morir o una
inadecuada calidad de vida.4

El autor plantea que quizás uno de las dificultades en la atención de adultos mayores es que
dicho grupo “ofrece una diversidad amplísima, por lo que los proyectos que se diseñen deben
tener como característica central una gran flexibilidad y deberán enfocarse a la funcionalidad, que
se traduce en la capacidad de independencia y en la calidad de vida.”.

Por lo que el equipo de salud debería focalizar su mirada en la “valoración del estado salud-
enfermedad, la planeación y la implementación de las acciones correctivas o de apoyo en el
entorno bio-psico-socio-cultural y espiritual”.

De esta manera se enfatiza en la posibilidad de realizar abordajes de manera integral en los que
“el médico, la enfermera, el auxiliar de clínica, el psicólogo, el administrativo, el agente pastoral,
el asistente social y los familiares, hoy deben trabajar conjuntamente para dar respuestas
adecuadas al enfermo y así hacer brotar la dignidad de su persona por encima de todo”.
En este sentido, podemos agregar también el lugar que podría tener un at que trabaja a partir de
un encuentro particular y único con el acompañado, abierto y disponible para todo lo que en ese
espacio acontezca. Ya que es el rol del at el que se definirá a partir de la singularidad de la
persona a la que se acompañe, teniendo en cuenta su subjetividad y todo lo que ella implica para
el abordaje terapéutico, propiciando así modalidades de vinculación mas alejadas de la
estereotipia, promoviendo aquellas más saludables, más humanas.

El Dr. Escorza Santos, va más alla de lo técnico, y plantea que son los fundamentos humanos y
éticos los que deben constituirse como bases sólidas en el mundo del adulto mayor.

“Desde un punto de vista humano y ético se pueden aportar muchas acciones, todas ellas
apoyadas en los pilares del respeto a la dignidad de la persona humana y la promoción de su
calidad de vida.

Estos conceptos estándar pueden verse impregnados de múltiples tintes ideológicos, culturales o
filosóficos, pero no cabe duda que la “dignidad”, el “valor de la persona” pueden ser los
elementos que aseguren el reconocimiento y el fomento de la vida humana en su totalidad.
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Se intenta presentar algunas claves éticas fundamentales que promuevan comportamientos de


respeto, benevolencia, justicia, equidad y solidaridad, asentándolo especialmente en los pacientes
geriátricos hospitalizados; para influir de manera directa en los diferentes planos de atención,
como son: el físico (biológico), disminuyendo el mayor número de días en el hospital y evitando
así enfermedades nosocomiales; eventos adversos en el plano psicoafectivo, social y espiritual.
Evitar la máxima dependencia con la pasividad y la impotencia que esto genera, ante el
sometimiento y devaluación por la despersonalización que se sufre dentro del hospital, al pasar a
formar parte de un número, una cama y una enfermedad”.

Asimismo, el autor propone la humanización como camino posible en el trabajo con los adultos
mayores. En sus palabras “(…) Hablar de Humanización o de humanizar algunos ambientes
deshumanizados supone partir de una idea, consciente o inconsciente, de cómo debería vivir el
ser humano para realizarse como tal. En este sentido, la humanización de la asistencia en salud
es un tema que, hoy por hoy, preocupa fundamentalmente a los enfermos, a las familias y al
personal de salud (…)”.

En la tarea del acompañante terapéutico dicho aspectos cobra una relevancia particular, ya que
se requiere además de la formación técnica específica, una mirada que contemple al “paciente”,
como otro, una persona. Una mirada que lo humanice.
Actualmente, son muchos los factores que influyen en la deshumanización reinante en la
sociedad, especialmente en el campo de la salud esto tiene un impacto particular ya que “se
están dejando sentir en las principales estancias de la vida humana, y por consiguiente, también
en la relación asistencial con personas que experimentan la enfermedad o el dolor”.

