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Resumen
Chiquimula, Guatemala.
PCU – Professional Christian University
1 Tes 5.23 “Y el mismo Dios de paz os santifique por completo; y todo vuestro ser,
espíritu, alma y cuerpo, sea guardado irreprensible para la venida de nuestro Señor
Jesucristo. Para conocer algo más del ser humano necesitamos considerar cómo
estamos constituidos los seres humanos:
1 – ESPÍRITU 2 – ALMA 3 – CUERPO
El ser humano es como el aguacate:
I. NUESTRO CUERPO
Génesis 2.7: “Jehová Dios formó al hombre del polvo de la tierra, sopló aliento de vida y fue el
hombre un ser viviente”. La palabra “cuerpo” se deriva del griego “Soma”. Es la parte material de
nuestro ser, la parte tangible, con la cual nos comunicamos al mundo material que nos rodea.
La ciencia nos enseña que los estados mentales afectan directamente al cuerpo. El 95% de las
enfermedades son “psicosomáticas”. Y la mayoría de las enfermedades cardiovasculares, úlceras
estomacales, riñones son iniciadas en la mente del paciente.
C. Oído: “El que tiene oídos para oír, oiga” Mat. 13.43
Es el sentido de nuestro cuerpo con el que podemos escuchar y producir
todos los sonidos. Debemos escuchar con atención la Palabra de Dios, y
cuidar lo que escuchamos para que no se contaminen nuestros
pensamientos.
A. La Mente:
Es el instrumento de nuestros pensamientos y manifiesta nuestro poder intelectual. Es la fuente de
sabiduría, conocimiento y razonamiento. Es la parte del alma donde radica el temperamento. La
mente humana es semejante a un inmenso témpano de hielo. Lo superficial es el consciente, abajo
está el subconsciente, y más abajo, hasta el fondo, está el
inconsciente.
1. El consciente:
Citas bíblicas que hacen referencia: Salmo 16.7; Juan 8.9;
Romanos 2.15, etc. La mente consciente es capaz de: razonar,
juzgar, planificar, observar y analizar dentro del ámbito racional.
Ahí se generan las ideas o pensamientos, y podemos analizar
nuestra existencia y lo que somos.
B. La Voluntad: “El que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos será el que entrará en el
reino de los cielos” Mateo 7.21
La voluntad está en el alma. Es la que en última instancia hace
cada elección individual sobre si pecamos o no, obedecemos o
no. Es la que elige decir “no” a la tentación. Es ahí donde está
“El Libre Albedrío o determinación” de decidir lo que se desea
hacer.
¿Cómo vivir con las emociones? “Airaos, pero no pequéis, no se ponga el sol sobre vuestro enojo”
Efesios 4.26
1. Reconocer que las emociones siguen aún después de haber nacido de nuevo.
2. Permitir que el poder del Señor Jesucristo tome prioridad.
3. No dejarnos llevar por lo que se ve, sino por la fe
en la Palabra de Dios.
4. Darle lugar al Dominio Propio para que controle
las emociones, pasiones y sentimientos.
C. La Intuición: “… y había ahí una mujer enferma… se le acercó por detrás y tocó el borde de su
manto, porque decía dentro de sí: Si tocare solamente su manto, seré salva” Mat 9- 19 – 21
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Es donde podemos percibir de forma instantánea una situación o ida de manera clara. Es la
capacidad de entender las cosas de manera inmediata. O sea, presentimiento. No tiene lógica, es
algo sobrenatural, Dios lo usa para prevenirnos de situaciones peligrosas.
IV. NECESIDADES DE LAS TRES ÁREAS DEL SER HUMANO Y TRASTORNOS EN LAS TRES ÁREAS DEL SER
HUMANO:
A. Necesidades:
1. Área Somática: son necesarias para vivir, innatas y nacemos con ellas.
2. Área Pneumática: necesarias para establecer una relación armoniosa y amorosa con Dios y el
prójimo.
3. Área Psíquica: son necesarias para
mantener un buen equilibrio
emocional y una salud mental
equiblibrada. Son aprendidas y
adquiridas a través de la
experiencia: pertenencia,
aceptación, y amar y ser amado.
B. Trastornos:
1. Del cuerpo:
Causados por el mal funcionamiento de los órganos corporales o a factores externos e
internos.
2. Del Espíritu: son los que promueven el alejamiento del hombre con Su Creador.
3. Del Alma: también llamados trastornos psicológicos o de personalidad. Son causados por
factores internos y externos que el individuo ha experimentado.
ANALOGÍAS:
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V. LA BIBLIA:
Alternativas para el Alma Herida:
Para presentar el proceso de consejería y sanidad del individuo, lo haremos de manera ilustrada, para
dicho efecto emplearemos una analogía, UN PROCESO MÉDICO:
OPINIÓN PERSONAL
RENÉE G. DE GÁLVEZ
Cuerpo: Soma – carne, huesos, sangre
Alma: psyche – ser viviente – mente.
