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reflexión

Me declaro incompetente.

(Daños colaterales de COVID-19)


Y no por falta de amor, sino por la falta de paciencia, de preparación y
de herramientas pedagógicas. Por momentos Se me olvida que es una
niña de 4años que aunque ya distingue los colores, las formas, e incluso
los números, aunque sigue siendo solo una niña que se sale de la línea al
colorear y que si ella quiere le pinta la cara de color morado al dibujo un
niño aunque “yo crea” que debe de ir en color -piel-.

En el boxeo, me gusta platicar las buenas y no las malas experiencias.


Intento ser muy positiva pero en momentos de profunda frustración
como los vividos estos días, no encuentro lo positivo de levantar a mi
niña de 4años de su profundo sueño para tomar clases en plataformas
educativas para luego jugar a la escuelita en casa.
Me esfuerzo muchísimo, pero lejos de ser una maestra me convierto en
“Tronchatoro” ( la maestra villana de matilda la recuerdan), y sé que el
proceso de aprendizaje que ella recordará por parte de su mamá será
traumático y estresante.

La amo con todo mi ser, ella me enseña el amor incondicional, sincero y


eterno al ser madre.

LUCI es tan increíble y verla llorar por mis exigencias y falta de tacto me
parte el alma. Y sé que su noble y dulce corazón me perdona en el
instante en que le pido disculpas, por que así me lo dice pero yo soy
incapaz de perdonarme a mi misma por tan poca paciencia para con ella.

No tengo problema en enseñarle a amar a una mascota, a tener


compasión por los más necesitados. Ella sabe dar y sabe amar, me
encanta enseñarle el valor del esfuerzo y el trabajo, le enseño a amar a
Dios y a su familia (aún aquella que no es de sangre).

Me gusta llevarla al parque a que corra y salte a buscar el arcoíris entre


el sol y la lluvia.

Sabe orar y como hablarle a Dios, ya que eso la sostendrá en los días
más difíciles; le enseñe su nombre completo y el de sus padres por si un
día se pierde (ojalá nunca sea necesario).

Le he enseñado que sus juguetes son su responsabilidad y por eso debe


cuidarlos y recogerlos.
También que es ejemplo para sus primas(hermanas).

Pero se me ha olvidado que yo soy ejemplo de ella. Y no quiero ser ese


ejemplo, No a base de regaños, gritos e impaciencia. No quiero que vea
en mí a alguien que no sabe dominarse a la hora de enseñar el 1-2-3-4-5,
o el a-b-c-d-e. esa madre con falta de inteligencia emocional.

Nadie me ha enseñado a hacerlo, no sabía que era tan difícil, no sabía lo


poco que valoramos el amor y la vocación de nuestros maestros.
Me declaro incompetente. Y no por falta de amor.

Isabel paredes.

Cuantas veces nos hemos enojado con los maestros y educadores de nuestros hijos
cuantas veces hemos reprochado el valor de la mensualidad o matricula,

Cuántas veces hemos enfrentado a un maestro por llamar la atención o regañar a nuestros
hijos.

Esta crisis mundial nos ha demostrado que los valores los inculcamos en casa los padres
pero la responsabilidad de desarrollarlos en competencias y habilidades solo lo hace ver fácil
un excelente maestro y educador.

Valoremos estos momentos tengamos mucha inteligencia emocional para que el


aprendizaje desde casa de nuestros niños sea lo menos traumático y mas divertido posible.

Disfrutemos del proceso.

Y demos gracias por esa hermosa labor a nuestros maestros, por que si un solo niño nos
vuelve loco que se deja para un maestro con un aula con 20 o más. Niños.

El amor no es la única herramienta y habilidad para ser educador.

Me declaro incompetente.

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