En esta línea es que, el Dr Escorza Santos plantea ciertas conclusiones y propuestas que
retomamos para delinear el campo de trabajo del acompañante terapéutico con adultos mayores.
1. “Establecer una comunicación abierta entre el paciente geriátrico y los profesionales
de salud, es un escollo difícil de salvar en la práctica diaria; por lo que en un hospital, es
necesario sentarse al lado del enfermo y de los familiares, ya que es el primer paso para
establecer una buena comunicación. La comunicación es una herramienta terapéutica
esencial que da acceso al principio de autonomía, al consentimiento informado, a la confianza
mutua, a la seguridad y a la información que el enfermo necesita para ser ayudado y ayudarse
a sí mismo. Y aquí estará una de las funciones del acompañante terapéutico permitiendo
ser el sostén fundamental y primario en el cual el paciente encontrará en él un vínculo
esencial entre el personal de salud, sus familiares y el proceso de su propia enfermedad. Una
buena comunicación en el equipo de salud reduce ostensiblemente el estrés generado en la
actividad diaria. Una familia con accesibilidad a la información de lo que está sucediendo
facilita la atención con el paciente y promueve más soluciones.

2. A veces se asume una función directiva en la organización de salud o en la gestión de algunos


centros hospitalarios, más como afán económico y político que por ofrecer un mejor servicio al
anciano como persona y como paciente, por lo que se generan estereotipos de atención, y ante
el quiebre de modelo sano que sufre por la estereotipia de la enfermedad, se hace imperante
la necesidad de nuevos modelos de identificación que sirvan para que éste pueda
aprender y recrear nuevas formas de relacionarse con su mundo próximo a través de nuevas
vivencias. Por ello los intereses e inquietudes del paciente son el motor principal con
que cuenta el Acompañante Terapéutico para reforzar aquellas áreas donde el enfermo se
muestra débil. Es tarea del acompañante terapéutico estimularlo para crear nuevos intereses
que rompan con antiguos vínculos que sostienen la enfermedad, permitiendo una nueva
manera de afrontar los objetos y situaciones de su mundo real; desprendiendo así, otras
opciones de atención como el Hospital de día, servicios de estancia y/o cuidados mínimos, el
Hospice y la Hospitalización a domicilio entre otras.

3. Se olvida que la persona que cursa con una enfermedad y es dependiente, también tiene su
biografía, valores, familia, ética, fe, angustias, problemas, y nos acercamos a ellos de manera
técnica, fría e impersonal. Es de vital importancia que el Acompañante Terapéutico obtenga
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Código: “05”

información de primera mano sobre la dimensión real del mundo del paciente en una forma
integral, así como las verdaderas significaciones familiares del mismo; donde logrará una
mirada nueva, distinta y global que ayudará en la comprensión y articulación
diagnóstica y pronostica; por lo que la relación médico-paciente será una confianza que se
entrega a una conciencia y facilite la presencia de los familiares, guías espirituales, y la visita
de amigos que lo estimulen para una pronta recuperación, evitando incrementar así los días de
estancia hospitalaria y el abuso o encarnizamiento diagnóstico y terapéutico.

4. La tecnificación, el maquinismo, la protocolización, la burocracia, y otros factores niegan y


despersonalizan cada vez más la realidad individual del paciente, máxime si éste se encuentra
con dependencia psíquica y física. Muchos enfermos necesitan probablemente tecnología
mínima pero, con toda seguridad cuidados máximos”.

A modo de conclusión…
CONCLUSIÓN
A partir de lo desarrollado, es que se hace imprescindible una
concepción de salud desde la perspectiva que contemple al ser
humano en su totalidad, como una persona en todas sus
dimensiones y por lo tanto el abordaje terapéutico estará
orientado a la atención integral y humana.

En este sentido, los equipos de salud, se encuentran frente a un desafío frente a los adultos
mayores.