A. Mente:
El conciente
Sub – consciente o pre – consciente
Inconsciente
B. Voluntad:
C. Emociones:
Positivas
Negativas
Espíritu
A. Comunión
B. La Conciencia
C. Intuición
Hay una íntima relación entre cuerpo, alma y espíritu al punto de que al ser afectado uno de ellos, todos
se afectan. Debemos estar conscientes que: al trabajar con personas, trabajamos con un ser tripartito o
sea, que sus 3 partes son importantes. No podemos consolar el espíritu o el alma si su origen es del
cuerpo o viceversa. Muchas enfermedades, depresiones, por ejemplo; provienen del alma, más que
físicas.
Santiago 5. 14 y 16 nos dice que “La oración de fe salvará al enfermo” por su relación espíritu – cuerpo.
Es por eso que la Biblia presenta la “Inyección del Perdón” cuatro elementos: Mateo 5. 43 – 44. Amad a
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vuestros enemigos es más fácil decirlo que hacerlo. Por que va más allá de dejar pasar la ofensa, es
perdonar, la ofensa primero; y buscar el bien de nuestro enemigo, al punto de que la orar hay que pedir
bendiciones, y yo como ofendido, le hago solo bien (palabra y hecho) al ofensor.
Luego de eso puedo decir que he sanado mi alma y espíritu, entonces vendrá como consecuencia la
sanidad física (cuando esto sea el motivo de la enfermedad) claro. El perdón de pecados es todo al final.
OPINIÓN PERSONAL
ABNER GÁLVEZ
Como seres humanos somos maravillosamente complejos. La Biblia nos dice que la creación más
maravillosa de Dios fue el hombre. El hombre no descendió de una forma animal inferior. Dios lo creó.
“formidables y maravillosas son tus obras” dice el salmo 139. 14.
Somos un ser perfecto. Dios no solamente dotó de un cuerpo a Adán, sino que también le dio la
capacidad de multiplicarse y reproducirse, y de esa manera, todos sus descendientes pudiesen heredar
un cuerpo también como Adán lo tuvo al principio. Nos proveyó de 5 sentidos que combinados nos
hacen estar conscientes de nuestro mundo material – terrenal. Y estar dotados con lo necesario para
vivir una vida plena físicamente hablando.
Dios no solamente nos dio un cuerpo. Sino que también nos dio de un “alma”. Que por razones de
estudio y comprensión la hemos fragmentado en tres partes: Mente, emociones y Voluntad. Con la
mente pensamos y analizamos para tomar decisiones. Nuestra capacidad de inteligencia es altamente
superior. En el alma tenemos esos sentimientos para amar – odiar tanto lo bueno como lo malo;
alegrarnos – entristecernos, etc. Y con la voluntad podemos tener la capacidad de deliberada y
conscientemente tomar elecciones hacia lo bueno y/o lo mano. Eso es libre albedrío.
Nuestro espíritu nos conecta con el Señor. Es esa parte del hombre que es la que nace de nuevo cuando
recibimos a Jesús como nuestro Señor y Salvador. Es ahí donde conocemos a Dios y recibimos Su vida. El
espíritu del hombre fue diseñado por Dios para que el Espíritu Santo tuviera un lugar donde morar en el
hombre. Por eso es que el Espíritu Santo puede venir y morar permanentemente en y con nosotros.
Pero, a consecuencia del pecado. Todo fue distorsionado. Nuestras emociones fueron dañadas. Nuestra
conciencia fue alterada. Nuestro código genético fue degenerado. Nuestro espíritu se desconectó del
Creador. Nuestra mente fue afectada grandemente. De tal manera que reprimimos nuestros
sentimientos y recuerdos en áreas que la psicología ha llamado: inconsciente. Nuestras emociones
muchas veces reinan en nosotros de forma negativa. La voluntad fue condicionada al servicio del pecado.
Y nuestra tendencia de continuo es hacia el mal.
Es ahí donde entra la acción redentora de nuestro Dios por medio de Su Hijo Jesucristo. Por medio de Él
es que somos sanados de toda nuestra deformación mental, moral y espiritual.
Jesucristo nos dejó el remedio. Nos dejó la cura. Se llama: Perdón. Sin importar nuestras necesidades o
trastornos que tengamos en cualquiera de nuestras áreas. Necesitamos eso llamado: “La Inyección del
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Perdón”. La Biblia nos dice: Amad a vuestros enemigos, Bendecid a los que os maldicen, haced bien a los
que os aborrecen, orada por los que os ultrajan”. Mateo 5. 43 – 44.
Solamente ahí, en ese perdón, es donde seremos sanos de todas nuestras heridas para nuestra mente,
alma que hayan sido provocadas por el pecado en nosotros. Es decir que nuestra sanidad corporal
vendrá cuando nuestro ser interior: alma, mente y espíritu, sean sanados. Somos seres que venimos de
ser víctimas a convertirnos en seres redimidos, curados y restaurados por la gracia y misericordia de
nuestro Señor Jesucristo.