“(…) Con todo hay que decir que hay un gran desconocimiento del mundo del
paciente geriátrico y del anciano de alto riesgo. Esta es una de las causas
fundamentales que impide un encuentro personal y una relación adecuada. Es
necesario y fundamental sensibilizar al personal de salud y sobre todo al
que se encuentra laborando en un hospital, para que el trato que establezcan
con sus pacientes, este lleno de calidez y calidad humana. ¿Acaso sólo el
“hacer profesional” se reduce exclusivamente a cumplir funciones técnicas
propias u ordenadas por otros, sin más interacción con el enfermo? Creemos
que no. Es sano y valioso tener una gran calidad y competencia profesional,
pero Humanizar la Medicina no quiere decir que seamos más buenos, sino más
capaces y de dar respuestas más adecuadas a las necesidades de las personas
que cursen con alguna enfermedad”. Escorza Santos.

Bibliografía
Ríos, S. (2010) Claves para convivir con mayores. La Nación. Recuperado desde:
http://www.lanacion.com.ar/1257686-claves-para-convivir-con-mayores
Carlos Escorza Santos DE LOS CUIDADOS PALIATIVOS AL ACOMPAÑAMIENTO TERAPEUTICO
ENEL PACIENTE GERIÁTRICO“POR UNA MEDICINA HUMANIZADA”. Recuperado desde:
www.aatra.org.ar/congreso.../Escorza_C_De_CP_AT_GERIATRICO.doc

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Código: “05”

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DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II

Código: “05”

Preguntas de la UNIDAD “05” – INTERVENCIÓN DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO EN LAS


DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II -

Lea atentamente cada pregunta y marque la única opción correcta con un círculo:

1) La adultez suele caracterizarse por:


a) La madurez.
b) El cumplimiento de expectativas laborales.
c) Las relaciones sociales estables.

2) El at deberá prestar especial atención al:


a) Contacto con los amigos del paciente.
b) Contacto corporal con el paciente.
c) Contacto con la familia del paciente.

3) Generalmente, el at en la adultez puede solicitarse en casos de:


a) Depresiones y psicosis.
b) Adicciones y fobias.
c) a y b son correctas.

4) El envejecimiento es:
a) Una fase del ciclo vital.
b) Un proceso de carácter evolutivo y dinámico.
c) Un proceso rígido y uniforme para todas las personas.

5) El envejecimiento produce cambios en distintos niveles, entre los que se distinguen los:
a) Morfológicos, fisiológicos y psicológicos.
b) Morfológicos y corporales.
c) Morfológicos, y psicológicos.

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Código: “05”

Preguntas de la UNIDAD “05” – INTERVENCIÓN DEL ACOMPAÑANTE TERAPÉUTICO EN LAS


DIFERENTES ETAPAS DEL CICLO VITAL II -

Lea atentamente cada pregunta y marque la única opción correcta con un círculo:

6) Se pueden distinguir tres grandes áreas en las que suelen sintetizarse los cambios ocurridos
en esta etapa:
a) Sólo área de la memoria, relaciones sociales y cambios físicos.
b) Funciones psíquicas, relaciones sociales y familiares.
c) Funciones psíquicas, relaciones sociales y funcionalidad física.

7) Una de las enfermedades que puede presentarse en esta etapa es:


a) Enfermedad de Alzheimer.
b) Enfermedad de Apert.
c) Enfermedad de Addison.

8) La depresión se debe a:
a) Una única causa.
b) Múltiples causas.
c) Aspectos de la personalidad.

9) Respecto a la depresión:
a) Puede prevenirse.
b) No puede prevenirse.
c) No hay manera de tratarla.

10) El Dr. Escorza Santos plantea que en el trabajo terapéutico con los ancianos, es
fundamental:
a) El cariño.
b) La comunicación.
c) La atención brindada.

Nota importante:

Estimado alumno, los trabajos prácticos son de autocorrección. La


solución de los mismos Usted las encontrará en el apunte de la siguiente
unidad.

RESPUESTAS CORRECTAS DEL TRABAJO PRÁCTICO ANTERIOR


- UNIDAD 04 -
01 02 03 04 05
c a b b c
06 07 08 09 10
b b c a b

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Formulario de preguntas

Profesor: ________________________________________

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Formulario de preguntas

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